Munro

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Page 1: Munro

ARTES VISUALES

Abre al público “Incierto”, unproyecto fotográfico del

Manifiesto Alegría.

PÁGINA 4

Incertidumbre visual

CulturaSección

E 4 páginas. Córdoba. Argentina. Jueves 19 de noviembre de 2009

Es canadiense, y algunos desus colegas la consideran la

mejor escritora viva enlengua inglesa.

En la Argentina, es unaautora de culto, pero ahora

sus libros comienzan adistribuirse con regularidad.

ALICE

Literatura

EMANUEL RODRÍGUEZ

DE NUESTRA REDACCIÓN

[email protected]

Hay que leer a Alice Munro. Hay que buscar sus libros,

pedírselos al librero, esperar que lleguen desde Bar-

celona o desde Buenos Aires. Incluso hay que apren-

der inglés sólo para poder leerla en su lengua original. Hay

que dejarse llevar por el atolondrado fanatismo que puede

despertar el descubrimiento de la maestría con la que Alice

Munro cuenta, en las pocas páginas de cualquiera de sus

cuentos largos, el destino de una vida.

Munro vende muchísimos libros en Canadá, el país en el que

nació en 1931. Durante la década de 1990 se convirtió en un se-

creto a voces en el resto de América del Norte, un rumor

de exquisitos que comenzaban a considerarla la me-

jor escritora viva en lengua inglesa y que pro-

movían su lectura con el entusiasmo de los

descubridores. A la Argentina llegó por

medio de libros importados, y en al-

gunos casos gracias a las precisas

traducciones de Marcelo Cohen

(hay que leer a Alice Munro

traducida por Cohen: Odio,

amistad, noviazgo, amor,

matrimonio debería ser

una materia en la escuela

de traductores). Su recep-

ción crítica se inauguró

con un artículo también

entusiasta y seductor de

Graciela Speranza (ver

“Magisterio secreto”, en pá-

gina 2), directora junto a Co-

hen de la revista Otra parte.

Una película de Sarah Polley, Le-

jos de ella, basada sobre uno de

sus cuentos, también hizo sonar

su nombre por ahí. La distribui-

dora nacional del sello español

RBA percibió el fenómeno y trajo

El amor de una mujer generosa. Después llegó Escapada, y

la esperada Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio.

Hacia finales del año pasado llegó por fin La vista desde Cas-

tle Rock, el último libro escrito por Munro hasta el momento.

En Córdoba, todos esos títulos eran difíciles de encontrar: había

que encargarle al librero que los traiga, esperar que lleguen,

esperar que el librero no se los venda a otra persona, y domes-

ticar la indignación que provoca el precio europeo de las cosas.

Todo eso valía la pena. Ahora el sello Del Nuevo Extremo dis-

tribuye con cierta regularidad esos pequeños tesoros.

Quedan varios títulos por traducir: Dance of the Happy

Shades (1968), Lives of Girls and Women (1971), Something

I've Been Meaning to Tell You (1974), The Beggar Maid

(1978), y dos traducciones de las que en Argentina no se tiene

noticia (parientes en España, ya saben qué traer cuando ven-

gan), Las lunas de Júpiter (Versal, 1990), Amistad de ju-

ventud (Versal, 1991). Finalmente, Del Nuevo Extremo anun-

cia la distribución de El progreso del amor, publicado en

inglés en 1984, para los primeros meses de 2010. Una de las me-

jores noticias acerca de leer a Munro es que queda aún mucho

por descubrir.

Ovacionada¿Por qué hay que leer a Munro? ¿Por

qué despierta esta mujer ese deseo

de recomendación que

parece un tanto des-

fasado de los tiem-

Un secreto a voces

HISTORIA

En Córdoba. Los libros de Alice Munro quese consiguen en Córdoba son tres: El amorde una mujer generosa (RBA, $ 69), Odio,amistad, noviazgo, amor, matrimonio (RBA-Del Nuevo Extremo, traducción de MarceloCohen, $ 39), y La vista desde Castle Rock(RBA, $ 69), publicados originalmente eninglés en los años 1998, 2001 y 2006, respec-tivamente. El año pasado se conseguía tam-bién Escapada (RBA, publicado en inglés en2005), pero actualmente está agotado. Traducidos, pero no traídos. Hay libros deMunro traducidos al español pero aún no dis-tribuidos en la Argentina. Se trata de Las lu-nas de Júpiter (Versal, 1990) y Amistad dejuventud (Versal, 1991). En inglés. Dance of the Happy Shades(1968), Lives of Girls and Women (1971), So-mething I've Been Meaning to Tell You (1974)y The Beggar Maid (1978) aún no han sidotraducidos.En Internet. También en inglés, se puedenleer algunos relatos de Munro en el sitio dela revista The New Yorker, para la que la es-critora canadiense colabora desde la décadade 1970 (www.newyorker.com). En películas. El año pasado se estrenó en laArgentina Lejos de ella, el filme de Sarah Po-lley que adapta el cuento Verle las orejas allobo, de Alice Munro. Ya se anuncia para2011 la película de Odio, amistad, noviazgo...protagonizada por Julianne Moore.

MUNRO

pos de la crítica contemporánea? ¿Qué tienen sus libros, tal

que cualquier aproximación crítica parece chocar con gus-

to contra el impulso de ovación? No es una escritora de van-

guardia, sus historias ocurren casi todas en ambientes ru-

rales canadienses, en períodos de tiempo que van desde fi-

nales del siglo 19 hasta mediados del 20. Ha escrito una sola

novela, Lives of Girls and Women, que es más bien una

colección de relatos ligeramente encadenados por la recu-

rrencia de algunos personajes. No tiene, tampoco, ninguna

predilección por lo escandaloso, por la ruptura formal o si-

quiera por la discusión política. Sus libros no tienen casi na-

da de lo que tienen los libros que más se venden en el mun-

do. Y sin embargo es imposible dejar de leerla, es imposible

dejar de identificarse con sus personajes o resistir la pro-

fundidad con la que observa la vida interior de las personas.

Es imposible, también, resultar ileso de su lectura. Algo to-

ca Munro cuando escribe, algo que tiene que ver con nues-

tra comprensión del amor y de la familia, del destino, de las

marcas de la vida, de las vueltas que puede dar una biografía

para volver a encontrarse frente a lo que más la atemoriza

o conmueve.

Sus historias son, ante todo, entretenidas: si bien Munro

tiene una precisión descriptiva asombrosa, y logra momen-

tos de reconstrucción histórica que parecen recrear al deta-

lle un pasado remoto, esa tarea levemente historicista que-

da muy en segundo plano frente a la potencia de las anécdo-

tas. Historias en las que el azar, la educación sentimental,

los rumores de pueblo y las búsquedas personales terminar

por unir o desunir a la gente, por poner a la gente frente al

abismo de sus emociones.

Mujeres de puebloAlgo enérgicamente femenino atraviesa su estilo: Munro ha

contado varias veces que escribió gran parte de su obra en los

intersticios de su tarea doméstica, mientras sus hijas dormían

la siesta o mientras su esposo disfrutaba de la sobremesa. Una

tensión constante entre la predestinación social y la voluntad

personal parece haber nacido de esas rutinas, y al mismo tiem-

po una solución amorosa a esa tensión parece haber evitado

la salida fácil de la rebeldía. Una conciencia trágica de la mu-

jer en el mundo está detrás de las anécdotas que Munro toma,

primero, de su infancia y de la historia de su madre –la prin-

cipal fuente de material de la que se ha servido la escritora en

sus primeros libros–, y luego de lo que oye en el pueblo, de lo

que le cuentan las personas que la rodean. Sus cuentos tienen

una relación clara con aquello que llamamos realidad, con la

ventaja de que Munro sabe que aquello que llamamos reali-

dad es oscuro y misterioso. Su principal arma para transmi-

tir esa consternación frente a la densidad de lo que pasa es

una adjetivación copiosa pero certera, y el uso reiterado y al

mismo tiempo sutil de adverbios de modo, un ejercicio de su-

ma precisión que parece nacer de un respeto sagrado por la

imagen, por el modelo, pero también por el retrato emocional

de la situación.

Alice prefiere el rumor, el chisme en su acepción más

generosa, el temeroso murmullo del pueblo, antes que

la plana seguridad de una noticia. Apela a esa cuestión

un tanto mágica del cuchicheo y de la transmisión fa-

miliar del conocimiento. Vuelve a la infancia, y esa vuel-

ta adquiere cada vez un espesor más dramático, una ex-

ploración de cimientos capaz de sacudir un edificio.

Sus cuentos son largos, uno debe disponer de por lo

menos una hora o dos para leer uno completo: será la

mejor hora del día, la hora en la que una experiencia

íntima de la literatura podrá ofrecer, además del pla-

cer de una historia bien contada, un vistazo sobre las

posibilidades de explorar la libertad (explorar todo lo

que una mujer puede o no puede hacer en la sociedad,

indagar en las fuerzas ancestrales que la convierten en

un ser que debe combatir a la naturaleza y a la historia

para ser libre, pero también todo lo que un hombre pue-

de ser cuando se enfrenta a su propia libertad), sobre la

condición amorosa, sobre las tensiones entre los paisa-

jes de nuestra infancia y los de nuestra fatal adultez. No

es un vistazo sencillo, aunque venga con la amabilidad

de una prosa delicada: la distancia entre los sueños de

la inocencia y las pesadillas de la experiencia puede ser

tan hermosa como brutal, tan dulce como rabiosa.

Un deseo claro, continuo, de movernos en su elemento,

de contagiarnos de su minuciosa preocupación por lo

que está adentro de uno mismo y de los otros. Un entu-

siasmo burbujeante. Algo parecido a la felicidad. Por

esas cosas hay que leer a Munro.

“Los cuentos de Munro sonmás difíciles de reseñarque los cuentos de otrosescritores. Más que cual-quier otro escritor desdeChejov, Munro se esfuerzapor lograr, en cada una desus historias, una integri-dad gestáltica en la repre-sentación de una vida (...).Leer a Munro me pone enese estado de silenciosareflexión en el que piensosobre mi vida, sobre misdecisiones, el tipo de per-sona que soy”.

JONATHAN FRANZEN

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