Mujeres Notables

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Recopilación de biografías de mujeres mexicanas. Laureana Wright. México. 1900.

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  • -1- . I

    i PUBLlCACIONES h ECHAS BAJO LOS AUSPIC IOS DE LA S;CRETARIA DE IN Cj TRUCCION PUBLICA y BELLAS ARTES

    MUJERES NOTABLES MEXICANAS

    POR LA SRA.

    LAUREANA WRIGHT DE KLEINHANS

    TIPOGRAFA ECON6MIC A.-2:L DE SAN LOHENZO NIJJ\1. :t~ .

    1910.

  • ~aureana Wrigqf ae Kleinltans.

  • PUBLICACIONES HECHAS BAJO LOS AUSPICIOS DE LA SECRETARIA DE INSTRUCCION PUBLICA y BELLAS ARTES

    MUJERES NOTA ES MEXICANAS

    POR LA SRA.

    LAUREANA WRIGHT DE KLEINHANS

    M~XICO . TIPOGRAFA ECON6MICA.- -2;t DE SAN LOREKZO NM. 32.

    ]910.

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    LA SEORA DE lULA.

    "Con este nombre, bajo el cual desapareci el v~rdadero, es conocida en la historia, la principal de las es-posas de Netzahualpilli el famoso y sabio rey de Texco-co. De ella se dice que era tan sabia que competa con el rey y con los ms sabios de su reino, y era en la poesa muy aventajada; que en estas gracias y dones naturales, tena al rey muy sujeto su voluntad, de- tal manera que lo que quera alcanzaba de l; y as viva por s sola, con gran aparato y majestad, en unos palacios que el rey le mand edificar."

    Ignrase punto fijo cual fu la poca de privanza de esta poetisa india.

    MALlNALXOCHITL. (CA UDILLA DE LAS PRIMERAS TRIBUS POBLADORAS DE MXICO).

    Hermana de Huitziton, gran sacerdote y caudillo de las tribus de Aztln en su peregrinacin hasta Cha-pultepec, acompa ste y le ayud conducir osada-mente la gente que les segua. "Era herona de varo-nil aliento que al lado de su hermano en todos los re-encuentros se seal con bizarra en singulares hechos; al valor acompaaba el talento, discrecin y conducta

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    en el gobierno, en que no serva 111enos que en los lan-ces de la guerra."l l\fuerto su hern1ano Huitziton al-gunos ancianos sacerdotes de la tribu, para apoderase del lI;lando, inventaron ocultar el cadver que haba sido robado, para n1antener sin duda la gente en la e~peranza de que volvera. Conociendo Malinalxochitl el enlbuste del rapto de su hermano, y llevan"do mal que no se le diese lugar en el Gobierno en que tanto haba tenido parte en tiempo de aquel, comenz6 dis-gustarse, y procurar atraer gente su partido.

    Algunos de los ancianosnls sabios y prudentes, la siguieron, y con ellos se retir6 al cerro de Texaltepec que ya estaba poblado. Habiendo sido ' bien recibidos de sus moradores, estableci6se all comprndoles tierras los Tezcaltepecas, y aquel pueblo 6 cuadrilla de gen-te, la vener6 como madre.

    Otros historiadores han interpretado de los gerogl-ficos indios que su partida no fu voluntaria y que para deshacerse de ella los , sacerdotes dijeron que era una maga, que se haba entregado la hechicera, y 'que Huitziton les haba Inandado hablndoles desde el lu-gar en que se ocultaba convertido en el dios Huitzilo-pqchtli, que la abandonasen con sus ancianos mientras dorman en un bosque, y que as lo hicieron por orden del Dios.

    Las consejas y las fbulas ms exageradas circularon entre 'los indios acerca de esta nlujer, hacindola pasar de la tradici6n la mitologa, declarndola diosa. Lla-ma sin 8lnbargo la atenci6n que desde tiempos remotos y entre tribus salvajes hubiese ya mujeres que compro-basen con sus hechos igualdad intelectual con el hombre.

    1 Tezozomoc.

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    TECUllOATZIN, TOlQUEQUETZAlTZIN, ZICUETZIN, y ZACANCOZCATl, (PRINCESAS TLAXCALTECAS REGALADAS HERNN COR'l'S ) .

    De estas pobres vctimas de la traicin y la torpe ba-j eza de los tlaxcaltecas sus hennanos y aun de sus pro-pios padre's, que como un homenaje las cedieron sus enelnigos, dice Ixtlilxochitl:

    "Asinlismo la seora acord de dar sus hij as Corts, y los dems sus compaeros, de rnanera que Xicoten-catl (que fu quien di este parecer) eligi dos hijas suyas llamada la una Tecuiloatzin y la otra Tolque-quetzaltzin; Maxiscatzin, eligi Zicuetzin, hija de Atlapatzin, y el de Quiahuistln Zacancozcatl, hija de Axoquentzin; y habiendo juntado otras muchas don-cellas con otras seoras se las dieron Corts y los su- . yos, cargadas de muchos presentes de oro, n1antas, plu-mera y pedrera, y dijo Maxiscatzin que dijesen al seor capitn que all estaban aquellas doncellas hijas de Xicotencatl y otros seores nobles, 'para que l y sus compaeros las recibiesen por mujeres y esposas; Uorts les di6 las gracias y las reparti6 entre los suyos, porque no pareeiese que nlenospreciaba la ddiva."

    Estas inocentes j6venes fueron .las prinleras vctimas que inauguraron la esclavitud de la raza india en el suelo mexicano, por cuyo motivo, como up recuerdo hist6rico, hacemos constar aqu sus nombres.

    TlIllACAPATZIN. (REINA DE TENOCHTITLAN).

    Esposa del emperador ~zteca Ahuitzotl hija del l-timo seor de Tlaltelolco, no presenta, fuera de la en-

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    cumbrada prosapia de que descenda y de su enlace con el monarca 111encionado, ningunos sucesos notables en ~u vida; pero su nonlbre se hace digno de mencin en la historia por el solo hecho de haber tenido la glo-ria de Rer n1adre de Cuauhtemoc, ltimo emperador de lVlxico.

    El historiador Ixtlilxochitl, con la diferencia acos-tumbrada al escribir los nombres, describe as su descen- . dencia:

    "El rey Ahuitzotzin ' tuvo en la heredera de Tlal-telolco llamada Tiyacapantzin, hija del ltimo seor Moquihuitzin, habida en su mujer legtima, la hija del rey Nezahualcoiotzin, al valerossimo rey Cuauh-temoczin, que fu ' el ltimo rey de Mxico. Tuvo otros hijos que fueron Tlacaellel, y otro Motecuhzoma, Citlal-

    . cuatl, Azcacoatl, Zoyetzin, Quahzitzilnitzin, Xiconoc, Atlizcatzin, otro Macuilmalina, Acamapich, Huitzili-huitl, lVlachimaleyoatzin y Tehuequizitzin."

    DOA LUISA XICOTENCATL. (PRINCESA TLAXCALTECA).

    Esta princesa fu hija del anciano Xicotencatl y her-lnana del valiente y digno general Xicotencatl, que despus de combatir con a.rdor las disposiciones del se-nado de a.quella ciudad dispuesto aliarse con Hernn Corts; despus de separarse instigado por su ardiente patriotismo hasta de la obediencia y el respeto que su padre profesaba, se retir del n1ando del ejrcito que .acapdillaba, y aprehendido por los enviados de Corts iu condenado la horca, muriendo hericamente, an-

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    tes que someterse los invasores de su patria. Su des-graciada hermana cedida por su propio padre al con-quistador, y convertida por ste, como todas las dems princesas y nobles en botn de guerra, fu bautizada con el nonbrede Doa Luisa en uni6n de las hijas de los dems caciques, y dada como muje?' Pedro de Al-varado, quien los indios llamaban Tonatiuh (Sol) por lo rubio de sus cabellos.

    En la angustiosa retirada conocida con el nombre de la Noche Triste, en que el ejrcito espaol fu sorpren-dido por los indios al atravesar el canal que se hallaba en la calle que hoy lleva el nombre del mismo Alvarado, por el salto prodigioso que en aquel lugar le atribuye-ron sus compaeros, esta princesa caminaba con las de-ms mujeres en medio de las tropas espaolas, y fu la nica que, en unin de la Malinche y del intrprete Aguilar, qued6 con vida. La descendencia de esta india y de Alvarado se enlaz6 despus en Espaa con los du,;. ques de Alburquerque.

    Todo lo anterior no tiene absolutamente ningn fun-damento hist6rico. La historia trae s610 los siguientes datos que copiamos continuaci6n.

    En los momentos de la conquista Tecuichpo, h~ja -mayor de lVlotecuhzoma, que sostena un serral1p de ,concubinas, tena s610 un hermano muy nio llamado Axopacatzin, y ella y l eran los nicos hijos de legti-mo matrimonio de aquel monarca.

    Aunque otros de los conquistadores y entre ellos Ber-:nal Daz y Hernn Corts, hacen menci6n de otros varios hijos hijas, todos fueron bastardos, segn Oviedo, que en el Dilogo del Alcalde con Jhoan Cano 1 -pone en boca de uno de ellos lo siguiente: "As como muri6 Montezu-

    _roa, quedronle solamente por hijos legtimos mi mujer . .

    ) Oviedo; "Historia de las Indias,"

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    . vn hermano suio muchachos anlbos; causa de lo cual fu elegido por seor vn hern1ano de l\Iontezlllna que se deca Cuitcavaci 1 seor de Iztapalapa, el cual vivi des-pus de su eleccin slo 60 das, y muri de viruelas; causa de lo cual un sobrino de lVlontezuma, que era Papa sacerdote n)aior entre los indios, que se llamaba GU3ti-muci,2 mat al prilno hijo legtimo de Montezunla, que se deca Asupacaci, hermano de padre madre de Do-a Isabel, hzose seor, fu mui valeroso. Este fu-el que perdi Mxico, fu preso, despus injustamen-te muerto con otros principales seores indios; pues: como Corts los christianos fueron enseoreados de-l\Ixico, ningn hijo qued legtimo sino bastardos de l\Iontezuma, ecepto mi mujer, etc~'. ' Bernal Daz por el contrario, al desoribir la prisin de Motecuhzolna, dice que ste dijo las siguientes palabras: "Seor Malinche r ya que eso quereis que sea, yo tengo un hijo y dos hijas-legtin"ias)' tomadlos en rehenes, y m no me hagais esta ofensa: qu diran mis principales si me viesen llevar preso?"

    Corts como corroborando los dos ltimos asertos en sus "Cartas de Relacin," y todo~ los historiadores con-temporneos, citados por Orozco y Berra, estn acordes en que la Noche Triste marchaban entre el ejrcito es-paol las mujeres de la tropa? sirvientas mancebas, con lVlarina y dos hijas de Nlotecuhzoma defendidas por trescientos aliados y treinta espaoles. Por ltin1.o en el Privilegio de DocL Isabel Motez~{ma, etc., docunlento de que hablaremos despus, dice el rnisnlo Corts: que hallndose herido ~Iotecuhzoma lo llaln recordndole los servicios que haba prestado la causa de los caste-llanos y dicindole: "que si l de aquella herida falle-o ca, n1e rogaba y encargaba afectuosamente, que habien-

    1 Cuitlahuactzin. ; Cuauhtemoctzin.

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    do respeto lo mucho que me quera y deseaba com-placer, tuviese por bien de tomar cargo tres hijas suyas que tena, y las hiciese bautizar y mostrar nues-tra doctrina, porque conocla que era muy buena, las cuales despu8s que yo gan esta dicha cibdad, hice luego bautizar y poner por nombres la una que es la mayor, 8U legtima heredera, Doa Isabel, y las otras dos Doa Mar~a y Doa Marin~; y estando en finamien-to de la dicha herida 'me torn6 llamar y rogar muy ahincadamente, que si l muriese, que mirase por aq~ellas hijas, que eran las mejores joyas que l m.e daba, y que partiese con ellas de lo que tena, porque no que-dasen perdidas, especialmente la mayor, que sta quera l mucho, etc."

    Orozco y Berra reuniendo los datos.de los dems h:to-riadores, dice: "De los hijos legtimos de MotecuhzolVU,

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    el presunto heredero muri6 en las puentes en la noche de la retirada; quedaron dos varones, loco el uno, el otro perltico y Tecuichpo, muger de gran hermosura. Para adunar los derecp.os reales, Cuitlahuac cas con ella, aunque parece que no tena la edad suficiente . .

    "Cuauhtemoc la sazn sumo sacerdote, al subir al trono se despos6 con Tecuichpo, viuda de su antecesor", Alamn dice que "tuvo tres hijos en sus dos mujeres le-gtimas" .

    De todas estas relaciones se desprenden dos cosas: pri-mera, que en ellas solo se hace mencin de las hijas le-gtimas del emperador, pues las dems, teniendo conlO . tena un serrallo, deben haber ' sido nluchas; y segunda, que entre ellas Tecuichpo, si no era la hija legtima, era por lo menos la mayor y n1s querida de su padre en su ltimo matrimonio. Siendo adems la ms bella, se hizo clebre nls que por su alcurnia, por la serie de amores que su an6mala situaci6n la condujo. lVluerto su segundo esposo Cuauhtemoc, manos de los con-

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    quistadores, ella qued entregada Corts por l mis-mo segn hemos visto; y aunque sto no fuera, habra sucedido lo luisn10, siendo el jefe conquistador el rbi-tro de aquel pas desde que se apoder de l.

    A la sazn uno de los capitanes de Corts, Alonso de Grado, astuto y de los n:enos ~fectos al jefe comenz hac~rse eospechoso de infidelidad, al punto de que aqul lo destituy del mando militar que ejerc~ en Veracruz y lo mand reducir . rigurosa prisin; "Mas como era muy prctico y hombre de muchos medios, dice Bernal Daz, hizo muchos ofrecimientos Corts, que le era muy servidor y luego le solt, y aun desde all adlante se le vi que siempre privaba con l, y con importuna-ciones que tuvo con Corts, le cas con Doa Isabel, hi-ja de Montezuma."

    Antes de pasar este tercer matrimonio, cedida co-lno un mueble por el dspota dueo que le cupo en suerte, grandes dolore~ deben haber desgarrado aquel corazn que tan amargas impresiones recibi en tan re-d ucido espacio de tiempo.

    Todo fu asesinado en torno suyo; familia, patria, creencias y personalidad .. De princesa pas6 vasalla, de soberana esclava, despus. de haber presenciado la destruccin de su raza, y de haber visto morir irifame-mente su padre y sus dos esposos aztecas: Ct;litlahuac y Cuauhtemoc. Sobre todo con este ltiIno sus padeci-n1ientos fueron infinitos, habindole acompaado en su

    . glorioso cal vario de hroe y mrtir, inaugurado en fie-rae batallas del palacio de Axayacatl, cedido para cuar-tel los espaoles en el sangriento combate de la Noche Triste, yen el sitio de Tenochtitln, cuyo doloroso fi-nal fu la prisin del ernperador en Tlaltelolco, episo-diQ que Bernal Daz y otros testigos presenciales des-criben as: "nlientras prosegua la matanza, algunos acalli se deslizaban rpidamente sobre las aguas del la-

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    go en direcci6n de tierra; Sandoval di la orden ele per-seguirlos Garca Holgun, capitn del bergantn ms velero. Holgun hizo tender las velas en direccin de los fugitivos, los alcanz; por el aderezo, toldo y forma del acalli conoci que all iba Cuauhtemoc; di voces hizo seas para que parasen, mas los remeros seguan remando vigorosamente; entonces asqmaron por la proa de la fusta los ballesteros y arcabuceros: par6 el acalli, psose en pi Cuauhtemoc, y alzando el brazo dijo: "No me tiren que yo soy el rey de Mxico y desta tierra, y lo que te ruego es, que no me llegues mi mujer ni mis hijos, 1 ni ninguna mujer, ni ninguna cosa de lo que aqu traigo, sino que me tomes m y me lleves , M l' h" a a 111C e ....................................................... .

    Recibi61es Corts con gran agasajo, abraz al rey con muestras de mucho amor ofreciendo todos asiento. Cuauhten10c, acercndose Corts le dijo: 'Seor l\la-linche, he cumplido con lo que estaba obligado en de-fensa de mi ciudad y vasallos, y no puedo ms; y pues vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, haz de m lo que t~ plazca," y poniendo la mano en el pu-al que Don Hernando llevaba en el cinturn, aadi: "Toma luego este pual y mtame con l." Saltl'onle las lgrimas al decir sto, y los guerreros y magnates que iban con l, tambin lloraban sollozando. El gene-

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    ral, sirvindose de la lengua ~e lVlarina, le consol, ala- . b el denuedo con que haba defendido l~ ciudad, pro-metindole por ltimo, seguira en el mando de Mxjco y sus provincias como antes. Preguntndole entonces por su esposa, Cuauhtemoc contest haberla dejado en el acalli al cuidado de los blancos; mandada traer, vino la reina Tecuichpo, joven hermosa, apenas llegada la edad nbil, hija de Motecuhzoma; ella y las dan1as

    1 Hijos probablemente de otra mujer, pues no tuvo ninguno de Te-cuichpo.

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    que la acolnpaaban , recibi Corts con amable corte-sa, haciendo servir todos los prisioneros algun refri-gerio, del cual en verdad haban 111enester " .

    . La verdadera cUlnbre del calvario que Tecuichpo te-na que subir con aquel esposo joven y bello, quien si no hubiere amado con el arrior del coraz6n tena que venerar con el respeto de la admiraci6n, haba llegado. Tecuichpo que r.llado del hroe, durante el sitio de Te-nochtitlan haba visto correr sus pis arroyos de san-gre, y rodeada de cadveres insepultos, desfallecida de hambre, apenas se haba alimentado con yerbas, corte-zas de rbol, insectos y sabandijas, al lado del mrtir contemp16 el acto brbaro del torrnento del fuego que lo sl~et6 con los otros prncipes sus compaeros, la ver-gonzosa y repugnante codicia de los conquistadores, y le vj por fin salir de la prisi6n para subir las gradas del patbulo.

    Aunque ninguno de aquellos cronistas explica este punto, creemos que fu la muerte de Cuauhtemoc, cuando sta princesa cay6 en poder de Corts; pues pe-sar de la cesi6n que aparece de ella le hizo Motecuhzoma, el conquistador no se ocup6 de aquella ddiva, en primer lugar como dice lnuy bien Orozco y Berra,"porque las circunstancias apuradas que siguieron desde la prisi6n del rey, hasta la quema de Cuauhpopoca, no dejaron tiempo al general para pensar en pasatiempos;" en se-gundo porque estando casada con Cuitla4uac y en se-guida con Cuauhtemoc, pennaneci6 con ellos, como lo prueba haber sic1,p aprehendida con este ltimo;y tercero porque, dos hijas de :Nlotecuhzoma y todas las mujeres que iban con los espaoles, perecieron la Noche Triste, salvndose solo }Iarina y una ,hija de Xicotencatl. Po-co ti enlpo per n1aneci en poder de H ern n Corts la j oven viuda, pues in mediatamente sobrevini eron las cir-cunstancias q ue dej amos referi das y que le obligaron

  • darla como prenda de alianza su particular enemigo Alonzo de Grado quien adems-del empleo de Contador que disfrutaba "se le dieron los solares donde est hoy el hospital de Jess. Los descendientes de sta, condes de

    ~lontezuma, fueron transladados Espaa, pasando el ttulo otras casas por falta de sucesin varonil" 1 .

    Se comprende que grande era el inters que Corts tena en captarse la amistad de Alo'nso de Grado, como se ve por el documento siguiente, en que al entregarle

    . Tecuichpo la colma de mercedes: "Me pareci que se-gn la calidad de la persona de la dicha Doa Isabel, que es la mayor y legtima heredera del dicho seor

    ~lotecuhzoma y que ms encargada me dej, y que su ed~d requera tener compaa, le he dado por esposo y marido una persona de honra, Hijo-Dalgo y que ha servido Su :Nlagestad en mi compaa desde el prin-cipio que estas partes pas, teniendo por m y en nombre de su mage~tad cargos y oficios mui honrosos as de Contador y mi lugarteniente de Capitn, Go-vernador COTI10 de otras muchas, y dado dellas mui bue-na cuenta, y al presente es~ su administraci6n al car-go y oficio de visitador general de todos los Indios de esta Nueva Espaa, el cual se dice y nombra Alonso Grado, natural de la villa de Alcn tara. Con la dicha doa Isabel le prometo y doi en dote y arras la dicha doa Isabel y sus descendientes, en nombre de S. M~ co-mo su Governador y Capitn General destas partes, 'y porque de derecho le pertenece de su patrimonio y le-gtima, el Seoro y naturales del pueblo de Tacuba, que tiene ciento veinte casas; y Yeteve que es estan cia que tiene cuarenta casas; y Y zqui-Luca, otra estan-cia, que tiene otras ciento y veinte casas; y Chimalpan, otra estancia que tiene otras cuarenta casas; y Chapul-

    1 Al amn.

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    man Loyan, que tiene otras cuarenta casas; Escapucal-tango, que tiene veinte casas; Kilvango, que tiene cua-renta casas; y otra estancia que se dice Ocoiacaque, y otra que se dice Castepeque, y otra que se dice Talanco, y otra estancia que se dice Goatsizco, y otra estancia que se dice Duotepeque, y otra que se dice Tacala; que podr haber en todas lnil y docientas y cuarenta casas; las cuales dichas estancias y pueblos son sujetos al pue-blo de Tacu ba y al Sr. della. Lo cual conlO dicho es, doy en nOln bre de S. 1\1. en dote y arras la dicha Do-a Isabel," etc. etc.-"Fecho veinte y siete das del mes de Junio de nlil quinientos y veinte y seis aos.-Don Hernando de Corts.-Por mandado del Governa-dor mi seor.-Alonso Baliente.-"

    Poco tienlpo dur tambien este tercer enlce, y muer-to Grado, Corts se la llev su casa, dndola de n ue-vo en matrimonio Pero Gallego; cinco seis meses despus del desposorio, doa Isabel di luz una hija de Don Hernando." 1

    Si en los primeros das de la conquista, Corts no tu-vo tien1po para pensar en amoros, luego que encontr una tregua, formse un serrallo con las dems hijas de .

    ~Iotecuhzoma, de que hablaremos despus, y otras prin-cesas indias y fu all donde llev Tecuichpo cuan-do qued viuda por tercera vez. Por eso al tratar de la n1uerte de ~Iotecuhzoma dice Don Jos Fernando Ra-lnrez: "En cuanto la desgraciada hurfana ................ . baste recordar que los contelnpor~eos la enumeraban entre las personas que forD1aban el numeroso serrallo del conquistador; que ste se mostr siempre bastante generoso para obsequiar sus compaeros de armas con sus desperdicios y ellos suficientenlente dciles para aceptarlos con agradecimiento.-"

    1 Bernaldino Vasquez de Tapia.-Gonzalo Mexa. -

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    Gual si la suerte se hubiese propuesto hacer de la em-peratriz azteca una feria , de matrimonios, muri6 tam-bien este segundo marido espaol, sin que se sepa si que-daron descendientes de l y Hernn Corts volvi6 ca-sarla con otro de sus capitanes, Juan Cano, el que, se-gun hace constar Ovied'o en el "Dilogo del Alcalde con Jhoan Cano," que al principio citamos, manifest6se sielnpre muy satisfecho y envanecido con su mujer, ha-ciendo de ella los mayores elogios. "De este matrimo-nio tuvo origen la casa de Cano Moctezuma." 1

    Finalmente, viuda por quinta vez, sjn que se s~pa si por disposici6n de Corts 6 por propia voluntad obr6 en esta ocasi6n, contrajo un ltimo matrimonio con J ua~ Andrade, siengo sus descendientes postreros los An-drade J\foctezuma, fanlilia que subsiste an en Espaa, vinculada en la casa de Miravalle. Nada hemos podido a veriguar acerca de la duracin de cada uno de los ma-trimonios de la que nacida Tecuichpo, convirti6se lue-go en Doa Isabel, ni acerca de la poca y lugar de SU muerte.

    De Doa Mara y Doa Marina lVIotecuhzoma, hijas menores del segundo 'matrimonio del emperador Mo-tehcuzoma, grandes contradicciones 6 por mejor ' decir, n1alsimas explicaciones hemos hallado respecto de ellas en los datos legados por los conquistadores la posteridad; pues todos callan los nombres indios, men-cionando solo los cristianos al hacer referencia los bautizos, y otros. les dan nombres diferentes. Mas atenindonos la relaci6n de Corts, en que comu-nica al emperador, con motivo de la donaci6n he-cha Tecuichpo, que ella, Doa Mara y Doa l\tIarina, fueron las tres hijas legtimas que le entreg6 al rnorir

    1 Alamn.

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    el emperador, y hallando la explicaci6n de estas dife-rencias en la historia de Alamn que dice que lo que nls vivan1ente lleg interesar al elnperador al lllorir "era la suerte de sus hijos, especialnlente de las tres hi-jas que tuvo en sus dos lnujeres legtimas, hemos cole-gido que Tecuichpo y su hern1ano, de quienes hmnos he-cho ya lnenci6n, eran hijos de un rnatrnonio, y las dos de que ahora tratamos, de otro, siendo todas hijas leg-tin1as."

    En esto estn de acuerdo, adems de Corts, los cro-nistas de la poca, por ms que Juan Cano, uno de los maridos de la mayor, se empease en asegurar Ovie-do que solo su esposa era legtima.

    Dedcese adems que si Tecuichpo, hija del primer matrimonio, al verificarse la conquista apenas llegaba la edad nbil, stas que eran del segundo deben haber si-do pequeas; motivo por el cual probablemente perma-necieron al lado de su madre, y nadie vuelve hacer ' de ellas relaci6n, fuera de la que acerca de sus bautizos y los nombres de Mara y Marina que se les dieron, ha-ce el mismo Hernn Corts. De esta manera escaparon la muerte la Noche Triste, por no llevarlas consigo el conquistador, y por lo mismo no fueron inscritas en su serrallo.

    En cuanto su suerte posterior, s610 Alamn refirin-dose la recon1endaci6n hecha por Motecuhzoma Her-nn Corts, dice: "Corts cUlnpli6 fielmente con el en-cargo y estas seoras casadas despus con los principa-les de los conquistadores y ricamente dotadas, han sido el origen de varias familias muy distinguidas." Esto es todo lo que de estas princesas conserva la historia, y he-mos unido en una sola sus biografas por ser idntica la suerte que corrieron ambas, y no constar siquiera los nonlbres de los conquistadores que con ellas se casaron'

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    HIJAS BAS'f ARDAS DE. MOTECUHZOlVIA DOA ANA MOTECUHZOMA.

    Sabido es que el desgraciado emperador Motecuhzo-nla, fanatizado con la tradicin legendaria de que ha-ban de venir los descendientes de Quetzalcoatl y to-I11ando por ellos los espaoles, manifest6se dbil y sumiso hasta el extremo de colmarlos de obsequios y halagos. En tal estado de nimo, dice Bernal Daz que algn tien1po despus de hallarse preso, dijo Corts: "lVIirad, Malinche, que tanto os aTI10, que os quiero dar una hija ma muy hermosa para que os caseis con ella y la tengais por vuestra legtima mujer." El conquista-dor le di6 las gracias; pero le objet6 que era casado y no \ era costumbre entre ellos tener ms que una sola espo-sa; que por lo mismo la recibira para cuidar de ella como hija de tan gran seor, con la condici6n de ha-cerla cristiana. Habiendo aceptado Motecuhzoma, la joven fu bautizada con el nombre de Doa Ana, y pesar de los escrpulos que Corts manifestara al prin-cipio, hizo de ella su manceba. Esta joven di6 luz un hijo, y yendo en compaa de su dueo muri6 en la fa-mosa batalla de la Noche Triste, acerca de lo cual dice Orozco y Berra: "La hija de Motecuhzom~, Doa Ana" dada por esposa Corts, con ,las otras mujeres y prin-cesas de la tropa, quedaron en los puentes."

    DOA INES MOTECUHZOMA. Hernlana de la anterior, bautizada tambin por el

    conquistador, y llevada por l vivir con la 'primera, corri6 en todo la misma suerte que su hermana, siendo manceba de Corts y muriendo la Noche Triste en es-tado de gravidez.

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    DOA FRANCISCA CACAMA. Princesa de Texcoco, hermana del valiente y fogoso

    prncipe Cacamatzin, se infiere que qued en poder del capitn espaol cuando ste mand cargar de cadenas , y encerrar en una prisin aquel prncipe. La prince-sa bautizada con el nombre de Francisca, fu llevada la casa de Corts en calidad de dama de las princesas Motecuhzoma Doa Ana y Dr)a Ins, y Corts hizo de ella su tercera manceba, "viviendo con las tres en la miema intimidad," dice Bernal Daz del Castillo. Es-ta desgraciada pereci tambin la Noche Triste. Horas antes que ella, haba muerto pualadas su hermano en unin de otros seores indios, quienes el conquis-tador, considerndolos como un estorbo, no quizo arras-trar en su fuga. Como dejamos dicho en la biogafa de Tecuichpo, el conquistador volvi fundar ,otro serra-llo, que los historiadores califican de numeroso.

    CAONIANA, TENEPAL O MALlNAL, (LA MALINCRE).

    El nombre que hemos tomado para epgrafe de este captulo, es uno de aquellos que las circunstancias pu-ran1ente casuales y extraordinarias, y no el mrito de las individualidades quienes designan, hacen nota-bles abrindoles las pginas de la Historia, en cuyo do-minio jams habran penetrado por s nlismos, y donde van ocupar un lugar pasivo y accidental junto los nombres de los grandes personajes la sombra de los cuales se destacan como accesorios de las culminantes peri pecias de sus vidas.

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    E ste nombre es el de una mujer quien la suerte arroj en el camino del conquistador de 1Yl xico, y la cual, sin haber ~j ecutado ms que los actos vulgares que el amor origina en todos los seres que se hallan po-sedos de su pasin, logr hacerse notable sin ser gran-de, y alcanzar farna sin gloria, viniendo refleiarse en la carrera' de Hernn Corts como un punto negro ilu-lninado por el reflejo de aquel.

    Hay una leyenda basada en los datos recogidos por Gomara, Sals y otros historiadores, segn la cual cuan-do los espa(Jles conquistaron la isla de Cuba, despus de la herica defensa que los naturales de ella sostuvie-ron, algunos que lograron escapar, fuer

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    muerto en la lucha; busc Caoniana y los padres de sta, y se le contest que haban 111Uerto talubin. El desgraciado hallndose completamente solo, no abrig desde entonces enmedio de su profundo desconsuelo n1.s sentimiento halagador que el cario lleno de adhe-sin que su salvador profesaba. Este oblig su pro-tegido aprender el idiolua espaol y abrazar la reli-gin cristiana, cambiando su nombre por el de Melchor, bajo cuyo nOlubre sirvi de acolupaante intrprete su amo hasta su arribo Tabasco, donde un suceso in1-previsto vino desvanecer la lealtad que hcia aqul experimentaba. '

    Al escalar los espaoles la muralla de troncos que -circundaba ]a 'ciudad, Melchor fu uno de los primeros que penetraron por las brechas, y hablando los indios en su idionla, trat de convencerlos que se rindieran, secundando como siempre, los planes de su dueo; pero en aquel acto un indio, saliendo de entre los combatien-tes, le llan1 por su nombre indgena, tendindole los brazos) y Melchor se arroj en ellos,loco de alegra, pues haba reconocido en l su padre quien tanto haba. llorado creyndole muerto. Explicronse mtuamente, y supo que Caoniana, sana y salva, estaba con las de-ms mujeres oculta en la montaa Verde. Al saber que Caoniana exista, arrastrado por el anlor que conserva-ba intacto en su alma, se despoj del traje espa91, que entre los suyos pe pareca ignominioso, y corri la montaa indicada donde su amante le recibi en sus brazos, y all ante ella y ante su padre jur ayudar exterminar los invasores, olvidando sus promesas Hernn Corts para cumplir las que acababa de empe-ar aquella que poco despus deba ser traidora su

    / . aluor y a su memOrIa.

    Haciendo prodigios de valor acaudill los indios; desvaneci sus temores supersticiosos; les hizo ver que

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    los espaoles eran dbiles respecto ellos, y sostu YO combates hericos, en los que el amor y el patriotisn'lo centuplicaban sus fuerzas. Intiles esfuerzos! La de-rrota fu completa, y Melchor, segn dicen algunos his-toriadores de aquel tiempo, fu perdonado segunda vez por Corts, quien no qtl;eriendo ensangrenta?' Stl; espada en el pecho de un villano (palabras que se atribuyen al caudillo) le dej' huir con los suyos.

    Pero al llegar al campamento de los indios, stos, in-dignados porque los haba engafado dicindoles que las armas de los espaoles no eran divinas, y ocultndoles qtl;e llevaban entre ellos monstruos feroces, concepto en que tuvieron los caballos, dispararon sobre l sus flechas, y el infeliz fu caer expirante en los brazos de Cao- . nlana.

    De muy distinta lnanera juzgaramos esta aliada del tirano invasor de su patria, si diramos entero cr-dito lo que en este pasaje cuenta ms la tradicin que la historia; pues segn ella, Ibo-Ibo antes de ex-halar el ltimo suspiro, le d~j el encargo sagrado de pagar los espaoles su deuda de gratitud, de sacrifi-carse por ellos, de unirse Corts, pidindole perdn en su nombre, y de aplacar por est~ medio la maldicin del Dios I)ico que haba atrado sobre su cabeza, sien-do este el nlotivo que impuls la india ponerse las rdenes del Jefe espaol. '

    Pero como lo ms verosmilmente probado es que Caoniana lleg poder de Corts entre otras indias que le fueron regaladas, se desprende de all qU no fu si-no la loca pasin que le inspir aqul, la que la hizo faltar la dignidad de su estirpe, la fidelidad de sus creencias y sus deberes de nacionalidad, consagrndo-se en . cuerpo y. alma al destructor de su raza. Bautiza-da con el nombre de Marina, sigui en todas sus con-quistas al vencedor, velando su puerta para cuidar de

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    su vida y su sueo; arrastrndose sus pies subyugada por el deshullbranliento que su h ennos, figura le pro-duca y contenlplando sin cesar el exterminio de sus he1'n1anos, para lo cual no le sirve de disculpa la fal-ta de conocin1ientos y cultura en su educacin; pues el patriotis1110, la dignidad y el honor eran, no solo cono-cidos, sino lnuy acatados entre los in c~ios. Adems no faltan ' hi"toriadores que le atribuyan la instigacin, dndola por autora de varias de las combinaciones gue-rreras de Corts, lo que no es dudoso, vista la decidida preferencia que ella di siempre ste sobre los suyos, cegada por su anhelo de complacerle y de sacarle de to-das las dificultades que su empresa se opona.

    Hasta aqu la leyenda tradicional divulgada po~ al-gunos autores franceses en una obra histrica titulada "Desc'Ltbr'i?niento y conquista de Amrica"; ms segn la historia, los datos sobre el origen de la Malinche, difie-ren casi por completo de los anteriores, afirmando es-ta clebre intrprete de los ,espaoles la nacionalidad

    ,

    meXIcana. I \

    Hablando del arribo de Corts Tabasco, dice Ala-mn: "Despus de una esplndida victoria que difun-di por todas aquellas regiones el terror de sus armas, el cacique y los principales se presentaron con regalos, y entre ellos le hicieron uno de inestimable importan-cia, cual fu la clebre Doa Marina, que vino entre veinte esclavas, que le dieron 'para hacer tortillas. Es-ta mujer conocida vulgarmente con el nombre de Ma-linche, y que tanto contribuy la conquista, hablaba la lengua mexicana como que ella lo era de nacimien-to, y la de Tabasco, en donde haba residido por mucho tielnpo".

    Segn el misrno historiador, el derivado de JJ!lalin-che le vino de la siguiente manera: al bautizarla se la ' llaln ~\Iarjna , ms COlno los indios no ten an en RU

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    alfabeto la letra (t, comenzaron decirle lJIlalina; en se-guida por la distincin y . el favoritismo con que la t ra-taba Corts, los espaoles le dieron el tratamiento de Dofa y los indios le aadieron la terminacin tzin, que indicaba dignidad aristocrtica, y por esto la agregaban todos los nombres ' nobles y reales. De aqu vino el nombre de Malintzin, que los espaoles, pervirtiendo la pronunciacin india, convirtieron en Malinche, nom-bre que tambin daban Corts los indios, y el mismo Motecuhzoma, porque vean su lado Doa Marina. En la (Historia antigua y de la conquista de lJlxico,) pu-blicada en 1880 por el Sr. Manuel Orozco y Berra, y que es en nuestro concepto la mejor por ser u~a sabia y concienzuda recopilacin de todas las anteriores y. .de varios manuscritos inditos, se hallan los datos siguien-tes:

    "Detengmonos un poco hablar de Doa J\lIari-na. Obscura es la primera parte de su vida, y tan-to que ' no se sabe con fijeza cul fu el lugar de su nacimiento." Preguntada por Corts, quin era y de dnde, respondi: "Que era de hcia Xalisco, de un lu-gar de dicho Viluta, hija de ricos p~dres, parientes del seor de aquella tierra, y que siendo muchacha la ha-ban hurtado ciertos mercaderes, en tiempo de guerra, y trada vender la feria de Xicalango, que es un gran pueblo sobre Coazacoalco, no n1.uy aparte de Ta-basco, y de all era venida poder del seor de Poton-chao 1"

    En la historia atribuida Chimalpain, que no es otra cosa que la obra de Gomara con intercalaciones 6 rectificaciones del escritor mexicano, encolitramos aadido al texto original: "Marina Nlalintzin Te-

    1 Gomara eron. cal>. XXVI. Gomara cap. LIX, insiste en llamarla Marina de Vil uta. Tngase presente que el autor confunde en todo es-te episodio :t Potonchan con Tabasco.

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    nepal (que era su propia alcua, que despus se Hanl ~Iarina, nombre de cristiana,) dijo que era de hcia Jalfrico Jallisco, de un lugar dicho Huilotlan, que quiere decir, lugar de Trtolas.")

    Segn otra autoridad: "era natural del pueblo de Huilotlan, de la provincia de Xalatzingo, hija de pa-dres nobles, y nieta del seor de aquella provincia"r etc. 1 Si no nos engaamos, el dicho de los autores mencionados reconoce por origen y fuente Gomara, segn el cual Doa ~Iarina era oriunda del pueblo de H uilotlan en Xalisco.

    Chnalpain aumenta que su nombre de familia era Tenepal.

    Ixtlilxochitl sita Huilotlan en Xalat'zingo, cosa bien diferente y distante de Xalisco.

    "E mas adelante, en otro puerto que se dice Champo-ton, se tom una india que se deca Marina, la cual era natural de la cibdad de Mxico, ciertos mercaderes indios habanla llevado aquella tierra, aprendi muy bien prest la lengua espaola". Oviedo, autor de estas palabras, d Mxico por patria Doa ~Iarina, y como Gomara confunde Champonton con Ta-basco."

    Segn Casas: "HaHse una india que despus se lla-m ~Iarina, y los indios la llamaron Malinche de las veinte que presentaron Corts en la provincia de Ta-baso, que saba la lengua mexicana, porque haba si-do, segn dijo ella, hurtada en su tierra de hcia Xa-lisco, de esa parte de Mxico que es al Poniente, y ven-dida de mano en mano hasta Tabasco."

    ~Ias adelante copia otras opiniones Orozco y Berra en las que se d :Nlarina por originaria de Xaltipan en la provincia de Acayucan, y an se dice que la

    1 Ixtlilxochitl, Hist. Chichimeca, cap. 79. M. S.

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    falda de una elevacin del terreno se levant un " tu-nlullos de tierra, de unos 40 pies de altura y 100 de dimetro en la base, construdo en honor de la ~lalinche, Doa Marina, que era nativa de este pueblo," lo cual ha sido certificado al presente al Sr. Garca Iz-cabalceta por el respetable Doctor Barendt, quien tuvo ocasi6n de ver al mencionado cerro que lleva nombre de la Malinche. Segn Bernal Daz, contina Orozco y Berra, Doa lVIarina fu desde su niez gran seora de pueblos y vasallos, y es de esta manera: . que su pa-dre y madre eran seores y caciques de un pueblo que se dice Paiala, y tena otros pueblos sujetos el, obra de ocho leguas de la villa de Guacaluco (Coatzacoalco) y muri el padre quedando muy nia, y la madre se caso con otro cacique mancebo y hubieron un hijo, y segn pareci queran bien al hijo que haban habido; acordaron entre el padre y la madre de dalle el cargo ' despus de sus das y porque en ello no hubiese estor-bo, dieron de noche la nia unos indios de Xica-lango, porque no fuese vista, y hecharon fama que se haba muerto, y en aquella razon muri una hija de una india esclava suya, y publicaron que era la . here-dera, por nlanera que los de Xicalango la dieron los de Tabasco y los de Tabasco Corts y conoc su madre y su hermano de madre, hijo de la vieja, que era ya hombre y mandaba juntamente con la madre su pueblo, porque el marido postrero de la vieja ya era fallecido; y despus de vueltos cristianos, se llam la vieja :NI arta y el hijo Lzaro: y esto slo muy bien," etc. 1 " .

    Esta ltima versin del historiador soldado, testigo presencial de los hechos, es la que han adoptado la ma-yor pa~te de los historiadores antiguos y modernos, co-mo la nica exacta y verdica.

    1 Berna1 Daz, cap. XXXV n.

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    .En cuanto al non1bre, Lord Kingsborongh en su obra "Archives Paleographiq'nes de l'Orient et de l'A?ne?'1'-qtte," dice que el nombre prin1itiYo de esta india era 111alinale .Afalinal, y Orozco y Berra opina segn esto, que los espaoles por semejanza le dieron el de Marina, convertido despus en lIfalina, lIIali!dzin y Malinche.

    Luego que Corts recibi el regalo de las veinte escla-vas cedidas por el cacique de Tabasco, hizo que las bau-tizaran, "y las reparti, dice Bernal Daz, cada capi-tn la suya, esta Doa l\Iarina, conlO era de buen parecer y entron1etida desenvuelta, di Alonso Hernndez Puertocarrero, que ya he dicho otra vez que era buen caballero, primo del conde de Medellin."

    Andrs de Tapia refiere cmo Doa J.\;larina, en unin de' su nueyo amo, hizo el viaje hasta San Juan de Ula; cmo al presentarse los naturales, Corts, que en Tabas-co se haba servido de Gernlno de Aguilar para in-terpretar la lengua n1aya, se encontr con que este no poda seguir desempeando el mismo cargo, porque no conoca la lengua lnexica, y aade: "El marqus ha-ba repartido algunas de las veinte indias que dijimos que le dieron, entre ciertos caballeros, dos de ellas estaban en la compaa d estaba el que esto escribe; pasando ciertos indios, una de ellas les habl, por ma-nera que sabie dos lenguas, y nuestro espaol intr-prete la entenda, y supimos de ella que siendo nia la haben hurtado unos mercaderes lle-vdola ven-der aquella tierra donde se habie criado; y as tor-nalnos tener intrprete."

    Al principio las onversaciones eran complicadas, pues Hernn Corts deca Aguilar lo que quera, en castellano; ste lo traduca al maya para lVlarina, y es-ta su yez lo traduca al mexicano para los indios.

    Esta dificultad dur poco tiempo, porque la nueva intrprete aprendi pronto el idioma de los conquista-

  • uores, siendo despus, como dicen los historiadores de aquel tiempo, su lengua. Los primeros das lVlarina e~tuvo con Corts como prestada;. pero habindose ido Espaa como procurador Puertocarrero, se qued en propiedad con l. Desde entonces, luego que pudo en-tenderse directamente con su tercer amo y ya no fu necesaria la presencia de Aguilar, no se separaba un momento del conquistador, siempre lista para prestar-le sus servicios, lo cual fu causa de que indios y es- ' paoles diesen en llamar Corts el capitn Malinche. El papel representado por sta india en la conquista de lVlxico, fu importantsimo para los espaoles, pudien-do decirse que ella fu el alma de todas las maq uina-ciones de Corts para engaar y avasallar los pueblos descubiertos.

    Su destreza en la lengua maya nahoa la hizo indis-pensable en el trato con los indios; su carcter de in-trprete la retuvo al lado del inflamable D. Hernando; avisada, inteligente, hermosa, sin los melLndres de Lu-crecia, la suerte la condujo partir el lecho de calnpa-a del capit.n de los teules.

    Considerbanla los invasores lastimando los legti-nlOS derechos de Doa Catalina J urez, (esposa de Cor-ts); respetbanla, adorbanla casi los indgenas 'como la compaera escogida por los barbudos dioses 1 .

    En pocos meses se cumplieron tan profundas transfor-maciones, que debi eron trastornar por completo el co-razon de la mujer. Entregada en cuerpo y alma los extranjeros; con descon ocidas ideas despertadas por el orgullo, colocada, segn se imaginaba, en encumbrada posicin, rompi toda liga con los pueblos de Anhuac, desnoci su raza; mengua deba tener el color bron-ceado.

    1 Diose3.

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    Por un extrao capricho de la suerte, vena ser r-bitra de los destinos de las naciones ' invadidas. Pasa-ban por su boca los discursos de los embajadores, las quejas de los oprimidos, la sumisin de las ciudades,. to-do linaje de relaciones y noticias; no exista otro medio de comunicacin, etc." 1

    Doa Marina, dice Bernal Daz, fu gran principio para nuestra conquista, prestando muchos importan-tes servicios. Sigui con nimo varonil toda la cam pa-a; salvse del desbarato de ,la Noche Triste mientras todas las dems mujeres perecieron en aquella i,nfaus-ta iornada, y vi consumarse la destruccin y conquis-ta de Mxico." "Digamos cmo Doa Marina, con ser mqjer de la tierra, qu esfuerzo tan varonil tena, que con or cada dia que nos haban de matar y comer nuestras carnes, y h~bernos visto cercados en las bata-llas pasadas, y que ahora todos estbamos heridos y do-lientes, iams vimos flaqueza en ella sino muy mayor esfuerzo que de mujer." 2

    En un libro de Surez Peralta, soldado de ' Corts, citado por Orozco y Berra, se dice: "como es de la llega-da al puerto de Sant J oan de Lua y la Veracruz con sus dos nuevos soldados y la yndia Marina, que no es la peor pieza del arnez, con la cul todos venan muy contentos que momento no la dejaban, los unos y los otros de venirla preguntando muchas cosas, que ya Hernando Corts di en que nayde la hablase. Malas lenguas dijeron que de zelos, y esta duda la quit el te-ner de ella, como tuvo, sei~ hijos, que fueron Don Mar-tin Corts caballero de la orden del seor Santiago, y tres hijas, las dos monjas en la J\lIadre de Dios, monas-terio en Sant Lucas de Barrameda, y Doa Leonor Corts, mujer que fu de :Nlartn de Tolosa." A pesar

    1 Orozco y Berra. 2 Bernal Diaz.

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    de este testimonio, solo consta comprobado con eyiden-cia que tuvo del conquistador un hijo que fu JVlartn Corts, apellidado el bastardo. Lo que s queda perfec-tamente certificado es su insensato amor por el verdu-go de su patria y exterminador de su raza; todos los ' historiadores hablan de ella en este sentido; Prescott dice que aprendi muy pronto el castellano como que era para ella la lengua del amor.

    Todos, ya en crnicas, ya en cartas particulares, se ocupaban de la eficaz aliada, excepto Corts, que como justo castigo su traicin y su bajeza, ni siquiera la menciona al relatar los episodios de la conquista su soberano.

    El desprecio del capitn espaol hcia la india es-clava que por accidente haba hecho su manceba, fu tal, que apenas terminado el sitio de Mxico y cuando tan-to la necesitaba todava como intrprete, . la entreg otro, hecho sobre el que Gomara, Bernal Daz y Oroz-co y Berra, dicen sobre poco ms 6 menos que: Don Hernando Corts sali de Mxico 12 de Octubre de 1524, rumbo Honduras, con intento . de castigar Cristobal de Olid, que se haba rebelado; llevaba como de costumbre Doa Marina corno intrprete, y sin que se sepa el por qu en un pueblo inmediato Orizaba, la cas, delante de testigos, con Juan Jaramillo estan -do borracho.

    Bernal Daz prosigue la relacin de la siguiente ma-nera: "Estando Corts en la villa de Guacacualco (Coa- tzacoalco), envi llamar todos los caciques de aquella provincia para hacerles un parlamento acerca de la san-ta doctrina sobre su buen tratamiento, y entonces vino la madre de Doa Marina y su hermano de madre, L-zaro, con otros caciques. Das haba que me haba di-cho Doa Marina que era de aquella provjncja y seo-ra de vasallos, y bien lo saba el capitn Corts, y Agui-

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    lar, la lengua; por manera que "ino la llladre y su hi-ja y el hermano, y conocieron que claralnente era su hija, porque se le pareca mucho.

    Tuvieron miedo della, que creyeron que los enviaba llamar para matarlos, y lloraban; y COlno as los "ido llorar la Doa l\Iarina, los consol y dijo que no hu-biesen miedo, que cuando la traspusieron con los de Xicalango que no saban lo que se hacan, y se los per-donaba, y les di muchas joyas de oro y de ropa y que se volviesen su pueblo, y que Dios le haba hecho mucha merced en quitarla de adorar dolos agora y ser cristiana, y tener un hijo de su amo y seor Corts, y ser ca5ada con un caballero como era su n1arido Juan Jaramillo; que aunque la hiciesen cacica de todas cuan-tas proyincias haba en la Nueva Espaa, no le sera, que en nls tena servir su nlarido Corts que cuanto en el mundo hay; y todo esto que dijo se lo v n1uy certificadanlente y se lo jur arnen."

    En lo que no vari nunca Corts fu en dispensar su proteccin al nlatrimonio. De regreso de su expedicin de Hibueras, el~ el prinler cabildo que presidi en l\I-xico el 26 de Junio de 1526, nombr Juan J aramillo alcalde ordinario, dejando de desenlpear este cargo fines del mismo ao, constando en seguida que se le di solar en la ciudad; en 7 de EneI~o de 1528 fu non1-brado alfrez real de l\Ixico; en 14 de lHarzo del men-cionado ao aparece en los libros de cabildo que se hi-zo merced (" Juan Jaramillo Do.a nlarina su mu-jer de un sitio para hacer una casa de placer huerta tener sus obejas en la arboleda que est junto la pa-red de Chapultepec la mano derecha; disele tan1bin una huerta cercada con ciertos rboles que sola ser de l\Ioctezuma, que es e!\ trminos de esta ciudad sobre Cuyoacan que linda con el ro que viene de Atlapulco en que haga huerta via y edifique lo que quiere."

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    Segn las mismas constancias la casa habitacin que ocup la ~lalinche con su marido estaba situada en la: actual calle de ~ledinas, y segn noticias posteriores recogidas por Prescott "se le concedieron tierras en su provincia natal, donde probablemente pas el resto de sus das," separada de su hijo quien Corts mand Espaa.

    TLACOXHUATZIN V PAMANTZIN.

    (U LTIMAS REINAS DE TEXCOCO y PRIMERAS QUE SE BAUTIZARON.]

    La primera de estas reinas, viuda ya cuando se con-sum la conquista de 1\tlxico, conserv hasta el ltimo momento su dignidad y amor la patria. Jams tran-sigi con las imposiciones de los espaoles; y si bien es cierto que tuvo el herico consuelo de que sus hijos lnenores y parientes combatiesen durante el sitio de Te-noxtitln al lado de Cuauhtemoc como verdaderos pa-triotas, tuvo la vez vergenza de ver que su hijo el mayor IxtliLxochitl, se puso las rdenes de Hernn Corts con todas sus tropas, y fu su ms poderoso au-xiliar para la toma de la ciudad, y despus para su ree-dificacin.

    El ao de 1524, que los naturales llamaban Chicua-sen, Tecpatl, lleg Texcoco el misionero Seor Mar-tn de Valencia, Vicario del Papa, con doce cOlnpae-ros de la orden de San Francisco. Fu recibido con mucha pompa por el padre Fr. Pedro de Gante, y am-bos procedieron bautizar los principales seores de aquel reino, primero en que se i~plant entre los na-turales la ley evanglica. Conlenz el bautismo por el infante Ixtlilxochitl, quien se puso por nombre Don

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    Fernando en recuerdo del rey catlico, siendo su padri-no Hernn Corts, y tras l se bautizaron todos sus her-manos y parien tes, catequizados ya por el padre Gante.

    ~las al buscar la reina Tlacoxhuatzin, no se la encon-tr porque se haba ocultado en uno de los templos de la ciudad con yarios seores de su corte.

    "Ixtlilxochitl, dice el cronista del mismo nOlnbre, fu all y le rog que se bautizase; ella le ri y trat lnuy mal de palabras, dicindol~ que no se quera bau-tizar y que era un loco, pues tan presto negaba sus dioses y ley de sus pasados.

    Ixtlilxochitl, viendo la determinacin de su madre se enqj mucho, y la amenaz que la quemara viva si no se queria bautizar, dicindole muchas razones bue-nas hasta que la convenci, y trujo la iglesi~ con los dems seores para que se bautizasen, y quem el templo donde ella estaba y echle por el suelo.

    Esta reina que fu la primera que se bautiz, se lla-m Doa Mara. Fu su padrino Corts, y tras ella Pa-mantzin, mujer que fu del rey Quitzahua, y que la tena Ixtlilxochitl por mujer legtirna, llamse Doa Beatriz contemplacin de Corts, que fu su padrino por ser mujer de su ltimo y leal amigo Don Fernando Ixtlilxochitl, y luego tras stos todos los denls, y lue-go la gente comn de la ciudad."

    Como se v, este prncipe, no solo adicto, sino fan-tico por la causa espaola, lleg hasta ultrajar y ame-nazar su valiente madre para someterla la domina-cin extranjera que su esposa, ms dcil, obedeci sin resistencia.

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    PAPANTZIN.

    (PRINCESA MEXICA.)

    Al lnencionar el nOlllbre de esta india, cualesquiera que sean las reencias ntimas de nuestros lectores so-bre el particular, tenemos que relatar un hecho sobre-natural, y decimos hecho, por hallarse as relatado en los anales . de los historiadores aztecas y por haber sido reproducido por casi todos los historiadores espaoles que continuaron las crnicas despus de la conquista.

    Clavijero toma la relacin de Torquemada y lo lnis-lno Betancourt y Orozeo y Berra la copian en los siguien-tes trminos: "Papantn, princesa mexicana y herIi1a-na de Motecuzoma, se haba casado con el gobernador de Tlaltelolco, y muerto ste, permaneci en su palacio hasta el ao de 1509, en que muri tambin de enfer-luedad."

    Celebrronse sus ex:equias con la magnificencia co-rrespondiente al esplendor de su nacimiento, con asis-tencia del rey su hermano y d toda la nobleza de arri-bas naciones. Su cadver fu sepultado en una cueva gruta subterrnea, que estaba en los jardines del mismo palacio y prxima un estanque, en donde aquella se-ora sola baarse, y la entrada se cerc con una piedra de poco peso.

    El da siguiente una muchacha de cinco seis aos, que vi va en palacio, tuvo el capricho de ir desde la ha-bitacin de su madre la del mayordomo de la difun-ta que estaba ms all del jardn, y al pasar por el es-tanque vi la princesa sentada en los escalones de s-te, y oy que! la llamaba con la palabra cocotn., de la que se sirven en aquel pas para llamar y acariciar los nios. La muchacha que por su edad no era capaz de reflexionar en la muerte de la princesa, y parecin-

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    dole que sta iba baarse, como lo tena de costn111-bre, se acerc sin recelo, y la princesa le dijo que fues~ llanlar la n1ujer del nlayordonlo. Obedeci en efec-to ; nla~ esta 111ujer, sonri endo y hacindole carios, le

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    hermana Papant, 1 la miSlna qe habis enterrado ayer: estoy viva en verdad, y quiero manifestaros lo que he visto, po~q'le os importa.

    , Dicho sto, se sentaron los dos reyes, quedando todos los dems en pi, maravillados de lo que vean.

    "Entonces la princesa volvi6 tomar la palabra, y dijo: despus que perd la vida, 6 si sto os parece im-posible, despus que qued privada de sentido y .lnovi-Iniento, me hall de pronto en una vasta llanura, la ual por ninguna parte se descubra trmino. En Ine-dio observ un camino, que se divida 'en varios sende-ros, y por un lado corra un gran: ro, cuyas aguas ha-can un ruido espantoso. Queriendo echarme l; para . pasar nado la orilla opuesta, se present6 lo lejos un hermoso joven ,de gallarda estatura, vestido con un ropaje largo, blanco COfilO la nieve y resplandeciente como el soJ. Tena dos alas de hernlosas pI urnas, y lle-vaba esta seal en la frente, (al decir sto, la princesa hizo con los dedos la seal de la cruz), y tomndom~ por la mano me dijo: "Detente, an no es tienlPQ de pasar este ro. Dios te ama, aunque t no lo conoces."

    De all me condujo por las orillas del ro, en las que , v rnuchos crneos y huesos humanos, yo gemidos tan lastilneros, que me movieran compasi6n.

    Volviendo despus los ojos al ro, v en l unos bar-cos grandes, y en ellos Inuchos hOlnbres, diferentes de los de estos pases en traje y color. E~n blancos y bar-: budos, y tenan estandartes en las manos y yelmos en la cabeza.

    Dios, me dijo entonces el joven, quiere que vivas, fin de que des testimonio de las revoluciones que van sobrevenir en estos pases.

    1 El agregado tzin, era el tratamiento que se daba las personas reales, equivalente Seor, Alt3z a Majestad.

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  • Los clamores que has odo en estas rnrgenes, son de las alnlas de tus antepasados, que "iyen y vivirn sier11-pre atonnentados; en castigo de sus cnl paso

    Esos hon1br ~s que "es venir en los barcos, son los q ne c) n las arn1as se har:ul dueos de estos pases, y con ellos vendr:t tambin la noticia del verdader Dic)s, creador del cielo y de la tierra. Cuando se haya acaba-do la ~uerra y prornulgado el bao que lava los peca-dos, t sers la pri [nera que lo reciba y gne con su ejemplo todos los habitantes de estos pases." "Dicho sto desapareci el joven, )T yo rne encontr restituda la vida: me a]z del sitio en que yaca,_ levaHt la l-piela del sepulcro, y sal al jardn donde Ille encontra-ron rnis domsticos." "Hasta aqu Olavigero, quien to-ln la relacin de Torquenlada, dice Orozco y Berra; en la lnislna fuente bebi Betancourt. Segn el testin10-nio elel cronista franciscano, Motecuzoma se apesadunl-b1'6 por la noticia, y no volvi ver su hern1ana; s-ta vivi vida retirada, cOlniendo una vez al da, y cuan-do con1enz la predicacin evanglica fu la primera que se bautiz en Tlaltelolco, llamndose I)oa ~lara Papan; hizo vida de buena cristiana, acabando sus das loablemente." "Esta histora, COlno en este captulo se ha contado, se sac de pinturas antiguas y se en vi por escrito Espaa, y fu cosa muy cierta entre los anti-guos y Doa -Mara Papan muy coi10cida en este pue-blo; y es de creer' que as sucediera, pues as se plati-caba. "1

    En nuestro parecer este caso n1aravilloso, si est bien autenticado, aade Orozco y Berr~, se resuelve admitien-do un caso de catalepsia; en cuanto la relacin de la enferma, quitaelr s las variantes aadidas despus por la tradicin, va conforrne con la idea que entonces fennen-

    1 Torquemada.

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    taba en los nimos acerca de la venida de los honlhres blancos y barbudos: no se puede extraar la n1.encin de la cruz, que les era conocida.

    XOGHITL

    (REIN A TOLTECA Y DESCUBRIDORA DEL PULQUE ) I

    Habiendo sido considerada la conquista de J\lxico, no COlno una guerra entre dos potencias iguales y cono-cidas, sino conlO una lucha entre una raza civilizada y otra b.rbara, (declarada desde luego irracional por los vencedores), confusos y escasos son los datos que de la historia de los pueblos conquistados consignaron los espaoles. Estos pasaron sobre aquellos pueblos sin in-vestigar sus antiguas tradicionee, ya P?rque las letras eran extraas su guerrera profesin, ya porque las cr-ticas cirqunstancias porque atravezaban, no se los per-mitieron, ya, en fin, y es lo lns probable, por el gran desprecio en que aquellas razas, tuvieron.

    Los 9,rchivos fueron destrudos, los rnonumentos arra-sados, y apenas algunas figuras anteriores la conquis-ta han llegado, COTI10 por casualidad, nuestros das.

    Una de las ms cuhninantes en su gnero, as por el potico relato de sus aventuras, como por el in1.portante y funesto papel que represent en su Inlperio, y por el cual pudiera llalnarse la Florinda tolteca, es aquella con cuyo nombre encabezamos estas lneas.

    Xochitl, hija de Papantzin, noble tolteca emparenta-do con la familia real, naci por los aos de 1029 1034, Y lleg la edad de 16 aos sin que nada notable la distinguiese, sino era el desarrollo de una hermosura en la cual la naturaleza haba reunido todas las bellezas

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    posibles en su raza, haciendo efectivo en ella el signifi-cado de su nOl11bre, cuya traduccin es "flor. "

    . .

    Por aquel tienlpo, paseando un da en su jardn, 'Vi que de un nlaguey (nletl) brotaba un lquido que, lle-vndolo sus labios, le pareci de exquisito sabor.

    Adnlirada por este descubrinJiento, di aviso su pa-dre, y el noble Papantzin, no menos adnlrado que su hi-ja, fu su vez conlunicrselo al n1onarca.

    Este le di afectuosalnente las gracias, le hizo sentar su lado, y orden que fuese llevada su presencia la . descubridora del precioso licor, cuyo origen quiso atri-buir ms tarde la conseja la divinidad, dando por au-tor de l al dios Ixquitecatl, as como tambin otras tribus trataron de apropiarse el descubrimiento.

    Xochitl se present, llevando adems de otros presen-tes, un tecoYluttllleno de agua-miel.

    El rey Tepancaltzin recibi el present y repiti sus felicitaciones, fijndose ms en la belleza pudorosa de Xochitl que en el mrito de su obsequio. A pocos das rog Papantzin que enviase su hija al palacio fin de que le llevase un nuevo presente de agua-miel, y ella acudi acompaada de su nodriza.

    El rey, elogiando la belleza de la joven, la en vi su palacio de Palpan, inmediato Tolln, dicindole que iba ser educada y servida COlno una princesa, en re-compensa de su descubrlniento y como merecida gracia sus cualidades personales. La sencilla Xochitl accedi la voluntad de su soberano, y la nodriza regres sola participar Papantzin la buena nueva.

    Durante dos aos, Xochitl, amante ya del monarca, permaneci oculta y habiendo dado luz un nio, na-cido el Ce Acatl 999, le puso por nombre Meconetzin (hijo del ~laguey) por haber sido esta planta el origen de sus clandestinos amores.

    Entre tanto Papantzin, sospechando de la conducta

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    del Rey, y queriendo todo trance ver su hija, lo cual de diversas maneras se le haba impedido, disfraz6se de mercader y 10gr6 introducirse en el palacio Palpan donde encontr Xochitl con el nio, fruto de su des-honra, en los brazos.

    "Pasado el primer. gozo del descubrimiento, dice el historiador Orozco y Berra;, Papantzin pregunt6la: Por ventura te tiene aqu el Rey para guardadora de nios? Ella, aunque avergonzada, le cont su historia, discul-p cual nlejor pudo su falta, y con lgrimas y halagos alcanz ser perdonada. n

    El respeto no interrumpido que los vasallos haban profesado siempre sus reyes,' no bast contener la profunda indignacin de Papantzin, quien, acatando hasta donde fu posible aquella costumbre tradicional, se present en el palacio real, reclamando al rey el ul-traje inferido su nombre y dignidad.

    ~ste, locamente enamorado, disculpse de su p~rfidia, prometi casarse con Xochitl si enviudaba, pues era ca.sado, y hacer recaer la sucesin de la corona en el hi-jo de sta.

    Gran escndalo caus este acto del rey entre los tol-tecas, porque hasta entonces jams se haban pervertido

    / ,

    sus costumbres puras y severas; y el disgusto continu - pesar de que el rey cumpli su prolnesa, ca~ndose con Xochitl, luego que la muerte de la reina, acaecida poco tiempo despus, le dej libre"

    Cuando el prncipe 1V[econetzin fu hombre, habiendo cumplido su padre el perodo de 52 aos que segn las. constituciones toltecas corresponda su reinado, nom-br en su lugar su hijo, que fu jurado el 11 de Acatl 1039, y que ms tarde fu llamado Topiltzin (Justicie-ro), pero por ser ste demasiado joven, entreg el gobier-

    . no com:> regente la reina Xochitl, la que . tuvo enton-ces ocasin de manifestar sus cualidades, mostrndose

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    sabia, prudente y llena de virtudes, por 10 cual se hizO' acreedora al amor y al respeto de todos.

    Otra versin es que Topilt~in rein tl ttiunvirato-con los prncipes Cuauhtli y nlaxtlatzin. "El nuevo' 11lonarca, dice el historiador, comenz gobernar con tanta cordura, que por conlpleto se gan el amor de 10g sbditos; sus colegas vencidos por su virtud, abandona-ron su discrecin las riendas del Estado. Solo ya en el mando, se encanlin poco poco por la senda del vi-cio; se hizo orgulloso y desatento; corriendo despus rienda suelta, se transfonn en vicioso, desvergonzado, tirano".

    Por otra parte, los gran"des seores de la corte, influen-ciados por Papantzin que no haba perdonado la ofen-sa, segn unos historiadores, por las otras tribus ene-migas de la tolteca, segn otros, tomaron por pretext.o la inmoralidad de la familia reinante y la irregularidad de S\l sucesin, y formando una poderosa liga, atacaron la reina en su misma capital, celebrndose en seguida una tregua de diez aos. 'Tenninada sta, la guerra fu ms terrible por anlbas partes. El nuevo rey pele va-lientemente por espacio de tres aos; pero el hambre y la peste agobiaron por completo sus poblaciones, y fue-ron cayendo una una en poder del eneInigo que todo lo destrua.

    La tregua haba sido aprovechada por los toltecas en fortificar sus cidades, acopiar bastimentos', reclutar tro-pas, y fabricar armas; y durante aqullos tres aos acu-dieron la defensa del reino no solo los hombres, sino tambin varias mujeres, que tomaron parte en las bata-llas como bravas amazonas capitaneadas por Xochitl.

    Al ternlinarse el plazo del tiempo convenido, Topilt-zin se puso al frente de su numeroso ej rcito, y despus de haberse batido durante tres aos, como antes hemos di cho, tuvo que replegarse sobre Tultitln. P erseguido

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    por el triunfante enemigo, para salvar al menos la suce-sin real, hizo salir de la ciudad sus criados ms fieles, con encargo de ocultar sus 'hijos Pochotl y Xilotzin en las montaas de Tolocn.

    En seguida, hallndose las huestes enemigas de Xa- . li sco, acaudilladas por sus tres rgulos, delante de los muros de la ciudad, acudi la defensa. toda la nobleza, tomando tanlbin las arnlas el anciano rey Tepancalt- , zin y la heroica reina Xochilt en apoyo de su ,hjjo.

    Sitiados por todo el ejrcito enemigo, defendironse tenazmente durante cincuenta . das, hasta que no pu-

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    do vol ver al cabo de unos cielos para castigar los des-cendientes de sus enen1igos, t01116 el can1ino de Tlapa-llan, poblacin chichimeca, en donde vivi todava treinta aos.

    Cuenta la leyenda que sobre el in1perio tolteca pesa-ba la funesta profeca hecha de an tenlano por el astr6-logo Hueman, de que su desaparici6n sera anu~ciada por el nacniento de un prncipe de cabellos ,crespos, y Topiltzin, contra tod

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    que volviese quebrantarse la constitucin, non1.brll-dola reina inmediatamente despus que acaeci la rlUer_ te del rey.

    Bustamante, al descubrir la muerte del rey lUitl, di-ce: "Concludos los honores funerales, para enjugar las lgrimas de la reina viuda, pas toda la nobleza dar- . le el p~ame, y suplicando al mismo tiempo continuase en el mando con todo el lleno de autoridad que tu vo su esposo; no obstante ser esta providencia contr~ria la ley del Estado, y 9.e hallarse ya en disposicin de go-bernar el prncipe Tecpancaltzin. ,

    Conoci por este hecho el joven heredero el alto COll-cepto que sus pueblos haban fonnado del talento de su

    madi~e: y -como la respetaba y amaba tiernamente con-descendi gustoso en la prrroga del mando, siendo el primero que la salud Reina GobernadorQ."

    H aqu la primera mujer que aparece honrada con eeta alta dignidad en nuestra Amrica, comparable con , las ms fanlosas de Europa, que han dado ~an justos n1.otivos ele loa y adnliracin al mundo culto; mas poco dur los toltecas el, gusto de ser gobernados por tan buena princesa, pues la arrebat la muerte al cuarto ao de su reinado, sealado, con el carcter de dos caas , Rea el de 1039 de la "Era vulgar."

    Su cadver, en medio de los ms altos honores y n1.a-nifestaciones de psar por parte de sus vasallos, fu se-pultado en el ternplo de la diosa Rana, al lado del de su esposo, y su hijo Tecpancaltzin, la sucedi en el trono.

    El rey fu .el que despus se hizo clebre por sus amo-res con Xochitl y las desgracias q~e por sto atrajo su pueblo y su fan1ilia.

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    XIUHTlACUllOLXOCHILTZIN, '

    (sERoRA DE CUAUHTITLN,

    A ejenlplo de lo que haba pasado en "-rollil, capita1 elel imperio tolteca, y civilizadora de todos los pueblos vecinos, con la reina Xiuhtialtzin, al n10rir Huaetli se-or de Cuauhtitln, el X cal1i 813, fu electa soberana, por sus virtudes, su viuda Xi uh tlcuilol xochiltzin, cu-ya casa era todava de paja, y resida en Tiangu;tenco, l1anlado despus Tepexi teneo,

    Esta Seora de Cuauhtitln gobern diez aos, pues muri el VII acatl (823) siendo muy senticla por sus sbditos.

    COACUELLE.

    (RI':IN A DE 'rOLLA N . )

    Esta desgraciada india, cas el XI tochtli ~)42 eon ' Huemac rey de Tdlln, quien deleg en ella gran parte del poder. Habiendo sucedido que por culpa de Hue-mae afligiese los toltecas una hambre espantosa por espacio de di ez aos, la su perstici'n india acus la re1 na de ser la causa de los males que sufra el pueblo, por haber sido criada por el Tlacatecolotl (persDna. buho, TIlal espritu, diablo) en Cuacueyocan donde vi va la mujer Cuacue, otro espritu, el cul consideraban pro-bablemente tan malo como al priulero.

    Habindose unido sto la circunstancia de que la reina Cuacueye adquiriese una obesidad espantosa, par-ticipando ella misrna de la general supersticin, "mand traer Xico uno que era el Henamacac llamado Cuauhtli, y ste puso en el cargo de regir y goberna'r Quetzalcoatl, quien en lo sucesivo rein en el inlperio

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    de Tolln , como rey y sacerdote, volviendo sucederle Huemac. Los hijos de este y de Cuacueye, tal vez con idea de extinguir su raza, fueron inmolados los dioses, siendo la suya la prinlera s,angre noble derralnada en los sacrificios.

    IZTACX IlOTZIN.

    (REIN A DE TOLLAN.)

    Seora tolteca que se haba remon tado al cerro de Xatilco, donde se haca setvir y regalar por los nobles I chichimecas; al sigui~nte ao de la muerte del rey de Tolln, Cihuapapalotzin, XI acatl911, baj de su cerro para sucederle en el trono, .Y rein 12 aos, hasta el XII acatl 983 en que lnti. N o dice la historia cules fue-ron los derechos, mritos rnotivos que, hicieron here-dar esta india el tronotolteua; ms colgese desde lue- I go que deben haberle sido favorables.

    TOZC-UENTZ,' N.

    (REIN A DE TEXCOCO y MAD~E DEL REY IXTLILXOCHITL OME TOCHTLI)

    Esposa del virtuoso y sabio rey Tlacatecuhtli (rey de los hombres) se hizo notable al lado de su n1arido por su valor, su inteligencia y relevantes cualidades, mere-ciendo de su lejano descendiente el historiador Ixtlil-xochitl, que al hablar de la coronacin de aquel rey, la calific en los siguientes trminos: "y as mismo se cas con la infanta su priIna hernana, llamada Toz-cuentzin, hija de una ta, henuana de su madre Zihua-tetzin de los Aculhu_as; y en sta seora que fu una de

    - ,

    las ms hericas que ha tenido esta tierra, y muy airo-

  • 4:1

    sa en las cosas que pertenecen n1ujeres, especiahnen-te las de su calidad; tUYO cinco hijos, el primero y su-cesor de sus reinos y seoros fu el desdichado y bien acondicionado Ixtlilxochitl "Ome Tochtli."

    Rein esta noble reina por los aos de 1286, y su nom-bre qued grabado como un n10nUlnento de respeto y de cario en los anales de su reino.

    ATOTOXTLI.

    (PRINCESA DE CULHU4CAN).

    Notable por su hermosura, que fu causa de una san-grienta guerra, aunque ella no tuvo mas participacin, en los hechos, que el pesar que le produjeron y la des-gracia ntirna de su vida.

    En el ao de 1231 la vez que arreglaba los casa-lnientos de sus nietos, trat el rey Xolotl, de casar Huetzin, seor de Tepetlaxtoc, con la bella Atotoxtli, hija del rgulo de Culhuacan, Achitometl.

    Este accedi gustoso la voluntad, de Xolotl; pero A totoxtli codiciada de todos por su hermosura, tena varios pretendientes, entre los cuales se mostraba el ms apasionado y pareca el preferido, un caballero chichi-meca llamado Yacanex, y que era en aquellos momen-tos Gobernador de Tepetlaxtoc y de otros seis pueblos,

    "Todos los pretendientes enmudecieron oyendo la de-terminacin del Emperador; pero Yacanex, ms altivo, ms amante, no pudo sufrir qU

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    hacerlo, levant porcin de gente de los pueblos de su mando, hizo que armada le acompaasen la empre-sao Presentse Achitometl, pidi]e la nia por es-posa, pero con tanta osada, que menos pareca splica que respet,o.

    Hallbase .. A.chitometl desprevenido, pero n0 fa;lto de nimo y resolucin y as ]e respondi, denegndose por el cOlnpromiso en que se hallaba con el Emperador, y que no poda faltar su palabra; mas aunque sta no estuviese de por Inedio, jams, dijo, la dara quien se la pidiese Gon tan crlninal arrogancia; hzole entender que con solo la nobleza que le acompaaba, le bastaba para refrenat su orgullo y denlasa. 1

    Volvi Yacanex ms que. nunca despechado los pue- ' blos de su gobierno, y arrojndose disputar cara ca-ra el objeto de su amor su misrno seor y rival Hue-tzin comenz armar contra l una conspiracin su-blevando no solo los sbditos de su estado, sino de otras provncias.."

    .. A .. visado el enlperador de todo lo o.currido por el r-gulo Achitonletl, padre de la disputada beldad, sin pr-dida de tiernpo llam Tochintzin,. general d'e sus tro-pas, al rgulo de Xaltocan Payntzin, y al novio ofendi-do Huetzin, rgulo de Cohuatlican, para que saliesen castigar aquel atrevido, llevndosele vivo muerto."

    Yacanex, recibi sus atacadores con gran bro, y por espacio de varios das los ataques se repitieron con igual encarnizamiento por anlbos bandos, terminndo-se por r.quel entonces la campaa, con la retirada de Y &-canex, despus de una hatalla decisiva en que la san-gre corri en abundancia.

    Desarrollado en mayor escala con aquella derrota, el odio del amante contra todos los que haban tomado

    1 Bustamante. "Ia'ianas de la Alamecla en Mico."

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    parte en el alejatniento de su amada, hizo estallar otra conspiracin en el palacio misnlO del 8lnperador, en la que Xolotl estuvo . punto de ser asesinado con toda su familia.

    Desgraciado tanlbin en aquella tentativa de ven-ganza, huy los nlontes llorar su infortunado anlor, y todava lnuchos aos despus, sigui atacando los sucesores de Xolotl y de H uetzin.

    Entre tanto Atotoxtli, nueva Elena del Anhuac, tu-YO que inclinar la frente ante su padre y su 8lnperador, yendo ser la esposa forzada de Huetzin despus de haber visto por 'su causa, tintas en sangre las llanuras de Huexotla, donde su Paris chichimeca descarg toda la rabia de su desesperacin.

    TEPATl-XUCHITl.

    (PRINCESA DE AZCAPUTZALCO, RECHAZADA EN MATRIMONIO POR

    EL REY IXTLILXOCHITL, OME Tox'rLI, Y MA'l'LALXUCHI ESPOSA ELEGIDA

    POR L Y MADRE DEL RI!:Y NETZAHU ALCOYOTL).

    Estas princesasq ue existieron por los aos de 1353, aparecen como clebres en la historia, . por haber sido causa, aunque sea inocentemente, de una guerra qne dur muchos aos entre los tepaneeas y nlexicanos, contra los texcocanos.

    Fu el caso que habiendo lnuerto Techotlalatzin, rey de Texcoco, muy querido y respetado por haber gober_ nado 104 aos sus reinos y seoros "con grandsima pru-dencia, paz y gobierno con pocas guerras," como dice la crnica, dej por sucesor y universal hereclero su hi-jo Ixtlilxochitl, Ome Toxtli; pero al tOlnar posesi6n de 1 mando, encontr6se con que sus vasallos no queran jurar-lo por Tey y gran Chichimecatl, y comprendien do que

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    sto era debido las intrigas del rey de Aztcapotzalco, 'fetzotzOlTIOC, que quera casarlo con su hija, la prince-sa Tepatl Xuchitl, quien desde nia le haba enviado para que la tomase por legtima mujer. Orgulloso y digno el nuevo rey, l~jos de arreglar aquellas dificultades efectuando su rnatrimonio, devolvi su padre la mencionada princesa, y mand Mxico por la prin-cesa 1\1atlalxuchi, hija legtinla del rey Huitzilihnitl, muerto haca poco, y hermana del monara Chinlalpo-poca que reinaba en Mxico como suceeor, y se cas con ella.

    Disimulando "u despecho el rey Tezozon10c, y sin darse por entendido de que anhelaba vengar el ultraje recibido en su hija, convoc enjunta los reyes de Cul-bnacan y Tlaltelulco, Chimalpopo~a y Tlacat'eotzin, de los cuales el primero lo era tambin de Mxico, y ha-cindoles t enler ,Ixtlilxochitl como peligroso y dis-pues)lo apropiarse otros estados, los indujo que le impusiesen con dislnulo una especie de vasallaje, ha-cindole mandarles por va de amistad un tributo anual de nlantas de algodn tejidas por sus vasallos. Ixtlil-xochitl atendi sencillamente aquella splica la prime-ra y segunda vez; pero la tercera, comprendiendo Jo que pasaba il1forn1ado de las maquinaciones de Tezo-zomoc, para que no se efectuase la jura de su reinado, resistise aunque amistosamente y con pretext'os facti-bles, al envo de las mantas, oportunidad que esperaba Tezozomoc para convencer los otros dos soberanos de que era preciso sujetarlo por las armas; con lo cual se di" principio la guerra que Ixtlilxochitl sostuvo va-lerosamente contra los mexicanos, aculhuas y toltecas , reunidos las rdenes de Tezozomoc.

    1\11 uchos de sus vasallos tepanecas se hallaban de acuerdo con sus enemigos, y por fin, en la ltima bata-lla, uno de ellos los introdujo traidoramente en las tie-

  • -18

    ITas de Iztapalocan , aunque todo fu intil, pues ni aun as ] ograro~l reducirlo .

    .. -\dnliraelos de su valor sus vasallos enn1edio de la guerra que por todos lados lo asediaba, lo juraron por fin ; con gran pOlllpa, Seol" de tocla la ~ie'l"ra, y en el ac-to el arrqjado Ixtlixochitl ms estinlulado con aquel acto, Inand un embajador Tlacateotzin, dicindole; "conlO ,'ena de parte de eu natural y legtimo seor y nlonarca ele la tierra; para apercibirle batalla en cier-to tielllpo de este presente ao, y hacerle presente l Y TezozolllOC, tirano traidor, y todos sus aliados, co-n10 era jurado por rey y seor monarca de toda la tie-rra; y que le obedeciesen por tal en paz; que l les per-donara todo lo pasado, si ellos se queran rendir y dar-]e la obediencia; y si no, que los s.ujetara fuego y sangre, y les enviara sus insignias y armas, para que ellos estuviesen apercibidos, y no se quejasen en algn tiempo, de que los sujet descuidados; las cuales insig-nias este eInbajador, que era asimismo nombrado por general del ejrcito de Ixtlixochitl, las traera en la guerra puestas como persona que representaba la per-sona de su rey y seor, y con esto muchas cargas de ar-n1as, flechas, n1acanas, lanzas y rodelas". Oda esta em-bajada por Tlacateotzin, seor de Tlaltelulco, y general de los ~jrcitos de los Tepanecas, fu ver Tezozo-nlOC, y Inand al embajador que aguardara la respues-ta en Tlalteluleo, el cual as lo hizo:

    Ido Tlacateotzin que esta sazn estaba tambi.n Chimalpopoca, rey de Mxico, y otr?s muchos seores, dijo . 'Tezozomoc lo que enviaba decir Ixtlilxochitl, de lo cual Tetzozomoc recibi grandsima pena, y le . respondi que dijera al embajador: "que bien saba que Ixtlilxochitl se haba hecho jurar por monarca; que sus vasallos y amigos no le obedeceran por tal, sino por traidor; que l lo sujetara fuego y sangre; que no se-

  • ra' m.'enestr 'que 'l' tOinasetrabajo"de venir; hacia sus ' ti'~r'ras, que 'l'iraparatal dfa 'hacia las syas,;y}e da-ra";' entend'er , su 'desvergnza y atrevimiento; y que 'se i"ra' hcia los calxlpos de Ghicuhnautlan.:con eq,atro ej'fcitos 'muy poderosos)' . . Recibida:1a contestacin;: de stl'hierisaje,aptestse Ixtli:x:o'chitl : la guerra, :y ' no fal-t 'quIil le' avisara que no '(rra"p'or Chicuhnauhtlan" si-lo p'or hiJagun de Huexutld 'por donde'deba .sorpren-derlO traidoramente Ttzotzomtlc, 'Con cuyo aviso'el v~liente y gallard Ixtlilxochitl hizo vigil'ar ambos -luga-'res'y :todas la;sfr'nteras de su Bstado, lev.antando nu-' m:erso~ ejrcitos, y sosteniendo la' guerra en lostrmi-no's 'que 'de 'la ' sigUiente hianera"refiri6 'm.s-tarde: ,Don 'Ferriildo de 'Alba Ixtlilxochitl~ ' desoendiente de este s'imptico 'rey: "y cumplido ' el tiempo que los tepane-

    . ~s 'dij'ero~ liban de estarenChicuhnauhtlan, amane-cir'n 'una ' 'mdrugada' en las riberas de-.la laguna . con grhndshno ej'rcito deinnUnierablesgentes, qU,e pareca, segtii as 'historias,' ti gran"hormiguero 'con l~ - multi-trid " ~ecanoas', ' y gente's 'que .pr elrededorde laJaguna ''ndabaIl v'aden'do dB ' un' lado otro; y los de Ixtlilxo-'6hltl vieIld 's's eemigos les" salieron al .e:ucuentro, ls:cuales" muy descuidados venan ,de . tal Iiecibinen-

    , t-,'o'.': ' ": .'. " ' ,,-, . o " , ! _! .'

    ' ; :: t 'Pelearorf ctuehrrente,"mutieron de 3rrnbas pa11tes infi-'nidKd de gefiteis'; 'en 'donde 'sesenalaron, much0s ,Y. vale-rOsos nobles',' 'comO p-lebeyoS:" que pot ,:escusar' pl~odigalidad no se ponen aqu''.;. . ... : .. ,.:.l . ~ La laguna y .su. ribe-ra 'se >c~uaj' :d' hhlhre~r muertos, y to'da el agua/se puso ver'meja, ' de' los' arroyos 'de 'Sangi~~que ' cOTrian" .. "Pe:lea-

    . rqu"inchos das, y sucedieron tantas 'ytan ~ru.eles co-sas nunca 'vistas ni :odas en esta tierra,. que sera muy largo 'q.e contar. Nlas al fin viendo los del tirano T.etzo-: t~oino'c ht ' mucha fuerza y valor d~llegtimo ' seor Ix-tlilxochitl se fueron ' retrayedo. hacia sus tierras".

    4

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    Lleno de ira por esta derrota Tetzotzomoc, sublev contra Ixtlilxochitl, dos de las ' ciudades de 'este sobe-rano, Otumba y Chalco, atrayIldoselas con halagado-ras pro"mesas, lo cual sostu vo toda va por espacio de cuatro aos una guerra constante y cruel~ ' en la que ' vencedor al fin Ixtlilxochitl, tuvo la gloria de que el rencoroso y prfido Tetzotzomoc ,se rindiera, ofrecill- ' dole obediencia, pidindole para l y los suyos, merced de la vida, y reconocindole }?or "seor y 'monarca le-gtimo de toda la tierra". .

    Ixtlilxochitl que, tenindole en aquellos moment.os reducido la 'impotencia, poda acabar con l y con todos los tepanecas, recibi cariosamente la embajada, perdon sus en~migos y vasallos rebeldes, colm de beneficios todos, y noble y confiado regres, s~ cor-te, donde sus amigos, ms ,cautos, recelaban de Tetzotzo-moc y le reprochaban que hubiese sido tan generoso con l. Razn tenan paraello;pues el' tirano absando de tanta bondad, y . violando toda gratitud y toda f, comeriz de nuevo seducir con ddivas y proIu'esas ' los principales vasallos, y aun parIentes del rey, y ,ha-biendo ganado muchos su devocin, astuto y trai-dor, envi dec~r Ixtlilxochitl, que como l y los su-yos, tenan que ir en su presencia jurar lo que ha.ban ofrecido, "le rogaba que hic,iera sus vasallos deponer las arma's porque tema que ' al atrevesar' sus .tier'ras no les aconteciese algn maJ, por ser los' Aulhuas 'y Chi-chimecas determinados y vengativos'.'. " . \ Llevando hasta el extremo su generosidad, lktlilxo-

    chitl accedi la splica ordenando en todo su reino ' que ninguno tomara ' las armas contra' los tepanecas, porque ya eran sus amigos y se haban sujetado. su . . ImperIO.

    Viendo Tetzotzonloc que el rey se hallaba descuida-do de toda traicin, y mchos de sus vasallos compra-

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    ds por l, se present en sus tierras .y detenindse en Chicuhnautlan, mand h,drnar td el lugar y hac~r en l grandes preparativs de fiestaspara.la jura; y cuan-

    - do. td estuvo. listo., envi decir Ixtlilxochitl. que, "cm era viejo. y ach.acs no. pda pasar de all y que le rogaba que adm.ities~ que fuera la ceremnia en Te-mamatlatl, dnde y~ tena .td . aderezad." Mientras llegaba el rey, .embsc tdas sus tropas,. eu 'unbsque inmediato7 dndoles rden de que se apoderasen .de ,l Y de su hijo. Netzahualcytl, y se ls llevasen presos, . "cn tdas las ignminias y vituperis' del mund", y

    . les di un retrato. de alnbs, para que ls cnciesen aunque ~ueran entre mucha gente. Ofreciern tds ha-cer lo. que l mandaba; mas-hallndose. entre ells, dis-frazado. prque recelaba, el capitn Izcantzin 'Acatlol-zin, hijo. de Ixtliixchitl, parti luego. Tezcuc y cn-t su padre lo. que pasaba y cmo. venan ls embaja~ dres para llevarlo..

    Admirado. qued el -rey de t~nta felna, y no. pp.-diendo. hacer o.tra co.sa pr el mmento.,aguard .Js embajadres, y fingindo.se cmplacid cn su men~aje, les respndi que dijesen. ~ Tetzotzmc que -ira, ,y en caso. de no. po.der, enviara persna en su lugar. '

    I

    Rogro.nle ls embalado.res cn insistencia que fuese l mismo., pues to.do.s lo. esperaban persnalmente pa~a el juramento., y freci que as lo. hara.

    Ls embajadres se fuern gran ,prisa, para avisar Tetzo.tzmo.c que ya vena, . inmediatamente Ixtlil-xochitl reuni en cnsej sus deuds y vasallos lea-les, para decidir lo. que deba hacer. .

    Tm en el acto. la palabra su hij. AcatlItzin solici-. tando. que le permitiese ir en su nmbre para ver lo. que

    so.brevena, mientras l aperciba para la guerra sus pueblo.s y castigaba la infamia de sus enemigo.s:

    Unirnsele ~o.trs tres caballers cn su esclta y

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    . "

    furonse sin denlora , Tenlanuttla~ donde . cre'y~l1do los;tepanecas 'que' era 'el rey, lanzaron un grito, de 'triur..-fo; nls al verq ne ' slo era ,su hijo 'y algunos " ,caballe-ros, cOlnprendieron la estratagema, :y ,en medio ,de las Ins' groseras 'inj urias, y brutales tratamientos" , ~ 10s ,lle-varon ante la tienda ' del tirano, quelnand ,se desollase vivo' al infante, ' yse nlatase lanzadas los caballeros; en 'seguida lnand tender sobre una pea: la piel del in-o feliz prncipe', "y mand que todo su ejrciteJu,era, ,so-bre Texcucoy destruyera la ciudad fuego y sangre, trayndole 'ffiuei'.tos ' vivos Ixtlil~ochitl y ~su hijo Netzahualcoyotl.'" , , "

    El rey espei'aba ya sus enelnigos en pi ,de; guerra, trabndose una sangrienta lucha que . sera , l~rgo I:efe-rir., y que dur diez y seis das, a-l fin de los 'cuales Ix-tlilxochitl sali de Texcuco parapetn.dose en , pn bos-que cercano, desde donde segua ' dirigiendo i la ,defensa de la ciudad. , I ', : :

    , .

    'Desde ah mand , otro valiente capitn" . hijo : bas-. tardo suyo, llamado Zihuaquequnotzin para que soli:-citase auxilio, aunque fuese de vveres, ,de . sus vasallos de Huatepec y deOtumpan. : ~ I ". , . ' ,,' \ , ,El prnci'pe parti , encargando su padre q.ue velase

    I

    por sus hijos, pues cOlnprenda que. estando reverados aquellos pueblos, perdera ah la vida; as fu en efecto, IxtlUxochitl y su esposa , .tuvieron : que llorar, aquel nuevo dolor, y que hacerse padre de los hurfanos.

    Treinta y dos das despus de, este . cruel as,esinat, lnirando Ixtlilxochitl su 'ciudad y pueblos., destru-dos; sus vasallos rebeldes lTIUertos, ,y hallndose en la imposibIlidad de continuar la defensa,. reuni sus deudos -y resto de sus amigos, se despidi de ellos, en-ca:pg su heredero' N etzahualcoyotlq ue se ocultase y cuidase su vida para que pudiera snbstiturle y libertar sus pueblos del dominio del tirano y traidor Tetzo-

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    tzomoc, y esper tranquil.y caneado de la vida que fuesen matarlo sus .enemigos, en un lugar llan1ado Topanohuayan: " ',.',,, , ."

    Viendolos llegar, sepuso i:sus insignias reales, . tom sus' armas hizo que su: hijoi fiel . su promesa , de con-servar la vida, se subiese un rbol, desde el cual tuvo qu conterilplaF el, horrible asesinato de ,su padre, que el historiador descendiente de aquella heroica farnilif.' describe as-: , '.Y ya que lle.gabacerca del , arroyo junto unas peas, llegaron los .de Otun1pan por un lado y los de Chalco por otro,y le rogaron con ,mucha reve-rencia admitiera cierto servicio, fingiendo. que le , 'que-rall ayudar y hacerle fiestas. ' , " ; , " '

    Ixtlilxochitl les respondi ' que no' quera-, ,que hi-ciesen de l lo que quisiesen, y que bi-enJos conoca, que eran traidores y vasallos de Tetzotzolnoc.

    En estas de'mandas y respuestas lleg:aron los' que ve-nan hcia la 'ciudad, y les dijeron los Chalcasy Otumpancas que si se quera ' que lo matasen hi-ciesen pedazos." , , , ;

    "Ixtlilxochitlles respondi dicindoles que eran unos traidors, y que l morira como valeroso prncipe por s~ patria y nacin; que no entendiesen 'que l- to-maba esta 'muerte por ,afrenta,' sino , por mucha dicha tena el morir por su nobleza y ' confianza en traidores como ellos y sus seores ' eran. "

    Entoncesllegaron con las armas, y :defendindose va-lerosamente lo mataron ah, y sus ' criados' que iban con l; y quitndole sus insignias reales, se las llevaron dos, 'en testimonio de la verdad, Tetzotzomoc su seor, dejando 'su ' cuerpo n ' aquel campo 'con innumerables, pualadas que le dieron."

    Tal fu la azarosa vida que comparti con el , rey, la princesa Nlatlalxuchi, vctima dcl renGor del padre de su desairada rival Tepatl Xuchitl.

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    Por una rara coincidencia, estos tristes acontecimien-tos de la historia india, que pasaban en un rinc6n de la oc.ulta Amrica, eran una parodia exacta de la terri-ble tragedia que al mismo tiempo se desarrollaba en Espaa, que dos siglos ms tarde deba ser conquista-dora de aquellas razas.

    Ixtlilxochitl forma un paralelo casi exacto con Don Pedro el Cruel, que la sazn reinaba en aquella remo-ta pennsula.

    Tepatl Xuchitl desairada y lVlatlalxuchi preferida, se asemejan Doa Blanca de Borbn, y Doa Mara de Padilla, quienes fueron tambin el pretexto de que se sirvi Don Enrique de Transtamarra para destronar al rey legtimo.

    Ambos monarcas . se vieron con1batidos por aliados de sus enemigos, ambos sufrieron innumerabls traicio-nes, ambos combatieron valientelnente y sin descanso, y ambos, decepcionados, heridos de lnuerte nloralmen-te, y cansados de la 'vida que fu para. ~llos una inter-minable tempestad, espe~'aron la muerte abandonados y casi solos, provocando sus asesinos para que se de-cidiesen arrancarles de una vez la existencia.

    Tuvieron hasta la misma inspiraci~ al vestirse para aq uel postrero lance sus insignias reales.

    El campo de Tepanohuayan y el campo de Montiel, alcanzaron la lnisma sangrienta representacin en la historia, realzando las figuras de los reyes en ellos sa-crificados; pero Ixtlilxochitl aventaj Don Pedro en sentimientos generosos, y iu ms afortunado que l, legando su dinasta al gran N ~tzahualcoyotl, del que tUYO la gloria de ser madre la reilia Matlalxuchi, ven-cedora de la desdeada rival. -

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    ATOZQUETZIN. (REINA DE CBALCO, AUXILIAR DE NETZAHUALCOYOTL.)

    Estaba esta reina casada con el rey de Chalco Zihua-teotzin, el que era, si no enemigo, indiferente cuando

    , menos las desgracias de Netzahualcoyotl, en la larga serie de peligros y combates que para recobrar el trono de su padre tuvo que sostener. Habiendo enviado est~ valeroso prncipe un en1oajador al rey de Chalco" ape~~. cibindolo con la guerra si no le pres~aba el auxilio qu~ deba, habl antes por el camino elen1bajador , con el noble Huitziliutzin, vasallo fiel de N etzahualcoyotl y hermano de la reina Atozquetzin; el cual conociendo el ascendiente que sta ejerca sobre el rey de Chalco s~ esposo, aconsej al mensajero qU la viese ella prime-ro de su pa.rte~ pues desconfiaba " mucho de que aquel rey accediese de por s los deseos del per;;eguido prn-CIpe.

    Hzolo as puntualmente el embajador y la reina con muchas lgrimas, dice Ixtlilxochitl, ' le di la palabra que ella hara que el rey su marido umpliese su pala-:' bra, en ayudar Netzahualcoyotzin, y as luego se lo. fu decir, y l, aunque estaba de otro parecer, hizo. j untar otro da de m,aana todos sus grandes para tomar parecer si queran ayudar N etzahualcoyotzin Max-tIa, lo que ellos ms bien conviniera; mand poner

    . .

    un cadalso, que llevasen al rnensajero y en un pilar,; bien atado de pis y m:;tnos ,y desnudo lo tuviesen c.u-bierto con una cortina; y all mand un pregonero que grandes v