Odisea

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Odisea Era un Ulises troyano, navegando el Odiseo por las estrellas y asteroides de un multi-verso que la palabra había creado. Miedos, apatías y muchas cobardías eran mi enfermedad para salir de dónde estaba preso. De pronto tomé tu mano, y quise desafiar los dioses. Eras tú, mí medicina, aquel brebaje que me da coraje para vivir nuestra vida. En un instante comencé a revolver la barba, esa que tienen todos los eminentes locos, magos y aventureros, esos pelos blancos que hablan de mil lides, y grandes aventuras. Así empezó mi odisea, un gusto por las cosas sin importancia, por las cosas banales que cobró esencia como ese mítico nuevo y antiguo viaje. Pensé en el supositorio que se le ponía a la abuela, y frente a esa catástrofe de noticia ella siempre huía como gata en celo. A mí, sólo risa me producía ver cómo corría para librarse de esas once letras, las cuales eran un espectáculo matutino para mí. Así, fue mi aventura. Zeus el dios de los mortales se vengó. Pues por mí gusto con los picantes, el médico me recomendó esas 11 letras dos veces al día: s-u-p-o-s-i-t-o-r-i-o., durante tres meses. Y lo que en un comienzo fue risa, se transformó en dolor y llanto. Después de esas 22 letras del primer día, que parecieron en manos de una enfermero como 44, yo corría al siguiente día más rápido que la abuela, y ella con caprichoso encantó dijo en mí oído cuando me apresaron: “sólo las tres primeras veces duele, después lo que te aterra es ese olor a mierda…” que olvide la hora, y ahí viene mi cita vespertina.

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Las aventuras de un contemporáneo Odiseo.

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Odisea

Era un Ulises troyano, navegando el Odiseo por las estrellas y asteroides de un multi-verso que la palabra haba creado. Miedos, apatas y muchas cobardas eran mi enfermedad para salir de dnde estaba preso.

De pronto tom tu mano, y quise desafiar los dioses. Eras t, m medicina, aquel brebaje que me da coraje para vivir nuestra vida.

En un instante comenc a revolver la barba, esa que tienen todos los eminentes locos, magos y aventureros, esos pelos blancos que hablan de mil lides, y grandes aventuras.

As empez mi odisea, un gusto por las cosas sin importancia, por las cosas banales que cobr esencia como ese mtico nuevo y antiguo viaje.

Pens en el supositorio que se le pona a la abuela, y frente a esa catstrofe de noticia ella siempre hua como gata en celo. A m, slo risa me produca ver cmo corra para librarse de esas once letras, las cuales eran un espectculo matutino para m.

As, fue mi aventura. Zeus el dios de los mortales se veng. Pues por m gusto con los picantes, el mdico me recomend esas 11 letras dos veces al da: s-u-p-o-s-i-t-o-r-i-o., durante tres meses. Y lo que en un comienzo fue risa, se transform en dolor y llanto.

Despus de esas 22 letras del primer da, que parecieron en manos de una enfermero como 44, yo corra al siguiente da ms rpido que la abuela, y ella con caprichoso encant dijo en m odo cuando me apresaron: slo las tres primeras veces duele, despus lo que te aterra es ese olor a mierda que olvide la hora, y ah viene mi cita vespertina.

Mi hermano, con un enema travad de ms de 500 mili-litros que precedera las once letras de la tarde. Con el cual se sella la desgracia del tercer da.

Ojeroso y plido, yendo-viniendo del bao siempre se me vea, y aquella mano que fuera mi medicina con sabor a coraje para conquistar el mundo desapareci. -Cosa que me ensombreci-. Ya van 89 das, 10 horas, y 12 minutos de la aventura, que desde el primer da no muda. Con apata aoro las once letras de la tarde que me daran descanso.

Despus de esos tres meses, nunca ms me burle de mi abuela, ni quise contar de ese procedimiento lisonjero, que ms bien me pareci una violacin consentida entre el mdico y yo.