Nacionalismo Por Substracción
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Nacionalismo por substracción
Brasileños e hispanoamericanos tenemos constantemente la experiencia del carácter postizo,
inauténtico, imitado de la vida cultural que llevamos. Esta experiencia ha sido un dato formador de
nuestra reflexión crítica desde los tiempos de la independencia. Ella puede ser y fue interpretada
de muchas maneras, por románticos, naturalistas, modernistas1, izquierda, derecha cosmopolitas,
nacionalistas, etc., lo que permite suponer que es un problema de perdurable y de fondo. Antes
de arriesgar una explicación más, digamos por consiguiente que el mencionado malestar es un
hecho.
Las manifestaciones cotidianas van de lo inofensivo a lo horripilante. Papa Noel enfrentado al calor
canicular en ropa de esquimal es un ejemplo de inadecuación. Desde la óptica de un tradicionista,
la guitarra eléctrica en el país del samba es otro ejemplo. Entre los representantes del régimen del
642 fue común decir que el pueblo brasileño no estaba preparado y que la democracia aquí no
pasaba de una inadecuación. En el siglo XIX se comentaba el abismo entre la fachada liberal del
imperio, copiada del parlamento inglés, y el régimen de trabajo efectivo, que era esclavo.3 Mario
de Andrade4 “Lundu escritor difícil”5, llamaba “mico” al compatriota que sólo sabía de las cosas del
extranjero. Recientemente, cuando la política de Derechos Humanos del gobierno Montoro 6 pasó
a beneficiar a los presos, hubo manifestaciones de insatisfacción popular: debido a las garantías
que se daban a los condenados, ¿Por qué si fuera de la cárcel lastimaron a tantas personas
personas? Desde esta perspectiva, también los Derechos Humanos serían postizos en Brasil… son
ejemplos dispersos, muy diferentes en su importancia, presuponiendo modos de ver
incompatibles unos con otros, pero escogidos con el propósito de de indicar la generalidad social
de una cierta experiencia. Todos presentan el sentimiento de la contradicción entre la realidad
nacional y el prestigio ideológico de los países que nos sirven de modelo.
1 vanguardistas2 Golpe militar, dictadura3 Ver “As idéias fora do lugar”4 Intelectual brasileño, poeta, novelista, dramaturgo y ensayista, miembro notable del modernismo brasileño y participante activo de la Semana de Arte Moderno de Sao Paulo en 1922.5 Poema que se refiere a la “luz en la oscuridad”, la inspiración, la realidad del poeta brasileño en contraposición a las posturas europeizantes: “Soy un escritor difícil/ que a mucha gente incomoda/ sin embargo esa culpa es fácil:/ es sólo correr la cortina/ que entra la luz en esta oscuridad…6 En 1982, en Sao Paulo Franco Montoro del PMDB gana las elecciones municipales y estaduales. Este gobierno prepara el triunfo de las Elecciones directas, es decir, el fin de la dictadura.
Como estamos entre estudiantes de Letras, veamos algo de la cuestión en nuestro campo. En los
veinte años que tengo de dar clases de literatura presencié el paso de la crítica impresionista, la
historiografía positiva, new criticism americano, estilística, marxismo, fenomenología,
estructuralismo, post-estructuralismo y ahora teorías de la recepción. Esta impresionante lista
demuestra el esfuerzo de actualización de despronvincialización de nuestra universidad. Pero es
evidente que, raramente, el paso de una escuela a otra se produce como efecto del agotamiento
de un proyecto, tal como debería ser. En términos generales, dicho cambio obedece al prestigio
estadounidense o europeo de la doctrina siguiente. Queda la impresión –decepcionante- de un
cambio innecesario y gratuito, y por esto mismo sin provecho. El gusto por la novedad
terminológica y doctrinaria prevalece sobre el trabajo de conocimiento, y constituye otro ejemplo,
ahora en el plano académico, del carácter imitativo de nuestra vida cultural. Veremos ahora que
el problema está mal expresado, pero antes de esto nos cuesta reconocer su verdad relativa.
He venido observando que la vida intelectual de cada nueva generación brasileña parece
comenzar de cero. El apetito de la producción reciente de los países avanzados tiene el lado
negativo el desinterés del trabajo de la generación anterior y la consecuente discontinuidad en la
reflexión. Conforme con lo que observaba Machado de Assis en 1879: “El impulso externo es lo
que determina la dirección del movimiento”7 ¿Qué significa la omisión del impulso interno, por
demás, menos inevitable hoy que en aquella época? No es necesario ser adepto de la tradición o
de una imposible autarquía intelectual para reconocer los inconvenientes de esta praxis, la que
falta la convicción no sólo de las teorías, posteriormente cambiadas, sino también de sus
implicaciones menos próximas, de su relación con el movimiento social conjunto, y, al fin al cabo,
de la relevancia del propio trabajo y de los asuntos estudiados. Percepciones y tesis notables al
respecto de la cultura del país son decapitadas periódicamente, y problemas logrados a un alto
costo identificados y aceptados quedan sin el desdoblamiento que les podría corresponder. El
prejuicio provocado se puede comprobar por la vía contraria, recordando la estatura aislada de
unos pocos escritores como Machado de Assis, Mario de Andrade y, hoy, Antonio Cándido, cuya
cualidad se fija a este punto. A ninguno de ellos les falto ni información ni apertura para la
actualidad. No obstante, todos supieron retomar críticamente y en una larga escala el trabajo de
7 Macachado de Assis, “A nova geração”, en Obra Completa, Rio de Janeiro, Aguilar, 1959, v. 3, p. 826
los predecesores, entendido no como peso muerto, sino como elemento dinámico e inconcluso,
subyacente en las contradicciones contemporáneas.8
No se trata, por consiguiente, de continuidad por continuidad, sino de la constitución de un campo
de problemas reales, particulares, con inserción y duración histórica propias, que recoja las fuerzas
en presencia y solicite el paso a seguir. Sin despreciar a los teóricos de la última generación que se
estudian en los cursos de la Universidad, parece evidente que estaríamos mejor situados si nos a
un juicio reflexionado en torno de las perspectivas propuestas por Silvio Romero, Oswald y Mario
de Andrade, Antonio Cándido, por el grupo concretista, por los Cepecês… Hay una dosis de
consolidación cultural, dependiente de alianzas o enfrentamientos entre disciplinas científicas,
modalidades artísticas y posiciones sociales o políticas sin la cual la idea misma de ruptura,
perseguida en el culto a lo nuevo, no significa nada. Esto teniendo en cuenta que, si bien para los
hispanoamericanos Brasil da la impresión de una envidiable organicidad intelectual, y por increíble
que parezca, dentro de lo relativo, tal vez tengan razón.
Lo que queda de nuestro desfile de concepciones y métodos es poco, ya que el ritmo de cambio
no da tiempo para una producción madura. El inconveniente es real y hace parte del sentimiento
de inadecuación que fue nuestro punto de partida. Nada más razonable, por consiguiente, para
alguien consciente del prejuicio, que pasar al polo opuesto y basta con no reproducir la tendencia
metropolitana para alcanzar una vida intelectual más sustantiva. La conclusión es ilusoria, como se
verá, pero tiene un apoyo intuitivo fuerte. Durante algún tiempo estuvo en la boca de los
nacionalismos de izquierda y derecha, convergencia que, siendo mala señal para la izquierda, tuvo
gran circulación social aquel punto de vista y contribuyó en el prestigio que cada vez más ganaba
el bajo nivel.
Continúa a la página 3
8 Para un balance equilibrado y sustancioso del tema, ver del propio Antonio Cándido, “Literatura y subdesarrollo, en América Latina en su literaturaXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX