Oraciones Escogidas Allan Kardec

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COLECCIN DE ORACIONES ESPRITAS

PREMBULO

1. Los Espritus siempre dijeron: La forma no es nada, el pensamiento lo es todo. Orad, cada uno segn vuestras convicciones y del modo que ms os conmueva, pues un buen pensamiento vale ms que numerosas palabras extraas al corazn.Los Espritus no prescriben ninguna frmula absoluta de oraciones; cuando las dan es con el fin de fijar las ideas, y, sobre todo, para llamar la atencin sobre ciertos principios de la Doctrina Esprita. Es tambin con el objetivo de ayudar a las personas que tienen dificultades para expresar sus ideas, porque las hay que no creeran haber orado en realidad si sus pensamientos no hubiesen sido formulados.

I ORACIONES GENERALES

ORACIN DOMINICAL

2. PREFACIO. Los Espritus recomendaron colocar la Oracin Dominical al comienzo de esta coleccin, no slo como oracin, sino como smbolo de todas las oraciones, es la que colocan en primer lugar, sea porque viene del mismo Jess (San Mateo, cap. VI, v. de 9 a 13), sea porque pueda substituirlas a todas, segn el pensamiento que se una a ellas. Es el ms perfecto modelo de concisin, verdadera obra maestra de sublimidad dentro de su sencillez. En efecto, en la ms sobria de las formas, resume todos los deberes del hombre para con Dios, para consigo mismo y para con el prjimo; encierra una profesin de fe, un acto de adoracin y de sumisin, la peticin de las cosas necesarias a la vida y el principio de caridad. Decirla en intencin de alguno, es pedir para l lo que pediramos para nosotros mismos.

3. ORACIN. I. Padre Nuestro que ests en los cielos, santificado sea tu nombre!Creemos en vos, Seor, porque todo revela vuestro poder y vuestra bondad. La armona del Universo atestigua una sabidura, una prudencia y una previsin tales, que superan todas las facultades humanas; el nombre de un ser soberanamente grande y sabio est inscripto en todas las obras de la Creacin, desde la hoja de la yerba y el insecto ms pequeo, hasta los astros que se mueven en el espacio; en todas partes vemos la prueba de una solicitud paternal; por eso, ciego es el que no os reconoce en vuestras obras, orgulloso el que no os glorifica e ingrato el que no os da las gracias.

II. Venga tu reino!Seor, disteis a los hombres leyes llenas de sabidura, que haran su felicidad si las observasen. Con esas leyes, haran reinar entre ellos la paz y la justicia; se ayudaran mutuamente en vez de perjudicarse como lo hacen, el fuerte sostendra al dbil y no lo abatira, evitando los males que engendran los abusos y los excesos de todas clases. Todas las miserias de este mundo vienen de la violacin de vuestras leyes, porque no hay una sola infraccin que no tenga fatales consecuencias.Disteis al animal el instinto que le traza el lmite de lo necesario y l maquinalmente se conforma con eso; pero al hombre adems de su instinto, le disteis la inteligencia y la razn; le disteis tambin la libertad de observar o infringir aquellas de vuestras leyes que le conciernen personalmente, es decir, de escoger entre el bien y el mal, a fin de que tenga el mrito y la responsabilidad de sus acciones.Nadie puede poner como pretexto la ignorancia de vuestras leyes, porque en vuestra previsin paternal, quisisteis que estuviesen grabadas en la conciencia de cada uno, sin distincin de cultos ni de naciones; los que las violan es porque os desconocen.Vendr un da, segn vuestra promesa, en que todos las practicarn; entonces la incredulidad habr desaparecido; todos os reconocern como Soberano Seor de todas las cosas y el reino de vuestras leyes ser vuestro reino en la Tierra.Dignaos, Seor, apresurar su advenimiento, dando a los hombres la luz necesaria para conducirlos al camino de la verdad.

III. Hgase tu voluntad as en la Tierra como en el Cielo!Si la sumisin es un deber del hijo para con su padre y del inferior para con su superior cunto mayor no debe ser la de la criatura con su Creador! Hacer vuestra voluntad, Seor, es observar vuestras leyes y someterse sin murmurar a vuestros divinos decretos; el hombre se someter a ellos, cuando comprenda que sois la fuente de toda sabidura y que sin vos nada puede; entonces, har vuestra voluntad en la Tierra, como los elegidos en el Cielo.

IV. El pan nuestro de cada da, ddnosle hoy.Dadnos el alimento para conservar las fuerzas del cuerpo; dadnos tambin el alimento espiritual para el desarrollo de nuestro Espritu.El animal encuentra su alimento, pero el hombre lo debe a su propia actividad y a los recursos de su inteligencia, porque vos le habis creado libre.Vos le dijisteis: Extraers tu alimento de la tierra con el sudor de tu frente; por eso habis hecho una obligacin del trabajo a fin de que ejercitara su inteligencia buscando los medios de proveer a su necesidad y a su bienestar; unos por el trabajo material, otros por el trabajo intelectual; sin trabajo quedara estacionado y no podra aspirar a la felicidad de los Espritus superiores.Secundis al hombre de buena voluntad que confa en vos para lo necesario, pero no aquel que se complace en la ociosidad y que le gustara obtenerlo todo sin trabajo, ni aquel otro que busca lo superfluo. (Cap. XXV).Cuntos son los que sucumben por sus propias faltas, por su incuria, por su imprevisin o por su ambicin y por no haber querido contentarse con lo que les disteis! Estos son los artfices de su propio infortunio y no tienen derecho de quejarse, porque son castigados en aquello en que han pecado. Pero ni aun a esos abandonis porque sois infinitamente misericordioso; vos le tendis mano segura desde que, como el hijo prdigo, regresen sinceramente a vos. (Cap. V, nmero 4).Antes de quejarnos de nuestra suerte, preguntmonos si ella no es obra nuestra; a cada desgracia que nos llegue, preguntmonos si no dependi de nosotros evitarla; pero digamos tambin que Dios nos dio la inteligencia para sacarnos del lodazal y que depende de nosotros hacer uso de ella.Puesto que la ley del trabajo es la condicin del hombre en la Tierra, dadnos nimo y fuerza para cumplirla; dadnos tambin prudencia, previsin y moderacin, con el fin de no perderle el fruto.Dadnos, pues, Seor, nuestro pan de cada da, es decir, los medios de adquirir con el trabajo las cosas necesarias a la vida, porque nadie tiene el derecho de reclamar lo superfluo.Si nos es imposible trabajar, confiamos en vuestra Divina Providencia.Si est en vuestros designios el probarnos por las ms duras privaciones, a pesar de nuestros esfuerzos, nosotros las aceptaremos como una justa expiacin de las faltas que hayamos cometido en esta vida o en una vida precedente, porque sois justo; sabemos que no hay penas inmerecidas y que jams castigis sin causa.Preservadnos, oh Dios mo!, de concebir la envidia contra los que poseen lo que nosotros no tenemos, ni siquiera contra aquellos que tienen lo superfluo, cuando a nosotros nos hace falta lo necesario. Perdonadles si olvidan la ley de caridad y de amor al prjimo, que les enseasteis. (Cap. XVI, nmero 8).

Apartad tambin de nuestro espritu el pensamiento de negar vuestra justicia, viendo la prosperidad del malo y la desgracia que oprime a veces al hombre de bien. Gracias a las nuevas luces que habis tenido a bien darnos, sabemos ahora que vuestra justicia se cumple siempre y no falta a nadie; que la prosperidad material del malo es efmera como su existencia corporal y que tendr terribles contratiempos, mientras que la alegra reservada al que sufre con resignacin ser eterna. (Cap. V, nmeros, 7,9, 12, 18).

V. Perdona nuestras deudas, as como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Perdona nuestras ofensas, as como nosotros perdonamos, a nuestros ofensores.Cada una de nuestras infracciones a vuestras leyes, Seor, es una ofensa hacia vos y una deuda contrada que tarde o temprano tendr que pagarse. Solicitamos de vuestra infinita misericordia el perdn para ellas, con la promesa de hacer los debidos esfuerzos para no contraer nuevas deudas.Hicisteis una ley expresa de la caridad; pero la caridad no consiste slo en asistir al semejante en la necesidad; consiste tambin en el olvido y en el perdn de las ofensas. Con qu derecho reclamaramos vuestra indulgencia, si nosotros mismos faltsemos a ella con respecto a aquellos contra quienes tenemos motivos de quejas?Dadnos oh Dios!, la fuerza para ahogar en nuestra alma todo sentimiento, todo odio y rencor; haced que la muerte no nos sorprenda con un deseo de venganza en el corazn. Si os place el retirarnos hoy mismo de este mundo, haced que podamos presentarnos a vos puros de toda animosidad, a ejemplo del Cristo, cuyas ltimas palabras fueron de clemencia para sus verdugos. (Cap. X).Las persecuciones que nos hacen sufrir los malos, forman parte de nuestras pruebas terrenales y debemos aceptarlas sin murmurar, como todas las otras pruebas, y no maldecir a aquellos que con sus maldades nos facilitan el camino de la felicidad eterna, porque dijisteis por la boca de Jess: Bienaventurados los que sufren por la justicia! Bendigamos, pues, la mano que nos hiere y nos humilla, porque las contusiones del cuerpo fortalecen nuestra alma y seremos levantados de nuestra humildad. (Cap. XII, nmero 4).Bendito sea vuestro nombre, Seor, por habernos enseado que nuestra suerte no est irrevocablemente fijada despus de la muerte; que encontraremos en otras existencias los medios de rescatar y de reparar nuestras faltas pasadas, de cumplir en una nueva vida lo que no pudimos hacer en esta por nuestro adelantamiento. (Cap. IV; cap. V, nmero 5).As se explican, finalmente, todas las anomalas aparentes de la vida, pues es la luz derramada sobre nuestro pasado y nuestro futuro, la seal resplandeciente de vuestra soberana justicia y de vuestra bondad infinita.

VI. No nos dejes caer en tentacin, mas lbranos del mal (1).Dadnos, Seor, la fuerza para resistir a las sugestiones de los malos Espritus que intentasen desviarnos del camino del bien, inspirndonos malos pensamientos.Pero nosotros mismos somos Espritus imperfectos encarnados en la Tierra para expiar y mejorarnos. La causa primera del mal est en nosotros y los malos Espritus no hacen ms que aprovecharse de nuestras inclinaciones viciosas, en las cuales nos mantienen para tentarnos.Cada imperfeccin es una puerta abierta a su influencia, mientras que son impotentes y renuncian a toda tentativa contra los seres perfectos. Todo lo que podamos hacer para separarlos, es intil, sino les oponemos una voluntad inquebrantable en el bien, renunciando absolutamente al mal. Es, pues, necesario, dirigir nuestros esfuerzos contra nosotros mismos y entonces los malos Espritus se alejarn naturalmente, porque el mal es el que los atrae, mientras que el bien los rechaza. (Vase Oraciones para los obsesos).Seor, sostenednos en nuestra debilidad; inspirndonos por la voz de nuestros ngeles guardianes y de los Buenos Espritus, la voluntad de corregirnos de nuestras imperfecciones, con el fin de cerrar a los Espritus impuros el acceso a nuestra alma. (Vase adelante el nmero 11).

El mal no es obra vuestra, Seor, porque la fuente de todo bien no puede engendrar nada malo; nosotros mismos somos los que lo creamos infringiendo vuestras leyes por el mal uso que hacemos de la libertad que nos habis dado. Cuando los hombres observen vuestras leyes, el mal desaparecer de la Tierra, como ya desapareci de los mundos ms avanzados.El mal no es una necesidad fatal para nadie y slo parece irresistible a aquellos que se abandonan a l con satisfaccin. Si tenemos la voluntad de hacerlo, podemos tambin tener la de hacer el bien; por eso, oh Dios, pedimos vuestra asistencia y la de los buenos Espritus para resistir la tentacin.

VII. Amn.Si os place, Seor, que nuestros deseos se cumplan! Pero nos inclinamos ante vuestra sabidura infinita. Sobre todas las cosas que nos es dado comprender, que se haga vuestra santa voluntad y no la nuestra, porque slo queris nuestro bien y sabis mejor que nosotros lo que nos es til.Os dirigimos esta oracin, oh Dios!, por nosotros mismos, por todas las almas que sufren, encarnadas o desencarnadas, por nuestros amigos y enemigos, por todos aquellos que pidan nuestra asistencia y en particular por N... Pedimos para todos ellos vuestra misericordia y vuestra bendicin.

REUNIONES ESPRITAS

4. En cualquier lugar en que se encuentren dos o tres personas reunidas en mi nombre, all estar yo en medio de ellas. (San Mateo, cap. XVIII, v. 20).

Tal debe ser el carcter de las reuniones espritas serias, en las que se espera sinceramente el concurso de los buenos Espritus.

6. ORACIN. (Al empezar la reunin). Rogamos al Seor Dios omnipotente que nos enve buenos Espritus para asistirnos, aleje a los que pudieren inducirnos en error, y que nos conceda la luz necesaria para distinguir la verdad de la impostura.Apartad tambin a los Espritus malvolos, encarnados o desencarnados, que podran intentar poner la discordia entre nosotros y desviarnos de la caridad y amor al prjimo. Si alguno pretendiese introducirse aqu, haced que no encuentre acceso en el corazn de ninguno de nosotros.Buenos Espritus que os dignis venir a instruirnos, hacednos dciles a vuestros consejos; apartadnos de todo pensamiento de egosmo, de orgullo, de envidia y de celos; inspiradnos indulgencia y benevolencia para nuestros semejantes presentes y ausentes, amigos y enemigos; haced, en fin, que en los sentimientos de que nos sintamos animados, reconozcamos vuestra saludable influencia.Dad a los mdiums a quienes encarguis de transmitirnos vuestras enseanzas, la conciencia de la santidad del mandato que les ha sido confiado y de la gravedad del acto que van a cumplir, con el fin de que tengan el fervor y el recogimiento necesario.Si, en la asamblea, se encontrasen personas que fuesen atradas por otro sentimiento que no sea el del bien, abrid sus ojos a la luz, y perdonadles, as como nosotros les perdonamos, si vinieren con malas intenciones.Rogamos especialmente al Espritu de N... nuestro gua espiritual, que nos asista y vele sobre nosotros.

7. (Al finalizar la reunin). Agradecemos a los buenos Espritus que han querido venir a comunicarse con nosotros, y les rogamos que nos ayuden a poner en prctica las instrucciones que nos han dado, y que hagan que al salir de aqu, cada uno de nosotros se sienta fortificado en la prctica del bien y del amor al prjimo.Deseamos, igualmente que estas instrucciones sean provechosas a los Espritus que sufren, ignorantes o viciosos que hayan asistido a esta reunin y sobre las cuales imploramos la misericordia de Dios.

PARA LOS MDIUMS

8. Y en los postreros das, dice el Seor, derramar de mi Espritu sobre toda carne; vuestros hijos y vuestras hijas profetizarn, vuestros jvenes tendrn visiones y vuestros ancianos sueos. En aquellos das derramar de mi Espritu sobre mis siervos y sobre mis siervas, y ellos profetizarn. (Hechos de los Apstoles, cap. II, v. 17 y 18).

10. ORACIN PARA LOS MEDIUM. Dios Todopoderoso, permitid a los buenos Espritus que me asistan en la comunicacin que solicito. Preservadme de la presuncin de creerme al abrigo de los malos Espritus, del orgullo que pudiera engaarme sobre el valor de lo que obtenga y de todo sentimiento contrario a la caridad con respecto a los otros mdiums. Si soy inducido en error, inspirad alguno el pensamiento de que me lo advierta y a m la humildad que me har aceptar la crtica con reconocimiento,Tomando para m mismo y no para otros, los consejos que se servirn darme los buenos Espritus.Si siento la tentacin de abusar en lo que quiera que sea, o envanecerme de la facultad que habis tenido a bien concederme, os ruego que me la retiris antes de permitir que sea desviada de su fin providencial, que es el bien de todos y mi propio adelantamiento moral.

II ORACIONES PARA S MISMO

A LOS NGELES GUARDIANES Y A LOS ESPRITUS PROTECTORES

La oracin a los ngeles guardianes y a los Espritus protectores debe tener por objeto solicitar su intervencin ante Dios, y pedirles fuerza para resistir a las malas sugestiones y su asistencia en las necesidades de la vida.

12. ORACIN ANGELES GUARDIANES. Espritus sabios y benvolos, mensajeros de Dios, cuya misin es la de asistir a los hombres y conducirles por el buen camino; sostenedme en las pruebas de esta vida, dadme fuerzas para sufrirlas sin murmurar; desviad de m los malos pensamientos y haced que no d acceso a ninguno de los malos Espritus que intenten inducirme al mal. Iluminad mi conciencia para que pueda ver mis defectos, separad de mis ojos el velo del orgullo que podra impedirme verlos y confesrmelos a m mismo.Vos sobre todo, N... , mi ngel de la guarda, que velis ms particularmente y vosotros, Espritus protectores que os interesis por m, haced que me haga digno de vuestra benevolencia. Conocis mis necesidades, que ellas sean satisfechas segn la voluntad de Dios.

13. ORACION ANGELES GUARDIANES (Otra) Oh Dios!, permitid a los buenos Espritus que me rodean, que vengan en mi ayuda cuando est en dificultades y que me sostengan si vacilo. Haced, Seor, que ellos me inspiren fe, esperanza y caridad; que sean para m un apoyo, una esperanza y una prueba de vuestra misericordia; haced, en fin, que encuentre a su lado la fuerza que me falta para sobrellevar las pruebas de la vida y para resistir a las sugestiones del mal, la fe que salva y el amor que consuela.

14. ORACION ANGELES GUARDIANES (Otra). Espritus muy amados, ngeles guardianes, vosotros a quienes Dios, en su infinita misericordia, permite velar por los hombres, sed mis protectores en las pruebas de la vida terrestre. Dadme la fuerza, el valor y la resignacin; inspiradme todo lo que es bueno y detenedme en la pendiente del mal; que vuestra dulce influencia penetre mi alma; haced que sienta que un amigo sincero est cerca de m, que ve mis sufrimientos y comparte mis alegras.Y vos, mi buen ngel, no me abandonis; tengo necesidad de vuestra proteccin para soportar con fe y amor las pruebas que le plazca a Dios enviarme.

PARA ALEJAR A LOS MALOS ESPRITUS

15. Ay de vosotros, escribas y fariseos hipcritas, que limpiis lo de fuera del vaso y del plato, y por dentro estis llenos de rapia y de inmundicia! fariseos ciegos, limpiad primero el interior del vaso y del plato para que sea tambin limpio lo que est afuera! Ay de vosotros, escribas y fariseos hipcritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos a los ojos de los hombres y dentro estn llenos de toda suerte de podredumbre. As tambin de fuera os mostris justos a los ojos de los hombres; mas por dentro estis llenos de hipocresa y de iniquidad. (San Mateo, cap. XXIII, v. 25 a 28).

17. ORACIN. En nombre de Dios Todopoderoso, que los malos Espritus se alejen de m y que los buenos me sirvan de proteccin contra ellos.Espritus malhechores, que inspiris malos pensamientos a los hombres; Espritus tramposos y mentirosos que les engais; Espritus burlones que abusis de su credulidad, os rechazo con todas las fuerzas de mi alma y cierro el odo a vuestras sugestiones; pero pido para vosotros la misericordia de Dios.Buenos Espritus, que os dignis asistirme, dadme fuerza para resistir a la influencia de los malos Espritus y luz necesaria para no ser vctima de sus embustes. Preservadme del orgullo y de la presuncin; separad de mi corazn los celos, el odio, la malevolencia y todo sentimiento contrario a la caridad, porque son otras tantas puertas abiertas al Espritu del mal.

PARA CORREGIRSE DE UN DEFECTO

19. ORACIN. Vos me disteis, oh Dios!, la inteligencia necesaria para distinguir el bien del mal; as, pues, desde el momento en que reconozco que una cosa es mala, soy culpable, porque no me esfuerzo en rechazarla.Preservadme del orgullo, que podra impedirme ver mis defectos y de los malos Espritus que podran excitarme a perseverar en ellos. Entre mis imperfecciones, reconozco que particularmente estoy inclinado a ... y si no resisto a esta tentacin es por la costumbre que tengo de ceder a ella.Vos no me habis creado culpable, porque sois justo, sino con una aptitud igual tanto para el bien como para el mal. Si sigo el mal camino, es por efecto de mi libre albedro. Pero, por la misma razn que tengo la libertad de hacer el mal, tengo tambin la de hacer el bien; por consiguiente, tengo que cambiar de camino.Mis defectos actuales son un resto de las imperfecciones que conserv de mis precedentes existencias; es mi pecado original, del cual me puedo despojar por mi voluntad y con la asistencia de los buenos Espritus.Buenos Espritus que me protegis, y sobre todo vos, mi ngel guardin, dadme fuerzas para resistir a las malas sugestiones y salir victorioso de la lucha.Los defectos son barreras que nos separan de Dios y cada defecto superado ser un paso dado en la senda del progreso, que debe acercarme a l.El Seor, en su infinita misericordia tuvo a bien concederme la existencia actual, para que sirva a mi adelantamiento; buenos Espritus, ayudadme a aprovecharla, con el fin de que no sea una existencia perdida para m y para que cuando Dios quiera retirrmela, salga mejor que cuando entr a ella. (Cap. V, nmero 5; cap. XVII, nmero 3).

PARA PEDIR LA FUERZA DE RESISTIR A UNA TENTACIN

21. ORACIN. Dios Todopoderoso, no me dejis sucumbir a la tentacin que tengo de cometer una falta. Espritus benvolos que me protegis, desviad de m este mal pensamiento y dadme la fuerza de resistir a la sugestin del mal. Si sucumbo, habr merecido la expiacin de mi falta, tanto en esta vida como en la otra, porque soy libre para elegir.

ACCIN DE GRACIAS POR LA VICTORIA OBTENIDA CONTRA LA TENTACIN

23. ORACIN. Oh Dios!, os doy gracias por haberme permitido salir victorioso de la lucha que acabo de sostener contra el mal; haced que esta victoria me d fuerzas para resistir a las nuevas tentaciones.Y a vos, mi ngel guardin, os doy gracias por la asistencia que me habis dado. Que mi sumisin a vuestros consejos me haga digno de merecer de nuevo vuestra proteccin.

PARA PEDIR UN CONSEJO

25. ORACIN. En nombre de Dios Todopoderoso, buenos Espritus que me protegis, inspiradme la mejor resolucin a adoptar en la incertidumbre en que me encuentro. Dirigid mi pensamiento hacia el bien y desviad la influencia de aquellos que intenten separarme del buen camino.

EN LAS AFLICCIONES DE LA VIDA

27. ORACIN. Dios Todopoderoso que veis nuestras miserias, dignaos escuchar favorablemente los votos que os dirijo en este momento. Si mi splica fuere inconveniente, perdondmela; si es justa y til a vuestros ojos, que los buenos Espritus que ejecutan vuestra voluntad, vengan en mi ayuda para su cumplimiento.

Cualquier cosa que me suceda, oh Dios!, que se haga vuestra voluntad. Si mis deseos no son atendidos, es porque entra en vuestros designios el probarme y a ello me someto sin murmurar. Haced que no conciba por ello desaliento, y que mi fe y mi resignacin sean sustentadas.(Formlese la splica).

ACCIN DE GRACIAS POR UN FAVOR OBTENIDO

29. ORACIN. Dios infinitamente bueno, que vuestro nombre sea bendito por los bienes que me habis concedido; sera indigno de ellos si los atribuyese a la casualidad de los acontecimientos o a mi propio mrito.Buenos Espritus, que fuisteis ejecutores de la voluntad de Dios y a vos sobre todo, mi ngel guardin, os doy las gracias. Alejad de m el pensamiento de enorgullecerme y de hacer de ello un uso que no sea para el bien. Particularmente os doy las gracias por...PETICION

ACTO DE SUMISIN Y RESIGNACIN

31. ORACIN. Oh Dios! Sois soberanamente justo; todo sufrimiento en este mundo, debe, pues, tener su causa y su utilidad. Yo acepto el motivo de afliccin que acabo de experimentar como una expiacin de mis faltas pasadas y una prueba para el futuro.Buenos Espritus que me protegis, dadme fuerza para soportarla sin murmurar; haced que sea para m una advertencia saludable, que aumente mi experiencia y que combata en m el orgullo, la ambicin, la necia vanidad y el egosmo, y que todo contribuya para mi adelantamiento.

32. ORACION (Otra) Oh Dios, siento la necesidad de rogaros para que me deis fuerza para sobrellevar las pruebas que os plazca enviarme. Permitid que la luz sea bastante viva para que mi Espritu aprecie toda la extensin de un amor que me aflige por querer salvarme. Yo me someto con resignacin, oh Dios!, pero, ay de m! La criatura es tan dbil, que si vos no me sostenis, temo sucumbir. No me abandonis, Seor, porque sin vos no soy nada.

33. ORACION (Otra). Elev mi mirada hacia ti, oh Eterno, y me sent fortalecido. T eres mi fuerza, no me abandones, oh Dios! Estoy abatido bajo el peso de mis iniquidades! Aydame; T conoces la debilidad de mi carne y no apartas tus miradas de m!Estoy devorado por una sed ardiente; haz que brote un manantial de agua viva, y quedar aqulla apagada. Que no se abra mi boca sino para cantar tus alabanzas y no para murmurar en las aflicciones de mi vida. Soy dbil, Seor, pero tu amor me sostendr.Oh Eterno! Slo t eres grande, slo t eres el fin y el objetivo de mi vida! Si me hieres, que por ello tu nombre sea bendito, porque t eres el Seor y yo el servidor infiel; doblar mi frente sin quejarme, porque t eres grande, slo t eres la meta.

EN UN PELIGRO INMINENTE

35. ORACIN. Dios Todopoderoso, vos mi ngel guardin, socorredme! Si debo sucumbir, que se haga la voluntad de Dios. Si me salvo, que en el resto de mi vida repare el mal que pude hacer y del cual me arrepiento.

ACCIN DE GRACIAS DESPUS DE HABER SALIDO DE UN PELIGRO

37. ORACIN. Oh Dios! y vos mi ngel de la guarda, os doy las gracias por el socorro que me habis enviado cuando el peligro me amenazaba. Que este peligro sea para m una advertencia que me esclarezca sobre las faltas que han podido conducirme a l. Comprendo, Seor, que mi vida est en vuestras manos y que podis quitrmela cuando os plazca. Inspiradme por los buenos Espritus que me asisten, el pensamiento de emplear tilmente el tiempo que me concedes an en este mundo.Mi ngel de la guarda, sostenedme en la resolucin que tomo de reparar mis agravios y de hacer todo el bien que estuviere en mi poder, con el fin de llegar con menos imperfecciones al mundo de los Espritus cuando quiera Dios llamarme.

EN EL MOMENTO DE DORMIRSE

39. ORACIN. Mi alma va a encontrarse por un instante con los otros Espritus. Que vengan los buenos y me ayuden con sus consejos. Mi ngel de la guarda, haced que al despertar conserve de ellos una impresin saludable y duradera.

CUANDO SE PREV UNA MUERTE PRXIMA

41. ORACIN. Oh Dios! Creo en vos y en vuestra bondad infinita; por esto no puedo creer que dierais la inteligencia al hombre para conoceros y la aspiracin al porvenir para sumergirle despus en la nada.Creo que mi cuerpo es slo la envoltura perecedera de mi alma y que cuando haya cesado de vivir, me despertar en el mundo de los Espritus.Dios Todopoderoso, siento romperse los lazos que unen mi alma al cuerpo y muy pronto voy a dar cuenta del empleo hecho de la vida que dejo. Voy a sufrir las consecuencias del bien o del mal que hice; all no hay ilusiones, no hay subterfugio posible; todo mi pasado va a desenvolverse delante de m y ser juzgado segn mis obras.Nada me llevar conmigo de los bienes de la Tierra; honores, riquezas, satisfacciones de vanidad y orgullo, en fin, todo lo que pertenece al cuerpo, va a quedar en este mundo; ni la menor partcula me seguir y nada de todo esto me servir de socorro en el mundo de los Espritus. Slo llevar conmigo lo que pertenece a mi alma, es decir, las buenas y las malas cualidades, que se pesarn en la balanza de una rigurosa justicia y ser juzgado con tanta ms severidad cuanto mi posicin, en la Tierra, ms ocasiones me haya dado de practicar el bien que no hice. (Cap. VI, nmero 9).Dios de misericordia, que mi arrepentimiento llegue hasta vos! Dignaos extender sobre m vuestra indulgencia.Si os pluguiese prolongar mi existencia, que el resto sea empleado para reparar, tanto como de m dependa, el mal que haya podido hacer. Si mi hora lleg para siempre, llevo conmigo la idea consoladora que me ser permitido redimirme por medio de nuevas pruebas a fin de merecer un da la felicidad de los elegidos.Si no me es dado gozar inmediatamente de esa felicidad sin mcula, que slo pertenece al justo por excelencia, s que no me est negada eternamente la esperanza y que con el trabajo, alcanzar el objetivo, ms temprano o ms tarde, segn mis esfuerzos.S que buenos Espritus y mi ngel guardin estn aqu, cerca de m, para recibirme, y que dentro de poco les ver como ellos me ven. S que encontrar a los que am en la Tierra, si lo hubiere merecido, y los que dejo aqu vendrn a unirse conmigo para que un da estemos juntos para siempre y que mientras tanto, podr venir a visitarles.

S tambin que voy a encontrar a los que ofend, les ruego que me perdonen lo que puedan reprocharme: mi orgullo, mi dureza, mis injusticias y que no me llene de vergenza con su presencia.Perdono a todos los que me han hecho o me han querido mal en la Tierra, no les conservo ningn odio y ruego a Dios que les perdone.Seor, dadme fuerzas para dejar sin pesar los goces groseros de este mundo, que no son nada al lado de los goces puros del mundo en que voy a entrar. All, para el justo, ya no hay tormentos, sufrimientos, ni miserias; slo sufre el culpable pero le queda la esperanza.

Buenos Espritus, y vos, mi ngel de la guarda, no me dejis fallar en este momento supremo; haced que resplandezca a mis ojos la luz divina para que reanime mi fe, si llegase a vacilar.

Nota. Vase adelante el prrafo V: Oraciones para los enfermos y los obsesos.

III ORACIONES PARA OTROS

PARA ALGUIEN QUE EST EN AFLICCIN

43. ORACIN. Oh Dios!, cuya bondad es infinita, dignaos aliviar la amargura de la posicin de N..., si tal es vuestra voluntad.

Buenos Espritus, en nombre de Dios Todopoderoso, os suplico que le asistis en sus aflicciones. Si en inters suyo, no pueden ser evitadas, hacedles comprender que son necesarias para su adelantamiento. Dadle la confianza en Dios y en el porvenir, y se le harn menos duras. Dadle tambin la fuerza para que no sucumba a la desesperacin; porque perdera el fruto y hara que su posicin futura fuera an ms penosa. Conducid mi pensamiento hacia l y que le ayude a sostener su nimo.

ACCIN DE GRACIAS POR UN BENEFICIO CONCEDIDO A OTRO

45. ORACIN. Oh Dios!, bendito seis por la felicidad que habis concedido a N...Buenos Espritus, haced que vea en ella un efecto de la bondad de Dios. Si el bien que se le concede es una prueba, inspiradle el pensamiento de que haga de l un buen uso y de no envanecerse, con el fin de que este bien no resulte en su perjuicio para el futuro.Vos, mi buen genio que me protegis y deseis mi felicidad, alejad de mi pensamiento todo sentimiento de envidia y de celos.

PARA NUESTROS ENEMIGOS Y PARA LOS QUE NOS QUIEREN MAL

47. ORACIN. Oh Dios!, yo perdono a N... el mal que me hizo y el que me quiso hacer, como deseo que me perdonis y que l tambin me perdone las injusticias que yo pueda haber cometido. Si lo colocasteis en mi camino como una prueba, que se cumpla vuestra voluntad.Desviad de m, Oh Dios!, la idea de maldecirle y todo deseo malvolo contra l. Haced que yo no experimente ninguna alegra por las desgracias que pueda tener, ni pena por los bienes que puedan concedrsele, con el fin de no manchar mi alma con pensamientos indignos de un cristiano.Seor, que vuestra voluntad al extenderse sobre l, pueda conducirlo a los mejores sentimientos con respecto a m.Buenos Espritus, inspiradme el olvido del mal y el recuerdo del bien. Que ni el odio, ni el rencor, ni el deseo de volverle mal por mal, entren en mi corazn, porque el odio y la venganza slo pertenecen a los Espritus malos, encarnados y desencarnados. Por el contrario, que est pronto a tenderle fraternalmente la mano, a volverle bien por mal y a socorrerle si me es posible.Deseo, para probar la sinceridad de mis palabras, que se me ofrezca la ocasin de serle til; pero sobre todo, Oh Dios!, preservadme de hacerlo por orgullo u ostentacin confundindole con una generosidad humillante, lo que me hara perder el fruto de mi accin, porque entonces merecera que se me aplicasen aquellas palabras de Cristo: Ya recibisteis vuestra recompensa. (Cap. XIII, nmeros 1 y siguientes).

ACCIN DE GRACIAS POR EL BIEN CONCEDIDO A NUESTROS ENEMIGOS

49. ORACIN. Oh Dios, en vuestra justicia, entendiste un deber alegrar el corazn de N... Yo os lo agradezco por l, a pesar del mal que me hizo o que procura hacerme. Si se aprovechase de ello para humillarme, lo aceptar como una prueba para m, ejerciendo la caridad.Buenos Espritus que me protegis no permitis que conciba por ello ningn pesar; desviad de m la envidia y los celos que degradan; inspiradme por el contrario, la generosidad que eleva. La humillacin est en el mal y no en el bien y sabemos que tarde o temprano se har a cada uno justicia segn sus obras.

PARA LOS ENEMIGOS DEL ESPIRITISMO

50. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos sern saciados.Bienaventurados los que padecen persecucin por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.Felices seris cuando los hombres os maldijeren y os persiguieren y dijeren con falsedad toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos, porque un galardn muy grande os est reservado en los cielos; pues as tambin persiguieron a los profetas, que fueron antes de vosotros. (San Mateo, cap. V, v. 6, 10, 11 y 12).No temis a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma; temed antes al que puede echar el alma y el cuerpo en el infierno. (San Mateo, cap. X, v. 28).

52. ORACIN. Seor, vos nos dijisteis, por la boca de Jess, vuestro Mesas: Bienaventurados los que sufren persecucin por la justicia; perdonad a vuestros enemigos; orad por los que os persiguen; y l mismo nos ha enseado el camino, orando por sus verdugos.A su ejemplo, oh Dios!, solicitamos vuestra misericordia para los que desconocen vuestros divinos preceptos, los nicos que pueden asegurar la paz en este mundo y en el otro. Nosotros decimos como el Cristo: Perdonadles, Padre Nuestro, porque ellos no saben lo hacen.Dadnos la fuerza para soportar con paciencia y resignacin, como pruebas para nuestra fe y humildad, sus burlas, sus injurias, sus calumnias y persecuciones; apartadnos de todo pensamiento de represalias, porque la hora de vuestra justicia sonar para todos y nosotros la esperamos sometindonos a vuestra santa voluntad.

PARA UN NIO RECIN NACIDO

54. ORACIN. (Para los padres). Espritu que ests encarnando en el cuerpo de nuestro hijo, bienvenido seas entre nosotros; Dios Todopoderoso que lo habis enviado, bendito seis.Este es un depsito que nos ha sido confiado, del que debemos dar cuenta un da. Si pertenece a la nueva generacin de Espritus que debe poblar la Tierra,gracias, oh Dios, por este favor! Si es un alma imperfecta, nuestro deber es ayudarla a progresar en el camino del bien, por nuestros consejos y buenos ejemplos; si cayere en el mal por nuestra causa, responderemos de ello ante vos, porque no habremos cumplido nuestra misin respecto a l.Seor, sostenednos en nuestro trabajo y dadnos fuerza y voluntad para cumplirlo. Si este nio debe ser objeto de nuestras pruebas, que se cumpla vuestra voluntad! Buenos Espritus que habis venido a presidir su nacimiento y debis acompaarle durante su vida, no lo abandonis. Alejad de l a los Espritus imperfectos que pudieran inducirle al mal; dadle fuerza para resistir a sus sugestiones y el valor para sufrir con paciencia y resignacin las pruebas que le esperan en la Tierra. (Cap. XIV, nmero 9).

55. ORACION (Otra). Dios mo, me confiasteis la suerte de uno de vuestros Espritus; haced, Seor, que sea digno del deber que me fue impuesto; concededme vuestra proteccin; iluminad mi inteligencia con el fin de que pueda discernir pronto las tendencias del que debo preparar para entrar en vuestra paz.

56. ORACION(Otra). Dios de bondad, puesto que habis tenido a bien permitir al Espritu de este nio que venga de nuevo a sufrir las pruebas terrestres para hacerle progresar, dadle la luz a fin de que aprenda a conoceros, amaros y adoraros. Haced, por vuestra omnipotencia, que esta alma se regenere en el manantial de vuestras a la que confiaste esta alma; que pueda comprender la importancia de su misin y haced germinar en este nio las buenas semillas, hasta el da en que l mismo pueda, por sus propias aspiraciones, elevarse slo hacia vos.Dignaos, oh Dios, escuchar esta humilde plegaria en nombre y por los mritos del que dijo: Dejad a los nios venir a m, porque el reino de los cielos es para los que se les asemejen.

PARA UN AGONIZANTE

58. ORACIN. Dios poderoso y misericordioso, he aqu un alma que deja su envoltura terrestre para volver al mundo de los Espritus, su verdadera patria; que pueda entrar all en paz y que vuestra misericordia se extienda sobre ella.Buenos Espritus, que la acompaasteis en la Tierra, no la abandonis en este momento supremo; dadle fuerza para soportar los ltimos sufrimientos que debe padecer en este mundo para su adelantamiento futuro; inspiradle para que ella consagre al arrepentimiento de sus faltas los ltimos destellos de inteligencia que le restan o que pueden volverle momentneamente.Dirigid mi pensamiento a fin de que su accin haga menos penosa la separacin, y que lleve en su alma, en el momento de dejar la Tierra, los consuelos de la esperanza.

IV ORACIONES PARA LOS QUE YA NO ESTN EN LA TIERRA

PARA LOS RECIN FALLECIDOS

60. ORACIN. Dios Todopoderoso, que vuestra misericordia se extienda sobre el alma de N... que acabis de llamara vos. Qu la pruebas que ha sufrido en esta vida le sean tomadas en cuenta y nuestras oraciones puedan aliviar y abreviar las penas que tenga an que sufrir como Espritu!Buenos Espritus que habis venido a recibirle y sobre todo vos, su ngel de la guarda, asistidle para ayudarle a despojarse de la materia; dadle la luz y la conciencia de s mismo con el fin de sacarle de la turbacin que acompaa al trnsito de la vida corporal a la vida espiritual. Inspiradle el arrepentimiento de las faltas que haya cometido y el deseo de que le sea permitido el repararlas para activar su adelantamiento hacia la vida de eterna felicidad.N..., acabas de entrar en el mundo de los Espritus, y sin embargo, ests aqu presente entre nosotros; nos ves y nos escuchas, porque no hay ms diferencia entre t y nosotros que el cuerpo perecedero que acabas de dejar y que muy pronto ser reducido a polvo.Dejaste el grosero envoltorio sujeto a las vicisitudes y a la muerte y slo conservas la envoltura etrea, imperecedera e inaccesible a los sufrimientos. Si no vives ya por el cuerpo, vives la vida de los Espritus y esta vida est exenta de las miserias que afligen a la Humanidad.Ya no tienes el velo que oculta a nuestros ojos los resplandores de la vida futura; de hoy en adelante podis contemplar nuevas maravillas, mientras que nosotros estamos an sumergidos en las tinieblas.Vas a recorrer el espacio y visitar los mundos con toda libertad, mientras que nosotros nos arrastramos penosamente sobre la Tierra, en la que nos retiene nuestro cuerpo material, semejante para nosotros a una carga muy pesada.El horizonte del infinito va a desarrollarse ante ti y en presencia de tanta grandeza comprenders la vanidad de nuestros deseos terrestres, de nuestras ambiciones mundanas y de nuestros goces ftiles de que los hombres hacen sus delicias.La muerte slo es, entre los hombres, una separacin material de algunos instantes. Desde el lugar del exilio en donde nos retiene an la voluntad de Dios, as como los deberes que tenemos que cumplir en este mundo, nosotros te seguiremos con el pensamiento hasta el momento en que se nos permita reunirnos contigo, as como t te has reunido con los que te precedieron.Si nosotros no podemos ir a tu lado, t puedes venir al nuestro. Ven, pues, entre los que te aman y que has amado; sostnles en las pruebas de la vida, vela por los que te son queridos, protgeles segn tu poder y calma sus pesares con el pensamiento de que eres ms feliz ahora y con la consoladora certeza de estar reunidos un da en un mundo mejor.En el mundo en que ests deben extinguirse todos los resentimientos terrestres. Qu de hoy en adelante, seas inaccesible a ellos para tu felicidad futura! Perdona, pues, a los que han procedido mal contigo, como te perdonan aquellos con los que has procedido mal.Nota. Pueden aadirse a esta oracin, aplicable a todos, algunas palabras especiales, segn las circunstancias particulares de familia o de relacin y la posicin del difunto. Si se trata de un nio, el Espiritismo nos ensea que ste no es un Espritu de creacin reciente, sino que ha vivido ya y puede ser tambin muy avanzado. Si su ltima existencia ha sido corta es porque no era ms que un complemento de la prueba, o deba ser una prueba para sus padres. (Cap. V, nmero 21).

61. ORACION (Otra). Seor Todopoderoso, que vuestra misericordia se extienda sobre nuestros hermanos que acaban de dejar la Tierra. Que vuestra luz resplandezca a sus ojos. Apartadlos de las tinieblas; abrid sus ojos y sus odos. Que los buenos Espritus les envuelvan y les hagan or las palabras de paz y esperanza.Seor, por indignos que seamos, nos atrevemos a implorar vuestra misericordiosa indulgencia a favor de aqul de nuestros hermanos que acaba de ser llamado del exilio; haced que su regreso sea el del hijo prdigo. Olvidad, Dios mo, las faltas que ha podido cometer, para acordarnos del bien que hizo. Vuestra justicia es inmutable, lo sabemos, pero vuestro amor es inmenso; os suplicamos suavizar vuestra justicia por esa fuente de bondad que mana de vos.Que la luz se haga para ti, hermano mo, que acabas de dejar la Tierra. Que los buenos Espritus del Seor desciendan hacia ti, te envuelvan y te ayuden a sacudir tus cadenas terrestres. Comprende y mira la grandeza de Nuestro Seor; somtete sin murmurar a su justicia, pero no desesperes jams de su misericordia.Hermano! Que un serio retorno a tu pasado te abra las puertas del porvenir hacindote comprender las faltas que dejas detrs de ti y el trabajo que te queda para repararlas. Que Dios te perdone y que sus buenos Espritus te sostengan y te animen. Tus hermanos de la Tierra orarn por ti y te piden que ores por ellos.(1)

PARA LAS PERSONAS QUE SE HAN AMADO

63. ORACIN. Dignaos, oh Dios!, acoger favorablemente la oracin que os dirijo por el Espritu de N... hacedle entrever vuestras divinas luces y que le sea ms fcil el camino de la felicidad eterna. Permitid que los buenos Espritus le lleven mis palabras y mi pensamiento.T que me eras querido en este mundo, oye mi voz que te llama para darte un nuevo testimonio de mi afecto. Dios permiti que fueses liberado primero; no podra quejarme de ello sin egosmo, porque sera estar afligido por no tener ms para ti las penas y los sufrimientos de la vida. Espero, pues, con resignacin el momento de nuestra reunin en el mundo ms feliz en que me has precedido. Yo s que nuestra separacin es momentnea y que por larga que pudiera parecerme, su duracin se borra ante la eterna felicidad que Dios promete a sus elegidos. Que su bondad me preserve de hacer nada que pueda retardar este instante deseado, y que me ahorre de este modo el dolor de no volverte a encontrar al salir de mi cautiverio terrestre.Oh! Qu dulce y consoladora es la certeza de que slo hay entre nosotros un velo material que te oculta de mi vista! Que puedas estar aqu, a mi lado, verme y orme como otras veces y an mejor que antes; que no me olvidars como yo tampoco no te olvidar; que nuestros pensamientos no cesen de confundirse, y que el tuyo me siga y me sustente siempre.Que la paz del Seor sea contigo.

PARA LAS ALMAS QUE SUFREN Y PIDEN ORACIONES

65. ORACIN. Dios clemente y misericordioso, que vuestra bondad se extienda sobre todos los Espritus que desean nuestras oraciones y particularmente sobre el alma de N...Buenos Espritus cuya nica ocupacin es el bien, interceded conmigo para su alivio. Haced que resplandezca a sus ojos un rayo de esperanza, y que la divina luz les ilumine y les haga ver las imperfecciones que les alejan de la morada de los felices. Abrid su corazn al arrepentimiento y al deseo de depurarse para acelerar su adelantamiento. Hacedles comprender que por su esfuerzo pueden abreviar el tiempo de sus pruebas.Qu Dios, en su bondad les d fuerza para perseverar en sus buenas resoluciones!Que estas palabras benvolas puedan mitigar sus penas demostrndoles que en la Tierra hay seres que saben compadecerse de ellos y que desean su felicidad.

66. ORACION (Otra). Os suplicamos, Seor, derramar sobre todos los que sufren, sea en el espacio como Espritus errantes, sea entre nosotros como Espritus encarnados, las gracias de vuestro amor y de vuestra misericordia. Tened piedad de nuestras debilidades. Falibles nos hicisteis, pero nos habis dado la fuerza para resistir al mal y vencerlo. Que vuestra misericordia se extienda sobre todos los que no han podido resistir a sus malas inclinaciones y estn an arrastrndose en un mal camino. Que vuestros buenos Espritus le envuelvan; que vuestra luz resplandezca a sus ojos, y que, atrados por su calor, vengan a prosternase a vuestros pies, humildes, arrepentidos y sumisos.Os suplicamos igualmente, Padre de misericordia, por aquellos de nuestros hermanos que no tuvieron la fuerza de soportar las pruebas terrestres. Vos nos disteis un fardo para cargar, Seor, y nosotros slo debemos depositarlo a vuestros pies; pero nuestra debilidad es grande y el valor nos falta algunas veces por el camino. Tened piedad de estos servidores indolentes que han abandonado la obra antes de tiempo; que vuestra justicia les excuse y permita a vuestros buenos Espritus llevarles el alivio, los consuelos y la esperanza del futuro. El camino del perdn es fortificante para el alma; mostradlo, Seor, a los culpables que desesperan, y sostenidos por esta esperanza sacarn fuerzas del mismo cmulo de sus faltas y de sus sufrimientos para rescatar su pasado y prepararse para conquistar el porvenir.

PARA UN ENEMIGO MUERTO

68. ORACIN. Seor, os habis dignado llamar antes que a m el alma de N... Yo le perdono el mal que me hizo y sus malas intenciones hacia m; que pueda l arrepentirse de eso, ahora que ya no tiene las ilusiones de este mundo.Que vuestra misericordia, Dios mo, se extienda sobre l y alejad de m el pensamiento de alegrarme con su muerte. Si proced mal con l, que me perdone, como yo olvido a los que procedieron as conmigo.

PARA UN CRIMINAL

70. ORACIN. Seor, Dios de misericordia, no rechacis a este criminal que acaba de dejar la Tierra; la justicia de los hombres pudo condenarle, pero no por esto se salva de vuestra justicia, si su corazn no se ha conmovido por un sincero arrepentimiento.Quitadle la venda que le oculta la gravedad de sus faltas. Que con su arrepentimiento encuentre gracia ante vos y que se alivien los sufrimientos de su alma! Que nuestras oraciones y la intervencin de los buenos Espritus puedan darle la esperanza y el consuelo! Inspiradle el deseo de reparar sus malas acciones en una nueva existencia y dadle fuerza para que no sucumba en las nuevas luchas que emprender. Seor, tened piedad de l!

PARA UN SUICIDA

72. ORACIN. Sabemos, Dios mo, la suerte reservada a los que violan vuestras leyes acortando voluntariamente sus das; pero sabemos tambin que vuestra misericordia es infinita; dignaos derramarla sobre el alma de N... Que nuestras oraciones y vuestra conmiseracin endulcen la amargura de los padecimientos que sufre por no haber tenido el valor de esperar el fin de sus pruebas!Buenos Espritus cuya misin es asistir a los infelices, tomadle bajo vuestra proteccin; inspiradle el arrepentimiento de su falta y que vuestra asistencia le d la fuerza de soportar con ms resignacin las nuevas pruebas que tendr que sufrir para repararla. Separad de l a los malos Espritus que podran de nuevo llevarlo al mal y prolongar sus sufrimientos, hacindole perder el fruto de sus futuras pruebas.T, cuya desdicha es el objeto de nuestras oraciones, que nuestra conmiseracin endulce tus amarguras y haga nacer en ti la esperanza de un porvenir mejor! Este porvenir est en tus manos; confa en la bondad de Dios, cuyo seno est abierto a todos los arrepentidos, y slo permanece cerrado a los corazones endurecidos.

PARA LOS ESPRITUS ARREPENTIDOS

74. ORACIN. Dios de misericordia, que aceptis el arrepentimiento sincero del pecador, encarnado o desencarnado, aqu tenis un Espritu que se ha complacido en el mal, pero que reconoce sus faltas y entra en el buen camino; dignaos Dios mo, recibirle como a un hijo prdigo y perdonadle.Buenos Espritus, cuya voz l desconoci, de aqu en adelante quiere escucharos; permitid que pueda entrever la felicidad de los elegidos del Seor, a fin de que persista en el deseo de purificarse para alcanzarla; sostenedle en sus buenas resoluciones y dadle fuerza para resistir sus malos instintos.el bien; os considerabais tambin demasiado bajo para poder conseguirlo. Pero desde el instante en que os pusisteis de pie en el buen camino, una luz se hizo para vos; comenzaste a disfrutar de una felicidad desconocida y la esperanza entr en vuestro corazn. Es que Dios escucha siempre la oracin del pecador arrepentido y no rechaza a ninguno de los que vienen a l.Para entrar completamente en gracia junto a l, aplicaos desde hoy en adelante. No slo a no hacer el mal, sino hacer el bien y sobre todo a reparar el mal que habis hecho; entonces habris satisfecho a la justicia de Dios; cada buena accin borrar una de vuestras faltas pasadas.El primer paso est dado; ahora, cuanto ms avancis, tanto ms fcil y agradable os ser el camino. Perseverad, pues, y un da tendris la gloria de ser contado entre los buenos Espritus y los Espritus felices.

PARA LOS ESPRITUS ENDURECIDOS

76. ORACIN. Seor, dignaos mirar bondadosamente a los Espritus imperfectos que an estn en las tinieblas de la ignorancia y os desconocen, y particularmente al de N...Buenos Espritus, ayudadnos a hacerlo comprender que induciendo a los hombres al mal, obsesndoles y atormentndoles, prolonga sus propios sufrimientos; haced que el ejemplo de felicidad que vosotros gozis sea un estmulo para l.Espritus que os complacis an en el mal, acabis de or la oracin que hicimos por vos; ella debe probaros que deseamos haceros el bien, aunque hagis el mal.Sois infelices, porque es imposible ser feliz haciendo el mal; por qu, pues, permanecer en pena cuando depende de vosotros salir de ella? Observad a los buenos Espritus que os rodean; ved cun felices son y si no sera ms agradable para vosotros gozar de la misma felicidad.Diris que eso os es imposible, pero nada hay imposible para el que quiere, porque Dios os dio, como a todas sus criaturas, la libertad de elegir entre el bien y el mal, es decir, entre la felicidad y la infelicidad; nadie est condenado al mal. Si tenis la voluntad de hacerlo, podis tener la de hacer el bien y de ser felices.Volved vuestras miradas hacia Dios, elevaos un solo instante hasta l con el pensamiento y un rayo de su divina luz vendr a esclareceros. Decid con nosotros estas simples palabras: Oh Dios, me arrepiento, perdonadme! Probad el arrepentimiento y haced el bien, en vez de hacer el mal y veris que pronto su misericordia se extender sobre vosotros y que un bienestar desconocido vendr a reemplazar las angustias que sents.Una vez que hayis dado un paso en el buen camino, el resto del recorrido os parecer fcil. Entonces comprenderis cuanto tiempo perdisteis, por vuestra falta de felicidad; pero un futuro radiante y lleno de esperanza se abrir ante vos y os har olvidar vuestro miserable pasado, lleno de turbacin y de tormentos morales que seran para vos el infierno si debiesen durar eternamente. Vendr da en que esos tormentos sern tales que quisierais a cualquier precio hacerlos cesar; pero cuanto ms esperareis, ms difcil os ser eso. No creis que permaneceris siempre en el estado en que estis; no, eso es imposible; tenis ante vos dos perspectivas: una es la de sufrir mucho ms de lo que sufrs ahora, la otra de ser feliz como los buenos Espritus que estn a vuestro alrededor; la primera es inevitable si persists en vuestra obstinacin y un simple esfuerzo de vuestra voluntad basta para sacaros de la mala situacin en que estis. Apresuraos, pues, porque cada da de atraso es un da perdido para vuestra felicidad.Buenos Espritus, haced que estas palabras encuentren acceso en esa alma an atrasada, a fin de que la ayuden a acercarse a Dios. As os lo suplicamos en nombre de Jesucristo, que tan gran poder tiene sobre los Espritus malos.

V ORACIONES PARA LOS ENFERMOS Y LOS OBSESOS

PARA LOS ENFERMOS

78. ORACIN. (Para que la diga el enfermo). Seor, sois todo justicia; la enfermedad que habis querido enviarme debo merecerla, porque jams hacis sufrir sin causa. Para mi curacin, yo me entrego a vuestra infinita misericordia; si os place volverme la salud, que vuestro santo nombre sea bendito; si por el contrario debo sufrir an, que as mismo sea bendito; me someto sin murmurar a vuestros divinos decretos, porque todo lo que haris no puede tener otro objeto que el bien de vuestras criaturas.Haced, Dios mo, que esta enfermedad sea para m un aviso saludable y me lleve a meditar sobre m mismo; la acepto como una expiacin del pasado y como una prueba de mi fe y sumisin a vuestra santa voluntad. (Vase la Oracin nmero 40).

79. ORACIN. (Para el enfermo). Dios mo, vuestros designios son impenetrables, y en vuestra sabidura cresteis un deber afligir a N... con la enfermedad. Os suplico echis una mirada de compasin sobre sus sufrimientos y os dignis ponerles un trmino. Buenos Espritus, ministros del Todopoderoso, os ruego que secundis mi deseo de aliviarle; dirigid mi pensamiento, a fin de que vaya a derramar un blsamo saludable en su cuerpo y el consuelo en su alma. Inspiradle la paciencia y la sumisin a la voluntad de Dios, dadle fuerza para sobrellevar sus dolores con resignacin cristiana a fin de que no se pierda el fruto de esta prueba. (Vase la Oracin nmero 57).

80. ORACIN. (Para ser pronunciada por el mdium de curacin). Dios misericordioso, si os dignis serviros de m, aun cuando soy indigno puedo curar este sufrimiento si tal es vuestra voluntad, porque tengo fe en vos; sin vos nada puedo. Permitid a los buenos Espritus que me penetren con su fluido saludable, a fin de que lo trasmita a este enfermo, y alejad de m todo pensamiento de orgullo y de egosmo que pudiera alterar su pureza.

PARA LOS OBSESOS

En todos los casos de obsesin, la oracin es un poderoso auxiliar para obrar contra el Espritu obsesor.

82. ORACIN. (Para ser pronunciada por el obseso). Dios de justicia, permitid a los buenos Espritus que me libren del Espritu malhechor que se ha unido a m. Si es una venganza que ejerce por injusticias que le habr hecho en otro tiempo, vos lo permits, Dios de bondad, para mi castigo y sufro la consecuencia de mi falta. Qu mi arrepentimiento merezca vuestro perdn y mi liberacin! Pero cualquiera que sea el motivo que tenga, solicito vuestra misericordia para l. Dignaos facilitarle el camino del progreso, que le desviar del pensamiento de hacer el mal. Que por mi parte, volvindole bien por mal, pueda conducirle a mejores sentimientos.Mas yo s tambin, oh Dios mo!, que mis imperfecciones son las que me hacen accesible a las influencias de los Espritus imperfectos. Dadme la luz necesaria para reconocerlas y, sobre todo, combatid en m el orgullo que me ciega para que no vea mis defectos.Cun grande debe ser mi indignidad, puesto que un ser malhechor puede enseorearse de m!Haced, oh Dios!, que este revs para mi vanidad me sirva de leccin para el futuro; que l me fortalezca en la resolucin que tomo de purificarme por la prctica del bien, de la caridad y de la humildad, con el fin de oponer de hoy en adelante una barrera a las malas influencias.Seor, dadme fuerza para soportar esta prueba con paciencia y resignacin; comprendo que, como todas las otras pruebas, debe ella ayudar a mi adelantamiento si no pierdo su utilidad con mi murmuracin, puesto que me proporciona la ocasin de manifestar mi sumisin y de ejercer la caridad hacia un hermano infeliz, perdonndole el mal que me hizo. (Cap. XII, nmeros 5 y 6; cap. XXVIII, nmeros 15 y siguientes, 46 y 47).83. ORACIN. (Para el obseso). Dios Todopoderoso, dignaos darme el poder para liberar a N... del Espritu que le obsesa; si entra en vuestros designios poner trmino a esta prueba, concededme la gracia de hablarle con autoridad.Buenos Espritus que me asists, y vos, su ngel de la guarda, prestadme vuestro auxilio y ayudadme a desembarazarle del fluido impuro que le envuelve.En nombre de Dios Todopoderoso, conjuro al Espritu malhechor que le atormenta a que se retire.

84. ORACIN. (Para el Espritu obsesor) Dios infinitamente bueno, imploro vuestra misericordia para el Espritu que obsesa a N... hacedle entrever las divinas claridades, a fin de que l vea el falso camino en que est empeado. Buenos Espritus, ayudadme a hacerle comprender que tiene todo para perder haciendo el mal y todo para ganar haciendo el bien.Espritu que os complacis en atormentar a N..., escuchadme porque os hablo en nombre de Dios.Si quisiereis reflexionar, comprenderis que el mal no puede imponerse al bien, y que no podis ser ms fuerte que Dios y los buenos Espritus.Ellos podran haber preservado a N... de toda persecucin por vuestra parte; si no lo han hecho es porque l (o ella) deba sufrir esta prueba. Pero cuando esta prueba se concluya, os quitarn toda accin sobre l; el mal que le habis hecho, en lugar de perjudicarle, servir para su adelantamiento y con ello ser ms feliz; as vuestra maldad habr sido una pura prdida para vos y revertir sobre vos mismo.Dios, que es todopoderoso y los Espritus superiores sus delegados, que son ms poderosos que vos, podrn, pues, poner trmino a esta obsesin cuando quieran y vuestra tenacidad se estrellar contra esa suprema autoridad. Mas, por el hecho mismo de que Dios es bueno, quiere dejaros el mrito de que cesis por vuestra propia voluntad. Es una moratoria que se os concede; si no os aprovechis de ella sufriris sus deplorables consecuencias; grandes castigos y crueles sufrimientos os esperan; os veris forzado a implorar su piedad y las oraciones de vuestra vctima, que ya os perdona y ora por vos, lo que es un gran mrito a los ojos de Dios y apresurar su liberacin.Reflexionad, pues, mientras hay tiempo an, porque la Justicia de Dios caer sobre vos, como sobre todos los Espritus rebeldes. Pensad que el mal que hacis en este momento tendr forzosamente un trmino, mientras que si os obstinis en vuestro endurecimiento, vuestros sufrimientos aumentarn sin cesar.Cundo estabais en la Tierra, no os hubiera parecido estpido el sacrificar un gran bien por una pequea satisfaccin del momento? Lo mismo sucede ahora que sois Espritu. Qu ganis con lo que hacis? El triste placer de atormentar a alguno, lo que no os impide ser infeliz y cualquier cosa que podis decir, os har ms infeliz an.Al lado de eso, ved lo que perdis; mirad a los buenos Espritus que os rodean y ved si su suerte no es preferible a la vuestra. Participaris de la felicidad que ellos gozan cuando lo queris. Qu es necesario para eso? Implorar a Dios y hacer el bien, en lugar de hacer el mal. Yo s que no podis transformaros de repente; pero Dios no pide nada imposible; lo que quiere es la buena voluntad. Probadlo, pues, y os ayudaremos. Haced que muy pronto podamos decir por vos la oracin de los Espritus arrepentidos (nmero 73), y no tengamos que colocaros ms entre los Espritus malos, hasta que podis estar entre los buenos.(Vase tambin la nmero 75, Oracin para los Espritus endurecidos)

Parfrasis del padre nuestroSantsimo Padre nuestro!, creador, redentor, consolador y salvador nuestro!Que ests en los cielos:en losngelesy en lossantos; iluminndolos para conocer, porque t, Seor, eres laluz; inflamndolos para amar, porque t, Seor, eres elamor; habitando en ellos y colmndolos para gozar, porque t, Seor, eres el bien sumo, eterno, de quien todo bien procede, sin quien no hay bien alguno.Santificado sea tu nombre:clarificada sea en nosotros tu noticia, para que conozcamos cul es la anchura de tus beneficios, la largura de tus promesas, la altura de la majestad y la hondura de los juicios (Ef 3,18).Venga a nosotros tu reino:para que reines t en nosotros por lagraciay nos hagas llegar a tu reino, donde se halla la visin manifiesta de ti, el perfecto amor a ti, tu dichosa compaa, la fruicin de ti por siempre.Hgase tu voluntad, como en el cielo, tambin en la Tierra:para que te amemos con todo el corazn (cf. Lc 10,27), pensando siempre en ti; con toda el alma, desendote siempre a ti; con toda lamente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti, buscando en todo tuhonor; y con todas nuestras fuerzas, empleando todas nuestras energas y los sentidos del alma y del cuerpo en servicio, no de otra cosa, sino del amor a ti; y para que amemos a nuestros prjimoscomo a nosotros mismos, atrayendo a todos, segn podamos, a tu amor, alegrndonos de los bienes ajenos como de los nuestros y compadecindolos en los males y no ofendiendo a nadie (cf. 2 Cor 6,3).El pan nuestro de cada da:tu amado Hijo, nuestro SeorJesucristo, dnosle hoy: para que recordemos, comprendamos y veneremos el amor que nos tuvo y cuanto por nosotros dijo, hizo y padeci.Y perdnanos nuestras deudas:por tu inefable misericordia, por lavirtudde la pasin de tu amado Hijo y por los mritos e intercesin de la beatsima Virgen y de todos tus elegidos.As como nosotros perdonamos a nuestros deudores:y lo que noperdonamosplenamente, haz t, Seor, que plenamente lo perdonemos, para que por ti amemos de verdad a losenemigosy en favor de ellos intercedamos devotamente ante ti, no devolviendo a nadie mal por mal (cf. lTes 5,15), y para que procuremos ser en ti tiles en todo.Y no nos dejes caer en tentacin:oculta o manifiesta, imprevista o insistente.Mas lbranos del mal:pasado, presente y futuro. Amen.

ORACIN A LOS 14 SANTOS AUXILIARESHumildes y Misericordiosos Santos Auxiliares Consejeros y Ministros en este mundo bajo suprema autoridad del Padre Eterno. Dios o Hijo y Dios Espritu Santo:Mndanos un reflejo de tu celestial como mandaste tu gracia a aquel perverso arrepentido que dio a los pobres pan hecho de carbn. Como Cipriano y a Justina por su maldad y hechiceras; como a la Magdalena por libertinaje, como a San Dimas por compadecerse de nuestro Seor Jesucristo en Cruz, como a la Vernica por secar su rostro cuando nuestro Seor Jesucristo se encontraba invlido en la Cruz. Espero que limpies la puerta de mi casa, las almas que van al cielo y entres en la ma, a Ti Padre Eterno te reconozco y venero, todo enemigo visible que estaba al paso por este camino a donde voy a cumplir la misin de todapersona honrada, que es el pan de demanda de trabajo y sudor de mi frente. En ti Santa Brbara que toda ferocidad y traicin injusta que tramen contra m, lo espero en la punta de tu Celestial espada y apartes de mis alrededores la miseria, que mis enemigos envidiosos arrojen a mi puerta para perturbar mi buena gracia que, Dios me ha dado, salga lo malo y en lo bueno, quien mal desee, se lleve sal de mi desgracia y entre la Gracia de Dios.Entable la guardia de San Miguel y rechaza al enemigo Luzbel que siempre sucumbe debajo de tus pies. Domina con mala lengua como Santa Marta domina las fieras, vengo por este camino al ngel de mi Guarda, Dios delante, atrs la salud por mi suerte donde llegue con ste se bastar, mi trabajo encontrar, si algo se me pierde a San Antonio me encomendar, s que tres credos le rezar, que le deseo yo muy pronto lo he de ver:Padre, Hijo y Espritu Santo, tres credos a la Santsima Trinidad y un Padrenuestro. Amn.

ORACION AL JUSTO JUEZ.Divino y Justo Juez de vivos y muertos, eterno sol de justicia, encarnado en el casto vientre de la Virgen Mara por la salud del linaje humano. Justo Juez, creador del cielo y de la tierra y muerto en la cruz por mi amor. T, que fuiste envuelto en un sudario y puesto en un sepulcro del que al tercer da resucitaste vencedor de la muerte y del infierno. Justo y Divino Juez, oye mis splicas, atiende a mis ruegos, escucha mis peticiones y dales favorable despacho.Tu voz imperiosa serenaba las tempestades, sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos como Lzaro y al hijo de la viuda de Naim.El imperio de tu voz pona en fuga a los demonios, hacindoles salir de los cuerpos de los posedos, y dio vista a los ciegos, habla a los mudos, odo a los sordos y perdn a los pecadores, como a la Magdalena y al paraltico de la piscina.T te hiciste invisible a tus enemigos, a tu voz retrocedieron cayendo por tierra en el huerto los que fueron a aprisionarte y cuando expirabas en la Cruz, a tu poderoso acento se estremecieron los orbes.T abriste las crceles a Pedro y le sacaste de ellas sin ser visto por la guardia de Herodes. T salvaste a Dimas y perdonaste a la adltera.Suplcote, Justo Juez, me libres de todos mis enemigos, visibles e invisibles: la Sbana Santa en que fuiste envuelto me cubra, tu sagrada sombra me esconda, el velo que cubri tus ojos ciegue a los que me persiguen y a los que me deseen mal, ojos tengan y no me alcancen, manos tengan y no me tienten, odos tengan y no me oigan, lengua tengan y no me acusen y sus labios enmudezcan en los tribunales cuando intenten perjudicarme.Oh, Jesucristo Justo y Divino Juez!, favorceme en toda clase de angustias y aflicciones, lances y compromisos y haz que al invocarte y aclamar al imperio de tu poderosa y santa voz llamndote en mi auxilio, las prisiones se abran, las cadenas y los lazos se rompan, los grillos y las rejas se quiebren, los cuchillos se doblen y toda arma que sea en mi contra se embote e inutilice.Ni los caballos me alcancen, ni los espas me miren, ni me encuentren. Tu sangre me bae, tu manto me cubra, tu mano me bendiga, tu poder me oculte, tu cruz me defienda y sea mi escudo en la vida y a la hora de mi muerte. Oh, Justo Juez, Hijo del Eterno Padre, que con l y con el Espritu Santo eres un solo Dios verdadero! Oh Verbo Divino hecho hombre! Yo te suplico me cubras con el manto de la Santsima Trinidad para que libre de todos los peligros y glorifiquen tu Santo Nombre. Amn.Divino y Justo Juez, acompame en mi viaje, lbrame de todo peligro o accidente, defindeme de mis enemigos y socrreme en mis necesidades.MAGNIFICAT (Lc 1, 46-55)Proclama mi alma la grandeza del Seor, se alegra mi espritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillacin de su esclava.Desde ahora me felicitarn todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por m:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generacin en generacin.El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazn, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacos.Auxilia a Israel, su siervo, acordndose de la misericordia -como lo haba prometido a nuestros padres- en favor de Abrahn y su descendencia por siempre.Gloria al Padre.AL SANTO NGEL DE LA GUARDAngel santo de la guarda, compaero de mi vida, t que nunca me abandonas, ni de noche ni de da.Aunque espritu invisible, se que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones y cuenta todos mis pasos.En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho tus alas de ncar y oro.ngel de Dios, que yo escuche tu mensaje y que lo siga, que vaya siempre contigo hacia Dios, que me lo enva.Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compaa.En presencia de los ngeles, suba al cielo nuestro canto: gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espritu Santo. Amn.OTRA- Angel de la paz, Angel de la Guarda, a quien soy encomendado, mi defensor, mi vigilante centinela; gracias te doy, que me libraste de muchos daos del cuerpo y del alma. Gracias te doy, que estando durmiendo, me velaste, y despierto, me encaminaste; al odo, con santas inspiraciones me avisaste.Perdname, amigo mo, mensajero del cielo, consejero, protector y fiel guarda ma; muro fuerte de mi alma, defensor y compaero celestial. En mis desobediencias, vilezas y descortesas, aydame y gurdame siempre de noche y de da. Amn.Padre nuestro y Avemara.

PLEGARIA DEL NAUFRAGOPlegaria del naufrago Torna tu vista, dios mio, Hacia esta infeliz criatura. No me des la sepultura Entre las olas del mar. Dame la fuerza y valor Para salvar el abismo, Dame gracia por lo mismo, Que es tan grande tu bondad.Si yo, cual frgil barquilla, Por mi soberbia halagado, El mar humano he cruzado, Tan solo tras el placer; Djame, seor, que vuelva A pisar el continente, Haciendo voto ferviente De ser cristiano con fe. Si yo con mi torpe falta Me ha mecido entre la bruma Desafiando la espuma Que levanta el temporal, Te ofrezco que en adelante No tendr el atrevimiento De ensordecer el lamento De aquel que sufre en el mal. Y si siguiendo mi rumbo, He tenido hasta el descaro De burlarme de aquel faro Que puerto me designo: Yo te prometo, dios mo, No burlarme de esa luz Que brilla sobre la cruz Por el hijo de tu amor. !oh tu, padre de mi alma, Que escuchas el afligido, Y me vez arrepentido De lo que mi vida fue. Slvame, dios mo, slvame Y dame, antes que d cuenta, Para que yo me arrepienta El tiempo preciso, Amen.