Nietzsche, ecología y democracia

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Reenfoque de la crítica nietzscheana a la democracia desde la reformulación ecológica de lo político. Jorge Manuel José Benítez Martínez Universidad Nacional de Asunción [email protected] Resumen La tesis de este trabajo es que la consideración de lo político desde la perspectiva ecológica, podría matizar la crítica nietzscheana a la democracia, hasta el punto de hacernos percibir una íntima cercanía entre el filosofar histórico de Nietzsche y la democracia entendida como una forma política constituida en el juego del devenir, propio del tejido viviente. Desde su reformulación ecológica, la política democrática no sólo no estaría en contradicción con las ideas políticas del “aristocrático” pensador del devenir sino, al contrario, justamente ella podría ser el medio para lograr la elevación nietzscheana de la vida, y viceversa, la lucha por la realización de ordenes políticos democráticos y de una política que valore la riqueza y la fragilidad de la vida en la Tierra, parece requerir, más que nunca, profundizar su crítica a la democracia y atender a su llamado a recuperar el carácter creador de la política. ¡Permaneced fieles a la Tierra!” Antaño los crímenes contra Dios eran los máximos 1

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Reenfoque de la crítica nietzscheana a la democracia desde la reformulación ecológica de lo político.

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Reenfoque de la crtica nietzscheana a la democracia desde la reformulacin ecolgica de lo poltico.

Jorge Manuel Jos Bentez Martnez

Universidad Nacional de Asuncin

[email protected]

La tesis de este trabajo es que la consideracin de lo poltico desde la perspectiva ecolgica, podra matizar la crtica nietzscheana a la democracia, hasta el punto de hacernos percibir una ntima cercana entre el filosofar histrico de Nietzsche y la democracia entendida como una forma poltica constituida en el juego del devenir, propio del tejido viviente. Desde su reformulacin ecolgica, la poltica democrtica no slo no estara en contradiccin con las ideas polticas del aristocrtico pensador del devenir sino, al contrario, justamente ella podra ser el medio para lograr la elevacin nietzscheana de la vida, y viceversa, la lucha por la realizacin de ordenes polticos democrticos y de una poltica que valore la riqueza y la fragilidad de la vida en la Tierra, parece requerir, ms que nunca, profundizar su crtica a la democracia y atender a su llamado a recuperar el carcter creador de la poltica.Permaneced fieles a la Tierra! Antao los crmenes contra Dios eran los mximos crmenes Hoy el crimen ms terrible es el crimen contra la tierra (As habl Zaratustra Prlogo)Crtica de Nietzsche a la democracia

Para una adecuada interpretacin de la crtica nietzscheana a la democracia debemos contextualizarla histricamente. Sus dardos apuntan a la democracia de su tiempo, la democracia liberal representativa, y sus concomitantes instituciones modernas, a saber: el sufragio universal, los partidos polticos, la opinin pblica, la libertad de prensa, etc. en las que se enlazan en retrica contradictoria la idea de soberana popular con la de los derechos del individuo. Contradiccin manifiesta, nos dice Nietzsche, en el hecho de que en la prctica la democracia se reduce a un rgimen de dominacin que no se distingue de las antiguas formas de gobierno (El caminante y su sombra,) a no ser por recurrir en gran medida a la demagogia. No obstante, debemos apuntar que en Humano demasiado Humano, tomando a la democracia como proceso histrico ms que como un rgimen poltico, Nietzsche sostiene la opinin, acorde con el iluminismo, de que la democratizacin podra favorecer la emancipacin del atvico sometimiento de los individuos a la tradicin y, especialmente, a la poltica tirnica basada en la religin. Curiosamente, esta crtica hoy tendra aun mayor razn de ser, pues, no estaramos lejos de la verdad, si decimos que la democracia representativa ha devenido en un mero procedimiento formal de legitimacin de poderes que no tienen nada de democrtico y que, adems, desentendindose de su origen histrico ha asumido la forma de un universal abstracto que ha funcionado ideolgicamente, principalmente en el campo de la poltica internacional del siglo XX, como lema justificador del ejercicio de la violencia justa por parte de Estados abanderados de la democracia sobre otros regmenes y formas de vida supuestamente antidemocrticos.

Pero la crtica ms profunda de Nietzsche a la democracia se dirige al efecto inevitable que, como rgimen espiritual, tiene en la calidad moral del individuo y, a la larga, del pueblo. Nietzsche ve que, en la prctica, los valores democrticos de la igualdad y la justicia, tienden a lo que l considera el empequeecimiento y nivelacin del hombre (Mas all del bien y del Mal), adems de generar un orden poltico que, tanto amenaza las diferencias individuales en las capacidades interpretativas de la vida, como potencia el carcter gregario y dbil de la humanidad (Aurora &174), transformando al pueblo en un animal de rebao (Gaya ciencia). Coincidiendo con Tocqueville (La democracia en Amrica), Nietzsche cree que la igualacin de condiciones conlleva una lenta transformacin que vuelve progresivamente semejantes las ideas y sentimientos de los seres humanos. En la sociedad democrtica todos los hombres seran parecidos y haran cosas cada vez ms parecidas. Pero a diferencia del francs, Nietzsche no cree que esta igualacin llevara a una sociedad liberal, sino ms bien, a la creacin de las bases psicosociales de una organizacin poltica, ms autoritaria, incluso, que la del Antiguo Rgimen. La razn de ello estara en que la democracia no sera sino un rgimen de dominio con una particularidad especial, la de ser tramado y dirigido por los hombres inferiores (La voluntad de poder 856), por aquellos que slo pueden ser fuertes debilitando a los dems, inoculando en el pueblo el espritu de resentimiento. Como en Nietzsche la actitud vital propia de los esclavos es el resentimiento, podramos decir que, paradjicamente, en la democracia dominan los esclavos y los poderosos son los ms dbiles. Si el resentimiento es el arma de dominio, queda claro para Nietzsche que el vestido moderno e ilustrado de la democracia, no es sino un nuevo disfraz de los valores cristianos, ahora laicizados y traspuestos al terreno poltico (Humano demasiado humano af. 472). Desde esta perspectiva, el efecto moral de la democracia sera verdaderamente grave; un nihilismo pasivo generador de un hombre promedio, mediocre, incapaz de hacer algo por s mismo y de crear verdaderamente. La produccin de este tipo de hombre mina de raz a la accin poltica como acto creador y vital, y la convierte en una prctica de organizacin administrativa, en la pequea poltica, preocupada por la mera conservacin de la vida, que se limitara a nivelar la multiplicidad de deseos y posibilidades de una sociedad. En este sentido, Nietzsche ve que la lucha democrtica por la igualdad est inextricablemente unida a un peligroso para la vida efecto emergente de la modernizacin: la masificacin de la vida humana, vislumbrada como un fenmeno de alcance global. En este proceso se ha impuesto como sentido de la poltica el ideal del bienestar, definido prcticamente como la produccin y distribucin de las mismas satisfacciones al mayor nmero de individuos, convirtiendo a las instituciones polticas en simples dispensarios de la sociedad. En democracia todos desean por igual el bienestar, el ideal del hombre pequeo. El ciudadano demcrata sera una de las figuras del ltimo hombre, aquel que no puede ver ms all de sus intereses inmediatos y mezquinos, aquel que, sea rico o pobre, burgus o socialista, desea siempre la misma cosa: asegurar a toda costa la posesin de los objetos que satisfagan sus necesidades, en un caso, o sus comodidades, en el otro. Como el comerciante es el intermediario del bienestar as entendido, Nietzsche considera que la democracia est vinculada intrnsecamente a la generalizacin de la cultura de mercaderes, aquella en la que la bsqueda del mayor beneficio pecuniario se emplea instintiva e indistintamente para todo lo producido, hasta el punto de que el valor del arte, la ciencia, los Estados y hasta de pocas enteras se establece en funcin de la pregunta por la oferta y la demanda (Aurora). El gran peligro hoy diramos, ecolgico que ve Nietzsche en este sino histrico, es que la estirpe del hombre feliz, que llega a su paroxismo en la organizacin de la sociedad para el consumo, se propaga inconteniblemente, gracias al crecimiento exponencial de la red de medios de transporte y comunicacin, como una verdadera infeccin viral por la Tierra entera, ocasionando, como veremos enseguida, una perturbacin ecolgica de tal magnitud que la relacin hombre-naturaleza, hasta hace poco limitada a los abordajes tan acrticos como interesados de cientficos y economistas, ha pasado a un primer plano en el campo de las preocupaciones polticas actuales.La crtica a la poltica de baja calidad o pequea poltica, revela en el pensador alemn su estima de la poltica como una dimensin de la accin humana que tendra fines ms elevados. Al ideal del bienestar, que domina el sentimiento demcrata, Nietzsche contrapone el de la libertad, entendida esta como la capacidad de decidir en medio de varias posibilidades y construir un modo original de afrontar la vida.Desde la perspectiva nietzscheana la actividad poltica debera ir ms all de la lucha por la supervivencia o por una vida segura y cmoda, y aplicarse a las decisiones respecto de las posibilidades de los diferentes modos de vida del hombre. La poltica sera, esencialmente, un instrumento para la organizacin de la vida pblica en vistas a la creacin de la cultura ms favorable al engrandecimiento y fortalecimiento moral del hombre, en el horizonte de la interminable autocreacin humana. Aunque suene extrao, podramos hablar de una utopa poltica Nietzscheana: la posibilidad y la lucha por crear un ambiente social perfecto para alcanzar la nobleza de espritu, Pero, qu es la nobleza de espritu? Nobleza se referira a la actitud y poder de individuos y pueblos que, superando el resentimiento y el temor, son libres de crear valores aptos para acoger toda la complejidad y diversidad de la condicin humana. Cabe agregar aqu que Nietzsche, apoyndose en una interpretacin lamarckiana de la evolucin, en la que lo gentico no sera lo determinante de la calidad de una especie sino la transmisin cultural de capacidades logradas histricamente, apuesta por la mezcla de razas y civilizaciones para favorecer la elevacin de la cultura individual y social (La Gaya Ciencia , nota XVI). El pueblo de Nietzsche no sera una entidad determinada por la raza o alguna propiedad biolgica, sino por la experiencia compartida por los hombres [que] han vivido juntos durante mucho tiempo en condiciones similares de clima, de suelo, de peligro, de necesidades, de trabajo (Ms all del bien y del Mal af. 268). El ser de un pueblo no sera biolgico sino ecolgico. En este sentido, por ejemplo, son los Griegos pre-socrticos una raza noble, elevada: un pueblo que posey el poder apolneo para organizar el caos dionisiaco y transformar la verdad de la naturaleza, el ineluctable devenir de todos los seres por el trance de la vida a la muerte y de la muerte a la vida, en la verdad de la sabidura humana. La tan controvertida expresin nietzscheana Raza de seores no hara referencia, entonces, a un grupo determinado por propiedades genticas, sino a uno distinguido por sus histricas decisiones morales y polticas que se manifestara en una futura raza mestiza de filsofos y artistas que cultivaran un frreo dominio de si (Voluntad de Poder 960).La vida desde la perspectiva ecolgicaAntes de reformular lo poltico desde la perspectiva ecolgica intentaremos presentar sintticamente las ideas fundamentales de la perspectiva ecolgica, en las que ya se puede percibir la consonancia de stas con la filosofa de Nietzsche.

La vida es un fenmeno csmico en simbiosis con la Tierra. La vida no slo est en la Tierra, sino que la habita. Entre la Tierra y la Vida hay una historia comn de ms de 3000 millones de aos, muchas de las caractersticas de aquella constituyen el resultado de una historia en la que ha intervenido la vida. La casa de la vida, la biosfera, es fruto de una paciente y por momentos catastrfica autoconstruccin temporal. Para el eclogo, como para Zaratustra, el mayor crimen que podemos cometer es el crimen contra la Tierra.La vida es un proceso de transformacin continua que se despliega entre lo necesario y lo posible, entre las frreas determinaciones de las leyes de la termodinmica y la posibilidad de variaciones infinitas del juego evolutivo, danzando en una cuerda floja sobre el abismo como el equilibrista de Nietzsche.

Las especies vivientes son fenmenos histricos contingentes. Desde la perspectiva ecolgica la especiacin es una apuesta por una forma de vida en cuyo xito se encuentra la garanta de su fracaso. Ecolgicamente la especie es un error necesario que, tarde o temprano, se paga con la extincin. Advertir la cualidad temporal y finita de toda afirmacin particular en el devenir de la vida, es congruente con la idea nietzscheana de que las verdades son puntos de referencia provisionales y contingentes, tiles solo en determinados espacios y momentos de la historia de los sistemas vivientes. Las especies no son substancias. La vida es un fenmeno relacional en el que los organismos vivos, discretos y discontinuos, individualizados orgnicamente, no estn aislados funcionalmente, sino vinculados, atravesados y, en definitiva, sostenidos por complejsimas tramas de relaciones. No son los ecosistemas constituidos por las relaciones entre organismos de diferentes especies, sino las diferentes especies son constituidas por las relaciones ecosistmicas. As tambin en el pensamiento nietzscheano no hay lugar para la nocin de cosa como substancia o recipiente inmutable de rasgos o propiedades, sino como quanta dinmicos que dan lugar a la realidad en un juego de relaciones de tensin con todos los dems quanta dinmicos (Voluntad de Poder. Crtica del mecanicismo) Las cosas no seran sino efectos de una compleja red de fuerzas en una relacin de mutua tensin.La dinmica ecolgica tiende a la complejidad, al refinamiento, en trminos nietzscheanos. El universo fsico sera el magno sistema histrico de degradacin de energa que parte de un hipottico estado uniforme inicial y que tendera a uno cada vez ms diferenciado en el que el aumento de entropa, tiene por envs la creacin de estructuras ms persistentes en el tiempo y de complejidad creciente, las cuales a su vez daran lugar a estructuras secundarias, como un fuego de artificio que propaga una gran riqueza de formas a escalas cada vez ms pequeas. Desde la perspectiva ecolgica este proceso se manifiesta paradigmticamente en los sistemas vivientes, tanto en los biolgicos como en los culturales, en la forma de aumento de informacin.

La vida como devenir que se autoorganiza. El motor de esta autoorganizacin sera la relacin ciberntico-productiva entre informacin y complejidad. En cualquier sistema material apareceran interacciones y mecanismos cibernticos, y en consecuencia acumulacin de informacin. La informacin se expresara por un mecanismo, y almacenar informacin significara incrementar la complejidad del mismo, a la vez, el incremento de complejidad del mecanismo se podra ver como la tendencia a aumentar la informacin. Este bucle ciberntico sera palmario en los organismos, aunque no se limitara a ellos. La autoorganizacin conduce a sistemas ecolgicos ms estables. En general, se acepta en ecologa que el incremento conjunto de complejidad e informacin es factor de estabilidad en un sistema. Pero la estabilidad no consistira en la capacidad de un sistema de mantenerse igual a travs del tiempo en relacin con un conjunto de referencias, ni en un estado estacionario con ciclos regulares, sino en permanecer dinmicamente en una ruta temporal a la vez determinada e impredecible. La estabilidad sera la virtud de un sistema viviente, su potencia de seguir siendo en medio, y por medio de los incesantes cambios csmicos, gracias a la transformacin de parte de la energa que la propia vida degrada irreversiblemente, en informacin que, a diferencia de la energa, puede acumularse y constituirse en la base de un proceso creador de estructuras. Estas estructuras en la forma de canales, cdigos o gramticas, no solo hacen ms eficiente el aprovechamiento de la energa (sistemas ms poderosos) sino tambin confieren al sistema una mayor capacidad de anticipacin, lo que llevara a aumentar an ms su complejidad (sistemas ms sutiles). Interpretando nietzscheanamente este proceso, en la especie humana la tendencia a la estabilidad se realizara en una cultura caracterizada por una sabia parsimonia que aumentara la fortaleza vital de individuos y sociedades ante el devenir.La diversidad como un fenmeno til a la vida. Los estudios ecolgicos sobre la diversidad parecen converger en el establecimiento de una constante: hay relacin positiva entre complejidad y diversidad. Un ecosistema suficientemente complejo permite una gran diversidad de comportamientos y maneras de utilizar los recursos, facilitando la coexistencia de mayor variedad de especies, lo que a su vez, aumenta la complejidad del sistema. El sentido de la aparentemente caprichosa e innecesaria diversificacin de la vida, sera entonces, no slo de carcter esttico, sino tambin pragmtico: toda acumulacin de especies proporciona una reserva de variabilidad, que otorga al orden del ecosistema la flexibilidad necesaria para soportar los cambios de las condiciones ambientales sin detrimento de su organizacin estructural. Por ello la biosfera no es, ni puede ser, una realidad uniforme, sino una realidad que ofrece naturalmente una enorme variacin en el espacio y el tiempo, que hace imposible encontrar dos partes iguales de la misma, en un grado tal como no existe en el mundo mineral.La evolucin de la vida no es proceso lineal progresivo sino un devenir abierto a la contingencia, y por ello, sujeto a imprevisibles perturbaciones. En el devenir de los sistemas histricos tenemos, no solo cambios progresivos autoorganizacin sino tambin regresivos, aquellos que disparan dinmicas de alta energa que destruyen las estructuras mas complejas de los ecosistemas y los llevan a estadios mas primitivos de organizacin. Los cambios regresivos se deben a lo que en ecologa se denomina perturbacin, a saber: un cambio que ocurre en el interior de un sistema, pero cuyo origen radica en el entorno en el afuera del sistema, de modo que, aunque fuera previsible en general, sera siempre imprevisible para el sistema afectado en cuanto al momento preciso de su acontecer. La inevitabilidad de la perturbacin significa que siempre es posible lo imprevisible en las entraas de lo previsible. Un novedoso factor de perturbacin sera la expansin planetaria de la organizacin moderna de la vida humana, basada en una intensa reorganizacin de su entorno natural a travs del desarrollo de un retculo de transporte y comunicacin que canaliza y hace disponible energa e informacin, en cantidad y velocidad crecientes. Este retculo confiere a las sociedades modernas el poder de acelerar el cambio en todos los ecosistemas de la Tierra, perturbndolos sistemticamente aumentando su tasa de renovacin, disminuyendo la diversidad del resto de la biosfera y acelerando la oxidacin de la necrsfera (los combustibles fsiles). En la actualidad el hombre moderno es un importantsimo agente de extincin de especies, por un lado, es causa de extincin de especies grandes y notorias y otras desconocidas, ligadas a las selvas destruidas ante el avance del desarrollo, y por el otro, estimula la evolucin de especies domsticas y sometidas al cultivo, as como la de muchas plagas que van adquiriendo resistencia a los agentes usados para combatirlas. Si la evolucin podra interpretarse como la capacidad de la vida para aprender de las perturbaciones, una siguiente fase en la evolucin de la vida humana pasara necesariamente por aprender de las contradicciones ecolgicas de la modernidad y proponer formas alternativas, ms estables y mas sabias, de habitar la Tierra.A todas estas ideas debemos agregar el corolario eco-epistemolgico de que el ser humano, aun con todo su poder terico y tcnico es, a la postre, una parte de la bisfera y, como tal, sera incapaz por definicin de aprehender la razn de la totalidad en la que est inmersa. Por ello lo sensato no sera pretender ser seores de la Vida sino intentar ser seores de nuestra propia vida.Reformulacin ecolgica de la poltica democrtica y su afinidad con la concepcin poltica nietzscheana

Desde la concepcin ecolgica de la vida, un orden poltico sera un subsistema del ecolgico, lo que implica su condicin de sistema histrico abierto a la inagotable conflictividad creativa de la vida. Segn nuestra interpretacin, una poltica democrtica reformulada ecolgicamente sera aquella prctica poltica que, asumiendo radicalmente dicha condicin y a diferencia del rgimen democrtico criticado por Nietzsche, podra ser identificada y distinguida por las siguientes virtudes:Poltica del devenir. Lo democrtico en la poltica se realiza precisamente en la puesta en cuestin permanente de toda institucionalizacin de lo poltico. Esta actitud evidencia la renuncia a cualquier fundamentacin trascendental metafsica, dira Nietzsche del orden poltico y, con ello, a la posibilidad de su cristalizacin en un rgimen poltico formal-universal definitivo. Por eso, la democracia no est destinada a ser sino ms bien a devenir, no a permanecer como un orden instituido de una vez por todas (lo que de hecho la convierte en una mera ideologa legitimadora del status quo), sino ms bien a metamorfosearse en un constante movimiento de auto-cuestionamiento terico y de auto-transformacin prctica, de manera similar a lo que ocurre en los procesos ecolgicos de autoorganizacin. Desde esta perspectiva, la identidad entre rgimen representativo y democracia ya no es vlida, pues, la poltica no sera cosa de una vez (el momento del contrato social) o de algunas veces (los perodos electorales), sino de una continua reevaluacin crtica de los ordenes constituidos ante las nuevas circunstancias que acaecen como consecuencia de nuestras mismas decisiones. Por ello, el orden democrtico no hace referencia a un rgimen de forma definida, sino a un tejido complejo de formas institucionales que se va hilando en el mismo juego de la participacin, con una flexibilidad interna a distintos niveles que siempre deja muchos cabos sueltos a ser atados por la decisin y accin libres. Poltica de la diversidad, de la multiplicidad. En la democracia el ideal de la igualdad y la prctica del disenso aparecen entrelazados en una especie de lgica cuntica de complementariedad: la igualdad democrtica es la fuente del disenso y en la manifestacin del disenso se realiza efectivamente la igualdad democrtica. El disenso democrtico implica un cambio en los umbrales de percepcin que permite nuevas configuraciones del mundo, en las que aparecen como iguales los pueblos y culturas y sus entornos ecolgicos, que, de meros medios para la produccin econmica, pasan a constituirse en sujetos de enunciacin y accin polticas. Poltica de la libertad afirmativa. Una poltica democrtica ecolgica implica, tanto demostrar la irracionalidad de la racionalidad econmica dominante (evidencindola como un crculo perverso de degradacin ambiental y pobreza), como la construccin de racionalidades alternativas a travs de la revalorizacin de otras formas de relacin hombre-mundo, capaces de sustentar nuevas articulaciones, entre los sistemas ecolgicos y los econmico-polticos. Entonces, la democracia ecolgica se realizara no slo en la protesta respecto de la distribucin de bienes materiales, que no se saldra de los lmites de la pequea poltica, sino sobre todo en la lucha por la asignacin de significados valorativos a los bienes, necesidades, ideales, deseos y formas de existencia que definen la interrelacin entre sistemas sociales y ecolgicos. He aqu que la actitud poltica nietzscheana de transvaloracin se hace patentemente necesaria.Poltica de la diferencia. Una democracia ecolgica, aplicada a los tiempos de globalizacin, significara la posibilidad, el hecho y el derecho de definir el mundo, o mas bien des-definirlo, desde las mltiples prcticas culturales y ecolgicas que continan existiendo precisamente en las culturas marginales, minoritarias, residuales, emergentes, alternativas, disidentes respecto del orden cultural dominante, a pesar de la masificacin tecnopoltica de la era democrtica, segn Nietzsche. Poltica de la creatividad. La meta de la ecologa poltica sera la de entender y participar en el ensamblaje de fuerzas que ligan el cambio social, la transformacin del medio y el desarrollo cientfico-tcnico, en vistas a una rearticulacin de las categoras polticas, ms all de los antiecolgicos valores de mercader, denunciados por Nietzsche, que gobiernan la pequea poltica globalizada. La ecopoltica implica no slo la necesidad humana, cada vez ms urgente, de actuar con prudencia a medida que aumenta el poder cientfico-tecnolgico, sino tambin la posibilidad de acceder a otros modos de conocer, comprender y valorar a la naturaleza y a nosotros mismos, que nos hagan capaces de apreciar la gran riqueza de formas y matices de nuestra casa csmica comn (oikos) y de obrar (praxis) en consecuencia.Conclusin

La reformulacin de lo poltico desde la perspectiva ecolgica, nos permite percibir, ms all de la etiqueta antidemocrtica aplicada frecuentemente al pensamiento de Nietzsche, una ntima cercana entre su filosofar intempestivo, fiel a la verdad del ser como devenir, y la democracia entendida ecolgicamente, como una forma poltica constituida en el juego del devenir propio del tejido viviente. Desde esta reformulacin, la poltica democrtica no slo no estara en contradiccin con las ideas polticas del aristocrtico pensador, sino al contrario ella, justamente, podra ser el medio para lograr la elevacin nietzscheana de la vida, y viceversa, la lucha por la realizacin de ordenes polticos democrticos y de una poltica que valore la riqueza y la fragilidad de la vida en la Tierra, parece requerir, ms que nunca, profundizar la crtica de Nietzsche a la democracia y atender a su llamado a recuperar el carcter creador de la poltica.

Ver Breaza, Diego. El concepto de hombre democrtico en Platn, Tocqueville y Nietzsche Nmadas. Revista Crtica de Ciencias Sociales y Jurdicas 36 (2012) disponible en: HYPERLINK "http://revistas.ucm.es/index.php/NOMA/article/view/42321/40281" http://revistas.ucm.es/index.php/NOMA/article/view/42321/40281

Ver Arvalo, Luis El concepto de gran poltica desde el concepto de Gran Europa en la obra de Friedrich Nietzsche Perspectivas internacionales 5. 1 (enero-diciembre 2009): 159-181.

Ver Tongeren, P. A moral da crtica de Nietzsche moral: estudo sobre Para alm de bem e mal.Curitiba: Champagnat, 2012.

Ver Delb, A Sobre alguns problemas morais da democracia moderna Cadernos Nietzsche 32 (2013): 149-166.

Ver Consideraciones intempestivas, al final de la segunda parte, sobre el origen de la cultura griega.

Kauffmann, Walter La raza de seores en Poltica, historia y verdad en la obra de Friedrich Nietzsche. Burgos: Huerga y Fierro, 2000, p. 97.

Lo referente a las ideas fundamentales de la perspectiva ecolgica se apoyan en la interpretacin de la obra del eclogo Ramn Margalef realizada en mi tesis doctoral, Un modelo ecolgico para la reformulacin de lo poltico. Madrid: UAM, 2014. Disponible en HYPERLINK "https://repositorio.uam.es/.../benitez_%20martinez_jorge_manuel.pdf?...1" https://repositorio.uam.es/.../benitez_%20martinez_jorge_manuel.pdf?...1

Riechmann, Jorge. Un mundo vulnerable: ensayos sobre ecologa, tica y tecnociencia. Madrid: Los libros de la catarata, 2005, p. 102.

Margalef. Teora de los sistemas ecolgicos. Barcelona: Publicacions Universitat de Barcelona, 1991, p. 86.

Desde la perspectiva ecolgica tambin habran dispositivos de almacenamiento de informacin en la naturaleza inorgnica, por ejemplo: en el desarrollo de los meandros de un ro, o en la complejidad creciente de la corteza terrestre mediante sucesivas pocas de orognesis.

Ya en 1924 Vernadsky explic, en una parte de su libro La Geoqumica, que la energtica de la vida era contraria a la energtica de la materia bruta. Segn Martnez Alier esta diferencia ya haba sido sealada por autores anteriores como el gelogo John Joly y el fsico Flix Auerbach y quizs la idea ya exista en los fsicos J. R. Mayer, Helmholtz y Kelvin (Martnez Alier, Joan. Ecologa humana y Ecologa poltica en De la economa ambiental a la economa ecolgica Federico Aguilera y Vicent Alcntara. Barcelona: Icaria: FUHEM, 1994, p. 216)

Por otro lado, muchos ecosistemas muestran una diversidad ms o menos por debajo de la diversidad normal, a que tiende la naturaleza. Esto ocurre en los ecosistemas invasores que se estn organizando rpidamente, o bien en aquellos que estn sometidos a fluctuaciones violentas: en estos casos se manifiesta frecuentemente una competencia brutal y, normalmente, hay alguna especie que saca ventaja de la situacin momentnea, deprimindose fuertemente la diversidad. Las comunidades perturbadas, contaminadas o sometidas a un pastoreo excesivo, tienden a mostrar diversidades bajas. En este sentido, las actividades del hombre son una perturbacin que tienden inexorablemente a disminuir la diversidad de los ecosistemas sobre los que influye, de hecho, la diversidad mnima se observa en el monocultivo humano.

Margalef. Planeta azul, planeta verde. Barcelona: Prensa Cientfica, 1992, p. 156.

Ver Margalef, Ecological Theory and Prediction in the Study of Interaction between Man and the rest of the Biosphere. kologie und Lebensschutz in internationaler sicht. Rombach. Freiburg, (1973): 307 -353, Odum, Howard T. y Odum, Elisabeth. Hombre y Naturaleza: bases energticas. Barcelona: Omega, 1981.

Margalef, Ramn. Teora de op. cit. p. 250.

Margalef, Ramn. Ecologa. Barcelona: Planeta, 1992, p. 53. Segn predicciones basadas en el ritmo del crecimiento de la explotacin humana de la biosfera, para fines del siglo XXI se habrn extinguido alrededor del 50% de las especies. (Ver en Leakey, Richard y Lewin, Roger. La Sexta extincin: el futuro de la vida y de la humanidad. Barcelona: Tusquets, 1997, especialmente el captulo 13).

Con la limitacin de que todo aprendizaje nunca es para siempre y de que tampoco se sabe hasta cundo ser til lo aprendido: en el curso de un proceso tpico de asimilacin y acumulacin de informacin lo que era peligroso podra convertirse en til y viceversa.

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