¡Oh glorioso San Nicolás mi especial protector! Desde aquella morada de luz, en que gozas de la...

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Page 1: ¡Oh glorioso San Nicolás mi especial protector! Desde aquella morada de luz, en que gozas de la presencia divina, vuelve piadoso tus ojos hacia mí.
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¡Oh glorioso San Nicolás mi especial protector!

Desde aquella morada de luz, en que gozas de la presencia

divina, vuelve piadoso tus ojos hacia mí.

Page 3: ¡Oh glorioso San Nicolás mi especial protector! Desde aquella morada de luz, en que gozas de la presencia divina, vuelve piadoso tus ojos hacia mí.

Alcánzame del Señor aquellas gracias convenientes a mis

presentes necesidades, tanto espirituales

como materiales.

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En particular la gracia que deseo ahora,

si es para mi bien y lo que convenga

para mi eterna salvación.

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Protege también, oh glorioso Santo Obispo, a nuestro Pontífice, a la Santa Iglesia, a esta ciudad,

y a nuestra familia.

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Conduce a la salvación a los que viven sumidos en el

pecado, o envueltos en las tinieblas de la ignorancia, y el error.

Page 7: ¡Oh glorioso San Nicolás mi especial protector! Desde aquella morada de luz, en que gozas de la presencia divina, vuelve piadoso tus ojos hacia mí.

Consuela a los afligidos, socorre a los necesitados,

conforta a los débiles, defiende a los oprimidos,

asiste a los enfermos.

Page 8: ¡Oh glorioso San Nicolás mi especial protector! Desde aquella morada de luz, en que gozas de la presencia divina, vuelve piadoso tus ojos hacia mí.

Que todos descubran que el regalo más importante

que podemos dar y recibir porque es eterno, porque sana,

y alegra nuestra vida: “Es el amor”.

Page 9: ¡Oh glorioso San Nicolás mi especial protector! Desde aquella morada de luz, en que gozas de la presencia divina, vuelve piadoso tus ojos hacia mí.

Por tanto, enséñanos a llevar el amor de Dios a todos

los corazones porque Él es:

“El Amor mismo que se hizo hombre para estar cerca de

nosotros y salvarnos”.

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Haz por fin que todos experimenten

los efectos de tu poderoso patrocinio

para con el supremo dispensador de todos los bienes, Cristo Jesús.

Amén.

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