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detrás de la noticia aceprensa 29 agosto 2012 - n.º 62/12 El Consejo de Ministros español aprobó el pasado 3 de agosto un de- creto que modifica los contenidos de la asignatura de “Educación para la Ciudadanía” (EpC), cuyas implicacio- nes ideológicas habían suscitado una reacción de muchas familias que veían riesgo de adoctrinamiento a sus hijos. Aunque se eliminan algu- nas referencias polémicas –una cuestión fundamentalmente termino- lógica–, los temas tratados no van a cambiar sustancialmente; y los pro- fesores –o los libros de texto– conti- nuarán teniendo la posibilidad de en- focarlos desde prismas éticos dife- rentes. El compromiso anunciado por el ministro de Educación José Ignacio Wert de que la reforma eliminaría los contenidos “susceptibles de caer en el adoctrinamiento ideológico” no es fácil de realizar en la práctica, porque choca con la misma naturaleza de la asignatura. Así que se ha optado por dotarlos de un enfoque más jurídico y menos histórico o moral. Se intenta así evitar que la asignatura entre en temas morales debatidos en los que son las familias las que deben decidir cómo educar a sus hijos. Esta actitud se percibe en el in- tento de aislar la “ética ciudadana” de la moral individual, por ejemplo poniendo mucho énfasis en que se explique el marco legal español y eu- ropeo, y en cambio tomando muchas precauciones al tratar asuntos como la identidad religiosa, planteada so- bre todos en términos negativos de “no discriminación”. Los críticos con la reforma de EpC entienden que la eliminación de algunos contenidos –como las refe- rencias a los “conflictos sociales” y “la lucha contra la homofobia”– res- ponde al objetivo de ignorar ciertas realidades, de forma que se estaría adoctrinando “por omisión”. Sorpren- de que los defensores de la antigua EpC consideren que cualquier mo- dificación de la materia es adoctrinar. Parece como si fueran ellos los que se creyeran en posesión de una ética y una moral universales e inmutables. El gobierno ha replicado que el planteamiento de la reforma es ade- cuar los contenidos a la edad de los alumnos. Sin embargo, no parece muy consecuente con este propósito enseñar a los niños de 5º o 6º de pri- maria “la organización, la forma de elección y las principales funciones de algunos órganos de gobierno del municipio, las comunidades autóno- mas, el Estado y la Unión Europea”, como señala el nuevo currículo oficial de la asignatura. ¿Hace falta una asignatura como esta? Además de este, se han añadido otros dos nuevos objetivos: conocer y respetar las principales normas de circulación (algo que, fuera de los consejos elementales que puedan dar los padres, no parece de utilidad inmediata para los niños) y “tomar conciencia de la situación del medio ambiente”, desarrollando actitudes responsables. También se introduce un apartado de educación en “salud integral”. Otros contenidos que ya existían anteriormente se concretan ahora: así, se habla de la correspon- sabilidad del hombre y la mujer en las tareas familiares, de la importancia de la iniciativa privada en la vida eco- nómica y social (un tema claramente “susceptible de caer en el adoctrina- miento ideológico”, tanto por un lado como por otro) o de la necesidad de los impuestos. Ya en secundaria, se intenta que el temario trate asuntos más propia- mente filosóficos, para preparar la asignatura de Ética en 4º de ESO y la de Filosofía en 1º de Bachillerato. No obstante, los contenidos siguen muy pegados a la descripción institucio- nal y política de España, y por exten- sión de Europa y del mundo. Prácti- camente la mitad de los contenidos podrían ser estudiados en la asigna- tura de Geografía, y quizá tuvieran allí su espacio natural. Además, hay un bloque destinado al “fomento de las habilidades y destrezas relacionadas con la participación, la reflexión y el diálogo”, y otro –el único que tiene un contenido teórico propiamente fi- losófico– dedicado a la dignidad de la persona y sus derechos individua- les, un asunto también fácilmente “ideologizable”. Por otra parte, los criterios de evaluación, tanto en primaria como en secundaria, están llenos de ele- mentos actitudinales: “practicar el diálogo”, “valorar la libertad y res- ponsabilidad personales”, “rechazar la discriminación”, “participar en la vida del centro”, etc. Es loable que cualquier colegio desee estas actitu- des para sus alumnos, pero ¿es ne- cesario crear una asignatura para ello? Los recortes llegan a “Educación para la ciudadanía” Los alumnos españoles tendrán una “Educación para la Ciudadanía” con contenidos más jurídicos que éticos Se ha optado por dar a los contenidos un enfoque más jurídico y menos histórico y moral, para evitar polémicas

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29 agosto 2012 - n.º 62/12

El Consejo de Ministros españolapro bó el pasado 3 de agosto un de -creto que modifica los contenidos dela asignatura de “Educación para laCiu dadanía” (EpC), cuyas implicacio-nes ideológicas habían suscitadouna reacción de muchas familias queveían riesgo de adoctrinamiento asus hijos. Aunque se eliminan algu-nas re fe rencias polémicas –unacues tión fun damentalmente termino-lógica–, los temas tratados no van acam biar sustancialmente; y los pro-fesores –o los libros de texto– conti-nuarán te nien do la posibilidad de en -fo carlos des de prismas éticos dife-rentes.

El compromiso anunciado por elmi nistro de Educación José IgnacioWert de que la reforma eliminaría loscontenidos “susceptibles de caer enel adoctrinamiento ideológico” no esfácil de realizar en la prácti ca, porquechoca con la misma naturaleza de laasignatura. Así que se ha op tado pordotarlos de un enfoque más jurídicoy menos histórico o mo ral. Se intentaasí evitar que la asignatura entre entemas morales debatidos en los queson las familias las que deben decidircó mo educar a sus hijos.

Esta actitud se percibe en el in -ten to de aislar la “ética ciudadana”de la moral individual, por ejemplopo niendo mucho énfasis en que seex plique el marco legal español y eu -ro peo, y en cambio tomando muchaspre cauciones al tratar asuntos comola identidad religiosa, planteada so -bre todos en términos negativos de“no discriminación”.

Los críticos con la reforma deEpC entienden que la eliminación deal gunos contenidos –como las refe-rencias a los “conflictos sociales” y“la lucha contra la homofobia”– res-

ponde al objetivo de ignorar ciertasrea lidades, de forma que se estaríaadoc trinando “por omisión”. Sor pren -de que los defensores de la antiguaEpC consideren que cualquier mo -dificación de la materia es adoctrinar.Parece como si fueran ellos los quese creyeran en posesión de una éti cay una moral universales e inmutables.

El gobierno ha replicado que elplan teamiento de la reforma es ade-cuar los contenidos a la edad de losalum nos. Sin embargo, no parecemuy consecuente con este propósitoen señar a los niños de 5º o 6º de pri-maria “la organización, la forma deelec ción y las principales funcionesde algunos órganos de gobierno delmu nicipio, las comunidades autóno-mas, el Estado y la Unión Europea”,co mo señala el nuevo currículo oficialde la asignatura.

¿Hace falta una asignaturacomo esta?

Además de este, se han añadidootros dos nuevos objetivos: conocery respetar las principales normas decir culación (algo que, fuera de loscon sejos elementales que puedandar los padres, no parece de utilidadin mediata para los niños) y “tomarcon ciencia de la situación del medioam biente”, desarrollando actitudesres ponsables. También se introduce

un apartado de educación en “saludin tegral”. Otros contenidos que yaexis tían anteriormente se concretanahora: así, se habla de la correspon-sabilidad del hombre y la mujer en lasta reas familiares, de la importanciade la iniciativa privada en la vida eco-nómica y social (un tema claramente“sus ceptible de caer en el adoctrina-miento ideológico”, tanto por un ladoco mo por otro) o de la necesidad delos impuestos.

Ya en secundaria, se intenta queel temario trate asuntos más propia-mente filosóficos, para preparar laasig natura de Ética en 4º de ESO y lade Fi lo so fía en 1º de Bachillerato. Noobstante, los contenidos siguen muype ga dos a la descripción institucio-nal y po lítica de España, y por exten-sión de Europa y del mundo. Prác ti -ca men te la mitad de los contenidospo drían ser estudiados en la asigna-tura de Geografía, y quizá tuvieran allísu es pacio natural. Además, hay unbloque destinado al “fomento de lasha bi lidades y destrezas relacionadascon la participación, la reflexión y eldiá logo”, y otro –el único que tieneun contenido teórico propiamente fi -lo sófico– dedicado a la dignidad dela persona y sus derechos individua-les, un asunto también fácilmente“ideo logizable”.

Por otra parte, los criterios deeva luación, tanto en primaria comoen secundaria, están llenos de ele-mentos actitudinales: “practicar eldiá logo”, “valorar la libertad y res-ponsabilidad personales”, “rechazarla discriminación”, “participar en lavi da del centro”, etc. Es loable quecual quier colegio desee estas actitu-des para sus alumnos, pero ¿es ne -ce sario crear una asignatura paraello?

Los recortes llegan a “Educación para la ciudadanía”Los alumnos españoles tendrán una “Educación para la Ciudadanía” con contenidos más jurídicos que éticos

Se ha optado por dar a los contenidos

un enfoque más jurídico y menos histórico y moral, para evitar

polémicas

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Uno de los objetivos de la reformade EpC en España ha sido eliminar delcu rrículo los temas que pudieran llevar

a una lectura ideologizada de la histo-ria. Algunos manuales en concreto ha -bían sido objeto de sentencias judicia-

les condenatorias (ver Aceprensa, 22-10-2010).

Fernando Rodríguez-Borlado

El asunto del matrimonio gay parecía de entrada un de -

ba te en el que se discutía la idea del matrimonio. Pero

ca da vez está más claro que está en juego también la li -

ber tad de expresión. Varios episodios de estas semanas

con firman la intolerancia frente a actitudes que se apar-

tan de las ideas de los nuevos “bien pensantes”.

El pasado julio fue motivo de controversia nacional enEE.UU. las declaraciones de Dan Cathy, CEO de la cade-na de restaurantes Chick-fil-A, a una revista baptista. Enla entrevista, Cathy reconoce que la empresa apoya la fa -milia tradicional, algo que se le había reprochado en oca -siones. “Admito los cargos –dijo Dan Cathy–. Apo ya mosfuertemente la familia, la definición bíblica de familia”.

Era una toma de postura muy personal, que no se di -ri gía contra nadie. Pero la reacción fue como si hubieradi cho que jamás dejaría entrar en sus restaurantes a unapa reja homosexual. Los alcaldes de Chicago, Boston ySan Francisco se apresuraron a decir que Chick-fil-A nose ría bien recibida en sus comunidades. Grupos varios deac tivistas gays propusieron un boicot de los 1.600 res tau -ran tes de la cadena. La portavoz del consejo mu ni cipalde Nueva York, Christine Quinn, lesbiana, pidió que seclau surara el restaurante de la cadena que opera en Man -hat tan, si bien el alcalde Michael Bloomberg –aunquepar tidario de los derechos de los homosexuales– re cha zótal boicot.

Al hilo de las informaciones, se reveló que la familiade Dan Cathy había dado apoyo financiero a organiza-ciones que promovían iniciativas populares para derrotarel matrimonio gay. Lo cual escandalizó a gentes que enesos mismos días aplaudían que el fundador de Amazon,Jeff Bezos, anunciara su decisión de donar 2,5 millonesde dólares para apoyar la causa del matrimonio gay enun próximo referéndum en el estado de Washington.

Este intento de amedrentar a una persona que se ha -bía limitado a expresar su opinión, en un país tan celosode la Primera Enmienda, ha provocado esta vez unareac ción tanto popular como por parte de articulistas. Elex gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, salió en de -fensa de Dan Cathy e invitó a los americanos a ir a comera los restaurantes de la cadena en una “jornada de grati -tud a Chick-fil-A”. Y las fotos muestran que el día elegi-do hubo colas para entrar en los restaurantes de la cade-

na. Por su parte, la compañía ha querido subrayar que,aun que sea ideológicamente contraria al matrimonio gay,ja más ha hecho ninguna discriminación por este motivoni entre sus empleados ni entre sus clientes.

Libertades en riesgo

Pero los promotores del matrimonio gay no se confor-man ya con menos que la adhesión, y hoy están másocu pados en silenciar a sus críticos que en debatir.Cuando empezó a discutirse la cuestión, los partidariosdel matrimonio gay aducían que el cambio no afectaríapa ra nada al matrimonio ni a las libertades de los demás;era solo una cuestión de igualdad. Pero ahora está claroque no se reconoce la misma libertad de expresión parade fender una postura u otra, ni se admite la libertad parado nar dinero a la causa que uno prefiere.

Esto empieza a preocupar a los críticos. Como escri-be Collen Carroll Campbell en el St. Louis Post-Dispatch,“en unos pocos años, un movimiento antes conocido porenar bolar la bandera de la tolerancia se ha trasformadoen el arquetipo de la intolerancia. Usando como cobertu-ra su estatus cultural de víctima, los líderes de los dere-chos de los gays se han convertido en el puño de hierropa ra hacer respetar un estricto código de nuevo lengua-je, en el que cualquiera que cuestiona el matrimonio en -tre personas del mismo sexo es denunciado como unodio so fanático homófobo. Las anteriores llamadas al‘diá logo’ sobre el mejor modo de proteger tanto la insti-tución del matrimonio como los intereses de gays y les-bianas han sido reemplazadas por un descarado acoso yfe roces ataques personales”.

Nuevo lenguaje

La acuñación de un “nuevo lenguaje” es el signo inequí-voco del intento de imponer una policía del pensamientopo líticamente correcto. Los mismos que descalifican co -mo “lenguaje del odio” cualquier crítica a su postura utili -zan sin reparo ataques virulentos contra el adversario. Seirri tan si alguien pone en duda la normalidad de la con-ducta homosexual o del matrimonio gay, pe ro descalifi-can como “homofobia” las opiniones de los dis cre pan -tes, para dejar claro que no tienen más explicación nime recen más respeto que otras fobias patológicas. Di -cen defender la causa de la di versidad, pero cuan do to -

La censura gay no es mejor que cualquier otraCONTRAPUNTO

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aceprensa 29 agosto 2012

pan con una visión diversa de la su -ya su ar co iris se hace mo no co lor.Es tán en con tra de cualquier discri-minación por la orientación se xual,pe ro no du dan en pedir que se ex -cluya de la co munidad aca démica aun investigador universitario comoMark Regnerus, por pu blicar un es -tu dio que pone en du da que los ni -ños criados por parejas ho mo se -xua les estén tan bien como los criados por padre y ma -dre.

En fin, no ganamos nada si pa -ra que unos salgan del ar mario hayque meter allí a los que no piensanco mo ellos. La censura gay no esme jor que cualquier otra. En su em -pe ño por convertir su postura en unanue va ortodoxia social, los activistasdel matrimonio gay no de be rían olvi-dar la advertencia de George Orwell:“Si la libertad significa algo, significa

el derecho a de cir a la gente lo que no quiere oír”.Ignacio Aréchaga

“Soy el gobernador más favorable ala inmigración que hay en EstadosUni dos”. Con estas palabras quisodis tanciarse en febrero el gobernadorre publicano de Michigan, Rick Snyder,de aquellos de su partido que habíanapro bado leyes migratorias restricti-vas como las de Arizona, Alabama,Geor gia o Carolina del Sur.

Detroit, que en otro tiempo fue lacuarta ciudad de EE.UU., entre 1950 y2008 perdió más de un millón de habi-tantes, el 58% de su población. Unafa milia media ingresa allí unos 33.000dólares, mientras que la media nacio-nal está en 52.000. Además, hay cien-tos de vi vien das vacías dispuestas aser ocupadas a bajo precio.

Varios programas organizados enDe troit ofrecen ayuda a los inmigran-tes para poner en marcha negocios,sa carse el carné de conducir o apren-der inglés. “Global Detroit” es el planque reúne todos estos programas. Al -gu nos se dirigen a inmigrantes po -bres, para ayudarles a crear sus em -pre sas a través de microcréditos, peroel perfil de los beneficiarios de otrospro gramas es altamente cualificado.

Aquí sí sois bienvenidos

Dayton (Ohio) es otra ciudad en decli-ve. Desde 1970 ha perdido un 42% desu población, y ahora tiene 141.500

ha bitantes. La crisis económica hagol peado duro a la ciudad, que sopor-ta una tasa de paro cercana al 11%,dos puntos más que la media nacio-nal. Se han perdido cientos de pues-tos de trabajo con el cierre en 2008 deuna planta de la General Motors y elcambio de sede a Georgia de la em -pre sa NCR, después de 125 años.

Pero la crisis habría sido peor pa -ra esta ciudad sin los inmigrantes. Enun momento en que la población na -cio nal ha caído allí un 15% desde2000, los inmigrantes han dado unnue vo impulso a la economía.

En Dayton trabajan médicos in -dios, profesores universitarios de dis-tintas nacionalidades, propietarios depe queños negocios que van desdepiz zerías turcas hasta talleres de co -ches llevados por hispanos o modes-tos mercados. También hay comuni-dades de iraquíes, rusos, vietnamitasque, según las autoridades lo cales,“lle van una vida laboriosa”.

El argumento “vemos cómo traba-jan y lo hacen bien” es una de las ideasque inspira “Welcome Dayton”, un plande bienvenida para atraer más in mi -gran tes a esta ciudad, aprobado en oc -tu bre del año pasado. Además de in -cen tivar la creación de empresas, “Wel -come Dayton” pretende que los in mi -gran tes se integren cuanto antes en la

ciu dad. A los recién llegados se les fa -ci lita la vida de diversas formas: haypro tocolos de bienvenida; cursos pa rapre parar los exámenes de ciudadanía;in térpretes en los servicios so cia les ysa nitarios, campeonatos de por tivos...

Necesitamos 10.000 familias

Al igual que Detroit y Dayton, Bal ti -more (Maryland) se presenta comouna ciudad que acoge a los inmigran-tes, como dicen los folletos turísticosmu nicipales. En marzo pasado, la al -cal desa demócrata Stephanie Raw -lings-Blake habló a una multitud dehis panos para decirles que contabacon ellos para que le ayudaran a atraerlas 10.000 familias que Baltimore ne -ce sitaba en una década. En 2011, lapo blación de Baltimore era de600.000 habitantes, un tercio menosque en 1950.

Como primera medida para facili-tar las cosas, la alcaldesa firmó unaor den en la que prohíbe a la policía y alos responsables de las agencias so -cia les preguntar a cualquier personaso bre su estatus migratorio. La medi-da es justo lo contrario de lo que pro-mulga la controvertida ley de Arizona,que ya tiene el visto bueno del TribunalSu premo de EE.UU. (cfr. Aceprensa,29-06-2012).

Juan Meseguer

Ciudades de EE.UU. buscan inmigrantesDetroit, Dayton y Baltimore ofrecen programas para facilitar el asentamiento e integración de inmigrantes

Los activistas del matrimonio gay ya no quieren debatir elasunto sino imponersilencio al discrepante

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aceprensa 29 agosto 2012

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Desde hace tres meses salgo conmi novia y afortunadamente todo es -tá yendo muy bien. Estaba contándo-lo a un amigo el otro día y al final dela conversación me preguntó, conuna expresión de viva curiosidad:“¿Vais a iros a vivir juntos?”.

La cohabitación antes del matri-monio es hoy la senda más comúnde las parejas jóvenes: así hacen cer -ca del 75%, y para la mayoría deellas, más que una decisión medita-da es algo hacia lo que se deslizansin pensarlo. Cuando él o ella empie-zan a pasar más noches en casa delotro que en la suya, al final parecena tural dejar de pagar dos alquileres.

Pero aunque la cohabitación sepre senta como un buen modo de co -no cer a la otra persona y asegurar asíun matrimonio más sólido, no hayprue bas que lo demuestren. Las es ta -dísticas revelan que la cohabitacióndura 2,5 años antes de romperse o deconvertirse en matrimonio, pe ro latasa de conversión en matrimonio es -tá en declive. Entre las parejas queco mienzan a vivir juntas, el 50% seca san y el 50% se rompen an tes decinco años. Para aquellas que llegana casarse, la tasa de di vor cio es eldoble que la de las parejas que nocohabitaron antes de ca sar se.

¿Por qué entonces la cohabita-ción es la norma aceptada, y al mis -mo tiempo resulta completamenteinú til para ayudar a las parejas a dis-cernir su futuro? La respuesta a lasdos preguntas es la misma: sexo.Que se vayan a vivir juntos es conse-cuencia de que ya han empezado ate ner relaciones sexuales. No nos en -ga ñemos: la cohabitación tiene quever con el sexo. Los jóvenes que co -ha bitan se hacen el uno al otro la de -cla ración subliminal de que “no ne -

ce sito casarme contigo para tener re -la ciones sexuales”.

Esta es una declaración decisivapa ra el buen estado de la relación,por que el sexo pasa de ser algo dig -no de un compromiso ante Dios a al -go no más importante que decidirqué comeremos hoy. Vi recientemen-te la película The Vow, una comediaro mántica basada en una historiareal. La pareja protagonista se co no -ce, empiezan a salir y finalmente elchi co pide a la chica que se vaya avi vir con él. La escena está concebi-da como el momento especialmentero mántico en el que el hombre da fi -nal mente un paso adelante y hace loque hay que hacer. Pero lo que real-mente ha dicho es: “Quiero tener se -xo contigo de modo más regular, pe -ro con la libertad de dejarlo si elasunto no funciona”. ¡Pues sí que esro mántico esto!

Lo importante, marginado

¿Y qué pasa con las parejas que vi -ven juntas y finalmente se casan?Pon go en duda la libertad con la quereal mente entran en el matrimonio ysu deseo real de estar juntos hastaque la muerte los separe. Por su mis -ma naturaleza, el sexo está diseñadopa ra establecer un vínculo entre unapa reja, pero cuando una relación lle -ga al sexo antes de tiempo, cuestio-nes importantes como el carácter, lacon cepción de la vida y la compatibi-lidad quedan orilladas. En conse-cuencia, todo se ve de color de rosay resulta difícil acordarse de las co -sas importantes y más aún hablar deellas. Cuando una pareja de noviosem pieza a tener relaciones sexuales,descuida verificar su compromiso in -te lectual, y en su lugar inicia unoemocional y sexual.

El amor en ciernes es muy frágil,y la lujuria puede fácilmente aplastar-lo. El hecho de que una pareja queco habita acabe an te el altar (o máspro bablemente en el jardín) no es unaprueba de que com partan un verda-dero amor. Mu chas parejas que hoyse casan no es co gen el matrimoniocon tanta libertad como podrían, sinoque simplemente acaban en él. Esso lo el siguiente paso tras una seriede de cisiones equivocadas. La coha-bitación se basa en el principio deque uno puede abandonarla en cual-quier mo mento y esta actitud no de -sa parece fácilmente solo por firmarun certi fi cado de matrimonio.

Las parejas que cohabitan de -sean ciertamente amar e indudable-mente hacen lo mejor que puedenpa ra amarse el uno al otro. Pero elpro blema es que lo mejor que pue-den no es suficiente, porque se ba -san en una información falseada.Apren den cómo tener sexo con laotra persona pero no cómo es la per-sona, desean ser amados pero no lo -gran comprender cómo amar.

Si no me interesara discernir có -mo será el futuro con mi no via, enton-ces, desde luego, nos arrejuntaría-mos ahora mismo. Pero mi co razón,co mo el de cualquier otro ser huma-no, desea encontrar un amor que du -re toda la vida. Y la probabilidad deen contrarlo disminuiría mu cho si to -má ramos ahora el camino fácil y si -guié ramos simplemente la ten denciaso cial. El amor es algo de ma siado va -lio so para ser rebajado y des trozadoa través de ese mal so cial de la coha-bitación.

Bernard Tou tounji

Este artículo es una traducción abreviada

del publicado en Foolish Wisdom.

La norma de la cohabitación