Néstor García Canclini entrevistado en Diagonal
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Autor de una primera tentativa depensar la obra de Cortázar a partirde la consideración de ésta como unaproducción de excedentes de la mo-dernidad, significativamente tituladaCortázar, una antropologia poética(1968), el antropólogo y sociólogoNéstor García Canclini ha estudiadolos procesos de transformación cul-tural en libros como Culturas híbri-das (1990), Consumidores y ciuda-danos (1995) o La globalizaciónimaginada (1999); y ha elaboradotoda una red de conceptos con tra-bajos como La producción simbólica(1979) o Las culturas populares en elcapitalismo (1982), ensayo por elque recibió el Premio Casas de lasAméricas en 1981. Sus libros han es-tablecido un campo de estudio mul-tidisciplinar que ha dibujado unmarco para la investigación de lassociedades actuales no exenta de po-lémica en ocasiones por la minimi-zación, en sus últimos libros, de losconflictos políticos.
DIAGONAL: Usted ha hecho unenorme esfuerzo por definir la natu-raleza histórica de las culturas popu-lares al margen de otras oprimidas,subalternas, primitivas. ¿Qué siguedesignando con ‘popular’?NÉSTOR GARCÍA CANCLINI: Lanoción ha cambiado mucho. El libroLas culturas populares en el capita-lismo tiene más de treinta años. Enuna época se definió por oposición alo culto, o al arte de élite, de la cultu-ra de los sectores hegemónicos, peroya hace más de medio siglo que lacultura masiva distribuida por losmedios de comunicación de difusiónamplia recolocó la cuestión de lo po-pular, sobre todo al incorporar a am-plios sectores populares al consumode radio, cine, televisión, vídeo. En la
actualidad, la noción de lo popular sesigue usando pero con menor aplica-ción en las ciencias sociales porquehan surgido otras nociones y se hadesdibujado el objeto de estudio delo popular. Se habla de subalternos,excluidos, oprimidos; y además hahabido mucha confusión ligada a laexpropiación de la noción de popu-lar por partidos, como ocurre enEspaña, por museos de cultura po-pular que han hecho una puesta enescena institucionalizada de lo popu-lar y por otros actores que no son po-pulares en el sentido clásico pero quese apropian de la noción. De maneraque tenemos que tener precaucionespara usar el término.
D.: ¿Eso significa que ya no hay cul-tura popular hoy?N.G.C.: Hay muchas culturas que po-demos llamar populares. En inglésdesde siempre consideran la culturapopular como la cultura consumidapor los sectores populares pero queproducen los medios masivos de co-municación. La otra cuestión que hacontribuido a esta reelaboración dela noción de cultura popular es lo quedesarrollé en Culturas híbridas encuanto a la fusión, la combinación derecursos de cultura popular, de élitesmasivas en productos culturales con-temporáneos. Para dar un ejemplo:mientras las artesanías de las que ha-blo en Las culturas populares en elcapitalismo han sido producidas y losiguen siendo por sectores popula-res, clases bajas, indígenas, hay mu-chísimos otros bienes culturales, porejemplo en la música, en los que losjóvenes producen música popularpero nutriéndose también de las mú-sicas de élite, como ha ocurrido a lolargo de la historia.
D.: Usted siempre ha rechazado elque pudiera existir una esencia de lopopular.N.G.C.: Claro. Mi apuesta ha sido
desustancializar lo popular, no hayuna esencia que se reproduzca, sinoes una posición social de sectoressubalternos que producen cultura yla consumen para posicionarse des-de ese lugar y expresar su condiciónsubalterna. Lo popular no correspon-de con precisión a un referente em-pírico, a sujetos o situaciones socia-les nítidamente identificables en larealidad.
D.: Las tradiciones se considerancultura popular, por ejemplo laSemana Santa. ¿Está usted de acuer-do?N.G.C.: Hay que ver cada caso enparticular. Si son procesos muy ma-sivos e incluyen a varias clases so-ciales, por ejemplo, la SemanaSanta en Sevilla, no incluye sólo alos sectores populares, también par-ticipan sectores de la burguesía yotros grupos hegemónicos que sien-ten identificación con esos rituales ytradiciones. Es difícil considerarlocomo cultura popular. Los propiossectores populares están interesa-dos en que su propia producción seextienda más allá de lo popular, yolo he visto desde que estudié las ar-tesanías y vi cómo tomaban icono-grafías de la televisión, de mediosmasivos hegemónicos para incorpo-rar a su representación de lo social,porque había una motivación econó-mica fuerte: querían vender tambiéna sectores urbanos, a otros mercadosincluso extranjeros, turistas, y enton-ces no iban a hacer circular sólo sumitología, su cosmovisión tradicio-nal. Esto tiene que ver con algo yamuy analizado en las ciencias socia-les: que las tradiciones se articulan yse reelaboran en diálogo con formascontemporáneas que no son popula-res; y esto no creo que signifique na-da malo, no creo que haya que arrin-conar las tradiciones en sus formasoriginarias si los propios actores quelas gestionan o las producen quieren
interactuar con otros. La preguntaque sigue es desde qué posición, des-de qué capacidad de manejar su his-toria, están interactuando.
D.: ¿Ha habido, como parece, un des-plazamiento de este concepto enConsumidores y ciudadanos?N.G.C.: Quise desarrollar una idea
un poco a contracorriente de los es-tudios que se habían hecho hastaese momento sobre ciudadanía yconsumo. Había amplios sectoresde la izquierda que pensaban quepara ser ciudadanos emancipadoshabía que desentenderse de las pre-siones y las seducciones del consu-mo. A mí me parecía que eso dejaba
26-27 SABERES
Néstor García Canclini, antropólogo
César de VicenteMadrid
“El consumosirve para pensar,no es irracional”Canclini ha escrito sobre las culturas, el consumo o la historia.
fuera muchos comportamientos delos sectores populares y de otros sec-tores sociales. Trabajando sobre elpapel del consumo en la economíapolítica, uno puede ver que el consu-mo no es algo malo, es algo necesa-rio para la reproducción de la vidasocial. Si hubiera solamente produc-ción y circulación y no hubiera con-
sumo, no iría a ningún lado la pro-ducción.El consumoesunaparte ne-cesaria: necesitamos apropiarnos delos bienes, de la vivienda, de la comi-da, de la ropa, todo lo queutilizamos.Muchas críticas al consumo en reali-dad han sido críticas al consumismo,que sería una exageración, una exa-cerbación del consumo. Pero si to-
mamos el consumo como parte de lareproducciónde la vida social, la pre-gunta eramás bien cómo se produceciudadanía también en el consumo.No sólo en la militancia política, enla formación intelectual, en el razo-namiento, en la toma de posición enlos conflictos sociales, también so-mos ciudadanos cuando elegimosaquello que vamos a consumir. El ac-to de consumir no es un acto irracio-nal, puede ser algo hecho por fasci-nación, por apresuramiento, por en-candilamiento con algo que nos ofre-cen, pero si vemos el comportamien-to de consumo de una familiadurante un mes, lo que vamos a veres que hay un discernimiento cuida-do de cómo se usan los recursos deesa familia, cuánto le corresponde acada miembro para gastar, en quéhay que emplearlo diariamente, cuá-les son los gastos suntuarios. Hay undisciplinamiento, una organizaciónracional del consumo. El consumosirve para pensar: no es un lugar delo irracional sino el lugar en el queejercemos formas de selección y or-ganización de nuestra vida, y por lotanto puede ser también un lugar deejercicio de la ciudadanía. Esto que-damuy claro si pensamos en los paí-ses en los que hay organizaciones deconsumidores.
D.: ¿Podría señalar el modo de fun-cionamiento de las culturas hoy?N.G.C.:Ésta es una problemática quese volvió más visible a partir de losaños 80, no es que no existiera antesla globalización, pero la existencia desatélites de internet fue transforman-do el conjunto de las relaciones entrelas sociedades. Nos volvimos más in-terdependientes, por un lado en elmundo financiero –porque las bolsasdel mundo empezaban a estar articu-ladas simultáneamente–, también enla producción económica porque sedesplazaron muchas fábricas de paí-ses metropolitanos a la periferia don-de podían pagar salariosmás bajos; yseprodujo engeneral una circulacióntransnacional de bienes materiales ysimbólicos muy fluida. También losprocesos demigraciónmasiva contri-buyeron a generar estas interaccio-nes intensas entre sociedades comoes muy fácil de percibir en Europacon los asentamientos de migrantesde África, Asia y América Latina.Todos estos procesos fueron configu-rando una escena de mayor interde-pendencia entre todas las sociedadesy las culturas. Demanera que esmuydifícil hacer estudios de culturas na-cionales como si estuvieran encapsu-ladas sóloenEspaña, sólo enFrancia,sólo en Argentina, cuando los bienesque consumimos diariamente proce-den demuchas latitudes, y a su vez loque produce nuestro país, los artis-tas, los músicos, los creadores cultu-
rales, es difundido, por lo menos unaparte, enmuchas otras sociedades.
D.: ¿Hacia qué mundo cultural nosdirigimos? ¿Desaparecerán las cultu-ras nacionales?N.G.C.: Hubo una época, en los años80 y 90, en la que se trabajó esta ideade que las culturas nacionales se irí-
an evaporando por la mundializa-ción, la globalización, igual que sepensó, con una mirada muy estereo-tipada, que todas las culturas se ibana ir americanizando, que se ibanapa-recer cada vezmás a la cultura hechaen inglés, que el cine de Hollywoodse va a comer todo. No es lo que haocurrido. Pongo a veces el ejemplode la comida.Cuandoaparecieron losprimeros McDonald’s en Francia oenMéxico se dijo “uy, va a desapare-cer la comida francesa, la comidame-xicana”. No, lo que ha ocurrido 25años después es que hayMcDonald’spero en cualquier ciudad latinoame-ricana grande o mediana hay másshushis y pizzerías que McDonald’s.El proceso más complejo que hemosobservado es quehayuna cosmopoli-tización de la gastronomía.
D.: Pero esta descripción no presen-ta ningún carácter conflictivo res-pecto, por ejemplo, a la imposiciónalimentaria.N.G.C.: Por supuesto importan loscapitales agresivos, como los deMcDonald’s y otras transnacionalesque penetran en el mundo editorial,como Hollywood en el cine, pero enla India se producen más películasque en Hollywood, que llegan mal anuestras pantallas porque las distri-buidoras están principalmente con-troladas por empresas asociadas aHollywood, pero eso no quiere de-cir que sea el único modo para ha-cer cine, ni que sea el único que sedistribuya.
D.: Quería volver a una polémicaclásica: ¿quién hace la historia?Usted ha encontrado una forma depresentarla integradamente, ¿cómollegó a esta forma?N.G.C.: Desde luego yo hablaría deuna historiamundial, no universal. Yno creo que pueda seguir sostenién-dose esta historia teleológica que te-nía un sujeto privilegiado. Más biencreo que debería pensarse la historiadesde las confluencias de multitudde agentes sociales en muy diferen-tes situaciones, poniendo especialatención en el carácter relacional desus acciones. Ese sujeto múltiple re-cibe la historia tanto como la hace.
D.: Me interesaría que explicara laidea de que “después del posmoder-nismo, la reapertura del debate so-bre la modernidad”.N.G.C.: En realidad, la posmoderni-dad tuvo su importancia en los 80en tanto que establece los límites dela modernidad, no como una etapao tendencia que reemplazaría almundo moderno, sino como unamanera de problematizar los víncu-los equívocos que éste armó con lastradiciones que quiso excluir o su-perar para constituirse.
Diagonal Del 11 al 24 de junio de 2015
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Las tradicionesse articulan y sereelaboran en diálogocon formascontemporáneas queno son populares
Debería pensarse lahistoria desde lasconfluencias demultitud de agentessociales en muydiferentes situaciones
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NÉSTOR GARCÍA CANCLINIestuvo en Madrid para
presentar ‘El mundo enterocomo un lugar extraño’.