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© MESOAMÉRICA 37 (JUNIO DE 1999), PP. 51–71. EL DISCURSO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO EN LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL : EL CASO DEL SITIO ARQUEOLÓGICO DE CHINKULTIK EN CHIAPAS Lucero Morales Cano * Resumen Este estudio forma parte de la investigación que realicé en 1996 en Chinkultik, Chiapas, con el propósito de apreciar los alcances que han tenido las políticas oficiales de protección sobre este asentamiento arqueológico y el ambiente natural que le rodea. En Chinkultik los proyectos arqueológicos han tenido como objetivo recuperar la belleza de sus antiguas construcciones y monumentos concentrados en el área cívico ceremonial para explotarlos como destino turístico sin plantear su defensa real. Se argumenta que en México la protección conjunta del patrimonio cultural y natural se ha dado bajo las tendencias del discurso colonial del desarrollo, que presenta a la conservación como una opción de progreso para las actuales comunidades en los países llamados del Tercer Mundo. Este esquema de protección limita la posibilidad de aplicación de otras propuestas más acordes a la realidad social de los países involucrados. Se sugiere que el papel de los investigadores en las propuestas de protección es mediar las posiciones encontradas de los grupos involucrados para evitar en lo posible decisiones que generen conflictos sociales o el fracaso de las medidas de protección del patrimonio cultural y natural. Abstract DEVELOPMENT THEORY DISCOURSE AND THE PROTECTION OF CULTURAL AND NATURAL PATRIMONY: THE CASE OF CHINKULTIK, CHIAPAS This essay presents the findings of a study carried out in Chiapas in 1996 at the archaeological site of Chinkultik, where the main research goal was to analyze official state policies regarding the protection of archaeological remains and their surrounding * Investigadora mexicana con maestría en ciencias en “Manejo de recursos naturales y desarrollo rural” del Colegio de la Frontera Sur, Chiapas. Es profesora investigadora asociada del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la ciudad de Puebla y realiza investigaciones sobre ecoturismo y turismo étnico en el estado de Puebla. La autora agradece la beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y del INAH, al igual que a Igor Ayora Díaz, a Miguel Ángel Vásquez y a Mario M. Aliphat Fernández, por su asesoría y valiosos comentarios a este trabajo. Agradece también a Néstor Martínez Carrasco, por su entusiasta participación, ayuda y afecto durante el proceso de esta investigación.

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LA TEORÍA DEL DESARROLLO EN LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO 51

© MESOAMÉRICA 37 (JUNIO DE 1999), PP. 51–71.

EL DISCURSO DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO EN

LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL Y

NATURAL: EL CASO DEL SITIO ARQUEOLÓGICO DE

CHINKULTIK EN CHIAPAS

Lucero Morales Cano*

ResumenEste estudio forma parte de la investigación que realicé en 1996 en Chinkultik,

Chiapas, con el propósito de apreciar los alcances que han tenido las políticas oficiales deprotección sobre este asentamiento arqueológico y el ambiente natural que le rodea. EnChinkultik los proyectos arqueológicos han tenido como objetivo recuperar la belleza desus antiguas construcciones y monumentos concentrados en el área cívico ceremonialpara explotarlos como destino turístico sin plantear su defensa real. Se argumenta que enMéxico la protección conjunta del patrimonio cultural y natural se ha dado bajo lastendencias del discurso colonial del desarrollo, que presenta a la conservación como unaopción de progreso para las actuales comunidades en los países llamados del Tercer Mundo.Este esquema de protección limita la posibilidad de aplicación de otras propuestas másacordes a la realidad social de los países involucrados. Se sugiere que el papel de losinvestigadores en las propuestas de protección es mediar las posiciones encontradas delos grupos involucrados para evitar en lo posible decisiones que generen conflictos socialeso el fracaso de las medidas de protección del patrimonio cultural y natural.

AbstractDEVELOPMENT THEORY DISCOURSE AND THE PROTECTION OF CULTURAL AND

NATURAL PATRIMONY: THE CASE OF CHINKULTIK, CHIAPAS

This essay presents the findings of a study carried out in Chiapas in 1996 at thearchaeological site of Chinkultik, where the main research goal was to analyze officialstate policies regarding the protection of archaeological remains and their surrounding

* Investigadora mexicana con maestría en ciencias en “Manejo de recursos naturalesy desarrollo rural” del Colegio de la Frontera Sur, Chiapas. Es profesora investigadoraasociada del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la ciudad de Pueblay realiza investigaciones sobre ecoturismo y turismo étnico en el estado de Puebla. Laautora agradece la beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y del INAH, aligual que a Igor Ayora Díaz, a Miguel Ángel Vásquez y a Mario M. Aliphat Fernández,por su asesoría y valiosos comentarios a este trabajo. Agradece también a Néstor MartínezCarrasco, por su entusiasta participación, ayuda y afecto durante el proceso de estainvestigación.

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environment. In the past, archaeological projects at Chinkultik have focused on restor-ing the beauty of its ancient structures and monuments, especially those of the civilceremonial complex, in order to exploit the site as a tourist attraction, disregarding theneed to protect it. It is argued that, in Mexico, the protection of cultural and naturalheritage has unfolded within the colonial discourse of development, which views conser-vation as a “progressive” option for so-called Third World countries. This protectionistrhetoric limits the possibilities of alternative development strategies better suited to thesocial reality of the countries involved. It is suggested that researchers have a role to playin mediating disputes over archaeological protection so as to prevent decisions beingmade that either generate social conflict or fail to take into account government mea-sures designed to protect cultural and natural patrimony.

INTRODUCCIÓN

La protección del patrimonio cultural arqueológico es un reto que en-frenta la arqueología mexicana por la gran cantidad de vestigios que existenen el país y la complejidad de situaciones jurídicas, sociales y económicasinvolucradas para evitar su destrucción. En este trabajo abordo el análisis deuna estrategia de protección que consiste en la defensa conjunta de los restosprehispánicos y del ambiente natural que les rodea. Este es un análisis críticoque traza el origen de los argumentos de conservación en la ideología colo-nialista de la modernidad que validan y presentan prácticas conservacionistascomo una opción que contribuye al “desarrollo” de las actuales comunidadesen los países subdesarrollados.

Esta reflexión parte de los resultados obtenidos en la zona arqueológicade Chinkultik, ubicada en una región maya de interés arqueológico y antro-pológico. Este sitio, localizado en el municipio de la Trinitaria, a pocos kiló-metros de Comitán, Chiapas, posee vestigios arqueológicos monumentales yuna belleza escénica natural que se extiende hasta el Parque Lagos de Montebe-llo, elementos que fueron atracción de los primeros exploradores y arqueólogosen la región (Figura 1).

La reconstrucción de la historia de los proyectos en Chinkultik la realicébasada en los informes técnicos presentados al Instituto Nacional de Antro-pología e Historia (INAH), en publicaciones especializadas sobre la arqueo-logía de la zona e informaciones verbales con gente relacionada académica ylaboralmente con el sitio, datos que obtuve en mis visitas al sitio en 1996, enlas que también conté con la colaboración del Centro INAH-Chiapas. Paramantener el anonimato de los informantes fueron cambiados sus nombres.

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EL PATRIMONIO CULTURAL ARQUEOLÓGICO

Dada la amplitud de elementos que incluye el concepto de patrimoniocultural no existe consenso respecto a su definición.1 En este trabajo el patri-monio cultural se refiere al “...acervo de elementos culturales —tangiblesunos, intangibles los otros— que una sociedad determinada considera suyosy de los que hecha mano para enfrentar sus problemas...; para formular eintentar realizar sus aspiraciones y sus proyectos; para imaginar, gozar y ex-presarse”.2 Los elementos culturales tangibles comprenden los objetos de lanaturaleza que el hombre ha transformado, abarcando así lo artístico, artesanaly tecnológico; y los intangibles se refieren a las costumbres y sistemas deconocimientos de los diferentes grupos sociales. Esta definición del patrimo-nio cultural, que incluye al patrimonio arqueológico, abarca el pasado y pre-sente de una sociedad que, a través de un proceso histórico, selecciona losbienes culturales más representativos.

En México, la definición del patrimonio cultural se empezó a construira partir del primer encuentro entre los pueblos indígenas y europeos, el cualestableció una conceptualización nueva sobre la existencia de otro tipo deculturas.3 Los pueblos nativos fueron estigmatizados como salvajes,4 inferio-

1 Guillermo Bonfil Batalla, “Nuestro patrimonio cultural: un laberinto de signi-ficados”, en El patrimonio cultural de México, Enrique Florescano, editor (México: Fondode Cultura Económica, 1993), pp. 19–39; Enrique Florescano, “El patrimonio cultural yla política de la cultura”, en El patrimonio cultural de México, Enrique Florescano, editor(México: Fondo de Cultura Económica, 1993), pp. 9–18; Alejandro Gertz Manero, “Ladefensa jurídica y social del patrimonio nacional”, en Arqueología y derecho en México,Jaime Litvak King, Luis González R. y Ma. del Refugio González, editores (México:Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 1980), pp. 9–18; y Julio CésarOlivé Negrete, “Estado, nación y patrimonio”, en El patrimonio sitiado (México: DelegaciónDII I A 1, Sección X del Sindicato Nacional de Trabajadores del Estado (SNTE), 1995),pp. 21–29.

2 Bonfil Batalla, “Nuestro patrimonio cultural”, pág. 21.

3 Georges Baudot, “Nahuas y españoles: dioses, demonios y niños”, en De palabra yobra en el Nuevo Mundo, Miguel León-Portilla, Manuel Gutiérrez Estévez, Gary H. Gosseny J. Jorge Klor de Alva, editores (México: Siglo XXI, 1992), pp. 87–115; Julio CésarOlivé Negrete, “Reseña histórica del pensamiento legal sobre arqueología”, en Arqueologíay derecho en México, Jaime Litvak King, Luis González R. y Ma. del Refugio González,editores (México: UNAM, 1980), pp. 19–46; Edmundo O’Gorman, La invención deAmérica, Lecturas Mexicanas No. 63 (México: Fondo de Cultura Económica, 1984); yTzvetan Todorov, La conquista de América: el problema del otro, 6a edición (México: SigloXXI, 1995).

4 Roger Bartra, El salvaje en el espejo (México: Ediciones Era y Coordinación deDifusión Cultural, UNAM, 1992).

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res e imposibilitados de avanzar sin la ayuda de los europeos.5 Desde el iniciodel contacto intercultural, y durante el periodo colonial, el grupo europeo enel poder procedió a seleccionar los elementos de un incipiente patrimoniocultural con base en consideraciones estéticas y al valor otorgado a ciertosobjetos culturales.

Actualmente el patrimonio cultural forma parte del conjunto de bienesdel acervo patrimonial del Estado mexicano, regulados por la Ley General deBienes Nacionales. En materia de protección, la vigente Ley Federal de Mo-numentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972 estableció la nece-sidad de “...igualar la condición de bienes muebles e inmuebles e incluircomo monumento no lo magnificente sino lo científico, todo lo que es fuen-te del conocer en esta materia; restos de la flora y la fauna, inclusive...”;6

además la ley ratificó la propiedad pública de los bienes arqueológicos paraimpedir su saqueo y comercialización. En la actualidad los asentamientosprehispánicos son custodiados mediante la delimitación de zonas con evi-dencias “directas” de restos y su existencia jurídica se establece a través de unadeclaratoria presidencial.

CHINKULTIK

El sitio arqueológico de Chinkultik se localiza en la Planicie de Comitán,sobre pequeñas elevaciones de roca caliza, aproximadamente a 1,500 m so-bre el nivel del mar.7 El sitio pertenece al Municipio de La Trinitaria y seubica en los terrenos ejidales de la colonia Miguel Hidalgo. Chinkultik co-linda con el Parque Nacional Lagos de Montebello que cuenta con una ex-tensión de 6,022 ha, el cual fue decretado como Parque Nacional en 1959por la belleza escénica de las lagunas de origen kárstico y su vegetación debosque mesófilo.8

La zona monumental custodiada por el INAH, de aproximadamentetres kilómetros cuadrados, incluye cuatro importantes núcleos de cons-

5 O’Gorman, La invención de América.

6 Olivé Negrete, “Reseña histórica del pensamiento”, pág. 44.

7 Eduardo Martínez, “Chinkultic Environment and Topography”, en The Archaeo-logical Ceramics of Chinkultic, Chiapas, Mexico, Papers of New World Archaeology Foun-dation No. 43 (Provo, Utah: Brigham Young University, 1980), pp. 125–128.

8 Carlos Melo y Jorge Cervantes, “Propuesta para el programa integral de manejo ydesarrollo del Parque Nacional Lagunas de Montebello”, en Boletín del Instituto de Geografía,UNAM 16 (1986), pp. 9–32.

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trucción.9 El sitio presenta vestigios provenientes del preclásico tardío, clási-co y postclásico; su auge constructivo fue en el clásico terminal; en las estelasy relieves se han encontrado glifos calendáricos, representaciones del culto alagua y al sol, así como escenas de decapitación y cremación.10

A fines del siglo XIX Eduard Seler escribió las primeras referencias sobreChinkultik. Frans Blom y Oliver La Farge en 1925 visitaron la finca El Rin-cón (propiedad de la familia Aldama) y encontraron en el patio de la casaprincipal estelas que, junto con la exuberancia del bosque y los animalessilvestres cercanos a las ruinas, daban una imagen exótica que aumentaba elinterés por el lugar. La belleza escénica de las ruinas y el ambiente naturalfueron también descritos por Ceough y E. Guzmán, quienes visitaron el sitioen el decenio de 1940. Hasta la década de 1970 los arqueólogos se interesa-ron principalmente en el estudio de la zona cívico ceremonial desatendiendola protección integral del sitio.

9 Roberto García Moll, Chincultik, Chiapas, Miniguía (México: Consejo Nacionalpara la Cultura y las Artes e INAH, 1992).

10 Carlos Navarrete, Guía para el estudio de los monumentos esculpidos de Chincultik,Chiapas (México: UNAM, 1984).

ARQUITECTURA MONUMENTAL DE LA ZONA ARQUEOLÓGICA

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Chinkultik fue reconocido por su arquitectura monumental y la bellezaescénica de su entorno natural compuesto de bosques y el conjunto de lagu-nas de Montebello. A pesar de estos atributos, se hizo poco con respecto a laprotección de los vestigios no monumentales y el ambiente natural comoparte del contexto de la información arqueológica.

Chinkultik se abrió oficialmente al público alrededor de 1968, formali-zándose así las visitas de turistas que anteriormente eran muy esporádicas.11

Entre 1974–1975 se construyó el actual camino de terracería para facilitar elacceso al sitio.12

En 1970 Gallegos13 hizo la delimitación de Chinkultik, la cual con-templaba que la colonia Hidalgo dotara de tierras ejidales con vestigios ar-queológicos; sin embargo, estos trámites fueron aplazados por cambios polí-ticos sexenales. Existe discrepancia sobre la forma de tenencia de los terrenosdonde se encuentra la zona arqueológica de Chinkultik. El arqueólogo Ga-llegos14 afirma que el régimen era ejidal y una pequeña porción era propie-dad privada de la familia Aldama, aunque los hijos del Sr. Raúl Aldama (An-tonio y Pedro) arguyen que toda el área era propiedad de su padre.

Finalmente, en 1981, el INAH delimitó el sitio y realizó la compra delos terrenos.15 Para los hermanos Aldama la venta de las tierras fue simbólica,pues su padre recibió por este concepto un millón de pesos. Esta compracausó a la familia Aldama fricciones con miembros de la vecina colonia Hi-dalgo, quienes también consideraban tener derecho a recibir indemnización.

A pesar de que el INAH compró estos terrenos, su adquisición, al igualque ha sucedido con otros sitios arqueológicos de México, nunca se formali-zó jurídicamente. Para cubrir las nuevas necesidades de Chinkultik, comozona arqueológica abierta al público, el INAH abrió cuatro plazas de custo-dio, de las cuales dos son ocupadas hasta la fecha por los hijos del antiguopropietario de Chinkultik y las dos restantes por gente de la vecina coloniaHidalgo.

11 Roberto Gallegos Ruiz, comunicación personal, 1996; y Carlos Navarrete,“Chincultik (Chiapas): trabajos realizados en 1975”, en Boletín INAH, segunda época 15(1975), pp. 11–12.

12 Gallegos Ruiz, comunicación personal, 1996.

13 Gallegos Ruiz, comunicación personal, 1996.

14 Gallegos Ruiz, comunicación personal, 1996.

15 Enrique Nalda, “Elementos para la elaboración de una política de conservacióndel patrimonio arqueológico”, en El patrimonio cultural de México, Enrique Florescano,editor (México: Fondo de Cultura Económica, 1993), pág. 136.

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Los trabajos en la zona, de la década de 1980 a la fecha, fueron básica-mente de mantenimiento (consolidación de estructuras expuestas, cuidadosde los monumentos esculpidos y limpieza).16 Los demás vestigios actualmen-te carecen de toda forma de protección lo que, aunado a la falta de informa-ción sobre la extensión del asentamiento y la ubicación geográfica de áreas deinvestigación prioritarias, ha ocasionado la destrucción de este patrimonio.

El entorno físico y natural de Chinkultik no sólo es importante por labelleza escénica que exhibe, sino porque en éste se llevó a cabo la adaptacióncultural de las poblaciones mayas. El ambiente natural en el sitio y la regiónde Montebello ha sido muy alterado por actividades agrícolas y forestales ypor el crecimiento de colonias agrarias. Así, la presencia del Parque NacionalLagos de Montebello no sirvió para subrayar la riqueza biológica del área.Actualmente el sitio y el Parque presentan problemas en la defensa de suspatrimonios derivados principalmente de procesos sociales de la región y deldesinterés de las instituciones encargadas de su protección.17

La protección de un sitio exige también tomar en cuenta la relación queeste tiene con las comunidades que le rodean. Dentro de las actitudes de lospueblos hacia el pasado, un elemento recurrente es la formación del concep-to de la identidad o identificación que permite establecer la pertenencia a unlugar o tradición. Las estrategias de protección del patrimonio arqueológicohan comenzado a considerar a las poblaciones actuales a su alrededor, ya quecualquier vestigio cultural en su territorio carente de significado para ellospuede ser susceptible de destrucción.18

A pesar de la afluencia de visitantes, sobre todo en periodos vacacionales,poco se ha hecho con respecto a la información arqueológica que el sitiomuestra en su recorrido por la zona. Todos los monumentos carecen de cédu-las de información sobre la historia prehispánica de Chinkultik y existe una

16 Martha Cuevas García, Informe de los trabajos de protección, conservación y mante-nimiento en la zona arqueológica de Chincultik, Chiapas, en 1984 (México: Informe en elarchivo del Departamento de Monumentos Prehispánicos, INAH, 1984); y Martha CuevasGarcía, Informe de la temporada de mantenimiento de la zona arqueológica de Chinkultic,Chiapas, 1990, Informe en el archivo del Departamento de Monumentos Prehispánicos(México: INAH, 1990).

17 Miguel Ángel Vásquez y Esteban Méndez Gómez, editores, Aspectos generales de laregión: Lagos de Montebello, Chiapas, Informe de trabajo para el curso de Conservación deNaturaleza y Recursos Naturales (San Cristóbal de Las Casas, Chiapas: CIES, 1994).

18 Henry Cleere, “Introduction: The Rationale of Archaeological Heritage Manage-ment”, en Archaeological Heritage Management in the Modern World, Henry Cleere, editor(London: Unwin Hyman, 1989), pp. 1–29.

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miniguía del sitio, pero no está disponible en la zona para los visitantes. Afines de 1996 se inició la construcción de una caseta de cobro y de los servi-cios sanitarios en la zona arqueológica.

Los hijos del Sr. Raúl Aldama valoran los elementos prehispánicos delsitio y, a pesar de que la protección de Chinkultik significó perder sus anti-guas propiedades, consideran a la zona como parte de la nación mexicana.Además expresan que al ser propiedad de la nación se evita su destrucciónpor parte de los extranjeros y de la propia comunidad de la colonia Hidalgo.

EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y LA IDEOLOGÍA NACIONALISTA

El nacionalismo es un elemento de legitimación y unidad social quepermite cohesionar, dentro de un mismo territorio, grupos étnica y cultu-ralmente heterogéneos; se fundamenta en una identidad cultural construidasobre la base de un pasado con identificación colectiva. Los elementos cultu-

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DEFORESTACIÓN DENTRO DEL PARQUE NACIONAL LAGOS DE MONTEBELLO, 1996

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rales del nacionalismo son seleccionados por intelectuales, quienes crean unpasado ideal y glorioso, que se transmite a la población por diferentes vecto-res, tales como el discurso oficial de los gobernantes, la educación institucio-nalizada, el lenguaje, los ritos cívicos y en la forma de presentar a la sociedadlos espacios de importancia histórica,19 como son los sitios arqueológicos.

La construcción de una cultura nacional ha estado a cargo de las clasesdominantes o de la burocracia estatal, cuyos intereses delinean los proyectosnacionales impuestos para articular distintas culturas regionales y locales.20

En este sentido la información arqueológica ha hecho su contribución alengrandecimiento del origen prehispánico de la nación mexicana. La arqui-tectura prehispánica, esculturas, estelas, pintura mural y otros objetos ar-queológicos importantes por su monumentalidad y/o valor estético, no sóloson mostrados como elementos de nuestro pasado, sino controlados y apro-piados por el aparato estatal.

El pasado indígena ha sido exaltado en diferentes periodos de la historiade México. Fue de interés central durante la independencia y en la revolu-ción de 1910. Asimismo, durante el periodo presidencial de Lázaro Cárdenasse creó una atmósfera nacionalista bajo la cual se decretó, en 1939, la funda-ción del INAH, con atribuciones para explorar las zonas arqueológicas, vigi-lar, conservar y restaurar los monumentos arqueológicos, artísticos e históri-cos, así como para realizar investigaciones en la antropología e historia deMéxico. Con el INAH se institucionalizaron vigorosamente las exploracio-nes y estudios arqueológicos y también las decisiones, ya que ahora los obje-tivos deberían modificarse de acuerdo a la política sexenal.

El proyecto nacional señala a los pueblos indígenas como sobrevivientesde los antiguos mesoamericanos, desechando parcialmente con esta concep-ción el estigma de inferioridad que han arrastrado desde la Colonia. Sin em-bargo, los pueblos indígenas del México contemporáneo todavía se encuen-tran marginados y explotados y son concebidos como relictos exóticos delmundo prehispánico, que al igual que los sitios arqueológicos, son exhibidoscon fines turísticos. Los sitios monumentales (Chichén Itzá, Palenque,Teotihuacán, Tula y Paquimé, entre otros) han sido reconstruidos para mos-trar la grandeza de sus constructores, pero sin señalar la situación actual delos grupos indígenas dentro de la cultura nacional.

19 Larissa Lomnitz, “Identidad nacional/cultura política: los casos de Chile y México”,en Redes sociales, cultura y poder: ensayos de antropología latinoamericana (México: Edito-rial Miguel Ángel Porrúa y FLACSO, 1994), pp. 333–372.

20 Lomnitz, “Identidad nacional/cultura política”, pp. 333–372; y Claudio Lomnitz-Adler, Las salidas del laberinto (México: Planeta, 1995).

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Junto a los estrechos márgenes de sobrevivencia de los indígenas encon-tramos una definición étnica, basada sólo en algunos de sus rasgos culturalescomo el vestido y la lengua. Esta representación tiene implicaciones sobre susderechos comunales y consuetudinarios, los cuales comprenden sus relacio-nes con los lugares prehispánicos. Desafortunadamente estos rasgos no sonconsiderados por la arqueología mexicana y sus representantes académicos.Por ejemplo, antes de las grandes exploraciones y su apertura al turismo,Chinkultik era visitado por indígenas lacandones para realizar ceremoniasreligiosas que llevaron a cabo hasta 1920.21

El INAH, a partir de las reformas en su Ley Orgánica en 1986, ampliósu campo de estudio antropológico, centrado anteriormente en las comu-nidades indígenas, para incluir a toda la población mexicana. A pesar de estecambio pocos antropólogos se han interesado en reflexionar sobre los con-flictos sociales que causa la aplicación del esquema oficial de protección delpatrimonio arqueológico en las comunidades aledañas a los sitios, relaciona-do generalmente con problemas de tenencia y uso del suelo, así como losefectos de la imposición de un nuevo orden en su espacio geográfico y simbó-lico.

Las medidas para la protección del sitio de Chinkultik establecieron unanueva relación entre los ejidatarios, la familia Aldama y la zona arqueológica,la cual ha pasado por etapas de consenso y conflicto. La delimitación del áreaprotegida tuvo errores que ubicaban secciones de algunos montículos fueradel área protegida; situación que fue evidente cuando se inició el enrejado dela zona. Uno de los custodios fue encargado de dialogar con los ejidatarios,quienes aceptaron que la malla ciclónica cubriera la totalidad de los edificios.Pero este tipo de consenso no siempre está presente. De acuerdo con Pedro yAntonio Aldama, la gente de la colonia Hidalgo les expresa un resentimientopor haber obtenido la plaza laboral como custodios en el INAH; además, lacomunidad considera que debería ser ella quien recibiera los beneficios eco-nómicos del turismo en Chinkultik y no el gobierno federal.

EL PATRIMONIO MUNDIAL, CULTURAL Y NATURAL

Después de la Primera Guerra Mundial surgió en Europa un movimien-to internacional interesado en proteger en otros países sitios con valor cultu-ral. Esta idea adquirió relevancia cuando la UNESCO, en 1959, emprendióuna campaña para proteger de la destrucción los templos de Abú Simbel y

21 Carlos Navarrete, “Chincultik (Chiapas): trabajos realizados en 1975”, pp. 11–12; yCarlos Navarrete y Eduardo Martínez, Exploraciones arqueológicas en la cueva de losAndasolos, Chiapas (México: Universidad Autónoma de Chiapas, 1977).

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Filae. Posteriormente la UNESCO elaboró un proyecto de convención sobrela protección del patrimonio cultural.22

De esta forma las estrategias para la protección del patrimonio culturalhan sido influenciadas por políticas y normas internacionales, como lo hasido también para la conservación del patrimonio natural. Esto fue posible alestablecer discursivamente su importancia internacional a través de la intro-ducción del concepto de patrimonio mundial.

Internacionalmente el término de patrimonio cultural comienza a utili-zarse en la década de 1960 promovido por la Organización de las NacionesUnidas para la Educación.23 Su conservación se ha discutido en diversas re-uniones internacionales como la Conferencia de Atenas en 1931,24 que esta-bleció las normas para regular las actividades relacionadas con la conservacióndel patrimonio cultural universal y en donde se sugirió que el ambiente natu-ral debe ser objeto de protección. Así, en 1945, se redactó el acta constitutivade la UNESCO y, en 1954, se realizó la convención de La Haya para laProtección de Bienes Culturales en caso de conflicto armado. En 1956 laUNESCO dio a conocer los principios sobre excavaciones arqueológicas, en1964 se formuló La Carta de Restauro de Venecia25 y Las normas de Quito seredactaron en 1967. En éstas últimas se esboza más puntualmente la impor-tancia del contexto no sólo cultural sino ambiental y escénico de los vestigioshistóricos, urbanos y rurales.

Para México otras reuniones relevantes sobre el tema fueron las Reco-mendaciones para Preservar Bienes Culturales con Motivos de Obras Públi-cas y Privadas y la convención para prevenir la transferencia ilícita de monu-mentos; ambas apoyadas por la UNESCO en 1968.26 El Consejo Internacio-

22 El correo de la UNESCO, “¿Qué es el patrimonio mundial?”, en El correo de laUNESCO (septiembre de 1997), pp. 6–9.

23 Sonia Lombardo de Ruiz, “La visión actual del patrimonio cultural arquitectónicoy urbano de 1521 a 1990”, en El patrimonio cultural de México, Enrique Florescano,editor (México: Fondo de Cultura Económica, 1993), pp. 165–218; y Maya LorenaPérez Ruiz, “La discusión sobre el patrimonio cultural en México y su pertinencia paralos museos”, en El patrimonio sitiado, Julio César Olivé Negrete, editor (México:Trabajadores académicos del INAH, Delegación DII I A 1, Sección X del SNTE, 1995),pp. 55–72.

24 UNESCO, “Conferencia de Atenas (1931)”, en INAH una historia, Julio CésarOlivé Negrete, editor, 2a edición, 2 tomos (México: INAH, 1995), II, pp. 587–590.

25 UNESCO, “Carta Internacional de Restauro (Venecia, 1964)”, en INAH unahistoria, Olivé Negrete, editor, II, pp. 590–594.

26 UNESCO, “Convención sobre medidas que deben adoptarse para prohibir eimpedir la importación, la exportación y la trasferencia de propiedad ilícitas de bienes

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nal de Monumentos y Sitios (ICOMOS) realizó encuentros internacionalessobre la protección del patrimonio monumental. Por su parte, México esta-bleció convenios internacionales para proteger del robo y saqueo el patrimo-nio cultural mexicano, tales como el Tratado de Cooperación para la Recupe-ración y Restitución de Bienes Robados con Estados Unidos en 1970. Con-venios similares de restitución de joyas históricas fueron firmados con Guate-mala (1976), Perú (1976) y Belice (1992). Estas conferencias y acuerdos ini-ciaron y consolidaron la necesidad de conservar el pasado de los pueblos notan solo como parte de las culturas locales sino de la colectividad mundial,estableciendo normas y medidas para su conservación.27

Las normas internacionales de conservación del patrimonio cultural pre-tendieron establecer qué tipo de bienes culturales deberían ser protegidos.Bajo estas reglas un sitio monumental está en mayor ventaja que los vestigiosde terrazas, canales de irrigación o las unidades domésticas de la gente co-mún. Esta jerarquía de los elementos culturales privilegia la conservación yestudio de determinados bienes arqueológicos, desatendiendo la protecciónde sus contextos y omite considerar la salvaguarda de reservas de informaciónpara el futuro. Zouain28 critica la forma de inscribir los sitios de importanciacultural y natural dentro de la Lista del Patrimonio Mundial, entre otrascosas porque existe un amplio margen de interpretación de los criterios demonumentalidad y representatividad, que son algunos de los elementos quedefinen la aceptación o el rechazo de la candidatura de un sitio para su ins-cripción; además de que Europa han podido incluir en la lista más sitios queel resto de los países de otros continentes.

Generalmente las normas internacionales son determinadas por las pro-puestas de desarrollo de los países del primer mundo, que pretenden estable-cer las soluciones que consideran convenientes para la protección del patrimo-nio cultural y natural en otros países. Sitios como Chinkultik generalmente

culturales”, en INAH una historia, Olivé Negrete, editor, II, pp. 628–638; Olivé Negrete,“Reseña histórica del pensamiento legal”, pp. 19–46; y Oscar F. Sánchez Caero, “Deli-mitación de zonas arqueológicas: historia y protección”, en El patrimonio sitiado, OlivéNegrete, editor.

27 Leonel Durán Solís, “Los derechos culturales como derechos humanos y el patri-monio cultural”, en El patrimonio sitiado, Julio César Olivé Negrete, editor (México:Trabajadores académicos del INAH, Delegación DII I A 1, Sección X del SNTE, 1995),pp. 31–38; Olivé Negrete, “Reseña histórica del pensamiento legal”, pp. 19–46; y SánchezCaero, “Delimitación de zonas arqueológicas”, pp. 187–199.

28 Georges Zouain, “Cómo se aplica la Convención del Patrimonio Mundial”, en Elcorreo de la UNESCO (septiembre de 1997), pp. 28–31.

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reciben atención oficial por su arquitectura sin considerar la protección desus elementos culturales no monumentales.29

LA TEORÍA DEL DESARROLLO

Y LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL

La apropiación de los vestigios arqueológicos por parte de la nación, através de su institucionalización como zonas arqueológicas, ha sido justifica-da subrayando su valor histórico para la identidad nacional y presentada antela comunidad local y nacional como elementos propiciatorios del “desarro-llo” de la región a través de la atracción turística que fomentan. Esta utopíadel desarrollo continúa siendo parte sustancial en México de las propuestasde protección de los vestigios arqueológicos añadiendo, en el presente, consi-deraciones acerca de la protección del ambiente natural.

Chinkultik y otros sitios cercanos con arquitectura monumental comoTenam Puente son considerados oficialmente como elementos de desarrollode la región y de Comitán, a través de su promoción como centros de atrac-ción turística. Dentro de los proyectos arqueológicos, la protección del en-torno natural consiste en algunos programas de reforestación.

En este apartado expongo la relación del concepto de desarrollo con lanarrativa acerca del patrimonio cultural y natural para poner de manifiesto lainfluencia que la idea del progreso ha tenido en las estrategias de protecciónde ambos patrimonios. A partir de la década de 1960 el mundo experimentóel nacimiento del concepto de “desarrollo”, que intentó integrar a los paísespobres al progreso del primer mundo. Con esta idea se creó también el con-cepto del subdesarrollo y las acciones para abatirlo. Estas últimas fueron puestasen práctica en la década de 1980 con resultados económicos negativos queaún se experimentan en la mayor parte de los países del llamado tercer mun-do.30 La preocupación mundial, a partir de la década de 1970, por la destruc-ción de innumerables sitios arqueológicos y áreas naturales a consecuenciadel crecimiento de la sociedad industrial, ejerció una fuerte presión social

29 José Luis Lorenzo Bautista, “Reflexiones sobre el caso Teotihuacán”, en Boletíninterno del Sindicato Nacional de Académicos del INAH DII-IA-1 (1996), pp. 1–5; y JesúsAntonio R. Machuca y Marco Aurelio Ramírez C., “El turismo como cultura trasnacional”,en El patrimonio sitiado, Julio César Olivé Negrete, editor (México: Trabajadoresacadémicos del INAH, Delegación DII I A 1, Sección X del SNTE, 1995), pp. 73–94.

30 Arturo Escobar, Encountering Development (Princeton, New Jersey: PrincetonUniversity Press, 1995).

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que tuvo que ser considerada en el discurso de la modernidad, intentandoconciliar tal preocupación con el estilo de desarrollo industrial imperante. Laprotección del patrimonio cultural y natural poco a poco fue integrada en lateoría del desarrollo, adquiriendo mayor importancia al ser propiedad tantodel país de origen como de la humanidad.31

El poder de la teoría del desarrollo y el concepto de la existencia de unpatrimonio cultural y natural universal fue posible gracias a que el discursologró tener la fuerza suficiente para introducirse en las instituciones socialesde los países llamados subdesarrollados. Foucault32 analizó cómo el poder delconocimiento y el discurso de la representación de una realidad social esejercido a través de las instituciones, dándoles mayor fuerza. De esta formacierto sentido del discurso acredita un pensamiento y descalifica otros.

La fuerza e influencia social de un concepto como el desarrollo, qué tanexitoso ha sido, depende de la validez que se otorgue a los conocimientos quelo sustentan. La deconstrucción del concepto de desarrollo permite recono-cer que introdujo en su bagaje ideas nuevas, tales como la protección delpatrimonio cultural y natural, para aparecer actualizado y eliminar las con-tradicciones de intereses que tienen con esferas de preocupación mundial.33

El primer mundo utiliza su conocimiento sobre otras sociedades paratener poder de injerencia en los aspectos de su vida social, política y cultural;este conocimiento académico ha producido un discurso colonial34 con el cualse afirman conceptos que son considerados verdades con aparente sustentocientífico. La imagen del desarrollo depende del significado que le han dadolos países ricos y lo mismo ocurre con la definición de la protección de am-biente natural y los vestigios arqueológicos. Con base en este proceso el dis-curso sobre los vestigios culturales estableció que ya no sólo forman parte dela identidad nacional de un país, sino que son considerados patrimonio de lahumanidad, y de esta forma las políticas y normas extraterritoriales puedentener influencia en la toma de decisiones de una nación sobre su patrimonio.

31 Cleere, “Introduction: The Rationale of Archaeological Heritage Management”,pp. 1–29.

32 Michael Foucault, El orden del discurso (Barcelona: Editorial Tousquets, 1973).

33 Durán Solís, “Los derechos culturales como derechos humanos y el patrimoniocultural”, pp. 31–38; Gustavo Esteva, “Development”, en The Development Dictionary,W. Sachs, editor (London y New Jersey: Zed Books Ltd., 1993), pp. 6–25; y WolfgangSachs, “Environment”, en The Development Dictionary, W. Sachs, editor, pp. 26–37.

34 Edward Said, Orientalism (New York: Vintage Books, 1979); y Thomas Nicholas,Colonialism’s Culture (Princeton, New Jersey: Princeton University Press, 1994).

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Los problemas de contaminación y destrucción de la riqueza biológicagenerados por el modo de producción industrial también gestaron un divor-cio momentáneo con la calidad de vida humana en diversas partes del plane-ta; con ello la conservación de la naturaleza entró en conflicto temporal conel progreso. Para superar tal enfrentamiento, la idea del “desarrollo” fue cui-dadosamente presentada en términos de una mejor planeación para amino-rar al máximo los efectos nocivos sobre la población humana y la riquezabiológica del planeta. Surge así el desarrollo sustentable, enunciado en elinforme de la Comisión Brundtland, Our Common Future.35 Es así como lanarrativa biológica se introduce en el paradigma de la modernidad.

En la narrativa biológica la riqueza del ambiente natural no fue la únicaque se trasladó de un reconocimiento local y nacional hacia el centro deatención mundial, también lo fueron los problemas ecológicos que pasaron aser responsabilidad mundial. Esta fue una estrategia hegemónica para distri-buir globalmente las consecuencias de un estilo de vida caracterizado por elalto consumo de energía y recursos naturales, propio de los países postin-dustriales. La sobrevivencia del planeta se constituyó en preocupación y res-ponsabilidad de todas las naciones bajo la dirección de los países del primermundo y se justificó la política de intervención internacional sobre la solu-ción de problemas y la selección de las regiones ecológicamente importantes.

El cambio de la palabra naturaleza por ambiente permitió que los ele-mentos de percepción de ésta fueran observados desde la óptica urbana in-dustrial y que el manejo del ambiente fuese orientado por el concepto desustentabilidad.36 Este discurso estableció puntos de poder y dominación porparte de occidente. En este sentido el concepto de sustentabilidad ha sidopresentado a la población local de Chinkultik y el Parque Nacional Lagos deMontebello como la imposición de una serie de restricciones al uso de losrecursos naturales.

LA PROTECCIÓN CONJUNTA DEL PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL

El ideal de desarrollo, al conciliar su conflicto con el ambiente naturalinició el interés por conservar conjuntamente el patrimonio natural y el cultu-ral. Es claro que las diversas culturas se adaptaron a los diferentes ambientes

35 Esteva, “The Development Dictionary”, pp. 6–25; Sachs, “Environment”, pp.26–37; Escobar, Encountering Development, pp. 192–211; y The World Commission onEnvironment and Development, Our Common Future (New York y Oxford: Oxford Uni-versity Press, 1987).

36 Escobar, Encountering Development , pp. 192–211; y Dona Haraway, Simians,Cyborgs, and Women (New York: Routledge, 1991).

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naturales y los restos materiales que dejaron los antiguos pobladores reflejancómo lo hicieron. Para la arqueología el entorno natural es un elemento dereferencia que permite reconstruir el pasado. Su protección conjunta, por suvalor científico y estético, contribuye a reconocer la importancia de la rique-za biológica y cultural de una región.

Históricamente la idea de realizar la protección de los sitios de impor-tancia cultural y natural surgió en Estados Unidos y fue expuesta en 1965“...cuando Washington pidió que se creara la Fundación del PatrimonioMundial que estimulara la cooperación internacional a fin de proteger lossitios naturales y paisajes maravillosos del mundo, así como los sitios históri-cos, para el presente y futuro de la humanidad”.37 En 1968 la Unión Interna-cional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) elaboró propuestassimilares que fueron aprobadas por la UNESCO el 16 de noviembre 1972, através de la firma del tratado internacional Convención sobre la protección delpatrimonio mundial cultural y natural.38

En México se llevó a cabo la Primera Reunión Técnica Consultiva sobreConservación de Monumentos y Zonas Arqueológicas en 1974. Aquí se es-tableció que la conservación implica cualquier tipo de acción para la protec-ción de monumentos y zonas arqueológicas, considerando como susceptiblede tal protección el entorno natural y cultural que le rodea.39 Con esta tarea,el Departamento de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológi-cas (DRPMZA) realizó en la década de 1970 su trabajo de delimitación dezonas arqueológicas, usando el criterio de monumentalidad y abarcando sólola extensión de la zona cívico-ceremonial. Con este esquema se realizó ladelimitación de Chinkultik, en donde la poligonal abarcó sólo la zona degrandes monumentos.

Es hasta la década de 1980 cuando se intentó incluir criterios más am-plios en la defensa del patrimonio con propuestas de zonas con doble régi-men de protección: zonas arqueológicas-ecológicas.40 En el decenio de 1980se decretaron como áreas naturales protegidas, en sus diferentes categorías,lugares como Tulum, Palenque, Dzibilchaltún, Sian Ka’an y Montes Azules.Todos ellos presentan restos arqueológicos. Sin embargo, no se establecióconvenio alguno de cooperación entre las instituciones encargadas del patri-

37 El correo de la UNESCO, “¿Qué es el patrimonio mundial?”, en El correo de laUNESCO, pág. 6.

38 El correo de la UNESCO, “¿Qué es el patrimonio mundial?”, pág. 6.

39 Sánchez Caero, “Delimitación de zonas arqueológicas”, pp. 187–199.

40 Sánchez Caero, “Delimitación de zonas arqueológicas”, pp.187–199.

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monio cultural y natural. En cambio existieron conflictos por establecer lapreeminencia de los trabajos en la esfera de lo natural o cultural. La nuevadenominación de zonas arqueológicas-ecológicas fue rápidamente integradaen la discusión sobre la defensa del patrimonio cultural.

En el INAH el reglamento de Consejo de Arqueología, en el artículo 2º,expone: “El objeto de la investigación arqueológica es el estudio de los restosmateriales y de su contexto cultural y ambiental, de las sociedades que exis-tieron en el territorio nacional...” También en lo referente a los proyectos deinvestigación arqueológica originados por interés científico menciona, en elinciso c, que comprende el “Estudio, consolidación, conservación y mante-nimiento de bienes inmuebles arqueológicos y su entorno cultural y natu-ral”.41

La teoría del desarrollo considera la protección del patrimonio culturaly natural como un elemento importante para la vida de diferentes comuni-dades y al mismo tiempo estimula su utilización con fines de lucro. En Méxi-co se estima la existencia de 250 mil sitios42 de los cuales solamente 20 cuen-tan con decreto como zonas arqueológicas.43 Por su parte, la UNESCO hadecretado Patrimonio Mundial a Monte Albán, Palenque, Chichen Itzá,Teotihuacán y la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, en donde quedanincluidos los vestigios arqueológicos. La riqueza cultural y natural es grande,pero lo es más el reto de su protección.

CONCLUSIONES

En general en la arqueología mexicana no se plantean los problemas dela protección de los sitios, como tampoco la posibilidad de salvaguardar con-juntamente este patrimonio con el ambiente natural que les rodea. Las inves-tigaciones y trabajos arqueológicos generalmente se concentran en las cues-tiones técnicas de la restauración y habilitación de zonas monumentales yconstrucción de museos. El Estado controla así el valor simbólico de los ves-tigios prehispánicos para reforzar la identidad nacional y su explotación comorecurso turístico.

El ideal de desarrollo intentó superar su fracaso con fórmulas concep-tuales que le otorgaron nuevamente credibilidad ante la opinión mundial,

41 INAH, Reglamento del Consejo de Arqueología. Disposiciones reglamentarias para lainvestigación arqueológica en México (México: INAH, 1994).

42 Sánchez Caero, “Delimitación de zonas arqueológicas”, pp. 187–199.

43 Julio César Olivé Negrete, “La conservación del patrimonio cultural en Méxicohasta la creación del INAH”, en INAH una historia, Olivé Negrete, editor, I, pp. 33–108.

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respondiendo a las inquietudes sobre la defensa de la riqueza cultural y natu-ral amenazadas por el desarrollo industrial. Con esta propuesta se planteóintegrar la protección de la riqueza arqueológica y natural considerándolascomo parte del desarrollo cultural de los pueblos del pasado y presente, in-tentando así rechazar su percepción como áreas del conocimiento separadas.

Los políticos, intelectuales y población civil han aceptado un discursoen el que la naturaleza y el patrimonio cultural arqueológico son percibidoscon base en parámetros establecidos unilateralmente por los países econó-micamente poderosos sin considerar la ideología y prácticas cotidianas de laspoblaciones locales. En México la protección conjunta del patrimonio cultu-ral y natural se ha dado bajo las tendencias del discurso colonial del desarro-llo, limitando la posibilidad de que otros esquemas de protección sean apli-cados sin el sello de modernidad y progreso. Generalmente esta protecciónno considera la relación de la gente con los elementos de su pasado históriconi con el ambiente natural. Muchas comunidades cambian drásticamente suestilo de vida y tratan de sobrevivir explotando algunos elementos culturalesy naturales a los que aún tienen acceso. Las consecuencias sociales de laspolíticas oficiales en materia de la protección y administración del patrimo-nio cultural y su entorno natural sobre los vestigios arqueológicos aún nohan sido analizadas profundamente.

Si consideramos que la globalización influye en esferas de la vida nacio-nal tan diversas como la financiera o la del ambiente natural y cultural, en-contramos que las transformaciones conceptuales a nivel mundial actual-mente se realizan gracias a prácticas económicas y sociales internacionales:flujos de información y de capital, políticas, ideas, imágenes, nuevas tecnolo-gías y regulaciones; prácticas originadas en los países del primer mundo.44 Eneste sentido los sitios monumentales, los grandes museos, la creación de áreasnaturales protegidas y los intentos de hacer parques eco-arqueológicos, exhi-ben a un país que se encuentra trabajando al nivel de cualquier otro y sobretodo que atiende las recomendaciones de agencias internacionales como laUNESCO.

Los proyectos arqueológicos de Chinkultik han tenido como objetivorecuperar la belleza de sus antiguas construcciones y monumentos concen-trados en el área cívico ceremonial, sin poner atención en la protección delresto de los vestigios mayas ni en el ambiente natural en que se desarrolló elantiguo asentamiento. La percepción de la comunidad local sobre el sitio noha sido considerada. El INAH tomó en cuenta a los pobladores con terrenoscerca de Chinkultik para solucionar los problemas derivados de la delimita-

44 Scott Lash y John Urry, Economies of Sign and Space (London: Sage Publications,1994).

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ción incorrecta del sitio, y la comunidad sólo ha tenido como beneficio rela-tivo la posibilidad de trabajar como peones en los esporádicos proyectos ar-queológicos. Bajo el esquema de protección que ha seguido Chinkultik, susmonumentos y la belleza natural que le rodea han tenido como objetivoexplotarlo como destino turístico sin su defensa real.

La definición hegemónica de la riqueza arqueológica y biológica, conbase en la epistemología e historicidad del conocimiento creado en centrosde poder global, continúa influyendo en las acciones de protección del patri-monio en México; en ello radica su limitación. Se deben buscar solucionestomando en cuenta la realidad local y nacional para alcanzar los objetivos deuna auténtica conservación integral. Es importante conceptualizar la pro-tección en otros términos, desterrando como único enfoque la visión globa-lizante sobre la conservación de nuestra riqueza.

El planteamiento de protección conjunta del patrimonio cultural y na-tural en los asentamientos prehispánicos de México involucra cuatro sectoresque no siempre tienen los mismos intereses: la comunidad adyacente a losvestigios, que representa el sector local; el sector nacional que reconoce elvalor simbólico y económico de los elementos prehispánicos; un grupo inter-nacional que, a través de organismos mundiales como la UNESCO, ha esta-blecido el concepto de patrimonio mundial; y los especialistas encargados dela investigación y administración del patrimonio arqueológico y natural de lanación. Más allá de recomendaciones sobre las estrategias de la protección,vale la pena reflexionar sobre la vía para conciliar los intereses de estos gruposinvolucrados. El papel de los investigadores en las propuestas de protecciónes mediar las posiciones encontradas para evitar en lo posible decisiones quegeneren conflictos sociales o el fracaso de las medidas de protección de am-bos patrimonios.