Musica e Inmigración

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Artículo publicado en el número 22 de la revista Ritmos del Mundo, correspondiente a los meses de mayo-junio 2011.

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Según el Ministerio de Trabajo e Inmigración, al finalizar el año pasado la población inmigrante ascendía casi a 5 millones de personas (4.926.608), una cierta disminución con respecto a años anteriores, debida en algunos casos a la adquisición de la nacionalidad española por muchas ciudadanas y ciudadanos tras años de estancia en nuestro país, en otros por las políticas

de retorno voluntario y, por último, razones económicas y laborales por todos conocidas han producido asimismo este estancamiento. Si con cualquier crisis suelen brotar fobias ante el foráneo, en circunstancias tan peculiares como las actuales esa realidad suele amplificarse, más si tenemos en cuenta la presión de la UE para el cierre de fronteras a todos aquellos que no garanticen unos ingresos mínimos mensuales que permitan su estancia o el reagrupamiento familiar.

Las recientes revoluciones producidas en el Norte de África originarán con casi total seguridad la diáspora hacia el Sur europeo de ciudadanas y ciudadanos de los países afectados, como ha ocurrido con los más de cinco mil tunecitos que emigraron recientemente a la isla italiana de Lampedusa. No podemos olvidar que muchos procesos inmigratorios tienen que ver con conflictos sociales y políticos, es preciso recurrir a nuestra memoria histórica y recordar que miles de ciudadanos y ciudadanas españoles tuvieron que abandonar el país tras el golpe de Estado y la consecuente Guerra Civil en 1936. Ante la opinión generalizada de que los inmigrantes suelen provenir de África, América Latina o Asia, los datos oficiales evidencian que la mayoría proceden de la UE, y, por orden de procedencia, los países que encabezan el ranking son: Rumanía, Marruecos, Ecuador, Colombia y Reino Unido.

La realidad cultural y musical no es ajena a la social, de la misma manera que tampoco es cierto que la inmigración musical esté casi siempre relacionada con corrientes étnicas o tradicionales. La música de los inmigrantes ha sido una constante de todos los tiempos y lugares, sólo hay que recordar las errantes protagonizadas por pueblos como el gitano o el judío, la sefardí, o que grandes creadores contemporáneos como Béla Bartók, Arnold Schönberg o Igor Stravinsky fueran hijos del exilio, igual que el que fue el representante más universal del tango, Carlos Gardel, nacido en Francia y muchos otros que llenarían páginas de la más compleja enciclopedia que siempre quedaría incompleta.

Nuestro país no es una excepción. Aquí me voy a referir a la música popular más reciente de una manera plural y diversa que ayude a tener una visión más global, alejándonos de estereotipos y aproximándonos a una realidad poco difundida y visible. Un recorrido que no intenta ser riguroso sino divulgador, que contribuya a valorar la importancia de la inmigración a nuestra música popular. En la realización de este texto se han tenido en cuenta opiniones y sugerencias realizadas en una red social donde abrimos un debate sobre el tema. Gracias a todas y a todos por participar.

En unos años en los que nuestro país estuvo convulsionado por motivos sociales, políticos y económicos, un buen número de artistas llegados de otros países se encargaron de alegrar nuestros hogares: Antonio Machín,

Elsa Baeza y María Veranes (Cuba), Tony Ronald (Holanda), Basilio (Panamá), Monna Bell (Chile), Betty Missiego (Perú), Luis Aguilé, Jairo, Gato Pérez, Waldo de los Ríos, Los 5 Latinos y Leonardo Favio (Argentina), Phil Trim (Trinidad), Jeanette (Francia), Nydia Caro (Puerto Rico), Ángela Carrasco (República Dominicana), Elkin y Nelson (Colombia), Albert Hammond (Gibraltar), Donna Hightower (EE UU), Junior (Filipinas), Mike Kennedy (Alemania), Los 3 Sudamericanos (Paraguay)… Los primeros grandes productores musicales que destacaron no habían nacido en nuestros límites territoriales. Imprescindible mencionar a los argentinos Adolfo Waitzman y Waldo de los Ríos, el italiano Rafael Trabuchelli o el francés Alain Milhaud, responsables de algunos de nuestros éxitos más internacionales, que pasados los años no se han vuelto a repetir.

La génesis del rock nacional tiene sus más reconocidas influencias en el de América Latina, siendo los cubanos Los Llopis o el mexicano Enrique Guzmán referencias obligadas. Pero no todo era pop, rock o músicas latinas. A principios de los sesenta fue muy popular el pakistaní Kuldip, conocido como “El príncipe de la luz”, con temas como La balada de los boinas verdes u Ojos de España, muy alabada por nostálgicos nacionalistas casposos de antes y de ahora. Son evidentes las influencias procedentes de otras latitudes territoriales y personales recibidas por nuestros creadores. Normalmente se hace referencias a propuestas tan populares como las de Radio Futura, El Último de la Fila, 21 Japonesas, Ciudad Jardín o Los Coyotes, que en los ochenta encontraron en la fusión del pop y el rock con las músicas de raíz una alternativa propia que las diferenciaba de las de origen anglosajón. Buen momento para recordar algunos de los nombres que iniciaron ese recorrido con anterioridad: Los Puntos, Smash, Gualberto, Granada, Nuestro Pequeño Mundo o Aguaviva. Músicas de aquí con influencias de allá. Entre los grupos más eclécticos de los ochenta mencionar a Lions in Love, formación compuesta por una holandesa y dos argentinos, entre ellos Daniel Melingo uno de los grandes intérpretes del tango en la actualidad, antiguo componente de la banda de Charly García o fundador junto con Andrés Calamaro de Los Abuelos de la Nada.

Nuestras culturas de vanguardia tienen mucho que agradecer a personas como lury Lech. De origen ucraniano aunque nacido en Estados Unidos, ha protagonizado algunas de las apuestas artísticas más interesantes en un principio en Barcelona y desde hace años en Madrid. Con una aportación discográfica cercana a la decena de grabaciones, este videoartista, escritor y escultor sonoro dirige una de las propuestas más innovadoras de la capital: MADATAC (Muestra Abierta de Arte Audiovisual Contemporáneo); su presencia como visitante es habitual en los veranos de Pirineos Sur. Nuestro grupo de música industrial por excelencia, uno de los grandes del género a nivel mundial, es Esplendor Geométrico. Desde 1992 forma parte del mismo el italiano Saverio Evangelista, que ha contribuido con sus aportaciones a que sean una referencia internacional imprescindible, quizás nuestra apuesta musical más transgresora, arriesgada e innovadora. El grupo es una escisión de Aviador Dro, al que pertenecía el mexicano Alejandro Sacristán, uno de los grandes gestores culturales de nuestro

Notas para comprender la importancia de la inmigración en nuestra música popular

[Texto: Rubén Caravaca]

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país en la combinación de arte y nuevas tecnologías. Le hemos podido ver desarrollar sus trabajos en Art Futura o en cualquier nueva propuesta de realidad virtual, videocreación o arte sonoro. Siempre recordaré una acción conjunta donde participaban de forma harmónica músicas elaboradas por robots y un grupo de percusionistas senegaleses actuando a la par. El belga Michel Huygen formó en 1976 Neuronium junto a Carlos Guirao y Albert Giménez. En estas casi tres décadas y media han editado cerca de cincuenta grabaciones, y son una referencia obligada de las músicas de vanguardia a nivel mundial. Clónicos fue un grupo excepcional en el Madrid de los ochenta. Uno de sus fundadores fue el suizo Markus Breuss. Ecléctico

e innovador trompetista ha colaborado con artistas como Luis De Pablo, Malcolm Goldstein, Taller de Música Mundana, Luis Paniagua, Llorenç Barber, Fátima Miranda, Los Pekenikes, Derribos Arias, Finis Africae, Mil Dolores Pequeños… Junto a los anteriores, mencionar al tunecino Pedro Elías Mamou, uno de los artistas incluidos en el disco Latidos. Escenas sonoras de Madrid, editado en 1995 por la WDR alemana.

Pascal Comelade es otro de esos músicos inclasificables que han contribuido a mostrar otra visión de nuestra música. Natural de Montpellier, buena parte de su carrera la ha realizado en Barcelona colaborando con artistas tan diversos como Om, Pau Riba, Música Dispersa, Ovidi Montllor, Víctor Nubla o Albert Pla. Con la también francesa Cathy Claret puso en marcha en la ciudad condal la Bel Canto Orquestra en 1983. Su carrera discográfica sobrepasa las cuarenta grabaciones siendo uno de los artistas más demandados en eventos innovadores y creativos. Para finalizar este apartado no puedo olvidar mencionar algunas interesantes aportaciones procedentes de Estados Unidos, como las de Wade Matthews, fundador de Zyklus o Tony Heimer. Como curiosidades reseñar a la primera atleta española en subir al podio en unos campeonatos del mundo, la nacionalizada Sandra Myers, que hizo sus pinitos musicales antes de pasarse a la política como concejala del PP en el Ayuntamiento de Salamanca, ciudad en la que también ejercía como profesora de música, o a El Pollito de California, con su peculiar manera de afrontar la canción andaluza.

Lo contado anteriormente no debe alejarnos de la realidad que asocia inmigración con las músicas más populares, tradicionales, fusión y world music o músicas del mundo. Buena culpa de su enorme difusión inicial la tuvieron artistas como Brian Eno, David Byrne, Peter Gabriel, Paul Simon, Mick Taylor o Dissidenten. Sin ellos, la eclosión que se produce en los ochenta y noventa no se habría materializado. Entre nosotros uno de los primeros precursores en la adaptación de ritmos foráneos fue Peret, con sus particulares adaptaciones de temas de Ñico Saquito, que el artista de Mataró nos dio a conocer. Años más tarde volvería a la música cubana acompañando a la Vieja Trova Santiaguera en un disco grabado en La Habana. Por entonces ya Ketama, Santiago Auserón y Raimundo Amador, entre otros, se

adentraron en mundos musicales muy diversos con claras influencias del exterior.

Contar la historia más reciente es sumamente compleja, ya que los primeros pasos reconocibles suelen realizarse en pequeñas salas, sin apenas difusión y protagonizados por artistas absolutamente desconocidos, con lo cual es muy difícil hacerlo con el rigor preciso de cualquier investigación. Lo que relato tiene más que ver con la experiencia personal de los últimos quince años. Pido disculpas anticipadas por las omisiones que se

produzcan. Desde esa óptica creo recordar que uno de los acontecimientos más interesantes y de cierta trascendencia se produjo en los años 1994 o 1995 en la Sala El Sol de Madrid. La cita musical congregó a un buen número de artistas inmigrantes de diferentes países, en una muestra denominada “Todo el mundo, todo música”. Días más tarde la misma experiencia se realizaría en un teatro de Salamanca patrocinado por la universidad castellana.

En esos dos conciertos actuaron Las Hijas del Sol, que consiguieron algo que creo no ha logrado casi nadie: ser número 1 de la lista de la revista de referencia de la world music europea Folk Roots, cuando grabaron con la discográfica independiente Nubenegra, y años más tarde ocupar el mismo puesto en una de las listas de música comercial, cuando grabaron para la multinacional Zomba Records. Naturales de Guinea Ecuatorial, se unieron para participar en un concurso del Centro Cultural Hispano Guineano en Malabo, posteriormente fueron seleccionadas para la Expo’92 de Sevilla, para acabar representado a su país en el Festival de la OTI. Han colaborado en grabaciones de Rita Marley, João Afonso, Mestisay o Mano Negra. Tras años de actividad conjunta se separaron, recientemente cada una ha editado su propio disco en solitario. Su fichaje por la discográfica de Manuel Domínguez abrió las puertas para el reconocimiento de otros artistas del continente negro como los senegaleses Djanbutu Thiossane, el guineano Bidinte, el sierraleonés Seydu y los sudaneses Rasha y su hermano Wafir. Todos ellos desarrollaron el proyecto La Banda Negra, cuyo embrión pudo ser una fiesta del festival La Mar de Músicas en la Sala Suristán de Madrid, donde todos protagonizaron su primer concierto conjunto en una producción elaborada exclusivamente para esa ocasión. No fue el único proyecto de artistas africanos en común. Durante el invierno del 97 y la primavera del 98 la Sala Caracol realiza una serie de conciertos que son grabados. Una parte de ese material es recogido en el disco Africanos en Madrid. Los artistas incluidos fueron: Thiossane Group, Mogha Africa, Bambara, Bekai, Africa Lisanga, Bana Congo y Baron Ya Búk-Lu, conocido como “El barón de la marcha”, que acaba de publicar su octavo disco, New world, new life.

El mencionado Wafir S. Gibril es uno de los músicos más solicitados para participar en las propuestas más innovadoras. Formó parte de una de las bandas más interesantes de nuestra música, la más reconocida internacionalmente: Radio Tarifa. En la misma han formado parte Vincent Molino (Francia) o Amir-John Haddad, multi-instrumentista alemán que acaba de presentar su último disco. El grupo surge a finales de los ochenta grabando su primer disco en el estudio El Agujero del ex miembro de Nuestro Pequeño Mundo Juan Alberto Arteche, para su sello Música Sin Fin. Sobre la denominación del grupo hay varias versiones. La oficial manifiesta que se eligió como “una síntesis de radio que capta y emite el sentir musical del Mediterráneo y del cabo de Tarifa”. La extraoficial señala que cuando grabaron aquel disco no tenían nombre artístico. El productor les sugirió la denominación extraída de una canción del grupo Finis Africae, al que estaban ligados el propio Arteche, Luis Delgado, Javier Bergia, Javier Paxariño o el mencionado Markus Breuss. Cuando fichan por Ariola hubo un litigio sobre la titularidad del nombre que se resolvió felizmente. Wafir también ha colaborado en diferentes propuestas con alguno de los integrantes de Rodopis, primer grupo búlgaro en grabar y editar en España.

Continuando con el hilo africano, otros grupos que han logrado buen reconocimiento han sido Kilema

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Waldo de los Ríos

Luis Aguilé

Andrés Calamro

Michel Huygen

Pascal Comelade

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(Madagascar), Mariem Hassan (Sáhara Occidental) o Justin Tchatchoua (Camerún). Este último ha liderado bandas como Bala Vibration, Way Out, Wakaman, Anselmo y Los Indigentes y Afro-Brass, llegando a vender cerca de un millón de discos en su país. Su single Oh! Kokoriko vendió la nada habitual cifra de 25.000 copias en nuestro país. Ha colaborado con artistas como Enrique Urquijo y Los Problemas, Papa Wemba, The Wailers o Rita Marley.

Mencionar también a Nour, grupo de referencia de Barcelona que comenzó su andadura bajo la batuta del amazigh-catalán y ex cantante de Cheb Balowski, Yacine Belahcene Benet y el japonés Masa Kobayashi. La capital catalana es con toda seguridad donde los inmigrantes magrebíes han tenido más visibilidad en agrupaciones como Nass Marrakech, Cheb Samir o más recientemente con la Orquestra Àrab de Barcelona fundada por Mohamed Souleymane. El tetuaní Suhail Serghini lleva una treintena de años viviendo en Granada, fue candidato al Goya a la mejor interpretación musical por su intervención en la película Retorno a Hansala de Chus Gutiérrez. En la misma ciudad vive Amina Alaoui, natural de Fez. Med Ziani, natural de Alhucemas, vive en Málaga y desde hace años intenta crear el concepto ‘Amazigh Groove’; música bereber con otros estilos. Nos deja un mensaje en Facebook donde manifiesta “lo desconocida que es la cultura rifeña entre nosotros cuando en muchas ciudades es el colectivo marroquí mayoritario”.

Ara Malikian es un virtuoso violinista libanés de ascendencia armenia, premiado en alguno de los concursos de más prestigio a nivel internacional. Ha colaborado y grabado con artistas de géneros muy diversos. En la actualidad lo hace con el guitarrista argentino Fernando Egózcue al que Astor Piazzola regaló su tema 500 motivaciones, título que dio nombre a uno de los mejores discos de música argentina editado entre nosotros a cargo de Ensamble Nuevo Tango. Argentino también es L.E. Flaco, MC residente en Madrid miembro del grupo Underground Sensse y educador en el Taller de Kultura Hip Hop. Compañero suyo es Tawas, rapero camerunés que viajó a pie hasta España, sufriendo varios accidentes que costaron la vida a algunos de sus amigos hasta lograr cruzar la frontera por Melilla e instalarse en la capital. Ambos forman parte del colectivo Dremen, teloneros en la última gira de Asian Dub Foundation. Otros raperos de origen foráneo son Frank T, natural de la capital de la República Democrática del Congo, Arianna Puello, nuestra primera MC de referencia de origen dominicano, Dnoe, guineana y El Chojín, cuyo padre es también ecuatoguineano. América Latina es el otro lugar de procedencia mayoritaria de músicos inmigrantes. Algunos han alcanzado índices de popularidad muy notables como Moris, Tequila, Rubi, Los Rodríguez, Andrés Calamaro, Jorge Drexler o Ariel Rot, a los que abrieron las puertas otros menos conocidos como Franky Torres o Jaime Marques. La lista es interminable. Cubanos integrantes del colectivo Habana Oculta grabaron durante el verano del 95 en la capital cubana en unas condiciones muy difíciles, en algunos casos extremos, y que posteriormente dio lugar a Habana Abierta cuando algunos de sus integrantes se quedaron a vivir en España. Sus productores Gema y Pável pasaron largas temporadas entre nosotros, Trío Lewis, Lucrecia y Argelia Fragoso son también conocidos. En otros estilos, Nilo MC o Yadam, que tras viajar por Dinamarca y Tenerife se asentó en Madrid. En la localidad colombiana de Pereira dieron sus primeros pasos en 1984 Lumbalú. La situación política les obligó a emigrar. Hoy es una banda de referencia en Barcelona. En su primer disco contaron con colaboradores como Manu Chao, Amparo Sánchez y Muñeco (Amparanoia), Dani Carbonell, Sandro y Beto

Bedoya (Macaco), Wagner Pa, José y Steph Laidet (Color Humano), entre otros. Palo q’Sea es otro grupo colombiano que combina música con espectáculos de calle. Pasacalles carnavalesco de muñecos, pirotecnias al ritmo de cumbias, puyas, mapalés o zambas. En el Barrio del Raval cinco músicos también colombianos pusieron en marcha en 2005 La Sucursal S.A. Su idea, disfrutar con la música que les apasiona. Desde Ismael Rivera, Los Hermanos Lebrón, Héctor Lavoe, Fania All Stars y Ray Barretto a Joe Cuba, Joe Arroyo o la salsa neoyorkina de los sesenta y setenta. Una banda imprescindible para bailaores por la que han pasado artistas de Argentina, Venezuela, Cuba, Brasil, Inglaterra, Chile, Uruguay, Japón, Estados Unidos, Italia, Francia y España, lo que ha hecho que se les conozca como la orquesta de la salsa sin fronteras. El grandísimo guitarrista brasileño David Tavares lleva veintitrés años en España. Ha acompañado a artistas como Gilberto Gil, Jorge Ben Jor, Carlos Cano, Azúcar Moreno, Diego El Cigala, Estopa, Melendi, Manolo Tena, María Creuza, Victoria Abril o Carmen Linares, en estos días está presentando su segundo disco en solitario, Un toque de color. Wagner Pa es otra referencia brasileña de obligada mención. Roxana Río es otro nombre imprescindible. Cantante mexicana instalada en Madrid, rescata la herencia de la tradición musical de su país en el que recoge las diferentes influencias musicales que le han ido marcando en todos estos años. Fernando Neira en El País la comparó con Lila Downs, Lhasa o la misma Chavela Vargas. Participó recientemente en la Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático celebrada en Cancún. Antonio Restucci es uno de los músicos chilenos más reconocidos, siete discos en solitario, fue el guitarrista habitual de Ojos de Brujo, siendo músico de sesión de otros conocidos artistas y bandas. Johnny Pineda venezolano, residente en Huesca con varios años de residencia, como Carlos Baute, uno de los artistas comerciales más populares. Jamila Castillo, creadora del proyecto Purofilin, una formación conformada por artistas cubanos, argentinos, brasileños y uruguayos. Natural de Montevideo es Fernando Santullo, nominado el año pasado a los Premios Gardel, ex componente de El Peyote Asesino y compositor y voz de alguno de los temas de Bajofondo. También uruguayo es el guitarrista, percusionista y compositor Alejandro Luzardo.

Otras propuestas interesantes han sido las realizadas en el marco del programa “Diversons. Música para la Integración” de la Obra Social Fundación “La Caixa”, que ha dado a conocer a un buen número de artistas inmigrantes, dándoles la oportunidad de actuar por diferentes escenarios de todo el país. Mi Gene-RAP-ción, un disco del colectivo Rapeadero de Lavapiés, grabado por jóvenes procedentes de Malí, Colombia, Senegal y República Dominicana bajo el amparo de la Asociación de Vecinos de La Corrala o el proyecto fenecido de la Orquesta Nacional de Lavapiés integrada por jóvenes sin papeles del mismo barrio madrileño.

La realidad es mucho más amplia y compleja que lo que aquí se refleja. Para acabar, mencionar que la vida de muchos de estos músicos es complicada, difícil, llena de obstáculos. Igual que la padecida por otros muchos que no pueden viajar al viejo continente ante la dificultad de obtener visados y pasajes. A todos ellos, nuestro reconocimiento público. A pesar de las fronteras y los obstáculos, los que disfrutamos de la música trabajamos por abolir todas estas barreras. La música debe ser una de las mejores armas para acabar con ellas.

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L.E. Flaco

Ara Malikian

Fernando Santullo

Roxana Río

Hijas del Sol