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Ideas básicas de la gnosis (I) 06.07.07 | 18:25. Archivado en , Gnosis y gnosticismo enviar a un amigoImprimir contenido Continuamos con nuestra obligada pausa en el marco gnóstico de El Evangelio de Judas para luego poder entenderlo con mayor facilidad. Vamos a ver en este post –que hay que leerlo tomándose un respiro a la mitad- cuáles son las ideas básicas de la gnosis mediterránea que desembocará en los sistemas gnósticos cristianos de los siglos II y III. Desde comienzos del siglo I de nuestra era y hasta el momento de composición de El Evangelio de Judas la gnosis se centra en unas cuantas ideas fundamentales, algunas elementales, otras menos. Dios existe La existencia de la divinidad se da por supuesta: en el principio y en el origen del Todo los gnósticos postulan, sin necesidad de prueba alguna, la figura de Dios. Pero Éste es tan alejado y trascendente que es imposible conocer su esencia. Propiamente Dios es indefinible. Es un Ser perfecto, supraexistente, único, que vive en sí mismo –en alturas invisibles e innominables— infinitos siglos de magna paz y soledad. Cualquier imagen que los mundanos, de acá abajo, se formen de Dios, será falsa. Sólo podemos “caracterizarlo” más bien por sus rasgos negativos: no necesita de nadie; es algo más que vida; es ilimitado; inconmensurable, más infinito que la perfección; se halla por encima de lo que llamamos divinidad; está más allá del ser e incluso de la misma unidad. Pero la grandiosa tranquilidad y quietud de este Dios supremo no es incompatible con que esté, de algún modo, acompañado de un ser que es como la otra cara de sí mismo. A esta otra cara puede

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Ideas bsicas de la gnosis (I)06.07.07 | 18:25. Archivado en , Gnosis y gnosticismoenviar a un amigoImprimir contenido

Continuamos con nuestra obligada pausa en el marco gnstico de El Evangelio de Judas para luego poder entenderlo con mayor facilidad. Vamos a ver en este post que hay que leerlo tomndose un respiro a la mitad- cules son las ideas bsicas de la gnosis mediterrnea que desembocar en los sistemas gnsticos cristianos de los siglos II y III. Desde comienzos del siglo I de nuestra era y hasta el momento de composicin de El Evangelio de Judas la gnosis se centra en unas cuantas ideas fundamentales, algunas elementales, otras menos.

Dios existe

La existencia de la divinidad se da por supuesta: en el principio y en el origen del Todo los gnsticos postulan, sin necesidad de prueba alguna, la figura de Dios. Pero ste es tan alejado y trascendente que es imposible conocer su esencia. Propiamente Dios es indefinible. Es un Ser perfecto, supraexistente, nico, que vive en s mismo en alturas invisibles e innominables infinitos siglos de magna paz y soledad. Cualquier imagen que los mundanos, de ac abajo, se formen de Dios, ser falsa. Slo podemos caracterizarlo ms bien por sus rasgos negativos: no necesita de nadie; es algo ms que vida; es ilimitado; inconmensurable, ms infinito que la perfeccin; se halla por encima de lo que llamamos divinidad; est ms all del ser e incluso de la misma unidad.

Pero la grandiosa tranquilidad y quietud de este Dios supremo no es incompatible con que est, de algn modo, acompaado de un ser que es como la otra cara de s mismo. A esta otra cara puede denominarse su cnyuge: es su Conciencia, su Pensamiento, su Paz, su Silencio.

Esto significa que entre los gnsticos aparece tambin de algn modo en este primer principio la figura de la deidad femenina. En unos sistemas se denomina Silencio a la compaera del Uno; en otros, se muestra como Espritu, que segn la mentalidad de los judos es una entidad femenina. De este modo se dibuja en los sistemas gnsticos como una especie de divinidad compuesto de Padre y Madre (ms tarde se ver como se genera, o emana, el Hijo).

As pues, la divinidad no es simple, sino compleja, pero el gnstico puede llegar a conocerla por revelacin y por una suerte de deduccin de lo que pasa en este mundo. El gnstico tiene una mentalidad platnica: se halla convencido de que todas las realidades del mundo presente, cuando se interpretan bien, son un reflejo o sombra de otras entidades superiores, no materiales, que estn arriba, en el cielo; y a la inversa: las realidades superiores, divinas, tienen su contrapartida en las de aqu abajo, que son sus reflejos.

Como se ve fcilmente, este supuesto es similar a la teora de las ideas de Platn, segn la cual toda entidad del mundo aqu abajo no es ms que el reflejo de una idea realmente existente en el mundo de all arriba. Resultado: si interpreto bien lo que hay aqu abajo, sabr lo que hay en el mundo divino, de arriba.

El Pleroma o plenitud divina

En un momento dado, el Ser Supratranscendente decide manifestarse y proyectarse hacia el exterior. No se sabe por qu lo hace, o al menos el hombre no lo sabe. Dios se desdobla y hace que de l emane un mbito divino ms amplio con el que puede comunicarse.

Normalmente, en los sistemas gnsticos, esta proyeccin o comunicacin se produce emitiendo, emanando o generando algo. La Divinidad suprema emite o emana una serie de entidades divinas, que son como la faz inteligible o perceptible, hacia fuera, de esa divinidad,. Pero sta permanece a pesar de todo siendo Uno o nica.

Esas emanaciones, o generaciones en el interior de Dios constituyen lo que se llama tcnicamente el Pleroma, o Plenitud de la divinidad. Expresado grfica e ingenuamente, el Pleroma podra compararse a un rey magnfico rodeado de una corte de dignatarios que son sus hijos y parientes, casi iguales en dignidad a ese monarca supremo pero distintos a l y, a la vez, separados ntidamente por su excelsitud del resto de lo existente.

Hay algunos gnsticos para los que en un primer momento hay ya como una fusin tal del Dios Trascendente con su Espritu que a este Dios se le puede denominar tambin Espritu simplemente, o Gran Espritu.

No existe unanimidad entre los gnsticos a la hora de expresar cmo se constituye este Pleroma o plenitud de la divinidad. Los gnsticos cristianos del siglo II se dividen grosso modo en ese momento en dos grandes ramas o escuelas segn el modo como entienden este desarrollo de la divinidad: las escuelas valentiniana y la barbelognstica. Dentro de este ltimo conjunto el grupo ms importante es el setiano.

La escuela de Valentn fue la que se impuso sobre todo en Roma y en parte del Mediterrneo oriental, y es la que presenta el esquema de ideas bsicas de la gnosis ms claro. Por ello muchas veces se utiliza su sistema para explicar qu es la gnosis.

La otra rama es la barbelognstica, es decir aquellos que creen en Barbel como el segundo estrato o grado de la divinidad. Desde el punto de vista soteriolgico, de la salvacin, la rama ms importante de este segundo grupo es la setiana, ya que sus miembros afirman que es Set, el hijo de Adn, el que de algn modo les ha transmitido la revelacin sobre Dios y sobre el destino del hombre. Set se ha ido encarnando en diversos seres humanos a lo largo de los tiempos, por ejemplo en Moiss, en algunos profetas, y finalmente en Jess. ste transmiti las verdades de la gnosis a algunos de sus discpulos, por ejemplo a Can y, en nuestro caso, a Judas. Este discpulo la transmite a su vez a unos pocos escogidos.

Los primeros principios segn los gnsticos setianos

Para los gnsticos setianos, cuando Dios, el Gran Espritu Invisible, desea manifestarse hacia fuera no lo hace por generacin (as los valentinianos), sino por emanacin. La generacin poda parecer demasiado material o tangible y hacer suponer a los adeptos setianos que peligraba la unicidad del Dios trascendente. La emanacin, por el contrario, se conceba como un fluido, y todo lo que sala o proceda de la divinidad no eran ms que modos o proyecciones de ella hacia el exterior, de manera que la unidad del Dios trascendente no peligraba.

Segundo estrato de la divinidad: Barbel

Entre los gnsticos setianos, en ese primer momento de comunicacin la Divinidad hace emanar de s tres eones, o entidades divinas, femeninas. Estas tres entidades son Existencia, Beatitud y Vida y reciben un nombre nico: Barbel.

Este vocablo es una helenizacin del trmino compuesto hebreo Bearbajel, que significa Dios en cuatro: la divinidad trascendente, el Uno, ms sus tres primeras emanaciones femeninas son cuatro: en total una ttrada, Dios en cuatro.

El personaje femenino que representa este estrato, Barbel, recibe de la divinidad suprema los poderes necesarios para que a su vez puedan emanar de ella otros estratos o modos. Naturalmente estas nuevas emanaciones son cada vez inferiores a las anteriores porque van surgiendo de las emanaciones previas, y no ya del Dios trascendente de modo directo.

Vendr un momento en que se llegar a un estrato divino lo suficientemente inferior como para que a partir de l se pueda crear el universo, que es material. En el fondo esto es lo que andan buscando las lucubraciones gnsticas sobre los primeros principios: cmo puede imaginarse que lo material, el universo y la parte corprea del mundo, pueden proceder del Trascendente sin que ste quede de algn modo manchado. Luego veremos cmo, para lograr este propsito, la divinidad tendr que degradarse de algn modo cometiendo cierta falta. Esta falta/lapso, al ser divina dar origen a la materia.

Barbel es llamada a veces en textos gnsticos setianos con otros nombres como Pensamiento del Padre, Virgen masculina, Primer en, etc.. Este en triple, conjuntado con los del estrato siguiente (los eones masculinos, generados por ella), constituirn el denominado Pleroma superior. Y como de Barbel emanan otros estratos, los textos setianos designan a veces a Barbel como madre y hablan de la matriz de Barbel como fecundada por la luz del Gran Espritu.

Tercer estrato de la divinidad: eones superiores masculinos

El tercer estrato es el de los eones superiores masculinos. A estas entidades nacidas de Barbel se le llaman Unignito, Hijo o Logos. En otros tratados se llaman Oculto (griego Kalypts), Primer Manifestado (griego Protophans) y Autoengendrado (griego Autogens). Es importante caer tambin en la cuenta de que estos tres eones del tercer estrato se corresponden exactamente con los tres eones femeninos del estrato anterior, de suerte que -sin cometer incesto se hacen parejas entre ellos.

A su vez este tercer estrato dar origen a otras entidades divinas. Los textos setianos asignan al en Autoengendrado la paternidad de las entidades divinas inferiores. El Autoengendrado ejerce esta funcin por medio de cuatro eones denominados los cuatro luminares o luminarias, que constituyen un cuarto estrato de la Plenitud o Pleroma de la divinidad.

Cuarto estrato: eones masculinos inferiores

El cuarto estrato son, pues, estas luminarias. Sus nombres son conocidos por todos los setianos: se trata de las entidades o eones llamados Armozel, Oriel, Daveitai y Elelet.Estas entidades, con otros eones que emanan de ellos, constituyen la parte de la Plenitud o Pleroma divino que se llama Inferior.

En este cuarto estrato, y sin que sepamos explicarlo bien aparece un en muy importante: Adams. Se trata de la idea (platnica en el fondo) de ser humano perfecto. Adams ser como el arquetipo ideal en el que se fijar el Creador/Demiurgo (vase ms abajo) para formar el hombre. Algunos gnsticos confunden o mezclan a Elelet con Adams.

Quinto estrato

El quinto estrato est formado por el en Sabidura, a veces Pistis Sofa (= Fe-Sabidura). Desgraciadamente, porque complica las cosas, en alguna que otra ocasin se le confunde tambin con Elelet. En la mayora de los casos aparece relacionada con el Hijo/Logos, ya como su pareja, ya como receptora de su salvacin tras su cada.

Unas aclaraciones antes de seguir: el nmero de eones de la divinidad vara de sistema a sistema. En el valentinismo son treinta, y aparecen por parejas, que, a su vez, engendran a otros, formando la Ttrada, la Ogdada o la Dodcada primordiales. Es importante sealar que en el sistema valentiniano es abundante el uso de metforas sexuales para expresar la emanacin o generacin intradivina de eones.

En otros grupos gnsticos los eones divinos son prcticamente infinitos, constituyendo mltiples jerarquas en el mbito de lo celeste. Y esto no carece de lgica: siendo el Trascendente tan infinito, sus proyecciones hacia el exterior pueden ser tambin una sucesin infinita de infinitos cuyas imgenes se multiplican como reflejos repetidos en una sucesin de espejos.

En general, para el gnstico, slo la pareja, o lo andrgino, es lo perfecto. Probablemente lo deducen, segn el principio arriba expuesto de que lo de abajo es reflejo de lo de arriba, por una observacin de lo que ocurre en el mundo, y en especial de la generacin corprea, reflejo de la celeste, llega el gnstico al convencimiento de que la individualidad no es lo perfecto. De hecho, el mismo Trascendente tiene su pareja, Pensamiento, Voz o Silencio, etc. En el gnosticismo esta concepcin dualista se denomina ley de los conyugios, de las parejas o sicigas, a la que repetidamente aludiremos.

Es importante saber tambin que en todo este proceso de emanacin que da como resultado el que la Divinidad se haga ms plena, los eones se van formando en dos tiempos, por as decirlo. En un primer momento o estadio el Pleroma de los eones es formado en cuanto a su sustancia o ser. En un segundo momento es formado en cuanto a la gnosis o conocimiento. Es decir, el Dios Trascendente comunica a esos eones, ya formados sustancialmente, el pleno conocimiento de s mismo slo en un momento posterior, gracias a lo cual comienzan a ser plenamente divinos.

Esta duplicidad de momentos puede resultar extraa, pero tiene un fundamento: de este modo el Dios Trascendente indica que la gnosis es pura gracia, y que slo ella, es decir el conocimiento del Uno, otorga a un ser, por muy divino que sea, su plenitud sustancial.

Ya tenemos, pues, a la divinidad desarrollada o plena. Pero en ella no todo es paz. Se podra suponer que as, en su plenitud, la divinidad pudo estar siempre. Pero, inexplicablemente no es as, sino que dentro de ella se produce una especie de pecado, cada o falta.

El post de hoy es tcnico y quiz difcil. Pero sin estas ideas cranme- no se puede entender el Evangelio de Judas. Ya empezamos a vislumbrar cun distinto es este mundo especulativo del cristiano normal, y comenzamos a asombrarnos de cmo algunos periodistas pudieron decir que el Evangelio de Judas iba a cambiar la historia, los hechos, del cristianismo primitivo. Los pretendidos hechos nuevos, revelados por el Evangelio de Judas, dependen en absoluto de este mundo ideolgico y son una plasmacin de estas concepciones. Lo veremos, si tenemos paciencia.

Saludos cordiales de Antonio Piero