OBRAS DE ROMANOS - UHU

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87ITÁLICA. REVISTA DE ARQUEOLOGÍA CLÁSICA DE ANDALUCÍA // Nº 01.. 2011. PP. XX-XX. ISSN #### // ESTUDIOS

Juan Aurelio Pérez Macías1

Aquilino Delgado Domínguez2

1 Universidad de Huelva. [ [email protected] ]2 Fundación Río Tinto. Museo Minero de Riotinto. [ [email protected] ]

Recibido: ; Aceptado:

OBRAS DE ROMANOS EN RIOTINTO SEGÚNLAS NOTICIAS DE LOS INGENIEROS DE MINASDE LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Resumen

En este trabajo se recogen las notas que sobre la explotación romana en Riotinto nos dejaron los ingenierosde minas del siglo XVIII y primera mitad del XIX. En sus informes y memorias se ensalza la potencialidad deeste yacimiento minero, para que el Estado lo capitalizara, y se describen los restos de época romana,minados, desagües, escoriales, asentamientos y caminos, pues su antigüedad era el mejor argumento quefacilitaba su valoración. Ante la desaparición de la mayor parte de estas labores romanas por lasexplotaciones a cielo abierto del siglo XX, estos ingenieros son la mejor fuente de información paracomprender el sistema minero que Roma desplegó en ésta y otras minas del suroeste ibérico.

Palabras clave: Ingenieros de minas, minas romanas de Riotinto, explotación romana, asentamientos,vías.

ROMAN WORKINGS IN RIOTINTO ACCORDING TO THE MININGENGINEERS' REPORTS FROM THE EIGHTEENTH AND NINETEENTHCENTURIES

Summary

We bring together in this work the notes about the mining Works in Riotinto left by the Spanish miningengineers of the XVII and XIX centuries. They praised in their reports and memoirs the potentiality of thismining deposit to be exploited and capitalized by the Spanish government. They described in the reports theroman artifacts, mines, drainage shafts, slag heaps, settlements and roman roads. Due to the disappearanceof nearly of the roman mines produced by modern open cast mines at the end of the XIX century and thebeginning of the XX century, these engineers are the best source of information to understand the miningsystem that Rome developed in this mines and other exploitations in the south west of the Iberian Peninsula.

Keywords: Mining engineer, Roman mines of Riotinto, roman mining works, settlements, roads.

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En el prólogo a su historia de las minas de Riotinto,D. Avery adopta un tono romántico a la hora de expli-car cómo llegó a España el dinero de la casaMatheson and Company para la compra de la minaen 1873. Eran tiempos de penuria para la IRepública, que con esta venta intentaba poner frenoa la bancarrota en la que había caído la haciendapública a lo largo del siglo XIX. Del relato no le inte-resaba tanto la cantidad como destacar, no sabemossi novelando, que llegó en cofres de madera recu-biertos de metal que se cargaron en la estación deAusterlitz en Paris con destino a Madrid, “en un viajesecreto, cuidadosamente planeado, unas veces entren y otras en carretas tiradas por bueyes…” (Avery,1974). Es la imagen de una España de trabuco,desvertebrada socialmente y atrasada tecnológica-mente. A partir de esta compra Riotinto va a vivir sumáximo florecimiento industrial, pero las obras delos ingenieros españoles que intentaron hacer renta-ble la mina a lo largo del siglo XVIII y primera mitaddel XIX nos ofrecen otra perspectiva distinta.Después de un primer trabajo de F. Elhuyar, J.Esquerra del Bayo, L. de la Escosura, C. del Prado, A.L. Anciola, E. de Cossio y R. Rúa Figueroa, entreotros ingenieros, advirtieron que los métodos deextracción estaban obsoletos y que era precisomodernizar la explotación. La Guerra deIndependencia primero y la larga serie de conflictosciviles que le siguieron impidieron las inversionesnecesarias, y la “enajenación” fue la única alterna-tiva. Era un momento en el que, como consecuenciade la electrificación (cobre) y de la industria química(azufre), las minas de esta zona recobrarían elesplendor que habían alcanzado en época romana.

Después de una explotación industrial que dejómillones de toneladas de escorias, a partir de lasegunda mitad del siglo V d.C. desapareció total-mente la producción metálica en Riotinto. En épocasmedieval y moderna no recuperó su pulso como unade las mayores minas del mundo antiguo, y lasalabanzas a este referente clásico se han mantenidohasta la actualidad. Cuando en 1279 se cedió esteterritorio en señorío al Arzobispado de Sevilla(González Jiménez, 1991: doc. 455), entre los repo-bladores cristianos, asombrados por la enormecantidad de residuos metalúrgicos y el sinnúmero delabores mineras antiguas, se comienza a fraguar laleyenda de que son las minas del rey Salomón (lasminas del Castillo Viejo de Salomón) y dan el nombrede Çalamea (Salomea) a la nueva población. Estaleyenda fue recogida por R. Caro, que como Visitador

del Arzobispado de Sevilla tuvo oportunidad de cono-cer la mina en el año 1621 (Candau Chacón, 1997).Caro nos describió con horror los montones de esco-rias y la gran cantidad de labores romanas en unosescuetos párrafos, “…obscuros laberintos…, monto-nes de escorias y carbones…” que le causaron“…horrendo espectáculo…” (Caro, 1634: 210). Enestos siglos preocupan ya otras cuestiones menoslegendarias, el intento de vuelta a la explotación, loque originó el primer viaje de inspección en tiemposde Felipe II, llevado a cabo por Diego Delgado (1556),quien adelantó una conclusión muy actual que sufino olfato de clérigo le permitió atisbar por algunasevidencias indirectas, Riotinto había sido en épocaromana una mina de plata. En su informe se recogenalgunas breves descripciones de minados romanos,entre ellos la Cueva del Salitre, cuyas dimensionesestima en 70 pasos de longitud y 80 pasos deanchura, con muchas concavidades y lumbreras(pozos) que salen por todas partes. Describetambién los restos del gran poblado de Llano de losTesoros, los grandes cerros de escorias, que seextienden unas 8 leguas, y los hallazgos de plomometálico que le llevan a concluir que “…pues losantiguos tenían y trataban plomo, que su fin eraaprovecharse de la plata…” (Pinedo Vara, 1963: 50).

Los halagüeños resultados de su informe desperta-ron buenas expectativas para continuar con lasexploraciones, y se solicitaron concesiones en éstasy otras minas de la zona a lo largo de la segundamitad del siglo XVI, Sierra de Santo Domingo(Tharsis), Cabezos de los Silos (La Zarza), VueltaFalsa (Paymogo), etc. Los grandes escoriales roma-nos eran el indicio de éxito y los denuncios siguieronen el siglo XVII, especialmente significativos desdeque el Conde-Duque de Olivares creara en 1624 laJunta de Minas para impulsar la explotación minera(Bermejo Cabrero, 2001). Nunca se emprendieronverdaderas labores de explotación, pero entre otrasconcesiones en Riotinto se citan tres cámaras deextracción romanas, La Cueva de Sobial, La Cueva delos Murciélagos, llamada después Cueva del Lago, yla Cueva del Salitre, solicitadas en 1570 por FranciscoPérez de Canales y en 1637 por Francisco de Mendozade Busto (Rúa Figueroa, 1851: 128 y 140).

Todas las peticiones centraban sus miras en lasexplotaciones romanas, pero el primer intento seriode rehabilitar la mina no llegaría hasta 1724, cuandoLiebert Wolters, militar de origen sueco, comienza laexplotación de la masa conocida como Filón Sur a

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partir de una galería de desagüe romana, la Galeríade San Roque (galería Alta del Escudo del Carmen),que le llevó a la parte más rica de la masa. SuCompañía y Asiento de minas de Guadalcanal,Cazalla, Aracena, Galaroza y Riotinto obtuvo la conce-sión por 30 años, e inició la explotación con bombas dedesagüe, para drenar y fortificar las viejas galeríasromanas (Flores Caballero, 1983a). Wolters publicó unfolleto en Madrid en 1725, ofreciendo participacionesmediante la compra de acciones, una iniciativa inéditaen la España del siglo XVIII. Finalmente, por proble-mas con los accionistas, la compañía fue dividida endos, la Compañía de Riotinto y Aracena y la Compañíade Guadalcanal, Cazalla y Galaroza.

Entre los técnicos que trabajaron en esta compañíase encontraba Roberto Shee, que en 1726 realizó uninforme en el que se señalaban los restos romanos(Rúa Figueroa, 1868: 149-155). En él vuelve a hacerreferencia a la leyenda de las minas del rey Salomón,y nombra además el camino carretero que comuni-caba a éstas minas con el “…mar océano…”, losgrandes montones de escorias y “…las ruinas de unapoblación o ciudad que por la cantería labrada encolumnas y otras figuras se conoce haber habidosuntuosas habitaciones…en parte donde se encuen-tran las entradas a las minas, por la falda norte delcastillo viejo de Salomón…”. Reconoció también lagalería romana de desagüe de San Luis (galería Bajadel Escudo del Carmen), y atribuye su construcción alos “…sarracenos…”, aclarándonos que “…abrieroncalle o acueducto por la parte del mediodía, muchomás debajo de lo que trabajaron los antiguos…por laparte norte….con la disposición de hacer que eldesagüe saliese por su pie sin la necesidad de otroartificio o máquina, calle o cañería de agua que estáacompañada por pozos o lumbreras…”. La descrip-ción de la galería de desagüe se acompaña de susdimensiones, “…capaz de entrarse en ella un hombrepara trabajar y limpiarla…”. Desde la entrada al piedel cerro hasta el centro contó “…hasta veinte y dospozos a distancia regular de doce varas cada uno… elpozo más alto hacia el monte tiene 30 estados deprofundo, quince de agua y quince secos…”. En estepárrafo se comprende perfectamente cuál es elmecanismo de las Galerías de Desagüe romanas(Luzón Nogué, 1968), galerías inclinadas que salen alexterior a una corta inferior, para que el agua fluyapor su propio peso.

Sin embargo, después de los trabajos de desagüe,reconocimiento y los primeros pasos de la explota-

ción, la muerte de Wolters en 1727 significó la para-lización de las labores. Heredaría la compañía susobrino Samuel Tiquet, a quien se le retiraría laconcesión en 1742 sin haber producido otra cosa quecobre a partir de los sulfatos de cobre (vitriolo) ysulfato de hierro (caparrosa). Otorgada de nuevo laconcesión, continuaron las labores de limpieza de lasgalerías romanas, y en 1747 Tiquet construye losprimeros hornos de fundición (Fábrica de NuestraSeñora de los Desamparados), con los que la produc-ción de cobre alcanzó los 25.459 kg (Aldana 1875: 48).

Pero en la minería del siglo XVIII sobresale la figura deFrancisco Tomás Sanz. Era uno de los accionistas deS. Tiquet, y a la muerte de éste se convirtió en el nuevoarrendatario de las minas. Durante su administraciónprosiguió con las exploraciones de los desagüesromanos, y desde 1758 impulsó el trabajo de extrac-ción al construir el pozo de San Bárbara y la galeríaconocida como Callejón del Calor (Rúa Figueroa,1851: 168). Después de que se hubiesen desatoradolas galerías romanas de desagüe de San Roque y SanLuis, la exploración continuaría en otras galeríasromanas, entre ellas los llamados Pozos Amargos,situados en la orilla del río Tinto, la galería dedesagüe de la Masa Planes, y la Galería de SanDionisio, de la masa de San Dionisio, que no pudolimpiar al completo. De estas galerías romanas seobtenían sulfatos de cobre para fundición, y la produc-ción de cobre alcanzó los 295.465 kg, que se remitíana la Fábrica de la Maestranza de Artillería y a laFábrica de la Moneda de Sevilla (Ortiz Mateo, 2006).

Hasta esta fecha, pues, la minería se había reducidoa la limpieza de las labores romanas para recuperarlas aguas ácidas de la mina y aprovechar sus minera-les en disolución. Este tipo de minería explica que elnombre de Sanz esté unido a uno de los hallazgosmás singulares de Riotinto, la placa que dedicó elprocurator Pudens al emperador Nerva en una gale-ría de desagüe romana de la Masa Salomón, cuyapublicación ha merecido un sugerente trabajo de J.Remesal (1998). En el siglo XVIII el reformismo borbó-nico y regeneracionismo ilustrado, que se reflejabanen la creación de Reales Academias desde época deFelipe V, favorecieron el ambiente preciso para quecomenzaran a valorarse los hallazgos arqueológicos,y Tomás Andrés de Gusseme, de la Academia deBuenas Letras de Sevilla, daría a conocer el hallazgoa la Real Academia de la Historia antes de que pasaraa formar parte de las colecciones del Real Gabinetede Historia Natural (Salas Álvarez, 2010: 150).

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El manuscrito, del que se conserva copia en elArchivo de la Fundación Río Tinto, nos ofrece ladescripción de esta galería de desagüe que en 1762se intentaba descombrar y del descubrimiento de laplaca de bronce, “…un conducto antiquíssimo,abierto á pico en peña viva,...es el hueco de la esta-tura de un hombre…a las 134 varas de distanciadesde la boca y a las 19 y media de profundidad…”.Por su situación la galería desaguaría a la MasaSalomón: “…tira de Sur a Norte, se cree nos descu-brirá el secreto, hasta ahora ignorado, de la entrada,y desagüe de la mina principal, que cae debaxo delantiquíssimo Castillo que las corona y se llama deSalomón…”. La exploración minera de la época selimitaba a la limpieza de los socavones romanospara intentar alcanzar lo que se consideraba la minaprincipal, pues entonces no se sabía que en realidadlas minas de Riotinto estaban formadas por masasindependientes (Filón Sur, San Dionisio, Salomón,Lago, Dehesa, Mal Año, y Planes), de las cuáles sólose extraía en esos momentos en Filón Sur, junto a lacual F. Tomás Sanz había fundado el pueblo deRiotinto, que más tarde se segregaría de Zalamea laReal. En los siglos XIX y XX se han descubierto otrasdos, masa Valle y masa San Antonio, la primeraagotada y la segunda sin explotar. En su relato laminería romana queda bien definida en el siguientepárrafo, “dilatadissimas cavernas socavadas a pico,artificiosos pozos para el desagüe de las minas,profundíssimas lumbreras sacadas a escuadra yrepartidas a ciertas distancias”, unos términos ajus-tados para lo que hoy se ha documentadoarqueológicamente (Pérez, Gómez, Álvarez y Flores,1991), cuevas de extracción, galerías de desagüe desección rectangular, pozos cuadrados de 1 por 1 m,y pequeñas galerías de prospección. Completó sucomentario sobre la explotación romana haciendoreferencia al viario, “...dilatados caminos abiertos enpeña viva a pico, sin más uso, que el que antigua-mente tuvieron de conducir por ellos en ciertospequeños carros los metales…”. El período de labo-reo romano lo certifica por las monedas que seencuentran, “…algunas de oro, y plata…”, deAugusto, Tiberio, Claudio y Nerón. Una noticiacuriosa de este manuscrito, que ha pasado desaper-cibida, es que la placa de Pudens no estabaenterrada, oculta, sino “…espuesta para publicamemoria…”, y la dedicación a Nerva podría estarseñalando que el procurador asignaba el trazado deesta galería y el comienzo de la explotación de lamasa a la que se asocia (masa Salomón) a la épocade Nerva. Desde una explotación inicial en masa

Lago en época de republicana (Pérez Macías, 1998),la exploración minera iría descubriendo paulatina-mente todas las masas de Riotinto y sólo a partir deépoca flavia y, sobre todo, de la antonina la minaalcanzaría su máxima producción con la explotaciónsimultánea de todas estas masas. Desde un punto devista historiográfico debe subrayarse que en estemanuscrito se relaciona por primera vez a esta minacon el topónimo Urium que aparece en laGeographiké Hyphégesis de C. Ptolomeo.

A pesar de que la Real Hacienda se hizo cargo de lamina en 1776, Sanz continuó como administrador,pero las críticas sobre sus ventas privadas de cobrey la ocultación de mineral precipitaron su cese en1783.

En el reinado de Carlos III su interés por la explota-ción racional de los recursos mineros le lleva a lacreación en 1777 del Real Seminario de Almadén,para el estudio de la Mineralogía y la GeometríaSubterránea. En ésto seguía el modelo de laAcademia de Minas de Freiberg (Sajonia, Alemania),fundada solo diez años antes, y se instaló enAlmadén porque ya se impartía allí docencia entemas mineros. La minería era una de las principa-les fuentes de ingresos de la hacienda pública, yestuvo incentivada por la publicación de losComentarios a las Ordenanzas de Minas de F. J. deGamboa (1761), en los que pretendía unificar loscriterios de las múltiples ordenanzas de minas queregían en las distintas tierras del extenso imperio

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Fig. 1. Fausto Elhuyar.

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español. En esta época minería y arqueología forma-ban parte de la Historia Natural, y los ingenieros deminas se preocupaban por recuperar y estudiar losrestos arqueológicos que aparecían en las minas(Puche Riart, 1993). Así, en el primer Gabinete deHistoria Natural fundado en Madrid por Fernando VIse alternaban las salas de minerales, piedraspreciosas, fósiles, y antigüedades. Una de las prime-ras tareas que se encargó a esa escuela de minasfue inspeccionar los cotos mineros y proponer unplan de mejora. Este trabajo se encomendó a F.Elhuyar (Fig. 1), uno de los más insignes ingenierosde minas españoles del tránsito entre el siglo XVIII yXIX (Gálvez Canero, 1933), que en el año 1822 realizóuna visita de reconocimiento a las tres minas másimportantes de la corona, Almadén, Guadalcanal yRiotinto. Elhuyar era químico de formación y acabódedicado a la mineralogía y a la metalurgia. A suexperiencia en minería se atribuye su nombramientocomo Director General de Minería en México, dondefundó el Real Seminario de Minería en 1792, y a suregreso a España fue nombrado Director General deMinas en 1825.

Los trabajos de prospección desarrollados desde laapertura de las labores romanas que iniciara L.Wolters con sus desagües, habían permitido unavaloración general del “criadero metálico” (Elhuyar,1823). Consciente de la envergadura de los yaci-mientos de Riotinto, Elhuyar va a ir indicando en suinforme una serie de medidas que harían más renta-bles las explotaciones, generalmente en cuanto a lossistemas de extracción, pues de todo lo que vio en lamina llega a la conclusión de que en época romanase explotaron minerales más ricos, que estabansituados a mayores profundidades que los que sebeneficiaban en su tiempo. Con sus recomendacio-nes se persigue siempre la misma idea, apurar losprocedimientos mineros y metalúrgicos para alcan-zar los niveles de producción de época romana. Esteestado de opinión que nos trasmite Elhuyar sereitera a lo largo de toda la literatura minera delsiglo XIX, y es de sumo interés, ya que en múltiplesocasiones se ha planteado que la crisis minera defines del siglo II d.C., que desembocó en la totalparalización de la mina de Riotinto y otras minas dela Faja Pirítica Ibérica, estuvo originada por el agota-miento de sus reservas minerales, intensamenteexplotadas desde época augustea (Domergue, 1990ay Pérez Macías, 1998). Como nos indicaron estosingenieros de minas, el cese de la actividad mineraen época romana no se debía a la falta de minerales

rentables, de buenas leyes, sino a problemas políti-cos y económicos que impedían que continuara unaminería de tipo industrial, imposible por la falta decapital y por la crisis del poder imperial, el dueño delas explotaciones (Chic García, 2005).

Del informe de Elhuyar nos interesa subrayar losejemplos de minería antigua que utiliza para realzarel enorme interés de este coto minero. Como todoslos autores, hace referencia a los restos romanos,“…por ambos costados presentan estos cerrosdespojos y reliquias abundantísimas de antiguasfundiciones que acreditan haber habido en otrostiempos dilatados trabajos de minas en sus laderasy tierras circunvecinas… lo propio confirma la multi-tud de hundidos…indicios de otros tantos pozos, obocas por donde se emprendió y siguió el laboreo delcriadero o criaderos metálicos…sin haberse deter-minado hasta ahora su amplitud y sus límites…”. Enespecial le llamó la atención que estas laboresromanas no tengan escombreras asociadas, “…ni ensus hondos, ni en su cavidad, ni en sus cercanías, seobservan rastros de terreros ni muestras desecha-das de mineral…porque procediendo sus mineralesde una gran mole homogénea, e igual en su mayorparte, se aprovecha por entero su masa sin desper-dicios…”. En parte tenía razón, pero esa realidad estárelacionada con el tipo de minería que se practicó enépoca romana, una minería selectiva que sigue laestela del mineral sin arrancar apenas estériles yrocas, razón por la cual las labores no tienen formasplanificadas que hagan cómodo el trabajo o afiancenla seguridad, y de ahí el empleo del término Cuevaspara definir a las labores de extracción. La excepcióna este tipo de labores irregulares son las laborescomunes relacionadas con el mantenimiento de lamina o la exploración, las galerías de prospección(ternagi), pequeñas galerías con bóvedas de cañónen las que sólo se puede avanzar de rodillas, y lasgalerías de desagüe (cuniculi), de sección rectangu-lar para permitir el paso a una persona en posiciónerguida (Pérez y Delgado, 2011). Los montones deescorias junto a los minados romanos le llevó aconsiderar que los minerales eran fundidos “…amedida que se extraían, en un gran número de ofici-nas pequeñas que se instalaban a las salidas de lasbocas de las minas…”.

A continuación realiza un repaso general a los méto-dos de extracción que se empleaban en su tiempo enla mina, y por sus descripciones parece que la mine-ría habría avanzado muy poco desde el sistema de

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extracción romano, salvo la introducción de lapólvora como medio de arranque con barrenos, quese fue imponiendo en el siglo XVII, y una cierta racio-nalización de la planificación de los tajos por elsistema denominado de “Calles Anchas”, que vanexcavando con galerías en disposición de damero,dejando entre ellas grandes espacios sin extraer.Este método de extracción desaprovechaba grancantidad de mineral, y como más productivo reco-mienda un sistema que se empleaba en las minashúngaras, el método de Labor al Través (FajasTransversales), una excavación en realce que relle-naba con estériles las calles para seguir con otras enlos costados hasta completar un piso, antes de conti-nuar explotando otro superior. Algunos autores hanplanteado que éste fue el sistema de la mineríaromana en Riotinto (Willies, 1997) y en otras minasdel suroeste (Cauuet, Domergue y Dubois, 2002),pero la minería romana, acostumbrada a las minera-lizaciones filonianas, trabajó en estas grandesmasas sin considerar el volumen del mineral, sinolos enriquecimientos que se presentaban en laszonas próximas al nivel freático, donde se encontra-

ban los minerales de plata (jarositas) y sulfurossecundarios de cobre, entre los que predominaban lacalcosina y melaconita, los famosos Negrillos deRiotinto. Los extraía adaptando la forma de la labora la disposición y dirección de estos minerales, sinimportarle las condiciones de trabajo. En los méto-dos de acarreo se seguía la forma antigua, la salidadel mineral al exterior la realizaban “…muchachoscargando en la cabeza unas gamellas o bateasllamadas barcales…con tan corta carga es fácilconocer la multitud de muchachos que se habránecesitado en una producción más abundante…”.Este tipo de bateas de madera se empleaban ya enépoca romana (Fig. 2) y su uso continuó hasta el sigloXVI (Domergue, 1990b), tal como puede apreciarseen los dibujos de G. Agricola (1556). La forma deextracción era la misma que en época romana, poruna roldana o un torno horizontal, y para la moder-nización del arranque y la extracción al exterior, parapermitir el transporte de mayores volúmenes, creeimprescindible el empleo de carretillas sobre raílesde madera y la construcción de tornos verticalesmovidos por bestias (malacates de caballerías).

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Fig. 2. Barcal romano de Riotinto (Museo de Huelva).

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A pesar de sus recomendaciones las minas siguie-ron sin dar los frutos deseados, y en 1829 searriendan al Marqués de Remisa, quien las explotahasta 1849, una vuelta atrás a la antigua política deasientos, típicos de las concesiones preilustradasque el informe de Elhuyar quería superar(Chasgtanaret, 2001: 125-127). Las noticias quellegan a Madrid sobre el desarrollo de los trabajosson desalentadoras, Remisa se dedica a la extrac-ción masiva de minerales y la calcinación de losmismos (Ortiz y Romero, 2004), arrasando la mayorparte de la arboleda que había replantado F. TomásSanz en los alrededores de la mina. En 1835 el RealSeminario de Almadén se había convertido enEscuela de Minas, y las primeras promociones deingenieros serán los encargados de elaborar losinformes que indiquen las reformas necesarias. Laprofesionalización de la disciplina con la aparicióndel Cuerpo de Minas en 1833, y la Ley de Minas de1849 contribuyeron al desarrollo de la minería yotras materias afines, como la geología, para la quese crea la Comisión del Mapa Geológico de Españaen 1870 (Chastagnaret, 2000).

Las visitas de inspección son continuas, y de ellasnos han quedado noticias a partir de la obra de J.Ezquerra del Bayo, otro de esos ingenieros que naci-dos a fines del siglo XVIII desarrollaron su labor en laprimera mitad del siglo XIX. Profesor de la Escuelade Minas y uno de los fundadores de la Real Academiade Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, entre susobras destacan el único manual de laboreo de minasde la época (Ezquerra del Bayo, 1839) y una primeraversión del Mapa Geológico de España (1850).También tradujo al castellano el tratado Principles ofGeology de Charles Lyell, publicado como Elementosde Geología en 1847, enriquecido por su mano conejemplos de minas españolas. Su trabajo sobreRiotinto es ligeramente posterior (Ezquerra del Bayo,1852), y es el compendio de las distintas visitas reali-zadas a la mina entre 1828 y 1845.

Durante su primer reconocimiento facultativo de lamina en 1828 realizó un plano e inventario de cuantohabía en ellas (Fig. 3). En sus comentarios a lospuntos indicados en el plano nos llama la atenciónsobre Cerro Colorado, al que también se conoce

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Fig. 3. Plano de J. Ezquerra con la Sierra del Mineral y los escoriales romanos.

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como Cabezo de los Hornos, y nos explica que toda lafalda norte está horadada de pozos o vestigios roma-nos, que convenientemente restituidos seguíandesempeñando todavía esa funcionalidad, en espe-cial las galerías de desagüe, cuya importancia parael mantenimiento de la mina destaca sobre cuales-quiera otras obras romanas. A lo largo del siglo XVIIIIy comienzos del siglo XIX lo que preocupa principal-mente es el aprovechamiento de las aguas ácidasque salen de la minas, que portan cobre en disolu-ción que puede ser reaprovechado para conseguir eldenominado Cobre de Cementación. Este cobrerepresenta una parte importante de la producciónque desde Riotinto llegaba a las fábricas sevillanasde cañones y monedas (Deligny, 1865), para lascuales se afinaban dos calidades de cobre a partirdel cobre bruto (cobre negro), el cobre “a punto deboca de fuego” y el “cobre de roseta”. La limpieza delas galerías de desagüe romanas desde la época deF. Tomas Sanz había permitido reunir las aguas enun punto, donde se instaló otra fundición, la Fabricade los Planes: “…Cañería de agua que á las Fábricasde los Planes. Esta cañería, como todas las que seencuentran en el establecimiento, es obra de losantiguos, y su objeto como el de varias otras, era eldesagüe de las minas del Tabaco y del Lago; tiene 59varas de longitud, en dirección O.R. 8 horas, la mayorparte fortificada de mampostería; á las dichas 59varas empieza una entibación de madera deencina...todavía se alcanzan a ver tres ramales, queal parecer se dirigen, el uno a las cueva del Tabaco,otro a la del Lago y el tercero a la derecha…”.

Para Ezquerra fue regla común en las minas roma-nas de Riotinto que cuando las labores alcanzabanprofundidades considerables, se trazaban galeríasde desagüe a distintas alturas. Así se presentabanen Filón Sur la Galería de San Luis y la Galería deSan Roque (Fig. 4), y también en otras masas, comoSan Dionisio, en la que los Adits de San Dionisioformaban dos galerías de desagüe romanas super-puestas (Palmer, 1927). La masa Salomón eradesaguada por otras dos galerías, Alta de Nerva yBaja de Nerva, en la masa Planes se superponían losdesagües de Los Pozos Amargos y el Galería deCuatro Molinos, y en Cerro Colorado las galerías deFuente del Mal Año y Fuente de Retamar. Otrosdesagües romanos eran la galería de Huerta de laCaña y la Galería Dehesa. Era una infraestructura dedesagüe que permitía la evacuación de las aguasinteriores de la Sierra del Mineral desde todos loscostados. Las preocupaciones por el mantenimiento

de estas galerías de desagüe son patentes en lasdisposiciones de los bronces de Aljustrel (Domergue,1983). Sobre la Cañería Baja de Nerva, la desatoradapor F. Tomás Sanz, nos comenta que está“…marcada por una línea de pozos de 25 en 25varas…” y que produce agua agria. Aclara quedespués de que se limpiara, se derrumbó, por lodeleznable del terreno y por la falta de fortificación(entibación). Es muy interesante su noticia de que “…hay algunos escoriales en sus inmediaciones…”.Otra galería de desagüe que le llamó la atención fuela de la masa de San Dionisio, y nos comenta que yafue objeto de algún trabajo en la época de Sanz:“…Cañería de San Dionisio. Labores antiguas con sucañería de desagüe en la parte inferior y dos líneasde pozos en la parte superior, que marcan la direc-ción que llevaban los trabajos. Don Francisco Sanz,arrendador de estas minas, hombre emprendedor,trató de habilitar esta cañería; pero poco ayudado demaestros inteligentes, tuvo que abandonarla por lamucha agua que encontró…”.

J. A. PÉREZ MACÍAS Y A. DELGADO DOMÍNGUEZ

Fig. 4. Galerías romanas de San Roque y San Luis según dibujo deJ. Ezquerra.

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Un capítulo aparte le merecen las labores antiguas:“…la gran masa mineral ha sido beneficiada por losantiguos por todos los puntos posibles, como lomanifiestan las labores antiguas que actualmentesirven para la cementación, y la Cañería de Nervapor parte del Mediodía, la Cañería de San Dionisiopor la parte del Poniente, la cueva del Lago, la delTabaco y el sin número de pozos que se reconocen ala falda septentrional del Cerro Colorado por la parteNorte…lo que manifiesta sobre todo laantigüedad…es la inmensa cantidad de escoria-les…”. Estima que las labores antiguas alcanzaronmás profundidad que las modernas: “… las laboresantiguas…vienen a estar en parte debajo de lasmodernas…Estas galerías, que aparecen entre lostrabajos modernos y que están enteramente obstrui-das, es á lo que llaman en el día trabajos viejos…Nohay duda que son labores antiguas, porque ademásde manifestarlo claramente sus dimensiones, suconstrucción en bóveda, lo prueba todavía más elhaberse encontrado entibaciones podridas en lagalería de Martínez…”. Recoge los nombres de lasgrandes cámaras de extracción romanas. Todas

ellas estaban practicables todavía y, como la yamencionada Cueva del Salitre, tenían sus propiosnombres, entre las que destacaban la Cueva delLago, la Cueva del Tabaco y Silo de la Mota. Sobre laCueva del Lago añade que “…no es otra cosa que unamina antigua llena de agua por la obstrucción de lasalida…” y de ella salían “…diferentes cañas deregistro y de beneficio con algunos pozos…” (Fig. 5).Su experiencia de ingeniero le permite distinguir lasformas pequeñas de las galerías de exploración, las“…cañas de registro…”, y las grandes cámaras deextracción, “…las cuevas de beneficio…”. En la Cuevadel Tabaco se detiene algo mas, “… Cueva delTabaco. Al Este de la Cueva del Lago y un poco másalto, se hallan otras labores antiguas que empiezanigualmente por una gran plaza de 50 a 60 varas dediámetro; todavía se conservan transitables muchasgalerías sin ningún orden, que dan a otras tantasplazas de disfrute de poca menos consideración quela primera, son más superficiales, se ve que ibansiguiendo los filones, lo cual manifiesta que poraquella parte termina el gran núcleo piritoso en estaespecie de ramificaciones. En comprobación de esta

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Fig. 5. Cueva del Lago a fines del siglo XIX. Foto: Archivo fundación Río Tinto.

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verdad, se nota en la misma Cueva del Tabaco unmanantial de agua dulce, procedente de las filtracio-nes más superficiales de la montaña…”.

A partir de este punto Ezquerra nos plantea undiscutido asunto, la disposición de los pozos a cortosintervalos, tanto en las galerías de desagüe como enlas cámaras de extracción. A este respecto Ezquerra,gran observador en todo lo que se refiere a la dispo-sición y funcionalidad de las labores mineras, noscomenta brevemente que marcaban la dirección delos trabajos. Estos pozos (spiramina) han sido expli-cados de distintas maneras, casi siempre comolumbreras, para llevar un poco de luz natural a laslabores subterráneas, y como pozos de ventilación,pero parece evidente que el comentario de Ezquerrava más allá de estas simplistas explicaciones, esdecir era una forma de proyectar desde la superficiela dirección de las labores, una tarea necesariaporque el desagüe debería terminar en una zona quetendría que estar a una cota inferior al exterior, yesto sólo podía conseguirse direccionando sudesarrollo desde la misma superficie. Por encima desu utilidad para aportar luz y aireación a las labores,los pozos eran así elementos de referencia parapoder proyectar la planta de las labores en superfi-cie, y harían las veces de estaciones topográficaspara poder delimitar las concesiones, la porción deterreno que el fisco arrendaba mediante locatio-conductio, tal como ha señalado acertadamente B.Cauuet (2004).

Sus ensayos con minerales y muestras metalúrgicasle convencen de que metalurgia de plata, y por susexperiencias en las fábricas sajonas de Freiberg,propone el proceso: “…Tratando de enterarme entodas las manipulaciones relativas al beneficio de losminerales cobrizos, pasé a Grüntal, en donde se haceel apartado, o más bien, la separación de la plata quecontiene por medio de plomo, o sea por el método deresudación…”. Había recogido “…lágrimas de cobrepuro…” y “…lágrimas de plomo…”, y al encontrarcobre y plata en el plomo manifiesta que: “…los anti-guos han beneficiado los metales preciosos quecontiene la pirita de Rio-Tinto…”. Su conclusión esinmediata”… ¿Si los antiguos obtenían esta plata, porqué no hemos de obtenerla nosotros ?...”.

En su plano se sitúa igualmente el poblado romanode Llano de los Tesoros y los grandes escoriales deplata en el sitio denominado “…Dehesa de losEscoriales…, …ocupando el camino que va de la

aldea de Riotinto al de la villa de Campofrío…cimien-tos e innumerables pedazos de columnas…muchospequeños ladrillos, su construcción como el cali-canto de su fortaleza, de media cuarta de largo, condos pulgadas escasas de ancho…las piedras ycolumnas vivas á rojo su color, y blanquecino losladrillos…Desde la expresada ciudad se denotan loscarriles en piedra viva…”.

Después de repasar la minería y la metalurgia,Ezquerra finaliza comentando la necesidad deadecuar los caminos para dar salida rápida de laproducción, y trata el ejemplo de los caminos roma-nos: “…cuatro eran entonces las vías delemplazamiento donde se estienden los principalesescoriales, y cuyos restos se pueden seguir todavíaen grandes trozos…Una de las vías se dirigía hacia elNorte y está reconocida hasta Aracena…Otra vía seseparaba de esta á poca distancia de los escorialesde Riotinto, dirigiéndose hacia el Oeste, hasta elpueblo llamado hoy Almonaster la Real. Otra víadicen que se dirigía hacia el Sud, rectamente alpuerto de Palos…la vía que está más marcada es lade S.E. que se conserva muy visible en largos trozosy llegaba hasta Italica, hoy Sancti Ponci…”. En sutiempo se iba a Sevilla por Aznalcóllar o por elCastillo de las Guardas, pero nos remarca: “…la víaromana de Italica o Sancti Ponci…es sin dudaninguna el camino más directo…el carril romanosale del establecimiento cerca de Los Planes, por lafábrica de San Carlos, pasa por medio de la grandealdea de Riotinto, por bajo del Ventoso, por junto alas aldeillas de Bernales, Juan Gallego y Juan Antón,toca la aldea de Villagordo, y pasa por medio de ElGarrobo, para entrar después en el caminoreal….junto a las ventas de La Pajanosa…”. Lostrazados hacia Huelva y Sevilla fueron descritospuntualmente por R. Rúa Figueroa (Ruiz Acevedo,1998), y los trabajos de prospección y documentaciónarqueológica de los últimos años han identificadoese trazado de los caminos hacia Mérida porAracena (Pérez, Rivera y González, 2010) y hacia Bejapor Almonaster y Aroche (Jiménez Martín, 2006).

Desde la primera publicación de Anales de Minas en1838, a la que sucedió Revista Minera en 1850, nohubo número en estas revistas especializadas en elque no se recogieran datos de las minas de Riotinto.El fantasma de la rentabilidad irá preocupando mása medida que avanzaban los años y el yacimientomineral, en cuyas posibilidades económicas todo elmundo confiaba, no ofrecía los rendimientos que

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cabría esperar. Al método de tratamiento de susminerales dedica especial atención en 1845 otroingeniero de minas, Luis de la Escosura, Director dela Escuela de Minas y redactor de Revista Minera.Además de sus tratados sobre minería y metalurgia,su nombre está unido al ingenio hidráulico cons-truido por Juanelo Tumiano para elevar el aguadesde el río Tajo a Toledo, pues obtuvo cierta popu-laridad al conseguir aclarar su funcionamiento(Escosura, 1888).

Escosura (1845) dedica especial atención a la meta-lurgia y a la explicación de cómo se producía elCobre de Cementación con el agua de una de lasgalerías romanas de desagüe (Galería de SanRoque). Esta galería de desagüe tenía unas 436 varasde longitud y para proteger las paredes de la accióncorrosiva de las aguas ácidas se construyó un canalde madera, en el que se hacía precipitar el cobre quellevaban en disolución las aguas en barras de hierro.El comienzo de la producción del Cobre deCementación se inició cuando uno de los directoresde la mina, D. Francisco de Ángulo, transformó enCañería de Cementación a la antigua galería romanaCañería de San Roque. Este método de cementaciónhabía sido ensayado con éxito en las minas deCastillo de las Guardas (Sevilla) en 1845 por FelipePrieto. Aprovechando así las aguas ácidas que salíande la mina, ricas en sales de cobre, en esta Cañeríade Cementación se obtenía una parte importante deminerales de cobre (sulfatos de cobre), de fácilreducción. Por esto se ha planteado que en épocaromana también se aprovecharon los minerales decobre lixiviados que precipitaban en las propias gale-rías en forma de sulfatos de cobre (Hunt Ortiz, 1988).

Según Escosura el principal inconveniente de lafundición de los minerales de estas minas era laeliminación de la gran cantidad de sulfuro quecontenían, que no admitían una reducción directa. Serequería una operación previa de tostación paraeliminarlo, pero la solución no fue fácil. Después demuchos intentos el método más exitoso comprendíatres calcinaciones consecutivas, de las que se obte-nían núcleos de óxidos y matas de cobre, que porfundición producían cobre bruto (cobre negro) conuna ley de 80% de cobre aproximadamente. Escreencia general que en época romana se explotaronminerales secundarios de más ley (calcosina, cove-lina, tetraedrita, y melaconita) que podían ser“calcinados a muerte” en el horno de reducción(Blanco y Rothenberg, 1980), pero las escorias roma-

nas presentan también minerales primarios, comola calcopirita, y la oficina de desulfuración romanade Azinhal en Aljustrel (Cauuet, Domergue, Dubois,Pulou y Tollon, 1999), nos demuestra que los princi-pios de la operación de tostación de los sulfuros eranperfectamente conocidos, aunque probablemente noestaban tan depurados como en el siglo XIX.

Al terminar el alquiler al marqués de Remisa, lasminas de Riotinto se explotaron por la Real Haciendahasta 1873, y continuaron los informes y memoriaspor otros ingenieros de minas para evitar la venta.

En 1856 Casiano del Prado realiza el informe de lamina después de que caducara la concesión alMarqués de Remisa (1829-1849). Considerado unode los primeros geólogos puros y el impulsor delMapa Geológico de España, fue expedientado por suideología liberal, lo que no impidió que desarrollarasu trabajo en las minas de Almadén y Riotinto. En suinforme sobre Riotinto se encuentran algunas notasde interés, como el volumen de escorias antiguas,para la que no encuentra parangón en otras minashispanas “…antiguamente dieron grandes produc-tos, como atestiguan los asombrosos rimeros deescorias que restan, y que exceden en cantidad a losde Cartagena y á cuanto pudiera imaginarse…” (DelPrado, 1856).

Casiano del Prado ya había escrito un extenso artí-culo en Revista Minera, en el que daba cuenta de laimportancia económica de las minas de Riotinto (DelPrado, 1851). Sin embargo, consideró que Riotinto noera más que la mina más importante de una granregión metalífera que se extendería desde el Castillode las Guardas (Sevilla) “…hasta el corazón delAlentejo en Portugal…”, que la investigación poste-rior ha individualizado como Faja Pirítica Ibérica ygeológicamente como Zona Surportuguesa. Yaentonces se tenía constancia de que en épocaromana “…se emprendieron labores de disfrute endiferentes puntos de la zona. Obteniendo sobre todoen el de Riotinto y en el de Alosno tan cuantiososproductos como denotan los enormes rimeros deescorias de plomo y cobre…”. Se refiere a las dosgrandes minas de la comarca, las de Riotinto y las deTharsis. Se preocupa además de describir los enor-mes depósitos minerales. A la hora de valorar lasminas describe cada uno de los “…criaderos…” (Fig.6), y comienza por el que se estaba trabajando, el deFilón Sur, del que nos comenta que sólo aprove-chando las aguas de cementación de la galería de

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San Roque se habían beneficiado “…seis mil arrobasde cobre…” y “…sin embargo es uno de los que menosmerecieron la atención de los antiguos…” , lo quejustifica “…por las pocas labores y escoriales romanosencontrados en sus alrededores…”. Por su riquezadestaca entre todos el criadero “…que se halla bajo elcerro Salomón…” y “…coge seguramente desde elpozo antiguo, llamado Silo de la Mota, de gran profun-didad, hasta la Cueva del Lago y acaso hasta los PozosAmargos, que son dos pozos gemelos, señalados conaquel nombre por el agua agria que sale de suboca…”, que relaciona con los escoriales de lasMarismillas y Barranco de la Cruz. De la riqueza desus minerales de cobre da fe que del agua de cemen-tación “…que sale por la Cueva del Lago…produce 70á 80 arrobas de cobre anualmente…”. En realidad eseyacimiento gigantesco estaba formado por tresmasas, Salomón, Lago y Planes, algo que él casi insi-núa con su expresión “…acaso resulte que en él seencierra más de un criadero…”. Sobre Cerro Coloradonos informa que “…es el que ofrece mayor número de

pozos, aunque todos atorados, alguno de ellos hastala boca. Los minerales que por ellos se extrajeron,debieron ser de plomo y en pasmosa abundancia, sise ha de juzgar por los escoriales inmediatos, que sontodos plomizos…”. Se refiere a los escoriales de plata,en los que las escorias tienen plomo como conse-cuencia de la adicción de plomo para extraer losminerales de plata por copelación. De la pequeñamasa de Mal Año, hoy desaparecida y de la que setienen pocos datos, destaca su galería de desagüe.“…otro criadero es del de la Fuente de Mal Año, cuyaexistencia revela un socabón, aunque no asequible,con una línea de lumbreras…”. Más interesantes sonsus observaciones sobre la masa de San Dionisio, queen otros autores pasa casi desapercibida, cuya exis-tencia pone de manifiesto “…los muchísimos pozosque allí se encuentran, como así mismo dos galeríasde desagüe, una sobre la otra, con sus lumbreras…”.

Sus esperanzas se cifran en que todavía quedabanminerales en la masa trabajada y en otras donde los

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Fig. 6. Topografía original de Riotinto según plano de delimitación de la mina. Foto: Archivo Fundación Río Tinto.

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antiguos habían dejado labores. El laboreo romanoera otra vez el más sólido ejemplo que justificabaque continuasen los trabajos, pues “…aquellos colo-sales criaderos están lejos de hallarse agostados,que sólo esperan la mano poderosa del Gobierno…”.Ante la opción de la venta, recuerda que los restosantiguos indican que la mina de Riotinto no es sólouna mina de cobre, sino de plomo y plata, como indi-can las escorias romanas, y que además de la masatrabajada en ese momento los trabajos romanospermiten suponer la existencia de otras masas, conlo cual sin saber su delimitación y la calidad de susminerales, su venta sería poco ventajosa. En profun-didad quedaban los minerales más ricos, pues no sehabía llegado a trabajar los minerales del nivel de lagalería inferior de desagüe romana:”…por debajo delactual socabón o galería de desagüe, que es la decementación, existe otra del tiempo de los romanosde 55 o 60 piés más profunda, aunque se hallaatorada, á no ser las primeras 130 o 200 varas…”.Cifra un mejor aprovechamiento de la mina cuando“…los minados antiguos se hallasen francos ydisfrute en cuanto las aguas lo permitiesen, que seviese ya franca también la galería de San Luis…”.

Preocupaba la posible venta y antes de tomar unadecisión definitiva las memorias de los ingenieros sesuceden. Entre las más completas se encuentra laque realizan Antonio Luis Anciola y Eloy de Cossio(1856), en la que vuelven a prodigarse alabanzas a laminería romana en su introducción. Reiteran el valorde las galerías romanas de desagüe, a las queañaden la Galería de San Pedro, entre la de SanRoque y San Luis, y la Cañería de Cuatro Molinos, enla unión del río Tinto y el río Agrio, el arroyo que salíade la galería de San Luis. Hay espacio también paralos escoriales y restos romanos: “…en la llanura queahora llaman la Dehesa, montañas de escorias y a sulado…columnas, capiteles y otros restos de magnífi-cos edificios causan sorpresa indefinible…”. Segúnsus observaciones “…del estudio de las excavacionesantiguas se deduce que los Romanos….atacaban alos criaderos por pozos…abriendo gran número deellos desde la superficie, hasta que con alguno llega-ban a un punto en que la riqueza mayor de mineralhacía a éste objeto de beneficio, en cuyo caso princi-piaban las labores de arranque…Así se observan enla Mina cuevas, algunas de grandes dimensiones,situadas siempre en las zonas de mineral másrico…”. La Mina es el topónimo con que se conocíaentonces a única masa en la que se trabajaba, FilónSur. Una de estas grandes cuevas, la Cueva de San

Andrés, se recoge en sus planos, y Gonzalo y Tarínnos da el nombre de otras, Cueva de Críspulo, Cuevade San Joaquín, Cueva de la Veintiuna, y Cueva dePudente (Gonzalo y Tarín, 1888: 296).

Entre estos ingenieros que se habían incorporado alo largo del siglo XIX a las minas nacionales deRiotinto sobresale Ramón Rúa Figueroa, al quedebemos la primera historia de las minas de Riotinto(Rúa Figueroa, 1859), de la que han bebido todostodos los autores posteriores, Nash, Salkield, Avery,etc., y una obra sobre el beneficio de los mineralesen Riotinto (Rúa Figueroa 1868). Incluso llegó a reali-zar estudios arqueométricos de la composición delvidrio romano de Riotinto (Rúa Figueroa, 1864). Deideología liberal, no defendía el proteccionismo esta-tal para desarrollar la industria y la minería, peropor sus inquietudes intelectuales fue Corresponsalde la Real Academia de Arqueología y Geografía delPríncipe Alfonso, una institución presidida porSebastían de Borbón, próximo al carlismo, que fuedisuelta por la revolución de 1868 (Calle Marín,2004). En colaboración con Eugenio Maffei fue autorde una obra de recopilación de minería hispana eiberoamericana, Apuntes para una biblioteca espa-ñola de libros, folletos, artículos, impresos ymanuscritos, relativos al conocimiento y explotaciónde las riquezas minerales y á las ciencias auxiliares,publicada en Madrid en 1871. De su historia deRiotinto no sólo se destacan así cuestiones técnicas,sobre las que poco más añade a lo comentado porsus predecesores, sino planteamientos históricosque adoba con un buen manejo de las fuentes latinasy de las autoridades de su época (Cean Bermúdez,Mariana y Flórez).

Después de tanto tiempo de minería en Riotinto,comenta que todavía se mantenía intacto el sistemahidráulico romano, “...de las labores, al parecerromanas, que existen en aquel término, sólo seencuentran practicables la cañería denominada hoyde San Roque (antes cañería Alta del Escudo delCarmen)..., y una parte de la de San Luis (antesdenominada cañería Baja del Escudo del Carmen) aun nivel inferior de la primera. Las galerias socavo-nes de San Dionisio, Nerva, Fuente del Mal Año, SanPedro, etc. sólo aparecen transitables en estensio-nes muy limitadas...”, y nos describe las labores másconocidas, “...las cuevas del Lago y del Tabaco,sorprenden extraordinariamente...la huella del picoó de la cuña minera cruza sus bóvedas monolíticasen trechos considerables...”. En cuanto a la minería

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romana nos resume que la extracción se realiza“...en estensas gradas...” que se comunican entre sipor medio de galerías (anchurones) “...que siguentodas las inflexiones del criadero...”, y a veces secomunican con la superficie por medio de pozoscirculares de un metro de diámetro. A pesar de lasopiniones fundadas de J. Ezquerra y C. del Prado,defiende “...que el reconocimiento de aquellos eleva-dos cerros de escorias revela elocuentemente que elmetal de preferencia obtenido ha sido el cobre...aúncuando entre esos mismos residuos se encuentrenotros procedentes de minerales de plomo...”, y sobrela pericia de la metalurgia romana no tiene dudas,“...esas escorias...están tan bien vitrificadas y tanlimpias como las de nuestras mejores fundicio-nes...”. Entre las escorias distingue dos tipos, “ unasque semejan a las que ordinariamente se llamanmocos de herreros, otras mas pesadas...que gastanlos plateros...”. Piensa que el cobre bruto obtenidoen época romana sería muy argentífero y de ahí eluso de plomo para segregarlo, “...para su purifica-ción y extracción de la plata por medio de plomo...”.La extracción de plata por medio de la “...revivifica-ción de litargirios...” (copelación) la testimonia por“...el encuentro entre sus escoriales de granalla deplomo de obra, habas ó trozos lenticulares de cobrepuro y fragmentos de copelas impregnadas comun-mente de litargirio...”. A la metalurgia de mineralesargentíferos asocia también otro tipo de escoria que

había llamado mucho la atención, “...el metal blan-quillo...”, speiss-arseniuro de hierro– (Craddock,Freestone y Hunt, 1987), “...que, en mi concepto, noson otra cosa que matas procedentes del trata-miento de cobres grises con agregados plomizospara la extracción de la plata que contienen...”.

Sus páginas recogen mucha de la información ante-rior sobre los restos arqueológicos, pero añadenuevos datos, como los de Argamasilla y la Dehesa:“...por eso se ven todavía en el sitio que llamanArgamasilla, los indestructibles restos de antiguosalgibes, acueductos subterráneos y poderosos silla-res que hoy el hombre no se atreve a remover de suasiento...Una gran parte de la Dehesa y otros puntosde aquel término, están sembrados de numerosassepulturas que las leyes romanas hacían abrir alpaso de los caminantes...vasta y olvidada necrópolisoculta bajo una capa de escorias...En esas humildestumbas, resguardadas por losas de un tamañoconsiderable y provista la superior de un agujerocentral...” (Fig. 7). Su mejor información se refiere alos caminos romanos, “...En tiempo del imperioromano toda aquella sierra estaba cubierta de carri-les...Descúbrese todavía...la indeleznable grava queconstituía el cimiento de las vías romanas...”. Nosdescribe puntualmente el recorrido de la vía a Huelva,“...tiene su origen en la extemidad N. de CerroColorado, y su itinerario era el siguiente, Umbría del

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Fig. 7. Materiales romanos de la necrópolis de La Dehesa (Archivo Fundación Río Tinto).

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Retamar-Fuente del Mal Año-Collado de Cañacorbo-Llanos del Valle-Punto de la Chaparrita-Calleja de losCercados de Mellado-...Huerta del Santísimo-Baquillo de León-Tintillo-Fuente de la Murta-LosPilones-Las minillas-Callejón del Dolor-Valverde delCamino. Desde este punto sigue por el camino abiertoactualmente por Vehas hasta Palos...”, y afina más enla vía hacia Sevilla, “...comenzaba en la Argamasilla yseguía por la Aldea de Rio-Tinto-Val de Perro-ArroyoGonzalo-Fuente de la Mina-Fontanilla-Valde Julián-Peñas Altas-La Atalaya-La Herrería-Minas delCastillo-Castillo de las Guardas-Huerta de la MediaLenghua-La Venta de Luca-El Cañuelo– Fuente delAbad-El Garrobo-La Parrita-La Carrera del Caballo-Venta de Pié de Palo y Santi Ponce (antigua Italica)...”(Fig. 8).

Con la fiebre minera de mediados del siglo XIX, losescoriales romanos van a ser una continua fuente depeticiones para su explotación. Una prueba del inte-rés que despertaban es la subasta de una mina y dosescoriales que se recogen en la Revista Minera delaño 1866 en su sección Variedades. La mina, que seregistra como “La que yo buscaba”, se encontrabaen término municipal de Cabezas Rubias y los esco-riales en una casa llamada la Zarza, probablementela mina de La Zarza (Silos de Calañas). La refundi-ción de las escorias romanas fue una industrialucrativa en otras minas andaluzas del distrito deLinares, en las que se hicieron famosos los “sacagé-neros”, pero por las dificultades de tratamiento losensayos con las escorias del suroeste, menos plomi-zas, no dieron nunca resultado, y sus volúmenespermanecieron como quedaron en las escombrerasdesde época romana. Sobre las dificultades de sutratamiento nos ofrece algunas noticias J. Gonzalo yTarín, quien refiere que en 1843 vinieron especialis-tas de Cartagena para la refundición de las escoriasy no obtuvieron buenos resultados (Gonzalo y Tarín,1888: 69). C. Domergue defiende que las mencionesa los trabajadores de las scauriae en los bronces delmetallum Vipascensis tendría que ver precisamentecon la refundición de las escorias, pero estoscomentarios parecen confirmar la imposibilidad deque en época romana fuera aprovechable la refundi-ción de las escorias. La única forma dereaprovecharlas era usarlas como fundente, comose hizo en las fundiciones de Riotinto a lo largo de lossiglos XVIII y XIX, en las que la carga diaria de unhorno consumia unos 1.600 kilos de escoria (RúaFigueroa, 1868; Salkield, 1987). Resulta complicadoevaluar el montante total de escorias romanas

procesadas, pero éste sólo dato contradice los últi-mos estudios sobre el volumen de escorias romanasen Riotinto, que rebajan la cifra de 16.000.000 tone-ladas cubicada en 1924 (Salkield, 1970) a unos6.000.000 de toneladas (Rothenberg, García,Bachmann y Goethe, 1990). A ello hay que añadir queaunque la escoria no era aprovechable, con laentrada del ferrocarril en la mina se utilizó comobalasto de las traviesas, tanto en los 84 km de la víageneral a Huelva como en los 264 km de ramales queunían los distintos departamentos, y como materialde relleno en el barrio de Bellevista, en unas canti-dades de difícil cubicación, pero que debenexpresarse en miles de toneladas.

En 1870, sólo dos años antes de que se formalizarasu venta, la Revista Minera recogía en su SecciónDoctrinal un trabajo de I. G. de Salazar en el que seresumían las mejoras que debían introducirse paraalcanzar mejores niveles de producción. Entre estasmejoras se indicaban como prioritarias la introduc-ción del ferrocarril y la profundización de lostrabajos en todas las masas, mejoras que sólo llega-

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Fig. 8. Carril romano de la vía Onoba-Pax Iulia a su paso porRiotinto (Archivo Fundación Río Tinto).

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rían con la nueva compañía británica, Río TintoCompany Limited. En sus argumentos sobre lasposibilidades económicas de la mina alababa laexplotación romana, que otorgaba “…crédito a lafinca…”. De esta minería romana le llamaba podero-samente la atención “…trece socavones de desagüesucesivos en nivel….sumando muchos kilómetros deextensión subterránea…a medida que ganabanprofundidad….un millar de pozos…y una dilatadaserie de grandes escoriales que atestiguan la acciónmetalúrgica más vigorosa del mundo…..porque todoello lo ha ocupado y transformado una obra de roma-nos…” (De Salazar, 1870: 178-179).

Es evidente que los ingenieros de minas españolesno consiguieron impedir la venta de las Minas deRiotinto, pero en sus atinadas observaciones definie-ron bien los problemas que impedían el incrementode la productividad. Era necesario cambiar el anti-guo sistema de extracción e introducir la fuerza delvapor para el arranque y las comunicaciones. En susinformes encontramos, no obstante, toda la informa-ción con la que contamos para conocer cómo fue laminería romana de Riotinto, que desaparecería casitotalmente cuando Rio Tinto Company Limitedimpuso el sistema de extracción al aire libre, laexplotación por roza abierta (Cortas). La profundiza-ción de los trabajos y la explotación a cielo abiertosacaron a la luz entonces los hallazgos más espec-taculares, las norias, la sección del poblado deCortalago, etc., y su registro estuvo a cargo ya de losingenieros británicos, entre los que destacaron R. E.Palmer (1927) y L.V. Salkield (1970)

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