Movneg-Luis Ferreira

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  • 1. Ferreira, Luis. El movimiento negro en Uruguay (1988-1998). Una versin Posible. EdicionesEtnicas - Mundo Afro, Montevideo. 2003. ISBN 9974-7764-1-4Disponible en la World Wide Web:http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/sursur/movneg.rtfwww.clacso.org RED DE BIBLIOTECAS VIRTUALES DE CIENCIAS SOCIALES DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE, DE LA RED DE CENTROS MIEMBROS DE CLACSO http://www.clacso.org.ar/biblioteca [email protected] MOVIMIENTO NEGROEN URUGUAY(1988 - 1998)Una versin posible Luis Ferreira 1

2. AGRADECIMIENTOSEste libro contiene dos partes, la primera es un ensayo desenvuelto en 1999 en elmarco de un Seminario Avanzado de Teora Antropolgica, la segunda parte contiene uminforme presentado ante la mesa redonda Um Ano Ps-Durban: Efeitos da ConfernciaMundial contra o Racismo, organizada por el Ncleo de Estudios Afro-Brasileros de laUniversidad de Brasilia (NEAB/CEAM/UnB) y el grupo EnegreSer el 6 de septiembre de2002.Quiero dejar expresado aqu mi agradecimiento a los profesores Rita LauraSegato y Jos Jorge de Carvalho, ejemplos de integridad moral y de lucha contra elracismo en la academia, por su apoyo y estmulo brindados. Mi agradecimiento al pueblobrasilero que, a travs de las instituciones CNPq y CAPES, me ha permitido laprosecucin de mis estudios e investigaciones. Mi especial agradecimiento a NstorSilva, Juan Pedro Machado, e Isabel Ramrez de OMA, a Amanda Rorra y MargaritaMndez de ACSUN, y a Alberto Britos (in memoriam). Mi agradecimiento a AlejandroGrimson por su atenta lectura y sus sugerencias respecto a la cuestin de la identidad y elestado-nacin, sin comprometerlo, evidentemente, con el texto.Como parte de mi investigacin acompa el proceso del movimientoafrouruguayo en Montevideo previo a la Conferencia Mundial, el Foro de ONGs y la IIICMCR en Sudfrica, 2001. Dejo aqu expresado mi agradecimiento a OrganizacionesMundo Afro, Uruguay, por el apoyo dado a esa investigacin, apoyo sin el cual nohubiese sido posible el acompaanamiento de Durban. Para el presente artculo quierodejar expresado mi agradecimiento especial a Romero J. Rodrguez y a Luisa Casalet dela direccin de OMALa mencin de estas personas no implica compromiso alguno con el texto. 2 3. NDICENDICE________________________________________________________________3EL MOVIMIENTO NEGRO EN URUGUAY (1988 - 1998) ______________________4Introduccin____________________________________________________________41 Del festejo al contrafestejo______________________________________________81.1 El desfile nacional__________________________________________________________81.2 El Primer Encuentro de activistas_____________________________________________91.3 El Contrafestejo__________________________________________________________112 La visibilizacin en los medios__________________________________________132.1 Las denuncias____________________________________________________________132.2 Estado-nacin e Identidades________________________________________________182.3 Las Campaas de Solidaridad_______________________________________________213 Confrontaciones en la sociedad nacional__________________________________243.1 Crecimiento y nuevas demandas_____________________________________________243.2 Logros: la Sede y las Viviendas______________________________________________263.3 Dos perspectivas en conflicto________________________________________________274 Dilogos con el poder_________________________________________________304.1 El caso del Servicio Exterior________________________________________________324.2 La Muestra Cultural_______________________________________________________334.3 Un desafo ntimo_________________________________________________________36Conclusiones___________________________________________________________37Referencias Citadas______________________________________________________38AVANCES EN URUGUAY A UN AO DE DURBAN: AFRODESCENDIENTESORGANIZADOS, MEDIOS, ESTADO Y AGENCIAS MULTILATERALES_______42Introduccin ___________________________________________________________421 Los medios masivos nacionales_________________________________________462 El trabajo post-Durban del movimiento organizado afrouruguayo _____________493 Globalizacin y organismos multilaterales________________________________53Referencias Citadas _____________________________________________________573 4. EL MOVIMIENTO NEGRO EN URUGUAY (1988 - 1998)Introduccin En 1989 se creaba en Montevideo la Organizacin Mundo Afro (OMA) a partirde un grupo de jvenes activistas negros que, junto a otros grupos, haba comenzadounos meses antes a editar la revista Mundo Afro. Estos grupos venan trabajando desdeel fin del gobierno militar en 1984, en una asociacin voluntaria, la Asociacin Culturaly Social Uruguay Negro (ACSUN), fundada en 1941. El director de la revista MundoAfro, Romero J.Rodrguez, denunciaba en 1988 la ausencia total de la minora negra dela imagen de la nacin que el estado uruguayo pblicamente promova. No constituanovedad la invisibilidad y minimizacin de la minora negra en las imgenes de lanacin, lo cual parecera responder a la conclusin del historiador Leslie B.Rout en1976, de que, Por su nmero relativamente pequeo, los Afro-Uruguayos puedengritar, pero pocos oyen el mensaje que intentan traspasar (Rout 1976:205). En aparente contradiccin a la invisibilidad de la minora se encuentra la idea deque en Uruguay no hay racismo, como parte de una representacin de la nacin, de smisma, como sociedad integradora y contraria a toda discriminacin. Diez aos despusen 1998, emergiendo como actor poltico en la escena nacional, OMA genera unadisconformidad pblica con esas ideas, logra que el Presidente uruguayo declarepblicamente que heredamos discriminaciones no oficialmente asumidas, pero realesen la vida social y que prometa iniciar una investigacin en el Servicio Exterior pordenuncias de discriminacin y racismo, incluyendo la responsabilidad del Servicio enpermitir la circulacin de folletos en los que se aseguran que no hay negros en Uruguay. La cuestin que se plantea para la dcada de 1990 con el surgimiento del nuevoactor en la arena poltica es cmo ste fue capaz de generar cambios en la visibilidad dela minora negra en la presentacin de las imgenes de la nacin por parte del estado,adems de visibilizar formas ms manifiestas tanto de adhesin como dediscriminacin. Un argumento cuantitativo -la representacin proporcional- comoexplicacin de la exclusin de la minora en la imagen de la nacin aparece entonces4 5. como justificacin de una otra clase de motivaciones para la invisibilizacin. Ladimensin de la minora negra, estimada por encuestas estatales a partir de un criteriode auto-adscripcin, es de 5,9%: 164.200 personas en un total poblacional de 2.790.600(El Pas 1998 [11-x]:5; CERD 1999:I.19)1. Las encuestas fueron resultado de lasdemandas de los activistas negros en foros internacionales.El propsito de este artculo, parte de un proyecto de investigacin ms extensoque vengo realizando en la temtica, es presentar una descripcin y un anlisisintroductorios del proceso de desarrollo de OMA. Si de alguna manera esto implicagenerar un modelo, mi intencin es contribuir tanto a una perspectiva de las cienciassociales la comprensin de nuevos movimientos y procesos de cambio social comoa la perspectiva de los agentes de la minora involucrados. El modelo que presento deeste proceso abajo-arriba podra aportar a los actores, de alguna manera, un elementopara la comprensin reflexiva de s mismos. Esto implica considerar un movimiento dedoble hermenutica, como ha sido colocado por Giddens (1984) para las cienciassociales en sociedades urbanas complejas, en que la interpretacin del analista de lasinterpretaciones de los agentes se re-introduce y es capturada por los mismos agentes enun margen de tiempo relativamente corto.Como estrategia de descripcin y anlisis presentar una serie de episodios ysituaciones ocurridos a lo largo de la dcada de 1990. El primero son dos festejos, unoconvocado por el estado y el otro por OMA y otros agentes. El segundo es lavisibilizacin lograda por el movimiento en los medios de comunicacin masiva, por elimpacto de denuncias de racismo primero y de campaas de solidaridad despus. Eltercero corresponde a las luchas por la consolidacin de la organizacin como unafederacin con un programa de desarrollo y a la obtencin de una sede operativa ms unplan de construccin de viviendas. El cuarto es el dilogo y creciente eficacia polticaque la organizacin logra respecto al estado y otros actores, comenzando a incidir en elsistema educativo nacional. Paralelamente ir introduciendo varios otros elementos:1En trminos relativos, una proporcin de 5,9% indica una minora importante, del orden de la mitad de lapoblacin negra de EEUU (12%) o del sur de Brasil (rea metropolitana de Porto Alegre: 11,8%). A modode comparacin, la cifra es un guarismo mayor que la atribuida a las poblaciones Indias de Estados Unidos(0,8%), Argentina (0,4%) y Brasil (0,2%). La visibilidad de los pueblos Indios en el imaginario de Brasil,es, por el contrario, comparativamente alta (Ramos 1998:4).5 6. algunos aspectos relacionados de la historia cultural y poltica de la minora negra enMontevideo, la nueva valoracin poltica de su produccin cultural tradicional, elproyecto histrico de la elite blanca definiendo la nacin desde el estado, el reclamo deuna gesta heroica negra y los desafos que para la minora organizada implica re-escribir su historia.6 7. ESQUEMAS DIDCTICOSDESFILESLOS MEDIOSLUCHAS DIALOGOS1988 NacionalContrafestejos Denuncias de Campaas de Federacin y Sede y Caso delLa Muestra 1998racismo solidaridadambientalism viviendasServicio Exterior UNICEF oRevista Mundo Afro 1er. Encuentro del Cono Sur.Definiciones de la nacin Ansina - hroe nacional negro - El desafo ntimo: Valorizacin de los Tamboresy la lucha en el campo simblico re-escribir la historia ANTECEDENTESCandidatos al parlamento Partido: PAN1er. ACSUN CIAPEN 2do.ACSUN CandidatoDesalojos 3er. ACSUN OMA S.Betervide al parlam. masivos (movim.social) (movim. e organiz. no gubernamental)18721931 1937-1938 1941194519561958 1978-1971984-1988 1989 91872 193319481958 19811988La Conservacin------------------------ Nuestra Raza ------------------------Bahia Hulan Yack Candombe UnoRev. Mundo AfroJ.M.RodrguezP.Barrios, V.Barrios, E.Cabral (M.Bottaro, I.Gares)M.Villa J.A. Carrizo R.J.Rodrguez 7 8. 1 Del festejo al contrafestejo1.1 El desfile nacional En 1988 el gobierno uruguayo realiza un desfile militar en que convoca acomunidades de inmigrantes en ocasin del aniversario anual de la fundacin del estado.En el editorial del segundo nmero de la revista Mundo Afro, en noviembre de ese ao, sudirector Romero J. Rodrguez denunciaba la omisin de la minora negra del desfile y deldiscurso gubernamental dirigido a la poblacin afirmando que nuestra civilizacineuropea nos hace diferentes al resto de Amrica Latina, ... en nuestra poblacin no existesangre negra ni sangre indgena (Mundo Afro 1988 [xi]). El impacto social del editorialas como el de la revista fue nulo y, casi diez aos despus, los editores evalan En 1988lanzamos la revista Mundo Afro a los quioscos y fue un fracaso (Mundo Afro 1997 [iv]).Pero dos aspectos del texto apuntan a orientaciones imprimidas luego por su autor, comoDirector General, a la organizacin. El primero es que el artculo se dirige a un los uruguayos todos incluido el autor.Puede verse aqu un cambio en el sujeto a quin el discurso se dirige si se compara con losantecedentes histricos en que el periodismo de la minora se diriga hacia un nosotros laraza [negra]. El sujeto del habla, invierte ahora los trminos con la sociedad mayoritaria ala que plantea, asumiendo su integracin en un lugar igualitario, una propuesta deintrospeccin. El segundo aspecto es que la idea de racismo planteada en el artculo confronta elestereotipo ms comn en Uruguay: una idea de racismo (representacin colectiva) comoprcticas de discriminacin intencionadas y conscientes (actitudes y comportamientos) ensituaciones en un nivel societario cara-a-cara, de individuos co-presentes, y que se loejemplifica con estereotipos tomados del cine y la TV sobre los Estados Unidos. El sujeto,blanco, opone a este estereotipo alguna ancdota autobiogrfica y de supuesta o realamistad y cercana con un negro, operacin por la que se piensa colocado fuera de laimputacin de racismo. Por el contrario, Rodrguez est sealando el racismo a nivel delsistema social, en el que, por ejemplo, las ausencias en las propias representaciones de lasraces identitarias de la nacin son resultantes de una operacin, de carcterdiscriminatoria, por la cual es invisibilizada (excluda de la representacin) la minora8 9. negra. Las races de esta operacin, como fenmeno histricamente posterior a laesclavitud, parecen encontrarse en la democratizacin poltica de Uruguay como parte delproceso de modernizacin y formacin de una sociedad de clases, una primera ola delcual puede ser ubicada a partir de las dcadas de 1870-80 con un movimiento hacia lalegitimacin de instituciones, leyes y principios. Pero la democratizacin no signific elreconocimiento de la minora negra sino, como argumentar ms adelante, la imposicindesde el estado de una determinada idea de nacin en la que sus pre-requisitos igualitariosy mecanismos de ascenso social fueron concebidos atendiendo a los grupos mayoritariosde origen europeo. Por lo pronto, la estrategia del estado en Uruguay se presenta como un doblevnculo entre una ideologa igualitarista y una ideologa de modernizacin que ha visto enla europeizacin la va del progreso. Por un lado, el igualitarismo como valor universalistams un ideal humanista de progreso social confluyeron en un ideal de uniformizacin(invisibilizacin de las diferencias). Por otro, la construccin de una imagen de la nacincomo crisol de comunidades europeas - equivalente simblico de modernidad - llega atener un viso de criterio de pureza por el cual es ausentada, o desvalorizada enimportancia, la minora no-europea. Como en el caso ms general sealado por Herzfeld(1997:68), las minoras aparecen como poluyentes simblicos de la nacin. La auto-imagen de Uruguay como pas ms blanco y europeo se constituye contrastivamentecon las imgenes que se tienen de los vecinos de la regin, como muestra el discurso delgobierno en 1988.1.2 El Primer Encuentro de activistas Actores sociales desde al menos la dcada de 1870, los centros culturales,asociaciones, y peridicos de la minora negra de Uruguay han tenido, muchos, unaexistencia corta de algunos meses, pero otros llegaron a quince aos como el mensuarioNuestra Raza de 1933 a 1948, o a ms de medio siglo de vida como la asociacin ACSUNdesde 1941. A la salida del gobierno militar y con la restauracin del gobiernodemocrtico en 1985, un sector de los franciscanos de la Iglesia Catlica, desde unaprctica de incentivo al surgimiento de comunidades de base, da apoyo a la restauracinde la casa de ACSUN e incentiva una ideologa de desarrollo social que dispara una9 10. dinmica de discusiones y de proyectos hacia el colectivo negro y la sociedad (Brecha1988 [07-ii]). Por otro lado, el apoyo de este ala de la Iglesia incluye tambin laadministracinde recursos econmicos provenientesdeorganizacionesnogubernamentales (ONGs) del exterior, con una centralidad en la gestin de decisiones deproyectos que grupos ms activos, entre ellos el denominado Amandla, van a confrontar.Si bien hubo entonces un impulso externo a la minora dado por la Iglesia y algunas ONGpara generar un programa de desarrollo, la experiencia luego no responde a esteimpulso y se generan lneas de clivaje que responden a tendencias ideolgicas autnomasy a fuertes liderazgos. El movimiento social resultante se consolida en OMA en 1989. Un primer paso hacia una posicin no slo colectiva sino abarcante de losactivistas regionales se concreta en mayo de 1990 cuando OMA organiza el PrimerEncuentro de Entidades Negras del Cono Sur reuniendo ciento veinte delegados deveinticinco organizaciones de la regin. La evaluacin de OMA destaca la situacin depobreza y la existencia de estereotipos y situaciones de discriminacin, recomienda la re-escritura del pasado y proclama la voluntad de integracin a las sociedades nacionales(Mundo Afro 1990 [vi]). La propuesta se instrument, localmente, en la centralizacin enOMA de denuncias de estereotipos racistas, en una poltica de desarrollo como veremosms adelante y, en la valoracin y dimensionamiento polticos de la produccin culturaltradicional - las performances y msica de las orquestas de tambores - asociada en lasociedad mayoritaria al carnaval. La lideranza de OMA tena presente la eficacia polticade las performances de tambores del grupo Amandla que inclusive sufri represinpolicial cuando tocaba frente al stand de Sudfrica en una exposicin, marchando concarteles que pedan por el fin del apartheid y la liberacin de Mandela (Brecha 1988 [26-viii]). En 1990, el artculo de contratapa Cronologa de un largo camino hacia la libertadtermina de este modo: 11 de febrero: Nelson Mandela es liberado a las 14:00 (GMT) ylos tambores uruguayos resuenan en las calles de Montevideo. (Mundo Afro 1990 [vi]).1.3 El Contrafestejo En 1992 OMA es uno de los principales coordinadores de la organizacin de loscontrafestejos del descubrimiento de Amrica y, con el eslogan 500 aos AHORABASTA!!, lanza una campaa en Montevideo; los folletos trazan en dos puntos un nexocon los pueblos Indios y una re-lectura del pasado. Los panfletos - 500 aos - el tambor es10 11. rebelde y no olvida - convocaban para el da 11 de octubre en que se conmemora elltimo da de la libertad americana para un punto de encuentro en que Los tamboresafrouruguayos se concentran y realizan una marcha por el centro de la ciudad hasta el actofinal de oratoria. Un anlisis de algunos de los significados que en la situacin del eventotuvo la proclama es esclarecedora de las posiciones de distintos actores.a) La convocatoria reuni una masiva participacin, consiguiendo movilizar asectores polticamente radicales de la izquierda uruguaya, a jvenes con un discurso crticodel estado que encontraba en las imgenes de las culturas Indias y Africanas nuevos valorespara el vaco que haba dejado la desintegracin del modelo socialista en Europa. OMAlogr la adhesin de varios de los grupos ms grandes de tambores de la ciudad y de otrosmenores, provenientes de varios puntos de concentracin previos en distintos barrios de laciudad.b) Sin embargo, la propuesta era demasiado radical en la percepcin de dos grupostradicionales de tambores cuyas lideranzas se alinean polticamente con uno de los partidospolticos ms antiguos de Uruguay. Tampoco fue acompaada por otras asociacionesvoluntarias negras; alguna por mantener tambin una adhesin poltica partidaria yposicionarse en oposicin a OMA, a la cual leen slo en trminos de alineacin partidaria;otras, por entender que el acto tena un carcter de oposicin muy radical. El punto 6 deltexto intenta una mediacin entre el pasado y el presente:Nuestra sabidura fue tan despreciada, que nosotros mismos olvidamos su valor. Nuestramoral y nuestros sentimientos, tan calumniados , que muchos de nuestros hermanos trataronde disimular su condicin. Slo nuestra expresin artstica result inocultable, porque semantuvo ms fiel a sus races espirituales que cualquier otra de este suelo.Pero aunque la afirmacin de que muchos de nuestros hermanos trataron de disimular sucondicin pueda ser cierto desde esta perspectiva, alude a situaciones que tambin hansido estrategias que individuos o grupos de la minora adoptaron en momentos histricosconcretos; tomar los estereotipos y transformarlos en pantallas efectivas y medios desupervivencia es una estrategia que, por ejemplo, Nandy (1983:104) ha reconocido en laIndia. Pero una crtica moral del tipo que ha sealado Sahlins (1997:129) entre jvenes quedefienden la tradicin y los viejos que se han acomodado a los valores de la modernidadblanca tambin es implcita: es el punto que OMA coloca cuando revaloriza un referente -los tambores y las comparsas de candombe - que en las estrategias de disimulacin era11 12. negado. c) Un otro punto, el 4, tambin busca una mediacin y, como el anterior, habragenerado una fuerte crtica y posterior distanciamiento de personas o grupos, pero esta vezdesde las posiciones ms radicales: Los pueblos indgenas y los pueblos trados esclavos, tuvieron ... la sabidura de diferenciar entre el poder opresor y los humildes inmigrantes que vinieron despus de Europa; entre el mensaje falaz de los jerarcas de una Iglesia olvidada de sus origenes, y el mensaje milenario del cristianismo primitivo, testimonio de otro pueblo oprimido. ...De acuerdo a las opiniones que recog la crtica se fundamentaba en un reclamo de verdadhistrica: los humildes inmigrantes en otros pases de Amrica desplazaron, invadieron ytomaron territorios Indios mientras la Iglesia fue el instrumento del poder para cuando nodestruir, al menos sincretizar las religiones Indias y Africanas con el Catolicismo. El puntoes que OMA no desconoca estos argumentos: en Montevideo los inmigrantes europeosllegados masivamente desde el ltimo cuarto del siglo XIX habran desplazado en lasoportunidades de trabajo a los afrodescendientes y fueron atrados por una ideologa de lalite que despreci a negros y criollos como elemento capaz de generar el progreso del pas.Un reclamo reiterado de OMA es, justamente, que las condiciones en que llegaron losinmigrantes europeos y las concesiones que en algunos casos el gobierno les otorgconstituyeron privilegios histricos de los cuales el colectivo negro siempre careci. Laintencin del punto 4to. debe verse entonces en el campo poltico como una mediacinentre la idea de pueblos indios y negros y la idea de pueblo nacional oprimido, presente enlas ideologas de la izquierda mayoritaria con la nocin de lucha de clases. d) Finalmente, el texto exalta a la figura del ayudante del prcer nacional Artigas,como un hbil estratega y conocedor de secretos de la naturaleza (hierbas curativas): elpunto reclama aqu para Ansina un lugar protagnico en la narracin de fundacin de lanacin y no un lugar secundario como lo sera la de mero ayudante; este reclamo serareiterado por OMA a lo largo de la dcada: el lugar de Ansina como hroe nacional negro.La aceptacin del texto en este punto, as como la recepcin de su proclama en el evento,fueron unnimes e incontestadas, sugiriendo cunto esta narracin fundante era compartidapor los diversos actores presentes.*** Para el gobierno, a mi juicio, el acto no constituy un desafo poltico como lo12 13. hubiera sido una masiva marcha obrera numricamente equivalente o un paro general.Contando, adems, que el da 11 era domingo. El acto fue pacfico y no hubo despliegue defuerzas de choque ni de brigadas anti-motines. Pero la efervescencia colectiva desenvueltaen el propio ritual permiti una amalgama social entre sectores sociales barriales negros,quienes podan ahora reconocer en OMA una vocacin organizativa. Esto gener sino unarepresentatividad, al menos una visibilidad de OMA que no haba sido logrado antes endistintas pocas por la intelectualidad activista negra de Montevideo, en particular con lamalograda experiencia del Partido Autctono Negro (PAN) en 1937. Ahora surga unarepresentatividad no en el campo de los partidos polticos sino en la arena de lucha delcampo simblico e ideolgico. Un capital cultural - los grupos de tambores de candombe-despolitizado en el proceso de conformacin de la nacin, haba sido convertida en capitalpoltico durante el acto. Una imagen de nacin en que la presencia de los afrouruguayos noslo apareca sino constitua un valor cultural, estaba emergiendo en la consciencia de lospropios actores de la minora e impactaba, en alguna medida, en la de ciertos sectores decultura de clase media de la sociedad mayoritaria.2 La visibilizacin en los medios2.1 Las denuncias Una nueva msica haba sonado en la concentracin de octubre, cuyos motivos elgobierno no haba odo bien. Pero la msica y una campaa masiva de ayuda a Somalaorganizada por OMA haban llegado a otros odos. Medio ao despus los motivosresonaron muy fuerte en la Presidencia cuando el articulista norteamericano NathanielNash, luego de una gira por Montevideo en que realiz entrevistas a varias personalidadesnegras, publica Uruguay is on Notice: Blacks Ask Recognition en The New York TimesInternational. La noticia de que en Estados Unidos se haba publicado la existencia dediscriminacin racial en Uruguay es propalada localmente en el horario central deinformaciones de un canal de TV. El caso se vuelve inmediatamente centro de atencinpblica y en los das siguientes las voces de polticos del gobierno se hacen or en losmedios. La acusacin de que en Uruguay hay racismo pareca ser leda, por losperiodistas de TV y los agentes de estado entrevistados, en los trminos de una difamacino tergiversacin - un producto de la falta de conocimiento de la realidad uruguaya, con su 13 14. voluntad profundamente igualitaria - a la cual haba que dar respuesta. El argumento dequienes emitan las legtimas representaciones de la nacin - fuese como agentes del estadoo de la verdad como los periodistas - apelaba a la complicidad con el televidente.sabemos que en la realidad esto no es as. Se puede plantear aqu en que medida realidad corresponde a la nocin deintimidad cultural en el sentido que Herzfeld (1997:94) define: un conocimientocompartido pero del que se sabe que afuera es desaprobado. Pero tambin est basada enestereotipos la idea de lo que es desaprobado afuera. Hasta el momento del artculo deNash, el reconocimiento de que hubiese una minora importante negra era considerado algoque sera desaprobado. Por el contrario, la imagen de la nacin que supuestamente serams aprobada afuera era la imagen del origen europeo. Mientras, en la intimidad, sereconoca a la minora - las comparsas de candombe, los tambores, las exuberantesbailarinas - aunque era algo que los lderes y la gente con cultura consideraban comofenmeno perifrico, carnavalesco, mera supervivencia folclrica. El conflicto que sedesata con la denuncia es en el nivel de la definicin de lo que constituya desaprobacin.Ahora el N.Y. Times mostraba como un hecho moralmente reprobable - discriminacinracial - el no-reconocimiento y la omisin de la minora negra. Pero la modificacin deperspectiva que el hecho implicaba, no sera un movimiento que ira a acontecer de un dapara otro. En el proceso de las primeras ondas de modernizacin en Uruguay, de 1870 a 1930,el estado junto con los partidos fue el lugar privilegiado por los grupos en el poder para laconcrecin y difusin de sus ideas de modernidad, proceso del cual se definira unaidentidad nacional (Caetano y Geymonat 1997:37). La idea de nacin se superpone aqucon la de estado como en el modelo planteado por Mauss y por Weber (cf. Ramos1998:185). Pero atendiendo al proceso de formacin del estado-nacin uruguayo, en vez deser la nacin una comunidad que crea un estado como plantea Weber, parecera que fue unestado que cre una comunidad. En efecto, Caetano y Geymonat han sugerido que laintegracin de una sociedad formada por segmentos de inmigracin de diversos origenesfue articulada desde el estado a partir de un denso entramado cvico-institucional deproteccin homogeneizadora. El modelo social implantado produjo en consecuencia una asimilacin muy fuerte entre la nocin misma de la ciudadana poltica y un ideal de integracin social uniformizante ... la identidad nacional de los uruguayos ... comenz a14 15. quedar asociada progresivamente con ese modelo de ciudadana hiperintegradora. (Caetano y Geymonat 1997:36)La identidad nacional es esencializada y fijada en este estereotipo en esferas como laEscuela y es observable en espacios de recreacin como el Carnaval: el pequeo pasmodelo de prosperidad frgil y vocacin hiperintegradora (Alfaro 1998:233). La denuncia de que en Uruguay existe discriminacin racial fue, ms que un casoconcreto, una afirmacin genrica. Por esta razn confront, justamente, el estereotipo de laidentidad nacional: la eficacia de la integracin. El estado y la prensa apelaban a losciudadanos comunes para crear un nosotros que asegurase el estereotipo y mostrase elequvoco. En la calle y en las horas de los informativos la conversacin traa los casos decompaeros de escuela negros, amigos de la infancia y del barrio, de sujetos blancos. Esdecir, en la intimidad cultural se renovaba la vigencia de otro estereotipo - que ladiscriminacin racial ocurre en eventos cara-a-cara. Este estereotipo funcionaba tambinpara argumentar respuestas defensivas cuestionando la autoridad moral de EE.UU,argumentando el racismo (cara-a-cara y en la ley) que el cine y los medios muestran. Los detalles del artculo afloraban trayendo el nombre de los entrevistados por elN.Y.Times en Uruguay, siendo asociados por los medios locales tambin a OMA. Si unefecto logr la denuncia, adems de la circunstancial visiblizacin ganada en los mediospor OMA y otros activistas, fue disparar un proceso de introspeccin social. Aunque losestereotipos se mantuvieron, se haba logrado un movimiento que haba abierto para lasociedad una instancia des-naturalizadora. Una encuesta publicada por el peridico masivoEl Pas realiz preguntas indirectas para intentar descubrir algn tipo de racismolatente, ya que ante la pregunta directa de Es usted racista?, la mayora en Uruguay y entodo el mundo, tiende a responder que no. En octubre la prensa cierra su pesquisaregalando el resultado de la encuesta (contratada a una consultora) que constituy unaevidencia emprica del grado de existencia de prejuicios tnicos y raciales declarados en lasociedad uruguaya: 33% de rechazo a los judos y 14% a los negros (El Pas 1993 [03-x]). Por otro lado corrobor que el estereotipo en Uruguay de lo que constituye racismocorresponde fundamentalmente a la representacin de actos de discriminacin intencionalesen situaciones cara-a-cara entre individuos co-presentes. De la serie de artculos de prensa haban estado ausentes las demandas planteadas15 16. por OMA (Mundo Afro 1990 [vi]; Rodrguez 1995; Cuadernos de Educacin Afro 1997[a]) y posteriormente sustentadas por el estudio del Instituto Nacional de Estadsticas (ElPas 1998 [11-x]; CERD 1999): la existencia de discriminacin racial cuya resultante es lapobreza crnica. Las estadsticas mostraron un cuadro amplio de desigualdades raciales enel mercado de trabajo y en los ndices de educacin, admitiendo el INE la existencia dedisparidad entre las razas ... en el acceso a oportunidades en el mercado de trabajo y enel ingreso en la ocupacin principal (CERD 1999: prrafos 100, 128). De acuerdo al estudio del INE, las desigualdades de la poblacin auto-declaradanegra con respecto a la auto-declarada blanca en el mercado laboral de Uruguay abarcan:remuneraciones menores a iguales empleos, mayor tasa de ocupacin en trabajosvulnerables, mayor tasa de desempleo, menor edad de ingreso y mayor edad de egreso delmercado laboral (las personas negras trabajan ms). Las desigualdades en la educacinabarcan menores ndices histricos de escolarizacin, mayor desercin en el nivelsecundario superior (preuniversitario) e ndices muy bajos de educacin terciaria. Lasdesigualdades en el acceso y acumulacin de capital econmico y en cultura de pequeasempresas son indicadas por menores tasas de trabajadores independientes con inversin decapital. Las desigualdades raciales en el mercado de trabajo se reflejan en las condiciones devida y, en consecuencia, en el acceso y continuidad en la educacin. A su vez, lasdesigualdades en la educacin y en las condiciones de vida, sumadas a criteriosdiscriminante como la buena presencia, se reflejan en menor competitividad en elmercado laboral - falta de oportunidades, dificultades en el ingreso, permanencia y ascensolaborales. Se trata de condiciones estructurales y estructurantes de la desigualdad queNelson do Valle Silva (1983:199) conceptualiza, en su anlisis de Brasil, como un procesode acumulacin de desventajas a lo largo del ciclo de vida socioeconmico de las personasnegras. El ciclo acumulativo genera desigualdades raciales estadsticamente definibles en elmercado de trabajo, en el acceso, acumulacin y transmisin de capital econmico ycultural, que impiden la movilidad social de las personas negras y las fijan a posicionesestructurales en un cuadro de exclusin social. Paralelamente, en el sistema educativo uruguayo, los valores de integracin-uniformizacin no han sido incompatibles con una jerarquizacin euro-centrada y 16 17. evolucionista de los contenidos curriculares. El imaginario as constituido ha asociadoAfrica con salvajismo, primitivismo y persona negra, desconociendo un pasado civilizatorioafricano. Este imaginario, necesariamente, ha afectado histricamente la auto-estima de laspersonas negras y ha desvalorizado socialmente su produccin cultural tradicional,categorizada como exotismo carnavalesco, supervivencia folclrica o subcultura de ungrupo guetizado. En consecuencia, sumado al cuadro de desigualdades raciales, la culturadel tambor y del candombe ha sido frecuentemente asociada a estereotipos estigmatizantes. La dimensin del episodio local detonado por el artculo del N.Y.Times tuvo porconsecuencia que la lideranza de OMA tomara muy rpidamente consciencia del valorinstrumental que adquira, por un lado, el inters por la temtica de la minora negra enUruguay despertado en los medios globales y, especialmente, de los Estados Unidos; porotro, la sensibilidad del gobierno y los medios locales a la imagen internacionalmentereflejada de la nacin. Este aspecto de las consecuencias de la globalizacin apareceentonces instrumentalizado y apropiado estratgicamente por OMA. Un informe producidopor OMA fue presentado, en 1996, directamente al Comit para la Eliminacin de laDiscriminacin Racial de las Naciones Unidas (CERD) en Ginebra. El Comit llam acomparecer al estado uruguayo quien fue instado a aportar datos, resultando de ello elestudio estadstico del INE.2.2 Estado-nacin e Identidades Una serie de instituciones sociales le han dado histricamente cohesin ysolidaridad a la minora negra en Uruguay, dentro de los marcos de accin de cada una -asociaciones performticas (grupos de tamboreo, sociedades carnavalescas), recreativas(sociedades de bailes) y de cultura letrada (centros culturales). Estas instituciones, sinembargo, no se constituyen en fuerzas sociales eficaces en el campo ms amplio denegociacin poltica con el estado, sea el gobierno nacional o municipal. Esto no quieredecir que no puedan presentar demandas y obtener logros, pero estos refieren al mbito omarco particular en que se mueven. Se trata, en su conjunto, de constituyentes de el estado(status) de la cultura (Herzfeld 1997). La cuestin que estoy planteando es, cmo podranser agentes de transformacin de la construccin que el estado hace de la idea de nacin, esdecir, modificar la cultura del estado: el contenido de textos escolares determinados porun Ministerio de Educacin o las presentaciones de la nacin por el Servicio Exterior por 17 18. ejemplo. Interesa llevar entonces el anlisis a instituciones que puedan constituirse enactores sociales capaces de ejercer fuerza en el campo poltico en una coyuntura apropiada. Las denuncias de situaciones de discriminacin racial a nivel social y en lasdefiniciones de la nacin, las demandas por reconocimiento y valoracin del aporte negro,la instrumentacin de acciones para el mejoramiento del nivel de vida - acceso a educacin,trabajo estable y vivienda - han tendido a ser colectivamente resueltas, por un estrato concultura de clase media en la poblacin afrodescendiente, tomando como modeloinstituciones del sistema poltico de la nacin. Esto es, o bien apoyando una candidaturanegra en un partido mayoritario o bien con la constitucin de un partido polticoindependiente. Ambas alternativas haban fracasado desde el primer antecedente de uncandidato negro en 1872. El modelo de partido fue intentado en 1938 y entre los puntosbsicos del Partido Autctono Negro (PAN) acordados por su asamblea en junio de 1936con la lideranza del Dr. Salvador Betervide, se afirmaba que: Es desde luego imprescindible que la lucha se entable bajo la creacin de un partido propio, autnomo, con absoluta prescindencia de los partidos preexistentes, dado que dichos partidos de ninguna manera podrn interpretar el problema en la verdadera realidad. (Nuestra Raza 1937 [iii], nfasis en el original)El anlisis de los fundadores del PAN acertaba en que la existencia de una ciertadesconsideracin ... no cuadra con la tan mentada igualdad sostenida con tanta claridad ennuestras leyes y nuestra Constitucin anticipando el anlisis de Romero J.Rodrguez msde medio siglo despus - existe discriminacin racial a pesar del estereotipo dehiperigualdad, tanto en la intimidad cultural de la sociedad mayoritaria (reflejada endesigualdad social crnica) como en la presentacin de la nacin (reflejada en la exclusinde la minora). Si bien el anlisis fue acertivo, el modelo de partido definido por un clivajetnico - expresado en el idioma de raza - como instrumento poltico para la lucha no lleg aefectivizarse ya que la votacin no arroj el mnimo requerido. Independientemente a la singularidad de las elecciones de 1938 luego de un perodode dictadura, el resultado adverso del PAN muestra el xito de la implantacin de unmodelo de formacin de diversidad nacional (Segato 1999:177): el propiciado por el estadoy los partidos polticos, en que las identidades son definidas en trminos exclusivamente declivajes polticos. En efecto, la imposicin de un proceso de construccin de hegemona atravs del propio estado, los partidos, la escuela pblica gratuita y obligatoria desde la18 19. dcada de 1870 y la medicalizacin del pas, tuvo por objetivo que el estado y los partidospolticos constituyeran las instancias de identidad, substituyendo las dems formas deadhesin. El estado se configur as como smbolo de la unidad social nacional y lospartidos en smbolos particularizados de esa adhesin; especialmente, los rituales laicos delos partidos han sido el lugar de la efervescencia colectiva. Al respecto Caetano yGeymonat sealan que La identidad social y cultural emergente ... termin por brindarproteccin y pertenencia a los ciudadanos, pero a cambio de una fuerte restriccin para eldespliegue de otras lealtades y adhesiones (1997:37). La subordinacin al proyecto de la elite dirigente radic no solamente en laimposibilidad que otros grupos tuvieron de incidir en la formulacin del proyecto en s,sino por el mecanismo de doble-vnculo que Caetano y Geymonat advierten: la promesa deproteccin y pertenencia a cambio de la subordinacin al proyecto, es decir, larestriccin ... de otras lealtades y adhesiones, es decir, de la diferencia. Recprocamente,este mecanismo confluy, en la esfera del pensamiento, en entender la integracin comouniformizacin y a la diferencia como inmadurez, llevando a la privatizacin y la exclusinde la diferencia. Los mecanismos esquizognicos de doble-vnculo, estudiados por Bateson,producen el des-empoderamiento de las minoras: el estado gratifica y luego priva, quita(Ramos 1998:151). Si bien todas las colectividades habran adherido histricamente al proyecto,subordinadas por ese mecanismo de doble vnculo para integrarse a la religin laica de lanacin, algunas, por medio de diversas formas de asociacin, mantuvieron contenidosculturales como estrategias de esencializacin para la constitucin de sus sociedades y desu identidad en una esfera privada de la sociedad nacional. Si este ha sido el caso de lascolectividades juda y armenia, inclusive de la Iglesia Catlica como argumentan Caetano yGeymonat (1997), para los afrodescendientes han jugado este papel las asociacionestradicionales (orquestas de tambores de candombe y sociedades carnavalescas), lasasociaciones recreativas y las voluntarias (correspondientes al surgimiento de un estratosocial con cultura de clase media). Una cuestin central a la discusin sobre etnicidad, identidad y estado-nacin sobrela cual Wilmsen (1996:21) ha llamado la atencin, concierne a la relacin entre, por unlado, el conflicto yacente a la promesa de modernidad y la realizacin efectiva de la19 20. modernizacin y, por otro, la construccin de grupos de oposicin poltica concretizadoscomo etnicidades. La existencia de una disparidad entre la promesa del estado, deproteccin y pertenencia (igualdad), y su realizacin era denunciada en 1936 por el PAN,grupo surgido de un estrato de cultura de clase media con prensa y asociacionesvoluntarias. La permanencia de la brecha fue hacindose evidente, especialmente a partir dela segunda mitad de la dcada de 1980, a los grupos activistas de base, tanto vinculados a lacultura tradicional de tamboreo de candombe (como en el caso del periodismo radial deCandombe Uno y el grupo Amandla) como a una asociacin recreativa y de cultura letrada(ACSUN). La construccin de un grupo de oposicin en el campo poltico que lograsellevar adelante denuncias y concretase demandas surgi como parte de la experiencia de losnuevos movimientos sociales de la sociedad mayoritaria al final del gobierno militar. Centralmente el movimiento planteaba demandas por reconocimiento y accionessociales que repararan la brecha en el cumplimiento de la promesa de igualdad del estadouruguayo. Para ello no sigui un modelo de partido plebiscitable como fue el PAN en 1938,ni tampoco un modelo de candidaturas al parlamento, como las experiencias de 1872, 1931y 1958, sino el modelo de movimiento social surgido en un nuevo espacio pblico en ladcada de 1980. La forma organizativa con la que el movimiento gana eficacia poltica enlos 90 es el modelo de organizacin no gubernamental (ONG). Este modelo, basado en eldesarrollo de proyectos y la prospeccin y administracin de recursos para su realizacin,se estructura en el caso de OMA como federacin de instituciones con un comit ejecutivocentral. Sin embargo, a diferencia de la mayora de las ONGs, Mundo Afro mantienecaractersticas de movimiento social, movilizando una red extensa de colaboradores yconvocando, en eventos conmemorativos o de protesta, a sectores numeroso deafrodescendientes y simpatizantes.2.3 Las Campaas de Solidaridad La coyuntura poltica interna de 1994 era favorable a las negociaciones: ao deelecciones nacionales y municipales en que los candidatos se exhiben en los medios y noslo prometen sino que pueden ser comprometidos. Sin embargo seran los vientos deafuera los que impulsaran muy velozmente a la emergencia de OMA como un actor socialrelevante en el escenario poltico nacional. En junio la visita de Nelson Mandela y surecepcin, con el otorgamiento del ttulo de Doctor, reuni en la Universidad a la20 21. Presidencia, el gobierno municipal, la directiva de OMA y el Rectorado. Este evento - enun momento en que los valores con que los medios presentaban a Africa haban tomado unsigno positivo - sumado al contexto pre-electoral explica que el partido de gobiernoprocurase mejorar su imagen pblica en un tema que, en 1993, haba subestimado. Esemismo mes la Presidencia recibe a la directiva de OMA quien solicita la sala deconferencias del edifico presidencial para un proyectado Seminario internacional sobreracismo y xenofobia y el apoyo para una campaa de solidaridad con Ruanda. En julio y agosto OMA logra el apoyo del gobierno para lanzar una campaamasiva de Recoleccin de suero para Ruanda. La campaa signific la intensificacin aun primer plano nacional de la visibilidad de OMA. Mientras que en los horarios centralesde los noticiarios de la TV se mostraban las imgenes cruentas que CNN transmita, en losespacios publicitarios apareca, contra una imagen fija de refugiados ya familiar para losreceptores, un mensaje en letras de imprenta blanco que iba pasando: O.M.A. -organizacin de la colectividad negra del Uruguay, llama a la colaboracin al pueblouruguayo para ayudar a los hermanos africanos - done un litro de suero. A fines de agostola campaa era un xito y se recolectaron 7000 litros para su envo por la ONU. El caso tena como antecedente la experiencia ganada por OMA un ao antes, enuna campaa similar de ayuda a Somala. En la primera mitad de 1993, cuando estaba enlos medios oficiales la cuestin de la denuncia de discriminacin racial en Uruguay y, enlos medios de prensa no oficiales, la campaa de OMA de un kilo de arroz para Somala,el peridico masivo La Repblica anuncia Solidaridad sin fronteras - Bnai Brith[comunidad israelita] pleg a la iniciativa y don una tonelada de arroz. La iniciativa deOMA, fundada en una memoria de actos de solidaridad promovidos por la izquierda y laIglesia, fue tomar conciencia de que poda ser ella misma agente de una accin solidaria. Las campaas apelaron a un llamado a nuestra ciudadana, al pueblo uruguayo,a la solidaridad con el hermano pas africano. El llamado lo hace una organizacin de lacolectividad negra. La mediacin de la hermandad - el lenguaje del parentesco de sangrecomo idioma de grupos y de naciones - implic una abertura del conjunto de losconsiderados pases hermanos del Uruguay, los vecinos Argentina y Brasil seguidos por losdems pases de Amrica Latina. Para la sociedad mayoritaria una consecuencia de lacampaa consisti en la confrontacin del estereotipo del negro uruguayo - humilde, 21 22. vctima histrica de la esclavitud que apela a la sensibilidad individual para conseguir unaayuda - con su inversin - una imagen de agente activo, ciudadano moderno capaz deorganizar una ayuda para los hermanos africanos. Para los activistas en cambio estainversin, y la consciencia que supone, fue el punto de partida. Mientras la identidad nacional aparece definida contrastivamente respecto a lahermandad de vecinos (Uruguay se distingue por su civilizacin europea deca elgobierno en 1988), una nueva identidad aparece mediada por un tercero en escena - elhermano pas africano. A diferencia del primer mecanismo de definicin de identidad porcontraste, se plantea ahora un mecanismo por el que la identidad es definidaconstitutivamente. La organizacin y ejecucin exitosa de las campaas de solidaridadcontribuyeron a la definicin de una comunidad en la minora negra que tom comoreferente al grupo organizador. Si bien existieron posiciones particularistas en oposicin ala campaa - argumentando porqu los de Mundo Afro no hacen campaas de solidaridadpara los negros pobres de ac - la solidaridad como un deber moral hizo queindividualidades e instituciones de la minora se alinearan a OMA. As, por ejemplo,ACSUN, que vena actuando independientemente a OMA, dio su apoyo a la iniciativa y fueagente colaborador en su ejecucin. La organizacin de la campaa extendi en la prcticasocial lo que el evento fundacional de 1992 anticipaba: la formacin de redes de solidaridadque atravesaban las de las asociaciones voluntarias y tradicionales, ligadas a estratos decultura de clase media unas y, a barrios y redes de parentesco y amistad las otras. La estrategia de estas campaas de solidaridad desplegadas por OMA se presentapor lo tanto como agregativa y capaz de generar constitutivamente, por la fuerza moral, unaidentidad en una comunidad de solidaridad. Los actos de solidaridad internacional pan-africana presentan antecedentes en la historia local. As, por ejemplo, en 1934 NuestraRaza (1934 [v]) bregaba por sumarse a un Comit Scottsboro del Uruguay que levantabavoces de protesta y ayuda contra un caso de juicio de crimen en Estados Unidos imputado aprocedimientos racistas. Aunque contempornea al esfuerzo incipiente para la creacin deuna lideranza poltica negra, esta y otras denuncias no llegaron a constituirse en prcticas ocampaas que pudiesen sumarse, estratgicamente, a aquel esfuerzo. Es decir, si bienconstituan actos de solidaridad, permanecieron restringidas al crculo de lectores delperidico. Medio siglo despus, las manifestaciones del grupo Amandla con sus tambores22 23. de candombe en el centro de la ciudad, reclamando frente a la Cancillera el fin delapartheid y el cese de las relaciones diplomticas de Uruguay con Sudfrica en 1988,imprimieron a las denuncias el carcter de actos pblicos masivos. Pero faltaba an para laminora un referente ms abarcante como el que, preanunciado en la concentracin de 1992con las nociones de identidad y cultura afrouruguaya, consigue ahora OMA con suinsercin como agente de una nueva modernidad en la arena poltica local y comoconsecuencia de la estrategia constitutiva de las campaas de solidaridad. El caso muestra, por otro lado, cmo esas imgenes de eventos globalizados -guerras intertnicas - tuvieron por consecuencia la emergencia, en otro mbito nacional, deun actor poltico. La emergencia de OMA sugiere un caso en que un evento globalizadodispara la emergencia de un actor trans-localizado. La estrategia esencializadora tomadapor OMA, asociando la lectura fenotpica y el idioma del parentesco de sangre, haceposible la idea de que la poblacin damnificada de Ruanda y la colectividad negra delUruguay pertenecen a una misma comunidad trans-local. Se presentan as a la logica de lasrepresentaciones colectivas dos referentes translocalizados simultneos, el trmino desemejanza - la ONG en los medios como lenguaje de insercin en el mundo globalizado dela nueva modernidad - y, el trmino motivante de la campaa - mediado por el lenguaje delparentesco y el fenotipo. Un momento crtico en la vida de una nacin (Das 1995:3-4),Somala o Ruanda, globalizado y virtualizado por los medios, fue instrumentalizado en otroespacio nacional y tuvo como consecuencia la emergencia, en el campo poltico de esanacin, de un nuevo actor. En los medios OMA consigue presentarse como un actor delprimer mundo (una ONG tipo Aid-Africa por ejemplo) reverberando en las imgeneslocales como agente de una nueva modernidad.3 Confrontaciones en la sociedad nacional3.1 Crecimiento y nuevas demandas En 1993 OMA se haba reorganizado como una federacin de organizaciones, conInstitutos y Centros, Unidades de Produccin, Unidades Familiares barriales, Grupo deApoyo a la Mujer Afrouruguaya. A la vez el movimiento da una virada hacia un discursoambientalista: la asociacin con una ONG que manejaba fondos de la cooperacin italiana23 24. para proyectos de produccin agrcola alternativos, sin agro-txicos, result providencial.Del punto de vista instrumental ambas ONGs compartieron una planta en un edificiocntrico y servicios de fax al exterior que permitieron a OMA organizar una red decomunicacin regional con organizaciones negras. Permiti adems un sistema cooperativode consumo y distribucin de productos de chacra para suscriptores del colectivo negro. Simblicamente OMA present, hacia organismos financiadores y del gobierno, unaimagen de organizacin moderna, eficiente y confiable. Hacia el colectivo negro era unsmbolo de que OMA estaba progresando. Pero tampoco faltaron opiniones de qu se ibaa poder hacer en un apartamento? e, inclusive, rumores de que la directiva mal versabafondos en viajes a Europa; puede verse en estos rumores una indicacin de una dificultaden percibir la necesidad que una ONG tiene de campaas y contactos para la obtencin derecursos para operar. Discretamente los rumores circulaban entre individuos del colectivonegro y de la izquierda implicando un estereotipo recurrente que apareca en situacionescomo las de 1992 de que una organizacin negra con un discurso activista no podra hacerviajes ni mantener un piso de ejecutivos, debiendo corresponder entonces a un ideal denegro humilde por un lado o a la exigencia del militante de los 60 por otro. El casomuestra que si bien los determinantes financieros son constreidores - la donacin defondos implica la aprobacin y contralor de proyectos desde centros exteriores al escenarionacional - la capacidad de los actores de generar estrategias complementarias ampli unmargen en el que pudieron actuar respondiendo a sus propios intereses. La estructura federada comienza a funcionar generando proyectos de produccin;adems de fondos hay capital humano captado con el prestigio institucional ganado - ritualfundacional de los contrafestejos, presencia en los medios con las denuncias dediscriminacin, una sede ejecutiva eficiente. Adems de un proyecto de insercin barrialcon las Unidades Familiares, est la consecucin de un proyecto que tiene antiguosantecedentes. El antiguo anhelo de Marcelino Bottaro de la Casa de la Raza (Nuestra Raza1934 [iv]) tendr continuidad con la idea del Centro Cultural Afrouruguayo de FernandoNez (Brecha 1991 [15-iii]) planteada al intendente de la ciudad en 1990 y la propuestapublicada por OMA de la Casa de la Cultura Afro-Uruguaya (Mundo Afro 1990 [vi]). En 1994 el gobierno municipal instrumenta un plan de des-centralizacin yformacin de centros zonales con los barrios de la ciudad. Para la zona cntrica de la 24 25. ciudad, comprendiendo uno de los barrios ms antiguos con poblacin negra, el local defuncionamiento correspondi a unos pocos salones utilizables de una gran planta edificadade 2000 metros cuadrados en pleno centro de la ciudad. OMA inicia conversaciones con elgobierno municipal a efectos de negociar la adjudicacin de esta planta, sin terminacin,con filtraciones de lluvia, con la mayora de los espacios sin las ventanas y llenos deescombros y residuos, con las instalacin elctricas y de saneamiento sin terminar odeterioradas. Sin embargo, la negociacin no avanzaba a nivel del Centro Comunal al estarla representacin de los pobladores negros en minora en la junta de vecinos. El caso aparece entonces como un modelo micro de una problemtica ms generalen que se oponen, el universalismo de la representacin proporcional de la minora en lasociedad mayoritaria y, la igualdad de derechos de la minora respecto a la mayora desdeuna perspectiva relativista. La salida favorable a esta situacin implicaba la segundaperspectiva; para ello OMA precisaba desarrollarse como fuerza poltica en vez de ajustarsea una representacin cuyo resultado iba a ser siempre desfavorable para la minora.3.2 Logros: la Sede y las Viviendas Un problema para OMA es que la atencin a los objetivos en la arena polticanacional y municipal, la presentacin de proyectos capaces de captar fondos, laconsecucin de un local apropiado, restan recursos humanos para implementar proyectosque alcancen a sectores mayoritarios de la minora negra. En 1995 Rmulo es uno detantos desplazados de los antiguos barrios negros de la costa montevideana en 1979; viveen un cantegril (equivalente local de las favelas de Ro de Janeiro y las villa-miseriade Buenos Aires) de la periferia, en una vivienda rudimentaria con su cnyuge e hijos.Para Rmulo los de Mundo Afro hacen cosas para los blancos, ni a m ni a ninguno delos de aqu nos han dado ningn beneficio. La brecha es difcil de ser zanjada: ni congresos, ni exposiciones, ni denunciaslogran de por s el acceso a fondos y a capital humano como para emprender proyectosque lleguen a esas zonas de pobreza crnica. Pero el acceso a estos fondos y capitales esfuncin de la fuerza poltica y fueron los recursos manejados en el campo simblico ycultural que constituyeron los medios instrumentales para un fin, ganar fuerza poltica.Frente a la poltica de las promesas diferidas y la competencia de otros proyectos, arriba-abajo, de una casa cultural, fue con la fuerza ganada en el espacio poltico nacional que25 26. OMA consigue estar en una posicin de negociacin y concrecin: la administracin dellocal municipal. Para la junta de vecinos, siguiendo las reglas de la representacin proporcional, lalgica era cmo, si son tan pocos van a tener tanto espacio!. Recin con el acceso a eselocal propio, adecuado para eventos masivos, es que en marzo de 1996 OMA consiguerealizar un gran evento con la colaboracin de afamados msicos populares, convocandouna concurrencia masiva de pblico de clase media. La recaudacin fue para levantar ladeuda acumulada del alquiler de la casa de los Jefes de una orquesta tradicional detambores de candombe, impidiendo el inminente desalojo de la casa y que peligrara latradicin del barrio. Fue la posicin ganada por OMA como fuerza poltica en el escenario nacionalque le permiti consolidar, no slo la co-administracin de la planta para el ComplejoMulticultural, sino iniciar, en 1996, conversaciones con el Ministro de Viviendas para unproyecto de construccin de 40 viviendas en el barrio Sur, de antiguo poblamiento negro.De este barrio, en 1979 haban sido desalojadas y desplazadas una gran cantidad defamilias negras por los proyectos desarrollistas del gobierno militar: erradicar lasconcentraciones de pobreza para valorizar una zona privilegiada, cntrica y prxima a lacosta del mar, promoviendo la inversin privada en construccin de edificios. A pocos das de la firma del convenio, en abril de 1998, vecinos de la zonadivulgan por la prensa una carta en que se alerta que el proyecto de las viviendas iba atugurizar la zona creando focos de delincuencia. La carta intentaba influir en los agentesdel estado, especialmente a planificadores urbanos, asociando pobreza con delincuencia yfamilia desestructurada; pero el subtexto implcito era la asociacin de estos con raza ygnero: el proyecto de OMA contemplaba beneficiar a madres solteras negras con hijos asu cargo. Se confrontaban el idioma de la modernizacin de las dcadas anteriores, eldesarrollismo, con el nuevo idioma de la modernidad de los derechos de la minorapresentado por OMA. Empleando en su carta el lenguaje del desarrollismo, beneficiariossilenciosos de la expulsin policiada de familias negras veinte aos antes, los vecinosno imaginaron que la contra-respuesta les iba a ser muy desfavorable: comunicados por laprensa y TV, concentracin masiva y acto de repudio, mesa redonda de OMA con laprensa (OMA, 1998). El convenio fue firmado en plazo, el gobierno central otorg los26 27. crditos, la intendencia el espacio fsico, y las obras se iniciaron.3.3 Dos perspectivas en conflicto Elcrecimiento institucional,estructuracinjerrquica e instalacionesadministrativas de OMA, confront en la esfera pblica a los intereses privados, asociablescon la derecha poltica como muestra el caso de las viviendas. Pero tambin confront losestereotipos de las ideologas de izquierda, especialmente jvenes con ideologas deoposicin y crtica a sistemas de autoridad centralizada en especial el estado, crecientesluego del fracaso de los socialismos reales en Europa. El caso siguiente permite observarque una vertiente jacobina del hiper-integracionismo nacional comprende como valores unaigualdad y un individualismo extremos, en conjuncin con la hegemona (en el sentido deque no se pone jams en cuestin) de la universalidad de estos valores. En 1996 el grupo de msica popular Cuarteto de Nos, de corte satrico yprovocador, muy seguido por los jvenes de la clase media de la sociedad mayoritaria,lanz un CD en uno de cuyos temas, una de las estrofas se refera al prcer nacional Artigasy a su ayudante Ansina en una relacin sexual. El hecho que la stira fuera de un prcernacional, aunque se reconoca excesiva, mostraba para s mismos cun libertarios,iconoclastas libres de preconceptos, eran los creadores y su pblico. El hecho de queasociaciones patriticas emitieran un comunicado de prensa en que manifestaban que laletra agraviaba la figura del prcer nacional y que pidieran que fuera retirado de la venta elCD no fue una reaccin que sorprendiera a los seguidores del grupo; al fin y al cabo, lasagrupaciones nativistas y patriticas son asociadas al atraso, al medio rural y a losconservadores, a las derechas polticas represivas y censuradoras. Lo que constituy unasorpresa y que gener controversias pblicas fue la adhesin de OMA al comunicado. Estaadhesin requiere de una historia que brevemente esbozaremos. En las narrativas de los textos escolares a lo largo del siglo XX, la figura de Ansinaaparece centralmente en la historia fundante de la nacin como el fiel ayudante negro queacompa en su exilio del Paraguay al prcer Artigas hasta su muerte. En 1917 M.H.Bottaro consigue que el nombre de Ansina sea adjudicado a una calle central de un barriode poblacin negra y que en 1923 se colocase ah una placa de homenaje. Tambin en 1923se forma una asociacin que promueve la repatriacin de los restos de Ansina, lo que ocurreslo en 1938 (Nuestra Raza 1933 [xi], 1938 [xi], [xii]; 1940 [vi]); como suger ms arriba,27 28. estas acciones no eran, al parecer, articuladas con el PAN. Para el colectivo negro Ansinaha significado un espejo, la presencia del negro en los textos escolares, si bien reificado conel estereotipo del negro fiel, leal y servidor. Como nica instancia de visibilidad heroicanegra en la historia fundante de la nacin, se explica el esfuerzo de Bottaro y de muchosotros hasta al presente para que Ansina sea incluido en la narrativa de la nacin, nombre decalle, placa, estatua y los rituales cvicos del estado. La dcada de 1990 vio ensayosliterarios y conferencias en los que el estereotipo de Ansina como fiel sirviente negro delprcer Artigas es deconstruido, mostrndolo como hbil militar y estratega consejero delprcer, poeta msico y conocedor de hierbas medicinales. La presentacin, en la nueva sedede OMA en 1996, de un libro reconstruyendo la figura de Ansina (Caula 1996) moviliz aotras asociaciones del colectivo negro, a un grupo de tambores y danza tradicional decandombe, adems de periodistas y profesores universitarios. Es en este contexto queOMA, con el apoyo tcito de las asociaciones menores adhiere al comunicado dedesagravio. Las conversaciones en la clase media, incluan las tentativas de consenso sobre elexceso del comunicado de desagravio, el exceso de la zafadura del grupo, la inocencia o laingenuidad del letrista. La prensa oral realizaba entrevistas a jvenes en la calle, escritores,msicos y artistas de la sociedad mayoritaria. La generalidad de estas voces, a mi juicio,defendan el derecho a la libre expresin como valor supremo y aducan que la censurapedida por el comunicado era una expresin de autoritarismo, un instrumento propio dedictaduras militares. Que un sector importante de los jvenes y artistas de la clase mediamanifiesten como nico valor posible el de las libertades individuales, indica que la ideaOccidental del individuo es tomada como valor universal. La idea del derecho de unacomunidad - an con una historia penosa de esclavitud y dominacin - en manifestarse,indignarse y reclamar su derecho sobre el uso de un elemento simblico de surepresentacin colectiva, fue algo ausente en las opiniones que circulaban, algo fuera detoda cuestin. El concepto de conmutador tnico que desenvuelve Herzfeld (1997:45, 51) puedeser til para comprender cmo los actores del caso se oponen compartiendo un mismoconcepto de integracin igualitaria y discutiendo sobre un mismo smbolo (Ansina). Por unlado, las representaciones de los actores iconoclastas implican una idea de sociedad 28 29. nacional como integracin igualitaria en torno a un valor central universal - el individuo.Por otro lado, las representaciones de la comunidad que tiene a OMA como referente,comparten la idea de sociedad nacional como integracin igualitaria aunque, en susprcticas, son observables valores ms jerarquizantes liderazgos fuertes y principios desenioridad en sus asociaciones tradicionales y en la propia ONG que no colocan tancentralmente al individuo como valor. Los activistas y seguidores de OMA se reconocencomo buenos ciudadanos y manifiestan reconocer el estado como fuerza legtima: lo queconfrontan es un proyecto de nacin en tanto imposicin de cierta configuracin de valoresy representaciones que los excluye y a la que consideran en oposicin al proyecto deintegracin igualitaria con el que comulgan. Un sector de la clase media jvenes, artistas,intelectuales de la sociedad mayoritaria se identifica con la nacin y sus valores comolegtimos y universales, pero ven en el estado una imposicin y una amenaza al individuo,valor que consideran central y fuera de toda cuestin al proyecto de integracinigualitaria con el que comulgan. De este caso pueden concluirse dos aspectos vinculados de las representacionescolectivas de, al menos, cierto sector de la sociedad mayoritaria con cultura de clase media:el individuo como valor universal y la ausencia de cualquier nocin de pluralismo cultural.Estos aspectos responderan, sugerentemente, a las mismas olas de modernizacinhistricas y a su imposicin desde el estado que coloqu en la seccin anterior. El valorque, como agente de una nueva modernidad, OMA introduce ahora es la diferencia cultural- apoyar lo diferente enfatiza su slogan en 1997 - expresado tambin, como presentarms abajo, en el idioma del multiculturalismo.4 Dilogos con el poder Las denuncias de OMA de existencia de discriminacin en el nivel del sistemasocial y de las representaciones colectivas de la nacin ocurren como movimientos en elcampo cultural, visibilizando hechos previamente invisibles, dando voz a lo silenciado.Las denuncias son presentadas reiteradamente bajo diferentes estrategias (prensa local einternacional, organismos transnacionales) que en su conjunto dan continuidad en eltiempo a la accin social. De esto se desprende que, sin estas acciones, los hechosdenunciados continuaran estando socialmente invisibles y silenciados.29 30. Un abordaje analtico con los conceptos de modos de poder y campo cultural,elaborados a partir de Antonio Gramsci y de Stuart Hall por J. y J. Comaroff (1991),permite comprender las acciones del estado y del activismo procesualmente en el tiempo.El poder acta en dos modos complementarios: dominacin y dominio. El primer modoimplica la accin proposital: es un modo agentivo y coercitivo; el segundo acta en formaembutida con la propagacin de la cultura dominante. En el campo cultural ambos modosde poder corresponden, respectivamente, al modo ideolgico y al modo hegemnico.Siguiendo a Barthes, los Comaroff (1991:30) proponen una analoga entre cultura ylenguaje como til para comprender estas nociones. El modo hegemnico corresponde ala forma gramatical en el lenguaje; es decir, se trata del polo invisible, no-reconocido dela cultura, y, como la gramtica, funciona internalizadamente. Por el contrario, el modoideolgico del campo cultural corresponde, en esta analoga, al texto; es decir, se trata delpolo visible, reconocido de la cultura. Ahora bien, lo que esos autores avanzan es que los sectores dominantes de lasociedad llevan adelante estrategias para instaurar sus modelos, movindolos en el campocultural desde el modo ideolgico, en el cual son formulados, hacia el modo hegemnico.El principal instrumento para este movimiento han sido el estado, el sistema educativo ylos medios masivos. El modelo en consecuencia pasa a ser incuestionable, naturalizadocomo ocurre con la forma gramatical en el lenguaje. Por ejemplo, el sistema deadhesiones a la nacin en que las identidades son definidas por clivajes polticos (queseal en el anlisis del fracaso del PAN) corresponde al modo hegemnico del campocultural de Uruguay. El movimiento contrario, los modos de resistencia (entre la protesta organizada ylos gestos de rechazo), lleva del polo hegemnico al ideolgico; realizado en el dominiode la crtica por el activismo y la practica reflexiva, este movimiento hacia el modoideolgico, genera contra-hegemona y sus actos constituyen el medio capaz de producirconsciencia (Comaroff 1991:31). Como en los casos que se exponen, sin la eficaciapoltica ganada por OMA para hacer or sus denuncias pblicamente (modo ideolgico),la existencia de discriminacin en el nivel del sistema social y de las representacionescolectivas de la nacin continuara estando socialmente invisible y acallada (modohegemnico).30 31. Siguiendo a Gramsci y a Foucault, un aporte de los Comaroff (1991:25) a partirdel anlisis histrico de la colonizacin en Sudfrica, es mostrar cmo el modohegemnico no es constituido en un nico momento histrico sino que es construidoconstantemente por la elite desde los mecanismos del estado, entre ellos el sistema escolarpero, igualmente, por los partidos polticos y los medios masivos. Al igual que ladominacin, movindose hacia el modo hegemnico, el movimiento contrario hacia elmodo ideolgico tambin requiere la continuidad de la accin en el tiempo para lograreficacia. En este sentido es que puede comprenderse cmo la continuidad en las prcticasde reflexin y en el flujo de informacin en el dominio crtico que, desde el movimientosocial de 1985 venan realizando los activistas negros en Uruguay, fueron capaces degenerar mayor consciencia en sectores ms amplios de la minora y de la sociedadnacional as como generar nuevas prcticas sociales.4.1 El caso del Servicio Exterior En septiembre de 1998 OMA presenta una serie de denuncias de discriminacinracial por parte del Embajador de Uruguay en Londres y anteriormente en Alemania.Mientras en la prensa de oposicin al gobierno circulaban las versiones de otrosfuncionarios del Servicio Exterior que ratificaban la denuncia, en la prensa pro-gubernamental,circulaban los descargos del Embajadordejandoentrever laresponsabilidad de aquellos: el enredo de versiones no hizo ms que dejar a la vista en laimagen pblica el involucramiento institucional. A inicios de octubre de 1998 el casohaba tomado dimensiones de escndalo pblico dando lugar a la intervencin delparlamento y a que el ejecutivo alejase de sus cargos al Embajador y al Cnsul (ElObservador 1998 [06-x]). Las denuncias son de dos tipos, discriminacin por omisin en la imagen de lanacin y discriminacin por omisin de personas en la conmemoracin anual de la nacin.En su defensa el Embajador declara que intent solucionar los casos denunciados conconversaciones personales, apelando as a que el lector comparta el estereotipo queconcibe la reparacin del agravio exclusivamente como una relacin de intimidad cara-a-cara entre personas supuestamente iguales. Desde esta posicin tambin manifiestasorpresa ante la negativa a cualquier solucin en esa esfera por parte de los agraviados (ElPas 1998 [8-xi]). Por el contrario, stos se presentan institucionalmente en la esfera del31 32. estado denunciando los hechos como violencia moral y apelando a las normas jurdicas envigor que legislan represivamente ante la discriminacin racial. En el caso de un folleto de presentacin del Uruguay que circul en Alemania y enel cual se asegura que no hay negros en Uruguay, el Embajador reconoce que Es untpico folleto de los que se editan en oportunidades de ferias tursticas ... (El Pas 1998[08-xi]). Independientemente de la cuestin de la responsabilidad en las descripciones defolletos tpicos, el caso muestra el modo naturalizado por el cual es asumido elestereotipo del Uruguay como el pas ms blanco. En este sentido puede considerarseque la denuncia pblica constituy un elemento de un movimiento ms general, desde lahegemona a la ideologa (ver ms abajo), impulsado por OMA y por el cual es exigida lainclusin de la minora negra en las representaciones de la nacin. La negativa alreconocimiento, en las relaciones entre minoras con estados nacionales, ha venidoadquiriendo el rango de un perjuicio, seala Charles Taylor (1994:96). En el caso interesa indicar adems cmo la identidad proclamada de los miembrosde la comunidad comprende la adhesin a la nacin y que lo que reclaman es haber sidoexcluidos de su ritual cvico anual. La presencia de comunidades de inmigrantesuruguayos negros en ciudades europeas sugiere que, sobre los agentes del estado nacionalen el exterior y las representaciones de la nacin son puestos, ahora, los ojos de losagentes de una colectividad multi-local interconectada en una red trans-nacional que tomacomo referente, en el centro, al nuevo actor. Advierte Comaroff (1996:168) que lascomunicaciones globales han seriamente subvertido el control del flujo de informacionesejercido previamente por los estados y los medios nacional(istas) y stos, en la dcada de1990, ya no son ms los mecanismos incontestados por los que la nacin es narrada.4.2 La Muestra Cultural La consciencia de que se est luchando especficamente en el campo culturalpresenta varias evidencias (cf. Cuadernos de Educacin Afro 1997 [b]). En octubre de1998 es inaugurada la Muestra Cultural Afro-Uruguayos y su Historia en la sede deOMA y con apoyo de la UNICEF. La preocupacin concierne a la educacin y la muestraest dirigida a los alumnos de las instituciones primarias y secundarias de educacin y alos educadores. La meta es influir a la escuela - uno de los medios, como indiqu encima,por el cual los estados construyen su hegemona en el proceso de constitucin constante32 33. del modo hegemnico.La muestra consiste de un recorrido en varios pequeos escenarios, partiendo de larepresentacin del mundo civilizatorio africano y finalizando en una galera de fotos dedestacadas personalidades afrouruguayas. Un punto particularmente efectivo de lamuestra fue la representacin de la travesa Atlntica: entrando por una escalera depeldaos vacilante a un ambiente apretado y en tinieblas, se perfilan a escasos distancialos cuerpos de los africanos, entre los cuales se camina sobre un piso de tablastambaleantes, inseguro; mientras, se oyen sonidos del mar, del navo y de lamentos. Elefecto, comparable al de la pieza teatral Slaveship de A.Baraka, es colocar al visitantecomo actor en el escenario, es decir, como un esclavo transportado en una asfixiantebodega. La escena, analizable como ritual de pasaje separando dos mundos, es eficaz ensensibilizar al visitante para colocarse en primera persona en los escenarios siguientes: elmundo de la esclavitud y del racismo en Amrica.Los objetivos de la muestra, expuestos en un folleto y en el discurso de OMA ensu inauguracin, pueden considerarse en relacin a dos aspectos de la idea de nacin enUruguay - igualdad y modernizacin. En el primer aspecto, se aporta la idea de un futurosin racismo ni discriminaciones: forjando individuos que vivan comunitariamente. En elsegundo aspecto, la idea de desarrollo colectivo presenta una idea nueva, elmulticulturalismo. En consecuencia la integracin es planteada ahora en los trminos deque la verdadera identidad nacional es culturalmente plural. Oratorias, muestra,folletera, revistas, enfatizan la ciudadana y la igualdad en la diversidad (somosuruguayos negros) a la vez que reclaman la diversidad como valor (valorar lo diferente)y el reconocimiento de un colectivo social. Este colectivo es ahora jugadoestratgicamente como negro o como afro-uruguayo en el voltil campo de la poltica.La apropiacin y amalgama de las nociones de cultura y de afro-uruguayo trminoste planteado inicialmente en la dcada de 1960 por el uruguayo Carlos Rama en elcontexto de la divulgacin de la nocin afro en los medios intelectuales crticos de lasAmricas habra permitido ahora, al ser compartible por negros y blancos, unamayor apertura y flexibilizacin de las definiciones de identidad en el campo de la accinpoltica.La muestra es inaugurada por el Presidente Julio M.Sanguinetti, el Ministro de33 34. Educacin y Cultura, el Intendente municipal y la directiva de OMA. El discurso deldirector de OMA, Romero J.Rodrguez, resume la prctica institucional de la federacin yenfatiza los objetivos de la muestra y la pluralidad cultural. Las denuncias de OMA sonahora admitidas en el discurso del Presidente, reconociendo pblicamente queheredamos discriminaciones no oficialmente asumidas, pero reales en la vida social. Hayun movimiento respecto al estereotipo del pas ms blanco y del discurso de 1988 enque ... nuestra civilizacin europea nos hace diferentes. Ahora se incluye a la minora atravs de una mediacin, un puente semntico entre los ... migrantes de Europa, forzadospor la necesidad y los forzados por ... la esclavitud, la peor de las historias que havivido la humanidad (El Pas 1998 [22-x]). Dos cuestiones quiero sealar de los discursos emitidos en el evento. La primeracuestin es sugerir que la definicin de una identidad nacional singular, resumen detodas las identidades, como plante el discurso presidencial, entrara en conflicto con laverdadera identidad nacional ... culturalmente plural planteada por OMA. La segundacuestin es si la nocin por tras de la propia cultura del individuo que el discursopresidencial plantea no es una vuelta a una nocin de cultura como ornamento, adiferencia del concepto que OMA plantea de cultura como valor poltico y valorcolectivo, comprendiendo produccin performtica comunitaria (los tambores y elcandombe), sistemas religiosos y de conocimientos sobre la naturaleza, as como unahistoria re-escriptible por la minora de su contribucin poltica, econmica y social a laformacin de la sociedad nacional. En mi interpretacin, la inauguracin de la muestra fue un ritual de como si seestuviera en total acuerdo, por la mediacin de los mitos de la nacin compartidos -igualdad, integracin y modernizacin - aunque las interpretaciones que de stos se hacanfuesen opuestas: el derecho del individuo como valor universal para la mayora o elderecho de la colectividad como valor para la minora. Por lo pronto, en el campo de lasprcticas sociales, la presencia del gobierno en la muestra ocurra a continuacin delemplazamiento del Embajador en Londres, accin que se ampliaba ahora con la promesadel Presidente a la lideranza de OMA de formar una Comisin para analizar ladiscriminacin racial en el Servicio Exterior. Al ritual en el nivel del sistema social(jurdico) de (des)-investidura en el cargo, corresponda ahora el ritual social (cara-a-cara34 35. en co-presencia) de unidad como si de las partes. Mientras tanto, en los medios y laprensa, apareca la imagen de los jerarcas del gobierno y de OMA juntos en la sede de laorganizacin. Por un lado, la escena pblica visibilizaba la imagen de OMA cmo agenteexitoso en la esfera poltica, no slo por el hecho de la muestra sino por lo que en elevento estaba pblicamente en silencio el caso del Embajador. Por otro lado, tras elsonado caso del Servicio Exterior, el evento salvaba la cara (cf. Goffman 1975) delgobierno: al subttulo Comunidad negra, su historia y la honda raz del ancestropreceda el titular Negros y blancos, a todo fervor (El Pas 1998 [22-x]).4.3 Un desafo ntimo Una tercera cuestin concierne a las condiciones en que una minora re-escribe suhistoria. Se trata de un proceso lento de construccin de representaciones y de formacinde conciencia a contracorriente de la constitucin de hegemona por el poder. Un ejemplode las dificultades existentes en la re-escritura es el uso de trminos cargados. En elcaso, las guas de la muestra empleaban con naturalidad ciertos trminos con ausencia deotros: selva y lluvia y no sabana, secas y navegacin en grandes ros; caza y pesca y noplantacin, mineracin y ganadera; vida salvaje y primitiva en vez de tcnicasmetalrgicas, tejidos y teidos; tribus en vez de estados, sistemas de linajes, reinos,ciudades e imperios; hechicera y brujera en vez de cosmovisiones, religiones yconocimientos herborsticos, medicinales y psicolgicos. Desde los textos escolares a los medios, los primeros trminos son comunes:ejemplifican los estereotipos de atraso y supersticin, contrarios a la modernidad de lanacin y del mundo euro-occidental. Para las guas, los trminos tienen tambin otrasconnotaciones y cargas afectivas: se trata de representaciones a las que recurren lasasociaciones afrouruguayas tradicionales para referirse a sus orgenes en Africa. Para elpblico que va a la muestra el uso de estos trminos arriesga reificar nociones de atraso ysupersticin, resonando con los textos escolares y la idea de progreso, una resultante quepuede contradecir el objetivo de promover el valor igual de las diferentes culturas y estaren perjuicio de la propia. El desafo que se plantea, tanto para un analista como para los agentes, es lacomprensin de que la cultura de la minora no es homognea y tiene, en distintos grados,caractersticas que son el producto de los varios procesos estatalistas de modernizacin en35 36. Uruguay, sobre un proceso anterior de criollizacin cultural en el siglo XIX. En losprocesos de modernizacin la escuela ha constituido un medio fundamental de la polticacultural del estado y del establecimiento de su hegemona. Como sugiere Grant (1995)para la ex-URSS, las polticas culturales estatales producen identidades hbridas cuandolos rituales, instituciones y representaciones del estado se transforman en tradiciones quelos grupos locales apropian y entretejen, substituyen o son obligados a substituir, atradiciones anteriores; stas, a su vez, tambin son hbridas, productos de polticasanteriores. Cabe a las organizaciones de la minora la agenda de qu elementos tome yesencialize en un determinado momento, no slo para re-escribir su pasado sino, alintensificar su cultura y precisar la definicin de los bordes del grupo como estrategia deesencializacin para la accin poltica.Conclusiones Las cuestiones planteadas han abarcado una descripcin y anlisis introductorios delos distintos mecanismos sucesivamente activados, de abajo a arriba, en la formacin de unnuevo actor en el campo poltico de un estado-nacin, buscando mejorar las condiciones devida de un grupo social histricamente subalternizado. En su conjunto, estos mecanismossugieren que slo la actuacin constante y sensible a las condiciones de la modernizacinglobal, le permiti al actor emerger en el campo poltico y lograr un cierto grado deincidencia en los mecanismos de construccin permanente de la nacin por el estado. Entre los mecanismos jugados se destaca la apropiacin por el actor emergente deuna nocin de cultura tomada de la difusin de las ciencias sociales usos, costumbres,smbolos, sistemas de creencias y de conocimientos. Esta nocin le permiti abarcar laproduccin cultural tradicional de la minora, re-significarla, intensificarla y generar unabsqueda y revalorizacin de las primordialidades del grupo - un tipo de proceso que hasido sealado por Sahlins en otros partes (1997). A la vez, la mediacin de esta nocinpermiti una fluidez entre el actor, como dirigente, y su grupo social que no haba sidoalcanzada en intentos histricos anteriores de convocatoria. El aporte de capital humano,los modelos disponibles y las condicionantes del contexto global confluyeron a la evolucininstitucional del actor, de un pequeo movimiento social a una ONG federada. Luego, lainstrumentalizacin de eventos globalizados virtualmente, contribuy centralmente a la 36 37. emergencia de esa organizacin como una fuerza social eficaz en la escena nacional y a ladelineacin de una red de solidaridad y colaboracin en el grupo social. Una consecuencia de este crecimiento fue el logro de un espacio edificadoadministrado por la federacin y la implementacin de programas para el mejoramiento delas condiciones de vida de la minora tales como un convenio de construccin de viviendas.Otra consecuencia fue la capacidad de generar revisiones y eficacia en los procesos delucha en el campo cultural y poltico. Fueron logrados avances en direccin a unavisibilizacin de lo invisible: el reconocimiento de la existencia de la minora; lademostracin de la existencia de exclusin y desigualdad racial en el mercado de trabajo yen la educacin; la existencia de discriminacin racial; la valoracin de la diversidadcultural de la sociedad nacional. En el plano de la accin, el individuo colectivo negroemerge como un agente organizado en instancias de la educacin nacional, lasrepresentaciones de la nacin en el campo internacional y en el campo de las interrelacionesentre los agentes del estado y la minora. Los gobiernos se vieron interpelados no por unpartido o faccin con el objetivo de acceder al poder del estado, sino por un nuevo actorque demand modificar, las definiciones de nacin que el propio estado produce y, lasmediaciones entre la minora y la sociedad nacional. Las cuestiones planteadas han sido, en resumen, la formacin de un actor en elcampo poltico y su emergencia con la instrumentalizacin de un evento translocalizado yde la modernidad global y, cmo slo la actuacin constante de ese actor le permiti incidiren los mecanismos de construccin permanentes de la nacin por el estado. 37 38. Referencias CitadasFuentesBrecha 1988 [07-ii]. Unin para crecer.Brecha 1988 [26-viii]. El tambor protesta.Brecha 1991 [15-iii]. Los tambores nunca mienten: reportaje a Fernando Lobo Nuez.CERD (Committee on the Elimination of Racial Discrimination). Fifteenth periodic reports of States parties due in 1997: Uruguay. In: CERD/C/338/Add.7 (State Party Report - 11/01/99). Geneva, Switzerland: Office of the United Nations High Commissioner for Human Rights, 1999.Cuadernos de Educacin Afro 1997 [a]. Racismo y Discriminacin en el Uruguay. Montevideo: Ediciones Mundo Afro.Cuadernos de Educacin Afro 1997 [b]. Desafos de la Integracin cultural. 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AVANCESENURUGUAY A UN AODE DURBAN:AFRODESCENDIENTES ORGANIZADOS, MEDIOS, ESTADO YAGENCIAS MULTILATERALESIntroduccin La III Conferencia Mundial Contra el Racismo, realizada en Durban, Sudfrica, enseptiembre de 2001, al contrario de lo que muchos medios de prensa internacionalespregonaron, fue, en la perspectiva de las organizaciones de las poblaciones afectadas, unxito, principalmente para los pases de Amrica del Sur y del Caribe, Brasil y Uruguay enparticular. Por primera vez en la historia de los pases de la regin, los gobiernos y la sociedadcivil coincidan en un mismo lenguaje y cooperaron en presentar evidencias de lasdisparidades raciales que asolan a los afrodescendientes e indgenas en estos pases. En lacumbre de Durban, tanto en el Foro de las ONGs como en la Conferen