Normas Generales y Consejos Para La Presentación de Los Trabajos Monográficos

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1 NORMAS Y CONSEJOS PARA LA PRESENTACIÓN DE LOS MONOGRÁFICOS Las normas son de cumplimiento obligatorio. Los consejos son de libre aceptación. Se advierten [en cuadro] algunos hechos que es interesante conocer. Puede ser útil (ahora o en la conclusión de los estudios) consultar algún manual práctico. Aconsejables: Umberto ECO, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura, Gedisa, Barcelona, 1982. Antonio PANTOJA VALLEJO (coordinador), Manual básico para la realización de tesinas, tesis y trabajos de investigación, EOS, Madrid, 2009. Para un momento más avanzado de la carrera, de libre acceso en formato PDF: A. P. MARTINICH, Philosophical Writing. An Introduction [1996], Blackwell, 2005. Extensión La norma establecida por el Departamento es que la extensión de las monografías ha de ser de 1.000 palabras por crédito. No hace falta que sea en número exacto, sin quedarse corto ni extenderse más allá de lo intuitivamente adecuado. El número de palabras debe ser entendido como texto; no cuenta la bibliografía. Tanto para no "hacer relleno" ni ocupar demasiado espacio, y por simple presentación visual, el texto irá maquetado en interlineado sencillo. Presentación del trabajo La monografía debe contar con una hoja de portada. Se han de evitar las fantasías tipográficas (letras deformadas, en panorámica, etc.): limitarse a señalar título, autor/a [es decir, el nombre del/a alumno/a] y el curso o asignatura para la que se presenta la monografía. No está mal incluir una viñeta o ilustración que indique, anticipe o acompañe los contenidos. Consejos de composición y tipografía Los ordenadores suelen estar formateados para dar el texto en cuerpo 12 (en el que va este párrafo). Las notas a pie de página deben ir en cuerpo 8. Se recomienda (pero es opcional) el uso de tipos romanos (Baskerville, Palatino [en el que va este párrafo], Times New Roman, etc.) y evitar los tipos de "palo seco" o sin serifa (Arial, Helvetica, Futura, etc.); cualquier tipógrafo, incluso los creadores de tipos sin serifa (sin remates en las letras; cf. la diferencia entre N y N), reconoce que para textos la letra romana es más legible. Pero vale utilizar tipos de palo seco para los epígrafes de las secciones en que se puede dividir la exposición de la monografía. En todo caso, estos consejos no afectan a la extensión del trabajo (que se cuenta por

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Pues eso, normas y consejos para hacer un buen trabajo universitario/académico

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NORMAS Y CONSEJOS PARA LA PRESENTACIÓN DE LOS MONOGRÁFICOS

Las normas son de cumplimiento obligatorio. Los consejos son de libre aceptación. Se advierten [en cuadro] algunos hechos que es interesante conocer. Puede ser útil (ahora o en la conclusión de los estudios) consultar algún manual práctico. Aconsejables: Umberto ECO, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio,

investigación y escritura, Gedisa, Barcelona, 1982. Antonio PANTOJA VALLEJO (coordinador), Manual básico para la realización de tesinas,

tesis y trabajos de investigación, EOS, Madrid, 2009. Para un momento más avanzado de la carrera, de libre acceso en formato PDF: A. P. MARTINICH, Philosophical Writing. An Introduction [1996], Blackwell, 2005. Extensión La norma establecida por el Departamento es que la extensión de las monografías ha de ser de 1.000 palabras por crédito. No hace falta que sea en número exacto, sin quedarse corto ni extenderse más allá de lo intuitivamente adecuado. El número de palabras debe ser entendido como texto; no cuenta la bibliografía. Tanto para no "hacer relleno" ni ocupar demasiado espacio, y por simple presentación visual, el texto irá maquetado en interlineado sencillo. Presentación del trabajo La monografía debe contar con una hoja de portada. Se han de evitar las fantasías tipográficas (letras deformadas, en panorámica, etc.): limitarse a señalar título, autor/a [es decir, el nombre del/a alumno/a] y el curso o asignatura para la que se presenta la monografía. No está mal incluir una viñeta o ilustración que indique, anticipe o acompañe los contenidos. Consejos de composición y tipografía Los ordenadores suelen estar formateados para dar el texto en cuerpo 12 (en el que va este párrafo). Las notas a pie de página deben ir en cuerpo 8. Se recomienda (pero es opcional) el uso de tipos romanos (Baskerville, Palatino [en el que va este párrafo], Times New Roman, etc.) y evitar los tipos de "palo seco" o sin serifa (Arial, Helvetica, Futura, etc.); cualquier tipógrafo, incluso los creadores de tipos sin serifa (sin remates en las letras; cf. la diferencia entre N y N), reconoce que para textos la letra romana es más legible. Pero vale utilizar tipos de palo seco para los epígrafes de las secciones en que se puede dividir la exposición de la monografía. En todo caso, estos consejos no afectan a la extensión del trabajo (que se cuenta por

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palabras), sí a su presentación. Cf. las siguientes alternativas de tipo y composición combinada para el párrafo anterior:  Consejos de composición y tipografía Los ordenadores suelen estar formateados para dar el texto en cuerpo 12 (en el que va este párrafo). Las notas a pie de página deben ir en cuerpo 8. Se recomienda (pero es opcional) el uso de tipos romanos (Baskerville, Palatino [en el que va este párrafo], Times New Roman, etc.) y evitar los tipos de "palo seco" o sin serifa (Arial, Helvetica, Futura, etc.); motivo: cualquier tipógrafo, incluso los creadores de tipos sin serifa (sin remates en las letras; cf. la diferencia entre N y N), reconoce que para textos la letra romana es más legible. Pero vale utilizar tipos de palo seco para los epígrafes de las secciones en que se puede dividir la exposición de la monografía. En todo caso, estos consejos no afectan a la extensión del trabajo (que se cuenta por palabras), sí a su presentación. Consejos de composición y tipografía Los ordenadores suelen estar formateados para dar el texto en cuerpo 12 (en el que va este párrafo). Las notas a pie de página deben ir en cuerpo 8. Se recomienda (pero es opcional) el uso de tipos romanos (Baskerville, Palatino, Times New Roman, etc.) y evitar los tipos de "palo seco" o sin serifa (Arial, Helvetica, Futura [en la que va este párrafo], etc.); motivo: cualquier tipógrafo, incluso los creadores de tipos sin serifa (sin remates en las letras, cf. la diferencia entre N y N), reconoce que para textos la letra romana es más legible. Pero vale utilizar tipos de palo seco para los epígrafes de las secciones en que se puede dividir la exposición de la monografía. En todo caso, estos consejos no afectan a la extensión del trabajo, sí a su presentación. Consejos de composición y tipografía Los ordenadores suelen estar formateados para dar el texto en cuerpo 12 (en el que va este párrafo). Las notas a pie de página deben ir en cuerpo 8. Se recomienda (pero es opcional) el uso de tipos romanos (Baskerville, Palatino [que es en la que va este párrafo], New Times Roman, etc.) y evitar los tipos de "palo seco" o sin serifa (Arial, Helvetica, Futura, etc.); motivo: cualquier tipógrafo, incluso los creadores de tipos sin serifa (sin remates en las letras, cf. la diferencia entre N y N), reconoce que para textos la letra romana es más legible. Pero vale utilizar tipos de aplo seco para los epígrafes de las secciones en que se puede dividir la exposición de la monografía [como se muestra en este párrafo]. En todo caso, estos consejos no afectan a la extensión del trabajo, sí a su presentación.

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La "mancha" de la primera página o comienzo del texto debe empezar aproximadamente a mitad de hoja (más arriba si se quiere, pero no en la primera línea de la mancha común). Justificar siempre al margen izquierdo; recomendable que también al derecho (aunque algunos tipógrafos modernos son muy críticos a este respecto). Sangrar los comienzos de párrafo, aunque puede evitarse en el primero y siempre que se inicia una parte diferenciada del texto.    Estilos de letra letra redonda: ha de predominar en la composición del texto. letra cursiva (o itálicas), obligada para los títulos de libros, obras colectivas y revistas y para palabras, fórmulas y frases transliteradas de otro idioma (aletheia, falsafa, impetus, Zeitgeist, gender, homo mensura, homo hominis lupus, cogito ergo sum, Traumdeutun, Dassein, ipsissima verba); se puede aplicar a términos que quieren ser enfatizados. Los coloquialismos o "vulgarismos" expresivos (que no tienen que ser necesariamente evitados) van mejor entre comillas. Se ha de evitar las citas textuales en cursiva; deben ir entre comillas o en caja aparte. Observaciones sobre las comillas. En castellano se utilizan tres tipos de comillas: comillas bajas, latinas, españolas o angulares («…»), comillas altas o inglesas (“…”) y comillas simples ('…'). Las que son de más obligado manejo son las comillas bajas, pero como cualquiera habrá observado no es muy fácil acceder a ellas, ¿razón? Los primeros programas de texto fueron creados en EEUU y privilegiaron el uso "nacional" de las comillas inglesas; un problema parecido fue el de la dificultad (hoy superada, aunque no del todo) para emplear la ñ. Por lo tanto, salvo que se tenga un mediano conocimiento para reprogramar el teclado1, lo previsible es que haya que recurrir a las comillas inglesas. Y cuando se cita y la cita incluye a su vez un dicho (por ejemplo, cuando tenemos que documentar un testimonio sobre Heráclito), éste debe ir entre comillas simples. letra sublineada. No confundir con la palabra o línea manuscrita subrayada (lo que en composición tipográfica corresponde a letra cursiva): se emplea en la dirección web de un documento; evitar en todos los demás casos (salvo que se quiera llamar la atención a una grafía particular, algún término de un texto citado, etc., en la cabecera o en los epígrafes, tal como se hace en este documento). letra negrita. No es recomendable su uso en la composición de la parte textual de la monografía (a evitar totalmente en citas documentales), pero es válida en los epígrafes de las secciones en que se puede dividir la exposición de la monografía. LETRAS VERSALES. O sea, mayúsculas. No emplearlas salvo en la cabecera, si se cree oportuno, o en la composición de la portada. Y en los usos habituales (comienzo de frase, nombres propios, etc.); todo los demás casos, a evitarlas. LETRAS VERSALITAS. "Versales con altura intermedia entre la X mayúscula y la x minúscula"; van en todos los ordenadores, pero lamentablemente no son fáciles de                                                                                                                1 Tampoco es muy difícil; en la red se puede encontrar fácilmente como acceder a las comillas bajas.

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manejar. Sin embargo, son totalmente necesarias para el listado bibliográfico y las consiguientes citas. El nombre del autor de un texto referido debe ir en versalitas: si escribimos Jaeger, damos a entender que estamos refiriéndonos a un destacado autor de mención obligada cuando se trata a Aristóteles; pero si se escribe JAEGER, damos a entender que de ese autor estamos considerando y citando uno, o más, de sus libros. [Dicho todo esto, advierto que no tanto los punks sino los filósofos, los sagrados filósofos, convencidos de que siempre se ha pensado con la cabeza, con la pura idealidad, desprecian todas estas normas de presentación del trabajo intelectual: puedo adaptarme al "free style", pero para eso prefiero los "ensayos" de los filósofos kynikos…] Listado bibliográfico Es parte esencial de la monografía. Normalmente ésta se realiza a partir de la lectura de una o dos obras fundamentales sobre el tema tratado, complementada con la consulta de las esenciales y comunes obras instrumentales: historias generales, enciclopedias, diccionarios, etc. Pero es recomendable que la bibliografía incluya algunas obras "ineludibles" (que el profesor señala en cada caso), aunque en el momento actual no se lleguen a manejarlas por razones diversas. La bibliografía, que debe comprender aproximadamente unos diez títulos, ha de ir en la(s) última(s) página(s) y se ha de señalar lo más detalladamente posible, de acuerdo a una normativa estándar (siempre se presenta algún caso desconcertante, pero la observación, la práctica y la experiencia va dando respuestas a cómo resolverlo): hace años el estándar venía dado por las referencias de L'Année Philologique (está en la María Moliner), lo que se llama "sistema cita-nota", pero últimamente se va imponiendo el sistema de referencia de las universidades americanas, el llamado "sistema autor-fecha". Se pueden utilizar cualquiera de los dos: doy aparte las "normas para la presentación de originales" de la revista de Filosofía Estudios Nietzsche y las de la revista de Historia Antigua Veleia. Pero hay casos que no siempre se contemplan. Doy a continuación un sistema de compromiso que se puede emplear puesto que las referencias del monográfico no pasarán de diez títulos. —Cómo dar la referencia de un libro en la bibliografía. Ejemplo: Étienne GILSON, La filosofía en la Edad Media. Desde los orígenes patrísticos hasta el fin del siglo XIV [1922; 1952], Gredos, Madrid, 1965. 1) se comienza con el nombre(s) del autor o autora (con los ingleses esto no es fácil

porque es tradición reducirlos a abreviatura) en letra redonda. 2) sigue el apellido o apellidos compuesto en VERSALITAS. El orden del listado de

obras va en el orden alfabético de sus autores por el apellido, no por el nombre. Si no se sabe componer con VERSALITAS puede recurrirse, de momento, a las VERSALES (=MAYÚSCULAS), aunque es incorrecto:

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preferible alterar el orden nombre/apellido y referir así: Gilson, Étienne, La filosofía en la Edad Media. Desde los orígenes patrísticos hasta el fin

del siglo XIV [1922; 1952], Gredos, Madrid, 1965. 3) tras una coma, el título de la obra en letra cursiva, itálica o "inclinada" (la que

cuando se trata de un texto manuscrito —en apuntes tomados en clase, p. ej.— debe representarse con subrayado). Conviene incluir el título completo (subtítulo incluido, que a veces no aparece en la portada).

4) a continuación, sin coma, merece incluir un dato que en las bibliografías españolas no se suele dar: entre corchetes, la fecha de la edición original de la obra: cuando, como en este caso, se dan dos fechas (y hay casos en que son más) indica que la original ha pasado después por alguna importante revisión o reedición. Es importante considerar esta fecha porque el orden de edición de dos obras en español, p. ej., puede no responder al de sus ediciones originales y confundir el conocimiento de un debate teórico. La fecha de edición original no se señala en muchas traducciones (o es casi inencontrable): para advertirlo se pueden poner corchetes vacíos.

5) tras una coma, es recomendable mencionar la casa editorial, aunque es muy frecuente (y "comodón") no hacerlo. Los nombres de las editoriales rara vez son simples y conviene abreviarlos al elemento más distintivo: Editorial Gredos, Alianza Editorial o Amorrortu Editores pueden quedarse en Gredos, Alianza y Amorrortu, respectivamente. Hay casos dudosos: la editorial Ediciones del Bronce debe dejarse en Ediciones del Bronce y las ediciones El Acantilado deben quedar en El Acantilado (evitar Bronce y Acantilado).

6) tras una coma, el lugar de edición. Las editoriales hispanoamericanas y las anglosajonas suelen tener varias sedes: conviene observar dónde se ha impreso y limitarse a ese dato.

7) tras una coma, año de edición. Si se usa una reedición posterior puede señalarse entre paréntesis el número correspondiente (todo esto suele ir indicado en la página inicial de créditos, cuando no en la ficha bibliográfica —no siempre muy bien planteadas; en ediciones sudamericanas algún dato decisivo suele ir referido en el colofón, es decir en la última página de composición). Se cierra con punto.

Sobre números ordinales y cardinales y lugares de publicación. No viene mal saber y discriminar que, aun no siendo frecuente, tampoco es inusual ver citada una referencia bibliográfica, o una simple datación, escrita como (p. ej.) 'Valencia, 1.972', lo que es un error de hipercorrección (de orden parecido a lo de escribir 'exclavo' por esclavo): la forma correcta es 'Valencia, 1972'. Debe ser obvio de qué va la diferencia en los siguientes enunciados: "Al llegar el año 1000, en más de 1.000 comunidades cristianas se aguardaba con temor y fervor el fin de los tiempos". "Pese a la generalizada sustitución por sucedáneos sintéticos, en 2000 aún se comercializaron 2.000 toneladas de piedra pómez". O sea:  1000 = ̸ 1.000 y 2000 = ̸ 2.000; '1.000' y '2.010' son números cardinales, de cantidad; '1000' y '2010' son

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números ordinales, de orden cronológico, de calendario: los años deben ser referidos sin el punto de los millares.  Sobre los lugares de publicación; es convención que al referir una obra, aunque haya sido editada en New York, London o Paris, se escriban en la lengua del autor del monográfico: Nueva York, Londres, París. —Cómo dar y citar las referencias de un autor del que se maneja más de un título.

P. ej.: Étienne GILSON, La filosofía en la Edad Media. Desde los orígenes patrísticos hasta el fin

del siglo XIV [1922; 1952], Gredos, Madrid, 1965. —, Peinture et réalité [1957], J. Vrin, París, 1958. y se citan por GILSON 1965 y GILSON 1958. Es mejor referir por la ed. manejada, que

es la que fundamenta la paginación citada. Cómo citar un título de más de un autor y evitar algunas "ambiguaciones". Esto es un procedimiento particular para un caso que probablemente ahora no cause mayores problemas, pero conviene saber de ello. En España no se le presta mucho caso; sí en los países anglosajones. Por poner un ejemplo: es conveniente distinguir en un primer vistazo que ORTEGA Y GASSET = ̸ ORTEGA & GASSET. En el primer caso se refiere obras de un sólo autor; en el segundo obras de dos autores. Por supuesto, aún así el dato efectivo siempre se ha de localizar en el listado bibliográfico. Para el caso: sería muy distinto ORTEGA Y GASSET 2002 (obra deleznable del Ínclito Filósofo Español) que ORTEGA Y GASSET 2009, obra excelente escrita por su hermano. Y otro sería el ensayo apócrifo [me lo invento] de los ficticios profesores ORTEGA & GASSET. Eduardo ORTEGA Y GASSET, Etiopía. El conflicto italo-abisinio [1935], pról. J.M. Lassalle, Ediciones del

Viento, La Coruña, 2009. José ORTEGA Y GASSET, España invertebrada. Bosquejo de algunos pensamientos históricos [1922], ed. F.J.

Martín, Biblioteca Nueva, Madrid, 2002. Julio ORTEGA & Pierre-Marie GASSET, Ensayo sobre los suscriptores españoles de la Encyclopédie [1934],

Marfil, Valencia, 1972. —Como dar la referencia bibliográfica de un artículo. P. ej.: Joseph MOREAU, "L'éloge de la Biologie chez Aristote", Revue des Études Anciennes,

61 (1959), 57-64. 1) nombre y apellido(s) tal como se señalado antes, 2) tras coma, y entre comillas, el título del artículo, en letra redonda, 3) tras coma, el nombre de la Revista en cursiva. Hay procedimientos académicos y de biblioteconomía que permiten y aplican la abreviatura de muchos de sus nombres, prolijos en las revistas de solera, dados a subrayar una connotación "científica", de comunicación académica (en este caso sería: REA, consagrada porque es una revista clásica): las revistas modernas tienden a denominarse con términos más "de marca" (Méthexis, Pallas, Veleia, Arethusa, Er).

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De momento prescindir de la abreviatura y referir el nombre completo. Lo que sigue es decisivo: (nº, año, páginas) y no tanto porque certifica en la monografía la adecuada referencia del texto, sino por que llegareis a comprobar que la incorrección en estos datos, cuando se dan en un cita indirecta (algo no inhabitual), hace perder el tiempo y la paciencia: 4) tras coma, el número. A veces se complica si la revista no es anual y hay que

recurrir a fórmulas como XVI.1 o 16.1: se puede prescindir porque el dato decisivo es el año de publicación.

5) sin coma y entre paréntesis el año de publicación. En algún caso, si conviene, se puede adjuntar el mes (pero a evitar).

6) tras coma y directamente en números (sin p., pp. o pags.) las páginas del artículo. Hay citas de artículos que eluden este dato, lo que es molesto porque no permiten hacerse una primera idea de la entidad del ensayo (a veces se trata de una simple nota o una compte rendu). Por otra parte, no dar este dato induce a sospechar que no se ha consultado.

—Cómo dar referencia de un capítulo o un artículo de una obra mayor o colectiva: Benjamín FARRINGTON, "Los dioses de Epicuro y el estado romano", en Mano y

cerebro en la Grecia Antigua [1946], Ayuso, Madrid, 1974. C. WALKER BYNUM, “El cuerpo femenino y la práctica religiosa en la Baja Edad

Media”, en M. Feher, R. Naddaff & N. Tazi (eds.), Fragmentos para una Historia del cuerpo humano. Parte primera [1989], Taurus, Madrid, 1990, pp. 163-225.

—Cómo dar referencia de un documento de la web. Por motivos pedagógicos y documentales: no se puede ignorar las fuentes de información otorgadas por Internet. La primera advertencia al respecto es que su uso se da por obviado y por tanto siempre es mejor mencionar tales fuentes. Sobre las que hay las reconocidas "clases". Mejor prescindir de los "rincones del vago" y afines, que pueden servir para pasar el trámite, pero no para aprender. Además: a poco que se busque se encontrará que sus fuentes son asequibles y de más valor. Aunque hay de todo; p. ej., si se quiere consultar sobre arquitectura de los Templarios en el contexto de la estética medieval y el pensamiento de Bernardo de Claraval lo que más se encontrará es misticismo o simple mistificación (New Age, platillos volantes, santosgriales, etc.). Esto es acusable aún más a la Wiki. En contra de muchas suspicacias, es válido consultarla: sería como despreciar la consulta de la Encyclopædia Britannica (en la que hay ensayos ejemplares). Dado su proyecto de creación, la Wiki es muy desigual y se deja al criterio y la experiencia de cada uno su consulta y mención. En otro orden de cosas, veamos el caso de un artículo que, aunque se puede consultar en papel, es sensato acudir a su edición en la red y citar:  

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Jesús MOSTERÍN, “La incorrecta descripción de lo que somos”, Thémata. Revista de Filosofía, nº 39, 2007,

www.institucional.us.es/revistas/revistas/themata/pdf/39 Inevitablemente, la referencia continua y sublineada obliga, por su extensión, a saltos de líneas no deseados, como en este caso (debería ir inmediatamente después de la coma tras el año). Sobre las referencias documentales en el texto En esto suele haber confusión y se realizan tareas innecesarias. Una vez que se menciona un texto o pasaje (éste directamente entre comillas si es breve o en párrafo diferenciado si tiene una extensión de más de dos líneas) tomado de un libro no es necesario incluir una y otra vez en paréntesis o al pie de página (mejor) el título completo: valga en la primera mención, pero ni aún así: vale con dar el nombre del autor en VERSALITAS (añadir el año de publicación si se menciona más de un título del mismo autor) e indicar a continuación el número de página. P. ej.:

Así, desde el origen de esta historia, el resultado de su episodio central venía decidido por la naturaleza misma de las fuerzas que debían crearlo. Este momento crítico se situará hacia el fin del s. XIII, cuando el mundo occidental tenga que elegir entre el necesitarismo griego de Averroes y una metafísica de la libertad divina2.

Cuestiones de contenido Una vez elegido o propuesto el tema del monográfico el profesor dará las referencias bibliográficas necesarias y algunas indicaciones sobre su desarrollo. No puede darse de salida una fórmula válida para todos los casos. El ideal "aristotélico" sería que la exposición empezara con un planteamiento del asunto, pasar a un desarrollo en el que se citan fuentes, se contrastan y argumentan ideas, para terminar con una conclusión. Obviamente esto es provisional. Sea el caso de la introducción o planteamiento: si se trata de asuntos como el epicureismo o la escolástica es conveniente comenzar por una reevaluación histórica del tema, porque no es igual la perspectiva que puede ofrecer la ortodoxia cristiana, el positivismo decimonónico o el presente; pero al tratar asuntos como la dimensión lógica de la teoría de las Ideas o la relación Razón/Fe, el encuadre histórico es menos relevante. Otro ideal es el de la claridad de orden argumental, pero entrar al detalle en este aspecto nos llevaría a la discusión filosófica de su pertinencia: vale la brillantez literaria de Platón y hay que comprender los motivos de la borrosidad de Aristóteles; vale la pretensión de claridad geométrica de Descartes, pero a ver a quién se le permite detestar la jerga hegeliana, y vale la ruptura con todo ello del estilo fragmentario y aforístico de Nietzsche. En suma: en principio lo más exigible es la simple claridad sintáctica.                                                                                                                    2 GILSON, p. 12.