Modelo educativo coparmex

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MODELO EDUCATIVO COMISION NACIONAL DE EDUCACIÓN COPARMEX

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MODELO EDUCATIVO

COMISION NACIONAL DE EDUCACIÓN

COPARMEX

CONTENIDO

Primera sección: Impronta Educativa

I. La educación a revisión

II. Apertura y modernización

III. Crisis de valores y crisis educativa

IV. La necesidad de un modelo e impronta educativa

Segunda sección: Bases para un Modelo

I. Algunos aspectos en relación con la educación

II. Modelos Educativos

III. Políticas Educativas

Tercera sección: Modelos Educativos en México

I. Recuento de Modelos Educativos en México

II. Evaluación de los Modelos Educativos

III. Retos para un nuevo Modelo

Cuarta sección: Propuesta y lineamientos para un nuevo Modelo

I. Modelo Educativo propuesto

II. Filosofía y teoría del modelo

III. Lineamientos estratégicos y políticas del modelo

Primera sección: Impronta Educativa

I. La educación a revisión

II. Apertura y modernización

III. Crisis de valores y crisis educativa

IV. La necesidad de un modelo e impronta educativa

Impronta Educativa

I. La educación a revisión.

Llamamos “verdadero racionalismo” al de Sócrates, esto es, a la conciencia de las propias limitaciones; a la

modestia intelectual de aquellos que saben con cuánta frecuencia yerran y hasta qué punto dependen de los

demás aun para la posesión de este conocimiento; a la comprensión de que no debemos esperar demasiado

de la razón, de que todo argumento raramente deja aclarado un problema, si bien es el único medio para

aprender, no para ver claramente, pero sí para ver con mayor claridad que antes.

(POPPER, Karl. La sociedad abierta y sus enemigos. Cap. 24, I)

“La educación es una empresa tan vasta, compromete tan radicalmente el destino de los hombres, que

no puede bastar el considerarla en términos de estructuras, de medios logísticos y de procedimientos. Es

su propia sustancia, su relación esencial con el hombre, su devenir, el principio de la interrelación que

reina entre el acto educativo y el ambiente y que hace de la educación a la vez un producto y un factor

de la sociedad; todo esto es lo que, en el punto al que hemos llegado, hay que escrutar con profundidad

y repensar ampliamente". UNESCO. La educación en marcha. Edit. Teide/UNESCO. Barcelona, 1979. p.

11.

El tratamiento integral que la educación demanda, se presenta hoy en un contexto de gran pragmatismo,

en el que las propuestas deben probar su consistencia e incluso ofrecer resultados concretos. El riesgo

de este abordaje está tanto en su natural superficialidad como en un eclectisismo, que puede derivar

fácilmente en la pérdida del rumbo, al cambiar los valores permanentes por el logro de resultados

inmediatos de corte exclusivamente productivista.

Por el contrario, la orientación correcta sería desarrollar al individuo en todas sus capacidades y

potencialidades como persona integral y como ciudadano productivo, responsable y solidario, como

también contribuir al desarrollo de la sociedad a través de su mejoramiento económico, político y cultural

Así los cambios a realizar estarían en: los contenidos educativos, los métodos de enseñanza/aprendizaje,

la formalización y actualización de los maestros, la articulación de los niveles de educación básica y

apertura a la ciencia y la tecnología, la cobertura de la educación y la reorganización interna del sistema.

II. Apertura y modernización

El contexto de apertura y globalización mundial en el que nos desenvolvemos, somete a prueba nuestras

estructuras y procesos respecto a las de nuestros socios. El reto es hacerse competitivo y desenvolverse

en un mundo con fronteras mucho más amplias, donde la economía parece convertirse en el detonador

de una nueva configuración mundial capaz de influir en las diferentes facetas de la cultura humana -

también en el orden social y político-. Así, surgen grandes interrogantes respecto al prevalecimiento de

las normas, valores, principios y pautas culturales de cada país.

Esta impronta no excluye a la educación, que jugará un papel protagónico en la definición del perfil futuro

de nuestro país

El cambio constante que se vive en nuestro medio, han obligado a revaluar el papel que la educación ha

jugado en el desarrollo social de México. Se han puesto de relieve las deficiencias del sistema educativo

y es necesario evaluar su pertinencia en el marco de la nueva configuración mundial, la imagen de país

que queremos, nuestra realidad social, nuestros valores y la identificación de la persona humana como

su principal protagonista.

El esfuerzo de modernización del sistema que contempla la actualización de métodos, tecnología,

docentes y vínculos con el sistema productivo, además de responder al crecimiento de la demanda

educativa y al mejoramiento de la administración del sector, ha quedado rápidamente superada. La

actualización tecnológica no es suficiente, el modelo educativo resulta ineficaz; se demanda que sea

más completo, con visión de largo plazo, abierto y dinámico, eficiente y eficaz, que contemple al hombre

tanto en su dimensión personal como social.

Parece oportuna una actualización de la política educativa y una concepción adecuada de la educación y

de la persona que ayuden, simultáneamente, a mejorar el desempeño de nuestro sistema en el contexto

de la apertura y la globalización y al crecimiento de todo el hombre, en el marco individual y en su

compromiso social.

Por su parte, la modernización del país aparece como indispensable e imperativa. La educación lejos de

hacerse a un lado, es uno de los primeros sectores en que se requiere puntualizar a fin de orientar mejor

nuestros esfuerzos, definir aspiraciones y consecuentes políticas que ayuden a la modernización. Bajo

este rubro se esconden frecuentemente dos fuerzas en tensión: la primera concretada por una corriente

de pensamiento que goza de gran atractivo intelectual y que preconiza el cambio por el cambio mismo;

una segunda, que integra un conjunto de iniciativas de desarrollo y promoción social y humana,

verdaderas, legítimas y nobles.

La tensión que provoca la atrayente argumentación de la corriente modernizadora y el imperativo de una

realidad demandante de mayores y mejores niveles de desarrollo, pone en conflicto el ejercicio de la

política, desviándola del papel que le corresponde como servicio al hombre; se privilegian abstractos

modelos de individuo, sociedad, economía, educación y cultura

El primer y verdadero motor de los cambios es el hombre y no una abstracta y anónima estructura social,

con la cual nadie se siente identificado. Si bien las estructuras condicionan al hombre temporal y le

hacen vivir unas particulares circunstancias de orden y jerarquía, no debe suceder que tales estructuras

tomen vida por sí mismas y aplasten la primacía de las relaciones interpersonales, estando como están

al servicio del hombre. Nos interesa más un criterio de injerencia y profundidad que un criterio de

extensión y superficialidad. Lo permanente en la estructura, no debe ser la estructura misma, sino la

función de servicio que tiene para el hombre, que es trascendente a la estructura, lo permanente. De ahí

que podamos afirmar que subsiste lo permanente y se altera lo puramente temporal. Debe permanecer

la primacía del hombre por sobre las estructuras, la ética sobre la técnica, el espíritu sobre la materia y el

trabajo sobre el capital.

La modernidad, bien entendida, tiende a superar pero no siempre a destruir, sino a veces a incorporar.

La caricatura modernizadora confunde el concepto de hombre, y lo hace perder su carácter personal,

intransferible, disolviendo cada hombre en la primacía del Estado. La modernización que aspira a un

verdadero desarrollo sustentable, que comprenda promoción y libertad, justicia, solidaridad y

subsidiariedad, requiere una concepción previa sobre lo que es el hombre -el hombre integral-, su

destino trascendente y su reconocimiento como persona entre otras, para dar verdadero sustento a los

valores sociales.

En el contexto modernizador tenemos que ser capaces de distinguir las demandas reales y justificadas

de desarrollo social, de las trampas del quehacer institucional y a veces político que pretende dar

respuestas por encima o a pesar de la persona humana, en la solución de los problemas sociales. La

confusión puede llevarnos a fijar más la atención en la forma (las instituciones) que en el fondo (las

personas).

Se debe ser moderno por lo que de noble tienen las acciones encaminadas al progreso, siempre que se

respete una visión integral de desarrollo fundamentada en el hombre y en su perenne naturaleza.

Quienes han caído en la cuenta de esto acuñaron el término postmodernidad, que viene a revaluar

conceptos, principios y valores que la modernidad había rechazado; los criterios éticos y operativos

contrastan de la modernidad a la postmodernidad. Llano enfatiza que desde el punto de vista ético, en la

cultura moderna, lo bueno es mejor, si es para el mayor número; y en la postmodernidad, lo bueno es

mejor si incide más profundamente en la persona; desde el punto de vista operativo en la cultura

moderna, la eficacia proviene de la competitividad, el poder y la información; en la postmodernidad, ésta

proviene de la colaboración y el servicio. Los contrastes son claros, valores que antes fueron

despreciados o al menos olvidados, se recuperan para formular un entendimiento más completo y

humano de la sociedad.

La claridad de conceptos debe preceder, o al menos acompañar, a la acción; es necesario partir de un

claro análisis de la realidad mexicana y el estado del mundo, de un claro concepto de la persona humana

y de la fuerza de la iniciativa individual, de la definición del papel rector y al mismo tiempo subsidiario del

Estado y de la clara conciencia de las demandas, el distanciamiento y la injusticia social.

A lo anterior debe seguir la acción ponderada de los actores del juego social: voluntad política del

gobierno, responsabilidad social de empresarios y trabajadores, compromiso y solidaridad de la

población en general.

Tenemos que destacar el papel preponderante que la educación, el sistema y los programas en esta

materia juegan en el desarrollo económico, social y político del país. Para ello hay que advertir del riesgo

de instrumentalizar la educación a la luz de concepciones equivocadas del hombre, el desarrollo de la

sociedad y la economía mundial.

Es pues, importante destacar la necesidad de un modelo revisado y propio que nos incruste eficazmente

en la economía mundial y que, al mismo tiempo, nos preserve en los valores de carácter permanente

que nos distinguen como mexicanos: un modelo en el que se actualicen las potencias de la persona

humana y se plenifique su dimensión social.

III. Crisis de valores y crisis educativa

Los anteriores retos se mueven en una doble dimensión: la externa y la interna; la primera, para insertar

efectivamente a nuestro país en el concierto mundial y en los procesos globales y, la segunda para

resolver la crisis económica de México.

México, a diferencia de los países desarrollados, se debate entre dos aguas. Por un lado está el factor

cuantitativo que permita igualdad de oportunidades a todos los mexicanos. Por otro, el tema de la calidad,

que haga de nuestro país un sistema competitivo a nivel internacional. La solución de cada uno de ellos

no es contradictoria, sino complementaria, aunque trae consigo serias complicaciones.

Nuestra crisis se ha caracterizado por la profundidad del descalabro económico sufrido y la falta de

recursos internos, a lo que se suma la poca credibilidad en la instrumentación de acciones eficaces para

revertir el proceso de deterioro al corto plazo -falta de perspectiva-. Todo ello ha configurado un gran

fenómeno de desconfianza y separación entre los intereses de los gobernantes y la apreciación de la

realidad.

La desconfianza convierte la crisis en una crisis de instituciones. Es ahí donde el tema educativo

encuentra su ámbito propio, ya sea como causa y tanto o más como solución. El gran reto es conseguir

la credibilidad, la vuelta a los principios y valores que favorecen la convivencia social y restablecen la

confianza en el ser humano y en sus instituciones.

Hay valores que no se pueden cuestionar a riesgo de quedarnos sin nada en qué nos podamos apoyar:

la vida, la salud, la verdad, el bien. Hay quienes dudan de todo, a los cuales no les queda otro camino

que el de callarse de todo y limitarse a vegetar. No todo es demostrable, justo porque no todo requiere o

puede ser demostrado. La misma pregunta por la demostración de los términos de la primera

demostración nos lleva al infinito.

Podemos afirmar que las soluciones a nuestra crisis están, ciertamente, en el conocimiento de la

realidad y en la manera de modificarla (ciencia y técnica), pero también en las habilidades (capacidades)

y, sobre todo, en las actitudes (el carácter) y la congruencia con los valores universales (virtud). Es aquí

donde el sistema y las políticas educativas cobran nuevamente relevancia, al constituir un aparato

institucional capaz de desplegar un conjunto de acciones que impacten el desempeño y perfil educativo,

social y la formación de la persona.

El sistema educativo, las políticas educativas o cualquier iniciativa o acción educativa suelen tener, como

orientación, una filosofía que las respalda y un modelo que las concreta. Lo contrario haría que el

sistema perdiera fácilmente su razón de ser. En algunos casos, el excesivo pragmatismo provoca

también fracturas en los sistemas y la pérdida de rumbo al privilegiar el resultado inmediato y la acción

por la acción misma.

En nuestro país y en el tema educativo se han retrasado con frecuencia las revisiones y, desde luego,

las actualizaciones o modificaciones al modelo. Lo delicado del tema y el impacto de las convenientes

modificaciones de rumbo y de modo hacen necesarios una permanente revisión y actualización; de lo

contrario se puede extraviar el punto de llegada, al haber desviado o no corregido la ruta a tiempo. Nos

encontramos en la fábula del hombre que enseñaron a pescar para darle un medio de subsistencia

propio, pero de tal modo que seguía pescando en el mismo sitio donde le habían enseñado, sin reparar

que hacía ya mucho tiempo que las aguas no corrían por allí.

La crisis no se circunscribe exclusivamente al terreno de la Economía, la técnica o la producción, sino

que abarca �quizá más radicalmente� una crisis de finalidad y de valores. Ser consciente de ello ofrece

la posibilidad de evaluar nuestro sistema educativo, no exclusivamente a partir de los resultados del

proceso y la calidad del producto, sino abarcando también sus finalidades y su capacidad para forjar

futuro, su capacidad para hacer mas pleno al hombre y para ayudarle a armonizar con su entorno

económico y social. Es entonces momento de evaluar y en su caso revalorar el modelo educativo,

dándole vigencia a las políticas adecuadas y dotándolo de congruencia por medio de acciones

consistentes con la filosofía que está en la base de sus planteamientos.

IV. La necesidad de un modelo e impronta educativa

El modelo consiste en la organización dinámica de la educabilidad del individuo y la sociedad en función

de sus relaciones y de una cronología. En un modelo se fijan las pautas, los fines, los sujetos y los

medios que participan en el proceso educativo, como también se describe el proceso a seguir para

alcanzar las metas propuestas.

A través del diálogo se conjuga la inventiva creadora del hombre con las circunstancias dadas por la

naturaleza y circunstancias del proceso educativo. En este contexto, el diálogo no es negación de la

verdad sino equilibrio de los distintos momentos de la verdad en un modelo integrador. La verdad es una,

pero tiene muchas caras. Delinear un nuevo modelo educativo es algo más que proponer un modelo

pedagógico. Modernizar la educación no es efectuar cambios por adición, cuantitativos, lineales; no es

agregar más de lo mismo. Es pasar a lo cualitativo, romper usos e inercias para innovar prácticas al

servicio de fines permanentes; es superar un marco de racionalidad ya rebasado y adaptarse a un

mundo dinámico.

Se busca la superación de un marco de racionalidad ya rebasado, puesto que la educación, desde el

punto de vista histórico, tuvo en México una marcada tendencia hacia el aspecto cuantitativo. El gran

retraso educativo que mostraban los índices de analfabetismo en décadas pasadas ya no lo es tanto y

tiende a disminuir; México entra a una etapa en que la cantidad debe apoyarse en la calidad de la

educación; se inicia un tiempo de apertura comercial a nivel internacional que exige la presencia de

mano de obra calificada y de industrias emprendedoras: la expansión de la educación se funda en la

calidad de profesores y alumnos.

Tal calidad no se reduce al contenido de los programas, sino que concierne a toda la complejidad de los

contenidos educativos: saberes, valores, actitudes y destrezas que se proponen a los alumnos para ser

aprendidas. Se explican los contenidos educativos como el conjunto tanto de aprendizajes necesarios

como de los procesos que los hacen posibles, y que el sistema educativo organiza y propone en planes y

programas de estudio orientados a alcanzar los fines de la educación. Todo ello inscrito en un marco

cronológico que hace resurgir nuevas necesidades y desechar exigencias del pasado.

México enfrenta la necesidad de definir un modelo educativo capaz de promover el cambio estructural

del sistema económico, para hacerlo más competitivo: ciencia y tecnología, capacidades, habilidades y

actitudes de su gente y, desarrollo de la capacidad empresarial y directiva. México forma parte de una

comunidad abierta y competitiva, y se encuentra con serias deficiencias en su sistema de educación.

Se requiere una orientación del sistema de educación a partir del papel que a futuro deseamos como

país y, acompañado del respeto y cuidado del ser individual. Esto dará un mejor perfil y responderá a las

demandas del nuevo mundo, la cultura globalizada, la competitividad como nación y, sobre todo, a un ser

humano más pleno.

Es indispensable disponer de un modelo que incluya acciones que promuevan y eleven al ser humano y

que respondan a una realidad concreta en el tiempo, pero no cualquier modelo, sino incluyendo los

siguientes componentes: formador de personas, transmisor de conocimientos y cultura, promotor y

forjador de futuro, igualador social y capacitador para el trabajo.

La globalización que vivimos exige una actualización de la política educativa que mejore el desempeño

de nuestro sistema. Sin menoscabo de otras restricciones y retos, convendría pensar en las etapas o

condiciones necesarias para un efectivo desarrollo acorde con los tiempos de la apertura. Existe la

necesidad de un nuevo modelo que nos inserte eficazmente en la economía mundial y que al mismo

tiempo nos preserve en los valores de carácter permanente que nos distinguen como mexicanos. Un

modelo que privilegie la actualización de las potencias de la persona humana y que le desarrolle en su

dimensión social. La crisis de México, es también una crisis del sistema educativo. Es por eso necesario

replantearla en términos de finalidad y valores.

Los grandes retos del sistema educativo: equidad, calidad, actualización, pertinencia, vínculo,

organización, formación de recursos, armonización y financiamiento, están demandando un tratamiento

integrador e integral que, sin romper con el pasado, construya, eleve, resuelva y proyecte, sin perder el

tiempo en idealizaciones, ocupándose de implantar estrategias realistas y concretas.

No se trata de una modernización total, lo cual sería utópico e irreal. Primero porque, como señala Karl

Popper, un cambio cualquiera sólo se realiza con los elementos que se poseen, nadie puede partir de la

nada para efectuar un cambio; todo cambio ha de realizarse a partir de lo que se es, y de lo que se ha

sido. Segundo, porque desconocer todo lo anterior es una crasa ignorancia histórica, física, cultural: todo

lo grande se forja a partir de avances progresivos, de cambios graduales, de mejora constante; como

señala el mismo Popper, hace falta una ingeniería social que sea gradual.

Podríamos concluir a partir de lo anterior que México tiene frente a sí un gran reto en materia educativa.

Que de una adecuada solución a los problemas de estructura que tiene, dependerá la capacidad de

atender al reto del rezago educativo; que de un adecuado enfoque o modelo y las políticas educativas

convenientes, se conseguirá un proceso de mayor calidad. Los resultados a mediano y largo plazo de un

modelo educativo bien concebido y una estrategia apropiada, permitirán a México un mejor desempeño

en la dinámica de la globalización mundial y en el pleno desarrollo de la persona humana y de la

sociedad mexicana.

Segunda sección: Bases para un Modelo

I. Algunos aspectos en relación con la educación

II. Modelos Educativos

III. Políticas Educativas

Bases para un Modelo

I. Algunos conceptos en relación con la educación

La educación se puede entender de una manera pasiva o de una manera activa . La más propia es la

activa. En la pasiva nos referimos a un resultado, en tanto que en la activa nos enfrentamos con un

proceso, esto es, con algo no acabado, sino que se está haciendo. Asimismo, la educación se puede

entender como: ayuda que una persona (grupo o institución) presta a otra para que se desarrolle y

perfeccione en los diversos aspectos (materiales, espirituales, individuales o sociales) de su ser,

dirigiéndose hacia su fin propio; en este sentido es actividad.

Los siguientes son algunos de los sentidos con los que se acostumbra usar el término educación:

-educar se entiende como una acción que tiende hacia la realización completa de la persona

como tal, mediante el perfeccionamiento gradual de sus diversas facultades, de acuerdo con sus

circunstancias individuales.

-como sinónimo de enseñanza o instrucción. Indica que la educación hace especial referencia a

la comunicación de contenidos intelectuales, siendo evidente la primacía de la inteligencia entre las

diversas facultades humanas.

La visión fenomenológica de la educación hace saltar los tres ejes sobre los que se debe mover el

proceso de enseñanza y aprendizaje en todos sus niveles:

a. Antropología, que reconoce como atributos esenciales del hombre la inteligencia y la voluntad

y, por lo tanto, la conciencia y la libertad. Es el punto de partida.

b. Teleología, que tiene como objetivo el grado de desarrollo, las cualidades y los ideales que

son considerados como modelos de perfección humana en aquella perspectiva. Es la meta.

c. Metodología, que sugiere empezar con lo más accesible a la comprensión y capacidad del

intelecto y pasar luego a niveles más altos. Es el modo de lograr la consecución de los fines

propuestos.

A estos se suman las aptitudes e inclinaciones propias de cada sujeto. Este sistema conforma un

sistema de normas prácticas recibidas por la sociedad y manifestadas en costumbres, leyes, ritos, etc,

conjuntadas en un tesoro de experiencia y sabiduría. Empíricamente, consideramos buen maestro al que

toma los educandos como personas y no como cosas a manejar o utilizar, superando así ciertos errores

teóricos que analizaremos posteriormente.

Así las cosas, la historia, la pedagogía y la didáctica se constituyen en puntales de la labor, cuando esta

se refiere al proceso mismo de educar.

La teleología educativa está regida por el criterio de INTEGRALIDAD y de la INTEGRACIÓN, en el

sentido de que deben desarrollarse las distintas facetas de la personalidad y las diferentes capacidades

en los diversos campos de interés y de trabajo, manteniendo la unidad de la intención alrededor del fin

último, que sitúa en la justa jerarquía todos los demás fines y valores.

En ocasiones este esfuerzo de integración se convierte en prioritario por otros factores de influencia,

como puede ser el privilegio desmedido de un factor parcial en una determinada sociedad. Es el fin

último el que da la unidad, por ello no basta con explicitar únicamente los fines intermedios.

La integración puede presentarse según 3 sectores en que puede dividirse la vida y operaciones del

hombre:

a. Teoría (Contemplación). Aquí se encuentra la ciencia. La concentración exclusiva en este

punto se denomina idealismo.

b. Práxis (Acción). La política y la ética pertenecer a este quehacer. Su exageración es el

pragmatismo.

c. Poiesis (Producción). Inscribimos en este apartado a la técnica. El extremo vicioso es el

tecnicismo o utilitarismo.

La educación puede desarrollar más uno de estos tres aspectos, pero no es educación si el predominio

de uno de ellos provoca la atrofia de los demás, o impide el armónico crecimiento de la personalidad, o le

aparta de sus responsabilidades ante la vida, perjudicando en todo caso el bien último.

En una visión de conjunto es equivocada la educación que da como resultado:

Personas incapaces de actuar y producir. Sólo se especula.

Incapacidad para profundizar en el sentido de la vida. Sólo se actúa.

Apreciar solamente los resultados materiales y útiles (económicos). Sólo se produce.

La verdadera educación se propone la formación de la persona humana en orden a su fin último y el bien

de las sociedades de las que es miembro.

II. Modelos educativos

Un modelo educativo lo integran distintos elementos que al funcionalizarse consiguen unos efectos que

deben ir de acuerdo con la finalidad y la idea originaria que lo fundamenta. Desde el punto de vista

formal los componentes de un modelo educativo son los siguientes:

a. Componente Filosófico/ Sus fines últimos –Filosofía-

b. Componente Teórico/ Su ordenamiento interno –Teoría-

c. Componente Político/ Su orientación práctica –Política-

Se encuentra también un desdoblamiento de la fase operativa del modelo:

a. Proceso Educativo/ Su puesta en operación -Proceso y Práctica educativos

b. Evaluación/ Su retroalimentación

a) Componente Filosófico: Tradicionalmente, las voces oficiales, lo hacen emanar de la Constitución

Política de los Estados Unidos Mexicanos y lo condensan en el Artículo Tercero Constitucional.

El componente filosófico ha de expresar tanto los supuestos antropológicos que se esconden tras un

sistema, así como las causas y condiciones últimas que lo hacen posible. En esta línea podemos afirmar

que la axiología y la epistemología son campo de la filosofía. Por la axiología establecemos aquellos

valores en los que se basan la acciones educativas; por la epistemología se apuntan los límites del

conocimiento, la concepción del saber y de la ciencia, y el modo de producirlos.

El sentido y el carácter del proceso educativo total vienen dados por los fines, a saber: la convivencia

humana, el desarrollo armónico del individuo, el desarrollo armónico de la sociedad y la identidad

nacional. Y contenidos en estos el amor a la patria, la solidaridad internacional, en la independencia y en

la justicia.

Los fines del proceso son externos al proceso mismo. Se han de extraer de algo distinto a lo que se

finaliza, puesto que el proceso no es fin de sí mismo. ¿De dónde? Del “rol” social, de las disposiciones

naturales con las que nace todo hombre, de la naturaleza, de la experiencia, de lo que históricamente se

dice que deben ser las bases del modelo, y en general de lo que la sociedad establece como tal, de la

interpretación que se dé al mundo y a la vida; se ordenan a ciertos logros sociales.

Si bien los fines se absorben en el proceso, no por ello se ha de desdibujar su carácter fundamental y

globalizador. Los fines son los que ponen en marcha el proceso y por eso han de ser consciente y

certeramente reflexivos; los fines no son producto exclusivo de lo dado, muy por encima de ello, han de

incluir en sí lo dado, la objetiva situación actual y un cuidadoso proyecto de futuro. O lo que es lo mismo,

los fines, al menos en el momento original del modelo y también en sus tiempos de crisis, han de ser

cuestionados, actualizados y refundidos.

Acudiendo a la única fuente oficial donde se contiene el componente filosófico del sistema educativo, nos

encontramos con que se señalan unos valores principales, no los únicos, que guían la educación.

El Artículo Tercero propone: aprecio a la dignidad de la persona, aprecio a la integridad de la familia,

interés por la sociedad, fraternidad, igualdad de derechos, desarrollo armónico del individuo y de la

sociedad, formación de la identidad nacional . Dichos valores se agrupan en tres esferas que concentran

la actividad y el desarrollo del educando: la personal, la familiar y la social.

La dignidad de la persona está en la base del proceso educativo como lo que posibilita el convivir, el

desarrollo y la promoción del bienestar individual y social. En dicha dignidad se fundan también el

reconocimiento de derechos, la aceptación de un límite a nuestros deseos, el diálogo y unas sanas

relaciones entre los hombres. Explorar la dignidad de la persona nos lleva hasta el centro mismo del ser

personal, a sus límites y posibilidades. De la esencia de la persona han de emanar la naturaleza social

del hombre, su racionalidad, su libertad y su espiritualidad, y con ello los fines mismos que se persiguen

en el proceso educativo. Tenemos así, que la educación persigue el desarrollo pleno de las posibilidades

del hombre: el cultivo de la inteligencia, la formación del carácter, el orden y la armonía individual y social,

así como una eficaz preparación para la vida.

La integridad de la familia, que es el “espacio original y privilegiado de convivencia”. Por ello el modelo

educativo la toma en cuenta como un núcleo que reclama especial atención. Tradicionalmente, México

ha fincado los cimientos de su organización en una cultura eminentemente familiar, la cual se está

lesionando con mucha facilidad por parte de los medios de comunicación, de las políticas antifamiliares

de países vecinos y de otros contaminantes que pululan en el ambiente. Es evidente que problemas

tales como el divorcio, la infidelidad, las uniones libres o a prueba, afectan de manera directa la

educación de los hijos causando inmadurez afectiva, deserción, distracción de la escuela y problemas

similares. Como apoyo al modelo educativo se deben fomentar los valores y políticas que protejan el

seno familiar como ambiente propicio para el normal desarrollo de la persona.

En lo que respecta al campo de lo social se establecen como valores de suma importancia para el

modelo, el interés general de la sociedad, la igualdad de derechos, la formación de la identidad nacional,

etc. Nuestro país expone con cierta frecuencia conflictos de orden interno debidos tanto a la excesiva

centralización del poder como a la viciada estructura política del sistema; es indudable que hemos

entrado a una etapa de cambio, la cual ha de manifestarse también en el modelo educativo. El

conocimiento de los deberes y derechos ciudadanos, la promoción de la identidad nacional, el desarrollo

de la cultura y la buena convivencia son todos valores que se cultivan por antonomasia en la educación,

tanto a nivel de planes y programas, como a nivel vivencial.

b) Componente Teórico: La función de dicho componente consiste en hacer viable el proceso operativo.

Se trata de la guía por la que se interpreta la realidad y se orientan las decisiones y acciones hacia los

fines de la acción. Dicho componente no alude a una noción general y universal del proceso, sino a las

representaciones de ese proceso en términos de sus finalidades.

Mientras que el filosófico nos habla sobre la generalidad del proceso educativo, el componente teórico lo

concreta a la pregunta sobre lo que significa educar hoy en México. Como ya señalamos, la teoría

concibe la educación ubicada en “espacios continuos de convivencia”, de lo cual se sigue la

interpretación de la educación “en términos del relaciones”. La educación, a la vez que se ordena al

perfeccionamiento y ampliación de las relaciones, surge toda ella como producto de las relaciones del

sujeto con el mundo, con los demás y consigo mismo.

Existen tres medios fundamentales que interactúan con las diversas facetas de esos centros de relación

y que condensan la esencia de lo que debe ser aprendido o enseñado: métodos, lenguajes y valores. Se

debe notar que el componente teórico enmarca también la temporalidad del modelo que se ubica en el

presente, en la realidad histórico-social que tiene conciencia del pasado y configura la visión del futuro.

Los métodos son medios que capacitan al ser humano para el manejo de pensamientos y objetos de una

manera adecuada, y predominantemente guían la relación con el mundo externo físico. Son medio para

establecer y modificar relaciones. Los lenguajes son herramientas de expresión, comunicación y

pensamiento; guían especialmente la relación con otras personas. Se distinguen por su estructura

simbólica y son el telón de fondo de la relación social. Los valores hacen referencia a las cualidades de

aprecio y reconocimiento, y son predominantemente parte de la relación con uno mismo, en cuanto que

definen juicios y actitudes. Los valores son la fuerza motriz de las actividades y decisiones y sólo en un

segundo momento salen al exterior como orientadores de la relación.

c) Componente Político: Es una fusión de los otros dos componentes, el filosófico y el teórico, ya que

informa sobre la totalidad de los procesos de la modernización y define las estrategias mediante las

cuales la filosofía y la teoría intervienen en la realidad educativa.

Aunque este componente se va construyendo, de alguna manera, en paralelo con las otras tareas, su

formalización recoge todo lo anterior y lo convierte en opción, decisión y práctica en situaciones

históricas concretas.

La política educativa consiste en el establecimiento de tres géneros de medidas:

1.- Revisión y reelaboración a fondo de la naturaleza y los contenidos de la educación: se orienta

el modelo a la satisfacción de la demanda educativa actual.

2.- Nueva atención a los problemas de distribución de la función educativa: hacer de la

educación básica una etapa educativa completa y suficiente.

3.- Puesta al día en lo que respecta a la organización de los servicios educativos:

descentralización de los espacios de competencia entre el sector central y los estados.

Estas medidas se imponen en un marco que comprende: la participación social en la formulación y

práctica del modelo, la calidad de la educación y la formación de maestros.

d) Proceso Educativo: Se refiere a la operación del modelo en la escuela y la sociedad. En este

apartado adquiere importancia capital la búsqueda de lo relevante y lo pertinente en la determinación de

los contenidos educativos.

Las acciones que conlleva esta respuesta son:

a. Determinación de necesidades básicas de aprendizaje.

b. Traducción de las necesidades en perfiles de desarrollo.

c. Propuesta de planes de estudio que respondan a los perfiles de desempeño, por niveles

educativos.

Los perfiles de desempeño, configurados en torno a las necesidades básicas de aprendizaje, conllevan

en sí mismos la selección de contenidos. En virtud de que este modelo se propone la presentación de la

problemática educativa a partir de las relaciones que establece el individuo consigo mismo, con los

demás y con el entorno; el ámbito educativo se configura por distintos agentes que intervienen en las

relaciones de variada índole que establece el ser humano en circunstancias específicas.

La educación básica no pretende darlo todo, sino unos contenidos básicos y fundamentales, desde los

cuales se pueda desarrollar la comprensión posterior de la complejidad por cuenta propia. Los perfiles se

ubican en dos perspectivas. Una pedagógica que representa los saberes, valores y destrezas que

responden a las necesidades básicas de aprendizaje del individuo y de la sociedad en México. Otra

política que representa un compromiso de la sociedad y de las instituciones educativas en torno a la

formación de los educandos.

El nuevo enfoque en este campo reconoce las necesidades básicas desde una perspectiva que puede

denominarse pragmática: no tanto por el valor de esos conocimientos en sí, sino por el valor que tienen

para el sujeto. Se privilegia el PARA QUÉ de los conocimientos: ¿para qué estas matemáticas o este

español?

Podemos nombrar seis criterios para reconocer las necesidades básicas, fundados en una propuesta del

CONALTE y de la Conferencia Mundial de Educación:

Tres son de orden instrumental:

-Necesidades en torno al acceso a la información.

-Necesidades en torno a la claridad de pensamiento.

-Necesidades en torno a la comunicación efectiva.

Los otros tres se fundan en necesidades de tipo relacional:

-Comprensión del medio ambiente (entorno).

-Comprensión del hombre y la sociedad (los demás).

-Desarrollo personal (uno mismo).

Estas necesidades se vinculan a su vez con los valores, métodos y lenguajes arriba descritos. No se

debe perder de vista que la organización y administración de las escuelas resulta decisiva para el logro

de la modernización, así como que el modelo considera al maestro como el factor clave de la calidad

educativa.

e) Evaluación: Se realiza en dos vertientes:

-En la retroalimentación de los planes y programas, y

-En la estimación del impacto de dichos planes y programas en la sociedad.

Es en esta etapa donde se verifica el éxito del modelo. A través de la evaluación se ratifica la vigencia de

los contenidos educativos, tanto hacia dentro del sistema como hacia fuera, esto es, del educando in situ.

Baste señalar que para que la evaluación sea objetiva y confiable se requiere dejar pasar un lapso de

tiempo razonable, así como una muestra que sea, cuantitativamente hablando, lo bastante

representativa del sistema educativo.

III. Políticas educativas

No deja de ser importante hacer algunas precisiones en torno al componente político, síntesis del

filosófico y del teórico. Lo primero a señalar es la complicada estructuración de las políticas educativas.

El componente filosófico es la dura escalada hacia un punto elevado que nos permita recuperar la

dirección hacia la meta; el teórico lo podemos equiparar, estando aún en una posición de observación, a

la fría objetividad que determina los recursos con que se cuenta y la estrategia a seguir para su óptima

utilización; el componente político pone pies a las ideas, asume la especulación teórica y la traslada al

campo de la práctica, que es lo mismo que decir contingencia, imprevisibilidad, creatividad.

El ejercicio de la política implica un esfuerzo más profundo de concreción que facilite y asegure el buen

funcionamiento del modelo y le ofrezca congruencia en la organización de los recursos y los agentes

involucrados. A las políticas propiamente educativas -técnicas y orientaciones pedagógicas-, le habrán

de seguir las de corte administrativo y funcional, las relativas a participación y, finalmente, las de tipo

financiero.

Y lo que es más importante todavía es la innegable participación del gobierno en la función y el sistema

educativo, no como un agente más, sino como el principal gestor del capítulo político. Al establecer las

modalidades de participación, las responsabilidades inherentes al ejercicio, la supervisión y los límites

para el ejercicio libre de la actividad, la estructura gubernamental lleva la batuta del concierto político.

El diseño de las políticas educativas, vistas como proceso, requiere de la elaboración previa de un

diagnóstico y un ejercicio de prospección del que se puedan desprender los objetivos que habrán de

orientar las tareas en el sector educativo. A ésta le sigue una segunda etapa en la que los objetivos se

acompañan del diseño de una estrategia y de un esfuerzo por concretar esos objetivos y estrategias en

unas metas muy concretas; la podríamos llamar la Imagen Objetivo. Continúa una tercera etapa

conformada por tres elementos: las políticas, los programas y los proyectos (las políticas son aquí lo

primario).

Se espera de este proceso una congruencia absoluta entre las distintas etapas que lo integran. Objetivos

que se derivan del diagnóstico y la prospección, estrategias que los posibilitan, políticas que los

aseguran, programas que organizan recursos y proyectos que los concretan.

Las políticas son el eslabón entre el modelo o la idealización y la realización. Unas políticas mal definidas,

incongruentes o simplemente desfasadas pueden dar fin a un buen planteamiento, en este caso, en el

sistema o sector educativo. Un sistema educativo terminará siendo aquello, que las políticas educativas

favorezcan o inhiban.

Para Jean Pierre Jallade, el cumplimiento de los objetivos asignados por las autoridades políticas e

intelectuales a la educación depende, en gran medida, de la habilidad de la sociedad para traducir estos

objetivos generales, y más bien retóricos, en un cuerpo congruente de fines operacionales hacia los

cuales pueda ser dirigida la acción gubernamental.

Por otra parte, en el campo de la definición de políticas en educación y concretamente en el capítulo

económico, se tiene que enfrentar la materialidad de la disponibilidad de recursos financieros. Múltiples

son los detalles que vienen a cuenta, baste con recordar que en economía no se trata sólo de gastar

bien, sino de gastar los recursos de manera que se obtenga el mayor rendimiento.

En el sector educativo, conocer la “función objetivo” de la educación es fundamental para mejorar el uso

de los recursos y la definición de las políticas administrativas y sociales. Así por ejemplo, se puede

buscar el máximo beneficio del gasto que en educación se ejerce en los diferentes niveles educativos.

En tal caso, será necesario conocer la utilidad o contribución de cada peso gastado en los diferentes

niveles (productividad del gasto por nivel), de tal forma que del producto de las contribuciones por el

monto del gasto respectivo se obtenga el máximo beneficio posible.

Lo anterior habrá de requerir que se conozcan las funciones de utilidad o contribución respectivas a cada

nivel. Este aspecto particular suele resolverse mirando al mercado y a la forma como éste valora cada

una de las acciones que se realizan en el sector educativo. El mercado, sin embargo, puede no recoger

adecuadamente esta información, entre otras por el carácter social de la aportación que la educación

hace a la economía o dicho de otra forma, debido a que no todas las acciones educativas se reflejan en

un beneficio privado.

Es aquí, donde el análisis del costo-beneficio social hace una gran contribución, al asignar a los eventos

o acciones educativas un valor distinto al de mercado que refleja su contribución a la función objetiva: El

arte del análisis del costo-beneficio consiste en asignar a los bienes y a los servicios aquellos precios

que reflejan efectivamente sus costos reales para la sociedad (cuando estos bienes son insumos, esto

es cuando se usan) y sus beneficios reales (cuando estos bienes son ya productos, es decir cuando son

el resultado de una fabricación o de la prestación de un servicio). La diferencia entre el costo y el

beneficio es, entonces, una medida de las utilidades para la sociedad, a lo que puede llamarse, por ende,

utilidad social. A estos precios asignados a los bienes y a los servicios se les da el nombre de precios

contables. El arte del análisis de costo-beneficio consiste sobre todo en preparar buenos cálculos de

estos precios contables.

El sector educativo, por su naturaleza, sólo puede ser abordado a partir de funciones de contribución

social. Algunos niveles lo muestran con especial viveza, otros sin embargo, son sujetos de valoraciones

privadas y convendría que fuera el mercado quien les asigne un valor y favorezca la concreción de

acciones educativas. La definición de políticas públicas de participación y de gasto, pueden orientarse a

partir de las valoraciones, tanto públicas como privadas, y armonizar la actuación de los distintos

agentes en función a su propia lógica, ya fuera social o privada.

La mayoría de las veces, el modelo obedece al descubrimiento de un aspecto de la realidad o de una

nueva solución a un problema, idea original que ha de ser detallada y desglosada en la formulación por

extenso del modelo.

Un modelo no se debe reducir a una propuesta teórica distanciada de las necesidades de la educación,

sino en un acercamiento a una nueva programación y planeación, centradas no en la oferta educativa

sino en la demanda.

Un modelo educativo lo integran distintos elementos que al funcionalizarse consiguen unos efectos que

deben ir de acuerdo con la finalidad y la idea originaria que le da origen.

El componente filosófico ha de expresar tanto los supuestos antropológicos que se esconden tras un

sistema, así como las causas y condiciones últimas que lo hacen posible.

La comprensión cabal del hombre es posible solamente cuando procuramos integrar la complejidad de

sus operaciones, con un modelo que sea a la vez dinámico y flexible, es decir, con una perspectiva no

enclaustrada por un plano único, estático, inamovible y omniabarcante. No nos referimos a un

eclecticismo superficial, sino a la verdad de un proceso complejo, lo cual, como veremos, no niega la

preeminencia de unas realidades sobre otras.

Tercera sección: Modelos Educativos en México

I. Recuento de Modelos Educativos en México

II. Evaluación de los Modelos Educativos

III. Retos para un nuevo Modelo

Modelos Educativos en México

Una clara y amplia concepción de lo que la educación significa y lo que la persona humana es, potencia

las capacidades de un país para forjar su futuro. En contraste, la falta de una actualización y

conceptualización adecuada lleva a instrumentalizar la educación y convertirla en:

Medio de transmisión de conocimientos y cultura, papel tradicional de la educación que da

sustancia a la labor y permanencia a un trabajo sistemático de enseñanza, que implica la

selección y desarrollo de contenidos y metodologías educativas.

Medio de igualación y justicia social, al tratar de extender servicios educativos a un mayor

segmento de población y ampliando el número de años de educación básica. Situación que con

frecuencia lleva a preferir la cantidad sobre la calidad. Este tipo de políticas educativas tienen un

gran atractivo social y son fácilmente justificables.

Medio de capacitación para el trabajo, al actuar como preparador y gestor de los perfiles que el

mercado demanda -sectores productivo y de servicios. Cuando un modelo educativo se opera

con esos énfasis, los resultados acusan serias deficiencias de calidad, los contenidos con

frecuencia van dejando de lado lo permanente, resaltan lo más reciente y se busca la última

tecnología por ella misma y no por su utilidad en el proceso. Consecuentemente, se pierde el

sustento, el rumbo y la misión. Cuando un modelo educativo se acepta de esta manera, el

sistema habrá de experimentar, más tarde o más temprano, las limitaciones de su incompleta

definición. Por ello, resulta necesario reevaluar y reorientar nuestro modelo actual, definiendo

uno nuevo, bajo el impulso adicional del también nuevo contexto económico y social.

Un modelo educativo para ser completo debe incorporar en forma real, dos dimensiones adicionales a

las antes expuestas:

Medio de formación de personas, conscientes de su ser individual y de su responsabilidad social.

Una educación que forme en los valores y en atención al ser individual que cada uno representa.

Medio de promoción de futuro, siendo causa y no consecuencia del desarrollo. Por la educación

se promueven: el avance del conocimiento, la ciencia, la tecnología, así como los recursos

humanos capaces de desarrollarla. Son claves la promoción y el apoyo a la universidad, por lo

que ésta significa y no sólo en su faceta instrumental, como parte de un proceso económico.

I.- Recuento de modelos educativos en México.

Por principio se puede afirmar que en nuestro país han existido un gran número de modelos educativos,

si por modelo educativo se entiende a un conjunto de definiciones, pautas, fines, sujetos y medios que

participan en el proceso educativo, así como el modo de alcanzar las metas propuestas. No obstante lo

anterior, con el nombre explícito de modelo no se han conocido o reconocido, los distintos

planteamientos o políticas educativas que nos han precedido. Es hasta tiempos muy recientes, que el

uso del término aparece en forma corriente. Por modelo entendemos el ordenamiento o articulación de

una filosofía, una teoría, una política, un proceso y una evaluación educativa. Utilizando estas ideas o

conceptos de modelo, recorreremos los modelos educativos antes expuestos, incorporándolos a nuestro

esquema de análisis, en el período que hemos estudiado.

En ese sentido, podemos hablar de tres modelos diferentes, desde finales del siglo pasado y hasta

nuestros días. Modelos que desde luego han tenido diferentes etapas, pero una misma esencia y una

articulación tal, que los hace permanecer. Son los siguientes:

• El modelo ilustrado; que corre desde el México independiente hasta el movimiento

revolucionario.

• El modelo revolucionario; que va desde el movimiento revolucionario hasta principios de los

ochenta.

• El modelo modernizador; de finales de los ochenta y en la perspectiva del 2000.

El nombre asignado es convencional y con fines de estudio; nos damos cuenta de que caben múltiples

distinciones internas y externas de los modelos propuestos, pero dada la evidente limitación del

conocimiento humano no queda sino objetivar la realidad de la mejor manera posible. Hay quien podría

plantear no sólo otros nombres para los modelos, sino también argumentar la existencia de otros

modelos al interior de este período; aceptamos la disensión por anticipado. Esta división ofrece un

ángulo desde el que se aprecian facetas interesantes que nos permitirán evaluar la consistencia de

nuestro modelo actual y eventualmente las adecuaciones que tendrían que hacerse.

Con el fin de ofrecer una visión del período, se ofrece el siguiente esquema temporal de evolución de los

modelos estudiados:

Modelo ilustrado: Primera etapa: Preparación 1821-1867

Segunda etapa: Consolidación 1867- 1910

Tercera etapa: Crisis 1911

Modelo revolucionario: Primera etapa: Surgimiento 1911- 1940

Segunda etapa: Expansión 1940- 1976

Tercera etapa: Primeros síntomas y crisis 1976- 1987

Modelo modernizador: Primera etapa Surgimiento 1988- 1997

Segunda etapa Primeros síntomas 1998- 1999

Tercera etapa Crisis 2000- 2010

Modelo ilustrado

Orientación filosófica:

-Liberal positivista

-La educación como un medio de integración nacional

-Educación integral v.s. Instrucción

Teoría educativa:

-Proyectos y teorías no consolidadas por pugnas políticas

-Definición de notas para la educación:

Libre

Gratuita

Uniforme

Obligatoria

Laica

Integral

Nacional

-Implantación del modelo positivista en los contenidos educativos y el enfoque (Ciencias

naturales, clasificación de las ciencias, ley de los tres estados, religión de la humanidad)

Política educativa:

-Educación orientada a la clase media y urbana, descuido del medio rural

-Mejorar la capacidad educativa del sistema (congresos de instrucción)

-Aumento del número de escuelas (primaria)

-Mejorar la formación de los maestros, aunque no sus percepciones

-Fallido proyecto de universidad

Modelo Revolucionario

Orientación filosófica:

-Educación mezcla de las tendencias liberal, socialista, comunista y nacionalista.

Diferentes Etapas:

Popular 1911-20

Liberal 1921-24

Radical 1925-34,

Socialista 1934- 40

Nacionalista 1940-76

Inercial 1976-87

-Revalorización de la unidad nacional

-Se destaca la dimensión social del hombre

-Justicia social, cooperativismo y democracia

-Desarrollo armónico de la persona

Teoría educativa:

-Unidad nacional fundada en la identidad mexicana

-Educación adaptada al medio del alumno

-La escuela se convierte en un beneficio popular

-Comprensión del indígena y grupos marginados

-Educación populista

-Formación de buenos ciudadanos

-Exclusión de la religión

Política educativa:

La escuela popular:

-Impulso de la educación indígena

-Fundamentos de la universidad

-Misiones culturales

-Nacimiento de la SEP

-Autonomía universitaria (Reacción)

-Nuevas instancias y opciones educativas

-Institucionalización de la educación

-Privilegio de la cobertura

Modelo modernizador

Orientación filosófica:

El sustento filosófico del modelo se encuentra en el artículo 3° Constitucional. Los enunciados del

artículo, respecto de persona, educación y participación, buscarán concretarse para dar rumbo y

presencia a un modelo que quiere subsanar los faltantes del pasado. La educación tenderá a desarrollar

armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la patria y la

conciencia de solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.

Teoría Educativa:

-Modernización como principio y teoría, adaptación a un mundo dinámico, no sólo cambios

cuantitativos, sino cualitativos.

-Superar un marco de racionalidad ya rebasado.

-Romper la inercia para innovar prácticas al servicio de fines permanentes.

-Y en el marco del 3° Constitucional, los siguientes elementos:

Educación, ajena a cualquier doctrina religiosa.

Basada en los resultados del proceso científico, lucha contra la ignorancia y sus efectos,

las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.

Será democrática, nacional y deberá contribuir a la mejor convivencia humana.

Democracia, justicia y desarrollo serán las perspectivas o criterios con los que se

realizarán los cambios estructurales.

Política educativa:

-Modernización del sector: romper la inercia, eliminar desigualdades, ampliar y

diversificar servicios, mejorar la calidad y la eficacia, integración armónica de la

educación al desarrollo y reestructura organizativa del sector de acuerdo a las

necesidades.

-La política educativa será: por sus principios y sus estrategias, democrática y popular se

enfocará al combate de la pobreza y la desigualdad; por sus métodos y contenidos, será

nacional y promoverá el amor a la patria, a nuestra cultura, a la democracia y a la solidaridad; se

vinculará al trabajo y la productividad, en consonancia con el desarrollo nacional; y por sus

resultados, será eficaz al incrementar la calidad de vida, niveles más dignos de existencia y

trabajos productivos y remuneradores.

-Descentralización de las funciones educativas.

-Por lo demás y al abrigo del 3° Constitucional, los siguientes son las rasgos más característicos

de la política educativa:

Participación libre de los particulares en la educación, salvo en primaria, secundaria y

normal, así como aquella que se imparta a obreros y campesinos, en la que deberán

obtener autorización expresa del poder público

Educación primaria obligatoria, impartida por el Estado gratuita

Respaldo a todas las instituciones que realicen su función en el marco de los principios

del art. 3° Constitucional.

MODELO ILUSTRADO MODELO REVOLUCIONARIO MODELO MODERNIZADOR

(1821-1911)

Liberal positivista

La educación como medio de

integración nacional

Educación integral vs instrucción

(1911-1987)

Educación mezcla de tendencias: liberal,

socialista, comunista y nacionalista

Revalorización de la unidad nacional

Destaca la dimensión social del hombre

Valores: justicia social, corporativismo y

democracia

(1987-2010)

Desarrollo armónico de las facultades

del ser humano

Amor a la patria

Conciencia de solidaridad internacional

en la independencia y la justicia

La educación se hace: libre, gratuita,

uniforme, obligatoria, laica, integral y

nacional

Implantación del positivismo en los

contenidos educativos y enfoque.

Destacamiento de la identidad mexicana

como propiciadora de la unidad nacional

La escuela un beneficio popular

Comprensión del indígena y los grupos

marginados

Exclusión de la religión

Formación de buenos ciudadanos

Educación populista y adaptada al medio del

alumno

Modernizar como principio y teoría

Romper la inercia para innovar,

adaptación a un mundo dinámico

Superar un marco de racionalidad ya

rebasado

Cambios cuantitativos y cualitativos

Educación ajena a religión

Lucha contra la ignorancia y sus

efectos

Democrática y nacional

Justicia y desarrollo como criterio para

promover los cambios estructurales

Educación orientada principalmente a

las clases media y urbana

Aumento del número de escuelas

(primarias)

Mejoramiento de la calidad educativa

del sistema

Formación de maestros

Impulso a la educación indígena

Institucionalización

Generación de opciones educativas

Privilegio a la cobertura

Misiones culturales

Fundamentos de la universidad y autonomía

Modernización del sector

Política educativa democrática y

popular que combatirá la pobreza y

desigualdad

Promoción del amor a la patria, a la

cultura, a la democracia y a la

solidaridad

Vinculación del trabajo y la

productividad

Descentralización de funciones

administrativas

Participación más libre de particulares

Respaldo a todas las instituciones en el

marco del Art. 3ro constitucional

Educación básica obligatoria y gratuita

Modelo Ilustrado:

= Transmisor (+) Igualador (-)

Formador (tardío)

Modelo Revolucionario:

= Igualador (+) Transmisor (+/-)

Formador (discontinuo e inercial)

Modelo Modernizador:

= Igualador(+) Transmisor(+)

Capacitador(+)

Formador (+/-)

MODELOS EDUCATIVOS EN MEXICO

RESPALDO FILOSÓFICO

OBJETO Y TEORÍAS

LINEAMIENTOS DE POLITICA

II.- Evaluación de los modelos educativos

El modelo ilustrado presenta un desarrollo más bien de teoría educativa que de filosofía, que se

corresponde, en su primera etapa, con las indefiniciones políticas de la época, y por ello su realización

apunta más en la línea de la instrumentalización de la educación. El esfuerzo por consolidar el modelo

no se aprecia en forma cabal, sino hasta que se concilian los intereses de la nueva nación con una

definición de persona que los armoniza.

En este modelo se hace patente la falta del componente igualador social, que incorpora la población a

los beneficios amplios de un proceso independiente que empezaba a dar resultados; esto llevo a crisis el

modelo; que no por casualidad coincide con el movimiento armado, al cual se suma el contingente de

maestros marginados y una población insatisfecha. El modelo puede quedar representado por la

siguiente formula:

MODELO ILUSTRADO = TRASMISOR (+) IGUALADOR (-)

FORMADOR (tardío)

El modelo revolucionario incorpora el componente olvidado del modelo anterior. Así, se vino a dar

prioridad al que podríamos llamar “componente igualador”, para restaurar el equilibrio no alcanzado. La

ideología revolucionaria fue el sustento filosófico que permitió obtener los primeros resultados.

Posteriormente, se impulsó una conciliación entre un adecuado concepto de persona y los componentes

de nacionalidad y mexicanidad, partes indispensables de la realidad social de nuestro país. Finalmente,

el debilitamiento del planteamiento filosófico llevaría a la crisis el modelo, bajo la perspectiva de una

creciente demanda por educación y una mayor calidad y pertinencia.

MODELO REVOLUCIONARIO = IGUALADOR (+) TRASMISOR (+/-)

FORMADOR (discontinuo... inercial)

El Modelo Modernizador, apenas ha tenido tiempo de implantarse, por lo que sólo cabe hacer una glosa

de sus retos y planteamientos:

En lo que toca a sustento filosófico, de momento, no ha conseguido definirse en forma clara; le falta la

visión antropológica y busca, a diferencia del modelo revolucionario, un sustento en las corrientes

neoliberales y modernizadoras.

En lo que se refiere a la teoría educativa incorpora las siguientes facetas:

• Sostiene el reto de la faceta igualadora (rezago)

• Enfrenta la necesidad de concretar con eficiencia la faceta transmisora (pertinencia y método), e

• Incorpora la faceta capacitadora (vínculo con la producción) de manera explícita.

MODELO MODERNIZADOR = IGUALADOR(+) TRASMISOR (+) CAPACITADOR (+)

FORMADOR (+/-)

En este modelo el peso del numerador es tal que, sin un refuerzo en el denominador, no será posible

sostenerlo, quedando así marcado por la vulnerabilidad.

Podemos concluir que hasta ahora no hemos tenido un modelo integrador que resuelva e integre

armónicamente las facetas enunciadas, y que, incluso a este último planteamiento, le hace falta la faceta

de forjador de futuro, faceta que, en nuestra opinión, cierra el círculo virtuoso entre la filosofía y la teoría

educativa, al dar a la faceta “forjadora de futuro” la capacidad de regresar constantemente sobre el

hombre mismo (desarrollo de la ciencia y tecnología) y a favor de la persona humana (desarrollo de las

humanidades y la ética).

El reto entonces parece la definición de un nuevo modelo que integre todas las facetas y las resuelva en

forma adecuada.

NUESTRO RETO COMO PAIS : Un Modelo integrador

MODELO INTEGRADOR = TRASMISOR (+) IGUALADOR (+) CAPACITADOR (+) FORJADOR (+)

FORMADOR (+)

III.- Retos para un Nuevo Modelo

La situación que hoy enfrenta México es de cambio, y tiene sendas manifestaciones en el ámbito

educativo; los síntomas se prestan para encontrar nuevos caminos, y desde luego, estabilidad a largo

plazo. La urgencia de nuevas soluciones es manifiesta en el reconocimiento explícito de los diagnósticos

oficiales sobre los problemas estructurales que padece el sector educativo, en el crecimiento de la

demanda y en el reto de la calidad. Dos realidades se suman a este panorama: el proceso de

globalización mundial y de la economía mexicana, y la modernización como fuerza aceleradora y

orientadora del cambio desatado en nuestro país.

A nivel educativo, las expectativas se centran sobre el modelo en sus fases de planeación, política e

implementación. Es incuestionable que el sustento filosófico del modelo es un tema poco abordado, por

lo cual resulta muy frágil su fundamentación, y se deduce la necesidad de un refuerzo que permita

resolver las muchas interrogantes que surgen respecto al rumbo y consistencia de las políticas

implementadas. En las políticas, se hace necesario establecer no sólo un marco de referencia, sino una

clara armonía con el contexto y las perspectivas de futuro, a fin de conseguir racionalidad entre objetivos

e instrumentos en un panorama consistente a largo plazo. Finalmente, es imperativo que los procesos

educativos, su necesaria evaluación y su seguimiento, respondan a una estrategia realista, clara,

ordenada y concretada en: tiempo, espacio, actores, métodos y recursos.

Enunciar los retos sobre la base del desempeño anterior resulta, sin embargo, insuficiente. Se debe

buscar una visión de futuro para la educación, que le dé la capacidad de impulsar los cambios que el

país requiere. Para superar un estado de crisis se deben tomar en cuenta los motores que gestan los

cambios de la sociedad, a saber: el poder, la producción, el saber y la comunidad. Bajo este esquema y

desde las instituciones educativas, se puede desatar un cambio ordenado e intencional que favorezca el

desarrollo social con una planeación de largo plazo.

A todas luces, el sector educativo forma parte de un sistema más amplio, la sociedad, que se configura

cada vez más decididamente como un sistema abierto. Por ejemplo, cuando se habla de la apertura de

la economía, no pensamos que tal apertura esté restringida a unos apartados aislados o que tenga unas

consecuencias parciales en el todo social; se debe contar con que la apertura es un proceso que alcanza

gradualmente todas las facetas del desarrollo de un país.

Los sectores sociales no son compartimentos estancos, independientes, cerrados sobre sí mismos;

mucho menos la educación y la cultura. Todo lo contrario, los agentes sociales interactúan unos sobre

otros y se ofrecen entre sí perspectivas y motivos de cambio. Se trata de un delicado entramado social

en el que, al tomar un hilo, se está necesariamente tensando los demás en la misma dirección. Iniciar un

proceso de cambio sin tener en cuenta esta mutua relación nos lleva a la pérdida de oportunidades, a

quedar rezagados e incluso determinados sobre la totalidad del proceso. No basta, pues, con esperar

pasivamente a que la educación vaya tomando el rumbo que le impongan los otros actores sociales;

sería una gran equivocación. La educación requiere de iniciativa, de un proyecto definido en el corto

plazo -como operando-, y en el largo -dirigiendo-.

Más y mejor educación, claros criterios éticos, promoción y avance científico y tecnológico, pertinencia

de conocimientos, métodos apropiados de enseñanza-aprendizaje, desarrollo de habilidades, actitudes

positivas, desarrollo personal, solidaridad y responsabilidad social, visión integradora, organización de

respaldo, capacidad de ejecución, estrategias y modalidades de participación, y disponibilidad de

recursos, constituyen las diferentes facetas y también los retos del complejo campo educativo. Un campo

y una tarea que van desde la definición de su misión hasta la implantación de un modelo y la

consecución de resultados, y que se resuelven en el desarrollo integral de la persona y la promoción del

bien común de la sociedad.

Un requisito indispensable para el logro de los objetivos planteados, es la proporcionalidad, en cuanto

que el proceso de cambio es fundamentalmente encontrar el modo de compaginar a la vez el cambio y

los retos que el mismo cambio nos presenta, con los valores permanentes. No es extraño que se ceda

en lo fundamental, frente a la presión del cambio, del desarrollo tecnológico, de las circunstancias de

tiempo y lugar, o aún de las presiones políticas, que siendo importantes, no serán nunca lo permanente

de la educación.

Los fenómenos sociales de naturaleza violenta llamados “revoluciones”, son el paradigma histórico de un

pretendido creacionismo social. Ante lo crítico de un determinado estado de cosas, una revolución busca

acabar con todo lo anterior, con todo lo que hay, obviando neciamente que sus mismos actores y

motivaciones pertenecen a ese todo que se quiere exterminar. Busca crear —ex nihilo— el nuevo orden,

sin considerar que al perder lo permanente del proceso, se pierde la unidad del proceso y se corta de

raíz el árbol que se quería cultivar: el que las raíces estén ocultas no significa que sean inútiles. No en

pocas ocasiones han sido más duraderos los males de tales empresas que sus beneficios.

La naturaleza de los fenómenos sociales exige una forma de resolver simultáneamente los graves

imperativos sociales, el reto del cambio y la modernidad y los retos propios de nuestro sistema educativo

en su proyección de futuro y un adecuado concepto de persona.

El modelo de la modernización en México tiene una importancia particular, al convertirse en el

instrumento conformador de los perfiles competitivo y cultural que se pretende para la población. Por lo

mismo, la adecuada concepción del hombre y una sana filosofía educativa, multiplicadora de las

capacidades y potencialidades del hombre, son los sillares fundamentales sobre los que se debe asentar

una correcta concepción de modernización. Los problemas cuantitativos, metodológicos y administrativos

son, desde este planteamiento, acciones secundarias, no porque sean superficiales o menos importantes,

sino porque antes de iniciar una búsqueda, es necesario saber lo que se está buscando, con anterioridad

a la posesión de los medios y su puesta en marcha.

Mientras el modelo educativo privilegie en primer lugar la masificación, difícilmente será primero,

EDUCACIÓN, y segundo, EDUCACIÓN DE CALIDAD. Se requiere rescatar la dimensión individual de la

persona humana, en un proceso que por su naturaleza, debe partir del conocimiento individual de los

educandos.

Complementario a este esfuerzo, es necesario realizar fuertes inversiones en infraestructura educativa,

acordes a las necesidades que la globalización nos está pidiendo. Por su lado, la formación de docentes

se convierte en un problema de definición de filosofía educativa y, desde luego, en un reto de política

educativa. La inversión no se transforma en beneficio educativo inmediato, sino cuando el gasto está

bien dirigido por políticas adecuadas.

Son necesarias las ideas claras como requisito de una definición política. Cuando no falta la disposición

de hacer, se demanda la reflexión pausada como garantía de una conducción responsable en un tema

tan trascendente como el educativo. Es necesario fortalecer y reafirmar lo que de permanente tiene la

educación, teniendo como punto de referencia el cambio que el entorno, el avance tecnológico, las

circunstancias y los retos particulares plantean a cada país.

Educar es mucho más que hacer competitivo al país —aunque a eso parezcan orientarse las tesis

modernizadoras—, es por sobre todo, un medio de crecimiento espiritual del hombre (desarrollo de la

inteligencia y fortalecimiento de la voluntad). La vuelta a los valores permanentes en la educación es

necesaria para no perder el rumbo, al tiempo que se realiza la necesaria actualización de procedimientos

y enfoques educativos.

Es nuestra opinión que la clave se cifra en lograr una revaluación de la política modernizadora a la luz de

lo que es permanente y lo que es a todas luces cambiante, tomando como medida del desarrollo al

propio hombre —no sus medios—, y destacando la primacía de la persona sobre las instituciones y de la

ética por sobre la técnica.

La claridad conceptual precede a la acción equilibrada, aunque no a la vida. Un concienzudo análisis de

la realidad mexicana y del “estado del mundo”, una meditación profunda en el concepto de la persona

humana y en la fuerza de la iniciativa individual, en el papel rector y al mismo tiempo subsidiario del

Estado y en las demandas sociales, son los primeros pasos de toda acción encaminada a la verdadera

solución de los problemas.

Subordinado a lo anterior y a la vez en forma paralela, se sigue la acción ponderada de los actores del

juego social. Cada logro es la presea de una colaboración conjunta entre la voluntad política del

Gobierno, la responsabilidad social de empresarios y trabajadores y el compromiso y solidaridad de los

ciudadanos.

La estabilidad política, el equilibrio social y un crecimiento económico sostenido, no son más que la otra

cara de un sistema educativo confiable e íntegro. La falta de aquellos puede explicarse, en buena

medida, como un palpable y “perverso efecto secundario” del descuido e ineficiencia del sistema

educativo.

Ya discurrimos sobre la variedad de elementos y circunstancias que suscitan los cambios en un

determinado país: sociales, culturales, religiosos, políticos, etc. Empero, cuando se trata de modelos,

sistemas o políticas de gran impacto social, tratamos con elaboraciones convencionales, sujetas con

frecuencia a la pura inercia de las políticas gubernamentales, al vaivén de los indicadores económicos o

a la presión que ejerce la misma realidad; es casi imposible sustraerse a algún grado de pragmatismo -

entiéndase imprevisibilidad- a la hora de tomar las decisiones.

Ante todo, no se debe renunciar a la idea de hacer del proceso algo intencional, que si bien no logra

abarcar todas las variables —no es una ecuación matemática—, sí dispone los recursos de la mejor

manera, en cuanto a tiempo y dirección para el logro de los óptimos resultados. En este tipo de cambios

es donde se incoa la educación como proceso. Al considerar al hombre como sujeto y objeto de la acción

educativa, se hace también una consideración dual del proceso mismo.

Cuando se deja que los acontecimientos sigan su cauce, sin procurar cambios ordenados e intencionales,

no se está buscando realmente la perfección del proceso. Aun a riesgo de parecer retórico, se debe decir

que parece haber llegado a su límite —que no necesariamente significa fin— una forma de hacer política,

al abrigo de un modelo y una ideología insuficientes para resolver los presentes retos, e incapaz de

proyectar al país hacia el próximo milenio. Esa tradicional creatividad que se predica como cualidad

innata del espíritu mexicano, se convierte en una bagatela, separada de la constancia, la planeación y el

sacrificio. Igualmente es éste un proceso lento, a un mediano plazo, pero que sugerimos podría

comenzar con reformas de Estado, social, fiscal, laboral, energética y educativa:

Una reforma de Estado, que ofrezca una opción real de modernización: garantía e independencia real de

los poderes, legalidad y legitimidad, certidumbre, representatividad, seguridad, justicia y equidad, como

garantes de un país que va dando pasos seguros hacia un nuevo milenio. Instituciones sólidas, flexibles

y confiables, es el reto.

Una reforma social, en la que se evidencien las carencias que afligen a la población, y que busque

implementar efectivas medidas de solución, fundamentadas en el sentido de solidaridad, y no en

intereses populistas. Esta misma reforma debe emanciparse de las políticas paternalistas y asumir el

principio de subsidiariedad, que se preocupa de capacitar y formar la inciativa y reponsabilidad personal.

La conjunción de solidaridad y subsidiariedad garantiza soluciones a corto plazo y proyecciones en el

largo.

Una reforma fiscal, que promueva realmente el ahorro y la inversión, simultáneamente. Transparencia,

eficiencia y equidad son los objetivos a perseguir, por encima de las necesidades recaudatorias

inmediatas. No en vano se ha señalado que son muchos los impuestos, porque es mucha la incapacidad

de cobro y mucha la infraestructura requerida para su ejercicio. Adelgazamiento del aparato, mayor

fuerza en el control y efectividad en el cobro (supuesta la rectitud de la destinación) son urgentes

reformas del aparato fiscal.

Una reforma laboral, que privilegie el empleo y la productividad versus los intereses creados y la

remuneración. Una sana orientación es a su vez propiciatoria de mejores remuneraciones; un mayor

empleo y una mayor productividad, significan mejor distribución de las oportunidades de empleo y

mayores ingresos para los más productivos.

Y finalmente, una reforma educativa, que lejos de instrumentalizar la educación o de justificar su

orientación en modelos abstractos y despersonalizados, se redimensione a favor de la persona humana

—de cada mexicano—; y que haga accesibles los conocimientos, la ciencia, los métodos, y ponga a

disposición las posibilidades técnicas y formativas necesarias.

Cuarta sección: Propuesta y lineamientos para un

nuevo Modelo

I. Modelo Educativo propuesto

II. Filosofía y teoría del modelo

III. Lineamientos estratégicos y políticas del modelo

Propuesta y lineamientos para un nuevo Modelo

I. Modelo Educativo propuesto

A la educación se le puede analizar desde muy distintos ángulos: como proceso educativo, de acuerdo a

sus fines, por su impacto social y económico, por sus métodos, por lo que hace en y al hombre, y por su

pura descripción fenomenológica; por todos y cada uno de estos aspectos resulta impresionantemente

rica. Cabe sin embargo, a fin de dar consistencia al planteamiento de un nuevo modelo, que lo

abordemos de acuerdo a los componentes de un modelo: filosofía, teoría, políticas y proceso.

Modelo = Filosofía + Teoría + Política + Proceso

(Componentes) (Acción)

A partir de lo anterior, y como una aproximación gráfica al tema, en lo relativo a filosofía y teoría, la

fórmula de componentes que se presentó al final de la tercera parte puede ser especialmente útil:

MODELO INTEGRADOR = TRASMISOR(+)IGUALADOR(+)CAPACITADOR(+)FORJADOR(+)

FORMADOR (+)

Esta presentación nos permite apreciar por contraste dos componentes: numerador y denominador. Al

segundo le corresponde soportar el peso del primero y lo debe hacer de forma tan sólida, que se puedan

encontrar diversas soluciones y combinatorias en el numerador, sin que el planteamiento global pierda

consistencia.

Podríamos decir de otra manera que, un denominador débil, una idea falsa o incompleta del hombre

individual y social es incapaz de sustentar un programa educativo que buscara sólo: trasmitir

conocimientos, igualar oportunidades a los miembros de una sociedad o incluso capacitarlos para el

desempeño de una función en la producción.

MODELO INTEGRADOR

Educación centrada en la persona humana Educación integral La educación como medio propiciador El hombre individual y social Respeto por los valores humanos y nacionales

Desarrollo de la inteligencia y fortalecimiento de la voluntad Educación como transmisora de valores y conocimientos La educación como medio de promoción y convivencia social La educación capacitadora para el trabajo La educación forjadora de futuro

Promoción de modelos educativos particulares que ayuden al desarrollo de la inteligencia y fortalecimiento de la voluntad

Énfasis de formación en los valores Canalización de recursos a la investigación y el desarrollo

experimental Promoción de un vínculo real con la producción Incorporación de nuevas tecnologías educativas Desarrollo de docentes Establecimiento de un sistema general de evaluación

desincorporado Fijación de estándares académicos Ampliación de los recursos asignados al sector Vigilancia estrecha de los recursos presupuestales Competencia por los recursos Ampliación de la participación de los agentes educativos

Modelo Integrador:

= Transmisor(+) Igualador(+) Capacitador(+) Forjador(+) Formador (+)

RESPALDO FILOSÓFICO

OBJETIVOS Y TEORÍA

LINEAMIENTOS DE POLITICA

Cuando el modelo encuentra sustento en la base, se está en posibilidad de construir las teorías

educativas que justificarán las muchas iniciativas que se realicen a nivel de proceso y que se promueven

con las políticas.

Modelo = Teoría Políticas Proceso

Filosofía

Regresando al planteamiento del modelo integrador, y una vez hechas las aclaraciones debidas, con una

base sólida, el numerador no sólo puede ofrecer diferentes soluciones sino soportar también un peso

mayor. Bajo esta óptica aparece un elemento adicional que antes no se había incorporado

explícitamente: el componente “forjador de futuro”.

Antes de pasar a desarrollar con detalle el modelo en los párrafos siguientes, es oportuno mencionar un

aspecto adicional con respecto a la relación entre filosofía y teoría, que nos serán muy útiles al momento

de proponer el modelo. El parámetro a destacar se denomina, “Énfasis del modelo”, y se refiere a la

importancia diferencial que se le otorga a un componente filosófico y teórico.

Así, dependiendo del énfasis que se otorgue a la filosofía o a la teoría como sustento principal del

modelo, se podrán advertir distintos matices en los componentes del modelo. Mientras más importancia

se le otorgue a las teorías en demérito de la filosofía, se tendrá mayor posibilidad de instrumentalizar a la

educación, al ponerla al servicio de unos fines que pudiendo ser nobles, no podrán sostenerse mucho

tiempo, porque es a la persona humana, a la que se instrumentaliza en último término.

Por contraste, el énfasis en el componente filosófico, cuando se trata de una postura correcta, puede dar

sustento intemporal a la acción educativa. Y lo que es más, vértebra con eficacia los distintos

componentes de una teoría educativa, que puede ir cambiando en el tiempo. Conviene igualmente

mencionar, que una filosofía sola, tampoco se sostiene y por tanto se requiere de una teoría que la

ubique, que la califique, que la haga práctica, que la haga viable.

El modelo integrador que estamos postulando se desenvuelve siguiendo el patrón del equilibrio entre los

dos énfasis en los modelos. Así se buscará una educación centrada en la persona (formador), pero

consciente de las posibilidades de ésta en conjunción con otras de carácter no sólo individual sino social.

De esta forma la educación será transmisora eficiente de conocimientos, valores y cultura; será medio de

igualación y promoción social al tiempo de capacitar debida y suficientemente para el trabajo y la forja de

un futuro mejor.

Para la implantación del modelo se tendrá en cuenta la participación de los agentes con una clara idea

de integración y el eficiente uso de recursos (escasos). En el proceso se hará compatible el énfasis en

los aspectos académicos de profundidad y ampliación de la cobertura del servicio.

Finalmente, será necesario que se evalúe sistemáticamente desde distintos aspectos: resultados,

proceso, impactos y la pertinencia. Es muy importante distinguir los valores permanentes (de la persona

humana y sus relaciones) y los valores cambiantes (relacionados con las circunstancias y con el

contexto), para construir un planteamiento consistente, que resuelva nuestros retos y promueva el

desarrollo de la persona humana.

La educación no responderá eficazmente a los retos del cambio si se limita a actuar desde lo que no

cambia, desde lo permanente. Ello supondría desfase, parálisis, inadaptación. Pero tampoco tendrá éxito

la educación si se guía solamente por lo cambiante. En este segundo caso habría pérdida de rumbo.

El hombre es el ser que más que adaptarse al medio lo transforma, lo configura y con su acción lo

trasciende hacia metas superiores. La vida humana es un intercambio entre el hombre y su ambiente.

Lo que cambia es el ambiente, que es una realidad dinámica; lo que permanece es el hombre (o, más

precisamente. lo que el hombre es: un ser libre y con dignidad).

Una visión de conjunto sobre modelos educativos se presenta en el siguiente cuadro, en el que se

pueden apreciar los componentes Filosófico, Teórico y de Política a que nos referiremos con detalle a

continuación.

Postura

Idealista

(Énfasis en la filosofía)

Postura

Pragmatista

(Énfasis en la teoría)

Postura

Deseable

(Equilibrio entre ambas)

FILOSOFÍA Formadora Formadora

TEORÍA

Transmisora

Igualadora

Capacitadora

Forjadora

Transmisora

Igualadora

Capacitadora

Forjadora

POLÍTICA Agentes

Contenidos

Organización

Agentes

Contenidos

Organización

IMPLANTACIÓN

Participación

Integración

Recursos Participación

Integración

Recursos

PROCESO

Enseñanza-Aprendizaje

Administración

Registro

Sistematización

Enseñanza-Aprendizaje

Administración

Sistematización y

Resultados

EVALUACIÓN

Personas Resultados Cuantitativos

Impacto social

Personas

Impacto Social

II. Filosofía y teoría del modelo integrador.

Lejos de facilitar los resultados de la enseñanza, la consideración de la educación como una labor

integral, que atiende a lo permanente y a lo cambiante, a lo central y a lo periférico, los hace mucho más

difíciles de conseguir, ya que las metas del proyecto se trasladan a un plano muy complejo y más lejano

en el tiempo.

No se buscan ideales etéreos y abstractos —la perfección de la humanidad, el desarrollo tecnológico, un

mundo sin fronteras, etc.—, sino una finalidad concreta: que la educación logre el desarrollo de las

capacidades necesarias para que el educando configure un proyecto de vida, acorde con las

circunstancias sociales, políticas y laborales en las que se desarrolla y, sobretodo, sea capaz de llevar

ese proyecto a la práctica.

Tal proyecto no puede sino partir de una verdad incondicional acerca del hombre, como base que

configura ese desarrollo integral del educando: las acciones adecuadas son proporcionadas a la

magnitud del proyecto y al compromiso con el que se busque su logro.

Filosofía del Modelo

Naturaleza

Dignidad

Libertad

Razgos Sociales de la libertad

Proceso de Adquisición de Conocimientos

Conciencia y capacidad de reflexión

Perfección de la Persona y Bien Común

El hombre susceptible de perfeccionamiento

Desarrollo integral del hombre Espiritual Material Individual Social

La educación como principio de actualización de potencialidades

El educador como medio propiciador

Educar en la responsabilidad y compromiso social (solidaridad, subsidiariedad y justicia)

Visión integradora del proceso

Hombre Educación

El componente teórico consiste en hacer viable el proceso operativo de la educación, mientras el

componente filosófico del modelo nos muestra los supuestos antropológicos que subyacen tras un

sistema. En el caso de nuestro país los planteamientos filosóficos se han plasmado en la Constitución

Política de los Estados Unidos Mexicanos, y de forma muy concreta en el Artículo Tercero Constitucional.

En este artículo se propone: aprecio a la dignidad de la persona, aprecio a la integridad de la familia,

interés por la sociedad, fraternidad, igualdad de derechos, desarrollo armónico del individuo y de la

sociedad, formación de la identidad nacional. De ahí se derivan tres esferas de actividad: la personal, la

familiar y la social.

Estos planteamientos, que no contradicen en nada la concepción que de hombre y educación hemos

adoptado, tendrán sin embargo que ser plasmados en forma real y operativa en el quehacer educativo

cotidiano.

Si se ve a la educación como un esquema de relaciones, ésta nos permite desdoblarla en tres

direcciones de las que se ocupa y en las que a su vez se determina: relaciones del sujeto con el mundo,

con los demás y consigo mismo. Es a partir de estas relaciones que se define lo que podemos

denominar los métodos, los lenguajes y los valores propios de una determinada teoría educativa.

Filosofía

Teoría

Proceso

Evaluación

Políticas

MODELOS

Lo sombreado comprende los desarrollos y lineamientos incluidos en el Modelo Integrador.

Con el deseo de informar las relaciones del sujeto y los métodos, los lenguajes y los valores, a partir de

los componentes de la filosofía del modelo integrador que se propuso, incorporaremos los componentes

transmisor, igualador, capacitador, y forjador de futuro como elementos propios de una teoría que se

Componente transmisor.

Se confirma la necesidad de concebir a la educación en su papel tradicional, como transmisora de

conocimientos y cultura, dando sustancia a la labor y permanencia del trabajo sistemático de enseñanza,

que implica la selección y desarrollo de contenidos y metodologías educativas.

Componente igualador

El reto del crecimiento poblacional y las grandes ventajas de un Desarrollo Social amplio justifican la

inclusión de este componente en el modelo. La necesidad de extender los servicios educativos y el

número de años de educación básica requieren de una mayor incidencia también en calidad. Por ello no

se pueden desatender ni una (cantidad) ni otra (calidad), en esto consiste la demanda social para la

educación que se imparte en México.

Componente Filosófico

Componente Teórico

Teorías educativas particulares

Educación centrada en la persona

Transmisor Igualador Capacitador Forjador

Métodos

Lenguajes

Valores

Componente Filosófico y Teórico del Modelo

Componente capacitador

Es imperativa una mayor conexión y eficacia entre el sistema educativo y la educación que se imparte,

con el sistema productivo. Además, las necesidades y perfiles demandados van evolucionando con los

cambios que vive el país en términos de vocación productiva.

Componente Forjador

La educación está llamada a desempeñar un papel protagónico en el crecimiento del país. La necesidad

de desarrollar ciencia y tecnologías propias e innovadoras, así como la formación de investigadores y

agentes de cambio, marcará un nuevo perfil, más competitivo para nuestro país.

III.- Lineamientos estratégicos y políticas del Modelo

La definición de estrategias y políticas en el sector educativo debe buscar la promoción real de la

persona humana, elevar su nivel de vida y al mismo tiempo conseguir la eficiencia en el manejo de

recursos y en el conjunto del proceso educativo. Para ello, requiere de un amplio diagnóstico de la

situación que guarda el sector: sus recursos, sus limitaciones y sus capacidades; al mismo tiempo se

hace necesaria una clara idea de futuro, que no puede menos que contemplar una comprometedora

verdad sobre el hombre y un amplio y profundo estudio de su entorno (tecnología, competencia,

desarrollo de la ciencia, de las artes, etc.). Con un diagnóstico y la prospección clara, será necesario

asegurar que se cuenta con la voluntad política para realizar los cambios que se hacen necesarios;

MODELO INTEGRADOR(Labor Formativa)

Y lo capacite para vivir en el respeto de los valores y la promoción del bien común

Espirituales

Materiales

Individuales

Sociales

Bien común

Para que adquiera

Virtudes

Conocimientos y método

Una Educación que busque en el

hombre

Desarrollo de la inteligenc

Fortalecimiento de la voluntad

Hombre

suponemos que así es. Finalmente, quedará por definir el qué hacer y el cómo hacerlo. Es en el “qué” y

en el “cómo”, donde radica la esencia de la definición de estrategias y políticas para el sector educativo.

El qué precede ciertamente al cómo; el quehacer y las ideas van antecediendo a la acción. En nuestro

trabajo hemos insistido prioritariamente sobre el desarrollo de las ideas y los principios que se tienen que

cuidar y respetar en la tarea educativa. La finalidad del modelo integrador ha sido la de dar rumbo a la

tarea educativa. La filosofía del modelo nos ofrece los principios, la teoría le da el contexto y serán las

estrategias y las políticas el siguiente paso para que ambas se conviertan en algo real. Si como hemos

dicho, la filosofía y la teoría definen el rumbo y en cierta forma el modo, la definición de estrategias y

políticas concreta el modo y el ritmo del proceso. La filosofía es la consideración abstracta del fin; la

teoría es la consideración abstracta de los medios para alcanzar el fin concreto; y las estrategias y

política será entonces la consideración concreta de cada uno de esos medios. No puede entenderse por

ende que una política se defina al margen de la filosofía y la teoría educativas.

Como la política debe asumir el campo de lo concreto no ya lo especulativo, se tiene que asegurar el

mejor desempeño del modelo al definir los lineamientos de política que se derivan del planteamiento que

se ha hecho en el modelo integrador, tomando como base las experiencias del pasado. Para dar cauce a

lo anterior se hace necesario mencionar las grandes áreas de estrategias y políticas en el sector

educativo:

Filosofía Teoría

Estratégias y Políticas

Idealización Conceptualización

Realidad

Filosofía, Teoría y Política Educativas

-El área de políticas, propiamente técnicas y de orientaciones pedagógicas.

-El área de disposiciones administrativas y funcionales.

Antes de plantear las medidas concretas que el modelo integrador sugiere para su mejor implantación,

será necesario que se jerarquicen y determinen las precedencias en recursos y las orientaciones en el

ejercicio de la política en el sector educativo. Nos parece que deben quedar claras las preferencias y

criterios de manejo y armonización entre ellos. Por principio hemos de reconocer que el gran reto es

contar con un sistema educativo que responda con oportunidad al crecimiento de la demanda que

presenta el propio crecimiento poblacional y, por otra parte, ofrecer una educación de calidad que

implica no sólo “hacer mejor” sino también “hacer aquello que se debe”. Como los recursos son limitados

no podemos menos que procurar eficiencia y eficacia como criterio de asignación de recursos y de

evaluación de resultados respectivamente.

Educar en México hoy es sinónimo de más y mejor educación, como queda establecido en el cuadro

respectivo al Modelo Integrador. La definición y aplicación de estrategias y políticas para el sector

educativo requiere de claras orientaciones y criterios para privilegiar unas sobre otras, así se pueden

mencionar los siguientes como Directrices de elección o principio de Alternativas:

• Promoción del bien común

• Respeto a la dignidad de la persona humana

• Solidaridad y Subsidiaridad

• Formación de competencias

• Libertad y responsabilidad

• Destino universal de los bienes

• Justicia

• Primacía de la ética sobre la técnica

• Privilegio de las personas sobre las cosas

• Superioridad del espíritu sobre la materia

• Prioridad del trabajo sobre el capital

Dicho lo anterior, las áreas de política que habrán de ser mejor precisadas, definidas y orientadas son

las siguientes:

En el terreno de las políticas propiamente educativas:

• Énfasis en el desarrollo de la inteligencia y el fortalecimiento de la voluntad, a nivel de

práctica cotidiana de la educación

• Formación en los valores

• Mayor atención a la investigación y el desarrollo experimental

• Vínculo real con la producción y formación de competencias

• Incorporación de nuevas tecnologías

• Desarrollo de docentes

En el terreno administrativo y funcional:

• Establecimiento de un sistema general de evaluación desincorporado

• Fijación de un sistema de estándares académicos

• Competencia por los recursos

• Ampliar los recursos asignados al sector y mejorar su asignación.

• Vigilancia estricta de los recursos presupuestales

• Ampliar la participación de los agentes educativos

Políticas Directrices Estratégicas

Promoción del bien común.

Respeto a la Dignidad

Solidaridad y Subsidiariedad

Formación de competencias

Libertad y responsabilidad.

Destino universal de los bienes

Promoción de la Justicia

Primacía de la ética sobre la técnica

Privilegio de las personas sobre las cosas

Superioridad del espíritu sobre la materia

Prioridad del trabajo sobre el capital Políticas Educativas

Énfasis en el desarrollo de la inteligencia y en el fortalecimiento de la voluntad.

Formación de valores

Mayor atención a la investigación y el desarrollo experimental

Vínculo real con la producción

Incorporación de nuevas tecnologías

Desarrollo de docentes Políticas Funcionales Administrativas

Establecimiento de un Sistema de Evaluación desincorporado

Fijación de un Sistema de Estándares Académicos

Competencia por los recursos

Proceso

Teoría del Modelo

Filosofía

Convivencia humana y desarrollo armónico del individuo y de la sociedad (art. 3° constitucional).

Educación centrada en la persona

El hombre susceptible de perfeccionamiento

Visión y desarrollo integral del hombre

Promoción del bien común y respeto a la libertad y dignidad de la persona.

La educación como principio de actualización de potencialidades

Educación que desarrolle la inteligencia y forme la voluntad

El educador como medio propiciador

Educación en los valores y compromiso social (solidaridad, subsidiariedad y justicia)

Necesidades Funciones Armonización

* Básicas de aprendizaje de valores y cultura* En el terreno social y de la convivencia* En el mundo de la producción* En el ámbito del conocimiento y el desarrollo científico y tecnológico

Transmisor

Igualador

Capacitador

Forjador

Con el entorno

Con los demás

Consigo mismo

Métodos

Lenguajes

Valores

Evaluación

MODELO INTEGRADOR

Por último

Un verdadero modelo educativo requiere partir de la persona humana y organizarse en función y

a favor de ella.

En educación no existen modelos absolutos, se trata mas bien de un proceso dinámico en el que

debe favorecer la evolución y el crecimiento constantes.

La falta de consistencia en el tiempo y las deficiencias de una concepción incompleta impiden la

continuidad de un proceso que es naturalmente distendido en el tiempo: educar. Los modelos

definidos en forma incompleta no se sostienen en el tiempo, aun cuando ofrezcan soluciones a

corto plazo.

El modelo integrador no es la panacea, pero proporciona una plataforma adecuada para las

actuales exigencias y la elaboración de modelos educativos particulares en México.

La filosofía y la teoría de un modelo conceden rumbo y modo al proceso educativo, mientras que

la política lo debe concretar en el tiempo y en el espacio.

La práctica y las políticas deben estar enmarcadas en la concepción del modelo macro que les

da sustento filosófico, consistencia teórica y por consecuencia integridad, orientación y un modo

propio correspondiente a nuestra cultura.