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14 de mayo de 2009 • Número 20 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada TEMA DEL MES CERDOS Y POLLOS HACINADOS: MONSTRUOS METABÓLICOS KING KONG: EL REENCUENTRO CON LA NATURALEZA LAS QUE CANTA PETE SEEGER KING KONG: EL REENCUENTRO S G

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KING KONG: EL REENCUENTRO CON LA NATURALEZALASQUECANTA PETE SEEGER CERDOS Y POLLOS HACINADOS: 14 de mayo de 2009 • Número 20 TEMA DEL MES Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada Luciano Concheiro Subcoordinador COMITÉ EDITORIAL 2 Suplemento informativo de La Jornada 14 de mayo de 2009 • Número 20 • Año II 14 de mayo de 2009 Diseño Hernán García Crespo Publicidad 56 88 7591 / 56 88 7913 FOTO: Anssi Koskinen PORTADA: Joseph Sorrentino

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14 de mayo de 2009 • Número 20

Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver

Suplemento informativo de La Jornada

TEMA DEL MES

CERDOS Y POLLOS HACINADOS:

MONSTRUOSMETABÓLICOSKING KONG: EL REENCUENTRO CON LA NATURALEZALAS QUE CANTA PETE SEEGERKING KONG: EL REENCUENTRO

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Te invitamos a que nos envíes tus opiniones, comentarios y dudas a [email protected]

La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Me-dios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300.Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo en trámite. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores.

Suplemento informativo de La Jornada 14 de mayo de 2009 • Número 20 • Año II

El campo mexicano se nos entrega en sus números, pero también hay cifras engañosas, ponderaciones que esca-

motean la realidad en vez de develarla.Fetichismo de los números. Un dato

cuantitativo que con frecuencia no se em-plea para iluminar el panorama rural sino para oscurecerlo y hacerlo perdedizo, es el modestísimo y menguante peso relativo del valor de la producción agropecuaria res-pecto del valor de la producción total. Y es que de cada cien pesos que genera nuestra economía, la agricultura, la ganadería, la sil-vicultura y la pesca aportan solamente unos 3.4 pesos, mientras que los 96.6 pesos restan-tes provienen de la industria y los servicios.

Y dicen algunos: ¿Para qué ocuparse de un sector que genera poco más de 3.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y cuya re-levancia económica es, además, decrecien-te, pues todavía hace un cuarto de siglo su aporte era de diez por ciento? ¿Por qué tanto barullo (tanta campaña, tanta marcha, tanto debate, tanto suplemento periodístico) por un agro productivamente marginal?

Dudas sin fundamento pues minimizan al campo a partir de un dato –el malhadado 3.4 por ciento– que no es falso ni irrelevante, pero sí engañoso. Como en general es falaz toda la numeralia econométrica referente a los precios, cuando a éstos no se les relaciona debidamente con la naturaleza de los bienes que representa y con las necesidades huma-nas que estos bienes satisfacen.

Porque sucede que gracias al 3.4 por cien-to agropecuario del PIB es que comemos. Este cuantitativamente pequeño porcentaje incluye aún la mayor parte de los alimentos de consumo popular, pese a que en el últi-mo cuarto de siglo se incrementó tantísimo la dependencia del exterior en básicos.

Detrás de las cifras. Y la imagen del cam-po va cobrando nuevas dimensiones si toma-mos en cuenta otros datos estadísticos. Por ejemplo el de que en México una de cada diez personas “económicamente activas”se desempeña en el sector agropecuario-fores-tal-pesquero, lo que representa unos cinco millones y medio de trabajadores de un total de 50 millones. Es decir que el peso del cam-po en la Población Económicamente Activa (PEA), es tres veces mayor que su gravitación en el PIB.

Algunos dirán que esto es un mal signo pues quiere decir que un trabajador prome-dio de la industria y los servicios produce el triple que uno agropecuario. Y en pesos y centavos es verdad, pero el hecho de que en el agro el trabajo sea “económicamente” menos rendidor no significa que el esfuerzo social ahí desplegado sea menos relevante. Digan lo que digan las cuentas nacionales, el sudor rural cuenta tanto como el sudor urba-no y uno de cada diez mexicanos sudorosos transpira en el campo.

Y para enfocar aún más la fotografía rural hacen falta datos demográficos. Como el que nos dice que tres de cada diez mexicanos ra-dican en localidades de menos de cinco mil habitantes. Es decir que 30 millones de com-patriotas, un tercio de la población, viven en rancherías, parajes, caseríos...; pueblos más chicos que grandes donde todos se conocen aunque sea de vista; donde –siembres o no– sabes como viene este año el maíz porque a diario pasas junto a las milpas; donde posi-

blemente oíste el último lamento del puerco que te estás comiendo en mole verde; donde sales al pan cuando hueles la hornada...

Así, nuestra imagen del campo mexica-no va embarneciendo conforme pasamos de los datos económicos a los sociales, pues si bien el agro sólo aporta poco más de tres por ciento del PIB, emplea algo más de diez por ciento de la PEA y cobija a cerca de 30 por ciento de la población.

Pero ésta es sólo la danza de las cifras y lo más relevante del mundo rural no está en las estadísticas.

Cantidad y calidad. Se dijo más arriba que pese a la dependencia alimentaria, dos de nuestras tres comidas diarias las proveen aún las cosechas y corrales nacionales. Y estas dos comidas –digamos que idiosincrásicas– son las que nos dan identidad culinaria: el maíz en sus mil preparaciones, las infinitas salsas picantes, los frijoles charros, la calabaza en tacha, el mole de guajolote y –por qué no—entrañables platillos sincréticos como el chile relleno, la cochinita pibil y la torta compues-ta. Por no hablar de nuestra cultura espirituo-sa, que va más allá de los trasnacionalizados tequilas y mescales. Además de la riqueza lingüística, musical, dancística, festiva, indu-mentaria mesoamericana que hoy se produce y reproduce tanto ámbitos rurales como urba-nos pero cuya raíz profunda está en el campo.

El campo provee también “servicios am-bientales”. Jodida fórmula para decir que el mundo rural que bien que mal ha sabido conservar y aprovechar sus recursos naturales, nos envía el aire puro, el agua limpia, la tierra fértil, el clima templado, los paisajes amables y la diversidad biológica de los que aún disfru-tamos. Y en los tiempos que corren, las comu-

nidades que preservan una relación virtuosa con el medio ambiente son el ancla de cuya firmeza dependerá que en los años por venir podamos o no sobrellevar los vendavales del cambio climático. Porque ahora que la natu-raleza nos pasa la cuenta y viene una época de penuria y escasez global como las que se vivían en la Edad Media, es bueno recordar que más allá del PIB, la PEA y otros espejis-mos econométricos sesgados hacia la indus-tria y los servicios, las sociedades humanas fueron, son y serán sociedades esencialmente agrarias por cuanto su base está y ha estado siempre en el metabolismo hombre-naturale-za y en especial en su dimensión alimentaria.

La propia institucionalidad política de nuestro país huele a campo (a chiquero di-cen las malas lenguas). En los cuarteados muros del Estado mexicano del tercer mile-nio resuenan aún los ecos de las cargas de caballería, las haciendas ocupadas y los mul-titudinarios repartos agrarios de una revolu-ción campesina que pese al “Consenso de Washington” y a los proverbiales cien años transcurridos, sigue presente en la Consti-tución, en algunas instituciones públicas y en el talante paternalista del que aún no se ha desprendido del todo nuestro “ogro filantrópico”.

No sé si el “güey” y el “cabrón” que dan brío al habla popular son atavismos de algún corral arquetípico subyacente en el incons-ciente colectivo mexicano; ignoro si la telú-rica iconografía de muchos grafitis y tatuajes remite en verdad a nuestros ancestros rurales; no tengo pruebas de que el neotribalismo de la glorieta del Metro Insurgentes tenga que ver con el cosmopolitismo de la Gran Teno-chtitlán; a saber si los tops con reminiscen-cias de huipil y el gusto de nuestros travestis por morder el rebozo entroncan con algún México profundo. Es más, dudo mucho que en la variopinta diversidad que hoy somos puedan descubrirse patrones ontológicos, como intentaron hacerlo los mexicanólogos del Hiperión hace más de medio siglo.

Creo, sin embargo, que ciertas prácticas culturales de los que aquí nacimos –quizá no comunes a todos pero sí muy generali-zadas– remiten a nuestra actual o reciente vinculación con los usos y costumbres de la vida rural. Tal es el caso del apego al terru-ño, que funciona tanto en el campo como en las ciudades; del valor atribuido a la familia y a la parentela extensa, que dan soporte y perfil a nuestros migrantes; del cultivo de es-trategias relacionales –como el compadraz-go– que operan como redes de protección para enfrentar desgracias por acá siempre inminentes; de la alternancia casi estacional de austeridad y derroche; del valor que se le da a la hospitalidad, a la prodigalidad y a la reciprocidad; del apego festivo a los muertos; del fervor público y la religiosidad colectiva; del culto no a Dios padre sino a la virgen de Guadalupe-Tonantzin-Cihuacóatl, diosa de la agricultura y los partos; del formalismo ritual; del providencialismo; del fatalismo...

Los mexicanos aún traemos tierra debajo de las uñas y el que ya entrado en copas no haya cantado una ranchera, que tire la pri-mera piedra.

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COMITÉ EDITORIAL

Armando Bartra Coordinador

Luciano Concheiro Subcoordinador

Enrique Pérez S.Lourdes E. RudiñoHernán García Crespo

CONSEJO EDITORIAL

Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

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Diseño Hernán García Crespo

BUZÓN DEL CAMPO

EL CAMPO A BÁSCULA

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Un problema del consumismo es la calidad de lo que comemos y el otro es lo que nos cuesta.

Porque en el precio de los alimentos chatarra lo que menos cuenta es lo que recibió el productor primario por su cosecha, lo que en verdad estamos pagando es el costo de la transportación excesiva; del procesa-miento innecesario; de los conservadores, colorantes, edulcorantes y saborizantes sintéticos; de los empa-ques redundantes; de la publicidad engañosa.

ANTES y DESPUÉS de la chatarrización

Al adquirir una lata de Coca-Cola de 355 mililitros, con 21 gramos de azúcar, pagamos 6.60 pesos. De eso, el productor primario del dulce, el cañero, recibe siete centavos de peso.

El precio del azúcar al consumidor se dispara en 9 mil 328 por ciento.

El yogur para beber Danone de 250 gramos tiene un precio de 7.65 pesos. Por esta misma cantidad de leche el ganadero recibe alrededor de 80 centavos,

Así, la leche al consumidor se encarece en 856 por ciento.

Por un kilo de yogur sólido light Lala pagamos 27.98 pesos. El equivalente en leche, un litro, genera para el productor primario alrededor de tres pesos.

La leche se eleva entonces al consumidor en 832 por ciento.

Un paquete de pan blanco Bimbo de 680 gramos, cuyo insumo principal es la harina de trigo, cuesta 21.69 pesos. Por una cantidad igual de trigo, el productor recibe alrededor de 3.06 pesos.

El producto procesado es 509 por ciento más caro.

Una bolsa de donas azucaradas Bimbo de 105 gramos la pagamos a 7.04 pesos. Por esta misma cantidad de gramos de trigo el agricultor recibe alrededor de 47 centavos.

Las donas resultan mil 397 por ciento más caras.

Una caja de Chococrispis de Kellog’s de 320 gramos tiene un precio de 23 pesos. Por esta misma cantidad de arroz el campesino recibe alrededor de 1.60 pesos.

El producto procesado es mil 337 más costoso.

Una bolsa de café puro tostado y molido La Parroquia (café gourmet de altura) de 500 gramos se vende en el mercado a 133.61 pesos. Por esos 500 gramos de café, sin tostar y sin moler, el productor recibe alrededor de 8.50 pesos.

El producto fi nal resulta así mil 427 por ciento más costoso.

Una bolsa de Rancheritos Sabritas de 294 gramos vale 21 pesos. Por esta misma cantidad de maíz el agricultor recibe 79 centavos.

El producto procesado resulta 2 mil 558 por ciento más caro.

Una lata de frijoles negros refritos La Costeña de 580 gramos se vende a 13.60 pesos. Por esa cantidad de frijol el productor del campo recibe alrededor de 6.67 pesos.

El encarecimiento es de 103.9 por ciento

No todo es comer elotes asados a pie de milpa, a veces hay que procesar un poco más los frutos de la tierra. Pero de ahí a no conocer el maíz más que en Corn Flakes hay mucho trecho.

La producción agropecuaria que nos alimenta debe ser co-sechada, acopiada, movilizada,

almacenada y a veces transfor-mada y empaquetada para que, al fi nal, las familias puedan pre-parar y consumir las viandas. Y cada uno de los eslabones de esta cadena supone una inver-sión y tiene un costo que debe refl ejarse en el precio fi nal.

Pero en una sociedad con-sumista como la nuestra, el pro-

ceso que forzosamente ha de se-guir la producción primaria para llegar al consumidor, se prolon-ga, agiganta y distorsiona. En-tre la milpa y la mesa los bienes agropecuarios sufren una per-versa mutación que los convierte en “alimentos chatarra”: produc-tos caros, sin calidad nutritiva y con frecuencia dañinos.

Prácticas de consumo insostenibles

• Mover los granos miles y miles de kilómetros porque nos han dicho que como país es preferible comprar y vender a ser autosufi cientes en cereales y leguminosas.

• Emplear costosos procedimientos de conservación para darnos el gusto de saborear frutas exóticas en cualquier lugar y cualquier día del año, porque ya perdimos el gusto por las que son locales y de temporada.

• Sobre procesar las materias primas hasta obtener harinas, azúcares y lácteos desprovistos de fi bras, vitaminas, minerales y nutrientes naturales... para después adicionarle otros de origen sintético, porque nos enseñaron a despreciar los alimentos con apariencia rústica.

• Rodear la comida de interminables empaques, cajas, envoltorios y bolsas que con frecuencia valen más que su contenido y se transforman en millones de toneladas de basura, porque ya se perdió la costumbre de comprar a granel y emplear nuestros propios recipientes.

• Comprar en función de lo que dicen las campañas publicitarias, que nos llevan a comer imágenes en vez de alimentos...

¿VALOR AGREGADO?

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Entre 1991 y 2007 el sector agropecuario y forestal creció a una tasa anual de 1.8 por ciento, debajo del crecimiento poco satisfactorio de 3.2 por ciento de la

economía nacional en su conjunto. Así lo revelan las cifras del VIII Censo Agrícola, Ganadero y Forestal 2007 que en marzo dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi).

Una explicación que dio el presidente del Inegi, Eduardo Sojo Garza Aldape, respecto de este comportamiento del Producto Interno Bruto sectorial es que entre 1991 y 2007 “se atravesó la crisis de 1995” y ello también sería motivo del desplome en el acceso del sector agropecuario a los servicios financieros, pues en este lapso el porcentaje de unidades de producción (UP) agropecuarias que contrataron crédito y/o seguro bajó de 19.2 a 4.2.

Del total de UP rurales censadas por el Inegi en 2007, 5 millones 548 mil 845, 4 millones 67 mil 633 fueron caracteri-zadas como agropecuarias y forestales, y de ellas sólo 172 mil 585 tuvieron acceso a crédito y/o seguro. Del total de cuatro millones 407 mil 880 unidades contadas en 1991, 3 millones

823 mil 63 se definieron agropecuarias y forestales, y de ellas 769 mil 942 tuvieron crédito y/o seguro.

El VIII Censo captó información de 6.4 millones de UP, de las cuales 5 millones 548 mil 845 mil, o sea 85.6 por cien-to, correspondieron a UP rurales, con uno o más terrenos, y el restante a viviendas en las que se practican actividades como cría de animales, recolección de productos silvestres o agricultura protegida tipo vivero o invernadero.

Según el censo de 2007, las unidades agropecuarias y fores-tales ocupan 112.7 millones de hectáreas (contra 108.3 millones registradas en 1991), esto es 57.5 por ciento de la superficie to-tal del país (de 195.9 millones de hectáreas). De esa superficie, 30.2 millones de hectáreas están dedicadas a la agricultura, con 13.9 millones de hectáreas dedicadas a cultivos anuales (maíz, frijol y sorgo con 78 por ciento), 13.9 millones corres-ponden a cultivos perennes y 7.5 millones están ociosas.

De la comparación con el censo de 1991, resalta que la superficie sembrada de maíz, el cultivo de mayor extensión en la producción agrícola, creció de 7.4 millones a ocho mi-llones de hectáreas en 2007. Pero en cambio el área dedica-

da a la siembra de frijol bajó de 2.4 millones a 1.9 millones de hectáreas.

El censo revela que de un total de 3 millones 202 mil 350 UP consultadas sobre su problemática principal, 78 por ciento manifestó pérdidas por cuestiones climáticas. Sin que unos sean excluyentes de los otros, 25 por ciento manifes-tó preocupación por pérdida de fertilidad del suelo, 22 por ciento dijo enfrentar falta de acceso al crédito, 10 por ciento manifestó problemas de comercialización y cinco por ciento consideró como problema principal el que su organización es poco propicia para la producción.

El censo 2007 evidencia el bajo nivel de tecnificación y capitalización de los productores: el 83 por ciento de la superficie agrícola es de temporal, sólo 10.8 ciento dispone de sistemas de riego y 6.2 combina riego con temporal. Además, del total de unidades agrícolas que cuentan con riego, esto es 630 mil 312, son muy pocas las que cuentan con tecnología de punta que permite un uso eficiente del agua. Sólo 48 mil 645 cuentan con aspersión y 8 mil 191 con microaspersión, y la minoría tiene sistema de goteo, 20 mil 881. Más de 560 mil unidades tienen tecnología de canales de tierra o recubiertos.

Se evidencia asimismo la fragmentación de la superficie. El censo 2007 señala que el promedio de las UP es de ocho hectáreas, pero 57.9 por ciento de las UP agrícolas tienen una superficie de tres hectáreas o menos, mientras que el 15.8 por ciento tiene diez hectáreas o más. (LER)

Luis Gómez Oliver

Quizás el indicador estadístico más sig-nificativo para evaluar el progreso eco-nómico de un país sea la tasa de cre-

cimiento del Producto Interno Bruto (PIB). En términos gruesos, el PIB mide el valor de los bienes y servicios producidos en el país durante un periodo de tiempo, descontando el valor de los insumos utilizados, es decir, estima el total del valor económico creado en ese lapso. En la medida en que el PIB a precios constantes crezca más rápido que la población, la socie-dad estaría progresando económicamente. Este mismo criterio puede utilizarse para diver-sos sectores productivos, como la agricultura.

En los años recientes el valor agregado anual en la agricultura mexicana ha crecido a una tasa promedio de 2.1 por ciento anual. Este ritmo de progreso es uno de los más ba-jos en América Latina, solamente superior al de Venezuela, Colombia, Haití y Cuba –que presentan agudos problemas para el desarro-llo de sus actividades agrícolas–, pero inferior al de los otros 15 países latinoamericanos. El crecimiento promedio en la región ha sido de 3.2 por ciento anual y en algunos países ha sido aún mayor, como Uruguay (6.4 por cien-to) o Chile (seis por ciento).

La diferencia en las tasas de crecimiento del PIB sectorial tiene implicaciones relevantes. Si las tasas se sostienen y considerando que en casi todos los países el número de personas dedicadas a la agricultura está prácticamente estancado o en descenso, dentro de 12 años los agricultores chilenos dispondrán, en pro-medio, de un poder adquisitivo del doble del actual, mientras que a esa fecha el aumento en México sería solamente de 28 por ciento. Al ritmo de crecimiento actual, para lograr

duplicar el valor de su producto la agricultu-ra mexicana tardará 34 años. La región en su conjunto duplicará el producto de su agricul-tura en 22 años; pero en ese plazo la agricultu-ra mexicana sólo habrá crecido 58 por ciento.

Al problema del lento crecimiento se suma el de la aguda polarización que presenta el campo mexicano, donde el escaso progreso se concentra en un pequeño número de agri-cultores, así como el del acelerado deterioro de los recursos naturales, que está implicando índices alarmantes de agotamiento del agua, empobrecimiento de los suelos, acelerada de-forestación y pérdida de biodiversidad.

La agricultura mexicana presenta un seve-ro atraso, mucho más grave que lo que corres-pondería, considerando el nivel general de desarrollo del país.

Lo paradójico es que México es uno de los países que destina mayores recursos públicos al medio rural.

En un estudio realizado por la FAO para el periodo 1985-2001, el gasto público rural en México era el más elevado en América La-tina, no solamente en valor absoluto –ya que superaba incluso al gasto de Brasil– sino, tam-bién, en casi todos los indicadores relativos:• El gasto público rural per cápita (por po-

blador rural) en México era el más elevado entre todos los países latinoamericanos, con la única excepción de Uruguay. El gasto por poblador rural en México era 90 por ciento superior al de Brasil y era más del doble del gasto por persona de todos los demás países considerados en el estudio (en total 18 países).

• La proporción del gasto público rural en México dentro del total del gasto público es superior a la de todos los países sudamerica-nos y significativamente mayor que el pro-medio regional. Solamente los países cen-troamericanos (sin incluir a El Salvador) y

República Dominicana (países con una base industrial y de servicios reducida, donde la agricultura tiene un peso relativo impor-tante en la economía global) destinan una proporción mayor de su gasto al medio rural.

• En el índice de orientación agrícola del gas-to público (es decir, la relación entre la par-ticipación del gasto público rural dentro del gasto público total respecto del aporte de la agricultura dentro del PIB global) México presenta, de lejos, el mayor coeficiente en-tre todos los países latinoamericanos.

Aunque para los años posteriores no se cuenta con información comparable del conjunto de los países, es probable que esa situación inclu-so se haya agudizado ya que desde entonces el gasto público rural en México prácticamente se ha duplicado en términos reales. A precios cons-tantes de 2007 subió de 107 mil millones de pe-sos en 2001 a 199 mil millones de pesos en 2008 (85 por ciento). En términos per cápita el incre-mento es aún mayor ya que en este periodo la población rural ha disminuido ligeramente en términos absolutos. En 2001 el gasto promedio por habitante rural (en pesos de 2007) fue de 4 mil 362 pesos; y para 2008 creció en términos reales en 91 por ciento a 8 mil 348 pesos.

Actualmente, el gasto público por pobla-dor rural es prácticamente el doble del de 2001, cuando ya era muy elevado en compa-ración con el existente en los demás países latinoamericanos.

México es uno de los países con mayor gasto público canalizado hacia el campo, sin embargo, la economía rural mexicana y en particular la agricultura muestran un grave estancamiento que implica un rezago cada vez mayor respecto de los demás países latinoamericanos y de otras regiones. Como consecuencia, el país enfrenta un déficit

comercial creciente en su balanza agrope-cuaria, al mismo tiempo que la pobreza en el campo sigue siendo sumamente grave y la marginalidad rural deja pocas oportunidades de progreso más allá de la emigración hacia el extranjero o hacia las ciudades.

¿Por qué México es uno de los países que gasta más y crece menos? Los problemas del desarrollo rural son de largo plazo; sin embar-go, actualmente la política de desarrollo rural y agroalimentario se reduce a los programas de gasto fiscal que implican erogaciones puntua-les cada año. No existe una política de Estado, consensuada y con visión de largo plazo, ni un eje ordenador que dé coherencia a las acciones de los diferentes agentes (gobiernos federal y es-tatales, autoridades municipales, agricultores, organizaciones sociales rurales, agroindustria-les, comerciantes, etcétera). La preocupación principal de todos estos agentes se reduce a captar cada año la mayor proporción posible de los recursos fiscales (“bajar” recursos del presupuesto público). La capacidad de nego-ciación o de presión determina la asignación del gasto. En estas condiciones, predomina la canalización hacia necesidades sentidas, hacia programas de beneficio social o a transferencias de ingreso “para mantener la gobernabilidad”, cuando no se pierde en vicios administrativos. En cambio, los recursos para las variables es-tratégicas del desarrollo rural y agroalimentario de largo plazo son absolutamente insuficientes.

En una expresión esquemática, la política rural y agroalimentaria mexicana descansa en dos pies: por un lado, administrar las compras del exterior de todos los productos cuya im-portación resulte más barata que producirlos internamente; por otro lado, dar apoyos com-pensatorios a la población y a los agentes eco-nómicos que se vean afectados. En síntesis, la estrategia respecto de los mercados agroa-limentarios fue la de “capturar los subsidios” que otros países dan a su producción agrícola, importando alimentos y otros productos agro-pecuarios y forestales; y dar apoyos fiscales, según la demanda (la capacidad de negocia-ción o de presión), a los agricultores, a la po-blación rural y a los consumidores.

AGRICULTURA: MÉXICO, EL PAÍS QUE GASTA MÁS Y CRECE MENOS

Censo 2007: caen la producción y el financiamiento • 7.5 millones de hectáreas ociosas y caída en siembra de frijol, datos del Inegi

CAMPO CIFRADO

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La respuesta principal a los problemas rurales y agroalimentarios es la utilización de recursos fiscales para compensar las condiciones desfavorables respecto de otros países, de otras regiones o de otros grupos de población, pero sin una política de largo plazo para atacar las causas de dicha situación desventajosa. Con-secuentemente, los subsidios de un año deben ser re-petidos el año siguiente, sin que esos recursos cambien las condiciones de marginalidad rural que impiden el desarrollo de actividades productivas rentables.

Se han alcanzado algunos logros significativos en la distribución de transferencias condicionadas de ingreso y en su focalización hacia la población pobre. Pero no se progresó igualmente rápido en la solución de los pro-blemas de carencia de infraestructura, ausencia de ser-vicios, falta de integración de las cadenas productivas, comercialización ineficiente, escaso financiamiento, acelerado deterioro de los recursos naturales, debilidad de las instituciones, baja productividad y elevados cos-tos de transacción en el medio rural que son las princi-pales condicionantes estructurales de la pobreza rural. Los apoyos de fomento productivo se entregan a través de bienes privados, con diseños altamente regresivos, en programas cuyos recursos son mayoritariamente cap-turados por agricultores altamente solventes, sin que existan programas de bienes públicos con continuidad y visión de largo plazo para la construcción de nuevas capacidades productivas en la población rural pobre.

Esta política estrecha, circunscrita a programas de gasto público, está implicando el estancamiento cre-

ciente de amplias regiones (sobre todo en el sur del país, pero tam-bién en otras grandes zonas del te-rritorio nacional), con graves con-secuencias sobre las posibilidades de progreso de una parte muy signi-ficativa de su población, así como sobre los recursos naturales, el me-dio ambiente, el ordenamiento te-rritorial del desarrollo y los desequi-librios en el desarrollo regional.

En ausencia de un poderoso pro-grama de inversiones orientado a promover la transformación producti-va del medio rural, los programas de beneficio social se convierten en me-

ros paliativos temporales, generadores de dependencia y susceptibles al clientelismo partidario, sin capacidad para garantizar, de manera permanente y pro-gresiva, el bienestar de la población rural. La lucha contra la pobreza rural debe impulsarse movilizando y orientando los recursos hacia actividades económicas (agropecuarias y no agropecuarias) que promuevan la ocupación producti-va, generen riqueza y fortalezcan el arraigo de la población en condiciones dignas y con una perspectiva de progreso sostenido.

México está siguiendo una estrategia agroalimenta-ria semejante a la de países desarrollados, con la dife-rencia de que en éstos la población dedicada la agri-cultura es mucho menor y las condiciones de vida en el medio rural están aseguradas por el nivel de ingreso y los apoyos gubernamentales. En cambio, en Méxi-co la marginalidad rural no afecta a algunos –pocos o numerosos— individuos.

La marginalidad, la pobreza y la miseria en el cam-po mexicano no son individuales, afectan masivamen-te a todo el medio rural. Para combatirlas es indispen-sable instrumentar una política con objetivos y alcance sobre el conjunto de este medio social.

El problema no está en la dimensión de los recursos, sino en pretender sustituir una política de desarrollo rural y agroalimentario por meros apoyos fiscales. Es indispen-sable instrumentar una política de Estado, ampliamente consensuada socialmente y con visión de largo plazo, que utilice el gasto público rural como la principal palanca de una estrategia con miras mucho más amplias, consideran-do integralmente aspectos demográficos, medio ambiente, salud, educación, actividades productivas (agropecuarias y no agropecuarias), capitalización y condiciones laborales. La política de desarrollo rural y agroalimentario debería comprender, por una parte, un programa de largo plazo para mejorar la educación y la capacidad productiva de la población rural, así como la infraestructura física, los servicios y las condiciones de vida de esta población, a fin de reducir el enorme grado actual de marginación; por otra parte, un desarrollo institucional, que incluya, entre otros elementos: la generación de alianzas para una ace-lerada integración vertical y una comercialización más eficiente; el desarrollo de sistemas financieros rurales, incluyendo ahorro, crédito y seguro; el reconocimiento y manejo económico, eficiente y equitativo, de los derechos de propiedad (tierra, agua, recursos forestales, cuotas de

pesca, biodiversidad, patentes tec-nológicas), incluyendo la definición de instrumentos (contratos y otros) para el cumplimiento de la ley; un marco regulatorio y operacional del mercado laboral, considerando las particularidades del empleo rural; y la sustentabilidad ambiental del de-sarrollo rural. Doctor en Economía. Profesor de Economía Internacional, Facultad de Economía, UNAM. Secretario Ejecutivo de AGROANÁLISIS, AC. [email protected]

En memoria de Manuel Morales, entrañable amigo, investigador y luchador por las causas del campo

Héctor Robles Berlanga

En nuestro país, en el transcurso de los cien años recientes a la unidad de producción (UP) pequeña, se le ha visto como un las-tre, un impedimento para el desarrollo del campo mexicano. Por

ello, durante el siglo pasado se dictaron leyes para determinar el tamaño mínimo de la parcela y para superar las restricciones del minifundio.

En 1920, al emitirse las leyes de restitución y dotación de ejidos, surgió inmediatamente la cuestión del tamaño de la superficie de tierras con que irían a ser beneficiados los ejidatarios. “En la primera ley de ejidos de 1920 se estableció que el mínimo de tierra debería ser tal, que pudiese producir a cada jefe de familia una utilidad diaria equivalente al duplo del jornal medio de la localidad”.

El Reglamento de 1922 define que la unidad de dotación debería de ser de tres a cinco hectáreas en los terrenos de riego o humedad; de cuatro a seis hectáreas en los terrenos de temporal con buen temporal y de seis a ocho hectáreas en los terrenos de temporal de otra clase. El Código Agrario de 1934 estableció un tamaño invariable para la parcela ejidal, de cuatro hectáreas de riego o su equivalente en otra clase de tierras; en 1942 se fijó en seis hectáreas de riego y 12 hectáreas de tempo-ral; para 1946 se amplió la unidad de dotación ejidal a mínimos de diez hectáreas de riego o 20 de temporal o sus equivalentes en otra clase de tierras, disposición que se mantuvo hasta 1992.

En 1992, con las modificaciones al Artículo 27 Constitucional y la expe-dición de la Ley Agraria, uno de los principales problemas que se quería superar era la pulverización de la tierra, ya que se consideró como una li-mitante para la producción y para que los productores tuvieran bienestar. En la exposición de motivos se señaló que “combatir el minifundio es una acción de justicia social”.

Persistencia del minifundio. En el 2009, a pesar de todas las disposi-ciones legales anteriormente señaladas y a la ausencia de políticas diri-gidas al desarrollo del minifundio, es la unidad de producción más ge-neralizada en el campo mexicano. Actualmente, de acuerdo con el VIII Censo Agrícola, Ganadero y Forestal, existen 2 millones 688 mil 611 UP con menos de cinco hectáreas, que representan 71.6 por ciento del total.

Estas UP se han multiplicado y han resistido todas las disposiciones legales en su contra y la falta de apoyo gubernamental. Su crecimiento en 80 años es del 708.7 por ciento, al pasar de 332 mil que existían en 1930, a 2.6 millones de unidades en el 2007.

Año UP Menos de 5 ha %1930 614,101 332,439 54.11940 858,209 567,874 66.11950 1,383,212 1,004,839 72.61960 1,220,324 928,757 76.11970 846,994 567,129 67.01980 3,062,950 1,792,654 58.51990 3,504,510 2,114,622 60.32007 3,755,043 2,688,611 71.6

Fuente: Inegi. I, II, III, IV, V, VI, VII y VIII Censo Agrícola, Ganadero y Forestal

En los 20 años pasados el minifundio, en lugar de revertirse como pretendían las reformas de 1992, se acentuó y mantiene una tendencia creciente. De 1992 al 2001 la superficie parcelada de los ejidatarios pasó de 9.1 a 8.5 hectáreas y para el 2007 había disminuido a 7.5. En 16 años los predios de ejidatarios y comuneros perdieron el 21 por ciento de su tama-ño. Si el análisis se realiza por el total de superficie de las UP, se tiene que pasó de 24.6 a 19.4 hectáreas. Es decir, el predominio de las UP menores a cinco hectáreas existe en ambos regímenes de propiedad, incluso se encuentra más acentuado en la propiedad privada, representa el 62 por ciento de las UP mientras que en tierras ejidales es el 50 por ciento. El predominio de las unidades pequeñas va más allá del tipo de propiedad.

Hora de cambiar. Ya fueron suficientes 80 años de combatir a las unidades pequeñas menores a cinco hectáreas. Es el momento de cam-biar de paradigma y no verlas más como un lastre para el desarrollo del campo mexicano. Este tipo de unidades no van a desaparecer en los próximos años, ya nos demostraron que son un hueso duro de roer.

Por el contrario, hay que dirigir todos nuestros esfuerzos para que este tipo de unidad sea viable en un futuro. Estamos obligados a construir po-líticas acordes a las unidades de producción pequeñas, realizar investiga-ciones que den respuesta a sus requerimientos tecnológicos, de desarro-llo humano y construir normas jurídicas que la protejan y la impulsen. El presente y futuro del campo mexicano descansa y deberá descansar, pero con otra visión y resultados, en este tipo de unidades de producción. Investigador del CEDRSSA, Cámara de Diputados [email protected]

La unidad de producción pequeña, un hueso duro de roer

TASA DE VARIACIÓN MEDIA ANUAL DEL PIB

SILVOAGROPECUARIO Y PESQUERO 2000-2007

GASTO PÚBLICO RURAL EN MÉXICO

MÉXICO: TASAS DE POBREZA ENTRE LOS HOGARES RURALES (Porcentajes)

FUENTE: El Mercado Laboral Rural en México: Caracterización y Agenda de Investigación, CEPAL, 2009, con base en reportes del Coneval.

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14 de mayo de 20096

El autoempleo y las actividades no agropecuarias han ido ganando espa-cios en el medio rural de México, a

tal grado que entre 1980 y 2002 registraron un aumento de más de 300 por ciento, mientras que las tradicionales actividades agropecua-rias se incrementaron sólo en 50 por ciento, reporta un análisis de la Comisión Económi-ca para América Latina y el Caribe (CEPAL), el cual resalta que el medio rural muestra además un cambio demográfico significativo, con una disminución considerable de la po-blación con edades inferiores a los 15 años, lo cual derivará en una disminución de la oferta laboral en el sector en el futuro.

El análisis, “El mercado rural laboral en México: caracterización y agenda de inves-tigación”, elaborado por Gerardo Esquivel, consultor de Desarrollo Agrícola de la CEPAL en México, destaca que en general los ingre-sos rurales son escasos y ello se evidencia en la pobreza que prevalece en el medio rural, pero en años recientes se ha observado “cier-

ta mejoría” derivada precisamente de la cre-ciente diversificación hacia actividades más rentables, sobre todo las no agropecuarias, y también tiene que ver el monto creciente de remesas y los apoyos de programas sociales como Oportunidades.

Al respecto, el Instituto Nacional de Esta-dística, Geografía e Informática (Inegi) re-porta en su VIII Censo Agrícola, Ganadero y Forestal 2007 un total de tres millones 227 mil unidades productivas (UP) que reciben ingre-sos de la producción agropecuaria y forestal.

Esta cifra salta, si se observa que en el Cen-so Agropecuario 1991, el antecedente del de 2007, se muestra que las UP que reportan “sólo actividad forestal o agropecuaria” su-man tres millones 765 mil 384. La compara-ción sugiere que entre 1991 y 2007 más de 500 mil unidades dejaron de generar productos agropecuarios o en su caso dejaron de perci-bir ingresos de la actividad.

El documento de la CEPAL destaca la condición de ingresos y salarios escasos. Los salarios pagados en el medio rural, señala, son en su mayoría bajos. El 52.3 por ciento de los trabajadores recibía al cierre de 2007 dos sala-

rios mínimos o menos, 25.4 por ciento entre dos y tres salarios mínimos, 15.18 por ciento entre tres y cinco, y 3.7 por ciento cinco sala-rios mínimos o más.

Jóvenes vulnerables. La estrechez econó-mica tiene efectos sobre todo en la población joven, la cual, dice CEPAL, se caracteriza por falta de oportunidades de acceso a la tierra –a diferencia de la población de mayor edad, que tiene en sus manos este recurso–, y por tanto, tiene restringidas sus posibilidades de produc-ción, y como resultado ha tenido que buscar alternativas laborales como asalariado agrope-cuario (peón de campo o jornalero) o en algu-nos casos como trabajador no agropecuario.

“Un grupo importante de jóvenes y adultos jóvenes de estados rurales se han incorpora-do al mercado laboral rural en condiciones relativamente desventajosas”. Ingresan ini-cialmente al mercado laboral en actividades agropecuarias sin remuneración alguna y lue-go buscan contratarse como peones o jornale-ros. Estas personas, dice la CEPAL, tienden a mostrar poca mejoría en sus ingresos y son las más susceptibles de permanecer en condicio-nes de pobreza.

Así, la paradoja es que “la población más joven, no productora (involucrada en activi-dades ajenas al agro) tiende a tener un mejor nivel de ingresos (aunque quizá no de consu-mo) que la población mayor por varios facto-res” asociados a la baja productividad de la tierra, a la orientación de los productores ma-yores a la producción de cultivos tradicionales (de precio bajo relativo con otros como horta-lizas) y a la necesidad de los jóvenes de buscar una mayor diversificación de actividades.

Educación limitada. La situación de es-casos ingresos en el agro está relacionada con el nivel de instrucción de la población rural. Los datos de cierre de 2007, mues-tran que 40.9 por ciento tiene primaria incompleta, 31.2 primaria, 23.02 secunda-ria completa y 4.78 por ciento educación media y superior.

En su reflexión sobre los bajos ingresos, el texto de la CEPAL señala que “a pesar de

que se han logrado avances importantes en la reducción de la pobreza rural en los últi-mos años, es necesario profundizar sobre las causas de ésta, sobre las formas de combatirla y sobre el rol de la migración, las remesas y la educación, como mecanismos alternativos para abandonar situaciones de pobreza rural”.

El análisis resalta que el limitado acceso a servicios financieros mínimos en el sector rural tiene implicaciones sobre las decisiones laborales de los trabajadores del sector, ya que esto, aunado a los bajos ingresos que se per-ciben en este medio, impiden la posibilidad de ahorrar e invertir en oportunidades pro-ductivas que podrían traducirse en un mejor ingreso. (LER)

ACTIVIDADES NO AGROPECUARIAS GANAN TERRENO EN EL MEDIO RURAL• Los jornaleros, los más susceptibles a permanecer en la pobreza• Ingresos escasos se relacionan con bajos niveles de educación

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Participación % Laboral

de la PEA Rural por

Sector y Actividad

Sector Primario 49.04 Agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca 49.04

Secundario 21.08 Industria extractiva y de la electricidad 0.62

Industria manufacturera 12.49 Construcción 7.97Terciario 29.39 Comercio 11.99 Restaurantes y servicios de alojamiento 3.00

Transportes, comunicaciones, correo y almacenamiento 2.04

Servicios profesionales, fi nancieros y corporativos 1.23

Servicios sociales 2.75 Servicios diversos 5.90 Gobierno y organismos internacionales 2.48

No especifi cado 0.50

Fuente: CEPAL.

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El Presupuesto Especial Con-currente para el Desarrollo Rural (PEC) es uno de los

elementos críticos en el análisis de cifras del medio rural. Entre 2001 y 2009 sus recursos crecieron en 61.5 por ciento en pesos corrientes, para sumar este año 235 mil 859.2 millo-nes de pesos, y sin embargo resulta común escuchar que es insuficiente y que no repercute en cambios sig-nificativos en el desarrollo del sector agropecuario y la población rural.

Incluso la percepción de que los recursos del PEC muestran sesgos que favorecen a los productores y regiones con mejores capacidades y marginan a los campesinos de bajos ingresos, ha llevado a algu-nos como el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CO-NOC) a romper con la dinámica constante del conjunto de orga-nizaciones campesinas, de pedir cada año más y más presupuestos. A cambio, el CONOC exige un presupuesto con calidad, orientado a favorecer el potencial productivo del país y a fortalecer a los campesi-nos de pequeña escala.

El PEC incorpora los recursos presupuestarios de las instituciones que tienen que ver con el medio rural –fundamentalmente las se-cretarías de Agricultura, Desarrollo Social, Medio Ambiente Reforma Agraria y Economía, aunque tam-bién Salud, Turismo, Trabajo, Go-bernación, Relaciones Exteriores, entre otros– y las consideraciones

de que es estructuralmente erróneo se han documentado ya.

Aquí mencionamos el análisis “Apuntes sobre el ejercicio del pre-supuesto 2007 para el sector rural”, presentado en abril de este año por Héctor Robles Berlanga, del Cen-tro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA), de la Cámara de Diputados; informa-ción ofrecida por la página web subsidiosalcampo.org.mx, y algu-nas conclusiones de evaluaciones externas hechas al diseño de pro-gramas de la Secretaría de Agricul-tura (Sagarpa).

El texto de Robles analiza el PEC 2007 desde una perspectiva novedo-sa: observa cómo se ejerció a nivel municipal y a cuántos y quiénes benefició realmente. Y concluye determinando factores que caracte-rizan al PEC. Entre ellos:

Falta de equidad, porque del total del monto analizado asignado en 2007, 185 mil millones (corres-pondiente a lo que se identificó a nivel municipal, más otros recursos de crédito y de fondos), sólo 48.4 por ciento se ejerció en municipios de alta y muy alta marginación, no obstante que de las personas que vi-ven en localidades menores a cinco mil habitantes, 80 por ciento vive en esas regiones de pobreza.

Y los recursos que se aplicaron en esos municipios fueron sobre todo de la vertiente social (de combate a la pobreza, de carácter asistencial)

y no orientados a impulsar proyec-tos que generen ingreso y empleo.

De los presupuestos de la ver-tiente de competitividad otorgados a estos municipios, se observa la aplicación de montos menores a los que reciben los municipios de baja marginación. En promedio, los pri-meros reciben 2 mil 427 pesos por beneficiario, contra 15 mil 234 de los segundos.

Así, en el campo se observa una mayor presencia de la Secretaría de Desarrollo Social y no de las secretarías de Agricultura, Reforma Agraria, Economía y Medio Am-biente. “Es más frecuente encon-trar beneficiarios de los programas Oportunidades, Adultos Mayores, Microrregiones, que beneficiarios de los programas de Ingreso Obje-tivo, Apoyos a la Comercialización (...) Áreas Naturales Protegidas, en-tre otros”, dice Robles.

Al respecto, la información de organizaciones sociales que han creado la página web de Subsidios al Campo, destaca un dato que muestra la falta de justicia de los recursos presupuestarios rurales. Dice que de 171 mil millones de pesos pagados vía el Procampo y el programa de Ingreso Objetivo en 1994-2008, el 57 por ciento se entregó a sólo 10 por ciento de los beneficiarios. Ese diez por ciento recibió 16 mil 46 pesos por produc-tor en promedio por año mientras que un 80 por ciento recibió sólo 964 pesos en promedio anual.

En el otorgamiento del crédi-to en el medio rural se observa el mismo patrón. Robles señala que en los municipios de alta y muy alta marginación se distribuyó sólo 8.4 por ciento del crédito en 2007, mientras que los de muy baja mar-ginación recibieron el 56.6 por ciento. Y el monto per cápita de crédito por unidad de producción fue de 2 mil 526 pesos, contra 72 mil 520 pesos respectivamente.

Baja cobertura. El análisis de Robles, enfocado en 62 programas muestra que sólo ocho tienen bene-ficiarios en la mayoría de los muni-cipios del país y sólo cinco atiende a poco más de 50 por ciento de su po-blación potencial, o sea aquella que las instituciones aspiran atender.

“El VIII Censo Agrícola Ganadero 2007, en el tabulado 128, reporta que sólo nueve por ciento de las unidades productivas manifestó que parte de sus ingresos provenían de apoyos gu-bernamentales”, señala Robles.

La atomización de los recursos es otra de las características del PEC, que al aplicar recursos en unos cien programas, incurre en la “dispersión, duplicidad de acciones y burocracia” y esto induce a costos fijos altos, problemas de coordina-ción, dificultad de planeación y generación de “clientelas fijas que se especializan en el acceso a los programas institucionales”.

La individualización y la baja concurrencia, esto es la escasa coor-dinación entre las instituciones que ejercen el PEC, son otros dos rasgos característicos de este presupuesto. El texto de Robles menciona que “la acción gubernamental es aislada y di-fícilmente genera proyectos detona-dores del desarrollo que beneficien a una región determinada”; además, “la mayoría de los programas del PEC otorgan sus apoyos a individuos o a grupos muy pequeños, especial-mente los de la vertiente social, com-petitividad, financiamiento y medio ambiente, lo cual limita la interven-ción del Estado en el desarrollo rural, provoca atomización de la acción gu-bernamental, limitada inversión en infraestructura de impacto regional y beneficio a muy pocos hogares o unidades de producción”.

La feminización es una caracte-rística del PEC que destaca Robles, pues, dice que de 52 programas de que dispuso información desagrega-da por género, “se encontró que del total de beneficiarios 42.4 por ciento son mujeres. Además existen progra-mas exclusivos para este sector (...)”.

Las evaluaciones externas a programas de la Secretaría de Agri-cultura, hechas conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social

(ILPES), coinciden en mucho con las consideraciones de Robles.

Allí se documenta la baja co-bertura, así como la inadecuada planificación y la falta de claridad en la población objetivo y alcances de los programas. Por ejemplo en la evaluación del diseño del Pro-grama de Atención a Problemas Estructurales, que debería atender el problema de reducidos márgenes de operación que obtienen los pro-ductores agropecuarios y pesqueros del país, las instituciones mencio-nan el número de beneficiarios, 445 mil 289 productores para el caso de apoyos a insumos energéticos y 242 mil 980 para los apoyos a la comer-cialización. Estas cifras ilustran la concentración de los subsidios en pocas manos. Pero además la eva-luación dice que los recursos deben ser transformados porque hoy sir-ven sólo para compensar y deberían orientarse al mejoramiento de la productividad de los productores.

Respecto del Programa de Apoyo a la Participación de Actores para el Desarrollo Rural (Prosap), que otor-ga subsidios a organizaciones para que enfrenten sus deficiencias de gestión técnica y administrativa, la evaluación dice que el programa no tiene criterios de discriminación o focalización que diferencien entre la población potencial que presenta el problema y la población objetivo que, por ciertas características, sea la que interese atender al programa. Esto propicia baja eficiencia de los recursos presupuestarios.

La falta de planeación en los presupuestos se observa en la eva-luación externa hecha al Programa para la Adquisición de Activos Pro-ductivos de la Sagarpa, que cuenta con presupuestos superiores a los 10 mil millones de pesos. La evaluación dice que el programa “no cuenta con una definición sobre su pobla-ción potencial, pues no se encontró ningún documento oficial que con-tenga una caracterización (....)” y por tanto “se desconoce la magnitud del problema que se pretende resolver”.

El análisis de Héctor Robles, del CEDRSSA, cita consideraciones que hizo el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desa-rrollo Social (Coneval) en su infor-me de 2008, que muy bien pueden ser colofón para este texto. “La mul-tiplicidad de problemas socioeco-nómicos que padece el país podría justificar la gran diversidad de pro-gramas, pero parecería que esta di-versidad, más que un beneficio, es un problema estructural de la polí-tica de desarrollo social. Salvo un pequeño conjunto de programas con gran presupuesto, es evidente que existe una gran dispersión de recursos, diversos programas, secre-tarías e instituciones, lo cual signi-fica una atomización del gasto que puede traducirse en una falta de efectividad y eficiencia.” (LER)

CAMPO CIFRADO

DISTRIBUCIÓN PER CÁPITA DE MONTOS Y BENEFICIARIOS DEL PEC 2007 (PESOS)

FUENTE: Apuntes sobre el Ejercicio del Presupuesto 2007 para el Sector Rural, CEDRSSA, Cámara de Diputados, 2009.

GASTO PÚBLICO RURAL

CRECIENTE PRESUPUESTO, MENGUANTES RESULTADOS

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Juan Antonio Hinojosa

El debacle financiero vivido a partir del tercer trimestre de 2008 mostró lo sensi-bles y frágiles que son nuestros mercados

de commodities (materias primas). La influencia de la bolsa de acciones, de los índices industria-les y tecnológicos, se incrementa día con día.

Existe una gran variedad de opiniones sobre la crisis económica y su efecto en los precios de los productos agropecuarios que cotizan en bolsa. Aquí hacemos un breve análisis del mercado de granos forrajeros (maíz) y oleagi-nosas (soya) en espera de que nuestra opinión ayude a la toma de decisiones de productores y compradores para los meses por venir.

Iniciamos con el maíz. El reporte de ofer-ta/demanda que publicó en abril pasado el Departamento de Agricultura de Estados Uni-dos (USDA) mostró una producción mundial de este grano de 786 millones 450 mil tone-ladas, cuatro millones 460 mil menos que lo producido el año anterior, aunque es la segun-da producción más grande en la historia.

Definitivamente Estados Unidos, con una producción estimada de 307 millones de to-neladas, influyó sustancialmente en esta ofer-ta mundial. Los factores determinantes han

sido semillas genéticamente modificadas, mejores labores de producción y buen clima (a pesar de que hubo previsiones negativas de analistas y meteorólogos).

De igual forma, el consumo global de maíz ha continuado su ascenso. El año pasado registró un máximo histórico de 772 millones 740 mil toneladas, dos millones 700 mil más que el año anterior. Los inventarios finales de maíz a escala mundial se ubican este año 2008/09 en 143 millo-nes 330 mil toneladas, 13 millones 720 mil más que lo registrado el año pasado. Son los inven-tarios más altos desde el inicio del nuevo siglo.

Si combinamos la crisis financiera con más inventario de maíz en el mundo y una dis-minución en la demanda por bienes, junto con la falta de liquidez tanto de las empre-sas como de las personas, puede sin embargo preverse limitaciones en el consumo de maíz.

Es importante analizar la situación de deman-da en Estados Unidos. El mes pasado el USDA reportó una disminución en su consumo pecua-rio anual de 14 millones 940 mil toneladas respec-to del año pasado, para ubicarlo en 135 millones 890 mil toneladas. Es una reducción abrumado-ra que influye en la oferta/demanda, a pesar del crecimiento de la demanda industrial del maíz, principalmente para la producción de etanol.

Con respecto al frijol de soya, se observa una situación de oferta limitada. Nos encon-tramos un mercado invertido (el precio en el contrato de futuros más cercano es más caro que el lejano). Esta situación se presen-ta cuando la oferta de grano no es suficiente para satisfacer la demanda existente.

Ello es crítico pues los inventarios finales de este año, de 45 millones 840 mil toneladas, son los más bajos de los cuatro años recien-tes. La producción mundial de este cultivo se estima en 218 millones 760 mil toneladas (en comparación con 220 millones 840 mil del año anterior), y la demanda se reduce al pasar de 229 millones 750 mil toneladas a 225 millones 400 mil.

Consideramos que las cifras de frijol de soya serán modificadas por el USDA en su próximo reporte de oferta/demanda mundial, debido a que Argentina está pasando por una de las peo-res sequías de todos sus tiempos y su produc-ción de la oleaginosa se ha visto mermada en 12 millones de toneladas respecto del año pasa-do, para ubicarse en 34 millones. Por su parte, Brasil declara una reducción de cuatro millo-nes de toneladas para ubicarse en 57 millones.

Desafortunadamente la oleaginosa de Sudamérica no se está haciendo notar en el mercado internacional. Los precios tanto del grano como de la harina de soya comienzan a ubicarse en niveles preocupantes. La posi-bilidad de una oferta importante se ve has-ta la próxima cosecha de Estados Unidos, la cual iniciará el último trimestre del 2009. Independientemente de esa producción de la Unión Americana, seguiremos con inventa-rios reducidos, al menos hasta la nueva cose-cha sudamericana en el 2010.

Creemos que cualquier proyección de pre-cios hoy día es totalmente errónea y extrema-damente arriesgada; sin embargo, mostramos aquí una gráfica con el estimado de precios que el USDA dio a conocer en su reunión anual en la ciudad de Washington en febrero pasado. Debe considerarse que a pesar de la gran estabilidad que se observa en la gráfica, es de esperarse una volatilidad sustancial en los precios durante todo lo que resta del 2009.

Como mencioné anteriormente, la falta de liquidez tanto de las industrias como del público en general impactan en una reduc-ción en la oferta de créditos para la produc-ción de los bienes primarios, en este caso, para la producción de granos del próximo ciclo agrícola. Esta falta de liquidez se tra-ducirá en menos aplicaciones de pesticidas y de fertilizantes, lo que propiciará menores rendimientos, principalmente en granos fo-rrajeros. Si en realidad la situación económi-ca mejora en el último trimestre del 2009, como muchos analistas están previendo, muy probablemente se elevará la demanda de productos, lo que aunado a una produc-ción baja, pudiese propiciar precios mayores para el próximo 2010.

Nadie tiene la verdad absoluta en este mercado, lo único real es el riesgo que cada uno de ustedes tiene en su operación ya sea de producción, acopio, comercialización y/o creación de alimento balanceado. Administre su riesgo y recuerde que la administración del riesgo y la especulación son cosas totalmente distintas. Consulte con su asesor sobre la me-jor manera de protegerse. Consultor Senior de Manejo de Riesgos. FCStone LLC

TENDENCIAS DE LOS PRECIOS INTERNACIONALES DE GRANOS FORRAJEROS Y OLEAGINOSAS

CAMPO CIFRADO

PROYECCIONES DE PRECIOS DE GRANOS*

(DÓLARES POR BUSHEL; EN ARROZ, DÓLARES POR QUINTAL)

*Proyecciones hechas en noviembre de 2008. Fuente:USDA.FO

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Víctor Suárez e Ivan Polanco¿Gripe porcina? ¿Gripe mexicana?

¿Gripe norteamericana? No. Gripe TLCAN

Es común afirmar que las políticas agroalimentarias de los gobiernos del PRI y del PAN de 1982 a la fe-cha se han guiado por los dogmas neoliberales del

libre comercio. Lo cierto es que más allá del fanatismo de los tecnócratas del ITAM, CIDE y Universidad Anáhuac y el pragmatismo vulgar de los secretarios de Agricultura y Co-mercio en turno, las políticas gubernamentales en el sector agroalimentario y rural se han establecido y ejecutado en función directa de los intereses de las grandes corporaciones agroalimentarias trasnacionales y de los designios neocolo-niales de Estados Unidos sobre nuestro país.

Ningún país en el mundo ha llevado al extremo el des-mantelamiento de su sistema agroalimentario y lo ha puesto

en manos de intereses externos como lo ha hecho México de manera continua, sistemática e invariable en los 25 años recientes bajo los gobiernos del PRI y del PAN.

Con el Tratado de Libre Comercio de América del Nor-te (TLCAN) se elevaron a rango de ley supranacional, por encima de la Constitución, las políticas de guerra contra la agricultura campesina, la soberanía alimentaria y el dere-cho a la alimentación así como a favor de la dependencia alimentaria, la concentración oligopólica de los mercados y la imposición de un modelo agroalimentario industrial cuya rentabilidad se sostiene con base en subsidios públi-cos, la malnutrición de la población, las prácticas anticom-petitivas y la externalización de costos sanitarios, sociales y ambientales.

Importar alimentos, expulsar campesinos, malnutrir a la po-blación y colocar a México en un gravísimo nivel de dependen-cia y vulnerabilidad, no sólo alimentaria sino para su seguridad nacional, han sido los resultados de estas políticas prianistas.

Podríamos afirmar que los gobiernos priístas y panistas se han desempeñado como vulgares agentes de intereses pri-vados y de los designios de una potencia extranjera. En este sentido, los presidentes de la República y sus secretarios de Agricultura, Comercio y Hacienda deberían ser juzgados por sabotaje a la economía nacional.

A continuación se presentan algunos datos duros sobre el comportamiento de las importaciones y precios agroalimen-tarios en tiempos del TLCAN. Estos hechos muestran la gravedad de la dependencia alimentaria y del impacto en la elevación de los precios al consumidor así como los efectos contrarios al desarrollo de la agricultura campesina, el ingreso y bienestar de millones de campesinos y pobladores rurales. Asimismo, comprueban la falacia de algunos de los principa-les mitos alrededor del TLCAN: “las agroexportaciones serán la locomotora del crecimiento del sector”, “las importaciones agroalimentarias permitirán bajos precios al consumidor”, “el TLCAN es una fuente de divisas para México”, etcétera.

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Fuente: ANEC con datos del Banco Nacional de Comercio Exterior (1988-1999); SIAP (Sistema Integral Estadis�co Agroalimentario yPesquero) (2000-2006). NOTA: Para obtener el precios se realizó un cálculo entre el Valor y el Volumen de las importaciones.

Precios de importación de FRIJOL 1994-2008

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El precio se ha multiplicado de1994 a 2008 por:• 5.3 veces en Pesos• 1.6 veces en Dólares

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Dlls/TonPesos/Ton

Fuente: ANEC con datos del Banco Nacional de Comercio Exterior (1988-1999); SIAP (Sistema Integral Estadis�co Agroalimentario yPesquero) (2000-2006). NOTA: Para obtener el precio se realizó un calculo entre el Valor y el Volumen de las importaciones.

Precios de Importación de MAÍZ 1994-2008

Pesos/Ton

Dlls/Ton

El precio se ha multiplicado de 1994 a 2008 por:• 5.7 veces en Pesos• 1.8 veces en Dólares

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1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Dlls/TonPesos/Ton

Fuente: ANEC con datos del Banco Nacional de Comercio Exterior (1988-1999); SIAP (Sistema Integral Estadis�co Agroalimentario y Pesquero) (2000-2006). NOTA: Para obtener el precio se realizó un cálculo entre el Valor y el Volumen de las importaciones.

Precios de Importación de ARROZ 1994-2008

Pesos/Ton

Dlls/Ton

El precio se ha multiplicado de 1994 a 2008 por:• 6.0 veces en Pesos• 1.8 veces en Dólares

0

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1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Dlls/TonPesos/Ton

Fuente: ANEC con datos del Banco Nacional de Comercio Exterior (1988-1999); SIAP (Sistema Integral Estadis�co Agroalimentario y Pesquero) (2000-2006). NOTA: Para obtener el precio se realizó un cálculo entre el Valor y el Volumen de las importaciones.

Precios de Importación de SORGO 1994-2008

Pesos/Ton

Dlls/Ton

El precio se ha multiplicado de 1994 a 2008 por:• 6.6 vecesen Pesos• 2.0 veces en dólares

15,218

20,805

-5,587-10,000

-5,000

0

5,000

10,000

15,000

20,000

25,000

1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Fuente: ANEC con datos de Banco de México.

Comercio Exterior Agroalimentario periodo TLCAN 1994-2008 (millones de dólares)

EXPORTACIONES

IMPORTACIONES

SALDO

FCHEZPL VFQ

147,369

190,281

-42,911

-100,000

-50,000

0

50,000

100,000

150,000

200,000

250,000

Fuente: ANEC con datos de Banco de México.

Comercio Exterior Agroalimentario periodo TLCAN acumulado 1994-2008 (millones de dólares)

EXPORTACIONES

IMPORTACIONES

SALDO

050100150200250300350400450

0500

1,0001,5002,0002,5003,0003,5004,0004,5005,000

Dlls/TonPesos/Ton

Fuente: ANEC con datos del Banco Nacional de Comercio Exterior (1988-1999); SIAP (Sistema Integral Estadis�co Agroalimentario y Pesquero) (2000-2006). NOTA: Para obtener el precio se realizó un cálculo entre el Valor y el Volumen de las importaciones.

Precios de Importación de TRIGO 1994-2008

Pesos/Ton

Dlls/Ton

El precio se ha multiplicado de 1994 a 2008 por:• 9.6 veces en Pesos• 3.0 veces en Dólares

0

100

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1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Dlls/TonPesos/Ton

Fuente: ANEC con datos del Banco Nacional de Comercio Exterior (1988-1999); SIAP (Sistema Integral Estadis�co Agroalimentario y Pesquero) (2000-2006). NOTA: Para obtener el precio se realizó un cálculo entre el Valor y el Volumen de las importaciones.

Precios de Importación de Soya 1994-2008

Pesos/Ton

Dlls/Ton

El precio se ha multiplicado de 1994 a 2008 por:• 6.6 veces en Pesos• 2.0 veces en Dólares

datos duros y tupidos

la Importación de alimentos en tiempos del TLCAN

Page 10: No. 20 Campo cifrado

Alfonso Raffin del Riego

Los expertos en ganadería sabemos que no es casualidad que tras la gripe aviar venga la porcina. Hace más de 20 años

nuestro profesor de patología infecciosa de la facultad de veterinaria nos definía a los pollos y cerdos de granja moderna como “monstruos metabólicos”, seleccionados por multinacio-nales de la genética. Sus huesos se rompen sin

resistir el peso, su corazón explota sin poder atender a tanta masa muscular, sus vísceras sufren para transformar tanto pienso en carne.

El objetivo es que los animales acumulen kilos en el menor tiempo posible y si hace 20 años parecía increíble que un pollo estuviera listo para el sacrificio en dos meses, hoy ya lo está en 40 días.

La competencia impuesta por las poderosas integradoras de carne manda; manda a los ga-naderos, insertos en su cadena, a producir más kilos en menos tiempo y en menos espacio. Esos bichitos Schwarzenegger –que nacen con una enfermedad impuesta por el hombre que les genera un voraz apetito, pero una total in-defensión a las enfermedades– se hacinan por millares en naves cerradas como los judíos en Auschwitz. Sus heces se almacenan y fermen-tan bajo sus pies, dejando una peste amonia-cal irrespirable. Los ganaderos retiran a diario decenas de cadáveres y, para reducir las bajas, medican agua y alimento y aplican los antibió-ticos disponibles por la industria farmacéutica.

Los virus circulan a gran velocidad en-tre estos seres vivos y al pasar por alguno de ellos mutan su genoma y se adaptan a vivir también dentro de los humanos. Parecería un castigo al maltrato, si no fuera que el primer castigado es un ganadero, también maltrata-do por el sistema, y ahora hospedador de un virus loco (aviar o porcino), que a su paso por otros hombres podrá ir haciéndose más letal.

Se dice que éste es el medio que tiene un mundo en rápido crecimiento para consumir carne barata, pero la Organización de las Nacio-nes Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y múltiples organizaciones no guberna-mentales saben que la producción intensiva de animales absorbe grandes cantidades de cerea-les, necesarios para los más pobres, los que más enfrentan el riesgo de morir por las nuevas epi-demias, sin medicamentos ni vacunas. Es una gripe porcina o marrana que quiere eliminar a quienes nunca comieron un salchichón. Miembro de Veterinarios Sin Fronteras y consultor en producción animal de Brasilalfonso.raffi [email protected]

¿POR QUÉ ESTAS GRIPES SE ORIGINAN EN POLLOS Y CERDOS DE FÁBRICA?

¿MONSTRUOS METABÓLICOS?

Beatriz A. Cavallotti V.

Los avances científico-tecnológicos en la producción agrope-cuaria, así como las transformaciones en el procesamiento, la conservación, el empaque y transporte de sus productos,

favorecieron un crecimiento sin precedentes de la industria ali-mentaria y con ello una expansión notable de las empresas tras-nacionales en la producción, el procesamiento y el comercio de alimentos. Las fusiones y alianzas estratégicas entre ellas propicia-ron una gran concentración de capital y el control creciente y pro-gresivo del mercado global.

De acuerdo con Magda Fritsher, en su trabajo Globalización y alimentos: tendencias y contratendencias (2002), la tercera parte de la producción agroindustrial mundial se concentra en 200 empresas.

El comercio de granos y oleaginosas, en el mercado internacio-nal, lo dominan Cargill y ADM.

Se estima que, en un futuro no muy lejano, en el sector de tien-das de autoservicio Wal-Mart, Carrefour, Ahold y Tesco serán prác-ticamente los únicos contendientes en el mercado global.

La producción de cárnicos se encuentra en proceso de concentra-ción: en Estados Unidos, cuatro empresas concentran 83.5 por ciento del sacrificio y empaque de la carne de res; cuatro empresas dominan 66 por ciento de estas actividades en carne de cerdo; en pollo, cuatro concentran el 58.5 por ciento. En Canadá, tres compañías procesan las tres cuartas partes de la carne de res, y en Australia cuatro empre-sas dominan este mercado. En la producción de cerdo y el procesa-miento de su carne, Smithfield es la principal empresa a nivel global.

Mientras que con la Revolución Verde se promovió un modelo tecnológico basado en el empleo intensivo de insumos y capital, en la ganadería se gestó un modelo similar, con una elevada concen-tración de animales en espacios reducidos, la explotación de razas especializadas, el empleo de alimentos balanceados, complemen-tos, antibióticos, etcétera.

En México, en la década de los 80s, la avicultura moderna basa-da en este modelo ya estaba consolidada. Sin embargo, la porcicul-tura y la ganadería todavía eran ajenas a este proceso.

Las políticas neoliberales, que favorecieron a la gran empresa en detrimento de las medianas y pequeñas, crearon las condiciones para la penetración de capital trasnacional y la adopción de este pa-trón de producción por los ganaderos mexicanos más capitalizados. Los datos que proporciona el censo agropecuario dan cuenta de ello.

En seis estados del país, Jalisco, Guanajuato, Veracruz, Puebla, Durango y Querétaro, con 30 por ciento del total de unidades de pro-ducción avícola, se concentra 52.2 por ciento de la parvada nacional.

Cuatro estados, Sonora, Jalisco, Guanajuato y Puebla, con 18 por ciento de las unidades de producción porcinas, cuentan con casi la mitad de la piara existente en el país.

Ocho estados de la República, Veracruz, Jalisco, Chihuahua, Chiapas, Sonora, Tamaulipas, Durango y Michoacán, poseen 41 por ciento de todas las unidades de producción bovinas y 52 por ciento del hato nacional.

La concentración de la producción y el capital siempre traen consigo la desaparición de pequeños y medianos productores y con ello pobreza, si no se genera suficiente empleo.

La concentración en la ganadería, además de las consecuencias económicas y sociales, conlleva un impacto ambiental de grandes proporciones, de acuerdo con estudios realizados por la Organiza-ción para la Cooperación y el Desarrollo Económico (2000 y 2003) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO (2006), contribuyendo al cambio climático y la polución. Esto se debe a que la producción intensiva genera una gran cantidad de desechos, que no necesariamente son bien mane-jados por las empresas, propaga olores, puede contaminar el agua, emite amoníaco y gases invernadero, entre otros.

Las enfermedades. A su vez, la concentración de animales en pequeñas áreas y el empleo indiscriminado de antibióticos puede propiciar el desarrollo de nuevos virus y enfermedades que se tras-mitan a los seres humanos. Probablemente, sea el origen de la gripe aviar y de la gripe porcina (hoy denominada “humana”): habrá que esperar los resultados de la investigación al respecto.

Indiscutiblemente, la ganadería es sumamente importante para la alimentación, para la generación de ingresos y empleo, por los insumos que produce para la industria, por su aportación de divisas al país y su contribución al PIB. Por ello, es necesario desarrollar urgentemente políticas públicas para el subsector que promuevan procesos de producción alternativos y contribuyan a disminuir drásticamente los impactos económicos, sociales y ambientales de su actual modelo de crecimiento. También es imprescindible la inversión en investigación para el cambio de paradigma científico-tecnológico aplicado actualmente en la producción.

En un contexto de crisis económica, energética, alimentaria y ambiental se requiere reorientar la política nacional para una pro-ducción ganadera sustentable, con una mayor participación del Estado, la realización de diagnósticos, políticas y programas regio-nales con el concurso y la supervisión de los productores rurales porque de ello depende la autosuficiencia alimentaria y el acceso a los alimentos para la población y la soberanía del país. Profesora de la Universidad Autónoma [email protected]

La concentración de la producción en la ganadería

Ganadería industrial,

sinónimo de enfermedad

En su página web, El Poder del Consumidor (EPC) insertó un video elaborado hace algunos años, “The Meatrix... la realidad de la granja industrial: criaderos de virus y contaminación”, donde refi ere que desde mitad del siglo XX compañías avariciosas –que empezaron a com-petir con granjas de producción familiar y han hecho desaparecer más de dos millones de éstas— desarrollan una producción tipo “facto-ría”, donde tienen a los animales cercados lo más estrechamente posible y la mayoría nun-ca llega a ver la luz del día, tomar aire fresco o tocar el suelo, y les suministran antibióticos en sus alimentos diarios para mantenerlos vivos, a tal grado que los gérmenes causantes de las enfermedades se han hecho cada vez más re-sistentes. El video augura una “epidemia incon-trolable”, y menciona que esas granjas-fábrica generan grandes cantidades de excremento que contamina el aire y los ríos y provoca en-fermedades en las poblaciones aledañas.EPC considera este video como una predic-ción y señala que hay cada vez más indicios de que el origen de la infl uenza A/H1N1 es Granjas Carroll, ubicada en Perote, Veracruz, empresa subsididaria de la líder mundial de carne de cerdo, Smithfi eld Foods.“Smithfi eld ya ha sido multada a pagar 12.6 millones de dólares en EU y se halla bajo una nueva investigación federal por presuntos da-ños tóxicos al medioambiente derivados de sus lagunas de excremento porcino”, dice.Para más información sobre investigaciones sobre infl uenza A/H1N1 y granjas-fábrica, ver www.elpoderdelconsumidor.org

SABIDURÍA POPULAR No andan errados quienes actualizan el viejo refrán, que ahora dice: Cría puercos (hacinados) y te sacaran los mocos.

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14 de mayo de 200911

Víctor Suárez Carrera

La epidemia de gripe TLCAN y la contaminación trans-génica de maíz son dos graves acontecimientos que hoy enfrenta el país y que obedecen a las mismas cau-

sas estructurales: la imposición a escala global de un mo3elo agroalimentario industrial y la subordinación de los gobiernos nacionales y los organismos multilaterales a los intereses de las grandes corporaciones multinacionales.

Nuevo modelo de agricultura industrial. Desde principios de los años 80s, el complejo agroindustrial y agroexportador estadounidense, en su lucha por salir de una profunda crisis, recuperar sus tasas de ganancia y continuar su disputa con la Unión Europea por la hegemonía de los mercados agrícolas internacionales, emprendió una recomposición del modelo de agricultura, comercio y alimentación en Estados Unidos (EU) y a escala planetaria que había estado vigente desde el New Deal (1933) hasta entonces.

Forman parte de esta nueva etapa de reestructuración agrí-cola internacional los siguientes hechos: a) la inclusión de la agricultura por primera vez en la ronda de negociaciones del Acuerdo General sobre Aranceles y Tarifas (GATT) en 1986 debido a la presión de EU; b) la suscripción del Acuerdo de Libre Comercio Estados Unidos-Canadá en 1989; c) el Acuer-do de Marrakesh de la Organización Mundial de Comercio (1994) que incorpora provisiones para la liberalización de los mercados agrícolas de los países del Tercer Mundo, garantías para las inversiones extranjeras y reconocimiento a los dere-chos de propiedad intelectual de las grandes corporaciones; d) el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN (1994); e) la neoliberal Ley Agrícola estadounidense de 1996; y f) las políticas de ajuste estructural en el sector agroalimentario de los países subdesarrollados impuestas por el Fondo Mone-tario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interame-ricano de Desarrollo con la complacencia del organismo de Alimentación y Agricultura de las Naciones Unidas (la FAO) y otros de esta instancia.

El nuevo modelo agroalimentario ha pretendido suprimir las restricciones intrínsecas de la producción vegetal y animal (dependencia de los ciclos biológicos, condicionamiento de los factores climáticos y agroecológicos, limitación de la superficie arable, diferenciación de las calidades y cercanía de los merca-dos de las tierras agrícolas y de pastoreo, fragmentación y disper-sión de las unidades de producción, etcétera) por medio de una producción agropecuaria de tipo industrial. La agricultura ya no es un sector especial y diferenciado del resto delos sectores de la economía. Es igual. Se trata de aplicar los principios y for-mas de organización industrial a la producción agroalimentaria.

Las principales características del modelo de agricultura in-dustrial son las siguientes:• Objetivo central: maximización de las utilidades.• Grandes escalas de producción con la consiguiente concen-

tración de tierra y agua en muy pocas empresas, propiciando la expulsión de millones de campesinos.

• Producción de monocultivos y con una reducida variedad de semillas y pies de cría “campeones”; tendencia a la uni-formidad, a la “producción en línea”.

• Utilización intensiva de agua, energía, agroquímicos y maquinaria.

• Utilización de tecnologías riesgosas para la salud humana, la salud animal y para el medio ambiente: monocultivos, haci-namiento de animales; supresión de la rotación de cultivos y hatos; uso masivo de pesticidas, antibióticos, hormonas de crecimiento, estimulantes del apetito y de semillas transgé-nicas incluso en forma ilegal; uso generalizado de conserva-dores, colorantes y saborizantes químicos; etcétera.

• Corporaciones de subsidios públicos.• Cadenas largas de suministro con el consiguiente incremen-

to de los costos de los alimentos, del consumo de energía para el transporte, procesamiento, corporacione y corpora-cione a largas distancias (distancias planetarias) y de la emi-sión de gases de efecto invernadero.

• Externalización de los costos ambientales, sanitarios y socia-les que tienen que ser pagados y asumidos por los ciudada-nos, contribuyentes y consumidores.

Modelo de agricultura industrial y poder de las corporacio-nes. Las corporaciones agroalimentarias no sólo han impuesto en México y en la mayoría de los países su modelo de agricul-tura industrial sino que además han concentrado en sus manos los mercados, estableciendo prácticas ilegales de fijación de precios a lo largo de la cadena agroalimentaria, obteniendo utilidades extraordinarias y acrecentando su poder económi-co a costa de los productores pequeños y medianos y de los consumidores.

En México 20 grandes corporacio-nes controlan el mercado agroalimen-tario entre las que se encuentran Ma-seca, Bimbo, Bachoco, Lala, Sigma, Monsanto, Smithfield, Cargill, Nestlé, Archer Danield’s Midland, Corn Pro-ducts International, Tyson, Pilgrim’s Pride, Pepsico, Coca Cola, Wal-Mart y Bayer.

Estas empresas, con poder económi-co global, influyen al mismo tiempo en la determinación de las políticas agroalimentarias, las medidas regula-torias e incluso en el nombramiento de presidentes y secretarios de Agricul-tura como son los casos de Felipe Cal-derón y Alberto Cárdenas que fueron financiados y apoyados por el Grupo Bimbo y el Consejo Nacional Agropecuario aun violando las leyes electorales.

Gripe TLCAN y contaminación transgénica de maíz. El brote de gripe TLCAN se ubicó en EU en años pasados y en México recientemente en zonas de producción porcícola a es-cala industrial de grandes corporaciones trasnacionales como Smithfield. Dado el poder económico y político de Smithfield, deslocalizó una parte importante de sus operaciones de Esta-dos Unidos hacia México por medio de la empresa Granjas Carroll en donde --con la complicidad del gobierno federal (se-cretarías de Salud, Medio Ambiente y Agricultura) y los gobier-nos de Puebla y Veracruz-- ha podido evadir los estándares am-bientales, sanitarios y laborales vigentes en el vecino del norte.

El modo industrial de producción porcina favorece las con-diciones para la mutación y transmisión de virus como el A/H1N1: hacinamiento, uniformidad de pies de cría, estrés, uso masivo de antibióticos, violación de normas sanitarias, relaja-miento de prácticas de higiene y seguridad para los trabaja-dores, violación de normas para la disposición de efluentes y desechos, etcétera

Una vez desatada la epidemia, ¿quién pagará los costos? ¿Smithfield? Ganancias privadas para Smithfield y las corpo-raciones farmaceúticas, externalización de costos sanitarios y ambientales para la sociedad.

El modelo de producción industrial, el poder de Smithfield y la subordinación del gobierno federal y los gobiernos esta-tales aunado al desmantelamiento de los servicios de salud públicos y la violación sistemática del derecho a la salud de los mexicanos, son el origen de la epidemia de gripe TLCAN.

De la misma forma, el poder económico y político de Mon-santo –el monopolio mundial de las semillas transgénicas-- ha

propiciado la contaminación de los maíces mexicanos con la complicidad e indolencia del Ejecutivo federal y de los secre-tarios de Salud (José Ángel Córdova), de Agricultura (Alberto Cárdenas) y de Medio Ambiente (Juan Elvira). Es tanto el po-der de Monsanto que en enero pasado su presidente mundial emplazó directamente al presidente Calderón durante el Foro Económico Mundial de Davos a que le autorizara inmedia-tamente los permisos de siembra de maíz transgénico, “si no Monsanto decidiría no invertir en México 200 millones de dólares”. Como respuesta, el gobierno publicó en marzo una modificación al reglamento de la Ley de Bioseguridad de Or-ganismos Genéticamente Modificados que permite el otorga-miento de permisos a Monsanto y que viola la propia ley al no establecer previamente: a) un régimen especial de protección del maíz; b) la determinación de los centros de origen del maíz en el territorio nacional, y c) una política de Estado en materia de bioseguridad. Asimismo, la publicación de dicho reglamen-

to viola la Ley Federal del Procedi-miento Administrativo al no realizar una consulta pública respecto de las modificaciones que le abren la puerta a la siembra de maíz transgénico.

¿Quién paga los costos de la utiliza-ción de una tecnología altamente ries-gosa para la salud humana y animal y para el medio ambiente? ¿Quién paga los costos de la contaminación de las razas y variedades de maíces nativos de México, patrimonio de los mexicanos y de la humanidad? ¿Por qué si en Euro-pa y Estados Unidos está prohibido el maíz (y el trigo) transgénico para con-sumo humano, en México el gobierno de Calderón viola la ley para incre-

mentar las ventas de Monsanto? ¿Quién paga los costos? Otra vez el mismo principio: una corporación, Monsanto, externaliza los costos sanitarios, ambientales, sociales y patrimoniales (cul-turales, históricos, agrobiodiversidad) y aumenta sus utilidades, con la irresponsabilidad del gobierno mexicano.

Alternativas. Urge enfrentar los impactos inmediatos de la gripe TLCAN al tiempo que, bajo la presión de la sociedad civil y el Congreso, se establezca una estrategia de Estado para la prevención y seguimiento epidemiológico en el marco del fortalecimiento del sistema de salud pública y de acceso uni-versal a la salud.

Urge detener la contaminación transgénica del maíz mexi-cano, castigar a los responsables y frenar el otorgamiento de los permisos de siembra de maíz transgénico a Monsanto. Las consecuencias de no hacerlo serían aún más graves que la epi-demia de gripe TLCAN.

Al mismo tiempo es imprescindible e impostergable en-frentar las causas de fondo de la extrema vulnerabilidad en la que se encuentra la población y nuestro país a partir de las siguientes tareas estratégicas: a) sustituir el modelo de agri-cultura industrial por el modelo de agricultura sustentable y multifuncional en pequeña y mediana escala; b) democratizar el mercado agroalimentario y reestablecer el papel regulador y de fomento del Estado; y c) recuperar el gobierno federal para la función pública, para lo público, a favor de los intereses mayoritarios y de los intereses del Estado mexicano. *Ante la inconveniencia para el sector porcícola de llamar a la nueva cepa de virus de influenza que se propagó en México, Estados Unidos y Canadá como gripe porcina y ante la pretensión de la Organización Mundial de Sa-lud de denominarla gripe mexicana o gripe norteamericana según los usos y costumbres de referenciarla por la región o país del brote principal (gripe española, gripe asiática, etc.), proponemos una mejor denominación al virus de influenza A/H1N1: gripe TLCAN (NAFTA flu en inglés).

GRIPE TLCAN* Y CONTAMINACIÓN TRANSGÉNICA: SALDO DEL MISMO MODELO, CULPA DEL MISMO GOBIERNO

LA CARNE DE CERDO NO TRANSMITE LA INFLUENZA A H1N1Es un hecho, y así lo ha afirmado la Organización Mundial de la Salud (OMS), que el consumo de carne de cerdo es seguro; de ninguna manera transmite la enfermedad de in-fluenza A H1N1. Pero el hecho de que la epidemia que ata-ca a México y a otras varias naciones se haya denominado inicialmente “influenza porcina” propició aquí un desplo-me en las ventas de esta carne, hasta de 80 por ciento, se-gún la Confederación de Porcicultores Mexicanos (CPM).

Obviamente, esto se ha hecho sentir en los precios y la CPM afirma que está en riesgo la sobrevivencia del con-junto de porcicultores. Para equilibrar el mercado nacio-nal, la CPM está demandando que nuestro país cierre su frontera a cerdo del extranjero por lo menos durante los próximos tres meses (lo que representaría dejar de importar 30 mil toneladas, básicamente de Estados Unidos).

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14 de mayo de 200912

CAMPO CIFRADO

Juan Pablo Ozaeta

Guatemala es un territorio de 108 mil 889 kilómetros cuadrados. De sus casi 13 millones de habitantes, más

de la mitad se ocupa en la agricultura. La im-portancia de esta actividad no sólo es econó-mica sino que también tiene un significado cultural para los pueblos mayas.

No obstante, el Censo Agropecuario, rea-lizado en 2003, demostró que de 822,188 per-sonas que se ocupan en la agricultura, 45 por ciento son productores y productoras agríco-las de infrasubsistencia (poseen menos de 0.7 hectáreas de tierra); otro 46 por ciento mues-tra condiciones de subsistencia (entre 0.7 y siete hectáreas). Sólo seis por ciento califica en la categoría de excedentarios (con predios

de siete a 45 hectáreas) y un dos por ciento está dedicado a la agricultura comercial (cada productor posee más de 45 hectáreas).

Sorprendente resulta que mientras ese dos por ciento comercial concentra un 57 por ciento de la superficie cultivada del país, el 45 por ciento de infrasubsistencia utiliza única-mente el tres por ciento de la tierra cultivable.

Las condiciones de vida de esta gran can-tidad de población campesina son tan preca-rias que –aunque hay quienes tienen posibi-lidades de producir para autoconsumo– sus ingresos no alcanzan a satisfacer sus necesi-dades alimentarias más básicas.

Al relacionar el salario mínimo agrícola con el precio de la canasta básica alimenta-ria, se confirma que el primero está muy por debajo del segundo.

En 2008, el salario mínimo era de 184 dó-lares (según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. FAO). Ese año se presentó una fuerte subida de los precios de alimentos, provocada por la crisis del modelo neoliberal. Así, en enero de 2008 la canasta básica alimentaria se calcula-ba en 217 dólares, es decir que el salario sólo alcanzaba a cubrir el 85 por ciento. Pero la si-tuación empeoró en julio de 2008, cuando la canasta básica se calculó en 260 dólares, con lo cual sólo podía cubrirse el 74 por ciento de las necesidades alimentarias.

Si consideramos la canasta básica vital, en julio de 2008 el salario mínimo agrícola sólo pudo cubrir 41 por ciento de ésta.

Pese a tales condiciones de vida, la pobla-ción campesina ha sido históricamente la que produce los principales alimentos de la dieta guatemalteca como son el maíz, el frijol y el arroz. El Censo Agropecuario determinó que 68 por ciento de la producción de maíz blan-co y 88 por ciento del frijol se obtienen de pequeños productores.

Sin embargo, la apertura comercial, princi-palmente con Estados Unidos, y el desmantela-miento de las instituciones estatales de fomento

de la producción agrícola y alimentaria han in-terferido para que la agricultura campesina siga siendo el principal proveedor de alimentos, y nos ha hecho cada vez más dependientes de las importaciones de granos de Estados Unidos.

Cifras de 2007 muestran que 85 por ciento del consumo nacional de arroz proviene de las im-portaciones. Del maíz amarillo que se utiliza en el país, 72 por ciento es importado. Igualmente, se depende casi en cien por ciento de las im-portaciones de trigo para satisfacer el consumo nacional. El maíz blanco y el frijol, que no se in-cluyeron en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC-CAUSA) aún mantienen importantes niveles de autosuficiencia en el país.

Guatemala tiene 723 mil 580 hectáreas ap-tas para el cultivo de maíz y están subutiliza-das. Si estuvieran en manos campesinas, se podría abastecer al país de ese grano que se está importando, y con ello se evitaría la de-pendencia de los mercados internacionales. Para esto, la demanda histórica de la pobla-ción campesina en Guatemala es la reforma agraria integral, una posibilidad real de cam-biar los números de negativo a positivo. Investigador del Instituto de Estudios Agrarios y Rurales, Guatemala

Guatemala

LA AGRICULTURA: NÚMEROS ROJOS

Campaña

vamos al grano Guatemala

Hace apenas 25 años, Guatemala producía todo el maíz para el consumo humano, industrial y ani-mal. Había una importante producción nacional

de arroz y, aunque marginal, también había trigo.Hoy somos un país altamente dependiente de las impor-

taciones de granos básicos y estamos supeditados a las varia-ciones de los precios internacionales, lo que pone en riesgo el bienestar y la vida digna de todos los guatemaltecos. La tortilla, el pan y demás alimentos de la canasta básica suben de precio a merced de lo que pasa a escala internacional y no de lo que acá puede producirse.

Los procesos de apertura comercial potenciados por el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos han des-protegido la producción nacional de granos básicos al per-mitir la entrada de cereales a menor precio, subsidiados en Estados Unidos.

En Guatemala existe la capacidad y el conocimiento de hombres y mujeres para retomar el papel abastecedor desde la pequeña producción campesina. Pero es necesario que el Estado cumpla con sus obligaciones con la población y en especial con los campesinos, quienes han alimentado al país por muchos años. No debemos olvidar que 51 por ciento de la producción de maíz se genera en parcelas de menos de cinco manzanas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricul-tura (FAO).

La mayoría de los productores de maíz son de pequeña escala (91.7 por ciento de los que cultivan maíz blanco y 97.1 de los dedicados al maíz amarillo). Estos mismos campesi-nos contribuyen al 67.5 por ciento de la producción nacio-nal de maíz (blanco).

El incumplimiento de las obligaciones estatales hacia las necesidades concretas de la producción campesina de granos básicos ha provocado que los campesinos enfrenten cada día mayores problemas. No existen planes de asistencia técnica adecuados, ni acceso al crédito para los campesinos y campesinas y los precios de producción están sujetos a mu-chos factores externos.

Es importante destacar que la falta de financiamiento agrí-cola afecta mucho más a las mujeres que no cuentan con documentación personal ni escritura registrada, requisitos necesarios para ser acreditadas. No debemos olvidar que las mujeres participan activamente en tareas agrícolas durante casi todo el ciclo de producción. Su participación es casi igual a la de los hombres en la siembra y superior en la cose-cha y post-cosecha; asimismo, se les reconoce un rol central en la selección de los tipos de maíces presentes en las diferen-tes regiones de Guatemala. Ello da cuenta del rol de las mu-jeres en la conservación de los recursos genéticos del maíz.

Pese a lo anterior, no existen correspondencias entre su participación y el acceso a los recursos productivos, así como tampoco tienen acceso a las tierras. Por ejemplo, la Ley de Transformación Agraria mantiene la idea de que el hombre es el jefe de familia, la Ley del Fondo de Tierras no da ni una garantía para que las mujeres puedan tener acceso directo al uso y propiedad de la tierra, lo que en la práctica significa que ellas quedan excluidas del acceso al patrimo-nio familiar agrario. En general, las mujeres que trabajan en el campo son consideradas como mano de obra familiar no remunerada, lo que las coloca en desventaja en el acceso a un crédito o a una asistencia técnica de calidad.

Vamos al grano y actuemos... (argumentos a favor de la agricultura)

Mejorar la producción agrícola es un paso fundamental para que despegue la economía de un país. Sin embargo, en Guatemala la evolución de las cifras de inversión pública y privada en la producción campesina de granos básicos por parte del Estado van totalmente en la dirección opuesta.

A escala mundial estamos sufriendo la agudización de los problemas de acceso a alimentos, por ello es un momento crucial para que las políticas de Estado se dirijan al fomento de la producción nacional campesina de granos básicos.

Apoyemos la producción campesina de granos básicos…

• Todos y todas debemos de estar juntos para apo-yar la producción campesina de granos básicos en Guatemala.

• Las 18 organizaciones que conformamos la campaña “Vamos al Grano, Guatemala en manos de todas y to-dos” estamos convencidos de que el Estado de la Re-pública debe ser el garante del derecho a la alimenta-ción de la población guatemalteca y, por consiguiente, debe dar un apoyo decidido a la producción campesi-na de granos básicos reconociéndoles sus derechos al acceso de medios de producción, recursos productivos y tecnología, por medio de diferentes vías.

• En primer lugar, respaldando y aprobando la Ley de Desarrollo Rural Integral.

• En segundo lugar, definiendo otras leyes y políticas pú-blicas de fomento a la producción y comercialización de granos básicos enfocadas en la siguiente dirección:

• El Estado de Guatemala debe asumir compromisos concretos para destinar mayor presupuesto para la producción y comercialización campesina de granos básicos.

• El Estado debe definir y desarrollar un plan de asisten-cia técnica que responda a las verdaderas necesidades y condiciones de hombres y mujeres y debe asignarle presupuesto realista.

• El Estado debe recuperar el sistema de almacenamien-to público de granos comprados a precios justos y que se fundamentan en los costos de producción a los cam-pesinos, con el objetivo de ejercer un rol de regula-ción de precios, con miras a garantizar un sistema de reservas alimenticias. En este proceso es clave facilitar el acceso a tecnología para la cosecha, potenciando el papel que las mujeres han asumido en este proceso.

• Se deben facilitar canales de crédito agrícola para la producción campesina de granos básicos.

• El Estado debe dar una atención especial a las mujeres productoras de granos básicos y debe reconocer el rol y el aporte productivo directo que realizan.

• El Estado debe definir planes de asistencia técnica y crediticios que presten especial atención a las deman-das de las mujeres productoras.

“¡Vamos al grano, Guatemala en manos de todos y todas!”

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CAMPO CIFRADO

Entre diciembre de 2002 y el mismo mes de 2008 la tarifa eléctrica para el bombeo agrícola, la llamada tarifa 9, se elevó en 363 por ciento, al pasar de 26 centavos por kilovatio (kv) a 1.22 pesos, y para

todo 2009 se prevé que su costo se incremente paulatinamente, con un acu-mulado de 26 por ciento para entre enero y diciembre para cerrar en 1.545 pesos. Este mes de mayo el precio que ofrece la Comisión Federal (CFE) de Electricidad es de 1.345, contra 1.219 de enero.

El encarecimiento agudo de este insumo ha motivado confrontaciones entre agricultores y la CFE y autoridades policiales, sobre todo en el norte y el Bajío, donde se ubican muchas de las más de 170 mil unidades de pro-ducción que cuentan con pozos profundos en el país. Los productores se ven incapacitados para cubrir sus recibos de energía, y al repercutir eso en suspensión del servicio, surgen movilizaciones, tomas de instalaciones de la CFE, detenciones, amparos, etcétera.

La CFE maneja tarifas preferenciales, la 9 N (nocturna) y la 9 diurna, de 21 y 42 centavos por kv respectivamente, pero son pocos los privilegiados, pues para acceder al insumo subsidiado deben estar en un padrón avalado por la Secretaría de Agricultura, y deben hacer peticiones expresas a la CFE.

Pero las tarifas preferenciales son ilegales. En diciembre de 2002 el Congreso votó favorablemente la Ley de Energía para el Campo (la cual determina que habrá tarifas preferenciales para todo el agro) y un año después el Ejecutivo emitió su reglamento. La ley nunca se ha cumplido y más bien se le confronta al hacer distinciones de tarifas. Senadores priistas y perredistas promovieron en septiembre de 2008 un exhorto al Ejecuti-vo para que, en atención a la ley, determinara un presupuesto específico para dar tarifas de estímulo generalizadas en el agro. No hubo reacción del Ejecutivo. También el Senado desde agosto de 2005 promovió una controversia constitucional contra lineamientos y acuerdos del Ejecutivo publicados posteriormente a la ley y que la contravienen al establecer las tarifas diferenciadas.

Las cifras del Inegi se refieren principalmente a indicadores económicos, pero miden también los efectos destructivos de la actividad produc-

tiva sobre el medio ambiente, que en 2006 sumaron un billón 786 mil 412 millones de pesos, o sea un 17.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). La si-

tuación, según el propio Inegi es crítica, pues el gasto público en protección ambiental que hoy se realiza no representan ni una décima parte de lo que se re-quiere para subsanar los daños.

En febrero pasado el Inegi dio a conocer el Pro-ducto Interno Neto Ajustado Ambientalmente –de 8 billones 520 mil 427 millones de pesos en 2006– que resulta de deducir del PIB dos tipos de costos, el consumo de capital fijo y los costos imputados por

usos ambientales (causados por el agotamiento de los recursos naturales y por la degradación ambiental).

Por consumo de capital fijo, los costos reportados fueron de 882 mil 688 millones de pesos, esto es 8.6 por ciento del PIB de 2006.

Los costos por agotamiento y degradación suma-ron en 2006 un total de 903 mil 724 millones de pesos (8.8 por ciento del PIB), “Estos costos equivalen a los gastos en que tendría que incurrir la sociedad para remediar, restituir o prevenir el agotamiento y degra-dación de los recursos naturales y medio ambiente”, dice el Inegi.

Advierte que los gastos realizados ese año por el gobierno federal para prevenir, controlar y disminuir el daño ambiental generado por actividades de pro-ducción, distribución y consumo (gastos de protec-ción ambiental) se ubicaron en 58 mil 573 millones de pesos, lo cual representó el 0.6 por ciento del PIB o 6.5 por ciento de los costos totales por agotamiento y degradación ambiental, “lo que indica que el gasto necesario restante, para mantener el entorno ecoló-gico, debería ser de alrededor de 14.4 veces más de la que ahora se registra”.

El sector económico que en 2006 causó el mayor agotamiento de los recursos naturales y deterioro del medio ambiente fue el de la minería, cuyo costo ge-nerado fue de 205 mil 41 millones de pesos. Le siguió el sector transportes, correos y almacenamiento con un costo de 173 mil 601 millones, y luego el sector agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza, que originó costos por 147 mil 241 mi-llones de pesos.

Los costos por agotamiento y degradación am-biental implican agotamiento de petróleo, cambios en el volumen de los recursos forestales, uso de agua subterránea, degradación del suelo, residuos sólidos, contaminación del agua y contaminación atmosféri-ca. Este último rubro es de los más costosos, en 2006 representó 4.7 por ciento del PIB.

CASI DOS BILLONES DE PESOS, EL COSTO AMBIENTAL DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA• El agro, minería y transporte, sectores que más deterioran

Producto interno neto ajustado

ambientalmente. (Millones de pesos)

Concepto 2006 Estructura porcentual

Producto Interno Bruto

10,306,839 100.0

(-) Consumo de Capital Fijo

(-) 882,688 (-) 8.6

Producto Interno Neto

9,424,151 91.4

(-) Costos Totales por agotamiento y degradación ambiental

(-) 903,724 (-) 8.8

Producto Interno Neto Ecológico

8,520,427 82.7

Nota: Debido al redondeo la suma de los parciales puede no coincidir con el total. Fuente: SCNM. Sistema de Cuen-tas Económicas y Ecológicas de México 2003-2006.

ELEVADAS Y DISPAREJAS,TARIFAS ELÉCTRICAS PARA EL CAMPO

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Lourdes Edith Rudiño

Para Estados Unidos, el principal expor-tador agrícola del mundo, el mercado mexicano es uno de los fundamentales

en sus expectativas de recuperación comer-cial previstas a partir de 2010 ó 2011, luego de que transcurra la actual crisis económica.

El reporte de Proyecciones Agrícolas al 2018, publicado en febrero pasado por el De-partamento de Agricultura de Estados Uni-dos (USDA), que refiere las previsiones de comercio global, menciona constantemente a México, pues es el tercer mercado líder para esa nación y sobre todo es uno de los que mayor tasa de crecimiento de importaciones mostrará en 2009-18.

En 2008 la Unión Americana exportó 115 mil 439 millones de dólares a todo el orbe, 28.3 por ciento más que un año atrás –y 94 por ciento sobre los 59 mil 392 millones de 2003– pero, según el reporte, en 2009 y 2010 la crisis financiera y económica global estará limitando sus ventas.

Mayor desbalance. Cabe decir que Esta-dos Unidos (EU) exportó a México 16 mil 27 millones de dólares de productos alimenta-rios en 2008 (sin considerar pesqueros y fo-restales), y esto implicó un crecimiento de 26.3 por ciento respecto del año anterior, y más del doble respecto de los 7 mil 891 millo-nes registrados en 2003. Esto, al tiempo que México exportó a EU 10 mil 900 millones de

dólares en 2008, 7.2 por ciento más que en 2007 y 73 por ciento arriba de los seis mil 301 millones registrados en 2003.

Los granos y cárnicos son los rubros donde México destaca en el reporte de expectativas. Según el USDA, el comercio global de gra-nos duros (maíz, sorgo, avena, cebada, cente-no), que crecerá en 19 millones de toneladas, o 16 por ciento entre 2009 y 2017, está fuerte-mente ligado a la expansión de la producción ganadera en las regiones que son incapaces

de cubrir sus necesidades de alimento pecua-rio, “Los mercados en crecimiento claves in-cluyen China, México, el norte de África, el Medio Oriente y el sureste asiático”.

En maíz –que representa 75 por ciento de todos los granos duros— se observa que mientras Japón y Corea del Sur, los princi-pales compradores de granos de EU, se man-tendrán con volúmenes de importación esta-bles o incluso a la baja (con 16.5 millones de toneladas anuales en el caso del primer país y alrededor de 8.5 millones por año para el segundo), habrá una tendencia de importa-ciones alcistas por parte de México, al pasar de 9.2 millones de toneladas en 2007/08 a 11.5 millones en 2017/18.

Hay que mencionar que el USDA ha argumentado que la mayor dependencia mexicana de maíz de importación –que procede casi en cien por ciento de Estados Unidos— es gracias a la liberalización total del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ocurrida desde enero de 2008, y en reportes previos había pronos-ticado que México estaría importando hasta 15 millones de toneladas en 2017/18. Ahora moderó sus cifras.

Antes de tal liberalización, productores pe-cuarios se habían inclinado a importar sorgo y maíces quebrados (que gozaban de cero arancel antes de 2008), pero ahora prefieren maíz entero pues ello da mayor calidad a los productos cárnicos, según el USDA.

El reporte señala que aun cuando los ma-yores precios de los granos que se tienen hoy respecto de los años previos a 2008 estimulan la producción global, las cifras de los inventa-rios en su relación con el consumo “no regre-sarán a los niveles que prevalecieron durante las tres décadas pasadas”. De allí que la ex-pectativa del USDA sobre los precios al pro-ductor de EU –que pasaron de 3.04 dólares por bushel en 2006/07 a 4.2 en 2007/08— no bajen de 3.70-3.75 en el periodo del reporte. Y de ello se deriva que los precios internacio-nales seguirán una tendencia similar.

El documento menciona que México im-portó 1.1 millones de toneladas de sorgo en 2007/08, pero a partir de 2008/09 elevaría sus compras a 1.7 millones y después iría en as-censo hasta llegar a 3.9 millones en 2017/18. El USDA resalta que el comercio mundial de sorgo, que fue de casi 6.7 millones de tonela-das anuales durante la década pasada, decli-nará a sólo cinco millones anuales en el pe-riodo de proyección, aunque al final de éste alcanzará los siete millones. “El comercio de sorgo es conducido sobre todo por las expor-taciones de EU a México y Japón (...) México representó casi la mitad de las importaciones mundiales de sorgo hasta hace pocos años”.

De la información de maíz y sorgo, se des-prende que México deberá hacer fuertes ero-gaciones por sus importaciones de maíz, y en general de granos duros, en 2009-17. En 2008 México importó de EU un total de 2 mil 671 mi-llones de dólares por concepto de granos duros, esto es 46.5 por ciento más que el año anterior; el incremento se debe tanto al encarecimiento de los precios como a volúmenes crecientes.

Para otros granos y oleaginosas, las impor-taciones mexicanas previstas tienden tam-bién al alza. En trigo, pasarían de 3.1 millones de toneladas en 2007/08 a 4.3 millones al final del periodo, en soya de 3.7 a 4.7 millones y en arroz de 600 mil toneladas a 750 mil.

Respecto de los cárnicos, los pronósticos del USDA para México son que entre 2007 y 2018 las importaciones crecerán en 46 por ciento en res, 61 en cerdo y 34 por ciento en pollo, al llegar a 588 mil 726 mil y 799 mil toneladas en 2018, respectivamente.

“El debilitamiento económico en el corto plazo y el encarecimiento de los precios de la carne reducirán las exportaciones generales de EU de carne roja y pollo en 2009 y 2010. Pero éstas se elevarán durante el resto del periodo de proyección debido a una recuperación del crecimiento económico y a que el dólar permanecerá relativamente débil. Las expor-taciones de res de EU reflejan sobre todo la demanda de carne de alta calidad con la ma-yoría de las ventas dirigidas a México y Cana-dá, así como a los mercados de la cuenca del Pacífico. Las ventas a Japón y Corea del Sur se han caído desde diciembre de 2003 (cuando se registró el primer caso de la enfermedad de ‘vacas locas’ en EU) pero se prevé que reanu-darán durante el periodo” que toca el reporte.

En cuanto al pollo, los principales merca-dos para EU, dice el USDA incluyen China, Rusia y México. En el largo plazo los avances en esos mercados reflejarán su crecimiento económico y un aumento en la demanda de sus consumidores. En cuanto al cerdo dice que México es “uno de los importadores de más rápido crecimiento” y esto se debe al cre-cimiento poblacional del país y las mejoras en su ingreso.

LAS IMPORTACIONES MEXICANAS, CLAVES EN LA RECUPERACIÓN DEL COMERCIO AGRÍCOLA DE EU• En 2008 duplicaron la cifra de 2003• Esperan de nuestro país compras crecientes de cárnicos y granos

CAMPO CIFRADO

Proyección de importaciones agropecuarias de México

Granos (millones de toneladas)

Años 07/08 08/09 09/10 10/11 11/12 12/13 13/14 14/15 15/16 16/17 17/18 18/19

Granos duros 10.6 10.9 11.2 11.5 11.8 12.3 12.8 13.5 13.9 14.6 15.1 15.7

De los cuales:

Maíz 9.2 9.0 9.1 9.2 9.3 9.7 9.9 10.3 10.6 10.9 11.2 11.5

Sorgo 1.1 1.7 2.0 2.0 2.3 2.4 2.6 2.9 3.1 3.4 3.6 3.9

Trigo 3.1 3.6 3.7 3.7 3.8 3.9 4.0 4.0 4.1 4.2 4.2 4.3

Soya 3.7 3.6 3.7 3.8 3.9 4.1 4.2 4.3 4.4 4.5 4.6 4.7

Arroz 0.60 0.60 0.58 0.61 0.63 0.65 0.65 0.67 0.69 0.71 0.73 0.75

Carne (miles de toneladas)

Años 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Res 403 440 435 468 492 532 553 565 574 582 587 588

Cerdo 451 540 535 558 571 596 616 636 655 676 701 726

Pollo 595 632 661 638 660 675 685 701 728 752 777 799

Fuente: Agricultural Projections to 2018, USDA, febrero 2009.

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Berenice Flores y Gabriela Ortiz

La crisis del sector forestal es para el Poder Ejecutivo Fe-deral un tema tabú, debido a que la política pública que se desarrolla partir del año 2000 no ha respondido

a las necesidades del sector. Las evaluaciones de los distintos programas muestran que los resultados son pocos y muchos los desaciertos. Este periodo coincide con la creación de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y con un incremento sustantivo del presupuesto destinado al sector.

La crisis forestal en México se caracteriza por la caída de la producción forestal maderable; la disminución de la superficie bajo manejo forestal; por el estancamiento de la productivi-dad silvícola; por la disminución en la actividad industrial; por un creciente déficit de la balanza comercial forestal, lo que se refleja en la disminución de la capacidad de abastecer el mercado interno y una creciente dependencia de las impor-taciones. Esta tendencia no sólo se observó en la producción maderable, sino que se presentó en la superficie bajo manejo, que se contrajo, de 2000 a 2007, en 2.5 millones de hectáreas, según muestran datos de la Conafor (2007) y de la Organiza-ción de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agri-cultura (FAO).

Ante la inexistencia de foros oficiales de discusión e intercam-bio de propuestas para abordar la problemática forestal, actores

no gubernamentales y representantes del Poder Legislativo con-vocaron a por lo menos tres reuniones de discusión y análisis con la presencia de directores forestales estatales, organizacio-nes campesinas, académicos y prestadores de servicios técnicos.

Al consultar las memorias de los foros sobre el sector forestal realizados en la Cámara de Diputados en octubre de 2008 y abril de 2009, y de la reunión que convocó el Grupo de Tra-bajo para la Reforma Integral del Campo en el Senado de la República, el 25 de marzo de este año, se puede tener una idea clara, plural e informada de los graves problemas del sector y de las propuestas de reorientación de la política pública.

¿Pensarán los tomadores de decisiones en el gobierno que la crisis del sector se resuelve con la renuncia del director general de la Conafor?

CAMPO CIFRADO

INDICADOR 2000 2007 COMPORTAMIENTO

Producción maderable 9.4 millones de m3r 6.9 millones de m3r A LA BAJA

Superfi cie bajo manejo forestal 8.6 millones de ha 6.1 millones de ha A LA BAJA

Productividad silvícola 1.09 m3/ ha, 1.04m3/ ha ESTANCADA

Actividad Industrial (capacidad utilizada) 59.7%

23%(Dato disponible sólo hasta 2005).

A LA BAJA

Défi cit comercio exterior 1,862 5,165 A LA ALZA

Capacidad de abastecimiento del mercado interno 58% 29% A LA BAJA

Empleo 100,000* N.D

A LA BAJA(Aunque no se dispone de el dato para 2007, este comportamiento se asume dado que la producción, superfi cie bajo manejo y la industria han disminuido).

Fuente: FAO, 2004; SEMARNAT, 2000-2005; CONAFOR, 2007. * Tres o cuatro veces mayor al sueldo derivado de actividades agropecuarias

LAS CIFRAS DE LA CRISIS FORESTAL

Ahorro - Crédito - Medios de Pago - Remesas - Microseguros

POR UN SISTEMA FINANCIERO AL SERVICIO DEL DESARROLLO RURAL

Saludamos las Reformas a la Ley de Ahorro y Crédito Popular y

El reconocimiento al derecho de nuestras comunidades y nuestras organizaciones eco-nómicas a construir instituciones fi nancieras

comunitariasDemandamos establecer políticas públicas para

la organización fi nanciera del campoAl Senado de la RepúblicaA la Cámara de DiputadosA los Grupos Parlamentarios del PRD, PRI, PAN, PT, PVE, Convergencia, Nueva Alianza, PSD

El desarrollo económico en el sector rural y el fi nan-ciamiento a la agricultura requieren la existencia de un amplio sistema fi nanciero accesible para la ma-yoría de las comunidades y pequeños productores del campo, un sistema fi nanciero con instituciones profesionales, confi ables y comprometidas con el desarrollo rural.

Es inaceptable la exclusión fi nanciera masiva en que permanece el sector rural con una cobertura de sólo el 4% en crédito para las unidades de produc-ción (Censo Agrícola 2007) que ha contribuido a la caída en la producción alimentaria de México y el atraso en el desarrollo económico del campo.

La concentración de servicios fi nancieros en zonas urbanas, la inexistencia de ofi cinas bancarias en la mayoría de municipios rurales del país, la baja co-bertura de crédito y la inexistencia de lugares se-guros para ahorrar sólo pueden ser resueltos con la creación de instituciones fi nancieras comunitarias donde los habitantes rurales sean actores en sus políticas y orientaciones.

Por lo anterior, saludamos la Reforma Financiera Rural incluida en el Capítulo –De las Sociedades Financieras Comunitarias y los Organismos de Inte-gración Financiera Rural–, incluidas en las recientes reformas a la Ley de Ahorro y Crédito Popular vota-das y aprobadas tanto por el Senado de la República (15 de abril) como en la Cámara de Diputados (30 de abril).

Esta iniciativa nacida de la experiencia fi nanciera campesina y comunitaria permitirá:

La organización de campesinos, indígenas y comunidades rurales en Sociedades Financieras Comunitarias (organismos locales de ahorro y crédito), bajo los prin-cipios de solidaridad, apoyo mutuo, sector económico y territorialidad.

Facilitar el acceso al crédito y a los servi-cios de ahorro, pago de remesas, microse-guros y medios de cambio.

Interactuar con la banca de desarrollo para facilitar el acceso al crédito a los producto-res mediante economías de escala dadas por la organización y las ramas económi-cas específi cas.

La integración de Sociedades Financieras Comunitarias en Organismos de Integra-ción Financiera Rural, que podrán admi-nistrar la liquidez, recibir depósitos, otorgar líneas de crédito y complementar el fi nan-ciamiento a cadenas productivas.

Con este marco legal podremos organizar integrado-ras fi nancieras regionales o interestatales de produc-tores cafetaleros, maiceros, ganaderos, forestales, incluyendo a sus organizaciones económicas como SPRs, SSS, Uniones de Ejidos, Integradoras de frijol, café o maíz y combinar el fi nanciamiento a cadenas de producción con el acceso familiar o individual a servicios fi nancieros básicos, como el crédito.

El marco legal está dado, faltan las políticas públicas que favorezcan la organización de pequeños produc-tores para aprovechar el nuevo marco legal. Hacemos un llamado a las instituciones públicas y sus programas de apoyo al fi nanciamiento rural, a la SAGARPA, FIRA, FINANCIERA RURAL, BANSEFI, SHCP, AGROASE-MEX, FONAES, SEDESOL para hacer un esfuerzo de fomento, alinear las políticas y programas actuales para apuntalar un programa de apoyo a la expansión de instituciones fi nancieras rurales.

Felicitamos a nuestras organizaciones hermanas AMUCSS Y FEDRURAL que promovieron la iniciativa, y a los Senadores del PRD, PRI y PAN que la presen-taron, promovieron y apoyaron, en especial a los Se-nadores Antonio Mejía Haro, Silvano Aureoles Conejo, Minerva Hernández Ramos, María de los Ángeles Mo-reno, Francisco Arroyo Vieyra y Jorge Ocejo Moreno.

ATENTAMENTE

México, D.F., a 7 de mayo del 2009

CONOC:

Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social, A.C.

Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, A.C.

Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras, A.C.

Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca, A.C.

Frente Democrático Campesino, A. C.

Movimiento Agrario Indígena Zapatista, A. C.

Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales, A.C.

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Cantor del puebloCompañero de Woody Guthrie y de Bruce Springsteen, Pete Seeger cumplió 90 años, la mayor parte de ellos cantando para la gente y con la gente. En 1956, Folkway Recordsprodujo el LP American Industrial Ballads, con Pete Seeger y su banjo, que incluye The farmer is the man, una pieza que se coreaba en las movilizaciones "populistas" de la primera mitad de los 90s del siglo XIX, encaminadas a crear un tercer partido en Estados Unidos, el People’s Party. Publicamos aquí el texto de la balada junto con una traducción literal de Juan Cristián Gutiérrez.

El granjero es el hombre Ay, el granjero viene al pueblocon su carreta descompuesta,ay, el granjero es el hombre que nos alimenta a todos;Si tan sólo mirásemos y viésemos, bueno yo pienso que estaríamos de acuerdoen que el granjero es el hombre que nos alimenta a todos. El granjero es el hombre, el granjero es el hombre. Vive a crédito hasta el otoño,después lo llevan de la mano,y lo alejan de la tierra,y el intermediario es quien se queda con todo.

Cuando el abogado espera de piemientras el carnicero le corta su bisté,se olvida de que el granjero es quien los alimenta a todos.Y el cura y el cocinerosalen de paseo por el arroyo,se olvidan de que el granjero es quien los alimenta a todos. El granjero es el hombre, el granjero es el hombre. Vive a crédito hasta el otoño,con las tasas de interés tan altas, es de sorprender que no muera,y el intermediario es quien se queda con todo.

Cuando el banquero dice que está quebrado,y el comerciante se disuelve en el aire,ellos se olvidan de que es el granjero quien los alimenta a todos.Si tan sólo se tomara un descanso,los podría poner a prueba.Pues el granjero es el hombre que los alimenta a todos. El granjero es el hombre, el granjero es el hombre. Vive a crédito hasta el otoño,su situación es un pecado, pues sus pantalones se están adelgazando,nos hemos olvidado de que él es quien nos alimenta a todos.

The farmer is the man Oh the farmer comes to townWith his wagon broken down,Oh the farmer is the man who feeds us all;If we'd only look and see, well I think that we'd agreeThat the farmer is the man who feeds us all. The farmer is the man, The farmer is the man. Lives on credit 'til the fall,Then they take him by the hand,And they lead him from the land,And the middleman's the one who gets it all.

When the lawyer stands aroundWhile the butcher cuts a pound,He forgets that it's the farmer feeds 'em all.And the preacher and the cookGo a-strollin' by the brook,They forget that its the farmer feeds 'em all. The farmer is the man, The farmer is the man. Lives on credit 'til the fall,With the interest rate so high, its a wonder he don't die,And the middleman's the one who gets it all.

When the banker says he's broke,And the merchant's up in smoke,They forget that it's the farmer feeds 'em all.If he'd only take a rest,He could put 'em to the test,Cause the farmer is the man who feeds 'em all. The farmer is the man, The farmer is the man. Lives on credit 'til the fall,His condition is a sin. Cause his pants are gettin' thin,We forgot that he's the one who feeds us all.

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Belarmino Fernández

Don Ramón Martínez Gu-tiérrez tiene 94, fuertes, erguidos años. Nació en

Saltillo, Coahuila, pero a los dos años de edad la familia, presidida por el padrastro, se instaló en Villa López, Chihuahua, por los rumbos de Ciudad Jiménez. La suya es la historia de un líder natural del campo norteño tras la Revolución.

Era muchacho cuando el pue-blo, con sus 400 habitantes, solicitó el primer ejido de la región que, como todos, debía salir a nombre de 40 cabezas familiares.

Los dotaron con 6 mil 85 de las 124 mil hectáreas de la que seguía llamándose Hacienda de los Ur-quidi. Había sido propiedad de la familia del primer gobernador del estado apellidado así, pero ésta la había vendido a otro, quien a su vez la enajenó a una compañía de Chi-cago. Tierra abandonada era el lu-gar, por efectos del movimiento ar-mado, cuando se hizo la solicitud.

En los días que paso por su casa, a don Ramón el comisariado ejidal lo ha convertido en sello oficial. Como su fotografía no reproducía bien, se le encargó un dibujo a un lugareño, quien para mejor captar al hombre lo hizo caricatura.

El gran protagonista de la am-pliación del ejido y de buena parte de la unión de ejidos de la zona mueve la cabeza de un lado a otro viendo la estampa en tinta, y sin embargo calla, orgulloso del reconocimiento.

Un ejidatario o ejidataria del sur o del centro del país no podría creer, claro, la holgura en la cual vive Villa López. En ella se descu-bren muchas cosas. Entre otras una falsa imagen de amplias áreas del norte mexicano, que los prósperos propietarios y empresarios nativos volvieron verdad a punta de repe-ticiones, de modo de reivindicarse milagrosos.

La falsa imagen es que por su mano florecieron suelos magros y sin agua, cuando dispusieron siem-pre de pródigos manantiales o man-tos accesibles si se escarbaba un poco. (La mentira llega al sumun en Monterrey y vastos alrededores, donde la vegetación a ratos es de plano tropical.)

Pero igualmente cierto es que sin el esfuerzo de don Ramón y sus ve-cinos, Villa López resultaría el más o menos pequeño ejido original, pobre, sin imaginación ni arrestos para continuar enfrentando la ava-ricia de los grandes plantadores y la autoridad –hoy empeñados en jalar toda el agua de la región y mucho más allá, para entregársela a las compañías nogaleras, la mayoría, de capital español.

De la larguísima entrevista que nuestro personaje convirtió en una pieza maestra sobre la historia per-sonal y social, escogemos tres mo-mentos íntimamente relacionados.

Antes, un apunte. La entrevista forma parte de una larga serie re-cogida en diversos puntos del país, sobre todo en las ciudades, hecha para el Frente Auténtico del Traba-jo (FAT). De la serie saldrá un libro cuyo propósito es comprobar que la utopía, el proyecto de nueva socie-dad, lejos de desaparecer se cons-truye de una manera mucho más sólida que en el pasado: discutién-dose sobre la marcha y el trabajo y la lucha cotidianos.

“El logro del Pérsico”. Así lla-man en Villa López a la lucha que en 1994 les dio al fin la ampliación del ejido, solicitada 20 años antes y que ahora afectaría las grandes extensiones concedidas con subter-fugios a las plantaciones nogaleras.

Para ello los ejidatarios debieron tomar espacios y edificios públicos, bloquear la circulación de transpor-tes, etcétera, en Chihuahua y Ciudad Jiménez, durante la auténtica guerra de toda lucha social, que aquí convo-có a una variedad de las, con justicia, conocidas como fuerzas del orden.

Detrás se hallaba un momento estelar del trabajo de don Ramón. Éste a fines de los 50s se convirtió en el primer habitante de Villa Ló-pez en viajar a la ciudad de México, en un periplo que continuaría por años, con ayuda financiera del FAT.

Comprobando la ley que toda revolución saca a la luz –las capaci-dades de la sociedad son infinitas y sólo el poder de la estructura vertical impide que se desplieguen y ocupen el lugar público que les correspon-de–, el hombre se dio maña para, con sus cuatro grados de instrucción primaria, burlar los cercos en torno a las funcionarios. Y entrevista tras entrevista llegó al despacho del di-rector encargado del tema.

Como un perro, impidió que el tipo se le soltara, hasta obtener de él la firma convalidando la amplia-ción del ejido. A aquél o de plano se le borró de la mente el acto o, luego de una nueva, provechosa negociación, apostó por el secreto convenientemente guardado hasta última hora.

El caso es que un buen día don Ramón es enterado de que el suso-dicho se presentaría en Chihuahua capital a zanjar de una vez varias disputas por tierras. Con varios ca-miones repletos con sus vecinos, nuestro personaje llegó a la plaza de armas de aquélla, cuando los empresarios nogaleros entraban al palacio municipal.

No había manera de ocultar la beligerante presencia de los de Vi-lla López, de modo que el director de marras hizo pasar a una comi-sión de ellos. Y en el espléndido sa-lón donde estaban los productores de nueces, dijo a los ejidatarios:

–Lo siento, pero la razón está del lado de estos señores, a quienes aca-bo de firmar la resolución que les reconoce las hectáreas demandadas por ustedes.

Durante la perorata don Ramón sonreía abriendo su maletín. Parsi-moniosamente sacó unos papeles, se levantó y los puso en manos del

funcionario, ayudándose con unas cuantas palabras:

–Fíjese usted en la firma y la fecha.Al director de súbito le regre-

só la memoria, y volteó hacia los nogaleros:

–Deben disculparme, pero ha habido un error.

Desde luego para que del dicho se pasara al hecho, se requirió la ba-talla “del Pérsico”, nombre de las superficies en disputa.

Para quien quiera escuchar qué tan desalmados han sido siempre los desalmados. Lástima que deban transcribirse las palabras de don Ra-món, pues en la voz va en gran me-dida la riqueza de lo contado, con su fuerza. Este hombre de casi perfec-tos 94 años, lee un documento ela-borado por él en 1994. A través suyo hablan generaciones de campesinos y campesinas de Chihuahua, que don Ramón ha visto pasar:

“La comisión encargada por la asamblea, de elaborar el siguiente proyecto de reglamento interno para el ejido de Villa López, discu-tió y tuvo en cuenta las considera-ciones siguientes:

“Primera. Tanto la reforma del artículo 27 constitucional, como la nueva Ley Agraria de ella derivada, son imposiciones que lo campesi-nos tenemos que aceptar por fuer-za. Pero estamos claros que son to-talmente contrarias a los postulados de la Revolución Mexicana.

“Segunda. El artículo 10, ya de la nueva ley, dice que debe elabo-rarse un reglamento interno para en él establecer cómo debe funcio-nar cada ejido, pues a la nueva ley esto no le interesa, sino establecer sus competencias de producción, como si México fuera un país com-petitivo agrícolamente.

“Y esta competencia se quiere hacer cuando nuestros productos agrícolas están cayendo de precio en relación con la inversión y la fal-ta de riego oportuna al campo.

“Tercera. La Ley tiende a privati-zar el ejido y volver a la época de los

latifundios porfiristas, que fue lo que dio origen a la Revolución Mexica-na. La comisión, en su conjunto, re-chaza la venta de derechos ejidales.

“La rechazamos porque es la des-aparición del ejido, para convertirlo en pequeña propiedad, sujeta a la ley de la oferta y la demanda del sistema capitalista, convirtiendo al ejidatario nuevamente en peón asalariado.

“Cuarta. Por ello establecemos en el proyecto de reglamento, que las tierras del ejido de Villa López no deben venderse, porque son el patrimonio de la mayoría de los eji-datarios y sus familias, herencia que dejaron nuestros antepasados que lucharon por esa tierra y dieron la vida por ella. La tierra se la deben a la Revolución Mexicana.

“Quinta. La nueva Ley Agraria establece asociaciones hasta con extranjeros. Por ello proponemos que siga siendo propiedad del eji-do, o del ejidatario, y no patrimo-nio de una sociedad. La Ley obra con todo dolo y mala fe en contra de los ejidatarios.”

Hoy Villa López paga su rebel-día y su liderazgo en la Unión de Ejidos de Jiménez, con la reduc-ción de hectáreas que reciben agua, decretada por la comisión regional: de cuatro a tres y media por parcela.

Desde luego los ejidatarios están resueltos a no dejarse, a pesar del golpe al corazón que significó la re-forma al artículo 27, tras la cual un buen número de vecinos vendieron o rentaron a quienes, venidos de fuera, por fuerza no están dispues-tos a involucrarse en la defensa con la misma intensidad que los demás.

El problema mayor es otro: el ya avanzado proyecto de desviar el curso natural del que se surte el ejido, a favor de la colonia de plan-tadores de nogal, que esconden sus motivos mintiendo: el agua entuba-da que así llegará es requerida con urgencia por Ciudad Jiménez, don-de sobran los mantos por explotar, según bien sabe y está dispuesto a demostrar don Ramón.

campesinos ejemplaresdon ramón martínez

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Evento: Feria de Intercambio de Semillas Criollas del Sistema Tradicional Maya. Organiza: EDUCE, AC. Lugar: Dzibalchen, Municipio de Hopelchem, Campeche. Fecha: 16 de mayo de 2009. Informes: Jorge Cetz Iuit: [email protected]

Libro: El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México. Hacia la conservación in situ de la biodiversidad y agrodiversidad en los territorios indígenas. Autor: Eckart Boege

Publicación: Precios de doble fi lo. La crisis de precios de los alimentos: lecciones y diez medidas para los países en desarrollo. Autor: Oxfam Internacional. Editores: Oxfam Internacional. Informes: Fundación Rostros y Voces: comunicació[email protected] aumento de los precios de los alimentos debería benefi ciar a millones de personas pobres que viven de la agricultura. Sin embargo, décadas de políticas equivocadas en materia de agricultura, comercio y mercado doméstico por parte de los gobiernos de los países en desarrollo –con frecuencia promovidas por instituciones fi nancieras internacionales y apoyadas por los donantes– lo han impedido. En consecuencia, la crisis afecta tanto a productores como a consumidores y amenaza con revertir los logros alcanzados en la reducción de la pobreza. Para apoyar a los productores y proteger a los consumidores, los gobiernos de los países en desarrollo, con ayuda de los donantes, deben invertir en agricultura y protección social.

Folleto: Cuando sube el precio de los alimentos… ¿quién gana, quién pierde? Investigación: Hugo García Rañó. Texto: Dunia Rodríguez. Editores: Oxfam Internacional / Rostros y Voces. Informes: Fundación Rostros y Voces: [email protected] la crisis fi nanciera global desatada en 2008, el mundo ha centrado su atención en los mercados fi nancieros y en las políticas económicas; sin embargo, la crisis es mucho más amplia y no se ha prestado sufi ciente atención a la crisis alimentaria que está afectando especialmente a los países pobres. (…) Presentamos este documento, con el fi n de ayudar a comprender los efectos que tiene el alza de precios de alimentos en la población mexicana. Es nuestra intención hacer énfasis en la necesidad de voltear al campo, como una de las áreas clave para fortalecer nuestro desarrollo y llevar a México en la ruta hacia la seguridad y soberanía alimentarias.

Revista: Argumentos: estudios críticos de la sociedad, No. 57. Tema: Crisis alimentaria: abundancia y hambre. Editores: UAM – X. Colaboradores: Armando Bartra (Fin de Fiesta. El fantasma del hambre recorre el mundo); Blanca Rubio (De la crisis hegemónica y fi nanciera a la crisis alimentaria. Impacto sobre el campo mexicano); Arcelia González Merino y Yolanda Zavala Castañeda (Biocombustibles, biotecnología y alimentos. Impacto sobre el campo mexicano); Araceli Rendón Trejo y Andrés Castañeda Zavala (Grupos económicos en la industria de alimentos. Las estrategia de Gruma); Marie Claude Brunel (Poner la conservación al servicio de la producción campesina, reto para la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo); Ivonne Vizcarra Bordi (Entre las desigualdades de género: un lugar para las mujeres pobres en la seguridad y el combate al hambre), entre otros. Informes: http://dcshpublicaciones.xoc.uam.mx(…) El presente número de la revista Argumentos trata de plantear y responder a cierto número de interrogantes relativas a la actual crisis de la alimentación. El ensayo de Armando Bartra aborda la carestía de los alimentos desde perspectiva global (...) Blanca Rubio señala que el nuevo orden energético fi nanciero mundial está basado en la acumulación por despojo realizada por Estados Unidos, que utilizó en su provecho los tratados de libre comercio para volver más dependientes a países como México (...) La reorientación de una parte de la producción mundial de granos básicos como el maíz hacia la producción de etanol es un tema que tratan detalladamente Arcelia González y Yolanda Castañeda (...) Araceli Rendón y Andrés Morales muestran que en el caso de la empresa mexicana trasnacional Gruma, el mayor productor y distribuidor de tortillas y harina de maíz en el mundo, su estrategia de crecimiento contempla de manera muy marginal el apoyo a pequeños productores. Gruma se ha consolidado sobre todo gracias a su alianza con ADM, compañía estadounidense dueña de los molinos de harina más grandes del mundo (...) Frente a esta visión mercantil deshumanizada de los alimentos, Marie Claude Brunel muestra cómo la comunidad oaxaqueña de Santiago Quiotepec ha llegado a perder su autosufi ciencia alimentaria (...) Desde la perspectiva de género, Ivonne Vizcarra analiza los discursos de las agencias internacionales a partir de cuatro referentes: comer para vivir, trabajar para comer, vivir para existir y “hoy comemos, mañana también”.

Transforman Sistemas Producto en Sociedades Civiles*Grupos de poder enquistados, aprovechan los presupuestos

*Pierden productores pecuarios mecanismos de representación

Lourdes Edith Rudiño

A principios de 2008 la Secretaría de Agricultura instruyó a los Comités Sistema Producto –esto es a las instancias que, por rama producti va, agrupan en mesas de negociación a los diversos eslabones (productores primarios, industriales, comercializadores, proveedores de insumos, etcé-tera)— a consti tuirse en fi guras jurídicas, ya sea en asociaciones civiles (AC) o en sociedades civiles (SC), a fi n de que pudieran tener acceso a recursos públicos y hacer las comprobaciones de gastos con facturación.

Esta decisión ha propiciado confl ictos severos por lo menos en los Co-mités Sistema Producto pecuarios del Distrito Federal, porque “ha permi-ti do que se enquiste allí un pequeño grupo y que se margine a los verda-

deros productores y a los demás representantes de la cadena de valor”, afi rma Francisco Quintana Damián, miembro de la Organización Nacional de Porcicultores (Ornapor) y director del Centro de Inteligencia y Arti cula-ción Cooperati va de la Industria Porcina.

Incongruencias de la fi gura jurídica. En los cinco sistemas producto pecuarios del Distrito Federal se consti tuyeron ya sendas SC, y esto en principio es criti cable, pues “hemos demostrado que jurídicamente una SC es una empresa privada, y no entendemos cómo recursos públicos des-ti nados a un organismo no lucrati vo (a una mesa de negociación) tengan que ser canalizados vía una empresa lucrati va (...); lo adecuado hubiera sido la creación de asociaciones civiles, sin fi nes de lucro”.

Resulta que la SC consti tuida para el sistema producto porcícola ti ene como socios a tres porcicultores; un ¡apicultor!, que es Jorge de la Cruz Palacios, presidente del Comité de Fomento y Protección Pecuaria del Dis-trito Federal, y al gerente de este Comité de Fomento, Jesús Ever Celaya Mendoza, quien cobra como funcionario público de la Secretaría de Desarrollo Rural del DF (Se-der). Y en las demás SC pecuarias del DF apare-cen como socios también cinco personas en cada caso: repiten siempre De la Cruz y Celaya más tres apicultores, o tres cunicultores, o tres productores de borrego, según sea la rama producti va. Los “so-cios” o “accionistas” cuentan con acciones cada uno de 500 pesos.

A parti r de 2009 estas sociedades civiles ten-drán acceso a recursos públicos, de los presupues-tos de la Secretaría de Agricultura y de la Seder. En el caso de la SC porcícola, podrá acceder a un recurso autorizado de 317 mil pesos en total, el grueso proveniente de la Sagarpa, y ya la SC de-fi nió cómo distribuirá el dinero, lo cual incluye 200 mil pesos para pagar un “facilitador”, o sea un consultor que apoya la elaboración de docu-mentos y gesti ón de trámites; 30 mil pesos para equipo de cómputo, y otros 30 mil para la creación de una página web, entre otros.

Según comenta Francisco Quintana, en los años pasados --con excep-ción de 2008 cuando no hubo presupuesto para los sistemas producto— los recursos para estas instancias de negociación se “bajaban” vía el Co-mité de Fomento y Protección Pecuaria, y ahora, con la parti cipación del gerente y el presidente de este comité en cada una de las SC, se pretende afi anzar tal situación.

Ocurre que los sistemas producto carecen de ofi cinas propias y reali-zan sus reuniones y acti vidades administrati vas en las instalaciones del Comité de Fomento y, como el presupuesto público está orientado a la operación de los sistemas, a ofi cinas, equipo, difusión, capacitación, entre otros, hay quien aduce que el dinero lo debe manejar el Comité de Fo-mento mencionado

Quintana considera que hay manejos oscuros de los presupuestos –-por ejemplo, el “facilitador” es el mismo para todos los sistemas pro-ducto pecuarios y cada año se le contrata; el costo de 30 mil pesos para desarrollar una página web es excesivo, y el gasto en equipo de cómputo ocurre cada año y es injusti fi cable--, y preocupa “que el dinero no tenga un desti no certero que sirva para fortalecer la red de valor”.

Les quitan plataforma. Pero lo que realmente inquieta a los producto-res es que sean esas cinco personas las que se abroguen la representación de la rama y no los verdaderos productores, y por tanto las inquietudes y necesidades de éstos no logran ser canalizadas por las vías ofi ciales y no ti enen la plataforma para recibir el apoyo gubernamental sufi ciente.

El Centro de Inteligencia y Arti culación Operati va de la Industria Porci-na, que agrupa a 200 porcicultores del DF, está enfocado en un plan para integrar a los productores a los eslabones de rastro, corte y comercializa-ción de la carne, y para mejorar la calidad genéti ca de los animales a fi n de lograr mayor producción de carne por cabeza y mayor rentabilidad, y trabaja en la obtención de líneas de fi nanciamiento de la banca de desa-rrollo, pero no está en condición de aprovechar la plataforma del sistema producto para fortalecer su operación.

En el DF hay 846 porcicultores registrados debidamente ante las auto-ridades, y existen tres asociaciones locales especializadas en porcicultura (la del sur del DF, la de Xochimilco y la de Azcapotzalco), y no están presen-tes en el sistema producto ni por supuesto en la SC. Cabe decir que, según los lineamientos de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable (LDRS) –donde ti enen fundamento los sistemas producto-- las organizaciones ganaderas registradas conforme a la ley deben parti cipar en estas instancias.

Con base en la LDRS, el Centro de Inteligencia pidió al delegado de la Sagarpa en el DF, Carlos Arroyo Santi esteban, que convocara a una re-novación del Comité Sistema Producto Porcícola, “pero nos dijo que no eran atribuciones de él, aunque nosotros sabemos que sí, y nos dijo que convocáramos nosotros.

“Así lo hicimos, llamamos a reunión a todos los posibles parti cipantes del sistema producto según la ley –productores, proveedores de insumos, insti tuciones de fi nanciamiento, universidades, cámaras, representantes de la industria, etcétera— y llegaron unas 60 personas. La idea de noso-tros es integrar un consejo que dé soporte al sistema producto y consti -tuirlo en asociación civil; en principio se eligió una mesa directi va (...) fui-mos con el delegado pero nos dijo que él no reconocía esto”. De cualquier forma, este consejo sesiona y avanza en su trabajo.

Quintana comenta que el delegado ha convocado a reuniones su-puestamente para renovar las representaciones en el sistema producto porcícola (pues existe un representante no gubernamental, uno de la academia, uno de los industriales, otro gubernamental, etcétera) pero la manera en que ello ocurre, lenta y segmentada, demuestra que no hay voluntad real. “¿Sabes cuándo van a elegir al representante no guberna-mental, nunca?”.

Los porcicultores han buscado infructuosamente apoyo para rescatar la plataforma del sistema producto desde que estaba el anterior delegado Serafí n Paz. Con el actual delegado se encuentran con puertas cerradas. “Nos ve y parece que ve al diablo, que ve la infl uenza A/H1N1”.

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DESDE el cine

Armando BartraEl fin del sacrificio era precisamente

restablecer una relación de contigüidad.

Claude Lévi-Strauss. El pensamiento salvaje

“Wa saba, ani mako, otar vey, Rama Kong” (“Aquí está la doncella, oh poderoso Kong”), repiten hipnóticamente los nativos de la Isla

Calavera mientras ponen a la pobrecita Fay Wray en manos del gran gorila. El resto es la conocida saga de una pasión desdichada.

En su interpretación del sacrificio ritual que practican los pueblos primitivos, Claude Lévi-Strauss explica que con él no se busca aplacar a los dioses sino reconciliarse con la naturaleza vivida –incluyendo la propia– de la que poco a poco los distancia el pensamiento analítico y el incipiente racionalismo.

“La ansiedad –escribe el etnólogo– atañe al temor de que las divisiones operadas en lo real por el pensamiento discre-to (...) no permitan ya regresar a la continuidad de lo vivido (y rducir) la separación creciente entre el intelecto y la vida (...) Lo que en definitiva trata de superar el ritual no es la resistencia del mundo al hombre sino la resistencia al hom-bre, de su pensamiento” (Lévi-Strauss, El hombre desnudo).

Pero la seducción que durante tres cuartos de siglo ha ejercido la recurrente trama de la película King Kong de 1933 sugiere que también las llamadas sociedades industria-les sienten la oscura, la apremiante compulsión de recupe-rar querencias ancestrales, de reconciliarse con el mundo natural en tanto que experiencia vivida y no sólo como obje-to de conocimiento, recurso productivo y materia de lucro.

La película, dirigida por Ernest B. Schoedsack y Me-riam Cooper, documentalistas que habían trabajado en África filmando gorilas y de regreso a Estados Unidos se les ocurre confrontar a un mono gigantesco con el mun-do moderno, se estrena en 1933, cuando aún persistía el orgullo tecnológico que años después La Bomba pondría en entredicho, pero ya desquebrajado por un Crac y una Gran Depresión que documentaban la fragilidad de los lo-gros humanos.

Entre el prometeísmo decimonó-nico y la tecnofobia de la segunda posguerra, King Kong desarrolla dos tramas a veces paralelas y otras entre-cruzadas, que retomarán sus remakes más ortodoxos: la versión dirigida por John Guillermin en 1973, protagoniza-da por Jeff Bridges y Jessica Lange, y la que dirigió Peter Jackson en 2005, con Jack Black y Naomi Watts.

Una línea dramática se ocupa de la lucha del hombre contra la naturale-za y sus proverbiales peligros: el mar proceloso, la isla misteriosa, los nativos hostiles en “estado de naturaleza”, la vegetación amenazante, la gigantesca fauna prehistórica y finalmente el co-losal gorila. En el fondo se trata de la arquetípica lucha contra la muerte –la isla se llama Calavera– pero en forma de una aventura extrovertida de corte melodramático en la que el empresa-rio Carl Demhan y sus aguerridos co-laboradores salen siempre victoriosos, de modo que a la postre Kong es apre-sado y llevado a Nueva York, donde se le exhibirá encadenado como espectá-culo de feria. Hasta aquí tenemos una clásica película de matiné que pueden ver los niños.

La segunda trama, más rasposa, intimista y sutil, da cuenta del amor imposible entre La Bella y La Bestia, entre la doncella ofrecida en sacrificio y el gran gorila solitario; una aventura introvertida, oscura y vertiginosa, que termina con la muerte de Kong, única forma posible de reencuentro entre los amantes desdichados.

En esta otra historia se escucha el eco del relato tradicional que en 1945 retomaría Jean Cocteau en el filme La Bella y La Bestia, inspirado en un cuento de Mme. Leprice Beau-mont (1711-1780) que narra cómo un mercader arruinado y por ello vuelto campesino llega al castillo de La Bes-tia donde abusa de su hospitalidad ro-bándole un puño de rosas, infracción que tiene que pagar con el sacrificio ritual de una de sus hijas, La Bella, quien descubre que feo y torpe, el ogro es amantísimo y bondadoso. “Seré más feliz con él que mis hermanas con sus maridos”, reflexiona la sensata joven,

de modo que finalmente acepta entre-gársele... y con esto se rompe el encan-to que había convertido en monstruo a un apuesto príncipe. En versión para niños el tema profundo de La Bella y La Bestia, la confrontación cultura-naturaleza, civilización-barbarie se en-dulza con un happy-end a modo por el que la otredad se domestica y todos son felices. En cambio Schoedsack y Cooper optan por un tratamiento duro que llevó a que en algunos luga-res no se permitiera a los niños ver la película.

La prolongada fascinación que ejerce esta trama sobre los más di-versos públicos proviene de que está hecha del material de los mitos. Y es que King Kong contrapone las dos grandes estrategias con que el hombre aborda a la naturaleza: la apropiación racional y la experiencia viva, la des-composición analítica y la restitución intuitiva de la totalidad, la domina-ción tecnológica y el éxtasis. Aborda-jes contrapuestos que se asocian con el talante masculino y con el femenino, con el intelecto y con la emoción, con el cálculo y con la poesía.

Profundidad arquetípica que se re-fuerza con nuestra debilidad por los amores desdichados, sobre todo si se trata del improbable reencuentro del hombre con su “cuerpo inorgánico” (Marx dixit), de la reconciliación entre cultura y naturaleza. Amor imposible como pocos, pues de un tiempo a esta parte decidimos que a la naturaleza había que doblegarla, someterla, en-vilecerla y de ser posible convertirla espectáculo mercenario.

En la cima del Empire State, el gran gorila se enfrenta a los rudimen-tarios cazas de la Gran Guerra hasta que es derribado y cae a lo largo de los interminables 102 pisos del entonces máximo logro de la arquitectura. “La Bella mató a La Bestia”, dice Driscol en la última escena. Y no, los amantes desdichados se reivindicaron ante la muerte. A Kong lo mataron las ame-tralladoras de los aviones, la altura del Empire State, la enormidad de Nueva York y, en todo caso, el empresario que lo exhibió entre cadenas.

HISTORIA DE UN GRAN AMOR

KING KONG O EL REENCUENTRO

una mirada al campo

Textos del programa publicitario. “Él era un Rey y un Dios, pero ahora llega a la civilización como simple cautivo, como espectáculo” “Salido de un inclemente y olvidado rincón del mundo, un monstruo sobreviviente de 7 millones de años de evolución irrumpe en los territorios de la civilización”

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Pablo Sigüenza Ramírez

Las manos morenas de mi abuelo revelan una vida de duro trabajo. Manos grandes, ásperas, llenas de callos y venas saltadas. Manos ligadas a un cuerpo y corazón de

campesino. De niño en Mataquescuintla, en el área rural del país, aprendió el trabajo en el campo. A los 15 años migró a la Ciudad de Guatemala y por cuatro décadas fue repartidor de agua purificada embotellada. Como asalariado de la pujante, pero limitada, industria guatemalteca, cargó cientos de miles de garrafones, inicialmente fabricados de pesado vidrio; poste-riormente renovados por el dios plástico ahora omnipresente y omnicontaminante. Sin embargo, siempre que pudo, buscó desde inicios de cada año un terrenito en el cual sembrar al menos una cuerda de milpa. La cuerda es una medida campe-sina que abarca 400 metros cuadrados. Allí por abril iniciaba a limpiar el pequeño terreno y con las primeras lluvias se unía en un rito de armonía hombre y naturaleza con millones de familias campesinas en toda la región mesoamericana, trans-mitido de generación en generación. Sembraba maíz, frijol, ayotes, chiltepes y güisquiles.

Cada octubre y noviembre nos convocaba a toda la familia la fiesta de la cosecha de maíz. Abuelo, papá, mamá y herma-nos con costales en mano bajábamos al barranco de la Colonia Bethania, en la ciudad capital, a recoger el fruto de la semilla que el abuelo Chilo sembró y cuidó con esfuerzo y cariño. Y luego la congregación de una docena de primos y primas, tíos y tías que en retozo desgranábamos las mazorcas de maíz sazón, mientras comíamos elotes cocidos y ayote en dulce.

Para mi abuelito dejar de sem-brar milpa significó dejar parte importante de su vida y relación con el mundo. Entristeció su co-razón. Diez años después, siendo aún muy activo, estoy seguro que añora su trabajo campesino. Dejó de bajar al barranco por múltiples razones, principalmente porque cada vez había más presión sobre el pedazo de tierra sobre la pendiente en que sembraba. Muchos campe-sinos y campesinas en el área rural del país, por otras razones estructu-rales, también dejaron de producir granos básicos en las últimas dos décadas. Desaparecieron casi por completo los sembradores de trigo, disminuyeron considerablemente las y los campesi-nos arroceros y muchos pequeños productores y productoras de maíz no lograron sobrevivir a la importación de maíz sub-sidiado que vino de Estados Unidos a precios muy por debajo de los costos de producción. El Estado eliminó paulatinamen-te el porcentaje de aranceles a estas importaciones, redujo el papel de sus instituciones e hizo vulnerables a los productores nacionales.

Por todos los sucesos recientes a nivel global relacionados con el calentamiento global y la crisis financiera y alimen-taria, es necesario que nuestra sociedad india y mestiza que comparte una identidad alrededor del maíz y la milpa recu-pere el valor que tienen estos productos para nuestra vida y apoye la producción nacional de los mismos. Producción en manos campesinas que proporcione seguridad y sobera-nía alimentaria al país y que frene el deterioro del ambiente natural en el que vivimos. Por ello la necesidad de políticas públicas adecuadas a estos dos principios. El presupuesto nacional en los próximos años debe incluir importantes re-cursos para reconstruir la institucionalidad pública agrope-cuaria, ahora tan necesaria.

A mediados de 2008, 19 organizaciones sociales de Guate-mala unimos ideas, entusiasmo y esfuerzo para diseñar y reali-zar una campaña por la agricultura nacional. Organizaciones campesinas, centros de investigación, de mujeres rurales, coo-

perativas y organizaciones no gubernamentales de desarrollo locales conformamos la campaña Vamos al Grano, Guatemala en Manos de Todos y Todas.

La campaña busca, por un lado, movilizar a la opinión pública y a consumidores para que tomen conciencia de la importancia de la producción agrícola campesina; por otro lado, su objetivo es lograr que el Estado ponga en marcha políticas concretas de apoyo a la producción campesina de granos básicos, en las áreas de asistencia técnica apropiada, acceso al crédito rural y regulación de precios en el mercado nacional.

Es importante mencionar que las 19 organizaciones debi-mos dejar por un lado reivindicaciones propias para dar paso al diseño de una campaña en la que todas estamos representadas. Tuvimos como referente de este instrumento de incidencia, que son las campañas, a Sin Maíz no Hay País, de México, y a la experiencia en campañas que Oxfam Internacional ha desarrollado en diversos temas en Europa. El lanzamiento de campaña se hizo en tres ciudades del país: Quetzaltenango, Santa Elena Petén y Ciudad de Guatemala.

Durante este 2009 organizaciones hermanas de México y Honduras han lanzado en sus respectivos países campa-ñas similares que bajo el mismo nombre “Vamos al Grano”, plantean las necesidades urgentes de resolver para apoyar a la agricultura en cada realidad nacional. Esto evidencia que jun-to con otros esfuerzos como el Movimiento Indígena y Cam-pesino Mesoamericano (Moicam) las luchas por defensa de la naturaleza, el territorio y la soberanía alimentaria cada vez más son regionales, ya no sólo nacionales.

Los granos básicos son un asunto de economía, cultura y sociedad. Los granos básicos son un asunto de vida. Por ello llamamos a apoyar la producción campesina nacional y regio-nal de granos básicos. ¡Vamos al Grano, Guatemala y Meso-américa en manos de todas y todos! Investigador del Instituto de Estudios Agrarios y Rurales, Guatemala

Guatemala

VAMOS AL GRANO, GUATEMALA EN NUESTRAS MANOS

Vamos al Grano en México

El 21 de abril Rostros y Voces, miembro de Oxfam Interna-cional, dio inicio en México a la Campaña Vamos al Gra-no, que pretende fortalecer la inversión en el campo, en particular a favor de los pequeños productores y contribuir a la soberanía y seguridad alimentarias del país.

Las acciones que en este marco realizará la asociación civil forman parte de la campaña de agricultura de Oxfam Internacional, Vamos al Grano, que se impulsa simultá-neamente en Guatemala y Honduras.

Los objetivos específicos de la campaña de Rostros y Vo-ces son: 1.- que no se use maíz en México para producir agrocombustibles, dado que el país es deficitario en este grano y que es poco sustentable la generación de produc-tos como el etanol (un kilo de maíz produce 400 mililitros de etanol, pero también serviría para cinco litros de ato-le), 2.- dar certidumbre a la rentabilidad de la producción agrícola, vía un sistema de precios al campo que tome en cuenta los costos de producción y 3.- incrementar la pro-ductividad de la agricultura de pequeña escala por medio de inversiones en infraestructura hidroagrícola.