Monólogos

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———————————— EL OSO * CHEJOV ELENA IVANOVNA: ¡El hombres (Ríe sarcáticamente.) ¡El hombre, fiel y constante en el amor! ¡Qué novedad! Pero, ¿qué derecho tiene usted a decir semejante cosa? ¡Los hombres, fieles y constantes! Ya que estamos en eso, le diré que de todos los hombres que he conocido y conozco, el mejor de todos era mi difunto esposo... Lo quería apasionadamente, con todo mi ser, como sólo puede querer una mujer joven, inteligente; le di mi felicidad, mi juventud, mi vida, toda mi fortuna... Respiraba con él, lo hice mi dios, como una pagana, y... y, ¿qué? Él, el mejor de los hombres, me engañaba a cada paso en la forma más vergonzosa. Después de su muerte encontré en su escritorio un cajon lleno de cartas de amor, y durante su vida -¡me da horror el solo recordarlo!- me dejaba sola durante semanas enteras, les hacía la corte a otras mujeres ante mis propios ojos, me engañaba, derrochaba mi dinero, se reía de mis sentimientos... Y, a pesar de todo eso, yo lo quería y, le era fiel... Más aún: él ha muerto, pero todavía le soy fiel y constante. Me enterré para siempre entre cuatro paredes,y no me quitaré el luto hasta la tumba... ———————————— Si tu vagina pudiera hablar, ¿Qué diría, en dos palabras? Más despacio. ¿Eres tú? Dame de comer. Yo quiero. Ñam ñam. Oh, siií. Empieza otra vez. No, más para allá. Lámeme. Quédate en casa. Qué valiente! Piénsalo bien. Más, porfa. Anda, abrázame. Vamos a jugar. No pares. Más, más. ¿Me recuerdas? Pasa, pasa. Todavía no. Madre mía. Sí sí. Dame marcha. Entra bajo tu propia responsabilidad. Oh, Dios mío. Gracias a Dios. Estoy aquí. Manos a la obra. En marcha. Encuéntrame. Gracias. Bonjour. Demasiado fuerte. No te rindas. ¿Y Brian? Mejor así. Sí, ahí. Ahí. ———————————— Si tu vagina se vistiera, ¿Qué prenda se pondría? Una chaqueta de cuero. Medias de seda. Un visón. Un boa de plumas rosas de marabú. Un esmoquin de hombre. Tejanos. Algo que se me ciñera como un guante. Esmeraldas. Un traje de noche. Lentejuelas. Sólo Armani. Un tutú. Ropa interior negra transparente. Un traje de baile de tafetán. Algo lavable a máquina. Un antifaz. Un pijama de terciopelo morado. Angora. Un lazo rojo. Armiño y perlas. Un sombrero grande lleno de flores. Un sombrero de piel de leopardo. Un quimono de seda. Una boina. Pantalones de chándal. Un tatuaje. Un dispositivo de descarga eléctrica para mantener alejados a los extraños. Tacones altos. Encaje y unas botas de combate. Plumas moradas y ramitas y conchas. Algodón. Un pichi. Un bikini. Un impermeable. ———————————— Nora en Casa de Muñecas, de Ibsen. Arreglo dramatúrgico de Harry Castel. Siéntate; va a ser largo. Tengo mucho que decirte. Es eso realmente lo que pasa: no me comprendes. Y yo nunca te he comprendido tampoco… hasta esta noche. No, no me interrumpas. Vas a escuchar todo lo que yo te diga… vamos a ajustar nuestras cuentas, Torvaldo.

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Selección de monólogos para una sola actriz.

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Page 1: Monólogos

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EL OSO * CHEJOV

ELENA IVANOVNA:¡El hombres (Ríe sarcáticamente.) ¡El hombre, fiel y constante en el amor! ¡Qué novedad! Pero, ¿qué derecho tiene usted a decir semejante cosa? ¡Los hombres, fieles y constantes! Ya que estamos en eso, le diré que de todos los hombres que he conocido y conozco, el mejor de todos era mi difunto esposo... Lo quería apasionadamente, con todo mi ser, como sólo puede querer una mujer joven, inteligente; le di mi felicidad, mi juventud, mi vida, toda mi fortuna... Respiraba con él, lo hice mi dios, como una pagana, y... y, ¿qué? Él, el mejor de los hombres, me engañaba a cada paso en la forma más vergonzosa.Después de su muerte encontré en su escritorio un cajon lleno de cartas de amor, y durante su vida -¡me da horror el solo recordarlo!- me dejaba sola durante semanas enteras, les hacía la corte a otras mujeres ante mis propios ojos, me engañaba, derrochaba mi dinero, se reía de mis sentimientos... Y, a pesar de todo eso, yo lo quería y, le era fiel... Más aún: él ha muerto, pero todavía le soy fiel y constante. Me enterré para siempre entre cuatro paredes,y no me quitaré el luto hasta la tumba...

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Si tu vagina pudiera hablar, ¿Qué diría, en dos palabras?

Más despacio. ¿Eres tú? Dame de comer. Yo quiero. Ñam ñam. Oh, siií. Empieza otra vez. No, más para allá. Lámeme. Quédate en casa. Qué valiente! Piénsalo bien. Más, porfa. Anda, abrázame. Vamos a jugar.No pares. Más, más. ¿Me recuerdas? Pasa, pasa. Todavía no. Madre mía. Sí sí. Dame marcha. Entra bajo tu propia responsabilidad. Oh, Dios mío. Gracias a Dios. Estoy aquí. Manos a la obra. En marcha. Encuéntrame. Gracias. Bonjour. Demasiado fuerte. No te rindas.¿Y Brian? Mejor así. Sí, ahí. Ahí.

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Si tu vagina se vistiera, ¿Qué prenda se pondría? Una chaqueta de cuero. Medias de seda. Un visón. Un boa de plumas rosas de marabú. Un esmoquin de hombre. Tejanos. Algo que se me ciñera como un guante. Esmeraldas. Un traje de noche. Lentejuelas. Sólo Armani. Un tutú. Ropa interior negra transparente. Un traje de baile de tafetán. Algo lavable a máquina. Un antifaz. Un pijama de terciopelo morado. Angora. Un lazo rojo. Armiño y perlas. Un sombrero grande lleno de flores. Un sombrero de piel de leopardo. Un quimono de seda. Una boina. Pantalones de chándal. Un tatuaje. Un dispositivo de descarga eléctrica para mantener alejados a los extraños. Tacones altos. Encaje y unas botas de combate. Plumas moradas y ramitas y conchas. Algodón. Un pichi. Un bikini. Un impermeable.

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Nora en Casa de Muñecas, de Ibsen. Arreglo dramatúrgico de Harry Castel.

Siéntate; va a ser largo. Tengo mucho que decirte.

Es eso realmente lo que pasa: no me comprendes. Y yo nunca te he comprendido tampoco… hasta esta noche. No, no me interrumpas. Vas a escuchar todo lo que yo te diga… vamos a ajustar nuestras cuentas, Torvaldo.

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Estamos aquí sentados uno frente a otro. ¿No te extraña una anomalía? Llevamos ocho años de casados ¿No te percatas de que hoy es la primera vez que tú yo, marido y mujer, hablamos con seriedad? Desde que nos conocimos no hemos tenido una sola conversación seria, nunca hemos intentado llegar juntos al fondo de las cosas.

Se han cometido muchos errores conmigo Torvaldo. Primeramente por parte de mi padre y luego, por parte tuya. Nunca me quisisteis. Os resultaba divertido encapricharos por mí, nada más. Cuando vivía papá, él me manifestaba todas sus ideas, y yo las seguía. Si tenía otras diferentes, me guardaba muy bien de decirlo, porque no le habría gustado. Me llamaba su muñequita y jugaba conmigo, ni más ni menos que yo con mis muñecas. Después vine a esta casa contigo… Quiero decir que pasé de manos de papá a las tuyas. Tú me formaste a tu gusto y yo participaba de él… o lo fingía… no lo sé con exactitud, quizás lo uno y lo otro. Cuando miro hacia atrás me parece que he vivido aquí como una pobre… al día. Vivía de hacer piruetas para divertirte, Torvaldo. Como tú querías.

Creí ser feliz aquí, pero solo estaba alegre y eso es todo. Eras tan bueno conmigo… Pero nuestro hogar no ha sido más que un cuarto de recreo. He sido una muñeca grande en esta casa, como fui muñeca en casa de papá. Y a su vez los niños han sido mis muñecos. Me divertía que jugaras conmigo, como a los niños verme jugar con ellos. He aquí lo que ha sido nuestro matrimonio. Tenías razón hace un momento, aunque fuera producto de tu excitación, cuando me dijiste que no podía educar a los niños, es una labor superior a mis fuerzas, hay otra de la que debo ocuparme antes. Debo procurar educarme a mí misma. Tú no eres capaz de ayudarme en esta tarea. Para ello necesito estar sola. Y por esa razón voy a dejarte. Necesito estar sola para orientarme sobre mí misma y sobre lo que me rodea. No puedo quedarme más contigo, mañana salgo para mi tierra, allí me será más fácil encontrar un empleo.

¿Qué ante todo soy esposa y madre? Ya no creo en eso, creo que ante todo soy un ser humano, igual que tú… o al menos, debo intentar serlo y tengo otros deberes no menos sagrados conmigo misma. Sé que la mayoría de los hombres te darán la razón y que algo así está escrito en los libros y lo dice la religión y las leyes, pero ahora quiero tratar de comprender por mí misma a quién asiste la razón, si a la sociedad o a mí.

Lo lamento Torvaldo, porque siempre has sido bueno conmigo… pero no lo puedo remediar, ya no te amo. He esperado durante ocho años con paciencia por un milagro. Por fin llegó el día angustioso, cuando la carta con el chantaje de Krogstad estaba en el buzón, no podía figurarme que cederías a las exigencias de ese hombre, estaba persuadida que le dirías: “vaya usted a contar a todo el mundo que tiene esa letra de cambio”, y cuando eso hubiera sucedido, tenía la absoluta seguridad que te habrías presentado a hacerte responsable de todo, diciendo: “yo soy el culpable”, pues fue para salvar tu vida que yo contraje esa deuda, claro que yo no habría aceptado un sacrificio semejante y por eso quería acabar con mi vida… y si piensas que pido demasiado, que no hay quien sacrifique su honor por el ser amado, déjame decirte que lo han hecho millares de mujeres.

Pero tú no piensas ni hablas como el hombre a quien yo pueda unirme. Cuando te has repuesto del primer sobresalto, no por el peligro que me amenazaba, sino por el riesgo que corrías tú; cuando ha pasado todo, era para ti como si no hubiese ocurrido nada. Volví a ser tu alondra, tu muñequita, a la que tenías que llevar con mano más suave aún, ya que había demostrado ser tan frágil y endeble… en ese mismo instante me he dado cuenta que había vivido ocho años con un extraño… tal como soy ahora, no puedo ser una esposa para ti. Aquí tienes tu anillo, dame el mío.

Las muchachas están al corriente de cuanto respecta a la casa… mejor que yo… ¡Ah Torvaldo! Para que dejáramos de ser extraños, tendría que realizarse el mayor de los milagros, tendríamos que transformarnos hasta el extremo de que nuestra unión llegara a convertirse en un verdadero matrimonio.

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-- Monólogo de Rosita, de Doña Rosita la soltera. F.G. Lorca Me he acostumbrado a vivir muchos años fuera de mí, pensando cosas que estaban muy lejos, y ahora que estas cosas ya no existen sigo dando vueltas y más vueltas por un sitio frío, buscando una salida que no he de encontrar nunca. Yo lo sabía todo. Sabía que él se había casado; ya se encargó un alma caritativa de decírmelo, y todo este tiempo he estado recibiendo sus cartas desde América, con una ilusión llena de sollozos que aún a mí misma me asombraba. Si la gente no hubiera hablado; si vosotras no lo hubierais sabido; si no lo hubiera sabido nadie más que yo, sus cartas y su mentira hubieran alimentado mi ilusión como el primer año de su ausencia. Pero lo sabían todos y yo me encontraba señalada por un dedo que hacía ridícula mi modestia de prometida y daba un aire grotesco a mi abanico de soltera. Cada año que pasaba era como una prenda íntima que arrancaran de mi cuerpo. Y hoy se casa una amiga y otra y otra, y mañana tiene un hijo y crece, y viene a enseñarme sus notas de examen, y hacen casas nuevas y canciones nuevas, y yo igual, con el mismo temblor, igual; yo, lo mismo que antes, cortando el mismo clavel, viendo las mismas nubes; y un día bajo al paseo y me doy cuenta de que no conozco a nadie: muchachos y muchachas me dejan atrás porque me canso, y uno dice: “ahí está la solterona”; y otro, hermoso, con la cabeza rizada, que comenta: “a esa ya no hay quien le clave el diente”. Y yo lo oigo y no puedo gritar, sino vamos adelante, con la boca llena de veneno y con unas ganas enormes de huir, de quitarme los zapatos y no moverme más, nunca, de mi rincón.

Ya soy vieja. Ayer le oí decir al Ama que todavía podía yo casarme. De ningún modo. Ya perdí la esperanza de hacerlo con quien quise con toda mi sangre, con quien quise y… con quien quiero. Todo está acabado… y sin embargo, con toda la ilusión perdida, me acuesto y me levanto con el más terrible de los sentimientos, que es el sentimiento de tener la esperanza muerta. Quiero huir, quiero no ver, quiero quedarme serena, vacía… (¿es que no tiene derecho una pobre mujer a respirar con libertad?. Y sin embargo la esperanza me persigue, me ronda, me muerde; como un lobo moribundo que apretara sus dientes por última vez.

Soy como soy. Ahora lo único que me queda es mi dignidad. Lo que tengo por dentro lo guardo para mí sola. ¿Qué os voy a decir? Hay cosas que no se pueden decir porque no hay palabras para decirlas; y si las hubiera, nadie entendería su significado. Me entendéis si pido pan y agua y hasta un beso, pero nunca me podríais ni entender ni quitar esta mano oscura que no sé si me hiela o me abrasa el corazón cada vez que me quedo sola. Sería el cuento de nunca acabar. Yo sé que los ojos los tendré siempre jóvenes, y sé que la espalda se me irá curvando cada día. Después de todo, lo que me ha pasado les ha pasado a mil mujeres.

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Federico García Lorca. "Bodas de sangre" (Drama)NOVIA.- Aquí vengo. (A la Vecina). Déjala; he venido para que me mate y que me lleven con ellos. (A la Madre) Pero no con las manos; con garfios de alambre, con una hoz, y con fuerza, hasta que se rompa en mis huesos. ¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me pueden enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis pechos.¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia) Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua fría y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado!, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabeza de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos.Véngate de mí; ¡aquí estoy! Mira que mi cuello es blando; te costará menos trabajo que segar una dalia de tu huerto. Pero ¡eso no! Honrada, honrada como una niña recién nacida. Y fuerte para

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demostrártelo. Enciende la lumbre. Vamos a meter las manos: tú, por tu hijo; yo, por mi cuerpo. Las retirarás antes tú.

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William Shakespeare. "El sueño de una noche de verano" (Comedia)ELENA.- ¡Mirad: ella también es de la conspiración! Ahora veo que se han entendido los tres para organizar contra mí ese pasatiempo cruel. Ultrajante Hermia, amiga ingrata, ¿has tramado tú, has preparado esta escena de irrisión infame para atormentarme? ¿Has olvidado acaso nuestra intimidad, nuestro cariño fraternal, las horas tan dulces que pasamos las dos juntas cuando acusábamos el tiempo de ágiles pies porque adelantaba demasiado el momento en que debíamos separarnos? ¡Oh! Todo eso está olvidado, todo: la amistad de la infancia, la inocencia de la juventud. ¡Cuántas veces, Hermia, rivalizando con los activos genios tejimos ambas con nuestras agujas una misma flor, trabajando ante el mismo modelo, sentadas en un mismo almohadón, cantando la misma canción en el mismo tono, cómo si nuestras manos, nuestros corazones, nuestras voces y nuestras almas hubiesen estado incorporadas! AsÍ crecimos juntas, semejantes a dos cerezas mellizas, que se diría que están separadas, pero que un lazo común las une; dos simpáticas frutas modeladas sobre el mismo tallo. Así es como, con dos cuerpos visibles, no teníamos más que un solo corazón, lo mismo que en un blasón se ven dos cuarteles iguales, perteneciendo al mismo escudo y coronados con una sola cimera. ¿Y rompes el lazo de nuestro antiguo cariño y te unes a esos hombres para insultar a tú pobre amiga? Eso no es proceder como una amiga ni como una joven. No se dirige a mí sola esta injuria, sino a todo nuestro sexo, por más que la sufra yo sola.

Monólogo de Elena en "Sueño de Una Noche de Verano"

¡Cuánto más felices logran ser unos que otros!En toda Atenas se me tiene por su igual en su hermosura,pero¿de qué me sirve?Demetrio no lo cree así.Se niega a reconocer lo que todos menos él reconocen.Y así como él se engaña,fascinado por los ojos de Hermia,así yo me ciego, enamorada de sus cualidades.El amor puede transformar las cosas bajas y viles en dignas, excelsas.El amor no ve con los ojos,sino con el alma,y por eso pintan ciego al alado Cupido. Ni en la mente de Amor se ha registrado señal alguna de discernimiento.Alas sin ojos son emblema de imprudente premura,y a causa de ello se dice que el amor es un niño,porque en la elección yerra frecuentemente.Así como se ve a los niños traviesos infringir en los juegos sus juramentos,así el rapaz Amor es perjuro en todas partes.Porque antes de ver Demetrio los ojos de Hermia ,me granizó de juramentos,asegurándome que era solo mío;y cuando esta granizada sintió el calor de su presencia,se disolvió,derritiéndose el chaparrón de votos. Voy a revelarle la fuga de la hermosa Hermia;no dejará de perseguirla mañana por la noche en el bosque;y por este aviso,con solo que me dé las gracias,habré recibido un alto precio. Pero bastará a mitigar mi pena el poder allá mirarle y retornar.

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BLANCHE.- "¡Mira quién está ahí sentada echándome la culpa! ¡Yo, yo, yo recibí todo los golpes, en el cuerpo y en la cara! ¡Todas esas muertes! ¡Ese largo desfile al cementerio! ¡Padre, madre! ¡Margaret, de aquella forma tan horrible! ¡Se puso tan enorme que no cabía en el ataúd! ¡Y hubo que quemarla como si fuera basura! Tú llegabas con e tiempo justo de ir al entierro y nada más, Stella. Y, comparados con la muerte, los entierros son bonitos. Los entierros son tranquilos, pero la muerte...no siempre. A veces casi no pueden respirar, a veces respiran haciendo ruido y a veces incluso te gritan: “¡No dejes que me vaya”!.¡Como si pudieras impedirlo! Pero los entierros son tranquilos, hay flores preciosas. ¡Y, ah en qué cajas tan estupendas nos empaqueta! A no ser que estés junto a su cama cuando gritan “¡Dame la mano!” es imposible sospechar que lucharon por respirar, y por su sangre. Tú ni te lo imaginabas, ¡pero yo lo vi! ¡Lo vi! ¡Lo vi! ¡Y ahora tú estás ahí sentada diciéndome con la mirada que deje que la casa se perdiera! ¿Cómo demonios crees que pudimos pagar tanta enfermedad y tanta muerte? ¡La muerte es muy cara, señorita Stella! ¡Y

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la de la vieja prima Jessie vino después de la de Margaret! ¡Jesús la muerte planto su tienda a la puerta de nuestra casa!...Stella, ¡Belle Reve se convirtió en su cuartel general! Cariño, fue así como se me escapó, entre los dedos. ¿Quién nos dejó una fortuna? ¿quién nos dejo si quiera un céntimo de algún céntimo? Sólo la pobre Jessie, cien dólares para pagar su ataúd. ¡Y nada más, Stella! Y yo con el mísero sueldo del colegio. ¡Si, échame la culpa ! ¡Qúedate ahí sentada, mirándome, pensando que dejé la casa se perdiera! ¿Dejé que la casa que perdiera? ¿Donde estabas tu? ¡En la cama con tu…polaco!"

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Antón Chéjov. "La Gaviota"NINA.- "¿Por qué ha dicho que besa la tierra donde yo he pisado? ¡Alguien debería matarme! ¡Estoy tan cansada!... ¡Ojalá pudiese descansar…, sólo descansar! Soy una gaviota… No, no eso. Soy una actriz. (Fuera de escena se oyen las risas de Arkadina y Trigorin. Nina escucha) ¡Entonces él también está aquí!... bueno… ¡No importa! Sí… Él no creía en el teatro; siempre se reía de mis sueños… Y yo también, poco a poco, fui perdiendo mi fe en él; me fui desanimando… ¡Y todo ello unido a mi amor y mis celos, y a la constante preocupación por mi hijito!... Me volví mezquina y vulgar; cuando actuaba lo hacía sin saber cómo…; no sabía qué hacer con las manos, o cómo comportarme en escena. Perdí el control de mi voz… no puede imaginarse lo que se siente, cuando se sabe que se está representando un papel de manera abominable! Soy una gaviota. No, no se trata de eso. ¿Recuerda usted que un día mató una gaviota?... No es eso. ¿De qué estaba hablando?... Sí, del teatro. ¡Ya no soy así! ¡Ahora soy una verdadera actriz, represento mis papeles con inmenso placer…, con entusiasmo. ¡En escena se apodera de mí como una embriaguez, y me siento realmente maravillosa! Pero ahora, mientras vivo aquí, ando…, ando interminablemente y, mientras ando y reflexiono, siento cómo crece día a día el poder de mi alma. Ahora, Kostia, creo que lo verdaderamente importante en nuestras profesiones, tanto cuando se escribe como cuando se interpreta, no es la gloria, ni el brillar, ni todas esas cosas con las que yo soñaba…, sino el aprender a soportar el sufrimiento. ¡Soportar la cruz y tener fe! Yo tengo fe ahora, y ya no sufro tanto. ¡Y cuando pienso en mi vocación dejo de tenerle miedo a la vida!"

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William Shakespeare. "Macbeth" (Drama)HÉCATE.- "¿Parezco irritada? ¿Y no tengo motivos brujas insolentes y temerarias? ¿Cómo habéis osado comerciar con Macbeth, y traficar en enigmas y asuntos de la muerte mientras yo, vuestra maestra en sortilegios, artífice secreta de todos los maleficios no fui ni convocada a ejecutar mi parte, ni a mostrar nuestro arte en todo su esplendor? Y lo que es peor, todo lo que habéis hecho fue por un hijo caprichoso, malvado y violento, que al igual que muchos por sus fines procura; nunca por los vuestros. Poned ahora remedio, así partid y a las cavernas de Aqueronte venid para buscarme con el alba, que allá él, para saber de su destino ha de acudir. Preparad vasijas, los conjuros,vuestros filtros y todo lo demás.Me vuelvo al aire, que he de emplear la noche en un fatal y trágico designio. Grandes cosashabrán de urdirse antes del mediodía. De la curva de la luna pende una gota que exhala hondos misteriosque yo he de recoger antes que caiga a la tierra, y destilada por los filtros mágicoshará surgir espíritus artificialescon la fuerza debida a su ilusónn que le conduciránn hacia su ruina.Despreciando el destino, se reirá de la muerte,llevará su esperanza más allá del temor, sabiduría y gracia.Vosotras lo sabeis: la confianza es para los mortales la peor enemiga.”

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ME CASÉ

Eva ha vuelto de unas vacaciones con su novio. Han hecho un viaje por Estado Unidos. Va a ver a su madre, María. María siempre soñó con darle a su hija una preciosa boda con cientos de invitados. Unos rumores llevan días inquietándola.

EVA: Sí, mami, esos rumores son ciertos: me casé. No te avisé porque ni siquiera yo sabía que me iba a casar. Ni Pedro tampoco. Simplemente, surgió. Salimos del casino, fuimos a dar una vuelta en limusina y… sí, mami, en limusina, es que ganamos en el casino. Gané yo. Pedro jugó a cartas, a dados, a la ruleta, a todo… como una hora o dos, y al final le dije: “Ey, la última ficha para mí”, la metí en la máquina tragaperras, le di a la palanca –como en las películas, zas, zas- y, joder, se encendió una luz roja, sonó una alarma, como si fuera una sirena de la policía y empezó a caer dinero -no he dicho joder, mami, he dicho jolín…-. “Ostras”. Pensé: “Ostras, me la he cargado”. Pero no. Era el premio gordo de la noche. No habíamos recogido todo el dinero que ya teníamos a tres o cuatro tíos ofreciéndonos toda clase lujos: espectáculos, suites, limusinas, cenas de lujo, de todo. Nos cogimos una limusina y nos fuimos a dar una vuelta. Champán, caviar. Y en estas que vimos una capilla, en una calle perdida, con luces de neón y eso, y dijimos “¿…Qué, vamos?” Y fuimos. Entramos. Nos casamos. Y salimos. Nos casó Elvis Presley, mami. El testigo fue una señora gorda que pasaba por la calle. La invitamos a caviar. Y luego nos fuimos a dormir. A una suite.

Por la mañana, cuando nos levantamos, los dos pensábamos que lo habíamos soñado. Pero no, no lo habíamos soñado (muestra el anillo que lleva en el dedo) Y… ostras, qué feliz me sentí. Te llamé corriendo. Y fue cuando tú me echaste esa bronca impresionante por “llamarte tan tarde”. Claro, la diferencia horaria. Ni se me ocurrió pensar en eso. Y, joder, no veas cómo lloré. Siento haberte despertado. Joder. He dicho joder, sí, creo que he dicho joder, mami. Mamá. Joder…

“ADIÓS, MI DULCE LUNA”

Marcelo Romero Hernández

“Adiós, mi dulce luna”, de Marcelo Romero Hernández, se estrenó el día 27 de

marzo de 2011, Día Internacional del Teatro, en el Centro Cultural Ex Convento el

Carmen de la ciudad de Atlixco, Puebla por el Grupo Teatral “Bojiganga”, con los

siguientes créditos

LUNA/ Nizhdhali Rodríguez Barrera

Musicalización/ Alejandro García Pérez

Dirección Escénica/ Miguel Ángel Marín Anzures

Diseño Gráfico/ Jordan Rangel Rojas

Page 7: Monólogos

Agradecemos a Raymundo Huerta Cirilo y a Irma Amador, por el apoyo en la

realización de este evento. El asesoramiento escénico corrió a cargo del autor

PERSONAJE:

LUNA: joven de 21 años, delgada.

ESCENOGRAFÍA: Cuarto de una joven, una cama, al lado de ésta un buró con

una lámpara; un ropero o armario, un porta-retratos sobre un pequeño escritorio

con una silla, un tocador; una grabadora, un teléfono y un librero lleno peluches,

retratos, figuras, documentos, libros y artículos de aseo personal. Posters de

cantantes femeninas.

ÉPOCA: Actual

GÉNERO: Monólogo

Al abrirse el telón vemos el cuarto de Luna perfectamente ordenado. Entra

Luna, camina de un lado a otro de la habitación como queriendo hacer algo, al

no conseguirlo se sienta en enfrente del escritorio, toma papel y tinta. Escribe.

Adiós, mi dulce sol

Después de unas pocas líneas lee lo escrito.

LUNA: Hola, mi amadísimo e infame sol, después de todo este tiempo en que te fui

fiel, ahora me deshago de ti, esto ha llegado a su fin. (Para de escribir. Observa un

cuadro que está sobre su escritorio, lo toma) Ya no quiero que me busques y

mucho menos quiero que me sigas; ya me harté de que me hagas como se te de la

gana, no soy una muñeca de trapo que puedas utilizar a tu antojo. (Pausa) Toda la

culpa es suya: las peleas, los golpes, los gritos, los celos… sus estúpidos celos

que decía que yo a propósito causaba al saludar a mis amigos, al salir con ellos, al

ir a fiestas en las cuales, le decía que no estaría a gusto. (Pausa) Que más da, ya

me harté de eso, de eso y de mil cosas más… (reflexiona, al cuadro); te amo

demasiado, mi sol, pero el amor no lo es todo, para que una relación exista no sólo

tiene que haber amor, aunque es lo principal, deben existir otras cosas que por

desgracia en la nuestra nunca existieron, pero ya no hay forma de remediarlo, pues

Page 8: Monólogos

dudo mucho que yo quiera darle otra oportunidad, ya tomé mi decisión, nunca más

estará en mi ser; si crees que voy a sufrir por tu partida…, tienes razón, estoy

sufriendo, desgarrándome por dentro, quemándome, asfixiándome por ya no

tenerte… (Pausa) Voy a sacarte de mi vida, voy a desterrarte de mi cuerpo, sí, lo

haré, lo haré con cada lágrima, con cada risa, con cada suspiro, iré sacándote

poco a poco de mi ser, de mi vida, de mi alma, de mi corazón hasta que no quede

nada de ti, nada, ¡nada!... (Pausa. Reflexiona) Posiblemente no le encuentres

sentido a lo que te estoy diciendo, no pretendo que lo entiendas, por desgracia

esto así fue, sólo espero que en tu próxima relación exista lo que en la nuestra no

existió. Ya has sufrido demasiado con una mujer como yo y con tus relaciones

pasadas como para que sigas sufriendo, no te lo mereces, (irónica) pero así es la

vida de cruel con todos: nos hace malas jugadas, hace que nos tropecemos a cada

instante y por desgracia ocasiona que nos enamoremos de las personas menos

correctas, como me sucedió en esta ocasión contigo, nunca fui la persona ideal

para ti, perdóname por todo y por no tener paciencia como tú me la pedías,

perdóname por nunca darte lo que tú tanto deseabas… lo que me pedías con tanta

insistencia, desgraciadamente ese fue mi error más grande… pero ya está todo

hecho y no se puede cambiar, espero que me puedas perdonar algún día. (Luna

camina un poco por la habitación, se sienta en la cama, toma un muñeco de

Adiós, mi dulce sol

peluche, lo contempla y acto seguido lo abraza, se recuesta, se queda en silencio

un momento. Se levanta, camina al armario, de él saca una pequeña caja llena de

cartas, fotos y recuerdos de relaciones pasadas, las observa amorosamente.

Sonríe) Muchas personas han pasado por mi vida que podría yo mencionar, que

fueron parte agradable de ella, casi todas fueron muy bellas, la segunda por

ejemplo: ahí fue cuando probé la miel de un beso al ser guiado, besos de amor,

llenos de cariño y de ternura, lo peor fue que se alejó de mi lado, muy lejos se fue,

sin despedirse, y después tuvo la desfachatez de cortarme por teléfono diciéndome

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que me olvidara de todo, que cada quien hiciera su vida. (Ríe) Quedé tan dolida

después de eso que mis siguientes dos o tres relaciones fueron simples aventuras,

ni siquiera me importó mi reputación, la vida se encargó de todo, creí que nunca

volvería a tomar en serio a nadie, ya no podía confiar… (saca una foto de la caja)

pero llegó una persona muy especial, la cual con su cariño, sinceridad, honestidad

y amor, logró borrar los besos que habían dejado en mis labios amargura y que

marchitaron mi alma por bastante tiempo. (Mira la fotografía) ¿Recuerdas? Cuando

te conocí… eras… difícil pero muy en el fondo existía un alma tan dulce y

maravillosa que poco a poco fui descubriendo (con melancolía) no fue sino que

hasta que no teniendo el valor suficiente, me cortaste, asegurando con palabras

hirientes que ya no sentía nada por mí. (Vuelve a guardar la fotografía en la caja

precipitadamente) Hay algo que si puedo asegurar al mundo, algo de lo que estoy

muy orgullosa: en ninguno de éstos pasados capítulos de mi existencia tuve

intimidad con nadie, y no es porque no haya habido la oportunidad o porque no le

gustara a nadie, mi cuerpo es bello y bien formado, pero considero que la relación

de pareja no solamente es el sexo sino que está basada en confianza, sinceridad,

respeto, fidelidad y muchas cosas más y que muy pocos conocemos. (Transición)

Durante todo este tiempo me refugié en mis estudios, en salir con mis amigas, en

el ballet, en el teatro… para poder ocultar mi amargura. Al poco tiempo, tuvo sus

frutos, recibía muchas invitaciones para salir de gente muy simpática… ahora

recuerdo que en un ensayo conocí a alguien, sentí que era la persona que llegaría

a ocupar en mi corazón, el espacio que aún seguía vacío. Teníamos tanto en

común: nuestro gusto por las artes, por la naturaleza y sobre todo por la fidelidad.

Poco a poco me adentré en su corazón, vi que apenas se estaba moviendo en

estos terrenos del amor; pero fui una estúpida, no supe manejar mis sentimientos y

mucho menos expresárselos cara a cara… Me dijo un día que había hablado con

Adiós, mi dulce sol

sus padres de mí, de mis intenciones, de mi forma de ser, quería que me

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conocieran, pero apenas se enteraron de la verdad, se horrorizaron, no podían

creer que yo fuera su novia, no podían soportar la idea de verme, de imaginarme a

su lado. Dejé que se fuera a ser feliz y claro, perdí su amistad. (Abre una pequeña

caja de música, su estribillo se escucha por instantes en toda la escena luego la

cierra. Camina un poco. Regresa al escritorio, vuelve a escribir) Éstas pueden ser

las últimas palabras, mi dulce sol, me despido de ti para siempre para ya no

lastimarte más de lo que te he lastimado, y espero que me perdones si es que en

realidad me amas, como tú lo has dicho: el amor lo perdona todo; y recuerda que

me voy de ti, amándote como nunca antes amé a una persona, y por lo mismo,

será mejor que ya no nos veamos nunca más; no te deseo lastimar, (pausa,

observa el cuadro) mi madre me dijo una vez que nadie se merece un cruel,

déspota y frío trato. Te perdono por todo lo que me has hecho, te deseo lo mejor

en la vida pues te lo mereces, espero que puedas encontrar a una persona que te

ame igual o más que yo; (vuelve a escribir) te prometo nuevamente que te olvidaré;

tengo sentimientos y emociones, río, lloro, sufro, amo, y de eso te aprovechaste…

no dejaré que nadie nunca más lo haga. Fue un gran gusto el poder conocerte, el

haber sido tu amiga y tu novia, créeme que nunca me arrepentiré de eso, pues has

sido lo mejor que me ha pasado en toda mi estúpida vida… gracias por todo.

Lucía… te amo, te amo con todas mis fuerzas. Te amo, Mariana. Gracias, mi dulce

sol. Gracias, Mariana. Gracias, mi Mary… (como una sentencia) Te amó…: Luna.

Termina de escribir la carta, luego toma la fotografía que está en el escritorio, y las

mete en un sobre blanco, lo guarda en la caja y la vuelve a colocar en su lugar.

Luna camina hacia su cama, se recuesta y abraza a su muñeco de peluche, solloza

mientras cae lentamente el…

TELÓN