¡Mueran Los Intelectuales!

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  • 8/17/2019 ¡Mueran Los Intelectuales!

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    Entre la cultura y el sable.

    Unamuno, líder de la generación del 98, fue “el rector no de Salamanca sinode toda España” según decía Antonio Machado. Además de rector, Unamunoera profesor de griego y de literatura, ensayista, poeta, novelista, dramaturgo yfilósofo de renombre internacional.

    En 1936, Unamuno critica públicamente al general nacionalista y héroe de laGuerra de Marruecos, Millán Astray, por la crueldad de la guerra y la falta deapoyo a las manifestaciones culturales por parte de los nacionalistas; enconsecuencia Unamuno es cesado como rector de la Universidad deSalamanca y condenado a arresto domiciliario. Muere Unamuno el 31 dediciembre de ese mismo año, en Salamanca, solo, olvidado por todos, preso ensu propia casa, renegado por republicanos y franquistas, solo en el ambientebárbaro. Había dicho: “no hay nada peor que el casamiento de la mentalid ad de barracas con la de sacri stía; la lepra espiritual de España:resentimiento, envidia, odio por la inteligencia”.El encuentro entre el rector y el general mutilado se celebra el día de laHispanidad (1936) en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca. Preside elacto el rector, Miguel de Unamuno. Asisten la esposa del general Franco y elfundador de la Legión, general Millán Astray que había llegado escoltado por sus legionarios armados con metralletas. Entre el hombre de cultura y el delsable se produce un enfrentamiento, de altísima intensidad, reflejo de dosdiferentes estados de evolución de la mente humana.Una vez que habló Millán Astray, varios oradores soltaron los consabidostópicos acerca de la "anti-España". (Catalanes y vascos)Las palabras de sus correligionarios, estuvieron acompañadas de las arengasdel fundador de la legión española, el general Millán Astray.

    ¡España!... gritaba Millán Astray; el público contestaba: ¡¡UNA!!

    ¡ESPAÑA!... elevaba la voz el tuerto general; el público replicaba: ¡¡GRANDE!!

    ¡¡ESPAÑAAA!!... desencajaba la mandíbula el legionario a pecho descubierto;el público se excitaba: ¡¡¡LIBRE!!!

    Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención dehablar, se puso de pie y pronunció un apasionado discurso. "Se ha habladoaquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana. Pero no, lanuestra es sólo una guerra incivil. Vencer no es convencer, y hay que

    convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para lacompasión. Todos estáis pendientes de mis palabras. Todos me conocéis y me

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    sabéis incapaz de callar. No aprendí a hacerlo en los setenta y tres años de mivida. Y ahora no quiero aprenderlo. Callar, a veces significa mentir porque elsilencio puede interpretarse como aprobación. Yo no podría sobrevivir a undivorcio entre mi conciencia y mi palabra, que siempre han formado unaexcelente pareja.

    La verdad es más verdad cuando se manifiesta desnuda, libre de adornos y depalabrería. Quisiera comentar el discurso –por llamarlo de alguna forma– delgeneral Millán Astray, quien se encuentra entre nosotros. Dejemos aparte elinsulto personal que supone la repentina explosión de ofensas contra vascos ycatalanes. Yo nací en Bilbao, en medio de los bombardeos de la segundaguerra carlista. Más adelante me casé con esta ciudad de Salamanca, tanquerida, pero sin olvidar jamás mi ciudad natal. El obispo, quiéralo o no, escatalán nacido en Barcelona. Acabo de oír el grito necrófilo y sin sentido de ¡Viva la muerte!, esto me suenalo mismo que ¡Muera la vida! Y yo que he pasado toda la vida creando

    paradojas que provocaron el enojo de los que no las comprendieron, he dedeciros, con la autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parecerepelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendoque fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimoniode que él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválidode guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma.Desgraciadamente, hay hoy demasiados inválidos en España. Y pronto habrámás si Dios no nos ayuda... Me duele pensar que el general Millán Astraypueda dictar normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la

    grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre –no un superhombre–viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido como dije, que carezcade esa superioridad del espíritu, suele sentirse aliviado viendo cómo aumentael número de mutilados alrededor de él.El general Millán Astray no es uno de los espíritus selectos, aunque seaimpopular, o quizá por esta misma razón, porque es impopular. El generalMillán Astray quisiera crear una España nueva –creación negativa sin duda–según su propia imagen. Y por ello desearía ver España mutilada, comoinconscientemente dio a entender”.MILLÁN ASTRAY- “¡Mueran los intelectuales! ¡Viva la muerte!”. En este

    momento, el poeta José María Pemán, - bufón ilustrado de dictadores -presente en el acto, exclama: “¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los falsosintelectuales, traidores!”.MIGUEL DE UNAMUNO- "Éste es templo de la inteligencia. Y yo soy su sumosacerdote. Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido,

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    diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis pero noconvenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero noconvenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: la razón y derecho en la lucha. Me parece inútilque penséis en España. He dicho”.

    El público asistente se encolerizó con Unamuno y le dirigió todo tipo de insultospor lo que, gracias a la intervención de Carmen Polo de Franco, quien leacompañó cogida del brazo, abandonó el recinto universitario y se trasladóhasta su domicilio.La tragedia de sus últimos meses fue una expresión natural de la tragedia deEspaña, donde la cultura, la elocuencia y la creatividad estaban siendoreemplazadas por el militarismo, la propaganda y la muerte.