Observador Semanal N°168 - filippetti.eu · necesitamos perder, como dice el evangelio, es decir,...

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En este editorial queremos profundizar un tema tan desconocido, que es víctima de millones de prejuicios y rechazado por una mentalidad relativista y hedonista , porque representa la razón misma de nuestro existir: la virginidad. En nuestra edición ante- rior, hemos explicado que la virginidad es la condición original y definitiva del hombre. Una condición que ha sido oscurecida, destrozada por el pecado original y por esta razón, Dios tuvo que mostrar su cara humana en Cristo, para que, de esta manera, el hombre pudiera encontrarse a sí mismo, encontrando, tocando, mirando el rostro de su creador. Es el modo definitivo con el cual el yo puede disfrutar del Misterio, volver al Origen. Es decir, vivir por el Tú que nos hace en cada instante. La virginidad es Cristo y por este motivo en la Santa Misa el celebrante suele repetir a nosotros que estamos distraídos: “Por Cristo, con Cristo y en Cristo, a Ti Dios Padre omnipotente todo honor y toda gloria”. Es algo del otro mundo si el cura y los laicos tuviéramos un mínimo de conciencia, porque afirmamos la razón misma de nuestro respirar. Aquel “Amen” que pronunciamos como respuesta a la afirmación del celebrante que nos recuerda en modo imperioso la razón de nuestro existir, expresa el peso específico de cada uno, la libertad que reconoce lo que le constituye porque, como nos recuerda san Pedro, “Somos una estirpe elegida, un sacerdocio real, una nación santa” “hemos sido rescatados por Su sangre”. Somos, y lo afirmamos con aquel “Amen”, su exclusiva propiedad. , es decir con la llamada a la existencia de parte del Misterio creador, de Tupá. Dios nos ha creado en Cristo para gloria suya. No existe otra vocación, porque cualquier otro camino, cualquier otra llamada si no nos lleva a Cristo es falso, diabólico. Por eso la palabra demonio en griego se dice también “diablo”, que etimológicamente significa división, desvío, otro camino. “Diabólico” es todo lo que no conduce a Cristo, al corazón, al origen de la vida, a la llamada original: vivir por el Señor. Pero todo lo que hemos dicho y que define la estructura del yo, necesita que la libertad humana se adhiera y para adherirse inevitablemente necesita el sacrificio, la cruz, necesita seguir el mismo camino de Jesús que sufrió hasta ser crucificado en un madero para mostrarnos la vida nueva de la virginidad, el “yo” aún no cumplido de la eternidad. Y el sacrificio espanta, en particular nos espanta porque contradice la naturaleza humana que está hecha para la felicidad. Dios ha creado al Hombre para que sea feliz y no para el sufrimiento, para el sacrificio. Así se volvieron las condiciones para la felicidad después del pecado original y que tienen una explicación razonable solamente con el Misterio de la muerte y resurrección de Cristo. ¿Qué es está palabra tan odiada, censurada, rechazada por la cultura hedonista de hoy? “Sacrificio” deriva del latín “sacrificium” o “sacrum facere”, es decir, “volver sagrada una cosa”, devolver a la realidad su posibilidad de belleza original. “Sagrado” significa: belleza original, permitir a la realidad ser lo que es, sin manipularla por un proyecto que no es el origi- nal para el cual Dios lo creó, como signo de Su Presencia en el cosmos. Por ejemplo: lavar los platos sucios, limpiar el cuarto, arreglar la cama, estudiar, trabajar, respetar al novio o la novia, exige sacrificio. Es decir, a esta lista de cosas a las cuales podemos agregar muchas más, nos según su designio original, porque el instinto, desarticulado de la razón, quiere usar el plato y dejarlo sucio, quiere dejar el cuarto o la cama desordenada, no le gusta estudiar ni trabajar, le encanta usar para sus caprichos la muchacha o al muchacho. Si yo quiero poseer, por ejemplo, una mujer, como afirma el evangelio, debo perderla, tengo que mirarla en su totalidad. Esto es posible solamente desde una distancia, hasta física. Pongamos un ejemplo. Si yo quiero leer una página del diario no pego la hoja a mi nariz, sino que tengo que darle un enfoque, tenerla a una distancia física que permita al cristalino del ojo poder ver correctamente, dándole la posibilidad a mi inteligencia de leer y comprender las letras. Al contrario, si pego la hoja a mi nariz lo único que logro es ensuciarla. Lo mismo vale en una relación con una mujer. Cuando el instinto (el cristalino) la quiere tomar, lo que logra es mal usarla, tirarla, porque impide a la razón mirarla en su totalidad, como signo de algo infinito que nunca se puede poseer porque no es mía. Y lo que vale en una relación con una mujer o un varón vale para todo. , cosa, circunstancia, mirándola como algo que remite a Algo más grande que está fuera de mí y es el significado de mí y de todo. Los Guaraníes lo llamaban Tupá (TU = asombro, PA= ¿qué es esto?). El valor del sacrificio, entonces, depende del deseo de posesión que todos vivimos, porque el adulto es el que se posee a sí mismo, al otro, a la realidad, pero para poseer necesitamos perder, como dice el evangelio, es decir, vivir un desapego de nosotros mismos a los demás, a la realidad, para que nunca la mirada reduzca la potencialidad, el deseo de amar. Pero el hombre, sólo con su energía, no logra, no puede v . Entonces ¿quién le dará la energía suplementaria para que no se quede frustrado este deseo? Para responder, Dios se hizo carne en Cristo y creó el cristianismo. dominante nos cuesta mirar ivir este desapego Estamos hechos de infinito, el destino de cada uno es el cielo y la virginidad es la postura definitiva del yo. Vivir por Él, con Él y en Él, es el latido del corazón y coincide con la vocación ¿Qué es el sacrificio? El sacrificio es lo que permite mirar la realidad por lo que es: signo del Misterio. El desapego, es lo contrario de la idolatría y permite enfocar en su totalidad cualquier objeto AÑO IV - Nº 168 - JUEVES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2008 fundacionsanrafael.com - mail: [email protected] OBSERVADOR SEMANAL PALABRAS DE CERTEZA Y ESPERANZA COORDINACIÓN: NATHALIA LEMIR RESPONSABLE: GUILLERMO LESMES Padre Aldo Trento Sin sacrificio no es posible la virginidad

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En este editorial queremos profundizar untema tan desconocido, que es víctima demillones de prejuicios y rechazado por unamentalidad relativista y hedonista ,porque representa la razón misma de nuestroexistir: la virginidad. En nuestra edición ante-rior, hemos explicado que la virginidad es lacondición original y definitiva del hombre.

Una condición que ha sido oscurecida,destrozada por el pecado original y por estarazón, Dios tuvo que mostrar su cara humanaen Cristo, para que, de esta manera, el hombrepudiera encontrarse a sí mismo, encontrando,tocando, mirando el rostro de su creador.

Es el modo definitivocon el cual el yo puededisfrutar del Misterio, volveral Origen. Es decir, vivir porel Tú que nos hace en cadainstante. La virginidad esCristo y por este motivo en laSanta Misa el celebrantesuele repetir a nosotros queestamos distraídos: “PorCristo, con Cristo y enCristo, a Ti Dios Padreomnipotente todo honor ytoda gloria”.

Es algo del otro mundo sie l c u r a y l o s l a i c o stuviéramos un mínimo dec o n c i e n c i a , p o r q u eafirmamos la razón misma denuestro respirar. Aquel“Amen” que pronunciamosc o m o re s p u e s t a a l aafirmación del celebranteque nos recuerda en modo imperioso la razónde nuestro existir, expresa el peso específico decada uno, la libertad que reconoce lo que leconstituye porque, como nos recuerda sanPedro, “Somos una estirpe elegida, unsacerdocio real, una nación santa” “hemossido rescatados por Su sangre”. Somos, y loafirmamos con aquel “Amen”, su exclusivapropiedad.

, es decircon la llamada a la existencia de parte delMisterio creador, de Tupá. Dios nos ha creadoen Cristo para gloria suya.

No existe otra vocación, porque cualquierotro camino, cualquier otra llamada si no noslleva a Cristo es falso, diabólico. Por eso lapalabra demonio en griego se dice también“diablo”, que etimológicamente significa

división, desvío, otro camino. “Diabólico” estodo lo que no conduce a Cristo, al corazón, alorigen de la vida, a la llamada original: vivirpor el Señor.

Pero todo lo que hemos dicho y que define laestructura del yo, necesita que la libertadhumana se adhiera y para adherirseinevitablemente necesita el sacrificio, la cruz,necesita seguir el mismo camino de Jesús quesufrió hasta ser crucificado en un madero paramostrarnos la vida nueva de la virginidad, el“yo” aún no cumplido de la eternidad.

Y el sacrificio espanta, en particular nosespanta porque contradice la naturalezahumana que está hecha para la felicidad. Diosha creado al Hombre para que sea feliz y nopara el sufrimiento, para el sacrificio.

Así se volvieron las condiciones para lafelicidad después del pecado original y quetienen una explicación razonable solamentecon el Misterio de la muerte y resurrección deCristo.

¿Qué es está palabratan odiada, censurada, rechazada por lacultura hedonista de hoy? “Sacrificio” derivadel latín “sacrificium” o “sacrum facere”, esdecir, “volver sagrada una cosa”, devolver ala realidad su posibilidad de belleza original.“Sagrado” significa: belleza original,permitir a la realidad ser lo que es, sinmanipularla por un proyecto que no es el origi-nal para el cual Dios lo creó, como signo de SuPresencia en el cosmos.

Por ejemplo: lavar los platos sucios,limpiar el cuarto, arreglar la cama, estudiar,trabajar, respetar al novio o la novia, exige

sacrificio. Es decir, a esta lista de cosas a lascuales podemos agregar muchas más, nos

según su designio original,porque el instinto, desarticulado de la razón,quiere usar el plato y dejarlo sucio, quieredejar el cuarto o la cama desordenada, no legusta estudiar ni trabajar, le encanta usar parasus caprichos la muchacha o al muchacho.

Siyo quiero poseer, por ejemplo, una mujer, comoafirma el evangelio, debo perderla, tengo quemirarla en su totalidad. Esto es posiblesolamente desde una distancia, hasta física.

Pongamos un ejemplo. Si yo quiero leer unapágina del diario no pego la hoja a mi nariz,sino que tengo que darle un enfoque, tenerla a

una distancia física que permita alcristalino del ojo poder vercorrec tamente , dándole laposibilidad a mi inteligencia deleer y comprender las letras. Alcontrario, si pego la hoja a mi narizlo único que logro es ensuciarla.

Lo mismo vale en una relacióncon una mujer. Cuando el instinto(el cristalino) la quiere tomar, loque logra es mal usarla, tirarla,porque impide a la razón mirarlaen su totalidad, como signo de algoinfinito que nunca se puede poseerporque no es mía. Y lo que vale enuna relación con una mujer o unvarón vale para todo.

, cosa,circunstancia, mirándola como

algo que remite a Algo más grande que estáfuera de mí y es el significado de mí y de todo.Los Guaraníes lo llamaban Tupá (TU =asombro, PA = ¿qué es esto?).

El valor del sacrificio, entonces, dependedel deseo de posesión que todos vivimos,porque el adulto es el que se posee a sí mismo,al otro, a la realidad, pero para poseernecesitamos perder, como dice el evangelio, esdecir, vivir un desapego de nosotros mismos alos demás, a la realidad, para que nunca lamirada reduzca la potencialidad, el deseo deamar. Pero el hombre, sólo con su energía, nologra, no puede v .

Entonces ¿quién le dará la energíasuplementaria para que no se quede frustradoeste deseo? Para responder, Dios se hizo carneen Cristo y creó el cristianismo.

dominante

nos

cuesta mirar

ivir este desapego

Estamos hechos de infinito, el destino decada uno es el cielo y la virginidad es lapostura definitiva del yo.

Vivir por Él, con Él y en Él, es el latido delcorazón y coincide con la vocación

¿Qué es el sacrificio?

El sacrificio es lo que permite mirar larealidad por lo que es: signo del Misterio.

El desapego, es lo contrario dela idolatría y permite enfocar en sutotalidad cualquier objeto

AÑO IV - Nº 168 - JUEVES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2008fundacionsanrafael.com - mail: [email protected]

OBSERVADOR SEMANALP A L A B R A S D E C E R T E Z A Y E S P E R A N Z A

COORDINACIÓN: NATHALIA LEMIRRESPONSABLE: GUILLERMO LESMES

Padre Aldo Trento

Sin sacrificio no es posible la virginidad

La ignorancia y la esclavitud,es decir la falta de libertad sonenemigos del cristianismo. Cristose hizo carne para que el hombresea libre y el hombre es libre sólocuando vive respirando larelación ontológica con elMisterio que lo constituye,porque exclusivamente dentro deesta relación el yo humanoe n c u e n t r a s u c o m p l e t asatisfacción.

, nadie podrá encadenarlo ymucho menos de impedirlecualquier forma de relación con ladiversidad, hasta de experimentarla gracia, incomprensible paraPedro y sus amigos, como nosrecordaba el evangelio deldomingo XXIV del tiempoordinario, de perdonar no sieteveces sino setenta veces siete. Esdecir, siempre.

Alcanzar es ta máximalibertad es un puro don, una puragracia.

Por eso todos aquellos que nosupieron ver en el hecho que ellunes 15 de septiembre, día de laVirgen de los Dolores (¡que bello,l o s a c o n t e c i m i e n t o s m á simportantes en mi vida acontecensiempre en los días en que la

Iglesia venera a la Madre de Diosy Madre nuestra!) vinierasorpresivamente a nuestracomunidad el señor Presidente -democrática y por gran mayoríaelegido por nuestro pueblo -, unsigno de la Divina Providenciaque se manifiesta como y cuandoquiere, documentan una cegueraideológica que les impidereconocer la realidad.

Por este motivo quieros u b r a y a r u n o s a s p e c t o simportantes de lo acontecido conla visita del señor presidente, donFernando Lugo:

, es decir tiene claro loque vale y lo que no vale, lo que esesencial y lo que es opinable, losprincipios irrenunciables hasta elmartirio y lo que es ideológico y,por consiguiente, falsos.

Ahora bien, la realidad estáclara: el señor Presidente,Fernando Lugo, es la figurainstitucional más importante de larepública democrática delParaguay y por eso, habiendo sidoelegido democráticamente y pormayoría absoluta, representa atodo el pueblo paraguayo, noimporta la pertenencia política delas personas. Reconocer este

hecho es el primer deber yderecho de la razón. Quien seopone, incluso reclamando su“pertenencia crist iana” esideológico. Es decir, no parte de larealidad, sino de un “a priori quec o n c r e t a m e n t e s i g n i f i c aprejuicio, falta de realismo.

Nosotros siempre, por puragracia, y obedeciendo a lainteligencia de la Iglesia hemossido fieles a su doctrinaproclamando incansablemente laverdad por todos los medios. Y loque hemos afirmado, también aveces discutible como modalidad,seguimos afirmándolo. Pero,reconociendo la realidad actualque exige la libertad de dialogo,libertad de amar y sostener,libertad de rezar, libertad deacompañar al señor Presidente ensu difícil tarea de sacar estepueblo de la miseria en la quevive, favoreciendo que la doctrinas o c i a l y l o s p r i n c i p i o sfundamentales de la Iglesia seanreconocidos y aplicados.

A la Iglesia le interesa lalibertad y la promoción integraldel hombre desde la concepciónhasta su muerte natural. Pero,quien no es realista, quien no tieneidentidad arriesga ser como losfariseos. Hipócrita y por eso vive

tapándose los ojos y amargado.

sincero y efectivo con el gobiernoy sus instituciones, porque enjuego está siempre la libertad de laIglesia. Un católico que noentienda esta postura no ha, nisiquiera, percibido la verdad delAcontecimiento Cristiano.

El ejemplo de Juan Pablo II,de Benedicto XVI, y de los santosnos han indicado con claridad estecamino, muchas veces víctimasdel prejuicio de los fariseos. Essolamente la pasión que vivimospor la Iglesia, por nuestro puebloy que brota del amor a Cristo quenos damos está mirada a 360º, estalibertad de dialogo y trabajar contodos para que la Iglesia seasiempre libre en su misiónevangelizadora.

sus palabras dealiento en el seguir adelante en latarea de servicio a los pobres, suatención particular por cadapaciente de nuestra clínica, sucariño hacia nuestros niños, susinceridad y estima en el dialogocon nosotros sacerdotes, encompañía de su Vicepresidente, elquerido amigo Doctor FedericoFranco, ha sido para nosotros ypara todos los que aman de verdada Cristo en su Iglesia, un motivom á s p a r a v i v i r n u e s t r ocompromiso cristiano, nuestra

v o c a c i ó n , n u e s t r aresponsabilidad.

Las palabras alentadoras quenos dijo: “desde el Ejecutivoseguiremos apoyando esta obrade alta caridad y vendremos avisitarlos mucho” han sido paranosotros motivo de gratitud alSeñor porque jamás habíamosimaginado un milagro de estanaturaleza y altura. Para quienama a Jesús, afirma el apóstol sanPablo, “todo acontece para la glo-ria de Dios y el bien de los hom-bres”.

Ojalá que la comunidad,agradeciendo al Señor y a laVirgen de los Dolores, entiendaque lo ocurrido es un ejemplo delibertad, de aquella libertad quesólo el encuentro con Cristo dona.Quien no reconoce lo acontecido,está aún lejos de aquel respiro delibertad que Cristo regala al hom-bre y es víctima amargada de suprejuicio.

Gracias señor Presidente yque Dios y la Virgen loacompañen. Lo apoyaremos entodas sus iniciat ivas quepromuevan el bien integral de lapersona humana y cuente connuestro apoyo como ha sido y espara todos aquellos, políticos ono, que ahora están, como suelendecir los diarios, en la llanura.Para nosotros cualquier hombrees relación con el Misterio y porconsiguiente es digno de todonuestro amor y de toda nuestraestima.

Y cuando un hombre estásatisfecho en la profundidad desu ser

1.- Solamente quien vive larealidad es capaz de unaidentidad

2.- Lo que a nosotrosinteresa es favorecer encualquier modo el dialogo

3.- La visita del señorp r e s i d e n t e a n u e s t r acomunidad,

Fue suficiente un fin de semana para permitir aBenedicto XVI fascinar a Francia y a Francia, defascinar a Benedicto XVI. La nación, untiempo “La hija predilecta de la Iglesia”, setransformó en la patria del anticlericalismo.

El país de las hermosas catedrales medievalesse ha vuelto el emblema del laicismo y de lasecularización, donde solo el 8% de la población vaa misa una vez al mes; esta hija ha descubierto elverdadero rostro del Papa Ratzinger.

La cobertura mediática del viaje papal, en susetapas a París y Lourdes, ha sido muy buena. Latelevisión y la radio han transmitido en directo y porhoras, todo el viaje. La misa celebrada en la“Explanada des Invalides”, a unos metros del lugardonde se encuentra la tumba de Napoleón, ha sidotransmitida por tres de las seis más grandes cadenastelevisivas del país.

Los ciudadanos de ese gran país conocían pocoal Papa Ratzinger y lo poco que conocían erancomentarios hostiles o fríos que les llegaban,precisamente, de la prensa.

Escuchar al Papa hablar en francés, un idiomaque maneja a la perfección, escucharlo predicar yhacerse entender, sea por el mundo de losintelectuales, como por lo de los simples peregrinosen la gruta de “Massabielle”, ha impactadopositivamente a muchos, creyentes o no. Lodemostraron las reacciones positivas de la gente ylos comentarios de los diarios.

A París y Lourdes no ha llegado un conquista-dor, enemigo de la laicidad; no ha llegado unconservador apegado a la antigua liturgia romana;no ha llegado el gran sofocador de la libertad de lospocos católicos que quedan.

Ha llegado un hombre humilde, peregrino entreperegrinos; vino a confirmar en la fe a los hermanosy luego para dialogar con el mundo de lasinstituciones y de la cultura francesa, conciente deuna “función insustituible de la religión para laformación de las conciencias y de la contribuciónque la Iglesia puede aportar, junta a otrasinstituciones, para crear un consentimiento ético debase en la sociedad”.

También con la Iglesia francesa, sacudida portensiones y afectada por una preocupantehemorragia de vocaciones, el Papa prefirió usar lamedicina de la misericordia y mostrarse como unpadre presuroso y hermano. No se mostró como uncaudillo que ha venido a reprochar a sus siervos. Hahablado con claridad, pero siempre animando.

Explicó el sentido profundo de liberalizar lamisa según el antiguo rito, invitando los obispos aacoger y hacer cada esfuerzo para que los“Tradicionalistas” los únicos que acá no tienen cri-sis de vocaciones- no se sientan rechazados.

Ha invitado a una atención particular a lacatequesis pidiendo que la fe católica seatransmitida en su integridad. Explicó que el diálogocon las demás confesiones religiosas tiene quemirar a la verdad.

Pero también la Francia laica ha impactado alPapa. La acogida del presidente Sarkozytestimonió una bella sintonía, y la muchedumbreque ha recibido a Ratzinger con alegría yentusiasmo han mostrado que la pequeña luz de lafe no se ha apagado todavía.

Hay una Iglesia viva, un pequeño rebaño quequiere con valentía . Y eso sorprendió alperegrino alemán venido de Roma.

llamada en

vivir su fe

2 Jueves 25 de Septiembre de 2008 OBSERVADOR SEMANAL

A C T U A L I D A D

La libertad de los hijos de Dios

La sonrisa de Ratzinger conquistala patria del laicismo

Leyendo esta noticia, tuve un estremecimiento terrible, asícomo incredulidad delante de tanto mal.

Además, en un país recordado, en las falsedades deTransparencia Internacional, como uno de los más honestos delmundo. Honestos, quizás, pero ciertamente con un nivel de nihi-lismo, de desesperación entre los más altos del mundo.

No basta ser honestos para ser feliz, para que la vida seagenuina y tenga un sentido. Uno no puede dejar de preguntarse:¿cómo es posible que dentro de la vibración de la juventud – quehemos celebrado el pasado 21 de septiembre, al comienzo de laprimavera – se injerte tan profundamente una raíz de maldad?¿Cómo es posible que un chico escriba que “la vida es guerra, esdolor. Y combatirás sólo tu guerra personal”? ¿Cómo es posibleque pueda enseñarme desde “Youtube” con imágenes de muertey de destrucción? ¿Cómo es posible que aquella violencia culti-vada a nivel virtual, estalle de modo tan trágico e inhumano?

Puede ser también una locura lo acontecido, pero sería dema-siado fácil concluir de esta manera esta cuestión. Sí, sería dema-siado fácil, cuando el nihilismo dominante es el que hace posibleque un joven crezca prefiriendo la muerte y la destrucción comohorizonte. Es un pedido de perdón lo que me surge del corazón,de perdón al deseo de la juventud que corresponde la ausencia deuna mirada, aquella mirada de simpatía total que dirige el cami-no de la vida hacia la positividad.

¡Qué dolor estas muertes, qué horror éstas tragedias!Acuan-ta responsabilidad nos llama este hecho, para que no acontezcamás que un joven acuse la ausencia de una mirada, una miradaque existe y en la cual puede reencontrar la positividad de la pro-pia humanidad y de la cual se vive. (AT)

Tragedia en Finlandia

La primera preocupación deuna educación verdadera y ade-cuada es aquella <<de educar elcorazon del hombre así como Dioslo ha hecho >> : así se puede leeren las primeras lineas de "ElRiesgo Educativo", del padreLuigi Giussani.

"El hombre de nieve" deAndersen nos revela qué cosa es elcorazón humano, pero lo hace solocuando - al final de la fábula cons-truida como un cuento de prensaamarilla - nos viene revelado elmisterio.Al inicio un perro rabiosoencadenado en medio del frio y delhielo, dialoga con un hombre denieve, hecho por los niños, es decirasombrado de frente a eso que vepor primera vez. El perro cuentaque de cachorro, habitaba en lacasa con sus patrones, después enel sótano conoce a la gobernantaen aquella cocina en la que con eltiempo, la cosa mas bella era estarcerca de la estufa. El se acurrucabaahí cerca y se mantenía calentito.Pero un día, por represalia, habíamordido al hijo de la gobernanta("el le había dado un puntapié alhueso que yo estaba mordiendo, y“ hueso por hueso ” yo pensé") porlo tanto fue expulsado de la casapara transformarse en perro guar-dián. El hombre de nieve habíaescuchado atentamente, y luegohabía mirado a través del vidrio dela ventana hasta sorprenderse ycon el corazón afligido:

"El hombre de nieve miró y vióverdaderamente un objeto negro,brillante, con una puertita de rejasde bronce; allí alrededor, estabatodo iluminado, el hombre denieve se sintió extraño, era una sen-sacion que no sabía explicarse y lesurge en el corazón una nostalgiaque no conocía, pero que todos loshombres conocen, si no estánhechos de nieve…..]

-Que extraña sensación pro-vocó dentro mi!- dijo - No llegarénunca a aproximarme a élla? Estees un deseo inocente. y cuandonuestros deseos son inocentesdeben hacerse realidad ..Mi únicodeseo, el más grande, mi únicodeseo, y sería casi injusto que nofuese cumplido.

Debo entrar, debo treparmeaunque tenga que romper el vidrio

-Si, no podrás entrar nunca - ledice el perro encadenado,- y si lle-gas cerca de la estufa, entonces tedeshaces, te vas, ¿entiendes? Eshermoso ir -dice el hombre de nie-ve- siento ganas de vomitar ydurante todo el día el hombre denieve se queda mirando detrás dela ventana, en la penumbra del cre-púsculo, la habitación se hace aúnmás acogedora, la estufa expandíaun fulgor tan dulce, que ni aquel dela luna, ni el del dulce sol puedenalcanzar, el esplendor de la estufatiene alguna cosa en su interior.

Si alguno habría la puertita,élla esplendía hacia afuera una lla-marada, era una costumbre quehacía, aquella llama iluminó afuego la figura blanca del hombrede nieve, lo iluminó hasta elpecho.

-No soporto más, -dice comopara decir algo. Aquella noche fuemuy larga pero no para el hombrede nieve, él estaba absorto en susdulces pensamientos, que helán-dose se cuarteaba.

Al alba, los vidrios de la venta-na estaban totalmente helados, yestaban recubiertos de más y másespléndidas flores de hielo, que unhombre de hielo pueda desear;pero escondían la estufa. El hielosobre la ventana no quería derretir-se y él no la podía ver

Se sentía un crujir, alrededor,todo era un tiempo nevado quetenia que gustar tanto a un hombrede nieve, pero él no estaba conten-to; podia ser verdaderamente feliz;

pero no era feliz. Tenía nostalgiade la estufa.

- Es una terrible enfermedadpara un hombre de nieve! - dijo elperro encadenado, - tambien yo hesufrido esa enfermedad, pero la hesuperado; ¡déjala pasar! ¡déjalapasar que dentro de poco cambia elclima!

Era verdad. El aire cambió deimproviso y derritió la nieve. Elviento cálido aumentaba y el hom-bre de nieve disminuía. No decíanada, no se lamentó, y éste es jus-tamente el signo del fin. Una maña-na se derrumbó. En su lugar quedóalgo que se parecía a un palo deescoba rectamente clavado en elaire: los niños lo habian amasadoalrededor del palo.

-¡Ahora entiendo su nostalgia!- dijo el perro encadenado, - aquelhombre de nieve tenía un limpia-dor de estufa en el cuerpo, y era esoque lo turbaba tanto, pero ahoratodo terminó; ¡anda, véte! ¡véte!

¿Por qué será que el hombre denieve sentía una irresistible atrac-ción por la estufa?

Cuando el viento cálido derritela nieve también el interrogante sederrite:”El alma en donde losniños lo habían construido ¡era unlimpiador de estufa! Existe unacorrespondencia entre el objetodel propio deseo y el núcleo o cen-tro - destinado a durar entorno alcual se plasma la naturaleza huma-na, y el frágil resto está destinado adisolverse en la nada.

Es un interrogante, un núcleofiloso que turba y rasca, como lainvisible poli- lla que roe, hasta

que ésta inquietud humana no des-canse en el calor del hogar dedonde proviene.

Apenas ve la estufa, el hombrede nieve se siente “extraño”, “ y enel corazón una nostalgia que él noconocía”. Una “extraña sensa-ción” que luego se transformó enpotente “deseo”: Eros lo llamabanlos griegos, es decir atracción irre-sistible por la belleza. Una sensa-ción “extraña”, es decir forá-neo: el yo la reconoce en sí mismo,pero intuye que proviene de fuera:fuera de si mismo, de otra cosa.Con la palabra de origen griega, sellama nost-algia: deseo sufrido deretornar al propio origen. Todoslos hombres lo conocen, a menosque se hallan dejado reducir a estar“hechos de nieve”: materia pere-cedera, destinada a reducirse a lanada, “a deslizarse a través de lafosa” (es decir en la fosa, sin laesperanza eterna).

Pero un día el hombre de nieve

mira la estufa, y es una gran dulzu-ra. Al alba del día siguientecomienza la tristeza por causa delos vidrios escarchados de hielo,aún siendo tan hermosos con susarabezcos dibujos, pero le impidenver la esufa. En aquella “espléndi-da flor de hielo” podría epidérmi-camente espejarse el narcisismode cualquier muñeco de nieve,pero por cierto esto no apaga elcorazón profundo -el limpiador deestufa- de nuestro hombre de nie-ve! Para el perro - es decir, etimo-lógicamente, por el actual cinismo- esta nostalgia es sólo una “enfer-medad” a superar.

Para el hombre verdadero encambio es el inicio de la “salud”: elreconocimiento de una naturalezahecha por otro, un otro, fuera de sí,más allá. Yo soy animado eviden-temente de un deseo infinito. Alcorazón del hombre, DIOS lo hizoasí.

Jueves 25 de Septiembre de 2008 OBSERVADOR SEMANAL 3

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Educar el corazón del hombreEducar el corazón del hombrePresentamos la segunda entrega del profesor Roberto Filippetti, quien nos acompaña en la lecturadel libro de Monseñor Luiigi Giussani, “Educar es un Riesgo”. En este tiempo de

”, como nos recuerda Benedicto XVI, necesitamos seguir maestros capaces de enseñar elcamino de la verdad.

emergenciaeducativa

Quiero escribir este artículo porquecreo firmemente en la importancia enor-me que tiene la obra del padreAldo Trentoy de todos los que colaboran con el (comoel Dr. Mazotti y la Lic. Esperanza, asícomo todo el plantel de médicos, enfer-meras, voluntarios y contribuyentes).

Vuelvo a empezar: Creo que la obradel padre Trento y sus colaboradores es ungigantesco ejemplo de caridad y volun-tad: La Clínica Divina Providencia SanRicardo Pampurri, posee una profesiona-lidad, una calidad humana y una eficien-cia médica admirables, es un ejemplo quemás paraguayos deberíamos seguir, tantoen la eficiencia a la hora de trabajar, comoen el valor del amor a los demás comoforma de curar el cuerpo.

Déjenme hablar un poco de mí paraque puedan entender por qué yo, me con-sidero con autoridad para afirmar estocategóricamente: Soy un enfermo deSIDA, calificado como Terminal hace yatres años; estuve internado por dos mesesen una clínica privada que me costaba 200mil guaraníes por día. Luego mis finanzasno pudieron más y me fui a una clínicapública donde estuve cuatro meses.Después de eso me trasladé a otra clínicapública con mucha mayor infraestructura.Pasé todo un año de clínica en clínica conpequeños lapsos para visitar mi casa.Tuve que contratar una enfermera privadapara que me atienda en mi casa y en lasclínicas en las que estuve, porque encon-trar una enfermera que te atienda en loshospitales, era una proeza y mi estado erasumamente delicado. De hecho a lasegunda semana de mi internación en elprimer hospital público, los médicos me

desahuciaron y avisaron a mis hermanosque preparen mi velorio.

Las oraciones y la fe de mucha gente,me fueron curando lentamente; y enton-ces se produjo el mejor milagro: unaamiga me habló de la clínica DivinaProvidencia, una obra de Dios mantenidaexclusivamente con las donaciones depersonas caritativas. La clínica, según medijeron, era muy buena y sobre todo muylimpia, disciplinada y ordenada.

Luego descubrí el maravilloso espíri-tu cristiano que impregna a todas las per-sonas componentes de este lugar. Desde el

primer día que ingresé me sorpren-dió la rigurosa higiene y la excelenteatención de todo el personal, empe-zando por su Director Médico, el Dr.Mazotti y continuando con los médi-cos, enfermeras y voluntarios asícomo el personal administrativo ylogístico. Estaba acostumbrado a losmédicos fríos y a las enfermerasinsensibles así que lo que encontréme sorprendió bastante. Estaba acos-tumbrado a los baños sucios y a lassábanas inmundas (no en hospitalesprivados, aclaro), así que lo queencontré en este hospital totalmentegratuito me pareció maravilloso.

Averigüé la dirección de la clíni-ca y personalmente la visité parahablar con la Lic. Esperanza. Ellame dijo que me iba a poner en listade espera. A las dos semanas mellamó y me avisó que había un lugarpara mí. No lo pensé más. Fui con unpaquete de ropa, mi guitarra y unoslibros a internarme de inmediato.

Desalquilé mi departamento y vendí miauto. De todas maneras no pensaba vivirmás de unos meses, pero eso fue hace másde dos años y medio, y, salvo pequeñasmolestias, ahora estoy bien, me veo sano yno como los huesos con pústulas sangran-tes, que era mi imagen de antes.

Mi enfermedad no se puede curar,pero agradezco a Dios que me haya envia-do a un lugar donde me ayudan muchísi-mo a mantenerme vivo, sano y alegre.Porque estoy feliz de estar aquí, estoyfeliz de haberme hecho amigo de otrosenfermos como las dos Estelas, Walter,Soledad, Tomas, Jimmy, Erodita,Dionisio y tantos otros. Es que aquí uno sesiente querido. Uno siente que el personal

y sobre todo el padre Aldo, realmente sepreocupan por nosotros. Ciertamente,aquí muere gente casi a diario, pero hayque considerar que quienes llegan sonmayormente enfermos terminales recha-zados por otros hospitales, así que debecumplirse la voluntad del Señor.

Sin embargo, es nuestro deber comohombres luchar por vivir, luchar a pesardel dolor y el abandono de los demás, por-que yo les garantizo que es terrible cuandola gente sabe que estás enfermo de SIDA,ya no vuelve contigo.

Mis amigos y parientes me visitaron alprincipio, pero luego todos me abandona-ron (excepto mis hermanos, José yMaritha, que son la mayor felicidad quetengo en la vida, y mis amigos CarlosWeiss y Roberto Kropff, a los que tantoagradezco). Pero en la clínica encontré ladicha de vivir cada día un poco mas, dedisfrutar el sol, el calor, el frío, la sonrisade las enfermeras, un buen tereré, la comi-da que preparan Doña Modesta, Helena yGladys, los libros que me prestan losvoluntarios, las conversaciones con miscompañeros, los paseos a la Granja delPadreAldo.

Estoy enfermo y sé que voy a morir,pero espero y que Dios también así lo quie-ra, que eso suceda dentro de mucho tiem-po, si no es así, que se haga tu voluntadAltísimo Señor, no dudo que Tú, mi Dios,sabes muy bien porque haces lo quehaces, y yo un pobre pecador, estoy lejosde poder entender lo que es mejor para lamarcha del universo y la humanidad.

No quiero extenderme demasiado.Sólo quiero que la mayor cantidad degente posible se entere de lo maravillosaque es esta obra y que siempre es necesa-ria la colaboración de todos. Cualquierdonación (por pequeña que sea), nosayuda mucho. Toda ayuda, de cualquiertipo, es bien recibida. (Soy un pedigüeño,espero sepan disculparme pero este lugarse mantiene sólo gracias a la caridad ymucha gente sobrevive, se cura o almenos vive dignamente sus últimos días,en este sitio bendecido por Dios).

Que Dios los bendiga a todos. Sus crí-ticas, comentarios o preguntas son bien-venidos. Sean felices. Disfruten su vida,sus familias, sus amigos, y crean siempreen Dios, que existe y nos escucha.

DIOS ME SALVO

4 Jueves 25 de Septiembre de 2008

LA AVENTURA HUMANA DE LOS SANTOS

OBSERVADOR SEMANAL

TESTIMONIO

Ayude a los niños, ancianos yenfermos de sida y cáncer

abandonados por la sociedad

REDONDEEVisitando los locales de la

Farmacia PUNTO FARMA y delSupermercado GRAN VIA

Usted colabora con las obras dela parroquia San Rafael

redondeando el monto de suticket o factura

“¡Rápido! El Padre Pío está mal”. En medio de lanoche el anuncio del Padre Peregrino, testigoprivilegiado de los últimos instantes de la vidaterrenal del Padre Pío, escribió al respecto:

“Instantes después de las 21 hs del día 22 deseptiembre de 1968 el Padre Pío me pidió que fuera asu celda. Estaba en la cama, recostado sobre sucostado derecho. Me preguntó solamente la hora quemarcaba el reloj. Me llamó otras cinco veces hasta lamedianoche. Tenía siempre los ojos enrojecidos porel llanto, pero un llanto dulce, sereno.

A medianoche, como un niño miedoso mesuplicó: “Quédate conmigo, hijo mío”. Me mirabacon los ojos llenos de súplica, estrechándomefuertemente las manos. Luego, como si se hubieraolvidado de la hora, que recién me había vuelto apreguntar, me dijo: “¿Puedo rezar misa?”. Lerespondí sonriendo: “Padre espiritual, es demasiadotemprano para rezar la misa”. Y él me dijo: “Bueno,esta mañana rezarás por mí”. Y yo: “Pero todas lasmañanas la rezo según sus intenciones”.

Posteriormente quiso confesarse y, terminada suconfesión dijo: “Hijo mío, si el Señor me llama hoy,pide perdón por mí a los hermanos de comunidad portodos los fastidios quien les he dado y pídeles a ellosy a mis hijos espirituales una oración por mi alma”.

Respondí: “Padre espiritual, yo estoy seguro deque el Señor le permitirá vivir mucho más, pero situviera usted razón, ¿puedo pedirle una últimabendición para los hermanos, para sus hijosespirituales y para sus enfermos”. Y él: “Sí, bendigoa todos; es más, pídele al superior que dé por mi estaúltima bendición”.

Me pidió renovar el acto de la profesiónreligiosa. Era la una cuando me dijo: “Escucha, hijomío, aquí en la cama no logro respirar bien. Déjamelevantarme. Sentado respiraré mejor”.

La una, las dos, las tres, era el horarioacostumbrado para prepararse a la Santa Misa, y antede sentarse sobre el sillón solía caminar un poco porel pasillo. Lo seguí, tomándole la mano por debajodel brazo. El mismo encendió la luz y acercándose alsillón se sentó y miró a su alrededor con curiosidad.Parecía que estaba buscando algo con los ojos.Luego de cinco minutos quiso regresar a la celda.Traté de levantarlo pero me dijo: “¡No puedo! Lolevanté del sillón por las axilas y lo hice sentar en lasilla.

Entrando nuevamente a la celda me di cuenta deque el Padre comenzaba a empalidecer. Sobre sufrente corría un sudor frío. Pero me asusté cuandosus labios comenzaron a ponerse violáceos. Yrepetía continuamente: “Jesús, María”, con voz cadavez más débil. Me moví para llamar a un hermano,pero él me detuvo diciéndome: “No despiertes anadie”. Le respondí suplicante: “Padre espiritual,ahora déjeme hacerlo” y corriendo me dirigí a lacelda del Padre Guillermo. En un instante frayGuillermo llegó a la celda y yo corrí nuevamente allamar al Dr. Sala. Acudieron inmediatamente antemi llamado el padre guardián, el Padre Mariano yotros hermanos.

Estaba sentado sobre un sillón, con los ojoscerrados y la cabeza ligeramente inclinada haciaadelante. Respiraba con mucha dificultad hinchandoel pecho y con un leve estertor en la garganta.

El Padre Pío parecía no escuchar las palabras delos hermanos. Parecía estar lejano de cuanto lorodeaban y con voz cada vez más débil, pasando lascuentas del rosario, susurraba: “Jesús, María”.

El sacristán del santuario le administró la unciónde los enfermos. En un momento, el Dr. Sala gritó:“¡Retoma el pulso, vuelve el pulso!”. Pero laesperanza se transformó enseguida en desilusión. Elpulso de la carótida pocos instantes despuésdesapareció. El Padre apoyó suavemente su cabezasobre el antebrazo del doctor y, sin un lamento,expiró.

Eran las 2,30 de la madrugada del 23 deseptiembre de 1968.

La maravillosa Clínica “Divina Providencia” Padre Pío de Pietrelcinaentre los brazos de la “Hermanita Muerte”

Jorge Adrián Von Jorschehagen