NO TE DEJES VENCER POR EL MAL ANTES BIEN, VENCE AL MAL … · Naciones de la tierra y para toda la...

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No. 11 Año 3 enero - febrero 2005 4 años: $20 SAN MIGUEL PARA EL TRIUNFO DE LA INMACULADA Un periódico de Laicos Católicos por el Reino de Jesús y María en las almas, familias y naciones Pilgrims of Saint Michael - Peregrinos de San Miguel Arcángel 1101 Principale Street, Rougemont, QC J0L 1M0 - Canada Tel.: (450) 469-2209; (514) 856-5714; Fax: (450) 469-2601 Por una economía de Crédito Social de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia a través de la acción vigilante de padres de familia y no a través de partidos políticos Impreso en Canadá INTERNET: www.michaeljournal.org E-MAIL: [email protected] NO TE DEJES VENCER POR EL MAL ANTES BIEN, VENCE AL MAL CON EL BIEN El Día Mundial de la Paz, se celebró en este año tras las sombras de dramáticos eventos del año anterior; Injusticia Social, guerras, hambre, terrorismo, declives económicos. Es así que la humanidad siente una profunda vulnerabilidad per- sonal y una nueva incertidumbre para este año. (Nota del editor) Construir la paz Al comienzo del nuevo año, dirijo una vez más la palabra a los responsables de las Naciones y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sabedores de lo necesario que es construir la paz en el mundo. He elegido como tema para la Jornada Mundial de la Paz 2005 la exhortación de san Pablo en la Carta a los Romanos: " No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien " (12,21). No se supera el mal con el mal. En efecto, quien obra así, en vez de vencer al mal, se deja vencer por el mal. La perspectiva indicada por el gran Apóstol subraya una verdad de fondo: la paz es el resulta- do de una larga y dura batalla, que se gana cuan- do el bien derrota al mal. Ante el dramático pano- rama de los violentos enfrentamientos fratricidas que se dan en varias partes del mundo, ante los sufrimientos indecibles e injusticias que producen, la única opción realmente constructiva es detestar el mal con horror y adherirse al bien (cf. Rm 12,9), como sugiere también san Pablo. La paz es un bien que se promueve con el bien: es un bien para las personas, las familias, las Naciones de la tierra y para toda la humanidad; pero es un bien que se ha de custodiar y fomentar mediante iniciativas y obras buenas. Se compren- de así la gran verdad de otra máxima de Pablo: " Sin devolver a nadie mal por mal " (Rm 12,17). El único modo para salir del círculo vicioso del mal por el mal es seguir la exhortación del Apóstol: " No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien " (Rm 12,21). El mal, el bien y el amor La humanidad ha tenido desde sus orígenes la trágica experiencia del mal y ha tratado de descu- brir sus raíces y explicar sus causas. El mal no es una fuerza anónima que actúa en el mundo por mecanismos deterministas e impersonales. El mal pasa por la libertad humana. Precisamente esta facultad, que distingue al hombre de los otros seres vivientes de la tierra, está siempre en el cen- tro del drama del mal y lo acompaña. El mal tiene siempre un rostro y un nombre: el rostro y el nom- bre de los hombres y mujeres que libremente lo eli- gen. La Sagrada Escritura enseña que en los comienzos de la historia, Adán y Eva se rebelaron contra Dios y Caín mató a su hermano Abel (cf. Gn 3-4). Fueron las primeras decisiones equivocadas, a las que siguieron otras innumerables a lo largo de los siglos. Cada una de ellas conlleva una con- notación moral esencial, que implica responsabili- dades concretas para el sujeto que las toma e inci- de en las relaciones fundamentales de la persona con Dios, con los demás y con la creación. Al buscar los aspectos más profundos, se des- cubre que el mal, en definitiva, es un trágico huir de las exigencias del amor. ! El bien moral, por el contrario, nace del amor, se manifiesta como amor y se orienta al amor. Esto es muy claro para el cris- tiano, consciente de que la participación en el único Cuerpo místico de Cristo instaura una rela- ción particular no sólo con el Señor, sino también con los hermanos. La lógica del amor cristiano, que en el Evangelio es como el corazón palpitante del bien moral, llevado a sus últimas consecuen- cias, llega hasta el amor por los enemigos: " Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber " (Rm 12,20). La "gramática" de la ley moral universal Al contemplar la situación actual del mundo no se puede ignorar la impresionante prolifera- ción de múltiples manifestaciones sociales y políticas del mal: desde el desorden social a la anarquía y a la guerra, desde la injusticia a la violencia y a la supresión del otro. Para orientar el propio camino frente a la opuesta atracción del bien y del mal, la familia humana necesita urgente- mente tener en cuenta el patrimonio común de valores morales recibidos como don de Dios. Por eso, a cuantos están decididos a vencer al mal con el bien san Pablo los invita a fomentar actitudes nobles y desinteresadas de generosidad y de paz (cf. Rm 12,17-21). [...] Esta común gramática de la ley moral exige un compromiso constante y responsable para que se respete y promueva la vida de las personas y los pueblos. A su luz no se puede dejar de repro- bar con vigor los males de carácter social y políti- co que afligen al mundo, sobre todo los provoca- dos por los brotes de violencia. En este contexto, ¿cómo no pensar en el querido Continente africa- no donde persisten conflictos que han provocado y siguen provocando millones de víctimas? ¿Cómo no recordar la peligrosa situación de Palestina, la tierra de Jesús, donde no se consigue asegurar, en la verdad y en la justicia, las vías de la mutua com- prensión, truncadas a causa de un conflicto ali- mentado cada día de manera preocupante por atentados y venganzas? Y, ¿qué decir del trágico fenómeno de la violencia terrorista que parece con- ducir al mundo entero hacia un futuro de miedo y angustia? En fin, ¿cómo no constatar con amar- gura que el drama iraquí se extiende por des- gracia a situaciones de incertidumbre e insegu- ridad para todos? Para conseguir el bien de la paz es preciso afir- mar con lúcida convicción que la violencia es un mal inaceptable y que nunca soluciona los proble- mas. " La violencia es una mentira, porque va contra la verdad de nuestra fe, la verdad de nuestra humanidad. La violencia destruye lo que pretende defender: la dignidad, la vida, la libertad del ser humano ". Por tanto, es indispen- sable promover una gran obra educativa de las conciencias, que forme a todos en el bien, espe- cialmente a las nuevas generaciones, abriéndoles al horizonte del humanismo integral y solidario que la Iglesia indica y desea. Sobre esta base es posible dar vida a un orden social, económico y político que tenga en cuenta la dignidad, la libertad y los derechos fundamentales de cada persona. El bien de la paz y el bien común Para promover la paz, venciendo al mal con el bien, hay que tener muy en cuenta el bien común 5 y sus consecuencias sociales y políti- cas. En efecto, cuando se promueve el bien común en todas sus dimensiones, se promueve la paz. ¿Acaso puede realizarse plenamente la per- sona prescindiendo de su naturaleza social, es decir, de su ser " con " y " para " los otros? El bien común le concierne muy directamente. Concierne a todas las formas en que se realiza su carácter social: la familia, los grupos, las asociaciones, las ciudades, las regiones, los Estados, las comunida- des de pueblos y de naciones. De alguna manera, todos están implicados en el trabajo por el bien común, en la búsqueda constante del bien ajeno como si fuera el propio. Dicha responsabilidad compete particularmente a la autoridad políti- ca, a cada una en su nivel, porque está llamada a crear el conjunto de condiciones sociales que consientan y favorezcan en los hombres y mujeres el desarrollo integral de sus personas. El bien común exige, por tanto, respeto y promoción de la persona y de sus derechos fundamentales, así como el respeto y promo- ción de los derechos de las naciones en una perspectiva universal. Como dice el Concilio Vaticano II: " De la interdependencia cada vez más MENSAJE DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II POR LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ, 1 de enero de 2005 Como María y José adoremos al Divino Niño Jesús, Príncipe de la Paz, y pidámosle que nos traiga la Paz a nuestros corazones, familias y naciones.

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No. 11 Año 3 enero - febrero 2005 4 años: $20

SSAANN MMIIGGUUEELLPARA EL TRIUNFO DE LA INMACULADA

Un periódico de Laicos Católicospor el Reino de Jesús y Maríaen las almas, familias y naciones

Pilgrims of Saint Michael - Peregrinos de San Miguel Arcángel1101 Principale Street, Rougemont, QC J0L 1M0 - CanadaTel.: (450) 469-2209; (514) 856-5714; Fax: (450) 469-2601 Por una economía de Crédito Social

de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesiaa través de la acción vigilante de padres de familia

y no a través de partidos políticosImpreso en Canadá

INTERNET: www.michaeljournal.org E-MAIL: [email protected]

NO TE DEJES VENCER POR EL MALANTES BIEN, VENCE AL MAL CON EL BIEN

El Día Mundial de la Paz, se celebró en esteaño tras las sombras de dramáticos eventos delaño anterior; Injusticia Social, guerras, hambre,terrorismo, declives económicos. Es así que lahumanidad siente una profunda vulnerabilidad per-sonal y una nueva incertidumbre para este año.(Nota del editor)

Construir la pazAl comienzo del nuevo año, dirijo una vez más

la palabra a los responsables de las Naciones y atodos los hombres y mujeres de buena voluntad,sabedores de lo necesario que es construir la pazen el mundo. He elegido como tema para laJornada Mundial de la Paz 2005 la exhortación desan Pablo en la Carta a los Romanos: " No te dejesvencer por el mal; antes bien, vence al mal con elbien " (12,21). No se supera el mal con el mal. Enefecto, quien obra así, en vez de vencer al mal, sedeja vencer por el mal.

La perspectiva indicada por el gran Apóstolsubraya una verdad de fondo: la paz es el resulta-do de una larga y dura batalla, que se gana cuan-do el bien derrota al mal. Ante el dramático pano-rama de los violentos enfrentamientos fratricidasque se dan en varias partes del mundo, ante lossufrimientos indecibles e injusticias que producen,la única opción realmente constructiva es detestarel mal con horror y adherirse al bien (cf. Rm 12,9),como sugiere también san Pablo.

La paz es un bien que se promueve con elbien: es un bien para las personas, las familias, lasNaciones de la tierra y para toda la humanidad;pero es un bien que se ha de custodiar y fomentarmediante iniciativas y obras buenas. Se compren-de así la gran verdad de otra máxima de Pablo: "Sin devolver a nadie mal por mal " (Rm 12,17). Elúnico modo para salir del círculo vicioso del malpor el mal es seguir la exhortación del Apóstol: " Note dejes vencer por el mal; antes bien, vence al malcon el bien " (Rm 12,21).

El mal, el bien y el amorLa humanidad ha tenido desde sus orígenes la

trágica experiencia del mal y ha tratado de descu-brir sus raíces y explicar sus causas. El mal no esuna fuerza anónima que actúa en el mundo pormecanismos deterministas e impersonales. El malpasa por la libertad humana. Precisamente estafacultad, que distingue al hombre de los otrosseres vivientes de la tierra, está siempre en el cen-tro del drama del mal y lo acompaña. El mal tienesiempre un rostro y un nombre: el rostro y el nom-bre de los hombres y mujeres que libremente lo eli-gen. La Sagrada Escritura enseña que en loscomienzos de la historia, Adán y Eva se rebelaroncontra Dios y Caín mató a su hermano Abel (cf. Gn3-4). Fueron las primeras decisiones equivocadas,a las que siguieron otras innumerables a lo largode los siglos. Cada una de ellas conlleva una con-notación moral esencial, que implica responsabili-dades concretas para el sujeto que las toma e inci-de en las relaciones fundamentales de la personacon Dios, con los demás y con la creación.

Al buscar los aspectos más profundos, se des-cubre que el mal, en definitiva, es un trágico huirde las exigencias del amor. ! El bien moral, por elcontrario, nace del amor, se manifiesta como amory se orienta al amor. Esto es muy claro para el cris-tiano, consciente de que la participación en elúnico Cuerpo místico de Cristo instaura una rela-ción particular no sólo con el Señor, sino tambiéncon los hermanos. La lógica del amor cristiano,que en el Evangelio es como el corazón palpitantedel bien moral, llevado a sus últimas consecuen-cias, llega hasta el amor por los enemigos: " Si tuenemigo tiene hambre, dale de comer; y si tienesed, dale de beber " (Rm 12,20).

La "gramática" de la ley moral universalAl contemplar la situación actual del mundo

no se puede ignorar la impresionante prolifera-ción de múltiples manifestaciones sociales ypolíticas del mal: desde el desorden social a laanarquía y a la guerra, desde la injusticia a laviolencia y a la supresión del otro. Para orientarel propio camino frente a la opuesta atracción delbien y del mal, la familia humana necesita urgente-mente tener en cuenta el patrimonio común devalores morales recibidos como don de Dios. Poreso, a cuantos están decididos a vencer al mal conel bien san Pablo los invita a fomentar actitudesnobles y desinteresadas de generosidad y de paz(cf. Rm 12,17-21).

[...] Esta común gramática de la ley moral exigeun compromiso constante y responsable para quese respete y promueva la vida de las personas ylos pueblos. A su luz no se puede dejar de repro-bar con vigor los males de carácter social y políti-

co que afligen al mundo, sobre todo los provoca-dos por los brotes de violencia. En este contexto,¿cómo no pensar en el querido Continente africa-no donde persisten conflictos que han provocado ysiguen provocando millones de víctimas? ¿Cómono recordar la peligrosa situación de Palestina, latierra de Jesús, donde no se consigue asegurar, enla verdad y en la justicia, las vías de la mutua com-prensión, truncadas a causa de un conflicto ali-mentado cada día de manera preocupante poratentados y venganzas? Y, ¿qué decir del trágicofenómeno de la violencia terrorista que parece con-ducir al mundo entero hacia un futuro de miedo yangustia? En fin, ¿cómo no constatar con amar-gura que el drama iraquí se extiende por des-gracia a situaciones de incertidumbre e insegu-ridad para todos?

Para conseguir el bien de la paz es preciso afir-mar con lúcida convicción que la violencia es unmal inaceptable y que nunca soluciona los proble-mas. " La violencia es una mentira, porque vacontra la verdad de nuestra fe, la verdad denuestra humanidad. La violencia destruye loque pretende defender: la dignidad, la vida, lalibertad del ser humano ". Por tanto, es indispen-sable promover una gran obra educativa de lasconciencias, que forme a todos en el bien, espe-cialmente a las nuevas generaciones, abriéndolesal horizonte del humanismo integral y solidario quela Iglesia indica y desea. Sobre esta base esposible dar vida a un orden social, económicoy político que tenga en cuenta la dignidad, lalibertad y los derechos fundamentales de cadapersona.

El bien de la paz y el bien comúnPara promover la paz, venciendo al mal con

el bien, hay que tener muy en cuenta el biencomún 5 y sus consecuencias sociales y políti-cas. En efecto, cuando se promueve el biencomún en todas sus dimensiones, se promueve lapaz. ¿Acaso puede realizarse plenamente la per-sona prescindiendo de su naturaleza social, esdecir, de su ser " con " y " para " los otros? El biencomún le concierne muy directamente. Conciernea todas las formas en que se realiza su caráctersocial: la familia, los grupos, las asociaciones, lasciudades, las regiones, los Estados, las comunida-des de pueblos y de naciones. De alguna manera,todos están implicados en el trabajo por el biencomún, en la búsqueda constante del bien ajenocomo si fuera el propio. Dicha responsabilidadcompete particularmente a la autoridad políti-ca, a cada una en su nivel, porque está llamadaa crear el conjunto de condiciones sociales queconsientan y favorezcan en los hombres ymujeres el desarrollo integral de sus personas.

El bien común exige, por tanto, respeto ypromoción de la persona y de sus derechosfundamentales, así como el respeto y promo-ción de los derechos de las naciones en unaperspectiva universal. Como dice el ConcilioVaticano II: " De la interdependencia cada vez más

MENSAJE DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II POR LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ, 1 de enero de 2005

Como María y José adoremos al Divino Niño Jesús,Príncipe de la Paz, y pidámosle que nos traiga laPaz a nuestros corazones, familias y naciones.

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El principio del destino universal de los bie-nes permite, además, afrontar adecuadamenteel desafío de la pobreza, sobre todo teniendoen cuenta las condiciones de miseria en queviven aún más de mil millones de seres huma-nos. [...] El drama de la pobreza está en estrechaconexión con el problema de la deuda externa delos Países pobres. A pesar de los logros significa-tivos conseguidos hasta ahora, la cuestión no haencontrado todavía una solución adecuada. Hanpasado quince años desde que llamé la aten-ción de la opinión pública sobre el hecho deque la deuda externa de los Países pobres está" conectada con un gran número de otrostemas, como el de las inversiones en el extran-jero, el trabajo equitativo de las principales ins-tituciones internacionales, el precio de lasmaterias primas, etc. ". [...] Los Países pobres seencuentran aún en un círculo vicioso: las rentasbajas y el crecimiento lento limitan el ahorro y, a suvez, las reducidas inversiones y el uso ineficaz delahorro no favorecen el crecimiento.

Como afirmó el Papa Pablo VI, y como yomismo he recordado, el único remedio verdadera-mente eficaz para permitir a los Estados afrontar ladramática cuestión de la pobreza es dotarles delos recursos necesarios mediante financiacionesexternas -públicas y privadas-, otorgadas en condi-ciones accesibles, en el marco de las relacionescomerciales internacionales, reguladas de maneraequitativa. Es, pues, necesaria una movilizaciónmoral y económica, que respete los acuerdostomados en favor de los Países pobres, por unlado, y por otro dispuesta también a revisardichos acuerdos cuando la experienciademuestre que son demasiado gravosos paraciertos países. En esta perspectiva, es deseable ynecesario dar un nuevo impulso a la ayuda públicapara el desarrollo y, no obstante las dificultadesque puedan presentarse, estudiar las propuestasde nuevas formas de financiación para el desarro-llo. Algunos gobiernos están considerandoatentamente medidas esperanzadoras en estesentido, iniciativas significativas que se han dellevar adelante de modo multilateral y respetan-do el principio de subsidiaridad. Es necesariotambién controlar que la gestión de los recursoseconómicos destinados al desarrollo de los Paísespobres siga criterios escrupulosos de buena admi-nistración, tanto por parte de los donantes como delos destinatarios. La Iglesia alienta estos esfuerzosy ofrece su contribución. [...]

Al finalizar el Gran Jubileo del año 2000, en laCarta apostólica Novo millennio ineunte he señala-do la urgencia de una nueva imaginación de lacaridad para difundir en el mundo el Evangelio dela esperanza. Eso se hace evidente sobre todocuando se abordan los muchos y delicados proble-mas que obstaculizan el desarrollo del Continenteafricano: piénsese en los numerosos conflictosarmados, en las enfermedades pandémicas,más peligrosas aún por las condiciones demiseria, en la inestabilidad política unida a unadifusa inseguridad social. Son realidades dramá-ticas que reclaman un camino radicalmente nuevopara África: es necesario dar vida a nuevas formasde solidaridad, bilaterales y multilaterales, con unmayor compromiso por parte de todos y tomandoplena conciencia de que el bien de los pueblos afri-canos representa una condición indispensablepara lograr el bien común universal.

Es de desear que los pueblos africanosasuman como protagonistas su propia suerte yel propio desarrollo cultural, civil, social y eco-nómico. Que África deje de ser sólo objeto deasistencia, para ser sujeto responsable de unmodo de compartir real y productivo. Paraalcanzar tales objetivos es necesaria una nuevacultura política, especialmente en el ámbito de lacooperación internacional. Quisiera recordar unavez más que el incumplimiento de las reiteradaspromesas relativas a la ayuda pública para eldesarrollo y la cuestión abierta aún de la pesadacarga de la deuda internacional de los Países afri-canos y la carencia de una consideración especialcon ellos en las relaciones comerciales internacio-

estrecha y extendida paulatinamente a todo elmundo se sigue que el bien común [...] se hace hoycada vez más universal y por ello implica derechosy deberes que se refieren a todo el género huma-no. Por lo tanto, todo grupo debe tener en cuentalas necesidades y aspiraciones legítimas de losdemás grupos; más aún, debe tener en cuenta elbien común de toda la familia humana ". El bien dela humanidad entera, incluso el de las futurasgeneraciones, exige una verdadera cooperacióninternacional, con las aportaciones de cadaNación.

Sin embargo, las concepciones claramente res-trictivas de la realidad humana transforman el biencomún en un simple bienestar socioeconómico,carente de toda referencia trascendente y vacío desu más profunda razón de ser. El bien común, encambio, tiene también una dimensión trascendente,porque Dios es el fin último de sus criaturas.Además, los cristianos saben que Jesús ha ilumina-do plenamente la realización del verdadero biencomún de la humanidad. Ésta camina hacia Cristoy en Él culmina la historia: gracias a Él, a través deÉl y por Él, toda realidad humana puede llegar a superfeccionamiento pleno en Dios.

El bien de la paz y el uso de los bienes de la tierra

Dado que el bien de la paz está unido estre-chamente al desarrollo de todos los pueblos, esindispensable tener en cuenta las implicacioneséticas del uso de los bienes de la tierra. El ConcilioVaticano II ha recordado que " Dios ha destinadola tierra y todo cuanto ella contiene para uso detodos los hombres y pueblos, de modo que losbienes creados deben llegar a todos en formaequitativa bajo la guía de la justicia y el acom-pañamiento de la caridad ".

La pertenencia a la familia humana otorga acada persona una especie de ciudadanía mundial,haciéndola titular de derechos y deberes, dado quelos hombres están unidos por un origen y supremodestino comunes. Basta que un niño sea concebi-do para que sea titular de derechos, merezca aten-ción y cuidados, y que alguien deba proveer a ello.La condena del racismo, la tutela de las minorías,la asistencia a los prófugos y refugiados, la movili-zación de la solidaridad internacional para todoslos necesitados, no son sino aplicaciones coheren-tes del principio de la ciudadanía mundial.

El bien de la paz se ha de considerar hoy enestrecha relación con los nuevos bienes prove-nientes del conocimiento científico y del pro-greso tecnológico. También éstos, aplicando elprincipio del destino universal de los bienes dela tierra, deben ser puestos al servicio de lasnecesidades primarias del hombre. Con iniciati-vas apropiadas de ámbito internacional se puederealizar el principio del destino universal de los bie-nes, asegurando a todos -individuos y Naciones-las condiciones básicas para participar en el desa-rrollo. Esto es posible si se prescinde de las barre-ras y los monopolios que dejan al margen a tantospueblos.

Además, se garantizará mejor el bien de la pazsi la comunidad internacional se hace cargo, conmayor sentido de responsabilidad, de los común-mente llamados bienes públicos. Se trata deaquellos bienes de los que todos los ciudadanosgozan automáticamente, aun sin haber hecho unaopción precisa por ellos. Es lo que ocurre, porejemplo, en el ámbito nacional, con bienes comoel sistema judicial, la defensa y la red de carrete-ras o ferrocarriles. En el mundo de hoy, tan afecta-do por el fenómeno de la globalización, son cada vezmás numerosos los bienes públicos que tienen uncarácter global y, consecuentemente, aumentan tam-bién de día en día los intereses comunes. Baste pen-sar en la lucha contra la pobreza, la búsqueda de lapaz y la seguridad, la preocupación por los cambiosclimáticos, el control de la difusión de las enfermeda-des. La comunidad internacional tiene que respondera estos intereses con un red cada vez más amplia deacuerdos jurídicos que reglamenten el uso de los bie-nes públicos, inspirándose en los principios universa-les de la equidad y la solidaridad.

nales, son graves obstáculos para la paz, y portanto deben ser afrontados y superados con urgen-cia. Para lograr la paz en el mundo es determinan-te y decisivo, hoy más que nunca, tomar concien-cia de la interdependencia entre Países ricos ypobres, por lo que " el desarrollo o se convierte enun hecho común a todas las partes del mundo, osufre un proceso de retroceso aún en las zonasmarcadas por un constante progreso ".

Universalidad del mal y esperanza cristianaAnte tantos dramas como afligen al mundo, los

cristianos confiesan con humilde confianza quesólo Dios da al hombre y a los pueblos la posibili-dad de superar el mal para alcanzar el bien. Consu muerte y resurrección, Cristo nos ha redimido yrescatado pagando " un precio muy alto " (cf. 1 Co6,20; 7,23), obteniendo la salvación para todos. Portanto, con su ayuda todos pueden vencer al malcon el bien.

Con la certeza de que el mal no prevalecerá, elcristiano cultiva una esperanza indómita que loayuda a promover la justicia y la paz. A pesar delos pecados personales y sociales que condicio-nan la actuación humana, la esperanza da siemprenuevo impulso al compromiso por la justicia y lapaz, junto con una firme confianza en la posibilidadde construir un mundo mejor.

Si es cierto que existe y actúa en el mundoel " misterio de la impiedad " (2 Ts 2,7), no sedebe olvidar que el hombre redimido tieneenergías suficientes para afrontarlo. Creado aimagen de Dios y redimido por Cristo que " se haunido, en cierto modo, con todo hombre ", éstepuede cooperar activamente a que triunfe el bien.La acción del " Espíritu del Señor llena la tierra "(Sb 1,7). Los cristianos, especialmente los fieleslaicos, " no pueden esconder esta esperanzasimplemente dentro de sí. Tienen que manifes-tarla incluso en las estructuras del mundo pormedio de la conversión continua y de la lucha"contra los poderes de este mundo de tinie-blas, contra los espíritus del mal" (Ef 6,12) ".

Ningún hombre, ninguna mujer de buenavoluntad puede eximirse del esfuerzo en la luchapara vencer al mal con el bien. Es una lucha quese combate eficazmente sólo con las armas delamor. Cuando el bien vence al mal, reina el amor ydonde reina el amor reina la paz. Es la enseñanzadel Evangelio, recordada por el Concilio VaticanoII: " La ley fundamental de la perfección humana, ypor ello de la transformación del mundo, es el man-damiento nuevo del amor".

Esto también es verdad en el ámbito social ypolítico. A este respecto, el Papa León XIII escribióque quienes tienen el deber de proveer al bien dela paz en las relaciones entre los pueblos han dealimentar en sí mismos e infundir en los demás " lacaridad, señora y reina de todas las virtudes". Loscristianos han de ser testigos convencidos de estaverdad; han de saber mostrar con su vida que elamor es la única fuerza capaz de llevar a la perfec-ción personal y social, el único dinamismo posiblepara hacer avanzar la historia hacia el bien y la paz.

En este año dedicado a la Eucaristía, loshijos de la Iglesia han de encontrar en elSacramento supremo del amor la fuente detoda comunión: comunión con Jesús Redentory, en Él, con todo ser humano. En virtud de lamuerte y resurrección de Cristo, sacramentalmen-te presentes en cada Celebración eucarística,somos rescatados del mal y capacitados parahacer el bien. Gracias a la vida nueva que Él nosha dado, podemos reconocernos como hermanos,por encima de cualquier diferencia de lengua,nacionalidad o cultura. En una palabra, por la par-ticipación en el mismo Pan y el mismo Cáliz, pode-mos sentirnos " familia de Dios " y al mismo tiem-po contribuir de manera concreta y eficaz a la edi-ficación de un mundo fundado en los valores de lajusticia, la libertad y la paz.

“Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 enero - febrero 2005

[1] San Agustín afirma a este respecto: " Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de símismo, la celestial " (De Civitate Dei, XIV, 28). [5] Según una vasta acepción, por bien común se entiende " el conjunto de aquellas condiciones de vida social que permiten a los grupos y a cadauno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección ": Conc. Ecum. Vat. II, Cons. past. Gaudium et spes, 26.

3. La "fracción del pan" -como al principio sellamaba a la Eucaristía- ha estado siempre en elcentro de la vida de la Iglesia. Por ella, Cristo hacepresente a lo largo de los siglos el misterio de sumuerte y resurrección. En ella se le recibe a Él enpersona, como "Pan vivo que ha bajado del cielo"(Jn 6,51), y con Él se nos da la prenda de la vidaeterna, merced a la cual se pregusta el banqueteeterno en la Jerusalén celeste. Varias veces, yrecientemente en la Encíclica Ecclesia deEucharistia, siguiendo la enseñanza de los Padres,de los Concilios Ecuménicos y también de misPredecesores, he invitado a la Iglesia a reflexionarsobre la Eucaristía. Por tanto, en este documentono pretendo repetir las enseñanzas ya expuestas,a las que me remito para que se profundicen y asi-milen. No obstante, he considerado que sería degran ayuda, precisamente para lograr este objeti-vo, un Año entero dedicado a este admirableSacramento.

4. Como es sabido, el Año de la Eucaristíaabarca desde octubre de 2004 a octubre de 2005.Dos acontecimientos me han brindado una oca-sión propicia para esta iniciativa, y marcarán sucomienzo y su final: el Congreso EucarísticoInternacional, en programa del 10 al 17 de octubrede 2004 en Guadalajara (México), y la AsambleaOrdinaria del Sínodo de los Obispos, que se tendráen el Vaticano del 2 al 29 de octubre de 2005 sobreel tema "La Eucaristía: fuente y cumbre de la viday de la misión de la Iglesia". Otra consideración meha inducido a dar este paso: durante este año secelebrará la Jornada Mundial de la Juventud, quetendrá lugar en Colonia del 16 al 21 de agosto de2005. La Eucaristía es el centro vital en torno alcual deseo que se reúnan los jóvenes para alimen-tar su fe y su entusiasmo. Ya desde hace tiempopensaba en una iniciativa eucarística de este tipo.En efecto, la Eucaristía representa una etapa natu-ral de la trayectoria pastoral que he marcado a laIglesia, especialmente desde los años de prepara-ción del Jubileo, y que he retomado en los añossucesivos.

5. En esta Carta apostólica me propongosubrayar la continuidad de dicha trayectoria, paraque sea más fácil a todos comprender su alcanceespiritual. Por lo que se refiere al desarrollo con-creto del Año de la Eucaristía, cuento con la solici-tud personal de los Pastores de las Iglesias parti-culares, a los cuales la devoción a tan granMisterio inspirará diversas actividades. Además,mis Hermanos Obispos comprenderán fácilmenteque esta iniciativa, al poco de concluir el Año delRosario, se sitúa en un nivel espiritual tan profun-do que en modo alguno interfiere en los programaspastorales de cada Iglesia. Más aún, puede ilumi-narlos con provecho, anclándolos, por así decir, enel Misterio que es la raíz y el secreto de la vidaespiritual tanto de los fieles, como de toda iniciati-va eclesial. Por tanto, no pretendo interrumpir el"camino" pastoral que está siguiendo cada Iglesia,sino acentuar en él la dimensión eucarística propiade toda la vida cristiana. Por mi parte, deseo ofre-cer con esta Carta algunas orientaciones de fondo,confiando en que el Pueblo de Dios, en sus dife-rentes sectores, acoja mi propuesta con diligentedocilidad y férvido amor.

Con la mirada puesta en Cristo

6. Hace diez años, con la Tertio millennio adve-niente (10 de noviembre de 1994), tuve el gozo deindicar a la Iglesia el camino de preparación parael Gran Jubileo del Año 2000. Consideré que estaocasión histórica se perfilaba en el horizonte comouna Gracia singular. Ciertamente no me hacía ilu-siones de que un simple dato cronológico, aunquefuera sugestivo, comportara de por sí grandescambios. Desafortunadamente, después del princi-pio del Milenio los hechos se han encargado deponer de relieve una especie de cruda continuidadrespecto a los acontecimientos anteriores y, a

El 10 de Junio de 2004 S.S., Juan Pablo IIanunció el Año de la Eucaristía, que será obser-vado desde octubre 2004 a octubre 2005. En elaño 2003, el Santo Padre emitió una Carta encí-clica sobre la Eucaristía; Ecclesia deEucharistía, que la imprimimos en nuestroperiódico de junio y julio del 2003. (Ademásdisponemos de un panfleto de 8 páginas que lopueden solicitar) El 7 de octubre de 2004, elSanto Padre emitió una hermosa CartaApostólica, "Mane Nobiscum Domine"(Quédate con nosotros Señor), para asistir yguiar a la Iglesia que se beneficie al máximo deeste Año Eucarístico. A continuación presentamoslargos extractos esta Carta:

1. "Quédate con nosotros, Señor, porque atar-dece y el día va de caída" (cf.Lc 24,29). Ésta fue lainvitación apremiante que, la tarde misma del díade la resurrección, los dos discípulos que se dirigí-an hacia Emaús hicieron al Caminante que a lolargo del trayecto se había unido a ellos.Abrumados por tristes pensamientos, no seimaginaban que aquel desconocido fuera preci-samente su Maestro, ya resucitado. No obstan-te, habían experimentado cómo "ardía" sucorazón (cf. ibíd. 32) mientras él les hablaba"explicando" las Escrituras. La luz de laPalabra ablandaba la dureza de su corazón y"se les abrieron los ojos" (cf. ibíd. 31). Entre lapenumbra del crepúsculo y el ánimo sombríoque les embargaba, aquel Caminante era unrayo de luz que despertaba la esperanza y abríasu espíritu al deseo de la plena luz. "Quédatecon nosotros", suplicaron, y Él aceptó. Pocodespués el rostro de Jesús desaparecería, pero elMaestro se había quedado veladamente en el "panpartido", ante el cual se habían abierto sus ojos.

2. El icono de los discípulos de Emaús vienebien para orientar un Año en que la Iglesia estarádedicada especialmente a vivir el misterio de laSantísima Eucaristía. En el camino de nuestrasdudas e inquietudes, y a veces de nuestras amar-gas desilusiones, el divino Caminante sigue hacién-dose nuestro compañero para introducirnos, con lainterpretación de las Escrituras, en la comprensiónde los misterios de Dios. Cuando el encuentro llegaa su plenitud, a la luz de la Palabra se añade la quebrota del "Pan de vida", con el cual Cristo cumple ala perfección su promesa de "estar con nosotrostodos los días hasta el fin del mundo" (cf. Mt 28,20).

menudo, los peores. Se ha ido perfilando así unpanorama que, junto con perspectivas alentado-ras, deja entrever oscuras sombras de violencia ysangre que nos siguen entristeciendo. Pero, invi-tando a la Iglesia a celebrar el Jubileo de los dosmil años de la Encarnación, estaba muy convenci-do -y lo estoy todavía, ¡más que nunca!- de traba-jar "a largo plazo" para la humanidad.

En efecto, Cristo no sólo es el centro de la his-toria de la Iglesia, sino también de la historia de lahumanidad. Todo se recapitula en Él (cf. Ef 1,10;Col 1,15-20). Hemos de recordar el vigor con elcual el Concilio Ecuménico Vaticano II, citando alPapa Pablo VI, afirmó que Cristo "es el fin de lahistoria humana, el punto en el que convergen losdeseos de la historia y de la civilización, centro delgénero humano, gozo de todos los corazones yplenitud de sus aspiraciones".(1) La enseñanza delConcilio profundizó en el conocimiento de la natu-raleza de la Iglesia, abriendo el ánimo de los cre-yentes a una mejor comprensión, tanto de los mis-terios de la fe como de las realidades terrenas a la

CONTENIDO“SAN MIGUEL”

enero - febrero 2005 Página

Mensaje de J.P.II - Jornada Mundial de la Paz . 1-2Carta Apostólica - Mane Nobiscum Domine . . . 3-5 Un aporte al necesario diálogo - Ética y Economía 6-7En esta era de abundancia - Capítulo XII, XIII, XIV 8-9Nueve Teólogos analizan el Crédito Social . . . . 10-11Las riquezas de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12-13 Globalización y Nueva Evangelización . . . . . . . 14Sacerdote para la Eternidad . . . . . . . . . . . . . . 15 Así ama la Morenita del Tepeyac . . . . . . . . . . . . 16

por edición 5 January - February 2005Date of issue: January 2005

enero - febrero 2005 Publicado 5 veces al año

Impreso por:Instituto por La Justicia Social Louis EvenJefe de Edición:Thérèse TardifRedacción y traducción: (edición en español)Carlos Reyes (Canadá), Patricia Beltrán (México), A. A.(Ecuador).Oficina Principal y Dirección de Correo:

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SSAANN MMIIGGUUEELLPARA EL TRIUNFO DE LA INMACULADA

“Quédate ccon nnosotros, SSeñor”CARTA AAPOSTÓLICA MMANE NNOBISCUM DDOMINE

PARA EEL AAÑO DDE LLA EEUCARISTÍA

3 †“Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879enero - febrero 2005

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Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pro-nunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.Entonces se les abrieron los ojos y le reconocie-ron, pero él desapareció de su vista.

luz de Cristo. En Él, Verbo hecho carne, se revelano sólo el misterio de Dios, sino también el miste-rio del hombre mismo.(2) En Él, el hombre encuen-tra redención y plenitud.

7. Al inicio de mi Pontificado, en la EncíclicaRedemptor hominis, expuse ampliamente estatemática que he retomado en otras ocasiones. ElJubileo fue el momento propicio para llamar laatención de los creyentes sobre esta verdad funda-mental. La preparación de aquel gran aconteci-miento fue totalmente trinitaria y cristocéntrica. Endicho planteamiento no se podía olvidar laEucaristía. Al disponernos hoy a celebrar un Añode la Eucaristía, me es grato recordar que ya en laTertio millennio adveniente escribí: "El dos mil seráun año intensamente eucarístico: en el sacramen-to de la Eucaristía el Salvador, encarnado en elseno de María hace veinte siglos, continúa ofre-ciéndose a la humanidad como fuente de vida divi-na".(3) El Congreso Eucarístico Internacional cele-brado en Roma concretó este aspecto del GranJubileo. Vale la pena recordar también que, enplena preparación del Jubileo, en la Carta apostó-lica Dies Domini propuse a la consideración de loscreyentes el tema del "Domingo" como día delSeñor resucitado y día especial de la Iglesia. Invitéentonces a todos a redescubrir el corazón deldomingo en la Celebración eucarística.(4)

Contemplar con María el rostro de Cristo8. La herencia del Gran Jubileo se recogió en

cierto modo en la Carta apostólica Novo millennioineunte. En este documento de carácter programá-tico sugerí una perspectiva de compromiso pasto-ral basado en la contemplación del rostro deCristo, en el marco de una pedagogía eclesialcapaz de aspirar a un "alto grado" de santidad, alque se llega especialmente mediante el arte de laoración.(5) Tampoco podía faltar en esta perspec-tiva el compromiso litúrgico y, de modo particular,la atención a la vida eucarística. Escribí entonces:"En el siglo XX, especialmente a partir del Concilio,la comunidad cristiana ha ganado mucho en elmodo de celebrar los Sacramentos y sobre todo laEucaristía. Es preciso insistir en este sentido,dando un realce particular a la Eucaristía dominicaly al domingo mismo, sentido como día especial dela fe, día del Señor resucitado y del don delEspíritu, verdadera Pascua de la semana".(6) En elcontexto de la educación a la oración, invité tam-bién a cultivar la Liturgia de las Horas, con la quela Iglesia santifica el curso del día y la sucesión deltiempo en la articulación propia del año litúrgico.

9. Posteriormente, con la convocatoria del Añodel Rosario y la publicación de la Carta apostólicaRosarium Virginis Mariae, mediante la reiteradapropuesta del Rosario, volví a proponer la contem-plación del rostro de Cristo desde la perspectivamariana. Efectivamente, esta oración tradicional,tan recomendada por el Magisterio y tan arraigadaen el Pueblo de Dios, tiene un carácter marcada-mente bíblico y evangélico, centrado sobre todo enel nombre y el rostro de Jesús, contemplando susmisterios y repitiendo las avemarías. Su ritmorepetitivo es una especie de pedagogía del amor,orientada a promover el mismo amor que Maríatiene por su Hijo. Por eso, madurando ulteriormen-te un itinerario multisecular, he querido que estaforma privilegiada de contemplación completara suestructura de verdadero "compendio delEvangelio", integrando en ella los misterios de laluz.(7) Y, ¿no corresponde a la SantísimaEucaristía estar en el vértice de los misterios deluz?

Del Año del Rosario al Año de la Eucaristía10. Justo en el corazón del Año del Rosario pro-

mulgué la Encíclica Ecclesia de Eucharistia, en lacual ilustré el misterio de la Eucaristía en su relacióninseparable y vital con la Iglesia. Exhorté a todos acelebrar el Sacrificio eucarístico con el esmero quese merece, dando a Jesús presente en la Eucaristía,incluso fuera de la Misa, un culto de adoración dignode un Misterio tan grande. Recordé sobre todo laexigencia de una espiritualidad eucarística, presen-tando el modelo de María como "mujer eucarística".

El Año de la Eucaristía tiene, pues, un trasfon-do que se ha ido enriqueciendo de año en año, sibien permaneciendo firmemente centrado en eltema de Cristo y la contemplación de su rostro. Encierto sentido, se propone como un año de sínte-sis, una especie de culminación de todo el caminorecorrido. Podrían decirse muchas cosas para vivirbien este Año. Me limitaré a indicar algunas pers-pectivas que pueden ayudar a que todos adoptenactitudes claras y fecundas.

LA EUCARISTÍA, MISTERIO DE LUZ

11. El relato de la aparición de Jesús resucita-do a los dos discípulos de Emaús nos ayuda aenfocar un primer aspecto del misterio eucarísticoque nunca debe faltar en la devoción del Pueblo deDios: ¡La Eucaristía misterio de luz! ¿En qué sen-tido puede decirse esto y qué implica para la espi-ritualidad y la vida cristiana?

Jesús se presentó a sí mismo como la "luz delmundo" (Jn 8,12), y esta característica resulta evi-dente en aquellos momentos de su vida, como laTransfiguración y la Resurrección, en los que res-plandece claramente su gloria divina. En laEucaristía, sin embargo, la gloria de Cristo estávelada. El Sacramento eucarístico es un "myste-rium fidei" (misterio de la fe) por excelencia. Pero,precisamente a través del misterio de su oculta-miento total, Cristo se convierte en misterio de luz,gracias al cual se introduce al creyente en las pro-fundidades de la vida divina.

12. La Eucaristía es luz, ante todo, porque encada Misa la liturgia de la Palabra de Dios precedea la liturgia eucarística, en la unidad de las dos"mesas", la de la Palabra y la del Pan. Esta conti-nuidad aparece en el discurso eucarístico delEvangelio de Juan, donde el anuncio de Jesúspasa de la presentación fundamental de su miste-rio a la declaración de la dimensión propiamenteeucarística: "Mi carne es verdadera comida y misangre es verdadera bebida" (Jn 6,55). Sabemosque esto fue lo que puso en crisis a gran parte delos oyentes, llevando a Pedro a hacerse portavozde la fe de los otros Apóstoles y de la Iglesia detodos los tiempos: "Señor, ¿a quién vamos a acu-dir? Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6,68).En la narración de los discípulos de Emaús Cristomismo interviene para enseñar, "comenzando porMoisés y siguiendo por los profetas", cómo "toda laEscritura" lleva al misterio de su persona (cf. Lc24,27). Sus palabras hacen "arder" los corazonesde los discípulos, los sacan de la oscuridad de latristeza y desesperación y suscitan en ellos eldeseo de permanecer con Él: "Quédate con noso-tros, Señor" (cf. Lc24,29).[...]

"Yo estoy con vosotros todos los días" (Mt 28,20)16. Todos estos aspectos de la Eucaristía con-

fluyen en lo que más pone a prueba nuestra fe: el

misterio de la presencia "real". Junto con toda latradición de la Iglesia, nosotros creemos que bajolas especies eucarísticas está realmente presenteJesús. Una presencia -como explicó muy clara-mente el Papa Pablo VI- que se llama "real" no porexclusión, como si las otras formas de presenciano fueran reales, sino por antonomasia, porque pormedio de ella Cristo se hace sustancialmente pre-sente en la realidad de su cuerpo y de su san-gre.(14) Por esto la fe nos pide que, ante laEucaristía, seamos conscientes de que estamosante Cristo mismo. Precisamente su presencia daa los diversos aspectos -banquete, memorial de laPascua, anticipación escatológica- un alcance queva mucho más allá del puro simbolismo. LaEucaristía es misterio de presencia, a través delque se realiza de modo supremo la promesa deJesús de estar con nosotros hasta el final delmundo.

Celebrar, Adorar, Contemplar17. ¡Gran misterio la Eucaristía! Misterio que

ante todo debe ser celebrado bien. Es necesarioque la Santa Misa sea el centro de la vida cristianay que en cada comunidad se haga lo posible porcelebrarla decorosamente, según las normas esta-blecidas, con la participación del pueblo, la colabo-ración de los diversos ministros en el ejercicio delas funciones previstas para ellos, y cuidando tam-bién el aspecto sacro que debe caracterizar lamúsica litúrgica. [...]

18. Hace falta, en concreto, fomentar, tanto enla celebración de la Misa como en el culto eucarís-tico fuera de ella, la conciencia viva de la presen-cia real de Cristo, tratando de testimoniarla con eltono de la voz, con los gestos, los movimientos ytodo el modo de comportarse. A este respecto, lasnormas recuerdan -y yo mismo lo he recordadorecientemente(15)- el relieve que se debe dar a losmomentos de silencio, tanto en la celebracióncomo en la adoración eucarística. En una palabra,es necesario que la manera de tratar la Eucaristíapor parte de los ministros y de los fieles exprese elmáximo respeto.(16) La presencia de Jesús en eltabernáculo ha de ser como un polo de atracciónpara un número cada vez mayor de almas enamo-radas de Él, capaces de estar largo tiempo comoescuchando su voz y sintiendo los latidos de sucorazón. "¡Gustad y ved qué bueno es el Señor¡"(Sal 33 [34],9).

La adoración eucarística fuera de la Misadebe ser durante este año un objetivo especialpara las comunidades religiosas y parroquia-les. Postrémonos largo rato ante Jesús presen-te en la Eucaristía, reparando con nuestra fe ynuestro amor los descuidos, los olvidos eincluso los ultrajes que nuestro Salvador pade-ce en tantas partes del mundo. Profundicemosnuestra contemplación personal y comunitariaen la adoración, con la ayuda de reflexiones yplegarias centradas siempre en la Palabra deDios y en la experiencia de tantos místicos anti-guos y recientes. El Rosario mismo, considera-do en su sentido profundo, bíblico y cristocén-trico, que he recomendado en la Carta apostó-lica Rosarium Virginis Mariae, puede ser unaayuda adecuada para la contemplación euca-rística, hecha según la escuela de María y en sucompañía.

Que este año se viva con particular fervor lasolemnidad del Corpus Christi con la tradicionalprocesión. Que la fe en Dios que, encarnándose,se hizo nuestro compañero de viaje, se proclamepor doquier y particularmente por nuestras calles yen nuestras casas, como expresión de nuestroamor agradecido y fuente de inagotable bendición.

"Permaneced en Mí, y Yo en vosotros" (Jn 15,4)19. Cuando los discípulos de Emaús le pidie-

ron que se quedara "con" ellos, Jesús contestó conun don mucho mayor. Mediante el sacramento dela Eucaristía encontró el modo de quedarse "en"ellos. Recibir la Eucaristía es entrar en profundacomunión con Jesús. "Permaneced en mí, y yo envosotros" (Jn 15,4). Esta relación de íntima y recí-

4 † “Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 enero - febrero 2005

Carta AApostólica ppara eel AAño dde lla EEucaristia

su impulso para un compromiso activo en laedificación de una sociedad más equitativa yfraterna. Nuestro Dios ha manifestado en laEucaristía la forma suprema del amor, trastocandotodos los criterios de dominio, que rigen con dema-siada frecuencia las relaciones humanas, y afir-mando de modo radical el criterio del servicio:"Quien quiera ser el primero, que sea el último detodos y el servidor de todos" (Mc 9,35). No escasual que en el Evangelio de Juan no se encuen-tre el relato de la institución eucarística, pero sí el"lavatorio de los pies" (cf. Jn 13,1-20): inclinándosepara lavar los pies a sus discípulos, Jesús explicade modo inequívoco el sentido de la Eucaristía. Asu vez, san Pablo reitera con vigor que no es lícitauna celebración eucarística en la cual no brille lacaridad, corroborada al compartir efectivamente losbienes con los más pobres (cf. 1 Co 11,17-22.27-34).

¿Por qué, pues, no hacer de este Año de laEucaristía un tiempo en que las comunidadesdiocesanas y parroquiales se comprometanespecialmente a afrontar con generosidad fra-terna alguna de las múltiples pobrezas denuestro mundo? Pienso en el drama del ham-bre que atormenta a cientos de millones deseres humanos, en las enfermedades que fla-gelan a los Países en desarrollo, en la soledadde los ancianos, la desazón de los parados, eltrasiego de los emigrantes. Se trata de malesque, si bien en diversa medida, afectan tambiéna las regiones más opulentas. No podemoshacernos ilusiones: por el amor mutuo y, enparticular, por la atención a los necesitados senos reconocerá como verdaderos discípulosde Cristo (cf. Jn 13,35; Mt 25,31-46). En base aeste criterio se comprobará la autenticidad denuestras celebraciones eucarísticas.

El Año de la Eucaristía nace de la conmociónde la Iglesia ante este gran Misterio. Una conmo-ción que me embarga continuamente. De ella sur-gió la Encíclica Ecclesia de Eucharistiaq.Considero como una grande gracia del vigésimoséptimo año de ministerio petrino que estoy apunto de iniciar, el poder invitar ahora a toda laIglesia a contemplar, alabar y adorar de maneraespecial este inefable Sacramento. Que el Año dela Eucaristía sea para todos una excelente ocasiónpara tomar conciencia del tesoro incomparable queCristo ha confiado a su Iglesia. Que sea estímulopara celebrar la Eucaristía con mayor vitalidad yfervor, y que ello se traduzca en una vida cristianatransformada por el amor.

En esta perspectiva se podrán realizar muchasiniciativas, según el criterio de los Pastores de lasIglesias particulares. Pero no pido que se hagancosas extraordinarias, sino que todas las iniciati-vas se orienten a una mayor interioridad. Aunqueel fruto de este Año fuera solamente avivar entodas las comunidades cristianas la celebración dela Misa dominical e incrementar la adoración euca-rística fuera de la Misa, este Año de gracia habríaconseguido un resultado significativo. No obstante,es bueno apuntar hacia arriba, sin conformarsecon medidas mediocres, porque sabemos quepodemos contar siempre con la ayuda Dios.

31. Tenemos ante nuestros ojos los ejemplosde los Santos, que han encontrado en la Eucaristíael alimento para su camino de perfección. Cuántasveces han derramado lágrimas de conmoción en laexperiencia de tan gran misterio y han vivido inde-cibles horas de gozo "nupcial" ante el Sacramentodel altar. Que nos ayude sobre todo la SantísimaVirgen, que encarnó con toda su existencia la lógi-ca de la Eucaristía. "La Iglesia, tomando a Maríacomo modelo, ha de imitarla también en su rela-ción con este santísimo Misterio".(26) El Pan euca-rístico que recibimos es la carne inmaculada delHijo: "Ave verum corpus natum de Maria Virgine".Que en este Año de gracia, con la ayuda de María,la Iglesia reciba un nuevo impulso para su misión yreconozca cada vez más en la Eucaristía la fuentey la cumbre de toda su vida.

proca "permanencia" nos permite anticipar en cier-to modo el cielo en la tierra. ¿No es quizás éste elmayor anhelo del hombre? ¿No es esto lo que Diosse ha propuesto realizando en la historia su desig-nio de salvación? Él ha puesto en el corazón delhombre el "hambre" de su Palabra (cf. Am 8,11), unhambre que sólo se satisfará en la plena unión conÉl. Se nos da la comunión eucarística para "saciar-nos" de Dios en esta tierra, a la espera de la plenasatisfacción en el cielo. [...]

El Día del Señor

23. Es de desear vivamente que en este añose haga un especial esfuerzo por redescubrir yvivir plenamente el Domingo como día del Señor ydía de la Iglesia. Sería motivo de satisfacción si semeditase de nuevo lo que ya escribí en la Cartaapostólica Dies Domini. "En efecto, precisamenteen la Misa dominical es donde los cristianos revi-ven de manera particularmente intensa la expe-riencia que tuvieron los Apóstoles la tarde dePascua, cuando el Resucitado se les manifestóestando reunidos (cf. Jn 20,19). En aquel pequeñonúcleo de discípulos, primicia de la Iglesia, estabaen cierto modo presente el Pueblo de Dios detodos los tiempos".(21) Que los sacerdotes en sutrabajo pastoral presten, durante este año de gra-cia, una atención todavía mayor a la Misa domini-cal, como celebración en la que los fieles de unaparroquia se reúnen en comunidad, constatandocómo participan también ordinariamente los diver-sos grupos, movimientos y asociaciones presentesen la parroquia.

LA EUCARISTÍAPRINCIPIO Y PROYECTO DE "MISIÓN"

24. Los dos discípulos de Emaús, tras haberreconocido al Señor, "se levantaron al momento"(Lc 24,33) para ir a comunicar lo que habían vistoy oído. Cuando se ha tenido verdadera experienciadel Resucitado, alimentándose de su cuerpo y desu sangre, no se puede guardar la alegría sólopara uno mismo. El encuentro con Cristo, profundi-zado continuamente en la intimidad eucarística,suscita en la Iglesia y en cada cristiano la exigen-cia de evangelizar y dar testimonio. Lo subrayéprecisamente en la homilía en que anuncié el Añode la Eucaristía, refiriéndome a las palabras dePablo: "Cada vez que coméis de este pan y bebéisde la copa, proclamaréis la muerte del Señor,hasta que vuelva" (1Co 11,26). El Apóstol relacio-na íntimamente el banquete y el anuncio: entrar encomunión con Cristo en el memorial de la Pascuasignifica experimentar al mismo tiempo el deber deser misioneros del acontecimiento actualizado enel rito.(22) La despedida al finalizar la Misa escomo una consigna que impulsa al cristiano a

enero - febrero 2005 “Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 5 †

comprometerse en la propagación delEvangelio y en la animación cristiana de lasociedad.

25. La Eucaristía no sólo proporciona la fuerzainterior para dicha misión, sino también, en ciertosentido, su proyecto. En efecto, la Eucaristía es unmodo de ser que pasa de Jesús al cristiano y, porsu testimonio, tiende a irradiarse en la sociedad yen la cultura. Para lograrlo, es necesario que cadafiel asimile, en la meditación personal y comunita-ria, los valores que la Eucaristía expresa, las acti-tudes que inspira, los propósitos de vida que sus-cita. ¿Por qué no ver en esto la consigna especialque podría surgir del Año de la Eucaristía?

Acción de Gracias26. Un elemento fundamental de este "proyec-

to" aparece ya en el sentido mismo de la palabra"Eucaristía": acción de gracias. En Jesús, en susacrificio, en su "Sí" incondicional a la Voluntad delPadre, está el "Sí", el "gracias", el "Amén" de todala humanidad. La Iglesia está llamada a recordar alos hombres esta gran verdad. Es urgente hacer-lo sobre todo en nuestra cultura secularizada,que respira el olvido de Dios y cultiva la vanaautosuficiencia del hombre. Encarnar el proyec-to eucarístico en la vida cotidiana, donde se traba-ja y se vive -en la familia, la escuela, la fábrica y enlas diversas condiciones de vida-, significa, ade-más, testimoniar que la realidad humana no se jus-tifica sin referirla al Creador: "Sin el Creador lacriatura se diluye". Esta referencia trascendente,que nos obliga a un continuo "dar gracias" -justa-mente a una actitud eucarística- por lo todo lo quetenemos y somos, no perjudica la legítima autono-mía de las realidades terrenas, sino que la sitúa ensu auténtico fundamento, marcando al mismotiempo sus propios límites.

En este Año de la Eucaristía los cristianosse han de comprometer más decididamente adar testimonio de la presencia de Dios en elmundo. No tengamos miedo de hablar de Diosni de mostrar los signos de la fe con la frentemuy alta. La "cultura de la Eucaristía" promueveuna cultura del diálogo, que en ella encuentra fuer-za y alimento. Se equivoca quien cree que la refe-rencia pública a la fe menoscaba la justa autono-mía del Estado y de las instituciones civiles, o quepuede incluso fomentar actitudes de intolerancia.Si bien no han faltado en la historia errores, inclu-sive entre los creyentes, como reconocí con oca-sión del Jubileo, esto no se debe a las "raíces cris-tianas", sino a la incoherencia de los cristianos consus propias raíces. Quien aprende a decir "gra-cias" como lo hizo Cristo en la cruz, podrá ser unmártir, pero nunca será un torturador.

El camino de la solidaridad27. La Eucaristía no sólo es expresión de

comunión en la vida de la Iglesia; es también pro-yecto de solidaridad para toda la humanidad. En lacelebración eucarística la Iglesia renueva conti-nuamente su conciencia de ser "signo e instrumen-to" no sólo de la íntima unión con Dios, sino tam-bién de la unidad de todo el género humano.(25)La Misa, aun cuando se celebre de manera ocultao en lugares recónditos de la tierra, tiene siempreun carácter de universalidad. El cristiano que parti-cipa en la Eucaristía aprende de ella a ser promo-tor de comunión, de paz y de solidaridad en todaslas circunstancias de la vida. La imagen lacerantede nuestro mundo, que ha comenzado el nuevoMilenio con el espectro del terrorismo y la tragediade la guerra, interpela más que nunca a los cristia-nos a vivir la Eucaristía como una gran escuela depaz, donde se forman hombres y mujeres que, enlos diversos ámbitos de responsabilidad de la vidasocial, cultural y política, sean artesanos de diálo-go y comunión.

Al servicio de los últimos28. Hay otro punto aún sobre el que quisiera

llamar la atención, porque en él se refleja en granparte la autenticidad de la participación en laEucaristía celebrada en la comunidad: se trata de

Eucaristía, misterio de luz y vida

"He querido que esteAño estuviera dedica-do particularmente ala Eucaristía.

En realidad todoslos días, y especial-mente el domingo, díade la Resurrección deCristo, la Iglesia vivede este misterio.

Pero en este Añode la Eucaristía se

invita a la comunidad cris-tiana a tomar concienciamás viva del mismo conuna celebración más sen-tida, con una adoraciónprolongada y fervorosa,con un mayor compromi-so de fraternidad y de ser-vicio a los más necesita-dos.

La Eucaristía es fuente yEpifanía de Comunión"

Aunque los recientes Papas publicaron unagran cantidad de Cartas Encíclicas sobre asuntossociales en el siglo pasado, la Carta Encíclica"Rerum Novarum" del Papa León XIII, sobre lascondiciones de las clases obreras (su título provie-ne de las primeras palabras de la Encíclica enlatín, "Acerca de las cosas nuevas"), emitida el 15de mayo de 1891, es considerada como la másgrande Encíclica en Justicia Social, con la cualempieza la serie entera. Esta Carta Encíclica erauna gran luz en un tiempo cuando las clases obre-ras estaban sufriendo condiciones injustas queprovenían de una revolución industrial que pudo, ydebió ser en beneficio para todas las clases de lasociedad. El Papa León XIII escribió, en los prime-ros párrafos de su carta:

¿Acaso era la meta de la "desenfrenada codi-cia de los competidores" el aumentar el estándarde vida de la población entera y el aumentar lacantidad de bienes de consumo a través de desa-rrollos industriales? No. Pero aun cuando algunosempresarios pudieron estar inclinados a ser bue-nos y humanos, se encontraban limitados por losrequerimientos de los barones del dinero que esta-ban detrás de ellos. El dinero tenía que engendrarmás dinero, no sólo para permitirles a los baronesdel dinero disfrutar de un estilo de vida lujoso, sinotambién para alimentar su sed por más podersobre otros individuos. El dinero en ese momentoya era el propósito principal de las empresas, quie-nes incluso contrataron a niños. El hombre existíapara servir a la industria y no lo opuesto. Y laindustria existía para servir al dinero.

Justo después del párrafo citado anteriormen-te, siguen dos líneas que ciertamente se relacio-nan con esta sed de dinero, pero que también nosdeja intrigados con el uso de una expresión que noes precisa, y que no se repite en el resto de laEncíclica:

¿Que es esto; "voraz usura practicada, bajouna forma diferente"? ¿En Qué consiste? La usuraha sido condenada a menudo por la Iglesia, hadicho el Papa León XIII, quién también dijo queestá practicándose ahora bajo una forma diferente.¿Bajo que forma? El lector promedio de laEncíclica del Papa León XIII, pueda quizá no pres-tar atención a este problema, pero aquel a quién lellama la atención tiene toda razón a estar intrigado(especialmente por allá en el año 1891, antes deque esta expresión fuera explicada en otra cartaencíclica por el Papa Pío XI en 1931, como lo vere-mos después en este artículo).

La forma de usura a menudo condenada por laIglesia era durante mucho tiempo cualquier interéssobre un préstamo de dinero. Luego, una vez queel interés fue legitimado, ellos llamaron "usura" alas proporciones altas de interés. Al final del siglo19, en el momento que la Encíclica "RerumNovarum" se escribió, los catecismos enseñaronque la proporción máxima tolerada para interés erade cinco por ciento. Más de eso era consideradousura.

¿Pero qué hay sobre el término "usura practi-cada, bajo una forma diferente" usado por elPapa? ¿Significa esto una proporción demasiadaalta de interés? ¿En ese caso, de qué porcentaje?¿O es algo más, y bajo qué forma?

El Padre Drinkwater, Sacerdote Inglés, en unlibro que escribió en 1935, identificó esta "usuravoraz bajo una forma diferente" como la monopoli-zación del crédito que era sumar cada vez más auna monopolización de dinero, aunque los funciona-mientos de esta monopolización de crédito todavíaeran misteriosos, en ese momento, a casi todos.

El Padre Drinkwater constató que un comi-té basado en la Universidad de Fribourg, Suiza,había preparado algunos elementos para elborrador de "Rerum Novarum", y que entre losmiembros de este comité había por lo menosuna persona de Austria que era muy conscien-te de la cuestión del dinero y del crédito banca-rio. Un texto que este austriaco había prepara-do, y que era aparentemente aceptado por elcomité, mostró claramente cómo el simpledinero del banco - que se crea en los bancos yque consiste básicamente en figuras escritasen libretas de depósitos y libros mayores, yque ya estaba convirtiéndose en el mayor ins-trumento monetario para el comercio y laindustria - era nada más que la monetización dela capacidad de la producción de la comunidadentera. El nuevo dinero así creado solo puedeser social por naturaleza (perteneciente a todala sociedad), y no propiedad del banco. Estenuevo dinero es social debido a su base: lacomunidad, o la sociedad, y porque puedecomprar cualquier bien o servicio en el país. Elcontrol de esta fuente de dinero pone por con-siguiente en las manos de aquellos que lo ejer-cen, un poder discrecional sobre toda la vidaeconómica.

Este texto del experto austriaco tambiénmostró que los bancos no prestan el dinero desus depositantes, sino depósitos que ellos sim-plemente crean de la nada inscribiendo figurasen libretas de depósitos y que, cuando los ban-cos prestan dinero -ninguna cuenta es dismi-nuida en el banco- ellos no tienen que extraer niun penique de sus cajas fuertes. Así que el inte-rés cobrado en sus préstamos es ciertamenteusura: cualquiera sea su índice-actualmente esmás del 100%, ya que es interés cobrado en uncapital de cero, de nada- ¡el prestamista (elbanco) no tiene que quedarse sin el dinero quepresta; ¡él lo vuelve a crear! Esta usura puededescribirse debidamente como "voraz", ya quelos bancos les exigen a los acreedores quepaguen dinero que nunca fue creado, quenunca ha sido puesto en circulación. (Los ban-

cos crean el principal que ellos prestan, pero noel interés). Es por consiguiente matemática-mente imposible el pagar todos los préstamos;la única manera para que la economía avanceen semejante sistema es el seguir pidiendoprestado para pagar el interés, lo que crea deu-das privadas y públicas impagables.

¿Cuál fue la redacción exacta de este textosobre el monopolio del crédito? Uno no puedesaber, ya que no hay ninguna mención de él en laEncíclica. ¿Se suprimió en Fribourg en el proyectofinal enviado a Roma? ¿Fue robado acaso entreFribourg y Roma, o entre su llegada a Roma y suentrega al Soberano Pontífice? ¿O fue el PapaLeón XIII quién decidió apartarlo? El PadreDrinkwater plantea estas preguntas, pero no daninguna respuesta.

De 1891 a 1931Los próximos cuarenta años vieron la primera

guerra mundial (1914-1918), seguido por una pros-peridad en la economía, y luego la Depresión delos años treinta. Esta crisis económica no podríaexplicarse lógicamente, ya que había capacidad deproducción sin usar, frente a necesidades que per-manecían insatisfechas. La crisis no fue debida aalguna catástrofe natural, o a la desaparición dehabilidades, o a la negativa de las personas paratrabajar: ¡había millones de personas desemplea-das que estaban buscando un trabajo! Todos está-bamos repitiendo la misma cosa: "¡No hay dinero!"Existía una falta de dinero tanto para los consumi-dores, así como para los productores. Nada máshacia falta: la capacidad de la producción y lamano de obra todavía estaban allí.

De seguro, existió una intervención en el sec-tor financiero de la economía, que causo el sufri-miento de toda la vida económica. Ya no era cues-tión de la opresión de los obreros por sus patrones,ya que ambos eran víctimas de la falta de dineroen ese momento.

Pero durante los cuarenta años subsecuentesdesde la "Rerum Novarum", mentes curiosas habí-an vuelto su atención hacia este sector misteriosode la economía-el dinero y el crédito. Se habíanhecho descubrimientos y se habían publicado.Estos descubrimientos no eran conocidos o admi-tidos en todas partes todavía, pero tampoco eranignorados completamente, ya que ellos teníanmuchas pruebas para apoyarlos. El más distingui-do de los descubridores era una mente superiorque no se contento con anotar los hechos, perotambién estableció sus causas, y presentó pro-puestas para hacer al sistema financiero un servi-dor de la persona humana en lugar de un dictador.Este hombre era el ingeniero escocés CliffordHugh Douglas, autor de las propuestas financierasdel Crédito Social, las cuáles son frecuentementeexplicadas en el Periódico "San Miguel".

El misterio fue finalmente revelado, "la usuravoraz" finalmente tenía un nombre: fue llamado "elmonopolio del crédito."

El control sobre nuestras vidasEl 15 de mayo de 1931, exactamente cuarenta

años después de la publicación de "RerumNovarum", el Papa Pío XI emitió otra Encíclicanotable, "Quadragésimo Anno" (literalmente,"Cuadragésimo Año"), sobre la reconstrucción delorden social. El Papa notó primero que desde eltiempo de León XIII, las condiciones económicashabían cambiado mucho. ¡De hecho! Él escribió:

“Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 8796 † enero - febrero 2005

U n a p o r t e al necesario diálogo entre ética y economía

"Una voraz usura practicada, bajo una forma diferente"-León XIII"Aquellos que controlan el dinero y el crédito, controlan nuestras vidas" -Pío XI

La monopolización del dinero

por Louis Even

Papa León XIII

"Ya que, disueltos en el pasado siglo los anti-guos gremios de artesanos, sin ningún apoyoque viniera a llenar su vacío, desentendiéndoselas instituciones públicas y las leyes de la reli-gión de nuestros antepasados, el tiempo fueinsensiblemente entregando a los obreros, ais-lados e indefensos, a la inhumanidad de losempresarios y a la desenfrenada codicia de loscompetidores."

"Hizo aumentar el mal la voraz usura, que, rei-teradamente condenada por la autoridad de laIglesia, es practicada, no obstante, por hom-bres codiciosos y avaros bajo una forma dife-rente..."

"Salta a los ojos de todos, en primer lugar, queen nuestros tiempos no sólo se acumulanriquezas, sino que también una descomunal ytiránica dictadura económica es consolidadaen manos de unos pocos, que la mayor parte

El uso sabio de los bienes es la responsabili-dad de la persona humana. Pero la distribuciónapropiada de los bienes -la cantidad de los cuáleshoy puede potencialmente proporcionar las necesi-dades de vida a todos- depende de "la organiza-ción social de asuntos económicos."

En el mundo de hoy, la distribución se hace através de las compras y de las ventas. Para quetodos puedan tener acceso a suficientes bienesque cubran las necesidades de la vida, todosdeben obtener suficiente poder de compra paraadquirir estos bienes. Éste es un problema finan-ciero. Así, como León XIII lo hizo, Pío XI pidió, paralas clases obreras, sueldos suficientes. Él admitióque no siempre es fácil determinar la proporcióndel sueldo apropiado: Si esta proporción es dema-siado baja, los obreros y sus familias sufren pena-lidades; si es demasiado alta, puede arriesgarse laexistencia de la empresa, y crear desempleo.

Todos sabemos también que incrementos enlos sueldos pronto provocan aumentos en los pre-cios. Pero hay más: el problema no se limita a unaproporción justa entre la porción debida al capital yla debida al trabajo: la suma de las dos partes noiguala al total de la suma de los precios, aun cuan-do los economistas dicen que lo hace.

Los Creditistas Sociales saben todo eso. Perolos gobiernos y sus consejeros económicos se hannegado al Crédito Social. Siempre que ellos se nie-guen a aplicar las propuestas financieras delCrédito Social (pueden llamarlas de la manera quequieran), el problema solo se pondrá peor, debidoa la inflación que es el resultado de una carrerainterminable entre los sueldos y precios. Y debidoal progreso tecnológico, al aumento de automati-zación en la producción, que causa que se produz-can más bienes con menos trabajo humano.

Las propuestas del Crédito Social de Douglasofrecen todo lo que se necesita para adaptar el sis-tema financiero a todas las condiciones que pue-den existir en producción. Pero las autoridades seniegan al Crédito Social, y prefieren caminar a tra-vés de remiendos medio-soluciones, que suprimenlas libertades, degradan la dignidad de aquellosque se supone deben ayudar, acarrean ruinas afamilias y negocios pequeños, sobrecargándoloscon impuestos, y colocan burócratas por todas par-tes, llevando a un declarado socialismo.

El Estado entonces, ya no se encuentra en supapel subsidiario; asume funciones que no son desu incumbencia: producción, comercio, seguros,

Éstas son palabras fuertes. Nadie puede enten-derlas mejor que los Creditistas Sociales. Douglassupo como diferenciar entre la posesión de riquezay el poder para controlar las vidas de otros. No estanto las ganancias -incluso las más grandes-deindividuos o corporaciones que viciaron el ordeneconómico o eran culpables, como el control delcrédito, el control de la sangre vital del cuerpo eco-nómico entero. En una edad de abundancia comola nuestra, no es tanto la grande porción recibidapor unos pocos lo que es dañoso, como la no-dis-tribución de la enorme parte que se desperdicia enalmacenes, o que son destruidas, o no producidasdebido a la falta de poder adquisitivo entre las fami-lias que necesitarían estos productos.

La existencia de semejante control sobre laeconomía que puede lanzar al globo entero de unrato de fiebre a una crisis de anemia, provocamuchos males inmerecidos. Pío XI tenía razón aldecir, en la misma Encíclica:

¿Ante semejante situación, que pueden haceraquellos que sufren, cuando los mismos gobiernosobedecen los dictados de los poderes del dinero?Lea lo que el Papa dijo sobre esta abdicación delos gobiernos:

La declaración de guerra en 1939 que acabocon la escasez de dinero de diez años, claramentemostró que esta escasez no era un fenómeno natu-ral, pero algo impuesto por quienes controlan eldinero, quienes hubiesen podido terminar con elloen una noche si así lo hubiesen deseado. Losgobiernos que durante diez años, no tenían dineropara ayudar a los desempleados, encontraron milesde millones en una noche para financiar una guerrade seis años. No había entonces absolutamente nin-guna duda que era una dictadura diabólica y crimi-nal. Uno podría esperar que una vez terminada laguerra, y con el mundo libre de la necesidad paraproducir para la guerra, las autoridades ya no tolera-rían este sistema financiero demente. Pero aún exis-te el mismo monopolio de crédito en nuestros días.

Negativa al Crédito SocialEn su Encíclica, Pío XI no sólo habló sobre el

control del crédito. Él dio muchos consejos que, sise hubieran seguido, habrían mejorado el ordensocial y económico. Consejos de una naturalezadel evangelio, por supuesto: la práctica de justiciay caridad, renovación moral; pero también conse-jos sobre la distribución de bienes materiales paraque, sin minar la propiedad privada legítima de losmedios de producción, cada ser humano puedadisfrutar de una norma apropiada de vida. Además,éste precisamente es el propósito de un sistemaeconómico que está de verdad al servicio de lapersona humana, tal como el Papa Pío XI escribió:

educación, etc., siempre bajo el pretexto que lasfamilias, asociaciones o cuerpos públicos minorita-rios son financieramente incapaces de lograrlos. Siellos son financieramente incapaces, es porque elsistema financiero que sólo el Estado puede modi-ficar, no está haciendo bien su trabajo. Y el gobier-no, en lugar de hacer su trabajo -corregir el siste-ma financiero-persiste en hacer cada vez más fun-ciones, que son la responsabilidad de las personasy familias quiénes podrían lograr muy bien estasfunciones si el gobierno logra cumplir sus propias,que es corregir el sistema financiero.

El Papa dijo que un retorno sincero a la doctri-na del Evangelio llevaría a una renovación social,a la colaboración entre las clases, en lugar del for-cejeo. Y aquellos que se sienten oprimidos hoy, yano se volverían al socialismo, que mata cualquierforma de libertad.

Veintitrés años después de "Rerum Novarum",las naciones europeas se involucraron en laPrimera Guerra Mundial. Ocho años después de"Quadragesimo Anno", una matanza mundial ocu-rrió de nuevo, incluso con medios más poderososde destrucción. Esto no era, por supuesto, debidoa estas dos Encíclicas pero debido a la poca onada atención que se prestaron a las mismas.¿Cómo podrían las autoridades prestarles la aten-ción debida, cuándo ellos consideraban al mono-polio del crédito como algo sagrado e intocable,cuando toda la vida económica fue sometida a ladictadura del dinero, cuándo el dinero era el primery último fin de cualquier empresa?

Nosotros no dudamos en decir esto: la negati-va al Crédito Social -qué es la negativa a una filo-sofía humana de distribución que perfectamentecorresponde a los principios recordados por losPapas- ha perpetuado sufrimientos inmerecidos,desórdenes, y levantamientos. Esta negativa esaún más criminal por parte de las autoridades ennaciones como la nuestra, quiénes no pueden pre-tender no saber sobre las propuestas del CréditoSocial.

Las consecuencias de esta negativa son incal-culables, incluso hasta en el orden de los valoresespirituales. No porque el Crédito Social es unsacramento, sino porque quitaría obstáculos, por-que no solo proporcionaría a todos y cada uno losuficiente "para cubrir las necesidades y un hones-to bienestar, sino también para llevar a los hom-bres a una feliz condición de vida, que, con tal deque se lleven prudentemente las cosas, no sólo nose opone a la virtud, sino que la favorece notable-mente."

7 †“Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879enero - febrero 2005

ÉTICA Y ECONOMÍA - ¿Está la economía en función del hombre?

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Papa Pío XI

de las veces no son dueños, sino sólo custo-dios y administradores de una riqueza en depó-sito, que ellos manejan a su arbitrio voluntarioy placer.

Este poder se hace particularmente irresistiblecuando es ejercido de la manera más tiránicapor aquellos que, ya que poseen y controlan eldinero, también gobiernan el crédito y determi-nan su asignación, y por esta razón adminis-tran, diríase, la sangre de la que vive toda laeconomía y tienen en sus manos así como elalma de la misma, de tal modo que nadie puedeni aun respirar contra su voluntad."

"Toda la vida económica se ha hechohorrendamente dura, inexorable y cruel."

"A esto se añaden los daños gravísimos quehan surgido de la deplorable mezcla y confu-sión entre las funciones y deberes del Estadocon aquéllas de la esfera económica, entre loscuales daños, uno de los más graves, se hallauna cierta caída del prestigio del Estado, que,libre de todo interés de partes y atento exclusi-vamente al bien común y a la justicia deberíaocupar el elevado puesto de rector y supremoárbitro de las cosas; se hace, por el contrario,esclavo, entregado y vendido a la pasión y a lascodicias de los hombres."

"Ya que la economía social logrará un verdade-ro equilibrio y alcanzará sus fines sólo cuandoa todos y a cada uno les fueren dados todos losbienes que las riquezas y los medios naturales,la técnica y la organización pueden aportar a laeconomía social; bienes que deben bastar nosólo para cubrir las necesidades y un honestobienestar, sino también para llevar a los hom-bres a una feliz condición de vida, que, con talde que se lleven prudentemente las cosas, nosólo no se opone a la virtud, sino que la favore-ce notablemente."

Louis Even

Cuando una compa-ñía tiene un excedentecomo resultado de susoperaciones, despuésde haber deducido lascantidades necesariaspara cubrir sus obliga-ciones y después dehaber hecho a un ladolos fondos requeridospor depreciación y exo-neración, distribuye elresto entre sus accionis-tas. Si, por ejemplo, elcapital compartido de la

compañía es de $500,000.00 y las utilidades distri-buidas son de $30,000.00, la compañía declarará un6% de dividendo, porque los $30,000.00 represen-tan 6/100 de los $500,000.00. La persona que tienediez-$100 en acciones obtendrá el dividendo de diezveces $6, esto es $60.00, el que tiene veinte accio-nes, obtendrá el dividendo de $120.00. Si las utilida-des son únicamente de $10,000.00 el dividendoserá únicamente del 2%. Y si no hay utilidades des-pués de hacer todos los pagos necesarios, entoncesno habrá dividendo. El dividendo entonces, presupo-ne un excedente.

El otorgamiento de los dividendos a los accionis-tas no les hace perder el interés por la compañía.Sucede todo lo contrario. Si estos accionistas son tam-bién empleados de la compañía, si, por medio de sutrabajo, contribuyen a la producción de artículosmanufacturados en las plantas de la compañía, ¿sevolverán flojos, laxos, debido a que obtienen dividen-dos por encima de sus sueldos y salarios? Sería estú-pido pensar eso. Ellos saben que únicamente un incre-mento en el volumen o en la calidad de producción lesredituará en mayores dividendos. No hay duda que sededicarán más industriosamente a su trabajo.

¿Quién tiene derecho a los dividendos? Losaccionistas, aquellos que han invertido sus fondosen la compañía, son los que tienen derecho al divi-dendo. Si se trata de una cooperativa, los mismosproductores, después de obtener sus sueldos ysalarios, tendrán también derecho a los dividendos,a su parte del excedente, en caso de existir, ya queestos productores son los accionistas. Y una vezmás, ¿de dónde vienen los dividendos? Vienen delos excedentes, su cifra es determinada por la cifrade los excedentes. Los dividendos no son sumas dedinero tomadas de algunos accionistas para dárse-las a otros. Los dividendos no le crean deudas a lacompañía dado que ésta distribuye sus excedentes.

Estas nociones elementales no son nuevas paranadie, pero recordarlas resultará de utilidad cuandotratemos del "dividendo nacional" o del dividendo delCrédito Social. Es muy común escuchar de quienescritican, de quienes incluso ni siquiera están informa-dos al respecto: "Estos dividendos son como lo queda el beneficio social, únicamente hacen a la gentemás floja… Nadie más querrá trabajar ya", etc.

Desde luego, estas críticas no son más queexcepciones mentales para ellos mismos. Nunca cre-erían, ni por un momento, que si pudieran obtener undividendo de $500.00 o $600.00 por mes, se quedarí-an recostados en sus sillones agradeciendo al Señorpor haber puesto el pan diario en su boca. No, no ellosporque tienen una espléndida visión moral, una inteli-gencia desarrollada y siempre estarán dispuestos atrabajar para elevar su nivel de vida… Pero es en losotros en los que están pensando, en la "plebe", lospublicanos sin virtud ni intelecto a quienes ni siquierase dignan mirar, a los menos educados. Para estospuritanos, la "plebe" existe para regar la tierra con susudor y sus lágrimas… y vivir en privación perpetua.

Con todo, cada persona actualmente tiene dere-cho a la herencia dejada por las generaciones pasa-das. Cuando una persona muere dejando sus bie-nes a sus herederos, ¿se cuestiona acaso si estosson justos o pecadores? ¿Se les quita acaso suherencia, con el pretexto de que ellos no sabrán uti-lizarla adecuadamente?

Se hace necesario revisar algunas considera-ciones sobre la noción de la herencia común, de lacual todo ser humano debe ser beneficiario.

"La ciencia y la industria son la herencia intelec-tual de las naciones" (Diccionario Larousse Ilustradodel Siglo XX)

La ciencia aplicada a la agricultura, a la industria,al comercio y a las comunicaciones ha implicado ungran progreso, especialmente en los últimos dossiglos y más particularmente en los últimos años.

El hombre ha sabido desde hace mucho tiempocómo multiplicar, mediante el uso de simples máqui-nas, la fuerza de sus músculos y la de sus animales;también se ha valido de algunas fuerzas inanimadascomo el viento y el agua. Pero desde que aprendióa explotar la energía solar, fosilizada en forma decarbón o combustible, desde que distribuye a cien-tos de millas, a través de simples cables metálicosla energía de las caídas de agua, desde que la quí-mica ha pasado del laboratorio a la industria, uno yano puede llevar la cuenta exacta de los diferentestipos de adelantos y mejoras. El problema de la pro-ducción está resuelto.

¿Ciegos u obstinados?¿Ciegos u obstinados?

Hay algunos que aún no entienden esto, que pien-san que el hombre tiene que ser pobre y esforzarsemucho para ganarse la vida. Cuando hablamos de unaherencia acumulada por generaciones, de la tierraconquistada por el esfuerzo y la capacidad del hom-bre, ellos dicen que hemos nacido en deuda. La rique-za sobreabunda, pero un sistema financiero falso,absurdo y falaz, diametralmente opuesto a los hechosactuales, convierte a los herederos en deudores.

¡Oh! ¡Su lógica…! ¿Qué sucede entonces conChamplain y los valientes colonizadores que planta-ron la Cruz y que trajeron el arado y la civilización alos bosques de Canadá, seguidos por sus descen-dientes, quienes por tres siglos mejoraron la agricultu-ra e hicieron que los pueblos y las industrias florecie-ran? - ¿acaso toda esta línea de trabajadores ha deja-do a los canadienses en pleno siglo veinte nada másque una herencia de deudas? ¿Y veinte y cinco añosmás tarde, cuan grande será esta deuda, de la cuál nosiempre podemos pagar, ni siquiera el interés?

Un valiente pionero empieza a trabajar la nuevatierra. Su tarea es convertir los matorrales y monto-nes de pobres hierbas en una granja productiva, dadoque la buena madera ha desaparecido desde hacetiempo, ya sea porque ha sido quemada por losincendios o removida por los mercaderes o comer-ciantes y fabricantes de papel. Este hombre, su espo-sa y sus hijos, trabajaron duro durante treinta, cua-renta años para poder dejarle al hijo mayor nada másque una granja hipotecada y a sus otros hijos no otracosa más que la memoria de sus virtudes. Fuera denuestros bosques, fuera de nuestras tierras, fuera denuestras fábricas parece surgir una voz que nos paro-dia: "Deberás endeudarte con el sudor de tu frente."

Acaba de nacer un niño, aún no ha sido bautiza-do como hijo de la Iglesia, pero ya es un deudor. Lasdeudas federales, municipales, escolares y parro-quiales llenarán la atmósfera que rodea su cuna. Hanacido en deuda. Crecerá siendo un deudor.Trabajará - si tiene la oportunidad- para pagar deudasacumuladas mientras mordisquea algunos mendru-gos de pan que es lo único que puede adquirir dadasu capacidad de ingreso y que le previenen de rebe-larse completamente, hasta que muere en deuda.

¡Y ustedes hablan de herencia! ¡Vaya herenciaque es esta!

Cuando la estupidez lleva las riendasCuando la estupidez lleva las riendas

Lo que sucede es que, de hecho, bajo el siste-ma ilógico de hoy, mientras más logros alcanza unpaís, más se incrementa su deuda "financiera". Elobrero crea riqueza, mientras los parásitos manejanlas finanzas. Y, a pesar de los hermosos discursosdonde se dice lo contrario, las finanzas se han colo-cado por encima del hombre, el parásito es el amo yel obrero, es el esclavo. Digámosle al trabajador queél es un heredero, y el parásito le hará decir que tú

eres un soñador, un reaccionario, destructor de lamoral.

Un sistema que existe para el beneficio de unoscuantos y esclaviza a la gente no quiere reconocerla herencia real, el gran logro legado a una genera-ción por aquellos que lo precedieron.

Pero el Crédito Social que le ha perdido el respetocompletamente, a los viejos ídolos y a sus sumos"sacerdotes", proclama en voz alta la existencia de suherencia y los derechos de los herederos.

El Crédito Social no se toma la molestia de lidiarcon contadores que nos premian con una deuda decuarenta años cuando hemos tenido éxito en la cons-trucción de un puente sobre el Río San Lorenzo. Estetipo de bromas nos han hecho mucho daño como paraque no las lancemos por la ventana.

La herencia culturalLa herencia cultural

Los Creditistas Sociales le llamamos herenciacultural a "la vasta herencia del descubrimiento y lainvención, de la cultura y del aprendizaje, de la orga-nización ya sea política, social o industrial, de la edu-cación y la religión, de las aspiraciones e ideales quehan surgido y se han desarrollado generación trasgeneración… Colectivamente, todo ello forma laHerencia Cultural Común de la humanidad, o másbrevemente, la Civilización. (This Age of Plenty, porC. Marshall Hattersley, Pág.232).

Es un activo COMUN, y esa es la razón por laque cada miembro de la sociedad tiene derecho a suparte de la producción, parte que va creciendo cadavez que este activo entra más y más en la produccióncomo un factor preponderante. Ciertamente, el traba-jador que lo explota tiene derecho a su beneficio ynadie piensa en negárselo. Pero el dueño de estelogro cultural común, esto es, cada miembro de lasociedad, conserva su título y derechos.

Se ha dicho infinidad de veces que el capital y eltrabajo deben ir de la mano, dado que el trabajo sinel capital no puede hacer mucho y el capital sin eltrabajo absolutamente nada. Pero, ¿qué puedenhacer ambos si excluimos la herencia cultural, lacontribución de los inventos y el progreso a lo largode los años?

Es gracias a las contribuciones de la cienciaaplicada, al logro cultural, que los productos se mul-tiplican y mejoran con menos materia prima y menostrabajo. ¿No es entonces justo que los herederosreciban su parte?

Los herederosLos herederos

¿Y quiénes son los herederos?

Ya lo hemos dicho: esta herencia cultural es unlogro común que le pertenece a cada miembro de lasociedad. Suprimamos la comunidad, la asociación, ysuprimiremos la abundancia. La abundancia es másel fruto del logro cultural común que del esfuerzo indi-vidual. Ciertamente el último permanece, pero el pri-mero también se encuentra ahí.

Debido a que ignoramos tanto la herencia comolos herederos, el mundo está lleno de injusticias yestupidez. La producción posible no se comercializay ni siquiera nos damos cuenta de ello porque a susherederos no se les proporcionan las partes de estaproducción a las que, introduciendo el activo comúncomo factor importante, tienen derecho.

El dividendo nacionalEl dividendo nacional

Es precisamente el ingreso de esta herencia loque el Crédito Social quiere distribuir, bajo el nombrede dividendo nacional, a cada miembro de la sociedad.

Es un dividendo porque corresponde a los exce-dentes.

La compañía que tiene un excedente no se decla-ra en crisis, sino que lo distribuye entre sus accionis-tas. Si la agricultura y la industria canadienses tienenexcedentes, ¿por qué no permitir que los miembrosde la sociedad, todos los canadienses, se beneficiende ello, como miembros que son de una sociedadorganizada?

Nadie debería ver la sombra del Comunismo nidel Socialismo en esta teoría. La industria privada

EN ESTA ERA DE ABUNDANCIALOS BIENES AL SERVICIO DE LAS NECESIDADES A TRAVÉS DEL CRÉDITO SOCIAL

Louis Even

Capítulo 12¿Qué es un Dividendo?

Capítulo 13Herencia y Herederos

8 † “Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 enero - febrero 2005

cen esto seguramente no podrán entender nadasobre nuestra doctrina. Tal vez nunca se han topadocon ningún desempleado: una persona sin trabajosignifica que la abundancia de bienes es suprimidadebido a que no es distribuida.

La abundancia existe, pero es encubierta porqueno se desea que se distribuya a todos aquellos parala cual existe. Se ponen los excedentes, el tesorocomunal, bajo llave porque se quiere que únicamen-te aquellos que tienen el privilegio de contribuir a laproducción tengan derecho a una pequeña parte. Aquienes no contribuyen a la producción se les dejarasin nada.

El dividendo del Crédito Social distribuirá la pro-ducción que actualmente se está perdiendo o estásiendo suprimida en su fuente. No secará la produc-ción sino que la estimulará.

No un beneficio socialNo un beneficio social

No confundamos al dividendo con el beneficiosocial. El dividendo no es caridad pública, sino unadistribución del ingreso a los miembros de la socie-dad, por ejemplo, a todos los accionistas de CanadáLtd.

Los fondos que son utilizados para el beneficiosocial se recaudan de los ingresos presentes o futurosde los empleados miembros de la sociedad. Para darun pequeño poder de compra a los indigentes, elbeneficio social le quita dicho poder a otros, o hipote-ca el poder adquisitivo de los que aún no han nacido.

En un siglo y en un pEn un siglo y en un país de abundanciaaís de abundancia

Más aún, el beneficio social desmoraliza porquecastiga al empleo. Los "beneficiarios" que aceptan untrabajo, incluso con un salario que no les permitirátener una vida decente, pierden sus "beneficios".

Las formas de seguridad social, humillan al desti-tuido, a quien se le dice que es una carga para otrospues vive de las contribuciones obligatorias de susconciudadanos.

El dividendo del Crédito Social no tiene nada quever con esto. Es un ingreso distribuido a todos ya quepertenece a todos. No le causa ninguna carga anadie, no le quita a nadie. No causa inflación dadoque está condicionado por la presencia actual o inmi-nente de los productos.

Nadie es engañado. Es el excedente de la pro-ducción, inmovilizado en el momento, lo que el divi-dendo propone distribuir. Rehusarlo es destruir lariqueza, establecer el reino de la pobreza frente a lacapacidad de producción abundante, mantener injus-tificadamente al consumidor en necesidad, a las fami-lias padeciendo, al trabajador desempleado, a laindustria en caos, al contribuyente en total desespera-ción, al gobierno en completo servilismo.

El dividendo y el individuoEl dividendo y el individuo

¿Qué efecto tendrá el dividendo sobre el individuo?

¿Qué efecto tendría en usted si estuviera por reci-bir, por correo, un cheque conteniendo $600.00 con elsiguiente mensaje: "La nación, enriquecida por suindustria, el trabajo de sus hijos y de su maquinaria, secomplace en ofrecerle a usted este dividendo, el mismoque está siendo enviado por correo a todos y cada unode los ciudadanos del país, para permitir la venta de laabundante producción y evitar el desempleo, la miseriay la parálisis de la industria."

¿Guardaría este dinero y dejaría su trabajo por unmes? ¿Se pondría verde de envidia al saber que todosy cada uno de sus vecinos recibieron la misma canti-dad? ¿Diría que el Gobierno es inmoral porque saca alos pobres de la miseria en vez de dejar que los produc-tos se desperdicien?

En vez de esto ¿no le agradecería a Dios porhaberle puesto en un país con una sociedad bien orga-nizada y bien administrada, rica en recursos naturales?¿No se volvería más apegado a su país y lucharía paracontribuir a su prosperidad? ¿No continuaría trabajan-do aún más afanosamente, como lo hace el trabajadorque acaba de recibir un aumento salarial porque sabeque las posibilidades de un dividendo dependen deldesarrollo de la producción?

Los buenos efectos que el dividendo tendría sobreusted se aplicarían también a los demás. La granmayoría de los que consideran la idea del dividendocomo perniciosa, son unos hipócritas u orgullosos quepiensan que, para ellos sería bueno, pero no así paraotros quienes, nacidos y criados en el pecado, sondemasiado licenciosos como para utilizar el dividendosabiamente.

permanece. La propiedad privada permanece asícomo las utilidades. El capital privado, que fue real-mente invertido, continúa generando dividendos razo-nables. El trabajo continúa generando salarios. Perolos herederos reciben su herencia anualmente.

Todos, jóvenes y viejos, ricos y pobres, emplea-dos y desempleados, enfermos y sanos, tienen dere-cho a este dividendo, ya que no es ganado por nadieen particular, porque todos los que han contribuidodirectamente a la producción ya han sido recompen-sados y porque los excedentes se deben únicamenteal activo cultural.

Este activo cultural es la propiedad común detodos. Si se le da un dividendo mayor a alguien, seestará favoreciendo injustamente a esa persona. Sino se le da a nadie, se está permitiendo que la pro-ducción se vaya a la basura o sea restringida frente alas necesidades que saltan a la vista y es entoncescuando tenemos la situación injustificable de pobrezaen medio de la abundancia.

¿Nada por nada?¿Nada por nada?

"¡Pero esto es dar algo por nada!" Alguien segu-ramente dirá.

Esto es distribuir las partes correspondientes dela riqueza que ya existe. Es otorgar a los miembrosde la sociedad un dividendo sobre el capital acumula-do por sus padres, capital que ellos mismos continú-an incrementando, para el beneficio de sus hijos.

Para concluir, leamos esta cita del gran filósofocatólico, Jacques Maritain:

"Creemos que, en un sistema (más social) dondeuna concepción de la propiedad fuera obligatoria, elsiguiente axioma ("nada por nada") no sería capaz desobrevivir. Muy al contrario, la ley de usus communis,nos llevaría a establecer que, por lo menos y sobretodo, en lo que concierne a los materiales básicos y alas necesidades espirituales de la persona humana,es propio de la gente el obtener, por nada, la mayorcantidad de cosas posibles…La persona humanasiendo servida en sus necesidades básicas es única-mente, después de todo, la primera condición de unaeconomía que no merece el calificativo de bárbara.

Los principios de tal economía deberían conducira una mejor comprensión del profundo significado yde la esencialidad de las raíces humanas de la ideade la herencia, de tal forma que…todos los hombres,al entrar a este mundo, pudieran efectivamente dis-frutar, de alguna manera, las condiciones de ser here-deros de las generaciones precedentes."

Un tesoro comunalUn tesoro comunal

Nosotros conocemos - al menos los que somoscatólicos - el dogma de la Comunión de los Santos.La Iglesia posee un tesoro espiritual abundante,hecho por los méritos infinitos de Nuestro Señor ypor los superabundantes méritos de la Virgen Maríay de los Santos.

La Iglesia no pone sellos sobre estos méritos. Nonos dice: "Estos méritos le pertenecen a quienes loshan obtenido, así que no los toquen. Existe una abun-dancia de excedentes infinitos, pero no son para uste-des. Ganen para sí mismos todo lo que puedan."

¡No! A través de las indulgencias, la Iglesia nosda acceso a su tesoro, bajo condiciones que estáncompletamente bajo nuestro alcance. Esto no signi-fica que todos somos iguales en méritos ante laIglesia, pero sí que todos tenemos un fácil acceso asu tesoro espiritual y que la Iglesia siempre se alegracuando hacemos uso del mismo. Mientras más hace-mos uso de este tesoro, más éste se incrementa por-que las almas se fortalecen y perfeccionan a sí mis-mas. Los productores de méritos - los Santos - reco-nocen que le deben su santificación a la Iglesia esta-blecida por Nuestro Señor y todos se alegran de vera sus compañeros beneficiándose del tesoro queellos han sido capaces de incrementar mediante sucontribución.

Podemos comparar este concepto con el deldividendo propuesto por el Crédito Social. No tomanada de los productores de los bienes; al contrario,acelera la oferta de sus medios de producción mien-tras contribuye al bien común.

Un sistema de abundanciaUn sistema de abundancia

La abundancia existe. Quienes aún no recono-

El dividendo y la familiaEl dividendo y la familia¿Qué significaría el dividendo para la familia - un

dividendo para su esposa y para cada uno de sushijos, así como para usted? ¿Traería la consternacióno la discordia a su casa? ¿Acaso no, por el contrario,todos juntos considerarían la idea de mejorar suscondiciones de vida, comprando algunos enseres queles resultaran útiles y que estuvieran necesitandodesde tiempo atrás?

Por fin podrían renovar su guardarropa, podríanobtener una mejor educación para sus hijos, desarro-llar al máximo sus talentos en el arte, tener energíaeléctrica en su casa, conseguir ayuda para no cansardemasiado a su esposa. Tendrían más tiempo paradedicárselo a la Iglesia, incrementar sus donativospara caridad, ya que un poco más de beneficios en lacasa no implica que seamos menos cristianos.Buscarían un mejor estilo de vida en lo que conciernea cultivar su mente y su espíritu teniendo acceso abuenas publicaciones y no limitándose a la vulgaridadque nos ofrecen los puestos de periódicos.

Mucho se ha dicho sobre el ingreso de la familia.El hombre casado, padre de muchos hijos, necesitaciertamente un mayor ingreso que un hombre soltero.Pero, aunque puedan ser iguales en cuanto a valorproductivo, ni uno ni otro pueden pedir diferentessalarios a sus patrones ya que de ser así el patrónúnicamente emplearía hombres solteros o con fami-lias pequeñas.

El dividendo arregla este problema, dado quecada individuo participa de él equitativamente. Elhombre casado, padre de seis hijos - la mayoría enedad temprana - sería capaz de obtener el mismoingreso que el soltero pero, mientras que éste últimoobtiene tan sólo un dividendo, además de su salario,ocho dividendos ingresarán en la familia que tieneocho bocas que alimentar. Estas son asignacionesfamiliares que no cuestan nana a nadie, al contrario,les ayudaría a todos, dado que permitiría que la pro-ducción avanzara a un ritmo total.

El dividendo y el granjeroEl dividendo y el granjero

El dividendo (agregado al descuento compensa-torio) permite la venta de los productos de la granjaa precios que le proporcionarán al granjero una ade-cuada utilidad para pagarle por sus esfuerzos. Sufamilia, con frecuencia extensa, se beneficiaría ade-más del dividendo obtenido para cada uno de susmiembros. Del mismo modo en que puede vendersus productos, puede adquirirlos de la industria.

Por fin el podría pensar en comprar implemen-tos que le hacen falta para su granja como; abono,ganado, etc.

Si este granjero es además un colono, puedeusted imaginarse lo útil que le resultará el dividendo.Quienes incrementan mediante su vida laboral, eldominio productivo de la sociedad, tienen cierta-mente un mayor derecho al excedente del sistemade producción.

El dividendo y el trabajadorEl dividendo y el trabajador

¿Qué efecto tendría el dividendo nacional en eltrabajador? Salvaguardaría su propia dignidad. Eltrabajador ya no estaría obligado a venderse a símismo por un sueldo de hambre; el hambre escla-viza al trabajador que tiene necesidad a las con-diciones impuestas por el explotador. Además,asegurándole la venta de los productos, el divi-dendo le permite al empleador remunerar a susempleados de mejor manera.

Es también por esta misma razón que eldividendo favorece la permanencia del empleo.No debemos dejar de considerar esto. Si lamáquina reemplaza al hombre en una inmensacantidad de procesos, aún queda mucho porhacer tanto para el desarrollo público como priva-do, al menos aquí en Canadá, para poder utilizarlas energías de nuestros empleados.

La seguridad contra una necesidad absolutaproporcionada por el dividendo le permite a cadauno el buscar ocupaciones que sean de su agra-do con lo cual todo el organismo social saldríaganando.

El dividendo es la fórmula para asegurarle acada miembro de la sociedad, a todos y cadauno, el derecho a las necesidades básicas de lavida, cuando hay abundancia para todos.

......continúa en nuestra próxima edición

enero - febrero 2005 “Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 9 †

Capítulo 14El Dividendo Nacional

Tan pronto como C.H.Douglas publicó sus pri-meros escritos sobre el

Crédito Social, los financieroshicieron todo lo posible para silen-ciar o distorsionar esta doctrina, yaque sabían que el Crédito Socialpondría fin a su control sobre lacreación del dinero. Cuando LouisEven empezó su difusión en elCanadá francés en 1935, una delas acusaciones lanzadas por losfinancieros fue que el CréditoSocial era socialismo o comunis-mo. Pero en 1939, los ObisposCatólicos Romanos de la provinciade Quebec nombraron a nueveteólogos para examinar este siste-ma a la luz de la doctrina social dela Iglesia Católica y dar su opiniónsobre si tenía tintes comunistas osocialistas. Después de una consi-derable deliberación, los nueveteólogos estuvieron de acuerdo enque el Crédito Social no tiene tintesni de uno ni del otro y que valíamucho la pena el prestarle unamayor atención.

Aquí está la traducción comple-ta del texto de los teólogos, repro-ducida de la edición del 15 denoviembre de 1939 de "La SemanaReligiosa" (La Semaine Religieuse)de Montreal.

RREPORTEEPORTE DEDE LALA COMISIÓNCOMISIÓN DEDEESTUDIOESTUDIO SOBRESOBRE ELEL SISTEMASISTEMA

MONETMONETARIOARIO DELDEL CCRÉDITRÉDITOO SSOCIALOCIAL

Nuestros lectores estarán interesados enleer las conclusiones alcanzadas, después deun serio estudio de los argumentos presenta-dos por ambas partes, por la Comisión nom-brada por los Obispos de Quebec encargadade examinar, desde el punto de vista católico,el sistema de Crédito Social y especialmentepara determinar si tiene tintes de comunismoo socialismo, ambos condenados por laIglesia Católica.

Esta Comisión presidida por el P. JosephP.Archambault, S.J. también incluyó a: Mons.Wilfrid Lebon, P.D., Can. Cyrille Gagnon, Can.J. Alfred Chamberland, P. Philippe Perrier, P.Arthur Deschenes, P. Jean BaptisteDesrosiers, P.S.S., P. Charles Omer Garant yP: Louis Chagnon, S.J.

1. La Comisión primero delimitó elcampo de estudio

a) No se trata del aspecto económico opolítico, esto es, del valor de esta teoría desdeel punto de vista económico y de la aplicaciónpráctica del sistema de Crédito Social en unpaís. Los miembros de la Comisión reconocenque no tienen competencia en estos campos,además, la Iglesia no tiene porque pronunciar-se a favor o en contra de asuntos "para los queni tiene el equipo ni la misión", como lo escribióel Papa Pío XI (Cf. Enc. Quadragsimo Anno).

b) No se trata de aprobar esta doctrina anombre de la Iglesia, dado que ésta "Nunca,en el campo social ni económico, ha presenta-do ningún sistema técnico específico, lo cualtampoco es su papel." (Cf. Enc. DiviniRedemptoris, n.34)

c) La única cuestión estudiada aquí es lasiguiente: ¿Está la doctrina del Crédito Social,en sus principios básicos, entintada del socia-lismo o comunismo condenados por la IglesiaCatólica? Y, de ser así ¿debe esta doctrina serconsiderada para los católicos como una doc-trina que no se puede admitir ni difundir?

d) El Estado, como se menciona en elpresente reporte, es considerado in abstracto,sin tomar en cuenta las contingencias quepueda sobrellevar.

2. La Comisión define al socialismo yhace notar lo que caracteriza a esta doctri-na a la luz de Quadragsimo Anno:

A) MATERIALISMO

B) LUCHA DE CLASES

C) SUPRESIÓN DE LA PROPIEDAD PRIVADA

D) CONTROL DE LA VIDA ECONÓMICA POR EL

ESTADO, EN CONTRA DE LA LIBERTAD Y LA

INICIATIVA PRIVADA

3. La Comisión pone en propuestaslos principios básicos del Crédito Social

"El objetivo de la doctrina monetaria delCrédito Social es darle a todos y cada uno delos miembros de la sociedad la libertad y laseguridad económica que el organismo socialy económico puede asegurar. Para tal fin, enlugar de reducir la producción al nivel delpoder de compra a través de la destrucción delos bienes o restricciones en el trabajo, elCrédito Social quiere incrementar el poder decompra al nivel de la capacidad de producciónde los bienes."

Propone para tal fin:

I. El Estado debe recupe-rar el control de la emisión deldinero y del crédito. Lo ejercitará através de una comisión indepen-diente con la autoridad requeridapara ello.

II. Los recursos materialesde la nación, representados por laproducción, constituyen la basedel dinero y del crédito.

III. En todo momento, laemisión del dinero y del créditodebe basarse en el movimiento dela producción, de tal forma que seconserve siempre un balance sanoentre la producción y el consumo.Este balance es asegurado, almenos en parte, por medio de undescuento, cuya tasa variaríanecesariamente con las fluctuacio-nes de la producción.

IV. El sistema económicoactual, gracias a los muchos des-cubrimientos e inventos que lofavorecen, produce una inespera-da abundancia de bienes, mientrasreduce, al mismo tiempo, la nece-sidad de la labor humana creandoun desempleo permanente. Unaimportante parte de la población esasí privada del poder para com-prar los bienes hechos para ella yno solamente para unos individuoso grupos. Para que todos tengan

una parte de la herencia cultural acumuladapor sus ancestros, el Crédito Social proponeun dividendo, cuyo monto es determinado porla cantidad de los bienes que serán consumi-dos. Este dividendo se le dará a cada ciuda-dano, independientemente de tener o no otrasfuentes de ingreso.

4. Ahora, debemos ver si hay algúntinte de socialismo en las propuestas arri-ba mencionadas

i. Concerniente al párrafo I: Esta pro-puesta no parece incluir ningún principiosocialista y, por consecuencia, no ser contra-ria a la Doctrina Social de la Iglesia. Esta afir-mación está basada en los siguientes pasajesde la Carta Encíclica Quadragesimo Anno:"Hay ciertas categorías de bienes de los queuno debe decir, con razón, que deben reser-varse a la colectividad cuando se llegue a unpoder económico tal que no sea posible, sinpeligro para el bien común, ser puestos al cui-dado de individuos particulares." Y la Encíclicacontinúa: "En primer lugar, entonces, se hacepatente que en nuestros días no sólo la rique-za es acumulada, sino que un poder inmensoy una dominación económica despótica estánconcentrados en las manos de unos pocos yque aquellos pocos son frecuentemente, nolos propietarios, sino únicamente los conce-sionarios y directores de los fondos invertidos,quienes los administran a su antojo. Estepoder se vuelve particularmente irresistiblecuando es ejercitado por aquellos quienes,debido a que tienen y controlan el dinero, sontambién capaces de gobernar el crédito ydeterminar su asignación, proveyendo, por asídecirlo, la sangre de vida al cuerpo económi-co en su totalidad, arrebatando el alma de la

El Crédito Social y la Doctrina Católica

10 † “Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 noviembre - diciembre 2004

UUnn EEssttuuddiioo ddeell CCrrééddiittoo SSoocciiaall EEllaabboorraaddoo ppoorr NNuueevvee TTeeóóllooggooss

posee en vistas del bien común, le da aúnmás derecho a esta nota y, por lo tanto, seadmite. La misma afirmación aplica al des-cuento del Crédito Social: ambas están basa-das en el principio del descuento en un siste-ma de cooperativa. Además, la cooperación,es tenida en alta estima por el Crédito Social.

El único control de la producción y el con-sumo que es necesario para la implementa-ción del Crédito Social es el control de estadís-ticas, que determina el asunto del dinero y delcrédito. Las estadísticas no pueden conside-rarse como un control real o limitante sobre lalibertad individual; son únicamente un métodopara recabar información. La Comisión nopuede admitir que el control estadístico requie-ra de la socialización de la producción o queéste tenga tintes de socialismo o comunismo.

Conclusión

La Comisión, por tanto, responde negati-vamente a la pregunta: "¿Está el CréditoSocial entintado con socialismo?" LaComisión no puede ver cómo los principiosbásicos del sistema de Crédito Social, comose explicó arriba, puedan ser condenados anombre de la Iglesia y de su Doctrina Social.La Comisión, sin embargo, quiere recordar alos católicos que el Crédito Social - cuyoaspecto puramente económico o político nofue juzgado aquí- sigue siendo una reformaeconómica, y lo que es más importante, esuna reforma de las instituciones a través de lacombinación de la gente que practica elmismo comercio en grupos vocacionales y derenovación moral, de acuerdo a las recomen-daciones explícitas del Papa Pío XI.

Estudio de algunas objeciones

La Comisión también estudió algunas delas objeciones que generalmente se presen-tan contra la precedente conclusión.

Primera objeción: El control del dinero ydel crédito necesariamente da derecho al con-trol de la producción, hasta su eventual socia-lización.

Respuesta: El control del dinero y del cré-dito no les quita a los particulares ni a las cor-poraciones la propiedad de las herramientasni bienes de capital, aunque esto implique,hasta cierto punto, un control indirecto de estaproducción. Este control indirecto que, por lomenos usualmente, debe ser ejercitado envistas del bien común, no tiene ningún carác-ter socialista, justo como el control racional dela producción ejercido por los bancos quepodría llamarse liberalismo individual.

Segunda objeción: El dividendo motiva laociosidad.

Respuesta: El Estado no emitirá dine-ro o crédito de acuerdo a su capricho,sino en base a los requerimientos expre-sados en las estadísticas de producción,que están íntimamente ligadas al trabajode los ciudadanos. Es más probable quealgunos se rehúsen a trabajar; pero nodebemos pensar que el dividendo auto-máticamente mantendrá a todos eterna-mente. Incluso, aún que el dividendo, alprincipio, pueda ser significativo para lle-nar la brecha entre producción y consu-mo, un continuo incremento en la produc-ción, debido al equivalente incrementoen el trabajo, será requerido para mante-ner el dividendo al mismo nivel.

Sin embargo, los Creditistas Sociales, no

producción, para que nadie se atreva a respi-rar sin su consentimiento."

El querer cambiar esta situación no es, portanto, contrario a la Doctrina Social de laIglesia. Es cierto que al darle derecho alEstado para controlar el dinero y el crédito, sele otorga una influencia considerable sobre lavida económica de la nación, influencia igual ala que es actualmente ejercida por los bancos,para su propio provecho, pero esta forma dehacer las cosas no encierra, en sí misma, nin-gún socialismo.

Con el dinero siendo solo un medio deintercambio en el sistema de Crédito Social,cuya emisión es estrictamente regulada porlas estadísticas de producción, la propiedadprivada permanece intacta; más aún, la asig-nación de dinero y de crédito podría inclusoser menos determinada por quienes lo contro-lan. El reservar a la comunidad el control deldinero y del crédito, no va, por tanto, contra laDoctrina Social de la Iglesia.

Santo Tomás de Aquino dice implícitamen-te en su Summa Teológica (Ética, Vol.5, Lec.4), cuando expresa que le corresponde a lajusticia distributiva - la cual, como es sabido,le concierne al Estado- distribuir los bienescomunes, incluyendo el dinero, a todos aque-llos que son parte de la comunidad civil.

De hecho, el dinero y el crédito han esta-do, en el pasado, bajo el control del Estado envarios países, incluyendo a los EstadosPontificios y continúan estándolo en elVaticano. Así que sería difícil ver en esta pro-puesta un principio socialista.

ii. Concerniente al párrafo II: El hecho deque el dinero y el crédito se basan en la pro-ducción, en los recursos materiales naciona-les, no parece tener ningún carácter socialis-ta. La base del dinero es un asunto puramen-te convencional y técnico. En la presente dis-cusión este punto fue acordado en principiopor varios oponentes.

iii. Concerniente al párrafo III: El principiode mantener un balance entre consumo y pro-ducción es sensato. En una economía verda-deramente humana y bien ordenada, el objeti-vo de la producción es el consumo y el últimodebe, ordinariamente, agotar al primero- almenos cuando la producción se hace, talcomo debe ser, para responder a las necesi-dades humanas. En cuanto al descuento cuyoprincipio es admitido e incluso, normalmentepracticado en la industria y el comercio, essolamente un medio para efectuar este balan-ce; esto le permite a los consumidores obte-ner los bienes que necesiten a menor costo,sin ninguna pérdida para los productores. Hayque notar que la Comisión no expresa unaopinión sobre la necesidad de un descuentocausado por una brecha que, de acuerdo alsistema de Crédito Social, existe entre la pro-ducción y el consumo. Pero si tal brecha exis-te, el querer salvarla a través de un descuen-to, no puede considerarse como una medidaentintada de socialismo.

iv. Concerniente al párrafo IV: El principiodel dividendo es también reconciliable con ladoctrina social de la Iglesia; además, puedeser comparado con el poder del Estado paraotorgar dinero. La Comisión no ve por quésería necesario para el Estado el poseer bie-nes de capital para pagar este dividendo;actualmente- aunque en sentido opuesto - elpoder para gravar impuestos, que el Estado

deberían poner tanto énfasis en el dividendo,especialmente, en el dividendo básico perma-nente, el cual no es esencial para el sistema;pero el principio en sí mismo no puede sercondenado.

Tercera objeción: El dividendo y aún eldescuento, privarían a los trabajadores de sussalarios y, a los productores de sus ganancias.

Respuesta: Esto podría ser verdad hastacierto punto, y siempre de manera indirecta, sino hubiera brecha entre producción y consumo.Pero el sistema del Crédito Social está basadoprecisamente en esta brecha, esta es una cues-tión puramente económica y técnica. De aquí,el dividendo no puede ser condenado a nombrede la doctrina social de la Iglesia. Además,parece que una brecha realmente existe entreel costo de alguna producción -pesca, recursosnaturales, etc.- y el costo del consumo.

Cuarta objeción: A simple vista, una fracede Douglas inspira cierta duda: "El dividendoprogresivamente desplazará sueldos y sala-rios." (Warning Democracy, p.34)

Respuesta: En los trabajos de Douglas, lapalabra "dividendo" no siempre tiene el mismosignificado. Douglas prevé aquí un sistemaeconómico completamente cooperativo. Asíes fácil entender que a los trabajadores coo-perativos no se les pagará con salarios, sinocon dividendos. En este caso, son, en ciertomodo, los propietarios del sistema de produc-ción.

Este reemplazo de salarios por dividendosno puede, por tanto, ser considerado comocontrario a la Doctrina Social de la Iglesia;especialmente desde que el Papa Pío XI, enQuadragesimo Anno admite la legitimidad deun orden en donde el contrato de sociedadcorregiría, en la medida de lo posible, el con-trato salarial. La cooperación es una forma decontrato de sociedad en la que el dividendotiende a reemplazar a los salarios normal yprogresivamente.

He aquí las palabras del Papa Pío XI:"Nuestro Predecesor (León XIII) cuya EncíclicaRerum Novarum, no sólo admite este contrato,sino que le concede gran espacio a su deter-minación de acuerdo a los principios de justi-cia. En el estado actual de la sociedad huma-na, sin embargo, consideramos aconsejableque el contrato salarial debería, en lo posible,ser modificado de alguna manera por un con-trato de sociedad, como ya se ha tratado devarias formas para beneficio tanto de los asa-lariados como de los patrones. De esta mane-ra los asalariados se vuelven socios en la pro-piedad o el manejo de las utilidades."

Es verdad que es difícil imaginar un siste-ma de cooperativa que haya alcanzado talpunto en que cada salario haya desaparecidopara ser reemplazado únicamente con losdividendos; sin embargo, esto no hace la hipó-tesis errónea. Más aún, la Comisión quiereseñalar que algunas expresiones de Douglas,sobre esta materia, son algo confusas. Sinembargo, este parecía ser su pensamiento, deacuerdo con los líderes del Crédito Social.

Estas objeciones no pueden, en opinión dela Comisión, invalidar el juicio previo, formula-do a partir de un punto de vista social católico.Permítasenos añadir que un estudio profundodel sistema, desde un punto de vista pura-mente económico, es esencial, debido a laimportancia del asunto en nuestros días.

El Crédito Social y la Doctrina Católica

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"Es necesario que nos demos cuenta de una vez delcúmulo de opiniones arbitrarias, deformaciones sustan-ciales y auténticas mentiras que gravitan sobre todo loque históricamente concierne a la Iglesia. Nos encontra-mos literalmente asediados por la malicia y el engaño:los católicos, en su mayoría, no reparan en ello, o noquieren hacerlo…

De esta firme convicción nace este presente artícu-lo que esperamos se convierta de inmediato en un ins-trumento indispensable para la nueva evangelización…

Afortunadamente, el Espíritu Santo nunca deja sinintrínseca protección a la Esposa de Cristo. Siempreestá activo, estimulando las antitoxinas necesarias bajodiferentes formas y a diferentes niveles.

El presente artículo es precisamente uno, en unaserie de documentos que presentaremos en nuestroperiódico regularmente. Trata de ser precisamente unode esos remedios providenciales para nuestros males:su aparición es una señal de que Dios no ha abandona-do a su pueblo…" 1

Los tesoros vaticanos… ¿Porqué la Iglesia tienetantos tesoros en el Vaticano mientras hay tantos pobresen el mundo?

Esta sencilla frase hace sufrir a muchos católicos.Se sienten mal al escucharla y no saben qué pensar,contestar, explicar… ellos mismos se quedan un tantoconfundidos. Analicemos un poco el asunto.

Lo primero es acotar el problema, cosa no fácil.

1. El cuestionamientoCon el asunto de las riquezas de la Iglesia, no es

claro qué es lo que se cuestiona o critica. Lo primero quese observa al analizar la cuestión es la falta de datos yacusaciones concretas. Estamos frente a un cuestiona-miento difuso, nada claro, sin datos. Porque nunca esclaro a qué riquezas se refiere, qué es lo malo de esasriquezas hipotéticas, quiénes son los culpables (porquelos pobres también son parte de la Iglesia), y exacta-mente cuál es la culpa, qué es lo que se espera que laIglesia debería hacer, etc.

A simple vista lo primero que se intuye es que se tra-taría de una acusación a la Iglesia de insensibilidad anteel problema de la pobreza: ¿cómo es posible que laIglesia viva con tantas riquezas cuando hay tantospobres en el mundo? Esta acusación se presentaríacomo hecho que desacreditaría a la Iglesia como tal: esdecir, una institución que vive semejante hipocresía(decir que ama a los pobres, mientras está llena deriquezas que no pone al servicio de los mismo no seríadigna de ser tomada en cuenta ni creída, ni aceptada.Ésta sería una de las mayores vergüenzas de la Iglesia,ante la cual no habría defensa ni explicación posible.

2. Lo real ¿De qué riquezas estamos hablando?Seamos serios, que alguien aporte datos. Si se da

por supuesto que en el Vaticano hay grandes tesorosque se diga ¿qué tipo de tesoros? ¿joyas, cuentas ban-carias…? ¿dónde están? ¿cuánto es su valor? Pero unocomienza a preguntarse, ¿acaso alguien considera a laIglesia como una institución millonaria? ¿Quién pensaría

encontrar Obispos en las revistas con listas de millona-rios tipo Fortune? ¿Tiene la Iglesia fines de lucro? ¿Dadividendos…? ¿Cotiza en bolsa?

La acusación, de entrada, sugiere cosas falsas: lavida lujosa del Papa, Obispos, Sacerdotes, etc., queserían quienes usufructuarían de esos tesoros. Afán delucro escondido bajo la excusa de la religión… Ademásestimula imaginaciones frondosas: al hablar de "tesoros"uno imagina cuartos llenos de lingotes de oro, cofres lle-nos de joyas, películas de piratas…

Pero en la realidad, ¿a qué "riquezas" se refieren?Basta que mires las pertenencias de la Iglesia que estána tu alcance -tu parroquia, tu catedral…- para no encon-trar cosas lujosas por ningún lado.

Los "tesoros" -como los llaman- son un tesoro cultu-ral, espiritual, histórico, pues se trata de iglesias, imáge-nes, cuadros, lienzos, cálices, ornamentos, … Esos"tesoros" no tiene ningún valor comercial, ni financiero.Están dedicados al culto divino en iglesias o expuestosen Museos que conservan el patrimonio cultural de dosmil años de cristianismo.

Riquezas VaticanasSolamente' dos datos -pequeños, pero significativos

e irrefutables- a propósito de las habladurías acerca delas habituales "riquezas de la Iglesia".

El presupuesto de la Santa Sede es decir, de unEstado soberano, entre otras cosas, una red de más decien embajadas, "nunciaturas" y todos esos "ministerios"que son las congregaciones, además de los secretaria-dos y un sinfín de oficinas-, ese presupuesto en 1989era, pues, igual a menos de la mitad del presupuesto delParlamento italiano. En resumen, tan sólo los diputadosy senadores que acuden a los dos edificios romanos (enotro tiempo Pontificios) de Montecitorio y PalazzoMadama cuestan al contribuyente más del doble de loque cuesta el Vaticano a los ochocientos millones decatólicos en todo el mundo.

Estos católicos ¿son muy generosos? No lo parece,dado que esos ochocientos millones de cristianos ofre-cen cada año a su Iglesia donaciones inferiores a lasque dan los dos millones de americanos miembros de laIglesia Adventista del Séptimo Día. Por no hablar de losTestigos de Jehová o de las demás sectas -la Iglesia dela Unificación de Sun Moon, por ejemplo-, las cuales dis-ponen de capitales que mueven e invierten en todo elmundo y que ponen en ridículo las "riquezas" delVaticano. Las únicas sin embargo, de las que se hablacon indignación.

A esos que se indignan se les escapa el detalle quesemejantes riquezas (a diferencia de lo que ocurre conlas nuevas sectas, iglesias y cenáculos que no dejannada por demás) se han puesto a trabajar a lo largo delos siglos con una "inversión" que dio, da y dará siempredividendos extraordinarios. Y a la "inversión" en arte sedebe la prosperidad de innumerables ciudades deEuropa, y sobre todo de Italia.

¿Qué sería Roma si sólo contase con esas escasasminas imperiales, si una serie ininterrumpida de Papasno le hubiese puesto encima las famosas y criticadas"riquezas" para crear el que tal vez sea el mayor conjun-to artístico del mundo, repartido por todos los barrios?Alguien debería recordar a políticos, periodistas y dema-gogos varios que se dedican a moralizar en Roma sobreel "dinero del Vaticano" que en esa misma ciudad casi lamitad de la gente vive de los ingresos del turismo surgi-do, precisamente, de gastar dinero "católico", siglo trassiglo, a favor del arte. Si -aquí como en cualquier otrositio- se reconoce al árbol por los frutos, hay que decirque tantos siglos de administración Pontificia de Roma,aún con sus sombras (pero no más graves que la mediadel tiempo) han dado como fruto dotar a la ciudad de uncapital capaz de producir una riqueza sin fin.

A propósito del dinero, la campaña de escándalocontra el ocho por mil del impuesto sobre la renta de laspersonas físicas que los contribuyentes pueden ponerlibremente a disposición de la Iglesia italiana ignora (opretende ignorar) cuál es el trasfondo histórico.

En 1860 los piamonteses, con, el fin de alcanzar (ybloquear) a Garibaldi en el sur, aprovechando para ani-quilar por la fuerza al nuevo reino, invadieron las regio-nes pontificias de la Romaña, las Marcas y Umbría. Detodas sus posesiones, a la Iglesia sólo le quedó el Lacio,que también se vio invadido y confiscado por los Saboyaen 1870. Todo esto fue considerado como una completay verdadera rapiña por los historiadores de derechointernacional, y por cierto que no todos católicos: seescandalizaron por la superchería hasta los grandesjuristas de la luterana Alemania de Bismarck. A estosiguió ese otro clamoroso abuso del secuestro y confis-cación de todos los bienes eclesiásticos italianos: desdelos monasterios a las instituciones benéficas, los cam-pos y las Iglesias mismas. Confiscación a la que, aten-ción al dato, no precedió ninguna indemnización.

Para intentar salvar la cara frente a la comunidadinternacional -y para dar una cierta seguridad a lasmasas católicas que representaban la enorme mayoría,silenciosa porque estaba excluida .del voto, de los súb-ditos del nuevo reino de Italia- inmediatamente despuésde la apertura de Porta, Pia, el gobierno de los liberalesaprobaba la llamada Ley de las Garantías (Guarentigie).Una ley que, reconociendo implícitamente que la con-quista sin ni siquiera declaración de guerra, de todos los.territorios de un Estado violaba el derecho de gentes,atribuía un "reembolso" al Papa, como soberano saque-ado. La suma se estableció como una renta de casi tresmillones y medio de liras-oro: una enormidad para unEstado como el italiano cuyo presupuesto era de pocoscentenares de millones de liras. Una enormidad queconfirmaba sin embargo la magnitud de la "rapiña" per-petrada.

Sin embargo, el Tratado de las Garantías no fueaceptado por ambas partes, pues era una ley unilateraldel gobierno saboyano: los Papas nunca la reconocieronni quisieron aceptar ni un céntimo de esa llamativa cifra.Para subvenir a las necesidades de la Santa Sede prefi-rieron confiar en la caridad de los fieles, instituyendo elÓbolo de san Pedro.

Sólo casi seis décadas después, en 1929, se alcan-zaron los Pactos Lateranenses, que incluían- un concor-dato y un tratado que regulaba también las relacionesfinancieras. El tratado restablecía el principio de aquel"reembolso" por la confiscación del Estado Pontificio yde los bienes eclesiásticos que el mismo gobierno italia-no de 1870 había juzgado necesario. Se estableció deese modo que Italia pagaría 750 millones al contado yque asumiría algunos gastos como el de una paga paralos sacerdotes "al cuidado de las almas". Esa paga sebasaba en parte en los créditos que la Iglesia vertía alEstado italiano, y en parte surgía de las nuevas funcio-nes públicas -como la celebración y el registro de matri-monios con rito religioso, que también poseían validezcivil- que los pactos atribuían a la Iglesia.

Así pues, las concesiones económicas de 1929,motivo de tanto escándalo por la polémica anticlerical,no eran un "regalo", el fruto de un favor "constantiniano",sino el abono (si bien, sólo parcial) de una deuda deriva-da de las expropiaciones del siglo XIX.

LA HISTORIA ESTA SEMBRADA CON HORRIBLESERRORES Y BLASFEMIAS, A MENUDO BIEN INTENCIONADAS

por UMP

12 † “Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 enero - febrero 2005

LAS RIQUEZAS DE

LA IGLESIA.

Un análisis objetivode una falsa acusa-ción que en nuestrosdias sigue causandoestragos a no pocoscatólicos

Si la Iglesia poseetesoros ¿por qué nolos vende y ayuda alos pobres?

En Amor a laVerdad y Amor ala Justicia

Los tiempos son realmente difíciles, ysobre el horizonte se levantan nubessombrías. Pero no tengáis miedo. ¡Lasfuerzas del bien son aún mayores! J.P. II(Discurso al Cuerpo Diplomático en el Vaticano, 16-1-1982)

"Si, respiraras objeciones antirreligiosas-como se respira el aire-,en el colegio, en la fábrica, en el cine, etc.

Si tu fe es un montón de buen trigo,vendrá todo un ejército de ratonesa tomarlo por asalto.

Si es un traje,cien manos tratarán de desgarrártelo.

Si es una casa,el pico querrá derribarla piedra a piedra.

Tendrás que defenderte:hoy de la fe sólo se conservalo que se defiende". (Albino Luciani [luegoPapa Juan Pablo I] )

familia. Conmovido, les dejó de regalo su anillo de Papa.¿Ustedes piensan que fueron lo suficientemente idiotascomo para venderlo por su peso en oro y comprarsecomida…? Es su tesoro, lo conservan en la capillita dela favela. Los pobres son pobres, pero no tontos…

¿Y qué pobre latinoamericano no se siente orgullo-so de sus basílicas? ¿Acaso preferiría vendérsela a losmusulmanes para que la transformen en una mezquita yque el fruto de la venta se reparta entre los pobres a losque tocaría quizá menos de un dólar a cada uno… paracomprarse un "chupete"? ¿Piensan que sería un buennegocio para los pobres?

Nunca he escuchado a un pobre quejarse de lasupuesta riqueza de su parroquia o capilla… en cambiolos he visto trabajar y sacrificarse duramente para mejorar-la. Son los que con más orgullo muestran sus "tesoros".

Además, la experiencia también enseña… En los´60 y ´70 hubo algunos sacerdotes que, quizá víctimasde esta acusación, vendieron imágenes, cálices, custo-dias… ¿Qué pasó con el fruto de su venta? Lo únicoclaro es que no existe más…

¿Alguien puede pensar que esos cálices estánmejor en vitrinas de las casas de los coleccionistas queen un altar de cualquier iglesia?

5. ¿Porqué la Iglesia tiene bienes?Yendo al fondo de la cuestión. ¿Cuál es el problema

de los supuestos tesoros vaticanos? ¿Es malo que laIglesia tenga bienes? ¿Qué conserve obras de arte?¿De dónde los saca? ¿A quien perjudica el tenerlos?¿Es acaso contrario a la enseñanza de Cristo?

En realidad no existe ningún problema. Basta recor-dar el elogio de Jesús a María Magdalena por haberderramado un perfume carísimo sobre sus pies y, a laviuda que puso todo lo que tenía como limosna al tem-plo. Es más, es lógico que necesite bienes materiales.Como no está compuesta sólo por Ángeles, para ense-ñar a la gente el camino al Cielo necesita edificios, biblio-tecas, computadoras, autos… Para dar culto a Diosnecesita templos, altares… Para ayudar a la piedadnecesita imágenes, libros… Para enseñar a las gentesnecesita escuelas, universidades… No parece que enestos dos mil años la Iglesia se haya dedicado a acumu-lar dinero: esos "tesoros" acumulados en dos mil añosde donaciones… son objetos de culto, etc. Normalmentequienes han cuidado de esos bienes han sido personasque vivieron voluntariamente la pobreza, que dejarontodo por seguir a Cristo, que no han tenido nada de patri-monio personal.

¿Qué bienes tiene la Iglesia? Los que juzga necesa-rios para el cumplimiento de su misión, que es de ordenexclusivamente espiritual.

Si lees la Sagrada Escritura descubrirás que la mag-nificencia del culto divino es un mandato que la Iglesiaha recibido de Dios. Tratando de dar a Dios cosas bue-nas… está siendo fiel a lo que su Señor le ha pedido.

La tan vapuleada riqueza está compuesta por cosasque no se guardan con avaricia, sino que se usan en elejercicio de la misión de la Iglesia. Por ejemplo, anual-mente por la basílica de San Pedro pasan cuatro millo-nes de peregrinos…, se celebran veinte mil misas, hayochenta ceremonias solemnes… de las que unas treintason presididas por el Santo Padre… O sea que tiene unuso bastante más intenso que la cancha de River… ¿Teparecería razonable vender la Pietá de Miguel Angel yponer en su reemplazo una copia plástico inflable, paraque la gente le rece?

Por otro lado los cuida, los usa y les saca el jugobastante bien. La Basílica de San Pedro tiene 500años… lo que mostraría que está bastante amortizada…que fue una idea genial hacerla con buenos materiales…que la hacen tan barata a largo plazo…

Por otro lado, la acusación parece sugerir una cone-xión entre las "riquezas" y la pobreza de los pobres.Pero, no hay relación alguna entre la belleza de laBasílica de San Pedro y la pobreza de una villa deBuenos Aires… Creo que es suficientemente claro quela primera no es la causa de la segunda. Por tanto noveo porqué conectar ambas cosas. Carece de sentidohacerlo. El problema es inventado, no es real.

Si se fuera coherente con el planteo, ¿porqué noponer también en tela de juicio al Islam y las mezquitas;el judaísmo y las sinagogas… y hasta el edificio del con-greso, la casa rosada, todos los museos, los McDonalds, shopping centers, el parque de la costa, losboliches… en fin, con todo lo que no sea un ranchomiserable?… Y comenzando por tu propia casa: ¿cómopuedes vivir ahí mientras haya gente que se muere dehambre? Este cuestionamiento carece de sentido.

¿Porqué podría estar mal que la Iglesia tenga tem-plos lindos? ¿Qué aportaría a la bondad de la Iglesia lafealdad y la pobretería?

La reciente revisión de los Pactos Lateranenses,obra del gobierno socialista encabezado por BettinoCraxi (y no democristiano, como podría esperarse),debería juzgarse desde esta perspectiva histórica. Enesa revisión, por otro lado, se supera el concepto, abso-lutamente legítimo a la luz del derecho internacional, de"reembolso" y se instaura el de la contribución voluntariade la que el Estado se limita a hacer de recaudador. Elfamoso "ocho por mil", pues, se enmarca en una coyun-tura más que centenaria de la historia italiana. Pero¿quién se acuerda de ella?

Pues sí: intentemos vender -a beneficio, qué sé yo,de los pobres negritos-los tesoros del Vaticano.Empecemos, por ejemplo, con la Piedad de MiguelÁngel, que está en San Pedro. El precio de salida, segúndice quien ha intentado aventurar una valoración, nopodría ser inferior a los mil millones de dólares. Sólo unconsorcio de bancos o multinacionales americanas ojaponesas podría permitirse semejante adquisición.Como primera consecuencia, esa maravillosa obra dearte abandonaría Italia.

Y luego, esa obra que ahora se exhibe gratuitamen-te para disfrute de todo el mundo caería bajo el arbitriode un propietario privado -sociedad o coleccionista mul-timillonario- que podría incluso decidir guardársela parasí, ocultando a la vista ajena tanta belleza. Belleza que,además, al dejar de dar gloria a Dios en San Pedro,daría gloria en algún búnker privado al poder de lasfinanzas, es decir, a lo que las Escrituras llaman"Mammona". Tal vez el mundo tendría un hospital másen el Tercer Mundo, pero ¿sería verdaderamente másrico y más humano?

3. ¿Una solución al problema de la pobreza?Desde el punto de vista económico…y si rematamos

todo ¿qué pasa?

Antes de entrar en el problema de fondo y demos-trar que estamos frente a un debate artificial y sin senti-do… detengámonos a considerar el tema desde el meropunto de vista utilitario: lo inútil de una supuesta ventadel Vaticano.

Porque el anónimo acusador insinúa que la Iglesiadebería deshacerse de todo… para el bien de lospobres… y de los millonarios que participarían del rema-te… Bueno, hagamos números. ¿Cuanto representa endinero todo lo contenido en el Vaticano? No tengo niidea… pero digamos ¿cien millones de dólares? ¿mil?¿diez mil?… ¿Qué es eso para el problema del hambreo del subdesarrollo? ¿Alguien de buena fe puede pensarque sería una solución real para los problemas de lospobres? Si se vendiera todo… ¿a cuántos ayudaríadurante un día? ¿serviría para algo? ¿No sería más bienun empobrecimiento inútil de la Iglesia … (lo que en rea-lidad estarían deseando los acusadores… aunque secontentan con sembrar desprestigio con argumentossentimentales y vacíos de valor racional)?

En realidad, desde el punto de vista económico, elsólo hecho de plantear el problema de las riquezas delVaticano es algo prehistórico, ya que hoy en día la rique-za no está dada por la propiedad de algunos terrenos opiezas de museo sino por marcas (¿cuánto valen loslogos de Mc Donald´s, Shell, Coca o Telefónica?), accio-nes en Bolsa, etc. Y de este género de riqueza -la quees real riqueza hoy- la Iglesia no tiene nada (ni siquieratiene la Biblia patentada…).

Cualquier Estado del mundo con un pequeño por-centaje de su presupuesto anual podría posiblementeaportar mucho más que la venta total de todo elVaticano, territorio incluido.

Además, el problema de la pobreza no se arreglacon una donación: es un problema de moral y requieredarle al pobre lo que por justicia le corresponde. Porejemplo, La deuda externa Argentina ha llegado a los250 mil millones… Si se tratara de vender todo lo queexiste en Argentina para pagarla… no alcanzaría… Estomuestra que nadie puede seriamente proponer que ven-diendo cuatro imágenes, tres iglesias y unos cuadros…se podría arreglar algún problema de pobreza.

Desprenderse de la tierra que contiene la propia his-toria y valores artísticos y culturales… no es un grannegocio para nadie. La pérdida del patrimonio culturalconduce a la pérdida de la propia identidad.

4. El patrimonio de los pobres …Además, contrariamente a lo que la acusación

sugiere, las supuestas riquezas de la Iglesia son patri-monio de los pobres, que lo sienten como suyo, porquerealmente lo son.

Un botón de muestra. Cuando Juan Pablo II hizo suprimer viaje a Brasil, después de una ceremonia salió delprotocolo, se metió en medio de una favela y visitó una

6. ¿Es necesaria la belleza? ¿la historia?Como los "tesoros" de los que se habla son básica-

mente artísticos y forman parte del patrimonio históricode la Iglesia, parece necesario plantearse si la belleza esbuena o mala, si tiene alguna función en la vida huma-na.

Definitivamente, la belleza mueve al espíritu. Elevadel materialismo… Hace un gran bien al alma. Rezarfrente a una imagen linda inspira, eleva el alma. Comocriaturas espirituales, el arte es una de las manifestacio-nes más altas del espíritu humano. Nos eleva y dignifica.

La historia es parte de nuestro ser: a través de laobra de quienes no precedieron -su arte, trabajo, etc.-entramos de alguna manera en comunión con ellos.Necesitamos permanecer unidos a nuestras raíces, anuestros antepasados en la fe… y el cuidado de lo quenos legaron cumple una misión muy importante al res-pecto.

Los museos vaticanos muestran que la Iglesia siem-pre ha fomentado la cultura y todas las manifestacionesdel espíritu humano, llegando a ser en ciertos casos lamejor protectora del arte, la ciencia y la cultura. La his-toria humana le debe mucho al respecto, ya que ha pro-tegido el patrimonio cultural de las ochenta generacionesque nos separan de la época de Cristo.

7. ¿Y en cuanto a la legitimidad de esaspropiedades…?

Parece al menos curiosa la pretensión de disponerde bienes ajenos. Es decir, ¿quién es el que critica yataca para decidir qué debería hacer la Iglesia con susbienes (bienes que evidentemente no pertenecen al acu-sador)? Porque en el fondo, los bienes que causan tantoescándalo son una propiedad legítima de una institucióncon dos mil años de historia. No han sido robados nisaqueados, como por otro lado sí lo han sido muchos delos tesoros históricos, artísticos y culturales de los másgrandes museos del Mundo como el Louvre, elBritánico… En este caso, han sido fruto de donacionesexplícitamente hecha para ese fin: gente que ha donadosus propios bienes para que fueran usados para el cultodivino, la educación, la formación del pueblo fiel, elSanto Padre, etc. Es decir, su legitimidad está fuera detoda duda.

8. Pero, al final, la Iglesia¿hace algo por los pobres?

Lo más curioso e insostenible de la acusación, es lainsinuación de inacción frente al problema de la pobreza.

Te desafío a buscar una institución que haya aporta-do tanto bien al mundo -y si quieres, en particular a lospobres- como la Iglesia Católica. Si bien su fin es espiri-tual -la salvación de las almas-, ninguna institución confines temporales podría haber representado tanto biendesde el mero punto de vista humano.

No nos olvidemos de quién "inventó" los hospitalesy universidades. Quién promovió la educación a travésde los siglos. Quién luchó contra la esclavitud. Quién seha dedicado a atender a los minusválidos, a los huérfa-nos, inmigrantes, moribundos, leprosos, chicos de lacalle… Quién atiende la mitad de los enfermos de SIDAque hay en el mundo…

Algunos datos. Veamos la contabilidad del objetodel ataque de las riquezas del Vaticano. El presupuestoanual de la Santa Sede es de 145 millones de dólares. Aesto se debe añadir el Ovolo de San Pedro: 60 millonesque se destina enteramente a obras de caridad y ayudaa necesitados. Es decir, estamos hablando de una insti-tución que destina el 29,26% de sus ingresos brutos sóloa obras de caridad… No contemos los millones de dóla-res que instituciones católicas (muchas pertenecientes aConferencias Episcopales) dan de ayuda al los paísespobres: Adveniat, Ayuda a la Iglesia Necesitada, ManosUnidas, y un largo etc.

Busquemos una institución que hoy haga más porlos pobres que la Iglesia Católica. ¿No parece una burlaesta crítica a la institución que -por lejos- hace más porlos pobres? La lista de las labores asistenciales de laIglesia Católica es realmente impresionante: miremosladespacio y pensemos un poco. Después saquemosnuestras propias conclusiones.

En resumen y como conclusión: el cuestiona-miento es ridículo.

Me parece que queda suficientemente demos-trado, que las supuestas riquezas del Vaticano, norepresentan ningún problema real ni amenazapara los pobres. Es más, que la tan mentada críti-ca es una burla. Una burla que no resiste el máselemental análisis racional. Usar a los pobrespara atacar a la Iglesia es, al menos, una broma demal gusto… Y más todavía que sea hecho porquienes nunca han hecho nada por los pobres…

..LAS RIQUEZAS DEL VATICANO

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1Del prefacio del cardenal Giacomo Biffi, arzobispo de Bolonia del libro LEYENDAS NEGRAS DE LA IGLESIA 2Eduardo Volpacchio

... El principio de igualdad y el principio de diver-sidad funcional. Por tener todos los hombres una mismanaturaleza, entre ellos existe una igualdad esencial ofundamental (RN, 30; GS, 29). Esto significa que todoslos hombres tienen el mismo valor y dignidad radicales,que dimanan de ser imagen de Dios e hijos suyos por lagracia. La Iglesia siempre ha defendido esta igualdadesencial (MM, 219 Y 220); en ella se funda la solidaridady hermandad entre los hombres y los pueblos (RN, 14 Y30; MM, 158); Y en virtud de ella todos los hombres tie-nen idénticos derechos fundamentales (GS, 29).

Esta igualdad esencial no es obstáculo para queexistan, a la vez, diferencias accidentales -o sea, que noafectan a la naturaleza ni a la igualdad esencial-, queson queridas por la providencia de Dios (RN, 13), con elfin de que exista una diversidad de funciones en relaciónal bien común (RN, 25). Pues así como hay cosas quecompeten a todos, en otras muchas ha de haber una dis-tribución de funciones (diversidad de oficios, de activida-des, etc.), para que resplandezcan mejor la solidaridadentre los hombres y las multiformes riquezas de la natu-raleza humana. Esta diversidad no puede suponer dis-criminación con respecto a los derechos fundamentales,porque éstos se fundan en la igualdad esencial (GS, 29).

Los derechos naturales de la persona humana.Uno de los rasgos de la persona consiste en ser dueña desí. Este dominio tiene dos facetas: una es el dominio quepor la razón y la voluntad ejerce sobre sus restantespotencias, dando lugar al acto libre y responsable; la otraes el dominio jurídico, esto es, la persona se presentaante los demás como titular de derechos y libertades -y dedeberes- en lo que se refiere a su ser y a las finalidadesnaturales que le son propias. Estos derechos (y deberes)se llaman derechos naturales, o también derechos funda-mentales (expresión muy usada por Juan XXIII), o dere-chos inalienables de la persona humana (según la termi-nología utilizada muchas veces por Juan Pablo II).

Estos derechos se suelen enunciar en términosgenerales, y corresponde a los juristas la tarea de elabo-rarlos científicamente. Los principales derechos funda-mentales son (MM, 11 a 27 y ONU -discurso de JuanPablo II a la XXXVI Asamblea General de la ONU el 2-X-1979-, 13):

Los derechos citados son "fundamentales" e "inalie-nables" en su generalidad, pero no son "absolutos", sinoque se encuadran en el bien común, y pueden cesar encasos concretos ante ese bien común (por ejemplo, lalibertad de expresión deja de ser un derecho si se quiereexpresar públicamente algo contrario al bien de losdemás: calumnias, incitación o apología del crimen, etc.).

III. LA SOCIEDAD

El origen de la sociedad. A partir del siglo XVIII seextendió por Europa -y, desde ella, a sus zonas deinfluencia cultural- la teoría del pacto social, reelaboraciónamplia de las tesis de algunos juristas medievales. Según

dicha teoría, el hombre no sería naturalmente social, sinoque la humanidad estaría al principio compuesta de indi-viduos aislados, cada uno de los cuales tendría en sí laplenitud de derechos. La sociedad habría sido el produc-to de un pacto (contrato social), por el cual los hombreshabrían acordado unirse en comunidad política.

Por este pacto, los hombres habrían hecho cesión ala sociedad de parte de sus derechos originarios, cuyaconjunción formaría el poder social; en consecuencia, elorigen de la autoridad social sería también el pactosocial. El fruto más directo de esta teoría fue entenderque la autoridad social no sería de origen divino (la auto-ridad no procedería de Dios) y que el principio de toda laordenación de la sociedad sería meramente humano.

La doctrina social de la Iglesia enseña que Dios hacreado al hombre para vivir en sociedad (RN, 35; QA,83; MM, 63; Pacem in terris -PT-, 78) y, en consecuen-cia, Dios es el fundamento de la sociedad misma. Porcreación, existe en el hombre la ley de la solidaridad, lacual exige una unión social, a la vez armónica y orgáni-ca (RN, 13 Y 18; QA, 90; MM, 158 Y 159).

Esta ley natural ordena al hombre a vivir en socie-dad, de suerte que sólo en ella puede alcanzar el plenodesarrollo de su personalidad (RN, 35; QA, 118; MM,60). El hombre es naturalmente socio de los demáshombres y a ellos está unido por el deber de amor y soli-daridad. Si bien las formas históricas de la sociedad obe-decen también a factores culturales humanos, el origende la sociedad es natural y, por lo tanto, divino.

La autoridad civil. Teniendo la comunidad origendivino -de ley natural- y llevando implícita, como todasociedad, la necesidad de la autoridad, se deduce que laautoridad civil tiene también su origen en la ley natural,en Dios (RN, 251; Irnmortale Dei -10-, 10; PT, 51); poreso, no es cierta la teoría de que el pueblo es la fuenteúltima del poder civil (PT, 78; Ubi arcano -VA-, 22; espe-cialmente, Summi Pontificatus -SP-, passim).

El origen divino del poder se encuentra revelado enRom.13, 1-4, entre otros textos de la Sagrada Escritura:''Todos estén sometidos a las autoridades superiores.Porque no hay autoridad que no provenga de Dios, ycuantas existen han sido establecidas por Dios. Demodo que quien desobedece a las autoridades, desobe-dece a la ordenación de Dios".

Esto no significa que los titulares del poder recibaninmediatamente de Dios -teoría del vicario o poder recibi-do directamente de manos de Dios-- sus poderes y facul-tades. Significa que la existencia misma de la autoridadprocede de la ordenación de Dios, esto es, del derechonatural. Por eso, el origen divino de la autoridad es com-patible con la tesis de que los titulares del poder reciben,de modo inmediato, la autoridad de manos de la comuni-dad política, a quien corresponde determinar las formasde gobierno, los modos de transmisión del poder y laspersonas que ejercen la autoridad (PT, 52 Y 74; GS, 74).

A la autoridad civil se debe obediencia y respeto, envirtud de la ley natural (SP, 71; VA, 32; Dignitatis huma-nae -DH-, 11). Se trata de un precepto que engendra undeber de conciencia grave (DI, 9 y 14; SP, 71; VA, 32).Esta obediencia a las autoridades civiles se basa en laresponsabilidad de cada uno, como persona, y, por per-tenecer al orden previsto por Dios, es un acto de acata-miento y homenaje al Creador (PT, 50).

Pero el deber de obediencia a la autoridad civil noes ilimitado, porque la autoridad tiene límites. Estos lími-tes están determinados por: a) el orden moral y el dere-cho natural; b) el bien común; y c) el orden jurídico legí-timamente establecido (GS, 74). Especialmente debetenerse en cuenta que, cuando el poder humano mandaalgo claramente contrario a la voluntad divina -al dere-cho divino natural y positivo-, el mandato es nulo(Diuturnum illud -DI-, 11), y lo justo en tal caso es noobedecer (Libertas praestantissimum -L-, 21), porquehay un evidente abuso de poder.

La razón de ser de la autoridad es el bien común (RN,26; PT, 98), en el que se basa la legitimidad de su ejercicio(ID, 2). Por eso, si se desvía del bien común, los mandatosde la autoridad pierden su obligatoriedad y constituyen tam-bién, un abuso de poder (SP, 43; PT, 47). De esa razón deser de la autoridad, se desprende que ésta tiene el deberde garantizar y proteger los derechos de todos, especial-mente de los sectores más deprimidos (RN, 27 Y 55)

Cuando la autoridad pública, rebasando su compe-tencia propia, oprime a los ciudadanos, éstos no debenrehuir las exigencias objetivas del bien común, que pue-den llevar a tolerar algunos males; sin embargo, les eslícito defender sus derechos y los de sus conciudadanoscontra el abuso de tal autoridad, guardando los límitesque señalan la ley natural y evangélica (GS, 74).

El bien común. La sociedad civil o comunidad polí-

tica no es un mero agregado de hombres, sino una ver-dadera sociedad o unidad orgánica. Como toda socie-dad, la comunidad política tiene como principio funda-mental de ser el fin al que todos deben colaborar. Estoexige de todos -autoridades y ciudadanos- una actitudde activa colaboración hacia el fin propio de la comuni-dad política; y a este fin, por ser común a todos, se lellama el bien común.

Por bien común se entiende la suma de aquellascondiciones de la vida social, mediante las cuales loshombres pueden conseguir con mayor plenitud y facili-dad su propia perfección (DH, 6); o sea, el conjunto deaquellas condiciones con las cuales los hombres, lasfamilias y las asociaciones pueden lograr más plena yfácilmente su perfección (GS, 74). El bien común consis-te sobre todo -aunque no únicamente- en el respeto delos derechos y deberes de la persona humana (DH, 6),de modo que en la época actual se considera que el biencomún estriba principalmente en la defensa de esosderechos y deberes (PT, 60).

Un criterio importante es que el bien común, aunqueabarca la producción de bienes y su fomento, no consis-te en la suma total de éstos, sino en su justa distribuciónentre los individuos, las familias (QA, 58 y 61; MM, 73,74 y 112), los diversos sectores (MM, 125, 127,147 y150) y las distintas naciones (MM, 153 a 160; especial-mente, Populorum progressio -PP-, passim).

La comunidad política no existe únicamente enrazón de los bienes materiales. Aunque es frecuente ennuestros días pretender limitar la finalidad de la sociedadcivil al desarrollo económico y social, el cristiano debetener presente que, además de los bienes materiales, elbien común abarca también la dimensión moral del hom-bre y, en general, las exigencias del espíritu (PT, 57 a59). De entre las diversas facetas del bien común, ladimensión moral tiene primacía (RN, 25; MM, 207 Y208); por eso, la llamada legislación permisiva es profun-damente contraria al bien común y ocasión de degrada-ción de la sociedad. En consecuencia, las leyes no sólodeben ser conformes a la moral, sino que deben ademásfavorecerla positivamente.

Respecto al bien común debe tenerse en cuenta sudimensión histórica las exigencias correctas del biencomún están en íntima relación con las condicionessociales de cada época; como éstas están sometidas acontinuos cambios, al mudarse, se mudan también lasexigencias del bien común (GS, 78). Por ejemplo, no soniguales las exigencias del bien común en tiempo deabundancia que en tiempo de escasez, etc.

La Administración pública tiene como finalidad dirigiry ordenar la actividad tendiente al bien común fomentary arbitrar los medios para alcanzar dicho bien; el biencomún es la ley suprema -además de la razón legitima-dora- del ejercicio del poder público. Pero el sector públi-co no es el único agente del bien común, pues éste, porser la finalidad de la comunidad política, constituye tam-bién tarea de todos los ciudadanos (RN, 25; MM, 96; PT,23; GS, 73; OA, 24). Todos deben tener conciencia de suresponsabilidad por el bien común, y es tarea urgenterenovar en todos esta conciencia.

La responsabilidad de los ciudadanos en orden albien común tiene como dos vertientes. Por una parte, esun deber ciudadano primordial -que obliga en concien-cia- intervenir, según las propias posibilidades, en lasdistintas esferas de la vida pública (PT, 74). Entre lasmanifestaciones de la pérdida del sentido de este deberestán el desinterés por la vida pública, el abstencionis-mo electoral, el fraude fiscal, la crítica estéril de la auto-ridad y la defensa egoísta de los privilegios a costa delinterés general (Pío XII, En ouvrant, 10).

Por otra parte, los ciudadanos, en la medida de susfacultades, han de dar a sus bienes -materiales y espiri-tuales- y actividades un sentido social, poniéndolos alservicio del bien común de las actividades culturales,benéficas, científicas, asistenciales, deportivas, etc., consentido social, promovidas por la iniciativa de los ciuda-danos. Este aspecto es un deber, al igual que el anterior.

La Doctrina social de la Iglesia ha insistido parti-cularmente -por ser el aspecto más frecuentementeolvidado- en la función social de la propiedad. Losbienes poseídos, en cuanto sobrepasan a la dignasustentación del propietario, deben destinarse poréste a actividades a favor de los demás, del biencomún; de lo contrario, se cae en el uso injusto delas riquezas. Esta doctrina, que tiene una clara raízevangélica (parábola del rico Epulón y del pobreLázaro), fue especialmente puesta de relieve por laPatrística y es una constante en la doctrina de losautores católicos.

GLOBALIZACIÓN Y NUEVA EVANGELIZACIÓN

14 † “Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 enero - febrero 2005

Significado de las Siglas - ver periódico No. 10

1) derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad dela persona;2) derecho a la integridad física y moral;3) derecho a los medios suficientes e indispensablespara un nivel de vida digno (alimentación, vestido,vivienda, descanso, asistencia sanitaria; serviciossociales);4) derecho a la seguridad en caso de enfermedad, invali-dez, viudez, vejez, desempleo y en cualquier eventualpérdida de los medios de subsistencia por circunstanciasajenas a su voluntad;5) derecho al debido respeto de su persona y a labuena reputación;6) libertad religiosa, de la conciencia y en el pensamiento;7) libertad de manifestar y defender las propias ideas(libertad de expresión), derecho a la cultura y a teneruna objetiva información de los sucesos públicos;8) derecho a la educación y, en relación con él, a la liber-tad de enseñanza;9) derecho a la libre elección de estado y derecho afundar una familia (el matrimonio);10) derecho al trabajo, a la libre elección del oficio o pro-fesión y al salario justo;11) derecho a la propiedad privada, sin excluir los bie-nes de producción (MM, 96);12) derechos de reunión y asociación;13) derecho a la huelga y libertad sindical (MM, 14);14) libertad de residencia, de circulación y de emigración;15) derecho a la participación activa en la vida pública;16) derecho a participar personalmente en la consecucióndel bien común;17) derecho a la defensa jurídica de los propios dere-chos; 18) derecho a la nacionalidad.

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candidato a Diácono, recordándole que no es orde-nado sacerdote, sino para el servicio de losObispos. Se invoca que venga sobre el candidato elEspíritu Santo de gracia, sinceridad, celo y diligen-cia para administrar a la Iglesia y traer los donesque se ofrecen por el Obispo o Sumo Sacerdote enel ofertorio de la Misa.

Ordenación de ObisposLa palabra Obispos (epíscopos) se refiere al

inspector, a la función presbiterial de regir y gober-nar la Iglesia de Dios. El Obispo es ordenado porla imposición de manos de sus compañeros obis-pos. La oración de consagración hace hincapié enla función pastoral de alimentar el rebaño y a lamisión estrictamente sacerdotal de perdonar peca-dos y de servir como el más alto sacerdote deDios. Se invoca a Dios que derrame en adelante elpoder del "Espíritu regio" que fue dado a Jesús yque otorgó a sus Apóstoles.

Ordenación de PresbíterosPerpetúa los Ministros que transmiten

la Vida Divina.

El Presbítero ó Sacerdote, es ordenado paraasistir al Obispo, como compañero y colaborador,y participar en el carácter sacerdotal del Obispo.Es ordenado por imposición de las manos de unObispo, el don invocado es el "Espíritu de gracia yde consejo, que debe participar en el presbiteradopara gobernar el pueblo con un corazón puro"

¿Sacerdote quien eres tú?"Eres la cumbre de todas las grandezas creadas"

El Sacerdote es un Ministro de Dios, llamadopor vocación hacer lo más posible semejante aCristo, el Pastor, Jefe y Esposo de la Iglesia, dis-puesto a darlo todo por la salvación de las almas,hasta dejarse comer en la generosa y diaria obla-ción. "Haced esto en conmemoración mía".

Es hermoso hablar del Sacerdote porque esgrande para todos los hermanos, pero mucho másgrande es para Jesús, el Eterno Sacerdote. Sialguien comprendiera la grandeza y la dignidad delSacerdote, ciertamente trataría de estar siemprecerca de él, porque permanecer con él significasentir el perfume de Cristo, estár cerca de otroCristo, sí, éste es el Sacerdote; la prolongación deJesús el Sacerdote, Rey y Profeta. El Sacerdotees un Mediador de Gracias.

Cada Sacerdote está configurado a Jesús en elEspíritu, está llamado a llegar a ser como El,viviendo a imitación de la vida de Jesús. "Con elSacramento del Orden el Sacerdote se configuracon Cristo Sacerdote como ministro de la Cabeza,con la finalidad de hacer crecer y edificar todo elCuerpo, la Iglesia, en calidad de colaboradores delOrden Episcopal", especifica la "PresbyterorumOrdinid" (12) del Concilio Vaticano II.

Nadie sobre esta tierra podrá penetrar elmisterio grandioso de la dignidad delSacerdote. La mayor parte de los fieles no hanpensado en la gloria sublime con la que hasido investido un Sacerdote en su ordenación.Por este motivo son pocas las personas queveneran al Sacerdote por su grandeza, ymuchas están listas a condenarlos, si cometen

La Institución del Sacerdocio se debe gracias aDios - Hijo, que quiso venir a la tierra para salvar alos pecadores. A este fin fundó la Iglesia, eligiendoa doce apóstoles y poniendo como Jefe de todos aSan Pedro, les dio este mandato: "Id por todo elmundo, predicad el Evangelio a toda criatura. Elque cree y se bautiza se salvará, y el que no creese condenará (Mc 16, 5-16). Los sucesores de losApóstoles son los Obispos y Sacerdotes, el sucesorde Pedro es el Papa, es decir el Vicario de Cristo enla tierra. Desde San Pedro a Juan Pablo II hanhabido 264 Papas. Jesucristo impuso a todos loshombres la obligación de obedecer a sus sacerdo-tes como a El mismo, pues les dijo: "quien a uste-des escucha, a Mí me escucha; y quien a ustedesdesprecia, a Mí me desprecia; y quien me despre-cia, desprecia al que me ha enviado" (Lc 10,16)

El Orden es el sacramento gracias al cual lamisión confirmada por Cristo a sus Apóstoles siguesiendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos:es, pues, el Sacramento del Ministerio Apostólico.

La Iglesia confiere el Sacramento del Ordenúnicamente a varones bautizados, cuyas aptitudespara el ejercicio del ministerio han sido debida-mente reconocidas. A la autoridad de la Iglesiacorresponde la responsabilidad y el derecho de lla-mar a uno a recibir la ordenación.

“Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobreuna cuestión de gran importancia, que atañe a lamisma Constitución Divina de la Iglesia, en virtud demi ministerio de confirmar la Fe a los hermanos (cf.Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene modo algu-no la facultad de conferir la Ordenación Sacerdotal alas mujeres, y que este dictamen debe ser conside-rado como definitivo por todos los fieles de laIglesia.” (Juan Pablo II, Carta Apostólica, 22 de mayo1994)

El Concilio confirma la existencia de un sacer-docio ministerial en la Iglesia, que debe su origena la Institución Divina y se ejerce en distintos órde-nes. Comprende tres grados: el Episcopado, elPresbiterado y el Diaconado (Lumen Gentium N¡ 28).Su definición formal incluye estos aspectos: larepresentación de Cristo en su Iglesia (SacrosantumConcilium N¡ 7; Lumen Gentium N¡ 21); participaciónen el Oficio de Cristo como mediador, pastor ycabeza (Presbyterorum ordinis N¡ 1; Lumen GentiumN¡ 28); poder de obrar en persona de Cristo cabe-za (Presbyterorum ordinis N¡ 2).

Ordenación de DiáconosLa palabra diácono, significa administrador, sir-

viente. En el Nuevo Testamento se usa con frecuen-cia para indicar el que sirve a la mesa. En el relatode la ordenación de los Siete en Hechos, el ministe-rio temporal de servir a la mesa es mencionado porseparado, a Esteban y Felipe, les fue dado ejercerel ministerio espiritual de predicar, testimoniar aCristo y de bautizar (cf Hch 6, 6-8; 7,60; 8,36-40).

Solo el Obispo extiende sus manos sobre el

una mínima equivocación. Todos debemos hon-rar y respetar a los sacerdotes porque es una mani-festación de nuestro respeto a Dios mismo. No olvi-demos que el Sacerdote sigue siendo un hombre,con sus limitaciones y defectos, que ciertamenteserán mínimos si conduce una vida evangélica ypenitente acompañada por una fuerte oración.

Grande es tu vocación Sacerdote, tal vez estan grande que no todos lo han entendido. Mira yadmira a un Santo Cura de Ars, a San Juan Bosco,a Padre Pío de Pietrelcina… Que maravillas deobras divinas han realizado! Tú también estás lla-mado a realizar grandes cosas pero hace faltaorar, orar mucho. Jesús busca la unión íntima con-tigo, con cada Sacerdote, sobre todo en el ofreci-miento de la Santa Misa. Que grande e inigualablecosa unirse con Jesús en su ofrecimiento al Padre,o mejor dicho, llegar a ser uno solo con Jesús enla Hostia Consagrada que se ofrece al Padre paraque tenga misericordia por los pecadores.

Los Ángeles quisieran estar en Tu lugar en laSanta Misa, porque Tus manos tocan a Dios,mientras ellos pueden adorar a Dios pero notocarlo. Tú, cada día permites al Verbo encarnar-se sobre el Altar. Jesús nace sobre el Altar comoen Belén nació del Seno de María, e inclusive dela divina Madre nació una sola vez, de tus manosnace cada día, cada vez que tú quieras.

La dignidad del Sacerdote rebasa también ladignidad de los Ángeles. Los Santos Ángeles soncriaturas extraordinarias y celestiales, pero ningunode ellos puede absolver los pecados a cualquierpersona, celebrar la Santa Misa y ser configuradocon Jesús en la Santa Misa como es un Sacerdote,a pesar de ser un pobre hombre, ignorado y senci-llo. Aunque los Ángeles ven cara a cara a Dios, elSacerdote es una criatura divinizada porque trans-mite espiritualmente a Jesús. Los Ángeles tomansiempre obediencia de Dios, pero el Sacerdoteordena cuando quiere que Jesús baje del Cielo y sehaga presente en el Altar en la Santa Misa.

Los Ángeles están exentos de pasiones, perouna cosa te envidian y quisieran realizar, sufrir poramor de Cristo Jesús. Tú eres Corredentor conJesús, mientras que ellos solamente pueden mirarextasiados tu diaria inmolación por amor a Dios,por la Iglesia Santa Católica y Romana, y por laconversión de los pecadores. Cuantas veces losÁngeles han deseado y siguen deseando poderimitar a Jesús en su pasión dolorosa y muerte tancruel, pero no pueden. En cambio un simple ybuen Sacerdote que ha comprendido a fondo elsignificado del sufrimiento expiador y corredentor,pide, acepta y ofrece con amor continuas pruebasdolorosas, sufrimientos espirituales y corporales,incomprensibles prolongadas agonías del Espíritu.Nadie crea que es un simple sufrimiento la agoníadel Espíritu: que la experimente y sin la Gracia deJesús no podrá resistir. Pero, que grande es elSacerdote delante de Dios! Es una estrella que bri-lla con una maravillosa luz, que ilumina las tinie-blas, a las conciencias contaminadas y cambiacorazones podridos por la lepra del pecado.

San Ignacio mártir escribía: "El sacerdocio esla dignidad suma entre todas las dignidades crea-das". Y es por esta razón que San Dionisio llama alSacerdote "Hombre divino" para él, el sacerdocioes "dignidad divina". Ha sido el mismo Señor quedijo a los Apóstoles que el Sacerdote tiene que sertratado como a El mismo: "quien a vosotros escu-cha, a Mí me escucha. Quien a vosotros desprecia,a Mí me desprecia" (Lc. 10,16).

SACERDOTE PARA LA ETERNIDAD

enero - febrero 2005 “Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 15 †

"LO HA JURADO EL SEÑOR Y NO HA"LO HA JURADO EL SEÑOR Y NO HADE ARREPENTIRSE: TU ERESDE ARREPENTIRSE: TU ERES

SACERDOTE PARA SIEMPRE, A LASACERDOTE PARA SIEMPRE, A LAMANERA DE MELQUISEDEC". MANERA DE MELQUISEDEC". SalmoSalmo

109, 4.1109, 4.1

I PARTE

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por A. A.

El sacramento del orden lo reciben aquellos que sesienten llamados por Dios a ser sacerdotes paradedicarse a la salvación eterna de sus hermanos loshombres. Esta ocupación es la más grande de laTierra, pues los frutos de sus trabajos no acaban eneste mundo, sino que son eternos.

"Antes de haberte formado yo en el senomaterno, te conocía, y antes que nacieses, te

tenía consagrado..." (Jeremías 1,5)

El artículo fue titulado "ElPeor Pecado." Una historia verdaderacontada al Rev. Padre ErnestoLarsen, que se publicó en 1964 en laRevista Estrella.

Esto es lo más bajo en que unhombre puede caer: Ver a Dios viviren el mundo, creer que existe, com-prender que El es bueno, el BienSupremo, del cual todo lo bueno esnada más un reflejo. . . y odiarlo poresta misma verdad.

"Mi pecado no fue de fragilidad oignorancia. Conocí a Dios y lo odiaba,y trataba de destruir cada rastro de Elen el mundo. Aquí comienza mi histo-ria, la de un terrible corazón, queobraba la maldad nada más porquesí. Soy mexicano. Pero eso no tieneimportancia. Hay hombres como yoen cada nación del mundo, hombrescomo yo que fueron a las escuelas denuestra organización secreta, paraestudiar la filosofía y teología.Estudiamos hasta que nuestra sabi-duría igualaba a la de los sacerdotescatólicos. Pero nuestro propósitono fue amar por medio del entendi-miento, sino de destruir por mediode la sabiduría. Créanme ustedesque conocen poco de nosotros, nues-tra organización es cabal y los pro-ductos de estas enseñanzas son hom-bres bien instruidos en la religión delmal. Nuestro único fin era de robar delos hombres la sabiduría más necesaria, y eso es:lo que los hace amar a Dios.

"Mi parte fue grande en la RevoluciónMexicana de 1920. Los católicos del mundo mal-decían al Jefe de este gobierno nuevo que hacíacarnicería de la Iglesia en México, Plutarco ElíasCalles. La maldición fue mal dirigida, pues noso-tros éramos la fuerza detrás de él. Nuestra organi-zación hacía que la gente se rebelara. Prendimosla antorcha de odio y la sostuvimos prendida. ¿Porqué? ¿Porque favorecíamos a este hombreCalles? ¿Porque queríamos su forma de gobier-no? ¡No! Una sola cosa nos movía, y esto era:¡guerra, dolor y sufrimiento!

"La gente de México, en su mayoría, era igno-rante. Regularmente un grupo de nosotros, teólo-gos amaestrados, nos infiltrábamos en sus pue-blos para destruir su fe. Sus pobres mentes notenían comparación con las enseñanzas de SantoTomás que nosotros conocíamos perfectamente, ypervertíamos ante ellos. ¡Qué fácil fue convencer-los de que era estupidez pensar que una mujer lla-mada "María" era realmente la Madre de Dios, ¡ymenos una Virgen! Donde quiera que íbamos,María era burlada, y si no podíamos engañar a lagente, los matábamos. Parece tan increíble que nose puede ni imaginar. Pero desde los torcidos añosnegros de mi vida pasada. . . ¡Juro que es cierto!

"Muchos años después, cuando por fin hice lapaz con Dios, el sacerdote fue forzado a preguntar-me cuánta gente había matado. Acordándome delos pueblitos abandonados, los montones de cuer-pos destrozados, los lamentos de las viudas y loshuérfanos. . .me dio vergüenza, y tuve que contes-tar: 'Padre, ¿no puede saber usted cuántos hom-bres puede matar uno con una ametralladora?'

"Nuestro celo en esta enfermedad nos empuja-ba adelante. Los niños en aquel tiempo rara vezgozaban de un dulce. Por eso nos era fácil conven-cerlos de que nos vendieran la Hostia después decomulgar. ¡Era el precio por un dulce!

"El número de misas negras que atendí erainnumerable. Hay una maldad en este mundo que

la gente no puede imaginar. La persona que nuncaha oído el canto malvado ni mirado los ojos dequienes están tan cerca de Satanás, no puedeentender lo que es ver a Dios, creer en El, y odiar-lo por ser Dios.

"Después de destruir la Hostia atacamos a loselegidos de Dios. Innumerables fueron los sacer-dotes y las monjas que destrozamos. Un parche dela sotana de un sacerdote o unas cuentas de rosa-rio de una monja eran los distintivos que nos hací-an miembros de esta hermandad malvada. No esque odiábamos a las personas por quienes eran,sino por lo que eran; viviendo una vida dedicada aDios nuestro enemigo.

"Parecía que no había fin a la oscuridad demi vida. Yo era un hombre puesto contra símismo, un arroyo matándose para ir siemprehacia atrás. ¡Hasta. . .Guadalupe!

ELEL MILAGROMILAGRO"Es conocimiento común que durante la revolu-

ción unos fanáticos pusieron dinamita ante el vidrioque encerraba la tilma de Juan Diego, en laCatedral de la Ciudad de México. Impreso en latilma está el retrato de Nuestra Señora deGuadalupe. La dinamita estalló, torciendo y vol-viendo un nudo una cruz de metal que se hallabadelante de la Santa Imagen. Pero el vidrio no sereventó. La explosión no causó más efecto al cua-dro milagroso que lo que una brisa hubiera causa-do. ¡Yo lo sé! !Yo estuve allí!

"Esto causó el cambio de toda la revolu-ción. Era la Virgen Pura, volviéndose a noso-tros. Pero no sólo Ella. En algunos lugares,unas madres de familia que no podían entenderesta vida satánica que nosotros llevábamos,enseñaban a sus hijos a pedir por los pecado-res. Les decían de la Comunión de los Santos,en la cual se contiene no sólo el gozo y amor delos que están cerca de Dios, sino también eldolor y compasión por los que no lo están.Porque si hay una Comunión de Santos paraesta gente buena, hay una comunión de peca-dores por los hombres como yo.

"Empecé a entrar en la Iglesia. Nofrecuentemente y ni para rezar; era por-que sentía un dolor en mi ser vacío queme empujaba allí. En este tiempo mi pro-pia madre, quien había rezado por mí eneste invierno oscuro, me enseñó estaoración: “Dulcísima Madre, no Tevayas lejos, sino vente conmigo atodas partes. No me dejes solo.” Larecé varias veces para complacer a mimadre, y después quise olvidarla. Nopodía; por alguna razón la oración estabapegada en mi mente. En cada momentodel día me encontraba rezándola cuandono me ocupaba en otra cosa. Resultóuna guerra desesperada y la cual nopodía soportar, pues yo luchaba por lacausa del mal.

"Antes de entrar en la batalla contraDios, me hallaba rezando esta oración.

"Yo estaba volviéndome loco.Andaba por las calles con la sangre delos hombres en mis manos y el saborde la Hostia negra en mi boca, rezan-do a la Virgen que había negado. Yolloraba, y corría. . .y huía. Y siempre laoración se repetía en mi mente: 'Nome dejes solo.'

"Como última esperanza, viajé a losEstados Unidos donde nuestra organiza-ción tiene uno de sus más grandes san-tuarios. En este templo, donde solamen-te los oficiales más grandes de la her-mandad pueden entrar, hay una serpien-

te de piedra; esta serpiente es adorada como dios.

"No piense el lector que tal barbaridad y primi-tiva práctica idolátrica no puede existir en laAmérica Cristiana, ¡Yo lo he visto! Y no sólo esto,sino que he oído a esta serpiente hablar con vozhumana dando direcciones para la destrucción delamor de Dios en el mundo, ¡Satanás mismo! ¿Porqué no puede existir esto? Los Santos que llevanuna vida extraordinaria por amor de Dios, se comu-nican con El como los hombres ordinarios no pue-den hacerla. ¿Por qué los hombres que se dedicanal culto del demonio no pueden comunicarse con élcomo las personas ordinarias no lo pueden imagi-nar?

"En mi regreso para los Estados Unidos, forza-do por algo que no sé explicar, puse estas palabrasa la música de una canción popular mexicana: 'LaBorrachita': . . “Madrecita, voy a irme de tuSantuario. Te quiero tiernamente. Yo sé que mequieres también. Madrecita me voy. . .no Te olvi-daré. En el fondo de mi corazón Te amaré siem-pre.”

"Hombres en China, ó Rusia, ó Polonia, creoque estaban rezando mucho por mí. Alguien esta-ba rezando, pues yo cambiaba, tenía que cambiar.Mi mente y alma no podían soportar la pena, nopodían profanar lo que amaban. Salí de México.

"Si mis antiguos maestros me encontraran, mematarían. Todavía viven, están en algún lugar.Torcidos, hombres mudos, porque no son ellosmismos más que dolor y odio, no pueden trabajarni desear nada bueno para el mundo. Estos sonlos hombres que necesitan amadores de veras,grandes amadores. Necesitan encontrar a laSantísima Virgen, así como yo la encontré, pormedio del amor y oraciones de alguna personapidiendo por la conversión de los pecadores.

"Yo duraré el resto de mi vida reparando el malque he hecho, haciendo desagravio. Pasaré losdías que me quedan rogando a Dios que recom-pense a los que me volvieron a la vida de laGracia." Así sea.

Editado por U.M.P.

¡ASI AMA LA MORENITA DEL TEPEYAC! ¡ASI AMA LA MORENITA DEL TEPEYAC! "Hijo mío, no te aflija cosa alguna. ¿No estoy aquí que soy tu Madre?"Hijo mío, no te aflija cosa alguna. ¿No estoy aquí que soy tu Madre?

¿No estás bajo mi amparo? ¿No soy Yo vida y salud? ¿No estás en mi¿No estás bajo mi amparo? ¿No soy Yo vida y salud? ¿No estás en miregazo, y corres por mi cuenta? ¿Tienes necesidad de otra cosa?regazo, y corres por mi cuenta? ¿Tienes necesidad de otra cosa?

16 † “Michael” Journal: 1101 Principale St., Rougemont QC, J0L 1M0, Canada, Fax:(450)469-2601"Peregrinos de San Miguel Arcángel" - Casilla Postal 17-21-1701 Quito-Ecuador, Tel.: 099 707 879 enero - febrero 2005

!VIRGEN DE GUADALUPE, EMPERATRIZ DE AMERICA¡!VIRGEN DE GUADALUPE, EMPERATRIZ DE AMERICA¡