Neuronas en Espejo e Intersubjetividad

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    1988-2939 Vol. 3 (3) Octubre 2009; pp. 525-556 Derechos reservados/Copyright de Clnica e investigacin Relacionaly los autores.

    Derechos reservados/Copyright de Clnica e investigacin Relacionaly los autores. Prohibida la reproduccin total o parcialsin autorizacin expresa. Este material es para uso cientfico y profesional exclusivamente y puede contener informacin clnicasensible. Los editores no se responsabilizan de los contenidos de los autores. Dirigir las consultas sobre derechos yautorizaciones a [email protected]

    LA SIMULACIN CORPORALIZADA: LAS NEURONASESPEJO, LAS BASES NEUROFISIOLGICAS DE LAINTERSUBJETIVIDAD Y ALGUNAS IMPLICACIONES

    PARA EL PSICOANLISIS1

    Vittorio Gallese , Paolo Migone y Morris N. EagleUniversidad de Parma, Parma, Italia

    Los mismos circuitos neuronales activados en el sujeto que realiza acciones, expresaemociones y experimenta sensaciones son automticamente activados tambin en el sujetoque observa estas acciones, emociones y sensaciones. Esta activacin compartida sugiereun mecanismo funcional de simulacin corporalizada (embodied simulation) que consisteen la simulacin automtica, inconsciente y pre-reflexiva en el observador de las acciones,emociones, y sensaciones cumplidas o sentidas por el observado. Este proceso constituyela base biolgica para la comprensin de la mente ajena. Se discuten las implicaciones parael psicoanlisis, particularmente respecto de la comunicacin inconsciente, la identificacinproyectiva, la contratransferencia, la sintonizacin afectiva, la empata, el autismo, y elproceso teraputico.Palabras clave: neuronas espejo, simulacin corporalizada, empata, intersubjetividad,autismo

    The neural circuits activated in the person carrying out actions, expressing emotions, andexperiencing sensations are also automatically activated in the observer of these actions,emotions, and sensations. These circuits configure a mirror neuron system. These findingsof shared activation suggest a functional mechanism of embodied simulation whichconsists of the automatic, unconscious, and non-inferential simulation in the observer ofactions, emotions, and sensations carried out and experienced by the observed. This sharedneural activation pattern and the accompanying embodied simulation constitutes afundamental biological basis for understanding anothers mind. The implications of thisperspective for psychoanalysis are discussed, particularly regarding unconsciouscommunication, projective identification, countertransference, attunement, empathy, autism,and therapeutic action.Key Words:mirror neurons, embodied simulation, empathy, intersubjectivity, autism.English Title:EMBODIED SIMULATION: MIRROR NEURONS, NEUROPHYSIOLOGICALBASES OF INTERSUBJECTIVITY, AND SOME IMPLICATIONS FOR PSYCHOANALYSIS.

    Cita bibliogrfica / Reference citation:Gallese, V., Migone, P. y Eagle, M.N. (2009). La Simulacin Corporalizada: las neuronasespejo, las bases neurofisiolgicas de la intersubjetividad y algunas implicaciones para elpsicoanlisis. Clnica e Investigacin Relacional, 3 (3): 525-556.[http://www.psicoterapiarelacional.es/CeIRREVISTAOnline/Volumen33Octubre2009/tabid/645/Default.aspx] [ISSN 1988-2939]

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    V. Gallese, P. Migone, M. Eagle, La simulacin corporalizada

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    En este trabajo querramos utilizar descubrimientos recientes en el campo de lasneurociencias para aclarar algunos problemas tericos del desarrollo infantil y de lasrelaciones interpersonales, y tambin discutir las implicaciones para el psicoanlisis. Freud,que era neurlogo, desde su Zeitgeistsiempre quiso descubrir los fundamentos biolgicosde su edificio terico (la libido, por ejemplo, no era para l una metfora, y su metapsicologaera simplemente biologa; vase, entre otros, a Rubinstein [1952-83] y Holt [1989]). Estefuerte inters era muy evidente ya en el Proyecto de una Psicologadel 1895, que tuvo queser interrumpido por los escasos conocimientos y tecnologas de investigacin de la poca.En aos recientes por lo contrario ha habido un retorno del dilogo entre psicoanlisis yneurociencias, algunos descubrimientos sobre las bases neurolgicas de las relacionesinterpersonales podran ayudarnos tambin a aclarar evidentemente no de manera

    definitiva, y nuestra contribucin es una de las tantas algunos problemas tericos todavaen discusin, como por ejemplo la cuestin de las intersubjetividad

    Hablaremos del descubrimiento de las neuronas espejo (mirror neurons), hecho a principiode los aos 1990 en el Instituto de Fisiologa de la Universidad de Parma dirigido porGiacomo Rizzolati. Como explicaremos mejor luego, las neuronas espejo, que fueronoriginariamente descubiertas en la corteza pre-motora de los macacos (Rizzolatti et al.,1996; Gallese et al., 1996), se activan tanto cuando son ejecutadas acciones dirigidas a unafinalidad tanto cuando se observan las mismas acciones cumplidas por otros (es obvio queen este caso hay la inhibicin del movimiento).

    Este descubrimiento podra permitir comprender mejor fenmenos como la empata, laidentificacin, el desarrollo infantil, entender las intenciones ajenas, el autismo, y

    posiblemente tambin la teora de la terapia. Algunos conceptos psicoanalticos (comoproyeccin, internalizacin etc) antao fueron acusados ser solamente metafricos, ometapsicolgicos, porque tampoco se conoca su substrato neuronal. El hecho de queexista una simulacin o una forma de reflejo, o sea, la reproduccin dentro de nosotrosmismos y hasta desde las primeras horas de vida de un estado que reproduce el estadodel caregiver5, puede ayudar a comprender mejor estos conceptos. El individuo tiene unacapacidad innata y preprogramada de internalizar, incorporar, asimilar, imitar, etc., el estadode la otra persona, y las neuronas espejo constituyen la base de esta capacidad.

    Mas para conseguir la plena expresin de esta predisposicin el sujeto necesita tener comocomplemento un adecuado comportamiento del caregiverque lo refleja, interactuando con lde manera coherente o previsible. La calidad de la relacin con el caregiver es muyimportante, dado que, como Fonagy y Target (1993-2000) han demostrado en el contexto de

    sus estudios de la funcin reflexiva, y elaborando algunas intuiciones de Bion (1962), lacapacidad por parte de la madre de pensar y reaccionar lo ms correctamente posible a losestados mentales del beb le permitir a ste construir su capacidad de comprender suspropios estados mentales como tambin los de los dems (vase tambin Fonagy et al.,2002). Como han demostrado Gergely y Watson (1996), el caregiver funciona como un biofeedback social en el sentido que el beb ajusta sus emociones controlando lasreacciones del caregiverque las refleja, por ejemplo asigna un significado a una emocin opercepcin somtica observando la respuesta afectiva de la madre (vase tambin Sander,2002). Se ha conjeturado que un reflejo inadecuado puede ser la causa de variasdeficiencias de mentalizacin con graves consecuencias en la vida adulta, como por ejemplouna sintomatologa borderline (sensacin de vaco, difusin de identidad, falta de empata,agresividad e impulsividad debidas a carencias de mentalizacin etc.).

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    Este artculo est estructurado de la siguiente manera. Al principio trazaremos un brevepanorama histrico sobre la comprensin psicoanaltica de las relaciones interpersonales.Luego introduciremos datos de la reciente investigacin sobre las neuronas espejo, tanto enel mono como en el ser humano. Propondremos que el mecanismo funcional que est a labase del doble patrn de activacin de las neuronas espejo es una simulacincorporalizada (embodied simulation), que produce una sintona intencional interpersonal(vase Gallese, 2001, 2003a, 2003b, 2005a, 2005b, 2006), y examinaremos tambin lasimplicaciones para la comprensin lingstica. Para terminar discutiremos la importancia deesta perspectiva para el psicoanlisis, examinando conceptos como la identificacinproyectiva, la empata y el reflejo concebido en el sentido psicoanaltico, las diferenciasindividuales en las capacidades empticas (por ejemplo el caso del autismo), y lasimplicaciones para el proceso teraputico.6

    El psicoanlisis y las relaciones interpersonales

    Sin duda uno de los descubrimientos ms importantes del movimiento psicoanaltico en lasltimas dcadas ha sido el renovado inters por las relaciones interpersonales y por laconceptualizacin de la relacin entre el Self y los objetos externos. Este desarrollo hatomado varias formas, tanto como crtica de la concepcin freudiana de la motivacin comoen forma de expansin y reformulacin de las concepciones psicoanalticas tradicionales.Trminos como psicoanlisis interpersonal o relacional, psicologa bi-personal o two-bodies psychology, intersubjetividad, etc, se han puesto de moda, y el psicoanlisistradicional ha sido acusado de positivista, objetivista o demasiado dependiente de unmodelo de ciencia del siglo XIX, con el resultado de que muchos autores han habladoabiertamente de la necesidad de un nuevo paradigma. No hay definiciones claras de lasdistintas terminologas para aludir a este nuevo paradigma, tambin porque se refieren areas de investigacin no bien delimitadas, relacionadas las unas con las otras y encontinuo cambio.

    Son muchas la innovaciones tericas que en durante el siglo XX han intentado corregir loque en psicoanlisis pareca ser una concepcin equivocada sobre la relacin entre elindividuo y el ambiente. De hecho la concepcin freudiana implicaba un contraste entre elYo (entonces sinnimo de Self) y la realidad, en el sentido de que el Yo era concebido comoenemigo de la realidad, que era un obstculo, de por s frustrante. Detrs se hallaba unaconcepcin de la motivacin basada en la teora de la libido, que implicaba una descarga deenerga para restaurar el equilibrio y disolver la tensin interna, donde el objeto era un meroinstrumento y no buscado como tal (con un juego de palabras de la terminologapsicoanaltica, podramos decir que la relaciones objetales eran relaciones narcisistas)(vase Migone, 1991a, 1994, 1995a p. 26). Se ha escrito mucho sobre la crisis de lametapsicologa (vase por ejemplo, Gill y Holzman, 1976), y la crtica a algunos conceptosapareci ya a partir de los aos 40 (Kubie, 1947) y luego desde los aos 60 (Holt, 1965,1989; Ellenberger, 1970; Gill, 1977; Sulloway, 1979; etc.). Se hicieron varias propuestascorrectoras, muchos analistas que buscaban nuevas soluciones mientras intentabantambin vencer cierta resistencia debida a lo que se perciba como la traicin a un aspectofundamental de la identidad psicoanaltica.

    Nos parece que Hartmann (1937) fue el primero en corregir la concepcin freudiana de larelacin entre individuo y ambiente: nos referimos no tanto a su concepto de rea autnomadel Yo libre de conflictos (que adems dej intacto el concepto freudiano de pulsin), sino alconcepto de adaptacin, que implica una teora de la relacin con el ambiente que asignaa ste un importante papel en s mismo. Sera interesante investigar por qu el concepto deadaptacin de Hartmann es olvidado muy a menudo por numerosos autores interpersonalescontemporneos en sus esfuerzos tericos (Migone, 2004a, p. 151) puede que laestructura terica general de la Psicologa del Yo dentro de la cual este concepto es

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    originado fuera un lastre tan pesado que muchos eligieron tirar al recin nacido con el aguasucia del bao.

    La segunda gran correccin o revisin de la teora freudiana clsica, como ha argumentadoEagle (1992, pp. 8-10), consisti en la teora de la relaciones objetales, o sea la escuelainglesa originada en los aos 30 con los trabajos de Suttie (1935), Fairbairn y otros. Elncleo de la teora de las relaciones objetales es la idea que no toda motivacin es sexual (oderivada de pulsiones primarias como la agresividad, el hambre etc.) sino que nuestrabsqueda de los objetos est determinada de forma primaria por motivos autnomos,separados (por ejemplo el contact comfort). En palabras del conocido dictumde Fairbairn(1952, p.137), la libido no busca el placer sino el objeto ( libido is not pleasure seeking butobject seeking), que significa que las relaciones interpersonales tienen un statusindependiente y autnomo, una importancia en s. Esta lnea de pensamiento desemboc enel Middle Groupde Londres, de Winnicott y otros, y sobre todo en la teora del apegodeBowlby que ha abierto una lnea completa de investigacin emprica y ha generado una

    enorme masa de conocimientos, por parte tanto de psicoanalistas como de acadmicos.Entre otras cosas, se ha demostrado la importancia de un apego seguro para el desarrollode las representaciones psquicas que, por ejemplo, permiten en el nio un adecuadocomportamiento de exploracin (dado que la madre es representada internamente, el nioentonces nunca est solo), con obvias implicaciones para el desarrollo y la terapia (para larelacin entre psicoanlisis y teora del apego vase Fonagy, 2001; Eagle, 2005).

    Se han producido muchos otros desarrollos que no pueden ser citados aqu por no constituirel ncleo de este artculo. Algunos tuvieron lugar en los Estados Unidos gracias a lainvestigaciones de Sullivan de forma simultnea (o antes, dado que sus primeros trabajosimportantes son de la primera mitad de los aos 20): la tradicin de la escuela interpersonalde Sullivan o culturalista de la Washington School of Psychiatrysigui la misma direccinde la escuela inglesa, subrayando la importancia del ambiente en la formacin del individuo

    (aunque de manera ms concreta y menos intra-psquica que la escuela inglesa).En los aos 70, asistimos al impetuoso avance de la Psicologa del Self de Kohut, que hasacudido el movimiento psicoanaltico, rechazando la teora clsica de las pulsiones yasignando un papel fundamental al objeto para el desarrollo (Kohut enfatiz conceptos comoempata, internalizacin transmutadora, etc.) Luego se cruzaron varios desarrollos entrelos cuales citaremos: el intento, por parte de Kernberg, de sintetizar aunque desde unpunto de vista clsico la aproximacin kleiniana y la Psicologa del Yo en una teora de lasrelaciones objetales; el psicoanlisis relacional guiado por Mitchell y otros que, por asdecir, ha abierto las fronteras a la Escuela Inglesa para que pudiera enriquecer elmovimiento post-sullivaniano en el intento de integrar el papel de las relaciones objetalesentendidas como representaciones intra-psquicas (como en Fairbairn y en los otros autoresingleses) y como relaciones reales (como en Sullivan y en otros interpersonalistas

    americanos); el infant research que dio un impulso extraordinario en la revisin de la teoradel desarrollo, de la motivacin, y de las representaciones pre-simblicas del Self y delobjeto; otra trend(tendencia) fue la aproximacin intersubjetiva de Storolow y otros, con lacrtica del conocimiento objetivo y el nfasis en la experiencia compartida (estas ideas sonun eco de posiciones filosficas anteriores, pensemos al concepto de Heidegger de ser-con [mit-sein], donde el sujeto no puede existir, ni puede ser pensado, sin estar en relacincon el otro).

    Deberamos citar tambin los estudios sobre la contratransferencia, que tuvieron lugarmucho antes (ya en los aos 20 [vase Deutsch, 1926], as como en Jung, y en la literaturaoficial en los aos 50 con el muy citado artculo de la Heimann [1950] que ha abierto elcamino al uso relacional de la contratransferencia [vase tambin el concepto deresonancia de papel de Sandler, 1976]); estrictamente relacionado est la importancia que

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    se ha dado al concepto de identificacin proyectiva (Ogden, 1982; Sandler, 1988; Migone,1995b, 1995c) que desde ambientes kleinianos ha conquistado rpidamente el inters todoel movimiento psicoanaltico, por su utilidad para comprender los aspectos relacionales y larecproca influencia de la pareja analtica (as como la dada madre-beb u otras relacionesntimas o de dependencia).

    Podramos seguir este panorama, con el cual hemos querido dar simplemente una idea dealgunas vicisitudes en la construccin de la teora psicoanaltica durante el ltimo siglo y delos esfuerzos hechos por muchos pioneros al intentar construir, cambiar, y mejorar nuestracomprensin del funcionamiento mental partiendo de las intuiciones de Freud sobre la vidapsquica.

    El nfasis en la relevancia de las relaciones interpersonales y de su influjo en el desarrollodel individuo podra ser explicado como una reaccin al hecho de que en el pasado, en lateora tradicional de las pulsiones, haban sido descuidadas pero, como cada reaccin, u

    oscilacin del pndulo de las ideas psicoanalticas, corre el riesgo de despreciarinjustamente las fuerzas internas: ste es un peligro temido por muchos autores que correctamente, segn nosotros intentan permanecer fieles al esfuerzo terico de Freud deconstruir una psicologa general donde el hombre quede vinculado tanto a la naturalezacomo a la cultura. Las aproximaciones relacionales puras presentan graves dificultadesfilosficas con respecto al problema de la ontologa (pensemos en ciertas aproximacionessistmicas, o tambin en Bateson, que ha profundizado algunas cuestiones epistemolgicasde la interaccin entre individuo y ambiente). La circularidad entre el Self y el objeto encierta manera recuerda el crculo hermenutico (Heidegger, 1927; Gadamer, 1960; vasetambin Holt, Kchele y Vattimo, 1994), en el sentido de que un miembro de la dada influye,da sentido o crea al otro, en una especie de juego de espejos; pero ante una mirada msatenta este proceso no parece hermenutico en este sentido: el caregivero terapeuta puedeser ms o menos correctoal interpretar el estado objetivo(somtico o emotivo) del beb o

    del paciente. Al contrario, segn una concepcin hermenutica radical, virtualmente no hayun estado objetivo en ninguno de los dos lados, con el riesgo de eso se convierta en uncrculo vicioso.

    Ms all de estas consideraciones, podemos decir que el descubrimiento de las neuronasespejo no es el descubrimiento de un nuevo fenmeno clnico, sino slo de posiblesmecanismos neuronales que puede aclarar fenmenos clnicos ya conocidos. Naturalmenteen la historia del psicoanlisis hubo varias intuiciones que han anticipado la comprensinfacilitada ahora por ese descubrimiento.

    Los primeros que adelantaron este proceso de reflejo fueron Bion, Winnicott, y tambinStern, y sus contribuciones son tan conocidas que ahora slo sern esbozadas.Brevemente, Bion (1962), con el concepto de funcin alfa, ha formulado una teora segn la

    cual la rveriematerna permite el contenido de los elementos del pensamiento que puedenser transformados y ms tarde utilizados por el beb para construir su aparato psquico.Winnicott (1967) habl claramente de la importancia de la madre suficientemente buenaque refleja al beb, el cual puede as ser visto, reconocido, y entonces encontrarse en losojos de la madre. En el concepto de Stern (1967) de attunement (sintonizacin) la madreresponde al beb no simplemente imitndolo, sino trascendindolo, aludiendo a aspectos delos sentimientos subyacentes compartidos, introduciendo variaciones sobre el tema yaadiendo nuevos estmulos transmodales.

    Despus de una mirada ms atenta, en las historia del movimiento psicoanaltico hay otrosque anticipado estos asuntos y que deberan ser citados, sobre todo si pensamos elconcepto de reflejo en un sentido lato y tambin intrapsquico. No olvidemos que el esfuerzode Freud era construir una teora completa de la mente, especialmente en su

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    funcionamiento intrapsquico. Por ejemplo, pocos aos despus de su formulacin delmodelo estructural, en el que la mente se diferencia en partes que se observan las unas alas otras, dijo que en el Yo gradualmente se desarrolla una estructura capaz de oponerseal resto del Yo, una estructura que tiene como finalidad la autoobservacin (Freud, 1919).Esta estructura que se autoobserva, que luego se convertir en el Super-Yo, es ella mismael resultado de una anterior internalizacin, la del caregiverque gradualmente desempeauna papel de gua autnomo dentro de la mente.

    Ms tarde Sterba (1934) teorizar una teraputica escisin del Yo en el anlisis como unaforma de autoreflexin, especfica del ser humano. Y no deberamos olvidar la fase delespejo de Lacan (1936), durante la cual el beb de 8-10 meses adquiere la imagen total delSelf. En tiempos ms recientes, tambin Kohut, con sus conceptos de transferenciaespecular e internalizacin transmutadora ha subrayado la importancia del objeto-Self enla construccin del Self, gracias a la empata del analista. Todas estas conceptualizaciones,muy distintas las unas de las otras y procedentes de distintas orientaciones tericas,

    subrayan la importancia del objeto (externo o internamente representado) para reflejar elSelf, como una modalidad fundamental en la reestructuracin del mundo interno.

    El sistema de las neuronas espejo: evidencias empricas

    Las neuronas espejo en el mono.

    Hace diez aos, un grupo de neurocientficos de la Universidad de Parma dirigidos porGiacomo Rizzolatti descubri y describi una poblacin de neuronas en el rea premotora F5del cerebro de mono que se activaban no slo cuando el mono realizaba ciertas acciones conla mano (por ejemplo agarrar un objeto), sino tambin cuando observaba las mismas accionesrealizadas por otro individuo (mono u hombre). Estas neuronas fueron llamadas neuronas

    espejo (Rizzolatti et al., 1996; Gallese et al., 1996; vase tambin Gallese, 2000, 2001;Gallese et al., 2002; Rizzolatti, Fogassi y Gallese, 2000, 2001). La accin que, una vezobservada, activaba las neuronas espejo del observador tena que suponer la interaccin entrela mano de alguien que actuaba y un objeto. La simple presentacin visual de un objeto noevocaba respuesta alguna. Neuronas con propiedades parecidas han sido descubierto luegotambin en una regin del lbulo parietal posterior, interconectada a su vez con el reapremotora F5 (Gallese et al., 2002; Fogassi et al., 2005).

    El descubrimiento de las neuronas espejo ha modificado nuestra manera de concebir losmecanismos subyacentes a la comprensin de las acciones observadas. Veamos por qu. Laobservacin de una accin induce la activacin del mismo circuito nervioso destinado acontrolar su ejecucin, o sea, la automtica simulacin de la misma accin en el cerebro delobservador. Se ha sugerido que este mecanismo de simulacin puede estar en la base de unaforma implcita de comprender las acciones ajenas (Gallese et al., 1996; Rizzolatti et al., 1996;vedi anche Gallese, 2000, 2001, 2003a, 2003b, 2005a, 2005b, 2006; Gallese, Keysers yRizzolatti, 2004; Rizzolatti, Fogassi, y Gallese, 2001, 2004; Rizzolatti y Craighero, 2004).Cuando las neuronas espejo se activan, lo mismo durante la ejecucin como durante laobservacin de las acciones ajenas, especifican directamente la finalidad de la accin, dehecho se ha demostrado que las neuronas del rea premotora F5, que codifican las accionesde agarrar con una mano (neuronas espejo incluidas), se activan al conseguir cierta finalidad(como agarrar un objeto) independientemente de los movimientos requeridos para conseguirlo,incluso cuando, usando un utensilio, los movimientos se oponen a los normalmente usados(Escola et al., 2004; Umilt et al., 2006).

    La relacin entre la simulacin de la accin y su compresin surge de forma an ms ntida apartir de los resultados de ulteriores experimentos efectuados por el grupo de Parma. En una

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    primera serie de experimentos Umilt et al. (2001) han estudiado las neuronas espejo del reaF5 de mono en dos condiciones experimentales: en la primera el mono poda ver la accincompleta (por ejemplo una mano que agarra un objeto), en la segunda el mono observaba lamisma accin que era oscurecida en su parte terminal, en la que la mano del experimentadorinteractuaba con el objeto. En esta segunda condicin oscurecida el mono estaba al tanto delhecho de que el objeto blanco de la accin estaba escondido detrs de una pantalla, pero nopoda ver materialmente la mano que agarraba el objeto. A pesar de eso, ms de la mitad delas neuronas registradas ha continuado respondiendo tambin en la condicin de oscuridad. Atravs de la simulacin de la accin en el cerebro del observador, la parte no vista de la accinpuede ser reconstruida y entonces su finalidad puede ser comprendida de manera implcita.

    Un segundo estudio (Kohler et al., 2002) ha demostrado que una clase particular de neuronasespejo del rea promotora F5, las neuronas espejo audio-visuales, se activan no slo por laejecucin o por la observacin de una determinada accin, sino tambin por la simple escuchadel sonido producido por tal accin. Eso demuestra que las neuronas espejo suponen un nivel

    abstracto de representacin de las acciones dirigidas.En otro estudio, que ha explorado la regin ms lateral del rea pre-motora F5 (Ferrari et al.,2003), han sido descritas neuronas espejo relacionadas con la ejecucin y observacin deacciones de la boca. La mayor parte de estas neuronas descargan cuando el mono realiza yobserva acciones de tipo ingerir/consumir, tales como agarrar con la boca, morder, masticar, olamer. Sin embargo, un porcentaje menor de neuronas espejo se activa durante la observacinde acciones faciales comunicativas realizadas por el mismo experimentador en frente del mono(neuronas espejo comunicativas): Ferrari et al., 2003 han demostrado que los monos queobservan estas acciones eran perfectamente capaces de decodificarlas, porque evocan laejecucin de gestos expresivos congruentes. Pareca plausible suponer que las neuronasespejo comunicativas pueden extender su papel de la simulacin tambin al dominio de lacomunicacin social.

    El marco general que emerge de estas evidencias empricas es el siguiente: la integracinmultimodal sensorio-motora conseguida por el sistema de neuronas espejo contenido en elcircuito parietal-premotor crea simulaciones de acciones que son utilizadas no slo para laejecucin de las mismas acciones, sino tambin para su comprensin implcita cuando sonrealizadas por otros.

    Las neuronas espejo en el hombre

    Muchos estudios neurofisiolgicos realizados con mtodos experimentales distintos handemostrado que tambin el cerebro humano tiene un sistema de neuronas espejo localizado enregiones parietal-premotoras, homlogas a las descritas en el mono, que codifica las accionesobservadas sobre los mismos circuitos nerviosos que controlan su ejecucin (vase Rizzolatti,Fogassi y Gallese, 2001; Gallese, 2003a; Rizzolatti y Craighero, 2004; Gallese, Keysers yRizzolatti, 2004). En particular un estudio de resonancia magntica funcional (fMRI) realizadosobre sujetos adultos sanos ha mostrado que las neuronas espejo no son activadas slo por laobservacin de acciones realizadas con la mano, sino tambin por la observacin de accionesrealizadas con otros rganos, como la boca o el pie (Buccino et al., 2001). Las reas parietal-premotoras activadas por la observacin de acciones cumplidas por otros con distintos rganosson las mismas que se activan cuando el observador realiza esas mismas acciones. Dicho deotra forma, tambin en el hombre, la misma organizacin psicosomtica de los circuitosparietal-premotores sirve para dos funciones: chequear la ejecucin de las acciones y permitirsu comprensin. Adems mucho estudios han demostrado que las neuronas espejo estnrelacionadas tanto con la imitacin de simples movimientos de los dedos (Iacoboni et al., 1999)

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    como en el aprendizaje imitativo de nuevas secuencias complejas de actos motores (Buccinoet al., 2004b).

    Un estudio reciente de fMRI, en el que sujetos humanos adultos sanos observan proyeccionesdonde eran realizadas acciones buco-faciales respectivamente por hombres, monos y perros(un hombre mueve los labios para hablar, un mono hace un movimiento rtmico de los labioscon carcter afiliativo [lipsmacking], un perro ladra) corrobora ulteriormente la hiptesis delpapel del sistema de neuronas espejo en la comunicacin social (Buccino et al., 2004a). Laobservacin de acciones comunicativas induca la activacin de regiones corticales distintas alvariar la especie que las cumpla: la observacin del hablar activaba la parte premotora de laregin del Broca; la observacin del lipsmackingdel mono activaba una parte ms restringidade la misma regin bilateralmente; por ltimo la observacin del perro que ladra activaba sloreas visuales.

    La observacin de acciones comunicativas que pertenecen al comportamiento humano, o que

    no se alejan mucho como en el caso del mono, inducan la activacin de regiones del sistemamotor del observador que median en la ejecucin de las mismas acciones y entonces sonclasificadas sobre la base de las caractersticas perceptivas visuales, sin inducir ningnfenmeno de resonancia motora en el cerebro del observador.

    La implicacin del sistema motor durante la observacin de acciones comunicativas de la caray de la boca es descubierto igualmente en un estudio de estimulacin magntica trans-craneal(TSM), de Watkins et. al. (2003), que demuestra que la observacin de una pelcula muda delos movimientos de los labios al hablar aumenta en el observador la excitabilidad de los mismosmsculos que normalmente empleara para realizar esos mismos movimientos labiales. Lacomprensin de estas acciones comunicativas parece que est acompaada por la simulacinmotora de las mismas acciones.

    Las neuronas espejo y la comprensin de las intenciones ajenas

    Cuando un individuo inicia un movimiento para conseguir una finalidad, como coger unbolgrafo con la mano, tiene claro lo que est a punto de hacer, por ejemplo escribir una notasobre un papel. En esta sencilla secuencia de actos motores la finalidad de la entera accinest presente en la mente del que acta y es reflejado, en cierto modo, desde el principio encada una de las acciones de la secuencia. La especificacin de la intencin de una accinprecede entonces al comienzo de los movimientos, y esto significa que cuando estamos apunto de realizar una determinada accin, podemos predecir sus consecuencias. Pero unadeterminada accin puede ser originada por intenciones muy distintas. Supongamos quealguien vea a otro agarrar una taza: por la accin de agarrar sern probablemente activadas

    las neuronas espejo en el cerebro del observador, pero la relacin directa entre la accinobservada y su representacin motora en el cerebro puede decirnos slo cul es la accin(agarrar) y no cul es la intencin que ha impulsado al que acta para que agarre la taza.Eso ha provocado objeciones acerca de la relevancia de las neuronas espejo en lainteligencia social y, en particular, en la determinacin de las intenciones ajenas (vaseJacob y Jeannerod, 2004; Csibra, 2004).

    Pero Cul es la intencin de una accin? Determinar por qu una accin (por ejemploagarrar una taza) ha sido iniciada, o sea determinar la intencin, puede ser equivalente adescubrir la finalidad de la accin siguiente an no cumplida (por ejemplo beber de la taza).En un estudio de fMRI recientemente publicado (Iacoboni et al., 2005), estos problemas hansido estudiados experimentalmente. Los sujetos observaron tres gneros de secuenciasfilmadas que ilustraban: acciones manuales de agarrar una taza sin un contexto, slo un

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    contexto (dos escenas que contenan objetos colocados sobre una mesa que sugeran elcontexto de un desayuno para empezar y de uno ya acabado); y acciones de agarrarmanualmente la misma taza dentro de los dos distintos contextos, que sugeran quintencin poda ser asociada a la accin de agarrar la taza (respectivamente para beber ypara quitar la mesa). La observacin de las acciones dentro del propio contexto respecto alas otras dos condiciones ha determinado un significativo aumento de la actividad de la parteposterior del giro frontal inferior y del sector adyacente de la corteza promotora ventraldonde son representadas las acciones manuales. De eso resulta que las reas premotorasdotadas de propiedades caractersticas de las neuronas espejo reas que se activan tantodurante la ejecucin como durante la observacin de una accin (que antes se pensabaestaban involucradas slo en el reconocimiento de acciones) estn implicadas tambin enla compresin del porqu de la accin, o sea de la intencin que la ha causado.

    Otro resultado interesante de este estudio es que el ser entrenado o no para determinarexplcitamente la intencin de las acciones observadas de los otros no permite hacer

    distinciones en trminos de activacin de las neuronas espejo. Eso quiere decir que por lomenos para acciones simples como las que son objeto de este estudio la atribucin deintenciones se verifica automticamente y es puesta en marcha por la activacin obligatoriade un mecanismo de simulacin corporalizada.

    El mecanismo neurofisiolgico que subyace a la relacin entre la prediccin de la finalidadde una accin y la atribucin de intenciones ha sido descubierto recientemente por Fogassiet al. (2005). Este estudio muestra que el lbulo parietal inferior del mono contiene neuronasespejo que se activan en asociacin con sus actos motores (por ejemplo agarrar un objetocon la mano) slo cuando stas forman parte de una accin especfica cuyo fin esconseguir un objetivo distal diferente (llevar el objeto a la boca o introducirlo en uncontendor). Una neurona dada se activa cuando el mono agarra un objeto slo si la accinde agarrar tiene como finalidad llevar el objeto a la boca y no se activa si su objetivo es

    meterlo en una taza o viceversa. Estas neuronas programan un mismo acto motor demanera distinta segn la finalidad distal de la accin dentro de la cual el acto motor estincluido. Los actos motores individuales estn relacionados unos con otros porque ocupanestadios diversos dentro de la accin global de la cual forman parte, constituyendo ascadenas intencionales predeterminadas dentro las cuales cada acto motor es facilitado porlos anteriores.

    Muchas de esas neuronas espejo parietales muestran el mismo tipo de respuesta tambindurante las observacin de actos motores ajenos. De hecho se activan distintamente segnque el acto observado de agarrar el objeto sea realizado para llevar el objeto a la boca o auna taza. Hay que subrayar que las neuronas se activan antes que el mono vea alexperimentador empezar el segundo acto motor (llevar el objeto a la boca o a la taza). Estanueva propiedad de las neuronas espejo parietales sugiere que, adems de reconocer la

    finalidad del acto motor observado, estas neuronas son capaces de discriminar actosmotores idnticos segn la accin global en la que estn colocados. Por eso estas neuronasno slo codifican el acto motor observado, sino tambin parecen permitir predecir elsiguiente acto motor del agente, y entonces su intencin global. Este mecanismo puede serinterpretado como el equipamiento neuronal de los primeros signos de estas complejashabilidades de mentalizacin que caracterizan a nuestra especie.

    El mecanismo de compresin de la intencin que acabamos de describir parece serbastante simple: segn qu cadena motora sea activada, el observador activar el esquemamotor de lo que el agente har con ms probabilidad. Cmo pudo formarse estemecanismo? Actualmente podemos proponer slo hiptesis, por ejemplo suponer que ladelimitacin estadstica de qu actos motores siguen ms frecuentemente a otros actosmotores, en la manera en la que son realizados u observados habitualmente en ciento

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    contexto, puede crear recorridos preferenciales que unen esquemas motores distintos. Anivel neuronal eso puede ser realizado por la concatenacin de grupos distintos de neuronasespejo que no slo programan el actor motor observado, sino tambin los que normalmenteseguiran en cierto contexto.

    Atribuir intenciones simples consistira en predecir la finalidad de un nuevo acto motorincipiente. Segn esta perspectiva, la comprensin de acciones y la atribucin deintenciones seran fenmenos relacionados, realizados por el mismo mecanismo funcional,la simulacin corporalizada. En contraste con lo que afirma la ciencia cognitiva clsica, lacomprensin de una accin y la atribucin de intenciones al menos de intencionessimples no parecen pertenecer a dominios cognitivos distintos, sino que los dosconciernen a mecanismos de simulacin corporalizada apoyados por la activacin decadenas de neuronas espejo lgicamente relacionadas.

    La simulacin corporalizada y la compresin lingstica

    Toda tentativa de comprender la base neuronal de la intersubjetividad humana no puedeprescindir del lenguaje. El lenguaje humano ha sido durante mucho tiempo de su historialenguaje hablado. Eso parece sugerir que el lenguaje hubiera evolucionado primariamentepara dar a los individuos una herramienta cognitiva potente y flexible con que compartir,comunicar e intercambiar conocimientos (vase Tomasello et al., 2005). Qu relacinexiste entre el sistema motor, la simulacin corporalizada y la comprensin lingstica?Tradicionalmente se ha sostenido que el significado de una expresin lingstica,independientemente de su contenido, es comprendido gracias a la activacin derepresentaciones mentales a-modales y simblicas (Pylyshyn, 1984; Fodor, 1998). Segnuna hiptesis alternativa la comprensin lingstica se apoya en mecanismos incorporados(embodied), o sea relacionados con el cuerpo (Lakoff y Johnson, 1980, 1999; Lakoff, 1987;Glemberg, 1997; Barsalou, 1999; Pulvermueller, 1999, 2002, 2005; Glenberg y Robertson,2000; Gallese, 2003c; Feldman y Naranayan, 2004; Gallese y Lakoff, 2005).

    Segn la aproximacin corporalizada, las mismas estructuras nerviosas que se ocupan dela organizacin de la ejecucin motora de la acciones juegan tambin un papel en lacomprensin semntica de las expresiones lingsticas que la describen. Numerososestudios empricos lo demuestran. Glenberg y Kaschak (2002) han demostrado que existeuna congruencia entra la direccin de una respuesta motora (por ejemplo apretar un botnque est delante o detrs de la posicin inicial de la mano) que evidencia la comprensin dela lectura de una frase que describe una accin (por ejemplo Juan ha dado un libro aMario) y la direccin del movimiento descrito por la misma frase. El resultado mssorprendente es que la misma congruencia con la respuesta motora del lector existetambin cuando la frase describe una direccin de movimiento de contenido abstracto (porejemplo Juan ha dado la idea a Mario). Estos resultados, reproducidos tambin por otrosautores (Borghi et al., 2004; Matlock, 2004), extienden el papel de la simulacin motora a lacomprensin de contenidos abstractos.

    Una prediccin del hipottico papel de la simulacin motora en la comprensin lingstica esque la escucha de frases que describen acciones motoras tenga que determinar unamodulacin del sistema de neuronas espejo, cuyo efecto debera influenciar la excitabilidadde la corteza motora primaria y entonces la ejecucin de movimientos por ella mismacontrolados. Para averiguar esta hiptesis han sido hechos dos experimentos (Buccino etal., 2005) que han demostrado cmo el hecho de procesar frases que describen accionesrealizadas con rganos distintos, como la mano o el pie, activa de modo especfico regionesdistintas de la corteza motora que controlan las acciones de los mismos rganos. Estos

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    resultados han sido confirmados por numerosos estudios de brain imaging.

    Hauk, Johnsrude y Pulvermuller (2004) y Tettamanti et al. (2005) en dos estudios de fMRIhan demostrado que la lectura silenciosa o la escucha de palabras, o frases que describenacciones de la boca, de la mano o del pie, activa distintos sectores de la corteza motora ypremotora que controlan esas mismas acciones. Todos estos datos sugieren que el sistemade las neuronas espejo est involucrado no slo en la comprensin del significado de lasacciones observadas, sino que tambin se activa durante la comprensin de expresioneslingsticas que describen las mismas acciones. La relevancia funcional concreta de lasimulacin corporalizada en la comprensin lingstica todava no ha sido aclarada. Sepuede sugerir la hiptesis de que esta implicacin del sistema motor es simplemente laconsecuencia de una imaginacin motora inducida por el proceso de comprensin, quetendra lugar en otro sitio y por encima del sistema motor. Para confirmar o falsificar estahiptesis es importante estudiar la dinmica espacio-temporal del proceso lingsticocerebral. Numerosos experimentos que han utilizados tcnicas con una muy alta resolucin

    temporal como los potenciales evocados, la electroencefalografa multicanal o lamagnetoencefalografa han demostrado que la implicacin del sistema motor durante lacomprensin lingstica es muy precoz, del orden de 130-200 milisegundos (Pulvermueller,Hrle y Hummel, 2000; Pulvermueller, Shtyrov y Ilmoniemi 2003).

    Para terminar, aunque estos resultados no sean concluyentes sobre la exacta relevancia dela simulacin corporalizada para la comprensin semntica del lenguaje, demuestran que lasimulacin motora es automtica, especfica, y tiene un desarrollo temporal compatible conesa funcin. Sern necesarios ulteriores y ms extensos estudios para confirmar la que demomento parece ya algo ms que una hiptesis plausible.

    La simulacin corporalizada y el reflejo de sentimientos y emociones.

    La actividad coordinada de los sistemas neuronal sensorio-motor y afectivo da lugar a lasimplificacin y a la automatizacin del comportamiento que permite a los organismossobrevivir, y las emociones constituyen una de las primeras modalidades de conocimientodisponibles. La integridad del sistema sensorio-motor parece de importancia crtica para elreconocimiento de las emociones mostradas por los otros (vase Adolphs, 2003; Adolphs etal., 2000) porque, en lnea con lo propuesto por Damasio (1994, 1999), el sistema sensorio-motor permite la reconstruccin de lo que se sentira a travs de la simulacin del estadocorporal relativo. La implicacin de este proceso para la empata es obvio.

    En un estudio de fMRI recientemente publicado (Wicker et al., 2003) se demostr que tantosentir disgusto subjetivamente como ser testigos de la misma emocin expresada por lammica facial de otro activan el mismo sector del lbulo frontal: la nsula anterior. Cuandoobservamos la expresin facial de otro, y esta percepcin nos conduce a identificar en l unestado afectivo concreto, su emocin es reconstruida, percibida y por eso comprendidadirectamente a travs de una simulacin corporalizada que produce un estado corporalcompartido por el observador. Este estado corporal comprende la activacin de mecanismosviscero-motores neurovegetativos, como el caso del estudio de fMRI relativo a la experienciadel disgusto, o de los msculos faciales implicados en la expresin de la emocin observada(Dimberg, 1982; Dimberg y Thunberg, 1998; Dimberg, Thunberg y Emehed, 2000; Lundqvisty Dimberg, 1995). Entonces es la activacin de un mecanismo neuronal compartido por elobservador y por el observado lo que permite la comprensin experiencial directa de unaemocin dada de base.

    Examinemos ahora las sensaciones somticas como objeto de nuestras percepciones

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    sociales. Como enfatiza la fenomenologa, el tacto tiene un status privilegiado en hacerposible la atribucin social a otros del statusde persona. Quedamos en contacto es unafrase comn en el lenguaje de cada da que metafricamente describe el deseo de manteneruna relacin, permanecer de cierta manera atados. Esos ejemplos muestran cmo ladimensin del tacto est conectada ntimamente con la dimensin intersubjetiva.

    Segn la teora de la multiplicidad compartida (shared manifold hypothesis: Gallese, 2001,2003a, 2003b, 2005a, 2005b), la evidencia emprica sugiere que la observacin de lassensaciones tctiles ajenas activa los mismos circuitos nerviosos excitados durante laexperiencia en primera persona de ser tocados (Keysers et al., 2004; Blakemore et al.,2005). Esta doble modalidad de activacin de las mismas regiones somatosensoriales delcerebro sugiere que nuestra capacidad para experimentar o comprender directamente laexperiencia tctil de otros es mediada por una simulacin corporalizada, o sea por laactivacin de los mismos circuitos nerviosos que median nuestras acciones tctiles. Unestudio muy reciente de Blakemore et al. (2005) muestra adems que el distinto grado d

    activacin de las mismas reas somatosensoriales durante la experiencia tctil sujetiva y suobservacin en otros podra ser lo que permite al sujeto distinguir quines tocado. De hechoen este estudio el examen de la activacin cerebral de un sujeto sinestsico (o sea queexperimenta fsicamente sobre su cuerpo las sensaciones ajenas) ha evidenciado que ladiferencia entre empatizar con la sensacin ajena y sentir de verdad sobre propio cuerpo lamisma sensacin depende slo de una intensidad diferente en la activaciones de lasmismas reas cerebrales.

    Un mecanismo similar de simulacin corporalizada est en la base tambin de nuestracapacidad para comprender el contenido experiencial de las sensaciones dolorosas de losdems. Experimentos de grabacin de simples neuronas hechos sobre pacientes neuro-quirrgicos (Hutchison et al., 1999), y experimentos de fMRI (Singer et al., 2004; Morrison etal., 2004; Jackson, Meltzoff y Decety, 2005; Botvinick et al., 2005) y TMS (Avenanti et al.,

    2005) hechos sobre pacientes sanos, muestran que las mismas estructuras cerebrales sonactivadas tanto durante la experiencia sujetiva del dolor como durante la observacin laobservacin directa o mediada de otro que est sufriendo la misma condicin dolorosa.

    Simulacin corporalizada, consonancia intencional y empata

    Hay que distinguir dos teoras distintas de la simulacin: la simulacin estndar y lasimulacin corporalizada. En la simulacin estndar el sujeto se pone voluntariamente enla condicin del otro, intenta ver las cosas desde su perspectiva, recrea en s mismo,tambin con la imaginacin, los mismos estados mentales (Gordon, 1986, 1995, 1996, 2005;Gordon y Cruz, 2004; Harris, 1989; Goldman, 1989, 1992a, 1992b, 1993a, 1993b, 2000,2005). En la simulacin corporalizada, al contrario, no hay ninguna inferencia o

    introspeccin, sino simplemente una reproduccin automtica, pre-reflexiva y no conciente,de los estados mentales del otro (Gallese, 2003a, 2003b, 2005a, 2005b, 2006). Lasintenciones del otro son comprendidas directamente porque estn compartidas a nivelneuronal, mediante lo que Goldman y Sripada (2004) han llamado resonancia no-mediada,anterior a la simulacin estndar.

    La simulacin corporalizada permite entender inmediatamente el sentido de las acciones yde las emociones ajenas7. Las dos versiones de simulacin comparten un aspectofundamental: la comprensin de los estados mentales ajenos depende de la simulacin decontendidos parecidos por parte de quien interpreta8.

    Interesantes investigaciones sobre los bebs muestran la precocidad del proceso desimulacin. El importante estudio de Meltzoff y Moore (1977), y las investigaciones que

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    siguieron (vase Meltzoff y Moore, 1994, 1997, 1998; Meltzoff, 2002), han demostrado quelos bebs ya a pocas horas del nacimiento son capaces de reproducir los movimientos de laboca y de la cara de los adultos que los miran. El cuerpo del beb, al que l no tiene accesovisual, simula directamente el del adulto, pero como un arco reflejo, dado que lasinformaciones visuales son transformadas en informaciones motoras, con un mecanismoque ha sido llamado mapa intermodal activo (active intermodal mapping [AIM]: Meltzoff yMoore, 1997), que define un espacio real supramodal (supramodal actual space:Meltzoff, 2002) no ligado a una modalidad de interaccin simple, visual, auditiva, o motora.Es obvio que los nios tan pequeos no poseen capacidad para simular a travs de lasinferencias, por lo que tiene que existir una simulacin corporalizada automtica desde elnacimiento. Este proceso intersubjetivo, que obviamente continua y se expande a la largo detoda la vida, podra estar en la base del reflejo materno del que habla Winnicott (1967), ytambin del concepto de sintonizacin afectiva que propone Stern (1985). Una ulteriordemostracin de la relacin entre simulacin corporalizada y desarrollo de la mentalizacinconsiste en el reciente descubrimiento de que los bebs de apenas 12 meses son capaces

    de anticipar la finalidad de acciones realizadas por otros si ellos mismos con capaces derealizar esas acciones (Sommerville y Woodward, 2005; Falck-Ytter, Gredeback y vonHofsten, 2006), lo que demuestra que ciertas habilidades cognitivas dependen del desarrollode las habilidades motoras. Se han encontrado pruebas que muestran cmo los bebs de15 meses reconocen las falsas creencias (Onishi y Baillargeon 2005), por lo tanto tienen queexistir mecanismos de bajo nivel que se desarrollen plenamente antes que la competencialingstica.

    A modo de resumen, mientras asistimos al comportamiento intencional de los otrosesperamos un estado fenomnico especfico de consonancia intencional, que genere unacualidad particular de familiaridad con los otros, producida por el choque de las intencionesajenas con las del observador. Eso constituye un importante componente de la empata.Claramente, la identidad Self-otros no agota todo lo que hay en la empata. La empata, a

    diferencia del contagio emocional, tiene la permite experimentar lo que los otros sienten yser al mismo tiempo capaces de atribuir estas mismas experiencias a los otros y no a smismo. La cualidad y el contenido de nuestra experiencia viva del mundo de los otrosimplica la conciencia de su existencia y de su alteridad. Esta alteridad es evidente tambin anivel sub-personal, sostenida por distintos circuitos nerviosos que entran en juego y/o por sudistinto grado de activacin cuando somos nosotros los que actuamos o experimentamosemociones o sensaciones o cuando son los dems los que lo hacen.

    La simulacin corporalizada constituye un mecanismo crucial de la intersubjetividad. Losdiferentes sistemas de neuronas espejo representan los correlatos sub-personales. Graciasa la simulacin corporalizada no asistimos slo a una accin, emocin o sensacin, sino queparalelamente en el observador se generan representaciones internas de los estadoscorporales asociados a estas acciones, emociones y sensaciones, como si estuviera

    realizando una accin similar o sintiendo una emocin o sensacin parecidas.

    Cada relacin intencional puede ser vista como una relacin entre un sujeto y un objeto. Lossistemas de neuronas espejo establecen una correspondencia entre distintas relacionesintencionales de manera neutra respecto de la especfica cualidad o identidad del parmetrodel agente/sujeto. A travs de un estado funcional compartido por dos cuerpos distintos queobedecen a las mismas reglas funcionales, el otro objetal se convierte en cierta medida enun otro s mismo

    La simulacin corporalizada no es el nico mecanismo funcional como substrato de lainteligencia social, sino que funciona en paralelo con la simulacin estndar que hemoscitado antes. El significado de los estmulos sociales puede ser decodificado tambin atravs de la elaboracin cognitiva explcita de sus caractersticas perceptivas contextuales,

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    usando conocimientos ya adquiridos. Nuestra capacidad para atribuir falsas creencias a losdems y nuestras sofisticadas habilidades meta-cognitivas conllevan la activacin de vastasregiones de nuestro cerebro, ms grandes de un hipottico Mdulo de la Teora de La Mentey que incluyen el sistema sensorio-motor.

    Es probable que, durante nuestras relaciones interpersonales cotidianas, el uso de lasactitudes proposicionales tpicas de la Psicologa de Sentido Comn, como deseos ocreencias, se haya sobrevalorado, y que sea menos frecuente de lo que cree la cienciacognitiva clsica. Como subraya Bruner (1990), cuando las cosas son como deberan ser,los informes de la Psicologa del Sentido Comn son intiles (p. 40). Una tarea para lainvestigacin futura ser determinar cmo la simulacin corporalizada, que se basa en laexperiencia y es probablemente el mecanismo ms antiguo desde un punto de vistaevolutivo, pueda ser el fundamento de formas ms sofisticadas y lingsticamente mediadasde nuestra capacidad de interpretar el comportamiento ajeno en trminos de estadosmentales. Una posibilidad es que los mecanismos de simulacin corporalizada tengan una

    relevancia crucial a lo largo del proceso de aprendizaje requerido para que seamoscompletamente competentes en el uso de actitudes proposicionales. La narracin dehistorias juega un papel importante en este proceso de adquisicin. Aadimos que lasimulacin corporalizada est ciertamente en accin durante los procesos de elaboracindel lenguaje.

    Implicaciones para el psicoanlisis

    Deberamos sorprendernos si estos descubrimientos sobre nuestra capacidad de leer lamente ajena no tuviesen alguna implicacin para el psicoanlisis, dado que las tentativas decomprender la mente de los otros siempre han ocupado un lugar central en la teorapsicoanaltica. Por eso, querramos discutir la posibilidad de que la teora de la simulacincorporalizada constituya el sustrato neurolgico de conceptos psicoanalticos, como porejemplo la comunicacin inconsciente, la identificacin proyectiva y la empata, y que tengaimplicaciones tambin para el proceso teraputico.

    Comunicacin inconsciente, neuronas espejo y simulacin corporalizada

    Freud (1912), cuando dijo que el analista debe dirigir su propio inconsciente como rganoque recibe hacia el inconsciente del paciente que transmite (p. 536), reconoci el papel dela comunicacin inconsciente entre analista y paciente. Pero no intent explicar cmo podatener lugar esta comunicacin, aunque se acerc al concepto de telepata (Freud, 1921a,1921b, 1925, 1932), que segn nosotros no constituye una explicacin adecuada. Cmo seexplica entonces la comunicacin inconsciente? Una posible explicacin podra estar en laactivacin neuronal de la simulacin corporalizada: paciente y analista podraninconscientemente captar, de manera continua y recproca, pequeos estmulos del otroactivando patrones neuronales compartidos.

    La identificacin proyectiva

    El concepto de identificacin proyectiva ha sido utilizado en el psicoanlisis contemporneo,aunque a veces de manera imprecisa y con acepciones distintas. Querramos examinar lasimplicaciones del descubrimiento de las neuronas espejo para la identificacin proyectiva,pero antes explicitamos la manera en la que entendemos el concepto, que es la de Ogden(1979), quien prev tres fases. En la primera fase (Proyeccin) una persona (desde ahoraasumimos que sea el paciente, pero podra ser el analista o cualquier otro) proyecta unaspecto no deseado del Self sobre otra persona (que asumimos ser el analista), que esvivida como depositaria de ese aspecto. Si por ejemplo se proyecta un sentimiento de

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    hostilidad, esa persona ser percibida como hostil. Hasta ahora, se habla del conceptoclsico de proyeccin, un proceso que puede ocurrir slo en la fantasa y sin una interaccinreal entre los dos (de hecho, esta era la definicin de la Klein de 1946, que la concebacomo un fenmeno intra-psquico).

    La segunda fase (Presin interpersonal) implica una relacin real entre los dos, con lainduccin en el analista de una reaccin congruente con la proyeccin del analizado. Porejemplo, en el caso de la proyeccin de la agresividad el paciente puede inducir al analista asentirse o comportarse de manera crtica u hostil. En la literatura psicoanaltica esta fase esdescrita sin prestar mucha atencin a la manera en la que tiene lugar la presin o induccin,como si sta ocurriera de manera mgica; en realidad han emergido estmulos concretos, amenudo difciles de detectar, que inducen al otro a que se comporte de un mododeterminado. Por ejemplo, uno puede inducir agresividad en el otro siendo agresivo, osolicitando de manera masoquista comentarios crticos. Esta segunda fase no es slo intra-psquica sino tambin interpersonal, y, si la presin lo consigue, la proyeccin es justificada

    por la realidad, de manera que quien proyecta puede sentirse realista y no loco al atribuirciertos sentimientos al otro. Esta segunda fase es llamada a veces tambin identificacinintroyectiva del analista (o contra-identificacin proyectiva, un trmino creado por Grinbergen 1957, aunque no sea una identificacin en sentido estricto).

    Por ltimo, la tercera fase (Re-internalizacin) tiene que ver con el modo en que el analistaresponde a la proyeccin y a la presin interpersonal del paciente. La respuesta moduladapor el analista sera teraputica porque metaboliza o digiere la proyeccin del paciente,permitindole re-internalizarla en trminos ms asequibles. Pero sin estos trminosmetafricos o de jerga, la misma cosa puede ser entendida y descrita en trminos deprocesos normales de modeling sobre las formas en las que el analista gestiona esosaspectos que haban sido proyectados y que el paciente no consegua gestionar (para unadiscusin del concepto de identificacin proyectiva vase Bolko y Merini, 1991a; Migone,

    1995a pp. 324-329, 1995b, 1995c pp. 624-629).Veamos ahora de qu manera el descubrimiento de las neuronas espejo y la hiptesis de lasimulacin corporalizada pueden ayudarnos a entender el concepto de identificacinproyectiva. Como hemos visto, ha sido demostrado que sentir una fuerte emocin y observarla misma emocin sentida por otros activa la misma estructura neuronal. Hay pruebas deque cuando se observan fotografas de expresiones emotivas en la cara de los dems, seevidencian respuestas electromagnticas rpidas y espontneas en los correspondientesmsculos faciales de quien observa. Adems, como demostr Ekman (1993, 1998; vasetambin Ekman y Davidson, 1994), la simulacin facial del otro es acompaada en elobservador por la misma emocin simulada, aunque de manera menor.

    El mismo tipo de fenmenos pueden ocurrir durante la identificacin proyectiva: la expresin

    y en tono emotivo del paciente estimulan la misma emocin en el analista. Pero segn lateora de la simulacin corporalizada no es necesario que exista una proyeccin y tampocouna presin interpersonal, o sea, que haya por parte del paciente alguna intencininconsciente. Aunque la presin interpersonal pueda intensificar este proceso, los datosindican que la identificacin proyectiva, como tambin la contratransferencia concordante(Racker, 1960), son fenmenos automticos y siempre presentes para los dos. En unarelacin humana habra una induccin automtica de lo que el otro siente.

    No hay ninguna razn para creer que la simulacin automtica de las emociones delpaciente sea de por s teraputica. S puede ser teraputico el hecho de que se constituyacomo la base del reflejo emptico. No slo, pero lo teraputico no es tanto el hecho de queel paciente sea reflejado fielmente, que el analista le restituyera una rplica exacta de sumundo interior, como que el analista le restituya algo similar a lo que l siente, algo en

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    realidad modificado, diferente. De esta manera la simulacin por parte del paciente de laexpresin modificadade su experiencia puede servir como funcin reguladora, como si elpaciente observara en el terapeuta una versin mejor o ms fcilmente gestionable de loque l prueba. Esto puede ser lo que transmitido la idea de que el terapeuta, en la tercerafase descrita por Ogden, metaboliza las emociones del paciente. De nuevo, se advierteque eso ocurre sin ninguna proyeccin o presin interpersonal, dado que cada interaccinimplica este tipo de induccin. No queremos decir que los pacientes no ejercenproyecciones o presiones interpersonales, sino slo que este fenmeno de simulacinpuede ocurrir sin ellas. No slo eso, sino que no es suficiente que ocurra este tipo desimulacin para poder decir que hay una proyeccin, para demostrar la cual se necesitanpruebas independientes.

    La identificacin proyectiva muy a menudo es invocada para explicar emociones inslitas omolestas no fcilmente explicables, como si el analista fuera posedo por fuerzas ajenas(vase por ejemplo Bilu, 1987), y en estos casos se ofrece la hiptesis de que son

    proyecciones del paciente. Pero si estas proyecciones no se reflejan de alguna manera en elcomportamiento del paciente, las neuronas espejo no pueden servir como explicacinplausible, porque no hay un comportamiento que simular ni una estructura neuronalcompartida, salvo que se recurra al concepto de telepata: fue Helen Deutsch (1926),hablando de las contribuciones de Freud (1921a, 1921b, 1925, 1932), la primera a explicarciertos fenmenos contratransferenciales en trminos de procesos ocultos (vase Bolko yMerini, 1991a, 1991b), y en Italia Emilio Servadio (1935, 1955) sigui esta lnea deinvestigacin. En estos casos parecera ms plausible explicar estas experiencias comocontratransferencia en sentido estricto, o sea, como procedentes del pasado del analista,aunque activados por el paciente, y posible fuente de trastorno o no como una fuente fiablede informacin sobre la mente del paciente.

    Neuronas espejo, reflejo emptico y sintonizacin

    Querramos hacer algunas consideraciones sobre la diferencia entre dos conceptosestrechamente relacionados, el sistema de las neuronas espejo y el reflejo entendido ensentido psicoanaltico (por ejemplo, el reflejo emptico). Hay una diferencia importante. Elsistema de las neuronas espejo no es voluntario o consciente, sino que es automtico, yest presente tambin en los monos. El reflejo emptico tiene otra caracterstica interesante:es congruentecon el estado mental del otro sin ser una simulacin o una duplicacin, ypuede implicar respuestas complementarias o modulares (un buen ejemplo es el reflejoentre madre y nio). Entonces el trmino reflejo puede despistar, porque slo de ciertamaneraes congruente y est en sintona con el otro, dado que en la empata no se reflejaliteralmente el otro, lo que llevara un problema (a una coaccin a repetir, podramos decir),sin una modificacin o un crecimiento del otro. Si una madre, frente al llanto del nio, lo

    reflejara y empezara ella misma a llorar, su contagio no servira de mucho al nio, es msbien la observacin del comportamiento del otro lo que permite la activacin de las neuronasque facilitan la activacin de la empata (o del reflejo en sentido psicoanaltico), con suscomponentes modulatorios as como complementarios9.

    Sin embargo tampoco el sistema de las neuronas espejo es un verdadero espejo, porqueson mecanismos inhibitorios activos que impiden realizar la accin observada. Ademshablamos de dos personas distintas y de dos cerebros distintos, por lo que la simulacin esfiltrada por las experiencias pasadas, por las capacidades y por una serie de variables de lapersonalidad. Lo importante es que la simulacin sea suficientemente precisa de maneraque genere respuestas congruentes o en sintona con los estados mentales del otro. Porejemplo, la simulacin del nio por parte de la madre tiene que sintonizarse pero al mismotiempo ser diferente del comportamiento del nio, de manera que ste pueda desarrollar la

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    percepcin de su Self (vase el importante concepto ce markingen Fonagy et al. [2002];vase tambin el concepto de Vygotskij [1934] de rea de desarrollo proxima). Un reflejofiel no servira. Tambin Beebe, Lachmann y Jaffe (1997) han encontrado que slo unasintonizacin moderada entre madre e hijo durante los primeros aos de vida, o sea nidemasiado alta ni demasiado baja, est relacionada con un apego seguro a la edad de unao. Podramos pensar que una diferencia mnima permite procesos de aprendizaje y deajuste de estados neurofisiolgicos, como una especie de pequeos pasos, mientas quelas diferencias superiores a cierto umbral no mueven, no arrastran hacia el cambio, o nopermiten el aprendizaje. Podra ser un nivel cuantitativo que se convierte despus encualitativo.

    Seguramente las neuronas espejo son las que permiten esta sintonizacin, pero no haygrandes variaciones individuales en la capacidad emptica. Si todos poseen un sistema deneuronas espejo, por qu las diferencias son tan grandes? Queramos hablar de un casode dficit de empata particular y extremo, el autismo, para discutir las carencias empticas

    en sujetos no autistas.El sistema de las neuronas espejo y el autismo

    Un caso extremo de incompetencia intersujetiva se observa en los trastornos del espectroautista. El autismo es un trastorno severo y crnico del desarrollo, caracterizado por undficit en los comportamientos comunicativos y sociales y por un limitado inters por elambiente, hacia el cual se emprenden un nmero restringido y muy a menudo estereotipadode iniciativas (Dawson et al.. 2002). Ser autista se traduce, con grados variables degravedad, en la incapacidad de entrar en comunicacin con los dems, de establecer uncontacto visual-atencional con los otros, de imitar su comportamiento y de comprender suspensamientos, emociones y sensaciones. Estudios recientes muestran que cuando lossujetos autistas observan las acciones ajenas no muestran una activacin del sistema de las

    neuronas espejo. Eso sugiere que los dficit de empata de los sujetos autistas puedendepender de un dficit de base en los mecanismos de la simulacin corporalizada,determinado por un mal funcionamiento del sistema de las neuronas espejo (Gallese, 2006).Tres estudios muy recientes hechos con pacientes autistas de funcionamiento elevado(Nishitani et al., 2005; Oberman et al., 2005; Theoret et al., 2005) muestran, durante laobservacin de acciones efectuadas por los dems, una disfuncin de los mecanismos desimulacin motora que se sustentan en la activacin de las neuronas espejo.

    En lo que se refiere a la esfera afectivo-emocional, muchos estudios han mostrado que losnios autistas tienen dificultad en la expresin facial de las emociones y en la comprensinde la expresin facial de las emociones ajenas (Snow et al., 1988; Yirmiya et al., 1989;Hobson, Ouston y Lee, 1988, 1989). Otra manifestacin de los dficit afectivos en el autismoha sido evidenciada por Hobson y Lee (1999), quienes han demostrado que los nios

    autistas son significativamente menos capaces de reproducir las caractersticas afectivas delas acciones que se les muestra. Todos estos trastornos de la esfera afectivo-emocionalpueden ser entendidos como dficit de la resonancia afectiva, una componente delconocimiento intencional, representando un ulterior aspecto de una multiplicidadcompartida deficitaria.

    Recientemente, Dapretto et al. (2006) han demostrado que algunos sujetos autistas deelevado funcionamiento, an siendo capaces de reconocer e imitar la expresin de algunasemociones de base, lo hacen usando circuitos cerebrales diferentes de los que sonnormalmente activados en sujetos sanos. En particular, los sujetos autistas muestran unaausencia total de activacin del sistema premotor de las neuronas espejo y una hipo-activacin de la nsula y de la amgdala, con una hiper-activacin de las cortezas visuales.Estos resultados son muy importantes porque muestran que, an cuando los autistas

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    consiguen reconocer e imitar las emociones, lo hacen usando una estrategia completamentedistinta de la que usan los sujetos sanos. Lo que falta en los autistas es la simulacinoperada por esos circuitos nerviosos responsables de los contenidos fenomnicos tancruciales en la atribucin de un sentido a las emociones ajenas. En otras palabras, sin lasimulacin corporalizada permitida por las neuronas espejo les falta la capacidad de dar uncontenido experiencial al mundo afectivo de los dems, que permanece nicamenteaccesible (cuando es posible) mediante una reconstruccin terico-cognitiva.

    Nuestra hiptesis sobre el autismo como dficit de consonancia intencional va en unadireccin del todo opuesta a muchas de las ideas an prevalentes en este campo. Una delas teoras ms acreditadas an con varias y sucesivas articulaciones, no siemprecoherentes sostiene que el autismo deriva de un dficit en los mdulos de la teora de lamente especficamente seleccionados durante la evolucin (Baron-Cohen, Leslie y Frith,1985; Baron-Cohen, 1988, 1995). Esta tesis del autismo como dficit de la teora de lamente, o sea como incapacidad de crear meta-representaciones de la mente ajena, es

    difcilmente conciliable con lo que han sostenido algunos autistas de alto funcionamiento oafectados por la sndrome de Asperger, como Temple Grandin (1995), que para hacerseuna idea de qu significa el mundo de los dems tenan que construir teoras sobre estemundo. Estos testigos parecen indicar, como se sostiene en otro lugar (Gallese, 2001,2006), que la teorizacin sobre el mundo intencional del otro, lejos de ser el dficit de base,constituye el nico ancla de salvacin, la nica estrategia disponible cuando faltanherramientas cognitivas ms elementales y directas para compartir automticamente lascertidumbres implcitas que dan un sentido al mundo del los otros.

    Dficit de comprensin en los individuos no autistas

    Si es evidente que los individuos autistas tienen grandes dficit en la comprensin emptica,

    es poco probable que las ms o menos marcadas diferencias que se encuentran en losindividuos sanos sean causadas por un mal funcionamiento tan central como el de lasneuronas espejo, y que el dficit sea a niveles ms altos de funcionamiento, los nivelesque constituyen el centro de la investigacin psicoanaltica. Algunos individuos, por ejemplo,an teniendo un sistema intacto de neuronas espejo, podran, a causa de determinadasdefensas, tener acceso preconsciente limitado a los estmulos generados por las neuronasespejo y a reflexionar sobre ellos. Tambin podran existir dficit mnimos en el sistema delas neuronas espejo, que no se ha desarrollado adecuadamente a causa de traumas en eldesarrollo precoz (por ejemplo graves carencias de empata de los padres). Podra ser unacuestin cuantitativa. Algunos estudios intentan investigar la posibilidad de reparar estascarencias mediante tcnicas psicoteraputicas especficas, en las que la empata delterapeuta y la focalizacin sobre la capacidad reflexiva del paciente juegan un papel central(vase por ejemplo el Mentalization-Based Treatment[MBT] de Bateman y Fonagys [2004]

    para adultos lmite, que parecen dar resultados prometedores [vase Migone, 2004b, p.368]).Otra posibilidad puede ser la tendencia a asimilar las nuevas experiencias a esquemasanteriores, a causa de factores culturales, edad, sexo, etc., o segn el clsico concepto detransferencia. Si Fairbairn (1952) tiene razn, la capacidad de responder a los otros no comosustitutos de figuras anteriores sino por lo que ellos son no es un hecho evidente, sino unaconquista que representa un criterio de salud mental. La mayor parte de las personasconsigue tener una comprensin suficiente de los otros miembros su propia especie, pero acausa de conflictos no resueltos o esquemas rgidos se pueden crear manchas ciegas ydistorsiones en la comprensin de los dems, y es improbable que eso sea debido a undficit en las neuronas espejo. Nos podemos preguntar si, cuando percibimos una sonrisacomo amistosa o como condescendiente, se activan diferentes procesos a nivel de las

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    neuronas espejo. Es posible que factores de alto nivel, como esquemas, defensas,conflictos o actitudes mentales, puedan influir en la activacin de las neuronas espejo

    desde arriba hacia abajo (top-down). En este sentido es interesante observar que en losexperimentos sobre la percepcin del dolor que hemos descrito antes los pacientes neuro-quirrgicos (Hutchison et al., 1999), con fMRI (Singer et al., 2004; Morrison et al., 2004;Jackson, Meltzoff y Decety, 2005; Botvinick et al., 2005) y TMS (Avenanti et al., 2005), y quedemuestran que las mismas estructuras cerebrales son activadas tanto durante laexperiencia subjetiva del dolor como durante la observacin del dolor ajeno haydiferencias en las reas cerebrales activadas a nivel de las neuronas espejo segn se vierala parte del cuerpo de otros sometida a la estimulacin dolorosa o si estaba fuera de la vistay tuviera que ser imaginada. Singer y Frith (2005), sobre la base de estos hallazgos, hansostenido que ciertas actitudes mentales pueden influir en la respuesta del sistema de lasneuronas espejo.

    Empata y estados mentales inconscientes

    Un punto importante sobre las implicaciones de las neuronas espejo para el psicoanlisis esque mientas las neuronas espejo estn relacionadas con comportamientos observables, elpsicoanlisis se ocupa tambin de estados mentales inconscientes, y este aspecto ataedirectamente el papel de la empata en psicoanlisis. En otras palabras, qu significa serempticos con los estados mentales inconscientes del otro? Significa asumir la perspectivadel otro respecto de sus estados mentales inconscientes? Schlesinger (1981) por ejemplopiensa que las interpretaciones sobre el inconsciente del paciente, por definicin, no sernnunca empticas en la medida en que no estn en sintona, es ms son enemigas, de suexperiencia consciente. Se puede salvar el papel de la empata hacia estados mentales

    inconscientes definindola como el ponerseen el lugar del otro que tiene ciertos deseos peroal mismo tiempo los excluye de la conciencia? (vase Eagle y Wolitzky, 1997). Esto es slouno de los problemas que surgen cuando se eleva la empata a la principal herramienta decomprensin del paciente.

    Es interesante observar cmo el uso casi exclusivo de la empata va paralelo con unadisminucin en la importancia de los estados mentales inconscientes, y ms en generalcon lo que puede ser un cambio fenomenolgico en el psicoanlisis contemporneo(Migone, 2003, 2004a). De hecho la empata, que pertenece a la tradicin fenomenolgica,est en el centro del inters del psicoanlisis slo en los ltimos decenios, sobre tododespus de la Psicologa del Self.

    En todo el libro de Kohut de 1984, por ejemplo no hay ninguna referencia sobre la relevancia

    del inconsciente para la Psicologa del Self, lo que sorprende en una disciplina que haconsiderado tradicionalmente lo inconsciente como su principal rea de inters.10 Eso nosorprende si se considera que el nfasis que Kohut atribuye no slo a la empata sinotambin a conceptos cercano a la experiencia11.

    Los contenidos mentales inconscientes, en particular si ajenos o pertenecientes a lapersona, estn lejos de la experiencia, pueden ser slo inferidos por el observador (y aveces hasta por el mismo sujeto). La inferencias explcitas estn ligadas de forma msestricta a explicaciones tericas que a compresiones empticas12. Todo eso sugiere que lamayor parte de los analistas que no usan slo la introspeccin vicariante usan, muy amenudo sin solucin de continuidad, tanto la comprensin emptica como las inferenciasbasadas sobre la teora.

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    Neuronas espejo, simulacin corporalizada y accin teraputica

    Hasta ahora hemos discutido las implicaciones de las neuronas espejo en lo que atae a lamanera con la que se conoce la mente del paciente. Ahora queremos reflexionar sobre lasimplicaciones que ataen a la accin teraputica. Como es sabido, para Kohut (1984) laempata no es slo una herramienta de conocimiento sino tambin una importanteherramienta teraputica, en el sentido de que la exposicin repetida a experiencias decomprensin emptica por parte del analista sirve para reparar los defectos del Self delpaciente. Por qu debera ser as y de qu manera ocurre eso?

    Kohut no lo explica, limitndose a vagas referencias a un progresivo crecimiento oestructuracin psquica. Como hiptesis, querramos sugerir un mecanismo por el cual larespuesta cuidadosamente sintonizada al paciente es por automticamente simulada l yrefuerza su sensacin de estar en conexin con el otro, dndole tambin la posibilidad deaclarar y articular mejor sus propios sentimientos, lo que contribuye a reforzar su sentido del

    Self (ste podra ser el factor curativo del Mentalization-Based Treatment di Bateman yFonagy, antes citado). Ntese que lo que estamos describiendo es un continuo ir y venir desimulaciones corporalizadas: la respuesta sintonizada del terapeuta al paciente, que en smisma est basada en la simulacin de las emociones de este ltimo, estimula en elpaciente la simulacin de la respuesta del terapeuta. Este proceso ayuda al paciente a ver,en la respuesta del terapeuta, los propios estados mentales as como la experiencia demodulacin y de contencin de estos estados. Ms en general, como sugieren Fonagy et al.(2002), el paciente se experimenta a s mismo representado con seguridad en la mente delterapeuta, lo que no slo le ayuda a descubrirse a s mismo sino a descubrirse a s mismoen la mente del otro, cosa ms importante an.

    Hay aqu una analoga obvia entre el reflejo entre madre y beb y entre terapeuta ypaciente. La madre funciona como biofeedbacksocial (Gergely y Watson, 1996) para el

    nio, pero el terapeuta puede tambin hacer interpretaciones explcitas sobre los estadosmentales del paciente.

    Intentemos describir ahora bajo esta luz la interaccin sucesiva entre el nio y la madre:

    (1) el nio tiene una determinada sensacin o un estado mental;

    (2) la madre reacciona al nio;

    (3) el nio observa y reacciona a la reaccin de la madre hacia l;

    (4) la observacin por parte del nio de la reaccin de la madre activa en l lasimulacin automtica del comportamiento de la madre;

    (5) si la reaccin de la madre al nio (punto 2) est en sintona con el estado mental del

    nio (punto 1), entonces la simulacin estimulada automticamente en l (punto 4)durante su observacin de la reaccin de la madre hacia l ser congruentecon suestado mental inicial (punto 1). Esto no slo mejora el sentido de conexin del nio conla madre, sino que influye positivamente tambin el desarrollo del sentido del Self delnio, contribuyendo a la continuidad y a la coherencia de sus estados mentales;

    (6) si la reaccin de la madre con el nio (punto 2) no est en sintona con laexperiencia inicial vivida por el nio (punto 1), entonces el proceso de simulacinestimulado automticamente en el nio (punto 4) cuando observa la reaccin de lamadre hacia l ser incongruente con su estado inicial (punto 1). Eso significa quehabr una disyuncin entre el estado inicial del nio (punto 1) y su internalizacin (o seala simulacin estimulada en el nio) de la reaccin de la madre. Se puede especular queesta disyuncin amenace la integridad del Self contribuyendo al desarrollo de lo queWinnicott llama el falso Self y Fonagy et al. (2002) llaman Self ajeno (cuyo significado

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