No Hay Mayor Amor Que Dar La Vida Por Los Amigos (Boletín Julio 2011)

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“NO HAY MAYOR AMOR QUE DAR LA VIDA POR LOS AMIGOSCelebramos el 20 de este mes el día del amigo. Como comunidad cristiana queremos, entonces, volver a descubrir la importancia de la amistad. Primero, como experiencia humana; segundo, como experiencia fundamental para vivir la fe. Si recorremos nuestra historia descubriremos seguramente muchos amigos que fuimos haciendo a lo largo de las distintas etapas de la vida. Desde la niñez, con los amigos del barrio, el jardín y la primaria; ya adolescentes, las amistades de la secundaria, la parroquia, el club; en la juventud, compañeros de trabajo, de estudio, etc. Así podríamos seguir con las etapas posteriores, donde muchas veces vamos haciendo nuevos amigos. Como si cada etapa no pudiéramos recorrerla solos. A veces serán los mismos amigos quienes nos acompañen toda la vida, otras, aparecerán nuevos. Pero siempre vamos caminando con ellos. En nuestra vida de fe, Jesús se nos suele presentar como nuestro amigo (Jn 15,14-15). Es algo que él valora. Desde siempre Dios había querido ser amigo del los hombres, como con Moisés (Ex 33,11). También en el libro del Eclesiástico estaba escrito: “Un amigo fiel es un refugio seguro, quien lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor” (Eclo 6,14-15). Así, Jesús vive y trabaja con sus amigos, nunca solo. Camina, reza, expresa sus sentimientos, su intimidad, llora, va a fiestas, todo con sus amigos. Por eso la comunidad cristiana es la comunidad de los amigos de Jesús. Eso somos nosotros. De esta manera, hacemos la comunidad no solamente con nuestros amigos, sino con los de Jesús, que por suerte son muchos más que los nuestros. Ante la tentación de ser un grupito cerrado de amigos, donde estamos los que nos caemos bien, que tenemos cosas parecidas en común, Jesús nos impulsa a ampliar la mirada y ver a sus amigos.

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Boletín julio 2011

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“NO HAY MAYOR AMOR QUE DAR LA VIDA POR LOS AMIGOS”

Celebramos el 20 de este mes el día del amigo. Como comunidad cristiana queremos, entonces, volver a descubrir la importancia de la amistad. Primero, como experiencia humana; segundo, como experiencia fundamental para vivir la fe.

Si recorremos nuestra historia descubriremos seguramente muchos amigos que fuimos haciendo a lo largo de las distintas etapas de la vida. Desde la niñez, con los amigos del barrio, el jardín y la primaria; ya adolescentes, las amistades de la secundaria, la parroquia, el club; en la juventud, compañeros de trabajo, de estudio, etc. Así podríamos seguir con las etapas posteriores, donde muchas veces vamos haciendo nuevos amigos. Como si cada etapa no pudiéramos recorrerla solos. A veces serán los mismos amigos quienes nos acompañen toda la vida, otras, aparecerán nuevos. Pero siempre vamos caminando con ellos.

En nuestra vida de fe, Jesús se nos suele presentar como nuestro amigo (Jn 15,14-15). Es algo que él valora. Desde siempre Dios había querido ser amigo del los hombres, como con Moisés (Ex 33,11). También en el libro del Eclesiástico estaba escrito: “Un amigo fiel es un refugio seguro, quien lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor” (Eclo 6,14-15). Así, Jesús vive y trabaja con sus amigos, nunca solo. Camina, reza, expresa sus sentimientos, su intimidad, llora, va a fiestas, todo con sus amigos. Por eso la comunidad cristiana es la comunidad de los amigos de Jesús. Eso somos nosotros. De esta manera, hacemos la comunidad no solamente con nuestros amigos, sino con los de Jesús, que por suerte son muchos más que los nuestros. Ante la tentación de ser un grupito cerrado de amigos, donde estamos los que nos caemos bien, que tenemos cosas parecidas en común, Jesús nos impulsa a ampliar la mirada y ver a sus amigos.

Queremos en este día del amigo darle gracias a Dios, por querer ser nuestro amigo y por darnos tantos amigos que nos acompañan en nuestro camino y hacen que la vida tenga más sabor, porque la compartimos y la transitamos con ellos. Y pidamos, para que nuestra comunidad se abra cada vez más y salga al encuentro de los amigos de Jesús.

¡Feliz día del amigo!