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ESTADO, SOCIEDAD Y POLÍTICA 2012 Lectura en clase Objetivo: resolución de guía de lectura Texto: El Estado Democrático en América Latina, Oscar Oszlak 1. Según Oszlak, los Estados Latinoamericanos (EL) surgieron en sociedades aún coloniales que no habían constituido las instituciones básicas de una sociedad nacional ¿cuáles son esas instituciones? 2. Cuáles son las características de la época en que surgen las naciones latinoamericanas y qué significó esto en términos del papel del Estado? 3. Según el autor, cuál es el papel esencial del EL 4. El EL surge como consecuencia de qué proceso? Y cómo se constituye la agenda estatal? 5. En qué consiste la estatidad y que actores definen las “tareas” del Estado? 6. Qué actores se benefician y cuáles pierden desde el origen del EL? 7. Qué factores provocaron que el E Oligárquico se debilitara y comenzaran a desarrollarse aspectos democráticos en el Estado? 8. Elabore un cuadro en donde se visualice la impronta de las dictaduras militares en el Siglo XX en los países latinoamericanos. 9. Según el autor América Latina ¿ha alcanzado niveles deseables de capitalismo social y democrático? 10. Qué alcance tiene la noción de modo de organización social para calificar a los EL? 11. Caracterice sintéticamente cómo se da y qué problemáticas surgen en la actualidad en la vinculación del EL y los ESN, el mercado, la sociedad civil, el ámbito supranacional? 12. Cuál es la conclusión del autor? Prof. Amelia Barreda

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El Estado democrático en A. Latina

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  • ESTADO, SOCIEDAD Y POLTICA 2012

    Lectura en clase Objetivo: resolucin de gua de lectura Texto: El Estado Democrtico en Amrica Latina, Oscar Oszlak

    1. Segn Oszlak, los Estados Latinoamericanos (EL) surgieron en sociedades an coloniales que no haban constituido las instituciones bsicas de una sociedad nacional cules son esas instituciones?

    2. Cules son las caractersticas de la poca en que surgen las naciones latinoamericanas y qu signific esto en trminos del papel del Estado?

    3. Segn el autor, cul es el papel esencial del EL 4. El EL surge como consecuencia de qu proceso? Y cmo se constituye la agenda estatal? 5. En qu consiste la estatidad y que actores definen las tareas del Estado? 6. Qu actores se benefician y cules pierden desde el origen del EL? 7. Qu factores provocaron que el E Oligrquico se debilitara y comenzaran a desarrollarse aspectos

    democrticos en el Estado? 8. Elabore un cuadro en donde se visualice la impronta de las dictaduras militares en el Siglo XX en los

    pases latinoamericanos. 9. Segn el autor Amrica Latina ha alcanzado niveles deseables de capitalismo social y democrtico? 10. Qu alcance tiene la nocin de modo de organizacin social para calificar a los EL? 11. Caracterice sintticamente cmo se da y qu problemticas surgen en la actualidad en la vinculacin del

    EL y los ESN, el mercado, la sociedad civil, el mbito supranacional? 12. Cul es la conclusin del autor? Prof. Amelia Barreda

  • Oscar Oszlak: doctorado en Universidad de Berkeley y en la de Buenos Aires, actualmente es di-rector de la Maestra en Administracin Pblica de la Universidad de Buenos Aires, investigadorsuperior del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas (Conicet) y titular delCentro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes).Palabras claves: democracia, desarrollo, Estado, Amrica Latina.Nota: Una primera versin del presente trabajo fue escrita en el marco de un proyecto de la revis-ta NUEVA SOCIEDAD que se propone generar un mbito de reflexin en torno del Estado democr-tico en Amrica Latina y el Caribe. El propsito fue contar con un documento de base para que ungrupo de intelectuales latinoamericanos reflexione acerca del tipo de vnculos que el Estado debe-ra establecer con otras instancias y actores, a fin de lograr la conciliacin entre desarrollo, gober-nabilidad y equidad. Ms detalles acerca de este proyecto en .

    El Estado democrtico enAmrica LatinaHacia el desarrollo

    de lneas

    de investigacin

    OSCAR OSZLAK

    La heterogeneidad en los orgenes

    del Estado nacional en Amrica Latina, a

    pesar de la coincidencia temporal en los

    procesos de emancipacin, impide hablar

    de un nico modelo. Sin embargo, pese

    a las diferencias, hay algunos elementos

    comunes, como las dificultades para

    alcanzar el desarrollo econmico y

    social pleno y la persistente interrupcin

    militar durante buena parte de la historia.

    Tras recorrer sus orgenes histricos, el

    artculo analiza la relacin entre el Estado

    y cuatro instancias claves los Estados

    subnacionales, las instituciones de la

    sociedad civil, los actores del mercado y

    los del mbito supranacional con el

    objetivo de plantear algunas lneas de

    debate acerca de las posibilidades y los

    lmites para la construccin de un

    Estado autnticamente democrtico

    en Amrica Latina.

    El rol del Estado nacional desde una perspectiva histrica

    El rol del Estado en cada caso nacional tiene una inherente especificidad quese explica por las cambiantes circunstancias enfrentadas, histricamente, por

    Este artculo es copia fiel del publicado en la revista NUEVA SOCIEDAD No 210, julio-agosto de 2007, ISSN: 0251-3552, .

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    cada sociedad1. Por eso se dedicar una primera seccin de este trabajo a ana-lizar el papel inicialmente cumplido por el Estado en Amrica Latina y el Ca-ribe (ALC), ya que en el examen de los elementos comunes y dispares de unaexperiencia semejante, pueden hallarse algunas claves para comprender supapel actual.

    La formacin del Estado y el proceso de construccin social. Visto entrminos histricos, el Estado nacional es un fenmeno institucional nuevo.En la mayor parte de la regin, tiene alrededor de un siglo y medio de exis-tencia. De los apenas 36 Estados creados en el siglo XIX, una gran mayora co-rrespondi a Amrica Latina.

    Aun as, no siempre las fechas de declaracin formal de independencia deuna nacin implican la simultnea creacin de Estados nacionales. En talsentido, la experiencia es muy diversa, incluso en Amrica Latina. Ms demedio siglo debi transcurrir en Argentina hasta que pudo iniciarse el pro-ceso de organizacin definitiva de un Estado nacional. Para algunos auto-res, Brasil recin cont con un verdadero Estado nacional a partir del EstadoNovo de Getlio Vargas. Y segn Julio Cotler (1978), Per an no consiguiconstituir un Estado nacional que integrara las tres dispares regiones de suterritorio.

    Por otra parte, el momento histrico de surgimiento del Estado nacional esfundamental como elemento distintivo de su fisonoma y su papel en el pro-ceso de construccin nacional. Los Estados latinoamericanos surgieron ensociedades an coloniales, en territorios por lo general despoblados, que to-dava no haban construido las instituciones bsicas que conforman una so-ciedad nacional (relaciones de produccin, sentimientos de nacionalidad,estructura de clases cristalizada, bases jurdicas, circuitos comerciales). Elpropio proceso de formacin estatal fue parte fundamental de ese procesode construccin social ms abarcador. En otras naciones que accedieron asu independencia en el siglo XX, los territorios ya estaban poblados y lasinstituciones bsicas estaban creadas (v.g., la burocracia estatal en la Indiao Pakistn).

    En Amrica Latina, las naciones que los Estados se propusieron preservar delas fuerzas secesionistas luego del rompimiento del vnculo colonial surgie-ron en una etapa en que recin comenzaba a producirse la insercin de su

    1. Para un desarrollo ms extenso de estos procesos, v. O. Oszlak (1997 [1982]).

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    produccin primaria en los mercados europeos, durante la fase del capitalismoque coincidi con la segunda Revolucin Industrial y la revolucin en lostransportes. En cambio, en las naciones surgidas en el siglo XX, las relacionesde produccin capitalistas ya se haban establecido plenamente y las nacionesse incorporaban como late-comers (y aun como late-late-comers) al sistema capi-talista mundial. Estas diferencias exigieron tambin la asuncin de roles dife-rentes por parte del Estado.

    Otros elementos diferenciales pueden ser observados dentro de la propia re-gin. Por ejemplo, la rapidez con que luego del proceso independentista se re-solvieron los conflictos de intereses intraburgueses2; las caractersticas territo-riales y el potencial de los recursos naturales3; el peso de la inmigracin y suimpacto cultural4; el aislamiento geogrfico de los pases5. Se ha aducido,asimismo, que el peso de la tradicin colonial, de virreinatos relativamentefuertes, como los que se crearon en Mxico y Per, y de sus resabios culturalespersistieron en la etapa postindependentista y generaron sistemas de domina-cin locales fuertemente autoritarios6.

    Determinantes sociales del Estado democrtico. Es evidente que ha exis-tido una considerable heterogeneidad en los orgenes del Estado nacional enAmrica Latina, a pesar de la notable coincidencia temporal de sus procesosde emancipacin. Tambin es probable que esas dispares condiciones en quese constituyeron las respectivas sociedades e instituciones de esas nacioneshayan tenido alguna influencia sobre las perspectivas de afianzamiento de lademocracia en cada una de ellas.

    2. En tal sentido, es muy significativo que dos de los Estados democrticos ms consolidados dela regin, Costa Rica y Chile, hayan sido de los primeros en organizarse nacionalmente.3. La dotacin de recursos naturales y las posibilidades que abri el desarrollo tecnolgico para sucolocacin en los mercados mundiales sign el proceso de crecimiento econmico de algunos pa-ses de la regin, que se ubicaron rpidamente a la vanguardia del progreso indefinido augura-do por el credo positivista. Per y Argentina lo lograron rpidamente.4. La inmigracin europea trajo consigo nuevas ideas y valores que, volcadas a la lucha poltica,produjeron cambios significativos en la cultura y las instituciones polticas de comienzo de si-glo, impulsando la extensin del sufragio universal y el desarrollo de una ciudadana cada vezms inclusiva.5. Los historiadores tambin han analizado los efectos del aislamiento geogrfico y las difi-cultades para que ciertos pases pudieran incorporarse a los flujos internacionales del comer-cio como factores que postergaron el proceso de crecimiento econmico y expansin pobla-cional. 6. Estos efectos parecen haber sido mucho menos evidentes en las capitanas, como las de Guate-mala y Chile, o en los Virreinatos de Nueva Granada (Bogot) y del Ro de la Plata (Buenos Aires)el ltimo en constituirse y el segundo en disolverse tras el proceso de emancipacin.

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    Sera ocioso discutir si los Estados na-cionales que se fueron formando yafianzando terminaron siendo fuerteso dbiles. La pregunta que importa anuestros efectos es si son, hoy, Esta-dos democrticos. El camino pararesponder a este interrogante es si-nuoso, exige desbrozar un denso te-rreno analtico y despejar una seriede cuestiones previas.

    No hay duda de que la existencia del Estado, a secas, cumple un papel esencialen el mantenimiento y la reproduccin de un determinado modo de organiza-cin social, entendido como un concepto que nos permite abarcar la extraordi-naria complejidad de la realidad contenida en las relaciones Estado-sociedad ysus respectivas instituciones. En ese sentido, suponemos que en cada experien-cia nacional la existencia de un Estado responde a la necesidad de resolverun conjunto de necesidades y demandas planteadas en el proceso de cons-truccin de ese modo de organizacin social. Por lo tanto, el papel del Esta-do es el resultado del involucramiento de las instituciones que van surgien-do en el curso de los procesos de resolucin de las cuestiones socialmenteproblematizadas, exista o no consenso en que sea el Estado nacional quiendeba resolverlas.

    Este planteo puede corresponder a una poblacin (un demos) que convive enun territorio delimitado, que conforma un nosotros diferenciado por ser partede un proyecto de nacin. Obsrvese que esas instituciones estatales puedenno estar an creadas, por lo que es la propia necesidad o demanda social laque, al mismo tiempo, genera la agenda estatal, construye el aparato institu-cional y afianza el proyecto nacional. En la medida en que ese Estado enformacin resuelve7 la demanda, confirma su capacidad para constituirseen la fundamental instancia para la articulacin de las relaciones sociales, le-gitimando a la vez su intervencin y su carcter nacional.

    El rol del Estado y la conformacin de su agenda. La conformacin de las agen-das de los Estados que fueron surgiendo se produjo al ritmo de dos procesos

    7. El entrecomillado pretende distinguir entre solucionar y resolver cuestiones sociales. La reso-lucin puede no significar ms que la eliminacin del problema de la agenda estatal, mediante larepresin de quien lo plantea o la postergacin de su solucin en un sentido sustantivo. Al respec-to, v. O. Oszlak y G. ODonnell (1976).

    Sera ocioso discutir si los

    Estados nacionales que se

    fueron formando y

    afianzando terminaron siendo

    fuertes o dbiles. La pregunta

    que importa a nuestros

    efectos es si son, hoy,

    Estados democrticos

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    paralelos: a) la expropiacin de funciones que antes eran ejercidas por ins-tituciones sociales (como la Iglesia o las asociaciones civiles) y gobiernos subna-cionales (provincias, municipios), incluyendo el ordenamiento jurdico, laacuacin de moneda, la organizacin de fuerzas armadas o la administra-cin del registro civil; b) la creacin de nuevos roles, posibilitada por la ex-traordinaria capacidad de movilizacin de recursos que acompa losprocesos de consolidacin de los aparatos estatales nacionales (como la re-caudacin de impuestos, la construccin de grandes obras pblicas, la ga-ranta de emprstitos, la representacin externa del pas, el sometimiento depoblaciones indgenas, la promocin de la inmigracin o la conduccin de gue-rras con otros pases).

    Estas tareas agregaron a la agenda estatal cuestiones problemticas genera-das por el proceso de construccin social. Esto, a la vez, supuso poner en marchauna serie de mecanismos que iran dndole al Estado nacional los atributos quefinalmente constituiran su estatidad, es decir, el conjunto de caractersticas quelo definen como tal. stas son: el reconocimiento externo de la soberana poltica,de gran importancia en una poca en que los Estados eran por la aceptacin delos dems; el monopolio de la coercin fsica dentro de un territorio delimitado;el ejercicio pleno de la potestad impositiva y la conformacin de una burocraciaprofesionalizada; y la capacidad de produccin simblica (Oszlak 1982).

    Por otra parte, cada tarea implic interacciones con uno o ms actores, inser-tos en cuatro instancias diferentes: a) los Estados subnacionales; b) las institucio-nes de la sociedad civil y los movimientos sociales; c) los agentes del mercado;d) los actores supranacionales. La densidad de las interacciones en cada uno deestos mbitos dependi centralmente de la modalidad que en cada caso fue ad-

    quiriendo la divisin social del trabajoen la resolucin de los problemas socia-les. Estos vnculos, que en la actualidadcontinan siendo crticos para com-prender el papel del Estado, tuvieronoriginariamente un contenido muy di-ferente al de nuestros das.

    Histricamente, las interacciones conlos Estados subnacionales fueron de na-turaleza conflictiva, en tanto supusieronen la mayora de los casos dirimir lu-chas por la imposicin de una instancia

    Histricamente, las

    interacciones con los Estados

    subnacionales fueron de

    naturaleza conflictiva, en

    tanto supusieron en la

    mayora de los casos dirimir

    luchas por la imposicin de una

    instancia vertical (nacional)

    a la hasta entonces existente

    igualdad horizontal

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    vertical (nacional) a la hasta entonces existente igualdad horizontal. Elloimplic sublevaciones o manifestaciones contestatarias de esas unidades su-bordinadas contra el orden nacional, lo que dio lugar a enfrentamientos arma-dos, centralizacin de funciones, pactos fiscales, empleo de mecanismos decooptacin y, en ltima instancia, definicin de los roles que corresponderana cada instancia.

    En el caso de las vinculaciones con las instituciones de la sociedad civil, fue-ron inicialmente escasas, con excepcin de las que el Estado nacional estable-ciera con la Iglesia catlica, que en algunos casos adquiriran un carcter deplena identificacin (Colombia, Mxico) y en otros, un casi total divorcio(Uruguay). El carcter confesional del Estado en las propias constituciones(como en Costa Rica, Bolivia y Argentina) o la plena separacin fueron partede los conflictos iniciales. El Estado tambin acrecent su participacin en laprestacin de servicios que estaban anteriormente a cargo de la Iglesia y de aso-ciaciones civiles. De todos modos, dentro del esquema de divisin social del tra-bajo, se produjo un creciente ejercicio de funciones compartidas entre la socie-dad civil y el Estado, como ocurriera en el propio campo de la educacin, en laasistencia social o en el desarrollo de las ciencias, las artes y la cultura.

    Las vinculaciones entre Estado y actores del mercado fueron particularmentedensas y, a veces, conflictivas. La inicial constitucin de un orden en el quepudieron desarrollarse las fuerzas productivas result fundamental para elrpido progreso econmico. La codificacin jurdica, la promocin y regula-cin del comercio y la industria y la construccin de la infraestructura fsicanecesaria para el transporte y la exportacin facilitaron el aprovechamientode las oportunidades generadas por la gradual insercin en los mercadosmundiales como proveedores de materias primas y alimentos. El Estado oli-grquico traslad los costos del progreso a las clases subalternas mediante elcontrol de una estructura impositiva regresiva y el manejo de las aduanas.

    Las interacciones con los actores supranacionales tambin se manifestaron demaneras muy variadas. A la ruptura de los vnculos coloniales con las metr-polis europeas sigui el reconocimiento externo del carcter nacional de los nue-vos Estados, la intensificacin del comercio y, desde mediados del siglo XVIII, unaparticipacin cada vez ms decisiva del capital extranjero en el desenvolvi-miento de las economas de los nuevos Estados mediante emprstitos e inver-siones directas. Europa provey adems importantes contingentes de inmi-grantes y a travs de la actividad financiera y mercantil de importacin yexportacin de sus empresas contribuy a la organizacin de los propios

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    mercados nacionales. El carcter subordinado de los vnculos que las nacio-nes latinoamericanas establecieron con los actores supranacionales y su espe-cificidad terminaron por definir la naturaleza de su respectiva dependenciaeconmica, poltica y cultural.

    Las cuestiones centrales de la agenda y sus tensiones

    Hasta fines del siglo XIX, las dos cuestiones centrales que integraban la agen-da de los Estados latinoamericanos eran, en un plano analtico de mximaagregacin, las del orden y el progreso, obviamente reflejadas en los mlti-ples problemas implcitos en la organizacin nacional y la promocin delcrecimiento econmico. Sin embargo, la naturaleza desigual del proceso dedesarrollo, el carcter represivo que adquiri en muchos casos ese ordeno la relegacin de los sectores populares en el goce de las oportunidades ylos beneficios del progreso, entre otros factores, alentaron el surgimiento demovimientos obreros y campesinos que se rebelaron contra la situacin. Lashuelgas obreras, la accin sindical y los partidos de tendencia anarquista y so-cialista se hicieron sentir en la agenda del Estado al problematizar el tema dela equidad distributiva (originando polticas que procuraron aumentar la pro-teccin laboral de los obreros) y la participacin ciudadana (modificando enparte el orden vigente a travs de la introduccin de formas de accin di-recta de los sectores dominados y la gradual apertura poltica hacia formas departicipacin ciudadana crecientemente inclusivas). De esta forma, el Estadonacional comenz al menos en algunos casos a adquirir rasgos democrti-cos que fueron modificando en parte su naturaleza oligrquica.

    La lenta institucionalizacin de los sindicatos, el afianzamiento de los par-tidos liberales y conservadores, as como el surgimiento de nuevos partidosde cuo europeo en las primeras dcadas del siglo XX, como el socialismo,el comunismo y la democracia cristiana, completaran poco a poco el anda-miaje institucional de la democracia representativa y la construccin deuna escena pblica. Claro est, las alternativas y vicisitudes de este proce-so fueron muy diferentes en nuestra regin. No fueron pocos los casos enque se entronizaron regmenes patrimonialistas cuya subsistencia se exten-di durante la mayor parte del siglo pasado. Por otra parte, la tempranairrupcin de la institucin militar en la poltica interrumpi la continuidaddemocrtica.

    Tal vez no se aprecie en toda su magnitud la importancia que tuvieron los gol-pes militares debido a que la experiencia comn de la regin al respecto fue

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    particularmente intensa en la segun-da mitad del siglo XX, con una coinci-dencia temporal notable en un grannmero de pases entre los 60 y 80.Debido a ello, existe un relativo desco-nocimiento del total de intervencio-nes militares que interrumpieron opusieron en serio riesgo a los gobier-nos democrticos de la regin, ascomo sobre el grado en que estas ex-periencias influyeron sobre los proce-sos de democratizacin del Estado8.

    En siete pases las sociedades pasaron varias dcadas del siglo XX bajo regme-nes militares: Venezuela, Paraguay, Guatemala, Nicaragua, Brasil, Argentinay Bolivia. Los nicos casos en que los ejrcitos fueron derrotados y sustitui-dos temporalmente por milicias revolucionarias u otras formas irregulares deorganizacin militar son los de Mxico (1910), Bolivia (1952), Cuba (1958) yNicaragua (1979). Algunos pases, como Paraguay, Guatemala o Hait, soloconocieron en los ltimos 15 aos del siglo XX o redescubrieron despus dedcadas el voto y la libertad de expresin. Los pases donde las democraciashan durado ms en este siglo son Chile, Uruguay, Colombia, Venezuela (se-gunda mitad) y Costa Rica, suponiendo que Mxico pueda ser exceptuado dela lista por la llamada dictadura del Partido Revolucionario Institucional(PRI), que desde 1930 hasta 1946 no permiti que un solo civil ocupara la sillapresidencial. En casi 30% de los casos, los golpes resultaron de la intervencindirecta de tropas de Estados Unidos. Si solo registramos el Caribe, Centroa-mrica y Panam, la proporcin se acercara a 70%.

    Con estos antecedentes, no es sorprendente que los pases de la regin no ha-yan conseguido todava profundizar sus renacidas democracias, al punto deconferir a sus Estados ese carcter. Menos an si se tiene en cuenta que la re-cuperacin de la democracia no condujo a que los pases alcanzaran tasasaceptables de desarrollo econmico y de equidad en la distribucin del pro-ducto social.

    8. Segn Modesto Guerrero (2006), que cita tambin a Rafael V. Beltrn, desde 1902 y hasta co-mienzos del siglo XXI, el total de pronunciamientos militares documentados en 25 pases de ALCsuma 327 golpes de Estado, contando los que se estabilizaron como dictaduras por meses o aosy aquellos que duraron pocos das.

    Tal vez no se aprecie en toda

    su magnitud la importancia que

    tuvieron los golpes militares

    debido a que la experiencia

    comn de la regin al respecto

    fue particularmente intensa en

    la segunda mitad del siglo XX,

    con una coincidencia temporal

    notable en un gran nmero

    de pases entre los 60 y 80

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    Como regin, ALC ocupa hoy junto con frica el puesto ms bajo en el rn-king de regiones del mundo en trminos de gobernabilidad, desarrollo y equi-dad (Oszlak/Gantman)9. ALC presenta valores en producto per cpita y gober-nabilidad muy superiores a los de frica, pero muy inferiores en trminos deequidad distributiva. Las desigualdades de ingreso y de riqueza en frica sonmenos extremas. Cuando comparamos a ALC con los pases del Primer Mun-do, las diferencias son mucho ms significativas.

    Por lo tanto, si el capitalismo social y democrtico se erige actualmente comoun modo de organizacin social deseable, ALC est muy lejos de alcanzarlo.Los pases pueden presentar tasas de crecimiento econmico relativamente al-tas y esquemas de gobernabilidad democrtica muy aceptables, pero fuertesdesigualdades sociales; o bien situaciones donde las tres variables son parejaspero tienen valores extremadamente bajos.

    Obsrvese que en el anlisis precedente nos hemos referido a modos de or-ganizacin social y no a democracias, sistemas democrticos o Estadosdemocrticos. Esta eleccin es deliberada, por cuanto, como ya sealamos,un modo de organizacin social es un concepto mucho ms comprehensivo,que integra los componentes de desarrollo econmico, gobernabilidad demo-crtica y equidad distributiva. Por otra parte, el carcter democrtico de la co-rrelacin de fuerzas que subyace al esquema de gobernabilidad vigente no selimita al Estado, sino que involucra el conjunto de las relaciones entre ste, lasociedad civil y los actores del mercado. Es inconcebible pensar en un Estadodemocrtico que acte en un contexto social no democrtico. Por lo tanto, re-ferirse al Estado democrtico implicara observarlo como un actor que, alpromover procesos de cambio en la cultura poltica y fortalecer el carcterdemocrtico de las instituciones sociales y estatales, logra justificar su carac-terizacin de democrtico10.

    9. En ese trabajo se establece un rnking de 124 pases para los que se dispone de indicadores degobernabilidad, desarrollo y equidad, construidos en base a fuentes del Programa de las NacionesUnidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Mundial (BM).10. Se ha sugerido un mnimo de requisitos que debera reunir un Estado para poder ser conside-rado democrtico: a) que exista un demos, es decir, una ciudadana que adopta decisiones polticasa travs de alguna forma de procedimiento colectivo; b) que exista un territorio en el que se apli-can las decisiones y donde reside el demos; c) que exista un procedimiento para la toma de decisio-nes, directo (v.g., un referndum) o indirecto (v.g., eleccin de un parlamento); d) que el procedi-miento sea considerado legtimo por el demos, lo cual implica que su resultado ser aceptado in-cluso si contradice sus intereses, valores o preferencias; e) que el procedimiento sea efectivo, en elelemental sentido de que pueda ser empleado para cambiar el gobierno, suponiendo que existaapoyo suficiente para ese cambio; y f) que en el caso de Estados nacionales, el Estado sea sobera-no. Ver Charles Blattberg (2000).

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    Nueva Sociedad / Lisandro Demarchi 2007

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    Relaciones del Estado con otros actores e instancias

    Hemos analizado ms arriba los vnculos que, en su origen histrico, el Estadofue estableciendo con los gobiernos subnacionales, las instituciones de la socie-dad civil, los actores del mercado y el mbito supranacional, vnculos que con-tribuyeron a conferirle estatidad al Estado y a completar el proceso de formacinsocial. Retornaremos ahora al examen de estos vnculos en la actualidad.

    Vnculos con los Estados subnacionales. Las relaciones entre el Estado na-cional y los Estados subnacionales afectan el esquema de poder, la divisinsocial del trabajo y el pacto distributivo vigentes en una sociedad. En el pri-

    mer aspecto, no es inusual que el Estadonacional muestre avances serios de insti-tucionalizacin democrtica, mientrasque los regmenes subnacionales conser-van rasgos patrimonialistas o no demo-crticos11. Liderazgos caudillistas, estilosnepotistas y personalistas de ejercicio delpoder, sin contrapesos institucionales,suelen caracterizar a estos gobiernos,postergando sine die la plena vigencia dereglas democrticas en todo el territorionacional.

    Otro tema importante, relacionado con el anterior, se refiere a las reglas dela representacin poltica, dado un determinado esquema constitucional.Por ejemplo, la capacidad de veto del Senado cuando su composicin so-brerrepresenta a la ciudadana de los Estados subnacionales y la forma decontrarrestar ese poder de veto cuando la sobrerrepresentacin se basa enregmenes de naturaleza patrimonialista. Otras cuestiones relevantes des-de el punto de vista de la gobernabilidad se vinculan con la propensin deesos gobiernos subnacionales a formar bloques o pactos para contrarrestarlas tendencias centralizantes del Estado nacional, lo cual puede incidir, endefinitiva, en la distribucin del poder de decisin poltica.

    Desde el punto de vista funcional, se plantean principalmente cuestiones vincu-ladas con la divisin del trabajo. El peso relativo de las competencias funcionales

    11. En el sentido de las zonas marrones sobre las que llama la atencin G. ODonnell (1993),regiones que caracteriza por ciertos dficits de ciudadana social y una baja presencia estatal.

    No es inusual que el

    Estado nacional muestre

    avances serios de

    institucionalizacin

    democrtica, mientras que

    los regmenes subnacionales

    conservan rasgos

    patrimonialistas

    o no democrticos

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    otorgadas a cada esfera (por ejemplo, el grado en que las gestiones educativa,de salud o de seguridad estn en manos de Estados subnacionales) puede tenerconsecuencias importantes sobre el equilibrio de poderes jurisdiccionales, sobretodo despus de implementarse procesos de descentralizacin. En estos casos,los gobiernos locales suelen adquirir un mayor poder relativo en la obtencin yasignacin de recursos pblicos y se plantea a veces el problema de lograr equi-librios polticos que contrarresten su mayor protagonismo. Por otro lado, tam-bin suele surgir la necesidad de establecer nuevas formas de administracinterritorial, cuyas premisas de funcionamiento pueden promover, o no, la vigenciade reglas e instituciones democrticas.

    Sin dejar de tomar en cuenta las orientaciones democrticas de los respectivosEstados (o su ausencia), interesa aqu observar cmo se distribuyen los rolesde direccin y orientacin poltica sectorial, de promocin, de financiamien-to, de regulacin y, obviamente, de prestacin directa de los servicios. Cmose complementan (o no) las respectivas jurisdicciones contina siendo partede un proceso de aprendizaje y experimentacin. Nuevas modalidades deacuerdos intermunicipales, interprovinciales o regionales comienzan a seruna prctica habitual, y se insina una tendencia a funcionar como organiza-ciones en red. Cmo influye esta nueva cultura sobre el carcter democrticode los Estados es, todava, una pregunta poco explorada. Del mismo modo, seplantea el interrogante ms general acerca de si la descentralizacin promue-ve o alienta la actuacin de la sociedad civil en los procesos de formulacin eimplementacin de las polticas pblicas. Por ltimo, una nueva lnea de in-dagacin podra examinar las novedosas formas de organizacin estatal que,atravesando en forma horizontal diferentes jurisdicciones, han sido caracteri-zadas por Oszlak (2001) como Estado transversal.

    Desde el punto de vista de la equidad distributiva, interesan las relaciones fisca-les intergubernamentales y las modificaciones a los pactos fiscales. Si se admiteque la gobernabilidad democrtica alienta o es compatible con la equidaddistributiva, interesar ver cmo el manejo de los recursos pblicos porparte de cada instancia de gobierno genera o no una mejor asignacin delos recursos con tal orientacin. La tolerancia hacia la corrupcin, la eva-sin tributaria y la captura o anulacin funcional de los rganos de controlpor parte de los intereses concentrados del capital tambin pueden alterarla equidad.

    Vnculos con actores y fuerzas del mercado. Como se ha sealado, el Estadonacional fue, en cierto modo, el creador de las condiciones para que emergieran

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    mercados nacionales en los vastos territorios heredados del imperio colonial.La historia posterior ha oscilado entre mayores y menores grados de interven-cin estatal en la promocin y regulacin de la actividad econmica.

    La oposicin Estado-mercado se convirti, desde los tiempos de AdamSmith, en el eje de una polmica an no superada. El argumento de que lamano invisible del mercado asegurar la eficiencia econmica provee unagua errnea para elegir entre distintos sistemas econmicos. Ya no se tra-ta de justificar la intervencin del Estado apelando al argumento de lasimperfecciones del mercado. Lo que ocurre es que tal mercado perfectosimplemente no existe. Como afirma Adam Przeworski (2004), debido aque los mercados son incompletos y la informacin imperfecta, no existe talcosa como el mercado, sino solo sistemas econmicos organizados de ma-nera diferente. Incluso el lenguaje, con su alusin a el mercado sujeto a in-tervenciones de el Estado, confunde los trminos. El problema a enfrentarno es liberar el mercado de el Estado o regular el mercado a travs deel Estado, sino disear mecanismos institucionales especficos que induz-can a los agentes individuales que operan bajo condiciones de mercadosincompletos e informacin imperfecta a comportarse de una manera colec-tivamente beneficiosa. Este problema organizacional es la preocupacinfundamental intelectual y prctica de la economa poltica contempornea.

    Pero Przeworski (1996) lleva este razonamiento un paso ms adelante. La eficien-cia de un sistema econmico depende del diseo de relaciones entre el Estado ylos agentes econmicos privados, pero tambin de los vnculos entre ciudadanos

    y el Estado. Y agrega: los agentes pri-vados deben beneficiarse comportn-dose a favor del inters pblico y de-ben sufrir cuando no lo hacen, aligual que los gobiernos. De este mo-do, lleva la discusin sobre cuntoEstado y cunto mercado al terrenode la institucionalidad democrtica.

    Se ha dicho que la frmula tran-saccional de la opcin Estado-mer-cado sera tener tanto menos Esta-do cuanto sea posible pero, a la vez,

    tanto ms Estado cuanto sea necesario. En la prctica, esto obliga a un anlisis ca-sustico difcilmente generalizable. Por ejemplo, hasta qu punto una excesiva

    Se ha dicho que la frmula

    transaccional de la opcin

    Estado-mercado sera tener

    tanto menos Estado cuanto sea

    posible pero, a la vez, tanto

    ms Estado cuanto sea necesario.

    En la prctica, esto obliga a

    un anlisis casustico

    difcilmente generalizable

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    intervencin es compatible con un Estado democrtico sigue siendo una pre-gunta abierta. Max Weber adverta que la burocratizacin y la democratiza-cin suelen ser procesos contradictorios, de modo que encontrar el justo me-dio sera un raro ejercicio de ingeniera social.

    Tomemos por ejemplo el caso de la privatizacin. Algunos pases de la re-gin, como Argentina, decidieron privatizar todo el aparato estatal empre-sario, mientras que otros, como Uruguay, solo llegaron a privatizar la ges-tin del puerto de Montevideo. La mayora de los pases adopt posicionesintermedias. La decisin de Argentina gener altos costos sociales y rever-siones en el proceso privatizador. Adems, la transferencia de responsabili-dades al sector privado (y, tambin, a los niveles subnacionales de gobierno)sumi al Estado nacional en una situacin de desconcierto respecto del nue-vo papel que deba asumir. El anlisis de estas experiencias debera consti-tuir uno de los ejes centrales de la discusin en lo relativo al vnculo entreEstado y agentes del mercado.

    Desde el punto de vista de la gobernabilidad, la cuestin se vincula directamen-te con el grado de autonoma relativa del Estado frente a los intereses priva-dos. Como seala Peter Evans (1996), en el espectro que va desde el Estadopredatorio, sometido a la voracidad de los intereses privados y de los pol-ticos corruptos, hasta el Estado con autonoma enraizada, la forma queadopta esta relacin resulta fundamental: no solo porque expresa la correla-cin de fuerzas existente, sino porque formas ms predatorias de relacinno hacen sino aumentar el poder de esos intereses espurios. En ese sentido,los procesos de privatizacin en muchos pases de ALC han revelado el altogrado de captura de los dbiles rganos reguladores por parte de las em-presas concesionarias.

    Las relaciones entre el Estado y los agentes del mercado tambin se manifies-tan mediante formas directas e indirectas de transferencia de recursos, talescomo la recuperacin de empresas privadas en dificultades mediante el auxi-lio estatal, la promocin industrial, la exencin o reduccin de impuestos y losblanqueos y perdones fiscales peridicos, entre otros mecanismos por el estilo.

    Ms en general, el Estado crea estructuras de incentivos que confrontan a losagentes privados al exigirles o prohibirles ciertas acciones, modificando preciosrelativos a travs de mecanismos fiscales, facilitando cierto tipo de transaccio-nes o impidiendo acuerdos que generen monopolios. En aos recientes, lastendencias hacia la desregulacin de la economa y la supresin de organismos

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    de regulacin (v.g., inversiones externas, precios, tasas de inters, tipos de cam-bio, calidad de insumos, seguridad de servicios) aumentaron la vulnerabilidadde los usuarios como resultado de la reduccin del papel de contralor porparte del Estado.

    La relativamente baja participacin de los Estados latinoamericanos en el PIB,en comparacin con otras regiones del mundo, expresa de otra forma cmo elEstado ha contribuido a concentrar el ingreso en manos de los sectores econ-micamente dominantes. La tolerancia a la evasin tributaria y a la corrupcin noha hecho sino agravar esta tendencia. Es decir, ha favorecido el incremento de lainequidad distributiva, limitando las perspectivas de ciudadanizacin de lossectores sociales marginales. Los tibios esfuerzos que se registran para instituirorientaciones y prcticas que alientan la responsabilidad social empresaria y lasconductas ticas no han producido todava los efectos buscados.

    Vnculos con las organizaciones y los movimientos de la sociedad civil.El concepto de sociedad civil contina siendo una categora analtica y una re-ferencia emprica ambigua. Gran nmero de definiciones incluyen una obli-gada alusin al Estado para sealar lo que la sociedad civil no es. Casi pare-ce una categora residual, que a veces hasta incluye al mercado. Pero si, a su

    vez, el mercado es visto como unactor diferenciado de organizacin yaccin, la sociedad civil pasa a con-vertirse en el nico otro actor no es-tatal en el orden nacional. Por lotanto, se requerir distinguir qui-nes actan en este mbito tan hete-rogneo.

    Una primera diferenciacin consisti-ra en distinguir de este conjunto alos partidos polticos y las organiza-

    ciones corporativas que representan intereses sectoriales. La existencia, la or-ganizacin y el funcionamiento de los primeros constituyen un test elocuen-te del carcter democrtico del Estado y la sociedad. El autoritarismo militarproscribi a los partidos. Pero, aun en democracia, los partidos pueden jugarun rol muy diferente en su consolidacin.

    Los partidos pueden ser genuinamente representativos de corrientes poltico-ideolgicas, sectores sociales, regiones o intereses distintos; pueden generar

    La relativamente baja

    participacin de los Estados

    latinoamericanos en el PIB

    expresa de otra forma cmo

    el Estado ha contribuido

    a concentrar el ingreso en

    manos de los sectores

    econmicamente dominantes

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    alianzas ms o menos estables contribuyendo a un verdadero sistema de par-tidos; o bien pueden convertirse en simples sellos de goma para ocasionalesenfrentamientos electorales, en la base poltica de lderes providenciales o enlos residuos institucionales de un sistema de representacin altamente pulve-rizado. La competencia electoral por ideas y proyectos fortalece al Estado de-mocrtico. En cambio, la utilizacin abusiva de la cooptacin a cambio de pre-bendas o, en el otro extremo, el vaciamiento de la escena pblica mediante lasistemtica eliminacin desde el Estado de la oposicin partidaria debilitan elfuncionamiento de la democracia.

    De igual manera, el corporativismo a travs del protagonismo de las corpora-ciones empresarias y sindicales en las decisiones relativas a las polticas p-blicas suele debilitar a la vez la naturaleza democrtica del Estado y la de lasociedad civil. Si bien los sistemas corporativistas se difundieron y afianzaronen ALC hace ya varias dcadas, actualmente su adaptacin se manifiesta atravs de formas novedosas (como el neopluralismo), en respuesta a los im-perativos de nuevos modelos de desarrollo, en un contexto de heterogenei-dad social y democratizacin. En situaciones de debilitamiento creciente delos movimientos obreros, pareciera que las nuevas formas de corporativismosolo son compatibles con las versiones menos participativas, que GuillermoODonnell (1997 [1992]) denomina democracias delegativas.

    En cuanto a las ONG tambin conviene distinguir. Por un lado, aquellas queestn constituidas formalmente y legitimadas a travs de formas jurdicas(fundaciones o asociaciones civiles) y que cuentan con patrimonio propio,una membresa regulada, autoridades elegidas peridicamente, etc. Por otrolado, existen diversas redes sociales solidarias cuyo rasgo dominante es la in-formalidad, que en general han surgido en situaciones de crisis, suelen ser ef-meras y su objetivo comn es resolver diversas cuestiones sociales especficasno atendibles por el mercado ni incorporadas a la agenda del Estado o de lasONG ms estables.

    Las primeras han tenido un creciente protagonismo en los procesos de formu-lacin e implementacin de polticas, sea como representantes de grupos so-ciales que pugnan por sus intereses especficos o como defensoras de ciertosvalores que, segn interpretan, son compartidos por extensos sectores no or-ganizados de la sociedad. Algunos gobiernos de la regin, como el brasileo,han promovido aos atrs la transferencia a las ONG de funciones gubernamen-tales, como la gestin de museos, bibliotecas y centros de investigacin cien-tfica. En otros casos, han sido convocadas para proponer polticas en las

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    reas de educacin, salud, ambiente u otras. Tambin colaboran habitualmen-te en la implementacin de polticas pblicas conjuntamente con gobiernosmunicipales, entidades religiosas y organizaciones comunitarias locales. Enqu medida este nuevo rol de las ONG fortalece la participacin de la sociedadcivil en la accin de gobierno y torna ms democrtico al Estado es un inte-rrogante que seguramente encuentra respuestas diferentes en cada experien-cia nacional.

    Las redes sociales solidarias, que han crecido como resultado del debili-tamiento del Estado de bienestar, tambin plantean desafos importantes a lainstitucionalizacin de la democracia, ya que abren la discusin acerca de lalegitimidad de estas modalidades de democracia directa (movimientismo, ba-sismo), que a menudo asumen formas de confrontacin abierta con el Estado,con el capital privado y con los organismos internacionales. Hasta qu puntoresulta posible o necesario canalizar estas expresiones movimientistas a tra-vs del sistema de partidos polticos como modo de robustecer la democraciarepresentativa es, asimismo, uno de los temas centrales del debate poltico.

    Del mismo modo, se ha planteadola cuestin de la manipulacin po-ltica de estos movimientos, seacomo fuerza de choque, como me-canismo de legitimacin del go-bierno o como garanta de conten-cin del descontento social.

    Algunos autores sostienen que laactuacin de la sociedad civil, seaa travs de ONG o de redes socialessolidarias, no constituye una ame-naza, sino un necesario comple-

    mento de la democracia, ya que ampla los canales para la expresin de la vozde la sociedad. Adems, las ONG pueden cumplir un rol destacable en la copro-duccin y cogestin de servicios socialmente valiosos. En ese sentido, la litera-tura ha enfatizado la influencia de las ONG como generadoras de insumos parael sistema poltico y ha destacado los efectos sociales de su participacin.

    Vnculos en el mbito supranacional. La agenda del Estado incluye cadavez ms cuestiones relacionadas con tres procesos que lo involucran como ac-tor en el plano internacional: el proceso de globalizacin, el de internaciona-lizacin del Estado y el de integracin regional. Cada uno de ellos entraa

    Algunos autores sostienen

    que la actuacin de la sociedad

    civil, sea a travs de ONG o de

    redes sociales solidarias,

    no constituye una amenaza,

    sino un necesario complemento

    de la democracia, ya que ampla

    los canales para la expresin

    de la voz de la sociedad

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    desafos significativos para los Estados nacionales en tanto supone un recorte im-portante a su capacidad de decisin autnoma.

    Las fuerzas que explican la globalizacin son mucho ms abarcativas, pode-rosas y complejas que las que gobiernan el comercio internacional. Existe,hoy, una agenda mundial que incluye entre otras cuestiones relativas alas migraciones, el ambiente, el terrorismo, la corrupcin, el trfico de estupe-facientes, la revolucin comunicacional, los movimientos de capital golondrinay los mercados financieros online. Todas estas cuestiones tienen un elementoen comn: las fronteras nacionales se vuelven mviles y porosas, o sim-plemente se disuelven.

    La globalizacin es, entonces, una explosin de complejidad e incertidumbre.Para los Estados nacionales, supone la necesidad de contrarrestar algunos desus efectos, de anclar algunas de las reglas que gobiernan esta nueva dinmi-ca, en un intento por ganar previsibilidad. Se trata de una lucha desigual por-que, en ltima instancia, la nueva agenda mundial parece originarse, en granparte, en las nuevas modalidades que ha adquirido el sistema capitalista co-mo patrn dominante de organizacin social.

    En este contexto, la integracin regional puede ser vista como una mani-festacin de voluntarismo no resignado, como una concatenacin de ac-ciones deliberadas y conjuntas, llevadas a cabo por dos o ms Estados na-cionales, para resolver algunas de las restricciones o efectos indeseablesde una globalizacin tan determinante. En tal sentido, la integracin nosera una manifestacin ms de la globalizacin sino, justamente, suopuesto, es decir, un intento de ordenar, fronteras adentro, el impacto deun mundo sin fronteras.

    Lo expresado, sin embargo, no da cuenta totalmente de la distincin que sepretende establecer. Si bien la integracin trasciende las fronteras nacionales,hecho que le otorga un carcter diferente al de otras cuestiones ms propia-mente nacionales tambin incorporadas a la agenda estatal, en el origen demuchas de estas ltimas la presin internacional ha tenido un efecto determi-nante. Particularmente, en la conformacin de las relaciones de fuerza dentrode los Estados y de las propias sociedades nacionales. Esa presin es casisiempre selectiva: apunta a fortalecer a determinados actores sociales o esta-tales y a debilitar a aquellos que defienden intereses opuestos. El juego de losanillos burocrticos, que tan bien describiera Fernando H. Cardoso (1972)hace un cuarto de siglo, se extiende de este modo a un plano supranacional,

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    y torna mucho ms complejas las relaciones entre agencias estatales clientelaslocales y lobbies forneos de distinta naturaleza.

    Una manera de distinguir esta otra frontera, vulnerable a fuerzas interna-cionales ms institucionalizadas (llmese Iniciativa para las Amricas, Fon-do Monetario Internacional u Organizacin del Tratado del Atlntico Nor-te), es apelar a la nocin de internacionalizacin del Estado. Desde ciertaptica, este proceso podra verse como un aspecto ms de la globalizacin.La diferencia estriba en que los efectos de esta ltima son omnipresentes ymenos visibles, en tanto que los derivados de la internacionalizacin, en elsentido expresado, pueden atribuirse a actores y decisiones concretos: porejemplo, condicionalidades de organismos financieros internacionales, pre-siones de gobierno a gobierno sobre legislacin en materia de patentes me-dicinales o de control del narcotrfico, posiciones conjuntas sobre aborto oderechos humanos.

    En cierto modo, podra afirmarse que los procesos de integracin regional hanimplicado la enajenacin de la capacidad de decisin unilateral de los Estadosnacionales en ciertas reas que antes estaban sometidas a su exclusivo arbi-trio. A pesar de tratarse de un sometimiento voluntario, la integracin supo-ne resignar una porcin del poder de decisin con el fin de promover interesesnacionales. Cuando a esta semidelegacin de poderes a una instancia suprana-cional se le suma la vulnerabilidad que producen la internacionalizacin y la glo-balizacin, resulta evidente que los Estados nacionales ven crecientemente coar-tada su autonoma decisoria, tanto en relacin con los asuntos externos comocon los de su propia agenda interna. Como a la vez los Estados nacionales es-tn transfiriendo recursos y facultades decisorias a gobiernos subnacionales ya operadores econmicos privados, esta dimensin interna tambin est per-diendo competencias. La descentralizacin y la internacionalizacin operancomo una pinza reductora de los espacios de decisin autnoma de los Esta-dos nacionales.

    Lo cierto es que los actores y procesos supranacionales han pasado a ser par-ticipantes naturales de la escena poltica nacional. El Banco Mundial (BM) y elFondo Monetario Internacional (FMI) tienen hoy mayores resortes para orien-tar las polticas pblicas que la ms poderosa coalicin parlamentaria. Un nar-cotrfico globalizado entroniza y derriba gobiernos. Una crisis econmicaen un pas produce efectos en cascada sobre otras economas. Los cambiosen la economa mundial reformulan las situaciones de ventajas comparativastradicionales, exigen una mayor articulacin y dependencia del sector primario

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    respecto al capital industrial, comercial y financiero y subordinan los ins-trumentos de poltica econmica a decisiones supranacionales (Mercosur,GATT, entre otros).

    Desde el punto de vista de la situacininterna de los pases, las nuevas for-mas de articulacin entre el mercadoglobalizado y las economas regionaleslocalizadas en determinados espaciosdel territorio nacional rompen con elmodelo anterior asentado en el Estado-nacin. La reproduccin de este mode-lo parece depender de las posibilida-des de profundizar la competitividadinterurbana, en condiciones tales que pueden quedar excluidas las regionesque no tengan opcin de desarrollar nuevas ventajas comparativas. Esta si-tuacin puede originar tentaciones separatistas.

    Otro aspecto que merece atencin es que en los procesos de integracin hayun cambio en la importancia relativa del papel de los actores. Muchas nego-ciaciones del Mercosur han sido realizadas por el sector privado, como en elcaso del sector automovilstico. La integracin contina siendo un procesodesde arriba, con carcter intergubernamental, pero la presencia del sectorempresarial como actor real del proceso descentraliza y desconcentra lagestin y decisin estatales, especialmente en las negociaciones de carctersectorial.

    Tambin la membresa en las organizaciones internacionales y supranaciona-les puede conducir a cambios en la estructura de poder y autoridad de los Es-tados. La pertenencia a la Unin Europea o al Mercosur puede otorgar a algunosde los Estados miembros ms pequeos mayor voz en los asuntos internaciona-les que la que tendran como naciones separadas. Pero la misma pertenenciailustra la disyuncin legal entre el concepto de soberana y el de pertenencia a ungrupo supranacional.

    La apertura econmica restringe la autonoma de los pases en la planificacinde sus polticas y modifica incluso las formas de organizacin y gestinempresarias. Sin embargo, algunos autores observan que se ha tendido a exa-gerar el grado en que las fuerzas globales determinan el destino de los Estadosde bienestar nacionales o explican el fracaso de la gestin macroeconmica. Por

    Las nuevas formas de

    articulacin entre el mercado

    globalizado y las economas

    regionales localizadas en

    determinados espacios del

    territorio nacional rompen con

    el modelo anterior asentado

    en el Estado-nacin

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    ejemplo, la globalizacin no ha afectado mayormente la accin de los Estadosde bienestar europeos.

    Paul Krugman (1997) ha denunciado que la globalizacin ha sido responsabi-lizada muchas veces de todos los males y afirma que ni los mercados globa-les son omnipotentes ni la autonoma nacional ha muerto. El globalismoeconmico desenfrenado es, segn este autor, una mscara para ocultar elconsecuente fracaso de ciertas polticas internas (estatales o privadas).Tambin puede observarse como un cnico intento por eludir un compro-miso social con los sectores ms desprotegidos o la adopcin de medidasde defensa ambiental. Toda esta retrica estimula el fatalismo, la sensacinde que no pueden enfrentarse los problemas porque superan la capacidadde los pases.

    La conclusin es clara: globalizacin, internacionalizacin e integracin sontendencias instaladas por el propio desarrollo del capitalismo a escala plane-taria. Pero, a menos que estemos embarcados como algunos suean en unproyecto de Estado mundial, preservar para los Estados nacionales un es-pacio de decisin autnoma, deliberada y responsable es condicin sine quanon para minimizar los efectos regresivos o desestabilizantes de esos fenme-nos sobre las sociedades nacionales y la robustez de sus an no consolidadasdemocracias.

    Palabras finales

    El objetivo de este artculo ha sido servir como documento de base para ungrupo de acadmicos interesados en desarrollar, de manera sistemtica, refle-xiones tericas y propuestas polticas en torno de las condiciones necesariaspara promover y afianzar el carcter democrtico de los Estados nacionales enAmrica Latina.

    Como consecuencia de ello, no finalizaremos el artculo con una serie de con-clusiones que cierren la discusin, ya que el objetivo fue abrir una serie deinterrogantes, debates y temas, que fueron formulados en el texto o que se en-cuentran implcitos en l, organizados en las cuatro dimensiones menciona-das: los vnculos entre el Estado y los Estados subnacionales, las institucionesde la sociedad civil, los actores del mercado y los del mbito supranacional.En todo caso, su rescate en futuros trabajos, propios y de otros colegas, per-mitir generar una agenda de investigaciones en torno de las condiciones queexige la construccin de Estados democrticos en la regin.

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    U. II_ consignas sobre El Estado Democrtico_Oszlak.pdfOslak, Oscar - El Estado Democrtico en Amrica Latina - 2007