Olivia M. Stone (Prensa)

8
EL DÍA, domingo, 15 de febrero de 2015 p1 revista semanal de EL DÍA del domingo P ara quien se adentra en el estudio y la lectura de las obras clásicas de la litera- tura de viajes en las Islas Canarias hay algunos nom- bres e identidades que, a fuerza de ser utilizados una y otra vez como recursos para acercarnos fielmente al pasado –como testimonios direc- tos que fueron de una realidad vital hoy anhelada– nos resultan cotidianos, habituales, incluso diríamos que hasta familiares. Nombres como los de Elizabeth Murray, Sabino Berthelot, René Verneau, André Pierre Ledrú, Hermann Christ o el propio Alfred Samler Brown, por citar algunos entre tantos, traen a nuestra memoria reta- zos de este o de aquel episodio de la historia y del paisaje insular que fueron rescatados con primor por aquellos trotamundos durante su es- tancia isleña en el Ochocientos, re- flejando sus apuntes a través de la pluma, acompañada a veces del pincel, de la plumilla o de la cámara fotográfica. No obstante, al focalizar sobre estos autores nuestra atención revertien- do ese paradigma y convirtiendo al visitante en objeto de introspección, cuando se trata de indagar las cir- cunstancias particulares de esos mismos protagonistas tratando de saber algo más sobre sus vidas, sus intereses, la razón de su viaje a las Islas, no son pocas las ocasiones en que nos encontramos con una densa niebla de desconocimiento que cer- cena nuestros desvelos e inquietu- des. En la mayor parte de las ocasiones se trata de biografías resueltas a base de trazos sencillos, con certeras in- dicaciones a sus profesiones, rangos o cargos, a sus inapelables fechas de nacimiento y/o defunción, a la iden- tidad de sus esposos/as... si bien exis- ten casos que ni siquiera han logrado avanzar mucho más allá del escla- recimiento del propio nombre y apellidos del visitante. En este sen- tido creemos que si existe un viajero que ejemplarice esta peculiar situa- ción de casi total anonimato debe- mos acudir de forma insoslayable a la enigmática figura de Olivia Stone, cuya obra “Tenerife y sus seis saté- lites” constituye uno de los referentes –posiblemente el más importante– dentro de la literatura extranjera sobre Canarias [1]. El libro escrito por Stone, que ocupa meritoriamente un parangón de pri- vilegio en la bibliografía foránea sobre el Archipiélago [2], fundamenta su relevancia no solo en ser una de las primeras obras en reflejar la descrip- ción y visita puntual a todas y cada una de las siete islas, así como a la inmensa mayoría de sus poblaciones principales –lo que ya en sí consti- tuye un auténtico hito inédito y digno de ser alabado–, sino que también es debido a la variedad de los registros recopilados por la incansable viajera, con referencias que van desde el ám- bito etnográfico, gastronómico o climatológico a detallar resabios históricos, sociodemográficos o sen- cillamente anecdóticos, todo en ese lenguaje característico y crítico aso- ciado a la mirada victoriana del mo- mento [3]. Las primeras indicaciones acerca del peculiar anonimato que rodeaba la figura de Olivia Stone nos han lle- gado gracias al excepcional y precursor trabajo de investigación sobre los via- jeros británicos efectuado por el doc- tor catedrático José Luis García Pé- rez, quien ya nos avanzaba las cau- sas de este desconocimiento: “Des- graciadamente hasta hoy ha sido impo- sible conocer algo de su biografía ya que al tomar el apellido de su marido todo rastro de su quehacer anterior ha quedado oculto” [4]. Siguiendo esas directrices parecía obvio que las únicas pautas conocidas acerca de esta viajera, agazapada se- gún las normas al uso tras el apellido de su esposo, vinieran plasmadas en la portada y prolegómenos de la pro- pia edición de su “Tenerife y sus seis satélites” –editada en dos volúme- nes en Londres en 1887 por Marcus Ward & Co. Limited [5], con una reedi- ción corregida y aumentada dos años más tarde, en 1889, en un solo tomo–. Estas páginas iniciales, uni- das a la lectura de algunos pasajes del libro y a las puntuales referen- cias en prensa que suscitó la apari- ción de esta importantísima obra [6], habrían de constituir el único mate- rial sobre el cual fundamentar un pro- ceso de búsqueda que nos ayudase a adentrarnos en la vida de Olivia Stone. Del frontispicio anteriormente ci- tado se rescata la identidad y la pre- sencia cercana del marido de nues- tra protagonista, de nombre John Ha- rris Stone, abogado en ejercicio, M.A. (Master of Arts) [7], F.L.S. (Fellow –miembro– of the Linnean Society) y F.C.S. (Fellow of the Chemical So- ciety), y de la dedicatoria misma de la obra surgen los nombres de los que, a primera vista, parecen ser los tres hijos de la pareja: Hartrick, Dudley y Erik [8]. De la lectura atenta de la obra sobre las Islas pueden entresacarse referen- cias como la autoría por Olivia Sto- ne, poco tiempo antes, en 1882, de otra narración de corte típicamente literario de viajes, bajo el título “Norway in June” [9]; de la llegada a las Islas a bordo del vapor francés “Parana” –de la “Chargeur Reu- nis”–; o de la causa del retraso en la publicación de su trabajo, con una demora de casi tres años después de su estancia en las Islas. La viajera anota puntualmente en la introducción de “Tenerife y sus seis satélites” que todo fue “debido a una Texto: Daniel García Pulido (Fondo de Canarias. Biblioteca General y de Humanidades. Universidad de La Laguna) [email protected] OLIVIA STONE: aproximación a una biografía desconocida La autora irlandesa, aunque afincada en Inglaterra, Olivia Stone. HERMIGUA y su paisaje humano. El ayuntamiento gomero se propone dar a algunas calles el nombre de sus hijos ilustres. 6/7 Para ti, “teacher”, por transmitirme el privilegio de conocer, desde muy pequeño, a todos estos tus viajeros y viajeras, a quienes con tu trabajo rescataste del olvido.

description

Artículo sobre la escritora británica Olivia M. Stone que realizó un viaje junto a su marido por las islas Canarias a finales del siglo XIX.

Transcript of Olivia M. Stone (Prensa)

  • EL DA, domingo, 15 de febrero de 2015 p1

    revista semanal de EL DAdel domingo

    Para quien se adentra en elestudio y la lectura de lasobras clsicas de la litera-tura de viajes en las IslasCanarias hay algunos nom-bres e identidades que, a fuerza deser utilizados una y otra vez comorecursos para acercarnos fielmenteal pasado como testimonios direc-tos que fueron de una realidad vitalhoy anhelada nos resultan cotidianos,habituales, incluso diramos quehasta familiares. Nombres como losde ElizabethMurray, SabinoBerthelot,Ren Verneau, Andr Pierre Ledr,Hermann Christ o el propio AlfredSamler Brown, por citar algunos entretantos, traen a nuestramemoria reta-zos de este o de aquel episodio dela historia y del paisaje insular quefueron rescatados con primor poraquellos trotamundos durante su es-tancia islea en el Ochocientos, re-flejando sus apuntes a travs de lapluma, acompaada a veces delpincel, de la plumilla o de la cmarafotogrfica.No obstante, al focalizar sobre estos

    autores nuestra atencin revertien-do ese paradigma y convirtiendo alvisitante en objeto de introspeccin,cuando se trata de indagar las cir-cunstancias particulares de esosmismos protagonistas tratando desaber algo ms sobre sus vidas, susintereses, la razn de su viaje a lasIslas, no son pocas las ocasiones enque nos encontramos con una densaniebla de desconocimiento que cer-cena nuestros desvelos e inquietu-des. En lamayor parte de las ocasionesse trata de biografas resueltas a basede trazos sencillos, con certeras in-dicaciones a sus profesiones, rangoso cargos, a sus inapelables fechas denacimiento y/o defuncin, a la iden-tidad de sus esposos/as... si bien exis-ten casos que ni siquiera han logradoavanzar mucho ms all del escla-recimiento del propio nombre y

    apellidos del visitante. En este sen-tido creemos que si existe un viajeroque ejemplarice esta peculiar situa-cin de casi total anonimato debe-mos acudir de forma insoslayable ala enigmtica figura de Olivia Stone,cuya obra Tenerife y sus seis sat-lites constituye uno de los referentesposiblemente el ms importantedentro de la literatura extranjera sobreCanarias [1].El libro escrito por Stone, que ocupa

    meritoriamente un parangn de pri-vilegio en la bibliografa fornea sobreel Archipilago [2], fundamenta surelevancia no solo en ser una de lasprimeras obras en reflejar la descrip-cin y visita puntual a todas y cadauna de las siete islas, as como a lainmensamayora de sus poblacionesprincipales lo que ya en s consti-tuye un autntico hito indito y dignode ser alabado, sino que tambin esdebido a la variedad de los registrosrecopilados por la incansable viajera,con referencias que van desde el m-bito etnogrfico, gastronmico oclimatolgico a detallar resabioshistricos, sociodemogrficos o sen-cillamente anecdticos, todo en eselenguaje caracterstico y crtico aso-ciado a la mirada victoriana del mo-mento [3].Las primeras indicaciones acerca

    del peculiar anonimato que rodeabala figura de Olivia Stone nos han lle-gado gracias al excepcional y precursortrabajo de investigacin sobre los via-jeros britnicos efectuado por el doc-tor catedrtico Jos Luis Garca P-rez, quien ya nos avanzaba las cau-sas de este desconocimiento: Des-graciadamente hasta hoy ha sido impo-sible conocer algo de su biografa yaque al tomar el apellido de su maridotodo rastro de su quehacer anteriorha quedado oculto [4].Siguiendo esas directrices pareca

    obvio que las nicas pautas conocidasacerca de esta viajera, agazapada se-

    gn las normas al uso tras el apellidode su esposo, vinieran plasmadas enla portada y prolegmenos de la pro-pia edicin de su Tenerife y sus seissatlites editada en dos volme-nes en Londres en 1887 por MarcusWard&Co. Limited [5], con una reedi-cin corregida y aumentada dosaos ms tarde, en 1889, en un solotomo. Estas pginas iniciales, uni-das a la lectura de algunos pasajesdel libro y a las puntuales referen-cias en prensa que suscit la apari-cin de esta importantsima obra [6],habran de constituir el nico mate-rial sobre el cual fundamentar un pro-ceso de bsqueda que nos ayudasea adentrarnos en la vida de OliviaStone.Del frontispicio anteriormente ci-

    tado se rescata la identidad y la pre-sencia cercana del marido de nues-tra protagonista, de nombre JohnHa-rris Stone, abogado en ejercicio, M.A.

    (Master of Arts) [7], F.L.S. (Fellowmiembro of the Linnean Society)y F.C.S. (Fellow of the Chemical So-ciety), y de la dedicatoria misma dela obra surgen los nombres de los que,a primera vista, parecen ser los treshijos de la pareja: Hartrick, Dudleyy Erik [8].De la lectura atenta de la obra sobre

    las Islas pueden entresacarse referen-cias como la autora por Olivia Sto-ne, poco tiempo antes, en 1882, deotra narracin de corte tpicamenteliterario de viajes, bajo el ttuloNorway in June [9]; de la llegadaa las Islas a bordo del vapor francsParana de la Chargeur Reu-nis; o de la causa del retraso en lapublicacin de su trabajo, con unademora de casi tres aos despus desu estancia en las Islas.La viajera anota puntualmente en

    la introduccin de Tenerife y sus seissatlites que todo fue debido a una

    Texto:Daniel Garca Pulido(Fondo deCanarias. BibliotecaGeneral y deHumanidades.

    Universidad de La Laguna) [email protected]

    OLIVIA STONE:aproximacin a

    una biografa desconocida

    La autorairlandesa, aunqueafincada enInglaterra, OliviaStone.

    HERMIGUA y su paisajehumano. El ayuntamiento gomero sepropone dar a algunas calles elnombre de sus hijos ilustres.6/7

    Para ti, teacher,por transmitirme el privilegio

    de conocer, desde muy pequeo,a todos estos tus viajeros y viajeras,

    a quienes con tu trabajo rescataste del olvido.

  • domingo, 15 de febrero de 2015,ELDAp2

    grave enfermedad que dur 18 me-ses, causada por el exceso de trabajoy mi preocupacin por publicar es-tos volmenes[10].A lo largo del textoOlivia Stone efec-

    ta constantes insinuaciones y gui-os a la tierra irlandesa comoavanzando de facto su naturaleza yorigen de dicha regin [11], y nos pre-senta al crculo de colaboradores yamistades que estableci en eltiempo que permaneci en las Islasy en los aos en que estuvo preparan-do la edicin, con personajes que po-dramos subdividir en varias catego-ras: por un lado, el entorno consu-lar, como los vicecnsules John Ho-ward Edwards (Tenerife), JamesMiller (Gran Canaria) o John ThomasTopham (Lanzarote); por otro, la colo-nia britnica o anglfila afincada enlas Islas, como John y Hugh Hamil-ton, Mr. Reid, John Swanston oGeorge John GrahamToler; a con-tinuacin, un elenco de personali-dades europeas o extranjeras residen-tes en tierra canaria, comoHermannWildpret, G.B. Nixon o Arthur HenryBechervaise; y obviamente, losmiembros de la burguesa y noblezaislea que no dejaron de atender almatrimonio Stone durante su estan-cia: LorenzoMachado Bentez de Lu-go, Alberto Clogan Clogan, LuisRenshaw de Orea, Juan de la Guar-dia o Gregorio Chil y Naranjo [12].Como refuerzo de este vnculo afec-tivo y de agradecimiento con el Archi-pilago nopodemos soslayar las entra-ables palabras que dirige a los ca-narios, que no nos resistimos a co-piar en este punto: Quisiera decira los amigos de las islas que leyeroneste libro que en todo lo que heescrito ya sea de virtudes o de faltashe sido animada siempre de un sen-timiento bondadoso hacia los habi-tantes y de amor hacia su tierra feliz,las preciosas islas de los Bienaven-turados [..]. Siempre recordaremos lasislas como nos parecieron a nosotros,verdaderas islas Felices, lo ms pare-cido a un paraso terrenal del cualpudiera cantar unMorris o un Tademapintara [13].Atendiendo a estas escuetas refe-

    rencias pareca obvio que, a fin deconocer alguna referenciams acercade la vida y dilucidar en s la iden-tidad de Olivia Stone, debamosbucear en la biografa de su esposo,John FrederickMatthias Harris Stoneo sencillamente J. Harris Stone, comole gustaba que lo llamasen [14].Los anales britnicos son fecundos

    hacia su persona y nos detallan deinicio que haba nacido en la loca-lidad de Bath (Somerset), en 1853,siendo el sptimo de un total de sietehijos en la familia conformada porel procurador y secretario del ayun-tamiento de aquella ciudad John Stone(18181899), autntica personali-dad en el mbito local [15]. Activo cola-borador en prensa y reconocidoabogado tras haber estudiado en laDames School, en el Clifton College,ambos en Bath [16], y con titulacinacadmica enCienciasNaturales obte-

    nida en la siempre prestigiosa Uni-versidad de Cambridge, John Harrismostr desde su juventud una in-quieta participacin en la vida socialdel momento, y prueba notable deello es que no solo en 1885 fund,en base a sus querencias por elmundode la fotografa, la sociedad The Ca-meraClub, con sede enBedford Street,en el Strand londinense, llegando aser editor de una una revista fotogr-fica amateur [17], sino que pocos aosdespus impuls la creacin delCaravanClub sociedadde la que serasecretario honorario desde 1907 a 1935y vicepresidente desde 1935 a 1939.De su biografa destaca sobrema-

    nera la gran cantidad de publicacionesque realiz, con ttulos tan sugerentescomo Physiology of everyday Life:a lecture (1881);Nihilist Napoleon. Atale (1888, junto a Percy Carter); Thecivic reader (1893, junto a B. John-son); Local government act. A prac-tical ready reference guide to the elec-tion of parish and rural districtcouncillors (1894, junto a JosephGeraldPease); Achill Island, Dugurt andDooagh (1906) [18]; Connamara andthe neighboring spots of beauty andinterest (1906); Englands Riviera, atopographical and archaelogical des-cription of Lands End, Cornwalland adjacent spots of beauty and inte-rest (Londres, 1912); o Caravanningand camping out: experiences andadventures in a livingvan and in theopen air, with hints and facts (Lon-dres, 1913). Asimismo, llama la aten-cin su sentido patritico, cuando,conmotivo del estallido de la PrimeraGuerra Mundial, quiso contribuir ala causa de la defensa nacional y sealist en el Civil Service como secre-tario interino en el Departamento deControl de Carburantes. Nuestrobiografiado fallecera, a la avanzadaedad de 86 aos, en 1939 [19].De forma complementaria a estos

    datos biogrficos del esposo de Oli-

    via Stone, gracias al inestimable re-curso de los investigadores geneal-gicos britnicos [20], hemos tenidoacceso al censo efectuado en terri-torio anglosajn en 1881, fuente devalor inestimable que nos abrir defi-nitivamente el camino para conocersu apellido de soltera y, con ello, suorigen familiar. En el empadrona-miento aparece fielmente reflejadala pareja objeto de nuestras inquie-tudes viviendo en el n 11 de SheffieldGardens, en Kensington, en la capi-tal de Londres [21], bajo la siguientedescripcin:JohnHarris Stone, natural de Bath,

    de 27 aos.Olivia Mary [Hartrick] Stone,

    natural de Irlanda, de 25 aos.Mary Macaulay Hartrick, natural

    de Irlanda, de 71 aos. Suegra del titu-lar.Dos nios: John Hartrick Stone,

    de 1 ao; y un recin nacido, del queno consta siquiera su nombre.Cocinera, Beatrice Barrow, inglesa,

    de 17 aos.Enfermera domstica, Annie

    McG. Simpson, irlandesa, de 26aos.La mencin del apellido Hartrick

    nos hizo avanzar en ese sentido paraconocer la ascendencia familiar deOlivia Stone, encabezada hasta don-de hemos podido saber por JohnHar-trick, labrador establecido en la lo-calidad irlandesa de New Ross, enWexford, quien tuvo, al menos, unhijo, el reverendo Edward JohnHartrick (18121893) M.A. y T.C.D..Este se despos en 1842 con la citadaanteriormente en el censo MaryMacaulay Dobbs (18191892) hija a

    su vez del reverendo Richard StewartDobbs, teniendo esta pareja hastacinco hijos:Richard Stewart Hartrick (1845..)

    C.E., que se desposara en 1872 conMary B. Culbertson hija de AlbertCulbertson, deMonongahala City, Pen-silvania, que fallecera en Pittsburgen 1911, padres ambos de James Al-bert Hartrick.Edward Macaulay Hartrick

    (18471915) C.E., que casara en 1870con Mary McClelland, y falleci enDickinson, Galveztown, Texas, siendoenterrado en el Holy Trinity EpiscopalChurch Cemetery.Olivia Mary Hartrick (1855...),

    nuestra Olivia Stone.Francis Henry Hartrick (185156)

    yJohn Edward Hartrick (184350),

    fallecidos ambos a temprana edad.Los recursos genealgicos nos

    han permitido conocer mltiples as-pectos de la vida personal de estospersonajes, entre los que destaca queel desposamiento de John Harris yOlivia Stone se produjo en 1878; queposiblemente la localidad de naci-miento de Olivia seaWexford, en Ir-landa acaso la misma poblacin deNew Ross, donde estaba establecidosu abuelo John Hartrick [22]; y quelos hijos de la pareja fueron:El teniente John Hartrick Stone

    del Royal Field of Artillery, que sedespos en la iglesia de St. Marys,en Stamford Brook Hammersmith,Londres el 3 de noviembre de 1906conFlorenceHarriet GlynWellbelovednacida en 1886, hija de RichardWell-beloved.Eric Edward Stone, nacido enLarne

    EN PORTADA

    Portada deTenerife y sus seissatlites (arriba) ydedicatoria de laautora a la BibliotecaProvincial

  • ELDA, domingo, 15 de febrero de 2015 p3

    el 20 de agosto de 1882 y muerto el1 de octubre de 1918, casado conMabelStone que fallecera a su vez el 14de julio de 1932. Esta pareja tuvo unrecin nacido, muerto prematura-mente el 26 de diciembre de 1912 enDickinson, Texas.Dudley, del que nada sabemos.Ahondando, incluso, hemos podido

    conocer que JohnHarris Stone se des-pos por segunda vez el 29 de di-ciembre de 1900 en la iglesia de St.Marylebone, en Londres, con LillieTully hija del ingeniero Thomas Do-minic Tully, lo quenos est indicandoque Olivia Stone es muy posible quehaya fallecido en el transcurso delltimo decenio del siglo XIX [23]. Sia este cmulo de indicaciones aa-dimos los datos obtenidos por la doc-tora y profesoraMara Isabel GonzlezCruzpara la vida delmatrimonio Stonetras su regreso a Inglaterra despusde su periplo isleo [24], que afirmaque de Olivia M. Stone sabemos queviva junto a su marido, John HarrisStone, en una casa en Dover (Kent),a la que haban puesto el nombre deFuerteventura, y que tenan deco-rada con abundantes recuerdos deCanarias, contamos con apuntes pararastrear en un futuro prximo la de-funcin de nuestra aorada viajera[25].

    ConclusinNo deberamos cejar en adentrar-

    nos ms y ms en el conocimientode los detalles de esa interesantsimaparcela de nuestra idiosincrasiaconstituida por la recopilacin de lasnarraciones de todos aquellos via-jeros y viajeras que hicieron estadaen el Archipilago y nos legaron des-cripciones, apuntes o referencias queconstituyen hoy parte de nuestroacervo patrimonial. En el amplio ima-ginario dibujado por la historiogra-fa canaria existen multitud detemticas por desarrollar, de enig-mas o confusiones por esclarecer, deespacios en blanco esperando ser relle-nados con el paso del tiempo, con-forme vayan surgiendo nuevas fuen-tes documentales y detalles resca-tados de algn papel rezagado, de unamemoria revisada, de una miradainquieta. La identidad de OliviaMary Hartrick Stone era una deudapendiente con una viajera que nosha legado, posiblemente, una de lasmejores obras de literatura de via-jes existentes sobre las Islas. Saldarese dbito dememoria ojal sirva enparte de sincero reconocimiento alrecuerdo y la figura de un esprituprivilegiado en una poca de cam-bios, de contrastes, de crecimiento.

    NOTAS:[1] Como testimonio fehaciente de la actua-

    lidade importanciadeestaviajera enestas fechas,y hasta finales del mes de febrero, en el CentrodeHistoria yCulturaMilitar deCanarias, ubicadoen el Fuerte deAlmeyda, en Santa Cruz deTene-rife, se expone lamuestra Olivia Stone y la natu-raleza de las palabras, organizada por la Cte-dra Cultural Alexander von Humboldt y elVicerrectorado de Relaciones Universidad ySociedad,de laUniversidaddeLaLaguna, y comi-sariada por el profesor Francisco Javier Castillo.

    [2]GarcaPrez, JosLuis [1988]:Viajeros ingle-ses en las IslasCanariasdurante el sigloXIX. SantaCruz de Tenerife: Cajacanarias. pp. 175184.

    [3]Vase la introduccinelaboradapor JonathanAllen Hernndez en la traduccin de la obra deOlivia Stone, donde se hace estudio pormeno-rizado de las pautas y caractersticas que defi-nen la narracin de esta singular viajera victo-riana. Stone, OliviaM. [1995]: Tenerife y sus seissatlites. [Introducciny revisin, JonathanAllenHernndez; traduccin y notas Juan S. AmadorBedford]; 2 vols.; Las Palmas de Gran Canaria:Cabildo Insular.

    [4] Garca Prez, J.L. [1988]. Op. cit. pg. 175.[5]UbicadaenOrielHouse, enFarringdonStreet,

    E.C., y con filiales enBelfast yNuevaYork, comose especifica en la referida portada.

    [6] En la introduccinde suobra, la propiaOli-via Stone cita expresamente que hemos escritovarios artculos relacionados directa o indirec-tamentecon las IslasCanariasenmuchosperidicosy revistas (Stone, 1995: I,11). Garca Prez cita,a su vez, varios textos surgidos a propsito dela edicin de la obra, como el incluido en la sec-cin Literature de TheAtheneum Londres,24 de marzo de 1888, o la crtica referida a lapsima transcripcin de los topnimos en la pri-mera edicin, firmada por George F. Hooper enThe Academy en 1888. (Garca Prez, 1988 :175 y 180).

    [7]Las inicialesM.A., queprovienende laexpre-sin latinamagister artium, equivaldra aproxi-madamente a una licenciatura en gran parte delasuniversidades europeas, conasignaturas sobreLiteratura,Historia,Geografa,Humanidades,Filo-sofa, Ciencias Sociales o Teologa, entre otras.

    [8] Olivia Stonemenciona en el transcurso de

    su relatoque llevaba conella el retrato fotogrficode sushijos lo quedemuestra quedebieronque-dar en Inglaterra al cuidado de familiares y per-sonas de confianza, quemostraba a todas aque-llasmujeres isleas de las que apunta que siem-pre tenan un aguzado inters por el tema de losnios y la infancia. En todos los lugares dondenosquedbamosen las islasdescubrque lasmuje-res se interesaban enormemente por todo aque-llo relacionado con los nios y el placer llegabaa su punto ms alto y llovan miles de pregun-tas cuando sacaba las fotografas de los mos[Stone, Oliva M. [1995]. Op. cit. pp. 121122].

    [9] Stone, OliviaM. [1995]: Op. cit. vol. I pg.10. En varios pasajes reitera haber viajado a lasislas del Canal de la Mancha particularmente,Jersey y Sark, a Noruega y a Islandia [vol. I pp.29, 138, 155, 224, 277 y 308] e incluso deja entre-ver haber visitado Suiza, Nueva Zelanda, Esta-dos Unidos e incluso Canad [vol. I pp. 132, 293y 471; II, p. 8 y 68].

    [10] Stone, OliviaM. [1995]: Op. cit. Vol. I. pg.10. Amodo de curiosidad cita que en La Lagunase qued en una posada enfrente del fielato,no lejosdel casco. Posiblementeesaviviendahayasubsistido hasta la actualidad y pueda identifi-carse algn da. [p. 61]

    [11] Stone, Olivia M. [1995]: Op. cit. Hayejemplos envol. I. p. 64 citando la prenda irlan-desacothamoreencomparacina lamantaespe-rancera; p. 83 a propsito de la analoga isleade cabalgar con albardas en el lado derecho delas bestias, como si montasen un carruaje ir-lands;pp. 215o253 dondeelmusgoyel liquenherreos le recuerdan a la isla Esmeralda; oen lapp. 274, 342,471y491,dondeelpaisaje isleolerecuerdalaCalzadadelGigante,enAntrim,Irlandadel Norte. En la p. 455 se permite hacer una loadel pueblo irlands, uno de los ms virtuososde la tierra, por nodecir elms. En el vol. II haycitas a Irlanda en las pp. 4041, 43, 46, 59, 146,166,249recordandoel roDargle,al surdeDubln,301, 389 y 404. Llega a afirmar que semillas deltasagaste isleo las haba plantado en Inglate-rra e Irlanda, demostrando su vinculacin conambas naciones [vol. I. p. 351].

    [12] Garca Prez, J.L. [1988]. Op. cit. pp. 177,182 y 183.

    [13] Garca Prez, J.L. [1988]. Op. cit. pg. 184.

    [14] Cuando ya ultimbamos la redaccin delpresente artculo, y a travs del testimonio delprofesor Francisco Javier Castillo, hemos sabidoque el licenciado Iru Jess Rodrguez Navarroha presentado un trabajo de fin de grado anindito,defendidoen juliode2014, sobre la figurade Olivia Stone, donde recoge igualmenteml-tiples referencias acerca de su biografa y ante-cedentes familiares.

    [15] Autor de un diario desde noviembre de1838 a enero de 1899, continuado en sus ltimosaos por su hijo JohnHarris, hoy depositado enlaBathMunicipalLibrary. (BritishDiaries: ananno-tated bibliography of British diarieswritten bet-ween14421942.Ed.WilliamMatthews;UniversityCalifornia Press, 1984). Las crnicas deBath con-firmanqueuna sociedad en la que l participabacomoprocuradordesde1855, conocidacomoStoneKing, an existe hoy en da. Los nombres de loshermanos de JohnHarris eran Louisa, Deborah,Mary, Henry,William y Ethel. Paramayor coin-cidencia, Olivia Stone, en su referida obra sobrelas islas, utiliza esta localidad como ejemplo desudiscursonarrativo, evidenciadoas la asiduidady cercana con ese enclave: usando solo elmapay la regla como el ferrocarril entre Londres yBath [Stone,OliviaM. (1995): Op. cit. pp. 7071]y compara la catedral de Santa Ana, en Las Pal-masdeGranCanaria, con la abada dedicha loca-lidad britnica [vol. II, p. 12].

    [16] Curiosamente, este Clifton College tieneuna biblioteca de Ciencias bautizada como Sto-neLibrary enhonorde loshermanosStone.VaseELLIS, C: The history of the Caravan Club. EastGrinstead, 2006. En su estancia enTenerife coin-cidieron los Stone con un viejo amigo de la Bri-tish Association, la clebre academia britnicade las Ciencias [vol.I, p. 323].

    [17] Agradecimiento aKevinBirch, presidente,y Michael Colman, archivero, del The CameraClub, Londres, por brindarme fuentes de infor-macin acerca de John Harris Stone.

    [18] En la introduccin de esta obra dejaba pa-tente que segua influenciado por el espritu quemotiv el conocido viaje a las Islas Canarias: Enestaspginasnicamentemeheesforzado,puedeque de forma inadecuada, en describir a travsde la pluma y de la lente el oeste de Irlanda taly como yo lo contempl.

    [19]Necrolgica enProceedings of theLinneanSocietyofLondon.Vol. 151, n4.Mayo 1941.Datosbiogrficos obtenidos en parte en el censo bri-tnico de 1881 y enotras fuentes quenosha brin-dado el Caravan Club (NationalMotorMuseum,en Brokenhurst, Hampstead), a quienes agra-decemos fervientemente la informacin. Al fa-llecer JohnHarris Stone era poseedor de un inte-resado legado documental, hoy guardado en laEast Grinstead House. Vase ELLIS, C: Op. cit.

    [20] Debemos la obtencin y registro de estasreferencias genealgicohistricas a los inves-tigadores Mike Hartrick y Paul Robinson.

    [21] Esta misma direccin (11, Sheffield Gar-dens, Kensington) aparece claramente visible,comomembrete impreso, en la hoja de dedica-toriamanuscrita que, pegada al lomode uno delos tomos de la obra de Olivia Stone, figura enel ejemplar donado a la entonces Biblioteca Pro-vincial del Instituto de Canarias.

    [22] En este punto no podemos soslayar ha-cer referencia a otra coincidencia enriquece-dora que figura en la obra de Olivia Stone [Op.cit. vol. II. pp. 333334]: al relatar el triste epi-sodio del asesinato de George Glas en las cos-tas de Irlandanos apunta que estos hechos tuvie-ron lugar enDuncannon,muy cerca deWexford,y contina diciendo que ha llevado a cabo todainvestigacinposible tantoenel condadodeWex-ford como en elWaterford, demostrando as sufamiliaridad con este territorio.

    [23] No deja de resultar tremendamente cu-rioso que en 7 de noviembre de 1895 llegase otroindividuo apellidadoStone a SantaCruzdeTene-rife a bordo del Wazzan, procedente de Lon-dres yFunchal el 7 denoviembrede 1895 [LaOpi-nin, Santa Cruz de Tenerife, 9 de noviembre de1895].

    [24]GONZLEZCRUZ,Mara Isabel [2011]: His-panismos y canarismos en los textos de dos via-jeras inglesas decimonnicas. Revista de Filo-loga. Universidad de La Laguna, n 29, p. 81.

    [25]Esa residencia enDoverparece confirmarsecon otro pequeo trabajo publicado en 1910 porJohnHarris Stone sobre St.MargaretsBay, aunasochomillas al este dedichoDover, enclave al quel llamaba particularmente como la Picadillyde los mares.

    EN PORTADA

    JohnHarris Stone.Foto cortesa deCaravan Club.

  • domingo, 15 de febrero de 2015,ELDAp4

    privado por deseo expreso de Baudi-lio Trujillo Daz, empresario, enton-ces esposo de Candelaria HernndezFigueroa, una lagunera que, por ava-tares del destino, se trasladahasta estedomicilio con afanes tratar de mejo-rar all su situacin econmica.Don Baudilio, incorregible amante

    de los animales, siempre gust la cradecaballosdebuen temple, ydeburrosde raza endmica. Por ello, en su par-ticular oratorio introdujo a su patrn,san Antonio Abad, para que porsiempre les protegiera; extensivotambin a sus propios dueos y fami-liares como fieles devotos suyos.La talla es una imagen de madera

    policromada salidade la gubia expertade Ezequiel de Len, afamado ima-ginero orotavense, que dej magn-ficas y bien logradas tallas y restau-raciones. Alguna que otra de menorresolucin.Laqueahora referimosdebede hallarse catalogada entre las pri-meras. Se entroniz en este lugar enel ao de 1996 cuando ya la ermitaestaba concluida. El recinto y la ima-gen fueron bendecidos por don Fer-mn, un popular sacerdote que tenabajo su responsabilidad la parroquiade la Virgen de Roja, en El Mdano.Dadoque el sagrado lugar se inaugurel 18 de abril de ese mismo ao, poresa fecha, cadaao, le celebran sucon-memoracin. Por tratarse de unaimagen privada, los actos son orga-nizados por doa Candelaria amododemayordomodeeste oratorio y, adadehoy, contina encargadade su aseoy conservacin. La fiesta consiste enuna misa abierta para todos cuantosdeseen participar.En aquel primer acto litrgico cele-

    bradoentre susmuros actucomoma-drina Yanira Trujillo Cabrera, hija deambos cnyuges, entonces una nia.En este santo lugar, a peticin de susdueos, han sido bautizadoposterior-mente algunode losmiembrosde estafamilia, tal cual ocurriera conAuroraTrujillo. Hoy el eremitorio perteneceal Obispado deTenerife por cesin desus propietarios.Cuando laVirgendeAbonaperegrina

    porelmunicipioporque le corresponderememorar sus vivenciasmarineras,tanto la Virgen del Carmen como sanAntonio Abad se renen para salir enprocesina recibirla a la autopista, paracumplimentarla y rendirlemerecidoshonores ypleitesas, las que, comopa-tronadel sur tinerfeoy alcaldesaper-petua de Arico, le corresponden.Finalizado el recorrido y las preces, lapatrona sigue la rutamarcada, caminodeencontrarse conotraVirgendelCar-meloentronizadaen laCaletadeAbona.Las imgenes regresan a sus modes-tos altares con elmismo boato con elque de ellos partieran.

    NOTA DOCUMENTALLos datos referidos a esta ermita y

    sudotacin fuerontransmitidosal autorpor la propia protagonista, Candela-ria Hernndez Figueroa.

    Este asentamientopoblacio-nal, joven y cuidado, nacedeunproyecto ausente detodo asesoramiento tcni-co especializado. No obs-tante, por su trazado se asemeja bas-tante a un pueblo, aunque carezca delos espacios pblicos previstos por laley para este tipo de distribucin par-celaria. Sus viviendas, procedentes dela autoconstruccin moderna, seofrecen en un estadomuy digno. Porlo general se trata de edificios dise-ados por el propio dueo, o aseso-rado,paradedicara segundaresidencia.Residencia temporal, especialmenteveraniega, si bien ya existe poblacinestante con carcter fijo en el lugar.Durante el esto el censo semultiplicade manera exponencial con relacinal resto del ao. Amedida que avanzaen su recorrido histrico, el vecinda-riocensadoyregistradocomoresidente,es decir, de pleno derecho, se hace adiario ms significativo.El lugarsehallasituadoa laveraorien-

    tal del Ro de Abona, en la proximi-dad donde declina su pendiente parasedimentar sus cargasms pesadas yfluir ligero hacia su ltima confluen-cia. All ensancha su cauce para acu-mularmayor cantidadde sedimentos,y no como pudiera parecer, paradiferenciarmejor su fronteriza voca-cin.Ninguna duda surge sobre ello

    desde las altas estribaciones del Circode lasCaadashasta lamismamarquele aguarda. Arico y La Granadilla, porrazoneshistricas, buenaarmona cul-tivan. En todo su recorrido, desde lanieve fra hasta el tibio sol meridio-nal, ya seala con su profunda heridala raznde sudiferencia. La partemsoccidentaldel casero sedescubre juntoa su monumental callao. Callao mal

    llamado, porque cuando la marimpone sus poderos, el ronco bramarde sus rodaduras se escucha contotal nitidez desde los pueblos de lamediana. Este soberbio barranco,cuando la isla eramimadapor sushabi-tantes,mantena sucursodeaguapota-ble, transparente y cristalina, a lo largode todo su recorrido, incluida sudesembocadura ydurante todoel ao,comonosaseveran losmapasantiguos.El entorno recuerdadeantaoel aje-

    treo producido por el arrastrado yembarque de los troncos de los pinospadres, sacrificados en la altura paraser conducidos por yuntas de bueyescamino de La Laguna, capital archi-pielgica, previo traslado en barcos atravs de los imprevisibles caminosde lamar. Destinados a servidumbrepblica, canalizando y conduciendoaguas limpias en sus vaciadas panzas,paraabastecerel incipientepoblamientode Aguere. Desde el embarcadero dePunta Negra, nuestras maderas par-tan con ese principal destino.Sobre esta textura, a finales de lad-

    cada de los ochenta, sin permiso, pe-ro con la implcita complacencia delayuntamiento de turno, comienza atomar cuerpo esta urbanizacin, en

    principiosinconcienciadepueblo.Nacedesde su flanco ms oriental y seextiendecomoreguerodeplvorahastalosdominiosdel caucepblico.En todasu extensin se construyen dos ermi-tas: la dedicada a san Antonio Abad,que toca tratar ahora, y la puesta bajola advocacin de la VirgenMarinera,que tendr cumplido estudio en otrolugar. Este ltimo oratorio es decarcter pblico.Laprimeradeellas se fabricaen lugar

    Este histrico lugar costero, especialmente reconocido desde antiguo por su vinculacin marinera, ademsde su importancia geobotnica, dispuso de dos embarcaderos: Cueva Honda y Punta Negra, ambos

    destinados al negocio de la piedra de cal, con horno en el lugar el uno, y por los embarques de maderas delos montes chimicheros, el otro. En su entorno recibi buena parte del flujo migratorio que se produjo eneste municipio a partir de la dcada de los ochenta. Consolidado el nuevo asentamiento, en el pueblo

    nuevo se fabricaron dos oratorios. Uno de ellos est dedicado a san Antonio Abad, el que ahora nos ocupa.

    ARICO, CALLAO DEL RO,LAS MARETAS:

    ermita de San Antonio Abad

    Texto: EmilianoGuillnRodrguez(periodista, cronista oficial ymiembro del

    Instituto de Estudios Canarios)Foto:DoaJulia

    SanAntonio Abad(LasMaretas)

    LUGARES SAGRADOS (XVIII)

    Imagen del santo

  • ELDA, domingo, 15 de febrero de 2015 p5

    INVESTIGACINEN PORTADATURISMO

    Serie Pintores Canarios, CuadroN4(tcnica mixta sobre papel de acuarela)

    Cristinode VeraNaci en 1931, enSantaCruzdeTenerife. En 1946 inici su formacinartsticaen laEscueladeArtesyOficiosde su ciudad natal, donde tuvo a Ma-rianodeCosso comomaestro,quien lehizo conocer el postcubismo y la poe-sade lageneracindel 27.En1951, a los20aos,decidi irseaestudiaraMadrid,dondefrecuentel tallerdeVzquezD-az.CompletsueducacinenlaEscueladeBellasArtesdeSanFernandoyenelCrculodeBellasArtes.A los22aosde-cidi empezarde ceroy llevarsepor supropia intuicin.En los 50, debido a su participacin

    en una muestra colectiva en la galeraXagra (1952) y a su primera individualen la galeraEstilo (1954), supintura seconoci dentro del panorama artsticomadrileo. Realiz otras exposicionesindividualesenlacapitaldeEspaa:SalaAlfil(1956y1957),AteneodeMadrid(1959).En 1960 obtuvo una beca de la Funda-cin JuanMarchpor la cual viaj aBl-gica, Holanda, Italia y Francia.En los60y70participenexposicio-

    nescolectivasencasi todaEspaaytam-bin en exposiciones internacionales,comola IIBienaldeParsen1961, laBie-naldeVeneciaen1963y laFeriadeNewYorken1964.En1974presentunaexpo-sicinen laRutlandGallerydeLondres.Ese mismo ao visit por primera vezlosEstadosUnidos.En1975conociIndiayBrasil;en1977,Rusia,yen1978,Mxico.Enabril de 1976, elAyuntamientode

    Las Palmas de Gran Canaria, presentuna antolgica de su obra en el Casti-llode laLuz.Luegovolviaexponeren1982.Enlos90participentresedicionesde ARCO (1990,1992 y 1994). En 1996,elMuseoNacionalCentrodeArteReinaSofa de Madrid le dedic una exposi-cin sobre su obra en papel, a la que lesiguiunamuestrasobresusdibujosenel Centro Atlntico de Arte Moderno.El artista reconoci laprctica, ensus

    procesos creativos, demeditacin cer-canaa lamsticacristianayoriental.Confrecuencia ha sido llamado mstico,debidoaquesu trabajonacede laaus-teridady lapoesa, y se sostieneenunestilomuypersonal que siemprecon-duceaunareflexinespiritual.Latem-tica de su produccin artstica se cen-tra en su obsesin por la muerte.SuobraseencuentraenelMuseoPro-

    vincial de Tenerife y en el MuseoNacionalCentrodeArteReinaSofa.En1997cedigranpartede suproduccinartsticaalGobiernodeCanarias,ypusocomocondicinquesta fueraexpuestapara disfrute y conocimiento de todoslos canarios.Ha sido galardonado con el Premio

    CanariasdeArte,yen1998recibilaMeda-lladeOrode lasBellasArtesyelPremioNacional de Bellas Artes.

  • domingo, 15 de febrero de 2015,ELDAp6

    del pueblo, al que todos sus vecinosconocierondesdepequeoy lovieronjugary crecer comounnioms,man-tiene esa imagen infantil y juvenil enlamemoria de sus conciudadanos, loquepuede impedir la valoracinobje-tiva de su trayectoria profesional yhumana posterior.Todoloexpuestonos incitaa formular

    dosobservaciones: la primera consisteen que la mayora de los nombradossonhijosdel pueblo, y la segunda, quecasi la mitad estamos todava vivos.Resulta difcil desdecir un prover-

    bio, porque como ancestrales estribi-llos, aceptados y repetidos da a da alo largo de siglos, han ido calando enelsubconscientecolectivoysehanhechomuy resistentes. Por eso, cuandounacorporacinmunicipal decidepremiara varios de sus conciudadanos y, portanto, revocar el refrn nadie es

    profeta en su tierra, suscita sor-presa y admiracin. Sorpresa porquerompe los moldes preestablecidos yadmiracinpor el riesgoque entraanestas decisiones, que no siemprecomplacen a todos los vecinos.Si aestehecho leaadimoseldecon-

    cederhomenajesenvida, circunstanciapocohabitualenunpasproclivea reco-nocer losmritosyminimizar losdefec-tos solamente en los entierros, nues-tra sorpresa y nuestra admiracin seven incrementadas.El reconocimiento de los pueblos a

    todos aquellos que han contribuido asu realce, cultural, social o econmico,losengrandeceyengrandeceaesasper-sonas, porque la historia de los pue-blos es la historia de las personas quelos constituyen.Enel temaquehoynosocupaesper-

    tinente felicitar a la corporacinmuni-

    Reconociday celebradaa lolargode lossiglos labellezanatural, la bondad delclimay la riqueza acuferadeestemunicipiogomero,la actual corporacinmunicipal se hapropuesto dar a conocer tambin losvalorespersonalesdesusconciudadanosy vincularlos a la historia del pueblocomonuevos referentes de la red via-ria. Porun imprescindible requisitodefuncionalidad, todos los pueblos ne-cesitansealarydistinguir loselementosque los conforman:montaas, barran-cos, barrios, calles, plazas, caminos,edificios, para facilitar su localiza-cinaresidentes, visitantesya lapro-pia administracin (1). Poresemotivo,el Ayuntamiento deHermiguaha ela-borado un nuevo callejeromunicipaly, para ello, ha propuesto los nombresdecatorcepersonas vinculadasalmuni-cipio y el de una entidad musical dereconocidoprestigio, Los Sabandeos.Lacostumbredeponernombreatodo

    aquello que nos rodea es tan antiguacomonecesaria. LaBiblia remonta losorgenes de esta actividad al primerode sus libros, elGnesis, cuandoYavcoloc a todos los animales anteAdnpara que ste los fuese nombrando, ysu necesidad la manifest GabrielGarcaMrquez cuando, enCien aosde soledad, nos cuenta que elmundoera tan recientequemuchascosascare-can de nombre, y paramencionarlashaba que sealarlas con el dedo. Losmunicipios tambin requieren nom-bresparadefinirse,vocablosquesepue-den referir a sus contenidos orogrfi-cos:ElCedro,LosRoques,LaVegueta;a los testigos de las realizacioneshumanas:ElConvento,El Pescante, LaAcademia; a los asentamientospoblacionales: Ibo Alfaro, La PiedraRomana,ElLlanoCampo,y, tambin,a los distintos tramos de sus vas decomunicacin.Cuandouna corporacinmunicipal

    decidedenominar aunapartedel terri-torio con el nombre de una persona odeuna institucin, le est concedien-do a esa persona o a esa institucin,lamxima consideracin posible: in-

    vitarla a formar parte del municipio.El valor de un regalo no est nunca

    enelpreciodemercado,sinoen lagene-rosidaddel que lohace. El queda todoloquetieneesthaciendoelmayorobse-quioposibleyelAyuntamientodeHer-miguanos est ofreciendo todo loquetiene: losnombresde lasdistintas par-tes que componen el trmino muni-cipal.Probablemente, el carcter de per-

    manencia que conlleva la distincines el que tiende a frenar a los regido-resmunicipales a la hora de concederese nombramiento u otro, como hijoadoptivoopredilecto,envidadelhome-najeado, ante el riesgo de que su tra-yectoria posterior pudiera no ser dig-na de tal privilegio.Otra cortapisa para la concesin de

    honores municipales suele ser el lu-gar de nacimiento, porque el natural

    Texto:Oswaldo IzquierdoDorta

    PAISAJES

    Hermigua reivindicasu patrimonio humano

    Paisajes naturalesdeHermigua, tandignos de elogiocomo su paisajehumano.

  • ELDA, domingo, 15 de febrero de 2015 p7

    dems galardonados han repetidoque no la merecen.A lo que Unamuno contest:Efectivamente, los otros, no la

    merecen.Es evidente que entre las persona-

    lidadesquesehanganadosobradamenteese honor se encuentra este pensadorvasco; pero, tal vez, han sido su ele-vada autoestima, muy bilbana, y sunatural franqueza las que lo han lle-vadoaesacontundenteafirmacin,quepudiera lindar con la soberbia y conla falta de respeto al resto de home-najeados, quizs no tanmerecedoresde esa distincin; aunque tambin esposible que lamodestia de estos lti-mospudieranoresultar totalmentesin-cera.La corporacin municipal de Her-

    migua, con este acuerdo, se reafirmaen destacar a determinadas persona-lidades, comoson loscasosdeDomingoMendoza Ascanio, Rodrigo FagundoFragoso, Virgilio Brito Garca, LilAscanio Ascanio, ngel Cruz Cle-mente yDaro ClementeAguiar, quie-nesya, con todomerecimiento,habansido nombrados hijos predilectos,y,almismotiempo,enreconocer la laborque otros han realizado en distintoscampos, desdeel desvelodiariodeSu-sanaMontesinosMontesinospor lasaludyel bienestarde losprofesoresyalum-nosdelaacademia,pasandopor lagene-rosa disponibilidad deMara CaridadRodrguez Rodrguez con los acci-dentados, la laborpioneradeMaraDolo-

    resGmezMndez, el amor deCarlosGonzlezQuinteroasupueblo,el apoyode JosMndezSureza la enseanza,la dedicacinprofesional de SebastinOlives Rogert, la labor literaria de Isa-belMedina y la difusin internacionalde lamsicacanariadebidaaLosSaban-deos.Llegadosaestepunto,podramosaa-

    dirque lomismoqueexisten referentesorogrficos que rebasan los linderosde los municipios y que contribuyena la definicin de toda la isla, como elGarajonay, La Fortaleza, el Roque deAgando, tambin hay referenteshumanos que por su importanciahan adquirido relieve insular, comoDomingoMendoza, Lil Ascanio, Vir-gilio Brito e Isabel Medina, entreotros, ynocitoaRuizdePadrn,PedroGarca Cabrera, Jos Aguiar y algunoms, porque estn fueradel programay porque estos, que han desbordadola isla y el archipilago, pertenecen aotra galaxia. Cuando Lil Ascanio res-catanuestro folclorey,durantemuchosaos, lo fomenta y lo da a conocer portodo el archipilago y por gran partede la pennsula, y recibe admiracin,aplausosypremios, esthaciendoquese conozca, se admire, se aplauda y sepremie no solo aHermigua, sino tam-bin a toda La Gomera. Asimismo, esobvio que tiene carcter nico e insu-lar elmuseo etnogrfico, indispensa-ble para recrear nuestras costum-bres, obra personal de Virgilio Brito,cuyonombredebe llevardichomuseo.

    En otro campo, en el que no estamosmuy sobrados, la obra literaria infan-til y juvenil de Isabel Medina haganado el reconocimientoms all delas fronteras insulares.Tal vez conviene recordar que pa-

    ra la cultura no existen las fronteraspolticas, porque ella no es patrimo-nio exclusivodeningnpartido, yquela ideologa de una persona, la com-partamosono,nodebecontribuirnun-ca a incrementar ni a restar la valora-cin de su obra, ya que la importan-ciadestahade ser considerada siem-pre de forma totalmente objetiva.Por ltimo, procede agradecer a la

    corporacin municipal el honor quenos concede, entendiendo que es unhonorcompartido,yaqueserindeho-menajeageneracionesmsquea indi-viduos,y loselegidos losomos,enciertamanera, como representantes de lasmismas, porque los supuestos mri-tos que se nos atribuyen no sonnunca totalmente individuales. Elque alcanza algn objetivo en la vidalo logra, ademsdeconsuesfuerzoper-sonal, con el apoyo, implcito o expl-cito,deotros: familia,amigos,colegas;porqueenesta cofradanoexisten san-tos sin peanas. Todos debemos algo alos dems, por lo que cualquier tipodepremiodeberecibirsedesdelamodes-tia ms autntica y la conviccin deque siempre debe ser compartido.Para cerrar esta reflexin creo que

    nadamejor que elmensaje de humil-dad y solidaridad con el que nosidentificamos,queconllevanestosver-sos, que pertenecen al poema Can-cin de la calle, de uno de nuestrospoetas ms entraables (4):La calle que t me dasno ser tuya ni ma.Habr de ser compartida.Calle de todos ser.

    cipal porque en esa actualizacin delcallejero semanifiestael apoyoa lapro-fesionalidad, a la dedicacin, a las tra-diciones, a la educacin, a la li-teratura, en fin, a la cultura. Su pro-psito es que el nuevo callejerorecoja la historia de Hermigua a tra-vs de la denominacin de las calles,caminos, plazas y barrios y, almismotiempo, rinda homenaje a generacio-nes quehan construido el pasado y elpresente del municipio (2).Consideroquetodos losnombresele-

    gidos para el callejero, prescindiendodel mo, porque en el mismo acto nose puede ser juez y parte, correspon-den a personas que lomerecen. Qupuedehaberotrasquetambinlomerez-can? Seguro que s ymuchas, porqueesteesunpuebloricoencalidadhumanayprofesional, yesperoqueenunfuturoprximo sean tenidas en cuenta. Quelomerezcanmsque las elegidas?Mso menos, no lo s. Eso es muy difcilde demostrar y la respuesta co-rrespondea laopininpersonaldecadauno, siempre respetable, porque com-parar losmritosnoes fcil, yaqueper-tenecen, casi siempre, a campos dife-rentes, y, andentro delmismoespa-cio, a pocas distintas.Con quin podramos comparar a

    Sebastin Olives, primer fotgrafodelpuebloynicodurantemsdeme-dio siglo? Y a Virgilio Brito, creadordel nicomuseoetnogrficodeLaGo-mera y uno de los mejores de Cana-rias? Y aMaruca Gmez, adelantadade la artesana y del turismo rural enLa Gomera? Y a la literatura infantily juvenil de IsabelMedina? Ya la laborde difusin del folclore gomero reali-zada por Lil, Angelillo y Daro? Y noexcluyo al resto, pero, para no resul-tar demasiado reiterativo, me limitoa citar solo a algunos.Al hilo de lo dicho, me viene a la

    memoria una conocida ancdota deUnamuno (3), que encaja con la reciay frontal personalidaddedonMiguel,unodenuestros pensadoresms pro-fundos e independientes. En un actopblico en el que se premiaba a variaspersonalidades, cuandoel reyAlfonsoXIII le haca entrega de la Gran Cruzde Alfonso el Sabio, el escritor mani-fiest:Mehonra recibir esta cruzque tanto

    merezco.Elmonarca,sorprendido, lerespondi:Meextraaesaafirmacin,pues los

    PAISAJES

    Elmunicipiogomero se apresta adar a sus callesnombres de paisanosdestacados.

    NOTAS(1)Mara Solveida Clemente Rodrguez,

    alcaldesa de Hermigua.(2) AntonioManuelMesa Fagundo, con-

    cejal de patrimonio de Hermigua.(3) Miguel de Unamuno, escritor, cate-

    drtico de griego y rector de la universidaddeSalamanca (Bilbao, 1864.Salamanca, 1936)

    (4) Agustn Millares Sall, miembro des-tacado de la poesa social canaria y de unafamilia tan brillante en el campode la cul-tura que ya nos gustara que diese frutospormillares. (Las Palmas deGranCanaria,1917-1989).

  • domingo, 15 de febrero de 2015,ELDAp8www.eldia.es/laprensawww.eldia.es/laprensa

    Revista semanal de ELDA. Segunda poca, nmero 967

    cen lasmariposasdelestmagoseplan-tean que ya no quieren a su pareja. Sirompenlarelacinenesepunto,noslono se habrn dado la oportunidad deconocer a esapersonadeverdad, sinoque muy probablemente no llegarnaestablecerunarelacindeparejaesta-ble porque siempre rompern cuandoacabe el enamoramiento.Enrealidad,unaparejaesunequipo.

    Ambos compartenvalores, intereses yexpectativas,yelobjetivoes serfeliz y hacer feliz al otro.

    Cuandolaotrapersonacumpleconnuestras expectativas, cubrenuestrasnece-sidades (cada quien tendr las suyas)y nos complementa sin controlarnoso anularnos sentimos que es nuestrapareja.Enelmomentoenqueeseestadode

    enajenacin mental desaparece escuando los miembros de la pareja seconocenysemuestran tal y comoson.Apartir de ah, se tratade saber si esospuntos dbiles, esos defectos, nos

    son indiferentes o realmente nosmo-lestan.Elerrormsfrecuenteymsgravequepodemoscometeres tratardecam-biaralotro.Nadiepuede (nidebe)hacerque lapareja sea, acteopiense comonosd laganaanosotros.Todossomoslibres de tener nuestros valores, cre-encias y actitudes. Forzar ese cambiosiempre provocar unmalestar.

    Cmoser felicescuandoseacabanlas perdices?Realmentenoexisteuna recetam-

    gica para casi nada. Pero hay algunasrecomendacionesquenos ayudarnamantener esa relacin viva y ser msfelices.Huyedehacer/nohacer odecir/no

    decirparaquenoseenfade.Actamejorparaque tupareja sea feliz porqueeso

    tehace feliz, pero siempredesdela sinceridad y libertad. La

    dependenciaemocionalesunagravealteracinqueimplicarelacionespato-lgicas.No intentes controlarni permitas ser con-trolado/a. La relacinms sana es aquellaquesemantienesimple-menteporquesequiere,

    no por necesidad o pormiedo.

    Fomenta lopositivo en tu relacin.Hayquedecir tambin aquello que tuparejahadichoohechoyquetehagus-tado.Mantn la comunicacin. Expresa

    tus opiniones, tus sentimientos, perohabla en primera persona, yo sientoque...,yopiensoque.....Nopretendasque adivine. Habla y escucha.

    Recuerdaqueel amorhayquecui-darlo y alimentarlo. Hay que fomen-tar lascaricias, losbesos, la intimidad...No seas competitivo/a ni preten-

    dasganarenunadiscusin.Soisunequi-po.Noseasperfeccionista, nocritiques

    a tu pareja, no le exijas.Buscaydaapoyoatupareja.Noolvi-

    des que comenzasteis siendo amigos.Desarrolla tus otros roles. Adems

    deparejaeresunapersonaque trabaja,que tiene amigos, familia propia, ocioprivado... Cerrar el crculo slo con turelacinte impidedesarrollarteenotrasfacetas y te limita.La terapia de pareja es un proceso

    quepuede ayudaros cuando las cosasnovanbien yos cuesta solucionar losproblemas. Acudir a un psiclogocuanto antes os evitar mucho sufri-miento.

    Quienms y quienmenosha crecido con los cuen-tos en los que los prota-gonistas terminaban jun-tosyfueron felices y co-mieronperdices.Asse fueconforman-dolaideadelaparejacomoamorromn-tico que culminaba con la boda de losprotagonistasque, segnesashistorias,eran felices para siempre. Estos rela-tos nos hacan soar con vivir, algnda, un amor as. Las nias esperabanese prncipe azul apuesto, valiente yprotector con el que comerperdices ylosnios imaginabanasuprincesadulcey cariosa, de sonrisa permanente ybelleza sin igual.Pero la realidadesquenoexisten los

    prncipesdecoloresni lasprincesasper-fectas y uno se encuentra con que loscuentosnoexplicabanquocurracuan-do se acababan las perdices o cuandoteencontrabashartodecomertantaave.El enamoramiento es una etapa

    bastante parecida aunestadode ena-jenacin mental. Se caracteriza por:La idealizacinde lapersona:no se

    encuentran defectos y todas sus cua-lidades se magnifican.La necesidad de estar o hablar con

    esa persona con gran frecuencia.Lanecesidaddeagradara lapersona

    de la que nos hemos enamorado, lle-gando a convertirnos, incluso, enquienes no somos.Sepierde lanocindel tiempoydel

    espacio. El restodelmundodesapare-ce, llegando a descuidarse obligacio-nes y responsabilidades.Nosepercibennecesidadesbsicas

    comohambre, sueo, cansancio, fro...con tal de estar junto a esa persona oescuchando su vozSe manifiestan alteraciones gas-

    trointestinales, de sueo,hormonales,sonrisa permanente, variacin de pe-so...Pasin desmedida y necesidad de

    mantenercontacto fsicocasiconstante.Afortunadamenteparanuestropro-

    pio equilibrio emocional, laboral, fa-miliar... esunaetapaconfechadecadu-cidad.Dura entre variosmeses yunosdos aos. Pasada esa fase, comienza apercibirse la realidad y entonces unotiendeamostrarsecomoes,vealaparejaconsuspuntosfuertesydbiles,seatien-denal restode responsabilidades y enesemomento,escuandopodemosamarde verdad porque es cuando vemos ala persona tal comoesyno comoque-remos verla.Segn Sternberg, el amor tiene tres

    componentes:Intimidad: vnculo afectivo, com-

    plicidad, cercana emocionalCompromiso: voluntadodetermi-

    nacin de seguir juntosPasin: deseo, atraccin fsica y se-

    xual, erotismo.Cuandosedanestas tres componen-

    tes,estaramosanteelamorconsumado.Peronoentodaslasparejasencontramosestos tres pilares. Puedenmantenersedos de ellos o incluso slo uno.Nitansiquieradentrode lamismarelacin, la proporcin semantiene. Las relacio-nesdepareja, igualquelas personas, evolu-cionan.Dehecho,sinoexistiese esa evolu-cin, la pareja estaracondenadaalfracaso.Ob-viamente se debenhacerajustesenfun-

    cindeltranscursovital (hijos, relacionesconamigoso familiares, trabajo, salud,economa...).

    Qu ocurre tras el enamoramiento?Nuestrasexpectativase ideadelamor

    odepareja jueganunpapel importan-tsimo al acabar la fase del enamora-miento.Dehecho,muchasparejasaso-cian el final de esos sntomas conel fi-nal del amor porque identifican amory enamoramiento. Cuando desapare-

    FUERON FELICESY COMIERON PERDICES

    Qu pas cuando se acabaron las perdices?

    Texto: Carmen Garca Olid(psicloga clnica.

    Terapeuta de parejas)