Mónica Hidalgo Pego · de San Ildefonso después de la expulsión jesuita. Entre sus publicaciones...

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Mónica Hidalgo Pego Doctora en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM. Profesora de América Colonial en el SUAyED-Historia de la misma facultad. Se ha dedicado principalmente al estudio del Colegio de San Ildefonso después de la expulsión jesuita. Entre sus publicaciones recientes destacan Reformismo borbónico y educación. El Colegio de San Ildefonso y sus colegiales, 1768-1816, IISUE-UNAM, México, 2010 (La Real Universidad de México. Estudios y Textos, XXV) y “La reforma de 1843 y los Reglamentos del Nacional Colegio de San Ildefonso”, Revista Iberoamericana de Educación Superior , vol. 4, núm. 10, pp. 56-73, México. Resumen El texto tiene como finalidad examinar los cam- bios habidos en la tercera enseñanza en México a través del estudio de caso del Colegio de San Ildefonso. El trabajo se circunscribe al periodo comprendido entre 1834 y 1852, años en los que los catedráticos y autoridades colegiales, res- pondiendo a los mandatos de los encargados de delinear las políticas educativas mexicanas, redac- taron para la institución planes de estudio que fueron completados con otras disposiciones. A través de dichos documentos se conocen las cáte- dras, autores y textos que fueron empleados en la enseñanza jurídica y teológica del colegio y su grado de innovación que se reflejó en la intro- ducción de nuevas ramas de dichas ciencias, en los objetivos perseguidos con su introducción, entre otros aspectos. Fecha de recepción: julio de 2013 Fecha de aceptación: enero de 2014 Palabras clave: Tercera enseñanza; siglo XIX; San Ildefonso; teología; jurisprudencia; renovación.

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Mónica Hidalgo Pego

Doctora en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, investigadora del Institutode Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM. Profesora de América Colonialen el SUAyED-Historia de la misma facultad. Se ha dedicado principalmente al estudio del Colegiode San Ildefonso después de la expulsión jesuita. Entre sus publicaciones recientes destacanReformismo borbónico y educación. El Colegio de San Ildefonso y sus colegiales, 1768-1816, IISUE-UNAM,México, 2010 (La Real Universidad de México. Estudios y Textos, XXV) y “La reforma de 1843 ylos Reglamentos del Nacional Colegio de San Ildefonso”, Revista Iberoamericana de Educación Superior,vol. 4, núm. 10, pp. 56-73, México.

Resumen

El texto tiene como finalidad examinar los cam-bios habidos en la tercera enseñanza en Méxicoa través del estudio de caso del Colegio de SanIldefonso. El trabajo se circunscribe al periodocomprendido entre 1834 y 1852, años en losque los catedráticos y autoridades colegiales, res-pondiendo a los mandatos de los encargados dedelinear las políticas educativas mexicanas, redac-taron para la institución planes de estudio que

fueron completados con otras disposiciones. Através de dichos documentos se conocen las cáte-dras, autores y textos que fueron empleados enla enseñanza jurídica y teológica del colegio ysu grado de innovación que se reflejó en la intro-ducción de nuevas ramas de dichas ciencias, enlos objetivos perseguidos con su introducción,entre otros aspectos.

Fecha de recepción:julio de 2013

Fecha de aceptación:enero de 2014

Palabras clave:Tercera enseñanza; siglo XIX; San Ildefonso; teología; jurisprudencia; renovación.

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Ph. D. in History from the Faculty of Humantiies at UNAM. Hidalgo works as a researcher at theUNAM Research Institute on the University and Education. Professor of Colonial America at the History department of the Open University System of the same faculty. Her principal object of study is the College of San Ildefonso following the expulsion of the Jesuits. Among herrecent publications are Reformismo borbónico y educación. El Colegio de San Ildefonso y sus colegiales,1768-1816, IISUE-UNAM, Mexico, 2010 (La Real Universidad de México. Estudios y Textos, XXV)and “La reforma de 1843 y los Reglamentos del Nacional Colegio de San Ildefonso”, RevistaIberoamericana de Educación Superior, vol. 4, no. 10, pp. 56-73, Mexico.

Abstract

The paper examines the changes in tertiary edu-cation in Mexico by studying the case of theCollege of San Ildefonso. It focuses on the periodbetween 1834 and 1852, when professors andcollege authorities, responding to the orders ofeducation policymakers in Mexico, designedsyllabuses for the institution that were com-

pleted with other provisions. Among the infor-mation gathered from these documents are thelectures, authors and texts used within the col-lege’s legal and theological teachings, and theirdegree of innovation, as reflected in the intro-duction of new branches of these sciences, andthe objectives pursued by their introduction.

Final submission:July 2013

Acceptance:January 2014

Key words: Tertiary education; 19th century; San Ildefonso; theology; jurisprudence; renovation.

Winds of Change in Tertiary Education. The Case of the College of San Ildefonso

in Mexico City, 1834-1852

Mónica Hidalgo Pego

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Secuencia [105] núm. 91, enero-abril 2015

Vientos de cambio en la tercera enseñanza. El caso del Colegio de San Ildefonso de

México, 1834-1852

Mónica Hidalgo Pego

El 24 de abril de 1823, José MaríaLuis Mora (1994), en respuesta a lacomisión que le había delegado en

ese mismo mes el secretario de Fomentoe Instrucción Pública, José Ignacio GarcíaYllueca, elaboró una Memoria donde dabaa conocer el estado en que se encontraba elColegio de San Ildefonso en sus tres ra-mos: “gubernativo, estudios y económico”.Respecto al plan de estudios, su autorindicaba que este, al haberse “formado se-gún las ideas que se tenían en México altiempo de su redacción [1779]”, necesi-taba ser modificado, pues dichas ideashabían “cambiado totalmente en el perio-do que ha intermediado de entonces aacá”, haciendo que el plan cayera en“desuso en casi todas sus partes” (p. 49).1

En el mismo documento, Mora reali-zaba varias sugerencias para reorganizarla institución, las cuales, según palabrasde García, servirían también como modelopara todos los colegios de igual natura-leza de la república. Las reformas sugeri-das no se llevaron a cabo, no obstante,nuevos intentos por trasformar la realidadeducativa del país se fueron sucediendo,

y ello no podía ser de otra manera, pues la educación era vista por los actores polí-ticos implicados en el proceso indepen-dentista y en la construcción del Estadomexicano, como el medio para alcanzar lapaz, el progreso y el bienestar de la nación.

Otro aspecto en el que concordaron losdiversos actores fue en el de impulsar, cons-truir, administrar y financiar un sistemade instrucción pública, sin embargo, enlos doce primeros años de vida indepen-diente, su puesta en marcha fue suma-mente limitada. En las décadas siguientes–treinta y cuarenta– los proyectos educa-tivos promovidos lograron ponerse en eje-cución de forma parcial.

El primer proyecto correspondiente alaño de 1833 fue puesto en marcha por los liberales, pero sólo duró nueve meses,pues al asumir Antonio López de SantaAnna nuevamente la presidencia, lo de-rogó e impuso el propio. En 1843, el mis-mo mandatario ordenó la promulgaciónde otro plan de estudios, el cual sentó lasbases de futuras transformaciones educa-tivas, a la vez que retomó experienciaspasadas.

Los resultados alcanzados por las refor-mas impulsadas entre 1834 y 1852 no losconocemos con exactitud, pues existe pocadocumentación y escasos trabajos que den

1 Mora concluye que el estado del colegio eradeplorable y que era necesario reformarlo en sus tresramos.

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cuenta de sus resultados.2 Por tal motivo,en el presente escrito me acerco al temacentrando la atención en los cambios habi-dos en el Colegio de San Ildefonso en unode los aspectos que más inquietó a los per-sonajes encargados de delinear las políti-cas educativas, me refiero concretamentea los estudios que debían ofrecer este tipode establecimientos. En el caso de la ins-titución ildefonsiana, la legislación deter-minó que en ella se impartiera segunda ytercera enseñanza en el periodo trabajado.3

Por cuestiones de extensión, en estetexto sólo me abocaré a la tercera ense-ñanza. Respecto a la periodización, lamisma responde, por una parte, a la docu-mentación localizada, y por otra, a que lasautoridades nacionales y colegiales ordena-ron en 1852 poner la educación del cole-gio en los términos contenidos en la leyde 1843.

La investigación estuvo orientada porlas siguientes interrogantes. ¿Bajo qué circunstancias se elaboraron los planes de estudio de San Ildefonso? ¿Quiénes fueron los encargados de redactar dichosproyectos? ¿Sé logró una renovación de latercera enseñanza impartida en el colegio?¿Cuáles fueron las tendencias educativasimpulsadas en ellos?

Para dar respuesta a las preguntasplanteadas, el trabajo se divide en cuatroapartados. En el primero se presenta unbreve esbozo del proceso de creación y delos lineamientos de la instrucción públicaen la primera mitad del siglo XIX. En elsegundo se hace referencia a lo que se

denominó como tercera enseñanza. En eltercero se examinan los planes de estudiodel Colegio de San Ildefonso y las dispo-siciones tomadas con posterioridad y, en elcuarto apartado, se da cuenta de las cáte-dras, textos y autores que sirvieron parala enseñanza. Para realizar el artículo mehe valido de los documentos del fondoColegio de San Ildefonso, resguardado enel AHUNAM, del ramo Instrucción Públicay Bellas Artes del AGN y de algunas fuen-tes impresas.

LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA DECIMONÓNICA

Desde la primera década del siglo XVIII,la educación impartida en España fue untema que preocupó a pensadores comoMelchor Rafael de Macanaz, quien inten-tó introducir algunos cambios que no se llevaron a cabo. Con el paso de los años las propuestas de renovación conti-nuaron hasta lograr que en 1769 CarlosIII y sus ministros ilustrados proyectaranuna serie de reformas educativas que seprolongaron durante el reinado de Car-los IV. Dichas reformas, cabe advertir, nocontemplaban la creación de un sistemade instrucción pública como sí sucedía en Francia a través de los escritos de Ta-lleyrand-Perigod (1791) y de Condorcet(1792).4

2 Para conocer este tipo de trabajos remito altexto de Quintanilla (2002).

3 Sobre otras de las repercusiones del plan deestudios de 1843 en San Ildefonso puede consultarse,Hidalgo (2013, pp. 56-73).

4 Ambos pedagogos plantearon la formación deuna estructura educativa nacional basada en los prin-cipios de igualdad, libertad, gratuidad y universalidad.Así como la creación de una institución central encar-gada de vigilar la instrucción pública y regir, fomen-tar y sancionar las ciencias, la literatura y las artes.Este órgano estaría por encima de todos los estable-cimientos educativos que se dedicaron únicamente ala enseñanza. Ríos (1994, p. 9).

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En la península, la idea de construc-ción de un sistema de instrucción públicapara la península y sus territorios de ultra-mar se materializó en 1809, cuando laJunta Central fundó por decreto de 2 dejunio la comisión de Cortes, dividida enjuntas. La última de ellas se encargaría dearreglar la instrucción y fue presidida porel jurista y político gijonés Melchor Gas-par de Jovellanos, quien para orientar lostrabajos de la misma redactó en noviem-bre de ese año las “Bases para la forma-ción de un plan general de instrucciónpública (Araque, 2010, pp. 8-9).5 Esta,escribía su autor, debía ser gratuita y uni-forme, dividida en dos ramos o niveles deenseñanza y regida por una junta.

Los preceptos que Melchor plasmó ensus Bases estuvieron presentes en los docu-mentos producidos por las Cortes deCádiz, ya que a dicho organismo la Cons-titución de 1812 le había conferido la fa-cultad de restructurar la instrucción públi-ca mediante planes y estatutos especiales.6Apegada a dicha potestad, la comisión deInstrucción Pública y una Junta especialdesignada por la Regencia, prepararon en1813 un Informe que fue atribuido al pre-sidente de la junta, Manuel José Quintana.El “Informe Quintana” como se le cono-ció, sirvió de base para el Dictamen y pro-yecto de 1814, que no alcanzó a ser apro-bado, pues en ese mismo año, Fernandoregresó al trono y disolvió las Cortes. Seisaños después, durante el trienio constitu-cional (1820-1823) que restableció a losliberales en el poder, se formó una nueva

comisión, la cual redactó un Reglamentode Instrucción Pública.7

Los instrumentos de 1814 y 1821reprodujeron de forma casi idéntica el con-tenido del Informe de 1813. La educa-ción, según esos documentos, sería de dostipos, privada y pública; respecto a lasegunda, de la cual me interesa destacaralgunos aspectos, sería costeada por elEstado, y para poder concretarlo, existíaun apartado donde se hablaba de los fon-dos que la sufragarían. La instrucción sedividiría en tres y sería gratuita, universale igual para todos los ciudadanos. Tam-bién se apuntaba que debía ser uniformeen sus métodos de enseñanza, libros detexto, plan de estudios y lengua. Para ins-peccionar y arreglar toda la educaciónpública, se crearía una Dirección Generalde Estudios, además de una AcademiaNacional dedicada a la conservación, pro-pagación y perfeccionamiento de los cono-cimientos humanos.

Al iniciar México su vida independien-te, los actores políticos que se ocuparonde establecer un sistema de instrucción pú-blica aprovecharon la experiencia adqui-rida por los diputados novohispanos queparticiparon en las Cortes, así como lareglamentación producida por las mismasen materia educativa. Jacobo Villaurrutiadeja constancia de ello al apuntar que las

5 El texto de Melchor de Jovellanos recogía variasde las tendencias educativas plasmadas en los escritosde los franceses Talleyrand-Perigod y Condorcet.

6 Constitución Política de la Monarquía Española,título IX, De la Instrucción Pública, artículo 370.

7 Otros títulos hablan sobre la educación feme-nina, la enseñanza privada, las pensiones costeadaspor el Estado para alumnos destacados, las escue-las especiales, los catedráticos, la forma de proveer lascátedras, y el papel de los antiguos establecimientos.El Reglamento de 1821, incluso legisló para la NuevaEspaña, así se indicó la creación de universidades pro-vinciales y de una central adscritas a una Subdirecciónde Instrucción Pública, dependiente de la DirecciónCentral establecida en Madrid.

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bases del Reglamento de Instrucción Pú-blica de 1823 eran

las mismas en sustancia que las del proyec-to de arreglo general de enseñanza públicapresentado en 1814 a las primeras Cortesordinarias, adoptado por las segundas y lle-vado a su última perfección en las lumina-rias discusiones que comenzaron en octubrede 1820 y acabaron en 1821, en que se de-cretó y mandó poner en ejecución (Tanck,1979, p. 8).

Con el paso de los años, federalistas ycentralistas preservaron los principios ga-ditanos, tal y como se aprecia en los tex-tos constitucionales, pero sobre todo enlos planes educativos para la nación o losestados. Rosalina Ríos (2013, pp. 9-13)señala que esos elementos comunes fue-ron los siguientes: 1) instrucción gratuita,obligatoria y uniforme, aunque en la pri-mera mitad de la centuria no fue muy fre-cuente que se hablara de la gratuidad, y sise hacía, era para el estudio de primerasletras; 2) creación de un organismo rectorque pudo ser, o una Dirección o una JuntaDirectiva General de Estudios; 3) divi-sión de los estudios en primera, segunday tercera enseñanza, aunque en 1833 yase habla del establecimiento de estudiospreparatorios, y en 1843, de la enseñanzapreparatoria; 4) modernización de los sabe-res, en algunos casos se pensó en la intro-ducción de nuevas carreras, pero en elperiodo estudiado generalmente fueronlas mismas, con el predominio de la juris-prudencia. La medicina cobró auge pau-latinamente, y hacia mediados del siglose comenzó a enseñar ingeniería; 5) finan-ciamiento público de la educación; estacuestión se fue atendiendo poco a poco,tanto en el Distrito como en los estados,

y 6) los autores utilizados muchas vecesno se cambiaron, salvo en algunas mate-rias de carreras nuevas.8

En México, las piezas que daban formaal sistema educativo se fueron constru-yendo lentamente, pues las condicionesen que vivía el país –cuartelazos, invasio-nes extranjeras, precariedad económi-ca, lucha de facciones, etc.– hacían difícildedicar mayor tiempo a la tarea de cons-trucción, al mismo tiempo que obstaculi-zaban su concreción. Pese a todo, se die-ron algunos avances.

HACIA UNA DEFINICIÓN DE LA TERCERAENSEÑANZA

Entre 1823 y 1852, los encargados de lapolítica educativa nacional o estatal bus-caron definir tanto los niveles en que sedividiría la educación, como las discipli-nas que formarían parte de cada uno deellos. Por los objetivos perseguidos en eltrabajo únicamente me detendré en lo quese denominará tercera enseñanza, utili-zando para ello los planes o proyectosredactados en 1823, 1826, 1827, 1832,1834 y 1843.

En 1823, el Proyecto de ReglamentoGeneral de Instrucción Pública enunciabaen su título 6º De los colegios, que en ellosse debían dar primeramente los conoci-mientos que sirvieran de preparación ycapacitación para dedicarse después alestudio de teología, jurisprudencia civil y canónica, medicina, cirugía, farmacia yciencias naturales. El texto, como pode-

8 En el caso concreto de San Ildefonso no coincidoen el último punto señalado por Ríos (2013), pues síexisten cambios en los autores como tendremos opor-tunidad de ver.

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mos apreciar, no precisa, como sí lo hacecon lo que denomina primera instrucción,que los saberes llamados de preparacióncorrespondían a la segunda enseñanza ylos subsecuentes a la tercera.9 No obstante,considero que a pesar de esa falta de cla-ridad sí existe la intención de ir agrupandolos conocimientos en esas categorías. Tresaños después, en el proyecto sobre el PlanGeneral de Instrucción Pública, la comi-sión de la Cámara de representantes delCongreso general, indicó, ahora sí, quehabría tres clases de instrucción: primera,segunda y tercera; en esta última se englo-baban teología, jurisprudencia civil y ecle-siástica, medicina y ciencia militar. Dichadivisión se conservaría en los siguientesplanes.

A finales de 1827 apareció el Plan deEducación para el Distrito y Territorios,aunque en la tercera enseñanza se incorpo-raron seis materias que debían preceder elestudio de teología y derechos. Asimismose indicó que si no se querían seguir dichasdisciplinas se debían tomar después de lalengua latina otras siete asignaturas, lascuales entiendo servirían para el estudio

de ciencias naturales, y si se quería ingre-sar a medicina, además de la lengua latinatendrían que cursarse trece materias más.

En febrero de 1832 el Proyecto sobreel Arreglo de la Instrucción Pública en elDistrito y Territorios de la Federación in-dicó que la tercera enseñanza estaba con-formada por “las ciencias de la religión,de la política, de la jurisprudencia, de lamedicina, la historia y las bellas letras”.10

En el Reglamento Provisional de Estudiosde 1834 se establecieron como discipli-nas del tercer nivel la jurisprudencia, lateología y la medicina (Dublán y Lozano,1876, t. II, pp. 755 y 757), mientras queen el Plan General de Estudios de 1843 seenglobó dentro de esta las llamadas carre-ras especiales, a saber, foro, eclesiástica,medicina y ciencias naturales (Ríos y Ro-sas, 2011, pp. 28, 31-33).

Respecto a las disciplinas que forma-ron parte de la tercera enseñanza, no medetendré en cada una de las ciencias queformaron parte de ese nivel, pues para losfines del presente trabajo basta con hacerreferencia a teología, derecho civil y dere-cho canónico, únicas disciplinas que seimpartieron en San Ildefonso. Asimismo,sólo daré cuenta de las materias indicadasentre 1823 y 1832, pues lo sucedido entre1834 y 1852 es materia del siguienteapartado.

En 1823, los estudiantes teólogos cur-sarían las siguientes materias: historia dela Iglesia, fundamentos de la religión, luga-res teológicos, Sagrada Escritura, teologíaescolástica, dogmática y moral. En 1826,en lugares teológicos se debía estudiar,además, liturgia e instituciones dogmáti-cas y morales. Por último, se eliminaron

9 En 1823, los conocimientos que servían de pre-paración eran los siguientes: gramática latina, lenguafrancesa, geografía y estadística, cronología y elemen-tos de historia universal, lógica, metafísica y ética,matemáticas puras hasta el cálculo diferencial, físicaexperimental, química de los tres reinos y constituciónpolítica del Estado. Los teólogos no tomarían quí-mica y matemáticas y los legistas y canonistas sólo laprimera. En 1827, la instrucción preparatoria com-prendió varias disciplinas que en 1823, 1826 y 1832-1852 fueron integradas a la tercera enseñanza. En teo-logía encontramos moral e historia; en jurisprudenciacivil, derecho natural, público y constitucional, y encanónico derecho público. Resultaría interesante revi-sar los cambios habidos en la segunda enseñanza, sinembargo, ello es materia de otra investigación.

10 Dichos planes se encuentran en Ramos (1994,pp. 110, 129, 139, 143).

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las tres teologías. Para 1827 sólo se anexóa las materias del año anterior lengua he-brea, y en 1832, se suprimió hebreo, re-gresó historia de la Iglesia y se incluyóderecho canónico.

Para la jurisprudencia canónica, el pro-yecto de 23 dispuso la enseñanza de ins-tituciones canónicas y derecho público,tres años después se preservaron ambasmaterias y se añadieron las de historia, ele-mentos de derecho eclesiástico, historiaeclesiástica y suma de concilios. Al añosiguiente apareció una nueva cátedra, instituciones del derecho canónico, y sesuprimieron las demás asignaturas, excep-to historia eclesiástica. Finalmente, en1832, jurisprudencia canónica desapa-reció como disciplina aparte y quedó in-tegrada la enseñanza de su derecho en laformación teológica y en la jurisprudenciacivil.

En 1823 el derecho civil estaba com-puesto por las siguientes materias: derechopúblico, natural y de gentes, historia delderecho civil romano e historia e institu-ciones del derecho patrio. En 1826 se eli-minó la primera cátedra, se dejaron lasotras dos y se anexó principios de legisla-ción universal. Derecho natural y de gen-tes y derecho público “aplicado a nuestrasinstituciones” volvieron en 1827; el de-recho patrio se denominó civil nacional y las otras materias desaparecieron. En el último año revisado no se consignó elaprendizaje de derecho público, regresóel derecho natural y de gentes y se suma-ron historia eclesiástica y derecho canó-nico (Ramos, 1994, pp. 111, 129-130,139 y 157).

A lo largo de nuestro recorrido adverti-mos que seis años después de la indepen-dencia, los proyectos educativos, tomandoen cuenta los lineamientos del Reglamen-

to de 1821, optaron por dividir la ense-ñanza en tres niveles. Las ciencias que for-maron parte de la tercera enseñanza nofueron siempre iguales, aunque teología,jurisprudencia y medicina fueron unaconstante en todos ellos, pues el Estadoseguía requiriendo de profesionales en esoscampos. Las materias que debían tomarseen teología y ambos derechos, fueron cam-biando, aunque dentro de una misma ten-dencia proveniente de la Ilustración, elliberalismo gaditano y de las necesidadesde nuestro país, pero de ello hablaremosmás adelante.

LOS REGLAMENTOS DE ESTUDIO DE SANILDEFONSO

En el periodo estudiado se redactaron tresplanes de estudio para el colegio, 1834,1842 y 1843. Posteriormente, entre 1850y 1852, el gobierno y el rector del colegiotomaron algunas decisiones para ajustarlas materias y autores a la Ley del 18 deagosto de 1843.

Reglamento de 1834

El 13 de julio de 1834, la reforma educa-tiva liberal fue suprimida por el gobiernode Antonio López de Santa Anna median-te circular emitida por la Secretaría deRelaciones Exteriores.11 En ella se argu-mentaba que la ley de 33

11 La Reforma de 1833 está conformada por va-rios decretos y un reglamento, los cuales fueron publi-cados con el título Leyes y reglamento para el arreglo dela instrucción pública en el Distrito Federal. Entre lospuntos más importantes encontramos los siguientes:supresión de la Universidad de México, creación de la

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no cumplía el propósito de que la juventudpudiera ilustrarse conforme al estado de civi-lización que demandaban las luces del sigloy los progresos de la literatura en todos susramas…, [y que] el arreglo de los estableci-mientos se había hecho sobre bases opuestasa la justicia y conveniencia púbica. (Mene-ses, 2001, p. 129).

Por tal motivo, se ordenaba regresar laeducación a su estado anterior, mientras seelaboraba un nuevo proyecto educativo enun plazo de 30 días, el cual se alargó a 100.Dicho plan estaría compuesto por unajunta conformada por personas ilustradasy por los rectores de los colegios (Dublány Lozano, 1876, t. II, p. 715).

Al mismo tiempo que la junta llevabaa cabo sus trabajos, la Junta de Catedrá-ticos de San Ildefonso acordó en su sesióndel 6 de agosto acatar lo dispuesto el 13 dejulio y preparar junto con su rector unplan de estudios para el colegio.12 Loscatedráticos llevaron a cabo sus tareas entreel 22 de septiembre y el 20 de octubre de1834.13 El instrumento fue turnado al

gobierno aunque desconocemos la fecha,lo que sí sabemos es que el plan fue apro-bado por la mencionada secretaría en enerode 1835, con pocas modificaciones, queno hemos localizado aún. La notificaciónde su aceptación se remitió a la junta alon-siaca el 9 de febrero.14

El reglamento de San Ildefonso se ter-minó antes de que la Secretaría de Relacio-nes exhibiera el 12 de noviembre de 1834el Plan Provisional de Arreglo de Estu-dios,15 elaborado por la Junta de Nota-bles.16 La tarea realizada por los catedrá-ticos ildefonsianos nos faculta para decirque dicho documento sirvió de base parael plan provisional.

Respecto al plan provisional debemosindicar que al final del mismo se orde-naba que su publicación y observancia se diera hasta que el gobierno presentarasus iniciativas y las cámaras decretaran lo

Dirección General de Instrucción Pública para el Dis-trito y Territorios Federales, fondos públicos para cos-tear la enseñanza, habilitación de seis establecimien-tos de instrucción pública en la ciudad de México, unode estudios preparatorios y los cinco restantes de cien-cias médicas, físicomatemáticas, jurisprudencia, cienciaseclesiásticas y estudios ideológicos y humanidades.San Ildefonso fue destinado para jurisprudencia.

12 Reunión de la Junta de Catedráticos. FondoColegio de San Ildefonso (FCSI). Rectoría, vida acadé-mica, Junta de Catedráticos. Caja 47, exp. 3, doc. 8,f. 42. Archivo Histórico de la UNAM (AHUNAM). Lajunta estaba compuesta por el rector, el vicerrector ycatedráticos.

13 Proyecto de Reglamento Interior y plan de estu-dios del colegio. FCSI. Rectoría, vida académica, Juntade Catedráticos. Caja 47, exp. 3, doc. 8, fs. 43v-47v.

AHUNAM. Como su título lo indica también se rea-lizó un reglamento interior. Acerca de este puede con-sultarse: Hidalgo (2013, pp. 56-73).

14 Reunión de la Junta de Catedráticos. FCSI.Rectoría, vida académica, Junta de Catedráticos. Caja47, exp. 3, doc. 8, f. 48. AHUNAM.

15 El plan suprimió la Dirección General de Ins-trucción Pública creada por los liberales de 33 y lasustituyó por una Junta Provisional; suspendió la fun-dación de nuevos planteles y procuró la restituciónde los antiguos colegios; cada colegio daría un núme-ro de cátedras preparatorias y algunas especiales.

16 Ernesto Meneses (2001, p. 129) indica que elplan provisional de 1834 sí se puso en práctica, segúnpudo constatar en la Memoria escrita por el ministrode Relaciones Exteriores, José María Gutiérrez deEstrada. Por nuestra parte, hemos visto que dentrodel colegio se realizaron concursos de oposición rela-cionados con las cátedras contenidas en el plan.Concursos de oposición. FCSI. Rectoría, vida acadé-mica, oposiciones a cátedras. Caja 67, exp. 202, doc.807. AHUNAM.

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conducente (Dublán y Lozano, 1876, t. III,p. 755). Debido a ello, el 3 de abril de1835 José María Gutiérrez de Estrada,ministro del ramo de Instrucción, emitióuna circular donde avisaba sobre la erec-ción de una nueva junta para formar unplan de instrucción pública “que propor-cione a la juventud la enseñanza de losprimeros principios elementales y el delas facultades y ciencias, con cuyos cono-cimientos pueden adquirir una verdaderay sólida instrucción” (Dublán y Lozano,1876, t. III, p. 40).

La siguiente noticia con que contamos,y que seguramente obedeció a lo dispuestopor el ministro, proviene de un oficio fe-chado el 1 de agosto de 1835. En él, el go-bierno solicitó a los colegios presentar uninforme para organizar mejor la enseñanza.En el colegio la tarea fue realizada por laJunta de Catedráticos el 18 de agosto;17 enel documento emanado de la misma, losprofesores sugirieron que para arreglar los estudios, los jóvenes del primer año deteología se instruyeran “en la historia, oríge-nes y fuentes de la Iglesia, con otras ideasprevias o preliminares para que continúenlos otros dos años sobre pie y método enque están establecidas las cátedras actuales”.Asimismo, se indicaron los textos a utilizarpara la enseñanza de jurisprudencia.18

Como resultado del reglamento de1834 y del informe del año siguiente, San

Ildefonso estableció las disciplinas, textosy autores que debían utilizarse para laenseñanza, y obtuvo el permiso para abriruna cátedra de derecho canónico, en lugarde enseñarlo junto con el derecho civil.19

Entre 1836 y 1842 la cuestión educa-tiva se mantuvo vigente, aunque ningunade las propuestas hechas dio como resul-tado un plan que afectara a San Ildefonso.La falta de programas de este tipo resultaentendible si tomamos en cuenta quedurante ese periodo la república mexicanase vio envuelta en diferentes conflictos co-mo las rebeliones en Tabasco, Nuevo León,Coahuila y Tamaulipas, las independenciasde Texas y Yucatán y la primera interven-ción francesa.

Los problemas aludidos, más otros deíndole financiera, propiciaron que a lolargo y ancho del territorio se extendierala certeza de que el centralismo no fun-cionaba. Ante tal panorama, Valentín Gó-mez Farías promulgó en 1840 un planfederalista que fue sofocado. Otra pro-puesta que no prosperó fue la de estable-cer una monarquía, pues los militares encontubernio con los comerciantes extran-jeros pugnaron por una dictadura militaral frente de la cual quedó Santa Anna. Superiodo presidencial duró poco más de unaño, pues en octubre de 1842 entregóinterinamente la presidencia a NicolásBravo. Cuatro meses después –marzo de1843– regresó al poder, que abandonaríapor séptima ocasión el 4 de octubre delmismo año.

17 Reunión de la Junta de Catedráticos. FCSI. Vidaacadémica, Junta de Catedráticos. Caja 47, exp. 3,doc. 8, fs. 51v-53. AHUNAM.

18 Reunión de la Junta de Catedráticos. FCSI. Vidaacadémica, Junta de Catedráticos. Caja 47, exp. 3,doc. 8, fs. 51v-53. AHUNAM. En relación con los es-tudios preparatorios que también habían sido objetodel reglamento de octubre de 1834, no se introdujoninguna novedad.

19 Reunión de la Junta de Catedráticos. FCSI. Rec-toría, vida académica, Junta de Catedráticos. Caja 47,exp. 3, doc. 8, f. 53v. AHUNAM. El 9 de septiembre de1835 se sacó a concurso la nueva cátedra de cánones.

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Reglamento de 1842-1843

En los primeros años de la década de loscuarenta, cuando Santa Ana ocupó la pre-sidencia, los asuntos relativos a la instruc-ción pública no se detuvieron. En el casoconcreto del Colegio de San Ildefonso, laSecretaría de Justicia e Instrucción Pública,a cargo de Crispiniano del Castillo, pre-sentó en noviembre de 1841 un regla-mento directivo y de Hacienda, aprobadopor el dignatario el 1 de diciembre. Entrelas atribuciones de la junta estaban la deformar los reglamentos que estimase con-venientes y suprimir, aumentar y refor-mar las cátedras de la institución.20

La junta apegada a sus atribucionesdio a conocer el 29 diciembre el Regla-mento de Estudios del Colegio que fueautorizado por Santa Anna el 10 de febre-ro de 1842. Su aplicación dentro del co-legio comenzaría el 18 de agosto, fechade inicio del ciclo escolar, pues el presi-dente había dispuesto su puesta en marchalo más pronto posible, como efectiva-mente sucedió aunque de forma parcial.21

Casi un año después –11 de octubrede 1843– el rector ildefonsiano, José Ma-ría Guzmán, atendiendo a una orden delMinisterio de Instrucción Pública, la cualno sabemos cuándo fue emitida, remitió

al licenciado Juan Rodríguez Puebla elejemplar de un reglamento de estudios deSan Ildefonso. A ciencia cierta no cono-cemos si dicho reglamento era el aproba-do en febrero de 1842, o si se elaboró unonuevo, lo que sí sabemos es que al díasiguiente la Junta Directiva de Estudiosdispuso turnarlo a la comisión de regla-mentos de colegios que se reuniría el día24.22 Junto con el marco legislativo, Guz-mán entregó una lista adicional de auto-res hecha por el catedrático de derechos,Juan Bautista Morales.23

Antes de que la junta directiva se reu-niera, Manuel Baranda,24 ministro del ramode Instrucción, presentó el 18 de octubrede 1843 el Plan General de Estudios.25

En el título II, artículo 27 del mencionadoplan, se indicó que San Ildefonso estabadestinado para las carreras del foro y ecle-siástica, con sus respectivos estudios pre-paratorios (Ríos y Rosas, 2011, p. 31).Asimismo, en los artículos 33 y 36 se

20 Reglamento para la Junta Directiva y de Ha-cienda de San Ildefonso. FCSI. Rectoría, vida acadé-mica, constituciones. Caja 93, exp. 8, doc. 9, f. 4.AHUNAM. Conformada por cinco colegiales o ex cole-giales ildefonsianos. La presidencia recayó en JoséMaría Tornel, los otros integrantes fueron Simón dela Garza, José María Bocanegra, Juan Bautista Moralesy Mariano Domínguez.

21 Comunicación de José María Tornel al rectordel colegio. FCSI. Rectoría, Superiores órdenes, órde-nes dirigidas al colegio. Caja 13, exp. 814, doc. 810,2 fs. AHUNAM.

22 Junta Directiva de Estudios. Ramo InstrucciónPública y Bellas Artes. Caja 286, exp. 4, f. 6. ArchivoGeneral de la Nación (AGN), México.

23 Junta Directiva de Estudios. Ramo Instrucciónpública y bellas artes. Caja 286, exp. 4, f. 7r. AGN,México.

24 Me he valido de la transcripción hecha recien-temente por Ríos y Rosas (2011).

25 El plan se elaboró observando las facultadesotorgadas por la 7ª base de Tacubaya. Bases de Tacu-baya es el nombre que se dio a los acuerdos firmadosel 28 de septiembre de 1841 por los generales GabrielValencia, Mariano Paredes y Arriaga y Antonio Lópezde Santa Anna para derrocar al presidente AnastasioBustamante, y desconocer a los cuatro poderes cons-titucionales del gobierno centralista. La séptima basedecreta lo siguiente: “Las facultades del ejecutivo pro-visional son todas las necesarias para la organizaciónde todos los ramos de la administración pública.”Noriega (1986, p. 40).

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apuntaron las materias a cursar en lascarreras especiales, es decir, en la terceraenseñanza.

Lo dispuesto para la instrucción en1843 no se puso en ejecución completa-mente, según lo señalado por la Junta deCatedráticos de San Ildefonso en 1848.Ello se debió a que las circunstancias –noseñalan cuáles– lo habían impedido.26 Lasescasas investigaciones que hasta el mo-mento existen sobre el colegio no per-miten conocer las condiciones que vivióla institución durante esos cinco años. Portal motivo sólo podemos aventurar comoposibles causas la falta de maestros bienpreparados para dar las materias o al-gunos problemas internos. Pese a estasposibles razones el establecimiento siguiófuncionando como lo demuestran sus li-bros de matrículas, las reuniones de laJunta de Catedráticos y los expedientesde oposiciones a cátedras.

Nuevas disposiciones

En 1848 México estaba gobernado poruna república federal que había llegadoal poder tras el golpe de Estado enca-bezado por Mariano Paredes Arriaga en1845, el levantamiento federalista de JoséMariano Salas y Valentín Gómez Farías

en julio del siguiente año y la restaura-ción en agosto de 1846 de la Constituciónde 1824.

Durante los primeros años de la lla-mada segunda república federal no seexpidieron planes de estudio nacionales opara la capital de la república, no obstante,se publicaron algunas disposiciones parafavorecer el desarrollo de la juventud y delos establecimientos de enseñanza.27 Almismo tiempo, los ministros del ramo deInstrucción y de otras secretarías estuvie-ron al pendiente de los progresos o retro-cesos de las instituciones de enseñanza,los cuales quedaron plasmados en lasMemorias leídas ante el Congreso.

De las mencionadas Memorias meinteresa destacar la de enero de 1850 pre-sentada por el ministro de Relaciones In-teriores y Exteriores, José M. Lacunza. Enella, el secretario, después de describir lamala situación del país, señaló que la re-forma de Baranda resultaba ventajosa en lamedida en que había dotado de fondos alos colegios y de una Junta Directiva deInstrucción Pública. El plan de 1843, co-mo también expresaba Lacunza, continua-ba observándose (Meneses, 2001, p. 152),y en San Ildefonso, donde su aplicaciónhabía sido parcial, el gobierno había orde-nado redactar reglamentos o emitir dis-posiciones para cumplir totalmente conel plan.

Tal fue el caso del diputado Miguel deAtristáin, quien en febrero de 1850 entre-gó al rector Guzmán cuatro provisiones

26 Para este momento sólo había en el colegiodos cátedras de teología, dos de jurisprudencia, tres defilosofía y dos de gramática, cantidad inferior a laspropuestas en la mencionada ley. Reglamento delNacional Colegio de San Ildefonso. FCSI. Rectoría,constituciones. Caja 93, exp. 9, doc., f. 2r. AHUNAM.En 1848 y 1850 se redactaron dos planes internos.En ellos no se incluía nada relacionado con las asig-naturas, pues esto era competencia de los reglamen-tos destinados a ese fin.

27 En 1848, por ejemplo, Miguel Vidal Alcocerfundó la sociedad benéfica para educación y amparode la niñez desvalida, y en 1850 el gobierno autorizóa los colegios a enviar a un número determinado dealumnos a instituciones europeas para un mejor desa-rrollo intelectual y científico.

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para las cátedras de facultad mayor, dondese asentaban las materias a impartir y losautores a seguir en jurisprudencia y teolo-gía; cabe aclarar que en esta disciplina úni-camente se indicó continuar con las mate-rias dadas hasta ese momento. Al final delos puntos tratados, su autor ordenó quelas disposiciones se pusieran en prácticatres días después.28

Los cambios apuntados para jurispru-dencia no se aplicaron, como se puedeconstatar en la sesión efectuada el 8 deagosto de 1851 por la Junta de Catedrá-ticos. En ella, el secretario del colegio,Sebastián Lerdo de Tejada, apoyó una propuesta del rector para arreglar defini-tivamente con Atristáin el método de lascátedras de jurisprudencia, “a fin de qui-tarse todo pretexto de censura sobre queen algún punto no se observe lo pre-venido en la ley del 18 de agosto de1843”.29

No tenemos noticias sobre si ambospersonajes se reunieron, pero mientras esosucedía o no, el Ministerio de RelacionesInteriores y Exteriores anunció en una cir-cular del 19 de diciembre de 1851 quelos colegios serían visitados con la finali-dad de mejorar la educación física y moralde los alumnos,30 arreglar sus fondos, pro-

curar la observancia del plan de estudiosde Baranda y el exacto cumplimiento delas “órdenes generales y estatutos espe-ciales de los colegios”.31 La visita fue rea-lizada en la institución, pero no hemoslocalizado aún ningún registro de las deci-siones tomadas.

Al año siguiente, quizá por los resul-tados de la visita, por lo dispuesto en lajunta y por su calidad de rector, Lerdo deTejada entregó a los catedráticos de juris-prudencia unas reglas para el servicio delas cátedras. De este documento nos inte-resa señalar únicamente que su autor dis-puso las materias a estudiar, los autores aseguir y los textos en el idioma que debíanleerse, además de señalar la editorial, paísy año de cada uno. Lo dispuesto debíaobservarse al comenzar el ciclo escolar enel mes de enero de 1852.32

Una vez estudiados los reglamentos ymandatos daremos paso al análisis de lascátedras y autores que debieron utilizarsepara la enseñanza con la finalidad de mos-trar los cambios y esclarecer en la medidade lo posible si la tercera enseñanza impar-tida en el colegio fue modernizada.

28 Prevenciones giradas por Miguel A. Tristán aJosé María Guzmán, rector del Colegio de SanIldefonso, para el mejor servicio de las cátedras defacultad mayor de ese colegio, 22 de febrero de 1850.FCSI. Rectoría, constituciones. Caja 93, exp. 11, doc.12, 2 fs. AHUNAM; FCSI. Vida académica, Junta deCatedráticos. Caja 48, exp. 8, doc. 26, f. 3r. AHUNAM.

29 Reunión de la Junta de Catedráticos. FCSI.Rectoría, vida académica, Junta de Catedráticos. Caja48, exp. 8, doc. 26, fs. 25r-25v. AHUNAM.

30 Hasta el momento no se ha encontrado cons-tancia de que en San Ildefonso se diera educaciónfísica. En los reglamentos de 1848 y 1850 no se señala

nada al respecto. Tampoco se han localizado datos delas reuniones de la Junta de Catedráticos. La pro-puesta de dar este tipo de educación se encuentra enel Plan de Estudios de 1843.

31 Para conocer los aspectos que los visitadoresdebían verificar en cada institución véase Dublán yLozano (1876, t. VI, pp. 134-135).

32 Reglas para el servicio de las cátedras de juris-prudencia remitidas por Sebastián Lerdo de Tejada a los señores Morales, Piedra y Montes, 31 de julio de 1852. FCSI. Rectoría, constituciones. Caja 93, exp. 13, doc. 14, 2 fs. AHUNAM. Sobre los estudios preparatorios no hemos encontrado ninguna infor-mación.

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CÁTEDRAS, TEXTOS Y AUTORES

En San Ildefonso, la tercera enseñanzacomprendió la jurisprudencia y la teología.Ambas disciplinas ya se daban en el cole-gio desde 1772, pero nunca englobadasen esta denominación, pues esta fue apli-cada en el México republicano y formóparte de los fundamentos de la instruc-ción pública.33

Antes de dar paso al análisis resultanecesario indicar que al armar la presentesección nos enfrentamos a un problema,la escasa información existente, en la ma-yoría de los casos, sobre los textos em-pleados y su relevancia. Por tal situación,las conclusiones a las que se llegue nece-sariamente serán parciales.

Teología

En la Memoria elaborada por José MaríaLuis Mora en 1823 se indicaba que paraese momento el establecimiento sólo con-taba con una cátedra de teología estudiadamediante el texto de Carlos René Billuart.Asimismo, consignaba que sobre ella notomaría ninguna providencia, pues teníapocos cursantes y seguramente se cerraría(Mora, 1994, p. 52). Pese al funesto des-tino que Mora vaticinó para la teología,

lo cierto es que no desapareció del cole-gio hasta 1855, pues dichos estudios eranútiles para el reacomodo de las relacionesentre el poder temporal y el poder espi-ritual (Ríos, 1996, p. 595). Otro aspectoa tomar en cuenta es que en una insti-tución regida desde el inicio de la vidaindependiente y hasta 1852 por un clé-rigo secular, la eliminación de teologíaresultaba inviable. Centrémonos ahora enlas materias, autores y textos.

Los redactores del plan de 1834 dis-pusieron que en el primer año de teolo-gía los escolares estudiaran lugares teoló-gicos y fundamentos de la religión.34 Lainclusión de lugares teológicos como pri-mera materia obedecía a que esta servíacomo introducción “a los estudios de teo-logía dogmática, fundamentando la cone-xión entre esta y las fuentes de la revela-ción cristiana y enfatizando la dependenciade la primera frente a las segundas” (Valle,2006, p. 52). Por lo tanto, en el segundo

33 En el caso de la educación novohispana en par-ticular, y de la hispana en general, los estudios noseguían un plan sistematizado de enseñanza en el queexistieran diversas etapas de aprendizaje que tuvie-ran que ser cubiertas para pasar al siguiente nivel,aunque sí podemos hablar de unos estudios conside-rados menores, como las primeras letras, y de otrosmayores, impartidos en las universidades y colegios.Para ahondar más en el asunto remito al siguientetexto, Hidalgo (1996, pp. 329-338).

34 Los lugares teológicos son los principios de losque se valen los teólogos para extraer pruebas y argu-mentos y son diez en total. Los siete primeros estánbasados en la autoridad (de la confesión de fe) y deellos se extraen los contenidos de la revelación y de sucorrelato. Esa autoridad proviene de los siguienteslugares: Sagrada Escritura; tradición de Cristo y losapóstoles; Iglesia católica; concilios, especialmentelos ecuménicos; Iglesia romana o del pontífice; padresde la Iglesia o santos antiguos y teólogos escolásti-cos. Los dos siguientes aportan las opiniones de losfilósofos y la historia humana, y el último, que es im-prescindible, aunque no sea una autoridad, es la razónnatural que se ejerce cultivando las ciencias. Los fun-damentos de la religión son siete: un Dios creador detodas las cosas, el hombre creado por Dios tiene unalma espiritual, libre e inmortal, el hombre está obli-gado a admitir sólo una religión, la única religiónverdadera es la cristina y la única religión cristianaes la católica.

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y tercer años los estudiantes cursarían teo-logía dogmática complementándola conteología escolástica.35

En 1841-1842, las dos teologías semantuvieron, mientras que lugares teo-lógicos y fundamentos de la religión que-daron agregadas a ellas, pues el autor uti-lizado incluía en su obra ambas ramas dela teología. Las nuevas materias propues-tas en el plan fueron cronología e histo-ria eclesiástica. Por último, en 1843, seeliminó cronología, se reincorporó lugaresteológicos como disciplina aparte y se in-trodujo el aprendizaje de Sagradas Escri-

turas. Posteriormente, ya no se legislósobre la ciencia teológica.

Para lugares teológicos y fundamen-tos de la religión se ordenó en 1834 seguirel manual De los fundamentos de la religióny de las fuentes de la impiedad,36 del domi-nico italiano Antonio Valsecchi (1708-1791). La obra formó parte de la litera-tura surgida en Europa como reacción ala Ilustración y su objetivo fue el de refu-tar el racionalismo que intentaba reducirla religión a los límites de la razón natu-ral (Llamosas, 2011, p. 46). Para lograrlo,el autor argumentó metafísicamente a favor de la necesidad y viabilidad de larevelación, mientras desarrollaba unademostración histórica en apoyo a la exis-tencia de la revelación y del hecho cris-tiano (González, 1994, p. 256), es decir,de la encarnación que permitió a Diosentrar en la historia del hombre.

En 1841 se dispuso que ambas mate-rias fueran enseñadas por el también domi-nico, Pedro María Gazzaniga (1722-1799),autor de Prelecciones teológicas…,37 ya queen su escrito, al igual que Selvaggio, delque hablaremos más adelante, Pedro Maríaenseñó una teología de orientación dog-mática y positiva sustentada en las fuentesbíblicas –Antiguo y Nuevo Testamento–,patrísticas –escritos y doctrinas de los pa-dres de la Iglesia– y canónicas –cánonesconciliares y decretos papales.38

35 La teología dogmática se formuló después dela reforma protestante y se define como la exposicióncientífica de toda la doctrina teórica acerca de Dios ysus obras, y se basa en los dogmas de la Iglesia cató-lica. La escolástica surge como un movimiento quebusca profundizar en el conocimiento de las SagradasEscrituras y de Dios a través de la herencia dejadapor los padres de la Iglesia, especialmente San Agus-tín, y por la herencia filosófica de Platón, pero sobretodo de Aristóteles. La teología escolástica se formulaen cuestiones que se detienen más en problemas espe-culativos, sin depender tanto del texto bíblico. Aristó-teles y la filosofía se introducen en el pensamientocristiano, no como maestro en el razonar, sino en elconocimiento del hombre y el mundo; además de queel filósofo aportó una metafísica, una psicología y unaética. Este saber filosófico y teológico llegó a las uni-versidades, de ahí su denominación de escolásticaderivada del término schola, que significa ocio y queluego equivaldría a escuela, clases y grupo de inte-lectuales. A finales del siglo XVII inició su decadencia,manifestada en los tratados de moral que derivan ala casuística y en la aparición de repetidores, compi-ladores y manualistas. La decadencia duraría hasta laaparición de los neoescolásticos, cuyo precursor fueV. Buzzetti en 1806. La neoescolástica se caracterizópor la recuperación de los temas de la filosofía esco-lástica como una base para la crítica del pensamientomoderno. Su expansión se daría fuera de Italia a par-tir de 1849.

36 Publicada en latín en 1765, reimpresa en 1767y 1777; Francisco Xavier Represa y Salas dio a laprensa la obra en castellano.

37 …vindobonensi, conferencias teológicas llevadas acabo en la universidad, pero ahora con otro método, distri-buido, modificado y fortalecido, 9 vols., Bolonia, 1788-1793.

38 La teología positiva estudia la palabra de Diosen su formulación bíblica y en la tradición, es decir,

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Para la teología escolástica y dogmáticase dispuso el empleo de tres autores. En1834 se ordenó seguir al dominico belgaCarlos René Billuart (1685-1757), quienfue el último de los comentaristas clási-cos de la Summa del aquitense. En el mun-do académico se empleó su compendioSumma Sumas S. Thomae sive compendiumtheologiae (6 tt., Lieja, 1754); redactadocon la inquietud de adecuar la teología alos requerimientos de una época dondelos problemas históricos ponían en crisislas bases de la teología especulativa quetrata de demostrar la racionalidad de larevelación.

En 1842-1843 las dos teologías se es-tudiaron a través del cardenal dominicanoVicente Luis Gotti (1664-1742). PublicóTheologia scholastica-dogmatica juxta men-tem Divi Thomae Aquinatis, ad usum disci-pulorum (Bolonia, 1727-1735).39 Con lautilización de esta obra, los escolares seacercaban a los fundamentos generales dela materia teológica –Dios, revelación, sal-vación, fe.

El estudio de cronología debía reali-zarse por el jesuita francés Dionisio Pe-tavio (1583-1652), escritor apologéticoque fue en contra de los protestantes. Ensu manual Rationarium temporum40 plan-tea la posibilidad, aunque de forma ele-

mental, de modernizar el método teoló-gico a partir de la patrística. Fue un teó-logo que impulsó con un preciso uso deconocimientos históricos y filológicos losanálisis sobre la historia del dogma y de lateología positiva, introducida en los añossetenta del siglo XVIII mediante los auto-res de obras relacionadas con los lugaresteológicos (Valle, 2006, pp. 61, 65).

La historia de la Iglesia se aprendía porel abate Gabriel Marin Ducreux (1743-1790), autor de Historia eclesiástica generalo siglos de christianismo.41 Para las SagradasEscrituras se indicó el libro Dilucidationisselectarum sacra escripturae questionum (Lo-vaina, 1753) del destacado biblista belgaMartín Wounters (1714-1775). En su tra-bajo, el agustino se planteó aclarar todoslos lugares geográficos de las Escritu-ras, los cuales por su profundidad erandifíciles de entender.42

A través de los autores, textos y cáte-dras revisados se observa que la enseñanzateológica impartida en San Ildefonso si-guió algunas de las pautas que décadasatrás habían formado parte de la políticaeducativa de la monarquía y de las Cortesgaditanas. La primera de ellas fue la inclu-sión de otras ramas de la teología quedurante siglos habían quedado fuera delámbito de competencia de universidadesy colegios, pues en dichas institucionessólo había tenido cabida la teología dog-mática y la escolástica. La segunda fue lautilización de manuales que permitían

41 …que contiene los dogmas, liturgia, disciplina, con-cilios y lo demás acaecido en la Iglesia desde su estableci-miento hasta 1700, publicada por primera vez en Parísentre 1775 y 1777, traducida en Madrid en 1788.La obra fue elegida para estudiarse en todas las uni-versidades españolas y peruanas.

42 Gaceta de Madrid, 1816, p. 1249.

que trata del conocimiento científico y completo desus fuentes interpretadas según el magisterio de laIglesia. La patrística no es una simple sistematiza-ción del pensamiento patrístico, sino una verdaderateología que intenta comprender el misterio reveladoy el designio de Dios, tomando como fuente y comoguía a los padres de la Iglesia.

39 Fue reeditada nuevamente en Venecia en 1750.40 Aparecida en 1633. Se hicieron numerosas

reimpresiones y traducciones al inglés, francés e ita-liano.

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una educación mucho más precisa. La ter-cera fue el ordenamiento de las materiaspara una mejor comprensión de la cien-cia teológica, y, finalmente, las obras yautores utilizados debían servir para for-mar clérigos que respondieran a las nue-vas exigencias del Estado sobre la Iglesiay de ella misma.

Durante el regalismo ilustrado dichasexigencias respondían a la idea de que lospríncipes como detentores de un poder degobierno podían intervenir en materiaseclesiásticas no en virtud de concesionespontificias, sino con base en su propia con-dición de soberano (Hera, 1992, p. 396).43

Ahora bien, para lograr la aceptación de esas regalías se necesitaba regresar a lasEscrituras, a la historia eclesiástica, a losconcilios y otras ramas de la teología parareforzar el regalismo anticurial.

En las Cortes gaditanas, aunque domi-nó la visión regalista, sí se dieron algunoscambios de fondo en la relación Iglesia-Estado. Dichas transformaciones se sus-tentaron en la idea de la soberanía na-cional, la cual negaba que el rey fuerasoberano por sí mismo; ahora las Corteseran el sujeto político y a ellas debía su-

bordinarse el monarca y las instituciones.Esta autoprerrogativa permitió que lasCortes declararan que la religión católicaera perpetuamente la religión de la naciónespañola y que no se debían contravenirlas máximas o doctrinas de dicha religión.Es por ello que algunos de los autores ytextos empleados durante el régimen delos últimos Borbones continuaron siendovigentes.

En el México independiente la religióncatólica también fue declarada religión dela nación. Pese a ello las relaciones entreIglesia y Estado no estuvieron exentas deproblemas derivados de la modernizacióndel país, del anticlericalismo de la repú-blica federal entre 1824 y 1844 y de lapaulatina secularización que amenazabacon remover a la Iglesia de su papel privi-legiado en la sociedad mexicana y dismi-nuir su estatus relativo en el Estado. Paraimpedir que eso sucediera, la Iglesia, nosdice Brian Connaughton (2012):

había recurrido a la noción de una naciónescogida y privilegiada que no dependía desí sino de la Providencia Divina. De ladécada de 1850 en adelante, el gobiernoliberal tendría que hacer compatible sufuerza creciente con la noción de defenderesta misión y trascendencia de la naciónmexicana ante la amenaza de extinción pro-veniente del extranjero. La violencia y agre-siva presencia del “otro” en el escenariomexicano acabaría debilitando a la Iglesiacomo fuerza política… (pp. 473-474).

La misión providencialista de la Iglesiala llevaría a defender los principios de la fecatólica de herejes y libertinos, a crear supropia perspectiva de la historia eclesiás-tica y sus relaciones con el Estado y la so-ciedad y a mejorar la disciplina eclesiástica

43 Los derechos que en concreto se atribuyeron alos reyes fueron: proteger a la Iglesia; el pase regio, quesignificaba la decisión de aprobar o negar la circula-ción y publicación de documentos pontificios en elreino; la facultad de la corona de examinar las comu-nicaciones entre los súbditos y la Santa Sede; la pre-rrogativa de presentar candidatos a los obispados; elderecho de los tribunales civiles de revisar y modifi-car las sentencias de los tribunales eclesiásticos; variosprivilegios sobre los bienes eclesiásticos como el deestablecer impuestos por la acumulación de bienesen “manos muertas”; el derecho de confiscar las ren-tas o ingresos de los súbditos que faltasen a sus debe-res con el rey, y el derecho de veto en los cónclaves.Adame (2010, p. 59).

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(Connaughton 2012, p. 260). Para lograrsus objetivos resultaba necesario reformarla educación del clero, y para lograrlo,como hemos visto, recurrió a autores ytextos provenientes del reformismo caro-lino y de la política educativa gaditanaque mezclaban escritores que podían con-siderarse poco modernos como Billuart,Petavio o Gotti con otros más contem-poráneos en el tiempo. Ello a mi juicioobedeció, en primer lugar, a que en dichosautores encontraron los argumentos parallevar a cabo su misión, y en segundo, a ladecadencia de la teología católica del sigloXVIII y primera mitad del XIX argumen-tada por la historiografía. A ello debemossumar la posible inexistencia de otros títu-los en el mercado mexicano, por lo quelos encargados de elaborar los planesdebieron echar mano de obras que seencontraban a su alcance y, finalmente, alpoco conocimiento de las ciencias ecle-siásticas de los redactores de los proyec-tos, como señaló Manuel Baranda en suMemoria de 1844.

Jurisprudencia

Hasta finales de la época moderna predo-minó en las universidades el estudio dedos cuerpos, el canónico y el civil. En 1771algunas corporaciones españolas introdu-jeron cátedras de derecho real o patrio, asícomo de derecho natural y de gentes. Enla Nueva España del último tercio del se-tecientos, tres colegios, entre ellos SanIldefonso, dieron estudios de derecho civily canónico, y otros cuatro de derechopatrio. La inclusión de todos ellos significóun avance, pues los primeros se habíanestudiado casi exclusivamente en la uni-versidad y el tercero hizo su aparición en

los colegios en 1799. La penetración deotras ramas del derecho desafortunada-mente no significó un aumento en el nú-mero de graduados, pues la mayoría delos escolares novohispanos preferían ti-tularse en canónico, ya que mediante este,las posibilidades de empleo eran mayores.Las tres ramas del derecho mencionadascontinuaron siendo parte de los estudiosde jurisprudencia; a estas se irían sumandootras especialidades.

En San Ildefonso, desde 1772 existíauna sola cátedra donde se enseñaba tantoderecho canónico como civil. Cánones seexplicaba a través de Emmanuel GonzálezTéllez, y leyes por Arnoldo Vinnio (Mora,1994). Con el plan de estudios de 1834 seabrió otra cátedra; en la primera los estu-diantes aprenderían el derecho canónicopor el jesuita español Pedro Murillo Ve-larde (1696-1753), considerado como unescolástico tardío. Su tratado Corpus JurisCanonici Hispani et Indici (2 vols., Madrid,1743)44 expone las decretales y las dispo-siciones concordantes del derecho españole indiano. La forma en que plantea susdudas señala la íntima relación que encon-traban en esa época los autores religiososentre el desarrollo y el análisis del dere-cho y sus vinculaciones con la moral (Ha-nish, 1986, pp. 59-60). El texto fue muyimportante en su época, sin embargo, parael tiempo en que fue indicado resultaba

44 La reimpresión de 1763 incluye comentarios delas constituciones de Benedicto XIV y un cuadro deconcordias de las decretales, sexto, clementinas y extra-vagantes con las partidas, la recopilación de Castillay la Recopilación de Indias. El tratado fue traducidoal español en 2004, y publicado por El Colegio deMichoacán y la Facultad de Derecho de la UNAM encuatro tomos, con el nombre de Curso de derecho canó-nico hispano e indiano.

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45 …ad usum Seminari Nep., Italia, 1766. La obrase fue adecuando a la legislación española en las edi-ciones de 1784 y 1789, y fue traducida al castellanoen 1791.

46 Publicada en Nápoles en 1771 y traducida alespañol por Juan Tejada y Ramiro, Valencia, 1835.

47 Traducida al castellano en 1791.48 Por lo anterior se observa que como huma-

nista trató de separar el derecho romano puro de aquel

que se fue formando con los glosadores y comenta-ristas. Dentro de las doctrinas históricas están pre-sentes varias corrientes jurídicas de la época en queescribe y que confirman su adscripción a la escueladel humanismo jurídico y sus vínculos con la jurispru-dencia elegante y el iusnaturalismo. Betancourt (2010,pp. 83-99).

49 Editio novissima et emendatissima, Berlín, 1664.50 En la edición mexicana de 1831 y 1833 se agre-

ga al título lo siguiente: ordenada por don Juan Sala,reformada y añadida con varias doctrinas y disposicionesdel derecho novísimo y del patrio.

viejo, ya que no contenía las reformas delderecho común.

Quizá por esa razón, Murillo fue susti-tuido en 1835 por el italiano Juan LorenzoSelvaggio (1728-1772), de tendencia re-galista y apegado al método histórico deraigambre humanista. La obra empleadafue Institutionum canonicarum libri tres…(Italia, 1766).45 El plan de 1841 ordenóseguir las Instituciones del derecho canónico46

de Domingo Cavallario (1724-1781),autor de tendencia episcopalista. El com-pendio trata de la nueva y antigua disci-plina de la Iglesia y de las causas de susmutaciones y, según los especialistas, con-tenía una doctrina más sólida, abundantey clara que las obras anteriores. Finalmente,en 1843 y en las reglas dadas por Lerdode Tejada en 1852 se conservó a este autor.

Respecto al derecho civil, el plan de1834 dispuso la utilización de Recitacionesdel derecho civil romano según la Instituta,47

del alemán Juan Teófilo Heinecio (1681-1741), quien para construir su tratadoempleó dos tipos de fuentes: las propia-mente jurídicas y las doctrinarias e históri-cas que permitieron la interpretación y sir-vieron de complemento a las otras. Entre lasprimeras se encuentra el Corpus Iuris, fun-damentalmente las Instituciones, y en lassegundas, las disposiciones del derecho feu-dal, que no forman parte del Corpus, peroconstituían el derecho germano.48

En 1841, el alemán fue sustituido porel holandés Arnoldo Vinnio (1588-1657),quien escribió, Jurisprudentiae contractae sivepartitionum juris civilis libri quatuo.49 En sucompendio concordó la Instituta con elresto del derecho romano; expuso el textode la ley íntegramente, aunque a veces demanera poco clara, por ello, el plan de 1843regresó a Heinecio, pues en sus Recitacioneseliminó casos y problemas pequeños y exhi-bió una exposición más clara y didáctica(Núñez, 2005, p. 137). En 1852, Vinnio seempleó para el derecho romano.

Al estudio del derecho civil se va asumar en 1841 el derecho patrio medianteel tratado Ilustración del derecho real deEspaña (Valencia, 1803)50 del valencianoJuan Sala (1731-1806). La primera edi-ción de la obra se encuentra anclada a laépoca moderna, por lo que en el Méxicorepublicano se adecuó para la enseñanzareflejando los progresos de la revoluciónliberal. En la edición de 1831-1833 eleditor Mariano Galván Rivera amplió lasdoctrinas del autor e integró las disposicio-nes legislativas posteriores a la obra, pre-sentando breves noticias de los códigosespañoles, hasta los decretos de las Cortesgaditanas y las primeras colecciones delegislación mexicana (Peset, 2012, pp.286-287).

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51 En 1735 se ordenó su utilización en la Univer-sidad de México, pero eliminando los puntos que noestaban en concordia con la religión, usos y política delpaís.

También en 1841 se incorporó el estu-dio del derecho natural y del derechopúblico a través del suizo Emer de Vattel(1714-1767), cuyas teorías sentaron lasbases del derecho internacional modernoy de la filosofía política.51 Su título másfamoso fue El derecho de gentes y principiosde la ley natural aplicados a la conducta y alos asuntos de las naciones y de los soberanos(Francia, 1758). Para su autor, “el dere-cho de gentes natural es una ciencia par-ticular, que consiste en la aplicación justay razonada de la ley natural a los negociosy a la conducta de las naciones o de lossoberanos”. Un Estado libre, escribíaVattel,

está fundado en base a un estado de asocia-ción entre los hombres, que los comprometea preservar el cuerpo político; inclusive siexistiese un conocimiento unánime de losindividuos para romper el pacto que ha for-mado la sociedad política, subsiste una nece-sidad que obliga a la conservación del Estadoy que tiene por objeto tender a su perfec-ción. Además, para alcanzar sus objetivos,el Estado requiere de una autoridad queejerza su poder mediante una constitución,cuyo contenido señale la forma de actuar delpoder político, por quién y cómo el pueblodebe ser gobernado, así como los derechosy los deberes de quienes gobierna. En suma,se trata del establecimiento del orden en elcual una nación se propone trabajar encomún, contando ella con la potestad decambiar (Rodríguez, 2007-2008, pp. 49-50 y 52).

En México, Vattel sirvió de guía ideo-lógica en debates y controversias por con-siderársele una figura destacada y de granautoridad académica para los juristas me-xicanos, sin embargo, hacia mediados delsiglo, sólo fue estudiado por la máximainternacional que contiene su obra (Pérez,2004, p. 1).

Emer de Vattel fue nuevamente inclui-do en el plan de 1843, y en 1852 Sebas-tián Lerdo de Tejada reglamentó que elderecho natural se diera por Heinecio yel público por Luis Antonio Macarel. Delprimero se seguiría el libro Elementa iurisnaturae et Gentium (1737), obra en la queel germano de tendencia racionalista bus-caba descender de la teoría a la práctica,trasformando el derecho natural en juris-prudencia. La obra está escrita en com-pendio por reglas y principios según elmétodo que debe seguirse en las universi-dades (Betancourt, 2010, p. 89).

El texto de Macarel (1790-1851) quese manejó fue Elementos de derecho público ypolítico (2 vols. París, 1833).52 Este francésfue uno de los autores más leídos en elMéxico del siglo XIX, periodo en el quese construyó el derecho público mexicano.Juristas como José María Lafragua y Teo-dosio Lares se inspiraron en él para pro-yectar un derecho político y administra-tivo nacional. También en 1852, el autorde las reglas para las cátedras de jurispru-dencia separó el estudio del derecho degentes, utilizándose a Vattel.

Otra especialidad del derecho intro-ducida en 1843 fue principios de legisla-ción, la cual se estudiaría por Montesquieu(1689-1755) y su famoso libro El espíritude las leyes (Ginebra, 1748), que trata sobrela división de poderes concebida como un

52 En 1853 es editada en Madrid.

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sistema de pesos y contrapesos en virtudde los cuales se fija la competencia de cadauno de los poderes, estos se restringenentre sí, en beneficio de los gobernados,legitimando su derecho de libertad (Ga-lindo, 2000, p. 24). El texto muestra quelos hombres tienen a su alcance los ins-trumentos políticos necesarios –leyes po-sitivas– para generar mayor bienestar indi-vidual y colectivo con sólo considerar losaspectos privativos y universales de cadaorganismo social (Balfhor, 2002, p. 4).

En 1852 Montesquieu fue cambiadopor su compatriota Juan Andrés Perreau oPerró (1749-1813), autor que adquiriógran difusión en España. Su trabajo se ins-cribe dentro de una nueva generación decultivadores del derecho natural y de gen-tes. Escribió Elementos de legislación natu-ral.53 La última rama del derecho que seintrodujo fue la criminal o penal. Para ellose ordenó en 1852 seguir al jurista espa-ñol José María Gutiérrez, a través de su tra-tado La práctica forense criminal (Madrid,1808).54 La obra fue arreglada al derechomexicano y contiene toda la legislación cri-minal hasta 1850. Fue tenida como unlibro especializado y era evocado en los pro-cesos penales como fundamento doctrinalpor abogados en sus alegatos jurídicos ypor jueces en los proyectos y sentencias du-rante el siglo XIX (Téllez, 2005, pp. 86).55

Los estudios jurídicos impartidos enSan Ildefonso se sustentaron en los mis-mos lineamientos de la política educativade finales del setecientos y de las Cortesgaditanas expuestos en la parte donde sehizo referencia a la teología. Ejemplo deello fue el de estudiar el derecho canónicopor autores de tendencia episcopalista;56

esta tendencia permaneció en España yMéxico hasta por lo menos 1854, otroejemplo es el de no eliminar el estudiodel derecho romano, ya que este consti-tuía una fuente histórica.

En la enseñanza del derecho se observauna diferencia respecto a la teología, estaconsistió en la introducción de textos pu-blicados en el propio siglo XIX, es decir,que eran más modernos, y en el empleode obras más lejanas en el tiempo, peroaderezadas con las nuevas leyes que se ibanemitiendo.

Una novedad de la política educativaque se dio con el paso de los años fue ladesaparición de la división tradicionalentre derecho civil y derecho canónico,quedando el segundo integrado a lo quegenéricamente se llamó jurisprudencia ocarrera del foro.

La permanencia de los estudios jurí-dicos y su apogeo al consumarse la inde-pendencia se debió a la fe que los ciudada-nos y gobernantes depositaron en las leyes,a la necesidad de contar con juristas, abo-gados, legisladores y políticos que tuvie-ran los conocimientos que permitieran la53 El original francés data de 1801. La obra fue

traducida al castellano por Francisco Rodríguez deLedesma y publicada en Madrid en 1821, reimpresaen Valencia en 1836 y 1840. Álvarez (1998, p. 55).

54 …útil y necesaria a los jueces, abogados, escriba-nos, procuradores, agentes de negocios, y toda clase de perso-nas, Madrid, 1808. Se hicieron varias reimpresionesde ella con adhesiones. México, 1850.

55 No pudimos localizar los datos sobre su naci-miento y muerte.

56 Episcopalismo es la doctrina según la cual elpoder supremo de la Iglesia reside en la asamblea delos obispos y no exclusivamente en el papa. Esta doc-trina, junto con el conciliarismo y el galicanismo,disfrutaron de la aprobación de la monarquía hispana,siempre interesada en ampliar y reforzar la legitimi-dad del regalismo anticurial.

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búsqueda de legalidad del nuevo sistema,la integración de la juventud en

calidad de ciudadanos letrados al engranajepolítico-administrativo en el régimen repu-blicano […] la creación de lealtades políti-cas y la reafirmación o el inicio de lazos depatronazgo y clientelismo entre aquellos quetenían un lugar privilegiado, social y políti-camente, y entre quienes, pese a la mínimamovilidad social que existía, llegaban aingresar a los grupos de elite (Ríos, 2005,pp. 155-156).

REFLEXIONES FINALES

Transformar la enseñanza ildefonsiana nofue tarea fácil, pues en el proceso inter-vinieron diferentes factores como los cambios de gobierno, la lentitud de lasautoridades tanto colegiales como nacio-nales, y, finalmente, un aspecto de sumaimportancia que aquejó a la instrucciónpública por largo tiempo, la falta de recur-sos financieros para la creación de nuevascátedras y para la adquisición de textosrecientes.

Pese a dichas problemáticas, el esta-blecimiento contó con planes de estudiopropios, además de subsecuentes adecua-ciones promovidas por los catedráticos,autoridades del colegio y por los encarga-dos de planear las políticas educativas. Laredacción de proyectos nos habla de ungobierno interesado en la educación desus individuos, pero también en la nece-sidad de pervivencia de una instituciónque había sido de gran relevancia durantela época colonial y que no quería dejar de serlo.

Respecto a la instrucción dada en SanIldefonso podría pensarse que no se intro-

dujo ninguna novedad, ya que, como he-mos señalado, los planes retomaron partede los postulados reformistas del últimotercio del siglo XVIII y de la política edu-cativa de las Cortes, especialmente delReglamento de 1821. Aunado a ello, sa-bemos que el colegio continuó impar-tiendo los mismos saberes que le fueronasignados a partir de los años setenta delsiglo XVIII y que utilizó algunos autoresseñalados en la misma época –Vinnio yGotti–, u otros muy lejanos en el tiempo.

Pese a lo señalado considero que la ins-trucción dada en el colegio sí permite ha-blar de cambios o renovaciones entre losque se incluyen la inserción de ramas de lateología y de la jurisprudencia que antesno habían sido estudiadas. Asimismo, seintroducen nuevos autores en las materiasque ya existían, y en las que se establecie-ron después, los textos también fueronvariando. Otro aspecto a tomar en cuentaes que a través de los planes se fue conso-lidando el orden en que debían darse lasasignaturas. Por último, habría que indi-car que pese a la antigüedad o modernidadde las cátedras, textos y autores, las ten-dencias impulsadas por los reformistasrepublicanos y manifestadas en el cole-gio respondían a momentos distintos y a preocupaciones diferentes a las que teníanlos ministros regalistas y los diputadosgaditanos como se ha señalado a lo largodel texto. Pese a los cambios, como ati-nadamente señaló Manuel Baranda parael caso de la instrucción nacional, aún nose alcanzaba la perfección de las otrasnaciones cultas.

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