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  • 7/24/2019 Nada - Comentario

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    C R M E N LOP Z HERNNDEZ

    Almera, Espaia

    NADAO LA VERDAD NO SOSPECHADA

    Siempre surgen miles de cuestiones cuando a la vozliteratura se le aade algo que larestringe; ahora se trata del trmino femenina .

    Qu es la literatura femenina: la literatura escrita por mujeres, la que se escribe paramujeres o aquella que tiene como protagonista una m ujer?

    Nosotros nos vamos a quedar conliteratura escrita por mu jeres, porque nos parece que

    restringe ms clarame nte la vozliteratura.La obra que vamos a tratar,Nada, obtuvo el Premio adal en 1944 cuando Carmen

    Laforet contaba tan slo con la edad d e veintitrs aos. Para cualquier lector habitual de suobra, no resulta novedoso advertir que son las protagonistas femeninas quienes se hacen de lmundo literario de nuestra autora.

    Nada es el principio del final de un ambiente literario que an no ha roto con la tradi-cin en lo que a la narracin en prosa se refiere. Pese a que la tcnica narrativa no es nove-dosa, Carmen Laforet expresa una sensibilidad distinta: la femenina.

    El ambiente histrico en el que hizo irrupcin la novela justifica, tal vez, el revuelo que pro-dujo y, a la vez, explica esa impresin simulada o inexacta queNada tiene de libro crtico.

    El tema de nuestra obra va ms all. La reflexin oscila entre las relaciones personales-humanas- y la adolescencia de una joven que busca su propia identidad com o personay como mujer. C omo A ndrea expresa con desilusin al final de la obra, se marchaba

    in haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida ensu plenitud, la alegn, el inters profundo, el am or.

    Carmen Laforet gan elNadal, admirando al literario de la pocay este hechose achac a muchos elementos; pero fue quiz el am biente en que hizo su aparicin lo quems lo justifica.

    Santos Sanz villanue val nos dice que el momento histrico de la irrupcin deNada enel mundo literarioexplica la falsa impresin de libro muy critico que entonces caus, des-men tida ya desde nuestra perspectiva histrica.Nosotros estam os de acuerdo con l:Nadano e s una obra de denuncia o, al menos, no de denuncia social tal como se viene entendien-do. Es cierto que, de acuerdo con Ciplijauskait, El ondo histrico es imprescindible enla mayorl de las novelas escritas en los aos ~ in c u e n ta ;~ero tambin es cierto que eso

    Sanz Villanueva S.:Historia de l novela social espaola, MadridAlhambra1986 pp.282-283.Birut Ciplijauskait:La novela femenina contempornea 1970-1985). Hacia una tipologa de la narracin enprimera persona, Barcelona Anthropos1988 p. 21.

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    que C iplijauskait llamafondo histrico es imprescin dible en toda o bra literaria, todo lo que

    trata del g nero humano no puede omitirlo, en cuanto que lo de termina, lo conforma, etc.Duran te muchsimos aos -an hoy hay quienes lo hacen- se ha calificado esta pera

    prima de Laforet como una novela de postguerra . A nuestro parecer por lo nico que sela puede calificar as es por su fecha de aparicin, pues carece de una forma evidente detintes sociales. Lo que Laforet pretendi no fue conv ertir su novela en una prolongacin delas consecu encias de la Guerra Civil en la Espaa de los aos40 Entendemos que la auto-ra, dado el m omento histrico, hace constar que la guerra estuvoah y que ya haba termi-nad o; pero lo hizo brevemente y a su deb ido tiempo -al comienzo de la novela-. A par-tir del encuad re geogrfico-cronolgico todo se sucede en tomo a las relaciones familiaresy personales dejandoal margen las consecuencias sociales de la guerra.

    Es por esto qu e englobar en un m ismo grupoNada y La familia de Pascua1 Duarte, sino se hace desde la pura clasificacin cronolgica, nos parece equivoc ado. nuestro enten-der no slo se diferencian en el tono de la narracin -lirismo de la una o cinismo de laotra-, sino que hay una abism al distan cia -no en calidad, no vam os a entra r en ello-temtica, de fondo y de estilo entre unay otra.

    Pero querem os, sobretodo, hacer incapi en algo que resulta muy llamativo: cuan do seleen las reseas de afamados crticos, y de otros que no lo son tanto, sobre las escritorasfemenin as, hablan de ellas haciendo prevalecer las biografas de las au toras por encima desus propias obras o de la trayectoria literaria de las mismas.

    La pregunta ja qu es debido? es obligada y nos condu ce a una suerte de dialctica sobre

    el sexo dbil en l a que tampoco se debe caer.La literatura escrita por mujeres no es la biografa de sus autoras d e lmismo modo que

    la literatu ra escrita por hombres no lo es tampoco o lo es en la misma medida- ni la crti-ca literaria de sus obras consiste en d ar vueltas en crcu lo sobre los argumen tos de las mis-mas. Muc ho nos tememos que va mucho ms all de todo eso.

    Es incom prensible, pues, que quienes han dedicado med ia vida al estudio de la literatu-ra, cuando se enfrentan a la obra de una mujer sean, por encim a de todo, bigrafos y olvi-den que lo qu e tienen entre man os esliteratura.

    Encontrar los valores que entraa una obra va ms all del sexo de la persona que la haconceb ido. Nuestros crticos, sean hombres o mujeres -claro-, han olvid ado eso.

    En algu nos de los traba jos -artculos, libros de con sulta, monografas, etc.- que he-mos recogid o para la elaboracin del nuestro, hemos encontrado las citas siguientes todasellas sobre Nada):

    Para poder co mpren der este intersy apreciar la contribucin tan signi-ficativa que e sta ob ra representa, es iluminativo examinarNada desde unaperspectiva femin ista3

    Sara E chyfter: La mstica masculina en Nada de Carmen Laforet en Novelistas femeninas de la postguerraespaola (Edic. de W Prez, J. , Madrid, Edics. Jos P o d a Turranzas, 1983,p. 85.

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    Tienen en comn la tendencia a la autobiog rafa trasladada a la experi-enc ia no~ e l s t i c a .~

    Me atrevera a dec ir que nuestros anlisis revelan que la experiencia cre-ada en La familia de Pascua1 Duarte tiene un sentido ms autntico -talvez porque la irona controla mejor que el lirismo la expresin de angus-tia frente al am biente decadente presentado en las dosnovela^ ^

    ] ms entretenimiento que significacin ; muchos nervios y demasiadopocas ideas.6

    Nos parece qu e la crtica ha sido muy injusta no ya conNada y con Carmen La foret, sinocon la literatura escrita por mujeres Ana MW at ut e , Chacel, etc.).

    Parece un puro ademn corts el hecho de que las nombren, incluso, de pasada o paracriticar aquello qu e justame nte da a las obras de las autoras espaolas un carcter propio.Nada es una novela que va mucho ms all de los lm ites de la literatura social de pos-

    guerra. La nov ela est construida alrededor de la relacin entre la personalidad de Andrea yla situacin en que sta se encuentra. El mundo de la ca sa de Aribau es un mundo aparte dela vida que transcurre fuera -podramos hablar de intramundo en el mismo sentido queUnamuno utiliza su intrahistoria-.

    Andrea, una ado lescente para quien e s desconocido todo cuanto de run tiene el ser hu-mano, se ade ntra en el mu ndo privado y peculiar de la casa de la calle Aribau, un mundonada satisfactorio en cuanto a las relaciones personales. A raz de lo que conoce y aprende

    all, su camino se convierte en una huda; Andrea quiere hur de cuanto significan esos seresque viven anquilosados en sus bajezas. Todo gira en torno al propsito de exponernos elconocimiento que Andrea tiene, durante ese ao d e estancia en la casa, de las emocionesyde los m otivos de los hombres en general y de s mism a en particular.

    La casa de la ca lle de Aribau tiene un papel muy significa tivo en la estructura de la nove-la. Es smbolo de lo que encierra el alma humana y de sus conflictos; escomo un lienzopara la na rra ~i n .~ndrea penetra en ella con la inocencia e ingenuidad romnticas de unaadolescente de 18 aos y se encuentra con un m undo enmohecido, umbro. Es ms: el de sar-rollo y maduracin del personaje de Andrea slo puede entenderse si se ve en relacin conla casa, con sus habitantes ue viven encerrados en ella.

    En el universo privado de Aribau se insertan casi todos los personajes. Sus personali-dades, muy bien definidas, se establecen a nuestros ojos a travs de las sensaciones deAndrea, los conflictos de los unos para con los otros y sus propias tensiones particulares. La

    Margaret E W ones: Del compromisoal ego smo : La metamorfosis de la protagonista en la novelstica feme-nina de postguerra , en Novelistas femeninas de la postguerra espaola, Ibdem, p. 125.

    Robert C. Spires: a novela espaola de posguerra, Madrid, Cupsa Edit., 1978.

    6 ~ u g e n i oG. e Nora: a no ve h espaola contempornea,111. Madrid, Gredos, 1982 p. 105.David W. Foster: Nada de Carmen Laforet , RHM XXXII. 1966 p. 47.

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    realidad de cada uno de ellos sobrepasa las relaciones con Andrea: existan antes de sgada y existirn tras su partida -aunque slo sea en la memoria-. La existencia de uno de ellos realza e l papel de espectadora que Andrea tiene; ella descubre el lado osdel alma humana conviviendo con ellos.

    Uno de los aspectos ms importantes en la maduracin de Andrea es su relacin conmn, personaje que tiene relacin con todos los dems no slo con las mujeres que habila casa, sino tambin con Ena y su madre,y que es culpable en gran medida de la suerte desu hermano Juan. Romn aparece a los ojos de Andrea como el nico miembro de la faque no permanece encarcelado en la casa de la calle Aribau; pero, a medida que transclos das, Andrea se da cuenta de que l es la causa de la mayor parte de los egosmos y pmas que padecen los dems. l es el juez y parte de toda accin en la novela. Nada esc

    su peculiar forma de entender laverdad

    Las mujeres son vistas por l como seres hipcritasque slo conducen a la perdicin y, como todos los personajes de la casa, es, primordialmel smbolo de la negacin de la vida; es el personaje antagnico, representa justamente ltrario de todo cuan to Andrea espera conseguir: amor, amistad, etc. Romn, como su Xpilli, es destructivo. Con su muerte no slo se liberan de su yugo los personajes-habitandela casa, sino que se da cabida a la posible existencia del ideal de amor romntico, ya qusu muerte acaba tambin la negacin de todo aquello a lo que aspira Andrea.

    Juan, el otro hombre de la casa, es un personaje agresivo, frustrado. Su vida transcentre el poder de Romn y su fracaso matrimonial con Gloria, destruido en gran medidla mano de Romn.

    Sin embargo, nos interesa especialmente la caracterizacin que Laforet hace de cadade los personajes femeninos.Gloria, esposa de Juan, es un personaje controvertido. Cuando se cas con Juan si

    una adolescente, tena los mismos sueos que Andrea y se vio arrastrada a un mundo defue incapaz de salir. Su relacin con Juan es una relacin de poder del hombre frentemujer; ella se somete a las reglas del varn. La soledad, el hasto, y el ms absoluto vson el resumen de su vida en la casa de Aribau.

    Angustias, hermana de Juan y Romn, es el personaje que encarna la crueldad. Susencia se nos hace insoportable: ella quiere acabar con los sueos de Andrea. Sin embvive una historia con un hombre casado, al que ama a espaldas de todos, que la condena

    igual que a Gloria- al ms absoluto de los vacos. Termina enclaustrndose en un conto a causa no de su fe, sino de su debilidady de su incapacidad para enfrentarse a los hechos.La abuelita encarna el papel femenino tradicional por antonomasia: religiosa y m

    para sus hijos no para sus hijas) . Vive totalmente al margen de la realidad y represeninocencia, frente al resto de los personajes, fruto de los aos de su propia educacin y, no, del no saber hacer las cosas de otro modo.

    La criada, con su gato negro, posee todo lo que de negativo tienen la casa y sus habtes. Es un personaje oscuro, ttrico que, como una sombra, est en todas partes y es cadde los habitantes.

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    La mad re de E na e s una mujer castrada. Infeliz como m adre y com o esposa, se niega todasatisfaccin personal. Es la desmitificacin del amo r materno y, al contrario que Gloria, ellase cas sin am or y mantiene, sin emb argo, una relacin m atrimonial satisfactoria y respetu-osa.

    El m s desafiante de lo s seres que toman vida en l a novela es Ena. Ella vive la vida segnsus propios criterios y s e da un cierto valor como mujer. A travs de ella Andrea recobra laesperanza de lograr sus sueos. Apren der con Ena el juego de los sexos descubrir ras-gos com unes entre hom bre y mujer. Ena ayuda tambin a su madre a acep tar su forma de vi-vir de una m anera menos dolorosay triste. Transforma a su madre en un ser humano mejory le hace entender que amar no es una entrega ciega de cuerpoy alma, sino que en su sig-nificacin entran tambin com prensin, amistad y ternura.

    Con Ena y a raz d e sus relaciones con Romny con Jaime, And rea aprende tres cosas:que la mujer n o es peor qu e el hombre, que tiene que dom inar las pasinesy que es posibleun amo r de igual a igua l. Al conocer a Ena, An drea decide que no quiere parecerse a las mu-jeres de su casa; su vida no puede parecerse a las vidas de las mujeres que ha conocido. Ellaquiere ser libre.

    Parece evidente queNada tiene una actitud de d esafo, de reaccin contra las normas tra-dicionalmente aceptadas respecto a la mujer y el papel que representa entonces, dado elcamino qu e toma Andrea al final del libro.

    No o bstante, en esta obra A ndrea aprende algo muy importante: Que en el mundo real(el de los egosmosy desencan tos) los sueos se difuminan con la experiencia -propia yajena-, pero qu e no por ello hay que renunciar a las ilusion es,y que slo cuando uno estcapacitado para discernir entre realidad y deseo se produce el c ambio desde la adolescenciaal estado adulto.

    El hecho de que, excepto En a y su madre, todos los personajes fundamentales en la vidade A ndrea fuesen tan pa rticularmente diseados (esquizofrnicos, agresivos, etc.) nos ofrecehechos especficos contra los que Andrea debe reaccionar. Carmen Laforet compromete anuestra protagonista a un punto de vista humano y social -sobre todo respecto al papel quela mujer debe desempear-, a una visin idealista de la vida.

    Las actitudes hacia el sexo, el matrimon io y el h ombre dejan de ser al final de la novelaactitudes acordes con los pa peles femen inos tradicionales. Andrea es capa z de pensar, poseeespritu crtico; de hech o, el propio d iseo que Laforet hace deNada gira en torno a las re-flexiones de A ndrea cuand o ya han transcurrido dos aos desde que abandon Barcelona y,con ella, un pasado n ada satisfactorio.

    Si aceptamos que el tema fundamental deNada es el de un alma, capaz de compren-sin y de entusiasmo, lucha por ~ a lv a r s e ~e la confusin de vivir y que lo s nteresantees la plasm acin de un am biente en el que se desatan las pasiones ms turbias, en el quelas

    Sobejano C : Novela espaolu de nuestro tiempo, Madrid Prensa Espaola 1975 p. 144.

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    relaciones humanas estn presididas por el egosmo, por el odio, por un desaforado cainis-rno':9 hemos de criticar aC Spires que recriminara a Carme n Laforet su ton o lrico, pueses el que m ejor se ajusta, a nuestro entender, para la mejor expresin y el m ejor acercamien-to de los perso najes -no de la sociedad- al lector.

    La frm ula de Carm en Laforet es la de novelar dentro de un am biente vivido, pero conun argum ento inventado no es, por supuesto, autobiografa).

    Nada est con struida en base a la limitacin del enfoqu e narrativo a la p rimera persona,And rea, que, con el uso de imgenes afectivas hacia el pasado, nos indica la diferencia exis-tente -consciente por parte de la narradora- entre lo que verdaderamen te sucedi y cmolo recuerda ella.

    Cuan do And rea se pone a contar la historia, ya ha alcanzad o una etapa d e introspecciny asimilacin de su pasado q ue le permite reflexionar sobre l. No obstante, su proyeccinhacia l es tal, tan absoluta, que se limita a presentar las impresione s de en tonces sin clari-ficar las circunstancias concretas.

    La no vela es un a interiorizacin y el enfoque apunta hacia los individuos. La presenta-cin in timista y l a atencin prestada a cuestiones personales tienden a l estudio lento y por-menorizado de la personalidad. La memoria, o narracin en primera persona, afirma estaidea y, paralelamente, da pie a o tra afirmacin: la importancia del pasado.

    Las asoc iaciones personales en la mente de Andrea afectan a toda la obra, qu e est cons-truida fragmentariam ente tambin la memoria funciona as).

    Pero lo verdaderam ente especial de esta obra es la insep arable unidad entre tema y es-

    tructura: a una visin nihilista de la existencia -aunque esperanzada- le correspond e undinam ismo estilstico. Sus ojos y su memoria -los de Andrea- dan la sensacin de oscilarde un pun to a otro con rapidez -aunque con detalle-; al fin y al cabo es An drea frente atodo lo dem s. No poda ha berse hecho de otra manera y hacerlo mejor.

    Carm en Laforet hace alarde a lo largo de toda su obra de una espe cial sensibilidad capazde captar con d etalle todo cuanto acontece en los recovecos del alma hum ana. En esta oca-sin ha sid o Andrea qu ien nos ha llevado por las vidas de sus fam iliares para mostrarnostodo aque llo que ella no q uiso ser.

    El agua no pudo limpiar la suciedad que le rodeaba, no fue suficiente porque el alivioque le confiri fue m ome ntneo y Andrea slo pudo hur. Laforet libera a A ndrea y tambin

    a s misma y a cada uno de nosotros del determinismo familiar y del dominio masculino,para c onvertir a nuestra ad olescente en una m ujer adulta, capaz d e pensary de elegir; unamujer autosu ficiente y libre.

    El tono lrico en e l que se desarrolla el relato nos obliga a apreh ender la leccin.Laforet tiene el raro secreto de definir con los ms certeros rasgos las pasiones, el

    mundo, las debilidades de los seres de su sexo; posee un instinto tan preciso para hurgar en

    Sanz Villanueva S. Ibdern pp. 285-286

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    el secreto de su ridculo o su mezquindad como para apresar sus entusiasmos, sus ardores,sus ilusion es e ~ a l t a d a s . ~ ~

    Encontrar en ello una carencia nos parece, por parte de algunos crticos, una forma detomarse l a justicia por su mano. Laforet acert en el cmoy no pueden sustentarse aquellasteoras que toman el tono lrico -pero real- de esta novela como un defecto de nuestraautora.

    NADA AL1 NESLUTENA RESNICAAvtorica polemizira kritiki o njihovi narav nanosti do literarn ih stvaritev Spanskih avto-

    nc. Na primeni romanaNada Carm en Laforet po ka ie, da je oEitana senzibilnost, IiriEni tont. i. ie nsk e pisave nameren in premiiljen ter kot tak predstavlja bistveno p M no v naEinu pnpo-vedovanja in odliko njenega literarnega ustvarjanja, tako kot ustvarjanja drugih avtoric. Nestrinja se z rabo termina iensk a pisava , saj meni, da pri dov den em umetniSkem delu takSneklasifikacije niso po trebne, postavlja se na stran literatu re, ne glede na m oiko, iensk o ali avto-biografsko. Podvomi tudi o etiketah povojni roman , druib eno angaiirani romann , kateri-mi kritiki najveEkrat oblepijo to de lo. Ta roman je po n jenem mnenju izzivalna reakcija natradicionalno vlogo ienskega lika v literaturi in v njem gre zlasti za psiholoiko po rtretiranje

    individuumov, introspekcijo in intimizem, za poseben svet, ki je odmaknjen od iivljenja zunaj.

    l o Alborg J . L.: Hora actual de la novela espaola, 1 Madrid Taunis 1985 p. 129