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    Cuando el saber se especializa, crece el volumen total de lacultura. sta es la ilusin y consuelo de los especialistas

    (EnJuan de Mairena, de Antonio Machado)

    Resumen

    El cambio en los objetivos y en los instrumentos de intervencin de las polticas pblicasno siempre comporta el desarrollo de nuevas perspectivas y metodologas para su evaluacin.El caso de las polticas culturales ejemplifica esta realidad. Por un lado, han adquirido unrol fundamental en el desarrollo territorial que busca integrar una economa del conoci-miento con la cohesin social, la gobernanza y la sostenibilidad. Sin embargo, su perspec-tiva de evaluacin contina centrada en criterios estticos, de consumo cultural o, sim-plemente, en las externalidades de la cultura. As, este artculo contribuye al desarrollo demetodologas para evaluar de forma cientfica el retorno social de las polticas culturales,su valor pblico y los beneficios producidos para la ciudadana.

    Palabras clave: polticas pblicas; evaluacin de polticas; polticas culturales; valor pbli-co de la cultura.

    Abstract. New Policies, New Perspectives, and Methodologies of Evaluation: How to Evaluatethe Social Return of Cultural Policies?

    Change in policy objectives and instruments does not always entail the development ofnew perspectives and strategies for policy evaluation. Cultural policies exemplify these cir-cumstances. On the one hand, they have achieved a crucial role in the territorial develop-ment which tries to integrate knowledge economy with social cohesion, governance, and

    Queremos agradecer a Joan Subirats Humet y Xavier Fina Rib, directores de la investigacinEl retorno social de las polticas culturales, realizada con la colaboracin del Departamentde Cultura de la Generalitat de Catalunya.

    Papers 2011, 96/2 477-500

    Nuevas polticas, nuevas miradas y metodologasde evaluacin. Cmo evaluar el retorno social

    de las polticas culturales?

    Nicols BarbieriAdriana PartalEva MerinoUniversitat Autnoma de [email protected]

    Recibido: 23-06-2009Aceptado: 30-06-2010

    http://creativecommons.org/licenses/by-nc/3.0/es/
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    sustainability but on the other hand, their policy evaluation perspectives remain focused onaesthetic and cultural consumption criteria, or simply in culture externalities. Thus, this arti-cle contributes to the development of methodologies that evaluate scientifically the social

    return of cultural policies, their public value and benefits for citizens.Key words: public policy; policy evaluation; cultural policy; public value of culture.

    Introduccin: conceptos clave y objetivos

    Analizar el campo de las polticas pblicas culturales implica enfrentarse, enprimer lugar, a un reto conceptual. Delimitar, aunque solo sea de forma ope-racional, el campo de la cultura y el de las polticas pblicas que se pretendeestudiar es enfrentarse con palabras que nacen y evolucionan en situacionescambiantes relacionadas con el ejercicio del poder. Cada aplicacin del trmi-no cultura (y del depoltica cultural) implica su redefinicin, y el desgaste faci-lita su utilizacin poco rigurosa y a veces incluso demaggica. Definir aque-llo que es intrnsecamente histrico es tarea condenada a la caducidad, peroesto no puede implicar la renuncia a conseguir coherencia en las estructurastericas y un cierto control conceptual sobre diferentes mbitos de la realidad,siempre que se reconozcan sus limitaciones y debilidades.

    La poltica cultural se refiere a los soportes institucionales que canalizantanto la creatividad esttica como los estilos colectivos de vida: es (o mejor,

    quiere ser) un puente entre los registros esttico y antropolgico (Miller yYdice, 2004). Si bien se trata de una herramienta mucho ms compleja quela idea de algunos artistas empleados por el rey en la corte, no es hasta el siglo XXque organismos como la UNESCO se abocan a formular una definicin decultura y a controlar conceptualmente el espacio de la poltica cultural. Lacultura se identifica entonces con el conjunto de las artes y las letras, los modusvivendi, los derechos humanos fundamentales, los sistemas de valores y las cre-encias de una sociedad o grupo social (UNESCO, 1982: 1). Se acenta, as,progresivamente el papel de las polticas culturales, que se definen, por unlado, como un instrumento de promocin de bienes y servicios culturales

    (cultura en sentido pragmtico) y, por otro, como herramienta que puedetransformar las relaciones sociales, dar soporte a la diversidad e incidir en lavida ciudadana (visin valorativa de la cultura).

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    Sumario

    1. Introduccin: conceptos clave y objetivos

    Una mirada del retorno social: el acentoen las externalidades de la cultura

    Lmites de la perspectiva instrumental del

    retorno social de las polticas culturalesNuevas miradas sobre el retorno social de

    las polticas culturales

    Nuevas perspectivas, nuevos indicadores?

    Nuevos indicadores, antiguos problemas?

    Una propuesta de doce ndices delretorno social de las polticas culturales

    Consideraciones finalesReferencias bibliogrficas

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    Ahora bien, para comprender la evolucin del campo de accin de las pol-ticas culturales, puede resultar de utilidad observar los objetivos que se le hanreconocido tradicionalmente y las variaciones en este sentido. Se trata de unprimer paso que resulta fundamental para la construccin coherente y precisade los criterios de evaluacin de dichas polticas.

    Tras la Segunda Guerra Mundial, con el reto comn de la reconstruccinnacional y cultural que presentan muchos estados, la poltica cultural adquie-re, en el mundo occidental, un carcter institucional significativo. Mientras elmbito anglosajn consolida una poltica pblica centrada en los incentivosfiscales, en un sistema basado en el principio del arms lenght(distancia quebusca impedir la injerencia gubernamental en la gestin del apoyo a las artes yla cultura), el modelo continental europeo encabezado por Francia se vuelcaa la intervencin directa de la Administracin. El principio de democratiza-cin de la cultura gua la mayora de polticas de los estados de bienestar, y laintervencin gubernamental se centra en el fomento de la libre creacin arts-tica, la promocin de la oferta cultural de calidad (y del acceso a ella) y la pro-teccin del patrimonio.

    A estos modelos se sumarn las polticas pblicas de fomento de la demo-cracia cultural, con la promocin de espacios de participacin y expresinsocial. Tiempo despus, con la consolidacin del concepto de industrias cul-turales, la accin de gobierno buscar apoyar a la actividad artstica y profe-sional, a los creadores y al desarrollo de los llamados sectores culturales. De

    forma complementaria, otro objetivo prioritario ser el estmulo de la deman-da cultural. Por lo tanto, el consumo cultural se consolida como indicador deldesarrollo cultural de la sociedad e incluso, en algn caso, como criterio deevaluacin de las polticas pblicas.

    En definitiva, reconociendo la capacidad y la legitimidad de las polticasculturales para contribuir a la mejora de las capacidades creativas estticasde las personas, a la profesionalizacin y consolidacin de los sectores de lasartes y la cultura, as como su aportacin al desarrollo econmico, los cam-bios recientes en los objetivos que parecen asumir las polticas culturalesvuelven necesario ampliar la perspectiva de anlisis. Por eso este artculo

    identifica los aspectos ms importantes del proceso de expansin del campode actuacin de las polticas culturales. Si diferentes actores esperan que laspolticas culturales se integren en la promocin de diferentes objetivos (cohe-sin social, interculturalidad, educacin, regeneracin urbana, participacinpoltica y gobernanza, seguridad y paz, sostenibilidad, etc.), resulta lgica lanecesidad de replantear los modelos de evaluacin basados en criterios estric-tamente de eficiencia econmica y/o en base a criterios estticos y de con-sumo cultural.

    Pero esta tarea no puede afrontarse sin un anlisis ni una valoracin pre-via de la incidencia real de la accin cultural en la mejora de la calidad de vida

    de las personas, los beneficios para la ciudadana y la contribucin al desarro-llo de sociedades cohesionadas y sostenibles. En qu esferas de la realidadsocial y, sobre todo, de qu manera repercuten de forma significativa las accio-

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    nes culturales que promueven las polticas pblicas? Cul es el valor pblicoque aaden? Como se puede medir este impacto?

    Este artculo pretende generar conocimiento til sobre estas cuestiones yavanzar en la creacin de instrumentos para diagnosticar el rendimiento de laspolticas culturales pblicas. Para ello, se parte del anlisis de la perspectivasobre el retorno social de las polticas culturales que, en buena medida, se haido consolidando desde la dcada de 1980. Se advierte, tras dicho anlisis, queun nfasis desmesurado en las externalidades de la cultura y una consecuentedireccin acrtica en la evaluacin de las polticas culturales pueden resultarcontraproducentes para su legitimidad y capacidad de incidencia. A conti-nuacin, se busca contribuir a la construccin de una mirada alternativa sobreel retorno social de las polticas culturales y a la mejora en los criterios de suevaluacin. Se presentan nueve ejes para describir el valor pblico de las accio-nes de las organizaciones culturales, outcomes, no necesariamente vinculadosa categoras instrumentales. Finalmente, tras una revisin del estado actual dela cuestin sobre los indicadores de polticas culturales a nivel internacional,se advierte y se ejemplifica sobre algunas de las tendencias ms nocivas en lautilizacin de indicadores en las polticas pblicas. Teniendo en cuenta que laconstruccin de indicadores no es una tarea nicamente tcnica, se elaborauna propuesta que incluye un conjunto de ndices considerados como ms sig-nificativos y apropiados para dar cuenta del retorno social de las polticas cul-turales. Se incluye tambin una reflexin sobre los criterios para poder medir

    la calidad y la envergadura de los indicadores en la evaluacin de polticaspblicas.Como apunte metodolgico, este anlisis parte de la comparacin de casos

    internacionales significativos en el estudio del retorno social de las polticasculturales. Para ello, se ha realizado un trabajo de anlisis documental a par-tir de la bsqueda de fuentes publicadas en un mbito internacional, inclu-yendo bibliografa cientfica, informes y presentaciones de experiencias signi-ficativas desarrolladas por diferentes instituciones, as como sistemas deindicadores y bases de datos disponibles. Esta revisin bibliogrfica se ha rea-lizado teniendo en cuenta los mbitos sectoriales de incidencia de las polticas

    culturales en la sociedad (educacin, salud, bienestar social, medio ambiente,etc.), pero tambin, y fundamentalmente, los atributos y los valores que lasacciones culturales promovidas por las polticas culturales contribuyen a desa-rrollar en la ciudadana.

    El alcance de nuestro anlisis y nuestra propuesta depende, lgicamente,de las distintas tradiciones de polticas culturales y, sobre todo, del nivel dedesarrollo que tenga en cada pas la implementacin de polticas culturales y lareflexin y la evaluacin sobre su retorno social. Ahora bien, este artculo tienecomo objetivo producir un tipo de conocimiento generalizable de forma limi-tada (Ragin, 1987) a un tipo de poltica pblica. Por un lado, cabe destacar

    que los modelos clsicos de polticas culturales comienzan a resultar caducos einadecuados para atender a las expectativas y resolver los dilemas actuales, porlo que sus lmites se desdibujan y dan paso a nuevas configuraciones institu-

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    cionales. Y, por otro, si bien el anlisis del retorno social de las polticas cul-turales ha venido despertando cada vez ms atencin, todava es una tarea rela-tivamente indita. En este sentido, la utilizacin de fuentes mayoritariamenteanglosajonas en nuestro estudio es el reflejo de la preeminencia de ese origen,tanto en la implementacin de polticas como en su anlisis cientfico. Se tratade una decisin basada en la disponibilidad de informacin y su alcance ana-ltico, pero tambin en una valoracin de la relevancia emprica de las polti-cas analizadas.

    Una mirada del retorno social: el acento en las externalidades de la cultura

    Las primeras referencias documentadas sobre el anlisis del impacto social delas polticas culturales se remontan a mediados de la dcada de 1980. A partirde ese momento, tanto las experiencias de implementacin de polticas pbli-cas como los estudios referidos a ese tipo de impacto han ido ganando msimportancia y relevancia para los agentes implicados.

    La perspectiva que han adoptado las polticas que intentan poner de mani-fiesto la importancia de la accin cultural para el desarrollo de las sociedades,pero tambin la de muchas de las investigaciones cientficas sobre esta cues-tin, han centrado su atencin en la externalidades de la cultura. Se enfatizala supuesta capacidad de las polticas culturales para contribuir al desarrollode los objetivos de otras polticas pblicas sectoriales, para facilitar la conse-

    cucin de los objetivos de la accin pblica en otros mbitos y agendas: edu-cacin, salud, medio ambiente, seguridad, urbanismo, etc. Se defiende y seargumenta as en favor de la funcin instrumental de la accin cultural querecibe apoyo por parte de la Administracin pblica. Para analizar esta pers-pectiva, presentamos de forma sinttica tres mbitos de polticas pblicas sig-nificativos, y a la vez diversos, en lo que respecta a los vnculos con las polti-cas culturales y su impacto social. Un sector tradicionalmente vinculado a laspolticas culturales (educacin), un campo que, desde su consolidacin, haestablecido puentes con el mbito de la cultura (medio ambiente) y, final-mente, un mbito (salud) que se puede considerar ms reciente en lo que se

    refiere al retorno social de las polticas culturales.En primer lugar, resulta extensa la bibliografa (sobre todo anglosajona)que analiza las aportaciones de la cultura al mbito de la educacin, as comolas iniciativas polticas desarrolladas en este sentido. Los vnculos entre estosdos mbitos se presentan generalmente bajo la idea que el arte y la cultura pue-den contribuir al desarrollo de capacidades y competencias personales, profe-sionales y laborales de las personas; por ejemplo: las oportunidades generadasen los programas educativos de formacin continuada a lo largo de la vida (LifeLong Learning) o la creatividad y las competencias interpersonales adquiridasa travs de la participacin en actividades culturales. Por su parte, se seala la

    aportacin del arte y la cultura como un elemento ms en la ampliacin y lamejora del sistema educativo. Casi identificado como contrapartida, se argu-menta que las experiencias educativas vinculadas con estos campos generan, a

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    largo plazo, un incremento del inters en las artes y la cultura por parte delcolectivo de estudiantes1.

    En segundo lugar, cabe destacar que las polticas culturales han vinculadoparte de sus objetivos e instrumentos de intervencin a aquellos planteadosdesde las polticas medioambientales. La accin cultural ha significado unacontribucin a la consecucin de objetivos planteados desde el mbito de lapromocin del medio ambiente, y especialmente la nocin de sostenibilidadvinculada a la de ecologa. De forma explcita, se excluye de esta seccin eldebate sobre las relaciones entre el desarrollo de polticas culturales y lo quese ha convenido en llamar procesos de regeneracin urbana, sobre el que vol-veremos en los apartados finales del artculo.

    En cualquier caso, resulta importante remarcar que la idea de sostenibilidadcultural ha ido cobrando cada vez ms relevancia, tanto en la literatura acad-mica internacional como en muchas de las iniciativas de polticas pblicas cul-turales2. Al menos, se identifican tres dimensiones con las que se vincula elconcepto de sostenibilidad cultural: econmica, social y tecnolgica (Jeannotte,2008). Lgicamente, si nos centramos en el impacto social de las polticas cul-turales que adoptan esta estrategia, la dimensin social resulta la ms destaca-ble. En este sentido, uno de los autores ms reconocidos y adoptados en buenaparte por las polticas culturales en Australia es Jon Hawkes (2001). En sumodelo de desarrollo sostenible, la vitalidad cultural es un elemento central yestratgico. Se trata del cuarto pilar (conjuntamente con la equidad social, la res-

    ponsabilidad medioambiental y la vitalidad econmica) necesario para conse-guir un desarrollo sostenible de las sociedades.Finalmente, el mbito de la salud ha adquirido una importancia crecien-

    te en iniciativas pblicas y en los estudios sobre el impacto social de las polticasculturales. Nuevamente, la gran mayora desarrolladas en pases anglosajones.As, la bibliografa acadmica (Matarassso, 1997; Cave y Couts, 2002; Millsy Brown, 2004; Duxbury et al., 2007) ha propuesto como retorno social dela accin promovida por las polticas culturales la mejora integral de la salud fsi-ca, mental y psquica de las personas. Este hecho se concreta, segn el casoanalizado, en diferentes aspectos y niveles: en las mejoras en las infraestructu-

    ras de asistencia sanitaria, en los tratamientos mdicos o, directamente, en losresultados finales sobre la salud de las personas. Por su parte, diferentes inves-tigadores (Barraket, 2005; Matarasso, 1997; Mills y Brown, 2004) han iden-tificado, sobre todo en el Reino Unido, Canad y Australia, un inters cre-

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    1. Son casos significativos, en este sentido, las polticas pblicas (y particularmente las locales)de Inglaterra, Irlanda y Escocia, con investigaciones y programas especficos impulsadospor sus consejos de las artes (arts councils). Se puede encontrar una descripcin y un anli-sis en Ruiz (2004) o Scottish Arts Council (2008).

    2. Este tipo de enfoques est presente en anlisis de polticas culturales implementadas enNueva Zelanda, Australia, Canad o Escocia. Desde diferentes puntos de vista, se estudianlos efectos del arte pblico sobre el territorio (Morris y Cant, 2004), el impulso a corrien-tes de artistas como la denominada eco-arts(Duxbury et al., 2007) o el papel de la culturaen estrategias de desarrollo sostenible (Mills y Brown, 2004).

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    ciente en la incorporacin de la dimensin social en las polticas sanitarias.Esta mirada, que vincula la salud con el bienestar individual y social de las per-sonas, parte de la idea de que las actividades artsticas y culturales (y el accesoy participacin en ellas) pueden generar diferentes beneficios para los pacien-tes en particular, pero tambin para la ciudadana en general.

    Como sntesis de estas tres perspectivas, en la tabla 1 se presentan los mbi-

    tos de repercusin de las polticas culturales y los efectos de la accin culturalde carcter pblico que esta perspectiva de anlisis ha destacado.

    Lmites de la perspectiva instrumental del retorno socialde las polticas culturales

    Una de las caractersticas ms relevantes de la perspectiva presentada es quese impulsa sobre todo desde experiencias e iniciativas pblicas de gobiernoslocales. Polticos y otros agentes implicados en la formulacin de las polticaspblicas en este nivel se interesan por las capacidades instrumentales del arte

    y la cultura. En este proceso, resulta crucial el hecho de que los profesionalesde la cultura tengan, desde hace un tiempo, un nivel de visibilidad ms altaen la arena poltica, pero, sobre todo, que esta visibilidad haya sido acompa-

    Tabla 1. El retorno social de las polticas culturales: perspectiva tradicional instrumental

    mbito de repercusin Algunos efectos de las polticas culturales

    Educacin Incremento de las competencias transferibles a lafutura vida laboral y profesional.Aumento de la asistencia regular de los alumnos

    y de la continuidad de los estudios.Mejora de los vnculos entre la escuela y la comunidad.Mejora en la infraestructura y en los recursos de las

    escuelas.Medio ambiente Incremento de las relaciones de las personas con el

    entorno natural.Conservacin y preservacin del patrimonio

    arquitectnico y natural.Promocin de productos y servicios ecolgicamente

    sostenibles.Difusin del desarrollo medioambiental sostenible.Creacin de espacios de debate sobre los problemas

    globales relativos al medio ambiente.Salud Mejora del entorno, el espacio y la difusin de la salud

    pblica.Mejora de los tratamientos (el arte como instrumento

    teraputico).Incremento de la actividad fsica y mental de los

    pacientes.Fuente: elaboracin propia.

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    ada de una capacidad creciente del sector para aprovechar y explotar recur-sos econmicos asociados a presupuestos de otras polticas sectoriales (Belfiore,2002 y 2006).

    En definitiva, las transformaciones econmicas, sociales y polticas de fina-les de los 70 y principios de los 80 son el contexto en el cual, ante el pocopeso estructural de las polticas culturales (comparado con otras polticas pbli-cas), sobre todo a nivel local, los agentes culturales reciben demandas para legi-timar sus actuaciones con argumentos de tipo econmico y social. Se trata deun fenmeno denominadopolicy attachment(Gray, 2007; Belfiore, 2006), esdecir, una estrategia que permite a un sector de polticas pblicas que tiene unpeso en los presupuestos pblicos relativamente bajo poder obtener recursosque le permitan conseguir sus objetivos.

    Sin subestimar el impacto positivo de las iniciativas presentadas hasta aqu,y del conocimiento generado en las investigaciones cientficas, resulta til refle-xionar sobre algunas de sus debilidades y tambin sobre las alternativas posibles.El proceso expansivo de la accin cultural, su vinculacin directa con los obje-tivos de otros mbitos y polticas pblicas, puede derivar tanto en la sobreva-loracin de su impacto real, como en la falta de profundidad conceptual en elanlisis de sus resultados. El nfasis desmesurado y una direccin acrtica enla evaluacin de las polticas pblicas culturales resultan contraproducentespara su legitimidad y para su capacidad de incidencia real en la atencin delas necesidades de la ciudadana.

    Esta mirada, basada en las externalidades generadas por las polticas cul-turales sin un necesario contrapunto crtico, ha generado expectativas y pre-siones desmesuradas sobre los agentes culturales. As, se llega a asumir que laaccin cultural financiada con recursos pblicos debe concentrarse en atenderprioridades de otras reas de polticas y contribuir activamente a lograr susobjetivos (Belfiore, 2006). Eso comporta que, en lugar de debatir sobre qu ycmo hacen su tarea, las organizaciones e instituciones culturales necesitandemostrar de qu manera han contribuido a resolver las problemticas instaladasen las agendas polticas ms amplias, como, por ejemplo, la prevencin deldelito o el fracaso escolar.

    Ante esta falta de reflexin y evaluacin de las cualidades intrnsecas de lacultura, una perspectiva alternativa busca reconocer, ms all del impacto socialde la cultura, su valor pblico (Holden, 2004). Se seala la necesidad de desa-rrollar un lenguaje que reconozca los elementos afectivos, intangibles, de la expe-riencia y la prctica cultural. Un hecho que no va en detrimento de la reco-leccin de datos cuantitativos que miden el impacto de la cultura. Se trata dedesarrollar polticas culturales que fomenten una cultura segura de su propiovalor. Y poder impulsar una evaluacin del valor pblico de las acciones de lasorganizaciones culturales, de los outcomesno necesariamente vinculados a cate-goras instrumentales. Se trata, en definitiva, de encontrar las vinculaciones de

    la cultura con valores permanentes como la equidad y la justicia.La tabla 2 compara los elementos significativos de la primera mirada ana-lizada, aquella que se ha ido consolidando desde la dcada de 1980 entre las

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    iniciativas polticas y las investigaciones cientficas, con los que presenta estasegunda lectura, en buena parte crtica con la perspectiva instrumental.

    Por lo tanto, teniendo en cuenta que uno de los objetivos de este artculoes construir mejores criterios de evaluacin de la accin pblica en materia decultura, en la seccin siguiente se ha querido incorporar una mirada transversalque ayude a identificar aquellos elementos donde la accin cultural producebeneficios para la ciudadana. Se trata de los efectos ms significativos de laspolticas culturales que pueden resultar tiles para construir una mirada trans-versal sobre el valor pblico de la cultura. El retorno social queda caracterizado,de esta manera, de forma equilibrada entre las capacidades instrumentales yestratgicas de la accin cultural y su valor pblico y a la vez intrnseco.

    Nuevas miradas sobre el retorno social de las polticas culturales

    Cmo construir entonces un concepto slido, riguroso y profundo que dcuenta de lo que significa el valor pblico de las polticas culturales, su retornosocial? Cmo conseguir que esa idea resulte de utilidad para el desarrollo demetodologas ms completas para la evaluacin de dichas polticas? Cmoreconocer, al mismo tiempo, la importancia de la accin cultural para la calidadde vida de las personas y sus limitaciones? Con nimo de abrir ms que de con-cluir el debate, se presentan a continuacin nueve ejes, mbitos transversalesen los cuales las polticas pblicas culturales se entiende que generan repercu-siones y beneficios a nivel social para el conjunto de la poblacin. Reconocer las

    limitaciones en los resultados de la accin cultural pblica no puede generarque la reflexin sobre sus beneficios se centre exclusivamente en aspectos ins-trumentales. Por eso, este artculo busca ampliar la mirada sobre qu es lo quedebera analizarse y evaluar en la implementacin de las polticas culturales.Consideramos que estos ejes pueden ser la base para el desarrollo de un sistemade indicadores para medir el retorno social de las polticas culturales.

    1) Identidad y moral colectiva. Las polticas culturales contribuyen a la crea-cin, a la potenciacin y al mantenimiento de las identidades colectivas y delsentido de pertenencia comunitaria. As, se desarrollan imaginarios y referen-

    tes comunes que se reflejan en la existencia de una tica compartida y en laproteccin de unos valores comunes aceptados. Con todas las precauciones ylimitaciones al respecto, el retorno social de las polticas culturales puede faci-

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    Tabla 2. Las perspectivas sobre el retorno social de las polticas culturales

    Perspectiva tradicional Nueva mirada

    Centrada en Impacto social de la cultura. Valor pblico de la culturaIdentifica y destaca Externalidades: capacidades Transversalidades: beneficios

    instrumentales y estratgicas de las polticas culturales parade las polticas culturales. la ciudadana.

    Fuente: elaboracin propia.

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    litar la inclusin de personas inmigradas en las diferentes comunidades de aco-gida. Las narraciones colectivas presentes en la comunidad (muchas veces vin-culadas a un pasado comn) pueden resultar lo suficientemente flexibles comopara invitar a implicarse a quienes llegan, preservando la libertad del indivi-duo para entrar y salir de los lmites del colectivo.

    Lgicamente, esta perspectiva presenta limitaciones. Una primera, de carc-ter metodolgico, sealada en un estudio encargado por el Scottish ExecutiveEducation Department (Ruiz, 2004), da cuenta de la falta de evidencia sobreel impacto continuado a lo largo del tiempo de este tipo de polticas, que bus-can la regeneracin de los vnculos sociales y el fortalecimiento de las identidadescompartidas. Una segunda, representativa de la dualidad que comporta laimplementacin de toda poltica cultural, se refiere a la herencia comn (elpasado conservado y proyectado hacia el futuro) que puede promover la con-fianza y el sentido de pertenencia hacia una comunidad. Un estudio desarro-llado por el Department of Canadian Heritage (DCH) y el Canada Council forthe Arts (Stanley, 2004) llama la atencin sobre el carcter ficticio y de recons-truccin que comporta toda raz y pasado presentado como comn, fruto, enparte, de manipulaciones e interpretaciones de personas y acciones polticas,con el objetivo de modelar una identidad atractiva.

    2) Capital social (I): cohesin e inclusin social. Las polticas culturales pro-mueven la generacin y la aceptacin de normas y valores compartidos, que, ala vez, permiten la consolidacin de los vnculos necesarios para el desarrollo

    de las comunidades. Estos procesos se traducen en una reduccin significativadel aislamiento social y en una mejora de la cohesin social. Dentro el amplioabanico de significados que ha ido incorporando el concepto de capital socialdesde la formulacin de James Coleman (1988) y Robert Putnam (2007), sedestaca, en este caso, una de sus vertientes ms importantes: la existencia decomunidades ms cohesionadas, inclusivas y mejor capacitadas3.

    Sin embargo, las polticas culturales que buscan de forma intencionada eldesarrollo de normas comunes y redes sociales no siempre generan los efectospositivos de transformacin que se esperan. As, el anlisis del programaArtand community development in Santa Ana, una iniciativa pblica llevada a caboen California en el ao 2001, revel la forma en que las divisiones y las desi-gualdades socioeconmicas de clase y etnia existentes entre la poblacin se vie-ron agravadas de forma significativa (Barraket, 2005). Por lo tanto, ms alldel contenido especfico de los programas culturales y de si estos pretenden,de forma ms o menos directa, un impacto de tipo social, la calidad de las pol-ticas culturales y de su implementacin contina siendo un elemento clavepara determinar su retorno social.

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    3. Para un anlisis de experiencias de implementacin de este tipo de polticas, puede con-sultarse el papel de la cultura para la cohesin social en polticas de la Comunidad Europea(Bina y Ijdens, 2007), las polticas culturales de carcter comunitarista en los Pases Bajos(Etzioni, 1997 y 2004), o los efectos del arte (y sus limitaciones) en la inclusin social en elReino Unido y Canad (Barraket, 2005).

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    3) Capital social (II): participacin ciudadana y accin colectiva. Las polticasculturales fomentan el desarrollo de comunidades culturales (artistas, gesto-res, usuarios, pblico, etc.) con un alto grado de implicacin ciudadana, loque se traduce en el aumento de la participacin y la accin colectiva. Entrelas diferentes acepciones del concepto de capital social, se hace hincapi, eneste caso, en cmo las polticas culturales contribuyen a la construccin de unaciudadana activa y participativa a travs de diferentes modalidades: el volun-tariado y el asociacionismo en un primer orden, o la cooperacin entre orga-nizaciones y el trabajo en red en un segundo nivel. La pluralidad de factoresque integran esta perspectiva de capital social queda reflejada en los diferen-tes tipos de anlisis, heterogneos pero no contradictorios. En este sentido, sepueden destacar dos ideas principales. Por un lado, las polticas culturales pue-den generar ms confianza en la actuacin gubernamental y conseguir la impli-cacin de la ciudadana y la corresponsabilidad en la gestin pblica (Cox,1995). Por otra parte, las polticas culturales evidencian la necesidad de lassociedades de actuar de forma colectiva. As, la participacin ciudadana seentiende como motor de la democracia (Putnam, 2001).

    4) Reconocimiento y gestin del conflicto. Las polticas culturales pueden fomen-tar una idea de democracia ms abierta y accesible que permite afrontar losconflictos sociales dentro de un marco simblico. Se reconoce el conflictocomo motor social y la poltica, como espacio para su gestin. Las concepcio-nes sobre qu se entiende por grupo y comunidad cultural (y sus lmites) se

    vuelven ms flexibles y amplias. En este sentido, el anlisis de las polticas cul-turales de promocin de la diversidad cultural y de la interculturalidad resul-ta de gran utilidad. Las dificultades detectadas en la implementacin de deter-minadas polticas basadas en conceptos tradicionales como el multiculturalismohan llevado, en algunos casos, a la revisin de este tipo de accin pblica. Sonpocos pero significativos los intentos por adoptar una nocin realista de laspotencialidades del arte y la cultura.

    As, las investigaciones sobre hibridacin cultural han significado un cam-bio de perspectiva sobre el multiculturalismo, ya que desarrollan una alterna-tiva que reconoce que la fusin y el sincretismo entre culturas pueden gene-rar contradicciones. Se identifica como elemento dinamizador de las polticasculturales la existencia de conflictos generados a partir de los recientes proce-sos de interculturalidad, pero, a la vez, este reconocimiento ha permitido quedeterminadas polticas culturales abandonen un tipo de discurso y accin decarcter esencialista sobre lo que representa la identidad. El arte y la cultura, enestos casos, dejan de percibirse como recursos casi mgicos para la reconcilia-cin planetaria, la integracin y la cohesin universal (Bianchini, 1995; Bianchiniy Bloomfield, 2004; Garcia Canclini, 2001).

    5) Revalorizacin de las denominadas clases no productivas. Se trata de grupos

    que acostumbran a estar infrarrepresentados entre las audiencias culturales, ysus niveles de participacin y consumo cultural tambin resultan escasos. Elcolectivo de los adultos mayores es el ms importante entre aquellos conside-

    Cmo evaluar el entorno social de las polticas culturales? Papers, 2011, 96/2 487

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    rados, desde el paradigma industrialista, como clases no productivas, un seg-mento que tambin incluye personas en riesgo de exclusin social, con pro-blemas de movilidad, minoras tnicas o incluso algunas comunidades loca-les. Las polticas culturales contribuyen al desarrollo de personas con intereses,recursos y capital cultural propio. Por lo tanto, esto hace que resulten, sobretodo en el momento de llegar a las ltimas etapas de la vida, ms indepen-dientes. El retorno social de las polticas culturales implica la mejora de la per-cepcin que los grupos sealados tienen de ellos mismos, los acerca a los otrosindividuos y los incluye en las comunidades de pertenencia.

    6) Desarrollo autnomo y promocin de la creatividad de las personas. El retornosocial de las polticas culturales est directamente vinculado al desarrollo aut-nomo de los individuos y a la promocin de su creatividad para interpretar,entender y hacer entender a los dems el mundo que los rodea. Implica la for-macin integral de personas capacitadas para responder a un mundo en cons-tante transformacin a travs de procesos de innovacin social y econmica.

    La aparicin de nuevos modelos de trabajo en red sealan que no slo ins-tituciones formalizadas, como las universidades o los institutos de investiga-cin, estn preparadas para producir conocimiento, sino que otras organiza-ciones sociales y culturales tambin desarrollan procesos de innovacin(Yproductions, 2008). Este tipo de procesos resulta clave en un momento enque la formacin integral de las personas adquiere, cada vez ms, mayor cen-

    tralidad en las polticas pblicas. En ocasiones, esta perspectiva comporta larevalorizacin de la subjetividad de las personas como elemento central de lacreatividad. Se desarrollan mecanismos que permiten captar sus capacidadespara desarrollar e implementar nuevas ideas (productos, servicios y modelos)que buscan suplir carencias sociales. Ante los modelos externos que impulsanla instrumentalizacin de la cultura, las polticas culturales pueden promover,a travs de la innovacin social, la instrumentalizacin de la economa.

    7) Nuevas centralidades. Las polticas culturales contribuyen a la generacin yal reconocimiento de nuevas centralidades, ms all del entorno urbano. En

    muchas ocasiones, estos procesos implican la revitalizacin de las economasde las comunidades locales. Las ciudades son el lugar donde se desarrollan granparte de las acciones y las actividades sociales y donde se generan conocimientostiles para la evolucin de las sociedades. El espacio urbano, por definicin,cuenta con la infraestructura suficiente para que las personas desarrollen todaslas actividades econmicas, sociales y culturales necesarias en este sentido.Actualmente, sin embargo, el crecimiento indiscriminado de las ciudades y lacomplejidad en su gestin provoca que se busquen nuevas alternativas a estascentralidades. Es en este sentido que se identifican dos tipos de retorno socialde las polticas culturales. Por un lado, las polticas culturales permiten que se

    generen y se reconozcan nuevas centralidades vinculadas al desarrollo de lascomunidades locales, que funcionan o son interpretadas como nuevos yaci-mientos de conocimientos. Y, por otra parte, el retorno social de las polticas

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    culturales se traduce en la revitalizacin de las economas de las comunidadeslocales y la regeneracin de vnculos sociales en las zonas ms desfavorecidas.

    Uno de los ejemplos analizados en este sentido es el del rol de las polticasculturales en los programas de desarrollo regional en Australia (Mills y Brown,2004). El programa impuls, a partir del ao 2002, la reforma de determina-das instituciones poltico-econmicas, adoptando una perspectiva de base cul-tural, otorgando un carcter central a valores y conocimientos de las comuni-dades y priorizando la aportacin de las artes y las iniciativas culturales de basetradicional local. Entre los resultados, se obtuvo una mejora en la viabilidadeconmica, y al mismo tiempo se reforz la cohesin social e impuls su auto-noma de la gestin de los recursos naturales.

    8) Reinterpretacin del paisaje. Las polticas culturales generan un cambio signi-

    ficativo de actitud en la reinterpretacin del paisaje, que se entiende como cons-truccin cultural y, por lo tanto, colectiva. De esta manera, aumenta la con-ciencia colectiva y la preocupacin por la sostenibilidad. Las transformacionesque el paisaje experimenta constantemente, debido a la expansin del fenmenourbano en el territorio y al desarrollo de la capacidad tecnolgica de transfor-macin de la naturaleza, cada vez adoptan ritmos ms acelerados. Frente a ladinmica tradicional de desarrollo industrial, en el siglo XXI, las propuestas deordenacin territorial van ms encaminadas a la combinacin del binomio for-mado por cultura y naturaleza. En este contexto, las polticas culturales puedenresultar fundamentales para contribuir a desarrollar en los individuos una pers-

    pectiva ms amplia de la sostenibilidad del paisaje e impulsar la creatividad, laimaginacin y la participacin en su gestin y transformacin (Haley, 2008).

    9) Transformacin del espacio urbano. Se trata de uno de los aspectos ms con-trovertidos, complejos y, por lo tanto, ms significativos del retorno social delas polticas culturales, que merece una atencin especial. Diferentes estudioshan identificado las evidencias positivas y negativas del impacto de los proce-sos de regeneracin urbana, donde la cultura (y sus polticas pblicas) ha adqui-rido un papel nuclear4. Actualmente, una de las miradas sobre la evolucindel espacio urbano ms discutidas y, a la vez, ms adoptadas por los gobiernos

    locales es la de la teora de las clases y las ciudades creativas (Florida, 2002;Knudsen et al., 2007). Para esta perspectiva, las ciudades con una alta densidadde instituciones, organizaciones y actividades artsticas y culturales estn enmejores condiciones para afrontar los retos del cambio en los modelos de desa-

    Cmo evaluar el entorno social de las polticas culturales? Papers, 2011, 96/2 489

    4. Entre los impactos positivos, se han destacado la recuperacin y la reutilizacin de edifi-cios y espacios pblicos, lo que ha generado como retorno la disminucin de reas consi-deradas marginales y de acceso prohibido, de la polarizacin socioeconmica, de los nive-les de contaminacin, de las tasas de delitos, etc. (Bianchini: 1995; Bianchini y Bloomfield,2004; Landry, 2004). Entre los negativos, se han analizado los efectos del modelo ciudad24 horas, as como los conflictos de intereses entre residentes y comerciantes, la exclusinde muchos colectivos sociales de la programacin cultural o el incremento desmedido delvalor de la propiedad y el desplazamiento de los residentes habituales y comerciantes de lasreas intervenidas (gentrificacin).

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    rrollo econmico. La regeneracin laboral y el crecimiento econmico sonparte de los efectos que pueden tener el desarrollo de una poltica cultural queapoye a este modelo. Ahora bien, se trata de un modelo discutido, porque seconsidera que implica a la ciudadana en proyectos de regeneracin superfi-ciales y procesos de gentrificacin en ciudades que presentan grandes niveles dedesigualdades socioeconmicas. Se critica, as, lo que se considera una din-mica de mercantilizacin (commodification) de los recursos culturales y de lamisma idea de tolerancia (Peck, 2005).

    Uno de los ejemplos de polticas culturales que podemos mencionar y ana-lizar es el conjunto de decisiones polticas vinculadas a la construccin de equi-pamientos culturales en el centro histrico de la ciudad de Viena(Museumsquartier Wien) (De Frantz, 2005). La aparicin de conflictos sim-blicos en relacin con el papel de la cultura en la ciudad provocaron que unproyecto de regeneracin urbana incorporara un proceso deliberativo de trans-formacin del espacio pblico, con un papel destacado de los propios resi-dentes, donde la conservacin de la identidad histrica se resignifica como cr-tica a ciertos aspectos de la modernidad.

    Nuevas perspectivas, nuevos indicadores?

    Identificada la complejidad que comporta una mejora en la comprensin delretorno social de las polticas culturales, de la magnitud de los beneficios que

    generan, pero tambin de sus limitaciones, el reto es poder trasladar esa mira-da integral al desarrollo especfico de indicadores tiles para su evaluacin.Cul es el estado actual, a nivel internacional, del desarrollo de indicadores

    culturales? Desde principios de la dcada de 1970, buena parte de los esfuer-zos en la investigacin sobre polticas culturales se ha concentrado en la elabo-racin de indicadores. No obstante, las experiencias llevadas a cabo permitie-ron comprobar las limitaciones y las dificultades en la aplicacin uniforme de losindicadores para diferentes tipos de polticas culturales y en diferentes territorios(Gouiedo, 1993). Es por eso que, por ejemplo, el Instituto de Estadsticas dela UNESCO, que, desde los aos setenta, elaboraba indicadores comunes para

    la mayora de polticas culturales, con el tiempo decidi abandonar esta recogidasistemtica y universal de informacin (Bonet, 2004).Sin embargo, como se ha avanzado, s que existe un cierto acuerdo en la

    investigacin cientfica internacional (sobre todo, nuevamente, la anglosajo-na) sobre la necesidad de continuar impulsando un cambio en el modelo deevaluacin de polticas culturales. Un paso desde una perspectiva centrada enla consideracin de valores estticos e instrumentales de las artes y la culturahacia una mirada realista, pero al mismo tiempo ms compleja. Esta miradaafronta el reto de medir el retorno social generado, sin ignorar el impacto eco-nmico que toda actividad cultural comporta. Lgicamente, esta tendencia

    implicar la adopcin de conceptos con lmites poco definidos y fcilmentemanipulables (diversidad cultural, inclusin social, etc.), situacin sobre la quehemos advertido ya en este artculo.

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    En definitiva, si la evaluacin del retorno social de las polticas culturales noes ni mucho menos una tarea sistematizada en el mbito internacional, s queexiste algn esfuerzo aislado por clasificar los diversos indicadores culturales(en general y ya no exclusivamente del impacto social de la cultura) que actual-mente se utilizan con mayor frecuencia. As, se avanza en una tarea ms querecomendable, como la de discriminar entre indicadores generalistas (que inten-tan medir el impacto de la cultura en el total de la poblacin) de los que se

    centran en determinadas prcticas culturales y sus efectos, en algunos colecti-vos en concreto y en escalas territoriales diferenciadas (niveles nacionales, regio-nales, locales, etc.). El trabajo de Simons y Dang (2006) es un ejemplo en estesentido, que adems diferencia pero entiende como complementarios los indi-cadores de tipo cuantitativo y cualitativo. En la tabla 3, se presentan las seiscategoras de indicadores culturales que distinguen diferentes autores, as comoalgunos de los ejemplos ms utilizados en las diversas investigaciones a nivelinternacional.

    Nuevos indicadores, antiguos problemas?

    Como se observa en la tabla 3, el tipo de indicadores culturales utilizados esrealmente muy diverso, y no solamente porque pueden incorporar informa-

    Cmo evaluar el entorno social de las polticas culturales? Papers, 2011, 96/2 491

    Tabla 3. Clasificacin de los indicadores culturales

    Tipo de indicadores Tipos de ejemplos utilizados

    1. Sobre la mejora del medio Obras y espacios arquitectnicos declaradosambiente y la regeneracin de inters patrimonial.de espacios pblicos Consideracin y funcin del patrimonio entre

    los objetivos de los planes urbansticos.2. Sobre el bienestar individual Voluntarios que participan en actividades culturalesy desarrollo personal y cantidad de horas dedicadas

    Personas que perciben la participacin en actividadesculturales como beneficio personal.

    3. Del desarrollo econmico Volumen de exportacin de productos artsticos.Atractivo de las ciudades para los trabajadores

    calificados.4. Del capital social y del Actividades culturales organizadas por comunidadesdesarrollo comunitario tnicas y minoritarias.5. De la vitalidad cultural del Equipamientos culturales por habitante.entorno Densidad de organizaciones del tercer sector

    cultural.6. De la envergadura y la Nmero de empresas del sector cultural.estructuracin del sector Inclusin de las industrias culturales en lascultural estrategias globales de desarrollo econmico.

    Fuente: elaboracin propia a partir de Madden (2005), Simons y Dang (2006), Mercer (2003)

    e International Intelligence on Culture (2005).

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    cin de tipo cuantitativo o cualitativo, sino tambin porque combinan valo-raciones econmicas, estticas y polticas con percepciones sobre los benefi-cios personales de la cultura. Esta compleja perspectiva descarta, as, que cual-quier tipo de impacto de las polticas culturales sea susceptible de ser medidode forma directa y homognea en diferentes escalas comunitarias y territoria-les. Por lo tanto, miradas de tipo universalista, como, por ejemplo, el modelode evaluacin del impacto social de la participacin en actividades artsticas yculturales de Matarasso (1997), han sido criticadas por su falta de validez inter-na y por la ambigedad conceptual de partida y en el momento de analizarlos resultados obtenidos (Belfiore, 2006).

    La incorporacin, por parte de muchas administraciones pblicas, de meto-dologas de evaluacin de este tipo ha impulsado la utilizacin directa de esta-dsticas descontextualizadas como si se tratara de indicadores. Por ejemplo, seha confundido una estadstica estimada del nmero de personas que trabajanen el sector cultural con un indicador del impacto social de la cultura en smismo, sin especificar ningn tipo de medida relativa. Este tipo de confusinimplica que los datos recogidos no permiten identificar los fenmenos que sebuscan explicar, con lo cual se establecen relaciones de causa-efecto equivoca-das o se transforman situaciones anecdticas en afirmaciones contundentespero poco rigurosas.

    El esfuerzo por identificar indicadores clave se explica por la necesidad delos poderes pblicos de contar con herramientas tiles para alcanzar mayores

    niveles de eficiencia y equidad en la asignacin de recursos. Pero el desarrollode indicadores para el sector cultural debera tener en cuenta los peligros queha supuesto y comporta su uso en la evaluacin de polticas pblicas. Autorescomo Peter Smith (1995) han advertido de algunas de les tendencias ms noci-vas en este sentido. Los problemas disfuncionales y los fenmenos surgidoscomo consecuencia de una mala gestin de los indicadores y la informacinson diversos. En la tabla 4, se presentan algunos de estos fenmenos, sus carac-tersticas principales y ejemplos de indicadores relacionados con estos incon-venientes.

    En definitiva, esta explicacin apunta a especificar la dificultad y las limi-

    taciones que conlleva la construccin de indicadores vlidos y contrastadospara el anlisis de las polticas culturales. Si se busca evitar el bosque de indi-cadores que lleven a la prdida de capacidad para sealar y destacar fenme-nos particulares, ser necesario reconocer que una de las limitaciones princi-pales es la imposibilidad de desarrollar un modelo comn y estandarizado, quepase por alto las particularidades territoriales y las de los diferentes mbitos ysectores de poltica cultural. As, en la evaluacin de polticas culturales, debe-ra ser posible construir y combinar indicadores que recojan informacin cuan-titativa y cualititativa. Por ejemplo, que den pauta de las tendencias de con-sumo cultural, al mismo tiempo que de las percepciones y las actitudes de la

    ciudadana sobre los efectos del arte y la cultura.Construir indicadores para evaluar polticas culturales no es una tarea mera-mente tcnica. Los indicadores deberan poder reflejar una perspectiva com-

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    Tabla 4. Tendencias nocivas en la utilizacin de indicadores en la evaluacin de polticaspblicas

    Fenmenos CaractersticasVisin de tnel nfasis desproporcionado en la evaluacin de los objetivosa travs de los efectos cuantificables, en detrimento de lamedicin de aspectos que no pueden cuantificarse.

    Ejemplo: utilizacin de estadsticas descontextualizadascomo indicadores culturales.

    Suboptimizacin Confusin entre los objetivos generales de unaorganizacin y los objetivos individuales de sustrabajadores.

    Ejemplo: indicadores que miden el nmero de expedientesresueltos por cada trabajador sobre el total.

    Miopa Tendencia a evaluar los efectos de una poltica a cortoplazo, cuando, en realidad, sus resultados slo puedenser contemplados en un perodo amplio.

    Ejemplo: indicadores que evalan las polticas deformacin a travs de la insercin laboral en un perodode seis meses.

    Fijacin en la medida Dificultad para desarrollar indicadores capaces de evaluarlos objetivos de las polticas en su complejidad. As, seprefiere adaptar los instrumentos de intervencinpoltica y dejar de lado la evaluacin de los objetivos.

    Ejemplo: indicadores que toman como xito de la polticadeterminados resultados electorales.

    Falsa representacin Indicadores que pueden comportar incentivos paramanipular la informacin, de manera que se puedademostrar el xito de las polticas adoptadas.

    Ejemplo: indicadores que miden el nmero de expedientesresueltos por cada trabajador sobre el total.

    Falsa interpretacin Utilizacin de indicadores de tipo racional instrumentalque comportan patrones de interpretacin y significadosque se desvan de los objetivos polticos.

    Ejemplo: indicadores que clasifican las organizacioneseducativas y culturales en formato de tablas deresultados y competicin.

    Manipulacin Manipulacin del comportamiento de los actoresevaluados a partir de las caractersticas de losindicadores.

    Ejemplo: indicadores que miden el aumento deproductividad de los trabajadores comparndolocon el perodo inmediatamente anterior.

    Osificacin Rigidez en el sistema de evaluacin que comporta

    la parlisis de las organizaciones.Fuente: elaboracin propia a partir de Smith (1995).

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    pleja y suficientemente amplia del fenmeno social que se busca medir, con-siderando particularidades territoriales y motivaciones de los actores implica-dos. Incluso una prueba de la envergadura y la calidad de un indicador es sucapacidad para dar cuenta de diferentes aspectos de la realidad social a partir deuna misma medida. Para conseguir este nivel de amplitud, resulta til que el ejer-cicio de construccin de indicadores pueda implicar, de alguna manera, a losagentes que probablemente sern los futuros evaluados. Y eso incluye, para elcaso del retorno social de la cultura, los miembros de los diferentes subsecto-res de ese mbito, pero, fundamentalmente, representantes y responsables deotras polticas pblicas sociales.

    Una propuesta de doce ndices del retorno social de las polticas culturales

    Hasta aqu, hemos intentado dar cuenta de la complejidad conceptual queimplica evaluar el retorno social de las polticas culturales, sin dejar de sea-lar la necesidad de construir una mirada integral y realista sobre sus beneficiospara la ciudadana. Tambin, hemos insistido en el cambio de modelo de eva-luacin de las polticas culturales en general (y de su retorno social en parti-cular) y en la dificultad para desarrollar indicadores coherentes y cientfica-mente vlidos. A continuacin, se presentan doce ndices que, tras el anlisisdocumental realizado, consideramos que resultan significativos y adecuadospor su calidad y su capacidad para dar cuenta del retorno social de las polticas

    culturales. Se trata de doce magnitudes, medidas que pretenden ser un primerpaso til para desarrollar, teniendo en cuenta las precauciones indicadas, unsistema de indicadores realista y ajustado al contexto territorial y a los actoresimplicados segn el caso.

    1. ndice sobre el grado de diversidad cultural, social y econmica de la audiencia delas actividades culturales. Busca medir el retorno social que generan las pol-ticas culturales en relacin con la creacin, la potenciacin y el manteni-miento de las identidades colectivas y del sentido de pertenencia comunita-ria, as como con la recreacin de vnculos sociales en espacios compartidos.

    2. ndice sobre el grado de asistencia y participacin en grupo en actividades cul-turales. Conocer con quin y hasta qu punto las personas participan engrupo en la oferta cultural puede resultar de utilidad para identificar si real-mente el retorno social de las polticas culturales se traduce en una reduc-cin del aislamiento social o la resocializacin de las personas, con lo cualaumenta el capital social y la cohesin en este sentido.

    3. ndice de conocimiento de lenguas y de lectura de la gente adulta. Recuperandoel debate sobre las denominadas clases no productivas, este ndice puedepermitir establecer criterios iniciales para evaluar cul es el grado de inde-pendencia de la gente adulta y cmo las polticas culturales comportan el

    desarrollo de personas con intereses, recursos y capital cultural propio.4. ndice de porcentaje de personas que perciben la cultura como beneficio perso-nal. Se trata de una medida que no busca identificar una evidencia material

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    concreta, sino ms bien la percepcin de las personas sobre el retorno socialde las polticas culturales. Es decir, si se perciben los beneficios de la accincultural, no tanto en clave de outcomematerial directo, sino respecto a laautonoma y la promocin de la creatividad de las personas, sus capacida-des para interpretar y responder al contexto de transformacin social.

    5. ndice de presencia de la innovacin social en las organizaciones culturales pbli-cas y privadas. Se busca, as, medir la manera como las polticas culturaleshan incorporado, entre sus objetivos, la innovacin no slo en trminoseconmicos, sino tambin en cuanto a las capacidades de dar respuestas a nue-vas necesidades derivadas del cambio de contexto social, as como com-probar en qu grado se produce conocimiento, no slo desde institucionesespecializadas, sino tambin desde otro tipo de organizaciones culturales.

    6. ndice de distribucin de la densidad de actividades culturales e institucionesentre los centros y las periferias (Mills y Brown, 2004). Este ndice pretendeidentificar si se han desarrollado procesos democrticos e inclusivos dedescentralizacin de las polticas culturales. Tambin, de qu manera elretorno social se traduce en la generacin y el reconocimiento de nuevascentralidades, ms all del espacio urbano, a travs del desarrollo de comu-nidades locales que funcionan o son interpretadas como nuevos yaci-mientos de conocimientos.

    7. ndice sobre el incremento del turismo vinculado a proyectos de revitalizacinde las tradiciones y el patrimonio natural y cultural de las comunidades loca-

    les (Galvani, 2001). Como el ndice presentado anteriormente, se pre-tende identificar si el retorno social de las polticas culturales se manifiestaen el desarrollo de nuevas centralidades ms all de los centros urbanos yen la revitalizacin de las comunidades locales.

    8. ndice sobre el grado de participacin de la poblacin local joven en las acti-vidades y los programas culturales. De forma complementaria a los dos ndi-ces anteriores, se busca identificar cul es el grado de revitalizacin de lascomunidades locales desde una perspectiva ms integral y compleja. Poreso, se toma como punto de referencia la participacin de la poblacinms joven en la oferta cultural descentralizada.

    9. ndice sobre el grado de presencia en las ciudades de cientficos e ingenieros,bohemios (artistas, msicos, escritores, etc.) y gays, combinado con el ndicede inversin en I+D (Florida, 2005). Este ndice, elaborado por RichardFlorida e implementado en forma de estrategias polticas por muchosgobiernos locales, busca demostrar el nivel de desarrollo de las llamadasciudades y clases creativas, as como la influencia que pueden ejercer laspolticas culturales en este tipo de procesos. Siendo conscientes de las impli-caciones, las crticas y las limitaciones de una medida como esta, consi-deramos que puede resultar de utilidad si se vincula directamente con elndice nmero 10 presentado a continuacin.

    10. ndice sobre la evolucin del valor de la propiedad y del perfil socioecon-mico de los residentes y los comerciantes de los territorios donde se han imple-mentado estrategias de regeneracin urbana (Simons y Dang, 2006). Este

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    ndice mide las implicaciones que pueden tener los procesos de regene-racin urbana donde las polticas culturales tienen un papel significativo.Adems, complementa la mirada sobre el impacto del desarrollo de lasllamadas ciudades creativas.

    11. ndice sobre los lugares declarados como patrimonio cultural y natural que,adems, quedan reconocidos como recursos en los planes de desarrollo territo-rial. Este ndice, incluido en los documentos de la organizacin no guber-namental Consejo Internacional de Monumentos y Espacios, resulta deutilidad para identificar cul es el grado de reconocimiento del papel delpatrimonio cultural y natural por parte de las instituciones pblicas.

    12. ndice sobre el nmero de espacios naturales declarados paisaje cultural y sobresu presencia en los programas de actividades de las organizaciones culturales(Haley, 2008). ndice que busca comprobar si las polticas culturales pue-den resultar significativas para contribuir a desarrollar en los individuosuna perspectiva ms amplia de la sostenibilidad del paisaje, impulsar la cre-atividad, la imaginacin y la participacin en su gestin y transformacin.

    Consideraciones finales

    Para concluir, pretendemos llamar la atencin sobre algunas de las aportacio-nes ms significativas de este artculo. Tambin, nos interesa reflexionar sobrela utilidad que puede tener para la Administracin pblica (y para el resto de

    los actores implicados) apostar por un cambio en los modelos de evaluacinde las polticas culturales.En su breve historia de vida, las polticas culturales han ido acumulando

    objetivos e implementando nuevos instrumentos de intervencin. La idea decultura desplegada en la accin pblica se ha expandido hasta el punto que,actualmente, la necesidad de las polticas culturales se justifica en buena partepor sus externalidades, por la contribucin de la cultura a la consecucin delos objetivos de otras agendas polticas. La evaluacin de polticas culturaleso bien contina basada en antiguos criterios (de orden esttico y centrada enlas estadsticas de consumo cultural) o bien adquiere una direccin acrtica, que

    obliga a las instituciones culturales a intentar demostrar de qu manera hanayudado a resolver problemticas como la prevencin del delito o el fracasoescolar. Este proceso, globalmente, ha resultado contraproducente para la legi-timidad de las polticas culturales y su capacidad de incidencia real en la aten-cin de las necesidades de la ciudadana y la generacin de beneficios para suconjunto.

    El reto se encuentra, entonces, en desarrollar una poltica cultural (y unmodelo para su evaluacin) basada en el valor pblico de la cultura, que buscael reconocimiento de los elementos afectivos, intangibles, de la experiencia yla prctica cultural, as como de su vinculacin con valores permanentes.

    Reconocer las limitaciones en los resultados de la accin cultural pblica nopuede derivar en una reflexin sobre sus beneficios centrada con exclusividaden aspectos instrumentales. Asumiendo las dificultades metodolgicas, es fun-

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    damental comprender de qu manera las polticas culturales generan un retor-no social para la ciudadana: el desarrollo de identidades colectivas flexibles,la construccin de valores compartidos, la regeneracin de vnculos sociales,la accin poltica democrtica, el reconocimiento del conflicto en un marcosimblico, el desarrollo personal autnomo y creativo, la democratizacin enla generacin y el acceso al conocimiento, el gobierno plural e inclusivo delterritorio, etc.5. De esta manera, el retorno social de las polticas culturalesquedara caracterizado de forma equilibrada entre las capacidades instru-mentales y estratgicas de la accin cultural y su valor pblico y a la vez intrn-seco. Por lo tanto, ms all del contenido especfico de los programas cultu-rales y la bsqueda ms o menos directa de su impacto social, la calidad delas polticas culturales y de su implementacin contina siendo un elemen-to clave para determinar su retorno social. Conviene advertir que, si no setiene en cuenta la necesidad de una consistencia interna relativa entre valo-res o elementos conceptuales de las polticas culturales y sus aspectos sustan-tivos (mbitos en que se despliegan) y sus aspectos operativos (formas con-cretas en que se implementan), las debilidades y las contradicciones harnpeligrar los resultados esperados.

    Esta perspectiva no slo asume el reto de trabajar con conceptos que tie-nen lmites poco definidos y que se prestan a la manipulacin, sino tambin detrasladarlos al proceso de elaboracin de modelos de evaluacin de polticasculturales, con sus correspondientes sistemas de indicadores. Nuevamente, se

    trata de una tarea necesaria, que evita la utilizacin directa, por parte de unbuen nmero de administraciones e investigaciones cientficas, de estadsticasdescontextualizadas como si se tratara de indicadores, sobre todo cuando, en laactualidad, el tipo de indicadores culturales utilizados, tanto por las investi-gaciones bsicas como los casos aplicados por las instituciones pblicas, es real-mente muy diverso. Por eso, este artculo presenta doce ndices que consideramosadecuados, ms que para establecer una base normativa sobre los indicadoresdel retorno social de las polticas culturales, para contribuir al debate y a lageneracin de conocimiento sobre el valor de la cultura y las posibilidades deevaluacin realista, contextualizada, compleja y rigurosa de sus polticas. No

    podemos dejar de pensar que se trata de un debate del todo til para el diseode metodologas que permitan obtener mejor informacin sobre la eficacia deles polticas culturales, la transparencia en su desarrollo y las consecuenciasde su implementacin.

    Cmo evaluar el entorno social de las polticas culturales? Papers, 2011, 96/2 497

    5. Si bien no contamos con el espacio adecuado para poder analizar en profundidad las rela-ciones entre polticas culturales y polticas de comunicacin, cabe decir que se trata deuna perspectiva necesaria y relevante. Como explica Barbero (2008), las polticas cultu-rales parecen construirse hoy sin pensar en los procesos de comunicacin entre las culturas.La evaluacin del retorno social de las polticas culturales no puede dejar de preguntar-

    se de qu manera stas cuentan con las transformaciones que se estn operando en laspropias sociedades, en particular, la creacin, la difusin y el acceso a la cultura a travsde Internet.

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