Montes Cató, Juan - El_trabajo_capitalismo_informacional

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    El trabajo en el capitalismo Informacional

    El Trabajoen el capitalismo informacional..............................................................................................

    los trabajadoresde la industria del software

    Juan S. Montes Cat (coord.)

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    Agradecimientos

    Este libro es fruto del apoyo de la Agencia Nacional de Pro-

    mocin Cientfica y Tecnolgica (Ministerio Innovacin, Ciencia yTecnologa de Argentina) a travs del financiamiento del proyectoLa

    industria del software: impacto de las innovaciones tecnolgicas sobre laorganizacin del trabajo y las relaciones laboralesPICT 32620 (2007-2009) y de la Universidad de Buenos Aires proyecto UBACyT S815 Procesos de socializacin y disciplina en trabajadores jvenes. Las rela-ciones laborales en el sector servicio y comerciodirigidos por quien sus-cribe. Deseo agradecer al Consejo Nacional de Investigaciones Cientficasy Tcnicas en donde los autores reportan como investigadores y becarios.

    El proyecto se ejecut en el Centro de Estudios e Investigacio-nes Laborales (CEIL-Piette del CONICET). En la figura de su directorGuillermo Neiman agradezco la promocin de un ambiente apropiadopara la discusin crtica. A Valeria Mastracci y Alejandro Ariel Lpez

    por las eficientes gestiones administrativas implicadas en el proyecto. AVictoria Picchetti por las correcciones de estilo. A Anabella Bustos porel diseo de tapa.

    El caso de estudio comenz a interesarme en oportunidad deconocer de primera mano la investigacin de Juan J. Castillo sobre elsector en 2005, a l agradezco materiales y conversaciones sobre la pro-blemtica.

    A mis colegas Ana Drolas, Martn Spinosa y Claudia Figari, porsu constante acompaamiento. A Valentina Picchetti por los comenta-rios finales. Algunas de las discusiones se nutrieron de los intercambioscon los colegas que forman parte del rea de Relaciones Laborales delCEIL, a ellos tambin les retribuyo. Deseo agradecer especialmente aArturo Fernndez por su decidido apoyo.

    Por ltimo, deseo expresar mi enorme gratitud a todos a quie-nes hemos entrevistado por compartir sus opiniones y pareceres. Enespecial a Gabriel Yoguel y Vernica Robert por facilitarme materialesde sus investigaciones y a Guillermo Acedo del Cepetel.

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    Indice

    Introduccin 120

    Captulo I

    Sociedad de la informacin y trabajo inmaterial 120Por Juan S. Montes Cat y Pedro Giordano

    1. Sociedad de la informacin o nuevo ciclo deacumulacin capitalista? 120

    2. Acerca de la materialidad del trabajo y los flujosde circulacin inmaterial 120

    3. Potencialidad poltica de la nueva fase de acumulacin 120 Captulo IIAutomatizacin y revolucin informtica.Los cambios en el proceso de trabajoy sus efectos en el trabajo. 120Por Pablo Mguez

    1. Cambios en los procesos de trabajos a partir de laautomatizacin y las modificaciones en laorganizacin del trabajo 120

    2. Cambios en los procesos de trabajos partir de lasnuevas tecnologas de la informacin y comunicacin 120

    3. La evolucin del sector de produccin de softwarey la organizacin del Trabajo informtico 120

    4. Equipos, proyectos y redes 120 Captulo IIICondiciones de explotacin y fuerza de trabajoy en la industria del software 120Por Juan S. Montes Cat

    1. Desarrollo de la industria del softwarey performance del sector Pag.38

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    2. La organizacin del trabajo del software:entre el imaginario libertario y lapara-subordinacin precarizante Pag.38

    3. Relaciones del trabajo y condicionantespara las prcticas y estrategias sindicales Pag.38

    Captulo IVTrabajadores a domicilio. Un antiguo rgimende explotacin para la moderna industria informtica Pag.38Por Paula Lenguita

    1. La invisibilidad de la explotacin domiciliaria Pag.382. La clandestinidad como fuente

    clsica del poder patronal Pag.383. El aislamiento de los desplazados de la empresa Pag.384. Sntesis de una explotacin arcaica en

    la modernidad econmica Pag.38

    Conclusiones Pag.38Antecedentes de los autores Pag.38

    Introduccin

    Juan Montes Cat En los ltimos aos somos testigos de una recomposicin capitalista a

    escala mundial que viene afectando el proceso productivo, el modo enque se gestiona la fuerza de trabajo y las relaciones laborales en vista dela necesidad de aumentar los mrgenes de rentabilidad de las empresas.Estas mutaciones se vieron enormemente favorecidas gracias a un pro-ceso de convergencia entre las telecomunicaciones, la informtica y latecnologa audiovisual que permiti aumentar los flujos a una velocidady complejidad hasta ahora nunca vistos. En las interpretaciones opti-mistas de mediados de la dcada de los ochenta como la de Sabel y Piore(1984) se sostena que el modelo emergente deespecializacin flexiblepermitira una interaccin entre el capital y el trabajo que superara lascontradicciones bsicas de la sociedad capitalista. Evidentemente estaslecturas han fracaso bsicamente porque han querido ocultar el carcterconstitutivamente contradictorio de las relaciones entre capital y trabajo.

    Precisamente en los inicios del siglo XXI se renueva un fenmeno que elcapitalismo conoci en otras fases de su desarrollo histrico. Por un lado,el desarrollo tecnolgico permite expandir los lmites de la acumulacineconmica pero, por el otro, se suman contingentes de trabajadores queno conocen los beneficios de ese crecimiento ya que cuentan con bajosingresos y condiciones de trabajo degradadas ya sea por la inestabilidaddel vnculo contractual, por la rgida disciplina a los que son sometidoso por las condiciones penosas en que ejercen su actividad laboral. Comometfora global, podra decirse que el envs de Sillicon Valley son lasmaquilas mexicanas, lo cual pone de manifiesto tambin la reproduc-cin de las condiciones de desigualdad internacional y el desarrolloasimtrico de una globalizacin que tiene sus centros y su periferias.

    Contemplando estos elementos, para elaborar este libro partimos de unplanteo concreto. Si los apologistas de turno avizoran un tipo de traba- jo liberado de las ataduras de tiempo y espacio y el sector paradigmti-co del trabajo por venir es el del software, preguntmosnos pues cmo

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    se organiza el trabajo en ese este sector que se supone expandir sumodelo a otros sectores productivos?, cmo se entablan las relacionesentre trabajadores y empresarios?, se implementan modelos de con-trol, qu rasgos poseen estos y qu mrgenes poseen los trabajadorespara canalizar sus reivindicaciones? En definitiva se trata de abordar lascondiciones contemporneas de explotacin laboral en un sector clave,para generar hiptesis que permitan comprender las bases materiales eideolgicas sobre las que se asienta el trabajo del futuro. Las respuestasa estos interrogantes y la corroboracin de las hiptesis requiere estu-dios complementarios, el que aqu presentamos es solo un aporte iniciala la discusin que puede ser de utilidad si se articula a un proceso deacumulacin cientfica de mediano plazo . Por lo pronto, avizoramosque la iniciativa poltica en la determinacin de las condiciones de tra-bajo en el sector del software en Argentina est en manos del capital.Esto no significa que se no estn desarrollando formas organizativas delos trabajadores orientadas a canalizar eficazmente las reivindicacionescomo se ver en el texto, pero ciertamente el capital en este sector eshegemnico porque crea mediaciones y dispositivos que sostienen elorden empresario (Figari, 2009) y porque logra monopolizar las repre-sentaciones que se construyen en torno a l, explotando al mximo lasposibilidades que les concede la produccin de esta particular mercanca.

    Para abordar estos temas organizamos el libro en cuatro captulos. Enel Captulo I: Sociedad de la informacin y trabajo inmaterial (JuanMontes Cat y Pedro Giordano) analizamos dos nociones a las quese apela constantemente cuando se trata de ubicar la emergencia delsector del software. Por un lado, interesa desnaturalizar el concepto desociedad de la informacin subrayando las disputas por su definicin,su utilidad histrica y la ambivalencia que supone sealar la etapa actualcentrada en la informacin y el conocimiento, como si en otras etapasde desarrollo estos elementos no hubiesen sido vitales. A su vez, en elncleo de esta matriz est la nocin de inmaterialidad, en la medida enque la materia prima puede desmaterializarse para circular. La operato-

    1En este sentido la perspectiva asumida en el libro se vincula con el Programa de investiga-cin sobre las formas contemporneas de explotacin laboral y las respuestas de los traba- jadores organizados. Creemos que la nocin de programa de investigacin puede aportaracumulacin cientfica y elaboracin de hiptesis interpretativas de mediano y largo plazo.

    ria que se produce aqu es que el atributo de los insumos y los produc-tos se transfieren al propio quehacer laboral permeando la definicin deeste ltimo con los rasgos del primero. Subsiguientemente, en elCaptuloII: Automatizacin y revolucin informtica (Pablo Mguez) se estudiacmo los procesos descriptos en el Captulo I adquieren materialidad enel proceso de trabajo a la luz de la evolucin de la automatizacin y elsurgimiento de formas de organizacin del trabajo que logran adecuarsea los rasgos constitutivos de los productos de software. Resultar signifi-cativo analizar los cambios tcnicos actuales como producto de un largoproceso de acumulacin que en determinados momentos logra acelerarsecolocando en el centro a la tcnica antes que a las relaciones que hacenfactible la incorporacin de las innovaciones. Despus de estos dos cap-tulos de corte conceptual-analtico necesarios para ubicar nuestro objetode estudio, interesa abordar a travs del estudio emprico en elCaptuloIII: Condiciones de explotacin y fuerza de trabajo en la industria del soft-ware (Juan Montes Cat) el desenvolvimiento del sector en funcin de loselementos principales que caracterizan la organizacin del trabajo. Aquemerger con potencia la produccin por objetivos, la subcontrataciny la aplicacin de normas de calidad como condicionantes de las propiasrelaciones de trabajo. Precisamente se sostiene que se trata de un modelode relaciones laborales que tiende hacia la individualizacin y deslabora-lizacin del vnculo potenciando frmulas de para-subordinacin. Algu-nos de estos hallazgos son retomados en elCaptulo IV: Trabajadores adomicilio. Un antiguo rgimen de explotacin para la moderna industriainformtica (Paula Lenguita), en especial dos de las formas ms utiliza-das en la actividad como el del teletrabajo articulado con las cadenas desubcontratacin. Bajo este anlisis emergen algunas tendencias observa-das que refieren a la desproteccin del Estado, el abuso de las empresasy la situacin de desamparo en que desarrollan su tarea los trabajadores adomicilio que no los diferencia demasiado a aquellas imgenes relatadaspor Karl Marx. La sujecin se vuelve menos evidente pero implacable ensus consecuencias.

    La unicidad del libro est dada porque aborda desde diferentes planos unaproblemtica comn. Pero hemos querido dar un paso ms: los hallazgosde cada captulo operan como mojones, como referencias necesarias paraabordar el siguiente. Se trata de piezas de un rompe cabezas, algunas re-producen el fondo otras el centro de la escena, pero todas configuran el

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    cuadro de situacin. De ah que la concatenacin est relacionada con unmodo de abordar el problema, componiendo los elementos o ms pre-cisamente las relaciones sociales que hacen posible la configuracin deltrabajo en la industria del software.

    En definitiva este texto busca navegar por las aguas turbulentas dondeconviven grupos privilegiados de infotrabajadores, la degradacin real deltrabajo virtual, procesos de socializacin que buscan la aceptacin acrticade las condiciones de trabajo y toda una cultura que santifica a la tcnicay a la tecnologa. El objetivo es distinguir procesos y radiografiar situa-ciones para con ello contar con herramientas que contribuyan a delinearalgunos de los desafos que se le presenta al accionar de los trabajadoresy sus organizaciones de representacin en vistas de elaborar planes de ac-cin que puedan mejorar las condiciones de insercin laboral.

    Captulo ISociedad de la informacin y trabajo inmaterial

    Juan S. Montes Cat y Pedro Giordano

    1. Sociedad de la informacin o nuevo ciclo de acumulacin capitalista?

    Desde la dcada de los setenta el modo de acumulacin capitalista en-frent profundas contradicciones que se manifestaron en el plano delos procesos econmicos. Algunas de las investigaciones seminales en-contraron pruebas de esta tensin al estudiar el fenmeno partiendo dedatos agregados y series de largo plazo. Ms all de las diferencias deabordaje y los focos especficos de anlisis, todos comenzaban a enten-der que se estaba frente al nacimiento de una nueva etapa de desarrollocapitalista y lainformacin emerga como fuerza productiva determi-nante (Dantas, 1999). Frente a este panorama de escala mundial, desdelos principales centros econmicos mundiales se comenz a disear unnuevo paradigma de desarrollo que pudiera convertirse en respuesta ala crisis y que, a su vez, caracterizara y diferenciara la nueva etapa de laetapa anterior de crecimiento sostenido. En consecuencia, el abando-no del modelo industrial fordista y del Estado de Bienestar necesitabaalgn nuevo punto de anclaje que hiciera las veces de principio estruc-turante del nuevo desarrollo econmico por venir y que, a su vez, ofi-ciara de explicacin de la crisis en trminos transicionales. Ser DanielBell (1976) quien inaugure, con su libroEl advenimiento de la sociedad posindustrial , un conjunto de ensayos e investigaciones acerca de las

    caractersticas que tendera a asumir la sociedad (especialmente en lospases desarrollados) luego del agotamiento de una etapa de treinta aosde desarrollo econmico. Para este autor, uno de los soportes de la so-ciedad posindustrial estara apoyado en nuevas formas de gestin socialde una economa organizada en torno a la produccin y circulacin deconocimientos, lo cual supondra el reemplazo de trabajadores de cuelloazul (operarios industriales) por los de cuello blanco (trabajadores deoficina) en el marco de un bienestar social crecientemente generalizado.

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    En 1975, la OCDE comienza a difundir la idea de constituir una So-ciedad de la Informacin donde la tecnologa y su capacidad de alma-cenar, manipular y transmitir informacin constituyan la clave pararesolver la crisis econmica y simultneamente un modo de generarmayor democratizacin en la sociedad (Charras, 2006). La base estarligada al avance de la industria informtica, apoyado por el desarrollode las nuevas tecnologas. La complementacin comunicacional de lastecnologas de la informacin termina por delimitar una zona de in-terdependencia que va a caracterizar al capitalismo contemporneo. Elaparato informacional comienza a ocupar un lugar destacable en lossectores productivos y se arguye que toda modificacin tecnolgica eneste campo ejerce influencia sobre la dinmica del sistema, redimen-sionando rutinas y resignificando relaciones entre los agentes sociales(Carvalho Ganzert, 2008).

    Como sugiere Tavares (2002: 92), el nuevo modelo tiene su trayec-toria definida por las tecnologas digitales. Al reducir cualquier infor-macin a secuencias de cero y uno textos, sonido e imgenes a byts- la digitalizacin viabiliza un proceso de apropiacin y privatizacinde la informacin, por lo tanto posible de ser tratado con una mismamedida: el tiempo. Generar y transmitir informacin consume tiempode trabajo, pero tambin recibe informacin para ahorrar tiempo. Laacumulacin capitalista procura soluciones para tornar disponible unvalor de uso resultante de ese tiempo ahorrado. En la misma lnea,Castells (1999) indica que, en la dcada del ochenta, el capitalismo (enespecial las principales empresas y pases del G7) pasa por un proce-so profundo de reestructuracin organizacional y econmica en el quelas nuevas tecnologas de la informacin ejercen un papel fundamental,en la medida en que las redes de telecomunicaciones y los sistemas deinformacin preparan el terreno para la integracin global de los mer-cados financieros y la articulacin segmentada de la produccin y delcomercio mundial. Para la Comisin Europea, los cambios en las relaciones de preciosafectan de manera fundamental al modo en que se organizan la produc- 2Se usa comnmente como unidad bsica de almacenamiento de informacin en combina-cin con los prefijos de cantidad.

    cin y la distribucin de bienes y servicios, transformando el trabajo,las estructuras de calificaciones y la organizacin de las empresas e in-troduciendo un cambio fundamental en el mercado de trabajo y en lasociedad en su conjunto. Segn Chesnais (1996), el gran aumento dela produccin y la rentabilidad en el sector de la manufactura y en lasactividades de servicios concentradas se explica en gran medida por losfactores de orden tecnolgico y organizacional.

    Al analizar los informes de la Comisin Europea, Becerra (2003) des-taca que sta se refiere a la Sociedad de la Informacin en funcin detres virtudes claramente diferenciadas: 1) en lo econmico, permite ex-pandir el mercado, incrementar beneficios, realizar un salto en la pro-ductividad y consecuentemente aprovechar la convergencia tecnolgicaprotagonizada por la industrias info-comunicacionales; 2) en lo social,permite un mejor aprovechamiento del tiempo productivo y mejora lacalidad de vida; 3) en lo poltico, permite nuevas oportunidades de par-ticipacin en una democracia de tipo asambleario, mediante la confor-macin paulatina de una nueva esfera pblica con Internet como ree-dicin contempornea del gora ateniense. En este marco tambin tresseran las caractersticas que la definen: a) la informacin se convierteen insumo y en factor cardinal para la reestructuracin de los procesosproductivos, en la medida en que incide en el modo en que se elaboranbienes y servicios del conjunto de los sectores de la economa (no slolos relacionados con las industrias de informacin y comunicacin); b)disminuye el costo de la produccin y procesamiento infocomunicacio-nal; c) incrementa exponencialmente la capacidad de producir, proce-sar, almacenar y enviar volmenes cada vez mayores de informacin.

    Una de las nociones claves para comprender este proceso es el decon-vergencia (telecomunicaciones, informtica y audiovisual). El fenme-no reposa en la homogeneizacin de los soportes, productos, lgicas deemisin y consumo de las industrias info-comunicacionales, incluidas,adems de las tres mencionadas, la prensa escrita y la edicin. En loshechos, los grupos y plataformas multimedia suponen la posibilidad deimbricacin de tecnologas, culturas y tradiciones de produccin y pro-cesamiento informativo y de distribucin de las diferentes actividadesinfo-comunicacionales.

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    Desde una perspectiva crtica, la Sociedad de la Informacin (SI) se basaen una filosofa que constituye una reedicin de algunos de los funda-mentos del ideario positivista. En efecto, existe una articulacin entrelos principios conceptuales evolucionistas que guan la construccin dela sociedad informacional, su justificacin por parte de las organizacio-nes interesadas en su desarrollo y el pensamiento de la corriente posi-tivista y sus predecesores. De hecho, una de las bases del pensamientopositivista es la asociacin mecnica entre el progreso, el bienestar yla ausencia concomitante de conflicto (Becerra, 2003). De all que eldesarrollo de la SI no pueda comprenderse acabadamente a partir deuna mutacin de la base tecnolgica (lo cual derivara en una particularforma de determinismo), si no en el marco de una transformacin so-cioeconmica y poltica a nivel mundial que no slo oper como con-texto sino que fue la que le dio forma al proyecto. Mattelart (2002)sostiene que para comprender cabalmente el fenmeno de la SI es clavesealar que ella se enmarca en un proceso de realineamiento geopolticoa nivel mundial. Esta lectura pone en cuestin aquellas interpretacionesque suponen una direccionalidad inevitable basada en el desarrollo tec-nolgico. El autor introduce de este modo la dimensin ideolgica, enla medida en que las lecturas desancladas de las realidades nacionalesbuscan naturalizar un proceso necesariamente conflictivo. Por ello esque el auge de este paradigma requiere ser interpretado en el marcode procesos empricamente comprobables, como el de la liberalizaciny la desregulacin de las comunicaciones que permitieron el ingresode grandes conglomerados trasnacionales en las telecomunicaciones amercados considerados, hasta ese momento, como monopolios natura-les y la privatizacin del sistema televisivo (Charras, 2006).

    Una idea que se busca imponer con el paradigma de la SI es que existeuna relacin directa entre el crecimiento econmico buscado con la re-volucin informacional y el desarrollo social y cultural. Lejos de esto,los indicadores de la distribucin regresiva de los beneficios logradospor estas sociedades informacionales en los ltimos decenios contradi-cen los vaticinios sobre el modelo SI como proyecto de recuperacindel bienestar general de la poblacin. Esa consideracin llev a sumarotra crtica a la del marco en que se gest la SI. En efecto, otro elementoa considerar es el desigual acceso a los recursos infocomunicacionalesen este modelo de sociedad. La creciente segmentacin social en el ac-

    ceso a los bienes y servicios ofrecidos en el marco de la SI es funcionala la lgica socieconmica dominante que margina a grandes porcionesde la poblacin y adopta un desarrollo regresivo. En este sentido, Be-cerra (2005: 127) sostiene que la lgica argumental del proyecto de laSI es opuesta en varios sentidos a la que inspir el informe del Nue-vo Orden Mundial de la Informacin y Comunicacin en 1978. Estaentidad denunciaba desequilibrios y rmoras colonialistas. All dondeel NOMIC pretenda sembrar el germen de Polticas Nacionales deComunicacin con mrgenes autonmicos ciertos, el proyecto de la SIdistingue que hay mercados para las corporaciones transnacionales decomunicacin. El sector de las tecnologas infocomunicacionales cons-tituye uno de los centros de gravitacin del NOMIC y tambin delproyecto de la SI, pero este ltimo aspira a acompaar y robusteceresas tecnologas sin reparar en los criterios que determinan su desigualproduccin, distribucin y apropiacin en el planeta. Simultneamen-te se produce otro fenmeno que refuerza el primero y est relacio-nado con lo que Roldn (2005) denomina una nueva divisin interna-cional-informacional del trabajo, por la cual la produccin con mayorvalor agregado tiende a concentrarse en algunas regiones del mundo.

    Sin lugar a duda, en los discursos de la SI la tecnologa tiende a ocu-par un lugar primordial que logra autonomizarse de los condicio-nantes sociales para ser un fetiche corporizado en internet, la infor-mtica, la electrnica y la biotecnologa. La tecnologa se convierte enuna fuerza productiva, en tanto encarna todo conocimiento cientficoaplicado a la produccin que logra materializarse en mquinas y ar-tefactos o en sistemas de gestin y organizacin de la actividad eco-nmica. Pero, fundamentalmente, esta fuerza productiva tiene un ca-3

    El desfase entre el Primer y el Tercer Mundo origin el llamado a un Nuevo Orden Eco-nmico Mundial que implicaba una distribucin ms equitativa de los recursos econmicoscomo reparacin a la explotacin durante el colonialismo. Pero al colonialismo poltico noslo le haba sucedido otro econmico sino tambin un colonialismo informativo: de allque la nocin de Nuevo Orden Mundial de la Informacin y la Comunicacin (NOMIC)buscaba incentivar un debate sobre la distribucin mundial de recursos econmicos, hacien-do un llamado en lo relacionado con los recursos de informacin y comunicacin por lasmismas razones (disparidad cualitativa y cuantitativa). Las crticas se concentraron en treselementos: a) el Flujo unidireccional de la informacin: El libre flujo de la informacin sehaba convertido en una circulacin de sentido nico ante el desequilibrio entre las fuentesy los destinatarios; b) Contenido de la informacin: Las agencias de noticias, ms preocupa-das con los asuntos del Primer Mundo, ponan nfasis en las notas sensacionalistas o de

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    rcter explcitamente social por su dependencia directa de las normasde funcionamiento del sistema capitalista. La tecnologa acta en dosdimensiones: sirve al cumplimiento de su finalidad prctica y contri-buye a la valorizacin del capital. Por otro lado, posibilita la creacinde valores de uso que operan en el mercado como valores de cambio.De ah que la fuerte apuesta por la difusin de las tecnologas de lainfo-comunicacin en la SI responda a estrategias de incremento de laproductividad y de recuperacin del dinamismo del capitalismo a es-cala mundial. Pero para ello, el funcionamiento directo del mercadose ha impuesto slo al concluir la fase previa de maduracin tcnicay formacin de una demanda de productos de high tech-microelec-trnica, computacin, telecomunicaciones y redes-. Ser recin en losaos 90 la informatizacin es una fuente de beneficios extraordinariosy de grandes inversiones privadas en el propio sector (Katz, 2000).

    En este punto resulta til diferenciar la informacin del conocimien-to. El primer concepto se refiere a la organizacin y comunicacin delos datos, mientras que el segundo a la formulacin de juicio razonadoa partir de estos mensajes. El conocimiento es un refinamiento de lainformacin. Los datos procesados por el trabajo humano son integra-dos y sistematizados en forma relevante para cierta actividad social. Larecoleccin de informacin es diferente de su utilizacin para la elabo-racin de ideas y el desarrollo del pensamiento. Las nuevas tecnolo-gas actan directamente sobre la informacin e indirectamente sobreel conocimiento. Al generar, procesar y retroalimentar la informacinpotencian el desarrollo del conocimiento. La informtica potencia estatendencia. Ahora bien, la mercantilizacin de la informtica abarca tan-to la dimensin material (es decir los artefactos), como la inmaterial,compuesta por la propia informacin y el conocimiento gestado a par-

    tir de ella (Katz, 2000). Aqu aparece otra nocin que resulta interesante

    analizar, ms precisamente la de trabajo inmaterial, en vistas de la im-portancia que asume para este campo de estudio.

    2. Acerca de la materialidad del trabajo y los flujosde circulacin inmaterial.

    A partir de los cambios detallados, en el mbito cientfico social se ha llegadoa un consenso acerca de que una era del modo de produccin capitalista haterminado pero, a la hora de decir qu es lo que la ha reemplazado, las opinio-nes abandonan la homogeneidad para dar paso a diferentes interpretaciones.Una de ellas es que estamos en presencia de una nueva etapa en donde el tra-bajo inmaterial pasa a ocupar un lugar hegemnico dentro de la produccinmundial. Unos de los primeros autores en referirse a la cuestin fueron Laz-zarato y Negri (2001), en el texto: Trabajo inmaterial y subjetividad. Estosautores se dedican a estudiar el proceso mediante el cual el trabajo inmaterialdevino hegemnico dentro del modo de produccin capitalista. Estos cam-bios comenzarn a manifestarse a partir de la reestructuracin de la fbrica

    en el transcurso de los aos setenta y sern sostenidos por dos factores: eldesplazamiento del obrero fordista4 como el paradigma explicativo de lasdimensiones constituyentes del trabajo y el rol preponderante que ir obte-niendo el trabajo vivo intelectualizado dentro de la produccin. El objetivode su investigacin ser entonces, ver, a partir de dicha reestructuracin, quclase de obrero ha reemplazado al fordista, ocupando un lugar hegemnicodentro de la industria, y analizar la manera en que este fenmeno ha influidoen todo el proceso productivo. Para resolver el primero de estos problemas,los autores retoman una de las tesis desarrolladas por el operaismo italianoen los aos cincuenta5, segn la cual se haba utilizado la denominacin de

    desastre ms que en las noticias de desarrollo. El papel dominante en la definicin de loque era noticia distorsionaba y exclua valores y expresiones de los pases tercermundistas,con lo que la discusin gir alrededor de qu debera reportarse acerca de una nacin y quinhabra de decidirlo; c) Control de la informacin: El desequilibrio informativo mantiene ladependencia, creando un nuevo estilo de colonialismo en el que las organizaciones de comu-nicacin ayudaban a mantener el control al exportar el sistema de valores de la estructura depoder transnacional (dominacin ideolgica o imperialismo cultural). Este se les transfiere atravs de su dependencia en las principales agencia de noticias y medios masivos occidentalesque sirven como elemento distorsionador y de penetracin poltica (Marquez, 2003: 1).

    4A partir de aqu los trminos fordista y taylorista sern utilizados como sinnimos, respe-tando la eleccin de cada autor.5El operaismo fue la categora terica que englob al neomarxismo italiano desde finales dela dcada del cincuenta hasta mediados de los setenta. Su principal caracterstica ha sido lade no limitarse al desarrollo intelectual, ya que, siempre cont con un importante desarrollosocial y poltico ligado a las manifestaciones obreras. A partir de la dcada del setenta losoperaistas se dividieron en dos ramas diferentes a partir de su distinta concepcin de la nuevaorganizacin de clase. Por un lado estarn quienes hablarn de una ruptura que separara laautonoma de la clase de la autonoma de lo poltico cuyos principales representantesfueron A. Assor Rosa, M. Tronti, M. Cassiari y A. Accornero. Por el otro, se agruparnquienes pusieron sus esperanzas en las formas de organizacin de clases no representativas,grupo integrado por A. Negri, S. Bologna, F. Gambino, R. Alquati y L. Ferrari-Bravo.

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    operario masa para caracterizar al modelo de trabajador hegemnico de laera de produccin fordista.

    De esta manera, a partir de dicho marco terico, el problema se reconviertecentrando la investigacin en el paso del operario masa al operario socialcomo figura hegemnica de la produccin. La adopcin del concepto deoperario masa es para sus autores el intento de construir una herramientaanaltica que permita dar cuenta de manera apropiada del fenmeno estudia-do, al mismo tiempo en que se convierte en una apuesta poltica. De esta deci-sin deviene el intento de estos tericos militantes operaistas (R. Panzieri, M.Tronti y A. Negri.) por analizar las caractersticas de este trabajador a partirde un doble carcter: por un lado, sus caractersticas tcnicas y las tareas quedebe desempear y, por el otro, su potencialidad poltica para reestructurarun movimiento obrero que se encontraba en plena crisis de organizacindebido a la implementacin del taylorismo como el mtodo paradigmticodel proceso productivo. No se conformarn slo con una mera descripcinde las actividades que desempea la clase obrera, sino que su principal apues-ta ser la de lograr su reconstruccin como instrumento poltico, buscandoque su poder emerja por estar, al mismo tiempo, por fuera y en contra de larelacin salarial.

    Para los operaistas, la clase obrera no es una forma abstracta que le debe suobjetividad al lugar que ocupa dentro de la relacin salarial, todo lo contra-rio, su identidad proviene de su constitucin subjetiva: La clase obrera noemerge y no lucha porque existe. Al contrario, existe porque lucha, se formaen los concretos acontecimientos en los cuales ella se niega como fuerza detrabajo y afirma su autonoma (Lazzarato y Negri 2001: 7). Entonces, estadistincin abre la posibilidad de lograr la recomposicin poltica de la cla-se obrera, tomando como base su subjetividad en lugar de su composicintcnica. De qu manera es esto posible? Slo dejando de centrar la aten-cin en el rol histrico o el fin poltico del proletariado y detenindose en lacomprensin de cules son los procesos de subjetivacin colectiva. Ya no setrata de medir los niveles de organizacin obrera y sus modos de protesta apartir de formas polticas previamente elaboradas, sino que habr que ob-servar cmo en los momentos en que las bases materiales de la composicintcnica de la fuerza de trabajo entran en crisis -posibilitando la emergenciade cambios en su organizacin- surgen, a partir de la composicin subjetivade los obreros, nuevos planes de accin y de reaccin.

    De esta manera, lo que logra el operaismo, es una inversin de los mtodostradicionales de lucha obrera. Ya no se trata de integrar a la nueva militanciaobrera a una vanguardia poltico-sindical que se encargar de concientizar-los, ilustrndoles los medios y las herramientas ms adecuadas que debenutilizar para hacer valer sus reivindicaciones, sino de que estos antiguos dis-positivos poltico-sindicales se subordinen a las nuevas figuras emergentesde la subjetividad obrera. As, las dimensiones tcnicas y polticas del obrerose convierten en el principal objeto de inters de los estudios del operaismo.Ahora bien, partiendo de estos dos distintos niveles analticos del operariomasa, la conclusin a la que se llega es que este trabajador se encuentra doble-mente masificado, por un lado, por los niveles de movilizacin de sus fuerzasde trabajo y por el otro, por el nivel de sus cualidades subjetivas: lo que haceel taylorismo es incorporar al proceso productivo una enorme cantidad defuerza de trabajo desempleada convirtindola en operarios con escasos nive-les de calificacin, quienes desempearn durante toda su vida el mismo roldentro de la divisin tcnica del trabajo, organizada en base a la produccinen serie, realizando tareas cada vez ms simples y repetitivas6 . La organi-zacin capitalista de la produccin logra incorporar cuantitativamente a lafbrica a un nmero de trabajadores nunca antes visto, al mismo tiempo enque determinaba las cualidades de esos trabajadores.

    Este tipo de subjetividad era reprobado por las agrupaciones de izquierdatradicionales, organizadas sindicalmente, porque descrean de su concienciapoltica, desacreditndola como agente capaz de hacer valer sus reivindica-ciones histricas. A estos desafos debieron enfrentarse los operaistas en suintento de recomponer polticamente a la organizacin obrera y, dejando delado el panorama desolador planteado por la izquierda, a mediados de lossesenta lograron que estos trabajadores con baja calificacin y sin tradicincombativa se convirtieran en uno de los principales frentes de lucha contrala organizacin taylorista del trabajo en toda Europa, llevando adelante unagran ofensiva operaria que consagrara a esta novedosa forma de organiza-cin sindical, denominada autonoma operaria, por fuera de los mecanis-mos de protesta tradicionales .

    6Esto emparenta el argumento de esta corriente con el clsico estudio de Braverman (1980).

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    Los efectos de esta gran ofensiva seran muy beneficiosos para estos traba- jadores, ya que, a mediados de los setenta, momento de su definitiva conso-lidacin, conseguirn la institucionalizacin de sus logros por medio de unaparato de garantas jurdicas (principalmente el Statuto dei lavoratori que lespermitira interferir en la determinacin de las proporciones salariales). Pero,a medida que la autonoma operaria iba ganando terreno, haciendo valer susreivindicaciones, las cuales quedaban garantizadas por la nueva legislacinlaboral y por los dispositivos del estado de bienestar, ciertos cambios estruc-turales en la forma de organizacin del trabajo estaban haciendo surgir unanueva composicin de clase que quedaba por fuera de estos beneficios. Laproblemtica con respecto al surgimiento de esta segunda forma de organi-zacin laboral, constituida principalmente por trabajadores terciarizados yprecarizados y ajena a los privilegios brindados por el Estado de Bienestar,al mismo tiempo en que empezaban a aparecer las primeras olas de desem-pleo masivo, abrir los debates que lucharn por obtener el monopolio de laexplicacin acerca del surgimiento de un nuevo rgimen de acumulacin.

    En este contexto es donde se introduce la investigacin de Lazzarato y Negri,para quienes, en el transcurso de los aos setenta, los espacios de autonomaconquistados hasta entonces por las luchas obreras y sociales se detendrndebido a la recuperacin de la iniciativa capitalista que dar comienzo a unafase de reestructuracin. En sta, el modo de produccin fordista llegar a sufin y se comenzar a hablar, por el momento, de post-fordismo, fenmenoque acarrear principalmente una consecuencia: el rol hegemnico que irtomando el trabajo inmaterial, con su modelo caracterstico de trabajador:el operario social.

    La centralidad que pasar a ocupar el trabajo vivo, cada vez ms intelectuali-zado en la produccin, ser la caracterstica principal que les permitir a los

    autores referirse a una transformacin en la organizacin laboral, segn lacual la actividad abstracta que remite a la subjetividad del trabajador tendera ser hegemnica. Para dar cuenta de ella habr que detenerse a observar lasmutaciones que sufre el obrero, entre las cuales se destaca el incremento delas responsabilidades que ste pasa a tener dentro del proceso productivo.Ahora, deber decidir entre diferentes alternativas, razn por la cual su tra-bajo se convierte progresivamente en un trabajo de control, siendo su princi-pal actividad la de gestionar los distintos tipos de informacin, optando porlos ms convenientes. Para cumplir satisfactoriamente su misin, un aspecto

    fundamental ser que este nuevo obrero logre organizar y dominar su perso-nalidad y subjetividad en torno a las tareas que debe desempear. Estos cambios se vern reflejados de manera distinta segn el lugar y la im-portancia que cada obrero tenga dentro de la fbrica, pero, segn los autores,este proceso es irreversible y se ir extendiendo hasta transformar toda la or-ganizacin laboral. Ahora bien, esta nueva forma de organizacin del trabajotambin debe tener un espacio en donde realizarse y, dado que la fbricataylorista ya no sirve como modelo explicativo, ser el concepto de fbricadifusa el que los autores utilizarn para describir el sitio en el cual, a partir deahora, se organizar el ciclo social de la produccin. La utilidad que encuentranen dicho concepto es que con l logran dar cuenta del hecho de que la organi-zacin del trabajo se encuentra totalmente descentralizada, al mismo tiempoque se contemplan las diferentes formas de precarizacin y terciarizacin la-boral. La tesis que intentarn demostrar ser la siguiente: el ciclo del trabajoinmaterial est preconstituido por una fuerza de trabajo social y autnomacapaz de organizar su propio trabajo y sus propias relaciones con la empresa.Ninguna organizacin cientfica del trabajo puede predeterminar estesavoir-faire y esta creatividad productiva social que, hoy, constituyen la basede toda capacidad empresarial (Lazzarato y Negri, 2001:2). Para los autores, esta tesis podr ser corroborada si se demuestran dos fen-menos: la independencia de la actividad productiva frente a la organizacincapitalista de la produccin y el proceso de constitucin de una subjetividadautnoma en torno a una nueva figura, la intelectualidad de masa. En rela-cin con el primero de ellos, hay que sealar que en las fbricas post-fordistasy en la sociedad productiva post-industrial, los sujetos productivos se consti-tuyen, generalmente, antes y de modo independiente respecto a la actividaddel empresario capitalista. Por esta causa, la fuerza de trabajo inmaterial poneen jaque a la categora de trabajo tradicional como modelo explicativo de laactividad realizada. En primer lugar, la relacin que se establece entre el tra-bajo y el capital ya no puede ser vista como una simple subordinacin, sinoque deber ser analizada como la de una independencia progresiva del pri-mero por sobre el segundo. La constitucin del operario social es autnomay previa a la influencia del capitalista, siendo la tarea principal que este ltimodebe desempear la de adaptarse a la articulacin independiente de la coope-racin social del trabajo en la fbrica. A su vez, esta independencia ir de lamano con una autonoma que va logrando el trabajo en su productividad,

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    ya sea individual o colectiva, ya que, gracias a esta cooperacin social, el co-nocimiento de todo el proceso productivo le pertenece al trabajador social.Por esta razn, la funcin del empresario ya no ser controlar dicho procesodesde su interior; se produce una inversin y es ahora el trabajo quien defineal capital, cuyas antiguas funciones de control y de vigilancia debern serrealizadas desde el exterior y su principal tarea ser dedicarse a disear laspolticas que garanticen la continuidad de la explotacin.

    Por esto, los lmites que antiguamente diferenciaban el tiempo de trabajo deltiempo destinado a la reproduccin y del tiempo libre se vuelven cada vezms difciles de distinguir, razn por la cual se hablar de tiempo de trabajoglobal, trmino que deja de lado la antigua divisin entre tiempo productivoy tiempo de goce.

    Ahora bien, respecto al segundo fenmeno la cuestin de la constitucin deuna subjetividad autnoma, estos autores sealan que frente a ese operariomasa con escasos niveles de calificacin y destinado a desempear toda suvida una tarea simple y repetitiva, a medida que el trabajo inmaterial devie-ne hegemnico, la fuerza de trabajo se transformar en intelectualidad demasa, cuya principal caracterstica es la de ser un proceso de subjetivacinautnoma. Esto quiere decir que se constituye por fuera de la tradicionalforma de trabajo asalariado y slo sobre la base de su autonoma establecesu relacin con el capital (Lazzarato y Negri, 2001: 8). De esta manera, elproceso de produccin de subjetividad ya no es determinado por el capitalsino que se constituye por fuera de la relacin con ste, es decir, dentro delproceso productivo. Por esta razn, su saber deja de ser expropiado con-virtindose en pura potencialidad (este asunto se retomar ms adelante, apropsito de la potencialidad poltica que este nuevo trabajador tiene paraestos autores). Es importante subrayar que la principal apuesta de los auto-

    res no se remite simplemente a describir el proceso mediante el cual, en estanueva fase del capitalismo, el trabajo se vuelve cada vez ms inmaterial, sinoque su objetivo consiste en demostrar cmo el trabajo inmaterial se ha con-vertido en la base fundamental de la produccin. Este cambio en la forma deorganizacin del trabajo tiene una caracterstica novedosa, ya que no slo seremite a la fase productiva sino que incorpora al ciclo entero reproduccin-consumo, razn por la cual, abandonar su antigua forma de reproduccinbasada en la explotacin para adquirir una nueva, centrada en la subjetivi-dad. Para poder analizar esta cuestin y discutir las primeras definiciones

    acerca del trabajo inmaterial, es inevitable la referencia al escrito de Lazza-rato publicado en 1993 y titulado El ciclo de la produccin Inmaterial.

    En l, Lazzarato sostiene que para lograr comprender qu es el trabajo inma-terial ser necesario detenerse a analizar la forma novedosa en que se relacio-nan la produccin y el consumo en esta nueva etapa, que resulta totalmentediferente de la que se presentaba en el modelo fordista, ya que ser propia-mente el trabajo inmaterial el encargado de activar y de organizar dicha rela-cin. En primer lugar, hay que sealar que el valor de uso del trabajo inma-terial es su contenido informativo y cultural y que la mercanca que producetiene la particularidad de no ser destruida una vez que se la consume, sinoque perdura en el tiempo, creando un nuevo ambiente ideolgico y culturalpara los consumidores.

    Esta mercanca, ya sea realizada en forma de cooperacin productiva entrelos trabajadores o mediante una relacin social con el consumidor, da for-ma y materializa las necesidades, el imaginario y los gustos del consumidor.Y estos productos deben, a su vez, ser potentes productores de necesidadesdel imaginario, de gustos (Lazzarato, 1993: 25). sta es la razn por la cualse altera la tradicional relacin entre produccin y consumo. El modelo for-dista, en donde el consumo se encontraba determinado por la produccin, esreemplazado por este nuevo proceso, en el cual la necesidad y el deseo porconsumir son constituidos a partir de una comunicacin social entre ambaspartes. Se trata entonces de una nueva etapa de trabajo, en la cual se pro-duce una relacin social que atraviesa a las distintas partes constituyentesdel proceso productivo: al productor, al producto y al consumidor. Ahorabien, dada la importancia que pasa a tener esta relacin social dentro de laproduccin, la subjetividad y el ambiente ideolgico en el cual el trabajadorvive y se reproduce pasan a ser la materia prima del trabajo inmaterial. De

    esta manera, la produccin de subjetividad deja de ser el instrumento queutilizaba el capital para someter a los trabajadores en la era fordista, y pasaa ser productiva, cumpliendo el objetivo fundamental de construir al con-sumidor. Esto puede ser visto en ejemplos concretos: Lazzarato mencionaa quienes se dedican a la publicidad, a la moda, al marketing, a la televisiny a la informtica, como los casos paradigmticos de trabajo inmaterial, yaque stos se encargan de satisfacer la demanda de los consumidores al mismotiempo que la constituyen.

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    Una vez que sean presentadas las diferencias especficas de los distintosmomentos que componen el ciclo de produccin del trabajo inmaterial enrelacin con las formas clsicas de reproduccin de capital, estos aspectosquedarn ms esclarecidos.

    Este ciclo se inicia con el autor, un trabajador alejado de las formas tradicio-nales de organizacin laboral. stas han perdido su dimensin individual,caracterizada por la confluencia de los distintos tipos de saberes y se hantransformado en un proceso organizado industrialmente, en el cual se orga-nizan sus actividades en base a la cooperacin social y en donde el contenidocultural, informativo, las actividades manuales y las actividades emprende-doras se constituyen de manera colectiva, razn por la cual, a partir de ahorael trabajo deber ser pensado bajo la figura de una red de flujo (Lazzarato,1993: 27). En segundo lugar, habr que ver cul es su producto. A la mercan-ca que se obtiene de los procesos de formacin de la comunicacin socialse la denomina producto ideolgico y es, al mismo tiempo, el resultado yel presupuesto del trabajo inmaterial. Su principal caracterstica consiste enno ser un reflejo de la realidad, sino una forma novedosa que intercede enla realidad, reclamando nuevas tecnologas para su realizacin. Solucionadoeste problema resta ver a quin se destinan estas mercancas. Claramente seral pblico, al cliente, pero no entendido en su forma tradicional, sino atrave-sado por una doble funcin productiva, por un lado, como quien consumi-r el producto ideolgico, mvil para iniciar su produccin pero, por otro,como un modelo de consumidor a quien se le debe instalar el deseo por larecepcin, momento en que se hace presente el proceso de creatividad delautor. De este modo, este pblico se desdobla y al mismo tiempo que es unconsumidor, se convierte en un comunicador de sus intereses.

    El ltimo momento del ciclo est constituido por los valores y la genealoga

    de la innovacin. Aqu Lazzarato se refiere a la consumacin del proceso,es decir, a la realizacin de una transaccin exitosa. Para que esta ecuacinresulte, el autor tendr que haber realizado un trabajo de creacin que resulteen un producto novedoso, que logre satisfacer los gustos y valores requeri-dos por el pblico. Por esta razn, estos valores son el principio y el funda-mento de todo el ciclo.

    Para comprender ms precisamente cules son las caractersticas especficasdel trabajo inmaterial, hay que mencionar los aportes realizados al tema por

    un autor que ha escrito siguiendo la misma lnea terica de Lazzarato y Ne-gri. Se trata de Carlos Altamira (2001), quien en La naturaleza del trabajoen el fin de siglo, tambin comienza su investigacin a partir de los cambiosocurridos en la economa mundial desde la dcada del setenta, centrndoseen el desmantelamiento del estado benefactor a travs de la mercantilizacinde la salud y la mayor flexibilizacin laboral, procesos que se dieron paralela-mente a la disminucin del gasto pblico y el constante dficit fiscal. Cmose interpreta esta ruptura de los grandes consensos keynesianos, responsablesde la integracin social de los trabajadores? Para el autor, esto responde a unaestrategia del capital para minar la unidad de la clase obrera, generando unafractura interna dentro del movimiento, cuya principal consecuencia ser al-terar la tradicional forma de negociacin demoliendo la protesta colectiva,disminuyendo de manera creciente la sindicalizacin y dejando aislados alos trabajadores a la hora de realizar sus reclamos. Puesto que su principalobjetivo es desarticular esta composicin de clase cuya homogeneidad ha-ba dado sustento al ciclo de lucha, las principales polticas de la ofensivacapitalista son la introduccin de nuevas tecnologas, la deslocalizacin de laproduccin fuera de las fbricas, con el inminente desarrollo de los mecanis-mos de subcontratacin, el crecimiento del trabajo precarizado y terciariza-do, la redefinicin de las relaciones entre empresa y estado, el desarrollo depolticas oficiales de contencin salarial y el desmantelamiento de las viejasrelaciones keynesianas. A la hora de nombrar esta nueva era, el autor la de-nomina posfordista y su principal caracterstica es la expansin del sistemacapitalista a nivel global, incorporando todos los espacios sociales, donde laproduccin asistida por computadora ha triunfado y la informatizacin sehan extendido de modo tal que el trabajo y la cooperacin social han deve-nido en una sustancia social comn. Otro rasgo importante de esta etapa esla penetracin de los servicios en el corazn de la estructura fabril producti-va, provocando sustanciales modificaciones en la organizacin del trabajo, al

    mismo tiempo que se diseminan los diversos procesos productivos en dicharea y que los modos de regulacin de los flujos comerciales trascienden lasbarreras nacionales, articulndose por medio de los conglomerados transna-cionales que han alcanzado nivel mundial.

    Los cambios en este sector no han sido desconocidos por los autores ita-lianos tratados con anterioridad, para Lazzarato, ser en el sector serviciosdonde las tendencias a la integracin de la relacin entre la produccin y elconsumo se aprecien con mayor claridad, debido a la progresiva interven-

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    cin del consumidor en la elaboracin del producto. Desde su perspectiva,este fenmeno se ve ilustrado con la disminucin de los empleos de back-office, que es el trabajo clsico de los servicios y el consecuente aumento delos front-office, es decir, de las relaciones con los clientes.

    Retomando a Altamira, la principal consecuencia de estos cambios es la po-tenciacin de la circulacin, cuyo control, en tanto espacio articulador entrela produccin y la reproduccin del capital, es el problema emergente. Dadoel lugar central que pasa a ocupar el tiempo de circulacin, la produccines subsumida por la circulacin y viceversa, y el trabajo productivo ya nose limita a la produccin de capital sino tambin a la reproduccin social.(Altamira, 2001:3). Al igual que para Lazzarato y Negri, otro factor impor-tante para tener en cuenta a la hora de analizar esta mutacin del trabajo esla modificacin espacial experimentada por los procesos laborales. Ya no esposible considerar a la fbrica como el lugar paradigmtico de la concentra-cin del trabajo, dado que ste se ha extendido en toda la sociedad.

    Ahora bien, como el concepto de era post-fordista no le alcanza para descri-bir en su totalidad los cambios que se estn produciendo, Altamira planteaque se asiste a una transformacin en la naturaleza del trabajo, cuya caracte-rstica principal es la de convertirse en inmaterial, concepto que se asociacon el de intelectual y tecno-cientfico. Para este autor el trabajo inmaterialpuede ser entendido en primera instancia como aquel trabajo productor delcontenido informativo y cultural de la mercanca, concepto que se refiere ados aspectos diferentes del trabajo concreto (Altamira, 2001:4). Con infor-mativo lo que intenta destacar es el contenido de informacin que posee lamercanca y alude a las modificaciones del trabajo provocadas en las grandesempresas industriales y las grandes organizaciones pertenecientes al sectorterciario. Con contenido cultural se ilustra una serie de actividades que, si

    bien no se encuentran codificadas como tareas, tienden a definir el contenidocultural, artstico, de moda, gustos y consumo estndar, apoyadas por lo quese conoce como opinin pblica. Estas transformaciones producen cambiosen el proceso de trabajo, los cuales estn marcados por el surgimiento de unared cada vez ms densa de cooperacin de distinta ndole, por una integra-cin del trabajo de apoyo en todos los niveles, como as tambin por unainterrelacin informatizada de todos ellos.

    Las principales consecuencias econmicas que tiene para Altamira este rol

    protagnico que va logrando el trabajo inmaterial son: a) en primer lugar,una nueva forma de organizacin laboral requerir una nueva fuerza de tra-bajo para llevar adelante este trabajo inmaterial, la cual, en comparacin conaquella que principalmente se dedicaba al desarrollo de actividades manu-factureras, deber poseer mayores niveles de formacin y la capacidad depoder realizar distintas tareas; b) con respecto a la produccin, este progre-sivo papel hegemnico del trabajo inmaterial provoca que se deje de ladola produccin material de mercancas y que la manufactura deje de ser elmotor, a medida que el sector de servicios ocupa un lugar preponderante eindependiente; c) el ya mencionado fenmeno de la dislocacin de la fbrica,trae aparejado que el trabajo productivo se disemine en la sociedad y que lasociedad como tal sea subsumida dentro del proceso de produccin; d) porltimo, se produce un fenmeno paralelo: la cooperacin social alcanza elrango de cooperacin productiva volvindose cada ms inmaterial y la fuer-za de trabajo ms cooperativa, pero, al mismo tiempo, la jornada de trabajose flexibiliza y la composicin tcnica del asalariado se vuelve cada vez msprecaria, lo que resulta en la conformacin de una nueva categora social:los parados, constituida por aquellos trabajadores que se han quedado sinempleo y sin posibilidad de acceder a l. 3. Potencialidad poltica de la nueva fase de acumulacin.

    Hasta el momento se ha descripto el proceso mediante el cual el trabajo in-material (para las corrientes analizadas) deviene hegemnico y las caracters-ticas tcnicas de su trabajador tipo, el operario social. En esta ltima parte,se retomar el segundo punto de inters de los anlisis de la corriente crti-ca operaista, es decir aqul que se interesa por la potencialidad poltica deeste trabajador y su posibilidad de reestructurar el movimiento obrero. Para

    ilustrar el objetivo de este apartado resulta pertinente mencionar una inves-tigacin desarrollada por Ariel Fazio, titulada El trabajo inmaterial comoproblema de la filosofa poltica, en donde precisamente enfatiza esta pre-ocupacin, tratando de demostrar la importancia que tiene el trabajo inma-terial como problema emergente de la filosofa poltica, capaz de proveer unmarco adecuado para el tratamiento de cuestiones histricas sobre la relacinentre trabajo y propiedad.

    Retomando los aportes de Altamira, quien al finalizar su investigacin so-

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    bre las transformaciones en la naturaleza del trabajo, repasa las principalesconsecuencias polticas que se producen a partir del proceso que vuelvehegemnico al trabajo inmaterial, advierte acerca de la necesidad de que seasiente una nueva composicin de clase capaz de llevar adelante la organi-zacin laboral. No obstante, el panorama que abre es bastante desolador. Apesar de que la nueva fuerza de trabajo tenga una potencialidad productivamayor que la fordista y de que se encuentre instalada en un lugar esencial dela produccin -dado que dispone de su propia fuerza intelectual- sta poseeun poder poltico mucho ms dbil que el de la clase obrera fordista, ya quese encuentra dividida, segmentada y con bajo nivel de conciencia acerca de supotencialidad. Por otro lado, seala que a partir de estos cambios, el capital seve obligado a utilizar ms frecuentemente el poder poltico en funcin repre-siva. Mientras la democracia se hace cada vez ms restringida, el nuevo sujetoobrero reivindica para s toda la hegemona en el proceso de trabajo. Por todo esto, se vuelve imprescindible abrir el debate acerca del surgimientode un nuevo sujeto que logre llevar adelante la organizacin poltica y le duna entidad propia a este nuevo trabajador, el obrero social.

    Para ver la respuesta que ofrecen a este problema Lazzarato y Negri habrque retomar una de las cuestiones que haba quedado pendiente. En primerlugar, cmo es la nueva relacin que se establece entre el capital y el trabajo.Como haba sido sealado anteriormente, para estos autores, una vez que eltrabajo inmaterial deviene hegemnico, la fuerza de trabajo se transformaren intelectualidad de masa. Con este concepto lo que se intenta destacar esla nueva capacidad que adquieren los trabajadores de producir autnoma-mente su propia subjetividad, por fuera de la tradicional forma de trabajoasalariado y ajena a cualquier tipo de determinacin del capital.

    Este proceso consigue que todas las caractersticas del modo de produccinprecedente tiendan a trastocarse. Al construir un obrero tipo autnomo e in-dependiente, cambia la antigua relacin entre el capital y el trabajo. La prin-cipal apuesta de los autores ser decir que dicha relacin ya no es ms unacontradiccin dialctica, sino que a partir de ahora habr que considerarlacomo una contradiccin alternativa. ste es un intento de enfatizar la liber-tad y autonoma que va ganando el trabajador, razn por la cual su existenciaya no depende ms del capital. Por esta razn, sealan que la relacin entreambos deja de ser una contradiccin dialctica basada en el antagonismo de

    las dos clases que pelean por el poder, tpica de las sociedades industriales. Eltrabajo inmaterial crea un sujeto trabajador independiente que lo libera de larelacin capitalista, dejndolo por fuera de ella. Por esta razn, en las socie-dades post-industriales la constitucin de la subjetividad no deber buscarseen las figuras del trabajo, sino ms precisamente en las del no-trabajo, lascuales presentarn alternativas constitutivas de una realidad social diferente,con distintas relaciones de poder y diversas opciones dentro del capital. Por esto es que la identidad de los trabajadores ya no se devela en la relacinantagnica que stos mantienen con el capital; lo que los unifica ahora no esser trabajadores asalariados enfrentados al capitalista que les compra su fuer-za de trabajo y les extrae plusvala, sino el proceso autnomo de constitucinde subjetividad alternativa. Ahora bien, si todos los conceptos se modifican,el de revolucin no ser la excepcin a la regla. Si bien ste seguir mante-niendo su principal caracterstica de ser una ruptura radical, una vez que eltrabajo inmaterial deviene hegemnico, deber subordinarse a los procesosde organizacin independiente de los trabajadores.

    A la hora de ver cul es la potencialidad poltica que para el operaismo tieneeste nuevo trabajador habr que abandonar nuevamente los trabajos rea-lizados en conjunto por estos autores y hacer referencia a una de las tesisque Michael Hardt y Antonio Negri desarrollan en su libro Imperio. Allsostienen que el capitalismo contemporneo tiene la particularidad de serla fase en que se concreta lo que Marx denomin como subsuncin real dela sociedad en el capital, cuya principal caracterstica consiste en que todoslos procesos productivos surgen dentro del capital mismo y, por lo tanto, laproduccin y la reproduccin de la totalidad del mundo social tienen lugardentro del capital, razn por la cual, este ya no tendra un afuera. Para queeste fenmeno se concrete, estos autores sealan tres paradigmas econmi-

    cos que se han sucedido a lo largo del tiempo provocando distintas etapas enla conformacin del sistema productivo: la primaria, donde la economa seencontraba dominada por la agricultura y la extraccin de materias primas,la secundaria, dominada por la industria y la produccin de bienes durablesy, finalmente, la terciaria, donde la economa es dominada por el trabajo in-material, es decir, por la provisin de servicios y el manejo de la informacin.Readaptando la tesis de Deleuze, segn la cual estamos viviendo el paso deuna sociedad disciplinaria a una sociedad de control, los autores sealarn

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    que esta tercer etapa se corresponde con la transicin histrica marxiana dela subsuncin formal a la real y por esto, la principal caracterstica del capi-talismo posfordista sera la implicacin mutua de todas las fuerzas sociales alservicio del capital.

    Esta nueva forma en la que muta el capitalismo Hardt y Negri la van a de-nominar produccin biopoltica debido a las consecuencias directas quecausa en el trabajador. Como hemos visto, el trabajo inmaterial terminaproduciendo que se desdibuje la lnea divisoria entre tiempo de trabajo ytiempo libre. Bajo esta nueva modalidad, se le pide al trabajador todo aque-llo que antes se desarrollaba en el tiempo libre, como ser, comprometersecon la empresa, que ponga en juego sus capacidades intelectuales, que seaemprendedor y tenga iniciativa autnoma, que pueda comunicarse y desa-rrollar vnculos afectivos. Al desdibujarse esta lnea termina desaparecien-do la distincin entre el afuera y el adentro de la produccin, cuya con-secuencia principal es que la vida misma asume una funcin productiva.De esta manera, el capitalismo se afianz a travs de la posmodernizacinde la economa, subsumiendo realmente -o, en otras palabras, convirtiendoen productivos- todos los mbitos de la vida, los cuales son manejados pormedio de un control global. Ante este panorama, descartan por un lado la lnea reformista, debido a quelos mecanismos institucionales seran funcionales a la lgica sistmica y, porel otro, la salida revolucionaria, ya que la idea de tomar de poder como me-dio para la revolucin social pierde todo sentido si la lgica que se intentacombatir ser reproducida por las formas de vida que anteriormente interio-rizaron. En otras palabras, si la sociedad civil es parte de la fbrica, ningncorte abrupto es posible. Gracias a la potencialidad poltica que adquiere lasociedad civil convertida en multitud (nocin que pasa a ocupar el lugar

    del proletariado como sujeto revolucionario), es que las resistencias ya noson marginales, sino que pasan a constituir fuerzas activas que operan en elcentro de una sociedad que se despliega en redes. Esta nueva forma de pro-duccin abarca todo el mundo y a todas las personas incluidas en l, formaa esta multitud y es quien los une en un todo homogneo bajo una mismacaracterstica: el trabajo. Por esta razn, este todo con intereses en comny las mismas necesidades encontrara en la actualidad las mayores posibili-dades de reunirse para plantearle al capital sus exigencias. Ahora bien, en eltrabajo de Fazio antes mencionado, este autor pone en debate la necesidad

    de que el trabajo inmaterial se convierta en un problema de investigacin dela filosofa poltica, retoma las conclusiones de Hardt y Negri y mencionauna fuerte crtica que Laclau le ha realizado a este planteo, a saber, que lo quevuelve homogneo a este todo es su actitud de estar en contra del imperio.El problema que se presenta entonces es de direccin: Hacia dnde es quedeben apuntar sus crticas? Al ser su crtica negativa de rechazo al capitallo nico que la engloba, esta multitud queda imposibilitada para defenderticamente alguna posicin poltica y ms an para ensayar una ruptura re-volucionaria. Por esto es que Fazio sostiene la conclusin a la que llega Laclau y nos diceque en los horizontes de la teora presentada por Hardt y Negri no apareceuna opcin verdadera. Entonces, en su bsqueda del sujeto que pueda lle-var adelante la transformacin poltica decide alejarse del operaismo italiano,presentando los aportes de Dussel, quien descarta las acciones reformistasy, debido a la excepcionalidad de apertura de una situacin revolucionaria,propone una propuesta superadora al introducir al tercer trmino excluidodel binomio reforma-revolucin, el de transformacin: cambiar el rumbode una intencin, el contenido de una norma; modificar una accin o institu-cin posibles, y aun un sistema de eticidad completo, en vista de los criteriosy principios ticos enunciados, en el mismo proceso estratgico y tctico(Dussel, 1998: 543). Para estos autores, la solucin consiste en no desecharpolticamente ninguna opcin buscando constantemente alternativas, tantode carcter negativo o reactivas, como de carcter positivo o activas. De estamanera, Fazio llegar a la conclusin de que si en la base del trabajo, de lapropiedad, de la sociedad capitalistas se encuentra el individualismo pose-sivo, aquello que pueda efectivizar la comunidad -y la libertad entendida apartir de ella- ser una alternativa que, al menos potencialmente, tendr lacualidad de poder subvertir lo dado. (Fazio, 2006: 100).

    Por esta razn, el trabajo inmaterial debe ser abordado como problema dela filosofa poltica y puede llegar a servir como espacio para la transforma-cin poltica, ya que, por su particular naturaleza, hace que sea ms fcil re-saltar desde l mismo la idea de lo comunitario, lo cooperativo, lo social,ofreciendo abundantes posibilidades para pensar alternativas a una situacindominante basada en una organizacin socio-poltico que se sostiene en elindividuo y no en la comunidad, en el propio inters y no en la cooperacin,en el egosmo y no en la socializacin.

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    Captulo IIAutomatizacin y revolucin informtica.Los cambios en el proceso de trabajoy sus efectos en el trabajo.

    Pablo Mguez

    1. Cambios en los procesos de trabajos a partir de la automatizaciny las modificaciones en la organizacin del trabajo.

    Como resultado de la evolucin del capitalismo a la salida de la segundaguerra mundial, desde la dcada de los aos cincuenta los procesos detrabajo han sido afectados por numerosos cambios. Estas transforma-ciones condujeron a un aumento de la automatizacin en las industriasde los sectores industriales ms importantes. Los cambios que se pro-ducen en la dcada de los setenta conocidos como revolucin cientfi-co- tcnica deben analizarse en el marco mas amplio de las mutacionesdel capitalismo pues son fundamentales para entender los cambios pos-teriores, las denominadas Revolucin microelectrnica en los aossetenta y a la Revolucin informtica en los aos noventa.

    Algunos investigadores como Yann Moulier Boutang sealan a la faseactual del capitalismo caracterizada por el creciente papel de la informa-cin como el pasaje a un capitalismo cognitivo o cognositivo. Esteautor, parafraseando a Polanyi, no duda en denominar estos cambioscomo la nueva gran transformacin:La transformacin que afecta ala economa capitalista y a la produccin de valor es global y seala lasalida del capitalismo industrial, que nace con la gran fbrica manches-teriana y que descansaba esencialmente en el trabajo obrero y material detransformacin de los recursos materiales (Moulier Boutang, 2007: 193).

    En lneas generales, Moulier Boutang y otros investigadores sealanque la produccin de mercancas por medio de mercancas pierde sucarcter central y da paso a la produccin de conocimientos mediante

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    conocimientos. Como agudamente subrayan Boltanski y Chiapello enEl nuevo espritu del capitalismo, ste supo relanzarse tomando notade las crticas que recibi en los aos setenta: Dando la espalda a lasdemandas sociales que haban dominado durante la primera mitad de ladcada de 1970, el nuevo espritu se abre a las crticas que denunciabanentonces la mecanizacin del mundo (la sociedad postindustrial frentea la sociedad industrial), la destruccin de formas de vida favorables ala realizacin de potencialidades propiamente humanas y, en particular,de la creatividad y que sealaban el carcter insoportable de los modosde opresin que, sin derivarse necesariamente de forma directa del ca-pitalismo histrico, haban sido aprovechados por los dispositivos ca-pitalistas de organizacin del trabajo.

    Adaptando estos temas reivindicativos a la descripcin de una nuevaforma, liberada e incluso libertaria, de obtener beneficios- de la que sedice tambin que permite la realizacin de uno mismo y de sus aspi-raciones ms personales- el nuevo espritu del capitalismo ha podidocomprenderse, en los primeros momentos de su formulacin, como una

    superacin del capitalismo, al tiempo que, desde este punto de vista, comouna superacin del anticapitalismo (Boltanski y Chiapello, 2002: 296).

    Este captulo propone una revisin de las teorizaciones sobre los cam-bios acaecidos en los procesos de trabajo, tanto los relacionados con loscambios en la organizacin del trabajo y la automatizacin como losderivados de las nuevas tecnologas de la informacin y de la comuni-cacin. Pretendemos sealar la diversidad de enfoques que estudian lostemas, sus aportes y sus limitaciones para entender esta nueva fase delcapitalismo. Finalmente, sealaremos algunas consideraciones acercade los cambios tecnolgicos recientes y de la organizacin del trabajo

    en el sector paradigmtico de produccin de software.La introduccin de la automatizacin puede rastrearse desde los tra-bajos pioneros de socilogos como Alain Touraine. Luego de la Se-gunda Guerra Mundial la crtica ms virulenta al Taylorismo retrocedeen cierta medida bajo el supuesto de que la creciente automatizacinpodra contribuir a la superacin de la parcelacin del trabajo. SegnTouraine, la produccin en serie produce la sustitucin acelerada deobreros calificados por obreros especializados, que desarrollan tareas de

    rpido aprendizaje y repetitivas. Los obreros calificados, cuyo nmerose reduce, se encargarn de las tareas de mantenimiento y reparacin.En la fase de automatizacin el cambio ms visible es la desaparicinde los obreros especializados. Los trabajos de fabricacin se degradan atrabajos de alimentacin, de carga y descarga. Las tareas obreras estnindirectamente ligadas a la produccin, el ciclo de trabajo es breve y losactos son elementales y repetitivos. La actividad del obrero es, sobretodo, una actividad de percepcin. La calidad de los obreros de supervi-sin y de control afecta el rendimiento de las instalaciones automticas.En el anlisis de Touraine sobre la evolucin de las calificaciones, cuan-to mas se avanza hacia la automatizacin mas se define la calificacinpor la calidad, dificultad o rapidez exigida para descifrar los signos quedebe recibir y emitir en forma de accin sobre la mquina. Ms que elindividuo o el puesto de trabajo se meda el papel del individuo en elsistema tcnico y humano de produccin (Touraine, 1963).

    El optimismo en torno a las potencialidades de la automatizacin con-tagio a los cientficos, incluso en los pases socialistas donde la cuestin

    del trabajo humano revesta una enorme centralidad. En 1969, RadovanRichta sealaba enLa civilizacin en la encrucijada que el principiomecnico basado en el trabajo simple tenda a reducirse en el traba- jo industrial y que sera reemplazado por el principio automtico,visible en la industria qumica, en el sector energtico y en la cibernti-ca, lo que evidenciaba el predominio de la ciencia en la produccin. Eloptimismo del autor checoslovaco en relacin a la automatizacin y ala revolucin cientfico- tcnica radicaba en que esta responda a lasexigencias del comunismo, a diferencia de una industrializacin queno permita el pleno desarrollo de las fuerzas humanas (Richta , 1971).

    Este optimismo de Richta contrastaba con el pesimismo de otro pen-sador tambin marxista como Harry Braverman, quien a mediados delos aos setenta escribaTrabajo y capital monopolista. El socilogoestadounidense sealaba en referencia a la relacin entre la poblacinobrera y la ciencia que: En el pasado esta conexin se realizaba prin-cipalmente a travs de la seccin artesanal de la clase obrera, y en losprimeros perodos del capitalismo la conexin era bastante estrecha.Antes del ejercicio por parte de la administracin patronal de su mo-nopolio sobre la ciencia, el artesano era el principal depositario de la

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    produccin cientfica y tcnica en su forma entonces existente, y lascrnicas histricas enfatizan los orgenes de la ciencia en la tcnica arte-sanal (Braverman, 1980:159). Para l, la tcnica se desarroll antes quela ciencia y como un prerrequisito de la industria.

    Braverman sostena que durante la Revolucin industrial la conexinde la ciencia con la industria fue indirecta, general y difusa. Es ms,desde la perspectiva del autor la tecnologa de la mquina de vapor ha-bra contribuido ms al desarrollo de las ciencias- como la fsica, conlas leyes de la termodinmica- que al revs. La revolucin cientficano poda ser estudiada como un conjunto de innovaciones especficassino que deba ser analizada en su totalidad como la forma en que laciencia y la ingeniera han sido integradas como parte del modo deproduccin capitalista, esto es, la transformacin de la ciencia mismaen capital (Braverman, 1980:199). Hay que sealar que para Braver-man el oficio - que permita una relacin muy estrecha entre ciencia ytrabajo porque obligaba al usar matemticas, diseo y un conocimientocientfico rudimentario- es atacado por el Taylorismo y la administra-

    cin cientfica del trabajo en un movimiento que para l es extensible atodos los tipos de trabajo en el capitalismo, sea en los servicios, enlos trabajos de oficina como en la propia ciencia.

    A pesar de la advertencia de Braverman, los estudios sobre innovacio-nes especficas para entender las transformaciones cualitativas del tra-bajo siguieron su curso, incluso en el propio campo marxista. BenjamnCoriat y Michel Freyssenet son dos de los mejores exponentes de estosesfuerzos.En su anlisis del Fordismo a finales de los setenta, BenjamnCoriat seala que ste iba a chocar rpidamente con sus lmites internoscausados, entre otras razones, por el ritmo uniforme y la intensificacin

    del trabajo que aumentan la fatiga. A fines de los sesenta, el elevadoausentismo, su irregularidad y su imprevisibilidad, sobre todo, se com-binan con el aumento de los accidentes de trabajo en la cadena, las en-fermedades por fatiga nerviosa, y una mayor proporcin de productosdefectuosos (Coriat, 1994).

    Mas adelante, enEl taller y el robot, Coriat analiza el pasaje del fordis-mo al posfordismo centrndose sobre todo en la aparicin de nuevosmedios de trabajo, como la microelectrnica y la informtica, que ha-

    bra dado lugar a una nueva ola de innovaciones, en la denominada erade la automatizacin. De esta forma, la lnea de montaje, pasara deconstituir la esencia del fordismo a no ser ahora ms que una prime-ra etapa de la automatizacin , entendido como un proceso lineal eirreversible. Sin embargo, esta automatizacin integrada slo se obtenaal precio de unaextrema rigidez del proceso de produccin, siendo v-lida slo para la produccin de muy grandes volmenes. Este lmite nohabra sido percibido en los aos cincuenta porque la expansin de losmercados absorba sin problemas la produccin, pero ello no parecaconfirmarse a partir de los aos sesenta. Para el autor francs, la otragran innovacin de los aos cincuenta fue la mquina herramienta decontrol numrico, surgida de la necesidad de la industria aeronuticade pequeos volmenes de piezas complejas. Con el desarrollo de lasmquinas herramientas se contribua a quitar el manejo de las mismasdel dominio de los trabajadores mas calificados, a partir de las diferen-tes tcnicas de programacin. La numerizacin y la programacinpor medio de lenguajes abstractos ser la va preferentemente elegida,siendo los ingenieros altamente calificados quienes sern los encarga-

    dos de concebir los programas (Coriat, 1996). Sin embargo, esta au-tomatizacin sigui siendo fragmentaria y rgida porque segn Coriatestaba atrapada dentro de los lmites de la organizacin del trabajo delmomento, fragmentario y repetitivo. La automatizacin se ir perfec-cionando muy lentamente hasta llegar a generalizarse durante los aosochenta, cuando los progresos de la electrnica y la informtica simpli-fiquen las tareas de programacin.

    No todas las teorizaciones en torno a la automatizacin se deben obser-var desde la ptica de las industrias asociados a lneas de montaje o delsector metalmecnico. A principios de los ochenta otro socilogo del

    trabajo Francois Vatin, sugera recuperar la historia de las industriasde proceso, donde se poda comprobar que es la naturaleza mismadel proceso productivo, basado en el principio qumico, ms que lasofisticacin de las tcnicas automticas las que determinan la automa-tizacin. Bsicamente, el principio mecnico es slo una prolongacinde la mano del hombre, con un instrumento en el extremo y un motorpor detrs, que afecta la forma exterior de la materia. El principio qu-mico, en cambio, afecta para este autor la estructura misma de la mate-ria. El trabajo humano se vuelve perifrico respecto del contacto con la

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    materia, siendo central la funcin de vigilancia-control de las reaccionesqumicas. La intervencin directa sobre el proceso disminuye radical-mente y junto a los operadores de vigilancia se vuelven importantes losobreros de mantenimiento especializados de las instalaciones.

    Estas particularidades hacen de las industrias de flujos (energa elc-trica, petroleras, petroqumicas, refineras, etc.) las ms dinmicas delcapitalismo y las que segn Vatin mostrarn las transformaciones porvenir en las restantes industrias, reemplazando el principio qumico porel mecnico. Es ms, la subcontratacin, tan debatida en los aos no-venta, se produca segn el socilogo francs precisamente en las activi-dades que no podan reducirse a la funcin de vigilancia-control, o sea,mantenimiento calificado y no calificado (limpieza, ordenanza, etc.).En funcin de sus trabajos en las refineras Vatin an en 1983 admita,o al menos no negaba, la posibilidad de desarrollo de industrias de notrabajo en detrimento de las industrias de trabajo (Vatin, 2004).

    Volviendo a Braverman, con su nfasis en las industrias mecanizadas,

    los cambios en las condiciones del trabajo industrial y de oficina reque-ran, con el predominio del trabajo intelectual, una poblacin cada vezms calificada. Su pesimismo en relacin a las consecuencias sobre lostrabajadores de esta evolucin en los procesos de trabajo se resume enesta expresin: Cuanta ms ciencia es incorporada dentro del procesode trabajo tanto menos entienden los trabajadores de ese proceso, cuan-to ms intelectual y sofisticado producto llega a ser la mquina, tantomenos control y comprensin de dicha mquina tiene el trabajador(Braverman, 1980: 486). A mediados de los aos setenta, Braverman todava no vislumbraba la

    complejidad del trabajo con la informacin, los que asimilaba con lasindustrias de flujo continuo: Los procesos del trabajo en la mayo-ra de las oficinas son fcilmente reconocibles en trminos industriales,como procesos de flujo continuo. Principalmente consisten en flujosde documentos requeridos para efectuar y registrar transacciones co-merciales, arreglos contractuales, etc. Para el no exista una diferenciasustantiva con el trabajo de fbrica siendo igualmente susceptible deracionalizacin conforme el flujo es sometido a reglas matemticas, losproceso de oficinas pueden ser verificados en varios puntos por con-

    troles matemticos. En el trabajo mental tambin puede separarse laconcepcin de la ejecucin (como el taylorismo propone en el trabajomanual), slo se requiere que la escala de produccin sea lo suficiente-mente grande (Braverman, 1980: 358-363). Tal era su percepcin sobrelos trabajos que luego mostrarn una evolucin mucho ms compleja yde difcil caracterizacin.

    Antes mencionamos los trabajos de Vatin sobre las industrias de flu- jos. En ellos, el investigador observaba que la disminucin del trabajodirecto y el aumento de la vigilancia-control, junto con la tendencia ala subcontratacin, mostraban una segmentacin que no implicaba enabsoluto el mantenimiento de las viejas condiciones laborales para elpersonal subcontratado y mejores condiciones para el personal establede las fbricas. El trabajo de vigilancia control no era menos alienante,a menudo los trabajadores se vean afectados por enfermedades nervio-sas, lceras, trastornos de ansiedad, etc. Por otro lado, los operadoressealaban en las entrevistas que sufran cierto sentimiento de culpaante su inutilidad productiva.

    En un sentido similar, a comienzos de los aos noventa Coriat sealabaque con las nuevas tecnologas asistimos a un desplazamiento del tra-bajo directo mientras se asiste a un importante crecimiento del trabajoindirecto, siendo ntidamente el trabajo del obrero especializado objetode la sustitucin de trabajo por capital. En el caso de los obreros cali-ficados la sustitucin es ms difcil. El trabajo directo no desaparecer,sino que se concentrar en las tareas de alimentacin, vigilancia, diag-nsticos y pequeas reparaciones. En general se requiere el trabajocooperativo entre miembros de una mismo equipo aunque los puestosestn individualizados. Por otro lado, el trabajo indirecto consiste en

    la programacin de las mquinas, diagnstico, ajuste o mantenimiento,esto es, en el cuidado del rendimiento general de las instalaciones. Eltrabajador debe poder anticipar, controlar y reducir los imprevistos.

    Para Coriat el trabajo se haca cada vez mas abstracto, esto es, unacapacidad de lectura, de interpretacin y de decisin a partir de datosformalizados entregados por aparatos. (Coriat, 1996: 183). Este carc-ter abstracto no implicaba que necesariamente fuera ms complejo, bienpoda asumir formas muy trivializadas y rutinizadas. Mas adelante, en

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    su estudio sobre la organizacin del trabajo en las empresas japonesasde comienzos de los aos noventa, Coriat aconseja que se debera pen-sar al revs la herencia de Occidente. El sistema Toyota diseadopor el ingeniero Taichi Ohno u onhismo constituira una innova-cin organizacional casi tan importante como el taylorismo o el fordis-mo pero, al revs de estos, pensado para la produccin de volmeneslimitados de productos diferenciados en lugar de la produccin masivade bienes relativamente homogneos. Ello requiere obtener gananciasde productividad no vinculadas a las economas de escala, es decir, delas obtenidas mediante de la reduccin de los costos medios unitariosderivados de repartir los costos fijos en la produccin de grandes vo-lmenes de productos (Coriat, 1995: 21-22). El Ohnismo en vez deproceder por destruccin de los conocimientos obreros complejos ypor descomposicin en movimientos elementales, proceder por des-especializacin de los profesionales para transformarlos, no en obre-ros parcelarios, sino en plurioperadores, en profesionales polivalentes(Coriat, 1995: 41). Se trata de un proceso de racionalizacin del trabajo,centrado en la bsqueda de la intensificacin del trabajo pero no por va

    de la fragmentacin sino del tiempo compartido.Aqu nos detendremos a analizar ms en detalle estas cuestiones por-que despertaron gran inters entre los estudiosos del trabajo, no sloen Europa. La fascinacin por el modelo japons se apoyaba en slidascircunstancias reale