Organo de su Venerable

Orden Tercera y Cofradiag

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24 DE AGOSTO DE 1927 <> -o- NÚM. 8

SITMA_RICeLA NATIVIDAD DE MARÍA, por Fr. Miguel Escánez.— SAN RAMÓN NO-

NATO, por Fr. Juan G. Castro.--MoDERNismo FEMENINO, por Fr. RicardoDelgado.— LOS MILAGROS DE LOURDES EN EL PRIMER TRIENIO DESPUÜS DELA GUERRA, por Fr. Juan G. Castro.—EL ILMO. P. MANUEL MARTÍNEZ,OBISPO LE MÁLAGA, por Fr. Guillermo Vázquez.—N,OTAS RELIGIOSAS,por Fr. Martín O. de Arriaga.—A LA NATIVIDAD DE MARÍA, ALEGORÍA,por Fr. Miguel Escánez.-1,05 DOS MÁS VALIENTES DE MI REGIMIENTO,por Fr. Juan González.—SLISCRIPCIÓN PARA EL ALTAR DE NUESTRA MADREEN LA BUENA DICHA. — NOTICIAS. —NECROLOGÍA.--- INDULGENCIAS DEL MES13-1E SEPTIEMBRE.

IMPRESIONES LITÚRGICAS

LA NATIVIDAD DE MAPIACon perfume de nardo, de rosas y de jazmines, parece

trascentler el bellísimo oficio divino con que la Iglesiaconmemora la fiesta de la Natividad de la Virgen San-tísima.

Pocos son, sin embargo, los que tienen la dicha de par-ticipar de tan suave manjar y espiritual banquete.

No se sabe cuán honda brecha abre en el alma de lamayoría de los fieles, este aislamiento voluntario o falta departicipación íntima en la vida litúrgica de la Iglesia.

De cada una de sus grandes festividades parece emanarun penetrante y vivificador aroma que los fieles debemosapresurarnos a aspirar, en la certeza de que provocará enla sangre de nuestra alma, si así fuese dado expresarse,una reacción vital y depuradora, bien así como la que eloxígeno opera de un modo extraordinario en la sangrede nuestro cuerpo, mediante un ejercicio higiénico cual-quiera.

Mucha parte, digo, de la anemia espiritual de que se

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advierte están invadidas muchas almas, ; es debida a estafalta de comunión en el aspirar el perfume vivifico que desuyo desprenden todas y cada una de las principalessolemnidades de Nuestra Madre la Iglesia.

Una sin duda de las más grandes y simpáticas es éstade la Natividad de María.

En ella nos exhorta la sagrada liturgia a levantar 'nues-tra mente y tributar alabanzas a Jesús en fecha tan memo-rable; nos invita a considerar, cuál refulge nuestra madrebendita al modo ' de lucentísima aurora, naciendo de tanpreclara y real estirpe, y, sobre todo, nos pide ahincada-mente que celebremos el nacimiento de esta purísima niñacum jucunditale (con alegría), a fin de que Ella se digneinterceder por nosotros ante el trono de su divino Hijo.

No quiero ni puedo descender en el reducido espacio deunas breves impresiones, a enumerar los infinitos motivosde regocijo que podríamos tener los amantes de tan excelsaReina al conmemorar la fecha de su nacimiento.

Sólo apuntaré que, si en el orden físico tan bella nosparece la aurora; si en ella ha querido Dios acumular losencantos hasta el punto de hacérnosla más amable y bellaque el mismo sol; si le plugo el que a esa hora resplande-ciesen los campos y las plantas con el suave resplandor desus rocíos, y las flores trascendiesen con sus más'exquisi-tas fragancias y los pájaros la saludasen con sus másdeleitosas y cristalinas charlas, también es deseo suyo elque en el árden sobrenatural tuviésemos otra aurora infini-tamente más hermosa, ensoñadora y espléndida que la pri-mera, cual es María con respecto al divino sol de justiciaCristä jesús.

'Perdi domo la niñez viene a ser la aurora de- nuestravida, y el capullo sin descoger la de la flor enteramenteabierta, así también la Virgen Santísima recién nacida vie-ne a ser para nosotros la aurora inefable de otra tambiéninefable aurora.

Y este es de fijo, al menos para mi, uno de los encantosque encierra esta festividad.

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No puede la palabra humana expresar lo que para cual-quier corazón verdaderamente amante de María tiene quesignificar la consideración lisa del cuadro encantador queofrecería la blanca y limpia casita de Joaquín y de Ana enlos felices días de la primera infancia de la Virgen.

Muchas veces me ha llevado mi fantasía a contemplarvieja estampa de traza y candor prerafaélicos en la cual hevenerado la patriarcal figura del Santo Joaquín, sentado enrústico escabel y leyendo algún pasaje de las Escriturasbajo el dosel amable que delante de la casa le ofrece unaañosa parra vestida de pámpanos y esmaltada de racimoscolor de ámbar...

He contemplado también unos instantes la mística yevocadora silueta de Santa Ana, hilando con primor juntoa la cuna de su hija, cándidos copos de lana para sus pri-meros vestiditos; y me he acercado al cabo, como atraídopor irresistible y misteriosa fuerza, a esa misma frágil cuni-ta, donde entre linos de eucarística blancura, fragantes conla fragancia suave de manzanas y membrillos, he contem-plado absorto la figura de una niña, pura rosita de carne yde nácar, de endrinos y graciosos ojuelos, sedosos párpa-dos guarnecidos de negras pestañas y encantadora boquitade guinda, criatura la más perfecta y angelical que hayasalido nunca de las manos del Altísimo...

He apartado después la mente de este cuadro y me hepuesto a considerar el cúmulo inmenso de carismas y dedones derramados por Dios en el alma purísima de aquellaniña. La he visto luego crecer de día en día en pureza ysantidad, ofrecerse por humilde esclava del Altísimo cuan-do el ángel le anuncia el misterio de la Encarnación, criary amamantar a su divino Hijo; sufrir con El peligros y pri-vaciones; morir con El de dolor en cierto modo al pie de lacruz santísima y recibirnos como hijos a todos los pecado-res, postrera y piadosa manda que le fui hecha por los pro-pios labios de su Hijo moribundo...

Han venido a continuación a mi memoria las palabrasde la Escritura que tan frecuentemente aplica la Iglesia d

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María, y he considerado por qué tantas veces se compara-rá a la Virgen Santísima en las - divinas letras con el árbol,ya sea éste el cedro robusto del Líbano, la graciosa palme-ra de Cades, el olivo del campo o las risueñas rosaledasde Jericó...

No hay duda en que la vida nos ayuda, mediante lasideas asociadas, a descubrir aún en sus más vulgaresacontecimientos, enseñanzas de verdades insospechadas ysecretos que acaso permanecerían por toda nuestra vidaimpenetrables para el entendimiento.

Acuérdaseme en estos momentos cómo una vez presen-cié, siendo niño, la cruel persecución de que fué objeto unpajarilio nuevo por parte de dos arrapiezos.

Acababan de salir de la escuela.Era una tarde bochornosa de las postreras de junio.

Como de costumbre, habían saltado el pretil del río Darro,en Granada, y bajando un pequeño talud hasta la mismaorilla del agua se dedicaban con los ojos encandilados depuro atentos, a buscar nidos, revisando de uno en uno losdiversos arbustos solitarios que crecen en aquellas poéticashúmedgs márgenes.

Sorprendido el pajarillo en uno de ellos, salió volandohasta las ramas de un pequeño sauce, y en el mismo ins-tante, los dos arriscados chiquillos, percatándose de queera volantón y de que no se atrevería por tanto a volargrandes trechos, dieron contra él acosándolo de mata amata ¡'y sin cesar de tirarle piedras. No podría afirmar silo hirieron; lo que sí sé es que estuvo a punto de caer enmis manos pecadoras rendido por la fatiga, si en un supre-mo esfuerzo no se hubiese decidido a volar hasta la copade un álamo blanco que expandía sus ramas en una fincacolindante con la ribera.

Cuando llegó a él y se vió en seguro, no pudo reprimir,piando alborozado, la expresión de su alegría por haberescapado de tan inminente peligro.

Andando el tiempo y revolviendo en mi memoria elrecuerdo de este hecho tan trivial, me ha servido para dar-

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me cuenta en parte del por qué la Escritura divina insistetanto en Comparar a María con el árbol.

En efecto, fuera de la consideración capital de que Ellafué el árbol verdadero que nos brindó el fruto suavísimo devida Cristo Jesús, ¿,cuántas no son las almas puras queperseguidas y acosadas por sus enemigos deben el verselibres de sus garras y pestilencial aliento al seguro refugioque hallaron en cuanto volaron y reposaron bajo las ramasde este árbol inefable de la protección de María?

¡Cuántos gritos de dolor, cuántas lágrimas de desola-ción y desamparo en el momento de la lucha, han sido tro-cadas en plegarias y cantos de alabanza al verse súbita-mente libres del peligro, bajo la fronda perfumada y purade este árbol que a un lado y otro extiende sus poderosasramas en el jardín ameno de la Iglesia!

Algún día nos daremos cuenta de esta labor humilde,callada y transcendental que la Virgen Santísima realizacon los hijos de su amor durante el espacio más o menoslargo de vida que Dios les concede.

Ciertamente entonces hemos de alcanzar por qué mu-chas almas puras vieron con la sonrisa en los labios llegarla muerte a sus puertas, sin haber nunca manchado las alasde su espíritu la más leve salpicadura de cieno; por quéel pobre padeció con resignación sus necesidades, el enfer-mo sus dolores, la viuda su desamparo, el atribulado suaplicación. Veremos también de cuánto valor y subidosquilates fue- la intercesión poderosa de esta cariñosa Madre,que con el amor que la caracteriza, ha conseguido de suHijo tantas veces la gracia necesaria para ablandar el cora-zón del pecador empedernido y hacer brillar y romperseuna lágrima de arrepentimiento en sus pupilas, acaso mo-mentos antes de subir las escaleras de un patíbulo.

¡Plegue a Dios que la consideración de todo esto, y elrecuerdo de tan memorable fiesta sirva para enfervorizar-nos de día en día en el amor y servicio de la celestialSeñora!

FR. M. E.

SAN RAMON NONATOSu fiesta el 31 de agosto.

San Ramón es admirable por el nacimiento, por la de-voción a María, por la imitación del Redentor, por el fervoreucarístico y por el don de milagros.

Nacimiento milagroso.

Según la ordinaria providencia de Dios, San Ramón,como tantos otros niños que no llegan a gozar del beneficiode la luz, debió rendir el tributo a la muerte en el senomismo de su madre, donde había recibido la dádiva inesti-mable de la vida. Pero Providencia especial de Dios guió elcuchillo del Conde de Cardona para- que de las oscuras yfrías regiones de la muerte sacase a los esplendores de laluz al hijo mimado de la Providencia, por lo cual pone laIglesia en los labios del Santo estas palabras que cantamosen su oficio: Desde el vientre de mi madre Tú eres mi pro-tector; en Tí se emplea de continuo mi alabanza; soy unmilagro para muchos, Tú has sido mi esforzado ayudador.

Conforme al nacimiento ha sido de milagrosa su vida;«con razón, canta la Iglesia, te llaman los pueblos Nonaci-do; porque por tus angélicas costumbres más pareces ciu-dadano del Cielo que habitante del suelo». .

Devoción a Marta.

En esta devoción hay que distinguir el afecto filial, desus actos y acrecentamiento; aquél es la fuente, éstos losarroyos que de ella proceden; corazón de hijo para conMaría y gama de afecciones que de él brotan respectiva-mente. Don de Dios es el primero que, como una creación,realza y ennoblece el corazón de carne que tiernamente amaa la Madre de la carne para que decorosamente ame a laMadre del espíritu, y a tal punto llegan las ternuras y deli-cadezas filiales de los Santos para con María, que eclipsanlos mayores extremos que los buenos hijos de acá hacenpor sus madres.

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En San Ramón avivóse por la orfandad este sentimientode filial ternura para con María, pues no teniendo en él sunatural desahogo estos nobles afectos, tan naturales yesenciales en la criatura como la misma existencia, concen-tráronse en la Reina de los Angeles que con sus maternalescorrespondencias, hasta de sensibles cariños, los centu-plicó.

«Acuérdome que cuando murió mi madre, escribe SantaTeresa, quedé yo de doce años, poco menos; como yo co-mencé a entender lo que había perdido, afligida fuime a unaimagen de Nuestra Señora y supliquéla fuese mi madre.Paréceme que, aunque se hizo con simpleza, que me havalido porque conocidamente he hallado a esta Virgen so-berana en cuanto me he encomendado a Ella» (1). Así elhimno de vísperas nos presenta a San Ramón, importunan-do con incesantes súplicas al Cielo para que la Madre deDios se dignase ser suya y como tal senda, ejemplo y de-fensa de su vida; y fuélo, en efecto.

Venérase todavía la imagen ante la que San Ramónoraba cuando niño.

La imitación del Redentor.

Creció el niño Ramón bajo la maternal tutela de Maríarecto y levantado en las intenciones como la vara del lirioy como su flor inmaculado en las costumbres. Trasplantadopor mano de María fué la gala más preciada de la Merced.

Redimió con la luz de la palabra y con la moción delejemplo a las almas de la tiranía del error y del vicio y res-católas con la sangre de sus venas de la cautividad.

Corrió por el orbe católico la fama de sus hazañas .yGregorio IX para honrar su Corte agregó al Colegio Car-denalicio al que estaba ennoblecido con los estigmas delmartirio.

Avaro el cielo de tan rica joya, no dejó que la tierra lagozase, y camino de Roma en casa del conde su padrinoarrebatóle para los celestiales alcázares.

(1) Vida, cap. 1.

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Fervor eucarístico.Mil veces feliz le llama el himno de laudes, porque en el

trance de la muerte un coro de ángeles le administró losdones inapreciables del Cuerpo y Sangre del Señor.

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, Premio digno de su fervor eucarístico fué este suceso,broche de oro con que se cierra una:,vida de inilagro r en elorden físico y moral.

Estos prodigios son en los santos o flores con que elCielo pronostica lo que serán, o frutos sazonados con quepremia lo que fueron, y el caso que comentamos es éstoúltimo, epílogo brillante de una vida extraordinariamenteeucarística.

Pan de ángeles y vino de vírgenes se llama la Eucaris-tía, y virgen y ángel, de ojos limpios y castos afectos, fuiSan Ramón, y por tanto merecedor de los regalos eucarís-ticos, pregustación en el destierro de las delicias dé ' lapatria.

Don de milagros.

Cuanto más cerca están de Dios los bienaventurados,mayor es la eficacia de su intercesión y por lo mismo el donde milagros. Dedúcese, pues, de los milagros con que Dioslos favorece la alteza a que en la gloria están sublimados.Aunque santos habrá encumbradísimos, cuyos favores nose experimenten en la tierra, como en el Cielo hay astrosque aunque superiores a los de nuestro firmamento y cuyaluz eclipsarían, como el sol eclipsa el brillo de la luciérnaga,por estar más alejados de nosotros jamás hiere nuestro ojocon el más tenue rayo de su luz.

San Ramón es uno de los taumaturgos de la Iglesia,cuyo patrocinio se extiende a toda necesidad. Muéstranlodocumentos fidedignos antiguos y contemporáneos.

Es un santo de perenne actualidad, y parodiando en ladebida proporción a Santa Teresa al hablar de San José,como la parodió un casi contemporáneo suyo, el Obispode Rose, al hablar de San Ramón, hago mías sus palabras:«No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que lahaya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandesmercedes que me ha hecho Dios por medio de este bien-aventurado Santo, de los peligros que me ha librado anside cuerpo como de alma; (me a otros, Santos parece les dió

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el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glo-rioso Santo tengo experiencia que socorre en todas... Estohan visto algunas personas, a quien yo decía se,encomen-dasen a él, también por experiencia; ya hay Muchas que leson devotas de nuevo, experimentando esta verdad.»

FEMINISMO MODERNOUna anicdota.

Se cuenta en la admirable vida de Raimundo Lulio, elgran sabio, e ilustre santo, que en su juventud, en esa edadrisueña de la vida, se enamoró de una bellísima joven ma-llorquina. Ella rechazó repetidas veces las pretensiones deRaimundo, mas él insistía y ella continuaba rechazándole;pero viendo el trastorno físico y moral que en el enamoradojoven producían sus repulsas, que lo colocaban ai borde dela locura, quiso explicarle de alguna manera los justos mo-tivos que tenía para rechazarle. Y un día, en un arranquenoble, le mostró uno de sus pechos horriblemente afeado,-.comido por llagas asquerosas y su carne cayéndose a pe-dazos... Aquel inesperado descubrimiento causó hondotrastorno en la mente de Raimundo y mitigó sus locos en-tusiasmos.

Un rostro tan bello, pensaba; pero... ¡aquella llaga!...laquellos pedazos de carne cayéndose!...

Esto mismo tenemos que decir de la sociedad contempo-ránea. Tan bella, tan fastuosa, tan alegre, tan rica, tan pie-nade cohfort, tan llena de placeres para todos los gustos,que nada le falta; pero... ¡aquellas llagas sociales!..., ¡aque-llas llagas morales!... que se ven por doquier... ¡aquellosayes desgarradores, lamentos de dolor y de muerte, que seoyen, lo mismo en los palacios de los magnates que en la'humilde choza del pobre!, ¡aquellos rugidos salvajes que seescapan del pecho de las modernas sociedades!...

Vamos, pues, a examinar una de esas cancerosas llagassociales: el feminismo moderno.

El problema del feminismo es antes que nada un proble-ma del corazón, degenerado más tarde en problema ce-rebral.Reivindicaciones de la mujer

de ayer.Cuáles eran las reivindicaciones que reclamaba el femi-

nismo en favor de la mujer de ayer? . nZ?ué es lo que quería,qué buscaba?

A

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Yo comprendo que la mujer, postergada al hombre entodas las edades, en todas las razas y en todas las culturas,tratase de recuperar el puesto que legítimamente le corres-pondía de reina de la creación, librándose de la esclavitudque la tenía sujeta al cepo de todas las ignominias. Yo meexplico que la mujer, a quien se le negaban todos los dere-chos, y sólo era considerada como instrumento de trabajo,como sucedía, y aun actualmente sucede en las tribus salva-jes, o como un mero instrumento de placer, como acaecía enla depravada y corrompida Roma, sintiendo los impulsos desu exquisita feminidad, las ternezas de su corazón, las justasrebeldías de su naturaleza, aspirase a ser algo más que ins-trumento de trabajo o de placer. Fácilmente se explica quela mujer defendiera sus derechos, reclamando del hombreternura, respeto, consideración para poder devolverle ella,en cambio, el rico tesoro de amor y cariño de su sensiblecorazón femenino. Aspiración noble, reivindicación legíti-ma, ideal. Y aun se comprende que la mujer quisiera resca-tarse del cautiverio de los gineceos antiguos y aun medioeva-les. Me explico que la mujer reclame la administración desus bienes, toda vez que es tan capaz, como el hombre, deadministrarlos.

Pero he aquí que el feminismo surge en una época en quela mujer hace veinte siglos que recuperó el esplendorosoreinado del hogar, siendo la dulce compañera del hombre,con quien comparte ese trono, poniendo la armoniosa notade su exquisita feminidad, al lado de la nota de energía in-telectual y moral del hombre; que son ya suyos los derechosanejos a la maternidad, y mediante la acción maravillosadel Cristianismo, la mujer ha recuperado la libertad, la dig-nidad, el respeto, consideración y se le dió una parte muy im-portante en todas las manifestaciones públicas y privadas.

Reivindicaciones de la mujerde hoy.

¿Qué ambiciosas reivindicaciones se despiertan en lamujer moderna? Es que la mujer moderna no se contenta yacon ser la dulce compañera del hombre; aspira a algo más,aspira a emanciparse de él, aspira a poder contar con suspropias fuerzas, a poder vivir por sí sola, sin el auxilio delhombre; aspira a la perfecta igualdad entre ambos sexos entodos los derechos y cargos públicos; a la instrucción inte-gral. La mujer es tan inteligente como el hombre y no hayrazón en contra para desterrarla de los trabajos intelectua-les, de aquí su aspiración a ser consejera de Estado, gober-nadora, diputada, literata, médica etc.; la mujer es tan ágilcomo el hombre, y no hay por qué privarla de los deportes;la mujer es tan enérgica como el hombre, dotada de exqui-

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sito tacto político y, por consiguiente, puede, como él, em-puñar con mano fuerte, varonil, las riendas del Estado, re-solver los arduos problemas políticos y sociales; esto y otrasconquistas más quiere el feminismo moderno para la mujerde hoy, aun a trueque de dejar en el camino hecho gironesel tesoro más hermoso de la mujer: su feminidad.

Hay otro femenismo más exaltado, digámoslo más claro,revolucionario, el que proclama la enseñanza laica, el amorlibre, el divorcio y otras teorías a cual más absurdas y anár-quicas.

Esto quiere el feminismo moderno, pero hay que conven-cerse que en la mujer, por encima de su inteligencia, de suagilidad, de su diplomacia, de su energía, de su habitual as-tucia , está su corazón sensible, delicado, hecho para amar 37para las ternuras del hogar, donde hallará más dulces emo-ciones, goces más íntimos, satisfacciones más intensas queen las conquistas del feminismo moderno; allí al contacto conlos que son carne de su carne y alma de su alma, y no en lasespeculaciones y elucubraciones científicas, en las auroraspopulares y en los triunfos de arte, que no sirven más quepara secar los exquisitos sentimientos del corazón femenino.

Lo que ha pasado con la propaganda del feminismo es quehan hinchado las velas de la fantasía feminil: han sembradovientos y han recogido esas tempestades, que no saben adónde conducen la navecilla de la sociedad ante la frivolidadde la mujer, la inmoralidad que todo lo abarca. El feminis-mo moderno no consiste más que en imitar al hombre entodos sus aspectos y en todas sus modalidades: en sus con-versaciones, en su vestido, en sus juegos, en sus deportes,en sus diversiones, en sus aficiones literarias, en todo.

El masculinismo en la mujer.

El feminismo moderno quiere igualar en todo la mujer alhombre. Al empezar a analizar el masculinismo en la mujer,fijaremos la atención en la indumentaria femenina, que vaperdiendo sus fines, la estética y el buen gusto, para con-vertirse en una figura risible, sin sexo definido, causando lahilaridad en los demás y desprestigiando su mentalidad.Cómo juzgarían las mujeres al hombre que se atreviese a

presentarse con una vestimenta en parte llena de encajes,blondas y cintas? Diríais que hacía el ridículo y dudaríaisde su inteligencia. Pues bien, con vosotras ocurre exacta-mente lo mismo. .1\To es una desvergüenza, una brutal inmo-ralidad, un descoco sin igual, ver cómo las mujeres se pre-sentan en el paseo, en el salón, en visita, en el teatro, en lascalles públicas? La mujer, en su manera de vestir, ha llegadoa un extremo irritante, vergonzoso.

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Lefartios'hace poco en la prensa inglesa que la estrella-de-lapantalla Pola Negri, a su llegada a Nueva York;cle regresode París, y al descender del vapor « Aquitania», llamó la aten.:ción de los concurrentes, por el traje que vestía, cuya faldallegaba hasta los tobillos. Los periodistas, admirados de esafalda tan larga, creyeron que Pola Negri quería dar el últimogrito de la moda, mas ella respondió que le desagradabanlas faldas cortas, y añadió: «Cuando aún estaban en bogalos vestidos cortos, yo nunca me puse vestido alguno que nome cubriera las piernas, porque me desagradaba lo contra-rio y enseriar tanto las piernas es indigno y feo».

' Es una vergüenza, una horripilante humillación para etfeminismo moderno que una estrella de pantalla salga por ladefensa de la dignidad, del decoro de la mujer. que lamujer no quiere ya que la respeten? que quiere aparecerdesprovista del encanto que debe resplandecer en toda,mujerbuena, honrada y cristiana, adornada con las ricas galas delpudor, del candor, de la decencia, de la dulzura, tanto en suporte como en su modo de vestir? Convénzase la mujer queaquello que economiza de tela en ei vestir, lo reduce en, elpudor y en la decencia.

Ahora, si buscáis belleza en las modas, no la encontraréis.¡Buena propaganda van haciendo por las calles.y por todaspartes las mujeres que visten con descoco, al . ir ,enseriandalo que los primeros rudimentos de pudor mandan cubrirl¡Qué bello, qué artístico resulta ver a una mujer jineteahorcajadas en su caballo, ondeando al viento su cabello logareon, jugando al foot-ball, conduciendo una motocicletao empuñando la manivela de un auto!

-ISi las mujeres oyesen los comentarios hirientes, picares-cos, sarcásticos que quedan haciendo los hombres y aunmuchas honorables damas, después que acaban de pasar!¡Cuántas veces esos comentarios minan el honor, el decoro,la dignidad de la mujer!

La mujer fuma. Aspira aalgo más.

La mujer, al querer asimilarse al hombre y creyendoimitarlo, no copia su lado bueno, copia sus vicios, SU5 delfectos: principia por fumar, que ya está bastante generali-zado. Ahora pregunto: :puede haber algo más antiestéticoque una mujer sosteniendo en sus labios, rojos 'por el 'car-mín, un cigarrillo oriental, por muy oriental que el cigarri-llo sea y por muy rojos que estén los labios? ¿Puede darsealgo más ridículo que una mujer, cuando con gracia feme-nil sacude ligeramente con el dedo meñique la ceniza delcigarrillo que tiene entre el pulgar y el índice, y arroja,satisfecha, una bocanada de humo por su boca, como si

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fuera (fa máquina-'de un tren de mercancías? qué-.dire-mos de , esas mujeres modernas que, olvidándose de la pure tza - de costumbres, de que el pudor fué hecho principalmentepara :la mujer, adoptan esos modales desvergonzados, y sintener en ctienta la cortedad de las faldas, cruzan sus pier-nas con descoco, sin igualdad, dejando al descubierto lo queel pudor manda cubrir y la decencia y dignidad propia man-dan tapar?, ( .2ómo calificaremos a esas mujeres desprovistasde toda seriedad y de todo sentimiento noble, generoso, detoda religiosidad al sentir heridos nuestros oídos con esevocabulario grosero; de baja estofa, sancionado hoy como,elegante; con esas conversaciones procaces, atrevidas, quehacen enrojecer no sólo ,a una mujer, sino a un hombre «nobien?»

Pero todavía le parece poco a la mujer moderna; quierealgo más, y vedla libando grandes copas de licor en losbares, en los cafés .y en las cantinas y en todas partes y, porúltimo, recurre a las drogas. .Quién es esa mujer de colortan extraño y de sangre tan descolorida por la anemia? Esuna morfinómana que se ha entregado a los efectos de laspeligrosas inyecciones de morfina, y aun a costa de su pro-:pia vida, continuará buscando una impresión suprema enlas delicias del mortal licor. He aquí otra conquista del fe-minismo moderno. qué sucede? Que siendo la constitu-ción de la mujer más débil, su degeneración es mayor, mi-nando así su salud a pasos acelerados.

El feminismo pide máslibertad para la mujer.

El feminismo aspira a emancipar a la mujer, si es hija dela tutela del padre, si es esposa de la del marido. Si los 'pa-dres no tienen dominio sobre sus hijas, si han perdido elderecho de mando, entonces éstas, sin la experiencia de lavida, vienen a ser juguetes del torbellino mundano, que, ala corta o a la larga, las arrastrará al caos, al abismolabrando así la desgracia propia y la de sus progenitores.Hoy, en nombre de esa libertad, de esa conquista del femi-nismo moderno, las jóvenes pueden ir solas al paseo, alteatro, al baile, a visitar a sus amigas, a la playa, a dondequieran. ¡Pobres jóvenes! . 0',Jué se puede esperar de unajuventud así formada y educada, incapaz de amores gratides, nobles, de afectos bien sentidos, dirigiendo su volublecorazón por caminos tortuosos, a cuyo fin las espera la desgracia, la miseria, el desprecio? .Qué se puede esperar deuna juventud sobre la cual los padres no tienen derecho al-guno y que en nombre de esas conquistas no sabe más queir al club (pues ahora ya tienen su club), al charlestón y aflirtear?

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No ha mucho, en Nueva York, en nombre de esa libertad,se cometió un crimen horroroso. Una madre, comprendiendolos peligros que corría su hija asistiendo a un baile, quisoimpedir que acudiese a esos bailes inmorales; pero todo envano, era inútil la oposición de la buena madre. La hija, enun instante de «delirium tremens . libertino, dió un fin trá-gico a la autora de sus días, concurriendo con el mayorcinismo al baile.

Si la mujer es casada, el esposo perderá también el con-trol en su hogar; la esposa hará lo que le convenga; irá solaaquí y acullá, abandonará el bendito hogar siempre que leparezca bien, para ir... Dios sabe a donde, para frecuentar...Dios sabe qué casas, para sostener... Dios sabe qué relacio-nes. El marido no tiene que ver nada con lo que haga laesposa: es libre. En nombre de esta libertad desatiende susdeberes de madre y de esposa, y las continuas salidas a lacalle y sus deberes sociales, le absorben materialmente eltiempo, y los hijos, si los hay, abandonados en manos de laservidumbre tosca, corriendo en sus primeros años todasuerte de peligros y males y en muchos casos les espera lamuerte. ¡Pobres niños que tenéis tales madres! Vuestrasmadres os dejan, os abandonan en manos de la nodriza pri-mero y de la institutriz después, para no privarse de losbailes, de las fiestas sociales, de los deportes. Estas madresno merecen tan dulce nombre, el nombre más dulce de todoslos idiomas: madre. El nombre que merecen es el de «incu-badora», como las llama Muñoz Pabón.

Si el esposo interviene en estos casos, no hay lugar, ella,en vista de su libertad y sus derechos mal adquiridos, ymucho peor comprendidos, le objetará en forma violenta, lasriñas serán continuas, el afecto mutuo habrá terminado,luego la separación de ambos y con ello el desastre com-pleto del hogar. Con este modo de ser de la familia de hoy,podemos afirmar rotundamente que queda reducido a unacasa de huéspedes o a un hotel, a donde se va únicamente acomer y a dormir, y esto cuando se va. Aquel nido de purasy santas afecciones; aquel amable oasis en medio de los are-nales y borrascas de la vida; aquel hogar sagrado como untemplo, teatro de patriarcales idilios, urna de los más pre-ciosos recuerdos, sagrario de las más legítimas intimidadesy dulces expansiones, ha desaparecido ante las conquistasdel feminismo moderno. ¿Quién conoce hoy esos benditoshogares? 17,1(5nde están? En vista de la falta de vida defamilia, que sé advierte en la sociedad contemporánea, nosvemos obligados a exclamar: ¡Adiós, fiestas íntimas! ¡Adiós,fechas memorables! ¡Adiós, dulces expansiones! ¡Adiós, con-soladoras añoranzas!

A medida que la mujer se va masculinizando, va per-diendo todos sus encantos, encantos que la divinizan a los

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ojos del hombre, se les pierde el afecto, el respeto s, la ilusión,degenera el amor y se empequeñecen los sublimes idealesy en esa vorágine sombría desaparecerá, como hemos visto,la familia, y como un astro refulgente brillará solo el amorlibre y el materialismo volverá a reinar como una necesidadimperiosa de la naturaleza, regresando de nuevo al paga-nismo.

Fr. R. DELGADO CAPEÄNS, O. DE M.

(Continuará.)

Los Milagros de [HNOS OH el primertrienio de la guerra europea.

1919-1922(CONTINUACION) (1)

TUBERCULOSIS ARTICULAR

Consiste esta enfermedad en la infección por la tuber-culosis de los tejidos orgánicos que concurren en la articu-lacióri; inflamación y putrefacción de la sinovial, ulceraciónde los cartílagos y ligamentos, caries de los huesos, difi-cultad e imposibilidad de los movimientos.

El tratamiento, del que es parte principal la inmoviliza-ción absoluta de la articulación, logra raras veces contenerla enfermedad y restituir la integridad funcional que en losmás de los casos se pierde para siempre o por la rigidezde la articulación o por la soldadura de los huesos que enella concurren.

El proceso curativo jamás es instantáneo, dura largosmeses y aun arios. Es, por tanto, milagrosa la curación re-pentina y con frecuencia por doble motivo, por la curaciónde la enfermedad y por el retorno a la integridad funcional-de árticulaciones completamente anquilosadas.

(1) Véase LA MERCED del pesado junio.

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Sor María Alberta, de las Hermanitas de losPobres de Angers.

Enfermedad.Esta religiosa sufrió a raíz de la rotura del brazo dere-

cho, una osteitis tuberculosa en el codo del mismo lado.La necesidad de hacer profundas incisiones para dar salidaal pus acumulado en el interior, hizo ver que la enfermedadatacaba al mismo tuétano. El codo quedó completamenteanquisolado.

Vino a agravarse la situación con la formación de otrofoco tuberculoso en el brazo que se trató de combatir conla aplicación de un centenar de botones de fuego, y nodando resultado se pensó en una intervención quirúrgica deimportancia.

A punto de partir para Lourdes rehusó la religiosa so-meterse a la nueva operación, y el médico se contentó condecirle:

—¿Hermana, está empeñada en ir a Lourdes? Puestiene fe, vaya... Pero ¿sabe lo que le digo?, que su brazo nosirve sino para ser cortado.

Curación.El 24 de agosto de 1925, al salir de la piscina sintió un

dolor vivísimo que le atormentó durante toda la noche;a la mañana siguiente a eso de las nueve, antes de oirmisa, volvió a tomar otro baño, y apenas se había sumer-gido en el agua, sintió como un desgarramiento en el brazoenfermo, e inmediatamente, sin darse cuenta y sin dolor,extendió el brazo sobre el antebrazo.

Los cinco médicos que examinaron esta curación, aten-diendo a la instantaneidad con que se obtuvo la dieron pormilagrosa.

Señorita Susana Warcoin.Enfermedad.

Esta señorita sufrió la tuberculosis en varias de susmúltiples formas: una tuberculosis vertebral (mal de Poli),

curada por la soldadura de dos vértebras; tuberculosis ' pul-monar, con temperatura frecuentemente elevada; úlceragástrica; vómitos sanguíneos; tuberculosis articular en lacadera y rodilla izquierdas, trastornos circulatorios en estosmiembros y, por fin, una pleuresía.

Lo que predominaba en sus dolencias era una cojera

M. R. P. Fr. Manuel Cereijo, Provincial de la Merced deCastilla.

profunda y dolorosa ocasionada por la tuberculosis de lacadera y rodilla.

Empezó a sentir esta enfermedad el año 1915 al verseforzada a trabajar durante la noche en las trincheras delejército alemán que tenía invadido su país.

Diez meses de inmovilización de los miembros enfer-mos no dieron resultado alguno y la cadera se deformónotablemente y se encogió la pierna y se contrajo el pie.

El largo viaje de Amiens a Lourdes agravó la cojera y

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MERCEDARIOS ILUSTRESEl Ilustrísimo Padre Manuel Martínez, Obispo de

Málaga (1774-1827).El 31 de mayo de 1827 llegaba a las puertas del con-

vento de la Merced de Ecija un religioso, que ostentabasobre su blanco hábito las insignias e piscopales. Veníacasi moribundo y ciego a consecuencia de fuertes vómitosde sangre. Apenas traspuso el umbral exclamó: Ya muerocontento en una casa de mi Orden, cerca del altar de midulce Madre.

El 2 de junio recibió los sacramentos con gran fervor yel 5 por la mañana la extremaunción con pleno conocimien-to; poco después entregaba dulcemente su alma al Señor.

¿Quién era aquel Prelado? Uno de los hombres másinfluyentes de su época en España, consejero de Reyes yMentor de varios ministerios, batallador incansable con lapalabra y con la pluma; aplaudido corno su caudillo por lasderechas y aborrecido por las izquierdas; un obispo celo-sísimo y un hijo de la Merced amante como pocos de suhábito.

A pesar de los años transcurridos, los descendientes delos liberales y afrancesados no han olvidado su nombre:justo es que nosotros le dediquemos un piadoso recuerdoy hagamos resaltar sus méritos, su cultura y su alteza demiras, que le pusieron por encima de los hombres de sutiempo.

El Padre Martínez había nacido en Caldas de Reyes(Pontevedra), el 28 de febrero de 1774, siendo bautizado elprimero de marzo en la parroquia! de Santo Tomás. Edu-cóse al lado de un tío suyo, canónigo de Iria Flavia, contal aprovechamiento que a los once años era ya un buenlatino y poseía variados conocimientos.

Después de estudiar un año de Filosofía vistió el hábitomercedario en el convento de Conjo, extramuros de Santia-go, el 4 de agosto de 1787, siendo comendador el maestroFray Ramón Moas, catedrático de la Universidad. Termi-nado el año de noviciado le enviaron al convento de Toledoa continuar la Filo s ofía y allí profesó al cumplir los dieci-séis que exige el Tridentino. Cursó después Teología enAlcalá, donde sostuvo conclusiones públicas con generalaplauso desde los dieciocho años.

A los 21, o sea en 1795, fué enviado a perfeccionar sus

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los dolores de la pobre enferma y exacerbó los vómitosalimenticios.

Curación.Nada de particular experimentó en el baño ni en la pro-

cesión del Santísimo del 26 de julio de 1921; pero al día si-guiente, apenas fué metida en la piscina sintió como unfuerte golpe en la rodilla, que pudo doblar sin dificultad yestirar hasta tocar el fondo del baño, y apoyándose sobrela pierna hasta entonces enferma vió que se podía sostenersin dolor alguno; subió por sí misma los escalones delbaño y se encaminó por su pie en la oficina de Compro-baciones.

Aquella noche comió espléndidamente y hasta bebióvino; pasó una noche tranquila y se desayunó fuertementeel día siguiente en que de nuevo se presentó nueva inspec-ción.

Los doctores no encontraron anomalía alguna, ni orgá-nica ni funcional: el pulmón con sonoridad normal, sintrazas de invasión bacilar; las diversas flexiones de la co-lumna vertebral del todo naturales, las funciones intestina-les normalizadas, por lo cual, unánimemente, formularonlas siguientes conclusiones:

1. a Las afecciones tuberculosas, certificadas por losdoctores, realmente existieron.

2. Se curaron absolutamente, y3.' Esta curación no puede ser atribuida a fuerzas

naturales.Este informe fué confirmado después por el radiólogo

doctor Farey.

FR. JUAN G. CASTRO

(Continuará).

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estudios en Segovia, donde la provincia de Castilla teniaun célebre Colegio de pasantes. Apenas ordenado pronun-ció varios sermones que fueron muy aplaudidos y merecie-ron los honores de la imprenta.

Un mercedario coetáneo, autor de una biografía del Pa-

El limo. P. Manuel Martínez, Obispo de Málaga, por Luis López.(Cuadro que se conserva en el Convento de Poyo, procedente del de

Conjo.)

dre Martínez, conservada en Caldas, se queja de que losmanchegos que entonces gobernaban la provincia, le fue-ron poco favorables. Sin embargo, en el libro de Provincia,se registran numerosos despachos en su favor y entre ellosel permiso para graduarse en la Universidad de Valladolid,en 1802. Al año siguiente obtuvo la cátedra de Instituciones

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.Teológicas y hubiera obtenido la de Prima si su modestiano le hubiera impedido anteponerse a los ancianos.

Durante estos años con su continua aplicación habíaaumentado prodigiosamente el caudal de sus conocimien-tos, poseyendo sobre los ordinarios en su profesión, laslenguas francesa, italiana, griega y hebrea, y alcanzandomás que mediana inteligencia en las bellas artes, especial-mente en la música.

A sus vastos conocimientos y variada lectura unía unapalabra fácil y elegante, con voz timbrada y simpática, quele granjeó universal aceptación, a lo que contribuían tam-bién su modestia y singulares dotes de carácter.

Comisionado por la Universidad para gestionar asuntossuyos en Madrid, allí le sorprendió la invasión francesa,contra la cual se pronunció sin vacilar, trabajando ardoro-samente por la causa patriótica, lo mismo en Madrid que enValladolid, con grave peligro de su vida, viéndose obligadoa huir a su tierra natal, recientemente libertada por los ven-cedores de Puente Sampayo.

Desde Caldas y Santiago no cesó un momento de labo-rar por la Patria, publicando numerosos opúsculos y to-mando parte muy principal en la redacción de varios perió-dicos. En sus polémicas con los afrancesados y con lospartidarios de las ideas nuevas, demostró excepcionalescondiciones para la lucha, que hicieron su nombre terrible,como el del filósofo Rancio. De esta época es, entre otrosopúsculos, «El Militar Enfrailado», fechado en Coruñaen 1813.

Al regreso de Fernando VII fué premiado su celo conlos cargos de predicador de Su Majestad Consejero de laSuprema, del Consejo y Cámara, Consultor de la nuncia-tura, etc.

Trabajó mucho por la reorganización de su Orden, a laque profesaba singular amor, promoviendo la celebraciónde capítulos y la elección de buenos superiores y formandoun nuevo plan de estudios conventuales que fué promulga-do en el capítulo general del Puig en 1817. Sus hermanosde hábito premiaron sus desvelos con el título de Padre dela Orden, con todos los honores de ex general.

, Los constitucionales del año veinte, después _de haberpretendido inútilmente ganarle a su causa, le desterraron aSegovia, haciéndole sufrir muchas molestias. Desde allípublicó, secretamente la «Defensa Cristiana Católica de lanovísima Constitución de España», semanario satírico que

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aparece impreso en Valladolid. Las sátiras del Padre Mar-tínez tienen generalmente el aspecto de elogios desmesura-dos de cosas mediocres o abiertamente malas.

Derrotados los constitucionales dirigió «El Restaura-dor», único periódico que durante algún tiempo se publicóen España. Gozó de mucha influencia con Fernando VII ysus ministros y a él se debe el plan deestudios y reorgani-zación de las Universidades de 1824, habiendo redactadoigualmente otros documentos oficiales, como la defensa denuestro Gobierno en América, que circuló por todas lasCortes de Europa.

El plan de estudios, si no es una obra maestra, repre-senta un avance considerable con respecto a los anteriores.Lo demás de sus obras adolece de la precipitación ordina-ria en los trabajos periodísticos, aunque hay algunas cosastrabajadas con esmero, con o el Elogio Fúnebre de la Reinade las Dos Sicilias María Carlota de Lorena, pronunciadoante la Corte en 1814.

En 1825 el Rey le presentó para el Obispado de Mála-ga, siendo consagrado en Madrid el 18 de septiembre yentrando en su diócesis el 9 de noviembre. Era tanta suinfluencia que muchos pensaron que el episcopado era unmedio discreto de alejarlo de Madrid.

Sin cuidarse de eso, el Padre Martínez se dirigió a sudiócesis empezando a trabajar con su ardor acostumbrado.Visitó hasta las aldeas más apartadas en los riscos de lasierra y emprendió muchas obras de educación y benefi-cencia. Desgraciadamente sus fuerzas estaban agotadaspor las fatigas y en mayo de 1827 recibió orden de cambiarde clima para mejorar su salud, haciendo la última jornadaen Ecija.

Sus restos mortales fueron trasladados en 1829 a Mála-ga, recibiendo honorífica sepultura en su catedral, despuésde solemnes exequias cuya oración fúnebre se imprimió ycon ella un magnífico elogio en exámetros latinos, obra desu compañero y amigo Fray Pedro Rodríguez Miranda,después Obispo de Jaca.

Sus armas episcopales eran los escudos del Santo Ofi-cio y de la Merced en campo partido. El retrato que hoyreproducimos es original de un hijo de Vicente López, lla-mado Luis, que un tiempo fué más estimado que su padre,aunque luego palideció su estrella.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

NOTAS RELIolosAsEn Méjico los seglares pueden distribuirse la Sagrada

Comunión por sus propias manos. El matrimonio puede sercelebrado por los esposos sin otro requisito que la presen-cia de dos testigos seglares, siempre que en el término deun mes no haya podido ser hallado sacerdote; deben derenovar la sagrada ceremonia delante del sacerdote, cuan-do fuere posible. Los sacerdotes pueden omitir en la SantaMisa todo, menos el ofertorio, la consagración y la comu-nión. Tales son las últimas disposiciones de la Santa Sedepara Méjico y ellas dicen más por sí solas de la dureza delas circunstancias que atraviesa la Iglesia en aquel país quelas expresiones elocuentes que pudiéramos emplear pornuestra cuenta.

La historia nunca se repite, aunque esto vaya contra unlugar común harto cultivado; la historia trata de hechos sin-gulares, matizados con mil contingencias privativas, quepor lo mismo no pueden ser clasificados en una unidadespecífica que se requiere para la definición y para unacomparación rigurosa.

Esta consideración no impide observar la terrible analo-gía de los tiempos actuales de Méjico y los primitivos de laIglesia católica, cuando no podía haber más sociedad quela civitas romana y profesar el catolicismo equivalía a pro-fesar el martirio.

La acción del sacerdote en Méjico tiene que ser furtiva yfugaz; se juega la vida cada vez que desempeña una fun-ción de su sagrado ministerio. Los rieles padecen análogotratamiento. Una manifestación de su fe, el llevar luto, elrosario.., puede dar ocasión a un funesto desenlace o a untratamiento criminal. La soldadesca puede matar, despojary destrozar a su gusto.

Nada tienen, pues, de sorprendente las coincidenciasdisciplinares entre Méjico .y los primeros siglos cristianos.En el imperio romano la Iglesia aparece registrada comouna asociación funeraria que tiene por objeto enterrar a susamigos y parientes. En Méjico no se llegará a eso.

* * *

Estos mismos días se está celebrando en Lausanne unCongreso que lleva este título campanudo: Conferencia delmundo sobre la fe y el orden. Tal mundo no es más que elmundillo que pueden formar los delegados de una docena

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de divisiones de la iglesia oriental cismáticay 'aquell0 quepretenden representar la gama indefinida de confesionescuyo denominador común es el libre examen. Digo el libreexamen, porque tratándose de confesiones que quierenpasar por cristianas parece natural que Jesucristo, Dios-Hombre, fuera el centro de convergencia donde desapare-ciesen sus diferencias. Pues ni siquiera eso; mientras losunos reconocen la verdadera personalidad del Redentor yle adoran con su mente y corazón, como los de la alta igle-sia germana e inglesa y los episcopales norteamericanosprincipalmente; los protestantes modernistas le repudian yapostatan. Para el modernista no existe propiamentente re-velación; la revelación es, en todo caso, el desarrollo, lamanifestación en nuestra conciencia de una energía latenteque llaman ellos vida divina y lo mismo podría llamarsevida estética, sensitiva o intelectiva mientras no se apelé aciertos argumentos externos y trascendentes que no pareceestán dispuestos a admitir.

No hay en este mundo, continúan, verdades absolutaä,sino relativas, que expresan un momento de experimenta-ción interior.

No hay, por tanto, contradicción posible; el sí y el nose concilian en un devenir o proceso incesante. Para elmodernista todas las religiones son igualmente legitimas,pues cada una representa una fase de evolución ascendentey en un orden puramente experimental (1). Esto es, un cris-tianismo sin Jesucristo, sin sacramentos, jerarquía ni sacer-docio. Tal es el tristísimo hecho que inutilizará en su máxi-ma parte las buenas intenciones, las discusiones y oracio-nes de los protestantes que creen en una revelación divina,aunque no sea completa. El Santo Oficio acaba de disponeruna vez más que los católicos no tomen parte en las confe-rencias como la que se está celebrando en Lausanne desdeel principio hasta la tercera decena de este mes de Agosto.Tal hecho no impide que miremos -con simpatía a los hom-bres de buena fe que buscan más' luz para su atormentado

(1) La verdad de la Relig i ón no descansa, según Lutero y Calvino,en ninguna razón filosófica, sino tan sólo en la experiencia afectiva delo divino.

El modernismo, que va matando la fe en tantas pobres almas pro-testantes encaja no obstante muy bien dentro de las tradiciones protes-tantes. Admite la misma refutación del agnosciticismo, simbolismo yel evolucionismo de Darwin o Spencer, aplicado a la dogmätica, queson los elementos de que se compone,

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espíritu. Muchoe de ellos pronto serán de los nuestros;separa de nosotros un mes, seis meses, un año, dos añosde investigación, de oración y gracia divina. Y estos hom-bres que para llegar a ser católicos han necesitado triunfarsobre un medio tan rebelde a Cristo y su Iglesia, resultande una energia tremenda en sus convicciones y en su con-ducta diaria, son santos con frecuencia.

Bien haya la contradicción y .lucha, cuando su resultanteha de ser forjar almas tan grandes y completas. Siento aveces un deseo instintivo de un poco de esta contradicciónpara los católicos de mi país, pero tiemblo después, porqueabundan los de poca fe.

CONCLLISION

Es evidente que Calles es un sectario, un enemigo cruelde la Iglesia; figurará su nombre en la lista de los persegui-dores del catolicismo. No creo, sin embargo, que el odiocatólico sea el motivo total, ni acaso el principal de suactuación desde el poder.

, Para odiar con ese odio reflexivo a la Iglesia santa creoque es menester más cultura que la de Calles; es menesterese odio a lo divino que experimenta el seudo-intelectual,porque le humilla demasiado el hecho de que no pueda apri-sionar en su pobre magín la luz ofuscadora del Ser actualí-simo.

No le importa nada el tener que tragar la espantosa con-tradicción de la fecud i dad . de ia nada.

Además, que Calles hubiera en ese supuesto procedidocon 'otros métodos bien distintos. Calles es un hombre rudoque vió arruinarse el Estado merced a las continuas guerrasCiviles y mala administración y lo que necesitaba era dineroy dinero.

Como no Lentiende de psicologías, tampoco observóbien que la fuerza más influyente, mejor dicho, la únicafuerza influyente del pueblo mejicano era la Iglesia católica.La pasión anticatólica de Calles y los suyos, insisto, esevidente; la persecución religiosa obedece a esa fuerza;pero hay otra fuerza tan poderosa que mueve toda la polí-tica desastrosa de Calles y es el afán de dinero.

Conocido es el,sentir de un Obispo yanqui, MonseñorKelley, que dice que eso de la guerra religiosa no es másque un hábil escamoteo para apoderarse de las minasyanquis.

Figurémonos que Calles con las propiedades confisca,-

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das a la Iglesia logra sanear la hacienda y formar una nue-va clase de ricos en Méjico. Desde ese momento la perse-cución actual que parece nada más que un episodio, aunquesangriento, marcaría un proceso largo cuyo término podríaser muy funesto a los intereses católicos. Crear millonariosa expensas de la Iglesia, es producir el más poderoso estí-mulo contra su existencia de ésta; la condición necesariapara una vida holgada y confortable, es entonces la des-trucción de la Iglesia que enseña, además, el séptimo man-damiento con una energía soberana y sin igual en el mun-do. En un pueblo donde la vida y la educación ciudadanaestá aún en infancia como en Méjico, tal hecho tendría con-secuencias mucho más importantes. Como las tuvo en In-glaterra en el &glo XVI y XVII y estuvo a pique de tenerlasen España en la primera mitad del siglo XIX. El cisma deEnrique VIII no tuvo la intención de una ruptura definitivacon Roma; pero la disolución de los grandes monasterios yla consiguiente confiscación de inmensas riquezas de laIglesia, que no tardaron en pasar del fisco al bolsillo par-ticular de unos atrevidos y desvergonzados, estabilizarony confirmaron la separación, como nunca lo hubiera creídoel disolutísimo rey y la Inglaterra de su tiempo, que erasana y católica.

La desamortización de Mendizábal hubiera tenido con-secuencias mucho más vastas a no mediar la protesta car-lista.

Sin aprobar abusos de unos u otros, había en el fondode aquel movimiento una previsión exquisita de los aconte-cimientos, instintiva o reflexiva no vamos a discutir ahora.El más grande artista de la España contemporánea calificóel primer alzamiento carlista de «reacción instintiva del sen-timiento católico».

Nada tiene que ver esta consideración con la prodigiosavirtud de la Iglesia para triunfar sobre todos los podereshumanos y diabólicos; sólo es decir que el dinero cristalizaen el corazón del hombre lo que siempre ha de permaneceren cierto estado gaseoso: las pasiones, que son vapor yenergía que el Señor nos dió para servir a la virtud y el bien.

Pues bien, a la vuelta de sus ensayos se encuentra Ca-lles con un durísimo fracaso financiero. Numerosas obraspúblicas tienen que ser suspendidas por falta de medios;como por ejemplo, el dragado y reparación de los puertosdel Pacífico y Atlántico, que impide en gran parte el comer-cio marítimo.

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Las minas están casi paralizadas. Los fondos para rie-gos han experimentado este año la baja de dos millones dedólares y los fondos para carreteras han tenido otra baja dedos millones de dólares.

Afortunadamente la Iglesia en Méjico representa muypoco en el haber nacional y los yanquis defienden heroica-mente sus petróleos. Por eso el problema religioso, noobstante las duras pruebas que están pasando los católicos,parece relativamente sencillo y todo hace esperar que laresistencia católica acabará pronto con la presión brutal delTurco, como lo llaman a Calles los mejicanos.

PR. MARTIN ORTUZAR

A LA NATIVIDAD DE MARIAAle gorfa.

Erase una palomicaherida de un cazadorque cáliz para sus lágrimasun día en vano buscó...Y érase un pastor divinoque la vido con amor,y que tomando el capullode una bellísima flor(que antes de abrir ya teníala forma de un corazón),con un beso de sus labiosen cáliz la trasformó,y en ella la palomicasus lágrimas de dolorun día y otro vertíamientras de suave arrebolde oro y violeta los montesse ungían, y el ruiseñorla sonata de sus notas cristalinasiniciaba con pasión.

¡Triste Humanidad caídaa quien un Dios contempló

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,herida y desgarrada por los,tirosde maligno cazador!Si acaso nunca supistelo que es un beso de amor,si nunca alivio en tus penasni dulzura en tu aflicciónsentiste, los ojos alzaque un día el llanto enturbió,y en una cuna de juncosverás mecerse la florde una niña nazarenaque al castö beso de un Diosbrotó inmaculada y puracomo los rayos del sol,y cáliz para tus lágrimaste ofrece henchida de amoren la flor aljofarada de su pechoque es de madre y que tomópor eso aún antes de abrirla forma de un corazón.

Fr. MIGUEL F,SCANEZ

Ferrol, 12-VIII-927.

Los dos más. välientes de miRegimiento.

Comenzaban a notarse los primeros destellos del alba, yya el comandante se paseaba dentro de su tienda, con losbrazos cruzados ante el pecho, calada la visera y anudadoal cuello un pañuelo caki, cuyas largas puntas agitaba lafresca brisa que soplaba del lado del mar.

Cuando Guadalupe estaba más descuidado llegó a lapuerta de la tienda Reinoso, asistente del capitán VladimiroPondhesvik, único descendiente y heredero de los condes dePondhesvik, que hacía poco tiempo ,había ingresado comovoluntario en el ejército de operaciones.

Reinos°, como era hora intempestiva, antes de dar su re-cado, quiso enterarse de lo que hacía el comandante. Levantó sigilosamente un viento de la tienda, y con suma atención

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le l observó, y viéndole mover los labios y pasar entre susdedos unas cuen tas nacaradas, dijo para sí: Está rezando elRosario, y no es bien que le interrumpa.

Bajó el viento con el mismo cuidado con que lo había le-vantado, y para dar lugar a que el comandante ter minara,encendió y se puso a fumar un cigarro.

' Tornó, de allí a poco; a mirar, cuando el comandante,descubriéndose, se santiguaba con una medalla de la Vir-gen Milagrosa, que besó con el mayor respeto.

—Ahora—dijo el asistente; y llegándose a la puerta—dausted su permiso?

—Adelante, Reinoso, pasa—contestó el comandante.—A la orden de mi comandante—dijo Reinos°, cuadrán-

dose 'ante su jefe.- ocurre?—preguntó el comandante.—Dice el capitán Pon dhesvik—continuóel asistente—que

con toda urgencia haga ei favor de ir a su tienda.Inmediatamente salió el comandante de la suya, y se en-

caminó a la tienda del capitán. Dió dos suaves palmadas enel lienzo de la puerta.

—Adelante—dijo una voz débil desde adentro.Guadalupe entrecorrió la lona, y encontró yacente en

una camilla a un 'caballero noble, de facciones distinguidí-simas, pero en extremo demacrado; el cual, lanzando un pro-longado y angustioso suspiro, quiso incorporarse para ha-cer cortesía al comandante.

—Quieto, quieto, os lo suplico—dijo Guadalupe con ama-bilidad—; vuestro estado os dispensa de todo cumplimiento.--Cómo estáis hoy?

—Muy mal, amigo mío—respondió Pondhesvik con vozquejumbrosa yo me muero pronto, y por eso os he llama-do... Ya sabéis lo más principal de mi vida desde que estu-vitnos en Kadurthin.

—No es, señor mío, tan grave vuestro estado, para queasí os alarméis—dijo el comandante para animarlo—veréiscómo dentro de algunos días os encontráis mejor.

—No, amigo mío, no; la enfermedad venció mi robustezy siento que me quedan pocas horas de existencia; pero yaespero la muerte con ansiedad; porque allá me espera unasanta—dijo señalando hacia el cielo con la mano—. ¡Si su-

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pieras, Guadalupe, el deseo que tengo de ver a la que fue luzde mis ojos y mi ángel tutelar! Tú ya sabes como era mi Re-gina.

Unos profundos sollozos le impidieron continuar.El comandante también comenzaba a conmoverse, y de

sus ojos corrieron dos gruesos lagrimones.Quedaron algún tiempo mirándose uno al otro sin poder

hablar. Al fin, el capitán rompió el silencio, y dijo:—Coged esa caja que está a la cabeza de mi cama.Guadalupe se la, presentó.—Abridla con esta llave.El comandante lo hizo.—Esos dos rollos que veis son monedas de oro; debajo de

esa ropa blanca hay un fajo de billetes del Banco de París,cogedlos. Tomad esta otra llave y abrid esa cajita de acero.

Guadalupe vió aparecer ante sus ojos soberbias sortijasde diamantes y toda clase de piedras preciosas.

- véis dentro otra cajita envuelta en terciopelo azul?Cogedla, que también hay en ella algo para vos: es el mejorrecuerdo que puedo dejaros.

Era una cruz de oro, esmaltada de rubíes y sostenida poruna cadena también de oro.

—Yo no puedo—dijo Guadalupe—aceptar tan preciosajoya, acaso una alhaja de familia.

—Así es—interrumpió Pondhesvik con voz entrecorta-da—. Era de la madre de Regina, y ésta me la dió a mí mo-mentos antes de morir.

Pero guardadla, que será un aliciente para que os recor-déis de mí.

—Me acordaría lo mismo, Pondhesvik.—Ya sé, pero guardadla. En esa cartera está mi docu-

mentación; hay también algunos secretos de familia: todoello quisiera que llegase a las manos de mi primo Rodolfo,que actualmente vive en Marsella.

—Como lo queréis, se hará—dijo el comandante.—Ahora, Guadalupe—continuó el enfermo, estrechando

la mano de su amigo—voy a pediros un favor.—Mil que me pidáis, Pondhesvik, estoy a vuestra dispo-

sición.—Tan pronto como raye el sol, poneos al heliógrafo y de-

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cid al capellán del tercero de línea que ha pernoctado enRasemham que yo le llamo... Quiero saldar con Dios lascuentas del último mes. Y dejadme solo un momento paraque pueda prepararme.

A las siete entraba don Segundo en la tienda de Pon-dhesvik. *.

— Como va eso, capitán? -- preguntó el sacerdote.—Pronto, pronto,- que no 'hay tiempo—respondió el en-

fermo con voz muy apagada.—A ver, pues—dijo el capellán—llegándose a la cabece-

ra del moribundo.—Lo que sabe, y nada más; absuélvame.Don Segundo levantó la mano en actitud de perdonar, y

comenzó a murmurar las palabras de la absolución; y antesde terminar ya Pondhesvik había expirado.

El comandante había salido aquella mañana conduciendoun convoy; y en el mismo momento que expiraba el capitán,cayó mortalmente herido.

Cuando se divulgó la noticia todos los soldados decían,que Guadalupe y Pondhesvik eran los más valientes del re-gimiento.

A lo que yo añadí: Y también los más cristianos.

Fr. JUAN GONZÁLEZ

Suscripción para el altar de NuestraSantísima Madre de la Merced en la

Buena Dicha.Cantidad recaudada 1.317,60Dos cofrades 25,00D. Eladio Hernández, Pbro 5,00D. Luis Alvarez Builla 250,00

TOTAL 1.597,60

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NOTICIASPOYO (Pontevedra).

Capitulo Provincial.—En la última semana del pasadojulio concentróse toda la atención y actividad de la provin-cia en el hermoso convento de Poyo, continuación de Conjo,cuna y madre de restauración de la Orden Castilla.

No fue indiferente a Pontevedra y a la región gallega lacelebración del Capítulo Mercedario; sus periódicos dieronpronta y puntual relación de sus actos y nombramientos quetranscendió a los demás periódicos de la Península; lo cualdebe lisonjearnos, pues es una prueba de la simpatía e inte-rés con que miran nuestras cosas.

El resultado electivo del Capítulo fué el siguiente: Pro-vincial, M. R. P. Manuel Cereijo Muiños; Definidores, PadresInocencio López, Guillermo Vázquez y Martín Ortúzar; Di-putado al Capítulo General, P. Nolasco Gaite; Comendado-res: de Poyo, P. Luis Barros; de Sarria, P. Alberto Barros;de Ferrol, P. Antonio Rodríguez; de Madrid, Buena Dicha ySan Pedro, respectivamente, los PP. Enrique Saco y JuanG. Castro; de Herencia, P. Fernando Diez; de Verín, PadreVicente Fernández; del Reformatorio de Uba, P. SerafínSolaegui y de Lequeitio, el P. Pío Uribe; Maestros de Novi-cios y Coristas, respectivamente, los PP. José Miguelez yEliseo Pérez, y Secretario del Provincial fué nombrado elP. Lorenzo Santamaría.

EL PARDO

Votos perpetuos.—Grandiosa en esplendor resultó la fies-ta que el 24 del pasado junio se celebró en honor de SanJuan, Titular de estos Asilos.

Un angelical coro de Hermanas y niñas, acompañadasde armonium y orquesta, cantó de manera insuperable laMisa que ofició el señor Capellán Director don IldefonsoRomo, quien al administrar la santa comunión recibió losvotos perpetuos de la Hermana Mercedaria Sor María Cruzde Jesús, de todos querida por su virtud y caridad.

Cantó las alabanzas del Santo el virtuoso y celoso Coad-jutor de la Parroquia don Paulino G. de Lerma, quien alfinal de su panegírico dirigió una brillante alocución a SorMaría Cruz de Jesús, animándola a proseguir en el caminode virtudes que este día ofrecía a su Divino Esposo.

La presencia del Excmo. Sr. Presidente de la Junta delPatronato de estos Asilos y las dignísimas autoridades dierongran realce a tan hermosa fiesta.

Reciban nuestra enhorabuena la Rvda. M. SuperioraM. Fermina y todas las Hermanas, sobre todo la recién pro-fesa Sor María Cruz de Jesús y su familia, a quienes desea-

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mos salud y gracias para dar días de gloria al benéfico ynunca bien- ponderado Instituto de las Mercedes.

ENGUER A (Valencia).

El día 19 del pasado se celebró con animación extraordi-naria una simpática fiesta en el Colegio de Ntra. Sra. de laMerced de esta localidad, organizado por un grupo de seño-ritas alumnas y ex alumnas, que quisieron con este acto ob-sequiar a la Rvda. Madre Superiora, en su fiesta onomástica.

Invitada con una atenta tarje ta por las señoritas organi-?adoras, hube de asistir, quedando agradablemente sorpren-dida al ver aquel teatrito improvisado lindamente adornadopor las primorosas manos de las colegialas, que no escati-maron tiempo ni trabajo para honrar a quien con tanto celovela por ellas.

La fiesta consistió en una velada, donde primeramente laseñorita María Jesús López nos recreó interpretando varias,escogidas y bien inspiradas composiciones, ejecutadas conarte y delicado gusto en el piano; seguidamente Lolita Palop,que es una verdadera profesora en el recitado, nos entusias-mó con la felicitación a la buena Madre Superiora. A conti •nuación se puso en escena el precioso drama en cinco actostitulado «Santa Inés>, que varias veces nos hizo llorar deemoción, siendo sus intérpretes las señoritas Carmina Pérez,Amparo Palop, Amparín Aparicio, Fili A. Juan, JosefinaCanet , y Marujín Barberán, las cuales desempeñaron suspapele'S como verdaderas profesionales, no sabiendo quéadmirar más, si la buena ejecución por parte de las jóvenesartistas que con tanta naturalidad habíanse compenetradode sus respectivos y difíciles papeles, o el entusiasmo porparte del numeroso público que llenó completamente la es-tancia y que aplaudía calurosamente el final de cada acto.Después la niña Maruja Marín nos dijo una lindísima poesíacon tal gracia, soltura e ingenuidad, que fué con justiciamuy aplaudida: se finalizó la agradable fiesta poniéndose enescena una graciosa pieza cómica.

No es necesario decir que todos salimos encantades deesta fiesta, deseando se repitan para bien nuestro, pues deesta forma se restaría la asistencia a otra clase de espec-táculos poco recomendables.

Mi enhorabuena a las dignísimas y buenas profesoras, porcontar entre todas las alumnas que han pasado por sus ma-nos en su continua carrera de sacrificio y bondad, con lasEnguerinas, que con estos actos saben demostrarles todo elcariño que por ellas sienten, y a todas las que con tanto en-tusiasmo contribuyeron al feliz éxito de la fiesta.—Una espectadora.

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MALLEN (Zaragoza).Fiesta de la Santa Infancia.—Como de costumbre, las be-

neméritas Hermanas Mercedarias de la Caridad celebraronel día de la Ascensión esta simpática fiesta.

Un amanecer nublado amenazaba aguar la fiesta, sacan-do falso el dicho popular de que hay tres jueves en que relu-ce más el sol..., pues aunque este astro no se mostró gene-roso, no dejó de hacernos una que otra visita acariciadora.Los niños y las niñas, más de un centenar, irradiando de susinfantiles corazones encendidos en el Sagrado Corazón deJesús, alegría y entusiasmo por la Obra de la Santa Infan-cia, nos dieron un hermoso día, de imborrable recuerdo. •

Por la mañana comulgaron acompañados de numerososfieles, y a la tarde, en lucida procesión que salió del colegiode las Hermanas Mercedarias, pasearon por las calles las •imágenes de la Niña María y del Niño Jesús. Presidió larprocesión el beneficiado don Pascual Pincel y la amenizó labanda de música de la villa. La procesión entró en la parro-quia donde la recibió el celoso párroco don Andrés y anteel Santísimo expuesto leyó la consagración de los asociadosy les dió la bendición.

Los cánticos de los niños, las hermosas marchas inter-pretadas por la banda, el repique general de campanas de laParroquia y Colegio y el entusiasmo de la gente hicieron deeste día uno de los mas grandes.

A continuación de la procesión hubo el ejercicio del mesde mayo. Las angelicales criaturas vestidas de blanco Asun-ción Zaldívar, Dolores Charles, Juliana Cabrejas, Paz La-porta, Carmen- Agoiz, Juana Ibáñez, Teresa Pincel, MarujitaAlejandre, Asunción Cabrejas y Herminia Litago deleitaronal público con poesías y diálogos y con una sentidísima in-vitación a contribuir con la limosna a la Obra de la SantaInfancia.

La postulación la hicieron las señoritas Matilde Biela,Isabel Lasala, 'Orencia Alcalde, Asunción Arana y CarmenLamata, que incansables repetían recorriendö la capilla entodas las direcciones: --Una limosnita para los pobres chi-nos. Se reca-uclaron .50 pesetas que fueron remitidas al Cen-tro Hispano Americano.

Nuestra enhorabuena a todas las personas cooperadorasde esta obra, y especialísima a las Hermanas Mercedariaspor tantos títulos beneméritas de la gratitud de esta villaque las estima y quiere

1.° de agosto de 1927.—C. Alejandre.

VERIN (Orense).

El 14 del actual se inauguró con misa solemne y sermóne1 retablo del altar mayor recientemente dorado, obra pri-

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morosa que ejecutaron los afamados artistas de «Par de-rrubias,-. El entonces Padre Comendador de esta residenciaahora Rector del Colegio del Ferrol, Fray Antonio Rodrí-guez, con la generosa ayuda de unas cuantas personas em-prendió y dejó acabada esta obra, que costó cinco mil qui-nientas pesetas y que será recuerdo grato de su gobierno dela residencia.

I-IERENCI A

El Reverendo Padre Tomás Escánez ha organizado unavelada con los socios de «Juventud mercedaria). Se proyec-tó la película «Chiquilín Hospiciano', de cinco partes, yalgunos niños representaron la comedia Aaah, destacándoseprincipalmente Marianito Alonso, hijo de nuestro muy que-rido y distinguido amigo don Demetrio, que hizo de prota-gonista. En los entreactos tocó el piano el organista delConvento. Todos los asistentes quedaron muy satisfechos.

La noticia de la reelección del Padre Fernando Díezpara Comendador de esta casa, ha causado un vivo alboro-zo, en todo el pueblo, por cuyo bien tantísimo había traba-jado. Al felicitarnos a nosotros mismos, le felicitamos tam-bién a él cordialmente y hacemos votos por que el Señor yNuestra Madre continúen favoreciéndole con luz y fuerzaspara continuar tan noble misión.

NECPOLOGiAEl Ilmo. Sr. D. Antonio Casares y Bustamante, Mar-

qués de Hinojares, falleció piadosamente en Ma-drid el 11 de agosto de 1927.

R. I. P.

Con la rapidez de las malas noticias cundió por losconventos mercedarios la del fallecimiento del Sr. Marquésde Hinojares que costeó la iglesia de la Buena Dicha. ¡DiosNuestro Senor premie sus buenas obras con el descansoeterno!

Conocíamos el estado precario de su salud que apenasJe dejaba fuerzas más que para sus acostumbrados ejerci-

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cios de piedad, y después de recibir fervorosamente todoslos Santos Sac.ramentos entregó piadosamente su alma alSeñor al anochecer del 11 de agosto ', en su palacio de .lacalle de la Princesa, a los setenta y siete años de edad.

El Sr. Marqués de Hinoiares era madri n eño, emparenta-do con la más alta nobleza, como su esposa la excelentísi-ma señora doña Josefa de Salamanca, y Wall, a la que se

Marqués de Hinojares.

había unido en únicas nupcias hace unos cuarenta años.Dios Nuestro Señor no quiso darles hijos para hacerlospadres de los pobres desvalidos y bienhechores insignes desu Iglesia, empleando sus cuantiosas rentas en múltiplesobras de piedad y beneficencia.

El nombre del Sr. Marqués figuraba en todas las gran-des obras de acción social católica, corno el Banco deLeón XIII, Círculos Católicos de Obreros, ConstructoraBenéfica, y en muchas hermandades piadosas como la dela Buena Dicha, no sólo en Madrid, sino también en Ciu-

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dad Real, Cáceres, Badajoz y hasta en Francia donde teniamagníficas posesiones.

En muchas obras no figuraba su nombre, pero concu-rría su dinero oculto bajo el anónimo, no buscando las ala-banzas de los hombres, sino el premio del Padre Celestialque ve lo más escondido.

El pueblo de Cedillo en la provincia de Cáceres, dondelos Marqueses tenían grandes propiedades posee, merceda su generosidad, una magnífica iglesia parroquial con suhermosa casa rectoral.

Hace veinte años existía en la calle de Silva un solarcon un gran cedro y una capilla apuntalada; la capilla delárbol, la llamaban los forasteros, que desconocían su anti-guo nombre de Nuestra Señora de la Buena Dicha. Nohabía fondos para levantar una iglesia digna y todos losintentos habían fracasado.

El Sr. Marques dijo en confianza a los directores de laHermandad que él conocía una persona dispuesta a costearel nuevo templo, pero quería que sirviera para algo másque para celebrar alguna misa (¡cuando la hubiera!) perma-neciendo cerrada el resto del año. Era preciso que unacomunidad religiosa se encargara del culto.

Los mercedarios fuimos los favorecidos con tan honro-so encargo y desde entonces estuvimos en contacto con elSr. Marqués, mandatario del anónimo donante (que era élmismo). A la petición continua de mejoras y ampliacionesexigidas por la inspiración piadosa y artística del Arquitec-to Sr. García Nava, contestaba el Marqués con sonrisas deaquiescencia, sin reparar en que cada reforma exigía milesde duros. Así se consiguió levantar una de las iglesias máshermosas del Madrid actual, cuyas fotografías encantaronal Papa Benedicto XV, que había predicado en la capillaantigua.

Después de enterarse minuciosamente de todo por nues-tro P. Procurador General, tomó la pluma y escribió en unpapel «Indulgencia plenaria a los Marqueses de Hinojarescuantas veces visiten la iglesia de la Buena Dicha».

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• Visitáronla en efecto muchas veces y la Sankisima Vir-gen quiso que los restos mortales del Sr. Marqués vinierana descansar en el presbiterio al lado de la epístola muycerca de la imagen cuyo culto había promovido de maneratan eficaz. Era la hora de la salve del sábado 13 de agostocuando su cadáver llegaba a las puertas de ,su iglesiaacompafiado de las parroquias de San Marcos y San Martín.

Reciban nuestro más sentido pésame la Sra. Marquesay sus hermanos Marqués de Valeriola, Condesa viuda deCampo Alange, Marqueses de la Brefia y sus sobrinos ydemás parientes.

Todos los mercedarios y los lectores de la Merced pedi-rán a Dios por su eterno descanso.

Fu. G. V.* * *

En Herencia, confortados con los Santos Sacramentos,los terciarios siguientes:

D. José Montes Puebla, D. Petra González Román,D. Juliana Díaz Paserón y D. Emilio Madero.

A sus familias renovamos la expresión de nuestro senti-miento.

11111111111111111111111111•11111•111~

Indul gencias de la orden en el mes de septiembre8. Natividad de Nuestra Señora. —Indulgencia plena-

ria para los terciarios y cofrades de la Merced que visitennuestras iglesias.

19. Santa María de Cervellón, religiosa de la Mer-ced.—Indulgencia plenaria a todos los fieles que visitennuestras iglesias y absolución general.

24. Nuestra Señora de la Merced, Fundadora y Madrenuestra . —Indulgencia plenaria a todos los fieles tantascuantas veces visiten nuestras iglesias desde el mediodíadel 23 hasta la media noche del 24 y absolución generaltambién a todos los fieles.

29. San Miguel Arcángel.—Indulgencia plenaria yabsolución general a todos los fieles.

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

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