Misterios de un enano

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Misterios de un enano Alejandro Gómez Masdeu

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Un cuento de misterio

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Misterios de un enano Alejandro

Gómez Masdeu

4º B C.E.I.P Fontarrón

Érase una vez un enano, un detective que resolvía misterios, había resuelto casos como el de la patata y muchos más...Un día, un ornitorrinco vino a hacerle un encargo, quería que investigase los extraños sucesos en una fábrica abandonada.

- ¡Explícate!-! le dijo el enano al ornitorrinco.- ¿Quieres sentarte?- siguió hablando el enano mientras ponía pastas en una mesa antiquísima.

- Todo empezó así, yo vivo cerca de una fábrica abandonada, y estos días , por la noche, escuché unos ruidos...chirridos que no me dejan dormir...- contó el ornitorrinco.

- ¡Qué interesante!, sigue contando. ¿Te apetece naranja o tarta?-! preguntó el enano mientras cogía un cuaderno de un cajón.

- La fábrica es muy grande, ¡de robots!, y al lado tiene el Lago Negro de Residuos.- ¡Para, para!. Yo conozco ese lago, pero nunca he visto la fábrica... ni sus robots, ¡vamos a verlo!-! dijo el enano, que se llamaba Antonio, mientras! buscaba su mochila.

Llegaron a la explanada donde estaba la fábrica, el ornitorrinco la señalaba pero Antonio no la veía.- A la derecha, de frente, a la derecha. Perdón, a la izquierda, de frente, más, un poco más, ahora empuja el aire. Dijo Pepe, el ornitorrinco.

- ¡Asombroso!, ahora veo la fábrica, ¿pero cómo?- dijo el detective.- No lo sé- contestó Pepe.- Entremos.

Era una estancia sombría, desolada y con centenares de antorchas, arañas, insectos y cables, pues la fábrica era de robots.- Esto da miedo- dijo el ornitorrinco.- Hay cosas peores.De repente empezó a llover, y el techo a bajar. Intentaron salir, pero de camino a la puerta, esta se cerró dando un golpazo de manera que resonó en toda la estancia.

- Deseo salir de aquí- dijo Pepe.-Yo simplemente deseo vivir. Le contestó sin preocupación Antonio.El techo seguía cayendo, pero al final sólo les traspasó, y una voz que se oía por todas partes dijo:- Piso 2: fabricación de robots.

Esta planta estaba limpia, pero lo más importante era que había robots, ¡y funcionaban!.- ¡Vamos techo, caeté encima de nosotros!-! dijo Pepe.- Mira, un trozo de suelo rojo, vamos a ver qué es-! dijo Antonio.

- Va… vale- tartamudeó Pepe.Cuando subieron al punto rojo este empezó a subir, hasta que el detective y su cliente! traspasaron el techo.Otra vez la misma voz que decía:

- Último piso: El jefe.

En este piso había una mesa y una silla, sentado estaba un gigante.- ¡Eres tú!, ¿a que sí?- dijo Antonio.- Lo confieso, quiero conquistar el mundo de los enanos.- Misterio terminado- le dijo Antonio a Pepe.

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