Oñate y Zubía, Teresa - El Nacimiento de La Filosofía en Grecia

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EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA EN GRECIA. VIAJE AL INICIO DE OCCIDENTE Con la colaboración de CRISTINA GARCÍA SANTOS

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TEMESA OÑATE Y ZUBIA - CRISTINA GARCÍA SANTOS - EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA EN GRECIA.VIAJE AL INICIO DE OCCIDENTECada epocalidad tiene su tarea, en cada época es distinto el oficio del pensar. Pues bien, para nosotros, a partir de la Segunda Guerra Mundial, y situándonos al comienzo del siglo XXI, no puede tratarse sino de interrumpir los factores profundos de la Guerra y la barbarie, que en nuestro mundo devastado y explotado hasta el borde de lo letal por todas partes, protagoniza la voluntad racional y libre de Occidente. ¿La más mitológica de las civilizaciones del poder? ¿La civilización que ha convertido la racionalidad de la filosofía en su instrumento de legitimación más poderoso? Se trata, pues, para la filosofía del siglo XXI, que ya se sabe a partir de Nietzsche y Heidegger filosofía hermenéutica, de interrumpir la Metafísica: la prosecución de la búsqueda más allá, y de la superación hacia el más allá, que presiden el nihilismo sobredeterminado por el Capital de la guerra-libertad ilimitada del hombre y sus salvadores metarrelatos de legitimación. Es, en efecto, porque se están socavando sin límite las configuraciones racionales, y las sintaxis racionales de sentido, por todas partes y en todas las culturas de nuestro planeta, por lo que resulta necesario e imprescindible ahora pararse a reconsiderar los criterios que pueden dar cauce al cambio de orientación que altere desde dentro la prosecución de esta historia enferma; y es, sobre todo, porque la violencia se opera, además, en nombre de una racionalidad hace ya demasiado tiempo instrumentalizada hasta el asco por la retórica de los mitos salvadores, por lo que tenemos que volver a descubrir cuáles sean los criterios de legitimidad y de racionalidad que nos permitan comprender qué es lo que tenemos que hacer y con qué sentido. Es por eso por lo que tenemos que volver a empezar a pensar, y volver a aprender a pensar; volver a leer nuestras historias, retrazando sus plurales tradiciones hermenéuticas y redescubriendo sus sentidos a partir de las raíces del nacimiento mismo de nuestra racionalidad y nuestra historia: la que nace con la filosofía en Grecia, en las azules costas de Mileto.Teresa Oñate y Zubia (Madrid, 1959) es catedrática de Historia de la Filosofía Antigua y Medieval en la UNED. Su investigación y docencia están dedicadas a la filosofía griega antigua y a las condiciones contemporáneas de su retorno, concretamente al estudio de las tradiciones hermenéuticas, que (a partir de Nietzsche, Heidegger y Gadamer), preparan y continúan el aristotelismo pagano, desde el nacimiento de la filosofía hasta nuestros días. Su vínculo explícito con la postmodernidad filosófica como crítica de la cultura (nihilista occidental) y como ontología política y ontología estética alternativa, se remonta a los años 80 en que comienza a colaborar con J. F. Lyotard y con G. Vattimó. Dirige y coordina el grupo interdisciplinar de investigaciones esticas Palimpsestos, que actualmente lleva a cabo el programa de televisión Voces del pensamiento (TVE2-TeleUNED), y los seminarios Pensar ¡as artes (en colaboración con el Museo Nacional-Centro de Arte Reina Sofía), Ver y pensar el cine con G. Deleuze y Safo (Seminario alternativo de feminismo otro). Entre sus últimas publicaciones destacan las monografías El retorno griego de lo divino en la postmodernidad (2000) y Para leer la Metafísica de Aristóteles en el siglo XXI (Análisis crítico-hermenéutico de los 14 lógoi de Filosofía Primera) (2001); los artículos: «Pierre Aubenque: proximidad y distancia del Aristóteles dialéctico» (1998); «El criticismo aristotélico del siglo XX: hacia un cambio de paradigma» (1998); «Feminismo alternativo y postmodernidad estética»(1998); «La contribución de Gianni Vattimo a la hermenéutica del siglo XX» (2003); y las introducciones a las ediciones españolas de las obras de G. Vattimo: La sociedad transparente ( 1996) y Diálogo con Nietzsche (2002).Cristina García Santos (Burgos, 1975)

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  • EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFA EN GRECIA.

    VIAJE AL INICIO DE OCCIDENTE

    Con la colaboracin de CRISTINA GARCA SANTOS

  • Teresa Oate y Zubia (Madrid, 1959) es catedrtica de Historia de la Filosofa Antigua y Medieval en la UN ED. Su investigacin y docencia estn dedicadas a l filosofa griega antigua y a las condiciones contemporneas de su retorno, concretamente al estudio de las tradiciones hermenuticas, que (a partir de Nietzsche, Heidegger y Gadamer), preparan y continan el aristotelismo pagano, desde el nacimiento de la filosofa hasta nuestros das. Su vnculo explcito con la postmodernidad filosfica como crtica de la cultura (nihilista occidental) y corno ontologa poltica y ontologa esttica alternativa, se remonta a los aos 80 en que comienza a colaborar con J. F. Lyotard y con G. Vattim. Dirige y coordina el grupo interdisciplinar de investigaciones esticas Palimpsestos, que actualmente lleva a cabo el programa de televisin Voces del pensamiento (TVE2-TeleUNED), y los seminarios Pensar as artes (en colaboracin con el Museo Nacional-Centro de Arte Reina Sofa), Very pensar el cine con G. Deleuze y Safo (Seminario alternativo de feminismo otro). Entre sus ltimas publicaciones destacan las monografas El retorno griego de o divino en Ia postmodernidad (2000) y Para leer la Metafsica de . Aristteles en el siglo XXI (Anlisis crtico-her- nienutico de los 14 lgoi de Filosofa Primera) (2001); los artculos: Pierre Aubenque: proximidad y distancia del Aristteles dialctico (1998); El criticismo aristotlico del siglo XX: hacia un cambio de paradigma (1998); Feminismo alternativo y postm odernidad estti- ca(1998); La contribucin de Gianni Vattimo a la hermenutica del siglo xx (2003); y las introducciones a las ediciones espaolas de las obras de G. Vattimo: La sociedad transparente ( 1996) y Dilogo con Nietzsche (2002).

    Cristina Garca Santos (Burgos, 1975) es licenciada en Filologa Clsica por la UPV Fia defendido su Suficiencia Investigadora con una tesina titulada PITHANON-PROBAB1LE: Los desplazamientos helensticos de la cuestin de la verdad a travs de los Academica de Cicern. Actualmente es becaria de investigacin de la CAM y prepara, bajo la direccin de.T. Oate y Zubia, una tesis doctoral sobre La filosofa griega en Ia hermenutica de H.-G. Gadamer. Ha publicado el libro El grujar de las formas ( 1998) y los artculos Quod tlos Graeci dicunt (2001) y El bien como entramado platnico-aristotlico a travs de H.-G. Gadamer (2003).

  • Gada cpocalidad tiene su tarea, en cada poca es distinto el oficio del pensar. Pues bien, para nosotros, a partir de la Segunda Guerra Mundial, y situndonos al comienzo del siglo X X I, no puede tratarse sino de interrumpir los factores profundos de la Guerra y la barbarie, que en nuestro mur\do devastado y explotado hasta el borde de lo letal por todas partes, protagoniza la voluntad racional y libre de Occidente. La ms mitolgica de las civilizaciones del poder? La civilizacin que ha convertido la racionalidad de la filosofa en su instrumento de legitimacin ms poderoso? Se trata, pues, para la filosofa del siglo X X I, que ya se sabe a partir de Nietzsche y Heidegger filo sofa hermenutica, de interrumpir la Metafsica: la prosecucin de la bsqueda ms all, y de la superacin hacia el ms all, que presiden el nihilismo sobredeterminado por el Capital de la guerra-libertad ilimitada del hombre y sus salvadores metarrelatos de legitimacin. Es, en efecto, porque se estn socavando sin lmite las configuraciones racionales, y las sintaxis racionales de sentido, por todas partes y en todas las culturas de nuestro planeta, por lo que resulta necesario e imprescindible ahora pararse a reconsiderar los criterios que pueden dar cauce al cambio de orientacin que altere desde dentro la prosecucin de esta historia enferma; y es, sobre todo, porque la violencia se opera, adems, en nombre de una racionalidad hace ya demasiado tiempo instrumentali- zada hasta el asco por la retrica de los mitos salvadores, por lo que tenemos que volver a descubrir cules sean los criterios de legitimidad y de racionalidad que nos permitan comprender qu es lo que tenemos que hacer y con qu sentido. Es por eso por lo que tenemos que volver a empezar a pensar, y volver a aprender a pensar; volver a leer nuestras historias, retrazando sus plurales tradiciones hermenuticas y redescubriendo sus sentidos a partir de las races del nacimiento mismo de nuestra racionalidad y nuestra historia: la que nace con la filosofa en Grecia, en las azules costas de Mileto.

  • TEMESA OATE Y ZUBIACon la colaboracin de

    CRISTINA GARCA SANTOS

    EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFA EN GRECIA.

    VIAJE AL INICIO DE OCCIDENTE

    DYKINSON2004

    ArmauirumqueArmauirumque

  • Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseo de la cubierta, puede reproducirse o transmitirse por ningn procedimiento electrnico o mecnico, incluyendo fotocopia, grabacin magntica o cualquier almacenamiento de informacin y sistemas de recuperacin, sin permiso escrito del AUTOR y de la Editorial DYKINSON, S.L.

    418. Copa de Esequias (h. 530 a.C.).Antikensammlung. Mnich. Viaje maravilloso de Dionisio en el mar de vino.En torno al mstil crece una vid fecunda.Los delfines saltarines, contagiados por la presencia de Dionisio, auguran una travesa venturosa.

    Copyright by Teresa Oate y Zubia Madrid, 2004

    Editorial DYKINSON, S. L. - Melndez Valds, 61- 28015 MadridTelfonos (+34) 91 544 28 46 - (+34) 91 544 28 69e-mail: [email protected]://www.dykmson.eshttp//www.dykinson.com

    ISBN: 84-9772-303-1 Depsito legal: M. 55.305-2003

    Preimpresin :SAFEKAT, S. L.Belmonte de Tajo, 55 - j A - 28019 Madrid

    Impresin:JACARYAN, S.A.Avda. Pedro Diez, 3 - 28019 Madrid

  • In memoriam H. G. Gadamer,

    Filsofo de la actualidad presocrtica en la poca hermenutica de Occidente.

    Como ofrenda ceremonial, tras un ao de luto vivo por su muerte,

    este nacimiento

  • Agradecimientos

    A Marina Muoz Oate y a Wim Van Hoye Desmet,por su amor y por su apoyo.

    A Heidegger, Aristteles y Parmnides: maestros del pensar de los que saben orar.

    A mis alumnos de la Asignatura El Nacimiento de la Filosofia

    en las Facultades de Filosofia de la UCM de la UNED, desde que dio comienzo mi profesorado

    universitario, hace ahora veinte aos, por su exigente amistad.

    A mis colegas, profesores-filsofos, y a las Instituciones universitarias europeas

    que han colaborado en esta Didaskala, por hacer posible el dilogo y la viva continuidad

    de la investigacin crtica que rigen la Filosofa.

    A mi compaera Cristina G. Santos, porque juntas hemos hecho, en la Grecia originaria,

    un viaje inolvidable: hacia el futuro anterior.

  • NDICE

    ESTUDIO CERO: PRESENTACIN Y PREPARATIVOS. CONTEXTOS. LA ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTOPRESOCRTICO........................................................ 15

    1. EL CONTEXTO ACTUAL DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFA ENRELACIN A LA FILOSOFA DE LA HISTORIA: MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD. ESQUEMAS, TRMINOS Y CONCEPTOS EN DISCUSIN.................................................................................................. 16

    2. LA INCONSISTENCIA DE LA TESIS HISTORICISTA Y EL MTODOALTERNATIVO ABIERTO POR NIETZSCHE. EL CONTEXTO HERMENUTICO DE LA FILOSOFA CRTICA ACTUAL Y LA ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO PREMETAFSICO PRESOCRTICOS .. 21

    ESTUDIO UNO: MAPAS DE VIAJE. PRESENTACIN DEL CONTENIDO Y LA ESTRUCTURA DE ESTE LIBRO:EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFA EN GRECIA (VIAJE AL INICIO DE OCCIDENTE)........................ 27

    1. PRIMER LIBRO DE VIAJE: HACIA MILETO. DOS RUTAS NECESARIAS .......................................................................................................... 27

    2. SEGUNDO LIBRO DE VIAJE : DIDASKALA........................................... 313. TERCER LIBRO DE VIAJE: PARMNIDES ENTRE PLATN Y ARIS

    TTELES ........................................................................................................ 36

    PRIMER LIBRO DE VIAJE : HACIA MILETO ........................................... 41

    I. LA DOBLE RAZ DEL NACIMIENTO HISTORIOGRFICO DE LAFILOSOFA.................................................................................................. 43

    II. DOS TRADICIONES DOXOGRFICAS EN CONFLICTO.................. 47III. EL ENFOQUE HERMENUTICO: DE SCRATES, PLATN Y ARIS

    TTELES A LOS PRESOCRTICOS. LA CUESTIN PLATNICA.. 61

    Pg.

  • 12 NDICE

    IV LA CUESTIN DE LOS ARCHA ONTOLGICOS: EL LUGAR DE LOS PRINCIPIOS Y LEYES DEL SER-PENSAR. EL LGOS DE LA VERDAD PUESTO EN CUESTIN. ARISTTELES Y LOS PRESOCRTICOS ................................................................................................ 67

    V LA SABIDURA DE LOS LMITES COMO ESENCIA INMANENTE DE LA RACIONALIDAD ONTOLGICA PRESOCRTICA: LAMATRIZ DLFICA................................................................................... 84

    VI. LA HENOLOGA DE LOS LMITES PRESOCRTICA COMO TEOLOGA RACIONAL DLFICA:................................................................ 101

    VII. APOLO, DIONISOS Y ORFEO: MITOS DE COMPRENSIN SIMBLICA Y MITOS DE SALVACIN DIACRNICA EN LA DOBLE RAZ DEL NACIMIENTO DE LA FILOSOFA ................................... 114

    A: Apolo y Dionisos: las divinidades trgicas de la sabidura de los lmites y sus smbolos........................................................................... 114

    B: Orfeo y el orfismo: los mitos de salvacin del hombre-dios:.............. 120C: Conclusiones abiertas: ............................................. 145

    SEGUNDO LIBRO DE VIAJE: DIDASKALA ........................................... 147

    INICIACIN ORAL A LOS PRESOCRTICOS. NDICE ANALTICO-TE- MTICO DEL CD-ROM............................................................................... 149

    Seccin I: La postmodernidad y la actualidad del pensamiento presocr-tico ............................................................................................ 149

    Seccin II: Hermenutica y contexto: Grecia desde Grecia.................... 150Seccin III: Los sentidos de la pregunta por el arch y la constitucin del

    pensamiento presocrtico a partir de la confluencia de las dimensiones simblicas griegas pre-filosficas...................... 150

    Seccin IV: El Arch para Tales de Mileto. Anlisis textual filosfico yhermenutico de las sentencias atribuidas a Tales (parte 1 ,a) .. 151

    Seccin V: Anlisis hermenutico-filosfico de las Sentencias atribuidas a Tales (parte 2.a) .............................................................. 151

    Seccin VI: Tales de Mileto y la Sentencia de Anaximandro. Anlisis cr-tico-filosfico y Comentario de Texto................................... 152

    Seccin VII: Las recepciones hermenuticas de la Escuela de Mileto: Tales, Anaximandro y Anaximenes........................................... 152

    ANTOLOGA DE TEXTOS PRESOCRTICOS......................................... 155NOTA SOBRE NUESTRA SELECCIN, EDICIN Y TRADUCCIN TRA

    DUCCIN DE LOS FRAGMENTOS PRESOCRTICOS........................ 157Textos ................................. ........................................................................... 161Tales de Mileto ......... ...................................................................................... 162Anaximandro de Mileto................................................................................... 168Anaximenes de Mileto...................................................................................... 172

    Pg.

  • Pg.

    Jenfanes de Colofn ..................................................................................... 174Pitgoras de Samos y Pitagricos.................................................................. 178Parmnides de E lea ......................................................................................... 182Herclito de feso........................................................................................... 192Zenn de E le a .................................................................................................. 210Meliso de Sam os............................................................................................. 216Empdocles de Acragante............................................................................... 218Anaxgoras de Clazmenas............................................................................. 224Leucipo de Mileto y Demcrito de Abdera................................................... 233

    TERCER LIBRO DE VIAJE: PARMNIDES ENTRE PLATN Y ARISTTELES. EL CONFLICTO DE LAS RAZONES DE OCCIDENTE .... 237

    I. EL CONFLICTO DE LAS RAZONES COMO GNESIS DE LARACIONALIDAD FILOSFICA GRIEGA Y LA PRIORIDAD DEL DEBATE ONTOLGICO-HENOLGICO. EL INDISPENSABLE ANCLAJE DE LA ONTOLOGA GRIEGA EN EL DEBATE PO- LTICO-RACIONAL SOBRE LA RETRICA................................... 239

    II. EL DEBATE DE LA RETRICA ENTRE PLATN Y LA SOFSTICA. ESBOZO DE LA RECTIFICACIN ARISTOTLICA............. 243

    III. EL DEBATE ONTOLGICO: LA CRTICA DE ARISTTELES A LA DIALCTICA PLATNICA Y LA SOLUCIN DE SUS APORAS 249

    IV LA ONTOLOGA DEL LMITE. EL SER DE LA PHYSIS Y EL LENGUAJE. LA SUPERIORIDAD MODAL DEL MBITO NOTICO COMUNICATIVO................................................................................... 257

    V IMPLICACIONES ACTUALES DE LA CRTICA. DIALCTICA YFILOSOFA. PLATN Y ARISTTELES: EL SECRETO DEL PITAGORISMO PLATNICO A PARTIR DE LA CRISIS........................ 263

    VI. PLATN Y LA CRISIS DE LAS IDEAS. INTRODUCCIN A LALECTURA DEL PARMNIDES. LOS FACTORES DE LA CRISIS.... 267

    VII. EL PARMNIDES. ANLISIS CRTICO TEXTUAL Y COMENTARIO: EL PROBLEMA DEL LMITE Y EL U N O .......................... 275

    VIII. EL TEETETO: ANLISIS CRTICO TEXTUAL Y COMENTARIO:EL PROBLEMA DEL PENSAR Y EL SABER. LA CONDICIN DE POSIBILIDAD DE LAS SNTESIS...................................................... 289

    IX. EL SOFISTA: ANLISIS CRTICO TEXTUAL Y COMENTARIO: ELPROBLEMA DEL SER Y EL NO SER ............................................... 306

    X. EL POLTICO: ANLISIS CRTICO TEXTUAL Y COMENTARIO:EL DIALCTICO-REY. VUELTA AL SOFISTA: LA ONTOLOGA DE LA IMAGEN. PLATN Y LA SOFSTICA: LA RENTABILIDAD DE PROTGORAS Y GORGIAS. LA ESENCIA MITOLGICA DEL MITO. RECAPITULACIN: EL TRAYECTO PLATNICODEL PARMNIDES AL POLTICO .... ................................................. 322

    NDICE 13

  • 14 NDICE

    XI. LA ONTOLOGA PLATNICA DEL MITO. LA TEORA DE LA IMAGEN EN EL SOFISTA DE PLATN Y LA ASIMILACIN DE PROTGORAS Y GORGIAS. RECAPITULACIN: EL SENTIDO DE LA DIALCTICA PLATNICA COMO UNA SOFSTICA SUPERIOR .. 332

    XII. ARISTTELES : EL CAMINO DE VUELTA A LA CASA DEL PADRE PARMNIDES............................................................................... 355

    XIII. PARMNIDES ENTRE PLATN Y ARISTTELES. LA VA ABIERTA POR EL CONFLICTO DE LAS RAZONES A LA FILOSOFA OCCIDENTAL ........................................................................................ 361

    XIV BIBLIOGRAFA ESPECFICA........................................................... 367

    Pg.

    BIBLIOGRAFA GENERAL ......................................................................... 369

    1. HISTORIAS, ENCICLOPEDIAS, DICCIONARIOS Y REPERTORIOSBIBLIOGRFICOS DEL PENSAMIENTO GRIEGO ANTIGUO ....... 3691.1. Historias y estudios generales de filosofa antigua ....................... 3691.2. Monografas generales, diccionarios y repertorios bibliogrficos .. 370

    2. EL PENSAMIENTO GRIEGO ARCAICO: FUENTES Y ESTUDIOS .. 3712.1. Fuentes: antologas, traducciones y estudios sobre fuentes.......... 3712.2. Estudios: mito, religin, literatura e instituciones polticas........... 373

    3. MONOGRAFAS FILOSFICAS: CRITICISMO PRESOCRTICO, Y CRITICISMO CLSICO RELATIVO A LA INTERPRETACIN DELOS PRESOCRTICOS POR PARTE DE PLATN Y ARISTTELES .. 376

    4. BIBLIOGRAFAS PRESOCRTICAS..................................................... 3815. FUENTES Y BIBLIOGRAFAS DE SCRATES A ARISTTELES.... 3816. PERSPECTIVAS CONTEMPORNEAS PARA EL ESTUDIO DE LA

    FILOSOFA GRIEGA................................................................................. 382

  • ESTUDIO CERO: PRESENTACIN Y PREPARATIVOS. CONTEXTOS. LA ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO PRESOCRTICO

    Parecera razonable preguntarse, antes de emprender un viaje como ste, que se dirige al nacimiento de la filosofa en Grecia y se dispone a experimentar el inicio de Occidente, de dnde partimos y por qu hemos de embarcarnos en una aventura semejante. De otro modo, difcilmente podremos ni fijar la direccin ni medir la distancia que nos separa del puerto de llegada, ni prevenir tampoco las adversidades que nuestra travesa hacia el origen pudiera encontrarse en el camino. Sin embargo, lo cierto es que preguntas tan aparentemente elementales como stas: dnde estamos nosotros, los occidentales de los primeros aos del siglo xxi, y cul es el contexto de nuestro punto de partida, se han vuelto alfinal de la modernidad asombrosamente complejas para nosotros mismos; tanto que una de las razones que instan nuestra nave a partir presurosa rumbo al remoto lugar del nacimiento de Occidente estriba, sin duda, en la bsqueda que se propone descubrir vas y abrir rutas posibles para abordar siquiera de algn modo transitable el sentido de la orientacin que reclaman semejantes cuestiones. Tal es la singular condicin, al parecer, de nuestra perplejidad desorientada; pues quin se atrevera a contestar hoy, sencillamente, a la pregunta por dnde estamos y a dnde podemos ir? Cabra refugiarse, desde luego, en que tampoco podemos contestar a la cuestin de quines somos y hasta confutar semejante nosotros abusivo; pero esto no nos dejara en mejor situacin. Podramos incluso protestar ante cualquier pregunta por el sentido, considerndola excesiva y abrumadora, cuando no impertinente. Pero lo ms probable es que contestramos, sin ms, que no tenemos tiempo para pensar en cosas tan tremendas e imprecisas. Tal suerte corre a menudo el pensar crtico al que an llamamos filosofia en medio del abotargado capitalismo de consumo y su requerimiento sin pausa: el propio del sostenimiento funcional permanente de las necesidades tecnolgicas y mediticas, sobredeterminadas por la circulacin del nihilismo cumplido entre las redes de la sociedad transparente'. en la condicin tardomoderna o postmoderna de nuestra civilizacin.

    As pues, parece que no tenemos ni tiempo ?' lugar desde los cuales poder abordar las elementales preguntas que permiten orientar el sentido de las acciones y hasta de las preguntas mismas no es cierto? Pero no puede ser cierto. Veamos qu tiene que decir la filosofa y qu sabe ella de su propio contexto, as como de los contextos

  • 16 TERESA OATE Y ZUBIA

    y las superficies de inscripcin de los fenmenos en curso, tanto como de los motivos de la densa perplejidad (sintomtica y ampliamente difusa) consignable entre los sobreinformados y fatigados occidentales hodiernos. De lo contrario no podremos siquiera emprender el viaje a ese otro tiempo y lugar donde al parecer aguarda desconocido y mudo nuestro origen, esperando quiz que seamos capaces de experimentarlo otra vez, al permitir que emerja del olvido tapado por el ruido; un ruido de imgenes estridentes e incesantes, banales e indiferentes, que ocupa y embota, desde hace ya mucho, el silencio del pensar.

    1. EL CONTEXTO ACTUAL DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFAEN RELACIN A LA FILOSOFA DE LA HISTORIA: MODERNIDADY POSTMODERNIDAD. ESQUEMAS, TRMINOS Y CONCEPTOSEN DISCUSIN

    La voz modernidad nombra para Heidegger, dicindolo de modo esquemtico y obviamente provocativo, la historia entera de Occidente, desde Platn hasta la era del nihilismo cumplido en el momento tecnocrtico y tecnolgico de la civilizacin to- tal-planetaria: el nuestro. La civilizacin que alcanza en la sociedad de los medios de comunicacin de masas el Gestell (emplazamiento) determinante de nuestro presente. En efecto, si podemos hablar en singular de La Historia de Occidente ello es debido a la localizacin de un ncleo de identidad y perpetuacin entre sus hitos o edades, que permite, en cada momento histrico, la asignacin de pasado, presente y futuro a los tiempos internos de esa misma historia. Tanto Heidegger como Nietzsche advirtieron, a travs de mltiples registros, que tal ncleo de continuidad, repro- posicin y desplazamiento de lo igual reside en el pensar-vivir de la metafsica, al que Heidegger tambin denomina pensar re-presentativo y onto-teo-loga; mientras que la filosofa de las diferencias contempornea lo refiere asimismo como pensar de la identidad o pensar del fundamento. La situacin o condicin del pensamiento postmoderno (postmetafsico y posthistrico) no puede entenderse, en consecuencia, ni como tendencialmente proyectiva ni como efectivamente inmersa en la temporalidad diacrnica propia de un discurso histrico que, a su vez, pudiera transcender o superar, dejndolos atrs (no es ste el sentido del post) los anteriores sistemas histri- co-modernos.

    La postmetafsica se encuentra, entonces, en una relacin diversa con el pasado que se abre hacia la posibilidad y la pluralidad del futuro anterior inexplorado. No puede, por tanto, sumarse a la hilera de los discursos superadores de la tradicin; sino que viene a expresar y experimentar, por el contrario, una 'disrupcin, un disenso y una alteracin sin medida respecto del paradigma de la historia continua que se desplaza y salta ahora hacia el afuera de otros lugares y otros tiempos histricos, mientras se orienta a dis-locar, de-limitar y re-pensar lo posible de los pasados inscritos en lo dicho y pensado de las tradiciones llegadas, histricamente, hasta nosotros. La posthistoria se orienta as hacia lo no-dicho y no-pensado de los pasados no consumidos

  • El nacimiento de la filosofa en Grecia. Viaje al inicio de occidente 17

    sino pendientes de otras interpretaciones, modificando el sentido del tiempo-espacio y del lenguaje. Como es lgico tal situacin implica dimensiones de una complejidad y problematicidad racional inhabituales, que no se dejan plasmar de un solo trazo, pero es, para empezar, en esa diversa relacin con lo posible de los pasados abiertos y no efectuados, donde ha de situarse cualquier anlisis de la postmodernidad como racionalidad interpretativa o racionalidad hermenutica. La que se desenvuelve a partir de la crtica y alteracin tanto del positivismo como del hstoricismo caractersticos de la racionalidad de la metafsica de la historia Occidental, puesta crticamente en cuestin en cuanto a la necesidad, legitimidad y legitimacin de su propia violencia y de la reduccin de la violencia.

    Lo cierto es que dibujada La historia de la filosofa como una lnea perfectiva, en la que se fueran sumando nuevos pensamientos, incluso los vigentes y presentes habran de ser siempre tenidos ya por pasados parciales e incompletos, concibindose cada momento histrico como un mero eslabn, tan necesario como insuficiente, en el curso de una cadena que slo parecera poder legitimarse en la efmera actualidad del momento: la que precisamente destituye el proceso mismo hacia lo nuevo. Pero es al nihilismo historicista de tal dialctica al que de modo reconocible parecera refractaria la racionalidad filosfica, cuyo propio carcter sincrnico-estructural, por un lado, y dialgico-argumental, por otro, resulta muy difcil de mantener en la poca del hstoricismo relativista. Tan difcil de mantener como irrenunciable se muestra, sin embargo, para la filosofa, en tanto que praxis terica, crtica, y epistmica, a un tiempo. Lo cual equivale a decir que si la praxis filosfica reflexiva necesita contar con la posibilidad de superficies de inscripcin lingsticas donde puedan ponerse efectivamente en juego crtico las diversas topologas sistmicas concurrentes, ello viene, en resumen, a recusar que la validacin o aceptabilidad de las hiptesis, las interpretaciones, los juicios racionales, o los criterios, dependa sin ms de una situacin extrnseca y no vinculante. O sea: que se trate de preferir sin ms a los ltimos, los ms novedosos, o los que vienen despus.

    De ah, en parte tambin, el carcter pluralista e intempestivo que comparten bsicamente las diversas declinaciones del pensar filosfico postmoderno a partir de la recusacin asimismo comn de una determinada filosofa de la historia acrtica: la que viene a caracterizarse, en rasgos generales, por una asumpcin monolgica y conti- nuista del pretendido progreso racional de la humanidad. Posicin a la que la postmodernidad llama metafsica de la historia, en base a su marcado perfil totalizante, monotesta y transcedente, si bien ahora secularizado o dinamizado en tanto que encarnado en la historia; o sea: en la historia del relato occidentalista, etnocntrico, re- ductivista, etc., que traduce el vector dialcticamente violento del sentido elemental ya antes mencionado: el de la ingestin o consumicin de todos los pasados otros: los declarados primitivos, violentos, inservibles, consumidos, muertos, vaciados o devaluados, pero ya superados por la humanidad evolucionada y civilizada, educada y progresista. Tan superados como aquellas otras culturas de la tierra (tanto las culturas animadas vivas, como y esto sobre todo las otras culturas humanas) que, an

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    siendo presentes, son tenidas por pretritas: salvajes y primitivas, en base a su diferencia; al grado de su resistencia a Occidente, o al grado de desarrollo racional relativo al modelo del Occidente hegemnico. Culturas pretritas presentes: las integrables en el modelo o quiz suprimibles con mayor rentabilidad. Todas pertenecientes por igual, en realidad, a un tiempo pretrito, extraamente coetneo y desajustado que debe razonablemente extinguirse e ingresar en el olvido fantasmal del pasado; o bien occidentalizarse cuanto antes, modernizarse de una vez por todas, e ingresar en la racionalidad desarrollada: la nica racionalidad que se tiene a s misma por no- violenta, mientras se propone y persigue la liberacin de la humanidad universal, en nombre de los derechos humanos, conquistados histricamente.

    La revisin crtica de tales pre-comprensiones est en el centro no slo de la filosofa contempornea sino de la crtica de la cultura postmoderna en general y de la crtica poltica en particular. Su esencia no es otra que la Crtica de la Razn Histrica, para decirlo an con Kant y despus de Kant. La crtica acometida por la filosofa postmoderna desde mltiples vertientes y pronunciamientos que encuentran de modo preciso en el blanco de la metafsica de la historia o, para decirlo de otra manera, en la historia universal como forma moderna de la metafsica secularizada, su eje crtico comn y la confluencia comn de su articulacin.

    Ello es debido a cmo lo esencial de la tesis histrico-metafsica, ya se mantenga a favor, ya en contra, consiste efectivamente en sostener, como decamos, el plano de continuidad que media entre la metafsica clsica (la griega, la cristiano-medieval y la moderna) y la ciencia-tcnica moderna; la cual se prolonga, y se propone prolongarse, por su parte, hasta alcanzar la completa y cumplida realizacin tecnolgi- co-global que ya es visible en el presente. El problema reside, por tanto, en el nexo vinculante que permite el progreso perfectivo de la historia de Occidente, como historia de la Metafsica-Ciencia-Tcnica, que encuentra su culminacin en nuestras sociedades tecnolgicas planificadas, precisamente, a travs de su Historia. Mientras tanto a era tcnica ejecuta el programa potencial dirigindolo a sus mximas condiciones posibles, y viniendo a mostrar, al mismo tiempo, cmo algunos de dichos proyectos eran irrealizables dentro del programa concreto, debido a su incompatibilidad con el resto. Entre sus objetivos, presupuestos y postulados constitutivos, encontramos, entonces, el de promover y emprender la dominacin del mundo o de la realidad, apropiadamente construida como sistema de orden (kosmos), donde no quepan zonas ingobernables, indisponibles o disarmnicas: las ajenas al clculo, la programacin y los intereses racionales del poder del sujeto-razn civilizatorio. Zonas refractarias y obscuras para el conjunto del todo-orden.

    Sus ideales no son otros que los de progreso y superacin continua en la consecucin de esta meta programtica. La que fija la emancipacin definitiva de la Humanidad respecto de cualquier miseria o padecimiento, contrarios a la libertad y soberana del ser humano. Pues ste, al parecer, ha de lograr hacerse dueo y seor del ksmos, en tanto que causa determinante suya (como su Sujeto), y no ya como si fuera efecto, consecuencia o instrumento esclavo (Objeto) de ninguna otra

  • El nacimiento de la filosofia en Grecia. Viaje al inicio de occidente 19

    realidad, y ni siquiera de Si-mismo. Los cimientos metafisicos de tal proyeccin son la nocin de Fundamento y la concepcin lineal del tiempo-movimiento de la produccin, al que llamamos tiempo cronolgico, medible segn el antes y el despus; mientras que la condicin esencial del Fundamento descansa, a su vez, en su carcter absoluto: todo ente refiere a l y obtiene, en esta referencia, su sentido, legitimacin y situacin dentro del cosmos-orden. El Absoluto no carece de nada, es pleno, no depende de nada: es independiente, autosuficiente y, por ende, perfecto. Esta plenitud perfecta es, por lo mismo, inmutable, pues, en tanto que no necesita de nada, no puede ser alterada ni cambiada por nada otro. Su felicidad consiste en su auto-identidad y autrquica perfectas. El Absoluto es libre: no referencial, no relativo, no causado, no pasivo, no dependiente... est suelto y ab-suelto... es Absoluto.

    As ha pensado nuestra cultura metafsica, de modo general y persistente al ser autntico: desde los caracteres del poder racional y la lgica de la dominacin racional, con el fin de poseer su mundo, su realidad, convertida en cosmos-orden; no es menos verdad que para ello, se ha visto forzada a escindir, de modo violento, tambin al hombre de esa realidad suya, empezando por el cuerpo, la naturaleza, las mujeres, los menores, los otros pueblos, etc., situados en el campo del objeto, o sea: de lo que est enfrente, lo ob-jectum o lo adverso; lo cual involucra no pocos problemas de racionalizacin relativos a una situacin, individual y colectiva, de desvalimiento, desamparo y desarraigo crecientes del hombre occidental. Porque ciertamente a medida que el sujeto-fundamento moderno lograba dar forma a una naturaleza re-construida como objeto tecnolgico amenazante, el mismo hombre iba deviniendo a su vez objeto expuesto al agenciamiento de una racionalidad incontrolable. Pero si, por todo lo dicho, cabe hablar de un fin de la modernidad en tanto que el proyecto metafsico se ha visto pavorosamente cumplido en el seno de nuestra propia sociedad tecnolgica, lo cierto es que, al mismo tiempo, parecen haberse agotado todas sus posibilidades au- torreferenciales, de modo tal que el pensamiento postmetafsico como pensamiento dialgico de la diferencia o de las diferencias procede ahora a una recusacin pacfica del Fundamento liberador del hombre moderno, mientras descubre que para el darse de cualquier pluralidad diferencial ha de darse un lo mismo, un enlace de las diferencias, donde no se acenta ya la propia identidad, sino ms bien la mismidad o copertenencia de lo diverso transversal y cambiante que se sabe y se abre a ser constituido por lo otro relacional, disolviendo y reenlazando los dualismos o dicotomis- mos propios del pensamiento nico o pensamiento monolgico del Fundamento Absoluto.

    Por todo ello, el ser deviene en la postmodernidad Diferencia. El ser deviene aqu y ahora Diferencias, que se dicen necesariamente en plural, y de diversas maneras. Para empezar, por ejemplo, con Gilles Deleuze: deviene rizoma en conexin reticular con las diferencias reinscritas en el lenguaje del que ahora no estn escindidas. Toda realidad escindida del lenguaje referencial absoluta se disuelve ahora, cuando mueren el nico Dios absoluto y el Sujeto Humano absoluto. El recorrido de

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    la crtica va desde Friedrich Nietzsche hasta Michel Foucault. En cambio, las distintas topologas, los distintos espacios abiertos por la razn dialgica, mantienen una relacin de mismidad-diferencial que se comunica y converge en la koin (comn) de una ndole hermenutica: ser texto de inagotables lecturas, al modo de la obra de arte que siempre se sabe ser interpretacin racional, mientras las ciencias histricas se hacen cargo de ser literatura. El arco se traza de Martin Heidegger y Hans Georg Gadamer a Gianni Vattimo, J. Derrida y Richard Rorti, de distinta manera. La verdad, as, renuncia a imponerse al modo autoritario y perentorio de las ciencias indiscutibles y radicaliza la crtica de toda pretensin dogmtica: ahora se encuentra rigurosamente contextualizada, y en necesidad de persuadir o convencer, haciendo sitio a la pluralidad de las razones y sus mbitos as como a los fueros de las artes retricas y estticas.

    Vuelve, pues, a encontrarse la racionalidad pluralista posthistrica en una situacin de polmica y debate pblico-civil bastante semejante a la de la dialctica con- flictual griega que pone en juego el disenso de las racionalidades entre s merced al proceder de la dialctica conftitativa. En efecto, las demostraciones metdicas se sustituyen ahora por un mostrar interno a la discusin, donde se trata de probar que las tesis contrarias concurrentes son menos preferibles o hasta indefendibles por absurdas, incoherentes, imposibles sus implicaciones, o indeseables sus consecuencias. Es decir: que podr establecerse, en cada caso, cul de las tesis en pugna sea la mejor de las posibles, comparativamente hablando, mientras no se muestre lo contrario y no sea refutada sta, a su vez, por la argumentacin dialctica que quiera y pueda entrar en el juego dialctico sincrnico de la discusin hermenutica. Pero no es ste el nico aspecto griego que presenta la filosofa de las diferencias postmetafsica y posthistrica al final de la modernidad, si bien se comprender muy fcilmente que la crtica de la legitimidad de los grandes metarrelatos y la consecuente transformacin de la filosofa de la historia metafsica, que estn en la base misma de la postmodernidad epo- cal de Occidente, no puede ser ajena a una profunda transformacin de la historia de la filosofa, precisamente afectada, de modo determinante, por la cuestin de la legitimidad; la cuestin del criterio o criterios de legitimidad racional; y por la crisis de la historia de la racionalidad progresiva y emancipatoria occidental, precisamente desenmascarada como un mito ahora inverosmil y demasiado violento, innecesariamente violento.

    Un mito inventado contra todos los otros pueblos y los otros pasados, declarados mticos o mitolgicos, primitivos y salvajes, por el racionalismo civilizado de Occidente, cuya desmitificacin preside la crtica de la Postmodernidad a la Ilustracin, ya desde los movimientos terico-polticos que configuran lo que llamamos Mayo del 68, ya pasando luego, desde los aos ochenta en adelante, por la consciente ex- plicitacin protagonizada por Jean Franois Lyotard: el inventor de la postmodernidad, que retoma Las consideraciones intempestivas de Nietzsche, ponindolas en relacin con la crtica del postmarxismo a las ideologas totalizantes y al absoluto de la Razn-Historia Universal.

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    2. LA INCONSISTENCIA DE LA TESIS HISTORICISTA Y EL MTODOALTERNATIVO ABIERTO POR NIETZSCHE. EL CONTEXTOHERMENUTICO DE LA FILOSOFIA CRTICA ACTUAL Y LAACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO PREMETAFSICO PRESOCRTICO

    Se trata, en resumen, de asumir la autocrtica de Occidente que se centra en la violenta pretensin de una Historia Universal escrita por el poder y la prevalencia de la fuerza. La autocrtica de la racionalidad legitimadora occidental que se desenvuelve, de muy diversos modos, en las plurales declinaciones de la racionalidad hermenutica, alcanzando todos los mbitos de la cultura crtica y artstica. Se trata, en efecto, de cmo el apotegma de Nietzsche: No hay hechos sino interpretaciones recorre y enlaza las series de esa otra racionalidad desde la estremecedora profundidad de M. Heidegger hasta la corts prudencia de H.G. Gadamer; o laphila de G. Vattimo; pasando tambin, desde luego, por K.O. Apel y hasta por el ltimo Habermas, cuando no remontndose de modo matizado, al ms intempestivo de los filsofos de la Escuela de Frankfurt: a W. Benjamn. Que la misma crtica y alteracin de la metafsica de la historia occidental presida la rigurosa creacin filosfica de J.F. Lyotard, G. Deleuze, F. Guattari, y el postestructuralismo francs, sin excepcin, desde L. Althusser a M. Foucault; as como el trabajo detallado de J. Derrida y las posiciones descons- truccionistas; alcanzando a lo ms vivo del neopragmatismo anglosajn a partir de R. Rorti, da mucho que pensar. Pero que la misma crtica, por ltimo, presida los movimientos artsticos y alternativos postmodernos, que vinculados a la Hermenutica, en general, confluyen en denunciar, desde todos los ngulos posibles, la pretendida racionalidad progresista y realista de la Historia Universal hegemnica, desenmascarada como el mayor y ms violento de los mitos metafisicos occidentales, hace de la hermenutica como racionalidad postmetafsica, posthistrica y contrapositivista, el lugar de encuentro y la lengua comn de los debates y las polmicas caractersticas de esa otra epocalidad que se sita fuera del relato escrito siempre por los vencedores. Un metarrelato belicista que resulta probadamente incapaz de dar lugar a cualquier paideia esttico-poltica culta, que est determinada por el arte y la paz social.

    Pues bien, es esa otra epocalidad, esa otra condicin que podramos llamar nuestra, la que se remite, como es lgico, al pensamiento premetafsico o preplatnico de los filsofos presocrticos griegos, buscando en la racionalidad originaria de Occidente otro comienzo posible que no se extrave en la confusin letal de la razn y la fuerza, como lo ha hecho hasta el momento la historia oficial de la razn Occidental. Razn que es precisamente de linaje y matriz griegos y est basada, decisivamente, en la racionalidad de la metafsica griega platnica, leda y absorbida por el cristianismo. Y no estar, entonces, en Grecia el problema? Cmo ha podido, en efecto, la racionalidad griega occidental venir a asimilarse al poder de la fuerza llegando a desembocar as en su contrario irracional y en la esclavitud instrumental de la razn misma? A qu se debe atribuir la claudicacin de la razn confundida con la fuerza ilimitada del poder tecnolgico-meditico en una situacin general de barbarie ere-

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    cente, que es ya hace mucho ilegtima y no-vinculante? Una situacin que nos oprime y entristece a todos, reclamando de todos los que nos volvemos a la filosofa, no en busca de consuelo ni de salvacin, una tarea de dedicacin y entrega filosfica inusitadas, a favor de la racionalidad no traicionada, comunitaria, pblica, y abierta a lo otro: lo que la constituye y la limita: las leyes ontolgicas; exigiendo a la vez, por parte de los lenguajes, la ms intensa creatividad posible para que ahora pueda quiz, el pensar postmetafsico, tensarse hasta el extremo de su nacimiento premetafsi- co olvidado, y volver a nacer como ya lo hizo: como crtica de todo dogmatismo; de la violencia de todos los dogmatismos.

    Porque es cierto que el pasado nunca se agota en alguna de sus interpretaciones, sino que alberga lo posible de otros futuros. Y es cierto tambin que, en este sentido, el positivismo y el hstoricismo se nutren de la misma violencia modal: hacer del pasado lo necesario inmutable y consumido: dejado atrs por la historia y en la historia. Es decir: dejado atrs como inservible por el metarrelato de la historia mitolgica, que ha sido, sin embargo, desenmascarada, como relato mitolgico de la salvacin y la liberacin, a causa de la violencia de su propio nihilismo ilimitado. Es tal situacin la que exige encontrar ahora dentro de Occidente otros modelos de racionalidad no metafisicos, como modos alternativos a la metafsica cientfico-tcnica slidamente cumplida en nuestras sociedades tardomodernas. Y es aqu, en este punto preciso, donde la racionalidad hermenutica o racionalidad de la interpretacin, que devuelve a la historia su carcter de gnero literario, descubre la necesidad de volver a leer los mismos textos de nuestro legado historial, pero leyndolos de otra manera: aquella que pueda devolverles, junto con su posibilidad no consumida, su acento extranjero porque s les permita hablar en su propia lengua y con su propio sentido contextual, no previamente predeterminado. Es entonces cuando el retorno como mtodo, abierto no a lo ya dado, sino a lo posible del pasado, permite que la Grecia nunca narrada por la historia cristiano-secularizada de la salvacin emerja como diferencia, viniendo hasta nosotros. Es entonces, en la condicin postcristiana de nuestras sociedades, cuando Grecia irrumpe como un continente desconocido y siempre sabido; como un archipilago sumergido de posibilidades plurales e inditas combinatorias que s podran proseguir ahora la racionalidad originaria que an no hemos heredado aunque nos constituya desde el principio. La misma Grecia cuyo redescubrimiento en lo ms prximo y lo ms remoto de nuestras propias races sepultadas localiza tambin la matriz de nuestra insatisfaccin crtica ante el estado de las cosas presentes, ciendo la posibilidad misma del desde dnde de una crtica del presente que no se proponga repetir su superacin para librarse de l convirtindolo en pasado muerto y olvidado.

    Pues desde dnde sino desde la constitucin de una racionalidad ms alta podra repugnarnos la asimilacin sin resto de saber y poder? Cmo podramos advertir, por ejemplo, que la racionalidad no puede reducirse a clculo, si no fuera por el lgos y el nos del pensar griego pre-metafsico? Cmo podramos objetar, por ejemplo, que el espacio no puede reducirse a extensin indiferenciada, o la libertad a in-

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    finitud, si no fuera por la nocin de topos (lugar) y topologa (lugar lingstico) como moira (destinacin) en el sentido presocrtico (proseguido despus por Aristteles) de contexto que posibilita tanto la accin tica como el pensar categorial por apelar a la nocin afirmativa de lmite? La cuestin es compleja y est, en mltiples respectos y temticas concretas, pendiente de las investigaciones comparadas y pertinentes a acometer. Pero ya los mtodos arqueolgicos y estratolgicos que recorren los palimpsestos de nuestras escrituras superpuestas, en clave decididamente pluralista, han recogido, siguiendo a Heidegger, a Foucault, o a Coloubartsis, el reto del criticismo documental hermenutico. Tal va, aplicada a la comprensin y anlisis estratolgi- co de la historia comparada de nuestros conceptos est recin abierta a la arqueologa sincrnica de las divergentes acepciones helenas y cristianas de estos mismos conceptos. Pero no es sino en esa dislocacin diferencial interna, que traduce en trminos de equivocidad la inconmensurabilidad de los contextos de sentido, donde, segn pensamos, reside, ahora, la posibilidad de la autocrtica de Occidente y el extraamiento intempestivo que permite trazar el afuera inmanente de nuestra autodivergencia y resistencia crtica.

    El afuera inmanente a Occidente: el de una insatisfaccin de raz, no subsumida ni subsumible por las instrucciones omniabarcantes de la razn-poder universal. Lo cierto es que Grecia nunca ha podido ser ni colonizada ni absorbida por el relato progresista de la civilizacin posterior que nunca la poda dejar atrs. Claro est que se podra decir tambin al revs, porque: Conoci Grecia algo semejante al amor personal (espiritual y ertico) entre hombre y mujer, tal y como lo conoce, pongamos por caso, el Occidente cristiano en las cortes de los trovadores provenzales? Es ms que improbable debido a la asimilacin de lo femenino, casi sin excepcin, a lo domestico, la maternidad y el cuidado del varn, en las diferentes culturas helenas. La esclavitud constituye un caso aparte, del que no podremos sentirnos nunca ufanos, ya que tanto ahora como en Grecia hay esclavitud, encubierta o declarada, como la hay y la habr, de manera ms o menos explcita, mientras sigamos regidos por una Economa de Guerra. As pues no se trata de establecer la superioridad o inferioridad de Grecia respecto de la Civilizacin Cristiano-moderna-ilustrada y tcnica que se inicia en realidad con la muerte de la Grecia pluralista del archipilago de las pleis, en Alejandra y despus en Roma, sino de notar cmo al haberse cumplido el programa-historia (de la salvacin-liberacin) que dota de vertebracin y unidad-continuidad a tal empresa civilizatoria, la autocrtica de Occidente en nombre de la legitimidad racional ha desembocado en una epocalidad postcristiana, que, por primera vez, est en condiciones de recibir la heredad griega de su racionalidad originaria, esta vez leda desde los griegos arcaicos y clsicos y no desde los parmetros de consideracin cristiano-helenistas. Los parmetros caractersticos de una sntesis religiosa de proyeccin universal en que hubieron de asimilarse y transformarse las creencias doctrinales del cristianismo para dejar de ser slo las consignas, relatos, testimonios y directrices propias de un credo bblico-semita de salvacin y devenir la racionalidad cristiana culta heredera de la Grecia del helenismo, y de las diversas filosofas y sabiduras greco-orientales.

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    As pues, y para ir terminando, subrayar que: slo las condiciones contextales de la racionalidad hermenutica hodierna, comprometida en la crtica de la metafsica de la historia occidental, han abierto para nosotros y en parte gracias precisamente a la labor invalorable de la filologa y la ciencia histrica como gneros de criticismo acadmico universitario la posibilidad de acceder a la Grecia precristiana y sus documentos. Y ello, asombrndonos con el descubrimiento de una racionalidad que muy difcilmente se deja convertir en un pasado primitivo y genial del pensar desarrollado posterior, porque no consiente ser tratado como el balbuceante e ingenuo despertar propio de un pensar incipiente o un pensar en ciernes: el que habra de ser adecuado a la infancia de Occidente, de acuerdo con el mito ontogentico de la historia, en que necesita creer la metafsica historicista del progreso. Muy al contrario, la fuente originaria de nuestro pensar, que se haba mantenido apartada, desconocida y tapada para nosotros a lo largo de los siglos de la civilizacin de la historia, mana ahora libremente desvelando un arcano secreto: que el avatar de nuestro errtico extravo en la violencia ilimitada del nihilismo tecnolgico-racional, de alcance planetario, haba sido previsto con precisin por ellos, por los griegos, en cuanto a sus principios; haba sido analizado, desmontado y discutido con precisin por ellos: por los primeros filsofos griegos: los pre-socrticos, y tambin por Aristteles que compila y rene sus textos, perfectamente conscientes ya, al parecer, de cmo el nacimiento del pensar racional crtico de Occidente al que an llamamos filosofia, entraaba, a la vez, el de la racionalidad todopoderosa, que se trataba de subordinar. Y no es de este conflicto del que se trata en el caso de Occidente? No es ste incluso el conflicto contemporneo que atraviesa las vidas de los hombres y mujeres occidentales que han logrado, del modo que sea, llegar a ser individuos crticos y autoconscientes? Cmo puede ser tal y de tal alcance, para nosotros ahora, la actualidad del pensamiento pre-socrtico?

    Pero lo que aqu importa es, sobre todo, advertir, por el momento, que si tal fenmeno ha podido producirse y se viene produciendo en la filosofa occidental, o lo que es lo mismo: en la conciencia racional crtica de Occidente, abierta a partir del pensamiento de Nietzsche y hasta ahora, a ser alterada por los filsofos ms antiguos convertidos en vanguardia y futuro para la racionalidad insatisfecha del presente, ello implica, cuando mnimo, que ya no estamos en la historia lineal progresiva y que hemos saltado ya a la ontologa del ser-tiempo como retorno hermenutico del sentido del origen y la posibilidad real de otro comienzo.

    Varios son los factores, para concluir, que determinan la actualidad del pensamiento presocrtico, y bastar hasta aqu con sealarlos, recogiendo parte de lo dicho. Los hemos resumido en siete puntos capitales:

    I) La ruptura de la Metafsica de la Historia por parte de Nietzsche, Heidegger y el pensamiento postmetafsico de sus herederos, que se prolonga hasta la post- moderndad hodierna. Su racionalidad se sita en los giros caractersticos de la hermenutica, puestos entre s en conexin: el giro intralingstico; el giro topolgico-sincrnico o pluralista; y el giro esttico. Este ltimo rene los anteriores

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    en la conciencia de los modos de pensar como gneros y estilos literarios a la manera de las obras de arte que s se saben interpretaciones donde acontece el ser de la realidad, dando paso al giro ontolgico de la hermenutica postmoderna.

    II) Pero que todos estos giros de la racionalidad postmetafsica contempornea estn ya en los filsofos presocrticos no podramos ni advertirlo ni haberlo descubierto si no fuera por la centralidad de uno de ellos: la del giro esttico con estatuto ontolgico que afecta a la radical alteracin experimentada por el ser del espacio-tiempo no-nihilista y, correlativamente, por la subjetualidad posthumanista donde se sitan tanto la racionalidad como la sensibilidad inescindibles que son propias de la hermenutica posthistrica. Es este mbito: el de una subjetualidad transversal abierta a los lmites constituyentes de la experiencia, el que pone de manifiesto epo- calmente cmo el giro ontolgico-esttico actual implica la correlacin del ser-pensar, en el espacio-tiempo convergente del aqu y ahora, donde se relacionan y diferencian las dimensiones de lo eterno inmanente y lo efmero mortal. Gracias a ello tiene lugar la ltima vuelta de los giros del pensar contemporneo que se remite tambin al primer filosofar de los presocrticos en cuanto al giro notico o giro espiritual-ra- cional de la experiencia.

    III) En efecto, otro de los factores que explican la actualidad del pensamiento presocrtico ha de verse en el giro notico-espiritual de la postmodernidad que se orienta a la experiencia del sentido simblico de lo indisponible o gratuito, ponindose en relacin con las dimensiones de lo sagrado o lo divino inmanente en todas las culturas de la tierra celeste; as se da la vuelta hacia lo eterno, ni productible, ni en- gendrable, de la naturaleza, los lenguajes, el arte, el amor, o la amistad.

    IV) Ha de consignarse tambin en este sumario elenco, la importancia del debate oralidad-escritura en la era telemtica postmoderna donde se transforman, a la vez, las tecnologas de la comunicacin, hacindose primar la sincrona sobre la dia- crona o, lo que viene a ser lo mismo, instaurndose el principio oral (dialogal-si- multneo) de la escritura, la lectura y la interpretacin, sobre el principio escritural (monolgico-diacrnico) de la escritura. Y que la sincrona est en el corazn del pensar presocrtico premetafsico habremos de verlo con el detenimiento que merece esta caracterstica esencial de la filosofa ontolgica originaria; pero no parece demasiado difcil de comprender, a primera vista, que la era del primado de la escritura haya sido la misma que la era de la metafsica como tiempo del ms all siempre diferido y permanentemente desplazado por el relato lineal que ella misma escribe y en el cual se inscribe como narracin interminable, tendente al infinito. O sea: la era de la transcendencia o del movimiento siempre ms all de lo dado en la physis, como bsqueda y proyecto ilimitado. El proyecto que hoy llamamos crticamente meta-fi- sica, mientras consignamos la violencia de su realizacin, gracias, en parte, a poder situarnos en otras tecnologas de la comunicacin muy diferentes: las de las pluralidades sincrnicas y relacinales que configuran las redes de nuestro habitar inmanente, tambin devuelto a la reconexin de los pasados. Este punto reviste, desde luego, una gran importancia a la hora de comprender dnde estamos y por qu puede la Gre-

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    ca premetafsica desconocida llegar ahora hasta nosotros para permitirnos tanto la critica del presente oficial como la comprensin de un presente real-posible diferente. El debate no tiene desperdicio y centra muchas de las difciles discusiones mencionadas, de modo muy preciso y muy concreto. Claro est, sin embargo, que se bana- liza en cuanto se escinde de su contexto de implicacin propio que no es otro que el de los giros hermenuticos hasta aqu referidos.

    V) Que nada de esto sea ajeno a la critica poltica postmoderna de los meta- rrelatos y de los mitos etnocntricos de la modernidad colonial y neocolonial, explica que tampoco lo sea a la denuncia y recusacin del Humanismo en tanto que an- tropocentrismo cerrado al afuera ontolgico del ser y del lenguaje tanto como a lo otro del hombre y lo otro del Occidente racionalista-progresista, incluidas las otras culturas de la tierra y las otras edades o pasados del Occidente mismo, violentamente hostil a las Diferencias. Diferencias que siendo tenidas de antemano por diferencias negativas, tiende el Occidente imperialista a absorber o suprimir. En tal crtica poltica convergen amplios movimientos postmodemos: desde los ecologismos o los pacifismos hasta la denuncia de las maniobras del Capital belicista ideolgicamente justificadas en nombre de los derechos humanos y los ideales de la humanidad libre. Es en este vector donde se localiza la dimensin ms sucia, la que ms repugna a la filosofa y la que ms urge a la crtica de la razn histrica desmantelar, volviendo al lugar preciso del extravo de la razn metafsica y el rapto de la razn. Es por eso por lo que resulta imprescindible remontarse al pensar no-metafsico de nuestra racionalidad originaria, mientras rememoramos y renombramos, con cuanta precisin sea posible, lo que nos haya conducido no slo hasta Dachau, los Soviets, Hiroshima o Irak, sino lo que es mucho ms grave, a la presunta justificacin y racionalizacin de sus rentables consecuencias, su supuesta inevitabilidad o su, entonces necesaria, repeticin histrica. En ese punto ya, Occidente perdera toda legitimidad, toda racionalidad y todo estado de derecho. Se perdera a s mismo en el ms obscuro y sanguinario de los extravos: habra perdido por completo la razn. Habra perdido por completo el sentido, enajenado en medio de una ciega instrumentalizacin slo atenida y urgida por la eficacia de los procesamientos y la gestin de los recursos.

    VI) Que los factores sealados den lugar, por todas partes, a establecer el primado de los fines inmanentes a la accin y la expresin hermenuticas sobre las dinmicas metodolgicas, permite comprender que, de modo paralelo, las culturas del ocio, el sentido y el placer se yergan contra los idearios ascticos del trabajo y el sacrificio. Y permite explicar tambin que lo hagan no slo en trminos emancipato- rios sino con tintes de subversin poltica, cuerdamente trasladada a la crtica de la cultura. Desenganchndose del primado moderno del plano del movimiento y los procesos instrumentales propios de las cadenas auto-recurrentes del esfuerzo, la produccin y el consumo de lo nuevo. Que una vez ms sea aqu la conciencia esttica difusa la que permite canalizar la recusacin del arte como excepcin y Domingo del trabajo para decirlo con la frase de Hegel no puede ponerse al margen de las implicaciones transhistricas y ontolgicas de la esttica actual, antes ya men-

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    cionadas, y viene, por el contrario, a manifestar junto con los pronunciamientos de las transvanguardias, el decidido camino del arte contemporneo hacia la recuperacin del lugar que puede ocupar la comprensin racional potica de la realidad. Ya que quiz sea el pensar de las artes orientado a la puesta en obra del sentido, uno de los modos de la racionalidad superior que mejor haya sabido preservar la lucidez de las exigencias creativas que son propias de la vida no acorralada ni achatada por la mera sobrevivencia. Y es ahora en el primado de la razn potica, de la accin y la expresin no cinticas;; el acontecer exttico del sentido donde puede localizarse otro factor de actualidad del pensamiento presocrtico de gran calado, pues sin contar con l tampoco podramos abrirnos a las dimensiones simblicas del pensar griego inaugural.

    VII) Por ltimo, y quiz en el orden superior de importancia que corresponde a lo ltimo para nosotros que es lo primero en-s (o sea: y para seguir dicin- dolo con Aristteles: en el orden causal de los principios primeros), se ha de sealar en el renacimiento contemporneo del Aristteles griego y pagano, precristiano, un vector esencial y efectivamente decisivo de la actualidad hermenutica de los presocrticos. Lo cual equivale en realidad a descubrir y comprender el doble aspecto de este aserto de ida y vuelta, pues sin Aristteles no sera posible ni la actualidad de la racionalidad hermenutica contempornea transformada paulatinamente por su descubrimiento, ni la actualidad del pensamiento presocrtico al que sta se remite como a su referencia y proveniencia esencial, a fin de reproponer y recrear el sentido inmanente de la inocencia del ser del devenir. As queda abierto otra vez el campo de la diferencia del ser, que es el campo de la accin del filosofar desde su nacimiento. (Sinpecado original y contra el traficar de las culpas administradas pollos mitos dogmticos).

    ESTUDIO UNO: MAPAS DEL VIAJE.PRESENTACIN DEL CONTENIDO Y LA ESTRUCTURA DE ESTE LIBRO: EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFA EN GRECIA (VIAJE AL INICIO DE OCCIDENTE)

    El presente volumen consta de cuatro lgoi. investigaciones, ensayos o lecciones filosficas, relativamente independientes y est estructurado en tres libros de viaje. Ello es debido a que el segundo y el tercero de stos constituyen entre s una unidad didctica cuya conjugacin hermenutica conviene subrayar, por razones que en seguida se vern. Pero empecemos por el comienzo.

    1. PRIMER LIBRO DE VIAJE: HACIA MILETO. DOS RUTAS NECESARIAS

    El primer libro de este viaje se llama, en efecto, Hacia Mileto: retorno a los orgenes del nacimiento de la filosofia. Y, como su mismo nombre indica, procede a un

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    estudio en profundidad de las condiciones, factores y contextos del surgimiento en Grecia de la racionalidad diferencial de Occidente: la filosofa. O sea: que est dedicado a estudiar, a partir de la aportacin del criticismo acadmico contemporneo, las cuestiones hermenuticas, historiogrficas y filosficas relativas al nacimiento de la filosofa, como razn diferencial de Occidente, desde el punto de vista indispensable que confronta el mythos y el lgos. Para abrirse camino tiene este ensayo que discutir, por lo tanto, las precomprensiones tpicas y an hoy muy extendidas, que se difunden a partir del positivismo y el hstoricismo ms o menos hegemnicos a lo largo del arco historiogrfico que se extiende aproximadamente desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta la segunda mitad del siglo XX. Es cierto que el hstoricismo y positivismo comienzan ya antes, desde luego, a resquebrajarse como paradigmas racionales sobredeterminantes, que van perdiendo peso a partir de la primera Guerra Mundial, pero es, no obstante, en los aos sesenta del siglo XX cuando se hace perfectamente visible para la crtica general su prdida de legitimidad: la insostenibilidad racional y el carcter espreo o ideolgico del hstoricismo y el positivismo, que ignoran su propio carcter dogmtico-erudito y sus propios prejuicios de base, o incluso la posibilidad de poder tenerlos.

    Entre estas precomprensiones hay sobre todo dos prejuicios-dogmas que resultan emblemticos para nuestra discusin: por un lado el tpico Paso del mito al lgos, para decirlo con la famosa frase de W. Nestle, y por otro: El milagro griego, que no es, con todo, sino una expresin paralela. Entre estos dos tpicos y sus fuentes ha tenido que abrirse camino el viaje de iniciacin Hacia Mileto desde nuestro siglo XXI, cuya racionalidad hegemnica es, al menos en Europa, y de modo ms o menos difuso en Occidente y sus radios de influencia, la que con Gianni Vattimo, el discpulo ms ontlogo y ms comunicativo de H.G. Gadamer, llamamos hoy la racionalidad hermenutica, encontrando en ella una nueva koin o lengua comn. La lengua comn en que se encuentran y desencuentran, discuten, se comunican y pueden tener lugar los debates de la racionalidad crtica actual.

    Que no ha habido tal cosa, o sea: ni paso del mito al lgos, ni milagro griego y que la fuerza de ambos tpicos opera establecindose como superficie de inscripcin previa para los documentos griegos llegados a nosotros, se aclara en cuanto se somete a anlisis crtico la retro-proyeccin sobre Grecia de la conciencia histrica Ilustrada. Una conciencia histrica revolucionaria inicialmente que se refleja a s misma en un espejo autocomplaciente, prolongndose hasta un mtico pasaje: el paso histrico de una edad obscura, supersticiosa, esclava y miserable, a la encarnacin de un paraso de justicia e igualdad en la tierra, por fin libre: el reino de la edad racional, de la autonoma de los emancipados en el lugar de la luz, cuyo deber est precisamente en extender, colonizar o civilizar a los restantes pueblos sin ley: los que son tan primitivos y salvajes como Occidente mismo lo era antes de las revoluciones que instauran la constitucin de los derechos humanos y el progreso de la humanidad hacia la libertad. As pues, eso retrata el dictum del supuesto paso: interpretar el pasado desde el presente y no Grecia desde Grecia, de modo tal que pudiramos aprender de

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    la Grecia que desconocemos y no slo de la Grecia en que nos reconocemos. En esa divergencia de orientaciones y direcciones estriba parte del asunto.

    Asunto que resulta tan complejo y fascinante an para nosotros como lo es todo otro comienzo (el que reclamaban Hlderlin y Nietzsche), como acontecer (prosegua Heidegger) capaz de afectar a los que podramos llamar mundos histricos: los que experimentan la necesidad de situarse en otro lugar y en otro tiempo, interrumpiendo la continuidad de los tiempos que corren, para dejarse alterar por los vencidos y no seguir escribiendo la historia de los vencedores conclua Walter Benjamn . Es decir, aquellas situaciones histricas que experimentan la necesidad insobornable de situarse no ya despus, en una poca nueva y superior, dentro de la misma historia, sino en otra historia, en otra racionalidad histrica donde las pocas y las culturas no se suceden ya unas a otras, ni se superan ya unas a otras por el mero hecho de venir despus, sino que establecen entre ellas otras relaciones de transver- salidad, interlocucin, transformacin, conversacin o disenso, que van desde el dilogo hasta la inconmensurabilidad del des-encuentro, y se mueven a partir de dimensiones no tan dicotmicas ni globales, no tan en bloques molares diran ahora Guilles Deleuze y Felix Guattari , sino de acuerdo con dimensiones menos territo- rializadas y con diferencias sincrnicas mltiples. La cuestin es compleja y muestra una vez ms cmo no es posible comprender la postmodernidad desde la modernidad, pero s viceversa, lo cual podra producir la falsa impresin, casi filistea, de una superacin que no tiene lugar ni cabida: la que volvera a repetir e instaurar la linea- lidad continua del tiempo histrico monolgico, siendo sta la que se ha roto, la que ha saltado por los aires hecha pedazos.

    Ahora bien, no habiendo paso del mito al logos ni tampoco, en consecuencia, ] ningn nacimiento de la filosofa y la racionalidad occidental que pudieran dejar a la espalda el tiempo irracional anterior, lo ms indicado para dirigirse Hacia Mileto habra de ser abandonar esa ruta engaosa y acometer, por lo pronto, dos tareas convergentes en orden a lograr el trazado del mapa de viaje: por un lado remitirse a un estudio que tuviera en cuenta la especificidad de los mitos griegos; y por otro acometer la cuidadosa investigacin hermenutica que nos permitira saber cmo se nos haban transmitido los textos que el criticismo acadmico reputado considera restos fidedignos del pensamiento original de los presocrticos. Tal cuestin documental abra, pues, el pensamiento de los primeros filsofos a una doble relacin: con los mitos constitutivos de su contexto y con los filsofos griegos posteriores que haban visto en las elaboraciones de los primeros el irrumpir del pensar-vivir diferencial al que llamaban filosofia y al que ya pertenecan y se haban entregado. Estos son nuestros informadores: Platn con testimonios, noticias sueltas, y reelaboraciones de no poca relevancia tngase en cuenta la importancia de Parmnides para el ateniense y sobre todo Aristteles, quien les dedica dos tratados de gran importancia: el libro primero de los catorce que integran las lecciones de Filosofa Primera que hoy conocemos con el falso nombre de Metafsica, y el libro primero de sus lecciones dedicadas a la Filosofa Segunda, sta s bien llamada Fsica. Textos preciosos consagrados a reu-

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    nir por primera vez, los pronunciamientos y pensamientos de los por Aristteles es- , tablecidos como primeros filsofos: los preplatnicos.

    Es, por otra parte, Teofrasto, el conocido discpulo de Aristteles, quien les dedica tambin un valioso tratado doxogrfico, destinado a consignar y reconstruir las filosofas presocrticas; por lo que se ha de sealar rigurosamente que no es sino de la Academia y el Liceo de Atenas, en el siglo IV a. C. de donde surge la tradicin hermenutica que sita el nacimiento de la filosofa dos siglos antes: en el vi a. C., y, en todo caso, en el pensamiento anterior a Scrates. Por lo cual se debe asumir, en una palabra, que son Platn y Aristteles los que establecen, por primera vez, la fijacin, discusin e interpretacin de las doctrinas y los textos con los que nace la filosofa occidental.

    Las dos rutas principales del mapa del viaje estaban ya trazadas con rotulador rojo apuntando a las azules costas jonias: de Atenas a Mileto, por un lado, y de Mileto hasta los primeros mitos griegos o hasta donde se borrara la memoria del origen... Este es el itinerario, consecuentemente, que seguiremos en el Primer Libro de Viaje que configura esta investigacin, el libro llamado Hacia Mileto, cuya travesa destinada a la escala en Atenas ha de recorrer archivos y bibliotecas eruditas; polmicas, debates y argumentaciones contrastadas antes de adentrarse en el centro de un descubrimiento filosfico impresionante, que por ahora se ha de mantener velado, y ni siquiera nosotros, entonces, podremos entender de modo cabal: del modo que sera capaz de transformarnos, aunque sin duda estudiaremos sus implicaciones. Probablemente slo lleguemos a sentir sorpresa. Una honda sorpresa y asombro, que irn trabajando lentamente en la deconstruccin de nuestros inevitables prejuicios de hombres y mujeres, hijas e hijos de la metafsica moderna occidental hiper-realizada en el siglo XXI. La segunda ruta nos llevar por itinerarios casi vrgenes desde Atenas hasta Delfos y hasta Eleusis donde seremos iniciados, de una manera bien distinta, en torno a los mitos sapienciales.

    Slo en ese momento estaremos en disposicin quiz de enfrentar nuestros propios prejuicios, los que ya habremos advertido como tales, a fin de poder leer y comprender despus los textos de los filsofos presocrticos, a travs de un triple filtro consciente: el de los mitos griegos; el de la discusin esencial entre Platn y Aristteles sobre el nacimiento de la filosofa; y el de la espesa resistencia de nuestras propias precomprensiones, hace bien poco ignoradas y durante siglos de tradicin metafsica lenta y establemente sedimentadas en las estructuras mismas con que procesamos, de modo inconsciente, cualquier informacin. Entonces necesitaremos otro tipo de ayuda y habremos de entrar en el Segundo Libro de Viaje que configura esta investigacin compartida. Paso a presentarlo a continuacin. Se trata de un libro de enseanza y le hemos llamado: Didaskala. Nos traslada, primero al calor del aula universitaria, donde ejercitarnos con los compaeros/as en la gimnasia del pensar y su dura exigencia crtica; y nos conduce luego al fresco silencio de la biblioteca en soledad para leer los textos filosficos griegos.

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    2. SEGUNDO LIBRO DE VIAJE : DIDASKALA

    Este es un libro de filosofa, concernido por la experiencia del pensar inicial que permite acceder a los textos y los problemas presocrticos con la exigencia de rigor, claridad y complejidad que en nuestras aturdidas sociedades slo parece poder darse ya en aquellas aulas de nuestras facultades de filosofa que sigan siendo fieles al espritu de lo que an llamamos Academia, incluso los que no nos sentimos vinculados al platonismo de Platn, si no es de modo esencialmente crtico. O sea: en aquellos lugares donde se da una comunidad crtico-dialogal presidida por laphila (amistad) y vinculada por la praxis (accin) filosfica como deseo racional (bsqueda) de la verdad y como saber epistmico (discutible, comunicable y transmisible) de la verdad. Lugares consagrados a la enseanza, investigacin, aprendizaje, discusin, transformacin y continuacin de la filosofa como epistme ts aletheas (ciencia de la verdad). Lugares donde se da la experiencia del pensar y se aprende a filosofar, comprendiendo y discutiendo el sentido de los textos de los filsofos y el sentido de los problemas que acucian a nuestro presente.

    Por todo ello ste es un libro de enseanza de la filosofa en el sentido nico en que tal accin es posible y ya hemos indicado: el di-logos de la Didaskala. El dilogo crtico entre un maestro y sus discpulos, vinculados por la amistad y por la praxis filosfica. Ni que decir tiene que el discipulado no implica adhesin alguna a las doctrinas propias del didskalos, si ste las tuviera. Lo que s implica es la confianza depositada en su responsabilidad a la hora de aprender a filosofar en todos los sentidos que la praxis requiere: desde la agilidad de los ejercicios hasta el vuelo del descubrimiento, la hondura de la reflexin y la pertinencia de una documentacin acreditada. Por parte del aprendiz basta, al comienzo del inicio, con una implicacin constante, mientras que, al final, habrn ido abandonando imperceptiblemente todos aquellos en quienes el deseo racional no haya ido dando lugar a aquello que ya Aristteles llamaba virtudes dianoticas. Las que culminan precisamente, desde la crtica franca, en la phila (amistad), permitiendo estar a la altura del arduo rigor y la exigencia inclemente de una praxis como la filosfica, que sencillamente se retira, y no se da, en cuanto la racionalidad est estorbada por intereses distintos a los del filosofar mismo. Otra cosa son los comercios mundanos de un da, los intercambios de cromos y nombres o los edola del teatro de las vanidades. La sabidura de Spinoza lo deca de una sola vez cuando indicaba la condicin y perspectiva del nico enclave del filosofar: sub specie aeternitatis: desde el punto de vista de la eternidad. Sobre todo si se tratara de hacer valer los derechos de lo efmero y su por qu.

    Ahora bien qu puede hacer este Segundo Libro de Viaje para hacer lo que dice, cuando lo que pretende es ser un libro vivo de enseanza filosfica, que resulte capaz de actuar en sus lectores la experiencia del pensar inaugural que con los presocrticos nos abre al inicio en el filosofar occidental? La estrategia comunicativa por la que hemos optado nos ha parecido la ms coherente: ser efectivamente un libro de didaskala filosfica, cuyo trabajo terico se sita entre la oralidad y la escritura, y

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    cuya manera responde a la transversalidad crtica del dilogo filosfico entre maes- tro-discpulo, orientado al aprendizaje de la enseanza. Porque como Aristteles vuelve a recordarnos magistralmente : El fin del maestro es ver al alumno enseando y slo en esto consiste el proceso o el mthodos de la accin filosfica en cuanto a la actualizacin de su energa esencial: en que estaprxis-enrgeia tiende a la ente- lcheia de la transmisin crtica en los otros y por los otros, as que ha de proceder invirtiendo el punto de partida el aprendizaje para desembocar en lo contrario y mejor: ver al alumno enseando. Y si no transformara no sera una experiencia del pensar, ni un viaje verdadero, ni una verdadera experiencia; como esos a cuya vuelta ya no somos los mismos, sino mejores, porque se trataba de un buen viaje. Y, en este caso, de una transformacin radical, que tiene mucho que ver con eso de darnos la vuelta y de dar la palabra a lo otro.

    Pero lo entenderemos mejor en cuanto sepamos cmo est escrito este Segundo Libro del presente volumen, libro de prctica y oficio filosfico, configurado por dos documentos o dos series: una dedicada a una iniciacin filosfica oral en la lectura de los textos presocrticos, compuesta por siete largas sesiones de trabajo terico que terminan justo desembocando en el estudio del primer escrito de la filosofa occidental, o sea: en un anlisis de los fragmentos del texto que Simplicio nos conserva y hoy denominamos Sentencia de Anaximandro; y otra segunda serie que presenta esos textos mismos, en griego, y en nuestra traduccin, dedicada, por tanto a elaborar, una antologa filosfica de los escritos presocrticos.

    La Primera Serie de este Libro Segundo recoge, as pues, las clases impartidas por m en el Seminario del Nacimiento de la Filosofia correspondiente al Curso acadmico 2001-2002. Se trata de varias sesiones de trabajo terico y prctico con los alumnos de filosofa de la UNED, de las cuales hay una grabacin meditica, que permiti su seguimiento a distancia, en dos soportes, por Internet y en un CD-ROM que este libro incluye en su solapa. La imagen no es muy buena, pero permite adentrarse de viva voz, y con otros compaeros/as, en las primeras lecciones, justo las ms difciles del iniciarse en el filosofar. En efecto se trata de una larga introduccin a la filosofa presocrtica, que desemboca en un estudio pormenorizado de la filosofa de los tres pensadores milesios: Tales, Anaximandro y Anaximenes, y termina con un ejercicio prctico destinado al aprendizaje de cmo hacer un comentario de texto filosfico. Prctica esta sin la que el filsofo no puede tener oficio, ni desempear bien su oficio. En este caso el texto es el de Anaximandro antes mencionado, cuya importancia no puede ponderarse.

    Slo tras estas siete sesiones de trabajo, orientadas esencialmente a la discusin y desconstruccin crtica de los prejuicios que nos impiden acceder a la comprensin de los textos leda desde Grecia y no desde nuestras propias retroproyecciones reflejadas, estaremos en condiciones de leer a los presocrticos desde los presocrticos, pues habremos ido aprendiendo a pensar con los primeros pensadores y a no dar nunca nada por supuesto; a interrogar los textos y su sentido, sus implicaciones y sus contextos, mientras nace en nosotros, por la accin del filosofar comunitario y dialogal,

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    otro modo de pensar-vivir. El que es y requiere ser el filosofar. Justo a la vez y en la medida misma en que comprendamos y experimentemos los problemas no consumibles vinculados a la misteriosa actualidad del nacimiento de la filosofa occidental, all en Mileto y aqu en nosotros, y nos vayamos haciendo capaces, sencillamente, de leer-pensar los textos.

    La Segunda Serie de este Segundo Libro de Viaje se dedica a la hermenutica filosfica escrita, preparada por la experiencia filosfica oral: consiste en una selecta y cuidada coleccin de textos que configuran u n a A n to logia filosfica cie los presocrticos. Su elaboracin ha corrido a cargo del esmero de una filsofa que tambin es filloga, y en el caso de ambas praxis est especializada en el conocimiento de Grecia y de la lengua griega: Cristina Garca Santos, quien realiza conmigo una investigacin doctoral de destacada importancia, centrada en la actualidad de la filosofa griega, a travs del anlisis de su influencia decisiva en la filosofa hermenutica contempornea, y concretamente en la obra de H.G. Gadamer. Considero, por mi parte, que la An tologa presocrtica aqu presentada rene caractersticas muy a tener en cuenta y que no suelen darse en conjuncin por lo comn. A saber: el tenor cientfico de una versin y traduccin tan rigurosas de los textos griegos como slo lo permite una singular compenetracin, familiaridad y conocimiento del griego, desde el punto de vista lingstico. Punto de vista que no es, sin embargo, separable, de una profunda comprensin de lo que los textos dicen y de cmo lo dicen, slo accesible para los filsofos comprometidos con el radical ontolgico del sentido del filosofar. Si a ello se aade, por ltimo, que el castellano de Cristina Garca Santos es sencillamente excelente en estilo y precisin, el estudioso entender que tiene entre las manos un sobrio tesoro con el que iniciarse en la lengua y la filosofa helena de los presocrticos.

    A partir de estos materiales y de la colaboracin conjunta de las dos estudiosas que prepararon las Clases y la Antologa de textos, se ha discutido, corregido y escrito este Segundo Libro al que hemos llamado por eso: Didaskala presocrtica. En l confluyen las dos series oral y escrita, animadas por la comunidad de la phila o amistad: porque es, en realidad, la accin comunicativa del filosofar la que pone enjuego a los interlocutores, distribuye sus funciones y ritma sus intervenciones, en la precisa colaboracin-discusin pertinente que requiera cada instante a favor de que se d la praxis filosfica. Como en el teatro pblico de la tragedia tica cuya paidea orienta a la comunidad civil poltica, dando lugar al lazo social gracias a una educacin esttica de las pasiones. Tal funcin de la tragedia ofrece, sin lugar a duda, el antecedente directo del dilogo platnico y permite comprender su proceder inslito: llevar la oralidad viva de la conversacin y la dialctica filosfica a la escritura, a fin de desempear una paidea de ms alto alcance y permanencia, por estar inscrita en la memoria documental objetiva. Pero no hay que engaarse: tambin en Los dilogos platnicos tiene primaca lo que podramos llamar la primaca del principio oral de la escritura sobre el principio escritura1 de la escritura. O sea: la primaca de la sincrona y presencia implicativa de la conversacin dialogal puesta en escena, sobre la exterioridad distensa de la diacrona propiamente escritural, en que se desenvuelve line-

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    almente el mon-logos. En el caso de Aristteles hay que decir exactamente lo mismo y es lstima que ello se pierda de vista a menudo. A saber: que el di-logos rige el Corpus aristotelicum de parte a parte porque nos entrega la enseanza viva del maestro del Liceo, escrita e interpretada por sus alumnos y posteriormente corregida por el propio Aristteles, que siempre tena los materiales de sus lecciones orales- escritas a su disposicin, para incluir en ellos cuantas elaboraciones y mejoras provinieran precisamente de las clases y de las aportaciones crticas de sus discpulos y colegas. Por eso, a partir de las investigaciones de E. Zeller, W. Jaeger y P. Moreaux, en este punto, sabemos con precisin que las lecciones o los lgoi de Aristteles que configuran el Corpus llegado hasta nosotros, gracias fundamentalmente a la labor del escolarca del Liceo Andrnico de Rodas en el I. a. C., son lgoi hekroamnoi: escritos para ser ledos. Escritos semiorales, elaborados a partir de la recepcin de los alumnos distinguidos. O sea: textos situados entre la oralidad y la escritura que corresponden a la enseanza dialogal, sin olvidar que la praxis filosfica de la didaskala acadmica donde se constituye la posibilidad ms alta de transmisin filosfica crtica ha de cumplirse, para alcanzar su sentido, en la transversalidad del receptor que pasa a ser transmisor: a ser el alumno enseando.

    Y de otro modo, no puede haber Academia, ni tradiciones crticas del saber como instituciones pblicas. Este ltimo aspecto reviste, a su vez, no poca importancia: en efecto, la praxis filosfica ni puede encerrarse en el elitismo erudito de los especialistas esotricos, ni estar en manos de los medios de comunicacin de masas, dejando a las sociedades hurfanas del pensamiento crtico y contraideolgico que slo la filosofa como memoria del lgos (en expresin de Emilio Lled) puede y debe ofrecer a la sociedad culta, sin ella desprovista de parmetros suficientes para oponerse y resistir a la barbarie de la fuerza. Mostrar que la filosofa no es ni divulgable sin ms, ni inalcanzable tampoco, como si se tratara de un saber en manos de mandarines en- dogmicos o iluminados, requiere poner en prctica la escritura que registra la experiencia transversal de su aprendizaje como transmisin crtica y dialgica de la enseanza pblica de la filosofa. Por eso, trabajando en la preparacin de Didaskala convinimos en guiar el filosofar por los siguientes tres criterios de orientacin:

    A : No estorbar a los problemas filosficos que los textos presocrticos plantean, y ya son de por s suficientemente complejos, con informaciones culturalistas excesivas, sino ms bien colaborar a su desnuda comprensin.

    B : No dejarnos llevar por el imperativo tcito de lo polticamente correcto, viniendo a limar el alto voltaje de crtica intempestiva con que los textos fragmentarios de los presocrticos interrogan hoy a las adormecidas conciencias de las mayoras auto-satisfechas.

    C : Subrayar, de continuo y en lo posible, la necesidad de deconstruccin concreta de las precomprensiones o prejuicios, tanto semntico-conceptuales como estructurales, que impiden al lector contemporneo acceder al sentido griego de los textos. Ello debido a estar instalado, como lo est, por lo general e histricamente, en toda

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    una larga serie de asumpciones que, precisamente por falta de contraste con ninguna otra cultura que no sea la suya: la del Occidente civilizatorio y omnidominante mismo, le resultan tan naturales como casi imperceptibles. Esa es una de las gratas sorpresas que depara el estudio no colonizante de Grecia a los que amen ser transformados: la inesperada posibilidad de autocrtica que se vierte desde una racionalidad ms exigente. Tambin sus aperturas a lo otro.

    D : No recomendar, por ltimo, ni alentar, en modo alguno, el uso de manuales de filosofia de ninguna clase. Ya que tal hbito autoritario: el de los manuales di- vulgativos podra arruinar de modo dogmtico y con la pretensin cannica de ser repetidos y hasta resumidos, la ms indispensable experiencia del pensar a cuyo nacimiento y descubrimiento estn destinados precisamente Didaskala y este volumen. El estudioso habr de leer por s mismo los textos de los primeros filsofos y elaborar por s mismo su propia comprensin del filosofar inicial que se manifiesta en cada uno de los pensamientos, atendiendo a lo que cada uno pone enjuego y dejndose transformar por ellos para poder pensarlos, no ahora slo, sino quiz muchas veces a lo largo de su vida. En caso de recurrir al s aconsejable apoyo de la literatura crtica solvente, ms bien consultando a reputadas monografas, deber proceder, con todo, a un estudio comparado entre algunas de ellas: las que o bien resultan representativas de un punto de vista caracterstico a discutir y contrastar, o bien hacen calas de intensin en una zona problemtica circunscrita y tratada con mayor profundidad crtica.

    Tras haber podido leer y pensar los textos que conservamos de los filsofos mi- lesios, de los pitagricos, de Parmnides y los eleticos, de Herclito de feso y de los llamados pluralistas'. Empdocles de Agrigento, Anaxgoras de Clazomnes y Demcrito de Abdera, podamos emprender el tercer y ltimo tramo del viaje hasta hacernos cargo de qu nos ensean los primeros filsofos, qu universos y dimensiones abren, qu problemticas y qu diferencias... qu conflictos dibujan y discuten, qu critican, qu estructuras mentales nos exigen sus palabras y qu actitudes demandan de nosotros. Podamos, pues, disponernos a entender, finalmente, por qu con ellos haba nacido la filosofa y la racionalidad distintiva de lo que llamamos Occidente, y por qu se haba extraviado sta, despus, en el caso de que lo hubiera hecho ya en Grecia, adentrndose, entonces, por alguno de los caminos abiertos ya, sin duda, por el pensamiento inaugural. Senda esta, por la que se habra deslizado o perdido Occidente sin saber retornar al origen, separndose del origen cada vez ms, hasta que ste se le tornara irreconocible y luego, otra vez, al parecer ahora en nuestro tiempo, hubiramos vuelto a encontrar el pasaje de ida y vuelta... o pudiramos encontrarlo, quiz, hacia la racionalidad de la prudencia y la delimitacin de la desmesura que enseaban los presocrticos, de acuerdo con sus textos, si se lean, siguiendo nuestra Didaskala, bajo las condiciones establecidas por la hermenutica, o sea: desde su propio contexto. Pero si, en efecto, no podamos olvidar la condicin hermenutica de la investigacin ni ceder a la tentacin de ningn realismo resultaba necesario recordar tambin que eran Platn y Aristteles las fuentes historiogrficas de las que arrancaban las tradiciones de los comentaristas y doxgrafos que nos transmitan los tex

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    tos; no en vano el Hacia Mileto nos haba descubierto un doble y conflictual nacimiento de lafosofia que corresponda cabalmente a dos tipos divergentes de mitos originarios.

    Era, pues, momento de comprender lo que habamos aprendido en los dos libros de viaje anteriores, y de interrogar las experiencias e impresiones que habamos tenido en ellos. Momento de desechar o corroborar hiptesis y de calibrar lo que estaba y est en juego, para nosotros, en el siglo XXI, en el nacimiento de la filosofa y su conflicto. El conflicto de las razones de Occidente que se manifestaba desde su nacimiento postsocrtico retrospectivo en una bifurcacin de caminos explcitamente referida y anticipada por el sabio Parmnides de Elea, pero diversamente interpretada y proseguida por Platn de Atenas y Aristteles de Macedonia. Al parecer, no obstante, porque el discpulo quera mantenerse fiel al platonismo originario y no quiso ni pudo, por amor a la verdad, incurrir en el parricidio de desobedecer al sabio tenido por padre de la Academia antes de la crisis de la teora de las Ideas: el padre Parmnides y su ontologa contranihilista del ser.

    3. TERCER LIBRO DE VIAJE: PARMNIDES ENTRE PLATNY ARISTTELES

    El ltimo libro de este viaje a los orgenes se dispone a preparar el retorno a la caverna, el retorno a casa. Es decir: al Occidente hodierno acuciado por la helada sinrazn y la violencia de la barbarie, ejercida en nombre de la racionalidad hipermo- derna y ms desarrollada de origen platnico? Era este conflicto, el de la doble racionalidad occidental, el que se proponan esencialmente comprender nuestros viajeros. Pues bien, en la obligada escala de nuestro barco en Atenas, volviendo a re to zar el camino que nos condujo a Jonia, encontraremos una cabal respuesta del conflicto, pormenorizada y precisa, que se abrir a la posibilidad de otro universo diverso de problemas porque ahora s seremos capaces de comprender lo que est pasando desde entonces y por qu est pasando as hasta nosotros. Ahora ya sabremos pensar porque habremos aprendido a hacerlo con los primeros sabios de Occidente, de modo que la discusin fundacional a la que ahora asistiremos volver a recordarnos lo que aprendimos de la esencial divergencia de los mitos originarios y, en realidad, nos permitir asistir al desafuero descomunal de dos racionalidades occidentales en constitutivo conflicto desde su nacimiento: el que se explicita en una doble recepcin e interpretacin del Poema de Parmnides por parte de la racionalidad dialctica de Platn y la racionalidad hermenutica de Aristteles.

    Nuestro viaje terminar abordando, en consecuencia, varios grupos de cuestiones:

    Por una lado una revisin de los tres grandes interlocutores puestos en escena por este trabajo: Parmnides, Platn y Aristteles, que aparecen a una luz muy distinta desde la ptica de la hermenutica contempornea postcristiana y no ya monotesta o monolgica. En efecto, Parmnides resulta por completo disparatado y contradictorio si se entiende que su Ser-Uno es un uno numrico, o sea: un Uno-Todo;

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    pero, al contrario, alcanza una hondura y lucidez inslitas si se entiende que la unidad-indivisibilidad del ser o arch es de carcter modal y compete al modo de ser incondicionalmente unvoco o simple propio del plano de los principios. O sea: a la indivisibilidad o necesidad ontolgica. Que lo