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Ha sido una de las mejores voces de la salsa y su presencia en el género alteró las influencias afrocaribeñas para aproximarse a las raíces borincanas Héctor Lavoe miércoles 24 de septiembre de 2003 Visita nuestra página www.primerahora.com

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Ha sido una de lasmejores voces de lasalsa y su presencia

en el género alteró lasinfluencias

afrocaribeñas paraaproximarse a las raíces borincanas

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miércoles 24 de septiembre de 2003

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– DIRECTOR GENERAL: Jorge Cabezas Villalobos – EDITOR: Hiram Guadalupe Pérez – SUPERVISOR GRÁFICO: Diego Méndez Hernández – ILUSTRADOR: Gary Javier – ARTISTA GRÁFICO: Omar A. Cadena Negrón – BÚSCALO EN www.primerahora.com

2 / miércoles 24 de septiembre de 2003 HISTORIA DE LA

Su canto lastimeroSU MADRE murió cuando tenía 3

años de edad.Sufrió el asesinato de su hermano.Vivió su vida en sobresaltos y

sucumbió ante las drogas.A principios de 1987, su residencia

en el condado de Queens se incen-dió y para salvar su vida y la de suesposa Nilda tuvo que saltar delsegundo piso.

En mayo de 1987 su hijo mayor,Héctor Luis, muere a los 18 años deedad de un disparo accidental quele produjo un amigo. Esta muerte se

consideró el límite de su existencia. Ese mismo año su suegra fue ase-

sinada y su padre fallece.A principios de 1988 se le diagnos-

tica que padece de sida.Intentó suicidarse en Puerto Rico el

26 de junio de 1988.Sufrió una parálisis facial en el lado

izquierdo de su rostro y cojeaba dela pierna izquierda.

Fue intervenido quirúrgicamente enrepetidas veces.

Vivió sus últimos años sin dinero yde la ayuda de sus amigos.

Muere a los 47 años de edad, el 29de junio de 1993.

“Fuerte, hacha y machete”HÉCTOR Lavoe no quería estudiar música y dejó

de asistir a la escuela al punto de ser expulsado porausencias.

Por su flacura le decían “el hombre que cuando estáde frente, parece que está de lado”.

Gozaba de imitar la forma de cantar de Daniel Santos. Sus influencias salseras las adquiere de Cheo

Feliciano, Ismael Rivera e Ismael Quintana.Le pusieron el nombre de Héctor Lavoe porque para

los años en que se erigía como una de las grandes pro-mesas salseras ya era famoso Felipe “La Voz”Rodríguez.

Cantó “Sóngoro Cosongo” en homenaje al poetacubano Nicolás Guillén.

Por su talante como improvisador se ganó los nom-bres de “El cantante de los cantantes”, “El Bad Boy dela Salsa”, “El Cantante”, “El jibarito de Ponce” y “El reyde la puntualidad”, este último porque nunca llegó tem-prano.

Nunca exhibió aires de arrogancia y siempre fuehumilde.

Fue frágil y cariñoso, y gozó de una voz de tenor alestilo callejero.

Tenía un buen sentido del humor y se burlaba de sustragedias.

Destiló una conducta autodestructiva.Willie Colón siempre se consideró su verdadero

amigo.Siempre contó con la ayuda de su esposa Nilda y su

hija Leslie.En marzo de 1993 apareció en el club Las Vegas de

Manhattan para un homenaje, pero no pudo cantar. El 29 de junio de ese mismo año los médicos del hos-

pital Saint Claire de Nueva York certificaron su muerte.El 2 de julio, a las 3:00 de la tarde, fue sepultado en el

Saint Raymond’s Cementery, en el barrio del Bronx. Sus restos fueron trasladados a Puerto Rico el año

pasado y reposan junto a los de su esposa y su hijo.

La picardía de susmelodías quedóplasmada en muchasde las carátulas desus discos. En lafoto Willie Colón,Yomo Toro y HéctorLavoe en una fotodel álbum “Asaltonavideño I”.

El cantante Van Lester conociópor primera vez a Héctor

Lavoe mientrás éste seencontraba hospitalizado en

Nueva York, en octubre de1992. En la foto Van Lester,

Héctor Lavoe y el historiador ycoleccionista de música

popular Robert Padilla, quienfacilitó el encuentro.

Conservó una estrechaamistad con su colega IsmaelMiranda, con quien comparteen la foto durante la visita delas Estrellas de Fania a África.

Junto a Willie Colón asumióla representación de loschicos malos del barrio.

En la fotocompartecon elmúsicoJimmieMorales.

Tanto Lavoe como Willie Colón apostaron a lacreatividad en la ilustración de sus discos, como se

aprecia en la foto de “La gran fuga”.

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Discografía selecta

1967

1971

1975

1979 1979 1980 1980 1981

1983 1985 1986 1993 1997

1975 1976 1978

1972 1972 1973

1968 1969 1970 1971

�Héctor Lavoefue el niño malodel barrio y su

particular formade interpretar

–pícara ehiriente– trastocó

los patronesrítmicos del

nuevo génerosalsero

HISTORIA DE LA miércoles 24 de septiembre de 2003 / 3

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NATURAL delbarrio Machuelode Ponce, HéctorLavoe es una de lasfiguras principales

en la historia de la salsa.Como atributo, gozó de una dicción

clara, que se añadía a su virtuosismoen la improvisación y que le permitíamoldear las líricas de sus cancionescon una creatividad indiscutible, tritu-rando los versos hasta convertirlos ennuevos textos musicales.

Nacido el 30 de septiembre de 1946,Héctor Juan Pérez Martínez, su nom-bre de bautismo, vivió atado a la músi-ca desde pequeño, influenciado por lapasión artística de su madre, LeslieMartínez (“Pachita”); su padre, LuisPérez (“Lucho”); y su abuelo, el trova-dor Juan Martínez, todos aficionadosa la canción popular.

De niño disfrutaba de escuchar elprograma radial “IndustriasNativas” que conducía LadislaoMartínez y en el que se transmitía lamúsica de Ramito, Chuíto el deBayamón, Odilio González y DanielSantos. De todos ellos fue formandosu fraseo y el tono melodioso jíbaroque años más tarde le imprimió asus interpretaciones salseras.

Aunque en su infancia su padre loindujo a convertirse en músico –yhasta llegó a estudiar en la Escuela

Libre de Música “Juan Morell Campos”de Ponce junto a Papo Lucca– su derro-tero final lo condujo al mundo de la can-ción, cautivando con sus vocalizacionesen temas de bolero, aguinaldos y salsa.

SSuuss aannddaannzzaass mmuussiiccaalleess

Cuando tenía 14 años de edad, HéctorLavoe reunió a un grupo de diez ami-gos músicos para cantar por las callesde su pueblo, llegando a ganar hasta$14 por noche.

En esas andanzas, nos relata el perio-dista Jaime Torres Torres, de El NuevoDía, el cantante frecuentaba el ClubSuevia de Ponce, en el que ganó notorie-dad interpretando el bolero “Tus ojos”.

Tres años más tarde, decidió partir ala ciudad de Nueva York para “probarfortuna”, impulsado por las dificultadeseconómicas de su familia y el dolor del

desarraigo que aún conservaba por elfallecimiento de su madre, cuando ape-nas contaba con 3 años de edad.

El 3 de mayo de 1963 arribó a la urbeneoyorquina. Colmado de sueños ycon el único propósito de cantar enuna orquesta, el joven de apenas 17años y 120 libras de peso fue a parar acasa de su hermana Priscilla, en elbarrio del Bronx.

Allá pagó el precio de todo emigrante.Laboró largas horas en trabajos preca-rios durante el día y en las noches bus-caba suerte por los salones de baile dela ciudad.

Su huella musical comenzó a dejarrastro entre las bohemias que realizabajunto a sus compatriotas en las nochesde farra, hasta que un reencuentro consu amigo de infancia Roberto García,líder de un conjunto musical, le produjosu primera oportunidad artística, aun-

que en participaciones esporádicas.No fue hasta el mes de noviembre de

1964 cuando el artista irrumpió con másdeterminación en el ambiente musical.

“Héctor Lavoe asistió a un club en laavenida Prospect, del barrio deBrooklyn, y conoce al pianista RusellCohen, director de la orquesta NewYorker Band. Allí le cantó unas líneas acapella del bolero “Plazos traicioneros”,marcó los tonos y esa fue la primeracanción que cantó con la orquesta,hasta llegar a grabar en 1965 su primerdisco 45 (rpm) ‘Está de bala’”, cuentaJaime Torres, quien ha recopilado lasvivencias y la obra del artista en el libro“Cada cabeza es un mundo: Relatos ehistoria de Héctor Lavoe”, que serápublicado en noviembre de este año.

Añade, que en la New Yorker Band,Héctor Lavoe figuró como corista ymaraquero junto a Rafael “Chivirico”

Dávila, voz principal del grupo. Esaexperiencia lo trajo de visita a PuertoRico, en 1966, para presentarse en elTeatro Cayey y en el programa deMirta Silva.

Luego, trabajó pocos meses con laorquesta de Francisco “Kako” Bastar,The Alegre All Stars, con quien grabócomo primera voz del coro en una pro-ducción del grupo en 1967.

Ese mismo año, en el Club Tropicoro,ubicado al sur del Bronx, conoció aJohnny Pacheco, quien luego de escu-charlo cantar le presentó al joven trom-bonista y arreglista Willie Colón, quienbuscaba un vocalista para la grabaciónde su primer álbum, “El Malo”.

Pacheco jamás pensó que ese junteunía a las dos estrellas más refulgentesque tendría la salsa en la primera etapadel desarrollo de la nueva familia dis-cográfica de la Fania.

SSeennttiimmiieennttoo hheecchhoo ccaanncciióónn

El binomio Héctor Lavoe y WillieColón trastocó los patrones rítmicosque marcaron el compás del nuevogénero salsero, hasta entonces domina-do por un sonido agresivo.

Esta unión lanzó una nueva propuestamusical que combinó el tono pícaro ehiriente de la voz del cantante ponceñoy su apego a las melodías de la cancióntradicional boricua, con el interés delintrépido trombonista de proyectar ensu trabajo la evocación nostálgica delsonido de las raíces de la música puer-torriqueña.

Así, el orgullo campesino logró unespacio en el mundo salsero que se cur-tió en la diáspora, combinado con com-posiciones modernas y matizadas porfraseos y frases típicas de la ruralía,como el famoso “lelolai”.

Héctor Lavoe y Willie Colón triunfa-ron porque, además de cautivar con supropuesta artística, lograron sembrarla imagen de niños malos del barrio. Seabrieron paso contando sus historias,como si se tratara de la consignación deun texto social que relataba las vicisitu-des del emigrante.

Este junte duró 7 años, produjo 10 dis-cos y sentó pautas con éxitos como“Ausencia”, “Cheche colé”, “JuanaPeña”, “Barrunto”, “Abuelita”, “LaMurga”, “Piraña”, “Soñando despierto”y “Todo tiene su final”.

En 1973, Willie Colón optó por disolversu orquesta cansado de los descontrolesy los desórdenes de la vida un poco tur-bia que llevaba Héctor Lavoe, no sinantes recomendarle que armara su pro-pia banda, para la que le ofreció susmúsicos y se mantuvo como productorde sus discos.

4 / miércoles 24 de septiembre de 2003 HISTORIA DE LA

Héctor Lavoe El poeta callejero

A los 21 años de edad se

convierte en unaestrella de la

salsa.

Héctor Lavoefue consideradoun gran sonero. El binomio Willie Colón y Héctor Lavoe duró siete años.

Ismael Rivera fue su maestro en el arte de sonear.

Fue bautizado como “el cantante de los cantantes”.

Se ganó el aplauso delpúblico y la toleranciapor sus tardanzas.

Su voz evocó la nostalgia de la música típica puertorriqueña en la nueva expresión salsera.

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Archivo / El Nuevo Día

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6 / miércoles 24 de septiembre de 2003 HISTORIA DE LA

EN LA historia de la salsa,Héctor Lavoe encarna eldiálogo entre el sentimientocallejero y el hombre debarrio que esconde las virtu-des y desventuras de lasociedad que lo abrigó.

De cantar dulce e hiriente,plasmó en su voz el retratode la vida de los puertorri-queños que emigraron aNueva York desde media-dos del siglo pasado con lailusión de reinventar susvidas y quienes hallaron un

mundo colmado de violen-cia, marginación y desigual-dades.

En ese contexto, sus inter-pretaciones se colocaronentre las favoritas de los sal-seros por representar el len-guaje crítico que retrataba lasociedad de su época.

En cada vocalizaciónimprimió el fraseo más cer-cano a la experiencia margi-nal, con un tono influencia-do por el sonido de la músi-ca jíbara de Puerto Rico.

Fue reflejo de su época.Combinó en su repertorio elcuento de casos temibles(“Hacha y machete”), tramasmafiosos (“Juanito Alimaña”),situaciones sociales (“Calleluna, calle sol”), escenas deldesamor (“Periódico deayer”), temas religiosos(“Todopoderoso”) e inciden-cias personales (“El día demi suerte”).

Aportó a la historia de lacanción popular una fuerzanarrativa y musical que

rondó entre la crónicaperiodística y el relato socialde los desajustes, injusticiasy lacras del sistema.

Por su estilo se ganó elapelativo de “El Bad Boy dela Salsa”, nombre que que-dó reforzado en las imáge-nes que ilustraron las cará-tulas de sus discos en losaños gloriosos junto a WillieColón, el otro niño malo.

Una mirada a su obramusical aparece ceñida alos antros oscuros que

abundaban en las zonasrojas de la ciudad neoyor-quina, como si sus cancio-nes se trataran de un textode novela negra.

Logró su sitial de “repre-sentante del pueblo” por laautenticidad que mostraronsus versos y porque, antetodo, nadie dudó que era unconocedor de las calles alas que le cantó, que fuereportero y protagonista demuchos de los sucesos quecontó y que sus pasos tran-

sitaron por los barres másordinarios del barrio boricua,junto a los suyos.

Las incidencias de su vida,en cambio, hacen su obracopiosa e interesante, peroarriesgada y desafortunada.Con astucia, Héctor Lavoevolcó sus canciones enradiografías sociales, capa-ces de abordar temáticastan disímiles como las dro-gas, las crisis y los móvilesde la ciudad, hasta el amory la religiosidad.

HÉCTOR Lavoe comienza unanueva etapa en su vida con la apari-ción, en 1975, de la producción “Lavoz”, que incluyó su primer éxito ensolitario, “El Todopoderoso”.

Luego, en 1976, lanza “De tidepende”, con el clásico “Periódico deayer”, justo cuando ya era considera-do como el mejor cantante puertorri-queño de salsa de Nueva York.

Su vida, sin embargo, anduvo ensobresaltos y los malos andares le pro-vocaron un retiro temporal de losescenarios para someterse a un trata-miento contra la adicción a drogas.

Meses más tarde, regresa recupera-do a complacer a su público con elálbum “Comedia” (1978), uno de losmás exitosos en su carrera queincluyó los temas “La verdad”,“Comedia” y “El cantante”, este últi-mo escrito por Rubén Blades. A esaproducción le siguió “Recordando aFelipe Pireda” (1979), “Feliz Navidad”(1979), “El sabio” (1980), “Qué senti-miento” (1981) y “Vigilante” (1983), queincluyó el tema “Juanito Alimaña”,escrita por Tite Curet Alonso y que enla voz de Héctor Lavoe se consagrócomo una oda más a la historia de“maleantes honorarios”.

En 1985 publicó “Reventó”, con loséxitos “La vida es bonita” y “Lafama”, y en 1987 lanza su último tra-bajo en solitario, “Strikes Back”, queincluía el tema “Loco”, en una abiertamanifestación de deshago.

Tras cada interpretación, imprimióel estilo callejero y desafiante querepresentó, adornado con su ampliorefranero popular y su tono de “poetade la calle”.

““TTooddoo ttiieennee ssuu ffiinnaall””

En los últimos pasos de su vida,y tras haber vivido una secuelade desgracias, la noche del 25 dejunio de 1988 se presentó en el coli-seo “Rubén Rodríguez” deBayamón, junto a otras estrellassalseras, en un evento que nocosechó el éxito acostumbrado ensus años de gloria.

Aquella noche sólo se congregóun puñado de fanáticos que a duraspenas sumaban trescientos. Aúnasí, Héctor Lavoe salió a escenapero los productores le impidieroncantar silenciándole el sonido yapagándole las luces.

Saturado y frustrado, regresó alhotel Regency de San Juan, dondepernoctaba, y el domingo 26 dejunio de 1988 se lanzó al vacíodesde el octavo piso.

Mucho se especuló sobre las cau-sas que lo llevaron a aquella des-gracia: pesadumbre, drogas, sida.Al final, el hecho sólo marcó elocaso de una vida gloriosa y ator-mentada que postró al salsero y lodejó malherido, al punto de malo-grar sus cuerdas vocales.

Tras el incidente, intentó volver acantar sin éxito y sin que nadie secompadeciera de su pena. Siemprehubo sedientos productores que ensu afán de lucro lo presentaron enconciertos, aunque apenas podíaentonar sus afamadas melodías.

El mediodía del 29 de junio de1993, cinco años después de malintentar su intento de suicidio,murió en la ciudad de Nueva York.

Siempre será “el cantante de los cantantes”

La voz deun nuevotiempo

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En sus últimos años vivó unacadena de desgracias.

Sus interpretaciones gozaban de un estilocallero y desafiante.

� Su vida, que tantagloria le dio al género,también anduvo ensobresaltos

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HISTORIA DE LA SALSA miércoles 24 de septiembre de 2003 / 7

DESDE LA mirada pun-tillosa del periodista,Héctor Lavoe no podía sermás que un artista único,irrepetible, de la talla defiguras como Carlos

Gardel, de esos que sólosurgen cada centuria, ori-ginal e incomparable.

Así lo expresa JaimeTorres Torres,destacadoreportero deEl Nuevo Díaque ha dedica-do 20 años desu carrera pro-fesional a lacobertura yestudio deldesarrollo de lastendencias denuestra músicapopular, y quiena principios delmes de noviem-bre publicará ellibro “Cada cabe-za es un mundo:Relatos e historiasde Héctor Lavoe”,una investigaciónde 15 años que pre-senta un conjuntode cuentos cortos ycrónicas sobre elartista.

En este trabajo, laapreciación a laobra del denomina-do “Cantante decantantes” superanlas historias que han arro-jado luz sobre el desem-peño musical y vocal delartista, yéndose al comen-tario noticioso, con un vis-tazo más preciso, delicadoy exhaustivo, capaz de hil-vanar el recuento de lavida del salsero, en sucontexto social y su pro-yección en el relato de sus

melodías.“El trabajo pretende lle-

var al lector a través de lavida del artista másimportante del género. Noes una biografía, es uncompendio de sus episo-dios complementado conun análisis de su obra, unanecdotario y su disco-grafía”, cuenta el autor.

Confiesa que esta obrasurge de la inquietud quele provocó la noticia de suintento de suicidio, el 26de junio de 1988, en elhotel Regency de SanJuan.

“Recuerdo aquel día,cerca de la 1:00 de latarde, cuando camino aRío Grande escuché en laradio, en voz de JuniorVázquez, que HéctorLavoe se batía entre lavida y la muerte tras lan-zarse del noveno piso delhotel. De pronto me hicemuchas pregun-

tas: qué razo-nes pudo tener, si fue unaccidente, un suicidio, sialguien lo tirá al vacío…fueron preguntas y máspreguntas que me sumer-gieron en una búsquedade datos que incluyó tresentrevistas al cantante yel cúmulo de memorias desus conciertos y presenta-ciones”, dice el veterano

reportero, cuyo libro con-tará con un prólogo acargo del músico WillieColón.

Para Jaime TorresTorres, Lavoe “fue unartista original queabordó de una maneraauténtica y elocuente lasalsa al estilo puertorri-queño, contrario a otrosintérpretes de la época quela cultivaban desde laherencia del son cubano”.

Al recordar su experien-cia cara a cara con el sal-sero, resalta al ser huma-no transparente y sincero,“que llamó las cosas porsu nombre y opinaba sintapujos” y que frente a supúblico fue “engreído ymimado”.

“Siempre mencionaréque fue todo lo contrarioal Héctor Lavoe que repre-sentó Domingo Quiñonesen ‘Quién mató a Héctor

Lavoe’, que es lacaricatura del ver-dadero Lavoe:auténtico, genuinoy original. En laobra nos presenta-ron a un Lavoeencorvado, roboti-zado, arrebatado,mal hablado…cuando él fue unindividuo de senti-mientos muynobles, no hubodistancia entre elartista y el serhumano, siemprefue el mismo. Estriste cuando teencuentrascómo una obracomo ésa, queexplota indiscri-minadamentela enfermedady el calvario deuna figurapara llenaruna sala (deteatro) igno-rando losantecedentes,

las circunstan-cias sociales y culturales,el drama humano y la per-sonalidad de un ser huma-no que fue bendecido conun talento y que un día ala edad de 17 años emigróa la babel de hierro,soñando con un futuromejor, y por su generosi-dad, nobleza e ingenuidadfue devorado por el siste-ma”, concluye.

Obra de periodista retratael mundo de Héctor Lavoe

BBuussqquuee eessttee ssáábbaaddoo eell ÁÁllbbuumm ddeell rreeccuueerrddooddee IIssmmaaeell MMiirraannddaa

yy eell mmiiéérrccoolleess RRaapphhyy LLeeaavviitttt:: ssaallssaa ccoonn oolloorr aa ppaattrriiaa

Jaime Torres Torres