Místico Desierto

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1 Místico Desierto Un brillo metálico apareció por unas milésimas de segundo frente al sol canicular de medio día, en una de las dunas del desierto del Sahara, esta mira a poniente sobre el río Nilo. Allí, una llave sobresalía en medio de la nada, cubierta por unos granos de arena y por el viento caliente de la tarde, el cual no lograba moverla, al contrario sepultaba la verdad de cómo llego esta llave allí. Abandonada como un niño que clama en el desierto, como Samuel abandonado por su padre Abraham, sólo, perdido allí por deseo de Dios. Cuatro días atrás, en frente de la torre del Big Ben un joven menudo está planeando asaltar la última nieta viva de la familia Romanov. Militsa ya casi llegaba a su aniversario número 80. Ella había llegado a Inglaterra cuando aún se consideraba inmigrantes a los Rusos en Europa. En 1938 el Zar Valentín en la estación de trenes de Novosibirsk, besó por última vez a su hija, dejando en sus manos el legado de amor esponsal, de su amada Alexandra. De ahí, en adelante Militsa con una cuerda suave pero marrón por la mugre, construiría la corriente del tesoro más grande que conservara de la familia Romanov. Una llave dorada, con marcas extrañas; forjadas en fuego, que reflejaban el cariño y los días de tierna infancia, cuando su familia estaba unida, y su madre, aún viva, prodigara más unión entre su padre Valentín y ella. Quizá en ese universo paralelo de la llave, todos estaban vivos y aun hoy serian felices. En ningún momento durante el resto de su vida, ella se sintió abandonada, ni tampoco se quitara ese pedazo de metal. Ni durante su noche de bodas, cuando casi desnuda sólo estuviera vestida por ese trozo de metal, el cual fue testigo también de su forma de amor carnal. Un tirón que casi corta el cuello, y marcó su espesura en el cuello, junto con el nudo, que unía las dos puntas, de aquella vieja corriente improvisada desde su infancia, fue el único recuerdo que quedó para Militsa de aquel encargo paternal. Un joven flaco fue el ladrón. Se abría paso por en medio de un túmulo de gente. El pilluelo aprovecho cuando ella se disponía a cruzar frente de la torre Big Ben. La cuerda cedió del cuello como aquel guardián viejo y quebradizo que quiere dejar libre aquello que por más de cinco décadas cargó obligado.

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Un cuento con aire diferente, creo que estoy intentando poner estilo propio a mis narraciones.

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5Mstico DesiertoUn brillo metlico apareci por unas milsimas de segundo frente al sol canicular de medio da, en una de las dunas del desierto del Sahara, esta mira a poniente sobre el ro Nilo. All, una llave sobresala en medio de la nada, cubierta por unos granos de arena y por el viento caliente de la tarde, el cual no lograba moverla, al contrario sepultaba la verdad de cmo llego esta llave all. Abandonada como un nio que clama en el desierto, como Samuel abandonado por su padre Abraham, slo, perdido all por deseo de Dios.Cuatro das atrs, en frente de la torre del Big Ben un joven menudo est planeando asaltar la ltima nieta viva de la familia Romanov. Militsa ya casi llegaba a su aniversario nmero 80. Ella haba llegado a Inglaterra cuando an se consideraba inmigrantes a los Rusos en Europa. En 1938 el Zar Valentn en la estacin de trenes de Novosibirsk, bes por ltima vez a su hija, dejando en sus manos el legado de amor esponsal, de su amada Alexandra. De ah, en adelante Militsa con una cuerda suave pero marrn por la mugre, construira la corriente del tesoro ms grande que conservara de la familia Romanov. Una llave dorada, con marcas extraas; forjadas en fuego, que reflejaban el cario y los das de tierna infancia, cuando su familia estaba unida, y su madre, an viva, prodigara ms unin entre su padre Valentn y ella. Quiz en ese universo paralelo de la llave, todos estaban vivos y aun hoy serian felices. En ningn momento durante el resto de su vida, ella se sinti abandonada, ni tampoco se quitara ese pedazo de metal. Ni durante su noche de bodas, cuando casi desnuda slo estuviera vestida por ese trozo de metal, el cual fue testigo tambin de su forma de amor carnal.Un tirn que casi corta el cuello, y marc su espesura en el cuello, junto con el nudo, que una las dos puntas, de aquella vieja corriente improvisada desde su infancia, fue el nico recuerdo que qued para Militsa de aquel encargo paternal. Un joven flaco fue el ladrn. Se abra paso por en medio de un tmulo de gente. El pilluelo aprovecho cuando ella se dispona a cruzar frente de la torre Big Ben. La cuerda cedi del cuello como aquel guardin viejo y quebradizo que quiere dejar libre aquello que por ms de cinco dcadas carg obligado. Frente a tal porfa, la gente observa hipnotizada como una dulce anciana se suicida en el Tmesis, sin resistir las fras aguas ptridas, que la engullen de un bocado.Su respiracin agitada es lo nico que escucha Patrick al correr, y unas gotas de sudor corriendo por la frente y, la espalda empapada son los nicos signos de castigo que siente aquel corredor por medio de la calle. Este macilento estudiante de enseanza media, que no tiene cmo comprarse unos Nike para la competencia que le dar una beca en la Universidad de Cambridge; con lo cual lograr seguramente cambiar el destino de su familia, pues ellos podran pensar en venirse de Senegal. Slo retiene con fuerza en su mano izquierda su pasaporte: una llave dorada. Una mano extendida desde una limosina blanca con ms de 30 pies de larga, recibe lo que ha pedido una voz tenebrosa. Como compensacin por esa pequea pilatuna, una caja con un par de tenis 39 y medio nuevos se extiende para l, los cuales haban comprado media hora antes en el portobello Road Market en Nothing Hill.Rasputn siempre fue un monje, ms que aprendiz de hechicero; pero en Rusia, lo primero no da fama, y lo segundo puede que lo lleve a uno a donde el destino quiere. Vesta siempre de blanco o gris, con su barba siempre larga porque le daba pereza rasurarse todos los das, y porque en verdad no tena dinero para comprar una hojilla para tal labor todos los das. Si la gente lo miraba desapercibidamente, se confunda con uno ms de la guardia del Zar. Temido por todos, respetado por pocos, as siempre fue el aprendiz de una descendiente lejana del mstico Merln. La hechicera Militsa Alexandra Fidorovna, que rejuvenencio por ms de 300 aos, hasta que muri en su nico parto natural, dejando desamparado a Grigory Rasputn. Este con mucho conocimiento y sed de poder; pero con el triste signo de tener una mala memoria para recordar ms de 300 aos de hechizos contenidos en un exttico libro que slo se habra con una extraa llave dorada que su ama siempre cargaba. El nico conjuro que se saba era el de cmo mantenerse joven. Tal por fa, no fue sino un reto ms de la naturaleza; no fue sino un elemento inspirador en un drama de bsqueda que l slo conoce, para hacerse con la llave. Sin esbirros y menos amigos, el nico que podra cooperar para ese plan era Platn, un pequeo cachorro pug, el cual la gente encontraba mucho parecido con su dueo. Platn fue abandonado por un frio corazn, al ver que era muy dbil y enfermizo en Pokrvskoe, regin de Tiumen, en Siberia Occidental. All, es que la casualidad y el destino hicieron de dos hurfanos amigos en medio de la fra estepa siberiana. Uno destinado por su flaqueza a morir y el otro, por su rareza a sobrevivir. Desde all, fueron amigos incondicionales, con un tcito pacto de preocupacin mutual. Cuando en uno de sus ltimos viajes, un gaucho argentino de apellido Gardel empezara a invadir con su msica bohemia Europa, los diarios mundiales en la seccin de sociales, publican una de sus tantas fotos, con sus crecientes fans europeas. Un cuadro donde una tradicional y tmida chicha rusa, abrazara al cantante de sus sueos, pero por lo apretado de los convidados en el Healthrow airport, mostro ms de lo que su escote y corpio podra soportar. Una llave dorada que quedara fotografiada encima de su almilla, y miles de flashes que estuvieron de acuerdo para que en ese instante del caluroso abrazo de Gardel, fuera la noticia mundial del momento. Por ms de un mes los peridicos en todo el viejo continente se lucraron a manos llenas de ese cuadro inocente en una sociedad puritana.Mosc no escapo a tal noticia, la cual fue cubierta por muchos peridicos rusos. Mientras, una libra de jamn es comprada por un militar ruso que se albergaba en el hotel Savoy Moscow, y es envuelta en una hoja de peridico. Canal por el cual Grigory en su apartamento descubra donde est la llave de su destino, al estar aburrido y no tener nada para leer. Al mismo tiempo suena la campanilla de la tostadora, el pan est listo. Armando dos vetustos sndwiches, uno de slo jamn para Platn, que siempre fue aficionado a esa carne como el Chavo del 8, y otro con mantequilla, queso y para l. Una exquisita cena, que ambos comensales en silencio devoran. Pero, con una sonrisa omisa en la cara de Rasputn, pues al siguiente da ira a la misma estacin de trenes, donde dos dcadas atrs, un Zar escondiera de polizona, a una bella princesa rusa, y la enviara para Inglaterra donde su nico amigo Miguel Strogoff. Strogoff era un mdico retirado, con un extrao talento, que haca que el zar le confiara la vida de su hija. Era la nica persona capaz de detener una hemorragia, frente al caso de hemofilia de la nbil dama. Aunque eso no era del todo cierto, Grigory era tambin capaz de tratar a la nia con sus bebedizos, salvo que el Zar no acreditara en eso como lo habra hecho la madre de la pequea, que no estaba all para aconsejarle. Esa fue la causa por la que el padre tras un ridculo accidente en la cocina de palacio, viera como con la sangre de su hija, y una pequea cortada arrebatara por instantes la vida de Militsa, y nadie pudiera detener fcilmente el sangrado. Por suerte, en esa ocasin Miguel estaba invitado en palacio. Temiendo de all en adelante lo peor, pido a su amigo y confidente Strogoff que cuidara de ella, como aquel padre que l no podra ser. Miguel no rechazo tal dignidad, y prometi ser un padre devoto como lo sera el Zar. As, Militsa saldra de Rusia en el anonimato, sin que los enemigos del Zar se enteraran. Con el tren de las seis de la maana, un hombre maduro (ni viejo ni joven), tosco pero con un aire angelical, y un perro entre sus brazos se decide a viajar para Inglaterra. Estando alojado sencillamente en Nothing Hill, no tardo ms de dos semanas con su mantica en ubicar a Militsa, la cual viva acomodada en una gran casa cerca de Cambridge para facilitar sus estudios de literatura. Con pual en mano y dispuesto a ser el poseedor de la llave, solo precisaba de un corte largo en ese dbil cuello para que el fuera el dueo de su hado. As, fortuitamente durante dos semanas la sigui, y aprendi sus hbitos. Llegando el tiempo esperado, un lunes a las 8:00pm se decidi para acabar con su presa. Con algo de niebla y frio, Militsa siempre caminaba para su casa como de costumbre, hasta que una sombra se elev en medio de la nada, y ella controlando su imaginacin y gritos, crey ver por unos instantes a Jack el destripador. Salvo que en esta ocasin era un hombre de aspecto raro discutiendo con su perro, para que no ladrara tanto y no fuera impertinente con la gente. Al ver la figura del pug, sonri y aliviada, lo toma entre sus manos para entregarlo a su dueo. El sin saber qu hacer, y con su arma escondida en uno de los bolsillos de su gabn, pens en degollarla. Ms cayo, a prisa, preso de los afanes de Cupido. La sonrisa de gato Cheshire, de Militsa la ha salvado, y Rasputn se ha enamorado.Lo que en un comienzo fue un triunfo para Grigory, al ver aquella foto en el peridico, hoy era su fracaso. Amor a primera vista, y todo su universo haba cambiado. As, continuaron siempre sus encuentros: mismo lugar, misma hora, mismo da de la semana. La noche de Celestina los cobijaba. Primero Platn fue la excusa, ms tarde los chocolates, sin olvidar las misivas y las flores. El juego fue de parte y parte, hasta que los dos locamente enamorados tres meses despus se haban casado. Rasputn aprendi el valor vital de la llave para ella, y comprendi que apenas la robara, de una u otra forma la matara. Ms, cuando ella descubriera la verdad de que fue su amado quien la haba hurtado. Siempre para este acto, haba un despus en la mente de Rasputn, una excusa estaba pronta, a la mano, y abrazado a su cintura en la noche Grigory deca: maana probare que no la amo.Al punto que pasaron ms de 50 aos, donde Rasputn ensombrecido, no pudo probar ni hacer lo que en un momento l quisiera, pues ya, los dos ancianos, enterraran unos de los motivos de su amor. Slo una dcada los acompao Platn. Despus, siempre algo los hizo infelices. No hubo hijos ni otros cachorros. Slo que en las noches las pesadillas a Grigory lo atrapaban, y con una voz apagada en los sueos de Rasputn casi siempre repitiera: Te extrao Platn. Militsa siempre escuchaba entre despierta y dormida: Platn, te extrao.Ella dispuesta siempre por su amor a hacer algo, deca en su mente que al otro da ira a una tienda de mascotas que quedaba cerca al Big Ben, para comprar otro pug, y re-emplazar lo que se haba quebrado. Pero siempre lo pospona y una lgrima recordaba que Platn era irremplazable.Un da la casualidad se ali con el destino, y aquella vieja dulzona con casi 80 aos, pasando por frente a la tienda de mascotas, siente que alguien la ha despojado, un espolonazo en su cuello enrojecido es el nico recuerdo que queda de su padre amado. Ya Grigory con la llave en sus manos, y el libro deudor de las posiciones y hechizos de la gran bruja Alexandra, slo le restaba ser feliz. Por fin, Grigory ese da se haba levantado resuelto a resucitar con un conjuro a su nico amigo Platn, y rejuvenecer a su esposa para poder vivir una ltima aventura en el Sahara. Lugar donde su esposa como literata soaba con grandes aventuras y escribir su ltima novela, aunque el clima a ella le disgustara. Egipto, Egipto! siempre deca, y sus pirmides siempre fueron otro amor secreto de Militsa como un amante pasajero. Cuando abri con la llave, aquel viejo libro esperaba que algo mgico sucediera, pero lo nico que emergi fue el polvo de entre pginas acuadas por el tiempo. Al instante suena el telfono de su casa. Con pereza de atender la llamada para tranquilizar sus ansias atendi la llamada. Al otro lado de la lnea, un seor preguntaba si era la residencia de la seora Militsa Rasputn Fidorovna. Ante lo cual con un lacnico s, de extremada amabilidad escucho una tragedia. Le narro automticamente como un cuerpo ahogado sin vida, estaba en medicina legal de Scotland Yard, que por los documentos recuperados, responda a las caractersticas de su esposa. Que deba ir all a identificarla, como el procedimiento exiga.Una lgrima roja cae sobre el disco del telfono, Grigory con la otra mano que sostiene la llave que abri el libro, se ha intentado sacar un ojo, por la infausta noticia que acaba de or. En un da transcurri el sepelio slo Grigory asisti a sus honras funerales. Un traje negro, un libro grande en una mano, y en el pecho una llave amarrada. Del cementerio central contrato un servicio de taxi hasta Healthrow. Un par de nforas que contenan cenizas llevaba en una caja de cedro. Dentro una contena las iniciales M. R. F y en la otra un nombre dibujado: Platn. El vuelo con destino al Cairo est listo; slo le tomo 12 horas de incomodo vuelo en tercera categora. En el vuelo slo se vea sentado all en una silla un espanto. Frente al desierto alquila un camello, y toma camino hacia la nada. Cinco horas bajo el sol, quizs ms o menos, y un azote constante cobraron su deuda con el camello. Este lo haba abandonado. Algo golpeado, y con arena entre los ojos, vio cmo se alejaba el animal, y al mismo tiempo como las cenizas de sus seres amados se mezclaban con la arena de la duna caliente del desierto. Incorporado y hundido en su juego mental de conciencia y llanto, aparece un viejo pual, que en otra hora, tuviera otro destino. A este le acompaaba unos fsforos, que utilizo para hacer una pira de aquel viejo libro lacrado. Vio cmo se quemaban las hojas y las pastas del libro, hasta desaparecer en unas cenizas oscuras que se incorporaron con el ambiente. Slo restaba arrojar con todas sus fuerzas la llave, y caminar en sentido opuesto. Media hora despus con una sed de muerte y con el pual en mano, se quit la camisa, se arrodilla ante el astro rey, pide perdn al cielo y a su amada, y se degoll con la fuerza potica que su alma albergaba. La sangre con fuerza tio las arenas del desierto, hasta que el sol secara esa costra roja en el desierto. Slo cuando el sol brilla en lo alto en pleno desierto, por un milisegundo se ve un destello metlico sobresalir en medio de lo anormal del mstico desierto.