Nagel, Thomas - Cómo Es Ser Un Murciélago

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    CMO ES SER UN MURCILAGO?*

    T h o m a s N a c e i .

    La conciencia es lo que vuelve el problema mente-cuerpo realmente inextricable. Quiz por ello las discusiones actuales delproblema le prestan poca atencin o la entienden de una ma

    nera claramente equivocada. La reciente ola de euforia reduccionista ha producido varios anlisis de los fenmenos y conceptos mentales destinados a explicar la posibilidad de algunavariante del materialismo, de la identificacin psicofsica o dela reduccin.1 Pero los problemas que se abordan son los comunes a esta y otras clases de reduccin, y se desatiende lo quehace nico al problema mente-cuerpo y lo distingue del problema agua-H^O, el problema mquina de Turing-mquina IBM,

    el problema rayo-descarga de electricidad, el problema genes-ADN o el problema roble-hidrocarbn.

    Cada reduccionista tiene su analoga favorita que toma dela ciencia moderna. Es sumamente improbable que alguno deestos ejemplos inconexos de reduccin exitosa arroje luz sobrela relacin de la mente con el cerebro. Pero los filsofos comparten la debilidad humana general de formular explicaciones

    * He ledo distintas versiones de este artculo ante varios auditorios, yestoy en deuda con muchas personas por sus comentarios.

    1 Algunos ejemplos son: Sinart 1963; Lewis 1966; Pulnam 1967; Arms-troug 1968: Dennett 1969. He formulado dudas respecto a este tipo de posiciones anteriormente en Nagel 1970; Nagel 1971 y una resea de Dennett. Journalof Philosophy, 69, 1972. Vase, adems, Kripke 1972, esp. las pp. 334-342, yThornton 972.

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    ele lo que es incomprensible en trminos ad ecuado s para lo quees conocido y bien comprendido, aunque se trate de algo totalmente distinto. Esto ha llevado a la aceptacin de explicacionespoco verosmiles de lo mental, en gran medida porque permitiran formas conocidas de reduccin. Tratar de explicar poiqu los ejemplos usuales no nos ayudan a comprender la relacin entre la mente y el cuerpo; por qu, de hecho, no tenemosactualmente una concepcin de lo que sera una explicacinde la naturaleza fsica de un fenmeno mental. Sin la conciencia, el problema mente-cuerpo sera mucho menos interesante;

    con la conciencia parece no tener solucin. Comprendemosde una manera muy pobre el rasgo ms importante y caracterstico de los fenm enos men tales conscientes. La mavora delas teoras reduccionistas ni siquiera intentan explicarlo, y sepuede mostrar con un examen cuidadoso que ningn concepto de reduccin disponible hoy da puede aplicrsele. Quiz sepueda concebir una forma terica nueva para ese fin; pero talsolucin, si acaso existe, se encuentra en un futuro intelectual

    distante.La experiencia consciente es un fenmeno generalizado. Se

    encuentra en muchos niveles de la vida animal, aunque no podamos estar seguros de su presencia en los organismos mssimples, y es muy difcil afirmar en general qu constituira unindicio de su existencia. (Algunos extremistas estn dispuestosa negar su existencia incluso en los mamferos no humanos.)Sin duda se presenta en numerosas formas totalmente inimagi

    nables para n osotros, en otros planetas de otros sistemas solaresa lo largo del universo. Pero al margen de cmo vare la forma,el hecho de que un organismo lenga experiencias conscientessignifica, bsicamente, que hay algo que es cmo es serese organismo. Puede haber ms implicaciones sobre la forma de laexperiencia; incluso puede haber (aunque lo dudo) implicaciones sobre la cond ucta del organ ismo. Pero, fundam entalmente,un organ ism o tiene estados m entales conscientes si y slo si havalgo que es cmo es ser ese organismo, algo que es cmo es ser

    para ese organismo.Podem os llamar a esto el carcter subjetivo de la experiencia.

    Se trata de algo que no es captado por ninguno de los anlisisreduccion istas recientes ms con ocidos de los fenm enos nien-

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    tales, porque todos ellos son lgicamente compatibles con suausencia. No puede analizarse en trminos de ningn sistema

    explicativo de estados funcionales o de estados intencionales,pues stos podran atribuirse a robots o a autmatas que secomportaran como personas, aunque no tuvieran ningn tipode experiencia.2 Debido a razones similares, tampoco puedeanalizarse en trminos del papel causal de las experiencias enrelacin con la conducta humana tpica.3 No niego que los estados y los sucesos mentales conscientes causen la conducta,ni que se les pueda dar una caracterizacin funcional. Slo

    niego que ello agote su anlisis. Todo programa reduccionistatiene que basarse en un anlisis de lo que debe ser reducido. Siel anlisis deja fuera algo, el problema se plantear de maneraequivocada. Es intil basar la defensa del materialismo en unanlisis de los fenmenos mentales que no aborde de una manera explcita su carcter subjetivo. Pues no hay ninguna raznpar a supone r que una reduccin que nos parece plausible cuando no se ha intentado explicar la conciencia pueda extenderse

    para que incluya a la conciencia. Por lo tanto, si no tenemosuna idea de qu es el carcter subjetivo de la experiencia, nopodemos saber qu se le exige a la teora fisicalista.

    Si bien una explicacin de la base fsica de la mente debeexplicar muchas cosas, el carcter subjetivo de la concienciaparece ser la ms difcil. Es imposible excluir de una reduccinlas caractersticas feno meno lgicas de la experiencia del mismomodo en que excluimos las caractersticas fenomnicas de unasustancia ordinaria en una reduccin qumica o fsica de ella; esdecir, explicndolas como efectos en la mente de observadoreshumanos.1Si hay que defender el fisicalismo, debemos ofreceruna explicacin fsica de las caractersticas fenomenolgicas.

    - Qu iz en realidad no po dran existir tales robots. Qu iz cu alqu ier cosa

    suficientemente compleja como para comportarse como una persona tendra

    expe riencias. Pero ello, si es cierto, es un hecho qu e no pu ede ser descu bierto

    mediante el simple anlisis del concepto de experiencia.

    No es equivalente a aquello en relacin con lo cual somos incorregi

    bles, porque no somos incorregibles con respecto a la experiencia y porque la

    experiencia es algo que est presente en animales que carecen de lenguaje v

    pensamiento, que 110 poseen creencia alguna sobre sus experiencias.

    4 ( f r . R o r t y 1 9 65 , en e s p e c i a l l as p p. 3 7 - 3 8 .

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    Pero cuando examinamos su carcter subjetivo, tal resultadoparece imposible de alcanzar. La razn es que todo fenmenosubjetivo est conectado esencialmente con un solo punto devista, y parece inevitable que un a teora fsica objetiva aban done

    ese punto de vista.Perm taseme en primer lugar tratar de formular el prob lem a

    de una manera ms completa que simplemente refirindome ala relacin entre lo subjetivo y lo objetivo, o entre elpoursoiy elen soi. Esto dista de ser fcil. Los hechos acerca de lo que seraser unXson muy peculiares, tan peculiares que alguno s pueden

    verse inclinados a dudar de su realidad o de la importancia delas afirmaciones sobre ellos. Para ejemplificar la relacin entrela subjetividad y un punto de vista, y para poner de manifiesto la importan cia de los rasgos subjetivos, nos ser til exp lorarel asunto en relacin con un ejemplo que haga resaltar de manera clara la divergencia entre los dos tipos de con cepcin: elsubjetivo y el objetivo.

    Supongo que todos creemos que los murcilagos tienen experiencias. Despus de todo, son mamferos, y no dudamosque tengan experiencias, as como tampoco dudamos que losratones, las palomas y las ballenas las tengan. He elegido a losmurcilagos y no a las avispas o los lenguad os porque , si nos desplazamos a un nivel demasiado bajo en el rbol filogentico, laspersonas dejan de creer gradualmente que haya experiencias.Aunque estn ms relacionados con nosotros que esas espe

    cies, los murcilagos tienen un rango de actividad y un aparatosensorial tan diferente del nuestro que el problema que deseoplantear resulta muy vivido (aunque ciertamente podra plantearse con otras especies). Aun sin las ventajas de la reflexinfilosfica, cualquiera que haya permanecido algn tiempo enun espacio cerrado con un murcilago alborotado sabe lo quesignifica en contrarse con un a forma de vida fundamentalmen te

    ajena.

    He dicho que lo esencial de la creencia de que los murcilagos tienen experiencias es que hay algo que es como esser murcilago. Hoy da sabemos que la mayora de los murcilagos (los microquirpteros, para ser exactos) perciben elmundo externo bsicamente mediante un sonar, o mediante

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    la ecolocalizacin, detectando los reflejos de sus propios chillidos rpidos, sutilmente m odu lados y de alta frecuencia, reflejosque provienen de los objetos a su alcance. Sus cerebros estn diseados para correlacionar los impulsos emitidos con los ecossubsecuentes, y la informacin as adquirida les permite hacerdeterminaciones precisas de distancia, tamao, forma, movimiento y textura, comparables a las que hacemos con nuestravista. Pero el sonar del murcilago, aunque es claramente unaforma de percepcin, no opera de manera similar a ningunode nuestros sentidos, y no hay ning una razn para su po ner que

    se parece, en trminos subjetivos, a algo que podamos sentir oimaginar. Esto aparentemente crea dificultades para la nocinde cmo es ser un murcilago. D ebem os con siderar si hay algnmtodo que nos perm ita proyectarnos hacia la vida interior delmurcilago desde nuestro propio caso5 y, si no lo hay, qu otrosmtodos podra haber para comprender esta nocin.

    Nuestra propia experiencia nos ofrece el material bsico paranuestra imaginacin, cuyo alcance es, por lo tanto, limitado.No nos servira tratar de imaginar que tenemos m em branas ennuestros brazos que nos permiten volar entre el crepsculo y elamanecer cazando insectos con la boca; que tenemos una vistamuy pobre, que percibimos el mundo que nos rodea medianteun sistema de seales de sonido reflejadas de alta frecuencia yque nos pasamos el da en un desvn colgando boca abajo suspend idos de los pies. En la m edida en que puedo im aginar todo

    esto (que no es mucho), slo s cmo sera para mcom portarme com o se com po rta un murcilago. Pero sa no es la cuestin.Quiero saber cmo es ser murcilago para un murcilago. Perosi intento imaginar eso, me veo limitado a los recursos de mipropia mente, y stos son inadecuados para la tarea. No puedollevarla a cabo tampoco imaginando adiciones a mi experiencia actual, ni imaginando que ciertos segmentos son sustradosgradualmente de ella, ni imaginando alguna combinacin deadiciones, sustracciones y modificaciones.

    ' Co n la frase "nuestro prop io caso" no quiero decir solamente "mi prop io

    caso, sino ms bien las ideas mentalistas que aplicamos sin problema alguno

    tanto a nosotros mismos como a otros seres humanos.

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    En la medida en que slo puedo parecerme y comportarmecom o una avispa o un murcilago sin cambiar mi estructura fun

    damental, mis experiencias no se parecern en n ada a las de esosanimales. Por otra parte, es dudoso que podamos darle algnsignificado a la suposicin de que yo debera tener la constitucin neurofisiolgica interna de un murcilago. Aun cuandopudiera transformarme gradualmente en murcilago, nada enmi constitucin actual me permite imaginar cm o seran las experiencias de esa etapa futura en mi metamorfosis. La mejorevidencia nos la daran las experiencias de los murcilagos, si

    tan slo supiramos cmo son.As que, si la extrapolacin a partir de nuestro propio caso

    est implicada en la idea de cm o es ser un murcilago, la extrapolacin tiene que ser imposible de completar. Slo podemosdesarrollar un concepto esquemtico de cmo es ser eso. Porejemplo, podem os atribuir tiposgenerales de experiencia sobrela base de la estructura y el comportamiento del animal. As,

    describimos el sonar del murcilago como una forma de percepcin delantera tridimensional; creemos que los murcilagossienten algunos tipos de dolor, temor, hambre y placer, y queposeen otros tipos de percepciones ms familiares adems delsonar. Pero tambin creemos que estas experiencias tienen encada caso un carcter subjetivo especfico que no pod em os concebir. Y si hay vida consciente en otras partes del universo, esprobable que algunas de sus formas no puedan describirse ni

    siquiera en los trminos de experiencia ms gen erales a nuestradisposicin.6 (El problema, sin embargo, no se limita a estos casos exticos, pues se da entre una pe rson a y otra. Por ejemplo,el carcter subjetivo de la experiencia de una persona ciega ysorda de nacimiento no es accesible para m, y posiblementeel mo tampoco lo sea para ella. Esto no impide que amboscream os que la experiencia del otro tiene un carcter subjetivodefinido.)

    Si alguien se inclina a negar que podemos creer en la existencia de estos hechos cuya naturaleza exacta no podemos con

    6 Por lo tanto, la forma analgica de la expresin cmo es ser provocaconfusiones. No significa a qu se parece (en n uestra propia ex perien cia),

    sino ms bien cmo es para el sujeto mismo.

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    cebir, debera reflexionar que al pensar sobre los murcilagosestamos en la misma posicin en que los murcilagos inteligentes o los marcian os7 estaran si se trataran de form ar unaidea de cmo sera ser nosotros. La estructura de sus propiasmentes podra hacer imposible que tuvieran xito, pero sabemos que estaran equivocados si concluyeran que no hay nadapreciso que sea cmo es ser nosotros: que slo podran atribursenos ciertos tipos generales de estados mentales (quiz lapercepcin y el apetito seran conceptos comunes a ellos y n oso tros; aunque quiz ni eso). Sabramos que estn equivocados si

    llegaran a sostener esta conclusin escptica, porque nosotrossabemos cmo es ser nosotros. Y sabemos que si bien esto incluye una enorme cantidad de variaciones y detalles complejosy que no poseemos un vocabulario para describirlo adecuadamente, su carcter subjetivo es, no obstante, muy especfico, yen algunos aspectos es descriptible en trminos que slo pueden comprender las criaturas como nosotros. El hecho de que

    jam s podrem os fo rmular con nuestro le nguaje una descrip

    cin detallada de la fenomenologa de un marciano o de unmurcilago no debera llevarnos a desechar como carente designificado la afirmacin de que los murcilagos y los marcianos tienen experiencias totalmente comparables, en cuanto ariqueza de detalles, con las nuestras. Sera muy bueno que alguien desarro llara conceptos y una teora que nos perm itieranpensar sobre esas cosas; pero quiz tal comprensin se nos niegue de m anera permanente debido a las limitaciones de nuestra

    naturaleza. Y negar la realidad o la im portancia lgica de lo quenunca podrem os describir o comprender es la forma ms crudade disonancia cognoscitiva.

    Esto nos lleva al borde de un tema que requiere una d iscusinmucho ms amplia que la que puedo ofrecer aqu, a saber, porun lado, la relacin entre los hechos y, por el otro, los esquem asconceptuales o sistemas de representacin. Mi realismo acercadel dom inio subjetivo en todas sus form as implica una creenciaen la existencia de hechos fuera del alcance de los conceptos humanos. Sin duda para un ser humano es posible creer que hay

    7 Cualquier ser extraterrestre inteligente totalmente diferente de noso

    tros.

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    hechos para cuya representacin o comprensin nunca tendrlos conceptos n ecesarios. Ciertamente sera una tontera duda rde esto dada la finitud de las expectativas de la humanidad.Despus de todo, habra habido nmeros transfinitos aunquetodo el mundo hubiera muerto de peste negra antes de queCantor los descubriera. Pero tambin podemos creer que hayhechos que los seres humanos no podran representar o comprender, aun si la especie durara para siempre, simplementeporque nuestra estructura no nos permite manejar conceptosdel tipo necesario. Podra suceder incluso que otros seres advir

    tieran esta im posibilidad, pero no resulta obvio que la existenciade esos seres, o la posibilidad de su existencia, sea una condicin previa de la importancia de la hiptesis de que hay hechoshumanamente inaccesibles. (Despus de todo, la naturaleza delos seres que tienen acceso a los hechos humanamente inaccesibles es probablemente un hecho humanamente inaccesible.)Por lo tanto, la ref lexin so bre cm o es ser m urcilago pa rece llevarnos a concluir que hay hechos que no consisten en la

    verdad de proposiciones expresables en un lenguaje humano.Podemos vernos obligados a reconocer la existencia de taleshechos sin ser capaces de enunciarlos o comprenderlos.

    De cualquier modo, no continuar analizando este tema. Surelacin con el tema que estamo s estud iando (esto es, el prob lema mente-cuerpo) es que nos permite hacer una observacingen eral sobre el carcter subjetivo de la experiencia. Cualqu ieraque sea el estatus de los hechos acerca de cmo es ser huma

    no, murcilago o marciano, parecen ser hechos que plasm an unpunto de vista particular.

    No me refiero aqu a la supuesta privada de la experienciadel que la posee. El punto de vista en cuestin no es algo accesible slo a un nico individuo. Se trata ms bien de un tipode punto de vista. A menudo podemos adoptar un punto devista que no es el nuestro, por lo que la comprensin de esoshechos no se limita al caso propio. Hay un sentido en el que loshechos fenomenolgicos son perfectamente objetivos: una persona puede saber o decir cul es la cualidad de la experienciade otra. Sin embargo, estos hechos son subjetivos en el sentidode que incluso esa atribucin objetiva de la experiencia slo esposible para algu ien que sea suf icientemente similar al objeto

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    de la atribucin como para poder adoptar su punto de vista;para comprender la atribucin en la primera persona del sin

    gular al igual que en la tercera del singular, por decirlo as.Entre ms diferente de uno sea el otro sujeto de experiencias,menos xito puede esperarse en esa tarea. En nuestro propiocaso empleamos el punto de vista pertinente, pero tendramosla misma dificultad para comprender nuestra propia experiencia adecuadamente si la enfocramos desde otro punto de vistaque si tratram os de com prender la experiencia de o tra especiesin adoptar su punto de vista.8

    Esto se relaciona en forma directa con el problema mente-cuerpo, pues si los hechos de la experiencia los hechos acercade cmo esparael organism o que los experimentaslo son accesibles desde un punto de vista, entonces es un misterio cmopo dra revelarse el verdadero carcter de las experienc ias en elfuncionamiento fsico de ese organismo. Esto ltimo es un dominio de hechos objetivos par excellence, la clase de hechos quepueden ser observados y comprendidos desde muchos puntos

    de vista y por individuos que tienen diferentes sistemas percep-tuales. No hay obstculos imaginativos comparables para quelos cientficos hum anos adquieran conocimientos sobre la neu-rofisiolog a de un murcilago; y los murcilagos o los marcianosinteligentes podran apren der ms de lo que nosotros p odrem osaprender nunca acerca del cerebro humano.

    8 Podra ser ms Fcil de lo que supongo trascender las barreras entreespecies con la ayuda de la imaginacin. Por ejemplo, los ciegos son capaces

    de detectar objetos cercanos a ellos con una especie de sonar, utilizando clics

    vocale s o los golp ecit os de 1111 bast n. Quiz si uno supie se cm o es eso , p o

    dra imaginar toscamente por extensin cmo sera poseer el sonar mucho

    ms refinado de un murcilago. La distancia entre uno mismo y otras perso

    nas y otras especies puede encontrarse en cualquier parte a lo largo de 1111

    continuo. Incluso para las otras personas la comprensin de cmo es ser ellos

    es slo parcial, y cuand o con sideram os especies m uy diferentes de uno mismo,

    podemos disponer de una comprensin parcial en menor grado an. La ima

    ginacin es notablemente flexible. De cualquier modo, mi idea no es que 110podamos saber cmo es ser un murcilago. No estoy planteando el problema

    epistemolgico; ms bien quiero sostener que incluso p ara formarn os una con-

    cepcin de cmo es ser murcilago (y a fortio ri saber cmo es ser murcilago)

    debemos adoptar el punto de vista del murcilago. Si lo podemos adoptar tos

    ca o parcialmente, entonces nuestra concepcin sera tambin tosca o parcial.

    O al menos as parece en nuestro estado actual de entendimiento.

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    Esto no es por s mismo un argumento contra la reduccin.Un cientfico marciano que n o c om pren diera la percepcin vi

    sual podra entender el fenmeno del arco iris, de los rayos ode las nubes como fenmenos fsicos, aunque nunca pudieracom prend er los conceptos humanos de arco iris, rayo o nube, oel lugar que ocupan esas cosas en nuestro mun do fenom nico.Podra com prend er la naturaleza objetiva de las cosas d esign adas por esos conceptos porque, aunque los conceptos mismosestn conectados con un punto de vista particular y con unafenomenologa visual particular, las cosas aprehendidas desde

    ese punto de vista no lo estn: son observables desde el puntode vista pero son externas a ste. Por lo tanto, pueden ser com prendidas desde otros puntos de vista, ya sea por los mismosorganismos o por otros. El rayo tiene un carcter objetivo queno se agota en su apariencia visual, y este aspecto puede serinvestigado por un marciano ciego. En trminos ms precisos,el rayo tiene un carcter ms objetivo que lo que se revela ensu apariencia visual. Al hablar del cambio de una caracterizacin subjetiva a una objetiva, no deseo comprometerme con laexistencia de un punto final, a saber, la naturaleza intrnsecacompletamente objetiva de la cosa a la que podramos o no acceder. Podra ser ms preciso pensar en la objetividad comoen una direccin en la que puede moverse el entendimiento. Yal comprender un fenmeno como el rayo, es legtimo avanzary alejarnos lo ms que podamos de un punto de vista estricta

    mente humano.9Por otro lado, en el caso de la experiencia la conexin conun punto de vista particular parece mucho ms prxima. Esdifcil comprender qu puede significar el carcter objetivo deuna exp erienc ia adem s de un punto de vista particular desde elcual un sujeto la aprehende . D espus de todo, qu quedara decmo es ser murcilago si eliminam os el punto de vista del murcilago? Pero si la experiencia no tiene, adems de su carcter

    J Por lo tanto , el problem a que voy a plantear p uede fo rm u la rse in clu so

    si la distincin entre descripciones o puntos de vista ms subjetivos y ms

    objetivos slo puede hacerse desde un punto de vista humano ms amplio. No

    acepto este tipo de relativismo conceptual, pero no necesita ser refutado para

    que podamos sostener que la reduccin psicofs ica no puede encajar en el

    modelo de-lo-subjetivo-a-lo-objetivo que es comn en otros casos.

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    subjetivo, una naturaleza objetiva que pueda ser aprehendidadesde muchos puntos de vista diferentes, entonces, cmo p ode

    mos supo ner que un m arciano que investiga mi cerebro p odraobservar procesos fsicos que son mis procesos mentales, sloque desde un punto de vista diferente (como observara procesos fsicos que fueran relmpagos)? En tal caso, cmo podraun fisilogo hum ano observarlos desde otro punto de vista?10

    Parece que nos enfrentamos a una dificultad general acerca de la reduccin psicofsica. En otros campos, el proceso dereduccin es un paso hacia una mayor objetividad, hacia unpunto de vista ms exacto de la naturaleza real de las cosas.Ello se log ra reduciendo nuestra depen denc ia de puntos de vista individuales o especficos de la especie hacia el objeto dela investigacin. No lo describimos en trminos de las impresiones que crea en nuestros sentidos, sino en trminos de susefectos ms generales y de las propiedades que pueden detectarse por medios distintos de los sentidos humanos. Cuanto

    men os depe nd a de un punto de vista especficamente humano,ms objetiva ser nue stra descripcin. Es po sible seguir este camino po rque, aunque los conceptos y las ideas que em pleam osal reflexionar sobre el mundo externo se aplican inicialmentedesde un punto de vista que incluye nuestro aparato percep-tual, los empleamos para referirnos a cosas que estn ms allde ellos de las cuales tenemos el punto de vista fenomnico.Por lo tanto, podemos abandonar este punto de vista en favor

    de otro, y seguir reflexionando sobre las mismas cosas.Sin embargo, la experien cia misma no parece encajar en este

    patrn. La idea de ir de la apariencia a la realidad no parece tener sentido aqu. Qu analoga podemos usar, en estecaso, para b uscar una comprensin m s objetiva de los mismosfenmenos abandonando el punto de vista subjetivo inicial hacia ellos, en favor de otro ms objetivo pero que concierne a la

    misma cosa? Ciertamenteparecepoco probable que nos acerque

    10 El problema no es slo que cuando veo la Mona Lisa mi experienciavis ual posee cie rto carcte r, y nadie que v ie ra en mi cerebro p od ra encontrar

    algn indicio de l. Pues incluso si el observador viera en mi cerebro una pe

    quea imagen de la M ona Lisa , no tendra ningun a razn p ara identif icarla

    con la experiencia.

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    mos a la naturaleza real de la experiencia humana si dejamosatrs la particularidad de nuestro propio punto de vista huma

    no y nos esforzamos por lograr una descripcin formulada entrminos accesibles para seres que no pueden imaginar cmosera ser nosotros. Si el carcter subjetivo de la experiencia slose comprende plenamente desde un punto de vista, entoncescualquier cambio en bu sca de un a mayor objetiv idad esto es,menos vinculado con un punto de vista especficono nos acerca a la naturaleza real del fenmeno; nos aleja de ella.

    En cierto sentido, las simientes de esta objecin a la reduc-tibilidad de la experiencia pueden detectarse ya en los casosexitosos de reduccin. Al descubrir que el sonido era, en realidad, un fenmeno ondulatorio en el aire o en otros medios,aban don am os un punto de vista pa ra ad op tar otro, y el punto devista auditivo, humano o animal, que dejam os atrs, perm anecesin reducir. Los individuos de dos especies radicalmen te distintas pueden comprender los mismos sucesos fsicos en trminosobjetivos, y esto no requiere cjue comprendan las formas feno-menolgicas en que esos sucesos se presentan a los sentidosde los miembros de la otra especie. Por lo tanto, es una condicin para su referencia a una realidad comn que sus puntosde vista ms particulares no sean parte de la realidad comnque aprehend en los miembros de ambas especies. La reduccinslo puede tener xito si el punto de vista especfico de cada

    especie se omite en lo cjue va a ser reducido.Sin embargo , aunque tengam os razn en hacer a un lado este

    punto de vista al buscar una compren sin ms plena del mundoexterno, no podemos ignorarlo permanentemente, pues es laesencia del m undo interno y no simplemente un punto de vistasobre ste. En gran parte, el neoconductismo de la reciente psicologa filo sfica es resultado del esfuerzo por sustituir la cosa

    real por un concepto objetivo de la mente, de manera que noquede nada que no pueda reducirse. Si reconocemos que unateora fsica de la mente debe explicar el carcter subjetivo dela experiencia, debemos admitir que ninguna concepcin actual nos ofrece una pista sobre cmo podra hacerse eso. Esteproblema es nico. Si los procesos mentales son realmente pro

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    cesos fsicos, entonces hay algo que es, intrnsecamente,11 cmoes experimentar ciertos procesos fsicos. Cmo podra ser estocontina siendo un misterio.

    Qu leccin debemos sacar de estas reflexiones y qu debemos hacer despus? Sera un error concluir que el fisicalismodebe ser falso. Lo inadecuado de las hiptesis fisicalistas que

    11 Por lo tanto, la relacin no sera contingente como en el caso de unacausa y su efecto. Sera necesariamente verdadero que cierto estado fsico sesintiera de cierto modo. Kripke (1972) sostiene que el conductismo causaly otros anlisis relacionados de lo mental fracasan porque interpretan, porejemplo, dolor, como un nombre simplemente contingente de los dolores. Elcarcter subjetivo de la experiencia (su carcter fenomenolgico inmediato,com o Kripke lo llama [p. 340]) es la propiedad esencial que tales anlisis dejanfuera, y aquella en virtud de la cual es, necesariamente, la experienc ia que es.Mi postura es cercana a la suya. Al igual que Kripke, creo que la hiptesis deque cierto estado cerebral debera tener necesariamentecien o carcter subjetivoes incomprensible si no se ofrece una mayor explicacin. Esta explicacin noaparece en las teoras que consideran contingente la relacin mente-cerebro,pero quiz existan otras alternativas an por descubrirse.

    Una teora que explicara cmo la relacin mente-cerebro es necesaria nos

    dejara an con el problema de Kripke de explicar por qu de todos modosparece contingente. Considero que tal dificultad puede superarse de la siguiente forma. Podemos imaginar algo representndonoslo ya sea de maneraperceptual, emptica o simblica. No intentar explicar cmo funciona la imaginacin simblica, pero una parte de lo que sucede en los otros dos casoses lo siguiente. Para imaginar algo perceptualmente nos situamos en un estado consciente que se parezca al estado en el que nos encontraramos si lopercibiramos. Al imaginar algo empticamente, nos colocamos en un estadoconsciente que se parezca a la cosa misma. (Este mtodo slo puede ser usadopara imaginar sucesos y estados mentales, los nuestros o los de alguien ms.)Cuando tratamos de imaginar un estado mental como si tuviera lugar sin suestado cerebral asociado, imaginamos en primer lugar simpatticainente queel estado mental ocurre: es decir, nos colocamos en un estado que se parecea l mentalmente. Al mismo tiempo, tratamos de imaginar perceptualmenteque no ocurre el estado fsico asociado colocndon os en otro estado desconectado del primero: uno que se parece al estado en el que nos encontraramossi percibiramos que no ocurre el estado fsico. Cuando la imaginacin delas caractersticas fsicas es perceptual y la imaginacin de las caractersticasmentales es simpattica, nos parece que podemos imaginar cualquier expe

    riencia como si tuviera lugar sin su estado cerebral asociado, y viceversa. Larelacin entre ellos parecer contingente, incluso si fuese necesaria, debido ala independencia de los diferentes tipos de imaginacin.

    (El solipsismo, dicho sea de paso, aparece si malinterpretamos la imaginacin simpattica como si funcionara como la imaginacin perceptual: pareceentonces imposible imaginar cualquier experiencia que no sea propia.)

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    presupon en un anlisis objetivo defectuoso de la mente no pru eba nada. Sera ms verdadero afirmar que el fisicalismo es una

    tesis que no podemos comprender porque no tenemos a la fecha una idea de cmo po dra ser verdadero. Quiz se considerepoco razonable exigir que tal concepcin sea una condicinde la comprensin. Despus de todo, podra decirse, el significado del fisicalismo est muy claro: los estados m entales sonestados del cuerpo; los sucesos mentales son suceso s fsicos. Nosabemos cules son estos estados y sucesos fsicos, pero esto nodeb era impedirnos com prender la hiptesis. Qu p ued e estarms claro que las palabras es y son?

    Sin embargo, creo que es precisamente la aparente claridadde la pa labra es lo que resulta engaoso. Por lo general, cuan do nos dicen que X es Y, sabemos cmo se supone que esto esverdadero, pero ello depende de antecedentes conceptuales otericos y no se comprende slo con la palabra es. Sabemoscmo refieren X y Y y el tipo de cosas a las que refieren, y

    tenemos una idea tosca de cmo las dos rutas referenciales podran converger en una sola cosa, ya sea un objeto, un a person a,un proceso, un suceso o cualquier otra cosa. Pero cuando losdos trminos de la identificacin son muy distintos, podra noestar muy claro cmo podra ser verdadera. Podramos no tener siquiera una idea tosca de cmo podran converger las dosrutas referenciales, o en qu tipo de cosas podran converger, yquiz necesitemos un marco terico que nos perm ita compren

    der eso. Sin tal marco, la identificacin queda rodeada de unaire de misticismo.

    Esto explica el sabor mgico de las divulgaciones popularesde los descubrimientos cientficos fundamentales, que se nosofrecen como propuestas que debemos aceptar aun sin compren derlas realmente. Por ejemplo, hoy da a las pe rsona s se lesdice a temprana edad que toda materia es en realidad energa.

    Pero a pesar de que saben lo que significa la palabra es, lamayora nunca se forma una idea de qu hace verdadero eseenunciado, porque carecen de los antecedentes tericos.

    Hoy da, la postura del fisicalismo es similar a la que habratenido la hiptesis de que la materia es energa si la hubiera expresado un filsofo presocrtico. No tenemos ni el esbozo de

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    una concepcin sobre cmo podra ser verdadera. Para comprend er la hiptesis de que un suceso m ental es un suceso fsiconecesitamos algo ms que entender la palabra es. Nos falta laidea de cmo un trmino fsico y uno mental pueden referirsea la misma cosa, y las analogas comunes con identificacionestericas en otros campos no han logrado propo rcionrno sla. Yno lo han logrado porque, si interpretamos la referencia de lostrminos mentales a sucesos fsicos con el modelo usual, entonces reaparecen sucesos subjetivos separados como los efectospo r medio de los cuales se aseg ur a la referencia mental a los su

    cesos fsicos, o bien obtenemos una explicacin falsa de cmorefieren los trminos mentales (por ejemplo, una explicacincon ductista causal).

    Aunq ue resulte extrao, pod em os tener pru eba s de la verdadde algo que realmente no podemos comprender. Supngaseque alguien que no conoce la m etamorfosis de los insectos encierra una oruga en una caja fuerte esterilizada y que semanasms tarde abre la caja y encuentra una mariposa. Si esa perso na

    sabe que la caja fuerte estuvo cerrada todo el tiempo, tiene razones pa ra creer que la m ariposa es, o fue algun a vez, la oruga, sintener la menor idea de en qu sentido pudo ocurrir eso. (Unaposible explicacin sera que la oruga hubiera tenido dentroun parsito peq ue o y alado que la hubiera devo rado y hubieracrecido hasta convertirse en la mariposa.)

    Es posible que estemos en una situacin similar en relacincon el fisicalismo. Donald Davidson ha argumentado que si los

    suceso s mentales tienen causas y efectos fsicos, deben tener descripciones fsicas. Sostiene que tenemos razon es pa ra creer estoaunque no tengamos, y de hecho nopodramostener, un a teorapsicofsica gen era l.12 Su a rgumento se aplica a los sucesos m entales intencionales, pero creo que tambin tenemos ciertas razones pa ra creer que las sensacion es son procesos fsicos, sin estaren condiciones de comprender tal afirmacin. La postura de

    Davidson es que ciertos sucesos fsicos tienen, irreductiblemente, p ropiedades mentales, y quiz algun a po stura que p ued a serdescrita de esta manera sea correcta. Pero nada que podamos

    12 V ase D avid son 1970; aunque no entiendo el argumento en contra delas leyes psicofsicas.

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    concebir aho ra correspo nd e a ella, ni tampo co tenemos idea algu na de cm o sera una teora que nos perm itiera con ceb irla.1:5

    Se ha trabajado muy poco en la cuestin bsica (en la cual sepuede evitar totalmente mencionar el cerebro) de si puede entenderse la idea de experien cias que tienen un carcter objetivo.En otras palabras, tiene sentido preguntar cmo son realmentemis experiencias a diferencia de cmo me parecen? No podemos comprender realmente la hiptesis de que su naturalezase capta en una desciipcin fsica a menos que co m prend am osla idea ms fundamental de que tienen una naturaleza objeti

    va (o cjue los procesos objetivos pueden tener una naturalezasubjetiva).14

    Me gustara terminar con una pro pu esta especulativa. Q uizsea posible enfocar desde otra direccin el abismo entre losubjetivo y lo objetivo. Dejando a un lado temporalmente larelacin entre la mente y el cerebro, podemos buscar una comprensin ms objetiva de lo mental por s mismo. Hoy daestamos muy mal preparados para pensar en el carcter sub

    je tivo de la experiencia sin apoyarnos en la im agin aci n (sinconsiderar el punto de vista del sujeto de la experiencia). Estodebiera considerarse como un reto para crear nuevos conceptos y concebir un nuevo mtodo: una fenomenologa objetivaque no dependa de la empatia o de la imaginacin. Aunqueprobablemente no lo abarcara todo, su objetivo sera describir,por lo menos en paite, el carcter subjetivo de las experiencias

    en una forma comprensible para los seres incapaces de teneresas experiencias.

    Tendramos que desarrollar tal fenomenologa para describir las experiencias sonares de los murcilagos; pero tambinsera posible comenzar con los seres humanos. Por ejemplo,podramos intentar desarrollar conceptos que pud ieran usarsepara explicarle a un ciego de nacimiento cmo es ver. Tarde

    u Se pueden hacer observaciones similares a mi artculo Physicalism(Nagel 1965).

    14 F.sta cuestin se encu entra tam bin en el coraz n del prob lem a de lasotras mentes, cuya relacin cercana con el problema mente-cuerpo a menudo

    se pasa por alto. Si entendiramos cmo la experiencia subjetiva puede tener

    una naturaleza objetiva, entenderamos la existencia de sujetos distintos deuno mismo.

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    o temprano llegaramos a un callejn sin salida, pero debe serposible idear un mtodo para expresar en trminos objetivos, y

    con mayor precisin, mucho ms de lo que podemos expresarhoy da. Las analogas intermodales vagas, como por ejemploel rojo es como el sonido de una trompeta, que surgen cuando se discute este tema, son de poca utilidad. Esto debera serevidente para cualquiera que haya escuchado una trompeta yhaya visto el color rojo. Pero las caractersticas estructu rales dela percepcin podran prestarse ms a una descripcin objetiva, aunque algo se deje afuera. Y ciertos conceptos alternativos

    distintos de los que aprendemos en primera persona podranpermitirnos alcanzar cierto tipo de comprensin incluso denuestra propia experiencia, que se nos niega por la misma facilidad de la descripcin y la falta de perspectiva propia de losconceptos subjetivos.

    Adems de su inters intrnseco, una fenomenologa que seaobjetiva en este sentido podra permitir que las preguntas acerca de la base fsica13 de la experiencia ado ptaran una forma

    ms inteligible. Los aspectos de la experiencia subjetiva quepudieran adoptar este tipo de descripcin objetiva podran sermejores candidatos a explicaciones objetivas ms conocidas.Pero, sea correcta o no esta suposicin, parece improbable queuna teora fsica de la mente pueda vislumbrarse hasta que nose haya trabajado ms en el problema general de lo subjetivoy lo objetivo. De otra forma, no podemos siquiera plantear elproblema mente-cuerpo sin que se nos escape.

    [ T ra d u c ci n de H ed o r I s l a s ]

    1:) No lie defin ido el lrm ino fsico . Ob viam ente no se aplica slo a lo

    que puede ser descrito por los conceptos de la fsica contempornea, pues

    to que an esperamos desarrollos futuros. Algunos piensan que nada impide

    que los fenmen os m entales sean reconocidos con el t iempo como fenm enos

    fsicos por derecho propio. Pero independientemente de qu ms pueda de-

    cirse de lo fsico, debe ser objetivo. De manera que, si algn da nuestra ideade lo fsico se expande hasta incluir a los fenmenos mentales, tendr que

    asignarles un carcter objetivo, al margen de si esto se realiza analizndolos

    en trminos de otros fenmenos considerados como fsicos. Me parece ms

    probable, sin embargo, que las relaciones entre lo mental v lo fsico se for

    mulen f inalmente en una teora divos trminos fundamentales no pueden

    clasificarse claramente en ninguna de esas categoras.

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