No. 6 - 2005 - Crítica Cinematográfica

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  • Biblioteca Nacional de Colombia-Biblioteca del Cine Colombiano

  • A manera de paneo

    LOS HOmOReS

    ue ama an Las peLICULas

    Este cuaderno No. 6 no pretende rastrear el desarrollo del oficio de la crtica en Colombia , ni tampoco intenta responder preguntas tan amplias como: qu es la crtica de cine?, qu es un crtico?, cules son sus alcances y cul su responsabilidad frente al pblico? Para decirlo directamente, este nmero est atravesado con el sabor de la nostalgia e impulsado por el nimo del homenaje; queremos establecer un ajuste de cuentas, un flash backmeditativo sobre la obra de tres de los ms importantes crticos que a lo largo de su existencia hicieron de su relacin amor-pasin por el cine una forma de vida. Eso que Guillermo Cabrera Infante oportunamente defini como "un oficio del siglo XX". Hernando Salcedo Silva (1916-1987). Hernando Valencia Goelkel (1928-2004) Y Luis Alberto lvarez (1945-1996). de profesin crticos, aunque reiteradamente se negaran a aceptar el ttulo, constituyen hoy la columna vertebral de este nmero . Somos sensatos y reconocemos que la lista debera ser ms larga; sin embargo, a riesgo de ser tildados de romnticos, preferimos dejarnos llevar por un profundo sentimiento de admiracin y aoranza. Sirva entonces este cuaderno como abrebocas a la obra de estos crticos cuyo legado resulta imprescindible. De igual modo, una suerte de tributo tardo a estos hombres que amaban las pelculas.

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  • Contrario a la historia del cine nacional , cuya configuracin resulta abstracta y frag-mentada, es evidente que desde la mismsima llegada del cine a Colombia la actividad de comentar o recomendar pelculas adverta una dinmica muy parecida a la que se daba en el planeta alrededor del nuevo invento. En la dcada de 1920 los hermanos Di Domenico promocionaban en su revista Pe/cu/asestrenos que se convertiran en la delicia de los espectadores capitalinos. Hoy, despus de ms un siglo de produc-cin de imgenes en movimiento, podemos decir que la figura del crtico de cine ocupa un espacio necesario y significativo para asegurar y prolongar la discusin sobre la comprensin y el desarrollo del arte cinematogrfico. Sobre el oficio de la crtica cinematogrfica recae un alto volumen de respon-sabilidad social en la configuracin del debate cultural. Lejos de promover el consumo de productos insulsos, de prestarse para el juego comercial, o co-mo alfil de la industria del entretenimiento, el crtico de cine debe ante todo ser un constructor de puentes, una prolongacin del hilo de Ariadna, una luz intrpida y transparente que le permita a un pblico lector y consumidor de imgenes reconocer a tiempo el artificio o el engao para no perderse en el oscuro laberinto en el que a diario se le quiere hacer caer. Por otro lado, es justo reconocer que el crtico de cine tiene todo el derecho de hacernos llegar sus amores, pasiones, odios y ardores . Al fin y al cabo, si atendemos a las palabras de G. Bernard Shaw, "lo que hace a un hom-bre un buen crtico es la capacidad de convertir el buen o mal arte en un asunto personal". Sin embargo, existe una gran diferencia entre comentar una pelcula y escribir sobre ella. Ms an cuando en el juicio del tiempo, el escrito adquiere, para bien o para mal, el valor de lo tangible. Es por eso que el crtico de cine debe poseer un alto grado de honestidad y transparencia. Debe reconocer el momento justo para saber renunciar al ejercicio de la erudicin como arma de convencimiento. Est claro que a travs de sus palabras el crtico hace un llamado al encuentro, una invitacin, en ocasiones tcita , que invoca la complicidad del lec-toro No obstante, el juicio de ste debe ser ganado en franca lid y no a travs de galimatas o juegos conceptuales que por lo general provocan rechazo y frustracin.

    Como supo advertir en su momento G. Cain , el crtico no debe ser un fichero ambulante plagado de fechas y datos que poco o nada dicen sobre el contenido o interpretacin de una pelcula. Todo lo contrario, vivimos tiempos en que la construccin de modelos e interpretaciones culturales obedece a conceptos industriales o de masificacin, as que el crtico de cine debe aprovechar la falta de argumentos de quienes imponen el consumo y la desidia para comprometerse en la tarea de recuperar el reino de las ideas, la crtica, y promover la reflexin a travs de sus escritos. En el primer artculo de este cuaderno, el crtico e investigador Diego Rojas cons-truye una semblanza de uno de los hombres ms queridos por la historia de la crtica , yen general del cine colombiano. Su escrito sobre Hernando Salcedo Silva trasciende la reflexin y empata en la franca admiracin que profesa el discpulo por su mentor. Alberto Navarro, periodista y crtico, nos ofrece un retrato de Hernando Valencia Goelkel , un recorrido por la vida de uno de los intelectuales ms valiosos y apasionados del siglo pasado, componente fundamental en es-te ejercicio de rastrear la historia de la crtica en nuestro pas. Juan Carlos Gonzlez, escritor y crtico, utiliza el ttulo de una pelcula para construir una mirada fresca y honesta sobre la vida y los aportes de Luis Alberto lvarez . El crtico e investigador Pedro Adrin Zuluaga realiza un recorrido por la historia de las publicaciones y revistas dedicadas al tema cinematogrfico en nuestro pas, escrito amplio y detallado que valora el trabajo de aquellos editores que con ms pasin que presupuesto lograron sacar adelante el sueo de abrir ventanas a las nuevas generaciones de crticos cinemato-grficos. Finalmente, Mauricio Durn nos ofrece una reflexin sobre el papel de la crtica y la formacin de pblicos, debate que hoy, ms que nunca, se hace necesario. Sea pues bienvenido este sexto cuaderno, el cual, estamos seguros , est llamado a convertirse en material de consulta y reflexin no slo entre especialistas sino entre el pblico amplio y el cinfilo desprevenido que da tras da se interesa ms en conocer el panorama del cine nacional.

    Efran Bahamn P. Director Cinemateca Distrital

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  • Todo el mundo sabe que una de las principales razones del analfabetismo cinematogrfico colombiano se debe a que no

    se ha visto suficiente cine antiguo y de todas partes.

    H. S. S.

    El nacimiento de una pasin

    La primera relacin de Hernando Salcedo Silva con el cine fue su nacimiento, pues se produjo en la misma fecha -28 de diciembre-, exactamente veintin aos despus de que los hermanos Lumiere presentaran al mundo su cinema-tgrafo en un caf de Pars. Naci pues, Salcedo, el Da de los Inocentes de 1916, designado para convertirse en "un feliz y modesto amante del cine". Y lo fue desde muy pequeo, "a raz de un path-babyque me regalaron ... Tena un melodrama, Ms all del ocano, algunas pelculas de Chaplin y de algunos cmicos de la edad de oro del cine Imudo] norteamericano, y algo de dibujos ani-mados". Conoci de nio "el viejo Olympia", y poco a poco se convirti en asiduo visitante "del Faenza , el Real y el Alhambra", teatros en los que "encontr una especie de universidad del cine" . Tuvo que sacar tiempo para sus estudios en el colegio de San Bartolom, aunque lo cierto es que a partir de los diecisiete aos se convirti en un juicioso "autodidacta , respaldado con mucha lectura y sobre todo, con mucha, mucha pelcula".

    En su hogar, conformado por un conocido empresario artstico de origen peruano y doa Soledad Silva , se respir siempre un ambiente propicio para el goce del arte y la cultura. Por eso Salcedo cultiv desde siempre su pasin por el cine , que adems comparti con otros "amores": msica clsica y jazz, en especial , tiras cmicas, ballet y literatura , lo que lo convirti desde muy joven en un con-sumado coleccionista de discos, monos de prensa, libros y otros objetos que atesor con singular cuidado a lo largo de toda su vida , como juguetes y cajas de betn , por ejemplo, aliado de toda suerte de impresos relacionados con el cine: revistas , fotos , programas, "heraldos, press-books, carteles, recortes de

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    peridicos ... casi todo visual [ ... ]" pues "[ . .. 1 yo no podra considerar un amor, una aficin que uno tenga sin un archivo". Por eso su casa , y luego su oficina, fueron siempre "cuevas de amores".

    Su temprana vocacin de coleccionista se vio estimulada por la triste circunstan-cia de la muerte de un antiguo compaero de colegio , con quien haba acordado heredar la biblioteca al que sobreviviera al otro -recordaba con nostalgia-, as como se ufanaba, con algo de pudor, del voluminoso cargamento ("tres maletas y once cajones de libros, papeles y otras cosas") que trajo desde Eu-ropa , luego de una estancia de casi dos aos, a mediados de los cincuenta. La primera incursin de Salcedo en los medios escritos, "revistas y luego en El Tiempd' , fue como "crtico casi oficial de ballet" , entre 1945 y 1950, motivada porque su padre fue el representante "de la mejor compaa de ballet que ha venido a Bogot, se llamaba el Original Ballet Ruso del Coronel de Wassili , una compaa de prodigio que traa el mismo rgisseur de Oiaguilev". Vea todo el ballet que poda, "tena libros y mucha informacin , haba estudiado y saba c-mo era la cuestin de los pasos y todo lo dems; ya saba un poquito de toda la estructura de la danza".

    El Cine Club de Colombia

    Salcedo fue un bogotano raizal . Ms an, casi un centro-bogotano en el estado ms puro, pues su infancia y juventud las vivi en la avenida Jimnez, como a dos cuadras del Alhambra -era su referencia-, "que quedaba en el callejn de la calle Catorce". Y luego, por lo menos durante los ltimos veinte o veinticinco aos de su vida , segn nos consta a muchos, el eje principal de sus actividades se desarroll siempre entre su apartamento, Jimnez con Cuarta, y sus oficinas, Jimnez con Octava. Para las diligencias, clases, encuentros con amigos y proyecciones, la ruta obligada era, obviamente, la carrera Sptima, que amaba y caminaba con fruicin , ojal sin tener que pasar de la Veintisis, como bromeaba a veces, "pues ms all es otra ciudad, no me gusta mucho y tiendo a perderme".

    y fue en una de esas caminatas por la Sptima cuando alguien le present "al seor que va a fundar un cineclub, reunin de personas que dizque ven buenas pelculas". Era Luis Vicens, librero cataln y gran aficionado al cine , quien "haba vivido mucho tiempo en Pars y haba conocido los cineclubes como el Estudio

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  • partcipe entusiasta de la tertulia , interrumpa amablemente para proceder a la introduccin de la pelcula . Terminada la proyeccin el foro se reanudaba, desplazndose lentamente hacia la calle (el alquiler de la sala cubra nicamen-te el paso de la cinta) , hasta cuando el fro se haca insoportable y haba que buscar refugio. Hernando cortsmente anunciaba su retiro , pues obligaciones familiares as se lo exigan, no sin antes concertar ms de una cita con inte-resados, casi siempre jvenes que pedan su consejo y para los que su oficina siempre estuvo abierta, o acordar con amigos el encuentro en la Cinemateca, en la Alianza o en alguna universidad, para ver talo cual pelcula. Y as durante aos, hasta su muerte en 1987.

    El foro formal , que entiendo se realizaba aos atrs, era imposible "por proble-mas econmicos y de horarios", declar en 1976. "El foro es fundamental para

    fundamentales de esta actividad: la divul-gacin y promocin del cine mundial , por una parte, y la preocupacin constante por rescatar, conservar y, hasta donde le fuera posible, preservar el patrimonio flmico colombiano, por otra.

    Sobre lo primero debe tenerse en cuen-ta que hoy en da, con el desarrollo de nuevas tecnologas (video e Internet, en especial) y la facilidad de acceso a todo tipo de pelculas, no se tiene la dimensin de lo que era depender, apenas 30 aos

    cambiar ideas", indic, para rematar con agudeza: "el mayor problema es caer atrs, de slo material flmico . Pues mu-en las mismas personas, con las mismas ideas, y parece que se es el problema eh os accedimos por primera vez a obras fundamental del foro cinematogrfico colombiano". En cualquier caso, el asunto fundamenta les de la historia del cine econmico, que por momentos ciertamente pareca agobiarlo, era a su vez motivo gracias al trabajo de Hernando Salcedo, de vanagloria por el componente social de su labor, al sostener que el cineclub quien atesor clsicos de todo tipo y, lo posea "el campeonato mundial de la entrada barata .. Vamos contra la sucia que es mejor, siempre para ponerlos a corriente de la inflacin: cada vez ms barato".

    La Cinemateca Colombiana

    El Cine Club de Colombia es el pap de la Cinemateca Colombiana . tsta se inicia en el ao 1957, con dos pelculas: El gabinete del doctor Caligari (Ro-bert Wiene) y El acorazado Potemkim (5ergei EisensteinJ. Con el poquito de dinero que quedaba del cineclub, fuimos comprando ms pelculas , ahora (1982) tenemos cerca de 300 ttulos, entre 16 y 35 mm. Pero sobre todo, lo ms importante, era tener pelculas colombianas .. De ese material se sirven todos los cineclubes del pas, las universidades, los colegios, los sindicatos, etc ... Naturalmente, el precio del alquiler de las pelculas es quiz el ms barato del mundo.

    Una vez ms, el talante de Salcedo presente, pero esta vez en la faceta de pio-nero de los archivos flmicos en Colombia, cumpliendo con los dos derroteros

    disposicin de cuantos se interesaran, aun a riesgo de su destruccin o prdida, como varias veces ocurri. En cuanto a lo segundo, Salcedo cont alguna vez que conoci a Henri Langlois, el clebre ges-tor y director de la Cinemateca Francesa, quien le pregunt por la coleccin de la Ci-nemateca. Obviamente, la mencin de

    L .. J los cls icos ms a la mano, Pasin de Juana de Arco, Quime-ra del oro, Perro andaluz, etc. , no

    le interesaron en absoluto, pero cuando le inform que tenamos viejas pelculas colombianas me contest que estbamos haciendo

    algo importante, porque la funcin fundamental de toda Cinemateca era reco-ger y resguardar las pel culas nacionales.

    Casi la totalidad de Bajo el cielo ant ioqueo (1925) , el fragmento de Madre (1926) , Alma provinciana (1926), silentes; Sendero de luz y EI sereno de Bo-got (1945) , parlantes , por citar solamente unos ttulos que han llegado hasta nosotros, algunos ya restaurados y otros seguramente en proceso, sobrevivie-ron a la catstrofe que signific la desaparicin de casi ochenta por ciento de la produccin colombiana anterior a 1950, gracias a la tenacidad de Salcedo, a su obsesin por enfrentar el drama que significa "la prdida de documentos filmados que son parte importante del patrimonio artstico nacional", ya su permanente lucha contra "el descuido, el abandono, dos slidos baluartes del carcter co-lombiano (que] han sido los principales responsables de esa prdida".

    Era talla preocupacin de Salcedo por la recuperacin y conservacin del patri-monio flmico colombiano que , no obstante su reconocida fascinacin por libros e impresos de cualquier gnero o materia que llamaran su atencin, lleg en momentos de exultante militancia a reflexionar sobre

    L .. J un concepto terico que a propsito del cine se ha estado moviendo en estos ltimos aos: la memoria en el cine y que de arranque podra tener dos significados: el estmulo a la memoria personal respecto a los elementos del cine en su empleo mltiple, pero ms importante, la memoria de los dife-rentes pases en tiempo y espacio, depositada en el cine . Es lgico, y por la fuerza de la tradicin , que los archiveros histricos pretendan que la memoria de una nacin est en la serie de documentos que reposan en los archivos nacionales. Pero los directores de cinematecas aseguran, y con mayor razn que los apolillados archiveros, que la verdadera memoria de un pas la con-tienen los documentos vivos , donde se ve a la gente moverse y hablar dentro de sus respectivos ambientes, o sea, en los archivos de cine , porque nunca la imagen literaria, por perfecta que sea, puede sustituir a esa imagen viva, por mal filmada que est. 1

    Aunque ms adelante, en el mismo escrito, matiz un tanto su proclama:

    , Hemando Salcedo Silva. "El cine olvidado de Amrica Latina". en Cine 10. septiembre-octubre de 1982.

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  • 1. .. 1 preciosos materiales [los flmicosl. no para leer o escuchar lo que fue esa vida [pasadal durante tanto tiempo, sino para contemplarla en su pro-pia imagen, en su propia memoria. De ah el inmenso valor de las entidades llamadas cinematecas y encargadas de recoger, conservar y cuidar todo el material cinematogrfico posible y en especial el nacional , casi motivo de su funcionamiento . Y aunque el trmino pueda parecer exagerado, hoy las cine-matecas cumplen la misma sagrada misin cultural que las bibliotecas, pero con la ventaja antes anotada de conservar el recuerdo, la memoria nacional en imgenes vivas. Las cinematecas tratan de reparar los estragos que han causado a la conservacin de los cines nacionales los motivos de su destruc-cin casi sistemtica ; de que no sea 'el cine olvidado'.2

    La casi solitaria cruzada de Salcedo en estos campos encontr cierta compaa con la creacin de la Cinemateca Distrital en 1971 , aunque ms en lo referido a la colaboracin con sus publicaciones y otras actividades de divulgacin, que siempre estuvo dispuesto a brindar, que a tareas relacionadas con el archivo pro-piamente dicho. Eso s, disfrut como el que ms la posibilidad de ver todo tipo de cine, en especial "cine viejo todos los das en el horario comercial". En 1979 particip activamente en el proyecto de la Fundacin Cinemateca Colombiana que, si bien no logr sobrevivir ms de dos aos, marc derroteros importan-tes para la futura consolidacin de un archivo flmico. Dicha iniciativa propenda por "la preservacin y el estmulo del patrimonio cinematogrfico nacional , yel desarrollo de todas las actividades que tendieran a fomentar la produccin y la cultura cinematogrfica", y de ella formaron parte el mismo Hernando Salcedo Silva como presidente honorario, Jorge Nieto como director, y un Consejo Direc-tivo integrado por Luis Alberto lvarez, Isadora de Norden, Hernando Martnez Pardo, Luis Enrique Nieto, Jorge Nieto, Francisco Norden, Enrique Ortiga, Luis Dspina, Hernando Salcedo Silva y Hernando Valencia Goelkel.

    En 1986, en su condicin de director del Cine Club de Colombia y de la Cinema-teca Colombiana, y como responsable de las colecciones pertenecientes a estas entidades, brinda su decidido apoyo a la creacin de la Fundacin Patrimonio FI-mico Colombiano. El Cine Club de Colombia acompaa a la Compaa de Fomento Cinematogrfico, Focine, al Instituto Distrital de Cultura y Turismo, a Cine Colombia S.A. ya la Fundacin Rmulo Lara en la constitucin del nuevo organismo Salce-' /bid.

    do es nombrado presidente honorario, y durante los pocos meses que transcurrie-ron entre esos momentos y su repentina desaparicin, mostr un entusiasmo sin-gular por la cristalizacin de uno de sus sueos ms acariciados: "Tener un archivo nacional [ya que] nos preocupa nuestra propia cinematografa". Claudia Triana de Vargas, como directora ejecutiva, y Jorge Nieto, como curador, fueron los gestores e iniciadores de la Fundacin Patrimonio Flmico Colombiano.

    El crtico

    Hernando Salcedo -nuestro va-cante crtico de cine- inaugur la sesin del Cine Club del ltimo martes, en la que present Loui-siana Story, con las siguientes palabras 1. .. 1.

    As encabez Gabriel Garca Mrquez su columna en El Espectador "El cine en 80-got . Estrenos de la semana", un da de mayo de 1955, para cederle el espacio a Salcedo, quien se despach con "un la-mento por la muerte de Robert Flaherty" y de paso abandon la vacancia sealada

    para entregarse a "esa aficin nuestra Profesaba una especial admiracin por el estadounidense James Agee, "quien por escribir sobre cine y ver cine" . El hizo de la crtica de cine una obra de arte no solamente por su estilo de gran es-texto de Salcedo terminaba as: critor, poeta, sino porque expona sus razones de una manera muy sencilla, muy

    brillante, con humor". Respetaba mucho a Andr Bazin, "producto del instituto Robert Flaherty muri en julio de francs, muy intelectual, quien haca unas crticas excelentes a base de frases 1951. Que la presentacin de la ltima muy precisas", y guardaba una curiosa reserva frente a Cabrera Infante: de sus pelculas, Louisiana Story, y la gratitud de 105 que amamos el cine, Can inventa las cosas ms raras y se burla de todo el mundo, y es un irres-sea un homenaje a su memoria. petuoso y un loco .. Yo tena fuegos cuando lo lea porque, claro, yo tena mis

    amores y tema que le fuera a faltar al respeto a Ginger Rogers, le tema Clara muestra del estilo que siempre muchsimo porque era una actriz de maravilla y l deca que era una bestia, lo acompa: reverencial, apasionado, entonces yo me pona furioso y deca: iese cubano gran tal por cuall grandilocuente en ocasiones , pero siem-pre cargado de una sincera emocin, con un tono de permanente celebracin cuando el motivo le gustaba, o con sa-lidas de caballerosa reprobacin y fina irona cuando algo no era de su agrado. As escribi durante ms de treinta aos en peridicos [en El Tiempo public por ms de dos dcadas), revistas como Mt~ to, Diners, Gaceta, Cinemateca y Cine, y as prepar sus colaboraciones radiales para emisoras como Sutatenza, HJCK y Radio Nacional [en esta ltima mantuvo por aos diversos espacios dedicados a la crtica, o a la msica en el cine, o al jazz), y as tambin present pelculas antiguas en los sesenta en televisin.

    Un inusual radicalismo le despertaban las entonces nuevas tendencias del an-lisis flmico surgidas en los sesenta y setenta:

    Menos mal que la archifamosa Cahiers du Cinma, al convertirse en una publi-cacin cripta-poltica y costar un dineral , perdi la mayora de los lectores .. Textos socio-filosficos-estructuralistas-izquierdistas-pro lnea poltica X, que nada tienen que ver con el cine.

    Estas afirmaciones, que datan de 1976, las matiz ligeramente seis aos despus:

    Pensar que cada pelcula por s misma presenta una serie de problemas es-pecficos, abstraerla de lo que uno pensaba antes, que una pelcula obedece a algo ms que a su cdula de ciudadana, es muy importante. Hay que entrar a descomponerla en sus diferentes partes, tratar de ver cmo funciona cada una de ellas, sus personajes, sus smbolos , etc., y as la pelcula se enriquece muchsimo. Eso es innegable. Salgan como les salgan enemigos al estructu-ralismo y a la semiologa, creo que son muy importantes. Ahora bien, pero manejar esos conceptos, hasta donde sea posible, con cierta sencillez, no tratar de complicarlos y llegar a ser un poco quimricos, como le ocurre a la seora Kristeva, que es la quintaesencia de la incomprensin.

    En el mbito nacional destac la presencia de Garca Mrquez a mediados de los cincuenta: "Se preocupa por poner a funcionar al director, pensando en las otras

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  • Con quien s fue muy duro fue con l mis- turalmente rebajan la crtica de cine a croniquilla informativa, por ms buena mo, escribi: voluntad que le pongan.J

    Personalmente no estoy de acuer- Salcedo aceptaba de buen grado el apelativo de Padre que cariosamente le do con mis crticas y por varias endilgaban sus conocidos , quiz por la continua mencin que l mismo haca razones : mi gusto por el cine que de sus dolos cinematogrficos como las "madres" Garbo, Dietrich o Fontaine , en algunos casos es pasin desen- o los "padres" Chaplin , Hawks, Welles o Van Stroheim. Lo suyo era una per-frenada , me fuerza a tolerancias manente declaracin de amor al cine , y dentro de ello el cine mudo ocupaba un absurdas ; mi redaccin , que no lugar muy especial. Sobre ste escribi lo siguiente: estilo, es tan dura como la de un

    picapedrero porque no soy escritor; mi atrasado mtodo conceptualista impide que mis crticas sean esos bloques dogmticos que ahora tan-to gustan; obviamente soy parcial respecto a mis admiraciones cine-matogrficas aunque realicen o se presenten en pelculas mediocres, y continuamente estoy rectifican-do mis entusiasmos u oposiciones respecto a cines que no comprend bien, llevado de mis primeros e inevi-tables impulsos .. Con la esperanza que nunca debe faltar sobre el cine y sus consecuencias , espero que algn da , aunque sea muy lejano, se profesionalice la crtica como en Europa y Estados Unidos, y no se le abandone al cronista de ca-sos de sangre, al sabelotodo de los peridicos, al morfa intelectual , al impetuoso universitario o al tcnico agrcola , que sin estar interesados por los problemas del cine, que de pronto son ms complicados y ms sencillos de lo que ellos creen, na-

    Para quien aprecia el cine mudo, o aprende a apreciarlo, lo que menos interesa es su antigedad de cincuenta o muchos ms aos; por el contrario , nunca termina su sorpresa ni satisfaccin al observar que algunos recursos 'viejos' son hoy lenguaje comn del mejor cine contemporneo . En mi defensa personal del cine mudo, hay un argumento que me encanta esgrimir y que nunca me cansar de repetir : si , por ejemplo, un profesor de literatura moderna conoce a fondo a Proust, Joyce, Faulkner y otros gigantones por el estilo, pero confie-sa no haber ledo a Shakespeare , Cervantes , Goethe y otros grandes clsicos , nadie , naturalmente, le har caso. Del mismo modo, no resulta absurdo tener a todas horas en la boca a Fellin i, Buuel , Visconti , Herzog y otros favoritos de cineclub , desconociendo por completo a Griffith , Murnau, Van Stroheim, Renoir y dems clsicos? Una verdadera cultura cinematogrfica radica en el conocimiento y aceptacin de los B2 aos de cine, y no en descubrir a Berg-man antes que a sus antepasados suecos Stiller y Sjtistrom.4

    y fue contundente en su gusto por lo antiguo: "Quien no se fascine con las 'da-mas espaciales' que intercala Mlis en La conquista del polo, alternando con planetas y signos zodiacales, no tiene ninguna sensibilidad".5 Dentro de su re-gusto por lo clsico y un poco a tono con el asunto tratado, pareciera a veces hasta sugerir una pequea burla de sus propios pensamientos:

    Tratando el asunto con pedantera y evocando respetables textos filosficos, a Chaplin le correspondera la Suma teolgica tomista , y a Keaton algo por

    , Texto publicado en Gaceta 5, Bogot. Instituto Colombiano de Cultura, agosto de 1976. Hemando Salcedo Silva. 'Vigencia del cine mudo', en Cinemateca 1, iulio de 1977. ' Hernando Salcedo Silva, "Reencuentro con Mlis', en Cine 1 O. septiembre-octubre de 19B2.

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    el estilo del Discurso del mtodo. El uno se aprovecha de la Suma del estilo cmico desde su aparicin , y el otro integra lo cmico en un mtodo personal de infalible efectividad.6

    Texto que contiene, tambin, disquisiciones como:

    Con derecho a teorizar sobre el cine cmico, inmediatamente se plantea el 'misterio' del humor, tantas veces definido sin nunca llegar a nada positivo, porque ese misterio depende de una expresin personal innata no llamada 'hu-mor', sino Rabelais, Shakespeare, Swift, Voltaire , Dickens , Wilde , Shaw, Twain, Chaplin, Tati , Allen o Keaton, y dems grandes humoristas. Cada uno lo define a su manera y sin mayor fatiga por encontrar la palabra o escena que haga rer al encontrarle ese 'otro lado' a la vida real que es la presencia tambin real de lo cmico en la mayora de las acciones humanas"

    Segn se vio en el caso de Flaherty, a la muerte de sus "seres queridos" se expresaba, como debe ser, con emocin verdadera . Dedic sendas elegas a Chaplin y a Hawks, de las que extractamos:

    [ ... [ afecto filial inevitable hacia el gran hombre que llen de alegra , de risas, momentos muy gratos de nuestra vida. No agradecer lo que Charles Chaplin hizo por el cine , por todos nosotros. sera un acto de lesa ingratitud, de mani-fiesta ineptitud para el cine en particular y para la misma belleza en general.

    Hemando Salcedo Silva. Cine Club de Colombia . [Foto A. DyjaJ . [Fundacin Patrimonio Fnmico

    Colombiano, Centro de Documentacin) .

    6 Hemando Salcedo Silva, "Redescubrimiento de Buster Keaton", en One 6. noviembre-diciembre de 1981 . , Ibd.

    B Texto publicado en Onemateca 3. enero de 1978. ' Ibid. 10 Luis Alberto lvarez, "In memoriam: Hemando Salcedo o el amor al cine". en Pginas de One 2. 1992.

    Por eso, su muerte se ha sentido como la de un miembro muy querido de nuestra famil ia, de nuestro mundoB

    Howard Hawks, el ms completo de los maestros del cine, ha muerto .. Su cine esencia l, viril, distinguido, slo ser apreciado por los que buscan en el cine , precisamente, cine y nada ms que cine, valiossima herencia para quien sepa apreciarla y aplicarla al estilo del venerado , del querido maestro H. HB

    Escribi Luis Alberto lvarez :

    Difci lmente ha habido alguien en el pas que se haya esforzado tanto por crear un cine nacional. Fue un mentor de este cine , apadrinando y defendiendo inclu-so sus ms penosos balbuceos. Su entusiasmo por toda obra cinematogrfica real izada en Colombia fue entendido con frecuencia como paternalismo irrespon-sable , pero, retrospectivamente, se ha demostrado como el espritu impulsor, el alma de una empresa que pareca imposible, pero que es una realidad w

    y as lo demostr Salcedo en sus escritos, empezando por los compilados en el nico libro que public, Crnicas del cine colombiano (1897-195D) (8ogot, Carlos Valencia Editores, 1981) . All recogi muchas de sus crnicas publicadas en El Tiempo sobre aspectos de la vida cinematogrfica colombiana de la primera mitad del siglo XX, a la vez que entreg ocho entrevistas "a los sobrevivientes de los inicios del cine colombiano", realizadas pacientemente a lo largo de aos, y que constituyen valiosos testimonios del comienzo de esta aventura.

    Salcedo igual se extenda por "el sub-subdesarrollado cine mudo colombiano de cndido primitivismo, como para figurar antes de los hermanos Lumiere" para elucubrar sobre el tipo de plano, poses de los artistas, decorados e historias sugeridas , a partir de meras fotografas, lo nico que tena a la mano, como estableca ya para los setenta claras diferencias entre el cortometraje estilo noticiero ("que siempre mira desde afuera el problema que plantea") y el docu-mental ("donde los problemas estn mirados desde adentro"), abogaba por la funcin crtica del cine colombiano ("esencialmente crtica, despus artstica , si se quiere, pero ante todo crtica ... a lo que se est viendo, a las institucio-nes, a todo ese campo oficial que nos envuelve") era tajante frente "al vulgar estilo ultrapopular inspirado en la televisin", pero en cualquier caso siempre le

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    Bibliografa consultada, citada y recomendada

    LVAREZ, Luis Alberto , "In memoriam: Hernando Salcedo o el amor al cine", en Pginas de Cine, vol. 2, Universidad de Antioquia , 1992. CHAPARRO VALOERRAMA, Hugo, "Homenaje a Hernando Salcedo Silva", en Cinemateca 7. julio de 19B7. OAZ CAMARGO, Vicente , "El hombre que vio demasiado, Homenaje a Hernando Salcedo Silva", en Arcadia va al Cine 16, junio-julio de 19B7. GILARO, Jacques, "Garca Mrquez, crtico de cine", en Traller 5, junio-julio 19B1 . "La crtica en escena", entrevista a Luis Alberto lvarez, en Arcadia va al Cine 14-15, abril de 19B7. LEN, Alberto, "Entrevista a Hernando Salcedo Silva", en Cine 9, julio-agosto de 1982. MARTNEZ PARDO, Hernando, Historia del Cine colombiano, Bogot, Amrica Latina, 197B. RAMOS GARBIRAS, Alberto, y Francisco Kurek, "Entrevista a Hernando Salcedo Silva, padre del cineclubismo en Colombia", en Traller 6, junio-julio de 19B1. RODRGUEZ HERNNOEZ, Alberto , "Entrevista con Hernando Salcedo Silva", en Ojo al Cine 34, 1976. SALCEDO SILVA, Hernando, "Sobre crtica y crticos de cine", en Gacete 5, agosto de 1976. --, "Vigencia del cine mudo", en Cinemateca 1, julio de 1977. --, "La Colombia Film de Cali ", en Cinemateca 3, enero de 1978. --, "Charles Chaplin", en Cinemateca 3, enero de 197B. --, "Howard Hawks", en Cinemateca 3, enero de 1978. --, "Al margen de la historia del cine colombiano" , en Cinemateca 5, agosto de 197B. --, "Cine colombiano, los aos veinte", en Cine 1, octubre de 19BO. --, Crnicas del Cine colombiano (1897-195o), Bogot, Carlos Valencia Editores, 1981 . --, "Nacionalizacin del desnudo?", en Cine 3, abril-mayo de 1981 . --, "Rquiem por Ren Clair", en Cine 3, abril-mayo de 19B1 . --, "Redescubrimiento de Buster Keaton", en Cine 6, noviembre-diciembre de 19B1 . --, "Voluptuosidad del melodrama", en Cine 7. marzo-abril de 1982. --, "Reencuentro con Georges Mlis", en Cine 10. septiembre-octubre de 19B2. --, "El cine olvidado de Amrica Latina", en Cine 10. septiembre-octubre de 19B2. VALVEROE, Umberto, "Entrevista con Hernando Salcedo Silva", en Reportejecrticoalclnecolomblano, Bogot, Toro Nuevo, 197B. --, "La historia como leyenda", en Trailer 7. abril-mayo de 19B2.

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  • ~~I~~wm~mmmo~.~I~mm~I~m~mD~mm~~~~lm~~~II~I~~~~m 1", .. .. ..

    l' .. .... . ... l. humanismo centroeuro[Jeo. I I Biblioteca Nacional de Colombia-Biblioteca del Cine Colombiano

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    traducciones de pensadores europeos. Valen-cia Goelkel cambi el enfoque y la revista pas a ocuparse tambin de las nuevas tendencias de la literatura colombiana y latinoamericana . Muchos de los artculos y ensayos de Valencia Goelkel aparecieron en esas dos revistas, junto con innumerables traducciones.

    Fue Hernando Valencia Goelkel el principal - y quizs aqu cabe decir el nico- crtico lite-rario que hubo en Colombia por muchos aos, cuyas reflexiones sobre el quehacer literario pueden equipararse a las de Edmund Wilson u Octavio Paz. Sin embargo, entre nosotros su reputacin no transcendi al pblico general y su importancia no era reconocida fuera de un pequeo crculo , principalmente acadmico, que casi podra considerarse elitista . A esto contribuy, no debe quedar la menor duda, su discrecin personal. Pero otras fueron las cir-cunstancias fuera de Colombia, donde escrito-res como Octavio Paz y Julio Ramn Ribeyro

    Hernando Valencia Goelkel y el poeta Eduardo Cote Lamus. (Casa de Poesa Silva, Centro de DocumentacinJ.

    hablaban de l como uno de los mayores crticos literarios del continente.

    Es un comentario , quizs saludable , de una cierta forma de evaluar las noticias por parte de la prensa nacional, que a la muerte de Va-lencia Goelkel todos los artculos y las notas publicadas sobre l mencionaron su dimensin como ensayista , crtico literario y traductor, e ignoraron un aspecto de su trabajo, el de crti-co de cine , el cual haba sido publicado en una revista popular, la que supuestamente llegaba a un pblico ms amplio y variado. Puesto que sus ensayos y traducciones aparecieron prin-cipalmente en revistas de densos contenidos y escasa circulacin , o se encuentran en libros que muy pocos conocen [cuntas personas han ledo o saben quin es George Steiner, que fue traducido al espaol por Valencia Goelkel?) , lo anterior puede servir tambin como reflexin sobre la efmera naturaleza de la nota perio-dstica y sobre el carcter perecedero de la crtica cinematogrfica.

    Son entonces sus comentarios cinematogrfi-cos los que al final han acabado resultando el aspecto ms olvidado del trabajo de Valencia Goelkel. Algunos de sus ensayos y comentarios sobre este tema aparecieron en MIto y Eco, u otras publicaciones o peridicos nacionales, pero fue en Cromos, una revista de inters general , donde Valencia Goelkel publicara, por varios aos, semana tras semana, lo que pen-saba de las pelculas en la cartelera bogotana, y son esas consideraciones las que constituyen el grueso de su obra sobre el cine .

    Tambin, en vista de lo anterior, resulta para-djico que antes de que los artculos y ensayos literarios de Valencia Goelkel se recopilaran en forma de libro (Crnicas de libros, B arte viejo de hacer novelas, Oficio crtico y La leccin del oMc/sdtj, la primera publicacin en esa forma de sus escritos fue Crnicas de cine, un compendio de sus artculos sobre este tema, publicado por la Cinemateca Distrital de Bogot. Juan Gustavo Coba Borda e Isadora de Norden, literalmente a escondidas de Valencia Goelkel y sin su auto-rizacin (como lo reconoce el mismo Coba Bor-da) buscaron y recogieron esos artculos que haban aparecido aqu y all, y que Coba Borda seleccion y orden por temtica. Adems de salvarlos del completo olvido y garantizar su preservacin, esas reseas dieron a conocer a Valencia Goelkel a una nueva generacin de cinfilos que tena, si es que tena alguna, 'tan slo una vaga referencia de su trabajo como crtico de cine.

    Al hablar de "La crtica y el pblico en una nota aparecida Cromos. deca Valencia Goelkel:

    [ ... lla labor negativa de un crtico es ero-siva, no demoledora ... un buen film tiene ms eficacia positiva en la formacin del gusto, en el ataque frontal contra los lu-gares comunes, en el estmulo de inquie-tudes inditas, que todas las pginas que puedan escribirse a favor o en contra de determinado tipo de cine. Lo cual nos lle-va a poner, una vez ms, de presente la que, en el fondo, es la verdadera funcin del comentarista: la de anotar la mera

    presencia, la existenciade ese infrecuente fenmeno que es una buena pelcula.

    y en el prlogo de Coba Borda a Crnicas de cine hay una cita tomada del ensayo sobre Hiroshima mon amour publicado en Mito en 1960:

    La gente va al cine por muchos motivos; uno de ellos es que se trata del nico arte popular de nuestro tiempo, es decir. de la nica manera de entrar en contacto (deli-berada o espontnea e involuntariamente, si se quiere) con la belleza.

    Esas dos ideas condensan de manera senci-lla y elocuente, adems de elegante, la forma como Valencia Goelkel concibi su trabajo de crtico y comentarista cinematogrfico. El ofi-cio implicaba traer a colacin una amplia gama de los temas de la poca, estableciendo las conexiones que una pelcula tena con otras de naturaleza similar o diferente, y con el entorno general en que haba sido hecha y era exhibida al pblico. Sin pedantera alguna (detestaba a los pedantes) estableca un dilogo con el lec-tor y se adentraba con l dentro del territorio de una pelcula, acompaados los dos por su enorme caudal de conocimientos, que iban des-de el bisbol y los caballos de carreras hasta los clsicos espaoles y los filsofos griegos. As haya sido en una revista literaria (Mito, en el artculo sobre Rififi) , qu crtico -no slo colombiano, sino de cualquier lugar del mun-do- utilizara como referencia la obra de fray Antonio de Guevara para ilustrar un punto sobre el carcter de la moral burguesa? Y la manera

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  • En el ensayo antes mencionado sobre

    . . .. ..... . ...

    las ideas sobre el montaje cinematogrfico I . . . . . . . . . . . . . -(4) ~- '.~ ~\ ... ,

    :~.( "J, DE

    CINE

    HERNANDO VALENCIA GOELKEL

    Portada de OVnicas de One, [Cinemateca Distrital , 19741.

    Hernando Valencia Goelkel con su hijo, 1973. [Casa de Poes[a Silva, Centro de Documentacinl.

    23 Biblioteca Nacional de Colombia-Biblioteca del Cine Colombiano

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    muchos en nuestro medio implican el lengua-je o la cultura, sino ms bien que desde una concepcin universal (o cosmopolita , como se prefiera) Valencia Goelkel propona a sus lec-tores (bsicamente los lectores de una revista popular) una mirada informada, inteligente, y sobre todo iluminadora , sobre una pelcula. y esa mirada no tema acudir, sin atisbo de condescendencia , a la filosofa , a los clsicos, al pensamiento contemporneo y a lo que de manera poco definible se llama "el espritu de los tiempos", aquello que supuestamente com-

    dores"; los italianos "grandiosos" o "conmovedo-res"; los rusos , escuetamente, son casi siempre "picos"), o por duracin (si todo film de ms de tres horas de duracin es una epopeya, en-tonces no cabe discusin sobre la justeza del calificativo; xodo cumple ese requisito , y aun le sobran treinta y dos minutos) o contenido (las orgas paganas -inevitables por lo comn en este tipo de producciones- se reducen en Sen Hur a unos segundos de coreografa antillana) son tan acertadas como venenosas .

    prende toda la atmsfera de un momento dado Pero la pregunta relevante es: en qu concier-en la historia. ne hoy en da lo que alguien, por ms ilustre e

    inteligente que haya sido, pens y escribi sobre Pero ms que analizar un filme (aunque , como filmes olvidados o tan slo vagamente recorda-se ve por lo dicho antes, haba parte de esto) dos en clases o conferencias sobre la historia Valencia Goelkel comparta con el lector su del cine? Qu significan Alain Resnais , Ingmar reaccin , inteligente e informada frente a una Bergman, George Stevens, Federico Fellini, Ri-pelcula, sin temor a expresar consideraciones chard Burton, William Wyler y otros muchos negativas sobre obras que por diversas razones frente a los actuales intereses de la audiencia? lograban el favor (cuando no el fervor) del pbli- Para esto no hay respuesta diferente a que los co. No analizaba un filme "objetivamente" segn ensayos y reseas de Valencia Goelkel tienen una escuela de pensamiento o un mtodo, sino una vida propia, con mucho independiente de que ms bien invitaba a considerarlo dentro de su objeto, vida que ha sido determinada por la un contexto cultural (aunque universal , tambin fuerza de la inteligencia y el amor por el cine local) que tomaba en cuenta cmo y por qu un que expresa su autor y por la manera como lo filme despertaba, o debera despertar, la aten- dice . Uno no tiene que haber visto -aunque cin o la ignorancia del pblico. ayudara- La gran ilusin para disfrutar el co-

    mentario de Valencia Goelkel sobre su inslito Todo esto era hecho con gracia y con un trasfon- xito y la maestra de su estilo. Las palabras do de irona y escepticismo que correspondan del comentarista , justas, exactas, adecuadas, al hombre. Sus opiniones sobre la descripcin transmiten esa sorpresa y ese reconocimien-de los filmes segn su origen nacional (los films too Son ideas que de alguna manera llevan al norteamericanos suelen ser "deslumbrantes" o espectador hasta su presente y enriquecen "excitantes"; los franceses "francos" y "revela- su visin.

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  • Juan Carlos Gonzlez

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    En un da claro se ve para siempre. Juan [arios Gonzlez R.

    Como crtico de cine , el sacerdote claretiano Luis Alberto lvarez Crdoba parece que disfrut de muchos das claros, pues su visin -a ocho aos de su muerte- mantiene una permanencia y una atemporalidad que slo se explica por la

    contundencia frrea de sus conceptos. alejados del vaivn de las modas y de la tendenciosa familiaridad derivada del

    contacto permanente con la gente del medio flmico . Su obra crtica, publicada mayormente en las pginas

    dominicales del peridico El Colombiano yen la revista Kineloscopio, constituye un corpus ensaystico de grandes

    alcances, pues si algo tuvo Luis Alberto fue una mirada amplia, quiz demasiado para los lmites parroquiales de nuestro pas y mu.y seguramente demasiado amplia para

    lo que la Iglesia catlica -a la que como sacerdote deba fidelidad- deseaba. No se trata , de ningn modo, de

    textos incendiarios ni polmicos bajo ptica alguna, pero s provistos de una universalidad tan rotunda y liberal que

    eran capaces de abarcar e incluir en el cine todas las artes, la filosofa , la religin , la poltica y la actualidad, con lo

    compleja y controversial que sta pueda ser.

    Nada pareca escapar a su anlisis. Su formacin sacerdotal le permi-ti viajar a Europa y nutrirse de un espritu renacentista y cosmopolita que se refleja en su capacidad de apreciar el cine como un compen-dio artstico, escudriando cada clave que el director o el guionista Introducan en forma de referencias visuales o auditivas, para pasar a explicarlas con el dominio de un experto, pero tambin con la sen-cillez de un maestro . Si Fanny Ardant apareca disfrazada de bufn en Confidencialmente tuya no era casual , era una alusin al Rigo/ettode Verdi y al teatro de Vctor Hugo; en La hora del lobo hay un teatro de marionetas en actividad, quiz con una obra intrascendente, pero Luis Alberto saba que interpretaban La flauta mgica en el momento en que Tamino recita su "Oh, noche eterna", y por qu lo hacan .

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  • Poseedor de tan enorme conocimiento, sin embargo, la llaneza y la limpieza de su escri-tura fueron caractersticas , Mientras muchos crticos se engolosinaban con el lenguaje y los juegos de palabras, reemplazando con la confu-sin verbal su falta de argumentos , el estilo de Luis Alberto pareca transparente, Su lenguaje era sencillo, muy consciente siempre del pbli-co que lo lea, pero no por eso desprovisto de sentimiento: a veces el ardor lo traicionaba y era fcil descubrirlo emocionado ante una na-rracin poderosa, ante una puesta en escena lograda, ante una actuacin desbordada, ante el rostro de una de las mujeres de celuloide que amaba, En esos casos saludaba con elo-gios lo que le pareca bello, lo que le generaba

    biera traicionado su confianza, Si el cineasta era colombiano, el dolor era an mayor,

    Esa fe que mencionamos la tena depositada en unos nombres precisos: Griffith, Oreyer, Keaton, Renoir, Tarkovski , Bergman, Fellini , Bu-uel , Rossellini, Hitchcock, Truffaut, Bertolucci, Fassbinder, Woody Allen , Scorsese, Wenders, Altman , A ellos dedic sus ensayos ms lar-gos, sus textos ms iluminadores. El afecto que estos directores le generaban se tradu-ca en unas palabras que ms que generosas intentaban ser justas, que antes que adular descubran. "Tengo una fuerte esperanza", titul su texto sobre la muerte de Rossellini (E! Colombiano, 6 de octubre de 1977), y all

    respeto. Caso contrario ocurra cuando ola escriba: "En realidad Roberto Rossellini era un una trampa, una manipulacin o un descui- humanista de profunda ternura, un incansable do: aunque nunca utiliz argumentos de bajo buscador de la naturaleza del hombre". Parece calibre ni apel a la censura, era evidente su estar describindose: el objeto de la bsqueda desilusin, como si el personaje de turno hu- de Luis Alberto fue siempre el hombre .

    y all el espritu del sacerdote que era sala a flote y se iba a cine con l. Su punto de vista antropocntrico le haca sentirse cerca de di-rectores con afanes similares y muy lejos de aquellos que volvan objetos al ser humano, que ridicul izaban Y relativizaban sus valores, que imponan la violencia a la razn y a las ideas . Con los filmes realizados bajo esos preceptos era implacable , as vinieran precedidos de honores, fama y premios. Luis Alberto nunca acept que el cine se desviara de los objetivos humanistas que l promova en su columna, pues adverta que el cine de los antivalores era de fci l expansin y masivo consumo, lo que pona en peligro la supervivencia del sptimo arte tal como l lo entenda .

    y de la sociedad en el momento mismo en que se filmaba la pelcula Luis Alberto buscaba el cine de los afectos, de la sonrisa, del calor humano. La pantalla deba latir al unsono con el pulso del hombre, deba temblar de fro o de emocin, deba reflejarnos en nuestra pe-queez y en nuestra grandeza. Cualquier otro camino era la ruta equivocada, era asomarse a la despersonalizacin, al trucaje sin justifica-cin, a la violencia desprovista de piedad .

    Buena parte de su xito se debe tambin al generoso espacio con el que contaba en las pginas de E! Colombiano. Es difcil para los cnones del periodismo actual pensar en la posibilidad de reservar una pgina entera de la edicin dominical de un peridico a una co-

    Para l, el cine tena la misin de explorar las lumna. Pero ese era, con todo lo extrao que posibilidades humanas, reconocer sus debili- parezca, el espacio del que Luis Alberto dispo-dades, exaltar su espritu, regocijarse con su na: una pgina completa. All poda explayarse corporal idad y expresar el estado del hombre en sus conceptos, argumentar sin temor de

    quedarse corto, superando el esquema de la simple resea, y ensear, ensear, siempre ensear.

    Nunca dejar de decir que sus textos domi-nicales eran una escuela de cine: la mejor que uno poda tomar; slo haba que dejarse contagiar de su emocin . A propsito de la aparicin del tercer volumen de Pginas de cine -la recopilacin de sus textos editada por la Universidad de Antioquia- escriba yo (me atrevo a autocitarme, pues sigo pensando lo mismo) que :

    Luis Alberto no escriba para l o para sus amigos, lo haca pensando que esos textos podran ser utilizados bsicamente como una herramienta para aprender y no como un divertimento privado digno de alguna feria de las vanidades . Y esto se lograba, por supuesto, apelando a la

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  • 3 (,

    sencillez de su prosa y a la claridad de sus conceptos, nunca demasiado com-plejos, nunca pretenciosos y siempre prestos a brindar una informacin precisa y completa , sin perder de vista que el lec-tor no tena por qu saber de antemano quines eran, por ejemplo , Orson Welles o Fram;:ois Truffaut, pero obviamente tampoco - y es un pecado frecuente entre la crtica- subestimando a ese

    mismo lector. Su lenguaje, cuidado pero nunca crptico, no se perda en juegos de palabras ni en calambures idiomticos. Su prosa era difana, concreta y de un enorme rigor, que ms que pontificar daba cuenta del peso de sus conceptos. Para l. la crt ica tena un espacio propio, que haba que defender, valorar y respe-tar, pues difund ir el conocimiento que tena era una manera de impedir que los distribuidores moldearan y manipularan al espectador a su amao, creando un pblico pasivo y poco exigente '

    En este aspecto, su lucha contra los exhibidores y distribuidores de cine comercial fue prover-bial. En los aos setenta llegaba al pas un cine plural , mezcla de entretenimiento con obras de arte y ensayo, lo que permita una fel iz pero frgil convivencia entre los interesados en las pelculas simplemente como diversin y aque-llos que, como Luis Alberto , vibraban con el ci-ne de intenciones artsticas. Pero en los aos ochenta la balanza se desequilibr y el cine de autor se convirti en objeto en vas de extincin, reducido a salas perifricas, a pocos das en

    cartelera, a retrasos en su exhibicin que podan llegar o superar el lustro, o a que simplemente no se exhibiera, sin que mediara explicacin alguna. Nada pareca contener la arremetida del cine comercial, ni siquiera la voz de Luis Alberto, que cada semana se lanzaba contra esos molinos de viento devenidos en gigantes. l saba que toda lucha era poca y que si no se le haca frente a la arremetida de Hollywood no volveramos a ver buen cine. Tristemente fuimos pasivos. Miren la cartelera de cine hoy da: de esos males nos estaba advirtiendo.

    Pero que no se piense por esto que sus textos no tenan capacidad de convocatoria . Por el contrario , una pelcula que Luis Alberto recomendara se converta en suceso en Medelln, so-bre todo si iba a estar pocos das en cartelera o si haca parte de un ciclo que jams volvera . Recuerdo el domingo que escribi sobre Las montaas de la luna , de 80b Rafelson, que se exhiba ese da en la sala de cine del MAMM. En la tarde la silletera del teatro no dio abasto para la enorme cantidad de pblico que quera ver el filme, atrado por sus argumentos a favor del mismo. La gente crea en l , confiaba en su sinceridad y en su criterio independiente. Qu mejor elogio poda recibir un crtico de cine?

    ' J.c. Gonzlez, "Las palabras amadas". en KinetoscoplO47 , vol. 9. Medellin. Centro Colombo Americano, 1998, pp. 76-79.

    Luis Alberto lvarez. (Centro Colombo Americano de Medellln. Centro de Documentacin).

    Si hay algo que se debe lamentar es que sus textos no alcanzaran en su momento la reso-nancia nacional que se merecan. Aunque Luis Alberto colabor con medios nacionales, tanto gubernamentales como privados , la mayora de su obra en vida slo la disfrut el pbl ico regional , con las limitaciones que eso implicaba en cuanto a nmero de lectores y a la influencia que pudiera tener frente a la opinin nacional en un pas que, como ste, tiende a subvalorar lo que no se genera desde la capital. Afortuna-damente la publicacin de los tres volmenes de Pginas de cine ha permitido que su obra sea descubierta por unos y redescubierta por otros que alguna vez leyeron sus artculos , pe-ro que ya no los recordaban . La sorpresa de ambos ha sido casi la misma: las palabras de Luis Alberto se sostienen por s solas todava, tan sugerentes y vitales como cuando fueron escritas. El inevitable y natural desgaste pro-ducido por el tiempo las ha respetado .

    En un da claro se ve para siempre es una pelcula que dirigi Vincente Minnelli en 1970 y que protagonizaron 8arbra Streisand e Yves Montand . Utilizando el ttulo, podramos decir que la luz que irradiaban las palabras de Luis Alberto lvarez alumbr sus das y le permiti ver el cine para siempre. Su corazn fall un da; su mirada contina invicta.

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  • Los comienzos

    La tradicin de las revistas de cine en el pas se re-monta al momento mismo en que el espectculo del cine empieza a consolidarse. En Historia del cine colom-biano, Hernando Martnez Pardo hace el inventario de varias publicaciones de distintos perodos, el primero de ellos entre 1900 Y 1928. De su informacin y de lo mnimo que todava sobrevive, es fcil deducir que esas primeras publicaciones eran libelos que reseaban las proyecciones , con desigual criterio periodstico y sin que se insinuara una intencin de valoracin esttica de las pelculas . Aun as, son el antecedente legtimo de aquellas revistas que a partir de los aos sesenta asumen una poltica editorial donde se privilegia la independencia crtica .

    Martnez Pardo postula a El Cinematgrafo, editada en Bogot, como la primera revista de cine que se pu-bl ic en Colombia. Su primer nmero data del 17 de septiembre de 1908, con los crditos como director para Manuel lvarez Jimnez. Los mviles de la publi-cacin permanecen hoy bastante inciertos, lo que no ocurrir con publicaciones posteriores que claramente son los rganos de publicidad de teatros o empresas de produccin, distribucin y exhibicin.

    En Cali, desde el 19 de noviembre de 1913, la Com-paa Nacional del Cinematgrafo publica El D/ympia

    1 Jorge Nieto y Diego Rojas. Tiempos del O!ympia. Bogot. Fundacin Patrimonio Fil-mico Colombiano, 1992. p. 9B.

    como rgano del teatro del mismo nombre y que nace con la misin, explcita en su presentacin, de "ins-truir deleitando".

    El 15 de febrero de 1914 nace en Sincelejo El Kine, publicacin del Saln Sincelejo de la Empresa de Kine-matgrafos, donde aparece como editor E. Castellanos y Ca. El Kine incluye otros temas de la cultura, ade-ms del cine , con la intencin de "instruir, moralizar y divertir". En una de sus ediciones cita otra publicacin: El Cine Universa!, que editara en Cali , por la misma poca, una empresa homnima. El Kine tuvo tambin publicaciones muy efmeras en Barranquilla y Bogot .

    Mientras tanto, los hermanos Di Domnico comen-zaban en 1915 su incursin en publicaciones que tendran mayor permanencia que cualquiera de las anteriores . En junio de 1915 publican por primera vez "D/ympia, Revista Cinematogrfica Ilustrada, edicin de 5.000 ejemplares, director Hernando Bernal, vale un centavo", en formato de peridico. Contiene

    [ ... J noticias de las hazaas de la empresa (de los Di DomnicoJ , artculos de los inspirados colabo-radores locales sobre cine, artes y actualidades , y otros reproducidos de revistas extranjeras .'

    En 1916 en Ccuta se publica El Cine Grfico, rgano del teatro Guzmn Berti y del Gran Cine Path, con

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  • intereses generales pero especialidad en asuntos de cinematografa y cuanto se relacione con espectcu-los pblicos.

    Tambin de 1916 es el primer nmero de Pelculas, otra publicacin de los hermanos Di Domnico que co-rresponde a los tiempos del teatro Olympia de Bogot. Pelculas tuvo dos pocas: la primera empieza el 4 de noviembre de 1916, con la direccin de C. O. Bello , y la segunda data de 1919, conducida por Francisco Bruno. Este ltimo es un inslito y entraable personaje que estuvo vinculado durante toda su vida profesional a la empresa de los Di Domnico, ocupando desde los cargos ms humildes hasta llegar a ser, va Pelculas, el pionero legtimo de la crtica de cine en Colombia.

    De noviembre de 1919 data la Revista Colombia, pro-piedad de Joaqun de Francisco, editada en Bogot. De 1921 es El Cinematgrafo, nuevamente propiedad e inspiracin de los Di Domnico, esta vez en Cali.

    En este primer grupo de revistas , Martnez Pardo re-salta como temas principales del contenido la relacin cine-espectador, la censura, el gusto de la poca y los comienzos de la produccin de cine en Colombia. Los criterios de valoracin de las pelculas eran de orden sociolgico o moral. Adems, el tenor de los artculos tena una directa relacin con los intereses de quien asuma el costo de la publicacin.

    Es llamativa la abundancia de publicaciones regionales, lo que no extraa una vez se sabe que muchas de las aventuras de produccin del cine colombiano de esos tiempos tambin surgieron fuera de Bogot .

    Un segundo periodo?

    Luego de la abundancia de la dcada del diez, que disminuy considerablemente en los veinte , vuelve a aparecer en 1936 un intento de publicacin con El Cine de Hoy, editada por Cine Colombia y dirigida por Jode Kuster. Circulaba quincenalmente y su contenido estaba constituido sobre todo por artculos publicita-rios de los estrenos norteamericanos de empresas como la Metro, Fax, Universal , Paramount y Artistas Unidos.

    En 1940, el legendario Camilo Correa hace su apa-ricin con la revista Micro, inicialmente creada para "agitar el ambiente radial en Medelln", a lo que des-pus se agreg el inters de "contribuir en la ree-valuacin del repertorio musical autctono y en la creacin de un ambiente propicio a la cinematografa criolla". El primer nmero de Micro es del 15 de fe-brero de 1940.

    Camilo Correa habra de cumplir una labor pionera en modelar el tono de una posible crtica de cine na-cional en esa dcada y en la siguiente , sobre todo a

    t ravs de sus artculos en El Colombiano [que firma-ba con los seudnimos de Ego y OlimacJ, hasta ter-minar naufragando en una colosal empresa llamada Productora de Cine Nacional-Procinal. "Camilo Correa es un personaje ms cinematogrfico y su vida ms interesante que cualquiera de las torpes pelculas que hizo", escribi Luis Alberto lvarez , para destacar, no slo su doble "fracaso" como crtico y empresario, si-no su carcter de smbolo de lo que pudo haber sido y sigue sin ser.

    De la misma dcada de los cuarenta son Cinema Re-porter, de contenido muy comercial , Cine, dirigida por Alfonso Camacho Leyva, y Cinema-Grfico.

    Los sesenta: una nueva generacin

    En los sesenta, varios antecedentes permiten que madure el ambiente para una nueva generacin de revistas de cine , muy distintas a las de dcadas an-teriores : en 1949 haba sido creado en Bogot el Cineclub de Colombia, y nombres como los de Luis Vicens, Hernando Salcedo Silva, Alejandro Obregn, lvaro Mutis, Gabriel Garca Mrquez, Hernando Va-lencia Goelkel , entre otros, se vuelven sus habttus. En 1957 nace la Cinemateca Colombiana, prohijada por el Cineclub de Colombia .

    2 Orlando Mora, -La crtica de cine en Co-lombia: de la diseccin de un cadver a la vida de un filme", en Onemateca 1 O, Bogo-t, Cinemateca Oistrital, p. 24.

    En la dcada de los cincuenta, los anlisis de las pe-lculas, sobre todo en los peridicos que acogen los primeros intentos serios de crtica de cine , es, a la vez, ms riguroso y libre, y el cine empieza a ser respeta-do por nuestra aristocracia cultural. Valencia Goelkel es el nombre ms destacado de esta dcada y quien asume su posicin como crtico de una manera ms consecuente ; su amplia cultura lo capacita para crear relaciones entre el cine y las otras artes, y, al mismo tiempo, para empezar a definir un lenguaje particular de lo cinematogrfico. Por otra parte, se est incuban-do la agitacin poltica que le dar su tinte particular a la dcada de los sesenta . stos son los abonos que fertil izan revistas como Guionesy Cinems.

    En el ao 60 -cuenta Orlando Mora- la revista Gukmes agrup lo que pareca ser un primer n-cleo de trabajo organizado alrededor de la crt ica cinematogrfica . Ugo Barti y Hctor Valencia en-cabezan la publicacin, la misma que logr con sus siete nmeros iniciales sembrar alguna inquietud en los jvenes que por esa poca llegbamos des-lumbrados al cine. La irona de Barti, la precocidad de Valencia , las colaboraciones de Carlos lvarez desde Argentina , las brillantes notas firmadas por Daro Ru iz Gmez desde Espaa, oxigenaban el ambiente y daban piso a un conocimiento ms complejo del cine.2

    Biblioteca Nacional de Colombia-Biblioteca del Cine Colombiano

  • ,

    El primer nmero de la revista Cinems es de julio de 1965. "El nuevo cine latinoamericano. Reflejo de un yugo que se apresta a romper las cadenas". es lo que se lee en la portada. ilustrada con la foto de una campesina colombiana tomada por Nereo Lpez; una declaracin explcita del cuerpo de ideas que alienta a la revista . Ese primer nmero de Cinemsse abre con un famoso artculo sobre cine del escritor antioqueo Toms Carrasquilla. que data de 1914.

    En su nmero inicial . Cinemsconvoca a captulo a va-rios directores colombianos que segn la revista tienen una concepcin artstica y un criterio tcnico especiali-zado: ellos son Guillermo Angulo . Alvaro Gonzlez. Julio Luzardo. Alberto Meja. Francisco Norden. Jorge Pinto. Gabriela Samper y Pepe Snchez. Slo tres de ellos comparecen a la entrevista: Pepe Snchez. Jorge Pinto y Alberto Meja. Hay adems una entrevista a Diego Uribe Vargas . presidente de la Cmara . quien explica el proyecto de estmulo a la industria cinematogrfica que llevara ese mes al Congreso.

    En ste y los nmeros siguientes de Cinems apare-cen de nuevo nombres como los de Ugo Barti . Carlos Alvarez y Hctor Valencia . que ya haban hecho parte del equipo de Guiones. La revista la dirige y gerencia Roberto Pea. con la subdireccin de Jos Joaqun Salcedo.

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  • La experiencia calea en dos gene-raciones + los Cuadernos de Nieto

    El nmero 1 de Ojo al Cine circula en 1974. Irrumpe as la revista de cine de mayor carcter que se haya hecho en Colombia . La respaldaba , cmo no, toda la beligerancia del llamado Grupo de Cali , una reunin de cinfilos que despus se despearan en la locura de hacer cine ; ms el ejemplo de revistas como Ha-blemos de Cine y Cine Cubano, de Per y Cuba, res-pectivamente. Al frente estaba Andrs Caicedo, "un jovencito de aire lewisiano y gruesas gafas",5 cuyas crticas de cine se publicaban desde 1969 en el Ma-gazn Dominical de El Espectador de Bogot, El Pas, Occldentey El Pueblo de Cali . Lo acompaaban , entre otros , Carlos Mayolo y Luis Ospina. Fue Andrs Cai-cedo quien lider la fundacin del Cineclub de Cali , y fue en las funciones de los sbados en la maana que empez a circular un folleto

    [ ... J mezcla de gua para el espectador, con dis-quisiciones ldico-patafsicas, deliciosas para cualquier lector. All se pona de manifiesto el in-dudable talento literario de Caicedo , mezclado con su impresionante canibal ismo cinematogrfico. Al convertirse en una revista , sus intenciones fueron mucho mayores y se alcanz a contar con un equi-po de colaboradores de reconocida importancia a nivel de la crtica en lengua espaola .6

    , Luis Ospina y Sandro Romero en el prlo-go de Andrs Ca/cedo, Ojo alOfie, Bogot, Editorial Norma, 1999, p. 15. ' lbJif. pp. 16-17.

    El editorial del primer nmero hace explcito el talante de las posiciones que asumira la revista : "sacar una revista de la imprenta es ni ms ni menos que una operacin militar", En este nmero inicial , Caicedo et al. expresaban su carta de intenciones, a propsito de una muestra de cine colombiano (1965-1973) or-ganizada por la Cinemateca Oistrital :

    En octubre lo ms representativo de la muestra fue exhibido por el Cineclub de Cali . Este impor-tante acontecimiento sirvi de oportunidad para decidir que era realmente urgente la aparicin de una revista de cine en Colombia ,

    y as fue , En el nmero de inauguracin aparece un artculo firmado por Carlos Mayolo y Ramiro Arbelez, "Secuencia crtica del cine colombiano", ms una fil-mografa aproximada de todo el cine nacional hasta la fecha, Como complemento, entrevistas a Jorge Silva, Marta Rodrguez y Jos Mara Arzuaga, y notas crticas a Races de piedra y Pasado el meridiano, dirigidas por el mismo Arzuaga , Este material y el que sobre cine colombiano se public en los nmeros siguientes de Ojo al Cine, sobrevive como una mirada muy lcida sobre el estado de nuestras imgenes y un testimonio de primera mano sobre las discusiones de la poca,

    Una de esas discusiones claves fue la contraposicin entre cine marginal y cine comercial o de sobrepre-

    cio , que explica la aparicin de una pelcula como Agarrando pueblo, dirigida a cuatro manos por Os-pina y Mayolo, y que toma partido de manera abierta contra algunas pelculas de sobreprecio y su calculada pornomiseria,

    Se mantiene, en los otros nmeros de Ojo al Q'ne, la visible intencin de hacer un balance crtico del cine colombiano, como continuacin del emprendido por Mayolo y Arbelez, a travs de entrevistas a direc-tores como Fernando Laverde y Julio Luzardo, entre otros,

    Los responsables de la revista encarnaban una experiencia singular en el pas: vean cine , habla-ban de cine y luego pasaron a escribir guiones y a rea lizarlo, haciendo propia la idea de los cineastas de la Nueva Ola francesa de que no haba diferencia entre escribir de cine y realizar pelculas.7

    Como siempre, las dificultades econmicas de la re-vista redujeron su periodicidad de trimestral, como estaba inicialmente planeada, a anual. Su ciclo se cie-rra en 1976 con el nmero 5, El proyecto de la revista nmero 6 de Ojo al Q'ne qued sobre el papel , tras el suicidio de su director en 1977.

    En paralelo con Ojo al Q'ne se publica en Bogot Cua-dernos de Cine, la revista de Jorge Nieto, Su nmero

    7 Orlando Mora, ~Las revistas de cine en Co-lombia", op. cit.

    o corresponde a 1975; en ese ao y el siguiente se publican tres nmeros ms, A diferencia de las po-siciones categricas de Ojo al Cine, los Cuadernos pretendan proporcionar material de anlisis para el lector y dejarlo en libertad de hacer sus elecciones , Pasolini , Herzog, Orson Welles , el sper 8 mm fueron algunos de los temas de los que se ocup la abortada revista de Nieto,

    En junio de 1982, como colofn de Ojo al Cine, apa-rece el nico nmero de Caligarl; Cine Fotografa, en cabeza de Sandro Romero Rey, compaero, ami-go y finalmente antologista de Andrs Caicedo PepIto Metralla, Participaban en el equipo de redaccin Ramiro Arbelez, Hernando Martnez Pardo, Carlos Mayolo, Luis Ospina , Carlos Palau, Patricia Restrepo, Rodrigo Vidal , entre otros, Caligaritiene una portada en blanco y negro con una fotografa de Mara, la pe-lcula de 1922 dirigida por Mximo Clavo y Alfredo del Diestro, y se anuncia un dossierque promete cubrir "De Mara a Pura sangre", la pelcula de Ospina que vera la luz precisamente en ese ao de 1982,

    El editorial de ese "apretado ejercicio de nostalgia" que fue Caligari nos dice:

    Muchos son los factores por los cuales nuestro cine merece ser tomado como materia de anlisis , Si bien es cierto que todava no podemos hablar

    Biblioteca Nacional de Colombia-Biblioteca del Cine Colombiano

  • de una produccin medianamente slida (es ms, ni siquiera de una sola pelcula salvable) , de todas maneras hay a su alrededor una simptica 'infra-estructura de anhelos' tan copiosa como divertida, que invita sin contemplaciones a participar en esta deliciosa ria de gallos an sin crestas y con las espuelas apenas a punto de afilar.

    Con mejor suerte que Caligaricont la revista Trailer, liderada por Umberto Valverde, escritor, periodista, cinfilo . Entre los aos 78 y 84 Valverde logr publicar 11 nmeros y juntar un material crtico sumamente interesante sobre el cine colombiano de esos aos, definitivos porque en ellos se dan la transicin del modelo de sobreprecio al modelo de Focine y las pri-meras escaramuzas de un cine industrial con xito. Esto se ve muy bien reflejado en artculos como "Tres pelculas colombianas" [Agarrando pueblo, Maromas de Erwin Goggel , y Cuartico azul de Luis Crump) ; el editorial del nmero 3, que hace evidentes reclamos a la poltica estatal ; la conversacin sobre el cortome-traje que sostienen en el nmero 4 Patricia Restrepo, Alberto Ramos Garbiras y Rafael Quintero; el anlisis del IV Festival Nacional de Cine Colcultura que em-prende Mauricio Laurens, con la diseccin de las 20 piezas entre largos, medios y cortos presentadas; las crticas a pelculas como El taxista millonario y Ca-lombian Conection; la entrevista a Carlos Palau por el corto Lunfardo.

    El nmero 10-11 es todo un especial sobre el cine colombiano, con Adriana Herrn , la actriz de Carne de tu carne en la portada , y un contenido en el que se destacan el reportaje a Carlos Palau y los comen-tarios a Carne de tu carne, La virgen y el fotgrafo , El escarabajo y Con su msica a otra parte; un exce-lente dossier que la revista resume con el ttulo "Cine colombiano entre la carne y el desnudo".

    En los primeros dos nmeros de Tratler, Valverde aparece en la coordinacin editorial al lado de Marco F. Surez; a partir del nmero 3 esta coordinacin la suscriben Valverde y Alberto Ramos Garbiras. En el comit editorial colaboran , a lo largo de los distintos nmeros, personas como Eligio Garca, 8eatriz Libre-ros , Mauricio Laurens , Daro Ruiz Gmez, Orlando Mora, Patricia Restrepo, Carlos Jimnez y Harold Alvarado Tenorio.

    El propio Valverde dirigira en los aos noventa el pe-ridico cultural La Palabra, publicado por la Univer-sidad del Valle, donde hay abundante material sobre cine , y desde donde se impuls la escritura amateur y profesional sobre las pelculas, gracias a los artculos publicados por los estudiantes, a los premios de cr-tica de cine que entreg el peridico, y al cubrimiento exhaustivo del Festival de Cine de Cartagena y de los estrenos ms importantes que ocurran en el pas. La Palabra todava se publica, el primer viernes de cada

    mes, como suplemento del peridico El Pas, de Cali , a cargo de la Escuela de Ciencias del Lenguaje de la Universidad del Valle , dirigida por Daro Henao, pero con una orientacin muy distinta a la que tuvo en la poca de Valverde, quien saliera de la Universidad del Valle tras la crisis del 98 .

    Tambin en Cali se public en los aos noventa la revista cultural Viceversa, con el apoyo de la Alianza Francesa de esa ciudad y la direccin de Franr,ois Du-boc, en los primeros nmeros, y de Amanda Rueda en los ltimos. El primer nmero de la revista sali en septiembre de 1996. En total , vieron la luz siete nmeros . Cuando se ocup del cine , la revista trat de abarcar gneros y modos de expresin (cine, video, documental , ficcin , video arteJ. Hubo reseas, crticas y algunos artculos ms en profundidad. Escribieron entre otros Mara Fernanda Arias , Amanda Rueda, Luis Eduardo Merino, Martn Ocampo, comunicadores sociales , casi todos los cuales despus emigraran del pas o de Cali para mantener desde afuera su vnculo a travs de otras revistas .

    En Viceversa se expresa, por primera vez , una postu-ra abierta frente a los nuevos lenguajes y tecnologas del audiovisual que en los aos siguientes habran de cambiar los "modos de expresin" de las imgenes en movimiento.

    Para terminar esta estacin en la prolfica ciudad de Cali , una lt ima experiencia editorial. En mayo-julio de 2000 aparece el nmero 1 de El Ciudadano Can, con Luis Eduardo Merino y Carlos Patio Milln como editores y la consejera editorial de Ramiro Arbelez: "Ms Sundance que Hollywood, ms Gaviria que Nie-to Roa, ms Jarmusch que Spielberg, ms Cecilia Roth que Jennifer Lpez, ms Fresa y chocolate que Da de la Independencia L .. J" , se dice en el editorial , para dejar claras ciertas preferencias de la revista . En la portada, una foto de Eduardo La Rata Carvajal , correspondiente a la pelcula Alguien mat algo, de Jorge Navas , el mejor representante de la nueva ge-neracin de directores caleos. Como en el peridico La Palabra, en El Ciudadano Can se expresa un grupo de estudiantes de la Escuela de Comunicacin Social de la Universidad del Valle y sus profesores. Pero el carcter de otras pocas se ha perdido. La actual cinefilia tiene otro cuo y de El Ciudadano Can slo veremos un nmero ms. iAh diosa Kali!

    Las publicaciones de la Cinemateca

    Retornamos en el tiempo hasta el ao 1977, cuando la Cinemateca Oistrital de Bogot, bajo la direccin de Isadora de Norden, emprende la publicacin de una revista de cine con un consejo editorial integrado por Hernando Valencia Goelkel , Carlos Vi llar Borda y

    Biblioteca Nacional de Colombia-Biblioteca del Cine Colombiano

  • Ernesto Samper Pizano, y la coordinacin de Alberto Navarro.

    Q'nemateca se llamaba la revista, cuyo primer nmero es del 10 de julio de 1977 y que apare-ci sin una definicin prel iminar de objetivos . Se reuna all un material variado , que abra con un homenaje a Andrs Caicedo, quien es adems el motivo de la portada. El material para recordar al malogrado crt ico y escritor lo integra una selec-cin de sus textos y una encomiosa introduccin de Juan Gustavo Coba Borda. ai7ematecapublic seis nmeros hasta 1979 y tuvo una prolongada interrupcin entre enero de 1979 y julio de 1987. En este segundo perodo (1987 -19881 alcanzan a publicarse tres nmeros ms, bajo la direccin de Mara Elvira Talero . El ltimo, correspondiente al nmero 9, aparece en julio de 1988B

    Queda todava un tercer periodo de Cinemateca, en el ao 2000 , con la publicacin de los nmeros 10, 11 Y 12, bajo la responsabilidad editorial de un grupo del que hacan parte Isadora de Norden, Mara Clau-dia Parias y octavio Arbelez.9 Estos tres nmeros procuran reaccionar a la compleja realidad audiovisual que le atae a la poca , empresa descomunal que habra requerido de la publicacin una continuidad que no tuvo.

    Ibid. , Octavio Arbelel dirigi en Manilales la revista Secuencias, durante los aos ochenta. bajo los auspicios de la Cmara de Comercio de Manilales, la Universidad de Caldas y el Cineclub de Manilales, La calidad de algunos articulas y entrevistas la haran merecedora de estar incluida en este "apretado ejercicio de nostalgia", Mea culpa,

    Cinemateca tuvo bastante apertura editorial ; se dio libertad a los temas de inters de los colaboradores, se cubri la cartelera comercial y se dio cuenta del cine nacional de la poca .

    Desde marzo de 1981 , la Cinemateca Distrital em-prende un proyecto de largo aliento con los Cuader-nos de Cine Colombiano, que alcanzaron 25 nmeros y que tuvieron como su primera impulsora a Claudia Triana, y a Mara Elvira Talero en la etapa final. Estos 25 Cuadernos, publicados entre 1981 y 1988, son nmeros monogrficos sobre las principales figuras de cine colombianas en un perodo que cubre hasta entrados los aos ochenta, y que mantienen viva , para los investigadores y los amantes del cine , la memoria de directores, tcnicos o pioneros como Oswaldo Du-perly, Jos Mara Arzuaga, Marta Rodrguez y Jorge Silva, Fernando Laverde, Gloria Triana, Cine Mujer y Mario Jimnez, por mencionar a algunos.

    En los ochenta, la Cinemateca Distrital public tres n-meros de la revista Sper 8, con la clara intencin de apoyar y difundir este formato en el que se vea , por su bajo costo, una alternativa viable de produccin para un cine incipiente como el colombiano. El primer nmero corresponde a enero de 1984, con un consejo editorial conformado por Isadora de Norden y Claudia Triana, al que despus se incorporaran Mara Elena Castaeda y Oiga Esther Gamba. La revista se complementaba con

    retrospectivas de la produccin en sper 8, que pre-tendan abrir el necesario canal de divulgacin para ese material cuya utilizacin se estaba incentivando. Pero tampoco las retrospectivas fueron muchas debido a la escasez de produccin. El nmero 2 de Sper Bes de junio de 1984, y el nmero 3 de febrero de 1985.

    En 2001 , y coincidiendo con los 30 aos de la Cine-mateca Distrital , dirigida entonces por Julin David Correa, se dise una nueva etapa de los Cuadernos de Cine Colombiano, y durante 2003 se publicaron cua-tro de ellos: "Balance argumental", "Acevedo e hijos", "Vctor Gaviria" y "Rostros y rastros", y en 2004 uno ms, dedicado al "Balance documental". Ahora , tiene en sus manos el sexto nuevo cuaderno .

    Los ochenta en dos publicaciones + Toma 7

    En los aos ochenta el cine colombiano vive un momen-to de gran productividad, que se sobrepone a las con-tradicciones del ente estatal Focine. Las revistas Cine y Arcadia va al Cine son testigos privilegiados de estos aos, en los que por primera vez se asiste a la firme ilusin de una industria nacional cinematogrfica.

    Cinefue, precisamente, una publicacin de la Compaa de Fomento Cinematogrfico, Focine. Su nmero inicial data de octubre de 1980. La crtica y la informacin

    prevalecen como las guas de la publicacin, segn se lee en su primer editorial:

    Es un empeo central de la revista el auspicio de la actividad crtica; es , en cierta medida, la prin-cipal razn de ser de a i7e L .. 1 ai7e se propone con particular empeo divulgar las actividades de las cinematografas nacionales, en especial las de los pases de Amrica Latina. Obviamente, a la que ms amplia y detalladamente querramos referirnos es a la colombiana.

    Fue dirigida por Hernando Valencia Goelkel, con un co-mit editorial en el que participaron Alberto Navarro, Isadora de Norden y Diego Rojas.

    Contradiciendo su magra supervivencia, Cine contiene material cuya importancia no ha disminuido con el tiem-po. En el nmero 8 se public un texto definitivo para identificar las discusiones estticas que se empezaban a dar en la poca: la pregunta por un cine nacional au-tntico que tendra que pasar por un cine de "provincia" autntico. "Las latas en el fondo del ro" es el nombre de este texto fundacional, escrito con la doble inspiracin de Vctor Gaviria y Luis Alberto lvarez y resultado de un concurso de crtica auspiciado por Focine.

    El penltimo nmero de Cine, que corresponde a julio-agosto de 1982, tiene una portada dedicada al XXII

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  • Festival de Cine de Cartagena y en su contenido un lar-go artculo de Hernando Martnez Pardo, "Panormica del cine colombiano 1958-1982" ("A Look at the Colom-bian Film Industry", en su versin en ingls, publicada en la misma edicin) , una filmografa del largometraje colombiano del mismo perodo y una extensa entrevista a Hernando Salcedo Silva, el padre del cineclubismo, la Cinemateca Nacional y, si se quiere, de la crtica de cine en el pas : sugestivo balance de una poca que lo esper todo de un cine que en ese momento slo poda exhibir discretas hazaas.

    Aliado de esa preocupacin por el cine nacional , aparecieron textos sobre una gran diversidad de temas que incluan artculos sobre realizadores, entrevistas, el informe sobre un taller que dict en Colombia Michael Ballhaus , etc 'O

    El nmero 1 O de Cine, de septiembre-octubre de 1982 , contiene dos coloquios realizados en Carta-gena con Dominique Sanda y Paul Schrader, con Luis Alberto lvarez como moderador, ms un extenso y brillante artculo sobre Rainer Werner Fassbinder, fir-mado por el mismo lvarez. El sacerdote antioqueo se consolidaba como la figura ms respetada de la nueva crtica colombiana.

    Pero es a Arcadia va al Cine, mucho ms que a su colega de Focine, a quien le corresponde el papel de

    10 Orlando Mora, ~Las revistas de cine en Colombia', op. cit

    testigo y juez del cine colombiano que se produce con la complicidad del ente estatal : un perodo que inaugura Pura sangre. El nmero 2 de Arcadia va alO'ne aborda in extenso, precisamente, la pelcula de Luis Ospina. De ah en adelante , el cine colombiano ocupa en las pginas de Arcadia va al Cine un lugar central.

    A marzo-abril de 1982 corresponde el primer nmero de Arcadia va al Cine. 8ajo la utpica sugerencia del nombre se unen Gilberto 8ello, Edgar Acevedo y Au-gusto Bernal. La cartula es un homenaje a Glauber Rocha, quien haba muerto recientemente en el com-bate del cine. En el contenido se destacan el Primer Festival Nacional de Cine de Sper 8, un artculo con sabor a manifiesto a propsito de este formato y los primeros filmes de Luis Buuel.

    Lo que caracteriz a Arcadia va al Cine-dice Au-gusto Bernal- durante los 19 nmeros que se publicaron entre 1982 y 1990, fue un inters par-ticular hacia el cine colombiano de ese perodo. Ya lo manifestaba el crtico Hernando Martnez Pardo: 'El cine colombiano de la dcada de los ochenta se debe seguir en Arcadia va al Cine : La revista justific esa premisa con sus cartulas a Pura sangre, de Luis Ospina ; Nuestra voz de t ierra , memoria y futuro, de Marta Rodrguez y Jorge Sil-va; La mansin de Araucaima, de Carlos Mayolo; Celador o imagen, de Jorge Echeverri ; Los cuen-

    1 , ,

    ,

    I

    I

    tos del capitn, de Jorge Nieto ; Las andanzas de Juan Mximo Gris , de Osear Campo"

    Esa coyuntura excepcional otorga un inters nico a esta publicacin. A las portadas resaltadas por Bernal se suma el permanente descubrimiento de directores nuevos o el redescubrimiento de directores del pasa-do remozados por los nuevos aires que circulaban. Asimismo, tienen calidad de verdadero material de archivo los dossiero nmeros especiales. El nmero 14-15 est enteramente dedicado al cine antioqueo: Vctor Gaviria, Carlos Eduardo Henao, Diego y Sergio Garca, Luis Alberto lvarez. Nmeros posteriores, al cine costeo: Pacho Botta , Alberto Duque Lpez, etc., y al cine caleo : Luis Dspina, William Gonzlez, Oscar Campo, Andrs Caicedo.

    La lnea editorial-contina Augusto Bernal- es-tuvo centrada en una posicin contestataria en torno al cine colombiano , que se encontraba en la encrucijada de Focine y su poltica de fomento a travs del llamado Cine para Televisin , que se referenci en una serie de entregas tituladas La otra cara, haciendo alusin directa a los diferen-tes cambios generacionales de este modelo de produccin.'2

    El ltimo nmero de Arcadia va al Cine, simblicamen-te, estuvo dedicado a Tcnicas de duelo, el filme que,

    BORRADORES CINE

    11 Augusto Bemal , -El placer de la escritura: las revistas de cine-. artculo indito. " /bld

    junto a Rodrigo O no futuro clausura el perodo del cine nacional bajo Focine . Un nmero adicional, para redondear la coincidencia, dedicado tota lmente al primer largometraje de Vctor Gaviria, Rodrigo O no futuro , tuvo problemas para su publicacin y circul como Borradores de Cine, que bajo la responsabilidad editorial del mismo Augusto Bernal , se publica espo-rdicamente . Un segundo nmero de esta publicacin, ya en los aos noventa, se ocupa del primer largome-traje de Ricardo Coral , La mujer del piso alto, y de La deuda , de Nicols Buenaventura Vidal.

    Por su parte, Arcadia Textos, otra publicacin hija de Arcadia va alO'ne, tambin de los noventa, ha elabora-do nmeros monogrficos sobre directores como Luis Buuel , Pedro Almodvar y Toms Gutirrez Alea .

    Menos importante por su contenido que por su asom-brosa duracin y su alto nmero de ediciones, es el caso de Toma 7, revista publicada por Cine Colombia, y orientada bsicamente a responder a los intereses de esta empresa. Abarc el perodo 1982-1 990 y lleg a 91 nmeros.

    Los noventa: una dcada para Kinetoscopio + un viaje

    Como Ojo al Cine, tambin Kinetoscopio fue pensada en su origen como un servicio para un grupo de es-

    Biblioteca Nacional de Colombia-Biblioteca del Cine Colombiano

  • pectadores, en este caso los que desde 1989 asistan a la sala de cine del Centro Colombo Americano de Medelln. El nmero 1 de la revista corresponde a los meses de febrero-marzo de 1990. La publicacin, a cuyo nmero inaugural slo es posible acceder a travs de fotocopias , se presentaba a s misma as:

    Se proyecta el primer nmero de Kinetoscopio como una propuesta y alternativa de expresin cinematogrfica para la ciudad de Medelln . Su nombre deriva de un arraigo profundo en el de-sarrollo e invencin del cinematgrafo que nos remonta hasta el propio Edison y los Hermanos Lumire [ ... ) La utilidad y necesidad de este medio de expresin va unida a la actividad cinematogr-fica desplegada en la Sala del Colombo America-no , sus ciclos , los directores, las estrellas y los pases . Sern bien recibidas sus sugerencias y contribuciones . Y esperamos que disfruten de las pelculas .

    En el grupo de los comienzos estaban, adems de Paul 8ardwell , director del Colombo Americano, Csar Montoya, Juan Guillermo Lpez, el escritor Juan Jos Hoyos y Luis Alberto lvarez. Tres de esas personas han muerto (8ardwell , Lpez y lvarez) y las dos restantes ya no hacen parte de la revista , marcando el paradjico destino de esta publicacin, la de ms larga vida entre las revistas de cine del pas, que ha

    sabido sobreponerse no slo al efecto de la Parca, a veces asesina , a veces simplemente absurda, sino a otro ms silencioso , el exilio voluntario de la mayora de sus colaboradores ms cercanos, idos todos en busca de otro cielo : Fernando Arenas, Mara Luca Castrilln, La Master, Diana Jaramillo, Lina Aguirre ... conectados al pas , entre otras nostalgias, por el cor-dn umbilical de la revista .

    Kinetoscopio naci en plena incertidumbre , cuando el cine colombiano despertaba del sueo tranquiliza-dor de Focine a la pesadilla de la intemperie. Con la orientacin de lvarez y 8ardwell la revista adquiri un rpido prestigio que sobrepas sus intenciones iniciales. Se dedic, principalmente, a la divulgacin del cine internacional ms arriesgado e innovador (una impronta que no ha traicionado hasta el momento) , gracias a la presencia permanente en festivales de ci-ne, ya escarbar en un cine nacional inexistente aunque motivado por xitos aislados como La estrategia del caracol. Esa apuesta por hablar de filmes invisibles, quiz haya generado un terreno propicio para que al-gunos de ellos se exhiban en el pas.

    Dos grandes momentos tuvo la revista en su primera etapa: la seccin "Historia del cine en 100 pelculas" que bajo la responsabilidad de Luis Alberto lvarez logr convertirse en una sencilla leccin de amor por un medio y una tradicin, y los dossi8rsobre cine co-

    lombiano que, gracias a la terquedad de su gestor, Santiago Andrs Gmez, pudieron desmentir, por lo menos durante algn tiempo, el supuesto desinters de la revista por el cine colombiano. Vctor Gaviria, Luis Dspina, Osear Campo, Mady y Gabriela Samper, Jorge Rodrguez y Marta Silva , fueron invitados en su momento a las pginas de estos dossi8r.

    La muerte de Luis Alberto lvarez dividi en dos la historia de Kinetoscopio. Siempre bajo la direccin de Paul Bardwell, la revista tuvo dos nuevos editores: Lina Aguirre (1997 -200OJ y Pedro Adrin Zuluaga (2000-20041. Con ellos, ingresaron nuevos temas y colabora-dores y se form un grupo base con sede en Medelln (Oswaldo Osario, Csar Alzate, Juan Carlos Gonzlez, Adriana Mora) , que se complement con una genero-sa plataforma de corresponsales en el exterior. Unos y otros le han dado a la revista su fortaleza y a la vez su debilidad: una desbordante cinefilia que muchas veces no hace concesiones con el espectador medio, y un di-vorcio de los ires y venires de la cartelera comercial del pas que difiere la exigencia de actualidad.

    A partir del nmero 50 se retoma la poltica de los do-ssi8rque ha permitido interesantes evaluaciones a te-mas como el cine del futuro (edicin 5OJ , cine espaol (edicin 56-571. el cine poltico (edicin 58) , el cine del mal gusto (edicin 591. el documental: transparencias y espejismos (edicin 61), Festival Audiovisual Toma

    Cinco (edicin 64) , y el cine actual en 12 directores (edicin 7OJ. Adems, de nmero en nmero se incita a la evaluacin de temas que requeriran de un acopio de energas y concentracin que difcilmente se pueden reunir en una sola revista : la produccin en video y la televisin, son algunas de estas inmensidades a las que Kinetoscopio espera responder.

    La muerte de Paul Bardwell, empecinado impulsor de la publicacin, en noviembre de 2004, plantea el ltimo y no el menor de los retos de Kinetoscopio. Esta nueva etapa que ahora empieza, con la orientacin editorial de Osear Malina, coincide con el nuevo impulso al cine nacional generado por la ley del sector y la optimista perspectiva de estrenos que hacen suponer y desear, de parte de la rev