MIRANDO JESÚS EL CUMPLIMIENTO SOCORRIENDO DE LAS … · eterna con Cristo en Su Reino eterno. Por...
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MIRANDOEL CUMPLIMIENTODE LAS PROFECÍAS
Miércoles, 21 de Enero de 2009Chicago, Estados Unidos
Rev. William Soto Santiago, Ph.D.
JESÚSSOCORRIENDO
LA DESCENDENCIADE ABRAHAM
Lunes, 24 de agosto de 2009
Ciudad El Sol, México
Rev. William Soto Santiago, Ph.D.
NOTA AL LECTOREs nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta deeste Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquiererror en este escrito es estrictamente error de audición,transcripción e impresión; y no debe interpretarse como erroresdel Mensaje.El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificadocon las grabaciones del audio o del video.Este folleto debe ser usado solamente para propósitospersonales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 31
Nombre del Señor Jesucristo.
Dejo con ustedes al pastor, reverendo Jorge Hernández
Martínez y en cada nación dejo al ministro correspondiente
para que haga en la misma forma.
Que Dios les bendiga y continúen pasando todos una
noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro
Salvador.
“JESÚS SOCORRIENDO A LA DESCENDENCIA DE
ABRAHAM.”
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.30
En el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su
muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a
Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro
lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está
siendo sepultado; y cuando lo levanta de las aguas
bautismales, está resucitando a una nueva vida, a la Vida
eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo tanto, conociendo el significado del bautismo en
agua del cual San Pedro también dice en Primera de Pedro,
capítulo 3, verso 21 en adelante:
“El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no
quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración
de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de
Jesucristo,
quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios;
y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.”
Ángeles y autoridades celestiales y potestades celestiales,
todo está sujeto a Él, y el mundo entero, todo el Universo está
sujeto a Cristo nuestro Salvador, porque todo poder le ha sido
dado a Cristo al sentarse en el Trono celestial.
Recuerden que en una nación el poder lo tiene el que está
sentado en la silla presidencial, y si es en un país que tiene la
monarquía, el poder lo tiene el que está sentado en el trono de
la realeza, en el trono de ese reino está el poder, y el que esté
sentado ahí como rey, es el que tiene el poder sobre la nación.
Así que, bien pueden ser bautizados, y que Cristo les
bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el
nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la
eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro Salvador.
Continúen pasando una noche feliz, llena de las
bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Dejo con ustedes en esta ocasión al ministro para que así
les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el
JESÚS SOCORRIENDOA LA DESCENDENCIA
DE ABRAHAM
Rev. William Soto Santiago, Ph.D.
Lunes, 24 de agosto de 2009
Ciudad El Sol, México
Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes
y los que están a través del satélite Amazonas o de
internet en diferentes naciones. También un saludo muy
especial al doctor Miguel Bermúdez Marín y también a su
esposa Ruth; y al doctor Salomón Cunha y su esposa, la
doctora Kélita Machado de Cunha, y a todos los ministros
presentes y los que están también en otras naciones.
Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean
sobre todos ustedes.Para esta ocasión leemos en Hebreos, capítulo 2, versos 9
al 18, y nos dice el apóstol San Pablo:
“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los
ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del
padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios
gustase la muerte por todos.
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las
cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de
llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones
al autor de la salvación de ellos.
Porque el que santifica y los que son santificados, de uno
son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos
hermanos,
diciendo:
Anunciaré a mis hermanos tu nombre,
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.4
En medio de la congregación te alabaré.
Y otra vez:
Yo confiaré en él.
Y de nuevo:
He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y
sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por
medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto
es, al diablo,
y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban
durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que
socorrió a la descendencia de Abraham.
Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos,
para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo
que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es
poderoso para socorrer a los que son tentados.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos
permita entenderla.
“JESÚS SOCORRIENDO A LA DESCENDENCIA DE
ABRAHAM.”No socorrió a los Ángeles, sino que socorrió a la
descendencia de Abraham.
Y ahora, esta descendencia de Abraham vean ustedes, la
encontramos a través de toda la Escritura de Adán hacia acá,
de la cual Cristo nos habla acerca del Pacto que fue
establecido en el monte Sinaí, en donde y de lo cual dos
mandamientos principales hacen toda la ley, en estos dos
mandamientos se resume toda la ley: “Amarás a Dios, al Señor
tu Dios, sobre todas las cosas, con toda tu alma, tu espíritu, tus
fuerzas, tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo.” El que
guarda estos mandamientos, cumple estos mandamientos,
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Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ Y yo
creí al escuchar el Evangelio de Cristo siendo predicado, y lo
he recibido como mi Salvador.” Y la pregunta de lo profundo
de vuestro corazón es: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Por
cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien
pueden ser bautizados. Y que Cristo les bautice con Espíritu
Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.Aun el mismo Cristo fue bautizado por Juan el Bautista,
Juan no lo quería bautizar, pero Jesús le dijo: “No conviene
cumplir toda justicia,” y entonces lo bautizó y vino el Espíritu
Santo y reposó sobre Jesús.
Si Cristo para cumplir toda justicia tenía que ser bautizado
por Juan el Bautista, ¿cuánto más nosotros para cumplir toda
justicia tenemos que ser bautizados? Aun los apóstoles de
Jesucristo fueron bautizados por Juan el Bautista, y cuando
Cristo predicaba, todos los que creían eran bautizados por los
apóstoles, y el Día de Pentecostés cuando Pedro predicó, los
que creyeron que eran como tres mil personas, le preguntan a
Pedro: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” Pedro les dice:
“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis
el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros
hijos.”
Y así sigue diciendo todo lo relacionado a esa promesa y
a los que recibirán a Cristo como Salvador, y fueron
bautizados como tres mil personas que creyeron.
Y ahora, el bautismo en agua no quita los pecados, es la
Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado, pero el
bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo que
ha estado siendo cumplido, obedecido por todos los que han
recibido a Cristo como Salvador y todos los ministros han
bautizado a las personas que han creído en Cristo.
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demás países también pueden estar puestos en pie para orar
por las personas que han recibido a Cristo como nuestro
Salvador.
Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, y
nuestros ojos cerrados, los que han venido a los Pies de Cristo
en esta ocasión para recibir a Cristo como Salvador, repitan
conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de TuEvangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Tu primeraVenida, y creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo elCielo, dado a los hombres en que podemos ser salvos; creoen Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio deExpiación por nuestros pecados.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, unRedentor, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibocomo mi único y suficiente Salvador, Te ruego perdones mispecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y mebautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mí elnuevo nacimiento.
Quiero nacer en Tu Reino, quiero nacer en y a la Vidaeterna, quiero vivir eternamente, sálvame Señor, Te lo ruegoen Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos
decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! Amén y amén.Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros
pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado,
porque ustedes le han recibido como vuestro único y
suficiente Salvador.
Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el
Nombre del Señor Jesucristo, lo más pronto posible, porque
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 5
cumple toda la ley.
Y ahora, en Jeremías, capítulo 31, versos 31 al 36, nos
habla de un nuevo Pacto que Dios va hacer con la casa de
Israel y con la casa de Judá; cuando nos dice: “La casa de
Israel y la casa de Judá,” se refiere a los dos reinos en que fue
dividido el Reino de David en los días de su nieto Roboam
hijo de Salomón, a causa de que Salomón cuando ya estaba
avanzado en edad, inclinó su corazón, dejó que su corazón
fuera inclinado por sus esposas, inclinado a la idolatría, y hay
una sentencia muy grande para toda persona que adora ídolos,
que sirve a dioses ajenos diferentes, dioses que son los dioses
paganos que tenían aquellos moradores de Palestina, a los
cuales por causa de sus pecados Dios sacó de esa Tierra y dio
ese territorio al pueblo hebreo, el cual fue libertado por Dios
a través del profeta Moisés, y los trajo a ese territorio llamado
la tierra prometida.
Y ahora, encontramos que ahí tenemos la descendencia de
Abraham a través de la línea de Isaac, Jacob y los patriarcas
hijos de Jacob.
Ahora, luego de esta división del Reino en donde
solamente a la descendencia de Abraham, a la realeza, a los
que serían reyes en el territorio de Judá, de ese reino llamado
el reino de Judá que corresponde al Sur de la tierra de Israel,
vean, le quedó a ese reino la tribu de Judá y la tribu de
Benjamín, y los sacerdotes que servían allá en el templo; y a
Jeroboam, uno que fue siervo del rey Salomón, Dios le
entregó diez tribus, y esas diez tribus que corresponden al
reino del Norte se llama la casa de Jacob o la casa de Israel.
Y ahora, ese rey llamado Jeroboam, es un descendiente del
patriarca José, hijo de Jacob, por la línea de Efraín, y Efraín
fue el primero que Jacob bendijo cuando fue a echar la
bendición de Dios sobre sus hijos; bendiciendo a los hijos de
José, Jacob estaba bendiciendo a José, y la tribu de José tiene
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una doble bendición, consta de dos tribus: de la tribu de Efraín
y de la tribu de Manasés.
Por eso cuando se habla de Efraín o de Manasés, se está
hablando de la tribu de José, y vean, José fue príncipe en
Egipto, y el cual tipifica a Cristo, aborrecido por sus hermanos
como también Cristo fue aborrecido por sus hermanos, su
pueblo, vendido por cierta cantidad de piezas de plata fue
José, como luego también fue Cristo, el cual fue vendido por
Judas Iscariote.
Luego José también fue preso y Cristo al morir lo
encontramos, se lo habían llevado preso, lo juzgaron, luego lo
condenaron a muerte, y fue ejecutada Su muerte por medio del
imperio romano, fueron los romanos los que crucificaron a
Cristo a petición de aquellos líderes que incitaron al pueblo a
pedir la crucifixión de Cristo, y eso es historia, lo cual no se
puede negar, como el holocausto es historia que no se puede
negar, y como muchas otras cosas que están en la historia no
se pueden negar, algunas son muy dolorosas, pero así sucedió.
Ahora, Cristo está reflejado, representado en José, porque
en todos los profetas de Dios se estaba reflejando Cristo, y
también en todos los sacrificios que se hacían en el Antiguo
Testamento desde el sacrificio que fue efectuado para darle
vestiduras de pieles a Adán y Eva que estaban desnudos.
Y ahora, Cristo reflejado en José, lo encontramos a José
luego de salir de la cárcel, lo encontramos siendo colocado en
el reino del faraón como segundo en ese reino, y el faraón dice
que por palabra de José se gobernaría toda su casa, todo su
reino; colocó en su mano, la mano de José, dedo de José su
anillo con el cual sellaba los documentos y un collar también
con lo cual fue vestido y sus ropas reales, y colocado como
segundo en el imperio o reino del faraón, y colocado sobre el
segundo caballo del imperio, el primero era el del rey y el
segundo el de José, y nada se hacía en Egipto sino por orden
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 27
que no puede una persona llegar a Dios ya sea para orar o para
adorarlo o lo que sea, o para recibir la Vida eterna, a menos
que sea a través de Cristo, Él lo dijo: “Y nadie viene al Padre,
sino por mí.” No hay otra verdad, no hay otra Vida eterna, no
hay otro camino: un solo camino, Cristo nuestro Salvador.
Los niños de diez años en adelante también pueden venir
a los Pies de Cristo nuestro Salvador, y los que están en otros
países también pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo
nuestro Salvador, pues todos queremos vivir eternamente.
Algunas personas dicen: “Yo quiero vivir eternamente, me
cueste lo que me cueste,” pues no es necesario, ya lo que iba
a costar nuestra salvación, ya la pagó Jesucristo en la Cruz del
Calvario, Él sí podía decir: “Yo voy a salvar todas estas ovejas
del Padre, me cueste lo que me cueste,” y le costó Su vida en
la Cruz del Calvario.
Gracias a Cristo por ese gesto de amor tan grande. El gesto
mayor de Dios hacia el ser humano es que envió a Jesucristo
al mundo para morir como el Sacrificio de Expiación por
nuestros pecados, y el gesto mayor de Cristo hacia nosotros
fue dar Su vida por nosotros en la Cruz del Calvario, porque
nos amó desde antes de la fundación del mundo, nos amó
estando en la Tierra y nos continuó amando con todo su
corazón, y nosotros estamos muy, pero que muy agradecidos
a Cristo por Su Sacrificio por nosotros en la Cruz del
Calvario.
Y ahora, nosotros hemos aceptado Su Sacrificio en la Cruz
del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros
pecados y por consiguiente aceptamos nuestra salvación por
medio de Cristo nuestro Salvador. Ya Él ganó para nosotros
la salvación en la Cruz del Calvario, y ahora nosotros la
recibimos, la aceptamos, la creemos.
Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas
que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador. En los
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felices: “Señor, hasta los espíritus se nos sujetan en tu
Nombre.” Cristo les dice: “No os gocéis de que los espíritus
se os sujetan en mi Nombre, gozaos de que vuestros nombres
están escritos en los Cielos.”
Eso es lo más grande: que nuestro nombre esté escrito en
el Cielo y eso es lo que nos llena de regocijo, por lo cual
escuchamos la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe
de Cristo en nuestra alma, creemos en Cristo y lo recibimos
como nuestro único y suficiente Salvador, y Él nos da Vida
eterna.
Es para recibir la Vida eterna que recibimos a Cristo como
único y suficiente Salvador. No hay otra persona que nos
pueda dar la Vida eterna. Dice en Primera de Juan, capítulo 5,
versos 10 al 13:
“Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
El que tiene al Hijo (o sea, a Cristo porque lo recibió),
tiene la vida (o sea, tiene la Vida eterna); el que no tiene al
Hijo de Dios no tiene la vida.”
No tiene la Vida eterna, lo que tiene es vida temporera que
se le va a terminar en algún momento, y si se le termina y no
ha recibido la Vida eterna al recibir a Cristo, porque no ha
recibido a Cristo, se quedó sin Vida eterna, por lo tanto, no
tiene esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino.
La única esperanza de obtener la Vida eterna es mientras
estamos aquí en la Tierra, y es recibiendo a Cristo como
nuestro único y suficiente Salvador, aun el orar a Dios dice
Cristo que es en Su Nombre, el Nombre del Señor Jesucristo,
Él dice que todo lo que pidamos al Padre en Su Nombre, Él lo
hará, y también Él dice: “Yo soy el camino, la verdad, y la
vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.”
Usted no puede ni siquiera ir a Dios en oración para pedir
algo a Dios o adorar a Dios, a menos que sea en el Nombre del
Señor Jesucristo. “Nadie viene el Padre, sino por mí,” o sea,
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 7
de José.
Y Cristo cuando murió y resucitó, que es salir de la cárcel,
subió al Cielo y se sentó a la diestra de Dios en el Cielo, y
luego Cristo dice: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la
Tierra,” y nada se hace en el Cielo, nada se hace en el Reino
de Dios, sino por mandato de Cristo, Dios lo ha colocado a Su
diestra.
Y ahora, encontramos que Cristo es el Sumo Sacerdote del
Templo celestial y también el Rey.
Ahora, Él ha estado como Sumo Sacerdote haciendo
intercesión con Su Sangre por unos dos mil años; desde el día
de Su crucifixión y resurrección y ascensión al Cielo ha estado
como Sumo Sacerdote.
Él algún día terminará Su Obra de Intercesión y se
convertirá en el León de la Tribu de Judá, Rey de reyes y
Señor de señores y reclamará todo lo que Él ha redimido con
Su Sangre preciosa: a los muertos en Cristo los resucitará en
cuerpos eternos, glorificados como el de Jesucristo, y a los
que estén vivos creyentes en Él nacidos de nuevo, los
transformará y entonces todos los creyentes en Cristo seremos
jóvenes, eternos, inmortales, cuerpos incorruptibles, cuerpos
que no se ponen viejos ni mueren, cuerpos glorificados y por
consiguiente cuerpos inter dimensionales, pueden pasar de
una dimensión a otra, trae ya el equipo de transportación en él.
Como Cristo, recuerdan, caminaba sobre la aguas, también
lo encontramos ya resucitado, lo encontramos entrando donde
estaban los discípulos con las puertas cerradas y Él entrando
donde ellos y comiendo con ellos; y luego desaparecía de en
medio de ellos. Es que el cuerpo glorificado y eterno y joven
para siempre, es interdimensional y puede pasar de una
dimensión a otra.
Ahora, Cristo es nuestro hermano mayor, por eso cuando
Él habla en la parábola del juicio de las naciones, Él dice a los
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que entrarán al Reino del Mesías, y ya esos que van a entrar a
los cuales juzga cuando Él se siente en el Trono de Su gloria,
o sea, cuando se siente en el Trono de David y establezca Su
Reino, a los que va a juzgar será a las personas que estarán
viviendo en esos días en la Tierra en cuerpos mortales, y a las
naciones que estarán en la Tierra.
Los creyentes en Cristo ya glorificados no van a ser
juzgados, ya fueron y estuvieron en el juicio para los
galardones en la repartición de galardones, porque el creyente
en Cristo no es juzgado porque todo el juicio que iba a ser
efectuado sobre la persona, ya fue sobre Jesucristo.
Por eso Él tomó nuestros pecados, se hizo pecado por
nosotros y murió por nosotros llevando nuestros pecados allá
en la Cruz del Calvario, y es como una deuda que usted tenga
en el banco; si otro lo paga, ¿cuánto debe usted? No debe
nada, aunque usted no fue el que la pagó, pero alguien la pagó
por usted, por lo tanto nada debe usted.
Y Cristo saldó nuestra deuda, Él pagó en la Cruz del
Calvario llevando nuestros pecados, por lo tanto ya todo el
juicio que tenía que venir sobre nosotros, vino sobre
Jesucristo nuestro Salvador, y así Él socorrió ¿a quién? A la
descendencia de Abraham.
San Pablo dice que todos los creyentes en Cristo son hijos
de Abraham. Vamos a verlo aquí en Gálatas, capítulo 3 y
capítulo 4; capítulo 3, verso 26 al 28, dice:
“Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de
Cristo estáis revestidos.
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay
varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús (y luego sigue diciendo el verso 19).
Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de
Abraham sois, y herederos según la promesa.”
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 25
hay alguna persona que no lo ha recibido como Salvador, lo
puede hacer en estos momentos, y estaremos orando por usted
para que Cristo le reciba en Su Reino.
Y ya yo le recibí como mi Salvador y estoy feliz con Cristo
en Su Reino, y con el seguro más grande que una persona
puede tener, el seguro de la Vida eterna que Cristo me ha
dado, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también.
Si hay alguna persona que todavía no lo ha recibido como
Salvador, lo puede hacer en estos momentos y estaremos
orando por usted para que Cristo lo reciba en Su Reino, lo
perdone y con Su Sangre lo limpie de todo pecado, y lo
bautice con Espíritu Santo y Fuego luego que sea bautizado en
agua en Su Nombre.
Lo más importante para el ser humano es la Vida eterna, y
la Vida eterna se recibe antes de la persona terminar sus días
en la Tierra, antes de la persona morir, está llamado ya a tener
la Vida eterna para poder ir al Cielo, al Paraíso con Cristo.
El ser humano al nacer en la Tierra viene con la angustia
existencia, porque no sabe de dónde ha venido, no sabe
porqué está aquí en la Tierra y no sabe a dónde va cuando
muera físicamente, y cuando se nos acerca la edad de partir de
la Tierra, nos preocupamos, y normalmente la persona parte de
los 70 a 80 años, dice la Escritura que esa es la edad normal
en que la persona parte, pero hay algunos que pasan de100
años, es una bendición que Dios les ha dado para que le
sirvan; y si no han recibido a Cristo, para que lo reciban como
Salvador.
La persona que escucha la predicación del Evangelio de
Cristo es una oveja del Señor, su nombre está escrito en el
Cielo, en el Libro de la Vida, recuerden que Él dijo a Sus
discípulos en una ocasión que estaban muy contentos porque
habían ido a predicar conforme al mandato de Cristo y a sanar
enfermos, y cuando regresan vienen y le dicen a Cristo muy
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.24
Cristo los perdona y con Su Sangre los limpia, y así mantiene
limpio de todo pecado con Su Sangre a todos los creyentes en
Él. O sea, que Él nos mantiene limpios ante Dios, Dios nos
mira a través de la Sangre de Cristo.
Por lo tanto, tenemos un Sumo Sacerdote en el Cielo que
intercede por nosotros ante Dios, por eso dice la Escritura que
si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo Su Hijo, y tenemos el mejor abogado que hay y que
conoce las leyes del Cielo, las leyes de la corte celestial del
poder jurídico allá, del poder judicial, por lo tanto, no hay otro
abogado como Cristo, ¿y en el Cielo a quién otro usted conoce
que lo pueda defender ante Dios? Yo solamente conozco a
uno, y Su Nombre es Señor Jesucristo. Por lo tanto, ese es mi
abogado ante el Padre, nunca ha perdido ni un caso, no
perderá el mío ni el suyo tampoco.
¿Y cómo puedo acercarme a Él para que Él sea mi abogado
ante el Padre? Pues recibiéndolo como su único y suficiente
Salvador. Al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo,
nace la fe de Cristo en el alma de la persona, la persona cree
en Cristo y da testimonio público de su fe en Cristo
recibiéndolo como único y suficiente Salvador, porque con el
corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación.
Y todos queremos ser salvos, todos queremos obtener la
Vida eterna, para lo cual recibimos a Cristo como nuestro
único y suficiente Salvador. Cristo dijo: “El que es de Dios, la
Voz de Dios oye,” San Juan, capítulo 8, verso 47 al 48, y
también Él dijo en el capítulo 10 de San Juan, verso 27 al 30:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna.”
Es Vida eterna lo que Cristo nos da cuando lo recibimos
como nuestro único y suficiente Salvador al escuchar Su Voz
que es Su Evangelio, el Evangelio de Cristo. Por lo tanto, si
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 9
Linaje de Abraham, yo soy linaje de Abraham, ¿y quién
más? Cada uno de ustedes también, por esa causa es que
Cristo dijo: “Yo no he venido, sino a las ovejas perdidas de la
casa de Israel.” Y cuando envió a Sus discípulos, los envió a
las ovejas perdidas de la casa de Israel, vamos a verlo aquí en
el capítulo 10 de San Mateo, verso 6, dice:
“Sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.”
Cuando dice: “A la casa de Israel,” se refiere al reino del
Norte compuesto por las diez tribus que le fueron dadas a
Jeroboam, descendiente de Efraín y por consiguiente
descendiente de José, y la Bendición de la Primogenitura
¿quién la tiene? La tiene cada creyente en Cristo.
Y ahora, en el tiempo de Jacob, de José, de Manasés y de
Efraín pasó la Bendición de la Primogenitura a José a través
de los hijos de José. Cuando Jacob bendijo a Efraín y a
Manasés estaba echando la Bendición de la Primogenitura,
porque la Bendición de la Primogenitura es la primera
bendición que se da a los que han de recibir esa bendición de
Dios.
Recuerden que Abraham, Isaac, Jacob, ellos antes de morir
tenían que pasar la bendición que ellos tenían, la tenían que
pasar a el sucesor correspondiente; y cuando se habla de esta
bendición allá en Génesis, capítulo 48, verso 14 en adelante,
dice:
“Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso
sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano
izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus
manos adrede.”
O sea, que él sabía lo que estaba haciendo, lo mismo que
pasó con la Bendición de la Primogenitura que Isaac quería
colocar sobre Esaú, hubo ahí algo que esa bendición cuando
Isaac la habló, sobre quién la habló fue sobre Jacob. La esposa
de Isaac y madre de Esaú y de Jacob, amaba mucho a Jacob,
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.10
era el consentido de su madre y encontramos que Isaac amaba
mucho a Esaú, era el primogénito, había nacido primero, y
luego después, unos minutos después había nacido Jacob, pero
luchando Jacob por la Bendición de la Primogenitura ya desde
el vientre de su madre, y eso se reflejaría a través de la historia
de la descendencia de Isaac, o sea, de la descendencia de
Abraham.
Por eso los problemas del Medio Oriente, ya todo eso fue
reflejado, tanto en la descendencia de Abraham por Ismael y
por Isaac, y luego de la descendencia de Isaac por Esaú y por
Jacob.
Ahora, José cuando viene para que su padre: Jacob,
bendiga a sus hijos, a los hijos de José, pues trae a sus hijos,
uno a cada lado y coloca su hijo mayor a su derecha, pero al
ponerlos delante de Jacob, eso corresponde a la izquierda.
Ahora, Jacob dice que cruza sus manos adrede y coloca la
mano derecha que es la primera que tiene que colocar, porque
ahí viene la bendición más grande, la bendición de la diestra
de Dios reflejada en la diestra de Jacob, dice:
“Entonces Israel (o sea, Jacob) extendió su mano derecha,
y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su
mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así
sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.”
Una cosa es ser primogénito acá físicamente, y otra cosa es
ser primogénito delante de Dios, y primogénito delante de
Dios es el primero en que quien Dios pensó, y encontramos
que cuando estaba embarazada la madre de Jacob y Esaú,
estaban allá luchando y nació luego, dice la Escritura que
nació primero Esaú, y después nació Jacob; pero ya cuando
había ido a consultar a Dios por la lucha que estaba en su
vientre... las madres que han tenido niños que brincan mucho
en su vientre saben lo que es eso, pues no pueden algunas
veces ni dormir casi por los brincos que tienen algunos niñitos
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 23
decimos de todo corazón: “Yo quiero estar en ese Reino del
Mesías.”
Vean, aquí está, dice capítulo 11, verso 15 al 19 del
Apocalipsis:
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces
en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a
ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos
de los siglos (ahí está la Escritura, la profecía).
Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante
de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y
adoraron a Dios.”
¿Quiénes son esos veinticuatro ancianos que están
sentados en sus tronos? Son los doce hijos de Jacob, los doce
patriarcas y los doce apóstoles del Señor, ahí no está incluido
Judas Iscariote, porque él perdió esa bendición y le fue dada
a otro apóstol.
Ahora vean cómo va a ser en el Reino del Mesías, y vean
cómo está todo allá en el Reino celestial. Cristo dijo a Sus
discípulos allá en el capítulo 19, versos 26 al 28 de San Mateo
y capítulo 22 de San Lucas, versos 28 al 30: “Y vosotros que
me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos y juzgaréis a
las doce tribus de Israel.” Eso nos muestra un Reino
teocrático.
Y ahora, hemos estado viendo la bendición tan grande que
Dios tiene para Sus hijos, para toda la descendencia de
Abraham, para todos los hijos e hijas de Dios por medio de
Jesucristo nuestro Salvador, el cual tomó nuestros pecados,
murió en la Cruz del Calvario y fue sepultado y resucitó y está
sentado a la diestra de Dios en el Cielo, está como Sumo
Sacerdote en el Templo celestial haciendo intercesión con Su
propia Sangre por todos los que lo reciben como su único y
suficiente Salvador, y por los creyentes en Cristo que cuando
fallan ante Dios, confiesan a Cristo toda falta, error o pecado,
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.22
llegó hasta el trono del faraón al morir el hijo primogénito del
faraón, y cada hijo primogénito de loe egipcios también
murieron. O sea, que con esa se selló la ruina de Egipto; y
quién quería estar en un país en ruina, pues si siempre que las
personas quieren irse a otro país, es que tienen su sueño
fundado en la prosperidad, el bienestar que van a tener en otro
país, porque en donde están, pues no pueden tener todo lo que
desean tener, por quizás la situación económica y todas estas
cosas, y en otro país, pues la situación es mejor, y si logran
llegar a ese país en una forma, y algunos dicen: “En una forma
o en otra, yo quiero llegar allí.”
Ahora, la esperanza de los que se unieron a Israel para
salir estaba en llegar a la tierra prometida que y de la cual
Moisés le había hablado en su mensaje, basado en lo que Dios
le había prometido a Abraham, a Isaac y a Jacob.
Y ahora, todos queremos también estar en la tierra
prometida del glorioso Reino milenial, todos queremos estar
en la gloriosa tierra prometida del glorioso Reino del Señor
Jesucristo, que será un Reino mundial, y ahí va haber
prosperidad, va a tener justicia social, la paz también, porque
Él, el Mesías es el Príncipe de Paz y por consiguiente vamos
a tener la felicidad de la raza humana en ese Reino del Mesías.
Por eso el Mesías es el deseado de todas las naciones, toda
nación quisiera tener a Jesucristo como el Rey o el presidente
de su nación, pero es el Rey de los Cielos y de la Tierra, está
más alto que ser un rey o un presidente de algunas de las
naciones de la Tierra, pero Él es el heredero al Reino de David
y Trono de David que va a ser restaurado en medio del pueblo
hebreo.
Y ese Reino va a gobernar no solamente al pueblo hebreo
sino a todas las naciones, por eso lo encuentra en Apocalipsis,
capítulo 11, versos 15 al 19, y nosotros viendo que esa es una
promesa para ser cumplida en el Reino del Mesías, pues
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 11
que ya brincan mucho desde que están en el vientre, y algunas
madres se preocupan: “Si así es en el vientre, ¿cómo será
cuando nazca?”
Pero vean ustedes, en esta ocasión hubo algo sucediendo,
y miren lo que Dios dice ya desde antes de nacer, capítulo 25
del Génesis, versos 19 en adelante dice:
“Estos son los descendientes de Isaac hijo de Abraham:
Abraham engendró a Isaac,
y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a
Rebeca, hija de Betuel arameo de Padan-aram, hermana de
Labán arameo.
Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo
aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer.
Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para
qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová;
y le respondió Jehová:
Dos naciones hay en tu seno,
Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas (dos
naciones y dos pueblos están representados allí en esos dos
niñitos que están en el vientre, porque los descendientes de
ellos después formarían esas dos naciones)
El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo,
Y el mayor servirá al menor.”
Y también hay otra Escritura que nos dice: “A Jacob amé
y a Esaú aborrecí,” y eso desde antes de ellos nacer.
Ahora, encontramos aquí que ya la Bendición de la
Primogenitura, ya Jacob la había logrado, tuvo unos cuantos
pasos: comprársela a su hermano por comida, o sea, fue el
mejor dueño de restaurante, el mejor comerciante, y luego
logró que su padre le echara la Bendición de la Primogenitura
por comida también, llevándole comida; y luego cuando
regresaba de Padan-aram con sus hijos, su familia, sus
esposas, sus niños y su ganado, pero con miedo, venía rico
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.12
pero asustado porque su hermano Esaú lo estaba esperando,
el cual había dicho que cuando su padre muriera lo iba a
matar, pero su padre no había muerto todavía, pero la cosa es
que cuando Jacob viene con todo su rebaño y su familia,
recibe la noticia que su hermano Esaú venía con 400 hombres
armados.
Y cualquiera se asusta, él dividió su familia y su ganado en
grupos, puso a las siervas primero, también a Lea después, y
dejó a *Raquel para lo último con su hijo José, y el otro hijo
que de seguro venía, pero venía en el vientre de *Raquel que
era Benjamín, porque decía Jacob: “Si viene Esaú con su
gente armadas y mata a los primeros, me queda todavía la
amada, la más protegida.
Así que, pero se fue Jacob a orar solo esa noche a Dios y
se encontró con Dios cara a cara al encontrarse con el Ángel
de Dios que es el Ángel del Pacto; es el mismo Dios en Su
cuerpo angelical. Por eso dice que vio a Dios cara a cara y fue
librada su alma.
Es nada menos que Cristo en Su cuerpo angelical en el cual
estaba Dios, ese es el Ángel del Pacto en donde está el
Nombre de Dios, por eso Cristo podía decir: “Antes que
Abraham fuese, yo soy.” (San Juan, capítulo 8, versos 56 al
58).
Ahora, continuemos aquí con este momento en que Jacob
está echando la bendición sobre los hijos de José. Recuerden
que eran judíos y también eran gentiles, eran judíos y eran
egipcios por parte de padre: judíos, y por parte de madre:
egipcios.
Recuerden que la esposa de José tipifica la Iglesia, y los
hijos de José: Efraín y Manasés, Efraín tipifica la Iglesia del
Señor Jesucristo, que es la que recibe la bendición primero, y
luego Manasés a los judíos.
“Entonces Israel extendió su mano derecha , y la puso
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 21
parábolas de Cristo? Si de 99 ovejas que tiene, se le descarría
una de ellas, no deja las 99 seguras y va tras la que se
descarrió, y ahora, Pedro dice que nosotros éramos como
ovejas descarriadas, y Cristo dijo también que Él no vino sino
a las ovejas perdidas, o sea, descarriadas de la casa de Israel,
San Juan, capítulo 10, verso 11 al 30; San Juan, capítulo 21,
verso 16; y San Mateo, capítulo 10, verso 6; y San Mateo,
capítulo 15, verso 24, ahí ustedes encuentran bastantes
detalles y si quieren algunas otras Escrituras, esa de San
Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14; y pueden buscar otras
Escrituras que habla de las ovejas del Padre que le fueron
dadas a Cristo, y en Ezequiel también habla del pueblo de
Dios comparándolos con ovejas y comparando esos dos reinos
con ovejas.
Y ahora, podemos ver que Él vino para socorrer estas
ovejas perdidas de la casa de Israel, o sea, del reino del Norte,
pero también encontramos que miles o millones de personas
que quizás no tengan sangre hebrea, han estado entrando
también al Cristianismo, así como entraron al Éxodo muchas
personas que no eran hebreas, y eran quizás esclavos,
sirvientes o personas que también tenían buenas posiciones
también, pero cuando vieron el momento de salir de Egipto
con el pueblo hebreo, Egipto ya estaba en la ruina luego de las
diez plagas.
Si con dos plagas que han estado azotando la tierra, y con
una digamos, Norteamérica y Europa y el mundo entero, una
plaga, la plaga económica, el problema económico que hay,
con esa miren cómo compañías automovilísticas y otro tipo de
compañías se han ido a la quiebra, vean, con un problema
económico y también con problemas como el de la influenza
que ha azotado México y otras naciones, vean, el turismo
también ha sufrido mucho.
¿Cómo sería con diez plagas que vinieron? Que la última
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.20
sepan, habrá un porciento muy alto que tendrán sangre hebrea,
y el porciento puede ser tan alto, que puede llegar al 90% o no
se sabe si más.
Pero no vamos a estar luchando por reclamar que tenemos
sangre hebrea, más bien Cristo por la obra que Él ha hecho,
dice San Pablo que todos los que son de Cristo, los creyentes
en Cristo, son hijos de Abraham, descendientes de Abraham,
vamos a ver cómo lo dice aquí ya que en la forma que él lo
diga es muy importante. Dice:
“Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de
Abraham sois...”
Y si San Pablo ahí lo dice, aquí en Gálatas, capítulo 3,
verso 29, no vamos a discutir con San Pablo, pues Cristo
también dice que Él vino por las ovejas perdidas de la casa de
Israel. Así que, Cristo vino para socorrer la descendencia de
Abraham, dice el apóstol Pablo, y a eso no le podemos quitar
ni añadir. Podemos dar más luz a través de la Escritura del
porqué somos linaje de Abraham. Dice.
“Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que
socorrió a la descendencia de Abraham.
Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos,
para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo
que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.”
Y ahora, en Primera de Pedro vean lo que dice este apóstol
tan grande, tan importante de Cristo, en Primera de Pedro,
capítulo 2, versos 24 al 25, dice, hablando de Cristo dice:
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis
sanados.
Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero
ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.”
¿Ven? “Erais como ovejas descarriadas,” ¿ven las
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 13
sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano
izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus
manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.
Y bendijo a José...”
Ahora vean, está colocando las manos sobre los hijos de
José, y dice: “Y bendijo a José,” está bendiciendo a José a
través de sus hijos:
“Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia
anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me
mantiene desde que yo soy hasta este día,
el Ángel que me liberta de todo mal, bendiga a estos
jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de
mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran
manera en medio de la tierra.
Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha
sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto...”
Le causó disgusto porque José quería la primera bendición
sobre su hijo mayor, y ahí muestra también que era el
consentido de José, y sigue diciendo:
“...y asió (o sea, tomó) la mano de su padre, para
cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es
el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza (o sea,
sobre *Manasés).
Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé;
también él vendrá a ser un pueblo, y será también
engrandecido; pero su hermano menor será más grande que
él, y su descendencia formará multitud de naciones.”
El pueblo que formará, un pueblo grande, que formará
Manasés, el cual tipifica, Manasés representa, tipifica los
judíos, un pueblo grande, importante, pero la bendición para
Efraín es que formará multitud de naciones; y será Efraín, será
más grande que Manasés, la descendencia, el pueblo, muchos
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.14
pueblos.
Y ahora, todo eso está ligado a las tribus perdidas de la
casa de Israel, por las cuales Cristo dice que ha venido por las
ovejas perdidas de la casa de Israel, las ovejas representan
personas. Sigue diciendo:
“Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel,
diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y
puso a Efraín antes de Manasés.”
Cuando es colocado una persona así, antes que la otra,
pues el que es colocado primero es el que lleva la bendición
más grande, viene a tener la Bendición de la Primogenitura,
después cuando bendice directamente a José, antes de morir,
también la bendición para José es la más importante, y cuando
Moisés bendice a las tribus, la bendición más importante cae
sobre José y por consiguiente cae sobre los hijos de José.
La tribu de José consta de dos tribus: la tribu de Efraín y
la tribu de Manasés, porque la Bendición de la Primogenitura
siempre es una bendición doble, es una doble porción.
Ahora, veamos aquí lo que nos dice Primera de Crónicas,
capítulo 5, verso 1 al 2:
“Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era
el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus
derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José,
hijo de Israel, y no fue contado por primogénito.”
Vean, la Bendición de la Primogenitura, los derechos de la
primogenitura pasaron a los hijos de José, por esa causa
cuando Jacob bendice a sus hijos, bendice primero a Efraín y
a Manasés, por consiguiente está bendiciendo a José, y la
Bendición de la Primogenitura pasa a Efraín y Manasés, y por
consiguiente a la tribu de José.
Y la Bendición de la Primogenitura es la bendición más
importante de todas las bendiciones que son dadas por estos
hombres de Dios:
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 19
¿Ven? Cristo mismo nos enseñó a orar a Dios, y orar en el
nuevo Pacto que Cristo ha establecido para la casa de Israel,
para la descendencia de Abraham al cual Cristo ha socorrido
o Dios ha socorrido por medio de Cristo. Sigue diciendo:
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de
que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con
él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
Y ahora, somos herederos de Dios y coherederos con
Cristo Jesús, o sea, que recibimos nuestra herencia al ser
coherederos con Cristo; a todo lo que Cristo es heredero,
también nosotros somos coherederos con Él, Él está
glorificado, nosotros vamos a ser glorificados, Él es Rey y
nosotros somos Reyes con Él, pues Cristo con Su Sangre nos
ha limpiado de todo pecado y nos ha hecho para nuestro Dios
Reyes y Sacerdotes.
Es por medio de Cristo que recibimos la herencia divina,
recibimos la inmortalidad y todos los galardones
correspondientes por las labores que hagamos en el Reino de
Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Obra de Dios,
por cuando somos descendientes de Abraham por medio de
Cristo, Cristo ha producido el nuevo nacimiento en todos los
creyentes en Él, y por cuanto Él físicamente, Su cuerpo físico
es descendiente de Abraham, todos los creyentes en Cristo,
vean, ustedes, por cuanto Cristo es el que produce el nuevo
nacimiento y también el que ha estado buscando las ovejas del
Padre, las ovejas de la casa perdida, las ovejas de la casa de
Israel, ovejas perdidas que están a través de la Escritura (en
Ezequiel, capítulo 37, versos 15 al 29), vean, Él es el que
vendría a buscar esa descendencia de Abraham, que aunque se
ha mezclado con los gentiles, Dios la conoce.
Por eso es que para este tiempo final lo sepan o no lo
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palabra de un hombre no puede hacer aquellas cosas que
vimos que hizo Moisés, fue Dios a través de Moisés hablando
y las cosas sucediendo, así fue a través de Jesús también, así
fue a través de San Pedro, San Pablo y todos los mensajeros
que Dios ha enviado, por eso la gloria pertenece ¿a quién? A
Dios. Dios es el importante. Aun el mismo Cristo dijo: “Mi
Padre mayor es que yo,” el grande es Dios, el importante es
Dios, y Cristo honró al Padre, a Dios.
Y ahora, continuando aquí, todos los hijos de Abraham que
son de la fe de Cristo, porque todos los que son de la fe de
Cristo... “y vosotros sois de Cristo:”
“Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de
Abraham sois, y herederos según la promesa.”
Por lo tanto, como simiente o descendencia o linaje de
Abraham, somos herederos de toda la herencia de Dios l cual
para heredarla tiene un orden divino, dice San Pablo en
Romanos, capítulo 8, versos 14 en adelante el orden
correspondiente para toda la descendencia de Abraham
heredar esas promesas. Capítulo 8, verso 14 en adelante, dice:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de
Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para
estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de
adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Abba
significa Padre).”
Y ahora, todas estas personas creyente en Cristo han
entrado al nuevo Pacto y llaman a Dios Padre, Padre mio, y
eso estaba profetizado, y que el mismo Cristo nos enseñó a
llamar a Dios Padre, enseñándonos en el Padre nuestro que
cuando oremos digamos: “Padre nuestro que estás en los
Cielos, santificado sea Tu Nombre, venga Tu Reino, hágase
tu voluntad como en el Cielo también en la Tierra o aquí en la
Tierra.”
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 15
“Bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos,
y el príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de
José).”
¿Ven? De José fue el derecho de primogenitura, ¿y qué
tiene que ver todo esto con nosotros? Que nosotros estamos
colocados en la Bendición de la Primogenitura. Por eso es que
las ovejas perdidas de la casa de Israel por las cuales dice
Cristo que ha venido, y a las cuales Él envió a sus discípulos,
diciendo que fueran a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Y cuando Él habla en San Lucas, capítulo 19, verso 10 y
San Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14, en donde tipifica las
personas en ovejas, Él dice: “Porque el Hijo del Hombre vino
a buscar y a salvar lo que se había perdido.” ¿Qué se perdió?
Pues las tribus del reino del Norte.
Y ahora, esto es aplicándolo a la descendencia de
Abraham, eso fue en San Lucas, capítulo 19, verso 10, y San
Mateo, capítulo 18, versos 11 al 14, dice:
“Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que
se había perdido (dice).
¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se
descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por
los montes a buscar la que se había descarriado?”
Van por los montes, por todos los lugares buscándola,
como cuando se nos desaparece un hijo, ¿qué hacemos?
Vamos como locos buscando ese hijo que se ha perdido; y ya
ustedes pueden imaginarse el sufrimiento que lleva el padre o
la madre buscando a ese hijo, y algunas veces los padres no
saben cuánto aman a sus hijos hasta que tienen un problema
de esa clase, y también los hijos no saben cuánto aman a sus
padres hasta que tienen un problema parecido a ese o parten
sus padres, o sea, terminan sus días aquí en la Tierra, se
sienten como que parte del corazón le ha sido arrancado a las
personas, a los hijos, yo lo digo por experiencia.
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Y ahora, encontramos en todo esto del diario vivir nuestro,
reflejando todo esto a las ovejas del Padre que se han perdido
y cómo Dios en su corazón se ha sentido, y cómo Cristo
buscando a esas ovejas ha estado en esa situación, pero
cuando halla la oveja o las ovejas, dice que de gozo, la trae y
de gozo la muestra a todos en la casa, y hay gozo y alegría, y
dice que cuando un pecador se arrepiente hay gozo ¿dónde?
En el Cielo, ese es el gozo de que la oveja perdida fue hallada.
Eso es lo que sucede cuando una persona recibe a Cristo
como Salvador; en el capítulo mismo 18, el verso 14, que es
el final de ese pasaje, de esa parábola, dice:
“Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los
cielos, que se pierda uno de estos pequeños (o sea, uno o una
de estas ovejas).”
Y ahora, Cristo, nuestro hermano mayor vino con una
misión divina: vino a buscarnos, vino de otro mundo, de otra
dimensión, pero Él también ha estado en la Tierra todo el
tiempo, es el Ángel del Pacto, ha estado por muchos años en
medio del pueblo hebreo a través de toda la Dispensación de
la Ley: estuvo con Abraham, con Isaac, con Jacob, con los
patriarcas, y así por el estilo, y luego se hizo carne, o sea, se
cubrió de carne, creó en el vientre de María un cuerpo de
carne el cual fue creciendo en el vientre de maría, nació en
Belén de Judea y allí habitó Dios con Su cuerpo angelical
llamado el Ángel del Pacto, que es el cuerpo angelical de
Cristo, por eso Cristo podía decir: “Antes que Abraham fuese,
yo soy.”
¿Cómo era Cristo? Era el Ángel del Pacto, no antes de
Abraham en su cuerpo físico, sino en Su cuerpo angelical y
ese Ángel del Pacto es el Espíritu Santo. Recuerden que un
espíritu es un cuerpo de otra dimensión, un cuerpo parecido a
nuestro cuerpo pero de otro mundo, de otra dimensión.
Y ahora, Cristo, el Ángel del Pacto, se vistió de carne
JESÚS SOCORRIENDO LA DESCENDENCIA . . . 17
humana, el Verbo que era con Dios y era Dios se hizo carne
como dice San Juan, capítulo 1, verso 14, “y habitó entre
nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del
Padre lleno de gracia y de verdad,” y al hacerse carne era nada
menos que Emanuel, conforme a Isaías, capítulo 7, verso 14,
Emanuel, lo cual significa: “Dios con nosotros,” Dios con
nosotros dentro de un cuerpo carne llamado Jesús.
Por eso Jesús podía decir: “el que me ha visto a mí, ha
visto al Padre,” estaba viendo el cuerpo en donde estaba al
Padre celestial, por eso decía: “Yo no hago nada de mí mismo,
el Padre que mora en mí, Él hace las obras.”
Por lo tanto, podemos comprender ese misterio de Dios el
Padre y de Cristo, Dios el Padre, Dios Creador de los Cielos
y de la Tierra estaba morando en ese velo de carne llamado
Jesús, y estaba obrando a través de Él.
El velo de carne decía: “Yo no hago nada de mí mismo, es
el Padre que mora en mí el que hace las obras,” o sea, que
Jesús no hizo milagros, y eso, decir que Jesús no hizo
milagros sería un poco difícil para comprender para muchas
personas, pero cuando se explica en esta forma que Jesús lo
explicó, cuando dijo: “Yo no hago nada de mí mismo, el
Padre que mora en mi, Él hace las obras.” Por lo tanto, las
obras que se veían siendo realizadas por Jesús, no era el velo
de carne llamado Jesús, era Dios el Padre por medio de Su
Espíritu, o sea, Su cuerpo angelical obrando todas esas cosas
a través del velo de carne.
Es lo mismo que con Moisés, la Escritura dice todas las
maravillas que hizo Moisés, pero cuando examinamos bien la
Escritura, descubrimos que Moisés no hizo milagros, fue Dios
el que hizo todos esos milagros el cual estaba en Moisés
velado, o sea, estaba dentro de Moisés y hablando a través del
profeta Moisés.
La palabra de un hombre no puede hacer milagros, la