Muñoz Rojas: Un poeta con P mayúscula

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Literatura 32 La crudeza del invierno antequerano. Las pequeñas conquistas de las malas hierbas a los laterales de cualquier camino rural. El olor a jazmín, a girasol, a mazorca en verano; o a tierra mojada en otoño. El sonido del solano al mover el trigo ya seco o el de las golondrinas curioseando por cualquier rincón. El estallido de luz y color de la primavera. No hace falta pasear por la vega de Antequera para sentir todo ello, porque basta con recorrer las páginas de 'Las cosas del campo'. O de 'La voz que me llama'. O de 'Objetos perdidos'. Obras de José Antonio Muñoz Rojas, un Poeta con P mayúscula, que atrapa al lector hasta trasladarlo a su entorno rural. «Yo lo único que hago es sentarme y mirar», decía Muñoz Rojas, que siempre ha de- jado clara su pasión por el campo, por lo cotidiano, por lo sencillo y humano: «Por qué me gustará tanto andar la tie- rra arada, sentir la tierra tanto. Andar, andar, aunque sea torpemente». Muñoz Rojas se fue. Y lo hizo cuando apenas le quedaban unos días para cumplir un siglo de vida. Han pasado ya dos años desde que el Poeta que siempre tuvo a Antequera como norte de su pluma falleciera. Desde enton- ces, apenas se han dado unos cuantos pasos para no olvidar a una de las más grandes figuras de las letras malague- ñas y nacionales. Al congreso y expo- sición que se celebró en Antequera en octubre de 2010 le siguieron diversos actos en ciudades como Madrid, Jerez o Cambridge. Y su documental biográfico 'El Poeta sin tiempo' recorrió diversas ciudades, encuentros y festivales dando aún más a conocer al escritor de Ante- quera. Poco a poco, llegan más actos: el MUÑOZ ROJAS UN POETA CON P MAYÚSCULA

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Primera parte del reportaje sobre José Antonio Muñoz Rojas. Revista Manual de Uso Cultural. Málaga. Septiembre de 2011.

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La crudeza del invierno antequerano. Las pequeñas conquistas de las malas hierbas a los laterales de cualquier camino rural. El olor a jazmín, a girasol, a mazorca en verano; o a tierra mojada en otoño. El sonido del solano al mover el trigo ya seco o el de las golondrinas curioseando por cualquier rincón. El estallido de luz y color de la primavera. No hace falta pasear por la vega de Antequera para sentir todo ello, porque basta con recorrer las páginas de 'Las cosas del campo'. O de 'La voz que me llama'. O de 'Objetos perdidos'. Obras de José Antonio Muñoz Rojas, un Poeta con P mayúscula, que atrapa al lector hasta trasladarlo a su entorno rural. «Yo lo único que hago es sentarme y mirar», decía Muñoz Rojas, que siempre ha de-jado clara su pasión por el campo, por lo cotidiano, por lo sencillo y humano:

«Por qué me gustará tanto andar la tie-rra arada, sentir la tierra tanto. Andar, andar, aunque sea torpemente».

Muñoz Rojas se fue. Y lo hizo cuando apenas le quedaban unos días para cumplir un siglo de vida. Han pasado ya dos años desde que el Poeta que siempre tuvo a Antequera como norte de su pluma falleciera. Desde enton-ces, apenas se han dado unos cuantos pasos para no olvidar a una de las más grandes figuras de las letras malague-ñas y nacionales. Al congreso y expo-sición que se celebró en Antequera en octubre de 2010 le siguieron diversos actos en ciudades como Madrid, Jerez o Cambridge. Y su documental biográfico 'El Poeta sin tiempo' recorrió diversas ciudades, encuentros y festivales dando aún más a conocer al escritor de Ante-quera. Poco a poco, llegan más actos: el

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