N° 10 de El Culo del Mundo

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El Culo del Mundo

__________________________________ REVISTA DE LITERATURA ALTERNATIVA

Cuento – Narrativa – Poesía – Epístola Nº 10, Septiembre 15 de 2010

“Así es esto de

las gelatinas”

Terafilia

“Excitación con frotamiento con

discos duros externos (1 terabyte)”


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[Sumario]

[El hoyo negro]

Carlos Monsiváis: la noche de un día aburrido, en Monterrey [6]

Quiero conocer los trazos del aire [7]

Lidiando con su divina presencia [8]

Los recuerdos no saben de orden [11]

A contratiempo [14]

Samsara [16]

Encore [17]

Encore II [20]

Necesito beber [23]

…Y se bebía la leche de mi espasmo [24]

El Sopes [26]

Ni pedo [28]

Adaptación a Buenos Aires [32]

Un muchacho y la ciudad [34]

Buscando Agua [36]

Cerebros absorbidos con pajita [37]

El afán protagónico de Lorena Sanmillán [38]

[Manual de Monstruos]

Del amor y otros divorcios [41]


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Culeristas: En portada:

[H. Consejo Editorial]

Tristana Landeros

Armando Pacheco

Luis Valdez

Ricardo Paredes

[Coordinación General]

Adán Reyes Román

[Difusión]

Luis Valdez “México secuestrado”

Alejandro Delgado Gómez

[Contacto]

[email protected]

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* Arte de interiores (Nº 10)


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Nota editorial

Murió el más grande escritor portugués después de Luis de

Camões y Fernando Pessoa, y el hueco que dejó José Saramago

es hoy muy difícil de cubrir. Murió Carlos Monsiváis en

medio de un México acorralado por el narcopoder, la

incompetencia del gobierno y su fatal indiferencia hacia la

gente.

El sureste mexicano se inunda del Papaloapan, el

Blanco y el Coatzacoalcos; el norte de la sangre de

sicarios, policías, inocentes y uno que otro político. La

ETA promete tregua, los catalanes amenazan (otra vez) con

la independencia, los gringos se salen de Irak

(físicamente), España gana el mundial de futbol y un pulpo

lo predice y los ejércitos de China, Alemania, USA y

Francia desfilarán en México para celebrar el bicentenario

y el centenario de una independencia y revolución que no

han servido para nada. Y al final ¿qué se le puede hacer?

Esto es lo que queda, la revolución de la palabra y la

independencia del pensamiento. Los días recreados en las

letras y las voces escondidas en cada hoja.

Los impuestos seguirán creciendo tanto como la

miseria, narcos y policías se seguirán matando, gringos y

árabes seguirán jugando, el sur se seguirá inundando algún

tiempo más. Pero así es esto de las gelatinas… unas cuajan

y otras no.

Por lo pronto a leer y a disfrutar. Bienvenidos a El

Culo del Mundo

Adán Reyes Román


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El Hoyo Negro


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Calos Monsiváis: La noche de un día aburrido, en Monterrey

René Rojas

El 20 de septiembre de 1996, como a las siete de la tarde me

habló por teléfono Margarito Cuéllar.

- ¿Sabes dónde está Juárez y La Patria? -Me dijo.

- Si, en Guadalupe.

- ¿Me acompañas?, me quedé de ver ahí con Carlos Monsiváis.

- Claro que sí. - le contesté inmediatamente.

Llegamos en taxi a Juárez y La Patria, había una

exposición del pintor Enrique Guzmán.

Ahí me encontré al actor Rolando Real que me preguntó que

qué andábamos haciendo.

Le dije que habíamos quedado de vernos con Carlos

Monsiváis, él no me creyó.

-En serio -insistí- ah, mira, ahí viene.

Carlos Monsiváis entró al lugar y lo recibieron Margarito

Cuéllar y un periodista, del cual no recuerdo su nombre.

El periodista le preguntó a Monsiváis qué a dónde quería

ir, Monsiváis le contestó que a un café, -pero no me hablen -

dijo- ando muy cansado.-

-Lo voy a llevar a El Café Florián donde mataron a Polo del Real

frente al jefe de policía -decía el periodista entusiasmado.

-Sí, está bien -agregó Monsiváis- y de ahí me llevan al hotel.

Fuimos a El Café Florián, donde se veía todavía un cuadro

de alfombra diferente al original, lo habían cambiado donde

había caído el cuerpo.

Tomamos café en silencio y fuimos a dejar al maestro al

Hotel Monterrey.

Margarito me contó que la Universidad lo había traído para

que escribiera la crónica del festejo del 400 aniversario de

Monterrey.

Meses después Margarito me dijo que Carlos Monsiváis no

había escrito el texto y regresó el dinero que la Universidad le

había adelantado.


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Quiero conocer los trazos del aire. Mejor será que escuches los

destellos

Moisés Ayala

¿Qué diría la abuela que cruzaba la laguna nadando de

perrito?

Ésta en su tumba acuática y no quiere decir nada más que

maldiciones.

Y caminas por las calles mirando

los cantos de la tierra putrefacta.

Caminas

y te sientas en la soleadas aceras para refrescar tu frente

con el aire

necio de los coches.

Los coches inyectando aire negro en la ciudad,

oscureciendo así por las noches las estrellas,

no te quieren refrescar y huyes.

¿Por qué dijiste que chinga tu madre es una palabra rica?

Pues así se conocen los peatones.

No entiendo.

Pues chinga tu madre.

Detienes el mediodía en la

palma de tu mano, la observas

y la dejas ir, un instante es

mejor no tomarlo. Tomas el

rayo de sol y lo pones en el

vaso de plástico, lo bebes con

ansia, desesperado por el

calor del equinoccio, el vaso

esta en el bote de basura con una mosca en su borde, justo ahí

donde pusiste tus labios con deseo, ese deseo que siempre está

ahí como hierba mala.


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Lidiando con su divina presencia

Tristana Landeros

Tuve que aprender a convivir con él.

Estaba en casa de mi padre todo el día, no sólo hacían

piñatas, sino disfraces, cortinas, manteles, flores de papel,

tomaron incluso clases de fotografía juntos.

Padre trataba de recuperar el tiempo que no había pasado

antes con él y Maque parecía muy feliz y de acuerdo.

Yo no desayunaba con ellos, iba a la Universidad muy

temprano y volvía sólo contadas veces para comer, sola.

Ellos andaban por ahí consiguiendo algún nuevo material

para hacer cualquier cosa o tomando fotos.

Lo de rigor era cenar fuera y por supuesto, ahí estaba

Maque con nosotros.

Su ropa regada por todas partes, me indignaba que Padre,

que tanto amaba el orden y la limpieza, no le pidiera que

mantuviera la casa como estaba antes de su llegada.

La casa era pequeña y sólo había dos recámaras, una de mi

padre y otra para las visitas, recuérdese que yo ya no vivía

ahí, pero tuve que regresar.

Así que cuando Maque pasaba la noche con nosotros, yo

ocupaba la habitación y el dormía en una colchoneta en la sala,

o viceversa.

En una ocasión, llegué muy tarde de una fiesta y Maque

roncaba en la camita que yo ocupaba y lo cubrían mis cobijas.

Dormí en la colchoneta y al día siguiente él me sonreía como si

me hubiera ganado una gran batalla.

Mi táctica para acercarme a él, era odiándolo, en un

principio involuntariamente, después se volvió un objetivo

constante.


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No le dirigía la

palabra, él a mí sí. Entonces

aprovechaba para dejarlo

hablando solo, para darme la

vuelta cuando más entretenido

estaba en su relato.

Él a su vez se

desquitaba poniéndome en

ridículo delante de los

conocidos, tomaba mi recién

fracaso de pareja como

noticia y se burlaba

sonoramente de mí.

Todos, incluido mi padre, se lo festejaban. El odio se

volvió mutuo.

Para él, para Maque, yo no pasaba de ser una edecán coqueta,

borracha, cockteaser, vulgar y estridente como la ropa Ed Hardy

que usaba, se encargó de hacérmelo saber bien.

A raíz de haber llegado tarde la vez de la fiesta cuando

dormí en la colchoneta y no atinar a desvestirme ni a cobijarme,

mucho menos a desmaquillarme, la etiqueta fue “partygirl”.

Una noche bajó la temperatura, mi padre insistió en

llevarnos a un observatorio y ver las estrellas, al llegar, se

le ocurrió que necesitaba un chocolate caliente.

Yo, tratándome de ganar más puntos en su aprecio, me ofrecí

a ir a una cafetería cercana (caminando) y traérselo; aplaudió

mi idea.

Había dado solo dos pasos cuando escuché: "Maque, acompaña

a Marion. Que sean tres chocolates y churros."

En todo este tiempo no habíamos pasado ni un momento solos,

siempre estaba Padre o alguno de sus invitados junto a nosotros.

Realmente sufrí.

Sufrí porque lo deseaba, porque lo único que quería era que

me abrazara, que le hablara a mis ojos, que me tomara de la mano

y camináramos por la calle principal.


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Sufrí porque deseaba besarlo, morderlo, porque soñaba con

dormir con él, junto su respiración.

Sufrí porque tenía que fingir que era fuerte y me mentía

con la idea de que lo era y no descalabrar más el corazón

después de irse Ramón para casarse por despecho con su maestra,

sólo porque le di un puñetazo el día de mi cumpleaños.

Maque tenía razón era una edecán vulgar, fiestera y

calienta-huevos, nuevamente deseosa de enamorarse.

El camino a la churrería fue en silencio, hacía mucho frío

como para abrir la boca, el típico chipi-chipi de San Miguel

tampoco alentaba mucho a la conversación.

Subimos la calle a toda prisa, la churrería estaba vacía

sin embargo tardaron casi una hora en prepararnos el chocolate y

los churros. Ahí se decidió a hablar.

Me contó de su padre, más

bien, del ausente padre. Y toda la

historia que a lo largo de sus

dieciocho años se había construido

respecto a su fantasmal presencia.

A mí no me lograba convencer su

cara de síndrome del niño

abandonado y universitario,

lastimado y renco sentimental.

Después de escuchar su triste

historia más bien parecida a la

historia de un perrito que dejaron

en el parque de al lado, lo miré de

la forma más cruel que pude y dije:

"Maque, no me interesa tu historia con tu padre. No me interesa

tu infancia, no me interesan tus traumas presentes. No me

interesa ninguna de las palabras que puedan salir por tu boca".

En ese momento la cerró, ya que mi inesperada respuesta se

la había abierto.

El camino de regreso de la churrería al observatorio fue

tan oscuro y silencioso como el parque que cruzamos.


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Los recuerdos no saben de orden, menos el corazón (Limbo Spa &

Resort)

Tristana Landeros

Ahora que estoy en el desierto, todos los días pienso en Maque.

Abro los ojos, suspiro hondo y cuando exhalo, salen cada una de

las letras de su nombre M--A--Q--U--E, ¡uf!

Pienso que le gustaría ver los paisajes que yo admiro

mientras escribo esto, platicaríamos nuestras diferentes

versiones de esta historia, compararíamos las memorias y

finalmente, al despedirnos, nos llevaríamos nuestra propia

versión.

De Marion, para Maque:

En estos momentos me hospedo en un Spa & Resort al que

Padre me trajo después de estar en un intensivo AA sin éxito.

Así que decidió dejar mi salud en manos de Dios y la Naturaleza.

No sabía que era tan caro y además se acepta American

Express.

Aquí me tratan muy bien, me consideran una persona delicada

por lo que me hablan en voz baja y calmada y se refieren a mí

como "señorita Marion".

Me permiten escribir como parte de la terapia para olvidar

y enterrar; cosa imposible, lo sabes bien, Maque, sólo escribo

para no olvidarte y para que te enteres cómo estoy, ya que por

el momento es el único medio para comunicarnos.

Una vez a la semana tengo acceso a estas máquinas y en cosa

de dos horas, transcribo lo que toda la semana escribí en

servilletas, papel de baño y toda hojita que se me atraviesa en

el camino.

Padre ha venido a visitarme y me trajo las fotos que

tomaste en tus vacaciones por Morelia. Quise llamarte para


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agradecértelo, pero también nos restringen las llamadas, esto

debido a lo carísimo que es el servicio.

Junto a mí hay muchas personas famosas, de las que salen en

la televisión, eso me hace sentir plena, pienso que el ser

edecán tiene bastante de actividad artística y no cualquiera se

dedica a ello.

Dos veces te llamé solamente, una en tu cumpleaños y otra

cuando me obligaron a gritar las razones por las que me habían

mandado acá… de vacaciones.

En ambas ocasiones

sólo escuché tu voz,

grabada: "Hola, soy Maque,

por favor deja tu

mensaje"... lo que pasó a

continuación es borroso,

pero sólo había silencio y

un timbre, entonces agarré a

mordidas el teléfono. No, no

me rompí ningún diente, era

un teléfono blando, hecho

especialmente para descargar

ese tipo de furias

cegadoras.

Lo que arruinó todo

fue que también mordí el

escritorio de mi terapeuta y

al terapeuta mismo, esos no

eran blandos. Vinieron unos amables jóvenes que me

tranquilizaron con las mejores maneras posibles y echando hule

espuma por la boca, me llevaron a mi recamara, donde estuve

cuatro días encerrada, negándome a ver a alguien.

Cuando estuve lista para salir nuevamente, lo hice, y al

encontrarme con los otros huéspedes tan sonrientes, me di cuenta

que mis mordidas son tan inocentes como las correas que me ponen

por la noche, para no caerme de la cama.


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El desierto es tan calmo como tu sueño; cuando algún

ventarrón trae consigo una zarza tan parecida a tu cabello, me

digo en voz bajita: "Aquí estás, Maque".

El clima caluroso que bien conociste me ayuda a exfoliar mi

piel; por las noches los mosquitos me despiertan pero no los

mato, sé que tú, Maque, como Dios, te manifiestas en todas estas

bellas criaturas.

Sé que Dios habla contigo a través de mis manos; y por esta

tarde, Dios dice basta, está cansado y tiene que ir a la lección

vespertina de natación.

Celestiales besos.

Tu Marion


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A contratiempo


Palurdo pajarraco, cada mañana lo mismo, paulatino el sol

va ganando terreno a las sombras y solamente tú reclamas el

sueño, hasta que la luz del día te derrota, hasta que el

reloj idiota enreda tu gorjeo con el ruido de la ciudad

indecente. Tomo el periódico y observo la primera plana…

-Siete pesos.

Pago y el vendedor me observa mientras leo…

-¿Qué le vas a decir a tus hijos cuando te pregunten?

–Me dice señalando mi tatuaje en el hombro.

-¿Qué les dices tú cuando ellos te

preguntan acerca de esto? –Respondo

exhibiéndole la imagen principal del

periódico, un par de autos destrozados

por las balas, una multitud de federales

encapuchados, un cuerpo cubierto por una

manta mugrienta y una acera

sanguinolenta. Se calla, confundido, se

va, y en la calle, en su cúmulo de

contrastantes formas, espero.

Un anciano toma asiento junto a mí,

dentro de este orbe dispar, en la

anchura de lo peculiar, donde las

contradicciones son calco de lo

cotidiano. Un reloj viejo en su muñeca,

sucio, salpicado de pintura, su mano

manchada por las lunas de la edad empuña

el pasamano del camión. ¡A qué te

aferras tan obstinado, tú, viejo! Pienso

mientras afuera se disipa, fugaz, el


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mundo, y se disipa la mirada del viejo en el piso

carcomido, en el autobús perdido entre el caserío olvidado,

de esta ciudad olvidada, de este país que se consume.

Se hunde la luz una vez más, y la ciudad emana

torpemente su destello, en este orbe dispar, en la anchura

de lo peculiar, donde las contradicciones dan lo mismo…

pues es cotidiano.


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Samsara


Que persista la alborada

que persistan la noche y el céfiro en el piélago

que se queden todos

ya el paladar y la vista

se nublarán de arena

ya me cobijarán confusas

el alba y las sombras

¡hállense las flores en

su morada!

agostarse sobre lo

marchito es inane... ya

no las veo

quiero abandonarme en

cada grano de arena

¡qué es el tiempo sino

la esfera que lo

transforma todo!

¡qué es el hombre salvo

peldaños que llevan a la

nada!

arriba las aves se

esfuman entre nubes

en su plumaje llevan mis

palabras

las nubes; quimeras

las aves; mis sueños

la roca de la orilla; el

hombre ante el olvido.


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Encore

Intermittence

Tu restes encore sur ma peau…

Tu as été mien, j’ai été tienne.

Dans l’ombre chaude de la nuit,

tes lèvres ont exploré mes eaux.

mes terres et mes voies Canadiennes.

Tu nages encore dans mon sang,

Mon dos garde le parcours de tes doigts,

mes seins transpirent la saveur de ta langue

et mes oreilles exclament la douceur de ta voix.

Tes chants résonnent sans cesse dans ma tête,

Dans l’air j’écoute tes sons orgasmiques,

Jour après jour tes mots je répète

Evoquant la beauté de tes désirs phalliques.

Notre rencontre fugace et furtive,

Comme celle des amants fugitifs,

m’a seulement arraché le calme,

et mes jours nagent dans des rivières de larmes

dès que tu t’effaça de ma vie.

-Est-ce que c’est normal de souffrir ainsi?-

Je me questionne.

C’est ta sueur qu’a pénétré mes pores


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et tes bras qu’ont embrassé mon cœur

la cause létal de ce tourment gris!

Mon corps réclame ta bouche!

Mon nez cherche ton parfum comme un fou!

Mes yeux imaginent ton visage,

et mes mains rêvent qu’elles la touchent!

J’imagine tes mouvements virils et je meure,

Pour un instant mon existence s’évanouit,

De renoncer à ta passion j’ai peur,

Car mes blessures ne vont jamais finir!

* * *

Todavía*

Tus restos aún están sobre mi piel…

Fuiste mío, fui tuya.

En la sombra ardiente de la noche

tus labios exploraron mis aguas,

mis tierras y mis caminos Canadianos.

Todavía nadas en mi sangre,

mi espalda conserva el trayecto de tus dedos,

mis pechos transpiran el sabor de tu lengua

y mis oídos exclaman la dulzura de tu voz.

* Traducción de El Culo del Mundo


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Tus cantos resuenan sin cesar en mi cabeza,

escucho en el aire tus sonidos orgásmicos,

día a día repito tus palabras

evocando la belleza de tus deseos fálicos.

Nuestro encuentro fugaz y furtivo

como el de fugitivos amantes,

sólo me arrancó la calma

y mis días nadan en ríos de lágrimas

desde que desapareciste de mi vida.

-¿Es acaso normal sufrir así?-

Me pregunto.

Es tu sudor que penetró mis poros

y tus brazos que estrecharon mi corazón

¡la causa letal de este gris tormento!

¡Mi cuerpo reclama tu boca!

¡Mi nariz busca tu prefume como un loco!

Mis ojos imaginan tu rostro

y mis manos sueñan que las toques.

Imagino tus movimientos viriles y muero,

por un instante mi existencia se desvanece,

tengo miedo de renunciar a tu pasión

porque mis heridas nunca cesarán.


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Encore II

Intermittence

Je suis malade de toi, encore une fois,

J’ai cru avoir guéri déjà longtemps,

J’imaginais la vie sans que mes yeux tes voient,

Ton souvenir maudit a massacré mon plan.

Dans le délire des fréquents rêves,

J’avais échappé de ces désirs brûlants.

Mais au moment que mes paupières je lève,

Je ne pense qu’à ta peau de soie.

S’il faut trouver le menteur,

le vrai coupable dans cette contradiction,

J’avais oublié que c’est mon cœur

Qui fait proliférer tels illusions.

Et maintenant…

La maladie d’hier m’accable aujourd’hui,

Sans pitié et avec plus de force que jamais,

Et désespérément je cherche la guérison

Que dois-je faire pour arrêter ma pénurie?

Dis-moi s’il faut traverser une mer ou un désert,

Dis, si je dois encore m’abandonner aux sentiments

Que dans mon nid j’avais caché pour si longtemps,

Oui… je vais laisser mon cœur ouvert!

Chaque nuit mon âme a tant souffert!

J’avais appris des sourires faux,

Des cris violents je pouvais taire

Pour ne plus voir des larmes sur ma peau!

De finir le calvaire j’ai tenté fière


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Le couteau et les blancs murs sont mes témoins

Emmène-moi où vie ou mort manquent d’importance

Où mes pores soient toujours remplis par toi!

* * *

Todavía II

Estoy enferma de ti, una vez más,

mucho tiempo creí haber sanado,

imaginaba la vida sin que mis ojos te vieran,

tu memoria maldita masacró mi plan.

En el delirio de los sueños frecuentes

había escapado de estos ardientes deseos,

pero al momento en que levanto mis párpados

pienso sólo en tu sedosa piel.

Si hay que encontrar un mentiroso

la verdadera culpable es esta contradicción,

había olvidado que era mi corazón

quien alimenta estas ilusiones.

Y ahora…

me agobia hoy la antaña enfermedad

sin piedad y con mayor fuerza que nunca

y desesperadamente busco la cura

¿qué debo hacer para terminar mi penuria?

Dime si hay que atravesar un mar o un desierto,

di si aún debo entregarme a los sentimientos

que en mi nido escondí por tanto tiempo.

¡Sí… dejaré mi corazón abierto!

¡Cada noche mi alma sufrió tanto!

Me enteré de sonrisas falsas,

violentos gritos que pude callar

¡para no ver más lágrimas sobre mi piel!

Traducción de El Culo del Mundo


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Orgullosa, intenté poner fin al calvario,

el cuchillo y las blancas paredes me atestiguan.

Llévame donde vivir y morir no tenga importancia

¡donde mis poros siempre estén llenos de ti!


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Necesito beber

Daniel Maldonado

Necesito beber algo: un té, agua, la necedad inquieta del

insomnio, mis palabras a punto del deshielo, un aullido,

los labios coronados de su sexo, el sudor íntegro en el

caos del gemido, la hora cristalina en que se baten

diamantinas tranquilidades, la despaciosa cólera sumergida

en el alba. Necesito beber cementos, liviandades,

sarcófagos enmohecidos durmiendo en las carrozas, tornados

de pisadas al galope, aromas polvorientos que yacen en las

hojas, el agua del Leteo, deletreos, fogosos alerones en

reparo, sabores de sirenas, ojos vivos, porque esta sed se

agrieta ultraterráquea.


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…Y se bebía la leche de mi espasmo

Daniel Maldonado

…Y se bebía la leche de mi espasmo

Su testa entre mis manos prodigaba

el sube y baja untuoso de su boca

golosa la humedad de su lascivia.

Su lengua era un cardumen acechado

y se bebía la leche de mi espasmo

tras devorar la lujuriante fiebre erguida.

En el trance despacioso de sus labios

con gesto concentrado

(con tímidas mordidas

con sorbos de duraznos,

atisbando en mi gesto

el crisol de las delicias)

me comía


y todo era un manar de fuente activa.

Un cetro en su mejilla

por dentro la acechaba,

paseaba por su rostro el cirio rudo, embelesada

y un grito derramado se le entraba

espeso en su fragor de láctea vida.


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e insatisfecha me comía, me comía,

hasta saciarse de las cruentas marejadas

que en fulgurante eternidad

Apetitosa

merendando

nos sumergía.


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El Sopes…

Otón Silva

El Sopes, feo como la chingada, (nadie da un varo por él y dudo

mucho que alguien lo dé algún día) ayudante de tendero en

abarrotes, cremería y salchichonería La Templanza, hijo de

Julieta y Rubén Medina quienes lo dejaron al cuidado de su tía

Alma por ahí de los cinco años para que ellos buscaran mejor

futuro y más varo en los United States. Por supuesto, nunca más

se supo de ellos.

Cualquiera podría decir que este pobre pendejo no tenía

ningún futuro, pues era malo en todo o casi todo lo que hacía,

excepto en una cosa, cualidad única la de este cabrón, como

mamador de tetas era el más chingón, eso decían las chamacas de

su colonia y zonas circunvecinas, una mamadita y una leve

dedeadita y te vienes, suavecito, despacito, rico... por

supuesto nadie quería coger con este pobre lame pezones... que

quemón. Imagínate que te la meta, que se ponga a gemir y a sudar

sobre una, no mames, qué pinche imagen tan gacha, no mames. Pero

eso sí, cuando iban a la Templanza se quitaban el brasier las

muy cabronas.

Después de la chamba siempre tenía un par de tetas que

mamar, que si las de Juana, la que atendía en la tienda

naturista; que si las de Claudia, hija de León y Susy, los de la

fayuca; que si hay que subir casi cien putos escalones para

visitar a Lorena en su cuarto de azotea.

Todos los chavos de la cuadra se quedaban pendejos cuando

les decía, “orita vengo”, regreso en una hora... cuál es su

pinche secreto, cuál es su técnica, de plano tendrá muy rugosa

la lengua, ¿o será suavecita? Hijo de la chingada, que ya deje

algo, que no sea culero, que pase el tip, pero él se sabía, se

la creía, un mamador de tetas profesional y se guardaba los

comentarios, como los grandes y humildes... Pinche puto.

Pero siempre hay un pedo, en este caso fue el Kikin, le

decían así por su parecido al Kikin Fonseca. Llegó a vivir a esa

colonia. Sus jefes se dedican a la compra y venta de aparatos

electrodomésticos, ya sabes, lo que toda madre quiere, otra


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pinche licuadora.

Pues este güey es carita y tiene verbo, no es fijado, si

medio le sonríes y le buscas plática ya valiste madre, ya te

cogió. No tiene reparos si la nena es prieta o güera, gordita o

un espagueti, si le das entrada ya valió. La primera fue

Carolina, se lo topó en el parque mientras esperaba la reta de

fucho. Un "hola" bastó para que este jijo de la chingada la

envolviera con su labia y la llevara al terrenito atrás de las

canchas, donde está el pasto alto y no se vieran las cochinadas

que este cabrón le hizo a la Caro.

Esta pinche vieja

tampoco se aguantó las ganas

y le contó a la Elvira. Este

güey coge poca madre y además

tiene una vergota. Si... así

se lo dijo y sí, ya lo sé

pero es mentira, el tamaño si

importa, si no pregúntale a

tu vieja, a ver que te dice.

El caso es que esta cabrona

hizo que todas las chamacas

de la colonia y zonas circunvecinas se enteraran, después de la

confirmación de la Elvira, a güevo, pinches viejas.

Entonces este hijo de la ñonga en pocas semanas tenía a la

chamacada de féminas tirándole miraditas y pequeñas pero

refregantes frases como: “a dónde tan solito… ¿vienes o me voy

contigo?… papi, ¿de qué numero dices calzar?… y nada pendejo se

dedicó al mete-saca, hasta tenía un calendario o eso decía el

muy culero. ¿Y el Sopes? El Sopes valió puritita madre, ya

ninguna chava lo iba a buscar y si él se aventuraba me lo

mandaban derechito a chingar a su madre. Pobre güey, qué feo se

ha de sentir estar en la cima y que te bajen a putazos o más

bien, a vergazos.

Anduvo depre un rato, dicen que hasta se puso a chillar con

el Emilio, su patrón, quesque ya no tengo nada porque vivir y

madres así. Un día se armó de valor y que se la canta al Kikin

pero ni la vio venir, ni las manos metió, aparte de carita,

verbo y vergudo, karateca el muy puto… y ya, ya no se supo del


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Sopes, quién sabe qué madres fue de ese güey y la neta no sé si

extrañarlo, pero lo que sí sé, es que prefiero que mi vieja haya

sido lamida y dedeada que cogida y recogida por el Kikin… Que

poca madre.

Ni pedo…

Otón Silva

La primera vez que sucedió se cagó de la risa, literalmente

se cagó de la risa. A quién le sucede esto, no mames, qué

cagado, se decía, pero la segunda vez que ocurrió ya no fue

tan divertido sino... se sacó de onda, y la tercera vez ya

le preocupó, y después ya no se

sentía a gusto al ir al baño y

después, tenía miedo de ir al

baño.

Primero probó con laxantes

pero no funcionó, tres yakult

de un jalón y un litro de

yogurt tampoco funcionaron, al

contrario, lo pusieron peor.

Llevaba días sin cagar y

la panza se le estaba

inflamando, no soportaba los

dolores y ya comenzaba a soñar

con un baño blanco, enorme, limpiecito, con la tapa del

escusado cubierta con peluche rosa.

Por fin se animó a ir al doctor, no mames, qué

vergüenza pero ni pedo, tenía que ir a ver a alguien y ya

se sentía mentalmente preparado para las impresiones y

expresiones de incredulidad, extrañeza y hasta burla de las

secretarias y del mismo medico, pero ni pedo, hay que ver a

alguien.

Así como lo predijo, la enfermera recepcionista se


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estaba aguantando la carcajada mientras anotaba sus datos

en un papelito para hacer la cita

-¿Mañana a las once de la mañana está bien?

-¿No podría ser hoy?, en verdad me siento mal y me urge,

por favor.

-Déjeme preguntarle al doctor

La joven desaparece por unos minutos y regresa con la

mueca burlona más marcada y hasta una lagrimita

escurriéndole por el cachete

-Pase al consultorio dos, quítese la ropa y póngase la bata

que está colgada tras la puerta. El doctor lo atenderá en

unos diez minutos.

Un hombre de más o menos uno setenta y cinco de

estatura, cincuenta y algo de años, cabello cano,

complexión delgada y con cara de –“que madres crees que

vienes a hacer a aquí”-, se sentó frente a él.

-Soy el doctor López. La enfermera me ha explicado su

situación, pero me gustaría que usted me contara que es lo

que realmente pasa

-Pues... este... lo que pasa es que... todo comenzó el

catorce de éste, me desperté como siempre y me sentía como

siempre, entre al baño a cagar, perdón, a hacer del dos y

entre pedo y pedo mi culo me habló, creí que era mi

imaginación o una extraña resonancia de la taza pero al día

siguiente volvió a suceder y así hasta el día de hoy, ya no

puedo doc, ayúdeme, ya no soporto más

-Bien... y esto le pasa en cualquier taza de baño?


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-Sí, en baños públicos, de familiares o amigos, hasta en el

parque o cualquier rinconcito en la noche.

-Bien, bien... y ¿qué le dice su culo?

-Sólo dice una cosa -ya no quiero-

-Mmm... bien... cómo se siente para ir al baño ahorita,

cree necesitar algún laxante o algo así...un juguito de

naranja?

-No, me urge cagar, necesito cagar. ¿Por donde?

-Esa puerta es la del baño, puede pasar y espero no le

moleste dejar la puerta abierta

Se le olvidó la vergüenza, pena o demás situaciones

molestas, corrió al baño, se bajó los pantalones, se sentó,

cerró los ojos, apretó los deditos de los pies y lo dejo ir

todo en esa cagada, estruendosos pedos y silvaditos

también, el plof de casi kilo y medio de mierda cayendo en

la taza que no tenía suficiente agua para tales cantidades.

Se desvanece, cerca del desmayo, la presión se le baja,

ojitos en blanco, sudor, mucho sudor y por fin... todo ha

terminado...

-¿Lo escuchó... lo escuchó?

Mientras se limpia

y medio limpia todo su

reguero el médico se

separa de la puerta y

se dirige a su

escritorio, toma el

teléfono y le pide a su

secretaria que lo

comunique con el doctor

Sánchez. Algo se cuchichea, él no escucha nada y sale con

un rostro iluminado y lleno de satisfacción.


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-¿Lo escuchó? Dijo como cinco veces -ya no quiero- con voz

ronca y pastosa, y en un momento con voz delicada y dulce,

como la de una hermosa mujer diciéndole algo al oído...

Aun no terminaba de hablar cuando entran tres hombres

y lo toman a la fuerza, patalea y grita. Confusión que se

convierte en incredulidad y después miedo, se zafa y encara

al doctor

-¿No lo escuchó?... -ya no quiero, ya no quiero- ¿no lo

escuchó?

Lo vuelven a tomar e inmovilizar, no deja de gritar

pero ya todo es inútil, el médico se levanta de su

escritorio a cerrar la puerta del baño.

-Llévenlo por favor con el doctor Sánchez, él sabrá que

hacer con él y mándenme a Carlitos para que venga a limpiar

este desmadre.


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Adaptación a Buenos Aires

Fernanda del Monte

Las cosas aquí son muy distintas a lo que son en México, por

ejemplo la casa tiene llaves extrañas que salen de cada una de

las paredes del departamento; descubrí que son de agua fría y

caliente que cierran el paso a las otras, y otras son del gas y

otras quién sabe. Pero mejor yo no muevo nada. Así, pienso que

la cabeza de los argentinos es igual que su arquitectura o que

los escritos de Cortázar: son muy rebuscados, se buscan la forma

más complicada para hacer las cosas. Otro ejemplo: tratan de

hacer más eficientes sus trámites burocráticos así que llamas a

un número para que

te atiendan pero si

osas equivocarte de

oficina puedes caer

en una que parece

la bolsa de Nueva

York en los años

veinte, miles de

personas formadas,

con numeritos, una

burócrata que

sentada escucha de

mala gana a los

pobres migrantes

que tratan de sacar sus papeles para poder trabajar acá. Una

policía mujer que detiene a los que quieren preguntar, un techo

con lámparas casi a punto de caer en las cabezas de todos. Pero

esa no era la oficina, qué bien, está en la calle de Piedras, a

bueno. Piedras es todo electrónico, tres minutos el trámite

está hecho. Y yo me pregunto ¿entonces, por qué toda esta gente

no sabe que acá hay otra oficina más eficiente, bonita y limpia

para hacer el mismo trámite? Enigma de esta ciudad.

Otro enigma es el metro. Me pregunto yo, ¿por qué habiendo

tanta gente en toda la ciudad, las cuatro líneas de la ciudad

tienen que pasar por el centro?, es decir, imagínense una cruz,


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cuatro líneas que sólo se cruzan por el centro, y no hay otras

que una estas cuatro líneas así que si uno quiere ir de oeste a

norte por ejemplo tiene que ir al centro y hacer las dos líneas

completitas.¿ Por qué? No sé tal vez porque les gusta lo

complicado.

La inscripción a la UBA, fascinante oficina, dos mujeres

que pesan más de 150 kilos sentadas en los escritorios

platicando qué van a cenar, suena el teléfono no contestan, y

ahí estoy sentada por más de media hora, frente a ellas, ni

siquiera en otra sala ahí no les da pena lo evidente, no te

podemos ayudar sin que nos traigas este papelito, y ¡se tardaron

media hora para decirme esto!, increíble.

Me imagino que así será esto hasta

que me convierta en un ser más

complicado y comience a gustarme el

mate, y diga “vos sos un pelotudo” en

vez de “eres un pendejo”, y así acaba

esta transición, de un punto del mundo a

otro, con una casa nueva, una

universidad nueva, amigos nuevos y otros

por hacer, y en definitiva una cultura

nueva que me encanta y me cuesta.


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Un muchacho y la ciudad

Luis Alberto Lara Morales

Estamos sentados sobre ruinas

Sobre tierras viejas ya viramos

Viajamos hacia rumbo desconocido

Nadie fue capaz de advertirlo

Un bloque de piedra venía sin aviso.

Y ahora venos aquí

Vendiendo aguas dulces

Tocando marimbas para sobrevivir

Cambiando nuestros cuerpos

Oscilando entre cosas vacías.

En cuanto a la naturaleza y su recato

Ha sido sabia, silenciosa, humilde,

Crecen seis o diez árboles

Donde fundamentalmente era una selva.

Este mundo es de quien se lo sepa ganar

No del que viva en él:

Uno es capaz de conmoverse

Por mirar más personas tiradas

Que levantadas, pero,

Son ellos o yo.

Uno debe de ser fuerte, no llorar

Debemos ser capaces de ser


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Atendidos e inadvertir.

Uno tiene que volverse ciego

Con tal de no rasgarse el corazón

Y morirse a lamentos y quejas.

Uno viene a esta cafetería

Y aparentar ser feliz.

Soy perfectamente capaz de soportar,

De vivir los raudales de fuego,

De caminar entre ladrillos de oro,

Pero entonces dejarían de pesar mis palabras

Y sé que en ese gritar silencioso

No me podría deparar más que el vacio.

Las cosas son así como son,

No soy más que un hombre

Que algún día morirá

No soy más un que brote de esperanza terrenal

De futuro espacio para otra cosa

Y que toda mi elocuencia y pertinencia

Pronto o algún día acabaran,

Y sin embargo

Mentiría si digo que me siento perdido.


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Buscando agua

Pablo Martin Pérez

Doce en la escala de Beaufort,

y uno vomitando a los mareantes.

Muchos sin rumbo, buscando en los derroteros,

y calculando la distancia con el sextante.

Unos cuantos recalando, mirando desde la cofa,

virando hacia un imposible, tirando sueños por la borda.

Ninguno en la línea de flotación,

sedientos, buscando agua en el aljibe,

arrojando escapularios sin ton ni son,

con sus barcos engalanados se van a pique,

porque no hay nadie aguantando el timón.


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Cerebros absorbidos con pajita

Pablo Martin Pérez

Hablaba con la radio

mientras pensaba en el triángulo de Las Bermudas,

yo, testigo mudo del temporal.

El asiento no era cómodo

pero tampoco el contexto,

las máquinas se movían

y la sumisión sacaba pecho,

cerebros absorbidos con pajita,

cerebros pequeños.

La inteligencia estaba a dieta

y la fruslería inundaba las calles,

el horno estaba preparado

para bollos industriales.

Ventanas abiertas de par en par,

frases lamentables a cada paso,

muchos más puntos negros

en los que tienen más cara,

conciencias que traicionan,

miedos realizados.

El rebaño escuchando arengas,

y el de la tiara sucia telefoneando

a las señoras del servicio de limpieza

a lametazos,

cerebros absorbidos con pajita,

cerebros desgastados.


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El afán protagónico de Lorena Sanmillán

Vidal Medina

Se anuncia como un Encuentro Internacional y no pasa de ser un

encuentro de muy pocos, poquísimos, escritores locales. La gran

mayoría de los participantes son aspirantes a escritores o en el

peor de los casos ni eso. Se me puede criticar preguntando en

dónde expiden los certificados que a uno lo avalan como

escritor, puedo contestar que un escritor se hace escribiendo y

publicando, nada más. Conozco escritores que no publican,

(porque no les gusta o porque no quieren, no porque no puedan)

pero cuando leen sus textos uno sabe que han trabajado o poseen

talento. No es el caso de la gran mayoría de los participantes

del Encuentro Internacional de Escritores Sanmillanos, que se

anuncia como Internacional y que, toda proporción guardada, sólo

es una fiesta popular, o más bien populachera, en la que la

mayor parte de los escritores no son escritores.

¿Por qué llamar a esa fiesta popular encuentro

internacional y pretender que es una fiesta de letras cuando la

verdad se trata, en el mejor de los casos, sólo de un festejo

ególatra del cumpleaños de una mujer?

El evento es todo un éxito si lo evaluamos tomando en

cuenta la cantidad de participantes, pero si atendemos a la

calidad de las lecturas, es a todas luces un engaño.

Lo que se anuncia como una fiesta de letras, se queda en

una fiesta para celebrar y festejar a Lorena Sanmillán, para

aplaudirle. ¿qué cosa hay que aplaudirle? Si alguien lo sabe por

favor que me lo diga. ¿Algún libro publicado? ¿Algún mérito

literario? ¿Un ensayo? ¿Artículos? ¿Investiga la literatura

regional y yo lo ignoro?

Realmente no sé qué haya que aplaudirle a Lorena. Pero se

la puede ver entre las sillas saludando y abrazando a todos los

participantes. No lo hace nada más por buena onda. A unos metros

de distancia un fotógrafo la sigue con su lente para todos

lados. Para mí que ese fotógrafo es contratado y de aquí se va


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para la boda a seguir chambeando. Durante el encuentro su chamba

es seguir a Lorena a la distancia y tomarle fotos con las

personas que ella abraza. (A lo mejor es alguien importante).

Por si esto fuera poco al terminar cada mesa de lectura,

Lorena posa con todos los participantes para tomarse la foto

oficial del evento (al más viejo estilo priísta). Luego nos dan

un diploma en el que viene estampada su firma en un flamante

color dorado y con la imagen de una pluma fuente, sólo para

dejar en claro que es más importante la firma de Lorena que el

nombre del pobre escritor invitado.

La verdad parece que Lorena está en campaña, pero al ver

los registros de vocales o representantes del gremio de

escritores para los próximos tres años, no está su nombre.

¿Entonces? ¿Para qué tanto rollo mediático y publicitario? ¿Para

qué tanto encuentro con bombo y platillo? ¿Para celebrar tu

cumpleaños Lorena? Si sólo es amor propio exacerbado no nos des

atole con el dedo.

Ya me imagino a Lorena Sanmillán en un futuro buscando

algún puesto de Conarte o alguno en la dirección de Cultura del

Muncipio de Monterrey o en cualquier otro municipio del estado.

Tal vez es lo único que está buscando esta mujer y por supuesto

amigos, muchos amigos en el medio literario. Me atrevo a pensar

que el día que Lorena alcance ese puesto tan anhelado terminará

su comezón por convertirse en escritora. Dios quiera que me

equivoque y que su vocación me calle la boca.

En esa fiesta faltó invitar a la verdadera protagonista: la

creación literaria, lo bien escrito, la capacidad de los

escritores para conmovernos con sus palabras o atraparnos, faltó

la sorpresa, la risa, la crítica. A la verdadera protagonista:

la literatura, le usurpó el puesto una mujer llamada Lorena

Sanmillán.


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Manual de Monstruos


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Del amor y otros divorcios

Óscar Wong

A causa del amor, el vacío se anima y se diferencia por las

fuerzas que se atraen y se rechazan y que, por lo tanto,

determinan forma y movimiento, mundo y persona; deseo,

sufrimiento y gozo, puesto que el amor es el iniciador de todo

cuanto existe. Lo contrario –a la ausencia de amor– llamaremos

nada, explica Denis de Rougemont en Los mitos del amor

(Barcelona, 1999: 213, 201). El autor nos habla de cuatro

estados o estadios del amor: 1:La visión intuitiva, como acto

del espíritu y conocimiento activo, 2. La emoción del Eros, que

procede del alma, 3. El placer sexual, llamada física, aunque el

sexo está vinculado a la voluntad del intelecto y, 4. La energía

cósmica, alcanzada sólo por el pensamiento, pero a través del

mundo de las sensaciones. La dialéctica del amor es abordada por

este ensayista suizo, desde la perspectiva de otro libro

anterior, Amor y Occidente (1979), donde se ocupa del amor-

pasión, de los mitos del alma y del misterio de la persona.

Según Benedetto Croce (Apud Rougemont, Amor y Occidente),

el matrimonio es una elección; aunque si se parte de esta

premisa, se puede deducir que el divorcio constituye una

decisión, una determinación que puede desembocar en suicidios,

citas con el psicoterapeuta y “mil y un encantadores

gorgoritos”, como diría Gorostiza en Muerte sin fin.

Afortunadamente no es el caso de Miguel Ángel Duque (SLP, mayo 9

de 1970), quien a través de 23 textos nos presenta otra visión –

y dimensión– del amor, otros aspectos y demás mitos que devienen

en mitote. El amor puede ser asumido como fuente periodística y

las lágrimas se metamorfosean en lugar común.

Sarcasmo, ironía, guiños intelectuales, humor y rumor

corrosivo, punzante, se confabulan para generar un volumen

denominado Por divorcio necesario se busca nueva compañera y

otros poemas de amor*. Un título tramposo a todas luces, porque

puede servir como anuncio publicitario, como aviso de ocasión.


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Dominas y ninfetas: aquí hay un varón que pretende amancebarse

de nueva cuenta, sugiere el título. El dolor, las voces de

humano olor (Orlando Guillén dixit) son disfrazadas con el tono

sardónico, lo cual vuelve al libro un divertimento, pero muy en

serio, donde se advierten diálogos cuasi platónicos entre Ulises

y Penélope, que teje la cobija del escarnio público con libelos

y declaraciones inquisitorias, reflexiones atinadas donde se

advierte que mentir no es más que “deslave de la contradicción”

(p. 26)

Ante el divorcio, la pareja se transforma en “hemistiquios

de un verso contrapuesto” (p. 41). Pero si el amor en Occidente,

según Rougemont, es pasión y ésta significa sufrimiento, ¿qué

hacer ante las condiciones que plantea una separación, en este

caso un divorcio? Hombre de honor caballeresco, armado con yelmo

literario y cota sensitiva, Miguel Ángel Duque se plantea:

¿escribir una novela, un ensayo en verso, un poema narrativo

acerca de la tiranía del amor? (p. 29). El resultado es este

volumen donde confluyen la sátira, las intenciones cuasi

epigramáticas, el humor cáustico, virulento, símiles y metáforas

novedosas que van desde la guerra florida al muro de

lamentaciones, de campañas electorales y acuerdos políticos,

hasta el abstencionismo.

El poema inicial, basado en la I Carta a los Corintios

(13:1-13), establece los linderos, las directrices por las que

aparentemente va el libro que nos ocupa; aunque preciso que los

versículos adaptados revelan que el amor es el mayor de los

dones (Biblia, versiones de Nacar-Colunga y Reyna-Valera,

respectivamente). Pero en la Biblia de Jerusalem, el amor –

traducido muchas veces como caridad– se concibe como servicio o

principio activo, (I Ts. 1:3, He. 6: 10) y como principio

permanente [el amor nunca deja de ser] (I Co. 13: 8, 13). La

caridad, pues, es el mayor de los dones.

Curiosamente, los griegos representaban a la Cáritas como

una mujer de enormes pechos, amamantando a una criatura (por eso

sugiero: para ser felices es indispensable buscar a las mujeres

caritativas). “Buscad la caridad, pero aspirad también a los

dones espirituales, especialmente a la profecía. Pues el que


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habla en lengua no habla a los hombres sino a Dios” (I Co. 14:1-

2), citaría a la Biblia de Jerusalem.

Siguiendo a la escritura bíblica, termino precisando:

Miguel Ángel Duque profetiza y escribe en la lengua con la que

el pueblo suele fablar a su vecino (Berceo dixit); pero el autor

potosino también le habla a Dios puesto que vox populi, vox Dei

(la voz del pueblo es la voz de Dios). Todo lo demás es lo de

menos.

*Miguel Ángel Duque Hernández, Por

divorcio necesario se busca nueva

compañera y otros poemas de amor, UASLP,

Méx., 2010, 65 pp.

N° 10 de El Culo del Mundo

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