Máscaras (Oz Editorial) (Spanish Edition)

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LOS

HEREDEROS

DESHANNARATerryBrooks

LIBROIVLASCRÓNICASDESHANNARA

LIBROITETRALOGÍAELLEGADODESHANNARA

TraduccióndeMaríaAlberdiColecciónOzNébula

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CONTENIDOS

PáginadecréditosSinopsisdeMáscarasDedicatoria

PrólogoCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30Capítulo31

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Capítulo32Capítulo33Capítulo34Capítulo35Capítulo36Capítulo37

Sobreelautor

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MÁSCARAS

V.1:febrero,2017

Títulooriginal:Makingfaces©AmyHarmon,2013©delatraducción,PatriciaMata,2017©deestaedición,FuturboxProject,S.L.,2017

Fotografíadecubierta:Shutterstock-AleshynAndreiDiseñodecubierta:TallerdelosLibros

PublicadoporOzEditorialC/Mallorca,303,2º1ª[email protected]

ISBN:978-84-16224-59-3IBIC:FRMaquetación:TallerdelosLibros

Cualquierformadereproducción,distribución,comunicaciónpúblicaotransformacióndeestaobrasólopuedeserefectuadaconlaautorizacióndelostitulares,conexcepciónprevistaporlaley.

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Máscaras

Unaversiónmodernadelclásico

Labellaylabestia

El jovenAmbroseYoung lo tiene todo:éxito,popularidad, inteligenciaybelleza.EsdemasiadoperfectoparaalguiencomoFernTaylor,unachicatímidaysoñadora,yellalosabe.Perolascosaspuedencambiarenunabrirycerrardeojos.ElchicoysuscuatroamigossemarchanalaguerradeIrakparaservirasupaístraslosatentados

del 11S. Solo Ambrose regresa vivo, pero totalmente desfigurado y con el alma profundamenteherida.¿SeguiráamándoloFernahoraqueAmbrosehaperdidosubelleza?¿Podrásanarsusheridasydevolverlelaconfianzaylaseguridadquetantonecesita?

«Absolutamentefascinante,desgarrador,emocionalydegranalcance.LaspalabrasnohacenjusticiaalaexperienciaquemeconcedióMáscaras.»

TotallyBookedBlog«Todoelmundodeberíaleerestelibro.Setratadeunahistoriainolvidablequetellegaal

corazónynotesuelta.Nomecansaréderecomendarlo.»AestasBookClub

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ParalafamiliaRoos:David,Angie,Aaron,GarretyCameron

Soysolouno,perounosoy.

Nopuedohacerlotodo,peropuedohaceralgo;

y,yaquenopuedohacerlotodo,norehusaréhaceraquelloquesípuedohacer.

EdwardEverettHale

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Prólogo

En la antiguaGrecia creían que, tras lamuerte, todas las almas, buenas omalas, descendían alAverno,elreinodeHades,enlasprofundidadesdelaTierra,yqueallímorabaneternamente»,leyóBaileyenvozaltamientrassusojosibandeunladoalotrodelapágina.

«ElencargadodeprotegerelAvernodelmundodelosvivoseraCerbero,unenormeyferozperrode trescabezasque teníaundragónpor raboy laespalda llenadecabezasde serpientes».Bailey se estremeció al imaginar cómo debió de sentirse Hércules cuando vio a la bestia porprimeravez,sabiendoquetendríaquevenceralanimalabrazopartido.

»EraelúltimotrabajodeHércules,laúltimaobrapendiente,yseríalamisiónmásdifícildetodas.Elhéroesabíaquequizá,despuésdebajaralAverno,enfrentarseamonstruosyfantasmasylucharcontrademoniosytodotipodecriaturasmíticasporelcamino,nuncapodríavolveralmundodelosvivos.

»Sinembargo,noletemíaalamuerte.Sehabíaenfrentadoaellamuchasvecesyanhelabaeldíaenquetambiénélseríaliberadodesuservidumbreinfinita.Asípues,Hérculespartió,deseandoen secreto encontrarse en el Reino deHades con las almas de los seres queridos que lo habíandejadoyporlosqueahorahacíapenitencia».

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Serunasuperestrellaounsuperhéroe

HabíatantoruidoenelgimnasiodelinstitutoqueFerntuvoqueacercarseaBaileyygritarleenlaorejaparaquelaoyera.Baileypodíadesplazarsetranquilamenteconlasilladeruedasatravésdela ingente masa de alumnos, pero Fern empujaba la silla porque así era más fácil que no sesepararan.

—¿VesaRita?—gritóellamientrasbuscabaentrelamultitud.Ritasabíaque teníanquesentarseen laprimerafilade lasgradasparaqueelchicopudiera

colocarsejuntoaellasenlasilladeruedas.BaileyseñalóyFernsiguióeldedoconlamiradahastadondeestabaRita.Estasaludabaconlamanofrenéticamente,demaneraquelebotabanlospechosyelpelosedososelemovíadeunladoaotroporencimadeloshombros.SeacercaronaellayFerndejóqueBaileytomaraelcontroldelasilladeruedasmientrasellasesentabaenlasegundafila,justodetrásdeRita;Baileycolocólasillaalladodelagrada.

AFernnolegustabanlasasambleasparaanimaralequipo.Erabajita,ylagentesolíachocarconellaoapretujarla,independientementededóndesesentara.Además,noleinteresabachillarypatalearparaanimaralequipo.Suspiróysepusocómodapara lamediahoradegritos,músicaatodovolumenyjugadoresdefútbolamericanoquesemotivabanaellosmismoshastalahisteria.

—Por favor, poneos en pie para escuchar el himno nacional—dijo una voz estridente. Elmicrófonosilbóamododeprotestaehizoque lagenteseestremecierayse tapara lasorejas.Elgimnasiofinalmentequedóensilencio.

—Chicosychicas,hoytenemosunasorpresa.ConnorO’Toole, tambiénconocidocomoBeans, sujetabaelmicroconunamiradaperversa.

Beanssiempretramabaalgoyconsiguióalinstantelaatencióndelosasistentes.Eramedioirlandésmediohispano,ysunariz respingona,susojosbrillantescoloravellanaysusonrisadiabólicanoconcordaban con su piel morena. Era parlanchín y estaba claro que disfrutaba hablando por elmicrófono.

—Nuestro amigoAmbroseYounghaperdidouna apuesta.Dijoque, si ganábamosel primerpartido,cantaríaelhimnonacionalenestaasamblea.—Seoyerongritosahogadosylagenteempezóahablarmás alto—.Perono sologanamos el primerpartido, sinoque tambiénhemosganadoelsegundo. —El público gritó y empezó a patalear contra el suelo—. Y, como es un hombre depalabra,aquíestáAmbroseYoungparacantarelhimnonacional—añadióBeansantesdedarleelmicrófonoasuamigo.

Beanserapequeño.Apesardeserunalumnodeúltimocurso,eraunodelosmásbajitosdelequipoyeramásadecuadoparalaluchalibrequeparaelfútbolamericano.Ambroseibaalmismocurso,peronoerabajito.SobrepasabaaBeans (susbíceps teníancasielmismodiámetroque la

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cabeza de su amigo) y parecía salido de la cubierta de una novela romántica. Hasta su nombreparecíaeldeunpersonajedeunrelatoerótico.Fernentendíadeltema,habíaleídomuchasnovelasdel género: machos alfa de abdominales duros y miradas ardientes con los que eras feliz parasiempre.PeroningunodeellosestabaalaalturadeAmbroseYoung,nienlaficciónnienlavidareal.

Para Fern, Ambrose Young era increíblemente guapo, un dios griego entre los mortales, eltípicochicoquesaleenloscuentosdehadasyenlaspelículas.Adiferenciadelosdemáschicos,teníaelpelooscuroyondulado,quelellegabaalaalturadeloshombros,yamenudoselopeinabahaciaatrásparaquenoletaparalosojosmarronesconpestañasabundantes.Elcortecuadradodesumandíbula definida evitaba que fuera demasiado guapo, eso y el hecho de que midieraaproximadamente un metro noventa sin zapatos, que pesara unos noventa y siete kilos a losdieciochoañosyqueestuvieramusculadodesdeloshombroshastalosgemelos,biendefinidos.

CorríaelrumordequelamadredeAmbrose,LilyGrafton,sehabíaenrolladoconunmodelode ropa interior italiano en Nueva York cuando intentaba hacerse famosa. El affaire acabórápidamentecuandoéldescubrióqueestabaembarazada.Plantadayembarazada,volvióacasaysevio arrastrada a los reconfortantes brazos de su viejo amigoElliottYoung, que se casó con ellagustosamenteyaceptóalbebéseismesesmástarde.Enlaciudadleprestabanespecialatenciónalpreciosobebéamedidaqueibacreciendo,especialmenteporqueelpequeñoyrubioElliottYoungterminóteniendounhijomoreno,depeloyojososcurosyunacomplexióndignade…bueno,deunmodelo de ropa interior. Catorce añosmás tarde, cuando Lily dejó a ElliottYoung y semudó aNueva York, a nadie le sorprendió que esta fuera a buscar al verdadero padre de su hijo. Losorprendentefuequeelniño,decatorceaños,sequedóenHannahLakeconElliott.

Por aquel entonces,Ambrose era unomás del pueblo, y la gente especulaba que esa era larazónpor laque sehabíaquedado.Podía lanzaruna jabalina comosi fueraunguerreromíticoypasabaatravésdelaslíneasdefensivasdelosoponentesenelcampodefútbolcomosifuerandepapel.Llevóasupequeñoequipodelaligaalcampeonatodeldistritoyeracapazdehacerunmatedebaloncestoparacuandoteníaquinceaños.Todosestoseranhechosdestacables,peroenHannahLake, Pensilvania, donde se cerraban las tiendas para ver los combates locales y se seguía laclasificaciónestatalcomosifueranlosnúmerosganadoresdelalotería,dondelaluchalibreeraunaobsesiónque competía con la que sentíanpor el fútbol americano enTexas, era consideradounaestrellaporsudestrezaeneltapiz.

LamultitudsecallóencuantoAmbroseagarróelmicrófono,yaquetodosesperabanconansialo que probablemente sería un divertidísimo destrozo del himno. Ambrose era conocido por sufuerza,subuenfísicoysudestrezaatlética,peronadielohabíaoídocantarnunca.Elsilencioestabasaturadodeunaexpectaciónvertiginosa.Seapartóelpeloymetióunamanoenelbolsillocomosiestuvieraincómodo.Entonces,fijólamiradaenlabanderayempezóacantar.

—Oh,saycanyouseebythedawn’searlylight…Sevolvióaoírungritoahogadoenlaaudiencia,noporquelohicieramal,sinoporquelohacía

demaravilla.LavozdeAmbroseYoungconcordabaconelenvoltorioenelqueestabaencerrada.Era suave, profundaymuy intensa. Si el chocolate negro cantara, sonaría comoAmbroseYoung.Fernseestremecíaamedidaque lavoz laenvolvía,comosi fueraunanclaquese leaferrabaalvientreylallevabaconellaalasprofundidadesdelocéano.Dejóqueselecerraranlosojosdetrásdelasgafasdecristalesgruesosyqueelsonidolainundara.Eraincreíble.

—O’erthelandofthefree…—Lavozdelchicoalcanzólasnotasmásaltas,yFernsesintiócomosihubieraescaladoelEverest:faltadealientoytriunfante—.Andthehomeofthebrave.

Lamuchedumbrerugióasualrededor,peroFerntodavíaestabapendientedelaúltimanota.

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—¡Fern!—resonólavozdeRita.Diounempujónalapiernadesuamiga,peroestaloignoró.Fernestabadisfrutandodeunmomentocon laqueera, en suopinión, lavozmásbonitadel

mundo.—Fernestáteniendosuprimerorgasmo—dijoentrerisasunadelasamigasdeRita.FernabriólosojosrápidamenteyviocomoRita,BaileyyCindyMillerlamirabansonriendo

ampliamente.Porsuerte,graciasalosaplausosyalosgritos,lagentedesualrededornohabíaoídolavaloraciónhumillantedeCindy.

Fernerapequeñaypálida, conelpelodeuncolor rojo intensoy rasgos fácilesdeolvidar;sabíaqueeralaclasedechicaalaquesesuelepasarporalto,seignoraconfacilidadysobrelaquenose fantasea.Habíapasadosuniñezcomoflotando,sindramasnialgarabías,ancladaen laconcienciaplenadesupropiamediocridad.

AligualqueZacaríaseIsabel,padresdelpersonajebíblicoJuanBautista,lospadresdeFernya eran mayores cuando formaron una familia. A los cincuenta y cinco años, Joshua Taylor, elpopularpastordelpueblodeHannahLake, sequedóatónitocuandoRachel, laquehabíasidosumujer durante quince años, le dijo que iban a tener un hijo. La mandíbula le cayó al suelo, letemblaban lasmanos,y,sinohubierasidopor laserenaalegríaen lacaradesumujer,que teníacuarentaycincoaños,habríapensadoqueleestabagastandounabromaporprimeravezenlavida.Sietemesesmástarde,Fernvinoalmundo.Fueunmilagroinesperado,ytodalaciudadlocelebrócon la entrañable pareja. Fern pensaba que era irónico que la hubieran considerado unmilagro,cuandosuvidahabíasidodetodomenosmilagrosa.

Fernsequitólasgafas,laslimpióconeldobladillodelacamisetayconsiguióquelascarasque lamirabandivertidasdesaparecierande suvista. «Que se rían si quieren»,pensó,porque larealidaderaquesesentíaeufóricaymareadaalmismotiempo,comosesentíaavecesdespuésdeunaescenadeamorespecialmentesatisfactoriaenunadesusnovelasfavoritas.FernTayloramabaaAmbrose Young, lo amaba desde que tenía diez años y lo había escuchado cantar algocompletamentediferente.Peroenesemomento,élhabíaalcanzadounnivelcompletamentenuevodebelleza,yFernsetambaleaba,aturdidaaldescubrirqueunchicopudieratenertantostalentos.

Agostode1994

FernfueacasadeBailey;estabaaburridayhabíaleídotodosycadaunodeloslibrosquehabíasacado prestados de la biblioteca la semana anterior. Se encontró aBailey sentado como unaestatua en los escalones de cemento que daban a la puerta principal de su casa. Sus ojosenfocabanalgoquehabíaenlaaceradelantedeél.Fernlosacódesuensimismamientocuandoestuvoapuntodepisar,porpoco,elobjetodesufascinación.ÉlgritóyFernchillóalverunaarañagiganteymarrónapocoscentímetrosdesupie.

Laarañasiguiósucaminoycruzólentamenteellargotramodecemento.Baileydijoquelahabíaestadosiguiendodurantemediahora,sinacercarsemucho,porquealfinyalcaboeraunaarañaydabaasco.Fernnuncahabíavistounaarañatangrande.Teníaelcuerpodeltamañodeunamonedadecincocentavos,perocon laspiernas larguiruchas llegabafácilmentea tenereltamañodeunamonedadecincuenta.Baileyestabaalucinando.Alfinyalcabo,eraunchicoylaarañadabaasco.

FernsesentóasuladoamirarcómoelbichosetomabasutiempoparacruzarlacallededelantedecasadeBailey.Deambulabacomounancianodepaseo,sinprisa,sinmiedo,sinun

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propósitoenmente;unciudadanoveteranoconpiernas largasy cenceñasquedesplegabaconcuidado cada vez que daba un paso. Se fijaban en el bicho, embelesados por su bellezaaterradora.EstepensamientopillóaFerndesprevenida.Erapreciosoapesardequeaella ledieramiedo.

—Mola—dijoella,maravillada.—Evidentemente. Es una pasada—respondió Bailey con lamirada fija en el arácnido—.

Ojalá yo tuviera ocho piernas. Me pregunto por qué a Spiderman no le salieron ocho patascuandolepicólaarañaradiactiva.Lediounsentidodelavistaexcelente,fuerzaylahabilidadde tejer telarañas. ¿Por qué no las patas extra? ¡Oye, a lomejor su veneno cura la distrofiamuscular, y si dejo que este pequeñínme pique,me vuelvo corpulento y fuerte!—dijo Bailey,rascándoselabarbillacomosiloestuvieraconsiderandodeverdad.

—Eh…yonomearriesgaría—replicóFern,queseestremeció.Volvieronaquedarsehipnotizadosynosedieroncuentadelchicoquepasabaenbicicleta

porlaacera.ElchicovioaBaileyyFerntanquietosyensilencioquenopudoevitarinteresarse.Sebajó

de la bicicleta, la dejó en el césped y siguió sumirada hasta la araña grande y marrón quetrepabaporlaaceradeenfrentedelacasa.Lamadredelchicoteníafobiaalasarañasysiemprelo obligaba a matarlas inmediatamente. Había matado a tantas que ya ni siquiera le dabanmiedo.PensóquequizáBaileyyFernestabanasustados,queestabanmuertosdemiedoynoerancapacesnidemoverse.Podíaayudarlos.Asíquecorrióhastadondeestabanellosyaplastó laarañabajosugranzapatilladedeporteblanca.Así,sinmás.

FernyBaileyclavaronlamiradaenelchico.—¡Ambrose!—gritóBailey,horrorizado.—Lahasmatado—susurróFernconvozsorprendida.—¡Lahasmatado!—rugióBailey,quesepusodepie.Secayóenlaaceraymirólamancha

marrónquehabíaocupadolaúltimahoradesuvida—.Necesitabasuveneno.—Baileytodavíaestabainmersoenlafantasíaderemediosarácnidosysuperhéroes.Yentonces,parasorpresadetodos,seechóallorar.

AmbrosemiróaBailey,boquiabierto,yviocomo,conpasosinseguros,subiólosescalonesycerródeunportazoalentrar.Ambrosecerró labocaymetió lasmanosen losbolsillosde lospantalones.

—Lo siento —le dijo a Fern—, pensaba que teníais miedo, como estabais ahí los dossentadosmirando…Amínomedanmiedolasarañas,soloqueríaayudar.

—Quizádeberíamosenterrarla—dijoFern,conunamiradatristedetrásdelasgafas.—¿Enterrarla?—preguntóél,sorprendido—.¿Erasumascota?—No,acabábamosdeconocerla,peroesposiblequelehagasentirsemejor—respondióella

conseriedad.—¿Porquéestátantriste?—Porquelaarañasehamuerto.—¿Yqué?—Ambrosenopretendíaseruncapullo.Noloentendía.Ylapequeñacabezaroja

depelorizadoleestabaponiendodelosnervios.Lahabíavistoantesenelcolegioysabíacómosellamaba,peronolaconocía.Sepreguntabasieraespecial.Supadredecíaquedebíaportarsebienconloschicosespecialesporqueellosnopodíanevitarserasí.

—Baileytieneunaenfermedadqueledebilitalosmúsculos.Puedesermortal,yporesonole gusta cuando algomuere. Le resulta difícil—respondió ella con sencillez y honestidad. Aldecireso,diolaimpresióndeserunachicainteligente.

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Entonces, Ambrose entendió lo que había pasado en el campamento de lucha libre eseverano:Baileynopodíalucharporqueestabaenfermo.Ambrosevolvióasentirsemal.

SesentóalladodeFern.—Teayudaréaenterrarla.Fernsepusodepieyechóacorrerhaciasucasaantesdequeélhubieraacabadodehablar.—Tengounacajitaperfecta.Intentadespegarladelsuelo—gritóconlacabezagiradahacia

atrás.Ambrose usó un trozo de corteza del parterre de los Sheen para recoger los restos de la

araña. Fern volvió enmediominuto y sujetó la caja blanca de un anillo con la tapa abiertamientrasélponíalosintestinosdelbichoenelinmaculadoalgodón.Ferncerrólacajaylomiróconungestosolemne.Ambroselasiguióhastaelpatiodesucasayjuntosexcavaronunagujeroenunrincóndeljardín.

—Creoqueasíyaestábien—dijoél,cogiendolacajitadelasmanosdeFern.Lacolocóenelagujeroylosdossequedaronmirándola.

—¿Creesquetendríamosquecantaralgo?—preguntóFern.—Yosolomeséunacanciónsobrearañas.—¿LadeLapequeñaaraña?—Sí.—Yotambiénmelasé.Juntos,FernyAmbrosecantaronlacancióndelaarañaquesubíaysubíaysubíahastaque

lalluviaselallevaba,yentoncesesperabaaquesalieraelsolyporfinlograbasubirdeunavezportodas.

Cuandoacabólacanción,FernpusolamanosobreladeAmbrose.—Deberíamosrezarunaoración.Mipadreespastor,sécómohacerlo,yomeencargo.AAmbroseleparecíaextrañocogerdelamanoaFern.Lateníamojadaysuciaporhaber

cavado la tumba,yeramuypequeña.Peroantesdequepudieraprotestar, laniñadijocon losojoscerradosconfuerzaycaradeconcentración:

—Padrenuestro,graciasportodoloquehascreado.Noshaencantadoobservaralaaraña.Molabaynoshahechofelicesduranteunrato,hastaqueAmbroselahaaplastado.Graciasporhacerqueinclusolascosasfeasseanbellas.Amén.

Ambrosenohabíacerradolosojos,mirabafijamenteaFern.Ellaabriólosojos,lesonriócondulzuraylesoltólamano.Entoncesempezóaechartierraencimadelacajablancahastaque la cubrió completamente y formó la letraB con piedras al lado de la A que había hechoAmbrose.

—¿DequéeslaB?—preguntóAmbrose.Pensóquequizálaarañateníanombreyélnolosabía.

—Arañabonita—respondióFern—.Asíescomolarecordaré.

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Servaliente

Septiembrede2001

AFernleencantabaelveranoporquepasabalosdíassinhacernadamásqueestarhorasyhorasconBaileyoleyendo,peroelotoñoenPensilvaniaeraimpresionante.Aunquetodavíaeraverano,puesto que no estaban ni amediados de septiembre, las hojas ya habían empezado a cambiar, yHannah Lake estaba llena de colores doradosmezclados con el verde oscuro del verano que sealejaba.Habíanvueltoaempezar lasclases.Ahoraeranalumnosdeúltimocursoyestabanen lacúspidedelapirámide.Esteseríaelúltimoañoantesdecomenzarlavidareal.

PeroparaBaileylavidarealeraelahora,esteinstante,porquecadadíaibaapeor.Élnosevolvíamásfuerte,sinomásdébil;noseacercabaalaedadadulta,sinoasufin.Sehabíaconvertidoenunexpertoenvivirelmomentoynopensarenquéledepararíaelfuturo.

Laenfermedadquepadecíahacíaqueyanopudieralevantarlosbrazosnisiquieraalaalturadelpecho,yestoleimpedíahacerlascosasquelagentehacíacadadíasinpensárselodosveces.AsumadrelepreocupabaquesiguieraenelinstitutoporquelamayoríadelaspersonascondistrofiamusculardeDuchennenopasabandelosveintiúnaños,yBaileyteníalosdíascontados.Elhechodeexponerseaenfermedadestodoslosdíaseramotivodepreocupación,peroalnopodertocarselacaraestabaprotegidodegérmenesqueelrestodeniñosserestregabanportodoelcuerpo,asíqueraravezfaltabaaclase.Podíaarreglárselasconunatablillaconsujetapapelesenelregazo,perolecostaba,y,siselecaía,nopodíaagacharsearecogerla.Leresultabamuchomásfáciltrabajarenunordenadoroacercarlasilladeruedasaunamesayapoyarlasmanosencima.ElinstitutoHannahLakeerapequeñoynoteníamuchosfondos,pero,conunpocodeayudayunospocosajustesensurutina,Baileysegraduaríay,probablemente,conmatrículadehonor.

Asegundahora,laclasedeIntroducciónalCálculoestabarepletadealumnosdeúltimoaño.BaileyyFernsesentaronenlapartedeatrás,enunamesalosuficientementealtacomoparaqueBaileylapudierautilizar,yaellalanombraronsuayudante,apesardequeéllaayudabamásaellaenclasequeal revés.AmbroseYoungyGrantNielson tambiénsesentaronal finalde laclase,yFernsealegrabadeestartancercadeAmbrose,aunqueél,aunmetrodedistanciayencajadoenunpupitredemasiadopequeñoparaalguiendesutamaño,nosupieradesuexistencia.

ElseñorHildyllegabatarde.Solíallegartardeasegundahorayanadieleimportaba.Nodabaclase aprimerahoraynormalmente loveíanpor lasmañanas conuna tazade cafédelantede latelevisión de la sala de profesores. Pero ese martes entró a clase y encendió la televisión quecolgaba en la esquina de la clase, a la izquierda de la pizarra. Los televisores eran nuevos, laspizarras, viejas, y el profesor, anciano, así que nadie le prestó atención cuando se puso de piedelantedelapantallamirandocomoelpresentadordetelevisiónhablabadeunaccidentedeavión.Eranlasnueveenpunto.

—¡Silencio,porfavor!—gritóelseñorHildy.

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Todo el mundo obedeció a regañadientes. La imagen de la pantalla enfocaba dos edificiosaltos.Enellateraldeunoelloshabíahumonegroyfuego.

—¿EsNuevaYork,señorHildy?—preguntóalguiendeprimerafila.—EselWorldTradeCenter—dijoelprofesor—.Esonoesunaviónregional,medaiguallo

quedigan.—¡Mira,ahíhayotro!—¿Otroavión?Seoyóungritoahogadocolectivo.—No me jo…—La voz de Bailey se fue apagando, y Fern se tapó la boca con la mano

mientrastodosobservabancomootroaviónseestrellabaenelladodelaotratorre,laquenoestabaardiendo.

Los presentadores reaccionaban igual que los estudiantes en el aula: estaban atónitos,confundidos, intentaban decir algo inteligentemientrasmiraban con creciente horror aquello que,claramente,nohabíasidounaccidente.

EsedíanohubodeberesdeCálculo.Enlugardeeso,losalumnosdelaclasedeMatemáticasdelseñorHildyvieroncómosehacíahistoria.Puedequeelprofesorconsideraraquelosalumnosdeúltimoañoeranlosuficientementeadultosparaver las imágenesqueseemitíanyescuchar lasespeculaciones.

ElseñorHildyeraunancianoveteranodelaguerradeVietnamquenoteníapelosenlalenguayodiabalapolítica.ContemplóconsusestudiantescomoatacabanEstadosUnidosynopestañeó,pero en su interior se estremecía.Élmejor quenadie sabía cuál sería el coste de aquello: vidasjóvenes.Habríaunaguerra,nopodíanohaberladespuésdealgoasí.Deningunamanera.

—¿NoestabaKnudsenenNuevaYork?—preguntaron—.DijoqueibaconlafamiliaaverlaEstatuadelaLibertadymuchasmáscosas.

LandonKnudseneraelvicepresidentedelcuerpoestudiantil,miembrodelequipodefútbolyunchicopopularquecaíabienatodoelmundoenelinstituto.

—Oye,Brosey,¿tumadrenoviveenNuevaYork?—preguntóGrantrepentinamente,con losojosmuyabiertos.

Ambrosenoapartabalamiradadelatelevisión.Teníaunaexpresiónseria.Asintió.Elmiedole revolvía el estómago. Sumadre no solo vivía en Nueva York, sino que además trabajaba desecretaria en una agencia publicitaria que estaba en la Torre Norte delWorld Trade Center. Seintentabaconvencerdequeestababien:suoficinaestabaenunaplantamásbaja.

—Quizádeberíasllamarla.—Grantparecíapreocupado.—Lohe intentado.—Ambrose le enseñó el teléfonomóvil, que en teoría no podía tener en

clase,peroelseñorHildynodijonada.Todosmiraroncomolovolvíaaintentar.—La líneaestáocupada.Seguramente todoelmundoestá intentando llamar.—Cerró la tapa

delteléfono.Nadie dijo nada. Sonó el timbre, pero nadie semovió de su asiento.Unos cuantos alumnos

entraron al aula para la tercera clase, pero se estaba corriendo la voz y el horario habitual delinstituto no se ajustaba a la tragedia que estaba teniendo lugar. Los estudiantes que acababan deentrarsesentaronencimadelospupitresosequedarondepieapoyadosenlaparedymiraronlapantallaconlosdemás.

Entonces la Torre Sur se derrumbó.Estaba allí y, de repente, había desaparecido. Se habíaconvertido en una enorme nube gris, densa y llena de escombros que había arrasado el edificio.Alguien chilló, y todo elmundohablabay señalaba.Fern alargó el brazoy cogió aBaileyde la

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mano.Unpardechicasrompieronallorar.El señor Hildy estaba tan pálido como la pizarra en la que escribía para ganarse la vida.

Dirigiólamiradaalosalumnosqueseapiñabanenlaclaseydeseónohaberencendidoeltelevisor.Noteníanporquéveraquello;eranjóvenes,ingenuos,inocentes.Abriólabocaparatranquilizarlos,perosuintoleranciaalastonteríasleimpidióhablar.Nadadeloquepudieradecirdejaríadeserunamentiraflagrante;erainclusoposiblequeloquedijeralosasustaratodavíamás.Noerareal,nopodíaserlo.Eraunailusión,untrucodemagia,unespejismo.Perolatorrehabíadesaparecido.Latorrecontralaquehabíachocadoelsegundoaviónhabíasidolaprimeraencaer.Cincuentayseisminutosdespuésdelimpacto.

FernseaferróalamanodeBailey.Lanubedehumoypolvoondeanteparecíaelrellenodelviejoosodepeluche,llenodealgodónsintéticobaratoyrizado,queFernhabíaganadoenlaferia.UndíahabíagolpeadoaBaileyenlacabezaconeloso.Selehabíacaídoelbrazoderechoyhabíatiradorellenoblancoyesponjosopordoquier.Peroestonoeralaferia,erauncallejónespeluznantecon calles laberínticas llenas de gente cubierta de ceniza, como si fueran zombis, zombis quellorabanypedíanayuda.

Cuando escucharon la noticia de que un avión había sido derribado a las afueras deShanksville,apocomásdecienkilómetrosdeHannahLake, losestudiantesempezaronasalirdeclase,incapacesdeaguantarmás.Sefueroncorriendodelinstitutoenmanada;necesitabanquelesaseguraranquenosehabíaacabadoelmundoenHannahLake,necesitabanasusfamilias.

AmbroseYoungsequedóenelauladelseñorHildyyviocaerlaTorreNorteunahoradespuésdelderrumbamientodelaTorreSur.Sumadreseguíasinresponderalteléfono.¿Cómoqueríaquecontestarasiélsolooíaunextrañozumbidoenlaorejacadavezqueintentaballamar?Sefuealasaladeluchalibre.Allí,enlaesquina,enellugardondemáscómodosesentía,sentadoenunalonamalenrollada,rezóunaoraciónextraña.NosesentíacómodopidiéndolecosasaDios,cuandoesteestabatanocupado.Acabóconun«amén»ahogadoeintentólocalizarasumadreunavezmás.

Juliode1994

Fern y Bailey estaban sentados en la parte alta de las gradas. Chupaban los polos lilas quehabían robado del congelador de la sala de profesores mientras miraban con fascinación loscuerposqueluchabanyseretorcíanenlostapices.Ellosnoparticipabanenelcampamentodelucha librequeorganizabaelpadredeBailey,elentrenadorde lucha libredel instituto.Nosefomentaba que las chicas participaran, y Bailey no podía porque la enfermedad que sufría lehabíaempezadoadebilitarconsiderablementelasextremidades.

Básicamente,Baileyhabíanacidocontodoelmúsculoqueibaateneralolargodesuvida,por eso sus padres tenían que sopesar cuidadosamente cuánta actividad física podía hacer. Sihacíademasiado,lasfibrasmuscularesseleromperían.Siestolesucedíaaunapersonasana,losmúsculosseregenerabansolosysevolvíanmásfuertesquealprincipio,eraelprocesoquehacíaquelosmúsculoscrecieran.PerolosmúsculosdeBaileynosepodíanregenerar.Porotrolado, si nohacía laactividad física suficiente, elmúsculoque ya tenía sedebilitaría conmásrapidez. Desde los cuatro años, cuando le diagnosticaron distrofia muscular de Duchenne, lamadredeBaileycontrolabalaactividadfísicacomosifueraunasargentoinstructora:lehacíanadarconunchalecosalvavidasapesardequeeracomounpezenelagua,loobligabaahacersiesta,atenerratosdecalmayadarpaseostranquilosparaquesuhijosemantuvieratanlejos

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delasilladeruedascomolefueraposible,yhastaelmomentolohabíanconseguido.LamayoríadeniñoscondistrofiamusculardeDuchennenecesitabanalosdiezañoslasilladeruedas,peroBaileytodavíacaminaba.

—PuedequenoseatanfuertecomoAmbrose,perocreoquepodríaganarledetodosmodos—dijoBailey,mirandolaluchaconelceñofruncido.

AmbroseYoungdestacabaporencimadelosdemás.IbaalmismocursoqueBaileyyFern,peroélyateníaonceaños,eragrandeparasucursoysobrepasabaenalturaalosdemáschicosdesuedad.Estabaluchandoconunodelosdelequipodeluchadelinstitutoqueayudabanenelcampamento y se estaba defendiendo. El entrenador Sheen lomiraba desde el lateral, gritabainstrucciones y, de vez en cuando, hacía quepararanpara enseñarles llaves de sumisióno deataque.

Fernresoplóychupóelpololila,deseandotenerunlibroamanoparaponersealeer.Sinofueraporelpolo,yasehabríaido.Noleinteresabanloschicossudados.

—NopodríasganaraAmbrose,Bailey.Peronopasanada,yotampocopodría.BaileymiróaFern,furioso,ysegirótandeprisaqueseleresbalóelpolodelamanoyle

rebotóenlarodilla.—No soy fuerte, pero soy muy inteligente y me sé todas las técnicas. Mi padre me ha

enseñado las llavesydiceque tengobuenacabezapara la lucha libre—repitióBailey, conelceñofruncido,enfadado.Yaniseacordabadelhelado.

Fernlediounapalmadaenlarodillaysiguiócomiéndoseelpolo.—Tupadretelodiceporquetequiere,igualquemimadremedicequesoyguapa.Porqueme

quiere.Nosoyguapa…ytúnopodríasganaraAmbrose.De repente, Bailey se puso de pie y se tambaleó. A Fern le dio un vuelco el corazón al

imaginarlocayendoporlasgradas.—¡Túnoeresguapa!—gritóBailey.Fernestabafuriosa—.Peroamí,mipadrenuncame

mentiría como hace tumadre. Ya lo verás.Cuando seamayor seré el luchadormás fuerte deluniverso.Seréelmejor.

—Mimadredicequenollegarásasermayor,¡temorirásantes!—respondióFern,gritando.Repetíaloquehabíaoídodecirasuspadrescuandoelloscreíanquenoescuchaba.

Bailey sedesmoronóy comenzóabajar lasgradas, cogidode labarandilla, titubeandoybalanceándose. Fern sentía como se le llenaban los ojos de lágrimas, y su expresión sedesmoronóigualqueladeBailey.Losiguióapesardequeélsenegabaavolveramirarlaalosojos.Losdosllorarondecaminoacasa,Baileypedaleóenlabicicletatanrápidocomopudoyenningún momento dirigió la mirada a Fern, la ignoró. Ella iba a su lado y se limpiabaconstantementelanarizconlasmanospegajosas.Cuandollegóacasaylecontóasumadreloquehabíadicho,Fernteníalacarallenademocosydepololila.Sumadrelecogiólamanoensilencio y sedirigierona la casadeBailey, que vivía justoal lado.MientrasAngie,madredeBailey y tía deFern, hablaba con suhijo, al que tenía sentado en el regazo,Fern y sumadresubíanlosescalonesdelporche.

RachelTaylorsesentóenlamecedoradealladoysecolocóaFernenelregazo.Angiemiróa la niña y sonrió un poco al ver los chorretones lilas que le habían dejado el helado y laslágrimas.Baileyescondíaelrostroenelhombrodesumadre.Eranyamuymayoresparasentarseenlosregazosdesusmadres,perolaocasiónlomerecía.

—Fern—dijolatíaAngiecondelicadeza—,leestabacontandoaBaileyquetienesrazón,quevaamorir.

Fern rompióa llorarotra vez. Sumadre se laacercóalpechode talmaneraque laniña

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sentíacomosucorazónlatíabajolamejilla.Sinembargo,sutíapermanecíaserenaynolloraba.Parecía que había llegado a la conclusión que a Fern le costaría tantos años aceptar. Baileyabrazóasumadreyempezóallorardesconsoladamente.

LatíaAngieleacariciólaespaldaylebesólacabeza.—Bailey.Escúchameunmomento,cariño.Bailey, que seguía llorando, levantó la cabezay lamiró, y luegoaFern, conunamirada

fulminante,comosiellatuvieralaculpadeloqueestabapasando.—Morirás, yo tambiénmoriré. Y Fern. ¿No lo sabías? La tía Rachel tambiénmorirá.—

Angie miró a la madre de Fern y le sonrió para pedirle perdón por haberla incluido en lapredicciónmacabra.

BaileyyFernsemiraronhorrorizados,elshockhabíahechoquedejarandellorar.—Todoslosseresvivosmueren,Bailey,peroalgunosvivenmástiempoqueotros.Escierto

que tu enfermedadprobablemente haráque tu vida seamás corta de lo normal, peronosotrostampocosabemoscuántotiempovamosavivir.

Bailey miró a su madre. Parte del miedo y la desesperación habían desaparecido de surostro.

—¿IgualqueelabueloSheen?Angieasintióylebesólafrente.—Sí,elabuelonoteníadistrofiamuscular,perotuvounaccidente,¿verdad?Ysefueantes

deloquenoshabríagustado.Perolavidaesasí.Nopodemoselegirnicuándonicómomorimos.Nadiepuede.—Angiemiróalniñodirectamentealosojosyrepitióconfirmeza—:¿Quedaclaro,Bailey?Nadiepuede.

—Entonces,¿puedeserqueFernmueraantesqueyo?—preguntóBaileyconoptimismo.Fern notó como una risa escapaba del pecho de su madre y alzó la vista, sorprendida.

RachelTaylorsonreíaysemordíaellabio.EntoncesFernentendióloqueestabahaciendolatíaAngie.

—¡Claro!—Fernseincorporóasintiendo.Losrizoslebotaronvigorosamente—.Puedequemeahoguemientrasmebañoestanoche.Opuedequemecaigaporlasescalerasymerompaelcuello,Bailey.Alomejormeatropellauncamiónmañana,cuandovayaenbici.¿Loves?Noestéstriste,todoslaacabaremospalmando.

AngieyRachelseecharonareír,yBailey,conunaenormesonrisaenlacara,seunió.—Puedequetecaigasdeunárboldeljardín,Fern.Oqueteexplotelacabezadeleertantos

libros.Angieabrazóasuhijoconfuerzaysoltóunarisita.—Bueno,yavale,Bailey.NoqueremosqueaFernleexplotelacabeza,¿verdad?BaileydirigiólamiradaaFern.Todosvieronqueseloestabaplanteandodeverdad.—No,supongoqueno.Perosíqueesperoquelapalmeantesqueyo.Luego la retóa lucharenel céspedquehabíadelantede la casa,donde la inmovilizó en

menosdecincosegundos.¿Quiénlohabríadicho?QuizásíquehabríapodidodarleunapalizaaAmbroseYoung.

2001

Losdíasylassemanasdespuésdelosataquesdel11Slavidavolvióalanormalidad,aunquehabía

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unsentimientodemalestargeneral.Comocuandollevaspuestatucamisetafavorita,perodelrevés:sigue siendo tu camiseta, es fácilmente reconocible, pero te roza en sitios que no debería, lascosturasestánexpuestas,lasetiquetascuelgan,loscoloresestánapagadosylaspalabras,delrevés.A diferencia de lo que pasa con la camiseta, la sensación de incomodidad en este caso no teníasolución.Erapermanente,eralonormalenesemomento.

Baileymirabalasnoticiasfascinadoyaterrorizadoapartesigualesmientrasescribíasinpararen el ordenador. Llenaba páginas y páginas de observaciones, hacía una crónica histórica,documentabalasimágenesylastragediasinfinitasensuspropiaspalabras.AFernsiemprelehabíaencantadoelromance,mientrasqueaBaileysiemprelehabíaencantadolahistoria.Yadepequeñose sumergía en historias del pasado y se dejaba envolver por el consuelo que daban suatemporalidadylongevidad.LeerhistoriassobreelreyArturo,quevivióymurióhacíamásdemilaños,significabaqueerainmortal,yeso,paraunchicoquesentíacomolasarenasdeltiemposeleescapabanenunaeternacuentaatrás,eraunconceptoembriagador.

Baileyhabíaescritoreligiosamenteenundiariodesdequesabíaescribir.Susdiariosllenabanunabaldade laestanteríadesuhabitaciónjuntoconlashistoriasdeotroshombresyrevestían laparedconlosmejoresmomentosdeunavidajovenylospensamientosylossueñosdeunamenteactiva. Pero, a pesar de la obsesión que tenía por capturar la historia, Bailey era el único queparecíatomarselasituaciónconcalma:seguíadisfrutandodelasmismascosas,seburlabadeFerncomosiempresehabíaburladoy,cuandoFernyanopodíaescucharmáslahistoriaquesalíadelapantalla del televisor, era él quien la ayudaba a calmar el torbellino emocional por el que todosestabanpasando.

Fern lloraba conmás facilidad, estabamás asustada ymás cariñosa, y no era la única. Laindignaciónylapenahabíanimpregnadolavidadiaria,lamuertesehabíavueltountemamuyreal,y losalumnosdeúltimocursodeinstitutodeHannahLakeestabanresentidosyasustados.¡Eraelúltimocurso!Sesuponíaqueteníaqueserelmejorañodesusvidas,ynoqueríanestarasustados.

—Ojalálavidaseparecieramásalashistoriasdemislibros—sequejóFern,queintentabacolgarsesumochilayladeBaileyenelestrechohombropararegresaracasa—.Enloslibros,losprotagonistasnuncamueren.Simurieran,lahistoriaseríaunaporquería,seacabaríaellibro.

—Todossomosprotagonistasparaalguien—teorizóBailey,mientrassedirigíaatravésdelosabarrotados pasillos hasta la salida más cercana una tarde de noviembre—. No hay personajessecundarios. Imagina cómo debió sentirseAmbrosemientras escuchaba las noticias en clase delseñorHildy,sabiendoquesumadretrabajabaenunadelastorres.Estásentadoenclase,viéndolotodoporlatelevisión,preguntándose,probablemente,siestáviendolamuertedesumadre.Puedequeellaseaunpersonajesecundarioparanosotros,peroeslaprotagonistaparaél.

Fernseinquietóysacudiólacabezaalrecordarlo.Nadiesupohastamástardelopróximoypersonal que había sido el 11S para Ambrose Young. Se habíamostradomuy sereno y callado,sentado en el aula deMatemáticas, marcando una y otra vez un número de teléfono sin obtenerrespuesta.Nadiesospechónada.ElentrenadorSheenloencontróenlasaladeluchalibrecuandohacíamásdecincohorasquelastorreshabíancaídoytodossehabíanidoacasa.

—Noconsigo localizarla,entrenador—susurróAmbrose,comosielesfuerzodehablarmásaltofueraahacerleperderelcontrol—.Noséquéhacer.EstabatrabajandoenlaTorreNorteylatorreyanoestá.¿Quépasasiellatampocoestáya?

—Tupadredebeestarpreguntándosedóndeestás.¿Hashabladoconél?—No.Seguroqueéltambiénestácomoloco.Fingequeyanolaquiere,peroyoséquenoes

así.Noquierohablarconélhastaquetengabuenasnoticias.

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ElentrenadorSheensesentóalladodelchico,que,encomparación,lehacíaparecerenano,ylepusoelbrazoporencimade laespalda.SiAmbrosenoestaba listopara iracasa todavía, sequedaríaconél.Lehablódetemasalazar:delapróximatemporada,deloschicosqueestabanenlamisma categoría de peso y de los puntos fuertes de los diferentes equipos del distrito. Juntostrazaronestrategiasparaloscompañeros;elentrenadordistraíaalchicoconcosassinimportanciamientras pasaban el tiempo.Ambrose estaba tranquilo hasta que, de repente, el teléfono sonó deformaestridente.Ambosdieronunboteysellevaronlasmanosalosbolsillos.

—¿Hijo?—La voz de Elliott sonaba tan fuerte queMike Sheen la oía desde el móvil. Sucorazónsedetuvo,asustadoporloquenohabíadichotodavía—.Estábien,Brosey.Tumadreestábien.Vienehaciaaquí.

Ambrose intentó hablar y darle las gracias a su padre por la feliz noticia, pero no pudocontestar.Sepusodepieyledioelteléfonoalentrenador.Entonces,vencido,diounospasosysevolvióasentar.MikeSheenledijoaElliottqueibanparacasa,colgóelteléfonoypasóelbrazoporloshombrostemblorososdesuluchadorestrella.Nolloraba;sinembargo,Ambrosetemblabacomosi tuvierafiebre,comosihubierasufridounaparálisis.AMikeSheenlepreocupabaquelaemoción y el estrés hubieran hecho enfermar de verdad al chico.Al cabo de un rato, el temblordesenfrenado se calmó, así que apagaron las luces, salieron de la sala y cerraron la puerta,agradecidosporque,despuésdeunatardellenadeagoníaydeundíatrágicosinprecedentes,leshubieranconcedidounaprórroga.

—Mi padre está preocupado porAmbrose—dijo Bailey—, dice que parece otro, que estádistraído. Me he dado cuenta de que, a pesar de que trabaja tan duro como siempre en losentrenamientos,hayalgoquefalla.

—La temporada de lucha libre empezó hace solo dos semanas—dijo Fern para defender aAmbrose,aunquenohacíafalta.ElmayorfandeAmbroseeraBaileySheen.

—Peroyahacedosmesesdel11S,Fern,ytodavíanolohasuperado.Fern miró al cielo gris que se extendía sobre sus cabezas, tumultuoso por la tormenta que

habíanpronosticado.Lasnubesseremovíanyhabíaempezadoasoplarelviento.Cadavezestabamáscerca.

—Ningunodenosotroslohasuperado,Bailey,ynocreoquelleguemosasuperarlonunca.

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3

Ocultarmiidentidad

QueridoAmbrose:Estásbuenísimoyeresunluchadorincreíble.Meencantas.¿Quieressaliralgúndía?Besitos,Rita

Fernarrugó lanarizalveraquellacarta tan infantilydirigió lamiradaal rostroesperanzadodeRita.Al parecer, Fern no había sido la única en fijarse enAmbrose. Él no había tenidomuchasnovias,quizáporqueestabamuyinvolucradoenlaluchalibre,noparabadeviajarysiemprequeteníaunrespiroentrenaba.Elhechodequenoestuvieradisponiblelohacíatodavíamásatractivo,yRitahabíadecididoqueibaairaporél.LeenseñóaFernlanotaquelehabíaescritoenunpapelrosa,concorazonesyperfumadoamásnopoder.

—Noestámal,Rita,pero¿noquieresserunpocomásoriginal?Ritaseencogiódehombrosylamiró,confundida.—Soloquierogustarle.—Perolehasescritounanotaporquequierescaptarsuatención,¿no?Ritaasintióenérgicamente.Fernmiró lacaraangelicalde suamigayobservócomoelpelo

largo y rubio se balanceaba sobre sus hombros y pechos perfectos. Fern sintió un pinchazo dedesesperación.EstabaconvencidadequeRitayahabíacaptadolaatencióndelchico.

—Espreciosa.FernhabíaoídoasumadrehablardesdelacocinaconlatíaAngie,quesesentabaallado

delapuertaconmosquiteramientrasvigilabaaRitayBaileyenelpatiodecasadelosTaylor.Fern teníaque ir al bañoyhabía entradopor el garaje en lugardepor lapuerta con la telametálica para poder ver cómo estaba la tortuga que ella y Bailey habían capturado en elriachueloesamismamañana.Estabaenunacajallenadehojasyteníatodoloqueunatortugapodríadesear.Nosehabíamovidoenabsoluto,ylaniñasepreguntósisehabríanequivocadoalllevárseladesuhogar.

—Noparecereal.—LamadredeFernsacudiólacabezaycaptólaatencióndesuhija,quehastaahorasecentrabaenelanimal—.Conesosojostanazulesylasfaccionesperfectasdeunamuñeca…

—¡Yelpelo!Blancodelasraícesalaspuntas.Nuncahevistonadaigual—dijoAngie—.Yapesardeesoesmuymorena.Esunacombinaciónextrañadepeloblancoypieldorada.

Fernsequedópasmadaenelrecibidor,escuchandocomolasdosmujeres,quepensabanqueellaestabaenelpatio,hablabansobreRita.RitasehabíamudadoconsumadreaHannahLake

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eseverano,yRachelTaylor,comobuenaesposadelpastorqueera,habíasidolaprimeraendarla bienvenida a la joven madre y a su hija de diez años. Al cabo de poco tiempo ya estabaorganizandoquedadas e invitandoaRita a jugar conFern.Rita le caía bienaFern.Eraunachica dulce y alegre, y estaba dispuesta a hacer lo que fuera que Fern hiciera. Rita no teníamuchaimaginación,peroellateníasuficienteparalasdos.

—CreoqueBaileysehaenamorado—rioAngie—.Nohapestañeadodesdequehaposadolosojosenella.Escuriosoquealosniñoslesatraigalabellezaigualquealosadultos.Antesdequemedécuenta,empezaráapresumirdesuhabilidadparalaluchaytendréqueencontrarunmododedistraerlo,pobrecito.LesuplicóaMikequeledejaraparticiparenelcampamentodeluchalibre,otravez.Cadaañolamismahistoria.Suplica,lloraytenemosqueexplicarleporquénopuedeparticipar.

LacocinasequedóensilenciocuandoAngieseperdióensuspensamientosmientrasRachelpreparababocadillosparalosniños,incapazdeprotegeraAngiedelarealidaddelaenfermedaddeBailey.

—ParecequeaFernlecaebienRita,¿verdad?—Angiecambióeltemadeconversaciónconun suspiro, aunquenoapartó lamiradade su hijo, que se columpiabahacia adelante y haciaatrássindejardehablarconlaadorablerubitaqueteníaallado.

—Leirábientenerunaamiga,porquepasatodoelratoconBailey,perovaanecesitarunaamigacuandocrezca.

EntoncesfueRachellaquesuspiró.—PobreFernie.Fern se había dado la vuelta para dirigirse al baño, pero se detuvo de golpe. ¿«Pobre

Fernie»?Derepentesepreguntósiestabaenferma,siteníaalgunaenfermedadcomoladeBaileyysumadrenoselohabíadicho.«PobreFernie»sonabamuyserio.Escuchóatentamente.

—No es guapa como Rita. Va a necesitar muchos arreglos en los dientes, pero es muypequeña y todavía no se le han caído todos los dientes de leche. Puede que no esté tan malcuandolehayansalidolosdientesdefinitivos.Alpasoqueestácreciendo,llevaráaparatohastalos veinticinco.—Lamadre de Fern rio—.Me pregunto si sentirá celos de Rita en el futuro,aunqueporahoraparecenodarsecuentadelasdiferenciasfísicas.

—Es nuestro bichito raro—dijo Angie con una sonrisa—. No encontrarás una chiquillamejorqueella.DoylasgraciascadadíaporFern,esunabendiciónparaBailey.Diossabíaloquehacíacuandoloshizofamilia,Rachel.Setienenelunoalotro.Quéternura.

Fernsequedóparalizada.Nohabíaoídolapalabra«ternura»ynosedetuvoapensarquésignificabaserunabendicióndeDios.«Noesguapa».Laspalabrasresonaronensucabezacomosifueranollasysartenesquechocabanentresí.«Noesguapa».«Nuestrobichitoraro».«Noesguapa».«PobreFernie».

—¡Fern!—Rita la llamóy lehizogestoscon lamanodelantede lacara—.¿Hola?¿Enquépensabas?¿Quéledigo?

Fernsacudiólacabezaparaeliminardelamemoriaesedía.Escuriosoquealgunosrecuerdosnoseteolvidennunca.

—¿Porquénoledices«Inclusocuandonoestásconmigo,teveo.Nopuedodejardepensarenti.Me pregunto si tu corazón es tan bonito como tu cara, si tumente es tan fascinante como losmúsculosbajotupiel.¿Sienteslomismopormí?»?—FernhizounapausaymiróaRita.

Ritateníalosojosmuyabiertos.—Vaya,québueno.¿Lohasescritoenalgunadetusnovelasrománticas?—Ritaeraunadelas

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pocaspersonasquesabíanqueFernescribíarelatosrománticosydeseabaqueselospublicaran.—Nosé.Probablemente.—Fernsonrió,avergonzada.—Toma,escríbelo—dijoRita,yledioaFernuntrozodepapelyunlápiz.Fernintentórecordarloquehabíadicho,perolasegundavezlesalióinclusomejor.Ritareíay

bailabadeun ladoparaotromientrasFernacababadeescribir lanotaconunademánostentoso.FirmódeformadramáticaconelnombredeRitayentoncesleentrególacartaasuamiga,quesacóunperfumedesumochilayrocióelpapel.EntoncesdoblólacartayladirigióaAmbrose.

Ambrosenorespondióinmediatamente;dehecho,tardóunoscuantosdías.Alcuartodía,Ritaencontróunsobreenla taquilla, loabrióconmanostemblorosasylo leyóensilencio.FruncíaelceñoysecogíaalbrazodeFerncomosiestuvieraleyendoelnúmeroganadordelalotería.

—Fern,escucha—dijo—:«Caminabella, como lanoche /declimasdespejadosydecielosestrellados;/ytodoloqueesmejordelaoscuridadydelaluz/resplandeceensuaspectoyensusojos».

Fernalzólascejasyestasseescondieronbajoelflequillo.—¡Escribecasitanbiencomotú,Fern!—Esmejor—dijoFernconsequedad,ysoplóparaapartarseunrizodelacara—.Bueno,en

todocaso,eltíoqueloescribióesmejor.—Hafirmadoconuna«A»—susurróRita—.Mehaescritounpoema,¡nomelopuedocreer!—Eh…Rita,esepoemaesdelordByron.Esmuyconocido.LacaradeRitaseentristeció,yFernseapresuróenconsolarla.—Quiero decir que es sorprendente queAmbrose use un poema…de lordByron… en una

cartapara…ti—continuó,titubeando.Enrealidad,eramuysorprendente.Fernnoconocíaamuchosjóvenesdedieciochoañosque

usaranpoemasfamososcomométodohabitualparaligar.Estabaimpresionada,yRitatambién.—Tenemosqueresponderle.¿Creesquedeberíamosescribirleotropoemafamoso?—Quizásí—contestóFernconlacabezainclinadahaciaunlado.—Podríaescribirleelpoemayomisma.—Ritaparecíaindecisa.Alcabodeunossegundosse

leiluminólacarayabriólabocaparahablar.—Niseteocurraempezarcon«Lasrosassonrojas,/elmaresazul…»—advirtióFern,que

yasabíaloquesuamigaibaadecir.—¡Jopé!—dijoRita,yvolvióacerrarlaboca—.Noibaadecir«elmaresazul»,ibaadecir:

«Lasrosassonrojas,/avecessonrosas./Memueropordarte/unbesoenlaboca».Fernrioyledioungolpeasuamiga.—Nopuedesdecirleeso,éltehamandado«Caminabella,comolanoche».—Va a sonar el timbre. —Rita cerró la taquilla—. ¿Puedes escribir algo para mí, Fern?

¿Porfa?Sabesquenosemevaaocurrirnadabueno.—RitavioqueFerndudabaylesuplicócondulzurahastaqueaccedió.

YasíescomoFernTaylorempezóaescribirlecartasdeamoraAmbroseYoung.

1994

—¿Qué haces? —preguntó Fern, dejándose caer en la cama de Bailey y observando lahabitación.Yallevabanratoenlahabitación.Normalmentejugabanfueraoenlasaladeestar.

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LasparedesdelahabitacióndeBaileyestabanllenasdeparafernaliadeluchalibre,sobretododelequipodeluchalibredelaUniversidadEstataldePensilvania.Intercaladosentreelazulyelblanco del equipo, tenía fotos de sus atletas favoritos e imágenes de su familia en diferentessituaciones, y montones de libros infantiles de muchos temas diferentes, desde historia adeportes,pasandopormitologíagriegayromana…

—Estoy haciendo una lista —respondió Bailey sin levantar los ojos de lo que estabahaciendo.

—¿Quétipodelista?—Unalistadetodoloquequierohacer.—¿Yquéhasescritohastaahora?—Notelopuedodecir.—¿Porquéno?—Porquehaycosasprivadas—respondióBaileysinrencor.—Puesvale.Alomejoryotambiénhagounalistaynotedigoloqueheescrito.—Adelante—rioBailey—,peroseguroquepuedoadivinartodoloqueescribes.Fern cogió una hoja del escritorio de Bailey y encontró un bolígrafo de la Universidad

EstataldePensilvaniaenunbotellenodemonedas,rocasyotrostrastosqueestabaenlamesilladenoche.Escribió«LISTA»enlapartedearribaysequedómirandoelpapel.

—¿En serio no vas a decirme ni una cosa de tu lista?—preguntó dócilmente después demirarlahojadurantevariosminutossinqueseleocurrieranadaemocionante.

Baileysuspiróycreóunaráfagadeviento.Sonómáscomounpadreirritadoquecomounniñodediezaños.

—Vale, pero algunas de las cosas que he escrito no las haré inmediatamente. Puede quealgunasdelascosaslashagacuandoseamayor…peroaunasíquierohacerlas.Lasvoyahacer—dijoconénfasis.

—Vale,dimeuna—suplicóFern.Noseleocurríanadaquequisierahacer,apesardetenertantaimaginación.Quizáfueraporquevivíanuevasaventurascadadíaenloslibrosqueleíayvivíaatravésdelospersonajesdelashistoriasqueescribía.

—Quieroserunhéroe.—BaileymiróaFernprofundamenteofendido,comosileestuvierarevelando información altamente confidencial—. Todavía no sé de qué tipo. Quizá comoHércules,oBruceBaumgartner.

FernsabíaquiéneraHércules,y tambiénsabíaquiéneraBruceBaumgartner,porqueeraunodelosluchadoresfavoritosdeBaileyy,segúnél,unodelosmejoreslevantadoresdepesodetodoslostiempos.Miróasuprimo,dudosa,peronodijoloquepensaba.Hérculesnoerareal,yBaileynuncapodríasertangrandeyfuertecomoBruceBaumgartner.

—Y si no puedo ser un héroe como ellos, entonces a lomejor puedo salvar a alguien—continuó diciendo Bailey sin darse cuenta de la falta de fe de su prima—. Entonces mi fotosaldríaenlosperiódicosytodoelmundosabríaquiénsoy.

—Yonoquerríaquetodoelmundosupieraquiénsoy—respondióFerndespuésdepensarunrato—.Quieroserunaescritorafamosa,perocreoqueusaréunseudónimo.Unseudónimoeselnombrequeusascuandonoquieresquelagentesepaquiéneres—añadió,encasodequeBaileynolosupiera.

—Parapodermantenertuidentidadsecreta,comoSuperman—susurró,comosiloqueFernhabíadichofueralacosamásguaydelmundo.

—Ynadiesabráquesoyyonunca—dijoellaconsuavidad.

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Noeran las cartas de amor típicas.Eran cartas de amor porqueFern ponía su cuerpo y alma enellas,yparecíaqueAmbrosehacíalomismoycontestabaconhonestidadyunavulnerabilidadqueellanoseesperaba.Ellanoenumerabatodaslascosasqueaella(Rita)leencantabansobreél,nialababacontinuamentesuaspecto,supelo,sufuerzanisutalento.Podríahaberlohecho,peroestabamás interesada en las cosas que no sabía. Así que elegía las palabras con cuidado y hacía conhabilidadpreguntasquelepermitieranaccederasuspensamientosmásíntimos.

Empezóconpreguntassencillas.Cosasfácilescomo«¿Prefiereslascosasácidasodulces?»,«¿Inviernouotoño?»,«¿Pizzao tacos?».Pero luegoempezaronahacerpreguntasmásprofundas,personales y reveladoras. Iban preguntando y respondiendo sucesivamente y, en ciertomodo, eracomosisedesnudaran,comosifueranquitándoseprimerolascosasmenosimportantes,lachaqueta,los pendientes, la gorra de béisbol…Al cabo de poco tiempo se desabrochaban los botones, sebajaban las cremallerasy la ropacaía al suelo.El corazóndeFern seagitabay se le cortaba larespiraciónconcadabarreraquesuperaban,concadaprendaderopametafóricaquesequitaban.

«¿Perdidoosolo?»:Ambroserespondió«solo».Fernrespondió:«Preferiríaestarperdidacontigoque sola contigo, así que elijo estar perdida con una condición». Ambrose contestó: «No haycondicionesquevalgan»;entoncesFerndijo:«Entoncespreferiríaestarperdidaporqueestarsolaparecealgopermanente,siestásperdidotepuedenencontrar».

«¿Farolasosemáforos?».Fernrespondió:«Lasfarolashacenquemesientasegura».Ambrosecontestó:«Lossemáforosmeponendelosnervios».

«¿Nosernadieonoestarenningúnlugar?».Fern:«Preferiríanosernadieaquíquealguienenotrolugar».Ambrose:«Preferiríanoestarenningúnlugar.Nosernadiecuandoseesperaqueseasalguien cansa». Fern: «¿Cómo lo sabes? ¿Es que acaso has sido un don nadie alguna vez?».Ambrose:«Todaslaspersonasquesonalguiensevuelvenundonnadiecuandofracasan».

«¿Inteligenciaobelleza?».Ambrosedijoqueprefería la inteligenciay luegoañadióqueella(Rita)erapreciosa.Ferneligiólabellezaydespuésprocedióaelogiarsuinteligencia.

«¿Antesodespués?».Fern:«Antes,laanticipaciónsuelesermejorquelacosaqueseespera».Ambrose: «Después. Si lo que se espera se hace bien, esmejor que la fantasía». Fern sabía deltema.Lodejóestar.

«¿Cancionesdeamoropoesía?».Ambrose:«Lascancionesdeamor,escomotenerlomejordelasdos,lapoesíaylamúsica.Además,nopuedesbailarconlapoesía».Acontinuación,hizounalistadesusbaladasfavoritas.Eraunalistaimpresionante,yFernsepasóunatardegrabandounCDrecopilatorio con todas ellas. Fern eligió la poesía y le envió algunos de los poemas que habíaescrito. Fue arriesgado, tonto, y a estas alturas del juego estaba completamente desnuda, perodecidióseguirjugando.

«¿Pegatinas o ceras?». «¿Velas o bombillas?». «¿La iglesia o el colegio?». «¿Campanas osilbatos?».«¿Viejoonuevo?».

Laspreguntascontinuaron,lasrespuestasvolaban,yFerncogíacadacartalentamente,posadacomo un pájaro en el lavabo del baño de las chicas, y se pasaba el resto del día elaborando larespuesta.

HacíaqueRitaleyeracadaunadelascartas,yconcadanotaestaseconfundíamás,tantoporloqueAmbrosedecíacomoporloqueellacontestaba.Protestóvariasveces:

—No sé de qué estáis hablando. Háblale de sus abdominales. Tiene unos abdominalesmaravillosos,Fern.

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Al cabo de un tiempo, Rita le entregaba las notas a Fern con un gesto de desdén y se lasdevolvíaaAmbrosesinningúntipodeinterés.

Fernintentabanopensarenlosabdominalesdelchico,nienelhechodequeRitaestuvieratanfamiliarizadaconellos.Tressemanasdespuésdelaprimeracartadeamor,Ferndoblóunaesquinadelpasilloenelcambiodeclaseporqueteníaquecogeruntrabajodela taquillayseencontróaRitacontradichataquillaconlosbrazosalrededordeAmbrose.Éllabesabacomosiacabarandedescubrirqueteníanlabios…ylengua.Fernresollóysediolavueltainmediatamenteparavolversepor donde había venido. Por unmomento pensó que iba a vomitar y se tragó las náuseas que lesubíanporlagarganta.Peronoteníaganasdevomitarporqueledolieraelestómago,sinoporqueledolíaelcorazón.Yellateníatodalaculpa.SepreguntabasisuscartashabíanhechoqueaAmbroselegustaramásRita, si todo loque lehabía reveladosobreellamismasehabíaconvertidoenunchiste.

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4

ConoceraHércules

Alcabodepocomásdeunmes,sedescubriólaestratagema.Aqueldía,RitasecomportabadeunaformaextrañaynomiróaFernalosojoscuandoestaleentrególacartadeamorparaAmbrose,quetantohabíadisfrutadoescribiendo.LosojosdeRitafuerondirectosalamanoquesuamigalehabíatendidoysefijóenelpapelcuidadosamentedoblado,comosiledieramiedo.Nolocogió.

—Enrealidadyanolonecesito,Fern.Hemosroto.Sehaacabado.—¿Cómoquehabéisroto?—preguntóFern,horrorizada—.¿Quéhapasado?¿Estásbien?—Sí.Nopasanada,enserio.Seestabavolviendoraro.—¿Raro?¿Quéquieresdecir?—Fernsentíaque ibaaponersea llorar, comosi lahubieran

dejadoaellatambién.Intentóquenoletemblaralavoz,peroRitasediocuentayalzólascejas,queseleescondieronbajoelflequillo.

—Deverdadquenopasanada,Fern.Esunpocoaburrido.Estábueno,peroesaburrido.—¿Aburrido o raro? Porque, normalmente, ser raro no es aburrido, Rita. —Fern estaba

confundidayenfadadaconsuamigaporhaberdejadoqueAmbroseseleescapara.Rita suspiró y se encogió de hombros. Esta vez sí quemiró a Fern a los ojos con cara de

disculpa.—Sediocuentadequenoerayolaqueescribíalascartas,Fern.Esquenoparecíanmías.—

Ritaacusóasuamigaconlamirada—.Yonosoytanlistacomotú.—¿Ylehasdichoqueerayo?—gritóFern,alarmada.—Bueno…—Ritaintentóesquivarlapreguntayapartólamiradadesuamiga.—¡Dios! Se lo has contado. —Fern sentía que se iba a desmayar en medio del pasillo

abarrotadodeestudiantes.Apoyólacabezaenelmetalfríodelataquillaeintentótranquilizarse.—Esquenodejabadepreguntármelo,Fern,estabaenfadadísimo.Medabahastamiedo.—Cuéntamelotodo.¿Quécarahapuestocuandolehasdichoqueerayo?—Fernnotabacómo

labilislesubíaalaboca.—Sehaquedado…sorprendido.—Ritaestabaincómoda.Semordíaellabioyjugabaconun

anilloquellevabapuesto.Fernsupusoque«sorprendido»erauneufemismo.—Losiento,Fern.Esquequeríaqueledieratodaslascartasqueme…te…bueno,quehabía

escrito.Peronolastengo,telasdiati.—¿Esotambiénselohascontado?—selamentó,llevándoselasmanosalaboca,espantada.—Eh… sí.—Rita temblaba. Se veía claramente en su bonito rostro lo triste que estaba. El

altercadoconAmbroseparecíahaberlaafectadomásdeloquedecía—.Esquenosabíaquéhacer.

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Fernsediolavueltayfuecorriendoallavabodelaschicas.Seencerróenunodelosbaños,sepusolamochilaenelregazoyapoyólacabezasobrelaella.Cerrólosojosconfuerzaparaquelaslágrimasdesaparecieranysereprendióporhaberseinvolucradoenesasituación.Teníadieciochoaños,eramuymayorparaesconderseenelbaño,peronoleapetecíairaclasedeIntroducciónalCálculo.Ambroseestaríaahí,yyanoseríainvisiblecomohabíasidohastaentonces.

Lopeordetodoeraquetodaslaspalabraseranreales,todasestabancargadasdeverdad.PeroFernhabíaescrito lascartascomosi tuviera lacarayelcuerpodeRita,comosi sucuerpoysusonrisafuerandelosqueatraenaloshombresyencimatuvierauncerebroquelosrespaldara.Peroesapartenoeracierta.Eraunachicapequeñaymodesta,fea.Ambrosesesentiríacomountontoporhaberleescritoesascartas.Lashabíaescritoparaunachicaguapa,noparaFern.

P

Fernestabaesperandoalasalidadelasaladeluchalibre.HabíapuestotodaslascartasqueAmbrose le había escrito aRita enun sobre grandede papelmanila.Bailey se había ofrecido allevarlelascartasaAmbroseenelentrenamiento.ElchicoestabaalcorrientedeljuegoqueRitayFernsellevabanentremanosyhabíadichoqueseríadiscretoyselasdevolveríaaAmbrosecuandoacabaradeentrenar.Baileyeraunmiembrohonorariodelequipo,elencargadodelasestadísticasyelayudantedelentrenador,eibaalentrenamientocadadía.Sinembargo,noseledabamuybienesode la discreción, yFern noquería empeorar la situacióny avergonzar aAmbrose delante de suscompañerosdeequipo,asíqueesperómuertademiedoenelpasillomientrasmirabalapuertadelasaladeluchalibreyesperabaaqueelentrenamientollegaraasufin.

Loschicosfueronsaliendounoauno.Algunosllevabanloszapatoscolgandodeloshombros,otrosibansincamisetaapesardequeestabanadiezgradosbajocero,cadaunoibadeunamaneradiferente. Fern, que pasó totalmente inadvertida entre los chicos, se alegró, por una vez, de serinvisible.YentoncessalióAmbrose.Eraevidentequeestabareciénduchadoporque,apesardequesehabíapeinadohaciaatrás,llevabaelpelocompletamentemojado.IbaconPaulKimballyGrantNielson,afortunadamente.PaulieeraunchicomuydulceysiemprehabíasidoamableconFern,yGrant coincidía con ella enmuchas clases y, a diferencia de sus amigos, era rarito y no le daríaimportanciaalhechodequeFernquisierahablarconAmbrose.

Ambrosesequedódepiedracuandolavioyledesapareciólasonrisadelacara.Susamigossedetuvieronconélymiraronasualrededor,confundidosysinpensarporunmomentoqueFernfueraelmotivoporelquesehabíaparado.

—Ambrose,¿puedohablarcontigounmomento?—preguntóFernconunavozquecasiniellamismahabíaoído.Esperabanotenerquerepetirlapregunta.

—Bueno,entoncesiréacasaconGrant,Brosey—dijoPaulie—.Hastamañana.Ambrosedijoadiósconlamano,perosusojosvolabanporencimadelacabezadeFern,como

siquisieraalejarsedeella.Ferndesearíahaberesperadoparaencarárseleunasemanamás,porqueelluneslequitabanelaparatoquehabíallevadotreslargosaños.Sihubierasabidoqueestoibaaocurrir se habría peinadoy se habría puesto lentillas.Llevaba el pelo rizado encrespadoy salíadisparadoentodaslasdirecciones,lasgafasyunjerseyqueseponíadesdehacíaaños,noporquelequedarabien,sinoporqueeracómodo.Eradelanagruesadeuntonoazulpálidoynilefavorecíalacarani lequedababiena supequeñocuerpo.Todoesto fue loquese lepasópor lacabezaa lachicamientrascogíaaireysujetabaelenormesobre.

—Toma,todaslascartasquelehasmandadoaRita.Aquílastienes.Ambrosealargólamanoylascogió.Teníacaradeenfadado.PosólosojoslosdeFernyla

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arrinconóconlamiradacontralapared.—¿Oshabéisechadounasrisas?—No.—Fernseavergonzóaloíreltonoinfantildesuvoz.Hacíajuegoconlacomplexiónde

niñaylacabezagacha.—¿Porquélohabéishecho?—Yo solo hice una sugerencia.Eso es todo.Pensaba que estaba ayudando aRita.A ella le

gustabas.Peroluegotodosenosfuedelasmanos,supongo…Losiento.—Losentíadeverdad,losentíamuchísimo.Sentíaquesehubieraacabadoysentíanopodervolveraver su letra sobreelpapel,onovolveraleersuspensamientosyllegaraconocerlomejorconcadafrase.

—Ya,bueno,daigual—respondió.FernyRita lehabíanhechodañoy lohabíanavergonzado.AFern ledolía el corazón.Ella

nuncahabíaqueridohacerledañoniavergonzarlo.Ambrosesedirigióhacialasalidasindecirniunapalabramás.

—¿Tegustaron?—preguntóFernsinpensar.Ambrosesegiró,incrédulo.—Antesdeque te enterarasdeque las había escritoyo, quierodecir. ¿Tegustaron?—Fern

pensóquecomoyalaodiabadabaigualsisearriesgaba,yqueríasaberlo.Ambrose sacudió la cabeza, atónito, como si no se pudiera creer que tuviera las agallas de

preguntar.Sepasó lamanoporelpelomojadoe, incómodo,cambióelpesodelcuerpoa laotrapierna.

—Amí me han encantado tus cartas—continuó Fern rápidamente. Las palabras salieron apresión,comosiunapresasehubieradesbordado—.Séquenoeranparamí,peromehangustadomucho. Eres gracioso. E inteligente. Y me has hecho reír. Me has hecho hasta llorar. Ojalá lashubierasescritoparamí.Poresomepreguntabasitehabíagustadoloquetehabíaescrito.

LosojosdeAmbrosesesuavizaron,lamiradatensayavergonzadaconlaquehabíamiradoaFerndesdequelahabíavistoenelpasillodesaparecíalentamente.

—¿Acasoimporta?—preguntó,cauteloso.Fernno encontraba las palabrasparadecirle que sí importaba.El hechodeque le hubieran

gustadolascartas(aunquenosupieraquelashabíaescritoella)significabaquelegustabaFern,enciertomodo,¿no?

—Sí,porque lashe escritoyo.Yhablabaen serio.—Lohabíadicho.LaspalabrasdeFernllenaronelpasillovacío,rebotandoenlastaquillasvacíasyenlossuelosdelinóleocomosifuerancientos de pelotitas de goma que no se podían ignorar ni evitar. Fern se sentía desnuda y débil,expuestaporcompletoanteelchicodelquesehabíaenamorado.

LaexpresióndeAmbroseeradesorpresa.LadeFerndebíaestarigual.—¡Ambrose!¡Brosey!Tío,¿estásaquítodavía?Beansdoblólaesquinacomosiselosacabaradeencontrarporcasualidad,peroFernsupoen

elactoquehabíaescuchadotodasycadaunadelaspalabras.Loveíaensusonrisadesuperioridad.Seguroquepensabaqueestabasalvandoasuamigodeunataqueo,peortodavía,dequeunachicafealepidierairalbaile.

—Hola,Fern.—Beansfingiósorpresaalverla.Ellaestabasorprendidadequesupieracómosellamaba—.Necesitoquemeayudesaempujarelcoche,Brose,noarranca.

—Claro,tío.—Ambroseasintió,Beanslocogiódelamangayloarrastróhacialapuerta.LacaradeFernardíadevergüenza.Puedequefuesemodesta,peronoeraidiota.Ambrose,quesedejabaguiarporsuamigo,sedetuvo.Derepente,sedirigióotravezhacia

Fernyledevolvióelsobrequeellalehabíadadohacíaapenasunosminutos.Beansesperó,conla

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carallenadecuriosidad.—Toma, son tuyas. Pero… no las enseñes, ¿vale?—Ambrose sonrió brevemente.Hizo una

muecadevergüenzaconesoslabiossuyostanbienformados.Entonces se dio la vuelta y salió del edificio.Beans lo siguió.YFern abrazó el sobrey se

preguntóquésignificabatodoaquello.

P

—Ponte una red en el pelo, hijo—dijo pacientementeElliottYoung aAmbrose, que estabadejandosuscosasalladodelapuertadelapasteleríaparalavarseenlapila.

Ambrosesecogióelpeloconlasmanosyenrollóunagomaelásticaalrededorparaapartárselodelacarayquenocayeraenalgunodelosrecipientesdemasadepastelodegalleta.Todavíateníaelpelomojadodeladuchadedespuésdelentrenamiento.Sepusounared,quelecubríalacoleta,yundelantal,queenrollóensutorsocomoElliottlehabíaenseñadoahacerhacíamuchotiempo.

—¿Quéhago,papá?—Ponte con los bollos, la masa ya está lista. Yo tengo que acabar de decorar este pastel

porqueledijeaDaphneNielsonquelotendríalistoparalasseisymedia,yyasonlasseis.—Grant dijo algo de un pastel en el entrenamiento.Dijo que estaba tan cerca del peso que

comeríauntrozo.Elpastel,detrescapasdechocolateyconlospersonajesdelapelículaHércules,eraparael

hermanopequeñodeGrant,Charlie.Eraunpastelmonoyoriginal,conelcoloryelcaosjustosparaque legustaraaunniñode seisaños.AElliottYoungse ledabanbien losdetalles.Suspastelessiempreeranmásbonitosquelasfotosdelcatálogodepastelesquehabíadelantedelapasteleríaenunpedestal.Inclusoalosniñoslesgustabamirardetenidamentelaspáginaslaminadasyseñalarelpastelquequeríanparasusiguientecumpleaños.

Ambrosehabíaintentadodecoraralgunavez,peroteníalasmanosgrandesylasherramientaseranmuypequeñas.ApesardequeElliotteraunmaestroconpaciencia,aAmbrosenoseledababien.Podíahaceradornosbásicos,peroseledabamuchomejorhornearporqueteníalafuerzayeltamañoidealesparaeltrabajo,noparalascosasdelicadas.

Tratabalamasacrecienteconhabilidad,laamasaba,laenrollabaydoblabacadamontículosinpensar y a una velocidad considerable. En las pastelerías más grandes, había maquinas que seencargabandehacereso,peroaélnoleimportabaelritmodelaoperaciónyllenababandejasconbolloscaseros.Sinembargo,elolordelaprimeratandadebollosloestabamatando.Trabajarenlapasteleríadurantelatemporadadeluchalibreerahorrible.

—Yaestá.—Elliottseapartódelpastelymiróelreloj.—Québonito—dijoAmbrosefijándoseenlosmúsculoshinchadosdelhéroemitológicoque

estabaenloaltodelpastelconlosbrazoslevantados—.AunqueHérculesenrealidadllevabaunapieldeleón.

—Ah,¿sí?—rioElliott—.¿Cómolosabes?Ambroseseencogiódehombrosydijo:—MelodijoBaileySheen.LegustabamuchoHércules.

Baileyteníaunlibrocolocadoenelregazo.CuandoAmbrosegirólacabezaparaverquéeraloque su compañero tenía, vio varias fotos de un luchador desnudo que peleaba contra lo queparecíansermonstruosmitológicos.Podríahaberenmarcadoalgunasdelasfotosparacolgarlasenlasaladelucha.Enunadelasfotosparecíaqueelguerreroluchabacontraunleón;enotra

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contraunjabalí.ProbablementeeseeraelmotivoporelqueSheenloestabaleyendo;AmbrosenoconocíaanadiequesupieramássobreluchaqueBaileySheen.

AmbrosesesentóenlalonaalladodelasilladeBaileyyseempezóaatarloszapatosdelucha.

—¿Quélees,Sheen?Bailey,sorprendido,alzólavista.Estabatanconcentradoenellibroquenosehabíadado

cuenta de que Ambrose estaba allí.Miró fijamente a Ambrose durante unminuto; sus ojos sedetuvieronensupelolargoyenlacamisetaquellevabadelrevés.

Loschicosdecatorceañosteníanlamalafamadenopreocuparseporlaropaquellevabanniporcómollevabanelpelo,peroaBaileysumadrenuncalehabríadejadosalirdecasaasí.Entonces,BaileyseacordódequeLilyYoungyanovivíaconAmbroseysediocuentadequeeraelprimerdíadeveranoqueveíaalchico.PeroAmbrosesehabíapresentadodetodosmodosenelcampamentodelentrenadorSheencomohacíacadaverano.

—EstoyleyendounlibrosobreHércules—contestóBaileyalcabodeuntiempo.—Heoídohablardeél.—Ambroseacabódeatarseloszapatosysepusodepie.Baileypasódepágina.—Hércules era el hijodel diosgriegoZeus—contóBailey—,pero sumadre erahumana.

Eraconocidoporsu fuerzaextraordinaria.Loenviaronaunmontóndemisionesparamataratodosestosmonstruos.VencióalTorodeCreta,aun leóncuyopelajeera inmunea lasarmasmortales ymató a una hidra de nueve cabezas. También capturó a unos caballos que comíancarnehumanaydestruyóaunospájarosqueteníanelpicodebronce,plumasmetálicasycacatóxica,ysecomíanalaspersonas.

Ambroserioalegremente,yBaileysonrió.—Esloquediceelmito.Hérculeseragenial,tío.Cincuentaporcientodios,cincuentapor

cientomortal,cienporcienhéroe.Suarmafavoritaeraunamaza,ysiemprellevabalapieldeunleón, la del león dorado que había matado en su primera misión. —Bailey frunció el ceño.ExaminóaAmbrose—.Teparecesunpocoaél,ahoraquellevaselpelolargo.Deberíasdejárteloasí,inclusomáslargo.Alomejortehacetodavíamásfuerte,comoHércules.Además,hacequeparezcasmásmalo.Loschicoscontralosqueluchassemearánenlospantalonescuandoteveanllegar.

Ambrosesetiródelpeloquehabíadejadoasuairedesdelaprimaverapasada.Ahoraquesumadre no estaba y solo había dos solteros en la casa, vivía sin muchas cosas que antessubestimaba.Elpeloeralaúltimadesuspreocupaciones.

—Sabesunmontóndecosas,¿verdad?—Sí.Sinopuedeshacermuchoapartedeleeryestudiar,aprendescosas,yamímegusta

leersobretíosquesabíanunpardecosassobrelalucha.¿Vesesto?—Baileyseñalóunapágina—.Hérculesensuprimeramisión.Parecequeleestéhaciendounallavedeluchalibrealleón,¿aquesí?

Ambroseasintió,peromirabaotraimagen.Unafotodeotraestatua,peroestamostrabasolola cara y el pecho del héroe. Hércules parecía serio, triste incluso, y tenía la mano sobre elcorazón,comosiledoliera.

—¿Dequéesestafoto?Baileyhizounamuecaycontemplólaimagen,comosinoestuvieraseguro.—SellamaElrostrodeunhéroe.—BaileyleyóelpiedefotoymiróaAmbrose—.Supongo

queseruncampeónnoestodojuegoydiversión.AmbroseleyóenvozaltaporencimadelhombrodeBailey:

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—«Hércules fueelmás famosoymásqueridode loshéroesde laAntigüedad,peromuchagenteolvidaque tuvoque realizar los doce trabajos comopenitencia.LadiosaHerahizoqueperdieralacabeza,yensuestadodelocuramatóasumujeryasushijos.Afligidoporellutoylleno de culpa, Hércules buscó maneras de equilibrar la balanza y aliviar su menteatormentada».

Baileygimió:—Quéestupidez.SiyohicieraunaesculturallamadaElrostrodeunhéroenolepondríala

caratriste.Leharíaunacaraasí.—BaileyenseñólosdientesymiróaAmbroseconojosdeloco.Teníaunamatadepelorizadodecolormarrónclaro,losojosazulesylasmejillasrojizas;noseledabamuybienponercarademalo.

Ambroserioysoltóunbufidoporlanariz,dijoadiósaBaileyconlamanoyfuecorriendocon los otros luchadores que ya estaban haciendo estiramientos en el tapiz. Sin embargo, nopodíadejardepensarenlacaradelutodelHérculesdebronce.

—Bueno,yaesmuytardeparahacerlapieldelleóndefondant,perocreoquedaráelpego.—Elliottsonrió—.Tengoqueacabarotropastel,luegopodremosirnos.Túveteacasa,noquieroqueteagotes.

—Erestúquientienequevolveracasaestanoche—dijoelhijoamablemente.ElliottYoungtrabajabasindescansoparapoderestarencasaporlastardes.Estosignificaba

quealasdosdelamadrugadavolvíaaestarenlapastelería.Seibaalassiete,cuandolaseñoraLuebkeempezabasuturno,volvíaalastresdelatarde,cuandoellaacababa,yotraveztrabajabahastalassieteolasochodelanoche.Lamayoríadedías,Ambroseleayudabacuandoacababadeentrenaryhacíaquelafaenaseacabaraantes.

—Sí,peronosoyyoelqueintentasacarbuenasnotaseiralosentrenamientosdeluchaantesydespuésdelasclases.Nisiquieratienestiempoparaesanoviatanguapaquetehasechado.

—Yanoesminovia—balbuceóelchico.—¿Enserio?—Elliottbuscósignosdeangustiaenlacaradesuhijo,peronoencontróninguno

—.¿Yquéhapasado?Ambroseseencogiódehombros.—Digamosquenoeslachicaquepensabaqueera.—Vaya—suspiróElliott—,losiento,Brosey.—¿Belleza o inteligencia?—preguntóAmbrose a su padre después de una larga pausa.No

habíavariadosuritmodetrabajoconlosbollos.—Inteligencia—dijoElliottinmediatamente.—Sí,claro.Poresoelegisteamamá,¿no?Porqueerafeísima.Poruninstante,ElliottYoungparecióafligirse,yAmbrosesedisculpóalinstante:—Perdona,papá.Noqueríadecireso.Elliottasintióeintentósonreír,peroAmbroseveíaquelehabíahechodaño.Estabaenracha,

primeroFernTayloryahorasupadre.Alomejorteníaqueempezarahacerunapenitencia,comoHércules.Levolvieronalacabezalospensamientosdelhéroeapenado.Hacíaañosquenopensabaenél,perolaspalabrasdeBaileyresonabanensumentecomosilashubieradichoayer:«Parecequeseruncampeónnoestodojuegoydiversión,¿verdad?».

—Oye,papá.—Dime,Brosey.—¿Estarásbiencuandomevaya?—¿Alauniversidad?Claro,claro.LaseñoraLuebkemeayudaráylamadredePaulKimball,

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Jamie,havenidohoyarellenarunasolicitudparatrabajaratiempoparcial.Creoquelacontrataré.Eldinerosiempreesunproblema,peroconlabecadeluchaquetehandado,sinosapretamosunpocoelcinturónenunpardecosillas,loconseguiremos.

Ambrose no dijo nada. No sabía si «cuandome vaya» quería decir a la universidad. Soloqueríadecir«cuandomevaya».

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Domarunleón

Lamarquesinadedelantedelasoficinas,justoenlaesquinadelasMainyCenterStreet,decía«¡Aporelcuartocampeonato,Ambrose!»;nodecía«Vamos,luchadores»,ni«Vamos,Lakers»,solo«¡Aporelcuartocampeonato,Ambrose!».Jessesemostróendesacuerdoconelcarteldesdeelprimermomento,peroalrestodechicosqueibanenelautocarnoparecióimportarles.Ambroseformabaparte del equipo, era el capitán y todos pensaban que gracias a él conseguirían ganar otrocampeonatoestatal.Esoeraloquelesimportaba.

Ambrose, al igual que Jesse, también estabamolesto e intentó ignorar lamarquesina, comohacíasiempre.IbandecaminoaHershey,enPensilvania,paracompetirenelcampeonatoestatal,yAmbrosedeseabaqueacabaratodo.Unavezhubieraterminado,tendríaquizáunratopararespirartranquilo,parapensar,paratenerunpocodepaz,aunquesolofueraunrato.

Si la lucha libre solo fuera lo que pasaba en el tapiz y en la sala de entrenamiento, leencantaría.Aéllegustabaeldeporte,latécnica,lahistoria,lasensacióndecontrolsobreloqueibaapasar,loquesentíaalderribaraladversario.Leencantabalasimplicidaddeldeporte,lalucha.Perono legustaban los fansquegritaban,ni lospremios,nique lagentenopararadehablardeAmbroseYoungcomosifueraunamáquina.

ElliottYounghabíallevadoaAmbroseportodoelpaísparaquelucharadesdequeesteteníaocho años. Elliott había invertido todo su dinero en convertirlo en un campeón, no porque élquisieraquelofuera,sinoporqueeldondelniñomerecíareconocimiento.YaAmbrosetambiénlehabíagustadoesaparte(ladepasartiempoconsupadreyserunbuenluchadorentrelosmilesdechicos que compiten un domingo cualquiera por la primera posición en el podio). Sin embargo,habíadejadode ser divertido cuando, en losúltimos años,Ambrosehabía llamado la atención anivelnacionalyelmunicipiodeHannahLakesehabíadadocuentadequeteníaunaestrellaentresushabitantes.Ambrosesehabíadesencantado.

Sumentevolvíasigilosamentealavisitadelreclutadordelejércitoelmespasado.Nopodíadejardepesarenello.Aligualqueelrestodelpaís,queríaquealguienpagaraporlasmuertesdelas tres mil personas que habían fallecido en el 11S. Quería justicia para los niños que habíanperdidoasuspadres.Recordabalasensacióndenosabersisumadreestababien.Elvuelo93,quehabíacaídocerca,aunpocomásdeunahoradeHannahLake,hizoquelarealidaddelataquefueramáscercana.

EstadosUnidos estaba ahora enAfganistán y había gente que pensaba que después sería elturnode Irak.Alguien teníaque ir.Alguien teníaque luchar.Ysino lohacíaél,¿quién loharía?¿Quépasaríasinoibanadie?¿Volveríaapasar?Lamayorpartedeltiemponosepermitíapensarenello,peroahoraestabainquietoynervioso,teníaelestómagovacíoylamentellena.

Cuandohubieranacabadodepesarlo,comería.Lohabíapasadomalparallegaralosnoventakilosyhabíatenidoqueperderpeso.Supesonatural,cuandonoeratemporadadecompetición,erade unos noventa y siete kilos, pero competir en una categoría de peso inferior le daba ventaja.

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Pesabanoventakilos,peroenrealidaderannoventaysietekilosdefuerzacomprimidosenmúsculopuroy firme,nadamás.Supesonoeracomúnenelmundillode la lucha libre: laenvergaduraylongituddesutorsoypiernashacíanqueloscontrincantestuvieranquedependerdelafuerza.Peroéltambiénerafuerte,mucho.Habíasidoinvencibledurantecuatrotemporadas.

Sumadrequeríaquefuerajugadordefútbolamericanoporqueeramuygrandeparasuedad.Sinembargo,alverlasOlimpiadasporprimeravez,elfutbolpasóaunsegundoplano.Eraagostode 1992,Ambrose tenía siete años y John Smith había ganado la segundamedalla enBarcelonadespuésdevenceraun luchadorde Iránen la final.ElliottYoung,unhombrepequeñoquehabíaencontrado consuelo en el tapiz, bailaba por todo el comedor.La lucha libre era un deporte queacogía a los grandes y a los pequeños y, aunque ElliottYoung nunca había sido un contendienteserio,leencantabaesedeporteyhabíacompartidosuaficiónconsuhijo.Esanochepelearonsobrelaalfombradelahabitación,yElliottleenseñóaAmbroselosmovimientosbásicosyleprometióqueloapuntaríanalcampamentodeluchalibredelentrenadorSheenlasemanasiguiente.

El autocar tembló y se sacudió al pasar por un bache y se dirigió pesadamente hacia laautopista, dejando atrás Hannah Lake. Cuando volviera a casa todo se habría acabado, peroentoncesempezaríalaparteverdaderamentedifícilytendríaquedecidirenquéequipouniversitarioqueríaluchar,quéqueríaestudiarysobresipodríaonoaguantarlapresióneternamente.Ahorasoloestabacansado.Pensóenperder:alomejoresohacíaquelasdudasdesaparecieran.

Sacudió la cabeza rotundamente y Beans lo vio. Alzó una ceja, confundido. Pensaba queAmbroseintentabadecirlealgo.Ambrosemiróporlaventanasinhacerlecaso.Noibaaperder,esonoibaaocurrir,nolopermitiría.

CadavezqueAmbroseteníalatentacióndelucharsinesforzarse,cuandosonabaelsilbatoyempezabaapelear,elcompetidorquehabíadentrodeéllehacíadarlotodoeneltapiz.Eraloqueeldeportesemerecía.Supadre,suentrenador,suequipo,laciudad…todosselomerecían.PeroAmbrosedeseabaquehubieraalgúnmododedejarlotodoatrás…soloduranteunrato.

P

—BienvenidosaHershey,Pensilvania,ellugarmásdulcedelmundo,ybienvenidosalestadioGiantsCenter, donde va a tener lugar, en directo, la primera jornada de la competición de luchalibredeinstitutosdel2002—anuncióunavozporlamegafonía.

Elestadioestabaabarrotadodepadresy luchadores,amigosyseguidores, todosvestidosdeloscoloresdesusinstitutos.Sujetabanlaspancartastanaltocomopodían,congrandesesperanzas.Bailey y Fern tenían unos asientos excelentes, en primera fila, justo delante del suelo con lostapices,queibandeunapuntaalaotradelapista.

Según Bailey, a veces, ir en silla de ruedas tenía sus ventajas. Además, era el hijo delentrenadoryel encargadode lasestadísticas, loquequeríadecirque tenía trabajo,yaél eso legustaba. El trabajo de Fern era ayudar aBailey con las estadísticas y asegurarse de que tuvieracomidayunpardebrazosypiernas(yparaavisaralentrenadorSheendecuandoBaileynecesitaraundescansoparairalbaño,ocualquierotracosaconlaqueellanopudieraayudarlo).Loteníantodocontrolado.

Planificarían las pausas entre las rondas y organizarían cada día antes de que empezara. AveceseraAngiequienhacíadeayudante,avecesalgunadelashermanasdeBailey,perolamayorpartedeltiempoeraFernquienestabaconél.Enlaspausasparairalbaño,Baileyponíaaldíaasupadre sobre la posición del equipo, el diferencial de puntos y las actuaciones de cada jugadormientrassupadreleayudabaconaquelloquenopodíahacersolo.

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Entre todos, siendoel entrenadorSheenel que se encargabade lapartemáspesada, habíanconseguidoqueBaileynoseperdieraniun torneo.Elentrenadorhabíaganadonotoriedadycadavezmásrespetoenlacomunidaddelaluchalibre,yaquecoordinabalaresponsabilidadparaconsuequipoconlasnecesidadesdesuhijo.Elentrenadorsiempredecíaquehabíasalidoganandoconlasituación,porqueasuhijoseledabanmuybienlosdatosylascifras,yBaileysehabíaconvertidoenunmiembroindispensabledelequipo.

BaileyhabíasidotestigodetodosycadaunodelospartidosdeAmbroseentodoslostorneosestatales. Le encantaba ver queAmbrose luchabamás que cualquier otromiembro del equipo, ygritó para animar a su amigo cuando este subió al tapiz para la primera lucha del torneo. SegúnBailey,nodeberíaserunproblema,yaqueAmbroseeramuchomejorentodoslossentidos,perolosprimeroscombateseransiemprelosquemásmiedodabanytodoelmundoqueríaqueacabaranpronto.

Enlaprimeraronda,AmbrosecompitiócontraunchicodeAltoona,queeramuchomejordeloquedecíanlosdatossobreél.Sehabíaaferradoalaterceraposicióndeldistritoyhabíallegadoalacompeticiónestatalporlospelosalganarenlaprórroga.Eraunalumnodeúltimocurso,estabaansioso y todos querían bajar al campeón del pedestal. Además, Ambrose no era el mismo desiempre,parecíacansado,distraído,inclusoenfermo.

Alempezarelcombate,másde lamitadde losojosenelestadiosefijabana lo lejosen laaccióndelaesquinaizquierda,apesardequeestabanteniendolugar,almismotiempo,casiotrosdocecombates.Ambroseactuabacomosiempre:atacaba,siendoelprimeroentocaraladversario,semovíamucho, establecía contacto constantemente, pero estaba descolocado.Hacía los ataquesdesde muy lejos y no podía acabarlos cuando podría haber ganado puntos. El chico grande deAltoona fueganandoconfianza cuando se acabaron losdosprimerosminutos e iban empatados acero. Haber competido dosminutos contra Ambrose Young y tener la situación bajo control eramotivo de orgullo. Ambrose tenía que someter al adversario, pero no lo hacía, y todos losespectadoreseranconscientesdeello.

Elsilbidomarcóelcomienzodelasegundarondayfuemásdelomismo,quizápeor.Ambroseintentaba hacer algún ataque, pero no lo hacía con mucho entusiasmo, y cuando el oponenteconsiguióalcanzarloyescapar,lapuntuaciónquedóAmbrose0-LeóndeAltoona1.Baileyrugíaygritabadesdelabanday,cuandoalfinaldelsegundotiempolapuntuaciónseguíasiendoceroauno,BaileyintentóllamarlaatencióndeAmbrose.

Empezóacorear:—¡Hércules,Hércules,Hércules!Fern,ayúdame—dijo.Fernnoeradelaspersonasquesolíancorearogritar,perosehabíaempezadoaencontrarmal,

comosiaAmbroselepasaraalgo.Noqueríaqueperdieradeesamanera,asíqueseunióalcánticodeBailey.Algunosfans,queestabansentadoscercadelaesquina,hicieronlomismosinquenadieselopidiera.

—¡Hércules,Hércules,Hércules!—rugíanconfuerza.Pensaban que el semidiós de Hannah Lake iba a ser destronado. Ambrose Young estaba

perdiendo.Cuandosolofaltabanveintesegundosdecombate,elárbitrodetuvolacompeticiónporqueel

León de Altoona, de noventa kilos, tenía que ponerse bien la cinta de los dedos. Como era lasegunda vez que se tenía que parar la acción, Ambrose podría elegir posición, arriba, abajo oneutral,paraacabarelcombate.

Bailey se había acercado al borde del tapiz, al lado de las sillas para los entrenadores deHannah Lake, y nadie se lo impidió. Ventajas de estar en una silla de ruedas: te dejaban hacer

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muchísimasmáscosasquealosdemás.—¡Hércules!—gritóaAmbrose.Ambrosesacudiólacabezaconincredulidad.Oíaalosentrenadores,peronolosescuchaba.

Cuando Bailey interrumpió, las instrucciones frenéticas desaparecieron y tres pares de ojosfrustradossepostraronenelchico.

—¿Quédices,Sheen?—Ambroseestababloqueado:enveintesegundoslaoportunidaddesercampeónporcuartavezconsecutivasedesvaneceríaenelaireynopodíalibrarsedelletargo,delasensacióndequenadadeloqueestabapasandoerareal.

—¿RecuerdasaHércules?—dijoBailey.Eltonoconelqueselodijonoeradepregunta.Ambroseteníacaradeincredulidadydeestartotalmenteconfundido.—¿Recuerdaslahistoriadelleón?—insistióBaileyconimpaciencia.—No…—Ambrose se ajustó el casco y miró a su oponente. Los entrenadores le estaban

poniendocintaenlosdedosmientrasledabaninstruccioneseintentabannoparecereufóricosporelgirodelosacontecimientos.

—Estetíoesunleóntambién.EselLeóndemontañadeAltoona,¿no?LasflechasdeHérculesnofuncionabanconelleónytusataquesnotefuncionanconél.

—Gracias,tío—balbuceóAmbrosefríamenteantesdevolveralcentrodeltapiz.—¿SabescómoconsiguióHérculesvenceralleón?—Baileyalzólavozparaqueleoyera.—No,nolosé—contestóelchicoconlacabezagirada.—Eramásfuertequeelleón.Sesubióasuespaldayloestrujótantocomopudo—respondió

Baileyagritos.AmbrosemiróaBaileyconunbrillodiferenteen lacara.Cuandoelárbitro lepreguntóqué

posiciónquería,eligióarriba.Losseguidoresresollaron, todoHannahLakeresolló.ElliottYoungdijounapalabrotaylosentrenadoresdeAmbrosesequedaronconlabocaabierta.Habíanperdidolaesperanzadeganarotrotítuloparaelequipo.ParecíaqueAmbrosequisieraperder.Noelegíasponertearribacuandoibasperdiendodeunpuntoyquedabanveintesegundosdecombate.Todoloque el chico de Altoona tenía que hacer era impedir que lo girara o, peor todavía, escapar yconseguirotropunto,yganarelcombate.

Cuando sonó el silbato, parecía que alguien hubiera puesto la cámara lenta. Incluso losmovimientos de Ambrose parecían lentos y precisos. El adversario se revolvía, intentandolevantarse y escapar, pero Ambrose lo tenía agarrado de tal manera que, por un momento, eladversarioseolvidódelosveintesegundosquequedaban,delcombatequeestabaapuntodeganary de la gloria que eso conllevaría. Cogió airemientrasAmbrose lo tiraba de cara al tapiz y lequitabaelbrazoizquierdodedebajodeuntirón.Cadavezlosujetabaconmásfuerzaypensóengolpear el tapiz con el brazo derecho, como hacían los luchadores cuando se rendían. Lanzó laspiernashaciafueray lasabriópara intentarhacerpalanca.Teníaelbrazo izquierdo inmovilizadobajo la axila derecha.Era consciente de lo que estaba pasando, pero no había nada que pudierahaceralrespecto.

Ambroseenvolvióasuadversariodeformalentayprecisa,leinmovilizólaspiernasylotiródeespaldasindejardehacerpresión.Dehecho,losbrazosdeAmbrosetemblabanporlafuerzaqueestaban ejerciendo.Entonces empezó la cuenta atrás: uno, dos, tres, cuatro, cinco…Tres puntos.AmbrosepensóenHérculesyelleóndepelodoradoyestiróysujetóalleóndeAltoonaunpocomás.Faltabansolodossegundosparaqueseacabaraelcombatecuandoelárbitrogolpeóeltapiz.

Inmovilizado.LosespectadoressepusieroncomolocosytodosloshabitantesdeHannahLakeempezarona

decirquehabíanconfiadoenéltodoeltiempo.ElentrenadorSheenmiróasuhijoysonrió,Elliott

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Youngintentabanollorar,Fernsediocuentadequeteníalasuñasdestrozadas,yAmbroseayudóasuadversarioaponersedepie.Nogritó,nisaltóalosbrazosdelentrenador,perocuandomiróaBaileysepodíaverqueteníacaradealivioyunapequeñasonrisaenloslabios.

La historia del primer combate de Ambrose se propagó como la pólvora y el cántico de«Hércules»fueconélatodosloscombates,cadavezaunvolumenmásalto,avivandoelfuegodelosfansdetodalavidaycreandonuevosseguidores.Elchiconovolvióaflaqueareneltorneo.Eracomosisehubieraacercadomuchoaunacantiladoyhubieradecididoquelacaídanoleinteresaba.Cuando se subió al tapiz en la final, el último combate para el chico con una trayectoria sinprecedentesenlaluchalibreescolar,elestadiorugía«Hércules».

Sin embargo, después de que Ambrose dominara el último combate y de que el árbitrolevantara el brazo derecho del chico para declararlo vencedor, después de que los locutores sevolvieran locos haciendo especulaciones sobre qué le depararía el futuro al increíble AmbroseYoung,elcampeónporcuartavezconsecutivabuscóunrincóntranquiloy,sinalgarabía,sebajóelmaillothastalacintura,sepusolacamisetaazuldelequipodeluchalibredelinstitutodeHannahLakeysecubriólacabezaconunatoalla.Susamigosloencontraronahícuandoyasehabíaacabadotodoyestabanentregandolasmedallas.

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6

Vermundo

bía ungran cráter en el suelo, enmediode la nada.Sehabían llevado los restos.Decíanque elpapelchamuscado,losescombros,laspiezasderopaymaletas,lasestructurasdealgunosasientosylosmetales retorcidos se habían dispersado y esparcido alrededor del lugar del accidente en unradio de trece kilómetros y por un bosque al sur del cráter. Algunas personas decían que habíarestosen lascopasde losárbolesyenel fondodeun lagoquehabíacerca.Ungranjero inclusoencontróunapartedelfuselajedelaviónensucampo.

Sin embargo, ya no había escombros, se lo habían llevado todo. Las cámaras, los equiposforenses,lacintaamarilladeprecaución,todo.Loscincochicospensaronquealomejortendríanproblemasparaacercarse,peronohabíanadieparaevitarquecondujeranelcochedeGrantporuncaminoapartadodelacarreteraysedirigieranallugardondeencontraronestrelladoelvuelo93,enPensilvania.

Habíaunavallaquerodeabaelárea,unaalambradametálicadedocemetrosquehabíavistocomolasflores,loscartelesylospeluchesquehabíanpuestoparalasvíctimassemarchitabanportodas partes. Habían pasado nueve meses del 11S y algunos voluntarios se habían llevado lamayoría de los carteles, las velas, los regalos y las cartas. Sin embargo, había algo sombrío enaquel lugar que hizo que incluso cinco chicos de dieciocho años recobraran la sobriedad yescucharanelvientoquesoplabaentrelosárbolesquehabíacerca.

Eramarzoy,apesardequeelsolsehabíaasomadobrevementeporlamañana,laprimaveratodavíanohabíallegadoalsurdePensilvania.Losdedosfrágilesdelinviernohabíanconseguidoencontrar, a través de la ropa, el camino a las pieles de los jóvenes, que ya temblaban por elrecuerdodelamuertequehabíaenelambiente.

Sequedaronalladodelavalla,pasaronlosdedosporlosagujerosdelaalambradaymiraronporlasaberturasparaversiveíanenelsueloelcráter,ellugardedescansodecuarentapersonasalas que nunca habían conocido. Pero sabían cómo se llamaban algunos de ellos, conocían sushistorias,yestabanentristecidosycallados,cadaunoensimismadoensuspensamientos.

—Noveonada—admitióJessefinalmentedespuésdeunlargosilencio.Teníaplanesconsunovia,Marley,perohabíaqueridoapuntarsealplandeloschicos;ahoradeseabahabersequedadoen casa. Tenía frío, y liarse con su novia habría sidomuchomás divertido quemirar un campooscurodondehabíamuertounmontóndegente.

—¡Silencio!—dijoGrant,preocupadoporlaposibilidaddequelosdetuvieraneinterrogaran.Estaba seguro de que conducir hasta Shanksville por capricho era una idea tonta, así que habíasermoneado y avisado a sus amigos, aunque había ido con ellos de todas formas, como hacíasiempre.

—Puedequenoveáis nada…pero…¿lo notáis?—Paulie tenía los ojos cerrados y la carahaciaarriba,comosideverdadoyeraalgoqueelrestonopodía.Paulieeraelsoñador,elsensible,peronadielellevólacontrariaestavez.Habíaalgo,algocasisagradoquebrillabaenelsilencio.Nodabamiedo,eraextrañamentetranquilo,inclusoenlafríaoscuridad.

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—¿Alguiennecesitaunabebida?Yonecesitotomaralgo—susurróBeansdespuésdeotrolargosilencio.Rebuscóenlachaqueta,sacóunabotellaylalevantódeformaexultantecomosihicieraunbrindis—.Puesyo,convuestropermiso…

—Creíaquehabíasdejadodebeber—dijoGrant,conelceñofruncido.—Yahaacabadolatemporada,tío,esoficial:vuelvoabeber—declaróBeansalegremente.Diountragolargoyselimpiólaboca,sonriente,coneldorsodelamano.Leofrecióuntragoa

Jesse,queaccedió felizmenteyseestremeciócuandoel líquidoardiente lequemóhasta llegaralestómago.

Ambroseeraelúnicoqueparecíanotenernadaquedecir.Peroesonoeraextraño.Ambrosecasinuncadecíaloquepensabay,cuandolohacía,lamayoríadegenteloescuchaba.Dehecho,élera el motivo por el que estaban un sábado por la noche en medio de la nada. Desde que elreclutadordelejércitofuealinstituto,Ambrosenohabíapodidoquitárselodelacabeza.Loscincosehabíansentadoenlaúltimafiladelauditorio,reíandisimuladamenteybromeabansobrecómoelentrenamientomilitar debía ser como un paseo en comparación con los entrenamientos de luchalibredelentrenadorSheen.TodosexceptoAmbrose.Élnohabíaestadoriendonihaciendobromas,sinoquehabíaescuchadoconatención,habíafijadolosojosenelreclutadorconlaposturatensaylasmanosentrelazadasenelregazo.

Eranalumnosdeúltimocursoyseibanagraduarenunpardemeses.Latemporadadeluchalibresehabíaacabadohacíadossemanasyestabaninquietos(quizámásquenunca)porqueyanohabríamástemporadas,ninadaporloqueentrenar,nimáspartidosconlosquesoñar,nivictoriasde las que disfrutar. Todo había acabado para ellos. Excepto paraAmbrose, que había recibidoofertas de varias universidades y que tenía unas notas y un historial deportivo para ir a laUniversidadEstataldePensilvaniaconunabecaquelecubríatodoslosgastos.Éleraelúnicoqueteníaescapatoria.

Estabanapuntodeexperimentaruncambioenormeyningunodeellos,muchomenosAmbrose,estabaemocionadoporlaperspectiva.Pero,independientementedesidecidíandarunpasohacialodesconocido,lodesconocidollegaríaigualmente;elprecipicioabiertoselostragaríaylavidatalcomolaconocíanahorasehabríaacabado.Todoserancompletamenteconscientesdelfin.

—¿Quéhacemosaquí,Brosey?—Por finJessepreguntó loque todosqueríansabery,comoconsecuencia,cuatroparesdeojosseclavaronenlacaradeAmbrose.

Ambrose tenía una expresión seria, una cara más propia de la introspección que de hacerbromas.Alaschicaslesatraíasucarayloschicoslacodiciabanensecreto.Ambroseeraunchicomasculino,unchicoduro,ysusamigossiempresesentíanseguroscuandoestabanconél,comosisoloporelhechodeestarasuladopartedesuencantoselesfueraacontagiar.Ynoerasoloporsutamaño, porque fuera atractivo o porque, como Sansón, llevara el pelo hasta los hombros,desafiandolasmodaseignorandoquealentrenadorSheennolegustara.Eraporelhechodequelavidalohabíatratadobien,desdeelprincipio,y,cuandolomirabas,pensabasquesiempreseríaasí,yesoteníaunefectoreconfortante.

—Meheinscrito—dijoAmbrose,conpalabrasentrecortadaseinapelables.—¿Enlauniversidad?Sí,yalosabemos,Brosey,nonoslorestriegues—dijoGrant.Aunquelo

dijoentrerisas,sonabaincómodo.AGrantNielsonno le habían ofrecidoningunabeca a pesar de que había acabado el curso

entre los mejores de la clase. Era un buen luchador, pero no era buenísimo, y Pensilvania eraconocidaporsusdeportistas.Teníasqueserbuenísimoparaquetedieranunabeca.Algunascuentasdeahorrosnoteníaneldinerosuficienteparalauniversidad.Grantloconseguiría,perotendríaquetrabajarmuchoporelcaminoeirpocoapoco.

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—No,alauniversidadno—suspiróAmbrose.Grantpusocaradeconfusión.—Jo…der—dijoBeans,suspirandolentamente.Puedequeestuvieramedioborracho,perono

eratonto—.¡Elreclutador!Tevihablarconél.¿Quieressersoldado?AmbroseYoungmiróasuscuatromejoresamigos,conlosojosestupefactos.Entonces,estos

cogieronaire,sorprendidos.—Todavíanose lohedichoaElliott.Perosí,mevoy.Mepreguntabasialgunodevosotros

querríavenirconmigo.—¿Yqué,noshastraídoaquíparaablandarnos?¿Paraquesintamospatriotismooqué?—dijo

Jesse—.Porquenoessuficiente,Brosey.Joder,¿enquéestáspensando?Podríanvolarteunapiernaporlosairesoalgoporelestiloyentonces,¿cómolucharías?Nopodrías.¡Lotienestodohecho!Joder,es laUniversidadEstataldePensilvania, tío.¿Quépasa?¿Quequieresa losHawkeyesdeIowa?Bueno,tambiénteaceptarán.¿Untíograndequesemuevecomounopequeño,conuncuerpode noventa kilos que sale disparado como si pesara setenta? ¿Qué peso estás levantandoúltimamente?Nohaynadiequeestéatualtura,tío.¡Tienesqueiralauniversidad!

Jesse seguía hablando cuando se fueron del monumento conmemorativo improvisado y sedirigieronotra vezhacia la autopista paravolver a casa.Él tambiénhabía sido campeón estatal,comoAmbrose.PeroAmbrosenohabíasidocampeónsolounavez,habíaganadocuatroveces,tresaños consecutivos. Era el primer luchador que ganaba en las categorías de mayor peso siendoalumnodeúltimocurso.Yaenelprimerañopesabamásdesetentakilos.Solohabíaperdidounavez,yfuealprincipio,amanosdelganadorestataldelmomento,queeraalumnodeúltimocurso.Enlasestatales,Ambroseloinmovilizó,yesavictorialometióenellibrodelosrécords.

Jesselevantólasmanosymaldijosoltandotalretahíladeobscenidadesquehizoqueinclusoelmalhablado de Beans se sintiera incómodo. Jesse daría lo que fuera por estar en el lugar deAmbrose.

—¡Lotieneshecho,tío!—repitió,sacudiendolacabeza.Beans lepasó labotellaa Jessey lediounapalmadaen laespalda, intentandocalmara su

amigo,queseguíasinpodercreérselo.Pasaroneltrayectodevueltaacasaensilencio.Comoerahabitual,Grantconducía.Élnunca

bebía y por eso se encargaba de conducir y de cuidar de los demás desde que tenían el carné,aunque Paulie y Ambrose tampoco participaron en las actividades lúdicas que Beans habíapropuestoaquellanoche.

—Meapunto—dijoGrantenvozbaja.—¿Qué?—chillóJesse,derramandolabebidaquequedabaenlabotellaporlapecheradesu

camisa.—Meapunto—repitióGrant—.Meayudaránapagarlauniversidad,¿verdad?Esofueloque

el reclutador dijo. Tengo que hacer algo, joder. Estoy más que seguro de que no quiero seguirtrabajando en la granja el resto demi vida.Al paso al que ahorro, acabaré la universidad a loscuarentaycinco.

—Has dicho una palabrota, Grant —susurró Paulie. Nunca había oído a Grant usar esevocabulario.Jamás.Ningunodeellos.

—Ya era hora—gritó Beans riendo—. Ahora solo nos falta desvirgarlo. No puede ir a laguerrasinohaprobadolosplaceresdelcuerpofemenino.—BeansdijoestoconvozdeDonJuan,decasanova.

Grantselimitóasuspiraryanegarconlacabeza.—¿Ytúqué,Beans?—preguntóAmbroseconunamediasonrisa.

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—¿Yo? Ah, yo ya lo sé todo sobre los placeres del cuerpo femenino —añadió Beans,enfatizandosuacentoymoviendolascejas.

—¡Hablodelejército,Beans,delejército!¿Quémedices?—Joder,claroquesí.Total,notengonadamejorquehacer.—Beansaccedió,encogiéndosede

hombros.Jessegruñóysellevólasmanosalacabeza.—¿Paulie?—preguntóAmbrosesinhacercasoalaangustiadeJesse—.¿Teapuntas?Paulieparecíaafligido,sentíauna lucha internaentre la lealtadasusamigosyel instintode

supervivencia.—Brose…Lomíoeselamor,nolaguerra—dijoentonoserio—.Elúnicomotivoporelque

hacíaluchalibreeraestarconvosotros,tíos,ysabéisqueloodiaba.Imaginalaguerra.—¿Paulie?—interrumpióBeans.—Dime,Beans.—Puede que lo tuyo no sea la guerra, pero tampoco el amor. A ti también tenemos que

desvirgarte.Lostíosenuniformemojanunmontón.—Ya,ylasestrellasderocktambiénysemedamuchomejortocarlaguitarraquedispararuna

pistola—argumentóPaulie—.Además,sabesquemimadrenomelopermitiríajamás.El padre de Paul había fallecido en un accidente minero cuando él tenía nueve años y su

hermanapequeñaera solounbebé.Sumadre semudóotravezaHannahLakecon susdoshijospequeñosparaestarmáscercadesuspadresyseacabóquedando.

—Puede que odiaras la lucha libre, Paulie, pero se te daba bien. También serás un buensoldado.

Paulie semordió el labio, pero no respondió. El coche estaba en silencio, cada uno estabaabsortoensuspensamientos.

—Marleyquierequenoscasemos—dijoJessedespuésdeunlargoperiododecalma—.Yolaquiero, pero… todo está pasando tan deprisa… Yo solo quiero luchar. Seguro que hay algunauniversidadenlazonaoestequequieraaunchavalnegroalquelegustalagenteblanca,¿verdad?

—¿Quierecasarse?—Beansestabaatónito—.¡Perosisolotenemosdieciochoaños!Másvaleque vengas con nosotros, Jess. Tienes que convertirte en un hombre antes de queMarley te ate.Además,yasabesloquedicen:«Colegasantesquenenas».

Jessesuspiróenseñalderendición:—¿Quécojones?EstadosUnidosmenecesita.¿Cómovoyanegarme?Larespuestaoriginórugidosyrisas.Jessesiemprehabíatenidounegobastantegrande.—Oye,¿elejércitonotieneunequipodeluchalibre?—LavozdeJessesonócasialegreante

laidea.—¿Paulie?—volvióapreguntarAmbrose.Paulieeraelúnicoquetodavíaseresistíay,detodos,seríaalquemáslecostaríadejaratrás.

Esperabanotenerquehacerlo.—Nosé,tío.Supongoquealgúndíatengoquemadurar.Seguroquemipadreestaríaorgulloso

demísilohiciera.MiabueloluchoenlaSegundaGuerraMundial.Nolosé—suspiró—,alistarmeenelejércitomepareceunaformafácildequemematen.

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7

Bailarconunachica

Por Hannah Lake no había ningún hotel sofisticado ni ningún local pijo para hacer el baile degraduación, así que el instituto de Hannah Lake decoraba el gimnasio con cientos de globos,guirnaldas de luces, balas de heno, árboles de mentira, carpas o lo que el tema de la fiestarequiriera.

EltemadeesteañoeralacanciónIHopeYouDance,unacancióninspiradoraquenoinspirabanadaenloqueadecoraciónserefería.Asípues, lasguirnaldasdelucesylascarpasvolvieronadecorarunbailedegraduaciónmásenelinstitutodeHannahLake.Fern,queestabasentadaalladodeBaileyymirabaalasparejasquebailabanenelgimnasio,sepreguntabasiloúnicoquehabíacambiadoencincuentaañoseraelestilodelosvestidos.

Fern toqueteaba el escote de su vestidomientras pasaba lamano por los pliegues de colorcrema.Sebalanceabahaciadelanteyhacia atrásymiraba como la telade la falda caíahasta elsuelo,emocionadapor losdestellosdoradosquecreabala luzenelvestido.HabíaencontradoelvestidoenunpercherodeliquidaciónundíaquepaseabaconsumadreporuncentrocomercialenPittsburgh.Lohabíanrebajadounayotravez,probablementeporqueeraunvestidodeunatallamuypequeña en un color que no estaba de moda entre las chicas pequeñas. Pero el color gris topofavorecíaalaspelirrojasyaFernlequedabagenial.

Habíaposadopara lasfotosconBaileyen lasaladeestarde losTaylor,conelcorpiñodelvestido por la barbilla, como le gustaba a su madre. A los dos segundos de salir de casa, sinembargo, tiródelvestidoysepusoelescotea laalturade loshombrosy,porprimeravezensuvida,casillegóasentirseguapa.

NadielehabíapedidoaFernquefuerasuparejaparaelbaile.Baileynoselohabíapedidoanadieyhabíabromeadodiciendoquenoqueríaquelaschicassesintieranintimidadasenelbaile.Apesardeque lohabíadichoconunasonrisaen laboca,huboundestellode tristezaensurostro.Como Bailey no solía compadecerse de sí mismo, Fern se había quedado sorprendida por elcomentarioylehabíapedidoquefuerasuacompañante.Eraelbailedegraduación,podíanquedarseencasasentadosenfurruñadospornotenerparejaopodíanirjuntos.Eranprimos,eirjuntosdabapena, pero era mejor eso que perdérselo. Además, tampoco es que ir juntos les fuera a causarproblemasdepopularidad.Suvidasocialnoibasobreruedas(almenosnoenelcasodeFern).Nosería una noche romántica, pero Fern llevaba un vestido y tenía un acompañante para el baile,aunquenofueraconvencional.

Baileyllevabaunesmoquinnegro,unacamisaplisadadecolorblancoyunapajaritanegra.Sehabíapuestoespumaenelpelorizadoyselohabíapeinado,astutamente,detalmaneraqueparecíaJustin de *NSYNC…o eso pensabaFern.Los jóvenes semecían hacia delante y hacia atrás sinapenasmoverlospiesyconlosbrazosinmóvilesalrededordelcuerpodesusparejas.

Fernintentabanoimaginarsecómosesentiríasiestuvieratancercadealguienespecialensubailedegraduación.Poruninstantedeseóhaberidoconalguienquepudierasacarlaabailar.Sintió

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unapunzadaderemordimientoymiróaBaileyconculpabilidad,peroélsefijabaenunachicaquellevabaunvestidorosachillónconbrillosyteníaelpelorubioescalonado.Rita.

BeckerGarth lacogíaconfuerzay leacariciabaelcuelloconlanariz.Lesusurrabaaloídomientrassemovían.Elpelooscurodeélcontrastabaconlosmechonesclarosdeella.Becker,queteníamásconfianzaensímismode laquemerecíayunaactitudpropiade loschicosbajitosquetienenquehacersenotar,teníaveintiúnañosyerademasiadomayorparairalbailedegraduacióndeun instituto.Sinembargo,Ritaestabaen lasprimerasetapasdeencaprichamientoyalmirarloponíaunacaratanadorablequehacíaqueparecieratodavíamásguapa.

—Ritaestáguapísima.—Fernsonrió.Estabafelizporsuamiga.—Ritasiempreestaguapísima—dijoBailey,cautivadoporsubelleza.AlgoeneltonodevozdeBaileyhizoqueelcorazóndeFernseestremeciera.Puedequefuera

porqueellanuncasehabíasentidoguapa,oporelhechodequeBaileysehubieradadocuentayestuvierafascinadoporalgoaloqueFernpensabaqueerainmune,aloqueFernpensabaquenoledaba importancia. Sin embargo, ahí estaba, su primo, sumejor amigo, su compinche, embobadocomo todos los demás. Y si Bailey Sheen se enamoraba de una cara bonita, Fern no teníaesperanzas:AmbroseYoungnuncasefijaríaenalguientaninsignificantecomoella.

TodosiempreestabarelacionadoconAmbrose.Ahíestabaél,rodeadodesusamigos.ParecíaqueAmbrose,GrantyPauliehabíanvenidosin

acompañantes,paradesgraciadelasalumnasdeúltimocursoqueestabanencasaporquenohabíanrecibido ninguna invitación para el baile. Resplandecientes en sus esmóquines negros, jóvenes yatractivos,engominadosyafeitados,celebrabancontodoelmundoyconnadieenparticular.

—VoyapedirleaRitaquebaileconmigo—dijoBaileyde repente,moviendo la sillahaciadelantecomosihubieradadoconlasoluciónyquisierahacerloantesdeacobardarse.

—¿Qué…qué?—Fern tartamudeó.EsperabaqueBeckerGarthno fueraun idiotayobservófascinadayasustadaapartesigualescómoBaileysedirigíahastaRita,que,cogidadelamanodeBecker,estabasaliendodelapistadebaile.

RitalesonrióaBaileyyrioporalgoquelehabíadicho.«DéjaloenmanosdeBailey,novafalto de encanto», pensó Fern. Becker le frunció el ceño al chico y pasó junto a él, como si novalieralapenadetenerseporél,peroRitalesoltólamanoy,sinesperaraquesuacompañanteledierapermiso,sesentóconcuidadosobreelregazodeBaileyylepasólosbrazosporencimadeloshombros.EmpezóasonarGetUrFreakOndeMissyElliott,yBaileysepusoabailarcomounloco,comopedíalaletradelacanción.Empezóadarvueltasconlasillayahacerlagirarunayotravez,yRitareíayseagarrabaaéldemaneraquesupelorubioondeabasobreelpechodelchico.

Fernmovíalacabezaarribayabajoalcompásdelamúsicaysecontoneabasinmoversedesusitiomientrasreíaporlaaudaciadesuamigo.Baileynoletemíaanada,especialmenteteniendoencuentaqueBeckerGarthtodavíaestabadepieenlapistadebaile,debrazoscruzados,enfadadoyesperandoaqueacabaralacanción.SiFernfueraguapa,quizáseatreveríaairconélparaintentardistraerlo,quizálediríadebailarparaqueBaileypudieradisfrutardesumomentosinqueBeckerestuvieravigilando.Peronoeraguapa.Semordióunauñayconfióenquetodosalierabien.

—Hola,Fern.—Eh…hola,Grant.—Fernsepusoderechayescondiólasuñasmordisqueadasensuregazo.Grant Nielson tenía las manos en los bolsillos, como si estuviera igual de cómodo con un

esmoquinquecuandollevabavaqueros.Lesonrióyseñalólapistadebaileconlacabeza.—¿Quieresbailar?ABaileynoleimportará,¿no?ComoestábailandoconRita…—¡Claro!Vale.—Fernse levantódemasiadodeprisayse tambaleóen loszapatosde tacón,

quehacíanquefuerasietecentímetrosmásaltaymidieracasiunmetrosetenta.

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Grantvolvióasonreíryletendióelbrazoparaqueseestabilizara.—Estásguapa,Fern.—Grantsonósorprendido.Lerecorrióelcuerpoconlamiradahastaque

lamiródirectamentealosojos.Fruncióelceño,comosiintentarasaberquéhabíadistintoenella.Alosveintesegundosdequehubieranempezadoabailar,lacancióncambió.Fernpensóque

eso iba a ser todo lo que iba a conseguir, pero Grant le pasó los brazos por la cintura cuandoempezóasonarunabaladayparecióestarcontentodeseguirbailando.FerngirólacabezaparaversiBaileyhabíadevueltoaRitaasuacompañante,perovioquenolohabíahecho.Estabahaciendoochos lentamentecon la sillaalrededorde lasotraspersonasquehabíaen lapistadebaile.Ritatenía la cabeza apoyada en suhombromientrasbailaban lentamente lomejorquepodían.Beckerestabadepiealladodelboldeponcheconlabocaretorcidaenunamuecaylacararoja.

—VanaacabardándoleunapalizaaSheensinovaconcuidado—dijoentrerisasGrant,quehabíaseguidolamiradadeFern.

—Me preocupa más Rita—dijo Fern, dándose cuenta de que era verdad. Becker la poníanerviosa.

—Sí,puedequetengasrazón.Hayqueestarmuymalparapegarleaunchicoenunasilladeruedas. Además, si Garth le tocara un pelo, se armaría un lío de los buenos. Ninguno de losluchadoresqueestamosaquílopermitiríamos.

—¿PorelentrenadorSheen?—Sí.YporBailey.Esunodelosnuestros.Fern sonrió; estaba contenta de saber que el sentimiento eramutuo.Bailey quería a todos y

cada uno de losmiembros del equipo de lucha libre y se consideraba el segundo entrenador delequipo,lamascota,elentrenadorpersonal,elencargadodecalcularlasestadísticasy,engeneral,ungurúdelaluchalibre.

Después,PaulielepidióaFernunbaile.Eraadorableyestabadistraído,comosiempre,yaFern le gustó bailar con él, pero cuando Beans se acercó y la invitó a bailar, Fern empezó apreguntarsesieraelobjetodeunabromaentreelloso,peor,deunaapuesta.QuizáAmbroseseríaelsiguienteyentoncestodoslepediríanqueposaraconellosparaunafotoysereiríanacarcajadasdelafarsadelbailedegraduación.Comosiellafueraunaatraccióndeferia.

PeroAmbrose no le pidió que bailara con él, no se lo pidió a nadie. Se quedó de pie. Lacabezayloshombrosdelchicosobresalíanentrelamultitud.Llevabaelpelorepeinadohaciaatrásen una cola en la nuca, que le acentuaba las llanuras y los valles de su atractiva cara, sus ojososcuros,suscejasrectasysumandíbulacuadrada.CuandopillóaFernmirándolo,fruncióelceñoyapartólamirada.Fernsepreguntóquéhabíahecho.

En el camino de vuelta a casa, Bailey estaba excepcionalmente callado. Decía que estabacansado,peroFernloconocíademasiadobien.

—¿Teencuentrasbien,B?Bailey suspiró y Fern lomiró a los ojos por el retrovisor. Bailey nunca podría conducir y

nuncasesentabaenelasientodelpasajero.Cuandoibanadarunavueltaencocheporlaciudad,Fern cogía prestada la furgoneta de los Sheen porque estaba preparada para la silla de ruedas.HabíanquitadoelasientodelmedioparaqueBaileypudierasubirporunarampayentraraenelvehículo.Entoncesponíaelfrenodelasruedasyloatabanconcinturonesancladosenelsueloqueimpedíanquelasillavolcara.IrencocheporMainStreet,conBaileyenelasientodeatrás,noeramuydivertido,peroFernyBaileyyaestabanacostumbradosyavecesRitaibaconellosparaqueFernnosesintieracomounchófer.

—No.Hoyesunadeesasnoches,Fernie.—¿Hasidomuyreal?

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—Demasiadoreal.—Yoestoyigual—dijoFernenvozbaja.Sintiócomoselecerrabalagargantaporlaemoción

quelecrecíaenelpecho.Aveceslavidaparecíamuyinjusta,excesivamenteduraeinsoportable.—Parecíaqueloestabaspasandobien.Muchoschicostehanpedidoquebailesconellos,¿no?—¿Leshaspedidotúquebailaranconmigo,Bailey?—Cuandoloentendió,larealidadlesentó

comounabofetada.—Sí…Selohepedidoyo.¿Hehechomal?—Baileyparecíaafligido.Fernsonrióyloperdonóinmediatamente.—Nopasanada,hasidodivertido.—Ambrosenotehasacadoabailar,¿verdad?—No.—Losiento,Fern.—BaileyeraconscientedeloqueFernsentíaporelchicoydequehabía

perdidotodaesperanzadespuésdelfiascodelascartasdeamor.—¿Acaso piensas que alguien como él se enamoraría de alguien como yo?—Fern miró a

Baileyalosojosatravésdelespejo.Sabíaqueélloentendería.—Solositienesuerte.—Ah,Bailey.—Fernnegóconlacabeza,peroleagradecíaquelohubieradicho,sobretodo

porquesabíaquelopensabadeverdad.Llegaronalaconclusióndequenoestabanlistosparavolveracasa,asíquedieronvueltascon

el coche por Main Street una y otra vez. Los cristales oscuros de las ventanas de las tiendasreflejabanelbrillodelosfocosdelanterosdelaviejafurgonetaazulylaspocasposibilidadesdelasolitariaparejaenelinterior.Despuésdeunrato,Fernsesaliódelacalleprincipalycondujohastacasa.Elcansanciolehabíallegadodegolpeyestabalistaparalasencillacomodidaddesucama.

—Avecesesdifícilaceptarlarealidad—dijoBaileyderepente.Fernesperóaquecontinuaraeldiscurso.—Esdifícilaceptarelhechodequenuncatevanaquerercomotúquieres.Porun instante,FernpensóqueestabahablandosobreellayAmbrose,peroentoncessedio

cuenta de que en realidad no se refería al amor no correspondido, estaba hablando de suenfermedad.SereferíaaRita.Alascosasquenuncapodríaofrecerleyalascosasqueellanuncalepediría.Porqueestabaenfermo.Ynuncaibaamejorar.

—Haydíasenlosquepiensoqueyanolopuedosoportarmás.—LavozdeBaileysequebró,yelchicocallótanrepentinamentecomohabíaempezadoahablar.

AFernselellenaronlosojosdelágrimasdecompasión,yselasenjugóalmismotiempoquemetía la furgonetaenelgarajeoscurode losSheen.La luzautomáticaparpadeabaporencimadeellos amodo de soñolienta bienvenida.Metió el coche en la plaza de aparcamiento, se quitó elcinturónysegiróenelasientoparamirarasuprimo.En laoscuridad, lacaradeBaileyseveíademacrada,yFernsintióunaolademiedoquelerecordóqueélnoibaaestarsiempreasulado,quenoestaríaasuladodurantemuchomástiempo.Alargóelbrazoylecogiólamano.

—Avecespasa,Bailey.Haymomentosenlosquepiensasquenopuedessoportarlomás.Peroentonces te das cuenta de que sí puedes. Tú puedes. Eres un tío duro. Vas a tomar aire, vas aaguantarunpocomás,vasasufrirunpocomásy, finalmente, recobrarás las fuerzas—dijoFern.Sonreía,insegura,ysusojosllenosdelágrimascontradecíanlaspalabrasdeánimo.

Baileyasintióylediolarazón,conlosojosllenosdelágrimastambién.—Peroavecestambiéntienesqueadmitirqueesunamierda,Fern.Fernasintióyleapretólamanomásfuerte.

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—Sí,nopasanada.—Tienesquereconocerlo.Plantarlecaraalamierda.—LavozdeBaileysevolviómásfuerte,

másestridente—.Aceptarla.Reconocerla,regodearteenella,convertirteenunamierda.—Baileysuspiró.Sumalhumorestabamejorandograciasalaretahíladepalabrotasquehabíasoltado.Decirpalabrotaseraterapéutico.

Fernsonriólevemente.—¿Convertirteenunamierda?—Sihacefalta,sí.—Tengoheladodechocolateyfrutossecosencasa.Parececaca.¿Nopodemosconvertirnos

enheladomejor?—Hombre,síqueparecemierdaconlosfrutossecos.Tratohecho.—Quéasco,Bailey.BaileychasqueólalenguayFernfuealapartedeatrás,desatóloscinturonesquesujetabanla

sillayabriólapuertacorredera.—Oye,Bailey.—¿Qué?—Tequiero.—Yyoati,Fern.

P

Por lanoche,despuésdequitarseelvestido,desacarse todas lashorquillasdelcomplicadopeinadoydequitarseelmaquillajede lacara,Fernsequedódepie frentealespejoysevalorósinceramente.Habíacrecidounpoco,¿no?Yacasimedíaunmetrosesenta.Noeratanbajita.Seguíasiendoflacucha,peroyanoparecíaunaniñadedoceaños.

Sesonrió,admirandolasonrisablancayrectaporlaquetantohabíasufrido.Elpelotodavíaseestabarecuperandodeldesastredelveranoanterior.Convencidadequeelpelocortoseríamásfácildemanejar,ledijoaConniedelapeluqueríaHairSheBlowsqueselocortaratancortocomoaunchico.Quizánoselohabíacortadolosuficienteporquelesalíadisparadodelacabezacomosillevaraunapermanentedelosañossetenta.SepasógranpartedesuúltimoañoenelinstitutoconelpelocomoeldeAnnie,de laobrade teatrodeBroadway,yesocontribuía a suaspectodeniñapequeña.Ahorayacasilellegabaaloshombrosypodíarecogérseloenunacoleta.Seprometióquenovolveríaacortárselonuncamás;dejaríaquelecrecierahastaquelellegaraalacinturay,alomejor,elpesodelpeloharíaquelosrizossedeshicieranunpoco.ComoNicoleKidmanenDíasdetrueno.NicoleKidmanerapelirrojayeramuyguapa.Perotambiéneramuyalta.Fernsuspiróysepusoelpijama.Elmolamirabadesdelacamiseta.

—Elmo te quiere —se dijo a sí misma haciendo una imitación de la voz chillona de lamarioneta. Quizá era hora de comprarse ropa nueva, de cambiar de estilo. Quizá si no llevarapijamas de Elmo parecería mayor. Debería comprarse vaqueros de su talla y camisetas queenseñaranquenoteníaelpechoplano…yano.

Sinembargo,¿seguíasiendofea?¿Oesquehabíasidofeadurantetantotiempoqueyatodoelmundolocreía?Contodoelmundosereferíaaloschicosdelinstituto.SereferíaaAmbrose.

Se sentó al escritorio y encendió el ordenador. Estaba escribiendo una novela nueva. Unanovelanuevaconelmismoargumentodesiempre.Entodassushistorias,elpríncipeseenamorabadeunaplebeya,elcantantederockperdíalacabezaporunaadmiradora,elpresidentesequedabaembelesadoporlahumildeprofesoraoelmultimillonariocaíarendidoalospiesdeladependienta.

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Había un tema recurrente, un patrón que Fern no quería pararse a estudiar detenidamente. Y,normalmente,Fernseimaginabaenelpapeldelaenamorada.Siempreescribíaenprimerapersonaysedescribíacomounachicaconextremidadeslargas,rizossuaves,pechosgrandesyojosazules.Peroestanochenoapartabalosojosdelespejo,desurostropálidollenodepecas.

Sequedósentadaduranteunlargorato,conlavistafijaenlapantalladelordenador.Pensóenelbailedegraduación,encómoAmbrose lahabía ignorado.Pensóen laconversaciónquehabíatenidodespuésconBaileyyencómoélsehabíarendidoantelamierda,aunquefueraunarendicióntemporal. Pensó en las cosas que no entendía y en cómo se sentía con ella misma y empezó aescribir,ahacerrimas,avolcarsucorazónenlapágina.

SiDioscreanuestrascaras,¿riocuandohizolamía?¿Creapiernasquenoandanyojosquenomiran?¿Acasorizaelpelodelacabezahastaquesealzapersistente?¿Tapalasorejasdelsordoparahacerlodependiente?¿Escoincidenciaquepienseasíoeseldestino?¿Escorrectoculparloporlaspiedrasquehapuestoenmicamino?Porlosdefectosqueempeorancadavezquememiroaunespejo.Pormifealdad,porelodioyporelmiedo.¿Nosesculpeparadivertirseoporalgúnmotivoquenoentiendo?SiDioscreanuestrascaras,¿hizolamíariendo?

Fern suspiróehizoclicen imprimir.Cuando la impresorabarataescupióelpoema,Fern locolgóen laparedconunachinchetaqueagujereóelpapelblanco.Acontinuación,semetióen lacamaeintentóborrardesumentelaspalabrasqueserepetíanunayotravez:«SiDioscreanuestrascaras,siDioscreanuestrascaras,siDioscreanuestrascaras…».

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8

Salirdefiestaatope

Ambroseno legustabaelalcohol.Nolegustaba tener lamentenubladay ledabamiedocometeralguna estupidez y hacer el ridículo, avergonzar a su padre o a la ciudad. El entrenador Sheenprohibía terminantemente el alcohol durante la temporada de lucha libre. Sin excepciones. Si tepillababebiendo,teexpulsabadelequipoypunto.Ningunodeloschicospondríaenpeligrolaluchalibreporunacopa.

Para Ambrose lo de pelear duraba todo el año. Nunca dejaba de entrenar, ni de competir.Luchabadurantelatemporadadefútboloatletismo,aunqueestuvieraenlosequiposdelinstitutodeambosdeportes.Ycomosiempreentrenaba,nuncabebía.

Peroahorayanoteníaqueentrenarporqueyanoluchaba.Habíaacabado.Enlaciudadhabíaunpánicosilencioso.Lanoticiadequecincodeloschicosseibanalaguerrasehabíaextendidocomolapólvoray,apesardequelagenteestabaorgullosayhabíadadopalmadasenlaespaldaalos chicos y les había dicho que agradecían el sacrificio que hacían y su servicio al país, losvecinosdelpuebloenel fondoestabanasustados.CuandoAmbrosese lohabíacontadoaElliott,estehabíaagachadolacabeza.

—¿De verdad es eso lo que quieres hacer, hijo?—preguntó en voz baja. CuandoAmbroserespondióquesí,Elliottlediounapalmaditaenlamejillaydijo—:Tequiero,Brosey.Yteapoyaréhagasloquehagas.

Sinembargo,Ambroselohabíapilladovariasvecesderodillas,rezandoconlosojosllenosdelágrimas.TeníalasensacióndequesupadreestabahaciendotratosdetodotipoconDios.

ElentrenadorSandersdelaUniversidadEstataldePensilvaniahabíadichoquerespetabalaopinióndeAmbrose.«Dios,lapatria,lafamiliaylaluchalibre»,lehabíadichoalchico.Dijoquesihabíasentidolallamadayqueríaservirasupaís,esoeraloqueteníaquehacer.

Despuésdelagraduación,elseñorHildy,elprofesordeMatemáticas,lohabíaapartadoaunladoparahablarconél.ElseñorHildyeraunveteranodelaguerradeVietnam,yAmbrosesiemprelehabíatenidomuchorespetoyadmirabacómosecomportabaycómodabalasclases.

—Heoídoquetehasalistadoenlasfuerzasdereserva.Sabesquetellamaránafilas,¿verdad?EstarásallíantesdequehayasacabadodepronunciarSadamHuseín.¿Eresconscientedeeso?—preguntóelseñorHildyconlosbrazoscruzadosylascejas,grisesypobladas,arqueadasenactitudinterrogativa.

—Losé.—¿Yporquélohaces?—¿Porquélohizousted?—Mereclutaron—dijoelseñorHildysinrodeos.—¿Nohabríaidosihubierapodidoevitarlo?

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—No. Aunque tampoco lo cambiaría. Volvería a luchar por lo que luché. Lucharía por mifamilia,porlalibertaddedecirloquemedélaganayporlostíosconlosqueluché.Sobretodoporellos.Luchaspor los tíoscon losquehaces servicio.Cuandohayun tiroteo, solopiensasenellos.

Ambroseasintiócomosiloentendiera.—Peroteasegurounacosa,losafortunadossonlosquenoregresan.¿Meescuchas?Ambrosevolvióaasentir,atónito.Sindecirniunapalabramás,elseñorHildysefueysembró

ladudaenAmbrose,que,porprimeravez, tuvonáuseas.Puedequeseestuvieraequivocando.Ladudahizoqueseenfadaraysepusieranervioso.Sehabíacomprometidoynoibaaecharseatrás.

Estados Unidos y sus aliados estaban en Afganistán. A continuación, irían a Irak. Todo elmundolosabía.Ambroseysusamigosempezaríanlainstrucciónbásicaenseptiembre.Éldeseabapoderempezarya,perohabíanquedadoeneso.

Eseveranofue insoportable.Beansparecíadecididoabeberhastamorir,yJessepasaba tanpocotiempoconsusamigosqueparecíaqueestuvieracasado.Granttrabajabaenlagranja,yPaulieescribía innumerablescancionessobre irsedecasay llorabaamocotendido.Ambrosepasabaeltiempoenlapasteleríayhaciendopesas.Elveranosehizoeterno.

Unanochedesábado,dosdíasantesdeque tuvieranque irsealcampamentodeFortSillenOklahoma, fueron al lago a celebrarlo con todos los chavales del condado. Había refrescos ycervezas,globos, furgonetascon laspuertasdelmaleteroabiertasycomidapordoquier.Algunosjóvenessebañaban,otrosbailabanenlaorilladellago,perolamayoríadeloschicoshablabanybebían, sentados alrededorde lahoguera, rememorandoe intentandocrearunúltimo recuerdodeveranoquelesacompañaraenlosañosvenideros.

BaileySheentambiénhabíaido.AmbrosehabíaayudadoaJesseasubir lasillaya llevarlohastaellago,dondepodríasocializarconlosdemás.Fernestabaconél,comosiempre.Nollevabagafas y se había recogido el pelo en una trenza, aunque tenía algunos rizos sueltos por la cara.Ambrosetuvoqueadmitirque,aunquenoestabaalaalturadeRita,estabamona.Llevabaunvestidoveraniegodefloresychanclas,y,aunqueAmbroseintentóevitarlo,noparódemirarladurantetodalatarde.Nosabíaquéeraloquetenía;podríahaberempezadoalgocontantasdesusamigascomoquisiera,yaque todasellasquerríandarleun recuerdoespecialantesdequese fueraalejército,peroaAmbrosenuncalehabíagustadoirseacostandocontodasynoibaaempezarahacerloahora.Además,nopodíadejardemiraraFern.

Acabóbebiendomáscervezadelaquedebía,yungrupodechicosdelequipodeluchalibrelometióenellago,justocuandoFernsefue.ViocomolaviejafurgonetaazuldelosSheensealejabahaciendocrujirlagravillaysintióunapunzadaderemordimiento.

Estabamojadoyenfadadoeibaunpocoborracho,noseloestabapasandobien.Sequedóallado de la hoguera y se intentó escurrir el agua de la ropa mientras se preguntaba si elremordimientoquesentíaporlodeFernerasoloporhabersemantenidoensustrecehastaelúltimomomento,siloúnicoquequeríaeraaferrarseaalgodesuantiguavida,quesedesvanecíaparadarpasoasufuturo,escalofrianteynuevo.

Dejó que el fuego secara gran parte de la humedad de los vaqueros y la camiseta y que laconversaciónfluyeraasualrededor.LasllamasparecíanelpelodeFern.Dijounapalabrotaenvozalta, y Beans detuvo la explicación del juego. Se levantó de repente, haciendo que la tumbonavolcara,ysealejódelahoguera.Sabíaqueteníaqueirse,quenoestabasiendoélmismo.Eraunidiota.Sehabíapasado todoelveranodebrazoscruzadossinhacernada.Yahoraestabaahí, lanocheantesdesuúltimodíaenlaciudad,yhabíadescubiertoquequizálegustabaunachicaqueselehabíadeclaradoseismesesantes.

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Habíaaparcadoenlacimadelacolina,yloscochesquehabíaalrededordesucocheestabanvacíos.Bien.Asípodríairsesinquelovieran.Estabamuytriste,teníalaentrepiernamojadaylacamisetarígida,yyaestabacansadodelafiesta.Estabasubiendolacolinaysedetuvoderepente.Fernbajabaporelcaminohaciaellago.Habíavuelto.Sonrióalacercarseysecolocóconeldedounmechóndepeloqueselehabíasoltadoyseleenroscabaporelcuello.

—Baileysehadejadolagorraylehedichoquevolveríaaporellaencuantolollevaraacasa.Y quería despedirme. He podido hablar con Paulie y Grant, pero no contigo. Espero que no temolestesitemandoalgunacartadevezencuando.Amímegustaríaquememandarancartas…sime fuera… aunque probablemente no me vaya nunca, pero, bueno, ya sabes…—Amedida quehablabaseponíacadavezmásnerviosa.

Ambrosesediocuenta,peronoledijonada.Sequedómirándola.—Sí,claro.Meencantaría—contestórápidamenteparaquesecalmara.Sepasólosdedospor

ellargopelohúmedo.Aldíasiguienteelpelodesaparecería.Supadrelehabíadichoqueélmismoseloafeitaría,no

teníasentidoesperarhastaellunes.NosehabíavueltoacortarelpelodesdequeBaileylehabíadichoqueseparecíaaHércules.

—Estásempapado.—Fernsonrió—.Deberíasvolverjuntoalahoguera.—¿Porquénotequedasunrato?—preguntóél.Sonriócomosinoledieraimportancia,pero

el corazón le iba a mil por hora, como si fuera la primera vez que hablaba con una chica. Derepente,deseóhabersebebidounascuantascervezasmásparaestarmástranquilo.

—¿Estásborracho?—Fernfruncióelceño,intentandoleerlelospensamientos.A Ambrose le entristeció que pensara que el motivo por el que se lo decía era que iba

borracho.—¡Eh,Ambrose,Fern,venid!Queremosjugaraunjuegonuevoynecesitamosmásjugadores

—gritóBeansdesdedondeestaba,agachadoalladodelahoguera.Fern siguió su camino, contenta de que la invitaran a unirse. Beans nunca había sido muy

amableconFern.Normalmenteignorabaalaschicasqueleparecíanfeas.Ambroselasiguióaunpasomáslento.Noqueríajugarajuegostontosy,sihabíasidoideadeBeans,seguroqueeratontoocruel.

Resultóqueel juegoalquequeríanjugarnoeranuevoenabsoluto.Eralamismaversióndesiempredeljuegodelabotellaalquehabíanjugadodesdequeteníantreceañosynecesitabanunaexcusaparabesaralachicaqueteníanallado.PeroFernparecíadispuestaajugar.Teníasusojosmarronesmuyabiertosylasmanossobreelregazo.Ambrosesediocuentadequeprobablementenuncaanteshabíajugadoalabotellaporquenosolíairalasfiestasquehacían.Nuncalainvitaban.Además,eralahijadelpastor,seguroquenohabíahechonilamitaddecosasquelosdemásqueestabanalrededordelfuegohabíanhechovariasveces.AmbroseapoyólacabezasobrelasmanosydeseóqueBeansnohicieranadaquepudieraavergonzaraFernoquehicieraqueletuvieraquedarunapaliza.Noqueríaquelarelaciónsetensarajustoantesdeiralcampodeentrenamiento.

CuandolabotellaseñalóaFern,Ambrosecontuvolarespiración.Beanssusurróalgoaloídodelachicaqueestabasentadaasulado,laquehabíagiradolabotella.AmbrosematóconlamiradaaBeansyesperóaqueatacara.

—¿Verdadoatrevimiento,Fern?—preguntóBeans,burlándose.AFernparecíanasustarlalasdosopciones.Yhacíabienenestarasustada.Semordióellabio.

Todoslosojosseposaronenella,queluchabaportomarunadecisión.—¡Verdad!—dijoabruptamente.Ambroseserelajó.Eramásfácilsielegíaverdad.Además,sepodíamentir.

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Beansvolvióasusurrarlealgoalachica,quesoltóunarisita.—¿EsverdadquelemandastecartasdeamoraAmbroseelañopasadohaciéndotepasarpor

Rita?Ambroseestabaasqueado.Fernresollóasuladoyclavólosojososcuros,quereflejabanel

bailedelasllamasyparecíannegrosencontrasteconesacaratanpálidaquetenía,enlosdeél.—Fern, tenemosquevolveracasa.—Ambrosesepusodepiey tiródeella—.Nosvamos.

Nosvemosenseismeses,pringados.Nomeechéisdemenos.—Sediolavuelta,cogióconfuerzalamanodelachicaytiródeella.Sinnisiquieragirarlacabeza,levantóelbrazoizquierdoylehizouncortedemangasamenazadorasuamigo.Oíacomoreíanamedidaquesealejaban.Beanspagaríalasconsecuencias.Ambrosenosabíacuándonicómo,perolaspagaría.

Unavezestuvieronrodeadosdeárbolesyyanoselespodíaverdesdeellago,FernsesoltódeuntiróndelamanodeAmbroseyechóacorrer.

—¡Oye,Fern,espera!Ellasiguiócorriendohacialoscochesaparcados.Ambrosesepreguntabaporquénoreducía

lavelocidadunminuto.EchóacorrerparaatraparlaylaalcanzócuandoellaestabaagarrandolamanilladelapuertadelafurgonetaazuldelosSheen.

—¡Fern!—Lacogióporelbrazo,peroella forcejeóysesoltó.Entonces lacogiódeambosbrazosylaacercóaélconrabia.Queríaquelomirara.

Letemblabanloshombros,yAmbrosesediocuentadequeestaballorando.Habíaechadoacorrerparaevitarquelavierallorar.

—Fern—exhaló,desamparado.—¡Dejaquemevaya!Nopuedocreermequeselocontaras.Mesientocomounaidiota.—Se lo dije aBeans aquella noche, la noche que nos vio hablando en el pasillo.No se lo

deberíahabercontado.Yosoyelidiota.—Noimporta.Yasehaacabadoel instituto.Tútevas,Beans también.Meda igualsinoos

vuelvoaverenmivida.—Fernseenjugólaslágrimasquelecaíanporlacara.Ambroseretrocedió,sorprendidoporlavehemenciadesuvozylarotundidaddesumirada.Le

diomiedo.Asíquelabesó.Fue un beso áspero y no consentido.Él cogió su cara entre lasmanos y la apretó contra la

puertadelaviejafurgonetaazulqueconducíaparallevaraBailey.Eraeltipodechicaalaquenoleimportabairaunafiestaenunafurgonetaadaptadaparasilladeruedas.Eltipodechicaquesehabíailusionadoporelsimplehechodequelepidieranjugaraunjuegoestúpido.Eltipodechicaquehabíavueltoparadespedirsedeél,quelahabíatratadofatal.Yéldeseaba,conmásganasdelasquehabíatenidoentodasuvida,podercambiarlo.

Intentó besarla suavemente, intentó decirle que lo sentía, pero ella estaba inmóvil en susbrazos, como si, despuésde todo loquehabíapasado, no se creyeraque él pudiera romperle elcorazónydespués,besarla.

—Losiento,Fern—susurróAmbroseconloslabiossobrelosdeella—,losientomucho.De algún modo, esas palabras derritieron el hielo que el beso no había podido derretir, y

Ambrosesintiócomoellaserendíaysuspirabasobreloslabiosdeél.Fernlepusolasmanossobrelosbícepsyloabrazómientrasélhacíalomismo.EllaabriólabocaparaqueAmbroseintrodujeralalengua.Suavemente,pormiedoaestropearlasegundaoportunidadquelehabíaofrecido,elchicomovióloslabioscontralosdeellayentrelazólalenguaconladeellalentamente,dejandoqueellafueralaquelobesara.Nuncaanteshabíaavanzadotancuidadosamentenihabíadeseadotantohaceralgobien.Ycuandoellaseapartó,lasoltó.Lachicateníalosojoscerrados,lasmejillasmanchadas

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porlaslágrimasyloslabiosamoratadosporlafuerzaconlaqueéllahabíabesado,desesperadoporhacerquelosremordimientosdesaparecieran.

Fern abrió los ojos. Su cara, por un instante, reflejó dolor y confusión. Miró a Ambrosefijamentealosojosydespuéstensólamandíbulaysegiró,dándolelaespalda.Sindecirniunasolapalabra,subióalafurgonetaysefue.

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9

Serunbuenamigo

Eldespertadorsonóalasochodelamañanadelsábado.Lacancioncillasemezclótanbienconelsueño de Fern que sonrió, todavía dormida, levantando la cara hacia el hombre atractivo enuniformequeacababadedecir«Sí,quiero».Éllevantóelveloypresionóloslabioscontralosdeella.

«Lo sientomucho,Fern», susurraba, justo comohabíahechoen el lago. «Lo sientomucho»,repitió.

Fernlobesófrenéticamente.Noqueríaquesedisculpara,queríaquelabesarasinparar,quelaabrazara. El subconsciente le decía que todo era un sueño y que pronto se despertaría y laposibilidaddebesarlosederretiríaenelPaísdeNuncaVaaPasar.

«Losientomucho,Fern».Fern suspiró. La impaciencia empañaba el hecho de que la voz que oía ya no era la de

Ambrose.—Sientodespertarte,Fern,perotengoqueenseñarteunacosa.¿Estásdespierta?Fernabriólosojos,soñolienta,aceptandoquenoestabaenlaiglesia,quenuncahabíansonado

campanasdebodayqueAmbroseestabaacientosdekilómetros,enFortSill.—¿Fern?—Ritaestabadepie,amenosdemediometrode lacamay, sinavisar, sebajó la

cremallerade lospantalones, se losbajóhasta las caderas, se subió la camisay lametiópor labandaelásticadelsujetadordetalmaneraqueseleveíaelabdomen.Pusolosbrazosenjarrasysollozó:

—¿Loves?Fern,adormecida,sefijóensuscurvasyenlapieldesnudaqueseextendíabajolosgrandes

senosdesuamiga.DeseabaqueRitahubieraesperadounosminutosparaentrarenlahabitaciónyempezar a desnudarse.A Fern todavía le pesaban los ojos de sueño y no le iban las chicas concurvas.Ansiabaaunhombreconcretoenuniforme.Alzólascejasamododepreguntaybalbuceó:

—¿Eh?—Fern, ¡mira!—Ritaseseñalóconambasmanos lapartebajadelvientre, justodebajodel

ombligo—.Esenorme.Nopodréesconderlomuchomástiempo.¿Quévoyahacer?Noeraenorme,soloestabaunpocohinchadaylabarrigalesobresalíaligeramenteporencima

delasbragasdeencajenegro.Fernteníaunasigualesescondidasalfondodelcajón,perosoloselasponíacuandoteníaqueescribirunaescenadeamorcomolaquehabíaescritolanocheanterior(hacíaapenasunashoras).PeroRitanoibaairseyadejarlaregresarasusueño,asíqueFernseapoyósobreunbrazoy,conpocaenergía,selevantóyseapartólosrizosdelosojosparatenerunamejorperspectivadelproblemadesuamiga.Inclinólacabezahaciaunlado,luegohaciaelotroyexaminóelvientredeRita.

—¿Estás embarazada? —preguntó con la voz entrecortada. La habían despertado tanrepentinamentedelprofundoestadodeensoñaciónquetodavíaestabaconfundidaylehabíacostado

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entenderelproblemadesuamiga.Ritatiródelacamisa,ladesenganchódelsujetadorysesubiólospantalonesapresuradamente,

comosiquisieravolveraesconderelsecretoahoraqueFernlosabía.—¿Rita?—Sí.—SedesplomóenlacamayaplastólospiesdeFern.Ritasedisculpóyrompióallorar

cuandoFernquitólosdedosdelospiesdedebajodelcuerpodesuamiga.—¿Vas a casarte?—Fern le acariciaba la espaldamientras le hablaba con suavidad, de la

mismamaneraquelohacíasumadrecuandoellalloraba.—Becker no lo sabe.No se lo he dicho a nadie. ¡Quería cortar con él, Fern!Ahora ya no

puedo.—¿Porqué?Creíaqueestabaslocaporél.—Loestaba.Loestoy.Unpoco.Esquevamuydeprisa,nopuedoseguirleelritmo.Yoquería

quenosdiéramosuntiempo.Iralauniversidad…nosé.HabíapensadoinclusoenhacerdeaupairenEuropa…Asíescomollamanalasniñeras,¿aquemola?Queríaseraupair.Ahorayanopuedo—dijoRita,yempezóallorartodavíamás.

—Siempresetehandadobienlosniños—Fernnosabíaquédecirparaconsolarasuamiga—.Pues ahora tendrás uno tuyo. Quizá no puedas irte a Europa ahora, pero podrías abrir unaguardería…oestudiarparaserprofesora.Seríasunamaestradejardíndeinfanciaestupenda.Eresguapísimayamable,losniñosteadorarían.

Fern también había pensado en irse de la ciudad, ir a estudiar a otro lugar, donde pudieraempezardeceroydeshacersedelosestereotiposquelaperseguían,peronopodíadejaraBailey.Además,queríaserunaescritoradenovelasrománticas,yesolopodíahacerigualdesdeVeneciaoParísquedesdelacasadealladodeladeBailey,enHannahLake.

—¿Quéhehecho?—gimióRita.Fernlamiróconcaradepókerydijo:—Mesé lacancióndeGrease2sobre la reproduccióndepeapa.¿Quieresque te lacante

lentamente?—preguntóintentandohacerreíraRita,queseguíallorando.—Quégraciosaeres,Fern—contestóysonrióunpococuandoFernempezóacantarlacanción

sobre las flores y el estambre, articulando claramente las palabras en un tono agudo. Hastaconsiguió,enmediodeldrama,queRitasedejarallevarporelritmopegadizoylasensibleríadelacanciónycantaraunpardeestrofas.

—NoselocuentesaBailey,¿vale?—pidióRitacuandodejarondecantar.Fernleacariciabaelpelo.—¿Porqué?Esnuestromejoramigo.Seacabaráenterandodetodosmodosysepreguntarápor

quénoselodijistetúmisma.—Siempremehahechosentirespecial,¿sabesloquequierodecir?Ycuandolacagoyhago

algunaestupidez,medalasensacióndequelodecepciono.Alomejormedecepcionoamímismayle echo la culpa a él—dijoRitamientras se secaba las lágrimas que le recorrían lasmejillas ytomabaunabocanadadeairecomosifueraasaltaraunapiscina.

—Peroesoeslobuenodelaamistad,quenotienesqueserperfectoomerecerlosamigosquetienes.Nosotrostequeremosytúnosquieresanosotros,yteapoyaremos.Losdos.

—Tequieromuchísimo,Fern.YaBaileytambién.Soloesperonocagarlayperderos.–AbrazóaFerncontantafuerzaquenolecupodudadeloagradecidaqueestabaydequelaquería.

Fernlecorrespondióelabrazoylesusurróaloído:—Esoesimposible,Rita.

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1994

—Mamá, ¿por qué no tenemos más bebés? Bailey tiene hermanas mayores. Yo quiero unahermanamayor.

—Nolosé,Fern.Yoheintentadotenermáshijos,peroavecestenemosalgotanespecialymaravillosoqueesmásquesuficiente.

—¿UnaFernessuficiente?—Túsiemprehassidosuficiente.—RachelTaylormiróasupequeñahijadediezañosyrio.

Teníaelpelopelirrojoylosdientestorcidosydemasiadograndesparasuboca.Parecíaqueencualquiermomentoibaadesaparecerdandobrincosenunclarodelbosque.

—Peronecesitounhermanoounahermana,mamá.Necesitocuidardealguienyenseñarlecosas.

—TienesaBailey.—Sí,peroelmeenseñamáscosasamíqueyoaél.Yesmiprimo,noesmihermano.—No solo es de nuestra familia, también es un amigo especial.Cuando la tíaAngie y yo

supimos que íbamos a tener bebés nos pusimos contentísimas. Yo pensaba que no podía tenerniños, y Angie tenía ya dos niñas y quería un niño. Bailey nació unos días antes que tú. Yentoncesllegastetú.Fuisteisunmilagro,dosregalitosdeDios.

—Supongo que tener a Bailey es casi igual de bueno que tener un hermano—dijo Fernarrugandolanariz,pensativa.

—¿SabesqueJesústambiénteníaunamigoespecial?SellamabaJuan.LamamádeJuan,Isabel,eramayor,igualqueyo.Ellatambiénpensabaquenopodíatenerbebés.DespuésdequeIsabelsupieraqueibaatenerunbebé,María,lamadredeJesús,fueaverla.Ellastambiéneranfamiliares,comoAngieyyo.CuandoIsabelvioaMaría,sintióunapatadamuyfuertedelbebéenlabarriga.MaríaestabaembarazadadeJesúsyyaentonceslosbebésteníanunauniónespecial,comoBaileyytú.

—¿JuanBautista?—preguntóFern.Estababienversadaen losrelatosbíblicos.ElpastorJoshuayRachelsehabíanencargadodeello.

—Sí.—¿Nolecortaronlacabeza?—preguntóFerncondesconfianza.Rachelescupiódelarisa.Lehabíasalidoeltiroporlaculata.—Sí.Peronohablodeeso.—YJesústambiénmurió.—Sí,también.—Menosmal que soyuna chica y nounhombre llamado Juan.Ymealegrode que Jesús

viniera antes, así Bailey no tiene que salvar elmundo. Si no, no sería tan bueno que seamosamigosespeciales.

Rachel suspiró. Fern le había dado la vuelta a lo que sumadre le había contado. En unúltimointentodequesuhijaaprendieraalgo,Racheldijo:

—Aveces,seramigosespecialesserádifícil.Avecessufrirásportusamigos.Lavidanoessiemprefácil,ylagentepuedesercruelaveces.

—¿ComolosquelecortaronlacabezaaJuan?—Sí,exacto—dijoRachelintentandonoreír.Searmódevalorylovolvióaintentar:quería

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acabarconungranfinal,unfinalquerecordaraelsacrificioquehabíahechoelSalvador—.Noes fácil encontrar buenos amigos que se cuiden y se protejan los unos a los otros y, a veces,llegueninclusoamorirporsusamigos,comoJesúshizopornosotros.

Fern asintió con solemnidad, yRachel suspiró, aliviada.No sabía quién había ganado elasalto,nisiFernhabíaaprendidoalgodeloquelehabíacontado.CogiólacestadelacoladayyasedirigíaalaseguridadytranquilidadqueofrecíalalavadoracuandoFernlallamó.

—Entonces,¿piensasqueyomoriréporBaileyoqueélmorirápormí?

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10

AlistarmeenelEjército

abandadel instituto tocabaunamezclade cancionespatrióticas con lasque el señorMorgan, eldirectordelabanda,loshabíamachacadounayotravez.Fernselassabíatodas.Desearíavolveraestarenelinstitutoparapoderinterpretarlasjuntoaellosconelclarinete,asítendríaalgoquehacerapartede tiritary arrimarse a suspadresmientrasdabanpalmasymirabanel intentopatéticodecabalgata, que iba rezagada por Main Street. Aunque marzo no era el mes ideal para hacercabalgatasenPensilvania,todoelmundohabíasalidoparalaocasión.Habíandespejadolascallesyelclimasehabíacomportado,apesardequelaamenazadetormentahabíaoscurecidoelcieloparaelgranfinal.Loschicosyahabíanacabadolainstrucciónbásicayelentrenamientoindividualavanzado, y habían reclutado a su unidad, así, sin más. Serían de los primeros soldados en irdirectamenteaIrak.

Fernsecalentólosdedosconelaliento;teníalasmejillastanrojascomosupelocolorfuego.Entoncesllegaronlossoldados.Llevabanropadecamuflajedecolormarrón,botasdecordonesygorrasquelestapabanlascabezasrapadas.FerndabasaltosparaintentarveraAmbrose.Launidadestaba formada por reclutas del suroeste de Pensilvania. Los soldados se abrían camino porpequeñospueblosenconvoyes formadosporuna largahileradevehículosmilitares, todoterrenostácticosyalgúntanque,paraañadirdramatismo.Nosedistinguíaaunsoldadodeotro,erantodosiguales.Fernsepreguntabasilesrobabanlaindividualidadporcompasión,paraquedespedirsedeellosnofueraalgotanpersonal.

YentoncesAmbrosepasódesfilandojuntoaFern,tancercaquepodíatocarlo.Yanoteníaelpelo largo, su precioso pelo largo, pero el rostro sí era el mismo: mandíbula cuadrada, labiosperfectos,pielsuaveyojososcuros.Despuésdelaúltimanocheenellago,Fernhabíapasadoportodaslasetapas:ira,humillacióneiraotravez.Perolairadesapareciócuandorecordóloquehabíasentidoaltenerloslabiosdelchicosobrelossuyos.

Ambrose la había besado y ella no comprendía por qué. No se permitió pensar que él sehubiera enamorado de repente: ella no lo percibió así, no percibió amor. Parecía más bien unadisculpa,y,trassemanasdefluctuarentrelavergüenzaylafuria,decidióqueaceptabaladisculpadel chico. La aceptación implicaba perdón y, al perdonarlo, los viejos sentimientos que habíaescondidodurante tanto tiempovolvieronaocuparel lugarde siempreen sucorazón,y la ira sedesvaneciócomosihubierasidounapesadilla.

Ellaintentóllamarlo,servalienteporunavez,peroelgritosequedóenunalaridotímidoyelnombredelchicodesaparecióencuantosaliódeloslabiosdeFern.Élmirabaalfrenteynosediocuentadequeellalemirabafijamentelacaranidequehabíaintentadollamarsuatención.Eramásaltoqueloshombresdesualrededor,asíquefuefácilseguirlelapistaamedidaquebajabaporlacalle.

Fern no vio ni a Paulie ni aGrant ni aBeans ni a Jesse.Más tarde, en la heladería, vio aMarley, la novia de Jesse, que estaba embarazada. Tenía la cara húmeda por las lágrimas y lesobresalíalabarrigaporlachaquetaacolchadaqueyanolecerrabaporelcentro.Fernsintiócelos

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poruninstante.Quetupareja,unsoldadoguapo,tuvieraquedejarteparairalaguerraeratantristeyexquisitamentedramáticoqueFernfueacasayescribióelargumentodeunanuevanovelasobredosamantesseparadosporlaguerra.

Los chicos se fueron, cruzaron el océano y se dirigieron hacia el calor y la arena, hacia unmundoquenoexistíaenrealidad;almenosnoparaFern,niparaloshabitantesdeHannahLake.Eraunarealidadtanlejanayapartadadetodoloqueconocían…Lavidasiguiócomohabíahechohastaentonces:lagenterezaba,amaba,sufríayvivía.LoslazosamarillosqueFernhabíaayudadoaataralrededordelosárbolestuvieronunaspectoalegreyfrescodurantedossemanas,perolaprimaveratrajo granizoy arañó con sus garras de hielo los lazos festivos, que, destrozados por el viento ydesgastados,notardaronmuchoendesaparecer.Elrelojhacíatictacensilencio.

Pasaronseismeses.Enesetiempo,Ritatuvounbebé,igualqueMarleyDavis,quetuvounniñoylepusoJesse,comoelpadrede lacriatura.Fernañadióotrocapítuloa lanovelaquehabíaescritosobrelosenamoradosseparadosporlaguerra.Escribióqueteníanunbebé,unaniñallamadaJessie.No pudo evitarlo. Cada vez que Marley entraba en el supermercado, Fern anhelaba coger alpequeño; no quería imaginar cómo debía sentirse Jesse a miles de kilómetros de distancia. LeescribíacartasaAmbroseylecontabaloquepasabaenHannahLake,lascosasdivertidasqueveía,cómo iban las estadísticas de los equipos del instituto, los libros que leía, el ascenso a gerentenocturna que le habían concedido en el supermercado… todas las cosas graciosas que queríadecirle,peronuncateníaelvalor.Yentoncesfirmaba:«Siempretuya,Fern».

¿Puedesserdealguienqueno tequiere?Ferndecidióquesísepodía,porquesucorazón lepertenecíaaélindependientementedesiélqueríaonoquefueraasí.Cuandoacababadeescribir,escondía lacartaenuncajónysepreguntabaquésentiríaAmbrosesielladerepente lemandarauna. Probablemente pensaría que estaba loca y se arrepentiría de haberle pedido disculpas y dehaberlabesado.PensaríaqueparaFernelbesohabíasignificadomásdeloqueenrealidadhabíasido,yquelefaltabauntornillo.

AFernnolefaltabaningúntornillo,erasoloqueteníamuchaimaginación.Apesardesudonparalafantasíayparacrearhistorias,Fernnuncapensóqueéllecorrespondería.

Ella lehabíapreguntadosi lepodríaescribircartas,hastasehabíacomprometidoahacerlo,pero en el fondo pensaba que él no quería que le escribiera, y, como ya tenía el ego herido, nopodríaaguantarotrahumillación.Lascartasseamontonabanynoeracapazdeenviarlas.

Irak

—Oye,Brosey,¿hasrecibidoalgunacartadeamordeFernTaylor?—YopiensoqueFernesatractiva—dijoPauliedesdeelcatre—.¿Visteloguapaqueestabael

díadelbaile?Amínomeimportaríaquememandaracartas.—Fernnoesguapa—dijoBeans—,¡perosiparecePippiCalzaslargas!—¿QuiénnaricesesPippiCalzaslargas?—gimióJesse,queintentabadormir.—Mihermana,depequeña,veíaunaseriequese llamabaPippiCalzaslargas.Lasacóde la

bibliotecaynuncaladevolvió.Pippiteníadientesdeconejoyerapelirroja,yllevabadostrenzastiesas en la cabeza. Era delgada, rara y tonta, como Fern.—Beans exageraba parameterse con

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Ambrose.—Fernnoestonta—dijoAmbrose.LesorprendíaquelemolestaratantoqueBeansserierade

Fern.—Bueno,vale—rioBeans—,esonocambialascosas.—Puessí—respondióGrant,quequeríadarsuopinión—,¿quiénquiereunachicaconlaque

nosepuedenihablar?—¡Yo!—respondióBeans—.Nohacefaltaquehables,desnúdate.—Eresuncerdo,Beans—suspiróPaulie—,suertequeatodosnosgustaeljamón.—Amínomegusta—gruñóJesse—,ytampocomegustaqueospongáisdechácharaalahora

dedormir,asíquecerradelpico.—Tío, Jesse,eres laBrujaMaladelEste—dijoPaulie, riendo—.Bueno, laBrujaMalade

OrienteMedio.—PauliehabíaescritounacanciónmuydivertidaenlaquecomparabaIrakconOz,yalpocotiempotodoslosmiembrosdelaunidadteníanapodossacadosdeElmagodeOz.

—YtúereselEspantapájaros,gilipollas.Eseeraelquenoteníacerebro,¿verdad?—Sí.ElEspantapájaros.Suenagenial,¿verdad,Grant?—SindudaesmejorqueDorothy—dijoGrantentrerisas.Undíahabíacometidoelerrorde

llevarunaszapatillasdelucharojasalgimnasio.Elrestoerahistoria.Cuandonoestabandepatrullaodurmiendo,entrenaban.Nohabíamuchasmáscosascon las

queocupareltiempolibre.—¿Porquénodasunosgolpecitosconlostalonesynosllevasdevueltaacasa,Dorothy?—

dijoPaulie—.Oye,Beans,¿porquétúnotienesapodo?—Eh…mellamoConnor.Tecontradicestúmismo.—Beansseestabaquedandofrito.—Tendríamos que llamarlo Munchkin… o Totó, quizá. Al fin y al cabo, es solo un perro

chiquititoqueladramucho—dijoJesse.Beansdijoinmediatamente:—Túmismo.TendréquecontarleaMarleyqueteliasteconLoriStringhamenlasaladelucha.

—ABeanssiemprelehabíamolestadoquesemetieranconsuestatura.Eraperfectaparalaluchalibreporqueeraunluchadordecincuentayseiskilos,peroparanadamás—.BroseyeselHombredeHojalata porqueno tiene corazón.LapobreFernTaylor lo descubrió por lasmalas.—BeansintentódirigirlaatenciónotravezhaciaAmbrose,volviendoameterseconél.

—Brosey es el Hombre de Hojalata porque es de acero puro. Joder, ¿cuánto peso haslevantadohoy?

Otrodeloschicosdelaunidadseunióalaconversación:—Eresunaputamole.TendríamosquellamarteIronMan.—Ya estamos otra vez—se quejó Jesse—.PrimeroHércules y ahora IronMan.—Le daba

envidialaatenciónquetodosleprestabanaAmbroseynoloocultaba.Ambroserioydijo:—Notepreocupes,brujitaenclenque,mañanatedejoquemeganesaunpulso,¿vale?Jessesoltóunarisita.Lairritabilidaderaengranpartefingida.Latiendasequedóensilenciohastaquelosronquidosysuspirosfueronloúnicoqueseoíaen

laoscuridad.PeroAmbrosenopodíadormir,noparabadedarlevueltasaloqueBeanshabíadicho.RitaMarsdeneraguapa,lohabíadejadosinalientoyélhabíacreídoqueestabaenamoradodeellahastaquesehabíadadocuentadequenolaconocíaenabsoluto.Ritanoerainteligente,nodelamaneraque él quería.Nohabíapodido entender cómopodía ser tan atractiva en las cartas y tandiferentecuandoestabanjuntos.Ritaeraguapa,pero,alcabodeuntiempo,yanoleparecíanada

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atractiva.Ambrosequeríaalachicadelascartas.Abriólosojosderepente,enlaoscuridad.LachicadelascartaseraFernTaylor.¿Realmente

queríaaFernTaylor?Seechóareír.Ferneratanpequeñita.Haríanunaparejaridícula.Yellanoera guapa, aunque el día del baile estaba guapísima.Verla ahí, con el vestido, bailando con losidiotasdesusamigoslohabíasorprendidoycabreado.AlparecernolehabíaperdonadodeltodoloqueellayRitahabíanhecho.

Habíaintentadonopensarenella,nopensarenloquehabíapasadolanochequehabíanestadoenel lago, yhabía tratadode convencersedequehabía sidouna locurapasajera, unúltimoactodesesperadoantesdeirse.Además,ellahabíadichoqueleescribiríaynolohabíahecho,aunquenopodíaculparladespuésdetodoloquehabíapasado.Sinembargo,lehabríagustadoqueleenviaraalgunacarta.Fernescribíabuenascartas.

Lanostalgiaseapoderódeél.YanoestabanenKansas.Sepreguntóenquésehabíametido,enqué loshabíametidoa todos.Y si erahonestoconsigomismo,noeraHérculesni elHombredeHojalata.EraelLeónCobarde.Habíahuidodecasaysehabíatraídoasusamigosconél.Eransureddeseguridad,susanimadores.SepreguntóquécoñohacíaenOz.

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Pegaraunmatón

—MarleymehadichoqueRitasecasa—dijoJessemirandoaAmbrose—.Tuexvaadarel«Sí,quiero».¿Quétalsientaeso?

—Hayqueseridiota.—¡Vaya!—gritóJesse,sorprendidoporlavehemenciadelaafirmación.PensabaqueAmbrose

habíasuperadolodeRita.Supusoquenoeraasí.—Yanoestáspillado,¿no?—preguntóGrantconsorpresa.—Quéva.PeroesidiotasisepiensacasarconBeckerGarth.Beansseencogiódehombrosydijo:—Yonuncahetenidoproblemasconél.—¿Teacuerdasdecuandomeexpulsarontemporalmenteennoveno?Beansdijoquenoconlacabeza,peroPaulielorecordó:—LepartistelacaraaBecker.Meacuerdo.Peronuncanosdijisteporqué.Ambrose se puso bien las gafas de sol y se apoyó sobre el otro pie. Estaban junto a otros

cientos de soldados ymarines haciendoguardia en el exterior del edificio donde tenía lugar unareunión de alta seguridad del Gobierno provisional de Irak. La idea de que quizá diferentesfacciones se unieran para crear un cuerpo de gobierno y que estuvieran progresando estabamuybien,peroalgunosdíasAmbrosedudabaqueesofueraposible.Noeralaprimeravezquehacíadeguardaespaldas,aunquecuandohabíaescoltadoaBaileyhabíasidodespuésdelincidente.

—Seme había olvidado—dijoGrant—.No pudiste luchar en LochHaven y el entrenadorestabacabreadísimo.

—No habría estado tan enfadado si hubiera sabido por qué motivo le pegué —contestóAmbroseconironía.Supusoqueyahabíapasadoeltiemposuficientecomoparacontarlahistoriasintraicionarlaconfianzadenadie.

Enerode1999

Ambrose conocía a BeckerGarth. Becker era alumno de último curso y todas las chicas ibandetrás de él y pensabanque eraguapo.Los chicos se dieron cuentade la situación y estabanalerta.GarthcaptólaatencióndeAmbroseporquesedejóelpelolargocomoél,yesoaAmbroseno lo le hizo gracia. Becker también tenía el pelo oscuro y por la barbilla y, cuando se loapartabadelosojos,separecíademasiadoaAmbrose,yesoloincomodaba.

Sinembargo,esoeratodoloqueteníanencomún.Beckereradelgadoyteníalosmúsculosdefinidos y tonificados, como los jinetes o los corredores. Medía aproximadamente un metrosetentayeragrande,poresolaschicasseapiñabanasualrededor,peroAmbrose,queporaquelentonceseraalumnodeprimeraño,eramásalto.

Quizáeraporquelemolestabaqueunalumnodeprimercursofueramásaltoqueél,oquizá

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eraporcelos,peroBeckersiempresemetíaconAmbrose.Loempujaba,lehacíainsinuaciones,soltabacomentariosconsusamigosquehacíanqueserieranyluegoleapartaranlamirada…Ambrose lo ignoraba lamayoríade las veces; no teníanadaquedemostrar y no lemolestabatanto.ComoAmbroseeratangrandeyfuertenoerafácilintimidarloynoeratanvulnerablealacosocomolosdemáschicosdesuedad.SeconsolabaimaginandoaBeckerenlasaladeluchalibre,intentandopasarelratoconéloconalgunodesusamigos.Sinembargo,AmbrosenoeralaúnicapersonaalaqueBeckerlegustabamolestar.

Era la última clase antes de la pausa para comer. Ambrose tenía clase de Inglés y pidiópermiso para ir al baño. En realidad, quería pesarse. A las tres de la tarde lo pesarían paradeterminar en qué categoría competiría en el combate contra Loch Haven. Cuando se habíapesadoesamañana,labásculahabíamarcadosetentayunkilos,yélcompetíaenlacategoríadeentre sesentay tres y sesentaynuevekilos; si superabaesepeso tendríaquecompetir enunacategoría superior. Tenía que perder dos kilos de sudor, pero llegar a los setenta y uno ya lehabía costado lo suyo. Cuando empezó la temporada pesaba setenta y ocho kilos y ya no lequedabamuchoespaciodemaniobranigrasaenelcuerpoparaseguirperdiendopeso.Ytodavíaestabacreciendo.Enunmesteníaelcampeonatodeldistrito,ydossemanasmástarde,elestatal.Laspróximasseissemanasseríanmuydurasytendríaquepasarhambre.Cuandoteníahambre,se ponía de mal humor, y el mal humor de Ambrose era malo de verdad. Cuando entró en elvestuarioyvioqueestabaaoscurassoltóunapalabrota.Esperabaquenohubierapasadonada.Necesitabaencontrarlabáscula.Estabapalpandolaparedenbuscadelosinterruptorescuandoescuchóunavozenlaoscuridad.Diounsaltodelsusto.

—¿Becker?—dijounavoznerviosa.Encontrólosinterruptoresylospulsó.Laluzdefiniólaformadelastaquillasylosbancos.

Loqueviohizoquevolvieraamaldecir.AlguienhabíavolcadolasilladeBaileySheenenmediodelsuelodeazulejos.Estabatumbadasobreelrespaldo,yBaileyestabasentado,sinpoderhacernada,conlasdelgadaspiernasenelaire,incapazdeenderezarseodehacerotracosaapartedepedirayuda.

—¿Quécoñotehapasado?—dijoAmbrose—.Sheen,¿estásbien?AmbrosecorrióhastaBailey,levantólasillaycolocóaBaileyenelasiento.Baileyteníala

cara roja y le temblaban los hombros. Ambrose deseaba con desesperación hacerle daño alresponsable.

—¿Quéhapasado,Sheen?—Noselocuentesanadie,¿vale?—suplicóelchico.—¿Porqué?—Ambroseestabatanenfadadoquenotabalaspulsacionesdelcorazónenlos

ojos.—Porfavor…nolocuentes,¿vale?Medamuchavergüenza.Baileytragósaliva,yAmbrosesediocuentadequeestabamortificado.—¿Quiénhasido?—exigiósaberAmbrose.Bailey sacudió la cabeza y se negó a decirlo. Entonces, Ambrose recordó el nombre que

Baileyhabíadichocuandobuscabalosinterruptores.—¿HasidoBecker?—preguntó,enfurecido.—Hahechocomosifueraaayudarmeyentonceshavolcadolasilla.Peronomehehecho

daño—añadióBailey,comosihabersehechodañolohicieramásdébil—.Luegohaapagadolaslucesysehaido.Nohabríapasadonada,alguienacabaríaviniendotardeo temprano.Túhasvenido,¿no?—Baileyintentósonreír,perotitubeóysemirólasmanos—.Mealegrodequemehayasencontradotúynotodaunaclasedegimnasia.Habríasidomuyhumillante.

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Ambrosesehabíaquedadosinpalabras.Sacudiólacabeza;yanisiquieraseacordabadelabáscula.

—Nosuelovenirsinoesacompañado,porquenopuedoabrirlaspuertassolo—dijoBaileyamododeexplicación—,peroBeckermehadejadoentrarypensabaquemipadreestaríaaquí.Ypuedosalirsoloporquelapuertaseabrehaciafueraypuedoempujarlaconlasilla.

—Exceptocuandoalguientevuelcaytedejabocaarriba—añadióAmbrose.Elcomentariorezumabaira.

—Sí,exacto—contestóBaileyenunsusurro—.¿Porquécreesquelohahecho?—MiróaAmbroseconcaradepreocupación.

—Nolosé,Sheen.Porqueesungilipollasquelatienepequeña—refunfuñó—.Piensaquemeterseconlagentequenopuedeonoquieredefenderseharáquelecrezca.Perocadavezseleencogemásymás,ycadavezsevuelvemáscapullo.

Baileyrioacarcajadas.Ambrosesonrió,contentodequeelchicohubieradejadodetemblar.—¿Meprometesquenoselovasacontaranadie?—insistióBailey.Ambroseasintió.Sinembargo,noprometiódejarqueBeckersefueraderositas.CuandoAmbroseentróenelcomedorencontróaBeckersentadoenunamesaenlaesquina.

Estaba rodeado de gente de último curso y de chicas guapas con las que a Ambrose no leimportaríahablarenotrascircunstancias.Apretólosdientesysedirigióalamesa.Noleshabíacontadoasusamigosquépasaba.ElloseranluchadoresyprobablementeexpulsaríanaAmbrosetemporalmentedelinstitutoporloqueibaahacer.NoqueríameterlosenproblemasyperjudicarlasposibilidadesdelequipodeganaraLochHaven.Eraprobablequeaqueldíanoluchara,asíquealfinalnoimportaríaquepesaraunpocomásdeloquedebía.

Ambrosegolpeólamesatanfuertecomopudoconlospuños.Esohizoquelasbebidasdelagentesederramaranyqueunabandejavacíacayeraalsuelo.Untetrabrikdelechesederramósobre los pantalones de Becker, que alzó lamirada, sorprendido, y dijo una palabrota que seescuchóporencimadelestruendodelcomedor.

—Levántate—lepidióAmbrosecontranquilidad.—Piérdete,gorila—dijoBeckercondesprecio—.Anoserquequierasquetedéunapaliza.Ambrose seapoyó en lamesa ehizounmovimiento rápido con el brazohacia la carade

Becker.Dio con la palma de lamano de lleno en la frente del abusón e hizo que se golpearacontralaparedqueteníadetrás.

—Quetelevantes—repitió,estavezsinunagotadetranquilidadenelcuerpo.Becker se levantó de la mesa, se lanzó salvajemente hacia el chico y le dio un fuerte

puñetazoenelpuentedelanariz.AAmbroseleempezaronallorarlosojos,elagujeroizquierdode la nariz comenzó a sangrarle. Ambrose se defendió y le dio en la boca y luego en el ojoizquierdo. Becker gritó y cayó al suelo entre gruñidos. Ambrose lo cogió por el cuello de lacamisetayporlacinturadelpantalónylovolvióaponerdepie.Beckersetambaleó.Ambroselehabíadadomuyfuerte.

—EstoesporloquelehashechoaBaileySheen—lesusurróAmbrosealoído,cumpliendola promesa que le había hecho a Bailey de que nadie se enteraría de lo que Becker le habíahecho. Entonces lo soltó y dio media vuelta limpiándose la nariz en la camiseta blanca, queestabacompletamentemanchada.

ElentrenadorSheen,queteníaelrostrorojodeira,seacercóaéldandozancadas.Ambrosetuvo lamalasuertedequeaquelmediodía le tocaraalentrenadorencargarsedelcomedor.Elchico le siguió dócilmente, dispuesto a aceptar cualquier castigo que este le impusiera. Tal ycomohabíaprometido,nomencionóenningúnmomentoelnombredeBaileySheen.

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—Mecaso,Fern.—RitallevólamanodebajodelanarizdeFern.Teníaundiamanteespectaculareneldedoanulardelamanoizquierda.

—Esprecioso—dijoFernhonestamente, intentando sonreír y reaccionar como sabíaque suamiga esperaba que reaccionara, pero tenía ganas de vomitar. Becker era un chicomuy guapo yhacíamuybuenaparejaconRita.Además,Ty,elbebédeRitayBecker,tendríaasuspadresbajounmismotecho.PeroFernteníamediodeBeckerysepreguntabaporquésuamiganosentíalomismo.Alomejortambiénledabamiedo;algunaschicassesientenatraídasporesetipodechicos.

—Queremos casarnos el mes que viene. Sé que es pronto, pero, ¿crees que tu padre noscasaría?Siemprehasidomuybuenoconmigo.Ytumadretambién.Haremosunafiestecitaluego.AlomejorcontratoaunDJypodemosbailar.Beckerbailamuybien.

Fern recordócuandoRitayBeckerbailaronenelbailedegraduación, lacarade ilusióndeRita por el nuevo romance, a Becker intentando controlar su mal genio cuando Bailey losinterrumpióybailóconRitaunpardecanciones…

—Seguroquesí.Leencantaría.Alospastoreslesencantanlasbodas.Alomejorpodéishacerelbanqueteenelpabellóndelaiglesia.Tieneelectricidadyhaymesas.Podríamosponeralgunasfloresyuntentempié,ytúllevarásunvestidoprecioso.Yoteayudaré.

Ycumpliósupalabra.Estuvieronunmesplaneándolotodoaunritmofrenético:encontraronunvestidoquehizoqueSarahMarsden,lamadredeRita,lloraraybailaradealegríaalrededordesuhija; enviaron las invitaciones, contrataron a un fotógrafo, compraron flores, hicieron caramelospersonalizadosparalaboda,lionesasybombonescaseros,yllenaronconsuscreacioneslaneveradelgarajedelosTaylorhastareventar.

Lamañanadelgrandíaenrollaronguirnaldasdelucesalrededordelascolumnasdelpabellón,sacaronlasmesascubiertasconencajeblancoalcéspedylascolocarondeformaquerodearanelpabellónyelmismosuelodecementohiciera lasvecesdepistadebaile.Pusieronmargaritasenjarronesamarillosylosusarondecentrosdemesa,yataronglobosamarillosalassillas.

Tambiénadornaronconmargaritaslaiglesia.Ferneraladamadehonor,yRitalahabíadejadoelegirelvestidoenel tonodeamarilloquemás legustara.FernencontróunapajaritaamarillaaconjuntoparaBaileyyelchicolaacompañóalaltarenlasilladeruedas.Fernllevabaunalegreramodeflores;Baileyteníaunamargaritaenlachaquetanegradeltraje.

BeckertambiénibadenegroyllevabaunarosaamarillaenlasolapadelachaquetaqueibaaconjuntoconlasrosasdelramodeRita.Llevabaelpelopeinadohaciaatrás,apartadodelacaradepómulosmarcados.AFernlerecordóaAmbrose,yseacordódesupelo,quelellegabahastaloshombroscomoaunjovenAdonis.Ambroseyanoteníaelpelolargoy,además,yanoestabaallí.

Ellaseguíapensandoenélmásdeloquedebería.YallevabaunañoenIrak;dehecho,hacíayadieciochomesesdesdequesehabíaidoparahacerlainstrucciónbásica.MarleyDavis,lanoviadeJesse, fue a la ceremonia y le contó a Fern que a los chicos les quedaban solo seis meses deservicio.MarleydijoqueJesselehabíapedidoquesecasaraconélcuandoregresaraacasa;ellaparecía entusiasmadacon la idea. Jesse júnior tenía elmismo tiempoqueelbebédeRita,Tyler,pero,adiferenciadeeste,queeraclavadoasumadre,Jesseeraigualquesupadre: teníalapieloscurayelpelonegroymuyrizado;eraunaréplicamáspequeñadesupadre.Eraunbebéadorable,felizysano,yyallevabaasujovenmadredecabeza.

CuandoRitacaminóhastaelaltaryrecitóanteBeckerGarthlosvotosmatrimoniales,yéllosrepitió, ambos asustados y adorables, Fern sintió que la esperanza que sentía por su amiga le

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invadíaelcorazón.Puedequesalierabien,puedequeBeckerlaquisieratantocomodecía.Ypuedeque el amor bastara, que las promesas que estaba haciendo lo inspiraran y se convirtiera en unapersonamejor.

NohabíamuchaesperanzaenlosojosdeBailey,sentadoalladodeFern,enprimerafila,conlasillaaparcadaalfinaldellargobancodelaiglesia.Teníalacaratanrígidacomoelasientodemadera;alfinyalcabo,éltambiéneraamigodeRitaytambiénsepreocupaba,comoFern.BaileyhabíaestadoapagadodesdequeRitahabíadadolanoticia.FernsabíaquesentíaalgoporRita,peropensaba que había superado esos sentimientos, como ella había superado lo deAmbroseYoung.QuizáesoeraloquelepasabaaBailey…Fernnohabíasuperadonada,peroRitaahoraeramadreyestabaatadaaBeckerdeunamanerapermanenteydefinitiva.Sinembargo,lossentimientossiempresalenalasuperficiecuandopiensasqueyahandesaparecidoparasiempre.

—Hasta que la muerte nos separe—prometió Rita. Parecía insegura, pero, aun así, estabaguapa.

CuandoBeckerbesó sus labios sonrientes, sellandoel trato,Baileycerró losojosyFern lecogiólamano.

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Construirunescondite

Ritasolotardóendesaparecerdevistatresmeses.Cuandoselaveíaenpúblicoconsumarido,ella desviaba lamirada, y otras veces llevaba gafas de sol, aunque estuviera lloviendo. Fern lallamaba con regularidad y se pasaba por su dúplex de vez en cuando, pero a Rita parecíanincomodarlasusvisitas.Undía,FernhabríajuradoquehabíavistoaRitaentrarenelgarajejustoantesdellegarasucasa,peroRitanoabriólapuertacuandosuamigallamó.

Lascosas fueronamejorcuandoBeckerconsiguióun trabajoporelque teníaque irseunoscuantos días seguidos por viajes de negocios. Rita incluso llamó a Fern para felicitarle elcumpleañosyfueronacomerjuntas.PidieronenchiladasenelrestaurantedeLuisaO’Toole,yRitasonreíaampliamentey,cuandoFernlepreguntócongentilezasiestababien,ellaleaseguróquetodoibabien.

SegúnRita,todoibademaravilla,perfecto.PeroFernnolacreía.FernnolecontóaBaileyqueestabaasustadaporRitaporquenoqueríapreocuparlo.Además,

¿quépodíahacerél?EllaveíaaBeckerdevezencuandoenlatienday,apesardequeeraeducadoy siempre la saludaba con una sonrisa, no le caía bien; él parecía saberlo. Siempre ibaperfectamente peinado, no llevaba ni un solo pelo oscuro fuera de sitio, la cara siempre reciénafeitada,laropaimpecableyalamoda.Perotodoesoerasoloelenvoltorio,yaFernlerecordabaalaanalogíadelaceitequesupadrelehabíacontadoaElliottYounghacíayamuchotiempo.Poraquelentonces,ellanodebíatenermásdecatorceaños,perotodavíaseacordaba.

ElliottYoungnoseparecíaennadaasuhijo.Erabajito,comomuchomedíaunmetrosetentayseis.Elpelorubiose lehabía idocayendohastaqueseacabóporafeitar lacabeza.Tenía losojosdeuncolorazulclaro,lanarizchataysiempreteníaunasonrisaenloslabios.Aqueldíanosonreíayteníaunasojerasmuyoscurasbajolosojos,comosihicieratiempoquenodormíabien.

—Hola,señorYoung—dijoFerncontonodepregunta.—Hola,Fern.¿Estátupadre?—Elliottnosemoviónilomásmínimoparaentrarencasa,a

pesardequeFernhabíaabiertolapuertacompletamenteparaquepasase.—¿Papá?—gritólaniñaendirecciónaldespachodesupadre—.ElliottYounghavenidoa

verte.—Quepase,Fern—respondióJoshuaTaylordesdeunrincóndelahabitación.—Porfavor,señorYoung,entre—dijoFern.Elliott semetió lasmanosen losbolsillosy siguióaFernhastaeldespachodesupadre.

HaymuchasiglesiasyconfesionesreligiosasenPensilvania.Hayquiendicequeesunestadoenel que Dios todavía tiene mucho apoyo. Hay muchos católicos, muchos metodistas, muchospresbiterianos,muchosbaptistas,ymuchosdetodo,peroenHannahLake,JoshuaTaylorllevabasupequeñaiglesiacontantocuidadoycompromisoconlacomunidadquenoleimportabacómosedenominaracadauno,éleraelpastordetodoelmundo.Nopasabanadasinoestabascada

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domingoenlaiglesia.Élpredicabalabiblia,transmitíaunmensajesencillo,hacíalossermonesuniversalesyhabíatrabajadodurantecuarentaañosconelpropósitodeamaryservir.Todolodemás ledaba igual.Todos le llamabanpastorJoshua, fuese supastorono, ymuyamenudo,cuandoalguienhacíaexamendeconciencia,acababaenlaiglesiadelpastorJoshua.

—Elliott.—JoshuaTaylorselevantódelescritoriomientrasFernconducíaaElliottYoungalahabitación—.¿Cómoestás?Hacíamuchoquenoteveía.¿Enquépuedoayudarte?

Fernsaliódelahabitación,cerrólaspuertasfrancesasasusespaldasy,aunquelehubieseencantadoescucharelrestodelaconversación,sedirigióalacocina.LasmalaslenguasdecíanqueElliott,elpadredeAmbrose,yLilyYoungseibanasepararyquelamadredelchicoseibadelaciudad.FernsepreguntabasiesoqueríadecirqueAmbrosetambiénseiría.

Aunque Fern sabía que estaba mal y que no debería hacerlo, entró en la despensa ahurtadillasysesentóenunsacodeharina.ElconstructordelacasadebíadehaberescatimadoenlaparedqueseparabaladespensadelapequeñahabitaciónqueelpadredeFernusabacomodespacho,porquedesdeahíseoíacasitanbiencomosiseencontraradentrodelcuartodondeestabasupadre.Dehecho,siFernsemetíaapresiónenlaesquina,nosolooíaperfectamenteloquedecían,sinoquetambiénveíaporunrincónquelastablasdeyesonoacababandetapar.Sumadreestabaenelsupermercado,asíquepodíaescucharsinquenadielapillase,ysisumadrellegara de repente a casa, podría ponerse a barrer y fingir que estaba haciendo las tareasdomésticas.

—…nuncahasidofeliz.Creoquelohaintentado,peroestosúltimosaños…sehaestadoescondiendo—decíaElliott—.Yolaquieroconlocuraypensabaque,siseguíaqueriéndola,ellameacabaríacorrespondiendo.Pensabaquemiamorbastabaparalosdos,paralostres.

—¿Yahadecididoqueseva?—preguntóelpadredeFernconsuavidad.—Sí.QuierellevarseaAmbrose.Yonolehedichonada,peroesoesloquemásmeduele.

Quieroalniñoysiselolleva…noserécapazdesobrevivir.Nosoylosuficientementefuerte.—ElliottYoungllorabadesconsolado.

AFernselellenaronlosojosdelágrimasdecompasión.—Séquenoesmihijobiológico,peroesmihijo,pastor.¡Esmihijo!—¿Ambroselosabe?—Nolosabetodo,perotienecatorceaños,yanoesunniño.Sabelosuficiente.—¿SabeLilyquequieresqueelniñosequedeaunqueellasevaya?—Legalmente es mi hijo. Lo adopté, le di mi apellido. Tengo los mismos derechos que

cualquierpadre.Nocreoqueellaseopusierasielniñoquisieraquedarse,peronolehedichonadaaBrosey.SupongoquesigoesperandoqueLilycambiedeopinión.

—Hablacontuhijo,cuéntaleloquepasa.Explícaleloshechos,sinecharlelaculpaanadieysinjuzgar.Cuéntalequesumadresevaydilequeloquieresyqueestuhijo,yqueesonovaacambiarpaseloquepase.Nodejesniporunminutoquepiensequetienequetomarunadecisiónbasadaenlasangre.Dilequepuedeirseconsumadre,siesloquequiere,peroquetúloquieresytegustaríaquesequedaracontigo.

ElliottyJoshuapasaronunosminutosensilencio.Fernsepreguntabasiesoestododeloqueteníanquehablar,peroentoncesJoshuaTaylorpreguntócondelicadeza:

—¿Esoestodo,Elliott?¿Hayalgomásdeloquequierashablar?—Piensoquesifueradiferente,simeparecieramásaél,nadadeestoestaríapasando.Sé

quenosoyelhombremásatractivodelmundoyquesoymásbienfeo,perohagoejercicioymemantengo en forma, visto bien y llevo colonia… —Elliott parecía avergonzado y se le fueapagandolavoz.

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—Siteparecierasmás,¿aquién?—Al padre de Ambrose. Parece que Lily no puede olvidarlo. No se portó bien con ella,

pastor,fueegoístaycruel.Larechazócuandoseenteródequeestabaembarazadayledijoquenoqueríasabernadadeella.Peroesatractivo, lohevistoen fotos.Es igualitoaBrosey.—AElliottselequebrólavozcuandodijoelnombredesuhijo.

—Hellegadoapensarquelabellezafrenaelamor—dijoelpadredeFern,meditando.—¿Porqué?—Porqueavecesnosenamoramosdeunrostroynodeloqueseescondetrasél.Mimadre,

cuandococinaba,apartabaelaceitedelacarnequehabíacocinadoyloguardabaenunalataenelarmario.Duranteuntiempousóunalataenlaqueantessolíamosguardargalletas,deesaslargas,recubiertasdepraliné,quellevancremadeavellanasenelinterior,delascaras.Cogílalataenvariasocasiones,pensandoquehabíadescubiertodóndeescondíamimadrelasgalletas,perocuandoabríalatapadescubríaqueestaballenadelagrasaapestosadelacarne.

Elliottrio.Habíaentendidoloquequeríadecirle.—Lacajadegalletanoimportaballegadosaesepunto,¿verdad?—Exacto.Hacíaquequisieragalletas,peroerapublicidadengañosa,unamáscara.Pienso

que, a veces, un rostro bonito también puede ser como la publicidad engañosa, y muchos denosotrosnonosparamosaverquéhaydebajodelamáscara.Quégracia,estomerecuerdaaunsermónquedihaceunassemanas.¿Loescuchaste?

—Losiento,perotrabajoporlasnochesenlapastelería,yasabe.Aveceseldomingoporlamañanaestoydemasiadocansado—dijoElliott.Eraevidente,inclusoatravésdelapareddeladespensa,quesesentíamalpornoiralaiglesia.

—Nopasanada,Elliott—contestóJoshuaentrerisas—,nopasolista.Soloqueríasabersiyalohabíasoídoparanoaburrirte.

Fernoyó como supadre pasabapáginas y sonrió levemente. Siempre lo relacionaba todoconlasescrituras.

—Isaías,capítulocincuentaytres,versículosegundo:«Subirácualrenuevodelantedeél,ycomoraízdetierraseca;nohayparecerenél,nihermosura;verlohemos,massinatractivoparaqueledeseemos».

—Recuerdoeseversículo—dijoElliottenvozbaja—.SiempremesorprendióqueJesúsnofueraatractivo.¿PorquénolohizoDiosbelloporfueracomoloerapordentro?

—Porelmismomotivoquehizoquenacieraenunhumildepesebre,enunafamiliapobre.Sihubiera sido atractivo o hubiera tenido poder, la gente le habría hecho caso solo por eso, nohabríanidoconélporlosmotivoscorrectos.

—Tienesentido—respondióElliott.Fernestabadeacuerdoyasintió,sentadaenelsacodeharinaenunrincóndeladespensa.

Ella también pensabaque lo que había dicho tenía sentido. «¿Cómopodía ser que se hubieraperdidoestesermónenconcreto?»,sepreguntó.Quizáhabíasidoesedía,hacíaunassemanas,quesehabía llevado lanovelarománticay lahabíaescondidoentre laspáginasdelhimnario.Sintióunapunzadaderemordimiento.Supadreeramuysabio,deberíaprestarlemásatención.

—Tucaraestábien,Elliott—dijoJoshuaconamabilidad—.Túestásbien.Eresunhombrebuenoytienesuncorazóngigante.YDiossefijaenelcorazón,¿no?

—Sí—Parecíaqueibaaponerseallorarotravez—,asíes.Gracias,pastor.Elliott Young se fue, pero Fern se quedó en la despensa, aferrada a las rodillas con las

manos.Luegosubióa lahabitaciónysepusoaescribirunahistoriadeamorsobreunachicaciegaquebuscabaasualmagemela,unpríncipefeoconelcorazóndeoro.

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Irak

—Megustaríaverauna tíaqueno llevaraunacarpaen lacabeza.Aunquefuerasolounavez.Yojaláfuerarubiao,inclusomejor,¡pelirroja!—sequejóBeansunatarde,despuésdehacerguardiaenunpuestodecontrolsolitariodurantehoras.Solohabíamujerescubiertasconburkasyniñosquepasabanporelcontrolparaquesesintieranútiles.ErairónicoqueBeansdesearaveraunarubiateniendoencuentaqueerahispano.Peroeraestadounidense.EstadosUnidosteníalapoblaciónmásdiversadelmundo,yenaquelmomentonoleshabríaidomalunpocodediversidad.

—Amínomedaríapenanoverunburkanuncamás—respondióGrantmientrasselimpiabaelsudoryelpolvodelanarizyentrecerrabalosojosporelsol,deseandotomarseundescanso.

—Heoídoquealgunostíos,especialmenteenlugarescomoAfganistán,novenasusmujereshasta que están casados. Imaginad: «¡Sorpresa, cariño!».—Jesse pestañeaba y hacía muecas—.«¿Quépasa?¿Notegusto?»—dijoenuntonodevozagudo,yexagerólamuecainclusomás.

—Yentonces,¿cómosabenconquiénsecasan?—preguntóPaulie,desconcertado.—Porlaletra—dijoBeansmuyserio.Ambrosepusolosojosenblanco,supoqueBeansseloestabainventandoporlamaneraenla

queabriólosagujerosdelanariz.—¿Enserio?—dijoGrant, sorprendido.Sehabía tragado lamentira al cienpor cien.Élno

teníalaculpa;lainocenciaeraalgoqueibadelamanodesucaráctersimpático.—Sí, tío. Se escriben cartas durante un añomás omenos, y entonces, en la ceremonia, ella

firma con su nombre y promete que siempre llevará el burka delante de los demás hombres. Élreconocelaletrayasísabequeesellalaqueestábajoelvelo.

Grantfruncióelceñoydijo:—Nuncahabíaoídonadaigual.¿Soloporlaletra?Jessehabíaentendidoloqueestabanhaciendoeintentónoreír:—Claro;mira,siAmbroseyFernhubieranvividoenIrak,élnuncasehabríadadocuentade

queFerneralaqueescribíalascartas,ynoRita.Fernpodríahaberloengañadoparaquesecasaran.Enlaceremonia,Ambrosehabríavistolaletrayhabríadicho:«Sí,esRita,deacuerdo».

LosamigosdeAmbroserieronacarcajadas,hastaPaulie,queyasehabíadadocuentadequeerasolounatrampaparavolverameterseconAmbroseporlodeFern.

Ambrosesuspiró,perosuslabiosesbozaronunasonrisa.Labromahabíasidodivertida.Beansreía tanto que jadeaba y rieron todavía más cuando él y Jesse recrearon el momento en el queAmbroseleapartabaelveloalanoviayseencontrabaaFernenlugardelpelorubioylospechosgrandesdeRita.

AmbrosesepreguntabaquépensaríansusamigossisupieranquehabíabesadoaFern,quelahabía besado de verdad, siendo consciente de que era ella, sin tretas ni burkas. Se preguntódistraídamentesielburkaeratanmalaidea.Alomejorloshombrestomabanmejoresdecisionessino se dejaban distraer por el envoltorio, por la máscara. Y tal vez por ese mismo motivo loshombrestambiéndeberíanllevarlos.ElenvoltoriodeAmbrosesiemprelohabíaayudado.

SepreguntósiFernlohabríaqueridosituvieraunenvoltoriodiferente.SabíaqueRitanosehabríainteresadoporél,noporquenofuerabuenachica,sinoporquenoteníannadaencomún.Erasoloatracciónfísicaporambaspartes.

ConFernhabíaposibilidadesdemuchomás,oesolehicieronpensarlascartas.Elperiododeservicioseacababaendosmeses,ydecidióquecuandollegaraacasaloaveriguaría.Ytendríaque

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aguantarquesusamigosselorecordaranunayotravez,queloatormentaranconesohastaalfindesusdías.Suspiróyexaminóporenésimavezelarmaquellevaba,deseandoqueeldíaacabara.

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Vivir

WrenOhmsfordvioa travésde los árboles la tranquila superficiedel lagoMyriam,queel solpintabadeundeslumbranteororojizo.Laintensidaddesubrillolaobligóaapartarlamirada.Másalejadas,endirecciónoeste,lasmontañasIrrybiserancomoundesgarrónnegroenelhorizontequeseparabalatierradelcieloyproyectabalasprimerassombrasdelanochesobrelavastallanuradeTirfing.

Erasolounapatrullarutinaria:cincovehículosdelejércitoibanporlapartesurdelaciudad.Ambroseconducíaelúltimotodoterrenoblindado,Paulieibaenelasientodelcopiloto,asulado.Grantibaalvolantedelvehículodedelante,JesseasuladoyBeans,enlatorreta.Ibanenlosdosúltimosvehículosdeunconvoydecinco.

Hacían una patrulla rutinaria de una hora, luego volverían a la base. Iban por las callesderruidas y asediadas deBagdad, siguiendo la ruta asignada. Paulie iba cantando la canción quehabía compuesto sobre Oz: «Irak no tiene munchkins, solo tiene arena. Suerte que tengo manosporquenoestáminena…».

De repente, un grupo de niños y niñas de varias edades se puso a correr por el lado de lacarretera, chillandoypasándose el dedopor la garganta. Ibandescalzos, tenían las extremidadesoscuras y delgadas, la ropa desteñida bajo el calor sofocante. Corrían y gritaban. Había por lomenosseis.

—¿Quéhacen?—refunfuñóAmbroseconfundido—.¿Estánhaciendoloqueparecequeestánhaciendo?¿Tantonosodianquequierenquenosrajenelcuello?¡Sisonsoloniños!

—No creo que sea eso—dijo Paulie, que se giró y vio como los niños se quedaban atrásmientraselconvoyseguíasucamino—.Creoquenosestabanadvirtiendo.—Pauliehabíadejadodecantaryteníalacaraparalizadayunaexpresióncontemplativa.

Ambrosemiróporelretrovisor.Losniñossehabíandetenidoyestabandepieenlacarretera,inmóviles.Seibanhaciendocadavezmáspequeñosamedidaqueelconvoyseguíaavanzando,perosequedaronenlacalle,mirando.Ambroseseconcentróotravezenlacarreteraqueteníandelante.Yanohabíanadamásapartedelconvoy,todohabíadesaparecido.Nohabíaniunalma.Giraríanenlasiguientecalle,daríanlavueltaalamanzanaysedirigiríanalabase.

—Brosey…¿lonotas?Paulieteníalacabezainclinada,comosiescucharaalolejosalgoqueAmbrosenooíayque

tampoco notaba. Ambrose se acordó de la mirada de su amigo cuando fueron a escondidas almonumento conmemorativo del vuelo 93 y Paulie había hecho lamisma pregunta. La noche quehabíanidoallugardelaccidentehabíasidounanochemuytranquila,demasiado,comosielmundohubiera agachado la cabeza para guardar unos minutos de silencio y nunca la hubiera vuelto alevantar.Todoestabademasiadotranquilo.AAmbroseseleerizóelvellodelanuca.

Entonces,delinfiernoselevantóunaásperamanohacialacarreteraycreóllamasehizoquetrozosdemetalsalieranvolandodedebajodelasruedasdelvehículoquehabíadelantedelsuyo,en

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el que iban Grant, Jesse y Beans, tres chicos, tres amigos, tres soldados de Hannah Lake,Pensilvania. Y eso fue lo último que Ambrose Young recordaba, el único capítulo de su vidaanterior.

El lunes por la mañana, cuando sonó el teléfono, los Taylor se miraron los unos a los otros,adormilados.Fernhabíapasadolanocheescribiendoyqueríavolveralacamaunavezsehubieraacabadoloscereales.JoshuayRachelseibanunpardedíasalaUniversidaddeLochHavenparaun simposio y querían salir pronto. Fern semoría de ganas de tener la casa para ella sola unoscuantosdías.

—Sonlasseisymedia.¿Quiénserá?—dijoRachel,desconcertada.Comoeralacasadelpastordelaciudad,lasllamadasahorasintempestivasnoeraninusuales,

perosolíanllamardesdelamedianochehastalastresdelamadrugada.Normalmentelagenteestabamuycansadaalasseisymediadelamañanaparameterseenlíosoparamolestaralpastor.

Ferndioun saltó, cogióel receptordel teléfonoydijoun«hola»muyalegre.Lacuriosidadsacabalomejordeella.

UnavozquesonabaaasuntooficialpreguntóporelpastorTaylor,yFernpasóelteléfonoasupadre,encogidadehombros.

—Preguntanporti—dijo.—Hola,soyJoshuaTaylor,¿enquépuedoayudarlo?—saludóelpadredeFernenérgicamente.

Sehabíapuestodepiey sehabíaapartadoaun ladoparano tenerque tirardelcableelásticoyrizadoporencimadelamesa.LosTaylornohabíaninvertidosudineroenunsofisticadoteléfonoinalámbrico.

Escuchódurantediezsegundosysevolvióasentar.—Diosmío—selamentó.Cerrólosojoscomosifueraunniñoqueintentaesconderse.RachelyFernsemiraronalarmadas;yanadieseacordabadeldesayuno.—¿Todos?¿Cómohasido?Silenciootravez.—Claro.Sí.Sí.Allíestaré.JoshuaTaylorsevolvióaponerdepie,sedirigióalapareddondeestabaelteléfonoycolgó

el auricular conuna rotundidadquehizoqueel corazóndeFern seestremeciera.Cuando segiróhacialamesa,Joshuateníalacaradeuncolorgrisenfermizoyunamiradasombría.

—Era Peter Gary, un capellán del ejército que se encarga de la asistencia a las víctimas.Connor O’Toole, Paul Kimball, Grant Nielson y Jesse Jordan fallecieron ayer en Irak por laexplosióndeunabombaenunacuneta.

—¡No! Dios mío, Joshua —dijo Rachel con voz estridente y tapándose la boca, como siquisieratragarselaspalabras,quehabíanresonadoenlacocina.

—¿Hanmuerto?—gritóFernconincredulidad.—Sí, cariño, hanmuerto.—Joshuamiró a su única hija e intentó alcanzarla con unamano

temblorosa.Queríatocarla,consolarla,tirarsealsueloderodillasyrezarporlospadresquehabíanperdidoasushijos,porlosmismospadresalosquetendríaquecomunicarleslanoticiaenmenosde una hora—. Se han puesto en contacto conmigo porque soy el representante local del clero.Quierenquevayacon losoficialesdelejércitoadecírseloa las familias.Vendráa recogermeuncocheenmediahora.Tengoquecambiarme—añadióconimpotencia,mirándoselosvaquerosylacamisetaquellevaba,sufavorita,enlaqueponía:«¿QuéharíaJesús?».

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—¡Perosiibanaregresaracasaelmesqueviene!AyermismoviaJamieKimballenelcentrocomercial, cuenta los días que faltan para que vuelvan—protestó Fern como si las noticias nopudieranserciertasporesemotivo—.¡YMarley!Marleyestáorganizandolaboda,¡sevaacasarconJesse!

—Noshandejado,cariño.Las lágrimasempezaronacaerleporel rostro;el shocksehabíaconvertidoendevastación.

Los ojos del pastor reflejaban dolor,Rachel lloraba en silencio, y Fern se sentó sin decir nada,aturdida e incapaz de sentir algo aparte de la obvia incredulidad. De repente, alzó la vista,horrorizada.Teníaunapregunta:

—Papá,¿yAmbroseYoung?—Nohecaídoenpreguntar,Fern.Nohandichonadadeél.Seguroqueestábien.Fern se encogió de hombros, aliviada, e inmediatamente sintió remordimientos por haberle

dadomásimportanciaalavidadeAmbrosequealadelosdemás.Peroalmenosélestabavivo.Estababien.

Media hora más tarde, un Ford Taurus negro se detuvo delante de la casa de los Taylor. Tresoficialesuniformadossalierondelcocheportadordemalasnoticiasysedirigieronhacialapuerta.Joshua Taylor, que se había duchado y puesto el atuendomás respetuoso que tenía, les abrió lapuertaentrajeycorbata.RachelyFernmerodeabanenlacocinayescuchabanlaconversacióntanirrealqueteníalugarenlahabitacióncontigua.

Un hombre, que Fern asumió que era el capellán que había llamado a su padre, dioinstrucciones alpastor sobre cómoproceder, ledio toda la informaciónde laquedisponíany lepidióconsejosobreaquiéndebíancontárseloprimeroosobrequiénibaanecesitarmásapoyo,ylepreguntósialgunodeloschicos teníafamiliafueradelaciudada laquetuvieranquereunir.Loscuatrohombressefueronenelcochequinceminutosmástarde.

Jamie Kimball fue la primera en recibir las noticias de que su hijo había fallecido. Acontinuación, fue la familia deGrantNielson la que tuvo que oír que su hijo de veinte años, elhermanomayor,elchicoquetenía tanbuenasnotasynuncahabíafaltadoal instituto,regresaríaacasa en un ataúd. Luego comunicaron la noticia a los padres de Jesse Jordan, que tuvieron queacompañaralosoficialesacasadesunietecitoparacontarleaMarleyquenoibaahaberbodaenotoño (una tarea nada envidiable). Luisa O’Toole salió corriendo y gritando de casa cuando elsuboficialquehablabaespañolconfluidezledioelpésame.SeamusO’Toolelloróyseaferróalpastor.

La noticia se extendió como la pólvora. Los que salían a correr por la mañana y los quepaseabana susperrosvieronel cochenegroy a loshombresuniformadosque ibandentro,y loscotilleosyespeculacionesescapabandelasbocasyentrabanenlosoídosantesdequelaverdad,queibaaunritmomáslento,devastaraalaciudad.ElliottYoungestabaenlapasteleríacuandooyóelrumordequePaulKimballyGrantNielsonhabíanmuertoydequeelcochenegrotodavíaestabaaparcado delante de la casa de los O’Toole. Se escondió en la cámara frigorífica de la tiendadurantemediahora,rezandoporlavidadesuhijo,rezandoporqueloshombresdeuniformenoloencontraran…sinoloencontrabannopodíandecirlequesuhijotambiénhabíafallecido.

Sinembargo,loencontraron.ElseñorMorgan,elpropietariodelsupermercado,abriólapuertadelacámarafrigoríficaparadecirlequelosoficialesestabanallí.ElliottYoungtemblabadefríoyde miedo cuando le contaron las noticias. Estaba vivo, aunque herido de gravedad. Lo habían

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llevadoenaviónhastalabaseaéreadeRamstein,enAlemania,ytendríaquepermanecerallíhastaque estuviera lo suficientemente estable para llevarlo de vuelta aEstadosUnidos.Si sobrevivía,claro.

Elpapelprincipaldelpastorysufamiliaenlacomunidadeseldeamaryservir.EsaeralafilosofíadelpastorTaylor,asíqueesohizo.RachelyFernseesforzaronalmáximoparahacer lomismo.Todoslosciudadanosestabanenunestadodeshockydelutoproporcionalesalatragedia.Sehabíadeclaradoelestadodeemergencia,ynoparecíaqueelalivioestuvieraalavueltadelaesquina.Nohabríaayudasfederalesparareconstruirnadaporquehabíanmuerto,erapermanente,nohabíanadaquehacer.

Unavióndevolvióloscuerposdeloschicosasusfamilias.Seorganizaronlosfunerales,quese hicieron cuatro días seguidos. Fueron cuatro días de duelo inimaginable. Los municipios dealrededorecharonunamanoyrecaudaronunoscuantosmilesdedólaresparahacerunmonumentoconmemorativo.No enterrarían a los chicos en el cementerio de la ciudad, sino en una pequeñacolinaquedabaalinstituto.Alprincipio,LuisaO’ToolehabíaprotestadoporquequeríaquesuhijofueraenterradoenunremotopueblofronterizodeMéxico,dondeestabanenterradoslosabuelosdelchico,pero,porunavez,SeamusO’Tooleleplantócaraasumujereinsistióenquesuhijoteníaqueserenterradoenelpaísporelquehabíamuertoenservicio,enlaciudadquellorabasumuerte,alladodesusamigosquehabíanperdidolavidaconél.

LlevaronaAmbroseYoungalhospitalWalterReed,yElliottYoungcerrósunegocioparaestarasulado.Sinembargo,losvecinosecharonunamano;abrieronlapasteleríaporélyseencargarondequeestuvieraabiertalosdíasqueélseausentaba.TodossabíanqueElliottnopodíapermitirseperderlasventasnilasganancias.

ElnombredeAmbrosevolvíaaestarenlasmarquesinas,peroestavezsoloponía«RezadporAmbrose».Yrezaronporélcadavezquelooperabanparareconstruirelrostrodañado.Lasmalasvoces decían que tenía la cara completamente desfigurada. Otros decían que se había quedadociego, otros que no podía hablar. No podría volver a luchar nunca más. Qué desperdicio, quétragedia.

Al cabo de un tiempo quitaron los carteles que pedían las oraciones y las banderas de lasventanas,ylavidasereanudóenHannahLake.Losvecinosestabandestrozados,teníanelcorazónroto.LuisaO’TooleboicoteabalapasteleríaporqueafirmabaqueAmbroseteníalaculpadequesuhijohubieramuerto,dequetodoshubieranmuerto.Lamujerescupíacadavezqueoíaelnombredelchico.La gente chasqueaba la lengua y se aclaraba la garganta porque, aunque no lo admitieran,algunosestabandeacuerdoconella.Enel fondosepreguntabanporquénosehabíaquedadoencasa.Porquénosehabíanquedadotodosencasa.

ElliottYoungacabóvolviendoal trabajodespuésdehipotecar sucasayvender todo loqueteníadevalor.Adiferenciadelosdemás,él todavía teníaasuhijo,asíquenosequejabadelasdificultadeseconómicas.LamadredeAmbroseyElliottse turnabanparaestarconelchico,que,seismesesdespuésdehaberdespegadoendirecciónaIrak,regresóaHannahLake.

No se habló de otra cosa durante semanas, y la curiosidad cada vez eramayor. Se propusohacerunacabalgatao algún tipodeceremoniapara celebrar el regresodeAmbrose,peroElliottsiempreponíaexcusasysedisculpaba.Ambrosenoteníaganasdeningúntipodecelebración,ylagente, a regañadientes, lo acabó aceptando. Esperaron un tiempo para volver a empezar a hacerpreguntas.Siguieronpasandolosmeses.Nadieveíaalchico.Volvieronasurgirrumoressobresus

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heridas,ylagentesepreguntabaquétipodevidapodríallevarsideverdadsurostrohabíaquedadotandesfiguradocomodecían.Otrossepreguntabansinohabríasidomejorquehubieramuertoconsus amigos. El entrenador Sheen y Bailey fueron a verle en muchas ocasiones, pero nunca losdejaronentrar.

Fernestabadedueloporelchicoalquesiemprehabíaamado.Sepreguntabaquésesentiríaalserguapoyque terobaranlabelleza.Seguroqueeramásdifícilquesinuncahabíassidoguapo.Angie siempre decía que la enfermedad de Bailey era compasiva por una razón: robaba laindependenciadelapersonapocoapoco,cuandoerasolounniño,y,portanto,Baileynuncahabíasidoindependientedeltodo.Noteníanadaqueverconlaspersonasquesequedanparalizadasenunaccidente de coche y quedan confinados a una silla de ruedas cuando ya son adultos y ya sabenperfectamenteloquehanperdido,loquesesientealserindependiente.

Ambroseeraconscientedeloquesignificabaestarsano,serperfecto,serHércules.Quécrueldebíasercaerdesdelacima.LavidalehabíadadoaAmbroseotracara,yFernsepreguntabasiélseríacapazdeaceptarloalgúndía.

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Resolverunmisterio

Volver a casa después del trabajo en bicicleta era una acción instintiva, como caminar por elpasillodecasaen laoscuridad.Fern lohabíahechomilesdeveces.Volvíaacasa,en tornoa lamedianoche,sinprestaratenciónnialascasasnialascallesporlasquepasaba,conlamenteenunlugar completamente diferente. Trabajaba de gerente nocturna en el supermercado Jolley, dondehabíaempezadoatrabajarelsegundoañodeinstituto.Poraquelentoncesseencargabadeponerlacompradelosclientesenbolsasydefregarelsuelo,perotrabajómuchohastaconseguirunascensoacajeray,finalmente,elañopasado,elseñorMorganlehabíadadouncargo,unpequeñoaumentoylasllavesdelatiendaparaqueseencargaradecerrarlacinconochesalasemana.

Probablementepedaleabademasiadodeprisa.Ahora lo admitía, perono se esperabaqueunosopardogigantequecorríasobrelaspatastraserasselecruzaraalgirarlaesquinadelacalledesucasa.Ellaaullóygiróviolentamenteelmanillardelabicicletahacialaizquierdaparaevitarlacolisión.Labicicletachocócontraelbordillo,cayóenelcéspedygolpeóunabocadeincendios.Fernsaliódisparadaporencimadelmanillarycayóenelcéspedmuybiencuidadodelacasadelos Wallace. Se quedó en el suelo un minuto, jadeando para recuperar el aire que le habíaabandonadoelpechoviolentamente.Perotanprontocomoseacordódeloso,sepusodepie,hizoungestodedolorysegiróparacogerlabicicleta.

—¿Estásbien?—dijoeloso,detrásdeella.Fernvolvióachillarysediolavuelta.EstabaapocosmetrosdeAmbroseYoung.Sintiócomo

siel corazón lecayerahasta lospiesy luegovolvieraa su lugar.Él le sujetaba labicicleta,queestabadestrozadadespuésdelgolpeconlabocadeincendios.Llevabaunasudaderanegrayceñida,cuya capucha le cubría hasta la frente y ocultaba su caramientras hablaba conFern.Las farolascreabansombrasqueleescondíanelrostro,peroeraél,nocabíalamenorduda.Noparecíaherido.Seguíasiendounchicoenormeytodavíateníaloshombros,laspiernasylosbrazosimponentementemusculados, por lo menos por lo que se apreciaba. Llevaba unos pantalones de punto negros yajustadosyzapatillasnegrasdecorrer,queevidentementeeraloqueestabahaciendocuandoFernloconfundióconunoso.

—Creoquesí—respondióellasinaliento.Nosepodíacreerloqueestabaviendo.Ambroseestaba delante de ella, sano, fuerte, vivo—. ¿Y tú? Casi te atropello. Iba despistada, lo sientomucho.

Elchicodirigiólamiradaalacaradeellayluegolaapartó.Girólacarahaciaunlado,comosituvieraprisaporirse.

—Fuimosalinstitutojuntos,¿no?—preguntótranquilamente.Cambióelpesodelcuerpodeunpie al otro, como hacen los atletas cuando se preparan para una competición. Parecía nervioso,agitado.

Fernsintióunapunzadadedolor,eldolorquesesientecuandolapersonadelaquehasestadoenamoradatodalavidadicequeleresultasfamiliar,peronoseacuerdadeti.

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—Ambrose,soyyo.¿Fern?—respondióFernconvacilación—.LaprimadeBailey,lasobrinadelentrenadorSheen…LaamigadeRita.

LamiradadeAmbrosevolvióaposarseenlacaradelachica,yestaveznolaapartó,sinoquesequedócontemplándoladereojo.Todavíateníaunladodelacaraocultoenlassombras.Fernsepreguntabasiteníaelcuellolesionadoyledolíaalgirarlo.

—¿Fern?—repitióél,vacilante.—Eh, sí.—Esta vez fueFern la que apartó lamirada. Se preguntaba si él estaba pensando

tambiénenlascartasdeamoryelbesodellago.—Parecesdiferente—dijosinrodeoselchico.—Gracias,quéalivio—contestóFernconhonestidad.Ambrose,sorprendido,torcióloslabiosligeramente.Fernledevolviólasonrisa.—Sehadobladounpocoelcuadro.Súbeteaversipuedesllegaracasa.—Ambroseleacercó

labicicleta,yFernlacogióporelmanillar.Porunmomento,laluzdelafarolalediodirectamenteenlacara.Fernsintiócómoseleabríanlosojosyelalientoseleatascóenlagarganta.Ambrosedebiódedarsecuentadecómoella tomabaaire,porquelamiróa losojosyseapartó.Sedio lavueltaysepusoacorrerrápidamente,dandozancadassuavesporlacarretera.Lapartedeatrásdesu ropa semezcló con la oscuridad que lo ocultó en la noche casi inmediatamente. Fern, que sehabíaquedadoinmovilizadaenelsitio,loobservóirse.Ellanoeralaúnicaqueparecíadiferente.

Agostode2004

—¿Porquénopuedomirarmealespejo,papá?—Porqueahoraparecepeordeloqueverdaderamentees.—¿Túmehasvistolacarasinelvendaje?—Sí—susurróElliott.—¿Ymamá?—No.—Noquieremirarmenisiquieracuandollevoelvendaje.—Leduele.—No,tienemiedo.Elliottmiróasuhijo,queteníalacaravendada.Ambrosenosehabíavistoconlasvendase

intentabaimaginarsedesdelosojosdesupadre.Nohabíamuchoquever,Ambroseteníatapadohastaelojoderecho.Elojo izquierdoparecía foráneoenesemarblanco,comounamomiadeHalloweenconpartesdesmontables.Tambiénparecíaunamomiacuandohablaba,teníalabocainmovilizada por el alambre quirúrgico, de manera que solo podía balbucear entre dientes.Elliottentendíaloquedecíasiprestabaatención.

—Noledasmiedo,Ambrose—dijoElliottconsuavidad.Intentósonreír.—Síqueledoymiedo.Nohaynadaqueledémásmiedoquelaspersonasfeas.Ambrosecerróelojoparadejardeverlacarademacradadesupadreylahabitaciónenla

que estaba. Cuando no sufría por el dolor, estaba confuso por la niebla que creaban losanalgésicos.Lanieblaloaliviaba,peroalavezloasustaba,porqueentrelanieblaseencontrabala realidad, y la realidad era unmonstruo con ojos rojos y brillantes y brazos largos que lollevabaalamplioagujeronegroqueteníaporcuerpo.Eseagujerohabíadevoradoasusamigos.Creíarecordarsusgritosyeloloracarnequemada,perosepreguntabasiesoerasolosumente,

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queintentabarellenarlosvacíosentreelentoncesyelahora.Habíancambiadotantascosasquesuvidaeraigualdeirreconociblequesucara.

—¿Quéesloquetedamásmiedo,hijo?—lepreguntósupadre.Ambrosequeríareír.Noleteníamiedoanada,yano.—No hay nada queme démiedo, papá.Antesme asustaba ir al infierno, pero ahora que

estoyaquí,elinfiernonomeparecetanmalo.—Ambrosearrastrabalaspalabrasysentíaqueseestabadesvaneciendo,peroteníaquepreguntarotracosamás—.¿Ymiojoderecho?…Notienesolución,¿verdad?Novolveréaver.

—No,cariño,eldoctordicequeno.—Bueno,supongoqueesoesunabuenanoticia.—Ambrosesabíaqueloqueestabadiciendo

noteníasentido,peroyaestabademasiadodrogadoparaintentarexplicar loquequeríadecir.Enelfondopensabaqueerajustoque,sisusamigoshabíanperdidolavida,éltambiénperdieraalgo.

—Eloídotampoco,¿no?—No.—LavozdeElliottsonólejana.Ambrosedurmióunratoycuandosedespertósupadreyanoestabaenlasillaalladodela

cama.No se ibamuyamenudo,debíaestarbuscandoalgoparacomeroquizádurmiendo.Lapequeñaventanade lahabitacióndel hospital dabaa lanocheoscura.Debíade ser tarde.Elhospitaldormía,apesardequenuncahabíaun silencioabsolutoen laplantaen laqueél seencontraba. Ambrose hizo fuerza con los brazos y se enderezó, y, antes de tener tiempo dereconsiderarlo,empezóaquitarselaslargascapasdevendaquelecubríalacara.Dabavueltas,lasquitabaunadetrásdeotray lasdejabaensuregazo,dondese formóunmontóndevendasmanchadasconmedicamentos.Cuandosequitólaúltima,selevantódelacamayseagarróalgotero,quellevabalosantibióticos,losfluidosylosanalgésicosconlosquelomedicaban.Yasehabíalevantadounpardevecesysabíaquepodíacaminar.Teníaelcuerpoprácticamenteileso,soloteníaunpocodemetrallaenelhombroderechoyenelmuslo,peronosehabíarotoniunhueso.

En la habitación no había ningún espejo, y en el baño tampoco, pero la ventana y lapersiana veneciana servirían. Ambrose alargó el brazo y levantó la persiana con el brazoizquierdomientrassesujetabaconelderechoalavarillademetal.Dejóaldescubiertoelcristalparamirarsealacaraporprimeravez.Alprincipionoveíanadaapartedelaluztenuedelasfarolasdelacalle;lahabitaciónestabamuyoscuraysuimagennosereflejabaenelcristal.

EntoncesElliottentróporlapuertayvioasuhijo,depiefrentealaventana,conlamanoenlavarilladelapersiana,comosiquisieraarrancarladelapared.

—¿Ambrose?—Alzólavoz,consternado.Yentoncesencendiólaluz.Ambroseteníalamiradafijaenlaventana;Elliottsequedópetrificadoaldarsecuentadelo

quehabíahecho.Trescarasmiraronalchicodesdeelcristal.Ambrosesefijoenlacaradesupadreprimero,

despuésenunamáscaradedesesperaciónquehabíadetrásdesuhombroderechoyentoncesviosucara,demacradaehinchada,pero,aunasí, identificable.Sinembargo, fundidacon lapartereconocibledesucara,habíatambiénunacaraalaquelefaltabanpartes,unacarairregular,deformeyconlapieldestrozada,conpuntosdesuturacomolosdelmonstruodeFrankenstein.ElrostrodealguienaquienAmbrosenoconocía.

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CuandoFernlecontóaBaileyquehabíavistoaAmbrose,elchicoabriólosojos,emocionado.—¿Dicesqueestabacorriendo?¡Esoesbueno!Queyosepa,nohaqueridoveranadie.Está

progresando.¿Quéaspectotenía?—Alprincipiononoténadadiferente—respondióFernconhonestidad.Baileyabriómáslosojos,pensativo.—¿Pero…?—presionó.—Teníaunode los ladosde la cara llenodecicatrices—dijo suavemente—.Lovi soloun

momento,yentoncessediolavueltaysiguiócorriendo.Baileyasintióydijo:—Peroestabacorriendo,esosonbuenasnoticias.Sinembargo,fueranonobuenasnoticias,pasaronunpardemeses,yFernnovolvióavera

Ambrose.Siempreibaconlosojosbienabiertoscuandovolvíadeltrabajoyesperabaencontrarlocorriendoporlascallesoscuras,peroesonosucedió.

Poreso,unanochequedómuysorprendidacuandosequedóa trabajarhastamás tardeen latiendayloviodetrásdelaspuertasbatientesdelapastelería.Seguroqueéltambiénlahabíavisto,porqueseescondióinmediatamente,yFern,boquiabierta,sequedóenelpasillo.

Ambrosehabíatrabajadoenlapasteleríaconsupadreduranteelinstituto,alfinyalcabo,eraunnegociofamiliar.LohabíacreadoelabuelodeElliotthacíacasiochentaaños,cuandosehabíaconvertidoensociodeJohnJolley,eldueñooriginaldelúnicosupermercadodelaciudad.

AFernsiemprelehabíagustadolacontradicción:AmbroseYoung,grandeyfuerte,trabajandoen una cocina.Cuando estaban en el instituto, había trabajado durante los veranos y los fines desemanaquenoteníaluchalibre.Peroelturnodenoche,queeracuandosehorneaba,eraeltipodetrabajoenelquepodríapasarlashorassinquelovieransiesoeraloquequería.Trabajabadesdelasdiezdelanoche,queeracuandocerrabalatienda,hastalasseisdelamañana,unahoraantesdeque lapasteleríavolviera a abrir.Evidentemente, el horario le ibabien.Fern sepreguntó cuántotiempo había pasado desde que había vuelto a la pastelería y cuántas noches no se lo habíaencontradopormuypocoonosehabíadadocuentadequeélestabaallí.

Lasiguientenocheyaestabanapagadaslascajasregistradoras,peroFernnoconseguíacuadrarlos libros.Amedianoche, cuando ya estaba acabando, un olor a comida deliciosa flotó desde lapasteleríaalpequeñodespachodondeellatrabajaba.Cerrólasesiónenelordenador,semovióconlentitudporelpasilloysecolocódetalmaneraqueveíaatravésdelaspuertasbatientesquedabanalacocina.Ambrosellevabaunacamisetablancayunostejanos,ambostapadosparcialmenteporun delantal blanco con un estampado que decía «PasteleríaYoung» en letras rojas.ElliottYounghabía llevado el mismo delantal desde que Fern tenía memoria, pero a Ambrose le quedabacompletamentediferente.

Fernvioqueno lehabíavueltoacrecerelpelo.Ellaesperabaverque llevabaelpeloa laalturadeloshombros,peroporloqueveíanoteníapelo.Llevabalacabezacubiertaporunpañuelorojoatadoenlaparteposteriordelacabeza,comosiacabaradebajarsedeunamotoysehubierapuestoahacerpasteldechocolate.Fernnopudocontenerlarisaalimaginarseaunmoterohaciendopastelesdechocolateycuandosediocuentadeque larisasonabademasiadofuerte,seagazapó.Ambrosesegiró,yellalevioelperfilderecho,queantessolohabíavistoduranteuninstanteenlaoscuridad.Fernseescondiódeprisaenlaesquinapormiedoaqueéllaoyeraymalinterpretarasurisa, pero al cabo de unminuto no pudo resistir la tentación de volver a acercarse paramirarlomientrastrabajaba.

Ambroseteníaelvolumendelaradiotanfuertequeseoíaporencimadelamúsicaenlatadaquesonabatodoslosdíasyatodashorasenelestablecimiento.Movíalabocaalritmodelaletra,y

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Fernsequedómirandosuslabios,fascinada.Teníalapieldelladoderechorugosa,comolaarenacuando sopla el viento y crea pequeñas ondas en la superficie. Donde no había ondas habíapequeñasmanchasrojas,yenel ladoderechodelacarayelcuello teníamarcasnegras,comosialgúngracioso le hubiera pintado lasmejillas con un rotuladormientras dormía. Fern vio que elchicoserascaba,comosilemolestaranlasmanchasquelearruinabanlapiel.

Tenía una cicatriz larga y gruesa que iba desde la comisura de la boca hasta la frente ydesaparecía bajo el pañuelo de la cabeza.Tenía el ojo derechovidrioso y fijo, y una cicatriz lecubríaelpárpadoenvertical,desdemásarribadelacejahastalaalturadelanarizysecruzabaconlaquelesalíadelacomisuradelaboca.

Ambroseseguíaimponiendo,eraaltoyteníaunaposturaerguida,ytodavíateníaloshombrosyloslargosbrazosmusculados.Peroestabamásdelgado,inclusomásdeloquehabíaestadodurantelatemporadadeluchalibre,cuandoloschicosestabantanflacosquenoteníanapenasmejillasylosojosseleshundíanenlascaras.CuandoFernlohabíavistoporprimeravez,élestabacorriendo.Sepreguntósiquizáintentabavolveraponerseenforma,ysieraasí…¿porqué?AFernnolegustabaelejercicio físicoyporeso lecostaba imaginarlocorriendoporgusto (aunquesabíaqueeraunaposibilidad). Su idea de ejercicio era poner la radio y bailar por la habitación, sacudiendo supequeñocuerpohastaquesudaba.Aellaesolehabíafuncionado,porquenoestabagorda.

Fern desearía ser capaz de acercarse a él y de hablarle, pero no sabía cómo. No sabía siAmbrosequeríaquelohiciera,asíqueloobservóaescondidasantesdeirseacasaduranteunosmesesmás.

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Seramigodeunmonstruo

Habíaunapequeñapizarrablancadelantedelapuertadelapastelería,enelpasilloquellevabaaldespachodel señorMorganya la saladepersonal.Llevabamucho tiempoallí,pero,por loqueFernrecordaba,nuncahabíanescritoenella.QuizáElliottYoungpensóqueseríaunbuenlugarparaescribir horarios o recordatorios, pero nunca llegó a hacerlo. Fern decidió que era perfecto.Nopodríaescribirnadademasiadosugerente…aunque,despuésdetodo,esotampocoeradesuestilo.Si escribía unmensaje en la pizarra sobre las ocho, después de que cerraran la pastelería, peroantesdequeAmbrosellegaraparaprepararlacomidaenlacocina,seríaelúnicoqueveríaloquehabíaescritoenella.YAmbrosepodríaborrarlosinoqueríaquenadiemásloviera.

Lacuestióneraescribiralgoquelehicierasonreír,algoquesupieraqueeraparaél,peroquenadiemás pudiera entender y que no hiciera a Fern quedar como una idiota. Tardó dos días endecidirlaspalabrasquequeríaponer.Seleocurrieronmuchasopciones,desdeescribirle«¡Hola,québienqueyahayasvuelto!»a«Medalomismoquetucaranoseaperfecta,quierotenerhijoscontigo».Nolegustabaningunadelasdos,yentonces,derepente,supoloqueteníaqueescribir.

Escribióenlapizarraconletrasgrandesynegras«¿Cometasoglobos?»yenganchóalladoungloborojo,elcolorfavoritodelchico.Sabríaqueeraella.Tiempoatrássehabíanhechomillonesde preguntas como estas. De hecho, Ambrose le había hecho esa misma pregunta: «¿Cometas oglobos?». Fern eligió las cometas porque, si ella fuera una, podría volar pero siempre tendría aalguien que la sujetara. Ambrose respondió que prefería los globos: «Me gusta la idea de irmevolandoydejarqueelvientomelleve.Creoquenoquieroquenadiemecoja».Fernsepreguntósisurespuestaseguiríasiendolamismaqueentonces.

CuandoAmbrosesediocuentadequeellaeralaqueescribíalascartas,noRita,dejarondeescribirse, y lo que más extrañaba Fern eran las preguntas que se mandaban. Gracias a lasrespuestasdeAmbrose,avecesunasimplepalabraounafrase,habíapodidoempezaraconocerloyellasehabíadejadoconocertambién.Ella,noRita.

Fernmiródurantedosdíaslapizarra,perolaspalabrassiguieronahí,sinquenadieleshicieracaso, sin respuesta alguna.Así que las borró y lo volvió a intentar y escribió: «¿Shakespeare oEminem?».Tuvoquehacermemoriaparaacordarsedeesa.

Cuandoseescribíanlascartas,ellapensabaqueAmbrosecompartiríaconellalafascinaciónsecreta que sentía por la habilidad de rimar del rapero blanco, pero él había respondido, parasorpresadeFern,Shakespeare.EntoncesAmbroseleenvióalgunosdelossonetosdeShakespeareylehabíadichoqueelautorhabríasidounraperofantástico.Elladescubrió tambiénqueAmbroseeramuchomásqueunrostrobonito,eraundeportistaconalmadepoeta.LoshéroesdelasnovelasdeFernnoseparecíanaélenabsolutamentenada.

Al día siguiente, la pizarra siguió sin respuesta.Nada. Segundo strike.Tendría que sermásdirecta. Borró «¿Shakespeare o Eminem?» y escribió «¿Esconderte o buscar?». Ambrose habíahechoesapreguntaprimero,hacíatiempo.Ellahabíarodeado«buscar»…¿Noeraesoacasoloque

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hacía,buscarlo?Fernsepreguntósidebíaelegirotrapregunta,yaqueél,evidentemente,seestabaescondiendo,

peroquizáconsiguieraunarespuesta.Aldíasiguiente,cuandollegóalastresdelatarde,miróalapizarraalpasar,sinesperarnada,ysedetuvodegolpe.Ambrosehabíaborradolapreguntayhabíaescritootra.

«¿Sorderaoceguera?».Ellalehabíahechoesapreguntaantes.Poraquelentonces,Ambrosehabíaelegidosorderay

Fernhabíaestadodeacuerdo,perohabíahechounalistadetodassuscancionesfavoritasamododerespuesta,paraqueélvieraatodoloquetendríaquerenunciaracambiodelavisión.Lalistadecanciones de Fern había dado pie a preguntas del tipo «¿Música country o rock? ¿Rock o pop?¿Canciones de bandas sonoras o un tiro en la cabeza?». Ambrose había dicho que prefería eldisparoenlacabeza,ylarespuestapropiciónuevaspreguntassobrecómomorir,peroFernnoibaahacerningunadeesaspreguntasenlasituaciónactual.

Fern rodeó «sordera», igual que la otra vez. Al día siguiente, al mirar la pizarra, vio queAmbrosehabíamarcadolasdospalabras.Fernsehabíapreguntadosiestabaciegodelojoderecho,yahorayalosabía.¿Estabatambiénsordodeloídoderecho?Ellasabíaquenoestabatotalmentesordoporquelahabíaoídocuandohablaronlanochequecasilohabíaatropelladoconlabicicleta.Debajode las palabras rodeadashabíaunanuevapregunta.Ambrosehabía escrito«¿Izquierdaoderecha?».

Nunca antes habían hecho esa pregunta, pero Fern sospechaba queAmbrose se refería a sucara.¿Perfilderechooizquierdo?Ellarodeólasdosopciones,comoélhabíahechocon«ceguera»y«sordera».

Aldíasiguientenohabíanadaenlapizarra,lohabíanborrado.

P

Dosdíasdespués,Ferndecidióquehabíaqueusarunanuevatáctica.Escribióconletramuycuidada:

Nosienteamorbastantequienmudadeinmediatosivequehaymudanzasotiendeadistanciarsedequienestádistante.¡Oh,no!Amoresfaroporsiempreinalterable,quevelastempestadesynuncaseintimida.

Shakespeare. Ambrose sabría por qué lo había escrito. Él dijo que era uno de sus sonetosfavoritos.Que lo interpretara comoquisiera. Puede que se quejara o pusiera los ojos en blanco,preocupado por si ella lo seguía como un perrito faldero; puede que entendiera lo que intentabadecir.La gente a la que siempre le había importadoAmbrose seguía preocupándose por él, y suamoroafectonoibaacambiarporqueahoratuvieraunaspectodiferente.Alomejorlehacíasentirbiensaberquealgunascosasseguíanigual.

CuandoFernacabósuturnoesanochecerrólatiendasinhabervistoaAmbrose.Alllegaratrabajaraldíasiguiente,vioquehabíanlimpiadolapizarra.Sintiócómolavergüenzaseapoderabadesupecho,perosecalmó.Nolohacíaparasímisma,lohacíaparaqueAmbrosesupieraqueteníagente que se preocupaba por él, así que Fern volvió a intentarlo y escribió la continuación delsoneto116,queeratambiénelfavoritodeelladesdequeladyJezabellohabíaincluidoenunacarta

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aJackCavendishenunadelasprimerasnovelasquehabíaescrito,Ladamayelpirata.Estavezloescribióconunrotuladorrojoyloescribióencursiva,lomejorquepudo:

Conélnojuegaeltiempopormásquealamejillayallabiojovensieguesufalcemássevera;trashorasysemanasamornuncavaría,pueshastaelfindeltiemporesisteypersevera.

P

«Losquenosabenexpresarsuamornoaman».Aldíasiguiente,FernsehabíaencontradoestaspalabrasdeLosdoscaballerosdeVeronaenla

pizarraenletrasdeimprenta.Fern estuvo todo el día pensando en loqueAmbrosehabía escrito.Evidentemente, él no se

habíasentidobienvenido,yFernsepreguntabaporqué.Habíanqueridohacerunacabalgataensuhonor,yelentrenadorSheenyBaileylohabíanidoaverynoleshabíadejadoentrar.Alomejorlagentequeríaverlo,peroestabanasustados.Elsucesohabíasacudidoalaciudadypuedequefueramuydoloroso.AmbrosenohabíavistoladevastaciónqueseapoderódeHannahLakecuandollególanoticia.Un tornadodedolorhabíaazotado lascallesyhabíadestrozadoa las familiasya losamigos. Puede que nadie estuviera con él cuando pasaba por su peor momento porque todos loestabanpasandomal.

Fernsepasólapausademediahoraqueteníaparacomerbuscandolarespuestaadecuada.¿Lodecíaporella?Seguroquehubierapreferidonoverla.Laposibilidaddequeserefirieraaellalediolavalentíaquenecesitabaparacontestardemaneradirecta.Ambrosepodíadudarquelagentedelaciudadsepreocuparaporél,peronuncapodríadecirqueaellanoleimportaba.Larespuestafueunpocoexagerada,peroseguíasiendoShakespeare.

Dudadequeardaellucero,oelsolsalgapororientedudasilaverdadmiente,masnodudesquetequiero.

¿Quéresponderíaél?

«¿Porquéhenacidoyoparaestahirientemofa?».—Shakespearenuncadijoeso—comentóFernparaellamismaconelceñofruncidomientras

mirabalafrívolarespuesta.Sinembargo,cuandointrodujolafraseenelbuscadordeinternet,descubrióquesíquelohabía

dicho.LacitaeradeSueñodeunanochedeverano.Menudasorpresa.Estonoeraenabsolutoloqueteníaenmentecuandohabíaempezadoaescribirmensajes.Sepusofirmeylovolvióaintentar.Esperabaqueélloentendiera.

Nuestrasdudassontraidorasynoshacenperderelbeneficiopormiedodeatrevernos.

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Loobservóaquellanochemientras sepreguntaba si respondería encuantovieraelmensaje.Mirólapizarraantesdeirsey,efectivamente,habíacontestado.

«¿Ingenuaoestúpida?».

Fern sintió cómo se le llenaban los ojos de lágrimas que le cayeron por las mejillas. Seenderezóy,conlabarbillabienalta,sedirigióalacajaregistradora,cogióelbolsodedebajodelmostradorysalióde la tienda.PuedequeAmbrosesiguieraescondiéndose,peroellayasehabíacansadodebuscarlo.

P

AmbrosevioaFernmarcharseysesintiócomouncapullo.Lahabíahechollorarcuandoellasolointentabaseramable.Éllosabía,peronoqueríaquelohiciera,noqueríaqueloalentaranynoqueríatenerquebuscarfrasesdeShakespeareparaescribirenlamalditapizarra.Lomejoreraquelaapartaradesuladoypunto.

Serascólamejilla.Lametrallaquetodavíateníaenterradabajolapielloponíadelosnervios.Lepicabaynotabacomolostrocitosintentabansalir.Losdoctoreslehabíandichoquepartedelametralla,laqueteníaincrustadamuyalfondodelbrazoyelhombroderechosyotrospedazosqueteníaenelcráneonuncasaldrían.Nolemolestabanopoderpasarporundetectordemetalessinquepitara,perosíquelefastidiabanlostrozosdemetrallaqueteníaenlacaraylosquenotaba,ylecostabamuchonotocarlos.

VolvióapensarenFern.Lepreocupabadejarqueseacercaramuchoyqueluegotambiénlecostara no tocarla a ella, y estaba seguro de que ella no quería que lo hiciera. Ambrose habíaempezadoa trabajarenlapasteleríaa jornadacompletahacíaunmes.Llevabatiempotrabajandoalgunasmañanas con su padre, pero solo hacía unmes que había comenzado a hacer el turno denoche, elmás importantepara lapastelería.Hacíapasteles, galletas, rosquillas, bollosypan.Supadre le había enseñado a lo largo de los años, y Ambrose sabía hacerlo. El trabajo erareconfortante y tranquilo. Seguro. Elliott se encargaba de decorar los pasteles y los pedidosespeciales,ycuandosuhijollegabaalascuatro,trabajabanunaodoshorasjuntoshastaqueabríanlapastelería.Entonces,Ambroseseescabullíacuandoelcielotodavíaestabaoscuroyseibaacasasinquenadieloviera,justocomoaéllegustaba.

Duranteun tiempo, nadie supoque estaba trabajando en la pastelería otra vez, peroFern seencargabadecerrarelsupermercadocinconochesalasemana,yAmbroseyellaestabansolosenelestablecimientounahoraodoscuandoél llegaba.Devezencuando,veníaalgúnclienteaúltimahoraaporuncartóndelecheoparahacerlacompra,perodesdelasnuevehastalasoncelatiendaeraunlugar tranquilo.Alcabodeuntiempo,apesardelos intentosdeAmbroseporesconderse,Fernlovioenlacocina.

Éllahabíaestadoobservandoaelladesdemuchoantesdequeellasedieracuentadequeélestabaallí.Ferneraunachicadiscreta, al contrarioque supelo,unacoronaalborotadadecolorfuegoqueenmarcabasurostrotímido.LehabíacrecidolamelenadesdelaúltimavezqueAmbroselahabíavisto,losrizoslecolgabanhastalamitaddelaespalda.Yyanollevabagafas.Elcambiodeaspectolohabíaconfundidoaquellanochequehabíanchocadoconlabicicleta.Ambrosehabíaevitadomirarladirectamentealacaraparaqueellahicieralomismo.

Susojoserandeuncolormarrónclaroyteníaunanarizpequeñaysalpicadadepecas.Teníalaboca desproporcionada en comparación con el resto de la cara.Cuando iban al instituto llevabaaparato y el labio superior tenía un aspecto gracioso, como si fuera el pico de un pato que le

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sobresalíaporencimadelosdientes.Ahorateníaunabocasensual,losdientesrectosyblancosyuna sonrisa anchay sinpretensiones.Eraunabellezadiscreta,modesta, yFernno sehabíadadocuentadeque,enunpuntoentrelararezaylamadurez,sehabíaconvertidoenunachicaatractiva.Yelhechodequenosupieraqueloeralahacíainclusomásatractiva.

Ambrose la había observado todas las noches, colocándose en un lugar desde donde podíacontemplarlacondiscreción.Envariasocasionessehabíapreguntadocómolahabíarechazadotanfácilmente.Esosmomentoshacíanqueecharademenoselrostroqueveíaantescuandosemirabaalespejo,unacaraquehabíasubestimado.Másdeunavez,lacaralehabíaayudadoconalgunaqueotrachicaquelehabíallamadolaatención.EraunrostroqueatraíaalaschicasyquehabíaatraídoaFern,peroyanuncavolveríaatenerloysesentíaperdidosinél.Asíqueselimitabaacontemplar.

Fernsiempreteníaunabolsadepapelalladodelacajaregistradora,sepasabalalargamelenarizadaporencimadelhombroizquierdoyretorcíamechonesdepelomientrasleía.Comoeratarde,habíamuypocosclientesyhabíaratosenlosquenoteníanadaquehacerapartedepasarpáginasyjugarconelpelo.

Ahora le escribía notas haciendo juegos de palabras y usando citas de Shakespeare, comohabíahechoenelúltimoañodeinstituto,cuandosehizopasarporRita.Ambrosesehabíaenfadadomuchísimo cuando se enteró, pero ella había sido muy dulce con él y se había mostradoprofundamentearrepentidaaldisculparse.Erafácildarsecuentadequelachicaestabaenamoradadeél,yesdifícilseguirenfadadoconalguienquetequiere.Ahoraestabahaciendolomismodelascartas,aunqueélnopensabaniporunmomentoqueaellapudieragustarle.AFern legustabaelAmbroseantiguo,¿acaso lohabíamirado?¿Sehabía fijadoenél?Lanochequecasi loatropellaconlabicicletanoseveíanada.AmbroseoyóclaramentecomoaFernselehabíaescapadoungritoahogado al verle el rostro. ¿Qué es loquequería ahora?El hechodepensar en ello lovolvió aponerdemalhumor.Peroantesdequeacabaralanochevolvióasentirsecomoungilipollas,asíquesedirigióalapizarrayescribió:

«¿Gilipollasocapullo?».Pensó que quizá su padre se opondría a que escribiera «gilipollas» en la pizarra de la

pastelería, pero no había otra palabra para expresarlo. Shakespeare no era suficiente esta vez;además, no sabía si los personajes de Shakespeare habían pedido perdón alguna vez a algunapelirrojaguapaconuncorazóndemasiadobuenoparasupropiobien.Sefueacasaamargadoyesohizoqueledolieraelestómagoyquelaspastasquesehabíacomidolecayerancomopiedrasenlabarriga.Cuandoalanochesiguientellegóaltrabajo,vioquehabíanlimpiadolapizarrayquenohabíanescritoningúnmensaje.Bien.Esoloalivió.Másomenos.

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AmbrosemirabaatravésdelaaperturaqueseparabalavitrinayelmostradordelanterodelazonadetrabajodelacocinaparaintentarveraFern,mientrassepreguntabasilachicahabíadecididoquenovalíalapenaperdereltiempoconél.ComolasúltimasnochesFernyasehabíaidocuandoélhabíallegadoaltrabajo,empezóallegarcadavezantesparaverlaaunquefueradesdedetrásdelescaparatedelapasteleríaantesdequesefuera.LedecíaaElliottquehabíaquehacercosasenlapastelería,aunquesupadrenuncasepreguntóelporqué.ProbablementeestabacontentodeverqueAmbrose salía de casa y de su habitación, a pesar de que nunca lo admitiría. Eso era lo que eldoctorlehabíadichoaAmbrosequedebíahacer.

LapsicólogaqueelejércitolehabíaproporcionadoledijoaAmbrosequeteníaqueadaptarsea la «nueva realidad» y «asumir lo que le había pasado» para «encontrar nuevas ocupaciones yconexiones». El trabajo era un buen comienzo.Ambrose no quería admitir que trabajar lo habíaayudado, y tambiénhabía empezado a correr y a levantar pesas.El ejercicio era loúnicoque lehacíasentiralgoapartededesesperanza,yporesohacíamuchoejercicio.Ambrosesepreguntabasiespiarcontabacomo«nuevaocupación».

SesentíacomounacosadorespiandoaFern,pero lohacíade todosmodos.EsanocheFernbarría el suelo mientras cantaba TheWind Beneath myWings y usaba el palo de la escoba demicrófono.Ambroseodiabaesacanción,perosonreíamientraslamirababalancearsedeunladoaotroycantardesafinando,aunquenoresultabadesagradable.Movióelmontóndepolvohastaquesecolocójustoenfrentedelmostradordelapasteleríayloviodepleno.Entoncessedetuvoylomirómientras sonaban las últimas palabras de la canción en la tienda vacía. Ella le sonrió, indecisa,comosinolahubierahechollorarhacíasolounascuantasnoches,yAmbrosesintióelinstintodelucharohuirquehabíaadquirido recientementeyque lo invadíacadavezquealguien lomirabadirectamente.

Fernhabíasubidoelvolumendelamúsica,queresonabafueradelatiendahastatalpuntoqueparecíamásunapistadepatinajequeunsupermercado.Lascancioneseranunamezclabenignadecancionestranquilasqueinducíanelcomaenlosclientesqueibanporlospasilloscomprandocosasqueprobablementenonecesitaban.AAmbroseleapetecíaescucharDefLeppard,consusgemidosaplenopulmónyestribillosenérgicos.

Derepente,Fernsoltólaescobaycorrióhacialaentrada;Ambrosesaliódelacocinayrodeóelmostrador,asustadodequehubierapasadoalgo.Fernabriólaspuertasautomáticasyapartóunahacia un lado para que Bailey Sheen pudiera entrar en la silla de ruedas. Una vez dentro, FernvolvióacerrarlaspuertasmientrascharlabaconBailey.

Ambrose intentóno sonreír,deverdadque lo intentó,peroBailey llevabauna linternaen lacabeza.Eraenormey teníaunasbandaselásticasque se sujetabana lacabezadelchicocomosifueraunodeesosviejosaparatosparalosdientes.Eralatípicalinternadecabezaqueimaginabaquedebíanllevarlosmineroscuandoseadentrabanenlasminas.IluminabatantoqueAmbrosehizoungestodedolor,setapóelojobuenoysegiró.

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—¿Quénaricesllevaspuesto,Sheen?Fern,sorprendidadequesehubieraatrevidoasalirdelosconfinesdelapastelería,lomiró.BaileypasójuntoaFernysedirigióaAmbrose.Noactuósorprendidoporverloahíy,apesar

deque lomirabafijamentea lacara,noreaccionóantesucambiodeapariencia.Baileypuso losojosenblancoyfruncióelceñoalintentarmirarelfocoquellevabaenlafrente.

—Ayúdameaquitármelo,tío.Mimadremeobligaaponermeestecacharrocuandosalgoporlanocheporquecreequesinolollevomeatropellarán.Nopuedoquitármeloyosolo.

Ambrosehizounamuecaporlafuerteluzblancayazuladaqueemitía,lequitólalinternadelacabezaylaapagó.ABaileyselequedóelpelodepuntayFernseloarreglódistraídamentecuandopasópordetrásde lasilladeruedas.Eraungestoafectuoso, inclusomaternal.Lecolocóelpelobien,comosilohubierahechomilvecesantes,yAmbrosesediocuentadequeprobablementeeraasí.FernyBaileyeranamigosdesdequeAmbroseteníamemoriay,evidentemente,FernsehabíaacostumbradoahacerporBailey,sinqueélselopidieraoinclusosindarsecuentadequelohacía,loqueélnopodíahacerporsímismo.

—¿Quéhacesaquí?—lepreguntóaBailey.AAmbroselesorprendíaqueelchicosepasearaalasoncedelanocheensilladeruedas.

—Esnochedekaraoke,guapo.—¿Nochedekaraoke?—Sí. Hace tiempo que no lo hacemos y algunos productos se han quejado. Al parecer, las

zanahoriashanfundadounclubdefansdeBaileySheen.Estanocheseladedicamosalosfans.Ferntienemuchosseguidoresenlaseccióndecongelados.

—¿Karaoke?¿Aquí?—Ambrosenoesbozóniunasonrisa…aunquequeríahacerlo.—Sí. Somos los reyes del lugar cuando está cerrado. Controlamos el sistema de sonido,

usamoslamegafoníacomomicrófono,ponemosnuestrosCDyledamoscañaalsupermercado.Esgenial.Deberíasapuntarte,peroesmideberadvertirtedequesoyfantásticoymecuestasoltarelmicro.

FernsoltóunarisitaymiróaAmbroseconoptimismo.Ambrosenoibaacantarenelkaraoke,deningunamanera.NisiquieraparacontentaraFernTaylor,cosaque,sorprendentemente,queríahacer.

Ambrosetartamudeóalgosobreunospastelesqueteníaenelhornoyvolvióatodaprisaalacocina. Pocos minutos después empezaron a sonar las canciones del karaoke y se oía a Baileyhaciendo una imitación muy mala de Neil Diamond. Ambrose los escuchaba mientras seguíatrabajandoporque,enrealidad,noteníaotraopción.Teníanlamúsicamuyalta,yeraciertoqueaBailey lecostabasoltarelmicrófono.Fernparticipabaencontadasocasiones,yalcantar sonabacomo una profesora de jardín de infancia que intenta ser una estrella del pop. Su voz suavecontrastabaconlascancionesqueelegía.CuandoFernempezóacantarlacanciónLikeaVirgindeMadonna,Ambrosenopudoevitarreírseenvozalta.Sinembargo,cuandosediocuentadeloquehabíahecho,sedetuvoenseco,sorprendidoalsentirelestruendodelarisaquelenacíaenelpechoylesalíaporlaboca.Hizomemoriayrepasóloshechosdelañoanterior,desdeeldíaenqueunagujeronegrosehabíatragadosuvida.Norecordabahaberreídodesdeentonces,habíapasadounaño entero sin reír; por eso no era de extrañar que la sensación le resultara parecida a intentarcambiardemarchasenuncamióndemásdecincuentaaños.

A continuación cantaron el maravilloso dueto Summer Nights de Grease. Por los altavocesresonaban los «Wella, wella, wella, uh» del estribillo mientras las Pink Ladies pedían que lescontaránmáscosas,yBaileyyFerncantabansuspartesconentusiasmo.Baileygruñíaenlaspartessugerentes,yFerncantabaentrerisas,equivocándoseeinventándoselaletraamedidaquecantaba.

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Ambrosesepasólasiguientehorariendoypasandounbuenrato.SepreguntabasiBaileyyFernsehabíanplanteadoalgunavezdedicarsealhumor,porqueeranmuygraciosos.JustocuandoAmbroseacababadeprepararunatandadebollosdecanelaoyósunombreresonarenlatienda.

—AmbroseYoung,séquesetedabiencantar.¿Porquénovienesydejasdehacercomoqueno te vemos ahí agazapado, espiándonos? Porque te estamos viendo, no eres tan discreto comocrees.Y sé quequieres cantar esta canciónqueviene a continuación. ¡Mira, es de losRighteousBrothers!Tienesquecantarla,yonoleharéjusticia,¡venga!Fernsemuereganasdevolveraoírtecantardesdequebordasteelhimnonacionalenaquellaasamblea.

«¿Deverdad?»,pensóAmbrose,complacido.—¡AAAMMMMBBBRRROOOSE YOUUUNG! —bramó Bailey, que, evidentemente,

disfrutabademasiadousandoelsistemademegafonía.Ambroseloignoró.Noibaacantar.Baileylollamóvariasvecesmás,cambiandodetáctica

hasta que, finalmente, se distrajo con una de las canciones. Ambrose siguió trabajandomientrasescuchabaaBaileydecirle, enpalabrasde losRighteousBrothers,quehabíadejadode sentir elamor.

Era cierto. Había dejado de sentirlo hacía un año, en Irak. El sentimiento del amor habíamuertoallí.

ElojoizquierdodeRitaestabatanhinchadoquenisiquierapodíaabrirloyteníaellabiotumefactoypartidoporelcentro.Fernestabasentadaasu lado,sujetándoleelhieloen lacaramientrassepreguntabacuántasvecesmáslehabríapasadolomismoyselohabríaocultadoasusamigos.

—Hellamadoalapoli.Barry,eltíodeBecker,havenidoyselohallevado,peronocreoqueloacusendenada—dijoRitadeformasombría.Teníaelpelorubiodeuntonoapagado,ylafatigalehabíacreadosombrasysurcosen lacaraquenotendríanqueestarallí.Parecía tenercuarentaaños.

—¿Quieresvenirteamicasa?MispadresdejaranqueTyy túosquedéis tanto tiempocomoqueráis.—Por desgracia,Rita ya había ido a casa de losTaylor antes y siempre había acabadovolviendoconBecker.

—Nopiensomarcharmeestavez.Quesevayaél,yonohehechonada—contestóRita,quelevantóellabioinferioramododedesafío.Sinembargo,susojosllenosdelágrimascontradecíansusvalientespalabras.

—Pero…espeligroso—contestóFernconsuavidad.—Será bueno un tiempo. Estará súper arrepentido y se comportará mejor que nunca. Y yo

empezaré a hacer planes; he estado ahorrando.Mi madre y yo cogeremos al pequeño Ty y noslargaremos.Pronto.YaBeckerqueleden.

Tylloriqueabamientrasdormíayescondíalacaraenelpechodesumadre.Paratenerdosañoserapequeño.Esoerabueno,porqueRitalollevabaenbrazosatodaspartes,comosituvieramiedodedejarloenelsuelo.

—Tengosoloveintiúnaños,Fern.¿Cómomelasheapañadoparametermeenunlíocomoeste?¿Cómohepodidoelegirtanmal?

No era la primera vez que Fern se alegraba de haberse desarrolladomás tarde y de haberpodidopasardesapercibidaporserpequeñaydelmontón.Eracomosilareputacióndepatitofeolehubiera servido de campo de fuerza y hubieramantenido elmundo exterior a raya; eso le habíapermitidocrecer,encontrarsuidentidadydarsecuentadequehabíacosasmásimportantesquela

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apariencia.ComoRitanoesperabaqueFerncontestara,siguióhablando:—¿SabesquesoñabaconBaileyyconqueencontraríanunacuraparaquepudieracaminar?

Entonces nos casaríamos y viviríamos felices y comeríamos perdices.Mimadre se dejó la pielcuidandodemipadredespuésdequetuvieraelaccidente,yélnoerafeliz.Padecíamuchodolor,yesolehacíasercruel.Yosabíaquenoeratanfuerte,asíqueapesardequequeríaaBailey,sabíaquenoera lobastante fuertecomoparaquererlo sinopodíacaminar.Y rezabaporquesecuraramágicamente.Undíalobesé,¿losabías?

Fernabriólabocasorprendidaydijo:—¿Enserio?—Sí.Queríacomprobarsihabíaquímica.—¿Ylahubo?—Bueno…sí.Aver,élnoteníaniideadeloquehacía,yyolopilléporsorpresa,creo.Hubo

química.Lanecesariaparaquemeplantearaquelosbesospodríansersuficiente.Quizáestarconalguienquemequisierayaquienyoquisierapodríahabersidosuficiente.Peromeasusté.Nofuilosuficientementefuerte,Fern.

—Espera,¿cuándopasóesto?—preguntóFern,quetomóunabocanadadeaire.—Elpenúltimoañodeinstituto,durantelasvacacionesdeNavidad.Estábamosviendopelisen

casadeBailey,¿teacuerdas?Teempezasteaencontrarmalytefuisteacasaantesdequelapeliacabara. El padre de Bailey lo había ayudado a salir de la silla y lo había sentado en el sofá.Estábamosriendoyhablandoy…lecogílamano.Yantesdeirmeacasa…lobesé.

Fernestabaanonadada.Baileynuncase lohabíacontado,nohabíadichoniunapalabra.Lacabezaledabavueltasunayotravez,comounratónquecorreenunaruedasinpararynuncallegaaningúnlugar.

—¿Soloosbesasteisesavez?—preguntóFern.—Sí.Despuésdelbesomefuiacasay,despuésde lasvacacionesdeNavidad,cuandovia

Bailey,élhizocomosinohubierapasadonada.Pensabaquelohabíaestropeadotodo.Penséquequerríaquefuerasunovia;yo,enciertomodo,síquequeríaserlo.Perotuvemiedo.

—¿Miedodequé?—Miedodehacerledañoydehacerlepromesasquenopodríacumplir.Fern asintió.Lo entendía, pero estabadolidaporBailey.Conociendo aBailey, sabía que el

besohabríasidoalgomuyimportanteparaél.LohabíamantenidoensecretoparaprotegeraRita,quizá,oparaprotegerseasímismo.

—EntoncesaparecióBecker.Eramuypesado,ymayor,ysupongoque…medejéllevar.—¿Ynuncahabéisvueltoahablardeltema?—Lanocheantesdemiboda,Baileymellamóymepidióquenomecasara.—¿Enserio?—preguntóFern.Cuántassorpresasenunasolanoche.—Sí.Peroyoledijequeerademasiadotarde.Además,Baileyesdemasiadobuenoparamí.—Nodigastonterías,Rita—espetóFernsinpensar.Ritasesacudió,comosiFernlehubieradadounabofetada.—Losiento,peroesoesunaexcusaparatomarelcaminofácil—añadióFernsinrodeos.—Ah, ¿sí?—contestó Rita—. Mira quién fue a hablar. Llevas toda la vida enamorada de

AmbroseYoung.Yahoraqueharegresadoytienelacaraylavidahechasundesastrenoveoqueestésensuciándotelasmanos.

Fernnosupoquédecirle.Ritaseequivocaba.LacaradeAmbrosenoeraelmotivoporelque

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noseacercabaaél.Pero¿acasoimportabacuálfueraelmotivo?—Lo siento, Fern—dijoRita en un suspiro, con lágrimas en los ojos—. Tienes razón, son

tonterías.Mi vida es unamierda, pero intentaré cambiarla.Mejoraré, ya verás. Se acabaron lasmalasdecisiones,Tysemerecealgomejor.Es soloquemegustaría…megustaríaque lascosasfuerandiferentesentreBaileyyyo,¿sabes?

Fernempezóaasentir,peroluegoselopensómejorynegóconlacabeza.—SiBaileynohubieranacidocondistrofiamuscularnoseríaBailey,elBailey inteligentey

sensiblequeentiendetantascosasquenosotrasnopodemosentender.QuizásiBaileyhubierasidoun chico sano y hubiera luchado en el equipo de su padre como todos los demás chicos queconocemos no te habrías ni fijado en él.Bailey es especial, en gran parte, porque su vida lo haconvertidoenalguienextraordinario…Puedequesufísiconoseaextraordinario,perosucorazónsíloes.BaileyescomoelDaviddeMiguelÁngelpordentro,ycuandoyo lomiro,ycuando tú lomiras,esoesloquevemos.

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¿Sabes algo de él? —me pregunta Seth. Está tumbado en la cama con el mando a distanciaapuntandoalatelevisiónmientrasrecorreloscanales.

KDos díasmás tarde, Becker Garth entró en el supermercado como si sumujer no tuvieramoretonesyelolorde sucamisanohicieraevidentequehabíaestadodetenidoencomisaria.Alparecer, suscontactosenelcuerpodepolicíadeHannahLake lehabíansidomuyútiles.CuandollegópavoneándosealacajaregistradoraenlaqueestabaFern,lesonriócondescaro.

—Quéguapaestáshoy,Fern.—Bajólamiradaalpechodelachica, luegoleguiñóunojoehizounapompaconelchiclequemasticaba.

FernsiemprehabíapensadoqueBeckereraunchicoatractivo,perolabellezanoerasuficientepara ocultar que, por dentro, solo era escoria, basura. A veces la basura se filtraba hasta lasuperficieyrezumabaporlosbordes,comopasabaeneseinstante.

BeckernoesperabaqueFernrespondiera,asíquesiguiócaminandoydijoconlacabezagiradahaciaatrás:

—MehadichoRitaquetepasasteporcasa.Muchasgraciasporeldinero;teníaquecomprarcerveza. —Le enseñó a Fern el billete de veinte dólares que le había dejado a Rita sobre laencimerayloagitóenelaire.Beckersedirigióalpasillodondeestabanlasbebidasalcohólicasydesapareció.

Fern se enfureció. No tendía a enfadarse o a tener arrebatos, pero no pudo evitarlo. Sesorprendiódelofirmequesonósuvozcuandohablópormegafonía:

—Atención, clientes, hoy tenemos unas ofertas estupendas en el supermercado Jolley. Losplátanosestándeoferta,asolosetentacéntimoselkilo.Dieztetrabriksdezumoporsoloundólar.Además,enlapanaderíapodréisencontrardocegalletasdeazúcarportresdólaresconnoventaynueve.—Ferncallóporunmomentoyapretólosdientes.Nopudoreprimirseyañadió—:Tambiénmegustaríaavisarlesdequehayungilipollasenelpasillodiez.Lesaseguroquenuncahanvistounespécimentangilipollascomoeste.Pegaasumujeryledicequeesfeaygordaapesardequeeslamujermásguapadelaciudad.Además,legustahacerllorarasubebéynoescapazdeconseguiruntrabajoestable.¿Queporqué?¡Lohanadivinado!PorqueBeckerGarthesuncabro…

—¡Serás zorra!—gritóBecker, que se acercabapor el pasillodiez conunpack de cervezabajoelbrazoylosojosllenosdeira.

Fernpusoelteléfonodelamegafoníadelantedeella,comosipudieraprotegerladelhombrealqueacababadeinsultarpúblicamente.Losclientesnoentendíanquéocurría.Algunossereíandelaexhibiciónaudazdelachica,otrosfruncíanelceño,confundidos.Beckertiróelpackdecerveza,yalgunas latas salierondisparadasde la caja y llenaron el suelode espumablanca.Becker corrióhaciaFernylearrebatóelteléfonodelasmanosdetalmaneraqueelcablesesoltóypasórápidocomounlátigoalladodelacaradelachica.Fernseagachódeformainstintiva.TeníalacertezadequeBeckeribaausarelteléfonocomosifueraunnunchackuparagolpeartodoloqueselecruzaraporelcamino.

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Derepente,Ambroseestabaallí.SujetóaBeckerporelbrazoy laespaldade lacamisetayretorciólatelaentrelasmanoshastaquelevantóaBeckerdelsuelo.Laspiernaslecolgabanconimpotenciaysacabalalenguaporquelacamisetaloasfixiaba.EntoncesAmbroselolanzó,lotirócomosipesaralomismoqueunniño.Beckeraterrizósobrelasmanosylospies,seretorciócomoungatoaltocarelsuelo,selevantócomosilohubieranlanzadoatresmetrosdedistanciaysacópecho,comosifueraungallorodeadodegallinas.

—AmbroseYoung,estashechounamierda,tío.Másvalequesalgascorriendoantesdequelagenteteconfundaconunogroyempiecenaseguirteconhorcas.—Beckerescupióysecolocóbienlacamisetamientrasdabasaltitoscomounboxeadorqueestálistoparaentraralring.

Ambrose parecía un pirata. Llevaba la cabeza cubierta por un pañuelo rojo que se poníasiempre que trabajaba en la pastelería, cuando nadie lo veía. Todavía tenía el delantal atadoalrededordeltorsoesbeltoyteníalasmanoscerradasenpuñosaambosladosdelcuerpo.MirabafijamenteaBecker.FernqueríasaltarporencimadelmostradorytiraraBeckeralsuelo,perohabíasido su impulsividad la que había armado el escándalo, y no quería complicarle más la vida aAmbrose.

Fernvioquelosclientes,petrificados,mirabanelrostrodeAmbroseysediocuentadequeseguramenteno lohabíanvistodesdeque sehabía idoa Irakhacíadosañosymedio.Comoeranormal en un pueblo tan pequeño, después de la tragedia habían corrido muchos rumores,exagerados,yhabíandichoque teníaheridasespantosas, inclusogrotescas.Pero lascarasquenoreflejabanasco,sinosorpresaypena.

JamieKimball,lamadredePaulKimball,quehacíacolaenotradelascajasregistradoras,lemirabalamejillallenadecicatricesconcaraafligida.¿EsquenohabíavistoaAmbrosedesdequehabíaregresado?¿Nohabíanidoavisitarlolospadresdeloschicosfallecidos?Alomejorélnoloshabíadejadoentrar.Quizáerademasiadoduroparaambaspartes.

—Vete,Becker—murmuróAmbroseenelsilenciodelsupermercado.LaversióninstrumentaldelacanciónWhataWonderfulWorldsonabaparalosclientesdela

tienda,comosinohubieraproblemasenHannahLake,aunqueeraevidentequesíloshabía.—Sinotevas,tedaréunapalizacomolaquetediennoveno.Peroestaveztedejarélosdos

ojos morados y no se te caerá solo un diente. Que mi cara no te confunda: tengo los puños enperfectascondiciones.

Beckerescupióysediolavuelta.MiróaFern,leapuntóalacaraconeldedoyleadvirtió:—Eresunazorra,Fern.NoteacerquesaRita.Siteveopormicasa,llamaréalapolicía.—

BeckerdirigiósuvenenoalachicaeignoróaAmbrose.Intentabaconservarladignidadmetiéndoseconeloponentemásdébil,comosiemprehacía.

Ambroseseabalanzósobreél,lovolvióacogerporlacamisayloempujóhacialaspuertasautomáticasdelapartedelanteradelatienda.LaspuertasseabrieronyAmbrosesusurróaBeckeraloído:

—Comovuelvasa llamarzorraaFernoaamenazarla, tearrancaré la lenguayse ladaréalchuchoquetienesmuertodehambreyatadoeneljardín.Elqueladracadavezquemeve.YsiletocasunsolopeloaFernolelevantaslamanoatumujeroatuhijo,teaseguroqueteencontraréyte harémucho daño.—Ambrose empujó a Becker, que cayó en el asfalto que había delante delsupermercado.

Doshorasmástarde,cuandolatiendaestabavacía,yanohabíarastrodelascervezasenelsueloy

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laspuertasestabancerradas,Fernsedirigióa lapastelería.Elolora levaduradelpan,elcálidoaroma de la mantequilla derretida y la fragancia del dulce azúcar del glaseado le dieron labienvenida cuando entró por la puerta batiente que separaba aAmbrose del resto delmundo.Elchicosesobresaltóalverla,perocontinuóamasandoyextendiendoelmontóndemasagigantesobrelasuperficieenharinadaysecolocóde talmaneraqueFern levieraelperfil izquierdo,superfilatractivo.Habíaunaradioenunrincónporlaquesonabamúsicarockdelosochenta,ylacanciónIsThisLove?deWhitesnakelespreguntabasiaquelloeraamor.Fernpensabaquequizásí.

LosmúsculosdelosbrazosdeAmbrosesetensabanyrelajabanmientrashacíauncírculoconlamasaylacortabaconunmoldedegalletasenorme.Fernloobservómoverseconritmotranquiloyseguroydecidióquelegustabalavistadeunhombreenlacocina.

—Gracias—dijoellaalfin.Ambrosealzólavistaunossegundosyseencogiódehombros.Dijoalgoininteligible.—¿Deverdadlepegasteennoveno?Éleraunalumnodeúltimocurso.Volvióarefunfuñar.—Eraunamalapersona…siesqueselepuedellamarpersona.Puedequeelproblemaseaque

nohamaduradotodavía.Supongoquesolopodemosesperarqueseamejorpersonacuandomadure—añadióFern.

—Yaeshoradequetengadosdedosdefrente,queyaesmayorcito.Laedadnoesunaexcusa.Loschicosdedieciochoañosyasonlobastanteadultosparalucharporsupaís;lucharymorirporél.AsíqueundesgraciadodeveinticincoañoscomoelasquerosodeBeckernopuedeexcusarseeneso.

—¿LohashechoporRita?—¿Qué?—MiróaFern,sorprendido.—Bueno…antestegustaba,¿no?¿Lohasechadodelatiendaporeso?—Lo he hecho porque alguien tenía que hacerlo—dijoAmbrose en pocas palabras. Por lo

menosyanofarfullaba—.Ynomehagustadoqueseencararacontigo.—Ambrosevolvióamirarlaalosojosuninstanteysegiróparasacarunabandejaenormedegalletasdelhorno—.Claroquetúlehasprovocado…solounpoco.

¿Estaba sonriendo? Sí. Fern le devolvió la sonrisa, encantada. Los labios de Ambrose setorcieronhaciaunladounsegundoantesdevolveraamasarotravez.

CuandoAmbrosesonrió,elladodelabocadañadoporlaexplosiónnoselevantótantoyesohacíaquetuvieraunasonrisatorcida.Fernpensóqueeraadorable,pero,ajuzgarporlafrecuenciaconlaqueAmbrosesonreía,seguroqueélnopensabalomismo.

—Síqueloheprovocado.Creoquenuncaanteshabíaprovocadoanadie.Hasido…divertido—contestóFernconuntonoserioyhonesto.

Ambroseseechóareírysoltóelrodillo.Lamirómientrassacudíalacabeza;estaveznobajólamiradanisegiró.

—¿Que nunca has provocado a nadie?Me suena haberte visto haciéndolemuecas a BaileySheencuandoélteníaquehacerlasestadísticasenuntorneodeluchamuyimportante.Túleestabashaciendoreír,yelentrenadorSheenloregañó,cosamuypocohabitual.Creoqueesocuentacomoprovocación.

—¡Ya me acuerdo de ese torneo! Bailey y yo jugábamos a un juego que nos habíamosinventado.¿Nosviste?

—Sí, parecía que os lo estabais pasando bien… Deseaba poder cambiarme por uno devosotros…soloporunatarde.Estabaceloso.

—¿Celoso?¿Dequé?

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—El entrenador de Iowa estaba en el torneo y estaba tan nervioso queme encontrabamal.Vomitéentrecombateycombate.

—¿Estabasnervioso?Perosiganaste todos loscombates,nunca tehevistoperder.¿Porquéibastúaponertenervioso?

—Serelcampeóninvictoimplicamuchapresión.Noqueríadecepcionaranadie.—Seencogiódehombros—.Bueno,háblamedel juego.—Ambrosecambiódetemaparanoserelcentrodelaconversación.

Fernseguardólainformaciónquelehabíadadoparaexaminarladetenidamentemástarde.—EsunjuegoalquejuegoconBailey.Escomoeljuegodeadivinarpelishaciendomímica,

perocomoBaileynopuedejugar,porrazonesobvias,inventamosunjuegoquesellamaMuecas.Esuna tontería, pero muy divertido. Consiste en comunicarse únicamente con expresiones faciales.Mira,teenseño.Yopongounacaraytúmedicesquésiento.

Fernabriólabocaylosojosdeformaexagerada.—¿Sorpresa?Fernasintióysonrió,luegoabriólasaletasdelanarizyarrugólafrentealavezquetorcíala

bocaconrepulsión.—¿Algohuelemal?Fern soltó una risita y volvió a cambiar la expresión.Ahora le temblaba el labio inferior y

hacíapucheros.Selellenaronlosojosdelágrimas.—Madremía,¡setedamuybien!—Ambrosereíaacarcajadasyestabatandistraídomirando

aFernqueseolvidócompletamentedelamasa.—¿Quieresprobar?—Ferntambiénreíayseenjugabalaslágrimasquehabíafabricadopara

hacerlamuecatriste.—No,nocreoquemicaraquieracolaborar—dijoAmbroseenvozbaja.Nohabíanirastrode

vergüenzaensuvoz,nideactituddefensiva.Fernsimplementerespondióenvozbaja:—Vale.Pasaronunosminutosmás juntosy luegoFernvolvióadarle lasgraciasy ledio lasbuenas

noches.ApesardelescándaloconBeckerGarth,habíasidounabuenanoche.Ambroseyellahabíanhablado,hastasehabíanreídojuntos.Fernsintiócomoensucorazónseavivabalaesperanza.

Aldíasiguiente,cuandoFernllegóaltrabajovioquehabíaunacitaenlapizarra.«Diososhadadounacarayoshacéisotra».Hamletotravez.AAmbroseparecíangustarlelospersonajesatormentados.Quizáeraporqueélmismoeratambiénunpersonajeatormentado,peroFernhabíaconseguido

hacerloreír.SonrióalrecordareldíaqueBaileyyellainventaroneljuegoMuecas.

2001

—Fern,¿porquétienesesacara?—preguntóBailey.—¿Quécara?—Lacaraqueponescuandonoconsiguesresolveralgo.Bajaslascejasyarrugaslafrente.

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Estásfrunciendoelceño.FernrelajólacaraaldarsecuentadequeestabahaciendoexactamenteloqueBaileyhabía

descrito.—Estabapensandoenunahistoriaqueestoyescribiendo.Nosécómoacabarla.¿Quécrees

quequieredecirestamueca?—Fernextendiólosdientesinferioreshaciadelanteysepusobizca.—Parecesundibujoanimadoquehasufridounamuertecerebral—respondióBaileyentre

risas.—¿Yesta?—Fernfruncióloslabios,levantólascejasehizoungestodedolor.—Te has comido algo súper ácido—exclamó Bailey—. Déjame a mí. —Bailey pensó un

minutoyluegorelajólabocayabriólosojosamásnopoder.Lecolgabalalenguaporunlado,comosifueraunperrogrande.

—Acabasdeveralgodelicioso—adivinóFern.—Tienesquedeciralgomásconcreto—dijoél.Volvióahacerlamueca.—Eh…Hasvistounacopadehelado.—Fernlovolvióaintentar.Baileymetiólalenguaenlabocaysonriócondescaro.—No.EslacaraqueponescadavezquevesaAmbroseYoung.Fern golpeó aBailey con el oso de peluche que había ganado en la feria del colegio en

cuarto.Almuñecoselerompióunbrazoyelrellenoraídovolóentodasdirecciones.Fernsoltóelmuñeco.

—Ah,¿sí?¿Ytúqué?EstaeslacaraqueponescuandovesaRita.—Fernbajóunacejaysonrióconsuperioridad.IntentabaimitarlacaradeRhettButlerenLoqueelvientosellevó.

—¿PongocaradeestarestreñidocuandoveoaRita?—preguntó,asombrado.Fernbufóyseleescapólarisaporlanariz.Cogióunpañueloparalimpiarse.—NoteculpoporquetegusteAmbrose—dijoBailey,serioderepente—.Eseltíomásguay

queconozco.Sipudierasercualquierpersonadelmundo,seríaél.¿Quiénseríastú?Fernseencogiódehombros.Sepreguntaba,comosiemprehabíahecho,quésesentíaalser

guapa.—NomeimportaríatenerelaspectodeRita—contestóconsinceridad—.Perocreoqueme

gustaríaseguirsiendoyoenelinterior.¿Tútambién?Baileypensóunosinstantesycontestó:—Sí,soyestupendo.AunqueAmbrosetambién.Nomeimportaríaserél.—Yosolomecambiaríalacara—respondióFern.—PueseslacaraquetehadadoDios—intervinoRachelTaylordesdelacocina.Fernpusolosojosenblanco.Sumadreteníaunoídomuyagudo;apesardetenersesentay

dosaños,noseleescapabauna.—Puessipudiera,meharíaotra,paraqueAmbrosenofuerademasiadoguapoparasiquiera

mirarme—añadiólaniña.

Poraquelentonces,FernnoteníaintencióndecitaraShakespeare,peroeraciertoqueAmbroseerademasiadoguapoparafijarseenella.

FernsepreguntabaporquéAmbroseusaba lascitasqueusabahastaquevio lavitrinade lapastelería.Chillócomounaniñapequeñaqueveenpersonaasucantantedepopfavoritoyluegoempezóareír.Habíamontonesdegalletasdeazúcarconglaseadosdecolorespastel.Cadagalletatenía garabateada con glaseado negro una mueca diferente: ceños fruncidos, sonrisas, carasenfadadas…Eranemoticonoscomestibles.

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Fern compró unas cuantas de sus favoritas y se preguntó cómo podría comérselas ymuchomenosdejarqueotrolohiciera.QueríaguardarlasparasiemprepararecordarlanochequehizoreíraAmbroseYoung.Quizátenerunacarararanoeratanmalodespuésdetodo.

Fernencontróunrotuladoryescribióenlapizarra,debajodelmensajedeAmbrose:«¿Hacergalletasohacermuecas?».Rodeó«galletas»paraqueAmbrosesupieraquehabíavistosugesto.Acontinuación,añadióunacaritasonriente.

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AAmbroseseñaló las tortitas.Unahoramástarde,Fernestabaenlapuertade lapanadería.Elpelo alborotado le caía por la espalda y llevaba una camiseta rosa pálido, vaqueros blancos ysandalias.SehabíaquitadoeluniformeazuldelsupermercadoJolleyysehabíapuestounpocodebrillodelabios.Ambrosesepreguntósiseríadelosdesaboresydesviólamirada.

—Hola.Eh…Amítambiénmegustanlastortitas.—Fernseestremeciócomosihubieradichoalgomuyembarazosooestúpido.

Ambrosesediocuentadequealachicatodavíaledabaunpocodemiedohablarconél,ynopodíaculparla.Nohabíasidoespecialmenteamableydabaunpocodemiedo.

—Notrabajasmañanaporlanoche,¿verdad?¿LossábadosydomingosporlanochenotrabajalaseñoraLuebke?—preguntódegolpecomosihubieraensayadoeldiscurso.

Élasintióyesperó.—¿Quieres venir conmigo y con Bailey a comer tortitas? A veces vamos a Larry’s a

medianoche. Comer tortitas cuando ya ha pasado la hora de irse a dormir nos hace sentirnosmayores.—Fern le lanzóuna sonrisa encantadora, de esas que no pueden ensayarse porque solosalendeformanatural,yAmbrosesediocuentadequeteníaunhoyueloenlamejilladerecha.Nopodíaapartarlamiradadeesepequeñohuecoenlapielblanca,quedesapareciócuandosusonrisaseapagó.

—Eh, claro —respondió Ambrose rápidamente al darse cuenta de que estaba tardandodemasiado en contestar. Se arrepintió enseguida de sus palabras: no quería ir a Larry’s.Alguienpodríaverloyseríaincómodo.

Elhoyuelohabíavuelto.Fernsonrióysebalanceó.—Vale.Eh…Te recojo amedianoche, ¿de acuerdo?Tenemos que ir con la furgoneta de la

madre de Bailey porque… bueno… por la silla de ruedas. Vale, adiós. —Fern se volvió y semarchó dando un traspié;Ambrose le sonriómientras semarchaba. Era sumamente adorable. Sesintiócomosituvieratreceañosytuvierasuprimeracitaenlabolera.

Habíaalgomuyreconfortanteencomertortitasamedianoche.Eloloramantequillacaliente,siropedearceyarándanosgolpeóaAmbrosecomosifueraunvientohuracanadoyelchicogimióanteelplacerdecomercomidabasuraaesashoras.Casierasuficienteparahacerdesaparecersutemoralasmiradascuriosasyalagentequefingíaquesuaspectonoteníanadademalo.Baileylosguioalinteriordeltranquilocomedorysedirigiórápidamenteaunamesaquehabíaenunrincónalaquepodíaaccederconlasilladeruedas.Fernibajustodetrás,yAmbroseibaelúltimo;noqueríamiraraladerecha,nialaizquierda,nicontarcuántosclienteshabíaenellocal.Porlomenoslasmesasquehabíaasualrededorestabanvacías.FernsedetuvoparaqueAmbroseescogierasuasiento,yél,agradecido,sesentóenunbancoquelepermitíamostrarsoloelladoizquierdodelacara.Fern

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sesentófrenteaélydiounossaltitosenelasiento,igualquehaceunniñocuandosesientaenalgoconmuelles.Ambroseteníalaspiernasmuylargasysechocabanconlasdeellabajolamesa.Alnotarelcalordesusdelgadaspantorrillascontralasdeél,seagitó.Ellanoseapartó.

Baileymaniobróconlasillahastacolocarsealextremodelamesa.Lellegabaalaalturadelpecho,locual,segúnél,eraperfecto.Fernleapoyólosbrazosconcuidadoencimadelamesa,paraquecuandollegaralacomidapudierainclinarsehaciadelante,apoyarseenelbordeyacercárselaalaboca.Ellapidióporlosdos:estabaclaroqueBaileyconfiabaenqueellasupieraloquequería.

La camarera parecía tomárselo con calma. Ambrose se dio cuenta de que formaban un tríopeculiar.Eracasimedianocheyelrestauranteestabacasivacío,talycomoFernhabíaprometido,peroveíasureflejoenlasventanasquerodeabanlamesayeranuncuadrodelomásgracioso.

Ambrose se había cubierto la cabeza con un gorro de lana negro y llevaba una camiseta demangacorta, tambiénnegra.Eso,unidoal tamañoya lacara llenadecicatrices,hacíaquedieratodavíamásmiedoy,sinoloacompañaranunchicoensilladeruedasyunapelirrojaconcoletas,pareceríaunpersonajesalidodeunapelículademiedo.

LasilladeruedasdeBaileyquedabamásbajaquelosbancosdelamesayhacíaqueparecierapequeñoyjorobado,yaparentasemuchomenosdelosveintiúnañosquetenía.LlevabaunsuéterdelequipodelosHoosiersyunagorradebéisbolpuestadelrevéslecubríaelpelocastañoclaro.Fernllevabaelpelorecogidoendoscoletasquelecaíanporloshombrosyselerizabanalaalturadelpecho. Llevaba una camiseta de color amarillo ceñida en la que ponía que no era bajita, solocompacta.Ambrosesesorprendióasímismoestandodeacuerdoconlacamiseta,yporunmomentose imaginó lo divertido que sería besarla cuando reía y estrechar su cuerpo pequeño entre losbrazos. Se parecía aMaryAnne deLa isla deGilligan, solo que con el pelo pelirrojo. Era unacombinación interesante. Ambrose se abofeteó mentalmente y se deshizo de esa idea. Estabancomiendo tortitas conBailey,noeraunacita.Al finalnohabríabesodedespedida.Niahora,ninunca.

—Esperoqueno tardenmuchoen traer lacomida,memuerodehambre—suspiróFern,quesonrióalegrementecuandolacamarerasemarchótrashaberlestomadonota.LatenuelámparaqueoscilabasobresuscabezasnoleibaapermitirocultarnadaaFern,queestabasentadajustodelante,peronohabíanadaquepudierahaceralrespecto.Podíapasarseelrestodelacomidamirandoporlaventana,paramostrarlesumejillabuena,peroéltambiénteníahambre…yestabahartodedarletantaimportancia.

AmbrosenohabíaestadoenLarry’sdesdelanochededespuésdehaberganadoelcampeonatoelúltimoañodeinstituto.Aquellanochelahabíapasadorodeadodeamigosyhabíancomidohastareventar. Todo luchador sabe que nada sienta tan bien como comer sin temor a la báscula. Latemporadahabíafinalizadooficialmenteylamayoríayanotendríaquevolverapesarse.Prontolesgolpearía la realidad de que todo había terminado, pero aquella noche lo celebraron. Igual queBailey,éltampoconecesitabaleerlacarta.

Cuando les sirvieron las tortitas,Ambrosehizoungesto silencioso a sus amigos amododebrindisydejóqueelsiropebautizarasurecuerdo.Lamantequillayelsiropesederramaronporellateral y él los recogió con la cuchara y volvió a colocarlos sobre la pila de tortitas, solo paraverlos perder la forma y volver a caer en cascada una vez más. Comió sin contribuir a laconversación, aunque Bailey ya hablaba por los tres, y Fern se conformaba con continuar laconversacióncuandoelchicotragaba.Baileysemanejababastantebiencomiendosinayuda,aunquedevezencuandose leresbalabanlosbrazosyFernse los teníaquevolveraapoyarenlamesa.Cuandoacabó,Fernloayudóacolocarlasmanosenelreposabrazosdelasilla.Baileylecomunicóquehabíaotroproblema.

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—Fern,mepicamuchísimolanariz.—Baileyintentabamoverlanarizparaaliviarelmalestar.LachicalelevantóelbrazoaBailey,sujetándoleelcodo,yleacercólamanoalanarizpara

quepudierarascárselaasuvoluntad.Luegolevolvióacolocarlamanoenelregazo.VioqueAmbroselosmirabaylediounaexplicacióninnecesaria:—Siselarascoyo,nuncalerascodondequiere.Esmejorqueleayudeahacerloélmismo.—Sí.Yalodicen:«Daleunpezaunhombre,ycomeráhoy.Daleunacañayenséñaleapescar,

ycomeráelrestodesuvida»—dijoBailey—.Creoqueteníasiropeenlosdedos,¡tengolanarizpegajosa!

BaileyrioyFernpusolosojosenblanco.Mojólapuntadesuservilletaenelvasodeaguaylimpiólanarizasuprimodandotoquecitos.

—¿Mejor?Baileyarrugólanariz,enbuscaderestosdesirope.—Creoqueyaestá.Llevoañosintentandolamermelanarizconlalengua,Ambrose,peronohe

tenidolasuertedenacerconunalenguaespecialmentelarga.Bailey leenseñóaAmbrose locercaqueestabademeterse lapuntade la lenguaen la fosa

nasalizquierda.AmbrosesonrióantelosintentosdeBaileyyporquebizqueabaalmirarselanarizatentamente.

—Ambrose,¿vienesconnosotrosmañana?VamosairalasesióndobledelautocinedeSeely.Fernseencargarádetraerlassillasplegablesyalgoparapicar,yyomellevaréamímismo.¿Quémedices?

EnSeelyhabíaunviejoautocinequeseguíasiendolaatracciónprincipalenverano.Muchossehacíanunpardehorasencochesoloparadisfrutardeunapelículatumbadosenlapartedeatrásdesuscamionetasosentadosenlosasientosdelanterosdesuscoches.

Todoestaríaoscuroynadielovería.Sería…divertido.CasioíaasuscolegasreírsedeélporjuntarseconBaileyyFern.¡Cómocaenlospoderosos!

Ambrosenoeracapazdeprestarleatenciónalapantalla.Elsonidoerademalacalidadyelaltavozle quedabamás cerca del oídomalo, por lo que le resultaba difícil oír lo que decían. Deberíahaberlomencionadocuandocolocaronlassillas,peroquisosentarsealaderechadeFernparaqueellaestuvieraasuladoizquierdoynohabíadichonada.FernestabasentadaentreBaileyyélyseasegurabadequeBaileytuvieratodoloquenecesitara:leaguantabalabebidaparaquebebieraconla pajita y se encargaba de que siempre tuviera palomitas. Al final, Ambrose dejó de prestaratenciónalapelículaysecentróenlobienquesesentíaalestarenelexterior:elvientodespeinabaelcabellodeFern,elolorapalomitasflotabaasualrededor,serespirabaelveranoenelaire.Elveranoanteriorlohabíapasadoenelhospital.Yelanterior,enIrak,peronoqueríapensareneso,noenesemomento.Apartóaunladoesepensamientoysecentróenlaparejaqueteníaallado.

Bailey y Fern se lo pasaban en grande, se reían y escuchaban con atención. AAmbrose lesorprendíasuinocenciaysumaneradeapreciarhastalascosasmáspequeñas.HubounmomentoenqueFernriotanfuertequeresoplóporlanarizysurisasonócomounrebuzno.Baileyseriodeellaacarcajadasysepasóel restode lapelícularesoplandodevezencuandoparaburlarsedeella.Esta se volvía haciaAmbrose y ponía los ojos en blanco, como si necesitara apoyomoral paracombatirallunáticoqueteníasentadoasuizquierda.

Casialfinaldelaprimerasesiónempezaronallegarlasnubes,asíquesecancelólasegundasesióndebidoalatormentainminente.Cuandoempezóatronarylasprimerasgotascomenzarona

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caerconfuerzasobreelparabrisas,Fernseapresuróa recoger lassillasy labasura,yasubiraBaileyporlarampadeaccesoalvehículo.

Justodespuésde lamedianoche,pararonenunagasolinerade lasafuerasdeHannahLakey,antes de que Ambrose se ofreciera, Fern salió de la furgoneta, cerró la puerta bajo la lluviatorrencial y corrió hacia el interior para pagar la gasolina. Era muy eficiente, y Ambrose sepreguntabasiFerncreíaquedebíacuidardeéldelmismomodoquecuidabadeBailey.Laidealorepugnaba.¿Eraesalaimagenquedaba?

—Ferntieneelsíndromedelachicafea—dijoBaileyderepente—.TambiénconocidocomoSCF.

—Fernnoesfea—respondióAmbrose,quesedistrajomomentáneamentedesuspensamientosdeprimentesyfruncióelceñodetalmaneraquelascejasparecierontaparlelosojos.

—Yano,peroantesloera—contestóBaileysinrodeos—.Teníalosdientestorcidosyllevabaaquellasgafasconloscristalesgruesos.Siempretandelgadaypálida…Noeranadaatractiva.

AmbroselanzóunamiradallenadedisgustoalprimodeFernconlacabezagiradayBaileylosorprendióriéndose.

—Nopuedespegaraunhombreensilladeruedas,Ambrose.Erabroma,soloqueríasaberquédecías.Noestabatanmal.Sinembargo,hacrecidopensandoqueerafeaynosedacuentadequehacemuchotiempoquedejódeserlo.Ahoraespreciosa.Yesigualdehermosapordentro,esunefectosecundariodelsíndrome.Verás, laschicasfeas tienenquedesarrollarsupersonalidadysuinteligenciaporquenopuedenapañárselasconsuaspecto,comotúyyo,esdecir,lagenteguapa.—Baileysonrióconpicardíaymoviólascejas—.Fernnotieneniideadeloguapaquees,yesoesloquelahacetodavíamejor.Asegúratedeconquistarlaantesdequesedécuentadeloatractivaquees,Brosey.

AmbroselelanzóunamiradaamenazadoraaBailey.Noqueríaquelomanipularan,nisiquieraBaileySheen.SaliódelafurgonetasinresponderalcomentariodeBaileyyrodeóelvehículohastacolocarse juntoaldepósito,yaquenoqueríaqueFernecharagasolinabajo la lluviamientras élpermanecíasentadoenelasientodelacompañante.Eraprincipiosdejunioyla lluvianoerafría,pero caía con fuerza y lo empapó al instante. Fern salió corriendo de la gasolinera y lo vioesperandojuntoalossurtidores.

—Yalohagoyo,Ambrose.¡Vuelvealcoche!¡Teestásempapando!—chillóella,mientrassedirigíaaélesquivandoloscharcos.

Ambrose vio aparecer la cantidad en elmonitor del surtidor de gasolina, retiró la tapa deldepósito e introdujo la boquilla. Fern se quedó a un lado.La lluvia le caía por la cara, peronoquería que se mojara solo. Por desgracia, con la enfermedad de Bailey, estaba acostumbrada aencargarsedeltrabajoduro.Sinembargo,élnoeraBailey.

—Entra en la furgoneta, Fern. Sé echar gasolina —gruñó él. La camiseta se le pegaba alcuerpo,yAmbroseestabadisfrutandodelasvistas.Apretólosdientesysujetólamangueraconmásfuerza.Parecíaquecadavezqueestabaconellapasabatodoeltiempoevitandomirarla.

Una camioneta vieja se detuvo al otro lado del surtidor y Ambrose agachó la cabezainstintivamente.Oyóunportazoy,trasél,unavozfamiliar.

—¿AmbroseYoung?¿Erestú?Ambrosesevolvióaregañadientes.—¡Erestú!¡Vaya!¿Quétalestás,chaval?—EraSeamusO’Toole,elpadredeBeans.—SeñorO’Toole.—Ambroseinclinólacabezaformalmenteyextendiólamanoconlaqueno

estabaechandogasolina.Seamus O’Toole le estrechó la mano, recorrió con la mirada el rostro de Ambrose y se

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estremecióligeramenteporloquevio.Despuésdetodo,lacaradeAmbrosetambiénhabíasufridoelefectodelabombaqueacabóconlavidadesuhijo.LetemblaronloslabiosysoltólamanodeAmbrose. Se dio la vuelta, se acercó al vehículo y le habló a lamujer que estaba sentada en elasientodel copiloto.Lamanguera emitióunchasquido, indicandoqueeldepósito estaba lleno,yAmbrosedeseódarselavueltayecharacorrermientrasSeamusestabadeespaldas.

LuisaO’ToolesaliódelcocheyseacercóaAmbrose,quehabíadejadolamangueraensusitioyesperabaconlasmanosenlosbolsillos.Eraunamujerpequeña,unpardecentímetrosmásbajitaqueFern:debíademedircomomáximounmetroymedio.Beanshabíaheredadolaestaturadeella.También había algo de él en los rasgos delicados de lamujer.Ambrose sintió nauseas.Deberíahabersequedadoencasa.Luisaeratanintensacomodócilsumarido.Beansdecíaquesumadreeraelmotivoporelcualsupadrebebíacadanoche:elalcoholeralaúnicamaneradelidiarconella.

Luisapasó juntoalsurtidor,sedetuvofrenteaAmbroseyalzóel rostrohacia la lluviaparamirarloalosojos.Nodijonada,niAmbrosetampoco.FernySeamuslosobservabansinsabermuybienquédeciroquéhacer.

—Esculpatuya—dijoLuisaalfinal,conlavozquebradayunmarcadoacentomexicano—.Laculpaestuya.Ledijequenofuera.Yfue,porti.Yahoraestámuerto.

Seamusbalbuceóysedisculpó,llevándoseasumujerdelbrazo.Sinembargo,ellasesoltóysevolvióhacialacamioneta,sinmiraraAmbrosemientrassesubíaycerrabalapuertatrasellaconfirmeza.

—Essoloqueestá triste,chaval.Loechademenos.Nolodiceenserio—dijoSeamusconsuavidad.Peroambossabíanquementía.LediounaspalmaditasaAmbroseenlamanoeinclinólacabezahaciaFern,luegoregresóalacamionetaysealejósinechargasolina.

Ambrose se quedó quieto, con la camiseta empapada y el gorro de lana negro pegado a lacabeza.Seloquitóylolanzóhaciaelotroladodelaparcamiento,porqueeraloúnicoquepodíahacerparadesfogarse.Sedio lavueltay comenzóa andarpara alejarsedeFernyde la terribleescenaqueacababadesuceder.

Ferncorrió trasél, resbalándoseypatinando,mientras lepedíaqueesperara.Peroél siguióandandoylaignoró;necesitabaescapar.Sabíaquenoiríatrasél;Baileyesperabaenlafurgonetajuntoalossurtidoresyeraincapazdevolveracasaporsímismo.

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Ambrose llevaba andando casi media hora. Se dirigía a casa, dándole la espalda a la lluvia,dejando que le cayera por la parte trasera de la camiseta y lemojara los vaqueros. Los pies lechapoteabandentrodelasbotasacadapaso.Desearíanohabertiradoelgorro.Devezencuando,la luz de una farola le iluminaba la cabeza calva y hacía que se sintiera expuesto y vulnerable,incapazdetaparse.Lacabezalepreocupabamásinclusoqueelrostro,lohacíasentirsetodavíamáscomounbichoraroquelasmarcasylascicatrices.Poreso,cuandolaslucesdeloscochesparecíanacercarseyreducirhastadetenerse,lasignoraba,conlaesperanzadequesuaspectolosahuyentarae hiciera que se lo pensaran dos veces antes demolestarlo o, peor aún, ofrecerse a llevarlo encoche.

—¡Ambrose!—EraFern,yparecíaasustadaymolesta—.¿Ambrose?He llevadoaBaileyacasa.Porfavor,entraenelcoche.Tellevarédondequieras,¿vale?

Habíacambiadodecochedespuésde llevaraBaileyacasa.Conducíael sedánviejodesupadre.Ambroselohabíavistoaparcadodelantedelaiglesiadesdequeteníamemoria.

—¿Ambrose?Nopiensodejarteaquí.¡Teseguirétodalanochesihacefalta!Ambrosesuspiróylamiró.Sehabíainclinadosobreelasientoparamirardesdelaventanilla

delcopilotomientrasloseguíalentamente.Teníalacarapálidaylacamisetatodavíaselepegabaalospechos.Nohabíaperdidoniunsegundoencambiarselaropamojadaantesdeirabuscarlo.

Algoenéldebiódarleaentenderquehabíaganado,porqueredujolavelocidadhastadetenersey desbloqueó las puertasmientras él llevaba lamano hacia el tirador. El calor que irradiaba lacalefacciónloenvolviócomosifueraunamantaeléctricaylohizotemblar.Fernseinclinóhaciaélylefrotólosbrazosconrapidez,comosifueraBaileyylohubierarescatadodeunaventisca,comosiellanoestuvieraempapadatambién.Aparcóelcocheyseinclinóparacogeralgodelosasientostraseros.

—Toma,¡tápateconesto!—dijo,ydejócaerunatoallaensuregazo—.Lahecogidocuandohecambiadodecoche.

—Fern,déjalo.Estoybien.—¡Noestásbien!¡Nodeberíahabertedichotodoeso!¡Laodio!¡Voyairatirarpiedrasasu

casay le romperé lasventanas!—AFern se lequebró lavozyél sediocuentadequeestabaapuntodellorar.

—Perdióasuhijo,Fern—contestóAmbroseconsuavidad.Aldecirlaverdad,supropiairapareciódesvanecerse.CogiólatoallaqueleofrecióFernyla

usóparasecarleelpelotalycomoélsolíasecarsesupropiamelena,envolviéndoloyestrujandopara que la toalla absorbiera la humedad. Ella se quedó quieta; era obvio que no estabaacostumbradaaqueunhombreletocaraelpelo.Ambrosesiguióalosuyo.Fernpermaneciósentadaensilencio,conlacabezainclinadahaciaél,yledejócontinuar.

—Nohevistoanadie.NialafamiliadeGrant,nialadeJesse.NohevistoaMarleynialhijodeJesse.LamadredePauliememandóunacestacuandoestabaenelhospital,peronopodíaabrir

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la boca, así que regalé casi todo lo que había dentro.Tambiénmemandó una postal.Decía queesperabaquemerecuperarapronto.CreoqueescomoPaulie.Dulce.Compasiva.Tampoco lahevistodesdequevolví,apesardeque trabajaen lapastelería.Hoyhasidolaprimeravezquehetenidocontactoconalgunadelasfamilias,yhaidotalycomomeesperaba.Yfrancamente,esloquememerezco.

Fernnoselodiscutió.Aélleparecióquequeríahacerlo,peroentoncessuspiróylerodeólasmuñecasconlasmanosparaapartarlelasmanosdelpelo.

—¿Porquéfuiste,Ambrose?¿Noobtuvisteunabeca?Quierodecir,comprendoelpatriotismoyquererserviratupaís,pero…¿noqueríasdedicartealaluchalibre?

Nunca le había contado aquello a nadie, nunca había verbalizado cómo se sentía por aquelentonces.Decidiócomenzarporelprincipio.

—Estábamosenelfondodelauditorio…Beans,Grant,Jesse,Paulieyyo.Estuvieronriéndoseyhaciendobromasdurantetodalapresentaciónacostadelreclutadordelejército.Noporfaltarlealrespeto,no.Erasobretodoporquesabíanquenadaquelespudieradepararelejércitoseríapeorque losentrenamientosde lucha libredel entrenadorSheen.Todo luchador sabequenohaynadapeorqueestarhambriento,cansado,teneragujetasyquealfinaldeunduroentrenamientotediganque tienes que dar vueltas a la pista. Y saber que si no te dejas la piel decepcionarás a tuscompañerosporqueelentrenadorpondráatodoelmundoacorrerotravezsivequenoteesfuerzas.Alistarseenelejércitonopodíaserpeorqueunatemporadadeluchalibre.Deningunamanera.

»Alistarnos no nos dio miedo, no del modo en que asusta a muchos otros. Para mí, era laoportunidadperfectaparahuir,parapasarunpocomásdetiempoconloschicos.Noqueríairalauniversidad,almenosnotanpronto.Sentíaquetodalaciudaddependíademíyque,silacagabaonomeibabienenlaUniversidadEstataldePensilvania,decepcionaríaatodoelmundo.Megustabalaideadeserotrotipodehéroe.Siemprehabíaqueridoserunsoldado,soloquenuncaselohabíadichoanadie.Penséquedespuésdel11Seralocorrecto,asíqueconvencíaloschicosparaquesealistaran.

»Beansfueelmásfácildeconvencer.Después,élconvencióalosdemás.Pauliefueelúltimoen alistarse.Durante cuatro años había hecho lo que nosotros queríamos, se había dedicado a laluchalibre.Verás,laluchalibrenuncafuesupasión,peroseledabamuybienynoteníapadre,asíqueelentrenadorSheeneraelpadrequenuncahabíatenido.Élqueríasermúsicoeirsedegiraporelmundoconsuguitarra.Peroeraunbuenamigoynosquería,asíquealfinalvinoconnosotros,comohacíasiempre.

AAmbroseletemblólavozysefrotólamejillaconfuerza,comosiquisieraborrarelfinaldesuhistoria,cambiarloquesucediódespués.

—Asíque fuimos todos.Mipadre lloróymediomuchavergüenza. Jesse se emborrachó lanocheantesde irnospara la instrucciónbásicaydejóembarazadaaMarley.Nuncaconocióa suhijo.Tendría que ir a ver aMarley, peronopuedo.Grant fue el únicoquepareció tomárselo enserio.Medijoquenuncahabía rezado tanto como lanocheantesde irnos a Irak,yGrant rezabamucho.Poresoyanuncarezo,porquesiGrantrezótantoyaunasímurió,novoyaperdereltiempo.

—Diostesalvólavida—dijoFern;despuésdetodo,erahijadeunpastor.—¿CreesqueDiosmesalvólavida?—replicóAmbroseconcaradeincredulidad—.¿Cómo

creesquesesientelamadredePaulKimballaloíreso?¿OlospadresdeGrant?¿OlanoviadeJesse,ocómosesentirásuhijocuandosealosuficientementemayorparadarsecuentadequenuncaconoceráasupadre?YasabemoscómosesienteLuisaO’Toolealrespecto.SiDiosmesalvólavida,¿porquénosalvólassuyas?¿Esmividamuchomásvaliosa?Vale,yosoyespecial…¿Acasoellosnoloeran?

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—Claroqueloeran—protestóFern,alzandolavozantelavehemenciadelchico.—¿Noloentiendes,Fern?EsmuchomássencillodecomprendersiDiosnotuvonadaquever.

Si no tuvonadaquever, entoncespuedo aceptar que la vida es así.Quenadie es especial, perotampoconadiedejadeserlo.¿Entiendesloquequierodecir?Puedoaceptareso.Loquenopuedoaceptaresquehayarespuestaaalgunasplegariasynoaotras.Esomecabrea,meirrita…¡Inclusomedesespera!Ynopuedovivirasí.

Fernasintióypermitióqueeldiscursocalaraenelinteriorempañadodelcoche.Nodiscutióconél,perotrasunapausadecidióintervenir.

—Mipadresiemprecitaunpasajedelabiblia,queledalarespuestacuandonoentiendealgo.Laheoídotantasvecesenmividaquecasisehaconvertidoenunmantra—dijoFern—.«Porquemispensamientosnosonvuestrospensamientos,nivuestroscaminosmiscaminos—dijoJehová—.Comosonmásaltosloscielosquelatierra,asísonmiscaminosmásaltosquevuestroscaminos,ymispensamientos,másquevuestrospensamientos».

—¿Yesoquéquieredecir,Fern?—suspiróAmbrose,peroparecíahabersecalmado.—Supongoquequieredecirquenoloentendemostodoyquenuncapodremosentenderlo.Tal

vez aquí no obtendremos todas las respuestas. No porque no las haya, sino porque no lasentenderíamossilasobtuviéramos.

Ambrosearqueólascejasyesperó.—Talvezhayaunpropósitomayor,uncuadrodelquesolosomosunapequeñaparte.Comoen

unodeesospuzlesdemilpiezas,¿sabes?Nohayformadesaberelaspectoquetendráelpuzlealfinal con solo mirar una de las piezas. Y no tenemos la imagen del exterior de la caja comoreferencia.

Fern sonrió con indecisión, dubitativa, preguntándose si lo que decía tenía sentido. CuandoAmbrosesequedócallado,continuó.

—Quizá cada uno de nosotros representa una pieza del puzle. Encajamos unos con otros ycreamosestaexperienciaalaquellamamosvida.Ningunosabemoscuálesnuestropapelodequémaneraacabarátodo.Talvezlosmilagrosquepresenciamossonsololapuntadeliceberg.Ytalveznoreconozcamoslasbendicionesquesurgencomoconsecuenciadelascosasmáshorribles.

—Eresunachicamuyrara,FernTaylor—dijoAmbroseconsuavidad,ylamiróalosojos,consuojoderechociegoyconel izquierdo tratandodevermásalláde lasuperficie—.Hevisto loslibros que lees. Esos que tienen en portada a chicas con las tetas casi al aire y chicos con lacamisetarota.Leesnovelasrománticasindecentesycitaslasescrituras.Creoquenoteentiendodeltodo.

—Labibliamereconfortaylasnovelasrománticasmedanesperanza.—Ah,¿sí?¿Esperanza?—Esperanza de que en un futuro cercano harémuchomás conAmbroseYoung que citar la

biblia.—Fernseruborizóintensamenteysemirólasmanos.Ambrosenosupoquédecir.Despuésdeunsilencioincómodo,Fernpusoelcocheenmarchay

seincorporaronalacarreteramojada.AmbrosepensóenloqueBaileyhabíadicho,enqueFernpadecíaelsíndromedelachicafea.

SCF.TalvezFernsololetirabalostejosporqueerafeoyellacreía,debidoasuSCF,quenopodíaaspiraramás.Otalvezélhabíadesarrolladoelsíndromedelchicofeoyestabadispuestoarecogerlasmigajasquecualquierchicaguapalelanzara.Noobstante,Fernnolehabíalanzadomigajas.Lehabíalanzadounagalletaenterayestabaesperandoaqueéldieraunmordisco.

—¿Porqué?—susurróconlavistaalfrente.—¿Por qué qué? —Su voz era suave, pero él notó que estaba un poco avergonzada. Era

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evidentequenoestabaacostumbradaalanzarlesgalletasaloshombres,fueranfeosono.—¿PorquétecomportascomosifueraelAmbrosedeantes?Tecomportascomosiquisieras

quetebesara.Comosinadahubieracambiadodesdeelinstituto.—Haycosasquenohancambiado—contestóFernenvozbaja.—¡Paratuinformación,FernTaylor—rugióAmbrosemientrasdabaungolpeconlamanoal

salpicaderoquehizosaltaraFern—,todohacambiado!¡Túerespreciosa,yosoyespantoso,túnomenecesitas,peroyoatisí!

—Actúascomosi labellezafueraloúnicoquenoshacemerecedoresdeseramados—saltóFern—.¡Noestaba…enamoradadetisoloporquefuerasguapo!

Habíahabladodeamor,envozalta,aunquehabíavacilado.DiounvolantazofrentealacasadeAmbroseyquisoaparcarelcocheantesdequesehubiera

detenidodeltodo,loquehizoqueelcochedieraunasacudidaychirriara.Ambrosesacudiólacabezacomosinolacreyera.BuscóeltiradordelapuertayFernexplotó.

La ira la empujó a decir cosas que nunca habría dicho de no haber estado enfadada. Cogió aAmbrosedelbrazoyloobligóamirarla.

—Heestadoenamoradade tidesdequemeayudasteaenterraraquellaarañaenmi jardínycantamoslacancióndelaarañacomosiestuviéramoscantandounhimnoreligioso.TehequeridodesdequecitasteaHamletcomosiloentendieras,desdequedijistequepreferíaslasnoriasantesquelasmontañasrusasporquelavidanodeberíavivirseatodavelocidad,sinoconexpectaciónyapreciándola.Leíyvolví a leer las cartasque le enviaste aRitaporque sentía como si hubierasabiertounapuertaatualmayconcadapalabrameabrierastucorazón.Noeranparamí,peronomeimportaba.Amabacadapalabra,cadaideayteamabaati…muchísimo.

Ambrose había estado aguantando la respiración y emitió una especie de silbido cuandosuspiró,conlamiradafijaenFern.Ellacontinuó,enunsusurro:

—Cuandonosenteramos…delodelaexplosiónenIrak…¿Sabíasqueprimerollamaronamipadre?Fueconlosoficialesdelejércitoacomunicárseloalasfamilias.

Ambrosenegóconlacabeza.Nolosabía.Nuncahabíaqueridopensarenesedía,eldíaenqueselohabíancomunicadoalasfamilias.

—Yyosolopodíapensarenti.—FernintentabacontenerlaslágrimasysutristezahizoqueeldolorseaferraraalpechodeAmbrose—.Semepartióelcorazónporlosdemás…enespecialporPaulie.Perosolopensabaenti.Alprincipionosabíamosquétehabíaocurrido.Meprometíamímismaque,sivolvíasacasa,nomedaríamiedodecirteloquesentía.Perotodavíamedamiedo.Porquenopuedohacerquetútambiénmequieras.

Ambroseseacercóaellay laestrechóentresusbrazos.Fueunabrazo incómodo,porque lapalancadecambiosseinterponíaentreellos,peroFernapoyólacabezaensuhombro,yAmbroseleacaricióelpelo,sorprendidoporquesentabamejorconsolaraalguienqueserconsolado.Elliottysumadre,y tambiénelpersonaldelhospital,habíancuidadodeély lohabíanconsoladodurantelargosmeses.Sinembargo,desdeelataque,nuncahabíaconsoladoanadie,nuncahabíaofrecidounhombroenelquellorarnihabíaintentadoaliviareldolordelosdemás.

Alcabodeunrato,Fernseapartóysesecólosojos.Ambrosenohabíadichonada,nohabíareveladosussentimientosnirespondidoasudeclaracióndeamor.Esperabaqueellanoestuvieraesperándolo.Noteníaniideadecómosesentía.Enesemomento,estabahechounlíoynopodíadeciralgoquenosintieradeverdadsoloparaquetodofueramássencillo.Peroleasombrabasuvalentíay,másalládesuconfusiónydesesperación, lacreía.Creíaqueloquería,yesolohacíasentirsehumilde.Talvezalgúndía,cuandoyanoestuvierahechounlío,estemomentoloataríaaella.O,talvez,elamorqueFernsentíaporélloliberaría.

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20

Curiosamente,laconfesióndeFerntrajolapazalarelación.Ambroseyanointentabaocultarelrostro constantemente ni esconderse en la cocina. Sonreía más a menudo y también reía. Ferndescubrió que era un bromista. Algunas noches, después de que la tienda cerrara, incluso iba abuscarla.Undíaselaencontróenlacajaregistradora,inmersaenunaescenadeamor.

Fern empezó a leer novelas románticas a los trece años. Todo comenzó cuando conoció aGilbertBlythedellibroAnaladelasdelastejasverdesyquedóprendadadeél.Queríavolveraenamorarseunayotravez.EntoncesdescubriólaeditorialHarlequin.Sisumadrehubierasabidocuántasnovelasprohibidashabíaleídoelveranoantesdeempezaroctavocurso,lehabríadadoalgoysehabríadesmayadoencimadesuinfusióndepoleomenta.Apartirdeeseverano,Ferntuvounmillóndenoviosliterarios.

AmbroselequitóellibroaFerndelasmanosyloabriópordondeellaestabaleyendo.Ella,avergonzada, lo agarró por el brazo. No quería que viera qué había captado su atención de talmanera.Élsepusoellibrodelantedelacaraylaatrapóconelotrobrazo,inmovilizándolacomosifueraunaniñadecincoaños.EraimposiblemoveraAmbrose,queerafuertecomountoro,ylosintentosdeFernporliberarseyrecuperarellibrofueroninútiles,asíquesedioporvencidaybajólacabezaamododeprotesta.Contuvolarespiración,yesoprovocóqueelcalorqueirradiabansusmejillasseleextendieraportodalacara.Fernesperabaqueelchicoseecharaareír,peroenlugardeesoleyóensilencioduranteunosminutos.

Ambrose,desconcertado,dijo:—Vaya,quéinteresante.—Aflojóelbrazounpoco.Fern se agachó y consiguió soltarse. Se llevó unmechón de pelo detrás de la oreja y evitó

miraraAmbrosealacara:—¿Quétepareceinteresante?—preguntócondespreocupación,comosinosehubieramuerto

devergüenzahacíasolounossegundos.—¿Leescosasdeestasmuyamenudo?—Ambroserespondióconotrapregunta.—¡Oye! No lo juzgues hasta que no lo pruebes—protestó Fern dócilmente. Se encogió de

hombros,comosinoseestuvieramuriendodevergüenza.—Aesomerefiero.—AmbroseclavóunodesuslargosdedosenelcostadodeFern.Fernseretorcióylegolpeólamano.—Túnohasprobadonadadeesto,¿no?—continuó.Fernmirófijamentealosojosdelchicoyabriólabocaparatomaraire.—¿Fern?—insistióAmbrose,queteníalosojosclavadosenlosdeella.—¿Quesiheprobadoqué?—musitóFern.—Déjamever.—Ambrosepasóunascuantaspáginas—.¿Qué talestodeaquí?—Empezóa

leerlentamente.ElcorazóndeFernempezóalatiratodavelocidadcuandooyólavozdeAmbroseretumbaren

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supecho.—«Larecostósobreloscojinesylepasólosdedosporlapieldesnudaalavezquerecorría

con losojoselcaminoquehabíahechocon lamano.Lospechosdeella sealzaronpor la febrilanticipación…».

Ferndioungolpedesesperadoal libro,que sedeslizóporel sueloy,despuésdepasarpordebajodevariascajasregistradoras,acabódetrásdeuncarrito.

—¿Hasprobadoesto?Ambrose tenía una expresión muy seria y las comisuras de la boca hacia abajo. Estaba

consternado.Sinembargo,lebrillabaelojosano,yFernsupoquesereíadeellapordentro.—¡Claroquesí!—fanfarroneóella—.Muchísimasveces.Es…maravilloso,amímeencanta.

—Cogióunpulverizadoryunpañodedebajodelmostradoryempezóarociarconel líquidoyapasareltrapoporencimadesuzonadetrabajo,queestabaimpoluta.

Ambroseseacercóylesusurróaloído:—¿Conquién?LosrizosquesehabíanescapadodelacoletadeFernlehicieroncosquillasenlasmejillas.

Ferndejódefrotaryalzólamirada,furiosa.Suscarasestabansoloaunoscentímetrosdedistancia.—Ambrose,¡paraya!Estomedamuchavergüenza.—Losé,Fern—respondió,riendoentredientesymostrandosuadorablemediasonrisa—.No

puedoevitarlo,¡eresmonísima!Tan pronto comoAmbrose pronunció esas las palabras, se enderezó y se diomedia vuelta;

parecíaqueelcomentariocoquetolohubierasorprendido.Ahoraéltambiénestabaavergonzado.Lamúsica enlatada cambió y empezó a sonar un tema de BarryManilow. Fern deseaba no haberlereñido. Debería haberlo dejado que se metiera con ella, se había mostrado tan desenfadado yjuvenil…Ahoravolvíaaestarrígidoyadarlelaespaldaparaesconderlacara.Sinmediarniunapalabramás,Ambrosesedirigióalapastelería.

—Ambrose,notevayas—gritóFern—,losiento.Tienesrazón,nohehechoningunadeesascosas.Túhassidoelúnicochicoalquehebesado,yestabaspedo,asíquepuedesmeterteconmigotantocomoquieras.

Ambrosesedetuvoysegiróunpoco.Reflexionósobreloqueleacababadedecirypreguntó:—¿Cómo puede ser que una chica como tú… una chica a la que le encantan las novelas

románticasyescribecartasdeamorgeniales…?—AFernseleparóelcorazón—.¿Cómopuedeserquehayaspasadoporelinstitutosinquetebesaran?

Ferntragósaliva.Elcorazónlediounvuelcoyempezóalatirotravez.Ambroselamirabaconatención.Esperabaaquerespondiera.

—Bueno,noestandifícilcuandoerespelirroja,tieneslaestaturadeunacríadedoceañosyllevasgafasyaparatoen losdienteshastaelúltimocurso.—Fernconfesó laverdadconun tonoirónico.Sedabaporsatisfechacontaldequeladesolacióndesaparecieradelosojosdelchico.

Ambrosevolvióasonreíryrelajóunpocoelcuerpo.—¿Asíqueelbesodellagofuetuprimerbeso?—preguntóélconvacilación.—Sí.MiprimerbesofueconelúnicoeinigualableAmbroseYoung.—Fernsonrióyarqueó

lascejas.Sinembargo,alchiconolehizoningunagracia.Nosonrió,sinoquemiróaFernalacarayle

dijo:—¿Teestásburlandodemí,Fern?Fernsacudiólacabeza,desesperada,ysepreguntóporquésiempreteníaquecagarla.

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—¡No!Solo…soloeraunabroma.Queríahacertereírotravez.—Supongoqueesgracioso—dijoAmbrose—.ElúnicoeinigualableAmbroseYoung,sí.Es

algodeloquepresumir.Unbesodeuncapullodeformealquelamitaddelpueblonoseatreveamirar.—Ambrosesediolavueltayentróenlapasteleríasinmiraratrás.BarryManilowllorabaporunachicallamadaMandy,yFernquisollorarconél.

Fern cerró la tienda amedianoche como hacía cada día de lunes a viernes. Nunca había tenidomotivosparaestarnerviosaoparareplantearsesuideadecerrarlatiendaamedianocheyvolveracasa en bicicleta, que estaba atada junto a la puerta de empleados.Ni siquieramiraba de reojocuandoempujabalapesadapuertadesalidaylacerraba.Yapensabaenelcaminodevueltayenelmanuscritoquelaesperabaencasa.

—¿Fern?—dijounavozasuizquierda.Fernnopudoreaccionarantesdequelaempujarancontralapareddellateraldeledificio.Se

golpeó la cabeza contra elmuro e hizo un gesto de dolor a la vez que intentaba ver la cara delasaltante.

La parte delantera del aparcamiento del supermercado estaba muy poco iluminada, pero laentradadeempleadosnoestabailuminadaenabsoluto.Fernnuncahabíapensadoenponerunaquejaal respecto. La tenue luna tampoco aportaba mucha luz al entorno, sin embargo, identificó loshombrosanchosdeAmbroseysucarasombría.

—¿Ambrose?ElchicotomólacabezadeFernentrelasmanosylepasólosdedosporlazonaquesehabía

golpeado,enunintentodealiviarleeldolorquelehabíacausadoalempujarlacontralapared.Fernapretabalacabeza,queapenasllegabaalhombrodelchico,contrasusmanosyalzabalabarbillapara intentar discernir la expresión de la cara que tenía delante. Pero la oscuridad escondía lospropósitosdelchico,yFernsepreguntóporunmomentosierapeligrosoysisusheridaseranmásprofundasdeloqueparecían.ElpensamientonotuvotiempodecuajarporqueAmbroseinclinólacabezaylabesó.

Fernestabaconmocionadaysorprendida,y,porunmomento,elmiedodesapareció.EnseguidanotólasensacióndelrocedelabocadeAmbrosecontralasuya.Hizounalista:eltactodelabarbaincipienteenlamejillaizquierda,elsonidoquehacíaalexhalar,elcalordesuslabiossuavesyeltoquedecanelayazúcar,comosihubieraprobadoalgunodelosdulcesquehabíahorneado.Estabaindeciso;ladulzuraquelocaracterizabanosecorrespondíaconlaagresividadquemostraba.Quizápensóque ella lo apartaría, perono lohizo.Ambrose suspiróy le hizo cosquillas en los labios.Relajólasmanos,quesujetabanlacabezadeFern,lasbajóhastasushombrosylaacercóaélparabesarlaconfirmeza.

AlgosedesatóenlapartebajadelvientredeFern,untenuecalorqueseabríapasoporlasextremidades aturdidas de la chica y sus puños cerrados.Reconoció la sensación enseguida.Eradeseo,anhelo.¿Lujuria?Nuncaanteshabíasentidolujuria,aunquehabíaleídobastantealrespecto.Sinembargo,vivirlaensuspropiascarneseraunaexperienciacompletamentediferente.Fernalargólosbrazos,tomólacaradeAmbroseentrelasmanosylasujetócercadelasuyaconlaesperanzadequenorecobraralacordurapronto.Lachicasediocuentadelcontrasteentrelasdosmejillas,perolas ondulaciones y bultos que tenía en el lado derecho no tenían ninguna importancia cuando labesaba.

Sedetuvodegolpe,apartó lacarade lasmanosdeFerny lacogiópor lasmuñecasconsus

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grandesmanos,comosilahubieraesposado.Fernbuscósucaraenlaoscuridad.—Hala. Este ha sido mucho mejor que el primero —murmuró. Todavía tenía las manos

alrededordelasdeella.Fernestabamareadaporelcontacto,embriagadaporlassensacionesysinpalabras.Ambrose

le soltó lasmuñecas, dio un paso atrás y se fue hacia la entrada de la pastelería sin ni siquieradespedirsedeella.Fernloobservómarcharseyviocerrarselapuertabatienteasuespalda.Sintióqueelcorazónledabaunvuelco,comosifuerauncachorroqueañoraasudueñocuandoseva.Unbesonuncaseríasuficiente.

Alamedianochedeldíasiguiente,Baileyentróenlapasteleríacomosifuerasuya.Fernlohabíadejadoentrar,evidentemente,perolachicanoloacompañaba.Ambroseseintentóconvencerdequenoestabadecepcionado.Bailey llevabaungato,quecorríaal ladode la sillade ruedascomosifueracopropietariodellugar.

—Nopuedenentraranimales,Sheen.—Voy en silla de ruedas, tío. ¿Me estás diciendo que no puedo llevar a mi gato lazarillo

conmigo?Bueno,enrealidadpuedesertugatolazarillo,yaqueestásciego.Unadelasventajasdedarlástimaesquesueloconseguirloquequiero.¿Hasoídoeso,DanGable?Tehallamadoanimal.Aporél,chico,ataca.

Elgato,queolisqueabaunadelasestanteríasdemetal,ignoróaBailey.—¿TugatosellamaDanGable?—Sí,DanGableSheen.Lotengodesdelostreceaños.MimadrenosllevóaFernyamíauna

granjaycadaunoelegimosunodeunacamada.YollaméalmíoDanGable,yFernllamóalsuyoNoraRoberts.

—¿NoraRoberts?—Sí.Unaescritora.AFern leencanta.Desgraciadamente,NoraRobertssequedópreñaday

murióenelparto.—¿Laescritora?—¡No!Lagata.Fernsiemprehatenidomuymalasuerteconlosanimales.Losagobiaconamor

ycuidados,yellosseloagradecenestirandolapata.Tienequeaprenderahacerseladifícil.AAmbroselegustabaesodeella,quenofingía.PeronoseloibaadeciraBailey.—EstoyintentandoqueDanGableaprendaunoscuantosmovimientosdeluchalibreenhonora

sutocayo.Porahorasolosabetirarsealsuelo,perobueno,esunmovimientobásico,yyaesmásdeloqueyopuedohacer—dijoBaileyentrerisas.

DanGableeraunluchadorquehabíaganadounamedalladeoroenlasOlimpiadas,enlasquenocedióniunsolopunto.SegraduóenlaUniversidaddeIowaconsolounaderrota,fueentrenadorde los Hawkeyes de Iowa y era una leyenda del deporte. Ambrose no creía que el luchador sesintieraespecialmentehalagadoporquelehubieranpuestosunombreaungato.

DanGable,elgato,serestregócontralapiernadeAmbrose,perosedetuvoalinstantecuandoBaileysediounosgolpecitosenlasrodillasconlasyemasdelosdedos.EntoncessaltóalregazodeBailey,quelopremióconcariciasyhalagos.

—Dicenquelosanimalessonterapéuticos.Laverdadesquelaideaeraquetuvieraunperro,ya sabes, elmejor amigodelhombre.Unperroquemequisiera solo amí, el niñoquenopuedecaminar.Músicatriste,porfavor.Peromimadredijoqueno.Cuandoselopregunté,sesentóalamesadelacocinayseechóallorar.

—¿Por qué?—preguntó Ambrose, sorprendido. Por lo que él sabía, Angie Sheen era una

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madrebuenísima.Noparecíapropiodeellanegarleunperroasuhijo,quenopodíacaminar,quenecesitabaunfielcompañero…Dabacomoparaimaginárseloenunescenariorural,conluztenue,unamañanadeNavidad.

—¿Sabes que no puedo ni limpiarme el culo? —contestó Bailey, que miraba a Ambrosedirectamentealosojos.Nosonreía.

—Eh…Vale—respondió,incómodo.—¿Sabesquesimeinclinodemasiadoparacogeralgonopuedovolveralevantarme?Unavez

estuvecolgandohaciadelantehastaquemimadremeencontró,mediahoramástarde,cuandovolviódehacerunosrecados,ymevolvióasentar.

Ambrosenodijonada.—¿Sabesquemimadre,queapenaspesacincuentaycincokilos, tienequecogermepor las

axilasymovermealasillaquetenemosenladucha?Melava,meviste,mecepillalosdientes,mepeina…Lohacetodo.Porlanoche,mipadreyellaseturnanparaveniradarmelavueltaporlanoche porque no puedo girarme y si pasomucho rato sobre un costado,me duele. Lo han hechodesdequeteníacatorceaños,todaslasnoches.

Ambrosesintióunnudoenlagarganta.Baileysiguióhablando.—Asíque,cuandodijequequeríaunperritoselerompióelcorazón.Nopodíacuidardenadie

más,asíquellegamosaunacuerdo.Losgatosnoconllevantantotrabajo.Tienecomidayunacajade arena en el garaje. Normalmente es Fern la que se encarga de alimentar a Dan Gable y decambiarlelaarena.Creoquecuandoadoptamosalosgatoshizountratoconmimadre.Nuncaheconseguidosonsacárseloaningunadelasdos.

—Joder.—Ambrose se pasó lasmanos por la calva. Estaba conmovido y consternado.Nosabíaquédecir.

—¿Cuándovasavolveraluchar,Brosey?—Baileyusóelapodoporelquelollamabansusamigos.Ambrosepensóquelohabíahechoapropósito—.Quierovolveraverte luchar.TenerungatoquesellameDanGablenoessuficiente.—ElgatomaullóysebajódelregazodeBailey,comosielcomentariolohubieraofendido.

—Hala,yahaabandonadoaltullido—dijoBaileyentonodramático.—Noveo por el ojo derecho ni oigo por ese lado,Bailey.No veo si alguien viene pormi

derecha. Joder, me inmovilizarían las piernas tan rápido que ni me enteraría de quién me hagolpeado.Además,laperdidadeloídohahechoquetengaunequilibriodemierda.Ylaverdadesquenomehaceilusiónlaideadeunestadiollenodegentemirándomefijamente.

—¿Entoncesquévasahacer?¿Quedartehaciendomagdalenas?AmbrosemiróaBailey.Esteledevolviólamirada.—¿Cuántopesolevantas,Brosey?—¿Puedesdejardellamarmeasí?Baileyparecíaverdaderamenteconfundido.—¿Porqué?—Porque…bueno…llámameAmbrose.—Bueno,¿qué?¿Cientoochenta,doscientoskilos?Ambroseteníacaradeenfadado.—Nomevasadecirquenohasestadohaciendopesas,porquesenotaquesí—continuóel

chico—.Tienes una constitución fuerte por naturaleza, pero estás hecho polvo.Tienes un tamañoconsiderableyestásmásfuerte.

Ambrosesacudiólacabezaymetióotrabandejademagdalenas,sí,magdalenas,enelhorno.No sepodía creerque le estuvieradiciendoesounchicoquenohabía levantadounapesaen su

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vida.—¿De qué te sirve? Tienes un cuerpo fantástico, grande y fuerte. ¿Vas a quedártelo para ti

solo?Tienesquecompartirloconelmundo,tío.—Sinoteconociera,pensaríaqueintentasligarconmigo—dijoAmbrose.—¿Temirasdesnudoenelespejomientrassacasmúsculo?Yopiensoque,almenos,tendrías

quededicartealaspelisparaadultos.Asíporlomenosnoseríasundesperdicio.—Otro que habla de cosas sobre las que no tiene ni idea—contestó Ambrose—. Fern lee

novelasrománticasytúderepenteteconvierteseneltíoquefundólarevistaPlayboy.Nocreoqueseáislaspersonasmásindicadasparadarmeleccionesdenada.

—¿Ferntehasermoneado?—BaileysonósorprendidoynoparecíaofendidoporqueAmbroselehubieradichoquenoteníaniideadenadaporqueestabaenunasilladeruedas.

—Bueno,mehaescritocitasinspiradoras—respondió.—Ah,sí.Esosuenamástípicodeella.¿Yquétehaescrito?¿«Confíaentimismo»,«Sueñaa

logrande»y«Cásateconmigo»?Ambroseseatragantóyluego,apesardeloquehabíapasado,empezóareír.—Va,Bro…Ambrose—secorrigióBaileyentonoconciliadoryconunaexpresiónseria—,

¿nosetehanipasadoporlacabezavolveraluchar?Mipadredejalasaladeluchalibreabiertaalpúblicoenverano.Él teayudaría.Esmás,semearíaen lospantalonesdegustosi lepropusieraspracticaralgunosmovimientos.¿Creesquenohasidoduroparaél?¡Osadoraba!Cuandoseenteródeloquehabíapasado…AJesse,Beans,Grant…APaulie.Noeransolotuyos,tambiéneransuyos,suschicos.Él tambiénlosquería,yotambién.—LavozdeBaileytemblóconvehemencia—.¿Lohaspensadoalgunavez?Noereselúnicoqueloshaperdido.

—¿Creesquenolosé?¡Loentiendoperfectamente!—respondióAmbrose,incrédulo—.Eseeselproblema,Sheen.Siyohubierasidoelúnicoensufrir lapérdida…sifueraelúnicoquesufre,seríatodomásfácil…

—Noessoloquelosperdiéramosaellos—interrumpióBailey—,tambiéntehemosperdidoati.¿Novesquetodalagentesufreporti?

—Sufreporlasuperestrella.PorHércules.Yonosoyese.Nocreoquepuedavolveraluchar,Bailey. La gente quiere al chico que gana todas las peleas y tiene posibilidades de ir a lasOlimpiadas. No quieren al tío calvo que no oye ni el silbato porque ha sonado por el ladoequivocado.

—Te acabo de decir que no puedo ir al baño solo, que mi madre me tiene que bajar lospantalones,sonarmelanarizyponermedesodorante.Yencima,cuandofuialinstitutotambiéntuvequedependerdeunapersonaquemeayudara,conabsolutamentetodo.Fuevergonzosoyfrustrante,peroeranecesario.Amíyanomequedanadadeorgullo,Ambrose—dijoBailey—,nada.Peroeraomiorgulloomivida.Tuvequeelegir,ytútienesquehacerlomismo.Puedeselegirelorgulloyquedarteaquíhaciendomagdalenashastaqueseasviejoygordoynoleimportesanadie,opuedesconvertirelorgulloenhumildadyrecuperartuvida.

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BaileydijoquenuncahabíaidoalmonumentoconmemorativoenhonoraPaulie,Jesse,BeansyGrant.Ambrose loentendía,porquepara llegarhastaahíhabíaquesubirporuncaminode tierrademasiadoinclinadoparaqueunasilladeruedaslorecorriera.Elliottlehabíadichoasuhijoqueibanapavimentarelcamino,peronolohabíanhechotodavía.

CuandoBaileylemencionóellugar,AmbrosevioqueBaileysemoríadeganasdeir,yélsedijoasímismoquelollevaría.Perotodavíano,estavez,suprimeravez,teníaqueirsolo.Habíaevitado irdesde su regreso, ahorahacíacasi seismeses,pero lacharla sobre lasmagdalenas, lahumildadylafaltadeorgulloquehabíamantenidoconBaileyloconvenciódequeyaerahoradeempezar a dar pequeños pasos. Comenzó a subir la colina que llevaba al bonitomirador dondeestabanenterradossuscuatroamigos.

Formaban una línea recta; cuatro lápidas blancas que daban al instituto en el que habíanluchadoyjugadoalfútbolamericano,dondehabíancrecidohastaconvertirseenpersonasmaduras.Habíaunpequeñobancodepiedracercadelastumbasparaquelasfamiliasolosamigospudieransentarseun ratoymuchosárbolesalotro ladodelclaro.Eraunbuen lugar, tranquiloyapacible.Habíafloresyunascuantascartasypeluchesalrededordelastumbas.AAmbroselealegróverqueotroshabíanidoallugaramenudo,aunqueesperabaquenofueranadiehoy.Necesitabaestarunratoasolasconsusamigos.

PaulieyGrantestabanenelmedio,yBeansyJesseenlos lados.Quégracia,asíhabíasidotambiéncuandoestabanvivos.PaulieyGranteranelpegamentodelgrupo, losqueloafianzaban;BeansyJesseeran losprotectores, lossalvajes.Losquesequejabanysemetíancontigoperoalfinalsiempreestabanahíparaayudarteyapoyarte.Ambroseseagachóalladodecadatumbayleyólasinscripcionesenlaslápidas.

ConnorLorenzo«Beans»O’Toole8-5-1984†2-7-2004Mihijo,micorazón

PaulAustinKimball29-6-1984†2-7-2004Amigo,hermanoehijoquerido

GrantCraigNielson1-11-1983†2-7-2004Siempreennuestroscorazones

JesseBrooksJordan24-10-1983†2-7-2004

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Padre,hijo,soldadoyamigo

Elbancodepiedra teníauna inscripciónquedecía«En la batalla se encuentra la victoria».Ambrose recorrió las palabras con los dedos. El entrenador Sheen siempre decía esa frase, lagritabadesdeelbordedeltapiz.Paraelentrenadorloqueimportabanoeraelresultadofinal,sinoquelucharashastaqueelsilbatomarcaraelfinaldelcombate.

Ambrosesesentóenelbancoymiróelvallequeseextendíaasuspies,laciudadenlaquehabíanpasadotodoslosdíasdesuvidahastalosañosquelocambiarontodo.Ambrosehablóconsusamigos,noporquepensaraquepodíanescucharloquedecía,sinoporqueteníaquedecírselo.

LescontóloqueBaileyhabíadichosobrerecuperarsuvida.Noestabasegurodeloqueesoqueríadecir,porqueavecesnopuedesrecuperarlatanfácilmente.Avecesestámuertayenterrada,ysolotequedaempezarunanueva.Ambrosenosabíacómoseríaestanuevavida.

LacaradeFernaparecióentrelospensamientosdeAmbrose.Quizáellaformarapartedeestanuevavida,pero,porraroquepudieraparecer,noqueríahablarlessobreeltema.Eramuyprontotodavíayélqueríaprotegerla,inclusodelosfantasmasdesusmejoresamigos.Sehabíanreídomuyamenudodelapequeñapelirrojayhabíanhechomuchasbromasasucosta,sehabíanmetidoconellaysehabíanburladounmillóndeveces.Poresodecidiónodecirnadaalrespecto,mantenerlaasalvoenunrincóncadavezmásgrandedesucorazónenelquesoloélsabíaquelallevaba.

Cuandoelsolseempezóaesconderdetrásdelosárboles,Ambroseselevantóybajólacolina,aliviadodehaberencontradofinalmentelafuerzaparasubirla.

La sala de entrenamiento olía a sudor, a lejía y a recuerdos.Recuerdos alegres.En las esquinashabíadoscuerdascolgando.Lashabíatrepadoysehabíacolgadodeellasmuchísimasveces.Lostapices, trozos rojos de goma con un círculo que marcaba las diferentes áreas y las líneas quedefinían la zona de lucha en la que se los combates tenían lugar, estaban desenrollados. ElentrenadorSheenestabafregandolostapices,algoqueentreintaañosdecarrerahabríahechomilesdeveces.

—Hola,entrenador—dijoAmbroseenvozbaja,recordandotodaslasvecesqueelentrenadorhabíaintentadovisitarlocuandoélhabíaregresadoyAmbrosenolehabíadejadoentrar.

El entrenador alzó la vista, sorprendido. Estaba ensimismado en sus pensamientos y, al noesperarcompañía,sehabíaasustado.

—¡Ambrose!—ElrostroseleiluminóporlaalegríadetalmaneraqueAmbrosetragósalivaysepreguntóporquélohabíaalejadodeéldurantetantotiempo.

Elentrenadordejódelimpiar,cruzólasmanosenelpalodelafregonaydijo:—¿Cómoestás,soldado?Al oír el tratamiento, Ambrose hizo unamueca. Esa palabra venía acompañada de culpa y

dolor. El orgullo de ser soldado se había desvanecido con la pérdida de sus amigos y laresponsabilidadquesentíaporsusmuertes.Esapalabradebíausarsealdirigirseaunhéroe.Élnocreíamerecertaltítulo.

MikeSheenentrecerrólosojosysepercatódelareaccióndelchicoanteelsaludoydecómoseletensaronloslabios,comosifueraadeciralgoperonoseatreviera.ElentrenadorSheensintiócomoletemblabaelcorazónenelpecho.AmbroseYounghabíasidounfenómeno,unmonstruodeldeporte.

Eraunniñoalquecualquierentrenadorlegustaríahabertenidoensuequipo,noporlagloria

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queletraería,sinoporlaemocióndeformarpartedealgotaninspiradoryporpodersertestigodecómosehacíahistoria.AmbroseYounghabíasidoesetipodeatleta.Quizátodavíapodríavolveraserlo,perocuandoMikeSheenlovioenlapuerta,conlacarallenadecicatrices,sinpeloyconelcuerpoenvejecido,nosupoquépensar.

MikeSheensediocuentadelaironíadequeyanotuvieralamelena.AmbroseYounghabíasidounbuenestudianteyunchicomuyobedienteenlasaladeentrenamiento,exceptoenloquealpeloserefería.Siempresehabíanegadoacortárselo.Alentrenadorlegustabaqueloschicosfueranaseadosyconelpelocortoalestilomilitarporqueesomostrabarespetoydisposiciónalsacrificio.PeroAmbrose lehabíadichoal entrenador, con tranquilidady cuandoestabana solas, que se lorecogería en una cola para apartárselo de la cara cuando entrenara o luchara, pero que no se locortaría.

Elentrenadorledijoquenohabríaproblemasiempreycuandoesonosupusierauncisma.Esdecir, si losdemásmiembrosdel equipodecidíandejarse el pelo largoy tomarse lasnormasdecomportamientoa la ligerao faltaral respetoalequipooalcuerpo técnico, loculparíaaélysetendríaquecortarelpelo.Ambroseaceptóeltratoyseconvirtióenelcapitándelequipo.Losdíasquehabíacompeticiónibaal institutoenpantalonesdevestir,camisaycorbatayseasegurabadequeelrestodeloschicosvistieranigual.Siempreeraelprimeroenllegaralosentrenamientosyelúltimoenirse,seaplicabaafondoyeraunlíderconstante.ElentrenadorSheenpensabaqueeraelmejortratoquehabíahechoensuvida.

Ahora el pelo de Ambrose había desaparecido. También había perdido el empeño que locaracterizaba, la seguridadensímismoyelbrillode susojos,yaqueunoestabacompletamenteapagado;elotrovagabaconnerviosismoporlahabitación.Elentrenadorsepreguntósiexistíanlassegundasoportunidades.Nolepreocupabasufísico,sinolosdañosemocionales.

Ambrose,conlaropadeentrenamientoenlamano,sedirigióhaciasuantiguoentrenador.Sesentíacomounintrusoenunlugarquehabíaamadomásquecualquierotrorincóndelplaneta.

—HehabladoconBaileyymehadichoqueestaríasaquí.—Aquíestoy.¿Quieresentrenar?¿Desoxidarelcuerpo?—MikeSheencontuvoelaliento.Ambroseasintiósolounavez,perofuesuficienteparaqueelentrenadorexpulsaraelaireque

teníaenlospulmones.—Estupendo.Vamosaentrenar.

—Podrías apuntarte a ballet o a gimnasia —sugirió el entrenador cuando Ambrose perdió elequilibrioysecayóeneltapizporenésimavez—.Esloqueobligábamosahaceralosjugadoresdefútbolamericanocuandoteníanquemejorarelequilibrio.AunquesupongoqueestaráshorribleenuntutúylasniñaspensaránqueestáishaciendoLaBellaylaBestia.

AAmbroselesorprendióelcomentariosobresuaspecto.ParecíaqueelentrenadorSheennosemordíalalengua;Baileyeraclavaditoasupadre.

—La única forma demejorar el equilibrio es seguir practicando. Esmemoriamuscular. Tucuerposabeloquetienequehacer,erestúquienduda.Joder,ponteuntapónenlaorejabuena,alomejorteayudanooírnadaenabsoluto—continuó.

Ambroselointentólanochesiguiente.Nooírnadadenadaayudabaunpoco.Lavistanoeraungranimpedimento.Ambrosesiemprehabíasidounhombredeacción,unluchadordelosqueteníanlasmanossobreeloponenteentodomomento.Habíaalgunosluchadoresciegos,ysordos,aunque,claro,tambiénloshabíasinpiernas.Nosehacíanexcepciones,perotampocoseexcluíaanadie:si

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podíascompetir,erasbienvenidoeneltapiz,yqueganaraelmejor.Laluchalibrecelebrabaalaspersonas,fuerancomofueran.Lospuntosdébilesseconvertíanenventajas.Soloteníasquedominaraloponente.

Ambrosenuncaanteshabíatenidopuntosdébileseneltapiz,almenosnotanimportantescomoestos.Elentrenadorlehacíapracticarderribosauna,adospiernas,elagarredetobilloytodotipode llaves para someter al adversario hasta que tenía las piernas hechas un flan. Luego tenía querepetirlodesdeelotrolado,y,después,treparlacuerda.Unacosaerasubirlacuandomedíaspocomásdeunmetrosesentaypesabasmenosdesesentakilosyotra,hacerlocuandomedíasunmetronoventaypesabasnoventakilos.AAmbrosenolegustabatreparlacuerda,peroconsiguióhacerlo.Yeldíasiguientetambién,yelsiguiente.

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-¿Crees que Sheen querrá venir con nosotros?—le preguntóAmbrose a Fern cuando la chicasalió de casa. Ambrose se había alegrado cuando la chica había rodeado las palabras «fuegosartificiales», porque losdesfiles le parecían aburridos, ynormalmente eran aplena luzdel día yhabíamucha gente curiosa. Además, era la fiesta del 4 de Julio, y los vecinos deHannah Lakepodíandisfrutardeunabuenaexhibicióndefuegosartificialesenelcampodefútbolamericanodelinstituto.Fernparecióalegrarsecuandolepropusoir.

—BaileyestáenFiladelfia.Ambrose intentó calmar el vuelco de alegría que le dio el corazón.Adoraba aBailey, pero

queríaestarasolasconella.—¿Vamosapie?—sugirióFern—.Haceunbuendíayelcamponoestámuylejos.Ambroseaceptó,asíqueatajaronporelcéspedysedirigieronalinstituto.—¿YquéhaceBaileyenFiladelfia?—preguntóélcuandoyallevabanunratocaminando.—Cadaaño,Bailey,AngieyMikevanaFiladelfiaapasarel4deJulio.VanalMuseodeArte

de Filadelfia.Mike carga con Bailey y suben los setenta y dos escalones e imitan la escena deRocky. Angie ayuda a Bailey a levantar los brazos y juntos gritan «¡Un añomás!». A Bailey leencantaRocky.¿Tesorprende?

—Enabsoluto—contestóélconunasonrisairónica.—LaprimeravezquefuerondevacacionesaFiladelfia,Baileyteníaochoañosypudosubir

losescalonesél solo.Tienenuna fotodeesedíaen la salita.Bailey salecon losbrazosenalto,bailando.

—Lahevisto—dijoAmbrose.PorfinentendíaelsignificadodeaquellafotoqueocupabaunlugartanimportanteencasadelosSheen.

—Lopasarontanbienquedecidieronvolveralañosiguiente.Baileytambiénpudosubir losescalones. Cada año se volvíamás importante. Pero para cuando Bailey tenía once años, ya nopodíasubir,nisiquieraunoscuantosescalones,asíqueeltíoMikedecidiósubirloenbrazos.

—¿Unañomás?—Sí. Bailey desafía todos los pronósticos. La mayoría de niños con distrofia muscular de

Duchenneno llegan a su edady, si lo hacen, no tienen la apariencia deBailey.No se les ve tansaludables.Dehecho,veintiunosiemprehasidocomoungritodeguerraparaél,yporesohicimosunagranfiestaporsucumpleaños.Estamosconvencidosdequevaaestablecerunnuevorécord.

Ambrosecolocólamantaenunextremodelcésped,lejosdelrestodegentequehabíaidoaverlos fuegos artificiales. Fern se sentó a su lado, y al poco tiempo el cielo se empezó a llenar decolores.Ambrosesetumbódetalmaneraquenoteníaqueforzarelcuelloparaver.Fern,cohibida,hizo lomismo.Nunca antes había estado tumbada en unamanta con un chico, así que notaba elcuerpodeAmbrosea suderecha.El chicoocupabamásde lamitadde lapequeñamanta.Habíaelegidoelladoderecho,comosiempre,paraqueellanovierasuperfilderecho.Nosecogierondelamano,niellaapoyólacabezasobresuhombro,apesardequesemoríadeganasdehacerlo.

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Fern sentía que se había pasado toda la vida queriendo a Ambrose de una u otra manera,queriendoqueélsefijaraenella…quelavieracomoeradeverdad.Nocomolapelirrojaconlanarizllenadepecas,nilachicaconlasgafasquehacíanquesusojosparecieranaburridasgalletascubiertasdechocolate,nilachicaconaparatoenlosdientesycuerpomasculino.

Cuando todos esos rasgos cambiaron y acabaron desapareciendo (bueno, todos excepto laspecas),Ferndeseóquesedieracuenta.Quesefijaraensusojosmarronesahoraqueyanollevabagafas.Deseóquevieracomosucuerpohabíacrecidoyhabíadesarrolladocurvas;quevieraqueteníalosdientesblancosyrectos.PeroFerntodavíaintentabadescubrirsieraguapaofea.

El deseo que Fern sentía por Ambrose formaba parte de ella de tal manera que, cuandoempezaron a sonar canciones patrióticas en el campo de futbol para acompañar los fuegosartificiales,lachicasesintiómuyagradecidadequeAmbroseYoungestuvieratumbadoasulado,dequelaconociera,de,aparentemente,gustarle,dequehubieraregresadojuntoaella,alaciudad,ydequehubieravueltoaserélmismo.

LagratitudhizoqueFernseemocionarayqueleempezaranacaerlágrimasdelosojos,queseconvirtieron en cálidos ríos que recorrían sus mejillas. No quiso enjugarse las lágrimas porquepensó que eso llamaría la atención, así que dejó que cayeranmientras veía como los coloridosfuegos artificiales zumbaban y detonaban en el aire. La cabeza le retumbaba por el ruido de lasexplosiones.

Derepente,aFernlepreocupóqueelsonidohicieraqueAmbroserecordaralaguerra,ydeseóqueestuvieraconcentradoenelmomento,enelallí,enella,ynoenIrak.Quenoestuvierapensandoenlasbombasyensusamigos,quenohabíanregresado.AFernledabamiedotenerquedetenerlopara que no se fuera de la celebración, así que alargó el brazo y le cogió lamano.Lamano deAmbrosesetensóalrededordeladeFern.

Elchiconoentrelazólosdedosconlosdeellacomosuelenhacerlasparejascuandopasean,sino que puso su mano alrededor de la de Fern como si cogiera a un pájaro herido. Vieron elespectáculodefuegosartificialesensilencio,conlascabezasvueltashacialaluzyconectadossolopor lasmanos.Fern lemiróelperfilcondisimuloysediocuentadequeen laoscuridad,en losinstantesentrelasexplosionesdeluz,lacaradeAmbroseseguíasiendotanbonitacomosiempre.Nisiquiera la suavidad de su calva le restaba fuerza a sus rasgos. De alguna manera, hacía queparecierantodavíamásdurosymemorables.

Conlaúltimaexplosióndelgrannúmerofinal,lasfamiliasylasparejasempezaronaponerseenpieyasalirdelcampo.NadiesehabíadadocuentadequeFernyAmbroseestabanenunrincónlejano,másalládeloslímitesdelcésped,detrásdelospostes.Cuandolosocupantesyelhumodela fiesta desaparecieron, los sonidos de la noche se reanudaron: los grillos cantaban, el vientosoplaba suavemente contra los árbolesque rodeabanel campo…YFernyAmbrose sequedarontumbados sin querer romper el silencio ni la sensación de que el mundo se había parado a sualrededor.

—Siguessiendohermoso—dijoFernsuavementemientraslemirabalacara.Ambrosesequedócalladounmomentosinapartarse,bufarninegarloqueacababadedecir.—Esafraseesunreflejodetubelleza,nodelamía—respondióalfinal,ygirólacarapara

mirarla.Laluzdela lunaacariciabaelrostrodelachica,peroera tantenuequeimpedíaverdequé

coloreransusojososu largamelena roja.Sísedistinguíanconclaridadsus rasgos: loscharcososcurosque teníaporojos, lanarizpequeña, los labiossuavesy lascejas,unadeellasarqueadaporquenohabíaentendidolarespuestadelchico.

—¿Sabesesoquelagentedicedequelabellezaestáenlosojosdelquemira?

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—Sí.—Siemprehabíapensadoqueloquequeríadeciresquelagente tienegustosopreferencias

diferentes…¿sabesloquequierodecir?Haychicosquesefijanenlaspiernas,aotroslesgustanrubias,aalgunoslesgustanlaschicasconelpelolargo,etcétera.Nuncamelohabíaplanteadohastaahora.Creoquetúveslabellezaenmíporquetúereshermosa,noporqueyolosea.

—¿Hermosapordentro?—Sí.Fernreflexionóensilenciosobreloquehabíadichoyentoncessusurró:—Entiendoperfectamenteloquedices…yloaprecio,deverdadquesí.Peromegustaríaque,

porunavez,pensarasquetambiénsoyhermosaporfuera.Ambroseempezóareír,perosedetuvocuandosediocuentadequenolodecíadebroma,que

nolohacíaparacoquetear.Otravezelsíndromedelachicafea:ellanocreíaqueéllavieraguapa.Eljovennosabíacómohacerleentenderquenosoloeraguapa,sinomuchomásqueeso,así

queseacercóaellaylabesócondelicadeza.Noqueríaquevolvieraaocurrirlodelaotranoche,cuando, asustado, se había dejado llevar por el impulso y le había golpeado la cabeza contra lapared al besarla. Ahora la besaba para que entendiera lo que sentía por ella. Se apartó casiinmediatamenteparanodejarsellevaryperderlacabeza.QueríaqueFernvieraquelavalorabaynoquepensaraquequeríaarrancarlelaropa;ademásnoestabasegurodequeellaquisieraqueuncapullo tan feo como él la besara. Fern era el tipo de chica que lo besaría para no herir sussentimientos.EsepensamientohizoqueAmbrosesedesesperara.

Fernsuspiró,frustrada,sesentóysepasólasmanosporelpelo,quesedeslizóentresusdedosyporsuespalda.Ambrosedeseabapodertocarlelamelena,enterrarlacaraenlosmechonesdensosyolerla.Sinembargo,lahabíahechoenfadar.

—Losiento,Fern,notendríaquehaberlohecho.—¿Quéesloquesientes?—gritóella.Ambrosesesobresaltóyrespondió:—Sientoquetehayamolestado.—¡Loquememolestaesqueteapartes!¡Vasconmuchocuidadoyesfrustrante!Ambrose quedó sorprendido por su honestidad y sonrió, halagado. Dejó de sonreír para

explicarleloquequeríadecir.—Erestanpequeña,Fern,tandelicada…ytodoestoesnuevoparati.Noquieroserdemasiado

brusco y no podría soportar hacerte daño. No podría.—Pensar que podía herirla era peor quepensar en separarsedeella.Seestremeció.Nopodría aguantarlo,yahabíahechodañoamuchaspersonasyhabíaperdidoamuchasotras.

Fern se arrodilló delante de él. Le temblaba la barbilla y tenía los ojos abiertos por laemoción.Le cogió la cara con ambasmanos y, cuando él intentó soltarse para que no notara lascicatrices,seaferróconfuerzayloobligóamirarla.

—AmbroseYoung,heesperadotodalavidaquemequisieras.Sinotequedasamilado,noserécapazdecreerquedeverdadsientesesopormí,yesoespeorquesinuncahubierasvueltojuntoamíparaempezar.Másvalequemedemuestresquelosientesdeverdadomeharásdaño—dijoconfirmeza.

—Noquierohacertedaño—susurróélenvozronca.—Puesnolohagas—respondióFern.Confiabaenél.Perohaymuchasmanerasdehacerdaño,yAmbrosesabíaquepodíalastimarlademilmaneras

diferentes.Elchicodejódeintentarapartarlacarayserindióaltactodesusmanos.Nohabíadejadoque

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nadielotocaradesdehacíamuchotiempo.LasmanosdeFerneranpequeñas,comotodaella,peroal entrar en contacto con la piel de Ambrose hacían que en el chico se despertaran muchossentimientos intensosque lo consumían.Ella hacíaque se estremeciera, que temblarapor dentro,quevibraracomolasvíascuandoseacercaeltren.

FernsoltólacaradeAmbroseydeslizólasmanosporsucuello.Unodelosladoserasuave,elotroestaballenobultosycicatrices,ylapielcreabaunaondaenellugardondehabíarecibidolaexplosión.Ellanosolonoapartólasmanos,sinoquerecorriócadaunadelascicatricesymemorizótodas lasheridas.Se inclinóy lebesóelcuello, justopordebajode lamandíbula.Y lovolvióahacer,estavezenelotrolado,enelquenoteníacicatrices,parademostrarlequenolobesabaporcompasión,sinoporquelodeseaba.Eraunacaricia.Elchicoperdióelcontrol.

FernestabatumbadabocaarribayelcuerpodeAmbroselaempujabacontralamanta.Élteníalacaradelachicaentrelasmanosylabesababruscamente,sinrestriccionesysinpensar.Ambrosetomabayellaofrecía,abríalabocaparaqueintrodujeralalenguaylaentrelazaraconlasuya.Élseaferraba a su cara y a su pelo, y tenía las manos en sus caderas. Ambrose sintió como Fernintroducíalasmanospordebajodelacamisetayleacariciabalaespalda.Elchiconopudoevitarcontenerelalientoyapartar los labiosde losdeellaun instante;cerró losojosybajó lacabezapara recorrer con los labios el dulce cuello de la chica. El pecho de Fern subía y bajabarápidamente,comosiellatambiénhubieraperdidoelcontrol.BesólacabezadeAmbrosecomounamadreharíaconsuhijoyleacariciólapielmientrasintentabavolverensí.Perolosintentosdelachicafueroninútiles.Ambrosedeslizóunamanohastaenvolverunodesuspechosyacaricióconelpulgar laparte inferior.Deseabaquitarle la camisetapara comprobar si sucuerpoera tanbonitocomosuavebajosusmanos.

PeroFerneraunachicaalaquecasinohabíannibesadoytodavíateníaquerecibirmuchosmásbesos;selosmerecía.Asíque,arrepentido,elchicodeslizólamanohastalacinturadeFern,quearqueólaespaldacontraélyprotestódulcementeconunsuspiro.EsoprovocóqueaAmbroselehirvieralasangreyelcorazónlegolpearalascostillas.Lavolvióabesarparatransmitirlequeladeseaba. Los labios de Fern respondieron y se movieron con suavidad en busca de los de él,saboreándolos. Ambrose Young sintió como se enamoraba, sin poder hacer nada y sin oponerresistencia,deFernTaylor.

—Miradquiénhavenido—gritóBaileyalentrarporlapuertadelatienda.Ritaibadetrás,sujetabaasuhijocontra lacaderaysonreía.Ferngritóycorrióhaciaella, lequitóalniñito rubiode losbrazosylebesuqueótodalacarita.

Al parecer, Becker no estaba y Rita conducía a casa de su madre cuando vio a Bailey decaminoalatienda.Elchicohabíalogradoconvencerladequeloquenecesitabaeraunasesióndekaraokeybaile.

Alcabodeunmomento,BaileyyahabíapuestolamúsicaatopeyllevabaalhijodeRita,Ty,enelregazomientraspaseabaporlospasillos,cosaquehacíaqueelpequeñochillaradealegría.Rita ibaal lado,nopodíadejarde sonreír alver alniño tan feliz.Al igualqueFern,Ritahabíacambiado desde el instituto. Ambrose se preguntaba cómo podía ser que unos cuantos años lashubieran cambiado tantoyque, en cambio,Becker nohubiera cambiado en absoluto.Este seguíasiendounabusón,yahorasumujersehabíaconvertidoensuprincipalvíctima.Ritaseguíasiendoguapa,peroparecíaderrotadaeinquieta,yleresultabaincómodomiraraAmbrose,asíqueestesefuealapasteleríaalpocotiempodequellegaran.

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—¿Ambrose?—Fernlesonreíadesdelapuerta.Ambroselesonrió.Legustabacómolomiraba,comosinolepasaranadaenlacara,comosi

susolapresencialahicierafeliz.—Ven,serásolounminuto.—Nosé,estoymejoraquí—respondióconamabilidad.—Vamos a poner la selección de grandes éxitos Sheen-Taylor, nuestras canciones favoritas

parabailar,yquierobailarcontigo.Ambrosegruñóyrioalavez.EranBaileyyFern,claroqueteníanunCDdegrandeséxitos.A

él le encantaría bailar con ella; de hecho, le gustaría hacer todo tipo de cosas con Fern, peropreferíaquedarseenlacocinaybailardondenadieloviese.

Fernlecogióunamanoconlassuyasytiródeélconunasonrisaengatusadoraaltiempoquelosacabadesucueva.

—Laquevieneacontinuaciónesmicanciónfavorita.Ambrosesuspiróydejóquesesalieraconlasuya.Además,queríasabercuálerasucanción

favorita.Queríasaberlotodosobreella.—LehedichoaBaileyquesiacabomuriendoantesqueél…eseerasusueñocuandoteníamos

diezaños…tendráqueencargarsedequeponganestacanciónenmifuneral.Quieroquebailetodoelmundo.Escuchaydimesinotesientesmejorencuantolohagas.

FernestabaexpectantemientrasAmbroseescuchabaatentamente.Losprimeroscompasesdelacanción resonaron por la tienda, yBailey y Fern gritaron a la vez junto a Prince y empezaron abailar de forma histérica.Rita empezó a reír y a gritar con alegría y se unió al instante, conTyapoyadosobresucadera.Ambrosenobailó,perodisfrutódelespectáculo.

Fernnoteníaritmo,yaBaileynoesqueseledieramuchomejor,aunquesufaltaderitmonoeraculpasuya.Movíalasillahaciaadelanteyhaciaatrás,parodiandolosmovimientosdebailequelagentehacíaenelbailedelinstituto.Subíaybajabalacabezaalritmodelacancióny,aunquesucuerpoindicabatodolocontrario,teníaunaexpresiónchulesca.Ritabailabaalrededordelasilladel chico, pero sus movimientos eran tan tímidos y cohibidos que ni disfrutaba del momento nidejabaquelosquelamirabandisfrutaran.Fernmovíaelculoylosbrazoscomosifueraunagallinaalavezqueaplaudíaychascabalosdedosdeformaaleatoria.Sinembargo,lohacíadeunaformatandesinhibida,contaldesenfreno,ysenotabaqueloestabadisfrutandotantoque,apesardequeAmbrosesereíadeella(sí,deella),Fernnopodíaevitarreírtambién.

Bailabasinparar,apesardequesabíaquese ledabamalyqueconesaactuaciónno ibaaconseguirseduciraAmbroseohacerqueladeseara.Bailabaporqueloestabapasandobien.Y,poralgúnmotivo,Ambroseladeseódeformarepentinaydesesperada.Deseabasualegría,subelleza,suamorporlaspequeñascosas.Ladeseabatalycomoera.Queríalevantarlamientrasbailabayquesuspiesquedarancolgandosobreelsueloybesarlahastaquefueralapasiónlaquelesimpidierarespirar,nolarisa.

—Andyourkiss!—Ferncantólasúltimaspalabrasdelacanciónyadquirióunaposturarara.Respirabacondificultadynopodíaparardereír—.Eslamejorcancióndelmundo.—Suspiróyabrió losbrazos tantocomopudosinhacercasoa la siguientecancióndelCDdegrandeséxitosSheen-Taylor.

—Venunmomentoconmigo.Tengoqueenseñarteunacosadela…cocina—dijoAmbroseconfirmezamientrasagarrabalamanodeFernytirabadeellacomolachicahabíahechoconélhacíaunosminutos.BaileyyRitasiguieronbailandodespuésdequePrinceacabara.AhorasonabaUnderPressuredeDavidBowie.

—¿Qué?Despuésdeestavieneunacanciónlentaymegustaríamuchísimobailarlacontigo—

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protestóFernmientrasoponíaresistenciaytirabadelbrazodelchico.Ambroselacogióylalevantódelsueloexactamenteigualacomosehabíaimaginadoalverla

bailar.Atravesórápidamenteysintitubear laspuertasbatientesyapagólas lucesdelapasteleríaparaqueellocalestuvieraaoscuras.Fernsuspiró.Ambroselabesóylepasóunamanopordebajodel culo para anclarla a su cuerpomientras con la otramano la cogía por detrás de la cabeza ycontrolabaelángulodelbeso.Todaresistenciadesapareció.

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Verelladobueno

Baileyhabía resultadopesarmásde loqueAmbrosehabía supuesto; además, era larguiruchoycostabaagarrarlo.Ambroselosostuvoycaminóapasofirmeporelcaminoquehabíasubidotantagente antes.Apoyaba los pies con cuidado y sin prisas. En otras ocasiones había corrido largasdistanciascargandosetentakilosdepesoenlaespalda,asíquepodíallevaraBaileyalacimadelacolinayvolverloabajar.

Ibanavisitar las tumbasde loscuatro soldadoscaídos.Era la segundavezqueAmbrose lohacíaylaprimeravezparaBailey.Elcaminoerainclinadoyestrecho,yllevaraBaileysobrelasilla de ruedas sería más difícil que llevarlo a cuestas. No obstante, era una tarea demasiadocomplicadaparaMikeSheenocualquierotrapersonadelcírculocercanodeBailey,y,poreso,elchiconohabíapodidovisitar las tumbasenlasquesusamigosdescansaban.CuandoAmbroseseenteró,ledijoasuamigoqueélseencargaríadellevarloalacimay,esatarde,sinprevioaviso,sepresentóencasadeBaileyparacumplirlapromesa.

AngieSheenseofrecióadejarlesaloschicoslafurgoneta,peroAmbroselarechazó,cogióaBaileyenbrazos,losentóenelasientodelcopilotodesuviejafurgonetaylepusoelcinturónbienceñido.Bailey, incapazdemantenerserectosinelapoyode lasilla,empezóacaerhaciaunladohastaqueAmbroselepusouncojínentreelasientoylapuertaparaqueseapoyara.

SediocuentadequeAngieestabaunpocopreocupadapordejarqueBaileyfuerasinlasilladeruedas,perolesdijoadiósconlamanoyunaexpresiónsonriente.Ambrosegiróconsuavidadenlasesquinas.Elmonumentoconmemorativonoestabamuylejos,peroaBaileypareciógustarleirenelasientodelcopilotoehizoqueAmbroseencendieralaradioybajaralasventanillas.

Cuandollegarona lacimade lacolina,AmbrosesentóaBaileyconcuidadoenelbancodepiedra,sesentóasuladoyapoyóalchicoensucostadoparaasegurarsedequenosecayera.

Estuvieronsentadosunratoal ladode las tumbas.Baileyleyólas inscripcionesde todas laslápidasmientrasAmbrosemirabaalhorizonteconlamentellenaderecuerdosquedeseabapoderborrar.

—Megustaríaquemeenterraranaquíconellos.Séqueesunmonumentoconmemorativo,peromepodríanenterraralladodelbancoyponerunasteriscoenmilápida.

Ambrose rio, tal y comoBailey esperaba, pero lemolestó que hablara de sumuerte de esamaneratansuperficial.

—Aunqueamímeenterraránenelcementeriodelaciudad.AllíestánenterradosmisabuelosyotrosmiembrosdelafamiliaSheendegeneracionesanteriores.Yoyaheelegidomisitio—dijoBaileysinmás,casiconresignación.

Ambrosenopudoseguirmordiéndoselalenguaydijo:—¿Cómoloaguantas,Bailey?¿Tenerquemiraralamuertealacaradurantetantotiempo?Baileyseencogiódehombrosylomiróconcuriosidad.—Lodicescomosilamuertefueralopeor.

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—¿Ynoloes?—Ambrosenopodíapensarenalgopeorqueperderasusamigos.—No,nolocreo.Lamuerteesfácil,vivireslomásdifícil.¿Teacuerdasdeaquellaniñadel

condadodeClairemontalaquesecuestraronharáunosdiezañoscuandoestabadeacampadaconsufamilia?—preguntóBailey,mirándoloconatención—.LospadresdeFernylosmíoshicierondevoluntarios en su búsqueda. Pensaban que se había caído por un arroyo o que quizá se habíaperdido.Pero,comohabíatantoscampistasesemismofindesemana,nodescartaronlaposibilidaddel secuestro.Al cuarto día de búsqueda,mimadre dijo que lamadre de la niña rezaba porqueencontraran su cadáver. No pedía que la encontraran con vida, rezaba porque su niñita hubieramuertorápidayaccidentalmente,porquelaotraopcióneramuchopeor.Imaginasaberquetuhijoestásufriendomuchísimoenalgúnlugaryquenopuedeshacernadaalrespecto.

Ambrosemiróasuamigo,muyconfuso.—Te sientes culpable porque tú sigues vivo y ellos hanmuerto.—Bailey inclinó la cabeza

hacia las lápidas—. Pero quizá Beans, Jesse, Grant y Paulie estén mirándote desde ahí arriba,negandoconlacabezaydiciendo:«PobreBrosey,¿porquétuvoquequedarse?».

—El señor Hildy me dijo una vez que los afortunados son los que no regresan—recordóAmbrosemientrasmirabalastumbasdesusamigos—,peronocreoqueellosmeesténobservandodesdeelparaíso.Estánmuertos.Sehanido.Yyoestoyaquí.Esoestodo.

—Creoqueenelfondonopiensaseso—respondióBaileyenvozbaja.—¿Porquétuvequeseryo,Bailey?—respondióAmbroseenuntonodemasiadoaltoparael

lugarenelqueestaban.—¿Yporquéno,Ambrose?—ElchicocontestótanrápidoqueAmbroseseasustó.Parecíaque

loestuvieraacusandodeundelito—.¿Porquétengoqueseryoelqueestáenunamalditasilladeruedas?

—¿YporquéPaulieyGrant,yJesseyBeans?¿Porquélespasancosastanmalasalagentebuena?—preguntóAmbrose.

—Porquea todoelmundo lepasancosasmalas,peroestamos tanensimismadosennuestrasgilipollecesquenonosdamoscuentadelascosasmalasporlasquepasalagente.

AmbrosenosupoquéresponderyaBaileypareciógustarlevercómopeleabaduranteunratoconsuspensamientos.Alfinal,Baileyvolvióahablar,puesnopodíacallárselodurantemástiempo:

—AtitegustaFern,¿verdad,Brosey?—Baileymiróasuamigo,nervioso.Hablabaenuntonoserio.

—Sí,megusta—asintióAmbrose,distraído.Todavíapensabaensusamigos.—¿Porqué?—preguntóBaileyinmediatamente.—¿Porquéqué?—Ambroseestabaconfusoporeltonoquehabíausadoelchico.—¿PorquétegustaFern?Ambrose balbuceó. No sabía qué pretendía Bailey y le molestaba que pensara que tenía

derechoahablardeltemasintapujos.Baileycontestó:—Essoloquenoeseltipodechicaquetegustabaantes.Elotrodíaestuvimoshablandoyme

dijoquenocreeserlosuficientementebuenaparati.Dicequetúlaaguantasporque,ensuspropiaspalabras,«setehalanzado».PeroyonoveoaFernlanzándosealosbrazosdenadie.Siemprehasidounachicamuytímidaenloqueatíosserefiere.

Ambroserecordólanochedelosfuegosartificiales,cuandolebesólospárpados,elcuelloylaboca,y le introdujo lamanopordebajode lacamiseta.Entoncesnosehabíamostrado tímida.Pensóqueeramejorguardarseesoparaél.

Baileysiguióhablando:—Creoque ese es elmotivopor el que aFern le gusta tanto leer.En los librospuedes ser

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quienquieras,escaparde timismoun rato.SabesqueaFern leencantan lasnovelas románticas,¿no?

Ambroseasintióysonrióalhacermemoriadeloavergonzadaqueestabalachicacuandoleyóun trozo de la novela en voz alta. Ambrose se preguntó si el motivo por el que Fern era tanapasionadayreceptivaeranlasnovelasrománticas.Elsimplehechodepensarenellahizoqueladeseara,ytuvoquecalmarelanhelorápidamente.

—¿Ysabesquetambiénescribe?AmbrosegirórápidamentelacabezaymiróaBaileyalosojos.—¿Enserio?—Sí.Creoqueyavaporlasextanovela.Mandalosmanuscritosaeditorialesdesdequetenía

dieciséis años. Por ahora todavía no ha conseguido un contrato, pero acabará haciéndolo. Sonbastantebuenas,unpocosensiblerasyempalagosasparamigusto,peroasíesFern.Escribeconunseudónimo,nisiquierasuspadreslosaben.

—¿Unseudónimo?¿Cuál?—No.Esoselotendrásquesonsacaraella.Yavaaquerermatarmeporhabertecontadolode

lasnovelas.Ambrose asintió. Estaba concentrado en cómo conseguir que Fern le revelara todos sus

secretos.Eldeseopor lachicavolvióadespertarcon tanta fuerzaqueestuvoapuntodehacerlogritar.

—Amímegustaleer,peroprefierootrotipodelibros.Lasnovelasrománticasmeparecenunatortura—añadió.

Ambroseasintió,distraídoporlosrecuerdosdelosfuegosartificialesyloquesintióalestartumbadoalladodeFerncuandollenaronelcielodecolores.Pensabaensudulzura,elolordesupielyelmovimientosuavedesupelo.Ambrosesabíaloqueeralatortura.

—Asíque,dime,¿quéintencionestienesconella?Nopuedodarteunapaliza,perosabrésimemientes.¿Tienerazón?¿Estásconellaporqueestádisponible?

—¡Joder,Bailey!MerecuerdasaBeans…—Ambrosehizounamuecadedolor.Sintiócomosihubiera apretado una herida recién hecha con las yemas de los dedos. El escozor lo silenció alinstante.

ElsilenciosoloalimentóelmiedodeBailey,quedijo:—Siestásjugandoconmiprimaynoestásenamoradodeella,encontraréunamaneradedarte

unapaliza.—Baileyseestabaalterando.Ambroselepusounamanosobreelhombroparacalmarlo:—QuieroaFern—admitiócontranquilidad.Ensusojosseveíaquenomentía.Sesorprendió

aloírlaverdad.Laquería—.Mepasoeldíapensandoenellayestoymuytristecuandonoestáamilado… pero cuando está conmigo estoy igual de triste porque sé que es ella la que se estáconformando.¡Mírame,Bailey!Fernpodríaestarconquienquisiera.Yono.

Baileyrioygritó:—¡Bua,bua!Menudollorica.¿Quieresdarmelástima,Ambrose?Porquenomeladas.Estome

recuerdaallibroqueacabodeleerparaelcursodeinglésqueestoyhaciendoporinternet.Sobreeltíoese,CyranodeBergerac,quenacióconunanarizenorme.¿Yaquiénleimporta?Cyranonuncaconsiguealachicaporqueesfeo.Eslagilipollezmásgrandequeheleídoenmivida.¿Dejaquelanarizotaloalejedelachica?

—Ese talCyrano, ¿noera el que le escribía las cartas aun tío atractivo?Hicieronunapelisobreeso,¿no?

—El mismo. ¿No te recuerda a alguien? Me suena que alguien te escribió cartas de amor

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haciéndosepasarporRita.ComoCyrano.Quéironía,¿verdad?Fernpensabaquenoeralobastantebuenaparati,yahoratúpiensasquenoereslobastantebuenoparaella.Ylosdososequivocáis…ysoismuytontos.Tontíiisimos.—Baileyalargólapalabraconasco—.Soyfeo,nomerezcoquemeamen,¡bua,bua!—Elchicoimitósusquejasconvozagudaynegóconlacabezacomosiestuvieraprofundamentedecepcionado.

Callóunmomentoyvolvióavociferar:—¿YmedicesquetedamiedoquereraFernporqueyanotieneselaspectodeunaestrellade

cine?¡Tío!Síqueparecesunaestrelladecine…perounadelasquehanpasadoporunazonadeguerra,nopasanada.Alastíaslesvaeserollo.Yocreoquepodríamoshacerunviajeporcarreteralosdosydecirlesalaschicasqueconozcamosporelcaminoquesomosveteranosdeguerra.Atiseteha estropeado la carayyohe acabado en la silla de ruedaspor lasheridas. ¿Creesque se lotragarían?Alomejorentoncesconseguiríapillarcacho.Perohayunproblema,¿cómosesuponequevoyatocarunatetaaunachicasinopuedolevantarlosbrazos?

AmbroseseatragantódelarisaporlafaltadetactodeBailey.Estesiguióhablando:—Meencantaríaintercambiarmicuerpoporeltuyo,comoenlapeliPonteenmilugar.Solo

por un día.No desperdiciaría ni un segundo: llamaría a la puerta deRita, le daría unos cuantosgolpesaBecker,melaecharíaalhombrocomounsacodepatatasynometomaríaunrespirohastaqueningunodelosdospudiéramosmovernos.Esoesloqueyoharía.

—¿Rita?¿TegustaRita?—Laquiero.Siemprelahequerido.Peroestácasadaconungilipollas,cosaquemereconforta

deunamanera egoísta.Si sehubiera casadoconun tíoguay, conunbuen tío, estaríamuchomástriste.

Ambroseseechóareírotravez.—¡Tío,eresdeloquenohay!Tusentidodelalógicanotieneprecio.—Esdivertido,bueno,divertidoporquees irónico.FernsiemprehadichoqueaRita lahan

perseguidoloschicostodalavidayqueporesonuncahapodidotomarseeltiemposuficienteparadescubrirquiénesyeltipodechicoalquetendríaquedejarquelapescara.EsirónicoqueRitayyoseamosamigos,yaqueyonuncahepodidoirdetrásdeella.Quizáeseseaelladobueno.Comonuncalahepodidoperseguir,nuncahatenidoquehuirdemí.

Al cabo de un rato,Ambrose cogió aBailey y lo cargó otra vez en sus brazos. Bajaron lacolina en la que se encontraba el monumento conmemorativo juntos, ensimismados en suspensamientossobrelavidaysobreelladobuenodelascosas.

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Hacerdesapareceralgo

EltíoSheensesorprendióalveraFernyaBaileyentrarenlasaladeentrenamientoelsábadoporlanoche.Volvióamirar losypusocaradeconfusión.DespuésmiróotravezaFernconelceñofruncido.CuandoAmbroselavio,sentadaenunalonaenrolladaalladodeBailey,sonrió,yesohizoqueMikedejaradearrugarlafrente.

Baileyteníalaatenciónpuestaenloqueocurríaenelcentrodelahabitación;estabafascinado.Fern hacía lo mismo, aunque el motivo de su fascinación era otro bien distinto. A Bailey leencantabaelolordelostapices,elmovimiento,elposibleretornodelluchador;aFern,elolordelhombre,susmovimientos,elesperadoretornodelluchador.Enlasúltimassemanas,BaileyyahabíaidoaunoscuantosentrenamientosdesupadreyAmbrose,peroeralaprimeravezqueFerniba.Lachica intentabanomorderse lasuñas,unhábitoquesehabíaprohibidoasímisma,especialmenteporque se había hecho lamanicura esamismamañana, y observaba la escena y esperaba que nopasaranadaporquehubieraido.

Ambrose estaba empapado en sudor. Llevaba una camiseta gris que estaba completamentemojadapor lapecheray laespalda,ysesecabalacabezadesnudaconunatoallademano.MikeSheen lo desafiaba a hacer otra tanda de ejercicios, le daba ánimos y lo corregía, pero cuandoAmbrose se desplomó en el tapiz al final del entrenamiento, el entrenador levantó la ceja y semordióellabio.Habíaunasuntoobvioquelopreocupaba.

—Necesitasuncompañero,alguienaquienpegarleyquetepegueati.Practicarlosgolpesnoeslomismo.Tienesquelucharcontraalguienonopodrásvolveraponerteenforma…porlomenosnolosuficientecomoparaluchar.

»¿Recuerdas cómo se enfadó Beans el penúltimo año de instituto porque no pudo competirhastabienentradalatemporada?Habíaestadoentrenando,practicandoconelequipo,peronohabíapeleadoenningúncombatey,cuandoporfinpeleó, lapalmó.Grant lo inmovilizóenel torneodeBigEast,yGrantnuncahabíainmovilizadoaBeansantes.¿Recuerdasloemocionadoqueestaba?

LaspalabrasdelentrenadorSheenresonaronporlahabitación.LaalusiónaGrant,aBeansyalamuertecreóunecoquerebotóenlasparedes.Ambrosesepusotenso,Baileybajólacabeza,yFernserindióysemordiólasuñas.Cuandoelentrenadorsediocuentadeloquehabíadichosepasóunamanoporsupelocorto.Siguióhablandocomosinohubierapasadonada:

—Traeré a unos cuantos chicos,Brose.Hay unos chicos del equipo que sonmás grandes ypodríasentrenarconellos.Aelloslesirábienyatitambién.

—No,no los traigas—dijoAmbrose, negando con la cabeza, enunmurmullo.Se levantóyempezóameter todosumaterialenlabolsadedeporte—.Nohevenidoaeso,entrenador.Noteconfundas, solo echaba demenos este lugar, nadamás. Echaba demenos la sala, pero no voy aluchar…nuncamás.

Elrostrodelentrenadorsevolviótriste,yBaileysuspiró,sentadoalladodeFern.Ellaesperó,mirando a Ambrose y cómo le temblaban lasmanos al desabrocharse las zapatillas. Le daba la

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espaldaasuantiguoentrenadorparanoverlareaccióndeesteasunegativa.—Bueno,¿hemosacabadoporhoy?Ambroseasintiósinlevantarlavistadeloszapatos.Mikehizoquelasllavestintinearanenel

bolsillo.—Bailey,¿vasacasaconFern?—preguntóelentrenadorasuhijo,queestabaabatido.—Hemos venido a pie. Bueno, Fern ha venido a pie, yo sobre ruedas—respondió Bailey,

intentando,comosiemprehacía,reducirlatensióndelambienteabasedehumor—.Peroprefierovolvercontigosinoteimporta.Hastraídolafurgoneta,¿no?

—YollevaréaFernacasa—dijoAmbrose,todavíamirándoseloscordones.Nosehabíamovidodedondeestaba,agachadoal ladode labolsadedeporte,ynoalzó la

vistaparamiraralastrespersonasqueestabantanpendientesdeél.Parecíatensoyconganasdeestarsolo.Fernsepreguntabaporquéquerríaquefueraconél,peronodijonadaydejóquesutíoyBaileysefueransinella.

—Encárgatedeapagarlaslucesycerrarlapuerta—dijoelentrenadortranquilamente.SujetólapuertaparaqueBaileypasaraenlasilladeruedasy,cuandolapuertasecerródetrásdeellos,FernyAmbrosesequedaronsolos.

Ambrosediountragolargoaunabotelladeagua.Lagargantaselemovíamientrastragabaconansia.Seechóunpocoenlacarayenlacabeza,ysesecóconlatoalla,peronohizoademándelevantarse. Tiró de la camiseta que llevaba puesta, cogiendo la prenda por la parte de atrás delcuelloconunamano,yselapasóporencimadelacabeza,comohacíansiempreloschicos.Nosedetuvo para que ella lo mirara, pero Fern recorrió su piel desnuda con la mirada e intentómemorizarcadadetalle.Elchiconolohabíahechoparapresumiryporesosepusounacamisetaazulcasial instantedequitarse laotra.Secalzó laszapatillasdecorreryse lasató,peroseguíasentado,conlosbrazosalrededordelasrodillasylacabezainclinadahaciaabajo,paranomirarhacialaslucesfluorescentesdeltecho.

—Fern,¿puedesapagarlaluz?LodijotanflojitoqueFernnoestabaseguradehaberlooídobien.Aunasí,sediolavueltayse

dirigió a los interruptores, que estaban al lado derecho de la puerta. La chica esperaba que selevantaraylasiguiera.

—¿Novienes?—preguntóella,conlamanoenelinterruptor.—Apagalasluces.Fernlehizocaso,ylasaladeluchadesaparecióenlaoscuridad.Fernsedetuvo,insegura,sin

sabersiAmbrosequeríaquelodejarasoloenlaoscuridad.Pero,entonces,¿porquéhabíadichoquelallevaríaacasa?

—¿Quieresquemevaya?Puedoircaminandoacasa…noestátanlejos.—No,quédate,porfavor.Lapuerta se cerródegolpeyFern sequedó junto a ella.No sabía cómo iba a encontrarlo.

Ambroseactuabadeunaformatanextraña…parecíadesoladoydistante.Perolehabíadichoquesequedara,yaellalebastabaconeso.Fernempezóacaminarhaciaelcentrodelahabitación,pasoapaso.

—¿Fern?—Lavozprocedíadelaizquierda.Fernsepusoacuatropatasyfuegateandohacialavoz.—¿Fern?—repitióAmbrose.Probablementelahabíaoídoacercarseyporesolodijoconvoz

suave,comosiquisieradarlelabienvenida.Ella se detuvo y, al alargar el brazo, le tocó la rodilla. Ambrose le cogió los dedos

inmediatamente,lepasólamanoporelbrazo,laatrajohaciaélylatumbóeneltapiz.Élseestiróa

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suladoycreóunabarreradecalorenelcostadoderechodesucuerpo.Sentirsutactoaoscuraseraunasensaciónextraña.Lasaladeluchanoteníaventanasyestaba

sumida en la oscuridad más absoluta. No ver hacía que los sentidos de la chica se agudizaran.EscuchólarespiracióndeAmbrose,eróticaycastaa lavez(eróticaporqueFernnosabía loqueocurriríaacontinuaciónycastaporqueelchicosolo respiraba, tomabaairey loexpulsaba.Fernnotabaunacálidacorrientedeairequeleacariciabalamejilla).Entonces,Ambrosebajóunpocolacara y la cálida corriente se convirtió en un fuego que le abrasó los labios y, luego, en presióncuandoelchicoposólabocasobreladeella.

AmbroselabesócomosiseahogarayFernfueraaire,comosifueraelsuelobajosuspies.Quizáerasuformadebesarysiemprelohabíahechoasí,sinimportaraquiénbesara.PuedequehubierabesadoaRitadelamismamanera.Fernsololohabíabesadoaél,asíquenoteníanadaconquécompararlo,nosabíasieraunbuenbesoono,sieraunbesohábilotodolocontrario.Loquesísabía era que, cuando la besaba, Fern sentía que iba a implosionar, como cuando derrumban unedificioconunaexplosióncontroladayelbloquecaeycreaunapiladeescombrosordenadaynoalteranadanianadieasualrededor.

El mundo a su alrededor no se derrumbaría; la habitación no ardería ni los tapices sederretiríandebajodesucuerpo,perocuandoAmbroseacabaraconella,lachicaseconvertiríaenlos restos llameantes de lo que había sido Fern Taylor y no tendríamanera de volver atrás. Lacambiaríadeunmodo inalterable, la arruinaríaparael restode lagente.Fern lo sabíaa cienciacierta,comosiyalahubieranbesadomilhombresantesqueél.

Gimió contra los labios de Ambrose, fue un suspiro que salió de la bestia hambrienta queaguardaba en su interior y que deseaba arrancarle la ropa al chico y clavarle las garras paraasegurarse de que no iba a pasar hambre enmucho tiempo, para asegurarse de que era real y lepertenecía,aunquefuerasoloeneseinstante.Fernloabrazóconfuerzayolióelsudorlimpioquesemezclabaconlafraganciadelalgodónreciénlavadodelacamiseta.Chupóybesóelsudorsaladodesupielynotóladiferenciaentrelasondasqueformabanlascicatricesdelamejilladelchicoylapielásperadelmentón.Yentonces, sinmás,unadudaaparecióen lamente febrilde lachica,comosifueraunapunzanteastilladedesconfianzaqueladevolvióalarealidad.

—¿Porquémebesassolocuandoestamosaoscuras?—susurróconloslabiosapocadistanciadelosdelchico.

Ambrosemovía lasmanos, inquieto, le rodeaba las caderas y deslizaba los dedos hasta lacinturadelachica,acariciandolosrinconesquedeseabaexplorar.Fernseestremeció,necesitabacontinuaryqueélleaseguraraquetodoibabien.

—¿Tedamiedoquenosvean?—preguntóapoyandolacabezasobreelpechodeAmbrose.Elpelodelachicahizocosquillasenlabocayelcuellodelchicoycayóporencimadesus

brazos.Ambrosenocontestó,yFernsintiócomosiuncubitodehielolecayeraporlaespalda.Seapartódeélenlaoscuridad.

—¿Fern?—Elchicosonabaperdido.—¿Porquémebesassolocuandoestamosaoscuras?—repitióenvozbajaaunquetensa,como

siintentaraquelossentimientosnoseleescaparanconlaspalabras—.¿Tedavergüenzaqueteveanconmigo?

—Notebesosoloaoscuras…¿no?—Sí…—Se quedaron en silencio. Fern oía la respiración de Ambrose, lo oía pensar—.

Bueno,¿qué?¿Tedavergüenza?—No, Fern. No me da vergüenza que me vean contigo, me da vergüenza que me vean.—

Ambroseseatragantó.EncontródenuevolasmanosdeFernenlaoscuridad.

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—¿Porqué?—Sabíaelmotivo,peroenrealidadnolosabía.Letocóelmentónyrecorrióconlosdedossuspómulos,pasólasmanosporsurostro,identificandolosrasgos,ysedetuvocuandollegóalaboca.Seapartóparanovolveratentarlo.

—¿Nisiquierayo?—dijoella—.¿Nisiquieraquieresqueteveayo?—Noquieroquepiensesenmiaspectocuandotebeso.—¿Esquetúpiensasenmiaspectocuandomebesas?—Sí—respondióconvozáspera—.Piensoentupelolargoyrojo,yentubocaadorable,yen

loquesientoaltenertucuerpocontraelmío,yquierotocarte.Todoelcuerpo.Ysemeolvidaquesoyfeoyqueestoymuyconfundido.

Fernsintióunfuegoabrasadorenloscostadosytragósalivacondificultad,intentandocontenerelcalorquelesubíaporelcuerpo,lequemabalagarganta,leinundabaelrostroyladejabaatónita.Había leído libros en los que los hombres le decían cosas por el estilo a lasmujeres a las quedeseaban,peronosabíaque lagentedijeraesascosasen lavida real.Nuncahabíapensadoquealguienlediríaesoaella.

—Tú haces queme sienta seguro, Fern. Haces que olvide. Y cuando te beso, lo único quequiero es seguir besándote. Todo lo demás desaparece. Tú me aportas paz, y no me sentía asídesde…

—¿Desdequetehicistelascicatrices?—preguntócontranquilidad,todavíadistraídaportodolo que le había dicho sobre su boca, su pelo y su cuerpo. Fern seguía enrojecida, pero tambiénestabaasustada,deseosaperoreluctante.

—¡Desde quemurieronmis amigos, Fern!—maldijo el chico con violencia. Fue como unacruel bofetada verbal que hizo que Fern se encogiera—. ¡Desde quemis cuatromejores amigosmurierondelantedemí!Murieronyyosobreviví.Ellossehanidoyyosigoaquí.¡Memerezcoesterostro!—Ambrosenogritaba,perosuangustiaeraensordecedora,comocuandovasenuntrenquepasaporuntúnel.

ElecodeesaspalabrashizoqueaFernledolieralacabezayelcorazónletrastabillaraenelpecho.Suspalabrasinjuriosassorprendieronalajoven;ladesesperaciónoscurayabsolutaconlaquehablaba,todavíamás.Fernqueríacorrerhacialapuertayencenderlaslucesparaponerfinaesta extraña confrontación que estaban teniendo a oscuras, pero estaba desorientada y no queríachocarsecontraunapared.

—Cuando estoy a oscuras contigo, me olvido de que Beans no va a entrar y nos va ainterrumpir.Élsiempresetraíaalaschicasaquí.NopiensoenqueGrantnovaatreparlacuerdacomo si no pesara nada, ni en que Jesse no va a darlo todo para ganarme cada día porque enrealidadpiensaqueesmejorqueyo.

»Cuandohe llegadohoy, casi esperaba encontrarmeaPaulie durmiendo, aquí en la esquina,echandolasiestaeneltapiz.Élsiempreveníaaquícuandosesaltabaalgunaclase;sinoestabaenclase, estabaaquí,dormidocomoun tronco.—Ambroseemitióun sollozo fuerteyprofundo,queparecíaquesehubieraoxidadoporeltiempo,alaesperadequeloliberaran.FernsepreguntósiAmbrosehabíalloradoantes.Elsonidodesullantoeraconmovedor,desesperado,desolado.Fernlloróconél.

EstiróelbrazohaciaAmbroseyletocóloslabiosconlosdedos.Cuandosediocuenta,volvíaaestarensusbrazos,pechocontrapechoyconlamejillahúmedasobreladeél.Suslágrimassemezclaban y les caían por el cuello. Se quedaron sentados un rato, consolándose mutuamente ydejandoqueladensaoscuridadabsorbieralapenayapartaraeldolor,sinodeellos,almenosdelavista.

—Aquíesdondehevividolosmejoresmomentosdemivida.Enestahabitaciónapestosa,con

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misamigos.Noimportabanloscombates,nilostrofeos.Importabaestasalayloquesentíacuandoestaba aquí. —Ambrose enterró la cara en el cuello de Fern y prosiguió—: No quiero que elentrenador traiga chicos que los reemplacen.No quiero que nadiemás esté en esta habitación…todavía no… por lo menos no cuando yo esté aquí. Los siento cuando estoy aquí, y me duelemuchísimo,perotambiénmegustaporquesioigosusvocesescomosinosehubieranido.Enestahabitaciónoigoloquequedadeellos,denosotros.

Fern leacarició laespalday loshombros.Queríacurarlo,comocuandounamadrebesaunarodilla pelada o venda un golpe. Pero él no quería eso, y levantó la cabeza. Ambrose le hizocosquillasaFernenloslabiosalexhalaryleacariciólanarizconlasuya.Fernsintiódeseoentretantodolor.

—Bésame,Fern,porfavor.Hazquetododesaparezca.

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25

FlotarenellagodeHannah

-Tendréis que ayudarme a quitarme la ropa, pero no creo que Ambrose pueda soportarlo. Laimagendemigloriosocuerpodesnudoesalgoaloquecuestaacostumbrarse.

Ambrose, Bailey y Fern estaban en el lago Hannah. Había sido una excursión espontáneamotivadaporelcaloryporelhechodequeFernyAmbroseteníaneldía(ylanoche)libre.Habíanpasado por un restaurante de los que sirven la comida en el coche, pero no habían ido a casa abuscarlaropa.

—Bailey, no estarás desnudo, para. Estás asustando a Ambrose. —Fern le guiñó el ojo aAmbroseyañadió—:Tendrásqueayudarmeameterloenelagua,luegoyapodréhundirloyosola.

—¡Oye!—protestóBailey,fingiendoindignación.AFernseleescapóunarisaylediounapalmadaenlasmejillasasuprimo.AmbrosesecolocódetrásdeBaileyylocogiópordebajodelosbrazosparalevantarloyque

Fernpudierabajarlelospantalones.—Vale,bájalounminuto.Baileyteníalaaparienciadeunancianofrágilquetieneunpocodebarriga.Setocólabarriga

deformadesenfadadaydijo:—Estapequeñameayudaaflotaryevitaquemevayaparaadelanteenlasilla.—Cierto—respondióFernmientraslequitabaloszapatosyloscalcetines—.Tienesuertede

estargorditoporqueasíeltorsotieneunpocodeapoyo.Yesciertoqueflota,ahoraverás.FernapartóloszapatosdeBaileyeficientementeysequitólaszapatillasdedeporte.Llevaba

pantalonescortosyunacamisetaazulturquesa.Desafortunadamente,nosequitólaropa.Ambrosesedesabrochólasbotasysebajó lacremalleradelpantalón.Fernapartó lamiradayunrubor lesubióporelcuellohastalasmejillassuaves.EntoncesAmbrose,queestabadepieencalzoncillos,cogióaBaileyenbrazossinmediarniunapalabraysedirigióhaciaelagua.

FernlosseguíaentrebrincosdandoinstruccionessobrecómocogeraBaileyycómosoltarloparaquenovolcarahaciadelanteyfueraincapazdedarselavuelta.

—Fern, lo tengo todo controlado —dijo Bailey cuando Ambrose lo soltó. Bailey subía ybajabaenelagua.Estabasentadoconelculoenelagua,lospiesflotandoylacabezayloshombrosenlasuperficie—.¡Soylibre!—gritó.

—Cadavezquesemeteenelaguagritalomismo—dijoentrerisasFern—.Supongoquedebesergenialflotarsinquenadieloestécogiendo.

—¿Cometas o globos?—preguntóAmbrose en voz baja sin apartar los ojos deBailey, queflotabasinquenadielosujetara.EsasfueronlaspalabrasqueelchicohabíausadocuandoFernlehabíahecholamismapreguntahacíatiempo.¿Cómopodíahabersidotantonto?¿Queteníadebuenovolarsinohabíanadiealotroextremodelacuerda?¿Oflotarcuandonoteníasaalguienparaqueteayudaraavolveratierrafirme?Ambroseintentabaflotar,peronopodíaevitarqueselehundieranlaspiernas,comosifuerananclas.Finalmenteseconformóconintentarmantenerseafloteysedio

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cuentadelsimbolismo.—¿Quépasa, tehundenlosmúsculos?PobreBrosey.MuchometemoqueBaileySheengana

estaronda.Fernhabíaencontradounlugarperfectoymirabalasnubesmientrasintentabanohundirse.Las

uñasrosasdelospieslesobresalíanporencimadelagua.—¿Veiseldeportivo?—Fernsacóelbrazodelaguayseñalóunconglomeradodenubes.Sele

empezóahundirelcuerpoyAmbrose lepasóunamanopordebajode laespalda justoa tiempoparaquelacaradeFernnosesumergiera.

Baileyarrugólanarizeintentólocalizaruncocheentrelasnubes.Ambroseloencontró,peroparaentonceshabíacambiadoyparecíaunVolkswagenBeetle.

—¡HayunanubequeseparecealseñorHildy!—dijoBaileyentrerisas.Nopodíaseñalar,asíqueFernyAmbroseinspeccionaronelcielofrenéticamenteparaencontrarlacaraantesdequeseconvirtieraenotracosa.

—Eh…yoveoaHomerSimpson—murmuróFern.—SeparecemásaBart…oinclusoaMarge—dijoAmbrose.—Esdivertidoquecadaunoveacosasdiferentes—afirmóFern.Los tres, flotando en el agua, contemplaron como las nubes se suavizaban y desdibujaban.

Ambroseseacordódeotraocasiónenlaquetambiénhabíaflotadomientrasmirabaalcielo.

—¿PorquépensáisqueSadamha llenado laciudaddecartelesyestatuasconsucara?Miresdondemires,vessucareto—dijoPaulie.

—PorqueesmuySad-ambicioso—contestóAmbrose,fríamente.—Paraintimidarycontrolarlamentedelagente.—ElsabioGrantsiempreteníarespuestas

paratodo—.Queríaparecerundiosparacontrolaralagenteconmásfacilidad.¿Aquiéncreesquetememáslagente,aDiosoaSadam?

—Querrásdecir«Alá».—Sí,Alá.SadamqueríaquelagentepensaraqueélyAláeranlamismapersona—continuó

Grant.—¿Qué creéis que pensaría Sadam si nos viera nadar en su piscinaHu-seín permiso?—

Jesse estaba de pie en la piscina. El agua le llegaba por el pecho y tenía los brazos fuera,extendidossobrelasuperficie.Mirabalafuentedecoradaalbordedelapiscina.

—Noleimportaría,esmuySad-amableynosdiríaquevolviéramoscuandoquisiéramos—respondióAmbrose.Llevabandíashaciendochistesconelnombre.

Toda la unidad militar chapoteaba y jugaba en la piscina al aire libre del PalacioRepublicano, que ahora estaba enmanos de EstadosUnidos. Para ellos, estar tanmojados ycómodos era como un premio, y los chicos de Pensilvania estaban tan contentos como siestuvieranencasa,enel lagoHannah,aunqueeseestabarodeadodeárbolesypiedras,nodefuentesdecoradas,palmerasyedificiosabovedados.

—CreoqueSadamnosharíabesarlelosanillosyluegonoscortaríalalengua—respondióBeans.

—Bueno,Beans,entucasoesopuedeserunamejora—dijoJesse.Beansseabalanzósobresuamigoyacabaroncombatiendoenelagua.Ambrose,Pauliey

Grantreíanylosalentaban,peroestabantanagradecidosdeestarenlapiscinaquenoquisierondesperdiciareltiempohaciendopayasadas.Sequedaronflotandomientrasmirabanalcielo,quenoparecíasertandiferentedeldellagoHannah.

—HevistolacaradeSadamtantasvecesqueloveocuandocierrolosojos,comosiseme

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hubieraquedadograbadoenlaretina—sequejóPaulie.—MenosmalqueelentrenadorSheennousólamismatécnicaparaintimidarnosdurantela

temporadadelucha.¡Imaginad!LacaradelentrenadorSheenportodaspartes,observándonosdesdecualquierlugar.—Grantrio.

—Quéraro.Norecuerdosucara,nilacaradenadie.Intentofijarmeenlosdetalles,peronopuedo. No hace tanto tiempo que nos fuimos. Llevamos aquí desde marzo solamente —dijoAmbrose.Negóconlacabezaconincredulidad.

—Hansidolosmesesmáslargosdemivida—suspiróPaulie.—No recuerdas la cara de Rita… pero me apuesto lo que quieras a que sí recuerdas su

cuerpodesnudo,¿verdad?—dijoBeans.YahabíadejadodepelearconJesseporelcomentarioquehabíahechosobresulenguayempezóausarlademaneraofensivaotravez.

—Nuncalahevistodesnuda—respondióAmbrose.Ledabaigualquesusamigoslocreyeranono.

—Loquetúdigas—respondióJesseconincredulidad.—Deverdad.Soloestuvimosjuntosunmes.—Estiempomásquesuficiente—respondióBeans.—¿Nooléiscomoabeicon?—PauliehizocomosiolisquearapararecordarleaBeansque

volvíaacomportarsecomouncerdo.Beanslesalpicóconagualacara,perosuamigonolehizocaso.Laalusiónalbeiconhizo

quealoschicoslesrugieraelestómago.Después de mirar por última vez al cielo, los chicos salieron de la majestuosa piscina.

Estabancansadísimos.Nohabíanubesenelcielo,nicarasquereconstruir,nadaparallenarlosagujerosenlamemoriadeAmbrose.Espontáneamente,unrostroaparecióensumente,elrostrodeFernTaylor.Teníalabarbillalevantadaylosojoscerrados,laspestañashúmedasyespesassobrelasmejillasllenasdepecas.Letemblabalaboca,rosaymagullada.Eraelrostroqueteníacuandolahabíabesado.

—¿Hasmiradoalgunavezuncuadrodurantetantoratoqueloscoloressemezclantantoqueyanoreconoceseldibujo?Notieneforma,nicara,ninada;essolocolor,espiralesdepintura—dijoFern.

Ambrosedejóquesusojosdescansaransobreelrostrodelachicadelaquesehabíaacordadocuandohabíaestadolejos,enunlugarquepreferíanorecordar.

BaileyyAmbroseestabanensilencio,seguíanbuscandofigurasenlasnubes.—Creoquepasa lomismocon laspersonas.Cuando lasmirasdeverdad, dejasdeveruna

narizperfectaounosdientesrectos.Dejasdever lasmarcasdeacnéoelhoyuelode labarbilla.Todosesosrasgossedifuminan,yentoncesves loscolores, loqueseescondeenel interior,y labellezaadquiereunsignificadonuevo.—Fernhablabasinapartarlamiradadelcielo.

Ambroseobservósuperfil.Nohablabasobreél,solodecíaloquepensaba,reflexionabasobrelasironíasdelavida.Estabasiendoellamisma.

—Perotambiénpasaalrevés—añadióBailey—.Sialguiensecomportamal,sevuelvefeo.Beckernoesfeoporsuaspecto,igualqueyonosoyabsolutamenteirresistibleporelmío.

—Tienestodalarazón,miqueridoamigoflotante—dijoFernconseriedad.Ambrosesemordiólalenguaparanoreír.Vayapardecerebritos.Hacíanunaparejamuyrara.

Sintióganasde llorar.Otravez.Seestabaconvirtiendoenunadeesascincuentonasa lasque lesgustanlasimágenesconfotosdegatitosyfrasesmotivadoras,unadeesasmujeresquelloranconlosanunciosdecerveza.Fernlohabíavueltounllorica.Yestabalocoporellayporsuamigoflotante.

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—¿Quétepasóenlacara,Brosey?—preguntóBaileyconalegría,cambiandodetema,comosiemprehacía,sinavisar.Vale,puedequeaAmbrosenolegustaratantoelamigoflotante.

—Meexplotóunabomba—contestóAmbrosesecamente.—¿Talcual?Quieromásdetalles.Tetuvieronqueoperarmuchasveces,¿no?¿Quétehicieron?—Semedesprendióelladoderechodelacabezaytambiénlaoreja.—Bueno,nopasanada,detodosmodos,teníasorejadecoliflor,sinorecuerdomal.Ambroserioysacudiólacabezaporelcomentarioaudazdesuamigo.Laorejadecoliflorera

loque lespasabaa lasorejasde los luchadorescuandono llevabancasco.Ambrosenuncahabíasufridoesaafección,peroapreciabaelsentidodelhumordeBailey.

—Estaorejaesunaprótesis.—¿En serio? Déjame verla. —Bailey empezó a mecerse en el agua y Ambrose tuvo que

sujetarloantesdequesedieralavueltaysumergieralacaraenelagua.Ambrosetiródelaprótesis,sujetaconimanes,yselaquitó.FernyBaileydijeronalavez:—¡Mola!Sí,cerebritos.AunqueAmbroseteníaqueadmitirquelarespuestadeFernloalivió.Lehabía

dadomotivosmásquesuficientesparaquehuyeradeél,yelhechodequenisiquieraseinmutaralequitóunpesodeencima.Inhalóydisfrutódelasensaciónderespirarprofundamente.

—¿Yporesonotecreceelpelo?—AhoraletocabaaFernhacerpreguntas.—Sí.Tengodemasiadotejidocicatrizaleneselado,demasiadosinjertos.Tengounapiezade

aceroenelladodelacabezaquevadesdelamandíbulaalpómulo.Semelevantólapielporaquíypor aquí.—Ambrose señaló las cicatrices que tenía en forma de cruz en lamejilla—. Pudieronvolver a ponérmela, pero antes de que el trozo demetralla grandeme desprendiera parte de lacabezayasemehabíaclavadomuchametrallaen lacara.Lapielquemevolvieronaponerbienparecíaunquesosuizoyyoteníametrallaincrustadaeneltejidoblandodelacara.Poresotengobultosycicatrices.Partedelametrallatienequesalirtodavía.

—¿Yquétepasóenelojo?—Sememetióuntrozograndedemetrallaenelojo.Pudieronsalvarelojo,peronolavista.—¿Así que tienes una pieza de acero en la cabeza? ¡Qué guay!—dijoBailey con los ojos

desorbitados.—Sí, podéis llamarme Hombre de Hojalata—replicó Ambrose en voz baja. Recordar los

apodosyelsufrimientohizoquelecostararespirarotravez.—¿ElHombredeHojalata?—preguntóBailey—.Síqueestásbastanteoxidado,sí.Elderribo

adospiernasdeayerfuemalísimo.Ferndeslizóunbrazo,cogiólamanodeAmbroseyencontróunsitiofirmedondeapoyarlos

piessobrelasrocasdelfondo,alladodelospiesdelchico.Elrecuerdoperdiófuerza.Ambroselepasóunbrazopor la cintura y la acercó sin preocuparse por siBailey se quejaba.Puedeque elHombredeHojalataestuvieraresucitando,puedequesítuvieracorazón.

Pasaronunahoramásenelagua.BaileyflotabafelizmentemientrasFernyAmbrosenadabanasu alrededor.Estuvieron riendoy salpicándose los unos a los otros hasta queBaileydijo que seestabaquedandocomounapasa.Ambrose llevóaBaileyhasta la sillade ruedas, y él yFern sequedarontumbadosenlasrocasydejaronqueelsollessecaralaropa.Ferneralaquemásropallevabaylaqueestabamásmojadayalcabodepocotiemposeleempezóaenrojecerlapiel:selequemaronloshombros,ylanarizylaspantorrillassevolvierondecolorrosa.Alsecarse,elpelosele rizó y le cayó por la espalda y sobre los ojos cuando le dedicó una sonrisa somnolienta aAmbrose,queestabamediodormidosobrelarocacálida.Elchicosintióalgoextrañoenelpecho,algoparecidoalasensaciónquesesientealcaer,ysetocólapieljustoencimadelcorazón,como

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si pudiera calmar el sentimiento y hacer que desapareciera. Cada vez le pasaba más a menudocuandoestabaconFern.

—Oye,Brose.—LavozdeBaileylotrajodevueltadesuensimismamiento.—Dime.—Tengoqueirallavabo—informóBailey.Ambrosesequedódepiedra:sabíaloqueesoqueríadecir.—Así que tienes dos opciones: puedes llevarme a casa pronto o puedes acompañarme al

bosque.—Baileyseñalóconlacabezalosárbolesquerodeabanellago—.Esperoquehayastraídopapel higiénico. Bueno, sea como sea, vas a tener que dejar demirar a Fern como si quisierascomértela, porqueme está dando hambre y nome responsabilizo de mi comportamiento cuandoestoyhambrientoytengoqueiralcagadero.

Yasíderápidoseestropeóelmomento.

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26

Construirunamáquinadeltiempo

22denoviembrede2003

QueridaMarley:Nuncateheescritounacartadeamor,¿verdad?¿SabíasqueAmbroseseestuvoescribiendo

cartasdeamorconRitaMarsdenhastaquesediocuentadequenoeraellalaquelasescribía?Las escribía Fern Taylor, la chica bajita y pelirroja que siempre va con Bailey, el hijo delentrenadorSheen.PaulielesugirióaAmbrosequelemandarapoemas.YocreoqueAmbroselopasómuybienhastaqueRitacortóconélyleconfesóquehabíasidoFerndesdeelprincipio.Ambrosenosuelemostrarsussentimientos,peroaqueldíaestabamuyenfadado.Nosestuvimosmetiendoconélporloquehabíapasadotodoelcurso.EsdivertidoimaginaraAmbroseyaFernjuntos,peroaélnolehaceningunagracia,ycadavezquemencionamoselnombredelachicasequedacallado.Esomehahechodarmecuentadequenosemedamuybienexpresarmeymeharecordadololejosqueestádispuestaallegarlagenteparacomunicarse.

Hemos tenido que escoltar por turnos a algunos prisioneros antes de que los llevaran aBagdad.Avecespasansemanashastaquetenemosunlugardondemandarlos.Essorprendenteloquelleganahaceralgunosdelosprisionerosiraquíesparacomunicarseentreellos.Mezclansuté chai con tierra y arena, hacen una especie de barro, luego escribenmensajes en trozos deservilletasotrapos,losponendentrodelaboladebarro(nosotroslasllamamospiedraschai)ydejanqueseseque.Entonceslaslanzanadiferentesceldascuandolosescoltasnomiran.Yonosabíaquéescribirhoyyesomehahechopensarenquétediríasi tuvierasolounpedacitodepapel.«Tequiero»yaestámuyvisto,perotequieroyquieroaJesse,aunquenolohayaconocidotodavía.Memuerodeganasderegresaracasaysermejorpersona.Creoquepuedosermejor,yprometo que lo voy a intentar.Bueno, esta es tu primera carta de amor oficial. Espero que teguste.Grantsehaaseguradodequenohayaerroresnifaltasdeortografía.Valelapenateneramigosinteligentes.

Conamor,Jesse

Ambrose esperaba delante de casa de Fern sin saber cómo entrar. Podía lanzarle piedras a laventana(ladeFerneraladelaizquierdadelaplantabaja.Dabaalapartedeatrás).Podíacantarleuna serenata y despertar a todo el vecindario… y a los padres de la chica, aunque esoprobablemente tampoco le ayudaría a entrar, y se moría de ganas de hacerlo. Era la una de lamadrugada.Pordesgracia,elhorariodetrabajoenlapasteleríalehabíaalteradoelciclodelsueñoylosdíasquenotrabajabanopodíadormir.Bueno,enrealidadnuncadormíabien,nodesdeque

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habíaregresadodeIrak.Lapsicólogalehabíadichoqueeranormaltenerpesadillasporqueteníatrastornodeestréspostraumático.Nohacíafaltasermuylistoparadarsecuenta.

Sinembargo,esanocheloqueleimpedíadormireralanecesidaddeveraFern.HacíahorasdesdequelohabíadejadoparallevaraBaileyacasa.Solounascuantashoras.Perolaechabademenos.

Cogióelteléfono,unaopciónmuchomáslógicaquecomunicarselanzandopiedrasohacerdeRomeoconmúsica.

«¿Estásdespierta?»,leescribió.Esperabaquehubieradejadoelmóvilcercadelacama.Elmóviltardóveintesegundosenvibrar:«Sí».«¿Puedoverte?».«Sí,¿dóndeestás?».«Fuera».«¿Aquífuera?».«Sí.¿Tienesmiedo?Mehandichoqueasustobastante.Habíapensadoenentrarporlaventana,

perolosmonstruos,enteoría,vivendebajodelacama,oenelarmario».Ahoraleeramuchomásfácilbromearsobresuaspecto.Fernhabíahechoquefuerafácil.No

respondióalúltimomensaje,perolaluzseencendiódegolpe.Pasaronunpardeminutos;Ambrosesepreguntabasiseestaríaarreglando.Alomejordormíadesnuda.Vaya,tendríaquehabersecoladoporlaventana.

Unos segundos más tarde, Fern sacó la cabeza por la ventana y le hizo señas para que seacercara.Entrerisitas,apartólapersianadesdeelladodelaventanamientrasAmbroseentrabaenlahabitación.Unavezdentro,sepusorecto.Eljovenparecíaenormedentrodelahabitación.Habíaestiradolassábanasyenlaalmohadatodavíaseapreciabalamarcadelacabeza.Ferndiosaltitosdealegríaylosrizoscarmesíes,quelellegabanalaespaldaylecaíanporloshombros,botaronalavezybailaroncontralacamisetanaranjaquevestía.Tambiénllevabaunospantalonescortosquenocombinabanconlapartedearribayhacíanqueparecieraunpayasomediodesnudo.

Lospayasosnuncaanteslohabíandejadosinaliento.¿Porquélecostabarespirar,desesperadoporabrazarla?Llenólospulmonesdeaireyextendiólamanoamododesaludo,entrelazólosdedosconlossuyosytiródeellaparaacercarla.

—Siempre he soñado que un chico guapo se colaría por mi ventana —susurró Ferndramáticamente.

—MelocontóBailey—respondióélenunmurmullo.—¿Qué?¡Seráchivato!Harotoelcódigodemejoresamigosalrevelarmisfantasíassecretas.

¡Quévergüenza!—Fernsuspiró.Noparecíaparanadaavergonzada—.Podríashaberentradoporlapuerta —murmuró después de un largo silencio. Se puso de puntillas y le besó el cuello y labarbilla.Nollegabamásallá.

—Queríaentrarporlaventana,peronoteníaunmotivo.Además,yaeratardeparallamaralapuerta,peroqueríaverte.

—Yanoshemosvistohoy,enellago.Tengolasquemadurasquelodemuestran.—Queríavolveraverte—respondió—.Nopuedoestarlejosdeti.Fern se ruborizó. Las palabras le acariciaron la piel como si fueran gotas de una lluvia de

verano.Ellaqueríaestarconéltodoeltiempoylecostabacreerqueélquisieralomismo.—Seguroqueestáscansadísimo—dijo,preocupadaporél.Loguiohacia lacamay lohizo

sentarse.—Elhorariodelapasteleríahacequemecuestedormirhastacuandotengolanochelibre—

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admitióelchico,aunquesinmencionarlaspesadillasquehacíanquedormirleresultaramásdifíciltodavía.Después de un corto silencio, añadió—: ¿Quieres compartir alguna otra fantasía, ya queestoyaquí?¿Atarmeatucama,talvez?

Fernrioydijo:—AmbroseYoungenmicama.Nocreoquehayafantasíaquepuedasuperarlo.Ambroseexaminólassombrasqueproyectabalalámparadelamesitadenocheenlacarade

Fern.Ellasesonrojó.—¿Porquémellamassiempreporminombrecompleto?SiempremellamasAmbroseYoung.Fernreflexionóydejóqueselecerraranlosojosmientrasélledibujabasuavementecírculos

enlaespaldaconlosdedos.—Siempre has sido Ambrose Young para mí… ni Ambrose, ni Brose ni Brosey. Ambrose

Young,laestrella,elgalándenovela.Comolosactores.NollamoaTomCruiseporsunombredepila,lollamoTomCruise.WillSmith,BruceWillis…Paramí,siemprehasestadoalmismonivelqueellos.

EracomosivolvieraaserHércules.Fernlomirabacomosifueracapazdematardragonesyluchar contra leones.Por algúnmotivo, la imagenque teníade élnohabía cambiado,ni siquieracuandoelorgullodel chicoestabapor los suelosyyanoquedabanadadel antiguoAmbrose; sehabíavenidoabajocomolasestatuasdeSadamHuseín.

—¿PorquétepusieronAmbrose?—preguntóFernenvozbaja,relajadaporlascariciasenlaespalda.

—Asísellamabamipadrebiológico.Fueloqueseleocurrióamimadreparaintentarquemereconocieracomohijo.

—¿Elmodeloderopainterior?—preguntóellasinaliento.Ambrosegruñó:—Nuncamedejaréisolvidareso…Sí,hacíademodelo.Ymimadrenuncasuperólarupturaa

pesarde teneraun tíocomoElliott,quiencreequemimadrepuedecaminarsobreelaguayqueharía cualquier cosa para hacerla feliz, hasta casarse con ella cuando estaba embarazada demí.Inclusopermitirquemimadremepusieraelnombredeltíodeloscalzoncillos.

—Noparecemolestarte—dijoFernentrerisas.—Esquenomemolesta.GraciasamimadretengoaElliott,quehasidoelmejorpadredel

mundo.—¿Poresotequedasteconélcuandoellasefue?—Quieroamimadre,peroesunabalaperdida,yyonoqueríaperdermeconella.Laspersonas

comoElliottnosepierden,élsabequiénes inclusocuandoelmundosevieneabajo.Siemprehahechoqueme sienta seguro.—Ambrose sedio cuentadeque, enese sentido,Fernera igualqueElliott.Erahumilde,constante,unrefugio.

—A mi me pusieron Fern por la niña del libro La telaraña de Carlota —dijo ella—. Loconoces, ¿no?Fern, la niña, impidequematen al cerditoporque espequeño.BaileydijoquemetendríanquehaberllamadoWilburporqueyotambiénsoypequeña.Aveces,cuandoqueríahacermeenfadar,me llamaba así.Le dije amimadre queme tendrían que haber puestoCarlota, como laaraña.Meencantabaesenombre,ylaarañaerainteligenteybuena.Además,laprotagonistadeunademisnovelasfavoritassellamabaasí.

—GrantteníaunavacaquesellamabaCarlota.MegustaFern.Fernsonrió.—A Bailey le pusieron ese nombre por George Bailey, de Qué bello es vivir. A Angie le

encantaesapeli.TendríasqueoírlaimitaciónquehaceBaileydeJimmyStewart,essupergraciosa.

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—Ahora que mencionas los nombres y las novelas favoritas, Bailey me dijo que usas unseudónimoparaescribirnovelas.Tengocuriosidad.

Ferngruñó,agitóelpuñoapuntandoalacasadeBaileyydijo:—¡Cómopuedessertanbocazas,BaileySheen!—Miróalchico,nerviosa—.Vasapensarque

soyunaacosadorayqueestoyobsesionada,peropiensaquemeinventéelseudónimocuandoteníadieciséisaños,yentoncessíqueestabaobsesionada.Bueno,todavíaloestoyunpoco.

—¿Obsesionadaconqué?—Ambrosenolaentendía.—Contigo.—LarespuestaquedóamortiguadacuandoFernescondió lacaraenelpechodel

chico,peroéllaoyó.Ambroserioylelevantólabarbillaparaverlelacara.—¿Yesoquétienequeverconelseudónimo?—EsAmberRose—suspiróFern.—¿Ambrose?—AmberRose—locorrigió.—¿AmberRose?—balbuceóél.—Sí—contestóFernenvozmuybaja.Ambrose estuvo un buen rato riendo y, cuando paró, besó con suavidad a Fern contra los

cojines.Esperóavercómorespondíaalbesoparanotomarmásdeloqueellaqueríadarle,paranoirdemasiadodeprisa,peroFernselodevolvióconpasión,abriendolabocaymetiéndolelasmanospor debajo de la camiseta para tocarle los costados del abdomen. Ambrose soltó un gruñido.Deseabaquelacamafueramásgrande.Fernrespondióalsonidoylequitólacamisetarápidamente:deseabaestar lomáscercaposibledeél.Elchicoseperdióensuardor,sufragancia,sus labiossuaves y sus suspiros todavía más suaves. Pero entonces se dio un golpe en la cabeza con elcabecero de la cama, y su cerebro, embriagado de amor, volvió a recobrar el sentido. Se pusorápidamentedepieycogiólacamisetadelsuelo.

—Metengoqueir.Noquieroquetupadremepilleenlahabitacióndesuhija,enlacamaysincamiseta.Memataría.Ytutío,miexentrenador,loayudaría.Apesardeserdosvecesmásgrandequeél,elentrenadorSheentodavíamedamiedo.

Fern gimoteó a modo de protesta y lo cogió por el cinturón para que volviera a la cama.Almbroserio,diountraspiésy,paranocaer,seapoyóenlapared.Sinquerer,tocóunachincheta,quecayóalsuelo.Estasecolópordetrásdelacama,yAmbroseseagachóycogióelpapelquelachinchetahabíaestadosujetando.Mirólahojaydevorólaspalabrasantesdesiquierapreguntarsesieraalgoquepodíaleer.

SiDioscreanuestrascaras,¿riocuandohizolamía?¿Creapiernasquenoandanyojosquenomiran?¿Acasorizaelpelodelacabezahastaquesealzapersistente?¿Tapalasorejasdelsordoparahacerlodependiente?¿Escoincidenciaquepienseasíoeseldestino?¿Escorrectoculparloporlaspiedrasquehapuestoenmicamino?Porlosdefectosqueempeorancadavezquememiroaunespejo.Pormifealdad,porelodioyporelmiedo.¿Nosesculpeparadivertirseoporalgúnmotivoquenoentiendo?SiDioscreanuestrascaras,¿hizolamíariendo?

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Ambrosevolvióaleerloensilencioysintióquealgoseapoderabadeél.Eralasensacióndecomprender y ser comprendido. Esas palabras expresaban lo que sentía, pero nunca se habíaplanteado que pudieran ser las de ella también. Le dolía el corazón al pensar que ella se habíasentidoasí.

—¿Ambrose?—¿Quéesesto,Fern?—susurró,enseñándoleelpoema.Ellamiróelpapel,nerviosa,incómoda.—Loescribíyo.Hacemuchotiempo.—¿Cuándo?—Después del baile de graduación. ¿Te acuerdas? Fui con Bailey. Os pidió a todos que

bailaraisconmigo.Fueunodelosmomentosmásvergonzososdemivida,peroélsolointentabaserbueno.—Fernesbozóunalánguidasonrisa.

Ambroseseacordaba.Fernestabamuyguapaaquellanoche,yesolohabíaconfundido.Nolepidióquebailaráconél.SenegóaelloeinclusodejóaBaileyconlapalabraenlabocacuandoselopidió.

—Tehicedaño,¿verdad?Ellaseencogiódehombrosysonrió.Letemblabanloslabiosylebrillabanlosojos.Después

demásdetresaños,eldolortodavíaeraevidente.—Tehicedaño—repitió.Elremordimientohizoquesuvozsonaraarrepentida.Fernalargóelbrazoyletocólamejillallenadecicatrices.—Essoloquenomeveías,esoestodo.—Estabatanciego…—Coneldedo,leapartóunrizoquelecubríalaceja.—Bueno…estásmás ciego ahora—bromeóFern para aliviar su culpa—.Quizá por eso te

gusto.Teníarazón.Estabaciegodeunojo,pero,apesardeeso,oquizágraciasaeso,ahoraloveía

todomuchomásclaro.

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Hacermeuntatuaje

—Oye,Jess,déjamevereltatuaje—dijoBeans,pasándoleelbrazoporelcuelloasuamigoyestrechándolounpocomásdeloqueseconsideraríacariñoso.

Esamismamañana, Jesse había estado con unmédico que hacía tatuajes, pero no habíacomentadonadadelresultadofinalyparecíamástristedelonormal.

—Cállate, Beans. ¿Por qué tienes que saberlo todo? Siempre te metes enmis asuntos—respondió Jesse, apartando a su molesto amigo, que intentaba ver el tatuaje que tenía en elpecho.

—Porquetequiero,poreso.Tengoqueasegurarmedequenohayashechoalgunagilipollezdelaquepuedasarrepentirte.¿Esununicornioounamariposa?NotehabrástatuadoelnombredeMarleyalrededordeunarosa,¿no?Puedequeyanoleinteresescuandovuelvas,tío.Puedequeyaestéconotro.Esmejorquenotetatúessunombreenlapiel.

JessedijounapalabrotayempujótanfuerteaBeansque,alsermáspequeño,cayóalsuelo.Beansselevantórápidamente.Estabaenfadadoyempezóadecirobscenidades.Grant,AmbroseyPaulie se interpusieron entre los dos. El calor los estaba volviendo locos, y eso, sumado a latensiónconstante,hacíaqueparecieraincreíblequenosehubieranpeleadoantes.

—Tengounhijo,unniñoreciénnacidoalquenohevistoyMarleyessumadre.Asíquesivuelvesameterteconellatedaréunapalizay,cuandoacabecontigo,escupirésobretutumba.

BeansdejódeintentargolpearaJesseinmediatamenteylairadesapareciódesucaratanrápidamente como había venido. Ambrose lo soltó al darse cuenta de que ya había pasado elpeligro.

—Oye, Jess, tío, lo siento. Era de coña.—Beans llevó lasmanos en la cabeza y se giró,maldiciéndoseasímismoestavez.Miróasuamigoconcaraderemordimientoyañadió—:Esunamierda, tío, tener que estar aquí cuando tienes todo ese lío en casa. Lo siento, tengoqueaprenderacerrarlabocaza.

Jesse se encogió de hombros y tragó saliva rápidamente, como si se hubiera tomado unapastillamuyamarga,ysinohubierallevadolosojostapadosporlasgafasdesol,comotodos,nohabríapodidoesconderlaslágrimas,queamenazabanconsalirycomplicarlasituacióntodavíamás. Sin mediar ni una palabra empezó a quitarse el chaleco antibalas con firmeza yrápidamente.Lohacíanvariasvecesaldíaporqueteníanquellevarlosiemprequeabandonabanlabase,yhacerloyaeratansencilloparaelloscomoatarseloscordonesdeloszapatos.

Sequitóelchalecoantibalasporlacabezaylotiróalsuelo.Despuéssesoltólasolapadevelcrodelacamisetaysebajólacremalleraparaabrirlacompletamenteysacardelacinturadelpantalónlacamisetaquellevabadebajo.Selalevantóylesmostróelabdomenesculpidoynegroylospectorales.JesseeratanguapocomoAmbrose,cosaqueelprimeronosecansabadedecir.Yahíestaban,enelpectoralizquierdo,escritasencimadelcorazónenunaletranegraycuidadalaspalabras:

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MihijoJesseDavisJordan8demayode2003

Se sujetó la camiseta caqui con el puño justo por debajo de la barbilla durante unossegundos y dejó que sus amigos miraran su nuevo tatuaje, que no había querido enseñar.Entonces,sindecirnada,sebajólacamiseta,selametiópordentrodelospantalonesyvolvióaponerseelchalecoantibalas.

—Mola mucho, Jess —suspiró Beans con voz hueca y abatida, como si le hubierandisparadoenelpecho.Losdemásasintieron,peronadiepudodecirnada;intentabanahuyentarlaemocióndelmomentoporquesabíanquenohabíanadaquepudierandecirparahacersentirmejoraJesse.NiaBeans.Volvieronalabaseensilencio.

Paulie alcanzó a Jesse y le pasó el brazo por encima de los hombros. Jesse no intentóquitárselodeencimacomohabíahechoantesconBeans.Yentonces,Paulieempezóacantarylaspalabrassearremolinaronasualrededorenelcalordeldesierto:

Llevotunombreenelcorazónparanoolvidarcómomesentícuandonacisteantessiquieradehaberteconocido.

Llevotunombreenelcorazónparaquelataconeltuyoalcompásy,cuandomásteextraño,escribocadacurvaycadalínea.

Llevotunombreenelcorazónparaqueestemosjuntos,paraqueestéssiempreamiladoytenerteconmigosiempre.

CuandoPaulieacabó,laspalabrasquedaronsuspendidasenelaire.Sihubierasidootroelquehubieracantadonohabríatenidoeseefecto,peroPaulieteníaungrancorazónyunamaneradecomunicarsealaqueyaestabanacostumbradostodos.Elhechodequesehubierapuestoacantarparaanimarasuamigonolossorprendió.

—¿Lahascompuestotú,Paulie?—susurróGrantconuntemblorenlavozque,aunqueloignoraron,nopasódesapercibido.

—No.Esunacancióntradicionalquemecantabamimadre.Nisiquierarecuerdodequiénes. Llevaban el pelo a lo hippy y sandalias con calcetines, pero siempre me ha gustado lacanción.Hecambiadounpocolaprimeraestrofa,paraJesse.

Caminaron otro rato más en silencio hasta que Ambrose empezó a tararear la canción yJessedijo:

—Vuelveacantarla,Paulie.

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—En serio, ¿qué tatuajeme hago? ¿Me tatúo un corazón con la palabra «Mamá» dentro?Eso eshorrible.Nopuedopensarennadaqueseaguayynoquederidículoenunchicoquevaensilladeruedas—dijoBailey.

Lostres,Ambrose,BaileyyFern,ibandecaminoaSeely,aunsalóndetatuajesquesellamabaInkTank.Bailey llevaba tiempopidiéndoleaFernque lo llevaraahacerseun tatuaje,desdequeteníadieciochoaños,yhacíapocohabíavueltoasacareltema,eldíadellago.Ambrosedijoqueélquería llevarlo, así que eran dos contra uno. En ese momento iba al volante; hacía de chóferservicial,comosiempre.

—Eh, Brosey, tú podrías tatuarte una maza, como Hércules. Molaría un montón —sugirióBailey.

Ambrosesuspiró.Hérculeshabíamuerto,peroBaileynodejabadeintentarresucitarlo.—Y tú, Bailey, una «S» de Superman dentro de un escudo. Superman te encantaba, ¿te

acuerdas?—Fernseanimóporelrecuerdo.—Yo pensaba que erasmás de Spiderman—dijoAmbrose al recordar el follón quemontó

Baileyalvermoriralaarañacuandoteníandiezaños.—Abandoné la teoría del veneno de araña al cabo de poco tiempo—contestó el chico—.

Supusequelosbichosnoeranlarespuestaamisproblemas,porquemehabíanpicadomuchísimosmosquitosynomehabíapasadonada.Cuandomedejódeinteresarelvenenodearaña,cambiéaSpidermanporSuperman.

—Estabaconvencidodequesuenfermedadsedebíaalaexposiciónalakriptonita.SumadreletuvoquehacerunacapalargayrojaconunaSenlapartedeatrás.—FernrioyBaileyresopló.

—Quieroquemeentierrenconesacapa,todavíalatengo.Esgenial.—¿Ytú,Fern?¿WonderWoman?—bromeóAmbrose.—Ferndecidióquenolegustabanlossuperhéroes—contestóBaileydesdeelasientotrasero

—, y que prefería ser un hada porque le gustaba volar sin tener la responsabilidad de salvar almundo. Se hizo unas alas con cartulina, las cubrió de purpurina y les hizo unas tiras con cintaadhesivaparapoderllevarlasenlaespaldacomosifueranunamochila.

Fernseencogiódehombrosydijo:—Pordesgracia,yonoconservolasalas.Lasllevéhastaqueserompieron.Ambroseestabacallado.LaspalabrasdeBaileyresonabanensucabeza:«Legustabavolarsin

tenerlaresponsabilidaddesalvaralmundo».Puedeque,despuésdetodo,Fernyélsífueranalmasgemelas.Entendíaesesentimientoalaperfección.

—Bailey,¿creesquetumadrenoscastigaráynodejaráquenosveamos?—preguntóFernconungestotristeenlaboca—.Nocreoquelesgustequetehagasuntatuaje.

—Quéva.Jugarélacartade«dejaquetuhijomoribundocumplasuúltimodeseo»—respondióBailey—.Nuncafalla.Fern,túdeberíashacerteunhelechoenelhombro,conhojasytodo.

—Nosoytanvalientecomoparahacermeuntatuaje.Ysilofuera,nomeharíaunhelecho.Detuvieronelcochedelantedelsalóndetatuajes.Latiendaestabamuytranquila,alparecerel

mediodíanoerahorapuntaparahacersetatuajes.BaileysequedócalladoderepenteyAmbrosesepreguntósi leestabanentrandodudas.PeroBaileynodudóniunsegundocuandoFernlequitóelfrenoalasilladeruedasybajóporlarampa.

Fern y Bailey miraban en todas direcciones dentro del pequeño negocio y Ambrose sepreparaba,comosiemprehacía,paraserelcentrodeatencióndetodaslasmiradas.Peroelhombreque se les acercó tenía tantos tatuajes intricados en la cara que Ambrose, con sus cicatrices y

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marcas,parecíaaburridoencomparación.ElhombremirólascicatricesdeAmbrosedesdeunpuntodevistaprofesionalyseofrecióaañadirleunpardeadornos.Elchico rechazó laoferta,peroapartirdeentoncessesintiómuchomáscómodo.

Baileyhabíadecididoquequeríael tatuajeenlapartealtadelhombroderecho,paraquenorozaraconel respaldode la silla.Eligió laspalabras«En labatalla seencuentra lavictoria», lainscripciónquehabíaenelbancodepiedradelmonumentoconmemorativoyquesupadrerepetíacientosdeveces.Esaspalabraseranun testimoniode lavidadeBaileyy, a lavez,un tributoaldeportequetantolegustaba.

FernyBaileysesorprendieroncuandoAmbroseledijoalhombretatuadoloquequeríaysequitó la camiseta para explicárselo. Fue rápido. No era un diseño complicado, no requería unadestrezaespecialnielusodedistintoscolores.Escribióloquequeríaconbuenaletra,seaseguródequeestuvierabienescritoyselodioaltatuador.Eligióunatipografía,ledibujaroneltatuajeconunaplantillaenlapiely,entonces,elartistaempezóelproceso.

Fernmiraba fascinadamientras el hombre tatuaba, uno tras otro, los nombres de los cuatroamigosfallecidosenelpectoral izquierdodeAmbrose.Paulie,Grant,Jesse,Beans;unnombreallado del siguiente en letras de imprenta claras que formaban una línea solemne.Una vez estuvoterminado,Fernpasóundedoporencimadelosnombresconcuidadodenotocarlapiel.Ambrosese encogió. Las manos de la chica tenían un efecto balsámico sobre la herida, era agradable ydolorosoalavez.

Pagaron,dieronlasgraciasaltatuadoreibandecaminoacasacuandoBaileypreguntó:—¿Hacequelossientasmáscerca?Ambrosemiróelpaisajeatravésdelaventanayviouncielo,unosárbolesyunascasastan

familiarescomosupropiacara…olacaraquesolíavercuandosemirabaalespejo.—Tengolacarahechaundesastre—dijomientrasmirabaaBaileyporelretrovisor.Alargó

unamanoyrecorrióconlosdedoslacicatrizmásgrandequetenía, laqueibadelnacimientodelpelohastalaboca—.Noelegítenerestascicatrices,ymicaramerecuerdacadadíalamuertedemis amigos. Supongo que quería algo queme recordara sus vidas. Jesse se hizo uno, y yo hacíatiempoquequeríahacermeunotambién.

—Québonito,Brosey.Esmuybonito.—Baileysonriómelancólicamente—.Creoqueesaeslapartemásdura,ladepensarquenadiemerecordarácuandomevaya.Mispadresmerecordarán,losé,yFerntambién.Pero,¿quépuedehaceralguiencomoyoparasereterno?Cuandotodosehayaacabado,¿quésignificadohabrátenidomivida?

Lafurgonetaazulsequedóensilencio,cargadadetópicosypalabrasdeconsolaciónquenosedijeron.FernqueríademasiadoaBaileyparadarleunapalmaditaenlacabezacuandonecesitabamuchomásqueeso.

—Te añadiré a mi lista—prometió Ambrose de repente con la mirada fija en los ojos deBaileyatravésdelretrovisor—.Cuandollegueelmomento,meescribirétunombreenelcorazón,juntoconeldelosdemás.

ABaileyseleinundaronlosojosypestañeórápidamente.Sequedóunosminutosensilencio.Fernmiró aAmbrose con tanto amor y devoción que se habría ofrecido a escribirle un epitafioenteroenlaespalda.

—Gracias,Brosey—dijoBaileyenunsusurro.Ambroseempezóatararear.

P

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—Vuelveacantarla,porfavor—dijoFern,mientrasrecorríalacicatrizqueteníaenlamejilladerecha. Ambrose le permitía hacerlo; ni siquiera le importaba que le recordara que la tenía.Cuandoletocabalacara,sentíasucariño,ysusdedoslosanaban.

—¿Tegustaquecante?—preguntóél,somnoliento.Sabíaqueenpocotiempodebíavolveraltrabajo.Fernteníaeldíalibre,peroélno.Lavisita

quehabíanhechoalsalóndetatuajesleshabíaocupadotodalatarde,y,cuandoanocheció,AmbroseyFernsedespidierondeBailey.Sinembargo,leshabíacostadodespedirseélunodelotro.Alfinal,acabaronviendoelatardecerdelsoldeveranoenlacamaelásticaquehabíaenelpatiotraserodelacasadeFern.

Era de noche. Todo estaba en calma y el calor se había desvanecido con el sol. Ambroseestabaadormiladomientrascantaba lananaque lehabíaenseñadoPaulie losprimerosmesesquepasaronenIrak.ElhijodeJessehabíaacabadodenacer.Sinembargo,suestanciaenellugarnuncallegó a su fin y se convirtió en unmar de arena infinita y en días eternos antes de que pudieranvolveracasa.

—Meencantaoírtecantar—contestóFern,quelodespertódesuensoñación.Empezóacantarlacanciónysedetuvoalnorecordar la letra.Ledejórellenar loshuecoshastaqueFerndejódecantaryélacabólacanciónsolo.

—Llevotunombreenelcorazónparaqueestemosjuntos,paraqueestéssiempreamiladoytenerteconmigosiempre.—Eralaterceravezquelacantaba.

Cuandoentonólaúltimanota,Fernseacurrucósobreél,comosi tambiénquisieraecharunasiesta.LacamaelásticabotóunpocodebajodesuscuerposehizoqueelcuerpodeFernrodarahastaelvallequeelpesodelcuerpodeAmbrosehabíacreadoycayerasobreelpechodelchico.Leacaricióelpeloyellaempezóarespirarcadavezmásprofundamente.

Ambrosesepreguntabaconmelancolíacómodebíaserdormirasuladotodoslosdías.Quizáesoharíaquelasnochesnofuerantanduras,quizálaoscuridadqueloconsumíacuandoestabasolodesaparecieraparasiempregraciasalaluzdeFern.Eldíaanteriorsehabíapasadounahoraconlapsicóloga,quesehabíaquedadoanonadadapor«elprogresodesusaludmental».TodosedebíaaunapastillitallamadaFern.

Estabasegurodeque,sileproponíaqueseescaparan,ellalediríaquesí.AunquetendríanquellevarseaBailey.Dabaigual,secasaríaconélenunsantiamén…ElcorazóndeAmbroselatíaconentusiasmo por la idea. Seguro queFern notaba el aumento en el volumen y en la velocidad dellatidoconlamejilla.

—¿Sabeselchistedelhombrequeteníaqueelegiresposa?—preguntóAmbroseenvozbaja.Fernsacudiólacabeza,apoyadaenelpechodelchico.—No—respondió.Ybostezódelicadamente.—Esunhombrequepuedecasarseconunachicaqueesguapísimaoconunachicaquetiene

unavozpreciosaperonoesmuyguapa.Ydespuésdedarlemuchasvueltas,decidecasarseconlachicadelavozbonitaporque,alfinyalcabo,unavozbonitaduramásqueunacarabonita,¿no?

—Claro.—Fernsonabamásdespiertaahora,comosiestuvieramuyinteresada.—Bueno,pueselhombresecasaconlachicafea,celebranlaboda,elbanqueteylanochede

bodas.—¿Esunchiste?Ambrosesiguióhablandocomosinolohubierainterrumpido:—A lamañana siguiente, el tío se despierta yve a su esposaygrita.Esta sedespierta y le

preguntaquépasa.Yeltíosetapalosojosylegrita:«¡Canta,porelamordeDios,canta!».Ferngruñóparaqueelchicosupieraqueno lehabíagustadoelchiste,pero luegoempezóa

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reír, yAmbrose rio con ellamientras botaba a su lado en la cama elástica del jardín del pastorTaylor.Parecíandosniñospequeños,pero,enelfondo,AmbrosesepreguntabanerviososillegaríaunpuntoenelqueFernlomiraríaylepediríaquecantara.

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Serunhéroe

Baileydependíamuchodelosdemás,perocuandoestabaenlasilla,conlamanosobreelmando,podíairhastalagasolineradelaesquina,hastaelsupermercadoparaveraFerncuandoacababadetrabajaroa la iglesia siqueríaatormentara su tío Joshuaconsushipótesis teológicas.ElpastorJoshua solía tenermuchapaciencia con él y estabadispuesto a charlar, peroBaileypensabaquegruñíadefrustracióncadavezqueloveíaacercarse.

Baileysabíaquenodeberíaestarfueratantarde,peroesoeratambiénpartedeladiversión:loschicosdeveintiúnañosnodeberíantenertoquedequeda.Loúnicoporloquesesentíamaleraportenerquedespertarasuspadrescuandollegaraparaqueloayudaranameterseenlacama.Esohacíaquelassalidasnocturnasfueranunpocomenosdivertidas.PeroqueríairalatiendaparaveraFernyaAmbrose;además,esosdosnecesitabanaalguienquelosvigilara,porquecadavezqueestabanjuntosempezabaasubirlatemperatura.Baileyestabasegurodequenotardaríamuchoenconvertirse en el tercero en discordia. Estaba contento de que Fern y Ambrose se hubieranencontrado,porqueélnoestaríaconellossiempre.Estabasegurodeque,ahoraqueFernteníaalchico,todoiríasobreruedas.Rio.Leencantabanlosjuegosdepalabras.

Aquellanochenocorrióningúnriesgo.Intentódejarlalinternafrontalencasa,perosumadrelovioysaliócorriendodetrásdeélparadársela.Alomejorse laolvidabaoportunamenteenelsupermercado cuando se fuera. Odiaba la estúpida lucecita. Sonrió, se sentía muy rebelde. Ibasiempreporlaacerayhacíacasoalossemáforos,nonecesitabaunfocoenlacabeza.Decaminoalsupermercado pasó por La tienda de Bob y decidió pararse, simplemente porque podía hacerlo.EsperóconpacienciahastaqueBobsaliódedetrásdelacajaregistradorayleabriólapuertaparaqueentrara.

—Hola,Bailey.—Bobpestañeóeintentónomirardirectamentealaluzqueresplandecíaenlacabezadelchico.

—Puedesapagarlo,Bob,presionaelbotóndearriba—dijoBailey.Bob lo intentó, pero al darle al botónnopasónada, la luz seguíabrillando.Parecíaqueno

funcionababien.Girólagomaelásticadetalmaneraquelaluzestuvieraenlapartedeatrásdelacabezadelchico.Asípodíamirarloalacarasinquedarseciego.

—Tendremosquearreglarloasí.¿Quépuedohacerporti,Bailey?—BobseofrecióaayudaraBailey,comosiemprehacía,conscientedelaslimitacionesdelchico.

—Quierounpaquetededoceytabacodemascar—respondióconseriedad.Bobabriólabocaycambiódeposición.—Vale.¿Llevaselcarné?—Sí.—Vale,bueno…¿quieresalgunamarcaenespecial?—Los caramelos masticables vienen en paquetes de doce, ¿verdad? Y en lugar de tabaco,

ponmemejorunpaquetedechicles.Dementa,porfavor.

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Bobrioconalegríaylabarrigaletemblóporencimadelahebilladelcinturón.—Por un momento me lo había tragado, Sheen. Te imaginaba con cervezas en el regazo y

mascandotabaco.Bob siguió a Bailey por los pasillos para coger lo que le había pedido. Bailey se detuvo

delantedeloscondones.—Tambiénnecesitocondones,Bob.Lacajamásgrandequetengas.Bobarqueóunaceja,peroestaveznoselocreyó.Baileyrioysiguióavanzando.Alcabodediezminutos,Bailey,que llevaba lacompraaplastadaentresucuerpoy la silla,

volvíaaestarenlacalle.Bobledijoadiósconlamanomientrasreía,elchicolohabíaentretenidounrato.Mástarde,Bobseacordódequenolehabíapuestobienlalinternadelacabeza.

Baileydecidióseguirsucamino,pero,enlugardehacerelrecorridodesiempre,fueporotrascalles.Erauna rutamás larga,pero lanocheeraagradabley legustaba sentir el aireen lacara.Además, tenía tiempoy lesdaríaa los tortolitosdiezoquinceminutosextraparaestar solos.Elsilencioeraagradable;lasoledad,másagradabletodavía.Lehabríagustadopedirleasupadrequele pusiera los auriculares para escuchar a Simon and Garfunkel, pero había salido rápido paraintentar,sinéxito,irsesinlalinterna.

LastiendasdeMainStreetestabanvacíasyaoscurasylosescaparatesreflejabanla imagendelchico,quepasóconlasilladeruedasmotorizadaporlaferretería,elgimnasiodekárateyporlainmobiliaria.ElrestaurantemexicanodeLuisaO’Toole,MiCocina,tambiénestabacerrado,peroelvientosuavemovía lasguirnaldasde lucesy loschileshabanerosquecolgabandel techoyhacíaquerepiquetearancontraelrevestimientoamarillo.Eledificioquehabíajuntoalrestauranteestabaabierto.Al igualqueLatiendadeBob,ElantrodeJerrynuncacerraba.Teníauncartel luminosonaranjaquelodecíayhabíaalgunasfurgonetasaparcadasjustodelante.

Bailey oía a lo lejos la música que salía del local. Escuchó con atención para intentarreconocerlacanciónyoyóotrosonido.Alguienlloraba.¿Unbebé,quizá?Bailey,extrañado,miróalrededor.Noparecíahabernadie.

Avanzóycruzóelcaminopavimentadoquellevabaalbarydejóatráslosprimerosvehículosque formaban una larga hilera. Volvió a oír el llanto. Vio el todoterreno negro de BeckerGarthaparcado detrás, en la gravilla que rodeaba el bar. El coche tenía unas ruedas enormes y unacalavera con tibias cruzadas en la luna trasera. Qué original. Bailey puso los ojos en blanco.Menudocapullo.

Volvióaoírelllanto.Eraunbebé,sinduda.Baileyabandonóelcaminopavimentadoyavanzódando tumbos por la gravilla hasta llegar al todoterreno.Notaba cómo el corazón le latía en lassienesycómoselerevolvíaelestómago.ElllantoveníadelcochedeBecker.

Lapuertadelcopilotoestabaentreabierta,ycuandoseacercóviopelorubioquecaíaporelasiento.

—¡Oh, no,Rita!—exclamóBaileymientras pasaba con la silla de ruedas junto a la puerta.Teníamiedodechocarconellaycerrarla.Entoncesnopodríavolveraabrirla.Colocólasilladetalmaneraquesumano,queestabaapoyadaenelreposabrazos,estuvieraapocoscentímetrosdelcantodelapuerta.Levantólamanotantocomopudoytiróconfuerzadelapuertaque,despuésdebambolearse,seabriódespacio.Lamanodelchicovolvióacaerenelreposabrazosyelcorazóncasiselesaliódelpecho.Ritaestabainconscienteenelasientodel todoterreno.Lamelenarubiacolgabapor el borde del asiento y tenía unamano en la puerta. Parecía ser quehabía abierto lapuerta, peronohabía tenido tiempoparamás.TylerGarth, el pequeñodedos años, estaba en elhuecoparalospiesyteníaunamanoenlabocaylaotraenlacaradesumadre.

—¡Rita!—gritóBailey—.¡Rita!

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Lachicanoreaccionó.TyllorabayBaileyqueríahacerlomismo.Volvióaintentarlo,estavezenuntonodevozmásbajo.Noveíasangre,peroestabasegurodequeBeckerGarthlehabíahechoalgoasumujer.Baileypensóque,sinopodíaayudaraRita,almenosteníaquecuidardelniño.Esloqueellahabríaquerido.

—Ty,guapo.Eh,colega.—Baileyintentabapersuadirlosinqueelpequeñovieraloasustadoqueestabaenrealidad—.SoyBailey.¿Quieressubirtealasilla?Teencantamisilla,¿verdad?

—Mami.—ElniñoseguíallorandoapocoscentímetrosdelosdedosdeBailey.—Seráunmomento.Vamosaenseñarleamami lo rápidosquesomos.—Baileynosepodía

subiralniñoalregazo,asíquelehizoseñasconlosdedosparaqueseacercara—.Cógemedelamanoysubealasilla.¿Aquesabessubir?

TyhabíadejadodellorarymirabalasilladeBaileyconlosojosabiertoscomoplatos.Baileyseacercóalapuertaylaempujóconlasillaparaabrirlamás.EstabatancercaqueTypodíasubirgateando,siesquelehacíacaso.

—Vamos,Ty.Tengounregalitoparati.Tedarécaramelosyademástellevaréadarunpaseoen la silla. Deja que mamá duerma. —A Bailey se le quebró la voz, pero los caramelosconvencieronalniño.

Ty se puso de rodillas, pasó por encima del reposabrazos, se sentó en el regazo deBailey,metiólamanoenlabolsablancaysacóloscaramelos.BaileysealejódelapuertaydeRita.TeníaquepedirayudayledabamiedoqueencualquiermomentoBeckerGarthsalieradelbaryloviera.Opeortodavía,quesefueraysellevaraelcocheconRitamuriéndosedentro.

—Ty,cógetefuerteamí.—¡Másrápido!—Sí,vamosairmuyrápido.

TynosabíacómosujetarseyBaileynecesitabalamanoderechaparaconducirlasillaylaizquierdaparamarcarelnúmerodeemergenciasconel teléfonoque teníaenelotro reposabrazos.Cuandoacabó de marcar, puso el altavoz y sujetó a Ty para que no cayera al subir a la acera. Elteleoperador respondió la llamada y Bailey empezó a gritar la información. Le hablaba alreposabrazoseintentabaconduciralavez.Tyempezóallorar.

—Señor,nolooigo.—Hay unamujer, se llamaRitaMarsden…RitaGarth. Está inconsciente en el coche de su

marido.Éllehapegadoantesycreoqueahoralehahechoalgo.Lafurgonetaestáaparcadadelantedel barEl antro de Jerry enMainStreet.Elmarido se llamaBeckerGarth. Su hijo de dos añosestabaconellay loheoídollorar.Elniñoestáconmigo,peronomeatrevoaquedarmeconRitaporqueelmaridopodríasalirencualquiermomentoynoquieroquehuyaysellevealniño.

—¿Lamujertienepulso?—No losé—gritóBaileydesesperado—.Nohepodidocomprobarlo,no llegaba.—Sedio

cuentadequeelteleoperadorestabaconfundidoyañadió—:Mire,voyensilladeruedas.Nopuedoni levantar los brazos. He tenido suerte de coger al niño, por favor, envíe a la policía y unaambulancia.

—¿Podríadecirmeelnúmerodematrículadelvehículo?—¡No losé!Yanoestoyahí.—Baileysedetuvoygiróunpoco la silla.¿Deberíavolvery

responder las preguntas del teleoperador? Lo que vio hizo que se le detuviera el corazón en elpecho.Ya estaba a dosmanzanas del bar, pero vio con claridad unas luces que salían del solar.

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ParecíaeltodoterrenodeBecker.—¡Vienehaciaaquí!—chillóBailey.Aumentó la velocidad, iba tan rápido como podía. Tenía que cruzar la calle, pero para eso

tendríaquepasarpordelantedelosfarosdelanterosdelcochedeBecker,quecadavezestabamáscerca. Tyler, que sentía el pánico de Bailey, chillaba también. El teleoperador de emergenciasseguíahaciéndolepreguntasylepedíaque«mantuvieralacalma».

—¡Vienehaciaaquí!MellamoBaileySheenyllevoaTylerGarthenmiregazo.VoyensilladeruedasporMainStreethaciaCenterRoad,enHannahLake.BeckerGarthhaheridoasumujeryahoravieneapornosotros.¡Necesitoayuda!

Poralgúnmotivo,elcochedeBeckerGarthpasódelargo.Eraevidentequenoesperabaqueeltíodelasilladeruedasfueraunaamenaza.SiemprehabíainfravaloradoaBailey,yelchicorespiróaliviado.Entonces,elcochefrenóygiró.

Corríahaciaellos,yBaileyeraconscientedequeeraimposiblequenosedieracuentadequellevabaalniñoenelregazo.Baileycruzóporlacallededoscarrilesypasójustopordelantedeltodoterreno.SabíaqueloúnicoquepodíahacerparaprotegerseeraintentarllegaraLatiendadeBob.

Lasruedasdelcochechirriaronasuespaldacuandoeltodoterrenovolvióapasarpordetrásdelchico,yelconductorintentófrenaralversesorprendidoporlamaniobrasalvajedelasilladeruedas.

—¡Hegiradopor lacalleCenterymedirijoaLa tiendadeBob!—Baileygritóparaqueelteleoperadoroyeraloquedecía.

Tychillabaaplenopulmónyteníamiedo,pero,porlomenos,secogíaconfuerzaaBaileyylepermitíasujetarloconmásfacilidad.

Nopodíanesconderse.ElllantodeTylosdelataría,y,además,noteníantiempo.BeckerGarthhabíadadolavueltayseestabaacercando.Laslucesdelcochevolvíanaposarsesobreellos.Eltodoterreno corría a la izquierda de Bailey. El joven vio que la ventanilla del copiloto estababajada,peronomiróaBecker.Estabaconcentradoenlacarreteraqueteníadelante.

—Sheen,¿dóndecreesquevasconmihijo?Baileyseguíaapretandoelmandodelasillaycorríaporlacalleoscuramientrasrezabaporno

dar con un bache. Hannah Lake tenía más baches que farolas, una combinación peligrosa,especialmenteparaalguienensilladeruedas.

—Frena,imbécil.Baileynosedetuvo.Eltodoterrenogiróbruscamente,yBaileygritóyseaferróalmando.Lasillasetambaleócon

fuerzay,apesardequeBaileypensóqueibaavolcar,sevolvióaenderezar.—¡Intentaecharmedelacarretera!—legritóalteleoperadordeemergencias—.¡Joder,llevoa

suhijo,yeltíoestáintentandoecharmedelacarretera!ElteleoperadorgritabaalgoqueBaileynooíaporlosaullidosdelniño.BeckerGarthestaba

borrachooloco,olasdoscosas,yBaileysabíaqueelpequeñoTyyélsehabíanmetidoenunlío.Noibaasalirdeesta.

Yentonces,entretantomiedo,Baileyencontrólacalma.Apropósitoyconcuidado,redujolavelocidadde la sillade ruedas.Soloqueríamantener aTya salvodurante tanto tiempocomo lefueraposibley,yaquenopodíadejaratrásaBecker,dabaigualsiibaaunavelocidadmássegura.LarepentinadecisióndelchicoconfundióaBecker,quevolvióaadelantarlosporellado.Frenóydiolavueltaenlacunetadegravilladelacarretera.Baileynoqueríapensarenloquelosgirosyfrenazos le estarían haciendo aRita, que seguía en el asiento del copiloto, inconsciente y sin el

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cinturóndeseguridad.Beckeribahaciaellosotravez,peroahorasemovíamarchaatrás.Losfarostraserosparecían

ojosdiabólicosqueseprecipitabansobreellos.Baileyvolvióagirar,peroseacabólacarretera,yla silla empezó a moverse a trompicones y se deslizó por la cuesta de barro hasta el canal deirrigación,paraleloalacarretera.Noibarápido,peroesodioigual,porquelasillasetambaleóycayóenelaguaturbiaquesehabíaacumuladoenelfondodelconducto.Tylersaliódisparadodesusbrazosyaterrizóenalgúnlugardeldensocéspedalotroladodelestrechoterraplén.

Baileycayóbocaabajocon lacaraenel aguay lasmanosbajoelpecho.Teníaelmeñiquederechodobladohaciaatrásyeldolorlesorprendió.Notabaelcorazónenelpechoyeldolordeldedo acompañaba los latidos. Pero Bailey sabía que haberse roto un dedo era el menor de susproblemas.Nohabíanitreintacentímetrosdeaguaenlacuneta,perohabíabastanteparacubrirlacabeza del chico. Luchaba por levantarse, haciendo fuerza con las manos, pero no podíaincorporarse,nitampocodarselavuelta.Nopodíasentarsenilevantarse.

LeparecióoíraTyllorar.Elaguaamortiguabaelsonido,peroel llantoloalivió.Sielniñollorabaeraporquetodavíaestabavivo.Entoncesseoyóunapuertaquesecerrabayel llantodelniñosedistancióhastaquenolooyómás.Elcocheretumbó,rugióporelmotortrucadoqueaBaileyleparecióquesonabacomoelmarytambiénsealejó.Baileygritóaplenopulmónyselellenólanarizylabocadebarroal intentarrespirar.EldolordeldedodeBaileysefueapagandoconloslatidosdesucorazón.

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Irencochedepolicía

Doscochesdepolicíayunaambulanciapasarondeprisaconlassirenasa todovolumenjuntoaFern.Eranaproximadamentelasdoce,ylachicaibaacasacuandolacacofoníadelassirenasllamósuatenciónehizoquedejaradepensarenAmbrose.

—SeguroqueDanGablesehavueltoaquedaratrapadoenunárbol—sedijo.Elrecuerdolehizogracia,peropensóqueseríalaprimeravezqueenviabanunaambulanciaporungato,inclusoenHannahLake.Laúltimavezhabíanidolosbomberos.

Baileyhabíadisfrutadocomounniñopequeñoconcadaminutoyestuvodíasalabandoalgato.QuizáeseeraelmotivoporelqueesanocheBaileynohabíaidoalatienda.FernpasóporSecondEast Street y giró hacia Center Street mientras se preguntaba dónde estaría el motivo de tantoescándalo.Lesorprendióverquehabíamáscochesdepolicíacortando lacallede losquehabíavistonunca.Habíapolicíaspatrullandoapieportodalacalleconlinternas.Laslucesibandeunladoaotroconresolución.Parecíaquepeinaranlazonaparabuscaralgo.Oaalguien,supusoFernconcuriosidad.

Fernhabíaseguidosucaminocuandooyóungrito.Lospolicíasecharonacorrerhaciaellugardedondeprocedía.

—¡Lotengo!¡Esél!Fern redujo lavelocidady sebajóde labicicleta.Noqueríaestarcercadequien fueraese

«él»alquehabíanencontradoporsierapeligroso.Laambulanciaseacercóallugary,antesdequese hubiera detenido del todo, las puertas se abrieron y dos técnicos de emergencias bajaron alterraplén.Fernnoalcanzabaaverloquepasaba.

Esperó con los ojos fijos en el lugar en el que habían desaparecido los técnicos deemergencias, pero pasaron variosminutos hasta que alguien volvió a aparecer. Entonces, cuandoFernyacasisehabíaconvencidodevolveralabiciyalejarsedellugar,viocomounpolicíasacabaalgodelterraplén.Eraunasilladeruedas.

—Quéraro—musitóFernalavezquearrugabalanarizconescepticismo—,habríajuradoqueusabancamillas.

Perolasilladeruedasestabavacíaylaestabansacandodelterraplén,nolaestabanllevandohaciaallí.

Yentonces lo supo.Supoqueera la silladeBailey,y loúnicoquepudohacer fue soltar labicicletaycorrermientrasgritabasunombre,ajenaalasorpresadequienesestabanasualrededoryalospolicíasquecorríanparadetenerla,alosbrazosqueseestirabanparaalejarladellugar.

—¡Bailey!—gritómientraspeleabaconlosbrazosuniformadosparallegarhastaél.—¡Señorita,deténgase!¡Nopuedepasar!—Esmiprimo.EsBailey,¿verdad?—Fernposólavistaenunacaraydespuésenotrayen

otra,hastaquesedetuvoenLandonKnudsen.LandoneraelúltimomiembroquesehabíaincorporadoalDepartamentodePolicíadeHannah

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Lake. Eramuy gritón, y el color rosado de susmejillas y los rizos rubios hacían que tuviera unaspectoangelical,algoquecontrastabaconeluniformerígidoylapistoleraquellevabaalacadera.

—¡Landon!¿Estábien?¿Quéhapasado?¿Puedoverlo,porfavor?—Fernacribillabaalchicoconpreguntasynoledejabaresponder.Necesitabalasrespuestas,perosabíaquecuandoelchicohablara,elladesearíanohaberpreguntado.

Entonces los técnicos de emergencias subieron la camilla a toda prisa y se dirigieron a laambulancia.Habíademasiadagente alrededorde la camillayFern estabademasiado lejos comoparaveraquiéncargaban.VolvióamiraraLandonalosojos.

—¡Responde!—Todavíanoestamossegurosdeloquehapasado,perosí,Fern,esBailey—contestóLandon

conunaexpresióndetristeza.

LandonKnudsen,otropolicíaalqueFernnoconocíayunhombremayor,que,evidentemente,erasusuperior,llevaronaFernacasadeBaileyeinformaronaMikeyaAngiedequelohabíanllevadoenambulanciaalhospitalClairmontCounty.Eramuytarde.AngieibaenpijamayMikellevabalaropa arrugada por haberse dormido en el sillón reclinable, pero en dosminutos exactos los dosestaban en la vieja furgoneta azul. Fern fue con ellos y llamó a sus padres por el camino. Notardaríanmuchoenllegar.DespuésllamóaAmbrose.Enpocaspalabras,suavesyescuetasporqueAngieyMikeestabanescuchando,lecontóquelehabíapasadoalgoaBaileyyqueibanalhospitaldeSeely.

Lapolicíanolescontólosdetalles,perolosacompañaronalhospital,amediahoraalnortedeHannahLake,conlassirenasencendidasparafacilitarelcamino.Apesardeeso,paraFernfuelamedia hora más larga de su vida. Ninguno de los tres habló. Las especulaciones les dabandemasiadomiedo,asíquesesentaronensilencio.MikeSheenibaalvolante,AngielesujetabalamanoderechayFerntemblabaenelúnicoasientotraseroquehabía,situadodetrásdelespacioparalasilladeBailey.Fernnomencionóquehabíavistolasilladeruedas,nolesdijoqueestabaenelterraplén ni que pensaba que ya era demasiado tarde. Solo se repitió una y otra vez que seequivocaba.

Cuando entraron a la sala de urgencias, seguidos por los policías, se identificaron y losllevaron a una zona que estaba vacía. Un hombre de unos treinta y pico años, vestido con ununiforme verde y con una credencial en la que ponía «doctor Norwood» y ojeras, les dijo conexpresiónapagadaqueBaileyhabíamuerto.

Baileyhabíamuerto.Habíamuertodecaminoalhospital.Fernfuelaprimeraenromperallorar.Habíatenidomástiempodeprocesaresaposibilidady

lohabíasabido.Enelfondo,lohabíasabidoencuantohabíavistolasilla.Angieestabaenestadodeshock,yMikeexigió,enfadado,queledejaranverlo.Eldoctoraccedióycorriólacortinaaunlado.

Bailey tenía lacarayelpelomojadosy llenosdebarro.Lehabían limpiado lasáreasde labocaylanarizalintentarreanimarlo.Parecíaotrosinlasilla,eraundesconocidoparaFern.Unodelosdedosdelchicoestabadobladoenunánguloextrañoyalguienlehabíacolocadolosbrazosalosladosdelcuerpo,hechoquecontribuíaaqueparecieraotrapersona.Baileydecíaquesusbrazoseran como los de un Tyrannosaurus rex, completamente inútiles y desproporcionados encomparación con el resto del cuerpo. Tenía las piernas igual de delgadas y le faltaba el zapatoderecho,conelcalcetíntanllenodebarrocomoelrestodelcuerpo.Lalinternaestabaallado,enla

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camilla.Laluztodavíaestabaencendida,yFernnopodíadejardemirarla,comosilalinternafueralaculpable.Lacogióeintentóapagarla,peroelbotónestabametidoparadentroynosalía.

—Lohemosencontradorápidamentegraciasalaluz—dijoLandonKnudsen.Nolohabíanencontradolosuficientementerápido.—¡Llevabalaluz!¡Llevabalalinterna,Mike!—Angiesederrumbóenlasillaquehabíajunto

alcuerpoycogiólamanosinvida—.¿Cómohapodidopasar?MikeSheensegiróhacialospolicías,haciaLandonKnudsen,aquienhabíaentrenadoydado

clase, y hacia el jefe de alto rango, cuyohijo había ido al campamentodel entrenador el veranopasado. Con lágrimas en los ojos y con la misma voz que había logrado que los luchadores sepusieranenguardiayescucharandurantetresdécadasdijo:

—Quierosaberquélehapasadoamihijo.Sinoponerresistenciaysiendoconscientesdequeibacontraelprotocolo,lecontaronlopoco

quesabían.EmergenciashabíarecibidounallamadadeBailey.Teníanunaideageneraldedóndeestabay

dequeestabaenpeligro.Losdeemergenciasmandaron todas lasunidadesal lugary,alcabodeunosminutos,alguienviolaluzdelalinternaquellevaba.

Poralgúncuriosomotivo, llevaba lacintaal revésy la luzestabaen lapartedeatrásde lacabeza, comocuando losniños seponen lagorradel revés.Si lahubiera llevadobien sehabríasumergido en el agua y el barro. Lo habían encontrado en la cuneta con la linterna apuntando alcielo, señalando el lugar donde se encontraba. Los policías no confirmaron que Bailey hubieramuerto ahogado, ni tampoco lo hizo el doctor. Dijeron que se llevaría a cabo una autopsia quedeterminaríalacausadelfallecimientoy,concaradepenaporlapérdida,dejaronalospadresdeBaileyyaFernsolosparaqueseenfrentaranalamuertemientraslavidacontinuabaasualrededor.

SarahMarsdenllevabaañossinpoderdormirbien.DespuésdelfallecimientodeDanny,sumarido,pensóquedormiríacomosiellatambiénhubieramuerto,liberadadeldurotrabajoquecomportabacuidardealguienquenopodíahacernadaporsímismoyqueeraagresivoyseenfadabaconlosqueleintentabanayudar.

DannyMarsdensehabíaquedadoparalizadodelcuelloparaabajoenunaccidentedecochecuando Rita, su hija, tenía seis años. Durante cinco largos años, Sarah lo había dado todo paracuidardeélydesupequeñahija,y todos losdíasdurantecinco largosañossehabíapreguntadocómo podría seguir haciéndolo. Las necesidades de Danny y su desgracia dejaron huella en lafamilia,y,cuandomurió,undíadespuésdelundécimocumpleañosdelaniña,fuedifícilnosentiralivio. Alivio por él, por ellamisma y por su hija, que solo había visto a su padre en el peormomento,aunque,siSaraherasincera,teníaquereconocerqueDannyMarsdentampocohabíasidounbuenhombreantesdelaccidente.

Sarahseguíateniendoproblemasparadormir.Losteníaentoncesylosseguíateniendoahora,diez años después. Quizá era por la preocupación que sentía por su hija y su nieto. Rita habíaelegidoaunhombre igualque supadre,pero ladiferenciaeraqueBeckerno solo infligíadoloremocional,sinotambiénfísico.Eldolorfísicoeraelqueaellamáslepreocupaba,asíquecuandoelteléfonosonóamedianoche,estabaalertadeinmediatopararesponder.

—¿Diga?—dijo.EsperabaquefueraRita,quequeríahablar.—¡Nosedespierta!—gritóBecker.Ellaseasustóyseacercóelteléfono.

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—¿Becker?—¡Nosedespierta!HeidoatomarunpardecervezasalbardeJerryycuandohevueltoal

cocheestabaahítumbadacomosisehubieradesmayado.Peronoestababorracha.ElmiedorecorrióelrostrodeSarah,quesetambaleabaporlanoticia.Asombrada,seapoyó

contralamesitadenocheyhablóconvozfirme:—Becker,¿dóndeestás?—Estoy en casa. Ty está llorando y no sé qué hacer.No se despierta.—La voz deBecker

indicabaquehabíatomadomásdeunacervezaenelbar.ElmiedovolvióagolpearaSarah,estavezenelestómago.Sedoblódedolor.—Becker, voy para allá—añadió mientras se ponía las chancletas, cogía el bolso y salía

corriendohacialapuerta—.Llamaaemergencias,¿vale?¡Cuelgayllamaaemergencias!—Sehaintentadosuicidar,losé.Quieredejarme—gritabaBeckeralteléfono—.¡Nomevasa

dejar,Rita!Lallamadasecortó,ySarahtemblóyrezómientrasentrabaalcocheysalíaa lacarreteraa

todavelocidad.TecleóenelmóvilmientrasintentabamantenerlacalmaparadeciralteleoperadordeemergenciasladireccióndeRitayrepetirlaspalabrasdeBecker:

—Sumaridodicequenosedespierta.

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Llegaralosveintiúnaños

AmbrosellegópocosminutosdespuésquelospadresdeFernyloscondujeronatodosalasaladeemergencias justoenelmismo instanteenque lacamillaque llevabaaRitaGarthentrabapor lapuerta de emergencias.Un técnico de ambulancia iba diciendo sus constantes vitales y lo que lehabían hecho por el camino. Un médico ordenó que le hicieran una resonancia magnética y elpersonalmédico se acercóa lanuevapacientemientras el pastorTaylory sumujer sequedabanpasmados con la llegada al hospital deotro ser querido sin saber todavía el estadodel primero.SarahMarsden entró corriendo por la puerta cargando al pequeño Tyler, que llevaba un pijamamanchado de barro. Becker iba detrás y parecía turbado, incómodo. Cuando vio a Ambrose sequedó detrás, observándolo con desprecio ymiedo;metió lasmanos en los bolsillos y apartó lamiradacondesdénmientrasAmbrosesecentrabaenlaconversación.

—¡Sarah!¿Quéhapasado?—JoshuayRachelseacercaron.Rachelcogióalpequeñodelosbrazosdesuabuela;Joshuapasóelbrazoporloshombrostemblorososdelamujer.

Sarah no teníamucha información, pero se sentó conRachel yBecker en la sala de esperamientrasJoshuayAmbrose ibanavercómoestabaBailey.ElpastorJoshuanosediocuentadelmiedoenlamiradadeBeckernidequesusojosbuscaronlasalidacuandomencionaronaBailey.Tampoco sedio cuentade lospolicíasqueesperabanal ladode lapuertadeemergenciasnidelcochedepolicíaqueseacababadedetenerenelbordillojustodelantedelapuertadelasaladeespera.Ambrosesísediocuentadetodo.

Cuando Joshua yAmbrose llegaron a la pequeñahabitación en la que se encontrabaBailey,vieronalospadresdelchicoalladodelcuerpo,aFernencogidaenunaesquinayaBaileytumbadoconlosojoscerradosenlacamilladelhospital.LehabíandadoaAngieuncubodeplásticollenodeaguaconjabónylamujerestabalimpiandoconcuidadoelbarroylasuciedaddelacarayelpelo de su hijo, sirviéndole por última vez. Era evidente por los rostros afligidos de los allípresentesqueBaileynoestabadormido.

EralaprimeravezqueAmbroseveíauncadáver.Elhombreestabatiradoenelsuelojuntoalaentradasurdelrecinto.Aquellamañana,launidaddeAmbroseestabadepatrulla,yPaulieyélfueron los primeros en ver el cuerpo. Tenía la cara hinchada y amoratada, llena demanchasnegrasyconsangresecaenlascomisurasdelabocaydebajodelosorificiosdelanariz.Sinohubierasidoporelpelo,habríasido imposiblereconocerlo.Cuandosedieroncuentadequiénera,Paulie ya sehabíaapartadodel cuerpo sin vida yhabía vomitado el desayunoquehabíatomadounahoraantes.

Lo llamabanCosmo,porque teníaunamatadepelorizadoyencrespadoque lesobresalíaporlosladosyporencimadelacabezayseparecíaaCosmoKramer,elpersonajedelaserieSeinfeld.Habíaestadoayudandoalosestadounidensesyleshabíacontadotrucoseinformaciónsobre las idasyvenidasdegentede interés.Siempre teníaunasonrisaen los labiosyerauna

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persona difícil de asustar. Tenía una hija, Nagar, que tenía la edad de Kylie, la hermana dePaulie.Kylieinclusohabíamandadounpardecartasalaniña,yNagarhabíarespondidoconfotosyunascuantaspalabrasbásicasenelinglésquesupadrelehabíaenseñado.

Primeroencontraronsumoto;lahabíandejadotiradaalladodelabase.Lasruedastodavíagirabanyelmanillarestabaenterradoenla tierra.MiraronsihabíaalgunaruedapinchadaybuscaronaCosmo,sorprendidosdequehubieraabandonadoelvehículoenmediodelacarreteraquerodeabaelperímetromásalládelaalambrada.Entoncesloencontraron.Entrelosdedossinvidalehabíancolocadounabanderaestadounidense,unadeesaspequeñasybaratasquetienenunpalodemadera,comolasquedanenlosdesfilesdel4deJulio.Elmensajequedabaclaro.HabíandescubiertoqueCosmoestabaayudandoalosestadounidensesylohabíanmatado.

Pauliefueelquemássealteró;eraincapazdeentenderelodio.Lossunitasodiabanaloschiitas y los chiitas odiaban a los sunitas.Ambos odiaban a los kurdos y todos odiaban a losestadounidenses, aunque los kurdos eran un poco más tolerantes y reconocían que EstadosUnidoserasuúnicaesperanza.

—¿Te acuerdas de cuando quemaron aquella iglesia enHannah Lake? ¿Recuerdas que elpastorTaylorayudóarecaudarfondosytodoelmundoarrimóelhombroyconsiguieronvolveraconstruirla?NisiquieraeralaiglesiadelpastorTaylor,eraunaiglesiametodista,peromuchadelagentequedonódinerooayudóareconstruirlanoerametodista.Muchosdeellosnohabíanpisadounaiglesiaensuvida—dijoPaulieconincredulidad—,perotodosayudaron.

—TambiénhaycabronesenEstadosUnidos—lerecordóBeans—.PuedequenoloshayamosvistoenHannahLake,peronoolvidesniporunmomentoquehaygentemalaentodaspartes.

—Notanmala—suspiróPaulie.Erataninocentequenoveíalaverdad.

Ambrosenuncavioasusamigosdespuésdequelaexplosiónpusierafinasusvidas,nuncalosviomuertos,tumbadosdeformapacífica,comoaBailey.Noprepararonsuscuerpos,noseabríanlosataúdesdelossoldadosquevolvíandelaguerranidelossoldadosquehabíanmuertoporunaexplosión que había hecho saltar por los aires un todoterreno táctico de dos toneladas y habíavolcado otro. Tampoco habrían tenido el aspecto de Bailey, no habría parecido que estuvierandurmiendo.Ajuzgarporlaaparienciadesupropiorostro,estaríandesfigurados,irreconocibles.

En el hospital Walter Reed, Ambrose vio soldados a los que les faltaban extremidades,pacientes conquemadurasy soldadosconheridas facialesmuchopeoresque las suyas.Nohacíamásquesoñarconextremidades,sangreysoldadossin rostronibrazosquedaban tumbosenunatormentadehumonegroymuerteenlascallesdeBagdad.Lascarasdesusamigosseleaparecíanyél se preguntaba qué les habría pasado después de la explosión. ¿Murieron en el acto o fueronconscientes de lo que estaba pasando? ¿Había sentido Paulie, que era tan espiritual, cómo se lollevabalamuerte?¿YBailey?

Tantasmuertes innecesarias y trágicas…El dolor le cerró la garganta.Miraba a Bailey, latierraqueleapelmazabaelpeloyelbarrosecoqueAngielehabíalimpiadodesucararedonda.Bailey estaba muerto, Rita, inconsciente, y Becker llevaba los pantalones húmedos y llenos detierra.AmbrosesequedóhorrorizadoaldarsecuentadequeBeckerlehabíahechoalgoasumujer,yaBailey.Habíagentemalaentodaspartes,pensóAmbrose,ylaestabaviendoenHannahLake.

Salióde la saladandoamplias zancadas.La ira legolpeteaba las sienesy le corríapor lasvenas. Empujó las puertas batientes que separaban la sala de espera de emergencias y cruzó elvestíbulo. Algunas de las personas que esperaban con tristeza en las sillas metálicas a que lasingresaranoaque lesdijerancómoestabansusseresqueridosalzaron lavista,alarmadasporelgiganteenfadadoyllenodecicatricesquehabíapasadoatodavelocidadporlapuerta.

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Beckernoestaba.RachelTayloresperabaalladodeSarahMarsdenyTy,quedormíasobreelpechodesuabuela.Rachel,quenohabíavistoaBaileytodavíayaúnnosabíaquesusobrinohabíamuerto,miróalchicodemanerainquisitiva.Teníalosojosbienabiertos.AAmbroselerecordóasuhija,yseacordódequelachicaestabadestrozadaenlahabitacióndondeestabaBailey.Teníaqueiraverla.Ambrosesediolavueltayvolvióapasarporlaspuertasdeemergencias.LandonKnudsenyotropolicíaalquenoconocíaestabanenlapuertaquedabaalaentradadeemergencias.

—¡Knudsen!—gritóAmbrosealsalirporlapuerta.Landondiounpasoatrás,sucompañeroseadelantóyllevóunamanoalapistolera.—¿DóndeestáBeckerGarth?—preguntó.Knudsenrelajóloshombrosysucompañerosepusorígido.Elhechodequereaccionarande

formastanopuestasfuecómico.LandonKnudsennopodíadejardemirarlacaradeAmbrose.Eralaprimeravezentresañosqueveíaalluchadorquetantohabíaidolatradoenelinstituto.

—No lo sabemos—admitió Landonmientras negaba con la cabeza e intentaba esconder sureaccióntrashabervistolacaradeAmbrose—,estamosintentandocomprenderloquehapasado.Teníamosotrocochedepolicíaenelhospital,peronoteníamostodaslaspuertascubiertasysehaescapado.

AmbrosesediocuentadequeLandon,incómodo,bajabalosojoscontristeza,peroélestabademasiado enfadado para que le importara. El simple hecho de que buscaran a Becker Garthconfirmabasussospechas.Enpocaspalabras,explicóquehabíavistobarroenelpijamadeTyyenlaropadeBaileyyquenopodíaserunacoincidenciaqueRitahubierallegadoaemergenciassolomediahoradespuésqueBailey.A lospolicíasno les sorprendióaquelconciso resumen,peronopodíandejardetemblarporlaadrenalina.EstascosasnosolíanpasarenHannahLake.

Peroestavezhabíanocurrido,yBaileySheenestabamuerto.

Rita recuperó laconcienciahorasdespuésdeque laoperaran.Estabaconfundiday tenía losojosllorososporelfuertedolordecabeza.Encuantoledisminuyólapresiónenelcerebroylebajólahinchazón,pudoempezaracomunicarseypreguntóquélehabíapasado.Sumadrelecontóloquesabía y revivió la llamada a emergencias deBecker y el camino al hospital conTy, que llorabadesconsoladoenlosbrazosdesupadre.LedijoaRitaqueBeckernohabíapodidodespertarla.

—Nomeencontrababien—contestólahija—,medolíalacabezayestabamareada.NoqueríairalbardeJerry.YahabíabañadoaTyylehabíapuestoelpijama,ysolomeapetecíaacostarme,peroBeckernodejabadevigilarme.Habíaencontradomiscosasysabíaquemequeríair.Piensaque tengo algo con Ambrose Young. —La voz de Rita se empezó a calmar a medida que lostranquilizantesempezaronahacerefecto—.PeroFernquiereaAmbrose…ycreoqueélaella.

—¿Tegolpeastelacabeza?—Sarahintentabaretomarlaconversación—.Losdoctoresdicenquetienesunaheridaenlapartedeatrásdelacabezayqueesoprovocóunahemorragiainterna…handichoqueeraunhematomasubdural.Tehanhechounpequeñoagujeroenelcráneoparareducirlapresión.

—LedijeaBeckerquequeríadivorciarme.Se lodije,mamá.Memirócomosimequisieramatarymeasusté,asíquesalícorriendo.Élmepersiguióycaí.Mediungolpemuyfuertecontraelsuelo, donde hay azulejos debajo de la moqueta. Me dolió muchísimo, y creo que me quedéinconsciente porqueBecker se apartó demí superdeprisa.Tenía unbulto enorme aquí…peronosangré.

—¿Esocuándofue?

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—Elmartes,creo.ARitalahabíanllevadoaemergenciaslanochedelviernes,ahoraeralamañanadelsábado.—Soñé con Bailey.—Rita hablaba con dificultad, pero sumadre no la interrumpió porque

sabíaqueseestabaquedandodormida—.Soñéqueestabadormida.TyllorabayBaileylocogíayselollevabaenlasilladeruedas.Ledecía:«Dejaquemamáduerma».Yomealegréporqueestabatancansadaquenopodíanilevantarlacabeza.Quésueñomásraro,¿no?

Sarahlecogiólamanoeintentónollorar.LetendríaquecontarlodeBailey,perotodavíano.Ahorateníaalgomásimportantequehacer.Cuandoestuvoseguradequesuhijanolaoía,llamóalapolicía.

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Serunapersonaagradecida

Laventanaestabaabierta,comosiempre.Elvientohacíaquelascortinasondearansuavementeylaspersianasdabangolpescontraelalféizarcuandounaráfagadeaireimprudenteintentabaentraren la habitación. No eramuy tarde, pero ya había anochecido. Fern llevaba treinta y seis horasdespierta y cayó en la cama muerta de sueño. Sin embargo, el sueño se veía interrumpidoconstantementeporataquesdellantoquehacíanqueledolieralacabezayqueladejabansinaire.

Cuandosefuerondelhospital,dejandoaBaileyenmanosdelpersonalqueseencargaríaderealizarlaautopsiay,luego,trasladarloaldepósitodecadáveres,FernysuspadrespasaroneldíaconAngieyMikeensucasaparahacerdeamortiguadorentrelosqueveníanadarleselpésameylos padres afligidos.Aceptaban comida y las condolencias de la gente, agradecidos, y a cambioofrecíanconsuelo.Ambroseregresóalatiendaparaayudarasupadre,yFernyRachelsequedaronconTyparaqueSarahpudieraestarenelhospitalconRita.Beckerhabíahuidoynadieconocíasuparadero.

AngieyMikeparecíanaturdidosperoserenos,yacabaronsiendoelloslosqueconsolabanalagente, y no al revés. Las hermanas de Bailey también estaban allí, con sus maridos e hijos. Lamelancolíaylasganasdecelebrarinvadíanelambientealmismotiempo.Queríancelebrarlabuenavidaquehabíatenidoelchicoylomuchoquelohabíanquerido;sentíanmelancolíaporqueelfinhabía llegado sin previo aviso. Hubo lágrimas y también risas, probablemente más de las quepodíanconsiderarseapropiadas,peroaBaileylehabríagustado.Ferntambiénrio.EstabarodeadadelaspersonasquemásqueríanaBailey,yelvínculoquelosuníaatodoslosconsolaba.

Porlatarde,despuésdequeSarahrecogieraaTyeinformaradequeRitaseibaaponerbien,Fern se fue a su habitación, agradecida, para que la soledad la consolara, pero, cuando por finestuvo sola, aceptó la realidad de la ausencia de Bailey. Los valiosos recuerdos de la vida deBaileylepunzabanelcorazón,yFernnopudoevitarpensarentodaslaspalabrasqueélnovolveríaadecir,lasexpresionesquenoadquiriríasurostronuncamás,loslugaresalosquenuncairíanyeltiempo que no pasarían juntos. Se había ido, y a Fern le dolía más de lo que nunca hubieraimaginado.Alasnueve,sepreparóparairsealacama:secepillólosdientes,sepusounacamisetayunospantalonesdepijama.Semojólosojoshinchadosconaguafríayselossecóconlatoalla,comosiesegestopudieraborrarlainformaciónquelepalpitabaenlassienes,perolasemocionesseacumularonotravezenellos.

Nopodíadormirylasoledadsolointensificóeldolor.Noencontróelconsueloquenecesitabaenlaoscuridaddesudormitorio.Laspersianasvenecianasdieronungolpeylaluzdelafaroladelacallebailóenlapareddelahabitación,peroFernnosegiróhacialaventana.Suspiróymantuvolosojoscerrados.

Se encogió al notar una mano suave sobre los hombros, pero el miedo se convirtióinmediatamenteencalidez.

—¿Fern?

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Fernreconociólamanoquelahabíatocado.SequedóquietaydejóqueAmbroseleacariciaraelpeloconesamanocálidaygrande.Supesolaconsolaba.Segiróhaciaélenlaestrechacamaysusojosseencontraronenlaoscuridad.Siempreenlaoscuridad.Elchicoestabaagachadoalladodelacama.Laluzdelaventanabordeabaelcontornodelapartesuperiordesucuerpoyhacíaqueparecieraenormesobreelfondodifuminado.

AAmbrose le tembló lamanocuandovio losojoshinchadosde la chicay sucara llenadelágrimas,yselasenjugóconlosdedos.

—Sehaido,Ambrose.—Losé.—Nopuedosoportarlo,dueletantoquedesearíaestarmuerta.—Losé—repitióélconvozsuaveyfirme.Fernsabíaquelaentendía,lacomprendía,talvezmejorquecualquierotrapersona.—¿Cómohassabidoquetenecesitaba?—suspiróFernconvozquebrada.—Porqueyotenecesitabaati—confesóAmbrosesintapujosyconlavozcargadadedolor.Fernsesentóenlacamayélsepusoderodillas,larodeóconlosbrazosytiródeellahaciasu

cuerpo.Fernerapequeñayélteníaeltamañoidealparaenvolverlacontrasupecho,dondelachicaencajabaalaperfección.Ellalepasólosbrazosporelcuelloysesentóensuregazocomounniñoalqueacabandeencontrardespuésdeperderseyqueporfinvuelveaestarconlapersonaalaquemásquiere.

El rato que el chico pasó de rodillas en el suelo, con Fern llorando en los brazos, fue unapruebadel amorque sentíaporella, comosiquisieracargarconpartede supena.Ledolían lasrodillasyseesforzabapormantenersefirmeapesardeldolorenelpecho,undolormuydiferentealque había sentido al perder a Beans, Jesse, Paulie y Grant. En esa ocasión, el dolor se habíamezcladoconlaculpaylaconmociónynohabíapodidohacernadacalmarlaagonía.Estedoloreradistinto,podíasoportarlapérdidayloharíalomejorposibleporFern.

—Sinoloquisieratanto,eldolornoseríatanintenso.Esirónico—dijoFernalcabodeunrato.Teníalavozrasposayroncaporhaberllorado—.LafelicidadquesentíaporconoceryquereraBaileysehaconvertidoentristeza.Nopuedestenerlaunasinlaotra.

—¿Quéquieresdecir?—suspiróélconloslabioscontraelpelodeFern.—Piénsalo.Sinohayalegría,nohaypena.Nomedoleríasupérdidasinolohubieraquerido.

No podrías aliviar mi dolor sin borrar a Bailey demi corazón. Prefiero estar triste ahora a nohaberloconocidonunca.Tengoquerecordármeloconstantemente.

Ambroseselevantóconlachicaenbrazosysesentóenlacamaconlaespaldaapoyadaenlapared.Dejabaquehablarayleacariciabaelpelo.Acabaronacurrucados,ellaalbordedelacamaconlosbrazosdelchicoalrededordelcuerpo,abrazándola.

—¿Puedes hacer que desaparezca, Ambrose? Solo un rato —susurró con los labios en sucuello.

Ambrosesequedóhelado.Apesardelavozdesolada,elmensajedelachicafueclaro.—Medijistequecuandomebesaseldolordesaparece.Yotambiénquieroquedesaparezca—

dijo,afligida.Elalientodelachicalehizocosquillasenlapiel,yAmbrosepusolosojosenblanco.Lebesó

los párpados, los pómulos y el lóbulo de la oreja, y Fern lo cogió por la camiseta.Ambrose leapartóelpelode lacaray lopeinócon losdedosa lavezque labesabapara intentaralejar losrecuerdosdesumenteylapenadesucorazón,aunquesolofueraduranteunrato,comoellahacíasiempreporél.

Sintió el pecho de la chica contra el suyo, cómo sus piernas se enlazaban, la presión que

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ejercíaelcuerpodeFernyel tactodesusmanos,queloanimabanaseguir.AunqueelcuerpodeAmbroseaullabaamododesúplicayelcorazónlerugíaenelpecho,éllabesóyacarició,peronofuemásallá.QueríareservarelactofinalparaunmomentoenelqueFernyanoestuvieratristey,enlugardehuirdelossentimientos,intentaradisfrutardeellos.

No quería ser un bálsamo transitorio, quería ser la cura. Quería estar con ella en unascircunstancias totalmentediferentes, enotromomento, enotro lugar.Enaquelmomento, ella solopodía pensar en su primo, ocupaba cada uno de los rincones de Fern, y Ambrose no queríacompartirlacuandohicieranelamor;esperaría.

Cuandosequedódormida,Ambroseselevantóconcuidadodelacama,latapóconlassábanasysequedócontemplandolamatadepelorojosobrelaalmohadaylamanoqueteníaapoyadaenlabarbilla. «Si no lo quisiera tanto, el dolor no sería tan intenso». Desearía haber entendido esocuandoestabaenelhospitalcon lossoldadosheridos,muriendodedolorysufriendo, incapazdeaceptarlamuertedesusamigosylasheridasdesucara.

MiróaFernyderepentecomprendiólaverdadqueellaparecíaentenderinstintivamente.TalycomoFernhabíadicho,sepodíaborraralosamigosdelcorazón,peroesoimplicabaqueperderíalafelicidaddehaberlosqueridoyconocido,ydehaberaprendidodeellos.Sinoentendíaeldolor,no podría apreciar la esperanza que estaba empezando a sentir otra vez, la felicidad a la que seaferrabaconambasmanosparaquenoescapara.

Eldíadelfuneral,FernseplantósinmotivoenlapuertadeAmbrosealasnuevedelamañana.Éllehabíadichoquelapasaríaabuscaralasnueveymedia,peroellahabíaacabadodearreglarsemuyprontoyestabanerviosaeinquieta,asíqueleshabíadichoasuspadresquelosveríaenlaiglesiaysehabíaidodecasa.

ElliottYoungabriólapuertacuandoFernllamó.—¡Fern! —Elliott sonrió como si la chica fuera su nueva mejor amiga. Era evidente que

Ambroselehabíahabladoasupadredeella.Esoerabuenaseñal,¿no?—.Hola,cariño.Ambroseya esta vestido y presentable. Adelante. ¡Ambrose!—gritó hacia el pasillo que había junto a lapuertaprincipal—.HavenidoFern.Yomevoy,quetengoquepasarporlapasteleríadecamino.Osveoenlaiglesia.—Miróalachicaylesonrió,cogiólasllavesysalióporlapuerta.

La cabeza de Ambrose apareció por una puerta abierta. Llevaba una camisa blanca y unospantalonesdetrajeazulmarinoqueledabanunaspectoseductory,alavez,inalcanzable.

Teníaun ladode lacara, el ladoalquenohabíaafectado laexplosión, llenodeespumadeafeitar.

—Fern,¿vatodobien?¿Semehahechotarde?—No.Essoloque…yaestabalistaynoqueríaesperardebrazoscruzados.Élasintiócomosientendieraloquequeríadecirylecogiólamanocuandoseacercó.—¿Cómoestás,cariño?Elapelativoafectuosoeranuevo,protector,yconsolóaFernmásdeloquecualquierotracosa

podríaconsolarlaenaquelmomento.Losojosselellenarondelágrimas,yFernlecogiólamanoconfuerzaparaquedesaparecieran.Llevabadíasllorandosinpararycadavezquepensabaquenolequedabanmáslágrimas,sesorprendíallorandootravez,comosifueraunalluviaquenocesabanunca.Esamañanasehabíamaquilladomásdelonormal,sehabíadelineadolosojosmarronesysehabíapuestomáscaradepestañasresistentealaguaporqueasísesentíamásfuerte;eracomounaarmaduracontraeldolor.Ahorasepreguntabasisehabíaequivocadoalmaquillarse.

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—Déjameamí.—Fernalargóelbrazoycogió la cuchillade lamanodel chico.Teníaquehaceralgoparadistraerse.

Ambroseleentrególacuchilla,sesentóenelmuebledelbañoylaestrechóentrelaspiernas.—Solomecreceenelladoizquierdo.Nuncapodrétenernibigotenibarba.—Mejor, amímegustan loshombres sinbarba—murmuróellamientraspasaba la cuchilla

comounaexpertaporlacapablancadeespuma.Ambroselacontemplabatrabajar.Teníalacarapálidaymuchasojeras,peroelvestidonegro

le sentababien a su cuerpopequeñoyhacíaque lamelena se le viera todavíamás roja.Aél leencantabasupelo,eratancaracterísticoytanauténticocomoella.LepasólasmanosporlacinturayFern lomiró a los ojos.Hubouna chispa entre ellos y la chica se detuvopara tomar aire.Noqueríaqueelcalorlíquidoquesentíaenlasextremidadeslehicieraperderelcontroldelamanoycortarlelabarbillaalchico.

—¿Cómoesquesabesafeitar?—preguntóAmbrosecuandoacabó.—HeayudadoaBaileymuchasveces.—Ya veo.—El ojo ciego se creyó sus palabras, pero el izquierdo se quedó observándola

mientrascogíaunatoallaparalimpiarlelosrestosdeespumaylepasabaunamanoporlacaraparaversilehabíaafeitadobienysiteníalapielsuave.

—Fern,notienesquehacerlo.—Peroquierohacerlo.Yélqueríaquelohiciera,porquelegustabasentirsusmanossobrelapielysucuerpoentre

laspiernas,yperdíaelcontrolsoloconolerla.PeroélnoeraBailey,yFernteníaqueserconscientedeello.

—Te va a costarmucho no cuidarme—dijoAmbrose suavemente—, porque eso es lo quehaces.TúcuidabasaBailey.

Fernacabódesecarlelacaraconlatoallaydejócaerlosbrazosaambosladosdelcuerpo.—Peroyonoquieroquecuidesdemí,Fern,¿vale?Quequierasaunapersonanosignificaque

tengasquecuidarla,¿loentiendes?—Bueno,avecessí—suspiróamododeprotesta.—Avecessí,peroenestecasono.Amínometienesquecuidar.Fernparecíaperdidayevitómirarloalosojos,comosiéllaestuvieraregañando.Ambrosela

cogiópor labarbillayse inclinóparabesarlaconsuavidad,para tranquilizarla.Ferndeslizó lasmanos hasta su cara y, al besarlo, le hizo olvidar por un instante lo que quería decir. Ambrosedecidiódejareltemademomentoporquesabíaquenecesitabatiempo,quesudoloreratodavíamuyintenso.

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TodoelmundosequedóensilenciocuandoAmbrosese levantóysedirigióalpúlpito.Fernnopodíarespirar.AAmbrosenolegustabaquelomiraran,yahoraeraelcentrodeatención.Muchadelagenteenlaiglesia,queestabaarebosar,loveíaporprimeravez.Laluzentrabaporlasvidrierasde colores y proyectaba estampados en el púlpito, era como si una gracia divina marcara suaparición.

Ambrosemiróalpúblico.Elsilencioeratanensordecedorqueseguroquesepreguntabasisehabíaquedadosordo tambiéndelotrooído.«Quéguapo»,pensóFern.Paraella loera,noenunsentidotradicional,yano,perocomoestabaerguidoyteníalabarbillahaciaarribaseloveíasanoyfuerteconeltrajedecolorazulmarino.SucuerpoeralapruebadesutenacidadydeltiempoquehabíapasadoconelentrenadorSheenenlasaladeluchalibre.Teníalamiradafirmeyproyectólavozconfuerza:

—Cuandoteníaonceaños,BaileySheenmeretóaunapeleadeluchalibre.—Lagentedelaiglesia rio, pero Ambrose ni siquiera sonrió—.Yo lo conocía porque, evidentemente, fuimos almismocolegio,peroéleraademáselhijodelentrenadorSheen,elentrenadordeluchalibrealqueintentabaimpresionar.Yohabíaidoaloscampamentosdeluchalibredelentrenadordesdequeteníasiete años, y Bailey también. Pero Bailey nunca peleaba en el campamento, él rondaba por lostapicesysiempreestabaenmediodelaacción,peronuncaluchaba.Yopensabaqueeraporquenoleapetecía;noteníaniideadequeestabaenfermo.

»Asíque,cuandomeretóauncombate,nosupequépensar.Mehabíadadocuentadealgunascosas,comoquehabíaempezadoacaminardepuntillasyqueteníalaspiernastorcidasydébiles.Setambaleabaynoteníamuybuensentidodelequilibrio.Avecessecaíadegolpe.Yopensabaqueerararito.

Lagentevolvióareír,peroestavezconindecisión.—A veces mis amigos y yo hacíamos chistes sobre Bailey. No lo sabíamos.—La voz de

Ambrose se convirtió en un susurro, y tuvo que parar de hablar para coger fuerza—. Así queestábamosBaileyyyo.Élmearrinconóundíaal acabar el campamentoymepreguntó siqueríapelearcontraél.Yosabíaquenomecostaríaganarle,peromepreguntabasieraunabuenaidea…Elentrenadorpodíaenfadarseconmigoy,además,yoeramuchomásgrandequeBailey.Eramuchomás grande que el resto de niños.—Ambrose sonrió un poco y todo elmundo se relajó con laautocrítica—.Noséporquéledijequesí.Quizáfueporcómomemiraba.Parecíaesperanzadoyno dejaba de mirar a su padre, que hablaba con los chicos del instituto que lo ayudaban en elcampamento.

»Decidíquemetiraríaconélporeltapiz,nadaserio,ledejaríaquemedieraunpardegolpescomohacíanconmigoloschicosdelinstituto.Antesdequemedieracuenta,Baileysehabíalanzadosobremíymehabíacogidolapierna.Mepillóporsorpresa,perosabíaloqueteníaquehacer,asíquemetiréalsuelo.Élhizolomismo,secolocódetrásdemí,queesloquehayquehacer,ysemesubió encima.Si hubiera habidoun árbitro, se habría llevadodos puntos por el derribo.Medio

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vergüenzaymepuseenpie.Volvíaintentarlootravez,yestavezconmásganas.»Volvíamosaestarcaraacarayviloemocionadoqueestaba.Volvióalanzarsesobremí,pero

estavezyoestabapreparado.Lepaséunapiernaporelinteriordelassuyasylediungolpeconlacadera.Cayóredondoalsuelo.Yometirésobreélparaintentarinmovilizarlo.Peroélseretorcíaylevantabalaespaldadelsueloyyonopodíaparardereír,porqueelchicoerarealmentebuenoy,justoantesdequesupadremeapartaradeél,pensé:«¿Porquénopracticaluchalibre?».

AmbrosetragósalivaymiróaMikeSheen,queestabasentadoalfinaldelbancoynoparabadellorar.Angie locogíaporelbrazoconlacabezaapoyadasobreelhombrodesumarido.Ellatambiénlloraba.

—Nuncahevistoalentrenadortanenfadadoniasustado.Nuncalohabíavistoasíniantesnidespués de que eso pasara. El entrenador empezó a gritarme y uno de los chicos mayores meempujó.Estabacagadodemiedo.Baileyestabasentadoeneltapiz,riéndose.—Elpúblicoseechóareírylaslágrimasdetristezaquehabíanempezadoaderramarlassustituyeronlascarcajadasquetantonecesitabanenesemomento—.ElentrenadorlevantóaBaileydeltapizyempezóapalparletodo el cuerpo, supongoquepara comprobar queno le había hechodaño.Bailey lo ignoróymemiró.Medijo«¿Estabaspeleandoenserio,Ambrose?Nomehasdejadoquetederribeapropósito,¿verdad?».—La gente volvió a reír, pero todo elmundo se volvió a callar al ver queAmbroseestaba emocionado—. Bailey solo quería pelear. Quería demostrarse a él mismo de lo que eracapaz,yesedía,cuandoconsiguióderribarmeenelgimnasio,fueungrandíaparaél.Leencantabalaluchalibre,ysilehubierantocadootrascartas,habríasidounmuybuenluchador.Perolascosassalieronasí,yBaileynoseamargónifuemalapersona,nisedejóarrastrarporlaautocompasión.

»Cuando volví de Irak, el entrenador Sheen yBailey vinieron a verme.Yo no quería ver anadie,porqueyosíqueestabaamargado.Eraunapersonamiserableymecompadecíademímismo.—Ambrosesesecólaslágrimasquelecaíanporlasmejillas—.Baileynonacióconlascosasqueyohesubestimadotodoslosdíasdemivida.Yonacíconuncuerpofuerteysanoyconundonparael deporte. Siempre fui el más grande y el más fuerte, y eso hizo que se me cruzaran muchasoportunidadesporelcamino.Peroyonosupeapreciarlo.Sentíamuchapresión.Estaba resentidoporloquelagenteesperabademíyquisebuscarmipropiocamino…aunquefuerasoloduranteuntiempo.Supusequeacabaríavolviendoyqueprobablementelucharíayharíaloquetodoelmundoqueríaquehiciera.Perolosplanessetorcieron,¿verdad?

»Baileymedijoquedebíairalasaladeluchalibreyqueteníamosqueempezaraentrenar.Mehizograciaporqueélnopodíaentrenaryyoestabaciegodeunojoysordodeunoído,y loquemenosmeapetecíaeraluchar.Soloqueríamorirmeypensabaqueeralojusto,porquePaulie,Grant,JesseyConnoryanoestaban.

UnsentimientodedueloqueibamásalládeldolorporlapérdidadeBaileyseapoderódelagentequehabíaenlaiglesia.CuandoAmbrosepronunciólosnombresdesuscuatroamigos,elairesellenódeangustia,unaangustiadelaquetodavíanosehabíanrecuperado,ydeunduelotodavíamuy patente. La gente de la ciudad no había podido llorar susmuertes, no del todo, ni tampocohabían podido celebrar el regreso de uno de los suyos. QueAmbrose no hubiera sido capaz deaceptar lo que le había ocurrido a él y a sus amigos hizo que el resto de la gente tampoco loaceptara.

Fernsegiróyvioa lamadredePaulKimballentre lamultitud. Ibade lamanodesuhijayteníalacabezainclinadaamododereverenciaporlaemocióndelmomento.ElentrenadorSheensetapólacaraconlasmanos.Elamorquesentíaporloscuatrosoldadoseracasitanfuertecomoelquesentíaporsuhijo.Fernqueríagirarseparamirarlosrostrosdetodossusseresqueridos,paramirarlosalosojosyreconocersusufrimiento.PeroquizáesoeraloqueestabahaciendoAmbrose.

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Quizáhabíareconocidoqueyahabíallegadoelmomento…yquesolodependíadeél.—DosdíasdespuésdelamuertedeBailey,fuiaveralentrenadorSheen.Pensabaqueestaría

destrozado,quesesentiríacomoyomesentíaelañopasado,cuandoechabademenosamisamigosylepreguntabaaDiosporqué.Yoestabamuyenfadado,meestabavolviendoloco.Peroélno.

»ElentrenadorSheenmecontóquecuandodiagnosticaronaBaileysuenfermedadfuecomosielmundodejaradegirar,comosisehubieraquedadocongelado.MedijoqueAngieyélnosabíansi ibanavolveraser felices.Yomepreguntaba lomismoelañopasado.Peroelentrenadordijoque,almiraratrás,loquehabíaparecidolapeorpesadillaseconvirtióenunregaloprecioso.Measeguró que Bailey le había enseñado a querer y a mirar las cosas con perspectiva, a vivir elpresenteyadecir«tequiero»amenudo,yadecirloconelcorazón.Yaestaragradecidotodoslosdías.Leenseñóaserpacienteyperseverante,yquehaycosasmásimportantesquelaluchalibre.

El entrenador sonriómientras lloraba, yAmbrose y él tuvieronunmomentode complicidadantelaatentamiradadetodalaciudad.

—Tambiénme dijo queBailey quería que yo hablara en su funeral.—Ambrose sonrió y elpúblicorioalversuexpresión.Esperóaquesehicieraelsilencioantesdecontinuar—.Sabéisquemeencantalaluchalibre.Mehaenseñadoatrabajarduroyaescucharlosconsejosdelosdemás.Aaceptarlasderrotasycelebrarlasvictoriascomounhombre.Laluchalibremehizomejorsoldado.Pero al igual que el entrenadorSheen, he aprendidoque hay cosasmás importantes que la luchalibre.Serunhéroeeneltapiznoesnilamitaddeimportantequeserunhéroefueradeél,yBaileySheenfueunhéroeparamuchaspersonas.Fuemihéroeyelhéroedetodoelequipodeluchalibre.

»Shakespearedijo:«Robarpodráalladrónquiendeélsería».—MiróaFernylesonriócondulzura:habíavueltoaconseguirquecitaraaShakespeare—.Baileynoslohademostrado.Siempresonreíaynodejóquelavidalovenciera,sinoalrevés.Nopodemoscontrolar loquenosocurresiempre,daigualsiesuncuerpoinmovilizado,unacarallenadecicatrices,olamuertedelagentealaquequeremosysinlaquenoqueremosvivir.—Ambroseseatragantó—.NoshanrobadolaluzdeBailey,ladulzuradePaulie,laintegridaddeGrant,lapasióndeJesseyelamorporlavidadeBeans.Nosloshanrobado.Peroyohedecididosonreír,comoBaileyhacía,yrobarlealladrón.—Ambrosemiróalosdolientes;conocíaalamayoríadetodalavida.Rompióallorarenpúblico.Suvozsonóconclaridadalacabareldiscurso—:EstoyorgullosodemiservicioenIrak,peronoestoyorgullosodecómomefuideallínidecómoregreséacasa.Decepcionéamisamigosdemuchasmanerasdiferentes…Ynosésialgúndíapodréperdonarmesumuerte.Lesdeboalgo,yavosotrostambién. Por eso haré todo lo que esté enmimano por representaros a vosotros y a ellos en elequipodeluchadelaUniversidadEstataldePensilvania.

Seoyerongritosahogadosporlasala,peroAmbrosecontinuósinhacercasoalareaccióndelpúblico:

—Bailey creía que era capaz de hacerlo, y voy a darlo todo para demostrarle que no seequivocaba.

1995

—¿Cuántospuntostehandado?—FernqueríaqueBaileysequitaralavendaqueletapabalabarbillaparaverloconsuspropiosojos.Habíaidocorriendoencuantosehabíaenterado.

—Veinte. Era muy profundo. Me he visto el hueso de la mandíbula. —Bailey parecíaemocionadoporlagravedaddelaherida,perosurostroseentristecióinmediatamente.

Llevabaunlibroenelregazo,comosiempre,peronoloestabaleyendo.Estabasentadoenla

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camaylasillaestabaabandonadatemporalmenteenunrincóndelahabitación.LospadresdeBaileyhabíancompradolacamaenunatiendadematerialhospitalariohacíasolounosmeses.Tenía barrotes a los lados y botones que hacían que el respaldo se reclinara para leer o quesubieranlospiesyfingirqueestabasenuncohete.FernyBaileysehabíansubidojuntosenellaunpardeveceshastaqueAngielesdijoquenoeraunjugueteyquenoqueríavolverlosaverjugandoalosastronautasotravez.

—¿Teduele?—preguntóFern.QuizáeseeraelmotivodelatristezadeBailey.—Quéva.Todavíalotengodormidoporlaanestesia.—Baileysetocólabarbillaamodode

demostración.—Entonces,¿quétepasa?—Fernsesubióalacama,sesentóasuladoyapartóellibrodel

regazodesuprimoparatenermásespacio.—No podré caminar nunca más, Fern—dijo Bailey. Le tembló la barbilla e hizo que la

vendasemovieraarribayabajo.—Perotodavíapuedesandarunpoquito,¿no?—No.Yanopuedo.Estamañanaloheintentadoymehecaídoymehedadoenlabarbilla

conelsuelo.—Elvendajevolvióatemblarcomopruebadeloquehabíadicho.Baileyusabalasilladeruedascuandollegabaacasadelcolegioparaahorrarfuerzasyno

tenerqueusarlacuandosalíadecasaduranteeldía.Entonceslosdíasdecolegiosevolvierondemasiadodurosparaél,asíqueAngieyMikecambiaronlatácticaylomandabanalcolegioensillade ruedasparaquepudieraestar sin ellapor las tardes si la fuerza se lopermitía.Peropocoapoco,ycadavezmás,lalibertadporlastardesseacabóyeltiempoquepasabaenlasillaaumentó.Aparentementeahorayanopodíacaminar.

—¿Recuerdaselúltimopasoquehasdado?—preguntóFernenvozbaja.Teníaonceañosytodavíanocomprendíaquehabíapreguntasquedolían.

—No.Nomeacuerdo.Simeacordaraloescribiríaeneldiario.Peronolorecuerdo.—Estoyseguradequetumadrequiereescribirloentuálbumdebebé.Siapuntótuprimer

pasoseguroquequiereapuntartambiénelúltimo.—Seguroquepensabaquehabríamás.—Baileytragósaliva.Fernsediocuentadequeintentabanollorar.—Yopensabaquehabríamás,perosupongoqueloshegastadotodos—continuóelniño.—Yo te daría de los míos si pudiera—respondió Fern. También le empezó a temblar la

barbilla.Lloraronjuntosduranteunminuto;erandosfigurasdesoladasenunacamadehospital,rodeadasporparedesazulesylascosasdeBailey.

—Yanopuedocaminar,perosíquepuedomoverme.—Baileyselimpiólanarizyencogióloshombros. Dejó de lado la autocompasión y su optimismo característico empezó a salir a lasuperficie.

Fernasintióymiróhacialasilladeruedascongratitud.Podíamoverse.Sonrió.—Nopuedescaminar,perosísienteselrockandroll.—Ferngritó,saltódelacamaypuso

música.—Claroquesientoelrockandroll.—Baileyrioyempezóacantaratodovolumenmientras

Ferncaminaba,serevolcaba,bailabaysaltabaporlosdos.

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33

Notenermiedoamorir

EllugardedescansodeBaileyfuealaizquierdadelabueloSheen,quetambiéneraelabuelodeFern.JessicaSheen,quehabíamuertodecáncercuandosuhijo,Mike,teníasolonueveaños,estabaunpocomásallá.Rachel,lamadredeFern,teníadiecinueveañoscuandosumadremurióysehabíaquedado en casa para ayudar a su padre a criar aMike, su hermano pequeño, hasta que este segraduóenel institutoy se fuea launiversidad.Por eso la relaciónentreRachelyMikeeramáspropiadeunamadreconsuhijoquedehermanoyhermana.

El abuelo James Sheen teníamás de setenta años cuando Fern y Bailey nacieron y falleciócuandolospequeñosteníansolocincoaños.Fernrecordabavagamenteunmechóndepeloblancoylosojosazulesquehabíanheredadosushijos,MikeyRachel.Baileytambiénloshabíaheredado:eranunosojosalegreseintensos,unosojosquesefijabanentodoyreteníantodoloquepasabaasualrededor.Fern tenía losojosde supadre,deuncolormarrónqueconsolabay reconfortaba,delcolordelatierraqueseapilabaalladodelprofundoagujeroquehabíaenelsuelo.

Fernmiróasupadrealosojoscuandoesteempezóahablar.Suvozáspera,quetemblabaporlaconvicción,sonabareverenteenelaire.FernsintióqueAmbroseseestremecíaaloírlasinceradedicatoria del pastor, como si sus palabras hubieran encontrado dentro del chico un lugar dereposo.

—No tenemos respuestapara todas laspreguntas.No sabemos todos losporqués.Perocreoquecuandoal finaldenuestrasvidasmiremoshaciaatrás,si intentamosvivirla lomejorposible,veremosque lascosasque lepedimosquenosquitara,que lascosaspor lasque lomaldecimos,todas aquellas cosas que nos han hecho darle la espalda a Él o a la fe, han sido las mayoresbendiciones, lasmayores oportunidades para crecer.—El pastor hizo una pausa para aclarar lospensamientos.Entonces buscó el rostro de su hija entre los dolientes y añadió—:Bailey fue unabendición…ycreoquelovolveremosaver.Nonoshadejadoparasiempre.

Peroporahora,loshabíadejado,yelahorasignificabaquetendríanquepasardíaseternossinél.Suausenciaeracomoelagujeroquehabíaenelsuelo,enormeeimposibledeignorar,peroelagujeroqueélhabíadejadono sería tan fácilde llenar.Cuandosupadredijo«amén»y lagenteempezóadispersarse,Ferncogiócon fuerza lamanodeAmbroseyno semovió;era incapazdehacerlo,nopodía irse,nopodíadarle laespaldaalagujero.Unaauna, laspersonasse le fueronacercandoparadarleunapalmaditaenlamanooabrazarlahastaquesoloquedaronella,Ambrose,AngieyMike.

Elsolacariciabaelfollajedeloárbolesycreabaenelsuelosombrasqueparecíandeencajeycubríancondelicadezalascabezasdelascuatropersonasquesehabíanquedado.AngiesemovióhaciaFernyseabrazaron,vencidasporeldolordelaseparaciónylaagoníadeladespedida.

—Tequiero,Fern.—Angiepusolasmanossobrelacaradesusobrinaylebesólasmejillas—.GraciasporquerertantoaBailey.Graciasporayudarloyporestarsiempreasulado.Hassidounabendiciónparanosotros.—AngiemiróaAmbroseYoung,mirósucuerpofuerteylamanocon

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laquecogíalamanodeFern.Luegolomiróalacara,sobriaymarcadaporsupropiatragedia,ydijo—:Siempremehasorprendidocómolagenteapareceennuestrasvidasenelmomentoexacto.Diosactúaasí,asíescomocuidaasushijos.ABaileyledioaFern,yahoraFernnecesitaunángelpara ella.—Angie puso lasmanos en los hombros anchos deAmbrose. Lomiró a los ojos conhonestidad,sinavergonzarseporloemocionadaqueestaba,yconcluyó—:Túeressuángel.

Fern soltó un soplido y se sonrojó. La boca torcida del chico se curvó ligeramente en unasonrisa.PeroAngienohabíaterminadotodavíayquitóunadelasmanosdeloshombrosdelchicopara coger aFerny formarun círculo.Ambrosemirópor encimade la cabeza rubia deAngie eintercambióunamiradacon suantiguoentrenador.MikeSheen tenía losojos rojosy lasmejillashúmedas por el dolor. Miró a Ambrose a los ojos e inclinó la cabeza, como si secundara lossentimientosdesumujer.

—ProbablementeBaileyestabamáspreparadoparamorirquecualquierotrapersonaquehayaconocido.Noqueríamorir,perotampocoletemíaalamuerte—dijoAngieconconvicción.

Ambrosedejódemiraralentrenadoryescuchólassabiaspalabrasdeunamadre.—Estabalistoparairse.Poresotenemosquedejarlomarchar.—BesóaFernunavezmásy

laslágrimasvolvieronahumedecersusrostros—.Nopasanadaporquedejemosquesevaya.Angie respiró profundo y dio un paso atrás a la vez que les soltaba lasmanos y dejaba de

mirarlos.Entonces,conunaaceptaciónfrutodeañosdeentrenamiento,alargóelbrazoparatomarasumaridodelamanoyabandonaronjuntoseltranquilolugardondelospájaroscantabanyelataúdesperabaaquelocubrierancontierra,convencidosdequeesenoeraelfinal.

Fern caminó hasta el agujero, se agachó y cogió un puñado de piedras de los bolsillos delvestidonegro.Concuidado,formólasletras«A»y«B»alospiesdelatumba.

—¿Arañabonita?—preguntóAmbroseporencimadelhombrodelachica.Fernsonrió.Lasorprendíaqueseacordara.—AmadoBailey.Asíescomolorecordarésiempre.

—Élqueríaquetuvierasesto.—MikeSheenpusounlibrograndesobrelasmanosdeAmbrose—.Bailey siempre asignaba sus cosas a alguien. Cada uno de los objetos de su habitación tienenpropietario.¿Ves?Ponetunombreenelinterior.

Dentrodellibroponía«ParaAmbrose».Eraunlibrosobremitología,ellibroqueBaileyhabíaestado leyendohacía tanto tiempo en el campamentode lucha libre el añoqueBailey le habló aAmbrosedeHércules.

—Tengo que salir un rato. Siempre pienso que estoy bien… pero luego entro aquí, a suhabitación,ymedoycuentadequesehaidodeverdadyvuelvoaestarmal.—ElpadredeBaileyintentósonreír,peroesosolohizoqueletemblaranloslabios,asíquesediolavueltaysaliódelahabitación,entristecidoporelrecuerdodeBailey.

Ferndobló laspiernas,apoyólabarbillasobre lasrodillasycerró losojospararetener laslágrimas,peroAmbroseviocomoleresbalabanporlasmejillas.LospadresdeBaileyleshabíanpedidoquefueranporquehabíacosasqueelchicohabíaqueridoquesequedaran.Lesdijeronquenocorríaprisa.

—Fern,podemosirnos.Nohacefaltaquelohagamosahora—dijoél.—Medueleveniraquí,perotambiénmeduelenovenir.—Seencogiódehombrosyparpadeó

rápidamente—.Estoybien.—SeenjugólaslágrimasdelasmejillasyseñalóellibroqueAmbroseteníaenlasmanos—.¿Porquéqueríaquetequedarastúeselibro?

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AmbrosepasólaspáginasrápidamentesinpararseamirarniaZeusnialasninfasdepechosgrandes. El libro le pesaba tanto en lasmanos como el recuerdo en el corazón. Siguió pasandopáginashastaqueencontró la seccióny lapáginaen laquehabíapensado tantodesdeeldíaqueBaileyselaenseñó.

Elrostrodeunhéroe.AhoraAmbrosecomprendíamejorlapenareflejadaenlacaradebroncey la mano en el corazón roto. La culpa era una carga muy pesada, incluso para un campeónmitológico.

—Hércules—contestóAmbrose.Sabíaqueellaloentendería.LevantóellibroparaqueFernvieralaspáginasqueestabamirando.Cuandogiróellibropara

queellaloviese,laspáginasgruesassefueronhaciadelanteyellibroseabriócomounabanico.AntesdequeAmbrosepudieravolveraponerbienlaspáginas,unpapeldobladocayóalsuelo.

Fernseacercóparacogerloy loabrióparaversiera importante.Recorrió lapáginacon lamiradadeunladoaotro.Movíaloslabiosaltiempoqueleíalaspalabrasescritasenlapágina.

—Essulista—susurróconvozsorprendida.—¿Quélista?—Ponequeesdel22dejuliode1994.—Haceonceaños—dijoél.—Entoncesteníamosdiezaños.Fuesuúltimoverano—recordóFern.—¿Suúltimoverano?—Suúltimoveranosinlasilla.Todoempezóeseverano.LaenfermedaddeBaileysevolvió

unarealidad.—Bueno,¿yquépone?—AmbroseseacercóaFernysesentóasuladoparamirarlahojade

papelpautado.Habíaarrancadolahojadeunalibretayelpapeltodavíateníaelbordedentado.Eraunalista

escritaconunacaligrafíainfantilyenformadecolumnacondetallesescritosallado.—¿«BesaraRita»?¿«Casarme»?—Ambroserio—.Yaestabaenamoradoalosonceaños.—Siempre lo ha estado. Desde el primer día. —Fern rio—. «Comer tortitas cada día»,

«Construirunamáquinadel tiempo»,«Domarun león»,«Seramigodeunmonstruo».Senotaqueteníaonceaños,¿eh?

AmbrosevolvióareíryrecorrióconlamiradalossueñosydeseosdeBaileyalosdiezaños.—«Pegaraunmatón,serunasuperestrellaounsuperhéroe,irencochedepolicía,hacermeun

tatuaje».Quétípico.—«Vivir,tenercoraje,serunbuenamigo,serunapersonaagradecida,cuidaraFern».—Fern

suspiró.—Bueno, puede que no sea tan típico—dijo él. La garganta se le estaba cerrando por la

emoción.Sequedaronunbuen rato en silencio con lasmanos entrelazadas.Apesardeque intentaron

contenerlaslágrimas,lapáginasevolvíacadavezmásborrosa.—Ha hecho muchas de estas cosas, Ambrose. —Fern se atragantó—. Puede que no de la

maneramástradicional,perolashahechoohaayudadoaotrosahacerlas.—Fernlediolahoja—.Toma.Vaconellibro.Elnúmerocuatroes«ConoceraHércules»—dijo,señalandolalista—.Paraél,túerasHércules.

AmbrosevolvióaponerelvaliosodocumentoentrelaspáginasdelcapítulosobreHérculesyentretodoslospuntosdelalistahabíaunoquesobresalía:«Luchar».Baileynohabíaaclaradolapalabranihabíaañadidonadaalladodeesta.Sololahabíaescritoenlalíneayhabíapasadoalasiguientecosadelalista.Ambrosecerróellibroenlaspáginasquehablabandesueñosdelpasado

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ydeantiguoscampeones.Hérculeshabíaintentadocambiarlascosas,equilibrarlabalanzaparaexpiarelasesinatodesu

mujerysustreshijos.Aunquealgunosdecíanqueélnoeraculpable,queunadiosahabíahechoquetuvieraunataquede locura transitoria,seguíasiendoel responsable.Duranteun tiempo,HérculesllegóinclusoacargarelcielosobreloshombrosyconvencióaAtlasdequevolvieraahacerloél.

PeroAmbrosenoeraundiosconfuerzasobrehumana,yesonoeramitologíaclásica.Algunosdíasledabamiedoparecersemásalmonstruoquealhéroe.Sesentíaresponsabledecuatrovidasperdidas,ynohabíatrabajonipenitenciaquepudierahacerparadevolverlosalavida.Perosíquepodíavivir.Ypodíaluchar.YsihabíaalgúnlugardespuésdelavidadondeloshombresjóvenesvivíanyloshéroescomoBaileypodíanvolveracaminar,cuandosonaraelsilbatoysecolocaraeneltapiz,lomiraríandesdeallíconunasonrisaenlacaraporquesabríanqueluchabaporellos.

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34

Pillaralmalo

FernvolvióaltrabajounosdíasdespuésdelfuneraldeBailey.ElseñorMorganlahabíasustituidocasi una semana, pero necesitaba que volviera.Eramás fácil que quedarse en casa limpiando, yAmbrose también estaría allí cuando acabara su turno. A las diez Fern ya estaba cansadísima.Ambrose lamiróy ledijoque se fuera a casa,pero loúnicoqueconsiguió fueque sepusiera allorar,llenadeinseguridad.Ambroselabesóyconsoló,ylapasiónhizoquesefrustraran,loqueasuvezprovocóqueAmbroseledijeraquesefueraacasa.Yelcicloserepitió.

—Fern,noquierohacerelamorcontigoenelsuelodelapastelería,cariño.Ysinomueveseseculotanbonitoquetienesytevasacasa,esoesloquevaapasar,asíquevete.

Ambroselediounbesoenlanarizllenadepecasylaempujóparaquesefuera.—Vete—repitió.Ferntodavíaestabapensandoenelardientesexoenelsuelodelapasteleríacuandosaliópor

lapuertadeempleadosdedetrásdelatienda.Casinopodíasoportardejarlo,estarsinélsehabíaconvertidoenunatortura.Pronto,elchicoseiríaalauniversidad,ysinBaileyyconAmbrosetanlejos,Fernnosabíaloqueibaahacerconsuvida.

Solo de pensarlo, la invadió una oleada de emoción que hizo que regresara a la puerta deempleadosparavolveraentrar.SepreguntóquéharíaAmbrosesiloseguía.Podríamatricularseenla universidad y conseguir una beca. Podría vivir en la residencia, matricularse en un par deasignaturasy,alavez,escribirporlatardeyseguirlocomosifueraunperrito,comohabíahechotodalavida.

Fern negó con la cabeza firmemente, tomó aire para coger fuerzas y se dirigió hacia subicicleta.No, no iba a hacer eso.Estos últimos días, Fern había estado pensando en cuál era elsiguientepasoparaellos.Ellahabíaexpresadoloquesentía.QueríaaAmbrose.Siemprelohabíaquerido.Ysiéllaqueríaensuvidadeformapermanente,ynosolocomounadistraccióntemporalounareddeseguridad,tendríaqueserélquienselodijera,élselotendríaquepedir.

Fern se arrodilló al lado de la bicicleta, que estaba atada a un canalón, e introdujo lacombinaciónenelcandadodeformaautomática.Teníalamenteenotrolugar.PensabaenAmbroseyenquépasaríasilovolvíaaperder.Tardóendarsecuentadelospasosrápidosqueprocedíandedetrásdeella.Unosbrazosfuerteslacogieronporlaespaldaylaempujaronalsuelo.Alachicaseleresbalólabicicletadelasmanos,quesetambaleóycayóasulado.

Alprincipiopensóque eraAmbrose, porqueya lahabía sorprendido antes en laoscuridad,juntoa laentradadeempleados.Peronoeraél,Ambrosenunca leharíadaño.Losbrazosque lacogíaneranmásfinosyelcuerponoeratanmusculoso.Fueraquienfuera,seguíasiendomuchomásgrandequeellayhabía intentadohacerledaño.Fernhizo fuerzacontraelpesoque leoprimía lacaracontralaacera.

—¿Dóndeestá,Fern?EraBecker.Elalientoleapestabaacervezayavómito.Llevabadíassincepillarselosdientes.

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ElinmaculadoBeckerGarthhabíaperdidoelcontrolyFernestabamuyasustada.—Heidoacasadesumadre,perolaslucesestabanapagadas.Llevovigilandoeledificiodos

días.Ytampocoestáencasa.¡Nopuedonientrarenmipropiacasa,Fern!—Becker,sehanido.—Fernrespirabacondificultadeintentabacontrolarelmiedo.Beckerparecíahistérico,comosisehubieravueltolocoalecharaBaileydelacarretera.La

policíanopensabaqueélsupieraqueteníanlallamadaaemergenciasdeBailey.Quizápensabaquepodíavolveracasaahoraquesehabíancalmadolascosasyquenadieseenteraríadeloquehabíapasado.

—¿Dóndeestán?—Beckerlaagarróporelpeloyleempujólamejillacontraelsuelo.Fernhizounamuecadedoloreintentónollorarcuandosintiócomoelcementoardíacontrasu

caraylehacíaunrasguño.—Nolosé—mintió.NopensabadecirleaBeckerdóndeestabasumujer—.Solodijeronque

seibanunpardedíasparadescansar.Volverán—volvióamentir.TanprontocomoaRitaledieronelaltaenelhospital,avisóalarrendadordesucasa.Sarah

puso en venta su casa en una inmobiliaria y pidió que se mantuviera en secreto. Rita estabadevastadaporlamuertedeBaileyylasdosteníanmiedo.NosabíandóndeestabaBeckerynosesentíanasalvoensucasa,ensuciudad,asíquevendierontodoloquepudieronydecidieronirsehastaqueBeckeryanofueraunaamenaza,siesqueesollegabaaocurrir.

ElpadredeFernseencargódequesevendieransuspertenencias,y todoaquelloquenosepudo vender estaba guardado en un almacén de la iglesia. Les había dado dos mil dólares enefectivoyFerntambiénhabíacolaboradoconpartedesusahorros.

Enmenosdeunasemanayasehabíanido.FernhabíasentidomuchomiedoporRitaynohabíapensadoquealomejorteníaquetenermiedoporellamisma.

Fernoyóunclicysintióquealgofríoyafiladoleacariciabalagarganta.Elcorazónlelatíacomouncaballodecarrerasatodavelocidadyresonabaeneloídoqueteníacontralaacera.

—¡Baileyytúlapusisteisenmicontra!Siempreledabaisdinero.YSheenintentóllevarseamihijo.¿Losabías?

Ferncerrólosojosconfuerzayrezóporquelasoltara.—¿EstáconAmbrose?—¿Qué?—¡QuesiestáconAmbrose!—gritó.—¡No, Ambrose está conmigo! —Estaba justo ahí, dentro de la pastelería, y a la vez tan

lejos…—¿Contigo?¿Acasopiensasquelegustas?Nolegustas,aélsiemprelehagustadoRita.Pero

ahoratienelacarahechaunamierda.—Beckerescupiólaspalabrasensuoído.Fernsentíaelfilodelacuchillacontralapiel.Beckermoviólanavaja,queahoraestabaenla

caradelachica,ydijo:—Voyahacerteunoscortesparaquevayasaconjuntoconél.SimedicesdóndeestáRita,telo

harésoloenunlado,paraqueseascomoAmbrose.Ferncerrólosojos,muertademiedo,ysuplicóensilencioquelasoltara.—¡Dimedóndeestá!—Elsilenciodelachicahizoqueenfurecierayqueledieselavuelta.A Fern le retumbaba la cabeza y se le destaponaron los oídos. Por un momento se sintió

perdida, como si estuviera flotando; fue un alivio temporal del terror que la consumía. EntoncesBeckerselevantóylacogióporelpelolargoyrojo,sinqueellatuvieratiempodeponerseenpie,ylaarrastróporelbordillodelterrenoquedabaalosárbolesdedetrásdelatienda.Ferngateabaylloraba por el dolor que sentía en el cuero cabelludo.Se intentaba levantar.Llamó aAmbrose a

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gritos.

«¿Lonotas?».Las palabras sonaron en la mente de Ambrose como si Paulie estuviera detrás de él y las

hubierasusurradoaloído.Aloídoquehabíaperdido.Ambroseserascólaprótesis,sealejódelabatidora mezcladora y la apagó. Se giró, esperando que hubiera alguien detrás de él, pero lapasteleríaestabavacíayensilencio.Escuchóelsilencioconatenciónylonotó.Notóquealgoibamal,teníaunpresentimiento.Nosabíaquéeraynolopodíaexplicar,perolonotaba.

«¿Lo notas?», había dicho Paulie, justo antes de que la muerte separara a los amigos parasiempre.

Ambrosesaliódelapasteleríaysedirigióalapuertatrasera,lapuertaporlaqueFernhabíasalidohacíaapenasdiezminutos.Entoncesescuchóelgrito.Ambrosesaliócorriendoporlapuerta.Laadrenalinalelatíaenlasorejasylanegaciónlegolpeabalacabeza.

Loprimeroquevio fue labicicletadeFernenel suelo,con la ruedadelanteraapuntandoalcielo,lospedaleslevantabanligeramentelapartededelante,queestabainclinada,demaneraquelaruedagirabasuavementeporelviento.ComolamotodeCosmo.Cosmosiempreteníaunasonrisaenlaboca.Queríaquesufamiliaestuvieraasalvoyquenohubieraviolenciaensupaís.Cosmomurióamanosdegentemala.

—¡Fern!—gritóAmbroseaterrorizado.Yentonceslosvio.Estabanamenosdecienmetros.Fernestabaenapuros.Alguienlacogía

porelcuelloylaarrastrabaporelterrenoquehabíadetrásdelatienda.Ambrosecorriótanrápidocomopudoporelterrenodesigual.Suspiesapenastocabanelsuelo

ylairalequemabalasvenas.En pocos segundos los alcanzó, y Becker, que lo vio venir, tiró de Fern hacia él para

protegerse. Le temblaba lamano como si estuviera hecho unmanojo de nervios y señaló con lanavajaaAmbrose,queseacercabarápidamente.

—¡Sevieneconmigo,Ambrose!—gritó—.MevaallevarconRita.AmbrosenoredujolavelocidadyevitómiraraFern.Beckerestabamuerto.Habíamatadoa

Bailey Sheen, lo había dejado tirado en una cuneta sabiendo que no podría salvarse solo, habíamaltratadoasumujer,habíavejadoaellayasuhijo,yahorateníacogidaalachicaqueAmbroseamabacomosifueraunamuñecadetrapoparaprotegersedelairaenvueltaenvenganzaquesentíaelchico.

Becker blasfemó cuando se dio cuenta de que la navaja no iba a evitar la colisión conAmbrose.SoltóaFernparahuirygritóalavezquesegirabayechabaacorrer.Ferntambiéngritó.ElmiedoquesentíaporAmbrosesehizoevidentecuandosepusorápidamentedepieyabriólosbrazosparaimpedirlequesearrojaracontralanavajadeBecker.

BeckerhabíadadosolounoscuantospasoscuandoAmbroseloalcanzóylotiróalsuelocomoestehabíahechoconsumujer.LacabezadeBeckerchocócontralatierradelamismamaneraqueladeRitahabíachocadocontraelsuelodelacocina.EntoncesAmbrosesedejóllevarygolpeóaBeckercomoyahabíahechoennoveno,cuandoBeckerGarthhabíamaltratadoaBaileySheenenelvestuariodeloschicosenelinstituto.

—¡Ambrose!—gritóFerna suespalda,devolviéndoloalpresenteyhaciendoque lospuñosdelchicosedetuvieranysuirasecalmara.SepusodepieycogióaBeckerdesulargocabello,queparecía laantiguamelenadeAmbrose,y loarrastrócomoélhabíaarrastradoaFernhastadonde

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estabalachica,queintentabanodesmoronarse.LosoltóyabrazóaFern.Beckercayódesplomado.—Nodejesquesevaya.NopodemosdejarqueencuentreaRita—chillóFernmientrasnegaba

conlacabezayseaferrabaaél.Becker no se iba a ir a ningún lugar.Ambrose levantó a Fern en brazos y la llevó hasta la

tienda,dondetodavíaestabasubicicletaconlaruedadelanteraaúngirando,inmutableanteloqueacababadepasarjustoasulado.

Fern tenía sangre en el cuello, una herida en el pómulo que sangraba y el ojo derecho tanhinchado que apenas veía. Ambrose la sentó con la espalda apoyada en la pared del edificio yprometióquevolveríaenseguida.Cogióelfinocandadodelabicicletaquecolgabadelatubería,sesacóelmóvildelbolsilloyllamóaemergencias.LedijoconcalmaalapersonaquerespondióelteléfonoloquehabíapasadoyatóaBeckerGarthconelcandadodelabicicletadeFernporsisedespertabaantesdequellegaralapolicía.Ambrosedeseabaquesedespertarapronto.Queríaquesupiera loquesesentíaalestar inmovilizadobocaarribayen laoscuridad,sinpodermoverseysabiendoquenopodríasalvarse.AsísedebíahabersentidoBaileyennovenocursoenelvestuariodeloschicos,tumbadoenlasillavolcadayesperandoaquealguienloayudara.Ocuandoestuvotumbadobocaabajoenlacuneta,conscientedequesuintentodeayudaraunaamigaleibaacostarlavida.

Entonces,AmbrosevolvióconFern,sepusoderodillasasuladoylacolocósobresuregazopararodearlasuaveyhumildementeconlosbrazos.Conloslabiosapoyadosenelpelodelachica,diolasgraciasasuamigoenunsuspiroyempezóatemblar.

—Gracias,Paulie.

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CuidardeFern

Bailedegraduación,2002

Fernsevolvióatocarelescotedelvestidoporenésimavezdesdequehabíanllegadoysepasólasmanosporlaespaldacomosisehubieraarrugadodesdequeselahabíapuestobienhacíaapenascuatrosegundos.

—Bailey,¿tengopintalabiosen losdientes?—lepreguntó,sonriendoasuprimoparaquepudiera ver las dos hileras de dientes perfectos y rectos por los que había pasado tres añossufriendoconelaparato.

Baileysuspiróynegóconlacabeza.—Vasbien,Fern.Estásguapísima,solotienesquerelajarteunpoco.Ferncogióaireeinmediatamenteempezóamorderseconnerviosismoellabioqueacababa

decubrirconotracapadepintalabiosrojocoral.—¡Mierda!Ahora sí queme los hemanchado seguro—le dijo aBailey con voz aguda—.

Ahoravuelvo,¿vale?Voyunmomentoallavabodelaschicas.¿Estarásbiensinmí?Baileylevantólascejas,comodiciendo:«Estásdecoña,¿verdad?».Apenashabíanpasado cinco segundosdesdequeFern sehabía ido yBailey ya se estaba

acercando al círculo que formaban los chicos del equipo de lucha libre en la pista de baile.QueríahablarconellosdesdequehabíallegadoconFern.

Ambrose,PaulieyGranthabíanvenidosinpareja;Baileynoentendíaporqué.Siélpudierapedirleaunachicaqueloacompañaraalbaile,pudierarodearlaconlosbrazos,olerleelpelo,estardepieybailarconella,nodejaríapasarlaoportunidad.

BeansyJessesíquehabíanllevadoacompañantes,perolaschicasestabanhablandodeloszapatos,elpeloylosvestidosdetodoelmundo.

Los cinco amigos vieron a Bailey acercarse a toda velocidad en la silla de ruedas,esquivandoalosbailarinescondecisión,ylosaludaronconunasonrisa.Eranbuenaspersonasysiemprehabíanhechoquesesintierabienvenidoenelequipo.

—Quéelegante,Sheen.—Grantsilbó.PauliepusobienlapajaritaaBailey,yAmbrosediounavueltaalrededorde lasillapara

echarleunvistazo.—¿Tútambiénhasvenidosolocomonosotros?—preguntóAmbrosealdetenersedelantede

Baileyyagacharseparaqueelchiconotuvieraqueforzarelcuelloparamirarloalosojos.—Habla por ti, tío. Yo he venido con la preciosa Lydia —respondió Beans con los ojos

puestosensuacompañante.Lydiaeramuyguapa,peroBaileypensabaqueseríatodavíamásguapasifueraunpocomás

discreta,comoRita,ynotanprovocadora.Ritaenseñabalojustoparasugerirqueloquehabía

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debajodelaropaerainclusomejor;Lydiaenseñabatantoqueerainevitablepreguntarseporquésehabíavestido.PeroaBeansesoparecíagustarle.

—Marleyestámuyguapa.—BaileylehizouncumplidoalaparejadeJesse.Jesselevantólascejasyrespondió:—Síqueestaguapísima,sí.ElvestidodeMarleytambiéneramuyrevelador,perocomoellanoeratanvoluptuosacomo

RitaoLydia,nosenotaba tanto.SeparecíamásaFern,pero teníaelpelonegroy largoyuntoque exótico en losojos y lospómulos.Ella y Jesse llevaban juntosdesde el segundoañodeinstitutoyhacíanbuenapareja.

—Yo he venido con Fern. —Bailey fue directo al grano porque no quería que su primavolvieraylovierapersuadiendoaloschicosparaquebailaranconella.

AmbroseseincorporóinmediatamenteyreaccionócomosiFernfueraunaespíarusaquelohubieraengañadoparaquerevelaralossecretosdesupaísenlugardeunachicaquelehabíaescrito unas cuantas cartas de amor haciéndose pasar por otra persona. Por la reacción delchico,BaileysepreguntósiAmbrose,despuésdetodo,sentíaalgoporella.Nadieseenfadatantoporalgoquenotieneimportancia.

Bailey miró a Paulie y a Grant, y continuó hablando con determinación. Esperaba queAmbroseloescuchara:

—Tíos,vosotroshabéisvenidosolos.¿Podéissacarlaabailar?Fernsiemprecuidademíyme gustaría que pudiera bailar con alguien más aparte de con su primo en su baile degraduación.

Ambrose retrocedió y se dio la vuelta para alejarse sin mediar ni una palabra. Grant yPaulie vieron como se iba con caras de sorpresa. Beans se echó a reír y Jesse silbó flojito ydespacioalavezquenegabaconlacabeza.

—¿PorquéseponeasícadavezquealguienmencionaelnombredeFern?—preguntóGrantconlosojosfijosenelchicoquesealejaba.

Bailey sintió como la cara se le ponía roja y, repentinamente, el cuello de la camisa leapretaba.EramuydifícilavergonzaraBailey.Elorgulloeraalgoqueunchicocomoélnosepodíapermitirsiqueríadisfrutardelavida,peroeldesplantedeAmbroselohabíaavergonzado.

—¿Quélepasa?—preguntóBailey,desconcertado.—CreoquelegustaFern—dijoBeanscomosifueraunaatrocidad.BaileyleechótalmiradaaBeansquehizoquesedetuvieraensecoycarraspeara.Dejóde

reírsealinstante.—Megustaríamuchoque lasacaraisabailar,perosipensáisquesoisdemasiadobuenos

paraelladejadloestar.Vosotrososloperdéis.—LavergüenzadeBaileysehabíaconvertidoenira.

—Bailey, no te preocupes, yo la saco a bailar—dijo Grant, poniendo la mano sobre suhombroparatranquilizarlo.

—Cuentaconmigo.Fernmecaemuybien,seráunplacerbailarconella—contestóPaulie,asintiendo.

—Yconmigo.MeencantaFern—añadióBeans.Teníalágrimasenlosojosdetantoreír.Baileydecidióignorarlo.Alfinyalcabo,eraBeans,ynopodíaevitarlo.—Sheen, sabes que puedes contar conmigo, pero si bailo con ella, sabrá que hay gato

encerrado.Marleyesminoviaytodoelmundolosabe—dijoJessecontristeza.—Nopasanada,Jess.Tienesrazón,noquieroqueseatanobvio.—Baileysuspiró,aliviado.—¿YquépiensashacertúmientrasmantengoocupadaaFern?—bromeóBeans.

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—BailarconRita—respondióelchicosindudar.Loscuatroluchadoresgritarondealegríayrieron.Baileysonrióconsuficienciaygiróla

silla.Fernhabíaregresadoalgimnasioylobuscabaconlamirada.—Chicos,cuidaddeFernyyocuidarédeRita—dijoporencimadelhombro.—Notepreocupes,cuidaremosdeella—aseguróGrant,diciendoadiósconlamano.—Sí,nosotrosnosencargamos—añadióPaulie—.YyomeocupodeAmbrose,quetambién

necesitaquealguienlocuide.

—¿Puedoquedarme?—preguntóAmbrosedespuésdeaclararselagarganta.Nolegustabatenerquepreguntareso,peronopodíairseahora.Sehabíanquedadodespiertos

todalanocheysolofaltabaunahoraparaqueamaneciera.ElliottYoungsehabíaquedadoacargode lapastelería,y JoshuayRachelTaylorhabíanacudidocorriendoparaestar juntoa suhijaencuantolosllamaron.Solohacíadossemanasdesdequeloshabíanllamadoparadecirlesquefueranal hospital porque a Bailey le había pasado algo. Sus rostros de pánico y las lágrimas deagradecimientoalverasuhijadejaronverqueesperabanlopeor.

LospolicíashabíaninterrogadoexhaustivamenteaFernyaAmbrose,yunaambulanciahabíallevadoaBeckerGarthalhospitalqueestababajocustodiapolicial.Fernsehabíanegadoairalhospital, pero había permitido a la policía que le hiciera fotos de las heridas. Tenía golpes yarañazos, y a lamañana siguiente le doleríanmucho, pero ahora estaba durmiendo en su cama yAmbroseestabadepieenlapuertadelahabitaciónconlamanoenelpomo,pidiendopermisoaJoshuaparapasarlanoche.

—Nomequiero ir.Cadavezquecierro losojosveoaesehijodeputaarrastrándolaporelpelo…Losiento,señor.—Ambrosepidióperdón,aunquenosabíaquéotrapalabrapodíausarparadescribiraBeckerGarth.

—No pasa nada, Ambrose, has dicho lo que yo pensaba —dijo el pastor sonriendolánguidamente.

Los ojos del hombre recorrieron el rostro del chico. Ambrose sabía que no era por lascicatrices; era lamirada de un padre que intentaba saber las intenciones de un chico que estabaclaramenteenamoradodesuhija.

—Teprepararéunacamaabajo.—Asintióysegiró.Sealejódelapuertaylehizoungestoalchicoparaquelosiguiera.

Semovíacomosihubieraenvejecidodiezañosenlaúltimasemana,yAmbrosesediocuentaderepentedelomayorqueeraJoshuaTaylor.TeníaporlomenosveinticincoañosmásqueElliott,loquequeríadecirquerondabalossetenta.AmbrosenuncahabíapensadoenlospadresdeFern,nuncasehabíafijadoenellos,delamismamaneraquenosehabíafijadoenellahastalanochedellago.

Debíandehaber sidoyamuymayorescuandoFernnació.¿Quéhabríansentidoaldescubrirque iban a tener un hijo cuando pensaban que nunca podrían? Qué vueltas daba la vida. Quéfelicidad tan grande, traer a un milagro al mundo, y qué dolor tan inmenso cuando el pequeñofallece.Esanoche,JoshuaTaylorhabíaestadoapuntodeperderasumilagroyAmbrosehabíasidotestigodeuno.

Elpastorcogióunasábanaencimera,unaalmohadayunviejoedredónrosadelarmario,fuehacialasaladeestaryempezóaprepararelsofácomosilohubiesehechomilveces.

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—Nosepreocupe,señor,por favor.Yomeencargo.—Ambroseseacercórápidamenteparaqueelhombredescansara,peroestelehizoseñasparaquelodejaraysiguiómetiendolasábanapordebajo de los cojines.La dobló por lamitad para queAmbrose pudierameterse dentro como sifuerauntaco.

—Yaestá.Aquíestarásbien.Aveces,cuandonopuedodormirynoquieromolestaraRachel,vengoaquí.Hedormidomuchasnochesenestesofá.Eresmásgrandequeyo,perocreoqueestarásbien.

—Gracias,señor.Joshuaasintióylediounapalmadaenelhombro.Sediolavueltaparairse,perosedetuvoy

mirólamantaquedescansabaarrugadasobreelsofáenelqueelchicoibaadormir.—Gracias,Ambrose—dijo.Lavozselequebróporlaemoción—.Siempremehapreocupado

qué pasaría con Fern cuandoBaileymuriera. Sé que es unmiedo irracional, pero sus vidas hanestadosiempreentrelazadas,conectadas.AngieyRachelseenterarondequeestabanembarazadaselmismodía.MedabamiedoqueDioshubieraenviadoaFernconunpropósitoespecífico,unamisiónconcreta,yquecuandocumplieraesamisión,Diosnoslaquitara.

—¿«JehovádioyJehováquitó»?—Sí,algoasí.—Nuncamehagustadoeseversículo.JoshuaTaylor,sorprendido,siguióhablando:—Estanoche,cuandonoshasllamado…antesinclusodequedijerasnada,supequealgohabía

pasado.Ymehabíapreparadoparalanoticia.NoselodijeaRachelporquenoqueríaqueellaseasustara.—JoshuamiróaAmbrose.Susojosmarrones,igualesquelosdeFern,estabancargadosdeemoción—.Mehasdadoesperanza,Ambrose.Puedequehastasehayarestauradounpocomife.

—Lamíatambién…—admitióAmbrose.JoshuaTaylorvolvióamirarloconsorpresayestavezpreguntó:—¿Quéquieresdecir?—No habría oído el grito. No lo habría oído. Tenía la radio y la batidora mezcladora

encendidas. Además, tampoco es que oigamuy bien de por sí.—Ambrose torció levemente loslabios y esbozóuna ligera sonrisa. Pero este no era elmomento de ser frívolo, así que continuóhablandoenuntonoserio—:OíaPaulie,amiamigoPaulie.¿SeacuerdadePaulKimball?

Elhombreasintió.—Fuecomosiestuvieraamiladoymedijeraalgoaloído.Meavisó,medijoqueescuchara

conatención.Pauliesiemprenosdecíaqueescucháramos.A Joshua le empezaron a temblar los labios y se llevó la mano a la boca. La historia de

Ambroselohabíaconmovido.—DesdelodeIrak,hasido…muydifícilparamí…creerquehayalgodespuésdelavida.O,

incluso, que esta tiene un propósito.Nacemos, sufrimos, vemos sufrir a la gente que queremos ymorimos.Meparecíatodotan…inútilycruel.Ytaninamovible…—AmbrosehizounapausapararecordarlacálidavozdePaulieysiguióhablando—:Perodespuésdeloquehapasadoestanoche,yanopiensolomismo.Haymuchascosasquenoentiendo,peronoentenderesmejorquenocreer.—Ambrosesedetuvoysepellizcóelpuentedelanariz.MiróaJoshuaesperandounaconfirmación—.¿Tienesentido?

De repente, JoshuaTayloralargóelbrazoa la sillaque teníaal ladoy se sentócomosinopudieracargarmássupropiopeso.

—Sí, sí, completamente —contestó en voz baja mientras asentía con la cabeza—. Tienesentido.

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Ambrosedejócaersucuerpoagotadosobreelcómodosofá.—Eresunbuenhombre,Ambrose.Mihijatequiere,losé.—Yyolaquieroaella—dijoAmbrose.Setuvoquecontenerparanodecirnadamás.—¿Y cuál es el problema? —preguntó el pastor, que tenía experiencia en escuchar los

problemasdelagenteysabíacuándoalguienocultabaalgo.—Que a Fern le gusta cuidar de la gente, y me preocupa que… quemis…—Ambrose no

encontrabalaspalabrasparaexpresarloquesentía.—¿Tusnecesidades?—Miscicatrices—corrigióAmbrosede repente—.Medamiedoquemi rostrodesfigurado

hagaquequieracuidardemí.Nosoyguapo,pastor.¿Quépasasiundíamevecomorealmentesoyydecidequeloquesientoporellanoessuficiente?

—Tu padre vino a verme una vez hace mucho tiempo. Estaba preocupado por lo mismo.Pensabaquesisuaspectofueradiferente,tumadrenosehabríaido.

Ambrosesintióunapunzadadedolorporsupadreyunrayodeiraporlamujerquelohabíadejadoporunanunciodecalzoncillosretocado.

—¿Puedodecirte lomismoque ledijeaél?—preguntóconamabilidadJoshuaTaylor—.Aveceslabellezao laausenciadeestase interponeenelcaminodeconoceraalguien.¿QuieresaFernporqueesguapa?

AAmbroseFernleparecíamuyguapa,pero,derepente,sepreguntósileencantabasuaspectoporque le gustaba cómo reía, cómo bailaba o cómo flotaba en el agua mientras decía frasesfilosóficassobrelasnubes.Sabíaqueleencantabaquefueratanaltruista,susentidodelhumorysusinceridad.Ytodasesascosaslahacíanpreciosaasusojos.

—SupongoquehaymuchaschicasmásatractivasqueFern.Perotúlaquieresaella.—YoquieroaFern—contestóAmbroseinmediatamente.—Haymuchoschicosenestaciudadqueestánmásnecesitadosquetúyqueson…másfeos.

PerotúereselprimerchicoporelqueFernhademostradointerés—dijoelpastor,entrerisas—.Sifuese una cuestión de ser altruista, Fern construiría un centro para todos los hombres feos y conproblemas.

Ambrosetambiénrio.Poruninstante,JoshuaTaylorlomiróconcariño.Lashorasqueeranyelcontactoquehabíantenidoconlamuertedabanalaconversaciónuntoqueirrealydehonestidad.

—Ambrose,Ferntevetalycomoeres,yporesotequiere.

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IralaUniversidadEstataldePensilvania

AyudabaaAmbroseaempaquetarlascosasconunaireapagado.Llevabaapagadatodalasemana.EltraumaporlamuertedeBaileyyelataquedeBeckerhabíandejadohuellaenlachicay,ahoraqueAmbroseseiba,nosabíaquésentiríaalamañanasiguiente,aldespertarsecompletamentesolapor primera vez en su vida.Ambrose la había ayudado a sobrellevar la pérdida deBailey, pero¿quiénlaayudaríaasoportarqueAmbrosesefuera?

Fern sedio cuentadequedoblaba las camisetasy los calcetinesdel chicoy toqueteaba lascosas que él ya había organizado y las cambiaba de lugar, y cuando Ambrose se giraba paracogerlas,habíandesaparecido.

—Losiento—dijoFernporenésimavezenmediahora.Sealejódelasmaletasabiertasparanoseguirmolestándoloysepusoahacerlelacama.Noteníanadamejorquehacer.

—¿Fern?Ella seguía golpeando la cama, alisando las sábanas y ahuecando los cojines y no miró a

Ambrosecuandolallamó.—Fern,para.Déjalo.Tengoquevolverametermeenlacamaenpocashoras—dijoél.Fern no podía parar. Necesitaba hacer algo, estar ocupada. Salió al pasillo a buscar la

aspiradoraparalimpiarlahabitacióndelchico.Elliotthacíaelturnodenocheenlapasteleríaparacubrir aAmbrose en su última noche enHannah Lake y la casa estaba en silencio.No tardó enencontrarlaaspiradorayuntrapoparaelpolvoylimpiacristales.

Pasaba laaspiradorapor lahabitaciónmediovacía,cazaba laspelusasdelsueloy limpiabacualquiersuperficiequeencontraba,hastaqueAmbrosesuspiróprofundamentey,despuésdecerrarlacremalleradelaúltimamaleta,segiróylacogióporlascaderas.

—Fern.—Dime—contestóellamientrasmirabaun rincónde lapareddonde lapinturaparecíamás

clara.Habíafrotadodemasiado.—Sueltaellimpiacristalesyretrocededespacio—ordenóAmbrose.La chica puso los ojos en blanco, pero se detuvo por miedo a estar molestando más que

ayudando.Dejóellimpiacristalesenelescritorio.—Eltrapotambién—añadióAmbrose.Ferndoblóel trapoy lodejóal ladodel líquido.Acontinuación,puso losbrazosen jarras,

imitandolaposturadelchico.—Ponlasmanosdondepuedaverlas.Fernlevantólosbrazosdemaneraquelospulgaresletocabanlasorejasymoviólosdedos.

Entoncessepusobizca,sellenólabocadeaireysacólalengua.Ambroseseechóareír,lacogiócomosituvieracincoañosylalanzóalacama.Despuéssetumbóéltambiénysegiródemanera

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queteníapartedelcuerpodelachicainmovilizadodebajodelsuyo.—Siempreestáshaciendomuecas.—Sonrióylepasóeldedoporelpuentedelanarizhasta

loslabiosyluegoporlabarbilla.La sonrisa de Fern desapareció de su cara cuando le tocó los labios y la pena que había

intentadoevitarseapoderódeella.—¿Quésignificaesacara?—preguntóélconsuavidadalvercomolarisadesaparecíadesu

semblante.—Estoyintentandocontodasmisfuerzasservaliente—respondióellaenvozbajayconlos

ojoscerrados,mientraselchicolamirabaconatención—,asíqueestaesmicaravalienteytriste.—Esunacaramuytriste—suspiróAmbrose.Posó los labios sobre los de la chica, le acarició la boca un instante y volvió a apartarse.

Entoncesvioquelacaratristedelachicasellenabadelágrimasqueleresbalabanpordebajodelospárpadoscerrados.Fernloempujóparaquelasoltaraysedirigiórápidamentehacialapuertapara que no se sintieramal y no hacerlemás difícil irse. Fern sabía queAmbrose se tenía quemarchar,igualquesabíaquequeríaquesequedara.

—¡Fern,para!Estabanvolviendoavivirlanochedellago.Fernintentabairseparaqueélnolavierallorar,

peroéleramásrápidoy,conunmovimientofugazdelamano,cerrólapuertaparaquenopudierasalir.LarodeóconlosbrazosylacogiódemaneraquelaespaldadeFernreposabacontraelpechodeAmbrose.La chica dejó que su cabeza colgara y se echó a llorar, tapándose los ojos con lasmanos.

—Venga,cariño,nollores—dijoAmbrose—,noesparasiempre.—Yalosé—gritóella.Ambrosesintiócomolachicacogíaaireconfuerzayseconcentrabaenrecuperarelcontrolde

sucuerpoparaquelaslágrimasseesfumaran.—Quiero enseñarte algo —dijo Fern de repente. Se secó las lágrimas enérgicamente,

intentandodeshacersedelosrestosdesupena.Entonces,segiróhaciaélyconlasmanosseempezóadesabrocharlosbotonesblancosdelacamisa.

AAmbroseselequedólabocaseca.Habíapensadoenestemomentomuchísimasvecesy,apesardeeso,conlosnerviosylapérdida,Fernyélsolosehabíanquedadoalaspuertas,comosilesdieramiedoentrar.Además,eramuydifícil tenerprivacidad, laprivacidadqueélqueríaconFern,laquenecesitaba,cuandolosdosvivíanconsuspadres.Poreso,habíantenidoquerefrenarlapasiónyrobarsealgunosbesos.AAmbrosecadadíaselehacíamásdifícil.

PeroFernsolosedesabrochócincobotones.Entoncessedetuvoyseabriólacamisetaporelladoizquierdodelpecho,justoporencimadelsujetadordeencaje.Ambrosemiróelnombrequelachicasehabíatatuadoconletrasmuypequeñasysencillassobreelcorazón.«Bailey».

Ambrosealargólamanoydeslizólosdedosporencimadelapalabra.ElcontactohizoqueaFernselepusieralapieldegallina.Eltatuajeerarecienteylapieldedebajotodavíaestabarosa,aún no había cicatrizado.Medía aproximadamente tres centímetros y era un pequeño tributo a unamigomuyespecial.

Ferndebíadesentirseconfusaporlaexpresióndelchico.—Mesentícomounarebeldealhacermeeltatuaje,peronomelohehechoporquequieraser

unachicamala,sinoporquequería…queríatenerlocercademíypenséqueteníaqueseryoquienllevarasunombreenelcorazón.

—Tienesuntatuaje,unojomoradoymeacabasdeenseñarelsujetador.Teestásconvirtiendoenunachicamala,Fern—bromeóAmbroseapesardequeelgolpeenelojohacíaquelehirviera

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lasangrecadavezquelamiraba—.Simelohubierasdicho,habríaidocontigo—añadióalavezquesequitabalacamisetagrisquellevabapuesta.

Fernobservóconatenciónigualqueélhabíahechohacíaunmomento.—Parecequelosdosqueríamossorprenderalotro—prosiguióconvozsuavemientrasellalo

miraba.Los nombres estaban colocados uniformemente en una hilera igual que las tumbas en el

monumentoconmemorativo.ABaileynolohabíanenterradoconlossoldados,peroestabaconellosahora.Sunombreeraelúltimodelalínea.

—¿Quéesesto?—preguntóFern,pasandolosdedosporencimadeunafrondalargayverdequeseretorcíaentornoaloscinconombres.

—Esunhelecho.—¿Tehastatuado…unhelecho?El labio inferior de Fern empezó a temblar otra vez. Si no estuviera tan conmovido por la

emocióndelachica,AmbrosesehabríaechadoareírporelpucherodeniñapequeñadeFern.—Pero…espermanente—suspiró,escandalizada.—Yalosé.Tútambién—respondióAmbrose,despacioparaqueFernasimilaralaspalabras.La chica lomiró a los ojos. El dolor, la incredulidad y la euforia peleaban por obtener el

dominiodesuexpresión,pero,apesardequequeríacreerloquelehabíadicho,nosabíasipodía.—YonosoyBailey,Fern.Ynuncavoyaocuparsulugar.Vosotroseraisinseparables,yesome

preocupaunpoco,porquevasa tenerunhuecode lamedidadeBaileyen tuvidadurantemuchotiempo…quizáparasiempre.Yoentiendoesoshuecos.Esteañomehesentidocomounodeesoscopos de nieve que hacíamos en la escuela. Aquellos que hacíamos doblando el papel de unamaneraconcretay luegocortábamossinpararhastaqueelpapelsequedabahecho trizas.Yosoycomounodeesos,uncopodenievedepapel.Ycadaagujerotieneunnombre,ynadie,nitú,niyo,podemosrellenarloshuecosquehadejadootrapersona.Loúnicoquepodemoshaceresevitarqueelotrocaigaenunodelosagujerosynuncavuelvaasalir.

»Yotenecesito,Fern.Novoyanegarlo,tenecesito.PeronocomoBaileytenecesitaba.Yotenecesitoporquesufrocuandonoestásconmigo,porquehacesquetengaesperanza.Mehacesfeliz.Perononecesitoquemeafeitesniquemepeinesniquemelimpieselsiropedelanariz.

La cara de Fern se derrumbó al recordar ese día, al recordar a Bailey y cómo ella habíacuidadodeélcontantocariño.

Fernse tapó losojosparaesconder laangustia,pero leempezarona temblar loshombrosyrompióallorar.Yanopodíaescondermáslaemoción.

—Baileynecesitaba esoy tú se lodisteporque loquerías.Piensasque tenecesito, peronoestásconvencidadequetequierayporesointentascuidarme.

—¿Quéesloquequieresdemí,Ambrose?—preguntóella,escondidadetrásdelasmanos.Éllacogióporlasmuñecasparaverlelacaraylodijotododeltirón:—Quierotucuerpo,tuboca,sentirtupelorojoenlasmanos.Quieroreíryquieroquehagas

muecasdivertidas.Quierotuamistadytuspensamientosinspiradores.QuieroaShakespeareylasnovelasdeAmberRoseytusrecuerdosdeBailey.Yquieroquevengasconmigo.

Fernapartólasmanosdelacaray,apesardequetodavíateníalasmejillasmojadas,sonrióyse mordió el labio inferior. Los ojos llorosos y su sonrisa formaban una combinaciónparticularmenteadorable,yAmbrosese inclinóparasoltarcon losdientesel labio inferiorde lachica.Lopellizcóconcuidadoylobesócondelicadeza,ysevolvióaapartarparaseguirhablandodeltema.

—Perolaúltimavezquelepedíaalguienaquienqueríaquevinieraconmigoapesardeque

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noquerían,acabéperdiendoamisamigos—continuó,cogiendounmechóndepelode lachicayenvolviéndoloenundedo.Fruncióunacejaehizounamuecatristeconlaboca.

—¿Quieresquevayacontigoalauniversidad?—preguntóFern.—Másomenos.—¿Quéquieredecir«másomenos»?—Tequiero,Fern.Quieroquetecasesconmigo.—¿Enserio?—gritóella.—Sí,eresinsuperable,FernTaylor.—¿Deverdad?—Deverdad—Ambrosenopudoevitarreírporlaadorablecaradeincredulidaddelachica

—.Siaceptas,pasaréelrestodemividaintentandohacertefelizy,cuandotecansesdemirarme,prometoquecantaré.

Fernsoltóunintentoderisamezcladoconlágrimasehipo.—¿Sí o no? —preguntó Ambrose, serio, a la vez que le cogía la mano. Era la pregunta

definitiva;sequedósuspendidaenelaireentreellos.—Sí.

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Casarme

Losasientosdelestadioestabanabarrotadosdegentequeibadeazulyblanco,yFernsesintióunpocoperdidasinunasilladeruedasqueprepararyalladodelaquesentarse.Sinembargo,teníanbuenosasientos,Ambrosesehabíaencargadodeeso.EltíodeFern,Mike,sesentabaalaizquierdade la chica, que tenía al otro lado aElliottYoung.Al ladode este se sentaba JamieKimball, lamadre dePaulie. Jamie había trabajado en la pastelería durante años, yElliott, por fin, se habíaatrevidoapedirlesalir.Porahora,lascosaslesibanmuybien.Otrohechopositivo.Senecesitabanelunoalotro,perolomásimportanteeraquesemerecíanelunoalotro.

Era el último duelo de la temporada para los Nittany Lions de la Universidad Estatal dePensilvania,yFernestabatannerviosaquesehabíasentadosobrelasmanosparanoretomarelmalhábitodemorderselasuñas.ApesardequeAmbrosehabíaganadomáscombatesdelosquehabíaperdido, cadavezque competía,Fernnopodía evitar ponersede losnervios.No entendía cómoMikeSheenhabíapodido soportar esa torturadurante tantos años.Si querías al luchador, yFernqueríaaAmbrose,vercómoluchabaeraunaagoníainsoportable.

Ambrosenohabíaganadotodosloscombates,perohabíatenidounañomuybueno,sobretodoteniendoencuenta suausenciaeneldeportey los inconvenientescon losquehabíaempezado latemporada.FernhabíahechoprometeraAmbrosequeselopasaríabien,yéllohabíaintentado.Notenía que intentar serMísterUniverso, ni Hércules, ni IronMan, ni nada que no fueraAmbroseYoung,elhijodeElliottYoungyelprometidodeFernTaylor.Ferncogióairee intentóseguirsupropioconsejo.EralahijadeJoshuayRachel,laprimadeBaileyylaamantedeAmbrose,ynolocambiaríapornadadelmundo.

Fern no se había ido con él a la universidad. Ambos sabían que no era una posibilidadinmediata.Fernporfinhabíaconseguidouncontratoparatres librosconunaeditorialdenovelasrománticas respetaday teníaquecumplir las fechasde entrega.Publicarían suprimeranovela enprimavera.Ambroseestabaconvencidodequeteníaquesuperarlosobstáculosporélmismoysinlaayudadenadie.

Ambrosehabía tenidomiedoy lohabía reconocido.Lemolestaban lasmiradascuriosas, lossusurrosdelagentetraslasmanosconlasquesetapabanlabocayelhechodequetodoelmundopensaraqueelchicoteníaqueexplicarloquelehabíapasado.

Peronoestabatanmal.Laspreguntasfueronunaoportunidadparasoltarlotodoenpúblico,y,alcabodeun tiempo, loschicosdelequipoyani siquiera leveían lascicatrices.Como lehabíapasadoaFernconlasilladeruedasdeBailey,oaAmbrosecuandomirómásalládelrostrodeunachiquilladedieciochoañosyfinalmentevioaFernporprimeravez.

ElentrenadordelaUniversidadEstataldePensilvanianolehabíaprometidonadaaAmbrose.Cuando llegó, no tenía ninguna beca. Le dijo al chico que podía entrenar con el equipo cuandollegarayqueyaveríanloquehacían.Ambrosellegóenoctubre,unmesmástardequelosdemás.

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Sin embargo, al cabo de pocas semanas ya había impresionado a los entrenadores y a loscompañeros de equipo. Fern y Ambrose empezaron a escribirse cartas otra vez, se mandabancorreoselectrónicosllenosdepreguntasdulcesyrarasquehacíanqueladistanciaresultaratrivial.Fern siempre se asegurabade firmar enmayúsculas y connegrita para queAmbrose supiera contodaseguridadquiénlasescribía.

Lascartashacíanquerieran,lloraranydesearanquellegaranrápidolosfinesdesemanaparaque unode los dos fuera a visitar al otro.Aveces, quedaban en un lugar amitad de camino, seperdíanjuntosunpardedíasydisfrutabandecadasegundo,porquelossegundoseranminutos,ylosminutoseranmuyvaliososcuandotepodíanrobarlavidaenunsuspiro.

CuandoAmbrosesalióaltapizconsuscompañerosdeequipo,aFernseledetuvoelcorazónyempezó a saludar como una loca con la mano para que él los viera. Los encontró rápidamente,sonrió,mostróesasonrisatorcidaqueaFernlegustabatantoyluegosacólalengua,sepusobizcoehizounamueca.Fernimitólacarayobservócomoelchicoreía.

Entonces,Ambrosesetocólapartedelpechodondeteníaescritos losnombresyFernsintiócomolaemoción lesubíaporelcuerpohasta llegaralnombrequeella llevabaenelcorazón.ABaileylehabríaencantadoestarahí.SiDiosexistíayhabíaunavidadespuésdeesta,Baileyestaríacon ellos, Fern no lo dudaba. Bailey estaría en la pista prestando atención al combate, tomandoapuntesyescribiendonombres.Paulie,Jesse,BeansyGranttambiénestaríanahí,albordedeltapiz,viendoasumejoramigo lucharporseguirviviendosinellos.Loanimaríancomosiemprehabíanhecho,inclusoJesse.

Fern yAmbrose se casaron en el verano de 2006. La pequeña iglesia a la que Joshua yRachelTaylorhabíandedicadosusvidasestaballenaarebosar,yRitafueladamadehonordelanovia.ARitaleibanbienlascosas:estabaviviendootravezenHannahLakeahoraqueBecker,acusadodetresdelitosentrescasosdiferentes,estabaenlacárcelpendientedejuicio.

A Rita le habían concedido el divorcio y se había dedicado a planificar una boda que serecordaríaduranteaños.Sehabíasuperadoasímisma;fueunabodaperfecta,mágica,másdeloqueFernpodíahaberimaginado.

Pero,unavezseacabaralaceremonia,lagentenohablaríadelasflores,nidelacomidanielpastel,nidelabellezadelanovianilasolemnidaddelnovio.Unsentimientoimpregnabaelaireesedía.Eraunasensacióndulceyespecialquehizoquemásdeuninvitado,maravillado,dijera:

—¿Lonotas?AlaceremoniaasistieronlafamiliadeGrantyMarleyyJessejúnior.ConelapoyodeFern,

Ambrosehabíahabladoconlasfamiliasdesusdifuntosamigosy,aunquenohabíasidofácilparanadie,lasheridashabíanempezadoacurarse.LuisaO’TooleseguíaculpandoaAmbroseynoabriólapuertacuandofueaverla.Tampocofuealaboda.Cadapersonaviveconelduelodeunaformadiferente,yLuisatendríaqueacabarasumiendolapenaenalgúnmomento.JamieKimballsesentóalladodeElliotty,porsusmanosentrelazadasylaformacálidaenlaquesemirabanelunoalotro,erafácilpredecirquehabríaotrabodamuypronto.

ElpequeñoTycrecíarápidamenteyavecestodavíasesubíaenlasilladeBaileyypedíaquelollevarandepaseo.PeroeldíadelabodanadiesesentóenlasilladeBailey,queestabacolocadaalfinaldelprimerbanco,enunlugarhonorífico.CuandoFernfuehaciaelaltardelamanodesumadre,mirólasillavacía,perocuandoAmbrosediounpasoadelanteylacogiódelamano,fueincapazdeverotracosaquenofueraél.Elpastorsaludóasuhijaconunbesoy tocó lamejilla

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llenadecicatricesdelhombrequehabíaprometidoquererasuhijayestarconellahastaelfindesus días. Una vez se acabaron las promesas, se pronunciaron los votos y la pareja se besó, losinvitadossepreguntaronsilosnoviossequedaríanparalacelebración.Joshua,conlágrimasenlosojos y un nudo en la garganta, se dirigió a la gentemientrasmiraba a la bella pareja que habíallegadotanlejosyhabíasufridotanto.

—Labellezaverdadera,aquellaquenosedesvanecenidesaparece,necesitatiempo.Necesitapresión y necesita muchísimo aguante. Es como el lento goteo que crea una estalactita, elmovimientodelatierraquealzalasmontañasoelmartilleoconstantedelasolasqueesculpelasrocasyalisalosbordesescarpados.Ydelaviolencia,elímpetuylairadelviento,delrugidodelagua,nacealgomejor,algoquesinestosfactoresnopodríaexistir.

»Yporesoresistimos.Creemosquetodotieneunporqué.Tenemosfeencosasquenovemosyaprendemos con las pérdidas; encontramos fuerza en el amor y tenemos en nuestro interior unabellezatanextraordinariaquenuestroscuerposnosoncapacesdecontenerla.

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Epílogo

—… entonces Hércules, que estaba sufriendo mucho, pidió a sus amigos que encendieran unahoguera que llegara hasta el paraíso.Hércules, desesperado, se arrojó al fuego para así intentarponerfinalaagoníadelvenenoqueteníaenlapiel.

»DesdeelmonteOlimpo,elpoderosoZeusobservóasuhijoy,alvercuántosufría,segiróhaciasuvengativaesposayledijo:«Yahasufridobastanteyhamostradosuvalía».

»HeramiróaHérculesy,apenada,estuvodeacuerdo.MandósucuadrigaparaquellevaraaHércules y pudiera ocupar el lugar que le correspondía, entre los dioses, donde el amado héroetodavíavivehoyendía—dijoAmbroseconvozsuave.Cerróellibroydeseóqueconesobastara.

Elsilenciomarcóelfinaltriunfante,yAmbrosemiróasuhijoysepreguntósielpequeñodeseis años se había quedado dormido en algún lugar entre el duodécimo trabajo deHércules y elfinal.Rizosdeuncolorrojobrillantecubríanlacabezadelpequeñodecaraalegre,perolosojosgrandesyoscurosestabancompletamenteabiertosysumergidosenunpensamiento.

—Papá,¿erestanfuertecomoHércules?Ambrosereprimióunasonrisa,cogióalpequeñosoñadorenbrazosylometióenlacama.La

horadelcuentosehabíaalargadoyyahacíaratoqueelpequeñotendríaqueestardurmiendo.Fernestabaenalgúnlugardelacasa,soñandosupropiahistoria,yAmbrosepensabainterrumpirla.

—Papá,¿piensasquepodrésercomoHérculesalgúndía?—Nohace faltaque seascomoHércules, cariño.—Ambroseapagó la luzy sedetuvoen la

puerta—.Haymuchostiposdehéroes.

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Sobreelautor

AmyHarmonesunacélebreautorabestsellerestadounidense.Desdeunatempranaedad,Amysupoquequeríadedicarseaescribir,ygraciasasupasiónporloslibrosdesarrollóunaincreíble

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habilidadque lahacolocadoen las listasde los librosmásvendidosdelWallStreetJournal, elUSATodayyelNewYorkTimes.Máscaraseselprimertítulodelaautoraencastellano,cuyoslibrossehanpublicadoenquince

idiomasycuentanconmillonesdeseguidoresentodoelmundo.

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EldestinodeVioletyLuke(Lacoincidencia3)Sorensen,Jessica9788416224517304Páginas

Cómpraloyempiezaaleer

¿Dejarásqueelpasadocontroletufuturo?

LavidadeLukegiraentornoalordenyalcontrol.Paraél,lasrelacionessonunameradistracción,unaformadeahuyentarlosterriblesrecuerdosdesuinfancia.

Deniña,Violetperdióasufamiliaydesuspadressololequedaelrecuerdodesuasesinato.Unayotravez,suspensamientosregresanaesanoche.Ahoramantienelasdistanciascontodosparanosentirnada.

CuandoVioletyLukeseconocen,nosepuedenniver,peroprontodescubrenquenosoncapacesdeestarlejoselunodelotroyquesonmejorescuandoestánjuntos.Peronolesresultarátanfácilescapardelpasado.

Cómpraloyempiezaaleer

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Page 195: Máscaras (Oz Editorial) (Spanish Edition)

HechizadaS.Amore,Elisa9788416224111432Páginas

Cómpraloyempiezaaleer

¿Qué estás dispuesta a sacrificar cuando la única persona que puede salvarte es la misma que debematarte?

EvanesunángeldelamuerteysumisiónesgarantizarqueeldestinodeloshabitantesdelaTierrasecumplatalycomoestáescrito.EltiempodeGemmaestáapuntodeacabarseyEvaneselelegidoparaasegurarquemuerayacompañarsualmaalotromundo.¿Peroquésucedecuandoentraen juegoelamor?¿Puedeunángelde lamuerte renegardesímismoydesafiaraldestino?Evantendráqueenfrentarsealasleyesdelcieloydelinframundosiquieresalvaralachicadelaquesehaenamoradoperdidamente.

Cómpraloyempiezaaleer

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Page 197: Máscaras (Oz Editorial) (Spanish Edition)

Segundasoportunidades(Unasemanacontigo2)Murphy,Monica9788416224364320Páginas

Cómpraloyempiezaaleer

Atréveteadarleunasegundaoportunidadalamor

DrewhaapartadoaFabledesuvidaporquecreequenolamerece,peronopuedeolvidarla.Fablehaintentadopasarpáginayseguirconsuvida.Sumadresiguesiendounproblemaconstanteyesella quien tiene que cuidar de su hermanoOwen. Para poder pagar las facturas, Fable encuentra otrotrabajoenTheDistrict,elnuevobardemodadelaciudad,quedirigeelmisteriosoColin.Perocuandoelequipode fútboldeDreweligecelebraruncumpleañosenTheDistrict,elcorazóndeFabledaunsaltoalpensarquevolveráaverlo…Segundasoportunidades vuelve amontar aDrewy aFable enunamontaña rusa de emociones.De laalegríamásdesbocadaalapenamásoscura,DrewyFablesondosalmasqueseenfrentanaldolordesuentornoconelpoderdelamorylapasiónquehayentreellos.

Cómpraloyempiezaaleer

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Page 199: Máscaras (Oz Editorial) (Spanish Edition)

LahermandadHojanegraRamírez,JoseAntonio9788416224050288Páginas

Cómpraloyempiezaaleer

Todaunapoblaciónarrasadaenunsolodía.Másdediezciudadesenunasemana.NadiesabededóndevienelaPlagaymuchomenoscómodetenerla.SiloscuatroreinosdeVendavalnodejanatráslasguerrasysusconflictos,noquedaránadaporloqueluchar.¿Dóndeestás,NoahEvans?

LoscuatroreinosdeVendavalvivenenalertamáxima.LaPlagalodevastatodo,sembrandolamuerteasupaso.Noah,unadolescentedeManchester,descubrelaexistenciadeestemisteriosomundoatravésdesussueños.CuandolosdemoniosdelreinodelaDiscordiasecuestranasupadre,NoahviajahastaVendaval para rescatarlo. Con la ayuda de dos soldados de la legendaria Hermandad Hojanegra,emprendeunapeligrosabúsquedaenlaquedescubriráquesuvidaestá ligadaaVendavaldeunmodoquenuncahabríaimaginado.

Cómpraloyempiezaaleer

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Page 201: Máscaras (Oz Editorial) (Spanish Edition)

NacidaamedianocheHunter,C.C.9788416224012384Páginas

Cómpraloyempiezaaleer

EnShadowFallsnadaesloqueparece

KylievaapasarelveranoenelcampamentoShadowFallsparaadolescentesconproblemas.Allínotardaráendescubrirquetodossuscompañerosposeenpoderessobrenaturales:vampiros,hombreslobo,cambiaformas, brujas y hadas aprenden en el campamento a controlar sus habilidades para poderconvivirconloshumanos.PeroKylienotieneningúnpoder.¿Osí?EnShadowFallsconoceaDerek,unfaedispuestoatodocontaldeconquistarla,yaLucas,unfascinantehombreloboconquiencomparteunsecreto.DerekyLucassonmuydiferentes,peroambosluchanporsucorazón.CuandoKylieporfincomprendequeShadowFallsesellugaralquepertenece,elcampamentocorreelriesgodeserdestruidoporunaamenazamayor.

Cómpraloyempiezaaleer

Page 202: Máscaras (Oz Editorial) (Spanish Edition)

TableofContentsCONTENIDOSMáscarasPrólogo12345678910111213141516171819202122232425262728293031323334353637EpílogoSobreelautor