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istemas electorales y partidos políticos Díeter Nohlen

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istemas electorales y 

partidos políticosDíeter Nohlen

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Se c c i ó n   d e   O b r a s  d e   P o l í t i c a  y  D e r e c h o

SISTEMAS ELECTORALES Y PARTIDOS POLÍTICOS

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DIETER NOHLEN

SISTEMAS ELECTORALES

Y PARTIDOS POLÍTICOS

ifl AHIYEISAHO

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓ NO M A DE M ÉXICO

FOND O DE CULTURA ECON ÓM ICA

MÉXICO

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Primera edición, 1994

Este libro forma parte del proyecto editorial

del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la u n a m

D. R. © 1994, Un iv e r s id a d   Na c io n a l  Au t ó n o m a  d e  Mé x i c o

Instituto de Investigaciones Jurídicas, Departamento de PublicacionesCircuito Maestro Mario de la Cueva, Ciudad Universitaria; 04510 México, D. F.

D. R. © 1994, Fo n d o  d e  C u l t u r a  Ec o n ó m i c a , S. A. d e  C. V.

Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F.

ISBN 968-16-4307-0

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INDICE

Prólogo............................................................................................... 7

I. Concepto, importancia y función de las elecciones......................   9

Concepto de elecciones ...............................................................   10

Im portancia de las e lecc io n es.................................................... 12Elecciones en las democracias occidentales, 12; Elecciones en dictadurastotalitarias, 13; Elecciones en sistemas autoritarios, 14

Funciones de las e le cc io n es ........................................................ 15

Funciones de las elecciones competitivas, 15; Funciones de las eleccionesno competitivas, 17; Funciones de las elecciones se mi competitivas, 17

II.  Derecho electoral: requisitos, desarrollo y consecuencias de la exten

sión del sufragio democrático............................................................ 19

Sociedades industria les o cc id en ta le s ........................................ 19Principios del derecho electoral, 20; Proceso de imposición del sufragiodemocrático, 23; Causas y consecuencias de la ampliación del derechode sufragio, 27

América Latina............................................................................... 29

III. Sistemas electorales y sistemas de partidos políticos: una introduc-

ción al problema con carácter orientador ........................................ 34Conceptos b á s ic o s .......................................................................   34

Aspectos fundam entales y enfoques de investigación de los

sistemas electorales .......................................................................   35¿Qué importancia tienen los sistemas electorales?, 35; ¿En qué sentido

operan los sistemas electorales?, 36; ¿Cómo han de valorarse los efectosde los sistemas electorales?, 37

Sistemas de p a r tid o s ...................................................................   38Concepto e importancia, 38; Enfoques de investigación y tipologías, 39;Valoración, 43

Análisis comparativo de sistemas electorales: objetivos ge-nerales y enfoques del presente e s tu d i o ................................  45

IV. Sistema electoral: elementos particulares y efectos de los sistemas electorales  ............................................................................................... 47D istribución de circunscripciones electorales . . . . . . . 47

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406 ÍNDICE

Representación igual o desigual, 48; Gerryiruindering,  50; Tamaño de lascircunscripciones electorales y efecto proporcional, 52; Distribución re-gional de las circunscripciones con tamaños diferentes, 58

C an d id a tu ra ................................................................................... 61

Procedimientos de v ota ción.......................................................

  62Conversión de votos en e sc a ñ o s ................................................ 64Barreras legales, 65; Fórmulas para convertir votos en escaños, 66; Pro-cedimientos del divisor, 67; Procedimientos del cociente electoral, 69; Elsistema de proporciones matemáticas (Hare/Niemeyer), 73; Niveles deconversión de votos en escaños, 76

Glosario de otros conceptos de sistemática electoral y deanálisis e le c to ra l...........................................................................   78Voto doble, 78; Votesplitting(voto cruzado), 79; Voto simultáneo, 79; Bal- lotagc, 80; Exceso de escaños, 80; Sesgo (bias), 80; Sioing, 81; VoíatiUty, 82

Resumen y conclusiones para el análisis de sistemas elec-torales y sus efec tos.......................................................................   84

V.  Representación por mayoría y representación proporcional  . . . . 86Problem as de de finición y clasificac ión.................................... 87Fórmulas decisorias y principios de representación . . . . 92¿Qué significa representación por mayoría y representación p ro p o rc io n a l?

...............................................................................  94

Consecuencias p ara la valoración y el análisis de los sistemaselectora les....................................................................................... 99Tipos de sistemas de representación pro po rciona l....................102Efectos políticos de las fórmulas de d e c is ió n ............................105Efectos políticos de la fórmula mayoritaria, 105; Efectos políticos de lafórmula proporcional, 106; Comparación de los efectos políticos de “ma-yoría" y “proporción” como fórmulas de decisión, 107

Efectos de la representación por mayoría y la representación proporcional como principios de re p rese n ta c ió n................110Comparación de los efectos políticos de la representación por mayoría y la representación proporcional............................111Ventajas teóricas de la representación por mayoría y de la proporcional,112; Comparación empírica de los sistemas electorales, 115

Condiciones de éxito de la representación po r mayoría . . 117

VI. Comparación de los sistemas electorales..............................................122Los países occidentales in d u str ia liz a d o s....................................122Sistemas de representación por mayoría, 123; Sistemas de representa-ción proporcional, 124

América Latina....................................................................................129

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Elecciones presidenciales y parlamentarias: su interrelación, 131; Sistemas electorales presidenciales, 132; Sistemas electorales parlamentarios,137

*

VIL Sistemas electorales individuales (porpaíses)................................

150Im po rtancia del análisis de sistemas electorales individuales 150Gran Bretaña (el sistema de pluralidad o anglosajón) . . . 154

ÍNDICE 407

Distribución de las circunscripciones electorales, 155; La extensión delderecho de sufragio y sus efectos políticos, 157; Relevo de los liberales

 por el Labour Party y el desarrollo de un bipartidismo, 162; Competenciade partidos en un sistema bipartidista, 167; ¿Ruptura del sistema bipartidista?, 168; Debate y perspectivas sobre reforma, 171

Francia (sistema de representac ión por mayoría absoluta) . 174

Sistema de representación por mayoría absoluta bajo la III República,178; El sistema electoral: fórmula para el poder. 179; El sistema de mayoría absoluta en la V República, 183; Las reformas electorales de 1985 y1986: ¿flexibilización del sistema bipolar de partidos?, 188

Alemania: República de Weimar (representación proporcional p u r a ) ................................................................................... 195El sistema proporcional del método automático, 196; Efectos de la re

 presentación proporcional pura, 196; Tesis sobre la culpabilidad de larepresentación proporcional en la caída de la República de Weimar, 199

República Federal de Alemania (represen tación proporcional pe rson al izada ) ....................................................................... 200La representación proporcional personalizada y las reformas electorales1949-1985, 200; Desarrollo del sistema de partidos y el factor sistemaelectoral, 203; Barrera legal, 207; Voto doble, 211; Exceso de escaños,215; Validez y valoración de la representación proporcional personalizada, 217; Clasificación del sistema electoral alemán, 218; Debate e iniciativas de reforma, 219; La unificación de Alemania: cambios y permanencias 222

España (sistema de representación proporcional en circunscripciones plu rinom ina íes variab le s)........................................224Descripción del sistema electoral, 224; Efectos de la representación pro

 porcional en circunscripciones plurinominaíes variables, 225; Valoración y debate sobre la reforma del sistema electoral, 227

Irlanda; Single Transferable Vote (voto único transferible) . . 230Procedimiento de votación y de cómputo de votos, 230; Efectos de ladistribución de las circunscripciones, 232; Efectos del procedimiento devotación como consecuencia de acuerdos electorales, 235; Iniciativas de

reforma, 236Chile (sistema binominal)...................................................  ....  . 238Los sistemas electorales tradicionales, 239; Fragmentación y polarizaciónen el sistema de partidos, 240; Los sistemas electorales de la redemocratización, 241

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408 INDICE

México (sistema segm entado m ay o ri ta r io ) ............................242Las reformas del sistema electoral en el contexto mexicano, 243; La evolución del sistema electoral, 244; El sistema electoral según la reforma de1989/1990, 247; El sistema mexicano en comparación, 248

Uruguay (sistema de voto simultáneo o de le m as)................

249Los rasgos fundamentales, 249; Origen y evolución del sistema electoral,251; La clave del funcionamiento del sistema electoral, 254; Resultados yefectos del sistema de votos simultáneo. Ventajas y desven tajas, 255; Eldebate sobre la reforma electoral, 260; ¿Es “exportable” el sistema electoral uruguayo?, 263

Costa Rica (sistema proporcional de circunscripciones plu-rinominales v a r ia b le s ) ............................................................... 265

Los sistemas electorales para presidente y parlamento, 265; El sfilit-voting (voto cruzado), 266; El debate sobre la refonna electoral, 267

Brasil (sistema proporcional de circunscripciones plurinomi-

nales variables y voto n o m i n a l ) ................................................267Los sistemas electorales para presidente y parlamento, 267; Evaluando larepresentación política, 271

Perú (sistema proporcional y voto de preferencia) . . . . 273El sistema electoral presidencial, 273; Elecciones parlamentarias, 275; Elvoto preferencial, 276; Alternancia y crisis política, 280

Venezuela (sistema proporcional personalizado) ................281Los sistemas electorales tradicionales, 281; El split-voting (voto cruzado),282; El sistema proporcional personalizado, 284

República Dominicana (sistema proporcional y voto dearrastre )........................................................................................... 286Los sistemas electorales vigentes, 287; El debate sobre la reforma electoral, 288

Sistemas electorales nacionales para las elecciones al Parlam ento Eu ropeo (hacia la unificación del sistema electoral) 289Condiciones legales y desarrollo, 289; Sistemas electorales para la elección del Parlamento Europeo en los países miembros, 290

Perspectivas de r ef o rm a ................................................................... 293

VIH. Condiciones constitutivas de los sistemas electorales y las reformas

electorales............................................................................................... 301

Surgimiento de los sistemas electorales......................................

301Reforma de los sistemas electorales en los países industria

lizados................................................................................................... 304Las reformas electorales enItalia y Nueva Zelanda . . . . 309Italia: del sistema proporcional al sistema personalizado, 310; Nueva Ze

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landa: del sistema de pluralidad a la representación proporcional personalizada, 316; Resumen y conclusiones, 320

Reforma de los sistemas electorales en América Latina. . . 322

La reforma electoral en algunos países latinoam ericanos . . 324Argentina, 324; Brasil, 324; Bolivia, 326; Venezuela, 328; Colombia, 330;Resumen y conclusiones, 331

IX. ¿ Tienen los sistemas electorales efectos que se pueden formular como

leyes?.  . ................................................................................................334

“Leyes sociológicas” de D u v e r g e r ................................................334Rae: confirm ación estadístico-empírica de Duverger. . . . 336 Nueva formulación de leyes de Duverger por Sartori . . . 337Posición contraria a la idea de que los sistemas electoralestienen efectos con carácter de l e y ................................................341

X. Sistemas electorales y sistemas de partidos............................................343Posición de la teoría de la democracia y la discusión sobreel sistema e lec to ra l ........................................................................... 343Criterios de valoración de los sistemas electorales ................345Sistemas electorales y modelos de dem ocracia ............................347

Condiciones constitutivas de los sistemas electorales y suimportancia en los efectos de estos sistemas ............................349Desarrollos sociopolíticos y efectos de los sistemas electorales 350Importancia del factor “sistema electoral” en la estructuradel sistema de p a rti d o s ................................................................... 352Sistema electoral y formación de m a y o ría s ................................357Sistema electoral y cam bio en el ejercicio del go bierno . . 360Sistema electoral y participación e le c to r a l ................................364

 Apéndice............................................................................................... 367Sistema electoral y represen tación de mujeres............................367Formas de participación democrática directa ............................371

ÍNDICE 409

 Bibliografía .  377

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Esta edición, cuya tipografía y forma-ción realizó José Luis A costa en el Tallerde Composición Electrónica del Fon-do de Cultura Económica, y cuyo d u -dado estuvo a cargo de  Ricardo Rubio, 

se terminó de imprimir en diciembre

de 1994 en Impresora y Encuaderna-dora Progreso, S. A. de C, V. (íe ps a ), 

Calz. de San Lorenzo, 244; 09830 Mé-xico, D. F. Se tiraron 2 000 ejemplares.

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P R Ó L O G O

La presente obra trata sobre la relación, siempre problemática, entrelas normas legales institucionales del proceso electoral, por un lado,y, por otro, la com petencia en tre los partidos políticos y los resultadoselectorales. ¿En qué medida influyen el derecho y el sistema electoralsobre el sistema de partidos? ¿Se pueden comprobar relaciones concarácter de ley? Para el análisis de estas interrogantes, se presentan

 puntos de vista teórico-metódicos y se valoran distintas experienciashistóricas, de manera sistemática y comparativa. Esta obra presentauna introducción a la investigación sobre los sistemas electorales y, almismo tiempo, presenta una nueva base teórica para este campo deinvestigación.

Las elecciones en los Estados liberales pluralistas constituyen la baseempírica para nuestras observaciones. Por ello, en p rim er lugar, se ex

 ponen la im portancia y la función de las elecciones en las democra

cias pluralistas, distinguiéndolas de las concepciones electorales enotros tipos de regímenes. Posteriormente describiremos el desarrollodel derecho electoral; observaremos los requisitos, el desarrollo y lasconsecuencias de la extensión del sufragio democrático. El punto central de la obra es el sistema electoral, que constituye hoy, tras la introducción del sufragio universal, el elemento institucional decisivo parala estructuración de las preferencias del electorado y de los sistemas de

 partidos políticos. Después de aclarar los aspectos fundamentalesde los sistemas electorales (¿qué importancia tienen los sistemas electorales? ¿En qué sentido operan? ¿Cómo se pueden valorar los efectos

 posibles de los sistemas electorales?), y tras exponer las pautas de investigación, las tipologías y las valoraciones de los sistemas de partidos,trataremos los elementos constituyentes de los sistemas electorales ysu conformación así como los problemas de clasificación y valoraciónde los sistemas electorales. ¿En qué se diferencian los sistemas mayori-tarios o de pluralidad de los sistemas de representación proporcional?, y ¿cuáles son los criterios para valorar sus posibles efectos?

De estas explicaciones que tienen gran importancia para el análisiscomparativo de los sistemas electorales, pasaremos al inventario de lossistemas electorales en las democracias pluralistas occidentales en forma comparativa y destacaremos algunos casos importantes (RepúblicaFederal de Alemania, Francia, Gran Bretaña) en forma monográfica.

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8 PROLOCO

En este contexto, se estudiarán las condiciones constitutivas y las tendencias de reforma de los distintos sistemas electorales.

Los resultados de la presente investigación vinculan, por un lado,

los procesos de desarrollo sociopolítico de diferentes países con la alternativa “elección por mayoría o elección proporcional” y, por otro,

remiten la alternativa mencionada al ámbito de controversias académicas.

La opción po r un sistema electoral, que dep ende de intereses y con

diciones sociales (y de su estabilidad a lo largo del tiem po), constituyeuna variable esencial en el análisis de los efectos políticos de los sistemas electorales: ¿tuvo razón Maurice Duverger en sus “leyes so

ciológicas” respecto a los efectos de los sistemas de pluralidad y de re presentación proporcional? Giovanni Sartori ha inte ntado confirmarlo expuesto por Duverger. ¿Cómo se puede evaluar el intento de for

mular los efectos de los sistemas electorales como “leyes sociológicas”?Después de criticar las nuevas leyes de Sartori, se expone lo que

científicamente puede ser afirmado sobre los efectos de los sistemaselectorales, p artiend o de u na am plia base de casos empíricos.

El presente estudio recurre a investigaciones realizadas a lo largo de

dos décadas. Algunos capítulos incluyen informaciones básicas y resumen conocimientos científicos; otros contribuyen a profundizar ladiscusión científica y esclarecer, promover o refutar posiciones teóri-co-metodológicas. En suma, el enfoque histórico-empírico no sólo se

 precisa en las partes metodológicas del libro que se refie ren explícitamente a temas de este orden, sino asimismo en la manera de indagarla relación entre sistemas electorales y partidos políticos.

Para la edición en castellano se ha ampliado la pa rte sobre América

Latina, correspondiendo a la demanda de políticos y científicos res pecto a mayores conocim ientos sistemáticos sobre esta materia en los

 países de reciente reinstalación de la democracia pluralista. Mis agra

decimientos a Michael Krennerich y a Christiane Sonsalla por su colaboración en la segunda versión alemana, a Petra Bendel y Xiomara

 Navas por la traducción del libro ai castellano, apoyadas por MartaLeón Rósch y Victoria Suárez. Quisiera agradecer también a MarioFernández Baeza por la colaboración respecto a los estudios sobre

América Latina y, finalmente, a Martín Lauga por la revisión del texto

en la última fase de la impresión del libro.

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I. CO NC EPT O, IMPORTANCIA Y FUN CIÓNDE LAS ELEC CION ES

En   l o s  Estados m ode rnos ningún fenóm eno es tan com ún como el delas elecciones, es decir, la designación de representantes a través delvoto del electorado. Asimismo, no hay fenómeno cuya significaciónreal varíe tanto como el de las elecciones.

La idea general de la importancia de las elecciones se refleja, apro-

ximadamente, en la definición siguiente: las elecciones representan elmétodo democrático  para designar a los representantes del pueblo. Laselecciones “tal vez sean lo más aproximado al control del gobierno por el pueblo que se pueda alcanzar en la m oderna sociedad industrializada de masas móviles” (Milbrath, 1972, p. 154).

Si esto es cierto, ¿entonces por qué se celebran elecciones en todoslos países, incluso en aquellos que no son democráticos? He aquí larespuesta: las elecciones representan una técnica  de designación de

representantes.Según esta definición, las elecciones pueden ser utilizadas en lugarde otras técnicas (designación de representantes mediante sucesión, por oficio o por nom bram ie nto), sin tener contenido democrático alguno. En consecuencia, las elecciones no son exclusivas de las democracias.

Recordemos que en las democracias actualmente existentes, laselecciones se celebraron mucho antes de que se impusiera el sufragiouniversal. Es decir que el uso de las elecciones como técnica precedió

la evolución de las democracias modernas.Son bien conocidos los sistemas políticos en los que se celebran

elecciones y cuyas estructuras no son democráticas. Ese fue, po r ejem plo, el caso hasta hace poco

 —en los países de socialismo real, cuyas constituciones consagrabanal partido único. Las asambleas representativas de la Unión Soviética, Hungría, Rumania, etc., se renovaban con exactitud periódica,

mediante elecciones; —en los países con gobierno autoritario, en los que no se cuestiona laexclusividad del poder en manos de los grupos dominantes. En estecontexto podemos citar los casos de Portugal bajo Salazar, Paraguay

 bajo Stroessner, el sistema autorita rio de México o las Filipinas bajo

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10 CONCEPTO, IMPORTANCIA Y FUNCION DE LAS ELECCIONES

Marcos, el régimen militar brasileño hasta mediados de los añosochenta, etcétera.

De la realización de elecciones en sistemas políticos democráticos,autoritarios y totalitarios, podemos concluir que

a) el concep to de elecciones varía según los sistemas políticos;b)  la importancia de las elecciones difiere de un sistema político a

otro, yc) las funciones de las elecciones cambian de sistema a sistema.

C o n c e p t o   d e   e l e c c i o n e s

La primera distinción conceptual entre las elecciones en sistemas políticos diferentes está im plícita en el térm ino mismo, pues mientras

en un sistema el elector puede elegir entre varios partidos y tomar sudecisión libremente, en otro sistema tiene que votar por un partidoúnico, ya que no se permite la participación de otros.

Para poder ejercer realmente el sufragio, el elector debe teneroportunidad de elegir y gozar de la libertad de elección. Sólo quientiene la opción entre dos alternativas, por lo menos, puede ejercer verdaderamente el sufragio. Además, debe tener libertad para decidirse

 por cualquiera de ellas; de lo contra rio, no tendría opción.

La oportunidad y libertad de elegir deben estar amparadas por laley. Cuando estas condiciones están dadas, hablamos de elecciones

competitivas. Cuando se niegan la op ortu nid ad y libertad de elegir, ha

 blamos de elecciones no competitivas. Cuando se limitan, de algunamanera, la oportunidad y libertad, hablamos de elecciones semicom-

 pe ti ti vas.Las elecciones competitivas, en las democracias occidentales, se

efectúan siguiendo diferentes principios (procedimientos) formalizados. La garantía de esos principios constituye el presupuesto esencial

 para que se reconozcan las decisiones sobre personas postulantes y contenidos políticos a través de las elecciones, que son vinculantes para elelectorado, por parte de los propios electores. Entre estos principiosque procuran la capacidad legitimadora de las elecciones, y que gozanal mismo tiempo de una importancia normativa para las democraciasliberales-pluralistas, podemos citar: 1) la propues ta electoral, que, po run lado, está sometida a los mismos requisitos de la elección (debe serlibre, competitiva) y por otro, no puede sustituir a la decisión selectiva

del electorado; 2) la com petencia en tre candidatos, los cuales se vincu

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CONCEPTO, IMPORTANCIA Y FUNCIÓN DE LAS ELECCIONES 11

lan en una competencia entre posiciones y programas políticos; 3)  laigualdad de oportunidades en el ámbito de la candidatura (candida-

tura y campaña electoral); 4)  la libertad de elección que se asegura por la emisión secreta del voto; 5)  el sistema electoral (reglas para laconversión de votos en escaños) no debe provocar resultados electora-les peligrosos para la democracia o que obstaculicen la dinámica po-lítica (por ejemplo, producir una sobre r re presentación de la mayo-ría) ; 6) la decisión electoral limitada en el tiempo sólo para un periodoelectoral. Las decisiones previas no restringen la selección ni la liber-tad de elección en elecciones posteriores.

Este catálogo de principios contiene los rasgos normativos de unaconcepción liberal pluralista de la democracia. Estos rasgos no corres- ponden necesariamente a la realidad, pero deberían servirle de medi-da. Cabe preguntar, po r ejemplo, si el carácter competitivo de la elec-ción en las dem ocracias pluralistas y la igualdad real de oportun idadesde las posiciones políticas básicas en la competición, hacen justicia aestos postulados. No se debería cerrar los ojos ante la situación em-

 pírica de un pluralism o limitado, de grupos de presión vinculados conel poder, de una reducida publicidad, de un contenido política y so-

cialmente limitado en las elecciones competitivas formalizadas.Sin embargo, ante esta problemática, tampoco se debería perd er de

vista la diferencia de categorías entre elecciones competitivas en lasdemocracias occidentales y las no competitivas en sistemas dictatoria-les, en los que no se disputa el poder político.

Al tipiñcar las elecciones según el grado de com petitividad que per-miten, podemos extraer conclusiones acerca de la estructura de unsistema político partiendo de las elecciones. A grandes rasgos pode-

mos establecer:

elecciones competitivas — sistemas democráticoselecciones semicompetitivas — sistemas autoritarioselecciones no competitivas — sistemas totalitarios

En el fondo, esta diferenciación sólo refleja en forma sistemática loque quienes están bajo dom inación au toritaria o totalitaria mantienen

 presente en todos los contextos históricos, a saber: el cambio funda-mental de un sistema político dictatorial comienza con la celebraciónde elecciones competitivas. En consecuencia, no se exigen simplemen-te elecciones, sino elecciones libres. (Véase Sternberger, 1962.)

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12 CONCEPTO, IMPORTANCIA Y FUNCION DE LAS ELECCIONES

Im po r t a n c i a   d e   l a s   e l e c c i o n e s

¿Qué importancia tienen las elecciones en los diferentes sistemas po

líticos?

 Elecciones en las democracias occidentales

Las elecciones constituyen la base del concepto democrático liberal.

Según la teoría dem ocrática liberal, los líderes políticos de un país de ben ser designados mediante elecciones. Este enfoque parte de la es

trecha relación definitoria entre elecciones y democracia: sin eleccio

nes, sin la abierta competencia por el poder entre fuerzas sociales yagrupaciones políticas, no hay democracia. Las elecciones competitivas constituyen

el rasgo distintivo de la democracia y el que nos permite distinguirla de

otros métodos políticos (Verba/Nie/Kim 1978: 4).

Las elecciones son la fuente de legitimación del sistema político. Un

gobierno surgido de elecciones libres y universales se reconoce comolegítimo y democrático. Sin embargo, la fuerza legitimatoria de laselecciones es más extensa. Las elecciones competitivas son la fuentede legitimación del sistema político.

En síntesis, las elecciones son de capital importancia para las demo

cracias occidentales.Com o ya indicamos, la importancia de las elecciones deriva de la teo

ría democrática liberal. Según ésta, la democracia no acaba con ladominación política, pero intenta controlarla mediante la división de

 poderes, la vigencia de los derechos humanos, el derecho a la oposición y la op ortunid ad de la oposición de llegar al poder.

El enfoque democrático-liberal se opone al concepto radical  de la

democracia, que pretende superar la dominación del hombre por elhom bre. Dado que las elecciones no pueden lograr este objetivo se lesatribuye una menor importancia. Ahora bien, mientras la viabilidad

histórica de la dem ocracia radical queda por dem ostrarse, el concep toliberal se ha realizado ampliamente en las sociedades industrializadas

de Occidente.Las elecciones representan el elemento central de participación

democrática en las democracias occidentales. Aunque las elecciones

no son sino una forma de participación política entre tantas otras,como por ejemplo la afiliación partidaria, sindical o la participaciónen manifestaciones, su importancia es muy especial, pues para la gran

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CONCEPTO, IMPORTANCIA YFUNCIÓN DE LAS ELECCIONES 13

mayoría de la población representan el único instrumento de partici pación en el proceso político. Sólo en algunas democracias liberales

existen formas de democracia directa (referéndum o plebiscito) condiferentes alcances (véase Apéndice).Según investigaciones empíricas, es cierto que sólo una minoría

ejerce siempre el derecho —en principio igual para todos— de participar activamente en los procesos políticos de selección y decisión.Salvo en situaciones especiales, la gran mayoría de la población permanece políticamente apática. Y las minorías que sí participan pertenecen principalmente a los sectores privilegiados. Pero en las elecciones “la desventaja de los sectores socioeconómicos inferiores es

mucho m eno r que en las formas más complicadas de participación activa” (Scharpf, 1975, p. 45), por ejemplo, la participación a través de laafiliación a partidos políticos y a grupos de pres ión, la contienda electoral, tos movimientos de iniciativa cívica, etcétera.

Aunque las elecciones constituyen solamente una de las formas de participación política, su im portancia es indiscutible. Puesto que ofrecen a la mayoría de la población la oportunidad de participar, resul

taría lógico “fortalecer el papel de las elecciones en el proceso político” (Scharpf, 1975, p. 45).

 Elecciones en dictaduras totalitarias

Vale recordar, para efectos sistemáticos, la situación política y electoral en los llamados países del socialismo real, la cual se derrumbóa finales de los años ochenta en los países de Europa oriental. En elmarxismo-leninismo, el concepto de democracia tiene raíces totalmente distintas. Ni la dominación del partido comunista ni su pre tensión de liderazgo derivan de las elecciones. Éstas no tienen la funciónde legitimar el poder. Tanto la legitimidad del sistema político comoel ejercicio del po de r po r un partido único derivan, según la ideologíamarxista-leninista, de la misión histórica que tiene la clase obrera y su partido, de acuerdo con las leyes objetivas del desarrollo social.

En tales condiciones, las elecciones son instrumento del ejercicio

del poder y no su criterio de legitimación. Ellas están sujetas al controlabsoluto del partido y de los órganos estatales. La oposición no pu ed earticularse.

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 Elecciones en sistemas autoritarios

En los sistemas autoritarios, las elecciones sirven también para reafir-

mar las relaciones de poder existente. Hasta entrados los años ochentaera inimaginable que el hegem ónico partido mexicano, el Partido Re-volucionario Institucional ( p r i ) ,  pudiera perder las elecciones presi-denciales o parlamentarias. A diferencia de las democracias, en los sis-temas autoritarios el po der político no está en juego . Pero a diferenciade las elecciones en sistemas totalitarios, la oposición se pu ede articu-lar parcialmente. Puede haber partidos de oposición legalizados. Ladisidencia política se puede manifestar, además, mediante la absten-

ción electoral. En general, el control sobre el proceso electoral no es perfecto . Aunque los resultados electorales no ponen en duda la do-minación del partido oficial (o de los partidarios oficiales), puedensurtir efecto en la cúpula del poder político que, en muchos casos, semuestra muy sensible a la variación en el apoyo o rechazo popular.

Tam poco hay que olvidar que las elecciones en sistemas autoritariosestán m ucho más expuestas a la com petencia de los ideales democráti-cos, de elecciones libres, que en los sistemas totalitarios. Este hecho serefleja en las frecuentes refo rmas de las leyes electorales, destinadas aconvencer al pueblo de que está avanzando hacia el establecimiento orestablecimiento de la democracia. El México de las décadas pasadases un bu en ejemplo de ello.

14 CONCEPTO, IMPORTANCIA Y FUNCIÓN DE LAS ELECCIONES

C u a d r o   1 . Importancia y función de las elecciones

 Elecciones

competitivas

 Elecciones

semi-

competitivas

 Elecciones

no

competitivas

Importancia en el proceso político grande reducida mínima

Posibilidad deelegir  alta limitada ninguna

Libertad deelegir  garantizada limitada anulada

Posibilidad decambiar el gobierno sí ■ no no

Legitimación delsistema político sí no se intenta casi nunca

Tipo de sistema político democrático

casi nunca

autoritario

o nunca

totalitario

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CONCEPTO, IMPORTANCIA YFUNCION DE IAS ELECCIONES 15

F u n c i o n e s   d e   l a s   e l e c c i o n e s

Las elecciones cum plen un a gran diversidad de funciones. En prim er

lugar, éstas se distinguen según los tres tipos fundamentales de sistemas políticos. Pero en los sistemas democráticos las elecciones tam

 poco cumplen siempre la misma función.

Funciones de las elecciones competitivas

Los enfoques específicos de la teoría democrática determ inan las fun

ciones principales de las elecciones competitivas, las mismas puedenser interpretadas como instrumento para

 — expresar la confianza del electo rado en los candidatos electos;

 — constitu ir cuerpos representativos funcionales; — controlar el gobie rno;

o como un acto de funciones para simular una competencia entre personas y disimular antagonismos sociales (Agnoíi, 1968), y p ara oto r

gar un poder pleno a determinadas personas en la toma de decisiones, independientemente del consenso (Offe, 1972). Premisas meta-

teóricas sobre el Estado y la sociedad fund am entan esta asignación de

funciones bastante diversas. Las mencionadas posiciones de crítica alsistema representativo tienen el mérito de haber vinculado nueva

mente la discusión sobre problemas institucionales con los interrogantes sobre el desarrollo global de la sociedad.

Es probab le que, en la práctica, se prete nd a que las elecciones cum

 plan no una sola función, sino varias funciones simultáneas, combinadas entre sí históricamente en forma diversa; es decir, tanto la expresión de confianza como la constitución de cuerpos representativos y elejercicio de control político, aunque en grado variado.

Las funciones específicas de las elecciones dependen de las condiciones sociales, institucionales y políticas. En países socialmente frag

mentados, las elecciones pueden tener la función de posibilitar la re

 presentación justa de los diferentes grupos socioculturales o de superar políticamente las divisiones formando mayorías parlamentarias. En

Malasia, por ejemplo, las elecciones deben facilitar la representación

de todos los grupos etno-refigiosos, garantizando, al mismo tiempo, la

formación de un gobierno mayoritario. Para lograrlo, se intenta limi

tar la competencia entre los partidos.En sociedades más homogéneas, las elecciones cumplirían, más

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16 CONCEPTO, IMPORTANCIA Y FUNCIÓN DE LAS ELECCIONES

 bien, la función de estimular la competencia por el poder entre los partidos políticos. Sin embargo, por regla general, éstos sólo podráncompetir para obtener la mayoría si el número de partidos es reduci

do. En sistemas pluripartidistas, los partidos competirán para maxi-mizar sus porcentajes de votos respectivos.En principio, hay tres factores estructurales que de term inan las fun

ciones concretas de las elecciones, a saber:a) La estructu ra del sistema social:

clases; estratificación social, etnias, religión, grupos de presión, y profundidad de los antagonismos sociales.

 b) La estructura del sistema político:

sistema parlamentario o presidencial; si se trata de un sistema parlamentario : predom inio del parlam ento o del gobierno o del je fe de gobierno; organización de Estado: unitaria o federal, competencia o concordancia com o pauta de conciliación de conflictos.

c) La estructu ra del sistema de partidos:número de partidos políticos, tamaño de los partidos, distanciaideológica entre los partidos (véase “Sistemas de parados”, p. 38).

En sociedades relativamente homogéneas sin clivEyes profundos,

con sistema parlamentario y con pocos partidos, las elecciones pueden ten er las funciones siguientes:

 — legitim ación del sistema político y del gobierno de un partido ocoalición de partidos;

 — expresión de confianza en personas y partidos; — reclutamiento de las elites políticas; — representación de opin io nes e intereses del electorado;

 — ajuste de las instituciones políticas a las preferencias del electorado; — movilización del electorado en torno a valores sociales, metas y

 programas políticos e intereses político-partidistas; — concien tizado n política de la población m ediante la determ ina

ción de problem as y exposición de alternativas; — canalización de conflictos polídcos mediante procedim ientos pa

cíficos;

 — in tegración de la pluralidad social y formación de una voluntadcomún políticamente viable; — estímulo de la com petencia por el poder con base en alternativas

 programáticas; — designación del gobierno m ediante form ación de mayorías par

lamentarías;

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CONCEPTO, IMPORTANCIA Y FUNCIÓN DE LAS ELECCIONES 17

 — establecim iento de una oposición capaz de ejercer control, y — oportunidad de cambio de gobie rno.

En sociedades menos hom ogéneas con sistemas multipartidistas, laselecciones sólo pueden cumplir algunas de estas funciones. Por ejem plo, la cuestión del ejercicio del poder no se resuelve en las elecciones, sino posteriormente en las negociaciones sobre coaliciones.

Sin embargo, las elecciones competitivas servirán siempre como instrumento de legitimación democrática del poder.

Funciones de las elecciones no competitivas

Las elecciones en los sistemas marxista-leninistas carecen de toda función relacionada con la posibilidad de elegir entre candidatos y partidos diferentes. En consecuencia, no pretend en legitimar o controlarel poder. Pero esto no significa que no tengan fundón alguna. Comoinstrumento de ejercicio del poder, las elecciones no competitivas sirven en la interpretación marxista-leninista para perfeccionar al socialismo mediante:

 — la movilización de todas las fuerzas sociales; — la aclaración de los criterios de la política comunista; — la consolidación de la unidad político-moral del pueblo ; — la manifestación de la unidad entre trabajadores y partido, me

dian te participación y aprobación de las listas únicas.

En consecuencia, las funciones de las elecciones no competitivas,

en los países sujetos al marxismo-leninismo, están enmarcadas en elconcepto que éste tiene de ellas.

Funciones de las elecciones semicompetitivas

Las elecciones semicompetitivas abarcan diferentes situaciones históricas de elecciones que no son completamente liberal-occidentales

ni absolutamente represivas del disenso político. Sus funciones se orientan más hacia las elecciones competitivas que hacia las no competitivas y, además, están más expuestas al ideal democrático de com petencia política. Aunque en las elecciones semicompetitivas no se cuestiona el poder, las el i tes gobernantes las interpretan como fuentes de legitimación. Se pre tende crear la apariencia de condiciones democráticas,

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18 CONCEPTO, IMPORTANCIA Y FUNCIÓN DE LAS ELECCIONES

no tanto hacia adentro, donde la oposición suele conocer perfecta-mente los límites de su acción polídca, sino más bien hacia afuera,ante la op inión pública internac ional. Estas elecciones pueden relajarlas tensiones internas, mostrar la existencia de una oposición y, enciertos casos, generar reajustes en el apara to de poder. En consecuen-cia, las elecciones semicompetitivas sirven para estabilizar los regí-menes autoritarios. Esta función principal se apoya en las funcionesespecíficas ya mencionadas, a saber:

 — el intento de legitimar las re laciones de poder existentes; — la distensión política hacia adentro;

 — el mejoramiento de la im agen hacia afuera; — la manifestación (e in terpretación parcial) de fuerzas opositoras; — el reajuste estructu ral del poder a fin de afianzar el sistema.

Debido a las grandes diferencias en tre los casos, las funciones de laselecciones semicompetitivas deben ser estudiadas según los países ylos regímenes respectivos.

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II . DERECHO ELECTORAL: REQUISITOS,

DESARROLLO Y CONSECUENCIAS DE LA EXTE NSIÓNDEL SUFRAGIO DEM OCR ÁTICO

So c i e d a d e s   i n d u s t r i a l e s   o c c i d e n t a l !

L \ d e m o c r a c i a   liberal y pluralista en los Estados occidentales industrializados se basa en el reconocimiento del sufragio universal, igual,

directo y secreto. La designación democrática de las autoridades políticas, consti tucionalm ente establecidas — en particula r del parlamento, y en sistemas presidenciales también del presidente— constituye, junto con los derech os de expresión, de reu nión, de asociación yde libertad de prensa, el principio fundamental de las democraciasmodernas.

Los derechos de participación política del ciudadano son hoy —desde el punto de vista norm ativo— irrefu tables, pero tuvieron que

imponerse a lo largo de un extenso proceso histórico.El hecho de que se ejerza periódicamente el sufragio, con el fin deuna renovación política de los órganos representativos en los diferentes niveles, no implica el ejercicio de todos los derechos de participación política. Sin em bargo, las elecciones —com o ya se ha indicado—constituyen la forma más importante de participación institucionalizada y, a la vez, la forma de partic ipac ión en la que se manifiestan enmenor grado las distorsiones socioestructurales.

A continuación nos interesa, ante todo, el proceso de extensión delderecho de sufragio universal e igual, en cuya evolución ha aumentado continuamente el nivel de participación política de la población.Este proceso de difusión no sólo tiene importancia desde el punto devista histórico. Los actuales sistemas de partidos en la mayoría de los países surg ieron durante la expansión del derecho de sufragio, el cual pasó de un electo rado numérica y sorioes truc tu ral mente pequeño ylimitado a un electorado integrado potencialmente por la totalidadde la población adulta.

A partir de las importan tes investigaciones realizadas por S te i n Rok-kan, se considera indispensable estudiar a fondo los diferentes procesos de interrelación compleja para explicar la estructura de los actuales partidos competitivos en los países occidentales industrializados.

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20 DERECHO ELECTORAL

Por un lado, la extensión del derecho de sufragio es una variabledependiente y sus causas están vinculadas con dos procesos: primero,el proceso de la revolución industrial, del desarrollo de fuerzas pro

ductivas, de la marcada diferenciación social (clase media, clase obrera) y de la reivindicación de un movimiento obrero que vio en la

lucha por el derecho de sufragio la clave para alcanzar una sociedadnueva e igualitaria (Lipset, 1983, p. 6); segundo, el proceso de la denominada “revolución nacional” a través del nation-building mediante

la inclusión de grupos de población cada vez más amplios en la uni

ficación del Estado nacional, o como fruto del canje del deber de defensa nacional de la población contra la amenaza externa.

Por otro lado, la difusión del derech o de sufragio (como variable independiente) influye sobre la estructura de los sistemas de partidos,que fueron concebidos bajo las condiciones históricas específicas decada país; sus factores explicativos fundamentales e interrelacionadosson: el momento de avance de la extensión del derecho de sufragio,

los cambios socioeconómicos y la flexibilidad de las elites, como res puesta a la creciente exigencia de participación de las clases bajas.

Principios del derecho electoral

Los principios del derecho electoral han sufrido un cambio conceptual e histórico-jurídico. Se debe considerar, por consiguiente, no sólosi el sufragio era universal, sino también lo que se entendía por “uni

versal”. En el siglo xix, el concepto de sufragio universal comprendíasólo el de recho de sufragio masculino. Hoy existen para las elecciones

democráticas cuatro principios básicos, los cuales están claramente

definidos y pu eden ser confrontados con las norm as históricas del derecho de sufragio. Los principios fundam entales del derecho de sufra

gio universal, igual, directo y secreto tien en po r lo general rango constitucional.

Sufragio universal

Esta forma juríd ica significa que, en principio, todo c iudadano tieneel derecho de elegir y ser elegido independientemente de sexo, raza,lengua, ingresos o propiedad, profesión, estamento o clase social, educación, religión o convicción política. Este principio no es incompati

 ble con la exigencia de otros requisitos como una determ inada edad,ejercicio de la ciudadanía (nacionalidad), residencia, posesión de las

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DERECHO ELECTORAL 21

facultades mentales y de los derechos civiles así como de la plena ca-

 pacidad ju rídica.

Desde una perspectiva histórica se pueden distinguir, en lo esencial,tres modos de restricción del derecho de sufragio:

1. Por medio de la exclusión directa de determ inados grupos de la población, por ejemplo de minorías étnicas o religiosas, de per-sonas que se encuentran en situación de dependencia, mujeres,

etcétera.

2. Por limitación o imposición de un censo (sufragio censitario) te-niendo que probar una cierta propiedad, o el pago de determi-

nados impuestos, o tener determ inados ingresos.3. La exigencia de una cierta educación (censo de educación) bajo

la form a de una educación primaria formal o de ejercicio de una profesión (sufragio capacitario). Como mínimo, estas restriccio-

nes significaron la exclusión de los analfabetos.

El principio del sufragio universal puede verse afectado tangencial-mente a través del límite de edad para sufragar, por ejemplo cuando

es excesiva la diferencia entre la mayoría de edad y la edad paraejercer el sufragio.

Sufragio igual

Este principio implica que la influencia del voto de todos los electores

es igual, y no debe ser diferenciada en razón de propiedad, ingresos,

capacidad impositiva, educación, religión, raza, sexo, u orientación po-lítica. Se postula bajo este principio de igualdad de sufragio, la igual-dad cuantitativa de los votos de los electores. El principio de sufragio

igual es incompatible con todas las formas de voto plural, de clase, ode casta: 1) en el voto de clase o de casta se subdivide el electorado en

grupos de marcada diferenciación numérica, que eligen un número

fijo de diputados. 2) En el voto plural, se diferencia la cantidad de vo-tos de que dispone cada elector mediante el otorgamiento de votos

adicionales a determ inados grupos de personas (terratenientes, jefesde familia, etcétera).

El principio de sufragio igual es relevante también para la organi-zación de las elecciones, especialmente en el ámbito de la distribuciónde las circunscripciones electorales. Para que la igualdad cuantitativa delos votos permanezca garantizada, se debe tener cuidado en la distri-

 bución de las circunscripciones electorales con el fin de lograr, por 

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22 DERECHO ELECTORAL

ejemplo, una relación igual entre la población (o el electorado) y elnúmero de diputados que deben ser elegidos en relación con la pro-

 porción nacional (clave de la representació n). Como ha sostenido co-rrectamente K. H. Seifert (1976, p. 50). el postulado de la igualdaddel voto es “hoy (en las democracias occidentales), prácticamente elmás importan te de todos los principios del derecho electoral”.

Sufragio secreto

Este principio exige que la decisión del elector, en forma de emisión

del voto (hoy por lo general mediante una boleta electoral), no seaconocida por otros. El principio de voto secreto se opone a todas lasformas de emisión abierta (voto por escrito) o emisión pública (pormano alzada o aclamación). Con el fin de garantizar el voto secreto, sehan introducido hoy en la organización electoral la cabina electoral,

las boletas oficiales opacas, las urna s electorales selladas, etcétera .

Sufragio directo

En elecciones directas o inmediatas, el elec tor mismo determ ina a lostitulares de los escaños; p or el contrario , en las elecciones indirectas omediatas, el cuerpo intermedio (colegio electoral) es previamenteelegido y se en cu en tra entre el elector y tos diputados. Se debe distin-guir entre elección ind irecta formal (el colegio electoral está obligadoa respetar el voto del elector primario) y elección m aterialmente indi-

recta (el colegio electoral no tiene ese compromiso y elige a los titu-lares de escaños según propio ju ic io ).

Sufragio libre

También se encuentra en las constituciones, au nque esporádicamen-te, el principio de la libertad de elección. Como se ha expresado másarriba, la libertad de elección es una exigencia fundamental de laelección misma; sin ella no existiría en absoluto una elección. Es dis-

cutible, si el principio implica más de lo que los otros principios ya im- plican. De todas maneras, si se le da valor propio al principio de liber-tad de elección, éste significa “que el acto d e la emisión del voto debeser ejercido sin coerción y sin presión ilícita” (BVerfGP 44, 125). Porotra parte, vale reconocer la alta importancia del concepto de elec-

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DERECHO ELECTORAL 23

ciones libres en los procesos de democratizacón o redemocratización

de los sistemas políticos.

Proceso de imposición del sufragio democrático

La difusión del sufragio universal e igual (one man/person, one vote, one valué)  se desarrolló de forma muy diferenciada en los distintos paísesindustriales occidentales. El proceso tuvo lugar a lo largo de un siglo:antes de 1848 no existía en nin gú n país el sufragio universal masculi

no. El sufragio democrático se estableció inmediatamente después de

la segunda Guerra Mundial en todos los países con pocas excepciones(en Suiza, las mujeres permanecieron excluidas del derecho electoral

C u a d r o   2 .  Democratización del sufragio en 22 países de la o c d e  a

Sufrago universal Sufrago universal

  masculino femenino

Alemania ( r f a ) 1869/1871 1919Australia 1903 1908Austria 1907 1918Bélgica 1919 1948Canadá 1920 1920Dinamarca 1915/1918 1918España 1869/1907 1869/1931

Finlandia 1906 1906Francia 1848 1946

Gran Bretaña 1918 1928Grecia 1877 1952Irlanda 1918/1922 1918/1922Islandia 1915 1915Italia 1912/1918 1946Japón 1925 1947Luxemburgo 1918/1919 1919 Noru ega 1897 1913 Nueva Zelanda 1889 1893Países bajos 1917 1919

Portugal 1911 1974Suecia 1921 1921Suiza 1848/1879 1971

11Primera introducción; no se consideran derogaciones posteriores del sufragio universal{como en España 1936-1976) y restos del sufragio limitado (como en Australia respecto de losaborígenes, quienes apenas en 1962 lograron el derecho de sufragio).

Fuente: Stemberger/Vogel/Nohlen, 1969, Nolilen, iy78.

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24 DERECHO ELECTORAL

F ig u r a   1.  Evolución del sufragio en algunos países industrializados

1848  1860  1872  1884  1896  1908  1-120  1932  1944  1976

¡ _______ l----------- 1 _______  l _______  J _______  i _______ J _______  | _______  i ____________  | ________ 

Bélgica

Dinamarca

Alemania

(imperio)

Francia

Gran Bretaña

Italia

Suecia

España

Canadá

EUA

hombressufragio mujerobliga torio sufragio limitado sufragio universa]

secreto secreto plural

hombres mayores de 30

oto secreto, igual!

hombres sufragio universal

I™ sufragio univ. __ masculino

abierto abierto secreto secreto plural igual plural igualdesigual

" 7 sufragio.ü- universal

Barra más amplia = extensión del sufragio. S. U. = sufragio universal G.C. = Guerra Civil

Fuente: Rokkan-Svásand, 1978, p. 40, en Nohlen, 1984, p. 26.

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DERECHO ELECTORAL 25

hasta 1971; en la España franquista dominó hasta 1975 la idea delsufragio orgánico; en Portugal no se elegía democráticamente). Encomparación (ver cuadro 2), se pueden distinguir los países que intro-

dujeron muy temprano el sufragio universal masculino (Francia, Ale-mania, Suiza, en determinadas épocas España, Nueva Zelanda).

Algunos países (Australia, Finlandia, Austria) no introdujeron el su-fragio universal masculino sino hasta inicios de la primera G uerra Mun-dial, los otros aun durante o inmediatamente después de ella, tanto esasí que en 1920 el sufragio universal masculino ya existía en todos los

 países industrializados occidentales. Antes de 1900, sólo en Nueva Ze-landa gozaban del derecho de voto las mujeres; al comienzo de este

siglo también en Finlandia y Noruega. Después de la primera GuerraMundial la mayoría de los Estados introdujeron también el sufragiofemenino (algunos al mismo tiempo el sufragio universal masculino).Sólo en una serie de países latinos predominantemente católicos, seconcedió el sufragio a la mujer recién después de la segunda GuerraMundial (Francia, Italia, Bélgica, Portugal, España; el ya mencionadocaso particular de Suiza).

La gradual supresión de las limitaciones del derecho de sufragio in-cluyó, por lo general, todos sus principios a la vez hasta alcanzar fi-nalmente el nivel de sufragio democrático. Se destacan los casos diver-gentes de Prusia y Bélgica. En Prusia se mantuvo el sufragio desigual,indirecto y público a través del sufragio de tres clases junto con elsufragio universal prevaleciente en el Imperio. En Bélgica se forta-leció la desigualdad del valor del voto con la ampliación del sufragio.Excepto en Prusia, hasta la prim era Guerra Mundial, el sufragio direc-to y secreto pu do imponerse en todos los países.

SÍ se presta atención al modelo de desarrollo del sufragio demo-

crático elaborado por Rokkan (1970), no sorprende que finalmentefuera Gran Bretaña el último país que, con la supresión del electoradouniversitario (1948), elim inara el sufragio desigual: “El modelo inglés,lentamente, paso a paso, amplió el derecho de sufragio sin retornos,

 pero con largos períodos de reconocim iento formal de desigualdades,y el modelo francés temprana y rápidamente introdujo el derecho deciudadanía universal e igual, pero con frecuentes retrocesos y con unatendencia hacia el aprovechamiento plebiscitario para lograr apoyo

de las masas” (Kohl, 1982, p. 487). Los distintos países pueden ubi-carse en tre estos dos extremos.Por lo general, fueron los partidos obreros los que exigieron y lo-

graron el sufragio universal. No obstante, no se deberían ignorar ex-cepciones como la de Bélgica, donde durante largo tiempo los socia-listas votaron contra el sufragio femenino, ya que temían el voto

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26 DERECHO ELECTORAL

conservador de las mujeres. La democratización del sufragio a travésdel referéndum ha dem ostrado ser poco funcional.

En este contexto, no sólo se considera el ejemplo de Suiza, dondese negó repetidam ente el sufragio femenino, sino también el de Dina-marca, donde en 1969 el electorado se expresó contra la disminuciónde la edad e lectoral a 18 años, la cual sólo fue aceptada diez años mástarde po r un segundo referéndum.

C u a d r o   3 . Participación política en 20 países de la o c d k  , 

en elecáones entre } 850-1989

hasta

1869

1870

1890

1891

1913

1918 

1930

 J931

1940

1943

1959

1960

1969

1970

1979

1980

1989

Bélgica 1.7a 1.8 22.1 27.8 28.5 58.6 57.3 53.4 66.7

Dinamarca 5.3 10.1 12.2 40.4 50.9 51.5 58.7 61.4 65.4

Finlandia 32.8 35.2 48.0 53.9 54.8 63.8

Francia 21.2 21.5 22.4 23.3 23.8 49.1 45.2 46.7 51.9

Grecia 10.0 18.0 15.0 16.4 : 7.2 47.1 54.0 54.0 66.8

Gran Bretaña5.5

12.1 12.1 47.6 47.2 57.2 51.2 43.9 57.2Irlanda 39.6 45.1 45.4 45.1 45.8 47.4

Islandia 10.2 32.1 50.2 47.5 50.4 51.9 62.4

Italia 1.0 4.9 5.3 17.7 60.3 60.5 62.2 72.3

Canadá 19.6 33.2 40.0 42.6 42.0 43.2 51.8

Luxemburgo 47.8 56.7 58.6 53.4 51.8

Países Bajos 2.0 5.3 12.7 41.9 47.2 53.3 54.6 56.0 63.0

 Noruega 2.4 47 20.2 42.6 50.1 54.4 56.1 54.2 62.8

Austria 0. 1.0 17.7 55.0 62.6 62.5 61.2 65.6

Portugal 5.0 5.0 6.2 6.4 8.6 11.6 13.1 62.1 56.1

R. F. de Alemania 15.7 18.3 53.7 54.0 58.1 58.4 61.7 62.4

Suecia 1.0 2.2 10.9 38.8 46.4 53.2 60.9 62.8 65.1

Suiza 5.0 12.7 12.1 21.2 12.1 20.4 16.8 31.5 26.5

España 16.5h 3.9 15.8 13.4 36.7 49.8 56.9

Estados Unidos 18.5b 25.5 35.6 39.1 38.1 37.1 34.5

* Votos emitidos en % de población; se toma la cifra más alta en el periodo indicado. b 187$.Fuente: Sternbcrger/ Vogel/ Nohlen, 1969; Vanhanen, 1976, Nohlen, 1978, 1981.

Los pasos reales hacia la ampliación del sufragio se pueden com- probar mejo r comparativamente mediante datos empíricos cuantita-tivos, ya que las normas legales cualitativas pueden representar pro-gresos de participación muy distintos, dependiendo de las diferentesestructuras sociales en los respectivos países. (Asimismo el proceso de

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DERECHO ELECTORAL 27

industrialización podía tener efectos reductores sobre el cuerpo electo

ral si se mantenían normas censitarias económicas invariables.) Ade

más del número de los electores potenciales en porcentaje de la po blación adulta, el núm ero de votos en porcenta je de la población total

(el llamado gross vatio of voting partiápation  y reproducido en el cua

dro 3) sirve como otro indicador importante, que sin embargo tam bién muestra la participación electoral. De este modo, en la comparación de datos se debe tener en cuenta que en algunos países existe(o existió) una forma de sufragio obligatorio (Bélgica, Italia; hasta1970: Países Bajos).

Por otra parte se debe considerar que —según el grado de movilización social y política de las clases a las que se otorgó el derecho de

sufragio— el de recho de sufragio y la participación electoral evolucionan en contrasentido; esto significa que, frente a un número poten

cialmente más alto de electores, la participación electoral disminuye.

Sin embargo, el indicador aquí considerado es el que mejor demues

tra la “participación electoral como un acto de participación política”.A la vez, demuestra el “grado de movilización política, condicionado

 por las realidades institucionales y las costumbres individuales” de la

 población (Kohl, 1982, p. 480).

Causas y consecuencias de la ampliación del derecho de sufragio

El número de variables que deben ser consideradas para un análisis

causal sistemático de la ampliación del derecho de sufragio es muy

alto, com o ya se ha dicho más arriba. En tre los factores relevantes de

 ben contarse: grado y tiempo de industrialización, cambios de la estructura social, procesos migratorios, diferenciaciones en las relacionessocioculturales (etnias, religiones), tradiciones políticas (más repre

sentativa o más absolutista), cambios constitucionales (parlamenta-

rización, capacidad de adaptación de las elites), como también procesos de secesión y guerras. Ya la relación entre industrialización yampliación del derecho de sufragio varía en alto grado según cada

 país; sobre todo los desplazamientos de secuencia entre los dos proce

sos son de gran importancia para la form a de integración de las clasessociales a las que se extendió el derecho de sufragio.

Ya que no se puede com probar ningu na vinculación d irecta entre el

grado de industrialización y la fuerza del movimiento obrero o delPartido Socialista, no se puede desarrollar ningún modelo general

 para ese ámbito limitado de factores causales relevantes en la extensión del sufragio. La fuerza de los socialistas finlandeses, que llegaron

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28 DERECHO ELECTORAL

al gobierno en 1916, no resultó, por ejemplo, del grado o de la rapidez de la industrialización, ni de la introducción relativamente tem

 prana del sufragio universal, sino de la continuidad de la form aciónde conflictos en la sociedad del siglo xix, dividida en cuatro clases.Tampoco es unívoca la relación entre democratización del sufragio yla parlamentarización del régimen político, las dos corrientes decisi

vas de los cambios constitucionales en Europa a partir de la Revolución francesa. En Gran Bretaña, donde existía un derecho electoral

limitado y, por lo tanto, una rep resentación relativamente homogéneade los intereses sociales, se logró la responsabilidad parlam enta ria delgobierno. Apartándose de esta regla, la parlamentarización del régi

men político en Suecia y Alemania, sólo pudo imponerse después dela democratización del de recho electoral

La intervención específica e histórica de esos factores en el procesode cambios sociales y político-constitucionales {simultánea o no simul

tánea, o como secuencias desplazadas) tuvo consecuencias duraderas

 para: 1)  la capacidad de integración del sistema político y el reconocimiento de las decisiones allí tomadas, 2)  la estructura de la com

 petencia política entre partidos, 3) la distancia ideológica en tre los ac

tores políticos y las pautas de resolución de conflictos políticos.Allí donde un fuerte movimiento obrero ya existente tuvo que lu

char por el derecho al sufragio universal, los partidos obreros se carac

terizaron por su orientación radical hacia la lucha de clases, mientrasque en aquellos otros lugares, donde los movimientos obreros ten íanun acceso más factible a los derechos de participación política, semostraron más bien reformistas y más dispuestos a colaborar con los

 partidos burgueses. Lipset (1983, p. 9) dem uestra la segunda línea de

desarrollo sobre todo con el ejemplo de los países escandinavos (Dinamarca, Noruega, Suecia).

Un proceso similar de integración se puede observar también enGran Bretaña. Dentro de un contexto de ampliación paulatina delderecho de sufragio (véase “La extensión del derecho de sufragio ysus efectos políticos”, pp. 157ss) y del sistema de pluralidad, los liberales estaban dispuestos a establecer acuerdos electorales con el movimiento obrero (Labour Representation Committee),  esto resulta compren

sible sobre todo si se considera que, de cualquier forma, parte de laclase obrera (denominada working class conservatives)  votaba desde un principio a favor del partido burgués-conservador. En el Imperio

Alemán, por el contrario, se combinó el derecho de sufragio universalcon una rigurosa represión contra los socialistas, y el derecho de sufragio fue funcionalizado bajo el gobierno de Bismarck, a favor de losintereses conservadores agrarios, “esperando poder movilizar al elec-

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DERECHO ELECTORAL 29

tor en el campo —que se consideraba incapaz o manipulab ie pero, de

todas formas, depen diente— contra la oposición burguesa (en el sen

tido del desarrollo industrial, y si se quiere también progresista)”(Schultze, en Büsch, 1980, p. 129).

Una consecuencia sustancial de la extensión del derecho de sufragio fue el ascenso de los partidos obreros, algo que sin embargo nocuestionó los fundamentos del rule of capital  (comp. Therborn, 1977).

Por el contrario, el conflicto básico en la sociedad se transfirió al sis

tema político, apaciguándose consecuentemente.Ju n to a la línea de conflicto socioestructural también se tornó signi

ficativa para la representación política la línea de conflicto sociocul-

tural, ya que para reflejar la estructura social del electorado los partidos políticos optaron por la representación proporcional. Como la

integración del movimiento obrero en los países anglosajones se desarrolló en forma diferente, allí no surgió en un inicio la exigencia deun cambio del sistema electoral.

Bajo las condiciones del sufragio universal y de un principio de re

 presentació n estable, pudieron “congelarse” (L ipset/Rokkan) durante varias décadas las estructuras del sistema de partidos siguiendo los

clivajes sociales al final de la prim era G ue rra Mundial.

Amér ic a  La t in a

En la historia política de América Latina, las elecciones no han tenidoel mismo significado que en Europa. Con el comienzo de la independencia, en el primer tercio del siglo xix, se discutieron y aprobaron,

 por cierto, constituciones que estipulaban la designación de los órganos superiores por medio de elecciones. Solamente Brasil siguió sien

do una monarquía hasta finales del siglo. Pero el gobierno constitu

cional tuvo que imponer primero, contra el ejercicio dictatorial del poder, el procedim iento de la elección contra métodos violentos dealcanzar el poder político. Hasta el presente, ha seguido siendo la in

estabilidad política, que se expresa en la constante alternancia entre

dic tadura y democracia, la característica más saliente de la historia po

lítica de América Latina. De allí que las pocas excepciones hayan

 podido sobresalir especialmente: Chile y Uruguay, antes del derrum bede la democracia al comienzo de los años setenta; Costa Rica y Venezuela (desde 1958). Frente a ellos se encuentra una serie de países enlos cuales la democracia apenas ha tenido alguna oportunidad: los

 países de Centroamérica (fuera de Costa Rica) y Paraguay. Pese a esto, por lo general los regím enes auto rita rios no han renunciado a las

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30 DERECHO ELECTORAL

elecciones. Por esto, una segunda característica de la región reside enque las elecciones tengan diversas funciones y significados, que cam

 bian según sea el tipo de régim en y la fase de desarrollo político en

que se encuentre. En otra parte hemos tratado más de cerca la política electoral: la adjudicación de funciones determinadas a elecciones

que no son de naturaleza liberal-pluralista y que se dan en el contextode sistemas semiautoritarios y autoritarios (véase “Elecciones en sistemas autoritarios”, p. 14).

El menor significado de las elecciones en la historia política globalde América Latina, y su diferenciada ejecución con fines de creación de

seguridad y legitimidad para los regímenes autoritarios, ha conduc ido

a que los problemas de la organización de las elecciones para asegurarlos principios constitucionales y juríd icos del de rec ho a voto universal,igual y secreto, no se hayan solucionado sino muy tarde y, en algunos

 países, no hayan sido resueltos satisfactoriamente hasta ahora. Estos problemas en la organización de las elecciones (una tercera caracte

rística de las elecciones latinoamericanas), han contribu ido, así, a disminuir su capacidad legitimadora y a que sus resultados hayan podidoser puestos en duda, justa o injustamente. A m enudo los resultados

electorales has sido falsificados verdaderam ente. Asimismo, suele cuestionarse su resultado con el argum ento no com probado de abuso po

lítico. La diferencia categórica entre poder legítimo, aquí poder democráticamente legitimado, y el poder de facto, ha sido muy pocovalorada como para motivar reformas que podrían haber limpiado el proceso electoral de posibilidades y prácticas de manipulación. Unagran parte de los problemas de la representación política que hoyexisten en países latinoamericanos en proceso de redemocratización,

se refieren a la organización electoral. Sólo recientemente se ha co

menzado a realizar investigaciones comparativas en esta área problemática (véaseJaramillo/León Roesch, 1989).

Cuando preguntemos sobre los efectos de los sistemas electorales

volveremos con frecuencia al otro rasgo. /\m érica Latina es go bernada

 presidencialmente y a las elecciones presidenciales se les asigna claramente un mayor significado. La mentalidad política en estos países seorienta por completo al ejecutivo y su elección. Las elecciones parla

mentarias son secundarias y en algunos países son organizadas de ma

nera tal que a veces ni siquiera se inform a sobre ellas, o, a lo menos, seinforma sólo de manera incompleta. La investigación comparativa, para poder analizar todos sus aspectos, requie re en todo caso de datos

cronológicos en serie seguros (time-series-dates). Sólo recién se ha reunidola estadística electoral de América Latina (Nohlen, 1993) y ya pode

mos recurrir en este libro a los resultados de este muy costoso proyecto.

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DERECHO ELECTORAL 31

En algunos países de América Latina, el derecho a sufragio universal masculino se introdujo en el último tercio del siglo xix. No obs

tante, hay que considerar que, a menudo , este derecho sólo figuró en

la letra de las constituciones, sin que las elecciones desempeñaran algún papel importante en el proceso de la conquista del poder. Al res

 pecto, podría mencionarse aquí como ejemplo el caso de Venezuela,donde existe desde 1864 el derecho a sufragio universal masculino. A

 pesar de ello, sólo a partir de la segunda mitad de este siglo pudo decidirse a través de elecciones sobre las relaciones de poder. Las mu

 je res obtuvieron el derecho a sufragio a partir de los años trein ta, en

algunos países sólo a partir de los años cincuenta y sesenta. En países

con altas tasas de analfabetos, el reconocimiento del derecho a votode este sector constituyó, también, una fecha histórica importante. EnEcuador, Brasil y Perú, el reconocimiento del derecho a voto de losanalfabetos se hizo recién en el marco del proceso de democratización

de los años seten ta y ochenta. Los datos reunidos en el cuadro 4 se re

fieren al establecimiento jurídico-legal de los principios del derecho a

C u a d r o   4 .  Desarrollo del derecho electoral en América Latina

 Derecho electoral, de acuerdo con su introducción

País

Voto universal 

 Hombres Mujeres Analfa

betos

Voto se

creto

Voto

obli

gato

rio

 Introducción 

de la representación 

 proporcional

ArgentinaBol ivi a 1952 1952 1952

19121956

1912

Brasil 1932 1932 1988 1932 1932 1932Chile 1925 1949 1925 1925 1925Colombia 1853/1936 1957 1853 1932 1853Costa Rica 1913 1949 1925 1893 1925Ecuador 1861 1929 1978 1861 1945 1861El Salvador 1883 1939 1950 1961 1950Guatemala 1865 1945 1956 1946 1956EíondurasMéxico

1894 19541958

1894 1960 1894

 Nicaragua 1893 1957 1962 1984 1962Paraguay 18/0 1967 1967 1990 1967PerúR. Dominicana

19311865

1955 1979 19311962

19311924

19311962

LTruguay 1918 1932 1918 1915 1918Venezuela 1894 1946 1946 1958 1946

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32 DERECHO ELECTORAL

sufragio universal para hombres, mujeres, analfabetos, voto secreto,obligatorio o no, y sistema de representación proporcional. No se toma-ron en cuenta las interrupciones producidas por regímenes de facto.

Debe llamarse la atención de que casi todos los países latinoameri-canos han introducido el voto obligatorio. Pese a ello, su violación por

lo general no tiene consecuencias de importancia. Sin embargo, estono ha modificado mucho el hecho de que la participación electoralsea en América Latina más bien baja. El cuadro 5 ofrece la participa-ción electoral, esto es, la cantidad de votos emitidos en relación con la

 población total; se eligió en cada caso el valor más alto por década.Considerando los problemas de rupturas democráticas y de estadística

electoral, las cifras sólo pueden mostrar tendencias.Comparada con Europa o los países industrializados, la democrati-zación del sufragio en América Latina no estuvo vinculada con la in-

dustrialización y el cambio social. Por un lado, no hubo procesos deindustrialización similares, o, en todo caso, se iniciaron mucho des-

 pués, sin que —salvo pocas excepciones— hayan podido dejar atrás lafase de subindustrialización. El surgimiento de estructuras económi-cas heterogéneas contribuyó a petrificar las estructuras sociales, lascuales modificaron la importancia del sufragio universal y de las elec-

ciones. En síntesis, el sufragio universal no era el instrumento pararomper las relaciones de poder reales. Con la redemocratización delos años ochenta, América Latina intenta otra vez, con el voto como

instrumento, un desarrollo democrático y social que mejore las con-diciones de convivencia, de gobernabilidad y de pleno respeto a losderechos humanos en la región.

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C u a d r o   5 . Participación política en América Latina 1910-1990

País 1910

1920

1920

1930

1930

1940

1940

1950

1950

1960

1960

1970

1970

19S0

1980

1990

Argentina 9.0   8.5   12.3   13.6   43.0   44.5   52.3   52.8Bolivia n.d.   n.d.   n.d.   n.d.   4.1   27.4   37.2   26.6

BrasilChile   8.5   5.2   7.0   8.9   12.9   17.9   36.8

Colombia 6.9   11.1   5.9   9.5   17.8   16.4   19.1   25.0Costa Rica   10.9   14.8   14.5   17.6   22.7   32.0   33.2   47.4

Cuba 13.0   10.5   24.9   37.1   15.9   n.d.   n.d.   n.d.Ecuador    n.d.   n.d.   3.0   3.3   8.6   17.8   24.9   22.0El Salvador n.d.   n.d.   16.0   18.0   34.9   17.1   22.0   33.2Guatemala   n.d.   n.d.   n.d.   12.5   14.7   11.5   12.3   24.9HaitíHonduras 11.8   13.1   n.d.   19.1   15.6   27.7   22.4   37.5

México Nicaragua   n.d.   12.7   18.6   17.3   19.2   29.4   36.4   39.8

Panamá n.d.   n.d.   n.d.   23.6   27.6   24.0   43.3   32.1Paraguay n.d.   8.5   11.0   n.d.   15.8   32.9   32.6Perú n.d.   n.d.   n.d.   n.d.   14.9   18.8   25.4   35.2

República DominicanaUruguay 12.1   13.8   19.7   28.5   38.3   44.8   61.0   69.8

Venezuela n.d.   n.d.   n.d.   n.d.   40.1   38.1   40.5   39.2

1Votos válidos

Porcentajes de los votantes en elecciones nacionales en relación con la población. Nomenclatu ra: Las cifras co rresponde n a los años dent ro de un decenio; es decir a=01, b=02, c=03, e tcétera .Fuente: Nublen, 1993.

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II . DERECHO ELECTORAL: REQUISITOS,

DESARROLLO Y CONSECUENCIAS DE LA EXTE NSIÓNDEL SUFRAGIO DEM OCR ÁTICO

So c i e d a d e s   i n d u s t r i a l e s   o c c i d e n t a l !

L \ d e m o c r a c i a   liberal y pluralista en los Estados occidentales industrializados se basa en el reconocimiento del sufragio universal, igual,

directo y secreto. La designación democrática de las autoridades políticas, consti tucionalm ente establecidas — en particula r del parlamento, y en sistemas presidenciales también del presidente— constituye, junto con los derech os de expresión, de reu nión, de asociación yde libertad de prensa, el principio fundamental de las democraciasmodernas.

Los derechos de participación política del ciudadano son hoy —desde el punto de vista norm ativo— irrefu tables, pero tuvieron que

imponerse a lo largo de un extenso proceso histórico.El hecho de que se ejerza periódicamente el sufragio, con el fin deuna renovación política de los órganos representativos en los diferentes niveles, no implica el ejercicio de todos los derechos de participación política. Sin em bargo, las elecciones —com o ya se ha indicado—constituyen la forma más importante de participación institucionalizada y, a la vez, la forma de partic ipac ión en la que se manifiestan enmenor grado las distorsiones socioestructurales.

A continuación nos interesa, ante todo, el proceso de extensión delderecho de sufragio universal e igual, en cuya evolución ha aumentado continuamente el nivel de participación política de la población.Este proceso de difusión no sólo tiene importancia desde el punto devista histórico. Los actuales sistemas de partidos en la mayoría de los países surg ieron durante la expansión del derecho de sufragio, el cual pasó de un electo rado numérica y sorioes truc tu ral mente pequeño ylimitado a un electorado integrado potencialmente por la totalidadde la población adulta.

A partir de las importan tes investigaciones realizadas por S te i n Rok-kan, se considera indispensable estudiar a fondo los diferentes procesos de interrelación compleja para explicar la estructura de los actuales partidos competitivos en los países occidentales industrializados.

19

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20 DERECHO ELECTORAL

Por un lado, la extensión del derecho de sufragio es una variabledependiente y sus causas están vinculadas con dos procesos: primero,el proceso de la revolución industrial, del desarrollo de fuerzas pro

ductivas, de la marcada diferenciación social (clase media, clase obrera) y de la reivindicación de un movimiento obrero que vio en la

lucha por el derecho de sufragio la clave para alcanzar una sociedadnueva e igualitaria (Lipset, 1983, p. 6); segundo, el proceso de la denominada “revolución nacional” a través del nation-building mediante

la inclusión de grupos de población cada vez más amplios en la uni

ficación del Estado nacional, o como fruto del canje del deber de defensa nacional de la población contra la amenaza externa.

Por otro lado, la difusión del derech o de sufragio (como variable independiente) influye sobre la estructura de los sistemas de partidos,que fueron concebidos bajo las condiciones históricas específicas decada país; sus factores explicativos fundamentales e interrelacionadosson: el momento de avance de la extensión del derecho de sufragio,

los cambios socioeconómicos y la flexibilidad de las elites, como res puesta a la creciente exigencia de participación de las clases bajas.

Principios del derecho electoral

Los principios del derecho electoral han sufrido un cambio conceptual e histórico-jurídico. Se debe considerar, por consiguiente, no sólosi el sufragio era universal, sino también lo que se entendía por “uni

versal”. En el siglo xix, el concepto de sufragio universal comprendíasólo el de recho de sufragio masculino. Hoy existen para las elecciones

democráticas cuatro principios básicos, los cuales están claramente

definidos y pu eden ser confrontados con las norm as históricas del derecho de sufragio. Los principios fundam entales del derecho de sufra

gio universal, igual, directo y secreto tien en po r lo general rango constitucional.

Sufragio universal

Esta forma juríd ica significa que, en principio, todo c iudadano tieneel derecho de elegir y ser elegido independientemente de sexo, raza,lengua, ingresos o propiedad, profesión, estamento o clase social, educación, religión o convicción política. Este principio no es incompati

 ble con la exigencia de otros requisitos como una determ inada edad,ejercicio de la ciudadanía (nacionalidad), residencia, posesión de las

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DERECHO ELECTORAL 21

facultades mentales y de los derechos civiles así como de la plena ca-

 pacidad ju rídica.

Desde una perspectiva histórica se pueden distinguir, en lo esencial,tres modos de restricción del derecho de sufragio:

1. Por medio de la exclusión directa de determ inados grupos de la población, por ejemplo de minorías étnicas o religiosas, de per-sonas que se encuentran en situación de dependencia, mujeres,

etcétera.

2. Por limitación o imposición de un censo (sufragio censitario) te-niendo que probar una cierta propiedad, o el pago de determi-

nados impuestos, o tener determ inados ingresos.3. La exigencia de una cierta educación (censo de educación) bajo

la form a de una educación primaria formal o de ejercicio de una profesión (sufragio capacitario). Como mínimo, estas restriccio-

nes significaron la exclusión de los analfabetos.

El principio del sufragio universal puede verse afectado tangencial-mente a través del límite de edad para sufragar, por ejemplo cuando

es excesiva la diferencia entre la mayoría de edad y la edad paraejercer el sufragio.

Sufragio igual

Este principio implica que la influencia del voto de todos los electores

es igual, y no debe ser diferenciada en razón de propiedad, ingresos,

capacidad impositiva, educación, religión, raza, sexo, u orientación po-lítica. Se postula bajo este principio de igualdad de sufragio, la igual-dad cuantitativa de los votos de los electores. El principio de sufragio

igual es incompatible con todas las formas de voto plural, de clase, ode casta: 1) en el voto de clase o de casta se subdivide el electorado en

grupos de marcada diferenciación numérica, que eligen un número

fijo de diputados. 2) En el voto plural, se diferencia la cantidad de vo-tos de que dispone cada elector mediante el otorgamiento de votos

adicionales a determ inados grupos de personas (terratenientes, jefesde familia, etcétera).

El principio de sufragio igual es relevante también para la organi-zación de las elecciones, especialmente en el ámbito de la distribuciónde las circunscripciones electorales. Para que la igualdad cuantitativa delos votos permanezca garantizada, se debe tener cuidado en la distri-

 bución de las circunscripciones electorales con el fin de lograr, por 

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22 DERECHO ELECTORAL

ejemplo, una relación igual entre la población (o el electorado) y elnúmero de diputados que deben ser elegidos en relación con la pro-

 porción nacional (clave de la representació n). Como ha sostenido co-rrectamente K. H. Seifert (1976, p. 50). el postulado de la igualdaddel voto es “hoy (en las democracias occidentales), prácticamente elmás importan te de todos los principios del derecho electoral”.

Sufragio secreto

Este principio exige que la decisión del elector, en forma de emisión

del voto (hoy por lo general mediante una boleta electoral), no seaconocida por otros. El principio de voto secreto se opone a todas lasformas de emisión abierta (voto por escrito) o emisión pública (pormano alzada o aclamación). Con el fin de garantizar el voto secreto, sehan introducido hoy en la organización electoral la cabina electoral,

las boletas oficiales opacas, las urna s electorales selladas, etcétera .

Sufragio directo

En elecciones directas o inmediatas, el elec tor mismo determ ina a lostitulares de los escaños; p or el contrario , en las elecciones indirectas omediatas, el cuerpo intermedio (colegio electoral) es previamenteelegido y se en cu en tra entre el elector y tos diputados. Se debe distin-guir entre elección ind irecta formal (el colegio electoral está obligadoa respetar el voto del elector primario) y elección m aterialmente indi-

recta (el colegio electoral no tiene ese compromiso y elige a los titu-lares de escaños según propio ju ic io ).

Sufragio libre

También se encuentra en las constituciones, au nque esporádicamen-te, el principio de la libertad de elección. Como se ha expresado másarriba, la libertad de elección es una exigencia fundamental de laelección misma; sin ella no existiría en absoluto una elección. Es dis-

cutible, si el principio implica más de lo que los otros principios ya im- plican. De todas maneras, si se le da valor propio al principio de liber-tad de elección, éste significa “que el acto d e la emisión del voto debeser ejercido sin coerción y sin presión ilícita” (BVerfGP 44, 125). Porotra parte, vale reconocer la alta importancia del concepto de elec-

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DERECHO ELECTORAL 23

ciones libres en los procesos de democratizacón o redemocratización

de los sistemas políticos.

Proceso de imposición del sufragio democrático

La difusión del sufragio universal e igual (one man/person, one vote, one valué)  se desarrolló de forma muy diferenciada en los distintos paísesindustriales occidentales. El proceso tuvo lugar a lo largo de un siglo:antes de 1848 no existía en nin gú n país el sufragio universal masculi

no. El sufragio democrático se estableció inmediatamente después de

la segunda Guerra Mundial en todos los países con pocas excepciones(en Suiza, las mujeres permanecieron excluidas del derecho electoral

C u a d r o   2 .  Democratización del sufragio en 22 países de la o c d e  a

Sufrago universal Sufrago universal

  masculino femenino

Alemania ( r f a ) 1869/1871 1919Australia 1903 1908Austria 1907 1918Bélgica 1919 1948Canadá 1920 1920Dinamarca 1915/1918 1918España 1869/1907 1869/1931Finlandia 1906 1906Francia 1848 1946

Gran Bretaña 1918 1928Grecia 1877 1952Irlanda 1918/1922 1918/1922Islandia 1915 1915Italia 1912/1918 1946Japón 1925 1947Luxemburgo 1918/1919 1919

 Noruega 1897 1913 Nueva Zelanda 1889 1893Países bajos 1917 1919

Portugal 1911 1974Suecia 1921 1921Suiza 1848/1879 1971

11Primera introducción; no se consideran derogaciones posteriores del sufragio universal{como en España 1936-1976) y restos del sufragio limitado (como en Australia respecto de losaborígenes, quienes apenas en 1962 lograron el derecho de sufragio).

Fuente: Stemberger/Vogel/Nohlen, 1969, Nolilen, iy78.

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24 DERECHO ELECTORAL

F i g u r a   1.  Evolución del sufragio en algunos países industrializados

1848  1860  1872  1884  1896  1908  1-120  1932  1944  1976

¡ _______ l----------- 1 _______  l _______  J _______  i _______ J _______  | _______  i ____________  | ________ 

Bélgica

Dinamarca

Alemania

(imperio)

Francia

Gran Bretaña

Italia

Suecia

España

Canadá

EUA

hombressufragio mujerobliga torio sufragio limitado sufragio universa]

secreto secreto plural

hombres mayores de 30

oto secreto, igual!

hombres sufragio universal

I™ sufragio univ. __ masculino

abierto abierto secreto secreto plural igual plural igualdesigual

" 7 sufragio.ü- universal

Barra más amplia = extensión del sufragio. S. U. = sufragio universal G.C. = Guerra Civil

Fuente: Rokkan-Svásand, 1978, p. 40, en Nohlen, 1984, p. 26.

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DERECHO ELECTORAL 25

hasta 1971; en la España franquista dominó hasta 1975 la idea delsufragio orgánico; en Portugal no se elegía democráticamente). Encomparación (ver cuadro 2), se pueden distinguir los países que intro-

dujeron muy temprano el sufragio universal masculino (Francia, Ale-mania, Suiza, en determinadas épocas España, Nueva Zelanda).

Algunos países (Australia, Finlandia, Austria) no introdujeron el su-fragio universal masculino sino hasta inicios de la primera G uerra Mun-dial, los otros aun durante o inmediatamente después de ella, tanto esasí que en 1920 el sufragio universal masculino ya existía en todos los

 países industrializados occidentales. Antes de 1900, sólo en Nueva Ze-landa gozaban del derecho de voto las mujeres; al comienzo de este

siglo también en Finlandia y Noruega. Después de la primera GuerraMundial la mayoría de los Estados introdujeron también el sufragiofemenino (algunos al mismo tiempo el sufragio universal masculino).Sólo en una serie de países latinos predominantemente católicos, seconcedió el sufragio a la mujer recién después de la segunda GuerraMundial (Francia, Italia, Bélgica, Portugal, España; el ya mencionadocaso particular de Suiza).

La gradual supresión de las limitaciones del derecho de sufragio in-cluyó, por lo general, todos sus principios a la vez hasta alcanzar fi-nalmente el nivel de sufragio democrático. Se destacan los casos diver-gentes de Prusia y Bélgica. En Prusia se mantuvo el sufragio desigual,indirecto y público a través del sufragio de tres clases junto con elsufragio universal prevaleciente en el Imperio. En Bélgica se forta-leció la desigualdad del valor del voto con la ampliación del sufragio.Excepto en Prusia, hasta la prim era Guerra Mundial, el sufragio direc-to y secreto pu do imponerse en todos los países.

SÍ se presta atención al modelo de desarrollo del sufragio demo-

crático elaborado por Rokkan (1970), no sorprende que finalmentefuera Gran Bretaña el último país que, con la supresión del electoradouniversitario (1948), elim inara el sufragio desigual: “El modelo inglés,lentamente, paso a paso, amplió el derecho de sufragio sin retornos,

 pero con largos períodos de reconocim iento formal de desigualdades,y el modelo francés temprana y rápidamente introdujo el derecho deciudadanía universal e igual, pero con frecuentes retrocesos y con unatendencia hacia el aprovechamiento plebiscitario para lograr apoyo

de las masas” (Kohl, 1982, p. 487). Los distintos países pueden ubi-carse en tre estos dos extremos.Por lo general, fueron los partidos obreros los que exigieron y lo-

graron el sufragio universal. No obstante, no se deberían ignorar ex-cepciones como la de Bélgica, donde durante largo tiempo los socia-listas votaron contra el sufragio femenino, ya que temían el voto

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26 DERECHO ELECTORAL

conservador de las mujeres. La democratización del sufragio a travésdel referéndum ha dem ostrado ser poco funcional.

En este contexto, no sólo se considera el ejemplo de Suiza, dondese negó repetidam ente el sufragio femenino, sino también el de Dina-marca, donde en 1969 el electorado se expresó contra la disminuciónde la edad e lectoral a 18 años, la cual sólo fue aceptada diez años mástarde po r un segundo referéndum.

C u a d r o   3 . Participación política en 20 países de la o c d k  , 

en elecáones entre } 850-1989

hasta

1869

1870

1890

1891

1913

1918 

1930

 J931

1940

1943

1959

1960

1969

1970

1979

1980

1989

Bélgica 1.7a 1.8 22.1 27.8 28.5 58.6 57.3 53.4 66.7

Dinamarca 5.3 10.1 12.2 40.4 50.9 51.5 58.7 61.4 65.4

Finlandia 32.8 35.2 48.0 53.9 54.8 63.8

Francia 21.2 21.5 22.4 23.3 23.8 49.1 45.2 46.7 51.9

Grecia 10.0 18.0 15.0 16.4 : 7.2 47.1 54.0 54.0 66.8

Gran Bretaña5.5

12.1 12.1 47.6 47.2 57.2 51.2 43.9 57.2Irlanda 39.6 45.1 45.4 45.1 45.8 47.4

Islandia 10.2 32.1 50.2 47.5 50.4 51.9 62.4

Italia 1.0 4.9 5.3 17.7 60.3 60.5 62.2 72.3

Canadá 19.6 33.2 40.0 42.6 42.0 43.2 51.8

Luxemburgo 47.8 56.7 58.6 53.4 51.8

Países Bajos 2.0 5.3 12.7 41.9 47.2 53.3 54.6 56.0 63.0

 Noruega 2.4 47 20.2 42.6 50.1 54.4 56.1 54.2 62.8

Austria 0. 1.0 17.7 55.0 62.6 62.5 61.2 65.6

Portugal 5.0 5.0 6.2 6.4 8.6 11.6 13.1 62.1 56.1

R. F. de Alemania 15.7 18.3 53.7 54.0 58.1 58.4 61.7 62.4

Suecia 1.0 2.2 10.9 38.8 46.4 53.2 60.9 62.8 65.1

Suiza 5.0 12.7 12.1 21.2 12.1 20.4 16.8 31.5 26.5

España 16.5h 3.9 15.8 13.4 36.7 49.8 56.9

Estados Unidos 18.5b 25.5 35.6 39.1 38.1 37.1 34.5

* Votos emitidos en % de población; se toma la cifra más alta en el periodo indicado. b 187$.Fuente: Sternbcrger/ Vogel/ Nohlen, 1969; Vanhanen, 1976, Nohlen, 1978, 1981.

Los pasos reales hacia la ampliación del sufragio se pueden com- probar mejo r comparativamente mediante datos empíricos cuantita-tivos, ya que las normas legales cualitativas pueden representar pro-gresos de participación muy distintos, dependiendo de las diferentesestructuras sociales en los respectivos países. (Asimismo el proceso de

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DERECHO ELECTORAL 27

industrialización podía tener efectos reductores sobre el cuerpo electo

ral si se mantenían normas censitarias económicas invariables.) Ade

más del número de los electores potenciales en porcentaje de la po blación adulta, el núm ero de votos en porcenta je de la población total

(el llamado gross vatio of voting partiápation  y reproducido en el cua

dro 3) sirve como otro indicador importante, que sin embargo tam bién muestra la participación electoral. De este modo, en la comparación de datos se debe tener en cuenta que en algunos países existe(o existió) una forma de sufragio obligatorio (Bélgica, Italia; hasta1970: Países Bajos).

Por otra parte se debe considerar que —según el grado de movilización social y política de las clases a las que se otorgó el derecho de

sufragio— el de recho de sufragio y la participación electoral evolucionan en contrasentido; esto significa que, frente a un número poten

cialmente más alto de electores, la participación electoral disminuye.

Sin embargo, el indicador aquí considerado es el que mejor demues

tra la “participación electoral como un acto de participación política”.A la vez, demuestra el “grado de movilización política, condicionado

 por las realidades institucionales y las costumbres individuales” de la

 población (Kohl, 1982, p. 480).

Causas y consecuencias de la ampliación del derecho de sufragio

El número de variables que deben ser consideradas para un análisis

causal sistemático de la ampliación del derecho de sufragio es muy

alto, com o ya se ha dicho más arriba. En tre los factores relevantes de

 ben contarse: grado y tiempo de industrialización, cambios de la estructura social, procesos migratorios, diferenciaciones en las relacionessocioculturales (etnias, religiones), tradiciones políticas (más repre

sentativa o más absolutista), cambios constitucionales (parlamenta-

rización, capacidad de adaptación de las elites), como también procesos de secesión y guerras. Ya la relación entre industrialización yampliación del derecho de sufragio varía en alto grado según cada

 país; sobre todo los desplazamientos de secuencia entre los dos proce

sos son de gran importancia para la form a de integración de las clasessociales a las que se extendió el derecho de sufragio.

Ya que no se puede com probar ningu na vinculación d irecta entre el

grado de industrialización y la fuerza del movimiento obrero o delPartido Socialista, no se puede desarrollar ningún modelo general

 para ese ámbito limitado de factores causales relevantes en la extensión del sufragio. La fuerza de los socialistas finlandeses, que llegaron

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28 DERECHO ELECTORAL

al gobierno en 1916, no resultó, por ejemplo, del grado o de la rapidez de la industrialización, ni de la introducción relativamente tem

 prana del sufragio universal, sino de la continuidad de la form aciónde conflictos en la sociedad del siglo xix, dividida en cuatro clases.Tampoco es unívoca la relación entre democratización del sufragio yla parlamentarización del régimen político, las dos corrientes decisi

vas de los cambios constitucionales en Europa a partir de la Revolución francesa. En Gran Bretaña, donde existía un derecho electoral

limitado y, por lo tanto, una rep resentación relativamente homogéneade los intereses sociales, se logró la responsabilidad parlam enta ria delgobierno. Apartándose de esta regla, la parlamentarización del régi

men político en Suecia y Alemania, sólo pudo imponerse después dela democratización del de recho electoral

La intervención específica e histórica de esos factores en el procesode cambios sociales y político-constitucionales {simultánea o no simul

tánea, o como secuencias desplazadas) tuvo consecuencias duraderas

 para: 1)  la capacidad de integración del sistema político y el reconocimiento de las decisiones allí tomadas, 2)  la estructura de la com

 petencia política entre partidos, 3) la distancia ideológica en tre los ac

tores políticos y las pautas de resolución de conflictos políticos.Allí donde un fuerte movimiento obrero ya existente tuvo que lu

char por el derecho al sufragio universal, los partidos obreros se carac

terizaron por su orientación radical hacia la lucha de clases, mientrasque en aquellos otros lugares, donde los movimientos obreros ten íanun acceso más factible a los derechos de participación política, semostraron más bien reformistas y más dispuestos a colaborar con los

 partidos burgueses. Lipset (1983, p. 9) dem uestra la segunda línea de

desarrollo sobre todo con el ejemplo de los países escandinavos (Dinamarca, Noruega, Suecia).

Un proceso similar de integración se puede observar también enGran Bretaña. Dentro de un contexto de ampliación paulatina delderecho de sufragio (véase “La extensión del derecho de sufragio ysus efectos políticos”, pp. 157ss) y del sistema de pluralidad, los liberales estaban dispuestos a establecer acuerdos electorales con el movimiento obrero (Labour Representation Committee),  esto resulta compren

sible sobre todo si se considera que, de cualquier forma, parte de laclase obrera (denominada working class conservatives)  votaba desde un principio a favor del partido burgués-conservador. En el Imperio

Alemán, por el contrario, se combinó el derecho de sufragio universalcon una rigurosa represión contra los socialistas, y el derecho de sufragio fue funcionalizado bajo el gobierno de Bismarck, a favor de losintereses conservadores agrarios, “esperando poder movilizar al elec

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DERECHO ELECTORAL 29

tor en el campo —que se consideraba incapaz o manipulab ie pero, de

todas formas, depen diente— contra la oposición burguesa (en el sen

tido del desarrollo industrial, y si se quiere también progresista)”(Schultze, en Büsch, 1980, p. 129).

Una consecuencia sustancial de la extensión del derecho de sufragio fue el ascenso de los partidos obreros, algo que sin embargo nocuestionó los fundamentos del rule of capital  (comp. Therborn, 1977).

Por el contrario, el conflicto básico en la sociedad se transfirió al sis

tema político, apaciguándose consecuentemente.Ju n to a la línea de conflicto socioestructural también se tornó signi

ficativa para la representación política la línea de conflicto sociocul-

tural, ya que para reflejar la estructura social del electorado los partidos políticos optaron por la representación proporcional. Como la

integración del movimiento obrero en los países anglosajones se desarrolló en forma diferente, allí no surgió en un inicio la exigencia deun cambio del sistema electoral.

Bajo las condiciones del sufragio universal y de un principio de re

 presentació n estable, pudieron “congelarse” (L ipset/Rokkan) durante varias décadas las estructuras del sistema de partidos siguiendo los

clivajes sociales al final de la prim era G ue rra Mundial.

Amér ic a  La t in a

En la historia política de América Latina, las elecciones no han tenidoel mismo significado que en Europa. Con el comienzo de la independencia, en el primer tercio del siglo xix, se discutieron y aprobaron,

 por cierto, constituciones que estipulaban la designación de los órganos superiores por medio de elecciones. Solamente Brasil siguió sien

do una monarquía hasta finales del siglo. Pero el gobierno constitu

cional tuvo que imponer primero, contra el ejercicio dictatorial del poder, el procedim iento de la elección contra métodos violentos dealcanzar el poder político. Hasta el presente, ha seguido siendo la in

estabilidad política, que se expresa en la constante alternancia entre

dic tadura y democracia, la característica más saliente de la historia po

lítica de América Latina. De allí que las pocas excepciones hayan

 podido sobresalir especialmente: Chile y Uruguay, antes del derrum bede la democracia al comienzo de los años setenta; Costa Rica y Venezuela (desde 1958). Frente a ellos se encuentra una serie de países enlos cuales la democracia apenas ha tenido alguna oportunidad: los

 países de Centroamérica (fuera de Costa Rica) y Paraguay. Pese a esto, por lo general los regím enes auto rita rios no han renunciado a las

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30 DERECHO ELECTORAL

elecciones. Por esto, una segunda característica de la región reside enque las elecciones tengan diversas funciones y significados, que cam

 bian según sea el tipo de régim en y la fase de desarrollo político en

que se encuentre. En otra parte hemos tratado más de cerca la política electoral: la adjudicación de funciones determinadas a elecciones

que no son de naturaleza liberal-pluralista y que se dan en el contextode sistemas semiautoritarios y autoritarios (véase “Elecciones en sistemas autoritarios”, p. 14).

El menor significado de las elecciones en la historia política globalde América Latina, y su diferenciada ejecución con fines de creación de

seguridad y legitimidad para los regímenes autoritarios, ha conduc ido

a que los problemas de la organización de las elecciones para asegurarlos principios constitucionales y juríd icos del de rec ho a voto universal,igual y secreto, no se hayan solucionado sino muy tarde y, en algunos

 países, no hayan sido resueltos satisfactoriamente hasta ahora. Estos problemas en la organización de las elecciones (una tercera caracte

rística de las elecciones latinoamericanas), han contribu ido, así, a disminuir su capacidad legitimadora y a que sus resultados hayan podidoser puestos en duda, justa o injustamente. A m enudo los resultados

electorales has sido falsificados verdaderam ente. Asimismo, suele cuestionarse su resultado con el argum ento no com probado de abuso po

lítico. La diferencia categórica entre poder legítimo, aquí poder democráticamente legitimado, y el poder de facto, ha sido muy pocovalorada como para motivar reformas que podrían haber limpiado el proceso electoral de posibilidades y prácticas de manipulación. Unagran parte de los problemas de la representación política que hoyexisten en países latinoamericanos en proceso de redemocratización,

se refieren a la organización electoral. Sólo recientemente se ha co

menzado a realizar investigaciones comparativas en esta área problemática (véaseJaramillo/León Roesch, 1989).

Cuando preguntemos sobre los efectos de los sistemas electorales

volveremos con frecuencia al otro rasgo. /\m érica Latina es go bernada

 presidencialmente y a las elecciones presidenciales se les asigna claramente un mayor significado. La mentalidad política en estos países seorienta por completo al ejecutivo y su elección. Las elecciones parla

mentarias son secundarias y en algunos países son organizadas de ma

nera tal que a veces ni siquiera se inform a sobre ellas, o, a lo menos, seinforma sólo de manera incompleta. La investigación comparativa, para poder analizar todos sus aspectos, requie re en todo caso de datos

cronológicos en serie seguros (time-series-dates). Sólo recién se ha reunidola estadística electoral de América Latina (Nohlen, 1993) y ya pode

mos recurrir en este libro a los resultados de este muy costoso proyecto.

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DERECHO ELECTORAL 31

En algunos países de América Latina, el derecho a sufragio universal masculino se introdujo en el último tercio del siglo xix. No obs

tante, hay que considerar que, a menudo , este derecho sólo figuró en

la letra de las constituciones, sin que las elecciones desempeñaran algún papel importante en el proceso de la conquista del poder. Al res

 pecto, podría mencionarse aquí como ejemplo el caso de Venezuela,donde existe desde 1864 el derecho a sufragio universal masculino. A

 pesar de ello, sólo a partir de la segunda mitad de este siglo pudo decidirse a través de elecciones sobre las relaciones de poder. Las mu

 je res obtuvieron el derecho a sufragio a partir de los años trein ta, en

algunos países sólo a partir de los años cincuenta y sesenta. En países

con altas tasas de analfabetos, el reconocimiento del derecho a votode este sector constituyó, también, una fecha histórica importante. EnEcuador, Brasil y Perú, el reconocimiento del derecho a voto de losanalfabetos se hizo recién en el marco del proceso de democratización

de los años seten ta y ochenta. Los datos reunidos en el cuadro 4 se re

fieren al establecimiento jurídico-legal de los principios del derecho a

C u a d r o   4 .  Desarrollo del derecho electoral en América Latina

 Derecho electoral, de acuerdo con su introducción

País

Voto universal 

 Hombres Mujeres Analfa

betos

Voto se

creto

Voto

obli

gato

rio

 Introducción 

de la representación 

 proporcional

ArgentinaBol ivi a 1952 1952 1952

19121956

1912

Brasil 1932 1932 1988 1932 1932 1932Chile 1925 1949 1925 1925 1925Colombia 1853/1936 1957 1853 1932 1853Costa Rica 1913 1949 1925 1893 1925Ecuador 1861 1929 1978 1861 1945 1861El Salvador 1883 1939 1950 1961 1950Guatemala 1865 1945 1956 1946 1956EíondurasMéxico

1894 19541958

1894 1960 1894

 Nicaragua 1893 1957 1962 1984 1962Paraguay 18/0 1967 1967 1990 1967PerúR. Dominicana

19311865

1955 1979 19311962

19311924

19311962

LTruguay 1918 1932 1918 1915 1918Venezuela 1894 1946 1946 1958 1946

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32 DERECHO ELECTORAL

sufragio universal para hombres, mujeres, analfabetos, voto secreto,obligatorio o no, y sistema de representación proporcional. No se toma-ron en cuenta las interrupciones producidas por regímenes de facto.

Debe llamarse la atención de que casi todos los países latinoameri-canos han introducido el voto obligatorio. Pese a ello, su violación por

lo general no tiene consecuencias de importancia. Sin embargo, estono ha modificado mucho el hecho de que la participación electoralsea en América Latina más bien baja. El cuadro 5 ofrece la participa-ción electoral, esto es, la cantidad de votos emitidos en relación con la

 población total; se eligió en cada caso el valor más alto por década.Considerando los problemas de rupturas democráticas y de estadística

electoral, las cifras sólo pueden mostrar tendencias.Comparada con Europa o los países industrializados, la democrati-zación del sufragio en América Latina no estuvo vinculada con la in-

dustrialización y el cambio social. Por un lado, no hubo procesos deindustrialización similares, o, en todo caso, se iniciaron mucho des-

 pués, sin que —salvo pocas excepciones— hayan podido dejar atrás lafase de subindustrialización. El surgimiento de estructuras económi-cas heterogéneas contribuyó a petrificar las estructuras sociales, lascuales modificaron la importancia del sufragio universal y de las elec-

ciones. En síntesis, el sufragio universal no era el instrumento pararomper las relaciones de poder reales. Con la redemocratización delos años ochenta, América Latina intenta otra vez, con el voto como

instrumento, un desarrollo democrático y social que mejore las con-diciones de convivencia, de gobernabilidad y de pleno respeto a losderechos humanos en la región.

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C u a d r o   5 . Participación política en América Latina 1910-1990

País 1910

1920

1920

1930

1930

1940

1940

1950

1950

1960

1960

1970

1970

19S0

1980

1990

Argentina 9.0   8.5   12.3   13.6   43.0   44.5   52.3   52.8Bolivia n.d.   n.d.   n.d.   n.d.   4.1   27.4   37.2   26.6

BrasilChile   8.5   5.2   7.0   8.9   12.9   17.9   36.8

Colombia 6.9   11.1   5.9   9.5   17.8   16.4   19.1   25.0Costa Rica   10.9   14.8   14.5   17.6   22.7   32.0   33.2   47.4

Cuba 13.0   10.5   24.9   37.1   15.9   n.d.   n.d.   n.d.Ecuador    n.d.   n.d.   3.0   3.3   8.6   17.8   24.9   22.0El Salvador n.d.   n.d.   16.0   18.0   34.9   17.1   22.0   33.2Guatemala   n.d.   n.d.   n.d.   12.5   14.7   11.5   12.3   24.9HaitíHonduras 11.8   13.1   n.d.   19.1   15.6   27.7   22.4   37.5

México Nicaragua   n.d.   12.7   18.6   17.3   19.2   29.4   36.4   39.8

Panamá n.d.   n.d.   n.d.   23.6   27.6   24.0   43.3   32.1Paraguay n.d.   8.5   11.0   n.d.   15.8   32.9   32.6Perú n.d.   n.d.   n.d.   n.d.   14.9   18.8   25.4   35.2

República DominicanaUruguay 12.1   13.8   19.7   28.5   38.3   44.8   61.0   69.8

Venezuela n.d.   n.d.   n.d.   n.d.   40.1   38.1   40.5   39.2

1Votos válidos

Porcentajes de los votantes en elecciones nacionales en relación con la población. Nomenclatu ra: Las cifras co rresponde n a los años dent ro de un decenio; es decir a=01, b=02, c=03, e tcétera .Fuente: Nublen, 1993.

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IV. SISTEMA ELEC TOR AL: EL EM EN TO S PARTICULARES

Y EFEC TOS DE LO S SISTEMAS ELEC TOR ALES

Los s is t ema s   electorales representan estructuras complejas compues-tos por una gran cantidad de elementos diferentes, los cuales pued enser combinados casi de cualquier modo.

Los sistemas electorales establecen normas para cuatro áreas.

1. Distribución de las circunscripciones electorales

2. Candidaturas3. Votación

4. Conversión de votos en escaños

En cada una de estas áreas hay un amplio margen creativo. Además,las reglas técnicas de una de las áreas pueden ser combinadas de múl-tiples formas con las de otras áreas. Los diferentes elementos produ-

cen efectos muy diversos sobre el resultado electoral. Lo importante

es que la combinación de ios elementos permite reforzar, compensaro neutralizar sus efectos específicos.

Los efectos políticos de los sistemas electorales dependen rara vezde un solo elemento. En la mayoría de los casos, es la combinación devarios elementos lo que produce ciertas consecuencias políticas de un

sistema electoral.

Dis t r ib u c ió n  d e  c ir c u n s c r ipc io n e s  e l e c t o r a l e s

La distribución de las circunscripciones electorales es de importancia

vital para las oportunidades electorales de los partidos políticos. No es

 por casualidad que la dis tribución de las circunscripciones electorales

repre senta una de las cuestiones políticamente más discutida, cuandose trata de elaborar y evaluar un sistema electoral. La crítica de la

oposición política al sistema electoral se refiere a menudo a la distri-

 bución de las circunscripciones electorales. Así, por ejemplo , el per- juicio sufrido por la socialdemocracia alemana en las elecciones im pe-riales resultaba de la distribución de las circunscripciones electorales,ya que no se ajustaba al cambio demográfico, de manera que en las

47

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48 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

áreas urbanas, donde la socialdemocracia tenía mayor fuerza, la pro- porció n poblacional por escaños era mucho mayor que en las áreas

rurales (de tendencia conservadora). En consecuencia, la socialde-

mocracia luchó por la representación proporcional, la cual fue intro-ducida en la República de Weimar de tal modo que la distribución delas circunscripciones electorales dejó de tener importancia para laasignación de escaños, pues los partidos obtenían un escaño por cada60000 votos. (Véase “El sistema proporcional del método automá-tico”, p. 196.)

Las circunscripciones electorales no pueden definirse de una vezy para siempre. Los procesos migratorios exigen el ajuste perma-

nente de las circunscripciones a las nuevas realidades demográficas,ya sea mediante un cambio geográfico de los límites de las circuns-cripciones electorales o mediante el cambio en el número de escañosen la circunscripción. En consecuencia, la crítica de la distribución de

las circunscripciones electorales tiene dos puntos de partida: por un

lado, la manipulación activa en beneficio de un partido o un a ten de n-cia política, y po r otro, la omisión de reformas necesarias.

 Representación igual o desigual

Mediante la variación de la relación entre población y escaños, se

 puede m anipular la representació n política en favor de ciertos parti-dos o grupo s sociales. La represen tación desigual de los sectores socia-

les, sobre todo en cuanto a las áreas urbanas y rurales, es tradicionalen casi todos los países.

Sin embargo, según el principio democrático cada voto debe tener

el mismo peso. La igualdad de los votos —un princip io universal estre-chamente vinculado con la extensión del sufragio universal— se logra

cuando cada escaño representa la misma cantidad de habitantes (o deelectores, en algunos casos también de los votos válidos emitidos) entodo el territorio electoral. Sin embargo, hay argumentos políticosconsiderados como justificados que perm iten desviaciones del p rinci- pio de igualdad. En la cuna de la democracia parlamenta ria, Gran

Bretaña, la represen tación está po nd erada con arreg lo a las cuatro re-

giones (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte). (Véase “Distri-

 bución de las circunscripciones electo ra les”, p. 47). En la mayoría delos casos se desea otorgar a la población rural en desventaja una re- presentación desproporcio nal a fin de forta lecer su influencia sobre

los actores nacionales. Pero a menudo este argumento no es sincero, pues lo que se busca es que la representació n desigual se convierta en

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 49

una ventaja político-partidista. Por otra parte, tal argumentación noconvence, porque las áreas rurales favorecidas son representadas, en

general, por políticos que defienden el statu quo social y no tienen interés en reformas estructurales.

Con frecuencia se traspasan los límites tolerables de desviación del

 principio de igualdad elim inando así el sufragio igual. El resultadoelectoral se convierte en pro ducto de m anipulaciones.

C u a d r o   6 .  Habitantes/electores por escaño en algunos países

País  Año Un escaño por cada Tipo de(extremos) circunscripción *

Brasil 1962 2.100- 53.5001986 4.663 - 499.800 Plurinominal

Chile 1969 28.000 - 296.000 Plurinominal1989 23.913- 116.871 Binominal

España 1977 35.500-141.2001989 Plurinominal

Francia 1973 9.520- 60.000 UninominalImperio

Alemán 1907 18.800-220.000 UninominalRepública

Dominicana 1986 9.139- 68.016 Plurinominal

* Circunscripción uninominal = un soto escaño por circunscripción. Circunscripción pturi-nominal = más de un escaño por circunscripción.Fuerue: Nohlen, 1978, y actualización.

La aplicación del principio de igualdad mediante la fijación de un

 promedio de habitantes por escaños tiene dos variantes técnicas. La

 prim era implica la distribución de circunscripciones electora les con

un número de habitantes cercano a la proporción por escaño. Esta

fórmula se aplica básicamente dividiendo el país en circunscripcionesuninominales cuyos límites deben ajustarse constantemente a la variación demográfica. La segunda fórmula implica el cómputo de la

 proporció n de escaños atribuib le a una circunscripción electora l con base en el núm ero total (o parcial) de habitantes. Este método se apli

ca generalmente en los sistemas con circunscripciones plurinomina-les. El número de escaños por circunscripción varía entonces conarreg lo a la variación demográfica.

El tamaño de la circunscripción también puede variar según el nú

mero del electorado. Así, por ejemplo, la constitución portuguesa de

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50 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

1976 prescribe que en circunscripciones plurinominales, los escañosdeben ser proporcionalmente distribuidos en relación con los electores inscritos. Los tamaños de las circunscripciones pueden provocaruna distorsión, si un país muestra grandes diferencias de desarrollo.En Brasil se discute si la población o el nú m ero de electores debe ser

vir como base para la distribución de escaños.

Para pon er en práctica el principio de igualdad, se requieren comisiones independientes de los partidos, cuya función es observar la relación entre población y escaños, y prop on er las reformas pertinentes.En Gran Bretaña, el establecimiento de las  Boundary Comrnissions estu

vo estrechamente vinculado con la evolución del sufragio igual (la

 prim era comisión se estableció ad hoc,  en 1917; desde 1944 hay cuatrocomisiones perm anen tes p ara Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del

 N orte). Aquí se aplica el criterio del núm ero de electores por circuns

cripción.

Gerrymanderi ng

Otra forma de manipular la distribución de circunscripciones elec

torales se conoce po r el no m bre de gerrymandering.Por gerryTnandering se en tien de la distribución de las circunscrip

ciones electorales con arreglo a consideraciones político-partidistas.Se trata de una manipulación consciente, pues se aprovecha la variación de la distribución geográfica de los simpatizantes de los partidos

 políticos. El nombre de esta técnica de manipulación se remonta amister  Gerry, quien se “creó ” una circunscripción con triunfo garantizado y forma geográfica de salamandra en la ciudad de Boston (gerry- 

mandra).La técnica del gerrymandering  parte de diversas consideraciones

 políticas. Por un lado, se puede buscar el triunfo seguro de un candidato (como en el caso de mister   Gerry). Por otro, se puede buscar el

aumento o la disminución de la representación política de un grupo

social o partido. Los casos expuestos a continuación ilustran ambas

 posibilidades:

a) En un territorio electoral caracterizado por una aglomeración

urbano-industrial rod eada de zonas rural-agrarias, se presenta un cuadro político-partidista caracterizado por la dominación clara del par

tido socíal-progresista A en la ciudad, mientras que en el campo prevalece ligeramente el partido conservador B. Si la ciudad formacircunscripciones electoral uninominal y las zonas rurales se dividen

en otras circunscripciones de igual característica, el resultado más

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 51

 probable es que el partido A conquiste la circunscripción urbana,

mientras que el partido B las circunscripciones rurales. Si, po r el con

trario, las circunscripciones electorales se distribuyen mezclando ciu

dad y campo, de tal forma que la zona urbana sea repa rtida en tre lascircunscripciones rurales, el partido A puede ganar más de un escaño,

 pero también corre peligro de no tener representación alguna. Unejemplo numérico: supongamos que están enjuego cuatro escaños en

igual número de circunscripciones electorales uninominales. Se establecen dos modelos de distribución: el primero, con una circuns

cripción urbana (U) y tres rurales (R) y el segundo, con cuatro circunscripciones urbano-rurales (UR).

 Modelo 1 Modelo 2

R, R* URj\ UR^,

©r 3

u r  3  u r  4

Según nuestros supuestos, los resultados serían los siguientes:

 Modelo 1 Modelo 2

Partido A: 1 escaño Partido A: 0 escañosPartido B: 3 escaños Partido B: 4 escaños

b) El segundo caso se parece al de mister Gerry, aun que la intención

sea otra. Se trata de limitar la oportunidad de un partido de conquistar escaños confinándolo al mínimo posible de “bastiones”, ya que losvotos excedentes no se traducen en escaños. Se parte del supuesto deque el partido A podría ganar tantos escaños como el partido B, si se

aplica el modelo de distribución 2. Para prevenir el riesgo del triunfo

de A en muchas circunscripciones es preferible distribuir las circuns

cripciones según el modelo 1.Es evidente que los ejemplos citados simplifican el problema. Su poniendo la existencia de circunscripciones plurinominales y supo

niendo, además, que a la ciudad y a la zona rural co rresponden el mis

mo núm ero de escaños, nos damos cuenta de que el gerrymanderingse 

vuelve más complicado y difícil de estimar en cuanto a sus efectos.

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52 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS Di. LOS SISTEMAS ELECTORALES

 No obstante, podemos afirmar lo siguiente:Existen dos estrategias de gerrymandenngdestinadas a neutralizar el

caudal electoral del adversario, a saber: la mezcla del electorado o de

la formación de “bastiones”.Ambas estrategias se aplicaron en la lase inicial de la V República

en Francia, cuando De Gaulle quería reducir al mínimo la represen-tación política de los comunistas. Donde la mezcla de zonas urbanas yrurales no prometía éxito en la neutralización de los votos comunis-

tas, se mantuvo el método de formación de bastiones, ya tradicionalen Francia, para limitar las posibilidades electorales de los comunis-tas. La representación desigual de las áreas urbanas y rurales y el mé-

todo del gerrymandering produ jeron la mayoría gaullista.En 1986 se le imputó, nuevamente, a la coalición gubernamental

la arbitraria distribución de las circunscripciones, cuando al introd ucirotra vez la mayoría absoluta reform ó la distribución de 1958 (Le Monde, 30.10.1986). Sin embargo, esta vez la reforma poco éxito (ver resulta-

dos electorales del 5 y 12 de jun io de 1988). El gerrymandenng apuntaconscientemente a la manipulación del resultado electoral. Ciertoque la forma en que lo aplicó mister  Gerry es objetable políticamente,

 pero el método se usa ahora como en el pasado aunque de manera mássutil, a fin de aprovechar la distribución geográfica del electorado en

favor de un partido polídco.

Tamaño de las circunscripciones electorales y efecto proporcional

Por tamaño de la circunscripción electoral no entendemos la exten-sión geográfica de la misma, sino la can tidad de escaños que le corres-

 ponden. En ciertos casos, la proporció n de diputados por circunscrip-ción electoral puede determinar de modo decisivo los efectos de un

sistema electoral.El tamaño de las circunscripciones electorales determina el efecto

 proporcional de un sistema electoral. Según el criterio del tamaño,

 podemos distinguir dos tipos de circunscripciones: la circunscripciónuninominal y la circunscripción plurinominal. En las circunscripcio-nes uninominales sólo es posible aplicar el principio de decisión por

mayoría (absoluta o relativa), mientras que las plurinominales tam- bién perm iten la aplicación del princip io de decisión proporcional.

Ahora bien, la categoría “circunscripción plurinominal” es poco precisa, pues abarca todas las circunscripciones con más de un dipu-tado por elegir. En la práctica encontramos circunscripciones plurino-minales de todos los tamaños. En la mayoría de los casos, la división

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 53

del electorado en circunscripciones plurinom inales lleva a un núm ero

variable de escaños por circunscripción (circunscripción plurinomi-

nal variable). En algunos casos el número de escaños es siempre igual

(circunscripción plurinominal uniforme). La uniformidad de las circunscripciones plurinom inales puede llevar a def inir los sistemas elec

torales según el tipo de circunscripción, como es el caso del sistemauninominal, del sistema binominal o del sistema trinominal. El ta

maño invariable de la circunscripción es la característica básica del sis

tema electoral y determina en buena medida el efecto que tenga so

 bre la representación. Esto queda demostrado en el caso del sistema

 binominal por su efecto inverso al del sistema uninominal: el binomi-

nalismo invariable no favorece a la mayoría, sino a la minoría, o me jor dicho a la segunda mayoría. Sólo cuentan los votos de las dos mayorías más altas. El segundo partido en votación puede igualar al partido mayoritario en cuanto a escaños, siempre y cuando obtenga más

de la mitad de los votos del partido más votado. Es decir: un partido

que obtenga en una circunscripción más del tercio de la votación, ob

tendrá un escaño al igual que el partido que obtenga casi dos tercios

de la votación. El sistema binominal tiene efectos mayoritarios (o re-ductivos respecto a los demás partidos) y distorsionadores al mismotiempo, en detrimento del partido mayor. En comparación con el bi

nominal, el trinominal restituye la ventaja “natural” del partido ma

yor. Su efecto también es mayoritario (o reductivo), como veremos

más adelante.Para determinar los efectos de las circunscripciones plurinominales

variables, es necesario definir subtipos, a saber: circunscripciones pequeñas, medianas y grandes, con las características siguientes:

 Núm. de escaños por Subtipos de drcunscripdones

circunscripción plurinominales

2-56-10

10 y más

circunscripción pequeña

circunscripción mediana

circunscripción grande

Podemos establecer la regla siguiente:

Cuanto más pequeña es la circunscripción electoral, menor es elefecto proporcional del sistema electoral; esto significa que disminu

yen las posibilidades electorales de los partidos pequeños.En las circunscripciones de tres escaños (trinominales), el porcen

taje mínimo de votación [jara ob ten er un escaño es del 18 po r ciento.En una circunscripción de nueve escaños, un partido tiene la oportu-

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54 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

nidad de ganar uno de ellos con menos del 9 por ciento de los votos.El gráfico reproducido abajo muestra la relación directa entre el ta

maño de la circunscripción y el efecto proporcional.

FIGURA 2. Umbral de representación y tamaño de las circunscripciones electorales

núm ero de escaños por circunscripción (m)

El área rayada, producto del cálculo según fórmulas diferentes, re presenta el porcenta je mín im o de los votos en una circunscripciónque necesita un partido para obtener un escaño. De hecho, esta pro

 porc ión mín im a funcio na como “um bral” de representación, que sereduce al aum entar el núm ero de escaños disponibles en una circuns

cripción. Entre el tam año de la circunscripción electoral, el “um bra l”

de represen tación y el efecto proporciona l existe la relación siguiente:

Tamaño de la circunscripción

 pequeña

medianagrande

Umbral de representación

altomedio-alto

 bajo

 Efecto

 proporcional

 bajomedio-alto

alto

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F ig u r a  3.  Distribució  D‘Hondt, en circuns

n de escaños según la fórmula proporcional cripáones electorales de tamaños diferentes 

Partido A, Partido B, Partido C,

450 votos 350 votos 200 votos

(= 45%) (= 35%) (= 20%) Número de candidatos electorales (% de escaños)

Circunscripción

1 escaño t 100%  —   —   — 

Circunscripción

2 escaños t 50% f  50%  —   — 

Circunscripción

3 escaños

Ü66.6%

*

33.3% — 

 — 

Circunscripción

4 escaños

• 9

It 50% i 25%

1 25%

Circunscripción

5 escaños Mi 40%

• 9

II 40%

1 20%

Circunscripción

7 escaños

• « •

m 42.8%

III42.8% i 14.3%

Circunscripción

9 escaños

•*t»44.4%   ti

♦33.3%

» *

II 22%

Circunscripción15 escaños

• • •

f f « «• 9 9

t i l1

46.6%

ti

Ül33.3%

ti

i20%

Circunscripción

32 escaños

l l l l l

i i t l i• 9 9 * 9

l l l l l46.8%

l l l l l• • 9 9 9

l l l l l•134.4%

t t t i i

i15%

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56 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

Al reducir el tamaño de las circunscripciones electorales, se aum enta la desproporción entre votos y escaños. Inversamente, se refuerza elefecto proporcional de un sistema electoral al aum en tar el tamaño de

las circunscripciones electorales.Lo anterior perm ite cambiar radicalmente los efectos de un sistema

electoral dentro de la misma fórmula proporcional. Incluso es posibleque la mera variación del tamaño de las circunscripciones conviertaun tipo básico de sistema electoral en otro:

La elección en circunscripciones trinominales equivale a la representación por mayoría.

Ejemplos:

a) Elecciones en circunscripciones pequeñas

El caso más ilustrativo de elecciones en circunscripciones pequeñas

es el sistema electoral irlandés, frecuentemente citado, desde otro punto de vista, como el sistema de voto único transferible (single trans- ferable vote)  y denominado “representación proporcional en circuns

cripciones pequeñas”. La distribución de circunscripciones evolucionó como sigue:

 Leyelectoral

 Distribución de Súm. total de Núm. total decircunscripciones circunscrip. escaños

(ay b)

a 9 8 7 5 4 3

1923  b 1 3 5 9 4 8 30 153

1935  b   - —  3 8 8 15 34 138

1947  b   -   -   - 9 9 22 40 147

1961  b   - - - 9 12 17 38 144

1969  b   -   -   - 2 14 2 6 42 144

1974  b   - -   - 6 10 26 42 148

1980  b   -   - - 15 13 13 41 166

a = núm ero de escaños por circunscripción (= tamaño le las circunscripciones)

 b = número de las circunscripciones electorales

A través de las reformas electorales a partir de 1923 y hasta 1969, se

aumentó el número de circunscripciones electorales, reduciendo asísu tamaño. En el grupo de las circunscripciones pequeñas, se increm entó la cantidad de las trinominales (tres escaños disputados). Aun-

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

que el sistema de voto único transferible facilita la elección de inde- pendientes, la distribución de las circunscripciones electora les impide

la atomización de partidos. En las circunscripciones pequeñas, no hay

más que tres partidos con posibilidad de ganar escaños.La estabilidad del sistema de partidos de Irlanda, compuesto por

Fianna Fail, Fine Gaely el Partido Laborista, confirma esta regla. En es-tas condiciones, el partido más fuerte puede ob tener la mayoría parla-mentaria con menos de 46 por ciento de los votos. El sistema electoral

favorece entonces la formación de mayorías parlamentarias, efecto que,

 por supuesto, puede ser contrarrestado mediante acuerdos electora-

les entre los partidos (véase “Irlanda [single transferable vote]'\   p. 230).

k) Elecciones en circunscripciones de diferentes tamaños

La mayoría de los países do nde las elecciones se realizan en circuns-

cripciones plurinominales, se caracteriza por la variación de su tama-

ño. En otras palabras, encontramos a la vez circunscripciones peque-ñas, medianas y grandes. La variación del tamaño puede ser enorme,

como lo demuestra el cuadro siguiente:

C u a d r o   7, Variación del tamaño de las circunscripcionesa

 Escaños en la  Escaños en la

País circunscripción drcu nscripción

más pequeña más grande

Argentina 9 70Austria 6 35Bélgica 9 33Costa Rica 4 2 1

Dinamarca 2 19España 1 33Finlandia 1 2 2

Italia 1 55Portugal 1 55República Dominicana 9 31Suecia 9 28Venezuela 1 37b

a Datos do los años ochenta,h Antes de la reforma de 1989.

La combinación de circunscripciones electorales de diferentestamaños produce un efecto de representación proporcional limitada

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58 ELEMENTOS CONFIGURADOS V EFECTOS DL LOS SISTEMAS ELECTORALES

a nivel nacional. En otras palabras, el efecto no es muy proporcional

debido a las circunscripciones pequeñas y medianas, ni es tampocoexageradamente concentrador de partidos, puesto que las circuns

cripciones grandes no perjudican prácticamente a los partidos pequeños.

Ahora bien, la diferencia en el tamaño de las circunscripciones den

tro de un sistema electoral establece condiciones diferentes para larepresen tación de los grupos políticos. Los partidos pequeñ os tienen

 pocas posibilidades de conquistar escaños en las circunscripciones pequeñas y medianas. En consecuencia, centrarán sus esfuerzos en lascircunscripciones grandes, salvo en los casos donde se practica un se

gundo cómputo de votos con asignación de escaños a nivel nacional.Pero es aún más importante recordar que, también en estos casos, la

distribución regional de los votos de un partido puede tener influencia decisiva en el resultado electoral.

 Distribución regional de las circunscripciones con tamaños diferentes

Aun cuand o la proporcionalidad se aplique de m anera correcta, pueden presentarse distorsiones significativas de la representación política que resultan de la distribución de las circunscripciones electorales.Tales distorsiones son productos accidentales de la distribución de losdiferentes tamaños de las circunscripciones en el territorio nacional.

Este fenómeno es consecuencia de la variación de la densidad po- blacional que encontramos en casi todos los países y que es reforzada por los procesos migratorios de las zonas rurales a las urbanas.

Si el tamaño de las circunscripciones electorales varía —como es

normal en los casos en que no se establecen circunscripciones unino-minales— definiéndose ios límites con arreglo a la división administrativa (por ejemplo, cada provincia representa una circunscripciónelectoral), las grandes aglomeraciones se convierten en circunscrip

ciones grandes, mientras que en las zonas rurales prevalecen las circunscripciones pequeñas y medianas. Esto tiene las consecuencias si

guientes:En las aglomeraciones, la aplicación de la fórmula proporcional se

traduce en representac ión casi proporcional (los segundos, terceros ycuartos partidos obtienen una proporción de escaños que corres

 ponde a la proporción de sus votos), mientras que en las circunscrip

ciones pequeñas y medianas de las zonas rurales no se produce unarepresentación proporcional, sino que sale favorecido el partido ma-yoritario.

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 59

Partiendo del supuesto —realista— de que los partidos progresistastienen sus bastiones en las áreas urbano-industriales, m ientras que los

 partidos conservadores son fuertes en las zonas rurales —situación

que podemos observar en muchos países—, comprobamos una claraventaja para los conservadores. Éstos se benefician en sus bastiones delas circunscripciones electorales pequeñas y medianas, donde sacan

 proporcionalm ente más escaños que votos, mientras que aprovechan,al mismo tiempo, la distribución proporcional de los escaños en los bastiones del partido contrario , donde las circunscripciones electorales son grandes.

El esquema que presentamos a continuación resume dos secuen

cias de argum entos que parten de la densidad poblacional:

 Estructura

demográfica

Circuns

cripciones

 Efecto pro

 porcional

 Bastiones Ventaja

relativa

Aglomeracionesurbanas

grandes alto Partido progresista

Partidoconservador 

Zonas rurales pequeñasy medianas

 bajoPartidoconservador 

Partidoconservador 

Las aglomeraciones urbanas, donde se establecen circunscripcioneselectorales grandes y se produce un efecto proporcional alto, son generalmente bastiones de los partidos progresistas, lo cual favorece a los partidos conservadores tanto como su fuerza relativa en las zonas rurales.

En térm inos del resultado electoral, la distorsión se refleja en el hecho de que el partido dominante en las áreas urbanas requiere másvotos para la misma cantidad de escaños que el partido dom inante enlas zonas rurales.

El efecto de la distribución desigual de los tamaños de las circunscripciones —producto casual que, desde luego, podría ser contrarrestado— hace que, con la misma cantidad de votos, un partido —elconservador— obtenga más escaños que el otro, el progresista, comose desprende de las tablas siguientes:

Partido Votos Escaños Partido Votos Escaños

AB

37% 40%32% 40%

AB

34.5%34.5%

43%37%

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Ejemplos:

a) Islandia. En 1915 se intro du jeron circunscripciones plurinomi-nales en los centros urbanos, dominados por el Partido Independien

te ( pi), mientras que en las zonas rurales, dominadas por el PartidoProgresista { pp), de orientación agrario-cooperativista, se conservaron

las circunscripciones uninom inales. Como consecuencia de este cam bio, el  pp  ganó casi todas las circunscripciones uninominales partici pando también proporcionalmente de los escaños disputados en la ca pital, Reykjavik. El efecto político de tal situación se desprende de larelación en tre votos y escaños:

 Año electoral 1931 1934 1937 

60 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DF, LOS SISTEMAS ELECTORALES

 pp  pi  pp  pi  pp  pi

Votos (%) 35 45 22 42 25 41Escaños (%) 54 35 30 41 39 34

El  pi  salió gravemente perjudicado, pues en 1931 y 1937, el  pp  loaventajó con creces en escaños, aunque conquistó menos votos. Se intro

dujeron varias reformas destinadas a eliminar la distorsión, en tre ellasuna compensación de escaños, pero sólo el ajuste de los tamaños de

las circunscripciones acabó con las fallas en la representación política.b) España. La ley electoral de 1977 estableció circunscripciones elec

torales idénticas a las provincias. En las aglomeraciones de Madrid yBarcelona se establecieron más de treinta escaños, mientras que algunas circunscripciones rurales no pasaron del tamaño pequeño o me

diano. Además, las circunscripciones pequeñ as fueron favorecidas po r

la norm a según la cual cada circunscripción debía abarcar un mínimode tres escaños y que la distribución de los escaños adicionales a estacantidad mínima se debía hacer con arreglo a la proporción de habitantes en las circunscripciones.

Ambas normas tienen el mismo efecto de beneficiar al partido quesaca mayor cantidad relativa de votos en las zonas rurales. El efecto seacumula. La representación desigual favorece a tas zonas rurales y, en

 Año electoral 1977 1979

UCD PSOE UCD PSOE

Votos (%) Escaños (%)

34.847.1

29.433.7

35.547.7

30.834.6

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 61

consecuencia, al partido conservador, quien también saca provecho

de las circunscripciones electorales rurales más pequeñas que las ur-

 banas. (véase  España,  p. 223). De este modo, la Unión del Centro De-mocrático ( u c d  ) logró una relación entre votos y escaños mucho másfavorable que el Partido Socialista Obrero Español ( p s o e ).*

Ca n d id a t u r a

En el ámbito de la candidatura tenemos la distinción básica entre la

candidatura unipersonal y la lista o plancha.1Pero, contrariamente a

lo que muchos suponen, la personalidad del candidato puede domi-nar más en la lista que en la cand ida tura individual. Las diferentes for-mas de lista y de votación otorgan al elector mayor o m en or influenciaen la selección de los candidatos. Según la forma de la lista, el votante puede escoger su candidato preferido entre los aspirantes de su par-tido preferido, o también en tre los de otros partidos .

La lista cerrada y bloqueada sólo permite al elector votar en bloque

 por un partido. El orden de los candidatos es establecido por los gre-

mios de los partidos. La lista cer rada y bloqueada hace a los diputadosmás dependientes de sus partidos. Por otra parte, permite a los par-tidos planificar la composición de sus grupos parlamentarios: exper-

tos, representantes de grupos de presión, o mujeres.

La lista cer rada y no b loqueada permite que el elector decida quién(es) debe(n) representar al partido. Los organismos partidistas se li-mitan a estructurar la decisión.

El diputado sabe que no tiene sólo el respaldo de su partido, sinotambién el apoyo personal y político de los electores que marcaroncon una cruz su nombre en la lista del partido. En consecuencia, se

siente menos depen dien te de su partido.

La lista abierta permite al elector pasar por encima de las fronteras partid istas y configurar su propia lista. La lista elaborada por el parti-do represen ta solamente una propuesta.

Del breve análisis anterior se desprende claramente que las formas

de la lista afectan básicamente la relación en tre el elector y el candida-

to /d ipu tad o y la relación entre éste y su partido.En cambio, la forma de la candidatura tiene menor significado

 para las relaciones de fuerza entre los partidos. Beneficios y desventa- jas se distribuyen entre los partidos de forma igual e independie nte-

m ente de su tamaño.

*Estos electos se producen sólo en coincidencia con ciertas condiciones estructurales del sis-tema de partidos políticos. En los años ochenta, estas condiciones no se daban en España,

1Esta denom inación se da en algunos países como Venezuela, Colombia, etcétera.

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La evaluación de las formas de la lista por los partidos varía y, en loesencial, está condicionada por el contexto histórico: los partidos deintegración de masas tienden más bien a la lista cerrada y bloqueada,mientras que los partidos identificados con las asociaciones de nota-

 bles del siglo xix favorecen más bien la lista cerrada y no bloqueada.

En muchos países, dond e se utiliza la lista cerrada o bloqueada, exis-te una discusión casi perm an en te sobre la forma de lista y su reforma.

En España y en Am érica Latina, se aboga por la lista no bloqueada en

función de mejorar las relaciones entre elector y elegidos, el grado deconocimiento de su representante por parte del votante, y la respon-

sabilidad del representante frente a sus electores (accountability).  Sin

embargo, la lista no bloqueada, en los pocos países don de funciona anivel nacional, recibe críticas igualmente num erosas y a veces muy se-veras (cuando se la vincula como factor causante, por ejemplo en

Uruguay, del fracción al ismo interno de los partidos, o en Brasil del al-

to número de votos en blanco o nulos debido a la complejidad del

voto nominal, o en Perú, con el alto gasto de los candidatos en com-

 petencia in trapartido en la campaña electoral, y finalmente con la co-rrupc ión política, com o en los casos de Italia, Japón y P erú ). (Véase

también “Comparación de los efectos políticos”, p. 111.)

62 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

Pr o c e d imie n t o s  d e  v o t a c ió n

Los procedimientos de votación con gran frecuencia están relaciona-dos estrechamente con la forma de la lista. El cuadro 8 compruebaesta vinculación. En la página siguiente se presentan los distintos

 procedim ientos de votación.

En los procedim ientos que divergen de la form a más simple, el votoúnico, se trata, en última instancia, de un voto po nd erado del elector

 —objetivo inicial en la teoría de la representación proporcional.

Esta intención se ha hecho realidad más notoriamente en la repre-sentación proporcional sin lista con voto único transferible, el llama-do single transferable vote,  utilizado en Irlanda (véase “Irlanda [single transferable vote] ”, p. 230). En este caso sí ap are cen efectos del p roce-dimiento de votación sobre el sistema de partidos y las relaciones de

fuerza. Los partidos de segundo y tercer rango pueden influir en lavotación preferencial mediante recomendaciones a los electores, detal forma que juntos logran superar al partido mayoritario en núm ero

de escaños.

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 63

C u a d r o   8. Combinaáones de formas de lista y procedimientos de votación

Formas de lista Procedimiento de votación

 —Lista cerrada y bloqueada: el or-den de los candidatos es fijo.

 —Lista cerrada y no bloqueada: elorden de los candidatos puede sermodificado, ya sea mediante votos preferenciales o mediante reubica-ción en la lista.

 —Lista abierta: libre reubicación delos candidatos dentro de la lista y en-tre ellas.

 —El elector tiene un voto y vota porla lista en conjunto.

 —El elector tiene un voto por uncandidato. Con éste puede variar elorden de postulación de la lista.

 —El elector tiene dos votos como

mínimo (uno por la lista y uno porel candidato), o tantos votos comocandidatos por elegir. El elector pue-de acumular varios votos en favor deun candidato (acumulación).

 —El elector tiene varios votos y pue-de configurar “su” lista a partir delos candidatos propuestos por los par-

tidos (panachage).

Las experiencias de otros países (Finlandia, Países Bajos, Austria,etc.) demuestran que los electores tienden a no hacer uso del voto

 preferencia l o que las modificaciones son tan difíciles de lograr que

los efectos de las listas cerradas y no bloqueadas o de las listas abiertas

sobre la composición partidaria del parlamento son insignificantes.

La lista representa más bien u na posibilidad para el elector de influiren la selección de candidatos de su partido y con ello influir respectoa las personas que com ponen el parlamento, m odificando el orden de

la lista partidaria mediante su voto preferencial: influencia teórica-

mente posible en circunscripciones electorales grandes.

Por otra parte, el voto preferencial puede tornarse im portante en lacompetencia interna de los partidos. Puede influirla o incluso inten-sificarla, si se trata de una competencia estructuralmente establecida,es decir, principalmente en aquellos partidos en los que el enfrenta-

miento entre sus grupos internos es fuerte o está casi instituciona-lizado.

Así ocurrió por ejemplo en Italia, donde la Democracia Cristiana(cuyas fracciones frecuen tem ente adqu irían características de partidodentro del mismo partido) en las elecciones al Parlamento Europeode 1984 presentó una lista en una circunscripción electoral con un

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64 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DI , LOS SISTEMAS ELECTORALES

número considerablemente mayor de candidatos al número de escaños que realmente podía esperarse obtener. En este caso, se confióal elector, mediante voto preferencial, la decisión sobre la lucha inter

na partidaria (Bardi, 1985, p. 309).A continuación vamos a definir sólo los distintos procedimientos de

votación:

 — Voto único: cada electo r tiene un voto. — Voto preferencial: m ediante su voto, el elector puede expresar su preferencia por un candidato determ in ado.

 — Voto múltiple: el electo r tiene varios votos o tantos como los es

caños disputados en su circunscripción.

 — Voto múltiple limitado: el núm ero de votos por elector es inferior al de los escaños disputados en la circunscripción.

 — Voto alternativo: el electo r puede indicar segundas, terceras ycuartas preferencias.

 — Acumulación: el electo r puede acum ula r varios votos en favor deun candidato.

 — Panachage:  el elector puede repartir sus votos entre los candidatos de listas diferentes.

 — Sistema del doble voto: el elector tiene dos votos, uno por el candidato de un partido a nivel de la circunscripción uninominal, yotro po r la lista de u n par tido a nivel de circunscripción p lurinomi-

nal, sea ésta un a asociación de circunscripciones co rresp ondiente a

un Estado, un d epartam ento o una provincia. — Voto simultáneo: el elector vota con un solo voto en función dedos o más decisiones.

Co n v e r s ió n  d e  v o t o s  l n  e s c a ñ o s

Después de la distribución de las circunscripciones electorales, la con

versión de votos en escaños rep rese nta el segundo mecanismo más im

 portante para la configuración del resultado electoral.Las fórmulas que se aplican para convertir votos en escaños tienen

a menudo efectos políticos decisivos. Baste recordar las normas sobre barreras legales que limitan la participación de los partidos en la asig

nación de escaños, o el cómputo escalonado de votos en algunos sistemas con sus grandes posibilidades para favorecer a ciertos partidos

 peijudicando a otros.Podemos afirmar, entonces, que el resultado electoral depende de

la técnica de conversión de votos en escaños. En este contexto hay quever un efecto doble:

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 65

1) el efecto de la conversión de votos en escaños, y

2) el efecto sobre el comportamiento electoral.

Ejemplo: un partido pequeño expuesto al riesgo de no superar el porcenta je mínim o necesario de los votos, no sólo es peijudicado de

hecho por la barre ra legal, sino también en térm inos psicológicos, yaque el elector teme perd er su voto y prefiere entonces dárselo a otro

 partido.

 Barreras legales

Se usa el término “barrera legal” cuando la participación de los par-tidos, en la asignación de escaños, depend e de que éstos obtengan un

mínimo de votos (sea en relación con votos válidos emitidos) o ganen

escaños (directos en las circunscripciones). Contrariamente a las ba-rreras fácticas que existen en los diferentes tamaños de las circuns-cripciones, la barre ra legal está dete rm inada por ley.

Resulta importante si la barrera legal comprende todo el territorio

electoral (un partido debe lograr el porcentaje de votos exigido en

todo el país) o sólo la circunscripción. Tam bién es im portante en quéfase del procedimiento de asignación de escaños se aplica la barreralegal: en el primero, segundo o posteriores procedimientos de asig-nación de escaños. De ello dependen los efectos de la barrera legal.

Barrera legal que existía en los siguientes países, en 1994:

País % Forma de utilización

Alemania 5 A nivel nacional o ganar 3circunscripciones uninominales

Argentina 3 En la circunscripciónDinamarca 2 A nivel nacional para participar en el segundo

 procedimiento de asignación de escañosEspaña 3 En la circunscripciónIsrael 1.5 A nivel nacionalItalia 4 A nivel nacional

Japón 4 A nivel nacionalLicchtenstein 8   —

 Nueva Zelanda 4 A nivel nacionalSri Lanka 12.5 En la circunscripciónSuecia 4 a nivel nacional (o 12% en la circunscripción)

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66 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

El porcen taje y la form a de aplicación de la ba rrera legal tienen im- portancia para la clasificación de los sistemas electorales dentro de lossubtipos de sistemas de representación proporcional (véase “Tipos de sis-

temas de rep resentac ión propo rcio na l”, p. 102). Acerca de los efectos políticos de la barrera legal en los diferentes países se puede decir que:

En la República Federal de Alemania, la existencia de u na b arreralegal ha tenido cierta importancia, ya que aceleró el proceso de con-

centración en los grandes partidos, redujo las oportunidades de re-

 presentación de los partidos pequeños y limitó las posibilidades de

 partidos nuevos d e establecerse polí ticamente (sin excluirlos por com-

 ple to, como se temió antes del éxito electoral de los verdes). La barre-

ra del 5%  ha contribu ido a consolidar el sistema de partidos existente(véase Alemania: “Barrera legal”, p. 207).

El mismo objetivo se persigue en Suecia, es decir, la estabilizacióndel espectro partidario existente.

En España, la limitación real de la representación proporcional, araíz de la distribución de las circunscripciones electorales, es mucho

más significativa que las consecuencias de la barrera legal, cuyos efec-tos se pueden presentar sólo en las circunscripciones grandes (véase“Efectos de la representación proporcional"). En Israel la barrera le-

gal es muy baja y tiene efectos mínimos.

En el debate político, sobre todo en procesos de transición a la de-

mocracia, a m enud o se presenta la alternativa de un sistema de rep re-sentación proporcional sin o con ba rrera legal.

Vale señalar que la constitución portuguesa de 1976 en su artículo155.2 prohíbe hacer depender de una barrera legal el ingreso de un

 partido al parlamento.

Fórmulas para convertir votos en escaños

En cuanto a la conversión de votos en escaños, debemos distinguir en prim er lugar entre mayoría y p roporción como princip ios de decisión

(véase “Fórmulas decisorias y principios de representación”). Si las

reglas establecen la mayoría absoluta, se presenta la necesidad de rea-lizar una segunda vuelta, pues sólo pocos candidatos suelen ob ten er la

mayoría absoluta de los votos en la prim era vuelta. La participación enla segunda vuelta se encuentra a menudo limitada a los dos candida-

tos con mayor votación.El efecto político de la segunda vuelta de elecciones para órganos

colegiados estriba en la importancia que adquieren los partidos pe-queños. La segunda vuelta los hace interesantes para los partidos

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 67

grandes que se disputan la mayoría en las circunscripciones electo-rales y les pe rm ite ofrecer su apoyo a los candidatos de éstos a cambiode la cesión de algunas circunscripciones.

Fig u r a  4. Fórmulas para convertir votos en escaños

 Mayoría

Mayoría requerida

Mayoría Mayoríarelativa absoluta

Proporción

Método de cómputo

Procedimientos Procedimientos deldel divisor cociente electoral

Segunda vuelta Procedimiento deescaños restantes

Procedimientos del divisor 

Si los escaños se reparten según el princip io proporcional, se requiereutilizar uno de los métodos de cóm puto existentes.

La mayoría de estos métodos de cómputo pertenecen a dos tipos

 básicos: al procedimiento del divisor (también denom inado procedi-

miento de cifra mayor) y al procedimiento del cociente electoral. Los

 procedim ientos del divisor se caracterizan por la división de los votosobtenidos por los diferentes partidos entre series de divisores, lo cual

 produce secuencias de cocientes decrecientes para cada partido. Los

escaños se asignan entonces a los mayores cocientes (cifras mayores).

El método del divisor más conocido es el método D’Hondt, pro- puesto por el profesor de matemáticas belga Víctor D’H ondt a finesdel siglo pasado. Lo específico de este método es la serie de divisores,que se lee: 1, 2, 3, 4, 5, etcétera . Los votos obtenidos p or cada partido

se dividen por estos divisores en operaciones consecutivas.Ejemplo: en una circunscripción electoral se disputan 10 escaños.

De los 10000 votos, el partido A obtiene 4 160; el partido B, 3380; el

 partido C, 2460. Al dividir estos resultados por 1, 2, 3, etcéte ra, se danlas series siguientes:

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68 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

Partido A Partido B Partido C 

: 1 =4,160 (1) : 1 = 3.380 (2) : 1= 2.640 (3): 2 = 2.080 (4) : 2 = 1.690 (5) :2 = 1.230 (7):: 3= 1.386 (6) : 3 = 1.126 (8) : 3 = 820: 4 = 1.040 (9) : 4 = 845 (10) : 4 = 615: 5 = 832 : 5 = 676 : 5 = 492

Cifras según W. Jellinek, Verfassung und Verwaltung dss Reichs und der Lander, Leipzig/Berlín,1925.

La asignación de los escaños se rige según el cociente mayor (la ci-fra mayor), de modo que el partido A obtiene los escaños primero,

cuarto, sexto y noveno; el partido B, el segundo, qu into , octavo y déci-mo; y el partido C, el tercero y el séptimo (cifras entre paréntesis).

El hecho d e que nuestro ejemplo no refleje una p roporcionalidad justa —ya que los partidos A y B obtienen 4 escaños cada uno, aunque

A conquistó el 41.6% del voto, frente a sólo 33,8% del partido B— no

se debe tanto al método D’Hondt, sino al número de escaños dispo-nibles en la circunscripción electoral. El partido B obtuvo el último

 —el décimo— escaño disponible; el partido A se habría llevado el un-décimo escaño, si hubieran estado disponibles más escaños (v. tam-

 bién supra, p. 55).

El método D’Hondt se caracteriza por su serie específica de divi-sores, pues existen también otras series de divisores, por ejemplo:

1; 3; 5; 7; 9; etcétera.1,4; 3; 5; 7; 9; etcétera (método equilibrado).

Las series de divisores dete rm inan la exactitud de la proporción en-tre votos y escaños.

Sin embargo, las diferencias son mínimas, pues dentro de una cir-cunscripción electoral es sólo un escaño el que puede pasar de un

 partido a otro. Además, no es siempre el mismo partido, por ejemplo,el mayoritario, el que se beneficia de la posible ventaja. Si compara-mos los efectos de la serie de divisores de D’H on dt con la del m étodoequilibrado, nos damos cuenta de que la aplicación de la fórmula

D’Hondt puede implicar que un partido mayor obtenga un escañomás a costa de un partido menor, sin que se pueda predecir a cienciacierta de cuál partido mayor se trata. Es posible que el escaño adicio-nal beneficie al segundo partido más pequeño o al más grande, asícomo la pé rdid a del escaño puede afectar al partido más pequeño o alsegundo más fuerte.

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 69

Explicamos estos detalles porque en el debate sobre sistemas elec-

torales de algunos países, por ejemplo España, se insiste en respon-

sabilizar al método D’Hondt por las distorsiones de la representación política. Aveces se culpa personalm ente a un tal señor D’H ondt por-que un partido no obtuvo escaños. Otras veces se sostiene que el mé-

todo D’Hondt favorece la existencia de partidos grandes. Todo estono es correcto. Los efectos de este método son mucho más obvios que

los de otros elementos del sistema electoral. Las matemáticas nos ofre-

cen la respuesta adecuada: las ventajas de las fórmulas de divisores es-triban en su sencillez. Especialmente la serie de divisores de D’Hondt

es muy fácil de aplicar. Además, estas fórmulas permiten asignar todoslos escaños en una sola operación, contrariamente a las fórmulas del

cociente electoral.El método D’Hondt es el más común para traducir votos en es-

caños. En tres países escandinavos fue sustituido por el método equili- brado; en la República Federal de Alemania fue sustituido en 1985 por el sistema Hare/N iemeyer.

En América Latina hay países que aplican la cifra repartidora, un

método que se basa en el m étodo D’H on dt y se presta fácilmente para

equivocaciones de clasificación, dado que se acerca, en cuanto a laoperación final de adjudicación, al método del cociente electoral.Este método consiste en dividir, como con el método D’Hondt, el to-

tal de los votos obtenidos por cada partido, sucesivamente por 1, 2, 3,

4, etc., hasta llegar al número preciso de vacantes, colocando luegolos resultados así producidos en orden decreciente. En vez de asignar

ahora los escaños según este orden, la última de las cifras decrecienteses la “repartidora” que determina cuántos representantes obtiene

cada lista, para lo cual se divide el número de votos de cada lista pordicha cifra. Así, por el tipo de división del total de los votos de cada

 partido por una cifra, el m étodo de la cifra repartidora se parece mu-

cho al método de cociente electoral. Sin embargo, es prácticam ente el

método D’Hondt ampliado a través de un cálculo más.

Procedimientos del cociente electoral

Los procedimientos del cociente electoral (también denom inados “decuota”) se caracterizan po r la determ inación de un cociente electoralo cantidad m ínima de votos para ob tener un escaño. Los partidos ob-tienen tantos escaños como veces quepa el cociente electoral dentro

del número de votos por ellos recibidos (sin considerar aquí diferen-

cias respecto al concepto “voto válido” que existe en algunos países de

América Latina).

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70 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DF LOS SISTEMAS ELECTORALES

País   D ’Hondt Método equilibrado

Alemania (RFA) hasta 1985 XArgentina XDinamarca XEspaña XFinlandia XGuatemala XIslandia XItalia X

 Noruega XPerú XPortugal XSuecia XUruguay XVenezuela X

El cociente (o la cifra repartida) se obtiene mediante división,

do nd e el dividendo es siempre igual al total de votos válidos emitidos,mientras que el divisor cambia según la fórm ula aplicada. SÍ es idéntico al núm ero de escaños disputados, se trata del procedim iento de cociente electoral simple o natural o método de Haré (impulsado porThom as H aré); si el divisor se com pone d e los escaños disputados másuno, hablamos de la fórmula Hagenbach-Bischoff, establecida por elmatemático suizo del mismo nombre. Se puede aumentar el divisoraún más, de modo q ue tenemos las fórmulas siguientes:

Votos válidos emitidos Número de escaños en la circunscripción

Votos válidos emitidos Número de escaños en la circunscripción + 1

Votos válidos emitidos Número de escaños en la circunscripción + 2

¿Qué efectos tienen los diferentes divisores? El primer efecto es: amayor divisor, menor cociente. Dado que las fórmulas del cociente,como ya señalamos, se caracterizan por el hecho de que, en general,no todos los escaños disponibles se pu ed en asignar de una sola vez, lavariación del divisor permite contro lar el núm ero de escaños restantesque d eben ser asignados en u na segunda operación.

Fórmula del cocienteelectoral simple o natural

Fórmula Hagenbach-Bischoff 

Fórmula del cocienteelectoral modificado

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ELEMENTOS CONFIGURADOS V EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 71

Ejemplo: en u na circunscripción hay cinco escaños po r asignar, con

un total de 1000 votos válidos emitidos, repartidos entre cinco parti

dos como sigue: A, 350 votos; B, 90 votos; C, 180 votos; D, 220 votos; E,160 votos.

Cociente

electoral

Votos por 

 partido

 A

350

 D

220

c

180

 E 

160

 B

 Escaños 90 restantes

1000

5200 1 1 3

10005+ 1

166 2 1 1 1

10005 + 2

142 2 1 1 1 0

En nuestro ejemplo, las fórmulas del cociente electoral simple y el

método Hagenbach-Bischoff no permiten la asignación de todos losescaños en u na sola operación.

Ahora bien, los escaños restantes no represen tan problem a alguno, puesto que se aprovechan, con frecuencia , para mejo rar o limitar la

 proporcio nalidad de votos y escaños. Si, p or ejemplo, el tamaño de las

circunscripciones electorales representa una limitación al principio proporcional (véase el capítulo V, pp. 86 ss),  los escaños restantes se pueden sumar en otros niveles —el nivel de asociaciones de circuns

cripciones o el nivel nacional— donde se asignan a fin de compensar

la desproporcionalidad en los niveles inferiores. La función de los es

caños restantes dep ende de la fórmu la de conversión y también de sitodos los parüdos participan en la asignación de los mismos, o sóloaquéllos que ya obtuvieron escaños en el primer cómputo.

Hay una diferencia significativa entre los métodos donde en la se

gunda operación cuentan los números totales de los votos obtenidos

 por los partidos considerados, y los que sólo toman en cuenta los votos restantes luego de la prim era operac ión.

Por otra parte, los escaños restantes pueden asignarse también a

nivel de las mismas circunscripciones electorales aplicando uno de losmétodos siguientes:

 — Método del resto mayor.

 — Método del resto menor. — Método del reparto de restos (series de divisores similar a

D’Hondt) .

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 — Método del medio (o residuo) mayor (división del resto entre es-caños ya obtenido s más uno ).

72 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DI LOS SISTEMAS ELECTORALES

 Ejemplo de cómputo

 A D c  B

Votos 350 220 180 160 90Cociente : 200 : 200 * * *

Votos restantes 150 20 180 160 90

Método delresto mayor 

Escaños 1 1 1

Método delresto menor 

Escaños 1 1 1

Método del 150 20 180 160 90reparto de 75 10 90 80 45restos 50 62/3 60 53 V3 30

Escaños 1 1 1

Método del 150 20 180 160 90medio mayor  = 75 = 10 = 180 = 160 = 90medio 1 + 1 1 + 1 0 + 1 0 + 1 0 + 1

Escaños 1 1 1

* El total de votos es menor que el cociente electoral.

Si aplicamos los diferentes métodos de asignación de escaños res-

tantes al caso anterior, las diferencias quedan claramente establecidas:ningún partido recibe, en todos los casos, uno de los tres escaños res-tantes. Pero cada partido puede lograr uno, según sea el procedim ien-

to usado.En general, podem os afirmar que los métodos del resto mayor y del

 promedio mayor tienden a favorecer a los partidos pequeños, mien-tras que el método del resto m en or favorece más a los grandes.

Las fórmulas del cociente electoral se aplican en sistemas de repre-sentación proporciona l do nd e se busca perfeccionar la proporciona li-dad (con excepción de Francia):

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 73

País Fórmula del 

cociente electoral

 Hagenbach-

 Bischoff 

 Escaños

restantes

Brasil X medio mayor Costa Rica X resto mayor 

Ecuador  X resto mayor 

Francia X medio mayor 

Israel X resto mayor 

Licchtenstein X medio mayor Luxem burgo X reparto del resto

 Nicaragua X xi resto mayor 

Países Bajos X medio mayor Suiza X medio mayor 

Turquía X resto mayor 

1Para las circunscripciones binominales y Lrinominales.

 El sistema de proporciones matemáticas (Hare/Niemeyer)

El matemático alemán Niemeyer trajo nuevamente al debate el sis-tema de proporciones matemáticas. Este método es parecido en sus

efectos al procedimiento del inglés Thomas Haré y consiste en lo si-

guiente:La cantidad de votos válidos emitidos que obtiene cada partido es

multiplicada por el núm ero total de escaños por asignar y el resultadoasí obtenido se divide por el número total de votos válidos emitidos.

Los partidos obtienen tantos escaños como núm eros enteros resulten.Los escaños restantes se distribuyen según el valor de núm ero deci-

mal posterior.

El sistema de proporciones matemáticas favorece más a los pe-queños partidos que el método D’Hondt. El cuadro 9 compruebaesto.

Sin embargo, en un ejemplo numérico se pueden ver claramente

las deficiencias del método Hare/Niemeyer. Este tiene la desventaja de

incongruencias lógicas (véase  Das Parlament  del 28 de marzo de 1981,núm. 13, p. 26). Por ejemplo, un partido puede perder un escaño te-niendo la misma cantidad de votos que o tro al aumentarse el nú m erode mandatos por asignar. En casos límite, el sistema de proporciones

matemáticas puede llevar a “que una mayoría absoluta de votos no

tenga la mayoría absoluta de escaños”.

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C u a d r o   9 . Comparación del método D 'Hondt y del método de proporciones matemáticas

Sistema de proporciones 

 D 'Hondt matemáticas(Hare/Niemeyer)

 Número de escaños

CDU/   CSU 

SPD FDP \T.RDES  CDU/   CSU 

SPD FDP VERDE 

1 1 0 0 0 1 0   0 02 1 1 0 0 1 1 0 03 2 1 0 0 2 1 0 0

4 2 2 0 0 2 2 0   05 3 2 0 0 3 2 0 06 3 3 0 0 3 2 1 07 4 3 0   0 3 3 1 08 5 3 0 0 4 3 1 09 5 4 0 0 4 4 1 010 6 4 0 0 5 4 1 011 6 5 0 0 5 4 1 1

12 7 5 0 0 6 5 1 o:13 7 5 1 0 6 5 1   i

14 7 6 1 0 7 5 1 i15 8 6 1 0 7 6 1 i16 8 7 1 0 8 6 1 i

17 9 7 1 0 8 7 1 i18 9 7 1 1 9 7 1 i19 10 7 1 1 9 8 1 i20 10 8 1 1 10 8 1 i

21 11 8 1 1 10 8 2 i22 11 9 1 1 11 9 1! i

2 3 12 9 1 1 11 9 2 i24 12 10 1 1 12 9 2 i

2 5 13 10 1 1 12 10 2 i

Los cómputos se han basado en los resultados de las elecciones para el  Bundestagác  1983. Latabla muestra los resultados obtenidos por la aplicación del método D’Hondt, los cuales favore-cen, claramente, a los partidos más grandes. Para una mejor lectura se han distinguido en una

zona punteada los casos en los que el método D’Hondt \ el Hare/Niemeyer producen resulta-dos diferentes. Los saltos lógicos o incongruencias del sistema de proporciones matemáticas hansido señalados con un signo de exclamación.

Fuente: Hübner, 1984, p. 34.

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS El TOTORALES 75

Ejemplo (según W. Schreiber) de 21 escaños por asignar:

Votos por partido

Partido A = 10000

Partido B = 8 000Partido C 4 000Partido D = 3000

Total 25000

Partido A1000025000 X

21 =10x21

25= 8.40 8

Partido B 8000 „21 =

8x21= 6.72 + 1 7

25000 “ 25

Partido C4000

21 =4x21

= 3.36   R

25000 X 25

Partido D3000

21 =3x21

= 2.52 + 125 000 X 25

T o t a l 19 (+ 2) 21

Son computados 19 del total de escaños. Así quedan dos escaños

 para distribuir, uno de ellos obtiene el partido B con el mayor “resto”(0.72) y el otro el Partido D con el segundo mayor “resto” (0.52).

Según el sistema de proporciones matemáticas se da la siguiente

distribución de escaños:

Partido APartido BPartido C

Partido D

8 escaños7 escaños3 escaños

3 escaños

T o t a l   = 2 1 escaños

Fuente:  Dmtscher BundestagQ. Wahlperiode, Drucksache 9/1983, Suplemento 1, pp. 16  j .í  .

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76 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

Ejemplo de 496 escaños por asignar:

Cantidad de segundos votos de los partidos (supuesto):

Partido A = 18594670Partido B = 12950 200Partido C = 1 980 006Partido D = 3 664 459

To t a l   = 38189335

Cómputo para la asignación de escaños según el sistema Niemeyer:

Partido APartido BPartido C

Partido D

T o t a l

18594670 x 496: 3712950200x496 : 37

1980006x496 : 37

3664459x496:37

189355 - 248.999189355 = 172.718189355 - 26.407189355 - 48.873 +

= 248 escaños+1 = 173 escaños

= 26 escaños1 = 49 escaños

496 escaños

En este caso, el partido A no obtiene la mayoría de los escaños par

lamentarios no obstante haber alcanzado la mayoría absoluta de losvotos. Semejante resultado es de lo más criticable. Para eliminarlo, laley de refo rm a a la ley electora l de la REA de 1985 prevé u na modificación del sistema de proporciones matemáticas. En primer lugar, a la

lista del  Land, a la cual co rresponda más de la mitad del total de los se

gundos votos de todas las listas de  Land  po r considerar, se le asigna unescaño más. Los demás escaños se distribuyen según el métodoHare/Niemeyer:

Partido A 248 + 1 - 249 escaños

Partido B 172 = 172escañosPartido C 26 = 26escaños

Partido D 48 + 1 = 49escaños

To t a l = 496 escaños

(Ejemplo y cita de:  Deutscher Bundestag 9. Wahlperiode, Drucksache 9/1983, p. 13.)

 Niveles de conversión de votos en escaños

Si no se asignan todos los escaños en nivel de las circunscripciones elec

torales, los escaños restantes se pue den asignar en segundos y /o terce

ros niveles. En estos casos, la conversión de votos en escaños se realiza

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 77

en un proceso escalonado. Por ejemplo, pueden existir circunscripcio-

nes electorales donde se asignan escaños directos, a la vez que asocia-ciones de varias circunscripciones y el territorio nacional como nivelmáximo de un sistema de circunscripciones dividido en varios niveles.

He aquí la representación gráfica de esta estructura:

3er. nivel

2do. nivel

Circunscripción electoral nacional

1 2 3 Asociaciones de circunscripciones

1er. nivel 1 2 3 4 5 6 7 Circunscripciones electorales

Se asignan escaños en todos los niveles, aunque la función de losniveles dos y tres puede variar mucho, ya que pe rm ite reforzar el prin-cipio proporcional (mediante escaños complementarios, escaños com- pensatorios) o debilitarlo (mediante limitación de la participación de

los partidos en la distribución de 2do. y 3er. niveles).

En términos más teóricos, podríamos decir que con la asignación

de escaños en segundos y /o terceros niveles se inten ta hacer coincidirlos resultados obtenidos en el prim er nivel, con el principio de repre-sentación política, concebida por el legislador.

Ejemplos:

a) Dinamarca

En este país, la representación proporcional imperfecta a nivel de lascircunscripciones electorales (135 escaños en circunscripción de 2 a 15

escaños), es perfeccionada mediante 40 escaños complementarios que

son asignados a nivel nacional proporcionalmente al porcentaje de

votos obtenidos. Sin embargo, la participación en la asignación de losescaños complementarios depende de que un partido conquiste un es-

caño a nivel de circunscripción u obtenga el dos por ciento de los vo-

tos a nivel nacional. Se logra establecer relaciones proporcionalmente

exactas entre votos y escaños, de m ane ra que los escaños complemen-tarios cumplen la función de escaños compensatorios.

b) Venezuela

La representación proporcional en circunscripciones electorales de

diferentes tamaños conduce a favorecer a los partidos grandes y a per-

 judicar a los pequeños. La constitución prescribe un sistema electora l

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con representación de minorías. Los escaños complementarios sonasignados a los partidos (hasta cuatro por partido) que hayan logradoun derecho a escaños parlamentarios, en el cómputo nacional de vo-tos efectuados según el procedimiento del cociente electoral simple.El número de escaños complementarios fue aumentando: 6 en 1958,13 en 1963, 17 en las elecciones siguientes y 18 en 1983. Llegaron a al-canzar esos escaños el siguiente núm ero de partidos (entre paréntesisestá el núm ero de partidos que no conquistaron escaños en la circuns-cripción): en 1958: 2 (0), en 1963: 6 (2), 1968: 9 (3), en 1973: 8 (4),en 1978: 9 (5), 1983: 7 (5), 1988: 9 (6). La desproporción en favor del partido con mayoría de votos perm anece intacta a causa de los es-

caños complementarios. De este modo, a d    ganó en 1973 el 55.7% delos escaños con el 44.4% de los votos (compárese Martello 1987).

c) Grecia

El sistema electoral es el de la “representación proporcional reforza-da”, donde lo que se refuerza no es el principio proporcional, sino laconstitución de mayorías. Para lograr esto, se aplica un método de

asignación de escaños en tres niveles perm itiendo la participación enel segundo y tercero sólo a aquellos partidos que alcancen el 15 porciento de los votos a nivel de asociaciones de circunscripciones o el 25

 por ciento a nivel nacional. Se produce un efecto desproporcional sig-nificativo. En 1977, la derecha ganó 57.6% de los escaños con sólo el41.8% de los votos, en 1985 la izquierda logró el 53.6% de los escañoscon el 45.8% de los votos.

78 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

Gl o s a r i o  d e  o t r o s  c o n c e pt o s  d e  s is t emá t ic a  e l e c t o r a l

YDE ANÁLISIS ELECTORAL

Voto doble

Bajo este concepto se entiende la posibilidad que tiene el elector, enAlemania (RFA), desde 1953, en Venezuela, desde 1988 y en Nueva Ze-

landa desde 1993 en el sistema proporcional personalizado, de dispo-ner de dos votos: uno para el candidato de un partido en la circuns-cripción electoral e, inde pend ientem ente de ello, otro para la lista delZzznd/Estado de un partido. El sistema del voto doble permite la di-visión del voto (vote splitting). En Alemania, la posibilidad de compor-tamientos electorales tácticos pu ede con fundir al elector y da r paso a

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 79

manipulaciones, dado que se llama al voto uninominal el primer votoy al entregado a la lista de partidos el segundo voto. El voto más im-

 portante en el sistema electora l para la elección del  Bundestag no es,sin embargo, el primero, sino el segundo. Este define las relaciones defuerza de los partidos en el parlamen to.

Vote splitting (voto cruzado)

En relación con el sistema del voto doble en el sistema proporcional personalizado, el concepto señala el cambio de las preferencias par-tidistas en las elecciones para un mismo órgano: el candidato de un partido recibe el voto uninominal, el cual no es idéntico al partido porel cual vota el elector en la lista del partido .

El concepto se refiere sobre todo a la práctica electoral en sistemas presidenciales como el de los Estados Unidos. Incluye diferentes com- portamientos electorales en las elecciones para distintos órganos (presi-dente, senado y diputados nacionales, y también de los estados) , quetienen lugar el mismo día y que son realizadas eventualmente po r un a

sola papeleta. Es decir, el elector cambia su preferencia de partido(split ticket) en una, varias o todas las decisiones electorales que puedetomar en la misma papeleta electoral, en las que unas son indepen-dientes de las otras (split ticket  se contrapone a stmight ticket , donde nose cambia la preferencia de par tido ).

Voto simultáneo

Es la situación inversa al voto doble. El elector dispone de u n solo voto para elegir diferentes órganos, cargos ejecutivos y legislativos. Esta si-tuación se produce sobre todo en sistemas presidenciales, donde elefecto del voto simultáneo puede resultar en una dominación de laelección presidencial sobre la parlamentaria. El efecto extremo puedeser un voto de arrastre: la preferencia por los candidatos a la presi-dencia de term ina la composición partidaria de las cámaras legislativas(véase “Elecciones presidenciales y parlamentarias: su Ínter reí ac ión”,

 p. 130). El voto sim ultáneo tiene su más conocida práctica en Uru-guay, en forma del doble voto simultáneo. Sin embargo, en Uruguay,el doble voto simultáneo se refiere al voto de una lista de candidatosdentro de un partido (véase cap. VII, p. 248).

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80 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

Bailo tage

El ballotage es un método para p roducir mayorías absolutas en eleccio-nes uninominales, ya sean de presidente o de diputados en distritosuninominales, cuando el requisito para ganar el cargo es la mayoría

absoluta y ningún candidato la alcanza en la prim era vuelta. Entonces,en la segunda vuelta, se restringe el núm ero de candidatos a dos, a lasmás altas mayorías de la prim era vuelta. El pu nto clave de la definición

del concepto es la reducción de la competencia a una de sólo dos ban-das. El ballotage se aplica sobre todo a elecciones de presidente en siste-mas presidenciales (véase “Sistemas electorales presidenciales”, p. 131).

 Exceso de escaños

El exceso de escaños existe en el sistema proporcional personalizadoen relación con el sistema del voto doble. Los llamados escaños so-

 brante s son aquellos escaños que obtiene un partido, en un  Land/ Es-tado, en forma directa en la circunscripción uninom inal, en un número

mayor al que le corresponde a ese partido, a la lista del  Land /Estadoen virtud del voto por lista. Los partidos conservan los escaños queexceden este número. El núm ero de miembros del parlamento se ele-va en una cifra igual a la cantidad de escaños sobrantes (véase “Alema-

nia: exceso de escaños”, p. 215).

Sesgo  (bias)

El sesgo (del inglés bias = plano inclinado, tendencia, inclinación) es

un concepto de la investigación electoral de origen británico. Signifi-ca el favorecimiento de un partido en relación con otro. Como merofenóm eno, el sesgo se puede dar de manera que: /) pa ra que un par-tido gane u n determ inado núm ero de escaños necesita más votos queotro; 2)  el partido que alcanza más votos (la mayoría relativa), puedeobtener menos escaños que un partido, que incluso puede lograr lamayoría absoluta de escaños. Se distinguen dos posiciones respecto a

los factores que provocan el sesgo: la primera pone el acento en quelos factores no se deb en al sistema electoral, pero sí se reflejan a travésdel sistema electoral. La segunda posición sostiene que el sesgo sig-nifica favorecer a un partido mediante el sistema electoral, exclusiva-

mente sobre la base de condiciones especiales del sistema electoral.En efecto, la relación con el sistema electoral no se puede n egar com-

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 81

 ple tamente , ya que el sesgo se presenta , en sus dos formas, sólo en

ciertos sistemas electorales, especialmente en sistemas de mayoría re

lativa y poco en los de representación proporcional. Sin embargo, la

ventaja que un partido logra no está establecida estructuraímente enel sistema electoral, sino casualmente (de allí que se le denomina sesgo accidental), periód icam ente (a veces se da, otras no) y alternativamente (entre los partidos). Las causas más importantes de su origenson la dispersión geográfica del electorado de los partidos (bastiones);

el número de votos sobrantes en las circunscripciones electorales queno contribuyen a obtener más escaños; elecciones tripartitas, esto es,la aparición de terceros y cuartos partidos en diversas circunscripcio

nes electorales y diferen te participación electoral regional.Si el sesgo se presenta en la form a de que un partido con m enos vo

tos que otro obtiene la mayoría de los escaños parlamentarios, se puede definir matemáticamente con la ayuda de la regla del cubo (Noh-len, 1978, pp. 88 ,ss). Dado que la proporción de escaños entre dos

 partidos corresponde en el sistema de mayoría relativa aproxim adamente a la tercera potencia (valores cúbicos) de la cantidad de votosde los partidos, el sesgo es, pues, una desviación de la regla del cubo,

en el sentido de inversión en el orden de las magnitudes de los partidos respecto de la relación votos-escaños.En Gran Bretaña, el sesgo se ha presentado hasta ahora tres veces:

1929, 1951 y 1978 (febrero) (véase “Gran Bretaña: competencia de partidos en un sistema b ipartid is ta”, p. 167). En Nueva Zelanda, el  Na

tional Party  (Partido Nacional) logró la mayoría absoluta de escaños a

 pesar de haber sido derrotado en los votos en 1978 y 1981.

Swing

El siringes el cambio medio de la diferencia de porcentajes de votosentre (los) dos partidos (mayores). Este concepto señala el valor medio de la suma del descenso porcentual de un partido y del aumento

(más o menos correspondiente con el anterior) del otro partido.

Por ejemplo, en las elecciones al  Bundestagalemán, en 1969, el spd  

obtuvo un suuing  a su favor del 2.45%. Este swing  se calcula con los

datos siguientes: en 1965, la distancia en votos entre la c d u / c su   y elspd  fue del 8.3% y, en 1969, solamente del 3.4%. La distancia en votosentre ambos partidos se redujo, po r lo tanto, en un 4.9%. La mitad de

este valor, esto es, el 2.45%, es el swing puesto que (en correspo ndencia con la idea de un movimiento directo de electores de un partido aotro, que es la que subyace en el concepto del swing) bastaría con que

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82 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

2.45% de los electores de la c d u / c su   se pasaran al spd   para que seigualara la diferencia de 4.9% entre los dos partidos.

Se debe distinguir el swing nacional, esto es, el cambio medio de la

diferencia de porcen tajes de votos entre dos par tidos a escala nacional(federal), y el swing  de circunscripción, que es el mismo fenómeno

 pero a escala de la circunscripción electoral.Los estudiosos británicos de sistemas electorales (D. E. Butler v el

 Nuffield College) trabajan desde comienzos de los años cincuenta

con el concepto de szoing  (véase Diederich, 1965, pp. 117 ss.). Sin em bargo, se fueron oponie ndo críticas im portantes y justificadas a la

validez del concepto de swing para el análisis y el pronóstico de resul

tados electorales (Rasmussen, 1964-1965). De hecho, el swing es unconcepto muy rudim entario. Explica la dirección y la magnitud de loscambios en los resultados electorales, pero no puede aclarar las relaciones entre los votos de los partidos ni tampoco la orientación realdel movimiento de los electores. Un szríngdel 3% a favor de un partido no dice nada sobre qué partido haya ganado las elecciones, de for

ma que, sin duda alguna, otros datos son más importantes para el análisis de los resultados electorales qu e el valor del swing. Este valor reflejaúnicamente el equilibrio del movimiento de los votos pero (como

íicmgnacional) no consigue explicar las irregular idades del szvinga. escala de las circunscripciones electorales. El swing, además, no es válidoen absoluto para mostrar el desplazamiento real de los electores. El

swing instituye el modelo de u n cambio directo de los electores entredos partidos orientándose en el bipartidismo británico; sin embargo, incluso en la escala de las circunscripciones electorales, el aumento y la

disminución de los porcentajes de los votos de los partidos de una elección a otra se pueden originar en diferencias en la participación electoral o, también, en la aparición repentina o renovada de un tercer

 partido.

Volatility

Una nueva línea de investigación, que estudia la continuidad y el cam bio en el sistema de partidos (véase Daalder/M air, 1983; Crewe/D en-ver, 1985) trabaja con el concep to de volatilidad (volatility).

El concepto expresa el cam bio del voto del elector en la suma total

dentro de un sistema de partidos como resultado de com portamientoselectorales individuales. Se computa la suma de todas las ganancias delos partidos en la última elección (igual a la suma de las pérdidas de todos los partidos en la misma elección) en porcentajes en el nivel agregado. Con esto se pued e observar la importancia del cambio respecto a

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 83

la fuerza de los partidos a lo largo del tiempo. Si ese cambio es bajo y per

manece igual se puede comprobar una perm anencia predominante enel sistema de partidos. Entonces, correspondientemente a este concep

to, se pueden desarrollar otras afirmaciones o revisar comprobacionesindividuales sobre la concordancia con afirmaciones generales.

Los estudios sobre el desarrollo electoral en las democracias occidentales que han trabajado con el concepto de volatility  han revisadola tesis de Seymor M. Lipset y Stein Rokkan (1967, p. 50), según lacual la estructura del sistema de partidos se hab ía formado, al com ienzo de este siglo, en relación con la introducción del sufragio universal,

y desde entonces había permanecido relativamente estable, incluso

“congelada”. La tesis de permanencia fue confirmada pocos años mástarde por Richard Rose y Derek W. Urwin (1970, p. 295) que reconocieron que “la fuerza de votos de la mayoría de los partidos en lasdemocracias occidentales poco se ha modificado, desde la segundaGuerra Mundial, de elección a elección, de década a década o en el

transcurso de una generación”. Por el contrario, las recientes investi

gaciones han demostrado que las tendencias al cambio en los sistemasde partidos han aumentado. Por un lado, se ha diferenciado en primer lugar distinta volatility  entre sistemas de partidos: Suiza, Suecia y

Austria muestran una muy baja volatility;  Francia, Bélgica, los PaísesBajos y también Alemania (RFA) una muy alta volatility  (Pedersen,

1983). Por o tro lado, se ha com probado en diferentes periodos: entre1948-1959 poco cambio, sin embargo entre 1960-1979 un porcentajede cambio más alto: “sin duda, la permanencia en los resultados electorales, que ha determ inado los sistemas de partidos europeos po r unlargo tiempo, durante el periodo de la posguerra, ha retrocedido recientemente hacia una situación de gran cambio e inestabilidad”

(Maguire, 1983, p. 92). Sin embargo, el concepto de volatility tiene algunas deficiencias. No permite reconocer:

1)  la importancia y dirección de la modificación del comportamiento electoral desde un punto de vista político: qué partido y

cuánto gana, y qué partido y cuán to pierde;2)  cambios en la estructura del sistema de partidos: si se produceuna concentración en pocos partidos o, por el contrario, se da unadispersión de partidos políticos;

3)  cambios en la relación de fuerzas políticas en el parlamento conconsecuencias para la formación del gobierno;

4)  causas posibles de los cambios en los resultados electorales: porejemplo a través de variaciones en la participación electoral o por lasmodificaciones en el electorado provocadas por cambios generacionales.

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84 ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

De esta crítica se desprende que no se puede expresar en una solacifra lo que se prod uce en un a elección respecto a la pe rm anenc ia y alcambio en el com portam iento electoral.

Los datos básicos son: la participación electoral, los votos absolutosde ios partidos y los porcentajes de voto, la distribución de los escañosentre los partidos y su porcentaje respectivo. Éstos constituyen una

 parte im portante de los datos para el análisis de los resultados elec-torales, datos que al mismo tiempo reproducen los resultados electo-rales mismos.

El concepto de volatility  es demasiado rudimentario para poder lo-grar con él un aporte a la investigación sobre la relación entre sistemaelectoral y sistema de partidos.

R e s u m e n   y  c o n c l u s io n e s   p a r a   e l  a n á l i s is

DE SISTEMAS ELECTORALES Y SUS EFECTOS

Los sistemas electorales establecen un sinnú m ero de detalles técnicos.Las normas más importantes se refieren a la distribución de las cir-cunscripciones electorales, la candidatura, la votación y la conversiónde votos en escaños. Casi toda regulación de detalle tiene alguna in-

fluencia sobre el resultado electoral.Básicamente podem os distinguir en tre las normas establecidas cons-

cientem ente a fin de favorecer a candidatos y /o partidos determinados(tales como la representación desigual y el gerrymandering), y las nor-mas que favorecen o desfavorecen a candidatos y/o partidos deter-minados por razones del sistema (tales como la dificultad que tienenlos partidos pequeños para ganar escaños en circunscripciones pe-queñas o el privilegiar a partidos pequeños con el método de asigna-ción de escaños restantes según el resto mayor).

Para analizar los sistemas electorales hay que seguir los pasos si-guientes:

1. Análisis de las reglas técnicas y sus electos.2. Análisis de las reglas en conjunto e identificación de los elemen-tos que d ete rm inan los efectos del sistema.3. Análisis de las variables del com portam iento político que puedenco de term ina r los efectos del sistema.

A fin de subrayar la necesidad de las tres fases analíticas, recorde-mos los escenarios siguientes:

1. El método de conversión de votos en escaños garantiza unarelación altamente proporcional entre votos y escaños. La distribu-

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ELEMENTOS CONFIGURADOS Y EFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 85

ción de las circunscripciones electorales impide la proporcionali-dad de votos y escaños.2. El efecto de la distribución de las circunscripciones domina so-

 bre el del método de conversión de votos en escaños.3.  Los partidos políticos anulan el efecto desproporcional del siste-ma electoral mediante acuerdos que implican un comportamientoelectoral conforme a este objetivo.

Los efectos de los sistemas electorales sólo se pueden determinar si

se analizan estas tres dimensiones, los detalles técnicos, sus efectosconjuntos dentro del sistema político y la conducta de las fuerzas

 políticas, es decir, los partidos y sus electores.Por otra parte, se debería señalar que las explicaciones dadas hastaahora han sido aplicadas al interrogante sobre los efectos que tienen

los elementos técnicos de un sistema electoral y el manejo de los mis-mos por el elector, en la relación entre votos y escaños. Con esto, losefectos de los sistemas electorales han sido enfocados respecto a unamayor o menor proporcionalidad. En este ámbito, los conocimientossobre la sistemática electoral pueden conducir a resultados científicos precisos. Otro ámbito diferente , más difícil de comprender, es aquel

que tiene por objeto los efectos de los sistemas electorales sobre los partidos y sobre los sistemas de partidos. Con frecuencia los dos ám- bitos no han sido distinguidos; se puede incluso compro bar que lastesis clásicas sobre los efectos de los sistemas electorales sistemática-mente niegan la necesidad de esa separación. Dichas Lesis relacionan

los resultados electorales pronosticables en el primer ámbito (porejemplo resultados electorales proporcionales) con la estructura delsistema de partidos (por ejemplo un multipartidismo), lo cual no se

 produce necesariamente. En los análisis que tratan el segundo ámbitose debe considerar otros factores, a más de los referidos a la sistemáti-

ca electoral. Ellos no se pueden abordar de manera sencilla y genera-lizante. Sobre ello se volverá en los capítulos IX y X al tratarse de larelación en tre los sistemas electorales y los sistemas de partidos.

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V. REPRESENTACIÓN POR MAYORÍAY REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

Un a   conceptualización sistemática en nuestro campo de estudio no puede desvincularse de realidades y experiencias históricas concretas.Se enfren ta no sólo a la contingencia de los fenómenos que se estudia,sino también a un trato científico diferente según países, culturas eidiomas, que se expresa en una terminología de estilos propios. En inglés, la gran alternativa de sistemas electorales se discute en términosde  plurality systems y proportional representation.  En alemán se distingueentre  Mehrheitswahl (-recht/-system)  y Verhaltniswahl (-recht/-system),  queno son traducciones que se co rrespo nden con el inglés, sino que cons-dtuyen, con matices, términos propios. Así, el concepto  plurality system es más concreto, dado que indica la mayoría necesaria (pluralidad devotos) mientras que el concepto alemán  Mehrheitswahl  es genérico yno desagrega el tipo de mayoría que se pide: puede ser la mayoría absoluta o la mayoría relativa o simple. U na traducción palabra po r palabra, sin embargo (plurality system - Pluralsystem o Pluralwahl),  condu

ciría a una equivocación, dado que la Pluralwahl,  en la propia historiaelectoral de Alemania, evoca el sufragio desigual del siglo xix, el sistema de votos escalonados según estrato social.

Problemas parecidos ocurren con el castellano. ¿Cuál es la traducción más apropiada de  plurality system?  ¿Sistema de pluralidad? ¿Sistema de mayoría relativa? Esta última solución corresponde a la alemana: relative Mehrheitswahl  ¿Cuál es la traducción más apropiada delconcepto  Mehrheitswahl? (Representación por mayoría) y Mehrheitswahl- system  (sistema mayoritario, absoluto o relativo): lo primero indicamás bien el principio (de representación), el segundo su materialización como sistema electoral concreto. ¿Sería posible —como con elidioma alemán— colocar la gran alternativa en el campo de los sistemas electorales a un mismo nivel terminológico: ¿representación por mayoría frente a representación proporcional o sistemas mayori-tarios frente a sistemas proporcionales?

La terminología en uso en ningún caso es estrictam ente lógica, sinocontingente. Respecto al idioma castellano hay que tomar en cuenta

la considerable cantidad de países do nde se habla esta lengua. Detrásde lo que se en tiende po r ciertos conceptos en política, se halla a vecestoda una historia nacional —de conflictos y compromisos que llenan

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REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 87

o modifican el uso colectivo de los términos de comunicación en estassociedades. En nuestro campo de investigación a menudo no existe

coincidencia en los términos básicos como por ejemplo “votos válidos”. Y las estadísticas electorales que docum entan los resultados electorales suelen no basarse en los mismos criterios para el cálculo de los porcentajes. A esto se agrega, estudiando Europa y América Latina, lamayor complejidad en esta última en el uso de conceptos para diferencias político-institucionales; me limito sólo a este ámbito de dife rencias y dejo de lado también los aspectos evaluativos. El tipo de sistema político influye en la semántica; es decir: el elector tiene un voto, esinequívoco en sistemas parlamentarios pero no así en sistemas presidenciales, porque cuando coinciden las elecciones presidenciales conlas parlamentarias, puede significar que el elector tenga o un voto para elegir cada órgano (es decir: en realidad tres votos) o un voto para elegir con juntam ente los tres órganos (voto simultáneo).

Todo esto hace difícil la labor comparadva. Una tarea imprescindi ble es procurar la correspondencia de térm inos y datos. Constituyeasimismo una tarea para las traducciones de un idioma al otro. En elcapítulo que sigue el problema es aún mayor. Se trata pues de siste

matizar nuestro saber teórico en materia de sistemas electorales, materia en la cual no existe ni en alemán ni en inglés ni en castellano ni nacional ni internacionalmente la coherencia necesaria en los términosdel análisis politológico.

P r o b l e m a s   d e   d e f i n i c i ó n   y  c l a s i f i c a c i ó n

Hasta aquí se ha acentuado que para el debate sobre los sistemas electorales y sus efectos políticos es imprescindible tener conocimientossobre los detalles técnicos que configuran los sistemas electorales.Pero varias de las equivocaciones y diferentes valoraciones resu ltan dela falta de un marco teórico generalmente aceptado y de una unidadconceptual. Arend Lijphart (1987, p. 101) habla con razón de “confusiones terminológicas, que caracterizan la literatura sobre sistemaselectorales”.

Por cierto existe la diferencia fundamental entre representación

 por mayoría y representación proporc ional, pero siempre queda pococlaro qué debe entenderse bajo esos términos. Además se introduce lacategoría denom inada sistema electoral mixto, una categoría residualque según cada autor puede tener una extensión muy diferente.

Tradicionalmente, la representación por mayoría y la representación proporcional han sido definidas de la siguiente manera: se habla

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de representación por mayoría cuando el candidato es elegido porhaber alcanzado la mayoría (absoluta o relativa) de los votos. La representación proporcional se da cuando la representación política refle

 ja , lo más exactamente posible, la dis tribución de los votos entre los partidos.Ambas definiciones en sí mismas son ab solutam ente correctas, pero

no se corresponden. Por una parte, se refieren a la regla o principiodecisorio y, por otra parte, al resultado electoral, o sea al modelo derepresentación.

En un estudio chileno se ha hecho otro inten to de definición —apoyándose en Blondel (1969)— de una característica particular, la circunscripción electoral: “en los sistemas electorales de representación por mayoría se elige sólo un dip utado por circunscripción electoral,mientras que en los sistemas de representación proporcional se eligemás de un diputado por circunscripción electoral” (Ferrer/ Ruso,1984, p. 142).

Aquí, un elemento técnico, el tamaño de la circunscripción electoral, se ha tornado criterio de definición, lo que históricamente ydesde una perspectiva de sistemática electoral es muy limitado, porque la circunscripción uninom inal aparece en sistemas de representa

ción proporcional (por ejemplo, en el sistema electoral de la RepúblicaFederal de Alemania) y, por su parte, las circunscripciones plurino-minales surgen en sistemas de mayoría. La elección en circunscripciones binomínales o trinominales invariables corresponde incluso aun sistema mayoritario. Pensemos tan sólo en el desarrollo históricodel sistema electoral británico. En él, la circunscripción electoral uninominal se impuso completamente recién en 1948. Nadie puede afirmar que el sistema electoral británico del siglo xix, cuando la circunscripción uninominal estaba aún en minoría, era un sistema electoral

 proporcio nal. También los sistemas de voto restringido (por ejemploen España en el siglo xix y bajo la segunda República) descansan en lacircunscripción plurinominal y son sistemas de representación pormayoría, que perm iten una represen tación de m inoría.

Ante todo, se presentan dificultades para clasificar un sistema electoral cuando éste contiene en sí mismo elementos contradictorios,cuando elementos del sistema por mayoría de alguna forma son asociados con elementos del sistema de representación proporcional. Enesto, Alem ania es el ejem plo más conocido (véase “Alemania: República Federal”, p. 200), pero el sistema de representación proporcional

 personalizada no es el único caso. Sistemas electora les sim ilarm enteconstruidos “en forma contradictoria” son aquéllos en los que los escaños son asignados en varias circunscripciones pequeñas, según el

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REPRESENTACION POR MAYORIA Y REPRESENTACION PROPORCIONAL   89

 principio proporcional. La barrera fáctica y natural es tan alta en lascircunscripciones pequeñas que provoca una considerable despropor-

cionalidad entre votos y escaños. Entonces, los resultados electoralesya no corresponden a una representación proporcional.

Si los escaños son asignados según el principio proporcional, sinque se dé representación proporciona l, ¿podemos seguir hablando derepresentación proporcional? ¿Cuáles son las características que defi-

nen al sistema por mayoría y al sistema proporcional?La respuesta a este interrogante es fundamental para la discusión

respecto a los tipos básicos de sistemas electorales y respecto a la deci-sión en tre representación por mayoría y representación proporcional,

ya que con esta definición están relacionadas funciones que, a su vez,se vinculan estrechamente con valores y valoraciones. Por ejemplo,den tro de la definición de la “representación proporciona l” puede te-ner gran importancia la voluntad de establecer una representación

 proporcional de las fuerzas políticas. Una evaluación en favor de larepresentación proporcional por una parte puede estar relacionadacon las expectativas funcionales que se tienen de ella y, por otra, pue-

de depe nd er de la m edida en la que un sistema proporcional determ i-

nado cumple con los objetivos de la representación proporcional.Además, también se dan muchas diferencias en la clasificación de

los diversos elementos de los sistemas electorales dentro de los dos ti- pos básicos y en su im portancia. ¿Constituye una barrera legal del 5%

un elemento “fuertemente no proporcional” dentro del sistema derepresentación proporcional, como mantiene Giovanni Sartori (1984,

 p. 16)? ¿O más bien sirve, a mi entender, como un equivalente funcio-nal para la (falta de) distribución de territorio en circunscripciones

electorales? ¿Y acaso es tal barrera, en consecuencia, totalmente incom- patible con el principio de representación proporcional? ¿Constituyen

entonces los sistemas electorales de representación proporcional con

 barrera legal sistemas proporcionales?El hecho de que la mayoría de los intentos de clasificar los diversos

sistemas electorales descanse sobre supuestos de carácter normativose puede ilustrar con la reciente distinción propuesta por Sartori en-tre sistemas electorales “fuertes” y “débiles”. La terminología escogida(strongxs.  feeble)  ya contiene un juicio valorativo, el que, sin embargo,

no representa el punto clave de mi crítica. Sartori clasifica los sistemaselectorales según el efecto de manipulación sobre el elector, que pue-de ser, ya sea constraining (restrictivo) o unconstraining (no restrictivo).

Un sistema electoral que sin la menor duda ejerza una influencia manipu-

ladora se clasificará como sistema electoral fuerte. Por el contrario, si un

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sistema electoral no ejerce esa influencia o lo hace sólo en medida mínima, propongo clasificarlo como sistema electoral débil (1984, p. 16),

Según esta conceptualización, los sistemas de mayoría absoluta orelativa pertenecen a la clase de sistemas electorales “fuertes”, mientras que los sistemas de representación proporcional se clasifican, engeneral, como sistemas electorales “débiles”, y “un sistema de r p   (re presentación proporcional) puro, es un sistema sin efectos” (loe. cit.). 

Con referencia a los efectos de los sistemas electorales, Sartori sos

tiene que todos los sistemas electorales, en general, tienden a ge ne rar

un efecto reductor en la cantidad de partidos y añade “que el efectomultiplicador del  p r    es sólo una ilusión óptica producida por la secuencia histórica de los sistemas electorales” (1984, p. 21).

En consecuencia, la interpretación de Sartori sobre los efectos delos sistemas electorales se fundamenta en la concepción de un conti- nuum  unipolar en el que se pueden situar todos los sistemas elec

torales, un modelo analítico elaborado en el contexto del debate germano occidental sobre sistemas electorales a fines de la década de1960 y comienzos de 1970 por Wildenmann/Kaltefleiter/Schleth

(1965) y por Meyer (1973, retomado en 1987).

Según esta conceptualización, un sistema de representación pro porcional “puro” que produce un grado de casi proporcionalidadexacta entre los votos y los escaños es el punto de partida (0) del conti- nuum  del que se alejan todos los sistemas “no puros”. Los sistemas por

mayoría son los que más lejos están del “punto cero". Meyer (1973, p. 189) describe esta conceptualización como sigue:

La influencia de los sistemas electorales sobre las posibilidades de los partidos políticos se extiende desde un grado ( asi exacto de proporcionalidad

entre los votos obtenidos y la cantidad de escaños hasta un grado de des proporción que aumenta más o menos continuamente y que restringe las posibilidades de los partidos menores y conduce a una situación en que prácticamente sólo dos partidos tendrán posibilidades de obtener escaños.

El factor esencial de esta diferenciación de los sistemas electoralesdescansa en la distinción entre un sistema proporcional “puro”, porun lado, y todos los demás sistemas electorales, por el otro. Sartori

subdivide esta última categoría en dos clases de sistemas electorales:

aquellos a los que llama “sistemas electorales fuertes” y aquellos a los quellama “sistemas electorales fuerte-débiles”, una clase mixta que contiene sistemas electorales no proporcionales o de baja proporción. El as

 pecto fundamental de la concepción de Sartori reside en el hecho de

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REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL.   91

que las categorías principales de su clasificación están basadas únicamente en una fundón, o sea en la distancia del punto cero pensadocomo proporción exacta entre votos y escaños, provocado medianteel constraining effect  (efecto restrictivo) sobre el elector o (y este aspecto es separado de modo estricto por Sartori) el reduciive effect   (efectoreductivo) sobre la cantidad de partidos (1984, p. 17). Dado que el su puesto de no efecto se aplica solamente a un princip io de representación, toda la gama de sistemas electorales se valora desde el pun to devista de la divergencia de esta ‘‘situación sin efecto”. Por supuesto este punto de vista conduce a ju icios basados en un concepto unid im ensional: cuanto mayor es la distancia de este punto de partida, mejor se

cumplen los requisitos de la conceptualización y más “fuerte” es unsistema electoral determinado. Pero, ¿acaso los estudiosos como Me-yer o Sartori presentan argumentos convincentes que sostengan su su puesto fundamenta l de que todos los sistemas electorales han de con-ceptualizarse como situados únicamente en un continuum  unipolar?

Teórica y empíricamente, los datos indican algo diferente. No hayduda de que existen dos principios de representación: el de la representación por mayoría, y el de representación proporcional. Ambosdeben considerarse como principios antitéticos de representación política, desde u n punto de vista político, sistemático y en relación con lahistoria de las ideas políticas. En consecuencia, partiremos de un modelo bipolar.

La representación por mayoría, así como la representación p ropo rcional, están pensadas para alcanzar determinados objetivos políticosy las dos se sitúan en los extremos opuestos de un continuo bipolar,separado uno de otro por un cero en el medio. En primer lugar, examinando la historia de las ideas políticas, debemos recordar que los

 principios de representación son mucho más antiguos que los sistemas electorales. Esto es especialmente cierto en el caso del principiode representación proporcional que se elaboró principalmente sobrela base de dos ideas, la de la concepción de Mirabeau de la representación como un “espejo de la nación’'(CEuvres Completes,  1834, vol. 1,

 p. 7), y la de la “m ejor” opción, un proceso electoral preferencial ygraduado, con el fin de encontrar el véritable voeu de la nation.  Estasideas de representación fueron elaboradas por los racionalistas fran

ceses del siglo xvin y, en consecuencia, estaban bien establecidas mucho antes de que se inventaran sistemas viables de represen tación pro porcional. En segundo lugar, si tratamos de encontrar los requisitos para la aplicación de la representación proporcional, es necesario considerar tas condiciones sociopolíticas que precedieron a su aplicaciónhistórica. Como ya hemos afirmado, la demanda de representación pro

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 porcional surgió en el contexto de cambios sociales profundamenteenraizados a finales del siglo xix y se mantuvo en conexión con el as-censo de los partidos obreros; su aplicación tuvo lugar conjuntam ente

con la democratización del derecho de sufragio y la introducción delsufragio universal. H ablando en térm inos históricos, jam ás se pre -tendió que la representación proporcional fuera un “sistema sin efec-to”; todo lo contrario, la representación proporcional se utilizó de-liberadamente en función de intereses políticos concretos como un

instrumento contra aquellos intereses que trataban de conseguir sus propios objetivos sodopolídcos (véase “Génesis de los sistemas elec-torales”, p. 301).

Con el fin de demostrar la bipolaridad de los sistemas electorales y

de concebirse como principios, se hace precisa una demostración másdetallada. Esto conduce a la parte constructiva de mi crítica a la idea deun continuum  unipolar que parte de la representación proporcional pura y donde la disproporcionalidad de votos y escaños aum enta

continuamente (véase recientemente Mever, 1987). Esta parte se cen-tra en la distinción básica, por un lado, entre dos principios alterna-

tivos de represen tación (represen tación función al/p oli tica i/s. rep re-sentación social/proporcional) y, por otro, dos tipos de fórmulas para

convertir los votos en escaños (fórmulas de mayoríavs

. fórmulas de proporción).

A menudo esta distinción se ignora en los trabajos comparativos so- bre sistemas electorales con lo que se da origen a equívocos graves y sesuscitan muchos problemas de clasificación.

Respecto a la conceptualización adecuada, cabe establecer lo siguien-te: en la controversia sobre un modelo unipolar o bipolar no se tratade una discusión sobre las categorías “correcto” o “falso”, sino de de-terminar la mayor utilidad de uno de los dos conceptos que buscan

explicar este problema.

92 REPRESENTACION POR MAYORIA Y REPRESENTACION PROPORCIONAL

F ó r m u l a s   d e c i s o r i a s   y   p r i n c i p i o s   d e   r e p r e s e n t a c i ó n

Los sistemas de mayoría/de pluralidad y de representación propor-cional se pueden definir según dos criterios: el principio de repre-sentación y la fórmula de decisión, esto es, la fórmula que se utiliza

 para convertir los votos en escaños. Consideramos en prim er lugar losdos tipos de fórmulas de decisión: bajo la fórmula decisoria de la ma-yoría, el hecho de ganar o no un escaño en el parlamento depend e deque un candidato o un partido gane la mayoría absoluta o relativade los votos. Las leyes electorales dicen lo siguiente: será elegido el

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REPRESENTACION POR MAYORIA Y REPRESENTACION PROPORCIONAL   93

candidato o partido que obtenga la mayoría absoluta o relativa de los

votos emitidos en una circunscripción electoral.

En el caso de la fórmula de representación proporcional, el hechode ganar o no un escaño generalmente depen de de la proporción de

votos que obtengan los diversos candidatos o partidos políticos. Los

candidatos o partidos que hayan sido capaces de conseguir la cantidad / proporción necesaria de votos (cociente), serán elegidos. Por ejemploen el caso de los métodos de cociente, cada partido político recibe lacantidad de escaños como veces está comprendido el cociente en la can-

tidad de votos ob tenida po r el mismo. Lo an terior perm ite establecer

la definición siguiente: la fórm ula de decisión (que se utiliza en el pro-

ceso para convertir votos en escaños) de term ina el ganado r y el perde-dor de una elección. Contrariamente al principio de representación,que se refiere a los resultados nacionales, la fórmula decisoria se re-fiere a la situación en las circunscripciones electorales: según la fór-mula de mayoría absoluta, el candidato o partido que haya obtenido

más votos que todos los otros candidatos o partidos juntos ganará el

escaño. De acuerdo con la fórm ula de la mayoría relativa, el candidatoo partido que haya obtenido más votos que el segundo competidor,

obtendrá el escaño. Según la fórmula de representación proporcio-nal, la cantidad de escaños obtenidos por un partido será igual a la

 proporción de votos que haya conseguido.

Vamos a considerar ahora los principios de representación inhe-

rentes a los sistemas de mayoría/de pluralidad y a la representación proporcional. AI defin ir los princip ios de la representación, se plantea

la cuestión de los objetivos políticos de la represen tación política rela-tivos al resultado general de las elecciones a escala nacional.

¿Cuál es el objetivo político de los sistemas de mayoría de pluralidad?En el caso de la representación por mayoría, el objetivo es alcanzar

una mayoría parlam enta ria para un partido o una alianza de partidos.

Esto no excluye la posibilidad de introducir otros puntos de referen-cia para medir la eficacia de un sistema m ayoritario /de pluralidad; sinembargo, el primordial es el de cumplir con su función sustantiva. Lo

im portante es que un partido (o un a alianza de partidos) que no haya

alcanzado la mayoría absoluta de los votos, pueda form ar un a mayoría

de partido en términos de escaños parlamentarios. En este mismo sen-

tido concibe Hans Meyer (1987, p. 37) e! objetivo de la representa-ción por mayoría: “hoy no reside, primariamente, en que la mayoría

(relativa) de los votos se transforme en un escaño en la circunscrip-

ción electoral, sino en que posibilite a un partido la mayoría (absolu-

ta) de escaños en el parlamento, y particularmente en el caso de queno exista una mayoría (absoluta) de votos”. El objetivo político del

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 principio de la representació n por mayoría es que el gobie rn o (may-oritario) de un partido se apoye en una minoría (mayoría relativa) devotos. La función básica de un sistema de mayoría relativa (el criterio

 para evaluar sus efectos) es su capacidad para producir gobiernos.¿Cuál es el objetivo político de la representación proporcional? Laidea clave de este principio de representación es reflejar, con la mayorexactitud posible, las fuerzas sociales y grupos políticos en la población. La cantidad de votos y de escaños de los partidos deben corres ponderse de modo aproxim ado unos con otros. Esta es la función básica del princip io de representación proporcional y el criterio deeficacia de un sistema proporcional. Esto no excluye la introducciónde otros puntos de referencia para medir la eficacia de un sistema

 proporc ional; sin embargo, el primero es la conformidad con el objetivo de rep resentación proporcional que consiste en el efecto propo rcional ejercido sobre la relación votos/escaños. Un criterio adicional podría ser el grado de equivalencia entre el valor numérico y el valorde logro del voto.

94 REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

¿Qu é  s i g n i f i c a   r e p r e s e n t a c i ó n   p o r   m a y o r ía

Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL?

Antes de ocuparnos de los efectos políticos de las fórmulas decisoriasy de los principios de represen tación, aclararemos los criterios de definición de los tipos básicos de sistemas electorales, ya que sólo una definición clara permite analizar comparativamente los efectos políticosde los sistemas de la representación por mayoría y de la representación proporcional.

Esto se puede resumir de la siguiente manera:

 Regla Tipo básico

Fórmula decisoria Objetivo de la representación

Representación pormayoría

gana la mayoría formación de mayorías

Representación pro- porcentaje decide reflejar al

 porc ión al electo rado

Tanto la fórmula de decisión como el objetivo de la representación pueden servir como criterios de definición. Es im portante hacer uso

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Fig u r a  5 .  Representación por mayoría

Parlamento

Partido Partido

A B

Circunscripciones

Uninominalest

Electores

t   §

Circunscripción 1Circunscripción 2 Circunscripción 3 Circunscripción 4 Circunscripción 5

Partido B: 60% Partido A: 50% Partido A: 25% Partido A: 45% Partido B: 50%

Partido A: 40% Partido B: 33% Partido B: 37.5% Partido B: 33% Partido A: 33%

Partido C: 17% Partido C: 12.5% Partido C: 22% Partido C: 17%

Partido D: 25%

El gráfico demuestra el efecto de constitución de mayorías parlamentarias que tiene laaplicación de la fórmula mayoritaria con circunscripciones uninominales. Sólo dos de los

cuatro partidos obtienen escaños parlamentarios. El partido B alcanza la mayoría absolutade los escaños (60%), aunque conquistó una mayoría absoluta de votos en una sola circuns-cripción (1). En la circunscripción 3, con 4 candidatos, basta el 40% de los votos paraganar. Lo decisivo de este sistema es ganar la circunscripción electoral. Sólo los partidos

que ganan una circunscripción, por lo menos, tienen representación parlamentaria.

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F ig u r a  6.  Representación proporcional

Escaños parlamentarios

Votos

Lista de pari dos

^ 4 ^ ^ >  a   ^ 0̂44f l U 3 JK   f - Sr - a

**  !f *Electorado !Í

El gráfico muestra que la elección proporcional produce un reflejo, a nivel parlamentario, dela pluralidad de opiniones y agrupaciones políticas a nivel del electorado. En nuestro ejemplo,los ocho partidos que se reparten los votos del electorado tienen representación parlamentaria.

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REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 97

de ellos por separado, sin confundirlos, com o ocurre frecu entem enteen la literatura.

A los efectos de la definición nos decidimos por aquel criterio de ma

yor relevancia política. Sin duda, el principio de representación tienemás importancia política. Es decir que el resultado de la representación buscado es más im portante que la fórm ula de decisión que se aplica.

Los sistemas electorales se clasifican aquí entonces de acuerdo conlos principios de representación. Las fórmulas de decisión son secundarias en importancia y no determinan la cuestión de la definición yclasificación de los sistemas electorales. Los principios de representación y las fórmulas de decisión se relacionan unos con otros como fi

nes y medios; mientras que existe una amplia gama de posibilidades para los medios, so lamente se da una alternativa en cuanto a los fines.La comprobación de que los tipos básicos, representación por mayoría y representación proporcional se diferencian según los principiosde representación, tiene así un a gran legitimidad, ya que la fórmula decisoria y el objetivo de la representación pueden ser combinados, porejemplo, al relacionar la fórm ula de decisión por mayoría con el pr incipio de representac ión proporcional.

Por una parte, en el caso de la candidatura única (como se ve en

Finlandia, D inamarca y la República Federal de A lemania), la fórm ulade decisión por mayoría puede combinarse con otros elementos enun sistema de representación proporcional.

Por otra parte, cabe pensar en un sistema en el que los escaños seadjudican mediante una fórmula de representación proporcional,como la cuota en el single tramferable vote  (voto único transferible) yque, sin embargo, produce resultados electorales que reflejan el objetivo de la representación po r mayoría.

Generalmente, en los sistemas electorales empíricos la fórmula dedecisión y el principio de representación se corresponden: en el sistema de mayoría relativa en circunscripciones un inom inales se decidesegún la fórmula de pluralidad y se persigue el objeúvo de representación por mayoría. En el caso de la representación proporcional encircunscripciones electorales grandes se decide según la fórmula pro porcional, posibilitándose una representación proporcional de los partidos políticos en el parlamento . Sin embargo, en algunos sistemaselectorales, la fórmula de decisión utilizada no afecta la forma de re

 presentación. Es decir, bajo dete rm inadas condic iones, la fórmula dedecisión mayoritaria se aproxima a los objetivos de la representación proporcional.*

* Et método decisorio proporcional se aproxima bajo determinadas condiciones a los obje-

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En las circunscripciones pequeñas se considera, sólo de un modoimperfec to, a todos los partidos políticos en la asignación de los escaños, ya que deben ser adjudicados sólo pocos escaños. Los partidos

gran des son favorecidos en cada una de las circunscripciones. De estemodo, respecto al territorio nacional, se dan diferencias considera bles entre el porcentaje de votos y el porcenta je de escaños, en per ju icio de los partidos pequeños. La fórmula proporcional, utilizada en pequeñas circunscripciones, no conduce al objetivo de la representación proporcional, sino al de la representación por mayoría.

En esta conceptualización no existe el tipo de “sistema mixto” o“sistema electoral mixto” que podría referirse a los principios de re

 presentación: no existe la posibilidad de mezclar los dos tipos básicos

de sistemas electorales. Solamente existen sistemas de representación por mayoría yt sistemas de representación proporc ional y, dentro deestos dos tipos básicos existen sistemas que se corresponden en mayoro m en or grado con los respectivos principios.

Además del argumento de la utilidad, otro argumento pragmáticoen favor de esta conceptualización reside en el hecho de que, muy amenudo, el principio de representación está plasmado en la Constitución. En consecuencia, la cuestión de qué principio de represen

tación debe escogerse es un asunto de derecho constitucional, mientras que en la mayoría de los casos, todas las otras disposiciones delsistema electoral son materia de legislación ordinaria. A veces se esta blecen también, en la Constitución, otras condiciones, tales como sideterm inadas divisiones administrativas del Estado constituyen circunscripciones electorales o mínimos de representación para las circunscripciones (provincias, estados), o si la participación de los partidos en laasignación de escaños está condicionada al logro de cierto porcen tajede la totalidad de los votos emitidos (véase “Barreras legales”, pp. 65 ss).

 No obstante , la decisión política más im portante se re laciona con el principio de representación, que incluye necesariamente la decisión por un concepto específico social y /o funcional de la representació nnacional. Este concepto resulta ser un legado histórico o bien ha sidoestablecido por los legisladores constituyentes para el respectivo sistema político.

98 REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

tivos de la representación por mayoría. En circunscripciones electorales pequeñas (sistemas bi-nominales, trinominafes, etc.) encontramos esas condiciones determinadas.

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C u a d r o   10 . Principio de representación y sistema electoral en 18 países europeos occidentales

REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 99

Países en que se especifica el principio de Países en los que el sistema electoral es representación en la Constitución regulado por legislación ordinaria

Art. de la Const.

Austria 26  párrafo 1Bélgica 48  párrafo o

Dinamarca 31  párrafo 2España 68  párrafo 3Irlanda 16  párrafo 2Islandia 31  párrafo 1Luxemburgo 51  párrafos 5 y 6

 Noruega 59  párrafo 3Países Bajos 92  párrafo 2Portugal 151-155Suiza 73

Alemania, República FederalFinlandiaFranciaGran BretañaGreciaItaliaSuecia

C o n s e c u e n c i a s   pa r a   l a  v a l o r a c i ó n   y  e l  a n á l i s is

DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

La conceptualización que aquí se sugiere, y la que ya he expuesto enotro lugar (Nohlen, 1978, pp. 57 ss), valora los sistemas electorales so

 bre otra base: en virtud de que los sistemas electora les se orientan endos principios de representación, claramente distinguidos, la valoración de los mismos no se basa ya sólo en un criterio, sino, en primerlugar, en el criterio de cada sistema electoral. De esta manera, la valoración de sistemas de representación proporcional ya no se hace sólosegún el criterio de los sistemas de representación por mayoría (porejemplo, “el sistema de representación proporcional impide la form ación de mayorías parlamentarias”), como tampoco se juzga a los sistemas de represen tación po r mayoría sólo según el criterio de la representación proporcional (por ejemplo, “el sistema de representación

 por mayoría no produce una representación justa").Esta reorientación de los criterios impide las interpretaciones que

evalúan ciertos sistemas electorales únicam ente po r el principio opuesto de representación y que (aunque fue muy frecuente en el pasado)no pueden producir resultados importantes, dado que es de esperarque un sistema de representación proporcional no pueda cum plir conlas expectativas funcionales que se deben alcanzar mediante un sistema de representac ión por mayoría.

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En lo que se refiere a los efectos “restrictivos” o “reductores” de los siste-mas electorales, generalmente estos efectos son mayores en los sistemasde representación por mayoría que en los sistemas de representación

 proporc ional. Para u tilizar la te rm inología de Sartori, se trataría de sis-temas electorales “más fuertes”. Pero no son tales si el objetivo (según

la Constitución) que se pretende conseguir es el de la representación proporc ional. En tal caso, los sistemas de representación proporcionalsuelen ser los “más fuertes”.

En una perspectiva más sistemática, esa conceptualización conducea dos consecuencias:

1. Primera consecuencia: Los sistemas electorales deben juzgarse pri-

mordialmente de acuerdo con el grado de cumplimiento del princi- pio de representación buscado. No hay que evaluarlos sólo en virtudde que cumplan cualquiera de las funciones del otro principio de re-

 presentación. Por supuesto, ello no excluye la posibilidad de un análisiscomparativo, pero sí excluye la valoración basada en criterios equivo-

cados, es decir, exclusiva en criterios del otro principio de repre-sentación.

Me opongo entonces a una valoración exclusiva o preferencial delos tipos básicos de sistemas electorales, basada en un solo criterio que,

a su vez, se origina en u no de los dos principios de representación. Laconceptualización de los sistemas electorales según el modelo unipo-

lar fom enta tal valoración, así como el inlen to de definición de Sartoride sistemas electorales “fuertes" y “débiles”. En contraposición, yo pro- pongo compara r la concordancia de los sistemas electorales concre toscon el marco constitucional, legal o definitorio en el que se apoyan.

¿En qué medida se corresponden los denominados sistemas pro- porc ionales con el princip io de la representación proporc ional?

Al examinar esta pregunta, obtenemos como resultado que los sis-

temas electorales proporcionales existentes cumplen de manera muydiferente con el objetivo de la representación (proporcionalidad en-

tre votos y escaños / igualdad e ntre valor num érico y valor de logro delos votos). Por ello, desde una perspectiva analítica existe la necesidad

de distinguir entre diferentes tipos de representación proporcional(véase “Tipos de sistemas de representación proporcional”, p, 102). Ca-

 be preguntar también si determ inados sistemas electorales, denom i-nados de representación proporcional, aún concuerdan realmente

con el objetivo de la representación expresado originalmente. Estaduda surge en los casos de Grecia y de b landa. Algunos autores clasi-fican estos casos de “representación proporcional” entre los sistemasde representación por mayoría. Implícitamente surge la pregunta, en prim er lugar, de si y en qué medida los sistemas electorales reflejan las

100 REPRESENTACION POR MAYORIA Y REPRESENTACION PROPORCIONAL

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características positivas que se les atribuye al estar clasificados dentrode un principio de representación. Asimismo, surge la pregunta sobresus deficiencias. Es oportuno enfocar esta cuestión de modo com para

tivo, preguntando por ejemplo: ¿hasta qué punto un sistema proporcional concreto (así, el sistema proporcional personalizado) puedellegar a equilibrar, compensar o acercarse a las características positivasdel modelo con trario de l sistema de pluralidad (de mayoría relativa encircunscripciones uninominales)? Por consiguiente, la comparacióntiene diferentes dimensiones: en el análisis conviene realizar la observación siguiendo un orden determinado y en la valoración convienerespetar cierta je rarqu ía de criterios. Como ejemplo sirve la comparación en tre los mencionados sistemas electorales p or la Royal Commis-sion on the Electoral System 1986 (véase “Comparación empírica delos sistemas electorales”, pp. 116 ss).

La utilidad del procedimiento propuesto se esclarece, particularmente, si se considera que las reformas fundamentales de los sistemaselectorales no sólo resultan del cambio de los objetivos de la rep rese ntación, sino también del cuestionamiento sobre la capacidad del sistema electoral existente respecto a las características positivas del

 princip io de representación.

Así, se puede sostener que en Gran Bretaña impondrá la necesidadde introducir la representación proporcional, no tanto por las conocidas ventajas de la representación proporciona! (y que hasta ahora nohan sido consideradas como suficientes), sino más bien como consecuencia de anomalías en los resultados electorales según el sistema demayoría relativa en circunscripciones un inominales: por ejemplo, declive del sistema bipartidista, problemas en la formación de mayorías(o mayorías extremas), así como en la alternancia en el ejercicio delgobierno. La crítica inmanente a la representación y al sistema elec

toral introduce en la discusión el principio de representación alternativo.

A partir de esta prim era consecuencia es posible debatir fructíferamente si las barreras legales en sistemas de representación afectan al princip io de representación proporcio nal en genera l o solamente a parti r de cierto nivel o, dicho en té rm inos más categóricos si un sistema electoral debe seguir su principio de representación sin excepciónalguna. El Tribunal Constitucional Federal de Alemania, por ejemplo,

ha considerado la cuestión de si la barrera del 5% de representación,contenida en el sistema electoral de Alemania Federal, es compatiblecon el principio de representación proporcional. En su juicio afirmativo, sin em bargo, el Tribunal argum entó que una barrera del 5% de

 be ser el límite superior de este umbra l, y p rohibió cualquier cambio

REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 101

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 posterio r que fortalezca el “efecto restrictivo” del sistema electoralcomo algo incompatible con el principio de representación proporcional. En consecuencia, el legislador debería optar primero por el

otro p rincipio de represen tación y tendría así la libertad de introducirelementos que fomenten más la formación de mayorías en el sistemaelectoral. (Compárese BVerfG, E 1, 208, 246-248; véase comentariocrítico de Meyer, 1987, pp. 258 ss).

Por otra parte, los efectos desproporciónales en el denominado sistema reforzado de representación proporcional en Grecia son casi incompatibles con el principio de representación proporcional. Estasconclusiones acerca de los límites constitucionales y legislativos de los

sistemas electorales son de máxima importancia para cualquiera queesté interesado en la reforma de un sistema concreto y no quiera darla sensación de estar manipulándolo.

2. Segunda consecuencia: Todo debate acerca del principio de representación debe llevarse a cabo, en primer lugar, en conexión con lateoría democrática, y, en segundo lugar, debe tomar en consideraciónla situación histórica y sociopolítica específica bajo la cual tiene quefuncionar el sistema electoral. Si se soslayan estos dos aspectos, la discusión acerca de las ventajas y desventajas de los sistemas electorales

será más bien inútil, po rqu e — como hem os visto— las respuestas a lascuestiones normativas sobre la evaluación de los sistemas electoralesdepend en , hasta cierto punto, de las posiciones dem ocráticas (norm ativas) del analista; por otra parte, estas cuestiones son contingentes yse hallan vinculadas a factores espaciales y temporales. Frecuentem ente se soslayan inconscientemente o se olvidan conscientemente estasdos premisas metodológicas. Sin embargo, los requisitos teóricos e históricos han de tomarse en consideración, especialmente si no solamente se están deb atien do las cuestiones técnicas de carác ter m en or de lossistemas electorales, sino que la atención se concentra en cuestionesrelativas a los principios de representación (véase “Comparación delos efectos políticos de la representac ión ’, p. 111).

102 REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

T i p o s   d e   s i s t e m a s   d e   r e p r e s e n t a c i ó n    p r o p o r c i o n a l

Las explicaciones prece den tes sobre la representac ión proporciona l, y

los sistemas electorales que son clasificados como tales y en los queaparecen elementos con efectos no proporcionales, nos llevan a distinguir subtipos de sistemas electorales de representación proporcional.

Con ello surge el problema de encontrar criterios convenientes

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 para em prender esta necesaria diferenciación. En el marco del debatesobre barreras legales, Sartori (1984, p. 16) muestra su preferencia

 por los elementos técnicos como criterio. No considera si el sistemaelectoral —com parand o entre porcentaje de votos y porcentaje de escaños obtenidos— provoca un resultado relativamente proporcional.Por el contrario, Rose (1982, p. 411) hace depender la valoración delsistema electoral proporcional de la relación votos-escaños mediantesu índex de proporcionalidad.

C u a d r o   1 1 . Index de proporcionalidad  a según Richard Rose

REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 103

País País

Austria 99 Finlandia 95.Alemania (RFA) 98 Italia 95Suecia 98 Israel 94Dinamarca 97 Portugal 94Holanda 96 Bélgica 91Irlanda 96  Noruega 91Islandia 96 Luxemburgo 90

Suiza 96 Grecia 88España 83

■l El índex se calcula mediante las .sumas de las diferencias de los votos y escaños obtenidos porcada partido, dividido por 2 y restado de 100.

Fuente: Mackie/Rose, 1982, p. 411; ver también la 3á edición, 1991, p. 510.

De esto resultan valoraciones totalmente diferentes de los sistemaselectorales: mientras que para Sartori el sistema proporcional personalizado de Alemania (RFA) es “sumamente desproporcionar, apareceel mismo sistema electoral en el índex  de proporcionalidad de Rose,en el segundo lugar del rango proporcional-desproporcional (véasecuadro 11).

Este índex sólo considera la situación posterior a la exclusión de los partidos pequeños. No abarca a todos los partidos que compiten ytampoco incluye aquellos efectos del sistema electoral en la representación política que no se reflejan en la relación entre votos y es

caños.Ya que ninguno de los criterios se basta a sí mismo, para poder lo

grar resultados respectivamente satisfactorios es necesario aplicar varioscriterios con el fin de diferenciar los sistemas de representación pro

 porc ional en distintos subtipos. Por un lado, buscamos elementos es pecíficos que in tegran el sistema electoral proporcional (por ejemplo,

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 barreras natura les o artificiales, es decir, el tamaño de las circunscrip-ciones electorales, o barreras legales); po r otro lado, nos preguntamos por cinco efectos diferentes que los sistemas electorales de represen-tación proporcional pueden o no lograr: 1)  exclusión de partidos pe-queños; 2)  ventajas para los partidos grandes; 3)  ventaja para el par-

tido más grande; 4) efecto de concentración en el sistema de partidos;

5)  promover la form ación de mayoría partidista por un partido.

Distinguimos tres subtipos de sistemas electorales de representa-ción proporcional:

1)  sistemas proporcionales que aspiran a una proporcionalidad lo

más exacta posible (“representación proporcional pu ra”) sin barre-ras naturales o artificiales (tamaños de las circunscripciones elec-torales o ba rrera legal);2)  sistemas proporcionales que dificultan el acceso a los escaños

 parlamentarios, por lo general, m ediante una barrera natura l (cir-cunscripciones electorales peq ue ña s), y que provocan resultadoselectorales desproporciónales de manera que, en tre los partidos quelogran escaños parlam entarios, se ven favorecidos los partidos gran -des en perjuicio de los pequeños (representación proporcional im-

 perfecta) ;3)  sistemas proporcionales que dificultan lograr escaños parlamen-

tarios, por lo general, mediante una barrera legal o un límite de es-caños; sin embargo, luego de eliminar la multiplicidad de partidos,los escaños se distribuyen proporciona]m ente en tre los partidos quequedan.

El cuadro 12 muestra los efectos diferentes e incluso opuestos que

 pueden tener los sistemas electorales de representación proporc ional.Este hecho debe ser también considerado, sin excepción, en la dis-

cusión acerca de los efectos políticos de los sistemas de representac ión

 por mayoría y de representación proporc ional (véanse caps. IX y X, pp. 334 y 343). Teniendo en cuenta este hecho, se debería evitar queen el debate sobre representación proporcional se confronten las ven-

tajas de un subtipo con las desventajas de otro subtipo. No tiene senti-

do, por ejemplo, confrontar las ventajas del sistema proporcional deAlemania con las desventajas del sistema proporcional en Italia (véase

 Norton, 1984, p. 101). Se debería considerar los subtipos y en ese ni-vel, distinguiendo bien en tre ellos, desarrollarse la discusión sobre losefectos de la representación proporcional.

104 REPRESENTACION POR MAYORIA Y REPRESENTACION PROPORCIONAL

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REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 105

C u a d r o   12. Funciones y efectos de los sistemas electorales de representación proporcional

Función/a) efecto 1 2 3 4 5

 Exclusión de los 

 partidos  pequeños

Ventajas  para los  partidos grandes

Ventajas  para el  partido más grande

 Efecto con

centrador  sobre el sistema de 

 partidos

 Efecto de  formaáón  de mayorías ■■

Países Bajos no no no no ino 1l 9 tipo

Israel no no no no no J

España ¿}sí b) sí sí b) sí sí !29 tipo

Portugal sí sí sí sí sí J

Alemania (RFA) sí no no sí no 1

no |3e tipo

Suecia sí no no sí

Ano (aciones: a) de 1 a 2 y 3 y luego a 4 y 5 disminuye i a importancia del sistema electoral comocausa del efecto señalado. Así. la exclusión de los partidos pequeños es una función y simultáneamente un efecto directo de la causa “sistema electora!” (barrera en la circunscripción o

 barrera legal del 5%).Si el sistema electoral fabrica mayorías unipartidistas o no, depende, sin embargo, en alto gra

do, de las estructuras de los sistemas de partidos. Es el resultado de múltiples factores. Sobre este pu nto ver los casos de España y Portugal. Véase b).

b) En el caso español, la tendencia general de los efectos del sistema electoral, la cual es iguala la tendencia en Portugal, es quebrada por los partidos regionales. Estos partidos, no obstante por ser pequeños no son excluidos (1) ni perjudicados (2) por el sistema electoral. El efecto re-ductivo del sistema electoral sobre el sistema de partidos se limita a los partidos pequeños de ám

 bito nacional. [Véase “España (sistema de representación...”), p. 223.]

E f e c t o s   p o l í t i c o s   d e   l a s   f ó r m u l a s   d e   d e c i s i ó n

 Efectos políticos de la fórmula mayoritaña

La aplicación del principio de decisión mayoritaria o fórmula mayori-taria implica que sólo cuentan políticamente los votos obtenidos porel candidato ganador. La mayoría requerida puede ser relativa (= mayor número de votos que cualquier otro candidato) o absoluta (= mayor 

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nú m ero de votos que todos los dem ás candidatos juntos). Los votosemitidos en favor de los candidatos denotados no cuentan. Por estarazón podemos decir que en el principio mayoritario no cuentan por

igual todos los votos depositados: sólo conducen al éxito los votos emi-tidos en favor del candidato ganador.En términos políticos, la aplicación de la fórmula mayoritaria pue-

de tener la consecuencia de que en aquellas circunscripciones elec-torales en las que un partido es absolutamente dominante, la oposi-ción ya no ve sentido en concurrir a las elecciones. En los bastiones

 partid istas surge el peligro de apatía política y aum ento del absten-cionismo.

Por otra parte, los votos emitidos en favor de un candida to o partidocon exceso sobre la mayoría requerida, no significan ganancia alguna.

El “exceso” de votos, que caracteriza los “bastiones” de los partidos,representa un derroche en cuanto al resultado electoral a nivel na-cional, lo cual puede traducirse en desventaja para los partidos cuyossimpatizantes no están distribuidos equitativamente en el territorionacional, sino concentrados en “bastiones”.

La fórm ula mayoritaria tiene la ventaja de colocar al votante en unasituación de decisión clara y de evidenciar la relación directa entre el

voto y el resultado electoral.

106 REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

 Efectos políticos de la fórm ula proporcional

En contraste con la fórmula mayoritaria, la proporcional produce re-sultados electorales que otorgan a cada partido un peso proporcionalal nú m ero de votos obtenidos. Por regla general, los partidos derro ta-dos en las urnas obtienen escaños parlamentarios, es decir, los votos

son iguales en cuanto a con tribuir al resultado, al menos den tro de lo posible. Es mucho mayor el sector del electo rado que ve su partic i- pación en la elección coronada con el éxito, dado que su voto con-tribuyó a la victoria, es decir, a la obtención de escaños del partido desu preferencia. El resultado final puede depender de un solo voto. Enconsecuencia, vale la pena que los partidos luchen po r cada voto. Esto puede ayudar a aum entar la partic ipación (véase “Sistema electoral y partic ipación electoral”, p. 364).

La aplicación de la fórmula proporcional requiere la determina-ción de procedimientos para el cálculo del cociente electoral. Históri-camente, se tardó casi cien años para traducir la idea proporcional(fin del siglo xvm) a un procedimiento más o menos practicable decómputo de votos (fines del siglo xix). En la actualidad existe un sin-

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REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 107

número de técnicas de cómputo (véase cap. IV, p. 66 ss). Algunas deellas son bastante complicadas, lo que hace difícil que el votante com

 prenda realm ente lo que pasa con su voto.Sin embargo, una parte considerable de las consecuencias políticasde la fórmula proporcional tiene que ver con los detalles técnicos delos sistemas proporcionales. Mientras que la fórmula mavoritaria notiene sino dos subtipos, a saber: la mayoría relativa y la mayoría absoluta, la fórmula proporcional abarca un amplio espectro de técnicas para alcanzar un grado de mayor o m enor representación proporcional. Dado que los efectos políticos pueden variar según el grado de proporcionalidad, las variantes de la fórmula proporcional deben estudiarse detalladamente.

Comparación de los efectos políticos de “mayoría” y “proporción”

como fórm ulas de decisión

En las publicaciones donde se comparan las fórmulas mayoritarias y proporc ionales, se suele destacar el contraste entre el voto por una persona y el voto por una lista, identificándose la fórmula mavoritariacon la elección de personas (antes “notables”) y la proporcional con lalista “imperson al”. Frecuentem ente se establece que:

represen tación mayoría = elección de personasrepresentación proporcional = elección de listas

Sin embargo, al establecer tales contrastes se pasa por alto, desde la perspectiva del sistema electoral, que existen formas de listas donde el

elector puede expresar sus preferencias respecto a los candidatos del partido de su elección: esto no es posible dentro de la fórmula ma-yoritaria. Aquí el elector que no está de acuerdo con el candidato presentado por el partido de su preferencia, no tiene más remedio quevotar por él a fin de dar el voto a su partido, o cambiar de partido porque no le gusta el candidato , o abstenerse.

Por otra parte se pasa por alto, desde la perspectiva sociológico-electoral, que la afiliación partidista del candidato ha demostrado sercada vez más de term inante del voto. Los individuos pasan a ocup ar un

 papel secundario cuando la elección entre ellos implica, al mismo tiem po, la elección entre dos o más partidos. Sólo a nivel nacional siguensiendo determinantes los individuos, los lideres políticos, su aptitud para resolver problemas, su imagen, etcétera . En cambio, la “personalidad” del candidato local ya no tiene tanta importancia.

Otra diferencia que se señala a menudo es la variación de la impor-

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tanda y el papel del partido y del candidato según las fórmulas ma-yoritaria y proporcional. Se sostiene, por ejemplo, que la fórmulamayoritaria implica una relación más estrecha entre el diputado y sucircunscripción electoral, o entre el electo y los electores. También seafirma que la fórmula mayoritaria brinda al diputado mayor independencia de su partido que la proporcional, es decir, la elección de unalista, cuya conformación es determinada por los partidos. En síntesis,se sostiene que el diputado “de partido”, electo en plancha o lista, de pende más del partido. En este mismo sentido ha argum entado recientemente Karl Popper (véase The Economist,  23 de abril de 1988).

El grado de independencia de un diputado respecto a su partido

 bien puede te ner relación con los dos principios decisorios, pero noestá determinado únicamente por ellos. En este contexto deben considerarse también otros factores tales como el tipo de sistema político,la estructura interna de los partidos, los conceptos generales de representación y el papel de los partidos políticos en el proceso de formación de voluntad política.

Pero es cierto que, bajo condiciones determ inadas, la fórmula p ro porcional puede reforzar la influencia del partido sobre la seleccióndel candidato. En tal caso se supone que, bajo la fórmula mayoritaria,la selección del candidato estaría a cargo del organismo partidista correspondiente a la circunscripción electoral, es decir, la organizacióndistrital. Esto ocurre sólo en los partidos que tienen u na estructura organizativa y asignación funcional correspondientes. De hecho, loscandidatos son designados, en muchos países, por el centro de poderubicado en la capital. Los organismos partidistas inferiores suelenaceptar a los candidatos impuestos desde arriba, cuando éstos representan beneficios para el distrito debido a su alta función en el parla

mento o incluso —en caso de incompatibilidad— en el gobierno. Resulta evidente que, en este caso, no hay mucha diferencia entre laaplicación de una u otra fórmulas.

SÍ, por el contrario, el grado de independencia del candidato res pecto a su partido es d eterm in ado por las fórm ulas decisorias, hay quedecir cuál de ellas es preferible. La respuesta depende del conceptogeneral de rep resen tación y la función específica de los partidos en elsistema político. En los sistemas parlamentarios, donde se requiere unamayoría parlamentaria para poder gobernar, los diputados habrán deseguir más fielmente los lincamientos programáticos y órdenes de loslíderes que en los sistemas presidencialistas. En este contexto condene recordar a Walter Bagehot y su frase: “el gobierno parlamentariosignifica obediencia a los líderes” (The English Comtitution,  1867). Sinembargo, desde una perspectiva empírica, respecto a los sistemas de

108 REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

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REPRESENTACION POR MAYORIA Y REPRESENTACION PROPORCIONAL   109

gobierno presidencialistas, se debe ver más allá del caso de los Estados

Unidos, donde la organización de los partidos y la ligazón del repre

sentante al pa rtido son poco rígidas. En América Latina, donde las democracias tienen, tradicionalmente, una estructura presidencialista,ios diputados por lo general dependen de los partidos a los que per

tenecen, más aún, de la conducción del partido, o sea del presidente

del mismo, normalmente candidato presidencial.Los sistemas proporcionales con lista cerrada y bloqueada fomen

tan esta estructura. En el debate sobre la reforma, en el que se redam ala “representatividad de la representación” y una responsabilidad de

los candidatos elegidos frente a sus electores, la critica se centra pri

mordialmente en el sistema electoral y no tanto en los partidos políticos. Sin duda, algunas prácticas como el “voto de arrastre” son cuestionables: en este caso, el elector elige, sirviéndose de una sola cruz en la

 papeleta electoral, al candidato a presidente, y a la vez, al senado, a lacámara de diputados, al consejo municipal, etcétera.

En la República Dominicana, en 1986, ocurrió además, como agra

vante, que en algunas circunscripciones electorales fue cambiada la

lista de candidatos después de la votación. Así, el elector no sabe a

qu ién elige; sin embargo —y desde la perspectiva de la consolidaciónde la democracia—, la lista cerrada y bloqueada fortalece el poder de

los partidos políticos que en com paración con otros factores de p od er

en América Latina son bastante débiles. No hay que perder de vistaque los partidos políticos son los fundamentos de la democracia. EnAmérica Latina, la lista cerrada y bloqueada constituye un baluartecontra el caudillismo y el clientelismo.

En contextos tan diferentes como el británico (estudiado por Bage-

hot), político-constitucional, y el latinoamericano, político-social, des

de el pun to de vista normativo, existen motivos convincentes más bienen favor de la función predominante del partido frente al diputado.

Este aspecto quedó plasmado en la reforma constitucional de 1979en Sri Lanka, donde se establece que los diputados que renuncian a

su partido o al bloque parlamentario pierden su escaño.

Por otra parte, la tradición británica demuestra que una filosofía

representativa, basada tanto hoy como en el pasado en la idea de la “re presentación de mandato libre” es perfectamente compatible con el

gob ierno de partido.En síntesis, las fórmulas mayoritaria y proporcional representan

 princip ios decisorios cuya diferencia principal reside en la cuestión de

si la mayoría o la proporción de los votos debe determinar el resultado electoral en la circunscripción electoral. Los efectos políticos de

cada una de las fórmulas se resum en en las tendencias siguientes:

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lio REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

 Efecto respecto   Fórmula

mayoritañaFórmula

 proporcional

Valor de logro del voto desigual igual

Relación entre el votoy el resultado electoral directa, simple indirecta, compleja

Influencia de “bastiones” alta  baja

Independencia del diputado tendencial-m ente mayor 

tendencial-mente menor 

Espectro de variaciónin terna de los sistemaselectorales

limitado amplio

Estos efectos se relacionan con los que tienen la represen tación pormayoría y la representación proporcional como principios de representación, los cuales son mucho más importantes para la cuestión del

 poder político.

E f e c t o s   d e   l a   r e p r e s e n t a c i ó n   p o r   m a y o r ía  y  l a   r e p r e s e n t a c i ó n

PROPORCIONAL COMO PRINCIPIOS DE REPRESENTACIÓN

Como señalamos arriba, con la representación por mayoría se buscaconstituir mayorías parlamentarías de un partido o grupo de partidos,mientras que con la representación proporcional se busca reflejar fielmente las fuerzas sociales en el parlamento.

Estos efectos pueden demostrarse empíricamente estableciendo larelación entre votos y escaños obtenidos. Típicamente, los resultadosde sistemas mayoritarios muestran grandes desproporciones entre losvotos y los escaños ob tenidos p or los diferentes partidos. Con apenas35% de los votos, un partido puede ganar la mayoría absoluta de losescaños parlamentarios, mientras que otro partido, con 15 o 20% delos votos, conquista pocos escaños o incluso ninguno.

En cambio, los sistemas proporcionales perm iten que un partido pe

queño logre representación parlamentaria con apenas 3% de los votos, mientras que un partido grande queda por debajo de la mayoríaabsoluta de escaños en el parlamento, aunque le falte muy poco parala mayoría absoluta de los votos. A continuación algunos ejemplos queevidencian la situación:

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REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 111

C u a d r o   13.  Relación entre votos y escaños en casos seleccionados

País  AñoSistema 

electoral*Partido

Votos

en %

 Escaños 

en %

Gran Bretaña 1983 SM Conservador  42.4 61.6Canadá 1984 SM Conservador  50.0 74.8Sri I.anka 1970 SM SLFP 36.9 60.2Turquía 1954 SM Republicano 36.4 5.7Gran Bretaña 1983 SM Alianza de

Liberales y s d p

25.4 3.5

Canadá 1993 EM Conservador 16.0 0.7

Alemania (REA) 1983 RP CDU/CSU 48.8 49.0Italia 1983 RP Partidos d e Acción

de Cerdeña0.2 0.2

Países Bajos 1982 RP Partido PopularProtestante

0.7 0.7

Suiza 1987 RP Partido Socialista 0.5 0.6Autónomo

* sm- Sistema m ayo ritario/de pluralidad; RP = Represe ntación p ropo rcional

C o m p a r a c i ó n   d e   l o s   e f e c t o s   p o l í t i c o s   d e   l a   r e p r e s e n t a c i ó n  

 p o r   m a y o r ía   y  l a   r e p r e s e n t a c i ó n   p r o p o r c i o n a l

Partiendo de los efectos directos de los diferentes sistemas electoralessobre la relación entre votos y escaños, se formulan supuestos respec-to a las consecuencias políticas de esos sistemas, haciendo referencia a

la formación de la voluntad política, a la estructura de la competenciaentre los partidos, al sistema de partidos y al sistema político en suconjunto. Los efectos o consecuencias políticas de los sistemas elec-torales, siempre en discusión e interpretados de manera distinta porlos diferentes grupos sociales y políticos, representan el meollo del de-

 bate político en torno al sistema electoral.En este debate se pueden distinguir dos corrientes:

a) Una corrien te más antigua o clásica —la cual, en la literatura engeneral, sea politológica o no, aún predomina— lleva la discusiónai plano de las ventajas teóricas de los sistemas de representación

 por mayoría y de representación proporc ional. Un buen ejemploes el ensayo de Karl Popper (1987) en defensa del sistema de ma-yoría relativa en circunscripciones uninominales.

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 b) Una corriente más reciente , empírica, o estadística, inaugurada por Douglas W. Rae (1967), o comparativa (a partir de S ternberger/Vogel, 1969), ha ganado supremacía, y se ocupa, empíricamente,

de comparac iones entre sistemas electorales concretos y los efec-tos de sus elementos específicos (por ejemplo, distribución de lascircunscripciones electorales, métodos de cómputo de los votos, barrera legal, etcétera).

112 REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

Ventajas teóricas de la representación par mayoría  y de la pioporcional

A continuación presentamos una serie de argumentos esgrimidos enel debate clásico por los defensores de c ada uno de los dos sistemaselectorales básicos para demostrar las ventajas del sistema respectivo:

Ventajas de la representación po r mayoría:

1. Impide la atomización partidista: los partidos pequeños tienen pocas posibilidades de conquistar escaños parlamentarios.

2. Fomenta la concentración de partidos apuntando hacia un sis-tema bipartidista.3. Fomenta la estabilidad del gobierno mediante la constitución de

mayorías partidistas.4. Fomenta la moderación política, pues los partidos competidores

luchan por el electorado centrista moderado y tienen que asu-mir responsabilidad política en el caso de triunfar en la elección,es decir, los partidos deben oriental' sus programas hacia el elec-torado modelado y hacia lo factible

5. Fomenta el cambio de gobierno, porque una variación pequeñaen la relación de votos puede dar lugar a una variación impor-tante en la relación de escaños parlamentarios.

6. Permite al elector decidir directamente, mediante su voto, quié-nes deben gobernar, sin delegar tal decisión a las negociacionesentre los partidos después de las elecciones.

Ventajas de la representación proporcional:

1. Facilita la representación de todos los intereses y opiniones a ni-vel parlamentario, con arreglo a su fuerza respectiva en el elec-torado.

2. Impide la constitución de mayorías parlamentarias demasiadoartificiales que no corresp on den a un a mayoría real del electora-

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do, al resultar la intervención institucional en el proceso de formación de voluntad política.

3. Facilita la negociación de mayorías y el compromiso político entre diversas fuerzas sociales y grupos étnicos o religiosos.4. Impide los cambios políticos extremos producidos menos por

cambios fundamentales de las actitudes políticas del electoradoque por los efectos de distorsión de un sistema electoral.

5. Refleja el cambio social y surgimiento de nuevas tendencias políticas al facilitar la representación parlamentaria de éstas.

6. Impide la formación de bloques de los partidos establecidos o delos denom inados sistemas de partidos dominantes, d ond e el partido dominante debe su posición básicamente al sistema electoral y se dificulta o incluso impide el cambio democrático.

Las ventajas de la representación por mayoría y de la representación proporcional se determinan , en el debate clásico, frecuentementea partir de la comparación de estos dos tipos básicos de sistemas electorales. En tales casos, las ventajas de un sistema se convierten en desventajas del otro. En el esquema siguiente presentamos algunos de los

efectos tendenciales de ambos sistemas:

REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 113

 Efecto

tendencia!,

 Representación por  mayaría

 Representación

 proporcional

Bipartidismo sí noMayoría de un partido sí no

Estabilidad del gobierno sí noCoaliciones de gobierno no síAtribución unívoca de

la responsabilidad poli tica sí noRepresentación justa no síOportunidades para

tendencias políticas nuevas no sí

Pero muchos de los efectos atribuidos a los tipos básicos de sistemaselectorales no pueden compararse de manera tan simplista. Hay queten er presente que lo que se califica como ventaja de un sistema no loes en la opinión de todos. La valoración depende de consideracionesteórico-democráticas y de poder, de manera que los mismos conceptos de bipartidismo, estabilidad de los gobiernos, representación jus

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ta, etcétera, no tienen significados iguales para todos, sino que funda-mentalmente se valoran de manera controvertida.

Está sujeto a pautas políticas si las denominadas ventajas teóricas

 pueden ser, realm ente , conceptualizadas como ventajas. Dicho en ge-neral, hay buenos argumentos en favor de la representación por ma-yoría como en favor de la representación proporcional. La controversiaentre los que abogan por la representación por mayoría y los partida-rios de la representación proporcional n unca concluirá.

Los argumentos están, por un lado, en el nivel de la teoría demo-crática. En este nivel no se puede decidir, si a la capacitación de un par-tido para la mayoría (y con ello para la equiparable formación de ungobierno estable y alterno) se le debe conceder preminencia frente ala representación política, en lo posible, de todas las fuerzas socialesrelevantes. La teoría democrática funcionalista favorece, claramente,la representación por mayoría; la teoría democrática participativa sos-tiene la represen tación proporcional (véase Von Alemann, 1973).

Los argumentos en favor o en contra de los principios de repre-sentación están, por otra parte, a nivel del poder político. Esos funda-mentos se intentan encubrir, con mucha frecuencia, recurriendo afundamentos de la teoría democrática. Sin embargo, la decisión se

toma según los intereses concretos de cada partido.Un pu nto de vista fundamental es el tamaño del partido. Un partido pequeño rara vez se puede dar el lujo de apoyar la representación pormayoría, pues él quedaría así, por lo general, eliminado de la vida po-lítica o tan diezmado que prácticamente no tiene más importancia. Ex-cepciones confirman esta regla: en Sri Lanka, en 1970, los partidos co-munistas pequeños pudieron alcanzar una mayor cantidad de escañosen relación con la cantidad de votos obtenidos, deb ido a que hicieronuna alianza con el s l f p de la señora Bandaranaike, que les cedió algu-

nas circunscripciones electorales (véase un ejemplo en el siguiente pá-rrafo). Ju nto a la concentración geográfica del voto del electorado deun partido pequeño, la constitución de alianzas electorales es la única posibilidad de superar las barreras natura les del sistema electora l derepresen tación po r mayoría.

Los partidos grandes, que tienen la perspectiva de ganar una mayo-ría parlamentaria o de defender el poder político en el gobierno gra-cias a la representación por mayoría, tienden a optar por ésta. También

aquí hay excepciones. En algunos países escandinavos, los partidosmayoritarios socialdemócratas estaban dispuestos a perfeccionar tantola proporcionalidad dentro del sistema proporcional existente, queellos al final perdieron la capacidad de i onservar una mayoría parla-mentaria. El que favorece a un determinado sistema electoral en tér-

114 REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

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REPRESENTACION POR MAYORIA Y REPRESENTACION PROPORCIONAL 115

minos partidísticos, basa la valoración del dpo básico de sistema elec

tora] en criterios de poder político.Ya que los efectos atribuidos a los tipos básicos de sistemas electora

les sólo son limitadamente acertados, resulta absolutamente necesario

valorar las ventajas (y desventajas) de la representación por mayoría yde la representación proporcional y ya no más a nivel general y de principios, sino basándose en las más amplias experiencias históricas.Si bajo —o a pesar— de la representación proporcional, existen sis

temas bipartidistas o de dos partidos y medio en una serie de países

que permiten la formación de gobiernos estables, por lo menos paraestos países ya no se puede afirmar que la representación proporcio

na! conduce justamente a lo contrario. Tampoco los argumentos enfavor de la representación por mayoría se pueden basar en un hechoque ya existe bajo la representación proporcional. Así, la representa

ción proporcional se ve favorecida, por un lado, por sus propias venta

 jas y, por otro, por la neutralización de las ventajas de la representación por mayoría. De todos modos, una valoración de los sistemaselectorales debería tom ar en con si de ración las condiciones socio políticas concretas del país en cuestión. Por otra parte, cabe preguntar

cuáles son —en sentido más amplio— las consecuencias políticas delas supuestas ventajas de los sistemas electorales.

¿Conduce la concentración en el sistema de partidos a la polarización (y a guerras civiles)? Las recientes evoluciones en la investigaciónsobre los sistemas de partidos (véase “Sistemas de partidos”, p. 38)

han preparado el terreno a este respecto. ¿Conduce la representación

 justa a problemas de desempeño gubernam enta l, a la ingobernabi-

lidad? ¿Existen presupuestos sociales y políticos para una aplicacióneficaz de los principios de representación? (respecto al principio ma-

yoritario véase “Condiciones de éxito de la representación por mayo

ría”, p. 117).

Comparación empírica de los sistemas electorales

Los interrogantes finales del párrafo anterior llevan, inevitablementey conforme a la corriente empírica más reciente, al estudio de sistemas

electorales concretos y al estudio de los ámbkos sociales y políticos

correspondientes a cada uno de ellos, dentro de los que se desarrollan los sistemas electorales. A lo largo del presente libro se sostiene

esta posición y este punto de vista históríco-empírico sobre la problemática de los sistemas electorales.

En concordancia con este enfoque, en la comparación valorativaya

no se trata de la confrontación tradicional entre representación por 

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mayoría y representación proporcional , s ino del anális is comparativode los efectos (ventajas y desventajas) de sistemas electo rales de ter m i-nados, por ejemplo del s is tema de mayoría relat iva en circunscrip-

ciones un inom inales y de l s is tema p rop orc ion al personal izado, segúnlos casos.

Un buen ejemplo para este t ipo de anális is es la comparación rea-lizada entre estos dos tipos de sistemas electorales que hizo la RoyalCom miss ion on the Elec tora l Reform o f New Zealand en bú sque dadel s is tema electoral más adecuado para este país . A continuacióncitamos ( Report,  pp. 63 ss):

En aquellas zonas en que la plurality (sistema de mayoría relativa en circuns-cripciones uninominales) tiene grandes debilidades, el m m p   (sistema pro- porc ional personalizado) da por re sultado una considerable mejoría. Cia-ran tiza un  juego limpio entre los partidos políticos,  pues hay un decidido voto partidista y los escaños se reparten en pro porció n al nivel de apoyo na-cional para cada partido. No hay parcialidad contra los partidos chicossiempre y cuando crucen el umbral. No hay ventajas ni desventajas acci-dentales para los partidos según se repartí por el país el apoyo que reci- ben. En función de  participación de los votantes, el m m p   representa una signi-ficativa mejoría sobre el  plurality system  en el sentido de que los dos votos

 perm iten a los votantes concentrar su atención en elegir un gobie rno a lavez que el mejor representan te del electorado. Más aún, en función del re-sultado global, cuenta desde luego la mayoría de los votos, y se ve clara-m ente que cuenta. En la zona clave de la npresentación maorí , donde la ma-yoría relativa es claramente defectuosa, el m m p  ofrece a los maoríes tan to la posibilidad de eje rcer verd adera in fluencia mediante una planilla comúnsin una planilla maorí separada, como la ocasión de elegir por medio delas listas a candidatos que se hagan eco del pu nto de vista maorí. Es proba- ble que con las listas nac ionales también se consiga una representación más

efectiva  de otros grupos minoritarios y de inteiés especial y una influencia  en sufavor, que lo logrado por la mayoría relativa. Por último, en función de le

gitimidad,  el m m p   es mucho más justo que la mayoría relaúva, y será tenidocomo tal al dar representación a partidos y a otros grupos de interés. Esto,creemos, tiene importancia para conservar la confianza en nuestro proce-so electoral por parte de una sociedad más diversa.

En aquellas zonas en que por lo común se le atribuyen ventajas a la ma-yoría relativa, consideramos que el m m p   tiene ventajas comparables, si biena veces distintas. Así, en función de gobierno efectivo, vemos que el m m p   intro-duce cambios porque la coalición o los gobiernos de minoría pueden ser

más factibles, aunque de ninguna manera inevitables. El testimonio de otrasdemocracias con sistemas de proporcio nalidad indica que allí don de existeun umbral razonable que impida la proliferación de partidos chicos, losgobiernos se conservan por lo menos tan efectivos, y tal vez más, si la pro- porc ionalidad da por resultado la adopción de políticas más congruentes, de

116 REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

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mayor consulta y rodeadas de amplio apoyo. Del mismo m odo, en funciónde representación efectiva del electorado, el m m p  conserva distritos electorales deun solo represen tante , y no vemos que ninguno de los dos sistemas sea cla

ramente preferible al otro. Parecida consideración cabe hacer sobre la aptitud de am bos sistemas para ayudar a la integración política, si bien nos inclinamos a pensar que los cambios en la sociedad neozelandesa hacen elm m p   preferib le sobre el sistema de mayoría relativa por cuanto todo sectorsignificativo de la comunidad tiene parte efectiva en el proceso político, ylos partidos dotados de un grado razonable de apoyo de votantes tienenoportunidad de obtener representación. Por el simple hecho de no refle

 ja r la diversidad de nuestra sociedad, el sistema de mayoría relativa puede,a la larga, resultar menos integrador. En relación con partidos efectivos,

creemos que los sistemas son comparables, si bien tiene ventaja el m m p   porla ayuda que la lista proporciona para conseguir un equilibrio entre los intereses necesitados de representación. Por último, creem os que el m m p   lleva

 probable m ente ventaja sobre el sistema de mayoría relativa en función deayudar a un Parlamento efectivo,  porque a lienta la elección de miembros que pueden optar por dedicar su atenció n a temas de fijación de políticas. Enconjunto, pues, consideramos que m m p   es el mejor sistema de votación paralas necesidades actuales y futuras de Nueva Zelanda.

En oposición al debate clásico sobre representación por mayoríaversus  representación proporcional, el informe neozelandés reafirmala línea de argumentación histórico-empírica: la representación pro porcional personalizada (es decir, un subtipo de representación proporcional) se ve favorecida por dos motivos con base en observacionesempíricas: por un lado, por sus propias virtudes y, por otro, por la neutralización de las ventajas del sistema de pluralidad. De esta ma nera seconfirma asimismo la gran viabilidad que alcanza el enfoque históri-

co-empírico para la consultoría política.

REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL 117

C o n d i c i o n e s   d e   é x i t o   d e   i a   r e p r e s e n t a c i ó n   p o r   m a y o r ía

El enfoque histérico-empírico toma muy en serio las condiciones históricas para la evaluación de los principios de representación y de lossistemas electorales. El juic io concreto se basa en las circunstancias delugar y tiempo aun cuando esté guiado por un conocimiento teórico.Asimismo, ciertas condiciones sociales específicas determinan de talmanera el efecto que tengan los principios de representación que suconsideración se torna indispensable para cualquier enunciado teórico y normativo.

Así, vale hacer hincapié en dos cuestionamientos de la representación por mayoría: el primero se centra en el proceso de represen

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tación; el segundo, en el contenido de la toma de decisión por ma

yoría.Alexis de Tocqueviíle estableció tres condiciones de éxito de la re

 presentación por mayoría:

1)  igualdad de las condiciones de vida u homogeneidad social;2)  consenso político básico de la población en torno a la fórmula

mayoritaria;3) posibilidad de que la minoría pueda convertirse en mayoría(CEuvres Completes,  1951, tomo I, pp. 257 as.)

Las tres condiciones formuladas por Tocqueviíle son aún válidas enel contexto constitucional moderno. El buen funcionamiento del princip io de representación por mayoría requiere sociedades homogéneas. En primer lugar, los antagonismos sociales no deben expresarse en más de dos dimensiones de conflicto, es decir, debe darse en

la ausencia de divisiones que atraviesen los estratos sociales tales comolos conflictos étnicos, religiosos y lingüísticos. La condición de homogeneidad socioeconómica requiere, en segundo lugar, la ausencia dedesniveles regionales significativos en cuanto al desarrollo económi

co-industrial. En Gran Bretaña, por ejemplo, la diferenciación clarasegún una dimensión de conflicto permitió la polarización de las actitudes electorales y del sistema de partidos entre la clase obrera y la

clase media. Como efecto de la polarización —producto de la distri

 bución geográfico-e lee toral de la clase obrera y la clase inedia en la realidad social— tenemos una gran mayoría de circunscripciones electorales seguras (para uno de los dos grandes partidos) y una grancantidad de “bastiones”.

Por ejemplo, el caso británico demuestra que en cinco eleccionescelebradas entre 1955 y 1970, el 75% de las 630 circunscripciones se

quedó en manos del mismo partido; que en las elecciones entre 1951y 1983, un promedio de 50 circunscripciones pasó de un partido a

otro en cada elección.Para cambiar el gob ierno nacional se requiere, en tonces, una canti

dad — limitada— de los llamados marginal seáis con un electorado socio-estructural relativamente homogéneo. El postulado de homogeneidad

de Tocqueviíle debe darse, cuando menos, en estas pocas circunscrip

ciones marginales cuya importancia política es enorme, pues en ellasse deciden las elecciones. En consecuencia, los partidos centran sus

esfuerzos en ellas.Tas dos condiciones de homogeneidad antes descritas no se dan en

sociedades étnicamente fragmentadas. Tampoco es de esperar que

118 REPRESENTACION POR MAYORIA Y REPRESENTACION PROPORCIONAL

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REPRESENTACION POR MAYORIA Y REPRESENTACION PROPORCIONAL   119

estén dadas en países con grandes desniveles regionales de desarrollo.

En los sistemas políticos caracterizados po r la contradicción socioeco

nómica entre el centro y la periferia o entre grupos étnicos o religiosos,los sistemas de representación por la mayoría refuerzan los factorescentrífugos y desintegradores.

En la mayoría de estos casos, no existe consenso básico en la población sobre los sistemas mayoritarios. Donde el consenso se mantiene,como en Canadá y Nigeria, el sistema mayoritario pro duce efectos políticos totalmente distintos a los que tienen en países homogéneos.

Mientras que en Canadá la cultura política británica proporciona un

sustituto de homogeneidad ausente, el experimento mayoritario de Nigeria condujo a la g uerra civil. En Malasia, la fórmula inayoritaria seaplicó luego de un proceso de negociación y representación propor

cional, con lo cual se reduce su poder explosivo. En Sri Lanka, la fór

mula mayoritaria relativa, heredada de la metrópoli, fue eliminada en1977 debido a las grandes desproporciones que producía en la representación parlamentaria.

Ejemplos:

a) Efectos del sistema de mayoría relativa en Nigeria

En el caso de Nigeria, el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominales tropezó con una estructura étnica altamente

compleja. Los partidos políticos se form aron sobre las bases de los tres

grandes grupos étnicos (haussa, yoruba, ibo) dominantes en sus regiones respectivas. Dado que, bajo este sistema electoral, las minorías

etnicopolíticas no tenían prácticamente ninguna oportunidad de obtener representación, se formaron sistemas monopartidistas estables en

las tres regiones. A nivel federal, se presentaban entonces partidos re-

gionalistas incapaces de establecer un sistema partidista nacional.

Sólo pocos partidos lograron conquistar escaños parlamentarios, y nose produjo la integración nacional. Por el contrario, el sistema electo

ral produjo efectos centrífugos que contribuyeron al estallido de la

guerra civil (1867-1870). Para la época posterior al régimen militar

(1966-1979) se dictaron normas encaminadas a evitar la orientaciónétnica de los partidos (mayor número de estados federados; Ley de

 partidos). Sin embargo, se mantuvo el sistema electoral.

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b) Mecanismos proporcionales del sistema electoral  por mayoría relativa de Malasia

En el sistema electoral de la República Federativa de Malasia, losefectos naturales del sistema de mayoría relativa en circunscripcionesuninominales son amortiguados por acuerdos sobre la distribución proporcional de escaños parlamentarios entre los g rupos étnicos (ma-layos, chinos, hindúes) o sus respectivos partidos políticos. En conse-cuencia, los contrastes étnicos no chocan en la competencia abiertade los partidos bajo la fórmula mayoritaria, sino que se forma unaalianza partidista interétnica. En las circunscripciones uninominales

se presenta, entonces, un solo candidato con posibilidades de ganar(o candidato único). La alianza obtiene alrededor de dos tercios delos votos. La combinación de la distribución proporcional del podercon la fórmula decisoria mayoritaria parece constituir una condiciónesencial de la convivencia pacífica de los grupos étnicos en una so-ciedad poliétnica.

120 REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL

c) Efectos del sistema de mayaría relativa en Sii Lanka

En el caso de Sri Lanka, el sistema de mayoría relativa en circunscrip-ciones uninominales generó distorsiones extremas de la representa-ción política. En las elecciones de 1970, el partido que ganó mayornúmero de votos perdió las elecciones frente al segundo.

En 1970, el s l f p   (Sri Lanka Freedom Party/Partido de la Libertadde Sri Lanka) realizó acuerdos electorales con los pequeños partidoscomunistas l s s p   y c o p ,  para derro tar al u n p   (United National Party/

Partido Nacional Unificado), el cual obtuvo el 37.9% de los votos; pe-ro sólo el 11.2% de los escaños parlamentarios.El u n p  ganó las elecciones de 1977 con el 50.9% de los votos, que se

tradujeron en más de tres cuartos de los escaños, mientras que la opo-sición quedó reduc ida a un a represen tación mínima.

Es cierto que el sistema electoral de ese país produjo alternancia enel gobier no, aunque con oscilaciones extremas del péndulo.

El límite del principio mayoritario se manifiesta, sin embargo, tam- bién más allá de razones de composición étnica de índole nacional.

Del mismo modo, resulta de crecientes diferenciaciones sociales y decrecientes grados de complejidad para alcanzar decisiones políticas,lo que se exterioriza en: 1)  la imposición de la representación propor-cional como principio de representación en la mayoría de las demo-cracias occidentales (véase “América Latina”); 2) cambio en los proce-

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REPRESENTACIÓN POR MAYORÍA Y REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL   121

sos del modo de tomar decisiones, ya sea en forma de sustitución del princip io mayoritario o sea en forma de procedim ientos preconecta-dos de tipo concertación y compromisos en los diferentes ámbitos(en tre los órganos constitucionales, entre los distintos niveles del sistema político, en las interrelaciones de los partidos políticos, entre go

 bierno y grupos de interés), lo que se discute bajo “democracia de concordancia” (“consofiational”),  “corporativismo” y Politikverflechtung.

C u a d r o   14.  Relación entre votos y escaños en Sri l.anka 1965-1977 

Partido 1965 1970 1977 

votos-escaños votos-escaños votos-escañosdatos en datos en datos en

%  Abs. % %  Abs.   %  %  Abs.

UNI* 3 9 .3 66 43 .7 37.9 17 11.2 50 .9 140

SLFP 3 0 .2 41 26 .4 36 .9 91 6 0 .2 29.7 8

I.SSP 7.5 10 6 .6 8.7 19 12.6 3 .6   — 

f p / t u c f   5.4 14 9 .3 4.9 13 8 .6 6 .4 18i ;c p 2.7 4 2 .6 3 .4 ti 4 .0 3.1   — 

O t r o s 14.9 16 10.78.2

5 3.3 6.3 2

T o t a l . 151 151

Los límites del principio mayoritario son, actualmente, discutidosen relación con las decisiones en el marco del problema social, a lascuales se les ha atribu ido un carácter irreversible (energía nuclear, tecnología genética, tecnología armamentista, información recogida de

datos, etc.). Vinculando a Locke y a otros teóricos con trac tualis tas li berales, ha sido resaltado por los representantes de nuevos movimientos sociales, pero también por la corriente crítica de los cientistas sociales (Guggenberger, 1984; Guggenberger/Offe 1984): sostienen quedecisiones políticas de la envergadura de cuestiones de supervivenciade la humanidad tomadas por mayoría no pueden ser abarcadas porlos fundam entos teórico -co n tr actual i stas del principio mayoritario.

Esta crítica no debería ser interpretada, en sí, como rechazo del princip io mayoritario y por ello com prenderla de m anera equivocada;la crítica aboga mucho más po r un a utilización diferenciada del principio mayoritario y con ello por su persistente validez.

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VI. CO MP ARA CIÓN DE LOS SISTEMAS ELEC TOR ALES

A c o n t in u a c ió n   presenta remos una visión genera l sobre la difusión delos sistemas mayoritarios y proporcionales, se destaca detalladamentela gran variedad que los caracteriza. Distinguirnos entre dos áreas: los países occidentales industrializados, en su mayoría con una larga tradición de elecciones libres, y América Latina, donde recién en los añosochenta, se han {Restablecido democracias pluralistas. Tomamos encuenta tam bién los diferentes sistemas políticos. En los casos de un sis

tema presidencialista con elección directa del presidente, vamos a tomaren cuenta también los sistemas electorales para las elecciones presidenciales, sobre todo si es que les corresponde la mayor importanciaen tre las consultas populares.

Los PAÍSES OCCIDENTALES INDUSTRIALIZADOS

En este grupo de países el tipo de sistema político que predomina es

el sistema parlamentario. El único caso tradicionalmente diferente lorepresenta Estados Unidos. Existen también formas mixtas o semipar-lamentarias. El caso más llamativo es Francia (V República). Sin em bargo, la elección directa del presidente no es del todo decisivo paraeste tipo híbrido. En un principio, en Francia el presidente no fueelegido directamente; en otros casos, como Austria e Irlanda, la elección directa no tiene tanta im portancia como para cambiar la relacióntípica para el régimen parlam entario entre presidente de la república,

 prim er ministro (o presidente de gobierno) y parlamento. Esta re lación es el criterio decisivo para la determinación del tipo de sistema político representativo. De este modo, salvo en Estados Unidos y enFrancia, las consultas populares con el mayor peso son las elecciones parlamentarias.

Los sistemas electorales en las democracias de los países industrializados no son tan estables como se suponía hasta hace poco. En losaños noventa se produjeron cambios de im portancia en Nueva Zelanda, Italia y Jap ón , destacándose, po r un lado, el paso de un principio

de representación a otro, en elcaso de Nueva Zelanda y, por otro lado,el significado político atribuido a la reforma electoral para la restructuración de la política en los tres casos mencionados. Se fortaleció la

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COMPARACION DE LOS SISTEMAS ELECTORALES   123

tendenc ia a establecer sistemas electorales que com binan la uninomi-

nalidad con el principio de representación proporcional. En otros tér

minos, se acentuó la tendencia hacia un subtipo de representación nimayoritario ni proporcional puro.

Sistemas de representación por mayoría

En apenas seis de los 23 países occidentales industrializados se utiliza,hoy (1994), un sistema de representación por mayoría. En tres países(Gran Bretaña, Canadá y los Estados Unidos) se elige según el sistema

de mayoría relativa en circunscripciones uninominales. El sistema electoral británico (jirst-past-the-post)  que sólo se impuso completamenteen 1950 cuando fueron eliminadas las últimas circunscripciones pluri-

nominales (véase “Gran Bretaña”, p. 154), no se ha podido manteneren las democracias occidentales, excepto en tres de los países angloamericanos. En Nueva Zelanda fue abolido recién en 1993; en Canadá, sin embargo, se mantiene este sistema, aunque no cumple la función esperada de formar mayorías partidistas y aunque el principio

mayoritario ya no sirve para solucionar los conflictos sociales.

En Australia se aplica el sistema de mayoría absoluta. En 1918 el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominales fue sustituido por el de mayoría absoluta con voto alternativo, y se evita así una

segunda vuelta en el caso de que ningún candidato logre la mayoríaabsoluta de los votos. Con la reforma se logró lo propuesto: mantener

el tercer partido, cuya coalición continua con el segundo partido másfuerte perm ite que el sistema tripat tidista funcione com o un sistema

 bipartidista.En Francia, donde se consideró al sistema electoral más bien como

un medio eficaz en la lucha por el poder político (no como un ele

mento clave de la democracia), desde comienzos de la V República

también se aplica el sistema de mayoría absoluta en circunscripcionesuninominales. La reforma de 1985, que estableció la representación

 proporcional, representó sólo un corto periodo in termedio , ya que en1986 se volvió al sistema de mayoría absoluta (véase “Francia: las refor

mas electorales de 1985 y 1986”, p. 188).

También Japón v (desde el punto de vista de la sistemática electo

ral) Irlanda eligen según sistemas de representación por mayoría. Sinembargo, en el caso del Jap ón , en las circunscripciones plurinom ina-les los escaños se adjudicaron según el principio proporcional. A par

tir de la reforma de 1994, tres quintas partes de los diputados serán

elegidos en circunscripciones uninominales por mayoría relativa y dos

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COMPARACIÓN DE LOS SISTEMAS ELECTORALES   125

del efecto proporcional con la intención de evitar o reducir la atomización de los partidos, y seguir los requisitos funcionales del gobierno parlamentario . Sirven como ejemplo, entre otros, la República Federal de Alemania (1949), Grecia (1951), Suecia (1970), España (1976)e Italia (1993), donde los legisladores comenzaron a adoptar criteriosfuncionalistas y “mejoraron”, es decir, corrigieron, la representación proporcional.

 Ningún sistema electoral de representación proporcional iguala aotro. Distintas estructuras sociales nacionales, distintas experienciashistóricas, distintas condiciones políticas e intenciones originaron, res pectivamente, sistemas electorales propios. Aunque todos los sistemas

electorales de representación proporcional buscan una representación proporc ional, el grado en el que la alcanzan difiere de sistema ensistema. Algunos sistemas proporcionales están, respecto del efectodesproporcional, en el límite de lo que puede ser tolerado por el principio de representación proporcional, establecido p or la Constitución.En el caso del sistema electoral griego de representación proporcional “reforzado”, este límite ha sido traspasado.

El cuadro 15 agrupa los países según el grado de proporcionalidad

que admiten los sistemas de representación proporcional existentes.Los efectos desproporciónales dependen de reglas específicas y de lacombinación de distintos elementos.

Cabe repe tir que el principio de representación po r mayoría se im pone, aunque se aplique la fórm ula de decisión proporcional allídonde existen circunscripciones electorales pequeñas (3-5 escaños),como en el caso de Japón (hasta 1993) y de Irlanda.

Observemos los diferentes ámbitos de los sistemas electorales:

a) Respecto a las circunscripciones electorales, en los sistemas proporcionales predominan las circunscripciones plurinominales, de tamañomediano y grande; pe ro genera lmen te se combinan circunscripcionesde diferentes tamaños. A menudo encontramos, a la vez, circunscripciones uninominales y circunscripciones con más de 30 escaños (véasecuadro 13). Los promedios de los tamaños de las circunscripcioneselectorales en los diferentes países constituyen una medida de compa

ración muy vaga, ya que justamente es la variación de los tamaños delas circunscripciones la que tiene importancia, y es ésta la que influyeen el resultado electoral, ju n to con otros factores como p or e jemplo ladistribución geográfica de los votos (bastiones), la relación de votosentre los partidos, etcétera (véase Nohlen/Schultze, 1989, p. 184 ss). Llama asimismo la atención que los promedios de los tamaños de las

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C u a d r o   ] 5. Sistema de representación frroporcionat en 16 países o cm

Paísa Distribución de 

Circunscripciones b Lista (I.)/Candida

tura personalProcedimiento de cómputo

Grado de  proporcionalidad 

Bélgica 2/2; 3/4; 4/4; 5/6; 6/5; 7/3; 8/1; 11/1;20/1; 33/1; M-7.1

Lista cerrada y no bloqueada

Cocienteelectoral

47.7/46.5

Dinamarca 135 escaños en 23 circunscripciones

 plurinominales. 40 escaños por listanacional

Candidatura personal

+ diferentes listas.=* barrera lega!

Método

igualado

-/42.1

Holanda 18 circuitos, 1circunscripción nacional L.. tetrada

y no bloqueada

Cocienteelectoral

 — 

Turquía 1/1; 2/5; 3/8; 4/10; 5/0; 6/5; 7/7; 8/8;9/2; 10/2; 11/1; 14/1; 16/1; 19/1; 29/1;44/1; M-6.7

L. cerraday bloqueada

Cocienteelectoral

46.5/41.4

Alemania 328 cirruns iminomínales'

328 escaños por listaCandidatura unirá +L. cerrada y bloqueada;=> barrera legala

D’Hond»,1985 Haré/

 Niemeyer 

4P.Q

Finlandia 1/1; 8/1; 9/1; 11/2; 13/2; 14/1; 15/1;10/1; 18/1; 19/1; 20/1; 22/1; M-12.5

Lista abierta0 D'Hondt —/42.7

Isla ndia 5/5; 6/2; 12/1;M-6.1 L. cerrada y no bloqueada D’Hondt -/42.7

Luxemburgo 6/1; 20/1; 24/1; M-14más procedimientos de votación

L. abierta Hagenbach-Bischoíí

42.5/-

 Noruega 19 ritenmc. plurinominales; M-8.1 L. cerrada y no bloqueada Método

igualado41.0/46.8

Austria 6/1; 7/1; 10/1; 13/1; 30/2; 35/1;Asociaciones de circunsc». 18/1, 102/1

L. cerrada y no bloqueada Cocienteelectoral

48.3/48.4

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País'1 Distribución de 

Cirat nscripciones h Lista (I.)/Candida

tura personalProcedimiento Grado de 

de cómputo proporcionalidad 

Portugal 1/1; 2/1; 3/1; 4/2; 5/1; 6/5; 7/1; 9/1;10/1; 11/1; 12/1; 13/1; 14/1; 15/1; 16/1;36/1; 55/1; M-l 1.2

L. cerrada y bloqueada D’Hondt 46.3/40.7

Suecia 2/1; 5/1; 6/2; 7/4; 8/1; 9/1; 11/1; 12/1;14/1; 16/1; 31/1; 35/1; M-8.0

L.. cerrada y no blorqueada Métodoigualado=> barrera legalr 

-/47.3

Suiza 1/6; 2/3; 5/2; 6/2; 7/4; 8/1; 9/1; 11/1;12/1; 14/1; 16/1; 31/1; 35/1; M-8.0

L. abierta Hagenbach-Bischoff 

 — 

España 1/2; 3/7; 4/8; 5/13; 6/3; 7/6; 8/5;9/2; 10/2; 12/1; 15/1

L. cerraday bloqueada

D’Hondt=s>barrera legalr 

46.5/— 

Italia 475 circunsc. uninominales en 27agupaciones ele circunsc.;

155 escaños de compensación proporcional

candidaturas individualescon base en acuerdos de partidosListas nacionalescerradas y bloqueadas

MayoríarelativaCociente electoral y residuomayor 

Grecia 56 circunsc. plurinominales3 procedimientos de cálculo

L. cerraday no bloqueada

Cocienteelectoral

41.2/42.0

11Agrupados según represe ntación proporcional pura, sistemas proporcionale s personalizados, sistema de representación proporcional con pro porc iona lidad imperfec ta. Sistemas más allá de una representación proporcional.

■*Cantidad de circunscripcion es/tama ño de circun scripcion es circunscripciones de tamaño medio (valor medio).r La lista con un solo cand idato se une a la alianza electoral.•*5% en el nivel nacional o tres escaños en la circunscripción.*4%cn nivel nacional, 12% en circunscripción.13% en circunscripción; 9% de votos más bajo, con el cual hasta ahora se pudo alcanzar la mayoría absoluta de los escaños/más alto porcentaje de

votos, el cual no fue suficiente para alcanzar la mayoría absoluta de escaños (se consideraron sólo los resultados de votos entre el 40 y 30%).

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128 COMPARACIÓN DE LOS SISTEM AS ELECTORALES

circunscripciones, en el caso de la representación proporcional pura,de ningún modo son más altos que en el caso de la representación proporc io nal con proporcio nalidad im perfecta. Los Países Bajos cons

tituyen una sola circunscripción nacional; los 18 circuitos sólo tienenimportancia para la candidatura electoral. También en la RepúblicaFederal de Alemania, donde existen circ unscripciones uninominales,la relación de escaños entre los partidos se determ ina a nivel nacional,según el resultado de los segundos votos. Al discutido caso de Irlandano lo clasificamos más entre los sistemas de rep resen tación prop orcional, de acuerdo con nuestra definición de representación proporcional,ya que se elige en circunscripciones pequeñas.

b)  Respecto a la candidatura, predomina la lista en los sistemas pro porcionales, pero encontramos también la candidatura unip ersonal.Así, las circunscripciones uninominales en la República Federal deAlemania y Nueva Zelanda (desde 1993) se entienden como la incor poración de la candidatura unip ersonal dentro de un sistema de re pre sentación proporcional. En el sistema electoral danés coexistendistintas formas de candidatura, la candidatura unipersonal y la lista.(En el caso irlandés se vincula la candidatura personal en circunscripciones plurinomtnales con la adjudicación de los escaños según la fórmula proporcional.) En los casos de la candidatura unipersonal y dela lista cerrada y bloqueada, el elector no tiene posibilidad de elegirentre los diferentes candidatos del partido de su preferencia. Sin em

 bargo, la lista cerrada y bloqueada existe, únicamente, en Turquía(1961-1976), Portugal, España, Alem ania y Nueva Zelanda. En general

 predom ina la lista cerrada y no bloqueada. Suiza, Luxemburgo y Finlandia utilizan la lista abierta. No obstante, las diferentes formas decandidatura ofrecen al elector una posibilidad muy pequeña de influir en la selección de los representantes. (La única excepción es Irlanda, d on de la formación de mayorías y la alternancia en el ejerciciodel gobierno dependen en gran medida de la manera en la que elelector utiliza el voto preferencial. Véase “Irlanda”, pp. 230 ss).

c)  Respecto a los procedimientos de votación, éstos frecuentemente,son aparejados con la forma de la candidatura. En las circunscripciones plurinominales, el elector tiene un solo voto en la lista cerraday bloqueada (el voto no nominal en Alemania y Nueva Zelanda, Por

tugal y España); en la lista cerrada y no b loqueada, ju n to a la votaciónde lista, tiene un limitado núm ero de votos preferencial es para cam biar el orden de los candidatos (Austria, Bélgica, Italia hasta 1993, entreotros). Respecto a la lista abierta, en Finlandia existen reglas muy

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COMPARACION DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 129

complicadas; en Luxemburgo y en Suiza el elector tiene tantos votos

como escaños por adjudicar en la circunscripción.

d) Respecto a la conversión de votos en escaños, el método D’Hondtsigue siendo el más utilizado. Con la ayuda del método igualado

(St. Ijigue  modificado) se intentó, en los países escandinavos, reducirel efecto desproporcional que producen las circunscripciones elec

torales medianas ai aplicarse el método D’Hondt. Con esto se ha dificultado, considerablemente, la formación de mayorías partidistas.

En siete países se utiliza el procedimiento del cociente electoral, entre

los que también figura el método Hagenbach-Bischoff. Aquí, el efecto

desproporcional puede ser contrarrestado a través del número y del procedim iento de adjudicación de escaños restantes, que aparecen inevitablemente. El método del resto mayor, que favorece a los partidos pequeños, no es utilizado en ninguno de los países considerados. Seutilizan aquellos procedimientos que corresponden al del promedio

más alto o que en sus efectos son equivalentes.

El efecto desprop orcional del sistema electoral puede ser aumentado mediante los escaños restantes sumados a nivel de asociaciones decircunscripciones (Austria) o suplem entariam ente , a nivel nacional, y,

asignados en un segundo o tercer procedimiento de cálculo, en losque sólo pueden participar aquellos partidos que hayan logrado ya es

caños en las circunscripciones (Austria) o que en el promedio nacio

nal hayan podido alcanzar un determinado porcentaje de votos (enGrecia 15% o 25%, respectivamente).

Las barreras legales limitan el principio proporcional (véase “Tipos

de sistemas de representación prop orciona l”, p. 102). Es obvio que tie

nen un efecto reductivo sobre la cantidad de partidos con posibilida

des de alcanzar escaños. En el caso alemán, la barrera del 5% a nivelnacional es el elemento del sistema electoral con más poder explicativo del proceso de concentración del voto en unos pocos partidos. EnItalia, Ja pó n y Nueva Zelanda la introducción de la barrera legal de

4% pod ría alcanzar semejante efecto. En España, sin embargo, el efec

to de la barrera legal de 3% a nivel de circunscripción se acerca a

cero, dado que la barrera natural, el tam año de las circunscripciones,ya supera la barrera artificial.

A m é r i c a  L a t i n a

El debate sobre sistemas electorales en América Latina se inserta en laamplia discusión sobre reformas, suscitada a raíz de la redemocratiza

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130 COMPARACIÓN DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

ción de los sistemas políticos en los años ochenta y de la situación decrisis de la región. Abarca así la reforma del Estado, su alcance y función,su estructura (descentralización) y la reforma de las instituciones po-

líticas, en especial el presidencialism o y el sistema electoral.Po r otra parte, el debate sobre sistemas electorales es más amplio enAmérica Latina que en los países industrializados del Occidente. Enefecto, com pren de los problemas de la organización electoral, el dere-cho electoral y el sistema electoral. En cambio, en Europa hay algunosaspectos que ya casi no se discuten, como sucede con el de la organi-zación electoral. Además, las reformas en este campo se llevan a cabocon poca atención por parte de la opinión pública. No sucede lo mis-mo en Am érica Latina, donde los problemas de la ejecución adminis-trativa de las elecciones (registros electorales, composición y funciónde las autoridades electorales, sistema de escrutinios, mecanismos decontrol) se encu en tran , hoy como ayer, en la agenda política. Aquí va-mos a referirnos sólo a los sistemas electorales en el sentido estrictoque tiene esa noción.

Desde otra perspectiva, el tema de los sistemas electorales es tam- bié n más am plio. En el presidencialismo, que es el tipo de régim en predom inante en América Latina, se pueden observar d os especies de

elecciones: las presidenciales y las parlamentarias. De este modo, en elnivel nacional es necesario tomar en cuenta dos sistemas electorales.En el análisis politológico no se trata de captar por sí sola, descriptiva-mente, la manera como se designa al presidente o como se eligen lossenadores y diputados, sino su posible interrelación. Es necesario ave-riguar también si estos sucesos son independientes entre sí, o bien, sital vez pudieran estar vinculados. Especialmente, cuando se plan teala típica cuestión acerca de los efectos del sistema electoral, debe con-siderarse el tipo de sistema político presidencialista com o una variable

explicativa muy poderosa, además de la forma en que ambos actoselectorales se encuentran organizados.

En verdad, estamos en América Latina, respecto a esta perspectivaanalítica, ante una situación muy insatisfactoria desde el pu nto de vistade la investigación. Nuestras indagaciones y nuestro saber teórico sobrelos efectos de los sistemas electorales se refieren fundamentalmente aregímenes parlamentarios. Pero en América Latina el presidencialis-mo es un a variable significativa, si no es que predom inante, en la compe-

tencia partidista, de modo tal que también las normas institucionalesrespecto a ella tienen gran importancia. Sólo algunas diferencias nosson familiares, como, por ejemplo, la prohibic ión hasta hace poco casigeneral para la reelección de los presidentes en América Latina. Perotambién en estos casos sabemos poco sobre sus efectos políticos.

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COMPARACION DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 131

C u a d r o   16 .  Elecciones presidenciales y parlamentarias en América Latina: 

su relación a través del voto

País Elección  Boleta Votosimultánea única único

Argentina sí (no, respecto

a la renovación

sí sí

 parcial)

Bolivia sí sí sí

Brasil no no no

Chile no (1989 y

1993 sí)

no no

Costa Rica sí no no

Colombia no no no

Ecuador  sí no no

El Salvador  no no no

Guatemala sí no no (sí, respecto

al 25% de los

diputados)

Honduras sí sí sí

México sí no no Nicaragua sí no no

Panamá sí no no

Paraguay sí no no

Perú sí sí no

R. Dominicana sí sí sí

Uruguay sí sí síVenezuela sí no no

Fuente: Nohten, 1993.

 Elecciones presidenciales y parlamentarias: su interrelación

Luego de estas reflexiones previas, nos interesamos antes que nada por la interrelación entre elecciones presidenciales y parlamentarias. El

 punto central se refiere a si estas elecciones se realizan simultáneamen-

te y en caso de ser así, cuál es el grado de intensidad de esta coinci-dencia. Al respecto, distinguimos tres grados: baja simultaneidad = seda cuando estas elecciones se llevan a cabo en el mismo día; simulta-neidad mediana = se produce cuando se sufraga con la misma boleta;alta simultaneidad = existe cuando el elector tiene un solo voto. El cua-

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dro 16 entrega información respecto a la relación entre ambas elecciones en los países latinoam ericanos.*

Un p un to en la discusión sobre reforma electoral consiste en d ete r

minar si debe mantenerse la relación actualmente existente o si elladebe alterarse. En verdad, este aspecto tiene importancia pa ra el efecto estruc turad or que tienen en tre sí los diversos tipos de elecciones.Con fines heurísticos y en términos muy generales pued e com probarse que, m ientras más intensa sea la simultaneidad, mayor será el influ

 jo directo de la decisión en la elección presidencial —la más importante en el presidencialismo— sobre la decisión del electorado en laelección parlamentaria. Las situaciones que no se sujetan a esta regla

deben (y pueden entonces) ser explicadas separadamente.La relación es del todo compleja y sutil. En un primer plano, se trata ante todo de saber cómo les va a los partidos en la votación misma.Con un mayor grado de simultaneidad ¿atrae un b uen candidato pre sidencial más votos a un partido en la elección parlamentaría? Peroesta pregunta no debiera ser la decisiva. Se trata, en último término,del efecto estructurador que esta relación adquiere sobre la situación decisoria del elector, de los partidos (internamente) y sobre el sistemade partidos, así como sobre la relación entre el ejecutivo y el legislati

vo. Estos diversos niveles pued en ser afectados por el solo timingác laselecciones para los diversos órganos (ninguna o baja simultaneidad).Y más allá de la cuestión de los posibles efectos de, por ejemplo, lamisma o desigual duración del mandato (baja simultaneidad), se encuen tra el problem a de cuál es, desde el punto de vista político-constitucional, la mejor solución en relación con las estructuras político-

 partid istas existentes y las demandas políticas al sistema de gobierno.

132 COMPARACIÓN DE LOS SISTEM AS ELECTORALES

Sistemas electorales presidenciales

El inventario de los sistemas electorales destinados a elegir los presidentes (véase cuadro 17) ilustra diferencias y semejanzas. La semejanza más gran de existe en la prohibición de la reelección directa de un presidente (por tradición sólo Paraguay y la República Dominicana perm iten la reelección, y recientem ente Argentina y P erú). Un buen

* Como se puede desprender del cuadro, hay coincidencia de fechas entre elecciones presidenciales y parlamentarias en la gran mayoría de los países latinoamericanos. Las únicas excepciones rígidas son Brasil y Colombia. En cuanto a la boleta electoral, vemos que en no m enos deseis países las dos elecciones se efectúan con una sola y única boleta electoral, y en cinco países,el único voto, del cual dispone el elector, cuenta para las dos decisiones que hay que tomar. Estealto grado de simultaneidad puede provocar efectos de arrastre de la votación presidencial sobrela elección parlamentaria.

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COMPARACION DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 133

número de países, en la actualidad siete, prohíben toda forma de re

elección del ejecutivo. La elección directa por el electorado es hoy la

regla (sólo Argentina se distancia de esto: su colegio electoral, que du

 plica en miembros al congreso, toma la decisión).El periodo para el cual son electos los presidentes se eleva en Améri

ca Latina, en general, a los cinco años, pero también, a menudo, a los

cuatro años. Sólo en tres casos (Chile desde 1993, México y Nicaragua) se eligen los presidentes para seis años.

En cuanto al sistema electoral propiamente tal, en la elección popular, las más de tas veces bastó hasta hace poco la mayoría relativa de las

 preferencias. En Costa Rica, el candidato tr iunfante debe alcanzar por

lo menos el 40% de los votos emitidos. Con la nueva constitución enColombia y el cambio del sistema electoral presidencial, las constituciones latinoamericanas exigen ahora en nueve de 18 casos la mayoríaabsoluta de los votos válidamente em itidos (si se trata de los votos emitidos o de los votos válidos es algo que se discute en algunos casos). Si

ningún candidato obtiene la mayoría absoluta, la decisión debe to

marse en una segunda instancia electoral. En ocho casos los electoresson convocados nuevamente a concurrir a las urnas: se lleva a cabouna elección entre los dos candidatos que hayan obtenido más votos.

Sólo en Bolivia decide el congreso con la peculiaridad de que tiene

que decidir entre los tres candidatos con más votación. Hay que aña

dir el caso de la elección indirecta de Argentina, donde el colegioelectoral virtualmente opta entre los tres candidatos más fuertes (en1994, el tema se hallaba en discusión).

Las cuestiones decisivas respecto al sistema electoral para designar presidentes son el tipo de mayoría exigida para elegirlo y, en el caso

de ser la mayoría absoluta, si la decisión la toma en su caso el congre

so o la ciudadanía en una segunda vuelta electoral. La limitación deesta segunda vuelta a los dos candidatos más votados en la primera

etapa (ballotage) es la regla. Hay buenos argum entos para un a y otra soluciones. En favor de un presidente elegido (en primera o segunda

vueltas) po r el pueb lo habla una mayor legitimación. Conforme a esta

medida, es también preferible la elección por mayoría absoluta consegunda vuelta, que la elección por mayoría relativa. En América Lati

na, a raíz de las dificultades para un desempeño gubernamental exi

toso, el apoyo de la ciudadanía en el acto eleccionario mismo constituye, sin embargo, una dimensión muy fluida. Para que un gobierno

 pueda gobernar eficazmente puede ser más im portante que el pre

sidente disponga de mayorías institucionales. Puesto que los sistemas bipartidistas son escasos, pueden promoverse dichas mayorías a travésde los acuerdos partidistas por tomarse para la elección por el congre-

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C u a d r o   17.  La elección presidencial en América L atina (*)

País Duración Reelec- Elección  MayoríaConstitución mandato ción directa/  

indirectaexigida Vueltas electorales posteriores

Argentina 6 años  No. Sólo Indirecta Mayoría Elige el congreso entre 2 candi-1853 después absoluta datos con mayor número de

de 6 años sufragios

Bolivia 4 años No. Sólo Directa Mayoría Elige el congreso entre 3 candi-1967 después absoluta datos con mayor número de votos.

de 4 años En tercera vuelta entre 2 con

mayor núme ro de votos

Brasil 5 años  No. Sólo Direc ta Mayoría Segunda vuelta entre 2 candidatos

1988 después

de 5 años

absoluta con mayor núm ero de votos

Colombia 4 años No. Sólo Directa Mayoría Segunda vuelta entre los dos can-

1991 después de absoluta didatos con mayor núme ro de4 años votos

Costa Rica 4 años  No Directa Mayoría de votos Segunda vuelta entre 2 nóminas1949 que exceda del

40% del total de

con m ás votos

votos válidos

Chile 6 años  No Directa Mayoría Segunda \Tielta entre 2 candidatos

1980 (1989=4) absoluta con mayor núm ero de votos

R. Dominicana 4 años Sí Directa Mayoría

relativa

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País

Constitución

 Duración

mandato

 Reelec

ción

 Elección

directa/ 

indirecta

Ecuador 1978

5 años No Directa

El Salvador

1983

5 años  No Directa

Guatemala1985

5 años No Directa

Honduras

1982

4 años  No Directa

México1917

6 años  No Directa

 Nicaragua1986

6 años Directa

Panamá1972 conreformas de1978 y 1983

5 años No. Sólodespuésde 10 años

Directa

Paraguay1967

5 años Sí Directa

Perú1994

5 años Sí Directa

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Aíayoría exigida   Vueltas electorales posteriores

Mayoríaabsoluta

Mayoríaabsoluta

Mayoríaabsoluta

Mayoríarelativa

Mayoríarelativa

Mayoríarelativa

Mayoríarelativa

Segunda vuelta entre 2 candidatoscon mayor número de votos

Segunda vuelta entre 2 partidos ocoalición de partidos que hayanobtenido mayor número de votos

Segunda vuelta entre 2 candidatoscon las dos más altas mayoríasrelativas

Mayoría

relativaMayoríaabsoluta

Segunda vuelta entre candidatoscon dos más altas mayoríasrelativas

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C u a d r o   17.  La elección presidencial en América La tin a (*) (concl.)

PaísConstitución

 Duraciónmandato

 Reelección

 Eleccióndirecta/ indirecta

 Mayoiiaexigida Vueltas electorales posteriores

Uruguay

1967

5 años No. Sólo

después

de 5 años

Directa Mayoría

relativa

Venezuela

1985

5 años  No. Sólodespués

de 10 años

Directa Mayoríarelativa

(*) Datos hasta mediados de 1094.

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COMPARACION DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 137

so, siempre y cuando la elite política desarrolle un tipo semejante decomprensión parlamentaria respecto al funcionamiento del sistema

 presidencial. En esta dirección de reorientar, digamos, los estilos políticos, caminan algunas reflexiones sobre reformas al presidencialismo en América Latina que no necesiten cambios en la legislación

electoral.Bolivia ofrece, en la realidad constitucional, con las elecciones de

1985 y 1989, el caso más interesante. En cada una de ellas no se eligió

 presidente al candidato que obtuvo la más alta mayoría relativa en la

 prim era vuelta, sino que se llegó, respectivamente, a acuerdos firmes

de apoyo parlamentario o de coalición para gobernar, que fueron

condición previa para escoger después al candidato ubicado en el segundo lugar e incluso en el tercero. Curioso es el caso de Chile debido a la asincronía entre las reglas institucionales y las prácticas políticas. Cuando Allende fue elegido en la segunda vuelta por el congreso,

se respetó, siguiendo la tradición, la mayoría relativa alcanzada por él

en las elecciones populares. Pero de allí no surgió una mayoría institucional que lo respaldara durante su gestión. La comprensión pre-sidencialista del sistema político hizo a los partidarios de la UnidadPopular completamente insensibles a este fenómeno. En la nuevaconstitución de 1980 se modificó el sistema electoral y se estableció la

segunda vuelta llevada a cabo por el electorado para elegir al presi

dente. Para las elecciones presidenciales y parlamentarias de 1989,que por primera vez en muchas décadas se realizaron en un mismodía, participó la oposición al régim en militar en una alianza electoral,la Concertación que, después de su triunfo (en la primera vuelta)

adquirió la forma de una coalición de la mayoría parlamentaria y asu

mió el gobierno. En las elecciones de 1993 se repitió esta experiencia

de una mayoría institucional para el candidato triunfante. El periodo presidencial pasó a seis años, lo que va a separar de nuevo en fechaslas elecciones parlamentarias de las presidenciales y probablemente

aumentar la competencia entre los partidos que forman la coalición

de gobierno.

Sistemas electorales parlamentarios

Las elecciones parlamentarias en los regímenes parlamentarios cu bren toda la temática relativa a los sistemas electorales, pero en los regímenes presidenciales expresan sólo una parte de la misma. La mayor

 parte de los parlamentos la tinoamericanos se componen de dos cámaras: senado y cámara de diputados (véase cuadro 18). Sólo en los pequeños países centroamericanos predominan sistemas unicamerales.

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C u a d r o   18. Sistemas electorales en América Latina

Circunscripciones * Candida tu ra/vota ción Procedimiento de adjudicación

Argentina Renovación parcial cada dos

años: 24 plurinominales

35/1, 13/1,9/2, 5/2, 4/2,

3/11, 2/5.

Un voto

Lista cerrada y bloque ada

Sistema D’Hondt. Barrera legal

de 3% sobre electores inscritos.

Brasil 26 plurinominales;60/1, 53/1, 46/1

39/1,31 /1, 30/1

25/1,22/1, 18/1

17/1, 16/2, 12/1

1 0 / 2 , 9 / 1 , 8 / 1 0Según constitución m ínimo

de 8 y máximo de 70

Un votoLista cerrada y no bloqueada;

el elector puede votar por un

candidato o por una lista.Puede votar en blanco.

Cociente electoral (votos válidosincluyen los en blanco dividido por n úm eros de escaños, se redon

dea a 1 la fracción superior al

medio); número de votos recibi

dos por una lista = suma de votos

nominales de p artido y votos de lis

ta. Escaños restantes: método de

la media mayor. Adjudicación d en

tro de las listas según el orden de

votación de sus candidatos.

Bolivia 9 plurinominales28/1, 19/1, 18/1

17/1, 13/1,10/19/2, 7/1.

Un voto

Lista cerrada y bloquea da

Sistema St. Lague

(serie de divisores 1, 3, 5, 7, etc.)

Chile 60 binominales Un voto

Lista cerrada y no bloqueada

Mayoría relativa. Obtienen los dos

escaños las dos listas más votadas,

siempre que el partido más vota-

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Circu nscripciones *   Candidatura/votadón   Procedimiento de adjudicación

do no obtenga más del doble de

la votación del segundo partido.

En este caso, la lista mayoritariaobtiene los dos escaños. Dentro dela lista decide la mayoría de vo-tos. Cociente electoral simple.

Colombia 33 plurinominales

18/1, 17/1, 13/1, 7/36/3, 5/5, 4/4, 3/2, 2/12

Un votoLista cerrada y bloqueada

Cociente electoral simple.

Costa Rica 7 plurinominales2 1 / 1 , 1 0 / 1 , 6 / 2 , 5 / 2 , 4 / 1

Un votoLista cerrada y bloqueada

Cociente electoral simple. Escañosrestantes: mé todo del resto ma-

yor y subcociente (50% del co-

ciente electoral).

Ecuador  5 uninominales, 16 plurinom i-

nales 9/1 ,6/1 , 5/1, 3/9, 2/4más uno nacional con 12 dipu-

tados

Un votoLista cerrada y bloquead a

Cociente electoral:a)  eliminador: votos válidos divi-dido por número de escaños y di-

vidido por dos (esto es, la mitad

del cociente electoral simple);b)  distribuidor: votos válidos delos partidos no eliminados, escaños

restantes: resto mayor incluyendo

los partidos que hayan obtenido

el 60% del cociente eliminador.

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C u a d r o   18. Sistemas electorales en América Latina (cont.)

Cira i n scrip aon es * Ca nd ¡datura/vota ción Procedimiento de adjudicación

El Salvador  14 plurinominales

16/1, 6/1, 5/2, 4/2, 3/8

Un voto

Lista cerrada y bloqueada

Cociente electoral simple. Esca

ños restantes: método del restomayor.

G ua te ma la 22 bi y p lu rin om in ale s más

uno nacional (para 25% de losdiputados)

Dos votos: para lista nacional

(vale la votación presidencial, pr im era vuelta) y listas de par

tamentales, ambas cerradas y

 bloqueadas .

Método D’Hondt; en los distritos

 bino minales : mayoría relativa , sila distancia entre las dos listas más

votadas no supera 20 puntos %.

Honduras 18 uni y plurinominales Un voto

Lista cerrada y bloqueada

Cociente electoral simple. Escaños restantes: método del restomayor.

México Dos partes:

a)  300 circunscripciones uni-

nominales yb) 5 circunscripciones plurino

minales para 200 diputados.

Dos votos.

a) can dida tura individual y vo

to uninominal.b)  listas cerradas y bloquea

das, voto por lista

a) mayoría relativa;

b)  sólo participan en la distribu

ción de los escaños los partidos

que obtienen el 1,5% de la vota

ción. Cociente electoral rectifica

do = votos efectivos (votos válidossin votación para los con menos

del 1.5%) divididos por escaños

+ 2. Escaños restantes: primerocociente electoral de unid ad = vo

tos efectivos descontando votos

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Circunscripciones * Ca ndidatura/ votación Procedimiento de adjudicación

utilizados en el procedimientoanterio r dividido po r escaños res-

tantes; segundo, regla del resto ma-yor, participando sólo los parti-dos que obtuvieron escaños en

los procedim ientos anteriores.

 Nicaragua 9 uní y plurinominales:25/1, 15/1, 14/1, 11/1,

1 0 / 1 , 9 / 1 , 3 / 1 , 2 / 1 , l / l

Un votoLista cerrada y bloqueada

Un voto

Cociente electoral simple en losdistritos de más de tres escaños,

divisor más uno en los distritos bi

y trinominalcs, divisor más dos e n

la circunscripción uninominal; es-caños restantes; método del resto

mayor.

Panamá 28 uninominales y 12 plurino-

minales: 5/2, 4 /4, 3 /1, 2 /5

Candidatura individual y en

los distritos plurinominales lis-

ta cerrada y no bloqueada; elelector vota por candidatos

(uninominal)

Mayoría relativa; y en las circuns-cripciones plurinominales con más

de do s escaños: coc iente electoral

simple y medio cociente electo-

ral para los aún no representa-dos; escaños restantes: método

del resto mayor. Dentro de las lis-

tas ganan los candidatos más vo-tados.

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C u a d r o   18. Sistemas electorales en América Latina (cont.)

Circu mnipciones * Candida tura/votación Procedimiento de adjudicación

Paraguay (1991) 16 plurinominales,9/1 ,7/1 ,6/1 , 5/2, 3/4, 2/7

Un votoLista cerrada

Método D’Hondt.

Perú (1990) 26 uni y plurinominales: 40/1, 11/2, 10/2, 9/3,8/3, 7/1,6/1, 5/1,4/2 ,3/4, 2/3, 1/3

Voto de lista con voto prefe-rencial para dos candidatosde su preferencia.Lista cerrada

Cifra repartidora (D’IIondt). Dentro de las listas deciden los votos preferenciales.

RepúblicaDominicana

16 binominales y14 plurinominales31/1, 11/1,5/3, 4/1,3/8

Un votoLista cerrada y bloqueada

Método D’Hondt.

Uruguay 19 plurinominales (1989)47/1, 11/1, 4/1, 3/5, 2/11(mínimo constitucional: 2)

Un votoUn partido (lema) se divideen sublemas, éstos en listasde candidatos. El votante vola por una lisia de candidatos o un sublema, cuyo orden

interior no puede variar 

Tres escrutinios:a) a nivel de circunsciipciún; nuciente electoral simpleb)  a nivel nacional: método D*Ilondt: se adjudican todos los escaños;

c) se restan los escaños ya otorgados a nivel de circunscripción delos adjudicados a nivel nacional;estos escaños restantes se adjudican por la “Tabla de cocientesdecrecientes” y demás reglas constitucionales.

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Circunscripciones * Ca n di daí u m/votac ión Procedimiento de adjudicación

Venezuela Dos tipos: uninominales, alrede-

dor de 105 y 21 pliirinoininales,que engloban los uninominales:

25/1,20/1, 18/1, 15/1,

12 /1 , 11 /1 ,9 /1 ,8 /2 ,7 /1 ,6/3, 5/2, 4/3, 3/1, 2/2

Dos votos:

uno para las candidaturas uni-

nominales, otro para las lis-tas plurinominales, que son

cerradas y bloqueadas

Representación proporcional per-

sonalizada: a nivel un ¡nominal:

mayoría relativa; a nivel de cir-

cunscripción plurinominal: méto-

do D’Iíondt. Los escaños obte-nidos a nivel de circunscripción

uninominal se restan de los es-

caños a nivel de circunscripción plu rinominal alcanzados por los

 pa rtido s. La di ferenc ia se llena

 por los ca ndidatos de la lista se-

gún el orden de su postulación.

Si el número de escaños unino-

minales de un partido es mayor

del que le corresponde, consena

la totalidad de los escaños unino-

minales.

 Número de escaños por circui iscripeión/c ifra de circunscripcio nes del respectivo tamaño.

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144 COMPARACIÓN DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

Por regla general, hoy se elige aplicando la regla decisoria proporcio-nal. En los sistemas bicamerales, esta regla se aplica tanto para elegirla cámara de diputados, como para la elección del senado. Se desvían

de este modelo central: Chile, con un sistema de circunscripciones elec-torales binom inal para la cámara de diputados y para el senado; Méxi-co, con un sistema electoral para la cámara de diputados, compuesto

 por dos partes: tres quintas partes p or sistema mayoritario y las dos quin-tas restantes por rep resen tación proporcional; y un sistema de circuns-cripciones electorales binominal para el senado. En algunos países seaplica sólo para la generación del senado el sistema mayoritario: enArgentina y la República Dominicana, el sistema de mayoría relativaen circunscripciones uninominales; en Bolivia, el sistema de la vota-

ción limitada en circunscripciones trinominales.Todos los otros sistemas electorales pueden clasificarse, en términos

generales, dentro del tipo básico de representación proporcional congrados de pro porcion alidad bastante diferentes. Es bien notable el he-cho de que los sistemas electorales para la cám ara de diputados y parael senado no se diferencien de dicho tipo básico. En razón del menornúm ero de miem bros de los senados en com paración con el de la Cá-mara de Diputados a men ud o se modifica solamente la división de los

distritos electorales, sin que po r ello esto se vincule con un cambio enel criterio de la re presen ta tívidad, po r ejem plo, en dirección a unarepresentación territorial de las regiones en que se divide el país. Lossenados no fun ciona n po r regla general com o cámaras federales o derepresentación de dichas regiones. Las excepciones son aquí sólo Ar-gentina, Brasil y México, que son países organizados federalmente. Enel Estado federal de Venezuela se eligen los senadores en distritoselectorales binominales, pero además se entregan mandatos adiciona-les, a fin de asegurar la represen tación de las minorías garantizada po r

la constitución.En Perú, aunque la Constitución de 1979 (Art. 165) decía que los

senadores se elegirán por regiones, el país entero conforma, al igualque en el caso uruguayo para la elección de senadores, una sola cir-cunscripción electoral de dimensión nacional.

El momento de la introducción de la representación proporcionalvaría enormemente según los países y se extiende a lo largo de todoun siglo. Costa Rica la introdujo en 1893 en los distritos electoralescon más de dos d iputados. Siguió Uruguay con el primer sistema elec-toral proporcion al integral. En los años tre inta realizaron el cambio desistema electoral, Perú en 1931, Brasil y Colombia en 1932, así comoChile en 1937; Ecuador en 1945, Guatemala en 1946, Bolivia en 1956,Venezuela en 1958, El Salvador en 1963. En Paraguay se utilizó por pri-

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COMPARACION DE LOS SISTEMAS ELECTORALES 145

mera vez la representación proporcional en 1990. El paso de un tipo básico de sistema electoral a otro se realizó en casi todos los casos de unmodo más fluido que en Europa, puesto que se mantuvo la división de

las circunscripciones electorales; se reemplazó sólo la regla decisoriaexistente en las circunscripciones plurinom inales la mayoría relativa y

el orden de los candidatos conforme a los votos alcanzados por siste

mas de adjudicación electoral. En la inmensa mayoría de los casos se introdujo de esta forma la representación proporcional en circunscripciones electorales, lo que no permite una exacta proporcionalidad.

C u a d r o   19.  La participación de pequeñas circunscripciones en sistemas 

 proporcionales con circunscripciones plurinominales variables

País Número de escaños por Circunscripción Escañoscircunscripción nes del total del total

1 2 3 4 5 en %

Argentina   — 5 11 2 2 20 de 24 48Costa Rica   -   -   - 1 2 3 de 7 27Ecuador 5 4 9   - 1 19 de 21 75

El Salvador    -   -

8 2 2 12 de 14* 72 Nicaragua 1 1 1   _

- 3 de 9 8Panamá 28 5 1 4 2 totalidad   100Perú 3 3 4 2 1 13 de 26 19Rep. Dominicana   - 16 8 1 3 28 de 30 64Uruguay   - 11 5 1   - 17 de 19 41Venezuela'2 2 2 1 3 2 10 de 23 19

6 7 3 1 2 19 de 23

' El Salvador cuenta además con una circunscripción nacional.' Para 1988. Con base en las cifras de este año electoral, la nueva distribución de circunscrip

ciones para efectuar la representación proporcional personalizada va a cambiar la relación de laforma como indica la segunda fila sólo para las circunscripciones virtualmente plurinominales;

hay que sumar 103 uniuominales.

Observemos los diferentes ámbitos de los sistemas electorales.

a) Respecto a la división de los países en circunscripciones en los sistemas de representación proporcional, se destaca en América Latina la

 presencia de circunscripciones plurinominales variables (ie.  de diferente tamaño), debido a que en todos los casos es la división político-administrativa de los países la que constituye la base para el establecimiento de las circunscripciones. Un segundo fenómeno, mucho másim po rtan te para el análisis de los efectos de los sistemas electorales, es

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146 COMPARACIÓN DE L.OS SISTEMAS ELECTORALES

la alta cantidad de circunscripciones de p equeñ o tamaño. En Argentina son 20 de las 24 circunscripciones, en Ecuador 19 de 21, en El Salvador 12 de 14, en la República Dominicana 28 de 30, y en Uruguay17 de 19 circunscripciones que hay que clasificar como pequeñas (véase cuadro 19). Dado que sólo en Uruguay existe un tipo de compensación a nivel nacional, o mejor dicho, la relación votos-escaños se decide a nivel nacional, es obvio que tal división de las circunscripcionesinfluye mucho en los efectos globales de los sistemas proporcionales.

Sin embargo, el problema de la división de los países en circunscripciones electorales es mucho más complejo en Am érica Launa: en él secentran cuestiones de la relación población-representantes, votos-escaños y votantes-elegidos. A saber:

1) La base político-administrativa para diseñar las circunscripciones pone —por un lado— límites al gerrymandeñng  de las circunscripciones. Por el otro lado, se plantea el problema de distribuir bien (o proporcio nalm ente) los escaños según habitantes o electores potenciales tomando también en cuenta el desarrollo po-

 blacional en el tiempo en función de adaptaciones del núm erode escaños por circunscripción.

2)  En la realidad latinoamericana, debido a las grandes desigualdades de todo tipo entre las regiones, estados, provincias y de partamentos, la división en circunscripciones electora les favorece por regla común a las zonas agrarias, menos pobladas, y vaen detrimento de las zonas urbanas. Este resultado es prácticamente inevitable al no aplicar estrictamente el criterio de representación po r persona como principio de representación para lacámara de diputados, sino mezclándolo con criterios de representación territorial que se expresa en forma de establecer in

cluso constitucionalmente mínimos de representación para lascircunscripciones menos pobladas (v en el caso de Brasil un máximo de escaños para los estados más poblados). En AméricaLatina es crónica la falta de correspondencia en el valor numérico del voto según regiones o circunscripciones. Y hay mucha crítica al respecto que destaca también los efectos políticos sobre larepresentación política en términos partidísticos.

3)  Sin embargo, donde se prescribe y efectivamente se impone la proporcionalidad entre habitantes/ electores y representación,se corre el riesgo de reducir el tam año d e una buena pa rte de lascircunscripciones y de aum entar el nú m ero de circunscripcionesde pequeño tamaño, lo que puede variar los efectos del sistemaelectoral en cuanto a la relación votos-escaños.

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COMPARACION DE LOS SISTEMAS ELECTORALES   147

4) Por otra parte, hay que tomar en cuenta el alto grado de personalización del voto, producto de las pequeñas circunscripciones.Es un dato por considerar cuando se critica los sistemas electo

rales vigentes por una (supuesta) falta de relación entre electoresy elegidos, una crítica que, por ejemplo, florece en la República

Dominicana a pesar de que tenga 16 circunscripciones binomi-nales y 8 trinominales de un total de 30 circunscripciones.

¿Vale pensar en circunscripciones “artificiales” que se alejan de la

 base político-administrativa de los países? Con esto, se abriría un cam

 po de manejo y manipulación política bastante conflictivo y polarizante. U na solución in termedia sería formar agrupaciones de depar

tamentos/provincias en función de circunscripciones.

b)  Respecto a las candidaturas y listas, en la gran mayoría de los ca

sos, las listas son cerradas y bloqueadas. Sólo en Brasil, Panamá y elPerú las listas son cerradas y no bloqueadas. En Venezuela, desde la reforma de 1989, hay listas cerradas y bloqueadas y candidaturas uni-nom inales, según el tipo de circunscripción en el sistema de represen

tación proporcional personalizada. El caso de Uruguay es peculiar. La

clasificación de la lista depende de la definición del lema, del sublema

y las listas de candidatos de su partido, sin embargo, estas listas son cerradas y bloqueadas. Ahora bien: la legislación uruguaya considera alos lemas como partidos y a las listas como cerradas y bloqueadas. En

uno o en otro, esto no corresponde con la realidad. En Chile, el sistema binominal se ju n ta con la lista no bloqueada, lo que promueve la

competencia intralista entre los dos candidatos que puedan formaruna lista. Lo mismo pasa en Uruguay, dentro de los lemas en las circunscripciones binominales que tienen asegurados cada uno, colorados y blancos, un escaño. Allí, la competencia pasa a ser exclusivamente

intrapartidaria.

c)  Respecto a los sistemas de votación que de alguna manera se corresponden con los arreglos en materia de candidatura y listas, en lagran mayoría de los casos el elector tiene un solo voto para votar una

lista. En Panamá, la legislación prevé el voto uninominal o personal.

En Brasil, el elector vota o por un candidato o por la lista. En Perú

(1990), el elector tiene un voto de lista y hasta dos votos de preferencia que puede dar a sus candidatos preferidos. En Venezuela, con la

introducción del sistema proporcional personalizado, el elector tienedos votos, uno para votar una lista en la circunscripción plurinom inal,

y otro para votar a un candidato de partido en la circunscripción uni-

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148 COMPARACIÓN DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

nominal. Dos votos tiene el elector también en Guatemala, dado quesu voto para elegir al presidente cuenta como voto para un cuarto delos diputados, que se adjudican po r lista nacional. Con su voto de elec-ción parlamentaria, aporta a la elección de los tres cuartos de dipu-tados a nivel de circunscripciones.

Un dato muy importante es la simultaneidad del voto, o la funcióndel único voto del cual dispone el elector de elegir al mismo tiempo el presidente y las cámaras legislativas. Este es el caso en Argentina (elec-ción indirecta del presidente), Bolivia, Honduras, República Domi-nicana y Uruguay, al lado del caso de Guatemala recién tratado. Estasimultaneidad puede producir efectos de arrastre de la elección presi-dencial sobre la parlamentaria que varían según los casos. El voto dearrastre es muy evidente y com probado en la República Dom inicana,

mientras que, en Uruguay, la construcción del voto desde abajo, a par-tir del pluralismo de las listas y fórmulas presidenciales que las enca-

 bezan, atenúa mucho la tendencia a efectos de arrastre .

d) Respecto a los sistemas de adjudicación de los escaños, es impor-tante señalar que existe, en América Latina, sólo un país con repre-sentación proporcional pura o integral: Uruguay. Allí se determina larelación entre votos y escaños a nivel nacional, igualando así las posi-

 bles distorsiones en esa re lación producidas en el prim er escrutinio

de adjudicación de los escaños a nivel de circunscripciones. Todos losdemás sistemas proporcionales adjudican los escaños a nivel de cir-cunscripciones exclusivamente, con modificaciones en dos casos queno alteran el panorama, dado que sus funciones no compensan real-mente las relaciones producidas a nivel de circunscripción: Guate-mala con una adjudicación de 25% de los escaños a nivel nacional,Ecuador con una circunscripción nacional de doce diputados, y Ve-nezuela con la adjudicación de hasta cinco diputados adicionales por partido con derecho a participar en este segundo escrutinio en fun-

ción de la representación de minorías.El sistema de adjudicación más utilizado en América Latina es el del

cociente electoral en su versión simple o natural (votos válidos pornúm ero de escaños). Se aplica en Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecua-dor, Honduras, Nicaragua y Panamá. Dado que este sistema no es ca- paz de adjudicar todos los escaños, los escaños restantes se distribuyencon un método auxiliar: el método del resto (o residuo) mayor. Laúnica excepción es Brasil, donde se aplica la regla del medio mayor.Otra diferenciación se refiere a cómo se calcula el cociente electoral

respecto al dividendo. Allí entra el problema del concepto “voto váli-do”. En Brasil y Colombia, este concepto incluye a los votos en blanco.

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El efecto en el procedimiento de adjudicación de escaños es que aumenta el número de escaños restantes para ser distribuidos por la regla de la media mayor y el resto mayor, respectivamente.

En un buen número de países se aplica el método D’Hondt: Argentina, Guatemala, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela.

Sólo en Argentina existe una barrera legal del 3% sobre los inscritos y en el nivel de las circunscripciones. Sin embargo, la alta presencia de pequeñas circunscripciones en varios países significa la existenciade barreras fácticas de representación. Para aumentar los efectos re-ductivos del sistema, se ha proced ido a establecer dos cocientes electo

rales distintos en Ecuador y Bolivia (sólo para las elecciones de 1989):el primero de eliminación o participación, según la óptica diferenteen la legislación de los dos países, el segundo de distribución o asignación respectivamente. Ecuador, sin embargo, cede nuevamente es pacio representativo a las minorías a través de la partic ipación de laslistas que superaron el 60% del cociente electoral en la distribuciónde los escaños restantes, aun cuando el cociente eliminador se fija enla mitad de cociente electoral simple.

Vale subrayar que el panorama de los sistemas electorales en Amé

rica Latina a partir de los elementos técnicos que los constituyen essólo de momento, corresponde únicamente a una foto de momento(1994). Hay mucho movimiento de reforma en materia electoral. Nose vislumbra ninguna tendencia general, dado que cada reforma nacional se desarrolla en p rim er lugar en función de las experiencias dellugar y de los objetivos de las fuerzas políticas protagonistas del debate. De este modo, los argumentos en favor o en con tra de los sistemasvigentes y las alternativas propuestas tienen como referente principallos antecedentes históricos, vistos e interpretados por los actores po

líticos. Así, parece muy acertado indagar los casos individuales.

COMPARACIÓN DE EOS SISTEMAS ELECTORALES 149

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VII. SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES(PO R PAÍSES)

Im po r t a n c i a   d e l  a n á l i s is   d e   s is t e m a s

ELECTORALES INDIVIDUALES

L a s   comprobaciones y reflexiones hechas hasta ahora demuestran lanecesidad de que el debate sobre los sistemas electorales se centre en

el piano técnico, o sea, completamente fuera de donde tradicional-mente ha sido tratado: esto es, en el plano de los principios de re- presentación por mayoría y de representación proporcional. Nuestrasexplicaciones siguientes sobre la estabilidad de los principios de re-

 presentación en los d iferentes países fortalecen aún más esta posición. No son ni los princip ios solemnes ni las alternativas básicas las queconstituyen las opciones políticas en lo referente a los sistemas elec-torales, sino más bien las pequeñas regulaciones técnicas.

Por ello es de suma importancia saber cómo funcionan los distintos

sistemas electorales en detalle. Dentro del campo de investigaciónaquí considerado, la función de la ciencia política no debería consistiren discusiones, quizá controvertidas, de generalizaciones bastanteabstractas. Más bien debe concentrarse en analizar las regulacionestécnicas e implicaciones políticas de los sistemas electorales, y des-cubrir los mecanismos de conversión de preferencias políticas en es-caños (a veces manifiestos y otras veces ocultos) y los efectos que deéstos resultan.

Por consiguiente, se requiere: 1) un conocimiento profundo de to-dos los elementos netamente técnicos que configuran los sistemaselectorales; 2)  un conocimiento de las posibilidades de combinar di-chos elementos; 3)  la información sobre la importancia que cada ele-mento tiene en las diversas combinaciones, y 4)  la importancia de losefectos que p roduce el sistema electoral en tanto que conjun to (véasecap. IV)

Las investigaciones realizadas a nivel internacional sobre los siste-mas electorales no han respondido satisfactoriamente a estos requeri-

mientos: el sistema electoral de la República Federal de Alemania, porejemplo, ha obten ido un amplio reconocimiento internacional, no sóloen la ciencia, sino también en el contexto de reformas electorales endiferentes países. Este es considerado como modelo, sobre todo por par-

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES   151

te de los es tudiosos y polít icos de aq uellos países con h ete rog en eid ad

social, en los que el sistema electoral (casi siempre de mayoría relati

va) no favorece la integración polí t ica deseada . Nueva Z eland a es un

recien te ejem plo, im po rtante p ara el desa rrol lo de los s is temas electorales, es decir, la opción entre el sistema de mayoría y uno de repre

sentación proporcional. La Royal Gommission on the Electoral Sys

tem (Report,  1986), reco m en dab a al país la introdu cción del sistema

 p ro p o rc io n a l según el m o de lo a lem án , lo qu e fin alm en te fue ad o p ta

do po r referén du m (véase infra,  p. 317).

Los admiradores del s is tema electoral de la República Federal de

Alemania destacan la combinación de pr imeros y segundos votos ,

de circunscripciones uninominales con l is tas  Land   de los partidos, la

elección d e dip utad os según la fórm ula m ayori tar ia en las circun scripciones y la fórm ula prop orcion al . Esta com bina ción d e circunscripcio

nes uninom inales y de represen tación prop orcion al es con s iderada la

razón del éxito del sistema electoral alem án. Pero au nq ue es te s istema

tiene tanto p restigio, sólo alguno s de los qu e lo ut il izan co m o m ode lo

saben cómo funciona rea lmente . De hecho, es d i f íc i l encontrar una

sola explicación correcta del s is tema electoral germano-occidental en

los textos de habla inglesa. Incluso los especialistas más reconocidos

lo han m alen tend ido . Richard Rose, por ejem plo, escr ibió en 1982:

Alemania tiene un singular sistema que lleva la representación a la cum

 bre pues una mitad del Bundestag es elegida por representación propor

cional y la otra por distritos de un solo representante [...]. El otorgamien

to de la mitad de los escaños por r p  compensa eficazmente la falta de pro porc ionalidad de la distribución por mayoría relativa (1982, p. 23).

Rose, al igual qu e m uchos otros estudiosos (entre otros: L ak em an /

L am b en , 1955, p. 96; M ackenzie, 1957, p. 93; Rae, 1967, p. 45; Lak em an,

1970, p. 103; Roberts, en Finer, 1975, p. 208; Taylor/Johnston, 1979,

 p. 431), p a r te del supuesto e r ró n e o de q u e exis te u n a sep arac ió n es

tr icta entre los diputados elegidos mediante un s is tema de mayoría

relat iva en circunscripciones u nin om inales y los elegidos m ed íante re

 p resen tac ió n p ro p o rc io n a l p o r listas de  Land,  sup on iendo que los dos

 p rincip ios de rep resen tació n se ap lican sep arad am en te y q u e cada

uno de ellos se utiliza para elegir a la mitad del total de los diputados

al  Hundestag  Es exactamente esta equivocación con respecto al siste

m a electoral germ ano -occidental la qu e indu ce a Rose a l legar a !a co n

clus ión , igualmente er rónea, de que los d iputados e legidos medianterepresen tac ión p roporc iona l p ued en com pensar las desproporc iones

originadas en el s is tema de mayoría relat iva en circunscripciones uni

nominales .

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152 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

Todo análisis correcto del sistema alemán tiene que comenzar —como se señaló en el inciso “Alemania: República Federa l”— con elhecho de que el total de los escaños se atribuye a los partidos en pro

 porción a su parte de los segundos votos. El elemento de mayoría relativa del sistema electoral, en consecuencia, sólo es importante conrespecto a la cuestión de qué candidatos van a representar a sus res

 pectivos partidos en el  Bundestag; pero p rácticamente no tiene importancia alguna en cuanto a la fuerza numérica del partido en dicho

 Bundestag; salvo el caso de los escaños excedentes. A excepción de los

 posibles efectos de la barrera legal del 5%, no se produce desproporción alguna entre votos y escaños. De hecho, los resultados electoralesmuestran que la parte de escaños que corresponde a cada partido se

ajusta con bastante exactitud al porcentaje de votos obtenidos. En laelección federal de 1983, por ejemplo, el efecto desproporcional fuetan pequeño que la c d u / c s u , aunque obtuvo el 48.8% del total de lossegundos votos, no obtuvo la mayoría absoluta de los escaños.

Debido a la falta de una descripción pormenorizada del sistemaelectoral, los estudios científicos se encuentran ante la dificultad de

clasificar inequívocamente al sistema proporcional “personalizado”.M. Duverger, por ejemplo, en su análisis ejemplar de los partidos

 políticos (publicado por prim era vez en francés en 1951), subrayó loselementos proporcionales del sistema electoral (1957) y pronosticóuna fragmentación del sistema de partidos. Posteriormente modificósu posición y llamó al sistema un sistema mixto (1968). Al hacerlo, in

terpretaba el sistema germano-occidental como un caso divergenteque, en consecuencia, no se podía utilizar para refutar sus afirmaciones teóricas acerca de los efectos de los sistemas de representación

 proporc ional. También Epstein decía que “la representación proporcional [...] en Alemania Occidental [...] puede no ser la finiqu itada”

(1972, p. 40). Rae observaba que “el caso alemán es medio angloamericano [...]. El empleo de fórmulas de r r en un distrito muy grande[...] me obliga a clasificarlo como sistema mixto” (1967, p. 45). La descripción de cómo funciona y de los efectos del sistema sobre la relación entre votos y escaños muestra, sin duda alguna, que el sistemaelectoral alemán es un sistema proporcional.

Evidentemente esos hallazgos tienen implicaciones importantes para la interpretación de la historia electoral de Alemania así como para

la teoría de los sistemas electorales: la concentración del sistema de partidos se produjo bajo un sistema de representación proporcional.Esto ha sido señalado como el “milagro electoral alemán" (Sternber-ger, 1964). Este caso excepcional ha influido las generalizaciones quese han hecho sobre los efectos de los sistemas electorales: Alemania

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 153

constituye un ejemplo de que un proceso de concentración, tanto enel comportamiento electoral como en el sistema de partidos, puede producirse también bajo un sistema de representación proporcional.

Esta experiencia tiene también consecuencias para la opción entre diferentes sistemas electorales: no sólo las reglas técnicas y los efectos de

los sistemas electorales deben ser presentados correctamente, sinoque, primordialmente, el análisis debe capacitar la discusión sobre lasventajas y desventajas de los sistemas electorales.

Esto es de particular importancia en el caso de u n sistema electoralque —com o se ha dem ostrado— tiene el carácter de un modelo. Los

conocimientos de los detalles técnicos y del modus operandi  de los sis

temas electorales constituyen el requisito imprescindible en todos los

niveles del debate sobre sistemas electorales.Un requisito adicional está en aplicar adecuadamente el método

clasificatorio. En o tro lugar ya hemos diferenciado en tre tres subtiposde representac ión proporcional: el puro, el im puro y el personalizado

(véase más arriba, p. 102). Para una mejor comprención del sistema

electoral alemán y de la m anera en que se lo utiliza como modelo, ca

 be diferencia r tres formas de combinación de la uninom in alidad conla proporcionalidad: el modo alemán como tal, el sistema compensatorio y el sistema segmentado. El primero como proporcional en el

origen mismo de la adjudicación de escaños y en sus efectos; el segun

do es sólo proporcional en la medida en que los escaños de representación proporcional pueden compensar las distorsiones en la relaciónvotos-escaños que se prod ucen en las circunscripciones uninom inales;el tercero es prevalecientemente mayoritario o proporcional según larelación numérica que se establece entre escaños uninom inales y es

caños proporcionales (véase más abajo, p. 310).

A continuación queremos describir sistemas electorales de algunos

 países, en form a individual. Tra taremos ejemplos de todos los tipos básicos y subtipos de sistemas electorales: sistemas de mayoría absoluta y de mayoría relativa, sistemas de representación p roporcional pura

o integral, sistemas de representación proporcional impura,  Le. en cir

cunscripciones plurinominales variables y sistemas p roporcionales personalizados. Dedicamos también capítulos al sistema binominal, al sistema de voto simultáneo y al sistema del voto único transferible. Nuestroscasos provienen de Europ a y de Am érica Latina, record ando que en el

 prim er grupo de países, los europeos, se trata de sistemas parlam enta

rios (en el caso de Francia: semiparlamentario), mientras que en el segundo grupo de países, los latinoamericanos, se trata de sistemas presidenciales. Finalmente trataremos el difícil proceso de armonizaciónde los sistemas electorales para las elecciones al Parlamento Europeo.

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154 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

G r a n   B r e t a ñ a   ( e l   s i s t e m a   d e   p l u r a l i d a d    o   a n g l o s a j ó n )

Gran Bretaña es el ejemplo clásico del sistema de mayoría relativa en

circunscripciones uninominales. Sin embargo, encontramos este sistema electoral en varios países, especialmente en Estados Unidos y en

Ganadá, así como en los países que estm ieron bajo dominio británico(India, Malasia, Nigeria, Jam aica, etc.). La mayoría relativa es en GranBretaña parte componente y condición funcional de un sistema quese ha elevado a modelo de la forma parlamentaria de gobierno. El sis

tema electoral, el sistema bipartidista, la formación de mayorías par

tidistas, la alternancia en e! ejercicio de las funciones de gobierno,son algunos de los componentes de una concepción del modelo de

gobierno parlamentario que es muy conocida. Sin embargo, ¿cuál esaquí la parte empírica y cuál la del modelo, la abstracción de la realidad que ya no aparece refrendada por los datos empíricos? ;Noestaremos corriendo el riesgo de tomar el modelo por la realidad? Ala vista de la teoría funcional de la democracia y del parlamentarismo,que se fundamenta en la realidad constitucional de Gran Bretaña,hay que contestar a esta pregunta más o menos decididamente con

una afirmación.Walter Bagehot, en su famosa obra The English Constituiion  (1867),

no describió la realidad constitucional del país en el siglo pasado (caracterizada por las factionsy la inestabilidad gubernamental), sino que

 —como lo ha demostrado brillantemente Franz Nuscheler (1969)—

 previo muy sagazm ente el desarrollo constitucional británico a partirde 1867: funciones del parlamento, sistema bipartidista, función delsistema electoral. La teoría funcional del parlamentarismo se remite asu obra; sus argumentos contra la proporcionalidad y en defensa delsistema bipartidista con tinúan determ inan do la argumentación de los partidarios del sistema de mayoría relativa en circunscripciones uni

nominales.En la época en que Walter Bagehot polemizaba con John Stuart-

Mill acerca del sistema electoral y de la representación política, a raíz

de la publicación, por el último, de su obra capital. Considerations on 

 Represenlative Government   (1861), aún no se había conquistado en GranBretaña el derecho de sufragio universal e igual (Bagehot, por lo demás, militaba en las filas de sus enemigos), ni tampoco estaba implantado por completo el sistema de mayoría relativa en circunscripcionesuninominales.

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES   155

 Distribución de las circunscripciones electorales

Con anterioridad a 1832, la regla eran las circunscripciones binomi-

nales. Con la gran reforma de aquel año, que supuso un nuevo reparto parcial de los escaños de la Cámara de los Comunes en favor de lasregiones urbanas e industriales, la eliminación de la representaciónterritorial en muchos rollen boroughs y un a cuidadosa extensión del su

fragio a las capas pequeñoburguesas, se crearon circunscripciones pequeñas de diversas magnitudes.

Paralelamente a las circunscripciones uninominales, continuó existiendo la mayoría de las circunscripciones binominales. Asimismo,existían algunas trinominales y la ciudad de Londres tenía una circuns

cripción tetranominal. En las circunscripciones con más de dos escaños,el elector tenía, desde 1867, un voto menos que escaños por acljudicar(voto limitado). Solamente a partir de la reforma de 1884-1885 —la

tercera  Reform Act  — se im plantó el predominio de las circunscripciones uninominales y tan sólo quedaron 25 circunscripciones plurino-minales. El voto limitado quedó abolido nuevamente. Luego de la re

forma de 1918 —que implantó el sufragio universal masculino con

voto plural para los propietarios de casas, tier ras y negocios y para los

titulados universitarios— únicamente quedaron 13 circunscripciones

 binominales, además de las circunscripciones universitarias, en lascuales se hacían experimentos con el sistema del single transferable vote. Recién en 1950 se estableció la circunscripción uninomina) con carácter general para todo el país. Estos datos históricos muestran que la

circunscripción uninominal no está tan tradición al mente vinculada al princip io mayoritario com o se pretende en las concepciones del“modelo británico”.

En el curso de la reform a de la distribución de las circunscripcionesfue produciéndose el cambio en el concepto de la representación, pasando de la representación territorial a la personal. Por su parte,

este cambio era el fundamento para que pudieran adaptarse las cir

cunscripciones electorales a las transformaciones demográficas. El princip io de las circunscripciones con igual población ha ido fortaleciéndose poco a poco como criterio a lo largo de las distintas refor

mas, pero únicamente se impuso a partir de 1918. Tras la reforma de

1867, la relación entre las circunscripciones mayores y las menores todavía era de 150 a uno. En 1885 esta proporción se niveló notable

mente y se redujo a ocho a uno. Dado que en la reforma de 1918 yano se procuró que coincidieran los límites de las circunscripcionescon los de las unidades administrativas territoriales, la relación se re

dujo a cinco a uno (véase Butler, 1963, p. 213). En 1917, la conferen

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156 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

cia de Speakers, compuesta por representantes de todos los partidos,

creó ad hoc la prim era  Boundary Commission. A partir de los años cua-

renta, cuando la relación entre las circunscripciones mayores y las me-

nores había em peo rado de nuevo —en 1939 supuso 12 a uno— , el Vivían Committee establecido por el Ministerio del Interior para estudiarlas cuestiones del derecho electoral llegó a la conclusión de que re-sultaba oportuno “a diferencia de la práctica habitual en torno a loscambios de la distribución de circunscripciones electorales, que sólose realizan con motivo de ampliar reformas electorales, considerar

que se trata de un acontecimiento comparativamente frecuente y aco-

meter todos los cambios únicamente en razón de las recomendacio-nes de una comisión perm an en te de circunscripciones electorales”

(Ridder, 1976, p. 182).La conferencia de Speakers  de 1944 aceptó, casi en su totalidad, las

recomendaciones del Vivían Committeey propuso la creación de cuatro

 Boundary Commissions,  para Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del

 Norte, respectivamente. La determin ación temporal de su actividad,su composición y los criterios por lo que han de regirse para com pro- bar la dis tribución de las circunscripciones se especificaron con todaexactitud en 1944 y, desde entonces, sólo se han cambiado en 1958.Originariamente, las comisiones tenían que reunirse, al menos, cada

siete años, au nqu e no a intervalos menores de tres años, para compro- bar las dim ensiones de cada circunscripción electoral en sus respec-tivos ámbitos de competencia, emitir un informe y, de ser necesario,

 proponer los cambios oportunos. Desde 1958 las comisiones sólo tie-nen que emitir un informe cada 10 o 15 años.

Como criterio para la distribución de las circunscripciones se uti-lizó prim eram ente una cuota nacional referida no a la población, sino

al número de electores en la circunscripción. Todas las circunscrip-ciones debían tener el mismo número de electores, se permitían va-

riaciones del 25% (positivo o negativo) frente a la cuota, esto es, fren-te al valor medio de la cifra de electores Diferida a la totalidad del país(véase Ridder, 1976, p. 183). Al mismo tiempo, el ámbito de maniobra

 para la distribución de las circunscripciones aparecía limitado por ladeterm inac ión de cantidades fijas de est años p ara las cuatro zonas: partiendo de la situación en 1944, se atribuyó a Escocia y Gales unarepresentación mínima de 71 y 35 diputados, respectivamente. Irlan-

da del Norte, por el contrario, tendría que limitarse a 12 escaños yaque, en este caso, la presencia de una representación regional se car-gaba en la cuenta del Stormont. Resultaba imposible unir ambaslíneas de orientación, de modo que cada vez hubo que tolerar desvia-ciones mayores de la cuota nacional a fin de poder m antener la repre-

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES   157

sentación de la zona. La respuesta al dilema expuesto fue la reformade 1958, que disponía que a partir de entonces la cuota debería sercalculada únicamente con referencia a la división de circunscripcio

nes en el inte rior de cada zona.El resultado de la reforma de la aplicación de la cuota no solamente no ha eliminado, sino que ha consagrado la discrepancia entrela distribución de circunscripciones y el principio numérico de loselectores, es decir, de la igualdad del voto.

En lo que se refiere el trabajo de las  Boundary Commissions, ha reci bido grandes elogios, gracias al carácter no partidista de sus propuestas y a su forma no burocrática de actuación. También se ha resaltadoque las reservas que las zonas afectadas puedan tener frente a las re

formas se incorporan con la antelación suficiente al trabajo de lascomisiones.

Esta posibilidad se mejoró en 1958. No obstante, las querellas de los partidos políticos siguen girando alrededor de la dis tribución de circunscripciones y de la actividad reformadora realizadas por las  Bound

ary Commissions.  Por ejemplo, el gobierno puede impedir que las Comisiones formulen sus recom endaciones inm ediatam ente antes de laselecciones siguientes, de modo que, sin duda, conviene relativizar latesis de la “geometría electoral valorativamente neutra” en Gran Bre

taña.Únicamente en 1970 fue posible la reforma de las circunscrip

ciones en correspondencia con las recomendaciones de las  Boundary Commissions  y ello en razón del cambio en las relaciones de mayoría(los conservadores habían ganado las elecciones, a pesar de una distribución de las circunscripciones que les resultaba perjudicial). (Véase Ridder, 1976, p. 194 .ss.)

 La extensión del derecho de sufragio y sus efectos políticos

La tercera  Reform Act   de 1884-1885 concedió el derecho de sufragio alos trabajadores industriales y agrícolas, de forma que, a partir de entonces, el 28.5% de la población adulta y aprox imadamente el 88% delos hom bres adultos eran electores.

De esta manera, se transform ó radicalm ente la base social del parlamentarismo británico. La reforma electoral se encuentra en los orí

genes de la evolución moderna de los partidos políticos en Gran Bretaña, que hemos intentado reflejar y periodificar de modo sinópticoen el cuadro 20.

Con la extensión del sufragio a la clase obrera se planteó, en pri

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158 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

mer lugar, el problema de la integración del movimiento obrero tam

 bién en el plano del sistema político; en segundo lugar, se transformaron las condiciones de la representación, la importancia y las fun

ciones de las elecciones y del sistema electoral, así como la estructuradel sistema de partidos que se fue perfilando bajo la influencia creciente del antagonismo social entre la clase obrera y la burguesíacomo el clivaje central; en tercer lugar, se dio un cambio de dimen

sión a la relación de los distintos intereses burgueses entre sí y a surepresentación política.

Las primeras consecuencias a largo plazo para las relaciones entreios conservadores y los liberales aparecieron ya en las elecciones de1886, que diversos autores han calificado con razón como una critical 

election,  ya que, a consecuencia de la extensión del sufragio y de la reforma de las circunscripciones, comenzó a transformarse la estructurade los elec torados de los conservadores y los liberales y, con ella, tam  bién el peso de los intereses político-sociales en am bos partidos. Esto

 puede verse con más claridad relacio nándolo con el indicador de lacomposición de las fracciones parlamentarias: así, mientras que en

la Cámara de los Comunes de 1880 a 1885 el 58% de los diputadosconservadores procedía de circunscripciones de county, en la fracción parlamentaria liberal sólo el 27% procedía de circunscripciones de

county, en tanto que el 72% lo hacía en circunscripciones de borough.En la cámara elegida en 1886 habían cambiado claramente las relaciones: en la fracción conservadora había casi tantos diputados (el48%) procedentes de circunscripciones urbanas como de las rurales,

mientras que, en el caso de los liberales, sólo el 47% procedía de lasciudades, en tanto que la mayoría era elegida en las circunscripcionesrurales (véase Stephens/Brady, 1976, p. 497). Si, en un principio, elsistema de partidos y la política británica estaban de term inad os por laoposición entre los intereses aristocráticos y agrarios, por un lado, y

la burguesía industrial y urbana por el otro (y ello gracias a las condiciones creadas por el sufragio restringido, primero, y por la exclusiónde la clase obrera después), la clara división entre conservadores y

liberales en el sistema de partidos comenzó a cambiar, en primer lugar, con la penetración de los conservadores en los sectores electorales urbanos, o sea, tanto en la burguesía liberal como en la clase obrera, puesto que, desde los comienzos, hubo una cantidad considerable de

obreros que votó por los conservadores en contra de sus interesesde clase.

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Cu a d r o   20, Sinopsis de los estadios de desarrollo del sistema de partidos bniánico

desde la democratización del sufragio

 Epo caa

1885-1910

1- Guerra

Mundial

1918-1935

2a Gu erra

Mundial

1945-1970

 Estruc tura de! sistema de  

Contexto social/Es fractura social par iidos /sit unción de los

gobiernos b

Fundón en el sistema 

de partidos

Comienzos de relaciones organi

zadas de producción capitalista.

Inicios de legalización de los en

frentamientos de clase y prime

ras intervenc iones estatales,

Imposición del capitalismo orga

nizado; reconocimiento y adap

tación del movimiento obrero y

de sus organizaciones, legaliza

ción del conflicto de clase.

Expansión del capitalismo orga

nizado; “homogeneidad" de la

Sistema pluripartidista (5 parti

dos) con gobierno unipartidisla.

Cons.. apoyado por Unionistas

liberales; Lib. apoyados por Na

cionalistas irlandeses y Lab.; 8

elecciones/6 sin formación de

mayorias partidistas.

Sistema de coalición (tres par

tidos); Coaliciones Cons./Lib./

Lab.; 1915-1922/ 1931-1935.  Na

tional Government   1940-1945; sie

te elecciones/tres sin formación

de mayorías partidistas.

Sistema bipartidista con gobier

no alterno Cons./Lab.; tercer 

Decadencia del dualismo par

tidista censitario entre Cons. yLib.

Intento de integración en el sis

tema del movimiento obrero en

el P. Lib.

Integración en el sistema del

movimiento obrero por medio

de la sustitución de los Lib., por

los Lab.; fusión de los intereses

 bu rgue ses en el P. C ons.

Competencia partidista bajo el

signo de intereses liberales de

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C u a d r o   20. Sinopsis de los estadios de desarrollo del sistema departidos británico

desde la democratización del sufragio (conel)

 Epoca a

1974

Contexto social/Fstmctura social

sociedad paralela a los conflic

tos de clase/inexistcncia de cli-

vajes.

Fragmentación parcial del an

tagonismo social por hetero

geneidades regional-económi-

cas crecientes.

 Estructura del sistema de 

 pudidos/s ituac ión de los 

gobiernos’’

 partido: IJb.; 8 elecciones con

forma ción de mayorías partidis

tas.

{En el camino hacia el sistema

 pluripartidista {seis partidos) con

gobierno unipartidista; I^ab./

Cons./Lib./snp/sNP/Plaid Cymm.

Escasa alternancia en el gobierno.

Función en el sistema 

de ponidos

orden/ conservadores y de Esta

do del bienestar democráticos-

socialistas.

Compaginación de intereses de

la contradicción socioeconómi

ca de un lado con intereses re

gionales, económicos, naciona

listas, independientes del otro.

1Cfr. Rose, 197-1, p. ¡81  jv , quien sobre la base de) desarrollo estructural del sistema de partidos, realiza una periodizacum similar.h Unicam ente se incluyen aquellos partidos que ejercen alguna influencia estructural en el sistema de partidos y el proceso político ya en la es

fera del electorado (p or ejemplo para ha ber o btenido un nú mero apreciable de votos de las circunscripiones para terceros y cuartos candidatos),ya en el parlamento por su importancia para constituir la mayoría.

r 1988 se fusionan Liberales y s i i p  en si.m e

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 161

Al romperse el sistema de clivajes se rompió también el sistema bi- partidista; apareció en su lugar un sistema pluripartid is ta de cinco par-tidos. Únicamente en dos de las ocho subsiguientes elecciones a la

Cámara de los Comunes un partido consiguió constituir la mayoría.La elección po r mayoría relativa en circunscripciones que, fun dam en-talmente, eran uninominales, no podía impedir la formación de unsistema pluripartidista, así como tampoco el efecto desproporcional,que le es inherente, producía mayorías partidistas en el parlamento,con lo que tanto conservadores como liberales precisaban del apoyode otros grupos parlamentarios más pequeños para constituir las ma-yorías. Estas transformaciones estructurales se debieron, en lo esen-cial, a dos problemas básicos de la política interna de Gran Bretaña

antes de la primera Guerra Mundial. En primer lugar, la cuestión deIrlanda, la polémica sobre la concesión del  Home-rule, condujo a la es-cisión del Partido Liberal con los  Liberal Unionists, quienes, a continua-ción, se pronunciaron contra el autogobierno irlandés, conjuntamen-te con los conservadores, mientras que, por otro lado, en razón de suactitud proirlandesa, los liberales perdieron partes importantes desu potencial electoral en la burguesía británica y dependían, además,del apoyo parlamentario de los  Irish Nationalists. En segundo lugar, se planteaba el grave pro blema de la integración de un movim ientoobrero que tenía una gran capacidad para destruir el sistema: en loesencial, ésta era una cuestión de conservación del conjunto del sis-tema con la que se enfren taba especialmente el Partido Liberal a con-secuencia de su base electoral urbana. La amenaza doble que pesabasobre la existencia de los liberales, hizo que éstos se lanzaran a unalegislación social arrolladora antes de la primera Guerra Mundial (in-troducción del seguro de accidente y del paro, jubilaciones y seguri-dad social, salario mínimo, reforma fiscal, etc.) con la intención de ga-

narse a la clase obrera por medio de las reformas sociopolíticas. Esteobjetivo de la integración de la clase obrera en el sistema (y con ella elfortalecimiento de la posición propia) era, asimismo, el fin buscado por medio de la colaboración con las organizaciones políticas de lostrabajadores, cosa que sucedía, por ejemplo, a través de los compro-misos electorales: así, el  Labour Representation Committee  y, posterior-mente, el  Labour Party  nombraron los candidatos siguientes en laselecciones que hubo entre 1900 y la primera Guerra Mundial: 1900,15; 1906, 50; 1910/1, 76; 1910/11, 56, de un conjunto en cada caso de

670 escaños. A partir de 1906, en la mayoría de las circunscripciones Labour,  el Partido Liberal renunció a designar sus propios candidatosde modo tal que en 1906 se eligieron 24 diputados laboristas de un to-tal de 29 en circunscripciones sin candidatos liberales; en 1910/1, 39

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162 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

de 40; en 1910/11, 41 de 42 (véase Setzer, 1973, p. 189). El intento, vi-sible aquí, de mediatizar la organización política del movimiento obre-

ro por medio de la cooperación y la cooptación en el Partido Liberal

y, de este modo, integrar a aquél en el sistema político, intento quetriunfó en otros países y que, a largo plazo, originó estructuras muydistintas en relación con el sistema de partidos, fracasó en Gran Bre-

taña. Con todo, la cooperación tuvo una importancia considerable en

el proceso ulterior, ya que permitió una representación política en laCámara Baja al naciente Partido Obrero (aunque, inicialmente, en

dependencia del Partido Liberal) que, de no haberse producido loscompromisos electorales en aquella época, no se hubiera podido al-

canzar debido a las condiciones negativas impuestas por el sistema de

mayoría relativa.

 Relevo de los liberales por el Labour Party y el desarrollo de un bipartidürno

Sin duda, la cooperación con los liberales, anterior a la primera Gue-rra Mundial, fue un presupuesto importante para el ascenso del  Labour Party  a partir de 1918; un proceso que no fue tan automático

como se presenta. Evidentemente, se vio facilitado en cierto modo porla decadencia del Partido Liberal, de la que finalmente él mismo eraculpable. El hundim iento de los liberales se produ jo, en tre otras razo-

nes, por consecuencia del amplio descrédito del partido entre el elec-torado burgués, que resultó de la actitud de aquél en lo relativo a lacuestión de Irlanda, y deb ido asimismo a una política social anterior ala primera Guerra Mundial excesivamente reformista desde el puntode vista de la burguesía. Esta situación era la consecuencia de la re-

ciente escisión entre los partidarios de Lloyd George y los de Asquithdurante la primera Guerra Mundial, escisión que afectó a la totalidad

del partido y que condujo, incluso, a la formación de candidaturascompetitivas, especialmente en las elecciones de 1918 y 1922. A partir

de este momento se impusieron los conservadores como represen-tantes auténticos y principales de los sectores del electorado burgués,fundiéndose al mismo tiempo los distintos intereses del capital y de laeconomía (por ejemplo, la ciudad y el campo, el pequeño comercio yla gran industria) en el Partido Conservador. A partir de esta fecha

también aumentó el número de candidatos presentados por el Par-tido Laborista: en más de la mitad de las circunscripciones (1922), enlos dos tercios de las circunscripciones (1923) y en cuatro quintas partes de éstas (a partir de 1923), mientras que la cifra de candidatos

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SISTEMAS EI-ECTORALES INDIVIDUALES 163

del escindido Partido Liberal fue disminuyendo a lo largo de los añosveinte. A pesar de todo, hubo que esperar hasta 1924 para que el la borism o reduje ra claramente a los liberales a una te rcera posición en

la Cámara de los Comunes. En lo relativo al electorado, al menos si setoman en consideración aquellas circunscripciones en las que los tres partidos presenta ron candidatos, el Partido Laborista pudo superarampliamente a los liberales sólo a partir de las elecciones de los añosde 1929 y 1931.

Entre los factores que influyeron en el ascenso de  Lahour Party  secuenta, sin duda alguna, el sistema de mayoría relativa en las circunscripciones uninominales. Con todo, no hay que exagerar la importancia de este factor. Únicamente de forma condicionada (y siempre quese tomen en consideración otros factores diversos e interrelacionados) pu ed e ponerse el ascenso del  Labour Party como ejemplo para refrendar el argumento de que fuerzas políticas nuevas pueden conseguir imponerse en la vida político-parlamentaria rápidamente y bien,incluso bajo las condiciones restrictivas del sistema de mayoría relativa, si encuentran suficiente eco entre el electorado. Por lo menos tanimportantes como el sistema electoral, fueron fenómenos de orden

 político como ios compromisos electora les y la escisión de los libera

les. La cuestión de si el laborismo hubiera podido superar la barrerainstitucional del sistema de mayoría relativa sin la influencia de estosfactores, es una pregunta aún sin respuesta. En todo caso, el laborismo se aprovechó del sistema electoral a partir del mom ento en que estuvo firmemente establecido como segunda fuerza política, ya que, a

 partir de ese instante, comenzó a beneficiarse del efecto de aseguramiento con el que el sistema de mayoría relativa protege tanto a losdos partidos nacionales más grandes (partidos de todo el Estado) como a los partidos que cuentan con bastiones electorales regionales o

locales.Tampoco surgió un sistema bipartidista con gobiernos de partido

mayoritario en el contexto de transformaciones sociales extraordinariamente complejas y de sus efectos sobre el proceso político: las coaliciones que disponían de dos tercios (1918) o, incluso, de cuatroquintos (1931) de los escaños de la Cámara de los Comunes alternaron, durante el periodo de entreguerras, con gabinetes mayoritarios(1922/1924/1935) y gabinetes minoritarios (1923/1929); en 1940 seañadió el gabinete de guerra de Winston Churchilí; de esta forma

 puede decirse que, desde la transform ación in iciada por la tercera  Re-  form Act  y la subsiguiente democratización del derech o de sufragio, la política británica se ha movido en la dirección de un sistem a pluripar-tidista con gobiernos de coalición. Las transformaciones sociales, has

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164 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

ta alcanzar el desarrollo completo de las estructuras del capitalismoorganizado, tuvieron un a duración inusitadam ente larga —basta com probarlo aquí—; y la situación especial, producida por la segunda Gue

rra Mundial, no hizo más que posponer su transferencia al sistema político. Lo cierto es que no cabe interpretar los dos estadios de desarrollo del sistema británico de partidos políticos —que se extiendendurante más de 50 años— como meras desviaciones temporales de la práctica del modelo británico de parlamentarismo sin demasiada im portancia para la política real de Gran Bretaña o para la construcciónde la teoría del parlamentarismo funcional (como viene a hacer Lipson,1953, p. 357). Antes bien, es precisamente en relación con el desarrollo británico do nde cabe mostrar las dos condiciones sociales básicas,

sin las cuales difícilmente las posiciones políticas pueden transformarse en un sistema bipartidista, tratándose de un sistema político-institucional dicotómico como el británico. Los presupuestos paraesto son:

1)  o bien relaciones sociales homogéneas o, al menos, una polarización social clara con u na división igualm ente clara del modelo deconflicto político; o2)  la ausencia de la intervención de ctoss-cutting cleavages que se su

 perpongan y fragmenten el clivaje principal.

Esta estructura de clivaje social, claramente definida, es la que existía en Gran Bretaña sólo en el periodo del capitalismo organizadodesarrollado, con el antagonismo social en tre la clase media y la claseobrera; antagonismo transferido, luego, a través del comportamientoelectoral y de las preferencias partidistas. Únicamente en ese escaso periodo de 30 años de duración del sistema de partidos existió en

Gran Bretaña—como también comprueba Sartori (1976, pp. 190 ssjen relación con la periodificación de Rose (1974, pp. 484 ss)— un sistema bipartidista en funcionamiento, en el sentido de la teoría democrática de sus creadores, con gobiernos alternantes entre los conservadores —representantes principales de los intereses del orden ydel liberalismo— y el  Labour Party, o rientado fundam entalm ente al Estado del bienestar y al socialismo democrático. La base electoral deambos partidos se correspondía ampliamente con el antagonismosocioeconómico: el Partido Conservador era el partido de las capas

medias y altas, mientras que el Labour Party era el partido de los trabajadores. No obstante, también en Gran Bretaña aparece el comportamiento electoral determinado por las dos desviaciones de esta polarización de clase en la preferencia de partido, que es característica de

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES   165

otras democracias occidentales. A esto es a lo que hace referenciaRose (1974) en su instructivo artículo acerca del comportamientoelectoral de los británicos.

En primer lugar, es cierto que también en el caso de Gran Bretaña,las capas medias y altas tienen mayor conciencia de clase y están más

conformes con ésta que la clase obrera, una parte importante de lacual se ha decidido siempre en contra de sus intereses de clase; estosupone, también, que los conservadores saben aprovechar su propio

 potencial electoral mejor que el laborismo; los votos conseguidos por

los conservadores entre los electores de las clases medias han sido

siempre superiores a los conseguidos p or los laboristas en tre electores

de la clase obrera. En segundo lugar, la cantidad relativamente im por-

tante de votos que obtienen los conservadores entre los obreros, estoes, la discrepancia en tre las preferenc ias políticas y la estru ctura socialen favor de los conservadores, en una sociedad en la que (según Rose

1974, p. 500) aproximadamente dos tercios de la población perte-necen a la clase obrera, se ha de considerar como otra condición esen-

cial que, en principio, posibilita la existencia de un sistema electoralcompetitivo. En tercer lugar, y desde el punto de vista de las decisio-nes electorales en el sistema de mayoría relativa con circunscripcionesuninominales, esto significa que:

Aunque los distritos electorales parlamentarios no han de ser por fuerza

unidades sociales “naturales”, sería raro que un seguro escaño conserva-dor o laborista constituyera otra cosa que un ento rno relativamente hom o-

géneo de clase media u obrera. De manera inversa, los escaños marginalesserán de contenido social mixto. (Rose, 1974, p. 513).

A pesar del carácter de partido popular (pluriclasista) de los con-servadores y del  Labour Party (carácter que, por supuesto, presenta dis-tintas facetas en ambos), y a pesar de la asimetría considerable entre

la estructura social y las preferencias de partido, los dos partidos, con

sus respectivas bases socioestructurales específicas, reflejan el antago-

nismo social. En razón de estas condiciones sociales inequívocas y du-rante este periodo que abarca desde el fin de la segunda Guerra Mun-dial hasta las elecciones a la Cámara de los Comunes de 1970, tantolas estructuras del proceso político en general como los efectos del sis-

tema electoral en particular, se correspondían con el modelo de dua-

lismo de partidos y sistema de mayoría relativa en circunscripcionesuninominales, defendido por sus partidarios. Aquí nos limitaremos amencionar, de modo esquemático, estos efectos propios del modelo.

Durante este periodo el sistema de partidos británico cumplió las

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166 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

tres condiciones básicas que deben com binarse para que se pued a ha- blar con razón de un sistema bipartidista:

1.  Se presentaron siempre, por término medio, menos de tres can-didatos por circunscripción: entre 1945 y 1970 el número de

candidatos osciló entre un máximo de 1 868 (1950) y un mínimode 1 376 (1951), para 625 o 630 escaños, con lo que la media po r

cada circunscripción se ubicaba entre 2.2 (1951 y 1955) y 3.0 can-

didatos, lo cual, a pesar de las magnitudes medias relativamente bajas, significaba, sin embargo, que en cinco de las ocho eleccio-nes a la Cámara de los Comunes, hasta 1970, en la mayoría de las

circunscripciones, hubo una tercera candidatura. En 1970 se pro-

dujo un enfrentamiento bipartidista entre conservadores y la- boristas, sin participación de un te rcer candidato , en 185 de las630 circunscripciones. En promedio, en las elecciones celebra-das hasta 1970, en casi una qu inta pa rte de las circunscripciones,

menos del 50% de los votos emitidos fue suficiente para con-seguir el escaño (Craig, 1971).

2.  Los dos grandes partidos consiguieron conjuntamente un por-centaje de votos en torno al 90% y más, con lo que el porcentaje

de los terceros partidos varió entre un mínim o de 3.2% (1951) yun máximo de 12.5% (1964) de los votos válidos emitidos. Losconservadores estuvieron dos veces a pun to de conseguir la ma-

yoría absoluta: 49.7% (1955) y 49.4% (1959).3.  Un partido consigue la mayoría parlamentaria. Incluso en situa-

ciones de minoría parlam entaria se constituyen gobiernos de unsolo partido. En las ocho elecciones entre 1945 y 1970 siempre se

 pudo constituir una mayoría por uno de los dos grandes par-tidos. Con todo, era suficiente un swing relativamente bajo a es-

cala nacional pa ra que se produjera el cambio en el po der políti-co. Con la excepción de las mayorías parlamentarias conseguidasen 1955 y 1959, las mayorías parlamentarias del partido victo-

rioso fueron siempre muy escasas y, en gran medida, consecuen-

cia del efecto de desproporción del sistema de mayoría relativaen circunscripciones uninominales. En conjunto, y por términomedio, en las elecciones de 1945 y 1970 los conservadores y loslaboristas obtuvieron el 97.8% de los escaños de la Cámara de los

Comunes. Durante esta época aparecieron efectos propios delsistema de pluralidad en las elecciones a la Cámara de los Co-munes, que no son atribuibles sin más al sistema bipartidista.

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES   167

Competencia de partidos en un sistema bipartidista

En relación con el grado de competitividad de las elecciones, nos en

contramos con u na cierta contradicción en tre la competitividad a escala nacional y una tendencia marcada a establecer bastiones electorales. Por un lado, la diferencia de votos entre conservadores y

laboristas alcanzó una cifra máxima de 8.4%; la media en las elec

ciones de 1945 a 1970 era solamente de 3.6%, de forma que la posibi

lidad de un cambio de gobierno en Gran Bretaña en esta fase eraextraordinariamente elevada, incluso en comparación con la situación de otros sistemas políticos en esos mismos años. Por otro lado, el

 panoram a de los partidos políticos estaba caracterizado por la existen

cia de muchos bastiones electorales. Así sabemos, entre otras cosas,que en el periodo de 1955 a 1970, esto es, en cinco elecciones, no se produjo cam bio alguno de partido en 470 de las 630 circunscripciones (es decir, en tres cuartos de éstas) y que, desde 1951, en cadaelección sólo cambiaban de partido, por término medio, unas 50 cir

cunscripciones. Esto quiere decir que, en aproximadamente el 90%

de las circunscripciones, es prácticamente segura la reelección deldiputado que ya ostenta la representación o, cuando menos, la elección de un candidato del mismo partido (Rose, 1974). Al igual quesucede en las elecciones al Congreso en los Estados Unidos tampoco

cabe considerar como competitivas a las elecciones en gran parte de

Gran Bretaña. Se llega, así, a una situación de “desafección” política, auna despolitización a la que únicamente puede contraponerse el hecho de que el sistema de partidos a escala nacional es competitivo. Laextraordinaria importancia de los marginal seats  (circunscripcionesreñidas) es tanto mayor cuanto menor es su número. A esto se añade

el hecho de que las circunscripciones reñidas están estructuradas de

forma especial en sus relaciones sociales “mixtas” (como ya se ha vistomás arriba), lo que tiene una importancia capital, tanto respecto a laasimetría fija como al carácter omnicomprensivo de los dos grandes

 partidos, y a las posibilidades y límites de la articulación, realización ysacralización de ciertas cuestiones políticas problemáticas. Esto sedebe a que, en la formulación de su política, los partidos se remitenespecialmente a las necesidades del electorado de estas circunscrip

ciones que, si no tipifica a la totalidad de la sociedad, tiene una granimportancia desde el pun to de vista de la estrategia electoral.

Tampoco la relación votos-escaños se correspondía por entero conlas condiciones típicas de un sistema bipartidista a partir de 1945. Deeste modo, el partido triunfante en cada elección no obtenía la totali

dad de las ventajas del sistema electoral a costa del partido derrotado.

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168 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

La diferencia entre votos y escaños no era tanto mayor cuanto másgrande fuera el porcen taje de votos del partido triunfante. Antes bien,

se producían desviaciones considerables en relación con los valores hi

 potéticos de la regla del cubo. Por ejemplo, en las elecciones de 1964y también en las de 1970, los escaños de los conservadores y de los la boristas superaban sus respectivos porcentajes de votos, con lo que losdos grandes partidos salieron favorecidos por el efecto de despro

 porción del sistema de mayoría relativa, en perjuic io de terceros partidos. Especialmente perjudicados por el sistema electoral aparecíanlos liberales, como partido nacional, con representac ión en todo el te

rritorio, pero sin bastiones electorales regionales o locales; en las elec

ciones de 1970, por ejemplo, los liberales necesitaron, como prome

dio, 352839 votos para cada escaño; en cambio, los conservadoressólo precisaron, por término medio, 39 834 y los laboristas 42 839 votos respectivamente para conseguir un escaño (Craig, 1971). En total,

desde la primera Guerra Mundial, ha habido tres ocasiones en las que

se ha dado una inversión de la relación entre escaños y votos (véase“Sesgo”, p. 80) en las elecciones a la Cámara de los Comunes, con loque el segundo partido en número de votos obtuvo la mayoría de losescaños: en 1929 ganó el  Labour Party con 37.1% de los votos y 46.8%

de los escaños, mientras que los conservadores, con el 38.2% de los

votos, sólo consiguieron el 42.3% de los escaños; en 1951, bastó a losconservadores el 48% de los votos para conseguir la mayoría absolutade los escaños, 51.4%, mientras que los laboristas, con el 48.8% de losvotos sólo obtuvieron el 47.2% de los escaños; finalmente, en las elec

ciones de febrero de 1974, correspondieron al  Labour Party  el 37.1%de los votos y el 47.4% de los escaños, mientras que los conservadores,a pesar del 37.9% de los votos, sufrieron una derrota por escaso margen, con el 46.8% de los escaños.

¿Ruptura del sistema bipartidista?

Desde las elecciones de 1974, el sistema electoral británico ya no res ponde estric tamente a las condiciones que perm iten hablar de un sis

tema bipartidista (véase “Relevo de los liberales”, p. 162). El númerode candidatos por circunscripción electoral y por elección aumentóde un promedio de 2.6 (1945-1970) a 3.7 (1974-1987). Aun si se parte

solamente de los candidatos con más de un octavo de votos válidos, envez de partir del nú m ero total de los candidatos, en 1974 se puede dis

tinguir una clara ruptura (véase cuadro 21).

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C u a d r o   21 . [Comedio del número de candidatos por circunscripáón electoral en Gran Bretaña, entre 1945-1987 

1945 1950 1951 1955 1959 1964 1966 1970 1974 1974 1979 1983 1987 

Feb. Oct.

SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 169

2.0 3,0 2.2 2.2 2.4 2.8 2.7 2.9 3.4 3,5 4.1 4.0 3.6(2.3) (2.3) (2.1) (2.1) (2.3) (2.5) (2.3) (2.3) (2.9) (2.9) (2.5) (2.8) -

 Nota: las cifras que no están en tre paréntesis se desprenden de) número total de candidatos:

las que están entre paréntesis, del número de candidatos que hayan alcanzado corno mínimo unoctavo de los votos válidos.

Fuente: Butler,  British PolituaiFacts,  Londres, 1986, pp. 226 ss, 249 (tomado de Dóring, 1987, p. 17).

En febrero de 1974, solamente en 34 circunscripciones se produjo

una competencia bipartidista (conservadores y laboristas). Desde

1983 compiten en todas las circunscripciones británicas (es decir, excluyendo las n o ri rían desas) un o de los partidos de alianza — los li

 berales y el s d p — con los conservadores y los laboristas. El Scottish National Party  se presenta en todas las circunscripciones electorales

escocesas desde octubre de 1974; el Plaid Cymru  desde 1970, en todaslas circunscripciones electorales de Gales.

Además, desde 1974, los conservadores y los laboristas alcanzaron ju ntos y por elección sólo alrededor del 75% de los votos, aunquenunca p ud ieron reu nir m enos del 93% de los escaños parlamentarios.Desde 1945 hasta 1970, el prom edio de votos de am bos partidos ju n

tos permaneció aún acerca del 91%. A pesar de que la composición

de la Cámara de los Comunes hasta 1992 refleja, apare ntem ente, un a

competencia bipartidista, se erosionó la cantidad de los votos conjuntos de los conservadores y laboristas de form a considerable.

C u a d r o   22 . Porcentajes de votos y escaños conjuntos de conservadores 

 y laboristas en Gran Bretaña entre 1945-1992

¡945 1950 1 951 1955 1959 1964 1966 1970 1974 1974 1979  I9H3 198  7 1992

Feb. Oct.

Porcentaje de votos conjuntos

88 90 97 96 93 88 90 89 75 75 81 70 73 76

Porcentaje de escaños95 98 99 99

conjuntos99 99 98 98 94 94 96 93 93 93

 Nota: los porcentajes están redondeados.Fuente: Butler,  Bntish PoltiicalFacts,  Londres, 1986, pp. 226 ss  (tomados de Dóring, 1987, p. 17).

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170 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

También se debilitó la estabilidad del gobierno debido a que las ma-yorías se redujeron en 1974. Con una ventaja de cuatro escaños, tras

las elecciones de febrero de 1974, los laboristas obtuvieron (con 301escaños) solamente la mayoría relativa. En las elecciones de octubrede 1974, obtuvieron un escaso margen de mayoría de escaños en laCámara de los Comunes, mayoría que, sin embargo, perdieron en laselecciones secundarias. Mientras que, también en 1979, la mayoría

 parlamenta ria de los conservadores, con 43 escaños, quedó por deba- jo deí habitual efecto de la mayoría relativa, en 1983 y 1987 los conser-vadores lograron asegurarse una mayoría estable con 144 y 102 es-

caños, respectivamente. Los resultados electorales de 1983 y 1987 no

deberían hacer olvidar que los cambios en la estructura geográfica

electoral de Gran Bretaña minan, en forma creciente, la capacidaddel sistema electoral de asegurar la mayoría parlamentaria a un par-tido. Esa capacidad depende también de la medida en la que el sis-tema electoral favorece al partido más fuerte en votos frente al segun-

do partido más fuerte. Mientras que en las elecciones de 1931 hasta

1970 fue válido el modelo de la regla del cubo (véase “Sesgo”, p. 80),según la cual en el sistema bipartidista británico en una relación devotos de los partidos más fuerte A:B, los escaños se asignan en unarelación aproximada de A3:B3, en elecciones posteriores este modelo

fracasó. En los años setenta, la distribución de escaños correspondió,más bien, a una relación de A2: B2.

En los años ochenta disminuyó aún más la ventaja relativa del par-tido más fuerte en votos frente al segundo partido más fuerte acercán-dose a cero. La razón de ese desarrollo radica en los cambios en lageografía electoral de Gran Bretaña y con ello también en el número

decreciente de los marginal seats  (véase Curtice/Steed, 1986; Butler,1988; Butler/Kavanagh, 1988). Por ello, desde 1984, el partido másfuerte en votos necesitaba, para obtener una mayoría absoluta de esca-

ños, una ventaja considerable en los votos. Al mismo tiempo, se redu-cía la cantidad de votos conjunta de los conservadores y laboristas, yuna tercera fuerza política suprarregional adquiría así fuerza en Gran

Bretaña: los liberales, o (desde 1983) la a ianza electoral de liberales yel s d p , la denominada  Aliance;  sin embargo, la Alianza no ha tenidoéxito en manejar el efecto desproporcional del sistema electoral en perjuicio de terceros partidos con electorado geográficamente disper-so (véase cuadro 23). No por último se fusionaron por eso, en 1988,

los liberales y el s d p   en el s l d p   (separándose una pequeña parte del

s d p ) .

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 171

C u a d r o   23 . Elecciones a la Cámara de los Comunes británica 

entre 1945-1992*2

Comer. Lab. ÍUb./snr   .s.v/j PUñd otrosCyrnru

a b a b a b a b a b a b

1945 39.8 33.3 47.8 61.4 9.0 1.9 2.8 3.4

1950 43.5 47.7 46.1 50.4 9.1 1.4 1.3 0.5

1951 48.0 51.4 48.8 47.2 2.5   1.0 0.7 0.5

1955 49.7 54.6 46.4 44.0 2.7 0.9 1.2 0.5

1959 49.4 57.9 43.8 40.9 5.9 0.9 0.8 0.2

1964 43.4 48.2 44.1 50.3 11.2 1.4 1.3   0.0

1966 41.9 40.2 47.9 57.6 8.5 1.9 1.2 0.3

1970 46.4 52.4 43.0 45.6 7.5 0.9 3.2 1.1

1974 /t 37.9 46.8 37.1 47.4 19.3 2.2 5.7 3.6

1974/11 35.8 43.6 39.2 50.2 18.3 2.0 2.9 1,7 0.6 0.5 3.2 1.9

1979 43.9 53,4 36.9 42.4 13.8 1.7 1.6 0.3 0.4 0.3 3.4 1.9

1983 42.4 61.1 27.6 32.1 25.4a 3.5r  1.1 0.3 0.4 0.3 3.1 2.6

1987 42.0 58.3 30.7 34.8 22.4 3.4C 1.4 0.5 0.4 0.5 3.1 2.6

1992 41.9 51.6 34.4 41.6 17.8 3.1 0.5 0.6 2.6

a = votos en porcentajes; b = porcentaje de escaños; c = porcentajes de votos (o sea escaños) para liberales y sen.

Fuentes: Norton, 1984, pp. 88 Me Lean, 1988, p. 63.

 Debate y perspectivas soleré reforma

El sistema electoral se ha convertido en una cuestión de discusión

 política, mantenida por los liberales, socialdemocratas y también por

grupos dentro de los dos partidos más grandes. La crítica a la mayoríarelativa en circunscripciones uninominales se basa en los puntos si-guientes:

/. Más del 25% de los electores no da su voto a ninguno de los dos partidos grandes. La exclusión de este 25% del electorado, a

causa del sistema electoral, va más allá de los límites tolerables para una representación “honesta”, aunque ésta no sea el crite-

rio más importante.2. Por otro lado, un sistema electoral democrático debe evitar quela mayoría del electorado sea gobernada por una minoría mejor

organizada. Cuando menos 40% de los electores (es decir, el29% de las personas con derecho de sufragio) puede imponerse

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172 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

frente al restante 60% y más. Esto no solamente supone una distorsión de la representación, sino también un problema de derechos civiles elementales.

3.  El sistema electoral británico favorece a los terceros partidos regionalmente concentrados. Así, por ejemplo, el Plaid Cymru, cuyoelectorado está fuertem ente concern rado en Gales, logró en 1987el 0.5% de los escaños con el 0.4% de los votos, mientras que la

 Aliance,  cuyo electorado está disperso por toda Gran Bretaña, lo

gró sólo el 3.4% de los escaños a pesar de haber alcanzado el22.4% de los votos. Por lo tanto, el sistema electoral tiene un efecto regionalista.

4.  La estabilidad del gob ierno es más aparen te que real. Desde 1945

ha sido necesario convocar tres veces a nuevas elecciones en un plazo m enor de 18 meses.

Además, la estructura geográfica-electoral de Gran Bretaña va

minando en form a creciente la capacidad de constituir mayoríasdel sistema electoral: sin duda, se benefician considerablemente

del efecto desproporcional del sistema electoral los conservadores y laboristas a costa de los pequeños partidos, con elec toradosgeográficamente dispersos, pero el partido más fuerte tiene sola

m ente una ventaja m oderada frente al segundo partido más fuerte. Asociado al fortalecimiento de la Alianza Liberal/sDP (desde

1988 s l d p ) aum enta el peligro de un hungparliamenL5.  El sistema electoral estimula a la oposición a form ular una políti

ca alternativa que combata al gobierno, si no en todos sus puntos, po r lo menos en los más importantes.

Cuando la oposición accede al gobierno, cambia la política del país. Esa tradición ha conducido a una notable inestabilidad y

además muestra la tendencia a favorecer a los sectores más radicales de los dos grandes partidos.

Sin embargo, el hecho de que los conservadores gobiernen

aho ra ya durante cuatro periodos legislativos consecutivos disminuye considerab lem ente el valor de esta crítica.

6.  El descontento con el sistema electoral es generalizado. Uno decada cuatro electores no vota por los partidos favorecidos por elsistema electoral. U na encuesta demoscópica muestra que más del

60% de los encuestados se pronunció po r un resultado electoral

de carácter proporcional, una vez que se les expuso el resultadoen escaños que se alcanzaría con representación proporcional.

La propuesta de reform a del Partido Liberal y de la  Electoral Reform 

Society consiste en el voto único transferible (single transferable vote)  (véa-

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F i g u r a   7 .  Estructura regional de la competencia departidos británicos en 1987 (en comparación con 1983)

Escocia

Conservadores

Laboristas

s d p/ Liberales

 Nac. & otros

Irlanda del NorteUnionistas (en gra l): 13(-2)

SDl.P 3 (+2)

Provisional 4 (+0)

Sinn Fein

Eire

10 (-11)

50 (+9)

9 (+1)3 (+1) SNP

Gales

Conservadores

Laboristas

s d p / Liberales

 Nac. & otros

Inglaterra (Norte)

Conservadores 63 (-5)

Laboristas 96 (+5)

SDP/Liberales 4 (-2)

Inglaterra (Centro)

Conservadores

Laboristas

SDP/Liberales

8 (-6)

24 (+4)

3 (+1)3 (+1) PC

Inglaterra (Sur)

Conservadores

Laboristas

SDP/Liberales

86 ( -2)

34 (+3)

(- 1)

209 (+3)

25 (-3)

6

Fuente: Butler-Kavanagh, 1988. p. 284.

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174 SISTEMAS ELECTORAl.ES INDIVIDUALES

se “Irlanda”, p. 230). La Hansard Societyfor Parliamentary Government  favorece la representación proporcional personalizada, sin embargo, enuna versión que no coincide con el modelo de Alemania. Junto a los480 escaños de asignación directa y po r c ircunscripción deberán asignarse 160 escaños complementarios según la fórmula proporcional(sistema segmentado). Sin embargo, algunas iniciativas de reformasfracasaron. Un cambio del sistema electoral, hasta ahora (1994), contradice los propios intereses de los conservadores y laboristas, cuyas

 posibilidades de form ar gobie rno depende decisivamente del efectodesproporcional del sistema electoral: después de la segunda GuerraMundial, ningún partido en Gran Bretaña ha logrado más del 50% delos votos; todas las mayorías parlamentarias, sin excepción, fueron

manufactured majorities (véase “Sistema electoral y formación de mayorías”, pp. 357 ss).  Hasta ahora, la representación proporcional no ha podido im ponerse, ni siquiera en las elecciones al Parlamento Euro peo, ni en las asambleas regionales propuestas en Escocia y Gales. Como traba actúa el argumento de thin end of the wedge.  “Si la r p  es aceptada en algún lugar, pronto habrá de ser aceptada en todas partes”(Butler, 1988, p. Íl).

Pero las fuerzas que abogan por un a reform a electoral deberían entonces tomar impulso cuando, a pesar de un considerable efecto des

 proporc ional del sistema de mayoría relativa en circunscripciones uni-nominales, realmente no se produce una mayoría de partido en laCám ara de los Com unes. En este caso, el sistema electoral deb ería entrar en contradicción con la concepción británica de democracia, lacual se expresa en el principio de majority rule.

F r a n c l x

( s i s t e m a   d e   r e p r e s e n t a c i ó n   p o r    m a t o  r í a   a b s o l u t a )

Entre las democracias occidentales, Francia es el ejemplo clásico donde el sistema electoral se ha empleado sin reparo alguno como un instrum ento más en la lucha política. De aquí que h a sido objeto de grannúmero de cambios desde 1848 (véase cuadro 24). Cabe resaltar nosolamente el cambio entre los sistemas de representación por mayoríay de representación proporcional, sino también las transformaciones

dentro de los tipos fundam entales de sistema electoral.

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C u a d r o   2 4 . Francia: sistemas electorales entre 1848-1986 

 Año Sistema electoral

 Distribución 

circunscripciones núm. vueltas (V).

 H = habitantes/escaño

Forma de la lista. 

Cuota electoral (C.E.) 

Procedimiento de adjudicación

1848 Mayoría relativa Circunscripción plurinorninal,distinto tamaño; 40 000 H.

Voto plural, lista abierta, CE:

2 000 votos; 1849: un a 8a par te

de los votos válidos; 1850: una4- parte,

1852 Mayoría abso luta

(sist. román.)Circunscripción uninorninal,

2V; 35 000 II.

Sin listas. Voto único.

1870/

1871Mayoría relativa Circunscripción plurinorninal,

distinto tamaño; 40 000 II.

Voto plural; lista abierta, CE: como en 1849.

1873 Mayoría abso luta(sist. román.)

Circunscripción plurinorninal,

2V; 40 000 I I.

Voto plural; sin listas; CE: una 4~  par te votos válidos de los electores inscritos.

1875 Mayoría absolu ta(sist. román.)

Circunscripción uninorninal,

2V; 100000 H.

Voto único; sin listas; CE: comoen 1873; candidaturas múlti

 ples.

1885 Mayoría ab soluta Circunscripción plurinorninal,

2V; 70000 H.

Voto plural; lista abierta; CE: co

mo en 1873.

1889 Mayoría absolu ta

(sist. román.)

Como en 1875. Como en 1875; prohibieión de

candidaturas múltiples.

1919 Sistema electora l constitutivo demayorías.

Circunscripción plurinorninal;

75000 II.

Voto plural; lista abierta; escruti

nio en tres etapas: 1, inayo. abs.;

2, cociente electoral; 3, promedio más alto.

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C u a d r o   24 . Francia: sistemas electorales entre 1848-1986 (cont.)

 Año

1927

1945

1946

1951

1 9 5 8

Sistema electoral

Mayoría absoluta

(sist. román.)

Representación proporcional

Representación proporcional

Doble: proporcional en la regiónde París; resto de Francia: mayoría abs. con listas y sustituü-vamenie: Representación pro

 porcional.

Mayoría absoluta(sist. román.)

 Distribución circu nscripáones núm. vueltas (V).

 H  = habitantes/escaño

Circunscripción uninominal;

2V.

Circunscripción plurinominal;100000 H.

Como en 1945.

Circunscripción plurinominal.

Circunscripción uninominal;2V.

Forma de la lista.Cuota electoral (C.E.)

Procedimiento de adjudicación

Voto único; sin listas; CE: como

en 1873.

Voto único; lista cerrada y bloqueada, cociente electoral; escaños restantes; método del promedio más alto.

Lista cerrada y no bloqueada; método del promedio más alto.

Voto único; lista abierta; fuera dela región de París, emparentamiento de listas; región de París, proced. cociente el resto

Francia (sust.): método del promedio más alto; barrera del 5%.

Voto único; CE: como en 1873; partidp. en 2a vuelta sólo con5% votos válidos en Ia vuelta;1966: 10% referido al núm. deelectores inscritos.

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 Año Sistema electoral

1985 Representación proporcional

1986 Mayoría absoluta

(sist. román.)

 Distribución circunscripciones 

núm. vueltas (V).

 H  = habitantes/escaño

Circunscripción p lurinominal;108000 H.

For ma de la lista.

Cuota electoral (C.E.)

Procedimiento de adjudicación

Lista cerrada y bloqueada; cociente electoral; escaños restantesmétodo mayor promedio; ba

rrera del 5% en la circunscripción,

Como en 1958 (nueva distribu- Com o en 1958.

ción de circunsc.)

Fuente: Stembcrger/Vogel, 1989/i, pp. 516 ss. complem.

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178 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

Sistema de representación por mayoría absoluta bajo la III República

En el marco del sistema de mayoría absoiuta, el problem a político más

agudo desde 1848 fue el de si era preferible la candidatura personal(sistema uninominal) o la de lista. Debido a la segunda vuelta, no so-metida a ningún tipo de requisito, el ipo fundam ental de sistemaelectoral se correspondía con los deseos de los partidos políticos enaquel entonces muy poco organizados y, asimismo, con las condicio-nes de la estructura francesa de partidos políticos. La fragmentación

de cada una de las tendencias políticas, a menudo debido a motivos personales, de antipatía o sim patía hacia uno y otro político, convertía

en acep table un sistema electoral que, si pe nía de manifiesto la fuerza

de los grupos respectivos en la primera melta, no por ello dete rm ina- ba ya la composición del parlamento.

El tipo de candidatura, nominal o de lista, era una cuestión que de-cidía la mayoría de la cámara según fuera la situación política concre-

ta. Como el sistema de lista exige alianzas más estrechas entre los par-

tidos que la candidatura personal, tanto los republicanos como losmonarquistas, la izquierda y la derecha, tomaban partido por un siste-ma o el otro, según su propia capacidad de alianza.

A largo plazo, sin embargo, el sistema uninominal favorecía a la iz-

quierda, puesto que, con excepción del periodo de la III República, laizquierda siempre ha tenido más dificultades en conformar listas co-munes, hecho que sigue vigente en Francia hasta el día de hoy. Porfraccionados que aparecieran los partidos en la primera vuelta, en lasegunda tanto éstos como los electores se sometían a la disciplina deapoyar al candidato de su tendencia que hubiera obtenido mayor

número de votos. Esta actitud, especialmente marcada en los partidosde izquierda, la discipline republicaine,  llevó a que los electores no si-

guieran apoyando a los candidatos por los que habían votado en 3a prim era vuelta, aunque éstos mantuviesen su candidatu ra, incluso se podía comprobar que a m enudo la participación electoral era mayor

en la segunda vuelta que en la primera.A comienzos de los años ochenta, el republicano Cambetta creía que

el sistema uninominal era responsable de que se hubiera roto la ma-yoría republicana en la cámara de los diputados y de que la extrema

izquierda predom inara sobre los republicanos moderados. Con la can-

didatura de lista, Gambetta creía que conseguiría un fortalecimiento

de la organización y disciplina de los partidos y una reducción de laexcesiva vinculación de los diputados con sus circunscripciones. El cál-culo táctico de Gambetta era presentar su cand idatura en varios depar-tamentos en elecciones con candidatura de lista, a fin de imponerse

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S IS T E M A S E L E C T O R A L E S I N D IV I D U A L E S 179

como jefe de un gran partido republicano que garantizara un gobier

no estable bajo su liderazgo. Sin embargo, el senado hizo fracasar sureform a del sistema electoral. Cuando, al cabo de algunos años (tras la

muerte de Gambetta), los republicanos también se impusieron en el senado con el sistema de listas por departam entos, se celebraron eleccio

nes sólo una vez, en 1885, con este sistema. Gracias al sistema de listas,

unido a la candidatura múltiple en diversas circunscripciones, el antiguo ministro republicano de defensa, Boulanger, consiguió convertiralgunas elecciones secundarias en 1888 y 1889 en plebiscitos sobre su

 persona (véase Charnay, 1964, pp. 93 ís ). A fin de com batir el an tipar

lamentarismo y antirrepublicanismo boulangista, la mayoría parlamentaria republicana recurrió en 1889 al sistema uninominal, que excluía la cand idatu ra múltiple.

 El sistema electoral: fórmula para el poder 

También en el contexto de la representación proporcional, con la quese experim entó po r prim era vez en 1919 (véase cuadro 18), se intentóorientar la representación política con medios de sistemática elec

toral. Esta tendencia culminó en la Ley electoral de 1951, cuando setrató de reducir el número de escaños de los comunistas y los gaullis-

tas al promulgar una normativa especial de legislación electoral paralos dos depar tam entos de París, Seine y Seine-et-Oise, do nde domina ban estos dos partidos, contrarios al sistema de la IV República.

Los partidos podían establecer coaliciones electorales a excepción

de estos dos departam entos. Si una lista o unión de listas ob ten ía la ma-voría absoluta en un departamento, se le atribuía la totalidad de losescaños. A su vez, de ntro de las un iones de listas, el reparto de escaños

se hacía según la fórmula proporciona l con un cóm puto basado en elmayor promedio. Sí ninguna lista o unión de listas conseguía la mayo

ría absoluta, los escaños se distribuían según la fórmula proporcional

y de acuerdo con el método del mayor promedio. Esta forma de con

versión de votos en escaños beneficiaba a los partidos y uniones de listas mayores. Al mismo tiempo, la ley preveía una barrera legal de 5%. El elector no solamente podía cambiar el orden de sucesión de los

candidatos en una lista, sino también hacer  panachage,  aunque estos

cambios sólo podían tomarse en consideración cuando por lo menosla mitad del electorado hub iera hecho uso de este derecho.En ambos departamentos de París se prescribía la representación

 proporc ional sin prima a la mayoría y sin uniones de lista; se permitía ,

sin embargo, el  panachage  y la emisión de votos preferenciales. El

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18 0 S I S T E MA S E L E C T O R A L E S I N D I V I D U A L E S

cóm puto de los votos se hacía por el procedim iento del cociente electo-

ral y el método del resto mayor, que favorece a los partidos pequeños.En las elecciones de 1951 este sistema electoral obtuvo el éxito de-

seado por sus partidarios. Las uniones de listas de los partidos de coa-lición obtuvieron la prima a la mayoría en 38 circunscripciones. Pero

también el procedim iento de cómputo diferenciado produjo los efec-

tos que se habían previsto. Como puede verse en el cuadro 25, en lazona de París se pudo evitar una ventaja excesivamente grande de losdos partidos mayores, mientras que en el campo, por el contrario, elgrup o con el número mayor de votos, los compon entes de la coalición pudie ron aum enta r considerablemente el porcenta je de escaños.

C u a d r o  25. Francia: votos y escaños en las elecciones de 1951 a la Asamblea  Nacional, diferenciados según el sistema electoral empleado

 Región de París  Resto de Francia

Votos en %  Escaños

 Escaños en %

Votos en %  Escaños

 Escaños en %

RPF 27.9 22 29.3 20.7 82 17.5

Moderados 7.5 4 5.3 15.2 83 17.7Radicales 11.1 8 10.7 9.7 69 14.7MRP 7.6 8 10.7 13.4 74 15.8Socialistas 10.2 8 10.7 15.3 86 18.3Comunistas 32.1 25 33.3 24.8 75 16.0Otros 3.8  — —  1.0  —   — 

Total 100.0 75 100.0 100.0 469 100.0

Fuente: Campbell, 1965, p, 121.

En conjunto, los comunistas consiguieron el 25.9% y los gaullistasel 21.7% de los votos y únicamente el 17.8% y 19.6% de los escaños res- pectivamente. Los comunistas fueron los más perjudicados por el sis-tema electoral: para conseguir un escaño necesitaron 52 129 votos, los

gaullistas sólo 38556 y los otros partidos únicam ente en tre 24 500 y30500. Entre los partidos de coalición, los que más se beneficiarondel sistema electoral fueron los moderados y los radicales.

El fraccionamiento paulatino del movimiento de la Unión delPueblo Francés, cada vez más absorbido por los radicales, y la dismi-nución de la amenaza de la de recha condujeron, sin embargo, a la rup-

tura de la coalición de la troisiéme forcé . Los socialistas pasaron a la

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES IS I

oposición durante una temporada, mientras que solamente un sectorde los gaullistas apoyó al gobierno. Con todo, en las elecciones de1956, el éxito que tuvo el pujadismo, un movimiento fascista autori

tario, especialmente fuerte entre la pequeña burguesía, mostró que eldescontento de la población con el sistema de gobierno de la ÍV Re pública y con los partidos políticos seguía siendo grande.

Si se prescinde de los cambios de partidos en la derecha, el resultado de las elecciones de 1956, desde el punto de vista de los votos, difiere escasamente del de 1951. Por el contrario, hubo grandes cambiosen la distribución de escaños, como lo muestra la figura 8. Habiendoobten ido el mismo porcen taje de votos que en 1951, los comunistas alcanzaron ahora el 26.7% de los escaños, en lugar del 17.8%. La razón

de este cambio fue que los partidos del cen tro no form aron uniones delista en todas las circunscripciones, como en 1951, con lo que sólo alcanzaron la mayoría absoluta y prima a la mayoría en diez circunscripciones. El resultado electoral de 1956 mostró la gran ventaja que ofrecía el sistema electoral a las coaliciones electorales y la pérdida deescaños que sufrió el cen tro debido a su fraccionamiento.

Este p un to de vista de la cercanía o le janía ideológicas y políticas y,en consecuencia, de la capacidad de alianza de los partidos, resultó decisivo para la posición adoptada por los partidos franceses en las cuestiones relativas al sistema electoral, posición que, excepto en el caso delos gaullistas, fue siempre táctica y no de principios (véase  Le Monde, 19.12.1976).

Catando los radicales, los radie al socialistas y los socialistas se unieron en 1927 e implantaron nuevamente para las elecciones del año siguiente el sistema de mayoría absoluta en circunscripciones uninomi-nales, los socialistas estaban defendiendo un sistema electoral contrael que antaño habían combatido enérgicamente. Una vez establecidos

los comunistas como extrema izquierda, creció notablemente el interés de los socialistas en formar coaliciones electorales con la izquierda burguesa, que, en caso de darse una reform a electoral, podrían frenara los comunistas, si no en votos, por lo menos en escaños. La candidatura uninominal, po r lo demás, perm itía que se pudiera llegar a acuerdos entre los candidatos en las circunscripciones. Los resultados electorales de 1928 mostraron que se trataba de un cálculo exacto. Loscomunistas obtuvieron el 11.4% de los votos y solamente el 2,4% delos escaños. Los partidos de izquierda, que habían implantado el cam bio del sistema electoral, resultaron menos favorecidos que la derechay el centro-derecha. Los comunistas no retiraron a sus candidatos enla segunda vuelta. También tuvo gran importancia el hecho de que,en las circunscripciones donde un candidato radical había renuncia-

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   P  o  r  c  e  n   t  a   j  e

   P  o  r

  c  e  n   t  a   j  e

F i g u r a   8 . Francia: votos y escaños (en %) en tas elecciones a la Asamblea Nacional en 1951 y 1956 (sin fracciones)

vado res y otros

30  — 

Puja distas Social-repu- Conser- MRP Radicales Socialistas Comunistasy extrema Micanos vado res

de recita

Fuente: tomado de Sterberger/Vogel 1969/1, p. 494.

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S I S T E MA S E L E C T O R A L E S I N D I V I D U A L E S   183

cío en favor de un socialista, el electorado radical no votaba al can

didato socialista en la segunda vuelta, sino al de la derecha o del cen

tro-derecha. Estos grupos, que se habían pronunciado contra el cam

 bio del sistema electoral, se benefic iaron sobre todo de la candidatu ranominal, ya que supieron adaptarse de hecho a las condiciones del sis

tema electoral y, creando una comisión nacional interpartidista,únicamente nombraban un candidato en cada circunscripción en lassegundas vueltas. Con el 46% de los votos en conjunto, consiguieronel 55% de los escaños.

Las dos últimas elecciones durante la III República (1932 y 1936)

(véase Sternberger/Vogel, 1969/1, p. 522) muestran en qué medidalos resultados, en aquel sistema electoral, dependían de las alianzas

electorales, especialmente del comportamiento electoral “disciplinado” en la segunda vuelta. La derecha perdió en 1932 solamente el

0.5% de los votos, pero sufrió una merma del 11.6% de los escaños.

Cuatro años más tarde, los partidos de izquierda constituyeron unfrente popular que con el 57% de los votos obtuvo el 64% de los escaños. Por vez prim era pudieron los socialistas conseguir un po rcenta

 je superio r de escaños al de votos. La evolución de la relación entre

votos y escaños conseguidos por el Partido Comunista muestra con

gran claridad la influencia decisiva que ejerce el comportamiento táctico-electoral del partido en el sistema de mayoría absoluta. Siendo elsistema el mismo, el Partido Comunista obtuvo resultados muy distintos en la relación votos-escaños debido a una práctica de alianzas diversificada: en 1928, con el 11.4% de los votos, el 2.4% de los escaños;

en 1932, con el 8.4% de los votos, el 1.9% de los escaños, y en 1936,

con el 15.7% de los votos, el 11.7% de los escaños.

 El sistema de mayoría absoluta en la V República

En 1958 se impuso de nuevo el sistema de mayoría absoluta, y única

mente los republicanos populares y los comunistas eran contrarios aeste sistema. Tras el segundo episodio de represen tación proporcional

 prevalecían tres objetivos: quebrar el predom inio de los partidos,

conseguir mayorías claras y disminuir la representación comunista. La

cuestión de votar por persona (sistema uninominal) o por lista continuaba siendo controvertida. La mayoría de los gaullistas se pronunciaba en favor de un sistema de lista debido a que las coalicioneselectorales en la segunda vuelta tienen un carácter más sólido que loscompromisos individuales en las circunscripciones unipersonales. Se

reparó, sin embargo, en que los socialistas, que aún apoyaban a De

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184 S IS T E M A S E L E C T O R A L E S I N D I V I D U A L E S

Gaulle en 1958, al no tener posibilidades de acuerdos electorales conla derecha o con la izquierda, se disgregarían. Como las encuestas deopinión mostraban que la mayoría abrumadora de la población

francesa optaba por un sistema uninominal, De Gaulle se decidió porimplantar el sistema de mayoría absoluta en circunscripciones uni-

nominales, con modificaciones importantes en relación con el sistemaelectoral francés tradicional. A la segunda vuelta únicamente podíanconcurrir aquellos candidatos que hubieran conseguido al menos el5% de los votos válidos emitidos. Esta limitación de la candidatura enla segunda vuelta fue elevada al 10% en 1966. Por lo demás, el porcentaje se calculaba sobre la cifra de población con derecho de votoen la circunscripción.

F ig u r a  9. Francia: Votos y escaños del Partido Comunista Francés

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S IS T E M A S E L E C T O R A L E S INDIVIDUALES   185

Un elemento importante en las inégalités de representaron,  prover biales en Francia, es la m anipulación de la distribución de circunscripciones que, a diferencia de las deformaciones determinadas por el

comportamiento, como las coaliciones electorales, se ha de considerar como una deformación de la representación política, condicio

nada estructuralmente (véase Criddle, p. 157). Cuando se realizó ladistribución de circunscripciones en virtud de la ley electoral de 1927,se establecieron circunscripciones seguras para los diputados de lacoalición electoral que había impuesto la reforma. La consecuencia

de esta pauta arbitraria fue que aparecieron diferencias considerablesen las circunscripciones: la circunscripción más pequeña tenía 22 338habitantes y la mayor, 137 718. En conjunto, las zonas agrícolas apare

cían sobrerrepresentadas en relación con las urbanas, especialmentecon aquellas que tenían una fuerte proporción de población obrera.

La línea orientadora de la distribución de circunscripciones bajo laIII República era la creación de bastiones electorales.

Durante la V República se renunció a esta concepción en favor dela mezcla y de la neutralización del potencial electoral de la oposición. La distribución de circunscripciones electorales se hizo, sobretodo, en perjuicio del Partido Comunista que era el único que se op u

so de modo resuelto al retorno de De Gaulle al poder. Allí donde nose podía conseguir la mezcla de las zonas rurales y urbanas, con el fin

de neutralizar los votos comunistas, esto es, en las grandes zonas industriales, se mantuvieron los bastiones electorales como método dedelimitación. La sobrerrepresentación de las zonas agrícolas quedabaya asegurada por el mero hecho de que cada departamento tenía, como mínimo, dos escaños. Los cuatro departamentos más pequeños

(Lozére, Hautes-Aipes, Basses-Alpes y Belfort) consiguieron, de este

modo, una sobrerrepresentación de aproximadamente 100%. Las di

ferencias en la representación por departamento aumentaron en laselecciones siguientes debido a que la clave utilizada para la distribución no se adaptó al desarrollo demográfico de los departamentos. En

las elecciones de 1973, 30 circunscripciones tenían un electorado ins

crito de más de 90000 personas, y 12 tenían más de 100000. Por elcontrario, otros 26 departamentos tenían menos de 40000 electores.Todas estas circunscripciones, sin embargo, estaban representadas

 por un diputado. En una circunscripción, un candidato podía con

seguir el escaño con 9250 votos, mientras que en otra, el candidatovictorioso había de ob ten er más de 60 000 votos. Esta desigualdad,que es de carácter fundam entalm ente geográfico, contenía, asimismo,un sesgo político en favor de los gaullistas. Mientras que el 53% de lascircunscripciones ganadas por los comunistas se encontraba por enci-

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186 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

m a d e l p r o m e d i o n a c i o n a l e n c u a n t o a la c if r a d e e l e c t o r e s p o r c ir -

c u n s c r i p c i ó n , y n e c e s i ta b a n e n 1 97 3, p o r té r m i n o m e d i o , 6 5 1 00 v o to s

 p o r e s c a ñ o , e l p o r c e n ta je d e c i r c u n s c r ip c io n e s g r a n d e s o b te n id a s p o r

lo s g a u l lis ta s e r a d e l 4 2 % .

C u a d r o   26 .  Efectos de la representación por mayoría absoluta en la VRepública (elecciones entre 1958-1988)

Cantidad de votos por escaño

 Elección Gaullistas Socialistas Comunistas

1958 21 253 80 370 387 0181962 25 421 35 957 100 262

1967 36 713 36 825 69 9321968 29 461 64 635 134 3881973 30 796 47 013 68 855

1978 43 665 62 633 68 2601981 63 027 33 808 92 3991988 37 195 33 722 111 671

Fuente: Tomado de Menyesch. D./Utenvedde. H: 1983, p 178; Mackie, T. T./Rose, R., 1991, p. L52.

Las distorsiones estructural mente condicionadas de la representación

 política se fortalecían con ciertos factores específicos de com porta-miento que, en parte, ya hem os exam inado más arriba y cuyas conse-cuencias en las elecciones de 1958 a 1981 expondremos a continua-

ción. Si, en la época de 1877 a 1914, el porcentaje de casos en los que

un candidato alcanzaba la mayoría exigida en la primera vuelta era, por térm ino medio, del 70% (véase Sternberger/V ogel, 1969/1, p.531), en la V República no pasa del 20%. La segunda vuelta, por lo

tanto, se ha convertido en el verdadero comido, en el que no sola-mente se realiza la votación decisiva ampliada entre los candidatos

que han pasado la primera vuelta, sino que se decide el resultado elec-

toral a escala nacional. En la segunda vuelta, además y una vez que seha revelado la fortaleza numérica de cada u no de los candidatos, todode pen de de los compromisos v alianzas de los partidos, así como de ladisciplina del electorado del partido.

En la situación de decisión, ante la que se en cuen tra el elector en lasegunda vuelta, se ha producido un cam bio fundam ental en la estrate-gia de los partidos durante los años sesenta. Mientras que en las elec-ciones de 1958 la inmensa mayoría de los casos podía considerarsecomo m ultipolar (es decir, que se presentaban más de dos candidatos),

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188 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

ción de decisión bipolar. Mientras que, por término medio, los can

didatos socialistas pudieron ganar el escaño en un 57.7% de los casos

frente a los candidatos gaullistas, los comunistas sólo pudieron con

seguirlo en una media de 33.4% de los casos. Expresado en categoríasde la representación de partidos políticos, esto quie re decir que en vir

tud de la superior disciplina de su electorado el Partido Comunista damás al socialista de lo que recibe de éste. Desde el punto de vista de lasconsideraciones de la mayoría parlamentaria, este sesgo específico delcomportamiento en perjuicio de los comunistas lleva a la conclusión

de que las posibilidades que tienen los partidos de izquierda de alcanzar la mayoría parlamentaria aumentan en la medida en que los socialistas consiguen sobrepasar a los comunistas dentro de la alianza de la

izquierda.

Semejante acontecer, tal vez suficiente por sí mismo para estimular a los

votantes del Centro en la segun da vuelta —o en la primera— a apoyar a la

izquierda, bien podría introducir una deformación en favor de la izquierda, sobre todo si el grueso de los candidatos de izquierda en la segunda

vuelta fueran socialistas y no comunistas (Criddle, 1975, p. 179).

 Las reformas electorales de 1985 y 1986:

¿flexibilización del sistema bipolar de partidos!

El manejo de la mayoría absoluta por la mayoría de derecha en venta ja propia , fundamentó las demandas de los partidos de izquierda para

la implantación de la representación proporcional, la cual era pro

 pugnada entre otros casos en su Programa Común de 1971. La pers pectiva de que el sistema electoral vigente, bajo la modificación de las

relaciones de fuerza según los votos, podría repercutir, sin embargo, en beneficio de los partidos de izquierda, ha hecho que tanto políticos

conservadores como publicistas propugnaran también la representación proporcional. Entre otros autores, Maurice Duverger abogabaen  Le Monde  (diciembre de 1976) por una reforma electoral basada en

razones de carácter político-constitucionales, ya que se trataba deevitar una polarización cuyo resultado únicamente podía ser un enfrentamiento entre el presidente de la república y la mayoría par

lamentaria, en el caso de que la alianza de izquierda ganase las elecciones. Contra esto, los gaullistas ortodoxos hicieron del sistema demayoría absoluta un principio fundamental del gaullismo y de laV República.

Después del triunfo electoral de los socialistas, en las elecciones

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C u a d r o   27.  Resultados electorales para la Asamblea Nacional según la representación  por mayoría absoluta entre 1958-1981 y 1988 

23./30 .11.1958 18./25.11.1962 5./12.3.1967 23./30.6.1968 4./11.3.1973 12./19.3.1978 14./21.6.1981 5./12.6.1988

 Electorado  27245 202 27539 698 28 539 608 28 177 914 29 723 551 35204 152 36342 827

{%)  22.8 31.3 18.9 20.0 18.8 17.2 29.5

 Abstención votos 

en %

escaños 

en %

votos 

en %

escaños 

en %

votos 

en %

escaños 

en %

votos 

en %

escaños 

en %

votos 

en %

escaños 

en %

votos 

en %

escaños 

en %

votos

en %

escaños 

en %

votos 

en %

escaños 

en %

1. Extrema izquierda 0.9 2.0 0.4 2.2 0.8 3.9   _ 3.3 0.6 3.3 0.2 1.3 - 0.4  _ 

2. Comunistas 18.9 2.1 21.9 8.6 22.5 15.3 20.0 7.0 21.3 15.0 20.6 17.5 16.2 9.0 11.3 4.7

3. Socialistas 15.7 8.6 12.7 i 14.0 19.3 24.9 16.6 12,1 17.7 18.2 22.6 20.9 54.9 48.037.5 37.6

4. Radicales de izquierda 1.4 2.5 2.1 2.0 2.9

5. Radicales 8.2 8.0 5.8 i 8.4 12.6 6.4

6. Centro 10.8 11.8 8.2 6.7 15.4 9.4 12.5 6.6 3.8 4.7 23.9 28.7 19.2 12.4 22.6

7, Republicanos [4.4] ] [8.9] [13.0] 7.0 11.1 - 18.5

8. Gaullistas 20.3 42*2 35.5 j 55.0 38.3 49.6 46.4 74.3 24.0 17.7 22.6 30.1 20.8 17.3 19.2 22.3

9. Extrema derecha - 0.4 - 9.8 0.2

10. Inde pendie ntes 24.2 27,3 13.6 6.9 [1.8]   1.0 1.0 1.0

11. Otros 1.0 - 0.3 - 2.3 - 0.6 - 8.9 3.9 4.9 0.4 4.6 2.2 3.2 -

100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

a) Abril ({‘lecciones presidencia les) 1988.Fuente: según Menyesch D ./Uterwedde H., Fiankre ich, Grundwissen I.ánde rkun dcn, 21' ed., 1983, pp. 174 s í; jesse, 1988a, p. 45.

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190 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

 parlamentarias de 1981, en las cuales alcanzaron el 54.9% de los escaños con el 37.5%, de los votos (véase cuadro 27)  pareció que la cues

tión de una reforma electoral había perdido importancia.Sin embargo, en 1985, cuando se sospechó que en las elecciones de

1986, debido a la pronosticada disminución de los votos de los socialistas, el efecto de formación de mayorías del sistema electoral favore

cería nuevamente a los partidos burgueses, se decidió introducir unsistema proporcional.

En relación con esa reforma estaban, ¡unto a las “elecciones de se

gundo orden” (comunales, elecciones secundarias, elecciones al Parlamento Europeo), en las cuales los socialistas sufrieron una pérdidadrástica de votos, también los cambios producidos dentro del sistema

de partidos francés, los cuales abarcaron tanto a la izquierda como ala derecha: por un lado, la “Union de Cauché ’ de socialistas v comunistas, llegada al poder en 1981, se rompió definitivamente en 1984,hecho que permitió a los socialistas atraer abiertamente al electorado

de orientación centrista. Con esto se abrieron perspectivas para flexi-

 bilizar la bipolaridad estricta del sistema de partidos. Por o tro lado, estas perspectivas se vieron facilitadas por la derrota del  p c f , cuyas pérdidas iban tomando dimensiones dramáticas a partir de 1978, tantogeográfica como socioestructural y demográficamente. Mientras a la

izquierda del sistema de partidos se producía una homogeneizaciónen favor de los socialistas, a la derecha del sistema, por primera vez yde manera clara y risible en las elecciones de 1984 al Parlamento Europeo, efectuadas según un sistema proporcional, apareció una tercera fuerza política con el Frente Nacional (f n )  de extrema derecha,la cual comenzó a mover el equilibrio existente en el espectro de laderecha. El sistema proporcional introducido sancionó, por un lado,la ruptura producida en la izquierda, volviendo obsoletas la segunda

vuelta y la “disciplina republicana” antes necesaria; por otro lado, erade prever que, ahora, los electores del f n  ya no estarían forzados a dar

su voto (voto útil) en la segunda vuelta al candidato de la derecha“tradicional” que aparecía con más posibilidades de éxito. La representación proporcional quitaría importantes votos a la coalición del

r pr  y u d f  y con esto po nd ría en peligro una posible mayoría absoluta.Un gobierno de la derecha depende ría de* la tolerancia o incluso de lacolaboración de la izquierda.

La crítica lanzada desde la derecha y de la izquierda contra la im

 plantación de la representación proporcional abarcaba el cálculo táctico de los socialistas y de Mitterrand, quienes, sin mayores prejuicios,habían incluido en sus cálculos, como factor, a la extrema derecha.

La crítica también se dirigía contra las consecuencias eventuales

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 191

que tendría la representación proporcional en el sistema de partidos:

así se evocó el fantasma de la IV República con su atomización del sis-tema de partidos y el impedimento de formación de claras mayorías

de gobierno. Grupos centristas pequeños, hasta ahora rígidamenteobligados a formar alianzas, podrían presentar sus propias listas;  ps   y

u d f , hasta ahora principales destinatarios en la búsqueda de alianzas,se podrían separar y dar paso a una serie de partidos pequeños. De-claraciones claras sobre los programas y las decisiones de coalición,que inevitablemente debían hacerse antes de las elecciones por la ne-cesidad de formar alianzas, podrían hacerse —ríe forma oportunis-ta— después de las elecciones, y los partidos pequeños obtendrían

como el “fiel de la balanza” un bargaining power,  que sobrepasaría laimportancia nu mérica de estos partidos.Esta crítica refleja la idea de la existencia de dos bloques ideológicos

e institucionales en la V República. Ella no tiene en cuenta que, desdecomienzos de los años setenta, en Francia también se han desarrolla-do nuevos grupos de electores con opciones políticas ideológicamen-

te poco esbozadas y variables, que se colocan en el centro del espectro

 político, posición que no existe institu cionahnente (Leggewie, 1986, pp. 50 .«). Para esta “posic ión”, hasta ahora , no se ha podido encon-

trar una respuesta ni siquiera a través de coaliciones, ya que los elec-tores de este centro han tenido que ser incorporados en el rígido

esquema bipolar existente. Sin embargo , éste es un hecho visible, des-

de el punto de vista de la sociología electoral, tanto en la derrota del partido de clases  p c f    como en el triunfo de los socialistas en 1981.

Los socialistas se sirvieron precisamente de esta reserva electoral,que luego perdieron parcialmente debido a su política, ya que los vo-

tos de estos electores no significaban la legitimación para fo rmar una

unión de izquierda ni para llevar adelante una política socialista. Fi-nalmente, la crítica contra la representación proporcional fue refuta-da, sobre todo, debido a tres factores: la concreción del sistema electo-ral, la capacidad de adaptación de los partidos y el resultado electoraldel 16 de marzo de 1986.

El nuevo sistema proporcional tuvo tres cualidades para fomentar

la formación de mayorías (Knapp, 1986, pp. 90 ss),  a las cuales se adap-

taron tanto los partidos como el electorado, según el antiguo siste-

ma de mayoría: los 577 escaños totales (antes 491) fueron asignados

exclusivamente en más de 100 circunscripciones electorales de dife-rentes tamaños (100 departamentos, la ciudad de París; territorios de

ultramar). Por cada 108000 habitantes se atribuía un escaño, cada de- partamento obtenía un mínim o de dos escaños. En la práctica casi lasdos terceras partes de todos los departamentos alcanzaron sólo en-

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192 SISTEMAS ELECTORA1.ES INDIVIDUALES

tre dos y cinco escaños. De ese modo tienen el 36.8% del total de losescaños por asignar (refiriéndose a Francia sin contar a los 22 dipu-tados de los territorios de ultramar). Por otra parte, alcanzaron sólo el14.6% de los departamentos entre 10 y más escaños; así tuvieron el 34.6%

de los diputados. Esto tuvo como consecuencia que la barrera legaldel 5% introducida —el segundo elemento para la formación de ma-yoría— realmente sólo fue efectiva en pocos departam entos. En todos

los restantes, los partidos tuvieron que ale anzar 10% y más de los votos

 para lograr un escaño. El te rcer elemento , el cual produjo un efecto

desproporcional del sistema electoral, fue el empleo del procedimien-to del cociente electoral simple para la conversión de votos en esca-

ños, con lo cual se asignaron escaños restantes según el promedio ma-

yor. Ese procedimiento favorece a los partidos más fuertes en votos en perjuicio de los partidos pequeños, con lo cual la distorsión dismi-nuye, cuando se va aumentando el tamaño de la circunscripción, esdecir, cuando se aum en ta el núm ero de los escaños por asignar (véasefigura 2). En total, la desventaja de los segundos y terceros partidosmás fuertes en cantidad de votos, así como de los otros partidos pe-queños, fue muy inferior a la ob tenida con el sistema de mayoría abso-luta (véase cuadro 28).

La adaptación de los partidos consistía en la presentación de listas

comunes y, por lo tanto, listas más grandes. Particularmente, el r pr  yel u d f  utilizaron la posibilidad de candidaturas comunes y las presen-taron en dos tercios de todos los departamentos, especialmente en los

 pequeños. En los 33 departamentos (sin los terr itorios de ultramar),en los cuales cada uno presentó una lista propia, fueron asignados 283escaños, es decir, más del 50% de la totalidad de los escaños.

En aquellas circunscripciones electorales donde el efecto despropor-cional fue considerable, en perjuicio de las listas pequeñas, la derecha

 pudo equilib rar la desventaja del sistema que tenía frente al  ps ; en lascircunscripciones electorales grandes, donde el sistema proporcional produjo todos sus efectos, las listas comunes no fueron necesarias des-

de el pu nto de vista de la sistemática electoral.A pesar de la proliferación de partidos y de candidatos (807 listas de

departamentos, casi 700 candidatos, tres fuerzas políticas nuevas a ni-vel nacional), finalmente sólo llegaron cinco partidos al parlamento.

El sistema electoral y la necesidad de adaptación ejercieron, clara-mente, un efecto “centrípeto”. El r pr / u d f  y el  ps   ganaron juntos el

84% de los escaños con el 72% de los votos y con esto fueron favoreci-dos con una sobreproporción frente al f n  y al  pg f   (véase cuadro 28).Un reto rno a la IV República no tuvo lugar, pues tampoco los partidoscentristas experimentaron una reanimación.

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 193

El cálculo político que Mitterrand y los socialistas habían relacio

nado con la introducción de la representación proporcional, en gran

 parte se realizó: las pérd idas de los socialistas se mantuvieron en un

límite, con el 31.04% de los votos lograron el 35.88% de los escaños, yse mantuvieron como el partido más fue rte en el orden nacional. Esto

ya se había manifestado en las últimas encuestas anteriores a la elección. La mayoría de la coalición de gobierno fue estrecha, dependióde los votos de algunos diputados centristas, pero no quiso entrar en

una coalición con el f n . Lo s   intentos por caracterizar al sistema pro

 porc ional de 1986 como una ruptura o como un cambio dentro del

sistema de partidos de la V República son cuestionables al analizar lacomposición del parlamento. La bipolaridad del sistema de partidos

francés no fue interrumpida.La ruptura dentro de la izquierda se había producido ya antes; la

representación proporcional sólo hizo que los socialistas pudieran di

rigir su campaña electoral en la segunda vuelta sin considerar unaalianza. Por otra parte, tal coalición perdería, de todos modos, cada

vez más importancia, en vista del continuo declive estructural del  pc f , de tal forma que la “simplificación” de la izquierda en favor de los so

cialistas es un proceso que transcurrirá independiente de los respectivos sistemas electorales, que incluso podría ser acelerado por el sis

tema electoral mayoritario. Así, la constelación actual presenta unaforma de sistema con cuatro bloques con una creciente agregacióndel electorado alrededor del centro-izquierda y del centro-derecha.Allí se observa tanto en el bloque de la derecha como en el de la izquierda, respectivamente, una dispersión de moderados y extremistas

( pc f -f n ) ; el consenso en el centro abarca cerca de tres cuartos del electorado. Entonces, en comparación con 1981, se puede hablar de un

 bipolarismo modera do que corresponde más bien a una sociedad másmoderada y más orientada hacia la obtención de consenso. La base

empírica para las reflexiones sobre el desarrollo del sistema de parti

dos francés bajo la representac ión proporciona l se deshizo, ya que enel otoño de 1986 el gobierno de Chirac retornó al tradicional sistemade mayoría. Al mismo tiempo, se realizaron cambios decisivos en ladistribución de las circunscripciones, la que desde 1958 no había sido

adaptada a los cambios demográficos y por eso, en gran medida, era

injusta (Salmón, 1986, p. 27).

La distribución de las circunscripciones electorales fue objeto de la

 perversión démographique  (Salmón, ibid),  es decir, del arbitraire. Un gru po de diputados socialistas im pugnó ante el Tribunal Constitucionalel découpage  de 47 departamentos (Le Monde 30.10.1986). Las simula

ciones hechas sobre la base de los resultados electorales de marzo de

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194 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

1986 —cuyo valor inform ativo, sin em bargo, es relativo, ya que los mis

mos sistemas electorales influyen en el comportamiento electoral— perm itieron reconocer claras ventajas de la nueva distribución de cir

cunscripciones para la coalición de gobierno —particularmente parael r p r    frente a los otros partidos, en comparación con las eleccionesde 1986. Tanto así, que los intereses que guiaron el découpagehan sidointerpretados más bien como políticos que como demográficos.

C u a d r o  28. Votos y escaños en las elecciones de 1986  

 para la Asamblea Nacional francesa según la representación proporcional

 Index

% Votos % Escaños A (Votos  = 100)

PCF 9.8 6.1 -3.7 66 p s / m r c 1 32.6 37.4 +4.8 115UDF 8.3 22.5!RPR-UDF 21.5 41.0 48.0 +7.0 117RPR  11.2 25.5 J

Diverse Droíte 3.9 2.4 -1.5 61FN 9.6 6.1 -3.5 63

1 Los datos incluyen ios votos y escaños de otras listas de la izquierda (socialistas disidentes yradicales) y de la Union de la Gauche de Martinica de donde proceden dos diputados socialistas.

Fuente: Di Virgilio, 1986, p. 136.

C u a d r o   29 .  Resultados en escaños de las elecciones a la Asamblea Nacional 

 francesa 1986 y simulación según la representación por mayoría absoluta

Partido 1981 1986 1986 Simulation1

PCF 44 35 9PS 285 2162 203Izquierda (en total) 329 251 212UD F 63 129RPR  88 148Otras derechas 11 14Derecha (en total) 162 291 358FN - 35 7

Diputados (total) 491 577 577

! Según  Liberation del 18 de marzo de 1986.2 rs + Radicales + Div. Gauch.Fuente:  Monde,  T>ossiers et Documenls”; Levy/Machin, 1986, p. 284.

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES   195

Las elecciones del 5/12 de jun io de 1988 y del 21 /28 de marzo de

1993 tuvieron el efecto habitual de! sistema por mayoría absoluta. Los partidos pequeños, a los extremos del sistema de partidos, fueron

diezmados: en 1988 los comunistas alcanzaron con el 11.3% de los votos el 4.7% de los escaños. La extrema derecha, el f n , con 9,8% de los

votos, sólo el 0.2% de los escaños. Mientras que en 1988 los socialistas perdie ron la mayoría absoluta en el Parlamento (compárese cuadro

27), ésta fue alcanzada fácilmente por la derecha (u d f / r pr ) en 1993,diezm ando así a los socialistas.

Al e ma n ia : R e pú b l ic a  d e  Weima r   

(r e pr e se n t a c ió n   pr o po r c io n a l   pu r a )

El tipo “representación proporcional pura” correspondió a la concep-tualización de representación proporcional que se había desarrollado, den tro del movimiento por la representac ión proporcional, en lasdécadas finales del siglo xix y principios del siglo xx. La prop orciona

lidad pu ra represen taba el ideal aspirado. En algunos países se organ izó, paso a paso, la relación entre votos y escaños de manera perma

nente (más) proporcional. En otros países se formó de un solo golpeel sistema electoral según las nuevas concepciones. Entre estos países

se incluye la Alemania de 1918.Más tarde, después de las primeras experiencias con la representa

ción proporcional pura, y en con junción con el análisis sobre la caída

de las democracias, el objetivo de una proporcionalidad lo más exacta posible perdió im portancia para la formación institucional de sistemas electorales. Siguiendo los criterios funcionalistas de gobiernos

 parlamentarios se han efectuado “correccio nes” en el sistema de re

 presentación proporcional. Sólo en pocos países se prosiguió eligiendo según un sistema proporcional puro. Sin embargo, a nivel de la discusión sobre sistemas electorales, la represen tación proporcional purasiguió como modelo alternativo al sistema de mayoría relativa.

En la Asamblea Nacional de Weimar apenas se discutió sobre el sis

tema electoral. Todos los partidos coincidían en que únicamente larepresentación proporcional podía p on er fin a la enorm e falsificación

de la voluntad del electorado que, durante el Imperio, se producía aconsecuencia de la distribución desigual de las circunscripciones y laque se consideraba como inherente al sistema de mayoría absoluta.La representación proporcional se veía como una manifestación lógi

camente consecuente de la democracia parlamentaria (véase Scháfer

1967, pp. 174 m).

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196 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

Unicamente Friedrich Naumann se pronunció por el sistema demayoría relativa; según él, la consecuencia del sistema proporcionalsignifica la imposibilidad del sistema parí;unentario de gobierno; el sis

tema parlamentario y la proporcionalidad se excluyen mutuamente.Con todo, los artículos 17 y 22 de la constitución preveían la representación proporcional para las elecciones legislativas nacionales, delos  Lánder  y municipales. C ontra el método D ’Hondt, en la form a enque se aplicó en 1919, habría que señalar, desde el punto de vista dellegislador constitucional, que dejaba demasiados votos restantes y que

 permitía desviaciones excesivas entre el porcenta je de votos y el de escaños, De hecho, el i j s p d  , con un porcentaje de votos del 7.6%, única

mente había obtenido el 5.2% de los escaños: por este motivo, con el

método automático y sus tres procedimientos de atribución, se implantó un método de escrutinio que se aproxima al extremo del “ideal de la

representación ‘prop orc ion ar auténtica y que emplea todos [los] votosrestantes, hasta dejar una cantidad insignificante” (Erdmannsdórfer,1931, p. 171).

 El sistema proporcional del mt'iodo automático

Lo característico del método automático es que un partido recibe unescaño al alcanzar un número determ inado de votos. En Weimar, cada

 partido recibía un escaño por cada 60 000 votos. Los votos restantes enlas 35 circunscripciones se jun tab an en u na unión de circunscripciones(2 a 3 circunscripciones) en la cual se atribuía nuevam ente un escaño

 por cada 60000 votos. En el te rcer momento de atribución, los votos

restantes, procedentes de las uniones de circunscripciones, volvían asumarse en el plano nacional. No obstante, en este último reparto de

escaños únicamente participaban las propuestas electorales centrales

del Reich de aquellos partidos que ya hubieran alcanzado un escañoen la primera o segunda distribuciones. De nuevo se atribuía un escaño cada 60000 votos, así como a todo resto superior a los 30000 votos (de aquí que no hubiera un núm ero fijo de escaños en el Reichstag).

El número de miembros del parlamento varió, correspondientemente, con la relación en tre electorado y participación en tre 459 (1920)y 647 (1933).

 Efectos de la representación proporcional pura

Si bien es cierto que con el método automático se hacía posible lamáxima con gruencia entre votos y escaños, en las elecciones al Reich-

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES   197

stag se producía una cantidad relativamente elevada de votos no em pleados que, en parte, era mayor a la que se produjo en el reparto deescaños para la Asamblea Nacional, realizado por el método D’Hondt,

Esta cantidad alcanzó su punto más alto en las elecciones de 1924/1con 1 171186 votos, y en las de 1928, con 1 548 762. Este resultado era

un a consecuencia del fraccionamiento creciente de los partidos, queno aparecía contrarrestado por el sistema proporcional, Como nohabía ninguna fuerza que obligara a la concentración y toda tendencia política —por escaso que fuera el número de sus seguidores— es

taba segura de contar con algún escaño, aumentaba de continuo tan

to la cantidad de partidos que participaban en las elecciones como la

cantidad de partidos parlamentarios. Si en las elecciones a la Asam

 blea Nacional, en 1919, 19 partidos presenta ron listas, esta cifra seelevó ya a 24 en las elecciones al prim er Reichstag en 1920, alcanzó 29

en mayo de 1924 y llegó al máximo en las elecciones de 1928 y 1932/1,

con 35 y 42 listas de partido, respectivamente. En las elecciones de

marzo de 1933, que ya se celebraron bajo la presión de los nacionalso

cialistas, tomaron parte todavía 15 partidos. A pesar del sistema pro porcional puro, la mayoría de los partidos que presentaban listas decandidatos no alcanzaba representación parlamentaria. Así, en las

elecciones de 1920, de los 24 partidos presentados, 10 consiguieronescaños; en 1924/1, de 29 “únicam ente” 12; 1924/11: de 27, 11; 1928:

de 35, 15; 1930: de 32, 15; 1932/1: de 42, 14; 1932/11: de 36, “sólo” 13.Esta situación, sin embargo, no es tan paradójica como parece. La re-

C u a d r o   30.  Resultados de las elecciones al Reichstag entre 1919 y 1933

 Año

Partid-

 pación

electoral

KPD   vspü SPli OOP Centro  RVP nvp  DNVP  MSHAP

Otros

 p a r

tidos

1 9 1 9 8 3 . 0   — 7 . 6 3 7 . 9 1 8 . 5 1 9 . 7 4 . 4 1 0 . 3   _ 1 . 6

1 9 2 0 7 9 . 2 2 . 1 1 7 . 9 2 1 . 7

 0  

 0  

1 3 . 6 4 . 4 1 3 . 9 1 5 . 1 - 4 . 0

1 9 2 4 ( m a y . ) 7 7 . 4 1 2 . 6 0 . 8 2 0 . 5 5 . 7 1 3 . 4 3 . 2 9 . 2 1 9 . 5 6 . 5 8 . 6

1 9 2 4 ( d i c . ) 7 8 . 8 9 . 0 0 . 3 2 6 . 0 6 . 3 1 3 . 6 3 . 7 1 0 . 1 2 0 . 5 3 . 0 7 . 5

1 9 2 8 7 5 . 6 1 0 . 6 0 . 1 2 9 . 8 4 . 9 1 2 . 1 3 . 1 8 . 7 1 4 . 2 2 . 6 1 3 . 9

1 9 3 0 8 2 . 0 1 3 . 1 - 2 4 . 5 3 . 8 1 1 . 8 3 . 0 4 . 5 7 . 0 1 8 . 3 1 4 . 0

1 9 3 2 ( j u l . )8 4 . 1

1 4 . 3-

2 1 . 6 1 . 0 1 2 . 5 3 . 2 1 . 25 . 9

3 7 . 3 3 . 0

1 9 3 2 ( n o v . ) 8 0 . 6 1 6 . 9 - 2 0 . 4 1 . 0 1 1 . 9 3 . 1 1 . 9 8 . 3 3 3 . 1 3 . 4

1 9 3 3 ( m a r . ) 8 8 . 8 1 2 . 3 - 1 8 . 3 0 . 9 1 1 . 2 2 . 7 1 . 1 8 . 0 4 3 . 9 1 . 6

Fuente: Vogel/Noltlen/Schiiltze, 1971, pp. 296 ss.

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198 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

 presentación proporcio nal pura estimula la constitución de partidos

 políticos cuyo fracaso cuantitativo está programado de antem ano enmedida mucho mayor que en otros sistemas electorales que co ntienen

o imponen ciertas barreras.Como la representación proporcional pura aparecía unida con lalista cerrada y bloqueada, los aparatos de los partidos alcanzaron unaimportancia creciente en el campo de la campaña electoral —espe

cialmente porq ue la designación de candidatos se hacía de m odo centralizado; existía, además, la posibilidad de presentar una candidaturaen varias listas— así como una gran influencia sobre las fracciones

 parlamentarias y sobre los diputados. Los requisitos que se exigían alos candidatos cambiaron de modo radical (véase Bracher, 1964, p. 64

ss). Lo decisivo era ahora la confirmación por parte de la burocraciadel partido ya que, al cabo de un ascenso con tinuad o den tro de la or

ganización del partido, solía haber un lugar en la lista de ese partidoen las elecciones legislativas. Otra consecuencia de las listas cerradas y

 bloqueadas era que los partidos tenían muy en cuenta, a la hora decom poner las listas, los distintos intereses de g rupos que los apoyaban.

Además de los partidos de interés también formaban parte del Reich-stag —y den tro de los partidos políticos— fuertes grupos de las asociaciones económicas.

El sistema electoral y especialmente la lista cerrada y bloqueadaobligaron a todos los partidos a efectuar el salto desde los partidos denotables hasta partidos de afiliados, a disciplinar a su dirección central y a constru ir un aparato partidista eficaz. El modelo para todos los

 partidos fue el esquema de organización del s pd , establecido ya antesde la primera G ue rra Mundial, con su característica jerárquica de partido, su sólido aparato, así como la división en grupos locales, agrupa

ciones locales y de circunscripción, asociaciones de distrito, provin

ciales y de  Land   y la organización del Reich. Esta estructura, que sehabía probado durante la revolución y que, en las elecciones de 1919a la Asamblea Nacional, había favorecido considerablem ente al spd  en

relación cori los demás partidos, resultó ser un factor de estabilización

intrapartidista frente a las escisiones del u s d p y el k pd , especialmentedu ran te los primeros años de la República de Weimar, No obstante, el“carácter [...] sólidam ente buroc rático’’ (Bracher, 1964, p. 73) del

 partido redujo notablemente su capacidad de maniobra , dificultó su

adaptación al cambio de las circunstancias y, con ello, fue el causante principal de que el partido no adoptara una actitud interna clara conrespecto al sistema parlam entario . La influencia excesiva de los apara

tos de los partidos hizo que, ya en los años veinte, se considerara la posibilidad de la reforma del sistema electoral en el sentido de vincular 

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES   199

la candidatura personal a la proporcionalidad (véase, por ejemplo,

Bornemann ZfP, 1931). Esta es la idea que luego se realizó en la Constitución de Bonn (véase infra, “La representación proporcional per

sonalizada”, p. 200).

Tesis sobre la culpabilidad de la representación proporcional en la caída de la República de Weimar 

La representación proporcional pura contribuyó, sin duda alguna, al

fraccionamiento del sistema de partidos. No obstante, la tesis de quela radicalización del electorado así como el ascenso del nacionalsocia

lismo son, principalmente, una consecuencia del sistema electoral yde que el sistema de mayoría relativa hubiera podido evitar esta situación, concede excesiva importancia a la función del sistema electorale ignora casi por completo las circunstancias básicas socioeconómicas ehistóricas de la República de Weimar. Al margen de F. A. Hermens yde su escuela, prácticamente nadie defiende hoy esta tesis. Manifestaciones como las de Günther Willms (1986) referente a “la omisión total de un hecho[...], el cual tuvo una importancia determinante para

el fracaso del gobierno parlamentario y ligado a ello para el ascensode Hitler[...] la introducción de la representación proporcional” (véase p. 188) justifican un consenso alcanzado en la ciencia y la política.Contra la tesis de la culpabilidad está justificado el rep roche de la mo-

nocausalidad, aparte de ser evidente que la estructura heterogéneadel sistema de partidos aparecía condicionada por una serie de factores de los que la representación proporcional era antes un efectoque una causa. La constitución del sistema multipartidista se debió,

sobre todo, al desarrollo político del Imperio que había conducido a

un particularismo de partidos con intereses ideológicos, sociales y económicos distintos; también se debió a la crítica situación económica,que provocó la radicalización del comportamiento electoral, suscitando el surgimiento de diversos partidos de intereses. Además, tanto la

“prolongada escisión social y confesional de la sociedad alem ana” (Bra-cher, 1964, p. 35), como el comportamiento antirrepublicano de am

 plias capas de la población y los partidos radicales que la representa ban, contribuyeron a la inestabilidad del sistema de partidos.

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200 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

R e pú b l ic a  Fe d e r a l  d e  Al ema n ia :

(r e pr e se n t a c ió n   pr o po r c io n a l   pe r s o n a l iz a d a )

El  Bundestagalemán viene eligiéndose invariablemente desde 1949 “se

gún los principios de una representación proporcional vinculada a laelección personal” (Ley electoral, párrafo 1). El sistema electoral secuenta entre las numerosas soluciones de compromiso a que tuvo quellegar el Consejo Parlamentario duran te las deliberaciones sobre la LeyFundamental Lo provisorio resultó ser muy estable, incluso sobrevinola unificación de Alemania. Por otra parte, representa una innovaciónmuy válida en el campo de la sistemática total.

Contrariamente a lo que sucedió en la Asamblea Nacional de Wei-

mar, todos los partidos del Consejo Parlamentario estaban convencidos de que el sistema electoral determinaría, de modo decisivo, la

funcionalidad del sistema parlamentario. Por ello nadie propuso im

 planta r de nuevo la representación proporcional de estilo weimariano. No obstante, la mayoría de la Comisión de Derecho Electoral del Con

sejo Parlamentario también rechazó el sistema de mayoría relativa pro puesto por la c d u / c s u . La Comisión consideraba que su tarea consis

tía, únicamente, en crear un sistema electoral que (de acuerdo con laterminología predominante) contuviera elementos de la representa

ción proporcional y de la representación por mayoría y que debía estarconfigurado de tal modo que contrarrestara con eficacia un fraccionamiento posible de los partidos. La propuesta de compromiso presentada por el s p d    sobre estas bases consiguió el voto de los partidos pequeños cuya .existencia peligraba, en caso de adoptarse el sistema

de mayoría relativa; según la propuesta del s p d  . una parte de los dipu

tados sería elegida po r mayoría relativa en circunscripciones uninomi-nales, aunque el porcentaje final de los escaños había de determi

narse por un método de distribución proporcional.

 La representación proporcional personalizada  y las reformas electorales 1949-1985

Este sistema de la representación proporcional “personalizada” (quese ha venido em pleando de m odo similar, aunque con muchas variantes, en las elecciones a los  Landtage de los  Lánder,  intenta com binar la

fórmula decisoria mayoritaria con el principio de la representación proporcional, puesto que aplica la fórmula decisoria mayoritaria parala mitad de los diputados y en escala de circunscripciones uninomi-nales, mientras que para la distribución de la totalidad de los escaños

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 201

(incluyendo a los escaños uninominales) rige la representación pro-

 porcional como fórmula decisoria y princip io de representación.La cantidad de diputados fue originariamente de 400, pero aumen-

tó desde 1961 a 496 (más 22 diputados por Berlín). Primero existieron242 circunscripciones electorales, y desde 1961 eran 248. En 1949 cada

elector tenía únicam ente un voto, pero desde la reform a de la Ley elec-toral de 1953, dispone de dos votos: uno primero para la eleccióndirecta de un diputado en las circunscripciones por mayoría relativa, yun segundo para votar por una lista cerrada y bloqueada de partido aescala de  Land . Para calcular el núm ero de escaños que co rresponde a

los partidos, sin embargo, se toman únicamente en consideración el

 porcentaje de votos de los partidos a escala de  Land  y, desde la reforma

de la Ley electoral, de 1956, a escala nacional. El elemento decisivo, por lo tanto, es la proporcionalidad. El segundo voto determ ina cuán-

tos diputados envía cada partido al  Bundestag.

Para la atribución de escaños (y con la excepción de los partidos deminorías nacionales), únicamente se toma en consideración a aque-llos partidos que hayan obtenido el 5% de los votos o una cantidad de-term inada de escaños en las circunscripciones. La cláusula de barrera

 —que fuera in troducida orig inariamente en la ley electoral a instan-cias de los prim eros ministros de los  Lánder   (véase Lange, 1975, p. 395ss)— se intensificó no tablem ente en 1953 y 1956. Mientras que, en laselecciones al  Bundestag, en 1949, los par tidos sólo precisaban hab er al-canzado el 5% de los votos en uno de los  Lánder  de la federación (oun escaño directo), a fin de poder participar en la distribución de es-

caños, desde 1953 tienen que alcanzar la barrera en totalidad del te-

rritorio federal. En 1956 se elevó a tres el número de escaños nece-sarios.

El número de escaños que le corresponde a cada partido es determ i-

nado m ediante una doble utilización del procedimiento de conversiónde votos en escaños (hasta 1983: D’Hondt, luego Hare/Niemeyer). En

una primera operación se comprueba el número de escaños que co-rresponde a cada partido en el  Bundestag Para esto se suman los segun-dos votos obtenidos por lista de  Land  por cada partido a nivel nacio-nal (hasta 1956: sólo a nivel de  Land). Con base en este número totalde votos se aplica el método antes mencionado para de term inar el nú-

mero de escaños que corresponde a cada partido. En la distribución

de los escaños participan sólo los partidos que hayan superado la ba-

rrera legal. Posteriormente, en una segunda operación se aplica nue-vamente el método H are/N iem eyer (hasta 1983 D’Hondt) para repar-tir los escaños ya asignados a cada partido a nivel nacional entre susdisúntas listas de  Land . Una vez determinado el número de escaños

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202 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

que corresponden a cada partido en cada  Bundesland , se sustraen losescaños obtenidos en las circunscripciones (mandatos directos) de

cada  Bundesland.  Es decir, que éstos se reís tan del núm ero de escaños

obtenidos a nivel nacional (evitando la doble asignación de escaños)los escaños restantes se adjudican a los candidatos de las listas  Land. Si

el número de escaños conseguido por un partido, en la circunscripción con los primeros votos, sobrepasa la cantidad que le corresponde

a la lista de  Land  por los segundos votos, el partido conserva estos escaños sobrantes, aumentándose, transitoriamente, el número total dediputados en el  Bundestag.  Una igualación proporcional, como se daen el caso de los escaños sobrantes, en algunos  Lánder   (Badén, Wúrt-

temberg, Berlín, Hessen, Niedersachsen, Nordrhein-Westfalen) no se

da, en cambio, a nivel nacional.Los escaños sobrantes, sin embargo, no conducen a la anulación del

sistema proporcional; así por ejemplo, no distorsionan la relaciónen tre votos y escaños en el parlamento. El f d p y los verdes no son per

 ju dicados por el hecho de no poder lograr escaños directos en la cir

cunscripción. En la práctica se produce apenas una diferencia si eldipu tado ha logrado su escaño en la circunscripción (directo) o po r lalista de  Land;  por lo general, los candidatos de la circunscripción es

tán tam bién relativamente bien ubicados en la lista Land.

Cu a d r o  31.  Reformas del sistema electoral para la elección del parlamento alemán  (Bundestag)

 Año Relación escaños de circutis./Lista

 N°-devotos

 Aplicación de barrera legal del 5 %

 N- de esco ños directos 

requmdos

 Nivelde cómputo de votos

 Métododecómputo

1949 60/40 1 Land  1 Land D’Hondt

1953 50/50 2 Bund   1 Land   D’Hondt

1956 50/50 2 Bund   Bund  D’Hondt

1985 50/50 o Bund   9 Bund   Hare/Niemeyer 

Los datos en cursivas señalan cuándo han sido introducidos ios actuales (1994) elementos válidos del sistema electoral.

La introducción del m étodo H are /N it meyer decidida por el  Bundestag en 1985 para la asignación de los escaños entre los partidos sig

nificó un ligero cambio en beneficio de los partidos más pequeños, elf d p  y los verdes (véase “El sistema de proporciones matemáticas”, p. 73).El cuadro 32 muestra en la distribución de los escaños en el  Bundestag

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 203

tras ias elecciones de 1983 que en la aplicación del método H aré /

 Niemeyer los dos partidos pequeños hubie ran alcanzado un escaño

más respectivamente que con el método realmente empleado. Surge

también del cuadro que la aplicación del método D'Hondt, en el casode Hamburgo y Bremen, condujo a un exceso de escaños, el cual sehubiera evitado aplicando el m étodo H aré/Niemeyer.

 Desa rrollo del sistema de partidos y el factor sistema electoral

Para evaluar los efectos del sistema electoral en el sistema de partidos,

trataremos aquí del desarrollo electoral en la República Federal de

Alemania desde 1949. En primer lugar, las elecciones para el  Bun- destag  de 1949, en comparación con elecciones anteriores para los

 Landtage, mostraron un fraccionamiento creciente de los partidos quese intensificó aún más en las siguientes elecciones a los  Landtage. Sur-gieron así aproximadamente 30 partidos nuevos. En las elecciones de

1949, de 15 partidos que habían presentado lista o candidatura indi-vidual, 10 lograron escaños parlamentarios. El peligro de que se for-mara un sistema multipartidista heterogéneo, orientado fundamen-talmente por motivos ideológicos, sociales y económicos, se puso demanifiesto en los éxitos electorales de los partidos recién fundados.

Así, por ejemplo, el Partido Bávaro ( b p)  y el Partido Alemán ( d p ) al-canzaron un considerable éxito electoral aunque regionaímente li-mitado.

Con las elecciones al  Bundestag en 1953 se inició el proceso de con-centración del sistema de partidos. En 1953 sólo seis de 17 partidos

obtuvieron escaños, y en 1957 de 14 partidos sólo cuatro consiguieronrepresentación parlamentaria. Desde 1961, en todas las elecciones

 posteriores hasta 1983, obtuvieron escaños parlamentarios sólo tres partidos: c d u / c s u , spd  y f d p. En 1972 y 1976 reun ieron, los tres, junto s

el 99.0 y 99.1%, respectivamente, de los segundos votos válidos.El proceso de concentración hacia un sistema de partidos con dos

 polos, aunque no bipartidista, se produjo en dos fases: en la primera ,se dio una concentración del comportamiento electoral de los sec-

tores burgueses hacia la c d u / c s u , partidos que constituyen un mismogrupo (fracción) en el parlamento, y que incluso alcanzaron la ma-

yoría absoluta de votos en 1957. Esa concentración del electorado

hizo que el sistema de partidos se caracterizara, hasta mediados de losaños sesenta, por una asimetría estructural en beneficio del partido popular (Volkspartei) burgués. En una segunda fase, con la transfo rma-ción del spd   en partido popular (Volkspartei,  impulsada en la reunión

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Cu a d r o  32. Composición del Xparlamento alemán utilizando diferentes procedimientos de cómputo

SPD   CDV 

Partidos

(XV    FDP   Verdes

 Estados

Federados Haré/     f iare/    f iare/     f iare/    Haré/ 

l.c.(Lander)   O 'Hondt Niemeyer D Hondt     Niemeyer D 'Hondt    Niemeyer    D ’ Ho ndt    Niemeyer    IVHondt Niemeyer  

Territorio

Federal(sin Berlín)

191 190   191   190 53   53   34   35   27   28

Schleswig-Holstein

9   9 10   10   -   -   1   1   ]   1

Hamburgo   6 1   7   b   5   -   -   0   1 1   1

 Nieder-

sachsen

26   26 29   28   -   -   4   4   4   4

Bremen 2 1   3   2   2   -   -   0   0 0   1

 Nordrhein-Westfalen

63   61 65   65   -   -   10   9 8   8

Hessen 20   19   21   21   -   -   4   4 3   3

Rheinland-

Píalz

12   12 16   16   -   -   2   2   1   1

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206 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

del partido de 1959 en Bad Godesberg), éste pudo ganar votos especialmente entre los electores de las llamadas “nuevas clases medias”.

Esto condujo a la eliminación del desequilibrio en el sistema de par

tidos y, luego de la participación en el gobierno a través de la GranCoalición 1966-1969, al cambio de poder político tras las eleccionesde 1969.

Esta evolución culminó en las elecciones de 1972 al  Bundestagcuando, p or prim era vez, el s pd   superó en números de votos a la c n u / c s u .

En las siguientes elecciones la c d u / csu retomó su lugar como el parti

do más fuerte en votos y se desarrolló a nivel de los Lánder  tanto que, en

los años setenta, se distinguió una situación estacionaria (un a mayoríasocial-tiberal en el plano federal y una mayoría c d u / c s u  a nivel de los

 Lander ), la cual se disolvió por el cambio de la coalición del f d p  en1982. Con el éxito de los verdes (Die Grüven) en las elecciones de 1983,en las que se confirmó la coalición c d u / c s u / f d p, se inició un procesode desconcentración, el cual es difícil de pronosticar en sus consecuencias a largo plazo, pero sobre el cual por lo menos desde “la consolidación del cambio” mediante las elecciones de 1987, se puedenhacer algunas afirmaciones a mediano plazo.

En general, se puede decir que el sistema de partidos de la Re

 pública Federal de Alemania se ha establecido, entre tanto , como unsistema bipolar de cuatro partidos, aunque con una asimetría estruc

tural, en el cual aparecen dos situaciones que se perciben como ideológicamente opuestas: la c d u / c s u / f d p  por un lado, y s pd  y verdes porotro. Opciones para coaliciones así como variaciones del electoradosólo se ven de ntro de los dos bloques, den tro de los cuales, en efecto,aum enta también la predisposición del e lectorado para el cambio de

uno a otro partido. En las elecciones de 1987, se presentó esa movili

dad del electorado particularmente en dirección a los pequeños par

tidos que pudieron ganar votos de la “nueva clase media” liberada dela tradicional lealtad a un partido, tanto que el porcentaje conjunto

de los votos de los dos partidos más grandes ya sólo fue el 81.3%(1983: 87,0%). Partiendo de la hipótesis de que las decisiones electo

rales, aun determinadas por los medios sociales, en el futuro y cuan

titativamente, se reducen cada vez más, y se mantiene la situación deestructura bipolar del sistema de partidos —un nuevo cambio de coalición del f d p  neutralizaría ese requisito—, podrían resultar perspec

tivas favorables para una segura inserción delf d p 

y de los verdes en elsistema de parudos.La tendencia a la concentración en el comportamiento del elec

torado y en el sistema de partidos se produce median te diferentes factores, entre los cuales el sistema electoral es sólo un factor en tre otros.

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 207

Esa tendencia es, en primer lugar, una consecuencia del cambio social, el cual después de la segunda Guerra Mundial, particularmente

 por el “milagro económico” de los años cincuenta , produjo una homo

geneidad social relativamente alta, y una diferenciación clara de losconflictos sociopolíticos. Entre las causas político-institucionales del

 proceso de concentración se destaca el predom inio del ejecutivo so bre el parlamento, predominio que se deriva de la posición de re levancia que tiene el Jefe del Gobierno en el sistema de la “dem ocraciade canciller” (Kanzlerdemokratie), la cual favorece las tendencias por reducir el contenido de las elecciones al  Bundestag'á. un enfrentamiento

entre los candidatos a canciller.

Además, hay que mencionar dos decisiones fundamentales de la

 política: la fundación de la c d u / c s u   como gran partido interconfesio-nal y las primeras elecciones al  Bundestag con la formación consiguien

te de un gobierno burgués (1949), bajo la dirección de la c d u / c s u , sin

los social dem ócratas y, po r lo tanto, or ien tad o co ntra ellos. Las dos de

cisiones colaboraron a centrar los votos emitidos para el gobierno enel partido de K onrad A denauer y para la oposición en el s pd . El proceso de concentración operó, por consiguiente, independientementedel sistema electoral, al igual que la desconcentración que se observadesde 1982: los verdes pudieron superar el obstáculo contenido en el

sistema electoral, es decir, la barrera del 5%. Procesos de cambio decarácter estructural dentro de la sociedad, la pérdida de importanciade los clásicos clivajes o la formación de nuevos, respectivam ente, p ueden ser nombrados aquí en primera línea, como factores explicativos

del cambio en el sistema de partidos.

 Barrera legal

La barrera legal es seguramente, dentro de la representación propor

cional personalizada, “el elemento” del que resulta el efecto concen

trador más fuerte. Pero, a la vez, ha provocado los conflictos de opiniones más importantes. Sin duda, una cláusula de barrera legal está encontradicción con el principio de representación proporcional. Sinembargo, ha sido decidido por el Tribunal Constitucional, y señalado

que una barrera legal del 5%, como límite máximo, aún sería com

 patible con el principio de la representación proporcional. La senten

cia se apoya en argum entos función alistas. La capacidad func ional delsistema parlamentario fue considerada como más importante que losaspectos de una representación ‘ju sta”.

Respecto al sistema electoral debe considerarse lo siguiente: la dis-

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C u a d r o  33.  Resultados de las elecciones al parlamento alemán

( B u n d e s t a g ) 1949-1987 antes de la unificación

 Bundesta g 1949-53 1953-57  1957-61 1961-65 1965-69 1969-72 1972-76 1976-80 1980-83 1983-87 1987-90

 Núm. de partidos presentados 1 6 1 7 1 4 9 1 1 1 3 8 1 7 1 5 1 3 2 1

Participación electoral (en%) 7 8 . 5 8 6 . 0 8 7 . 8 8 7 . 7 8 6 . 8 8 6 . 7 9 1 . 1 9 0 . 7 8 8 . 6 8 9 . 1 8 4 .

Votos por correo (en%) - - 4 . 9 5 . 8 7 . 3 7 . 1 7 . 2 1 0 . 7 1 3 . 0 1 0 . 7 1 1 .

l c votos nulos (en %) 3 . 1 3 . 4 3 . 0 2 , 6 2 . 9 2 . 4 1 . 2 1 . 2 1 . 3 1 . 1 1.

2Qvotos nulos (en % ) - 3 . 3 3 . 8 4 . 0 2 . 4 1 . 7 0 . 8 0 . 9 0 . 9 0 . 9 0 . 9

Porcentaje de votos (a partir

del 2~ periodo electoral:

2~ votos) de:• c d u /  c:su 3 1 . 0 4 5 . 2 5 0 . 2 4 5 . 3 4 7 . 6 4 6 . 1 4 4 . 9 4 8 . 6 4 4 . 5 4 8 . 8 4 4 .

• SPD 2 0 . 2 2 8 . 8 3 1 . 8 3 6 . 2 3 9 . 3 4 2 . 7 4 5 . 8 4 2 . 6 4 2 . 9 3 8 . 2 3 7 .

• K I )P 1 1 . 9 9 . 5 7 . 7 1 2 . 8 9 . 5 5 . 8 8 . 4 7 . 9 1 0 . 6 7 . 0 9 .

• KPD 5 . 7 2 . 2 - - - - - - - - -

• BP 4 . 2 1 . 7 - -  _ 0 . 2 - - - - 0 .

• n p 4 . 0 3 . 3 3 . 4 - - - - - - - -

* Centro (Zentrum) 3 . 1 0 . 8 - - - 0 . 0 - - - - 0 .

• W A V 2 . 9 -  _  - - - - - - - -

• cn/BHE - 5 . 9 4 . 6 - - - - - - -  _ • Verdes  _  - - - - - - - 1 . 5 5 . 6 8 .

• Otros 5 . 1 2 . 6 2 . 3 5 . 7 3 . 6 5 . 4 0 . 9 0 . 9 0 . 5 0 . 4 1.

Escaños (en % ) de:

• ODi'/esu 3 4 . 6 4 9 . 9 5 4 . 3 4 8 . 4 4 9 . 4 4 8 . 8 4 5 . 4 4 9 . 0 4 5 . 5 4 9 . 0 4 4 .

• SPD 3 2 . 6 3 1 . 0 3 4 . 0 3 8 . 1 4 0 . 7 4 5 . 2 4 6 . 4 4 3 . 1 4 3 . 9 3 8 . 8 3 7

• FDP 1 2 . 9 9 . 8 8 . 2 1 3 . 4 9.9 6.0 8 . 3 7 . 9 1 0 . 7 6 . 8 9.• Otros 1 8 . 6 9.2 3 . 4 0 . 0 0 . 0 0 . 0 0 . 0 0 . 0 0 . 0 5 . 4 8 .

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Escaños de rirnm s, (directos) de:

• C D L’ / C S U

• S PD

• F1)P

• O t r o s

1 1 5

9 6

1 2

1 9

1 7 2

4 5

1 4

1 1

1 9 4

4 6

1

6

1 5 6

9 1

0

1 5 4

9 4

0

1 2 1

1 2 7

0

9 6

1 5 2

0

1 3 4

1 1 4

0

1 2 1

1 2 7

0

1 8 0

6 8

0

0

1 6 9

7 9

0

0

C i r c u n s c r i p . s e g u r a s 1 d e

CD U 1 3 5 3 5 9 3 7 4 5 3 3 2 4 3 3 2 0 5 0 2 3

t : s u 0 1 5 3 2 3 3 2 8 2 6 2 5 3 2 3 2 3 5 3 2

SPD 1 0 0 1 1 1 3 4 6 5 3 0 2 8 1 9 1 6

R e f u t a c i ó n d e v o t o s 4 8 2 0 1 2 2 5 3 9 3 3 4 1   41 5 8   47  •

 — d e e s t o s t r a t a d o s , p o r e l  b t 2 2 1 4 6 1 7 3 9 3 1 4 0 3 8 5 7 4 3 •

E l e c c i o n e s s e c u n d a r i a s 1 4 - - - - - - - - - -

 N ú m . d e d i p u t a d o s

( s i n d i p . d e B e r l í n ) 4 0 2 2 4 8 7 3 4 9 7 4 9 9 4 9 6 4 9 6 4 9 6 4 9 6 4 9 7 4 9 8 4 9 7

D i p u t a d o s d e B e r l í n 8 4 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2

T o t a l d e d i p u t a d o s 4 1 0 5 0 9 e 5 1 9 5 2 1 5 1 8 5 1 8 5 1 8 5 1 8 5 1 9 5 2 0 5 1 9

 N ú m . d e e s c a ñ o s s o b r a n t e s 2 3 3 5 0 0 0 0 1 2 1

 N úm . de di p. po r fr ac ció n

y grupo (a comienzos del

 peri odo ele cto ra l) : onu/c si; 141 250 27 8 251 251 250 234 243 237 255 234

 — e n tr e és tos: di p. de Ber lín2

68

96 8 9 11 11 11

11

SPD 136 162 181 203 2177 237 242 214 228 202 193

 — en tr e éstos: di p . de Be rlí n 5 11 12 13 15 13 12 10 10 9 7

FDP 53 53 43 67 49 31 42 39 54 35 48

 — e n tr e és tos: dip, de Ber lín 1 5 2 0 1 1 1 1 1 1 2

Par t ido Alemán 17 15 17   - -   -   - - - - -

C en t ro (Zeninim) 10   - - -   - - - - - - -

Partido Bávaro 17   ~ - - - -   —    - - -

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C u a d r o   33.  Resultados de las elecciones al parlamento alemán

(Bundes tag ) 1949-1987 antes de ¿a unificación (concl.)

 B unde stag 1949-53 1953-57 1957-61 1961-65 1 96 5-6 9 1 96 9-7 2 1972-76  1976-80 1980-83 1983-87 19S7-90

WAV 12 ~ —  — _   _ .

KPD 15 - - - - - - - - - —

D erecha N ac iona l 5 - - - - - - - - _  

C.li/lUlC  - 27 - - - - - - - -

V erdes - - - - - - - - 28 44

 — d e és to s: d tp . d e B er lín - - - - - - - - 1 2

In d e p e n d ie n te s 4 8 2 9 - - - - - - - -

Fuente: Scltindler 1983. p. 460 ss.; Schindler 1987, p. 186 ss.

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 211

tribución del total de los escaños se produce, básicamente, en una cir-

cunscripción nacional. La barrera legal sustituye otros elementos quedificultan el acceso al parlamento, y es un equivalente funcional para

una división del país en circunscripciones, entre las que se deben asig-nar todos los escaños.

En la discusión política acerca del sistema electoral, pero tambiénen el análisis científico, es ligeramente sobredimensionado o subvalua-do el efecto de la cláusula del 5%. Es seguro que la barrera legal nosólo evita e! ingreso de partidos minúsculos en el parlamento, sino quetambién retiene al electorado de votar por los partidos pequeños

que posiblem ente no alcancen el 5% de los votos.

Sin embargo, el éxito de los verdes en 1983 quitó validez a la críticaque hasta entonces suponía que la barrera legal aislaría a los nuevos

 partidos del sistema de partidos. Por lo demás, respecto al e d p , cuyo porcenta je de votos oscila alrededor del 5%, se puede sostener la tesisde que, debido a la amenaza de la derrota que le ocasiona la barrera

legal, recibe votos de electores que le son no rm alm en te ajenos.

Voto doble

Con este tema pasamos a un elemento del sistema electoral de gran

importancia política. Cada elector tiene dos votos, lo que permite un vo-to diferencial (vote-spliuing), es decir, el elector puede dar su primervoto a un candidato de la circunscripción (candidatura individual),

que no pertenec e necesariamente al partido que elige con su segundo

voto. El 90% de los electores no practican el split vote:  eligen con el prim er voto al candidato de la circunscripción y con el segundo voto lalista del  Land   del mismo partido. Sin embargo, el 10% de divergentes

o que em iten un voto diferencial se com porta tácticamente y tiene u nagran influencia en el resultado electoral. No es falso sostener que el

split vote ayuda a de term inar la formación de coaliciones de gobierno.

 No obstante, no se han cumplido las expectativas de los mento res

de la Constitución respecto a la elección de personas. En la democra-cia moderna , do nde la formación de la voluntad política no se puedeimaginar separada de los partidos políticos, las elecciones en circuns-

cripciones uninom inales, son ante todo, por un partido. De este modo ,

no es decisiva la persona o quién es el candidato, sino el partido por elque es candidato. La poca función que desempeña el voto por el can-didato en la motivación para el voto diferencial lo muestra la figura 10.

En primer término está la intención de im pedir la mayoría absolutade un par tido y lograr la formación de coaliciones políticas.

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212 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

La frecuencia del split vote  se diferencia, en primer lugar, según los

 partidos. En los partidos grandes, el voto diferencia l es m enor que enlos partidos pequeños. Esta situación es demasiado habitual, po r ello loscandidatos uninominales de pequeños partidos no tienen posibilidades de ser elegidos directamente (véase cuadro 34); los electores

que eligen un partido pequeño con el segundo voto, en buena partequieren decidir también qué candidato gana el escaño de circuns

cripción. En la motivación del comportamiento electoral para la for

mación de coaliciones políticas se manifiesta también que la concordancia entre el primero y segundo votos por un partido grande se daúltimamente cuando ese partido se encuentra en la oposición (véasecuadro 35).

F i g u r a   10. Fundamentos para la división del voto

 El primero y segundo votos se quieren dar a diferentes partidos, 

 para/a causa

1. Impedir mayoría absoluta de un partido

2. Fortalecer a l f u p

3. Continuación de la coalición democracia cristiana-liberales

4. Fortalecer a los verdes

5. Posibilitar la cooperación entre s pd  y

verdes

6. El candidato del partido en la circuns

cripción no me gusta

7. El candidato del partido en la circunscripción no tiene posibilidad de recibir mi voto

Pregunta: ¿Por qué motivo quiere dividir el voto? (fueron posibles varías respuestas, sólo fueron encuestados los que querían dividir el voto).

Fu en te: iNFAR-Relevamiemo represe ntativ o en to do t ! territo rio de Alem ania (RFA) (sin

Berlín occid enta l) . Desde f in de fe bre ro h asta principios de marzo 1983. 1908 casos, selec

ción ocasional ( f í a n d o m ) .  Muestra aleatoria.

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Cu a d r o   34. Cantidad de escaños de circunscripciones (uninominales)

 por partido 1949-1987 

 Año Total C D U / C S U   S P D m r  Otros

1949   242   115   96   12   191

1953   242   172   45   14   l l 2

1957   247   194   46   1   6 ;1

1961   247   156   91   -   -

1965   248   154   94   _  -

1969   248   121   127   -   — 

1972   248   96   152   -   _ 

1976   248   134   114   -   ~

1980   248   121   127   - -

1983   248   180   68   - -

1987   248   169   79   - -

1Entre é s t o s d p : 11; d p : 5;2 dp: 10; Centro:

:i DP

1;

Fuente: Jesse, 1987b, p. 441.

Cu a d r o  35.  Distribución de los primeros y segundos votos entre los partidos 1953-1987 

C D U / C S U  

 primer segundo voto voto

S P D

 primer segundo 

voto voto

P D P

 primer segundo 

voto voto

Otros

 primer segundo voto voto

1953   34.7 45.2   29.5   28.8 10.8   9.5 15.0   16.51957   50.3 50.2   32.0   31.8   7.5   7.7 10.2   10.31961   46.0   45.4   36.5   36.2   12.1   12.8   5.4   5.71965   48.8   47.6   40.1   39.3 7.9   9.5 3.2   3.61969   46.6 46.1   44.0   42.7 4.8   5.8   4.7   5.51972   45.4 44.5   48.9   45.8   4.8   8.4   1.0   0.91976   48.9 48.6   43.7   42.6   6.4   7.9 1.0   0.91980   46.0 44.5   44.5   42.9 7.2   10.6 2.3   2.01983   52.1   48.8   40.4   38.2   2.8   7.0 4.5   6.01987   47.7 44.3   39.2   37.0   4.7   9.1 8.4   9.6

Desviación

media   + 1.4   +1.35 -1.93   -0.44en %

Fuente, Jesse, 1987b, p. 441.

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214 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUAIS

La orientación de la coalición dada por la división del voto se torna

 particula rmente clara en el caso del f d p . Según con cuál de los partidos más grandes formen coalición los liberales, se comporta tambiénla mayoría de los electores del f d p con sus segundos votos respecto a

su primer voto. Por ejemplo, la proporción de la división del voto de

los liberales en 1961, durante la coalición c d u / c s u -f d p, fue de 3:1 enfavor de la c d u / c s u , en cambio, en 1972, durante la coalición de lossocialdem ócratas y liberales ésta fue de 6.7:1 en favor del s pd . Si seconsidera el primer voto del f d p como electores liberales fijos, lo que

es problemático, el f d p  sólo pudo sobrevivir en las elecciones al  Bun- destag anteriores m ediante el llamado ‘Soto prestado” del s pd   o de la

c d u   para superar la barrera del 5% (en 1987 sólo el 2.57% de los elec

tores dieron al f d p  los dos votos, el 3.33% a los verdes; Jesse, 1987a, p.240). Los cambios de coalición por parte del f d p  producen el cambiodel voto prestado. La importancia del voto diferencial para la coalición política se produce porque los electores que con el primer voto

eligen uno de los dos grandes partidos, dan su segundo voto al pequeño partido que forma la coalición y con ello contribuyen a su subsistencia, la cual hace posible la mayoría en el parlam ento. Por consiguiente, aquí se vinculan la división del voto y la barrera del 5% dentro deun marco que ayuda a dete rm inar el comportamiento electoral de un

electorado pequeño pero importante.Los votos prestados desem peñan un a gran función para la dinámi

ca del sistema de partidos en Alemania para la formación de mayorías

de gobierno y para la alternancia en el ejercicio de poder. Su importancia es, en el presente, comparable con la de los marginal seáis,  lascircunscripciones “reñidas” (en las cuales la relación de mayoría puede cambiar) del sistema británico de mayoría relativa (compárese Noh-íen, 1987).

Los argumentos en favor de la eliminación del primer voto en virtud de esos fundamentos de oportunidad política, porque los primeros votos —contrariamente a lo que se esperó con su introducción—

no cumplen la función de una “elección personalizada” y, además, noconducirían tanto a un comportamiento electoral táctico, sino más

 bien hacia la confusión y distorsión de la voluntad del electo rado, notienen ninguna posibilidad real de imponerse.

Jesse (1987a, b, 1988) supone que muchos electores que hacen usode la división del voto no entienden el modo relativamente complica

do de funcionamiento del mecanismo del segundo voto, y esperancon él favorecer mediante escaños complementarios al partido delcandidato que han elegido con el primer voto. Así los electores permanentes del s pd   (en los años setenta) y de la c d u / c s u   (en los años

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SISTEMAS ELECTORAL,ES INDIVIDUALES 215

ochenta) habrían dado su segundo voto ai f d p “por el desconocimien-

to” y en “la creencia equivocada” de haber servido a ambos partidos

(1987a, p. 240). Justamente el f d p , el que más se beneficia de la di-

visión del voto, intentar ía provocar la impresión “que ambos votos ten-drían el mismo valor, e incluso fue más allá al aludir que el segundo

voto no sería particularm ente importan te —y así con confianza pod ríaser dado al f d p” (1987b, p. 445)—. La tesis sobre el desconocimientodel sistema electoral se respalda en el hecho de que en 1987 el 12.9% delos electores que eligieron al f d p con su primer voto, dieron su segun-

do voto a la c d u , y el 6.9% al s pd   (Jesse, 1987a, p. 241) de ese modo no

eligieron, ev identemente de u na manera táctica, sino que desconocían

la importancia del prim ero y segundo votos.

El voto doble favorecería, en el peor de los casos, la manipulación;en el caso más favorable, sería inútil. Jesse p ropo ne el reto rno al sis-tema electoral de 1949, en el cual el elector tenía un voto que era

computado no sólo para el candidato de circunscripción sino también

 para la lista del  Land, y ese voto no sólo dete rm inaba el núm ero de es-caños de un partido, sino también convertía a la persona del candida-to en un factor relevante (1987b, p. 446).

La función mencionada, cumplida por el voto diferencial dentrodel sistema de partidos —a pesar de la posible falsa comprensión—, y

la función política del f d p en la formación de mayoría en el parlamen-to, dejan a la crítica por el momento sin resonancia. Más probableque una eliminación sería incluso la adopción del sistema del doblevoto por los Estados federados como complacencia para el f d p; seríatambién más probable que en otros países, donde las reformas al sis-

tema electoral se orientan al sistema de Alemania, sea introducido el

sistema del segundo voto.

 Exceso de escaños

El exceso de escaños puede producirse por una serie de causas. Apa-

rece, ante todo, cuando la participación electoral en un  Land   está

claramente por debajo del promedio de la participación de todo elterritorio electoral, o cuando un partido gana todos sus escaños decircunscripción con una ventaja de votos extremadamente ajustada,mientras que el otro partido alcanza su triunfo electoral en la circuns-

cripción con una gran ventaja de votos.

 No obstante, muy rara vez se llega al exceso de escaños; su núm erofue siempre bajo (véase cuadro 87). Hasta ahora, el exceso de escañosno ha cumplido ninguna función respecto a la formación de la mayo-

ría parlamentaria.

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C u a d r o   36. Combinación de primeros y segundos votos en las elecciones al   B u n d e s t n g entre 1953-1987 

Partido De cien electores que con su segundo voto eligieron al partido al margen izquierdo, eligieron ron su primer voto en el año.,. al partido siguiente.

1953 1957  1961 1965 1969 1972 1978  1980 1983 1987 

c d u / c s u 87.1% 93.5% 95.6% 93.9% 93.4% 96.8% 97.1% 96.9% 96.0% 95.3%c ;d u / c s u SPD 1.1% 1.0% 1.0% 2.3% 3.1% 1.5% 1.1% 1.3% 2.0% 1.9%

FDP 5.6% 0.9% 1.1% 1.4% 1.1% 0.8% 0.8% 0.8% 1.0% 1.3%Verdes 0.4% 0.6%

SPD 97.0% 95.0% 95.5% 94.7% 93.4% 94.1% 95.0% 92.4% 1.7% 1.9%SPD c n u / c s u 0.7% 1.3% 1.5% 2.2% 3.1% 1.8% 1.2% 2.1% 95,2% 92.7%

FDP 0.5% 0.5% 0.6% 0.6% 1.4% 3.0% 2.5% 3.5% 0.4% 0.7%Verdes 0.2% 3.5%

FDP 85.3% 85.4% 86.5% 70.3% 62.0% 38.2% 80.7% 48.5% 58.3% 43.2%FDP CD U / CSU 9.7% 7.3% 8.1% 20.8% 10.6% 7.9% 8.0% 13.3% 10.1% 13.1%

s P ü 1 . 1 % J . i / V  3.1% 6.7% 24.8% 52.9% 29.9% 35.5% 29.1% 35.7%Verdes 1.7% 3.2%

c d u / c s u 5.2% 4.3%

Verdes SPD 39.8% 31.5%

FDP 1.2% 1.6%Gruñe 52.1% 58.2%

 Nota: En 1953 el 87.1% de los electores eligieron con el prim ero y segundo votos a la cnu/csu; 1.1 % de esos electores dieron el prime r voto alsrn y el 5.6% al f d p. L o s   primeros votos res tantes se dieron a los partidos más pequeños o fueron inválidos.

Esta tabla muestra que los electores de los grandes partidos, sólo en número limitado, recurren a la posibilidad de división del voto. Esto esante todo un instrumento de los electores del f d p , instrumento que desde los años sesenta goza de una g ran estimación en ese grupo de electoresy que manifiesta las preferencias po líticas partidistas de los electores del f o p en favor de los dos grandes partidos: en 1965 en favor de la cne/csu;1969 basta 1980; especialm ente 1972 en favor del spn; 1983 de nuevo, mayori tarín mente , en favor del m r /e sr.

Fuente: Il üb ne r, 198-1, p. 189; Jesse, 1987a, p. 237.

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 217

C u a d r o   37.  Alemania (RFA), Exceso de escaños entre 1949-1987 

 Distribución por  Lánder y por partidos

 A ñ o de  elección

 Núm erototal

 B a d én 2Württemberg

 Bremen Schlesnig- Holstein

 Hamburgo S a a r l a n d  

1949 2 1 C D U 1 S P D  —    —    — 

1953 3   - —  2 C D U 1 D P   -

1957 3   - - 3 C D U   - -

1961 5   - 4 C D U   - 1 CDU

1980 1   - - 1 SP D   - -

1983 2   - 1 SPD   - 1 S PD   -

1987 1 1C D U   -   — - — 

1En las elecciones de 1965, 1969, 1972 y 1976 no se produjo exceso de escaños.- 1949 en Badén antes de la creación del  Land  Badén-Würhemberg.Fuente; Oficina Nacional de Estadísticas, Statistisrhes Bundesamt.

Validez y valoración de la representación proporcional personalizada

Se puede afirmar que el sistema electoral de Alemania (RFA) ha pasado la prueba. Las sospechas o temores referentes a la representación proporc ional, tanto en la política como en la ciencia, no se han justifi

cado. Argumentos tales como que el sistema proporcional conduce a

la atomización de partidos, a una inestabilidad política y a la incapacidad de la innovación de los gobiernos, o que destacan el peligro de laingobernabilidad, han dejado de ser convincentes dada la concentración en el sistema de partidos y la alta estabilidad relativa de la que

goza la República Federal de Alemania.

Es precisamente esta estabilidad la que lleva tanto a políticos comoa científicos de países socialmente heterogéneos, a recomendar el sistema de representación proporcional de la República Federal de Ale

mania, en virtud de sus efectos favorecedores de la integración, como

el sistema electoral más adecuado a sus propios sistemas políticos (en

tre otros  Hansard Society,  1976, Rogaly, 1976). Al igual que el sistema británico, se lo considera como modelo de sistema electoral. Con ello,se olvida fácilmente que este sistema electoral fue una solución decompromiso, que algunas expectativas creadas po r éste no se han pro

ducido, y que la concentración en el comportamiento del electoradoy en el sistema de partidos, así como la estabilidad del gobierno en laRepública Federal de Alemania, no se deben primordialmente al sistema electoral.

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218 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

Clasificación dd sistema electoral alemán

Sin duda, el sistema electoral de la República Federal de Alemania es

un sistema de representación proporcional, ya que la cantidad de es

caños de los partidos depende, finalmente, del porcentaje de votosque obtengan. El concepto mismo de la representación proporcional

“personalizada” indica ya, claramente, que se trata de un sistema pro porcional. Esto no se modifica en absoluto por la incorporación de elementos uninominales que se refieren a la elección de personas.

Si la mitad del  Bundestag —según la idea erró ne a de muchos—fuera elegida según la mayoría relativa en circunscripciones uninominales, y la otra mitad según la representación proporcion al (el llama

do Grabensystem, sistema segm entado), los resultados electorales serían

diferentes. Entonces, en las elecciones de 1980 los escaños habrían presentado, en comparación, la siguiente distribución:

C u a d r o   3 8 .  Resultados electorales hipotéticos según 

el sistema segmentado para las elecciones de 1980

 Resultados electorales hipotéticos

 Escaños con el 

 primer voto según mayoría relativa

 Escaños con el 

segundo voto segiín  fórmula proporcional

Suma de 

los dos resultados

 Resultados

electoralesreales

SPD 128 109 23 7 218

CDU 80 87 167 174

CSU 40 26 66 66

FDP - 26 26 53

Utilicemos ah ora la distinción en tre los tres subtipos de sistemas derepresentación proporcional (véase “Tipos de sistemas de representa

ción proporcional”, p. 102), así, la representación proporcional personalizada no es un sistema de representación proporcional pura comoel de la República de Weimar. Pero tampoco pertenece a aquel grupode sistemas de representación proporcional que producen un fuerte

efecto desproporcional e ntre votos y escaños, con el cual se beneficia, particularmente, al partido más fuerte . El sistema electora l alemán puede incluirse más bien entre los sistemas de representación proporcional, que dificultan o hasta impiden el acceso al parlamento de par

tidos atomizados o de pequeñ os partidos. Una vez excluidos esos pa rti

dos, los escaños son rep artidos proporc ionalm ente y, desde la reform a

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 219

de 1985, incluso con la tendencia a favorecer a los pequeños partidos

que superan la barrera legal. Por lo general, este tipo de representación proporcional no permite que el partido más fuerte, con más del

48.5% de los votos, alcance la mayoría absoluta de los escaños— así pasó en 1976 y 1983 cuando la c d u / c s u   estuvo muy cerca de la mayo

ría absoluta de los votos, y el sistema electoral no le permitió lograr lamayoría absoluta de ios escaños.

La barrera legal y la alta proporcionalidad de los resultados electorales son los criterios más importantes para la clasificación del sistema electoral. La opinión de Sartori de que la ba rre ra legal y con ello

el sistema electoral alemán es highly disproportional, seguramente no se

 puede sostener. Pero los enfoques que toman los resultados electora

les proporcionales realm ente obtenidos, como única base de clasificación —como en el caso del índex de proporcionalidad de Rose—, son

igualm ente problemáticos. Ambos criterios deben considerarse al mismo tiempo y en la misma medida.

 Debate e iniciativas de reforma

Desde el punto de vista de la ciencia política, han aparecido dos escuelas partidarias de una reforma del sistema de representación pro

 porcional en la República Federal: de un lado, la escuela de Heidel- berg, bajo la dirección de Dolf Sternberger, y, de otro, la escuela deColonia-Mannheim, con F erdinand A. Hermens, Rudolf W ildenmann

y Werner Kaltenfleiter como exponentes más destacados. Ambas es

cuelas han presentado sus propuestas en el campo científico, publicís-tico y de asesoramiento político. Ambas escuelas par ten de u na mismaconcepción en lo relativo a la teoría de la democracia: gobierno alter

nativo, dualismo de partidos, clara distinción en tre mayoría de gobierno y minoría de oposición y exigencia de que, por medio del acto de

la votación, los electores determinen un gobierno de partido; en re

sumen, el modelo británico del responsible govemment   (véase Alemann,1973). Ambas escuelas parten de la hipótesis, apenas cuestionada, ono cuestionada en absoluto, de que el sistema de mayoría relativa y elsistema bipartidista se condicionan recíprocamente. Las diferencias,en todo caso, se dan en los enunciados, en los métodos y en los pro

 blemas de cada escuela.Así, los estudios de la escuela de H eidelberg tienen un a orientaciónfundamentalmente histórico-descriptiva y descansan sobre problemasde representac ión, de parlam entarism o o de historia de las ideas; para

ello tienen una gran importancia en las investigaciones, algunas de las

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220 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

categorías extraídas de la teoría política anglosajona, especialmentede Burke y de Bagehot. Por el contrario, aun qu e la escuela de Colonia-

Mannheim comparte las mismas premisas metateóricas, sus estudiosse han orientado fundamentalmente de modo funcionalista hacia laalternancia en el poder político. La escuela ha procedido casi exclusivamente de forma empírico-sistemática y el pu nto crucial de sus traba

 jos ha sido siempre el in tento de justificar la opción democrática del

dualismo de partidos con ayuda de los métodos y los resultados de lasociología electoral empírica. Uno de los ejemplos más notables deesta actitud siguen siendo las simulaciones de ordenador contenidas

en la recopilación  Zur Soziologie der Wahl,  realizada en 1965 por E. K.Scheuch y R. Wildenmann,

Los estudios electorales de la escuela de Colonia-Mannheim em pezaron a ganar prestigio a mediados de los años sesenta debido a quela realidad política de la República Federal empezó a correspondersecrecientemente con los modelos democráticos manejados por la es

cuela, y ello debido a los manifiestos rasgos de agotamiento del go bierno de la c d u / c s u   en la federación, así como a la adaptación com

 plementaria del s p d    durante y después de su congreso programáticoen Bad Godesberg. Comenzó a debatirse seriamente en la opinión

 pública la posibilidad de un cambio en el poder político, cosa que visi

 blemente, se consideraba necesaria. Asimismo, los investigadores electorales empíricos, en sus análisis sobre el electorado flotante, pred ijeron una migración electoral entre la c d u / c s u   y el s p d  . Con ello pareciócumplirse finalmente, a escala de electorado, otro requisito esencial(si no el decisivo), sin el cual (en opinión de los representantes deldualismo partidista) no es posible constioiir un sistema de gobiernofuncional que permita una posible alternancia en el ejercicio del

 poder. La form ación de la Gran Coalición de la c d u / c s u   y el s p d  , en

diciembre de 1966, gracias a la cual la oposición pudo acceder por final gobierno, aunque el cambio de éste volvió a posponerse políticamente, significó, desde el punto de vista de los partidarios de un go

 bierno parlamentario alternativo, una nueva crisis estructu ral del sis

tema de gobierno que únicamente podría resolverse merced a lareforma que ellos abogaban. Esta fue la perspectiva adoptada porla Gran Coalición en su declaración de gobierno de diciembre de

1966, al pronunciarse por una reforma del sistema electoral. Para laselecciones al  Bundestag  en 1969 se hablaba de un “sistema electoral

transitorio”; para las elecciones subsiguientes se establecía un sistemaelectoral acorde con el sistema parlamenurio que posibilitara la constitución de claras mayorías parlamentarias y que, al propio tiempo, su

 pusiera una barrera institucional contra los gobie rnos de coalición.

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES   221

Partiendo de las simulaciones de su investigación electoral, los estu

diosos de la escuela de Colonia-Mannheim elaboraron una serie de proyectos de sistemas electorales cuya característica com ún era posibilitar

la constitución de mayorías parlamentarías por medio de un partido.Todos los proyectos perseguían el objetivo de utilizar una combinaciónespecífica de los elementos singulares componentes del sistema elec

toral para conseguir la desproporción natural entre votos y escaños(manifiesta en el sistema bipartidista con sistema de mayoría relativa encondiciones típicas ideales), por medio de la cual el sistema electoraltransforma las mayorías relativas de votos de un partido en mayorías absolutas de escaños. Lo que se pretendía, al mismo tiempo, era no tener

que sufrir algunas de las consecuencias del sistema de mayoría relativa

en circunscripciones uninominales a las que se consideraba como disfuncionales. Entre los proyectos, suscritos también por otros investigadores y realizados desde esta perspectiva funcionalista, se contaban:

1)  sistema de mayoría relativa (en 500 circunscripciones uninominales) con lista complementaria (125 escaños) y distribución por

mayoría;2)  sistema de mayoría relativa (en 500 circunscripciones uninomi

nales) con lista complementaria (125 escaños) y distribución proporc ional;

3) sistema electoral del cubo, según el cual la base para calcular losescaños no es el número de votos conseguidos por los partidos,sino su tercera potencia, repartiéndose luego los escaños por elmétodo D’Hondt;

4)  elecciones en circunscripciones tetranominales;5)  elecciones en c i rcunscr ipc iones t rinom inales ; es ta pro pu esta e n

con tró a lta aceptac ión de ntro de l s pd .

Las razones del fracaso de la reforma electoral son muy variadas(Bredthauer, 1973). En último término, éstos pueden haber residido

en la actitud refractaria del s pd . Dentro del s pd , los partidarios de los

sistemas electorales constitutivos de mayorías han sido tradicionalmente una minoría (Misch, 1974). Además, la disminución de los votos so-cialdemócratas en las elecciones a los  Landtage  entre 1966 y 1969, asícomo los cálculos realizados por el instituto i n f a s , hicieron temer als pd  que un sistema electoral que no fuese el sistema proporcional per

sonalizado afectaría negativamente al partido, eliminando la posibilidad de una participación en el gobierno.

En el terreno de la realidad política tuvieron importancia decisiva, por tanto, las consideraciones oportunistas de partido. Por lo demás,

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222 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

desde fines de los años sesenta, también han perdido importancia los

argumentos de carácter teórico-democrático. El cambio de posicióndel f d p   en el sistema de partidos y la formación de la coalición del

s p d -f d p ,

tras las elecciones al  Bundestag en 1969, arrebataron su princi pal argumento a los partidarios de la alte rnancia en el gobierno, queéstos habían venido utilizando con razón desde mediados de los años

sesenta, esto es, el argumento de la necesidad del cambio en el poder político.

El nuevo cambio de coalición de 1982 ha afirmado la capacidad del

sistema de partidos para la alternancia en el gobierno. Sin embargo,debe darse fe de que es poca la influencia del elector en la elección yen la constitución del gobierno a nivel federal.

 La unificación de Alemania: cambios y permanencias

Con la unificación de Alemania, y respecto al sistema electoral, nohubo grandes cambios. Para las primeras (y últimas) elecciones libresen la República Democrática Alemana, se aplicó la representación proporcional pura. Estas elecciones las ganó la Democracia Cristiana

con su oferta de integración rápida de Alemania oriental a la Repú blica Federal de Alemania y de mejoras en su nivel de vida, para locual la introducción del marco alemán occidental en la aún existente

República Democrática Alemana resultó ser un factor clave. Los so-cialdemócratas, sin em bargo, como par tido de oposición, criticaron al

gobierno por no considerar los costos (en la parte oriental y occiden

tal de Alemania) de un proceso político que iba en contra de un razonamiento económico y social serio. Fue difícil para la oposición vender su posición ambivalente en un contexto que se marcaba por una

corrida de la parte o riente hacia el occidente.Después de la adhesión de la República Oriental según el Art. 23 de

la Constitución de Bonn, el día 3 de octubre de 1990 se incorporaronrepresentantes de la antigua Cámara del Pueblo (Volkskammer)  en tér

minos proporcionales a la fuerza de los grupos políticos al  Bundestag. El día 2 de diciembre de 1990 se celebraron las primeras elecciones al Bundestag de la nueva República Federal de Alemania.

Hubo fuertes controversias sobre el sistema electoral. Esta vez, so

cial demócratas y también liberales se pronun ciaron po r la integraciónmás rápida y completa de los nuevos territorios (Lánder) que recién sehab ían constituido en el sistema electoral occidental, es decir, la vigencia de una sola circunscripción nacional para la distribución de los esca

ños a los partidos y la aplicación de la bañ era legal a este mismo nivel.

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 223

Cu a d r o  39.  Las elecciones al primer  Bundestag de Alemania Unida

del 2 de diciembre de 1990.

Partidos Votos en %  parte occi

dental

Votos en % parte

oñental

Votos 

en %

Totalescaños

abs. en %

e n e 35.5 41.8 36.7 268 40.5csu 8.8   - 7.1 51 7.7FDP 10.6 12.9 11.0 79 11.9SPD 35.7 24.3 33.5 239 36.1verdes 4.8   - 3.8   — -

Cívicos yverdes 6.1 1.2 8 1.2PDS 0.3 11.1 2.4 17 2.6Republicanos 2.3 1.3 2.1 - -

Otros 2.0 2.5 2.1 - -

Fuente; Schultze, 1991.

Las razones fueron obvias: querían disminuir las posibilidades del Par

tido del Socialismo Democrático (  p d s ) , organización sucesora del partido hegemónico marxista-leninista, Partido de Unidad Socialista( s e d  ) , y de los pequeños grupos que podían votar a las grandes corrientes por medio de la barrera legal. Por otra parte, la Democracia

Cristiana, por estas mismas razones y un interés político opuesto, más

su cuidado p or un pequeño P artido de Socialcristianos ( d s u ) , tutelada por los socialcristianos de Baviera, favoreció aplicar la barrera legalseparadamente en los territorios de las antiguas repúblicas y constituir

dos circunscripciones para la distribución de los escaños a nivel pluri-nominal. Cuando el gobierno estaba finalmente conforme con ceder

ante la presión (valiéndose de u na argumentac ión a veces absurda) de

socialdemócratas y liberales, intervino, por pedido de los pequeños

 partidos, el Tribunal Federal Constitucional, que declaró inconstitucional el proyecto y daba razón —en el proceso de transición que seabrió con la reunificación— a la posición demócrata-cristiana que en

el debate anterior no había fructificado. Así, para las primeras elec

ciones, se aplicó prácticamente el sistema electoral vigente por separa

do en las dos partes de la nueva República Federal con la única modificación de poder formar alianzas electorales entre los partidos deuno y otro lado de la an terio r frontera, lo que p odría ayudar a superar

la barrera legal, dado que bastaría superarlo sólo en una de las partes.

Considerando el sistema electoral como un todo, se puede decir que

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 225

una un diputado. En las otras circunscripciones existe una represen

tación mínima de dos diputados. Los otros escaños se distribuyen enlas circunscripciones en proporción a la población: un escaño por ca

da 144500 habitantes o fracción superior de 70000. Los escaños sonasignados según el método D’Hondt. Sólo participan en la distribu

ción aquellas listas de candidatos que hayan alcanzado un mínimo del3% de los votos emitidos en la circunscripción. Las listas son cerradasy bloqueadas y cada elector tiene un solo voto. Se permiten las coaliciones a nivel de circunscripción.

 Efectos de la representación proporcional 

en circunscripciones plurinominales variables

La característica más importante del sistema proporcional consiste

en la distribución de las circunscripciones electorales, esto es en el tamaño de las circunscripciones. Por un lado, se debe considerar el valor

 promedio de 6.7 diputados por circunscripción, que es comparativam ente bajo, y po r otro lado, se debe considerar el gran tam año de doscircunscripciones electorales (Madrid con 32 diputados y Barcelonacon 33). La importancia de la función correctiva de la barrera legal

del 3%, que fue tan subrayada en la fundamentac ión de la Ley pa ra la

Reforma Política, es menor, ya que prácticamente sólo puede ser utilizada en las cuatro circunscripciones grandes. Ya sólo el tamaño delas circunscripciones, en las circunscripciones restantes, impide que

 pequeños partidos logren algún escaño. La im portancia de la apli

cación del sistema D’Hondt, a la que se le presta gran atención en ladiscusión política y científica en España, es considerab lemente menor

que la que se le asigna, y de ningún modo ese método representa el

“poderoso correctivo que impide una excesiva dispersión de partidosen el parlamento”, como es sostenido en el decreto-ley de 1977. El

efecto que provoca el método D’Hondt, en todo caso, depende de la

frecuencia de su aplicación, ya que este método de cómputo, que

 —en comparación con otros— favorece a los partidos más grandes, puede influir los resultados electorales en algunas circunscripcionesen favor de estos partidos y por consiguiente tiene un efecto más grande cuando se suman dichas ventajas. Sin embargo, esto significa que

en última instancia, la distribución de las circunscripciones electorales

es decisiva para el efecto desproporcional del sistema electoral.Esto es válido también en otro sentido: si, en primer lugar, se es

tablece que a cada circunscripción electoral le corresponden dosescaños, y en segundo lugar, si se tiene en cuenta la can tidad de habi

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226 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

tantes, se produce una representación desigual con base en la pobla

ción y en favor de circunscripciones pequeñas, es decir, en beneficiode aquellas provincias cuya cantidad de habitantes es relativamente baja. En las elecciones de 1977, en la provincia de Soria correspondióun diputado a cada 33500 habitantes, mientras que en la provincia deMadrid, la relación ascendió a un diputado por cada 141 200 habitantes. Esa desigualdad puede tener grandes efectos en la representa

ción, los cuales se agudizan, en primer lugar, según como se presentela distribución geográfica de las circunscripciones electorales de diferentes tamaños y, en segundo lugar, según como co rresponda esa distribución a la distribución geográfica del voto de los partidos políticos.

En las circunscripciones más pequeñas no es posible la relación pro

 porc ional entre votos-escaños como la que existe en las circunscripciones más grandes. De esta manera, aquellos partidos que dominan enun número suficiente de pequeñas y medianas circunscripciones, resultan tendencialmente beneficiados (véase supra “Distribución regio

nal de las circunscripciones”, p. 58).

La limitación de la proporcionalidad se refleja, completamente, enlos resultados electorales. El sistema electoral favorece a los partidosgrandes, y entre ellos, en las elecciones de 1977 y 1979, a la u c d    en

mayor medida que al  p s o e , ya que la u c d    logró los mejores resultados,

especialm ente en las circunscripciones más pequeñas, m ientras que el p s o e  en las circunscripciones grandes (urbanas). Los partidos grandesse ven, por principio, fortalecidos en relación con los partidos pequeños de alcance nacional; sin embargo, esto no es así en relación conlos partidos regionales, que sobre la base del cómputo de los votos enla circunscripción pueden alcanzar una representación proporcional.

El efecto desproporcional del sistema electoral es tan pronunciadoque, bajo determinadas condiciones, un partido puede lograr la ma

yoría absoluta de los escaños con ap roximadamente el 42% de los votos (véase Nohlen/Schultze, 1985) o aun menos, como ocurrió en las

elecciones de 1989.

En las elecciones de 1982, ese favorecimiento de los partidos grandes fue exactam ente lo que representó la espectacular disminución dela u c d   y el crecimiento sobredimensional del  p s o e   en la distribución,

sobreproporcional de los escaños parlamentarios. Mientras que en laderecha la u c d    fue dividida por problemas internos (compáreseHuneeus, 1985) y se presentaron a elecciones como mínimo cinco

 partidos del espectro de centro-derecha, el  p s o e   se convirtió en el partido aglutinador de la izquierda —favorecido también por la polari

zación política— y pudo atraer tanto una gran parte de los anterioreselectores del  p c e   como también de los partidos regionales de izquier

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SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES 227

da o partidos sin representación parlamentaria. A pesar -le la mayor

cantidad de votos en las provincias y regiones tradicionalmente de izquierda, las ganancias del  p s o e  en las zonas rurales conservadoras con

una baja población alcanzaron una cantidad de escaños desproporcionadamente mayor, ya que en éstas, una leve traslación en el electora

do tuvo como consecuencia la redistribución de los escaños.Por otra parte, las pérdidas de la u c d    respecto a los escaños fueron

más graves jus tam ente en sus bastiones an terio res (Caciagli, 1983,

 p. 86). El  p s o e   pudo alcanzar el 57.7% de los escaños con el 48.4% delos votos en virtud del efecto desproporcional del sistema electoral, loque le aseguró todavía al partido, incluso después de las pérdidas devotos de 1986, la mayoría absoluta con el 44.1% de los votos, y con ello,

al menos a mediano plazo, la posición de partido dominante dentrodel sistema de partidos.

Valoración y debate sobre la reforma del sistema electoral

En el debate político y científico en España no existe acuerdo respecto a la valoración del sistema electoral ni respecto al análisis sobre susconsecuencias. Las opiniones están más bien contrapuestas. Esa situa

ción está, sin duda, estrechamente relacionada con el dogmatismo quedomina la discusión sobre el sistema electoral en ese país, así comocon la falta de disposición para someter concepciones teóricas y evaluaciones políticas a una revisión que considere nuevas experiencias,

y, de ser necesario, las corrija.El sistema proporcional en circunscripciones plurinominales de dife

rentes tamaños no ha conducido a la atomización del sistema de par

tidos (lo que constituye el temor de los que recomiendan el sistema

electoral mayoritario), ni a una tendencia fantástica a la concentración

del poder en manos de dos fuerzas políticas grandes (así por ejemplo,las interpretaciones distorsionantes de los partidarios de los partidos

más pequeños). Lo que sin duda merece ser criticado es la desigualdad de la representación causada por la distribución de la población,

lo cual está en abierta contradicción con el principio de la igualdad

del sufragio en elecciones democráticas y lo que debería ser objeto deuna reforma.

El sistema electoral tuvo efectos políticos; entre otras cosas: 1)  im pidió la dispersión del sistema de partidos (en los dos partidos más

grandes se concentraron en 1979 65.5% de los votos, en 1982 74.3%

y en 1986 70.1%); 2)  posibilitó la representación parlamentaria de partidos regionales; 3)  favoreció a ios partidos más grandes y, de ese

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228 SISTEMAS ELECTORALES INDIVIDUALES

modo, facilitó la formación de un a mayoría parlam enta ria (en 1982 y1986 las mayorías relativas de los votos se transformaron en mayorías

absolutas de escaños) y mejoró el funcionamiento del sistema parla

mentario. Si se tiene en cuenta el contexto histórico-político de Es paña — transición a la m onarq uía parlamentaria y su consolidación—esos tres efectos fueron útiles para los procesos mencionados, porque

iniciaron procesos de integración que persiguieron conceptos teóricos contrapuestos: integración mediante un pluralismo que da una re

 presentación a las fuerzas políticas nacionalistas regionales centrífugas

(efecto proporcional) e integración a través de un proceso de forma

ción de la voluntad política hacia una alternativa entre los dos partidos grandes (efecto mayoritario).

Sin duda, esa doble dimensión de la capacidad funcional del sistema electoral ha dificultado una evaluación adecuada del mismo.

Sin embargo, desde la derrota de la u c d  , el tipo de sistema de partido en España se ha modificado (compárese Arias-Salgado, 1988). La posición de centro -derecha, desde entonces, ha tenid o dificultades en

organizarse nuevamente en un partido político fuerte, de tal manera

que no representó hasta mediados de los años noventa un a co m petencia seria para el  p s o e  en cuanto al ejercicio de gobierno en Madrid.

Por lo tanto, la capacidad del sistema de partidos español de posi

 bilitar una alternancia de partidos en el gobie rno ha sido pronunciadam ente baja. Aun cuando el  p s o e   tuvo que aceptar pérdidas de votosen elecciones posteriores, su liderazgo en la política española ha tenido más posibilidades de continuar a través de coaliciones, que un

cambio como en 1982. Este hecho se ha reflejado en el estilo del ejercicio de gobierno y en la discusión política en España. La funciónde la oposición en los años o chenta pudo trasladarse de los partidos deoposición y del parlamento a la prensa, a los grupos de interés y a la

calle.Las posibilidades de reacción m ediante reform a de las instituciones

 —por ejemplo del sistema electora l que amortigua políticamente posibles pérd idas de votos— son, sin embargo, escasas.

Se les pedía a los partidos de centro-derecha proponer una oferta política, programática y personal, que corresponda con las demandassociológico-electorales, para evitar que el  p s o e   se convierta en un  p r i  

español —u na com paración que observadores críticos de la política es

 pañola creyeron ya oportuna en la mitad del segundo perio do legisla

tivo del p s o e .

En las elecciones de 1993, sin embargo, la diferencia envotos entre el  p s o e   y el principal partido de oposición, el Partido Po pular ( p p ) , se redujo a cuatro puntos. En medio de serios problemasde desgaste del gob ierno y del partido de gob ierno (por clientelismo

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C u a d r o  40.  España: elecciones al congreso de los d iputados 1977-1993

1977  1979

Votos en % 

19S2 1986 1989 1993

PSOF.   30.3 30.5 48.4   '44.0   39.5 38.8

a p ( c d   ) - p d p   8.4 6.5 25.9 26.0 25.8 34.7

UCD   34.8 35.0 6.8   - -   _ 

 p c e /   p s u c   9.3 10.8 4.0 4.61 9.1   9.2 '

CDS   -   -   2.9 9.23 7.9 1.8

CIV 2.8 2.7   3.7   5.02 5.0 4.9

PNV

  1.7 1.7   1.9 1.53 1.24 1.2HB   - 1.0 1.0 1.15 1.06 0.9

ER C   0.8 0.7 0.7   0.42   0.41 0.8

FE 0.3 0.5   0.5 0.53   0.51   -

Otros 11.5 10.6 3.6 6.58 9.4 7.7

 Escaños en %

1977  1979 1982 1986 1989 1993

PSOE   33.7 34.5 57.7 52.6 50.0 45.4

a p ( c d   ) - p d p   4.6 2.0 30.3 30.0 30.6 40.3

UCD   47.1   48.0 3.4   -   - -

 p c e /   p s u c   5.7 6.6 1.1 2.0 4.8 5.1

CDS   - -   0.6 5.4 4.0   -

CIV   3.1 2.3   3.4   5.1 5.1   4.9PNV   2.3 2.0 2.3 1.7 1.4 1.4

IIB   -   0.9 0.6 1.4 1.1   0.6

ERC   0.3 0.3 0.3   - -   0.3

EE   0.3 0.3 0.3 0.6   -   -

Otros   2.9 2.3   0 . 0   1.1 0.6 2.0

1Desde 1989: PP {Partido Popular)

- Desde 1986: IU (Izquierda Unida).Fuente: Mackie/Rose, 1982, p. 328, Nohlen/Schuitze, 1985, p. 194; Ministerio del Interior;

Anuario El País,  1994.

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230 S IS T E MA S E L E C T O R A L E S I N D I V I D U A L E S

de partido, tráfico de influencia y corrupción) y de problemas econó

micos, el sistema de partidos parece evolucionar hacia una competencia entre dos grandes partidos, con una posición estratégica de los

 partidos de ámbito regional, especialm ente la m inoría catalana.

I r l a n d a : “S i n g l e  T r a n s f l r a b l e   V o t e ”

(v o t o   ú n i c o   t r a n s f e r i r l e )

Entre los sistemas electorales más perfeccionados que realizan la ideaoriginal de los teóricos de la represen Lición proporciona l (esto es,

 permitir que los electores clasifiquen a los candidatos y expresen pre

ferencias alternativas para el caso de que la primera preferencia noconsiga imponerse) se cuen ta el voto único transferible (single transfer- 

able vote:  s t v ) . L o s   efectos de este procedimiento sobre el sistema de partidos dependen en gran medida de otros factores del sistema elec

toral ya que, en el caso del voto único transferible, se trata, ante todo,de un procedimiento especial de votación y de cómputo de votos. Sinembargo, el voto único transferible ( s t v ) constituye, en la terminología inglesa, un sistema electoral propio junto con el sistema de ma

yoría relativa en circunscripciones uninominales, y con la repre

sentación proporcional ( p r  ) .El sistema de voto único transferible es el sistema electoral tradicio

nal de Irlanda. Hasta ahora no se ha encontrado otro caso donde se le

utilice, excepto para las elecciones nacionales en Malta. Este hechocontrasta con la extensa discusión que ha provocado el sistema devoto único transferible, particu larm ente en el m un do de habla inglesa.

Procedimiento de votación y de cómputo de votos

Dicho brevemente, el sistema de voto único transferible es un sistemade representación proporcional sin lisLis (como principio de deci

sión) con voto único transferible. En la papeleta electoral se insertan,en orden alfabético, los nombres de todos los candidatos (de partidosy también individuales). El elector puede distribuir sus preferencias

en la papeleta, escribiendo los números uno , dos, tres, etc., jun to a los

nom bres de los candidatos. Los escaños son asignados según el  Droop- 

Quota  (= número total de votos válidos más 1, dividido por el número

total de escaños a asignar en la circunscripción más l).1Si un candi-

n lim ero abso luto de .:otos-----------------------------------------+ I

nú m ero de escaños + 1

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VIII. CO ND ICION ES CONSTITUTIVAS DE LOS SISTEMAS

ELECTO RALE S Y LAS REFORMAS EL ECTOR ALES

S u r g i m i e n t o   d e   l o s   s i s t e m a s   e l e c t o r a l e s

El  d e b a t e  sobre sistemas electorales, sus ventajas y desventajas, ofrece

una posibilidad de opción, relativamente grande, a aquellos que tienen a su cargo las decisiones políticas. Sin embargo, frente a eso, unestudio más profundo de los sistemas electorales muestra que el des

arrollo y la difusión de los diferentes tipos básicos y subtipos están es

trecham ente vinculados con el desarrollo sociopolítico y político-institucional de las democracias occidentales, Los sistemas electorales reflejan las relaciones de poder político. Tanto en los casos en los queuna clase social o un grupo político impuso un determinado sistema

electoral para asegurar, institucionalmente, la lealtad del electoradofrente al orden social establecido como en los casos en los que diferentes grupos políticos establecieron un compromiso con el sistema

electoral instituido, fueron siempre las relaciones concretas de poder político las que decidieron sobre las cuestiones del sistema electoral.

Es erróneo suponer que los sistemas electorales pueden ser implantados según criterios tecnológico-sociales, o introducidos basándose pri

mordialmente en criterios funcionales suprapartidarios. En muchoscasos ios sistemas electorales son el resultado (continuamente cuestionado) de disputas entre clases sociales y grupos políticos en el proceso

del desarrollo y cambio de sus objetivos, valores e ideologías. Estas reflexiones sobre la génesis de los sistemas electorales remiten nuevam ente

a la necesidad de incluir las condiciones históricas y los factores so-ciopolíticos en el análisis comparado de los sistemas electorales. Estosfactores son más que simples variables interv inientes.

Se ha afirmado que los sistemas de partidos modernos se constitu

yeron en una época determinada, es decir, en el periodo de imposi

ción del mass polüics, y que desde entonces casi no se han modificado(Lipset/Rokkan, 1967, Rose/Urwin, 1970). Lo mismo puede ser com

 probado para los sistemas electorales. Ellos son el resultado de proce

sos de cambios fundamentales en una época determinada, manteniendo desde entonces una estabilidad relativa.

Los sistemas electorales empíricos son, por lo tanto, el resultado de

301

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302 C O N D I C I O N E S D E S I ST E M A S Y R E F OR M A S E L E C T O R A L E S

compromisos en tre las fuerzas políticas en determinados periodos. Estatesis abarca también al sistema electoral británico, el sistema de mayo-ría reladva en circunscripciones uninominales, que suele considerarse

com o un modelo clásico (véase “Gran Bretaña”). Y, sobre todo, es apli-cable a los diferentes sistemas de representación proporcional. Histó-ricamente la aparición de la representación proporcional fue el resul-tado del intento de introducir un principio, a saber, la representación

 proporcional de los partidos políticos en un sistema de representa-

ción política adaptado a las condiciones nacionales respectivas. Corres-

 pondientem ente, los sistemas electorales proporcionales varían, yaque existen posibilidades de variación entre los diferentes elementos

y, no obstante, pued e m antenerse el principio de representación .

La reciente legislación electoral en España es un buen ejemplo queilustra este hecho. En el proceso de transición a la democracia, la

derecha bajo la dirección de Fraga Iribarne (un decidido partidariodel sistema electoral británico) op tó por un sistema de mayoría relati-va, mientras que la oposición democrática (apoyada principalmente

 por las fuerzas regionalistas) reclamaba un sistema de representación proporcional para las prim eras elecciones democrá ticas a las Cortes.

El gobierno de Suárez se encontró atrapado entre las dos posiciones, pero optó por la representación proporcional, de acuerd o con su es-

trategia de concordancia y con la intención de integrar a las fuerzasde oposición en el sistema político. A fin de queb rar las resistencias dela de rech a en las Cortes aún franquistas, el gobierno de Suárez aceptóuna solución de compromiso y admitió la introducción de los llama-dos “correctivos”, que pretendían impedir la fragmentación del sis-

tema de partidos.

Si bien la selección de los componentes del sistema electoral, espe-cialmente de tales “correctivos” (método D’Hondt y la barrera legal

del 3%), era poco convincente desde el punto de vista sistemático, ensus motivos y en sus efectos (véase “España”, p. 223), sin embargo, el

sistema electoral resultó admisible políticamente para los integrantes

de la oposición. Esto quiere decir que la aceptación del sistema elec-toral español no fue determ inada p or su adecuación técnica o su con-sistencia teórica, sino que se fundamente') en la solución de compro-

miso político de aquellos componentes individuales.Otro ejemplo constituye el esfuerzo de encontrar un sistema elec-

toral uniforme para las elecciones al Parlamento Europeo (véase pp.

289 ss). El fundam ento de la propuesta de com promiso de 1982 es po-co convincente desde la perspectiva de la sistemádea electoral. Tampocose logró la aprobación po r algunos países

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C O N D I C I O N E S D E S IS T E M A S Y R E F O R M A S E L E C T O R A L E S 303

C u a d r o   66 .  Derecho de sufragio universal y representación  proporcional-año de introducción

Sufragio  Representaciónuniversal proporcional

Austria 1907- 1919Bélgica 1893/1919- 1898/1919Dinamarca 1918 1920

Finlandia 1906 1906

Italia 1918a 1919

Luxemburgo 1918 1919

 Noruega 1913 1919Países Bajos 1917a 1917

Suecia 1921 1909

a Sólo masculino; ver cuadro 2.Fuente: Nohlen, 1978.

A  pesar de que las constelaciones históricas y políticas bajo las cuales se aplicaron los sistemas de representación proporcional fueron

muy distintas en los diversos países, el resultado histórico, no obstante, ha sido fundamentalmente el mismo en cuanto al principio de re

 presentación, ya que la in troducción de aquellos sistemas de representación proporcional (en diferentes tipos) que mostraron ser “estables” y permanecie ron inmutables, fue producto de una causa común. Tal introducción se produjo en la época del cambio fundamental, social y

 político, que se dio en el contexto de la democratización del derechode sufragio y de la aplicación del sufragio universal (véase cuadro 66 y“Derecho electoral”), en relación también con el ascenso de los par

tidos obreros y la reestructuración de los sistemas tradicionales de partidos (conservadores ilib e ra le s ), es decir, en el mismo periodo delcambio político fundamental que se comprobó en el caso de clivajes

 políticos y de los sistemas de partidos. En estas condiciones, el cam biodel principio de representación y la introducción de representación proporcional no solamente sirvieron a los intereses de los nuevos partidos políticos emergentes que se habían visto discriminados en el pasado a causa del sufragio (restringido) y/o del sistema electoral exis

tente, sino que también beneficiaron a los intereses de los partidosmás débiles entre los partidos establecidos, sobre los que pesaba laamenaza de desaparecer, debido al ascenso de las nuevas fuerzas políticas. Kohl (1982, p. 497) ha señalado, con toda razón, la ambigüedadfuncional de la representación proporcional para aquellas minorías

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304 C O N D I C I O N E S D E S I ST E M A S Y R E F O RM A S E L E C T O R A L E S

en ascenso, así como para las que se encuentran en situación defensiva, una situación que ha facilitado la solución de compromiso de las

fuerzas sociopolíticas en un sistema de representación proporcional.

R e f o r m a   d e   l o s   s i s t e m a s   e l e c t o r a l e s   e n   l o s   p a í s e s   i n d u s t r i a l i z a d o s

Una comparación histórica de las reformas nacionales de los sistemas

electorales muestra que, en la mayoría de los países, las reformas queimplicaban cambios fundamentales se produjeron hace unos 50 años;desde entonces, en la mayor parte de los casos no se ha alterado eltipo fundamental de sistema electoral, y casi todos estos países están

utilizando el mismo principio de representación (esto es, ya sea la re presentación por mayoría absoluta o relativa o la representación pro porcional) , que se im puso durante el prim er cuarto del siglo xx .1Los pocos casos divergentes pueden explicarse, fundamenta lmente , me

diante ruptu ras que tienen profundas raíces en el desarrollo históricoy político en los países en cuestión. Esta es la razón p or la que los paí

ses en los que el fascismo alcanzó el poder o en los que se abolió tem poralm ente el sistema democrático, tuvieron que decid ir sus sistemaselectorales por segunda vez en una época posterior y, por lo general,

volvieron al sistema por el que habían optado en el pasado. Tras la segunda Guerra Mundial, Italia, Austria y la República Federal de Alemania reimplantaron la representación proporcional que había estado en vigor desde 1919; sin embargo, en el caso germano-occidentalse optó por otro subtipo de representación proporcional. Tras largosdecenios de régimen autoritario, España y Portugal abando naro n sus

sistemas electorales tradicionales (sistema de mayoría relativa con voto limitado) e implantaron sistemas de representación proporcionaldurante la transición al gobierno democrático, en la década de 1970.

Hasta hace poco, el único caso realmente particular era Francia conlas profundas reformas electorales de 1958 (reimplantación del sistema de mayoría absoluta), la de 1985 (reimplantación de la representación proporcional) y reforma de 1986 (reintroducción renovadadel sistema de mayoría absoluta). En todos los demás países las reformas electorales se mantuvieron dentro del ámbito de los dos tipos

 básicos existentes. En cinco países (Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Lu-xem burgo y Suiza), las reformas no afectaron la estructura del sistema

electoral. En la mayoría de los otros casos, las reformas trataban deconseguir un grado mayor de proporcionalidad, p or ejemplo median-

1La hipótesis acerca de la congelación de los sistemas de partidos europeos occidentales se remonta hasta S. M. Lipset y Stein Rokkan (1967).

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C u a d r o   67.  Reformas en los sistemas electorales de 18 países europeos occidentales

Ultimo cambio Cantidad de ekcctoen tí principio Tipo básico en vigor Reforma dentro dd Propósito nes desde la aplica-

País de representa- en la actualidad prinrípío de nptesen- de las reformas rión del principio deción (ación establecido represen t. en vigor 

Alemania 1919/1949 R. P. 1953.1956,1985 Menos proporcionalidad,elevación de la barreralegal, cambio de procedimiento de cómputo

13

Austria 1919/1945 R. P. 1971 Nueva distribución decircunscripciones.

19

Bélgica 1919 R. P.  Ninguna  —  23

Dinamarca 1920 R. P.  Ninguna —  28

España 1976 R. P.  Ninguna  —  5

Finlandia 1906 R. P. (1935, 1955) (Sólo afectan a candidaturas.)

32

Francia 1958 R. M. 1966 Contra los partidosmenores (10% de participación en segundavuelta)

7

1985 R. P.1

1986 R. M. 2

Gran Bretaña R. M. 1832, 1884*18851918, 1948

Aplicación del sistema demayoría relativa en circunscripciones uninomi-nales

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C u a d r o   67.  Reformas en los sistemas electorales de 18 países europeos (cont.)

País

Ultimo cambio en el principio de representa

ción

Tipo básico en vigor  en la actualidad 

 Reforma dentro del  principio de represen

tación establecido

Cantidad de eleccio- Propósito nes desde la aplica- 

de las reformas ción del principio de represent. en vigor 

Grecia 1951 R.P. 1974, 1977,entre otras

1974, aumento; 1977,

reducción de despropor-

cionalidades

10

Irlanda 1923 R.P. 1936,1947, 1969 Menos proporcionalidad

al aumentar la cantidadde circunscripciones

24

Islandia 1942* R.P. 1959 Más propor./nuev a

distribución de las

circunscripciones

17

Italia 1919/1946 R.P. 1956 Más proporcionalidad al

reformar el divisor 12

1993 Mayor desproporcionalidad;

uninominalidad con listas

1

l.uxem burgo 1919 R.P.  Ninguna 18

 Noruega 1919 R.P. 1953 Más propor./reforma del

 procedimiento del divisor 

18

Países Bajos 1917 R.P. 1921, 1923 Menos propor./reforma

de la asignación de losescaños sobrantes

21

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País

 Lltimo cambio ni el principio de representa

ción

Tipo básico en vigor  en la actualidad 

 Reforma dentro del  principio de represen

tación establecido

Propósito de las reformas

Cantidad de elecciones desde la aplicación del principio de represent. en vigor 

Portugal 1975 R.P. Ninguna   —  8

Suecia 1909 R.P. 1949, 1971 1949: más propon; 1971:

 barrera legal contra

los partidos menores

26

Suiza 1919 R.P. Ninguna  —  19

a Con el fin ele reducir desproporciones, ya en 1915, 6 de los 40 miembros de  Allhingse elegían en los estados.R. P.= Representación proporcional: R. M.= Representación por mayoría

Fuente: Nohlen, 1983, p. 494, completado.

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308 C O N D I C IO N E S D E S I ST E M A S Y R E FO R M A S E L E C T O R A L E S

te una reform a en la distribución de las circunscripciones (Islandia) omediante un cambio en el procedimiento de conversión de votos en

escaños (por ejemplo, aplicando el método igualado en vez del méto-do D’Hondt, o cambiando el divisor en el procedimiento del cociente

electoral, o modificando la fórmula para adjudicar los votos restan-tes). Se dieron cambios de este tipo en Grecia, 1977 y 1985; Islandia,1959; Italia, 1956; Noruega, 1953; Suecia, 1949. Reformas que trata-

 ban de conseguir lo contra rio , esto es, que se orientaban en contra de

los partidos pequeños y que condujeron a una reducción del gradode proporcionalidad, se aplicaron con éxito en Alemania (RFA) en 1953y 1956, en Grecia en 1974, Irlanda en 1936, 1947 y 1969, en los Países

Bajos en 1921 y 1923, en Suecia en 1971, e Italia en 1993. Estos efectos

se obtuvieron, fundamentalm ente, mediante la redistribución de las cir-cunscripciones, cambios en los procedimientos de adjudicación de vo-tos restantes y, sobre todo, mediante la introducción de barreras lega-les (en Alemania, Suecia y España en 1977, Francia 1985 e Italia 1993).

En general, se puede com prob ar que las normas institucionales delos procesos electorales en los países europeos (excepto Francia) se

ha n consolidado, y que el principio de representación se man tiene in-

alterado en la mayoría de los casos en los últimos 50 años. Los cam- bios fundamenta les son poco frecuentes y sólo se dan en situaciones

históricas extraordinarias. No obstante, existen posibilidades de refor-ma d en tro del marco de los dos tipos básicos establecidos de sistemas

electorales que, de hecho, se han utilizado en varios países, en donde permanece aún abierta la cuestión de b¿yo qué condiciones existen po-sibilidades concretas de refo rma en una u otra direcciones. Por lo gene-ral, ni siquiera se cambió el subúpo de representación proporcional.

La actitud reservada de los partidos políticos respecto a las refor-mas electorales fundamentales, por un lado, tiene que ver con la in-

serción constitucional del principio de representación (en 11 de 18 países) (véase “Qué significa representación por mayoría”, p. 99). Porconsiguiente, una reforma necesita una mayoría calificada, por lo

general, también de un acuerdo en tre el gobierno y la oposición. Porotro lado, el comportamiento de los partidos políticos parece haber

cambiado respecto a las ventajas y desventajas de los sistemas elec-torales. Las desventajas son sin duda vigorosamente señaladas por los

 partidos afectados. Ellas constituyen el estímulo para el debate públi-

co sobre los sistemas electorales. Sin embargo, las ventajas y desventa-

 jas no son, estructuralm ente , atribuib les a determinados partidos sinodespúes del cómputo de los votos, pues ellas pueden cambiar, y los partidos antes peijudicados reciben las ventajas coyunturales, sin hacerrealidad los planes de reforma propagados en la oposición política.

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C O N D I C I O N E S D E S IS T EM A S Y R E F O R M A S E L E C T O R A E E S 309

Ejemplos adecuados son Grecia y España: las reformas electorales de

1985 confirmaron las características fundam entales y el subtipo del sis-

tema de representación proporcional existente.

Ya que las mayorías partidistas en los parlamentos se producen, po rlo general, mediante el efecto de desproporción del sistema electoral

(véase “Sistema electoral y formación de mayorías”, pp. 357 ss),  los partidos gubernam enta les que han logrado la mayoría parlamentariade ese modo, suelen estar poco interesados en reformas electorales.

Por otra parte, al cambio de la mayoría parlamentaria entre partidos

 burgueses y partidos socialistas, en vista de la in tegración de los par-tidos socialistas en el sistema político y social, ya no se le atribuye la ca-

 pacidad de desin tegración del sistema que se le atribuía o que se te-

mía durante el ascenso de los partidos obreros temor que motivó en parte la introducción de la representación proporcional.

O tra observación em pírica respecto a las reform as electorales se re-fiere a la relación entre electores y elegidos en términos de su mayor omenor vinculación. Dentro del principio de representación propor-

cional, los sistemas electorales emplean, en su gran mayoría, la lista

cerrada y bloqueada, lo cual fue motivo de críticas dirigidas al carácteranónimo de las candidaturas y la falta de influencia del elector en la

selección del personal político. En este sentido, algunas reformas ibanen dirección de abrir las listas. Actualmente, se está produciendo unanueva tendencia de reforma hacia la personalización del voto, combi-nando a tal efecto el voto uninominal con la representación propor-

cional. El sistema electoral que sirve de modelo para este tipo de re-

forma es el sistema electoral alemán, presente prácticamente en todoslos debates nacionales sobre reforma electoral. Los casos individualesque analizaremos a continuación, nos muestran, sin embargo, que exis-ten diferentes formas de combinar uninom inalidad y propo rciona-

lidad.

L a s   r e f o r m a s   e l e c t o r a l e s   e n   I t a l i a   y  N u e v a   Z e l a n d a

Las reformas electorales en Italia y Nueva Zelanda constituyen, en elmundo de los países industrializados, ejemplos recientes de combi-nación de uninominalidad y proporcionalidad. Esta nueva tendenciaimplica problemas en lo referente a la clasificación de los sistemas

electorales resultantes. En consecuencia, antes de proceder al análisisde estos nuevos sistemas electorales, resulta necesario establecer crite-rios de clasificación. A menudo, se considera com o ctirerio el nú m erode circunscripciones uninominales en relación con la cifra total de es-

caños, o con la cifra de escaños distribuidos de manera proporcional.

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510 C O N D I C I O N E S D E S IS T E M A S Y R E FO R M A S E L E C T O R A L E S

Así, según esta relación, sería posible calificar un sistema con mayornúm ero de circunscripciones uninom inales como un sistema prevalecientemente proporcional. Sin lugar a duda, la relación cuantitativatiene importancia, pero sólo de forma secundaria o auxiliar. El crite

rio decisivo es la forma de interrelación de los escaños uninominales y proporcionales. A este respecto , hay que distinguir tres form as y efectos distintos: 1)  el sistema proporcional personalizado; 2)  el sistema

 personalizado compensa torio; 3) el sistema segm entado (en par te uni-nominal y en parte proporcional). Los tres subtipos de sistemas elec

torales que operan com binando uninom inalidad y proporcionalidadse diferencian sobre todo por el alcance de la proporcionalidad entérminos técnicos y en términos de su efecto. Así, el primer sistemaelectoral es proporcional en el origen mismo de la adjudicación de losescaños, no dejando ningún espacio para que la uninominalidad distorsione la relación proporcional entre votos y escaños. El segundoes proporcional sólo en la medida en que los escaños de representación

 proporcional pueden igualar, en el proceso de compensación, las distorsiones en la relación votos-escaños, producto de la adjudicación deuna parte de los escaños por mayoría (relativa o absoluta); el efecto

 proporcional del sistema puede variar según las circunstancias (relación escaños uninom inales vs.  proporcionales, estructura del sistema

de partidos, comportamiento electoral, etc.). El tercero se aleja de larepresentación proporcional, dado que el margen de efecto proporcional del sistema se restringe exclusivamente a la parte de los escañosque se adjucican de forma proporcional, dejando totalmente fuera deinfluencia la parte de los escaños para cuya adjudicación rige el criteriode la mayoría. Para com po ner el parlamento, se ju n tan únicamente

los resultados parciales, es decir, uninominales y proporcionales. Aquí podría ser útil el criterio de la relación cuantitativa entre los dos tiposde escaños para dete rm ina r el tipo o subúpo de sistema electoral.

 Italia: del sistema proporcional ai sistema personalizado

En Italia, el punto de partida fue la permanente crisis del sistema político, que se describió como un bloqueo del sistema: en vista de lafalta de una alternativa frente a las respectivas coaliciones de gobierno,que han sido formadas alrededo r del partido más grande, la Democracia Cristiana, coaliciones que desde 1976 tomaron la forma de una

coalición de cinco partidos (Pentapartito),  faltó también la posibilidadde la alternancia en el ejercicio del gobierno. Una coalición con elotro partido grande, el  pc i , era vista como irreal, hasta el punto de quelos comunistas no pudieron asumir la función de una alternativa. El

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C O N D I C IO N E S D E S IS T EM A S Y R E F O R M A S E L E C T O R A L E S   311

 pentapartito  se caracterizó por su heterogeneidad interna y su debilidad, lo que resultó en una menor capacitá decisionale  (Passigli, 1984) y

 por consiguiente un bajo output  legislativo. En este hecho influyó tam

 bién la posición fáctica de veto de los partidos pequeños en el parlamento. Debido a la ineluctabilidad del  pentapartito,  el elector no tenía

 —y esto fue puesto de manifiesto claramente en las elecciones al parlamento italiano del 14/15 de junio de 1987— ni la posibilidad de emitir juicios sobre lo realizado por el gobierno ni la posibilidad de sancionar un gobierno y elegir uno nuevo. Para los partidos las eleccionessolamente cumplían el objetivo de ganar tiempo y de poner en claro,

mediante su aplazamiento, una situación momentáneamente atascada.

La crisis estructural del sistema de partidos italiano ya no se carac

terizó solamente por la falta de un a alternativa de gobierno , sino tam bién por una bip olaridad originada dentro del inevitable  pentapartito 

en el gobierno, bipolaridad formada, por un lado, por la Democracia

Cristiana y, por el otro, por los socialistas, quienes reclamaban una po

sición central dentro del espectro político y del gobierno. Con esto,los socialistas tenían la expectativa de poder determinar diferentes mayorías mediante la selección de partidos alternativos para coaliciones(Agosta, 1987, pp . 149 Desde 1976, para la d c  ya no existía la posi

 bilidad de constitu ir una mayoría de gobie rno sólo con el bloque de

 partidos laicos y sin los socialistas. Los tres elementos del  pentapartito 

han adquirido la misma importancia: especialmente desde la elecciónde 1987, desde un punto de vista puramente numérico, la d c   y el  p s i  

 podrían conformar solos un gobierno.En el centro de la crítica estaba el sistema de partidos italiano, el

que debido al  plura lismo polarizzato existente (en 1987 llegaron al par

lamento 14 partidos) no cumplía con sus funciones. Cada reformainstitucional debería tener por objetivo un cambio estructural del sis

tema de partidos.Las propuestas que fueron hechas en el seno de la Comisión bica-

meral y en la discusión genera l reflejaban los polos govemabilitá   (logro

de mayoría de gobierno eficiente y estable) y reppresentativitá que se basan en la teoría de los sistemas electorales. Las propuestas que se orientaban en el primer polo buscaban reformas tendientes a fomentar laconstitución de mayorías, y a aumentar la influencia del elector enla selección de los candidatos; las propuestas que se encon traban más

 próximas al segundo polo, defendían el principio proporc ional exis

tente o querían introducir una “forma mixta” en dirección al sistemaelectoral germano-occidental. Las propuestas que fueron presentadasen la Comisión eran resultados de los respectivos intereses de los par

tidos, como se puede ver fácilmente en la siguiente lista:

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312 C O N D I C I O N E S D E S IS T EM A S Y R E F O R M A S E L E C T O R A L E S

1.  Posición  p r i,  pl i y  ps d i  (como también en segunda línea: ms i-d n ): 

continuidad del sistema electoral existente con correcciones, como, por ejemplo, modificación en el tamaño de las circunscripciones, reducción del nú m ero de votos preferenciales, aplicación

del principio proporcional puro para la adjudicación de los escaños restantes (inclusive el d p).

2.  Posición d c :  premio de mayoría para listas de coaliciones triun

fantes (Scoppola) con preferencia de los pequeños partidos (DeMita); Ruffili: circunscripciones reducidas (5-10 escaños), distri

 bución de escaños según el princip io proporcional, asignación

de escaños restantes en circunscripciones regionales, 1 /10 en cir

cunscripción nacional, de ellos van el 60% a la alianza electoral

triunfante, 40% a la segunda alianza.3 . Posición Pasquino /M ilán i (izquierda inde pendien te en el sena

do): sistema con doble vuelta: en la primera vuelta se hace lavotación por las listas de los partidos, se asigna el 80% de los es

caños en circunscripciones pequeñas (4-7 escaños), principio proporcional, lista cerrada y bloqueada, esto es, sin votos preferenciales; entre la primera y la segunda vueltas deben ser for

madas las coaliciones, inclusive un acuerdo de programa común,y acuerdo sobre los potenciales presidentes ministeriales; en la

segunda vuelta el elector debe votar entre coaliciones alcanzando la coalición que gana el 75% de los escaños (mínimo el 40%),

el resto, el 25%.

4.  Posición  p c i   (B arbera ): derogación de los votos preferenciales,sustituido a través de la combinación de circunscripción unino-minal para la votación y distribución de escaños según el princi

 pio proporcional: el te rrito rio se dividiría en circunscripciones

uninominales en correspondencia con la mitad de diputados por

elegir (según fórmula de mayoría relativa, la otra mitad sería dis-tribuda proporción al mente sobre la base de los votos de cada partido, así se deducen los “escaños directos”; esto significa un sistema

que se asemeja al alemán, pero sin barrera legal ni doble voto.

5.  Posición  p s i   (Giugni): reducción del tamaño de las circunscripciones, disminución de los escaños parlamentarios, revisión delos mecanismos de preferencias, introducción del sistema de vo

to doble según el modelo alemán.6. Posición Izquierda Ind ependiente (Rodotá): elección en circuns

cripciones uninominales con posibilidades de un “voto transferi- ble”, distribución proporcional de los escaños en las circunscripciones electorales y en una circunscripción nacional.

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C u a d r o   68 .  Resultados electorales en Ita lia 194 8-1 992  

(votos en %)

1948 1953 1958 1963 1968 1972 1976   1979 1983 1987 1992

Partido Comunista ( pc )* 22.6 22.7 25.3 26.9 27.1 34.4 30.4 29.9 26.6 16.1

Partido Socialista ( ps ) 31.0 12.7 14.2 13.8 9.6 9.6 9.8 11.4 14.3 13.6

Partido Socialista UnidoSocialdemócrata ( ps d i) 7.1 4.5 4.6 6.1

1 14.55.1 3.4 3.8 4.1 3.0 2.7

Partido Socialista y Unidad

Proletaria ( ps iu p )  —

4.4 1.9  —*

Renovación Comunista ( r c  ) - - - - - - - - - - 5.6

Democracia Proletaria (d p) - - - - - 0.7 1.5 1.4 1.5 1.7 -

Democracia Cristiana ( d c  ) 48.5 40.1 42.3 38.3 39.1 38.7 38.7 38.3 32.9 34.3 29.7

Liga Lombarda - - - - - - - - - 1.3 9.9

Partido Liberal ( p i .i) 3.8 3.0 3.5 7.0 5.8 3.9 1.3 1.9 2.9 2.1 2.8

Partido Monárquico ( p n m  ) 2.8 6.8 2.2 1.7 1.3 - - - - - -

Partido Republicano ( p r i ) 2.5 1.6 1.4 1.4 2.0 2.9 3.1 3.0 5.1 3.7 4.4

Partido Acción de Cerdeña 0.2 0.1 - - 0.1 - - 0.1 0.2 0.4 -

Movim iento Social ( m s i ) 2.0 5.8 4.8 5.1 4.5 8.7 6.1 5.3 6.8 5.9 5.4

Partido P opular del Tiroldel Sur (s v p) 0.5 0.5 0.5 0.4 0.5 0.5 0.5 0.5 0.5 0.5 0.5

Unión Val D’Aosta - - 0.1 0.1 0.1 0.1 0.1 0.1 - - -

Partido Radical ( p r   ) - - - - - - 1.1 3.5 2.2 2.6 -

Verdes - - - - - - - - - 2.5 2.8

Otros 1.6 2.2 3.7 0.9 0.8 0.9 0.2 1.9 2.7 1.6 1.9

* 1992, Partido de Democráticos de Izquierda ( po s ).

Fuentes: Stcrnbergcr/Vogel, 1969; Mackie/Rose, 1982;  Electoral Siudies 6, 1987, Faz, 8.4.1992.

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CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES 315

de que todos los partidos sufrían el riesgo de innovación (rischio inno-votivo,  Passigli, 1984) y pedían garantías de existencia. Al final, la re

form a electoral sólo p rosperó gracias a ú n a iniciativa popula r y el voto

de los participantes en esta consulta en favor de la uninom inalidad. Almismo tiempo, aumentó la tensión de la “crisis italiana” por el desca

labro de la Democracia Cristiana, fortaleciendo la idea de que una reforma del sistema electoral podría mejorar sustancialmente las carencias de la vida política italiana. Así, el parlamento se vio forzado a

legislar en materia electoral según los parámetros de la consulta po

 pular, en medio de la expectativa genera lizada de que un sistema ma-

yoritario pod ría cambiar sustancial mente la política italiana.El nuevo sistema electoral italiano in troduce la uninom inalidad y la

combina con la proporcionalidad a través de una distribución com pensatoria de los escaños proporcionales. Para la Cámara de Diputados, el núm ero de circunscripciones uninom inales asciende a 475, locual equivale al 75% del total de los escaños; el nú m ero de los escaños

de lista, de tipo cerrado y bloqueado, es de 155 o 25% del total de es

caños. El elector tiene dos votos: uno para los uninominales y otro para los escaños de lista. En las circunscripciones uninominales tr iunfa el candidato con la mayoría relativa de los votos. En el proceso de

adjudicación de los escaños proporcionales que se efectúa en el nivel

nacional se suman los votos de las listas de partidos presentados en el

nivel de las agrupaciones de circunscripciones. En el caso de los partidos que apoyaron u na cand idatura exitosa en el nivel de la circunscripción, a esta suma se le sustrae tantos votos como hubieran conseguidolos candidatos que llegaron en segundo lugar en las respectivas circuns

cripciones más uno, por lo menos 25% de los votos válidos. Se aplicael sistema del cociente electoral simple y el método del residuo mayor.Las listas de partido pueden constar sólo de hombres o, en el caso de

contener mujeres, ambos sexos deben aparecer en orden alternativo.El sistema electoral para el Senado combina la uninominalidad y la

 proporcionalidad de forma diferente . El elector tiene un voto. El 75%de los escaños se adjudican en 232 circunscripciones uninominales;

25% de los escaños se distribuye en el nivel regional (agrupaciones decircunscripciones) de entre los candidatos que no resultaron electos,es decir, que no recibieron la mayoría relativa de los votos. Aquí, se

aplica el sistema D’Hondt (para más detalles ver D’Alimonte/Chiara-

monte, 1993).

Un primer comentario acerca de los nuevos sistemas electorales para la Cámara de Diputados y el Senado tiene que constatar que éstos son complicados, difíciles de reconstruir, e ntender y clasificar. Los

 partidos políticos han tratado de compatibilizar al máximo sus in te re

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316 CONDICIONES DE SISTEMAS YREFORMAS ELECTORALES

ses a través del encargo del referéndum. El resultado es tal que no

 parece acertado defin ir el nuevo sistema electoral italiano como mayo ritario, característica que le fue atribuida en la mayoría de los comentarios anteriores a las primeras elecciones en mayo de 1994. Endichos enunciados se destacó la prevaler cía num érica de los escañosdistribuidos a nivel de las circunscripciones; generalmente se perdióde vista la función compensatoria de los escaños de lista. Así, el efectodesproporcional del sistema electoral, incluyendo la uninominalidady los escaños compensatorios, normalmente no debería sobrepasar elde los sistemas proporc ionales impuros (en circunscripciones plurino-minales variables). Además, no hay que olvidar que se permiten alian

zas electorales a nivel regional de modo que los candidatos en las cir

cunscripciones uninom inales representan, po r lo general, a más de un partido. Por otra parte , los candidatos de las alianzas provienen de todos los partidos que las conforman (véase cuadro 69), por lo que la pro

 pia uninominalidad pierde mucho de su efecto mayoritario, es decir,la exclusión de los partidos pequeños. Dada la elevada fragmentacióndel sistema de partidos italiano, el nuevo sistema electoral reprodujofielmente este multipartidismo en 1994. El —equivocadamente denom inado— “sistema mayoritario” no pudo contribuir a simplificar elsistema de partidos ni mucho menos a producir una mayoría parla

mentaria absoluta de un partido. La formación del gobierno de coalición de Berlusconi fue también más difícil de lo imaginado, puestoque las alianzas electorales corresponden, sobre todo, a una lógicaelectoralista y no programática. Las alianzas no apoyan a la cohesióninterna de los aliados; éstas aumentan, sin embargo, el grado de polarización del sistema de partidos en tre los partidos de derec ha /cen-tro-derecha y los partidos de izquierda. Así, el nuevo sistema electoralitaliano no sólo no tiene las ventajas imaginadas, sino que exhibe, por

el contrario, serias desventajas.

 Nueva Zelanda: del sistema de pluralidad  a la representación proporcional personalizada

La reforma electoral, en Nueva Zelanda, adquiere gran importanciaya que encierra el cambio de tipo fundamental de sistema electoral.

De esta forma, la representación proporcional irrum pe en el marco

constitucional anglosajón, que hasta ahora se ha caracterizado por el predomin io del sistem a de mayoría relativa. En la preparación de lareforma electoral, el gobierno estableció en febrero de 1985 una “comisión real” independiente, compuesta de cinco miembros, que sedebería ocupar de la cuestión,

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CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES 317

C u a d r o   69:  Resultados de las elecciones italianas del 21 /28 de marzo 

de 1994 (Cámara de Diputados; distribución de los escaños)

 Agruparían de circunsaipción

 Escaños por mayinia Escaños de. representación  proporcional

Valle d ’A osta Valle d ’Aoste I   __ 

Pien ion te 1 Leg a-Forza Italia 14  pos 2;  ppi  1; r c . 1;

Progressisti 5 AN 1; FI 1, I-N 1.

P i e m o n t e 2 Lega-Forza Italia 17  po s   1;  p p i   1 ; r c   1 ;

AN 1; FI 1; LN 1.

L o m b a r d i a 1 Lega-Forza Italia 31  pos 3;  pp i  1; Patto 1;

r c   1; a n   1; f i  2; i ,n   1.

L o m b a r d ia 2 Lega-Forza Italia 32  pd s  2;  ppi  2; Patto 1;r c   1; f i  2; l n   2.

L o m b a rd ia 3 Lega-Forza Italia 10  po s   1;  ppi  1;

Progressisti 1 f i ; l n   L

T re n t in o /T iro lo L ega-Forza Ita lia 4  pp i   1; f i  1.

SVP 3

AN 1

Venezie 1 Lega-Fi-oco 22  p o s   1;  pp i   2; Patto 1

a n   I; f i I; LN 1.

V enezie 2 Lega-n-cco 15  pos 1;  p p i   1, a n   1;

FI 1; LN 1.

Friul i Ven ezia G iul ia Lega-Forza Italia 10  pd s   1;  pp i   1; a n   1.

Liguria Lega-FM XD-ioc 7  p o s   1;  p p i   1, a n   1;

Progressisti FI 1; LN L

Emi l i a Romagna Progressisti 29  po s  3;  ppi  1; r c : 1;

Le ga-F l-cco-roc 3 AN 1; FI 1; LN 1.

T o s c a n a Progressisti 29  po s   3,  ppi  1; Patto 1;

RC 1; AN 1; FI 2; LN 1

U m b r i a Progressisti 7 AN 1; FI 1.

Marche Progressisti 1 2  p d s   1;  p p i   1 ; a n   1; f i   1 .

Lazio 1 a n -f i -c c o - u n c 29  po s  4;  p p i   1; Patto 2;

Progressisti 3 r c   2; AN 1.

Lazio 2 AN-FI-CC O 11  pos 1;  pp i   1; a n   1; f i  1.

Abruz i Progressisti 10  p p i   1; a n   1 ; Fi 1.

AN 1

Molise AN-Forza Itali a 2  pp i   1

Progressisti 1

C a m p a n i a 1 Progressisti 15 ros 2;  ppi  2; Patto 1;

AN-Forza Italia 10 a n   2; f i  2.

C a m p a n ia 2 Progressisti 12  pd s   1;  pp i   1; Pat to 1 ;

AN 6 a n   2; f i  2.

 p p i 3

Forza Italia 1

Puglia Forza Italia-AN 22  pd s  3;  pp i   3; Patto 1;

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318 CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES

C u a d r o   69:  Resultados de las elecciones italianas del 27/2 8 de marzo

de 1994 (concl.)

 Agrupación de 

circunscripción

 Escaños por mayoría  Escaños de representación 

 proporcional

Progressisti 10 r c  2; AN 1.AT6-Lista Cito 1LDC-FI 1

Basilicata Progressisti 4  p p i ; a n   1.

Forza Italia-AN 1Calabria Progressisti 10  pd s   1; PPI 1; Patto 1;

AN-F1-CCD 7 RC 1; AN 1; RC 1.

Sicilia 1 AN-FI-CCD-UDC 16  p d s   2;  p p i   1, Patto 1

Progressisti 4 AN 1; FI 2.Sicilia 2 AN-FI-CCD-UDC 21  p d s  2;  p p i   2; Patto 1;

a n   1 ; f i 2

Sardegna AN-Forza Italia 9  p d s   1;  p p i   1; Patto 1; f i   1.

Progressisti 4

 ppi-Patto Segni 1

de si el sistema existente de representación parlamentaria [...] debe seguir vigente o bien si la totalidad o un núm ero indicado o un a proporción

de los miembros del Parlamento deben ser elegidos según un sistema osistemas alternos, com o la representación prop orcional o el voto preferen

cia! (Report, 1986, p. xm).

En respuesta a esta pregunta ha sido presentado un informe fundamental, “unexpectedly radical” (Lijphart), el cual pone en duda elsupuesto básico de la concepción de la democracia y de la representación que es propia del sistema de mayoría relativa, evalúa las experiencias de los países europeo s con la representación prop orcional ensus diferentes tipos y llega a la recomendación unánim e de introducir

el sistema proporcional personalizado (Report, 1986, p. 63).En particular, la propuesta para la Cámara de Diputados, compuesta

de 120 miembros, era la siguiente: 60 diputados son elegidos a nivelnacional por lista cerrada y bloqueada, los otros 60 en circunscripciones uninom inales. Cada electo r tiene dos votos, con el pr imer votoelige una lista nacional de partidos, con el segundo voto un candidato

del partido en la circunscripción. La distribución de los escaños seefectúa según el método modificado Saint Lague, y se hace el cómputo sobre la base de los 120 escaños vacantes. Los escaños uninom inales(directos), son imputados a los escaños distribuidos proporcional-

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C u a d r o   70.  Resultados electorales en Nueva Zelanda 1935-1984

La bour    National   Social Credit   Otros1

Par tí ri-   Núm. de   %   %   %   % pac ión escaños   vo tos núm.   %   votos   núm.   %   votos núm.   %   votos   núm.   %

electoral   válidos escaños   escaños   válidos escaños   escaños   válidos escaños escaños   válidos   esca ños   escaños

1935 90.8 80   46.1 53   66.3   32.8   19 23.8   _ _    21.0   8.   1 0 . 01938   92.9   80   55.8 53 66.3 40.3   25 31.3   _    - —  3.9 2. 2.51943   82.8i   80   47.6 45 56.3 42.8   34 42.5   - -   —  9.7   1.   1.31946 93.5 80   51.3 42   52.5   48.4   38 47.5   -   - 0.3   0   01949 93.5 80   47.2   34   42,5   51.9   46 57.5   -   -   - 1.0   0   01951   89.1   80   45.8 30 37.5 54.0   50 62.5   _    - - 0.2   0   01954 91.3   80 43.8 35   43.8   43.9   45 56.3   11.0   0   0   0.5   0   01957 92.9 80   48.3   41   51.3 44.2   39 48.8   7.2   0   0   0.3   0   01960 89.8   80 43.4 34   42.5   47.6   46 57.5   8.6 0 0   0.4   0   01963   89.6   80   43.7   35   43.8 47.1   45   56.3   7.9 0   0 1.3 0   01966 86.0 80   41.4 35   43.8   43.6   44 55.0   14.5   1   13   0.4   0   01969 88.9 84   44.2   39 46.4   45.2 45   53.6   9.1 0   0 1.5 0   01972   89.1 87   48.4 55   63.2   41.5   32   36.8   6.7 0   0 3.5 0   01975 82.5 87   39.6 32 36.8 47.6   55 63.2 7.4 0   0 5.4 0   0

1978 68.4ll)   92   40.4 40   43.5   39.8   51 55.4   16.1   1   11   3,7   0   01981   91.4   92 39.0 43 46.7 38.8   47   51.1   20.7   2 22 1.6 0   01984 93.7   95   43.0   56   58.9 35.9 37 38.9   7.6 2   21 13.6   0   0

1Incluye independientes, así como 1972-1984: Valúes, 1984.Fuenle: ileport,  1986, p. 15,

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320 CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES

mente (es decir, sustraídos de ellos). En caso de producirse escañosexcedentes, se mantendrán sin compensación. En la distribución delos escaños participan los partidos que hayan alcanzado un mínimo

del 4% de los votos en todo el país o que hayan ganado un escaño uni-nominal. La barrera legal no se aplica a las minorías étnicas, especialmente a la minoría maorí, cuyas posibilidades de representación de

 ben ser mejoradas mediante , justamente , una reform a.

El sistema electoral germano-occidental es evidentemente el modelo del proyecto de Nueva Zelanda. No obstante, se han efectuado algunos cambios dignos de atención. También se le ha dado un nuevo

nombre al sistema:  Mixed Member Proportional (m m p ) , lo que Arend Lij-

 phart (1987, p. 10) critica. Sin embargo, él desconoce que los neoze

landeses, en vista de la (falsa) práctica propagada internacionalm enteque señala al sistema electoral germano-occidental como un “sistemamixto”, intentan salvar la terminología usual, precisando qué es loque se mezcla: a saber, la elección de members (diputados uninominales

o directos, frente a diputados de lista) con el principio proporcionalcomo principio de representación. La comisión real destacó las venta

 jas del sistema proporcional personalizado frente al sistema de mayoría relativa, el mismo que ha imperado por más de 100 años en NuevaZelanda (véase “Comparación empírica de los sistemas”).

 Resumen y conclusiones

El establecimiento del principio de represen tación , hoy en vigor en lagran mayoría de los países en estudio, tuvo lugar en los periodos decambios sociopolíticos fundamentales, responde más la represen tación

 proporcional a los intereses historicopolíticos de las fuerzas socio-

 políticas. Desde la imposición de la mass politics, en las democracias occidentales ya no se ha producido un cambio comparable en la consti

tución política.Ya que jus tam en te en esa época se llevaron a cabo las grandes refor

mas electorales, para el analista es menester recurrir a la estructura po

lítica, el sistema de partidos y el proceso político, a aquellos casos históricos, en los que, por un lado, aparece u na multiplicidad de factorescausales relevantes y los que, por otro lado, no corresponden a las condiciones políticas actuales en los diferentes países. Esto no debe ser

acentuado únicamente respecto a las particularidades analíticas de situaciones históricas (por ejemplo, es de considerar el factor sufragiouniversal), sino también considerando teorías generales que se han

desarrollado a partir de la experiencia con las reformas electorales en

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CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES 321

aquel periodo , y las valoraciones de los sistemas electorales vinculadas

a ellas. La realidad histórica está impregnada p9r una opción de liber-tad muy reducida. D ebates sobre reformas de envergadura como, por

ejemplo, optar entre el sistema de mayoría relativa o la representación proporcional son, por lo general, de natura leza puram ente académi-

ca. Esta aseveración va dirigida a aquellos científicos que mantienen

vivo este debate, relacionándolo con su credo sociotecnológico. Paraque el debate no sea puramente académico, éste debe hacer mayorhincapié en el contexto histórico, partiendo de los sistemas electora-

les concretos en los diferentes países y considerando los contextos na-

cionales respectivos y las alternativas de opción que generalmente es-

tán muy limitadas por la inercia del principio de representación.

Las condiciones sociopolíticas para una reforma en el ámbito del principio de representación no existen actualm ente , en ninguna par-te. (A Francia lo consideramos como un deviant case). Las condiciones

han existido históricamente (con algunas excepciones: Estados Uni-

dos, Canadá), cuando en un periodo de cambio social la clase obrera se

integró al sistema político mediante la representación (a través delsufragio universal y de la representación proporcional) y con ello se pudo transferir al sistema político el antagonismo social entre el capi-

tal y el trabajo. Desde esa época, las líneas de conflicto social, las insti-tuciones políticas y los sistemas de partidos están congelados en la ma-yoría de las democracias occidentales, para utilizar la terminología deLipset y Rokkan (1967). Desde entonces las reformas de los sistemaselectorales se han limitado a cambios dentro de la esfera del principio

de representación establecido.Como condiciones para posibilidades reales de reforma, respecto al

 principio de representación, deben considerarse cambios estructu ra-

les y fracturas estructurales en la política y en la sociedad. Resulta más bien dudoso que los debates sobre la reforma del sistema electoral enGran Bretaña, desde los años setenta, hayan tomado en consideraciónestos requisitos socíopolíticos: es decir, por un lado, si estos requisitosse han dado históricamente, y por otro, si los participantes en el de- bate han considerado ese contexto.

En Nueva Zelanda, en efecto, los problemas de la representación

 política, las nuevas concepciones de la representación y la convicciónde tener un sistema electoral a su disposición que se adapte más a esas

concepciones cambiantes de la representación, abrieron el caminohacia un cambio fundamental del sistema electoral.

Considerándolo desde el punto de vista de la ingeniería social, que por supuesto incluye ju icio s de carácter norm ativo, hay que distinguirdos ámbitos de reforma:

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322 CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES

1.  Reformas dentro de los límites de los principios de representación en vigor. Por supuesto, en este caso, la escala de opciones es

restringida, porque tales cambios no deben interfer ir (intencionalo accidentalmente) en el principio de representación escogido.

2.  Reformas que cambian el principio de representación y superanlas limitaciones mencionadas en el párrafo primero. Las pro

 puestas para estas reform as fundamenta les deben tom ar en con

sideración: a)  las condiciones sociopolíticas bajo las cuales fun

cionan los sistemas propuestos; b) tener como referencia la teoría

democrática y los principios de representación así como consi

derar a)  y b)  dentro del contexto de estructuras sociales cam biantes.

En consecuencia, cabe estudiar las cuestiones relativas a la reform a —como se hacen en el punto 1 — siempre que se m antengan dentro

del ámbito del principio de representación recientemente establecido. El debate sobre sistemas electorales, en la mayoría de los casosorientado hacia una reforma, no distingue los dos ámbitos menciona

dos. En tanto se ignore esta distinción fundamental, y en tanto no se

tomen en cuenta los requisitos históricos y teóricos que he subrayado

en mi análisis, el debate continuará estando caracterizado por un dis

curso más ficticio que racional (y en consecuencia científico).

R e f o r m a  d e   l o s  s is t e m a s  e l e c t o r a l e s  e n  Am é r ic a  La t in a

En los sistemas electorales proporcionales de América Latina se hanentendido y se entienden como problemáticos los siguientes aspectos:

a) La determinación de las circunscripciones en perjuicio de los

grandes centros densam ente poblados. Si se trata de alcanzar un arepresentación igual (diputados po r electores o votos), la rep resentación proporcional en distritos exige el continuo ajuste de

los mismos al desarrollo de las transformaciones demográficas y

desplazamientos espaciales de la población. Este ajuste no se hizo o bien se establecieron o mantuvieron conscientemente lasdiferencias en la representación en perjuicio de una equilibradarepresentación territorial. La violación del principio de igualdaden el derecho electoral: one man/person, one vote, one valué  (un hom-

 b re /u n a persona, un voto, un valor) es legitim ada por u n concepto diferente de representación. Las deformaciones en la repre

sentación política son, en todo caso, considerables. En Brasil, en1986, se necesitaron para obtener un mandato 4663 electores

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CONDICIONES DE SISTEMAS YREFORMAS ELECTORALES   323

en un distrito y en otro 499 800 electores. La diferencia llegó a es

tar en Bolivia, en 1985, entre 3001 y 39 180: y en República Dominicana, en 1986, entre 9 139 y 65 471.

b)  La fragmentación de partidos y sistemas de partidos es un temaque pertenece a los clásicos dentro de los sistemas electorales. La

gran controversia se sitúa en los efectos ejercidos por los sistemaselectorales sobre los partidos políticos. La valoración de estosefectos varía según el lugar político desde donde se haga. A los

 partidos pequeños a m enudo la proporcionalidad que se con

sigue a través de los sistemas proporcionales les resulta todavía

insuficiente. En América Latina es raro el caso en que se hayan

evaluado negativamente los efectos sobre la relación votos-escaños producidos por los sistemas proporcionales vigentes. Puestoque los objetivos de u na justa representación y de u na concen

tración de partidos no pueden acumularse sin más ni más, confrecuencia el efecto de la fragmentac ión de los partidos y del sistema de partidos se aprecia como compensado po r otros efectos,

 positivamente valorados, de la representación proporcional.c)  La falta de representatividad de la representación. De las críticas

al sistema electoral en América Latina, ésta es, tal vez, la preferida

entre todas. Esta crítica permanece casi siempre difusa, recogetodo el descontento hacia la dem ocracia representativa y se articula a menudo bajo la premisa implícita de que el sistema electoral

sería la causa principal de todo. Si dejamos estas exageracionesde lado, entonces se percibe como problemática, sobre todo, la

relación entre electores y elegidos, el desconocimiento del votante respecto a quién elige y quién lo representa, la deficienteresponsabilidad del parlamentario frente a sus electores.

Para la superación de estas fallas de la representación frecuentemente diagnosticadas en forma vaga, se discute un amplio abanico de

 propuestas de reforma. La gran alternativa se da, en todo caso, entre

formas de listas no bloqueadas (votos de preferencia) y la personalización de la representación proporcional (distritos uninominales). Des

 pués de haberse tomado la decisión en favor de la representación pro

 porcional se ha llegado, no obstante , en dos casos (Argentina en los

años cincuenta y Chile con la constitución de 1980) a un nuevo cam bio en el tipo básico del sistema electoral.

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324 CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES

L a  REFORMA ELECTORAL EN ALGUNOS PAISES LATINOAMERICANOS

 Argentina

En Argentina, la reforma del sistema electoral para elegir la Cámarade Diputados no estuvo al comienzo entre las prioridades de la agenda de las reformas institucionales. Con prioridad se discutieron la re

forma al sistema de gobierno (con la propuesta de un semipresiden-

cialismo) y la descentralización política (con su expresión simbólica

del proyecto de traslado de la capital). Inmediatamente antes de laselecciones presidenciales de 1989 se problematizó la elección indirec

ta del presidente, ya que se temió que el candidato del partido que

saliese con mayoría de votos en las elecciones directas, podría no alcanzar la mayoría absoluta en el Colegio Electoral. La discusión sobrela reforma al sistema electoral comenzó a realizarse realmente recién

 bajo el gobierno de Menem. Ella estuvo —y está todavía— marcada

 por una cierta ambivalencia de objetivos y falta de orientación, que serefleja en buena parte de las propuestas de reforma, cuyos elementos

 particulares no siempre se hallan en concordancia con las respectivasmetas declaradas. Todos los aspectos del sistema electoral se encuentran cuestionados (los distritos electorales, la lista, la candidatura, la

regla decisoria), inclusive el principio de representación. Algunas pro puestas se basan en el sistema mayoritario. Esta situación no constituye un terreno bien abonado para el éxito de una reforma electoral. Porotra parte, en A rgentina las posibilidades de realización dep end en , engran medida, de cálculos políticos, sobre todo porque el sistema elec

toral es visto, como en Francia, menos como regla de jue go limpio ymucho más como instrum ento de poder. El curso del deba te no constituye aquí un indicio cierto de que pu eda hacerse una reforma. El anteproyecto de reforma electoral impulsado por el gobierno en 1993

 preveía una minirreforma en el sentido de abrir las listas cerradas y bloqueadas, perm itiendo al elector tachar uno o dos candidatos (se

gún el tamaño de la circunscripción) y sustituirlos por otro candidato presentado por la misma u otra lista oficializada.

 Brasil

La reform a del sistema electoral brasileño parece ser un o d e los temaseternos del debate político en Brasil. Sin embargo, no se apruebanverdaderas reformas. Mientras tanto, los problem as señalados inclusose agravan. Esto es especialmente cierto respecto al problema de la

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CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES   325

clave de la representación. Lo difícil de esta reform a urg ente se mues

tra al analizar el debate constitucional. El aumento del máximum,  de

escaños por circunscripción a 70, que no se aplicó en 1990 por falta

de legislación reglamentaria —como ya dijimos—, no sanea mucho.Por otra parte, los dos territorios hasta ahora con cuatro diputados, alconstituirse en estados, pasan a regirse ahora por el mínimum  de re

 presentación, esto es, 8 escaños por circunscripción.

En cuanto a la refo rm a del sistema electoral prop iam ente tal, parece

que en la elite política está creciendo la convicción de su necesidad.

Hay tres opciones en debate: i) el sistema de mayoría relativa (anglo- *sajón); 2)  el sistema alemán, que en Brasil es llamado sistema mixto(lo que puede implicar equivocaciones respecto al sistema proporcio

nal personalizado), y 3)  dejar el sistema como está. En una encuestade elite del año 1990, el 55% pronunció por el sistema mixto, el 16%

 por el sistema anglosajón y el 23% por el sistem a vigente ( i d e s p , 1990, p. 15). En una encuesta a 469 miembros del congreso nacional delaño 1991, el 67% favoreció el sistema mixto, el 8% el sistema de mayoría simple y el 24% el sistema actual. Parece que el denominador co

mún del pensamiento favorable a una reforma es la circunscripción

uninominal, sea en su versión pura (y de representación por mayoría), sea en su versión atenuada y compatible con la representación

 proporc ional. Bolívar Lamounier nos comunicó (25 de septiembre de1991) tres problem as respecto a una transferencia del sistema alemán

a Brasil:

1) La Constitución exige un sistema “proporcionar, y aunque el alemán losea, en Brasil se entiende por éste el tradicional, en grandes circunscripciones y con voto preferencial; 2)  la cuestión de los mandatos excedentes

que hay en el sistema proporcional personalizado: aunque el número sea

negligible, en Brasil el número de diputados por estado es un punto tre

mendamente controvertido, y por esto la Constitución exige ley orgánica para cualquie r alteración en esto; 3) la tradicional coincidencia de las elecciones federales y estaduales en Brasil, celebradas el mismo día, con un sis

tema abso lutamente idéntico en tre los dos niveles.

A pesar de la ventaja que tiene un “sistema distrital” (de circuns

cripciones en parte uninom inales) en la op inión pública, será muy difícil reformar el sistema electoral en esta dirección. Mucho dep ende rádel desarrollo del debate sobre presidencialismo y parlamentarismo,

cuyo desenlace puede constituir un fuerte condicionante en cuanto ala reforma electoral. Vale preguntarse si el referéndum de abril de

1993, que confirm ó al presidencialismo (y a la Repúb lica), será la última palabra en esta disyuntiva (véase Lamonnier/Nohlen, 1993).

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326 CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES

 Bolivia

Bolivia se presenta, sin lugar a dudas, como el país latinoamericanomás propenso a reformar el sistema electoral. En el marco de un desa-rrollo de gran alcance del sistema partidario, que pasó desde un tipofragmentado y polarizado en alto grado a otro moderado (en canti-dad y distancias ideológicas), se alcanzó en 1986 un acuerdo e ntre losgrandes partidos en torno a una reforma electoral para disminuir laatomización partidista.

* En Bolivia, las elecciones presidenciales y parlamentarias son si-multáneas en el más completo sentido: se efectúan el mismo día, conun a sola boleta y con un solo voto. Para las elecciones parlamentarias,

son los nueve departamentos que forman las circunscripciones. En eldel senado, las circunscripciones cuentan cada uno con tres escaños.En el caso de la Cám ara de D iputados, se toma en cuenta la población

 para determ inar la cantidad de escaños de cada circunscripción. Des-

de 1980, la repartición de los 130 escaños es la siguiente: una circuns-

cripción de 28 escaños, una de 19, una de 18, una de 17, una de 13,una de 10, dos de 9, una de 7. El elector cuenta con un voto. Las listasde partidos son cerradas y bloqueadas. La adjudicación de los escañosse efectúa sólo a nivel de circunscripción. En el caso del senado, el

 partido más votado obtiene dos escaños, el segundo partido el te rcerescaño. En el caso de la Cámara de Diputados, se aplica el sistema decociente electoral y método de resto mayor en caso de los escañosrestantes, con la siguiente particularidad, introducida en 1986: se dis-tingue entre el cociente electoral eliminador que se obtiene al dividirlos votos válidos entre el núm ero de escaños, dividido por dos (= mitadde cociente electoral simple), y el cociente electoral distribuido quese obtiene al dividir los votos válidos de los partidos que alcanzaron el

cociente electoral eliminador. Los escaños restantes se adjudican se-gún el método del resto mayor incluyendo los partidos que hayan

obtenido el 60% del cociente electoral eliminado.Como se desprende del cuadro 69, el sistema para la Cámara de Dipu-

tados favorece a los partidos grandes. El efecto de la reforma de 1986ha sido la de excluir a los partidos pequeños, de modo que en vez de

9, sólo participaron 5 partidos en la repartición de los escaños. Laoportunidad que ofrece la simultaneidad intensiva de las elecciones

 para senado y Cámara de Diputados, elegidos con el mismo voto, para

com parar los efectos de d iferen tes sistemas electorales, es muy impor-tante. Se no ta el efecto mucho más mayoritario del sistema de c ircuns-cripción trinominal con esta pluralidad de distribución dos (partido

más votado) a uno (segundo pa rtido).

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CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES 327

En efecto, se procedió en forma parecida a la solución ecuatorianade 1945, mediante una doble utilización del cociente electoral. De hecho, se estableció de esta manera una barrera de representación dife

rente en cada distrito electoral: La Paz 3.6%, Potosí 5.3%, Cochabam- ba 5.5%, Santa Cruz 5.9%, Chuquisaca 7.7%, O ruro 10%, Tarija y

Beni 11.1% cada uno, Pando 14.3%.Sin embargo, a pesar de los efectos positivos de reducir la cantidad

de partidos, en 1991 se cambió el sistema de adjudicación de escaños por el sistema St. Lague. La ley dice lo siguiente en su artículo 133:

Los votos obtenidos por cada partido, trente, alianza o coalición, se dividi

rán entre la serie de divisores impares en forma correlativa, co ntinua y obli

gada (1, 3, 5, 7, 9, etc.), según sea necesario en cada departamento. Loscocientes resultantes de estas operaciones, dispuestos en estricto orden

descendente (de mayor a menor), servirán para la adjudicación de las

diputaciones correspondientes para cada depa rtamento.

C u a d r o   71.  Elecciones en Bolivia de 1989

Senado Cámara de Diputados

Votos en % a) b)

abs. en % abs. en %

M NR  25.6 25.8 9 33.3 40 30.8

AD N 25.2 25.4 8 29.6 38 29.2

MIR  21.8 22.0 8 29.6 33 25.4

Conc. P. 12.3 12.3 2 7.4 10 7.7

IU 8.0 8.1   - 9 6.9

PS-UNO 2.8 2.8  _   -

MRTKl. 1.6 1.6   - -

f'Ul.KA 1.2 1.2   - -

FSB 0.8   -   -

MIN 0.7 0.7   - -

27 130

a) Elecc. parlamentarias b) Elecc. presidenciales

Fuente: No bien, 1993.

La reforma de 1993, por confirmar en el próximo Congreso, prevéuna Cámara de Diputados compuesta de un máximo de 130 miem bros, la mitad de los cuales se elegirán en circunscripciones uninomi-nales, y la otra mitad, de listas nacionales. Sin embargo, el número de

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328 CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES

diputados que corresponde a cada partido, frente o coalición, se es-tablece con base en el total de los votos logrados por cada uno de los

 partidos en todo el país, tal como sucede en el sistema proporc ional

 personalizado alemán. La diferencia entre los diputados logrados en

las circunscripciones un inom inales y el núm ero total de diputados decada partid o co rrespo nd erá a las listas nacionlaes.

Venezuela

En Venezuela se encontraba, en el centro de la crítica al sistema elec-toral, un malestar respecto a la evolución de la democracia vene-

zolana, alimentado en muy diferentes vertientes. La reforma del Esta-do es aquí un tema muy discutido desde mediados del periodo de

gobierno del presidente Lusinchi, especialmente desde que una co-misión nom brada p or él se hizo cargo de este prob lema. El tema de la

reforma electoral fue tratado primero a nivel comunal. Al comienzo,

el Consejo Supremo Electoral (c s e ), que tiene un a palabra de peso encuestiones de reforma electoral, estaba abierto a un a reform a en el ni-vel comunal, pero no a nivel nacional (véase Consejo Supremo Electo-ral, 1984). Aquí se podía concordar con el c s e   en cuanto a que el sis-

tema electoral vigente se había mostrado, en general, adecuado. Elsistema electoral venezolano pertenece al tipo de representación pro-

 porcional en distritos electorales con proporcionalid ad imperfecta . Sefavorece a los grandes partidos. No obstante, en un segundo procedi-miento de asignación de escaños a nivel nacional, se reparten manda-tos adicionales, cuya limitada cantidad sólo permite una representaciónde las minorías dentro del sistema de representación proporcional, pero no una compensación proporc ional de mandatos.

Con el uso del sistema de representación proporcional de distritoscon mandatos adicionales se ha llevado a cabo, en Venezuela, un pro-ceso de concentrac ión d e partidos que ha significado el paso desde un

sistema multipartidista a uno bipartidista, con constantes alternancias(desde 1968 a 1988) de los partidos a d   (Acción Democrática) y c o p e i 

(social cristiano) en el gobierno. En el corazón de la crítica al sistemaelectoral estaba el p roblem a de la representatividad centrada aquí en

el pu nto de la crítica a la partidocracia. Se lam entaba la deficiente for-mación dem ocrática de la voluntad política den tro de los partidos y la

escasa influencia del electorado en la selección de los representantes partidistas en el congreso. Se señaló por algunos que tal vez u na refor-ma al sistema electoral no era el planteamiento correcto para resolver

este problema. La verdadera solución estaría en una reforma de los

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CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES   329

 partidos. Por otra parte , con respecto a las posibles proposiciones de

reforma, se redujeron relativamente pronto a la alternativa de las listas no bloqueadas y distritos uninominales, ambos medios para la personalización de la elección. En el debate científico se dividieron lasopiniones. Entre científicos sociales venezolanos, u na mayoría se inclinó por la lista no bloqueada. Entre los partidos, a d   pareció también in

clinarse a esta propuesta, mientras c o p e i  favoreció la representación

 proporcional personalizada. Con esta constelación los partidos se presentaron al debate parlamentario a comienzos de 1989, en un mo

mento en que las posibilidades de una reforma habían aumentado al

haberse aprobado la idea de llevarla a cabo por los candidatos presi

denciales de estas dos fuerzas en sus campañas. Los partidos querían

ser fieles a estas promesas. Al iniciarse el trabajo de comisión en elcongreso , el autor de estas líneas se mostró claram ente en favor del sistema proporc ional personalizado. En el debate, esta opción se impuso

sólo al final. En esto puede haber influido la circunstancia de que, puesto que se iba a decid ir sim ultáneamente sobre la reforma elec

toral en ambos niveles del sistema político, se llegó a una solución de

compromiso consistente en introducir la lista no bloqueada para las

elecciones comunales. De este modo, ambas opciones se pusieron en práctica, aunque naturalm ente no se pueda deja r de lado el hecho

que las elecciones parlamentarias son las más importantes, que los partidos de la representación proporcional personalizada a nivel na

cional ten ían esta meta a la vista y poco pod ían obje tar contra la nueva

form a de lista en las elecciones municipales. En la comparación internacional es muy frecuente que en las elecciones municipales aumentela influencia de elector sobre la selección de las personas dentro de

sus preferencias político-partidistas. Cabe destacar que el legislador

venezolano introdujo hábilmente la personalización del sistema pro

 porcional a través del distrito uninominal en el ya probado sistemaelectoral proporcional. Se hicieron los menores cambios posibles, limitando los efectos de la reforma sobre la correlación de po de r al máximo (véase ‘Venezuela”, pp. 281 sx).

Resumiendo, podem os rete ne r respecto a Venezuela:

 — una clara voluntad reform adora de los actores políticos; — en genera l, no obstante , una nít ida determin ació n de los obje

tivos de la reforma;

 — una cantidad limitada de alternativas de reform a que al final seredujo sólo a dos;

 — la posibilidad de una solución de conjunto que elevó la disposición favorable a una solución de com promiso;

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330 CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES

 — la ejecución de la reforma dentro del sistema básico de representación proporcional vigente.

 No deja de ser in teresante, a propósito, señalar que, con Venezuela,

tenemos ante nosotros un país que ya tiene una tradición ininterrum pida de elecciones de más de 30 años y que ha llevado a cabo una reforma a su sistema electoral. Y la forma en que lo ha hech o constituye,

a pesar de todos los fenómenos de crisis, una prueba de la notable

madurez de su sistema político. Sin embargo, en el contexto más am

 plio de la crisis venezolana —por un lado crisis económica y social, deagotamiento del estado rentista y, por otro, crisis de la clase política yde la partidocracia venezolana—, la reforma electoral no tuvo grandes efectos. En las elecciones de 1993, el sistema de partidos sufrió

cambios fundam entales, originados en la búsqueda de una opción política distinta a la representada por los dos grandes partidos tradicionales. Así, se quebró el bipartídismo. La presidencia fue ganada porRafael Caldera, líder, con un progrma populista, de los sectores desafectados de la política partidista tradicional. Como su alianza no al

canzó la mayoría parlam enta ria en el Congreso, se quebró esta coincidencia —cuando recién se había hipotetizado una relación causal

entre sistema electoral presidencial de mayoría relativa y bipartidismo

en América Latina— que había p rocu rado en repetidas ocasiones (para los presidentres de la a d  ) una mayoría institucional para el ejecutivo.

Colombia

Hasta las reformas introducidas en 1991, la legislación electoral co

lombiana se caracterizaba por lo siguiente:El presidente era elegido por mayoría relativa de votos, el parla

mento, senado y Cámara de Diputados, po r representación proporcional en circunscripciones de diferente tamaño. Las elecciones para lostres órganos se efectuaban el mismo día. El elector tenía un voto por

el presidente para cada una de las cámaras. Las listas eran cerradas y bloqueadas. Los boletos de votación eran elaborados y distribuidos por los partidos políticos, lo que se prestó a la influencia y el fraude.Para la adjudicación de los escaños se aplicaba el sistema de cocienteelectoral simple, con excepción de las circunscripciones binominales,don de se utilizaba el método de Hagenbach-Bischoff (divisor = nú m e

ro de escaños por proveer más uno). Los escaños restantes se adjudicaban por el método del residuo mayor. Vale destacar la peculiaridadque para determinar el cociente electoral se tenía en cuenta los votosen blanco, estimados para este efecto como votos válidos.

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CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES   331

La nueva constitución de 1991 introduce algunos cambios en mate-ria electoral. Las elecciones presidenciales y parlamentarias por efec-tuarse cada cuatro años no se realizan más en la misma fecha. El pre-

sidente, junto con el vicepresidente, quienes postulan en una fórmula,serán elegidos por mayoría absoluta de votos, o en segunda vuelta conmavoría entre las dos fórmulas más votadas, si ning una obtiene dichamayoría absoluta en la primera vuelta. El senado constará de un nú-mero fijo de senadores: 102. De ellos, 100 serán elegidos en una cir-cunscripción nacional y dos en una circunscripción nacional especialreservada a las com unidades indígenas. La Cámara de D iputados será

elegida en circunscripciones que coinciden con los departamentos y

el Distrito Capital (Bogotá). Cada circunscripción tiene dos diputados

de base y uno más por cada 250000 habitantes o fracción mayor de125 000 habitantes, lo que significa bajar el número de diputados. Ju n-to a estas circunscripciones territoriales se pueden formar circuns-cripciones especiales con un máximo de cinco escaños, cada uno paratres grupos: los grupos étnicos, las minorías políticas y los colombia-nos residentes en el extranjero. Para facilitar las negociaciones con losgrupos guerrilleros, la Constitución autoriza al gobierno a crear, paralas elecciones de 1991 y po r una sola vez, escaños especiales en las doscámaras para la representación de los grupos en proceso de paz y

desmovilizados. El gobierno fijó también el procedimiento de elec-ción o nombramiento de este grupo de congresistas.

 Resumen y conclusiones

En el debate sobre reforma electoral en Uruguay, sostuvo el sociólogoAldo Solari que las grandes reformas eran imposibles de conseguir,mientras que las pequeñas nada aportaban. Nosotros podemos hacer

nuestra esta tesis, pero sólo en su primera parte.Es muy difícil hacer grandes reformas en torno a la alternativa so-

 bre los tipos básicos de sistemas electorales. Esto sólo resulta posibleen circunstancias extraordinarias, en medio de rupturas políticas comolas acaecidas en Francia, entre las cuarta y la quinta repúblicas, o co-mo acaba de suceder en Chile, donde las grandes modificaciones se

hicieron a través de leyes dictadas por el régimen autoritario . Tambiéndesempeña una función si el sistema electoral es concebido como me-

dio para asegurar el poder o como un instrumento en la confronta-

ción política. Por el contrario, la regla es más bien la realización de pequeñas reformas de efectos previsibles. Muy por el contrario a la se-gunda parte de la tesis de Aldo Solari, estas pequeñas reformas apor-

tan algo. Es justam ente a través de las pequeñas reform as como se

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332 CONDICIONES DE SISTEMAS YREFORMAS ELECTORALES

 pueden superar algunos déficit que presenta la representación políti-ca. Además, ellas no sobredimensionan el poder de las instituciones,que no son el factor causante de todo en el proceso político. Muchomenos lo es el sistema electoral. Pero las instituciones crean estímulos

y vallas para el logro exitoso de metas políticas. Las reformas electo-rales pueden fortalecer dichos estímulos. Los déficit en la represen-tación política, que ponen en peligro la estabilidad del sistema polí-tico, pueden minimizarse, e incluso superarse, a través de pequeñasreformas, siempre que el sistema electoral tenga alguna responsabili-dad en la existencia de esos déficit.

Sin tener en cuenta la poca viabilidad de las grandes reformas, el de-

 bate científico y político sufre perm anentem ente la tentación de dis-

cutir las grandes alternativas. La frustración de no poderlas im po ne r seve compensada, aparentem ente , po r la mayor motivación que producela posibilidad de proponer el supuesto mejor sistema electoral. Cuan-do el debate se concentra en la simplificada controversia de las grandes

alternativas, se fortalece entre los partidos políticos la falta de orienta-ción y la confusión, pues disminuye la posibilidad de ver el riesgo im- plicado en una reforma concebida en categorías de poder. Además, lasgrandes alternativas son las menos neutrales desde este pun to de vista.Son los partidos políticos los que, al final, deben acordar las reformas.

Es requisito de u na reforma exitosa que disponga del consenso de, po rlo menos, los grandes partidos.

Abogar por las pequeñas reformas, por el método incrementalista, por la consideración de los contextos políticos concretos, sólo tienesentido cuando se sabe cómo servirse de la sistemática electoral mo-derna. Pues los déficit son, en su mayor parte, conocidos. Pero las so-luciones no se ven bloqueadas sólo po r pen sar en las grandes altern a-tivas, sino también porque no se conocen o no se comprenden loselementos técnicos existentes para la adaptación de los sistemas elec-torales vigentes a las exigencias funcionales de una representaciónmejorada. A este respecto, es significativo un comentario aparecidoen  El País  el 10 de marzo de 1991, referido al debate sobre reformaelectoral en España, que podría tener también validez para la dis-cusión en algunos países latinoamericanos:

Las primeras impugnaciones al sistema vigente hacen referencia a doscuestiones fundamentales: las distorsiones del principio de proporcionali-

dad derivadas de la aplicación de la regla D’ Hon dt y de la asignación a cadacircunscripción (la provincia, de acuerdo con la Constitución) de un míni-

mo fijo de escaños, independientemente de su población, y el alejamientoen tre electores y elegidos —falta de pe rsonalización de m and ato— , conse-

cuencia en buena medida del sistema de listas cerradas y bloqueadas (por 

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CONDICIONES DE SISTEMAS Y REFORMAS ELECTORALES   333

el cual las candidaturas, designadas por las direcciones centrales de los partidos, se votan en con junto , sin poder com binar nom bres de varias de ellaso cambiar el orden en qu e figuran los candida tos).

La dificultad es que los remedios imaginables para resolver cada uno de

estos problemas agravarían el otro o harían surgir nuevos: una mayor personalización del mandato implicaría optar por circunscripciones más pe

queñas, con candidaturas uninominales, pero ello significaría aumentar ladistorsión global voto-escaño hasta el punto de llegar a falsear la voluntad popular; y una pro porcio nalidad más estricta favorecería la pro liferaciónde peq ueños partidos, a los que los juegos de alianza otorgarían un a fuerza

desproporcionada a su apoyo real, con el riesgo de distorsionar en no

m enor medida esa misma voluntad popu lar.

Las metas de un a posible reforma, extraídas de los principales puntos de la crítica que aquí han sido estudiados como alternativos o mutuamente excluyentes, no son de esta manera incompatibles. Se pue

de alcanzar mayor proporcionalidad sin fragmentación del sistema de

 partidos, o mayor personalización sin distorsionar la representación.Pensamos que la reforma en Venezuela, en éste y en otros aspectos, hamostrado cómo puede llevarse a cabo una reforma en que, teniendo

 presentes las supuestas metas alternativas o mutuamente excluyentes,

se logra encontrar una solución equilibrada. Consideramos necesario

 probar, en prim er lugar, barreras iniciales que sean adecuadas, alrevés de lo expresado por la opinión común, para mejorar la proporcionalidad entre las fuerzas políticas verdaderamente significativas de!sistema político, cuando deban repartirse mandatos después de h aberexcluido a los mini partidos. Y consideramos, además, necesario examinar el distrito uninominal, no como el elemento estructurado del re

sultado electoral — su conocida función en el sistema mayoritario— ,

sino como un elemen to complementario de la representación propo r

cional, que mejore la relación entre electores y elegidos. Subrayandoque estos instrumentos técnicos deben ser examinados para ver si soncapaces, en cada caso, de m ejorar la representación . La tesis no consiste en introducir en todas partes la representación proporcional perso

nalizada. En el caso de Venezuela es interesante que se haya introducido el distrito uninominal y que se hayan mantenido otros elementos

 básicos del sistema de representación proporcional venezolano como,

 por ejemplo, la representación de las minorías, garantizada por laConstitución. La relación equilibrada entre conservación e innova

ción, y la orientación de una reforma que considere que las cuestiones de sistema electoral son cuestiones de poder, constituyen impor

tantes requisitos para las posibilidades de éxito de una reforma alsistema electoral.

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IX. ¿TIENEN LOS SISTEMAS ELECTORALES EFECTOSQUE SE PUEDEN FORMULAR COMO LEYES?

“Le y e s  s o c io l ó g i c a s ” d e  D u v e r g e r  

El. i n t e n t o   de expresar los efectos de los sistemas electorales en for

ma de “leyes sociológicas” está asociado con el nombre de MauriceDuverger. El formuló (Duverger, 1951, más concisamente 1959, p.

219) lo que desde entonces permaneció profundamente arraigado en

el conocimiento acerca de la relación en tre sistema electoral y sistema

de partidos:

1. La representación proporcional conduce a un sistema pluripar-tidista con partidos rígidos, estables e independientes (excepto

en el caso de movimientos repentinos).

Z El sistema de mayoría con segunda vuelta tiende a un pluripar-tidismo con partidos flexibles, dependientes y relativamente estables (en todos los casos).

3. El sistema de mayoría relativa conduce a un sistema bipartidista

con partidos grandes e indep endien tes que se alternan.

Los científicos sacan a flote la gran influencia que Duverger hatenido en esta materia, al acentuar que la estructura del sistema de

 partidos no puede ser determ in ada por un solo factor. Ellos afirm anque se deberá partir de una “interdependencia de todas las partes integrantes de un sistema social”, pero a la vez sostienen que

siempre que exista un sistema bipartidista que funcione, es decir, en el

que alternativamente el gobierno es constituido por uno de los dos partidos, encontramos también un sistema electoral que excluye de la representación a todos los partidos que no hayan alcanzado la mayoría en alguna circunscripción. Por otra parte, generalmente, donde existe un sistema

de representación proporcional, cuatro o más partidos están representadosen el parlam ento, p rodu ciéndose muy raras veces mayorías parlamentarias

absolutas de un partido (M. Lipset, 1969, p 442).

La orientación de los científicos en Duverger se evidencia aún másahí donde la confirmación de las “leyes” depende, exclusivamente, delnúmero de los casos. Seymour Martin Lipset, al que citamos más arriba,continúa:

334

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EFECTOS QUE SE PUEDEN FORMULAR COMO LEYES   335

si tuviéramos suficientes casos para evaluar, probablemente se podría establecer el siguiente orden de correlaciones entre sistemas electorales ynúmero de partidos: sistemas presidencialistas con circunscripciones uni-nominales y sistema de mayoría relativa —bipartidismo; sistemas parlamentarios con circunscripciones uninorninales y sistema de mayoría relativa— tendencia hacia el bipartidismo; sistemas parlamentarios concircunscripciones uninorninales y lista alternativa o segunda vuelta —tendencia al multipartidismo; representación proporcional— pluripartidismo( d n d ) .

Sin embargo, las leyes de Duverger no pueden sostenerse científicamente. (Cabe m encionar que en su calidad de leyes sociológicas, éstasno son deterministas. El efecto no se busca con base en una ley, sino

correspondiendo a una ley.) Las deficiencias radican en tres ámbitos:el empírico, el teórico y el metódico.

1.  Empírico: los efectos que las leyes atribuyen a los tipos básicos delos sistemas electorales son refutados en un número demasiadogrande de casos. Existen sistemas muí ti partidistas en sistemas de

mayoría relativa y sistemas bipartidistas en sistemas de represen

tación proporcional.2. Teórico: en vista de las excepciones de las supuestas relaciones

causales, sería necesario especificar bajo qué condiciones posi bles las leyes tienen validez. En la form ulación clásica de las leyes

no se consideran los casos divergentes ni se los utiliza para perfeccionar las leyes (compárese Wildavski, 1969).

3. Metódico: no se compara un sistema electoral con otro, sino quese compara el sistema de mayoría relativa en circunscripcionesuninorninales con un principio de representación, el de la representación proporcional. Sin embargo, este principio puede ser

transformado en múltiples formas de sistemas electorales, que pueden producir efectos muy diversos (véase ‘Tipos de sistemas

de representación”, pp. 102 «.).

 No carece de ironía el hecho de que el mismo Maurice Duvergerrecientemente (1986) haya quitado sustento a la interpretación co

rriente que comprende sus resultados de investigación como estrictas

leyes sociológicas. Así, él acentúa:

la relación entre normas electorales y sistemas píuripartidistas no es mecánica ni automática: un sistema electoral determinado no produce necesariamente un sistema pluripartidista determinado, sino tan sólo presionalas circunstancias para dicho sistema de partidos; es una tendencia queafecta a otras, algunas de las cuales tomarán cauces opuestos (1986, p. 71, primero 1960).

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336 EFECTOS QUE SE PUEDEN FORMULAR COMO LEYES .

Este comentario posterior de Duverger respecto al contenido y a larecepción de sus “leyes”, apenas cambiará la práctica de distinguirlocomo aquel que reconoció en la relación en tre sistema electoral y sis

tema de partidos determinadas leyes.

R a e : c o n f i r m a c ió n   e s t a d í s t ic o -e m pír ic a  d e  D u v e r g e r  

Douglas W. Rae, en su investigación estadístico-empírica, creyó habercomprobado, en lo esencial, la tesis de las leyes de Duverger, según la

cual el sistema de mayoría relativa en circunscripciones un inom inalesfavorece un sistema bipartidista, y op inó que de todas las hipótesis queél había examinado, la tesis de Duverger es la que más equivale a unatrue sodological law  (véase Rae, 1967, p. 92). En vista del caso divergente de Canadá, así como de la existenc ia de un sistema bipartidista

que no se orienta en el modelo electoral británico (Austria), Rae pro

 pone una diferenciación de la tesis “Las fórm ulas de mayoría relativavan siempre ligadas a la competencia bipartidista, salvo allí donde existan fuertes partidos minoritarios locales, y las demás fórmulas van li

gadas a la competencia bipartidista sólo allí donde los partidos electivos de m inoría son muy débiles” (ibid ., p. 95).

Ahora bien, Rae ha efectuado, básicamente, correlaciones estadísticas y no ha intentado comprobar, propiamente, la cuestión de relaciones causales entre sistema electoral y sistema de partidos, lo cual

habría sido una condición previa para darle u na validez al teo rem a deDuverger. Rae observó: “los países dualistas utilizan el sistema de ma

yoría simple, y los países de sistema de mayoría simple son dualistas"(ibid.y p. 92), y desvaloriza en consecuencia la multiplicidad de excepciones presentes e históricas. Fundamentalmente los casos históricosse expresan en contra de la relevancia científica de esta observación.

La gran mayoría de los países que no están o ya no están (como consecuencia de la extensión del sufragio) estructurados de forma dualista pasó del sistema de mayoría a la represen tación proporcional unavez que se dispuso de procedimientos técnicos satisfactorios para laaplicación de ese principio de representación. Por otro lado, a la par deCanadá, otras sociedades fragmentadas étnicamente con strong local minority parties eligen según el sistema de mayoría relativa (Sri Lanka,Malasia entre otros). Respecto a un valor explicativo de ambas circuns

tancias observadas, la tesis arriba mencionada es puramente tautológica, lo cual ha sido ya señalado por G erhard L ehm bruch (1971, p.179, nota 31).

Dicho claramente, la tesis sólo enuncia que, allí donde existen las

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EFECTOS QUE SE PUEDEN FORMULAR COMO LEYES 337

condiciones para la formación de un sistema bipartidista (falta de p ar

tidos o de minorías locales o de minorías nacionales), tanto el sistemade mayoría relativa como la representación proporcional pueden co

existir con sistemas bipartidistas. La tesis está, entonce* ejos de insinuar un a relación causal, o de ofrecer una explicación para la relación

entre el sistema electoral y el sistema de partidos. Por consiguiente, latesis tampoco es inherente para respaldar el teorema de Maurice Du-verger —en contradicción a la opinión de su au tor—.

Arend Lijphart, recientemente (1988), ha emprendido una críticafundamental contra la obra de Rae, basada en la temática sobre sis

temas electorales. En este contexto no es de gran importancia que Lij

 phart presente la clasificación de Rae como errónea, con hipótesis dé biles y pocos datos materiales. Por el contrario , resulta im portanteque Lijphart en la revisión de la relación causal entre elementos individuales de los sistemas electorales (reglas decisorias, tamaño de las

circunscripciones electorales) y la estructura del sistema de partidosllega a la conclusión de que esas relaciones son considerablemente más débiles de lo que Rae sugiere  (1988, p. 17).

 N u e v a  f o r m u l a c ió n  d e   l a s   l e y e s  d e  Du v e r g e r    po r   Sa r t o r i

Recientemente, Sartori se ha esforzado principalmente en indicar lascondiciones concretas para los efectos de los sistemas electorales, detal forma que puedan mantenerse como leyes de las ciencias sociales,

 por esto, de aquí en adelante , el punto dos de la crítica a Duverger po

dría considerarse caduco. Sartori establece cuatro leyes en lugar de dos:

 I a ley: Dado un sistema de partidos estructurado y una distribución

 pareja de los votos en las circunscripciones electorales (como condiciones necesarias conjuntas), los sistemas electorales de representación por mayoría relativa causan (es decir, son condición suficien

te para) un sistema bipartidista. Correspondien tem ente, un sistemade partidos con estructura particularmente fuerte es por sí mismola condición necesaria y suficiente para provocar una competencia bipartidista.2~ ley:  En un sistema de partidos estructurado, pero sin una distribución pareja de los votos en las circunscripciones, los sistemas

de mayoría relativa conducen a (es decir, que ellos son condiciónsuficiente para) la eliminación de aquellos partidos que no han logrado la mayoría requerida. Sin embargo, no se puede eliminar aaquellos partidos que tienen fuertes bastiones electorales con un porcenta je de votos que corresponde a la mayoría relativa. En este

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338 EFECTOS QUE SE PUEDEN FORMULAR COMO LEYES

caso, los sistemas de mayoría relativa, por consiguiente, permiten laexistencia de tantos partidos —por encima de dos— como lo permitan situaciones de bastiones de terceros o cuartos partidos.3- ley: Dado un sistema de partidos estructurado, la representación

 proporcional ejerce un efecto de concentración causado por suno-proporcionalidad (como condición suficiente). Así, mientras

mayor spa la “impureza” de la representación proporcional mayor

será el efecto de concentración; y a la inversa, mientras menor sea

su impureza, más débil será el efecto de concentración. Por otra parte , un sistema de partidos estructurado particularm ente fuerte

es por sí mismo condición necesaria y suficiente para mantenercualqu ier sistema de partidos que existiera antes de la introducc ión

de la representación proporcional.4e ley: Si no hay un sistema de partidos estructurado y si partimos deun sistema de representación proporcional puro, es decir, unaigualdad de posibilidades para todos, no existe discriminación y el

número de partidos puede llegar a ser tan alto como lo permita la

cuota.

Giovanni Sartori introduce dos condiciones, de las cuales una o am bas se señalan en las leyes. La prim era variable es la ex istencia de par

tidos estructurados en condiciones de mass politics.  En caso de existir partidos relativamente estables, los sistemas de partidos son poco sensibles a los efectos que pu edan surgir de los sistemas electorales. La segunda variable es la distribución geográfica del electorado de los par

tidos, de los cuales dependen, de hecho, los efectos de ios sistemaselectorales.

En primer lugar, se comprueba que las cuatro leyes están en diver

sos niveles. Comparando con las otras tres leyes, ésto puede aplicarse

 particula rm ente a la 4-  ley. Por alguna razón, también el propio Sartori duda, en el caso de la 43 ley, si se trata de u na ley o sólo de unaexplicación. El enunciado que se formula aquí, en lo esencial, es desistemática electoral y en lo básico corresponde a una definición real:

tantos partidos (en un sistema pluripartidista) pueden alcanzar escaños como partidos alcancen la cuota electoral. Esta es una defini

ción de la fórmula proporcional pura. El contenido informativo de

esta ley no es mayor que aquel que señala que en un sistema de ma

yoría relativa con circunscripciones uninominales resulta elegido sólo

el candidato que alcanza la mayoría relativa de los sufragios (o mássufragios que cualquier otro cand ida to) . Si es que no han surgido partidos estructurados (grandes) y existe dispersión de partidos, entonces se producirá fielmente la representación proporcional pura. Lo

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EFECTOS QUE SE PUEDEN FORMULAR COMO LEYES 339

que ya existe (dispersión de partidos) o no existe (partidos [grandes]

 bien organizados) es reflejado por el sistema electoral. Correspondiente a su definición del sistema proporcional como no effect system 

Sartori no habla más de los efectos de ese sistema electoral, por ejem plo de que fomenta la dispersión partidista.Además, las leyes de Sartori están formuladas de tal manera que

son deterministas y no pueden fracasar jamás. En la indicación de

condiciones concretas ellas comprenden, descriptivamente, situacio

nes de las cuales —p or razones de la sistemática electoral— no puededesprenderse nada más que el resultado previsto (vaticinado). Esto se

ve claramente cuando expresamos las leyes con otras palabras:

 Ley 1: Si ningún tercer partido (además de los dos grandes) alcanzala mayoría relativa de los sufragios en una circunscripción electoral,existe un sistema bipartidista. Ley 2: Si hay terceros partidos (es decir, otros partidos además de losdos grandes) que alcanzan mayoría relativa de los votos en circuns

cripciones uninominales, existen tantos partidos —por encima de

dos— como partidos puedan presen tar esa concentración de votos. Ley 3: Cuanto más fuerte es el efecto de desproporción del sistemaelectoral (en este caso del sistema de representación proporcional), tanto más fuerte es el efecto de reducción del número de partidos, o formulado de otra forma: cuantos menos partidos pasen la

 barrera de la circunscripción (efecto natu ra l de circunscripciones

 pequeñas) o la barrera legal establecida, tantos menos partidos ingresan al parlamento. Ley  Tantos partidos pu eden (en un sistema pluripartidista) alcanzar escaños como partidos alcancen la cuota electoral.

Atención: todos estos enunciados son correctos. Sin embargo, sucontenido informativo es reducido. Las leyes son, en otras palabras,

triviales.Veamos ahora si Sartori logra restablecer la validez de los enuncia

dos con carácter de ley de Duverger. Contrariamente a lo esperado,

en el fondo, no se ha hecho este intento. En las leyes de Sartori no

sólo se limita el enunciado de Duverger, presentado como antítesis(“El sistema de mayoría relativa conduce a sistemas bipartidistas”),

 por las condic iones ya mencionadas, (sistema de partidos estructurado, distribución geográfico-e lee toral de los votos), sino que más bien

se da una reevaluación de los efectos de los sistemas electorales. En

comparación con Duverger, en lo expuesto por Sartori se desplaza lalínea divisoria entre los sistemas electorales que tienen efectos sobre

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340 EFECTOS QUE SE PUEDEN FORMULAR COMO LEYES

el sistema de partidos. Dicha línea ya no se en cu en tra entre el sistemade mayoría y la representación proporcional, sino entre el tipo no-ef- 

 fect  de la representación proporciona l, po r un lado, y el tipo effect  de larepresentación proporcional y el sistema de mayoría relativa, por el

otro. En la 3a ley, Sartori atribuye a la representación proporciona! unefecto reductor del número de partidos, según cuán fuerte sea el carácter no puram ente proporcional de la representación proporcional.

Mientras Sartori opina que, con sus le^es, se aproxima a Duverger y

lo protege frente a la crítica exagerada, en realidad lo aband on a des

de el punto de vista del contenido. El determina los efectos de una de

las dos causas investigadas, de la representación proporciona l, precisamente de manera similar a la formulada por los críticos de Duverger:en ciertos casos, también los sistemas de representación proporcional

conducen a la concentración del sistema de partidos. En vista de quela mayoría de los sistemas electorales proporcionales no provocan una

 proporcio nalid ad pura entre votos y escaños, se modif icaría completa

mente el enunciado tipo de las leyes (en el marco de la conceptua-lización de la relación sistemas de mayoría-representación proporcional de Sartori): dos causas imaginadas dicotómicamente ya noconducen a dos resultados distintos y contrarios (A conduce a x, B conduce a  z), sino que dos causas basadas en el con tinuo no-effed-effect   (A,

B, C,) conducen a un mayor/menor efecto (o más o menos  z).En la figura 12 aparece la nueva formulación de Sartori (sistema de

representación proporcional con efecto concentrado en el sistemade partidos) en el espacio entre el punto A y B. En Duverger estos dos punto s son coincidentes, lo que significa que el espacio entre ellos noexiste.

Fig u r a   12 . Representación por mayoría y representación proporcional en las leyes de Sartori sobre los efectos de los sistemas electorales

Efecto reductor 

no effect  no effect-effect effect  

0

repres. proporcional pura

Arepres. proporcional impura

sistemas de representación proporcional

B

sistema de repres. por mayoría

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EFECTOS QUE SE PUEDEN FORMULAR COMO LEYES   341

Po s i c i ó n   c o n t r a r ia  a   l a   i d e a  d e  q u e   l o s  s is t e m a s  e l e c t o r a l e s

TIENEN EFECTOS CON CARÁCTER DE LEY

Las tesis que sostienen que los sistemas electorales tienen efectos concarácter de ley no pueden sostenerse ante un tratamiento teórico di-ferenciado ni ante una revisión empírica. Tales enunciados son for-mulados ya sea en forma tan general que resultan triviales (leyes deSartori), o en forma tan alejada del contexto concreto sociopolíticoen los diferentes países que chocan inevitablemente con los resulta-dos empíricos.

En anticipación a lo que se expondrá en el capítulo siguiente, que-remos señalar aquí hasta qué punto se pueden generalizar los resulta-dos empíricos.

Todos los sistemas electorales contribuyen a reducir el número de partidos participantes en la elección (p resentación de candidatos, ob-tención de votos), a nivel parlam entario. También tienden a favorecera los partidos grandes. Sin embargo, los sistemas electorales se dis-tinguen según el grado en el que reducen el número de partidos y enel grado en el que favorecen a los partidos más fuertes. También sedistinguen en la relación de fuerza que se produce entre los grupos

 parlamentarios. Pero los sistemas electora les constituyen so lamenteuno de los tantos factores que influyen sobre la estructura de los siste-mas de partidos. Por consiguiente, no se puede partir de una relacióncausal en tre sistema electora l y sistema de partidos.

Tendencialmente, los efectos de los sistemas electorales reprodu-cen su principio de representación. De manera general, se puedeatribuir a la representación por mayoría un efecto más concen trador yreductor del número de partidos que a la representación propor-cional. Según la definición misma de la representación por mayoría,ésta fomenta en mayor grado la formación de mayoría por un partido,que la representac ión proporcional.

También en los sistemas de representación proporcional, frecuen-temente, se favorece al partido más grande, pero en realidad el princi-

 pio de representación no tiende a eso. En la mayoría de los sistemasde mayoría relativa, los partidos pequeños sólo tienen posibilidades deéxito cuando sus electorados se concentran regionalmente o cuando pueden conclu ir pactos electorales con los partidos grandes y éstos les

ceden algunas circunscripciones electorales. Pero, también, en la ma-yoría de los sistemas de representación proporcional a los pequeños partidos les es difícil llegar al parlamento . Esto se debe a la barrera le-gal o a la distribución de las circunscripciones (es decir, el tamaño delas circunscripciones), lo cual constituye un obstáculo inmanente al sis-

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tema para lograr una representación proporcional. También en lossistemas de representación proporcional, la dispersión geográfica del

electorado de los partidos puede tener una gran importancia. La distribución de las circunscripciones y la dispersión del electorado conforme a criterios políticos de los partidos son, en realidad, las variables más importantes que posibilitan, según los países, diferentesenunciados tendenciales generales, relativamente vagos, sobre los efectos de los sistemas electorales.

Con la mención de las variables geográfico-electorales, por cierto,

no se han destacado suficientemente los factores no pertenecientes a

la sistemática electoral ni su relación con los efectos de los sistemaselectorales. No existe un enunciado científico sostenible, de alto con te

nido informativo, acerca de los efectos de los sistemas electorales, queno considere las respectivas relaciones sociales y políticas. La homogeneidad o he terogeneidad social, étnica y religiosa, de una sociedadtiene tanta importancia para la estructura de un sistema de partidosque no se podría p roceder desde el pu nto de vista científico de m ane

ra ahistórica. Además, lo referen te a la estructu ra social, socioculturaíy sociopolítica del electorado es de máxima relevancia para la elección del sistema electoral.

Estas reflexiones culminan en el siguiente enunciado: cuanto másconsolidada sea la fragmentación social, más probable será la intro

ducción de u n sistema de representación prop orcional y la formación

de un sistema pluripartidista. Si predo m ina u na fragmentación social,entonces ni siquiera el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninom inales conduc iría —probab lemente— a un sistema bi

 partidista. Cuanto más homogeneid ad social haya, más razones habrá para optar por el sistema de mayoría relativa, para fomentar o conservar el dualismo político, pero también es probable que se produzca, bajo un sistema de representación proporcional, un sistema bipartidista o un pluralismo limitado en el nú m ero de partidos.

342 EFECTOS QUE SE PUEDEN FORMULAR COMO LEYES

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X. SISTEMAS ELECTOR ALES Y SISTEMAS DE P ARTIDOS

En   e l  capítulo final investigaremos y aclararemos la relación entre sistema electoral y sistema de partidos en diferentes aspectos. En cadauno de los puntos se abordan las tesis tradicionales, que tratan sobrelos sistemas electorales, así com o los puntos de vista de no-especialistas(quienes frecuen te y persistentem ente no toman en cuen ta los resultados de la investigación sobre sistemas electorales; compárese Lijphart,1985a, p. 5), y se intenta sustituir esas tesis por enunciados que se corresponden con los resultados empíricos de una multiplicidad de casos investigados.

Po s ic ió n  d e   l a   t e o r ía  d e   l a  d e m o c r a c ia

Y L \ DISCUSIÓN SOBRE EL SISTEMA ELECTORAL

Los efectos atribuidos a los sistemas electorales sobre el sistema de

 partidos dependen, en general, de las posiciones teórico-dem ocráticasy /o de las percepciones del sistema político y social. Los interrogantesacerca de los efectos de los diferentes sistemas electorales no son aclarados por análisis metateóricos o modelos teóricos, sino sólo por unanáfisis sociológico real.

En la ciencia política no faltan investigaciones sobre los efectos delos sistemas electorales (en réplica a Lijphart, 1985 a, p. 3). A menudo,esas investigaciones terminan transmitiendo asignaciones de efectosespecíficos a los tipos fundamentales de sistemas electorales. Corrien

temente, se confrontan los sistemas de representación por mayoría yde representación proporcional, y se los compara respecto a determinadas funciones dentro del sistema. Asimismo, las funciones mismasdel sistema son derivadas, por lo general, de modelos de democraciaespecíficos, y en ellos se miden la realidad del espectro de partidos, la posición de valor y las funciones de los sisLemas electorales.

La relación estrecha entre la concepción de la democracia y losanálisis sobre los efectos de los sistemas electorales se pone de mani

fiesto, ante todo, en la discusión sobre el sistema electoral en Alemania(REA). La discusión ha sido dominada por la cuestión de qué sistemaelectoral seria adecuado para la democracia parlamentaria, es decir,qué sistema electoral sería el más apropiado para dejar bien claro las

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344 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

funciones de elecciones de una democracia parlamentaria. Las funciones de las elecciones han sido orientadas, además, esencialmente,en un modelo democrático, que vio, en la transmisión de confianza

del acto electoral y en la alternancia de los partidos en el ejercicio del

gobierno, el núcleo de la capacidad funcional del sistema político.Tanto la postulada condición básica de un buen gobierno, es decir, laestabilidad de las relaciones de gobierno, como los controles, estaríangarantizados, si en las elecciones —favorecido por el sistema electoral— realmente existiera la posibilidad de prod ucir un cambio de partido en el ejercicio del gobierno. Por consiguiente, la democracia

 parlamentaria ha sido esencia lm ente entendida como una form a degobierno en la cual el elector, en ejercicio de la función periódica

de elegir, decide entre dos partidos políticos que compiten por el poder político, y asigna a uno de ellos la autoridad del gob ierno para un periodo. En la c iencia y en la política, donde se discutió la cuestión so bre el sistema electoral, se consideró en el marco de esa concepción

limitada de la dem ocracia el mejoram iento de los requisitos institucionales para un “modelo competitivo de democracia” (Schumpeter).

Las premisas de la teoría democrática, en la discusión sobre el sistema electoral, van paralelas a las valoraciones del sistema social, tambiéndiscutibles. Correspondientemente a la competencia en el plano de

las ofertas políticas, los funcionalistas parten de un modelo aproxima-tivo de “mercado” en el plano de las demandas políticas, el cual se apo

ya en una sociedad de clase media relativamente nivelada, en la que“la estratificación social ha sido considerablemente reducida”. Frieder

 Naschold, cuyo brillante análisis seguimos aquí (1971, pp. 81 ss), haconcluido que las diferencias de pronósticos en los resultados de dossimulaciones de com putadoras sobre los efectos de un a refo rma del sistema electoral en Alemania (RFA), se deben, sobre todo, a los “juicios

subjetivos” de la escuela de Colonia-Mannheim y del institutoin f a s

 sobre la estructura social. Mientras que en el caso investigado po r Naschold se requería un análisis muy diferenciado para presentar la de

 pendencia entre los resultados de investigación y las premisas de lateoría democrática y de la estructura social, en la mayoría de los enu nciados de pronósticos sobre los efectos de los sistemas electorales bastan

reflexiones más simples. Esto se refiere, especialmente, a los enunciados que sólo establecen analogías —por ejemplo en las afirmacionessobre los supuestos efectos de determinados sistemas electorales en

los países en desarrollo—, enunciados que en lo esencial reflejan lassituaciones sociales y políticas de los países industriales occidentales.

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SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS   345

C r i t e r io s  d e  v a l o r a c ió n  d e   l o s  s is t e m a s  e l e c t o r a l e s

La discusión sobre sistemas electorales respecto a los efectos de la re

 presentación por mayoría y la representación proporcional se basa enconceptos específicos: integración, moderación, estabilidad, posibilidades de cambio en el poder, etcétera. Éstos producen, en su aplicaciónen el análisis de un sistema político, como por ejemplo, la sociedad relativamente nivelada de clase media de Alemania (RFA), valoracionescontrovertidas, (véase Alemann, 1973, pp. 89 ss).  Pues la valoracióntransrrytida de que, la representación por mayoría (en particular eltipo británico) estaría vinculada con valoraciones positivas (integración, moderación, estabilidad), y la representación proporcional convaloraciones negativas (desintegración, radicalización, inestabilidad),es cada vez menos aceptada por los investigadores. La cuestionabili-dad de la aplicación análitica de tales categorías dicotómicas como lasde integración-desintegración, estabilidad-inestabilidad, moderación-radicalizado n política, responsabilidad política exclusiva de un solo partido-responsabilidad difusa, etcétera, se agudiza todavía más, por su

 puesto, con su aplicación a estructuras sociales, culturales, políticas yórdenes institucionalizados diferenciados tanto de países desarrollados

como, especialmente, de países subdesarrollados; esto es, países que, por definición, presentan una muy fuerte heterogeneidad en materiade economía, de sociedad y de política.

En las sociedades fraccionadas étnicamente, el sistema de mayoríarelativa en circunscripciones uninominales suele tener un efecto másdesintegrador que integrador. La estabilidad del gobierno es una función que no tiene por qué coincidir con la estabilidad del sistema político. El precio que muchos países están dispuestos a pagar paraasegurar la convivencia pacífica de distintas comunidades étnicas o religiosas —al decidirse por la propo rciona lidad— es el de la estabilidaddel gobierno, la cual, aparentemente, estaría garantizada gracias al sistema de mayoría relativa. No hay duda de que, en la representación proporcional, merece la pena luchar voto por voto, ya que, a diferencia de un sistema mayoritario, en este caso, el éxito electoral suele estar en función del número de votos conseguido; no obstante, de estono es legítimo concluir (como no lo es en el caso de la República deWeimar) que la representación proporcional lleve a la radicalización,

esto es, que sea un “sistema de guer ra”, mientras que, por el contrario,“el principio de la mayoría en el procedimiento electoral” sería “un princip io de paz” (Sternberger, 1964, p. 31). En el país de origen deesta concepción del sistema electoral entretanto se discute y proble-matiza el carácter enemistoso de la disputa política como consecuen

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346 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

cia del sistema de mayoría (véase Finer, 1975). En el contexto de premisas de la teoría de la modernización, p or aquel en tonces poco cuestionadas, McDonald afirmaba con respecto a América Latina en 1967(p. 707):

Si bien se suele alegar que la r p acentúa el extremismo que lleva a ahondarlas segmentaciones políticas y propicia la violencia, los países democráticos más estables de América Latina (Uruguay, Costa Rica, Chile) em

 plean formas de r p, mientras los asociados más a menudo con la violenciaemplean aberraciones de la r p  (Paraguay. Nicaragua) o bien sistemas demayoría absoluta (Haití, República Dominicana, Guatemala). Esto indica por lo menos que no hay ninguna correlación directa entre la r p y la inestabilidad política o el extremismo.

En el caso de Africa, ha sido Arthur Lewis (1965, pp. 71 s í),  sobre

todo, quien ha señalado los efectos amenazadores para la paz y la esta bilidad que tiene la representació n por mayoría.

 No vamos a tomar aquí partido por una u otra posiciones, sino quenos limitaremos a señalar que sin hab er realizado un análisis concretode sus efectos no es posible correlacionar positiva o negativamente alos tipos fundamentales de los sistemas electorales con los dos polosde la figuras conceptuales. Esta es la tesis contra la qu e chocan de co n

tinuo los función alistas como propugn adores de la representación pormayoría y, raramente, los partidarios de ta representación proporcional (véase Rokkan, 1970, p. 166). Para valorar los sistemas electorales,los funcionalistas no aplican los criterios de enjuiciamiento a los efectosreales de los sistemas electorales (en la medida en que se puede tenerexperiencia de ellos), sino que atribuyen ciertos efectos a los sistemas

electorales o suponen que una reforma electoral ocasionará determinados efectos.

Especial tozudez muestra el enjuiciamiento del sistema de mayoríarelativa en circunscripciones uninom inaies como sistema que fomenta

el voto a candidatos en oposición a la representación proporcional

que se relaciona con el voto a listas. Desde el punto de vista de la historia de las ideas, esta valoración no hace justicia a la idea de la propo r

cionalidad, ya que los clásicos de la representación proporcional (DeBorda, Haré, Hagenbach-Bischoff, etc.) querían dar a los electores

mayores posibilidades de selección entre candidatos por medio de su

clasificación. Sus propuestas de sistema electoral co nten ían las formas

de la lista abierta y la lista cerrada y no bloqueada que permite que elelector tenga una posibilidad de selección dentro de su preferencia

de partido , a diferencia dól sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominaies. Por otro lado, la valoración no toma en consi

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SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS 347

deración el cambio estructural del parlamentarismo y sigue partiendode la idea liberal primitiva de que en las elecciones se trata de una selección que hacen los electores entre ciertas personalidades (nota

 bles) y no, en cambio, de la elección —inevitable con la extensión delsufragio— entre candidatos que representan a partidos, programas de

 partidos y dirigentes de los mismos (incluso de los candidatos a canciller o primer ministro, así como de los equipos directivos políticos).La uninominalidad (formal) de la estructura del voto no debe ser interpretada como voto sustancial a candidatos. Por supuesto que la im

 portancia y las funciones de los rasgos personales y programáticos del

comportamiento electoral varían según los países, según las elecciones y hasta según los electores, de form a que no vamos a enfrentarnosaquí con quienes subrayan norm aúva o empíricamente la importanciadel rasgo de confianza personal en el acto de la votación con la tesiscontraria de que los electores se orientan exclusivamente en funciónde partidos o del issue. Desde el punto de vista del análisis de los efectos de los sistemas electorales, esta relativización implica, además, que

cada sistema electoral concreto se ha de estudiar teniendo en cuenta sicontribuye a fom entar o a debilitar un comportamiento de orientaciónhacia los candidatos. La simple contraposición de sistemas electorales

con voto a candidatos y voto a listas es falsa desde un punto de vista desistemática electoral.

S is t e ma s  e l e c t o r a l e s  y  m o d e l o s  d e  d e m o c r a c ia

Un criterio de enjuiciamiento de los sistemas electorales es, frecuente

mente, la cuestión de la compatibilidad con el modelo democrático,sobre todo con el de un gobierno parlamentario.

La relación entre un tipo fundamental de sistema electoral y uncierto modelo de democracia no resulta tan evidente teóricamente como se suele afirmar en los estudios sobre estos temas (en especial en

los estudios sobre sistemas electorales). Partiendo de una interpreta

ción dogmática del modelo británico de gobierno parlamentario sesuele declarar que la representación proporcional es incompatible conla forma parlam entaria de gobierno. La formulación clásica y archici-

tada procede de Friedrich Naumann, quien en la asamblea nacional

de Weimar declaró: “La consecuencia de la representación proporcional es la imposibilidad del sistema de gobierno parlamentario: el sistema parlam entario y la proporcionalidad se excluyen m utuam en te”(Documentos de la Asamblea Nacional,  Acta 391). Desde un punto devista teórico esta argumentación es ciega frente a los equivalentes fun

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348 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

cionales; desde un pu nto de vista em pírico no lo es menos, puesto que

el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominales nocumple en otros países las funciones que se le atribuyen en Gran Bretaña, ni los sistemas proporcionales excluyen funciones similares a la

 británica del  jirst-past-the-post.  Nuestra tesis no va solamente dirigidacontra los funcionalistas que, como es sabido, consideran que existeun a conexión estrecha entre un sistema electoral concreto y un deter

minado sistema de gobierno. También los teóricos partidarios de los

otros modelos de la dem ocracia competitiva y de la dem ocrac ia conso-

cional (o de concordancia) parten de una relación esencia! entre sistema electoral y los mecanismos generales de solución de los conflictos. En sus teorías, la proporcionalidad implica algo más que una

mera fórmula para convertir votos en escaños; implica, igualmente,

un principio fundamental constitutivo de la convivencia social y política en un Estado.

La teoría del segmented pluralism, que pretende explicar las relaciones políticas en sociedades escindidas por distintos clivajes de diferente

intensidad, desemboca también en una reflexión estéril sobre modelos

siempre que se pretenden deducir funciones sistémicas específicas yatribuirlas a elementos sistémicos concretos. Lo importante desde nuestro punto de vista es que, como argumenta de continuo Arend Lijp-

hart en sus diversas investigaciones (véase, entre otros, Lijphart, 1971, p. 10) la representación proporcional no es un requisito necesario para la existencia de sistemas democráticos consocionales. En Líbano

y en Colombia la elección del Parlamento se hace por representaciónmayoritaria en un caso y por representación proporcional en el otro.

En ambos casos, el elemento determinante es el establecimiento decontingentes de escaños. En la Federación Malaya se elige por el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominales. El necesario acuerdo entre intereses, entre las comunidades diversas, impres

cindible para la subsistencia y la paz interna del Estado, se consiguemedian te los comprom isos previos de los partidos sobre las candidaturas en las circunscripciones independientemente del sistema electo

ral. En todo caso, el sistema electoral presta una gran ayuda para conseguir que el acuerdo establecido, a escala de elites, consiga un gradoelevado de aprobación bajo la forma de mayorías parlamentarias muy

numerosas, favorables a los responsables del compromiso.La relación entre un tipo fundamental de sistema electoral con de

terminados modelos democráticos no es necesaria desde un puntode vista teórico y no es sostenible desde un punto de vista empírico.

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SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS   349

C o n d i c i o n e s  c o n s t it u t iv a s  d e   l o s  s is t e ma s  e l e c t o r a l e s  

 y  su im po r t a n c ia  e n   l o s  e f e c t o s  d e   e s t o s   s is t e ma s

¿Cuáles son ah ora los factores principales que influyen en la seleccióndel sistema electoral? ¿Cuál es la importancia que éstos tienen en elanálisis de los efectos de los sistemas electorales?

La decisión acerca del sistema electoral se toma en el campo concreto de las fuerzas sociales y políticas de un país. Dado que la de

cisión sobre el sistema electoral puede afectar a las posibilidades quetienen los grupos sociales y los partidos políticos de articular sus intereses e imponer sus objetivos, la decisión sobre el sistema electoral

es una cuestión eminentemente política. Esta es la cuestión que sub

yace en el cálculo de los grupos políticos, en relación con las ventajaso inconvenientes que de ella se espera. Por este motivo, la cuestión

del sistema electoral es un tema de actualidad perm anente; sólo en algunos países el sistema electoral es considerado como regla sagrada

del jue go de la democracia. Los principios de representación , sin em bargo, son relativamente estables, como hemos sostenido en otra parte de este libro (véase “Reform a de los sistemas”). Es evidente el

carácter político-instrumental que toma el sistema electoral en las

luchas polfticas. En ningún caso esto se manifiesta tan claramente enla historia de los sistemas electorales como en Francia, donde se hautilizado el sistema electora! con el fin de equilibrar a las distintasfuerzas políticas y de imponer ciertos objetivos políticos. En Francia,

como en los demás países, mantener o modificar el sistema electoral

es una cuestión de po de r político.Es mucho mayor el núm ero de iniciativas e intentos de reforma fra

casados que el de los que consiguen cambiar el sistema electoral existente, debido a que estos sistemas electorales suelen reflejar los intere

ses y estructuras sociales y políticas reales. Estas reflexiones tienengran importancia en lo relativo al análisis de los efectos de los sistemas

electorales. En realidad, no basta preguntar por el efecto de los sistemas electorales sobre el sistema de partidos. Este modo de proceder,que predomina en los estudios sobre sistemas electorales, no puedeabarcar toda la cuestión de la conexión entre sociedad, sistema elec

toral y sistema de partidos. La importancia y la función de los sistemaselectorales siguen sin estar claras. Es preciso preguntar, en primer lu

gar, cuáles son las condiciones constitutivas, sociales y políticas, de lossistemas electorales. Aquellos factores que fueron decisivos a la horade implantar, mantener o reformar un sistema electoral, son los res

 ponsables de que éste tenga unos efectos y no otros. Por ejemplo, allí

donde la fragmentación étnica de una sociedad se cristaliza en la de

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350 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

cisión del modelo de representación proporcional, la representación política se corresponderá con el fraccionamiento étn ico de la sociedad. Allí donde se da un fuerte antagonismo social, estructuradode modo dualista, el temor mutuo de cada parte a ser dominada por

la otra puede ser la causa de que se acabe implantando el m odelo derepresentación proporcional. Existen razones suficientes para pensarque, en tal caso, la representación proporcional mantendría el dualismo de partidos (Austria, Colombia) (véase Nohlen, 1978, pp. 270 ss, pp. 347 ss). Los sistemas electorales y los resultados electorales, así como los sistemas de partidos, son, en estos casos, reflejos de las estruc

turas sociales y políticas; las dos son variables dependientes. Si se da el

caso, los sistemas electorales son reformados “para tener en cuenta

el carácter cambiado del sistema de partidos. (En esos casos) el sistema de partidos de term ina al sistema electoral y no al contra rio” (Lip-son, 1969, p. 513).

Por regla general, en el contexto del entramado complejo de rela

ciones entre sociedad, sistema electoral y sistema de partidos, no será posible conceder de entrada a los factores la función de variables independientes o dependientes. Cabe afirmar, sin embargo, que las

condiciones constitutivas de los sistemas electorales determinan losefectos de éstos o, dicho de otro modo, que las estructuras sociopolíti-

cas específicas no solamente son corresponsables en la decisión acerca de la cuestión del sistema electoral, sino también los efectos de lossistemas electorales dependen parcialmente de aquéllas.

Ya que los presupuestos políticos y sociales de los diferentes paísesson muy distintos, un análisis aceptable de los efectos de los sistemas

electorales no podrá sino investigar los datos sociopolíticos concretos.Por lo demás, los enunciados acerca de los efectos de los sistemas electorales únicamente alcanzan completa \alidez dentro de las estruc

turas y de los procesos sociopolíticos.

D e s a r r o l l o s  s o c io po l ít ic o s

YEFECTOS DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

Las condiciones sociopolíticas (líneas de conflictos sociales y políticos,modelos de actitudes y comportamientos), de las que dependen losefectos de los sistemas electorales, no son constantes.

Al cambiar las condiciones sociales y políticas, los sistemas electorales heredados pueden tener efectos diferentes y alcanzar una posición funcional distinta en el proceso político. Por el contrario, los sistemas electorales modificados pueden ten er efectos similares y cum plir 

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SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS   351

funciones parcialmente com parables en situaciones sociopolíticas dis

tintas.

Los efectos de sistemas electorales similares pueden ser distintos en

 países diferentes. Al mismo tiempo, a causa del cambio en el tiempode las estructuras sociales y los modos de comportamiento, un sistema

electoral heredado puede tener efectos distintos dentro de un mismo

 país. En consecuencia, una observación estática de la re lación entre

sociedad, sistema electoral y sistema de partidos induce a error El in

tento de vincular un cierto sistema electoral con un conjunto de efec

tos y de funciones supuestas es erróneo y no solamente en lo que serefiere al estudio de diversos países, sino, también, en una dimensión

nacional histórica.

AI sobrepasar un cierto límite (que varía de acuerdo con los sistemas electorales), los cambios en las situaciones sociales y políticas conflictivas, y los modelos de actitudes provocan efectos distintos de unmismo sistema electoral. Aquellos sistemas electorales de los que cabedemostrar que, en una cierta época, han tenido efectos integradores y

constitutivos de mayorías, pierden parcialmente esa eficacia bajo con

diciones modificadas.Aquellos sistemas electorales que han ido siempre acompañados

 por una multiplicidad de partidos perm iten la concentración de lasfuerzas políticas en torno a unos pocos partidos o bloques de par

tidos. Algunas variables específicas de comportamiento tienen unagran importancia en cuanto a los efectos del sistema de mayoría absoluta con segunda vuelta. Sin duda, este sistema electoral suscita uncomportamiento de los partidos orientado a la búsqueda del triunfoelectoral. No obstante —y haciendo abstracción de los factores socio-estructurales—, las situaciones conflictivas sociopolíticas y las influencias político-coyunturales predominan sobre la presión de aprendizaje

que se desprende del sistema electoral.Allí donde los factores socioestructurales no (o ya no) permiten es

 perar que el sistema electoral cumpla las funciones que se le habíanasignado es posible que se trate de ajustar mejor las expectativas fun

cionales por medio de una reforma del sistema electoral. Tras la formación del Country Party,  que defendía los intereses específicos deuna región, en Australia ya no estaba asegurada la constitución de unamayoría parlamentaria por medio del sistema de mayoría relativa en

circunscripciones uninominales. El cambio del sistema electoral favoreció la continuación de una forma de gobierno según el modelo británico, que no estaba avalada por sus presupuestos institucionales.El caso de Australia muestra, una vez más, cómo la forma de gobierno

 parlamentaria se ha de estudiar, descomponiéndola en sus partes

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352 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

componentes y cómo, en consecuencia, el modelo británico se ha deconsiderar como un sistema de gobierno parlamen tario ce rrado en sí

mismo y com puesto po r partes específicas.

Im p o r t a n c i a   d e l   f a c t o r    “s i s t e m a   e l e c t o r a l ”

EN LA ESTRUCTURA DEL SISTEMA DE PARTIDOS

Son muchos los estudios ya existentes acerca de la relación entre sis-

tema electoral y sistema de partidos, esto es, número de partidos

(uno, dos, muchos), relaciones de fuerza de los partidos (grandes, pe-queños, dom inantes, asimétricos) o relaciones de distanciamiento en-

tre ellos (coaliciones, bloques, polos) (véase “Sistemas de par tidos”).La cuestión que se ha de resolver aquí es la de la intensidad de la

relación (ya que, en último término, no se puede negar por entero)

(véase “¿Qué importancia tienen los sistemas”) y, especialmente, quéimportancia tiene tal relación para la estructura de un sistema de partidos y para la constitución de tipos concretos de sistema de par-tidos y si, en último término, se puede cons iderar como una relacióncausal.

De acuerdo con los resultados de nuestros análisis, el sistema elec-

toral no es más que un factor entre otros que influyen en la configu-ración de un sistema de partidos. Su importancia real es variable. Es preciso un análisis his tórico concreto en cada caso para averiguar si elsistema electoral tiene una función mayor o menor entre los elemen-

tos constitutivos de un sistema de partidos. Por lo demás, no es posibledeterminar la existencia de ninguna tendencia unívoca, que actúecon independencia de los datos sociales y políticos concretos del casoaislado, a no ser aquélla que constituye el fundam ento terminológ ico

de la diferenciación entre la representación por mayoría y la propor-cional. Sin embargo, han de considerarse en la representación pro-

 porc ional los efectos de los disantos subtipos (véase ‘Tipos de siste-mas de repre sen tación”).

En consecuencia, no solamente creemos que se debe relativizar elfactor sistema electoral —cosa que también hace Duverger, quien, enúltimo término, comprueba que “el procedimiento electoral nunca esla causa definitiva” (1959, p. 219)—, sino que, además, extraemos las

consecuencias oportunas desde el punto de vista de la formulación de

la teoría, por cuanto que consideramos necesario el enunciado de los presupuestos exactos que perm iten pronosticar los efectos concretosde los sistemas electorales.

Las mejores condiciones para estudiar los efectos de los diversos sis-

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SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS 353

temas electorales sobre el sistema de partidos se dan, sin duda, allí

do nd e las elecciones se celebran según distintos sistemas electorales al

mismo tiempo (por ejemplo, en Jap ón ), o allí do nd e se han produci

do cambios reales de sistemas electorales. Pero ni siquiera en estos casos se pueden explicar los cambios en el sistema de partidos en función exclusiva de factores sistemático-electorales. En el estudio de loscambios de sistema electoral debe tenerse muy presente que los efectos de los sistemas electorales dependen de condiciones socioestruc-

turales que, a su vez, se encuentran en proceso de transformación,aun cuando sea evidente que esta transformación se realiza de modo

 paula tino y que el factor socioestructural parece ser estable en com paración con las influencias político-coyunturales. La época en que sedio una transformación más brusca, cuando muchos países adoptaron

sistemas electorales proporcionales, se caracterizó por ser una época

de democratización fundamental del sistema político. En muchos casos, esta primera aplicación de la representación proporcional coincidió, además, con las primeras elecciones por sufragio universal. Desdeentonces, los cambios de los sistemas electorales son poco frecuen tes(véase cap. VIII) y las condiciones han cambiado. No obstante, Mau-rice Duverger ha elaborado sus tesis relativas a este problema, preci

samente en el cambio de sistema electoral durante la fase de la democratización fundamental, tomando en consideración la hipótesis

contraria de cómo se habría desarrollado el sistema de partidos si sehubiera seguido aplicando el sistema de mayoría. Gracias al sufragiouniversal (que, a su vez, es el resultado de los cambios de las estruc

turas sociales y de las luchas del cuarto estado p or conseguir la partici

 pación política), se ha venido transformando la función que cumplenlas elecciones y los órganos representativos.

Stein Rokkan es quien más ha insistido en la necesidad de que setome en cuenta los procesos sociales en general y el hecho, en espe

cial, de que gracias al sufragio universal se han incrementado las con

tradicciones sociales transferidas al sistema político (véase Lipset/

Rokkan, 1967; Rokkan, 1970). Con la expansión y el agotamiento delmercado de movilización política surgieron los primeros sistemas nacionales de partidos que abarcaban la totalidad del territorio y a las di

versas capas sociales. En este proceso, los sistemas electorales tenían

escasa función configuradora ; .más bien se limitaban a reflejar los

cambios en las bases electorales. Esta consideración es pertinente enespecial para el caso de Gran Bretaña, cuyo sistema electoral se configuró en su forma actual en el contexto del desarrollo socioeconómi

co y político y, en especial, de la expansión del sufragio. En otros paí

ses, en los que el sistema electoral heredado, debido a su efecto de

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354 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

estructuración, amenazaba con condicionar la compe ti tividad políticay la representación parlamentaria de los grupos sociopolíticos, se recurrió a una reforma electoral de carácter fundam ental.

Si lo que queremos es averiguar el lugar y la posición funcional del

sistema electoral en el contexto de las estructuras sociales y del sistema de partidos, tendremos que establecer la distinción entre sistemasde partidos según candidaturas (A), votos (B) y escaños (C). La polémica habitual acerca de la estructura de un sistema de partidos sueleocuparse únicam ente del sistema de partidos en función de los e&-caños (C). SÍ se habla de sistemas bipartidistas y citamos como ejem plo clásico a Gran Bretaña (lo que es muv problemático desde un punto de vista histórico), esto únicamente es correcto si se considera la

representación parlamentaria (véase Rose, 1974, p. 487). De otro modo, resulta imposible ignorar el considerable porcentaje electoral delos liberales.

El sistema electoral es un factor de mediación entre las dos esferas(A y B de un lado y C del otro) en las que se muestra las diferencias estructurales de los sistemas de partidos. Dicho de otro modo: los sistemas electorales transforman los sistemas de partidos de la esfera decandida tura /vo tos en la esfera escaños, y esto lo hacen (dado que essu intención y función esenciales) de modo diverso, de acuerdo con la

regla fundamental siguiente: cuanto mayor es la proporcionalidadmayor es la aproximación del sistema de partidos C al sistema de partidos A/B; cuanto más pronunciado es el principio mayoritario, mayores el distanciamiento del sistema de partidos C fren te al sistema de partidos A/B. En lo relativo al conjunto de los sistemas electorales se confirma el hecho de que éstos reducen el número de los partidos de laesfera A/B a la esfera C (véase Rae, 1967, pp. 77 ss). Igualmente se pone de m anifiesto el hecho de que favorecen a los partidos mayores en

de trimento de los partidos menores o los que obtienen poquísimos votos. No obstante, los sistemas electorales se distinguen entre sí segúnla intens idad con que tien den a reduc ir el núm ero de los partidos y favorecer a los más fuertes entre ellos, y se distinguen asimismo según elmodo en que orden an a los distintos grupos parlamentarios en razónde su fuerza respectiva. Conviene recordar aquí que los efectos de laesfera A/B no se producen con independencia de la transformacióndel sistema de partidos A/B en C, sino que las candidaturas y el electorado se comportan de modo anticipativo. Dicho de otra manera: el

sistema electoral y el sistema de partidos estructurado bajo su influencia contribuye a configurar el voto del elector.

Los diferentes efectos de los sistemas electorales, que no son difíciles de demostrar teóricamente (las simulaciones de ordenador nos

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SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS 355

facilitan un número apreciable de cuantificaciones), y que tienen im

 portancia categórica para la construcción de la sistemática electoral,aparecen entrecruzados, fortalecidos, superados o desviados por con

diciones sociales y políticas concretas, de m odo tal que ya no es posibledecir con absoluta certidumbre de un tipo concreto de sistema elec

toral que tenga estas o aquellas consecuencias para la estructura de un

sistema de partidos de las dos esferas citadas. La figura siguiente es

algo más que una mera ilustración de este hecho, puesto que representa un modelo bidimensional cuyos ejes tienen en un caso una función unipolar y, en el otro, una función bipolar. En el eje de abscisas

figuran diversos sistemas electorales, según el efecto de desproporción ,

desde la proporcionalidad “pura” hasta la desproporcionalidad extre

ma. En las ordenadas incluimos tipos diversos de sistemas de partidos,clasificados según un criterio numérico. Seguimos aquí a GiovanniSartori (1976, pp. 125 s.s) quien distingue entre: 1) un partido; 2) parti

do hegemónico; 3) partido predom inante; 4) de dos partidos; 5) plura

lismo limitado; 6) pluralismo extremo; 7)  atomizado (véase cap. III).El punto de cruce de los ejes lo situamos entre el sistema bipartidistay el pluralismo partidista moderado, en la zona gris de la dimensión bipolar descriptiva del efecto de desproporción de los sistemas electo

rales. Puede verse cómo los pun tos más a la derecha están muy diseminados y cómo el efecto de desproporción del sistema electoral, eviden

temente, no se impone de modo ininterrumpido sobre la estructura

de los sistemas de partidos según el número de partidos parlamentarios. Este resultado ha sido confirmado por Arend Lijphart (1988, p. 18): “la proporcionalid ad es sólo un débil profetizador del número

de partidos”.

Ese hecho excluye ya la formulación de que un sistema electoralconduce a consecuencias determinadas, a no ser que las condiciones

esenciales sean especificadas, de tal manera que sea formada la frase“si..., entonces...”. En estos casos se puede determinar si ios sistemaselectorales fortalecen o debilitan ciertos procesos que emanan de las

fuerzas sociales. Además, están también en la consideración del inves

tigador, los elementos particulares de cada sistema electoral con susrespectivos efectos específicos.

La sistemática electoral (véase cap. IV) ofrece una ayuda irrenun-ciable para el análisis y pronóstico de los efectos de los sistemas electo

rales, especialmente la clasificación de los sistemas de representación proporcio nal en subtipos: ellos constituyen una parte im portante para

la solución del enigma de por qué los sistemas de representación pro porc ional, compara tivamente, tienen efectos similares a los de representación por mayoría.

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F ig u r a  13. Sistemas electorales y sistemas departidos en un modelo bidimensional

 parti do únic o

Fuente: Nohlen, 1978, p. 369.

C u a d r o   72 . Sistemas departidos según el número de éstos 

en el parlamento a través de la representación proporcional en 14 países en seis elecciones (1963-1987)

País elecciones

 Número de partidos en el parlamento

máx. mín. medio

Alemania (RFA)   1969-1987 4   3 3.3Austria   1966-1986 4   3 3.1Bélgica   1971-1985 12 5 8.4Dinamarca   1973-1987 10 9 10.7España 1976-1986   12 10 11.7Finlandia   1966-1987 9 8 8.5Islandia   1967-1987 7 4 5.1Italia   1963-1987 11 8 10.1Luxem burgo   1959-1984 5 4 5.0

 Noruega   1965-1985 6 5 6.0Países Bajos   1967-1986   9 10 11.9Portugal   1975-1987   4   5 6.6Suecia   1968-1985   6 5 5.5Suiza   1963-1983   11 9 10.8

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SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS 357

S i s t e m a   e l e c t o r a l   y  f o r m a c i ó n   d e  m a y o r í a s

En cuanto a principios de representación, la representación por ma-

yoría y la propo rcional se distinguen m utuam ente según la desp ropor-ción que establecen u ocasionan entre votos y escaños. La mayoría delas veces que se constituyen mayorías partidistas, ello sucede comoconsecuencia del efecto de desproporción de los sistemas electorales,

efecto que es constitutivo de mayorías.

Dentro d e ja conexión en tre sistema electoral y sistema de partidos

se plantea, en un segundo orden de cuestiones, el problema de laconstitución de una mayoría parlamentaria por m edio de un partido yla importancia que cabe al sistema electoral en esta constitución de la

mayoría. Debemos distinguir aquí dos formas de constitución parti-dista de mayorías: por un lado las mayorías conseguidas por un par-

tido po r medio de los votos, esto es, un partido consigue ya una mayo-ría absoluta de votos que, con independencia del sistema electoral, setraduce forzosamente en una mayoría de escaños (mayoría merecida). 

Teóricamente no es éste siempre el caso; el sistema de proporciones

matemáticas puede aquí conducir a otro resultado (véase “El sistemade proporciones”). Por otro lado, una mayoría partidista que no se co-

rresponde con una mayoría absoluta de votos para ese partido, sinoque se consigue gracias al sistema electoral y a través de su efecto dedesproporción más o menos fuerte en la relación entre votos y esca-

ños (mayoría fabricada).Douglas W. Rae, cuya terminología empleamos aquí sin por ello

qu ere r subrayar los aspectos sociotecnológicos, estableció en 1967 quela mayor parte de las mayorías partidistas no son consecuencia deque u n partido haya conseguido una mayoría absoluta de votos, sino queson consecuencia del efecto desproporcional de los sistemas electora-

les. Tomando 20 países y 117 elecciones entre 1945 y 1965, en total 43resultados, en los cuales un partid o alcanzó la mayoría absoluta de es-caños, Rae descubrió que: 16, o sea el 37.5%, fueron mayorías mereci

das; 27, o sea el 62.5%, fueron mayorías fabricadas (véase Rae, 1967, pp. 7455). Respecto a la variable “sistema electoral”, Rae comprobó que 17, o

el 63%, de las 27 mayorías partidistas se habían producido con repre-

sentación por mayoría en circunscripciones uninominales, mientras queotras 10 (o el 27 %) se dieron bajo formas diversas de sistemas electo-rales proporcionales (debe advertirse que Rae clasifica los sistemas defórmula proporcional en circunscripciones pequeñas como represen-tación proporcional; de acuerdo con nuestra sistemática habría que

incluir este caso en los sistemas mayoritarios, lo que hemos hecho en el

cuadro 73 a efectos de conseguir una mejor comparación de los datos).

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358 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

C u a d r o   73. Formación de mayoría partidista: mayorías merecidas o mayorías fabricadas, según la representa áón por mayoría 

 y la representación proporcional (1945-1977)

 Rae 1967  (2 cambios) 

117 

1. Grupo de  paísesa

196 

2. Grupo de  países b

58 

i y 2  juntos 

254

mayoría merecida 16 37.5% 12 22.2$ 15 40.5% 27 29.7%mayoría

 fabricada 27 62.5% 42 77.8$ 22 59.5% 64 70.3%representación por

mayoría 18 66.6% 33 78.6$ 16 72.7% 49 66.2%

representación proporcional 9 33.3% 9 21.4$ 6 27.3% 15 33.8%

a) Incluye los países investigados por Rae, elecciones de 1945-1977; b) Chile, India, Japón,Malta, Portugal, Sudáfrica, Sri Lanka, Turquía, Venezuela.

Fuente: Nohlen, 1978, p. 371.

La comprobación y prosecución de los cálculos de Rae hasta el añode 1977, para el mismo grupo de países por él considerado, permite

colegir el aumento de importancia del factor sistema electoral en laconstitución partidista de mayorías. Mientras que disminuía el con ju n to de mayorías de escaños de un partido (del 36.7 % de los casos al27.5%) aum entaba el porcentaje de las mayorías fabricadas, aproximadam ente, de 60 % a cerca del 80%. También aumentab a el porcentajeque correspondía a los sistemas electorales mayoritarios en la formación de mayorías parlamentarias partidistas. En la com paración hemosincluido datos de un segundo grupo de países que Rae no consideró(por ejemplo Japón , India), o no pudo considerar (Portugal). Estos

datos se aproximan de modo más claro a los resultados de Rae de loque lo hacen los datos ampliados en un decenio de historia electoral

en los países estudiados por Rae.Merece la pena subrayar la importancia especial de algunos casos

aislados. Las elecciones en Estados Unidos (electoral College)  e India,han producido siempre mayorías durante un largo periodo; en GranBretaña y Nueva Zelanda en nueve de cada 10 casos; en Sudáfrica, enseis de cada siete casos; en Japón en ocho de cada 13 casos. En estos

 países se eligió por un sistema de representación mayoritaria. Con laexcepción de Gran Bretaña, han venido alternándose las mayoríasmerecidas y las fabricadas. En Gran B retaña ningún partido h a conseguido alcanzar jam ás la mayoría gracias a los votos. Con el 39.2% delos votos en 1974, el  LabourParty alcanzó el porcentaje m ínimo de vo

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tos con el que puede conseguirse mayoría absoluta de escaños por

medio del sistema electoral en los países citados. Con menos del 50%de los votos se han podido conseguir mayorías espléndidas de esca-

ños, siendo la más alta del 74.4% de escaños, alcanzada en la India. Eneste caso, el resultado electoral aparecía mejorado en un 29.4%.

En los otros países, el efecto desproporcional de la represen tación po r

mayoría era inferior; los valores extremos respectivos para los paísescitados son: Canadá, 1953: 23.6%; Sudáfrica, 1961: 20.9%; Nueva Ze-

landa, 1977: 14.8%; Gran Bretaña, 1945: 13.4%; Japón, 1949: 12.8%, y

Australia, 1954: 8.4%. Entre las condiciones que fomentan la apari-

ción de efectos desproporciónales exagerados en la representación

 por mayoría se cuentan las variaciones en la partic ipación electoral en

las circunscripciones, los sistemas asimétricos de partidos, la disemina-ción regional del electorado (bastiones electorales), la existencia deterceros y cuartos partidos. Allí don de estos factores están arraigados

 por razones (socio) estructurales, la consideración de los efectos de

los sistemas mayor i tari os está dominada por la crítica a las ventajas ex-cesivas que obtiene la mayoría, aunque considerando, sin embargo, lanecesidad funcional de la formación de mayorías parlamentarias.

Un problema especial es el que plantea la coinversión de los resul-

tados en votos en resultados en escaños, esto es, el sesgo (véase “Ses-go”). Los sistemas de mayoría pueden otorgarse una mayoría de esca-

ños a una minoría de electores que ha elegido a un solo partido. Es preciso admitir sin más que, en estos casos, los sistemas de mayoría producen aquí sus mayorías fabricadas políticamente más problemá-ticas —aunque no produzcan de modo directo el sesgo, sino que éste

se debe a otros motivos—.También en los sistemas proporcionales se producen mayorías de

escaños, aunque son menos frecuentes que en los sistemas de repre-

sentación por mayoría. Como ya hemos puntualizado (véase ‘Tipos desistemas de representación”) la relación entre votos y escaños, varía

 bastante en la categoría de la representación proporcional. En Noruega,

 país que presenta el mayor núm ero de ejemplos de mayorías fabrica-

das, bastó un 41% de los votos en 1945 para conseguir la mayoría par-lamentaria. Por el contrario, en la RFA, en las elecciones de 1976, lac d u / csu, a pesar de hab er conseguido el 48.6 % de los votos, no con-siguió la mayoría de escaños en el  Bundestag.  Los casos de mayorías

fabricadas con representación proporcional han manifestado gran dis- persión: Bélgica, 1950; República Federal de Alemania , 1957; Chi-

le, 1965; Italia, 1953; Luxemburgo, 1954; Malta, 1962 y 1966; Austria,1966; Turquía, 1969; Venezuela, 1958 y 1973; Francia 1986; Portugal,1986; España, 1982 y 1986, etcétera. Las mayorías fabricadas con re-

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360 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

 presentación proporcional no son deviant cases de los efectos “norm a

les” de los sistemas proporcionales y tampoco contradicen una sistemática electoral que se fundamenta sobre los efectos producidos porlos sistemas electorales; antes bien, lo correcto es la consideración re-

Iativizadora de que las mayorías fabricadas son m enos frecuentes en elsistema proporcional que en el sistema mayoritario, debido al menor

efecto desproporcional de los sistemas proporcionales.

S i s t e m a   e l e c t o r a l  y  c a m b i o   e n   e l   e j e r c i c i o   d e l   g o b i e r n o

El problema de la relación entre el sistema electoral y la alternancia

en el gobierno tiene gran importancia para la teoría liberal de lademocracia. Desde el punto de vista histórico, el reconocimiento del princip io mayoritario en las democracias m odern as está en relacióncon la convicción de que las mayorías pueden cambiar. En cierta me

dida, el modelo de la democracia competitiva depende de este axioma. Con las elecciones los partidos de disputan la obtención de unmandato —periódicamente renovado— para la conducción de los

asuntos del gobierno. El elector es el que reparte las funciones: un

 partido, el mayoritario, adquiere la responsabilidad del gobiern o y el

otro partido, el minoritario, cumple la función de la oposición. Enel concepto de  His Majesty’s Opposition se unifica la función de la oposición con la del gobierno alternativo de mañana. P or lo demás, la rea

lización de diversas funciones sistémicas de la oposición siempre fuedepend ien te de la posibilidad real que tuviera la m inoría de alcanzaruna mayoría parlamentaria en las siguientes elecciones. Esta concepción funcional de la dem ocracia valora al sistema electoral según estéen condiciones de fomentar o no un cambio de gobierno.

Dentro de este modelo de democracia y de sus premisas sociales esdonde hay que ubicar la tesis de que los sistemas de representación por mayoría, especia lm ente el sistem a de mayoría relativa en circuns

cripciones uninominales, aumentan las posibilidades del cambio de

gobierno. De hecho , el sistema de mayoría relativa pu ede convertir pequeñas d iferencias de votos en g rand es desviaciones de escaños, siem

 pre que se dé el supuesto de un sistema de dos partidos con una fortaleza aproximadamente igual. En Gran Bretaña, que es el modelo deeste teorema, un swing nacional del 2.3 % bastó durante decenios, ju n

to con un sistema bipartidista claramente definido, p ara ocasionar uncambio en las relaciones parlamentarias de fuerza (véase Rasmussen,1965; Rose, 1974, p. 489). Los electores que deciden sobre la victoria

o la derrota electoral son aquellos que no mantienen fidelidad a un

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SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS 361

 partido y que determ inan sus preferencias renovadamente de elección en elección. Así, Erwin K. Scheuch llega a la conclusión de que

“[...]el sistema mayoritario aumenta casi siempre las posibilidades deque los electores que han cambiado de preferencias obliguen a uncambio de Gobierno” (1967, p. 67). Sin embargo, lo que casi nunca,

 por no decir nunca, se explícita es el presupuesto decisivo para la validez de este teorema: esto es, el hecho de que los dos partidos han detener aproximadamente la misma fuerza y el electorado que cambia

 preferencias ha de ser suficientemente numeroso para que, en efecto,el resultado electoral pueda ocasionar este cambio de la función de la

mayoría o en el ejercicio de las funciones de gobierno. Este teorema

no sólo carece de toda validez (ya la cita de Scheuch implica una cier

ta limitación de tal validez), sino que llega a contradecir los efectosempíricam ente observables de los sistemas de mayoría, allí donde encontramos sistemas asimétricos de partidos o donde el reservorio de

electores cambiantes es muy escaso debido a factores confesionales,

étnicos, lingüísticos y/o socioestructurales, que son los causantes delos vínculos firmes entre los electores y sus partidos.

Gran B retaña puede servirnos de ejemplo p or lo expuesto. M ediante la disminución del porcen taje de votos y de escaños de los laboristas

y el fortalecimiento de una tercera fuerza política (liberales, o sea la

alianza de liberales/sPD) en las últimas elecciones; esa condición, deque existan partidos con relativa igualdad de fuerzas (conservadores ylaboristas) no se ha dado más. Los laboristas necesitan, después de laselecciones de 1987, un sicmgde más del 8% y 97 escaños complemen

tarios para alcanzar la mayoría en las próximas elecciones (véase But-

ler/Kavanagh, 1988, p. 271).

Gran Bretaña es, de hecho, un caso extraordinario (aun cuandoesté limitado en el tiempo) incluso entre los pocos países a los que seles atribuye un sistema bipartidista. Tan sólo en la cuna de la democracia parlamentaria ha venido funcionando en los últimos decenios la

alternancia de los partidos en el ejercicio de las funciones del gobier

no con alguna regularidad. En Nueva Zelanda, que es el caso más próximo a Gran Bretaña, el  LabourParty hubo de esperar cada vez 15 añosantes de volver a ganar las elecciones de 1972 y de 1987 al  National Party. De un conjunto de 16 elecciones, el  LabourParty sólo consiguió

vencer a su contrincante en cuatro ocasiones.

En los sistemas muí ti partí distas y en los sistemas de partido domi

nante, los sistemas de mayoría, especialmente el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominales, fortalecen la posición cuasimonopólica en el ejercicio del poder del partido con mayor númerode votos. En Canadá, Japó n, India, el cambio de gobierno es casi im

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362 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

 posible. Los partidos de la oposición sólo pueden esperar que el par

tido mayoritario se escinda (1° que posibilitó el cambio de poder enInd ia en 1977 y en Japó n en 1993); esto es, ún icam ente pueden especular con la idea de que suceda precisamente aquello que los fun-

cionalistas pre ten de n evitar po r m edio del sistema de mayoría relativaen circunscripciones uninominales y que consideran que es una consecuencia de la representación proporcional.

Por otro lado, vale recordar que en una serie de países ha podidoimponerse la representación p roporciona l debido a que, en razón de

la estructura étnica y social, el sistema mavoritario hubiera podido desembocar en el predominio permanente de un partido. Esto es, la pro

 porcionalidad sustituyó al principio mayoritario como princip io de

representación precisamente en aquellos países en que faltaban los presupuestos políticos necesarios para su reconocim iento , como enBélgica, en los Países Bajos y en Suiza, por ejemplo. En el caso de algunos otros países, especialmente escandinavos, no se pue de ver con cla

ridad cómo un sistema mayoritario hab ría pod ido debilitar la posicióntambién mayoritaria de un partido, y producir un cambio de gobier

no. La proporcionalidad, más aún, la mejora continua de la propor

cionalidad dentro de los sistemas electorales proporcionales ha sidosiempre, en Noruega y en Suecia, la condición para la alternancia enel gobierno. En estos países, los partidos mayoritarios se han estructurado de modo tal que el elector puede decidirse por un partido o

 por una coalición de partidos, por la socialdemocracia o por el bloque burgués. La estructura en dos bloques se ha revelado como necesaria

 para la alternancia en el gobie rno.En consecuencia, no es posible pronunciarse sin más acerca de la

cuestión de qué sistemas electorales favorecen o dificultan el cambiode gobierno. Es preciso siempre mencionar las condiciones bajo las

cuales pretende tener validez un enunciado. Si no se toman en consideración las estructuras sociales y políticas concretas, no es posible

mostrar de modo satisfactorio los efectos reales o hipotéticos de los

sistemas electorales, en relación con el fomento o la dificultad del

cambio del gob ierno.Dos ejemplos tomados de sistemas de partidos básicamente asimé

tricos fundamentan nuestra tesis y refutan, de paso, las derivaciones

del teorema falsificado dentro de la cadena de argumentación fun-cionalista. Si se excluye el breve lapso de 1957 a 1963, y de 1989 a 1993,en Canadá vienen gobernando sin interrupción, desde decenios, losliberales. Como consecuencia de las heterogeneidades sociales agudizadas (fomentadas parcialmente por el sistema de mayoría relativa encircunscripciones uninominales) no se produce cambio alguno en la

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SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS   363

composición del gobierno, ni siquiera cuando los liberales no con

siguen la mayoría de los escaños. Lo que se alterna son a veces gabi

netes liberales minoritarios y mayoritarios. Sin embargo, la falta decambios (hasta 1987) y la existencia de los gabinetes minoritarios nosignifican necesariamente inestabilidad, ineficacia e inmovilidad. Rai-

ner O laf Schultze (1977) ha puesto de manifiesto que las innovaciones

y las realizaciones de la política canadiense posterior a la segunda Guerra Mundial no se deben tanto a la acción de gobiernos con mayoríasestables como a la sucesión de gobiernos mayoritarios y minoritarios ya la función catalítica que cumplen los terceros partidos. En lo relati

vo a nuestro segundo ejemplo, en la República Federal de Alemania, a

mediados de los años sesenta se realizaron una gran cantidad de in

vestigaciones acerca de qué sistema electoral sería el que aumentase la posibilidad del cam bio de poder. El estudio de la escuela de Colonia/Mannheim (Scheuch /W ildenm ann , 1965) llegaba a la discutible con

clusión de que la posibilidad del cambio en el poder está garantizada por el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominales

(y en menor medida por las variantes de los sistemas electorales constitutivas de mayorías) (véase W ildenmann et ai,  1965, p. 80). Frente a

esto, tantojackel (1966) como el instituto i n f a s   (1967), han cuestiona

do las premisas de la simulación de o rdenador y han subrayado la im portancia de las barreras socioestructurales que, en aquel momento ,

no perm itieron al s p d    igualarse a la c d u / c s u  y conseguir la mayoría de

los escaños en el sistema de mayoría, a pesar de la existencia de un sesgo (bias) a su favor cuya importancia valoran de modo distinto diversosautores. El desarrollo real de los enfrentamientos electorales habríaconfirmado expresamente el hecho de que, con la representación pro

 porcional, hubie ra sido más fácil conseguir un cam bio en el gobierno

y desplazar a la oposición a la c d u / c s u , que venía gobernando desde

hacía 20 años.Si no se suscribe la posición dogmática, según la cual la única solu

ción democrática a la forma alternativa de gobierno consiste en elcambio de dos partidos (populares), cabe observar que, en una serie

de países, la representación proporcional produce una tendencia cre

ciente al cambio en el ejercicio de las funciones de gobierno. Se ma

nifiestan aquí modelos diversos de gobierno alternativos. El cambiohabitual en un sistema pluripartidista con representación proporcio

nal consiste en el intercambio de compañeros de coalición, cambioque únicamente puede concebirse como alternancia cuando la dirección del gobierno se transfiere a otro partido.

Bajo los sistemas pluripartidistas existe una forma de alternancia enel gobierno (congruente con las condiciones fundamentales de estos

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364 SISTEMAS ELECTORALES Y SISTEMAS DE PARTIDOS

sistemas de partidos) y que se ha de considerar en toda su importancia, puesto que, evidentemente, en este caso no cabe esperar que se

 produzca una alternancia típica del sistema bipartidista . No obstante,en último término, la cuestión del cambio en el gobierno depende, en

 prim er lugar, de las estructuras y de los cambios dinámicos del com portam iento electoral. Esto es lo que hay que tener en cuenta para decidir, en cada caso concreto, qué sistema electoral es el que favorece la

alternancia.

S i s t e m a   e l e c t o r a l  y   p a r t i c i p a c i ó n   e l e c t o r a l

Como conclusión, queda aún p or exam inar aquella relación, conside

rada frecuentem ente de una o de o tra manera, de im portancia para lalegitimidad democrática de los sistemas de partidos. Se trata de la par

ticipación política en las elecciones y del supuesto de que los sistemaselectorales podrían tene r un a influenc ia sobre ella.

Tal supuesto parece legitimado por la teoría. Los sistemas electorales trazan o modifican la situación de decisión, presentada al elector,de modo concluyente. También se deb ería distinguir si todos los votoscuentan, como sucede en principio en la representación proporcional, o si sólo cuentan los votos triun fantes en la circunscripción, como

sucede en el sistema de mayoría en circunscripciones uninominales.Entonces, ¿provocan las mayorías unívocas en la circunscripción unaabstención en favor de un partido?

En realidad, en varios países se pueden observar cambios bruscosen la participación cuando se reforman los sistemas electorales. Porejemplo, en Suiza aumentó la participación electoral con la introduc

ción de la representación proporcional en algunos cantones (antesseguros electoralmente para un partido) de entre el 30% y 40% al do ble. En otros países (por ejemplo en Alemania, 1912-1919, Francia),

no se puede comprobar una variación en la participación al producirse cambios en el sistema electoral. En general, la relación parece

descubrirse sólo a largo plazo, y ella abarca otros datos, a más de la participación histórica, directamente antes y despúes de los cambiosdel sistema electoral.

El cuadro 74 demuestra el promedio de participación de 24 países:tanto en el caso de la representación por mayoría como en el caso dela representación proporcional hay países con alta y con baja parti

cipación electoral. Por consiguiente, la explicación acerca de nivelesde participaciones diferentes se encuentra principalmente en otrascausas y no en el sistema electoral (compárese Binham Powell, 1980,

 pp. 12 Si).

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C u a d r o   74. Sistema electoral y participación electorala

Sistema mayoritario Representación proporcional

Australia 91.7r Austria 92.4d   Nueva Zelanda 88.5 Islandia 88.6Francia 76.7 Países Bajos 88.2f Reino Unido 76.5 Italia 88.1“Canadá 74.5 Bélgica 86.6CJapón 71.5 Suecia 85.8Estados Unidos 47. lb Luxemburgo 85.5

Dinamarca 85.4Alemania ( r f a ) 85.3 Noruega 80.9Portugal 80.1Grecia 79.8chIsrael 79.2Finlandia 77.5Irlanda 73.8h

España 72.7Suiza 59.1*

“ Promedio de 1945-1988 medido por los votos válidos. b En % de los electores nacionales.c Sufragio obligatorio.ú Sufragio obligatorio en los  Lander. Steiermark, Tirol, y Vorarlberg, las cuales comprenden el

26% del electorado.

1El sufragio no es legalmente obligatorio, sin embargo, la ciudadanía es obligatoria, de quien

no vota se toma nota du ran te cinco años.1Sufragio obligatorio desde 1917 a 1967.s Sufragio obligatorio en los cantones Aargau, Thurgau, Schaffhausen y St. Gallen, los cuales

comprenden el 17% del electorado.h la categorización de estos países bajo la represen tación proporcional es discutible.Fuente: Mackie/Rose, 1982;  European Journal of PoUtical Research, diferentes años; Electoral Siudies, 

diferentes años; estadísticas nacionales.

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 Apéndice............................................................................................... 367

Sistema electoral y representación de mujeres............................ 367Formas de participación democrática d ir e c ta ............................ 371

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APÉNDICE

En el apéndice se ponen a disposición materiales esenciales para te-mas que no están en relación directa con el sistema electoral ni con elsistema de partidos, pero que, sin embargo, son ubicados en ese ám- bito de temas de diversas maneras.

Esto es válido, por un lado, en lo concerniente a la representaciónde las mujeres a través de mandatos y de cargos públicos, ya que sesupone que la participación de las mujeres en la política puede ser

manejada a través del sistema electoral. Por otro lado, eso también esválido para las formas directas de participación democrática, como enlos casos de la iniciativa popular, de referéndum y de plebiscitos o,cuando el derecho de sufragio es entendido , en sentido amplio, comola participación del c iudadano en elecciones y votaciones.

S i s t e m a   e l e c t o r a l   y   r e p r e s e n t a c i ó n   d e  m u je r e s

Desde mediados de los años setenta, la participación proporcional demujeres en cargos partidistas, escaños parlamentarios y cargos de go-

 bierno se ha vuelto un asunto político en toda Europa. Los países es-candinavos fueron los primeros en aceptar la igualdad de la mujer, enla política, a ocup ar cargos políticos y públicos.

En realidad, en 1975 el porcentaje de mujeres en los parlamentosera, en general, bajo. Excepto en Dinamarca y en los Países Bajos el porcenta je estuvo alrededor del 5% en los países de la Comunidad

Europea (véase cuadro 75). En el  Bundestag  (parlamento alemán), el porcenta je de mujeres aum entó en 1987 a 15.6%, en el parlamentoeuropeo en 1986 a 16 % (véase cuadro 76). Por el contrario, a nivel deministerios, la representación de mujeres en los países de la comu-nidad, en el mismo año, fue muy bajo (véase cuadro 75).

Para aumentar el porcentaje de mujeres en el parlamento se ha pensado —ju n to con regulaciones sobre la cuota— también en la re-forma del sistema electoral. Sin embargo, ese principio entra en con-flicto con dos circunstancias:

367

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C u a d r o  75 . Composición de los parlamentos nacionales en los países de la Comunidad Económica Europea, según el sexo

 Escaños1975

 Mujeres en % Escaños1985

 Mujeres en %1990 en %

Alemania (RFA) 518 30 5.80 520 51 9.80 20Bélgica 393 22 5.60 393 33 8.40 9Dinamarca 179 28 15.65 179 46 25.70 33España (*) 557 26 4.70 558 34 5.40 15Francia 773 14 1.80 808 35 4.35Gran Bretaña 635 27 4.25 650 23 3.55 6Grecia 300 7 2.35 300 12 4.00 5Irlanda 203 8 3.95 226 19 8.40Italia 952 27 2.85 952 64 6.70 13

Luxemburgo 59 3 5.10 64 8 12.50Países Bajos 225 17 7.55 225 33 14.65 21Portugal 263 13 4.95 250 18 7.20 8

Fuente: Parlamento Europeo, tomado de Ortiz Corulla, 1987, p. 133; Interparliamentary Union.(*) Las cifras para España corresponden a los anos 1977-1986.

Cu a d r o  76 . Representación de mujeres en el Parlamento Europeo según grupos políticos y países (1986)

Grupos políticos

g

•2

§

   B   é   l  g   i  c  a

   D   i  n  a  m  a  r  c  a

   E  s  p  a   ñ  a

   F  r  a  n  c   i  a

   G  r  a  n   B  r  e   t  a   ñ  a

   G  r  e  c   i  a

   I  r   l  a  n   d  a

   I   t  a   l   i  a

   L  u  x  e  m   b  u  r  g  o

   P  a   í  s  e  s   B  a   j  o  s

   P  o  r   t  u  g  a   l

Total por grupo

 político

Verdes 3 1 4/20

Demócratas europ eos 9 1 6 9/63Partidos popu lares

europeos 5 1 1 1 1 1 1 3 14/118Derecha europ ea 1 1/16

Republicanos europe os

y Alianza dem ocrática 4 I 1 6/34

Comunistas 1 2 6 9/46

Liberales 1 1 3 1 1 7/42

Socialistas 8 3 1 4 6 5 1 1 3 32/172

Candidatos

independientes 1 1/7

Total diputadas 5 6 16 5 17 12 2 2 8 3 7 0 83Total escaños 24 16 81 60 81 81 24 15 81 6 25 24 518

Fuente: Parlamento Europeo, tomado de Ortiz Corulla, 1987, p. 137.

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APÉNDICE 369

C u a d r o   77.  Representación de mujeres a nivel de gobierno en los países de la Comunidad Europea (1986)

País  Ministros (total)  Ministros ( mujeres) Secrétanos de  Estado (total)

Secretarios de  Estado (mujeres)

Alemania (REA) 16 2 49 1Bélgica 15 1 13 3Dinamarca 21 3 - -EspañaFrancia 15 1 19 3Gran Bretaña 21 1 26 1Grecia 22 1 28 2Irlanda 15 1 15 2Italia 30 1 59 2Luxem burgo 9 - 2 -Países Bajoí 1Portugal 14 1 32 3

Fuente: Ortiz Corulla, 1987, pp. 138 ss.

 L  En las democracias occidentales existe una multiplicidad de sistemas electorales con normas muy diferentes, reglas que sonsimilares a las reformas propuestas en diferentes países. Sin em bargo, existe al mismo tiempo, en todas partes, el grave problema de una subrepresentación de la mujer. Por consiguiente, elsistema electoral no puede ser visto como factor decisivo del porqué falta una representación igualitaria, o incluso una mejor re

 presentación política de la mujer.

2. Por más que la reivindicación de mejores posibilidades electorales de la mujer sea algo legítimo e importante, el contexto político partid ista deberá ser visto de modo realista como dominante en la discusión sobre el sistema electoral y las posibilidadesde reformas; es decir, con preferencia permanecerán los interrogantes sobre los efectos de los sistemas electorales respecto alas posibilidades electorales de distintos partidos, coordinadoscon aquellos sobre la capacidad funcional del gobierno parla

mentario.

Esas circunstancias no excluyen que, con ayuda del sistema electoral, se puedan mejorar las posibilidades electorales de las mujeres.En Alemania se han discutido diferentes formas de listas, o sea aque-

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370 APÉNDICE

lias que puedan otorgar la posibilidad al elector de hacer una selección entre los candidatos de su partido político, o incluso más allá deél (por ejem plo la elección de mujeres de posiciones políticas diferentes a través del  panachage).  Se ha pensado también en una modifica

ción de la distribución de las circunscripciones. Aquí se ha propuesto:a) fortalecer las influencias del elector en las listas de diputados, b) establecer circunscripciones bi y trinominales, en las que por lo menosun escaño debería ser ocupado por una mujer. En el primer ámbitode reforma se ha pensado en la introducción de la lista abierta o listacerrada y no bloqueada (véase “Candidatura”). No obstante, la formade la lista no constituye, en sí misma, garantía alguna para que seanelegidas más mujeres. Se requiere un cambio de posición de la mujer

en la sociedad y una predisposición más fuerte del elec torado de votar por mujeres, para que la fo rm a de lista pro puesta pueda realm enteaumentar el porcentaje de mujeres en el parlamento. En el segundoámbito de reforma, se ha pensado cambiar un elemento estructuraldel sistema electoral de Alemania (RFA). Sin embargo, la introducciónde circunscripciones bi y trinominales tend ría considerables consecuencias para la composición del  Bundestagcn cuanto a los partidos políticos,de modo que esa modificación no tendría, en realidad, ninguna posi bilidad, en vista de la prio ridad de esa cuestión frente al problem a de

una representación adecuada de la mujer. Finalmente, esa propuestacontendría un a reserva de escaños para un g rup o específico, a saber,de mujeres.

Otras propuestas para mejorar la representación de la mujer se limitan aún menos a aumentar las posibilidades de que ellas sean elegidas y tratan más bien de aumentar el porcentaje de mujeres en el parlam ento en fo rm a más directa y eficaz, introduciendo cuotas en beneficio de la mujer o por el peso del voto. Estas injerencias en el proceso electoral —aun si pretenden eliminar inconvenientes— soncuestionables desde el punto de vista de la teoría de la representación.Buscando realizar el principio de igualdad entre hombres y mujeresen el ámbito de la representación política, se viola la igualdad del sufragio y se producen consecuencias ambiguas: un porcentaje más altode mujeres en el parlamento se lograría a costa de un “nuevo derechodel sufragio de dos clases". De existir una cuota legal, las diputadas sesentirían, finalmente, como diputadas de segunda clase (una autocali-ficación y una calificación atribuida desde afuera), a lo que, por otra

 parte, se oponen las mujeres.En Argentina se introdujo una cuota del 30% en las listas de partidos, v en Italia, con la reforma de 1993, en las listas de partidos queconstan de mujeres, ambos sexos deben aparecer en orden alternativo.

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APENDICE 371

El impulso para aum entar la participación de la mujer en los cargos

y mandatos políticos debe provenir de la conciencia pública, así como

también, y ante todo, de los partidos políticos. A fin de integrar unmayor número de mujeres en las listas del  Land , resulta más conve

niente tomar decisiones dentro del partido sobre cuotas que modificar el sistema electoral. En realidad, en los últimos años se fian ini

ciado cambios dentro de los partidos políticos, los cuales, mediante lasestrategias para las regulaciones de cuotas en el ámbito interno partidista, favorecen un cambio fundamental en la representación política

en favor de la participación de la mujer (para el s p d   véase cuadro 78).

Cu a d r o  78.  Representación de mujeres a nivel nacional 

en cargos partidistas del s p d   1977-1988 

(Total / Mujeres / Mujeres en %)

1977 1979 1982 1984 1986 

1000 316Afiliados 217881 222 408 223 645 226654 232000

- 22.65 % = 22.65 % =23.38 % = 24.49 % = 25.20 %

Con derechoa voto en las 59 55 83 118asambleas de

 partidos= 13.5 % = 12.8 % = 18.9 % = 27.2 %

36 41 40 40 40

Directiva del 2 7 6 7 10 partido

  (   Di     d  i         i          = 17.1 % = 15 % = 17.5 % - 25 %

15 com. 18 com. 12 com. 13 com. no hay

Comisiones 34 mujeres 31 mujeres 31 mujeres 50 mujeres datos

110 116 114 102 no hav

Consejo del 7 17 17 21 datos partido - 6.4 % = 14.7% = 12.3 %

 O c  a i         

i         

Fuente: Honnen, 1988, p. 68, complementado.

F o r m a s   d e   p a r t i c i p a c i ó n   d e m o c r á t i c a   d i r e c t a

En el debate de la teoría democrática en Alemania se reivindica, últi

mamente, ante todo una ampliación del derecho de participación,

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372 APENDICE

 buscándose form as más directas de participació n democrática (entre

otros, véase Strubel, 1987). Esto tiene su fundamento en la constitu-

ción alemana, la cual, en comparación con otras democracias pluralis-tas, se caracteriza por su parlamentarismo representativo; al mismo

tiempo, van desapareciendo aquellas experiencias históricas que hanconducido a esa orientación fundamental en la reconstrucción de lademocracia en Alemania. También se propugna una apertura plebis-

citaria del sistema político frente al cambio fundamental de los va-lores y a la aparición de nuevos issues  en la política (paz, centralesnucleares, medio ambiente), temas en los cuales hay que tomar deci-

siones políticas fundam enta les irreversibles.

Los cuadros 79 y 80 muestran los requisitos legales y la im portanc ia

fáctica de las formas de participación d irecta para el mun do constitu-cional occidental. Karsten Bugiel, quien ha recopilado los datos, al-canzó los siguientes resultados: “Las constituciones (extranjeras) no perm iten —a pesar de algunos derechos de participación plebisci-

taria— a sus ciudadanos la posibilidad independiente y, por lo tanto,efectiva de tener influencia directa en los asuntos del Estado. Tam-

 poco han sido tratadas en la práctica constitucional en ningún lado — con carácter obligatorio, por la ciudadanía—, las cuestiones básicassobre paz, centrales nucleares y protección del medio ambiente, cuyo

tratamiento hasta ahora ha hecho dudar a muchos de la legitimidadde las decisiones políticas” (Bugiel, 1987, p. 419). Con base en lo ante-rior, Bugiel concluye que la práctica constitucional alemana no consti-

tuye ningu na excepción.

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C u a d r o   79.  Elementos plebiscitarios en las constituciones de las democracias occidentales

 Legislación

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I n i c i a t i v a

( p e t i c i ó n ) ( x ) 7

D e c i s i ó n /

R e f e r é n d u m

- o b l i g a t o r i o

- f a c u l t a t i v o

C o n s u l t a x

 I sg ist adón  

constitucional:

I n i c i a t i v a ( x ) 1

D e c i s i ó n

Referéndum- o b l i g a t o r i o x 1() ( x ) 1

- f a c u l t a t i v o x

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X ( x ) 7 < x ) 7

(x )1 X x 10 ( x ) 1-'- X5 ( x ) 1

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C u a d r o   79.  Elementos plebiscitarios en las constituciones de las democracias occidentales (concl.)

 Legislación

Otrascuestiones:

Decisión

- obligatorio- facultativo x

Consulta x x (x)<

Válido al 1" de ju lio de 1987.

1. N u tu elección del (Mi lamen to, píese) i la antes de la i evolución tle finí tita p aia lefu m ia de la euiislitueiúu.

2. Ley ele referéndum obligatorio para la modificación de la edad para sufragar.3. Determ inado quorum necesario para rechazar proyectos de ley.4. Determinado quorum necesario para acepta r proyectos de ley.5. Determinado quorum de aprobación en decisión parlame ntaria, vuelve superfina la participación popular,

ó. Reforma constitucional referente a posición de la Iglesia evangélica luterana como Iglesia estatal.

7. Petición popular no lleva a decisión plebiscitaria, si el parlamento lo rechaza.8. Iniciativa puede radicar también en la población.9. rnsliuito de encuesta no se contempla expresam ente en constitución.

10. En la revisión total de la constitución.

11. Plebiscito obligato rio sólo de decisiones negativas.

12. En decisiones nacionales urgentes sin fundamento constitucional y en el ingreso en ciertas organizaciones internacionales.

Fuente: Bugiel, 1987, p. 406.

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C u a d r o   80. Práctica plebiscita-ña en las democracias occidentales*

gS?

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C3í

S

1

ÍS

<§   1Sí

E   ’S

Cuestiones coustitudonatis 29 (35)

- Prescripciones constitucionales 1 2 1 1 5

- Forma de Estado 1 1 1 1 1 I 6

- Organos del Estado 1 1 1 3- Derecho de sufragio (edad para

sufragar, particularmente) 6 1 2 9

- Reforma del sistema 3 3

- Derechos de los partidos (prohi-

 bición/segur. por el Estado) 2 1 3

Cuestiones éticas y morales 

-Vida del no nacido y aborto

- Divorcio

- Prohibición

- Posición de la Iglesia

Cue s t ione s pr ác t i c as   1

(adopción, renta, derecho de piro-

 p ie dad , energ ía nuc le ar, tr án si to )

4 1 3 9

Cues t ío nes terr i tar ío/sobera nía  

- Ingreso a CEF./calidad m iem bro /

reforma 2 i 1 2 1

15

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C u a d r o  80. Práctica plebiscitaria en las democracias occidentales* (concl.)

3'3 s»

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     B     é     l   g     i   c   a

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   i

     E   s   p   a    ñ   a

     F     i   n     l   a   n     d     i   a

     F   r   a   n   c     i   a

     \

1Sí

<!

    | 

     G   r   e   c     i   a

     I   r     l   a   n     d   a

     I   s     l   a   n     d     i   a

     I    t   a     l     i   a

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     N   o   r   u   e   g

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     S   u   e   c     i   a

     T   o    t   a     l

- o t a n -  cal idad miem bro 1 1

- O t ra s 2 2 1 1 1 7 

Total de votos 1 1 16 3 1 6 1 1 13 2 4 3 5 4 61

Válido al: 1.7. 1987.

* Las votaciones en Irland a se refieren, sin excepción, a cu estiones formales constitucionales.

Fuente: Bugiel, 1987, p. 418.

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