Moulian, T - Chile Actual (81-123)

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productivista-consumísta La crisis dd modelo primario exportador basado en el salitre, que abarcó toda la década del veinte, acumulada con la crisis del capitalismo mundial de los años treinta, crearon condiciones para un giro del desarrollo capitalista chileno. Este viraje tornó la forma de una profundización de la industrialización. El proceso se consolidó desde fines de los treinta, al estabilizarse el orden político al producirse el triunfo de una coalición industrializadora. En ese entonces la intervención estatal fue el camino a la mano, el único, para proyecto industrializador, por tanto la manera pt'JITTEleJcmodcrnizar el atrasado capitalismo chileno. El m ode l o del mercado li bre y d e l a econom í a a bi e r ta no h ab í a serv do para enfrentar l a s tareas hi st ó r icas que estaban a la or d en de l día  M o d i f i car s i tu a c i on e s estruct ur a le s co n t a nt a fue r za i n e rcia l r e que r ía grandes do s i s d e vo l untad política d e e n ergía e s t at a l. E s ta vo lu n t ad debió a ctuar , durante u n ti e mpo pro l ongado , e n co n tra de tend e n c i as hi s tóri cas ant er ior es pro c ura n do crear , más bien in v en t a r , cond i cione s para el desarro ll o in d u s tr al e n u n pa í s peri f ér i co con u n m ercado n atur a l peq u eño. Fue nece s ario ir a c ontracorri e nt e de l a s fo r mas clásica s de  d e s a rro ll o cap it a l is t a de la época, c on s u moda li d a d de div i s ión i n t e rnac o n al de l traba j o : e c o n o m ía ab erta , exportadora de productos n atura e s d e escaso Capítulo Tercero Paraíso del consumidor

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productivista-consumísta

La crisis dd modelo primario exportador basado en el salitre,

que abarcó toda la década del veinte, acumulada con la crisis del

capitalismo mundial de los años treinta, crearon condiciones para

un giro del desarrollo capitalista chileno. Este viraje tornó la forma

de una profundización de

la

industrialización.

El

proceso

se

consolidó desde

fines

de

los

treinta,

al

estabilizarse

el

orden político

al producirse el triunfo de una coalición industrializadora.

En ese entonces la intervención estatal fue el camino a la

mano, el único, para proyecto industrializador, por tanto la

manera

pt'JITTEleJcmodcrnizar el

atrasado capitalismo chileno.

El

modelo del mercado libre y de la econom

í

a abie

r

ta no hab

í

a serv do

para enfrentar l as tareas histó ricas que estaban a la orden del día  

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crear

,

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bien invent ar, condiciones para el desarrollo

in

d

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str al

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n país

perif

ér

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pequ

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r

mas

clásicas de   d

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ll

o

cap

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t

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de

la época, con su

moda

lidad de divi

s

ión inte

rnac

onal de

l

trabaj

o

:

econ

om

ía aberta, exportadora de productos natura

e

s

d

e escaso

Capítulo

Tercero

Paraíso del consumidor

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IS

 

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¡

J

c«,

27J 247.

de bienestar existente en los países desarrollados, con una lógica

distinta.

En los

países centrales

el

tipo de Estado correspondía más

a las necesidades ideológicas de la integración social-política, que

a las necesidades económicas internas de la reproducción del

modelo induslrializadur,

o

que a la dependencia absoluta del

mercado interno,

ya

que

la

produccci(m tenía salidas externas

sigriificativas.

La

matrizpopulista.favoreció

la

mantención de condiciones

de consumo global sostenido en economías de dimensiones

pequeñas

y

condiciones

cíclicas.

La instauración

de esa

matriz en

un país corno Chile revela que los intereses

d e

fas clases dominantes

la industrfálización tenían algunos puntos comunes con los

intereses de· las.clases .. dominadas. Una parte signíficativa del

m e r c a d o

interno estaba constituida por los ingresos de la fuerza

de trabajo urbana, conectada directa o indirectamente, con la

industrialización. Dentro del total de esos ingresos segmento

correspondiente

a

los asalariados, empicados u obreros, era muy

significativa. Por

tanto,

la

magnitud

de la

demanda

y la

regulación

de los ciclos críticos dependía, en parte importante, del nivel de

los salarios. El alza nominal de éstos era una válvula de escape

usada para salvar

las foses

depresivas.

La

solución distributiva

correspondía, a menudo, a las presiones conjuntas

de

industriales

trabajadores.

El car

á

cter

mis

tificador de la estrategia populista se ponía

en ev

idencia e

n la

ma

nera

c

omo los

empr

esarios se re

sa

rcían d

e

l

a

lz a

de

lo

s c

o

sto

s

de

p

roducci

ón. En v

ez

de intenta r

a

fronta

rl

os a

través de

m

enores gananc

i

as o de mej

or

as margina les de g

es

tión

o

productivida

d los

ca

r

ga

b

a

n sobre

l

os pre

ci

os   La soluci

ó

n

negoc i

a

da d

e

c < l : ~ .~ _ c

rj

s i~ _ d_epr

es

i

_ya

relanzaba

el cí

rculo vicioso de

la inflaci

ri

\h

íl

~ -,

valor agregado e importadora de bienes manufacturados y con

una mentalidad fuertemente arraigada en las clases dirigentes que

no habían mellado las sucesivas crisis capitalistas. Sin un papel

activo e intensivo del Estado en la protección fomento de la

industria, este nuevo desarrollo

no

hubiese sido posible.

La consecuencia más importante la modalidad

proteccíonistádé la industrialización ftte con_finamil'nto c1_1

mercado

internó."

Una

industriallzndórrprottrg1da puede evitar

sostenerse. e r i lá competencia; orr-Ia-adquiaición de -vcntajas

comR~ta_f.ivas,-e<:JñseguTdasa través de la innovación te.á1<51ógica,

la capacidad empresarial o la productividad de la manq de obra.

Pero la resultante es entonces un círculo vicioso, donde los altos

aranceles proporcionan un mercado interno cautivo, sobre la base

de restringir los incentivos para aventurarse en los mercados

externos; sobre la base de capturar a la industrialización dentro

de un espacio económico cerrado, cuya magnitud es~áde.finida

por el tamaño demográfico los ingresos de los sectores implicados

en el proceso industrializador sobre la base de fomentar en los

empresarios una mentalidad monopolista y preberrdaria.

Por estas circunstancias, la relación entre esa forma del

desarrollo capitalista la política generaba una matriz populista.

Como es sabido el populismo utilizó las ventajas sociocconórnicas

como modalidad de incorporación de los sectores populares al

si

st

ema de d

om

inación.

E

l populi

s

mo es di

ferent

e a veces

a

ntit

é

ti

c

o con lo

p

opul

a

r.

E

sta última op

c

ón

s

e ju

e

g

a

por una

política de aut

o

nomía

mi

entras

gu

e

po_ p

uli~ rno representa ~na

estrate

g

ia de i

n

tegración de des

p

erftlarn enlo de l conflicto

clasista  

Pero lo

a

nte

rior

no

signif

ica que el

populisrno

no produjera

efe

ct

os en la modalidad

d

e

a

c

umul

a

ci

ón ca

pitali

sta o

qu

e

é

s

to

s

fueran puramente funcional

e

s. La relación es compl

e

ja  

Por una parte, la matriz

po

pulista constriñó al ca

pitali

smo a

o

rganizarse corno

s

o

cial-c

a

pitalismo , una forma débil d

e

l

Est

a

do

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4

far 1966 rl l'C J [ue rn

y

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1 1 1 1 1 1

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l 's (el cuo t i 1 1 c / 1 1 y e In rilo s uto rios y s 1 ie/dn s) 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 promedio de 23 .1 4

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E

CON

OM/UlS SOCIJ\LES C ii l ~,

i

a/

1

11 0

1

/r

J fl

gobiernos débiles

o

ideológicamente comprometidos. Hay que

entenderla más bien como un mecanismo proceso de

acumulación de ampliación de los niveles de ganancia de los

empresarios, quienes aprovechaban los aumentos de salarios para

realizar más

fácilmente

sus

stock o

para aumentar sus volúmenes

de producción, absorbiendo, de paso, los mayores costos de la mano

de obra a través de la inflación. En t~~loque ocurría que

tipo

de indust_riali?<l~Í.Q~1_g~ l_e_:r;~~-~.<;Q.II P~~~~iliza~ión no pactada

de intereses

en tre

trabajadores y.empresarios.manufactureros.

Ello

efectivamente riicj¡;;_~b~~l.m~rn~~-<f :m.~~?.ra

los

sindicalizados

y

aumentaba

la ? ~ . s i ~ i _ l , i . ~ a . ~ . .

8~E ~~~-T"eii tal a ' T I I B demandas

laborales o sociales de esos trabajadores organizados.

En consccumkia·er~i~~¡;;;;~~~opulista

no

provenía

en

exclusiva

d e la presión popular ni representaba la simple instalación de un pacto

corporativo. Fue, más bien, un dispositivo interno del tipo de

desarrollo capitalista. En las condiciones de una industrialización

reclusa

constituía una manera de ajustar

los ciclos

reiterados de

subdemanda que

afectaban a industriales

y

a comerciantes. Una

forma

en ocasiones eficiente, como se demuestra en el análisis de los años

1966 en los cuales se juntó alto crecimiento del PGB, alza de

remuneraciones

reales bajo

desempleo (6. 1J.

El

Chile que emergió de

la

triple crisis de

las tres

primeras

déc

adas dC I siglo (derrumbe del mode lo prima

rio-

exportador,

cr

isi

s

capita lis ta m

undia

l

i

ngobernabilidad política) est

u

vo

caracterizado por lo guc Pinto denominó una

as

ncronía en

t

re

d

esarro

llo

polític

o d

esarrollo ec

onómi

co Una de

l

as

principaes bases de

es

e desarrollo desig

u

a   fue e   predomi

n

io

Además~F-Q.J.í.t.ica .distributiva aparecía. corno s~li.da

indispensable porque estaba fracturado

el

mercado interno,

uruco

ámbito de-realización del válor incorporado en las mercancías

industriales, Las-relaciones sociales de producción existentes en

el campo· eran de carácter precapitalista. Entre otras cuestiones,

esto significaba una

semimonctarización

del salario,

lo cual

afectaba a una masa importante de la fuerza de trabajo. Esa fuerza

de trabajo rural, con salarios en parte pagados

en

es~ecies

medianías, estaba confinada a una economía de autosubsistcncia

o a

satisfacer sus demandas en

el

mercado del artesanado rural.

Accedían poco al mercado urbano para su compra de vestuario,

calzado, bienes alimentarios o bienes de consumo durable.

Esta fractura, al empequeñecer el mercado potencial de la

industria,

¡~;~-~~cTa-ra.--cápaClaaa-negodadora

de

los

asalariad

os

urbanos .. La matriz.popitlisti-ffuhciónaba sobre la base de garantizar

la ganancia empresarial con el puro potencial de demanda del

mercado interno urbano. Se sustentaba, entonces, sobre una

desigualdad campo-ciudad, sobre un e~pequeñe~imiento

decisional-político y no natural del mercado interno nacional. Ese

mismo hecho tenía un efecto: aumentaba la mutua dependencia

entre empresarios industriales asalariados de la rama. Por tanto

su signifícación objetiva era la de acentuar síndrome populista.

No obstante, atribuir el estancamiento de la industrialización

en Chile alproblema ú

ni

co de las

dimens

iones «

s

ocia

le

s» del mercado

in

t

erno no consti

tuy

e un análisi

s

compl

e

to . Es necesario a t : , > " T

c

gar, por

lo m

e

nos, el

e

fecto de

la

depend

e

ncia

ext

e

rna e

n m

a

ter

i

as de prop

i

edad

comer

cia

lización

d

e las materias prmas

sicas ta~b

i

é~

la

s

co

nsecuencias de la mentalidad rentística de los empresanos . Estos

e

n vez

d

e

i

nnovar,

de

arr

i

esgar

,

o

de ap

li

ca

r

e

s

trategias

de

l

argo plazo

se

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on

expotar

la

ca

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te

ra

de

la

demanda

cautiva y con

refugiarse

de

os

r

i e

sg

os

de

trás de los subsi

d

ios y prebendas

e

sta ta les .

A su vez, parcia l como

exp

licación, la afirmación de que la

matriz populista sería la resultan

t

e

d

e p

re

siones

sa

lar

a

les

s

obre

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65

OFFE , Cla

tt

s

: CONTR

AD

I

CC

IONE S ...

O

l' C

l

I

, fil · 10 6 11

6

Esas

lógicas

se pued.~ sintetizar, aunque sea

en

forma

apretada, en tres hipótq ;: ~la existencia de una base para una

convergencia de intereses Ci1tre empresarios industriales fuerza

de

trabajo industrial, que juntos presionan en

ciertas

coyunturas

a]

aumento de la demanda vía alzas de salarios, desatendiendo los

inflac ionarios, lo que se

h

a

d

enominado «

m

a triz populista» ;

b) él p

a

pe  

c

entra l del régimen político democrát i

c

o

, e

n lento tránsito

de

una de

m

oc

racia elitaria él una

democracia moviliz

a

da

, c

omo

fact

o

r de

int

egración corporati

v

a de intereses organizados y

s

im

lica de sectores

sociale

s subordinados a l sistema capit

ali

sta;

ca

ráct

e

r del

n:

od

c

lo

d

e

rc

fr

e

se

1

t

ación

~olít

ica

:.

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omp~

e

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por extremos

« c las

st

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a

rtidos

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s

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ch

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ll

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. Ese

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njunto tle f~

t

< J t'

e. t

( econom

ía

capitali

sta tan

d

ébil, debió

hace

rse c

a

rgo de un E s ta

d

o social.

De

sde 1973 y especialmente d

esd

e

1

975, en marco de una

e

co

nomí

a ab

ier

ta

co

n re

du

cción bastante drástica rápida de

las energías de cambio de una izquierda clasista y de un centro

reformador.

De hecho, todos

los

proyectos reformistas de

la

década

del

cincuenta sesenta no plantean otra cosa que la culminación del

proyecto de modernización industrializador. Aún aquellos que se

inscriben en una perspectiva más liberal respecto al comercio

exterior que proyectan buscar caminos de diversificación

exportadora,

lo

hacen en un esquema gradualista

y sin

debilitar

el

papel incentivador contralor del Estado. Existe una fuerte

conciencia de economía débil que tiene que sostenerse en apoyos

«artificiales», Runque mistifica la fortaleza del sistema político.

Como se

ve,

en

el

Chile Pasado existieron ciertas lógicas,

ligadas

a la rel ación

economía/ política dentro de] Estado

capitalista. Señalarlas permite comprender el desarrollo de un

sistema econórruco de acumulación capitalista pero que necesitaba

generar políticas sociales, por la necesidad de presentarse bajo

formas humanizadas.

l

do

P

or ideologías sociopolíticas que se alineaban en. la

a canza . .

. ,

d 1

vertiente «humanista» y que pretendían una «dulcificación» e

capitalismo.

Esas ideologías, expresadas en partidos con acceso a

importantes posiciones de poder, influyer.01.1en la naturaleza del

desarrollo capitalista del Chile Pasado. Pa~tictpar~m de una. ma.nera

importante en la creación de un economrn. con mtervcnc10,rnsmo

estatal, industrialización para

el

mercado

1r:terno

y ,

ademas,

con

un significativo desarrollo de políticas sociales, entre ellas una

legislación laboral que, manera creciente, «protegía»

a

la fuerza

de trabajo.

Como ya se ha dicho en este

tex.lo,

en

lo

bá:ico esas

«dulcificaciones umanizantes» del sistema surgieron, se

desarrollaron y permanecieron porque, dentro de lír:1ites, eran

funcionales con la industrialización para el mercado u:terno. Ya

se ha comentado que eso significaba que el asalan~do era,

· lta'neamente fuerza de trabajo segmento crucial de la

simu '

demanda de

los

productos industriales.

Esedesa~n~

lo

e

e

po itt:as

sociales, realizado por un capitalismo de base débil sumergido

en un estancamiento desde

la

década del

50

(por lo menos

sumergido entre miles de páginas que hablaban de ese

estancamiento), significó coartar el pleno fun~io~amiento ,la

lógica del capitalismo, en la medida que restringía la operación

d

b

' (6S )

como merca

n

cía pl

e

na de la

fue

rza e tra

El

pape

l

indisp

ens

a

b

l

e d

e l

E

s

t

ado y a

r a

~

H ~ )te~;

r

artificia

lmen

te ciertas merca

ncías

, sin las cu

al

es 1 1 1 dustnahzac10n

ch lena hu

b

iese tenido menos po

s

ibilidades de despegue Y

reprodu

cció

n

c

o

n

s

tituy

ó

u

n

elem

e

nto im

p

orta

n

te

e

ntr

e

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as

múltiples

cau

sas

que gen

eraro

n

una espe

ci e

de « capitalis

mo

c

on

streñido»

.

Las ide

olog

ías «dulcifica

d

oras»

qu

e florecieron se

convirti

e

ron en elementos constitutivos del proyecto

mod

e

rnizador. través de ellas se co nseguía in

t

egrar

a

l s i

s

tema

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8

9

8

66

i 1 1 f

lanr

í 11 (

  u· r11 .14 07% 6

3

.5% nr

2.

Los

ritmos

del

crecimiento

la lógica de

Ja

reproductibilidad

El despegue de 1 < 1 economía chilena desde 1973 en adelante

fue lento, pese al rigor empicado en el disciplinamiento de la uerza

de trabajo y a intensidad de las reformas estructurales. Durante

largos cuatro años la inflación se mantuvo en niveles muy altos(

66

de

manera

tal que los remed

i

o

s m

on

e

tari

s

t

as par

e

cía

n i

neficien

te

s

.

Esta declinó sóo a partir de

1

977  

La

t

asa de

infl

ación en período

1

974-1989 a lc anzó

u

n

prom

e

do anua l suma

m

e

n

te alto, el 57. 3 '1 , , _ Ese promedio tiende

clara

men

te a l a baj a entre 1 98 5-1989, descendiendo al 1

9

.3%. Entre

1990 - 1

993

alcanzo

a

l 17 .5 '%

,

continuando I J t

ende

ncia a l a baja  

s

u

l

a de

soc

upaci ón

ent

re

1 97

5

,

e

l a

fio de J a polít

i c

a de

s

hock, 197

9

había s

ubi

do

a

n

ve

l

es

de do

s

dígito

s

,

alca

n

z

ando

un promcd o de Desde

1

98 2 hasta

1

985 la s i tuacón se tornó

La dimensión productivista se expresa en un sometimiento

institucionalizado del trabajo al capital, justificado

a

nombre de

una mística de la eficiencia

y

de la competitividad, necesarias para

el doble propósito de enfrentar, en el marco de una economía

abierta, el asedio de los productos importados de penetrar con

los propios los difíciles mercados externos

su vez

la

dimensión consumista, como conjunto de

dispositivos económicos

y

simbólicos, corripensa-cor-rige-

metamorfosea el énfasis productivista. Esto significa que hace más

vivible la sociedad del trabajo flexilizado, de la subordinación del

trabajo

al

capital,

de los

servicios sociales mercantilizados.

El crédito permite realizar una consumación del deseo

del

consumo sobre la base de un disciplinamiento a posteriori. Es

1 < 1

puerta de entrada al paraíso del consumo a través del purgatorio

del

endeudamiento.

aran~~ se produj?Er~m~ro.ttQ pr.oces() de desindustrialización.

Una parte de la industria local no estuvo en condiciones de soportar

las políticas de.~~h.9,k,del 75. De hecho el empico-y la producción

industrialno

s e

habían recuperado, respecto al peak de 1971, en el

momento de la crisis de 1982. Sólo a partir de la rcdefinición

introducida por las políticas más pragmáticas de Büchi, se observa

una lenta pero progresiva reindustrialización, conseguida por

la

reorganización del mercado interno

y

por un aumento paulatino

de las exportaciones manufactureras.

En todo caso, la apertura comercial operó como un regulador

de los precios internos, a través una competencia más

mercantilizada entre productos nacionales y productos importados

desgravados. A su vez, la orientación exportadora de la economía

ha modificado ciertos datos de la situación. Se han ido

consolidando mercados externos, aún para ciertas cantidades de

productos manufactureros. Con esto no se ha eliminado la

importancia de la producción para el mercado interno, pero sí se

ha disminuido la significación relativa de éste. Ya no es canal (mico

de realización de esas mercancías. Por tanto, no hay tantas

presiones estructurales para políticas distributivas, aunque haya

presiones sociales de asalariados. Además se ha eliminado el

síndrome de la dependencia exclusiva de los prnd uctores respecto

de las decisiones estatales. Ahora se inscriben dentro de un

merc

a

do globalizado

qu

e rige los

movi

mientos del mercado interno

dependen, en forma importa

n

te,

d

e su competitividad  

Po

r lo mismo, el papel trad

ci

onal de la d stribución de

ingre

so

s en el aumento de la dema

n

da g

l

obal ha sido sustituido,

en parte

,

por la masific

ac

ión del

c

rédito. Se h

a

pasado de un

a

matrz

pop

u

lista

a

un

a

m

a

triz

produc

tivs

ta

-

co

n

s

ur

nis

ta. En

e

lla los

aumentos

de

la demanda no son efectos

i

nyecciones de sa arios

nominales, sno de un crecimiento s

ost

enido del cré cl to de

consumo, que ha s

i

do más acelerado que e   crecimi

en

o de la

econ

omía

 

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alcanzando un promedio

del

7.0º/, , ,

Se

alcanzó

a

hablar de un

«milagro chileno».

¡Por fin

un mito de

la

economía

y no

un mito

exclusivo de la política Pero en 1982y1983 se produjo derrumbe

el PIB bajó un 14.8% acumulado. Pero a partir de 1985 la economía

entró en un «círculo virtuoso>' que ha durado hasta 1995. Entre

1989

y

1993

promedio de crecimiento alcanzó

el 6.3%, sólo

un

ápice más abajo que el período de recuperación de la dictadura

militar entre 1985y1989, en el cual el crecimiento alcanzó

el 6.4ºfc,

69

En materia de descenso de la inflación de la desocupación,

gobierno de Aylwin se presenta como más exitoso en las cifras

que el

gobierno militar. Entre

1990 y 1993 la

tasa promedio

de

inflación fue del 17.5'~,, cifra positiva comparándola con el 57.3%

del período 1973-1989 o incluso con el 19.8%

dPI

período de baja,

1985-1989. El

desempleo alcanzó

el 17.3% en la fase

de

alta

entre

1974-1989 y

13.0'Yu

en la fase

de

baja, 1985-1989. Entre 1990-1993

descendió al 5.6%, casi al nivel de pleno empleo 70

La llamada «transición a la democracia» no ha dañado la

performance de

la

ccóil()mfa.~ En realicraa

contrario.

Pese a los

temores diseminados áfües'dé

Ía

asunción tlt"Aylwin,

su administración permitió prolongar el auge económico. Incluso

variables como la inversión y el ahorro indicadores de confianza

de los actores económicos, presentaron mejores resultados que

durante el gobierno

militar.

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eviden

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,

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No se podía

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orrer el

ri

esgo

aún más crítica puesto que en 1983-1984, años de la crisis que arrasó

el «milagro chileno», la desocupación subió por encima del

2m-;,(r.

7).

La situación se modifica desde 1988 en adelante, alcanzando entre

1990-1993

una tasa promedio de

Entre 1973-1989 el crecimiento promedio del f'JB

fue

mediocre, llegando apenas al 3.5'Yo, cifra idéntica a la del período

1961-1970, que fue una fase de estancamiento del modelo de

industrialización sustitutiva.

La

tendencia

se

revirtió entre

1985-

1989 alcanzando el crecimiento del PIB un 6.4'X). Entre 1990-1993

se mantuvo el alza, alcanzando un promedio de~6.3lX~~

E.st~

-~~~tÍ-~id;de;~¡~-;eci~i~-~t~;-¡;-~F;-Ja- democracia, se

debió a un esquema de reproductibilidad. Esto significó la

mantención

o

intensificación de

las

políticas macroeconómicas

básicas. Por ejemplo, entre 1990-1993 la tasa promedio del

crecimiento de exportaciones se mantuvo en un 9.3'X,. Pese al difícil

escenario externo, bajó menos de un punto respecto a la tasa

promedio del período

1985-1989 (

68 Mientras

la

tasa anual de

inversión experimentó un importante crecimiento entre 990-1993.

Subió del 19.8% del período 1985-1989 a un impactante 24.3º/,). La

tendencia a un alto crecimiento de la economía, sostenida sobre

una importante tasa de inversión anual,

se

ha intensificado entre

1993-1995.

La tasa de crecimiento del PII3 fue

e

ntre

1

973 y 1 989 de un

3.5%, idéntica a la existente en

t

re 1961 y 1 969, un período de

crecimen

t

o en el marco de

política

s

populis

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PIB desce ndió un 12.9% y el año 1 982 en e

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La fase est

u

vo marcada por la inestabilidad, por la a

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los crecimi

e

ntos fueron altos,

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71 HENGUl1, «Cui »:

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. - ~ ., ~ ·

. . . . .

. - .

cifras de pobreza de 1994 son una señal de alarma, puesto que

revelan un retroceso respecto

a

1992. Por ello algunos analistas

sostienen

la tesis

de

la

entrada

en la

«etapa

difícil»

de

la

superación

de la pobrcz a. En ella no sería suficiente la estrategia del

«chorreov'?".

El

análisis de las cifras globales de la distribución de ingresos

por quintiles en 1994 revelan que los dos primeros disminuyeron

su

participación, que tercero

y

cuarto no

la

modificaron

y

que

el quinto, el de mayores ingresos del total de la población, logró

aumentar su participación Como se observa en el cuadro N"l

el

primer quinlil cayó de

5.6'X, al 4.6º/,,

y

el

segundo de 8.8'Yo

al

8.5%. Al contrario, en último quintil se observa un crecimiento

en la participación del 55.4'X, al 56.1 %

Si se utiliza un cuadro con una mayor desagregación, deciles

en

vez de quintilcs,

se

observa

con

mayor precisión

el

nivel de

la

concentración de ingresos. El décimo dccil efectivamente subió su

participación entre 1992 192_4, pero apenas en 0.2. De todos

modos

en ese decil se

concentra

40.8º/,,

del

total del

ingreso.

En

· ·

los

países desarrollados apenassdh?gC1al

25%.t tit"1111tlmo

quintil,

lo que revela una distribúcióri mücho más pareja (

l.

de que se sintiera la «necesidad de los militares».

L1

mantención

de las políticas rnacroeconómicas fue una consecuencia inevitable

del triunfo del diseño «transformista», gue la dictadura militar

empezó a poner en ejecución

en 1980.

Una tra nsición

bajo la tu

tela

militar y con el funcionamiento de instituciones «protectoras» no

podía arriesgar una crisis económica, generada por modificaciones

de políticas económicas. Detrás de esa crisis podín venir la crisis

política, impulsada por

el

círculo vicioso de

la

pérdida de

la

confianza empresarial =-efectos negativos sobre la inversión-e- baja

del nivel de crecimiento. Estos factores actuaron como

«estructurales», o sea como independientes de la conciencia

ideológica de Jos actores, de sus deseos o proyectos

(

72

),

Las presiones estructurales que tensionaban a los actores

hacia la reproductibilidad, cumplieron funciones de «protección»,

que tenían la particularidad de que no estaban sostenidas sólo en

las

instituciones políticas, en

los

llamados

«enclaves

autoritarios».

La lógica operante era que la economía debía seguir

funcionando, era necesario evitar

el caos, o

sea,

no se

podía correr

el riesgo de desarmar el «círculo virtuoso». Esa necesidad

constituyó un importante elemento en el dispositivo de la

reproductibilidad. Las nuevas élites dirigentes iniernalizaron la

norma de que evitar el caos exigía repetir Jo mismo.

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costa del quintil más rico, puesto que éste apenas descendió del

55.7% al 55.4'X,. En realidad se sustentó sobre la caída del cuarto

quintil del al

79

E l cuadro de

Beyer

proporciona una ilustració~ interesante

de la tesis sostenida por Felipe Larraín respecto a la relación entre

crecimiento y distribución. Este autor sostiene que crecimiento

tiende primero a deteriorar la distribución para luego mejorar r s o J .

E l

análisis

de las cifras

de

Beyer

revelan que

en las

mediciones

posteriores a 1978, año que por segunda vez se presenta un

crecimiento superior al TX, , muestran significativos y sistemáticos

deterioros de distribución. Se manifiestan en la caída del primer

quintil

del 4.6% de 1978 a 3.4% en 1983, en 1987 y luego

3.9(Yº

en 1990. También manifiesta en la fuerte alza del último quintil.

Este subió del 51.9'/'o de 1978 al 57SX1 1983; siguió alta en 1987

(57'1.,) y

también en (56.7%).

Sin

embargo

la tesis

de

Larraín

aparece cuestionada por

la

discontinuidad experimentada en el plazo largo, entre 1992 1994.

En

vez proseguir

la

tendencia

al alza observa

un

retroceso.

Los resultados de 1994 representan también una interrogante

respecto al efecto depauperizador del aumento del gasto social.

Durante

gobierno de

Aylwin

(1990-1993) el

promedio

del índice

de gasto social en salud alcanza un valor del 83.9% respecto a 100

en 1 993 (

Rl

)

_

En contraste,

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l

gob

i

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2

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9 ' Y o

.

Es muy

interesante señalar que, de una serie de países

seleccionados, Chile es uno de los pocos que presenta un

empeoramiento de la situación comparada con 1960~1969. Entre

1960-1969 la acumulación en el último quin

ti

era en Chile de 36.6%,

mientras

lo

que

en el

paradigmático

Chile Actual se Ilega al 45.8%.

La misma tendencia se observa, de los países seleccionados, sólo

en Tanzania,Reino Unido,Australia Noruega. En los dos últimos

casos

el

empeoramiento

es

leve, mientras que

en

Chile

es

importan 77

Dentro una muestra de

62

países ordenados según

la

magnitud de la razón Quintil V /Quintil I, cot~sider~da u~

indicador de equidad, Chile ocupa lugar 54. Mas abajo d~ el

están Sudáfrica, Lesotho, Honduras, Tanzania, Guinea Ecuatorial,

Panamá, Guatemala Brasil. No solamente los países desarrollados

están por encima, también los «jaguares» asiáticos y numerosos

países latinoamericanos ( 7

Rl.

El análisis de las cifras chilenas de 1994 agrupadas por dcciles,

oermite

captar

también

un

ajuste interno en el último quintil. .~se

ajuste

pasa

desapercibido al trabajar con

una

m.a~or ~?regac1on.

Entre 1992 1994 se produjo una baja en la partici pacwn entre el

primer el séptimo decil. En el octavo, noveno décim~ se ~J~se~vó

un

alza. Esta

fue

leve en

el

octavo el décimo,

pero

ue significativa

en el

nov

eno. Allí se creció del

1

4

.

8 º; :

,

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C

hile es su conso

li

dación

4. Las

imágenes

éxi

En la fase los gobiernos post-autoritnriosse ha cultivado

un

cuidadoso marketing

del éxito económico.

En la

construcción

del mito del Chile Actual ésa ha

sido

la dimensión más elaburada

desde el punto de vista estratégico.

Las operaciones ideadas fueron diversas: a) una planificada

agenda de viajes e:_:sidenciales, con seleccionados séquitos

empresarios y veces

Cleruñgeñtes

Síndica les, con

parlamentarios

de

t~~déls

las lende~1cias ~ue .ante.Ios, ojos

acuciosos lo~ 1_1~':~ ~~0,r;~~,t .~.

-~~ .~.I~J.e,.ros,

In

solidez del

«consenso», la Cort~leza de Ía unidad nacional en pos de la

«modernización»,

b

) illJ.hi'ples-c()ií.facWs ·

d~ los

ministros

económicos

con

empresarios internacionales, con altos

funcionaríos, económicos de Japón, EE.UU. y la f:propett;·

con directivos del F M T y del Banco Mundia( coronadas casi

siempre

con laudatorias

declaraciones sobre

Ja ejemplaridad de

Chile, e) la planificada

participación de

Chile en las

grandes

ferias

internacionales, estrategia

en la cual

punto ápice

fue el

gran

pabell(m montado en Sevilla d) una cuidadosa campaña

publicitaria,

indirecta o directamente

inducida,

cuyo tema ha sido

«Chile modelo».

~fcctivmne~ü~, pese a la

dura competencia

de

Argentina

y

de Mé x ico, hasta C

hia

pas y e l «tequilazo», de Perú, del B

r

asil de

C

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zo, Chie ha

l

ogrado s

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1-1 994

, 1 99

4  

Es decir, todas las cifras muestran un aumento importante

del gasto social. P e r o - - e s f o

no

haevitádri

·iirfa-disiñínución de la

participactoñael"

p r i m e r

'qliinHreñ-la"gcñéhtdl'n

del ingreso en

1994

res[<[_@~~ac·

lY92~1.:<icueslioff es·saber-si In política

soda1" no se ha focalizado adecuadamente o si existe una

marginación crónica que es refractaria tanto al chorreo del

crecimiento sostenido como

a

la focalización.

El

problema parece

resolverse mejor con la

última

hipótesis.

La

distribución de

ingresos por

hogar presenta

un

promedio

en 1994 de $53.642 para el primer decil y de $1.316.179 para el

décimo decil. La diferencia entre los extremos es casi de veces.

Los

ingresos

caen

para

el

primer

decil

entre 1992

y

1994 de $56.745

a del ingreso

promedio por

hogar, o sea casi

un

En ingreso per cápita Ja variación en 1994 es de $11.131 en

el primer decil a $441.749 en décimo. La cifra corresponde a una

diferencia

de

casi

40

veces. La variación

bianual

entre

1992 1994

en el

primer

decil es de $11.582 a $11.131, con

una

caída de casi

Como se observa, las diferencias entre

primer

y

décimo

decil

son aplastamesTa-tHl'.'f"J5cff-pei~;'()'~~.~úno

.

pur .hogar. ¿Cómo se

sostiene

una

ctt iícottatt~·~oñüña

distribución tan injusta, que

no

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8

5. La masificación del consumo

Los sectores «integrados» por la vía del consumo, derivados

sus ingresos o por efecto de la gigantcsrn masificación del

crédito, cubren todos los sectores. E l crédito permite desarrollar

estrategias de mejoramiento de las condiciones de vida, ensayar

diferentes modalidades conquista

del

«confort». No

son,

en

sentido estricto, estrategias de movilidad

social,

puesto que

el

efecto de su despliegue no es un cambio de estrato. Se trata de

algo distinto, pero simbólicamente importante: de un acceso

a la «modernidad» de los bienes u objetos que antes estaban

res

tri

ngidos a

l

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os   Má

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curso, e

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sumo contrarresta, en muCllosca ~ üg

 

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la

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aciones

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n h

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ci a

la in

d

viduaci

ó

n. El indi

v

iduo-

modernísimosse asienta, se

expande,

se populariza, recibe el apoyo

benevolente de observadores extranjeros, probablemente

interesados

en

la suerte

de sus inversiones

y

también de un

importante segmento de nacionales.

No, probablemente, entre el más un millón de indigentes,

el 8 . 0 ' Y c , de 1 < 1 población total, que registran las encuestas CASEN

de 1994. Pero sí entre otros «integrados» de los sectores populares

u de las capas medias que han conquistado en este sistema una

forma particular de la ciudadanía. ¿Cuál? Y a se insinuó: la del

placer sacrificio del consumo.

Se trata de un experimento económico que, iniciado por los

militares, pasó la prueba de la democracia (en realidad ele la neo-

democracia) que ya tiene veinte de decantación.

Las exageraciones semánticas que se han usado en esta

campaña publicitaria (Chilejaguar, Chile puma, Chile líder, Chile

desarrollado) no son á i a r o s a s . Forman parle de una estrategia de

exaltación, destinada a suscitar el «orgullo patriótico», la idea de

que

~Q.IIll)~

triunfadores. Efcctivammte

esicainpam'ti:mscó

y

busca

un efecto exte~no, p a r a ei consumo de inversionistas y decidores.

Pero también pretende crear efectos internos, que consoliden el

modelo, en este caso que generen identificación con

él

a través de

una idea-fuerza,

«Chile

admirado».

O sea, Chile

en

la boca

de todo

el mundo, Chile envidiado. ¿Qué mejor posicionamiento para una

sociedad a~~glliQnqd~t P.Qt. ~ . é g i a n d e - z . : ; ~ pará país de un

inconfesado nacionalismo, compctiti vo yexiti.sta?

· - - E ~ t ; · ~st~~,·t;g¡;·-dis~ttrsiva

de exaltación de nuestra

«modernización», ¿no debería producir un efecto reverso, una

recuperación

del

espíritu

crítico

por

la

confrontación patética entre

lo que se dice que somos la experiencia de vida cotidiana? En

realidad, lo identificatorio de este Chile Actual no es la pobreza

esparcida en

el

paisaje urbano puesto que, en todas partes, esas

manchas que salpican la arquitectónica sofisticada, se han

convertido en una característica casi universal de esta

moderniz

a

ción de la

pobr

eza crónica, de l os «

hom

e ess

»

o lo

que no es el caso de

C

hile->-

de

la alta cesantía

 

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ntar,

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hi

le  

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ero esto no ha ocurrido ni oc

urre

 

L

a idea de que somos mod

ern

os-

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 11/22

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C r l 1 1 1 a 1 1 1

1 1 d " f ' / f ü · i c l 1 1

,¡,,

Las cifras conocidas son muy reveladoras

de

la penetración

del crédito. En primer lugar, esta posibilidad está abierta, en algunas

de

sus

formas,

para todas

las familias que

forman parte de

los

estratos AB, Cl, C2, C3 D. Solamente están excluidas las familias

de

l

estra to

E

,

el cual presenta un nivel de in

gr

esos pro

me

dos de

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l

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rep

re

s

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el 1 0%

de

los hogares, o sea

1 1 5 . 801

hogares. El r

esto

de

los hogares de e

s

e univ

er

so son considerados potenc

i

a lmente

acces

ib es al créd

it

o   Para Gran Sa ntiago Urbano

l

a cantidad es

de 1 .0

4

2 .208

hogar

es, según e

stim

aciones

d

e junio de 1994

Según antecedentes de diciembre de 1995 la deuda total

consolidada de consumo ascendía a $1.65 billones. 1.3 millones de

familias estaban endeudadas con el comercio 1.5 millones de

familias

lo estaban con el

sistema financiero. La deuda

promedio

de las

familia

s endeudadas en el sistema financiero alcanzaba a

$885.000, mientras guc la deuda promedio con las casas comerciales

alcanzaba

a $270.000

88

).

Los

datos

de

mayor interés

se refieren a la

distribución de

las deudas según grupos socioeconómicos. Entre los grupos

socioeconómicos de más bajos ingresos hay 1.055.000 familias

endeudadas de un total nacional de 1.523.000 familias. Es decir

los sectores populares incorporados al sistema de créditos de

consumo representan

el 66.22% del total

de deudores.

La relación

deuda/ ingreso de esos grupos sociocconórnicos populares es de

1.9 para el grupo O y de 3.2 para el grupo C3. Como se observa, el

segmento más cercano a la clase media está mucho más compro-

metido financieramente que el grupo

0(

9

asalariado, no mediado por el sindicato, como id e al de las

relaciones de trabajo y el individuo-consumidor como lo real de

las relaciones de consumo (

85

).

El

modelo, explotador por flexibilización

en las relaciones

producción trabajo, es acogedor «amigable» en las relaciones

de consumo. Las lógicas son inversas. Las relaciones

de

trabajo

buscan

la

flexibilización de

los

contratos mientras que las

de

consumo suponen su estabilidad, por lo menos mientras d ure el

lazo de la deuda.

Evidentemente que esta «amabilidad» es efecto estructural

provocado por las nuevas formas de organización de la economía.

La rebaja

sustancial de aranceles ha colocado

al alcance

de

los

salarios medios medios bajos múltiples bienes de consumo

durables, importados o fabricados en Chile con componentes

importados. A esto se suma la gran modificación experimentada

por

el

consumo desde

los 80

para

adelante: la «flexibilización»

de

la comercialización realizada por la expansión de los sistemas de

créditos.

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 12/22

1 3

En la medida que ese asalariado comete la falta de dejar

pagnr, su ciudndanía se desvanece. Consumida la materialidad

del consumo queda de ella solamente la ilusión del sufragio. Deja

de ser un ciudadano credit-card para volver a ser solamente un

ciudadano político. Es alguien que ha perdido la posibilidad de

acceso a una extensión cuasi mágica de sus posibilidades poderes,

a

una expansión

de

su salario, para volver

a

ser nadie,

a

no ser un

cliente mercantil.

Vuelve a ser un otro tipo de «cliente», aquel que depende

totalmente de los vaivenes de la política. Nopuede postular a una

«v

i

da

m

ejor

» por sí m smo,

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erradas (

co

mo las tiene) l

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difícil que redescubra cami

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o perdido de la

asoci

atividad  

E xiste una estrecha asoc

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ación

entr

e las figuras del ciudadano

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d y de   ciudadano cre

d

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stán volcados hacia

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l

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se orienta hacia

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o público-

cercano

 

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fines de

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l

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fort

del hogar, l a

e

ducación

para sus hijos, las áreas

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d

es, es decir objeti

v

os «portátiles»

 

Sólo

a través del velo espeso de l a

d

elincuencia ambos se asoman a los

problemas de

l

a sociedad, cuando

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lcanzan a ver en e   lanza o el

l

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re

dlt-c

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d

A

t

ravz

t

sBelarnas

i

ficación del crédito se ejerce una forma

de la ciudadanía, la del < < c iuda

d

ano

credit

-card», i

n

s

ertado en una

giga

n

t

esca caden

a

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onsumo con p~go diferido   El l

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e e  

pode

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de

l dinero-sa

l

ario

 

Es

t

e,

adema

s

d

e

ser

un m

e

di

o

de

pago

Este ciudadano crcdit-card es normalizado, «puesto en

orden», regulado por el consumo con pago diferido. Tiene que

subordinar sus estrategias de conflicto, a sus estrategias de

sobrevivcncia como asalariado. Ha aprendido que su futuro está

en seguir siendo un trabajador

creíble. Esa

credibilidad, vinculada

a

la

sumisión,

es la

que

le

abre

la

puerta de futuros consumos

ascendentes: el televisor-color, el automóvil, la casa propia. El

crédito es un formidable factor de disciplinamiento, más eficiente

en

cuanto plenamente mercantil, su mecanismo básico no

es

extraeconómico.

«actual», emite señales sobre la capacidad de compromiso

financiero de un individuo en el futuro.

La masificación crediticia y la alta tasa de crecimiento

observada (18% de promedio anual real) tiene relación ~on dos

mecanismos: a) facilitación del acceso y instauración de sistemas

de

acceso automático. Respecto

a la

facilitación del acceso,

se

observa que las financieras, muchas de ellas ligada.s a los bancos,

han disminuido sus exigencias, colocándolas al. ~1vcl de grupo

socioeconómico D, otorgan créditos cuya duración fluctúa e1:tre

12 y 48

meses y piden

sólo

un año de permanencia

en el

trabajo.

La instauración de sistemas de crédito automático es también

un factor importante de facilitación. Existen tres sistema~ de ese

tipo: las líneas de crédito automátic? ~e los banco.s, las t~qclas de

crédito

las

tarjetas de tiendas múltiples.

El

primer sistema

~s

más exclusivo, pero el segundo

y

el tercero t~enen una an:plrn

cobertura. Existían a marzo de 1996, 1.380.037 titulares de tarjetas

de crédito adicionales.

A su vez

las

tarjetas de tiendas

comercial es 1 1

egan

a

una

cifra

cercana. Esta

alcanzaba en diciembre de

1995 a 1.27~.000

,h:)gares.

Las

casas comerciales expiden tarjetas

con

un

sal

ano rmnnno. de

hasta $100.000, con cupos variables. El cliente puede consu~1r a

crédito hasta copar el tope, pero nada impide _que una ~1sma

persona tenga varias tarjetas de

este

tipo en diferentes tiendas

múltiples, porque el sistema no es «transparente».

Se genera de esta forma un

«di

nero plástic o»,

qu

e pued.e

::

 

«medido» por el Estado pero no controlado, porque

s

u errus on

depe

n

de

de mil

es de

decisi

ones i

n

divid

u

a

les de

l

os po

rtadores

crediticios.

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 13/22

1 05

04

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d

,

M i 1 1 1 m   S

n n

/in f(o ,

La

literatura crítica de una cierta época, desde Frornm hasta

Marcuse, veía en el «consumismo» una señal de la banalidad de la

sociedad de masas

y

una pérdida de la conciencia y d e la energía

en la exterioridad. ¿Tiene sentido considerar el «consumismo»

corno

una alienación, como

el

atrapamicnto del espíritu humano

en el desierto del sinsentido, o de un sentido que es llenado por la

futilidad de los objetos o la banalidad de la entretención?

En

realidad,

es

mucho más interesante percibir su doble

faz.

Una cara: como mecanismo de domesticación, como destacado

sutil

dispositivo

de

dominación.

La otra:

su conexión

con el

placer.

Es decir, importante analizarlo en la doble dimensión de

negatividad y de positividad

(

9

IJ_

En el Chile Actual se combinan un mercado laboral flexible

con poderes sumamente acotados del sindicato enclaustrado en

ámbito de

la

empresa,

y

una masificación crediticia, que opera

como la forma más eficiente de acercamiento al sueño del confort.

El crédito, mucho más que el sindicato, aparece como el

instrumento

del

progreso.

La

estrategia individual

de la

pureza

financiera

es

considerada mucho más rentable que

la

estrategia

asociativa. En Chile Actual el individuo está por encima del

grupo.

El

crédito es tanto un recurso corno una seña de identidad.

L

a tarjeta de crédito (Visa o Faabclla, lo mismo da) nos hace

ind vi

d

uos «

hah

ilitado

para realizar n

ues

t

ros

deseos, s

i

n e  

asce tismo p

uri

tano de la espera  

L

a poses ión de estos

rec

ursos

d

emuestra que somos

d

ignos, refleja la so

li

dez de

n

uestros ingresos

la sovenci a de n

u

es

t

ro comportamiento e

c

onómico. El

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ya

«p

u

r

ez

a» es negada por todas

l

as i

ns

tancias verificadoras   E s aquel

cu

y

o compor

tam

ento

p

asado y cuyo sa lario presente no lo

h

ace

asaltante una forma desviada de integración al mercado, una

realización compulsiva de sus propias finalidades

mercantiles. Una

forma perversa de la pasión consumidora, la búsqueda del éxito

económico por el camino más corto, con prescindencia de los

medios.

La ciudadanía week-end la ciudadanía crediticia son formas

de despolitización de

la

ciudadanía,

en la

medida que

ya

no

se

concibe a la política como la posibilidad de la deliberación, por

tanto de la interrogación crítica. Ambas «formas» representan

modelos conservadores la ciudadanía, funcionales al mundo

dado.

La

ciudadanía como administración de

lo local.

renuncia

a

preguntas sobre el orden social global predeterminado a priori.

La ciudadanía crediticia asume que el poder al que debe aspirar

es sólo el ejercicio de los derechos del consumidor. Las dos formas

implican, por ende,

la

aceptación consciente

o

insconsciente

del

marco de las finalidades.

Es conveniente dar una definición de «consumismo». Se

usará una noción medible e instrumental. En este ensayo se

denominará

«consumismo» a los actos

de consumo que sobrepasan

las posibilidades salariales del individuo

y

acuden

al

endeudamiento, apostando por tanto con el tiempo.

El

individuo

constriñe sus márgenes de maniobra para el futuro, opera como si

tuviera certezas sobre lo que la lógica productiva ha transformado

en

incierto

  Para ca

lm

ar s

u an

s ie

d

a

d

c

ons

uma

tora h

potec

a

futu

ro debe

p

agar el costo de su audacia, multiplcando su

d

i

scipli

na   sus méritos

d

e tra

ba

j

ador

, su respeto

d

e los órdenes

.

Ese tipo de consumo tiene

ltiples sig nificaciones , r

e

lacionadas

con e

l

confort,

co

n e

l pr

est

ig

i

o,

con

la

a

utoestima  Pero no

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adas

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p

ues

t

o

que

l

o

q

u

e

más

i

nteresa

es

este juego

con el salario futuro, por parte de quie

n

es carecen cas

 

toda

capacidad para controla

rl

o  

Hab

itual

me

n

t

e

e

l

«co

n

sumismo» genera

u

n abierto rechazo

y toda clase de prédic as mor

a

les, no

o por parte ec l

esiá

stico

s.

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 14/22

1 07

9 .3 in: COMT 'F.NIJIO

DE

011.

I

U/U\/J:S ,

Conviene insistir: esta exacerbación del consumo a través de

la masificación crediticia es al mismo tiempo discíplinamiento y

placer. No es nunca purr1 negatividad. Es el purgatorio de la

explotación acrecentada. junto con el cielo de la amplificación de

las

posibilidades consumatorias.

Lo más

importante

es

que una

cosa

y otra

no

se

producen

nunca separadas. Si se

separaran destrozaría

el encanto no funcionaría la mecánica de la dominación.

El

énfasis en

consumo

como realización

humana

contradice

los enfoques tradicionales. Estos, desde Saint Simon y

especialmente desde Marx, ponen énfasis en trabajo como

espacio de realización de las potencialidades humanas. Para esa

perspectiva, bien el trabajo está capturado por la alienación

el camino de supe ración será el cambio de las relaciones

"prod uctivas. Nunca será

el

consumo,

el cual es

considerado como

una variable instrumental de la reproducción material o como la

no realización, en cuanto es uso, o sea mera utilización-digestión-

con

Iernplación de

lo

creado por

otros.

Sin

embargo, ciertas perspectivas contemporáneas en el

análisis del consumo permiten captar dos dimensiones ocultas por

la perspectiva tradicional. el consumo como deseo-placer como

construcción de sí mismo. En verdad, el ignorar esas dimensiones

constituye una negación de aspectos importantes. Aprisionados

por

ciertas ideologías

críticas

tradicionales intentamos negar

la

impo

rtanci

a adquirida por ciertas

form

as del c

ons

umo o leerlas

como pura enajen

ac

ión

 

Por ejemplo eso oc

urr

e, de una manera

e

special, en el análisis

del

c

on

s

umo telev i sivo, que cons

tituy

e

un

a importante adicción

co

nt

e

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Ev

ide

nt

e

mente se

trat

a del bien de consumo

durabl

e

m

á

s masivo   aque

 

que figura en primera priorid

a

d de las

acreedor a la confianza financiera. No es nadie, es nada, tiene

vedado el camino del progreso. Será alguien que chapoteará en el

pantano de la mediocridad, lejos de los objeto~ deseados. Al

contrario, la solvencia financiera permite el hedonismo. esa forma

imitativa de la felicidad.

El ciudadano crediticio no es alguien que se sienta

encadenado al disciplinamiento del pago mensual, más bien lo

cumple para conservar su poder, sus credenciales de ciudadano

«real», Conservarlas es mantenerse en mundo de la gratificación

instantánea, en

el

universo del

placer,

compensado por

el

consumo

de la ascética disciplinaria del trabajo asalariado.

Como mecanismo de la dominación ese disciplina miento está

ligado a la satisfacción, a la expectativa l~ r~aliza~ión del deseo.

Esa es su

enorme

fuerza,

tan distinta

del d1sc1phnam1ento «normal»

del trabajo. Llamo «disciplinarniento normal» al sometimie~1 0

normativo sin otro horizonte que la finalidad de reproducc1on

material, o sea aquel disdplinamiento que no responde a un

«proyecto-para-sí» del individuo, a alguna estrategia de

potenciación.

La cultura cotidiana del Chile Actual está penetrada por la

simbólica del consumo. Desde nivel de la subjetividad esto

significa

que

en

gran medida

la

identidad del Y o

se

construye

a

través de los objetos, que se ha per

d

ido la distinción entre

«imagen

»

y ser   El decorado del Y o , los objetos que dan

c

u

e

nta d

e

l status, del

nivel de confort, se confunden con los a

t

ribu los del Yo. No

solame

nte

la estra

tifica

ción del in

dividuo

se realiza a t

ravés d

e l a ex ter

ioridad,

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l

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e». su relación

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hada pasa a se r parte del Y o, núcl

e

o íntimo

de ese Yo.

Es

te se ha vuelto

imag

en en un

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spejo, atrapado en la

c

ultur

a

de l

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ext

erioridad.

So

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go

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ta o

la

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alizad

as en la casa q

u

e Ja diferencian de otras en una

misma

p

obl

ación, soy el coleg o en

qu

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s n

iño

s estud

a

n.

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 15/22

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• c 1 1

·---

- ----·-- -~----

las grandes concentraciones de masas donde afloraba el sentimiento

de

comunión, de compañerismo, sentido

corno

una emoción viva

e

inolvidable. Esos eran, evidentemente, momentos excepcionales.

Pero el placer actual no es ni siquiera el dominguero paseo por el

parque o por el Cerro San Cristóbal o Santa Lucía. placer actual

es paseo por mall, donde muchas familias viven la emoción de

poder realizar voyerísticamentc, sin consumarlos, sus deseos

mercantiles. La aspiración de un microondas, o de una mejor estufa,

se

consuma,

se realiza

por

la vista. Pero

para muchas

otras familias

la felicidad consiste en constatar que no es necesaria la postergación

de sus deseos.

Pese a la

medianía

del

salario,

la fiesta

de

los objetos

está al alcance de la mano, incluso para quien es un ciudadano 094

Esa es la capacidad integradora del dispositivo crediticio.

Pero,

además, están los consumidores

del

décimo quintil,

los

consumidores suntuosos que acaparan, entre un poco más

un millón de personas, 40.8% de los ingresos (

J.

Antes de 1973

el consumo conspicuo era casi imposible por los controles a las

importaciones, pero también por las condenas morales que

suscitaba.

En

una atmósfera de rechazo

al

despilfarro

o a la

suntuosidad era muy frecuente que los ricos llevaran una vida

formalmente austera. Que sus casas fueran poco ostentosas, que

sus

automóviles fueran discretos.

El rico

se ocultaba,

su

felicidad

consistía

en

que

lo

creyeran de

clase

media.

A

mediados de

los

sesenta se consideró pecaminosa la casa construida en un terr

en

o

m

uy grande por un impo

rt

ante industrial y banquerov"   E l l

u

jo

era rechazado, como ac

t

o inn

e

cesario de

ost

entación   incluso por

aque

ll

os

qu

e podían

prac

ticarlo   Ostentar era considerado

estrategias de consumo de los hogares pobres, antes que 1 < 1 compra

de otra cama que evitaría la promiscuidad y el hacinamiento.

¿Irracionalidad? Esa mirada deja en las sombras lo más importante,

justamente

lo

que hay que

explicar: la fascinación.

Hay que tratar de entender esa seducción, esa capacidad

adictiva. Ella no proviene por entero de su papel como resorte

evasivo o de la capacidad de hacer digerible una vida agobiante.

También la televisión realiza y potencia, no sólo permite descarga,

Ella

abre

horizontes

y

capacidad discriminadora. Cumple un

papel

de ampliación del campo limitado de la representación realista,

produce una apertura del horizonte de lo imaginario. Cumple un

papel importante en la interrialización de los papeles sociales y en

la construcción del «personaje» que uno va siendo.

El problema que puede generar es el moldeamiento de una

forma pasiva de relación con el mundo

y

la vida,

cuyo

desideratum

sería el ser espectador y no actor de acontecimientos. Así, puede

reforzar el encierro en el mundo privado. Eso es evidentemente

peligroso en una sociedad donde lo público no sólo no atrae sino

repele,

o

donde

el

compromiso pone en peligro

las

estrategias

de

movilidad.

En el Chile Actual,

donde

la economía

genera formas postizas

simuladas de proteger al individuo de la inequidad distributiva,

dotándolo del crédito que proporciona una esperanza concreta

,

factible

,

que no pu

e

den otorgar las grandes

narracione

s etéreas , es

fáci

l cae

r

en

l

a tent

aci

ón de una v

ida

que tran

sc

urre entre el ago

bi

o

del

trabajo y el

d

escanso de

l

ma

ll

o

l

a te

l

evis

i

ó

n

  En

e

se marc o ¿para

qué podría s

e

rvir la po

tica, la participación, la activ idad p

ú

blica?

E lla no

pu

e

d

e competir como recurso de

p

lacer hedonis ta, no es

c

apaz

d

e

hac

er

l

o

que

ha

c

e el

con

s

u

mo

 

p

r

oporconar

a

l

os

bue

n

o

s

cliente

s

,

a los fieles,

la e

s

pera

n

za de un confort

creciente, por tanto

de una perp

e

tua renovación

d

e los

p

laceres pasivos de la

entret

e

nción y de

u

n futuro más poblado

d

e

ob

jetos  

E l placer ya no radica

e

n

e

sas fi

es

tas comunit

a

ria

s

de anta

ñ

o,

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 16/22

1 1 1

10

Por varias razones resulta su lugar preferido. Primero, porque

él no es ese consumidor puntilloso ahorrativo que recorre

liquidaciones

y

depósitos

de fábrica

buscando descuento

en

los precios. Ese era el consumidor tradicional, que pagaba al

contado, que juntaba peso a peso hasta que la mercancía soñada

estuviera a su alcance y que, por ende, exigía rebajas. Su triunfo

era

ganar

en regateo. En eso consistía el rito.

Pero el tipo

de consumo

en

auge

en el Chile

Actual

es la

participación en otro tipo de rito, menos austero más festivo.

Por eso que el rnall adquiere tanta importancia. En primer lugar

por su polivalencia: hay restaurantes, tiendas individuales,

«tiendas

anclas»,

cines, boutiques exclusivas, salas de juegos

electrónicos, una curiosa escenografía de aire tropical. Se puede

comprar, pasear, «taquillar» o exhibirse, comer o solamente mirar.

En segundo lugar, el mall es transclase. Un principio básico

de

este

tipo de

dispositivo

es su

ubicuidad, uno

del

barrio

alto

debe parecerse a otro ubicado en I .a Florida o en el sector I .o Espejo.

Esa es

una

clave del éxito,

porque entonces

el mall

puede atraer

toda clase de público. No debe ser ni exclusivo ni popular, porque

dejaría de

ser

un espacio «intercornunal»,

un lugar

de

peregrinaje.

El malJ consiste en un conjunto de tiendas segmentadas, con

sus vitrinas cuidadosamente decoradas, combinadas con grandes

tiendas het

erogé

nens. t

od

as

form

ando parte de un laberinto

bull

ang

uero. El

conjunto cr

ea

una

atmósfera kitsc h

,

de

imit

ación

de

 

lujo pero

s i

n ca rácter intim

d

a torio de lo excl

u

sivo y con

precios a l alcance de la clase

m

edia

.

Así el mall triunfa donde e

l

«

carac

ol

»

fines de los 70 fracasó, porque estaba constituido por

una

seri

e

de

ba

zares

s

in estilo.

L as «

ti

endas a

nclas

»

del

mall,

su co

lumna

vertebral

d

esd

e la

experiencia

e

x

ito

sa

de

l P

arqu

e

Arauco, expande

n su co

nsumo

a

través del crédito

m

a

siv

o

 

V a

ri

edad de oportunida des créditos

acce sibles

h

asta p

o

r cuatro a

ñ

os: e l id eal de la variada

«

cl ase media»

de los con

sum

do

r

es :

todo

s los

objeto

s, aún

l

os más

so

fi

s

ticados

,

o el consumo como pasión

E l m

a ll es e

l

lu

g

ar preferido del c

iud

adano mercantilizado  

E

s su

territ

orio de caza su Museo del Prado  

peligroso, suscitaba

la

envidia.

Los ricos se

sentían

vigilados.

Por

ello se mostraban como tales solamente en sus enclaves, las grandes

mansiones de sus haciendas, el balneario de Zapallar o los clubes

de polo de golf.

El quid del asunto residía en esa sensación de ~ig lancia,

reveladora de un sentimiento

de culpa.

No

es que existiera

un

natural ascetismo de las clases dominantes chilenas. En el período

del

auge salitrero

se

pudo ver que

ese era mito. Lo existía

era temor a mostrarse como rico frente a la condena social, ante

peso de una cultura igualitarista, alimentada

.por la

~rédica

socialcristiana de la Iglesia

y

la existencia de partidos clasistas.

Al contrario, hoy día vivir lujosamente constituye una señal

de prestigio. El automóvil de cincuenta mil dólares se exhibe como

una condecoración

al

heroismo

mercantil, a la lucha

sagaz

en

un

mercado competitivo.

Es

necesario

tener

una gran

cas~

si

se quie~e

ser alguien en escalafón del éxito. Resulta conveniente cubr:r

las paredes con pintores famosos de modo que la cultura se ahe

con la

riqueza.

Es

indispensable vestirse

con

ropa

a la moda.

Para

ser rico es necesario verse con otros ricos, ha y que estar en los

lugares adecuados. La riqueza no es privada, ~ e exhibe. Es de ,mal

gusto ocultarla. Es como recordar que, en otro tiempo, era menester

disfrazarse de clase media.

En realidad, las amenazas reseñadas de

s

aparecieron. Más

aún ahora la atmósfera cultura l ha pendulado a l lado contrario.

Parece creerse que los pob

r

es son

f

e lic es ante

l

a e

xhi

bición de l lujo

de

lo

s

ricos

. L

a

s teleseries o parte

d

e la publici

dad de l Chil

e A

ctual

suponen

q

ue los

esp

ectad

or

es comunes ide

n

tif

i

ca n con

l

a riq

u

eza

de

l

o

s

o

tr

o

s

.

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 17/22

M

i l a 1 1 : /.1 1

LE

VE D

/l/J

E spmln ,

1986

.

----

---

-

  · --·-

--

------·

En

consumo pseudocosmopolita de

este Chile Actual el

valor

de

uso

eslá

básirnmente

inserto en las envolturas, los envases,

las dPcoracioncs del

producto.

En las modalidades formalidades del consumir se expresa

uno de los rasgos salientes del Chile Actual: la artificialidad. El

mall es

el

equivalente arquitectural de la teleserie, producto

conte

mporáneo u

bi

cuo pero desarrollado en nuestras tierras

co

n

especial voluntad mít co-fantas iosa   La

t

e leseric está marcada,

como e l

mall.

por l a volu

nt

ad de arti

fici

o

s

u resultante , e

l

espíritu

kits

c

h

 

E

l k

ts ch

,

definido

m

a

gi

stra lmente por

Kund

era

( 99

es el

adorno retórico de la v

i

da, de

l

os a contec

i

mientos o de los

s

e

n

ti

mi

entos

 

E l

ma

l

representa

e

l kits

c

h en te

r

reno

de

l

co

n

sumo,

la

rel(> r if

i cac ión de

l

os i

nt

e

r

ca

mbio

s

.

S

i

e

m

pre es ne

cesar

io

so

s

pechar que tra

s el

adorno retór

ico existe

una [

unción

id

e

o

ógica

 

El

kit

s

ch, en cuanto sen ti mentalización

la

s cosa

s

, busca el

El rnall es mejor espacio para esa deleitosa observación

para

el

juego previo a la compra: multiplicidad de oportunidades,

protección del

frío

del

calor,

vigilancia. Estoúltimo

es

muy

irnportnnle pl~rque satisface la neurosis paranoica del Chile Actual,

representa la garantía de estar siempre observados por un Cran

Ojo.

grandes templos del consumo son, que la plaza

del

mercado

en las

ciudades antiguas,

los

lugares

de

condensación

de la ciudad contemporánea. La diferencia entre una otra hablan

por sí mismas. En los mall o en las «grandes tiendas» la imagen, el

escenario y la envoltura están por encima del producto mismo. En

ellos el consumo se constituye por la ritualidad del adorno, de la

multiplicidad variada de lo mismo, por el valor de fa escenografía,

mientras que en el viejo mercado el producto está desnudo, sin

mediaciones espcclacularcs, mejor cuanto más despojado y

«fresco».

/CCOM

gr

ll f ' O

l

r . 1 g m 1 1 1 a C 1 / t11ml,

In

al alcance del hombre común, del ciudadano cotidiano. L~ l.ttopía

a cuarenta ocho meses, para satisfacción del obrero ~ahfica~o,

del empleado, de la dependienta y también de la ~cñorn Cl , descrita

así en

el

manual de cortapalos marketing:

«De

aspecto

distinguido ... combinaciones de colores en el vestir, son de buen

fl

. .

gusto, con estilo y elegancia, lo que re CJ<l aunque vis an spor »

·

En el rnall, especialmente en sus grandes tiendas, se vive la

vertiginosidad del consumo. La rnu.ltiplicidad_ aparentem.ente

infinita de modelos, marcas,

la

cantidad agobiante

de objetos

distintos Una especie de avalancha de alternativas, que suspende

la racionalidad de la elección. E l mall actúa por sobresaturación ·

El rnall es un espacio multifuncional, diferente de la plaza

pública que fue

y es

un lugar

de

funciones

reducidas:_

paseo,

exhibición descanso en algún banco sombreado, en ocasiones la

música del orfeón. El malles una especie de «ciudad

sintética»,

la

acumulación de todas las opciones en un espacio refrigerado,

vigilado, limpio,

techado.

Las «grandes tiendas» (sean mall, supermercados, .tiendas

múltiples 0 especializadas) se convierten en lu~ares cruc1~\?s de

la ciudad actual porque en ellas existen las me;ores condtcron~s

para desarrollar el aspecto más placentero .~el acto de consurrur,

la lenta

deliberación antes de

la

consurnacion del

deseo, el g~zo

de uno de los poeo)S lapsos de

tiem

po sin ataduras de nuestra vida

contemporánea, tiempo de la elección

d

:

l

os obje t

os

 

L

~s .mall ,

su

s

tie

n

d

as y «gra

n

des tiendas» pro

por

cionan I   as

co

nd c iones

idea

le

s

para e l r

ito del «vi trneo»,

acoplado ne

c

e

sa

r,10

.del co

nst

mo

 

Por ello el

m

all tiene una dimens

i

ón «rnuse

o l

ó g

i

ca»: pas

il l

os

rebosantes de

ge

nte y cada cierto espacio un gran «cu

adro~

> , .una

v

itri

na

donde

los

ob

e tos

forman pa

rt

e

de un

de

c

orado

 

E

x

hibido

s

p

ar

a complacer la

vi

sta

y de

s

pertar

el deseo.

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 18/22

8 .

El

avance de

la

mercantilización

. El.

Chile Actual, producto

de la

«gran transformación»

dictatorial, es una sociedad plenamente mercantilizada, por tanto

P enamcnl?penetrada por el «espíritu mercantil», al que se refiere

Sunmel. ¿Como llegó a serlo,

cuando hasta

el

golpe militar no

Jo

era plenamente?

. ~se proceso de generalización de la forma básica del intercambio

cap1ta 1sta.

1a

ocurrido a través de cuatro procesos: a)

mediante

la

asal~nzac1?n total de una parle importante de la fuerza de trabajo

senuasa~anada del campo, b) mediante la eliminación de subsidios a

l~s prcoos. d~ pn~~uctos llama~os de «primera necesidad», c) me-

diante l . a cl11rnnac1nn de la gratuidad de algunos servicios públicos

d)

mediante

un funcionamiento

más pleno

del mercado laboral.

La «revoluc.i6n»

que representó

el

régimen militar produjo,

enh:e c~tros cambios estructurales, una expansión del desarrollo

capitalista del campo. Esto ha significado la casi total desaparición

de la forma del «inquilinato» su reemplazo por el asalariado

P.len~)

en ocasim:~s,

por

el

pequeño campesino asalariado

y

ha

s1gn~f1cado también una fuerte atenuación del intercambio

mediante la modalidad del trueque.

Ta1.n_biér.1, provocó el desarrollo de otros procesos de

m .er~anl~l, zac1on, entre los cuales los más im

portante

s

s

on

l

a

ehmm~

~

1 on

d

e

l

a

gratuid

ad

de cier

t

o

s s

ervicio

s púb

li

cos, c

omo

la

ed

ucacron y la salud y , e

special

mente, e

l

desarrollo más peno del

m

erc

ado

labora

l.

. Esto ú

lt i

mo si gnificó un c

ambi

o en eje de las re

l

aciones

soc;ales

,

ya ~ue pena l a mercantilización de la

f

uerza de traba

j

o

es ta acon:panada ~e la

fragmen

tac ión de

l

os proc

e

sos

prod

u

cti

vos.

Las re

l

ac

1 ~ m

:s s.0 ~ 1 a

l

es

d

e t

raba

jo pa

s

aron

d

e ser aso

cia

ti

vas

, a

s

er

~ucho mas md v

1

dualcs

 

L

a

l

ibertad s

i

ndical hace que e

l

sindicato

pierda fu~ rz:i

,

la ~ negociac

~

m es c~ lectvas se de

bili

tan puesto que

pasan del

á

mbi to sectoria l al

árnb

ito de

la

s

empresas

 

La

s

E

E

spafla,

19 9

4 ,

p

. 2 4

.

ocultamiento de algo que es duro o brutal y que es necesario

adornar. El kitsch es siempre una decoración de la «realidad».

En el mall lo kitsch cumple la función de hacer creer en la

igualdad transclase del

consumo.

Opera

a

través

de la creación

de

un espacio cuya artificialidad arquitectural y decorativa hace que

nadie se sienta identificado simultáneamente todos se sientan

atraídos.

Nadie

se siente identificado

por

su

planeada

artificialidad,

pero todos se sienten atraídos porque lo perciben como un

escenario. Esta

cualidad simulada de

ser

un espacio

de todos, esta

capacidad de acogida, es una gran ventaja del mall.

Este genera la impresión de que pobres ricos pueden

pasearse con igual derecho. En ese sentido produce la apariencia

de ser más libre que la plaza pública, porque en ésta los vecinos

principales tenían un derecho tradicional de uso que no se le

negaba al «bajo pueblo». No se capta que en el mall cada individuo,

cada gmpo

está

sometido

a la estrecha vigilancia de

múltiples

ojos,

que evidentemente ponderan la apariencia, discriminan. Pero

como esto no se ve, la libertad del consumidor alcanza en mall

su

máximo carácter idealizado.

Todos se

sienten

con el derecho a

pasear libremente para

elegir,

pero están

bajo

una

observación

discriminatoria. El ocultamiento de esta realidad es una de las

funciónes kitsch del mall.

El mall es, pues, un gran escenario de

sublimación,

de

idea

liz

ación

de

l consumo. Allí se despliegan

l

as

mejor

es

condiciones pa

ra

que con

s

u

m

i

r pu

e

da

convertirse omo e l

j

uego- en

un

a pasió

n

 

L

os

ob

jetos a lc a

n

zan su punto máximo de

fetichización por tanto despliegan todo su devastador encanto  

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 19/22

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marx

is

ta

m

ercm1cfa

s.

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P

los efectos de la mcrcantilización, haciendo del «intercambio por

derecho» una forma muy significativa e importante. Aseguraba la

disponibilidad gratuita de algunos bienes

sociales

básicos, como

efecto derivado de la ciudadanía.

En el Estado-bienestar ese era un mecanismo básico de la

integración por la vía de la economía, sostenida en la acción de los

partidos socialdemócratas de masas, los que buscaban negociar

mayores

y mejores

«derechos».

Al

eliminarse

ese

mecanismo

y

simultáneamente, al debilitarse el movimiento obrero

y

reducirse

su fuerza para negociar salarios (no ya siquiera «derechos»}, la

integración por la vía de la economía debe sostenerse de manera

importante en la masificación crediticia.

La

individualización de

las

relaciones

sociales, es el

sello de

identidad de las instituciones neoliberales del neocapitalismo del

Chile Actual. Se ha hecho realidad lo que ya plantearon los

ideólogos liberales de la Revolución Francesa: que la asocíativídad

era una traba a la competencia libre, un residuo medieval-

corporativista. Las relaciones debían establecerse entre individuos

y

tomar

la

forma de una competencia perfecta, donde miríadas de

átomos intercambiando, se interconectan de manera autorregulada.

Ese

ideal aplicado

al

mercado de trabajo, significa

la

reducción de

las imperfecciones que introducía el sindicato fuerte, para alcanzar

la elasticidad máxima y con ella los menores salarios

y

la mayor

ocup

ac

i

ón  

E

n

es

e cont

e

xto l a

fuer

za de trabajo pasó a operar como

« ve

rd

adera me

rcancía», som

e

ti

da

a las

reglas

y

meca

n

i s

mos de la

competenca. I ndefensa, sin otra protección que la de ser un valor

en

p

erpetuo a j

uste

  He

aq

uí, en gloria y majestad el concepto-límite

,

l

a

id

e

a

utópica de

l

p

e

n

s

ami

e

nto

neoli

bera

l

: l

a

d

e

st

ru

cci

ó

n de

t

oda

forma asociativa,

en

c

u

a

nto

ell

a r

e

pre

s

enta una alteración

de la

perfecta autorregul

aci

ó n, Esa utopía implica reaciones ato

sticas ,

entre mercancías indiv iduales  

El

grupo i

n

terrumpe e   flujo elástico

del in

t

ercambio perfecto  

Rea

izar e

 

destino auténtico de la fuerza

restricciones que afectaban a la mercancía fuerza de trabajo

empiezan a ser similares a las de otras mercancías,. n:'iís basadas

en las leyes del «libre mercado» que en la riormati vidad, en las

disposiciones del derecho laboral.

Este cambio de las relaciones sociales de trabajo, ha signifi-

cado un cambio de la forma del Estado. Se trata de un pasaje del

Estado-bienestar que aseguraba prestaciones por «derecho de

ciudadanía» a un Estado plenamente liberal, que ha mercantilizado

la salud y la educación, con excepción de los indigentes en ~os

hospitales o de los estudiantes municipalizados. Es decir el anterior

era

un Estado

que, respecto

de

las

formas de intercambio,

reconoc a

además del trueque y el intercambio por dinero, el intercambio

por un «derecho» emanado de la ciudadanía

10 1

En Chile desde el golpe se ha registrado un dramático pasaje

del Estado-protector, encargado de defender al eslabón más débil

de la cadena social (los asalariados), a un Estado que tiende a des-

regular el mercado laboral. Se trata de impedir que los cm prcsari~s

sean afectados en su competitividad por una fuerza de trabajo

demasiado «consentida»,

o sea

estable

y

protegida.

La

regla

o

principio de valor de las

an~igtrn:'

relaci~mes sociales se-~ª

modificado. La defensa del débil, esta

suborr

liriacia a la protección

de la inserción de nuestros productos en un mercado globalizado.

Se

trata de un

«Estado

mercantil», cuyo objetivo central

es

librar

de i

n

tromi

s

io

nes a

lo

s me

rcados, gara

n

ti

zar

qu

e el

pape

l de

cada

facto

r

d

e producción sea

e

l que le fi ja la compet

e

ncia y

asegu

rar

que las mercancías realicen su

ciclo

  Para

e

llo op

e

ra como regulador

de esa libertad y como guardián de l os que la

a

f

e

ctan.

Esta

dinámica es e

x

actame

n

te l

a

contrari

a de la

que operaba

en

e

l

Estado-

bi

e

nest

ar

(

Est

e

bu

s

c

aba

coartar, en algu

n

as

ár

e

a

s,

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 20/22

11 8

1

E o;

pm

1 1 1

,

9. El conformismo, la otra cara del consumismo

Parafraseando a Harina Arendt puede afirmarse que el Chile

Actual es una sociedad donde el sometimiento a la «labor»

consume la energía de los

individuos, dejándolos

sin aire

para

otras

formas de la vida activa, sea esta la acción (histórica) o la mera

contemplación, la vida interior J . El consumo pasa a ser la única

«consumación». A menudo suplanta a todas las otras formas de

vida

activa,

puesto que toma

papel

de centro

vital, corno si fuese

una actividad a la cual pudieran adjudicársele sentidos

trascendentales. Aparece como compensación de una vida

dedicada a la «labor», o sea, a una actividad instrumental de

sobrevivencia

,

a un

gasto energía

sin

retorno

vivificador.

Una s

oc ie

d

a

d do

nd

e

el

co

n

sumo

d

a

sentido a l e

xistir y donde

imultáneamente- hay una distribución del ingreso

extraordinariamente des

i

gual, se conv

ie

rte por necesidad en

rneritocrá tica espec ialmente

,

en «

trabajólica

». El consumo con

e

ndeud

amiento

e

xige

inte

n

sifi

car el t

ra

bajo,

aumen

tando el

r

e

n

dimiento

p

a

ra

evi

t

a

r

e

 

ri

esgo

d

e

pér

dida

de

l

empl

eo o

p

a

r

a

conseguir ascen

sos

, a

l

argando

l

a jornada o buscando fuentes

adiciona les de in

gr

es

o

s.

trabajador que es fuerte sólo en cuanto actúa como individuo, a

través de una estrategia de movilidad, que es débil en cuanto opera

como

grnpo,

a través de

una

defensa corporativa. Se trata de

disuadir

las formas organizadas, para incentivar el mérito individual.

Los asalariados que postulan a ser ciudadanos crediticios,

son impulsados a sacrificar la grupalidad para preferir la

posesividad individualista. Se ven exigidos, en pos de fo aceptación

por

el sistema, a

cumplir

la regla

de actuar

corno mercancías

que

se devoran entre sí.

de trabajo en cuanto mercancía, significa prescindir del sindicato.

El

sueño de

Friedman: [si

fuera

posible

eliminar

traba histórica

que no ha permitido la «existencia real» de la fuerza de trabajo

corno mercancía verdadera

En este punto es menester mostrar el círculo vicioso. La

rnercantilización trae consigo el «espíritu mercantil» y este ajusta,

como la

mejor estrategia,

al

individualismo

total.

¿Qué

es el «espíritu mercantil»? No es la

íetichización

las

cosas en sí, sino la fetichización del dinero que es su «medio

abstracto» de adquisición. En ese sentido el «espíritu mercantil»

no consiste en un esteticismo, en un amor apasionado por los

objetos. Consiste

en un utilitarismo,

en

un amor apasionado

al

dinero. En esta transmutación entre objeto dinero, en este

volcamiento del deseo particular del valor de uso hacia el deseo

abstracto del valor

de cambio, es

donde

se

realiza

la fetichización

se distorsiona la conexión entre deseo y placer. El deseo ya no se

conecta con el placer, se mistifica, ya no tiene relación con fines

sino con medios. El placer se hace formalista, se vuelca hacia la

posesión del dinero.

La única mercancía que puede ser susceptible al «espíritu

mercantil», es la fuerza de trabajo. Las otras mercancías se

combinan con mercancías, pero no las consumen. El deseo de las

cosas, los ob jeto

s

, solamente existe

p

ara esa mercancía específica

qu

e

e

s

l

a

fuerz

a de tr

abajo   E

s

s, solamen

t

e

ell

a

pued

e

realiza

r

e

str

ategias respecto a su va lor, a su valorización

.

Y una de esas

estrategias consiste justamente en renunciar a ser nada

s que

mercancía, a ser

nad

a

m

ás que un átomo en e

vita

r

v

a lori

zar

se

por el

som

e

timient

o

c

omo cosa a la ley del mer

ca

do.

E s

o ha

si

do

l

a

es

t

ra

te

g

ia

t

r

adicional del

movimi

e

nto

ob

r

e

ro, la

c

u

a

l

es

t

á en

j

aqu

e

en las sociedades neolibera

l

es  

L

a lógica que quiere i

m

poner el neocapita lis

m

o que se vive

en e l Chile Actua l, más allá de

l

as más

car

as id

eo

l

óg ic as ,

es la de

d

e

bilitar

al

movimi

e

nto obrero. S

e

bus

ca

h

acerle

e

nte

nder

a

l

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 21/22

No tiene sentido realizar una crítica moralizante del hedonis-

mo, inc L.1so.de éste que bordea o que cae en la pulsión adquisitiva,

en el fet1cl~1srnode los objetos. En relación con el agobio de la

«l~b.or», aun el consumo excedcntario representa un principio

erohcc:, d~ ~oz?. Un momento de placer que se desvanece para

devenir disciplina, Pero, al fin al cabo, todo placer es momentá-

neo, su naturaleza es la contingencia.

La

crítica moralizante

es

lirni tad

a

y

ciega porque no

comprende el deseo, la voluntad de placer que acompaña el

consumo. Pero, pese al interés de

evitar

la predicación, es inevitable

una crítica del fenómeno. La ampliación de las posibilidades de

c~nsur:i~l, a través del cepo disciplinario del crédito, pertenece al

dísposi ti vo global de la dominación, no sólo al dispositivo de la

reproducción

del económico.

E l endeudamiento masivo

opera

corno una manera de asegurar la velocidad de circulación de las

mercancías, pero especialmente opera como dispositivo de

integración social.

Esta sociedad, Chile Actua , se concibe como un gigantesco

mercado donde la integración social se realiza en el nivel de los

intercambios más que en el nivel de lo político. Esto es, no se realiza

a través de la ciudadanía convencional, de la participación, de la

adh.esión a ideologías. La figura

del hombre

político,

orientado

hac~a l~ ~ida pública

,

es reemp

la

zada por la

figu

ra

p

redom

in

a

nt

e

de l indiv

i

dun burgués, atomzado, que ya no v ve en l a comunidad

de la c

~

vitas, r ª no vv: por la causa sindicato

 

la «población» ,

e

l pa

rtido)  

Vi

ve para pa

r

a sus me

t

as

 

Para e

l

traba jo, tra

t

ando

d

e s

uper

ar

l

a

dureza de la

« labor»

,

especialmen

t

e Ja incerti

dumbr

e

del

empl

eo

fl

exibilizado, travé

s

de méritos que permitan realizar

l

as

«oportun

i

dades

»

l

aborales, por

ej

emp

l

o

u

n

as

c

enso

 

y c

o

n esa

herramienta ab

r r

se

p

aso h

ac

a nuevas

opor

tunidades de con

su

mo:

c

ambiar e l

liv i

ng  

c

o

n

seguir

l

a casa propi

a,

e

l automó

v 1 Ja

ed

uc~ció

n

de

l os h ij

o

s

(vpara

que

ellos

s

ean otr

a

co

sa»

) , de

vac

ac

ro

rie

s

con la

famili a .

La liberación por el consumo del peso de la «labor»

paradójica. El consumo excedentario se convierte en un placer

asociado a un costo ascético, al uso intensificado de sí mismo, a

una autoexplotación en aras de las demandas de consumo exigidas

por el núcleo familiar teledirigidas por la sociedad.

Esta pasión actual del consumismo, o sea del consumo

excedentario que se financia sobre una sobrecxplotación

consentida, es placer-alienación. placer existe, es el gozo del

microondas largamente deseado, pero a costa

de

una mayor

mercantilización de sí mismo.

Es

un placer que termina

rápidamente, se «consume», quedando de él la otra cara, la deuda,

el sacrificio. El hedonismo acarrea, de vuelta, el ascetismo.

No es extraño que de esta matriz de relaciones sociales emane

una visión pesimista pero conformista.

La idea de

un mundo

agobiante, al cual hay

que,

sin embargo, adaptarse si se quiere

extraer de él siquiera algún goce mundano.

El conformismo es hijo putativo de la «naturalización» del

mundo actual que realizan las ideologías dominantes, declarándolo

protegido

de la

historicidad.

Ese

conformismo

toma

numerosas

formas. ¿Para qué criticar un mundo que no se puede cambiar?

preguntan los conformistas-fatalistas. ¿Desdt.' dónde cri tica rlo, con

qué fundamento

si se

han derrumbado

los

grandes

relatos y no

existe una ética universal? plantean los conformistas-relativistas.

Unos y otros, por

moti

vos d

i

ferentes

,

se parapetan en la impotencia

 

¿Por qué no vivir lo posib

l

e

?

se interroga la creciente

fa

l

ange

de co

n

form

i

stas

-pr

agmáticos  Muc

h

os, e

n

t

r

e é

stos,

tenen

pesimismo trascendenta

l. Af

irman,

de acuerdo

,

e l

mundo e

s

una

porqu

e

ría y

no

se

pue

de

cambiar  

Pe ro

,

acto

seguido

se

pregunta

n,

¿po

r

qué

no

defe

nd

erse

d

e

l

a vida

d

i

sciplin

ari

a ascética

de

l trab

a

jo

y

de

l es

tr

es

urbano,

con el

h

e

do

nismo,

au

n

qu

e sólo sea e l del placer

que provocan

l

os objetos

d

e

l

co

n

fort

d

oméstico o pl

ace

r de

v

acacione

s a c

réd

it

o?

7/23/2019 Moulian, T - Chile Actual (81-123)

http://slidepdf.com/reader/full/moulian-t-chile-actual-81-123 22/22

decente», e) las empr~_g1cenh\.:2n el_ll1,i~o de la capacitación como

forma d~ ~scenso ligada al mérito individual,

- - -

- -

·

- - - - --

Es~c modelo de relaciones sociales sería agobiante si, al

m1sn~o tiempo, no.of~eciera las oportunidades del consumo que

ofrece, con doce, veinticuatro o cuarenta ocho cuotas. Este sistema

compensa /aligera con el consumo. Una compensación que posee

f.uerza seductora, puesto que aparece como materialización de la

libertad de

elegir,

que está

al alcance

de todo poseedor de dinero

al

alcance de todo trabajador provisto de una garantía de buen

pagador, de una promesa de ascetismo futuro.

. Por eso mismo, cada acto de consumo en cual se pone a

func10nm: maquinaria crédito, representa un reconocimiento

de

este

Ch.'~e

Actual, una aceptación tácita

de

sus lógicas de

~~>mpens~c1on. ¿Y cómo vivir sin esa salida? ¿quién quiere vivir

s 1 _ n c~la, srn esa reconfortant~ evasión, cuando se ha perdido la

espc1 anza en otro mundo me1or?

Esta

sociedad genera dos

formas de conformismo. Uno revela

una visión optimista del Chile Actual. Para esta imagen los proble-

mas se irán resolviendo a través de procesos que culminan lo actual:

la mayor modernización acarreará mayor democracia. Pero hay

otro

conformismo, que

es

profundamente pesimista, que conduce

al fatalismo, o sea, a consagrar la omnipotencia de la dominación,

a través de teorías críticas, cuya negatividad alcanza al presente y

al futuro alimenta la impotencia.

Efectivamente,

la

catástrofe

del

socialismo nos

ha

dejado

desarmados. Y a no es posible (comunicacionalmente) hablar del

socialismo como superación del capitalismo, en el campo del

desarrollo de las fuerzas productivas o en la posibilidad de la des-

estatización, de una democracia radical.

Más importante me parece mostrar el conformismo derivado

del funcionamiento de la propia organización del neocapitalismo,

instalado en nuestro Chile Actual. Se puede decir que ese

conformismo invade

la acción y el

pensamiento, porque el

sistema

ha llevado la mercantilización a un punto donde sólo el individuo

se

mueve

corno

pez en

e l

agua.

Para el

capitalismo

del Estado

bienestar, la asociatividad del trabajador formaba parte de su

propia reproducción. Este neocapitalismo requiere del

individualismo del trabajador.

Por

l

a atomización general producida por las relaciones

sociales de prod

u

c

ció

n vigentes,

de

l debilitamiento de l

E s

tado

,

no

ha s

urgido

una socied

a

d

ci

vil m

á

s fu

erte

  T r

e

s tipos

de

presiones

priv

il

egian l

as

cstra

teg

éJs indillidJJa

l

es e

n co

nt

ra

de

las

a

s

oc

iativas:

a) l

atlex

ibfü~ª - f . Ü

Ín

t

elaciun.es.....

OJJJ.irJI~tua~es de

t

rabaj o,

obligan a

lo

s traba jadores a dismin

ui

r

l

os r

i

esgos de~Tiiaividad

por

mi

e

d

o a

l

a

incer

tidumbre

d

e

l

emp

le

o,

favor

e

ci

en

do

e

stra

t

egias

de

ac

omodo en

contra

de

estrat

egi

as

coe

ct

ivas

de

lu

cha, b)

l

a

expan

s

ió. )

,,

deLcorisurn~a-Grédito

_ f ü : ~ .

con

s

oli

d

a como una forma

indivídua

l

no con

fl

ictiva (no d stribut

i

va) de acceso a

«oportu

ni

dades», con tal que e

l

trabajador sea un «trabaador