Obligación moral y obediencia jurídica

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OBLIGACIÓN MORAL Y OBEDIENCIA JURíDICA J. Planteamiento del problema Vivimos en una época,en la que hechostales como la ocupaciónindebida decasasdeshabitadas, lasdemostracionesno autorizadas,losllamados"sít-in" y los actosde violencia en las universidades,figuran en el orden del día. En todos estoscasos,se trata de violacionesconscientespor parte de algunos ciudadanos,del derechovigentede sus respectivospaíses.A menudo, esta violación del derechono sólo estenida en cuenta,sino que precisamentese apunta a ella -no como fin en sí mismo, sino, por ejemplo, como medio de provocacióno para atraer la atención pública hacia situacionesque se consideraninaceptables.Lo quedistinguea talesacciones,de los deiitos tra- dicionales-tales comohomicidio,robo o estafa- es,por lo general,el hecho de que quieneslas realizan consideranexpresamenteque su acción,no obs- tante ser ilegal, está permitida y hasta ordenada,desde el punto de vista moral. (Naturalmente,a veces,sueleencontrarsetambién esta característica en algunosde los delitos tradicionales,tales como defraudaciónimpositiva, contrabando,viajar sin boleto.)Seargumenta,entonces,que,la única buena razón para no realizar estasaccioneses el temorante las sancionesque im- pone el derecho,es decir, razonesde tipo egoísta.Por el contrario,desdeel punto de vista moral, no habría nada que objetar.A fines moralmentebue- nos (ocupaciónilegal de casasdeshabitadas)o, por lo menos,moralmente indiferentes(viajarsin boleto) y el hechode que seanviolacionesdel derecho vigente no modifica en nada su propia naturaleza. La normación de una conductapor parte del derechopositivo carecede toda relevanciapara deci- dir si la conductaen cuestiónesmoralmentecorrectao incorrecta. El objetode las reflexionessiguienteses la cuestiónde sabersi la con- cepciónaquí esbozadapuedeserconsideradacomoplausible.¿Esverdadque para el juicio moral de una acción no importa en absoluto su legalidad o ilegalidad? ¿Acasono tiene importancia decisiva para la actitud moral? o ¿No es la normación jurídica, por lo menos,un factor independienteque debesertenidoencuenta?Con otraspalabras:¿Existealgoasícomoun deber moraldel ciudadano,deobedecer--siempre,fundamentalu ocasionalmente- el derechopositivode su sociedad en tanto tal? 1 1 El alcancede esteplanteamientono se limita a aquellos casosen los cuales la vio- lación del derechorepresentaun delito (como en el caso de los ejemplos presentadosen el texto).Abarca también aquelloscasosen los cualesel derechoordena o prohibe un com- [142]

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OBLIGACIÓN MORAL Y OBEDIENCIAJURíDICA

J. Planteamiento del problema

Vivimos en una época,en la que hechostales como la ocupación indebidade casasdeshabitadas,las demostracionesno autorizadas,los llamados"sít-in"y los actosde violencia en las universidades,figuran en el orden del día. Entodos estoscasos,se trata de violaciones conscientespor parte de algunosciudadanos,del derechovigente de sus respectivospaíses.A menudo, estaviolación del derechono sólo es tenida en cuenta,sino que precisamenteseapunta a ella -no como fin en sí mismo, sino, por ejemplo, comomediode provocacióno para atraer la atención pública hacia situacionesque seconsideraninaceptables.Lo que distinguea talesacciones,de los deiitos tra-dicionales-tales comohomicidio, robo o estafa- es,por lo general,el hechode que quieneslas realizan consideranexpresamenteque su acción, no obs-tante ser ilegal, está permitida y hasta ordenada,desde el punto de vistamoral. (Naturalmente,a veces,suele encontrarsetambién esta característicaen algunosde los delitos tradicionales,tales como defraudaciónimpositiva,contrabando,viajar sin boleto.)Se argumenta,entonces,que, la única buenarazón para no realizar estasaccioneses el temorante las sancionesque im-pone el derecho,es decir, razonesde tipo egoísta.Por el contrario, desdeelpunto de vista moral, no habría nada que objetar.A fines moralmentebue-nos (ocupaciónilegal de casasdeshabitadas)o, por lo menos,moralmenteindiferentes(viajar sin boleto)y el hechode que seanviolacionesdel derechovigente no modifica en nada su propia naturaleza.La normación de unaconductapor parte del derechopositivo carecede toda relevanciapara deci-dir si la conductaen cuestiónesmoralmentecorrectao incorrecta.

El objetode las reflexionessiguienteses la cuestiónde saber si la con-cepciónaquí esbozadapuedeserconsideradacomoplausible. ¿Es verdadquepara el juicio moral de una acción no importa en absoluto su legalidad oilegalidad? ¿Acasono tiene importancia decisiva para la actitud moral? o¿No es la normación jurídica, por lo menos,un factor independientequedebesertenidoen cuenta?Con otraspalabras:¿Existealgo así comoun debermoraldel ciudadano,deobedecer--siempre, fundamentalu ocasionalmente-el derechopositivo de su sociedaden tanto tal? 1

1 El alcancede esteplanteamientono se limita a aquellos casosen los cuales la vio-lación del derecho representaun delito (como en el caso de los ejemplos presentadosenel texto).Abarca también aquellos casosen los cualesel derechoordena o prohibe un com-

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Diánoia, vol. 22, no. 22, 1976
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En la tradición de la filosofía moral y del Estado,se ha prestadohastaahora muy poca atención a este problema.Dicho más exactamente:Hastaahora la atenciónde la filosofía moral y del Estado se ha concentrado,engran medida,en un aspectoparcial -aunque sin duda, espectacular- deesteproblema.Seha limitado a la cuestiónde sabersi estámoralmenteper-mitida y, en caso afirmativo, bajo qué condiciones,la revolución política,es decir, la supresión de los fundamentos de un orden juridico positivo vi-gente.2Ahora bien, una revolución-"violenta" o no--- no es concebiblesinun actode desobedienciadel derechovigente.Pero, a la inversa,obviamenteno todo acto de desobedienciatiene algo que ver con una revolución: laocupaciónilegal de casasdeshabitadaso el viajar sin boleto no son,concep-tualmente,revolucionesy tampocotienen -ni en susefectos,ni en la inten-ción del actor- tendenciasrevolucionarias.

Una teoría que limite la problemáticade la desobedienciao de la resis-tenciapolítico-morala cuestionesvinculadascon la revolución (por ejemplo,el casodel "tiranicidio") es insuficiente,desdeun doble punto de vista. Enprimer lugar, carecede relevanciapara los problemas moralesde una comu-nidad cuyas normasjurídicas fundamentalesno son objeto de objecionesesenciales.Por otra parte,se niega a sí misma la posibilidad de entenderelproblema de la resistenciafrente a un orden jurídico fundamentalmenteinmoral, ya que estacuestiónsólo puedeser entendiday solucionadaadecua-damentedentro del marcode una teoríageneral de la resistencia.

¿Tiene el ciudadanoel deberde obedeceral derecho?O bajo ciertascir-cunstancias,¿tienederechoa la desobedienciao a la resistenciapolítica? Setrata aquí de una cuestiónque, en verdad,serefierea una actitud frente alderecho,pero que es formulada desdeun punto de vista extrajurídico, esdecir, moral. Por dos razonesdiferentes,existeel peligro de perderde vistaestacircunstanciay de ser víctima de una confusiónentre puntos de vistajurídicos y extrajurídicos o morales. .

Por una parte, la formulación de la cuestiónen tanto preguntaacercadel derecho de resistencia,puedehacerpensarqueaquí se trata de una cues-tión "jurídica", Sin embargo,hay que distinguir entreel "derecho"objetivo,en el sentido del conjunto de todas las normasjurídicas (positivas)de unEstadoy el "derecho"en el sentidode una pretensión,de un "derechoa";y aquí también,dentro del marco de este"derechoa", hay que distinguirentre un "derecho"jurídico (positivo)y un "derecho"moral. Mientras queel "derechoa" es la consecuenciadel derechoobjetivo,estono vale,de nin-

portamiento sin castigar su violación con una sanción penal (como en el caso del nocumplimiento de un contrato del derecho privado).

. 2 Con respecto a esta cuestión, ver, sobre todo, R. Spaemann, "Moral und Gewalt"en M. Ríedel (compilador) Rehabilitierung der praklischen Philosophie, tomo 1, Friburgo1972, pp. 215 Y ss,

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gunamanera,para el "derechoa" moral. Esto, a su vez,influye en todo casoen la cuestiónacercade cuáleshan de ser las notas distintivas del "derechoa" jurídico (y,con ello, del derechoobjetivo).En"estetrabajo,con la expre-sión "derechode resistencia"seha de hacer referenciasiemprea un derechomoral, extrajurídico,exactamenteen el mismo sentido en el que uno puedepreguntar si los padres tienen derecho al respeto y al agradecimientodesushijos.

La segundarazón de una probable confusión entre el planteamientoy la problemáticadel derechode resistenciadesdeel punto de vistajurídico ydesdeel punto de vista moral reside en el hecho de que en algunosorde-namientosjurídicos existe el derechojurídico (positivo) de resistencia.Así,desde 1968,la Ley Fundamentalde la República Federal de Alemania ensu artículo 20, inciso 4, garantizaa los ciudadanos,cuandono tenganotrorecurso,el derechode resistenciafrente a quien se propongaeliminar el or-den constitucionalde la República Federal.Cuál es la función que un dere-cho de resistenciajurídico-positivo tiene en detalle y hasta qué punto esposible,sin entrar en contradicción,sostenerque una norma de un sistemanormativopuedesuprimir el deberde obedienciacon relacióna otrasnormasválidas del mismo sistema,son cuestionesde interpretaciónjurídica que nonecesitanpreocuparnosaquí. Dentro del marco de nuestro planteamientodel problema, lo único que importa es lo siguiente; el derechojurídico deresistenciay el derechomoral de resistenciapertenecena diferentescatego-rías y han de serjuzgadosdesdediferentespuntos de vista; en un caso setrata de un problemade interpretacióndel respectivoderechovigente; enel otro, del problemade averiguarcuál es la posición moralmentecorrecta.Y, además:aún en los casosen que existenun derechojurídico de resistencia,la cuestión acercadel derechomoral de resistenciamantiene la relevanciaprácticaque se señalaraal comienzo.Puesun derechojurídico de resistencia,si no ha de conducir a la eliminación de todo el orden jurídico, no puedeser tan amplio como para que admita toda objeción contra el derechovi-genteo su aplicación.Estará más bien tan estrechamentedelimitado en suspresupuestos(tal comoes el casode la citada disposición de la Ley Funda-mental) que carecede toda importancia para la gran mayoría de los pro-blemasactualesde la obedienciajurídica.

¿Existe un derechomoral a la desobedienciapolítica'?Ésta es una cues-tión de la ética normativa: No queremossabersi alguien, quién y con quéfundamentos,estáconvencidode la existenciade un derechomoral de resis-tencia o actúade acuerdocon él. Ésta sería una cuestiónemplrica cuya res-puestacorrespondea la sociología.Más bien, lo que queremossabereshastaqué punto estájustificada la aceptaciónde un derechomoral de resistencia.¿Es posible dar una respuestaracional a estetipo de cuestionesnormativas?¿O la respuestano puedeser otra cosaque la manifestaciónde una convíc-

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ción personalde quien la formula, sin pretensiónalguna de obligatoriedadintersubjetiva?Estascuestionesdesembocanen el variado complejode cues-tiones del relativismoético. Con respectoa estedifícil y fundamentalpro-blema de la filosofía moral se dirá aquí tan sólo lo siguiente:de acuerdocon el estadoactual de la investigaciónfilosófico-moral,sería un prejuicioconsiderarque el problemadel relativismo es una cuestióndefinitivamenteresuelta."Por lo menos,en amplios camposde la moral existenargumentosfirmes en contra de aquél. En todo caso,el papel que la ratio puede jugaren la éticanormativa,al igual que en otrasdisciplinas,no estáagotadoen lafilosofía actual. Creo que este papel consiste,sobre todo, en la crítica denuestrosjuicios moralescotidianos,en el intento de buscarlas premisasfun-damentalesde estosjuicios. Estas premisasmoralesfundamentalessuelennoapareceral comienzode una reflexión filosófica moral. Sólo una especiede lógica aplicadapuedehacerlasexplícitas,establecersu exactoalcancey, deesta manera, posibilitar su utilización para la crítica de nuestrosjuicioscotidianos.Un procedimientofilosófico-moralde estetipo puedemostrar,amenudo,que frente a la diferencia de opiniones de diferentesindividuos ysociedadesen el ámbitode los juicios moralescotidianosderivados existecaín-cidenecia en los principios fundamentalesde estosjuicios. Pero esto signi-fica que las diferenciasde opinión existentespuedenserreferidasa cosastalescomo fallas lógicasen la argumentación,a la utilización de conceptosam-biguos o al hecho de haber recurrido a pr~isas complementariasdescrip-tivas divergentes;por lo tanto, en principio, es posible su eliminación conmétodosracionales.

Las siguientesconsideracionesacercadel problemamoral de la obedien-cia jurídica o de resistenciaconstituyenun intento de considerarlas posiblesposicionescon respectoa esteproblemadesdepremisasfundamentalesqueafectana todosnuestrosjuicios morales,a fin de obtenerasí una baseracio-nal. A tal objeto,pareceadecuadodividir esta investigaciónde acuerdoconlos principios que estána favor de una obligación moral de la obedienciajurídica y que,de estamanera,se oponenal derechode resistencia.Quienquiera imponer al individuo deberesmorales,y reducir así el campode sulibertad, deberácorrer con la cargade la argumentación.

11. Argumentos en favor de una obligación moral de obediencia jurídica

1. La vinculación conceptual entre derecho y moral

La primerarespuestaa nuestroproblema,quehemosde consideraraquí,

a Cfr., también W. K. Frankena, Analytische Ethik. Eine Einführung, Munich 19']2,pp. 132 Y SS.

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es una consecuenciade una idea del derechonatural.4 Se basa en un usorestringidodel concepto"derecho"que, en verdad,no conducea una solu-ción del problema,sino que lo desplazaa otro campo.El conceptode dere-cho es usadode una maneratal que sólo caenbajo él aquellasnormasdelEstadoquecoincidencon la moral. (Paranuestrocontexto,tieneimportanciasecundariael hecho de que el conceptode la moral dentro del marco deestaconcepciónseaentendidoen el sentidopositivo que simplementereflejalas conviccionesde la respectivasociedad,o en el sentido crítico de unamoral "correcta".)Pero estosignifica que la cuestiónmoral de la obedienciajurídica y de la resistenciacarece,en gran medida, de objeto. Pues si elderechoper dejinitioneni no puedeser inmoral, entoncesno puedehaberunproblemade resistenciacontra un "derecho inmoral". En verdad,nuestrapreguntageneralinicial acercade si el ciudadanoestáobligadomoralmentea obedeceral derechoen tanto tal, conservasu sentidoen una medidalimi-tada,esdecir, en la medidaen que un comportamientojurídicamenteorde-nadono puede,por necesidadconceptual,estarprohibido moralmente;perono por ello ha:de estarmoralmenteordenado (yno sólo sermoralmenteneu-tral).!Precisamenteaquelaspectode la problemáticaque,a menudo,escon-sideradocomo especialmenteacuciante,es decir, el de la resistenciafrentea normasjurídicas inmorales quedaaquí excluido.

Este intento jusnaturalistade solucionarnuestroproblemano esconvin-cente.Si seobservanlas cosascon sobriedad,la vinculaciónconceptualentrederechoy moral que subyacea esteintento, tiene sólo inconvenientes.Poruna parte,sepriva al conceptodederechode su objetivolingüísticohabitual,es decir, el de designarla totalidad de todas las normaspositivasválidasdentrode un Estado.(El propietariode una casa,por ejemplo,que preguntaa su abogadosi el derechole prohibe un determinadocomportamientofren-te a su inquilino, preguntasimplementesi existeuna normade comporta-miento con un determinadocontenido que es "derecho"en el sentidodequeha sido dictadapor el legislador,esobservadapor los tribunalesde jus-ticia, su no cumplimientotrae aparejadasciertassancionestípicas,etc.:quela norma en cuestiónseao no conciliable con la moral, es algo que no leinteresaal formular estapregunta.)Hay que teneruna respetableprepara-

4 En nuestro tiempo, tal fue la respuestade un prominente jurista alemán, G. Rad-bruch (Rechtsphiíosophie, 6"" edición, Stuttgart 1963,pp. 335 Y ss. Y 347 Y ss.).

:;No obstantelo que pueda parecer a primera vista, no es de ninguna manera paradó-jica la cuestión acercadel debermoral de obediencia de normasdel Estado que prescribenun comportamientomoralmenteneutral o incorrecto, es decir, la cuestiónacercadel debermoral de hacer algo moralmenteneutral o prohibido. No 10 es porque la valoración delcorrespondientecomportamientocomo moralmente neutral o prohibido es independientedel hecho de que estecomportamintoestéo no abarcado por el derecho.Lo que aquí nosimporta es saberhasta qué punto la normaci6n jurídica es una buena razón para modificarla actitud moral frente a tal comportamiento.

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ción filosófica, para pensarque la expresión"derechomoralmentecorrecto"no tiene perfecto sentido,sino que es tautológica.

Ahora bien, uno podría concederal jusnaturalista el conceptode dere-cho en su uso restringido,con su carganormativo-moraly en lugar de "dere-cho" hablar de "derechopositivo", o de "normasdel Estado". (En estecaso,serian "derecho" sólo aquellasnormasdel Estado que satisfacenciertasexi-genciasmorales.)Pero el peligro reside,sin embargo,en que uno a vecesnosigueestaprecisión lingüística de manera consecuente,y -al menosocasio-nalmente- uno recaeen el usonormal y habitual del lenguaje,esdecir,unohabla de "derecho"para referirsea las normaspositivasvigentesen un Es-tado. La consecuenciapuede ser fácilmente un desplazamientoconceptualinvoluntario con las consiguientesconfusiones.

Sin embargo,desdeotro punto de vista, el uso restringidode "derecho",inspirado en el derechonatural, resulta tambiénser inconveniente.Esto estávinculado al hechode que la discusiónexplicita de alternativasde actitudesmoralescon respectoa algo fácticamente existentese ve dificultado si unorecogeya en su definición una determinadavaloraciónmoral de estehechoexistente.Las tesisnormativasson aquí impuestascomo necesidadesconcep-tuales y se priva así de los medios de expresión lingüística a una actitudéticamentediferenciada.Que tal es el casopuedeverseen el siguientepro-blema. Quien niegue carácterjurídico a las normas inmorales del Estadopuede,como ya 10 vimos,plantear con sentido la cuestiónacercadel debermoral de obedienciafrentea las normasjurídicas moralmenteneutrales,perono frente a aquellas que son inmorales.Tenderá más bien a considerarlacalidad jurídica de una norma estatal como criterio para decidir si estanormamereceobediencia,desdeel punto de vistamoral. Con otraspalabras:defenderála tesis según la cual uno está obligado a obedecerlas normasjurídicas del Estado pero no las normas del Estado que no son jurídicas(=prescripcionesinmoralesdel Estado)."

Pero una tesisde estetipo -aun prescindiendodel hecho de que noindica ningún criterio para sabercuando algo ha de ser consideradocomoinmoral- no estáa la altura de la complejidadde nuestro problema.Me-diante una mera conciliación lingüística entre derechoy moral llega a unasolución global de un problemanormativo sin argumentarabiertamenteenfavor de las implicacionesde estasolución sobre la basede principios nor-mativos.Más bien uno podría casi suponerque quien defiendeestatesis,enrealidad no ha captadoverdaderamenteel problema.Como sabemos,el pr~blema consisteen sabersi uno puederevisar -y, en casoafirmativo,hastaqué punto- el juicio moral de una acción, cuando ésta viola el derecho.

6 Por lo general, el ,motivo fundamental que aducen quienes sostienen una vincu-lación conceptual entre derecho y moral es precisamenteel evitar una duplicación del con-cepto de deber con la consiguientediferenciación entre los deberes jurídicos y los morales.

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Quien frente a esta cuestión dice simplemente: "No debe hacerse aquéllo quesea inmoral; y lo que es inmoral no puede ser derecho" acepta, sin más, elargumento -que habrá que analizar en lo que sigue- según el cual en laexistencia de un orden jurídico positivo (cualquiera que sean sus caracterís-ticas particulares) interviene un factor moral, es decir, un factor que ha deser tenido en cuenta cuando se trata de emitir un juicio moral acerca de ac-ciones con respecto a las cuales el orden jurídico no calla. ¿Ha de ser real-mente correcto negar obediencia a toda norma jurídica moralmente incorrecta-negándosele precisamente su calidad jurídica- en toda circunstancia con-cebible? En realidad, se trata de la posición frente a una serie de cuestionestotalmente distintas: ¿Está el individuo, en todo caso, autorizado moralmentea violar la norma jurídica inmoral? ¿Está, además, autorizado sin más a libe-rarse de las sanciones jurídicas por su violación del derecho? ¿Está el servidordel Estado -por ejemplo, un juez o un policía- autorizado moralmente (ohasta obligado) a no aplicar o imponer una norma jurídica, porque desdeel punto de vista moral necesita ser revisada? ¿Debía, por ejemplo, hace unosaños un juez en la República Federal de Alemania, fallar contra legem. yconceder derecho de herencia al hijo ilegítimo o absolver al homosexual,simplemente porque las normas jurídicas correspondientes eran injustas -he-cho acerca del cual en la actualidad hay coincidencia de opiniones? La tesisde la vinculación conceptual entre derecho y moral excluye, desde el prin-cipio, una actitud diferenciante con respecto a estos distintos aspectos de laobediencia jurídica. En este sentido, coincide con la oposición diametral-mente opuesta según la cual todo deber jurídico (en estecaso, positivo) tienetambién obligatoriedad moral.' Naturalmente, esta total subordinación de lamoral al derecho puede tener -por lo menos en épocasde tiranía política-consecuencias aún más peligrosas. En este sentido, la solución de la vincu-lación conceptual entre moral y derecho merece preferencia. Pero puede sa-tisfacer de manera insuficiente el objetivo de agudizar el sentido critico-moraldel ciudadano frente al derecho vigente. Pues también ella procede de ma-nera demasiado dogmática frente a la complejidad del problema y renunciaa una fundamentación abiertamente normativa. Quien quiera analizar lasmúltiples cuestiones normativas acerca de la relación entre derecho y moral,sin caer en reducciones y confusiones, tendrá que mantener una clara dis-tinción entre los conceptos "derecho" y "moral","

7 Posición que suele ser atribuida al "positivismo jurídico", a pesar de que resultadificil encontraralguien que la defienda entre aquellos filósofos del derechoque sostienenuna clara distinción conceptual entre derecho y moral.

8 Ver también H. L. A. Hart, Recht und Moral, Gotinga 1971, pp. 14 Y ss. (Haytraducción castellana de Cenaro R. Carrió: Derecho y moral, Buenos Aires, 1962);delmismo autor, The Concept 01 Lata, Oxford 1961, pp. 2030Y ss. (hay traducción castellanade Genaro R. Carrió: El concepto de derecho, Buenos Aires (1g63); N. Hoerster, "Grund-thesen analytischer Rechtstheoríe" en [ahrbucñ lür Rechtssoziologie und Rechtstheorie,tomo 11 (1972), pp. 122 Y ss.

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2. Las consecuenciasde una violación del derecho

Es siempreun argumentoen contrade la admisibilidad moral de unaacción el hecho de que ella tengamalas consecuencias(másexactamente:predominantementemalas).De facto,esteprincipio no esnegadopor ningúnético y es difícil comprendercómopodría prescindir de él una éticamedia-namenteplausíble.? Sobrelo único quepuedediscutirseesacercadesi --comosostieneel utilitarismo- la calidadde las consecuenciasde una acciónpuedeserel único criterio para juzgar la correccióno incorrecciónde estaacción.10Si logra demostrarseque una violación del derecho tiene malas consecuen-cias,entoncesello seriauna nota negativade aquella. ¿Cuál es,en estesen-tido, el criterio para definir malas consecuencias?Uno puedehablar plausi-blementede malasconsecuenciasde una acción cuandoéstaimplica la viola-ción de los interesesde algunade las personasinvolucradasen la acción deque se trate.

Muchas accionesque constituyenuna violación del derechoestán,sinduda, acompañadasde malasconsecuenciasen estesentido.Bastapensarenlos casosnormalesde lesionescorporales,dañosde cosas,violación de con-tratos.Pero en nuestraconsideraciónno podemosincluir estetipo de conse-cuenciasinmediatasde la violación de intereses.Pues lo que nos interesaes la cuestiónde sabersi el juicio moral de una accióndepende,en algunamedida,del hechode que aquella estéo no prohibida por el respectivodere-cho vigente.Esto significa que en estacuestióndel juicio moral de la vio-lación del derechoen tanto tal no tenemosen cuentasi la correspondienteacción (lesión corporal, daños de cosas,etc.),en tanto tal no está permi-tida moralmente.Más bien tenemosque referirnos a aquellos aspectosyconsecuenciasde una violación del derechoque la caracterizansin que im-porte cualesseanlas otraspropiedadesque pueda tener,en el casosingular,la acción que constituyela violación del derecho.

El argumentode que una violación del derechoen tanto tal debe sercondenadamoralmenteen virtud de susmalas consecuencias,se encuentraya en Platón. Él hace aducir a Sócratesfrente a Critón, su potencialcóm-plice en la fuga de la prisión, lo siguiente:"Si estandonosotrosa punto dehuir de aquí, o comose deba llamar esto,acercándoselas leyesy el Estadoentero,preguntaran:Dime, Sócrates,¿quétienesen mentehacer?¿Acaso,pormedio de estaacción que intentas,no planeas,en lo que de tu parte está,acabar con nosotraslas leyesy con el Estado entero?¿O te pareceposible

9 Con respecto a este principio teleológico de una ética normativa y sus problemas,ver N. Hoerster, Utilitaristische Ethik und Verallgemeinerung, Friburgo-Munich 1971,pp. 11 Y ss. (hay traducción castellana de Ernesto Garzón Valdés: Problemas de éticanormativa, Buenos Aires 1975).

10 En cambio tiene relevancia para la argumentación de la sección 3.

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que subsistay no vayaa la ruina aquel Estadoen que las sentenciasdictadasnada valen, sino que pierden su eficacia por obra de particulares?"11 Ladesobedienciade las leyes,así rezael argumento,conducea la destruccióndelEstadoy del orden jurídico, con otras palabras:el caos y la anarquía, unasituación con respectoa cuyo carácter insatisfactorioPlatón considera,conrazón,que essuperfluoargumentaren estecontextodel casoncrmal.P

Este argumentosigue jugando en la actualidadun papel fundamentalen las actitudesque se adoptan frente al problema,tanto a nivel popularcomocientífico-filosófico.Sin embargo-al menostal como es formulada-no es decisivo.Pues una violación singular del derecho-cuya justificaciónmoral es lo que aquí interesa- es, por lo general,totalmenteinsuficientecomopara provocar la destruccióndel orden jurídico. El que a vecesviajesin pagar boleto, robe a un millonario o hasta llegue a matar a un rivalpersonal carecede toda importancia como condición causal necesariao su-ficiente para el futuro desarrollodel Estado (continuacióndel orden estatalo anarquía).Cuando alguien de la estaturacarismáticade un Sócratesviolael derechoen una ciudad-Estado,entonces,tal vez, el caso pueda ser dife-rente: El ejemplode Sócratespuede provocaruna avalanchade violacionesdel derechoque, dado lo reducido de las relaciones,puede conducir real-mentea la destrucciónde la autoridad del Estado.

En el Gritón, sin embargo,Platón deja de lado estavariante que, en elcasode Sócrates,podría tener alguna plausibilidad. Y tiene razón en pro-ceder así, al menosen el sentido de que el argumentoen.esta forma nopuedepretendertener ninguna relevanciageneral con respectoal problemade la obedienciajurídica. En todo caso,es aplicablesólo a casossumamenteexcepcionales.Con respectoal casonormal de la violación del derecho,siguesiendoválido queuna referenciaa susconsecuenciasno esde ningunamaneraun argumentoadecuadopara presentarlocomomoralmentereprochable.Pro-bablementeni Platón ni los defensoresde esteargumento,vistas las cosasmásde cerca,contradirían estejuicio. Un análisisde esteargumentodemos-traría que no es,en realidad, el argumentode las consecuenciaslo que sub-yacea la condenade la violación del derecho,sino más bien un argumentoaparentementemuy similar pero totalmentedistinto en lo que respectaa suspremisaséticasy que es presentadoconjuntamentecon el argumentode lasconsecuencias.Es el argumentoque sostieneque la mala consecuencia,esdecir, el caospolítico, se produciría si cada (o por 10 menosmuchos)ciuda-

11 Platón, Critón 50 a Y s. (He utilizado aquí la traducción de Eduardo Garda Máynezpublicada en "Tesis del Critón sobre el deber de obediencia a las leyes del Estado y lassentenciasde los jueces",Diánoia 1974,p. 13·.E. G. V.). Desde luego, el argumento aquícitado no es el único que Platón pone en boca de Sócrates para fundamentar la obe-diencia jurídica.

12 Es decir, en el contexto de un caso en el que la inmoralidad del correspondienteorden jurídico no es tan extrema que hasta el mismo caos sería más soportable que aquél.

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danos violasen regularmenteel derecho.Este argumentono se basa,comoel argumentode las consecuencias,en las consecuenciasefectivas de la acciónparticular que hay que juzgar (esdecir, de todas las violacionesdel derechoque se produzcan).Planteamás bien la cuestiónde sabersi una realizacióngeneralizada(o al menasmuy difundida) de la acción en cuestión,que aquíes puramente pensada, en el casode que fuera real, tendría las correspon-dientesmalas consecuencias.

Con respectoal argumentode las consecuenciasen contra de la viola-ción del derechovale, comoya lo hemosvisto, lo siguiente.Su premisanor-mativa ("Una acciónque tienemalasconsecuencias-en estecaso,caótÍcas-es, en estamedida,moralmenteincorrecta") es convincente;en cambio, supremisa descriptiva ("Una violación del derecho es una acción que tieneconsecuenciascaóticas")es,por lo general,falsa.Con respectoal argumentoque se acaba de presentar,el de las consecuenciaspuramentehipotéticas,vale precisamente10 contrarío: Su premisadescriptiva ("La prácticagenera-lizada de violacionesjurídicas tendría consecuenciascaóticas")esmanifiesta-mente correcta;por el contrario, su premisa normativa ("Una acción cuyarealización general tendría malasconsecuencias-en estecasocaóticas-- es,en estamedidamoralmenteincorrecta")si no falsa,al menosno es,sin más,necesariamenteaceptable.

Con todo, la premisanormativadel segundoargumentono es,de nin-gúnmodo,tan desacertadacomola premisadescriptivadel primer argumento.Esto significa: El segundoargumentomereceser tomadomás en serio queel primero. Si suponemosque Platón y otros, aún cuando aparentementesesirvendel primer argumento,en realidad serefieren al segundo,entoncessuargumentacióngana en plausibilidad con esta reinterpretación.

3. Las consecuencias del mandato de igualdad con respecto a la violacióndel derecho.

Tras estaexplicación de la diferenciaentre ambosargumentos,analice-mos ahora, en detalle, el segundoargumento.Después de lo dicho másarriba, debemosdirigir nuestra atención sobre todo -al componentenorma-tivo que nosparecedudoso.¿Esun argumentoen contrade la permisibilidadmoral de una violación del derechopor parte de un ciudadano particularel"hechode que la hipotética prácticageneralizada de la violación del dere-cho tengamalas'consecuencias(esdecir, caóticas)y, por lo tanto, sea inde-seable?¿Puedeuna acciónsermoralmenteincorrecta,a pesarde que, tomadaen tanto tal, es decir, en sí misma,no va acompañadade ninguna malaconsecuencia?

Consideremosalgunosejemplos:si el ciudadanoA, por comodidad,noparticipa en las próximas elecciones,ello no tiene para la vida política con-

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secuenciasapreciables-por lo tanto no tiene consecuenciasnegativas.Comose sabepor experiencia,no tiene importancia un voto más o menosen laelecciónde un diputado. Pero si todos los ciudadanos,al igual que A noparticiparanen las eleccionespor razonesde comodidad,entoncesello perju-dicada seriamentea la democraciay las consecuenciasserían,por consiguien-te, negativas.En estascircunstancias,¿No tiene A el debermoral (comoessabido,en la mayoría de los paísesno existe la obligación jurídica de votar)de participar en la elección?B pertenecea un club de montaña que poseey mantieneuna cabañacomo refugio para sus excursiones.B, al igual quelos demásmiembros,utiliza la cabañapero deja que todos los demásse en-carguendel trabajonecesariopara su conservación.Como el club tiene unoscienmiembros,la holgazaneríade B no se notamayormente.Pero, ¿no actúaen estecasotambiénde una maneramoralmenteincorrecta?

Me pareceque si examinamoscuidadosamentelos pro y los contra tene-mosque llegar a una respuestaafirmativa a ambaspreguntas.La idea básicaque seescondedetrásde estarespuestapodría sermáso menosla siguiente:Hay empresase institucionesen las que participan varios individuos de unamanera tal que estas instituciones son beneficiosaspara cada uno de losindividuos. Por estarazón, cadauno de los que en ellas participa está inte-resadoy esperaque se realice lo necesariopara su conservación.Pero estaconservacióndependede que los favorecidosconjuntamentepor la institu-ción sehagancargo,también conjuntamente,de los inconvenientesy_ de lascargas(quepara cada uno son inferioresa las ventajas) que implica su con-servación.En verdadno es absolutamenteindispensableuna cooperacióndetodos los favorecidospara poder soportar las cargas,pero sí de la mayoríade ellos.Esto significa que cadauno, para ver garantizadala permanenciadela institución, tiene que querer y esperarque, por lo menos, la mayoríade los miembrosdel grupo participe no sólo en las ventajassino también enlas cargasde la empresaen común.Así, en nuestrosejemplos,el ciudadanoque consideraque esdeseableuna democraciaque funcionebien, ha de que-rer que la mayoríade susconciudadanosparticipe en las elecciones,y el jovenque apreciael valor de descansoy recreaciónque significa tener un refugioen la montaña tiene que querer también que sus camaradasse preocupenpor el mantenimientode la cabaña.

Si estoes así, es dificil comprendercon qué fundamentoel respectivociudadanoo joven podría limitar su deseoy su expectativade que los otrossesacrifiquenpor la utilidad común,precisamentea estosotros.Todos estánen la misma situación, en el sentido de que todos participan de los bene-ficios de estasinstituciones.Por lo tanto, el principio de igualdad de trata-mientoexigeque también todos participen en las inevitablescargas.En casocontrario,quienesno se hicieran cargode ellas estaríanen mejor situaciónque los otros; sacaríanventaja a costade estos últimos, Nadie tiene razón

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--a menosque se den circunstanciasespecialescon respectoa una determi-nadapersona(por ejemplo,enfermedad)- para quedardispensadodel debergeneral.Y si él se consideradispensado,entoncescon el mismo fundamento("mi cooperaciónno es necesaria")también puede considerarsedispensadocadauno de los otros.Pero aquél no deseaque ello ocurra.Por lo tanto, lajusticia exige que él precisamenteprestela colaboraciónque esperade losotros.t-

Por otra parte, la exigenciamoral es la mismasi la distribución de lasventajase inconvenientesde una empresacomúnestádispuestaobligatoria-mentepor una autoridad común o si la participación de los miembrosserealiza de manera informal y espontánea.En amboscasos,el principio deigualdad exige la participaciónde todos. Aquí, con respectoa la valoraciónde la distribución dispuestapor una autoridad,uno puede hablar de unaparticipación "justa" o "injusta"; en el casode que esta participación seavoluntaria,de unadistribución "equitativa" ("¡air") o "no equitativa". La ar-gumentaciónque se basa en el principio de igualdad no dependede quela correspondienteinstitución o empresase remontea un acuerdoexpresode todoslos que en ella participan. El mandamientode igualdad rige paratodoslos quede factogozande las ventajasde la institución y que consideranque los inconvenientessonmenores,esdecir, para todosaquellosque estáninteresadosen la conservaciónde la institución.

Traslademosestasideasal casode la obedienciajurídica. El Estado es,comolo mostraraagudamenteHobbes,una institución que existeen interésde todoslosciudadanos.wCada uno sebeneficiadel hechode que un Estado-a travésdel ordenamientojurídico-- lo proteja en sus bienes e interesesfundamentales(talescomo la vida, la integridad física, la libertad de movi-miento y de acción).A estoseagregala proteccióneconómica,la "seguridadsocial"que el Estadomodernogarantizaa cadauno a travésde la "previsiónsocial".El mediomedianteel cual el Estadosirveal individuo esel ordena-mientojurídico, esdecir,un sistemadereglasque,comoefectoinmediato,im-pone limitacionesal individuo y exigesacrificiosde él. Pero, si el individuoanaliza sobriamentelas cosas,tendrá que concluir que estosinconvenientesdel ordenamientojurídico son menoresque las ventajasque le ofrece.Estovale,en general,tanto para el Estadotomadoen su totalidad COmoasí tam-bién consideradoa largo plazo.Naturalmente,estavaloraciónde los aspectospositivosy negativosde un ordenamientojurídico, al igual que la actitudgeneralque de aquí resultano puededejar de quedarafectadapor la forma

13 Para un mayor análisis del principio que aquí subyace,ver N. Hoerster, Utilitaris-tische Ethik und Verallgemeinerung (especialmentepp. 108 Y ss.).

14 Con respecto a la reconstrucción de la argumentación de Hobbes, ver N. Hoerster,Utititaristische Ethik und Verallgemeinerung,pp. 128 Y ss. Para el marxista, quien niegaque tal sea el caso, el argumento mencionado más arriba con respecto a la obedienciajurídica no podrá tampoco convencerlo.

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como,a grandesrasgos,esteordenamientojurídico estéconstituido: cuál esla forma de organizaciónpolítica que subyacea él; en qué medida respetalos derechosdel individuo; hastaqué punto sirve al bienestary la justiciasocialde los ciudadanos;si el Estadoabusade susmedioscoactivospara llevara cabo guerrasde agresión,etc.Pero sólo en casosextremospoco frecuentesuno podrá decir que el ciudadanocomúnestaríamejor atendidoen la segu-ridad de sus interesesy en sus interesesfundamentalessi no existiera elordenamientojurídico. Un Estado que proporcione a sus ciudadanosmásinconvenientesque ventajas,no dura, por lo general,mucho tiempo. Másrelativamentefrecuentees el casode las minorías subyugadasy carentesdederechos,para quienesla anarquía es el mal menor.

En el casonormal de un orden estatal,el ciudadano común -no obs-tante todas las críticas quizás justificadas a los aspectosnegativosde esteordenamientoy todos los consiguientesdeseosde modificación- estáintere-sadoen su conservacíón.t" Pero estosignifica que tendráque rechazaraquelloscomportamientosque afectenla conservaciónde esteordenamiento.Por lotanto, tendrá que rechazarel hecho de que sus conciudadanospierdan elrespetoante la ley. Pues, como ya se señaló, un orden estatal en el quetodos(especialmentelos funcionariosdel Estado) no respetasenen todo mo-mentoel derecho,ha de derrumbarse.No espoco frecuenteel casoen el queun ciudadanono apruebael contenidoo la influencia de una norma jurí-dica. Aún en una democracia,comúnmente,es una minoría apreciable laque no está de acuerdo con la mayoría de las leyes dictadas. (La simpledeslealtadde los funcionarios de los poderesejecutivoy judicial que simpa-tizaran con la oposición parlamentariaprobablementesería más que sufi-cientepara producir un caospolítico.) No hay duda: un ordenamientojurí-dico depende,para su conservación,de la cooperaciónde una gran parte desusciudadanos.

De aquí resultanecesariamentela aplicabilidad ejemplificadamásarribadel mandamientode igualdad: quien esperaque sus conciudadanos prestenobedienliaal derechovigente-aun cuando consideranque estederechonoescorrectoy, por lo tanto,puedanno estardispuestosa realizar por sí mismoslas accionesordenadaspor el derecho-s-estáobligadomoralmenteá hacer lomismo.Se produceuna injusta distribución de las ventajas(beneficiosjurí-dicos)e inconvenientes(deberesjurídicos), distribución que es consecuencianecesariade la existenciade un ordenamientojurídico, si la mayor partede los ciudadanosparticipan de ambos pero el individuo en cuestión noacepta los inconvenientesque le correspondeny, de esta manera, adopta

15 La alternativa que consisteen crear, mediante una revolución, un orden mejor nosólo es --a causa de los medios necesariossino también debido a la incertidumbre deun futuro mejor- a menudo muy dudosa desde el punto de vista moral. Por lo generalestá abierta a sólo unos pocos ciudadanos.

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'una actitud queno estádispuestoa concedera los demás(y que, por propiointerés,no puedeotorgarlesj.w

Quien aceptaal Estado como árbitro pacificador de los conflictos so-ciales pero, al mismo tiempo, pretendepara sí el derechode obedecerlasdecisionesde esteárbitro cuando las aprueba,cae con ello en una contra-dicción. Obviamenteno ha entendidoqué significa el establecimientode unprocedimientoarbitral- esdecir, la regulaciónobligatoria de diferenciasdeopini6n- y, por lo tanto, en realidad, no aceptael correspondienteprocedí-miento.Esto valeno sólo para un procedimientodemocrático-con lo que nosequieredecir que todoslos procedimientosconcebiblesseanigualmentebue-nos. Sin embargo,estopuede explicarsefácilmenteen el modelo democráti-co: un "demócrata"que s610se sienta obligado por las decisionesde la ma-yoría siemprey cuandoél mismopertenezcaa la mayoría,no mereceel nom-bre de tal..

En contra de una argumentaciónde este tipo no puede objetarsequeuno pretendeun derechomoral de desobedecerel derechopositivo sólo parael casoen que el derechopositivo seamoralmenteincorrectoo que en estecasouno estaríadispuestoa concedertambiénestederechoa todoslos ciuda-danos. La función de un procedimiento político de decisión y del derechopositivo que de aquí resulta consisteprecisamenteen regular conflictos, esdecir, casoscon respectoa cuya valoraciónmoral existedesacuerdoentre losciudadanos. El principio segúnel cual uno puedeviolar tranquilamenteelderechomoralmenteincorrectosería,en realidad, inofensivosi su obedienciaestuvieraasegurada,esdecir si su invocacióncondujeraa que sólo seviolaseaquel derecho que realmente es moralmente falso. Sin embargo,tal comoestánlas cosas,(ampliodesacuerdomoral) la invocaciónde esteprincipio porparte de los ciudadanosparticulares conduciría a la frustracióndel objetivode un ordenamientojurídico, es decir, garantizar la paz social. Cada unoharía sólo aquello que consideracorrecto. Y en la medida en que la obe-diencia a esteprincipio se extendiesetambién a los funcionariosdel Estado,comenzaríaa tambalearseel sistemade sancionesestataly, con.ello, desapa-recería también la motivación egoísta de obedeceral derechovigente.

A menudose partedel hechode que el argumentoque se acabade pre-sentar en contra del rechazode un debermoral de obedienciajurídica de-pendede la premisaque sostieneque no hay ningún criterio objetivamenteválido para el juicio moral (esdecir, la tesisdel relativismo ético). Lo con-trario es el caso. 1) Lo decisivopara el argumentono es la aseveracióndeque los juicios moralesrecíprocamentecontradictoriosson válidos en la mis-ma medida sino el hecho indiscutible de que, de facto, talesjuicios son fre-

1.6 Cfr., en un sentido similar J. Rawles, A Theory 01 Iustice, Oxford 1952, capítulos 1y VI. En contra: R. A. Wasserstrom, "The Obligation to Obey the Law", U. C.L.A. LawReuiem, Vol. 10 (1g63),pp. 7CJOY ss.

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cuentes. Este hecho es perfectamenteconciliable con el rechazode la tesisdel relativismo. Encuentrasu explicación suficienteen el hecho,entreotros,de que diferentesindividuos al formular sus juicios morales,a menudopar-ten de premisasdescriptivasdiferentes(por ejemplo acercade las consecuen-ciasde una acción),de que el pensary el argumentarmoralesa menudonosonclarosy concluyentes,que en lugar de estarguiadospor una consideraciónimparcial, lo estánpor emociones.2) Quien considereque la cuestiónesen-cial de estetrabajo,que esde naturalezamoral, tiene sentidodesdeel puntode vista filosófico y es,en principio, susceptiblede una respuestaracional,presuponeprecisamenteque -al menos en camposparcialesde la moral-existeun conocimientoy una pretensiónlegítima a una obligatoriedadinter-subjetiva.w

1I1. El grado de obligatoriedad del deber moral de obediencia jurídica

Quien -sobre la base de la argumentaciónaquí presentada,o de algunaotra- reconozcapara el casogeneralde un ordenamientojurídico un debermoral del ciudadano a obedecerel derecho,no ha llegado por ello al finalde estaproblemática.Quedan aún pendientescuestionesfundamentalesque,en la práctica, pueden ser decisivas.Las indicaremos aquí brevemente.Se-ría un gran malentendido de la posición aquí sostenidaentenderlaen elsentidode que el individuo estádefinitivamenteobligado a obedeceral de-recho, en todas las circunstanciassin que importen los aspectosmoralesdel caso en cuestión. Lo que se sostienecon el principio, "Las violacio-nes del derecho son moralmente incorrectas"es más bien lo siguiente.Enla medida en que una acción representauna violación del derechoes inco-rrecta. "Las violacionesdel derechoson incorrectas"es uno de los principiosmoralesválidos. Una acción concreta que es una violación del derecho es,por lo tanto, definitivamenteincorrecta en la medida en que no caiga tam-bién bajo un principio moral opuesto,que sea igualmenteválido. Un prin-cipio de este tipo podría rezar, por ejemplo: "Está ordenadomoralmentesalvar la vida de una personainocente." Y una acción concretapodría caeren la misma medida bajo ambosprincipios y, con ello, estar ordenadaporuno de los principios y prohibida por el otro. En un casode estetipo no essuficienté para su decisión la formulación de los dos principios. Sería nece-sario entonceso bien tener otro principio que regulara la jerarquía entreaquellos o bien, otorgarpreferenciaa aquel de los dos principios que a tra-vés de la acción en cuestiónresultara más severamenteafectado.

El debermoral de obediencia jurídica no ha de ser concebidode unamaneradiferenteal debermoral, por ejemplo,de no mentir. Aquí tambiénson concebiblescasosque pueden caer bajo otro principio (con consecuen-

],7 Con respectoal problema del relativismo, ver supra Sección l.

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das opuestas)y en dondeesteotro principio tiene premínencía, Aun cuandose mostraraque es imposible estableceruna jerarquía para el casoen con-flicto (del deber de obedienciaal derecho con otros deberes)no careceenningún modo de valor la formulaciónde esteprincipio. Este principio afir-ma 10 siguiente:Cuando una accióncae bajo la categoría"violación del de-recho" ella essiempre un punto de vista que ha.de ser tenido en cuenta (ne-gativamente)para la valoraciónmoral de tal acción. Si esta acción no estambién subsumiblebajo algún otro principio moral, entonces,precisamentepor ser una violación del derecho,es moralmente incorrecta. El deber deobedienciajurídica no espues,al igual que la mayoría si no todosnuestrosdeberesmorales,un deber absoluto sino un deber fundamentalque existeprima facie.t8

El gradode obligatoriedadque en el casoparticular tengael debermoralde obedienciajurídica es,por consiguiente,limitada. Dependede cuálessean105 debereso derechos morales que estén en juego. Las posibilidades sonmúltiples: el derechopuedeprohibir una acción que tambiénviola una pro-hibición moral (por ejemplo,matar, incumplimiento de contratos);en estecaso,los dosdeberesapuntanen la mismadirección. El derechopuedeprohi-bir una acción que moralmenteestáordenada(por ejemplo,la salvacióndeun inocente perseguidopor el Estado); aquí esnecesariosopesarambosdebe-res. El derechopuedeprohibir una acciónque, en tanto tal, seamoralmenteneutral pero que después de su prohibición, en virtud de las consecuenciasde estaprohibición, quedeabarcadatambién por una prohibición moral (yno sólo por la de violar el derecho)(por ejemplo,el conducir por la izquier-da: poner en peligro la vida). El derechopuede prohibir una acción queesmoralmenteneutral y que sigue siéndolo despuésde la prohibición (porejemplo/la prohibición de estacionaren un lugar que,de facto,no representaningún perjuicio para el tránsito; también las relacionessexualesentre ho-mosexualesadultos); aquí todo dependeráde hasta qué punto uno debaotorgaral individuo, desdeel punto de vista moral, el derechoa realizar sintrabasla acción.

También tienen importanciaotrasdistinciones:¿Hastaqué punto el in-dividuo ha examinadocon cuidado la correccióny aplicabilidad de los prin-cipios moralesque seoponena la obedienciajurídica? ¿Seencuentrael indi-viduo en una relación con el Estadoque le imponeun deberespecialde fide-lidad? (Es por ejemplo,concebibleque en un casoen el que uno concedea los ciudadanosun derechomoral de desobediencia,imponga, al mismotiempo,a los servidoresdel Estadoel debermoral de impedir o de sancionarestadesobediencía.) También uno tendrá que imponer exigenciasdiferentessegúnque uno quiera concederal individuo un debermoral o sólo un de-

18 En relación con el statusde estos deberes morales ver N. F. Frankena, op. cit.,nota 3, pp. 46 Y ss,

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rechomoral para oponerseal derechovigente. Tampocouno podrá juzgarmoralmentede la mismamaneraa la primaria violación del derechoy a lahuida de las sancionesque impone el derechoa estaviolación del derecho.Naturalmente,comoya seha indicado, tiene importancia el saberhastaquépunto el ordenamientojurídico en cuestiónsatisfaceen susfundamentos lasexigenciasmorales;hastaqué punto, sobretodo,da a los individuos la opor-tunidad de modificaraquellasleyesque consideraincorrectas,la posibilidadde luchar políticamente.

Sólo sobre la basede un amplio sistemamoral es posible determinarcuálesson los presupuestosexactosbajo los cualesuno queda liberado deldeberde obedienciajurídica. Por lo pronto, habría que conocertodos losprincipiosmoralesquepuedenentrar en conflictoconel principio de la obe-diencia jurídica. Y para, finalmente,poder decidir un casoconcretotendríauno que disponerde una serie de hechosrelevantescuyo conocimientonopuedereemplazarninguna teoríaética,por másperfectaque sea. En pocaspalabras:la ayudapara la decisiónque el pensamientofilosóficopuedepres-tar a la praxjs moral es aquí, al igual que otras cuestiones,limitada. Sinembargo,estono significa que la praxis no pueda liberarsede fallas gravesa travésde un análisis filosóficode sus principios.

UNIVERSIDAD DE MAINZ

NORBERT HOERSTER

(Trad. Ernesto Garzón Valdés)