¡Oh mi patria!

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1 ¡OH, MI PATRIA! Francisco José Fernández-Cruz Sequera. Diciembre 2012. Publicado en: http://lagranpartida.blogspot.com.es Los hombres de hoy vivimos inmersos en una oscuridad que nos impide ver la realidad, cuya existencia no es fruto del azar o la casualidad, sino del omnímodo poder de las élites dirigentes mundiales. Un hecho del que, de uno u otro modo, todos somos conscientes y casi ninguno conseguimos concretar. Estamos presenciando la muerte de Europa; la forma más elevada de cultura y civilización alcanzada nunca por el ser humano. Como percibió en plena época victoriana Carlyle, padecemos: “Una sociedad desquiciada, sacudida y encenagada en los vicios como la vieja sociedad romana cuando se colmó la medida de las iniquidades; los abismos, los diluvios superiores y subterráneos reventando por todas partes y en ese caos furioso de claridades macilentas, todas las estrellas del firmamento borradas. Apenas una estrella en el cielo que el ojo humano pueda ahora divisar;

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¡OH, MI PATRIA!Francisco José Fernández-Cruz Sequera.Diciembre 2012.Publicado en: http://lagranpartida.blogspot.com.es

Los hombres de hoy vivimos inmersos en una oscuridad que nosimpide ver la realidad, cuya existencia no es fruto del azar o lacasualidad, sino del omnímodo poder de las élites dirigentesmundiales. Un hecho del que, de uno u otro modo, todos somosconscientes y casi ninguno conseguimos concretar.

Estamos presenciando la muerte de Europa; la forma más elevadade cultura y civilización alcanzada nunca por el ser humano. Comopercibió en plena época victoriana Carlyle, padecemos: “Unasociedad desquiciada, sacudida y encenagada en los vicios como lavieja sociedad romana cuando se colmó la medida de lasiniquidades; los abismos, los diluvios superiores y subterráneosreventando por todas partes y en ese caos furioso de claridadesmacilentas, todas las estrellas del firmamento borradas. Apenasuna estrella en el cielo que el ojo humano pueda ahora divisar;

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nieblas pestilentes, exhalaciones impuras cada vez más densas,excepto sobre las más altas cumbres, han apagado todas las lucesdel firmamento. Fuegos fátuos que aparecen aquí y allí hacen lasveces de estrellas. Sobre el páramo salvaje del caos, en el aireplomizo, nada más que bruscas iluminaciones de relámpagosrevolucionarios; luego, nada más que las tinieblas con débilesapariciones del vano meteoro de la filantropía”[1]. En definitiva:noche y niebla, oscuridad que nos envuelve y oprime. Pero comoen las propias explcaciones míticas y legendarias de nuestrosorígenes, en las que siempre estuvo presente la oscuridad, éstadesaparecerá finalmente, cuando la Naturaleza reclame susderechos en no muchas generaciones.

En la tenebrosa oscuridad en la que intencionadamente nos hansumido quienes gobiernan el siglo, asistimos a un cambio deépoca, de mentalidades y de tecnologías que han acortado eltiempo y el espacio, haciendo un mundo más pequeño en el que losacontecimientos se suceden vertiginosamente. Hecho ante el quemantengo la esperanza de que en medio de esta aceleraciónconstante, la verdad se abra paso y encuentre su lugar a mayorvelocidad de la que se han servido los poderosos para tejer estenegro manto de mentiras y silencios sobre los que sostienen sutiranía. Vivimos en un mundo convulso y agitado en torno a una desus grandes encrucijadas históricas, en el que se advierte hoy másque nunca, la clásica descripción de Herman Hesse: “Cada época,cada cultura, cada costumbre y tradición tienen su estilo, tienensus ternuras y durezas peculiares, sus crueldades y bellezas;consideran ciertos sufrimientos como naturales; aceptan ciertosmales con paciencia. La vida humana se convierte en verdaderodolor, en verdadero infierno sólo allí donde dos épocas, dosculturas o religiones se entrecruzan”[2].

No en vano asistimos al drama de la historia mundial en esta horadecisiva. Los acontecimientos se suceden raudamente,comprimiendo el tiempo y el espacio en estas últimas décadas,forzando nuestra capacidad de adaptación ante la multitud denuevos sucesos que convergen, se mezclan y confunden, que hanrecibido como nombre que los resume y sintetiza el de“Globalización”, que ha llegado a nosotros junto con su compañerade viaje, recorriendo Europa como el fantasma marxista del S. XIXla recorrió: “La Crisis”.

“La Crisis” es el tema de nuestro tiempo y está presente ennuestras vidas de forma repetida y cíclica, como como si de unaestación del año se tratase. Los medios de comunicación[3] nos lorecuerdan insistentemente, sin que lleguen nunca a explicar ni surealidad, ni sus orígenes verdaderos. Si bien la propia expresiónnos invita a creer en su excepcionalidad, en su carácter transitorio

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respecto de una supuesta estabilidad y pujanza, lo cierto es que noes así. Baste mencionar como ejemplo, que cuando parecía que laGran Recesión del 2008-2009 empezaba a ser historia, nos haasaltado no sólo la incertidumbre de una recaída, de una nuevarecesión como pretenden los voceros de la ortodoxia mundialista;sino lo que es peor, el temor que nos produce el convencimiento deque entramos en una larga era de oscuridad social, económica ypolítica.

Lo que llamamos crisis no es sólo el final de un ciclo del sistemacapitalista, ni una anomalía financiera que pueda resolverse conreformas del sistema financiero; es una crisis profunda de nuestracivilización, que se traduce en una ruptura de los paradigmas queafectan a los individuos y a las colectividades. Una Revolución endefinitiva. La quiebra de las relaciones económicas, morales,religiosas, políticas e internacionales. Una ruptura nos ha llevado aun mundo desquiciado y pervertido, apartado de su naturaleza,que se nos aparece como un precipicio hacia el queinevitablemente nos acercamos.

Ante este abismo, formado por la ruptura de todas las tradiciones yla pérdida de todas las identidades, todo necesita un nuevo ordenque ha de arrancar otra vez de la persona, ya que es en el mismoser humano donde la experiencia se asienta y se desarrolla. Unorden nuevo concebido para el hombre en su dimensión individualy comunitaria, que integre junto con su sentido trascendente, elser específico de cada pueblo y el respeto a la Naturaleza por todosellos compartida. A lo anterior debe sumarse la sabiduría colectivatransmitida en el tiempo, junto con el conocimiento técnico ytecnológico que haga todo ello posible. La meta que se nospresenta para que la vida vuelva a tener una dimensión humana,es la refundación de la sociedades y de la identidades, en nuestrocaso la europea, sobre nuevos paradigmas políticos, sociales yeconómicos, pues resulta inaceptable que algo tan poco importantecomo el dinero, puramente físico, creé una diferencia que no seorigina en hechos trascendentales, como son la propia capacidadinnata y el mérito de la persona.

No es casualidad que Mercurio se presentara en la antigüedad deRoma como el dios del comercio, de la elocuencia y de losladrones, el homólogo del dios griego Hermes. La síntesis deambas actividades, comercio y robo se da plenamente en laactualidad, en el mundo del capitalismo avanzado y moderno,donde no es posible distinguir a los “comerciantes de losmercados”, de los ladrones que nos quitan con impunidad lo que esnuestro. Los adoradores de Mammon[4] han triunfado. Elcapitalismo actual es el moderno tributario de un ideario asiáticonacido en el Israel de la Antigüedad, que ha adoptado su perfil

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intelectual actual a lo largo de los últimos cinco siglos, alcanzandosu pleno desarrollo económico, político y cultural en nuestros días.Ya en 1815, Saint Simon predijo que los banqueros y los magnatesde la industria llegarían a gobernar el mundo más que losmonarcas. No se equivocó, el sistema imperial que se desenvuelveen un mundo unipolar en lo político y multipolar en lo económico,se encamina hacia su inexorable declive de forma constantementeacelerada, como consecuencia de su naturaleza depredadora,profundamente contraria a la propia del ser humano y a lasupervivencia del planeta.

La crisis del capitalismo que vivimos, no es la primera ni será laúltima, pues nos encontramos en una sucesión de procesos deexpansión y contracción económicos que no son fruto de lacasualidad, sino que obedecen a impulsos decididos en los centrosde poder que a nivel mundial persiguen la concentración del poderpolítico a través de la concentración de capital, del podereconómico. Para entender cómo hemos llegado hasta la situaciónactual, debemos recordar cómo se han venido configurando lasactuales relaciones de poder y cuáles son sus orígenes. Muchasveces damos por sabidas cosas, cuya realidad es muy diferente a laque suponemos y sin cuyo conocimiento no podemos entender loque ocurre en nuestro entorno. Decía John Kenneth Galbraith que:

“la Economía y los grandes sistemas económicos y políticos cultivansu propia versión de la verdad de acuerdo con las presionespecuniarias y las modas políticas de la época, y de los problemasque plantea el hecho de que esa versión no tenga necesariamenterelación con lo que ocurre en la realidad. Se trata de una situaciónde la que no podemos culpar a nadie en particular: la mayoría delas personas prefiere creer en aquello que le conviene creer. (…)por lo general, lo conveniente es aquello que resulta útil, o almenos no es hostil, a los intereses económicos, políticos y socialesdominantes” [5].

Y a las creencias carentes de fundamento generalizadas entre laspersonas; unas veces inducidas por los medios de comunicacióncontrolados por las élites, otras fruto de la necesidad de laspersonas de creer en determinados mitos, debemos añadirle en elcaso de las cuestiones políticas o económicas, una oscuridadartificialmente creada de forma interesada por los pretendidos“gurús” de la Política y de la Economía. Recordando otra vez aGalbratih, éste decía que:

"No hay en el dominio de la Economía ninguna idea que no puedaser expresada en lenguaje común y corriente, aunque ello exijaalgún esfuerzo. La obscuridad que caracteriza a la prosa económicaprofesional no deriva de la dificultad del tema. Es consecuencia de

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un pensamiento no del todo madurado; o bien, refleja el deseo deliniciado de elevarse por encima del vulgo; o también puede serdebida a temor de que se descubran sus insuficiencias" [6].

Otro economista no menos famoso, Ludwig von Misses,representante de la Escuela de Economía austriaca, escribió:

"La economía, agrádenos o no, ha dejado de ser esotérica rama delsaber, accesible tan solo a una minoría de estudiosos yespecialistas. Porque la ciencia económica se ocupa precisamentede los problemas básicos de la sociedad humana" [7].

Sin embargo, la utilización de una jerga estúpida, que buscaasegurar una naturaleza científica de la Economía emancipada detoda otra disciplina, mantiene en la ignorancia de las cuestioneseconómicas más elementales, incluso a las personas mejorformadas, que se limitan a repetir de forma acrítica las ideas quedesde los medios de comunicación se difunden.

Así acontece comúnmente, que comúnmente se ignora todo lo querodea al conglomerado que forman el capitalismo financiero, lasgrandes corporaciones transnacionales y el mundo de la altapolítica. Este blog se escribe para tratar de arrojar algo de luzsobre estas cuestiones.

Lo que entiendo que está ocurriendo es lo siguiente:

1. El capitalismo, como poder económico, ha subordinado el poderpolítico a sus exclusivos intereses, de tal manera que los sistemaspolíticos de Occidente, por la ausencia de toda representatividad yparticipación de sus ciudadanos, carecen por ello de legitimidad;

2. Los dirigentes del capitalismo financiero o sus dependientes,ocupan cargos políticos en los gobiernos y en las organizacionesinternacionales o cargos directivos en las corporacionestransnacionales, de forma sucesiva, simultánea o alternativa segúnlas necesidades que en cada momento demanden los interesespolíticos, económicos o militares de dichos grupos de poder. Asíhan desaparecido los límites entre los entes y poderes políticos ylos económicos. Véanse como ejemplos recientes los casos deGrecia con Papademos, Italia con Monti, ambos de Goldmand &Sasch, el español de Luís de Guindos con Lehman Brothers, el delBanco Central Europeo (BCE) con Draghi, o el más habitual de losEE.UU. con los Bush, Rumsfeld, Wolfowitz, etc.;

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3. Estos grupos de poder, son el resultado de una alianza entre:

Una élite judía de ideología sionista de carácter transnacionaly cosmopolita;

El movimiento fundamentalista protestante cristiano-sionistade los EE.UU., ambos en permanente apoyo del Estado deIsrael a través de los EE.UU. como su principal valedor;

Y los trust de la industria de la energía, del armamento, delas comunicaciones y de las finanzas dominados por esta élitesionista.

Todos ellos se confunden, mezclan, fusionan o compiten entre síhasta la depredación llegado el caso, pero coinciden en el esencialmantenimiento de las estructuras de poder y en la consecución deun ideal mesiánico de carácter fundamentalista religioso, difundidoa través de las logias y los templos masónicos y de lasorganizaciones mundialistas;

4. De lo anterior resulta el hegemonismo imperial de los EE.UU.,que con el apoyo de las clases dirigentes locales de cada nación, yasean políticas, económicas o sociales, impulsa la llamada luchacontra el “imperio del mal” y por la “democracia”, y la llamada”guerra contra el terrorismo”, que se basa en tres puntosesenciales:

a) La unipolaridad en el S. XXI. Una nueva visión estratégica de lasupremacía mundial estadounidense concretada en el PreemptiveAttack, como estrategia militar basada en la superioridadtecnológica (en combinación con la “mundialización oglobalización”) como medio de mantener el dominio económico,junto con el control estratégico de las fuentes de energía. Estehegemonismo, conlleva la utilización de los organismosinternacionales, bien como medio de dominación (Banco Mundial,FMI); bien como coartada de las incursiones imperiales delunilateralismo norteamericano o de imposición de las políticasmundialistas (ONU y organizaciones dependientes); o por último,como medio de movilización de recursos militares auxiliares (OTANy demás alianzas militares dominadas por los EE.UU.);

b) Un ideal mesiánico, “el destino manifiesto” del fundamentalismocristiano-sionista protestante y el sionismo israelí, como ideologíadominante impulsora de la “democratización” global. La aceptaciónpor el resto del mundo de sus valores, pasa por la “guerracultural”, y la imprescindible aceptación de los valores sionistasimpuestos a las naciones a través de su americanización, de la quees herramienta propagandística eficacísima el cine. Elhollywodismo, un arma de destrucción masiva de las culturas

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autóctonas, parte esencial del proceso de americanización cultural,que cumple una función de homogeneización del consumo;

c) La “mundialización o globalización”, como expresión delimperialismo económico de las corporaciones transnacionales. Aestas compañías sólo les interesa la obtención de beneficios, sinconsiderar el impacto de su comercio, explotación oindustrialización en la Naturaleza, ni la extensión de la pobreza, nila destrucción de las identidades nacionales, raciales, étnicas olocales como patrimonio cultural de la especie humana. Para ello esnecesario imponer el llamado “libre comercio”, la desregulación delmercado mundial en tanto les beneficie, la libertad absoluta decirculación de capitales, mercancías y personas, así como el controly explotación sin límites de los recursos naturales.

Frente a esta situación, hay que afirmar el valor de los conceptosde Comunidad, Nación y Estado:

La Comunidad entendida no desde un grado de riquezadeterminado o una situación social derivada de la cuantía dela renta obtenida o de la propiedad de los medios deproducción, al modo en el que se concibe la "clase" liberal ymarxista, sino como la formada por todos aquellos queobtienen sus rentas del trabajo, del quehacer humano, y node las rentas del capital y mucho menos del interés deldinero o de actividades especulativas. El trabajo y sucorolario, la economía productiva también llamada “real”,debe situarse en el centro de la vida económica, aboliendo elinterés del dinero y la especulación, que no debe confundirsecon el legítimo comercio, por su intrínseca injusticia einmoralidad. Un concepto directamente relacionado con el depertenencia al pueblo o nación;

La Nación concebida como una libre comunidad nacional depersonas, unidas por vínculos de historia, cultura y sangre,libres e iguales en derechos: ciudadanos. No ha sido la“mundialización” la causante de la crisis nacional, sino elabandono de la idea de “Nación”, de “Comunidad”, por unasélites que se sienten supranacionales y cuya solidaridad esrespecto de sus iguales mundialistas. Este proceder es lo queestá posibilitando el avance de esta “globalización”. Frente aldominio del Imperio sionista de los EE.UU. y la Europa de laoligarquía de “los mercados” y su “golpe de Estadosilencioso” en favor de las corporaciones transnacionales, elcapital financiero y las organizaciones mundialistas, hay queplantear la única solución posible: la ruptura con todos losentes y organizaciones mundialistas, y la integración enalianzas económicas y militares basadas en la afirmación de

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la Justicia como valor supremo de la relación entre lasnaciones y las personas,, todo ello a través del Estado;

El Estado como instrumento de poder de cada comunidadnacional, que es ejercido en un determinado espacio naturalfísico de forma soberana e independiente de cualquier otro.Sin perjuicio de su integración y colaboración con lasnaciones de su mismo entorno geográfico, cultural, biológico,histórico y religioso.

Dicho esto, parece oportuno recordar que es sabido que nadiepuede reclamarse con sinceridad autor original de una idea, puestodo lo que decimos o pensamos, ya ha sido dicho o pensado enalgún momento por otro. Lo único meritorio es ser capaz de vivirvalientemente con aquello que consideramos que es la justaverdad. Por eso, en este blog recogeré las enseñanzas encontradasaquí y allá, tras muchos años de lecturas contradictorias, debúsqueda honrada de lo bello, lo bueno y lo justo sin concesiones alas propias inclinaciones, ni a prejuicios que me llevaran a negar laverdad por el hecho de que no me gustara. Nunca he buscadoimponer “mi verdad”, sino encontrar “la verdad”. Para ello ha sidoobligado partir de la negación absoluta de cualquier posiciónmeramente teórica y estática, por muy querida que me fuera,abandonando así toda idea preconcebida.

Sólo hay una cosa que debe aplicarse constantemente: el sentidocomún. Quizás así, algún día, podamos dejar de añorar la libertadperdida, dejando en el recuerdo el canto de lamento por la tiraníaformulado por Verdi en la Italia decimonónica: “¡Oh, mia Patria, sibella e perduta!"[8].

[1] Carlyle, Thomas, Historia de la Revolución Francesa, 1837.Citado por Drumond, Eduard en El fin de un mundo. EstudioPsicológico Social. Primera edición española. Imprenta y Librería dela Inmaculada Concepción. Barcelona, 1889. Pág. 5.[2] El Lobo Estepario. Hesse, Herman. Pag. 32. Editores MexicanosReunidos. 1985.[3] Toda referencia realizada en este blog a los llamados “mediosde comunicación”, el “cuarto poder” u otras semejantes, nuncadebe ser entendida sino como referencia a los medios de combatepolítico utilizados por el Imperio en el conflicto político de cuartageneración, en el “escenario virtual”. No hay medios decomunicación neutrales ni objetivos. No hay periodistas neutrales.Los llamados mass media son combatientes de un nuevo escenariobélico: el virtual. Nunca deben ser considerados de otro modo, ysiguiendo el “concepto de lo político” definido por Carl Schmitt, nodeben ser considerados sino como “amigos” o “enemigos” según el

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posicionamiento que mantengan. Pero nunca como neutrales niobjetivos.[4] Mammon es una palabra aramea que significa riqueza. Tambiénse utiliza en hebreo con el significado de dinero .(ממון )[5] Kenneth Galbraith, John. La Economía del fraude inocente. Laverdad de nuestro tiempo. Editorial Crítica. Madrid, 2004.[6] Kenneth Galbraith, John. Memorias, una vida de nuestrotiempo. Pág. 599. Ediciones Grijalbo. Madrid, 1982.[7] Von Misses, Ludwig. La Acción Humana. Pág. 1059. EditorialSopec, Madrid, 1968.[8] Fragmento del aria Va pensiero de la ópera Nabucco deGiuseppe Verdi.