Obra de Los Pasajes

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  • Los espacios del sueo: el pasaje como nave eclesial dotado de capillas laterales.

    Los pasajes, [...] templos del capital mercantil.

    Comercio y trfico son el par de componentes de la calle. Pero, el segundo de ellos, ahora se entumece en el pasaje, en donde el trfico es rudimentario. ste ahora es esa calle cuya nica libido es el comercio, slo atento a incitar el apetito. Y, en tanto que ah se estanca el flujo, la mercanca se multiplica en sus orillas siguiendo formaciones fantasiosas, como los tejidos en las lceras. El flneur sabotea el trfico. Y es que no es comprador. Es mercanca.

    La moda aqu inaugura el lugar especfico de intercambio dialctico que se da entre mujer y mercanca o placer y cadver. [...] La moda nunca fue sino parodia del variopinto cadver multiforme, provocacin estricta de la muerte precisamente a travs de la mujer, conversacin con la descomposicin que se da amargamente, entre susurros y risas memorizadas y chillonas. Tal es la moda, y por eso cambia con tan acelerada rapidez.

    El lema de Balzac puede aplicarse a desvelar la era del Infierno. Porque nos revela que este tiempo no quiere saber nada de la muerte y que la moda hace burla de ella; que la aceleracin que sufre el trfico y el tempo a que se comunican las noticias al ritmo de edicin de los peridicos, se dirigen al hecho de eliminar toda interrupcin, todo fin abrupto y repentino, de modo que la muerte, como corte, slo se da como continuidad con lo rectilneo del curso [...] del tiempo.

    El 200 d. C., cuando los lugares de culto y otros muchos de sus monumentos ya se empezaban a caer, escribi Pausanias su topografa de Grecia.

    Levantar por cien veces, topogrficamente, la ciudad desde sus pasajes y sus puertas, cementerios, burdeles, estaciones..., tal como antes se hizo desde sus iglesias y mercados. Las ocultas [...] figuras de la ciudad hechas de asesinatos, rebeliones, sangrientos nudos en la red de calles, y los nidos de amor, y los incendios...

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    Obra de los pasajes, C 1, 8

    No puede hacerse un film apasionante a partir del plano de Pars, del desarrollo en orden temporal de sus distintas configuraciones, del condensar el movimiento de sus calles, sus bulevares, sus pasajes y sus plazas a lo largo de un siglo en el espacio de una media hora? Y no es ese el trabajo del flneur?

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    Obra de los pasajes, C 1, 9

  • Se sealaban, en la antigua Grecia, sitios que bajaban al submundo. Tambin nuestro existir de la vigilia viene a ser una tierra donde, por huecos casi imperceptibles, se puede descender a ese submundo, donde se abren espacios por los cuales desembocan los sueos. Pasamos ante ellos diariamente sin sospechar siquiera su existencia mas, al llegar el sueo, en seguida tratamos de atraparlos dando apresurados manotazos, hasta que finalmente nos perdemos entre sus oscuros corredores. El laberinto de casas que conforma la red de las ciudades equivaldra a la conciencia diurna; los pasajes (que son las galeras que llevan a su existencia en el pasado) desembocan de da, inadvertidamente, en esas calles. Pero despus, al llegar la noche, bajo las ciegas masas de las casas de nuevo surge la espesa oscuridad.

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    Obra de los pasajes, C 1 a, 2

    Emblemas arquitectnicos del comercio: el escaln que sube a la farmacia, o el estanco que se aduea de la esquina. El comercio aprovecha los umbrales.

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    Obra de los pasajes, C 2, 4

    Las puertas que dan acceso a los pasajes constituyen umbrales. Ningn escaln de piedra nos los marca. Pero lo hace la actitud de espera de unas pocas personas. Sus pasos, tan escasos y medidos, reflejan, sin tener noticia de ello, que se encuentran ante una decisin.

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    Obra de los pasajes, C 3, 6

    Las construcciones de Haussmann son la representacin correspondiente, en su maciza eternidad amurallada, a los principios propios del gobierno imperial absolutista: entera supresin de cualquier tipo de formacin individual, de cualquier desarrollo orgnico autnomo; el ms completo odio por toda clase de individualidades.

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    J. J. Honegger. Grundsteine einer allgemeinen Kulturgeschichte der neuesten Zeit, V, Leipzig 1874, p. 326. Cit. en Obra de los pasajes, E 1 a, 1

    La reconstruccin de la ciudad... obligando al obrero a realojarse en distritos excntricos, rompi la relacin de vecindad que lo una antes al burgus.

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    E. Levasseur. Histoires des classes ouvrires et de lindustrie en France, II, Pars, 1904, p. 775. Cit. en Obra de los pasajes, E 2, 1

  • Mis ttulos? [...] A m me han elegido en calidad de artista-demoledor.

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    Frase de Haussmann cit. en Obra de los pasajes, E 3, 6

    Se construyeron fortunas escandalosas en el propio entorno del prefecto. Hay una leyenda que atribuye a madame Haussmann, en un saln, la siguiente e ingenua reflexin: Es bastante curioso: siempre que compramos un inmueble, va a pasar por all un bulevar.

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    Dubech-DEspezel. Histoire de Paris, Pars, 1926, p. 423. Cit. en Obra de los pasajes, E 5, 4

    Cientos de miles de familias, que trabajan en el centro, duermen al final de la ciudad. Su movimiento se parece a la marea; por la maana el pueblo desciende hasta Pars, y a la noche la misma ola popular remonta. [...] Es la primera vez que la humanidad asiste de este modo a un espectculo tan desolador en cuanto al pueblo.

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    A. Granveau. Louvrier devant la socit, Pars, 1868, p. 63. Cit. en Obra de los pasajes, E 7, 5

    La burguesa slo tiene un mtodo para dar solucin, a su manera, a la situacin de la vivienda; resolverla siempre de tal modo que la solucin vuelva a crear el problema de nuevo, una vez ms. Haussmann es el nombre de ese mtodo.

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    Friedrich Engels. Sobre el problema de la vivienda, 1872. Cit. en Obra de los pasajes, E 12, 1

    Folleto de un comercio de telas parisino en los aos treinta: Seoras y seores, les suplico que echen una mirada indulgente a las observaciones que ahora siguen; el intenso deseo de contribuir a su eterna salvacin me lleva a presentrselas. Permtanme que atraiga su atencin sobre el estudio de las Sagradas Escrituras, as como a la extrema moderacin de los precios que he sido el primero en aplicar a mis artculos de gneros de punto [...]. Rue du Pav-Saint-Sauveur, n 13.

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    Eduard Kroloff. Schilderungen aus Paris, II, Hamburgo, 1839, p. 57. Cit. En Obra de los pasajes, G 1, 4

  • En la celebracin del centenario de la gran revolucin francesa, la burguesa lo hizo todo con objeto de mostrar [...] al proletariado la posibilidad y necesidad econmica patente de impulsar una enrgica transformacin social. La exposicin universal poda darle una idea concreta del increble grado de desarrollo de los medios de produccin que se haba alcanzado en todos los pases civilizados, superando ampliamente hasta las ms atrevidas fantasas de los utopistas del pasado siglo.

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    Obra de los pasajes, G 4 a, 1

    Con la etiqueta en que se muestra el precio entra la mercanca en el mercado. Individualidad y calidades materiales slo ofrecen un incentivo para el cambio, revelndose del todo irrelevantes para la estima social de su valor. La mercanca se ha vuelto una abstraccin. Tras rsele de las manos al productor y perdida su real singularidad, deja claramente de ser un producto sometido al dominio de los hombres. Habiendo as ganado objetualidad fantasmal, tiene ya vida propia. [...] Marx nos habla al respecto del carcter fetichista de la mercanca, un carcter que [...]surge por su parte del concreto carcter social del trabajo que produce dichas mercancas [...]. Pues slo es la especfica relacin social entre los hombres la que aqu ahora adopta para ellos la forma fantasmagrica de una relacin entre las cosas.

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    Otto Rhle. Karl Marx, Hellerau, 1928, pp. 384-385. Cit. en Obra de los pasajes, G 5, 1

    Las exposiciones universales fueron la alta escuela en que las masas, que estaban apartadas del consumo, aprendieron a identificarse con lo que es el valor de cambio. "Verlo todo y no coger nada".

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    Obra de los pasajes, G 16, 6

    A mediados de siglo cambiaron las condiciones que regan la produccin artstica. Por vez primera, y de modo concluyente, la forma de mercanca se le impuso a la obra de arte; y al pblico la forma de la masa.

    En la apariencia de una multitud agitada y animada por s misma, sacia el flneur su ansia por lo nuevo. Y es que, de hecho, este colectivo no es en realidad sino apariencia. La multitud en que el flneur va a deleitarse es ese molde en que, setenta aos ms tarde, eso que llaman comunidad del pueblo se va a ver, como tal, configurada.

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    Obra de los pasajes, J 66, 1

    Para el flneur su ciudad ya no es su patria, sino que representa su escenario.

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    Obra de los pasajes, J 66 a, 6

  • La individualidad en cuanto tal toma perfil heroico cuanto con ms fuerza entra la masa al interior del campo de visin. Y ste es el origen de la concepcin del hroe en Baudelaire. [...] El libre mercado hace crecer sin tregua dichas masas hasta incalculables multitudes, y eso sucede en tanto, en adelante, cada determinada mercanca va a reunir en torno a s a la masa de sus compradores. Actualmente, los Estados totalitarios han tomado esta masa por modelo. La hoy llamada comunidad del pueblo busca extirpar del individuo singular todo cuanto pueda interponerse con su fusin sin resto dentro de la masa de clientes. El nico oponente inconciliable respecto del Estado, que en tan ardiente intento representa al capital monopolista, es el proletariado revolucionario. ste destruye la apariencia de la masa con la realidad que se concreta, socialmente, en su clase.

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    Obra de los pasajes, J 81 a, 1

    Caminar a travs de los pasajes es hacer un camino de fantasmas donde ceden las puertas y se ablandan las paredes se abren.

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    Obra de los pasajes, L 2, 7

    La calle: habitacin del colectivo. Y ste es un ser eternamente inquieto, eternamente puesto en movimiento, que, yendo entre los muros de las casas, vive, conoce, idea, experimenta, a la manera de los individuos cuando estn al resguardo de sus cuatro paredes. [...] De ese modo, el pasaje es el lugar en el cual la calle se presenta precisamente en tanto que interior, amueblado, habitado, por las masas.

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    Obra de los pasajes, M 3 a, 4

    Sin duda que no es que lo pasado venga a volcar su luz en lo presente, o lo presente sobre lo pasado, sino que la imagen es aquello en la cual lo sido se une como un relmpago al ahora para formar una constelacin. Dicho en otras palabras: imagen es la dialctica en suspenso. Pues as como la relacin del presente respecto del pasado es puramente continua, temporal, la de lo sido respecto del ahora es en cambio dialctica: no es curso, es imagen, y se produce en discontinuidad.

    Cualquier posible contenido histrico, una vez expuesto de modo dialctico, se polariza y crea un campo de fuerzas donde se juega la contraposicin entre lo que es su historia previa y lo que es su historia posterior. Con ello se transforma en tanto en cuanto la actualidad acta en su interior. As se polariza el hecho histrico, siempre de nuevo y no del mismo modo, entre historia posterior. Y esto es algo que hace en lo externo a s mismo, cual trazando una lnea, en la actualidad en cuanto tal.

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    Obra de los pasajes, N 7 a, 1

  • El concreto inters del panorama consiste en ver la autntica ciudad, la ciudad en la casa. Lo que hay en la casa sin ventana, eso mismo ser lo verdadero. En lo que hace al pasaje, tambin es una casa sin ventanas. Las que se abren a l son como palcos desde los que es posible mirar hacia dentro, pero no lo es en cambio mirar hacia afuera. Lo verdadero carece de ventanas y, por ello, no tiene ningn sitio donde mirar afuera, al universo.

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    Obra de los Pasajes, Q 2 a, 7