Nouwen Henri - Puedes Beber Este Caliz

8/9/2019 Nouwen Henri - Puedes Beber Este Caliz

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P U E D E SB E B E R E S T E C

( i n r iJ .H . Houinen


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Ttulo original:Can you drink the cup?1996

Traduccin: Emilio Ortega Sebastin

Diseo de cubierta: Estudio SMPablo Nez

Ave Maria Press, Inc.Notre DameIN 46556USA

PPC, Editorial y Distrib uidora , S.A.Enrique Jardiel Poncela, 428044 - Madrid

ISBN:84-288-1418-XDepsito legal: M-18.654-1997Fotocomposicin: Grafilia, S.L.Impreso en Espaa /Printed in Spanimprenta SM - Joaqun Turina, 39 - 28044 Madrid

En memoria deAdam John Arnett

17 de noviembre de 1961-13 de febrero de 1996


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A G R A D E C I M I E N T O S

Este libro fue escrito durante los primeros mesde mi ao sabtico, ao que la comunidad de Arca de Daybreak me ofreci para escribir.

Estoy muy agradecido a todos los miembros la comunidad, y, en especial, a NathanBall,su director, y a la pastora espiritual, Sue Mosteller,

todo lo que me animaron y apoyaron durante aqllos meses que pas fuera del hogar.Quiero dar las gracias tambin a Peggy M

Donnell,a su familia y a sus amigos , quienes en mmoria de Murray McDonnell, se ofrecieron a ficiarme este libro.

EscribPodis beber este cliz?durante mi estancia en casa de Hans y Margaret Kruigwagen,

Oakville, Ontario, y en casa de Robert Joas, Mgaret Bullitt-Jonas y Sam, hijo de ambos, en Watown,Massachuset ts . Su gran bondad y su generosa hospitalidad me brindaron el ambiente idpara reflexionar y escribir. Quiero dirigir una pbra especial de agradecimiento para la madre Margaret Bullitt-Jonas, Sarah Doering, que me o

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ci su apartamento mientras ella haca un retiro budista de tres meses.

Tambin estoy inmensamente agradecido aKathy Christie por su ayuda competente y eficazcomo secretaria, y por su gran paciencia ante misnumerosas llamadas urgentes y los importan

tes cambios de mis pensamientos. Su amistad espara m un autntico regalo. Una palabra de agradecimiento muy particular para Susan Brown, cuyaayuda para dar los ltimos retoques editoriales fueuna bendicin inesperada, y para Wendy Greer, quehizo valiosas correcciones.

Finalmente quiero agradecer a mi editor, FrankCunningham, de Ave Maria Press, por su incansa

ble inters en mi original y su cuidado exquisito enla forma de presentar el texto.DedicoPodis beber este cliz?a Adam Ar-

nett, mi amigo y maestro, de quien hablo en estaspginas. Adam muri el 13 de febrero de 1996 justocuando acab este libro. Espero y rezo por que suvida y su muerte sigan alimentando las vidas de todos los que le conocieron y le amaron tanto.

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Entonces, la madre de los Zebedeos se acerc Jess con sus hijos y se arrodill para pedirle favor.

l le pregunt:Qu quieres?Ella le contest:M a n d a que estos dos hijos mos se sienten u

a tu derecha y otro a tu izquierda cuando t reiJess respondi:No sabis lo que peds. Podis beber la cop

de amargura que yo he de bebe r?Ellos dijeron:S, podemos.Jess les respond i:Beberis mi copa, pero sentarse a m derech

o a mi izquierda no me toca a m concederlo, sque es para quienes lo ha reservado mi Padre.

(Mt 20,20-23)


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Prlogo

E L CLIZ Y LA COPA

Era el domingo 21 de julio de 1957. Bernard frink, cardenal arzobispo de Holanda, me implas manos sobre la cabeza, me revisti de una csulla blanca y me ofreci su cliz dorado para qlo tocara con mis manos atadas, palma con palmcon una cinta de lino. Luego, junto con otrosveint isiete candidatos ms, fui ordenado sacerdote la catedral de Santa Catalina, en Utrecht. Nuncavidar las profundas emociones que invadieroncorazn en aquel momento.

Desde que tena seis aos haba sentido un grdeseo de ser sacerdote. Si exceptuamos algunveleidades, que se centraron, sobre todo, en la idde ser capitn de la marina, deslumhrado por el pecto de aquellos hombres con sus uniformesblancos y azules y sus galones dorados desfilando la estacin de nuestra ciudad, siempre so conposibilidad de decir misa, como lo haca mi to tn.

Mi abuela materna fue mi gran apoyo. Avisp

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mujer de negocios, haba construido un gran almacn en el que mi madre trabajaba unas horasllevando la contabilidad y donde yo poda correr amis an cha s, utilizar los ascensores libremente y jugar al escondite con mi hermano menor. En cuantodescubri el inicio de mi vocacin al sacerdocio,mand al carpintero del almacn que me construyera un altar a mi medida y le pidi a su costureraque le hiciera las ropas eclesisticas necesariaspara que yo jugara a ser sacerdote. Cuando cumpllos ocho aos, haba convertido el desvn de nuestra casa en una capil la de nios, donde jugaba adecir misa, predicaba a mis padres y familiares, ydonde mont toda una jerarqua de obispos, sacerdotes, diconos y monaguil los entre mis amigos.Mientras tanto, mi abuela no slo continu regalndome nuevas cosas para jugar a ser sacerdote,como clices y patenas, sino que me introdujo consuavidad en la vida de oracin y anim mis relaciones personales con Jess.

Cuando cumpl los doce aos quise entrar en elseminario menor, pero tanto mi padre como mi madre pensaron que era demasiado joven para abandonar el hogar. No ests preparado para tomaruna decisin sobre el sacerdocio, me hizo reflexionar mi padre. Es mejor que esperes hasta quetengas dieciocho. Lleg 1944 y mis padres queranque fuera al instituto de nuestra ciudad, cercana aAm sterda m. La II Gue rra Mu ndia l haba llegad o aun punto crtico, pero mis padres consiguieron

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mantenernos a mi hermano y a m alejados aquellos horrores, e incluso lograron que sigumos una vida escolar ms que aceptable, tenieen cuenta las circunstancias. Despus de la gunos fuimos a La Haya, donde termin el Bachrato. Finalmente, en 1950 ingres en el semina

para estudiar filosofa y teologa y para preparpara la ordenacin.En este 21 de julio de 1957, cuando se hizo

lidad mi sueo tan largamente acariciado de sacerdote, era un joven ingenuo de veinticaos. Haba llevado una vida muy protegida. Hcrecido como un jardn muy cuidado y aisladouna buena valla. Era el jardn de los cuidados

mis padres; mis experiencias eran todas inocenlas de un chico de un grupo scout, de misa ymunin diarias, largas horas de estudio con psores muy pacientes, y muchos aos de una vde seminario, feliz pero aislada. Fruto de todofue un intenso amor a Jess y un deseo inconble de anunciar el Evangelio al mundo, pero yera plenamente consciente de que no todos en

mundo me estaban esperando. Solamente habanido algunos contactos con protestantes, y s ie6con mucho cuidado. Nunca me haba encont0

con personas no creyentes, y, ciertamente, no tni idea sobre otras religiones. Desconoca porco^pleto a personas divorciadas, y si haba algunocerdotes que haban abandonado el sacerdocio$0me mantena alejado de ellos. El mayor escan1^

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que haba vivido fue el de un amigo que dej el seminario!

Ei jardn de mi juven tud segua siendo muy hermoso y me ofreca unos dones inapreciables parael resto de mi vida: gozo espiritual, una profundadevocin a Jess y a Mara, un verdadero deseo deorar y un gran amor por la teologa y la espiritualidad; un buen conocimiento de las lenguas modernas, un serio inters por la Escritura y ios primerosescritores cristianos, un entusiasmo por la predicacin y un fuerte sentido de mi vocacin. Mi abuelamaterna, mis abuelos paternos, mis padres, amigosy profesores, todos me animaron a profundizar enmi deseo de vivir mi vida con Jess para los dems.

Cuando el cardenal Alfrink me entreg el cliz,me sent preparado para empezar mi vida como sacerdote. El gozo de aquel da sigue viviendo en mcomo un precioso recuerdo. El cliz fue el signo deaquel gozo.

La mayora de mis compaeros de clase se hicieron con clices especialmente fabricados para su

orden acin . Yo fui una excepcin. Mi t o Ant n, quefue ordenado en 1922, me ofreci su cliz comosigno de su gratitud a Dios por haber sido ordenadosacerdote un miembro de la familia. El cliz era hermoso, obra de un famoso orfebre holands y adornado con diamantes de mi abuela. El pie estaba decorado con un crucifijo en forma de rbol de la

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vida,en el que crecan unos racimos y hojas de rra que cubran el pie y la copa. Alrededor delculo del pie se haban grabado unas palabras latn:Ego sum vites, vos palmites,que quiere deciryo soy la vid, vosotros los sarmientos. Fue uncioso regalo y me emocion recibirlo. Recuerdole dije a mi to: Te he visto celebrar misa ta

veces con este cliz! Eres capaz de celebrarla otro?.Me sonri y contest: Quiero que lo tent . Es un regalo de tu abuela, que muri demasipronto para haberte visto convertido en sacerdpero cuyo amor por su nieto mayor est contigeste da. Y como segua dudando de si aceptarno el cliz, insisti: Tmalo, pero entrgaseprximo miembro de nuestra familia que sea o

nado.El cliz sigue en mi poder porque hasta el

mento, nadie de mi familia ha sido ordenado sadote. Lo guardo en la sacrista de la capillaDayspring, en Toronto, donde ahora vivo. A mdo lo enseo a mis amigos y visitantes. Pero pasado tantas cosas durante los treinta y siete aque siguieron a mi ordenacin, que el cliz d

to, una joya de orfebrera, ya no expresa lo que en este momento. Ahora en las eucaristas empunas grandes copas, hechas en Vermont por mn Pierce, un gran artista de la cristalera artnal. El precioso cliz de oro, que solamente poser tocado y usado por un sacerdote, ha sidoremplazado por grandes copas de cristal en las que

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puede ver el vino y de las que pueden beber muchas personas. Esas copas de cristal hablan de unanueva manera de ser sacerdote y de una nueva manera de ser persona. Hoy me siento contento teniendo estas copas en el altar, pero sin el cliz deoro que me entreg mi to Antn hace cerca de cuarenta aos, nunca habran llegado a tener el valorque tienen para m.

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I n t r o d u c c i n

L A P R E G U N TA

En este libro quiero contaros la historia decopa. No se trata de mi historia personal sino dhistoria de la vida.

Cuando Jess pregunta a sus amigos SantiagoJuan , los hijos del Zebedeo: Podis beber la code amargura que yo he de beber? plantea upregunta que apunta directamente al corazn de

sacerdocio y de mi vida como persona. Hace acuando mantena en mis manos aquel precioso liz, no me pareca difcil responder a esa preguA m, un sacerdote recin ordenado, lleno de idy de ideales, la vida me pareca rica en promesMe senta impaciente por beber la copa!

Hoy, sentado frente a una mesa baja, rodeapor hombres y mujeres con problemas mentales

por los que los atienden, y ofrecindoles las code vino, servido en cristal, la misma pregunta seconvertido en un desafo espiritual. Puedo, pomos beber la copa que bebi Jess?

Todava recuerdo el da, hace unos pocos acuando se ley durante la eucarista la historiala que Jess suscita esta pregunta. Eran las ocho

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inedia de la maana, y unos treinta miembros de lacomunidad de Daybreak estaban reunidos en la pe-quena capilla del stano. De repente las palabraspodis beber la copa? taladraron mis odoscomo la flecha afilada de un cazador. Supe enaquel momento, como fruto de una i luminacin interior, que hacernos esta pregunta en serio podra

cambiar radicalmente nuestras vidas. Es la pregunta que tiene el poder de abrir como una carga deprofundidad un corazn endurecido y dejar al desnudo los tendones de la vida espiritual.

Puedes beber la copa? Puedes bebera hastalos ltimos posos? Eres capaz de saborear todaslas tristezas y gozos? Puedes vivir la vida en suplenitud, sea lo que sea lo que te reserve? Me di

cuenta de que se era el sentido profundo de lapregunta .Pero por qu debemos beber esta copa? Hay

tanto dolor, tanta angustia, tanta violencia! Porqu debemos beber la copa? No sera mucho msfcil vivir con normalidad nuestras vidas con un mnimo de sufrimiento y un mximo de placer?

Despus de la lectura, cog espontneamente

una de las grandes copas de cristal que se hallaban sobre la mesa frente a m, y mirando a los queme rodeaban, algunos de los cuales apenas podanandar, hablar, or o ver, dije: Podemos sostener lacopa de la vida en nuestras manos? Podemos levantarla para que los dems la vean, y podemosbebera hasta el fondo?. Beber la copa es mucho

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ms que tragar su contenido, cualquiera que ssea, lo mismo que partir el pan es mucho ms qromper en trozos una hogaza. Beber la copa de vida exigemantenerla firmemente entre nuestramanos, levantarla y bebera.Es la celebracin completa de ser humano.

Podemos mantener nuestra vida, elevarla y bbera, como lo hizo Jess? En algunos de los qume rodeaban se poda apreciar que eran conscietes de lo que se les deca, pero en m se dio un prfundo conocimiento de la verdad. La preguntaJess me haba inspirado un nuevo lenguaje conque hablar sobre mi vida y sobre las vidas de que me rodeaban. Durante mucho t iempo, despude esta sencilla eucarista de la maana, segoyendo la pregunta de Jess: Podis beber copa de amargura que voy a beber?. Slo el hcho de dejar que la pregunta calara en m me hsentir muy incmodo. Pero me di cuenta de que na que empezar a vivir con ella.

Este libro es fruto de haberlo hecho. Quiereconseguir que la pregunta de Jess atraviese nuestrcorazones para que as pueda nacer en ellos unrespuesta personal. Seguir los tres elementos qsurgieron aquella maana en la capilla de Dabreak: tomar la copa, levantarla y bebera. Ellos permitirn descubrir los horizontes espirituales la pregunta de Jess nos abre, e invitaros a los qvais a leer este libro a uniros a m en este descbrimiento.

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TOMAR LA COPA

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TO M A R E N T R E L A S M A N O S

Antes de beber la copa, debemos cogerla ambas manos!Todava me acuerdo de una comida famil iar h

mucho t iempo en Holanda. Nos habamos reupara celebrar algo muy especial, aunque heolvidado si se t rataba de un cumpleaos, una bodun aniversario. Como todava era pequeo, nopermitan beber vino, pero me senta fascinado

la forma en que los mayores lo beban! Una vezvido en las copas, mi to cogi la suya con susmanos y la levant a la altura de su cara. Lumoviendo suavemente la copa y su contenido, que el aroma le inundara las fosas nasales, mirtodas las personas que estaban a la mesa, tompequeo sorbo y dijo: Muy bueno.. . Un vino lente... Dejadme ver la botella.... Debe ser de

aos cincuenta.Se trataba de mi to Antn, el hermano mayo

mi madre, sacerdote, monseor, una autoridadmuchas cosas, una de ellas, en la calidad de vinos.Siempre que to Antn participaba en lasmidas familiares, haca uno o dos comentariosbre el vino que se serva. Sola decir: de mu

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u io rpo ,o no es lo que yo esperaba, o podraser un poco ms fuerte, o excelente para el asado, o bien, est bien para el pescado. Suscrticas no siempre agradaban a mi padre, que era elque provea la mesa de vino, pero nadie se atrevaa contradecirle. Cuando yo era todava casi unnio, me intrigaba todo el ritual que se viva alrededor del vino. A menudo mis hermanos y yo le tombamos el pelo a mi to dicindole: Bueno, toAntn,puedes saber el ao en que ha sido elaborado este vino sin mirar la etiqueta? Eres un experto,verdad?.

Saqu una conclusin de todo aquel ceremonial :beber vino es algo ms que el hecho de beber. Tienes que saber qu tipo de vino ests bebiendo ydebes poder hablar sobre l. De la misma manera,no basta con vivir la vida. Debemos saber io queestamos viviendo. Una vida sobre la que no reflexionamos no vale la pena ser vivida. Pertenece a laesencia del ser humano contemplar nuestra propiavida,pensar en ella, discutir sobre ella, evaluarla yformar nuestras propias opiniones sobre ella. La mitad de la vida consiste en reflexionar sobre lo queestamos viviendo. Es valiosa? Es buena? Es nueva? Qu es en definitiva? El mayor gozo, lo mismoque el mayor dolor de vivir, no slo es una consecuencia de lo que vivimos, sino tambin e inclusoms, de lo que pensamos y sentimos sobre cmovivimos. Pobreza y riqueza, xito o fracaso, bellezao fealdad no son exactamente hechos de la vida.

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Son realidades, vividas de manera diferente pordistintas personas, dependiendo del lugar en son colocadas esas real idades en un esquema mamplio de cosas reales o soadas. Una persona bre que ha comparado su pobreza con la r iqude su vecino y piensa en la enorme diferencia

se da entre los dos, vive su pobreza de una manmuy diferente a la persona que no tiene al ladovecino rico y que nunca ha tenido la posibilidacomparar su realidad de pobre con la situacinprivilegio del rico. La reflexin es esencial pacrecimiento, el desarrollo y el cambio. Es el poder de la persona humana.

Sujetar firmemente con las manos la copa dvida significa mirar con sentido crtico lo que mos viviendo. Esto exige un gran coraje, pues de aterrorizarnos lo que vamos a ver. Pueden supreguntas para las que no tenemos respuestPueden nacernos dudas sobre cosas de las que namos una gran seguridad. El miedo puede eagazapado y saltarnos a la cara desde los rincoms insospechados de nuestra alma. Nos tienta cirnos a nosotros mismos: Vamos a vivir sencmente la vida. Todo eso de pensar sobre ella lonico que trae consigo es hacerla ms difcil. Perobemos por intuicin que si no miramos la viduna manera crtica, perdemos visin y orientaCuando bebemos la copa sin primero haberlamantenido entre nuestras manos, podemos embo

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charnos e ir de un lado para otro sin direccin, sinsentido.

Mantener firmemente entre las manos la copa dela vida es una disciplina dura. Somos personas sedientas y nos gusta empezar a beber inmediatamente. Pero necesitamos frenar nuestro impulso de

beber, poner ambas manos alrededor de la copa ypreguntarnos: Qu se me da a beber? Qu hayen mi copa? Es algo que no entraa riesgo? Esbueno para m? Fortalecer mi salud?.

Lo mismo que hay una cantidad incontable devinos, hay una variedad incalculable de vidas. Nohay dos vidas iguales. A menudo comparamosnuestra vida con la de los dems e intentamos des

cifrar si son mejores o peores, pero esas comparaciones no nos sirven de mucho. Tenemos que vivirnuestra propia vida, no la de otros. Tenemos quemantener firmemente entre nuestras manosnuestrapropia copa. Tenemos que atrevernos a decir: staes mi vida, la que se me ha dado, y sta es la vidaque tengo que vivir lo mejor que pueda. Mi vida esnica. Ningn otro vivir esta vida ma. Tengo mipropia historia, mi propia familia, mi propio cuerpo,mi propio carcter, mis propios amigos, mi propiamanera de pensar, de hablar y de actuar. S, tengoque vivir mi propia vida. Nadie tiene ante s el mismoreto que yo. Estoy solo, porque soy nico. Muchaspersonas pueden ayudarme a vivir mi vida, perodespus de que todo haya sido dicho y hecho, ten-

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go que hacer mis propias elecciones sobre cvivir.

Es duro decirnos esto a nosotros mismos poral hacerlo nos enfrentamos a nuestra propia sdad. Pero, al mismo tiempo, es nuestro reto mavilloso porque lleva consigo el privilegio de nu

unic idad .Recuerdo en estos momentos la extraordinaescultura de Philip Sear del indgena americanomunangwet, en el Frui t lands Museums de HarvMassachusetts. Est de pie, con su cuerpo esctural desnudo y bien erecto, ceido con un paolino. Mantiene el arco con la mano izquierda, por encima de su cabeza, apuntando al cielo. En

mano derecha sigue vivo el recuerdo de la fleque acaba de lanzar hacia las estrellas. Esttotalmente posedo de s mismo, slidamente asenten el suelo y absolutamente libre para apuntar cho ms all de s mismo. Sabe quin es. Est gulloso de ser el guerrero solitario, l lamado a plir una misin sagrada. Evidencia una actitudominio de s mismo.

Lo mismo que este guerrero, debemos mantenuestra copa, ser totalmente conscientes de qnes somos y de qu es lo que estamos llamadovivir. Luego, nosotros tambin podremos apunlas estrellas!

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L A C O PA D E L D O L O R

Cuando llegu por primera vez a la comunidde El Arca de Dayb reak, vi mu cha tristeza, mudolor.

Me pidieron que cuidara a Adam, un joven veintids aos que no poda hablar ni caminar sy que, al menos aparentemente, no reconoca a ndie. Encorvado, sufra ataques epilpticos casi diario y padeca frecuentes dolores intestinal

Cuando me encontr con Adam por primera vez,dio miedo. Sus impresionantes limitaciones fsme hacan verlo como un ser extrao a m, un hbre al que quera evitar.

Al poco tiempo conoc tambin a su hermano chael. Aunque Michael poda hablar algo y andsin ayuda de nadie, e incluso hacer por s mispequeos trabajos, tambin era un hombre c

enormes deficiencias y necesitaba una atenciconstante durante todo el da. Adam y Michael elos nicos hijos de Jeanne y Rex.

Michael vivi en casa hasta que cumpli losveint icinco aos y Adam hasta los dieciocho. A Jeay a Rex les habra gustado continuar cuidandosus hijos en casa. Pero la edad les haba incap

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citado fsicamente para poder hacerlo. Por eso selos confiaron a la comunidad de El Arca de Day-break, seguros de que ste sera un buen hogarpara ellos.

Me senta absolutamente abrumado al pensar enel dolor de esta pequea familia. Cuatro personasdestrozadas por las angustias y el sufrimiento, porel miedo a complicaciones Inesperadas, por la Incapacidad de comunicarse claramente, por elsent imiento de una gran responsabilidad y por laconviccin de que la vida, con el correr de los aos, seles iba a hacer cada vez ms difcil.

Pero Adam, Michael y sus padres eran parte deun dolor an mayor. Ah estBill,que por su distrofia muscular necesita un tranquilizante cardiaco,una mquina de respiracin asis t ida durante todala noche, y que vive constantemente aterrado por elmiedo a caerse. No tiene unos padres que le visiten.Jams pudieron cuidarlo y los dos murieron a unaedad ms bien temprana.

Est Tracy, completamente paraltico pero conuna mente brillante, siempre luchando para expresar sus sentimientos y sus pensamientos. Y Susan-ne , que no solamente es disminuida psquica sinoque adems se siente atormentada por voces Interiores que no puede dominar. Y Loretta, cuya disminucin le causa la sensacin de que nadie laquiere, ni su familia ni sus amigos. Su bsqueda deafecto y af irmacin la hunde en momentos de profunda desesperacin y depresin. Y David, Francis ,

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Patrick, Janice, Carol, Gordie, George, Patsy... Tdos ellos tienen su copa llena de sufrimiento.

A su alrededor hay hombres y mujeres de edaddiferentes, de distintos pases y religiones, que tentan ayudar a estas personas malheridas. Perpronto descubren que esas personas a las quecuidan les revelan sus propias penas, menos visiblpero no por eso menos reales: familias rotas, intisfacciones sexuales, alienacin espiritual, dudsobre la carrera profesional que deben seguir y, la mayora de ellos, unas relaciones confusas csus mundos. Cuanto ms miran sus propios pasdos heridos y se enfrentan a sus futuros incierttanto ms conscientes se hacen de la cantidad ddolor que llena sus vidas.

Y para m las cosas no son demasiado diferentDespus de vivir diez aos con personas condeficiencias mentales y con los que los cuidan, me hecho profundamente consciente de que mi cozn es tambin un charco oscuro y sucio de dolHubo un momento en el que llegu a decir: El prximo tod o tendr sentido para m, o c ua nmadure algo ms, estos momentos de oscuridad

terior desaparecern, o la edad har que dismnuyan mis necesidades emocionales. Pero ahome he hecho perfectamente consciente de que msufrimientos son mos y de que no me abandonrn. De hecho s que son sufrimientos muyantiguos y muy profundos, y que no habr suficienpensamientos positivos que los mitiguen. La lu

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adolescente por encontrar a alguien que me amarasigue presente en m. Las necesidades insatisfechasde afirmacin como joven adulto siguen vivas en m.La muerte de mi madre y de miembros de mi familiay amigos durante estos ltimos aos me producenun dolor constante. Adems de todo esto, experimento una pena profunda al ser consciente de nohaber llegado a ser el que haba soado, y de queel Dios al que he orado tanto no me ha dado lo quems he deseado.

Pero qu es nuestro dolor en una pequea comunidad de Canad, comparado con el dolor de lac iudad,del pas y del mundo? Qu hay del dolorde las personas que carecen de hogar, que pidenlimosna en las calles de Toronto; qu hay de losjvenes, ellos y ellas, que mueren de sida; qu hayde los miles de personas que viven en las prisiones,hospitales psiquitricos y en los centros para enfermos incurables? Y qu hay de las familias rotas,los parados, y del nmero incontable de disminuidos, hombres y mujeres, que no tienen un sitio seguro,como Daybreak?

Y cuando miro ms all de las fronteras de mipropia ciudad y pas, el cuadro de dolor se hacems aterrador. Veo a nios hurfanos de padre ymadre, abandonados en las cal les de Sao Paulocomo manadas de lobos; veo a jvenes, chicos ychicas, vendidos para ejercer la prostitucin enBangkok; veo a los prisioneros de guerra demacrados en la antigua Yugoslavia. Veo los cuerpos des-

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nudos de numerosas personas en Etiopa, en Smalia , vagabundeando en los desier tos. Veot ambin millones de caras solitarias, hambrientas, alargo y ancho del mundo, y montones enormespersonas asesinadas en guerras crueles fruto dconflictos tnicos. De quin es esta copa? Es nutra copa, la copa del sufrimiento humano. Pcada uno de nosotros, nuestros sufrimientos nos sultan profundamente personales. En realidad, nutros sufrimientos son tambin universales.

Ahora miro al varn de dolores. Est colgadouna cruz con los brazos abiertos. Es Jess, condnado por Po nd o Pilato, crucif icado por soldaromanos y ridiculizado tanto por los judos cpor los gentiles. Pero se trata tambin de nosotrde toda la raza humana, personas de todos ltiempos y lugares, arrancadas de la tierra coespectculo de agona para los ojos de todo universo. Como dijo Jess: Y yo, una vez que elevado sobre la tierra, atraer a todos a m(Jn 12,32). Jess, el varn de dolores, y nosotrhombres y mujeres de dolores, como l, estamcolgados ah, entre el cielo y la tierra, gritanDios mo, Dios mo, por qu me has abandodo?.

Podis beber la copa de amargura que yo he beber?, pregunt Jess a sus amigos. Ellos respondieron que s. Pero no tenan idea de la carde sufrimiento que conllevaba una respuesta amativa. La copa de Jess es la copa del sufrimien

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no solamente de sus propios sufrimientos sino delos de toda la humanidad. Es una copa llena de angustias fsicas, mentales y espirituales. Es la copadel hambre, la tortura, la soledad, el rechazo, elabandono y la angustia inmensa. Es la copa llenade amargura. Quin quiere bebera? Es la copa dela que habla Isaas cuando dice: T que has bebido de la mano del Seor la copa de su ira, y hasapurado hasta las heces el vaso del vrtigo(Is 51,17), y que el segundo ngel en el Apocalipsisllama el vino de la desenfrenada lujuria (14,8) queBabilonia da a beber a todo el mundo.

Cuando le lleg a Jess el momento de beber lacopa , dijo: Siento una tristeza mortal (Mt 26,38).Su agona fue tan intensa que le entr un sudorque chorreaba hasta el suelo, como si fueran gotasde sangre (Le 22,44). Sus amigos ntimos, Santiago y Juan, a los que pregunt si podan beber lacopa de amargura que l Iba a beber, estaban allcon l , pero profund ame nte dorm idos, incapaces depermanecer despiertos con l en su dolor. En su inmensa soledad, cay rostro en tierra y grit: Padremo, si es posible, que pase de m esta copa deamargura (Mt 26,39). Jess no poda enfrentarse aella. Era un fardo insoportable de sufrimiento. Demasiado dolor para aguantarlo, demasiadosufrimiento para abrazarlo, demasiada agona para pasar por ella. Sinti que no poda beber aquella copallena de amargura hasta el borde.

Por qu pudo seguir diciendo s? Me siento in-

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capaz de responder adecuadamente a esta preguta . Lo nico que puedo decir es que ms all dabandono total que viva fsica y espiritualmeJess mantena un vnculo espiritual con aqulque l lamaba Abba. Confiaba ms al l de la t raicviva una entrega por encima de la desesperaciun amor ms all de todos los miedos. Esta intidad que superaba toda Int imidad humana posibia Jess que pasara de l el cliz al convertirlo una oracin dirigida a quien le haba llamado amado. An viviendo esa angust ia con supreintensidad,ese vnculo no se haba roto. No losenta en su cuerpo, ni lo viva en su mente. Pero taba all , ms all de todo sentimiento y pensamito , y mantena la comunicacin por encima y m

all de toda ruptura. Fue ese tendn espiritual, ntima comunin con su Padre la que le hizomantener la copa entre sus manos y orar: Padre mno se haga como yo quiero, sino como quieres (Mt 26,39).

Jess no arroj la copa lejos de s en un gesde desesperacin. No, la agarr con sus manosdese bebera hasta las heces. No fue una pruede fuerza de voluntad, una decisin firme o un gto de gran herosmo. Fue un profundo y espiris al Abba, al amante de su corazn herido.

Cuando contemplo mi propio corazn hericuando pienso en mi pequea comunidad de psonas con deficiencias psquicas y en sus cuiddores, cuando veo a los pobres de Toronto, a

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como el dolor inmenso de los hombres, las mujeresy los nios a lo largo y ancho del planeta, me pregunto dnde tiene que nacer ese gran s. En mi propio corazn y en los corazones de mis hermanosescucho el grito incontenible: Oh Dios, si esposible, que pase de m este cliz de amargura. Lo escucho en la voz del joven con sida que pide limosnaen la calle Yonge para poder comer, en los gritosapenas audibles de los nios hambrientos, en elgrito desgarrado de los prisioneros torturados, en losgritos de furor de los que protestan contra laproliferacin nuclear y en favor del equilibrio ecolgicodel planeta, y en las peticiones interminables en favor de la justicia y de la oaz en todo el mundo. Esuna oracin que se eleva a Dios, no como inciensosino como una l lama devoradora.

En dnde nos nacer a todos ese gran s? Quesea como t lo quieres, no como lo quiero yo.Quin puede decir s cuando no se ha odo la vozdel amor? Quin puede decir s cuando no existeun Abba a quien dirigirse? Quin puede decir scuando no se da un solo momento de consuelo?

En medio de la oracin angustiada de Jess pidiendo a su Padre que apartase de l aquella copade amargura, hubo un momento de consuelo. Slolo menciona el evangelista Lucas. Dice: Entoncesse le apareci un ngel del cielo que lo estuvoconfortando (Le 22,43).

En medio de los dolores est el consuelo; en medio de la tiniebla se da la luz; en medio de la de-

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sesperacin existe la esperanza; en medio de Bbilonia se vislumbra Jerusaln; en medio del ejrcde los demonios existe un ngel consolador.

La copa de la amargura, que parece inconcebble, inasumible por sus dimensiones, es tambin copa del gozo. Slo cuando la descubrimos e

nuestra propia vida podemos pensar en bebera.

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L A C O PA D E L G O Z O

Despus de mis nueve aos en la comunidad Daybreak, Adam, Michael ,Bill,Tracy, Susanne, Lo-retta, David, Francis, Patrick, Janice, Carol, GorGeorge y muchos otros que forman el ncleo nuestra comunidad, se han hecho amigos moMs que amigos son una parte ntima de mi vdiaria.Aunque siguen siendo tan disminuidos comcuando los encontr por primera vez, pocas vec

pienso en el los como personas discapaci tadaPienso en ellos como hermanos y hermanas con que comparto mi vida. Me ro con ellos, lloro ellos, como con ellos, voy al cine con ellos, rezcelebro con ellos; en una palabra, vivo mi vida ellos.Y me llenan de un gozo inmenso.

Despus de cuidar a Adam durante algunos mses, dej de darme miedo. Despertarlo por la m

ana , baarlo, limpiarle los dientes, afeitarlo y dael desayuno cre un vnculo tan fuerte entre notros, un vnculo ms all de las palabras y de seales visibles de agradecimiento, que empececharle de menos cuando no podamos estarjuntos. Mi tiempo con l se haba convertido en tiempo de oracin, de silencio y tranquila intimi

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Adam se haba convertido en un creador de pazpara m, un hombre que me amaba y que tena depositada su confianza en m, Incluso cuando preparaba el agua para baarlo demasiado fr a o demasiado cal iente, cuando ie cortaba con la maqui-nilla de afeitar o cuando le preparaba una ropa atodas luces inadecuada.

Dejaron de asustarme sus ataques epilpticos.Sencil lamente me obligaban a detenerme, aolvidarme de otros trabajos que tena que hacer y aqueda rme con l , tapn dole con gruesas mantaspara mantenerlo caliente. Su dificultad a la hora deandar, su lentitud al hacerlo ya no me irritaban, sinoque me daban la oportunidad de permanecer depie detrs de l, de abrazarlo y de hablarle con palabras cariosas cuando daba un paso tras otro. Elhecho de que derramase un vaso lleno de zumo denaranja o de que se le cayese al suelo su cucharallena de comida no me produca miedo alguno sinoque me invitaban a limpiarlo. Conocer a Adam fueun privilegio para m. Quin puede sentirse tan cerca de un ser humano como yo me senta de Adam?Quin puede emplear unas pocas horas diaria

mente con un hombre que se te confa y se te entrega totalmente? No es eso el gozo?Y Michael, el hermano de Adam, qu gran regalo

lleg a ser su amistad! Era el nico en la comunidadque me llamaba padre Henri. Cada vez que lo deca, le asomaba la sonrisa a la cara, sugiriendo quel tambin debera ser padre. Con su voz vacilante,

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temblorosa, deca una y otra vez, sealando la lga estola alrededor de mi cuello: Yo... quiereso... tambin.. . padre. Cuando Michael se pontriste porque su hermano est enfermo, o porquemismo sufre serias molestias fsicas, o porque guien al que quiere se va, viene a m, me abrazallora como un nio. Luego, al cabo de un rato,

agarra por los hombros, me mira, y con una sonrque ie aflora a su cara surcada por las lgrimame dice: Eres... un... padre... divertido. Cuandozamos juntos, a menudo se seala el corazn dice: Lo siento... aqu... aqu, en mi corazn. cuando estrechamos nuestras manos, brota de egesto un inmenso gozo, fruto del dolor compart

Bill,ese hombre con tantos altibajos fsicos y p

quicos en su vida, se ha convertido en un comero del que no puedo prescindir. A menudo acompaa en los viajes en los que doy charlas. Hmos ido a Washington, Nueva York, Los ngela muchos otros lugares durante aos, y adonquiera que vamos, la gozosa presencia de Bill tan importante como mis mltiples palabras. Ale encanta contar chistes. Con su forma sencilla,recta, inconsciente, entretiene a la gente durahoras,ya se trate de un auditorio de ricos o de pbres, de dignatarios o gente de a pie, de obisposcamareros, de miembros del parlamento o ascesoristas. ParaBill,todos son importantes y todosmerecen escuchar sus chistes. Pero a veces Bsiente que su dolor es excesivo para poder agu

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tarlo. En algunas ocasiones, cuando habla deAdam,que sufre de una incapacidad total para expresarse, o de Tracy, que no puede andar, estallaen un llanto inconsolable. Luego pone sus manosen mis hombros y llora abiertamente, sin ningn reparo. Y al cabo de un rato le vuelve la sonrisa ycontina la historia.

Y ah est la sonrisa radiante de Tracy cuandoviene a verla algn amigo, las atenciones exquisitasde Loretta para cuidar a quienes estn ms disminuidos que ella, y las infinitas formas en las que David,Janice, Carol, Gordie, George y otros se ayudancuidndose mutuamente. Todos el los son autnticas fuentes de gozo.

No es sorprendente que muchos hombres y mujeres jvenes de todo el mundo quieran venir a Day-break para estar cerca de estas personas tan especiales. S,vienena cuidarlos, a atenderlos en susnecesidades. Perose quedan porque aquellos a losque han venido a cuidar los inundan de un gozo yde una paz que no han encontrado en ningn otrositio. Evidentemente, los miembros disminuidos deDaybreak les ponen en contacto con sus propias

limitaciones, con sus propias heridas internas y consus tristezas, pero el gozo que proviene de vivirjuntos, embebidos por el compaerismo de los dbiles,convierte el dolor no slo en tolerable sino en unafuente de gratitud.

Mi propia vida en esta comunidad ha sido inmensamente gozosa, aunque nunca he sufr ido tanto,

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nunca he l lorado tanto y nunca he pasado taangust ia como en Daybreak. En ninguna parte han conocido tan bien como en esta pequea munidad. Me resulta totalmente imposible ocultimpaciencia, mi rabia, mi frustracin y mi deprentre personas que estn tan en contacto con propia debilidad. Mis necesidades de amistad,afecto y de afirmacin son evidentes para todNunca he experimentado tan profundamente quverdadera naturaleza del sacerdocio es el acopaamiento compasivo de los dems. El sacerdode Jess est descrito en la carta a los Hebrecomo una sol idaridad con el sufr imiento humHoy, el hecho de que me llamen sacerdote me rradicalmente a abandonar toda distancia, a bame de cualquier pedestal , a abandonar cualqutorre de marfil y a compartir con sencillez mi pvulnerabilidad con la vulnerabilidad de las perscon las que vivo. Y qu gozo representa estogozo de pertenecer, de ser parte de algo o de guien,de no ser diferente.

De alguna manera mi vida en Daybreak meposibilitado que mis ojos descubran el gozo domuchos otros no ven ms que dolor. Hablar conhombre sin techo en una calle de Toronto ya noparece algo angustioso. De pronto, el dinero hajado de ser el aspecto fundamental. Lo que impms bien es: De dnde eres? Quines son amigos? Qu te ha pasado en la vida?. Los ose encuentran, las manos se tocan, y se da, s

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veces de una forma absolutam ente inesperada, una ]sonrisa, la risa fran ca y un verda dero mo men to de gozo. El dolor sigue ah presente, pero algo ha cam - jbia do por el hec ho de no limitarme a estar enfre nte jde alguien, sino de sentarme con l y compartir unmomento de compaerismo fraternal .

Y el inmenso sufrimiento del mundo? Cmopuede darse el gozo en los moribundos, los hambrientos, las prostitutas, los refugiados y prisioneros? Cmo se atreve nadie a hablar de gozo frenteal indecible sufrimiento humano que nos rodea?

Pero, ah est! A cualquiera que tenga el valorde profundizar en el sufrimiento humano se le ofrece una revelacin de gozo, escondido como unapiedra preciosa en el muro de una cueva oscura.

Sent una revelacin de este tipo mientras viva conuna familia muy pobre en Pamplona Alta, una delas barriadas nuevas de los suburbios de Lima.All se daba la mayor pobreza que jams haba visto , pero cuando vuelvo a pensar en mis tres mesescon Pablo, Mara y sus hijos, mi memoria se llenade gozo, de sonrisas, abrazos, juegos sencillos y deaquellas tardes interminables, sentados todos, en

tregados a contar historias. All se daba el gozo, unautntico gozo; no el gozo fruto del xito, del progreso o de la solucin de su pobreza, sino el quebrota de un espritu humano despierto, enteramentevivo en medio de hechos menudos, inesperados,entraables. Cuando la hija de un amigo de NuevaYork volvi hace poco de Rwanda de un trabajo de

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cooperante, me di cuenta con toda claridad de aquella mujer haba visto y vivido algo ms qudesesperacin que puede brotar de todos aquelhorrores en los que haba vivido sumergida. Su razn estaba profundamente turbado, pero no dtrozado. Era capaz de continuar su vida en los tados Unidos con una entrega mayor en favor dpaz y de la justicia. Los gozos de la vida haban mucho ms fuertes que las tristezas de la muerte

La copa de la vida es la copa del gozo tancomo la copa de la amargura. Es la copa en la penas y gozos, tristezas y alegras, el llanto y ladanza nunca estn separados. Si el gozo no pudiestar presente donde hay amargura y dolor, seimposible beber la copa de la vida. Por eso demos mantener firmemente entre nuestras manoscopa y mirar cuidadosamente para ver los goescondidos entre los dolores.

Podemos ver a Jess como al hombre de los gzos? Parece imposible ver el gozo en un cuerpo turado, desnudo, colgado de una cruz de madecon los brazos extendidos. A veces, se presentacruz de Jess como un trono glorioso en el quesienta un rey. En esos casos se presenta el cuerde Jess no destrozado por la flagelacin y lacrucifixin,sino luminoso, hermoso, con heridas sagdas.

La cruz de san Damin, que habl a san Frcisco de Ass, es un buen ejemplo. Nos muestrCristo crucificado como a un Jess victorioso

45 Dios mo por qu me has abandonado? (Mt 27


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cruz est rodeada por esplndidos adornos de oro;el cuerpo de Jess es un cuerpo humano perfecto,inmaculado; el madero horizontal del que pendeest pintado como la tumba abierta de la que se levanta Jess, y todos los reunidos bajo la cruz conMara y Juan estn llenos de gozo. En la parte superior podemos ver la mano de Dios, rodeada de n

geles, haciendo entrar a Jess de nuevo en el cielo.sta es una cruz de resurreccin en la que vemos

a Jess elevado a la gloria. Las palabras de Jesscuando sea elevado de la tierra, atraer a todos am (Jn 12,32) se refieren no solamente a su crucifixin sino tambin a su resurreccin. Ser elevadosignifica no slo serlo como un crucificado sinotambin como resucitado. Nos habla no slo de

agona sino tambin de xtasis, no slo de dolorsino tambin de gozo.Jess lo deja bien claro cuando dice: Lo mismo

que Moiss levant la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene que ser levantado enalto, para que todo el que crea en l tenga vidaeterna (Jn 3,13-14). Lo qu e Mo iss levan t en eldesierto a modo de estandarte fue una serpiente de

bronce: Y todos los que hayan sido mordidos y lamiren quedarn curados (Nm 21,8-9). La cruz deJess es tambin estandarte de curacin, no precisamente para sanar las heridas fsicas sino paracurar la condicin humana mortal. El Seorresucitado eleva a todas las personas con l, hacia suvida,nueva y eterna. El Jess que grita Dios mo,

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Dios mo, por qu me has abandonado? (Mt 27tambin exclama en un gesto de sometimientototal:Padre , a t u s mano s enc om ien do mi e sp r i(Le 23,46). Jess, que particip completamentenuestras penas, quiere que nosotros compartamcon l plenamente su gozo. Jess, el hombre llde gozo, quiere que participemos tambin de mismo gozo.

Podis beber la copa de amargura que yo de beber? Cuando Jess les pregunt esto aSant iago y a Juan, y cuando ellos, impulsivamente,pondieron podemos, Jess hizo esta prediccaterradora, pero al mismo tiempo llena de espeza : Muybien;beberis la copa. La copa de Jessera su copa. Lo que Jess vivira, tambin loviviran ellos. Jess no quiere que sus amigos sufpero saba q ue p ara ellos, com o p ara l, elsufrimiento era el nico y necesario camino hacia laria. Ms tarde dira a dos de sus discpulos: era preciso que el Mesas sufriera todo esto ade entra r en su gloria? (Le 24,26). La co padolor y la copa del gozo no pueden separaJess saba muy bien esto, aunque en medio deangustia en el huerto, cuando su alma estaba te hasta la muerte (Mt 26,38), necesitara un del cielo para recordrselo. Nuestra copa estmenudo tan rebosante de dolor que nos pareceposible que quepa en ella el ms mnimo gCuando se nos estruja como racimos, no podepensar en el vino en el que nos convertiremos

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pona nos abr ma nos hace postrarnos por tierra Yo so


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pona nos abruma, nos hace postrarnos por tierra,con nuestra cara p egad a al polvo, y sudam os gotasde sangre. Entonces se nos tiene que recordar quenuestra copa de dolor es tambin nuestra copa degozo y que un da seremos capaces de saborear elgozo tan plenamente como ahora saboreamos eldolor.

Inmediatamente despus de ser consolado por elngel,Jess se puso en pie y se enfrent a Judas ya la cohorte que haba venido a arrestarlo. CuandoPedro desenvain su espada e hiri al siervo delsumo sacerdote, Jess le dijo: Envaina de nuevotu espada. Es que no debo beber esta copade amargura que el Padre me ha preparado?(Jn 18,10-11).

A partir de aquel momento Jess ya no es el hombre abrumado por la angustia. Se enfrenta a susenemigos con gran dignidad y libertad interior.Mantiene su copa llena de dolor, pero tambin degozo. Es el gozo de conocer que lo que est apunto de cumplir es la voluntad de su Padre y que leva a llevar al cumplimiento de su misin. El evangelista Juan nos muestra el enorme poder que emana de la persona de Jess. Juan escribe: Jess,que saba perfectamente lo que le iba a ocurrir, sali a su encuentro y les pregunt:

A quin buscis?Ellos le contestaron:A Jess de Nazaret.Jess les dijo:

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Yo soy...En cuanto les dijo "soy yo", comenzaron a re

ceder y cayeron a tierra (Jn 18,4-6).

El s incondicional de Jess a su Padre le habfortalecido para beber la copa de amargura, no una resignacin pasiva, sino en total conocimie

de que la hora de su muerte sera tambin la hode su gloria. Su s hizo de su rendimiento un acreativo, un acto que llegara a dar mucho frutos alej la posible fatalidad de la interrupcin dministerio. En vez de un final irrevocable, su muse convirti en el principio de una nueva vida. tanto, su s le capacit para confiar plenamentela rica cosecha que el grano muerto acarrea

consigo.Los gozos estn escondidos en los dolores!

s por mis propias pocas de depresin; por vcon personas disminuidas psquicas; por mirar aojos de los enfermos y por estar entre los ms bres de los pobres. Solemos olvidar esta verdadnos sentimos abrumados por nuestra propia osridad. Perdemos de vista fcilmente la perspectide nuestros gozos y hablamos de nuestras pencomo si fuese la nica realidad existente.

Necesitamos recordarnos unos a otros que copa del dolor es tambin la copa del gozo, queque realmente nos causa tristeza puede convertien un campo frtil de alegra. Por tanto necesita

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ser ngeles los unos para los otros necesitamos


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ser ngeles los unos para los otros, necesitamosdarnos mutuamente fuerza y consuelo. Porque solamente cuando nos demos cuenta perfectamentede que la copa de la vida no es slo una copa dedolor s ino tambin una copa de gozo, seremos capaces de bebera.

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II

LEVANTAR LA COPA


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L E VA N TA R

Las buenas maneras eran muy importantes nuestra familia. Sobre todo en la mesa.En el vestbulo de nuestra casa colgaba una gr

campana. Diez minutos antes de la cena, mi pala haca taer con fuerza y anunciaba en voz apara que le oyramosbien:A cenar! Que todo elmundo se lave las manos.

En la mesa podan cometerse muchos pec

dos, como poner los codos en la mesa, llenar cuchara o el tenedor excesivamente, comer deprmasticar con la boca abierta, hacer ruidos al comno usar el tenedor y el cuchillo al comer la causar el cuchillo para cortar los espaguetis. . . Mucde nuestras comidas estaban salpicadas por las pqueas rdenes de mi padre: Los codos fuera la mesa, espera a que todo el mundo se haya s

vido y no hables mientras comes.Cuando me hice mayor, se me permiti bebervaso de vino. Era una seal de haber entrado enmundo de los adultos. En 1950, cuando tena dciocho aos, beber vino era un lujo. En Francien Italia, el vino en la comida era parte de la vdiaria, pero en Holanda era un smbolo de celeb

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l d O j dh id l d i l


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clon.Cuando tenamos vino real izbamos un r i tualespecial:probar el vino y aprobarlo, alabarlo brevemente, servirlo en los vasos, slo la mitad, y, loms importante, levantarlos para brindar.

Nadie en nuestra familia bebera jams de suvaso antes de que todos hubieran sido servidos yde que mi padre hubiera levantado su vaso, de que

nos hubiera mirado a todos nosotros, de que hubiera dicho unas palabras cordiales y de que hubiera destacado que se trataba de una ocasin especial. Luego, tocaba el vaso de mi madre con elsuyo y con los vasos de sus huspedes y beba unpequeo sorbo. Siempre se t rataba de un momentoimportante y solemne, un momento sacral izado.Aos ms tarde, cuando el vino se convirti en algo

ms comn, cuando los vasos se llenaban casi hasta el borde y cuando la gente beba sin levantar losvasos ni hacer un brindis, siempre sent que faltabaalgo; s, senta interiormente que algo se haba perdido.

Levantar la copa es una invitacin a afirmar y acelebrar la vida juntos. Cuando levantamos la copade la vida y nos miramos a los ojos, decimos: Evi

temos vivir con ansiedad o llenos de miedos.Mantengamos levantada la copa juntos y saludmonos.No dudemos en reconocer la realidad de nuestrasvidas y de animarnos mutuamente a ser agradecidos a los dones que hemos recibido.

Nos decimos en latnProsit,que te siente bien;en alemn,Zum Wohl,para tu bienestar; en ho-

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lands,Op je gezondheid,a tu salud; en ingls,Cheers; en francs,A votre sant,a tu salud; enitaliano,Alia tua salute,a tu salud; en polaco,Stolat, cien aos; en ucraniano,Na zdorvia,a tu salud;en hebreoL'chaim,por la vida.

La expresin que mejor sintetiza todos esos bnos deseos es por la vida. Levantamos la cpor la vida, es decir, para afirmar la vida juntcelebrarla como un don de Dios. Cuando todossotros podemos mantener con firmeza entre nutras manos nuestra propia copa, con sus muchpenas y alegras, proclamando que es nuestranica vida, entonces tambin podemos levantarla pque los dems la vean y animarlos a levantar avez sus vidas. Por eso, cuando levantamos nuescopas en un gesto libre de todo miedo, proclamdo que nos apoyaremos mutuamente en nuesviaje comn, creamos comunidad.

Nada es dulce o fcil cuando se trata de la munidad. La comunidad es la asociacin de sonas que no esconden sus gozos o sus penasino que las hacen visibles unos a otros en un gde esperanza. Decimos en comunidad: La vest llena de ganancias y prdidas, altos y bapero no tenemos que vivir estos hechos en soledQueremos beber nuestra copa juntos y as celebla verdad de que las heridas de nuestras vidas dividuales, que parecen intolerables cuando lasvimos en soledad, se convierten en fuentes de

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l i d l i i t d


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lacin cuando las vivimos como parte de esa asociacin de cuidados mutuos.

La comunidad es como un gran mosaico. Cadapequea pieza parece insignificante. Una pieza esde un rojo brillante, otra de un azul plido o de unverde apagado, otra de un morado clido, otra deun amarillo fuerte, otra de un dorado brillante. Al

gunas parecen preciosas, otras ordinarias; algunasvaliosas, otras vulgares; algunas llamativas, otrasdelicadas. Como piedras individuales podemos hacer poco con ellas, salvo compararlas entre s yemitir un juicio sobre su valor y belleza. Pero cuandotodas estas pequeas piezas son reunidas armnica, sabiamente en un gran mosaico, componiendocon ellas la figura de Cristo, quin se preguntar

nunca la importancia de cada una de ellas? Si unade ellas, hasta la ms pequea, falta, la cara estincompleta. Juntas en un mosaico, cada piedra pequea es indispensable y contribuye de una formanica, indispensable, a la gloria de Dios. Eso es lacomunidad. La asociacin de personas s in importancia que juntas hacen a Dios visible en el mundo.

Cada vez que hablamos o actuamos de forma

que hacemos de nuestra vida una vida para los dems, nuestras vidas se elevan ante los otros. Cuando somos capaces de abrazar enteramente nuestras propias vidas, descubrimos que lo que anhelamos tambin lo proclamamos. Una vida bienllevada es, por tanto, una vida para los dems. Yano nos preguntamos si nuestra vida es mejor o peor

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que la de los dems, y empezamos a ver clarameque cuando vivimos nuestra vida para los demno solamente estamos buscando nuestra individlidad sino que tambin proclamamos nuestro snico en el mosaico de la familia humana.

A menudo tendemos a mantener nuestras viescondidas. La vergenza y el sent ido de culplidad nos impiden dejar que los otros sepan lo vivimos. Pensamos: Si mi familia y mis amigonocieran las oscuras aspiraciones de mi corazmis extraos extravos mentales, me arrojaran dcompaa. Pero la realidad es todo lo contrarionos atrevemos a levantar nuestras copas y a deque nuestros compaeros vean lo que hay en elellos se animarn a levantar las suyas y a compacon nosotros sus secretos celosa, ansiosamente condidos. La mayor curacin t iene lugar a mencuando dejamos de sentirnos aislados por nuevergenza y nuestro sentido de culpabilidad, y cubrimos que otros, con mucha frecuencia, sielo que nosotros sentimos, piensan lo que pensay tienen los miedos, aprensiones y preocupacique nosotros tenemos.

Elevar nuestras copas significa compartir nuevida para celebrarla . Cuando nos convencemosque estamos llamados a abrir nuestras vidasnuestros amigos, nos atrevemos a arriesgarnoque los dems conozcan lo que estamos vivien

Una pregunta importante: Tenemos un crcde amigos fieles, en el que nos sentimos sufic

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temente seguros como para dejar que se nos conozca ntimamente y que nos exija una madurezcada vez mayor? Lo mismo que levantamos nuestras copas con personas en las que confiamos y alas que amamos, de la misma forma elevamos lacopa de nuestra vida en presencia y en beneficiode aquellos con los que no queremos tener secretosy con los que deseamos formar comunidad.

Cuando queremos beber nuestra copa y hacerlohasta el fondo, necesitamos a otros que quieran beber la suya con nosotros.

Necesi tamos una comunidad en la que la confesin y la celebracin estn siempre presentes a lavez. Tenemos que desear dejar que los otros nosconozcan si queremos luego celebrar la vida conellos. Cuando levantamos nuestra copa y decimospor la vida, tenemos que estar hablando de vidasreales, no solamente de vidas difciles, penosas, do-lorosas, sino tambin de vidas tan llenas de gozoque la celebracin se convierta en una respuestaespontnea .

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L A C O PA D E B E N D I C I N

Elevar la copa es ofrecer una bendicin. La cdel dolor y del gozo, cuando se eleva con y paraotros por la vida, se convierte en copa de bencin.

Recuerdo muy pocas ocasiones en las que copa del dolor o del gozo se haya convertido copa de bendicin. Hace unos pocos aos, uno los disminuidos de la comunidad de Daybreak

que pasar unos meses en un hospital psiquitrcerca de Toronto para que le hicieran una evalcin psicolgica. Se trata de Trevor. Trevor y yohabamos hecho amigos con los aos. l me quey yo le corresponda. Siempre que me vea llecorra hacia m con una sonrisa radiante. A meniba al campo y coga flores silvestres para ofremelas. Siempre quera ayudarme en las celebrac

nes de la eucarista y tena una gran sensibilidpara todo lo relacionado con las ceremonias y ritos.

Fui a visitarle mientras estuvo fuera de DaybrLlam al capelln del hospital y le pregunt si pvisitar a mi amigo. Me respondi que sera bienido y me pregunt si me pareca bien invitar a

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l l T i l S l D d E


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mer conmigo a unos cuantos ministros y sacerdotesde la zona, as como a algunos de los miembros delpersonal del hospital. Sin pensar demasiado las implicaciones que poda conllevar su peticin, le respond inmediatamente que s, que me parecabien.

Cuando llegu, a las once de la maana, estabanesperndome un grupo de personas del clero y delpersonal del hospital, y me dieron una bienvenidacalurosa. Mir a ver si encontraba entre ellos a Tre-vor, pero no estaba all. Le dije al capelln:

He venido a visitar a Trevor. Podis decirmednde puedo encontrarle?

Puedes estar con l despus de la comidame respondi .

Pero es que no le has invitado a comer? i nsist muy extraado. N o ,no me respondi. Es imposible. El per

sonal encargado del centro y los pacientes no pueden comer juntos. Adems, hemos reservado el Saln Dorad o p ara esta oca sin y jam s se ha permitido a un paciente entrar en esa sala. Es slopara el personal del centro.

Bueno le di je, slo comer con vosotros s ilo hace Trevor tambin. Somos grandes amigos. Hevenido por l, y estoy seguro de que le en ca nta runirse a nosotros en la comida.

Me di cuenta de una serie de reacciones contrapuestas ante mis palabras, pero despus de haberse consultado en voz baja, me dijeron que poda

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llevar a Trevor conmigo al Saln Dorado. Encoa mi amigo en los campos del hospital buscanflores. Cuando me vio, se le ilumin la cara, cohacia m como si nunca nos hubiramos separay me dijo:

Henr i ,aqu tienes unas flores.Juntos nos dirigimos al Saln Dorado. La m

estaba adornada con un gusto exquisi to y alredor de veinticinco personas se haban reunido torno a ella. Trevor y yo fuimos los ltimos ensentarnos.

Despus de la oracin, Trevor se dirigi hauna mesa auxiliar, donde haba toda clase de bbidas: vino, bebidas sin alcohol y zumos.

Henr i ,quiero una Coca-Cola me dijo.

Se la serv, llen un vaso de vino para m y va la mesa.

Los presentes apenas s hablaban. Muchos los invitados eran extraos entre s y estaban epezando a conocerse. La atmsfera general era un silencio hasta un poco solemne. En seguida pec a hablar con quien tena a mi derecha y prest demasiada atencin a Trevor. Pero de rep

te , l se puso de pie, cogi su vaso de Coca-Colo levant y dijo en voz alta con una gran sonrSeoras y seores.. . un brindis!Todos se callaron y se volvieron a mirar a Tre

con caras entre extraadas y preocupadas. Podleer sus pensamientos: Qu se le ocurrira a aqenfermo? Haba que tener cuidado.

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Pero Trevor no se preocupaba de nada de eso.Mir a todos y dijo:

Levantad vuestros vasos.Todos obedecieron. Y luego, como si fuera algo

absolutamente evidente, empez a cantar:Cuando eres feliz y lo sabes... levanta tu vaso...

Cuando eres feliz y lo sabes... levanta tu vaso.Cuando eres feliz y lo sabes, cuando eres feliz y losabes, cuando eres feliz y lo sabes... levanta tu vaso.

A medida que cantaba, las caras de las personasempezaron a relajarse y a dibujar en ellas unasonrisa. En seguida unos pocos se unieron a Trevor ensu canto, y muy pronto todos estaban de pie,cantando fuerte, dirigidos por Trevor.

Su brindis cambi radicalmente el ambiente delSaln Dorado. Haba unido a todas aquellas personas, extraas unas a otras, y les haba hechosentirse en su casa. Su maravillosa sonrisa y sugozo, exento de todo miedo, haba derribado lasbarreras entre el personal encargado y los enfermos y haba creado una familia feliz de personasque se preocupaban por las dems. Con esa nica

bendicin atpica, Trevor haba creado el climapara que el encuentro fuera agradable y fructfero.La copa del dolor y del gozo se haban convertidoen copa de bendicin.

Muchos se sienten malditos por Dios por la enfermedad, las prdidas, las disminuciones y los infortunios. Creen que su copa no contiene bendicin

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alguna. Es la copa de la ira de Dios, la copa Jeremas cuando dice:

El Seor, Dios de Israel me dijo: Toma de mi manoesta copa de vino llena de ira y dsela a beber a todaslas naciones a las que yo te enve, para que beban, setambaleen y deliren ante la espada que yo voy a mandarcontra ellas. Les dirs: As dice el Seor Tod opod erosoDios de Israel: Bebed, emborrachaos, vomitad, caedpara no levantaros ms bajo la espada que yo voy aenviar contra vosotros. Y si se niegan a tomar de tumano la copa y a beber, les dirs: As dice el Seor todopoderoso: Os aseguro que la beberis! Porque si comienzo a castigar a la ciudad en la que se invoca minombre, cmo vais a quedar vosotros impunes? Noquedaris sin castigo porque traer la espada contra todos los habitantes de la tierra, orculo del Seor todo

poderoso (Jr 25,15-16, 27-29).

sta no es la copa que hay que levantar por vida, porque slo contiene miserias. No es soprendente que nadie quiera acercarse al diosvengativo que nos pinta Jeremas. Ah no encontrambendicin alguna. Pero cuando Jess coge en sumanos la copa la vspera de su muerte, no es

copa de la ira, sino la de bendicin. Es la copa la nueva y eterna alianza, la copa que nos une cDios y unos a otros en una comunidad de amoPablo escribe a los Corintios: Os hablo comopersonas prudentes capaces de valorar lo que odigo. El cliz de bendicin que bendecimos, nos hace entrar en comunin con la sangre de Cr

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l i h el q e lo q e i imos en n momento dado co


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to, y el pan que partimos, no nos hace entrar encom un in con el cue rpo de Cristo? (1 Cor 10,15-16).

El inmenso sufrimiento de la humanidad puedeser entendido fcilmente como signo de la ira deDios,como un cast igo. A menudo fue entendido deesta manera, y an lo es. Dice el salmista: El Seortiene en la mano una copa, un vaso de vino drogado, que los malvados de la tierra beben y apuranhasta el fondo (Salmo 75,8). Y nosotros, mirandocon horror los males que azotan a nuestro mundo,decimos: Cmo puede existir un Dios amor cuando pasa todo esto? Debe ser un Dios cruel,rencoroso, ya que consiente que los seres humanossufran tanto!.

Sin embargo, Jess carg sobre s mismo todoeste sufrimiento y lo elev en la cruz, no como unamaldicin sino como una bendicin. Jess hizo dela copa de la ira de Dios la copa de la bendicin.se es el misterio de la eucarista. Jess muri pornosotros para que nosotros pudiramos vivir. Derram su sangre por nosotros para que encontrramos una vida nueva. Por nosotros se hizo un

proscri to para que pudiramos vivir en comunidad.Se hizo por nosotros alimento y bebida para quepudiramos alimentarnos para la vida eterna. Esoes lo que Jess quiso decir cuando cogi la copa ydijo:sta es la copa de la nueva alianza selladacon mi sangre, que se derram por vosotros(Le 22,30). La eucarista es ese sagrado misterio por

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el que lo que vivimos en un momento dado couna maldicin, io podemos vivir despus como bendicin.A partir de ella, nuestro sufrimiento puede ser ya un castigo. Jess lo transform en mino hacia una vida nueva. Su sangre, y tambinnuestra, puede convertirse ahora en sangre de mtires, sangre que testimonia una nueva alianza,

nueva comunin, una nueva comunidad.Cuando levantamos la copa de nuestra vida

compart imos con los dems nuestros gozos ysufrimientos en mutua vulnerabilidad, puede hacersesible entre nosotros la nueva alianza. La gran spresa reside en el hecho de que quien nos revenormalmente que nuestra copa es una copa bendicin es el ms pequeo entre nosotros.

Trevor hizo lo que ningn otro consigui. Trform un grupo de extraos en una comunidadamor por su sencilla e inconsciente bendicin. un hombre irrelevante, se convirti en un Cristoviente entre nosotros. La copa de la bendicin ecopa que los sencillos tienen que ofrecernos.

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P O R LA VIDA

Levantamos las copas de nuestras vidas para cmunicarnos vida mutuamente.En la comunidad de Daybreak, la celebracin f

tiva es una parte esencial de nuestra vida en cmn.Celebramos los cumpleaos y los aniversaricelebramos a los que llegan y a los que se van,nacimiento y la muerte, los compromisos contray los renovados.

En nuestra comunidad hay muchas pequefiestas. Son ocasiones normalmente felices duralas cuales comemos y bebemos, cantamos y baimos, pronunciamos discursos, hablamos y nos rmos mucho. Pero una celebracin es algo ms qsimplemente una fiesta. Es una ocasin paraanimarnos mutuamente, tanto si estamos en un bumomento como si no, y profundizar nuestrosvn

culos como comunidad. Celebrar la vida es levtarla, hacerla visible a los dems, afirmarla en concrecin real y dar gracias por ella.

Una celebracin absolutamente conmovedofue la que tuvo lugar con ocasin de la presencin delLife Story Bookde Bill.Este tipo de libroses una coleccin de fotografas, historias y cart

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secuenciadas a modo de biografa Cuando a los estaba listo y lleg el momento de celebrar no s


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secuenciadas a modo de biografa . Cuando a losdiecisis aos Bill lleg a Daybreak se trajo consigomuy pocos recuerdos. Haba vivido una infanciamuy problemtica y apenas alguna experiencia vlida de amor y amistad. Su pasado haba sido tannegativo, tan doloroso y tan solitario que se habadecidido por olvidarlo. Era un hombre sin historia.

Pero despus de veinticinco aos en Daybreak sehaba convert ido gradualmente en una persona diferente. Haba hecho amigos. Haba desarrolladouna estrecha relacin con una familia a la que visitaba los fines de semana y los das de fiesta, sehaba hecho socio de un club de jugadores de bolos, haba aprendido a trabajar la madera y viajabaconmigo a sitios lejanos, a ciudades populosas. A

lo largo de los aos, haba creado una vida quevala la pena recordar. Incluso encontr la libertady el coraje que le hicieron capaz de volver a evocaralgunas experiencias dolorosas de su niez y a suspadres muertos como a personas que le habandado la vida y el amor, a pesar de sus limitaciones.

Ahora ya tena bastante material para suLifeStory Book,aunque una bella historia llena de su

frimientos. Muchos amigos le haban escrito cartascontndole las cosas que recordaban de l. Otrosle haban enviado fotografas o recortes de peridicos en los que se hablaba de acontecimientos enlos que l haba participado, y otros le haban dedicado dibujos que expresaban lo mucho que lequeran.Despus de seis meses de trabajo, el libro

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estaba listo y lleg el momento de celebrar, no sel nuevo libro, sino la vida deBill,simbolizada porel libro.

Se reunieron muchas personas para la ocasien la capilla de Dayspring. Bill trajo el libro y lvant para que todos lo vieran. Era una gran cpeta de ani l las , encuadernada con tapas a todo c

lor, con muchas pginas decoradas ar t s t icamenAunque era el l ibro deBill,tambin materializaba elt rabajo de muchas otras personas.

Luego pronu nciam os una ben dicin sobre elbro y sobreBill,que lo mantena en sus manos, firmemente levantado. Ped a Dios que este libroayudara a Bil l a conseguir que muchas personconocieran al hombre extraordinario que es y

vida preciosa que llevaba en estos momentos. Tabin ped a Dios que ayudara a Bill a recordar momentos de su vida, sus gozos y sus penas, cun corazn agradecido .

Mientras yo rezaba, las lgrimas empezaronsurcar las mejillas deBill.Cuando termin, me abraz y se ech a llorar. Sus lgrimas caan sobre hombro mientras todos los que formaban el crc

nos miraban con una profunda comprensin deque estaba sucediendo. La vida de Bill haba selevada para ser vista por todos, y l haba sido paz de decir que era una vida por la que valapena dar gracias.

Ahora Bill lleva suLife Story Booken sus viajes.Lo ensea a la gente como un hombre que cr

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id l d l g l l d g l q h q


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que su vida no es algo de lo que tenga que avergonzarse. Al contrario, es un don para los dems.

La copa del dolor y del gozo, levantada para quelos dems la vean y la celebren, se convierte encopa de vida. Nos resulta muy sencillo vivir unas vidas truncadas por las cosas duras que nos han sucedido en nuestro pasado y que preferimos no recordar. A menudo las preocupaciones de nuestropasado nos parecen demasiado pesadas para soportarlas en solitario. La vergenza y el sentido deculpabilidad nos hacen ocultar parte de nosotrosmismos, y de esa forma vivimos a medias.

Pero necesitamos vivir nuestra vida en comunidad y vivirla completa, en plenitud. Necesitamos vivirla ms all de nuestro sentido de culpabilidad yde nuestra vergenza, y dar gracias no slo pornuestros xitos y logros, sino tambin por nuestrosfallos y nuestros defectos. Necesitamos que nuestras lgrimas fluyan libremente, lgrimas de pena ode gozo, lgrimas que son como la lluvia que caesobre la tierra reseca. Si levantamos as nuestravida en comunidad, todos juntos, podemos decirrealmente por la vida, porque todo lo que hemosvivido se convierte en tierra frtil de cara al futuro.

Pero elevar nuestra copa por la vida es muchoms que decir cosas buenas los unos de los otros.Es mucho ms que ofrecerse buenos deseos.Significa que tomamos todo lo que hemos vivido desdesiempre y lo traemos al momento presente como re-

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galo para los dems, un regalo que hay que cebrar.

En la mayora de los casos, solemos repasnuestras vidas y decimos: Agradezco las cosbuenas que me han trado hasta aqu. Pero cuado levantamos nuestra copa por la vida, debematrevernos a decir: Doy gracias por todo lo queha pasado y lo que me ha trado a este momentEsta gratitud que abarca todo nuestro pasado esque hace de nuestra vida un autntico regalo plos otros, porque borra la amargura, los resenmientos, los pesares y el revanchismo, la envidila rivalidad. Transforma nuestro pasado en un fructfero de cara al futuro, y hace de nuestra vde toda ella, algo que transmite vida.

El enorme individualismo de nuestra sociedad,la que se insiste tanto en el hacerse a s mismnos impide levantar nuestras vidas haca los demPero cada vez que nos atrevemos a dar un papara vencer nuestro miedo a ser vulnerables y a var nuestra copa, nuestras vidas y las de otras psonas f lorecern de forma absolutamente inesrada.

Luego, nosotros tambin encontraremos la fuza para beber nuestra copa y bebera hasta elfondo.

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III

BEBER LA COPA

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B E B E R

La copa que debemos beber es la copa que tomamos en nuestras manos y que levantamos.Tengo unos recuerdos muy vivos de mis primer

aos en la Universidad de Nimega, en HolandAcababa de ser ordenado sacerdote y el cardenaAlfrink me haba enviado a la universidad catlpara que me licenciara en psicologa. Pero antes dempezar el curso escolar, tuve que someterme a u

largo proceso de seleccin para ser aceptado en emundo estudiantil y convertirme en miembro de ucomunidad. Beber cerveza era uno de los medipara conseguir lo! Yo no estaba acostumbrado beber tanta cerveza y lo pas mal haciendo patenque no tena experiencia alguna en ese terrenoPero una vez que fui finalmente admitido en elmundo estudiantil , y despus de haber hecho alguno

amigos en el grupo, beber juntos se convirti una expresin de compartir la amistad, la atencipersonal al otro, la conversacin distendida,amigable y la profundizacin del compaerismo. Vmos a beber una cerveza!. Te tomas un cafconmigo?. Tomemos un t juntos!. Te invitouna Heineken. Qu, tomamos otro vaso d

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vino? Venga no seas tmido djame que te sirva cuando sal imos a comer fuera la primera pregun


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vino?. Venga, no seas tmido, djame que te sirvaotro...te lo mereces. Estas y otras expresiones semejantes creaban una atmsfera de compaerismoy de convivencia.

En cualquier pas o en cualquier cultura en quenos encontremos, beber juntos es un signo de amistad, de intimidad y de paz. Tener sed no es muchas

veces la razn principal para beber. Bebemos pararomper el hielo, para entablar una conversacin,para demostrar las buenas intenciones, para expresar la amistad y la buena voluntad, para prepararel escenario de un momento romntico, para serabierto, vulnerable, accesible. No es extrao que laspersonas que estn enfadadas con nosotros o quenos acusa n de que les fastidiam os, no acepten una

invitacin nuestra para beber con nosotros. Msbien dicen: Voy directamente al asunto que me hatrado aqu. Rechazar una invitacin a beber esevitar un cierto grado de intimidad.

En el peor de los casos, beber juntos es decir:Tenemos suficiente confianza mutua como parano envenenarnos el uno al otro. Y en el mejor, esdecir: Quiero estar ms cerca de ti y celebrar la

vida contigo. As se rompen las barreras que nosseparan y ese hecho nos invita a reconocer y acompart ir la humanidad. Por eso, beber juntos puede convertirse en un hecho espiritual, en afirmarnuestra unidad como hijos del mismo Dios.

El mundo est lleno de lugares destinados a beber: bares, pubs, salones de t y de caf. Incluso

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cuando sal imos a comer fuera, la primera pregundel camarero es siempre: Algo para beber?. Etambin la primera pregunta que hacemos a nuetros huspedes en cuanto entran en nuestra casa

Parece que en la mayora de las ocasiones enque bebemos, lo hacemos en un contexto en el qunos sentimos en casa con nosotros mismos, al m

nos durante algunos momentos, y a salvo con ldems. Beber una taza de caf para interrumpir trabajo un momento, hacer un alto en nuestraocupaciones de la tarde para tomar un t, un vinantes de comer, tomar una copa antes de ir a lcama, todos estos momentos nos sirven para decinos a nosotros mismos o a los dems: Es buenestar vivo ante todo lo que sucede alrededor,

quiero recordrmelo a m mismo.Beber la copa de la vida nos hace dueos de lque estamos viviendo. Es decir: sta es la vidapero tambin: Quiero que sta sea mi vida. Bebla copa de la vida es hacer nuestra e interiorizplenamente nuestra existencia nica, con todas supenas y sus gozos.

No es fcil hacerlo. Podemos sentirnos duran

mucho t iempo incapaces de aceptar nuestra propvida. Podemos estar luchando por conseguir unvida mejor, o al menos, diferente. A menudo se evan en nosotros profundas protestas contra nuestdestino. No hemos elegido nuestro pas, a nuestrpadres, el color de nuestrapiel,nuestra orientacinsexual.Tampoco hemos escogido nuestro carcter

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nuestra inteligencia nuestra apariencia fsica o y responder a ella desde el fondo de nuestros co


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nuestra inteligencia, nuestra apariencia fsica ociertos modos extraos de comportamiento. A vecesqueremos hacer todo lo posible para cambiar lascircunstancias de nuestras vidas. Nos gustara estaren otro cuerpo, haber vivido en otro tiempo o tenerotra manera de pensar. Puede surgir un grito deprotesta del fondo de nuestro ser: Por qu tengo

que ser esta persona? No he pedido serlo y no quiero serlo.Pero a medida que nos acostumbramos tranqui

lamente a nuestra propia realidad, a mirar con compasin nuestros dolores y alegras, y a medida quesomos capaces de descubrir el potencial nico denuestra manera de ser y de estar en el mundo, podemos ir ms all de nuestra protesta, podemos

acercar a nuestros labios la copa de nuestra viday bebera, despacio, con cuidado, pero hasta elfondo.

A menudo, cuando queremos consolar a las personas, les decimos: Bien, es triste que te haya pasado esto pero intenta sacar el mejor partido deello.Pero sacar el mejor partido de ello no es lomismo que beber la copa. Beber nuestra copa no

es simplemente adaptarnos a las malas situacionese intentar servirnos de ellas lo mejor posible. Bebernuestra copa es una manera de vivir con esperanza , con coraje y con confianza en nosotros mismos.Es estar en el mundo con la cabeza levantada, slidamente asentados en el conocimiento de quinessomos, es enfrentarnos a la realidad que nos rodea

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y responder a ella desde el fondo de nuestros corazones.

Las grandes figuras de la historia miraron profundamente al interior de sus copas y bebieron smiedo. Ya fueran famosos o no, saban que la vidque se les haba dado haba sido para que la vivieran en plenitud, en presencia de Dios y del puebde Dios, y as producir fruto. Se sentan, con sus ccunstancias reales, en la obligacin de hacer dsus vidas algo fructfero. Jess, el hijo del carpintede Nazaret De Nazaret puede salir algo bueno?, preguntaba la gente (Jn1,46), bebi sucopa hasta las heces. Todos sus discpulos lo hicieron tambin, de una forma diferente a como pudiran haberlo hecho.

La grandeza espiritual no tiene nada que ver coser mayor que los dems. Tiene mucho que ver collegar al nivel al que cada uno de nosotros tienque llegar. La verdadera santidad es precisamentbeber tu propia copa y confiar que as, asimilndoplenamente a tu propio caminar por la tierra, ques irremplazable, puedes llegar a ser una fuente desperanza para muchos. Vincent van Gogh, en medio de sus miserias y lacras interiores, crey sin ttubeo alguno en su vocacin por la pintura, y llegtodo lo lejos que pudo con el aparentemente pequeo baga je hum ano qu e tena. Algo parecido sucedi tambin en el caso de Francisco de Ass, dDorothy Day, de New York, y de scar Romero, d

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El Salvador. P ersonajes insignificantes, pero g ran 8


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El Salvador. P ersonajes insignificantes, pero g randes a la hora de beber sus copas totalmente.

Cmo podemos nosotros, en medio de nuestrasvidas diarias, beber nuestra copa, la copa del dolory la del gozo? Cmo podemos asimilarnostotalmente con lo que se nos ha dado? De alguna manera sabemos que cuando no bebemos nuestra

copa y as evitamos tanto el dolor como el gozo devivir, nuestras vidas se convierten en algo inautn-tico,falso, superficial, aburrido. Nos convertimos enmuecos movidos arriba y abajo, a izquierda y derecha por los titiriteros de este mundo. Nos convertimos en objetos, vctimas de los intereses y deseosde otras personas. Pero no tenemos que servctimas. Podemos elegir beber la copa de nuestra vida

con la profunda conviccin de que, bebindola,conseguiremos nuestra autnt ica l ibertad. As descubriremos que la copa del dolor y del gozo queestamos bebiendo, es la copa de la salvacin.

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L A COPA DE LA SALVACIN

Gordie Henry, que tiene el sndrome de Down, euno de los miembros fundacionales de la comundad de Daybreak. Una vez me dijo:

Lo bueno de nuestra vida es que hacemos muchos amigos. Y lo duro en ella es que muchos desos amigos abandonan la comunidad.

Con esa sencilla observacin, Gordie tocaba epunto exacto en el que el gozo y el dolor se entr

lazan. Al haber sido durante mucho tiempo miembro de Daybreak, Gordie ha conocido a muchoasistentes, que han compartido con l su vida. Havenido de distintos pases, a veces para un veranootras para un ao, a veces para muchos aos. Todos han querido mucho a Gordie, y Gordie acabpor quererlos a ellos. Se crean profundas afiniddes, lazos muy fuertes y una autntica amistad.

Pero antes o despus, los asistentes deben marcharse. Algunos se casan, otros vuelven a sus estudios, algunos pierden sus permisos de trabajo, ecier tos casos buscan una nueva orientacin parasus vidas o descubren que la comunidad no espara ellos. Gordie, sin embargo, se quedaba ysent a el gran dolor de tantas separaciones.

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Un da Jean Vanler el fundador de El Arca vino Sabis vuestro gozo y vuestra pena os ofrec


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Un da, Jean Vanler, el fundador de El Arca, vinoa visitar Daybreak. Reuni a toda la comunidad ydijo:

Qu preguntas deseis hacerme?Thelus, uno de los miembros primeros, que haba

vivido en Daybreak tanto tiempo como Gordie, levant la mano y dijo:

Por qu las personas se van continuam ente?Vanier comprendi que la pregunta no se laplan

teaba slo Thelus, sino tambin Gordie y todos losmiembros que llevaban un largo perodo de tiempoen Daybreak.

Se acerc a ella amablemente y le dijo:Sabes, Thelus, que sa es la pregunta ms im

portante que puedes hacer? Porque t y muchosotros quieren hacer de Daybreak su hogar, el lugardonde sentirse amados y protegidos. Qu significaentonces que tan a menudo personas a las quequieres y que te quieren dejen tu hogar, a veces porel bien de todos? Por qu te ves obligada a sentirel dolor de tantas partidas? Podra parecer que laspersonas no te quieren! Porque si te quieren, por

qu te dejan?Mientras hablaba, todos lo escuchaban con mucha atencin. Se daban cuenta de que aquel hombre comprenda realmente su pena y se preocupaba sinceramente de ellos. Queran escuchar lo quetena que decir les . Con gran amabil idad y compasin,Jean mir a todos los que escuchaban y dijo:

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Sabis, vuestro gozo y vuestra pena os ofrecel privilegio de encomendaros una misin. Los vienen a vivir con vosotros, de los que recibistmucho y a los que disteis mucho, no os abandonLos enviis de vuelta a sus colegios, a sus hogary a sus familias, para que lleven a esos sitios aldel amor que han vivido con vosotros. Es duro,penoso dejarlos marchar. Pero cuando os decuenta de que eso es una misin, seris capaces denviar a vuestros amigos a continuar su viaje perder el gozo que os han trado a vosotros.

Estas senci l las palabras calaron profundamenen nuestros corazones porque nos hicieron ver un modo diferente lo que hasta ahora veamcomo una ruptura dolorosa. La copa del gozo yla alegra se haba convertido en copa de salvaci

Slo es posible beber la copa del dolor y del gcuando nos trae la salud, la fuerza, la libertad,esperanza, el coraje, una vida nueva. Nadie bebela copa de la vida cuando nos pone enfermoshace que nos sintamos miserables. Slo podembebera cuando es la copa de la salvacin.

Esto est expresado bellamente en el salmo 11

El Seor es benigno y justo,nuestro Dios es todo ternura...Yo segua confiando, aunque dijera:Qu desgraciado soy!.En mi afliccin deca:No se puede confiar en nadie.

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Cmo pagar al Seor se cambi por Crucifcalo! Jess acept to


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p gtodo el bien que me ha hecho?Levantar la copa de la salvacininvocando su nombre.

(Sal 116,5.10-13)

Aqu el beber la copa pierde su categora de misterio. La llegada y la marcha de los amigos, las experiencias del amor y de la traicin, del cuidado yde la indiferencia, de la generosidad y de la tacaera, pueden convertirse en el camino de la verdad era salva cin h um an a. S, las person as que nosaman tambin nos desi lusionan; algunos momentosde gran satisfaccin tambin nos revelan necesidades insatisfechas; estar en el hogar tambin nosmuestra nuestra condicin de personas sin hogar.Pero todas estas tensiones pueden crear en nosotros ese profundo anhelo de plena libertad que estms all de todas las estructuras de nuestro mundo.

Est claro que hay una misin que emerge deuna vida que nunca es puro dolor o puro gozo, unamisin que nos hace movernos ms all de nues

tras limitaciones humanas y alcanzar la libertad total, la redencin completa, la salvacin ltima.Jess bebi la copa de su vida. Experiment la

alabanza, la adulacin, la admiracin y una inmensa popularidad. Tambin el rechazo, el ridculo y elodio de las masas. En un momento dado, la gentegrit: Hosanna; al cabo de unos das, aquel grito

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se cambi por Crucifcalo!. Jess acept toeso, no como un hroe primero adorado y despvilipendiado, sino como quien ha venido a cumuna misin, y supo centrarse en esa su misin, fran cuales fueran las respuestas de los dems. Jss asimil interiormente en toda su profundidacomo parte de su misin, el hecho de tener que

ber la copa de su vida para cumplir el trabajo su Abba, su Padre querido, le haba encomendaSaba que beber la copa de su vida le traera labertad, la glora y la plenitud. Saba que beber copa le conducira ms all de la trampa de emundo para completar la liberacin, de la agode la muerte al esplendor de la resurreccin. Econocimiento tena poco que ver con la compr

sin o el conocimiento intelectual. Era un conmiento de un corazn cultivado en el jardn amor eterno.

Por tanto, la copa que quera beber Jess y qbebi hasta vaciarla por completo se convirti ecopa de la salvacin.

En el huerto de Getseman, el huerto del mieel corazn de Jess grit con el salmista: No

puede confiar en el hombre.. . Beber la copa desalvacin e invocar el nombre del Seor. Bebecopa de la salvacin significa vaciar la copa dellor y del gozo para que Dios pueda llenarla de vpura.

La salvacin habla de ser salvado. Pero qu necesitamos ser salvados? La respuesta trad

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cional y la buena es del pecado y de la muerte de la ley.En cuanto a las consecuencias de eso


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cional,y la buena, es del pecado y de la muerte.Estamos cogidos en la trampa del pecado y de lamuerte como en una trampa de cazador.

Cuando pensamos un momento en las dist intasadicciones a lcoho l , droga , com ida , juego, sexonos hacemos una idea de esa trampa.

Adems, ah estn siempre presentes nuestras infinitas compulsiones. Podemos sentirnos impulsados a actuar, a hablar e incluso a pensar de unamanera o de otra sin ser capaces de escoger otrocamino. Cuando las personas dicen: Antes de salirde la habitacin, limpia el aire que has respirado,porque si no le va a dar un ataque de nervios, ohaga lo que haga, ella siempre se lava antes lasmanos, sabemos que estamos tratando con gente

compulsiva.Adems, todos tenemos nuestras obsesiones.

Una idea, unplan, una aficin pueden obcecarnoshasta tal punto que nos convertimos en sus esclavos.

Estas adicciones, compulsiones y obsesiones revelan nuestras propias trampas. Nos hacen vernuestra condicin de pecadores, porque nos arre

batan nuestra preciosa libertad como hijos de Diosy por tanto nos esclavizan a un mundo estrecho yencogido. El pecado nos hace crear nuestras propias vidas, de acuerdo con nuestros deseos, ignorando la copa que se nos ha dado. El pecado noshace autoindulgentes. San Pablo dice: Pero si osdejis llevar por el Espritu, no estis bajo el dominio

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ydesordenados apet i tos, son bien conocidas: forcac in ,impureza, desenfreno, idolatra, hechicerenemistades, discordias, rivalidad, ira, egosmo,sensiones, cismas, envidias, borracheras, orgascosas semejantes. Los que hacen tales cosas, os repito ahora, como os lo dije antes, no heredarn

reino de Dios (Gal 5,18-21).La muerte tambin nos apresa en su trampa. N

rodea por todas partes: la amenaza de muerte nclear, los conflictos nacionales y tnicos; la muresultante del hambre y el abandono; la muerte aborto o eutanasia, y la muerte que nos llega pinnumerables enfermedades que azotan a la hmanidad, especialmente el sida y el cncer. Ms

de o ms temprano nos haremos conscientes dhecho fatal de nuestra propia muerte. En cualqudireccin que tomemos se hace presente la mueno abandonndonos jams. No pasa ni un solo en el que no nos preocupemos por la salud de gn miembro de la familia, de un amigo o ponuestra. No pasa un solo da en que dejemos recordar las trampas, los lazos de la muerte.

El pecado y la muerte nos hacen caer en su trapa. Beber la copa, como hizo Jess, es la forma evitar la trampa. Es el camino de nuestra salvacEs un camino difcil , doloroso, un camino que remos evitar a toda costa. A menudo, incluso, rece un camino imposible. Es cierto que, en el cde que no queramos beber nuestra copa, la liber

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nos rehuir. No se trata de la libertad que nace des 9


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nos rehuir. No

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