Oración por el Camino Pastoral Diocesano - Diócesis de Arecibo · 2018-01-26 · Oración por el...

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Oración por el Camino Pastoral Diocesano

Padre,

viviendo en tu gracia

y animados por el Espíritu Santo,

te pedimos crecer en la fe

en nuestro peregrinar hacia el Reino de Dios.

Ilumínanos para que dóciles a la Palabra,

participemos consciente y activamente

en la Misión permanente de la Iglesia,

siendo discípulos-misioneros de Cristo.

Arraigados en la oración

y alimentados con la Eucaristía,

reafirmamos nuestro compromiso con la familia

conforme al plan de Dios.

Te rogamos por nuestra Diócesis de Arecibo

para que vivamos como Iglesia de comunión y participación

al servicio de los pobres.

Imploramos a María,

Madre del Perpetuo Socorro,

que nos acompañe

en nuestro Camino Pastoral Diocesano

hacia el bien común y la salvación

en Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

PRESENTACIÓN

Teniendo, pues, hermanos plena seguridad para entrar en el santuario en virtud de la sangre de

Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a través del velo, es decir,

de su propia carne, y con un Sumo Sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con

sincero corazón, en plenitud de fe, purificados los corazones de conciencia mala y lavados los

cuerpos con agua pura.” (Heb 10, 19-22).

Con gran alegría presentamos a todos los fieles de nuestra amada diócesis de Arecibo, y a todas

las personas de buena voluntad, nuestro Camino Pastoral Diocesano. Este camino “nuevo y

vivo” lo comenzamos con “plena seguridad”, convencidos que es Cristo, “Camino, Verdad y

Vida”, quien por su Espíritu nos guía.

Después de un recorrido de unos diez años guiados por nuestra anterior iniciativa pastoral, en el

2010 decidimos hacer un alto y, sosegadamente, hacer un discernimiento en el Espíritu,

queriendo “abrirnos a la acción del Espíritu Santo”, para descubrir el querer de Dios para el hoy

de nuestra iglesia diocesana. Encontramos en ese proceso luces y sombras, aciertos y desaciertos.

Obispo y sacerdotes emprendimos un proceso de reflexión y evaluación participativo, abierto y

sincero. Cada vez el convencimiento fue mayor: ese proceso era necesario hacerlo. También

estaba claro que el resultado de todo ello debía ser algo de lo cual nos pudiéramos sentir

“enamorados”.

Las consultas continuaron con los demás agentes de pastoral e incluyeron, por supuesto, a todas

nuestras comunidades parroquiales, las cuales hicieron sus aportaciones. Al final de las consultas

la evaluación nos arrojó luz sobre lo que estaba funcionado bien y sobre lo que debía mejorarse o

abandonarse. Lo uno y lo otro fue asumido con docilidad, como la voz del Espíritu que nos

hablaba.

Ahora estábamos listos para rediseñar lo que habría de llegar a ser nuestro “Camino Pastoral

Diocesano”. Fueron muchas horas de trabajo, principalmente para nuestro presbiterio, pero que

se veían muy bien recompensadas cada vez que juntos construíamos distintos tramos de este

camino y celebrábamos los consensos alcanzados. Podíamos sentirnos reflejados en lo que

quedaba escrito. Se estaba construyendo un camino que resultaba, entre otras características,

simplificado en su lenguaje y en sus estructuras. Después, todo ese esfuerzo era enriquecido y

confirmado por los demás agentes de pastoral que hacían un ejercicio similar. Todos, sacerdotes,

religiosas, religiosos y fieles laicos, merecen nuestro reconocimiento y agradecimiento.

Hoy, gracias a la gracia divina que acompañó ese esfuerzo, miramos hacia adelante, hacia el

futuro, con gran alegría y esperanza. Sabemos que: ¡algo bueno quiere Dios para nuestra diócesis

de Arecibo! Y estamos dispuestos a acoger el don de Dios y a trabajar para hacerlo realidad.

Muchos son los retos que tenemos por delante. Un Camino Pastoral es sólo un instrumento. No

es el único, no es perfecto, pero es el que en este momento de nuestra historia el Espíritu nos

muestra. Sabemos que lo primero, y más importante, es que cada uno viva plenamente la

vocación que ha recibido, poniendo en ello el máximo esfuerzo personal y queriendo ser un

instrumento de Dios al servicio de los hermanos. Pero sabemos, además, que es necesario y

conveniente tener unos objetivos comunes para nuestras acciones pastorales que nos den sentido

de unidad y hagan más eficaces nuestros esfuerzos evangelizadores.

Estamos consientes de que esto no es siempre fácil. La Carta a los Hebreos nos recuerda que la

entrada al santuario ha sido posible en “virtud de la sangre de Jesús”. Se requiere de todos, por

lo tanto, una disposición y capacidad de conversión pastoral. Es necesario “purificar los

corazones”.

Tenemos que “salir a la calle”, testimoniar nuestra fe con renovada convicción y confianza,

anunciar con entusiasmo la Palabra de Dios, promover la oración, tener la Eucaristía como fuente

y culmen de todo lo que hagamos, promover y defender la familia, servir a los más necesitados y

crecer en la comunión.

La llamada que el Papa está haciendo para una nueva evangelización encuentra aquí una forma

concreta de realización. De igual manera lo encuentra el “estado de misión permanente” que

implica la Misión Continental a la que fuimos convocados en Aparecida.

Esta tarea, grande y hermosa, la asumimos en el contexto del Año de la Fe al que el Papa

Benedicto XVI ha convocado a toda la Iglesia. Al iniciar nuestro Camino Pastoral Diocesano

invito, pues, a todos a vivirlo ante todo “en plenitud de fe”. Jesucristo, Nuestro Salvador, Rey

del Universo, que ha vencido al demonio, al pecado y a la muerte, nos acompaña.

Confiado en la intercesión maternal de nuestra Patrona, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro,

imploro para todos la bendición.

¡Dios les bendiga!

+Daniel Fernández Torres

Obispo de Arecibo

ANTECEDENTES

Plan Pastoral de Renovación Diocesana

y de Espiritualidad Comunitaria

En el año 1994, a petición de Monseñor Iñaki Mallona Txertudi, C.P., Tercer Obispo de

la Diócesis de Arecibo, el pueblo de Dios que compone esta porción de la Iglesia, se convoca

para elaborar un plan pastoral que nos permitiera alcanzar el modelo de Iglesia propuesto por el

Concilio Vaticano II: una “Iglesia de Comunión y Participación”. Luego de estudiar y analizar

minuciosamente los planes pastorales existentes, primordialmente aquellas experiencias que

vivía la Iglesia Latinoamericana, se opta por el Plan Pastoral de Renovación Diocesana y de

Espiritualidad Comunitaria que proponía el Movimiento por un Mundo Mejor, fundado por el

Padre Ricardo Lombardi. El método prospectivo era la base de este plan: se planifica desde el

futuro, desde lo que se sueña, partiendo desde la realidad como hipótesis (i.e., se contemplan las

situaciones negativas como impulso para alcanzar transformar las mismas en situaciones

positivas. Desde esa realidad, miramos al “ideal” como solución a esa situación hipotética.

Para alcanzar nuestros objetivos, se realizaron diversas consultas a los Agentes de

Pastoral en todos los niveles, por ejemplo: Sacerdotes, Religiosos y Religiosas y laicos

comprometidos con los procesos pastorales de la Iglesia. Las reuniones se realizaron en los

distintos Decanatos de la Diócesis, buscando así la mayor participación del Pueblo de Dios.

Igualmente se crearon las “Asambleas Familiares” como lugares de encuentro para los

miembros de las distintas familias, así como un espacio para obtener la información que era

necesaria. De este importante trabajo nació nuestro Modelo Ideal de la Diócesis de Arecibo, en

el año 1996. Este Modelo desglosa como sería la configuración de la Iglesia y la Diócesis que se

soñaba. Esta visión de futuro debía ser querida, posible y realizable para quienes estarían

trabajando en el proceso de construcción. Este “ideal” tiene como trasfondo la visión

eclesiológica que promovió el Concilio Vaticano II así como la lectura de los signos de los

tiempos, o sea, los acontecimientos que caracterizan nuestro mundo actual.

La Idea Fuerza de nuestro Modelo Ideal de la Diócesis de Arecibo propone lo siguiente:

“El pueblo de Dios de la Diócesis de Arecibo es una comunidad de fe, de esperanza y de caridad

animada por el Espíritu Santo y guiada por el Obispo con su presbiterio, unida al Papa y a los

demás obispos. Vive y celebra su fe en los distintos espacios comunitarios: la familia, la

comunidad eclesial de base, la parroquia y la Diócesis. Promueve la comunión y la

participación en diversos carismas y ministerios para la edificación de la comunidad y para el

servicio al mundo. Evangelizada por la Palabra de Dios se renueva permanentemente y es, a su

vez, evangelizadora para la construcción del Reino de Dios”.

Una vez que se definió el “ideal” de nuestra Diócesis, comenzamos a trabajar

afanosamente en los modelos que guiarían nuestro peregrinar. En el año 1998 surgió el Modelo

de Situación. Después de varias consultas al pueblo de Dios, en diversas asambleas y reuniones,

se formularon los principales problemas que confrontaba la Diócesis en su contorno y entorno.

En este modelo se evidencia el problema fundamental que la Diócesis vivía: “dispersión y

fragmentación”, y se creó una lista de problemas existentes en la Diócesis en todos los niveles.

El Modelo de Situación ofreció, además, una visión retrospectiva del problema fundamental y

las tendencias que se proyectan en la Diócesis.

El siguiente año se publicó el Modelo de Diagnóstico de la Diócesis de Arecibo (1999),

que facilitó la contemplación de la realidad en clave de discernimiento. Este modelo ayudó a

encontrar las causas y los efectos que generaba la realidad que se vivía entonces. Además ayudó

a definir cuán distante se estaba para alcanzar el “ideal” propuesto en el Modelo Ideal, qué

obstáculos no permitían acercarse al mismo y que había de positivo en nuestra pastoral que

debería potenciarse. Dicho de otra forma, descubrir en el presente las señales de la presencia de

Dios y potenciarlas.

Se identificaron unos 203 problemas que se denunciaron en el Modelo de Situación de

la Diócesis de Arecibo. Estos problemas fueron agrupados en 28 temas comunes

identificándose siete núcleos principales de las situaciones-problemas que estaban presentes en la

raíz de todos.

El estudio minucioso de estas situaciones-problemas que vivía nuestra Diócesis nos llevó a

enunciar el Problema Fundamental que daría dirección a nuestro Plan de Pastoral, a saber: “El

Pueblo de Dios de la Diócesis de Arecibo… es un pueblo históricamente dependiente de

autoridades civiles y eclesiales externas, con una educación meramente informativa y parcial,

que dificulta a sus miembros optar y actuar responsablemente. Reacciona ante las situaciones

en forma emotiva e insegura. Ante la actual diversidad e intensidad de estímulos, creados por

la sociedad de consumo, los medios de comunicación social y otras manifestaciones de la

globalización que no puede asimilar, vive una situación de dispersión en todas las dimensiones

de su ser como pueblo. Esta dispersión la expresa por su fragmentación en agrupaciones que,

a la vez que lo separan, le permiten pertenecer y participar, muy especialmente en el campo

religioso. La pastoral de la Iglesia manifiesta características análogas de fragmentación y

desconexión cultural, por lo que contribuye a aumentar el problema que está llamada a

resolver. Esta situación progresiva de fragmentación, en la que se van perdiendo valores

tradicionales del pueblo puertorriqueño, nos aleja del ideal de la Iglesia de Comunión, signo e

instrumento de la unidad de todos, que quiere el Señor”.

Para el año 2002 se publicó el Modelo Operativo del Plan de Conjunto, el medio por el

que se conocería hacia dónde se encaminaba la Diócesis. Este Modelo contiene los Objetivos de

nuestro Plan de Pastoral que indicaban el punto de llegada. Se reconoció que se vivía en una

realidad cambiante y se unieron esfuerzos para realizar un camino en conjunto en donde los

ritmos eran difíciles de precisar. En este Modelo Operativo se presentó, en su primera parte, el

Plan Global, o sea, el itinerario que estábamos llamados a vivir, así como los objetivos generales

e intermedios de la primera, segunda y tercera etapas. También nos muestra los Criterios

Generales para la Acción Pastoral. En la segunda parte se presentó la Planificación, con los

Objetivos Intermedios de la Primera Etapa, los Objetivos Fundamentales y los Objetivos

Específicos para la acción pastoral. Se promovieron los siguientes valores:

Sensibilización al valor de la Persona

Sensibilización al valor de la Fraternidad

Sensibilización al valor de la Comunión

Redescubrir la Palabra de Dios como Diálogo de Salvación

Redescubrir la fe como Experiencia de vida

Redescubrir y optar por Cristo, El Señor.

Profundización en el misterio de la Iglesia como comunidad.

Profundización y vivencia de los Sacramentos.

Profundización y compromiso apostólico a través de ministerios

Contando con los elementos necesarios para comenzar la implementación del Plan en las

parroquias de la Diócesis, el 19 de noviembre del 2002 se realizo el lanzamiento oficial de este

primer plan, en un abarrotado estadio municipal, el Parque Luis Rodríguez Olmo, del pueblo de

Arecibo. A esta ceremonia se dio cita la Conferencia Episcopal Puertorriqueña.

A todas las parroquias de la Diócesis se les pidió que crearan las estructuras necesarias

para el buen funcionamiento del proceso pastoral que habíamos iniciado: el Equipo Parroquial de

Animación Pastoral (EPAP), la Zonificación y creación de los Equipos de Coordinación Zonal,

la Red de Mensajeros, las Comisiones Parroquiales de: Multitudes, Familiar, Juventud,

Catequesis, Liturgia, Formación de Agentes y Espiritualidad Comunitaria. En las Parroquias en

las que existían complejos carcelarios se creó la Comisión de Pastoral Carcelaria al igual que en

aquellas en las que existían Escuelas Católicas la de Comisión de Colegios Católicos. Cada una

de estas áreas de pastoral tenía su repercusión a Nivel Diocesano.

Con mucha ilusión se comenzaron los trabajos en las Parroquias. Desde la Diócesis, el

Equipo Diocesano de Animación Pastoral (EDAP), se dio a la tarea de ofrecer talleres para

asegurar que la marcha del Plan no se viera afectada por desconocimiento o falta de motivación.

Durante los años 2003 al 2010 la Programación Pastoral Diocesana y Parroquial se

realizó ininterrumpidamente. En honor a la verdad, con el pasar de los años, el entusiasmo fue

decayendo, tanto en los Agentes de Pastoral como en el pueblo. A pesar de los múltiples talleres,

visitas anuales de evaluación a las parroquias y encuentros de formación, eran cada vez más

sonoras las voces de los Agentes, particularmente del clero, solicitando una revisión de los

procesos ya que en la mayoría de las parroquias las estructuras habían dejado de existir, o no

eran funcionales, los seglares comprometidos se habían cansado y el desconocimiento y la falta

de compromiso reinaba en el entorno. A eso, se le sumó la llegada de nuevos sacerdotes y

religiosas a la Diócesis que desconocían el proceso que vivíamos como Iglesia diocesana.

Con el nombramiento del Cuarto Obispo de la Diócesis de Arecibo, Monseñor Daniel

Fernández Torres, en la primera asamblea con el clero de la Diócesis, se pidió con insistencia

que el Plan de Pastoral existente se evaluara y que se tomaran decisiones al respecto. Monseñor

Daniel atendió con corazón de pastor este reclamo de su presbiterio, recordándoles que aunque

se sometiera el Plan a una revisión total, no se renunciaría a ser “una Iglesia de Comunión y

Participación”. Inmediatamente se creó el Equipo de Evaluación del Plan Pastoral, el cual

llevó a cabo la evaluación en todos los estamentos de la Diócesis: Sacerdotes, Religiosos y

Religiosas, Candidatos al Diaconado, Movimientos, Parroquias y a personas que pudieran arrojar

luz en este proceso evaluativo. A lo largo de un año, se estuvo realizando este interesante

proceso el cual redundó en un nuevo proceso pastoral para nuestra Diócesis: El Camino

Pastoral Diocesano.

Síntesis de la Evaluación del Plan Diocesano de Pastoral

1996-2010

Resaltamos algunos hallazgos que iluminan el Camino Pastoral Diocesano y presentamos las

recomendaciones que surgieron del análisis de todos los resultados de la evaluación:

1. La gran mayoría de los agentes de

pastoral conocían el propósito del Plan

Diocesano, demostrando un

conocimiento general del mismo.

2. El entendimiento y aplicación del Plan

Diocesano se consideró complicado

principalmente por la organización de

“muchas comisiones”, el “vocabulario

difícil” y las “muchas actividades”.

3. Los agentes de pastoral y líderes de movimientos valoraron la Espiritualidad Comunitaria

que promueve el sentido de comunión, la participación de todos y la organización pastoral de

conjunto.

4. En relación al Plan Diocesano, los agentes de pastoral se sentían comprometidos, motivados,

integrados y alegres manifestando con ello que el Plan Diocesano era aceptado en sus

fundamentos y propósitos, pero debía hacerse realizable. Consideraron que el Plan

Diocesano de Pastoral no erael problema en sí mismo sino las dificultades y necesidades de

los agentes de pastoral para

enfrentar la complejidad de

estructuras y procesos en la

implementación del mismo.

5. Los modelos de Situación y

Diagnóstico del Plan Diocesano

continúan reflejando la realidad

actual de la Diócesis de Arecibo

entendiendo que ésta se ha

agudizado y han surgido otros

problemas.

6. La percepción del clero se encontraba dividida en cuanto si el Plan Diocesano se ajustaba a la

realidad de la Iglesia diocesana y parroquial. Unos opinaron que la problemática eclesial ha

empeorado.

7. Otros, incluyendo los laicos, señalaron que el Plan Diocesano no se ajustaba a la realidad

eclesial porque su implementación encontró resistencia en los agentes de pastoral a la acción

planificada y estructurada, desconocimiento sobre el Plan Diocesano y de cómo adaptarlo a

la parroquia, además de la falta de compromiso.

8. Según los agentes de pastoral el Plan Diocesano no se ajustaba a la sociedad actual porque el

vocabulario utilizado por el Plan era difícil de entender, demostrando desconocimiento de

parte de unos y necesidad de un proceso de enseñanza que asegurara la comprensión de

conceptos y acciones pastorales. Era necesario que las estructuras y acciones pastorales se

promovieran en la sociedad actual a través de los diversos medios tecnológicos existentes.

9. Las estructuras y comisiones fomentadas por el Plan Diocesano habían sido implementadas

en la mayoría de las parroquias. En el 70% o más de las parroquias sobresalieron las

comisiones de Catequesis, Juventud, Liturgia, Social, EPAP, Familiar y Zonificación

Pastoral. En el 47% de las parroquias no se implementó las comisiones de Multitudes y

Espiritualidad. La Red de Mensajeros era la estructura de menor implementación en las

parroquias. En general, aunque la implementación inicial de las estructuras parroquiales no

fueron una dificultad mayor, se dieron “avances a nivel organizativo”.

10. El Consejo Parroquial de Pastoral y las comisiones parroquiales de Catequesis, Pastoral

Juvenil y Pastoral Social encontraron fácil su implementación porque existían

tradicionalmente antes del Plan de Pastoral.

11. Los agentes de pastoral estaban claros que no debían eliminarse, por ser necesario, el

Consejo Parroquial de Pastoral, las funciones del EPAP, la zonificación pastoral con sus

equipos de coordinación, las comisiones de pastoral familiar, juvenil, catequesis, liturgia y

social, y la animación de la espiritualidad y oración. Recomendaron fortalecer las comisiones

existentes, antes de crear nuevas comisiones.

12. Los agentes de pastoral existentes y feligreses necesitaban clarificar las necesidades,

objetivos y funciones de las diversas comisiones y estructuras de pastoral para sentirse

motivados a participar.

13. La estrategia de comunicación al pueblo propuesta por el Plan Diocesano fue la “Red de

Mensajeros”. La mayoría de los agentes de pastoral entendieron que la misma era

“necesaria como medio de comunicación a los hogares, de manera constante y presencial” y

que, por lo tanto este servicio no debía eliminarse. Este medio promovió el contacto personal

tan importante en una Iglesia de comunión y participación. Era necesario atender la

formación continua de los mensajeros.

14. Según la percepción de los feligreses, en la diócesis y parroquia mejoró la experiencia de

comunión, la participación, el proceso de conversión y crecimiento en la fe de la comunidad,

el espíritu misionero (“llegar a todos”) y la organización pastoral.

Recomendaciones para el Camino Pastoral Diocesano

Criterios pastorales:

1. Continuar promoviendo y viviendo la espiritualidad comunitaria.

2. Asumir y continuar dirigiéndonos de manera consciente y efectiva por los cinco Criterios

de Acción Pastoral que se fundamentan en la espiritualidad de comunión: privilegiar la

evangelización integral, ofrecer la evangelización a todos, dar oportunidad a todos los

bautizados, privilegiar la confrontación permanente de la vida con el Evangelio, y crear

estructuras de comunión y participación.

3. Continuar con los esfuerzos de llegar a todos.

4. Continuar trabajando la pastoral de manera planificada, organizada y coordinada,

teniendo las estructuras necesarias y adecuadas a la realidad de la parroquia y la diócesis.

5. Programar en conjunto todas las actividades que se promuevan desde la Diócesis.

6. Ofrecer acompañamiento y atender las necesidades particulares de las parroquias a

solicitud de las mismas para la comprensión, adaptación e integración del Camino

Pastoral Diocesano.

7. Programar la pastoral parroquial paso a paso y con mayor flexibilidad a la diversidad de

las parroquias.

8. Los procesos de orientación y formación deben asegurar el entendimiento de los

conceptos y acciones pastorales utilizando un vocabulario comprensible para la mayoría

de nuestra población.

9. Potenciar los carismas de los movimientos y comunidades religiosas como parte del

Camino Pastoral Diocesano.

10. Ofrecer a los movimientos y comunidades religiosas información, formación,

acompañamiento y revisiones periódicas sobre el Camino Pastoral Diocesano.

11. Para lograr el compromiso de los agentes de pastoral es fundamental la oración constante,

el acercamiento para escuchar, dialogar y motivar, la formación y el reconocimiento del

trabajo realizado.

Líneas de acción pastoral:

Consejo de Pastoral

1. Fortalecer el Consejo Parroquial y Diocesano de Pastoral:

a. Con objetivos, funciones y estructura clara.

b. Con representantes de las estructuras y comisiones pastorales existentes,

movimientos laicales y comunidades religiosas.

c. Integrando las funciones del EPAP y de la pastoral de multitudes.

d. Con la posición de una persona a cargo de la comunicación con destreza en el uso

de Internet para asegurar una comunicación y enlace directo, rápido, claro y

efectivo entre los agentes de pastoral, líderes de movimientos, comunidades

religiosas y pueblo en general.

Comisiones pastorales

2. Establecer objetivos, funciones y directrices diocesanas claras y específicas para la

pastoral de los servicios litúrgicos y la pastoral de la familia.

3. Preparar el presupuesto pastoral y el plan de recaudación económica a cargo del Consejo

Económico (diocesano y parroquial).

4. Integrar jóvenes adultos en las estructuras pastorales parroquiales por medio de un

proceso de escucha y participación activa.

Nuevos agentes

5. Desarrollar una campaña intensa de oración, animación, invitación y registro de

personas-carismas para reclutar nuevos agentes.

Red de Mensajeros

6. Desarrollar y asegurar el seguimiento permanente de la Red de Mensajeros de la

parroquia, con la ayuda y supervisión de la Vicaría de Pastoral y del Consejo Parroquial

de Pastoral:

a. Estableciendo los límites zonales con la nueva tecnología Google Earth.

b. Clarificando y organizando los equipos de coordinación zonal.

c. Realizando una campaña de oración, orientación, motivación y reclutamiento de

personal a través de diversos medios.

d. Ofreciendo talleres de formación y encuentros de confraternización.

e. Manteniéndose informados a través de diversos medios de comunicación.

7. Sustituir “El Mensajero” por el periódico diocesano “Buenas Noticias”, llevándolo a

las casas a través de la “Red de Mensajeros”, aumentando su distribución y enfatizando

la evangelización.

Actualización de la realidad

8. Investigar por medio de las ciencias sociales y del censo parroquial en qué áreas se ha

agudizado nuestra situación social para identificar nuevos problemas y necesidades

pastorales.

9. Revisar y adaptar a nuestra realidad el Itinerario de Evangelización propuesto por el Plan

Diocesano.

Zonificación pastoral

10. Se deben establecer los límites geográficos de las parroquias consultando a los sacerdotes

y utilizando la nueva tecnología Google Earth.

11. Mantener y potenciar las zonas pastorales con sus equipos de coordinación.

Supervisión efectiva

12. El Obispo y responsables diocesanos, el párroco con su Consejo Parroquial, deben dar

seguimiento periódico y supervisar de manera constante, activa, participativa, organizada

y efectiva el desarrollo y las necesidades pastorales particulares de las respectivas

parroquias,

– estableciendo un itinerario de visitas, reuniones, informes de progreso y

actividades de capacitación de líderes,

– escuchando al clero y al Consejo Parroquial de manera prioritaria, para juntos

dialogar y discernir la voluntad de Dios.

13. Informar a la comunidad de los resultados de la supervisión y evaluación por medio de

material escrito, visitas, encuentros y reuniones a todos los niveles.

Espiritualidad Comunitaria

14. Mantener y fortalecer la espiritualidad comunitaria en los líderes y agentes de pastoral:

a. Clarificando el concepto de espiritualidad comunitaria, la naturaleza jerárquica de

la Iglesia y la función episcopal

b. Aprendiendo a discernir de manera comunitaria la voluntad de Dios a través de

los “signos de los tiempos” en los acontecimientos eclesiales y sociales.

c. Facilitando espacios de diálogo, discernimiento y vivencia

d. Estableciendo curso permanente sobre la Iglesia de Comunión y la Espiritualidad

Comunitaria.

e. Confiando en el Obispo, signo de unidad

Pastoral

15. Proveer actividades de formación pastoral, usando un vocabulario sencillo y claro, sobre:

a. Itinerario de Evangelización

b. Redacción de metas y objetivos

c. Programación pastoral parroquial

d. Estructuras pastorales

e. Reclutamiento de agentes

f. Sentido, metodología y técnicas de animación de grupo: comunicación,

motivación, participación y manejo de conflictos.

Estructura

16. Establecer la Escuela Diocesana de Formación Permanente de Agentes de Pastoral para

garantizar un proceso de formación continua y comprensible sobre el desarrollo del Plan

Diocesano de Pastoral, donde se analicen y atiendan las dificultades y necesidades de los

agentes de pastoral.

Comunicación

17. Designar un “Vicario para las Comunidades Religiosas” con el fin de mejorar la

comunicación entre la Diócesis y estas comunidades.

18. Promover el uso de diversos medios tecnológicos disponibles (ej., boletín parroquial,

hojas sueltas, periódicos, internet, radio, televisión, video, altoparlante) para la difusión y

comunicación de las estructuras y acciones pastorales.

CAMINO PASTORAL DIOCESANO 2012-2017

El Camino Pastoral Diocesano es un esfuerzo renovado por hacer valer las consignas

del Concilio Vaticano II, donde se nos llama a ser una “Iglesia de comunión y participación”,

así como la urgente llamada que nos hacen los Obispos reunidos en la Quinta Conferencia del

Episcopado Latinoamericano en Aparecida, Brasil, a ser “discípulos misioneros de Jesucristo,

Camino, Verdad y Vida, para que nuestros pueblos tengan vida en Él”. Este nuevo “Camino

Pastoral Diocesano” ha sido el resultado de un año entero de evaluación, a instancias de nuestro

Obispo, Monseñor Daniel Fernández Torres, quien al asumir las riendas de la Diócesis de

Arecibo y ante el reclamo y preocupación de los sacerdotes, nos urge a entrar en un proceso de

evaluación del Plan de Pastoral hasta entonces existente.

Reconociéndose las luces y las sombras del mismo, se dio comienzo a la tarea de

constatar cuan efectivo había sido el plan en nuestra Diócesis arecibeña. Se consultó al Clero,

Religiosos, Religiosas, miembros de los Movimientos Apostólicos, Agentes de Pastoral y todas

las comunidades parroquiales. Fueron muchas las horas de estudio, de análisis de los miles de

datos que se recopilaron y la subsiguiente interpretación de los resultados. Iluminados por el

Espíritu Santo y con la constante presencia de nuestro Padre y Pastor, quien nos acompañó en las

sesiones de tabulación y estudio, surgió la nueva realidad, el “Camino Pastoral Diocesano”.

Este “Camino” toma mucho de lo que ya se vivía en la Diócesis, corrigiendo aquello que

descubrimos no estaba funcionando y creándose las estructuras necesarias para el buen

funcionamiento de lo nuevo. Entre las dificultades que encontramos en nuestra evaluación,

podemos menciona: la percepción de que había demasiadas estructuras, el reconocimiento de que

algunas de las propuestas del plan no aplicaban a nuestra realidad como pueblo diocesano,

además de que la culminación del antiguo Plan se visualizaba como algo muy distante, lo que

desanimaba a la mayoría de los presbíteros y fieles. Monseñor Daniel tenía muy claro que

debería proponerse un proceso que se sintiera realizable. Se concluyó que un tiempo razonable

era de cinco años. Al cabo de los mismos se evaluaría el proceso y se ofrecerían nuevas líneas

de acción. La propuesta fue ampliamente favorecida. Este Camino Pastoral Diocesano es el

fruto de la reflexión, aportaciones y experiencias del Pueblo de Dios que peregrina en nuestra

Diócesis de Arecibo.

I. CRITERIOS GENERALES PARA LA ACCIÓN PASTORAL

1) Promover y vivir la espiritualidad comunitaria.

2) Privilegiar la evangelización integral.

3) Ofrecer la evangelización a todos, “llegar a todos”.

4) Dar oportunidad a todos los bautizados como evangelizadores.

5) Privilegiar la confrontación permanente de la vida con el Evangelio utilizando el

método ver, juzgar y actuar.

6) Crear estructuras de comunión y participación.

7) Trabajar la pastoral de manera planificada, organizada y coordinada, teniendo las

estructuras necesarias y adecuadas a la realidad de la parroquia y la diócesis.

8) Utilizar un vocabulario comprensible para todos.

9) Para lograr el compromiso de los agentes de pastoral es fundamental la oración

constante, el acercamiento para escuchar, dialogar y motivar, la formación y el

reconocimiento del trabajo realizado.

II. CRITERIOS ESPECÍFICOS PARA LA ACCIÓN PASTORAL DE LAS

ESTRUCTURAS DIOCESANAS

1) Programar en conjunto todas las actividades que se promuevan desde la Diócesis.

2) Ofrecer acompañamiento y atender las necesidades particulares de las parroquias a

solicitud de las mismas para la comprensión, adaptación e integración del Camino

Diocesano en el Plan Parroquial.

3) Orientar la pastoral parroquial paso a paso y con mayor flexibilidad a la diversidad de

las parroquias.

4) Ofrecer a los movimientos y comunidades religiosas información, formación,

acompañamiento y revisiones periódicas sobre el Camino Diocesano.

5) Potenciar los carismas de los movimientos y comunidades religiosas como parte del

Camino Diocesano.

III. DIAGRAMA GENERAL: RELACION ENTRE OBJETIVOS Y

ACTIVIDADES

IV. OBJETIVO FINAL - IDEAL

Ser una Iglesia de comunión y participación, animada por el Espíritu Santo,

evangelizada por la Palabra, guiada por el Obispo como padre y pastor, unida al Papa y

demás obispos, presbíteros, diáconos, religiosos/as y laicos, en estado permanente de

misión, con espacios de formación y servicio, ofreciendo sus carismas y dones, viviendo

el Reino de Dios en la familia, pequeñas comunidades cristianas, Parroquia y Diócesis,

creciendo en madurez y santidad, celebrando su fe, esperanza y caridad en Jesucristo

muerto y resucitado, en camino hacia el bien común y la Salvación.

“La Iglesia «va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de

Dios» anunciando la cruz del Señor hasta que venga (cf. 1 Co 11,26). Está fortalecida, con la

virtud del Señor resucitado, para triunfar con paciencia y caridad de sus aflicciones y

dificultades, tanto internas como externas, y revelar al mundo fielmente su misterio, aunque sea

entre penumbras, hasta que se manifieste en todo el esplendor al final de los tiempos” (Lumen

Gentium 8).

El Concilio Vaticano II habla de la “Iglesia peregrina”, expresión que implica la

necesidad de una "perenne reforma" (Unitatis Redintegratio 6; Lumen Gentium 8). También

implica un constante esfuerzo por realizar siempre mejor, en cada etapa de la historia, "el plan de

Dios que puso a Cristo como principio de salvación para todo el mundo" (Lumen Gentium 17).

Ésta es, ciertamente, la misión evangelizadora.

De ahí que la evangelización será siempre una tarea dinámica y que la Iglesia en este

mundo no es de una vez para siempre una realidad acabada en todos sus aspectos, sino que debe

buscar constantemente nuevos caminos e inventar nuevos métodos, dejándose cuestionar por las

nuevas situaciones, necesidades y desafíos de una humanidad siempre en desarrollo. Es el

sentido de las exigencias de la "Nueva Evangelización" en la que ahora nos encontramos.

Esta realidad nos debe hacer conscientes, entonces, de nuestra “pobreza”, en el sentido

de lo que nos falta y en el reconocimiento de que la tarea supera nuestras capacidades. Pero

conscientes al mismo tiempo de que, como dice San Pablo: “cuando soy débil entonces soy

fuerte porque reside en mi la fuerza de Cristo” (2Cor 12;10).

La pobreza como actitud evangélica y estilo de vida está profundamente vinculada a la

evangelización: "Como Cristo efectuó la Redención en la pobreza y en la persecución, así la

Iglesia es llamada a seguir ese mismo camino para comunicar a los hombres los frutos de la

salvación" (Lumen Gentium 8). La "pobreza" hace transparente la sacramentalidad de la Iglesia

en cuanto aparece dependiente del señorío de Cristo y totalmente al servicio del Reino de Dios.

Alcanzar nuestro objetivo final o ideal y ponernos, como se nos ha pedido en Aparecida, en

estado permanente de misión, significa además un renovado esfuerzo y deseo por alcanzar la

santidad, reconociendo que ella es ante todo don, pero también conquista. En la "Redemptoris

Missio" decía el hoy Beato Juan Pablo II que "el verdadero misionero es el santo; viviendo las

bienaventuranzas el misionero experimenta y demuestra en forma concreta que el Reino de Dios

ya ha venido y que él lo ha acogido" (Redemptoris Missio 91).

Por otro lado, si consideramos la situación social y cultural de Puerto Rico hoy en sus

profundas carencias, necesidades y anhelos, y también en sus grandes riquezas culturales y

religiosas, podemos decir que la nueva evangelización que impulsa nuestro Camino Pastoral

Diocesano, implica un conjunto de valores que pueden describirse como solidaridad, comunión,

promoción del hombre, cultura cristiana que es cultura del amor, de la paz, del desarrollo, de la

justicia, evangelización de la cultura e inculturación del Evangelio, construcción de la

"civilización del amor" (Cfr. Documento de Santo Domingo).

La evangelización está unida a la promoción del hombre desde que se empezaron a reunir

las primeras comunidades cristianas (Hch 2, 42-46; 4, 32-35; 5, 12-16). Hoy, como ayer, es

imperativo vivir la fe en fraternidad y tener conciencia de la necesidad de compartir y de vivir la

solidaridad.

La fuerza y la eficacia de la evangelización en los primeros siglos se debió, además de la

gracia divina, al testimonio comunitario en el que todos eran activos y responsables. El "miren

cómo se aman" es el descubrimiento lleno de asombro de que la comunión que anuncia el

Evangelio se realiza ya en la comunidad que lo proclama. Hablar en nuestro ideal de “comunión

y participación” implica unidad y concordia, solidaridad y servicio.

Es también importante recordar que la tarea evangelizadora es, sin dudas, responsabilidad

de todos los bautizados que, por serlo, comparten la misión de su Señor en el mundo, según la

vocación de cada uno. El que todos seamos "sujetos evangelizadores" brota de las exigencias

mismas de la evangelización, tal como se expresa en el Nuevo Testamento. Es toda la comunidad

la que da testimonio de Jesucristo, aun cuando este testimonio se exprese a través de diferentes

carismas y ministerios. “El discípulo-misionero está presente y actúa en virtud de un mandato

recibido y, aunque se encuentre solo, está unido por vínculos invisibles, pero profundos, a la

actividad evangelizadora de toda la Iglesia. Los oyentes, pronto o más tarde, vislumbran a

través de él la comunidad que lo ha enviado y lo sostiene" (Redemptoris Missio 45).

Uno de los esfuerzos importantes para que sea una realidad la ampliación de los "sujetos

evangelizadores" será la promoción y la formación de los laicos para que redescubran su

identidad de cristianos y asuman su responsabilidad en la misión evangelizadora de la Iglesia. En

la encíclica Christi Fideles Laici encontramos una teología renovada del laicado y con un gran

dinamismo misionero: la participación de los fieles laicos en la vida de la Iglesia-comunión y su

corresponsabilidad en la Iglesia-misión (Cfr. ChL 34).

Con esto no se pretende disminuir la función única e irremplazable del ministerio

jerárquico. Por eso hablamos en nuestro Objetivo Final de una Iglesia: “guiada por el Obispo

como padre y pastor, unida al Papa y demás obispos…”. Pero hay que observar que el

ministerio pastoral existe en una Iglesia toda ella ministerial, se desarrolla en una comunidad en

la que el Espíritu Santo suscita otros ministerios y carismas, y el ministerio debe estar al servicio

de ellos como signo de comunión. La unidad de la Iglesia es comunión y participación, animada

como está por el Espíritu Santo. Es toda la Iglesia, como comunidad -Pastores y fieles-, a quienes

se les plantean estos retos, pero unos y otros los enfrentan de diferente manera, de acuerdo a su

vocación y ministerio.

V. OBJETIVO GENERAL 2012-2017

Para acercarnos al Objetivo Final - Ideal, en cinco años, el Pueblo de Dios de la

Diócesis de Arecibo debemos:

Abrirnos a la acción del Espíritu Santo para desarrollar en nuestra Diócesis de Arecibo el

sentido de pertenencia a la Iglesia, dando participación a todos los bautizados,

conscientes de nuestra vocación de discípulos-misioneros, mediante:

1. el anuncio del Kerigma que lleve a la experiencia viva de Jesucristo a través de: la

Oración, la Palabra, la Eucaristía, la vida comunitaria, el servicio al prójimo, y la

familia, lugar por excelencia de la cultura de la vida;

2. la promoción de la experiencia de pequeñas comunidades a través de movimientos

apostólicos, grupos parroquiales y encuentros de familias,

para animar la construcción de una sociedad en la que todos tengan vida en El.

VI. OBJETIVOS ESPECÍFICOS 2012-2017

Para alcanzar el Objetivo General, el Pueblo de Dios de la Diócesis de Arecibo

deberá...

1. Promover y participar en iniciativas de espíritu misionero (“salir a la calle”) para llevar el

anuncio del Kerigma y compartir el amor de Dios con los alejados.

2. Fomentar y fortalecer los valores evangélicos presentes en nuestra cultura y religiosidad

popular.

3. Formar la fe en relación con la acción de Cristo en la liturgia sacramental de la Iglesia,

particularmente su presencia real en la Eucaristía, participando de manera activa,

consciente y fructuosa.

4. Reconocer, comprometerse y celebrar el valor evangélico de la familia (“Iglesia

Doméstica”) según la enseñanza de la Iglesia.

5. Redescubrir las distintas formas de oración como medio de crecimiento de la vida interior y

comunitaria de amistad con Dios (santidad).

6. Participar en experiencias de formación bíblica y lectura orante de la Sagrada Escritura

(Lectio Divina) para hacer presente la Palabra en todos los ámbitos de la misión.

7. Despertar un mayor amor (“sentir con la Iglesia”) a la Diócesis y la Parroquia mediante la

formación en las enseñanzas del Magisterio y el compartir experiencias de comunión.

8. Identificar las necesidades de los más pobres ("los faltos de amor") y crear acciones

solidarias.

9. Compartir en encuentros de pequeñas comunidades que expresen la unidad en la diversidad.

VII. ACTIVIDADES

A. ACENTOS ANUALES

1. Año de la Fe (Adviento 2012-2013)

2. Año de la Palabra de Dios y la Oración (Adviento 2013-2014)

3. Año de la Eucaristía (Adviento 2014-2015)

4. Año de la Familia (Adviento 2015-2016)

5. Año de la Comunión y el Servicio (Adviento 2016-2017)

B. ACTIVIDADES DIOCESANAS (Adviento 2012-2013)

1. VICARÍA DE PASTORAL

OBJETIVOS ESPECÍFICOS DEL CAMINO PASTORAL DIOCESANO

Y OBJETIVOS PROPIOS

ACTIVIDADES DIOCESANAS PARA REALIZAR COMO DIÓCESIS,

VICARIA ZONAL O EN LA PARROQUIA

TIEMPO

Objetivo específico # 1,

Desarrollar y asegurar el seguimiento permanente de la Red de Mensajeros

1) Taller(es) a los consejos pastorales parroquiales para desarrollar y asegurar el seguimiento permanente de la Red de Mensajeros de la

abril y mayo 2013

de la parroquia, con la ayuda y supervisión de la Vicaría de Pastoral y del Consejo Parroquial de Pastoral

parroquia.

Objetivo específico # 1, 2,

Sustituir “El Mensajero” por el periódico diocesano “Buenas

Noticias”, llevándolo a las casas a través de la “Red de Mensajeros”,

aumentando su distribución y enfatizando la evangelización.

2) Reunión con personal del Periódico Buenas Noticias para integrar a la Red de Mensajeros.

30/enero/2013

Objetivo específico # 1

3) Delegar a la Comisión de Misiones la preparación de los folletos sobre el Kerigma, para ser distribuidos en las parroquias.

7/marzo/2013

Distribución: abril, agosto y noviembre 2013

Objetivo específico # 1, 3, 4, 5, 6, 7, 9

4) Preparar guía para “Misión de Fe” y “Asambleas Familiares de Oración”, organizadas según el esquema de la Lectio Divina, para ser realizadas en las parroquias.

febrero, abril, agosto, octubre

2013

Objetivo específico # 2, 3, 5, 6, 7,

Mantener y fortalecer la

espiritualidad comunitaria en los líderes y agentes de pastoral.

Proveer actividades de formación pastoral, usando un vocabulario

sencillo y claro.

Garantizar un proceso de formación continua y comprensible sobre el

desarrollo del Camino Diocesano de Pastoral, donde se analicen y

atiendan las dificultades y necesidades de los agentes de

pastoral.

5) Organizar Departamento Diocesano de Formación y Centro de Formación. (Este organismos será responsable de atender los objetivos anteriores)

noviembre y diciembre 2012

Objetivo específico # 2 6) Promover acciones de

religiosidad popular basadas en valores evangélicos.

febrero, junio, noviembre

2013

Objetivo específico # 8

7) Encomendar a la Oficina de Promoción y Desarrollo Humano identificar necesidades de los más pobres y promover acciones solidarias.

11/abril/2013

Objetivo específico # 9

8) Organizar encuentros con líderes de grupos y movimientos para reflexionar sobre su experiencia comunitaria.

24/abril/2013, 25/septiembre

Objetivo específico # 9

9) Encuentro para promocionar los grupos y movimientos como experiencias de pequeñas comunidades.

22/junio/2013

Fortalecer el Consejo Parroquial y Diocesano de Pastoral.

10) Preparar estatutos del Consejo Pastoral Parroquial y Diocesano.

Realizado

Desarrollar una campaña intensa de oración, animación, invitación y

registro de personas-carismas para reclutar nuevos agentes.

11) Diseñar campaña para reclutar nuevos agentes en las parroquias que lo necesiten.

abril/2013

Investigar por medio de las ciencias sociales y del censo parroquial en qué

áreas se ha agudizado nuestra situación social para identificar

nuevos problemas y necesidades pastorales.

12) Coordinar con la Universidad Católica actividades de actualización de la situación social y religiosa.

18/abril/2013

Desarrollar la Pastoral Litúrgica.

13) Establecer objetivos, funciones y directrices diocesanas claras y específicas para la pastoral de los servicios litúrgicos.

21/febrero

Fortalecer la Pastoral Familiar.

14) Establecer objetivos, funciones y directrices diocesanas claras y específicas para la pastoral de la familia.

20/marzo/2013

Establecer los límites geográficos de las parroquias consultando a los sacerdotes y utilizando la nueva

tecnología Google Earth.

15) Taller de zonificación parroquial con Google Earth.

15/dic. 2012

Dar seguimiento periódico y supervisar de manera constante,

16) Establecer itinerario de visitas, reuniones e informes de

enero, junio y noviembre

activa, participativa, organizada y efectiva el desarrollo y las

necesidades pastorales particulares de las parroquias.

progreso para dialogar y discernir de manera comunitaria la voluntad de Dios.

2013

2. PASTORAL FAMILIAR

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

ACTIVIDADES DIOCESANAS PARA REALIZAR COMO DIÓCESIS,

VICARIA ZONAL O EN LA PARROQUIA

TIEMPO

Objetivo específico #1-#9 Manual de oraciones por el

matrimonio y la familia Diciembre 2012

Objetivo específico #2, #4, #7, #9

Mantener orientada a la Diócesis sobre las distintas ofertas de la

Pastoral Familiar para el año 2013.

1. Publicar Directorio de la Pastoral Familiar

2. Publicar Calendario de Retiros Pre-matrimoniales Diocesanos

3. Publicar calendario de Retiros Matrimoniales Diocesanos

Enero 2013

Objetivo específico #4, #5 Orar por las diversas

situaciones de las madres Enero 2013

Objetivo específico #4, #5 Oración por los padres Junio 2013

Objetivo específico #4, #5 Oración por los jóvenes Julio 2013

Objetivo específico #4, #5 Oración por los niños en sus

diversas etapas, especialmente por los maltratados.

Agosto 2013

Objetivo específico #4, #5 Oración por las diversas

necesidades del matrimonio y la familia

Septiembre 2013

Objetivo específico #4, #5 Rosario por la Paz en Puerto Rico y en nuestros hogares

Octubre 2013

Objetivo específico #4, #5

1. Oración por los familiares y amigos difuntos

2. Acción de gracias por las familias

Noviembre 2013

Objetivo específico #4, #5 Oración por las familias Diciembre 2013

Objetivo específico #2, #4, #7, #9 Congreso Diocesano de Pastoral

Familiar Noviembre

2013

3. SERVICIO DE CATEQUESIS

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

ACTIVIDADES DIOCESANAS PARA REALIZAR COMO

DIÓCESIS, VICARIA ZONAL O EN LA PARROQUIA

TIEMPO

Objetivo específico # 1

Hojas formativas e informativas que promueven entre

catequizandos y otros fieles la participación activa en la vida

cristiana de la Iglesia

Hoja del sembrador

13/enero/2013 3/marzo/2013

8/septiembre/2013 3/noviembre/2013

Objetivo específico # 3

Cursos en las diferentes parroquias de la Diócesis

destinados a todos los fieles

Formación Permanente

Julio 2013

Objetivo específico # 8

Introducir a los confirmandos en el proceso de evangelización

cristiana.

Subsidio sobre el apostolado

9/septiembre/2012

Objetivo específico # 4

Para ayudarles en la tarea de educación en la fe

Retiros y Talleres para padres

8/septiembre/2013

Objetivo específico # 5, #6

Talleres de “lectura orante de la Palabra de Dios” para catequistas en las distintas Vicarias Zonales,

de modo que puedan hacer presente la Palabra de Dios en todos los ámbitos de la misión.

Talleres de “Lectio Divina”

19/enero/2013: Arecibo

20/abril/2013:

Camuy

15/septiembre/2013:

20/octubre/2013:

4. PASTORAL JUVENIL

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

ACTIVIDADES DIOCESANAS PARA REALIZAR COMO DIÓCESIS,

VICARIA ZONAL O EN LA PARROQUIA

TIEMPO

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

ACTIVIDADES DIOCESANAS PARA REALIZAR COMO DIÓCESIS,

VICARIA ZONAL O EN LA PARROQUIA

TIEMPO

Formar la fe en relación con la acción

de Cristo en la liturgia sacramental de la Iglesia, particularmente su presencia real en la Eucaristía, participando de manera activa,

consciente y fructuosa.

1. Misas de Jóvenes 2. Hora Santa Parroquiales Juveniles

Se prepararán Materiales y

formatos para Misas y Horas Santas para que se puedan realizar

a nivel Parroquial y Vicarial

Se enviarán en Enero 2013

para que puedan

realizarse a través del año.

Redescubrir las distintas formas de oración como medio de crecimiento de la vida interior y comunitaria de

amistad con Dios (santidad).

1. Retiros de Oración 2. Encuentros de oración a nivel

parroquial y Vicarial Durante el año

Participar en experiencias de formación bíblica y lectura orante de la Sagrada Escritura (Lectio Divina) para hacer presente la Palabra en

todos los ámbitos de la misión.

Se prepararán y enviarán materiales para que los grupos parroquiales puedan realizar la Lectio Divina, y

claves para un Curso y varias reuniones acerca de la Palabra de

Dios.

Durante el año.

Despertar un mayor amor (“sentir con la Iglesia”) a la Diócesis y la

Parroquia mediante la formación en las enseñanzas del Magisterio y el

compartir experiencias de comunión.

Se enviará el material del YouCat a cada grupo para que puedan

preparar temas desde un instrumento juvenil, fácil de comprender y de acuerdo al

Magisterio.

Enero 2013

Compartir en encuentros de pequeñas comunidades que expresen

la unidad en la diversidad. Encuentros Vicariales

Al menos 2 veces al año decidido por cada Vicaría

C. ACTIVIDADES DE LAS PARROQUIAS

Todas las parroquias de la Diócesis de Arecibo, por medio del Consejo Pastoral

Parroquial y comisiones, integrarán a su programación pastoral las actividades

indicadas por la Diócesis y además establecerán las actividades propias que

realizarán para alcanzar cada objetivo específico del Camino Pastoral Diocesano,

enfatizando en el acento anual correspondiente, según la situación particular de la

parroquia.

D. ACTIVIDADES DE LOS MOVIMIENTOS APOSTÓLICOS

Todos los movimientos en la Diócesis de Arecibo, por medio de sus directivas

diocesanas, integrarán a su programación pastoral las actividades indicadas por la

Diócesis y además establecerán las actividades propias que realizarán para

alcanzar cada objetivo específico del Camino Pastoral Diocesano, enfatizando en

el acento anual correspondiente, a través de los servicios que ofrecen y otros de su

iniciativa particular.

VIII. ESTRUCTURAS DE APOYO AL CAMINO PASTORAL DIOCESANO

A. DIOCESANAS

1. Obispo

“Principio y fundamento visible de unidad en su Iglesia particular,

formada a imagen de la Iglesia universal, representa a su Iglesia… en el

vínculo de la paz, del amor, y de la unidad” (LG 23).

2. Organismos consultivos

a. Consejo Episcopal

Organismo que coordina y conduce la diócesis y la actuación del

Camino Pastoral Diocesano, a modo de gobierno ejecutivo, de él

depende la organicidad de la acción y su eficacia.

b. Asamblea del clero

Espacio de diálogo y de mutua ayuda en orden al bienestar

espiritual y material de los presbíteros y diáconos, y en bien de la

Iglesia particular.

c. Consejo Pastoral Diocesano

Organismo consultivo de apoyo al Obispo que vela y colabora en

la marcha pastoral de la Diócesis. En cuanto órgano de consulta

pastoral, bajo la autoridad del Obispo, tiene como finalidad

básica “estudiar y valorar lo que se refiere a las actividades

pastorales en la Diócesis y sugerir conclusiones prácticas” (c.

511). Su tarea principal es impulsar la implementación de los

objetivos y acciones del Camino Pastoral Diocesano.

d. Consejo Presbiteral

Organismo representativo del clero y de los diáconos, ayuda al

Obispo en las decisiones que él debe tomar tanto en relación con

la acción pastoral y en cuanto a la vida de los mismos presbíteros

y diáconos.

e. Colegio de Consultores

Organismo derivado del Consejo Presbiteral, tiene funciones

especiales y bien definidas en el CIC en relación a cuestiones

económicas y al período de vacancia de la sede Episcopal.

f. Sínodo Diocesano

Constituye el organismo de participación y corresponsabilidad

más pleno del Pueblo de Dios, en orden a definir en qué consiste el

bien común de la diócesis, en los que respecta a la vida y misión

de la Iglesia.

g. Asamblea Diocesana

Encuentro donde el Pueblo de Dios participa en las decisiones que

refieren a la vida y misión de la Iglesia, comparte con el Obispo la

responsabilidad de determinar el bien común de la Iglesia

particular. Constituye una forma menos solemne y menos

comprometida que la del Sínodo, aunque análoga al mismo.

3. Vicaría de Pastoral

Organismo dirigido por un Vicario de Pastoral que promueve la acción

pastoral diocesana a través de diversas comisiones que atienden campos

específicos de pastoral:

a. Comisión Permanente del Consejos Pastoral Diocesano

b. Comisión para Asuntos del Diaconado Permanente

c. Comisión de Pastoral Familiar

d. Comisión de Pastoral Juvenil

e. Comisión de Vocaciones

f. Comisión de Catequesis

g. Comisión de Pastoral Litúrgica

h. Comisión de Pastoral Social

i. Comisión para la Promoción Misionera

j. Comisión de Pastoral Carcelaria

k. Superintendencia de Escuelas Católicas

l. Departamento Diocesano de Formación

m. Comisión de Comunicaciones

4. Consejo Económico

Aconseja y colabora con el Obispo en todos los asuntos económicos de la

diócesis.

5. Vicarías Zonales

Cuando así lo requiera el buen gobierno de la diócesis, el Obispo

diocesano puede también nombrar uno o más Vicarios episcopales de

zona, que en una determinada circunscripción de la diócesis, tienen la

misma potestad ordinaria que por derecho universal compete al Vicario

general (Cfr. CIC 476).

B. PARROQUIALES

1. Párroco

Preside la comunidad parroquial en nombre del Obispo, con los vicarios

parroquiales y diáconos comparte la presidencia sacramental de la

comunidad en comunión, coordinación y subordinación operativa.

2. Consejo Pastoral Parroquial

Organismo al servicio de la unidad y corresponsabilidad de sacerdotes,

religiosos y laicos en el cumplimiento de la misión de la Iglesia en el

ámbito de la Comunidad Parroquial (cf. CIC 536,1). Como organismo de

ayuda al Párroco o Administrador parroquial, corresponde al C.P.P.

estudiar y sopesar todo lo que atañe a las obras pastorales y sacar del

estudio conclusiones prácticas con el objeto de promover la conformidad

de la vida y actos del Pueblo de Dios con el Evangelio.

3. Zonas pastorales parroquiales

Cada parroquia grande está organizada por zonas demográficas (1,000 a

1,500 habitantes), geográficas (por accidentes naturales o por

carreteras u otros factores) u otros criterios pastorales. Cada Zona

Pastoral organiza y realiza la acción pastoral como una pequeña

parroquia, contando con un Equipo de Coordinación Zonal.

a. Equipos de Coordinación Zonal

Les corresponde: asegurar que el dinamismo parroquial alcance a

todos los bautizados y personas de buena voluntad y ofrecer a

éstas la posibilidad real de participar activamente en la vida y

misión de la Iglesia; coordinar todas las acciones y todos los

servicios que la parroquia realiza a nivel zonal; asegurar

mediante la descentralización de las estructuras parroquiales, la

presencia de la Iglesia allí donde la gente vive; y asegurar el buen

funcionamiento de la red de los mensajeros y que todos los

bautizados se sientan llamados a la participación, se integren en el

camino de evangelización y participen eficazmente en Ia vida y

misión de la Iglesia.

b. Red de Mensajeros

Es un conjunto de personas responsables, discretas y capaces de

establecer buenas relaciones con la gente. Visitan periódicamente

las familias de la parroquia y sirven de puente entre ellas y el

centro parroquial. Informan al Párroco de las necesidades de las

personas y de las familias. Se establece uno o dos mensajeros por

cada diez o doce familias o personas solas. Son coordinados por

su respectivo “Equipo de Coordinación Zonal”, que debe velar

por su continua formación.

4. Comisiones de pastoral específica (según sea necesario)

Son equipos formados para las diversas actividades pastorales.

5. Consejo Económico

Aconseja y colabora con el párroco en todos los asuntos

económicos de la parroquia.

DOCUMENTO CONCLUSIVO DE APARECIDA

Quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano

Misión Continental

Uno de los grandes desafíos que está contenido en nuestro Camino Pastoral Diocesano

es llevar a la realidad las propuestas que nos hace el Documento Conclusivo de Aparecida:

despertar la conciencia misionera de la Iglesia, renovando así a la comunidad eclesial para que

todos los bautizados, convertidos en discípulos misioneros sean capaces de dar testimonio de la

Buena Noticia en nuestro mundo de hoy.

La “Misión Continental”, cuya columna vertebral se encuentra en el mismo lema:

“somos discípulos misioneros del Señor para que nuestros pueblos tengan vida”, es un envío

(misión) personal y eclesial que el Seños hace a todos y a cada uno en la Iglesia para que,

animados por el Espíritu Santo, compartan el Evangelio con cada persona, especialmente con los

que se han alejado de la Iglesia, con los no creyentes y con aquellos que se confiesan ateos o

agnósticos. Este proceso misionero pretende poner a la Iglesia, y a todos en la Iglesia, en un

estado permanente de misión. Esto implica “pasar de una pastoral de mera conservación a una

pastoral decididamente misionera” (DA #371), y ayudar a que todos en la Iglesia seamos fieles

servidores de la VIDA, por amor al Señor que es la Vida. “…la vida en Cristo incluye la alegría

de comer juntos, el entusiasmo por progresar, el gusto de trabajar y de aprender, el gozo de

servir a quien nos necesite, el contacto con la naturaleza, el entusiasmo de los proyectos

comunitarios, el placer de una sexualidad vivida según el Evangelio, y todas las cosas que el

Padre nos regala como signos de su amor sincero. Podemos encontrar al Señor el medio de las

alegrías de nuestra limitada existencia y, así, brota una gratitud sincera” (DA 356). Esta

actitud misionera se logrará si se tiene un encuentro personal y comunitario con Jesucristo que

nos constituya a cada uno en auténtico discípulo misionero del Señor, haciendo realidad el

método de Jesús: preguntar, escuchar y ofrecer una experiencia de encuentro con Él que llene de

gozo y de sentido nuestras vidas. Se hace en diálogo con el mundo en que se vive, buscando

interlocutores más que destinatarios, para compartir la experiencia de fe en el Señor Jesucristo y

así suscite discípulos misioneros.

Es un llamado a salir y no quedarnos instalados en nuestros templos, en nuestros grupos

de pertenencia o movimientos, esperando a que los demás vengan. Deseamos que la Iglesia “se

manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente

de comunión misionera”. Aparecida nos invita a que nuestra pastoral sea una pastoral

acogedora de las personas y sus búsquedas actuales, tanto en la actitud discipular misionera,

como en la organización de servicios de escucha y acogida en nuestras comunidades. Esta firme

decisión misionera “debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes

pastorales de diócesis y parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier

institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con

todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las

estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe” (DA 365).

Para lograr esto, se requiere de una conversión personal, pastoral y eclesial, es decir, de

cambios profundos en nuestra manera de vivir la fe, de organizar la pastoral, de administrar la

Iglesia y de servir al mundo, dejando de lado las estructuras que condicionan negativamente

nuestro caminar. “La conversión personal despierta la capacidad de someterlo todo al servicio

de la instauración del Reino de la vida. Obispos, presbíteros, diáconos permanentes,

consagrados, laicos y laicas, estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión

pastoral, que implica escuchar con atención y discernir ‘lo que el Espíritu está diciendo a las

Iglesias’ (Ap 2, 29) a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta” (DA

366). Esta conversión pastoral y eclesial debe reflejarse en todos los planes pastorales como

“una respuesta consciente y eficaz para atender las exigencias del mundo de hoy, con

indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación y

valorización de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios que permitan que el anuncio

de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el

testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura (DA 371). Tiene en cuenta

explícitamente la presencia de Cristo en los pobres y excluidos y hace un aporte inequívoco a la

transformación eclesial y social, ofreciendo nuestro servicio evangelizador a la sociedad,

iluminando la cultura vigente y haciendo a los discípulos y discípulas del Señor protagonistas

activos y no meros espectadores de los cambios culturales.

Hay una exigencia que es fundamental para que podamos realizar la tarea propuesta:

vivir la Espiritualidad de la Comunión, tal como la presenta el Papa Juan Pablo II en Novo

Millennio Inneunte: “De allí nace la certeza de apertura, de diálogo y disponibilidad para

promover la corresponsabilidad y participación efectiva de los fieles en la vida de las

comunidades cristianas. Hoy, más que nunca, el testimonio de comunión eclesial y la santidad

son una urgencia pastoral. La programación pastoral ha de inspirarse en el mandamiento

nuevo del amor” (NMI 43). Lo nuestro será dar a conocer, con amor y alegría, al Señor de la

Vida…, para que nuestros pueblos tengan vida, para que cada comunidad tenga vida, para que

cada persona tenga vida y la tenga desbordante.

Finalmente, la Misión Continental tiene una dimensión ecuménica que no pretende ser

proselitista pues el Evangelio crece por la alegría, por contagio espiritual y nunca por

proselitismo. Por eso se nos exhorta a invitar a nuestros hermanos de otras Iglesias y

comuniones cristianas a acompañarnos con su oración durante este proceso misionero e incluso,

donde sea posible, asumir algunas acciones solidarias en conjunto (Cf. DA 233-234).

Carta Apostólica en forma Motu Propio: PORTA FIDEI del Sumo

Pontífice Benedicto XVI

“Año de la Fe”

Otro de los elementos que tomamos en consideración en la elaboración del Camino

Pastoral Diocesano, y que coincide con nuestro primer año del “Camino” fue la Carta

Apostólica del Sumo Pontífice Benedicto XVI conocida como “Puerta de la Fe”, con motivo de

la celebración de los cincuenta años de la promulgación del Concilio Vaticano II, y los 20 años

del Catecismo de la Iglesia Católica. Es este un tiempo de especial reflexión, en el que se nos

invita a redescubrir el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la

Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son discípulos del Señor. Es

una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios,

en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a

los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados. La puerta de la fe, que

introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre

abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se

deja plasmar por la gracia que transforma.

Sucede hoy que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales,

culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un

postulado obvio de la vida común. Hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en

favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el

entusiasmo de comunicar la fe. Igualmente, redescubrir los contenidos de la fe profesada,

celebrada, vivida y rezada, y reflexionar acerca del mismo acto con el que se cree, es un

compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año de la Fe. Se tendrá

la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo

el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la

exigencia de conocer y transmitir a las generaciones futuras la fe de siempre

Se tendrá la mirada fija en Jesucristo, que inició y completa nuestra fe: en él encuentra

su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la

respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la

victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su

Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para

transformarla con el poder de su resurrección.

Así pues, profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un

compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe

es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este “estar con él” nos lleva a comprender

las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige

también la responsabilidad social de lo que se cree.

Este Año de la Fe debe hacer cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues

sólo en Él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero.

De esta manera, el testimonio de vida de los creyentes será cada vez más creíble.