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  • «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronelAurelianoBuendíahabíaderecordaraquellatarderemotaenquesupadrelollevó a conocer el hielo». Con estas palabras empieza una novela yalegendaria en los anales de la literatura universal, una de las aventurasliterariasmás fascinantesdenuestrosiglo.MillonesdeejemplaresdeCienañosdeSoledadleídosentodaslaslenguasyelpremioNobeldeLiteraturacoronandounaobraquesehabíaabiertopaso«bocaaboca».

    La Real Academia Española y la Asociación de Academias de la LenguaEspañola presentan Cien años de soledad, una edición popularconmemorativacuyotextoharevisadoelpropioGabrielGarcíaMárquez.

    A pesar del esmero con que el propio escritor corrigió las pruebas de laprimera edición (Sudamericana, 1967), se deslizaron en ella indeseadaserratas y expresiones dudosas que editores sucesivos han tratado deresolverconmejoropeorfortuna.Unestudiocomparativodetalladodecadacasohapermitidoahorapresentarunapropuesta razonadaalpropioautor,quehaqueridorevisarlaspruebasdeimprentacompletas,enriqueciendoasíestaediciónconsutrabajodedepuraciónyfijacióndeltexto.

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  • GabrielGarcíaMárquez

    CienañosdesoledadEdiciónConmemorativa

    Textorevisadoporelautorparaestaedición

    ePubr1.1Horus09.09.14

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  • GabrielGarcíaMárquez,1967RealAcademiaEspañola,2007AsociacióndeAcademiasdelaLenguaEspañola,2007

    Editordigital:HorusePubbaser1.1

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  • REALACADEMIAESPAÑOLA

    ASOCIACIÓNDEACADEMIASDELALENGUAESPAÑOLA

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  • parajomígarcíaascotymaríaluisaelío

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  • Notaaltexto

    En julio de 1966 terminó Gabriel García Márquez la redacción de Cien años desoledad,quehabíacomenzadoaprincipiosdelañoanterior.Elnovelistahaexplicadomuchasveceselmétododetrabajoysuversiónhasidocompletadaporlosamigosqueloarroparonduranteesosmesesyleayudaronaportándoledatoseinformacionessobrelosmásvariadosasuntos:ÁlvaroMutisyCarmen,JomíGarcíaAscotyMaríaLuisa Elío, José Emilio Pacheco, Juan Vicente Meló, Carlos Fuentes… Y por suhermano Eligió en Tras las claves de Melquíades. Historia de «Cien años desoledad».

    Escribía a máquina en cuartillas (holandesas) y, según cuenta en «La odisealiterariadeunmanuscrito»,introducíasucesivasenmiendasamano,primeroentintanegraydespuésentintaroja.ConfiólarealizacióndelacopiadefinitivaaEsperanzaAraiza,familiarmentePera,mecanógrafadelcineastaManuelBarbachano,conquienGarcía Márquez había trabajado. «Pera copiaba un capítulo semanal mientras yocorregíaelsiguientecontodaclasedeenmiendas,contintasdedistintoscoloresparaevitarconfusiones,ynoporelpropósitosimpledehacerlamáscorta,sinodellevarlaasumayorgradodedensidad.Hastaelpuntodequequedóreducidacasialamitaddeloriginal».A590cuartillaso,decreerasuhermano,a490.

    Pera Araiza había mecanografiado el original con tres copias. Fue aquel elremitidoacomienzosdeagostoalaEditorialSudamericanaendospaquetespostales.ÁlvaroMutisllevópocodespuésaBuenosAiresotracopia;latercera,siempresegúnel testimonio de García Márquez, «circuló en México entre los amigos» que loshabían acompañado en las duras, mientras que la cuarta la mandó a Barranquilla«paraquelaleyerantresprotagonistasentrañablesdelanovela:AlfonsoFuenmayor,Germán Vargas y Álvaro Cepeda, cuya hija Patricia la guarda todavía como untesoro».Lasotras,supuestamente,sehanperdido.

    AntesdequeaparecieralaprimeraedicióndeSudamericanadiversaspublicacionesperiódicas divulgaronvarios capítulos:ElEspectador deBogotá, en su «Magazinedominical»delprimerdomingodemayo,pp.8-10,publicóelquecomienza«Muchosaños después, frente al pelotón de fusilamiento…» (pp. 9-28 de nuestra edición).MundoNuevo.RevistadeAméricaLatina(París),enagostode1966,pp.5-11,elquecomienza«CuandoelpirataFrancisDrakeasaltóaRiohacha» (pp.29-48);Amaru.RevistadeArtesyCiencias (Lima),enenerode1967,pp.24-29,unapartedelquecomienza «Deslumbrada por tantas y tan maravillosas invenciones, la gente deMacondonosabíapordóndeempezaraasombrarse»(pp.257-279).Eco.RevistadelaCulturadeOccidente(Bogotá),enfebrerode1967,pp.343-366,elquecomienza

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  • «Úrsula tuvo que hacer un grande esfuerzo para cumplir su promesa de morirsecuandoescampara»(pp.379-402).MundoNuevo,enmarzode1967,pp.9-17,elquecomienza «El hijo de Pilar Ternera fue llevado a casa de sus abuelos a las dossemanas de nacido» (pp. 49-73). Y, finalmente,Diálogos. Artes. Letras. CienciasHumanas(México),ensunúmero2,marzo-abrilde1967,pp.6-12,elquecomienza«Lloviócuatroaños,oncemesesydosdías»(pp.357-377).

    Elcotejodeeseconjuntoconeltextodefinitivodelaprimeraediciónnosfacilita,antetodo,algunaspistassobreladecididaintencióndeGarcíaMárquezdeseguirlanormaliteraria.

    Empezandoporloscambiosortográficos,seaprecialaeliminacióndelseseoenlasustitucióndeformascomomasacote,tosudezopesuñaporlascorrespondientesconz (pp.40,374,390).Aesamismaactitud respondeelabandonodesolombático—documentado hoy todavía en el uso colombiano escrito— por zurumbático, que,utilizadoporTorresVillarroelenelsigloXVIIIypersistenteenelusodeSalamanca(España),sedocumentaenJorgeIsaac[1867]yesempleadotambiénenColombia.

    En los usos preposicionales no requieren explicación cambios como el de laconstrucciónchorrearalgodesussienesenchorrearalgoporsussienes,yaqueestasnoindicanel lugardeorigende laacción.Lasustitucióndeentrarenporentrarasupone la preferencia concreta del uso de España en vez del de América. En esamisma línea, no duda tampoco en evitar leísmos permitidos en algunos lugares deAmérica—tal,«se lesconsiderócomomensajeros»—,utilizando«se losconsiderócomomensajeros»(pp.50,53,62,68,391).Opta,encambio,porelusoamericanomandaraen«losdefensoresdelafedeCristodestruyeneltemploylosmasoneslomandanacomponer»(p.159)conelvalorde‘ordenar’cuandoelespañolpeninsularprefiere la construcción sin preposición para este sentido y reserva la estructurapreposicionalparaelsignificadode‘enviar’.

    Mayor interés literario presentan las variantes de registro. Así, cuando el «senegaraaacostarseconsuesposo»seconvierte,nosinironía,en«rehusaraconsumarelmatrimonio»,fórmulapropiadelajergajurídica.Inversamente,sedesciendedelocultoalocoloquialalcambiarobstruirlaheridaquellevaabiertaPrudenciodespuésdemuertoporcegarla(p.32)ofragancialetalporfraganciamortal.

    Elcambiodelalanzaviejadesuabueloporlalanzacebada(p.31)ejemplificabienlasdeudasqueelescritorcontraeconlahistoriaparalacreacióndelléxico.Elcalificativo vieja en sentido de ‘antigua’ o, tal vez, ‘estropeada’, cede el paso alconcepto de lanza ‘con experiencia’. Lanza o saeta cebada es, según Sebastián deCovarrubias, laquehasidoclavadayconsiguientementeprobadaenunapersonaoanimal:«lasaetadicenhabercebadocuandohaentradoenlacarne».Seencuentrayaen las Elegías de varones ilustres de Indias, de Juan de Castellanos [1589]: «ElVallejocebandomáslalanza/saliódesuconsejoyordenanza».

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  • Finalmente, junto a los numerosos cambios de una palabra por otra —lasalfombrasvoladorassevuelven,porejemplo,esteras(p.42)—,debidosapropósitosdeprecisiónymuchasvecesdeestilo,abundanlasreordenacionesdeloselementosoracionales:«losgitanosrecorrieronlaaldeacontodaclasedeinstrumentosmúsicoshaciendounruidoensordecedor»semudaen«recorrieronlaaldeahaciendounruidoensordecedorcontodaclasedeinstrumentosmúsicos»(p.16).

    Son relevantes los cambios relacionados con la coherencia entre las distintaspartesdel texto.Así, enelprimeranticipopublicadoenMundoNuevo el novelistapresenta el rudimentario pantalón que lamadre deÚrsula le había fabricado como«uninvulnerablecinturóndecastidad».Enlaprimeraedición,eltextoseenriquecesustentando en una detallada descripción de aquel pantalón fabricado «con lana develero y reforzado con un sistema de correas entrecruzadas» (p. 31) una graciosacreaciónléxica:«elpantalóndecastidad»(p.32).

    Puedesorprenderque,alhablardelmatrimoniodeJoséArcadioBuendíayÚrsulaIguarán, en la versión definitiva prescinda el autor de un inciso que aparecía enMundoNuevo,«porquelasdosfamiliasestabanenredadasenunaconfusamarañadeconsanguinidad»,presagiode la imagendespués recurrentede«los laberintosde lasangre».Desaparecen también en la lista de las síntesis queMelquíades hace paraJoséArcadioBuendía(p.12) losLibrosdelsaberdeastronomíadedonAlfonsoelSabio, así como en la referencia a la poca atención que el fundador deMacondoprestaba a los hijos (p. 25) la afirmaciónde que «quienes lo conocían bien habíanllegadoacreerqueodiabaalosniñosinclusivealossuyos,perolarealidaderaquenunca había tenido una nota precisa de su existencia». Allí mismo consideraba lainfanciacomo«laetapamásabsurdade lavidapor la faltadelusode razón»,quepasaaser,sincalificaciónpeyorativa,«unperíododeinsuficienciamental»(p.25).

    EnalgunaocasióndeclaróGarcíaMárquez:«soyesclavodeunrigorperfeccionista;hasta un error de mecanografía me altera como un error de creación». Resultaba,pues,difícilcreerque,alcorregirlasgaleradasdelaprimeraedicióndeCienañosdesoledad, no hubiera cambiado más que un par de palabras, como, en su juegopermanentedeborrarhuellasydespistaraloscríticos,parecequetambiéndijo.

    El21deseptiembrede2001«SubastasVelázquez»pusoenventalaspruebasdeimprentadeCienañosdesoledadcorregidasporGarcíaMárquez:undocumentode180folios,con1026correccionesdesupuñoyletra.Elcatálogoreproducíaunodeesosfolioseindicabaque,juntoalacorreccióndeerratasconsideradas«normales»en cualquier publicación —las que un corrector de pruebas detecta y subsanadirectamente—,habíaotrasquesuponíanenmiendasdeestilo—deltipo,digamos,delasqueacabamosdereseñarenelcotejodelosanticipospublicadosconanterioridada laprimeraedición,ydeesamisma—,yquealgunaspocaseranmás importantes

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  • aún: por ejemplo, el calificativo de «amarillas» añadido sistemáticamente a lasmariposasqueacompañanaMauricioBabiloniahastasumuerte.

    Lasubastaquedódesiertaylasgaleradasvolvieronalacajafuertedeunbanco.EstaeslahistoriacontadaporGarcíaMárquezeneldiarioElPaís,el15dejuliode2001.Corrigió,enefecto,laspruebasdeimprentay,terminadayalatarea,lasllevóundíaaunareunióndeamigosqueelcineastaLuisAlcorizaysumujerorganizaronenMéxicoD.F,enhonordeLuisBuñuel,elcual«tejiótodaclasedeespeculacionesmagistralessobreelartedecorregir,noparamejorarsinoparaesconder».Quedóelanfitrión tan fascinado que García Márquez decidió allí mismo dedicarles lasgaleradasaélyasuesposaJanet.Bastantesañosdespués,enlamismacasa,alguienhizolabromadedecircuántovaldríanaquellasgaleradascorregidas,yLuisAlcorizajuróque él preferíamorirse«antesquevender esta joyadedicadaporuna amigo».Conmovido,volvióGarcíaMárquezaratificarladonación.FallecidoelmatrimonioAlcoriza,lasheredóHéctorDelgado,quefueparaelloscomounhijo,yque,contodalegitimidad,lassacóasubasta.Ensupodersiguen.

    DeellashabíahechoGarcíaMárquezsacarunalistacopiadaamáquina,líneaporlínea,dosdecuyascopiasremitióalaEditorialSudamericana.

    Aparecióellibroenmayode1967y,apenaslotuvieronenlamano,diceGarcíaMárquezqueélysuesposarompieron«eloriginalacribilladoquePerautilizóparalascopias»,«paraquenadiepudieradescubrir los trucosdesucarpinteríasecreta».EnVivirparacontarlacuentaquedonRamónVinyes,el libreroyprofesorcatalán,personaje también de Cien años de soledad, le dijo el día en que le enseñó elcomienzodesusegundanovela:«Leagradezcosudeferenciayvoyacorresponderleconunconsejo:nomuestrenuncaanadieelborradordealgoqueestéescribiendo».«Loseguísiemprealpiedelaletra»,añadeGarcíaMárquez.Enciertomodopuedeconsiderarse que las galeradas corregidas formanparte del conjunto de borradores.Tal vez, el novelista lo pensó así en aquel momento. Francisco Porrúa, directorentoncesdelaEditorialSudamericana,aseguraqueélnoconservaningunadelasdoscopiasdepruebasdeimprenta.

    La primera edición fue, desde luego, una estupenda edición y nosotros no hemosdudadoenningúnmomentoseguirla,perfeccionándolaenloposible.Porque,enella,conindependenciadeuntruequedelíneasquedificultabaelsentidoyquelapropiaeditorialcorrigióaladvertirlo(p.99),sedeslizaronerratasobvias,queotroseditoresposteriores han tratado de corregir con desigual acierto. Tras un detallado análisishemoselaboradounalistadelasque,anuestrojuicio,eranerratassegurasyotraqueincluía casos dudosos. Ambas fueron sometidas a la decisión del autor, que,revisando,además,latotalidaddelaspruebasdeimprenta,añadióotrascorrecciones,convoluntaddefijareltexto.

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  • Quedaasíeliminadoelúltimovestigiosupervivientedelseseo—sirioporcirio(p.216)—yseajustanalgunasconcordancias:degénero—«Escupióelespectacularmontón demonedas […] los tres desconocidos fueran a reclamarlo» (p. 223); «elfantasma de la nave corsaria» (p. 112)— y de número—«para que los enfermossupieran que estaban sanos» (p. 59); «lemantenía limpios de piojos y liendres loscabellosy labarba» (p.107)—.Enalgúncaso la eleccióndeunaconcordanciadesentido viene a subrayar la expresividad: «Salúdame a mi gente y diles que nosvemoscuandoescampe»(p.363).Lainclusióndeunpronombrepersonalbastaparacrearunaimagendegranfuerza.LocamenteenamoradodeAmaranta,Aurelianonologra liberarsedesu imagennienlosmomentosmásdurosde laguerra:«mientrasmás revolcaba su imagenenelmuladarde laguerra,más laguerra se leparecíaaAmaranta»(p.175).

    Sialgunoscambiosverbalesrespondenapreferenciasdeestilo—«si lohubieracontado aÚrsula la hubiera puesto a dormir» pasa a ser «si lo hubiera contado aÚrsulalahabría…»(p.406)—,algúnotrorespondealpropósitodeexactitudlógica:«NiaélniaFernandaselesocurriópensarnuncaquesucorrespondenciafuera[porerror]unintercambiodefantasías»(p.417).

    Preocupadosiemprepor laadecuacióndel léxicoelegidoal registrohabitualdelos hablantes o a la situación que se describe, GarcíaMárquez prefiere hablar deleguasenvezdekilómetros(p.205),yponeenbocadeÚrsulaque«nuncasesabequéquierencomerlosquevienen»(p.263),evitandoeltérminoforasteros.Yporesamisma razón de adecuación, en elmonólogo, «cantaleta», de Fernanda del Carpiódecidereponerensuliteralidadelviejodichocastellanoenlareferenciaaque«hastaAmaranta, que en paz descanse, había dicho de viva voz que ella era de los queconfundíanelculo con las témporas» (p.367),cambiandoel textoquehablabadelrecto.CobraasísentidoqueFernandadigaarenglónseguido:«benditoseaDios,quépalabras».

    Apartede reponeralgunoselementosgramaticalesnecesarios—«lacomidaqueAureliano le dejaba tapada en el rescoldo» (p. 408)—, se incluyen cambiosestilísticosdeordenación:«Unacalurosamadrugadadespertaronambosalarmados»,por«ambosdespertaron»(p.424),yotrosqueobedecenarazonesdemayorexactitudde correlación: Gastón y Amaranta Úrsula «empezaron a amarse a 500metros dealtura[…]ymássesentíancompenetradoscuantomásminúsculosibanhaciéndoselosseresdelatierra»(p.431),envezde«mientrasmásminúsculos…».

    Hay algunas supresiones significativas. Así, en el relato de la llegada delferrocarril a Macondo desaparece la indicación «por primera vez» en «el trenadornadodefloresquellegabaconochomesesderetraso»(p.256).Eliminatambiénel autor un calificativo que, ciertamente, podía parecer poco adecuado: yermos,referidoalos«salonesdebaileadornadosconpiltrafasdeguirnaldas»(p.375).

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  • Se subsana, finalmente, un error de redacción: Aureliano Segundo «pensabaentoncesenencontrarunoficioquelepermitierasostenerunacasaparaPetraCotes»(p.221),no,comoseleíaantes,«paraFernanda».

    EnVivirparacontarlahablaGabrielGarcíaMárquezde«midramapersonalconlaortografía».«Aúnhoy—añade—,condiecisietelibrospublicados,loscorrectoresdemis pruebas de imprenta me honran con la galantería de corregir mis errores deortografíacomosimpleserratas»(p.219).

    Nohasidoelcaso.Élhamodificadoenalgunoslugaresdeltextolapuntuación,yla acentuación ha sido normalizada. Con ello, y desde la conciencia de que todaediciónes,pordefinición,mejorable,esperamosqueestaseadignadelhomenajequequeremosrendiraGabrielGarcíaMárquezconmotivodesuochentacumpleañosydeloscuarentadelapublicacióndesugrannovela.

    NOTA:En el proceso de preparación del texto y delGlosario final de esta edición ha trabajado un grupo de

    académicos españoles—VíctorGarcía de laConchay JoséAntonioPascual—y colombianos—JaimeBernal

    Leon-gómez,EdilbertoCruzEspejo y JuanCarlosVergaraSilva—. Integran el equipo básico de lexicógrafos,

    bajolaeficazcoordinacióndeCarlosDomínguez,AbrahamMadroñalyJuliánGimeno(España)yMaríaClara

    Henríquez (Colombia). En la gestión de la colaboración interacadémica ha prestado una decisiva ayuda Pilar

    Llull,delGabinetedelaPresidenciadelaAsociación.AtodosellosquierenexpresarlaRealAcademiaEspañola

    ylaAsociacióndeAcademiaslamássinceragratitud

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  • M uchosañosdespués,frentealpelotóndefusilamiento,elcoronelAurelianoBuendíahabíade recordaraquella tarde remotaenquesupadre lo llevóaconocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro ycañabravaconstruidasalaorilladeunríodeaguasdiáfanasqueseprecipitabanporunlechodepiedraspulidas,blancasyenormescomohuevosprehistóricos.Elmundoera tan reciente, quemuchas cosas carecían de nombre, y paramencionarlas habíaque señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia degitanosdesarrapadosplantabasucarpacercadelaaldea,yconungrandealborotodepitosytimbalesdabanaconocerlosnuevosinventos.Primerollevaronelimán.Ungitano corpulento, de barbamontaraz ymanos de gorrión, que se presentó con elnombredeMelquíades,hizounatruculentademostraciónpúblicadeloqueélmismollamabalaoctavamaravilladelossabiosalquimistasdeMacedonia.Fuedecasaencasa arrastrandodos lingotesmetálicos, y todo elmundo se espantó al ver que loscalderos,laspailas,lastenazasylosanafessecaíandesusitio,ylasmaderascrujíanporladesesperacióndelosclavosylostornillostratandodedesenclavarse,yaunlosobjetos perdidos desde hacíamucho tiempo aparecían por dondemás se les habíabuscado,ysearrastrabanendesbandadaturbulentadetrásdelosfierrosmágicosdeMelquíades.«Lascosastienenvidapropia—pregonabaelgitanoconásperoacento—, todo es cuestión de despertarles el ánima». José Arcadio Buendía, cuyadesaforadaimaginaciónibasiempremáslejosqueelingeniodelanaturaleza,yaunmásalládelmilagroylamagia,pensóqueeraposibleservirsedeaquellainvencióninútilparadesentrañarelorodelatierra.Melquíades,queeraunhombrehonrado,leprevino:«Paraesonosirve».PeroJoséArcadioBuendíanocreíaenaqueltiempoenlahonradezde losgitanos,asíquecambiósumuloyunapartidadechivospor losdoslingotesimantados.ÚrsulaIguarán,sumujer,quecontabaconaquellosanimalesparaensanchareldesmedradopatrimoniodoméstico,noconsiguiódisuadirlo.«Muyprontohadesobrarnosoroparaempedrarlacasa»,replicósumarido.Durantevariosmesesseempeñóendemostrarelaciertodesusconjeturas.Explorópalmoapalmolaregión,inclusiveelfondodelrío,arrastrandolosdoslingotesdehierroyrecitandoenvozaltaelconjurodeMelquíades.LoúnicoquelogródesenterrarfueunaarmaduradelsigloXVcontodassuspartessoldadasporuncascotedeóxido,cuyointeriortenía

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  • la resonancia huecadeun enorme calabazo llenodepiedras.Cuando JoséArcadioBuendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la armadura,encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello unrelicariodecobreconunrizodemujer.

    En marzo volvieron los gitanos. Esta vez llevaban un catalejo y una lupa deltamañodeuntambor,queexhibieroncomoelúltimodescubrimientodelosjudíosdeÁmsterdam.Sentaronunagitanaenunextremodelaaldeaeinstalaronelcatalejoala entrada de la carpa. Mediante el pago de cinco reales, la gente se asomaba alcatalejo y veía a la gitana al alcance de su mano. «La ciencia ha eliminado lasdistancias», pregonabaMelquíades. «Dentro de poco, el hombre podrá ver lo queocurreencualquierlugardelatierra,sinmoversedesucasa».Unmediodíaardientehicieronunaasombrosademostraciónconlalupagigantesca:pusieronunmontóndehierbasecaenmitaddelacalleyleprendieronfuegomediantelaconcentracióndelos rayos solares. JoséArcadioBuendía, que aún no acababa de consolarse por elfracasode sus imanes, concibió la ideadeutilizar aquel invento comoun armadeguerra.Melquíades, otra vez, trató de disuadirlo. Pero terminó por aceptar los doslingotesimantadosytrespiezasdedinerocolonialacambiodelalupa.Úrsulalloródeconsternación.Aqueldineroformabapartedeuncofredemonedasdeoroquesupadrehabíaacumuladoen todaunavidadeprivaciones,yqueellahabíaenterradodebajo de la cama en espera de una buena ocasión para invertirlas. José ArcadioBuendía no trató siquiera de consolarla, entregado por entero a sus experimentostácticosconlaabnegacióndeuncientíficoyaunariesgodesupropiavida.Tratandode demostrar los efectos de la lupa en la tropa enemiga, se expuso élmismo a laconcentracióndelosrayossolaresysufrióquemadurasqueseconvirtieronenúlcerasytardaronmuchotiempoensanar.Antelasprotestasdesumujer,alarmadaportanpeligrosa inventiva, estuvo a punto de incendiar la casa.Pasaba largas horas en sucuarto,haciendocálculos sobre lasposibilidadesestratégicasde suarmanovedosa,hastaquelogrócomponerunmanualdeunaasombrosaclaridaddidácticayunpoderde convicción irresistible. Lo envió a las autoridades acompañado de numerosostestimonios sobre sus experiencias y de varios pliegos de dibujos explicativos, alcuidado de un mensajero que atravesó la sierra, se extravió en pantanosdesmesurados,remontóríostormentososyestuvoapuntodeperecerbajoelazotedelasfieras,ladesesperaciónylapeste,antesdeconseguirunarutadeenlaceconlasmulasdelcorreo.Apesardequeelviajealacapitaleraenaqueltiempopocomenosque imposible, José Arcadio Buendía prometía intentarlo tan pronto como se loordenaraelgobierno,conelfindehacerdemostracionesprácticasdesuinventoantelos poderes militares, y adiestrarlos personalmente en las complicadas artes de laguerrasolar.Durantevariosañosesperólarespuesta.Porúltimo,cansadodeesperar,selamentóanteMelquíadesdelfracasodesuiniciativa,yelgitanodioentoncesuna

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  • pruebaconvincentedehonradez:ledevolviólosdoblonesacambiodelalupa,yledejó además unosmapas portugueses y varios instrumentos de navegación. De supuñoy letraescribióunaapretadasíntesisde losestudiosdelmonjeHermann,quedejóasudisposiciónparaquepudieraservirsedelastrolabio,labrújulayelsextante.JoséArcadioBuendíapasó los largosmesesde lluviaencerradoenuncuartitoqueconstruyó en el fondo de la casa para que nadie perturbara sus experimentos.Habiendoabandonadoporcompletolasobligacionesdomésticas,permaneciónochesenterasenelpatiovigilandoelcursodelosastros,yestuvoapuntodecontraerunainsolación por tratar de establecer un método exacto para encontrar el mediodía.Cuandosehizoexpertoenelusoymanejodesusinstrumentos,tuvounanocióndelespacioquelepermitiónavegarpormaresincógnitos,visitarterritoriosdeshabitadosytrabarrelaciónconseresespléndidos,sinnecesidaddeabandonarsugabinete.Fueesa laépocaenqueadquirióelhábitodehablarasolas,paseándosepor lacasasinhacercasodenadie,mientrasÚrsulay losniñossepartíanelespinazoenlahuertacuidandoelplátanoylamalanga,layucayelñame,laahuyamaylaberenjena.Depronto,sinningúnanuncio,suactividadfebrilseinterrumpióyfuesustituidaporunaespeciedefascinación.Estuvovariosdíascomohechizado,repitiéndoseasímismoen voz baja un sartal de asombrosas conjeturas, sin dar crédito a su propioentendimiento.Porfin,unmartesdediciembre,a lahoradelalmuerzo,soltódeungolpetodalacargadesutormento.Losniñoshabíanderecordarporelrestodesuvida la augusta solemnidad con que su padre se sentó a la cabecera de la mesa,temblando de fiebre, devastado por la prolongada vigilia y por el encono de suimaginación,ylesrevelósudescubrimiento:

    —Latierraesredondacomounanaranja.Úrsula perdió la paciencia. «Si has de volverte loco, vuélvete tú solo», gritó.

    «Perono tratesde inculcara losniños tus ideasdegitano». JoséArcadioBuendía,impasible,nosedejóamedrentarporladesesperacióndesumujer,queenunraptodecóleraledestrozóelastrolabiocontraelsuelo.Construyóotro,reunióenelcuartitoalos hombres del pueblo y les demostró, con teorías que para todos resultabanincomprensibles, la posibilidad de regresar al punto de partida navegando siemprehaciaelOriente.TodalaaldeaestabaconvencidadequeJoséArcadioBuendíahabíaperdidoeljuicio,cuandollegóMelquíadesaponerlascosasensupunto.Exaltóenpúblicolainteligenciadeaquelhombrequeporpuraespeculaciónastronómicahabíaconstruido una teoría ya comprobada en la práctica, aunque desconocida hastaentonces enMacondo, y comouna prueba de su admiración le hizo un regalo quehabíadeejercerunainfluenciaterminanteenelfuturodelaaldea:unlaboratoriodealquimia.

    Paraesaépoca,Melquíadeshabíaenvejecidoconunarapidezasombrosa.EnsusprimerosviajesparecíatenerlamismaedaddeJoséArcadioBuendía.Peromientras

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  • este conservaba su fuerza descomunal, que le permitía derribar un caballoagarrándoloporlasorejas,elgitanoparecíaestragadoporunadolenciatenaz.Era,enrealidad,elresultadodemúltiplesyrarasenfermedadescontraídasensusincontablesviajes alrededor del mundo. Según él mismo le contó a José Arcadio Buendíamientras lo ayudaba a montar el laboratorio, la muerte lo seguía a todas partes,husmeándole los pantalones, pero sin decidirse a darle el zarpazo final. Era unfugitivo de cuantas plagas y catástrofes habían flagelado al género humano.Sobrevivió a la pelagra en Persia, al escorbuto en el archipiélago deMalasia, a lalepra enAlejandría, al beriberi en el Japón, a la peste bubónica enMadagascar, alterremoto de Sicilia y a un naufragiomultitudinario en el estrecho deMagallanes.Aquel ser prodigioso que decía poseer las claves de Nostradamus, era un hombrelúgubre, envuelto enun aura triste, conunamirada asiáticaqueparecía conocer elotroladodelascosas.Usabaunsombrerograndeynegro,comolasalasextendidasdeuncuervo,yunchalecodeterciopelopatinadoporelverdíndelossiglos.Peroapesardesuinmensasabiduríaydesuámbitomisterioso,teníaunpesohumano,unacondiciónterrestrequelomanteníaenredadoenlosminúsculosproblemasdelavidacotidiana. Se quejaba de dolencias de viejo, sufría por los más insignificantespercanceseconómicosyhabíadejadode reírdesdehacíamucho tiempo,porqueelescorbuto le había arrancado los dientes. El sofocantemediodía en que reveló sussecretos,JoséArcadioBuendíatuvolacertidumbredequeaqueleraelprincipiodeunagrandeamistad.Losniñosseasombraronconsusrelatosfantásticos.Aureliano,quenoteníaentoncesmásdecincoaños,habíaderecordarloporelrestodesuvidacomo lo vio aquella tarde, sentado contra la claridadmetálica y reverberante de laventana,alumbrandoconsuprofundavozdeórganolosterritoriosmásoscurosdelaimaginación,mientras chorreabapor sus sienes lagrasaderretidapor el calor. JoséArcadio,suhermanomayor,habíadetransmitiraquellaimagenmaravillosa,comounrecuerdo hereditario, a toda su descendencia. Úrsula, en cambio, conservó unmalrecuerdodeaquellavisita,porqueentróalcuartoenelmomentoenqueMelquíadesrompiópordistracciónunfrascodebiclorurodemercurio.

    —Eselolordeldemonio—dijoella.—Enabsoluto—corrigióMelquíades—.Estácomprobadoqueeldemoniotiene

    propiedadessulfúricas,yestonoesmásqueunpocodesolimán.Siempre didáctico, hizo una sabia exposición sobre las virtudes diabólicas del

    cinabrio,peroÚrsulanolehizocaso,sinoquesellevólosniñosarezar.Aquelolormordiente quedaría para siempre en su memoria, vinculado al recuerdo deMelquíades.

    El rudimentario laboratorio —sin contar una profusión de cazuelas, embudos,retortas,filtrosycoladores—estabacompuestoporunatanorprimitivo,unaprobetadecristaldecuello largoyangosto, imitacióndelhuevo filosófico,yundestilador

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  • construidopor lospropiosgitanos según lasdescripcionesmodernasdelalambiquedetresbrazosdeMaríalaJudía.Ademásdeestascosas,Melquíadesdejómuestrasdelos siete metales correspondientes a los siete planetas, las fórmulas de Moisés yZósimoparaeldobladodeloro,yunaseriedeapuntesydibujossobrelosprocesosdel Gran Magisterio, que permitían a quien supiera interpretarlos intentar lafabricaciónde lapiedra filosofal.Seducidopor la simplicidadde las fórmulasparadoblar el oro, JoséArcadioBuendía cortejó aÚrsula durante varias semanas, paraque le permitiera desenterrar sus monedas coloniales y aumentarlas tantas vecescomoeraposiblesubdividirelazogue.Úrsulacedió,comoocurríasiempre,ante lainquebrantableobstinacióndesumarido.EntoncesJoséArcadioBuendíaechótreintadoblonesenunacazuela,ylosfundióconraspaduradecobre,oropimente,azufreyplomo.Pusoahervirtodoafuegovivoenuncalderodeaceitedericinohastaobtenerunjarabeespesoypestilentemásparecidoalcaramelovulgarquealoromagnífico.En azarosos y desesperados procesos de destilación, fundida con los sietemetalesplanetarios, trabajada con elmercurioherméticoy el vitriolodeChipre, yvuelta acocerenmantecadecerdoafaltadeaceitederábano,lapreciosaherenciadeÚrsulaquedóreducidaaunchicharróncarbonizadoquenopudoserdesprendidodelfondodelcaldero.

    Cuando volvieron los gitanos, Úrsula había predispuesto contra ellos a toda lapoblación.Perolacuriosidadpudomásqueeltemor,porqueaquellavezlosgitanosrecorrieron laaldeahaciendounruidoensordecedorcontodaclasede instrumentosmúsicos,mientraselpregoneroanunciabalaexhibicióndelmásfabulosohallazgodelosnasciancenos.Demodoquetodoelmundosefuealacarpa,ymedianteelpagode un centavo vieron un Melquíades juvenil, repuesto, desarrugado, con unadentadura nueva y radiante. Quienes recordaban sus encías destruidas por elescorbuto, susmejillas fláccidas y sus labiosmarchitos, se estremecieron de pavoranteaquellapruebaterminantedelospoderessobrenaturalesdelgitano.Elpavorseconvirtió enpánicocuandoMelquíades se sacó losdientes, intactos, engastados enlas encías, y se los mostró al público por un instante—un instante fugaz en quevolvióaserelmismohombredecrépitode losañosanteriores—yse lospusootravez y sonrió de nuevo con un dominio pleno de su juventud restaurada. Hasta elpropioJoséArcadioBuendíaconsideróquelosconocimientosdeMelquíadeshabíanllegado a extremos intolerables, pero experimentóun saludable alborozo cuando elgitanoleexplicóasolaselmecanismodesudentadurapostiza.Aquelloleparecióalaveztansencilloyprodigioso,quedelanochealamañanaperdiótodointerésenlas investigacionesde alquimia; sufrióunanueva crisis demal humor, novolvió acomerenformaregularysepasabaeldíadandovueltasporlacasa.«Enelmundoestánocurriendocosas increíbles», ledecía aÚrsula.«Ahímismo,alotro ladodelrío,haytodaclasedeaparatosmágicos,mientrasnosotrosseguimosviviendocomo

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  • losburros».QuienesloconocíandesdelostiemposdelafundacióndeMacondo,seasombrabandecuántohabíacambiadobajolainfluenciadeMelquíades.

    Alprincipio,JoséArcadioBuendíaeraunaespeciedepatriarcajuvenil,quedabainstrucciones para la siembra y consejos para la crianza de niños y animales, ycolaborabacontodos,auneneltrabajofísico,paralabuenamarchadelacomunidad.Puestoquesucasafuedesdeelprimermomentolamejordelaaldea,lasotrasfueronarregladas a su imagen y semejanza. Tenía una salita amplia y bien iluminada, uncomedorenformadeterrazaconfloresdecoloresalegres,dosdormitorios,unpatiocon un castaño gigantesco, un huerto bien plantado y un corral donde vivían encomunidad pacífica los chivos, los cerdos y las gallinas. Los únicos animalesprohibidosnosoloenlacasa,sinoentodoelpoblado,eranlosgallosdepelea.

    LalaboriosidaddeÚrsulaandabaalaparconladesumarido.Activa,menuda,severa,aquellamujerdenerviosinquebrantables,aquienenningúnmomentodesuvida se la oyó cantar, parecía estar en todas partes desde el amanecer hasta muyentradalanoche,siempreperseguidaporelsuavesusurrodesuspollerinesdeolán.Graciasaella,lospisosdetierragolpeada,losmurosdebarrosinencalar,losrústicosmuebles de madera construidos por ellos mismos estaban siempre limpios, y losviejosarconesdondeseguardabalaropaexhalabanuntibioolordealbahaca.

    JoséArcadioBuendía,queeraelhombremásemprendedorqueseveríajamásenlaaldea,habíadispuestodetalmodolaposicióndelascasas,quedesdetodaspodíallegarsealríoyabastecersedeaguaconigualesfuerzo,ytrazólascallescontanbuensentidoqueningunacasarecibíamássolqueotraalahoradelcalor.Enpocosaños,Macondo fue una aldeamás ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidashastaentoncesporsus300habitantes.Eraenverdadunaaldeafeliz,dondenadieeramayordetreintaañosydondenadiehabíamuerto.

    Desde los tiempos de la fundación, JoséArcadioBuendía construyó trampas yjaulas.Enpoco tiempo llenóde turpiales, canarios, azulejosypetirrojosno solo lapropiacasa,sinotodaslasdelaaldea.Elconciertodetantospájarosdistintosllegóaser tanaturdidor,queÚrsulase tapó losoídosconceradeabejasparanoperderelsentido de la realidad.La primera vez que llegó la tribu deMelquíades vendiendobolasdevidrioparaeldolordecabeza,todoelmundosesorprendiódequehubieranpodido encontrar aquella aldea perdida en el sopor de la ciénaga, y los gitanosconfesaronquesehabíanorientadoporelcantodelospájaros.

    Aquelespíritudeiniciativasocialdesaparecióenpocotiempo,arrastradopor lafiebre de los imanes, los cálculos astronómicos, los sueños de trasmutación y lasansiasdeconocerlasmaravillasdelmundo.Deemprendedorylimpio,JoséArcadioBuendíaseconvirtióenunhombredeaspectoholgazán,descuidadoenelvestir,conunabarbasalvajequeÚrsulalograbacuadraraduraspenasconuncuchillodecocina.Nofaltóquienloconsideraravíctimadealgúnextrañosortilegio.Perohastalosmás

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  • convencidos de su locura abandonaron trabajo y familias para seguirlo, cuando seechó al hombro sus herramientas de desmontar, y pidió el concurso de todos paraabrirunatrochaquepusieraaMacondoencontactoconlosgrandesinventos.

    JoséArcadioBuendíaignorabaporcompletolageografíadelaregión.Sabíaquehacia el oriente estaba la sierra impenetrable, y al otro lado de la sierra la antiguaciudad deRiohacha, donde en épocas pasadas—según le había contado el primerAureliano Buendía, su abuelo— sir Francis Drake se daba al deporte de cazarcaimanesacañonazos,queluegohacíaremendaryrellenardepajaparallevárselosalareinaIsabel.Ensujuventud,élysushombres,conmujeresyniñosyanimalesytodaclasedeenseresdomésticos,atravesaronlasierrabuscandounasalidaalmar,yalcabodeveintiséismesesdesistierondelaempresayfundaronaMacondoparanotenerqueemprenderelcaminoderegreso.Era,pues,unarutaquenoleinteresaba,porquesolopodíaconducirloalpasado.Alsurestabanlospantanos,cubiertosdeunaeternanatavegetal,yelvastouniversodelaciénagagrande,quesegúntestimoniodelosgitanoscarecíade límites.Laciénagagrandeseconfundíaaloccidenteconunaextensiónacuáticasinhorizontes,dondehabíacetáceosdepieldelicadaconcabezaytorso de mujer, que perdían a los navegantes con el hechizo de sus tetasdescomunales. Los gitanos navegaban seismeses por esa ruta antes de alcanzar elcinturóndetierrafirmepordondepasabanlasmulasdelcorreo.DeacuerdoconloscálculosdeJoséArcadioBuendía,laúnicaposibilidaddecontactoconlacivilizaciónera la ruta del norte.Demodo que dotó de herramientas de desmonte y armas decaceríaalosmismoshombresqueloacompañaronenlafundacióndeMacondo;echóen una mochila sus instrumentos de orientación y sus mapas, y emprendió latemerariaaventura.

    Losprimerosdíasno encontraronunobstáculo apreciable.Descendieronpor lapedregosa ribera del río hasta el lugar en que años antes habían encontrado laarmadura del guerrero, y allí penetraron al bosque por un sendero de naranjossilvestres.Al término de la primera semana,mataron y asaron un venado, pero seconformaronconcomerlamitadysalarelrestoparalospróximosdías.Tratabandeaplazarconesaprecauciónlanecesidaddeseguircomiendoguacamayas,cuyacarneazulteníaunásperosabordealmizcle.Luego,durantemásdediezdías,novolvierona ver el sol. El suelo se volvió blando y húmedo, como ceniza volcánica, y lavegetaciónfuecadavezmásinsidiosaysehicieroncadavezmáslejanoslosgritosdelospájarosy labullarangade losmonos,yelmundosevolvió tristeparasiempre.Loshombresdelaexpediciónsesintieronabrumadosporsusrecuerdosmásantiguosenaquelparaísodehumedadysilencio,anterioralpecadooriginal,dondelasbotasse hundían en pozos de aceites humeantes y los machetes destrozaban liriossangrientosy salamandrasdoradas.Duranteunasemana,casi sinhablar, avanzaroncomosonámbulosporununiversodepesadumbre,alumbradosapenasporunatenue

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  • reverberacióndeinsectosluminososyconlospulmonesagobiadosporunsofocanteolordesangre.Nopodíanregresar,porquelatrochaqueibanabriendoasupasosevolvíaacerrarenpocotiempo,conunavegetaciónnuevaquecasiveíancrecerantesus ojos. «No importa», decía JoséArcadioBuendía. «Lo esencial es no perder laorientación».Siemprependientedelabrújula,siguióguiandoasushombreshaciaelnorteinvisible,hastaquelograronsalirdelaregiónencantada.Eraunanochedensa,sin estrellas, pero la oscuridad estaba impregnada por un aire nuevo y limpio.Agotadosporlaprolongadatravesía,colgaronlashamacasydurmieronafondoporprimera vez en dos semanas. Cuando despertaron, ya con el sol alto, se quedaronpasmadosde fascinación.Frenteaellos, rodeadodehelechosypalmeras,blancoypolvoriento en la silenciosa luz de la mañana, estaba un enorme galeón español.Ligeramente volteado a estribor, de su arboladura intacta colgaban las piltrafasescuálidasdelvelamen,entrejarciasadornadasdeorquídeas.Elcasco,cubiertoconunatersacorazaderémorapetrificadaymusgotierno,estabafirmementeenclavadoen un suelo de piedras. Toda la estructura parecía ocupar un ámbito propio, unespaciodesoledadydeolvido,vedadoalosviciosdeltiempoyalascostumbresdelospájaros.Enelinterior,quelosexpedicionariosexploraronconunfervorsigiloso,nohabíanadamásqueunapretadobosquedeflores.

    Elhallazgodelgaleón,indiciodelaproximidaddelmar,quebrantóelímpetudeJosé Arcadio Buendía. Consideraba como una burla de su travieso destino haberbuscadoelmar sin encontrarlo, al preciode sacrificiosypenalidades sin cuento,yhaberlo encontrado entonces sin buscarlo, atravesado en su camino como unobstáculo insalvable.Muchos añosdespués, el coronelAurelianoBuendía volvió aatravesarlaregión,cuandoerayaunarutaregulardelcorreo,yloúnicoqueencontróde la nave fue el costillar carbonizado enmedio de un campo de amapolas. Soloentonces convencido de que aquella historia no había sido un engendro de laimaginacióndesupadre,sepreguntócómohabíapodidoelgaleónadentrarsehastaese punto en tierra firme. Pero José Arcadio Buendía no se planteó esa inquietudcuandoencontróelmar,alcabodeotroscuatrodíasdeviaje,adocekilómetrosdedistancia del galeón. Sus sueños terminaban frente a ese mar color de ceniza,espumosoysucio,quenomerecíalosriesgosysacrificiosdesuaventura.

    —¡Carajo!—gritó—.Macondoestárodeadodeaguaportodaspartes.LaideadeunMacondopeninsularprevaleciódurantemuchotiempo,inspiradaen

    elmapaarbitrarioquedibujóJoséArcadioBuendíaalregresodesuexpedición.Lotrazóconrabia,exagerandodemalafelasdificultadesdecomunicación,comoparacastigarseasímismoporlaabsolutafaltadesentidoconqueeligióellugar.«Nuncallegaremosaningunaparte»,selamentabaanteÚrsula.«Aquínoshemosdepudrirenvidasinrecibirlosbeneficiosdelaciencia».Esacertidumbre,rumiadavariosmesesenelcuartitodellaboratorio,lollevóaconcebirelproyectodetrasladaraMacondoa

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  • unlugarmáspropicio.Peroestavez,Úrsulaseanticipóasusdesigniosfebriles.Enuna secreta e implacable labor de hormiguita predispuso a lasmujeres de la aldeacontralaveleidaddesushombres,queyaempezabanaprepararseparalamudanza.JoséArcadioBuendíanosupoenquémomento,nienvirtuddequéfuerzasadversas,sus planes se fueron enredando en una maraña de pretextos, contratiempos yevasivas, hasta convertirse en pura y simple ilusión. Úrsula lo observó con unaatención inocente, y hasta sintió por él un poco de piedad, la mañana en que loencontróenelcuartitodelfondocomentandoentredientessussueñosdemudanza,mientrascolocabaensuscajasoriginaleslaspiezasdellaboratorio.Lodejóterminar.Lo dejó clavar las cajas y poner sus iniciales encima con un hisopo entintado, sinhacerleningúnreproche,perosabiendoyaqueélsabía(porqueselooyódecirensussordos monólogos) que los hombres del pueblo no lo secundarían en su empresa.Solo cuando empezó a desmontar la puerta del cuartito, Úrsula se atrevió apreguntarleporqué lohacía,yél lecontestóconunaciertaamargura:«Puestoquenadiequiereirse,nosiremossolos».Úrsulanosealteró.

    —No nos iremos—dijo—.Aquí nos quedamos, porque aquí hemos tenido unhijo.

    —Todavía no tenemos un muerto —dijo él—. Uno no es de ninguna partemientrasnotengaunmuertobajolatierra.

    Úrsulareplicó,conunasuavefirmeza:—Siesnecesarioqueyomemueraparaquesequedenaquí,memuero.JoséArcadioBuendíanocreyóquefueratanrígidalavoluntaddesumujer.Trató

    deseducirlaconelhechizodesufantasía,conlapromesadeunmundoprodigiosodondebastabaconecharunoslíquidosmágicosenlatierraparaquelasplantasdieranfrutosavoluntaddelhombre,ydondesevendíanapreciodebaratillotodaclasedeaparatosparaeldolor.PeroÚrsulafueinsensibleasuclarividencia.

    —En vez de andar pensando en tus alocadas novelerías, debes ocuparte de tushijos—replicó—.Míraloscómoestán,abandonadosalabuenadeDios,igualquelosburros.

    JoséArcadioBuendía tomó al pie de la letra las palabras de sumujer.Miró atravésde laventanayvioa losdosniñosdescalzosen lahuertasoleada,y tuvo laimpresióndequesoloenaquelinstantehabíanempezadoaexistir,concebidosporelconjurodeÚrsula.Algoocurrióentoncesensuinterior;algomisteriosoydefinitivoquelodesarraigódesutiempoactualylollevóaladerivaporunaregióninexploradadelosrecuerdos.MientrasÚrsulaseguíabarriendolacasaqueahoraestabaseguradeno abandonar en el resto de su vida, él permaneció contemplando a los niños conmiradaabsorta,hastaquelosojosselehumedecieronyselossecóconeldorsodelamano,yexhalóunhondosuspiroderesignación.

    —Bueno—dijo—.Dilesquevenganaayudarmeasacarlascosasdeloscajones.

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  • JoséArcadio,elmayordelosniños,habíacumplidocatorceaños.Teníalacabezacuadrada, el pelohirsutoy el carácter voluntariosode supadre.Aunque llevaba elmismoimpulsodecrecimientoyfortalezafísica,yadesdeentonceseraevidentequecarecíadeimaginación.Fueconcebidoydadoaluzdurantelapenosatravesíadelasierra, antes de la fundación deMacondo, y sus padres dieron gracias al cielo alcomprobarqueno teníaningúnórganodeanimal.Aureliano,elprimerserhumanoquenacióenMacondo, ibaacumplirseisañosenmarzo.Erasilenciosoyretraído.Había llorado en el vientre de sumadre y nació con los ojos abiertos.Mientras lecortaban el ombligomovía la cabeza de un lado a otro reconociendo las cosas delcuarto, y examinaba el rostro de la gente con una curiosidad sin asombro. Luego,indiferenteaquienesseacercabanaconocerlo,mantuvolaatenciónconcentradaeneltechodepalma,queparecíaapuntodederrumbarsebajo la tremendapresióndelalluvia.Úrsulanovolvióaacordarsede la intensidaddeesamiradahastaundíaenqueelpequeñoAureliano,alaedaddetresaños,entróalacocinaenelmomentoenqueellaretirabadelfogónyponíaenlamesaunaolladecaldohirviendo.Elniño,perplejoenlapuerta,dijo:«Sevaacaer».Laollaestababienpuestaenelcentrodela mesa, pero tan pronto como el niño hizo el anuncio, inició un movimientoirrevocable hacia el borde, como impulsada por un dinamismo interior, y sedespedazóenelsuelo.Úrsula,alarmada,lecontóelepisodioasumarido,peroestelointerpretócomounfenómenonatural.Así fuesiempre,ajenoa laexistenciadesushijos, en parte porque consideraba la infancia como un período de insuficienciamental, y en parte porque siempre estaba demasiado absorto en sus propiasespeculacionesquiméricas.

    Perodesdelatardeenquellamóalosniñosparaqueloayudaranadesempacarlascosasdellaboratorio,lesdedicósushorasmejores.Enelcuartitoapartado,cuyasparedessefueronllenandopocoapocodemapasinverosímilesygráficosfabulosos,lesenseñóaleeryescribiryasacarcuentas,yleshablódelasmaravillasdelmundono solo hasta donde le alcanzaban sus conocimientos, sino forzando a extremosincreíbles los límites de su imaginación. Fue así como los niños terminaron poraprenderque en el extremomeridionaldelÁfricahabíahombres tan inteligentesypacíficos que su único entretenimiento era sentarse a pensar, y que era posibleatravesar a pie el mar Egeo saltando de isla en isla hasta el puerto de Salónica.Aquellasalucinantessesionesquedaronde talmodoimpresasen lamemoriade losniños,quemuchosañosmástarde,unsegundoantesdequeeloficialdelosejércitosregulares diera la orden de fuego al pelotón de fusilamiento, el coronel AurelianoBuendíavolvióavivirlatibiatardedemarzoenquesupadreinterrumpiólaleccióndefísica,ysequedófascinado,conlamanoenelaireylosojosinmóviles,oyendoaladistancialospífanosytamboresysonajasdelosgitanosqueunavezmásllegabana la aldea, pregonando el último y asombroso descubrimiento de los sabios de

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  • Memphis.Eran gitanos nuevos. Hombres ymujeres jóvenes que solo conocían su propia

    lengua, ejemplares hermosos de piel aceitada ymanos inteligentes, cuyos bailes ymúsicas sembraron en las calles un pánico de alborotada alegría, con sus lorospintadosdetodosloscoloresquerecitabanromanzasitalianas,ylagallinaqueponíaun centenar de huevos de oro al son de la pandereta, y el mono amaestrado queadivinaba el pensamiento, y lamáquinamúltiple que servía almismo tiempo parapegarbotonesybajar la fiebre, y el aparatoparaolvidar losmalos recuerdos, y elemplasto para perder el tiempo, y unmillar de invencionesmás, tan ingeniosas einsólitas, que José Arcadio Buendía hubiera querido inventar la máquina de lamemoriaparapoderacordarsede todas.Enun instante transformaron laaldea.Loshabitantes de Macondo se encontraron de pronto perdidos en sus propias calles,aturdidosporlaferiamultitudinaria.

    Llevandounniñodecadamanoparanoperderloseneltumulto,tropezandoconsaltimbanquisdedientesacorazadosdeoroymalabaristasdeseisbrazos, sofocadopor el confuso aliento de estiércol y sándalo que exhalaba la muchedumbre, JoséArcadioBuendíaandabacomounlocobuscandoaMelquíadesportodaspartes,paraquelerevelaralosinfinitossecretosdeaquellapesadillafabulosa.Sedirigióavariosgitanos que no entendieron su lengua. Por último llegó hasta el lugar dondeMelquíadessolíaplantarsutienda,yencontróunarmeniotaciturnoqueanunciabaencastellanounjarabeparahacerseinvisible.Sehabíatomadodeungolpeunacopadelasustanciaambarina,cuandoJoséArcadioBuendíaseabriópasoaempujonesporentreelgrupoabsortoquepresenciabaelespectáculo,yalcanzóahacerlapregunta.El gitano lo envolvió en el clima atónito de sumirada, antes de convertirse en uncharcodealquitránpestilenteyhumeantesobreelcualquedóflotandolaresonanciadesurespuesta:«Melquíadesmurió».Aturdidoporlanoticia,JoséArcadioBuendíapermaneció inmóvil, tratandode sobreponerse a la aflicción, hasta que el grupo sedispersóreclamadoporotrosartificiosyelcharcodelarmeniotaciturnoseevaporópor completo. Más tarde, otros gitanos le confirmaron que en efecto Melquíadeshabía sucumbidoa las fiebres en losmédanosdeSingapur, y su cuerpohabía sidoarrojado en el lugarmás profundo delmar de Java.A los niños no les interesó lanoticia. Estaban obstinados en que su padre los llevara a conocer la portentosanovedaddelossabiosdeMemphis,anunciadaalaentradadeunatiendaque,segúndecían,pertenecióalreySalomón.Tantoinsistieron,queJoséArcadioBuendíapagólostreintarealesyloscondujohastaelcentrodelacarpa,dondehabíaungigantedetorsopeludoycabezarapada,conunanillodecobreenlanarizyunapesadacadenadehierroeneltobillo,custodiandouncofredepirata.Alserdestapadoporelgigante,el cofre dejó escapar un aliento glacial. Dentro solo había un enorme bloquetransparente,coninfinitasagujasinternasenlascualessedespedazabaenestrellasde

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  • coloreslaclaridaddelcrepúsculo.Desconcertado,sabiendoquelosniñosesperabanunaexplicacióninmediata,JoséArcadioBuendíaseatrevióamurmurar:

    —Eseldiamantemásgrandedelmundo.—No—corrigióelgitano—.Eshielo.JoséArcadioBuendía,sinentender,extendió lamanohaciael témpano,peroel

    giganteselaapartó.«Cincorealesmásparatocarlo»,dijo.JoséArcadioBuendíalospagó, y entonces puso la mano sobre el hielo, y la mantuvo puesta por variosminutos, mientras el corazón se le hinchaba de temor y de júbilo al contacto delmisterio. Sin saber qué decir, pagó otros diez reales para que sus hijos vivieran laprodigiosa experiencia. El pequeño José Arcadio se negó a tocarlo. Aureliano, encambio, dio un paso hacia adelante, puso la mano y la retiró en el acto. «Estáhirviendo»,exclamóasustado.Perosupadrenoleprestóatención.Embriagadoporlaevidenciadelprodigio,enaquelmomentoseolvidódelafrustracióndesusempresasdelirantesydelcuerpodeMelquíadesabandonadoalapetitodeloscalamares.Pagóotros cinco reales, y con la mano puesta en el témpano, como expresando untestimoniosobreeltextosagrado,exclamó:

    —Esteeselgraninventodenuestrotiempo.

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  • C uandoelpirataFrancisDrakeasaltóaRiohacha,enelsigloXVI,labisabueladeÚrsulaIguaránseasustótantoconeltoquederebatoyelestampidodeloscañones,queperdióelcontroldelosnerviosysesentóenunfogónencendido.Lasquemaduras la dejaron convertida enuna esposa inútil para toda la vida.Nopodíasentarsesinodemediolado,acomodadaencojines,yalgoextrañodebióquedarleenelmododeandar,porquenuncavolvióacaminarenpúblico.Renuncióatodaclasede hábitos sociales obsesionada por la idea de que su cuerpo despedía un olor achamusquina.Elalbalasorprendíaenelpatiosinatreverseadormir,porquesoñabaque los ingleses con sus feroces perros de asalto se metían por la ventana deldormitorio y la sometían a vergonzosos tormentos con hierros al rojo vivo. Sumarido,uncomerciantearagonésconquienteníadoshijos,segastómediatiendaenmedicinasyentretenimientosbuscandolamaneradealiviarsusterrores.Porúltimoliquidóelnegocioyllevólafamiliaavivirlejosdelmar,enunarancheríadeindiospacíficossituadaenlasestribacionesdelasierra,dondeleconstruyóasumujerundormitorio sin ventanas para que no tuvieran por donde entrar los piratas de suspesadillas.

    En la escondida rancheríavivíademucho tiempoatrásuncriollo cultivadordetabaco,donJoséArcadioBuendía,conquienelbisabuelodeÚrsulaestablecióunasociedad tanproductivaque enpocos añoshicieronuna fortuna.Varios siglosmástarde,eltataranietodelcriollosecasóconlatataranietadelaragonés.Poreso,cadavezqueÚrsulasesalíadecasillasconlaslocurasdesumarido,saltabaporencimadetrescientos añosde casualidades, ymaldecía la hora enqueFrancisDrake asaltó aRiohacha.Eraunsimplerecursodedesahogo,porqueenverdadestabanligadoshastala muerte por un vínculo más sólido que el amor: un común remordimiento deconciencia.Eranprimosentresí.Habíancrecido juntosen laantigua rancheríaquelosantepasadosdeambostransformaronconsutrabajoysusbuenascostumbresenuno de losmejores pueblos de la provincia. Aunque sumatrimonio era previsibledesde que vinieron al mundo, cuando ellos expresaron la voluntad de casarse suspropiosparientes trataronde impedirlo.Teníanel temordequeaquellos saludablescabosdedosrazassecularmenteentrecruzadaspasaranporlavergüenzadeengendrariguanas.Yaexistíaunprecedentetremendo.UnatíadeÚrsula,casadaconuntíode

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  • José Arcadio Buendía, tuvo un hijo que pasó toda la vida con unos pantalonesenglobadosyflojos,yquemuriódesangradodespuésdehabervividocuarentaydosaños en el más puro estado de virginidad, porque nació y creció con una colacartilaginosaenformadetirabuzónyconunaescobilladepelosenlapunta.Unacoladecerdoquenosedejóvernuncadeningunamujer,yquelecostólavidacuandouncarnicero amigo le hizo el favor de cortársela con una hachuela de destazar. JoséArcadioBuendía, con la ligerezade susdiecinueve años, resolvió el problemaconuna sola frase: «Nome importa tener cochinitos, siempre que puedanhablar».Asíquesecasaronconunafiestadebandaycohetesqueduró tresdías.HubieransidofelicesdesdeentoncessilamadredeÚrsulanolahubieraaterrorizadocontodaclasedepronósticos siniestros sobre sudescendencia, hasta el extremode conseguir querehusaraconsumarelmatrimonio.Temiendoqueelcorpulentoyvoluntariosomaridolaviolaradormida,Úrsulaseponíaantesdeacostarseunpantalónrudimentarioquesu madre le fabricó con lona de velero y reforzado con un sistema de correasentrecruzadas, que se cerraba por delante con una gruesa hebilla de hierro. Asíestuvieron varios meses. Durante el día, él pastoreaba sus gallos de pelea y ellabordabaenbastidorconsumadre.Durantelanoche,forcejeabanvariashorasconunaansiosaviolenciaqueyaparecíaunsustitutodelactodeamor,hastaquelaintuiciónpopularolfateóquealgoirregularestabaocurriendo,ysoltóelrumordequeÚrsulaseguía virgen un año después de casada, porque su marido era impotente. JoséArcadioBuendíafueelúltimoqueconocióelrumor.

    —Yaves,Úrsula,loqueandadiciendolagente—ledijoasumujerconmuchacalma.

    —Déjalosquehablen—dijoella—.Nosotrossabemosquenoescierto.Demodo que la situación siguió igual por otros seismeses, hasta el domingo

    trágicoenqueJoséArcadioBuendíaleganóunapeleadegallosaPrudencioAguilar.Furioso,exaltadoporlasangredesuanimal,elperdedorseapartódeJoséArcadioBuendíaparaquetodalagallerapudieraoírloqueibaadecirle.

    —Tefelicito—gritó—.Aversiporfinesegallolehaceelfavoratumujer.José Arcadio Buendía, sereno, recogió su gallo. «Vuelvo en seguida», dijo a

    todos.Yluego,aPrudencioAguilar:—Ytú,andaatucasayármate,porquetevoyamatar.Diezminutosdespuésvolvióconlalanzacebadadesuabuelo.Enlapuertadela

    gallera,dondesehabíaconcentradomediopueblo,PrudencioAguilarloesperaba.Notuvotiempodedefenderse.LalanzadeJoséArcadioBuendía,arrojadaconlafuerzade un toro y con lamisma dirección certera con que el primerAurelianoBuendíaexterminóa los tigresde la región, le atravesó lagarganta.Esanoche,mientras sevelabaelcadáverenlagallera,JoséArcadioBuendíaentróeneldormitoriocuandosumujerseestabaponiendoelpantalóndecastidad.Blandiendolalanzafrenteaella,

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  • leordenó:«Quítateeso».Úrsulanopusoendudaladecisióndesumarido.«Túserásresponsable de lo que pase»,murmuró. JoséArcadioBuendía clavó la lanza en elpisodetierra.

    —Si has de parir iguanas, criaremos iguanas —dijo—. Pero no habrá másmuertosenestepuebloporculpatuya.

    Era una buena noche de junio, fresca y con luna, y estuvieron despiertos yretozando en la cama hasta el amanecer, indiferentes al viento que pasaba por eldormitorio,cargadoconelllantodelosparientesdePrudencioAguilar.

    El asunto fue clasificado como un duelo de honor, pero a ambos les quedó unmalestaren laconciencia.Unanocheenquenopodíadormir,Úrsulasalióa tomaraguaenelpatioyvioaPrudencioAguilar juntoa la tinaja.Estaba lívido,conunaexpresión muy triste, tratando de cegar con un tapón de esparto el hueco de sugarganta.Noleprodujomiedo,sinolástima.Volvióalcuartoacontarleasuesposoloquehabíavisto,peroélnolehizocaso.«Losmuertosnosalen»,dijo.«Loquepasaesquenopodemosconelpesodelaconciencia».Dosnochesdespués,Úrsulavolvióa ver aPrudencioAguilar en el baño, lavándose con el tapónde esparto la sangrecristalizada del cuello. Otra noche lo vio paseándose bajo la lluvia. José ArcadioBuendía, fastidiadopor las alucinacionesde sumujer, salió al patio armado con lalanza.Allíestabaelmuertoconsuexpresióntriste.

    —Vete al carajo —le gritó José Arcadio Buendía—. Cuantas veces regresesvolveréamatarte.

    PrudencioAguilarnosefue,niJoséArcadioBuendíaseatrevióaarrojarlalanza.Desdeentoncesnopudodormirbien.Loatormentabalainmensadesolaciónconqueelmuertolohabíamiradodesdela lluvia, lahondanostalgiaconqueañorabaalosvivos,laansiedadconqueregistrabalacasabuscandoelaguaparamojarsutapóndeesparto.«Debeestarsufriendomucho»,ledecíaaÚrsula.«Sevequeestámuysolo».Ellaestabatanconmovidaquelapróximavezquevioalmuertodestapandolasollasdelahornillacomprendióloquebuscaba,ydesdeentonceslepusotazonesdeaguapor toda la casa.Unanocheenque lo encontró lavándose lasheridas en supropiocuarto,JoséArcadioBuendíanopudoresistirmás.

    —Estábien,Prudencio—ledijo—.Nosiremosdeestepueblo,lomáslejosquepodamos,ynoregresaremosjamás.Ahoravetetranquilo.

    Fue así como emprendieron la travesía de la sierra. Varios amigos de JoséArcadioBuendía, jóvenes comoél, embullados con la aventura, desmantelaron suscasas y cargaron con sus mujeres y sus hijos hacia la tierra que nadie les habíaprometido. Antes de partir, José Arcadio Buendía enterró la lanza en el patio ydegollóunotrasotrosusmagníficosgallosdepelea,confiandoenqueenesaformaledabaunpocodepazaPrudencioAguilar.LoúnicoquesellevóÚrsulafueunbaúlconsus ropasde reciéncasada,unospocosútilesdomésticosyelcofrecitocon las

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  • piezas de oro que heredó de su padre. No se trazaron un itinerario definido.Solamente procuraban viajar en sentido contrario al camino de Riohacha para nodejarningúnrastroniencontrargenteconocida.Fueunviajeabsurdo.Aloscatorcemeses,conelestómagoestragadoporlacarnedemicoyelcaldodeculebras,Úrsuladioaluzunhijocontodassusparteshumanas.Habíahecholamitaddelcaminoenuna hamaca colgada de un palo que dos hombres llevaban en hombros, porque lahinchazón le desfiguró las piernas, y las várices se le reventaban como burbujas.Aunquedabalástimaverlosconlosvientrestempladosylosojoslánguidos,losniñosresistieron el viaje mejor que sus padres, y la mayor parte del tiempo les resultódivertido. Unamañana, después de casi dos años de travesía, fueron los primerosmortales que vieron la vertiente occidental de la sierra. Desde la cumbre nubladacontemplaron la inmensa llanura acuática de la ciénaga grande, explayada hasta elotro ladodelmundo.Peronuncaencontraronelmar.Unanoche,despuésdevariosmesesdeandarperdidosporentrelospantanos,lejosyadelosúltimosindígenasqueencontraron en el camino, acamparon a la orilla de un río pedregoso cuyas aguasparecíanuntorrentedevidriohelado.Añosdespués,durantelasegundaguerracivil,el coronel Aureliano Buendía trató de hacer aquella misma ruta para tomarse aRiohachaporsorpresa,yalosseisdíasdeviajecomprendióqueeraunalocura.Sinembargo, lanocheenqueacamparonjuntoalrío, lashuestesdesupadreteníanunaspecto de náufragos sin escapatoria, pero su número había aumentado durante latravesía y todos estaban dispuestos (y lo consiguieron) a morirse de viejos. JoséArcadioBuendíasoñóesanochequeenaquellugarselevantabaunaciudadruidosaconcasasdeparedesdeespejo.Preguntóquéciudaderaaquella,ylecontestaronconunnombrequenuncahabíaoído,quenoteníasignificadoalguno,peroquetuvoenelsueño una resonancia sobrenatural: Macondo. Al día siguiente convenció a sushombresdequenuncaencontraríanelmar.Lesordenóderribarlosárbolesparahacerunclarojuntoalrío,enellugarmásfrescodelaorilla,yallífundaronlaaldea.

    José Arcadio Buendía no logró descifrar el sueño de las casas con paredes deespejos hasta el día en que conoció el hielo. Entonces creyó entender su profundosignificado.Pensóqueenunfuturopróximopodríanfabricarsebloquesdehieloengranescala,apartirdeunmaterialtancotidianocomoelagua,yconstruirconelloslasnuevascasasdelaaldea.Macondodejaríadeserunlugarardiente,cuyasbisagrasyaldabassetorcíandecalor,paraconvertirseenunaciudadinvernal.Sinoperseveróen sus tentativas de construir una fábrica de hielo, fue porque entonces estabapositivamente entusiasmado con la educación de sus hijos, en especial la deAureliano,quehabíareveladodesdeelprimermomentounararaintuiciónalquímica.El laboratorio había sidodesempolvado.Revisando las notas deMelquíades, ahoraserenamente, sin la exaltación de la novedad, en prolongadas y pacientes sesionestrataron de separar el oro de Úrsula del cascote adherido al fondo del caldero. El

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  • joven José Arcadio participó apenas en el proceso. Mientras su padre solo teníacuerpoyalmaparaelatanor,elvoluntariosoprimogénito,quesiemprefuedemasiadograndeparasuedad,seconvirtióenunadolescentemonumental.Cambiódevoz.Elbozoselepoblódeunvelloincipiente.UnanocheÚrsulaentróenelcuartocuandoélsequitabalaropaparadormir,yexperimentóunconfusosentimientodevergüenzaypiedad:eraelprimerhombrequeveíadesnudo,despuésdesuesposo,yestabatanbienequipadopara lavida,queleparecióanormal.Úrsula,encintapor terceravez,viviódenuevosusterroresdereciéncasada.

    Poraquel tiempo ibaa lacasaunamujeralegre,deslenguada,provocativa,queayudaba en los oficios domésticos y sabía leer el porvenir en la baraja. Úrsula lehablódesuhijo.Pensabaquesudesproporcióneraalgotandesnaturalizadocomolacoladecerdodelprimo.Lamujersoltóunarisaexpansivaquerepercutióentodalacasacomounreguerodevidrio.«Alcontrario»,dijo.«Seráfeliz».Paraconfirmarsupronóstico llevó los naipes a la casa pocos días después, y se encerró con JoséArcadioenundepósitodegranoscontiguoalacocina.Colocólasbarajasconmuchacalma en un viejo mesón de carpintería, hablando de cualquier cosa, mientras elmuchachoesperabacercadeellamásaburridoqueintrigado.Deprontoextendiólamanoylotocó.«Québárbaro»,dijo,sinceramenteasustada,yfuetodoloquepudodecir. José Arcadio sintió que los huesos se le llenaban de espuma, que tenía unmiedo lánguido y unos terribles deseos de llorar. La mujer no le hizo ningunainsinuación.PeroJoséArcadiolasiguióbuscandotodalanocheenelolordehumoqueellateníaenlasaxilasyqueselequedómetidodebajodelpellejo.Queríaestarcon ella en todomomento, quería que ella fuera sumadre, que nunca salieran delgraneroyqueledijeraquébárbaro,yquelovolvieraatocaryadecirlequébárbaro.Un día no pudo soportar más y fue a buscarla a su casa. Hizo una visita formal,incomprensible,sentadoenlasalasinpronunciarunapalabra.Enesemomentonoladeseó.Laencontrabadistinta,enteramenteajenaa la imagenque inspirabasuolor,como si fuera otra. Tomó el café y abandonó la casa deprimido. Esa noche, en elespantodelavigilia,lavolvióadesearconunaansiedadbrutal,peroentoncesnolaqueríacomoeraenelgranero,sinocomohabíasidoaquellatarde.

    Díasdespués,deunmodointempestivo,lamujerlollamóasucasa,dondeestabasolaconsumadre,ylohizoentrareneldormitorioconelpretextodeenseñarleuntruco de barajas. Entonces lo tocó con tanta libertad que él sufrió una desilusióndespués del estremecimiento inicial, y experimentómásmiedo que placer. Ella lepidió que esa noche fuera a buscarla. Él estuvo de acuerdo, por salir del paso,sabiendoquenoseríacapazdeir.Peroesanoche,enlacamaardiente,comprendióque teníaque irabuscarlaaunquenofueracapaz.Sevistióa tientas,oyendoen laoscuridadlareposadarespiracióndesuhermano,latossecadesupadreenelcuartovecino,elasmadelasgallinasenelpatio,elzumbidodelosmosquitos,elbombode

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  • su corazón y el desmesurado bullicio del mundo que no había advertido hastaentonces,ysalióalacalledormida.Deseabadetodocorazónquelapuertaestuvieraatrancada, y no simplemente ajustada, como ella le había prometido. Pero estabaabierta.Laempujóconlapuntadelosdedosylosgoznessoltaronunquejidolúgubreyarticuladoquetuvounaresonanciaheladaensusentrañas.Desdeelinstanteenqueentró,demedioladoytratandodenohacerruido,sintióelolor.Todavíaestabaenlasalitadondelostreshermanosdelamujercolgabanlashamacasenposicionesqueélignorabayquenopodíadeterminaren las tinieblas,asíque le faltabaatravesarlaatientas,empujarlapuertadeldormitorioyorientarseallídetalmodoquenofueraaequivocarse de cama. Lo consiguió. Tropezó con los hicos de las hamacas, queestaban más bajas de lo que él había supuesto, y un hombre que roncaba hastaentonces se revolvió en el sueño y dijo con una especie de desilusión: «Eramiércoles».Cuandoempujólapuertadeldormitorio,nopudoimpedirquerasparaeldesnivel del piso. De pronto, en la oscuridad absoluta, comprendió con unairremediable nostalgia que estaba completamente desorientado. En la estrechahabitacióndormíanlamadre,otrahijaconelmaridoydosniños,ylamujerquetalveznoloesperaba.Habríapodidoguiarseporelolorsielolornohubieraestadoentodalacasa,tanengañosoyalmismotiempotandefinidocomohabíaestadosiempreen su pellejo. Permaneció inmóvil un largo rato, preguntándose asombrado cómohabíahechoparallegaraeseabismodedesamparo,cuandounamanocontodoslosdedosextendidos,quetanteabaenlastinieblas,letropezólacara.Nosesorprendió,porquesinsaberlolohabíaestadoesperando.Entoncesseconfióaaquellamano,yenunterribleestadodeagotamientosedejóllevarhastaunlugarsinformasdondelequitaronlaropaylozarandearoncomouncostaldepapasylovoltearonalderechoyalrevés,enunaoscuridadinsondableenlaquelesobrabanlosbrazos,dondeyanoolíamásamujer,sinoaamoníaco,ydondetratabadeacordarsedelrostrodeellayseencontrabaconelrostrodeÚrsula,confusamenteconscientedequeestabahaciendoalgoquedesdehacíamuchotiempodeseabaquesepudierahacer,peroquenuncasehabíaimaginadoqueenrealidadsepudierahacer,sinsabercómoloestabahaciendoporquenosabíadóndeestabanlospiesydóndelacabeza,nilospiesdequiénnilacabezadequién,ysintiendoquenopodíaresistirmáselrumorglacialdesusriñonesyelairedesustripas,yelmiedo,yelansiaatolondradadehuiryalmismotiempodequedarseparasiempreenaquelsilencioexasperadoyaquellasoledadespantosa.

    Se llamaba Pilar Ternera. Había formado parte del éxodo que culminó con lafundación deMacondo, arrastrada por su familia para separarla del hombre que lavioló a los catorce años y siguió amándola hasta los veintidós, pero que nunca sedecidióahacerpúblicalasituaciónporqueeraunhombreajeno.Leprometióseguirlahastaelfindelmundo,peromástarde,cuandoarreglarasusasuntos,yellasehabíacansadodeesperarloidentificándolosiempreconloshombresaltosybajos,rubiosy

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  • morenos,quelasbarajasleprometíanporloscaminosdelatierrayloscaminosdelmar,paradentrode tresdías, tresmeseso tresaños.Habíaperdidoen laespera lafuerzadelosmuslos,ladurezadelossenos,elhábitodelaternura,peroconservabaintactalalocuradelcorazón.Trastornadoporaqueljugueteprodigioso,JoséArcadiobuscósu rastro todas lasnochesa travésdel laberintodelcuarto.Enciertaocasiónencontró la puerta atrancada, y tocó varias veces, sabiendo que si había tenido elarrestodetocarlaprimeravezteníaquetocarhastalaúltima,yalcabodeunaesperainterminableellaleabriólapuerta.Duranteeldía,derrumbándosedesueño,gozabaensecretoconlosrecuerdosdelanocheanterior.Perocuandoellaentrabaenlacasa,alegre,indiferente,dicharachera,élnoteníaquehacerningúnesfuerzoparadisimularsu tensión, porque aquella mujer cuya risa explosiva espantaba a las palomas, noteníanadaqueverconelpoderinvisiblequeloenseñabaarespirarhaciadentroyacontrolarlosgolpesdelcorazón,ylehabíapermitidoentenderporquéloshombresletienen miedo a la muerte. Estaba tan ensimismado que ni siquiera comprendió laalegríadetodoscuandosupadreysuhermanoalborotaronlacasaconlanoticiadequehabíanlogradovulnerarelcascotemetálicoysepararelorodeÚrsula.

    En efecto, tras complicadas y perseverantes jornadas, lo habían conseguido.Úrsula estaba feliz, y hasta dio gracias a Dios por la invención de la alquimia,mientras lagentede laaldeaseapretujabaenel laboratorio,y les servíandulcedeguayabacongalletitasparacelebrarelprodigio,yJoséArcadioBuendía lesdejabaverelcrisolconelororescatado,comosiacabaradeinventarlo.Detantomostrarlo,terminófrenteasuhijomayor,queenlosúltimostiemposapenasseasomabaporellaboratorio. Puso frente a sus ojos el mazacote seco y amarillento, y le preguntó:«¿Quéteparece?».JoséArcadio,sinceramente,contestó:

    —Mierdadeperro.Supadreledioconelrevésdelamanounviolentogolpeenlabocaquelehizo

    saltarlasangreylaslágrimas.EsanochePilarTerneralepusocompresasdeárnicaenlahinchazón,adivinandoelfrascoylosalgodonesenlaoscuridad,ylehizotodoloquequisosinqueélsemolestara,paraamarlosinlastimarlo.Lograrontalestadode intimidad que un momento después, sin darse cuenta, estaban hablando enmurmullos.

    —Quieroestarsolocontigo—decíaél—.Undíadeestoslecuentotodoatodoelmundoyseacabanlosescondrijos.

    Ellanotratódeapaciguarlo.—Seríamuy bueno—dijo—. Si estamos solos, dejamos la lámpara encendida

    para vernos bien, y yo puedo gritar todo lo que quiera sin que nadie tenga quemeterseytúmedicesenlaorejatodaslasporqueríasqueseteocurran.

    Estaconversación,elrencormordientequesentíacontrasupadre,ylainminenteposibilidad del amor desaforado, le inspiraron una serena valentía. De un modo

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  • espontáneo,sinningunapreparación,lecontótodoasuhermano.Al principio el pequeño Aureliano solo comprendía el riesgo, la inmensa

    posibilidaddepeligroqueimplicabanlasaventurasdesuhermano,peronolograbaconcebir lafascinacióndelobjetivo.Pocoapocosefuecontaminandodeansiedad.Sehacíacontarlasminuciosasperipecias,seidentificabaconelsufrimientoyelgozodelhermano,sesentíaasustadoyfeliz.Loesperabadespiertohastaelamanecer,enlacamasolitariaqueparecía tenerunaesteradebrasas,yseguíanhablandosinsueñohasta la hora de levantarse, demodo quemuy pronto padecieron ambos lamismasomnolencia,sintieronelmismodesprecioporlaalquimiaylasabiduríadesupadre,yserefugiaronenlasoledad.«Estosniñosandancomozurumbáticos»,decíaÚrsula.«Debentener lombrices».Lespreparóunarepugnantepócimadepaicomachacado,queambosbebieronconimprevistoestoicismo,ysesentaronalmismotiempoensusbacinillas once veces en un solo día, y expulsaron unos parásitos rosados quemostraron a todos con gran júbilo, porque les permitieron desorientar aÚrsula encuanto al origen de sus distraimientos y languideces. Aureliano no solo podíaentonces entender, sino que podía vivir como cosa propia las experiencias de suhermano, porque en una ocasión en que este explicaba conmuchos pormenores elmecanismo del amor, lo interrumpió para preguntarle: «¿Qué se siente?». JoséArcadiolediounarespuestainmediata:

    —Escomountemblordetierra.Un jueves de enero a las dos de lamadrugada, nacióAmaranta.Antes de que

    nadieentraraenelcuarto,Úrsulalaexaminóminuciosamente.Eralivianayacuosacomounalagartija,perotodassusparteseranhumanas.Aurelianonosediocuentade lanovedadsinocuandosintió lacasa llenadegente.Protegidopor laconfusiónsalió enbuscade suhermano,quenoestabaen la camadesde lasonce,y fueunadecisión tan impulsivaqueni siquiera tuvo tiempodepreguntarse cómoharíaparasacarlo del dormitorio de Pilar Ternera. Estuvo rondando la casa varias horas,silbandoclavesprivadas,hastaquelaproximidaddelalbaloobligóaregresar.Enelcuartodesumadre,jugandoconlahermanitareciénnacidayconunacaraqueselecaíadeinocencia,encontróaJoséArcadio.

    Úrsulahabíacumplidoapenassu reposodecuarentadías,cuandovolvieron losgitanos. Eran los mismos saltimbanquis y malabaristas que llevaron el hielo. AdiferenciadelatribudeMelquíades,habíandemostradoenpocotiempoquenoeranheraldosdelprogreso,sinomercachiflesdediversiones.Inclusivecuandollevaronelhielo, no lo anunciaron en función de su utilidad en la vida de los hombres, sinocomounasimplecuriosidaddecirco.Estavez,entremuchosotrosjuegosdeartificio,llevabanunaesteravoladora.Perono laofrecieroncomounaporte fundamental aldesarrollo del transporte, sino como un objeto de recreo. La gente, desde luego,desenterró sus últimos pedacitos de oro para disfrutar de un vuelo fugaz sobre las

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  • casasdelaaldea.Amparadosporladeliciosaimpunidaddeldesordencolectivo,JoséArcadio y Pilar vivieron horas de desahogo. Fueron dos novios dichosos entre lamuchedumbre,yhastallegaronasospecharqueelamorpodíaserunsentimientomásreposado y profundo que la felicidad desaforada pero momentánea de sus nochessecretas.Pilar,sinembargo,rompióelencanto.EstimuladaporelentusiasmoconqueJoséArcadiodisfrutabadesucompañía,equivocólaformaylaocasión,ydeunsologolpe leechóelmundoencima.«Ahorasíeresunhombre», ledijo.Ycomoélnoentendióloqueellaqueríadecirle,seloexplicóletraporletra:

    —Vasatenerunhijo.José Arcadio no se atrevió a salir de su casa en varios días. Le bastaba con

    escuchar la risotada trepidante de Pilar en la cocina para correr a refugiarse en ellaboratorio, donde los artefactos de alquimia habían revivido con la bendición deÚrsula.JoséArcadioBuendíarecibióconalborozoalhijoextraviadoyloinicióenlabúsqueda de la piedra filosofal, que había por fin emprendido. Una tarde seentusiasmaron losmuchachos con la estera voladora que pasó veloz al nivel de laventanadellaboratoriollevandoalgitanoconductoryavariosniñosdelaaldeaquehacían alegres saludos con la mano, y José Arcadio Buendía ni siquiera la miró.«Déjenlosquesueñen»,dijo.«Nosotrosvolaremosmejorqueellosconrecursosmáscientíficos que ese miserable sobrecamas». A pesar de su fingido interés, JoséArcadio no entendió nunca los poderes del huevo filosófico, que simplemente leparecía un frasco mal hecho. No lograba escapar de su preocupación. Perdió elapetito y el sueño, sucumbió almal humor, igual que su padre ante el fracaso dealgunadesusempresas,yfuetalsutrastornoqueelpropioJoséArcadioBuendíalorelevó de los deberes en el laboratorio creyendo que había tomado la alquimiademasiado a pecho. Aureliano, por supuesto, comprendió que la aflicción delhermano no tenía origen en la búsqueda de la piedra filosofal, pero no consiguióarrancarleunaconfidencia.Habíaperdidosuantiguaespontaneidad.Decómpliceycomunicativo se hizo hermético y hostil. Ansioso de soledad, mordido por unvirulentorencorcontraelmundo,unanocheabandonólacamacomodecostumbre,pero no fue a casa de Pilar Ternera, sino a confundirse con el tumulto de la feria.Despuésdedeambularporentretodasuertedemáquinasdeartificio,sininteresarseporninguna,sefijóenalgoquenoestabaenjuego:unagitanamuyjoven,casiunaniña,agobiadadeabalorios, lamujermásbellaqueJoséArcadiohabíavistoensuvida.Estabaentrelamultitudquepresenciabaeltristeespectáculodelhombrequeseconvirtióenvíborapordesobedecerasuspadres.

    JoséArcadio no puso atención.Mientras se desarrollaba el triste interrogatoriodelhombre-víbora,sehabíaabiertopasoporentrelamultitudhastalaprimerafilaenqueseencontrabalagitana,ysehabíadetenidodetrásdeella.Seapretócontrasusespaldas.Lamuchachatratódesepararse,peroJoséArcadioseapretóconmásfuerza

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  • contrasusespaldas.Entoncesellalosintió.Sequedóinmóvilcontraél,temblandodesorpresaypavor,sinpodercreerenlaevidencia,yporúltimovolviólacabezaylomiróconunasonrisatrémula.Eneseinstantedosgitanosmetieronalhombre-víboraensujaulaylallevaronalinteriordelatienda.Elgitanoquedirigíaelespectáculoanunció:

    —Yahora,señorasyseñores,vamosamostrarlapruebaterribledelamujerquetendráqueserdecapitadatodaslasnochesaestahoradurantecientocincuentaaños,comocastigoporhabervistoloquenodebía.

    JoséArcadioylamuchachanopresenciaronladecapitación.Fueronalacarpadeella, donde se besaron con una ansiedad desesperadamientras se iban quitando laropa.Lagitanasedeshizodesuscorpiñossuperpuestos,desusnumerosospollerinesde encaje almidonado, de su inútil corset alambrado, de su carga de abalorios, yquedóprácticamenteconvertidaennada.Eraunaranitalánguida,desenosincipientesypiernastandelgadasquenoleganabanendiámetroalosbrazosdeJoséArcadio,peroteníaunadecisiónyuncalorquecompensabansufragilidad.Sinembargo,JoséArcadio no podía responderle porque estaban en una especie de carpa pública, pordondelosgitanospasabanconsuscosasdecircoyarreglabansusasuntos,yhastasedemorabanjuntoa lacamaaecharunapartidadedados.La lámparacolgadaen lavaracentraliluminabatodoelámbito.Enunapausadelascaricias,JoséArcadioseestiró desnudo en la cama, sin saber qué hacer, mientras la muchacha trataba dealentarlo.Una gitana de carnes espléndidas entró poco después acompañada de unhombrequenohacíapartedelafarándula,peroquetampocoeradelaaldea,yambosempezaron a desvestirse frente a la cama. Sin proponérselo, la mujer miró a JoséArcadioyexaminóconunaespeciedefervorpatéticosumagníficoanimalenreposo.

    —Muchacho—exclamó—,queDiostelaconserve.LacompañeradeJoséArcadiolespidióquelosdejarantranquilos,ylaparejase

    acostóenelsuelo,muycercadelacama.LapasióndelosotrosdespertólafiebredeJosé Arcadio. Al primer contacto, los huesos de la muchacha parecierondesarticularseconuncrujidodesordenadocomoeldeunficherodedominó,ysupielse deshizo enun sudor pálidoy sus ojos se llenaronde lágrimasy todo su cuerpoexhalóunlamentolúgubreyunvagoolordelodo.Perosoportóelimpactoconunafirmeza de carácter y una valentía admirables. José Arcadio se sintió entonceslevantado en vilo hacia un estado de inspiración seráfica, donde su corazón sedesbaratóenunmanantialdeobscenidadestiernasqueleentrabanalamuchachaporlos oídos y le salían por la boca traducidas a su idioma. Era jueves. La noche delsábadoJoséArcadioseamarróuntraporojoenlacabezaysefueconlosgitanos.

    Cuando Úrsula descubrió su ausencia, lo buscó por toda la aldea. En eldesmantelado campamento de los gitanos no había más que un reguero dedesperdiciosentre las cenizas todavíahumeantesde los fogonesapagados.Alguien

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  • queandabaporahíbuscandoabaloriosentrelabasuraledijoaÚrsulaquelanocheanteriorhabíavistoasuhijoeneltumultodelafarándula,empujandounacarretillacon la jaula del hombre-víbora. «¡Semetió de gitano!», le gritó ella a sumarido,quiennohabíadadolamenorseñaldealarmaanteladesaparición.

    —Ojaláfueracierto—dijoJoséArcadioBuendía,machacandoenelmorterolamateriamilvecesmachacadayrecalentadayvueltaamachacar—.Asíaprenderáaserhombre.

    Úrsula preguntó por dónde se habían ido los gitanos. Siguió preguntando en elcaminoqueleindicaron,ycreyendoquetodavíateníatiempodealcanzarlos,siguióalejándosedelaaldea,hastaquetuvoconcienciadeestartanlejosqueyanopensóenregresar.JoséArcadioBuendíanodescubriólafaltadesumujersinoalasochodelanoche,cuandodejó lamateria recalentándoseenunacamadeestiércol,y fueaverqué le pasaba a la pequeña Amaranta que estaba ronca de llorar. En pocas horasreunióungrupodehombresbienequipados,pusoaAmarantaenmanosdeunamujerque se ofreció para amamantarla, y se perdió por senderos invisibles en pos deÚrsula. Aureliano los acompañó. Unos pescadores indígenas, cuya lenguadesconocían,lesindicaronporseñas,alamanecer,quenohabíanvistopasaranadie.Alcabodetresdíasdebúsquedainútil,regresaronalaaldea.

    Durante varias semanas, José Arcadio Buendía se dejó vencer por laconsternación.Seocupaba comounamadrede la pequeñaAmaranta.Labañabaycambiabaderopa,lallevabaaseramamantadacuatrovecesaldíayhastalecantabaen la noche las canciones que Úrsula nunca supo cantar. En cierta ocasión PilarTernera se ofreció para hacer los oficios de la casa mientras regresaba Úrsula.Aureliano, cuya misteriosa intuición se había sensibilizado en la desdicha,experimentóun fulgorde clarividencia al verla entrar.Entonces supoquede algúnmodo inexplicable ella tenía la culpa de la fuga de su hermano y la consiguientedesaparición de su madre, y la acosó de tal modo, con una callada e implacablehostilidad,quelamujernovolvióalacasa.

    El tiempo puso las cosas en su puesto. José Arcadio Buendía y su hijo nosupieron en quémomento estaban otra vez en el laboratorio, sacudiendo el polvo,prendiendofuegoalatanor,entregadosunavezmásalapacientemanipulacióndelamateriadormidadesdehacíavariosmesesensucamadeestiércol.HastaAmaranta,acostadaenunacanastillademimbre,observabaconcuriosidadlaabsorbentelabordesupadreysuhermanoenelcuartitoenrarecidoporlosvaporesdelmercurio.Encierta ocasión,meses después de la partida deÚrsula, empezaron a suceder cosasextrañas.Unfrascovacíoquedurantemuchotiempoestuvoolvidadoenunarmariosehizo tanpesadoquefue imposiblemoverlo.Unacazueladeaguacolocadaen lamesadetrabajohirviósinfuegodurantemediahorahastaevaporarseporcompleto.José Arcadio Buendía y su hijo observaban aquellos fenómenos con asustado

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  • alborozo,sinlograrexplicárselos,perointerpretándoloscomoanunciosdelamateria.UndíalacanastilladeAmarantaempezóamoverseconunimpulsopropioydiounavueltacompletaenelcuarto,ante laconsternacióndeAureliano,queseapresuróadetenerla.Perosupadrenosealteró.Pusolacanastillaensupuestoylaamarróalapatadeunamesa,convencidodequeelacontecimientoesperadoerainminente.FueenesaocasióncuandoAurelianoleoyódecir:

    —SinotemesaDios,témelealosmetales.De pronto, casi cincomeses después de su desaparición, volvió Úrsula. Llegó

    exaltada, rejuvenecida,conropasnuevasdeunestilodesconocidoen laaldea.JoséArcadioBuendíaapenassipudoresistirelimpacto.«¡Eraesto!»,gritaba.«Yosabíaqueibaaocurrir».Ylocreíadeveras,porqueensusprolongadosencierros,mientrasmanipulabalamateria,rogabaenelfondodesucorazónqueelprodigioesperadonofueraelhallazgode lapiedra filosofal,ni la liberacióndelsoploquehacevivir losmetales,nilafacultaddeconvertirenorolasbisagrasycerradurasdelacasa,sinoloqueahorahabíaocurrido:elregresodeÚrsula.Peroellanocompartíasualborozo.Lediounbesoconvencional,comosinohubieraestadoausentemásdeunahora,yledijo:

    —Asómatealapuerta.JoséArcadioBuendía tardómucho tiempo para restablecerse de la perplejidad

    cuando salió a la calle y vio la muchedumbre. No eran gitanos. Eran hombres ymujerescomoellos,decabelloslaciosypielparda,quehablabansumismalenguayse lamentaban de los mismos dolores. Traían mulas cargadas de cosas de comer,carretasdebueyesconmueblesyutensiliosdomésticos,purosysimplesaccesoriosterrestres puestos en venta sin aspavientos por los mercachifles de la realidadcotidiana.Veníandelotro ladode laciénaga,asolodosdíasdeviaje,dondehabíapueblosquerecibíanelcorreotodoslosmesesyconocíanlasmáquinasdelbienestar.Úrsulanohabíaalcanzadoalosgitanos,peroencontrólarutaquesumaridonopudodescubrirensufrustradabúsquedadelosgrandesinventos.

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  • E lhijodePilarTernerafuellevadoacasadesusabuelosalasdossemanasdenacido.Úrsulaloadmitiódemalagana,vencidaunavezmásporlaterquedadde su marido que no pudo tolerar la idea de que un retoño de su sangre quedaranavegando a la deriva, pero impuso la condición de que se ocultara al niño suverdadera identidad. Aunque recibió el nombre de José Arcadio, terminaron porllamarlosimplementeArcadioparaevitarconfusiones.Habíaporaquellaépocatantaactividadenelpuebloytantostrajinesenlacasa,queelcuidadodelosniñosquedórelegadoaunnivelsecundario.SelosencomendaronaVisitación,unaindiaguajiraquellegóalpuebloconunhermano,huyendodeunapestedeinsomnioqueflagelabaasutribudesdehacíavariosaños.AmboserantandócilesyservicialesqueÚrsulasehizo cargo de ellos para que la ayudaran en los oficios domésticos. Fue así comoArcadioyAmarantahablaronlalenguaguajiraantesqueelcastellano,yaprendieronatomarcaldodelagartijasyacomerhuevosdearañassinqueÚrsulasedieracuenta,porque andaba demasiado ocupada en un prometedor negocio de animalitos decaramelo. Macondo estaba transformado. Las gentes que llegaron con Úrsuladivulgaronlabuenacalidaddesusueloysuposiciónprivilegiadaconrespectoalaciénaga,demodoquelaescuetaaldeadeotrotiemposeconvirtiómuyprontoenunpuebloactivo,contiendasytalleresdeartesanía,yunarutadecomerciopermanentepor donde llegaron los primeros árabes de pantuflas y argollas en las orejas,cambiando collares de vidrio por guacamayas. José Arcadio Buendía no tuvo uninstantedereposo.Fascinadoporunarealidadinmediataqueentoncesleresultómásfantástica que el vasto universo de su imaginación, perdió todo interés por ellaboratoriodealquimia,pusoadescansar lamateriaextenuadapor largosmesesdemanipulación, y volvió a ser el hombre emprendedor de los primeros tiempos quedecidíaeltrazadodelascallesylaposicióndelasnuevascasas,demaneraquenadiedisfrutara de privilegios que no tuvieran todos. Adquirió tanta autoridad entre losreciénllegadosquenoseecharoncimientosnisepararoncercassinconsultárselo,ysedeterminóquefueraélquiendirigieralareparticióndelatierra.Cuandovolvieronlos gitanos saltimbanquis, ahora con su feria ambulante transformada en ungigantescoestablecimientodejuegosdesuerteyazar,fueronrecibidosconalborozoporquesepensóqueJoséArcadioregresabaconellos.PeroJoséArcadionovolvió,

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  • nillevaronalhombre-víboraquesegúnpensabaÚrsulaeraelúnicoquepodríadarlesrazónde suhijo, asíqueno se lespermitióa losgitanos instalarseenelpueblonivolver a pisarlo en el futuro, porque se los consideró como mensajeros de laconcupiscenciaylaperversión.JoséArcadioBuendía,sinembargo,fueexplícitoenel sentido de que la antigua tribu de Melquíades, que tanto contribuyó alengrandecimiento de la aldea con sumilenaria sabiduría y sus fabulosos inventos,encontraríasiemprelaspuertasabiertas.PerolatribudeMelquíades,segúncontaronlostrotamundos,habíasidoborradadelafazdela tierraporhabersobrepasadoloslímitesdelconocimientohumano.

    Emancipadoalmenosporelmomentodelastorturasdelafantasía,JoséArcadioBuendíaimpusoenpocotiempounestadodeordenytrabajo,dentrodelcualsolosepermitióunalicencia:laliberacióndelospájarosquedesdelaépocadelafundaciónalegrabaneltiempoconsusflautas,ylainstalaciónensulugarderelojesmusicalesen todas las casas. Eran unos preciosos relojes de madera labrada que los árabescambiaban por guacamayas, y que José Arcadio Buendía sincronizó con tantaprecisión,quecadamediahoraelpueblosealegrabaconlosacordesprogresivosdeunamisma pieza, hasta alcanzar la culminación de unmediodía exacto y unánimecon el valse completo. Fue también José Arcadio Buendía quien decidió por esosañosqueenlascallesdelpueblosesembraranalmendrosenvezdeacacias,yquiendescubrió sin revelarlos nunca los métodos para hacerlos eternos. Muchos añosdespués,cuandoMacondofueuncampamentodecasasdemaderaytechosdezinc,todavía perduraban en las calles más antiguas los almendros rotos y polvorientos,aunquenadiesabíaentoncesquién loshabíasembrado.Mientrassupadreponíaenordenelpuebloysumadreconsolidabaelpatrimoniodomésticoconsumaravillosaindustria de gallitos y peces azucarados que dos veces al día salían de la casaensartados en palos de balso,Aurelianovivía horas interminables en el laboratorioabandonado, aprendiendo por pura investigación el arte de la platería. Se habíaestirado tanto, que en poco tiempo dejó de servirle la ropa abandonada por suhermanoyempezóausarladesupadre,perofuenecesarioqueVisitaciónlescosieraalforzasalascamisasysisasalospantalones,porqueAurelianonohabíasacadolacorpulenciade losotros.Laadolescencia lehabíaquitado ladulzurade lavozy lohabíavueltosilenciosoydefinitivamentesolitario,peroencambiolehabíarestituidola expresión intensa que tuvo en los ojos al nacer. Estaba tan concentrado en susexperimentos de platería que apenas si abandonaba el laboratorio para comer.Preocupadoporsuensimismamiento,JoséArcadioBuendíalediollavesdelacasayunpocodedinero,pensandoque talvez lehiciera faltaunamujer.PeroAurelianogastó el dinero en ácidomuriáticoparapreparar agua regiay embelleció las llavesconunbañodeoro.SusexageracioneseranapenascomparablesalasdeArcadioyAmaranta,queyahabíanempezadoamudarlosdientesytodavíaandabanagarrados

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  • todoeldíaalasmantasdelosindios,tercosensudecisióndenohablarelcastellano,sinolalenguaguajira.«Notienesdequéquejarte»,ledecíaÚrsulaasumarido.«Loshijosheredanlaslocurasdesuspadres».Ymientrasselamentabadesumalasuerte,convencidadequelasextravaganciasdesushijoseranalgotanespantosocomounacola de cerdo,Aureliano fijó en ella unamirada que la envolvió en un ámbito deincertidumbre.

    —Alguienvaavenir—ledijo.Úrsula,comosiemprequeélexpresabaunpronóstico,tratódedesalentarloconsu

    lógicacasera.Eranormalquealguienllegara.DecenasdeforasterospasabanadiarioporMacondosinsuscitarinquietudesnianticiparanunciossecretos.Sinembargo,porencimadetodalógica,Aurelianoestabasegurodesupresagio.

    —Noséquiénserá—insistió—,peroelqueseayavieneencamino.Eldomingo,enefecto,llegóRebeca.Noteníamásdeonceaños.Habíahechoel

    penosoviajedesdeManaureconunostraficantesdepielesquerecibieronelencargodeentregarla juntoconunacarta en la casade JoséArcadioBuendía,peroquenopudieronexplicar conprecisiónquiénera lapersonaque leshabíapedidoel favor.Todosuequipajeestabacompuestoporelbaulitodelaropa,unpequeñomecedordemaderaconflorecitasdecolorespintadasamanoyun talegode lonaquehacíaunpermanenteruidodecloccloccloc,dondellevabaloshuesosdesuspadres.LacartadirigidaaJosé