Muerte sin fin: el circundante amor de la...

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    revista de la facultad de filosofa y letras

    E S T U D I O

    Muerte sin fin: el circundante amor de la criatura

    Antonio Durn Ruiz*

    ResumenEl presente trabajo aborda el estudio de Muerte sin fin de Jos Gorostiza desde la teora de Jacques Lacan. Se puede observar, de acuerdo con esta perspectiva, que el poema, adems de organizarse a travs de dos palabras (vaso y agua), se despliega alrededor de la falta original constitutiva del sujeto. El deseo, que es uno e inconsciente, se mueve con insistencia en torno a esa falta fundamen-tal dentro un escenario maravilloso y de naturaleza esencialmente onrica. Esa insistencia constituye lo que Lacan denomina pulsin de muerte. El protago-nista se asume como un desplazado de la enigmtica unidad original y narra su marcha solitaria a travs de ese pas de maravillas que con sus paradojas reve-lan la verdad profunda del sujeto, en tanto sujeto del lenguaje, de la falta y del inconsciente. La vida camina sobre los senderos de la muerte como se observa en la famosa poesa del autor mexicano.

    Palabras clave: Falta, muerte, palabra, deseo, Dios.

    AbstractThis work approaches the study of Muerte sin fin by Jos Gorostiza through the theories of Jacques Lacan. From this perspective the poem can be seen to or-ganize itself around two words (glass and water), and to develop from a base of a primary and constitutive lack of subject. Desire, unified and unconscious, is moved insistently around this fundamental absence within a fantastic envi-ronment pervaded with an essentially oneiric nature. This insistence consti-tutes what Lacan terms the death drive. The protagonist assumes the role of a being displaced from this original enigmatic unity, and narrates his solitary journey through this fantastic land, which with its paradoxes reveals the pro-found truth of the subject, as that of language, of incompleteness and of the un-conscious. Life walks along the path of death, as can be observed in the famous poetry of this Mexican author.

    Key words: absence, death, word, desire, God.

    * Facultad de Humanidades de la Universidad Autnoma de Chiapas

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    [] salimos de la nada,y a la nada, por Dios que volveremos.

    Me ro del mundo, que al fin ni l es eterno,por esta vida noms, noms, pasamos.

    Cancin popular mexicana

    Muerte sin fin de Jos Gorostiza se teje con la resonancia de un incumplimien-to y la nostalgia de algo perdido, se ignora qu y cundo,1 se despliega a partir del vaco original constitutivo del sujeto. El psicoanalista francs Jacques La-can (2004: 11-79) afirm que cuando surge el significante o la Palabra primor-dial se crea una falta y se forma el inconsciente.2 La falta abre un vaco en la existencia del sujeto que no podr ser colmada. El deseo del hombre se mover con insistencia alrededor de esa falla fundamental.3 El protagonista de Muer-te sin fin, desplazado de la enigmtica zona anhelada, narra su marcha a travs de un pas de maravillas.4

    El universo metafrico del poema se organiza alrededor de dos palabras: vaso y agua. El agua representa lo neblinoso y disperso, la existencia descono-cida; el vaso es la metfora de dios, del poeta y, por extensin, de todo hombre habitado por un ignoto universo interior, por un ms all con las caras positi-va (luz, plenitud) y negativa (oscuridad, desierto, vaco).5

    El hombre lastimado, por la enfermedad del tiempo, se asoma a su intem-poralidad oscura y luminosa; sta, segn Lacan, puede ser Dios, que en Muerte sin fin aparece en la expresin ntida substancia, una divinidad flechada de eternidad y de autntica soledad, que vive muriendo en sus criaturas.

    Se observa en este poema que la Palabra (aquella que, segn Lacan, vincu-la la verdad profunda del sujeto, lo hace fulgurar y ser) o lo que Gorostiza lla-ma generalmente substancia potica otorga al hombre un carcter divino, lo espiritualiza y yergue en la satisfaccin de vivir:

    Mas qu vaso tambin ms providenteste que as se hinchecomo una estrella en grano,que as, en heroica promisin, se enciendecomo un seno habitado por la dicha6

    Por la falta creadora, en el poema de Gorostiza, las cosas del mundo son algo y nada al mismo tiempo. El goce y el sufrimiento son experiencias huma-nas de ese ms all srdido, maravilloso y siniestro. Jacques Lacan le llam la

    1 Alatorre, Antonio (1991: 8) dice que Muerte sin fin comparte tres caractersticas con Las Soledades de Luis de Gngora y Primero sueo de Sor Juana Ins de la Cruz: estn escritos en forma de silva, son sueos y tambin soledades (nostalgias de algo que se ha perdido: la Edad de Oro, en Gngora; el conocimiento, en Sor Juana; Dios, en Gorostiza).

    2 La Palabra primordial corresponde a lo expresado por San Juan: En el principio era el verbo. 3 La nostalgia del paraso perdido es universal, porque la constitucin del sujeto conlleva una prdida esencial.4 Stanton, Anthony (1998: 74) afirma que, igual que Primero Sueo de Sor Juana Ins de la Cruz, Muerte sin fin asume

    la forma de un viaje en el cual el protagonista es la conciencia individual, el alma solitaria. Un yo canta y narra sus peripecias, gozos y sufrimientos y, sobre todo, los obstculos que enfrenta en su afn de conocer.

    5 En 1935, Jos Gorostiza (2007: 367) hizo referencia a lo que est al otro lado del espejo: Si mi madre viera en mis ojos, que sin duda ha visto, como yo vi desde nio en los suyos, se encontrara tambin, ms all de la mirada, con fantasmas que la haran estremecer de miedo.

    6 Los fragmentos incluidos en el presente trabajo han sido tomados del libro En la red de cristal. Edicin y estudio crtico de Muerte sin fin de Jos Gorostiza, de Arturo Cant (1999).

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    Cosa, que suele vislumbrarse en situaciones especiales. Pero ese ms all divi-no trasluce al hombre, como dice Gorostiza, en una transparencia acumulada / que tie la nocin de l y lo sustrae de una existencia puramente corporal.

    La vida no podra desplegarse sin la muerte, como no podra iluminar la luz sin la sombra. El poeta tabasqueo declar a Emmanuel Carballo (2003: 218) que a l sencillamente se le ocurri que la vida y la muerte [] constituyen un solo proceso unitario y que cada una de ellas, muerte y vida, poda ser admira-da en toda la esplendidez de su desarrollo desde la orilla opuesta. Gran parte del camino que sigue el protagonista remite al ojo, a la hiancia fundamental al-rededor de la cual brama el movimiento. Puede ser el ojo de Dios o el ano del diablo: la muerte sin fin de una obstinada muerte.

    Tal vez esta oquedad que nos estrechaen islas de monlogos sin eco,aunque se llama Dios,no sea sino un vasoque nos amolda el alma perdidiza

    Jos Gorostiza (2007: 217) estaba convencido de que el arte, al contrario de lo que ocurre en la naturaleza, no le tiene horror al vaco. Lacan (2011: 160) te-na una postura similar al afirmar que todo arte se caracteriza por cierto modo de organizacin alrededor del vaco. La poesa dijo Gorostiza a Xavier Vi-llaurrutia en una carta fechada el 7 de enero de 1936 medra en esas zonas os-curas del alma. Asciende siempre hacia las sombras, como las plantas hacia la luz. Tambin dijo al autor de Nostalgia de la muerte que slo sumergindose en sus abismos de sombras poda poseer a la poesa.

    El vaco, lo real horadado es condicin para la existencia del deseo huma-no, para el circundante amor de la criatura, como dice el poema. Por la cas-tracin esencial al deseo, se crea una gama de seuelos por donde caminarn los impulsos de la vida. Gracias a esa oquedad, como ese mar fantasma [] en que respiran los hombres, el ser humano, que como el vaso en s mismo no se cumple, se enamora de las cosas del mundo y busca la plenitud porque est incompleto; su querer suele instalarse en lo ilusorio del mundo, en el es-cenario del fantasma, en la atmsfera de lo especular.

    La Palabra original, segn Lacan, provoca la ilusin de plenitud y el vaco real. Por ella el hombre es y no es, est y no est, al mismo tiempo; en esto con-siste su paradoja fundamental. En el lugar donde se despliega la muerte apa-rece la ilusin de la vida, ah se crea la ficcin exclusiva de los seres humanos. Hay cosas que aunque ocurran nada ms que en la imaginacin, tienen a ve-ces ms fuerza que la realidad misma, dijo Gorostiza. (2007: 366)

    Segn el mencionado psicoanalista francs, el Objeto perdido es la ficcin fundamental. Cuando el hombre cree encontrarlo se estrella contra su aparien-cia: no es lo que persegua. La Cosa slo concede lo ilusorio del mundo.

    La pulsin de muerte, entendida como la insistencia significante alrededor de la falta fundamental, consigue que la Cosa ausente renazca y fulgure detrs del engao. Si bien la muerte es la putilla del rubor helado que, segn Artu-ro Cant (1999: 204), se acuesta con todos, la vida tambin es la fichera que en las noches de cabaret nos cautiva con sus seuelos: Ilusin, nada ms, gen-til narctico / que puebla de fantasmas los sentidos.

    El hombre, elevado por su posicin privilegiada entre los dems seres por poseer lenguaje, cae en esa herida primigenia, en esa rajadura. Cae padeciendo

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    el tedio, la melancola, la soledad, el vaciamiento del mundo: el fro que abra-za en medio del verano. Por eso Gorostiza (2007: 67) dijo en La luz sumisa:

    Pero puso el Seor,a lo largo del da,esencias de dolory agudo clavo de melancola.

    Por la existencia de la grieta, el hombre va por el mundo esencialmente ais-lado. Los placeres slo retardan la inmersin definitiva en la muerte. Por la in-teligencia, el hombre sabe que est consagrado a la muerte, es una soledad en llamas, que lo eleva y lo condena al mismo tiempo.

    Jacques Lacan (2011: 351) se cuestiona: tiene la vida algo que ver con la muerte? Puede decirse que la relacin con la muerte soporta, subtiende, como la cuerda el arco, el seno del ascenso y del descenso de la vida? Su respuesta es afirmativa: Para retomar la pregunta nos basta con que Freud haya credo poder formularla desde su experiencia y todo prueba que ella es formulada efectivamente por nuestra experiencia. En Muerte sin fin se expresa esta expe-riencia de la muerte que soporta la elevacin y la cada de la vida:

    mirad cmo dispara cielo arriba,desde el mar,el tiro prodigioso de la carneque an a la alta nube menoscabacon el vuelo del pjaro,estalla en l como un cohete heridoy en sonoras estrellas precipitasu desbandada plvora de plumas.

    La inteligencia, para Gorostiza la facultad crtica del hombre, fulgura so-bre el fondo de esas verdades profundas; el inconsciente es susceptible de enar-decerla, alargndola en el arrebato de su brasa cuando se vincula sobre todo en esas elctricas palabras / nunca aprehendidas / pero siempre nuestras. La palabra potica, como el agua,7 es lo que da profundidad al hombre, le per-mite bucear en su continuo presente, en el tiempo de Dios que aflora un da.

    La palabra potica es la que otorga transparencia al hombre y al poema, es el agua que los aclara. Ella deja entrever, ms all de sus paredes, as adelga-zadas, ya no lo que dice sino lo que calla (2007: 504), es luz que causa verdade-ra alegra,8 la que traza amores de agua, por eso en La rueca del aire (2007: 279) destac la frase de Paul Valery: Il est des mots qui sont abeilles pour lesprit.9

    El tabasqueo (2007: 502-505) afirmaba que la substancia potica al pene-trar en la palabra, la descompone, la abre como un capullo a todos los matices de la significacin, es capturada en una red de palabras luminosas, exactas, palpitantes, y semejante a la luz en el comportamiento, [] revela matices diferentes en todo cuanto baa. Cuando la poesa incide en una obra de arte en el cuadro o la escultura, en la msica o el poema en seguida se advierte su presencia por la nitidez y como sobrenatural transparencia que les infunde.

    7 Gorostiza (2007: 270) dice tambin que la luz es como el agua. Slo es espritu, slo crea, cuando lucha. Con la sombra, con la piedra. Amor es siempre escaramuza.

    8 El poeta tabasqueo (2007: 503) observ que la poesa no es diferente, en esencia, a un juego de a escondidas en que el poeta la descubre y la denuncia, y entre ella y l, como en amor, todo lo que existe es la alegra de este juego.

    9 Hay palabras que son abejas para el espritu. (Trad. Carmen de la Mora)

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    Para Jacques Lacan, el ms all humano no es algo catico sino que corres-ponde a una estructura que determina la verdad radical de cada individuo, su verdad no es azarosa; su eventualidad est sometida a leyes inconscientes; su fugacidad est retenida por la forma, por un entramado al que Sigmund Freud llam complejo. El fundador del psicoanlisis entendi el complejo no como una deficiencia, enfermedad o debilidad del individuo sino como una estruc-tura inconsciente.

    Para Freud y Lacan, el inconsciente est estructurado como un lenguaje, es una cadena significante que significa una ley y provoca la significacin del mundo; es el agua de Gorostiza que no huele a nada, que no luce a nada, que no sabe a nada pero que ficcionaliza al mundo: la realidad es un efecto del lenguaje, o como dijo Jorge Luis Borges: la literatura no es otra cosa que un sueo dirigido.

    Lo que ocurre con las cosas del mundo, que se repliegan hacia su extincin, acontece tambin con la palabra potica, que nace vital, llameante; pero la palabra, dice Gorostiza (2007: 10), sufre la erosin del tiempo y paulatinamente se va mu-riendo para quedar prisionera de las denotaciones que el uso general le acua.

    cuando el hombre descubre en sus silenciosque su hermoso lenguaje se le agosta,se le quema confuso en la garganta,exhausto de sentido

    La poesa a veces se fija en el poema. ste se convierte en su tumba; lo fugi-tivo fulgurante busca su forma en el soneto u otra forma potica. Todo poema es un sepulcro transparente. La poesa, la que se contamina de vida, muere como los dems seres vivos, pierde, con el tiempo, su fuerza y luminosidad, la matan los instrumentos mismos que le dieron forma: la palabra, el estilo, el gusto, la es-cuela (2007: 513), termina expresndose en formas estereotipadas por el tiempo:

    y de su gracia original no quedasino el horror de un pozo desecadoque sostiene su mueca de agona.

    De acuerdo con Lacan y con el autor mexicano, el hombre no est esencial-mente donde razona, sino en la regin desconocida para l mismo, que asoma su aroma en la palabra. Segn el mismo Lacan, esa estructura inconsciente es una red con sus leyes y sus jugadas. Es el Dios de Herclito que gusta arrojar los dados o el jugador de ajedrez de algunos relatos y poemas de Jorge Luis Borges. El inconsciente que, segn Lacan, est estructurado como el lenguaje es quien decide las reglas donde se juega el destino del sujeto.

    Segn Gorostiza (2007: 8-11), la poesa es una misteriosa sustancia; el poeta elabora un misterio; la palabra potica se inviste de una sobrenatural transpa-rencia. Sin embargo, la materia que se quiere capturar en el poema es esencial-mente inasible; la poesa es una especulacin, un juego de espejos, en el que las palabras, puestas unas frente a otras, se reflejan entre ellas hasta el infinito y se recomponen en un mundo de puras imgenes donde el poeta se aduea de los poderes escondidos del hombre y establece contacto con aqul o aquello que est ms all; por ella transitamos [] dentro de nosotros mismos, hacia inmundos calabozos y elevadas areas galeras que no conocamos en nuestro

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    propio castillo (2007: 504). Este extrao mundo es el campo propio del sueo, ah est la casa del sujeto, donde estaba el sueo, puedes hablar, expres La-can; donde eso era, yo debo advenir, dijo Freud.

    El mexicano reconoci la existencia de un ms all numinoso que se vincu-la a la intensidad de la expresin potica. La poesa es susceptible de sacar a la luz la inmensidad de los mundos que encierra nuestro mundo (2007: 505). As (2007: 24-25):

    En poesa, como sucede con el milagro, lo que importa es la intensidad. Na-die sino el Ser nico ms all de nosotros, a quien no conocemos, podr soste-ner en el aire, por pocos minutos, el perfume de una violeta. El poeta puede a semejanza suya sostener por un instante mnimo el milagro de la poesa. En-tre todos los hombres, l es uno de los pocos elegidos a quien puede llamarse con justicia un hombre de Dios.

    Muerte sin fin remite a lo irremediable, a la Nada, que es extranjera al co-nocimiento. Sin embargo, por la Palabra primordial inscrita en esa Nada cons-titutiva se ordena el mundo.

    El deseo verdadero, que es uno e inconsciente, tiene, como Ulises, en ese agujero su taca imposible. Pero el deseo quiere esa patria perdida e insiste; la insistencia significante es la pulsin de muerte: la sola marcha en crculo, sin ojos. Sin embargo, la pulsin de muerte es apetito de creacin. La insistencia significante quiere restituir la Cosa ausente, entrar por el lado de la muerte; quiz a esto se refera Angelus Silesius cuando dijo: El amor es un imn, me atrae a Dios; incluso, arrastra a Dios a la muerte.

    La verdad del sujeto es ultramundana, est ms all del principio del pla-cer. Para Gorostiza la acepcin comn que se tiene de la muerte como el trmi-no de la vida es falaz, la muerte vive murindonos.

    Ay, esta muerte insultante,procaz, que nos asesinaa distancia, desde el gustoque tomamos en morirla,por una taza de t,por una apenas caricia.

    En la medida en que ms insiste el significante ms se repite la vida, ms se mueve circundando la falla, como la liebre gira alrededor de la sombra del gavi-ln. Es la muerte viva que teje sus telaraas para que palpite la vida, la muerte nia porque est desde el principio; se ha formado con la alborada del sujeto. El hombre es un claroscuro interior, que en su vertiente luminosa se yergue, aunque lo hace apenas y con penas.

    En el ntido rostro sin faccionesel agua, poseda,siente cuajar la mscara de espejosque el dibujo del vaso le procura.Ha encontrado, por fin, en su correr sonmbulo,una bella, puntual fisonoma.Ya puede estar de pie frente a las cosas.

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    En este poema metafsico,10 la insistencia significante se revela en espiral. Dios y el diablo son los representantes del agujero primordial,11 los que des-encadenan la pulsin de muerte. Freud muestra, en Ttem y Tab (1986), que Dios ha surgido del hecho de que el padre est muerto, lo cual refrenda Lacan (2011: 156): puesto que, en el origen, es el padre muerto a quien Dios sirve, l tambin estaba muerto desde siempre. sta es la muerte que, ms all de Frie-drich Nietzsche,12 elabora poticamente Gorostiza:

    Tan-tan! Quin es? Es el Diablo,es una muerte de hormigasincansables, que pululanoh Dios! sobre tus astillas,que acaso te han muerto all,siglos de edades arriba

    Por su muerte original, el padre sigue ms vivo. Resucita al tercer da. Sur-ge el ttem protector y punitivo. Dios es la marca del padre muerto. En Muer-te sin fin sigue presente

    como una estrella mentidapor su sola luz, por unaluz sin estrella, vaca,que llega al mundo escondiendosu catstrofe infinita.

    Anthony Stanton (1998: 78-88) observa que en Muerte sin fin, poema nihi-lista y apocalptico, Dios est presente en forma de ausencia, vive su muerte continua y slo se revela negativamente, en su infinita y deslumbrante estela. La cada, dice este crtico estadounidense, se vuelve una catstrofe universal: el tiempo lineal del progreso sufre la embestida del tiempo cclico que se sien-te atrado fatalmente por el Origen.

    Las cosas del mundo siguen con implacable lgica su camino de involu-cin destructiva, ante el llamado del Origen, se deslen usando la analoga presente en el poema como la aguda alondra en el agua del alba, tornan a la palabra sangrienta. Ramn Xirau (1995: 58) dice que palabra sangrienta es la exacta imagen del frentico parto del desnacer.

    Esta nocin de las cosas del mundo se corresponde con la concepcin del presocrtico Parmnides de Elea. Segn el ensayista y filsofo espaol Eduar-do Subirats (1990: 20), Parmnides considera que somos, con las cosas, mezcla de vida y muerte, claridad transida de oscuridad, mundo de ideales sublimes y de pasiones siniestras, algo que es al mismo tiempo que no es, que duda, ja-dea, se divide, y contempla el morir como parte del vivir.

    10 Guillermo Sheridan (2003: 193) advierte que la preocupacin de Gorostiza por el agua, el tiempo y el lenguaje se manifiestan desde muy temprano; aparecen desde sus primeros poemas las insinuaciones filosficas y el sutil contenido intelectual de las mismas.

    11 Jorge Luis Borges (2007: 218) dice que Escoto Ergena para definir a Dios acude a la palabra nihilum, que es la nada; Dios es la nada primordial de la creatio ex nihilo, el abismo en que se engendraron los arquetipos y luego los seres concretos. Es Nada y Nadie. En Carta a los hebreos (11:3) tambin se lee: Por la fe, comprendemos que la Palabra de Dios form el mundo, de manera que lo visible proviene de lo que no aparece.

    12 Para Nietzsche, Dios ha muerto y el hombre debe ser digno de su muerte; para Gorostiza, Dios sigue muriendo en cada una de sus criaturas y al mismo tiempo las muere.

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    Si para el filsofo de Elea el ser es uno, continuo y eterno, que existe ms all de los datos que aportan los sentidos, ms all del engaoso mundo de la multiplicidad y del devenir, para Gorostiza en cambio, el no ser es el fundamen-to, como el arj y la physis de los presocrticos (el origen de las cosas del mun-do, del que salen y al que vuelven), y en el no ser no sucede nada:

    Pero en las zonas nfimas del ojo,en su nimio saber,no ocurre nada, no, slo esta luz, esta febril diafanidad tirante,hecha toda de pura exaltacin

    Octavio Paz (1987: 438) afirm que la turbadora transparencia de Muerte sin fin nos permite atisbar lo que hay del otro lado del espejo: la muerte, que se est mirando en nosotros. La afirmacin de Paz se observa en los siguien-tes versos:

    Desde mis ojos insomnesmi muerte me est acechando,me acecha, s, me enamoracon su ojo lnguido.

    La vida est llena de nada, toma la forma de la muerte; por la muerte se hace presente la nada. As como Dios tom a la nada para crear las cosas del mundo, as tambin el vaso tiene su agujero para sostener la vida en su interior.

    Muerte si fin arraiga en las zonas oscuras del sujeto, donde punza la pre-sencia y la ausencia del agujero, el ojo que se abre y se cierra, parpadea. Esa Cosa sin cosa. La vida es la vida porque bordea el abismo, se va rodeando ve-redas para retrasar el final. Los placeres del mundo son las veredas que pro-rrogan el final.

    Un acto de palabra es la musicalidad del ser. El autor de Canciones para can-tar en las barcas lleg a decir que las palabras ms giles tenan un gran son en sus gargantas de agua; saba tambin que las palabras verdaderas aparecen llenas de vida y de muerte, vacas y plenas a la vez, son las que a cada instan-te nos sonren / desde sus claros huecos; esto sucede porque la palabra verda-dera nos confronta con la falta, con los goces y las desdichas:

    Tiene el amor ferocesgalgos morados;pero tambin sus mieses,tambin sus pjaros.[] Sabe la muerte a tierra,la angustia a hiel.Este morir a gotasme sabe a miel.

    La inteligencia creadora es una soledad en llamas. El poeta es, sobre todo, sujeto del lenguaje, de la falta, de la duda, de la angustia, no del conocimien-

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    to.13 Precisamente porque viaja a los infiernos es capaz de ostentar el patrimo-nio de la profundidad.

    El agua aparece en el poema de Gorostiza como la verdad ms profunda del ser humano. La dimensin de la verdad tiene relacin con la muerte. La muer-te entra viviendo en la vida del hombre. Ah es el lugar donde ste se encuen-tra esencialmente apandado por su angustia de vivir y por su destino de nada:

    Pobrecilla del agua,ay, que no tiene nada,ay, amor, que se ahoga,ay, en un vaso de agua.

    Anthony Stanton (1998: 80) dice que Muerte sin fin expresa la agona de un sujeto atrapado y asfixiado en las redes infinitas de una crcel intangible. El protagonista se presenta como vctima embelesada y hechizada por la crcel (vital), metafsica y lingstica que lo aprisiona. El hombre es un ngel cado, ciego, falaz, herido de ser:

    Lleno de m, sitiado en mi epidermispor un dios inasible que me ahoga, mentido acasopor su radiante atmsfera de lucesque oculta mi conciencia derramada,mis alas rotas en esquirlas de aire,mi torpe andar a tientas por el lodo

    Qu es el sueo en Muerte sin fin? El hombre vive un sueo desorbita-do, su inteligencia es como una semilla enamorada que se suea germinan-do, pero su ruta no es de desarrollo sino de involucin, como una planta que viaja hacia su semilla, como la semilla hacia la tierra que la devora. Suea tam-bin porque su conciencia se halla atrapada en un pramo de espejos, den-tro de un mundo en el que los sentidos estn poblados de fantasmas (Todo conocimiento humano es un oscuro espejo, dijo San Pablo). Puesto que es un sueo del tiempo, un sueo adolorido, lleva la mscara de la muerte, pero esta mscara es su verdadero rostro:

    Es un vaso de tiempo que nos izaen sus azules botareles de airey nos pone su mscara grandiosa,ay, tan perfecta,que no difiere un rasgo de nosotros.

    Jos Gorostiza (2007: 298) seal que el mundo potico se edifica precisa-mente en las zonas ms vivas del ser: el deseo, el miedo, la angustia, el gozoen todo lo que hace en fin hombre a un hombre. Esto se observa en Muerte sin fin, considerada una de las obras ms difciles escritas en lengua espaola. La dificultad radica en que este poema, como l mismo dijo sobre la pintura nueva, tiende a destruir la tirana que lo estrangula en nombre de la realidad (2007:

    13 Deplorablemente, no soy hombre de convicciones sino una montaa de dudas, dijo Gorostiza a Emmanuel Carballo. (2003: 218)

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    220). Gorostiza tambin observ que el poeta y esto es lo que hay en l de dios nos har una autntica manzana que, tal vez, a nuestros ojos no tenga la apariencia de una manzana. (2007: 298)

    Muerte sin fin corresponde, sobre todo, a lo que el crtico Ihab Hassan (1968) ha llamado literatura del silencio, son aquellas expresiones del siglo xx que tratan de decir lo indecible, y tambin a lo que Jacques Lacan (2011: 352) sea-l: la funcin de lo bello es, precisamente, indicarnos el lugar de la relacin del hombre con su propia muerte y de indicrnoslo solamente en un deslum-bramiento.

    Las aguas del poema cambian a cada visita de sus lectores. Jorge Luis Bor-ges dijo que el hombre es un ro que fluye. Como ocurre con el ro de Hercli-to, nadie puede beber dos veces en el mismo vaso de Muerte sin fin.

    B I B L I O G R A F A

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