Mockus, Antanas - Accion No Violenta. Respuesta de La Sociedad Civil Al Conflicto Armado

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1 (versión final) Durante el año y medio que llevo en la alcaldía he podido ratificar que uno de los temas cruciales que hoy en día enfrenta la ciudad, es aprender a manejar el conflicto armado que llegó a sus puertas. Por eso he insistido en la necesidad de explicar y promover el concepto de resistencia civil, como un intento de respuesta a tan crucial desafío. Las amenazas de destrucción están dirigidas, hoy más que nunca, al conjunto de la ciudadanía y la violencia ha trasgredido todos los límites. Esto se puso de manifiesto con el atentado al embalse de Chingaza, el 20 de enero, cuando se pretendió dejar a la población civil sin el servicio de agua potable, sometiendo además a la ciudad de Villavencio al riesgo de ser arrasada por una avalancha. La bomba detonada en el Barrio Fátima y el atentado que tuvo lugar el día de la posesión del Presidente Uribe, son otros ejemplos de la manera en que los violentos se han ensañado con la población civil, dejando tras de sí la muerte de niños y niñas indefensas. Por lo anterior, es cada vez más imperativo para la ciudadanía de Bogotá, y para la sociedad colombiana en su conjunto, tomar una posición clara ante el conflicto, emprendiendo una acción colectiva para manifestar su indignación, y en última instancia, para dejar de aceptar lo inaceptable, trazando los límites de la guerra. La resistencia civil le ofrece a la ciudadanía un camino para actuar legítimamente, esto es, para ejercer presión sobre los violentos, mediante una forma de acción no violenta. Este es un llamado a actuar pacíficamente, como sociedad civil, en defensa de la vida y por el respeto a la ley. Este cuadernillo recoge algunas de las ideas que a este respecto he venido desarrollando a lo largo del último año. Son palabras tomadas de alocuciones realizadas durante los últimos meses en la ciudad de Bogotá.

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Transcript of Mockus, Antanas - Accion No Violenta. Respuesta de La Sociedad Civil Al Conflicto Armado

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    (versin final)

    Durante el ao y medio que llevo en la alcalda he podido ratificar que uno de los temas cruciales que hoy en da enfrenta la ciudad, es aprender a manejar el conflicto armado que lleg a sus puertas. Por eso he insistido en la necesidad de explicar y promover el concepto de resistencia civil, como un intento de respuesta a tan crucial desafo.

    Las amenazas de destruccin estn dirigidas, hoy ms que nunca, al conjunto de la ciudadana y la violencia ha trasgredido todos los lmites. Esto se puso de manifiesto con el atentado al embalse de Chingaza, el 20 de enero, cuando se pretendi dejar a la poblacin civil sin el servicio de agua potable, sometiendo adems a la ciudad de Villavencio al riesgo de ser arrasada por una avalancha. La bomba detonada en el Barrio Ftima y el atentado que tuvo lugar el da de la posesin del Presidente Uribe, son otros ejemplos de la manera en que los violentos se han ensaado con la poblacin civil, dejando tras de s la muerte de nios y nias indefensas. Por lo anterior, es cada vez ms imperativo para la ciudadana de Bogot, y para la sociedad colombiana en su conjunto, tomar una posicin clara ante el conflicto, emprendiendo una accin colectiva para manifestar su indignacin, y en ltima instancia, para dejar de aceptar lo inaceptable, trazando los lmites de la guerra.

    La resistencia civil le ofrece a la ciudadana un camino para actuar legtimamente, esto es, para ejercer presin sobre los violentos, mediante una forma de accin no violenta. Este es un llamado a actuar pacficamente, como sociedad civil, en defensa de la vida y por el respeto a la ley.

    Este cuadernillo recoge algunas de las ideas que a este respecto he venido desarrollando a lo largo del ltimo ao. Son palabras tomadas de alocuciones realizadas durante los ltimos meses en la ciudad de Bogot.

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    ACCIN NO VIOLENTA Respuesta de la sociedad civil al conflicto armado

    Los lmites de la guerra Durante siglos la humanidad ha estado en guerras, por lo general de un pas contra otro, de una sociedad contra otra, de gente que tiene un idioma o religin contra gente que tiene otro idioma o religin. En medio de esos conflictos, la humanidad ha ido aprendiendo a trazar ciertos lmites y hay cosas que hoy en da no valen en la guerra. Atacar a la gente comn y corriente, a la poblacin civil, es una cobarda que no vale en la guerra entre pases. Atacar las instalaciones de infraestructura que son esenciales para la vida la alimentacin, el agua es un foul contra la humanidad internacionalmente reconocido. Ni las sociedades que ms se odian entre s atacan hoy en da el abastecimiento de agua. Entonces hay una invitacin a respetar a la gente, a las nias y los nios que dependen muchsimo de esta infraestructura para vivir. Este llamado es, por lo tanto, una defensa de la vida.

    Qu protege el Derecho Internacional Humanitario? La poblacin civil, eso es lo primero. Una sociedad donde la poblacin civil sea sistemticamente vctima de agresiones, es una sociedad que presenta sntomas de crisis humanitaria. La guerra contra la gente comn y corriente es una guerra condenada en el planeta Tierra; la humanidad en su conjunto lo censura.

    Por qu debemos abocar prioritariamente este desmadre que vive el pas? Porque es inaceptable tener 27.000 muertes violentas al ao. Para entender la gravedad de esta cifra, tenemos que compararla con el nmero de homicidios de otros pases latinoamericanos. En Chile, por ejemplo, hay 1.300 muertes violentas al ao para una poblacin de 15 millones de habitantes, tasa de homicidios similar a la de mayora de los pases europeos. En Brasil, que tambin es un pas violento y que tiene una poblacin aproximadamente cuatro veces mayor a la colombiana (170 millones de habitantes) hay 12.000 muertes al ao: tasa de homicidios por lo menos 8 veces inferior a la colombiana. Entonces llevamos diez o doce aos en stas, lo cual nos ha como anestesiado, permitindonos ignorar la situacin.

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    El caso de Bogot En el pasado Bogot pudo mantenerse relativamente al margen del conflicto armado; a veces algunos dirigentes, a veces algunos policas, a veces hasta ciudadanos inermes fueron afectados, pero hasta ahora los actos violentos no haban estado dirigidos al conjunto de la sociedad civil; por desgracia, eso est cambiando. Bogot ha sido atacada en sus servicios pblicos, Bogot ha sido sometida a presiones inaceptables de ataques a la poblacin civil. Afortunadamente la bomba colocada en Chingaza no tuvo el poder suficiente para reventar esa vlvula, porque de no haber sido as, en este momento estaramos hablando de cmo hacer para enfrentar una escasez de agua durante los prximos meses y cmo ayudar a reconstruir a Villavicencio, que hubiera sido destruida por una avalancha. En materia energtica pudimos acudir a otras fuerzas generadoras, lo cual nos permiti hacerle frente al hecho de las mltiples torres derrumbadas. Pudimos traer energa de otros lados, pero esas fuentes de energa son un poco ms costosas. Ni hablar del desastre que se hubiera podido presentar con los ataques que sufri el centro de la ciudad durante la posesin del Presidente Uribe. Los 25 muertos son un plido reflejo de la matanza que hubiera podido suceder, si hubieran sido lanzados los ms de cien proyectiles que se planeaba detonar ese da. Esa es la situacin dolorosa: la ciudad ha sufrido una arremetida, se estn perdiendo muchas vidas de la poblacin civil y eso es imperdonable; una sola vida sacrificada en estos actos de violencia es inaceptable, una sola nia, una sola madre que cae en este proceso es una absoluta injusticia cometida por quienes empuan las armas contra el Estado. Pero adems, poner en riesgo la provisin de servicios pblicos el agua, el gas, la energa para una ciudad de seis millones de habitantes corresponde a una estrategia destinada a producirle terror a los ciudadanos y a las autoridades, lo cual debe ser contrarrestado con una respuesta no violenta por parte de la sociedad civil.

    Sancin al terrorismo En el mundo entero el terrorismo est siendo fuertemente castigado. Esperamos que los colombianos que usan mtodos terroristas reflexionen suficientemente rpido como para que antes de que sea demasiado tarde podamos entre todos resolver el problema. Si no lo hacemos en el corto plazo, es muy probable que Colombia se vuelva uno de los pases en todo el mundo de mayor prioridad en la lucha contra el terrorismo. Yo confo en que la solucin entre colombianos es posible, porque una solucin externa suele ser

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    ms dura. Cuando hay apoyo internacional en una situacin de estas, las acciones se vuelven irreversibles e impredecibles, convirtindose en un tema de se termina la guerra cuando se gana la guerra. Entonces ese escenario, por lo terrible de sus consecuencias, no parece ser muy deseable. Los que hemos vivido guerras en nuestras vidas y en nuestras familias, sabemos lo dura que es la guerra. Por lo pronto, los colombianos hemos sufrido una guerra a medias: ya tenemos un nmero importante de vctimas en prcticamente todas las familias colombianas. Esto nos debera proporcionar los elementos de juicio necesarios para poder decidir cmo debemos responder, si los violentos nos siguen atacando.

    Resistencia civil como respuesta legtima La resistencia civil es un proceso complementario del rol social del Estado, pero adems es exigente sobre el Estado y es prevenido frente al desbordamiento de militarizar a la sociedad civil. Esa frontera va a tener que ser construida con mucha delicadeza. En los trabajos de los tericos de la guerra se cita mucho a Bonaparte quien en 1813 deca que la guerrilla slo se la vence aplicando sus propios mtodos. Esa es la versin de Napolen. Con esto recuerdo la frase de Borges que dice que hay que escoger a los enemigos con mucho cuidado porque uno termina parecindose a ellos. Entonces la resistencia civil es la manera de evitarle a la sociedad la tentacin de tomar el camino de Napolen, es decir, de responder a la guerra informal con guerra informal. En Colombia, esta manera de enfrentar la violencia ya se ha ensayado y genera, como lo han visto muchos analistas, un ciclo casi infinito de desgracias, donde para frenar una fuerza irregular aparece otra y al final de esa aparece una nueva, y as el conflicto va dando vueltas como una bola de nieve, creciendo cada vez ms. Mi teora es que si la mayora de los civiles no actuamos, si permanecemos pasivos, algunos grupos de civiles ms decididos se armarn. Si la sociedad permanece demasiado resignada y doblegada, es posible que la indignacin y el sentimiento de impotencia generado por la apata de los ciudadanos resulte en coqueteos de responder ilegalmente a la ilegalidad y esto genera un ciclo complicadsimo de superar. En estos trminos, frente al conflicto actual tenemos una responsabilidad preventiva. En una sociedad donde la gente no se expresa colectivamente frente a la violencia, no se une para hacerle frente, puede suceder con mucha facilidad que quien ha sufrido la violencia ms cerca, a quien le mataron a la hermana, al hermano o al mejor amigo, entra en una lgica de resentimiento y retaliacin. El riesgo es grandsimo y una vez la gente entra en

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    el crculo vicioso de la retaliacin ya no cabe la ideologa, ya no se trata de luchar por un proyecto de sociedad. Al mirar la historia de algunos de los actores del conflicto armado, como Carlos Castao, se puede ver que son gente que sufri una muerte violenta en su familia y que dedic parte de su vida o toda su vida a vengarse, terminando en un bando simplemente por la casualidad de que su pariente haba sido vctima del otro.

    Actuar de manera no violenta Qu podemos hacer los civiles ante el ataque de los violentos? Una de las cosas que podemos hacer es respaldar la accin estatal, respetar el orden constitucional y apoyar el uso legtimo de la fuerza pblica; pero adems, podemos resistirnos. Voy a hablar de las formas viables y posibles de resistencia. El dilema bsico que se plantea para el ciudadano comn y corriente es si acta o no acta. Si no acta puede sentirse luego corresponsable por no haber hecho nada; la culpa posterior de sociedades que han vivido situaciones como la colombiana y no han hecho nada, es muy grande. Uno puede bajar la sensibilidad y adaptarse a lo que est pasando, pero luego, cuando pasa la barbarie, es posible que uno mire atrs y diga, qu horror, cmo fue que no hice ms, personal o colectivamente, para frenar la barbarie. Afortunadamente, el ser humano tiene una capacidad muy grande de adaptacin y eso hace que de algn modo convivamos con niveles altos de barbarie, pero con el tiempo, eso tambin genera sentimientos de culpabilidad. Ahora bien, si uno decide hacer algo, siempre surge el dilema de si cabe utilizar la violencia. A los civiles no nos corresponde usar la fuerza, por lo tanto, este llamado a la resistencia civil no es una invitacin a armarnos.

    El siguiente paso es: si ya escogimos actuar y actuar de manera no violenta, hay que encontrar una forma que sea sostenible y efectiva, lo cual presenta un tema clave de nmero. Lo resum en das pasados diciendo, no somos machos, pero somos muchos; es muy importante que esa presin pacfica de los civiles se ejerza por parte de una gran cantidad de personas. Haciendo un modelo cuantitativo de la situacin colombiana habra uno o dos violentos por cada mil personas; si de esas mil personas cien o doscientas se resistieran pacficamente, se generara un impacto enorme. Si solamente dos o tres se resisten frente a un nmero similar de violentos, los primeros corren riesgo. Por eso es que el tema numrico es importante.

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    La fuerza de la indignacin Quisiera subrayar aqu la idea de indignacin. La indignacin es un sentimiento moral, como puede serlo la admiracin. Lo bonito de los sentimientos morales es que uno no slo los siente, sino que uno sabe que cualquier ser humano, al ver la misma barbaridad o el mismo hecho admirable, sentira el mismo grado de indignacin o de admiracin; es la universalidad del juicio. Cualquiera que vea los campos de exterminio nazis o lea sobre las mquinas en las que intentaban convertir seres humanos en jabn, se indigna como diciendo, nunca hubiera pensado que la humanidad pudiera llegar tan bajo. Lo mismo pasa probablemente con muchos de los hechos que se producen dentro de la violencia colombiana. Las noticias que vemos a diario, el secuestro de una nia de tres aos, no slo conmueve a quien lo ve por la bajeza del crimen, sino que parte de lo que conmueve es la certeza de que cualquier ser humano que viera eso sentira lo mismo. En el fondo, con el sentimiento moral uno se hace parte del gnero humano. Usted puede traer una persona de la China y le muestra eso y va a sentir lo mismo. Entonces el sentimiento moral es un sentimiento potencialmente compartido por otros. Cul es la diferencia entre estar aburrido y estar indignado? Parecera menos intenso estar aburrido: uno se aburre con el clima o con un terremoto, pero uno no saca nada indignndose por los estragos que estos fenmenos naturales causan. Uno se indigna, cuando cree que el otro es libre de hacer lo que hace y ha tenido la oportunidad de decidir no hacerlo.

    Creo que la mayora de los colombianos nos resistimos ntimamente. Hoy en da la mayor parte de la indignacin la procesamos en privado, frente a la radio o a la televisin. Cuando recibimos la noticia es cuando viene el proceso interno, la clara percepcin de que eso no slo es inaceptable para uno, sino que sera inaceptable para cualquier ser humano. Aunque nadie sale a decir nada ni a dar la pelea pblicamente, la opinin de la gente en privado es claramente de oposicin; una mayora contundente de colombianos est en contra de la violencia y de los mtodos que utilizan los grupos armados ilegales. Pero, por qu es necesario resistirse pblicamente? Porqu es indispensable ir a un acto en el cual nos reunimos 100, 200, 1000 o 2000 personas? Qu importancia tiene eso? En Espaa, cuando la ETA asesina a un concejal, cerca de un milln de personas sale a las calles a protestar. Cuando la resistencia es demasiado ntima, cada uno puede entrar en dudas sobre el sentido de su participacin y la

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    viabilidad del movimiento: yo estoy resistiendo pero quin sabe si los dems estn cediendo o pensando en irse. A veces es necesario reafirmar lo que uno piensa y decir, usted tambin est en desacuerdo con eso. Entonces hacer visible la indignacin por medio de manifestaciones pblicas es muy importante porque ratifica el carcter moral de este sentimiento.

    El costo de los acuerdos ilegales En Colombia, desde la colonia siempre se han hecho acuerdos por fuera de la ley. Aunque mucha gente vive dentro de la ley y hace acuerdos compatibles con sta, tambin ha existido una larga tradicin en relacin con el contrabando y la ilegalidad. En este sentido hay mucha gente cuyo cemento social es unirse contra la ley.

    Estudiando la curva de homicidios en Colombia, se puede ver que en los aos 60 y 70 sta empieza a subir llegando a 5.000, pero en los aos 80 se da un brinco pavoroso pasando de 8.000 a ms de 28.000; y posteriormente se estabiliza en aproximadamente 26.000 homicidios por ao. Esto, gstenos o no, es en buena parte debido al incremento de la economa ilegal y del conflicto armado, el cual afecta sustancialmente el sistema de justicia. El problema que tienen los acuerdos contra la ley es que no es posible llevarlos ante un juez cuando se presenta un eventual incumplimiento; un acuerdo basado en la ilegalidad tiene instancias de justicia supremamente complicadas. En cambio, un acuerdo legal s se puede reclamar ante un juez. Esto conlleva una tendencia inevitable a que los acuerdos ilegales generen justicia por mano propia, justicia informal. Lo ilustro con un ejemplo: alguien que participa en un acuerdo por fuera de la ley no puede ir a donde un juez a reclamarle mire, este seor no quiere pagarme el soborno que habamos acordado. Entonces la justicia privada entre delincuentes explica parte de este incremento en el nmero de homicidios, en donde tan slo 5.000 son atribuibles al conflicto armado y los restantes a la violencia comn. En estos trminos, la mayora de los casos resultan de la falta de atencin por parte de fiscales y jueces que estn paralizados por la presencia de la violencia generada por la economa ilegal.

    La tendencia ms reciente en Colombia es que en una serie de regiones bsicamente rurales de baja densidad grupos armados han obligado a personas, a familias, a veces a empresas, y tal vez hasta a instituciones, a hacer acuerdos por fuera de la ley, bajo la

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    presin de amenazas a la vida y a la continuidad de los trabajos. Este modelo ha sido tan exitoso en su capacidad de recaudar dinero para estos grupos, que es muy difcil desmontarlo ahora. Estos grupos pueden estar fascinados por el poder del modelo chantajista armado y pueden estar pensando que si les funcion en pequeo les podra funcionar en grande. As como arremeten contra una familia, contra un empresario o contra un hacendado, tambin creen poder arremeter contra el Estado colombiano en su conjunto.

    Esas dos cosas le hacen mucho dao a la sociedad y atacan directamente a la democracia. Todo esto para decir que lo bueno de los ltimos aos es que esto se llev al extremo y ya parece bastante claro que la idea de tranquilizar al chantajista armado girndole una suma de dinero, hacindole concesiones o prestndole un equipo de transporte, ya no funciona, porque no genera las garantas que se pretende. Ese modelo, como en los cuentos de mitologa, de que yo puedo convivir con el monstruo a partir de soltarle cositas, se sali de madre y dej de ser viable. Creo que el gran saldo pedaggico de estos aos es que ahora, a pesar del desconcierto que eso nos produce, finalmente comprendemos que ese modelo de entendmonos cediendo no funciona. Al revs, creo que muchsimos colombianos hoy aceptan que cediendo de a poquitos termina usted cultivando un fenmeno que representa unos problemas enormes para la sociedad.

    Uno de los aspectos de la resistencia civil, de esa accin no violenta, colectiva y sostenible, es intentar luchar contra las dos cosas: los acuerdos pacficos por fuera de la ley y los acuerdos por fuera de la ley bajo amenazas a la vida. Esa es una primera posibilidad, es un poco heroica, tal vez no cubre al 100% de la ciudadana, pero una parte de la resistencia civil tiene que ver con la pregunta de qu tan rpido los que se dejan extorsionar frenan la extorsin y qu tan rpido se va a acabar la industria del secuestro. Obviamente esto se logra no slo por el herosmo de las familias, sino tambin por la accin eficaz del Estado de Derecho.

    La recomendacin aqu es no aprobar moral ni culturalmente comportamientos ilegales. Este es un punto que parece trivial pero es el ms importante dentro del proceso colombiano. Nosotros llevamos dcadas en que ms o menos en ciertos momentos justificamos los comportamientos ilegales, como no los dejaron entrar por la puerta de

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    adelante, entonces se metieron echando tiros por la de atrs o esos tipos no pueden conseguir plata de otra manera, entonces les toc pasarse la ley por la faja para conseguir algo. Nos echamos cuentos. La primera resistencia civil, la ms importante,

    es dejar de echarnos cuenticos con los que pretendemos justificar el hecho de que la gente se salte la ley. Si logrramos eso, ya habra un avance fabuloso.

    Resistencia civil como una forma de regulacin Por qu puede funcionar la resistencia civil? Miremos ahora la sustentacin. La convivencia depende en parte de motivaciones, de objetivos, de cosas que la gente persigue, pero en gran parte depende de establecer lmites. Lo que limita la accin humana es muy importante para la convivencia. Dicho de otra manera, convivencia es no todo vale, es establecer reglas y lmites. Dentro de esas reglas distinguira las normas formales (o legales) y las informales. Estas ltimas son de dos clases: las de moral personal, que pueden variar de una persona a otra, y las culturales, que pueden variar de un grupo social a otro. En barrios muy distintos de la ciudad puede haber criterios distintos sobre qu es aceptable y qu no es aceptable. Hay barrios populares donde claramente ya no es aceptable robar el agua, o sea tomar el servicio del agua sin pagar, aunque en el pasado esto era casi que bien visto. Posiblemente todava hay barrios de la ciudad donde algunos grupos de ciudadanos consideran que lo normal, o lo aceptable social y culturalmente, es tomar el agua sin pagarla; donde ms bien la presin social se ejerce hacia la familia que pide el contador del acueducto y lo instala. El que primero legaliza su conexin corre cierto riesgo de que las dems familias lo sealen, lo estigmaticen. En ese caso, la regulacin cultural est actuando en contrava a lo establecido en la ley. El ideal es que las reglas informales, las reglas culturales y las reglas morales que cada uno de nosotros se fija, estn alineadas con las reglas formales; que no haya contradiccin entre lo que dice la Constitucin y mi comportamiento, y mis reglas de todos los das. La Constitucin colombiana, en el artculo 95, habla de los deberes ciudadanos, recuerdo tres: solidaridad con los dems cuando est en riesgo la vida o la salud del otro; respaldo a las autoridades democrticamente constituidas; y colaboracin con el buen funcionamiento de la justicia. Si las costumbres y las reglas culturales, lo socialmente aceptado, van alineadas con lo legalmente estipulado, la sociedad se desarrolla econmicamente mucho ms rpidamente. Obviamente para que ese alineamiento sea completo se necesita que los acuerdos que hace la gente en pequeos

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    grupos, de a dos personas o ms, estn alineados con las reglas formales. Si usted tiene esas tres cosas en lnea, la economa progresa de manera acelerada y la convivencia se hace posible; si usted tiene esas tres cosas en contrava, dispersas, jalando una para cada lado, la sociedad camina ms despacio.

    Rechazo social como mecanismo de la resistencia civil Se trata de actuar de manera no violenta, abierta y sostenible, manteniendo los riesgos relativamente bajos, abriendo caminos de construccin, activando mecanismos de reconocimiento y autogratificacin. No basta simplemente con que uno se resista, sino que al resistirse se sienta contento y diga, dije lo que deba decir, fui suficientemente prudente pero franco, no fui aguas tibias. Entonces eso que los pelados hacen como un gesto de buena esa, dndose un pequeo golpe, eso es importante: el resistente tiene que saber valorar sus propios pequeos actos. Jean Paul Sartre, refirindose a la ocupacin alemana en Francia, escriba, jams fuimos tan libres como bajo la ocupacin alemana, porque en ese momento cada gesto y cada palabra nos comprometa a fondo. Cuando no hay amenazas, cuando no hay violencia, decir cosas es fcil, es trivial, pero cuando la situacin se pone difcil se necesita ms coraje y est uno a prueba. No estoy invitando a la beligerancia verbal per se, no estoy invitando a que insultemos a los violentos, estoy diciendo que no cambiemos nuestro pensamiento por miedo, porque parte de lo que estimula al terror es descubrir que la gente asustada da la impresin de aceptar ciertas cosas y hacer concesiones.

    No slo se trata de resistirse sino de activar repudio social y culpa frente a acciones destructivas. A veces se nos olvida que una accin destructiva no slo puede ser castigada por el lado penal, por el lado jurdico, por el lado de la fuerza pblica, sino que tambin puede ser castigada con una desaprobacin. Claro, uno puede decir, a la guerrilla o a los paramilitares los tiene sin cuidado si aprobamos o si desaprobamos sus acciones. Mucho de eso es cierto, porque tienen una costra bastante dura, pero a pesar de eso estoy seguro de que ciertas maneras de desaprobar, de formular la desaprobacin, les llegan. Pueden estar relativamente anestesiados frente a lo que piensa la sociedad colombiana, pero si somos muy enfticos en censurar sus mtodos, creo que esa censura tiene algn grado de eficacia. No es un asunto de un da o de una semana, es un asunto ms largo. Tiene que ver mucho con las redes sociales. Si yo como alcalde censuro a algn militante de las FARC que no me conoce, con el cual no tengo ningn vnculo, le

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    resbalar, como dice la gente. Pero si l recibe esa censura de su primo, de su hermano, de su hijo o de su padre, la cosa es distinta. Hay posiciones, lazos y vnculos que influyen para que la censura social sea ms eficaz. A veces uno quisiera decir, olvdese que soy alcalde, esccheme como alguien amigo de la vida o como alguien amigo del progreso de la sociedad. Entonces hay eficacia en la censura social, y quirase o no, la mayora de nosotros hemos recibido suficiente formacin catlica como para tener capacidad de sentir culpa. No por haber cerrado los ojos alguien pierde la posibilidad de ver y siempre cabe ejercer presin social hasta producir la culpa.

    Un antecedente importante: el ELN en Machuca y ms recientemente en Pailitas, pidi perdn por lo que hizo. Obvio que ah viene toda la discusin de lo fcil que es pedir perdn y de lo fcil que nosotros los colombianos perdonamos. Pero si ellos pidieron perdn quiere decir que fueron capaces de evaluar moralmente lo que haban hecho despus de la reaccin social. Yo mismo cuando me retir de la alcalda no senta ninguna culpa, senta que estaba haciendo las cosas bien; alguna gente me lo reprochaba, como artificialmente, y yo no les crea. Pero descubr luego a otra gente que me haca el reproche con tal sinceridad que sent vergenza y pas luego de sentir vergenza a sentir culpa. Entonces de algn modo uno es dueo de sus criterios morales y de sus evaluaciones morales, pero lo que opina la ciudadana influye.

    Ejemplos de resistencia civil Ahora quiero mencionar algunos ejemplos de resistencia civil. En Caldono, Cauca, se produjo un proceso muy interesante en el que no slo la gente sali indignada, porque estaban saturados con 19 tomas al municipio, sino que de alguna manera, en uno de esos ataques de la guerrilla a comienzos de este ao, respondieron masivamente enfrentndose con ellos a mano libre, o con algunos palos, en claro desequilibrio frente a los armados. Lo que es todava ms notable, es que lograron proteger a la fuerza pblica. Los policas estaban en ese momento a punto de ser ejecutados y la poblacin los rescat, los protegi. Lo mismo sucedi en XXX ms recientemente. Ese es un hito maysculo, y aunque lo que estamos buscando en Bogot tal vez no sea tan heroico, o de alcances tan altos, eso nos da una idea de lo que puede ser la resistencia civil exitosa. Doy un ejemplo de otra naturaleza: en un pequeo municipio de Santander, Onzaga, la gente se percat que iba a llegar un grupo armado. Este grupo haba ofrecido algunas cosas en los otros municipios vecinos por donde ya haba pasado, pero bsicamente

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    aseguraba que poda resolver el problema del robo de ganado. El sacerdote de Onzaga organiz una discusin y antes de que el grupo armado ilegal entrara al municipio pintaron las paredes con mensajes que decan los ladrones son nuestros. Al poner los ladrones son nuestros no queran decir que viva el robo, queran decir, sentimos a los ladrones como ciudadanos, como sujetos de derecho, a los que queremos juzgar segn las leyes colombianas y la ley colombiana no permite matar a un ladrn de ganado. Es decir, el abigeato es un delito y tiene un castigo, pero no la pena de muerte. Entonces, a este municipio no entr el grupo ilegal en parte porque el prroco y la

    poblacin fueron capaces de escoger manifiestamente el Estado de Derecho y decir, no queremos limpieza social, queremos que sean juzgados por las instituciones legtimas y lograr evitar el robo por los mtodos que prev el Estado de Derecho. Esta es una forma bellsima de resistencia civil, porque muestra a la ciudadana defendiendo los lmites del uso de la fuerza en defensa de un sistema democrtico.

    Utilidad de la sapera El Estado de Derecho funciona en pases como Canad o los pases del norte de Europa o en los propios Estados Unidos, porque una fraccin muy importante de la ciudadana denuncia los delitos y atestigua. Cuando las personas son llamadas por la Fiscala o por el juzgado, se presentan y hacen declaraciones sobre lo que atestiguaron, sobre la manera en que tuvieron lugar los hechos. Eso permite que los niveles de impunidad sean relativamente bajos. Uno puede decir que tienen mejores investigadores o ms policas, pero la presencia de la colaboracin ciudadana es probablemente la mayor diferencia entre nuestros sistemas de justicia. Nuestros investigadores son casi igual de buenos a los que hay en esos pases, pero trabajan solos, sin la colaboracin ciudadana, obteniendo por ello menos resultados. De ah el valor y el mrito de la sapera. Cuntos tipos de sapos hay? Est el primer sapo, el ptimo: aquel que denuncia y atestigua. El segundo sapo denuncia sin atestiguar para evitarse algunos riesgos. Conviene con las autoridades, yo le cuento, etctera, pero yo no voy a la Fiscala, yo no quiero meterme en los.

    Luego est el sapo que denuncia, normalmente no atestigua, pero adems condiciona esto a ayuda. A veces atestigua, pero dentro de procesos de proteccin a testigos, a veces sobre una base muy racional dice, mire, lo que s es tan grave, que despus de comunicarlo tengo que cambiarme de ciudad o de pas.

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    Luego est el cuarto nivel de sapo, que es un batracio ms tranquilo. Es el sapo que cuando sabe que alguien anda en pilatunas, con mucho cario y amor le confiesa sus convicciones: yo de usted, no me metera en los los en los que se est metiendo o yo lo pensara bien antes de someter a riesgo a la poblacin civil colocando un explosivo, slgase de ese enredo cuando an est a tiempo, todava no est metido en los demasiado graves. Es como una presin amigable de persona a persona. Normalmente eso se da cuando hay vnculos de afecto, cuando hay vnculos familiares. Si la propia familia se queda pasiva, ah la sociedad de nuevo pierde un instrumento de presin muy efectivo.

    En el ltimo nivel est el sapo menos efectivo, es un sapo superseguro. ste ni siquiera censura al que est metido en malos caminos, lo nico que hace es felicitarlo muy diferenciadamente por sus comportamientos correctos. Ni siquiera juzga el hecho de que haya tomado el camino torcido, pero cada vez que lo ve caminando por el camino derecho le dice, estuvo muy bien que hayas hecho lo correcto, que hayas transitado por el camino recto.

    Esto sera como una escalerita, si ustedes escogen el primer escaln, puede que algn da se decidan a subir al siguiente; si suben los primeros dos, puede que decidan subir an ms. No obstante, la ley le dice a uno que en el fondo existe la obligacin de denunciar y atestiguar. El tema de colaboracin con la justicia es un tema importante; Bogot ha evitado ms de la mitad de los atentados en los ltimos meses gracias a denuncias ciudadanas. Si no nos hubieran llamado las personas hubiramos tenido, por decirlo en trminos muy crudos, muchos ms entierros.

    El lema de construccin Este lema corresponde a una idea muy sencilla: si pasa algo grave, no le hagamos el juego al terrorista, no permitamos que adems del dao que inflige, desbarate nuestra agenda, regresemos de la manera ms rpida posible al trabajo y tratemos de hacerlo mejor. Entre otras cosas, por un aspecto de lgica elemental: si hay algunas personas que destruyen, los que construimos tendremos que construir ms. Se trata de que ante cualquier atentando, la primera actitud es mantener la productividad, es estar todos preparados para cada uno hacer su tarea y hacerla mejor de lo que la haca antes. Esta estrategia se aplic en Nueva York a partir del ataque del 11 de septiembre del ao pasado, permitindole a la poblacin y a la ciudad superar en alguna medida la tragedia. Es como la claridad de que respondemos construyendo, de que no entramos en la lgica

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    del ojo por ojo, diente por diente, que es uno de los problemas cuando existe ilegalidad. Muchos de ustedes habrn odo la frase de Gandhi ojo por ojo y todos terminaremos tuertos; creo que es una frase muy sabia.

    Conclusin La violencia puede ser vista de varias maneras. Una de las formas ms terribles de entenderla es naturalizndola, es verla como los rayos, los terremotos o las lluvias, como una enfermedad que podra durar mucho tiempo o que tal vez, como los inviernos, pasar de un momento a otro. Con esa mirada corremos el riesgo de no comprometernos suficientemente y de ignorar al otro. La otra opcin que hemos escogido muchos a lo largo de nuestra vida es ignorar a los violentos, simplemente no hablar de ellos, enterrar a nuestros muertos y seguir para adelante. Eso tiene cierta lgica pero tal vez no es el mejor camino. Hay otra opcin que es romantizar a los violentos, y esto fue tal vez lo que ensay el pas durante los ltimos cuatro aos. Desde este punto de vista intentamos imaginar que los violentos tienen muy buenas intenciones, que solamente estn equivocados en los mtodos y que si encontraran un cause apropiado seran importantes constructores. La tragedia de esta visin es que el pas la ensay cuatro aos y obtuvo muy pocos frutos. En los das mismos en que se prolongaba el proceso de paz, Bogot fue atacada en su represa de agua. Esta falta se cometi precisamente en el momento en que la comunidad internacional haca un desesperado esfuerzo por salvar los dilogos de paz. Entonces, qu opcin nos queda? Nos queda tal vez pensar en la unin de la fuerza del Estado y de la fuerza de la pedagoga, actuar en el parentesco, pero tambin en la firmeza. Es decir, aunque los violentos son tambin colombianos, lo que estn haciendo nos avergenza y nos duele y por eso debemos manifestar nuestro rechazo e indignacin respondiendo con acciones no violentas.

    Frente a esto, ojal cada vez que saliera una noticia sobre hechos de violencia furamos capaces de apagar el televisor y durante dos o tres minutos discutir y pensar sobre los hechos y sobre lo que podramos hacer para que la violencia cesara. A este respecto, una de las tragedias del conflicto colombiano es que hemos llegado a trivializar el costo de la violencia, convirtindola en una telenovela ms de las que vemos a diario. Como deca algn estudioso, no es fcil indignarnos lo suficiente para ejercer resistencia civil,

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    si todas las noches enfrentamos una sucesin de informes en los noticieros, que tratan por igual secuestros, masacres, goles y chismes de la farndula.

    Por eso es tan importante llamar a la humanidad para que nos acompae en el dolor, en la vergenza y en la indignacin que los hechos violentos conllevan, en la conviccin de que algn da terminaremos entendiendo que por ese camino no hay salida y que sin importar el tiempo que nos tome o todo lo que nos cueste, debemos darnos cuenta que la vida humana es sagrada y que debemos darnos la pela por defenderla.